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Literarios los Géneros

La Unidad de Pensamiento de Miguel de

Su Proyección en los Géneros Literarios

Unamuno

Miguel de Unnmuno unifica su pensamiento volitivamente. El querer traza el pensar: el querer, tanto del escritor como de la palabra. Lo que vale en su pensamiento es la consecuencia pragmática de la expresión y no el poder discursivo, la tonalidad lírica y no el espíritu propiamente filosófico. Lo que llama la atención en Unamuno es la posición del hombre frente a la idea, ese egocentrismo metafísico que hace de su y,o el centro de gravitación de toda cosa. De ahi que la raíz de su pensamiento sea una develación de lo poético, una heterodoxia en acción. La angustia del pensamiento unamunesco tiene su entronque en este enraizamiento de la criatura poi· hacerse universo en la palabra. La doctrina nace despavorida, con u.1 fondo ideológico velado y desvelado en el movimiento histórico del ser individual. Participa Unamuno, en el modo de producir sus ideas, de una impulsión demoniaca que se desborda con una seca hermosura ante la insistencia del misterio de la vida, de lo que es suprarracional y no puede traducirse como certidumbre lógica. El tono de confesión se prolifera en una órbita de cosmicidad, y se origina cuando la verdad no puede independizarse de la vida. Entonces todo argumento de cariz filosófico se toma argumento ad hominem: el yo es la suprema idea que desmenuza toda idea menor. Unamuno necesita sustanciar la que piensa e ininvierte el aforismo cartesiano: Soy, luego soy pensante. Y como el ser se resiste a su racionalización, de ahí el método de la pasión que se destila entre la verdad y la vida. Esta dialéctica interna del pensar-sentir, proceso vital y no mecánico, pasa por sobre la coherencia y formula un sistema. de lucha con el ángel de lo inefable: Unamuno mira cómo la idea trepa por la escala de Jacob pidiendo signos a lo eterno. En Unamuno asistimos al advenimiento del yo continuamente. El yo asustadizo de su propia esencia, creado por la batalla entre la c1fatura y la Deidad que Jo contiene. Se nos viene encima esa batalla irisada de dolor entre la individualidad y Ja personalidad. El acento patético sube con ánimo de olvidar el mandato recto1· de la inteligencia. La e.xaltación volun

tarista del yp se alimenta del crecimiento de la angustia de no morir. El estar de la criatura, alejada de la Gracia Divina, es un estar en el tiempo. Porque la aparente escisión ent1·c la vida y la razón uaamunescas tiene un soporte más conmovedor en el modo cómo se relacionan la criatura y el Creador, en el modo de no resignarse a ser creado como un ser hacia la muerte y en el modo agónico de generar el ser como consecuencia de su inserción en la Nada. La agitación que oscila en el fondo del ser tiende a reglar todo pensamiento como una unidad sinfónica de la actitud del hombre frente a la idea del anonadamiento. Lo que priva en Unamuno es la reciedumbre de la actitud, el gesto o la gesta de lo finito, y no la concatenación de la idea produciéndose a través de un proceso discursivo. Lo asistemático -fluir ele la conciencia en el espacio y lo problemático - fluir de la conciencia en el tiempo - son los dos centros tónicos del pensamiento unamunesco. La identidad del pensar y el sentir, con su carga emotiva de esguinces paradojales, hacen la palabra en este escritor. La frecuencia con que se produce la paradoja, su movimiento sintomático y su reflejo linguístico son facetas de la actitud psicológica que se mece entre lo oral y lo escrito. La actitud - lo que hace la unidad del pensamiento - se expresa en una especie de multiplicación rcgresional de la idea y hace del problema de la forma el verdadero fondo del pensar. Muy por atr:ís queda el aislamiento de la verdad objetiva. La idea funciona como soledad y desnudez. El pensamiento se resuelve en dialéctica, no en una dialéctica de tipo hegeliano en que la coherencia lógica es la misma realidad del pensamiento, sino en otra en que la tesis y antítesis, independizadas de la fo1·malidad o secuencia, vendlian a conjugarse como la sístole y, la diástole del corazón. Es la fórmula típica del pensar espaf1ol: el pensar con la sangre. En esta diaéctica no hay síntesis revolucionaria, no hay proceso mecánico, por lo mismo que no se persigue escanciar una solución de lo que se piensa. La problemática queda en pie virtualizada por lo asistemático del pensamiento.

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El anhelo prometeico queda perennemente sostenido en el aire de esa actitud de robar el fuego a los dioses para alumbrar el rostro de la verdad. La verdad es cainino antes que posada. Camino por abrir.

El peJ!samiento de Unamuno posee un ritmo circular. Se clava su propio aguijón para fecundarse. Se simplifica en In confusión. Se desnuda en la sangría del alma. Ya decfa este escritor uqe In repetición era la sustancia de la dicha. Repetición por regresiones. Variación en el tejido del ritmo en torno a un mismo motivo esencial. Esta monotonía proliferada en la forma hace la base prístina de la unidad en el pensar. Lo monótono aquí quiere significar simplemente la insistencia de un ser en su acto de descubrimiento por la presencia de la muerte; el hombre tiene que ser inmortal. Hace de esta idea toda la idea-fuerza. ("Todo autor que escribe mucho se repite mucho, y cuanto más original sea, cuanto más saque de su propio fondo en vez de limitarse a contar lo que oye e nderredor, tanto más se repite. Los más grandes genios han sido espíritus de unas pocas y sencillas ideas expuestas con más vigor y eficacia, pero con más uniformidad y constancia, que los escritores de no más que talento regular. Hombres ha habido cuya importancia ha sido el ser hombres de una idea, ideas encarnadas. En fuerza de vivir una idea sencilla, pero noble y fecunda, han logrado presentárnosla bajo todas sus formas. La variedad, Ja multiplicidad de puntos de vista acusa casi siempre cierta endeblez espiritual. Y no necesito encarecerte esto, porque sé bien cómo admiras a San Atanasio porque fué el hombre de una idea"). El que el hombre tenga que ser inmortal es una justificación de la voluntad más que del intelecto, es la proverbial gana española. Lo mental es el velo de lo catártico en este caso, lo que purga el ser de la irritación que le produce la sensación de la nada al rondarlo. Por eso Unamuno ve en el pensamiento el dilema un si es no es juguetón que se ahoga espiritualmente, el planteo irónico en que la. entraña del querer se sobrepone como un sostén angustioso en la nada. De ahí también ·la angustia del existir. La persona viva se alimenta del tiempo y adquiere experiencia en este crecimiento del tiempo hacia. Ja eternidad. Se asiste, pues, a la eternización e infinitación de la persona en el tiempo y en el espacio. Persona es lo que actúa, lo que obra, no lo que reflexiona. Per

sona es la protagonización del pensar. El pensar no tiene objetividad propia. Es uno mismo con Ja persona. Por mediación de él se genera. la esencia dramática del ser. Esta esencia de actuación vital, de representarse en In palabra viva que es el pensamiento, muchas veces sobrepasa Ja especulación teórica Y convierte a ésta en drama. Drama de la personalidad. Porque la forma de habla1· o de escribir es creadora de lo espiritual en el hombre. Lo espiritual, la sustancia en lucha con su devenir, hace de Miguel de Unnmuno el hombre que agoniza pensando. Este vasco español tal parece un Tántalo en eso de desear un fin inasequible, en eso de querer sin esperanza última, en eso de quorcr vivir del misterio insondable de su personalidad. Toda concincia lo es del misterio. Y todo misterio engendra dolor. Y todo dolor, amor. Hay, pues, que decidirse por Ja felicidad, que es un concepto, o por el amor, que es un dolor. La. persona se halla a sí misma en el ámbito del dolor. Concientizarse a través del tiempo es adquirir unidad para la conciencia individual. Toda unidad se piensa inexistente en la agon!a del tiempo. El ser de bulto y sustancia fluy,e indefinidamente hacia la perduración en la agonía. Este atrevimiento metafísico de alimentarse del dolor para ser, este sentido extrateórico de querer ser inmortal, no por voluntad del conocimiento que da la catego1·ía, sino por Ja voluntad del a mor que da la sustancia, lleva a Unamuno a crearse una concepción del mundo cuyo soporte más auténtico es Ja eterna esperanza. La esperanza que se realiza en la esperanza siguiendo una !!nea de reproducción infinita en el tiempo. Porque el tiempo es la estructura de la esperanza. Ya sea esperanza del recuerdo que no ha muerto como recuerdo de la esperanza que no se ha realizado aún. El no llegar nunca a la. fijación del ser. El pelear contra el quietismo místico. El no morir del ser que no llega nunca a su suprema desnudez.

El hombre agoniza porque no puede conceptualizar la verdad. Y agoniza también porque al hacer de Ja vida un criterio de verdad tiene que renunciar al planteo de la propia pregunta sobre el ser. Plantea más bien el sentido de la pregunta, cómo es probable el problema. A esto llamó Unamuno escepticismo. (El sentido que doy .ª esta palabra scepsis difiere bastante sensiblemente del que se da de ordinario al término escepticismo, por lo menos en España. Scepsis significa rebusca, no duda, a.

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menos que no se entienda por ésta la duda ciende nuestra capacidad cognoscitiva. Unametódica a la manera de Descartes. El escépmuno, que ve la radical insolubilidad de la tico, en este sentido, se opone al dogmático, vida y la impoten¿ia de la razón para procomo el hombre que busca se opone al homyectarla en toda su plenitud, busca consuelo bre que afirma antes de toda rebusca. El esen el desconsuelo. Adorna el desierto de su céptico estudia pnra ver qué solución pueda frente con el ramo de olivo inundado en gueencontmr, y puede ser que no encuentre ninrra. Paz en la Guerra. ("En el seno de la guna. El dogmático no busca más que pruepaz verdadera y honda es donde sólo se combas para apoyar un dogma al que se ha adheprende y justifica la guerra; es donde se hace rido antes de encontrarlas. El uno quiere la sagrados votos de guerrear por la verdad, caza, el otro la presa, y es en este sentido en único consuelo eterno; es donde se propone el que hay que tomar la palabra escepticismo reducir a santo trabajo la guerra. No fuera cuando la aplique aquí a los jesuítas y a Pasde ésta, sino dentro de ella, en su seno miscal, y es en este mismo sentido en el que deJJJO, hay que buscar la paz; paz en la guerra nomino al probabilismo "un proceso escéptimisma"). Desde que Unamuno empezó a esco"). La fe apriorística no precede a la vocribir para su pueblo, de mano a mano con luntad, sino ésta a aquélla. Es, para Unamueste sentiJJJiento trágico de la vida, siguió no ,la misma voluntad de creer. Porque la fe esta vuelta y revuelta en busca de camino participa también de la inteligencia. Esta cacierto. Y o no pudo dar con él sino en esta za del misterio a través de la scepsis tiene guerra civil del pensamiento tejido de Intimas una íntima relación con aquella otra palabra contradicciones. Como Cristo no vino para que Aristóteles denominó aporía. Aporía sigmeter paz, sino espada. Esta espada fulgunifica etimológicamente sin camino. Unamuno rante del sueño de no morir, cuitada en su se agarra al pensamiento como contradicción. hoja temporal-infinita, da con su pomo en el A través de la antinomia querrá plantearse el misterio y nadie responde sino es la miseria sentido de la pregunta sobre el ser. Y abrir del filosofar. Por eso quiso renunciar a la camino, si es que lo encuentra. Por eso la carazón y no pudo. La necesitaba como alracterística más visible de su pensamiento es cahueta de la palabra viva. Su vocación de la inquisitividad, y su labor más noble el de infiinitud no le deja llegar a ese punto privaservir de partero de otros pensamientos. Lo tivo de Ja filosofia que se denomina teorética. que Sócrates dibujó como la mayéutica. Lo Hay en él ese punto de apoyo de lo inefable que diferencia a Unamuno de Sócrates o de que le insta por ley de vida a la sobrestima Nico\ai Hartmann, filósofo de la problematide lo problemático como insuficiencia de la cidad, es que a él no le interesa la teorética, o razón para develar la verdad. Esta es la faz mejor dicho, el sistematizar la problemática. patética de su prometelsmo. Del más hondo Utilizando su familiar forma de raciocinio, pode todos, el de la religión. ("Mi religión es d1iamos afirmar que Unamuno se nos queda buscar la verdad en la vida y, la vida en la en la problemática de la problemática, en ese verdad, aun a sabiendas de que no he de enacto sintomático de la delectación agónica del contrarlas mientras viva; mi religión es lu11ensamiento. Este poeta (antes que todo es char con Dios desde el romper del alba hasta poeta) se deleita dolorosamente en perseguir el caer de la noche, como dicen que con El una esencia huidiza encarnada en Ja desespeluchó Jacob. No puedo transigir con aquello ración del ser que la soporta. Quiso hacer del Inconocible - o Incognoscible, como escride la desesperación una intuición del mundo. ben los pedantes - ni con aquello otro de 'de Con ella trabajó su pensamiento, casi huéraqui no pasarás'. Rechazo el eterno ignorafano entre la vida y la mue11;e. Con ella alzó birnus. Y en todo caso quiero trepar a lo el mundo hasta la sangre. No quiso cuajar inaccesible".) en témpanos la corriente fugitiva. Se vió Su lidia con el misterio está estrechamente asido a un fervor polémico como consecuencia relacionada con la necesidad metafísica de profunda de la continuidad de su ser. Atrás querer que Dios exista para garantizar la la estatua que se levanta como urgencia conpropia inmortalidad. La inmortalidad del aicreta de lo definitivo. Delante la danza, la ro.a es un supuesto previo de la existencia de danza de las ideas en su brevísimo término, Dios. Unamuno subordina lo ontológico diporque Ja respuesta que nos pide la vida trasvino a lo ontológico humano. Y esta supe-

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ditación de la esencia de Dios a la del hombre (Dios soy yo eterni1.ndo e infiinitndo) constituye lo ; intom:ítico del pensamiento religioso de Unamuno. En In relación de criatura a Creador hny toda una metafísica de 13 pe1·sonalidad. ("Quien lea con atención Y sin anteojeras la 'Crítica ele la Razón Práctica', verá que, en rigor, se deduce en ella la existe1.1cia de Dios de la inmortalidad del alma, Y no esta de aquéll:i. El impcrntivo categórico nos lleva a un postulado moral que exige n su vez, en el orden teoló:;:ico o más bien escatológico hombre limitado por el espacio Y el tiempo. En Jo eterno, la persona es Dios. O mejor dicho Dios en nosotros. La Humanidad toda hech; Persona es Cristo. Miguel de Unamuno es, a pesar de toda esta fusión del todo en todo, Miguel de Unamuno, conciencia individual salvada en esta conciencia colectiva ele! Universo. ("Pero en esta final solidarizaci6n, en ésta Ja verdadera y suprema cristinación de las criaturas todas, qué es de cada conciencia individual?, ¿qué es de mi, de este pobre yo frágil, ele este y,o esclavo del tiempo Y del la inmortalidad del alma, y para sustentar espacio, de este yo que la razón me dice ser esta inmortalidad :iparcce Dios. Todo lo deun mero accidente pasajero; pero por salvar más es escamoteo de profesional de la filosoal cual, vivo y sufro y espero y creo? Salvafía"). Si Dios es, pues, el productor de inda la finalidad hum:ina del Universo, si al fin mortalidad, el pretexto infinito para aseguse salva; salvada la conciencia, ¿me resigrar nuestra sobrevivencia, no le queda a naría a hacer el sacrificio de este mi pobre Unamuno otro camino que el de ser Dios, hayo, por el cual y sólo por el cual conozco esa cerse Dios. No porque aspire a suplantar a finalidad y esa conciencia?"). Unamuno se Dios destronándolo, sino porque en su sed resiste a hacer ese sacrificio. No quiere maprometeica sólo Dios posee inmortalidad. tar el tiempo, no quiere matar el yo, no quie("¡Ser, ser siempre, ser sin término! Sed de re acabamiento en Dios sino más bien que ser, sed de ser más, hambre de Dios, ·sed de Dios sea nuestro Yo proyectado al infinito. amor etemizante y eterno, ser siempre, ser Humaniza a Dios. Le toma finito. Dios, en Dios!") El pensamiento oculto que hay detrás su metaforización última, en su personalizade este prometefsmo reli:;:ioso es el terror a ción, es la carne del Universo, así como Unala nada, la cual hace padecer fuerza al cielo muno es la carne de su espíritu. Estamos en para que haya Dios en lo eterno que justifique lo alto de la tragedia, allí donde nos habla nuestra finitud. Unamuno de antropo!ogfa filosónca. El hom

Esta finitud del hombre, esta pobreza de bre de carne y hueso constituye el supremo la conciencia alelada entre lo inacabable del objeto de toda filosofía. Por esto se colige tiempo y lo ilimitado del espacio, forma la cómo la parte afectiva tiene primacía sobre base de toda filosofía. La filosofía es el homla parte intelectual del ser. El hombre verbre finito que aspira a ser Dios. La filosofía dadero nunca podrá concebirse anonadado. Si es metafísica humanista antes que teoría del la razón le obliga a ello, el sentimiento se Conocimiento. Unamuno se adelanta en proconvertirá inmediatamente en criterio de verclamar que la esencia constitutiva de lo filodad. La vida, como tal vida, es una concepsófico se resuelve, al fin y al cabo, en Ontoloción del mundo. Y la vida debe vivificar el gía. Lo epistemológico le interesa en tanto espíritu que se muere. Este vitalismo no esen cuanto sirva como lazarillo del problema tá defendiendo el superficial joie de vivre del ser. Porque hay una sola finalidad: el exaltado por los franceses que es un concephombre. Se filosofa para vivir en eternidad. to hedonistico como lo es el Carpo Diem de Y antes queremos ser eternos que buscar una Horacio, sino más bien exalta la base irrasolución racional que nos explique qué es el cional que define la sustantividad del hombre ser. Este pragmatismo metafísico originado después de la muerte como algo concreto, en la necesidad del hombre de no morir inunitario y personal. ("Lo que determina a troduce en el pensamiento de Unamano una un hombre, lo que le hace un hombre, uno y suprema nota axiológica: la persona. La perno otro, el que es y no el que no es, es un sona, para Unamuno, es el valor sumo. En principio de unidad y un principio de contiella hay que centrar la luz que pueda apornuidad. Un principio de unidad primero en el tar la cia!, la so que investigación filosófica. En lo aparenpersona es el hombre de carne y huevive y muen1, sebi:e flvlle, muere. El espacio, Y en el tinuidad merced al cuerpo, y propósito. . . Y un en el tiempo. Sin luego en la acción principio de conentrar a discutir

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-disc'usión ociosa-si soy o no el que era haes la sustancia misma de In historia. No el cace varios aiios, es indiscutible, me parece, el dáver de lo que no dejó huella, sino la esencia hecho de que el que soy hoy proviene, por resurrecta de lo español. Esta es la historia serie continua de estados de conciencia, del verdndera que crea porvenir, recuerdo que que era en mi cuerpo hace veinte años. La puede tornarse en esperanza. Estn lucha enmemoria es la base la personalidad inditre la tradición eterna y el tradicionalismo esvidua!, así como la tradición lo es de la pertanco fué la que creó las grandes individualisonalidad colectiva de un pueblo. Se vive en dades del 98. Sobre todas, Unamuno se destael recuerdo y por el recuerdo, y nuestra vida ca como representante típico de esta soledad espiritual no es, en el fondo, sino el esfuerzo española. Hecho espiritual que le llevó a imade nuestro recuerdo por perseverar, por haginarse que él era España. Es la misma relacerse esperanza, el esfuerzo de nuestro pación de criatura a Creador. Ser Unamuno, ser sado par hacerse porvenir"). Esta revertibiEspaña, ser Dios. Y este grandioso ensueño de lidad mornl del tiempo es la zancadilla inapocatastasis nacional, que le hizo pronunciar ventada por Unamuno para salvar el tiempo aquellas irracionales palabras "A mí, que tande la muerte de a eternidad y parn salvarse to me duele España, mi patria, como podrfa él del gozo de la visión beatífica. ("La eternidolerme el corazón, o la cabeza o el vientre" .... dad, como un eterno presente, sin recuerdo y le hizo concebir un Dios españolizado en la sin esperanza, os la muerte"). El hombre esencia del Quijotismo. El Quijotismo era pnUnamuno hace de la esencia viva del pasado ra él la religión nacional. Y esta religión nala base constitutiva del ser. Este pasado que cional tenía su espejo más recio en aquel culto no muere, que se deposita en el fondo de la a la muerte, que es culto de inmortalidad. El memoria, es lo que genera la identidad del Cristo agonizante, el Cristo Español, represenser a trnvés del cambio temporal. Movimientaba la forma sagrada, la sobrehaz de la muerto hacia atrás y movimiento hncia delante, y te, el sueño de no mo1;r. Si la vida es el sueel hombre despavorido siéndose en este eterno ño de no morir, si Unamuno es el hombre que vaivén. Proceso dialéctico que no habrá de lidia con el misterio de la vida y de la muerte, resolverse nunca en intemporalidad, sino en este Cristo agonizante que resucitó será la duración de la individualidad concreta en el prueba de su inmortalidad, el Dios de España. tiempo. Unamuno quería una eternidad del El pensmaiento de Unamuno viene a corrobofluir y del refluir. Trascuna y, trastumba. rar In mejor tradición española. Don Quijote

Esta continuidad ininterrumpida del pasa- -pienoa él- es la garantia de la inmortalidad , do al futuro y del futuro al pasado, devenir y de España, crea a España a traves de la fe revenir, forma no solamente la realidad del quijotesca como Unamuno a la vez crea a Dios hombre, sino también la de los pueblos. Unacomo garantizador de su propia inmortalidad. muno une su propia vida a la de su España Don Quijote sobrevive por su amor a la gloria, en tanto en cuanto identifica esta sucesión que es una especie de inmortalidad, y por la ontológica del ser en el tiempo con el concepconquista del reino de la fe basada en el conoto de la tradición eterna como la base intracimiento heroico de la personalidad. Unamuhistórica de la nacionalidad. Distingue entre no se llena de la resonancia quijotesca luchanel tradicionalismo y la tradición, entre el casdo heroicamente contra el fantasma de la naticismo y la casta, entre la historia oficial y da. La angustia de la nada le hace concebir la profundidad madrepórica de la historia tea Dios como sueño de su alma, asi como Dios, jida por los hombres oscuros y anónimos. Ese para poder libertarse de su esclavitud eterna, pasado pesadillesco de las glol'ias nacionales, para poder hacerse finito en Cristo muriente, hez de la historia, que intentó resucitar en tiene que soñar a Unamuno como sueño singuEspaña el régimen franquista, constituye el lar. 'España ya no aparece como espacio merapedestal sobre el cual se asienta la envidia mente geográfico. El pensamiento de Unamucainita española. Es el pasado muerto de los no la convierte en una Ciudad de Dios, en una tradicionalistas, el espejo momificador de la patria celestial. ("No es tu reino, oh mi patria, sensibilidad nacional. Unamuno reacciona conde este mundo"). Este proceso de subjetivatra esta encerrona del tiempo muerto español, ción de España es el mismo proceso de subjesin olvidar esa corriente intrahlstórica que tivación de Dios. No se concibe la patria sino viene del pasado y va l¡acia el porvenir, que como religión. No se concibe el hombre sino

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como patria. No se concibe Dios sino como soEl ahora es un punto que no bien prominciedad infinita y eterna. Es Ja relación de Ja ciado se disipa, y, sin embargo, en ese punto Criatura coh su Creador. Desesperación resigestá la eternidad toda, sustancia del tiemnada que se conforma con ser en Dios, aunque po"). Paso de queda. Queda de paso. Sólo se pierda la indivMualidad. Resignación desesel que vive en el tiempo es el que puede duperada que no se conforma con ser en Dios, dar de vivir en el tiempo porque siente la por miedo a perder la individualidad. Y queetemidad. Este temporalismo agónico de redamos en lo mismo; en la batalla perenne presentarse la eternidad emergiendo del tiementre Ja individualidad y Ja personalidad, enpo finito es la base misma del sentimiento tre la inmortalidad del alma y Ja resu1Tectrágico de la vicia. Sólo se cree en el porción de In carne. Por eso Ja fe tiene que venir, \inico reino de libertad espiritual. El supeditarse a la esperanza, a una esperanza tiempo es el gran agente que interioriza la engendradora de si misma. De ah! la incervida psíquica. Se avanza en el tiempo lletidumbre como base de Ja fe unamunesca. En vando el pasado como una cápsula de vida. Ja relación de Ja criatura con su Creador la La unidad de la conciencia es producto de la ficción se torna realidad, Ja realidad se torna . multiplicidad del cambio. Duramos cambian· ficción. Y como lo mismo da que Dios me do de una manera indivisa. Y este elemento sueñe como yo soñar a Dios, Dios soy yo personal de la concienci:i, que se en mismo eternizado e infinitado. Esta concepuna existencia continuada, constituye pa1·a ción prometeica de Dios que caracteriza la agonística del hombre Unamuno, est.a concepUnamuno el irreducto del ser. fe unamunesca, que es duda en Por el eso la tiempo, ción de un Dios finito que ama, sufre y muere tiende a crear su objeto, a personalizar a porque el hombre muere y por ello tiene que Dios. La fe crea el tiempo en el hombre y el libertarse de Ja esclavitud de su eternidad, tiempo en Dios. Así se resuelve la unidad de tiene su reverso en el otro sueño del hombre los contrarios: siendo el tiempo verdaderamenlibertándose de Ja finitud radical en que fué te lo inmudable, lo que no cambia, la forma increado para elevarse hasta el infinito y sentuicional profunda que rebasa la ilusión del tirse como Dios. Si siempre vamos a estar conocimiento y ayuda a engendrar el amor 0sperando en Cristo, somos los más miserahumano. bles, de los hombres. Si no resucitamos de Trabajaba esta conceptualización con la la muerte, ¿para qué el Cristo? Así, paropalabra, pequeño mundo semántico en que se diando a San Pablo, viviendo de esta materia contenía la realidad infusa de su pensamiento. inacabable del sueño de no perecer, depenLa palabra venía a ser como el ardiente jinediendo de la experiencia mortal que te sobre el lomo pasivo de In idea. Antes que coge al hombre, cifra Unamuno la rafz oninstrumento objetivo del pensar, era un protológica del ser. No es posible captar la blema del ser histórico, una postura filosófiverdad, sino es soñando nuestra eternidad ca experimentada en Ja lucha de la esencia como eterna esperanza de llegar. Porque el irrevelada y su molde típico de expresión. que ve a Dios, se muere. Así también como Quería justificar a la larga Unamuno cierto el que llega a descubrir la verdad última de automatismo psíquico de la palabra, cierta las cosas. Esta fe de duda, esta ince1tidumautonomb virtual en que la idea venía a enbre de la esperanza que no habrá de aquiecajar a propósito y a hacer válida su posibilitarse en la eternidad, lanza al hombre a lidiar ración. Este conceptismo-pasión de Ja palacon el misterio. Toda teoría del conocimiento bra verdadera- crea su estilo doloroso. En el será un eterno no llegar al conocimiento úlgozo doloroso de hacer la palabra se da protimo, que es la muerte. Toda espera.nza se piamente el cspiritu filosófico. La filosofía es resolverá en la voluntad de no morir, en el a Ja larga filología. Todo lenguaje culto-ya querer creer que no morimos, que es el missea individual, nacional o universal-de por terio máximo del tiempo, la verdadera etersi contiene una filosofia en potencia. Resalta nidad existencial. ("Atamos el ayer al maUnamuno como un poseído del lenguaje, un ñana con eslabones de ansia, y no es el ahora, místico de Ja palabra. Si Ja palabra en él es en rigor, otra cosa que el esfuerzo del antes "la manera española de 'existir filosóficamenpor hacerse después; no e11 el presente, sino te, de vivir, conllevar y ·vencer el misterio de el empeño del pasado por hacerse pol'VeuiJ::. la vida Y de la muerte", hay 'que ver en el mo

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do suyo de usv.r la lengua un sistema de vipetición de su esencia en el tiempo, la persda espiritual, una estructura ontológica del pectiva total del ser en el existir. ser. ("Persona quiere decir hablar consigo Eso que llaman los filósofos la irreductibilimismo"). La persona se realiza en el monodad del ser constituye tal vez el más apasionandi.Uogo, palabra que pregunta inquisitivate problema del pensamiento de Unamuno. mente en el fondo del ser. No es posible cap("Mi batalla es que cada cual, hombre o puetar la verdad ÍJJtima del universo, sino es noblo, sea él y no otro"). El ser es ser indivivelizando la venl::d, poetizándola. La poesía dual. Su misma esencia lo obliga a perdurar es multivocidad. De ahí el esencial problemaen sí mismo, como quería Espinosa. Esta sustismo de toda verdad filosófica. _Como acontancia!idad personal del ser, el que Unanrnsejaba Platón, conviene mitologizar respecto no sea Unamuno y no otro, es el punto de del misterio de la otra vida. La paarrnnque de su filosofía. Su agonía del Cristialabra crucifica la Nazón a través del nismo es la misma de San Pablo: el querer unir martirio de la fe. La palabra hace de Unmnuno el protagonista de la verdad. En cierto sentido, lo crea, obligado al escritor a engendrar por la palabra el pensamiento. La

palabra aparece co1no una vía mística de sus

tanciación ele la persona. Y tiene su asiento más logmdo en la agonía polémica, conceptist:>., paradoja!. ("No sólo el alma, sino el cuerpo humano, el cuerpo que debe resucitar, quiere crear al Verbo, a fin de que éste cree al alma y la eternice, y al cuerpo, cuna y sepulcro del alma, al cuerpo, donde el alma nace y desnace, muere y clesmuere. Desnacer es morir y desmorir es n:tcei·. Y esto es una dialéctica de agonía"). Este sistema linguístico de hacer aparecer la palabra bajo la advocación regresional del yo, como un molde vitalísimo en que se derrama a plenitud el signo de Paz en la Guerra, lo lleva Unamuno como un soporte de la identidad entre el individuo y la nación. Nuestra manera de hablat· es el mejor signo para descubrir si somos o no somos participantes de la tradición nacional de un pueblo. Antes el lenguaje que la raza. ("Porque el espíritu, que es palabra, que es verbo, que es tradición oral, vivifica, pero la letra, que es el libro, mata. Aunque en el Apocalipsis se le mande a uno comerse un libro. El que se come un libro, mucre indefectiblemente. En cambio, el alma respira con palabras"). El alma respira en el muero porque no muero, en el trágico juego místico en lucha la concepción gl"iega y la judáica de la persistencia del ser después de la muerte. ("Y esta fué la agonia del Crislianisrno en San Pablo y en el paulinismo que nació de él. Esta fué la tragedia de la paulinidad. La lucho. entre la resun-ección ele la carne Y. inmortalidad del alma, entre el verbo y la letra, entre el Evar.gelio y la Biblia. Y ésta sigue siendo la agonía"). El querer ser cielo en la tierra, y el querer ser tierra en el cielo.- Es como si la intuición volitiva de que hace alarde el pensamiento de Unamuno hiciei-a depender la realidad misma y la realidad del universo de esta función creativa del yo. El ser, al concebirse como voluntad (voluntad de no morir) se realiza en In acción más que en el pensamiento. El yo, al planta1·se en el mundo como somera voluntad, necesariamente habrá de encontrarse con una serie de obstáculos reales o imaginarios que tiendan a contradecirlo. El yo, por lo tanto, tratará de infel"ir su vida, si es que la vida se puede inferir por la palabra, del cúmulo de contradic-· ciones que hacen su ensueño de no morir. Vivirá eternamente del problema existencial. Porque el ser para Unamuno se identifica con la ex:isten.cia, es un correlato del estar puesto en el mundo. ¿Y cómo habrá de trascenderse el ser del existir, este ser que es pura inmar:encia mundanal, o sea, pura muerte? Es que para Unamuno este mundo en que vivimos y el raundo de la verdad son uno y el mismo mundo. Esta inmanencia ele! yo en el mundo, de la palabrn. ("Poi-que la agonía mística · que rechaza su espejo trascendental por virjuega con las con el Verbo. Dios jugó a palabras, juega con la Palabra, Y juega a crearla. Como acaso crear el mundo, no para jugar tualidad de In idea, logra el cendido por una especie de o emotiva. En palabras de acto de ser trasintuición mística Benito Espinosa: luego con él, sino parn jugar a crearlo, ya "Nosotros sentimos y e::perimentamos que que la creación fué juego"). Así Unamuno somos eternos". El hambre de inmortalidad en también juega a crear a Dios por medio de la Miguel de Unamuno puede conjugarse, por lo palabra . Toda palabra es el inicio de la resutanto, como personalidad trascendida en su rrección espiritual y carnal del hombre, la re· propia inmanencia. El más alto valor religio-

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so es ser uno mismo después de Ja muerte. El agonia: la de la virgen que no puede ser maseguir siendo ad infinitum. La muerte apadre en la carne. Y Ja de Ja madre que no puerece entonces como Ja trampa más recia del de ser virgen en el esplritu. El consuelo esmisterio del hombre. Es Ja lucha de Jacob con piritual profundo lo resuelve Unamuno afirel Angel. Paz en la Guerra. Guerra en De la necesidad casi física del hombre Ja de Paz. permando que la verdadera madre es la que cría, no la que engendra. ¿Pero es que resuelve el sistir en sí mismo nncen varios remedos de inproblema? ¿Acaso la maternidad espiritual mortalidad: la fama, la gloria, el nombre, la de la Tía Tula no le crea una especie de seexistencia genérica en Dios, el amor intelectual quedad de espiritu en la que se ahoga esta de Espinosa, la vuelta eterna de Nietzche, la perpetuación en Ja especie. Pero nada de esto satisface el verdadero anhelo de eternidad. Unamuno quiere In resurrección de la carne santa de la esterilidad ? Es como si el "madrecita" Juan de la Cruz encontrara en medio del senderito de miseria a su "padraza" Teresa y junto a ella cortejara la muerte. La en el orden espiritual. No se conforma con menos. Esta es la base irradional de su fe. Por eso él ve en la institución de la familia más que un orden estrictamente de cia social, una unidad metafísica de Ja persona. El sentimiento de la paternidad y el de la maternidad logra borrar en parte su individualismo absoluto. El hallazgo de la personalidad es un hallazgo inclusivo del hombre Y. la familia. Si nos redimimos, todos nos redimimos en sociedad, en comunidad, colectivamente. La madre es la única prueba que él tiene de su inmortalidad. Y esta prueba no falla, es la única que no falla. En la madre, nos virginizamos. ("El estado de virginidad es para la Iglesia Católica Romana un estado en sí más perfecto que el de matrimonio. Que aunque haya hecho de éste un sacramento, es como una concesión al mundo a la historia. Pero las vlrgenes y las vírgen;s del muerte se materniza también para crear Ja vida. Se materniza po:- el amor espiritual. ("Hay virginidad maternal o maternidad virginal. Y a las veces se pierde Ja virginidad estrictamente tal, pero sin adquirir maternidad -<> paternidad-, sobre todo cuando la sangre está emponzoñada con cierto pecado. Y hay eunucos, como el eunuco Etíope de Gandace, de que nos hablan los Hechos de los Apóstoles (VIII, 26-40), que llegan a engendrar espiritualmente"). Abisag la sunamita ve en el cuerpo muriente de David, esposo de su virginidad, el simbolo de la fe en la resurrección del Cristo, y con lágrimas de amor quería resucitarlo. Solamente por el amor el cuerpo so purifica, se virginiza y se materniza. El Dogma de la Inmaculada Concepción, la Madre concebida sin mancha y sin pecado, la Madre de Dios-Homb1·e, instituye el amor entre los hombres. La Santísima Trinidad es para UnaSefior viven angustiados por el instinto de paternidad y de maternidad. En un convento de monjas hay un culto frenético al nifio Jesús, al Dios niño") . Este sentimiento de la perpetuación de la especie humana tiene · su muno Cuaternidad: El Padre, La Hijo y El Espíritu Santo. He ahí el to de familia elevado a su extremo vinizado. He ahí la Virgen Madre, como personificación de la Gracia. Madre, El sentimienlímite diElla es Ja correlato escatológico en el deseo furioso del hombre de asegurar la resurrección de la carne como base para asegurar la del espíritu. Es el grito angustioso del P. Jacinto, de quien que da el amor y lucha contra la justicia, que es un concepto pagano. Paz en la Guerra. Guerra en la Paz. ("¿Y qué es justicia? En moral, algo; en religión, nada"). habla Unamuno en La Agonía del CristianisEl movimiento circular de su pensamiento mo: "Me quedo con Emilia y con Dios". El va tocando los temas, proliferándolos, uniénseno familiar trasciende su puro orden social, dolos en una slntesis vital y extraíilosófica. se hace divino en el !:iombre por medio del Lo que aparece como lucha del hombre en su sentimiento de la maternidad y de la paternii'el:ición con la Divinidad, aparece también codad. Unamuno llega a identificar el concepto mo agon!a civil. ("La agonía de mi patria, de virginidad con el de maternidad. Una maque se muere, ha removido en mi alma la agodre cuando es verdadera madre, se virgininía del Cristianismo. Siento a la vez la poHza. Una virgen cuando es verdadera virgen, tica elevada a religión y la religión elevada se materniza. Este proceso de identificación a politica. Siento la agonia del Cristo Espade los dos ideales, el de la virginidad y el de ñol, del Cristo agonizante"). Su Dios era un la maternidad, produce en el ser una doble Dios que pensaba y ·sentia en español. La ré-

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mora de la patria era la envidia. La envidia engendra el odio fraternal entre hermanos, la guerra civil entre paisanos. Esta es la más dolorosa expresión del pecado, po1·que es hambre de personalidad. De ella hizo Unarnuno su novela más trágica Abe! Sánchez y su drama más hermético El Otro. En ambas obras late hambre del ser por su representación.

Unarnuno pasará a la historia de la literatura española como el escritor que más se destacara en la expresión de la angustia de nuest-ro siglo: el ver en la muerte una tremenda injusticia, lo inhumano por excelencia. Hay una tradición nadista española a la cual se incorpora Unamuno con la majestad ten·ible · de aquél que lucha por salvar su personalidad del quietismo. La lucha producida por el sentimiento de la nada es más congojosa que la angustia de ver morir el cuerpo. Es la misma angustia de la cual dijo Kierkegaard que "es un desear aquello que se teme, una antipatía simpática. . . agarra al individuo, y no se puede 1 i b e r t a r de ella y 110 se quiere hacerlo, pues se teme, pero aquello que se teme es lo que se desea". Amor a la nada. He ahí su soledad heroica en plena disolución racional. ("Porque los hombres vivimos juntos, pero cada uno se muere solo y la muerte es la suprema soledad"). Porque la esencia de la nada es el anonadamiento. Unarnuno era un hombre que se sostenía en la nada. ¡y qué terrible sostén para un hombre hambriento de inmo1talidad! Su razón ayudaba en parte a crearle la nada, pero más se la creaba su fe agónica, la cual surtía del mismo temor del anonadamiento. Podría confundir a muchos esa lucha declarada entre razór. y, fe. Esta escisión dialéctica del problema creaba la forma de su pensamiento, pero en el fluir del fondo la forma tomaba un cauce más profundo: la problemática del ser y el no ser. La fe creando la nada. La nada creando .a fe. Es con una necesidad soberanamem:t: real que el hombre Unamuno pretendió probar su nada racionalmente. Pero el hombre Unamuno, ser de tiempo y espacio, con toda su finitud a cuestas, emergía a la vez del fondo de ·su abismo como aquél que hace del culto de la muerte, de esta presencia física de la muerte, el existir para la inmortalidad. Era un hombre que afirmaba contrarios, peleador entre la nada y la fe. Unamuno se nos presenta, pues, como un p1·ecursor del existencialismo. El punio de partida de su pensamiento es el mjsmo de Heidegger; o sea, el darle pri· macia a la cuestión del ser dentro del mundo. El afirmar las existencias por encima de las esencias. Eso de asociar el ser a su tempora. lidad existencial humana, "ser hacia la muerte", y el querer engañarse con el olvido de la muerte ejerciendo una voluntad de ensoñación (la vida es sueño y despertamos cua.ndo morimos) es el "memento mori" de este espaliol contemporáneo. Unamuno se distingue del filósofo alemán en hacer patente su irresignación a la muerte. Ya nos lo dijo el más alto de los poetas españoles de nuestro tiempo, su otro hermano, Antonio Machado: "A ia muerte de don Miguel de Unamuno, hubiera dicho Juan de Mairena: de todos los grandes pensadores, que hicieron de la muerte tema esencial de sus meditaciones, fué Unamuno quien menos habló de resignarse a ella. Tal fué la nota antise1iequista-original y españolisima, no obstante-de este incansable poeta de la angustia española. Porque íué Unamuno todo, menos un estoico, es decir, todo antes que un maestro de rsignación a la fatalidad del morirse ,le negaron muchos el don filosófico, que poseía en sumo grado". Por ello también, añado yo, quería españolizar a Europa, presa entre un cientificismo racionalista y un vitalismo hedonístico. Porque no se resignaba a la mue1te. Vivió en vida aquellas palabras del Obermann de Sénancour: "El hombre es perecedero. Puede ser, más perezcamos resistiendo, y si es la nada lo que nos está reservado, no hagamos que sea esto justicia." De estas palabras extractó toda su ,ética, toda su teoría de la acción, todo su humanismo existencialista que hace del Universo el fin del hombre y de Dios la 'onciencia infinita y eterna, productora y garantizadora de nuestra inmortalidad personal. El fin de la moral es dar finalidad humana, personal, al Universo. El imperativo categórico de Miguel de Unamuno se resume en las siguientes palabras: "Obra de modo que merezca a tu propio juicio y a juicio de los demás la eternidad, que te hagas insustituíble, que no merezcas

inorir."

PROYECCION EN LOS GENEROS LITERARIOS

Dice Benedetto Croce: "Instructivos son, como hemos visto, los resultados críticos de la g-ran polémica entre clásicos y. románticos, donde se trata de negar el arte, que con el

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sentimiento abstracto, con In violencia práctica del sentimiento, con el sentimiento que no se hn hecho contemplación, trata de conmover el ánimo e ilusionarle sobre la gran deficiencin de la imagen, del mismo modo que el arte, que con la clnridnd, con el dibujo falsante correcto, con la palabra falsamente precisa, trata de ilusionar con la ausencia de razón estética que justifique sus figuras sobre la deficiencia dPl sentimiento inspirador." Miguel de Unamuno, como teórico, se acerca a la obra de Unamuno. Funda él un acto de comunión entre su expresión y el lector, atendiendo y cuidando que la palabra responda a un c1·iterio de autencidad en arte. ("¡Si supieras bien lo que es este oficio de escritor público cuando es algo más que g:mapanería? Oye uno para poder hablar, lec pa1-a poder cribir, esto es, consume para poder producir. O mejor, se consume para poder producirse, y se produce para recobwrse a sí mismo Ja propia consunción. Y cuenta que producirmás n la proyección romántica en la justificación estética de su obra. Casi siempre la obra que lee le conmueve más por el contenido ético que por su belleza. Aunque él no podía separar ambas cosas. Porque para él ética y estética se identifican en In ultimidad metafísica de todo arte. ("Y ahora dime, Selio1-, dime al oído: ¿tanta hermosura, matará nuestrn muerte?"). De ahí su aversión almodernismo que es, antes que nada, un movimiento artístico de carácter La filosofía, la religión y la historia forman los contenidos básicos de su obra. Y su arte está al servicio de estas disciplinas. Lo que salva a se es reproducirse, reproducirse en otros, Y siempre con el hipo de poder dejar en · la vida común ele este mundo, en su historia, rasti·o y. reguero. ¿Y cuál mejor modo de ir haciendo y rehaciendo este nuestro bien común que es la lengua con que nos entendemos? Créeme que los que hagamos lengua haremos pensamiento y sentido comunes"). Esta biología de la palabra, este hacer lengua reproduciéndose en otros, constituye la originalidad verdadera, la que se expresa exprimiéndose. Todo arte lo es de colaboración. ("La verdadera originalidad no est11ba en el concepto, sino en la expresión. No se c1·ean ideas, sino Miguel ele Unamuno como artista de la palaexpresiones"). La prosa de Unamuno quisiebra es la ardiente intuición lírica de su obra. ra darnos la impresión artística de ir haciénQue si el contenido sobrepasa en importancia dose ella misma al son de la réplica de los a lo puramente en su obra una formal, en cambio, aleación constan te se de produce lo perdemás forma que le hueca escuchan. La pnlab1-a, antes que y vacía, es pensamiento creado sonal artístico. Nada más lejos de Unamuno dentro de una órbita sentimental imantada que la tal llamada impersonalidad en arte. hacia la tradición linguística. No se piensa Unamuno hace de la palabra una visión y una con palabras. Se piensan palabras. La palaespectación donde encierra el tumulto personalidad. La forma que cultiva es de su dura, bra es la finalidad intrínseca su instrumento extra. Y como del pensar y todo pensar no espero el contenido no tiene nada de blando. Así tá condicionado por lo tempoespacial, he aquí es que hay una perfecta adecuadón entre la que la fuerza elemental de la lengua en que forma y el con tenido. Y este siempre es el rese escribe contribuye a formar el escritor, se sultado de una intuición verdadera de arte. impone a él la mayor de las veces. ("No poEste factor relacional no agota tampoco la cas veces lo que uno dice sin querer es lo que importancia estética de su obra. Hay un facla lengua, arca de la tradición nacional, quietor sui generis que explica totalmente su more que diga"). La tal llamada teoría de la insdo de escribir. Es la palabra como expresión. piración tiene para Unamuno una de sus baY expresarse, para Unamuno, es exprimirse ses en este acogerse a la lengua materna y el alma por medio de la palabra. O sea, conentrañarse en ella para captar su conciencia fesarse. Esta desnudez de la comunicación, de histórica. El que tenga conciencia de la lentú a tú, sin intermediario, sin truchimanes, gua es el creador legítimo, el que está capaentre el escritor y su público, obliga a Unacitado para hacer lengua. Porque la lengua es muno a escribir como si estuviese conversanuna criatura viva y poética que se confiesa en do con alguien. Cuando no tiene con Guien nosotros mismos, en nuestra soledad común. conversar, conversa consigo mismo. Est:i li("Y todo esto, al fin de cuenta, es que conricidad de !:J. creación, ya sea en In exposición versando así-y conversar es convertirse code las ideas con:o en la c!evehción C:e !:is criamo expresar es exprimirse-nos hagamos del tur.:s !e presta un tono homogéneo lenguaje común, que es la verdadera patria

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de nuestros espíritus, recreación continua"). algo Con vivo esta en crcac1on y lengua común sal concreto-el despreciar toda hombre-instó a teoría formalista Unamuno a en literalusoiió, quiso soñar :Miguel de Unumuno su "Esra. Opuso la sincel'iclad al literatismo. A él,

paña eterna e la hacerla, que infinita, y en fuerza es milagro de fe".

de soñarmejor ase1·to que a nadie, de Buffon "el se le estilo podría aplicar es el hombre". el El

Su visión artística de Ja palabra estaba en hondo clamor humano, del cual vivía y escrino desprenderse ele este acervo común de Ja bía, no le dc.ió tiempo n1ú :-.; lengua, en condensarla hasta e>:pl'imirla, en mnpli:rn1cnte las leyes de Ja estética, que ni hacerla un mundo ele repl'escntaciones de totienen que meramente formales ni do un pueblo. Porque expresión es también co justificadoras de un contenido dado, sobre visión de la palu:lra. El escritor debe pre$Clltodo élico o rcli¡;;-ioso. Porque como muy bien tarnos visiones y pai•a.ics del nlma. paiio ::segura Crocc, ni la f.o!·!-11a P.1 con l cnido

rmje es un lcngi.rnje, y el lengou:i.je es un constituyen de por sí arte. El arte, antes que

saje" ). Lo escrito poi' lo oral y lo oral poi' el nada, es unidad. C'E:;tos scñoritno-refirién.retrnto psíquico que se proyecta en tocia condose a los modernistas- han a la palatempl::ción de la belleza. ("Decir Jo que se ve bra estilo una significación completamente ary decil'lo ele modo que se vea oyéndolo; ver lo bitraria y el fondo inhumana. Para ellos es que se oye: he aquí todo el secreto del Arte"). estilo una cierta quisicosa puramente formal El arte consiste en hacer ver con Ja palabra Jo y técnica c¡ue se trabaja a fuerza de escoplo, intraducible de un pueblo, su universalidacl. legra, papel de lija y barniz. Y resulta que Sus personajes se vieron en la palabra que con todas sus recetas no llegan a tener estilo los creaba a la vida. Hablaban v eran. Se ceny c¡ue lo tiene, y muy brioso y muy propio, traban en el hombre interior que sóaquel otro hombre, no literato tan sólo, que lo puede verse en la manera cómo habla. Porjamás se cuidó de que un párrafo suyo hubieque hablar es accionar, poner Ja voluntad en ra o no asonancias ni estuvo fraguando su dejuego a través del monodiálogo, representarse cir en el molcle de las voluptuosidades acústien la palabra tal como uno es. En el Princicas"). Está bien que se critique la técnica pio era la Palabra. Y la palabra original creó como fin en sí misma pero no está bien que el mundo al encamar en el hombre. Este sigésta se sustituya por un mero fervor humano de lo inefable que rechaza toda explicano. El arte no tiene estar a expensas de ción convencional ele los signos del lenguaje, estas dicotomías. El 1uismo Una.numo logró forma la estructura supralingüística de la paun estilo propio, aun a pesar de sus ideas solabra. Poi· eso toda palabra será una determibre estética, justificadoras de un utilitarismo nación de lo inefable. En la lucha que se enartístico. El contenido de su obra está restnbln entre la expresión y su signo clivino, guardado por la expresión propia, que es su tendremos el contrasentido, la paradoja viva, radical belleza, y lo que hace de este contenila metáfora. En la poesía se abrazan las pado el que esté condicionado por la manera oriradojas, se las contradicciones. r.ri n::l de producirse la palabra.

Toda novela es un poema. Por lo tanto, el . Esto nos lleva a la cuestión de los géneros signo de lo lírico viene a ser en Unamuno la !iterados en Miguel ele Unamuno. ¡,Cree él, más excelente forma de la verdad desconocipor acaso, en la absoluta autonomía el:! los géda. Porque poesía es In expresión de ln imaneros literarios ? ¿o es que un género invade gen completa y no el sustituto del juicio o el otro, enriqueciéndolo? Unamuno sabe muy del concepto. Verclncl imag·inacla por la palabien que no hay tales leyes generales para el bra, hecha vida por la historia. ("De lo que arte, que los géneros son clasificaciones conmás sabe la poesía de todos los tiempos y de vencionales. Lo mismo da nivola que novela. los países tocios es de razas, de religiones, ele No hay estrictamente una clelimitación lógica lenguas y de patrias; como que éstas nutren, del arte. Los géneros solamente sirven de hiabrevan y visten n la imaginación y al sentitos para encasillar la intuición artística. Pormiento, ni hay cosa que encanije a la poesía que C!lda obra de arte expresa un estado de más que un estéril y abstracto cosmopolitisalma particular ele) artista. Y el estado de almo, lo más opuesto que cabe a la honda y pomo:: es individual y siempre nuevo, como dice sitiva universalidad"). Este decidido empeño Croce. Unamuno, el creador, siempre es el de sacar la esencialidad del arte de lo univermismo. No impo1·ta que utilice el ensayo, la

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novela, la poesía, el drama, el libro de memorias, el tratado, o la literatura de viaje. Se podria decir que el único género es él. Por eso no le importa ofender con su obra a un género establecido. (Recuérdese el caso de Niebla). Y tampoco puede separar el escritor del hombre, ni su especial manera de ser de su manera de pro9ucirse al público. Hay una perfecta concordancia entre la obra Y el hombre. Nada de objetivismo artistico, o de impersonalidad. Lo impasible está fuera de su radio de escritor. Como se conmueve escribiendo, tiende a repetirse. Se repite utilizando intuicions nuevas y no géneros estrictamente literarios. La expresión unamunesca deriva de hacerse el ánimo a unas pocas ideas con bre corno del personaje de ficción. A_hl están sus agonistas: Augusto Pérez, pequeno Harn- . Jet bufo-trágico; Joaquin Monegro, el de la· nnsrnotia cainita de la envidia, lepra de Espa- :· Tía Tula, la que sufría en la carne a su 'agon!a del ser Y el no ser, del. homexpensas de su maternidad esp1r1tual, San Manuel Bueno, que aparece como ción máxima de aquella paradoJa b1bhca "Creo, ayuda a mi incruedulidad"; Julia Yáñez otro motivo viviente de la duda amorosa;' el nada menos que todo un Alejandro Górnez, exaltación del yo voht1vo en lucha constante con el obstáculo que le ponía el mundo, en contraste con aquel otro_ Juan (pobre don Juan) que aparece en la novela el fin de proliferarlas en la visión estética, Dos Madres, héroe ele la noluntad, del querer hacerlas nuevas a través de su recreación no ser; Raquel, deidad maternal te1Tible, que constante. ("Y estas nuestras ideas, ya transbuscaba Ja salvación a través de un hambre formadas, especies hechas carne y sangre, y furiosa de maternidad, siendo yerma; Don hasta hueso, de nuestro espíritu, se agarran Avito Carrascal, tragicómico producto del como con zarcillos de vid a las visiones, sus cientificismo racionalista, que aspirnba a enmadres"). Los tales géneros literarios resulgendrar en su hijo el genio, utilizando medios tan ser al fin visiones de unas pocas ideas recientíficos; aquellos Damián y Cosme, el petidas y transformadas. Esto de la visión de"Otro", en cuyas almas se desarrolla ese fefine la unidad artfstica de la obra unamunesnómeno del desdoblamiento de la personalica. Escribir para ver, durante la agonía creadad, hermanos mellizos que se roban mutuadora, el hombre invisible que posee la verdad. mente la personalidad haciendo de ella un Tal hombre invisible puede ser un personaje misterio de agonía, una trágica lucha por la histórico así com también una creación liteconsecución de la singularidad del ser: esta raria, o sea, una ficción. Es más, hay persolucha engendra en ellos el drama de Caín y najes de ficción que tienen mucho más realiAbel. Dice Unamuno que los personajes fedad que ciertos personajes históricos. Por meninos que él ha delineado pasan por sus ejemplo, don Quijote. No tanto, Cervantes. obras "casi siempre en silencio, a lo más suEn este relación del hombre con su Creador, surrando, rezando, callándose al ofclo -al oíya sea hombre de ficción u hombre de carne y do del corazón- ele sus hombres, ungiéndohueso, palpita la idea favorita Unamuno en lo que respecta al de Miguel proceso de de la los El con el mismo rocío de describe su entrañada humanidad". sus personajes femeninos creación artística. Asi como el hombre de carde la siguiente manera: "La pobre Marina, la ne y hueso se infinitiza y se eterniza en Dios, Materia, la mujer del Don Avito Carrascal de así también el personaje de ficción logra independizarse del autor que lo creó y hacerse de una personalidad propia. Se asustaba Unamumi "Amor y Pedagogía", pasa corno una sombra dolorosa y redentora, reparad9ra, como una madre virginal por entre la locura pedano de haber creado en sus personajes de ficgógica de su marido, que al fin cae desfalleción seres reales. Se sentía Dios. El, que hacido en sus brazos, a la vista del suicidio del bía sido creado a la vez por Dios. Pero tamhijo, gimiendo: "iMadre!" La Julia de mi bién él dijo que Miguel de Unamuno era un pretexto para que se escribiera la historia de Augusto Pérez, así como también Dios era el pretexto para que existiera nuestra inmor"Nada menos que todo un hombre, la del pobre Alejandro Górnez, tirano de timidez, orgulloso de humildda, la que sufre de no saber si es o no querida, muere dichosa-muertalidad personal. Este de belleza, identificar era su sueño, su sueño la realidad con la fante que es oir qui? a amor, corno el amor es la congojosa pregunta muerte-al de ella, de tasía a base de un proceso de personalización Julia: "Quién eres, Alejandro?", solloza él: de todo. Esta era su voluntad amorosa, su "Yo? ¡Nada más que hombre .• : el que tu

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me has hecho!" Qué he de decir de "La tia se mueven por cuerda y que llevan en el pecho Tula"? Esta mujer ejemplar, dechado de virun fonógrafo que 1·epite las frases que su ginidad maternal, de maternidad virginal, se Maese Pedro recogió por calles y plazuelas y muere arrepentida de no haber cedido a la cafés y apuntó en su cartera"). Todos los carne de Ramiro. Y hasta la Angela CarbaMaeses Pedros, todos los naturalistas, tienden llino ·de mi "San Manuel Bueno, mártir" vive a hacer infecundo el arte. Hay que hacer haen la congoja de si su maestro, su padre y herblar el pe1·sonaje. Y hablando él, viviendo en mano espiritual, casi su ídolo, creía o no creía, el verbo soñador, creador, encontrará exiso creía sin creer que creía." tencia. Este interno dramatismo del soliloquio,

Unamuno es esencialmente un escritor de del monodiálogo, frente a la fría mecánica de creación. Los agonistas, los entes de ficción ("¿Ente de ficción? ¿Ente de realidad? De realidad de ficción, que es ficción de realidad") se le imponen al escritor, así como su historia novelesca sale no ser a la larga la que había planeado originalmente el escritor. La novelización se reduce principalmente a este fuente de soberbia que es la personalidad y su representación, el rebelarse contra el Padre. ("Así se impusieron Luzbel y Satanás, primero, y Adán y Eva, después, a Jehová. Y esta sí que es nivola, u opopeya o tragedia. Así se me impuso Augusto Pérez"). Y este Augusto Pérez fué el que le gritó a don Miguel: "No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme,

oirme, tocarme, sentirme, dolerme, senue,

¿conque no lo quiere? ¿conque he de morir ente de ficción? ¡Pues bien, mi señor creador don Miguel, también usted se morirá, también usted, y se volverá a la nada de que salió. . . ¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, sí, se morirá, aunque no lo quiera; se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos, sin quedar uno! ¡Entes de ficción como yo, lo mismo que yo! ¡Se morirán todos, todos todos!". Porque la vida es sueño, y el desoñar es el desvivir, el morir. la naturaleza, es lo que da vida, vida de vivir la vida. Plenitud de plenitudes y todo plenitud. El hombre más real para Unamuno es "el que. quiere ser o el que quiere no ser, el creador. Sólo que este hombre que podríamos llamar, al modo kantiano, numénico, este hombre volitivo e ideal -de idea- voluntad o fuerza- tiene que vivir en un mundo fenoménico, aparencia!, racional, en el mundo de los llamados realistas. Y tiene que soñar la vida que es sueño. Y de aquí, del choque de esos hombres reales, unos con otros, surgen la tragedia y la comedia y la novela y la nivola, Pero la realidad es la íntima" ... Unamuno identifica en su teoría la apa1·encialidad con la lógica. Y todo ser real, poético, vivo en su apariencia, tiene que burlarse de la simelógica en que lo encierra su apariencia Y. libertarse de ella por medio de la P.oesía que es el sueño. El sueño de no morir, aunque uno se esté muriendo. De la burla que hace la vída a la razón, nace la tragicomedia o la bufonada trágica. Y de la burla que hace la razón a In fe "La fe es la fuente de la realidad, porque es la vida") nace el sentimiento trágico del hombre interior, agustiniano. Niebla constituye género de desesperación resignada. Abe! Sanchez, uno de resignación desesperada. O porque todos los "agonistas, es decir, luY ent1·e ellos dos, el género mayor, el de paz chadores -o si queréis los llamaremos persoen la guerra, el invisible género apocalíptico najes-, son reales, realísimos, y con la reade soñarse Unamuno soñando por Dios como lidad más íntima, con la que se dan ellos mishombre vivo después de la muerte. ("No es mos, en puro querer ser o en puro querer no lo que aquí juega la necesidad física, mateser, y no con la que le d.en los lectores" . rial, de conservarse ni la de reproducirse, si

Esta agonística· de la creación nos transno la necesidad psíquica, espiritual, ,de repreporta al la es un puro meollo poema- en de la poesía -una noveque la realidad lírica persentarse Y con ello de eternizarse, de vivir en el tearto que es la historia de la humanidad"). mea sustancialmente toda otra variación intuitiva del arte unamunesco. Lejos de Unamuno el realismo litera1·io. Muy cerca de él, el creacionismo esencial. ("Un poeta no saca sus criaturas -criatu1·as vivas- por los modos del llamado realismo. Las figurns de los Así Unamuno, protagonista de sí mismo, otro agónico, que vió en la muerte la madre por excelencia, la matriz que habría de reproducirlo en la carne después de muerto, la que le daría In eternidad por la resun·ección de lo pasajero. Y su propia agonía lo cargó en andas, realistas suelen maniquíes vestidos, que (Pasa a la página ?.2)

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