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EST DIOS DE DHRRCHO PlIBLICO ...........,._
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· ASPECTO INTERNACIO.NAL . ..
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· RAFAEL M, DE LABRA 'I
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MADRID TIPOGB.&.FfA DE ALFB'IDO .A.LON80 Calle de Barbieri, núm I ~900
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·ASPECTO lNTERN A. ION AL
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CUESTIÓN . DE CUBA
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A DVERTENCIA
En los últimos días de
nyo de 1808, hi:¡.blando en el
Co11grei:;o de dipntarlos de Espaiía, sobre el probl ma c11hnno, prote té nna vez mas, en mi' ya laro-a carrera política y parlamentaria, contra la especit: (harto acreditada, por de¡;gracia. en nue tro paf.) dc'quc aqnel
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prohlema pudíera haber sido nunca co.m!ide.rudo . como u na cnestiónde política interior. Las consec11encias prác.
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tica de este c.rror-con ecuéncias palpa.oles, desde ' mediados del año paso do-y los de. a'ltres de es~os últi. mas días !tan ido Ja mejor dcm~ tración fle mi te. is. En Mayo añadí que en eJ confhcto de los Estados Un idos c~n J, paiía, é:;ta repre$entaba algo más que ·n propia cansa y u exclnsivo derecho . Deplorando a ,condncta do la l~epública norteamericana. me permUí indica~ qne aquélla ·ra contr~ria á la representación y la historia de la gran i1atria ele \Vashinrrton Lincoln y Monroe, y r¡ne el tremcnrlo .error ca.m etido por los gobernantes de \Ym-hingto11, n.frop -
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llando los principios y las reglas más indiscutibles del Derecho internacional contemporáneo, daiíaría· profundamente á la paz y el progreso del mundo, tanto como al esplendor de la mi ma República, A í lo pensaba y as' io creo, aun poniendo completamente á un lad() la cu stión interna de nnestra Antilla'S
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Pero en la s.esión parlamentaria de 1898, np pude má ' que apuntar alo·una de mi, ideas. Qui e de~arrollarla. en el me. d .Tnlio del propio aüp y on tal objeto anuncié al r Pre::-iden te del Con::;e1 o de l\Iin ütroti, una interpelación, que éste no quiso aceptar.
A Pº?_s~~pendieron las s ·ioneB de Cortes, y ya 1?-º me ~ in i:::itir en m~ preten ión, abonada, tanto por el temo· de que la ge tiones diplomáticas no se llevaran d~tmodo y con el rumbo que á mi humilde juicio era · ndi pensable, ·cuanto por la evidencia de la e ca a ó n1nguna importancia, que en la España .de ~ tot; últ11~0 cincuenta años e da á los proble!Das internacionales y de lo cual on inmediato~re3ultados la carencia de orientación de nue ·tro políticos y la falta absoluta de una opinión pública sobre esta roa.teriat verdaderamente inexcusable por parte de lo~ pue · blos que pretendan ,¡ vir la vida mQderna. Entre la muclias con.5ecuencias de tan grave pec~do, no son la~ de menor cuantía la continua alarma en que
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vivimo ; lo de~astres que nos han sorprendido y quizá no · sorprendan, á pe,ar de nue tra pre.. ente intranqui •
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lidad; la falta de elementos para influir en la opinión europeá, esconocedo1 a to't almente de lo que EspaiiB piensa y quiere, en.medio de la c~i is presente; la facilidlld para aceptar cier.to compromiso cuyo alcance se desconoce y la dificultad extraordinaria de retroceder, .
prescindiendo de lo reclamo y las pro tes.ta de preocupaciones y pa~ione:s populares indebidamente sobreexcitadas. Sin embargo, no creí que podía l resc' u ir totalmente de mi propó,ito: por lo mi~mo q ne me hall l a en itua1 ción excepdonalmente fat'orable para conocer un tanto lo que fuera de EB}Jaña y contra é ta se tram*ba. Por · e o acudí á la pren a po~ítica de provincias, preocupa-. do ·iem pre con la i<lea de llacet- opinidn. 1 A e te propó:ito re ·ponde la masor parte del trab~jo qu e igue. Para u e:<acta inteligencia ., hay que c.o nsi- · derar: primero qu e:::ie trabajo fu con .luido ante:; de que ~e firmase el Protocolo hi. pano-americano de Agosto <l 1898; y .egu1.do que la base de mis observacione · ;-; el defi ientísimo Libro Rojo publi ·ado por el obierno n Ju io del afo pa ado, y de ninguna suerte ilustrado .y expli\;ado por discur os ni docµmento · público~ de os mini tros . pa-oleQ.
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De las Conferen.cias de Par~ y el tratado de Paz, me he ocupado en otra parte. Pero estos últimos hechos no han servido má5 que para robu tecer las afirmaciones que cinco meses ante , ' el Congre o e pañol.
me permití consignar en
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loa éxitos de la .República .norte~merieana, á la cual he defend' o y recomendado-cien veces y cuya representación ó influencia en el Derecho novísimo constituían,
Aunque hecho mi e tudio con el declarado propósito de i nfluir en la políf ca española y para "" rvicio de E· aun. creo poder decir que en todo él me he atenido ·extrictam nte á la verdad de lo hechos, acredita-
para mi, un interés de pri:ner orden. · Esto ea público y notorio, por haber sido yo u~o de
da ~JOr documento' oficiale 6 por otros medio de autol'Í
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los e pañoles que en eÍ P~rlamento, en la cátedra, en el libro y en el pe"rióiito, deptro .de lo~ últimos veinticinco año , e han ocupado má3. f1·ecuente mente y en sentido
d i11di-·cu ti Lle para pro1 io y extraüo . y en cu'an-
to á lo priu ·ipio~ que han informado mi criterio y det rmiu·1<lo mi · cen ur.a', ine atre o á penar que nin·una p .r:o11a imparcial y un t r1to conocedora de los último· adelautüb del Derecho Internacional, podrá tach rlo: por : in ·ulare:-: .·clu ivos 6 acomodado artifi cio . . a ~1 nte ú l defeu a de una d terminada au a.
más favorable, e 103 pre .. tigio , 03 pro re.so3 y las ne- · . cesidade:::1 de la democracia norteameric n . · . Con tal antecedentes (aparte mi notoria aversión á toda la~ e ageracione y las inju3ticia'"), bien puedo ·
A mi juicio en ~l caso pres n t !a rnzón y el dere-
afirmar mi derecho á censurar los pecados ele la Repúb ica de lo~ E"tado:::1 U niios y á pretender que mi mo-
cho-tal como dlo naturalmente ·on 3 lo' ntieudeu lu .Jlll · ..: . • los pi1bJic1,'ta ·· y la o·en n1litla ele
de::;to estudio sobre la preparación y
~l
desarrollo del
lo. Gobierno' y lo J1 eblo con tem poráueo ·-han . . .::ta-
último conflicto hispario-americano
do de 1 n.rte tl E
los aficionados á estos trabajos, comó un l obrd. desinteres1da.
'l~aüa.
de ' uer_te q ne mi t rab• jo, aun
dado mi recono ido ·arácter e·¡ aiiol, pu
e ~er e ·tima-
ea edtim dó, por
do como una l q uefía con tribudón á la Hi~toria de la política : del erecho público moderno. n~má. de sto, debo aquí r petir lo q 1.1.e he dicho
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hace me e , uando las pa ·ion e · bélica l arecían má::; i va~). una de la mayores pen~:::1 qne m e ha causado el último a::specto de la cu .,tión de Cuba la pro-
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ducid por l-t actitud y la couducta del obierno ce lo • E tado::; nido:::1. Porq e yo oy in amigo entu ·ia ta de . 1
Jo pueblo n evo ·: un demócrata refl xivo: y un con·encido re1 lblicano q ne h hecho mucho· Yoto · por 1
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ASPE'CTO 1 NTERNACI ONAL DE LA . CUESTIÓN DE CUBA
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. I Presumo que ye. á nadie se Je ocori:irA pedir nu.e vas pru • bal4 de mi antigua y muy sostenida t.eeie de que en toda
cuesti6n colonial hay un problema internacional. También me parece que 1o que está sucediendo ahora ex· enea toda demostración de qne erA. absolutamente imposi~le considerar y rPsoJver el problema de Cuba como una mera cuPstión de gobierno interior de Eepañ¡.. Los hechos son de tanta fuerza y tanta evidencia qµe se imponen por si miemos á Jas gentes más distraídas 6 más refractarias á todo razonamiento y toda previsión. Pero esto no quita pará q~e ahor&.recnerde lo que á ·fines de la primavera de 1~96 sostuve en el.Senado, sin que por· aquel entonces
la
generalidad de los poHticos
spañol~
viese en mis afirmaciones otra cosa que mi afición á los estudios de política in~ernacional. Hago mención de esto siu la ·menor jactancia .. Me inspira el buen deseo de demostrar á las gentes i'mparciales que, por regla general, no· me ·he equivo~ado r~pecto de los aeontos qne ~hq,ra preocupan á todo el mondo y cuyo trata. · · · miento y discusión me han valido, en el curso de estos últi·
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. mos 25 ailos, .a{)erbas censuras, groserías y ce.lllmnias de parte de la ignorancia 6 de la patriotería. eneeii:>readas de la sociedad española. Mi impopularidad fuá ta.n positiva. y de tan te. duración como ha ·sido y ea conciayente la praeba material que los hechos han dado, en estos últimos día.a, á casi todas mis afirmacioae:J, mis anuncios y mis temores. Además, con el recuerdo aladido pretendo otras dos cosas. La. primera, qne la gen~e discreta. y verdaderamentA patriota crea. que, dal mismo modo que he acertado en mi campaña sobre la cuestión colonial, puedo acertar en J1u recomendaciones que ahora há.go á mi pe.is, sobre otros pro· blemas tan graves 6 más que los coloniales, en cuya pronta y acertada solució creo interesa.do el porvenir moral y polftico de España. De aquí deduzco solo que tengo alg1En 1
toria: sobre t.odo, en 1 historia del siglo que ~hora concluye. Cuando en Junio de 1890 traté en el S~na.do la· cuestión
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cubana me esforcé en demostrar:. l. 0 Que era indiepenstt.ble que E3pa.ña. Sl\lie3.8 del aislamient.o intern 8.cional en que estaba. vi viendo. 2 &" 0 Que para haber eso era necesa.rio, de un~ parte, que procuráramos acercarnos política. ~ económica mente á Jos 1 grandes pueblos europeos y americanos, cuyo c~nonrso nos sería absolutamente indispe :> aable en una crisis próxima, Y sobre todo, por c~usa. de nuestras . colonias; y por o ra parte, que pusiéramos el régimen. de gobierno de nu e- : tra$ Antillas y d Filipinas, en armonía con la nota general dominante hoy en el mundo, en punto á colo-
derecko á ser oldo. La otra cosa que p conciudadanos no den á mis anuncios y más valor que el aufi · ciente para reco~eudbr á los h mbres formales y á los directores .de la política eRpe.ñe>Ja., que dediquen alguna aten. ción a) e~ tudio da lo que pas más allá de nuestras fronte. ras; i lo que se piensa, ee 11ce, se proyecta y se ha.ce en el resto de l mundo ·contewporAneo • '\
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Porque homildemente reconozco que casi todo cuanto yo he dicho y he recomenda.do sobre naeatra cuestión colonial, ha sido producto del trato con macha gente qae vive.· fuera de · nuestro pa~s, así como del estudio, constante y bien intencionado, de las grandes experiencias pe>lítioas y las serias empresas de gobierno de pueblos e~traiios. . Nada 6 casi nada de lo que ha. suc9dido y ahora su cede en nuestra. .Eepafla, es único y original en Ja bis'.
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nización. · 3.ª Que nuestras 4,ifíoiles relaciones con los Esta.dos U nidos de América crPcerian pronto en gravedad y que era. necesari ormaliza.rlaa cuanto antes, abordando desde lu~· go los problema.e ioternacionale3 entrañad.os en h. cuestión de la naturalización ~wericana de loa cubanos, en la inteli · gencia y práctica del Protocolo de 1877, (dii:ectamente ~ela cionado con el trata.do de J;spaña y los Estados Unidos de 1797), y en los expe.dientes de indemnización á ciudadano·s de Ja América. d,et Norte, ya por efeoto de l~ aplioaoi6n del arancel aduanero de Cnba., ya por causa de los accidentes de la actual guerra; y. 4. 0 Que todos estos particulares no podrían ser bien tratados ni resueltos pronta y eatisfactoriam~nte sino mediante la intervención de varias naciones; intervención abonada por Ja circunstancia de que también ellas, como los Esta.dos
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Unido,.,, tenitt.a fur wuJ1sd"e muchas otras ·reclamaciones por oansae anl\ Joga~ á Jae de las protestas americanas, siendo de esperar que, anR vez co•-1 et1tofda una Conferencia inter• Dttcionttl para tratar de eetrs asuntos qae no afectaban direc· tameote á la intangible eoberanfa de Espaiia en las Anti• llas, los conferenciantes habrían de procurar una soluoi6n eatilifaororia de todas hs ·cuestiones poHticlls, según io exi· gfan el mantenimiento de Ja pal'; y el progreso del Derecho
in 11rnhcional, baetantA perturbado po~ los reoientfs1moe in· ·id .. utPti del confii~to anglo venezolano. 1
El Sr. Cánova~ del Castillo (qua era 4 la eaz6n PteijiJente. del Coa fjo de Alfoietros y con quien yo disentí eete pon- ~ tu en el Senado), por ltts exigencias de la polémica 6 por cualquier otro motivo. He exous6 de. dllrme la respuesta que yo i ·reten día; pero á Jo ocos dfas de este deba te, discuiendo el propio seftor co o os or ores qae no habían to-
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mado mi ponto de vi~ta, expu~o, el Congreso . la necesidad de desvanecer Jas prevenc1on1-s que en Europa existían
re:- pecto de n oeetro régimen co oni" y de lo qué pasaba en Cubil (1) . /
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Lne¡zo, en eJ not~ble preám nlo del Decreto de 24de Abril
de 1897, el m·smo 8r Oánovas del Castillo razon6 y fun-
!
damentó las reformas de sentido autonomista saDoionadas por aquel decr to, en consideraciones de carácter ioternaoion.a l bae~ante próximas 4 las.que yo habfa hecho en el · Senado. ¡Lástima; grande que el jefe del partido conservador no hubiese llevado máH a)]á eu acci6a y que entonces no se hubiera determinado á evitar el coDHicto presente cocr Jos Ee1tadoe1 Unidos, provocando en términos decorosos y de
positiva eficacia, la acci6n internacional con motivo 6 á pre· tfxto de l~ reolamaoionea peonniarias q ne pe~aban, por causa de Caba, sobre l Gobierno es_paiiolt De todos modos es imposiblo negar hoy que el decreto de Abril de 1897 produjo un buen efecto fuera de Espafla. Be.atarían piir.. demostrarlo algunos de los doonmentoa recientemente pubÜc~dos por el Gobie~no espaiiol, en su Li~ro Rojo.
Por ejemplo; la ext3nsa nota \!ªª .Mr. Olney (Mi·
nietro de Negocios extranjeros de los
E~tadoe
Unidos de
:América), pasó en 10 de Abril de 1896 á nuestro Gobier~o,
y que el señor daque de Tetuáo, Ministro de Estado en s • paila, contest6 en 22 del mismo meEr y · año; el Mensaje el Prtsidente Clevela.nd al Gongreso americano, en 8 de Diciembre de 1896 y las comunicaciones hechas por el men· c1onado Mr. Olney, al Ministro de España. en Washington, Sr. Dupuy de Lome y de que éste dá ct1dnta. en su despacho de 13 de Cabrero de 1890. Mr. Olney decfa en Abril del 96 al'Gobierno español: •Todo parece indicar que si Hspa.ña ofreciese á. Cuba una verdadera autonomía (esto es , una manera de gob ierno propio, que dejando á eal· vo la 11oberania de la Metrópoli, satisficiese todas · las exigencias racionales de sus súb litos españole ~) , habría motivo justificado para creer que la pacificación de la Isla pudiera realii;arse sobre esta base y iu resultado sería satio fact~rio para cuantos se hallan erda4eram ente int~resados en el asunto; por~ue, desde luego, pondrí& término al conflicto que consume y aca~a con los recursos de la Isla (privándola de au ri¡ queza, cualquiera qu' sea el defin~tivo vencedor) cooservarfa perfecta 1a posesión de España sia mengua de su decoro, que sería consultado y l no C'lmbatido, merc~d á. la discreta reí.> ~ma de loa reconocidos agravioe; la prosperidad de la hla y loa 1>1enes de s11s habitantes quedarían bajo la pntecci6n .tutelar de Bspaña s¡o romper los vfaculos tradicionales y propios que unen ' la Colonia i la Madre patria y pondría f. aq ~lla ea.
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el caso de manifestar su aptitud pa~a gobernarse por sí misma bajo las condiciónes mis ventsjeeas ••
Despoée, el Sr. Dnpuy de Lome decía, en 13 de Febrero da 1897, á nuestro Ministro de Estado:
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bierno DÍ era tal cosa DÍ sería esteb ecida y dtit!arrol 'ada en
las Antillas con la sinceridad absolutamente neces~ria. Sobre esto hay dst6 ficial en el Libro Rojo. AIH consta Ja comunicación del Sr. Ministro de Españ" en Washington
cJ,a opinión del señor Secretario de Estado, que es también la del Presidente Ele Ja Repóblica, sobre las reformas, es que son cuanto,, puede pedir y más de lo que elloa «aperaban. Eia es también la opinión de los principales ~ombres políticos que no nos han sido abiertamente hostiles, inclusos muchos que te drán gran influencia en la nueva admin·E'· tración y el propio Mac Kinley. La prensa, que empezó á atacarbs sin conocerlas, ha hecho el silencio á su alrededor . •
Todo eso dice bien claro que era urgente que el Gobierno espafiol hubiese continuado con más energía. y con propósito de mayor alcance por el Ct\mino emprendido en Abril del 97.
N aeva. demostraci6
Ja conveniencia. de provocar la acci6 internacional en tros egocios coloniales, Ja trajeron la subida del partido lib l en e) Poder en Sep· tiembre de aquel mismo afio 97,
~el efect~ que
en todo el
á nuestro llini~tro de Estado, referente á la actitud y la propaganda de Ja dir~otiva separatista. . · Pero tampoco entonces, Di aun de.spués, _n uestro Gobierno se ocui-6 de Ja acción internacional ror mi recomendada (bien que sin apOJ o' de nadie) mucho tiempo antes, en evitación . de rozamientos presumibles y para la eoloción de lo conflictos existentes. Eu esta situación terminó el eiio 97 ~ cerrándolo (para efecto que ahora me ocu¡:a) el Menseje del Presidente Mac· Kinley al CongreEo c e los Estados Unidos, fecha 6 de biciembre de 1897. Este documento tieDe que ser el punto de partida de l_as observaciones que me propongo hacE.r sobre la política in· tern a r.ioaal española.
1
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1 an tncio oficial de que el
mundo produjeron, primero,
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Gobierno presidido por el Sr. agaijta pensaba instaurar en 1
,
Cuba y Po arto· Ri~o. el régimen autonomista hasta entonces coro.batido por todos los partidos monárquicos españoles y hacer en Filipinas rancies y profundas reformas políticas y
1
de ~5 de ~oviembre del afio 97, decretos cuyo gran alcance eom prendió perfectamente, y desde el primer momento, la Junta directora. de Ja Revolución cubana.
Aeí se explica la .6 stinaci6n con que el Presidente de !a Junta de Na va York, Sr. Palma Estrada, se deci ió á pro·
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sociales: y seg ndo, Jos decretos sinceramente autonomistas
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t stur. afirmando que la Autonomía proclama.d·a po el Go •
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Tomo t>ate punto de partida por dos motivos. Ante todo . porque en el Mensaje M~c Kinley q ltedii ·reconocida., consa · grada y spland1da. la. nueva política colonial española en s •
tiefactorsa rPlación con los deseos del .Gobierno nortea.mer ca o
v coa las recoateudaoiones más ó menos explícitas,
p ro siempre positivas, qu lo!:i Gobiernos de Europa habían
hecho al d~ .España, en estos últimos años.
.
Mr. Ma.c-Kinley consigna. en aquel MenRaje frd.tJ s de sume. importancia y transcendencia, tanto re~peoto de las re
.
formatJ coloniales esptiñolas, como sobre la. neoeai:1ad <le dur tiempo á. q lle loa dec1 etos de Noviembre produjesen st:
efecto; ·omo, en fi.a, en punto á
lt\S
rese•va.s que ciertos an ·
tecedent1es y algunos intereseR de momento de la polítich americana imponfau, á juici? del Presidente, al Gobi:err o de Washington . '
Conviene reproducir aquí, con brevedad, la parf8m4s i~- · portante y sustancial de aquella declaración presidencia), que implica el reoon~c 1 miento explicito de que .E3pañ& y Ja.
eueati6n de Cuba están dentro de la oo:riente internacion al eontemporanea. Decía aei Mr. Mac-Klnley: •Ha ocupado el poder un nuevo Gobier110 en la Madre Patri•. y da antemano se ha co?lprometido á declarar que· todos los esfuerzos del 2
•
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18 mundo no bastarían para mantenu la pn en Cu ha por medio de la"
impul1ado• .tdlo f'Ot" con8'deracionea· recta& · y patridticaa, tl8 w.ouido por la • vl Go bºierno c.ontinuari\ caidanrlo vigilante• paaldn na por el eg oumo. c.
'bayonetas: que l&s vagas promrsas de reformas, dePpu~s Q.e la sumisi6n
meo~ rle loe derech os y de las propiedades de los ciud11danos america-
iio flpol'tan soluci6n alguna al problema insu 'ar; que con la sustitución.
n~e
y no perdoi:11.rá ni uno solo de sus esfuerzos para procurar por m., dios par,íficoe . ' u na pu que ses bonrosf\ y duradera. Si en lo' sucesiTo ser un deb'r i mpuesto por nuestras obligttcienes á nosotros ~ pareciese .
•
de los jefes. por el eontra1' o, sobrevendrá un cambio en el antiguo eietema. de haceT la guerra, sustituido por otro en armonía con la nueTa
y·'
que sé esta-
m1bsmos, á la civilización la humanidad, el intervenir con 12' fuerza l o aremos ' pero no por cu1PI\ nuestra, smo . porque ltJ nece.!idod para'
blecerin las reform&s, de acuedo con las neceeidades y circunstancias
emprender tal accidn 8sa ..-" tn. elara que a&egwre el apoyo y la aprobacidn del
de los tiempcs 1 J ·que utas reformss, encemin11das lL conceder rlena irn-
mundo civilizado •
políticR, que ys. no pretenderá colocar á los cubanos e'l la terribl'
~iseria;
alternatiYa de buir á la manigua 6 sucumbir de
tomomía fl ]a coloniR y á crear un efiCRz derecho electoral y una A-imi·
nort~a'.'1ericano Mr. W oodford al Go.bier~o
e11pailol, de 20 de ~1c1embre de 189"J:. 'Nuestro GobiPrnd reeo~i6 y agra-
nía de Espaia meciiflnte una justa distribución de los poderes y cargaR halle miDRda poT un
eist ma de procederes egoistaa. • cQue f:\l Gobierno del r. Sagasta ha entraio en un camio eui.1
f'S
dec11A8 estas declaraciones, en su Notr:. de I.º de Febrero d~ 98. Pero he d'te h o qne tengo otra. razón para considerar el Mensaje .Pe i de Diciembre de 1897' del Presidente M.acKinley' como punto de partida de mi aotqa.l estudio. Esta razón consi te en •qne, á-partir de aquella. fecha. comie~z n y se desanollan' con creciente interés y extraordinaria frecuencia, las negociaciones diplomáticas de Eepaila con la.e demás Potencias. Lo demuestra. de '"un modo decisivo el Li/Jro Rojo que acaba .de publicar nuestro Gpbie!!lº· De esas negociaciones, las más vivas son las sostenidas con el Gabinete de W ashinS?;tou. .
en el
imFosil le 1 etr-0ceder con honra, es cesa indi scutible; que en las
pocas s
RlllH!
la eincerid d
que su Gcbierno l leva de SUR
d
exi~tencia
ha da1C1 pruebR d(\
laraciones, es ion ega'ble. JIJo impugnaré yo au
eiuceridarl, ni de et~ oeo permitirse que la impaciencia embarace la emp1esa que hR Ácometido. Honrada ente debPmos á E paña y á nueetn s amisto es relaciones c n esa Nllci6n el dRr1e una oportunidad raionab' e parar, alizu sus esperanzas y probar la pretendidl\ eficacitt. del nuevo crde de copas, al cual e e ha comprometido de una manera iri:eTccable. • { cRl porvenir pr6ximo
d~mos
. r r\ si h ly pro "lbilii \d ect rle conseguir
r11~ honroeR, jUEta, para los cubanos y para Eepai'a: al rer. que equiteti"a pna nuestros intereeee, t~n fnti-
la ºndirrpnu.11\ble connición de una
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mfmente liged<s con el bieneetar de Cuba. Si esa P"z no se consigue,
Recorriendo s~a páginas, se advi6rte que, desde fines del año 97 hasta fines de Abril ele 1 R'98, s61o ha habido trea ro· zamient~s de verdadera importe.ocia entre los Gobiernos de W asb ington y de Madrid. . . Loe rozamientos á que me refiero son los siguientes. En
no quederá més remedio gue afrontar lll necesitlad ae que los Estado Unidos emprendfin otrª suerte de acción . Cuando tal ceso llegue, la 11rción qu h11ya de tomarse seTá d term1nadR, in11pirl\ndoee. en el deber
y derer hos indiscutibles, ae,.4 afrontada 8in temor y &in 11ac(laci,jn á la lu: de l
1
(01'1 /fodo
obligaciones que este CJo~ ierno debe h &Í "'''·""º'al pueblo que Ze ha
'ª rwottcci6tt de
11'!
intert-'61 y de &U hom·a, y
á la
ll11mat"1idod.
.
Corrobora. estas declaraciones la. Nota del nuevo ministro.
nistración del país por Al país, habrán cie confirmar y afirmRr lR sob ra · eobre una bRse de interés mutuo y que no ee
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a l oornr Jtf"f;Cetlet/1 &e{ltiYO de su derecho ~ no a ten tan do con t"a loa ageno•,
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primer término, el produoido por el motín de la. Habana de 5 de Enero de í898. ·' !.ranto en América como' en Europa se di6 una. extraor-
dinaria. importancia á este suceso, llegá.ndose á anunciar en la prensa y en los círculos políticos extranjaros, que los enemigos ael nuevo régimen a.utonomieta estaban dispuéstoa
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á expulsar al Gobernador general de Coba. D. Ra.m6n Blanco y á cometer todo género de violencias contra. loe extra.ojeros; señaladamente · contra los ciud ... danos norte · amaricanoe residentes en la capital de la Isla. Parece cierto que el Gobierno de Washington se preocup6 mucho del p rticula.r y aun pensó en la eventualidad de un desembarco de tropas americe.nas, en evjtaci6n de una catástrofe. No diecut ahor~ ni la gravedad del sucedo (que no niego) ni el p
o refe
te á los probab:es promotores del motín,
que solo po ia a.pro
cha.r á loe enemigos de la. Autonomía
y á los advereari"'á de España. .En el Parl ento he hecho a.Juei6n al efecto que aquel alboroto proda o en el grupo de banqueros y hombree de negocios 'que ep Europa trataban, por aquel entonces, ,Je concertar con el GJbierno de Madrid, algo trascendent..Ll para la vida de España. y decisivo para el afia.uzt1mi~nto del régimen autonomista. en Cuba. O yo estoy muy equivocado ó si las circunstancias hu· hieran ayuda.do a'l poco, no solo el Gobierno español ha· bria podido haoer un empréstito qu~ le emancipase de la presión de 1011 actuales acreedores hipotecarios de Almadén y de las exigencias de los accionistas de los ferrocarriles del Norte y Mediodía de Eepa.fia, sino que qui~á habría aido fá ·
.
cil unificar las deud~e Je Cuba, reatail&.r las heridas can· ·
.. "
•
sad~s por
Is gtierra sepa.~atista iniciada en Baire, y dotar
á Ja grande Antilla de medios suficientes pa.ra rea.li~ar un plan de reformas económicas y .de obras públicas qae ha· . brian transformado, en breyíaimo tiempo, aquel hermoso ouapto desgraoisdo país. El pensamiento de los gestores de aquella. empresa1, llegaba á bastante más; potque, quiz,, una de sus primeras comsecuencias sería. f~cilitar á España la fortificación y en· sanche de
tlll
poderío naval é interesar acti a.mente á aJg11008
GobiArnos extranjero.a ~n la. conservación Im¡ Prio colonial español.
prosperidad del
Para todo esto eran eupoestoe indispensables el estable .. cimiento de la Autonomía colonial en las Antillas y el mantenimiento del orden público en las mismas. Creo que las cosas pasaron más que de un ,buen deseo; mucho mlis que cuando• hace cinco ó seis años, corrió por ~uropa la. especie de que el Gobierno español pensaba ee·
ria.mente en inicia en Cuba una serie de reformas de acen· tuadíeim~ sentido aut nomi .ta. En aquella
época. también se
hab~6.de un con\}ierto .de v~rios negociantes belgas, france~ee e 1~gleses que llegai:on á vi~itar algunas poblaciones
importantes de la. grande Antilla. y-e.un á confer.enciar con algunos P.e rsonajes de la. Isla, con el
ánim~ de intentar una
gra~ operación financiera sobre la base del régimen auto·
n6miéo.
.
Ahora, á fines de 1897, las cosas se pusieron de otro modo. Parece. cierto q-qe se trazaron planes y se hicieron
ofr~~mientos, de Jos coa.les debieron t.ener muy detenida.. not1eu~, por lo menos, los Gobiernos de Madrid y de Londres .
'
.
·~
·-
-22 -
del 1:1rimer cuarto del siglo corriente), hablan terminado sa-
Pero loe deplorables sucesos de la Habana (que habían l de venficarae, según loe planes de sus provooadores Y directores, quince días antes) dieron al traste con una. de las bbSB3 de lat. aludida negociación: precisamente cuando el cónsul de los Edtadoe Unidos, .Mr. Lee, se esforzaoa en convencer á su Góbierno y á ·su~ compatriotas de que la.
..
Autonomía babia. fracasado en Coba ..• Ed decir , al mes y medio
23
de le.e dec'a'racioncs autonomistas de la Gaceta
de Jfad'l'id; cuando acabit.ba de inst1t.urarse el Gobierno insnlar y cuando se preparaban las elecoionee de diputados á
Co es y de representantes cubano3 en la Asamblea colonia\! Después de los saceaos de la Habana (reprobables en todos ttent' os) ha. ·c orri.do por todos loe periódicos americanos y opeo a dec aración (auté~tice. ó falsll) del pario· dista que en el diar ·o Lo1 R~concentrados, de la capital de
tisfactar· ]Jlente á fines de Enero. En 28 de este mes, nuestro ministro en Norte América comunicó á nuestro Gobierno, la" 1atisfacción del Presidente americano, hech.- pública en la comida anual darla, en aquell~e días, al cuerpo d~plomático extranjero en W d.B •
hington. Poco antes (20 y 24 de Enero), el Ministro de Negocios · extranjeros, .Mr. Day, habla. comunicado á nuestro representante, e la simpatía que le inspiraba la. c nducta de Espafía y el propósito del Gobierno de los .Ett dos Unidos de dejar plena libertad al Gobierno español pa1.ra. el desarrollo de sa política•. • .· A este espíritu de· eimpa.Ua, fortifica.do p or el buen aspecto que ofrecían las negociaciones iniciad~s entonces
Caba, dió pretéxto para el motín de 5 de Enero de 1898. Según ella, actitud y las provocaciones de aquel ¡..eriódico
para un tratado mercantil de E 3pa.ña. con lo.s Ejta.ioa Uoi · dos, corresponde oficialm~nte el anüncio de la visita. del. aco· razado Maine á Jos puertos de Cuba: visita que había.ti de de·
respondieron} al propósito de turbar el o_rden públio() Y de dificult~r el (plapteamibnto del uuevo régimen. Ahora falta
volver inmediatamente (como en efecto de olvieron) a1gt1• nos barcos espnñ:>lea, que salú a.rics.n la. bc1.ndera americana
averiguar si esa disposición (caso de ser cierttt.) er"' espontánea ó respondía también á un plan trazado eu algún. otro
en los puertos <le la U món.
país de América. Lo que ha sucedid'> despué3, abona el interés de esta averiguación. Pero lo que por el momento
· Produjo el segundo r oza.mie to la. voladura del Maine, verificada el 17 de Febrero, en el puerto · de la 'Habana. Ta~poco importél ahora disentir lae cansas
inter~sa
de este lamen·
precisar, para el ñn
table suceso, á c_u ya estimación podria apli!car la. malicia.
cpnoreto del trabajo que hago, s~ reduce á. que, no menos cierto que todo'lo dicho es qu~las difiooltades y los r~za.mien .. tos producidos fOr los suoeaos de la Habana (relacionados,
-el criterio del ClÍIÍ prodest. No se necesita discutir los extraños procedimientos y la actitud originalísima. del G~bierno de 103 E:ttadoa ·Unidos, para. dificultar el estudio imparcial de la. oatál· trofe.
por nuestros detractores, con el recuerdo de las expulsiones del general Dulce, Gobernador general de Cnbi en 1869 y de los vireyes españoles de Buenos Aires y de México dentro
.. .·
l
.' .
·.
24
25 -
Sobre Jas causas del hecho resultaron opuestos loe dictá-
Después (en 28 da Marzo de 1898) el Gobierno norte-
menes aislados de los espaftolet1 y los americanos. El ~obier·
americano, en vista de la general sorpresa que la preten-
no eepeiiol se prestó, desde luego, á sometPr Pl hecho y .sus
sión del capit4n del Main~ produjo, quiso rebajar el alean·
consecoencias, al juicio de peritos de 11otoria imparcialidad.
ce de ésta, y el .minif:1tro de los Estados Uaidos en Ma· drid expaeo que el profósito de aquel marino había sido
El GohiPrno americano se desentendió desde el ~)rincipio de •
..
I
sencillamente emplear pequeftaR cargas PxrlotadoraR en Ja.
de Jos marinos é ingenieros españoles, para que por medio
parte superior del buqut!, con objeto de ~aceren ella. la lim·
de inveatigac~ones concertadas con los de los Estados Unidos, en el puerto de la Hal:>ena, se llegara' una exacta de·
pieza. neceeari~ para llegar ai donde estaban todavía los cadáveres :v Jos cañonfa.
terminución de todo lo referente á la catástrofe, que no solo
La e~plioación ha debido satisfacer á muy po as personas.
había sido tremenda para el barco americano, sino que babia .
P~ro la voladura. del
aituadca á cortisima distancia del
Maine, y que en el mo-
mento crítico de la Pxplosión habían enviado sus tripalan· tes, con un a bneg2 · ón admirable, á prest~r auxilio á las
victimas de Ja
Maine fóé extraordina.riamante ex-
plotada por Ja prensa sensaoiona.l y los jingoes de los Esta.· dos Unidos, mientras en MAdrid ee procuraba. e·xplicar, del modo menos alarman *'' las pretensiones y las intrRnaigencias deJ Gobierno americano. 'ra.l vez por esto, y porque, en realidad, el rozamiento producido por los lamentab)-es su-
..
adura. Pero todavía sncedip algo más extraño, y foé qae des-
ceeos antes aludidos, era de aquellos confiiotps, que po~ a·u
\r' ashing·
propia naturaleza, deben ser resueltos por un arbitraje, per·
ton, el capitán ~eljMai·ne so~ieitó d~ las ."ntoridQdea <le la Habana el perm1ea para aplicar la d1nam1ta 8 loa restos del
dió importancia hasta el punto de. ocupar un lugar muy se-
barco destruido. (
de la República n<1rteamericana recibiera, de un modo afec-
pués de esas singll ares negativas de\ Gobierno de
Ne,góse, como era <le presumir, el Gobernador de Cuba tanto por consideración á los demás barcos espailolea y ex-
cundario, como lo demuest~a el heoho de que el Presidente tuosísimo, al Duevo ministro espafíoi, S • Polo de Bernabé, . . el 12 de Mttrzo.
trallj~ros
anclados en la bahía de la Habana, cuant.9, porqu& estando en a·e bate el doble punto de la naturaleza y la res·
El mismo . ~r. Polo comunica, en 11. de Marzo, al ministro de Estado de Espaila, que tanto el secretario de Estado co-
ponaabilidad de Ja catástrofe, no podí~ prescindirse de la.
mo el enbeecretario de Wa&hingten, le habían recibido de
coneer vación del Maine, en el estado en que .la voladura lo . absoJute.mente imparciales, pudiera.n examinarlo y formar un
le. manera mai~ cordial y afectuosa, declarando «que la si· tuación babia mfjorado, y que el Presidente de la. Repúbli, ca no .q uería la gaerra. >
juicio raEonado y definitivo eobre aquel deplorable incidente •
Otra vez el Sr. Polo se ()'!upa de da impresión popular~
\
había dejado, para que en todo caso, personas extrañas, y
~
.
esta d;sFosición, al propio tifmpo que rechazaba el concurso
constituí o un enorme 'peligro para los barcos e pailolee,
.
.
\
I
,
-
26
27
producida. en W a.tihington, por la publioaoión aislada del informe de loa iagenieros .amerioa.nos sobre el Maine; pero añade:· cque Al Vicepre idente de la República continúa, como el Presidente, en disposición pacífica y qae le ha ex. presado 8U e~peranza de que pasará la tormenta.>
Ja grande ~ntilla. El 0-obierno ~spaño1 no 11e opuso á et:tto, aun cuando e modo y manera de verific"rlo los agentes americanos produjeron más de una irregula.,ridad, reconocid" ya por todo el mundo.Porque ~s bien sabido qae con pretexto de
I
El ministro norteamericano en Madrid, Mr. Woodford,
'V aahingto.u (16 de Septiembre d~ 1897) vino á Madrid ~on una '11iisión, atta1nente pacifica, en eu Apunte de 29 de Marzo, pone A uu lado la. cuesti~n del Maine y tod~s las demás secunda· rías, para formular soe graves exigencias s•bre la inmediata pacificación de Cuba. Por tauto, el punto del Main1 no puede ser estimado como que, según declar.ación oíipial del ministro de
ca.usa de l
ptura de España. con
1011
Etttados U nidos.
El tercer ro ie o lo produjo la e~traviad11. ott.rta. del ministro español, Sr .. apuy de Lome, en la cual, aquel diplomático ceneurab tlurame·nte al Prettidente .Mac-Kinley. E~te incidente e oarActer particular, como se demostró enseguida) ae des~rolló desde el 9 al 16 de Febrero y terminó . por ~ompleto, de un modo satisfat;torio, mediante la sustitución del Sr. Oupuy por el Sr. Polo de Bernabé y una amis osa deolaración del Gobierno españ l. Así se desprende de la Nota del ministro de los E:tta.doa U aidod eo Madrid, al ministro de E:Jta.do de Ejpafi .. , feohtJ. 16 da F~brero del 98. Por bajo de estas tres cueetiiooes apareoier\)n otras dos de mucha menor importancia, en la apariencia. U na motivada. ~or el deaeo del Gobierno norte1Lmerioano de s~correr con dinero y tlUn con vi veres, á las victimas de la guerra. de Cuba. Primer.o, (ueroo socorridos los "americanos residentes en ¡
loe socorros, alguna. vez se hizo contrabando. Respecto del auxilio á loe cubanos reconcentrado1, el Gobierno nortee.me. ricano pretendió al principio que aquellos. socorros fueran llevadot1 en barcos extranjerod convoyado~ por barcos de guerra de loa .Estado U nidos. Luego, ante la.( reoieteocia del Gobierno eapalñol , el d~ Washington reélajo }su · pretensión A que loa b4rcod portadores de víveres fueran barcos de guerra. Pero dentro de la primera quincena. de Marzo ya se desistió de la empresa. Las dificuJtadea puebtas por el Gobierno español desca.n· Bilbao, t~nto en lo irregular del proceqimiento como en lo anómalo de las cirounatancias..y en los a.bu~os a que se habían prestado lo! eu vlos anteriormente hechos . ·
Por lo que hc1. pastt.do despulu, se puede calcular toda la.razón del Gobierno espafü.> l. Porqu~ ha resultado que los tales env~os er~n una ~aneru. de proteger la insurrección y que el conaul americano en la. Ha.ha.na. , Mr . Lee, apareo1 · '6 pron. . to como uno de loa simpatiza.dores ma tJ cltturosos de la rebelión eeparatist~. Por lo menos, en él pusieron . gran coo-
fian~a loa insurrectos y los laboran tea. Como ya he ' dicho, sus informes fueron en el sentido de que la Autonomía había fracasado, precisamente cuando lia s reformas comenzaban á arraiga.r, Y en vísperas d~ la constitución de las Cámaraa insulares de las dos Antillas. y al fin, la opinión pública. en
la Ha~ana Y á la postre, el Gobierno de Maddd, señalaron, con toda franqueza., á aquel funcionario extranjero, como an
I
.1
·, ...
-
activo agettte del lleparatiem·o cubano. Sin embirgo de esto, · el Gobierno espaiiol, en 20 de Enero de 18t8, se limita. á señalar Ja in exactitud de loe informes del Cónsul, y-aludiendo á su p~rcialidad- anuncia la posibilidad derecJamar, en un razonable plezo, la sustitución de aquel 1
dip lomátieo. . La otra c~~sa de dudas y recelos fueron los aprestos militares, aei de España como de Jos Estados Unidos. Perece que la prii:nera VfZ que de esto se trata por Jos Go· bifrnos de entram boa paises, es á principios de Febrero del 98. Pero ya en· 16 de Dicif mbre del 97, nnestro ministro de t!do pregunta al ministro plenipotenciario e@pañol en Washingtonquéhaysobre la salida de la escuadra. americana para el olfo de México. El Sr. Dupuy contesta que esta. eali care e graved d, respon~e al plan ordinario de Jos eiercicics na~ Jea nor teamericanoe, y aun puede servir
29 ·-
el Sr. Polo de Bernabé, la. explica en el . sigaiente telegrama fechado...e Washington el 16 de Marz<> de 1898: •Mr. Day me citó hoy para pedirme que se admitan libres de dere · ehos dtl puuto y tonelaje los buquss q11e transitoriamente llav~n so· corros á ~0 1 ~econcentrados He re9omenda.do la petición al goberna.dor general de Cuba. Desput\s de celebra.da la conf reacia ,me ha declaradn solemnemente que los Estados Unidos no quieren la guerra, y que no desean á Cuba
' mos aumenhrks, á lo que me di] o· que ciertos buques no podían em·
pleitrse contra los insurrectos y que muchos cre!an aquí que España. para concluir con honra la rebelión, viendo que se prolongaba inde6.ni.d11mente la lucha, quería lR got'rra con los Est.adoe Unidos. Le dije 1 . que era un dispara.ts y que solemnemente le declaraba que nosotros quería.moa la paz, y para conaerv«t.rla haría.moa tolo lo compatible con la honra. y la digrtidad nac ional, que la Nota. de 1 de 'Febrero sin·
para distraerá os jin~oee.-Mas en 5 de Febrero, nues· tro Ministr de Estado espaft.ol comienza á preocuparse del
guerra, porque en toda nación qua aprecia su honra, hrlervenci6n y
asunto y co)nunica sus temores á los representantes de Es. peña ·cerc de los Gobiernos europeos. Requerido Mr. Oay,
guerra son términos semejantes. Me dijo que celebraba micho edh decla ;ación, y la repetí, añadiéndole que una. guerra en las circunstan •
'en 16 de Marzo, contesta que aquellos preparativos de gue·
.
b
•
cia.s actua.le3 serí>1. un crimen conkl\ la humanidad y la. civilización, y que de ese crimen nun~a resultarfa responsable España. Dfjele que nosotros está amos haciendo todo lo posible para-acabar en brev~ la
habían llegado á adquirir cierta im¡:ortancia.en las últimas
insurrección, y que si los Estados Unidos hubieran hecho uaa mínima
semanas, eran motivados por la. a~titud d~ España, f!Ue hacia ·g randes armamentos y se preocupaba mucho del attmen·
parte, principalmAu.te disolviendo la Junta de Nueva York, todo ' habría
importa precisar el alcance y la forma de Ja convereaci6n que por aquel entonces tuvieron loa representantes de Eepa~a y de loe Estados Unidos. Nuestro ministro,
t
1•
tet1za. a nuestra política. l ·h intervenci6o, le Jlnadí, · traería consig? la·
rJ'a, así los na.vales como 1os de defensa de las costas, que 1
to de eu escúadra. La coea por el momento no tnvo consecuenci,as.-Pero
'
ni r1'galada. Me li«L dicho que sus pl'epartttivos de guerra ran motivados por nuestra act itul lll adquirir grandes armamentos aumentos en la escoaJra. Le obj~té que tenien io ua11 r .. belión en Cub nece itib 1
concluido. Cbn,t est6m' que esto no era posible dada.a las leyes amerida.nas y el estado actutl de ia opinión.•
El Gobierno eepafiol se limitó 11 Uamar la atención del ' norteamericano so}>re el contraste de nuestra conducta con la de los Estados Unidos, donde los a.rmameDtoe con-
I
I
.
.
··- 30'
- · 11
tinm1ban :-En aquel país se habían dedica.do ti este fin 50 millones de dollars, formind ose la escuadra permanente de Cayo-Hueso y concentrándose otra en Lieboá., al propio tiempo que continuaban gozando de una extraña libertad loe comités separatistas de New-York. Todo ello coneti· tnía una especie de presil>n, ftivorable en último término l. loe separatistas cubanos; precisamente cuando se iban i verHicar en la grande Antilla las elecciones de diputados á Cortes y de la Asaml?lea insular, resultado, qtiizi el más considerable é inmediato de los decretos autonomistas de
· surge, con una preoipitacil>n inveroefmil y un relieve extraordinar· o un radical cambio de conducta, por pat te del Gobierno de Washington. Once diae bastaron para este cam. bio. El hecho merece una detenida ·consideración.
I
...
Noviembre de 1897. Aei se comunicó al Sr. Polo de Bernabé en 12 y 17 de Marzo, y de e1Jo se habló enseguida en Madrid á mieter Woodford. Este. se presentl> siempre vivamente interesado sus gestiones el tono de una gran simpatla por da, cuando menos,,por Ja forma afectuosa,
..
más que circuns eta, de sus ol sArvaciones, en medio de la 1orpreea qQe, á propios y extraiioe hablan producido los arti· culos re fra ca hostilidad á n·uAstra causs y nuestra repreeentaci6n, p blicadoe en nu periódfoo de Nueva Yorck, por el anterior #iinietro Mr. Taylor, á las pocas semanas de ha· ber cesado éste flD en cargo diplomátioo cerca. del Gobierno 1
.
~
ie Madrid Como se ve, el Gobierno eepafloJ, no dejó de mano un momento, en todas estas negociaciones, la protesta de la abeolu· ta necésidad de que desapareciese toda presión ó amenaza de parte de los Estados U nidos para que diera resultado la autonomía proclamada. en Onba. Pero hasta aquf, repito, las relaciones de los Estados Unidos y de Espafta, parecían bastante cordiales. Luego
.. r
.
33 -
'
.,
III •
El cambio que acabo de seilalar no se reduce á la matie· ria y los argum~ntos de las negóciaoion~s hisp~no-america· nas; llega hasta la forma de los document~e que se cru· zan entre los Gobiernos aludidos y á. los térmiqos de las re• clamacio ea . que presenta el americano, cuyS\ conducta con• tr9.sta visiblemente con la del español, tal vez algo extremoso .en su circnnspección y sus deferencias. Esto último ha. sido motivo de no escasas censuras por parte de prensa ardiente y de mochos políticos de Espa· ñ&. A mi juicio, en estas criticas se ha ido demaai&do 'le· jos. Lo uno, porque es para mí evidente que·nueetro Gobierno debía. evitará toda costa. la guerra con los Estados Unidos; máxime si se demostraba· el interés de éstos en que la guerra tuviera.efecto, aJ>areciendo como provo~adores los españ les, ya muy tachados en el resto del mundo, por la poHtica que se babia hecho en nuestras colonias y las o eraciones militares que se realizaban en Cuba en el cnrAo de I los doe·6 ~es eJí,oe últimos. Pero, después, debía considerarse el gran interés que para la cansa, el prestigio y la fuerza 1 de Espaiia entra.fiaba la demostración palpable de un buen deseo de aohicio nar todos los. con B. ictos prodnoidos por 1a cuestión de CBba, de un modo, no solo reflexivo, si que amistoso y hasta benévolo.
la
•.
3
..
•
•
,
1
. -
34 -
3,) -
Digan lo.que quieran los intemperantes siem,1>re habla
Paro, u.demás, esa teeitt ea literalmente. i11verosimil en la.·
• mucho, en favor de España., el estudiado silencio con que
bios del Go ·erno americano que provocó en 18T2 la cuestión
l
nuestras Cortes acogieron las provocaciones, las gro· serias y los tremendos insultos que se profirieron, casi sin interrupción, en las Cámaras americanas,desde 11895 á~7, , así contra el Gobierno y le.e autoridades de nuestro país, como contra toda la sociedad egpe.ñola.-La conducta. de los diputado ·y flPn~dores americanos no ti ne parecido en la Historia parlamentaria y en los Anales políticos contempo · ráneos. Aun después de declarada la guerra (en cuyo trance, tam iéo, Ja conducta rlA1 Gobier no de WaAhington ha. ofre· cido una deplorable originalidad) no se han oído, ni en nues· tro Vongre o ni en nuEstro Senado, fra es incompat'bles con · la treve ide.d de la funuión gubernamental. Ni antes de que · e
pasa e se han visto en nuestra calJes y plazas, atent • '\
dos a
erecho público y al respeto intarnacional, como la
,,-
quema y arr~atre de la. bandera y el escudo de España, que con free encia, tuvieron ~fecto en la segunda mitad del
·.
del Alabama y el arbitreje de Ginebra y que ahora mismo ha recaba.do del Gobierno inglés la exµnlsión del Canadi de un di pl~mático e pañol acusad~ de.. trabllj ir en aquel paia co~ tra. Jos E-!.tados U nidos. A.pa.rt~ de que tampo.oo es rigoro. samente cierto que l s le ~s de J)eutra id11.d de · ttstA p4(3 ( á. partir de las promulgadas desde. fines de aiglo µa. a.do has· ta. 1820, por W ~a bing ton, J effdraon y Monroe) utoricen lo que en es tos últimos años públicamente se hsi eJho, en los Est!idOS u nidos , en fa.vor ae la. insurrección de Cuba, hasta. el punto e que to o et mundo entAntiiera que Ja. principal foe rza de é ·ta s e h l ltt ba. ea la Repúblictt. del N rte Amé· rica. (2) . Frente á esa hay que poner las satisfacci nes ofi ciosa.e, pero efeoti VllB, qu e ol Gobierno español dió en 1 97, a.l ~i · nietro de 1 s E ;tadoa 11 nidos·en ?rlaurid por las expresiones supuestamente ofensivas de un oficial de nuestra. .M!i.rina. en
afio 97, e algunas ciudades de Norte Am érica.
una confe rencia. de la So~ied.a.d Gaográfi3a., de caráeter
E l hec o de la gestión pública del Comité separatish. cu· bano en os principales centros políticos de la. R epública,
particular¡ a.sí como todo º..nanto se hizo para. des agra vie.r ' Mr. Mao Kinley, con motivo de la. extraviada. ca.rt partiou·
apenas ee comprende dentro de los principios corrientes del Derecho internacional. Nunco. bastaría. á justifi.aarlo la mera
lar del señor Dupuy de Lome. No obsta lo que igo para. reconocer que h
protesta, pór parte del Gobierno americano (que en ello ha.
trado Marzo,
ineistido mucho) de que las leyes de loa Este.dos U a idos no
Unidos fué correcto. Lls dos Gobiernos y atu
co~sienten
comités; porque no es
representantes se esforzaban en ha.oer protestas contra la
imaginable la vida internacional en el supuesto ~e que cada nación sea. abse>lutamente libre para consentir 6 no, en su propio territorio, los ataques directos y materiales á la sega-
mera posibilidad de una guerra y se repetiin las fragas
r1dad, la tranqui lidad y Ja soberanía de la nación vecina..
nuestro Ministro de Estadp una conferencia urgente, y aiiade
.
la prohibición de
~sos
.
ta. b ien en·
él trato d iplomátil'o de E3pañd. y los
'E~tado ~
re~pectivo3
'
más corteses y a~n benévolas'. Pero el 22 de MarzJ de 1898, Mr. Woodford solicita. de
. f
-
-
36 -
la conveniencia de que asista á ella el Sr.. Ministro de Ul· &ram~r, porque dicho Mr., :Woodford, conocía poco e] esp..• fiol y deseaba cque sn conversación fuera interpretada por el Br. )1 oret cuidadosamente. :t La conferfncia tiene tfecto el dfa 22, y en ella el ministro , norteamericano d11ja á Jos dos ministros espaiiolee ufla ma-
nifulación..escrita, .que da un corte alarmante al curso de las anteriores conversacio11es y loe benévolos tratos. La Manijestacidn dice a~i: •Al mpezar nuestra entrev"sta, debo decir á ustedes que el informe sob1 e el A.'0111e 1 e 118 lls en peder del Presidente. No eatoy autorizado para dar
corocer ln tendencia ni las conc ueiones del mismo pero sí
lo estQy para declsrnrles que ri dentro de m11y p cos dfo3 ne se llega á un octterdo 3atis{M t•io, que ASl!GOBB UNA PAZ l:'-lll'lllJ\.'l'A y noN
eu Cuba, el P. esid nie no podrá por menos de s me er
al Congreso, po• nido
lll'1
totalidad,
omprendiendo en ella el a. unto del Mai111.
-Comuticaré im ttiiatmÍént · or ln
n B1'T o l'IF
.!U
la cuestión de In " rehlc1one entr Hs·
paila y Jos Fstnlos quiera indicactlD
en
OSA
Ué
\ 'ÍR
telf gráfica al Presidente, cual-
al efecto pueda fornular •sp Ull J ~$p1WO q·etibit"
re e ~
JA
al91m'a·
propoeici6n concreta que equiva1gll
al tstablecim ie~to imn cii<lto de la paz en Cuba.> f
'
lSo bay que decir que esto era una verdadera comniinación, d~l género de las emenezes que los uEblos poderosos emplean pera aterrar á l(\e incultos, los humildes y los des8hndadcs ó de les p1 otei:,tas que les naciones ofendidas y . . que diepontn de grandes medfos, utiJizan contra los agreso-
res inooneiderados. 0
En vano nuestro ministro de Estado replicó: 1. que ¡:are. la eetímad6n del a~unto del Maine era indispeneRble compa· rar Jos dos dictámeLes de Jes comisiomes americana y espa· floJa, fxemi11adcs con ca ma y fuera de las paeiC'nee propias 1
I
..
37 -
de toda Caimara popular y que en oaso ~e diaidenoia irreduo · tibie proce a someter el litigio á otros jueces desapasionados, y 2. 0 , que respecto á la· paz de Cuba era indispensable conocer las !1 spiracionee y los sentimientos de la Caimara , iusufar que habría. de reunirse en la. Habana pocos dlas después: el 4 Mayo. A mu.y poco de celebr3"fa la oonferenoia. d1 Mr. Wo()fürd con nuestros ministros de Esta.do y 4e Ultramaf {el 28 de Marzo) aquél comunica al Gobierno español un extra.oto del
inforl.De d la oomisión americana. sobre la ole.dura del Maine. El dictamen atribuye·ésta á la explo~ióo e una mina submarina debajo del fondo del buque, e-in ue pudiera pro· baree responatibilidad de persona 6 per onus d terminadas. Pero el Gobierno norteamericano, por su parte, añade que, eupuPato el d&):>er de España de proteger ]as ersona.s y los bient=1 que ee hallaban en el puerto de la Habana, y más particularmente una nave pt'tblioa y. Jos .marineros de u~a Potencia. a.miga, á Espaiia le 1oorreapondía. una grave · responsabilidad en ·e] suceso•. Al día siguiente (29 de Marzo) Mr. Woodford da un n r.ievo paso, acentuan°1o el a.premio. El ministro ~mericano deja en manos del seiior Preaident" .del Q_onsejo de Ministros de Esp"-ña un Apitnte, cuya claridad compite con su rúde a. E3 indispensable reproducirlo textnalmente, porque en la historia ·de las relaci<?nes de dos Potencias amigas, no pe~ turbadas por la intrusión de la qoa en l.os negocios de Is. otra, no se dan ejemp!os análogos. Dice asi el Apitnte: el
El Presidente me encarga explicarm~ directa y francamente con
V• E. acerca de la condición actu!ll de los asuntos en Cuba y del estado de las. relacione~ entre E:spaña y los Estad.os Uní !o .
·.
.
' 2
..
El Presidente piensa que no hay ventajct. aiguna eu discutir los·
39 Pacificaaidn d• Ct'b" -El Gobierno español, más interesado que el de
puntos de vista reepctivoa que sobre estos asuntos tiene cada una de
loa Estados Unidos en d~r á la grande Antip~ una paz h'lnrosa y
las doe Daciones; esto ~ería ccasionalo é discusiones y á ccntrovereiae
estab e, se
que podrían d tener y quizás impedir una resolución iomediata. 3 El Preeieei:te me f'Dcarga diga á V. E. que ncaotrcs no deseamos
cuya iotervenci6n no podría llevarla 4 cabo, entendiéndose que
ni querE'mos la posesión ¿e Cuba. 4 T>-mbién me encarga decirle con. igual claridad, que ~eseamos la
titución al Gobierno Central.
completa pac 1 fica~i6n de Cuba. 5 ~sra e1 .te fin m •sugiere la idea c!e un armisticio inmediato, que
hasta el 4 de Mayo, dl Gobierno esp ñol no· te idríu, por su parte, incon· veniE'nte en aceptar, desde lue.go, un'l susp ·nsión. de hostilida:ies pedida
du:-e hasta el primer' día de Octubre, durante el cual · ee negocie para
por los insurrectos al General en Jefe, á quien correspon erá en este
obtener Ja pf<z entre España· y loa inaurrrctcs, coLtiindo para el lo con
caso determinar el plazo y las condiciones de la suspensión.
loa amistosos oficios del Ptesidente dP loA Eet.,doa Uní 'os. Y 6 Desea t11mLién Ja rf vocación :nm( diata de Ja e rden re a ti va á los reconcentrad s, de modo q11e les gentes puedan olver a
PU
propieda·
dfs, al par qu les necesitados tean sccorridr s con Alimentos y recursos en~ildos por loR Ett11dos Unidos. Los Estados Unidcs cooperarán & este
·as au
01
i·dades eepañolaa para que el rea.edio aell com}'leto Y
, Al Apunte el ministro amPricano contestó el etlpa ol, en 31 de Marzcf, trasmitréndole el acuerdo del Cons•jo de ministros EBpeña que comprendía los ~iguientes extremos: Catáatro e del cMait1e• .-España está pronta á eoml ter á un arbitraje
las difnepciaa que pudieran surgir en este asunto. Reconcentrado,,.-El general ElaDco, siguiendo las instrucciones del Gobierno, ttcaba d6 rencsr Fn las provinci e occidentales ei bandorelativo á l os reconcentrados, y aunqie esta medi<la no podrá alcanzar todrs ~us cr mplemectos h1 sta qu las operaciones militares terminen, el 6obierno pone á disposición del OobernsdOÍ' general de Cuba uu cr,dito de tres mill< nea de pPsetas ll fin de que los campeeinos vuelvan desda luego y con éxito á sus trab jos. El mismo Gobierno ac1q,tará, sin embngo, cualquier auxilio ·que para alimentar y eoco1 rn á Jos necl aitadcs le sea ~nviado de los. Hstados Unidos, en la fo1 mil y condiciones an1ea con veoidu entre · quel subsecretario de Estado y el ministro de E pnña en \VRshington.
.. •
wo
one confiar ~u prepanci6n al Parlamento maular, sin
eso c:e amenguan y disminuyen las '
.
facultade~
IO
pdr
reservadas por la Cons-
8uspsnsi6n ds 4osiilidades. -Como lila Cámuas cubanas nQ se reuniráu
.
Tan ronto como se hizo pública la tirantez e i:elaciones entre los Gh binetes de Madrid y Wasbingto , ppr efecto natural de la actitn<l, las Fxigenciaa y el tono de eete último, comenzaron las principales Potencias europeas, es• ·pontáneamente 6 por iniciativa. del Sumo Pontífice negociaciones conducentes 4 recabar del Gobierno eepaño] que 1 accediese á Jo principal de las pretensiones am erica.naa, mientras, por otra parte, los representantes de ]as mis~as seis grandes potencias europea.e se presentaban á Mr. ·Mao Kinley y dPjaban en su poder una Nota colect va chaciendo calurosa apelación á los s~ntim"ientos de humanidad y de moderación del Pr.esidenté y del Pueblo americano en sus existentes aiferencias con España, y. esp raudo que ulteriores negociaciones llevarían á un acuerdo que asegurase ·la paz Y dier~ las néceearias garantfae para el restablecimiento del ordE>n· en Cuba., Esto último sucedió el 6 de Abril. Mr. Mac Kinley· con· testó en tér~inoe . generales y muy vagos. Cinco días después de esta. gestión diplomática, y dos días después de co· municado por el Gobierno español á. todos los demás Go·
-
' -
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biernos, el a~erioano inclusive, su resolución de conceder inmediatamente una sttspensión de hostilidades en Culta, el Presidente Mac Kinley enviaba al Congreso ,de W ashington el anunciado Mensaje sobre la cuestión cubana. En este Mensaje, fecha. 11 de Abril, se trata en general la cuestión de Cuba del modo que después se verA. Aquí conviene sefialar el párrafo en el cual el Presidente, refi· riéndose á la propuesta d España, de someter la diversidad de informes sobre el a~unto del Maine a1 peritos Ímparoia· le3, caya decisión aceptaba de antemano el Gobierno upañol, consigna c~mo único coment~rio las siguientes palabras: A esto no ke dado re1pi1testa alguna. • Hay que advertir que el informe de la Comisión de marinos españoles, . e~bre la voladura del Maine, llegó á Waahíb J(" el 3 de Abril, en cuya fecha el ministro 88piiñOl
O
no. -De este infor~ no se cuidan, ni se han cuidado después, el Presidenté ni el Gobierno de la República de los Estados Unido No babia el obierno espailol podido recobrarse comple. te.mente . de las(protestas y exigencias americanas de 27 y 29 de Marzo, cuando el ministro de los EcJtados U nidos se dirige á nuestro Ministro. de Estado particip ndole que el Presidente de la República había sometido aquE\l mismo día (el 6 de Abril) al Congreso americano toda la cu6sti6n cubana. Añade Mr. yYoodford que kabia esperado recibir antes de las doce del mismo dia la notifica'oi6n oficial de haber proclamado el Gobierno espaft.ol la suspensión de hosti· lida.des en Cuba y le advierte que csi en todo aquel día llegara~icho Gobierno á una decisión final respecto al ar-
·.
misticio, podría conocerlo el Presidente ~e la República y trasmitirlo~ seguida al Congreso•.
..
El Gobierno espafiol nada había prometido que autoriza· · se el apremio de Mr. W oodford, y así lo hace constar nues- . ·tro Ministro de Estado en comunioaoión oficial. O por esto ó porque el Presidente Ta.ria.se de parecer, ó por cuaJquiet otro motivo hasta ahora. ig_nora<Io, Mr. Woodford, en 7 de Abril, participa. al Ministro de E~tado espailol que Mrp Mao· Kinl~y había a.plaza.do la remiaion del Mensaj' hasta. el día 11, y que, por tanto, queda.ha retirada 1 Nota del 6, lo que 1le proporcionaba un verdadero plac r, porque se apartab mucho del ánimo de· su Gobierno todo propósito de ejercer una presión sobre España.> . Al fin se presentó el Mansaje presidencial á las dámaras americanBs en 11 de Abril de l 898. De ese Mensaje se hablará luego. Enseguida. se produjo un dictamen del Comité de Negocios extranjeros de la.Cámara de represen tantee de. Washingt-on contra la soberanía. de Espafia., dando una gran importancia á la destrucción del Maine. Sin pérdida de momento lo votó la Cámara. El 18, el Senado aceptó en parte a~uella resol~ción y ei mismo día 18 las dos ~ámaras· americanas concertadas votan el bill. q.ue sancionado inme· . diatamente por el Presidente, obligó al ministro.de Espaiia en Washington· a1 Etalir el 20 de Abril de los Estados Vnidos y al Gobierno espafiol á comunicar (en 21 del propio mes) a1 Mr. W oodford, que ·quedaban interrumpidas las rela~io· nea diplomáticas entre Espaft.a la República. Americana. No es 'imaginable mayor precipitación en los su·
y
cesott. El Gobierno de Washi~gton había co munica.do en 20 de
,
,
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Abril á su Ministro en Madrid, Mr. Woodford, la orden siguiente: cSi á la hora del medio día del sábado próximo, 23 d& Abril corriente, no ha sido comunicada á este Gobierno porel de Fsp• ña una ccmpleta y satisfactoria resJ¡uesta á esta . demanda y Resolución en tales términos, que la ~az de Cuba. quede asegurada, el Presidente procederá, sin Últerior aviso, á usar .del poder y autorización ordenados y -conferido1; á él por dicha Reso1uci6n, tan extensamente como sea. necesario para obtenerla en efecto.• Bste de~pacho no pudo ser travsmitido por Mr. Woodford al Gobierno español, ;.orqGe este comunicó antes al Minia· tr norteamericano su resolución de cortar las relaciones diplomáticas con el de Washington. Apoco y tambíén antes de qne se declarase la guerra por éste, de guerra norteamer,ic8Jlos apresaban cerca de aJg nos espailoles mercantes. La declaración de guerra lleva fecha del 25 de Abril. Para Ja f~acta inteHgencia .de la disposición del Gobierno emeri~ano de Ja actitud del espaiiol en el curso de .estas .negociacionr s, desde Jos primeros dias de Mayo, á ~ed1ados de A bri), con viene seiialar dos incidentes. Oomo se ha visto, la severidad de Ja Cancillerfa ameri· ca~a . Ee trocó prc;>nto en acrimonia para convertirse definitivamente en oftnsivll ·presión é intolerable ~xigencia, haoia el 29 de Marzo. Pues bien; en 25 de Marzo, el ministro de Nfgcdos fxtra11jeros, Mr. Day, &ffegur&ba al representante de Espeiia en W ~shington: I. 0 , que en Ja atenci~n de los reconcentrados cubanos, eJ. Gobierno de los Estados Unidos deseaba marthar de ccmpleto aciurdo C()'JI, el español f
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etJitar todo moÚ1lo de rozamimto, y 2. 0 , que si bien el Presi· dente enviarla al Congreso el informe sobre la voladora del Jl1aine (arrt de recibir el diotámeo de los comisionados es· peño1es) y aquel documento habría de producir gran agita· ci6n, tenia la segut'idad ds gue 'todo ·,e arrsglarta amiga ~
lJlemente. El día 28, Mr. WoodforJ l'.Lnunciaba á nuedtro Ministro de Estado la opinión del Prafidente americano, de que el Congreso de Washington no tomaría· por Jo pl'onto otra re· eolación que la usual de referir sl informe 10/Jr el Maine al Comité currespondiente•. Y el di p ~ omá.tico ame ·cano aiiade: cSegún las mejores informaciones qne he podH:lo adquirir, creo qne en ]as dos Cámaras del Congre_eo amerioe.noprevaleceri\ un a~ntimiento de deliberación y que no hay ·motivo para que el Gobierno eepailol pueda temer que nada se haga rdpid.;; 6 injustamente.• Peto á. l"s 24 horas, mieter W<Jodford, ponía en manos del Presidente del. Consejo ~e Ministros . de España el Apunte relativo al armisticio, la. paz con los insurrectos y la situación d'e. Jos reconcentrados . Por otra parte, en 9 de Abrif, el Gobierpo eepaiiol, por conducto de su representati"te diplomático, comunicó al Go· bierno de Washington que había acord do la saspensión de hostilidaJes eo Cuba: hecho q ne el mismo Gobierno ameri - , cano supo el propio díit. por el Ministro de E~tado del Sumo PontUioe y por Mr. W oodford. A pesar de esto y de las gestiones que los representantes !diplomáticos 4e Francia, Inglaterra, Italia, ..Austria, Alemania y la Santa 8ede hi. cie~on en 7 de Abril cerca Clel Presidente Mao Kinley, éste se abstuvo rigorosamente de modificar su proyectado Men-
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.. 44 'l. saje al Oongreso (Mensaje que presentó el 11 de Abril),
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mitándose á añadir las siguientes equivocas frases: Ayer, después de haber prepatado e] anterior Mensaje, he sabido que el último decreto de la Reina Regente de España ordena al general Blanco proclame una soepensi6n de hostilidades, cnya doraci6n y detaJlee nó me han sido aó.n comunicados, con objeto ae preparar y ' facilitar la paz .-Este hecho, con todas eu11 consecuencias, merecerá, seguramente, vue)!trajusta y solícita atenci 6n en los solemnes debat~ que estáis á punto de in¡ugur11r. Si estll medida produce ·un resultado satisfact río, se realizarán nuestras aspiraciones como puebl<> cristino y pacífico. En caso contrario, sol >justificará nuevamente la acción por nosotros meditada.• . e
.
P ro más importante que todo esto, para otro fin más ge. nera.J, ea la consideración de lo que estaba sucediendo en Ouba ~e p_as6 'en los Est~doa Unidos, fuera del palacio de la ~ e W a hington , de~de los primeros días de Marzo hllcJta. bien eatr"•lo el mes de Abril. (.
IV En l.0 de Enero de 1898 se :verifi.Cb en Coba
lalinataa~a·
oi6n dei régimen autono1J1ista eanciona~o para nuestras Antillas, por loa decretos de . 25 de Noviembre de Urn7. ·
Son estos tres. Por el primero, se extiende si reserva ni limitación de género alguno, á aquellas ielae, goce de los derethos oHticos de que disfrutaba la Peníosu a. Por esto, en lo sucesivo regirían en Cnba. y Puerto Rico las leyes com¡.->lementarias de la Constitución vigente en la Metrópoli, .
·y en especial la ley de Enjuiciamiento criminal, la de or· den público, la de expropiación forzosa, la de instrucción pública, las de imprt'ntt., re1!ni6n, y aeooiación y el Código de Justicia Militar. Dicho se est' con esto que deaape.reofa la excepción sancionada por el referido Oódigo, en su art. 29 y que en rigor Pchaba•por tierra buena parte del decreto de 27 de Abril de 1881, que ord~nó la promuJgación de la Cona · tituci6n eepaiiola. de 1 87 6 en. Cuba y Poerto Rico~ Otro de lbs deC'retoe de Noviembre de-18 97 se con ~rae al derecho electoral. Extiende á las Antillas Ja iey electoral / . . penineul.ar de 26 de Junio de 18 90; proclama el ilufragio
.
.
universal;' niega en absoluto el voto á los institotoe armados de cualquier clase que fueren; hace imposible el abuso es-
.
candaloso de los llama.dos 1ocio1 de
ocalidn; declara. que no
se necesita autorización para procesar á ningún fanoionario público; orea una Junta insular del censo electoral en la que •.
. -
46
47 ea preciso dáree}a completa, \jo l la conv ~c ~irSn ele q 11e se hs coloc' en ~1 camino del bien, sin limitacione~ ó. trab1s hiju de la desconfianza Y
todos los partidos politioo15 h .. n de tener represent&.oión, al propio tiempo qae el Gobierno general, el civil y ,l as Salas de gobierno de la Audiencia de la. ca.pi tal; afirma que la. j n .. riediooión ordinaria es la única. competente para el conocimiento de los delitos electorR.les y so111ete la v~gtlancia de las elecciones á la Junta Central nacional del censo. Ln este decreto se establece, por excepción: 1. 0 que para ser diputado ~·rovinoi~l se n.ecesita. ser natural de la pro· viocia 6 llevar cuako años consecutivos rle residencia en la mi, ma, y 2. 0 que para ser cono ejal de Ayuntllmiento de más de 1000 vecinos ea precisa la residencia de cuatro años, y el pago de una. cuota. de contribución. También serian elegible~ ~omo concejales.los q ae, siendo vecinos y pagando algo.· creditaran con titulo oficial su capacidad profeeiou al 6 tic d odrían ser Consejeros de Administra· lo al art. 25 de la lsy electoral penin· su) ar tuvieran._ capacidad para ser sena.dorea. El tercer deo eto d loe aludidÓe se refiere al Gobierno
del recelo. ó se fí!l de la def ansa de h nacionalidad á la ra p resi6n y i la fuerza, 6 s~ entrdga al consorci > de lo~ afe~tos y de las tradicio tes eon los i¿tere"es. fJrtificad.o á me lid 1 que sa des u rolla por lag ven ~ajllB de un sistema. ae gobierno o ne enseñe y evidoncie á hls colo riias que b'ljo ningún otro les sería rlad >alcanzar
seguridad y de importancia. , Esto sent'ldo, en condi:ión eseoci ll pua logr.u el propósito, bufica.r á ese principio una. form\ prá.ctic<t. é intdligible p ra. el p11e o que por
él ha.~í-1. (le ~b 'ruarse, y h. ene >ntr6 el Gobi~roo en el p ograma de aquel rartido insu'ar, consi erable•po· el número, pero m si opo·tante aún p1r l>l int igencia yla const,crnci-\ 1 cuyl\~ p!"edic1.cinn~ , de de hace veinte n.iíos. hR.n f11miliariz do al p í~ cuh'ln l
C'>D
dimiento y la trans~enrl~ncia de ll\ pnfon
innovac'6n q ie están lla-
>\
el esp írit1., lo~ proce-
mados á introducir en su vida política. y soctial. Con lo cual ya se-afi rm l. que el proyect.n no tie 1e nada d ~ tdórico, ni es imitación 6 copi' de otraJ Co'lsftu ~iones c'lloniales, i;niradl\s con raz6n C'Jmo modelo el la m9.teria¡ p11
3
aun c ando e~ G:>biarao h" te- ·
nido muv pr sentes sus enseñq,nz1s, entieni~ qne a~ hs ituciones de
y
pueb o que por
'l
hi toria y por su n•a difi-1ren
til~to
del e Cub , no
pueden arraig11r donde no tienen n 'p!'t\ce i nte, ni atmó fera, ni aque-
Admin,istraci6 de las islas de Ouba 11 Puerto Rico.
lla prap.,ración que nace de 111. eiucación y de las creencjas.
~xcusa
muchos comentarios sobre · sus antecedentes, es· piritu y alcance, la reproducción ~e algunos de los párrafos de la: Exposición que precede á este Decreto, d do sin anuen • ..cia de las Cortes, per(l que éstas luego (en Mayo de 1898) sancionaron. :Muy 11.l principio, el Gobierno explica so. propósito de esta suerte:
Plant~ R.dJ
así el probldma, tratándose de dar una Constitución auto-
nómicn. A. u a terr-it1rio esp9.ñ >l pobla1o por rail\ e~atnla. y poi' E3p9.iia civiliz t o, la resoluci?n no era dud1sa: b. autono:nía <le-'aía :ie;en· VOlverg~ ' entro de las ide By con arreglo al
nombre en lás Antillas, sin eliminar
nadad~
ro r.:Lmtl que llera ese u contenido, sin alterar
sobre todo su espíritu; ante<J bien, cocnpl~té.niol?, armonizániolo, dán· do le m11y. r.!B garantías de estLbilidad, cu \l1 corresponde a G~bierno de una Metrópoli que
~e
siei:ite atraid11. á impls.1t11rlo p:>r h. c:>nvicci6n de
sus vm•.ajas, por el anhelo de llevar la
cPropt1sose, ante todo, sentar claramente el principio, desenvoherl e
pl.l
y el sosiego á tan. preciadoR
territorios, y por l&.con¿iencia de sus responS\bili aoi s, no aSlo ante
en toda su integridad y rodeatlo de todas las caranths de 'xito. Por·
la colonia, sino 'tambi6n ante s~s propios vutfaimos intereses que el
que cuando se trata do confiar la direcci6n de aaa negocios i pueblos -que han llegado á
grRdl) de bienecitar, de
ID'\JO"
tiempo ha enlazado y tejido en la tupida. red de
edad viril, ó no deba hablirHles de autonomía, 6
.. r
..
101
años.
, ·• 48 Luego el Gobierno dice: De esta manere, la Conttituci6n auton6mioa que el Gobierno propone • para las islas de Cuba y Puerto Rico. no es exótica, ni copiada, ni imitada; es una organización propia, por loa españolea antillanos concebi· da y predicada, por el partido liberal gustosamente inscrita en su programa para que la Nar.i6n supierP. lo que qe él podía Jsperar al 1 recibir el Poder, y que se caracteriza por un rasgo g_ue ning11n régimen colonial ha ofrecido hasta_ahora; el de que las AntiJlas puedan ser completa· mente autónomae, en ~l sentido más t1mplio de la palabra 1 y al propio tiempo teuer representación y formar parta del Parlamento nacional. De suerte que mientu1:1 loe i:epresentantes del pueblo insular gobiernan . desde sus Cémarss ]ocalee los interese~ propios y especiales de su país, otros, elegidos por el JDismo pueblo, asisten y cooperan en las Cortes á la rmP.ción de Jas leyes, en cuyo moJd~ se forman y se van compene~ tren do y unificando Jos di fe rentes elementos de Ja nacionalidad española Y no es esta equeña ·ni Pscasa ventaja, menos aún motivo para extraqoizás alguno pudier~ eentirla, porque esta presencia de 1oe diputa t s till e en h1s Cortes ee un lazo estrechísimo de la nacionalidad que se~ anta sobre todas las unidades que en su seno viven, solicitado hc(y, como uno de ' os ma,,.ores progreso" políticos de nuestros días, orlas co oniafl aut6n.oma! ingl~sas ansiosas de partid· par, dentrB de n PaTlamento im"perial, de la suprema funci6n de legisladorts y irectores del gran imperio británico.
..
º
'
· Ep. otro lado se añade: ~
Seguranente algo quedará por hacer y algo necesit1d. reformarse. Ya lo irán mostrando á un tiempo la defensa y la censura que de sns dispmpciones se hagan, y ya se irá. aquilatando lo q 11e la una y la otra teng~n de fondado, permitiendo incorporar lo bueno en el proyecto y descartar lo que no responda i sus ideas fundamentales cuando llegue el momento de recibir la sanci6n de las Cortes. ' Entiéndase, sin embargo, que el Gobierno no retirará. de él, ni con · 1 sentirá se retire nada de lo que son libertades, garantfas y privilegios coloniales, porque ¡.ronto 6. completar la obra 6 á exclardcer las dudas,
no entiende qu~ al presentarla á la sanción parlamentaria, pue 1t n sufrir disminuci6n las concesionec1 hechas, ni ·p '> drfa con•entirlo qi cuenta con la"
.
yoría de las Cámaras •
Luego, la. Exposición se ocupa concre.tal:llente de dos ele los más importanteCJ probl~mas de la vida antillana: de : Arancel d~ aduanas y de la Deuda. Y se explica de este modo: 1 El comercio de exportación de la Penínmla 6. Cub'a, qui se cifra por unos treinta millones de p~sos anua les, y q 11e 1\ le n s a lugu & combinaciones de importancia para la navegaci6n de altu a, In. estad o sometido h :tta ahora á un régime.n de exce pci6n inco pa.ti ble en absoluto con el principio de la autonomía colonial. Implica éste la facultad de regular las condiciones de su comercio de impGrtaci6n y exportaci6n y la hbre admini tracióa de sus adaana.a N~gárselas á. Co.b 6 Puerto Rico equivaldría. á destr ll ir el'valor de los principios sentados; tratar de fal searlas, sería. inc mpatible con . :l digni iad de la ~ac1ón. Lo que al Gobierno toca, después d.e reconoc ~ r el principio en todl\ su integri ad. es procurar que 11:1. t:ransici )n l'!A haga sin sacudimientos ni perjuicio de les intereses a 1 sombr d .. 1 antiguo sistema dt>sarrollados, y p ra el '.o preparar una inteligeac con los Gobiernos anti1lanoi. Porque nunca han negado los defdnsores más acérrimos de la llut l nomía la disposición de aquellos países á reconocer en favor de h i · . duetria y del comercio, 'genuinamente uacionaies, un margen que lt· asegurase aquet mercado. .Así lo aseguraron siempre sus representantes en Cortes, · y as í cont1 nó.an aseg~nfodolo todos los partidos de la isla de Cuba, según [\l •ni fe f4 tacionee que e ~ Gobierno tiene por irrecusables. Las queja~ proveníall. no de Ja exi tencia de derechos diferenciales, s~no de su exage 1 ci6n . que impedía á las Antillas asegurarse los mercados qoe necesitan para sus ricos y abundantes productos, y de la falta da reciprocidad. No existiendo, pues, dificulta.des invencibles, h'y 'derecho á decir que la inteligencia, 'más que posible, es segura; sobre todo, si se tiene en cuenta q~e lll importaci6n p9ninsular en Cubi se hace en unos 50 art ... 4
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eulos entre los ~00 que tiene el Aranctl,, y que de aquéllos, muchos,' por·
..
su ~arácter espedal y ¡>orlas costumbres y gustos de 5quelloa n~tura· les, ·no pueden jam'8 temer la concu?Tenci"- de sus similsrfs extranje~oa .. . No deb~n, 'ues, alarmarse les indu&triales de la Peníns11la, y cou ellos loa navieros, ante la afirmación de una autonomía que, al modiñ. ear las condiciones en que se funda el Arancel, no altera los fundamentos esenciales de las re\aciones econ6micas entre Espata} Id Antillas. Habrá, sin duda, algunas dificultades para armonizar 6 compensar las inevitables diferencias de tod-0 cambio de régimen mercantil,· eerá pre· ciso combinar de alguna maneta ambcs Aranceles; pero ni los intereses cu banoa son opuestos á los peninsulans, ni ebti en el interés de nadie d iEminuir las relach nea mercantiles entre loe dos países.
Sl bre Ja Dtnda de Cuba, dice Ja Exposición: En cuanto i la deuda que pesa sob1e el Tesoro cubano, ya directapor la g·arantía qt.e ha. dr.do al de la Peninsula, y que éste sop en for snllkga, e~ á fuet a de duda la justicia de repa¡tirla equitah Ente c ndo la te1min8ci6n 'l de la guerra ¡;ermita fijar su
t
importe definitivr~ Ni ha: de ser é~te tan eno1me, uí Jebemos esperarlo, que 1 epreeente un gravame irsopoth ble para Ju Enerrías nacioualu, ni la Nación e1 tá tan fal a de medies 'que Fueda asustarle t l porvenir. t:n país que }la dado en os últimos me~es mueslrae tan gallardr.s de virilidad y de . di sciplina social; un tenitcr io como el de Cuba que, aun en medio de su convulsiones pe.líticas y del epenas ir.terrumi: ido guerrear <le treina años, ha proc ucido tan considera ble riqueza, aun cultivando tan solo una pequeña parte de su fer6císimo suelo, y que Jo ha hecho por sus soh s fue1 zar, con escuas ii. stitucionEs de crtdito; luchando con lee azú· • • (arte prhilegiacc.s, cer18do el me1 cado americano á sus tabacos elabo· rados, y trando1mando al propio tiempo en libte tl trabajo esclavo, bien p•ede atH ntar seteno t l 11go de 'E.lis obligtciones é inspirar con· fisnza é. sus acreedores. Por eso, 6 juicio del Gobierno, in porta pensar desde ahora, más que en. el reparto de la Deuda, en el modo de satiafacerla, y si faera posible, de e xtinguirla, eplica&do Jos prccedimientos econ6miccs de nuestra
..
51 'poca á las grandes riquezas que el suelo cubano aePgura' loa agricultores y el subsuelo á los mineros, y aprovechllndo las extraordinarias facilidades q'á al comercio universal' ofrece la forma insular y la situaei6n geográflea de la que no sin razón se ha llamado la Perla de las Antill&e.
Con est~s ideas cre4rons~ en Cuba dos Cámaras insolares, llamadas Cámara de los representantes y Cons.ejo de Admi11ietraci6n; un Gobernaáor geberal y cinco secretarios de Despacho de los asuntos puramente insulares. Las. Cáma· ras serian: de libre y total .elección de la Isla, de Repre· sentantes-y la de Consejeros de nombramien~ mixto. Es decir, no~brados ocho Co~sejeros por los ~lectores cubanos Y siete por el Gobernador general entre las personas qua ~~u~ieran determinadas condiciones . .A..mbna Cámaras cona· tltutrían el Parlamento insular. El Gobernad(\r general era. de nomb~alI.liénto real. Los secretarios del Despacho, de nombramiento del Goberna<!or, pero responsables ante las Cámaras y por ende dependientes de éstas·. . · Laij facultades de las Ci\marb a insulares se extendían a\ «acordar sobre todos aquellos puntos que no hubiesen sido e1pecial '!/ taantivamente re~ervadod á las Cortes del Reino ó al Gobierno ceritrah por el decreto de 25 de Noviembre de 1897 6 pór las Cortes en lo futuro ~ sien o de advertir que cuna vez aprob_ado por Jas Cortes el Decreto de Noviemb~e, / "~t~ no p~dia modificarse sino en virtud de una ley y á pe·
'á
ticion del Pa'flamento insula'f•. El decreto referido atribuía esp~oialmente a\ este Parla· mento los negocios de G,racia y J nsticia., Gobernación, Obras públicas, Instrucción y Agricultura. Por consecuencia, las Cámaras insulares se ocuparían de la organi-
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1•
zación administrativa del país, de la división territorial, provincial, Ó:mnici¡)al y judicial! de sanidád marítima Y ter~estres, de crédito público 1 bancos y sistema monetario. 1 '.1ambién aquellas Cámaras formarían los reglamentos de las leyes votadas por las Cortes .del Reino, y so~re · todo entenderi~n en materia. de procedimiento electoral, forma· ción de censq, ratificación de loa electores. manera de ejercitar el sufragio, aplicación de las leyes generales de Administración de J aeÚcia y organización de tribunales. El Parlamento insolar haría libremente el presupuesto de gastos y de Ingresos de la isla, los tratados de c0meroio y el arancel de aduanas. Y tambión las Cámaras podrían . dirigirse al Gobierno Central, por medio del Gobernador roponíendo la derogación 6 modificación de las viga Je el Reino, así como,la presentación de nue· vos proyectos d~~ ley ó la adopción de resoluciones de ca· · rácter ejecutivó que interesaran á la colonia. El voto~ las Cámaras de.ble. s:ier sancionado y publicado por el. Gobef nador general, dentro del periodCJ de dos mese~, en el cual Goeernador podría suspender el acuerdo, rem1 • tiéndolo al Gobierno de la Metrópoli, para que é te lo sancionara ó lo devolviese al Parlamento insular. Transcurridos los dos meses sin resolución del Gobierno Central, se entendería. que privaba. el acuerdo reo~rrido ó consul · tad6. En aquellos ca.8os en que, á juicio del Gobernador gene· ral, los intereses nacionales pudieran ser afectado.a por los Estatutos colonia.lds, preeedería., á Ja prese~h.ción de los proyectos de iniciativa ministerial, sll comunicación al Go • bierno Central. Y si el proyecto era d!l la iniciativa. parl~·
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mentaria, el Gobierno ·reclamaría el aplazamiento de la. dis· cosión ha stá ue el Gobierno C~ntral hubiese manifestado su juicio.
El Gobernador general, por medio de sus Secretarios del Despacho, ~ombraría todos lo.e empleados insulares. Los d&! mée decretos del Gobernador deberían ir refren~ados por los Secretarios, únicos responffa.bles ante )as C~maras y los Tribunales de Justicia. El Gobernador respondería ante al Tri· banal Supremo de la Metrópoli. Además el Gob na.do1• era. el ,jPfe del Ejército y de la Marina; llevaba la rep esentaci6n del Estado n las relaciones ·con el exterior y respondía. del ordeu y la tranquilidad de la Colonia; todo lo- cual estaba en1itraido á la competencia de los Secretarios del Despacho • del Gobierno insolar. · La organización municipal sería obligatoria en todo grupo de población superior á mil habitantes. Todo Municipio esta':' ria facultado para estatuir sobre instrucción, vías da ~o- · municación, sanidad local y presupuestos municipales. Nombraría y eeparat ía. libremente á loe empleados y elegiría á los alcaldes y tenien~ed de alcalde, entre los concej 1de . ~I
A • frent de cada provincia. babría·un Diputación pro• vincinl, elegida, lo mismo que los Ayuntamientos, en la tor-
ma que determinaran loe ..ti!statutos coloniales. Esas Dipu .. taciones serían autónomas en todo lo referente á la creación y dotación de establecimientos de i'Bstrucci~n pública, servicios de beneficencia, vías provinciales (terrestres fluviales ' · ó marítimas), presupuestos y nÓmbramieLto y separaoi6n de ene empleados. Las elecciones de CODCfljaJea y diputados provinciales se
1.
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harían de modo que las minorías tuviesen representación. Todo acuerdo municipal que tuviera por objeto la contrata• ci6n de empréstitos 6 deudas municipales carecería de fuerza ejecutiva, si no fuese aprobado por la mayoría de los veoi· nos, cuando aai lo hubiera pedido la tercera part~ de Jos concPjales. Es decir, el rejerendun~ ~
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1
Todo ciudadano rodria acud;r á los tribunales de justicia, cuando entendiese.que sus derechos 6 inte11eses fa.eran violados por los acuerdos de uu Municipio 6 de una Diputa. ci6n provincial. También el Ministerio fiscal podría recurrir ante los tribunales, por las infracciones de 16y 6 las extralimitacione3 de facultades cometidas por los Ayuntamientos y Diputaciones •. acuerdos de los Ayuntamientos entendería la Au· dien~fri\orio y d.e los aouenios de las Diputaciones, la Audiencia Pretorial de 1,. Habana. En apelación del fallo de ésta, el Tribunal Supremo. El Decre o, que aquí ahorá se Etxaminb, contiene en RU úl· timo título, otra gran ·originalidad, aparte del referendt'1r>t
DYo'
antes cita4o. El Gobernador general podrá acudir, á título de Jefe del Poder ejecutivo colonial, cuando lo estime oportuno, ante la Audiencia Pretorial de la Habana para qne é~ta dirima los conflictos de jurisdicción entre ·el Poder ejPcnti· vo Y 1ae Cámaras insulares. Si surgiera aJguna cuestión de jurisdiéoi6n, entre el Par1amento insular y el Gober· n~dor general, en su calidad de representante del Poder central, y qne, a\ petición del primero, no fuera sometida al ConBejo de ministros del Reino, cada una de las dos partes podrá someterla 4 la resolución del 'fribunal Supre. ·
.. r
mo del Reino, qae resolverá en pleno y eu una sola ins, tancia. ,,. No procede ahora examinar y disoutir detenidamente estas reformas, cuyos defectos no niego. Pllra el fin con que aquí se citan, basta. reconocer, primero, que tienen una grandlkima. importancia y rompen con la tradici6n ba· roorátioa :pian tenida, .mas ~ menos resneltamentie, por f odos ' gobierno de E:tpaft."• ' loe partidos monárquicos y de dentro del siglo corriente: 2. 0 que corresponden, en lo esencial, ai la propaganda· heoha. por loe a tonomietas antillanos desde 1879 A esta. fecha., y a. 0 qu en ciertos extremos exceden, bajo el punto de vista es-pansivo, á lo que rige en materia colonial en Inglaterra. y las colonia.e inglesas. La.e dos primeras afirm 1.oiones por nadie podrln ser puesta.a en duda; a.un ahora. que nadie ae acuerda. ó quiere acordarse de qae la única. vez -que se pla~teó e~ el P~rla; mento español Ja cuestión de Ja autonomía colonitt.l, para · ser resuelta inmediatamente, por medio de una votaoi6n parlamenta.ria-6 sea en 15 de Jllnio de 1880-16\0 los diputados autonomistas de las ..Antillae y los rep~blioanos pe· ninsularea vataron en pro, óponiéadose á ellos todos los monárquicos de la Cámara. La. proposioió n suscrita po\- 1 minoría ~utonomista. de. Ultrama.r sumó solo 17 votps en pro frent~· á 217 en con:tra (*). En cuanto á la íntima. relación de! la ref~rm. de N or viembre con el programa. de los autonomidtas cubanos, ya dice lo sufi()iente la co npara.ció·a de los rlecreto11 de Ne> -
'ª
( ) Véase mi libro L<1.
R&pttblic~ y le11 UfJertatiei de Ullrama.-.
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de Cuba y Puerto Rico y con los discursos y las proposicio · . nea de ley de los diputados y senadores antillanos en las
rabfo v11gundbd, •~ doctrina reff.rente á la ..suspPnsión de .loa • aooArrloe insal res cuando estos son contrarios á la Coneti· tucióu del reino 6 al derecho .aaoional. Más grave aúo me
Cortes españolas, desde 1875 á 1896 (3). Pero á todo eso
parece el art. 2. 0 ad icional que sustrae a\ la absoluta com·
hay que aiiadir Ja declaración exp1icita que los 6rgan~s di· rectivos ]ocalee de eses autonomistas hicieron en Diciembre
peten cia de las Cortes la modificación de los Estatutos colo·
víembre con loe Manifiestos de las Directivas tlutonouíista~
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de 1897, afirmendo que tn los decretos aludidos eat~ba cont.enida la· doctri11a de loe partidos auto11omistat:t de las Anti-
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Has. De esf a suerte se rectificó, por quien podía, la tesis man·
nialP.R, una vez aprobado el de' 25_de Noviembre del 97. Esta Sblvedad, cuyo
Vail0 1t doctr¡nal
me parece evidente,
. abon.tl mi afirmación de que en el ordeu de iae ideas, lo he·
tenida pC'r Jos directores de la Junta separatista de Nueva Yoik de que Ja A ute)nomía eones grada por aqueJlos decre-
cho por el Gobierno eap aiiol á fines de 18 97 revisiun caráo· ter por todo flXtremo excepcional y plausible, en r ación con las f xperienoias eolonizadoraa de nuestros tie~po • Sin que
tos o era unM verdadera Autonomía (4).
t>Mto obste-como antes he indicado-al reconocimiento de
Más discut1 ble perecerá la tercera tesis. Sin embargo, es
e. tras equivocaciones y contradicciones de aquel decreto, so·
positi~ la Gr~n Bretafia no admite en el Parlamento nacion~ lJNlirecci6n general d~ Ja política británica, á loe reFreeeDtent~~ de sus colonias.-Del propio modo, taJDpoco acepta 1'Ppomeabilidad alguna en la deuda y las obligacfones e éstas.-De ninguna suerte admite limite á Jo qu~ allí ee Jama el derecho impen'al ó sea á Ja facultad del Parlame ·to de resolver por si y de imponer á las colo· nias lo qne estime conveniente al interés de toda la nación, aun cuando se trate de materias :más ó menos sometidlis á
bre cuya confección corren errores que algún día deberé rectificar extensamente (*).
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Del mismo modo convengo en que el Ministerio liberal no hizo por aquel entonces todo lo necesario para que las
.reformas
de Noviembre prodojeran el apetecible efecto,
teniendo en cuenta que de es s .reformas se esperaba, no
s6lo un u.cejor r égimen de nuestras Antillas, si que tam. bién la terminación de la guerra <iubana, en la cual eran pt1 rte lm1 cubanos insurrectos y los simpatizadores de los
la ju~isdicci6n colonial.-Y en fin, en punto al veto de los
Estados Unidos. No tengo por qué ni para qué aemostrar
goberDadores, aun en las colonias d~ gobierJlo responsable,
que no todo lo que yo recomendé po~ aquel entonces fué a tendido y que o hecho al fin en Puerto Rico me intran·
ni la lt>gis1aci6n ni Ja práctica inglesas reconocen corta·
pisas. En tal supuesto, yo, que tegurame11te no he pasado nun· ca ¡>Or conservador ni pacato en mis camp~iiae aotonomis· tas, tengo que oponer beetante 4 los .arte. 30 y 43 del de· r reto de 25' .de Noviea:. bre de 1897 que exprepan. con dep]o .. . 1
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quiliz6 y ape116 extraordinariamente (5). (•) for lo pronto véase mi discurso pronunciado en el Congreso de los diputados de España en J1 de Mayo de L898. al discutirse el bilZ de indemnidad pedido por el Gobierno, con motivo de les Decretos de 25 de.Noviembre de l 89i.
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Pero con la misma sinceridad debo soetetier qne la nueva oondoct del Gobierno espatiol abonaba, á pritloipioe de 1898; .as{ Ja confianH qne en él pos? l~ mayor parte de I~ sooieda4 cubana, &l!BiO a de libertades y de paz, CÓm~ lae eeper11;nzas . ' . generales de·próximos y lla'tisf~ ctorioe resaltados. . . Por lo. pronto, se constituyó el Gobierno inenlar .con elemeJ?tos · prestigiosos, tomados de loe antiguos partidos a,jtooomi ta. y reformista, fundidos ahora al eft1cto de dar . r alidad y eficacia á 101 decret-0s de Noviembre. El anti· gno partido conservador aceptó la situación creada por éstos y se dispuso á cooperará la normalización del ordet& político y eociál de ·lu. grande Ani;il~a, sin . menoscabo del carActer · de aquel grnpc polltico. Renació la fe~ el pa~e. Termina· ron las 'deportaciones gnbern,,.tivae, loe fneilamientoe y lai
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redadas políticas. y oomeoza.ron ' vol ver loe emigrados volontariQS, l_!ls gentes temerosas que desde 1896 á mediad0& · de ·I89'z, se habían refugiado principalmente en Méjico y 101 Estados Unidos de Améri~a. Hasta en la gnerra se notaron; Jo efectos del cambio de dirección política y militar. Toda.e 11U1 acciones mili~aree de aquellos día~ fueron favorables á las tropa~ del Gnbieroo,, las ene.lee salieron de la inacción en que apareciu.n doran te el segando semestre de 1897, en el cual loe ibímrrectoe llegaron á dominar cómple·
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medidas coatra la tendencia cada vez más acentuada. entre loe revolucionarios á transigi'r cou el Gobierno. insular, la directiva separatista de _N neva York comenzó una vigorosa. propaganda sobre el tema de la ºneubeistencia probable de las nnevH reformas, ya que era imposible insistir en la negación de que éstas füeran ve~dader .. mente autonomistas. :.El .Gobierno insolar cubano dió en 22 de Enero de 1898, un Manifiesto al país. Ea él ee leen l~s eig11ientes frase11: 11:1 nuevo régimen ~sel ¡:oleno re.:onocimÍ~nto de la 'persondidad poli· tica d!' lá colonia. Dueña será en adelante de sus destinos, y como en los púeblos Jib·es al podar aeompaiia la respona&bilidad, los desaciertos que tuvieron su origen en el ejercicio del primero imputables serán tan s6lo á ll\ colonia aut6nom!L. Para delibe.rnT y resolver e'n punto á todos los asunto& propios de la vid'l 10~"1 existirá el P?der leg.islativo, asiento de la TOluntad popular. Solícito guardador de los derecho• y libertades de la colonia y ge• nuino reprel!entante de las ten iencias y aspiraciones dominantes en el 'Parlamento insular, el poder ejecutivo, en sn carácter de Gobietno responsable, cuidará 6strechamente de lle.,ar á la práctic!L con entera (idelidau ll\s determinaciones i\U~ el legislativQ adoptare, haciendo que la fuerza o 'Jli¡aíoria que les corraspon le conserve intacta todlL su e6 · cacia. As[ la formula de el gob!frno d1l p l~& por el p~ÍJ y pira el p1>ía en¡:arnará en la vida real, imperando e11 de5ni'tivll las corrientes de ep¡ni6n que hayan alc;:a11.zado el concu;so del sentimiento público. Eii un régimAn que descansa ex~lusivamente en la confianza qué á los
.tamente todo el campo del <feparta~ento orieotal. L11ego 1oe ineorrectos·del resto de la fala evitaron todo choque con las trop&e del 'Gobierco¡ varios e becillae a.cataron la nneva legalidad y alganos y caracterisados simpatizadores pu· blicaron en Nueva York sn opinión favora.b!& á la paz garantizada por 'el nuevo rég•me~. Y mientras qne los je-
Fuerte con la ~obiHoima cooperación del Gobierno de S. M. y con el ' leal concurso de su digno representante; fuerte t~mbién con el apoyo
fe• de la ipenrrecoión iniciaron una 11erie de tremendas
de la opiri6n h•nr1<da y se:is'lta Aquí y ea la :'lle~rópoli; pcseido de
ciudadanos :nspiren los Jep~sitario 1 del podel' p6blico, y dentro del en;\ el Toto decisivo pertenece, por lo miamo, al pais .... •. •). Bn la clara conciencia de su respoos• bilid&d, el Chbierno p'fov1e1onal llenarl todos eua deberes con inquebrantable. energía al par que con me1u:ada prudencia, sin dar entrada jamás á m wiles .ap 1sionados' .
1
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JI
... 61
60 robu\ta fe en la restauración de la paz merced á la ealvadora inflnenci11de Ja nnev& pol!ti~& colonial, que será perdure.ble, y con!& enteres& de Animo que la· situación exige para conducir i buen puerto la combatida nave, pondrá ()a viene haciéndolo),' todo su empeño en asegurar al nuevo régimen la confianz& de todos. El eshblecimiento de la autono· u¡ía 110 es ún~camente la victoria de · un partido; es el triunfo del buen seniido, de le. experiencia y de la previsión, · del patriotismo sano 6 dnteligen~e que acalla las pasiones para que domine la razón y se ~idan los funestos resultados de la in~ransigencia contra el remedio que la humso1dad, la juetici11 y la cordur& prescriben de conruno pare. poner prontd tér,mino á los males .p~blicos, los cuales i todo alcanzan y nada perdonan ..... 1 • • • • · P(\r; la alte,za de mhas á que obedece; pqr el ancho campo que abre i tod.1.s 1'88 manif~staciones de la vida poHtic& y social; por las garantf&s que brinda á, todos los intereses legítimos bajo el ámparo de la ley, el ;nuevo régimen está lle.mado á ser el patrimonjo común de cuantos amen á Cqba con amor noble y vivificante, hayan nacido en su suelo 6 con ella e[ tfo unidos por los latos de· la afección ó de la fortuna. La auto· nom la a nad·ie excluye; es un régimen &bierto i todos, y á todos ofrece los Ü! edi< ~ de cooperar honraaamente·á la consecución del bien general. SÍn 'd ~$dOro pna nadie y con honor para te dos llama la nueva legalidad á 'su seno, á Jos que se precien de buenos ciudadanos y que si lo fueren e;n ~ealidad, no habrán de permanecer impasibles ante las desventura11 de todo un pueblo é indiferentes ante la consagración de sus derechos. Sea,el pasado ens.e ñanta provechosa, pero no semillero de odios ni fuente impura de recriminnciories. Ha muerto par.a siempre la política de la suspicacia y de la proscripción, Todo~· somos cubanos y todos somcs peninsulares. ., Tiempo es.ya que la reflesión
Ee
sobreponga á loa extra,.íoa de la
voluntad y el civism.o aJ imor prcpio. N~die ~iene derecho ' .inmol&r u.n putblo en ans 'de ideales no compartidos por Ja comunidad, al paao quJ todos vienen ·obligadoá á eecundar generosamente el alto empeño de mej\)rar la suerte de la Patria amada, asegurándole los dos bienes por excelendia para toda socie<h.d cultn: el orden y la libertad, .••.•.•.•
En estas circunstancias era lo natoral esperar que con · '1
1.
relativa calma , la.
~ueva.
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política.
col~uial
produjere.
~u
efecto. Asilo reconocieron y proclamaron ~odos los pe,r1ódi· . cos europeos y buena. pllrte de los americanos. En idéntico sentido se expresa.ron los repreaenta.ntes de loa Gobie1 nos ' de Europa cerca del de Madri~. Buena prueba de la firmeza y el alcance de est& benévola. disposición de todo el mundo contemporáneo fue la. resola· ción de loa bc.nqueros europeos de que a.nte~ he habli.do, de hac11r al Gobierno esplifiol uu empréstito c~nsiderable para la. unificación y el pago d1r h. deuda. de Cuba. Para ~ste empréstito se buscarla. un capital de 100 millones da libras estArlina.~, dedicándoee ochenta. á la. compra de toda. la D euda. culta.na, co'nsolid&dd. al 3 por 100 Y ga •
ra~Úzada. ex1:lusi vament11 con la::1 rentas de la. grande An • tilla y con los beneficio1:1 que reportaría.a algunas concesi~ nes mineras y ·de ferrocarriles y varias explotaciones 11gricolas. L'<>s 20 millones restantes se dedica.rían á la explotación de las riqueza.a natura.lAs · de Cub~ por una. empresa. particular, pero con la. protecéióa del Gobi<lrno eapañ.ol. Loi; p1<trocinadore:1 de este negocio no creían inverosímil que el Gobierno inglés tomara. , en firme, pero en secreto, 50 .millones de libras, comCI hizo, en su die., con la.a a.ccionet1 del canal de Suez. ' 'fodo esto llpa.rte de los dos empréstitos de ocho millones de libra.e ~obre las minas de, Almadén y la ga.ra.ntía. del impuesto de tráfico y navega.cibn; asi como
.de
la creación
en Madrid de un Banco anglo español, co.n capital de cuatro millones de libra.e, cuyo principl'.l objeto seria. colocar en el mercado inglés los paga.ré3 y Deu• da. fi )ta.uta del Gobie,rno 1 eerafl.ol.
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C_laro se est~-que los sostenedoros y si~patizadores de la in~urrdoción cubana habian de hacer todos los eefaerzolt ima~inabl~s para ·d estruir las nacientes esperanzae y para que fracasaran tanto Jos decretos autonomistas de Noviembre del 97, como los esfuerzos del Gobierno insular oub.ano. Con tal propósito se iniciaron y desarrollaron algunos tra· bajos para ptovocar graves par.turbaciones del orden público en les ptincipales ciudades de Ouba. Las autoridades de la H11.b11na tuvieron notici&s de un alboroto proyectado para Jos últimos días de Dicie~bre del 97; alboroto que debía verifi,carse en la ca pi tal de la Jala antes de que se nombrara y c~mcnzara á funcionar el nuevo Gobierno autonomista A°bortado el plan, se reprodujo, dando por efecto el motín 5 de Enero. ) . de la . .Habá1Ja.del ' No hay por qué ni rara qué negar que éste tuvo nna positi::-a gravedad. Ni sería discreto¡ re~sjar lo más mínimo ·111. Sj¡Vera censura que merecen todos cuantos por diferentes motivos, en distinto estilo y con ~iversa responsabUidad, figu)'aron ~n aquel triste snceso, cotiro principales actores y ~operadoree, manifiestos ó reserddos. Varios periódicos, aparte del provocador del co1.flicto, fueron atropellados ó a·ni.enazados; la alarma producida en la HabatJa llegó á ser extraotdineria; la repenusión del Jncuo fuera de Cuba, in· men!!a y suma Ja trarsCE~deilciK dÜ mismo, en los críticos • ' 1 .mtmentos de Ja instauración del nuevo régimen . .Pero tam· bién hay que advet tir que ni cónetiles ni los particulares • . I e:xtranje1 os -r~sidentes en la Habana corrieron el menor peligro, ni las aut?ridades espafiolas-fneulares ó penin~ulares --f'ronomizaron energías para conseguir un rápido y comp'eto hito, que en efecto consiguier9n, restableciendo el.or-
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den con la co~peración de todos los ele1mnto::1 11oci1il~s, y d& tal suerte, que, desde entonces hasta ahora, no se ha adver· tia o el meDor síntoma de la reproducoió~ de.aquellos deplora bles sucesos. . Cierto que uno de los sensibles efectos de aquel incidente fné el fracaso de las gestiones que en Europa se ha· ' cien para dará la nueva situación cubana poderosos m~· dios económicos que asegurasen su desarrollo. Aun sin que hubiese por alguna pa•te '(Y. lo. hubo) interés en asustar á los negociantes europeos; el motín de Enero tenia por si bastante fuena para aconetijar á estos la espera. Luego vinieron otros moti.vos para determinar el abandono co~pleto de t~do proyecto fi.nbnciero: porque pronto se pus~ en eviden~ia que la insurrección .separatista continuaba disfrutando del apoyo de 1ot1 Estados Unidos y que en est~ pafs había muchos elementos propicios á la guerra de la .República con Espafia (6). Pero también e ex oto que, aun después del 5 de Enero, funcionó ·. regularmente el Gobier¡o insular y comenzó la treusfürmaci6n del· régimen administrativo de Cuba. De igual modo puede aaegurarse que ·después del 5 de Enero, la insurrección no h.izo el menor avance y que todo se dispuso, con r~lativa regularidad, para conseguir la realización de dos actos compl~mentarios de la creacióu del Gobierno insular l. 'ó y absoluta~ent.e necesarios para flfil'mar la nlleva s1tnac1 n política. M;e re.fiero á la elección de representantes en las Oortes esp~fiolas para contribnir, en ~l seno de estas, á la di&cusión, ratificación y votación definitiva de los decretos de 25 de Noviembre de 1897, según· preceptuaban )os arti· culos adicionales tte estos y á la·elección y constitución de
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las Oámarlls insulares, CU) a ,misÍón excep,cioni.I, por muchos conceptos, era de compl~ta. evillenCia. Lae elecciones d~ representantes en Cortes, por su~ragio univorsa.l, habían 1 'I de iverilicars~ el 27 de Marzo y la .apertura. de la.e OÓrtes en , Madrid el i5 de Ábril, fecha que se antioipb siete días por ' decreto de 14 de-Abril de aquel año .' l1ll elección de las o¡. ' maras insuli.rea tendría efecto á mediados de Abril y Ja aper~ora. d~l Parlamento colonial el 4 de Mayo. En tanto el Gobierno insular ~ublicó sos Manifiestos de 22 de Enero y 30 de Abril. El día 2 de Abril,
costa de todos lea aacrifici~s, el honor y la soberanía de la naci6n y lu
,,
el 1pismo Gobierno dirigió al Presidente Mac Kinley er siguiente cablegrama: 1
'
Ante el em¡:ft!ño que forma ese Gobierno l!n restablecer la paz y la prosperidad de este pais1 cúmplenos decirle que los insurrectos forman • • • 1 una mrnor1a, mientras los autonouistas rerresentamos la mayoría del pueblo cubano, decidida. á salva r las inte1eses de la civilizaci6n por los . medios•de la libertad~ 19. justicia. '
:y:á mediados de Abril, cuando se evidencia la poHtica violenta del Gabinete rt0rteamerican~, el ~obierno de Ma~rid . recibió de la H11bana eJ siguie9te de~pa.cho, firmado por el Gobernador general D. Ramón Blanco: .
¡
1 •
c,El Consejo de Secretarios, con plena conciencia de su representacion como primer Gobierno auton<1inistll de Cuba, r~ega á V E. se sirva eleva; á S . IvF. la Reina y al Goi:.iernp, la ofe~ta incondicional de su conc~fs~ 'para la defensa de los derechos de España y de lRs libertadesy Ja re~ene.raci6n de esta isla, y \B segu rida.d de que la inmensa mayoría de , este pueblo, alentada por el generoso espfrit'u de nuestr.i raza y agra· deci!la á la noble co~anza y re~titud de la Jifadre pat•iR Bl otorgarle en críticas circunst11nci11s'un sistema de Gobiernp pr pio, que brinda á toda 1 eana a~pirAci6n, eficaces garan•.)as, y admite 1razouables ampliaciones, eet§. Y estar§. resueltamente §. su lado, para m'lntener á todo trance y á
libres inetitncionea de la colonia. ·
Aparte de esto, el Gobierno insular decretó en l.º de Abril del 98 1 que en vista de estar adelantada la pacificación • 1 delas provincias oocidentales de CJnba, e cesara. la concentra.· ción de los c~mpesinos, autorizánd?l~s para regresar con sos familias á loa campos para dedicarse en ellos ' sos la· bores habituales, protegidos por 1-.s autoridades y juntas de auxilios.• Al efecto, y á fin de que a.quellps no carecieran de medios para dedicarse al cultivo, se abrirían obras públicas -Y se establecerían cocinas económicas que normalizasen y facilitaran e 1servicio. Por este miemo tiempo, el Gobierno insular cuba.no en·
V!
viaba. á ashington dos representantes para preparar un tratado de comercio, de.l modo y 'manera que autorizaban loa artículos 37 al 40 del Decreto de 25 de Noviembre de 1897. En Washigton permanecieron, poco tiempo, aqu~lloa funcionarios en relación cons.fante con los ministros del Pre· sidente Mac·Kinley y alentados, al principio, por el Gobierno y los funcionarios americanos para llegar á una ver. dadera. intimidad comercial d~ los Est~dos Unidos con Cuba y quién 'ea.be si con la misma Peniosula española. Por cierto, que, (según se me asegura.) si bien los delega. dos de C~ba terminaron todos sus proyectos, no sucedió lo propio con el representante de los Esta.dos U nidos, de suerte que, la ruptura. de relaciones de estos con E3paiia se pudo producir antes de que las oficina.ei americe.nas hubiesen' pro-
porci~nado los d~tos y · !as proposiciones que les correspon· dian y que se consideraron como ur~entes, al principiarlas amistosas negociaciones ' que he a.ludido antes. 5
66 -
67
Se comprende que el prospecto feliz de las cosas cubanas , á ñnee de Enero de 189'8, había de disgastar profon·
verse á salir de sus naturales def~nsas, eó el fondo de la ,, manigua. La propaga.oda. antiespailola crecía al compás de
damente á los partidarios de la insurrección separatista. De aquí un deses¡:¡erado esfuerzo de é~tos, que en• tonces pusieron todo su celo en la agitaoi6.n popular de ·al·, gunas ciudades de Norte América. y en recabar determina· da.a actitudes del Gobierno de Wtishington, prescindiendo pos de la grande Antilla. La agitación norteamericana fué considerable. Los perió·
Jos diflciles éxitos del Gobierno autnnomieta. Pronto apa· recieron dominando)odo este movimiento, el sentimiento de Ja e:spansi6n territorial norteamericana, la idea de la hPge· monía y el pr<'tectorado de la gran · Ref ública sobre todo el nuevo Continente y el propósito de extremar la famosa doo· trir a de Monroe (7), ya bastardead" desde la época del pre· eidente PoJk, 6 sea desde 1845. Htiy bastantes motivos para .Pensar que Mr. Mac iriley,
dicos de mayor circulación, como e\ Ffi'orld, el Sit1t y el Be· 1'ald, se cubrieron de graba.dos y anuncios sensacionales. El
como Mr. Clevelan.d y ene respecti:voe ministros, Mr. Day y Alr. Olney, no veían con buenos ojos la intervención Pn
grupo de senadores, de l:llUY atrás comprometidos en favor del movimi separatista. cubano, redobló sus esfuerzos dentro y fuera maras. Verificá.roJ!se meetingt', no
Cu b~. En igual sentido estaban los presidentes de las dos
-
'
casi por compieto de lu. dé~il Ctlmpaila militar en los cam·
1•
Cámaras. Todavía más opuestos á toda aventura se mostraban e. gunos publicistas, profesores y po iticoe nortea.me· rice.nos. Buena prueba de ello so.p los folletos que, · con tn
solo en aq aellas locali es donde, como en las {>rincipales poblaciones de la Jrloriaa el element() cubano era considera.·
valor cívioo y personal, admirable, publicaron por aquel entonces hombrea de la altura y del prestigio científicos de Mr. Phel pe y Mr. Harta; el primero, una de las grandes 1
· ble, sino en otras h eta entonces ext·rañas á las simpatfae Heparl'tistae. Disco ióse acaloradamente si proced~a tan solo · el reconocimiento d. la beligPrancia de loe cubanos insurrec· toe 6 la ,proclamación de la. República. de Cuba, aun cuando
autoridades jurídicas ~e la Re¡ úblicb., Embajador de la misma en Londres hasta hace poco tiempo y candidato hoy muy sostenido á. l p~esidencia del Tribunal" Supremo de aquel
fuera. evi nte que, por aquel entonces, loe insurrec os dificil· me te habian ~odido con·s tituir on Comité.directivo en la isla, sin lograr nunca estaplecerlo n pobla~ión blguna, ni aun en ~I deptlrtamento Oriental. donde di . frutada de mayor devo ci6n y ~ ude. por parte de loa campesinos, guajiros ó ne· gros. No menos palpable er;a que el campo de la insnrrec· ción se babia reduddo considerablemente, estando asegura· das las coIIJ.unicaciones y los cultivos en todo el Occidente y que las fuerzas insurrectas habbn disminuido sin atre·
• 1
país; P.l a gundo, docto catedrático de la U oiveraidad de 1
i
Hat ward y aiu~or de varios importantísimos libros sobre el der cho y representación · de Ice Estados Unidos , como la.
celebrada lntroditcción al estudio del Gobierno federal y los
Ensa1101 prdcticos sobre el
Goóitr~w
americano, con motivo
de la cu~sti6n chilena· en 1891. Pero la ~la creció y lea sirnpatfas en favor de Cuba opri· mid»., ee trocaro11 en pasión por la extensión y el poderío
,..
• _. 68
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de Norte América. Por momentos eubi6 la pres~6n. En esto únicam~nte se apoyan los que preten.den eicuear las contradicciones y ~l repentino cambio del Gqbierno de Washington, respecto del que, su ministro en San Petereburgo aaegur11-ba al Gobie,;o ruso', y éet~ trasmitía, ,en 30 de Marzo, tl eepafl.ol, cqne no COntribuirJa al CQDflicto de la ~epÚ· blfoa con Espa'fia, • El incidente del !J:faine sirvió á mara.villa para que esa presión ~umentase. L:t. 'malicia ha a~ribuido este deplcrabl~ hecho, 11. Joe intransigentes} patrioteros de Cuba, que eofia· ban con vencer .en lucha franca, á los Etadoe Unidos, alli considerad;s como el alma. de la ineurrecci6n separatista, y cuyo triunfo, en último caso, facilitada· á Eepafla una salida honrosa, que ell,os m;eiian imposible frente á frente de lo~ cubanos ineurrelltos. Pero también la malicia 11:tribuye á algu'nos separatistas, y sobre todo , á loa 1 · sim~atiza.dores de. los E~tadoe U nidos t ya que no al Gobier • no de ~atoe, .~uel deplorable suceso, cuyo perfecto excla· recibiiente ha Únpedido el Gobierno norteamericano, con un.a torpeza y una insie'tencia apenas cpmpreneibles. Lo veroeitnil fué debida á CliUBas . es que aquel!a catástrofe . 0
1 •
1
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fortuitas. · . Luego viene el incidente de la carta del ministro español Sr .f Du,PUY de Lome contra el .Presidente Mac Kinl11y. No · .haf que olvidar que esa carta era. privada y que, sustraída de~'cd'r~eo, fué p~blicada por el Journal de Nueva York , ardoroso enemigo de Eepafia. B~jo' esta presió.n, · el Go.bierno de loe Estados Unidos 1 • ' realiza y prepara actos por todo extremo sospenhosos. P.rin. cipia por rlisistir.abiertamente las reclainaniones que el es·
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1
pafiol le hace contra la permanencia y la. propaganda de la junta.separatista. cubana en Nueva York. Luego, resuelve . que el acorazado Maine fondée en ~l puerto de la Habana, á riesgo de que las gentes de fuera ~ean que la presencia de ese buque es precisa. como garantla de la vida. y ha.cien · da de loe americanos en la capital de Cuba, mientras, los cubanos y los peninsulares sospechan, por d~vereo con~epto, que este es nn medio de alentar. Já insurrección 6 de provocar un conflicto, como el q'ae buscaba. el barco filibustero La1irada viniendo á Valencia, so pretexto de cargar f rutas. 1· Enseguida -y muy pronto,-se organizan las escua· dras americanas que se situ.an. en las proximidades de Cu.ba y se inician los grandes armamentos en la República. B~ efecto debi6 ser tal, que el Gobierno eepailol Jo denunció á ,las i:otencias europeas, y el ministro de Eepai'i.a en Wae· hi11gton no t:tubeó en afirmar, después de ciertas investigaciones, que aquel movimiento alarmante obedecía al de· se.~ del Gobierno americano,de entretener á los jingoes. Ad aparece en loe despachos del 7 y 8 de Febrero de 1898. Pero el 25 de este mes, ya el mismo ministro espafiol en Washington se inquieta ante l1dmportancia y la. precipitación de'esos aprestos milit~res. · . Luego se da la reclamación de W ílshington pidiendo el • inn;iediato _relevo del ministro espafiol Dupuy de Lome, Clllando éste ya · babi!' dimitido: relevo seguramente justi· ti.cado, pero que abonaba, en último extremo, la petición de u~ traslado del o6neul Lée, muy e~spechoso para las auto· ridadee y los particulares espailoles de la Habana. A poco, surge la pretensión americana (3 de Marzo)
.
.
1 .
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·10
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de, favorecer con auxilios á los rec9ncentradoe de Cuba., y
'}~ confirmación que sucesos absoluta.in.ente indiscutibles han
• · Jnego la idea de que estoa auxilios sean llevados por
.dado deepué3 á cierta.e deeta.vorables presunciones de los
buques de guerra. de los Krta1oe
\!
Unid.>s: pret~nsión
que
pecar de candoroso~, hasta un grado a.penas verosímil, el ne· gar
l:!&~er 1
•
•
de los ingenieros y marinos
sobre la voh1dura del Maine. y el Gobier-
no ' de. lo~ Estados Unidos se niega., primero; á que loe
pcimeros días del mes de Febrero de tJ!98. . Sobre todo es imposible cerra..:- Jos ojos ante la evideacia de que, á medida que se a.cercan las elecoiones de diputadoe & Cortes y de la Asamblea, inenlar~ las dificnltad~:i y a11n . las amenaza& de Norte América crecen. Cuandd ya. se
de
á todo esto no cesan las · reclamaciones del Gobierno
~~drid a1 de Washington y á los \de •las gr~ndes Poten-
ci~ .: de Europa: ya sobre la necesidad de tiem~o y es·
pacio ' para que las reformas autodomistas de Noviembre 1
•
.
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dt! 1897 produzcap sus inmediatos efectos (contándose entre ellbs, en primer término, la.a elecciones de diputaios á Cor· tes "y de · mieml;>ros en la Asamblea. Colonial), ya sobre
¡
está' á punto de que se reunan las Cortes eu Madrid y la Asamblea insular en la Habana., el Gobierno de Wae· hington se d~scompone, obljga al ministro Mr. W opfor.d & variar de actitud y de lenguaje y fór1Dula las acrea exigen · 1 oías y la conminación intoler~ble que aparecen en la. M<t.-
nifestilci6n esc1:ita de 23 de Muzo y ea el Apunt~ de 29 del . '
próximo mes. Desde entonces no hay en aquel Gobierno otra dieposiéión que la exigeicia y la. esperanza de que el
lafot3rpretación que .los i~eurrec'toe y sus simpatiz~~oret1
de Madrid se le someta, reconogiendo la personalidad de los
dJ n á la actitud y las determinaciones ·de los Estados Uoi·
insurrectos y. el patronato dA Washington .
d 8, como u:u)dos de protección a.Í 1
•
•
1
~óvimiento separatista.
G obiernos amer}oan~ y espailol, .quf concluirían por una. 1
gnerra., 1postrera esperanza del agonizante separatismo 1 . 1 bano. '.
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. '> 'No hay que pecar de prevenidos y maliciosos en la eeti·
.~ción de estos hechos y de estas indioa'ciones; pero, aun sin
j
La mayor fuerza de esta consideración arranca. de la im·
1
( c~ya gran fuerza. radicaba en las j:an tas el e N uev11 York) y pomo ocasión 'propicia. de rozamientos, y choques de los
1
mantenimiento de la insurrección cuba.na, á partir de los
América para formar juicio, y. segun~o, á qu~ se comunique
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Uni·
i ng'erlieroti 1 marinos e:ipañoleti ooncrrnn con los de Norte al ~ongreso americano el primer lfüc~amen, aompailado del ,il)forme de los esp11.ñoles.
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ia influencia directa que la actitu1i'de loe Estados
dos (de su Gobierno ·y de sus 'ci~.d11.danos) ha. tenido en el
al de Washington.
norte~mericanos
1 .1
eeri~
da á muy serios coufl.ictos, según el Gobierno espafiol hizo IDivúlgase el dictamen
1
alarmados observa.dores de Marzo y Abril de 1898 !
nacerbaba ,á• los patriot11s de la isla ·y pa'r eció ocasiona·
.posibilidad de imaginar que ótra cosa ·hub1eran podido ha·
oer loa E':!ta.doe U nidos para. evita.~ la eficacia de l?~ deore· tos autonomistas de 1897 y la. pacificación de faba, si realmente se hubieran propuesto,
·CO
de un
modo ¡ públi.
é indiscutible, semejante conducta. .
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Aef como he negado fuerza al arg11mento de la debilidad del Gobierno eepañ9l respecto i las exig&ncies del amer.ioa· no, antes de la seria intimación formnlada por éste, al fines de M"rzo de 1898, tengo que reconoéer que no seria Ucil refntft.r el o~rgo rel11.1ivo á cierta excesiva confianza y hasta cierto can~or de parte de los pol~ticos españoles, en sus gestjonea · y· pi:ecauoiones contra los procedimientos de Norte-América, al partir de mediados de Enero del mismo afio. Los datos del Libro Bojo ya ofrecen serios p:iotivQs Fara una reserva poco satisfactoria: pero lo que después se ha evidenciado, por ac· toe.precisos del Gobierno de Washington, por la pub!icaci6n de las instrucciones de éste á sus c6neulee, eue marinos y sus· eoldadoe, .,y por las declaraciones, más 6 menos oficiosas, de carilcter retrospectivo, de sus mi~ietros, sus representantes Y ene .diplomilticos •.. eso ya impol!e una explicaci6o en regla á los directores de. la P.olitica espafiola. Tal explicaci6n no se h!i hecho todavía é intereeá mucho, por lo menos, al pres• tigio de nuestra diplomacia y al 111. claridad de nue~tra ~ deso• rientada polit~ca exterior. · A decir verdad, mb duros so~ los cargos que rei:iultan contra los }JOliticoe de W aehin.gton • Pero eses tacpae y esos reparos son de carilcter muy opuest.o al los que eJ pue· den formular contra los gobernantes de Espafia. . .1 De todas suertes, resulta,que, baciael 8deFebrero de1898,
'
•
·~ 7~
...
-
ya. el Gobierno espaíi.ol debió c mprender que sus relaciones • -0on el americano tomaban un carácter alarmante y que en previsi6n de a~ontecimientos m~s graves era preciso llamar la atención de las demás Potencias. Así lo hizo, hasta cierto pan to, determinando sus gesto~e~ distintas actitudes e~ la.e Potencia.~ requeridas, cuya d.tsposición contr'buye $ aoen• toar. et carl cter internacional que
de~de ~u origen tuvo la
-0ueetión dA Cnb,. Esto ee desprende .del f,i6r , Rojo. Pero be.y que repetir
y
que .Ja publfoación irregular mutila.da de la mRyor parte de loe despachos y lae comuoicauionee que constituyen el referido Libro,.no consiente un 'juicio definitivo. Tal juicio se '
1
fo~mulará cuando los otros Gobiernos extrra.njeroe, maie des·
preocupados · que el espaíi.ol, comuniquen á sus respectivos . Parlamentos, como es cost~m¡brP, un, &xtra.cto de cierta ex:· tensión, de sus tratos y gestiones diplomáticos, en el curso 1 • de ·loe años 97 al 99 ; Asímis~o ha.y que notar quh ·en el Libro menciona.do no • 1 • ~(loneta »na verdadera gestión perca de otros Gobiernos que 1 • loe ~uropeoa. .' ~ierto que en el meocionadb Libro bpa.reoen varios tele· gra.ma.e y algunas circulbree· dirigidos genéricllmente á lo~ • 1 1'epreaentantes .de .EspaiJ,a en!' el e0tranjero.- Estos des· . ' ' pachos comienzan en 24 de Miti.rzo de 1898, cuando el mi·
nietro norteamericano Mr. W:oodfor~ advierte al Gobierno espdiol que el Presidente Me.e Kinley está dispuesto á lle· var al Congre~o. el asunto del1Maine y la totalida.,d de las
.
·relaciones de Eepaiia y loe E~ta.doe' Unidoe, si en muy po· , cos días no ee llega ~ un a.cue~do que asegure la paz in me, diát8 1de Cuba.,'
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..
.
1
También tiene igual carácter de gPnera.lidad el despacho de 25 de Marzo, proponiendo el arbitraje de l,ae Potencias a.migas: el de 31 de Marzo, dando cuenfa del Apumte de Mr. Woodford: el de 18 de Abril c?n él primer Memoran· dum Eepafí.o :: y las dos circulares de 21 y 23 de Abril, dando cuenta del rompimiento de relaciones con Norte América. y del segundo Memorandum de nuestro Uobierno. Pero hlly que notar: 1 .0 que ,en todo el Libro Rojo oo a.parece la menor alusión á las contestacioneo de 1011 i-epreeenta.ntee eapa.fiolea en América. 2. 0 que de ninguna suer· te ee hacen á éstos, encargo¡;¡ especiales más ó menos relacionados co.n la situación y la acción de la América latina. 3. 0 que antes del 24 de Marzo, ya el ()obierno eepbñol se babia entendido por tl'ee veces (16 y 22 ·del propio mes, y el 8 del anterior) dt1 un modo particular, con los Gobiernos de Francia, Alemania, Austria, Inglaterra, Rusia. é Italia, obteniendo de ellos contestaciones más ó menos aatiafaoto· · riae. 4.0 que al pedir consejo y proponer el arbitraje á los demás Gob.iernos, el Gllbinete de Madrid sólo ee refiere á las Jirandqs Potencias, según resulta del texto explícito de Jos telegramas circula.rea de. 24 y 31 de Marzo y 14 de Abril; y 5, 0 que sólo con estas Potencias y luego con la Santa Sede, · cuenta, despbés del :!4 de Marzo¡ sobre todo, para llegar á. la e~speneión de hobtilida.dee en C_uba. y á. loe actos que con e11a. su11penaion. se relacionll.n. ' .. De todo esto ee deduce que, realmente, para el Gobierno espaiiol tuvieron escasa. importanÓia la actitud y· las disposi· cionee de la América latina. Confirma esta creenc:a. Ja reraeerva. con que, respecto de este particular se explicó el eeeeñor ministro de Esta.do D. Pío Gallón al ser interroga.do ,;
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1
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por mi en el Oo,ngreso; Ja tarde del 13 de Mayo de 1898. De todas suertes, ea innegable que• en el L ·{¡ro Rojo • • 1 se prescinde de aquella Am~rica. La omiei6n sl>rprende y no puede pareoer bien á cuantos .den al negocio de que aqni se trata una grave transcen· denJ:ia; porque no .se necesita gran esfuerzo ni' son precisos mu~hos antec~dentestécnicos para pensar que, en el conflicto que eetudiamoe, era indispensable la intervenci6n de Ja
que para to'das éntraña la polftica anexionista del Norte, por reducidas que sean las pretensiones inmediatas de ésta y por oon~reto y tranquilizador que .parezca el otivo de las ges
América espefi.ola'. Abonan este parecer, pr1ncipalmente, dos rHmnes. En primer término, después ..d~ la rectificaci6n de la doQtrina ' Monroe, en Ja época del presidente Polk; de las tendencias manifiestas en Ja convocatafia y celebraci6n del llamado Congreso panamericano de 1889, y sobre todo, del reciente co~flicto anglovenezolano, teaminado por ~l tratado de Waehington de 1897, no es Hcito á ningún estadista dudar de · q~e todo ~nanto en el N¡uevo ~fondo se intente por el Gobierno de·los Estados UJ1idos, con el p~etexto 6 el motivo del ¡.restigio 6 de los intereses de la República (más 6 menos · coqiprometidos en el resto del Continente americano), tiene ·un. alc1mce extr11otdinar,o ¡.iara .l a vida ' propia, ctistinta é ·
: in~ependiente de las Repúblicas del Centro y Snd de Amé·
:~i~, cuya soberani11 queda en .pleito desde el instante e.n ., '
·que; con probabilidades de éxito, se plantea, franca 6 em· .b~zadamente y con éste 6 aquel nombre, la pretensi6n del ( }lrofectorado de Wash :ngton. 1
· .Fil fracaso del Congreso que en 1889 presidi6 Mr. Blaine (relacionado con la resistencia de Méjico á vender la Baja , California) es la demostraci6n más cumplida de que. las Re· públicas ~~d americanas se 1dan buena cuenta del peligro
1.
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tiones de la exuberante República. Pero aquel suceso y lo que los norteamericanos han hecho despnés en Chile, Haitl y San Salvador hacia 1891, en Guatemala en 1890 y en la mism11. Venezuela en 1892, también demuestran 'que los po · líticos norteamericanos comprendieron bien la conveniencia de eontar. con Ja voluntad de los pueblos del Orinoco, loe Andes y '.el Plata, y en todo caso, la neceeidiid .de enten· darse separadamente con cad11. una de las vecina.e Repúbli· cae latinas, para imponerse á ellas, de grado 6 por fuerza, y antes de que se produzca 1ma aliánz~ de t<?dos los elemen· tos amenazados por la espansi6n anglo sajona. No hay politfco en Snd América q•1e desconozca la histo,
1
'
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ria de Ja :Separaci6n de Tejas, de Méjico y su anexi6n á la Repúblicf de los Estados Unidos. Comensg6 é~t.a, hllcia 1885, por favorecer la conspiraci6n de loe sepai:atistae, cayo núcleo r~ei~ia en Norteamérica y 'cuyos priacipa\es agentes eran yan~ees, de origen 6 de aiiopci6n, e3tablecidoe ea el Estado mejicano y á Jos ene.lea se agregi1.ron, en 1836,, mil voluntari~s jt.mericanos, para peleu contra el general San· tana. A ~ediados de este mismo ail.o 36, el Congreso de los Estados Unidos se prestaba al recon?cimiento de la indepen· dencia de Teja~, ye\ Gobierno de la gran República facilit6 á los insurrectos, á pretexto de auxilios contra los indios, dos millones de pe11os. Además, envi6, á las cost11.s mejioa.uas, tres. buques de guerra, que desde luego fueron estimados como una demostraci6n.contra Méjico, de lianta 6 mayor fuerza qne la libertad de.,que en aqnel mismo tiempo gozaron para alis·
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tarea y municionarse en Nueva Orleans otros ochocientos ó ' mil voluntarios que habían de invadir á Duraugo, Zacatecae · y San Luis. En. Ma1 zo de 1837, los Estados Unidos reconocieron ofi· cialm nte la nueva hepública de Tejas y se comenzó á pre· , parar la anexión de que hablan CGD toda ola.ridad loe Maneüjee preeideno1alea de aquel afio. oon referencia á deolaracio · nea de mucha simpatfa dAl .Men-sttje presidencial de 22 de Octubre de 1836; es decir,' de fecha anterior al reconoci· miento de Ja independencia dA 1'ejas. 0
. .
Por tod > esto el Gobierno de Méjico se quejó
1\) rl~
loe
Estad a Unid<'s, en ia42 y 43: las Cámaras y eJ Gobierno
norteamericanos contestar~n con desabrimiento y á mediados d 1845 fu
roclttmade. la anexión de Tejas á la gran
rr~ de ésta con Méjico, que co· meoz6 en Ja primavera . e 1845 y terminó en Febrero y a g
Mayo de 1848 por l t~tado de G!ladalupe·HidaJgo. Este .J.iermiti6 á Norte A mérictt . el ene,anche ·de su erritorio con los Estados mejicano de Nuevo Méjico y California. Con TPjas, se anment6 ~I territorio norte-americano en unas 546720 millas cuadradas. La 8~81 gía de lo sucedido, desde 1834 á 1848, en el N orte de Méjico, con lo que ahora ha pasado en Coba, Puerto Rico y Filipinas, es pillpab'e. La diferencia. principal ooneiate en la abreviación de tiempo, en la última inveroeimil campafia de los Estad?s Unidos contra Joé españoles. En cuantq al sentido de la polltica que en uno y otro caso se ha' desarrollado por parte del Gobierno de Washington, no hay para qué demostrar que ee el mismo, en las dos demostra· ciones Rntes señaladas.
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Y parece excusado razonar los temoréa de tod:1.e las Repúblicas sudamerioá s ante el confiictó presente que supone I .º un tremendo ataque á un pueblo latino que vivía, con ti•
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tu los hiet6r!coe excepcionales, en sitio priviJegiado de Amé. rica , 2. 0 una protexta. vigorosa. contra el prestigio y la fuer. za de ~na Potencia. europea que, con derecho indiscutible hasta ahora, sostenía su bandera en el, nuevo Mundo, y 8. 0 una nueva afirmación de la hegemonía .Norte·Americana en toda América, cuyo concu~so para redimir á Cuba, qéclinó resueltamente el Gobierno de W~ ehington en lb73 \ y excusó por comple o en 1897. · Por otril. parte, es un hecho, por todo extremo eignifi.oati vo, el contraste que presenta la actitud actual de las Repúbli· cae latino·americanae en todo lo tocante á la insurrección <le Cuba con la actitud "Y la conducta de eaae miemae Repúblicas, rPapecto de la miema cuestión, desde 1869 á. 1874. H ace veinticinco años los revolucionarios y separatistas ~
cubli D09 encontraron, casi desde loe primeros momentos, eco simpático y apoyo caluroso, no sólo en el pueblo de SudAmérioa, si que en la casi total~dttd de los Gobiernos de aquel laij Repúblicas. Buen as pruebas de ello son e acuerdo de la.-Oámara mej ioe.na de 3 de Abril de 1869 para recibir la bandera. de Cuba en los pue rtos de Méjico: el reconocimiento de la in · dependencia. tie Cub1:1. votado por la Cámara. chilená en 4 de · Mayo de bquel tdlo: 1 acuerdo anUogo ·de ia Uámara del Perú del 13 de Mayo y el del Salvador de Octubre de 1871. ' Contribuían á estas dispreiciones, 'de todo en todo opuestas al interés Eepafi , varias ca_uaae. Entre ellas no es la menot la circunstancia de que por aque.l entonce@, y desde 1863
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hasta 1879 (y á pesar del armisticio <le 11 de Abril de 1871) eatabc1.n rotas Jas relaciones diplomáticas de Espafla con , Chi'e; el Perú, Chile'y e\ Ecoador. Tampoco ha~ta 1881 Es· paña reconoció Ja independencia de Colombia ó N aeva Gra• nada. Hasta 1880 no se hizo el tratado de paz y amistad de Espana con el Paraguay. Y hasta Octubre deJ874 támpooo el Gobierno de Madrid aceptó oficitt.lmente la pPrsooalidad Y sobera11fa de la República de Santo Domingo, cnyoa habitantes se reipcorporaron a la nación espafiola en 1261 Y contra ella se sublevaron en 1863, conEigaiendo, por la fuerztt, que nuestros soldados evacuasen aqael país, en 1865.
La resuelta oposición al dominio español en Cuba llegó al extremo de qae .á fines de 1872, Jos Gobiernos sudameri ya habían hecho declaraciones oficiales en favor ción abana, desde 3 de "Abril de 1869, propusieran al Gabin · de Washington, una gestión colectiva cerca del de Madrid, para recabar de éste el reconocimiento de la indepen enci da la grande Antilla. Esta gestión había sidQ prec dida de las propuestas hechas en la Cámara popular de Oolombia en Mayo de 1870 y aceptadas por Ja del Perú en 1871, pera establecer nn pacto de todas las Repú licee de América con el fin de favorecer la libertad cubana. Pero la proyectada ge3ti6n de 1872 fracasó' p')r la oposi· ci6n del Gobierao de W a.ehington, el cual h\zo ob3ervar que, habiéndo3e inat,urado la República. en E ~paila á prin . cipios de 1173, por el voto d& la Asamblea española' del 11 · de Febrero de aquel afio, era de esperar que el nuevo Go· bierno variase radicalmente de política. en las Antillas.
"
. Por aquella, resistencia, aprovechada hf.bilmente por el ministro de E~paña en W c1.shington ( q ae lo era el al miran·
te Polo, felicfeimo, también, despaes, en la.e negociaciones, respecto del J?trpiniu1). y fortalecida por otras cirJunetanciae polfticas y sociales, el ministro de Ca!ombia en los Es· tados Unidos eonvoc6, en Mayo ael mismo año 73, á una reunión dfl todos sus oolega.s hi~pano-a.merioanos, de la oual salió un Protocolo oonfideocia.l, haciendo constar que las Re· públicas aludidas se abeteLdrfa.n de entablar n~goc\aci~nes de ninguna especie respect<> de 011ba, mientras Ejpkña no se hallaee completamente coostitaida, deapué.s rle reunidas las Corte3 Constitayentes. P~rc1. entonces se a.pla'IÓ el reanl:ldar 6 no las ge3tiones anteriores 6 iniciar otras nuevas.
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La. Repúblicai españflla de 1873 introdojo grand.es ca.m· · bios en n oestro ~égimen colonial. A Jos c~mienzos de aquel año se p1antearon en Puerto Rico las leyes muni· · cipal y provincial, de sentido autonomista, votad~a or las Cortes Const1tay~ntes en 1870, pero ·qae, por recelos é in· fluencias de los eleme.ntos coll'8ervadores, habfa.n q~eda do incumplidas . .1En 22 de Marzo ·de 1873 fo~ votad». la ley de abolición in,Ediata y simaltánea. de la esclavitocl, in ·. demnizando a loé poseedores dA esolavos. y en 6 de Agqa • to de aq ael mismo año se AXtendi6 á Puerto Rico e.l titnlo I de la Constitución de 1869 . y por tant'?, faeroa al 1i proola • mados el ufragio universa,, lo dereoho3 nbta.ra.les del iodi • viduo, lae libertades neoesa.ria'J~ la soberanía. nacional y la reform11.bilide.d de la Constitaoión • Tambié11 la República. d il 7 3 a ioptó gc."avea mejidat.s res· 6
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pecto de Cuba. Por ejfmplo: en 15 ~e Octubre de 1873, suprimió las facultades e1ecepcionale1 de eomandante de plaza litiada de que djsponfan Jos capitanes generales, por virtud de Ja Real orden de 18 de Mayo d~ l 825. En 15 de Ju1io de 1878 quedaron alzados loe embargos gubernativos de bienes 1
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de loa insurrectos é imfidentes cubanos, por virtud del' decreto de. 29 de Abril de 1869. En 16 de Septiembre de 1878 se euapendi6 Ja :Venta de los bienes procedentes de causas incoadas A reos de infidellcia declarada. En 24 de Marzo fneron puestos en libertad diez mil negros no inscritos como esclavos en el registro de éstos. En 24 de Octubre se o·rganizó Ja admini8tración de justicia sobre la base de Ja oposición para el ingreso en la carrera judicial y de la inemoviJidad de loe jueces, puestos bajo la dependencia directa y e usiva de] Tribunal Sopremo ,de Ja nación. Y en 10 de Julio, millI tro de UJtramar, Sr. Builer y Capde· viJa, llevó á lea Cfrtea UD pro} ecto declarando vigente en Cubat, fu,.ra dP territorio que ocupaban loe insurrectos, el tf. tolo I de Ja Cone itución de 1869. Este proyecto quedó sobre 11) tap~t~. Adem e, se anunció Ja aboJición de Ja esclavitud. E~ta tra Ja 1 gis]aci6n vigente en 187 41 Ja víepera del golpe de estado del 3 de Enero de este eño, que produjo la cafda de la República. Y éste era el derecho positivo en ·1878; · Jj-Orque si bien en Poerto Rico se había establecido, por efecto de les sucesos del 3 de Enero, Ja dictadura militar , tal 0
hecho revestía sólo un carácter tramsi~orio y excepcional. Por eso Jos diputados portorriqueilce que en 1876 vinieron á ltle primeras Cortes .de la Restauración, fueron electoe por sufragio universal, para cuya abolición se hizo precisa la. ley de 9 de Jum.io de 1878 • 1
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Estos datos so~ interee,a ntes, por cuanto . el art. 1.0 del convenio llamad del Zanjón, que ·en 10 de Febrero de 1878, JJUSO té1 mino á la guerra de Cuba, afia ma cla concesión á la isla de Cuba de las mismas condiciones políticas, orgánicas y 1t.dministrativaa de que disfrutaba Puerto Rico. Es decir, el régiJen de 1873. ' · Verdad es qoe este artículo. comenzó , á ser modificado por el Gobierno general de Cuba en 1. 0 de Marzo de 1878
y que luego el Gobierno de
~ adrid prescindió basta~ del
convenio.-Pero es imposible olvidar el texto d.el p oto .de 10 de Febrero y Ja circunstancis de que la reforma ntralizadora de la ey municipal y provincial 'de 18i'O, lleva la fechad 14 de Mayo de 1878 y la sustitución del sufragio nniver~al por el régimen censitbrio, desigual y receloso en las dos Antillas y que a llí dur6 h ~sta 1893, data de 9 de Junio del mismo año de 1878. Por tanto, DO estaba d~ecaminado el Gobierno norteamericano al esperar de la Republica ES,1aiiola un cambio profundo y de gran espontaneidad or parte de aquélla~ en el régimen político d.e las Antilltts. Pero lo que importa en el oraen de las observaoion es que ahora hago,~s que el hecho ae la re ist0_!!.cia del Gobierno norteamericano en" 1873 á las disposiciones de los · Gobiernos de Sud-¡América para interv~nir como en cosa prop·a en la cuestión de C~ba. Frente á todo eso ~parece la actitud <Je esas mismas re- · ~úblicas desde 1895 á 1897. No puede prescindirse de que en 1893 el representante diplomático de E3pafl~ en el U ru· guay (el Sr. D. José de la Rica) se habla asociado, en nombre de aquella oaoi6n á los aaaerdos del Congreso america·
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no de Montevideo de 1888 sobre puntos importantísimos de Derecho internacional privado. Aquellos acuerdos fueron adoptados por los representantes del Uruguay, la Argenti· na, Perú, Cnile, Brasil, Venezuela, Méjico y Bolivia y suponen una gran cordialidad é intimidad de relaciones de . los pueblos convenidos. En los años 1893 y 94 Eepai1.a celebró importantes tratados de propiedad intelectual con Guatemala y Oósta Rica; de extradición con Colombia y con Venezuela. En 1895 se hacen tratados de extradición de España con Uruguay y de España. con Chile; ano nuevo de paz Y amia ad de España con Honduratt y otro de propiedad litera• ria con Méjico. Con Chile y Guatemala vuelven loe eapa· iioles á tr"tar en 1896, sobre extradición y propiedad int.e• lectual. en 1897 se condertan importantes tratados entre España, arica. Guatemala, Chile y las Repúblicas centrales r~unicias.{ -para el despacho de exhortos y partidas ref~rentes al estado oi vil de los ciudadanos de aquellos ¡
paises. Tambié , en Julio de 1897, se modificó y amplió el tratado de paz , e Españ11. con el Perú, de fecha 1879. Y á mediados del afio 98 1 ee hizo otro tratado entre el Perú y Es· • pafia, sobre el estado civil de loe ciudt&danos de entramba: na01 nea. Ademlis, en el último decenia, España ha aceptado, con éxito, el papel de árbitro en varias cuestiones hispano· americanas. Por ejemplo, en IS8 l y 85, el Gobierno esva· ñol entendió en deltoa.das 011estiones s'urgidae entre Colombia y Venbzuela., dictando fallo en 16 de MRrzo de ' 1891. Del mismo modo, Espa.ñ,, desde 1882 á 1892., entendió en as diferencias de Colombia con Óosta Rica, si bien el Go·
85
bierno espaflol deo'in6 su voto definitivo, por las alegaciones que hizo el de lombia. sobre si ha'bia ó no transcurrido el lazo para la emisión del Jaudo arbitr.al. Igualmente, en 1886, en he cneetionee de Bolivia con 1 Perú· en J 887 á 91 , en las difereno:as del Ecnador con
~epalla i~tervine, e
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el Perú. En 1798 en las del Perú con Chi 1e.-Ta11:1bién España resolvió, desde 1886 á ~, las ,diferenoia.e de Colombia con Italia y desde 1896 á 97, las de .F rancia coI& Santo Do· mingo. Eo 1898, las de Italia con Guatemala.-for otra parte, loe Gobiernos, los r~~re~entantes· y mucht. ho.m · brea ilustres de ]as ReJiúblicas latinas de América intervinieron activa. y brillantemente en Jos Congresos interna• cionalee científicos y Jae fiestas todtis que se celebraron en Madrid, en 1892, con motivo del cuarto cent.enario del des· · cubrimiento del Nuevo Mundo. Sin duda no habría bastado esto para determinar h1 actual conducta de Sud·América oon relación ., la_antigua Metró· . poli espaiiola. v á la nueva insurrección cubana. Eo aqne· ~
llas R~públ icas ~an debido infiair t~mbién, por ejemplo, les reformas realizada.e en Ul_tramar desde 1890, y sobre todo, loe decretos autonomista.e de 1897. Pero de todas suertes eses disposiciones han tomado un relieve extraordinario en 1896 y 97, merced al apartamien · 1 • / to completo, de los Gobiernos hispano·americanos de la linea de conducta que mantuvieron deede 186~ á 1875; aparta· miento que es necesa~io estimar, no: sólo considerando la acción oficial de los Gobiernos y la opinión general de los • pueblos aludidos, sí que el hecho, por demás significativo, de las grandes aportaciones de dinero con que la colonia es• patlola de Méjico, la Plata y Chile han an xiliado á la Me-
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trópoli para que ésta aumentase su escuadra y acudiese á. las Decesidades de sus soldados; cosa que no suQedió y qne hasta hubiera sido abso utamente imposible, en aquellos países. hace una veintena de aiios, durante la primer~ ineurrección separatista de Cuba.· .. '
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Además, es notorig Ja resuelta oposición del Gobierno do· minicano á. loé insurreetos de ra grande Antilla, contra los cuales desplegó una. vigilancia f'xtremada y hasta un rigor · muy señal.ido en todo el Noevo Mando; rigor que hizo li· teralmente imposible que en S "nto Domingo, después de Ja partida del general Góinez y del propagandista. Marti, des· cansaran, como lograron dr9cansar en otras islas vecinas, los agentes separatistas, cuanto más fos devotos de la insu· rrecd , apercibidos para s~lvar la corta distancia que se· para á l paí s vecince y para llevar al campo insurre~to eue personfá y .l as armas proporcionadas por los aim.
patizadores e la revolución cubana. Sin decir ny1s {y hay materia para alargar muoho el die· curso) ·ya pdede comprenderse lo inverosímil del supuesto d~ que el G bierno de Madrid no cont11se, en su grado y medida, con los Gabinetes del Centro y Sud Amérioa 9 en el cu so de lt e nPgociaciones con los Estados U nidos. Del Li!Jro Rojo resulta, como he dicho, que las del Gobierno espailol comenzaron realmente el 24 de Marzo de 1 f \18, por un telegrama de nuestro ministro de Estado á los repredententes de Eepaila en el ~xtranjero. En ese des· pacho se informó á éstos de la ·conferencia celébrada ~1 23 de Marzo por mister W oodford y los ministros de Estado y Ul· tramar de Espaila.-El docnmento termina con las siguien· tes falabras: clmporta que V. E. conozca, así la medida y
~7
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calidad de las, pretensiotíea y ezigenci~s qtie se nos formu· . lan, como la pr dencia y moderación con que las contestamos, para que V. E, pueda dejar bien est~bleoida ante ese ·Gobierno, la conducta de unos y otros Gabinetes y el oa· ráoter que revestirán cualesquiera euoeso3 que el porvenir 1 • noe reserve.>
Ya poeo antee , en 8 de Febrero, el mismo mi~istro de E1Jtado español h11.bia. prevenido á 11n grupo de di plomltiootl -españoles (los representanties de España en BerUn, ondres. París~ Roma, S~n Paterdburg? y, Viena) q 110 · e la dtenta. ción y concentración de fuerzas na.vit.lea de los E~td.do~ U ni. dos cerca de Cuba. y en los mares próximos ti la Península y la insistencia con que el Maine y el Mont1omer11 perma • neoian en Ja gran Antilla originaban reo0Jo3 crecientes y po • dian, quizá., producir por cualquier incidente un conB.ioto., El Gobierno eepaflol-asl decía el ministro-trata!Ja de eoi· • 1
tarlo á toda costa, kaciendfJ kerdico1 e1fuerzo.ip11,ra tJ,erse ~n la mds ~13 1'era corrección.
m'l~tB "'.
Bastante desp és, en 16 de Marzo . de 1898, el propio mi· nistro habló ti los emba.jadorea españoles antes citados, del informe de los ..t'écnfo~s de España. sobre la catástrofe del
Maine, queedtO~ técnicos atribuyen á u·n Ínmdente ?currido en el interior deJ buquf>. Y el ministro concluye diciendo: • e Con viene que en conversaciones ofioiosás y en la inspiración de pubÜcilciones serias y e.migtis de ese pa.ie, se llame la. atención sobre la. extraft.a insistencia con que los diarios y otros elementos de loe .E~h.dos U nidos persisten en atribuí~ la catletrof~ á orígen,.e completamente faleog, man· teniendo así una especie de ofensiva amenaza en las rela- . clones de aquella República con España.•
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Si
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. El 22 de Marzo nuestro ministro de Estado vuelve A di-
los Estados Unidos leerá· al Uongrf&O dR este pafs el dicta· 1 • meo americanó obre la catástrofe del Maine, e sin dar al Gobierno espailoi previo conocimiento de a9uel dictamen y sin adquirirlo tampoco del ya Pmitido por la comisión espa·
rigirse á nuestros representaDtes en Euro,a para partici· parles que «les noticias de los Estados Unidos no podfan " estimarse satisfactorias, porque Mac·Kinley y su Gobierno habían dejado qne Ja ola subiera considerablemente y cabía ya duder de que tuvieran volnnted y fuerza para resistirla.» 1
1
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,
Pero ni el 16 ni el 22 de Marzo, ni el 8 de Febrero, el
Gobierno espailol hacía <lfra C<lEa que informar 4 sus representantes, 8ÍD extenderse 4 recomeDdar]es COS& ft)gulla pre• cisa cerca de los Gobiernos ante quienes estaban acreditados.
E todo caso esos tres despachos no reveetfan otro carác· ter qne el de adverteDciAs Y e en 24 de Mario se inician las gestione de otro a1cence, pero sin Uegar al tono y el sentido nna ~dera redsmacilm ~ipJomática, oon fin inmediato y prActi~ · T orque ei bien J(nestro mi Ji istro de Estado entera ai todos · los represente es de Espaila ea el extranjero (no ya sólo 4 los embajado es antedichos) de las declaraciones y av.ieos . de Mr. Woedfqrd, sobre los propósitos del Presidente Mac. Kin·Jey, de llevar al Congreso la cuestión del Maine y el problema de Cuba, no espera nada de loe Gabinetes ex· tranjeroe ni recomienda á nuestros diplomátic~s que hagan otra cosa cque dej.ar bien establecida. ante l9s Gobiernos . extrailos la conducta del americano y del espefiol , etcétera. etc., Cuando el requt>ri;miento de Espaila comieD1a, ea en 25 del mismo mee de Marzo, fecha del telegr,ma cir~ular, también dirgiido á todo1 los representaiates del Gobierno eSJJ8· fiol en el extr~njero, para pBJticiJ arlfs que el Gl bierno de
ilola. • Y en
e~te
telegrama se ai)ade:.
mi
cPor lu consideraciones cqntenidas en tele grama de ayer. Y. pt>r el hecho de some1er aq~ella cuestión ' una Cámara popular, apart.án· dola de la jurisdioci6n privativa del Poder · Ejecutivo, hecho que, en nuestro sentir, puede provocar el conflicto entre las dos naci nea y el Gobierno español, este considera de so deber y estima .cont me á los principios que presiden las relacionef!I internacionales ent·t e oté~cias cristianas, poner estos antecedentes en conocimiento de ese Gobierno
y r1clamar '""
para que el Presidente de loe E•Uidos Unidos conserve en Ja jurisdicción del Ejecutivo cuanto se refiera f\ lRs cuestiones 6 diftrencjas con Espaiia, á fin de llevarlas á términos honrosos. Y tan convencida esti España de Ja raz6n que le asia-"te y de la amúto101 oftcfo1
p'rudencia con que obra, que si el propósito referido no se
sl~anza,
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vacila '" 1olicitar d11q• luego 1l comeio d.-lCll grcnadu Po~1nciaa, '!/ time tWmino tu arbi traj1 1
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no
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dirimir loa dtfer1ncida pendá1nt11 y la. ·
qu•, en un porve,.ir 11rdooimo, pusdata perturbar """ pas
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la ."la,eidn " .
riañola d11ea conHrtiar hasta donde su honor ¡'la integridad de su terri·
torio lo COD&ientan, no sólo pcr lo qu! á sí misma coDcierne, sino tam· bién por lo que la gtierr e, después de encendida, pudiera afectat:' los demás países de Europa y América. Sírvase V. E. d'a r l~ctura de este telegr11m~' ese selior ministro dé Negocios Extranjeros.
Lo m's saliente de este. despacho es, 'sin duda, la reco• mendación del ar~itraje. Pero solo el <\e la~ grand~1 Poten• cías. En la contee~aeió~ escrita que el ministro de Estado de España. dió Mr. Woodford en 26 de Marzo, aquel había recomendado á éete y ·á su Gobierno la sumisión del asunto del Main~ á terceros; · desinteresados é irrewocha}>lee.
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-Después, el propósito de requerir la intervención de -éstos se afirmó y generblizó de tal modo, que conetitn-
en 27 de Marzo, que so Gobierno, •animado de los má9 amistosos senti entos por la Reina~ Regente y por la Na-
ye una de las notas oapitales de la laboriosa négociaoi6n da que tratamos. Luego, y en di versas ocasiones, el Gobierno espailol insiste en su solicitud del 25 de Marzo.
cion espai1o1a, obraría inmediatamente en e.l sentido exp re· sado per ~qnel representante, y que considerando que el Go·
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,
Los datos que contiene el Libro ~jo no son safioientes 1 para formular ~oa opinión precisa respecto de la aoogi Ja que la propuesta de. Eepatia mereció af. las Potencias euro· peas. Los despachos en que se consignan las respuestas del extranjero aparecen truncado:1 de un modo verdadera· mente deplorable. · Y digo tkplora/Jle, porque á Eiptt.ña in· tere ba. excepcionalmente q 11e se conooiera bien la actitad y las disposiciones de todas y cada una de aq aellas Poten· ciae, tanto ra el juicio de la Historia, como para que ddD· tro den
tro
e formara una verd"dera opinión pública sitaaci o, nuestros medio:1, nuestros aliados y nae.ttros enemigos en el momento presente y en un porvenir oo lejano.
Así y todo, ~arece, primero, que la acogida de las Po· te~cias a1udidra varió baLstante segúa el caraf.cter y los oompromisos de ca.da una de éstas; y segnndo, que ninguna se prest.6 af. aceptar francamente la parte mtb s11b~tanoi.t.l de la propuesta esp•ilola,, contentaf.ndose co'1 responder de mejor 6 peor manera, af. la excitación refd~ente af. gestionar cer • ea del Presidente de los Estados U nidos, para que e éste conservara. en l& jorisdiooión dol Ejecutivo ooanto se refería á las cuestiones ó difereooiae con Ejpaa11o, á fin de llevarlas á términos honrosos. , El Gobierno más expresivo faé el de Italia, ooyo minia· tro de Negocios E~tranjeros dice al representante espailoJ,
.
bierno espailol.s~ habría dirigido ,af. las dem's grandes Poten• oiae, creía que It ...lia debía ponerse,en inteligencia con és· 1
tas.>
Tales frases fueron dichas, según asegora el despacho del embi-jador espaíiol, con visilJld convicci6n. ( · Esta misma calurosa simpa~i~ ita.liana se revela) en otro despacho de 1~ de Abril. . No aparece en el Libro Rojo la oonteeta.oión explicita de~ Francia, que fué requerida eapeoialmente por el embajador de Eepaila en Baria, para que cinvocandG la tradición de la política internacional respeoto de Coba deede el comienzo de siglo, propusiera á Inglaterra una acción común en pro
•
~
de la paz., El ministro frauicés aceptó en, principio la indi· . o~oión y 1pidió ~lazo. para refi.~xionqr y someter el asunto
al Cone ..jo de m~nit~troe. 1-De edto no se vuelve á hablar en el Libro Rojo, ~1Jnde no se cita ptra VAZ á Francia. más que con motivo de las nuevab gestiones riel Gobierno español en 31 de Marzo. · Contrasta este silencio con la excepcional benevolencia de la acogida del ministro francé:1 y oon las oa.luros11s múes· trae de ttiinpatia. de la prensa fr11tncesa, q~e ae prodigó al ponto de disgustará loa norteamericanos, hasta quo tuvieron efecto los desastres de Cavite, y sobre todo 101 de Santiago ' de Cuba. 'l'ambi&n este cambio de aotit11d merece atención. Porque resulta maf.a que probable, de una parte, que .Fran· . · 1 oia, oonooedora 1 .m~jor que ~¡:ai1a~ de la situaci6n intern•·
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cional y dfl Jae dieposieiones positivas de Ing1aterra, no se atrevió
a comprometere~ eo Ja empresa a que le invitó nue•
tro embajador, y fOr otro lado, que nuestros fracaeos mili· tares rebajaron el concepto que fuera de Espaft.a se tenia de
Jl uestros
medios y 11 Uf etra resolución. El ministro de Ja Santa Sede, ca!denal Rampolla,' ase~
miras paoUicas del Gobierno espaflol; que el Gabinete brita\nico vefa con se~timiento q~e cualquier inoid;nte podría tur bar innecesariamente las relaciones entre Espafia y los Estados Unidos y que Mr. B~lfour telegrajiaba a\ embajt.dor brit,nico en W ashingtoo para que si tenla oportunidad, informase ul Gobierno americano de la actituiJ oonoiliadora
y con la amistad de FraDcia>-caplaudió la calma y mode·
del espaiiol., Como se ve, las reeputistae confJcida1 de los Gobiernos
ración de nuestro Gobierno >-y «recomendó que éste tratase
europeos-y de la Santa Sede-fueron pooo ó nada
de obteDer que los Gabinetes europeos ejercitaran su in-
dorae. Frialdad glacial en In~laterra, reserva dep mente en Alemania., Austria y Ra~ia;. tristes pe.labras ,en e Va.ti •
guró que Esfatla 1conta~a con el afecto de Ja ~anta Sede
.fluencia en WashiDgton,
a fin de evitar Ja guerra.,
El Gobierno !anstriaco crneide1 ó e que una de Jas cueEtiones más importantes en Europa era eostemer Ja pez, y que en eso d t ca.1 Y
aroyarse p1i11ci¡: eJmtnte Ja gestión diplomáti· que 1se publique el, informe eepeiiol so-
bre e] Maine, como ontrepoeición del americamo y para facilitar el arbitraje , El GobierDo uso en 27 de M11.rzo éstaba lleno de simpatía por ~epeil y de entusiasmo por la Reina> ... Pero no pasó de •stas ecJaraciones. El ministro de Negocios extranjeros de Berlfn, en 28 de Marzo conoció los documentos cambiados por el mi· nietro de Jos Estados . Unidos en Madrid y nuestro ministro de Estado ..• y aprtci6 como e'f.a debidQ la conducta
tan
O'f/Ut1fo,
de
!01
Gobierni1 e1pañol
~
americano. Y nada
máe. El ministro de Negocios Extra1>jeros de Ja Gran Bretaña ni habló con el repreeeLtan&e espefiol en Londres. El sab· secretario inglés escribió á éste, que el.ministro Mr. Balfour «habfa toma~o en einC"era consideración el telegrama y la&
..
enta-
cano; circunsp.Jcción, vecina. del temor. en Fra'lcia; esté· riles simpatías en Italia. Quizt\ esto, que se supo perfectamente en Américl-qnt.
zá esto infl. 11yó b1et~ate en la aotitud ree~elta. y desooneiderada de loe hombree de W tt.1Jhington, que el 28 de Marzo hacen sab9r al Gobierno e3pañ 11 ~ 11e • i. éite alcauz~ g e.ve responsabilidad en el caso del Maine» y el 29 del mismo mea exigen, por medio del A.punte presentado por Mr. Wlloi· ford, la. inmediata pacificación de Cubli, la revooaoión de las órdenea dadas en l~ Habana respecto de los reoonoen• trados, el ~ocorr.o de f'lloe por loe fil,otropos americanoa y el armisticio que ha de dorar hasta l.º de Oetobre para que· se negocie la. paz entre Eipafia y los iasurreotos mediante ' los amistosos ofioio del presidente.de los Eitados U aidos. A loe aeie días h lb 1r ·aolioitad > E ipail a la. gestión pa· cifioa e11ropea, v11elve á reala.marla en ~ietll del Apunt1 de Mr. W Jodford. A e3te propó3ito · re.~ponde el telegram, de nuestro ministro de Estado á loe repre3enta.ntes de las gran· des Potencias y de la S..Lnta. Sede, fdah \ 3 l de M\rZJ. En 1
(
de
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este telegrama se reenmEn Jas contestaciones y las conce·
El Gobierno de Francia, por el co11trario,_ en 3 de Abril,
.Api~nte de
declara qne ces 4 gestioDando activamente en Washington para el mant~nimiento de la paz. :t
eiones del GCibierno esp11iiol, por efecto del Mr. Woodford, y se dice lo siguiente:
El cardenal Rampolla, en 2 de AbriJ,·deepués de afirmar qne · el conJlicto toma fxtraordinaria gravedad y que
•A que sean aceptadas en Waebington estas bases de arreglo, que satisfacen en gran 11arte las pretensiones de Mac Kinley y son e! últi-
el President.e ·de los Estados Unidos, de1eoso de la paz,
mo límite de nueet1a moderación y de nuestros esfuerzos por conservar la paz, de ben concretarse y dirigi se desde hoy mi1 mo, ya que no hay
..
95-
estd a-rrollado por la1 .CámQras americanas, propone la intervención de Su Santidad para lograr de E~pe8a el
tiempo para otra éOEa, las nlicsas gestiones de ese Sobera110 (6 Presi· dente} y de su Oobiuno si 1 como esper11mcs por noticias de V. B., quieren cooperar al msnteuimiento de la misma paz y á tan templaia
arm1eticio en Cuba. Además, el oardenb], oñcialme~e afir. ma que eel Presidente de loe Estados Unidos est ba dis-
~fensa de i:uestros derel boa. Sírvase, pues, dar inmediato coaoci·
miento de este deeps~bo á ese señor mit istro de Negocios extrat>jeros.
puesto 4 aceptar el apoyo del Pepa y que éste desea a ayo· dar á Eapáfia 1 •
Con esta gestión se • bre el segundo periodo de las nego-
El Gobierno espeiiol contestó al Ja Santa Eede, aceptando y agrad~ciendo su :mediacióD; prometiendo accederá una IUI·
ciaciones di lomáticae de España y las Potencias europeas. Tod
pen1ión de kostilida..des que form11,lara t1 t'l'an1mitiera el Santo Padre y recomendando, como con1'eniencia del k.onor de España, •que á Ja tregua otor~acta fuera unida la retirada.
a, rea ecto de las contestaciones dadas por los Ga-
binetee exf
~
jeros
las anteriores e~citaciones del Gobier-
no de Madrid, el i~ro Rojo p~ca de mayor deficiencia que Ja señalada co motivo del de p~cho de 25 de Marzo.
de las eguas de las AntilJ&e de la eecuadrtl americana, con ·
P~rque ahor1solo aparecen un despacho, fecha 2 de AbriJ, relativo á: Ja contestación del Gobierno inglés; otro telegra.
ol>jeto de qne Ja Re¡:,útJica de Jos Estados Unidos demoetra· ra también su prd¡:ósito de mo alentar ni ·sostener voluntaria ni involuntariamente Ja insurrecfoión de Cuba.>
· ma .de nuestro (embajador en Paría, fecha 3 de Abril, y otro
Por aqnel m~smo tiempo, MonÉefior l..reland, Arzobispo
de nuestro embajador en Roma, 2 del propio mee. Los dos últimos ~espachos, son, respecto del primero, de -eompleta contradicción.
católico norteamericano, que de ordea de Su Santidad fué; detde ean Patio á WaEhiDgton, para hablar con el rep e-
Con la miam11 ó ma_yor frialdad qu°e entes, ·ei Gobierno
sentante de Esptiia, Sr. Po1o de Bernaté, dijo á este (en 1 •
inglés, ó mPjnr dicho el ministro de ~egocios extranjeros,
4 de A ri1) que ~el Presidfnte de lee ~atados Unidos, con quien he bfa conferenciado aquel mismo día, deseaba ar· dientemente Ja pez, pero qne era indudable que el CoDgreso votaría la iritervención ó Ja guerra, ei el ~obierno espaiiol
se limita á decir á IJUPetro representan.te en Londres q~e cel Gobierno británico eonffa en que el Presidente de los Esta· dos Unidos está deseoso como el Gobierno espaiiol de llegar· á un arreglo satisfactorio para ambas partes.>
'
no ayudaba al Presidente y á los partidarios ele la paz.• ;
1. .
,
... -
96
-
Por esto el Arzobispo insistió en que Espa fia cdebia aooe-
97
r
der sin condiciones al armistioio. • Sobre lo mismo v11elve á hablar el Arzobispo~ en 6 de
·~bril,
y afia.de que creapeoto ' la retirada de la escuadra americana , era imposible obtenerla . por entonces• pero , que cofreoia person1t.lmente continuar en Washington Y e&• peraba cónseguir~a de!Jpué~ de hecha la concesión espa ·
..
.
.
VI .1
1 .
1
ilola. • Ademlls los diplomáticos extranjeros, que visitaron ad, lwc
Por lo que se ha. publicado hasta ahora, no parece que estas ge3tionea faera.n ~b3o1utamente las mismas qu se ha·
al espafiol en la capital norteamericana, le comunicaron que
bía.n realizado cerca del Gobierno espaflol. N¡estr representante en W tJ.Shington dice,· e~ fecha 7 de Abril, que la.
ese trabajaba activamente entre
los Gabinetes de Earop a para na acción inmedi~ta, simult,nea, idéntica y generala. ne modo que las excitaciones del Gobierno espailol deJ 31 de M rzo dieron algá.a efecto. sentantes
E~te
Nota colectiva de Jos representantes de las seis grandes Potencias contiene cuna ca.larosa apelación á los sentitnieatos
se seile.ló oonei-
de humanLdad y de moderación del Pre3idente y del pueblo
te p visita, de oarAoter o~oial, que los repre · loanátic s europeos, por encargo de sus res ..
•
•
-
l
americano en sus mc1steotes diferencias con España, espe , rando que ulteriored negooia.cione3 llevarían á un acuerdo
y
¡eotivos Gobierno~ unidos con este fin, hicieron al Presi • · dente de los g'stados Unidos y .al ministro de Estado de
~
que, al propio tie40po que asegarilse la paz, diese las necesa- . rias ga.rantitis pa1·" el restablecimie nt o del orde11 en Cub~. >
·La geatió~ realizada. par los
España, en 7 Y, de Abril respectivamente. Con este pas se inició el tercer periodo en la.a. negocia·
diplom~ticoa de
Jas mismas
grandes Potencias en Madrid tl!vo por obj eto, s agua cocn 11 -
· cionea diplom,ticas, que ahora ea comp:ica.n con la.a ges• tionea que los representantes europeos htt.cen cerca del Go- .
nica nuestro ministro de E3tado al repre3enta.nte de Aus· tria-H ungría (el ·decano de los diplomitibo3 atudidos), en 9
bierno de los Estados U nidos.
de Abril, •hacer observaciones y dar cons~joa para que El· pafia aooediera. á
J~s
elevd.das inata.uc1a.s de Sll
S"ntii~d
León X lII, y co ncediera en Cuba una suspensión de hosti-
..
.
lidades que los mencionados diplomliticos juzgaban compatible con el honor y el prestig\o de las armas e3pañolas en aquella. pro~incia autónoma. 1 · .
•.
E sto mismo vuelve á decir el referido ministro de E3ta.do al comunicar en 9 de Abril ail cardenal Rllmpol)a., por me·
·. ..
j.
;
.
•
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1
,
...•
1 •
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98 -
dio del embajador espafiol en Roma, que habfa sido acorda-· da Ja suspensión de •hostilidades. Y se repite otra vez en un teJPgrama·circular de la propia fecha, dirigido á los em· ' bBjadoree eepafioles en París, BerHn, Viena, Londres,. Roma y San Peteraburgo. .. Para el fin con .que se escriben estas líneas no es punto de escasa importancia la diferencia señalada. Por lo qae en otra parte se ha dicho, se sabe que el Go · . bierno español, en 31 de Marzo, se prestaba (según contesto al Apunte de Mr. Woodford) á buscar cpor medio del Par)amento colonial ó insular de Cuba, una paz honrosa para esta isJa-4 conceder desde luego una suspensión de hostilidades pedida por lus in.1u'frtcto1 a'i general en jefd español-y á socorr Jos reconcentrados con fondos prop;os, después de haber r vo dOeq_ lae provincias oocidenta]ee el bando que dispuso Ja reconceÓtraoióo. • · A Jo que no ee prestaba 'ra, primero, á ofrecer la inme· .diata pacificacióu de Cu a; segundo, á b·r iódar inmediata· mente nn armietic:io in ndicional ' sus insorrectott; terce · ro, á nfgociar la paz c n e1loe y menos mediante loe oficios del Pr~&ide~te de loe Estados Unidos-y coarto, á qne Jos necesitados de Cuba fueran socorridos con alimentos y recursos enviados de Norte América. Luego, Ja gestión del Pepa se encaminó á vencer Ja reeie· tencÍa. de Eepsiia en Jo relativo á la enepenei6n de hostili· dadee, Ja cual se querf~· qne el Gobierno espafiol concediese, ilncmitin~nti, por petición de la · Santa Sede, sin esperar ' . que Ja hicieran los inmrrectoe al CapiUn General de Cuba. El Gobierno espafiol accede al principio, poniendo la condición de que la escuadra americana se retire de la grand&
....
..
• 1
,
99 -
Antilla. Mas en seguida, el Gobierno de España prescinde de esta última" ndioión, reepo~diéndo á nuevas gestiones del Papa y ' la de las seis grandes .Po~noias. En cam~io, estas no se sabe que requirier~n al Presidente de loe Estados .Unidos, no ya para que correspondiese á. la concesión espaiiola retirando la escuadra norteamericana, cuyo efecto moral era ya 'por atquel entonces e~idente, pero ni siquiera para que transigiese sobre las concesiones, cada vez mt\s amplias, · del Gobierno español. Las 'seis P encias se limitaron al una genérica recom~ndación de alean e muy vago. 1 Por lo que después ha sucedido y se ha publicado, tanto en América como en Europa, se ha podido compre~der que Ja atenuación de las gestiones europeas en Washing ton · se · debía en much a"parte' la intervención activa del em- . bbjador inglés.-La disposición de éste-y aun de· su Go. bierno-se hizo bastante sospechos; muchos días· antes . , tanto que, eu 10 de Marito, nuestro embajador en Londres dice que e habiéndose comunicado á aquella ciudad, en un tehtgrama de Nueva York, ,que el embaj~dor i~glés en Washington había. decJaradO'aÍ Presidente de )os Estados Unidos que, si ocurría nn ccm.fiicto con Es ra ñ a, le secund~rí& Inglaterra:. . el enbsecretario de Negocios Extranjeros de esta ~ación • • 1 ofreció 'nnee~ro representante diplomático, desmentirlo tegóricamente, cosa que hizo en la. sesión .celebrada po~ la º'mara de los Comunes el mismo día 110. • · 1
ca-
Más tarde, la prensa .noticiera ha atribuído á Mr. Woodford la dec'aración de que, ne~esitando ·evitar una completa ruptura con Eepaila antes de Abril de 1898, por no
hallarse di8puestos entonces los Estados U oidoS" para hacer
..
,/
,
1
•
100 -
101
la guerra, podo lograr aquel aplazamiento, por la cooperación del embajador de Inglaterra en Madrid. No oreo cierto que Mr. Woodford se haya expresado como afirma la prense. noticiera americana. y europea; pero es indndable que ·Jo qne éate. dice responde á Ja opinión generali, za.da de que en todas las gestiones que los Gobiernos europeos realizaron entonces. la. intervención británica era. por
El general ~encionado dfcret6 Ja sus¡:enPión. Y de ello fueron informados loe Gobiernos eurofeos, Ja Santa Sede y el Gobierno norteamericano. Este
tuvo rof cia. ofidal
por su embajador en Madrºd, por el secretario de E~ta·
todo extremo f ~vorable á los E ita.dos U nidos y que, intervi-
do del Papa Y por el representa~te de Esp~ña en Was-
nisndo en el concierto, ayudaba á. é3tos mucho más que si
hington, según teJegrama del Sr. Polo de Berna é, fecha 10 de Abril. · . (
.
desde el primer mom mto el GJbierno de Londres hubiese declinado tal pa.rtici pa.ci6n eµ el negocio. E:tto lo hti echo el GJbierno inglé3 var~a.s veces al tra· ·'
que estimase ... prudencial, ¡ara preparar . y facilitar la paz anhelada,>
ta.rae la cf;leetión de Oriente, deide 1830 á 1878. Alemanfa.· Los resulta.dos e8a8
· La única contestación qne todo ello tuvo, fué el ) Mensaje del Presidente de los Estados U nidos al Congr so, frcha I J de Abril.
ne a. misma. cuestión, posteriormente.
~l lado de Jo referido toca poner lo qne sucedió á Jos re-
au reRpondido á la ·ntención de
presentantes d~ l!ls seis grandes Potencies que vieroo, en WeshiJ1gton, ~l Presidente, el 6 de Abril.
habilidades: mas, par ,,.
que éstas fracasaran f11eron
precisas condiciones y una resolución de que ahora, por
Según despacho, fecha 7 de Abril, de nue.etro ~epreHen·
mµy diversos motivos, carecían lo.a Potencias europeas más
t.ente en Washington, el Presidente Mao Kinltiy contestó 4
propiciatt á evita~ el at opello de Espa.iia.. Lo qua no se ex· plica bien es cómo lo
políticos espe.iloles no pusieron de
relieve asta circunstancia ni qué hicieron para evitar la ha.bilijad britanica. La doble gestión diplomática autee alu iida, se hizo, pues,
.
en Madrid y en Washington. U na gestión di~tinta. e~ cada una de las dos capitales y siempr~ muy por bajo de lo que
Jos diplomátic~s europeos arecoDocieDdo el caráder huma• . nitario Y d~sinteresado de la gestión colectiva., comparti en d o el deseo por eJios expuesto y ~xpresand~ el de que
t~rminase la a~tuación crónica de los .disturbios de Cuba, qhe perjudicaba les intereses americanos s~ntimientoe de la ·humanidad> .
7 lastimaba
Jóa
1 I
· Y ni entonces ni después, nada más. Hasta que llegó el Mensaje presidencial ·de 11 de AbriÍ el
el Gobierno español h bía solicita.do eu 24 de Marzo.
1
'
Rl resultado de la !;eatión en M drid fué completo. El
cual, como en otra parte se ha dicho, termina · con Ja simple
bri , por telegram~, al
noticia de que «el día antes de presentarse el Mensaje, y des·
inme-
pués de haberse prep .. rado éste, el Presidente había sabido
diatarnente une. 'Suspensión de hostilidades por el tiempo
181 orden · dada al general en jefe de Cuba para que pro-
.· Gobierno espailol previno en 9 e
g eneral en jef~ del ejército de C11bi1. « 1110 con ce líese
clamara una sus¡;eneión de hostilidades, cuya duración
..
-
.
.
. .,
'
-
10~
-103
1
y detalles no hab{an sido aún comunicados al Presidente•. Y conoluye (hay que repetirlo, por la intima relación q-q.e esto tiene con lae afirmaciones del ~ardenal &ampolla y de mon~eñor Ireland respecto de las ideas y la posición ·de Mr. Mac Kinley) diciendo: cEste hecho, con todas sus con· secuencias, merecera1 seguramente vuestra juata y solí· cita atención en los éolemnes debates que esta1n á punto de inaugurarse. Si esta medida produce un resultado satis..factorio, se realizarán vuestr~s aspiraciones como pueblo cristiano y pacífico. En caso contrario, sólo justificará nne· vamente la a .ción por nosotros medita.da•. En el Mensaje no se hace la menor alusión á las gestio· nes de 1as seis grandes Potencias europeas. El fondo del eosaje es digno de estadio. sombríos colores ~el estado de Cuba, la situación trietiei a de los ~econceatrados, la inepara dominar la ficacia de loe eefuerz hechos por Espatla . irieorrección separatis , el porvenir terrible de aquella isla y el término de la gue, a que, á juicio del Presidente (de no varillr los Jérminos, l~s métodos y los factores de la luoha), sólo podría. concluir por la exterminación de los combatientes. Reconoce Mr. Mac Kinley los esfuerzos !tecito~· últimamente 11or España, pero los declara 1stérile1 al propio tiempo .que cree demostrada., pdr una lar?a pri1teba, t}lte España
e1 impotente para logr4r el jln por el cual sostu'Do la guerra. Y añade que es '//ªin.tolerable la situación tu Cuba, impo . niéndose la pacificación de ésta en nombre de la 4uma•idad, · de la ci'Dilización '//de los intereses americantJs en peligro ••• Por tanto, es mcesario que acabe aquetta guerra. Por todo eso, y setlaladamente por el peligro de los inte·
r~ses americanos, los .Esta.dos U nidos tienen
deb1r de kablar
,
el derecko y el de CJbrar. A est~ consi Jeraoi6n re~pon.
dieron, en otro tiempo, la.e deolaraciones. del Presidente Grant y las gestiones recientísimas de loa Presidentes Cleveland y Mac .Kinley. Desgracia.da.mente-continúa. diciendo Mr. Mac . Kinley, -la desfavorable reapuestB. dad p<1r el Gobi~rno esp~i1ol á la última proposición de Mr. Woodford tara. procurar la inmediata paz en Cuba, hace creer que el Poder ecutivo de la República norteamerice.~a ka llegado al tér in.o de
sus e1juerzo1 t¡,mist0Jos. Llegado el momento de obrar, el Presidente discute los m.edios. En primer término está el reconocimiento de un Gobierno en Cuba. Pero eate medio propor~ionaría. muchos inconvenientes al .. Gobierno norteamericano, sujetándole á obligaciones internacionales y exponiéndole á que en el 1 caso de ser obligada la intervención, é3t~ tuviera. que ha· . c~rae con a.cuerdo del gobierno reoonocido , bajo su 'dirección Y apareciendo los interventores como meros aliados amú· ~
to,os.
1
Más franca; más seg.ara, más libre y mái propia. del" caso
ea la interveoeion hacha por pro pia y ex~ i ~siva cuenta del Gobierno de los Estadow Unidos. Esta intervención podría. hacerse de do~ mod is: bajo ' la forma d6 una ñei11tralidad·imparcial que impusiera una transacción racitJnal á lo1 conten Uent81, ó coh1'irtiéntlose la Repú-
blica en aliada acti1Ja de ieno de éstos. '
Mr. Mao Kinley estime. que lite relactonea de loe . .Eetadoe Unid(>s con Es~iia. y con Cuba, en esto~ últimos mesed sa. . . ' ponen, realmente, una manera de itater1'enció4 ami1tosa qu8
..
-
104 -
-
105 -
8e "Ita mnniftstado de mitehos modos, ninguno de el101 ddflni· ti'Do y que ac1uo ima t'n"f/11i'flcia potencial q?1e tt'ende á unjln
Jllla, ecA ben do con un f'staro dtt coet1s que les priva dé protección legal. Tercero. El def<' o de iiiterve1 ci6n ppe.de justificarse con loe gra-
ulterior paciftco, ju1to '11 honroso para todos los inte'1'esado1.
vfsimos perjuicios &l comercio y negocios mercantilt>s de nuestros ciu-
.El PusidE>nte sfirm~ que todoE1 os acfc.s de los Estados Un idCl .re han in,(pirado en 1tn deseo sinuro y desinteresado , po'r la paz y prosperidad de Cuba, no empll'liada por discrepancz'as entre los Estados Vnidos '!/ EJpaña, ni manchada
clsdanos, la destrucc:6n gratuita de la Isla. Coarto.
pro~iedad y la devaetación
de ht
1
Ja situación a ual de Ja Isla de
C~ba
ee una 11menaza
constente para nuestra paz iDte1ior 1 é impone al Gobierno de loa Esta do., , un :dcs gas/os enormes éoreec'1enc'R "<l e un confi.icto que dura
por la sangre de ciudadanas americanos.
desde he ce años n una Isla t&n próxima á nuestro país y tan unidR con
El PrE>Eidente se decide ¡:-cr Ja jntervención ya ·¡orzo1a de los E1tados Unidos_ como potencia neutral. At:flgnra. qne son numerosos los p'l·ecedtntes histtricos de la inter'Denci6n
noeotroe por im oortantes .reJi.cionee comerciales; y corren co
de naciones 1/ecinas para contener el inútil ~ac 1rijlcfo de 'DÍ· das k'llma'Jlas ocasionado por confl1ctos interiores en el te'l'ritorio situado allá d~ sus fronteros. CrE>e que se 'l"tt'llci6n 1:mplica ei tmpleo de me· didas hostiles contra am s pa'ftes contendientes, tonto para fJbligarlas d 'Una trt!Jtt' , c11anto para preparar la solución
de un Gobierno extnnjerf:I. Les expedicio1 es fil basteras, que como
·fi.nat. Y exp1ica y .detal a Jcs motivos de esta intflvencion de la eignien te mamer : cPrimero.
La causa de Ja humanidad, y para poner térmÍLO á las
barbaridades de la lucha, á Ja efusión d~ sangre, al hombre y á Ja horro. rosa
1
iseria que en la actualidad desolan Ja le la, y á Jea que no quienn
ó. no puede11 ]JCner 1érmiro ó dar alivio Jos dos band' s opuee't(IS. In"6til
-
sería contesternos que e~tcs acontecimientos tienen luglll' en otro pafs
-
dependiente de una Pot' ncit extranjera, ~o pudiuido, por tanto, afee· tarnos en lo más mínimo. '1 a intervtndl>n nos incumbe como un deber • i neludi'ble, porque l< s sucesos aJu¿idc s ocurren á nuutras puertas. Segundo.
Retamos otnigados á garantizar' nuestros ciudadanos en
Cuba la protección é inmunidad de sus vidas é intereees materiales que no les puede ni quiere ueg u rar ninglin Gobierno
exi~tente
en la
peligro la vida y la libertad de nue!tr s
coneiad~ dRnos ,
tante
mie tras se
destrnyen las beciendr1s y caudales qe éstos y Es tán expuest s á ser ,, preeado~ y lo son en, efecto, nuestros buqu,PB mercantes por la mari nll impotentes para impedir del todo, y las cuestiones y complicacioDe& irrit~ ntes,
que no tengo pe r qué mencionar, con Ja reFultante tension .
· en nuestras relaciones, C(Onstituyen una amena28 constante pRr
lá pin.
de los Estad os Un idos y nos obligan á vivir Cllsi en pifll de guerra res · pecto de u1 a Nación con la que
estamos~
paz.•
pomo última depioatraci6n de los peligros á. que la situa· ción de Cuba expoDía co11etantemente á los Este.dos Uni · dos, Mr. Mac-Kinley, sellala el iDforme de loa ingenieros y marines ametidanoe &obre la catá~trofe del Maine, estimada i·or aquelJos informanteF, como efecto ·de tHut. explosión
fxterfor producida por una mina submarina. El dictamen emericat10 no. define las responsabilidades, que por tanfo que~an por determinar. El Gobierno eepafiol estaba diepnesto á hacer sobre este eaunto cuanto ttiigiera el concepto ftíds ele'Dado del honor y la ' jttsticia, y hasta habfa propueew someter las diferencias de los dictt\me11es americano y español á perit.os extrailos & imparcielfP, cuya decisión aceptaba aquel Gobierno de an·
I
..
-106
temano. Advierte el Presidente que á tal propueste. no ka·
./Jta contestado nada. Pero lo ~uoedidn demostra.btt. que el Gobierno de Espa1ia no
podía garantir la seguridad de u1i buqud de la mari1ia americana en el puerto de la Habana cuando e1e buque "'ª oon una misión de paz y amparadu en el derecko má1 completo. El resumen y el· fin práctico de este Mensaje están con· tenidos en lás siguientes . líneas:. cEn vista de estos bech '1 B y c>nsideracio11es, pido al Congreso auto· rice y otorgue al Prea:dente poderes par• adopt r medidas que aseguren el completo y definitivo Uirmino de hostilirlades entre et Gobierno de E ~ pRña y el pueblo cubano y que aseguren en la lata la inetalaciou de un Gobierno estable, capaz de mantener el orden y de cumplir con sus obligacio s internacionales, garantizando la pi'Z_ y la seguridad de sus ciudadano& co de lo nuestTos . También pi'clo autori nci6n para emplear las fuerzas milita 3 y nav.t.les de los E:5taios Unidos, seglin sea neceaario paradichos fiuesye~ i11terésde la hum11niiad. Para contribuirá conserva la vida de los babitilntes hambrie~tos de la Isla, recomiendo que conti t1e la dietribucióa. de alimentos y socorros y se vote un créiito del T, soro público par el completar l& caridad de nuestros conciudadanos. (
.
Hoy la solución depen ie del Congreso con todu sus terribles respons tbil¡dades. He agotado todos los esfuerzos para remedl&r el into lerable eshdo de co&as en un país que se h lll.1 á nÚestru puertas y e1toy ,dispuesto á . c.implir las ob ligaciones ,q ue ms imp'>nen h Constitucion y l!LS leyes. - Aguardo vuestros acuerdos.•
. .
Sin discutir por el momento las afi.rmacione~, las cita.e y las tasia de ~r. M1c K inley, ·conviene, para la exacta int;e. ligencia del Mensaje extracta.do, recordar dos cosas. Primeramente, que e:ie Mensaje tiene el caricter de un
107
Mensaje especial, ,sobre la totalidad de. la cuestión cubantt., incluyendo en ella el particular de la catAstrofe del Maine, para cuya explicación se preacinde en absoluto del dictamen de los ·técnicos espaiioles y se desdefia. el fas.llo de tercero. La uatoraleza de esta cuestión no cónsiente el someter la punto menos qtte exclusivamente á los debates de un Parla· mento. Esto no se ha hecho nunca por Gobiern~ algunf, en -0ircoDstancias parecidas. A los Gobiernos compet~ profoner Alas Cámaras la. adopción de tales ó·caa.les medidas, c~ndo loe hechos que 1"8 motivan implican un positivo é indisou · tible agravio á la. nación que, en so vista, debe tomar una actitud resuelta., en d~ fensa de su honor ó de su'a in· tereses en relación concreta, con la. ofensa. . ó el dafio reci ·
,
'
bidoe. Llevar este negocio á las Cámaras.americanas, {e.un cuan· do no se hubiera prodt1oido en Norte América. la agi taci6o .qoe ·a.llí produjo, por excitaciones sabidas de todo el mundo, la catástrofe del Maind) y poner esta. ouasti6n en manos de diputados y sene.dotes, d~spoé"S de la. insistente recomen~ » ción de Esp~fia 'de.que todos estos negocios. se trataran por el Poder Ejecu · vo, (según previene la Constitución de loa Estados Unidos y és · práotica universal) con la reserva. de hacer \ntervenir .en el asunto á las Potencias extrañas á . este conB.icto, entrañaba, ein género de duda, el propbairo 1 de acelerar el término de la ooestión, entrando ·rdsueltu· mente en el camino de las solucione~ violentas. Por otra. part.e, no puede prescindirse, con este motivo, de la actitud de Mr. W oodford en Madrid. En 29 de Marzo, el reprfsentailte norteamericano entregó
.. ·,
..
.-
108 al Gobierno español el famoso Apitnte conteetado categóricamente por este Gobierno en 81 de Marzo . En esta última fecha, nuestro ministro de Estado comunica á lae Potencias europeas el Apunt8 y la contestación, y desde el 2 al 6 de Abril se reciben en MRdrid las declaraciones de Jos Gobier. nos extranjeros. 1
La acción de estos cerc del Norte América y el espailol,
.
se realiza desde el 6 al 9 de Abril, Dentro de .este período (ósea el 6 de Abril), Mr. Woodford presenta una e:xtraiia Nota del Ministerio de .Estado espailol participándole que en aquel mismo día el Presidente Mao Kinley había remitido
al Congreso americano ten Mm1a,ie que abarcaba toda la CUdstión cubana, acompañdndolo con la1 recomendacione1 que esti a necesarias 11 oporti~nas. . • . sin acon1ejar , el reconocí i o de la independencia de los insurrecto1, pero sí la adopci6n t!é m1tdida s para la cesación de kos tili
dades 'IJ el restablecimiento d'e la paz y de un Gobierno e.rea. ble en Ouba. L Esto Jo hacfa 'en inúrés de la humanidad 11 en aras de la 1eg1t~idtid 11 tra quilidad de /01 Estados Unidos. Pero el fin verdadero de Ja comunicación de Mr. Wood· ford
f
»mailana jueves por la maft.ana á tiemp~ para que lo pueda
en
Y el r.epresentante americano afladfa: cSi el Gobierno de •
S. M. llegara en el dfa de boy · á una decisión final, con >respeto á un armisticio, telegrafiaré á mi Gobierno el tex>to de aquél, en caso de recibirlo antes de ]as doce de esta
•noche. De esta manera llegar.1 á poder del Presidente,
eso maft.ana jueves. »
,comunicar al Coñ
·
Nuestro ministro de Estado replicó inme~iatamente á esta Nota COJ!minatoria, que no kabla prometido m1Jnifesta-
ción alg1'na para el dla 6 '!/ qiee el Gobierno ie atenía á la del conte1tación dada en 31 de Marzo al Apunt1 . , 29, . . pre· ietitado con la exigencia de itna c~ntestación en te1:1'ino muy perentorio. Al día siguiente (6 sea ~l 7 de Abril), Mr. Woodfürd
ra su impertinente ~ota del 6; part.i cipa que no se ha. r~ : sentado al Co~reso amerioanó el proyectbdo Me saJe
!
presidencial; dice que éste se presentará el di~ .l l ac~m- " paila estas declaracjones con las siguientes s1gn1ficativas frases réferentes á la. retirada. de 1~ Nota:
·
E..~eo
me proporcionu it'it verdadero placer· pues se aparta mucko del á1¿imo de mi Gobierno todo prop6sito de eJeroer una presión sob1·e España. . ~
Como se hl' dicho antes, la suspensión de hostilidades en
9 de
Abrtl y en esta .fecha fué conocido el acuerdo, en Europa )" América . ..El día 11 se leyó el Men • Oube. , se decretó en
esje de Mr. Mac, Kinle !·. · 1
•
t>on excusados lós comentarios.
a. manifestar á nuestro Gobierno que habla e1perado
//.asta la1 doce <le la tarde·del día 6, la notillcación oflcial de la SU1pen1ión dejiniti'Da de ko1tiliilades Cuba, sin do da por efecto d~l ·Apunte del 29 de ~arzo.
109 -
'l'odo iba al vapor. Claro se e 3 tá· gue el .Mensaje presidencial .era un poderoso 'lbstáculo para que la suspensión de la lucha produjese efecto ~n
Cuba. Los insurrectos cubanos debieroa ver en aq11el dJcucnento 1
algo más que una prome~a de inmei1ato apoyo. Porque ea
todo el Mensaje dominaba un espíritu desdeñoso para elGobierno español, de cuyas concesiones sa prescindía, lo mis-
•
, .. -
110
mo que se había prescindido de sus resistencias. En úl- · timo caso, la referencia á éstas y aquéllas, debía ser estimada como un feiialamiento de Ja debilidad de nuestro Go. biArno.
..
-
.
111 -
Una prueba de todo esto es lo <iue sucedió
e1;1
el Congreso·
americano desde e 11 a) 18 de Abril.· .Por ocioso tengo detalJar los debates, proposiciones y resoluciones parciales de las Cámaras americanas, en laa
De otra parte, la preterición ~bsoluta de todo cuanto pudiera relacionarse con las gestiones de las grandes Po!en-
que se estim6 como principal excitante el particular del.
cias implicaba una nueva dificultad para la solución defi. nitiva, racional y jurídica de la cuestión de Cuba • .
ron al principio distintos, ¡ior cvanto el Senado, acentaadf-
Maine. .
Los acuerdos de 101 dos cuerpos del Congreso fae· .
norteamericano aquel propósito que ex poso el Presiden te
cimiento de Ja Repúblictt. . cubana, rechazado pOJ' la C~ara de RepresentanteR. Al cabo, Jae dos Cámaras se .con ntr.a -
Mac Kinley en eu ·Mensaje de 6 de Diciembre de 18~7, de
roo, votando nntt. proposición de las llamadas con.ju tas ó
contar con 1l apoyo 11 la aprobacwn del mundo cf1'ilizado para intervenir por la fuerza en la cuestión de Coba, si así Jo in ponían la ci'Dilizacidn, la k1tmanidad y Jos int~ru~1 de los E os U nidos.
ejec o ti vas, concebida en lee siguientes términos:
Porque ya se veía claro de qué modo entendía el Gobierno
Cuba, durante loe tres (IJtim< e años, en Isla tan próxima á nuestro te·
.
de éstos se desentendía en absoluto,
hasta de las inetanc(áe de los .Gabinetes europeos, y resulta·
ba eid o un desdoro para la civilización rrir:tiana y h'l llegado ' su pe· r!odo crítico con ta destrucción de un barco de guerra nórt~americano
ba obvio que éstos habrían de ~irarae mucho para continuar sue geeticn s, aei como que cuando en Washington se tomaba este c mino, serfa indudablemente porque aquel Gobierno tend ia bastantes datos para pensar que nadie Je iría á la mano. No hay que preguntar cómo ni por qué los simpatizado · rea de Ja insurrección separatista cubana debieron tomar él Mensaje como_un eatfmulo. Y con mayor motivo, si realmente 6ra ci~rto que Mr. Mao-K;nJey profesaba opi. . niones desf~vor.ables á la guerra.. En tal caso, no solo el •
•
1
Presidente resultaba vencido, sino que el vencimiento de
~
y con la muerte de 266 de entre rna oficiales y trípulantes cuando el
buque visitaba amietóeamente et puerto de la Habana;> e Considerando que tal estado de cosas no puede ser tolerado por más tiempo, según man:fest6 ya . et PreeidKlte de loe Estados Unidos. en Menes je que enví6 el 11 de Abril al Congreso; invits.ndo á éste á que adopte resolucion ; ~ cEl Senado y la Cámara de Representantes, rell~idce en Congreeo, acuerdan: Primt:ro. Qué et pueMo de Cuba es y de!le ser libreé independiente. Segllndo. Qoe es deber de loe Eetsdoe Unidos exigir, "? por la prer eente su Gob·erno exige, que e1 Oobie1 no español renuncie inmediatamente i su autoridad y gobierno en Cn;ba y retire sns fuerzas terree. tres y navales, de las t¡erras y maree de la lata.
é;te se verificaba de tal suerte y en forma tal, que consti·
Tercero. · Que se autoriza al Presidente de los Estados Unidos y ee
tui a un e~cepoional a¡:oyo para Ja causa contraria.
en carga y ordena que utilice todas las fuerzas militar~ y navales de
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1
cConeidersndo que el t. borrecible estado de cosas que ha existido en rritorio. ha herido el sentido moral del pueblo de loe Estados Unidos.
Obietn
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simo en eu hostilidad 4 Eepaiia, habla p~oclamado e\ recono-
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112
113
loe Estados Unidos y llame al se• vicio ac~ivo las milicias de los Estados de la Uaión, en el n'1mero que sea necenrio para llevar á efecto estos acuerdos.
y cuarto . Que tos Estados UnidoR, por la .presente, niegan que ten.gan ninguna intención de ejercer jurisdicción. ni soberanía, ni d" tnterveoir en el Gobierno de Cuba, si no es para la pacificación, y hfirma su propósito de dejar el dominio y gobierno de la Isla al pueblo de ésta una vez realíude1 dich!J pa~i/lcaci6n . •
Es te ttcaerdo no faé to'.:n~do por unanimidad. En el Se-
na o tt·iuufó por 42 votos contra 35. En la Cá. (Qara, por 310 c o ntr~
Coba. Pero Mr. Mac·Ki~ley, enseguida, en 20 de Abril, hizo publicar ofi ial su adhesión al 6ill votado; es decir, procedió de un "llodo perfectamente opuesto al de Mr. CJaveland, en casos parecidos, en l 896 y 97 • En su consecaencia, el repre~entante espai1ol en Was· hington pidió el mismo día sus pasa.t-'~rtes, dejando confiada la protección de los intereses eap'°ñoles en Norte América a.l embajador de Francia y al ministro. de Austria. Hungría. Y nuestro ministro de Estado pasó el dia 21, á :U:r. oodford, Ja sigui nte comunicación: '
6.
Q11ed ba por fija~ la. actitui del Presidente. La. más lige · ra compartlcióo del tex to de lod últimott párrtlfos del ~f en saje presidencial de 11 de Abril con el texto del aoaerdo votado por e ongreso norteamericano, evid_eocia. que é3te último ha.bid. d · atrátt la. propuest!l de Mr. Ma.o Jrinley. ( · El Congreso Kbía. res11elto Is inmediata ea;p11,l1ión db España. de 111 gran e Antilla. Y ~e había a.trib11ido el derecho de hacer entrar en el conci ~r o del mundo c:>utem11orá-
neo á n ni~evo pl eblo tibre é independiente. Y se había. re· servado la absoluta competencia para. fij1u• h. hora y el modo
en que este pueblo podría entrar en el go ~e de d0 soberanía.
s~s
tamaña. arrogancia en la historia. conte~poránea. No babia pensado en tanto el Presidente Ma.o Kinley. que eabitL muy bien q11& las opiniones norteamericanas 83taban divididas entre el reconocimiento del Gobierno insurrecto y la renuncia de España á retirar su bandera de
..
Por este hecho quedan interrumpidas las relaciones diplomáticas qme 4e antig110 existían entre los dos países, cesan~o toda comunicaci()n o&.cial entre sus respectivos represenhntes, y me apresuro á ponerlo en conocimiente de '\l. E. á fin de que aiopte por su parte las disposicienee que crea conveni~ntes. • .
derechos
Como después demostraré, quizá no se da o'tro C~dl) de
. .
cumplimierho de un penoso deber, tengo la honTa ~e participar i V. B., que sancionado por e l Presidente de La Repúb :ica, una reeoluci6n de ambas Cámaras de los Estactos Unidos que, al neger la legitima soberanía de .España y amenllzar con una inmediata inte:-venciéB armada en la hla de Cuba, equivale á una evident.e declaración de gaerra, el Gobierno de S. M. ha ordenado á s11 ministro en Washington .que se retire, sin pérdida de tiempo, del territori& no :-tea.mericanQ con todo el ·personal de la Legación. cBA
Con esta comunicación, el Gobierno espai1ol se adelantó , a1 la petición de pasaportes por Mr. Woodford, el onal babia recibido de su Gobierno la nota siguiente: cSi i la hora del mediodía del sábado próximo, 28 de Abril corriente, no ha sido comunicada .á este Gobierno. por el de Espaha una completa J •tiefactoria respuesta i esta demanda de paz y resoluci6n, en tatu·
Wrminos que Ja pa1 de Cuba quede aaegorada, el PresidAnte procederi
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ain ulterior aviso, 'osar el poder y autorización ordenados y co~ferido1• á él por dicha reaoluc16n, tan el.tensament e com0 aea 11 ecesai:10 obte · •erla en efecto.•
•
. en Eepaiia quedaron confiado•· Loe intereses amer1oanos al embajador de Inglaterra. · Mientras eucedib esto, el Gobierno eepaiiol aoudi6 otra.
..
vez' loe Gabinetes· extranjeros.
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VII.
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. •
En 14 de Abril, nuestro ministro de Estado hizo saber ' la Santa Sede que clas esperadas resoluciones de las C~ma >ras norteamericanas obligarían probablemente el Go ier• ,no espailol 'adoptar nuevos aouérdos cuyo carácter e tarfa ,en relación con las circunstancias: pero aceptada anterior>mente por él la mediación de Bu Santidad, estimaba como >un deber el conocer' este propósito la última palabra del >Santo Padre, no tant.o porque abrigase esperanzas de un >resultado pacifico de su elevada. y bondadosa misión, oom•patible con nuest~o honor y dignidad nacional, sino como >muestra de respeto y gratitud á la Santa Sede, aei como >para que sirviese de sagrada san ión á la justicia de unes· >tra canea.•
-
Al propio tiempo el ministro español dirige á los representantes de Espaila cerca de las seis grandes Eotenciae el . siguiente despacho: cLa Cámara de Representantes de los Estados Unidos, después de in· ferir á España irritantes é iDjustificadas ofensas y d.e propagar con motivo del suceso del Mafnt, las m'8 gratuitas é 'insoportables calumnias, ha votado por inme~sa ~ayoría una resolución que autoriza al Preaideate de la Reptiblica para intervenir iumediatamente y hasta por medio de. las armas, en el gobierno y en la vida interior de una provincia autónoma española. Votada que sea por el Senado y acepta.
'
·. ..
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da por el Presidente la proposición mencionRda, constituid. en los B 8·
las relaciones diplomáticas. El Gobierno español. que aceptando la invitación del Paire Santo Y
momento de la entrega d~l Memora'!'dum n·uevos hechos hubieran venido a'e mbiar ó modificar los que se relataban., Luegc, en 21 de Abril, el Gobierno espafi9l participa á los representantes del mismo, la ruptura de relaciones diplo-
defiriendo á los amistosos consejos de las grandes Potencias, acab~
máticas con loe ~atados Unidos, del siguiente modo:
tados Unidos una situaci6n de derecho y una amenaza de heoho, que nuestra dignidai no ha de estimRr compatible con la continuaci~n de
..
117 -
de extremar su moderaci6n, y loe dolorosos sacr~ficios para mantener y facilitar a 1»az, ha de demostrar en una eventualidad que considera ya inevitables, la propi¡ mayor resolución para defender el territorio y el honor nacion&l; y sin• perjuicio de que todos los Gobiernos
•Eanciom do por el Presidente de Joir EstadQe Unidos la resolo.ci6n de ambas Cámaras: que niega Ja soberanía upaño~a y amenaza con la in-
salientes en este periodo <le nue~tras relaciones con loa Estados
tervención armada en Cuba, equi~alente á una declanc'6n de g,?err11, se retiró aneche nuestro ministro en Washington cGn el pe:Eona de la Legación, según instrucci< nea que tení!'*, y esta maiiana se' han iiica·
Unidos, acude ahora á la imparcialidad y á la conciencia de
laa
do á Mr. Woodford tue quedaban intertumpidas las relaciones diplo-
gran~es rJtea.cias europeas para. qua por sí solas, á la luz del derecho uni\"enal y de la m1r11l cristi m!L , conside en el atenta.do que sin justicia, ra.zSn, ni p ·e '. e:do Vil á cJnsun1"83 y determine\ después el juicio de la. 11ropa en cuestión, de tan evidente y compleja importancia.-Sírvase st élar l tura de este telegram á eae señor minia·
miticaa entre ambos pabes y cesaba toda comunicaci6n eficial entre sus puesto evitar la presentación del vllimatun americano que habría cpnt·
tro de Negocios extranjero!J,
esta tarde en el tnn expreso para Francia.l
1eciban pr6ximam9nte, un re'§um..en de los hechoJ y escritos mis
\
.
-t
representantes. El Oobierno de S. M., al obrar de esta suerte se ha. prQ· cLu!'1'> nueva C1fen1a-. Así Jo ha compre!ldido el reJ>reaentante de loa
..
Batados Unidos, que se ha limitado
!t.
pedir sus ;iasapo:te Y· saldrá
Y el 18 de A.br l el mismo ministro de E~tado de Eepa· ña remitió a todos os representantea de ésta en el extran· . I 1 l . jero, un extenso ~· razona.do Memoran<lum sobre as re acto· nes de Espafia con los E~ta.dos U nidos, desde el comienzo
Por último, en 23 de Abril, el ministro español remite, . por conducto de Jos representantes diplomáticos eepafiolee• á los Gobiernos extranjeros un nu~vo extenso Mdmorandum cuyo objeto es •completar el reJato de lo sucedido y hacer
de la insurreoci6n cubana hasta a 1uella fecha. En este despacho se recomendaba que el Memorandunt
resaltar, cual corréspoode, las circunstancias ea-que va Es- .. pafia i la luoha provocada por los Estados Onidos. , Este MMJWr~<lum concluye del siguiente modo:
fuese comunicado, sin pérdida de ti8mpo, ~los Go~iernos ex· · tranjeros, porque, 1su objeto no era. otl'o que e~poner ' la consideración de las Potencia.e amigas ~l derecho y la jus· tioia que asistían á E~paiia y que ofrecía nota.ble contr~ete con la condaot~ de los Estado3 U pi dos. • . En el miamo telegrama se decía que e por la rapidez oon que se sucedían ~os acontecimiento!, era posible que en el
•Con tranquila eerenidad espera.u el choque e1 pueblo y el Gobierno espahol, decididos todos. y cada llDO á vetder cares sus vidu y i def endar, por cuantos esfuerzos alcancen, i'a Jegítima é bi1t6rica integriud ~el territorio. Sin ridfoulc.s alardes, pero con la fiera energía del que ha sabido conquistar en la Historia ncmbre y fama e~vidiables, de· fenderi ~n lae arm&s el pueblo españo1 au derecho i permanecer en
118 Am6rica, sin que le arredre la migaitad de la emp::-esa, ni la enorme superioridad de medios de que dispone su adversario. Bl pueblo cubano, en au gran mayoría, H siente español y quiere continuar siéndolo. Así lo ha hecho saber por el órgano autorizado de su Gobierno autónomo responsable al Presidente d., los EetBdos Unidos, expresándolo que la independencia sería au ruina y que lo que anhelá Y lo que desea en virtud de su perfecto :derecho i gobernarse como pueblo libre es vivir b-.j6 h sob,rama esp1ñola. en la forma auton6nica que le garantiera el goce de ~oda9 las libertades. Por esh raz6n, los peninsulares y los leales cubanos hijos de una miima madre y ciudada· no1 de une1 misma Patria, combatirán juntos contra la codicia norteamericana y se opondrán á que las Antillas esp.&ño!as rompan· el -vínculo sagrado é i Qvi olable que los u11e con su antigua y querida metr6poli.• ,
Las Potencias requeridas (es decir, las europeas) ó no conte~taron o hicieron de muy triste manera. E t Libru R . apena da idea de las contestaciones de esas Potencie.e al telegrama que el ministro ae Estado 1 espafiol dirigió á éstas en 14 de Abril. En ese Libro oo sta solo q ne • eÍ Gobierno italiano eeti dispuesto á cooper'r con Je.a grandes Potencias en favor de la paz .. Y que el áobierno alemán entendía. «que hablamos hecho mucho por evitar la gnerra, á la onal itiamos con sereliida<l para defender la dignidad y el derecho: que ha fa esperanza. de paz, porque Jae Potencias trabajaban .para hacer otra manij11taei6n en forma rn~s adec'uadtt, en fin, que Aleme.nja se . unirla desde Ju ego i la · proposición que se presentase ..y á las conclosiones aceptadas por todoR •.. , El Cardenal Rampolla, en J 6 de Abril, asegura que eSu Santidad deplora que su intervención, secundada por laa grandes Potencias, no haya dado el resultado que él espe·
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raba; pero que no renunciaba á la esperansa, .aungu1 tlnUI de que á la eferva..,encia. de las pasiones auoediese la serenidad de juicio, que abriera camino' un honroso arreglo.) Por l? demals, •dejaba á la sabiduría· y libre aooión del Gobierno espafiol, el adoptar las medidas que juzgara . neoeaarias para la tutela de su dere~ho 1 dignidad, pero pueato que deseaba conocer la ~ltima. palabra del Papa en cuanto faera compatible con el honor Y.la razón ·de Egpaft.a, que no podía eer indiferente á Sn Santidad, recome rtafJa qr¡,e no 11 precipitasen los suce101 y qae se guarde.ta la alma y dignidad que tantas simpatías ·hablan granjeado en el Mundo civilizado á su buena causa. ~ · También conste. la respuesta de· Inglaterra. La fri~l<Íad de siempre. El ministro de Nagooios Extranjeros en aquel país, dijo, en 1.5 d~ Abril, 'nuestro embajador, cquesu parecer personal era que antes de que el Presidente . d~ la República. aceptase el acuerdo del ~ar-lamento, no debla ser est~ objeto de negociación ofioie.I . .. • Y en 18 de · Abril el aubeecretario de Negocios Extranjeros de la Gran Bretafie. observa. 1que la demora que imponía divergenqia entre las Calme.ras de loe Estados U nidos,. da.ria tiempo pP.ra con· seguir que los insurrectos se &Jmetieran al G.ol>ierno espa· ' . . ñol antes de que el Presidente de la .República toma"ra un . aouerdo1.-Y· ~tia.de cque el Gobierno ingléi se ocupaba mny especialmente de la. cuestión de Cnbfl •.. • Sobre loe Memorand~m espe.ft.olee de : 18 y 25 de Abril, ~
la
nadie dice cosa alguna. · De los dem's Gobier~os, nada dice el Libro Rojo. La oomunicaci6o del Gobierno espaft.ol á Mr. W oodford, fecha 21 de Abril, podía habef sido algo m's reservada
f
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en su referencia á la declaración de guerra, porque, en ri·
""''"'ª' en el golfo de M~jico. En aquel mismo dfa se de·
gor de verdad, Ja ruptura de Jes relaciones diplomátiou · 110 implica necesariamente Ja ruptura de ]as relaciones pa·
dficae. Pero de llingona suerte Peria licito dar un alcance extraordinario 6 irracional á la estim~ci6n que el ministro de Estado de Eepafia había hecho del l;ill votado por el Congreso norteamericano, hasta el punto de suponer que . aquella estimación equivalía á una declaración de guerra de parte del Gobierno espaiiol. En tal supuesto hay que poner esta declaración á cuent~ del Gobierno de Washigton: primero, por el carlicter nato• riamen te ofensivo del !Jill de 18 de A briJ; después, por el !Jill ' que·Jas dos Cámaras americanas votaron el 25 del propio . mes, proclamando el estado de gnerra. Pero en daiio de J orrecci6n del Gobierno nort.-meri· Clt.Do aparece el hecho e, an s del 25 de Abril ~ludido
quee mercantes espeiioJea.
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'
a evidencia de este atentado
al Derecho Internacional la patentizaron los términos del
/Jill citado, . en el. cual Fe dfÍ á la declaración de guerra efeo· to. retroectivo, suponiendo que ésta comienza el 21 de Abril. Nada puede jo tificar tel afirmación. Porque el Gobierno español, ni d.e palabra ni de obra,'reaJizó cosa alguna contra la. persoDa . ni los bieDes de los ciudadanos de Norte' Améri-·
ca._Hasta qoe los marinos y _soldados de Ja liepúb~ica A.me· ricaJJa hicieron armes co~tr~ Espaiia, esta se limitó A pre-
pararte para resistir Ja egresión &llunciada en el !Jill de 11· de Abril. El 22 de este mes foé capturado el buque eepaiiol Bt"na-
..
..
,
falta de buques como por Ja manera intermiñente de ejercer· . ae la vigilancia, en una costa que pasa de 150 millas. Inmediatame'n te son bom bardeado.s, sin previo aviso, al· runos puertos de aquella · is1a,.sentá~dose precedentes para un hecho análogo realizado sobre Puerto Rico, el 11 de
...
Mayo. Dos barcos norteamericanos, tomaDdo la bund~ra ea· paiio]a, entreo en la bahía de Guantánamo y tr-tan e apoderarse de esta fObJación. Son dflltruídoe, pe r or en del Gobierno de Jos Estados Unidos, Ja' mayoría de loa cables telegráficos internacio.na1es, que mantenían la comunicación de Coba con el resto del mundo. Por aquel e1.atonoes,. también, el referidQ Gobierno proclamó su resolución de
'
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loe buques de guerra.de los E~dos Unidos apresaron en ·las aguas de las Antillas en sus proximidades diez bu·
cret6 el bloqueo ... la costa septentrional de Cuba por los norteamericanos; bloqueo que no resultó efectivo, tanto por
renunciar al corso y de aceptar los pr.ncipios del Tratado-
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de Parfs de 1856 sobre la guelra marítima. Y á poco (hacia el 24 de Jtlllio) se verifica el desembarco del E\jército norteamericano en las inmediaciones de Santiago do Coba y comiemsa el sitio de esta plaza, con el auxilio de loe ineu· rrectos cubam<>at. El 4· de J oho es destruida tota1mente le.. .. escuadra espaiipla á la vista de Santiago. .
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LaDzados en el 1Cbmimo de la guerra, los n<>rteamericanos la llevan á Puerto Bico y á ]as islas Filipinas. Principian por el bombardeo de la capital de Ja peqúeiia Antilla, cosa que como ante1 se ha dicho, sucede al principios de Mayo,. dando ocaeil>n á q~e lo~ btacados demostraran gran deci· sión contra el exlra11jero agresor. Por otra parte, los enemi· gos, preparados desahogadamente en Hong-Ko11g. para caer sobre · Manila, bnsclln el a~xilio de los .tagalce, apro-
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122 -
-vechando las quejas de éstos contra la Metrópoli espaflola. Es este un punto de subido 1 interé1, pero que, hasta el momento presente. aparece envuelto en grandes sombras, que hacen dificilis1ma eu estimación. Contribuyen al ello, en gran manera, las arraigadas preocupaciones de loa políticos espafloles sobre Filipinas; la distancia á que se hallan éstas de la Metrópoli; la esc&eez de comanioaoiones de Europa coa aqaé· llas islas; el régimen suspicaz, intolerante y anacrónico qae
allal existe y qae consagra la omnipotencia del cleriealiemo y la dºctadura militar-y en fi_n, los positivos esfuerzos que úJtimi.mente se han hecho en Espaila, para qne la opinión pú· blica no fuera 'lastrada respecto de las cansas, el corso y loa incidentes de las últimas i~sorrecciones de nuestra gran colonia asiática.
Estos esfnerzos
s
s undados por nna asombrosa
·i gnorancia del estado de aqu~J afs, una gran pasión contra los insurrectos y un miedo, ~penas concebible, de parte de los g?bernauitee y de los }elementos poli (8). . ·
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liber~les de la Metró.
Po1· todo eeo, á esta fec~a, no sabemos bien si la insurrección que capitaneó Aguinaldo en 1896 y 97, estaba ó no sofocada, cuando comenzó la guerra de Espafla con Jos Este dos Unidos;. ni cual toé el verdadero alcance del llamado pacto de Biaoabactó, concertado, más ó menoa exptfoitameaite, en 9 de Agosto 1897, por el Gobernador general de Filipinas, Sr. Primo de Rivera, coo Againalde y sos coinpafleros; ni si este pacto se cnmplió ea todos ene extremos, i, por el contrario fué (como alegaron Aeainaldo y sus compañeros en -el Manifiesto fechado en Hong Kong, al mediados de Abril de 18 9 8) olvidado por las :autoridad• espalolas • en tiodo ó
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en parte muy b siderable, por lo ' cual foé posible que la insurrección tagala se reprodujese en Ma~o del aft.o 98 •• Por análogos moti vos ignoramos hasta hoy los términos del pact~ que, el comodoro norteamericano Devey' ~irecta. mente ó por medio del Cónsul de Jos Estados U nidos en Hong-Kong, hizo con ,Agnfnaldo¡ para q ~e fos tagalos apoyasen la agresión americana contra Manila. y nQ sabe· moa más respecto de laa excitaciones y los auxiliosf el Go·· bierno de Washington y del comodoro ))evey; ' l tribus, más ó menos civiliza.das, de Filip~nas, para que acharan contra Espaft.a., y favorecieran á los americanos de u~ modo tan decisivo, que, bien puede asegorarse que sin el apbyo de los 'filipinos, la. empresa de los yankees no hubiera ! pasa· do de la fácil victoria de la bahía de Manila: victoria con· seguida el 2 de !Mayo de 1898, ror barcos acorazados y de .gran potencia, cc;n tra la debil escuadra eepaflola,, de made ~ ra, y con ca.iiones antiguos y casi inservibles. (*). Eso es tan cierto, como que sin el auxilio de los insurrectos cub!\· no habría podido sostener nos, e1 eJ'é rc1"to de Norte América ~ el sitio de Santiago. · La falta de.los datos aludidos es de suma importa.n~ia p·a~a .apreciar bien, desde el ponto de vista del Derecho Interna-0i~nal la acción d~ los Estados Unidos en .Filipinas. Sie~pre eeríl. nn argumento desf.,vorable al Gobierno ee· p.iiiol la mera apariencia de q ne todos 6 casi todos los ele· 1
(•) Sobre todo esto puede leerse lo que ha publicado el :eriódi~o La Pvbl'°"'4ttd de Barcelona en Junio y Diciembre do 1898 y rr1mer trimeatre de l899. También p11ede con11ultarse la reTist! madrileiia titulada Con-to dt Ulwamar y que se publicó en+1898 ·
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mentos indfgenas de Filipinas apoyaran al extranjer~.• en la guerra actual, rompiendo lá hermosa tradición de ~quél pafs, cuya historia ofrece p4ginas tan · forti.6cantea como la referente' la expnlsión de los ingleses de Manila, por el oidor D. Simón Anda y Salazar, casi cQn el solo concurso, de ios tagalos, en t 764. No se exp1loa bien, que después de 300 afios de dominaeión éspa ola, pudiera suoeder eso, que no pasó en América, á ~ear del .movimiento insurrecciion~ de Tupbc-Amaru, en 1782. Y no digamos nada de la evi· dente impotencie. de l~s órdenes monásticas que •e daban panto menos que como la única garttnda del imperio upafiol en e Archipié!ago hiapano-aei4tico y contra lae cuales par,ce haberse hecho pr.inoipaJmente la última insurrección filipina.-T eso es muy triste y todo e11o_pide mucha ex· plicación. Pero de mayor gra ad y más alcance seria el cargo contra los americanos, de habe~ é1:1tos utilizado en su favor el alzamiento de tribu (aparte las fuerzas y los elementos oul· toe, dirigidos por guinaldo)~ que, apasionadas por varioemotivos y sobre tq'do, por el efeoto natural de la lucha, p~ier~ en tremendo peligro la vida de las gentes paoii· eas de l paises insurreccionados y los interese defioiti. vos de Ja oivilisaci6o. ·En este sentido, lo hecho por 108 norteamericanos (6 mejor dicho, lo que h1ttsta ahora parl06 ·que dlto1 Aan AecAo) en Filipinas, eei'e del cfrculo de lo oo· nooi do en la Histori~ y_de lo tolerable A' P1'.1eblos de repre· aentaci6n en el orden internacional. Desde el comienzo de la guerra huta principios de Jalio, debió pas r algo entre los Gobiernos extranjeros y el espalo]; pero Ja al>eoluta re1erva de éste, hizo imposible que
se supiera por aquel ent.onoes nada relativo á ea~e par· tioular.
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Nuestro Gobierno se negó á· discutir en el Parlamento so· bre el estado de nuestras relaciones exteriores, y en aegaida suspendió las garantfas constitucionales en toda ~epafla, . sometiendo á la prenea á Ja ·p revi" censura, ~jqroi ·la por oficiales del ejército, que, se¡ún ó · denes superiore~, no per• mitieron que se tratase de aquel negocio, é ·impidie on que el pafs ae apercibie-ra para cualquier desastre. ~ Esto se debe relat'ionar con el pecado con~tan del Go· bierno de Madrid de no interesar á la opini6n culta del · mondo, y a bre todo, ' la de Europa, en la ue3ti60 ame• ricana, durante la crisis de 1891. Al contrario de lo que hilO el Gobierno norteameri,ts.no ea 1866, cuando se ,plant.eó la. cuesti6n del A laba.ma., loa políticos espailoles descuidaron totalmente l~ publioaoi6~ folle- . toe, libros y hojas en el extranjero, precis11mente coaudo so· . bre Europa iofinfa.n, con grandes exageraeiooes y ~rrores ]>O&itivos, una conocida. Agencia. telegráffoa. paestll a.1 servi- cio de los intereses de Waehingto~,. y an perióiido yankee de gran informaeión,.como et "B~rald, qce se publica ~n Paria hace aJgun9s años.
1ª
Esta pa.ividad 6 esta n~gligenoia debe ser oomprendilla en el grupo de los cargos que, con ba.sta.ute fandamento, hacen los adv.ersarios del actual Gobierno espaflol, que, sin duda alguna, faé al la guerra 0011 los 1 Ejt&dos U oidos y la sostuvo, en las oondioiones mis deplorables que pudiera imaginarae. Tal ·c ensura es inoomJ>arablemente superior á la que ahora se anuncia y que dentro de poco se aoent11&1'11, por oaua de la aoeptación de la guerra; porque no ea diaonti· .
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ble ya, que ésta era inevitable y que Ja querían é imponían, de todos modos, los Estados Unidos. Por incidencia, y muy incompletameot.e, se supo por aquel entonces (y luego se ha comprobado) que, hacia el 20 de Abril, el Presidente de la Repúblic~ Suiza invit6 al Gobier' no espaiiol á adherirse á los artículos adicionales de la Con. vención de Ginebra de ~O de Octubre de.1868, sobre la suer- · te de los militares heridos en campafia. El Gobierno ele Madrid convino en ello el 25 ~e AbriJ, y supo, en 1O de Mayo, por conducto del Gobierno suizo, que también se habfa adherido el·de W ashiogton. En 23 de bril, Espatiiu declaró caduoados el Tratado de Paz y Amistad de 27 de Octubre de 179~ con los Esta-
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dos Unidos y ~to~~lo ae 12.de Enero de 1877; conce· dió un plazo d~ á. todos los buques norteamerica· DOd para que salieran de l?- puertos eepafiolea, y proclamó las reglas de la guerra 1'aritima, sanc¡oaadas por el Con· greso de París de Ab il de 1856, á pesar de que, como era n~torio, el Gobi~rno ~pafiol no habfa aceptado hasta entonces los acuerdos d aquel Congreso. Aiiadió que, «manteniendo su derecho á conceder patentes de oorao, conforme á su reserva de 16 de Mayo de 18571, prescindía, por entonces, de este recurso extraordinario, li. mitándose cá org11.nizar, con buques de la ma.r ina m~rcante española, un servicio de cruceros aaxiliares de la marina mi· litar, que cooperarfan con ésta á las necesidades de Ja cam· piiña, y estarían sujetas al fuero y juri13dicción de la marina , de gaerra>. Afirmó el derecho de v·sita y de apresamient,o de loe barcos esemigos por los de la marina real; definió el coctrabando de. guerra y declaró pitatae á los capitanes,
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127 -
.
patronos Y, oficiales de buques que, no siendo norteamericanos, aef como t dos terceras partés de su tripulaoi6n, fue· sen apresados ejerciendo actos de guerra contra Eepafia. Para llevará efecto todo esto, y singularmente el dere, oho de vieita, se publicaron unas instrucciones, fechadas en . 24 de Abril de 1 898, y comunicadas, junto con l~s decla· raciones antes referidas, á lbs Go iernos ex~njeros, en 3. de Mayo del mismo aiio. El J 1 de este mes, los representantes de Espi6a en el extranjero son requeridos po~. el Gobierno eapa.,ol para que hagan saber ti las Poteno1as amigas: 1.0 que la. ley americana ¿e 25 de Abril da efecto retroactivo á sus dispo · aioiones, suponiendo existente el estado de guerra desde el 21 de aquel mes; 2. º, que antes del 25 de Abril hablan sido apresados, contra odo derecho, los barcos espafloles Bu1 · M'Ddntura, Pedro, Catalina, Miguel Ju'Der. Saturnina, Oau · • dila , Antonia, 8ofía, Matilde '!/ Cándida,· y 8:º,,qoe el blo·. queo de la. parte Norte de Cuba, comprendido entre Bahía Honda y Cárdenas y el del puerto de Cienfuegos, no er2'n efectivos, como lo demostraban~ la entrada y salida de mu· chos barcos espaiioles 'en aque1lo~ puertos. En 6 de Junio los diplomáticos espafl&les -informan á lo.s Gobiernos extranjeros de los bombardeC'P realizados por los americanos, ~el uso indebido de Ja bandera española y dé la interrupción de los cables. Con tal motivo. el Gabinete español invoca la doctrina generalmente•dmitida. en el m~ndo oontemporá.neo y }lrincipalmente la de los tratadistas a.me· • ricanos como Dudley Field. N·a da ·se sabe de'la acogida dispen1ada por los Gobiernos· europeos y americanos ai éstas Jecomendaciones y protestas •
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1
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Igo6rase ei la renuncia a\ oorso fué discutida, siendo evi-dente la ventaja. que de ella reporttlban los .Edtadoa U11idos, ahora poderosos v superiores á Es paila y que en 1856 y 6Q se negaron
a oomprometerde á semeja.ate
renuncia, precisa-
mente por le. in fdriorida.d de su marina y de 1u11 medios de guerril. Ei sabid~ la. importaneia. que
10::1
VIII
corsarios dieron'
á los E:it&dos U aiJos del Sur ea la gllerra de separación de
186 l á 65. También es evidente que el comercio del mundo Notorio es que la actual gaerra de los Esta.dos Unidos
aprovechó la renuncia del corao por parte de Eepaña. y que
·con Eipafla tiene un carácter espeoialiaimo.
esto debía ser correspondido de alguna suerte. quedó entr gada completamente á sus propias y exclusivas
Pdmero, es 9Vidente que Espalia. no ha ~ado á. a Repú· blioa nortea.mericana motivo ni pretext() de liquellos que
fuerzas, y que el resto del muudo se dispuso á asi1tir como
jasiiticadan una declaración de gaerra ó una figresi6n
mero espectador, á Ja tr~menda. lucha de aquella Nación,
armada del género de las lucha.e ordinarias entre las naoio.
En realidad, pareoe ctue, desde el mes de Abril,
quebrantada.
orpre
E~pañ a
·da por los eucesoe, ~on la poderosa
República. nortea erice.na
·
ene deferencias á loe Estados U oidos y ha excnsada Ja. toma de razón de algunos agravios de 'batos últimos.. ·
a.mpa.rada de laá grandes insu-
rrecciones de Cuba. y de1FHipinas, y fortifica ia. por el traca·
Tnmb.én es evidente que el ataque moral y
so de las negociacio ea pacificas del D)ee de Abril, así como por la actitud tfm: , cuando no cobarde, de laa miamaa Potencias desairad
Esta era. la situación de las cosas al comenztt.r el mes de .Julio de este último atlo.
A ora procede exl\minar .esos hechos A la luz de .los principios y en relación. no ya sólo con los intere3e3 y la repre- ·
la
agresión
matsria1, en el confiioto presente, han partido de Norte Amé
nea.
por el Mensaje Me.o Kinley de 11 de
Abrilde·l898.
nea modernas. Antes por el contrario, Eepatla ha ex~remado
.
Y, en fin, no ha.y medio de excnsa.r las terminantes deola-
t
raciones del Mensaje presidenciál de M . Mao Kia ley de l J
de Abril de 1898 y de los considerando1:1 del biH arilerioano de 18 del p~opio mee y atlo. En el our·s o ·de este trabajo se han seí'lalad) algunos aotoa
sentaci6n de Etpafla; si que con el Derec\¡o Internaoional,
·del Gllbierno eapaft.ol censurados por ,sus ad versa.rios como
la representao1ón de lo~ grandes fAotorea del mu 11do mGder.-
muestras de debil~dad~ Antes del 6 de Diciembre de 1897,
Do, y el sentido de la 'civilisaoi6n oontempora\nea.
88
Mejor dicho, ahora proc,de sacar la lección aprovechable .que entrafla el aot11al conft.icto hispano-americano.
babi~ dado, entre otroa casos, el del apresamiento del
bruco filibnstero ,Oompetitor, con c~yo motivo ee discutió mucho l procelia 6 no jazga~ militarmente t\ .os tripulan·
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130
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J31 -
tea y pasarlos 6 no por las armaR, conforme á las leyes de
referidas; pero ~obre toda
Ouba y á las ordenanzas del ejército eepaiioJ. Aquella .gra·· ·
hecho verdadé
ve dificultad se- resolvió en favor de los Estados Ut1doa;
en Fila !elfia, en varias poblaciones de Ja Florida y hasta
como en con1ideraci60 á éstos füé ln~go indulte.do el cubano _
en el mi~mo W asl}ington, Rctuaban con toda libertad, los comité~ dire~tivoa de la, insurrección de. Cuba. .
Sanguily, preso y aun sentenci~do, en la H11~ana, como reo · ,
otra . ronaidéraci6u estaba el
mente escandaloso de que en Nueva York ,
de1 delito de conspiración y rebelión. · ror este. cau~a, y mediante la invocaci6o, más ó menos
ñol, en 26 de Junio de 1B97, protestnndo, en términos de una
oportuna, del Tratado hispano-americano -de 1795 y del Pro·
gran violencia, contra los bandos y p rocedimientos del ge-
tocolo .de 1877, foé en Cub t. 'b ri stante frectlente la diferencia
ner~l Weyler para reprimir la insurrección cub a y para hacer eft:ct.iva la reconceotrao} ó~ de Ja población nral, es un documllntq poco com patib 'e con .el respeto -debido á la 80 •
de suerte
ue los
e mp&ñeros ele una misma partida ó una
misma expedición filibustera, según los prieioner: e hech<'e.
La nota pasada por el Gobierno norteamericano al espa·
por lo'e eepaftolea fueran norteamericanos 6 naturales de Cuba. y es do advertir que e : beneficio r ¿co".locitio á loe primeros se exte . á ~uba.nos de nacimiento, que para éste ó muy parecido feo , s liabian nacionaliz1ido en los Es·
Junio, á. rectificar J11a eza!Jerq,ciones ~ inexactitudes de Ja
tadoe Unidos, mediante U!l - buso que hace pooo, ya denun·
misma&, á. recordar loa abu:ms Y.. viole~oiae que Pe ·hicieron
oió, con toda aolemnidad f P ·residente Clevela.nd. No menos gr.a veda
al CoQgreso
de
walB~iogton'
el
berania de España; sin emb ·go rla lo cual, el G ob ierno es pañol se limitó, en 4 de Agosto d l 97, á otra. protesta bas· tanté suave, contra la viveza del estilo (sic) de Ja Nota de
en loa mismos Estados Unidos durante la gaer.r a. de separa· ·
c~ón y á &firmar que lo que ~ éstos cor~eepondía, dado el tiene la. relativa c_alma que el Go-
ti ó ante la sentencia
Tratado de 1795, era impedir que en. el territorio america·
dada por el Tri ·
no encontrase ayuda y hasta dirección la iosurreooión cuba-
bunal Sup~ecno de Justicia americano , con motivo del a'i~
na, la cual..,ain eate apoyo, ilefi•imo á todas luces, h~bria
tamieoto de be.reo americano florsa, destina.do á f'llvorecer
sido extinguida', muche tiempo hacía, por as armas de la
la rebelión cubana. Mediante aqu• 11 :l sentencie. se rectificó
Metrópoli. El cont~aste de etitae dos notas es {lalpabl~ y ¡>e· noso para Ja ~ueoeptibilidad espaiiola. .
bierno espeiiol demo
el
Act~ americana de 181S4,
que atribuye el Presidente. de loa
Estados Unido 3 , el derecho de impe ir que en el territor!O de la Unión lf0 preparen ataques contra naciones amigas.Ahora. las autoridades americ nas declararon que, para im- , pedir las expediciones filibusteras, era preciso que coLs~ara
el fin hostil de lee miaJDatr. Con esto habría bastado para. fl'cilitar las Pxpedioioc ea
Nada de lo antes expuesto, ni nada de lo que sucedió desde el Mensaje de 1897, produjo la. : menor violencia de parte del Gobierno. de ·Madrid '
.
No la prodajo tampoco la smenaza de la interveooi6n armada óon que el Presidente Mac Kinley termina aquel · Mensaje. ' • '•
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132 -
inteniaeional, en el supuesto de la intdrd1pendmcia de
y 08; ni el atropello de la bandera eepaflllla por un grupo
El .Presidente mortEomericaDo Edlala como caneas del con·
de soldados de Ja milicia de Dela.wc1.te; ni las deolar11cio · ' nas de abierta.
hostilid~d
y franoa provocación de algunas
flioto (a par.te Ja causa de humanidad), los perjuicios que la guerra de Cuba producía al cortercio americano,
•
la impo-
tencia del Gobierno espafiol para proteger. l~ vida y Jos in-
'Q'nión.
tereses de loe americanos en Coba, - loe gastos enormes que
.
tados Unidos que no protegieran l~ ioeurrecoió11 cubana.
imponía á ]oe Estadcs U nido e tl imposible de e 1tar las expediciotes filibusteras, á cv.yo gravamen había ne añadir
ee ha dicho-tavoefdcto la captura de un barco
las compli a:ciones y cueat:oncs irritantes que estos esfuer-
español por lC\s de guerra norteameric nos. Fué esto el 2!1 de Abril; ante~d haberse hecho lat. decle.ración de guerra.
zos roducian 6 podían producir-y el ,peligro oonetl\nte de
Ltteg~-,,
Mac Kintey, fecha 11 de
que loe barcos americantR fuesen apresados por una marina de guerra extranjera.
enaaj~Jn que se pide autorizaoi6n y me·
No hay por qué ni para qué negar lo máe soetllncial de
dios para la intervención' en Cuba) se reconoce terminan ..
los hechos antes aludidos, pero también es inexcusable po•
temente que •la paz) prosp,ridai de Cuba no estaba ~mpa·
ner al lado de su reconocimiento otros datos . que reducen.
En el Mena ·
del
' . Abril (es decir, el
~idente
'
..
fiada por diecr~panci s entre los E~te. Jos U uidos y Espana
tanto su a]canct', para los efectos de que Jlqnf se trata, que
ni manchada por la angra de ciuladanos americanos.» Y
en ocasiones les quitan toda importancia.
luego viene (con la. afirmación resuelta de que se trata de
Porque, primera~ente, hay que tener en cuenta que los
una inter1Jenci6ti, para qae terminen ]as ho3tilidadea en
efectos de Ja~ guerras en e comercio de los neutrales son
Cuba y allí se instale can .gobierno estable, c~paz de man·
cosa COl'~iente y que á nadie hasta sl~ora Se le hl'- ocurrido alegar c<Jmo una cansa decisiva para que cualquiera de
tener el orden. y de cumplir las oblig&ciones . . internaoiona' les•) la precisión de loe cuatro motivos de eaa intervenoi6n. No hay para qué répetir lo que se h-t. dicho del acuerdo
aftigido por Ja lucha que ee verifira en su interior, 6 que
del Congreso americano.
tiene qne sostener contra otro pueblo. Cierto que el comer·
Pero sí hay que insistir en la consideración de los moti·
las nacione~ neµtralt!s declare a1 ~u vez la guerra al país, ya
cio ~e los Estados Unidos con .Coba h>l bajado más de un .
vos expuesto.a por el Presidente llao Kinley, para elltimar ·
70 por 100, después de hsber rev(s ido una importancia ex-
los en cuanto éstos pudieran determinar nna guerra m's ó
cepoioua1,
menos ordinaria., siempre fuera de las condiciones oaracte·
.. r
las Naciones cultas.
legis laturas y algo nos gobernadores de ciertos Estados de· Ja E :J paña se reda.jo, ante todo esto i reo amar de los E~-
.
rJsticas de l...o que se 1Íama verda.deramente t1na i11IM",,enci6n
Ni provocaron protestas de, dificil contestación, los in· aultoe sin ejemplo, con que. di puta.dos y senadores americanos, en sesiones. solemnes, atacaron á Espaila en 1897
r uee que
más dd 80 por l 00 de la producción de
Cuba se colocab~ fl.cilme~ te en e! mercado norteamericano.
I
'
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.
Pero de ninguna suerte, esta desgracia es exclusiva de loe Estados Un ·dos.
1
•
Igual consid~ración tieDe que opone!'se al argumento relativo 4 Jii~ érdidas que los norte-americanos experimen . .taron en Cuba por efecto de Ja guerra. Son las mismas qne exterimeQtarCtn loe demais xtr1ujeroe y los ee.pailoles penin, . ea' ares y criollos, habitantes de la grande antilla. Y adem_éa son las corrientes y erdinariae en toda guerra civil, á cuyos rigores y peripecias se eomelen. los extranjeros que se deciden, l or motivos de pura conveniencia particular, y ¡ior su :ibérrima voluntad, á establecerse en un pafs fX· traflo. Menos exacto, todavía, aparece el PrPsidente Mac Kinley ' cuando habla de l esfuerzos que el G..ibieroo 11orteameri· cano tenía que a rar el imposib!e (según el Pre· sidente) de PVitar las expe · oaee filibusteras. Qae esto último 110 fu'é aei, Jo sabe todo el mundo. H'lce ociosa toda& argu entllcióa el he hó evidente de que en las ciudarles ~ortea erioklnaa se hallaba estableoido el verdadero Gubierno de(lObinsorrectoe' cubanos, el cual, como los mismos 'Preaident a de los Eohdos U !Ji los han declarado, no ha podido constituirse de un modo estable en ninguna pob aoi6n-ni aun sitio det rmintt.do-de la ida de Cuba. Eo todo caso, la Hentencia antes aludida sobre el· caso del Bor1a, en relación con t1l Aota de neutralidad de J 818 1 suple todos los razonamientos, porque es indiscutible que mediante aquella doctrina no hay posibilid .ld de impedir ex1 .Pedición a guna fi.libus~ra de Jos puertos nol'teamerioanoe. Esto sin contar ya con la prob ...ble cegligencia de loa funcionarios públicos de l'oa Eatados U aidos, calurosos simpa·
.
135
izadores de la insurrección oub~n,a ya con· las deolaraoiones ofi~iales de ~ochos E~tados particulb.ree de Ja Re¡ ública en
hvor de los cubanos insurrectos. De modo que no se pue:le ~ablar en serio de la correcci6n nort~· amerfoana en el punto de que ahora se trata. No hay nadie en el mundo, fuera del Presidente Mac Kinley, que discuta siquiera e~t~ p~nto.' be sobra se explican sobre él to. dos loe periódicos políticos y todas l~e revietai de Derecho internacional de nuestros disa . Pero eeto significa algo m~e ,que la v~uidad el ·argumento nortE*mericano:' esto constituye un argumento en contra del Gobierno d'9 lo~ !!.:eta.dos U nidos y de ~u tesis respecto dti los motivos partioulares de la g·uerra. Poee old.ro es que para que tevgan algún valor Jas protestas de. Jos nortae.mericancs respecto de los perjuicios que lea traía la guerra de Cuba, es absolutaeiente indtepensable que los . protestantes no tuvieran la menor culpa ni e'n Ja iniciaoi~o ni én el sostenimiento, ni en el desarrollo de esa guerrli. Y resulta todo lo contrario. Esto antes de 1897; porque.después, como se ha explica· do en otra. parte y vol~eré. á .c~menta.rse mis tar!e la. i'o8.11en • cia. del G¿ ierno de los Estados Unidos e laL con~inua.oión de h. insurrección agonizante faé tal, que bien- pueda ase · guraree que á ella se deb1b, sobre todo , que la gnerra. cuba · na no terminase en los primeros meses de 1898. No hay me· ttio de rectificar Jo que ea de dominio J. liblioo; lo que se sabe pe1f.,ctamen te en todo el mundo; lo qu~ er~ materia de la conversación diaria de cuantas personas discurrian sobre -fl Jl od l>ª~ticularea en el Ce.pitolio de W .Jf:hiogton y en lhs ecLllee y los'clubs de Nueva York. •
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...
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En resumen, para que Jos argumento1 ahora di1ootidoe; tuviesen alg'Qna fuerza era preciso que los malee de que el Preaide~te Mac Kinley se -qufja, fueran privativos de los· norteamericanos-y lurgo, que en la prodaccióh y eosteni· miento de 'eeoe malee, no cupiera la menor rarte' los Esta· , dos Unidos. Ni Jo nno ni lo otro es cierto. Verdad que el Gobierno nortf1americano ha insistido mu(;ho en Ja observación de q~e las leyes y las prácticas de la Be¡ública no ¡:ermitían· la adopción d~ ciertas medidas para impedir la eupueata 6 verdadera cooperación de loe norteamericanos en la ineurrecci6n cubana. Pero, aun dando por cierto ue el Acta de neutralidad de 1818 (int41rpretada. , \
ahora de muy distinta ma~era i como se entendió para de·
137
gran libertad para perjnd'icar el ex~nfio. Es decir. el mis· mo argumento ,.qué palpita en ti f . . ndo de )as réplicas dadas •
ahora por el Gobierno norte americano á l§le reclamaciones eepatlolas. Pero además hay otra rnzbn que destrnj e totalmente esta preten1ión norteamericana, que, por otra parte, 1e bar·
.
monizR. bastante con la reoien e teJctenoia de muchos poHticos de lo~ Eet dos Uaidos, no sólo á ·mantener derta origi1 nalidad en lo que po1Ua llamarse au Derecho Ioter acion_al, sino á im}Jonerlo á loa iemlis ~oJ>iernos del Mundo Esa razón es la ex erienria de 1861·73; lo que los propios Estados U ni.dos 1·retendieron y sostuvieron reep-ecto de la , neutralidad y de las consideraciones dtbidas á los insurrec·
.
.
e la et-gunda gnerra con la Gran P.retaña,
tos confederados y al Gobierno de Washington, con motivo
y de graves roz OL Francia) no caneen tia lo que el Gobifrno ef¡:.&fiol soli91 ba en términos de una modestia incomraras bl~, hay qhe estimar otros doe ~rgumentoe de poEitiva foerza. El rimt11 o, ~a in ice.do en el curso de este 'trabejo, ee la imposibilidlld racºo11·a1y jnridicade 1dmitirel abso!ute de· .
de fa famosa guerra separatista del Bar. E::t bien sabido que dur1tnte atq'.!ella guerra se conetruye-
recho de on pÚeblo que pretende figurar en la sociedad in· ternaciona , para esta blfcer, por sµ ezclneiva cuen a y sn absoluta autoridad, las _condicione3 del respeto debido a\ la eoberan{a é independencia de las demás naciones . .Si ·este úl-
timo errcr prosperase no habría neutralidad ni paz posibles. Cada Nación ee fijad~ libremente los Umitée de Ja coneide· ración debida a\ pod.er extravjero y todas las reo1Rma ':>ione8' hechas por éste, en vista de una neutralidad dudosa ó f~Jsa, eerian re(hamadae éon el argumento de que las leyes de la Naoi6n requerida oonsentJan a1 los ciudadanos de t\ata una
.
r nen loe puertoa de le. Gran Bretaña, por partionlares des- . ligados de todo vinculo con el Gobierno ing ée, algunos bar-
cos destinados á los su Hstas y que y~ en plena. mar 6 eobre las costas norteamericanas, deatru eron muchos barooe de la marina ...federal. El Gobierno. de Wa hiogton protestóoalurosame.nte aun ex geró sus pretensiones reepe_oto á la Deutrelidad en términos no corrientes conforme á los pre· I ceptos de la neutralidad armada de fines del siglo pasado . y á lo convenido en el Congreso da P'1rís 4e 1856, qne era la legisle ci6n de la épora. lo glaterra t'}Ue sobre estos partioolares siempre se mostró muy ,reservada, hastd. el unto de no suscribir buena parte de los conciertos vjgentes en todo el mundo} opuso viva resistencia á Jea reclamaciones norte· americanas, aun cuando, al decir verdad >nubca os diplom'·
/.
y
I
.·
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r,
138
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139
ticos bdtánicos llegaron á la· franqueza con que los ameri-0anos de hoy tr~tan de émanciparse de los deberes ordi11a• rios de Ja. neutralidad entendida. por el comúo de los morta,
.El
les. Los deb~tea de Iaglaterra y los Retados U 11idoe continuaron por mucho tiempo y en ocasiones reviet~eron forma~
mentos del presidente Mac Kinley.
tes somet:eron sus dificulta.des' un tribunal de árbitro1J que se había de reunir en Ginebra, para resolver en vista de trea
reglas que se consigna.ron. en el Trata.do y se conocen en la · Historia. contamporáoea, oon el nombre de las Reg'as de Washington. Por el las un Eihdo neutro e~tl\ ob;igado á impedir á los beligerdntes que se sirvan de sus puertos ó de sus aguas, ra aumentar ó renovar provision'e;:t militares y armas, a como ra reclutar soldal:los. Tatmbién
,
Pero todavía, e~ honor del puebÍo de los Estados Unidos · y de la causa de Ja. Justicia universal, que está muy por cima
de las pasiones del momento. y los exclcteiviemos .de raza. y de fronteras, fs dable invocar contra ]ag exageracfonee y
- los
sofismas de que ahora se trata
ilustre norteamericano, de Mr. E:
' J:.
el testimonio de otro Phelps, antiga re-
presentante de lo Estados U nidJs de ~mérica. en Londres y una verdadera a.utoridlld en materias de Derecho internacional.
Mr. Ph.elpa, como algunos otros publicist:1s, senadores y oatedr~ticos norteameiiicanoe,
está oblig.,Jo á' empl~a.r ( _ 1oda la vigilanoia posible en sus
han protestado ahora. ca' nro· Sllmente cdnt1·a. la guerra de EspañtL 1 1,s ~a tad >S Uo1do.:t,
rro ioa ¡>Uertos y en uJ aguas y respe~to á todas las perso·
del mie~o modo con que el gran Lincoln protest6 contra. la
n'aa qoe vi VtiU dentro e su j n~isdioción, para impedir toda
condncta. que en en tiempo obse v6 el Gobierno norteameni~
vio 'a ción de las · obli acionee y los deberes seiialados en el
cano reáfecto i .México y Texas, y como Jefferson y Monroe
'"fratlldo . Por efecto
censuraron los atropellos preparados 6 realizados sobre la
e este acuerdo se verificaron les sesio
nes del tribunal en Ginebra en 1872, saliendo de allí grne · sas indemnizaciones que tuvo que pagar Ioglaterra. por caa-
Florida antes de ser adquirida esta por los americanos
sa de a pé :dida de barcos america.nos como el Ala/Jama,
iniciar Monroe los tratos pacíficos con los indios riber~fios de Miasisipí.
~1
.
Estados Unidos) pubJfoó en li7.J., con el título de
Tratad() da JVasltinuton. Ese libro es elresumendetodM Jas contestaciones que 'a ora pueden dar E~p&fla, y en general, todos los defensores del Dere~ho internaciona~, á Jo3argu-
nada agradB b es. El resultado fué, primeramente, el Tratado de Washington de 8 dé Mayo de 1871, ·por' el cual la& Potencias contratan-
.
101
Florida, e Oreeo y otros, á bastantes particulares· de los ·
mediante el Tratado hispano am~ricano de I ~l y antes de
.E stados Uvidos, p~1 ju icados por la.deaconsideraci6n conque
. El respetable dip!omático de quien ahora m~ ocupo pub1i·
loglaterra habi~ tr~taJo la pralctica generai de neutralidad
-0ó, en 28 de Manzo de 1898, una carta kbierta 4irigida á
de todo ~l mundo culto. Sobre estos .,~ :remos es de oblig da conaultt1. el libro q11e
Mr. Levi P. Morton·, ex-vi ce- pre idente de la República con el titu~o de La Intervención en C11JJa. De es a. eabstandioaa carta, SC?D los párraf JS eiguientei::
•
llr. C1.lab - Ca ~hiog (ano de los árbitros nombre.dos por
..
I
.. '•
.-
•
1~0
-
• 1 género .humano, aleccionado por ia experiencia, ha conTenido-
bien, ellamitoa11. C
y d mundo ro t-uede permitir que este acuerdo Ha reohazad~-que
ning6n motivo, como no 1ra la d e f • E
inlerH~S
141
bate Espala una rebeli6u contra su aatoridad en
Cuba, que hace tiempo hubiera terminado por agotamiento de no haber
matarialeo de
estado apoyada y alimentada por expediciones contiDu&a deede ·•ate
una nación ó de su honra, que ea el m'8 excelso de los intereses, puede
paíi, eo vhlaci6n de nuestrH leyes de neutralidad y de ·los deberes
justificar la intervenci6n violenta en loe aauntcs·de otrl\ ución con 1a
que los tratados no! impone Cierto que este_Gobierno no ha fnoreci·
cual 1e eati en paz.
do tu expediciones; que ha hecho alg nos esfue ·1os pata floprimirlu, La mediaci6116 la ayuda amfeteta puede siempre ofrEceree, y . pued"
Fin ceros ain duda, pero ineficaces ai~mpre, empleand 1 al' efecto algua·
ace1 tarla ó declinarla el Oobierno á q~ien se ofrece; pero una vez re· chazada, t do intento de intervención armada H un crimen, cuyas tris1
tes y e ciegas consecuencias e&Un demostradu en mticbaa pég:nas de lR
[
histc.riR . Y esto tiene spliceci6n espfeial, sobre toco ii ee trata de in· tenenir en apoyo ¿e una rebelión armada contra otro Gobierno pCir su1 ciudadanos.
.,
ulían loa bsrcos. despulls de h ber zarpido éstos. Con una vi éeima
el mundo, y que destinamoJ .~ finea de def.,nsa nicional,• 1ubi6r m~s p dilo ceg11t' la óoica fuente de donde h'\ rec:bido la rebelión los re-
naci(n , ó otra alguna, est6 juetificada parn
. 101 defe~tos
Algunos de loJ que ab,9gan por la guerr11 so3lienen que de be hacerle
ó fal · 6
tu de sus inttitucio¡¡es 6 los errores de su gobierno, 6 bien para ejer
&er la caridad pe r lR fuerza, a inadmieible en absoluto 6 intinit.amente perniciosa.
.
/
-
·
.A la luz de estas cdneider~ciones inveatignemos qui motivos ee al · lfllD
1
Eapañ re3p'.lnSt1bl0 por la pérdida del
y pna enmend11r o corre~W, por la invaaión srmad&,
para pretender que debemos iDterTeDir en loe asuntos de Eep'lba
en l<l iela dA Cuba y preciaemente lo que Tendría é. signi ear la •iD ter"Y,en cj6n.
el Ja.
E~
M~ine,
tenga 6 no l~ culpa
ddicil que puedan sushn tar etta propoeici6n, i>orq ue aoa
cyando el desHtre se debiese é. la negligencia de España, sería cuest ionable su Jesponsabiliiai. 1.No se les ocurre é. esos señore~ que la regl& que invoc&n sería aplicable á ambos aspectos del C!lso'I Si España a de garantizar la seguid&d de nuestros boquea en aus puertos, .teDg& 6 no tenga ella la. l~nlpa de lo que
sobreveog~, e~onces
nosotro•,
ccn mayor motivo, no podremos tolerar que salgan de nuestros puertos
. Eapalia es y ha sitio eiempre una nación amiga. El agitador que mis
caso ) negligen¿ia·implica resp?nubi id d, debe implicarla en el ot.ro.
indu triosamente busque la guerra no ha podido encontrar en ninguna
Nosotroa cobramoJ' la G:oan Bret.aila quince ,millones de pe301 por
hiatcHia, desde que América qutdó abierta' nue tr~ actividad, graoiae
xpedicionea ar~adas que vayin á atJllbvertir á su Gobierno. Y si en
n
á Cristóbal Colln, niDg'6.n n otin de querella entre ambas. Eepafl~ ni
las epredacionea del Alcibame1, que s6lo había sido const.raido, pero . ' no equipaio, armado 6 tripulado en aquel ·país; y al exigir eat.e cobro
nos ha atacado, ni se propone atacarnos, ni tiene medio1 pua ello. -
nos fundamos eo qu9 el Gol ierno inglés no l11bía aj erciio debida vi-
Ha mani~festado, por el contrario, el més vivo deseo y ha h~cho todoe
gilancia paraimpedir que iarpara el buq_ue. t.H'Y quien dude de que.
loe et fuenoe para evitar houílidades, que eerí o p ra ella, y lo 1ab
podrfa
1
•
parte d" las faerzaa marítimas para reuní~ l&e crnles revolvem
c ursos q·ue la han permitido vivir.
LI\ idea d~
.-
elles federales que de or.iina.rio han llegado á loa muelles de donde
preae~tarae un alegato aá.~
I
mis
po~ero so de
Ae¡ligeocia co11t1a
,
,
..
-
143
142
Vierto que el Derecho intern&cfon1i 1 recol!oce como ón'.ca y rart.
nue1,11tro Oohierno, ante un tribunal de arbitraje, oon motivo de eeta• ti'<pediciones'?
.
•.
ewcepci6n de la regfa uo hemos mencionadó respecto de la ir.terven-
En esta contienda entre Espa~a y sus súbditos rebeldes, sin conei.
c i 6n, que una raei6n puede ntervenir cuando se b1iee abaolu'"mente
derar para nada los méritos de la misma y concediendo i loa ineurrec-
neceeari~ impedir una matanza injustificada 6 u1t·9jes mo1Js'ru6101
\os tJdas las virtudes que se supone ac(jmpañan á una rebelión conir1t,
~
1
,
en otro p·aís; ;ero e1ta excepci(n, que 8610 rarísimas veces se ha in To·
un Gobterno constituido ... excepto cuando !Ste GoQJerno ea el nues-
cado psra preceder, a61o es aplicable en caeos ext'l'emos y cluísimos
tro,. ¿existe, en primer lugl!r, algún interés de nÚestra parte que jus
y no tiene a plioación al caso presente
tifique Ja intervención p r derecho de propia defensa? . lnvocóse al principio, para cohonestnr esta ingerencia, la interrupción
e¡ e sufría el comercio americano; pero ya se ha abandona.de preten •i6n sem~jnnte. Es cosa de sobra establecida Fara que pueda disentirse que los iaconv nientee y pérdHas aofridaa por el comerci~ de loe Eatadoe neotr11les cuando existe guerra, aun siendo á meau o considera·
1
. Ha~ta aquí Mr. Phe1pe. Ahora, püngamrs á un lado
1os supuestos motives directos y ordiLarh e de la qae discutimos, y volvam9s la vi~t& á Ja causa P' irom a de las expuestas po Mr. Mac Kinley. Exaruiuemo19 f.>tito on calma y caJc~lando todo el alcance del DU6VO prtLlem~ · j
bles, no constituy~ivo Hcito para la intervención, y bny que aobrellevarloa_ Jen ~..,
Oran Bretana h i:ertl"do mucho mb
1
.,
que 11osotroa. Cuando en Ja guerra civil l
puertos de! Sor fueron bloqueados por
las escuadras federales, su i6 granrJ.es pérdidas el comer .:io de otras. naciones, especialmente tr Undose d_, un artícolo tan importante como .
t1 algodón. Y sin embug , las naciones perjuJicadllB no hicieron por'
.
ello la menor indicación de ingerencia, n : se la hubiéramos tolerado. l)abe, pues, reconocerse, y todo el muodo l raconoce, excepto los pe· ri6dicos in teressdos, que no esta"mes e.o la no~eeidad de propia df fen1a.
I
contra España, ni tenemos derecho alguno á vindicar 9gravio1 q,oe ur • dea "títolos á interponer nuestras arm'ia en
pt'O
de la rebelión cubana.
El terreno en que finat'ménte se han colocado los · que predican la. agresi6o, es que debem~a irá la guerra. por humanidad. Pero 1iempre te supuso que la humanidad era precisamente una de las priDcipalea.
nsonea p'ara evitar la guerra, y que de aiog 4n modo puede
1
nirae
mejor lof! interese. de la humanidad.
•
\
.. ,
•
••
.. principios y prescindi.,ndo de los intt~aes pér11onalee y las simpatías qué
4..
ueda inspiraT .c ada uno de 101 pueblos·
interesados en el actoal coll flict e hispano an;ierioano-y
de·
otro lado, el.error que, con tanta arroganciacomo insistencia,
vienen propalan4o desde lqs comienzos de Ja actual gaerra, ]a. casi totalidad de Qneetros oradores -y nuestros periódicos·, respecto del alcance de 11. soberánfa dé loa pueblos y eJ con· cepto de la. independencia de las nacion·e s .
. JX
..
Importa precisar bien esto, porque como no ee trflt& e pro· blemas de volítica. interior en cuy.a resolución solo i11fl ye la
.,
.. 1
j
voluntad de los 'epafioles, las equivooaoiones en que éstos Al tomar aste nuevo pnnto de vista, no~ colocamos frente
incnrrau de ningana suerte han de ser compartidas por el
á ttna intervención internacio'Jf.al, en su forma. más acentna.·
resto del mundo. Por tanto, las fatales consecuencias del
da, más violenta.
error
De mo1o quA D e una cuestió11, pa11ticular y de concc i<Jo alcance de Egpa_, y los E3tadoa Unidos. Aun · que no comp\icarc,n el n g aio otr i ·intereses y otra.a cauaas, con lo icho b.lsta par asegurar que tenemos delant& uu
decemos en España.
operado respecto del particular de Ja intervención, en todo
.grave probl6ma <;le De acho inte1·nacicnal.
el corso del ajgJo actual.
I
.
•
En l caso cJncret' á que &e rt fiare este trabajo, pro cede p~egunttt.r: 1.-¿H U tervenoi~n PX
motivos, ea Cnba, para una in-
r dnjera?-2. Caso ttfi.rmativo ¿podían rea1i-
z1rla los Estado
Uni_do"?-· 3. Ea e
supuesto favors.ble,
era lícito realizar e~a intervención del modo con que se ha
Veamos, puee lae1 oosss desde a
tp
Ea muy singular el cambio que en las opiniones ee ha
Ea su primera mitad, Ít&ttrtiacional
109
• SOD, por io
partidarios de. la intef1Jdnción COtnÚO, loa defensores de Ías •
opiniones máa con.seryadorae. Las cancillerías- y los p_o lfti· coa
e las .Monarqniae absolutas Ja patrocinaban de un
modo resuelto contra. la tendencia · lib~ral representada e~ . Europa por !Qgfaterra y en América por los E~ta.doe Unid
hecho? Para discutir cualquiera de estos pu atoa elt preciso considerar antes y por breves momento~, la doctrina y las prlo · . ticaa mis generali~idaa en nuestros di as respecto del pa1 ti· -0ular gravfs:mo de la
patridtico lae soportaremos solo los que vivimcs y pa·
intertJención. Lo justifican, de una
parte, la necesidad de e1tima.r e.;ta cue1Sti60 ' la. luz de loa
· Loa publici3tas italianos la prodigaban
las más acres
cen •
snras y el Papa, en eu En·c iclica de 8.de Dic~embre de 1864, -propoeici6n 62 del 8yllabus erroru.m-declara error lo siguiente: «.froclamand1on est et obser'Oa?tdum principi"m guod 1Jocat de non intervent1im~ > • 10
1 •
.
.
I
·. -
146 -
.
En rigor, la poUtio• de la intervenoi6n la iniciaron, en la
Edad contemporánea, los partidario• d~ la aolnoi6n tradiéionalieta mon,rquica. Así lo demaeatran lll deolaraoi6n he· ' eba en 27 e Agosto de 179 l por loa aliados de Pilnit con· tra la Jievaluoión franoeaa, el ultimatvm au,logo de Austria de 1792, y la proclama prusian11i firm•da, á instancia de ¡ 08 emigrados franoesea, .por el d~ue de Braneviok, en 7 de Junio de 1792. Ha.eta 19 de N:>viembre de este atlo, no conteat6 la Oonvenc:ó:i declarando que Francia oonoederla fraternidad y socorro' todos los paeblo1 que quisieran re-
para impedir el adveDi'mie11to de las nuevas ideas .6 para restaurar -el antiguo régimem. Después, la intervenoi6n 1e I
· · ~. De ellas, la ¡trimera es la que tiene por· fin det rminar el concepto de la N aci6n, que no es nn hecho arbitrario y pa·
internacional.
•
Estar. ~ontradicoión se explica bien por el cambio gene·
ral de la dirécoión política de Earopa. A loa comiens l8
..
.
eejero, sino quo exige condiciones de regularidad, perma· nencia, suficiencia, !espoosabilidad y, en UD*' palabra, pn'· . sonalid1.d, dent10 del cuadro general de los puebioa . coitos ·que constituyen hoy la forma aopfti<'r positiva .de Ja sociedad hamana. Las declaraciones de los Congresos <le BerHn de 1878 y 1885 sobre el Congo y la cuestión. de Oriente
de Éepaiia é Italia. Es notorio que en estos ú timos 40 a6.os; los mayore1 ·
·ha recomendado por moti voa y en sentido perfectamente opuestos. Pero sobre tcdo eso se hallan los últimos pr'lgresoe y el . . sentido total de) Derecho público contempor•neo,,sado por las tres grandes y dominantes tendencias d.el reoho
y restablecido el a -.¡ or. n de cosas, ' sos'81ier é~te Y aun' celebrar, por medio d~ ui representantts, renn1onea periódioas con los represedta.ntes de las demás naciones del centro de Europa e para la atenci6n de los grandes intereses . } . 0 omunes., Pero, por el transcnrso del tiempo, lae situaciones v•ria ron. Inglaterra,' partir de 1821 y de un famoso despacho . de lord Ctt.stl reagh, tom6 una actitud opuesta. Y más tarde, la misma I'nglaterra rectificó esta disposioi6n interviniendo a~ti•amente en todos los negocios orientales, así como en loa
. • liberales. 1
.
del siglo, la foei:za estaba de parte de Jos elementos tradi· . oionalifta& y la intervención se recomendaba y se hacla,
cobrar su libertad. ' La misma Inglaterra, por el Tratado de 20 de NO• viembre del aiio quince, se comprometi6 con las demis Potencias ' europeaa · abi~n dado al traste con N apole6n
partidarios de ta . intervención internacional han sido loa
147 -
·
son de un valor decisivo en esta materia. La segunda tendencia se determina en el sentido de favo· recer y ace1.erar l'i' constitución de ·1a 81Jcfddaf de la1 IV.a • ciones; es decir, aJgo superior ' la nacionalida.d moderna, que ya es un progreso extraordinario sobre a Ciudad antigaa y el exclusivismo local de la Edati Media, an como . algo más preciso y pr,ctico que la1 Ctistiand\\d me· dioeva.l. Por tal motivo se han forzado las . puertas de la · C~iaa y el Japón, y destruido el aislamiento del Paraguay, y asegurado la libertad de los mares y los ríos y esta· blecido los : Oongresos internacioniles, oayp acceso se va generalizando de di& en dia, d'.e modo que ya no es una
1
'
'
•
-
148
interventor sobre el Go~ieroo de la naci~n inter~enida, .pero geatióo de rAoter diplom,tioo y' lo $Umo fortalec~ . da 6 secundada por una demoa&r"ci6n ·militar. Vervi gra-
nota caracterietica de los miamos · ni el car4cter religioso, mi Ja forma poJitica, ni }& condición étnica. ni Ja razón geo- .
1
· · gráfica. . · · 1 La tercera tendeuci'a tiene por fin consagrar los ilt§,reses '
esenciales
1
tia; por la preparación de un ejéroito invasor ó por la pre·
y fnndamentale1 de lll civilización contemporainea .
(y entr_ ellos, principalmente, les derechos naturales é inalienabl~ de la petsonalidaá hum.ana y Ja regularidad y per-
senoia de' algunos barcos de goerra en determinados puer. tos de la. nación requerida ó amen!s~da. En ooASiones esta demostración ha. llegado al ~tremo de que el Gobierno in·
..
1
maneXJe·a de la entidad nac~onaD poniéndolos fuera de loa compromi&Cle y Jas estrecheces de J-aa fronteras, las rezas,
'fUes, ¡.ara garantizar momentt\oeamente la vida ders súb· · ditcs. · · Otra manera de intervenir ea por medio de la ti ers~ ar· · mada, de mod~ sistem,tico y amplio, pero tempre con
dencia respCinden los protectorado1 eontemporáneoa, las conferelicias internacional~.ª sobre Ja guerra, los tiatados . de extr~dici6n, conetit11ci6n del Centro de servicíoa internacion"ales de
a·
, Ja recuente reunión de Jo
gran-
intervención y la ocupación conei'guiente de las ciudades ·
y las fortalezle del pafs intervenido S•>n daraderae, la inter-
· venoión se convierte en una. especie de proteotQrado, el
ción de Europa á p rtir(de los Tratados de 1815, los cada
cual puede ser irregular como ~l de Egipto. 6 defi aiti vo y ·permanente como el de Túnez. ·
vez más fo)foes ensa os de codificacf6n del Derecho in· ternecional privado y la aepitaci6n-cada vfz m4e acentua·
La
intdr~dnción de esta última clase (es decir, la int6r- .
da-de dar. car,cter ermaJJente al arbitraje internacional. . l
vención armada con carlcter pasajero) puede verificarse
Y a1 esta última felldencia también responden las fre· cuenteslint rvenciones pacJficae ó armadas de los pueb~oa
por demonda y en apoyo del Gobierno del paia interv~nido:
direí}to
jª en los
pueblos atrasados ó pertur badoe; in ter· · ve~oiones que no hay que con fon dir con Ja goerra provo-
\
\
'
por eolioitod .Y·en apoyo de elementos contrarios á aqut\l Gobierno ó por iniciativa del Gobierno interve11tor·e11 pu.ra consideraci~n á sua nacionales y sos protegido& y
I
f\ despe·
cadM po motÍVOS particu}aree LÍ COn ]& CODQUiSta realizad&
cho 6 sin cuidarse de los elementos del país intervenid~.
con tales ó cuales pretextos, ¡:ero ya foera del cuadro de Jaa
Ejemplos de lo primero son la intervención de Francia é
dEclaraoiones so~emnes del mundo civilizado. La itUer1'enci6n se ha realizado, dentro de lo qte va de
·1oglaterra, rcrm'9ndo.la oaádrape alianza, en loe ntagooios
siglo, de diversas maneras. En primer logar se ha hecho
en 1834; Ja. intervención de España en Portugal en 1841 '
mediante u11a gestión más 6 menos r1Ecidida del Ge Lierno
: avor de la reina Maria y con~ra los migbeliatas, y la de
•
., .
car,cter pasajero.-La nota es de importancia, porqoe si la
que hcin variado la organiza-
des Coogresos diplom,tic
1• ••
!
· terventor h"J a heoho desembarcar gente arm&<h. do sas bo·
lee religiones y las familias, para darles por garantía la sanción colectiva de todaat la1 naciones cultas. A esta ten•
·
de E:Jpaila y Portagal y á feto v'or de la causa constitucional,
..
..
,
\
150 - .
Rusia ~n 1849, en favor de loe auatriau~s contra la Revolu·ción h~i;¡gara. Ejemplos del~ segundo son la ioterve.noió~ de Francia, IDglaterra y Rosia en 1826 y 27 en favor de los . griego~ sublevados contra T~rqnia; la del Brasil, el Uru-· guay~ el Paraguay e~ 1851, contra el tirano Rosas de Bue·
.
nos Ai es; la de Francia conira el Gobierno revolucionario ·
de Roma en 1848 ó
-
,
'
co~tra
..
151
punto ha vuelto a\ ser tratado recñentfaimament,e con motivo de las propoaietones hechas por algunos senadores nor· t;eamerioanos en favor de los insurrectos de Coba. Las meras indioaciouea qae acabo de ha0er, demuestran y abonan, ·en primer término, mi salvedad, muy contraria al eupueato corr ie~ te entre los poHtiooEt eapiúiolea, respecto a}
Inglaterra y en favor de los Esta· · . dos Unidos en 1778. Ejemplos de tercera clase de inter- · vención son la de las Potelloias europeas en Siria en 1860 y la de Espaila, Frencia é Inglaterra en México en 1861. No pretendn dar la lista de to:laa las intervenciones, ni
derecho de los Poderes · iiúblieos da un •ta.do para ha· cer en éste lo que bien lea parez~a, sin consideración ' la& dema\a nacionea. Adem~s prueban que en la actua orga-. Di1acibn poHtica del mundo eatra muy principalme te e1a·
mucho m os. Hago unas citas por vía de ejemplo. Convie· ne establecer esta salvedad, ·t anto porque el número de las intervenciones re isadas 'd entro del siglo corri~nte es muy
acreditada y uai versal mente combatida. Sobre este último punto no hay mAs que fijarse en lo que han sido y lo que son, en nuestra 6poca, la Cu11ti6n di· Ori1nt1 y la Cuuti6n d1 Italia. Aquélla, en eas tres fases de· cuestión da Grecia, cuestión de Egipto y cuesti6n del Danu· bio. Esta, en su doble aspecto del problema de Ja .u nidad de· . I~lia y de la cuestión del poder temporal de los Papas. 'l'odo eso conatitoye el grupo de las mayores preooa· paciones y los problemas tunda ~entaies de la pQlitioa in· ternaoion'1 positiva dél mundo _europeo oontempor,neo;problemas todos tratados, complicados 6 resueltos por la in ~
la
oonsiderable, ~nto ~ne no sería fácil clasificarla& en tres ó cuatro gr pos, c~'mo serie. necesario para formar sobre todas eJlas un joióio de golpe y primera intenoión. Tamtiéo convien mucho dietioguir. respecto de las diver· eae maneras de }Jres r apoyo á Jos partidos de la naoi6n in-tervenida 0011tfa el p obierno de é3ta misma. Este punto ha revestido últimamente mucha importancia con motivo de lae · cuestiones americanas. Con referencia á este particular se ha . discutido si el reeonooimiento de Ja beligerancia de los in· anrrectfls en la guerra separatista de lo~ Eitados U ~idos era olla intervención europea en la Re¡,úbliocJ. norteamericana •. La opinión de los tratadista& y las cancillerias e 1 contraria '4 este supuesto, inclint\ndose en cambio á creer que ea u~ .. , modo ,Ie intervenir el reconocimiento t.erminante de l~ inde· , pendencia ele un~ región sublevada contra el Gobierno detodo e] pafs del cu~l formaba parte aquella regi6n. Este ·
..
intervención q e casi todos nuestros periódicos dan por des-
twoenci6n.
I
Lu6go, ha . venid~ otra tercer cuestión general ó uni· versal, que es la Ouesti6n .am1ricana, pl~nteada alrededor· del famoso Mensaje .del Presidente Monroe en .1823 y des· envuelta en los Mensajes de PoJk de 185• y de Johnson de 1864, en las negociaci~nes de 1848, 52 y 70 sobre la adqui· aioión de Cuba por los Estados Unidos, en el Congreso pan· americano de . Washington de 1890, en !a campda de,
.
.
•
... ·,
-
153 - .
152
Blaine y en los incidentes del coodicto anglo venezolano de 1896, para llegará la actual guerra de Eepa!a y los Esta-
.dos. Unidos.
•
l
Pero sobre que la Cuuti6n amwicana no ee todavia 11n problema reauelto ni quiz' i punto de resolverse, sus da·
.
'
$08 re.v~tien, hasta ahora, solo el caricter de parciales y por ' la reserva que las Potencias europeas' y la generalidad de ~os
americanos, han ópueato ' los em~iloa y la doot~ina · .eje los Estados Unidos de Améria.., de ninguna suerte pue d6n ser esa doctri~a y eso3 empd.os invocados como su· .puest.o definitivo del Der.ech'l internacional oontemporAneo. Hay, pues, que fijarse en dat.os in,xoueables de la vida internacional de nuestros días. Y entre esos dtitoe figuran, en primer término, loi de la. Ot4uti6n de Oriente, tanto por el .alcance y la eralidad que t'Sta Oue1ti6n ha revestido y 1
ó menos positiva analogía que puedan ofrecer algunos e sus incidentes con la actual ,Ciu1ti6n de Ou!Ja. Al menos, desde el punto de vista ame· . rioano, y para fandafentar Ja intervención armada de los Estados U nidos en l.l grande Antilla, por causa de humani. .dad !J iot~rés del De'recho público nni versal. · De lo que he dicho ó supuesto, re1ulta cl¡ro qae no niego que son po ibles y lfoitlls lae inter1'enetondt, aun en casos en que 1 conducta de las naciones inter~enidae no perjudica .directa 1 exoJusivamente l. los intereses y los derechos de ' . los interventores. Pero tanto de la teoría que abona esa intervención, como de las intervenciones realizadas eu lo que va de siglo, se' dedaoe a\go mAs que el mero dereoho de intervenir. Porque nó basta eato para que una intervenoión sea
legitima y, por Jo menos, merHoa la consid~racióo y el rea· peto de las ge!lte• cultas. , Ei también indispensable la.justa apropiaoión de loa me· dios empleados por el interventor al fio general que éste per· sigue-y . qne la int.erveuoión DO se resaelva en provecho particular de éste-y que ea determinación DO sea el efeoto del caprioho, la puió~ ó la préooupaoión del · que in• • tervieoe- y ea último término, que ~a intervención ·y •
sus efectos resulten garantizados por "l voto ó la rión de los dem4s pueblos directores del mando oiTilisado; e decir, de las grandes eotidadea y 1011 factores reaponaabl d'e la gran Sociedad de las Naciones. · · · De no darse estas eondiciones, claro se esté. q ne la intervención es un modo, más ó menos disfrazado, de la aJ tigoa conquiata y que á prosperar la doctrina contraria, la~ naciones pequeile.s 6 débiles estufan completamente á ~erced del humor, las conveniencias ó las ambicione~ de ios IEsta· dos poderosos. 1 Sin dad& DO hin llegado los tiempos en que estas ú 'timas ·Gansas desapardzaa.n del caadro de ·la politica ioternaoio· nal; pero,.sobre ser evidentes las tendencias i suprimirlas y los éxitos qoe, ~D e3t8 sentido, se han lo¡r&do en loa últimos cincuenta años, de todos modos. es indi~pen;;ble no. consentir que la violencia se explique por el derecho y que c~nfon· · d iéndose los motivos de ciertos actos de f aerza, medre o el • 1 espirito de conq~ista y la satisfacción de las m's bruta · 1 • 1 les concapiecencias, al amparo de los prestigios de la oivilizaoi6n y meclianté protesta~ de generosidad y onltttra que, muchas veoe3, conaigaen valar un tanto la groaeria y la maldad iDtrioaeca de 101 hechos. •
.. .·
I
.. 154 __.;. .
-
For e&U> no puede ser aplaudida la int.erv_enci6n que contribuye a\ aumentar lae pertaibacionea de Ja naoión interve· nida ó que utiliia, para a-:i éxitiO, las violencias de tribÜe 'in· cultas, Ja11zadas sobre Gobiernos comprometidos por Ja re· belión de 8UB Eiúbditos. Del propio modo, no es admieible la. interve~ción violenta y armada, sin que an...tes 88 apuren tG· dos loa medios pací~coe~ Y por lo mismo es una tendenci• cada Tez DM1a pnjante la de que ltis intervenoionect no se realicen por UD solo Gobierno; y por las propias y ezcluaivas. declaraciones y gestiones de éste, así como que UD& vez reali· sada la intervención, SOi resultados definitivos no queden " merced del intervenU>r, por grandes que aparezcan su desinterés, so coitara y su ~der. Con todo lo e esto se relacionan Jos progresos q ne en otros órdenes, e os aatllogos al de la intervenci6n. internacional, se han ver· ado en el Derecho público cont.emporaneo. Por ejemp)b: los progresos del Derecho de la. guerra y de la soluo1 n de los conflictos internacionales. iobre tal P!11*>, s imposible olvidar lo que es y lo que promete eer, en plfzo no lejano, el arbitraje internacio<> nal. Y tampoco es excusable el recuerdo de lo que en este· orden de ideas representan en Ja Historia contemporáQea, la Conferencia de BerHn de 1885, y el Acta de Conetitaci6n del Co1>go • que antes he aludido. · Eato, hablando en términos generales; porque en determinados Cb&os, las condiciones y reservas ·de la interven· d6n J las exig~ncias' que ha de responder el interTentor •. son mayores. Asf sucede, por ejemplo, cuando la intervenci6n tiene por fin púbJico (mediante declaraciGnea mt\s ó meno~ terminan•
166 -
tesó sinceras), hacer entrar en el circulo de .pueblos inde·· pendientes, y co el carllcter de Nación Soberana, á un· pueblo 6 una comarca, que hasta . entonces figunban como· parte de la Nació!! intervenida. · I
Lo mismo puede decirae con referencia al cuo de que la. integridad territorial de la NaoiÓn ~cometida estuviera mala ó meaos explícitamente garantiza4a por otr~s Naciones y singularmente por el interés general internacional de ·1a época. En tales casos, es imposible reeoDocer a1 uo solo neblo,. cualesquiera que sean sus medios· y sns jactancias, 1 dere· cho de modificar t\ ali antojo, P.o r si, por sus conveniencias ó aus ideas, el mapa de Jas Naciones contemporáneas; dando carta· dt' ciudadanía int,r11aoiomal á 011a región, poniéndol~ 'la altura y ~on las responsabilidades de los dem's pne· blos independientes y ensanchando ó reduciendo, á su. modo, el circulo de éstos. ~ Nada hay que decir de Ja exageración de las otras pre· tensiones de rectificar ó destruir las garantías dadas por otras Naciones al 3tatu g.uo de la Naci.6n interven.ida. Por-· qae esto p~ede hacerse; pero no..nca por la faers1~ siquiera se uti 1icen pretextos y se aprovéchen oponu~idades para asegurar el 'xit,o del atropello, Joego explicado por las iin~ posicionee de·Ja legitima defensa 6 Ja.e irregularidades y exi •. gencias de lo .inesperado. ·
•
.. ;
'
.
'
.
'•
\
-
157
peasarse que, si su acoióo ·hubiera sido única y en todo caso si ee hubiera deé
vuelto como se pelÍeaba en Bao Peterebur·
go, a1ue1Ja empusa, verdaderamente simp~tica para todos-·
#
cuantos se, interesan por el triunfo de la justicia y la liber· tad del mundo ha1'r1a df\jado b~etante que desear, n·o ale·
,.
'
jándofe mucho del triste ejemplo de.Polcnia, con que termi· DÓ
.. .
X
En los dfas del Congreso de Viena de 1815, el Empera·
•
~
dor Alejandro ponía ante los ojos de Jos aliados la óeatión
..
,
.
Reapeeto de todos estos particulares, la Cuelli6n d1 Orie1a • te, como he indicado, of~ece abundantisimoe datos y leo~iones.-El
ej
o de, Rusia, preocupada con la idea de
en por so propia y enlu1iva cuenta, . en 101 negocio• turcos, ece tanta atención, como la soli- · . oitnd de las dem'a Potebcias europeas de contrariar la pre· · tensión rasa, para p er la solución del problema al am · intervenir cona nt
•
1
paro del concierto ae todas las Nacionf& direetorae del
Mundo moderno.
( A Rusia cabe el honor de haber, la }'rimera, recogido y
amparad
el siglo xv 111.
la protesta griega. e >ntempod.nea c otra la
-tiraDJa tarea y en favor de la resurrección del pueblo he16· nico. Qui1a\ hay que convenir en que al esfaerzo ruso se de· ben, en primer término, la obra de deeoom¡¡oaici6n del Imperio de ConstantinopJa y la constitución de las nuevaa nacio • nalidadea del Oriente europeo, deatro del siglo q oe corre. Pero al lado de esto hay qae poner la. ccasideracióo de que no siempre el empello moscovita aparece desinteresado,
y casi nunca en forma modeata; por lo cual, puede tambi6a
heJeno-turca como bastante pareoi~a al problema da 1 eeola· vitud y la tra t : y si bien por aquel. entonces lae ·nftaencias
de Metternich lograron excusar la solución, pronto los ru801 l~ abordan, con motivo de la insurrección griega. de 1821. L~ acéotnada disposición moscovita en ftLvor de ésta determinó á las grande3''Potenoiae de la época á hacer el Tratado · de Londres de 6 de Julio de 1827, 1 ara ofrecer su· mediación á Grecia y Tarquia. ~
á la conveniencia de insistir de.. un modo directo y. positivo, en apoyar ia emancipación griega, Rusia se decidió á la gue · rra contra el Sultán. Sos soldados, én Mayo del Hño 28, pa·. earon el Prnth, y e~ esfuerzos lograron el éxito ~xtraordi· nario de la PCLz de ,A.ndrinópolia·, en Septiembre de 182 . ' Pero en el móu.ento mismo de esta. victoria se inicia a intervención del resto de Jas grandes : Potencias europeas, · que prodocen la Conferencia ~e Londres de Octubre de 1829, y Joego, en 1830, coDeagr8n Ja i.ndependeDcia de Grecia, garanti1,ndola. de un medo directo. . A poco surge la cuestión de. Egipto- por la rebeli6n de
.
)
-
.. .
.
.
Por aqof, y por efecto de la resistencia turca, se vino ' la batalla de Na varino y cuando los aliados vacilaron reepeoto
t
.
.
I
·~
158 -
-
.
pa~ recabar
159 -;-
del SaltAn
Pasan otros veinte afi.!)8 antes iJe que la caesti6n oriental
ventej sen el Danubio, y los Gobiernos de Constantinopla y de Sé.o Petersbnrgo hacen el Tratado de U okiar I 11 k~~ Iesei dd 1833, l. los pocos días de haber cedido el Solt4n el bajalatb de Siria y alganoa otros territorios, al virey 80 • 'b le vado. Aquel Tratado s.ancionaba la prepotencia rtiaa .
-vuelva' ofreoer 'e aspecto y las condioione1 de un problema c~pita.l de 111t política contemporánea.
MeheJ et·AH. Aprovéchala Raaia
Pero'. ensegaida, las demia Pote~ciaa europeas intervienen para li~arle y reducirle, y por eaa intervenci6n resultan las Conv«ncionee de Lo odres de 1840 y 41, que ponen término, per aqaal entonces, al prol>lema oriental, sorteando las exi . .gencias y rectificando las ambioioLee de &usía. A los doce años renace el problema de Oriente. Tantea · Rasie. la disposición de las. demás Potencias y seiialada.
m~nte de Io.gla~n(, para ~ntentar uaa nueva intervenoión en el Imperio t~ en v ta del fracaso de sus gestiones y aprovechando cil"cunata ·as internacionales q ne parecían ·favorables á su empeiio, ecf Jeae, en 1854, l. imponerae ' ·Tarqafa. De aquí lag erra, que termino, mediante la oam· paña de Crimea,. y en a cual lucharon juntas .Franóia, Inglater~a y Cerdefh, d p irte de Turquía ooutra el Imperio ruso. La solnci n de este oonfticto la dieron el famoJo Con. greso y el Tratado de P~rLs · de 1856, é~te tao importante y t ranscendental en la Historia· del Derecho público eoro~o y aun universal, como loa Tratados de Weatf41ia, Utreoht y Viena. Por el Tratado de Parí• quedó ona · vez mis oonsagrt\da la competencia del Concierto iaternacional para ". ·. resolver en defin\ti•a la Ot1e1tidn de Orient1, que Rusia pretendía, de nuevo, resolver por su propio y exolosivo eafaerzo . ·.
Sin dod~ alguna que en el curso de esos ~einte. afloa esa cue1ti6n faé ob~ eto de la e >licitud, los tauteos y los pro· gramas de las grandes Potencias oooidentalea; cierto . tam • biéu que los puebfos riberetios tlel Danubio y la renaciente Grecia intentaTon má.s de una ve1 prov"oa.r naa revolución definitiva. en obsequio ~e ea libertad é independen~f a. Bu est~ pe~fodo apare~en, coo carac~r.~s de imposible ex}ªª• la asp1rac1ón panelav1sta y la tendenc1~ favorab~e. á la organi· ~ación del paeblo romano, al lado de lo_s eafnerzoe hechos por Rasi~
y Turquía, para atenuar Joeefectoe del Tratado de Pa· rfs y del empefio de los griegos y los filo·helenos de enaan. '·char los limites y la importancia del reino d~ Grecia. Buenas pruebas de esto son la evacuación de los Princi· . ... pados danubianos p~r las tropas ·austriacas qué 1.a hable.u ·oc~pado por precaución, eu 1854; Ja inmineooia de uoa .nueva gnerra general en 1857; la Conferencia de Pcirl& de 1858; la unión de Moldav.ia y V~laquia en 18 59 bajo la , direcoión de Alejandro Ooaza; la consagración definitiva de -esta unión por la Puerta. Otomana en 1861 ~ el eaa.lteoimient.o de la casa de Hohen~l)llero en Rnmania y la independencia ·definitiva de ~sta. á mediados de 1866; la semi·indepen<,len. cia de ~ervi~ én · 1864, des pué~ de la ev .icaaoión de las troae turcas re1t.l1za.da ea 1 86~ ; la insurtbCl3iÓ11 de Creta en 186 , la. cesfón de las islas Jóuio~e por Inglaterra' Gre· cía y la Uonferenoia de .Paría sobre el confi.icto heleno-turco -en aquel mismo a.fi ! así como l&s reformas tareas de 186g. Pero en I876, las cosas se disponen de ~odo que, otra 1
..
'
I
, ., 160 vez
-
1
e11fende Rusia que debe y puede reanudar au· an-
tan, por la nota. de. 20 de .Eaero de 1876, graves y positivas r~fürmas en a vida turca.
tigua campaila co11 tra Turquía, . á titulo protectora de los· orietianoa de Oriente y de interesada en Ja suerte de los'
Lo mismo esta nota que otros trab ·jos análogos (como el
eslavos tiranizados por ei Sultán. La tenacidad de éate
temporánlea.
·
·
Ya en 1870, Rusia, aprovechando la guerra franco·alema
'
4e 11 de Mayo
ddi propio añ > 76, -la medlaoi6n de las Potencias para tranquilizar l1 Ser· via, Bosnia, Herzegovina y Bulgaria en A~osto, -:-la pro-
memorandam de Berlín
1
i las exigencias de la Europa culta solo Para suetraer11e 1 • • puede compararse con la. habilidad ó la perfidia con que sistemáticamente falsea ó. elude todos los compromisos por Turqofa ~ontraídos para . entrar en la corriente culta con· .
.,
161
puesta. de Rosie, en Octubre, 11ara oelebrar otra conferencia internacional ,-la Conferencia de Constantinopla, ter· minada en 20 de Enero del 77, y el protocolo de
ondree
na. había anu~ciado su propósito de prescindir del Tratado
de 21 de Marzo) retmltaron inútiles cuando no co traproducentes.
de Paria de 1856, por Jo cual y en vista de complica-
La irritaóión de loa antiguos Principados danubianos, la
cionea inminentes, las demás Potenc.ias europeas celebraron
arrogancia de Turquía, las atrocidades cometidas por los
las Conferencia• ~o~iem~bre de 1871, que produjeron la
fnncionarioe r·úblicoe y los soldados del Imperio otomano tomaron vuelo exbaordinario y con él crecieron las indeei.
'
Convención de L~-
de Marzo de aquel ~no, modifi-
cando en muy pequfña parte el Tratado ~e Paria, y soete·
sionea de las grandes Poteucias, hasta que Rusia, en Abril dA 1 77, ee deoidi6 á declarar Ja guerra al Saltán. , El resultado de esta gu~rra fué la victoria. del moscovit~ ~
niendo la buena teoría re pecto de la subsistencia de los'." tra~ados
y convenios in ernacionales i del§pecho de las pre · tensiones y jactan.cias r, eas, muy an,logas á ]as novísimas de los Estados Unidos n sus diEcueiones recient.ee con In-
"'
glaterl'a y España. Luego agr~van la situación el deevergonzadó olvido por
irremisiblemente ei en· a quelle. hora suprema no hubieran
parte de l Turquía. de sos compromisos internacionales; las
tes y á todos loe i~teresados en aquel a tremenda. fucha, ¡
r vu.eltas interiores de este pah; la victor~a. de lo~ ele·
aceptRr el 'J'ratado de Berlín. de 13 <ie Julio de 1878, por 'el cual quedaron· consagrados PI Principado completamente autónomo de la B11lgarih; la. aatonomia ~dmioiatrativa de Já Rumelia oriental, .con un gobernador cristiano nombrad o por el Sciltá.o, con el asentimien'to da ltu demái Potenrias; la reforma polític~ de Cr ta, oon arreglo a. 1 reglamento de 1868, liberalmente mo ificadc1; h. a.dmiaistración de Bosnia
mentos reaccionarios y fanáticos en Constantinopla\ y el al• zamiento de la Bosnia y Ja.. Herzegovina. Menos que esto necesitál;>a Rusia para tomar la iniciativa de la arresión: pero antes de que pudieran realizarse. los planea moscovitas, ya Francia, Alemania Austria, logl•· terra .é Italia se decidieron á mediar, reclamando del Bnl· ,.
y el Tratado de San S téfeno de 3 ~e Marzo, que puso á Turquía al borde de la. ruina. Esta se habría consumado intervenido las demás Potencias, obliga do A los beligeran ..
ll
I
162 -
y
•
1
Her~egovina por Austria; la independencia de Montene··
t
163 •
to de la circnla,..r rusa del 19 de Abril de aquel aiio, se dispu-
gro, Servia y Rumania·; Ja mediación de las grandes Pq- ·
sieron á sacrificar despiadadamente i Greciaa, arrebatándole
tencias para Ja. fijación de loe Jfmites <.lA Grecia y Tnrquiey
parte de 1u territorio é imponiéndote una tremendl'9 in· demnizaoión de guerra. 1
•
la reforma de las provincias turcas de Ja Armenia y el ,
compromiso solemne de Tarqn{a. de mantener en todo 11
Imperio, el principio de la libertad religiosa. en su más am-~ pJio sentido. Después, dos veces ha resurgido la Cuesti6n de Orienld, ~ pero sin que en ella aparecies~ R teia deaempeíiando un prin· cipal papel.
Todo se hob!era realiz'1d<1, á no decidir1e aquellas Poten .. cias 4 mediar. abriéndose al tjfecto; en el miemo aiio de 97, !
Ja Conferencie. de Con1tantinopla, que produJo les prelimi· nares de ~az, firmados, despaés de grande1 di1011ei~ee, en 18 de NovJembre, y al fin el Tratado d&finitivo de p s entre Turqnía y Grecia, de 4 de Octubre. Ocioso ea recor ar ·que
Una de e e veces ha sido con motivo del Egipto, donde,
eete Tratado t vo un gran alcance ·en el orden político de
en 1878, se había establecido lct intervención de Fcancia é·
Creta, J en Ja sitaadóo financiera de Grecia, que logró Ja
IDglaterra. para Ja uestión· ñnandera.
espfcial garantía de Frllncia., Inglaterra y Rasia.
Desde 1879
882. a ltanse Jo:t intransigentes contra
1
Dedúceee de todo .. lo expuesto que Ja acción colectiv' de
"\
V1 ey, é inician ]a guerra., dirigi·
las grandes Potencias europeas (es decir, de las di~eotora1
dos po~ Arabi pachá, á. q~ien deshicieron Jo~ ingleses, en
del mundo internacional contem11oráneo) no laa permitido
los eoro¡eos, depo
n al
Septiembre de 1882
Desde eat-i
fech~ .
Inglaterra ocupa
nunca que el proble_ma de más duracióa, más serió 1 de 1má1 ·
milita~mente, aunque¡on carbcter pro~ieional, .el ~gipto. Esta situación es expl cada _por el Gobierno británico por la egresión de los ma ometano y por el incumplimiento
transcendencia del siglo presente quedara á. merced de la voluntad de un solo pueblo, por grandes qne fueran los me· dios, los alientos y lae p_reteneioaea de éste 1 por j aatitio~dos
manifiesto de Jo convenido en 1878: pero tiene Ja protesta de Francia, mientres las demás Potencias guardan una re· serva bonada por las demás c.omplicacfones europeas y qne antori2a f' 1 E!Upoesto de que Fgipto es hoy una de la& 'seri88 dificultades inglesas. .
1
.
La otra resurrección del problema. oriental es Ja nueva in· i;urncci6n de Creta, prot~gida por el Gobierno grfo~o y qne· prcdn('e Ja guerra de Grecia y Turquía en 1897. El &~ito de ]as armas fné f" vorable á Jos turcos, quienes, en vista de Ja absterfoión de Jas grandes Potencias por efE o,. .
••
..
\
que parecieran Jo~ moti vos de earáoter público y de progreao, jui:.ticia y ltÚra universal isvoo1do1 parala grave em : presa de inte venir decididamente en Ja euerte de otro pueblo desconcerta~o, injusto ó pnefto, por diferenies eausa , faera de Ja corriente ci~Hizadora de n~eetra épooe. Y 1e deduce, además, que por lo& aétoe repetid11 de que a_rriba ee h11bla, Europa no solo ha .afiraaio Ja compttenoia internacional para resolver las ¡r&ves cuestione:J de la re.· dncoi6n de la soberanía de una nación, del ingreso de al· · • guno1 pueblos en el drculo de las naoiones independientes
,,
.• t,
-
164 -
-
.
.
y con propia personal ida.d y de la garantía. de ciertos dere •
supuestos de que acabo de hacer mérito,
chos y hbertades, por cima de f,onteras, religionel y razas.
la tesis 11 cuyá ·scuei6n y cuyo eoétenimiento he dedicaio
Ha hecho mls: y ea constituir una espeoie de vigilancit.. · ooleoti va de la org"nización mis .na. del mun 1o orient1t.l eu •
86-Í
como fortificar
los anteriores párrafos, con referencias á sucesos de anl.logo sentid~, :e un fuer~ df>l circulo particular de la cuestión
permanente sobre lo realizado y algo aei e amo una garan tlt\ I
oriental. Para apoyarme estan Ja aooi6n de Francia y Oer·
ropeo. Todo esto ha logrado mayor desarrollo en la esfera de los
tervención pacffioa. de Franci,, An&tria, Inglaterra, Prusia
principios, mediante la Confe~encia. á Berlín de 1884-85, y el
y Rusia, en loe Países Bajos, que prodnjo desde 1830 á
Trbtado sobre el Congo, por más que sus pre~eptos se refie·
1839, la independenci~ de Bé'gfoa: la. Caédrnple~ alianza en España y Portugal en 183 6; la intervención en lo-frs n·
ran, de momento, tan solo al mundo afrfop,.no. Por ese Ti:atado no solo se consagran, de un modo solem· ¡
,
165 -
deila en el Centro y Sur de :tte.Ua 4esde 1854 11 1864; la in-
cesa en el Ri de la Plata desae 1845 á 1850; la
rasi1eño,
ne, la Iiperi"d de comercio, lw. prohibición de la. trata. de es·
argentina en el Pareguay en 1874, y la de la de Francia é
'
c]avoe , le. neutr•lide.d de loe territorios comprendidos en la
Ing aterrli en .China, de i'842 á 1860.
1:
cu~nca del río Co gó y la Úbre navegación d d los ríos Con· go y Niger, sino ne p Jiean las reglas pirct. Ja. ocupa-
hacia 18 50 en la Pista . No r~vi e ti6 carácter sistemático ~i
ción de territ':>rios nullius Y--
anexión de comarcas, asi oo ·
tuvo el preciso, necesario para que aquel empeño expresase
mo la neceeida i del arbitblje y la priorida1 de los recur~os
algo singular, determinaclo y de:f:toitivo en la empresa in ter·
paclfiooa para resolve r 103 conflictos 61ltre las Potencia.e
nacional. Más importante es lo que E i paña, Francia. é 1 glaterra
tt.
·contratantes sobre ~l t rritJrio de Africa. El avance que todo resto dignifica en el Derecho interna·
Dejo á nn 1 do lo que Francia é Inglaterra hicieron
proyectaron hacia 1861 en M~jioo ,
y, sobre
todo, lo que
cionaÍ ea v'erda'1eramente extraordin ario. Ea la Conforencia
Francia hizo después del convenio de Orizaba y de la. reti-
que inaugu .ó sus trabajos en Berlín el 15 de Noviembre de
rada de españoles é ingleses, eu fo.vor del imperio de Ma-
1884 y que los terminó el 29 cie Septiemb1e de 1885, estuvieron representa.dos España, Alemania, Bélgica, Diqaml\r· ca,' los Estados Unido1 de América, F.ca.ncia, Inglaterra, I'Jalia . Paiíaee Bajos, PoTtogal, Rusia, Suecia, Noiuega y Tur· quia. Luego ae adhirieron el Sultán tle Zanzibar y el Snl· . ta\n de Pereia. De suerte que ese T atado ea quiz~ el d~ ma· ~ yor generalidad y alcance de mundo moderno. FJcil me seria ila.btrar los hechos, las declaraciones y los
ximiliano. Pero el fracaso de este. últi~a tentativa, 'justa. y
.. I
-
eficazmente.protesta.da por loe Eitados Unidos, excqs de considerar la obra como un dato .c oncluyente del desarrollo del Derecho público contemporáneo.?
Ea
último extremo
vendría 11 foriifioar la tesis da la incompetencia de la ac· '
ci6n exolasiva do aoa N aoióa pa.r'a reformar el orden politi co de otra. . ' Tampoco revie~ aparentem~nte carácter regular y deñni-
I
~
li6 -
.
167 ·-
tivo aJgo realizado dentro del si~lo qua corre por Franci_a , Ioglaterra, Espsft.4 y lod Edta.dos Unidos en el sentido de garantizar el mantenimiento de h. ba.ndera eapaiiola en Cubá · y Puerto Rico; pero es innegable el valor que el heoho tiene en eí, y, · sobre todo, en relación con el nuevo y gravísimo , problema de Derecho internaoiontil que se ha planteado en nuestro tiempo con el nombre de Ja Cud1ti6n am1ricana. · Porque este punto tiene mucho qae ver con Ja afirma· ción que poco hace con&igné respecto á la imposibilidad ra• cional y Jurfdica de que, por lll mera acción y por el exclusivo criterio de un Pueblo ó un Estado, pudiera variarse la carta geográ o~ po!itioa. de una éµooa, atropellá.ndose lcis derechos y rectiffoán<Jo~e lit. intPgr1dad territorial de uaa Nación, garantiztL , más 6 meno~ f X?1foita y poeitivamen. te, JJOr los dem eta "rectores del Mundo 1moderno. La cuestión merece aJgú~ studio, por lo mismo que de ello se ha hablado muy pooo faera y sotre todo dentro de Eapaiitt. 1
.•. .. •
.,
.
,.
XI
La fd.lta de una política internacional de la E ip a con · temporánea. y la. ex~geraci6n con que en nu93tro país se ha considerado generalmente el imperio de la .Metrópoli espailola ·en América, explican el profundo error padecido por casi todos nuestros políticos y la genera ad ad de nuestra prensa, al estimar las c4usa.e del sostenimiento d.e nuestra bandera en las Antillas. • Un mal entendido patriotittmo y una gran ignorancia. de · la política. exterior hlln hacho posible que entre no otros se atribuyera aquel suceso tan sólo á núestra decidida. volnotad, á. DU<tStra diapo~ieión altiv..• y á la legend9.rie. bra.vara de los espaiioles de aquende y allende e A.tlAntico. Sin duda, todo eso ha entrado por mucho eal el fenómen · . aludido, como ha éntrado la positi v~ voluntad. de 101 cuba· · nos y portorriqueiios, ent~e loa que, digáse lo que se qaiera, nunca (hasta poco hace, y esto por motivos qae no procede explioar ahora), l.oa separatist11is revistieron el 01uAoter de una faerza política y j amá:J el anexionismo pasó de aspira·oi6n de un circulo muy reducido de personas. Pero al lado de eso hay que poner el datO importantísimo ·
,
. . •,
.·
.
.. 168 -
1
j
•
169. -
.
de Ja cooperaeión de otras naciones, para asegurar la inte•
quienes únicamente ee pod1e:temer la ooapaci6n de Cuba,
~ridad espafiola en Atnérica, deepués de la emancipeoión
para ga.rautiz!f.r
la
e>nserv~ción de éCJta para. E.ipaiia..,
de los reinos centro y sud amerfoanoe. El error eobru'
Las negociaciones que con este fi.11 inició ti.midamente el
· · este particuJar ee ha }levado entre nosotros al punto de que
Oobierno ioglé~, fracasaron por la resistencia de loe E3ta· dos Unidos á su~cribir un tratado con aquel objeto .
y los
es-
fuerzos liechos per los Estados U nidos para apoderarse de Ja codiciada Coba. Y aun esto fe expJicó de un modo dF·ficiente y para un
#
Entonces el secretar jo de Eslado · americano Mr. Clay eFcribió (3 de Abril de 1826 ,)
t
Mr. Evereit, r~preaentan·
te de los E-Jtados U nidos en Madrid, que el Tratado era
in·
eo]o efecto: el de Ja exaltación "del patriotismo, al cual debían
11ecesario, pues que .Jas dec1aracionae . hE>ch s por lo Go-
nuestros polfticos habPr proporcionado verdtideros medios
biernos de Wa~hingtol', LondreB, París y Madrid so
para que en's secrificics resultaran ffi iace~.
soerte de Cuba (qtti'Dalian d
I
•
los hec·ho tienen una e1ocnencia i11superablE'. Apenes reconocida Ja independe,,cia de la América ]atina continental, Pnrgieron ]as i ttigas y les desconfianzas in ternaciona· · n del dominio españoJ en Cuba . y Pufrto Rico. Las corrfspoJl enries diplomáticas del pe· lee respecto de 1
riodo que va de 1825 á J 4Ó Patá '•
-
·.
en Espeña no se hablara más que de ]as tentativas
.
·.
inspiradas conetantemenc
te en Joe supuestos-ve daderc-s 6 falsos· de que unas 'Ve· ces Francia, otres. lneJ~~rra, y otras Jos Estados Unidos
"6
la
una.garantía. • · ·
A los siete añod de esto, en l 843, vuélvase á hablar de propóeitos de Inglaterra respecto de la grande Antilla, y los Estados Unidos, no sólo rntificaron sus declaraciones de sim· patra., sino que ofrecieron sus medios m Hitares y de todo género para rechazar 1 eu puesta e~resión b · itá. "foq. EntonCPS
se eupon1a al partido liberal, y señ11la amente .á Espar-
tero, predispuestos 11 ceder Jae Antillas á la Gran Bretaila. El ministro americano Mr. U pshu~ llegó á proponer
pretenden adquirir, de ~rado ó por fuerza., la iala de Coba.
una inteligencia de los Estados U.nidos, Francia y Espaila.
En esté terreno, merecen particalar menoi6n Jas denuncias
Mais 'poco, E'n 1845, aparece Ja pretensión norteameri· cana respecto de Coba. El senador Lewis )>resenta al ~ena· . do de Waehington _una proposición para la compra de la Grende Antilla. Entonces toe& á Inglaterra protestar recordando sus baenos deseos de 1826 y se ofrece 1á reanudar las an·
y ]as protestlls de Ja Canciller1a. norte-americana, de 1822, 23 y 25.
Por aquel entonces, nadie má9 propicio á España, que el Gabinete de Washington, ·muy preocupado contra los mane· jos franceses y britAnicos. · J- ero, á partir de 1826, parece Inglaterra (que' se había r.delantatJo á reconocer la in· ~ei>endenoia de 1&1 América continental española) Ja ma\1. amjga, basta el ~nn to de deolararse ofioialmente dispuesta •' concertarse con les otreR dos potencias marítimas, de·
.. ..
ya
tiguas gestiones. El Gobierno e~pañol, por boca del ministro Martioez de Ja Rosa, declina estos ofrecimientos,
.
cuya aceptación ee interpretada (dice) por «desconfianza de . parte de Espafia, de ene· propias. tuerzas, para defender, en
-
: -
170
-caao necesario, sus preoioaa1 colonias•, ~udit\adose, i.or otra parte, temer que e dándose á la garantía. ofrecida
parativos filibusteros contra Coba., A despecho .de las con· denaoionea ofici-.le-a 'Y i'úblioas del Preáidente T"ylor. Lne· . go se realiztron el desembarco ?el gener•l López en Calr· denas y la aprehensión d~ los buques americanos Georgiana
.más valor del qae en aquella. aotaalidad podía tener, 6 se regatease sa concesión ó ae exigiesen á E:tpañll oond iciones onerosas como una retribaoi6n j asta•. Pero, según l~ Real orden de 24 de Noviembre de 1845, en que esto se dijo, el Gobierno espaiiol levantó acta de que
.
I
en caso de un ooJlfiicto con los E:1tado& U nidos 6 caal ¡uie1 a otra nación por causa de Ci.1ba, Ec1paiia. poliat. oontar C3D el .auxilio formal de la Gran Bretaña. El año' 4 8 se caracteriza por la vi veza que tomaron lh&
desoonfia11z.1s respecto de loglaterra, por un lado y por otro, respecto de los Estados Unidos. Con la primer abía roto sas re'.acionee diplomá.tioas, ca.asa de esto la cll;eatión de Cu Espafia, bien ba. Al propio tiempo el_ representante norteamericaoo, Mr. 81.undere, por eno•rgo del ministro Dnohanam, se decidió á ofrecer, al Jbierno de MAdriJ, .;o millones de ,/,
fesos por la <;lrand AntilJa, haciendo oooeta.r •que tan
[
.
-deseable como Ja PC>fÍeaiÓn de est" isla, debla ser, para los Bstadoa Unidos. que sólo se adquiriese por la libre volan• ·tad de Esp,Jia, pues que oaalqaiera adquisición no eanoio11ada por la j aatioia y el honor debla ser rechazada inm &.-
diatamente. ~ , ºEl Gobierno espaiiol contestó, por booa del mit.rqalu de Pidal {y ael aparece- én un despacho de M11. 811.andera, fe· -cha 14 de Diciembre de 1848), qae •el sentimiento ddl país . era que antes que ver la iald. de Ceiba. en poder de otr~ Po• tencia, verla sumergida en laa profundidades del Océano. a Pero á poco· comenzaron en los Estados Unidos, loa pie-
171 -
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y Susana 8and por el vapor españ~l Pizarro, en la isla de Conto; surgieron agrias contestaoione.s entre los GobierDOI de Madrid y de W a.shingtcn, y p~reciq inminente la gne· rra entre España y los Etttados Unido:-.. , Entonces el Go~ierno espaílol expidió una circular .Yana representantes en el extranjero (15 de Junio de 18~0) y planteó lo que en 1845 rehusó el mismo ·Gobierno de Espa· iia; e3to es, un concierto con Francia é Inglaterra para de· fender la bandera española en las Antillas. La gésti6n no fué desatendida.. Comenzó el debate para dar forma Ala idea. Se hizo un proyecto de · triple y recipro· ca garantía; pero el Gobierno ingJé3, á fines de Diciembr~, expuso la creencia de que era preciso"'comunicarlo al Gobier · DO norteamericano para determinar á éste, por lo pronto, á imp~dir toda tentativa hostil. Adem4s, mostró varias dudas respecto· dé la conveniencia . de contraer un formal compromiso mientras sub:.1istiese la trata en Cuba y faera evidente el incamplim~·eo.lo por par· te de las autoridades espafioltle de los tratados hispano' bri· t'nicos relafivo.s á aquel infame tráfico. Por aquí se llegó pronto al abandono de todo concierto internacional. · El afio 51 toman importancia excepcienal'laa ~xpedioio· Des filibusteras y loa ,oz1uµientos de E:1paña con los Ejtad.. , s ·Unidos, por é ,ta causa. Desembarca, por segnnda vez, en Cuba, L6pez y es fusilado con muchos de sus partidario.:t.
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Ea detenido un correo americano en Babia Honda J se
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produ~e en Jos Estados UniC:fos una. ex'ra'ordinaria agita-
satisfacción de agravios -verdaderos 6 su puestos-de súb •
ción contra Espafia. Por ter,c era vez aparece la idea de un
ditos de Franoi¡, mlle 6 menos comprometidos en las re·
concierto internacional en benPficio de .Ja dominación espa· iiola en Cuba.
vueltas y Ja politica de la América lalins. Las disposiciones anglo· francea~s de 18 52· fueron provo ·
. S6JQ que ahora no se trata ya de organisar algo contra
oadas por Eil Gobierno español, lo mismo, que en 1850, y
loe Estados U nid_os. Se toma nota de la.e reiteradas protes-'
contra Jo que sucedió en 1845 y áun en 1826. La acogila
tas de éstos contra t~do atropello de Ja soberanía. de España,
de las Potencias europeas faé _simpática aunque no ent~-
y en oposición á toda te~tativa. de hacer paear á Caba. y
eiaeta. El Gob·erno inglés recordaba siempre la cue3tión
P11erto Rico á poder de cnalqu ·er ·Potencia europea. Sobre
de la trata, y no pareo{a hostil á la eventualidad de
ta\ punto, Francia é Inglaterra pretenden que se llegue á
dependencia de Cuba, c1mo térmíao de la evolución
una de&1araci6n suecrip'ta por ellas, y ademá
or loa Egta·
nial y remedio de Ja crisis cubana·.
. dos Unido , con el compromiso de que ninga
de las tres
El Gobierno francés se atrevía., en 19 de S~ptiembra
naciones ensaucharfan sus dominios ha~iendo suyas hs dos islas citadas.
de 1851 , á decir al espafiol, cosas ta.u graves como l~s si·
Porque ta
.,
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cia dejó de ser objetp tle los recelos
y las preocapaci es in te nacionales respect? de la pose. iu6n de Cub4. SJbre tocio en los E ttados Unidos, los poltti· . coa y los diplomáti s consideraron mncho el pnnto en dos oc.isiónes, a tes de 1850. La más señalada, á poco de restau~ado. el absÓJutis(tno en EspafJ.a, por la mediación armada de los franceses, los cua.tes (tte suponía) qnerfau hc1.cerse pa•
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guientes:
cEn vano ae pretendería disimular que au-nque los inVtl• sores (esto ea, los f t ibuateros) no han ene rntrado en .ª º cul- ·
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gar el ~ervfoio con la cesión de la grande Antil!a.
pable tentativa ninguna simpatía,~ reina. gran descontento en la población criolla, que se qu~ja. del p eso, ca.da vez creciente, de Jos · mpuesto'l y de la pooa. partici paci6n que sé Ja concede en el re ar to de los empleos. Al G l biarno de
drid corres pon :le j uzge.r. lo q ue ptlede ha~er par des truir ó atenuar estas
Otra vez se habló ctel aannto al terminar la guerra civil .
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q~ajas •. »
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For fin, FJ:ancia. é Inglaterra. acordaron, h acia. Abril de· 1
d~ espan-
1852, un proyecto de convenio, qae sus repres entante~ en ! I
aión francesa., bsjo la dominación de los Orleans, á cuya
Wash:ngton comunicaron al Gobierno norteamericano, en
jpooa. ha.y que referir las anexiones de Argel y Túnez, el aliento dado por Francia á la rebelión de Mehemet Alí ea · Egipto, la famosa cneati6n de loa matrimonios espafloles y
8 de Julio del rropio me~ y año, y al r¡ue 03n te tó el minia-
y teniendo en cuenta la resurrección del espirito
•
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tro Everett en 1 . 0 de Diciembre.
1
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El proyecto doofa textualment-e: .
las demostraciones de las esooadras francesas sobre Jos
· •Las altas partes contratantes desautorizan por el pre·
¡>oertos de Méji~o, la Plata y Haiti en 1838 y 1839 par&
sente convenio, separada y colectivd.'llente, para el preaen-
. ·.
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te y prra el ¡:orvenir, toda intenci6n. de obtener la posesi6n de la i~la de Coba, y se obligan respectiva.mente á pre'°enir y reprim·r, en todo cuanto de ellos dep91da 1 toda tentativa dirigida á ese fin por cualquiera Putencia ó particulareP. , e Las altas partes contrbtantes declaran, separada y colee· tivumente, que no tomarán ni ruardar án, eea. para todas ~ ' ~ ellas, sea para nna, ·niogún derecho de fiscalización exclu- . . eiv11 sobre la ia'a de Coba, y que no tomarán ni ejercsrán en ella ninguna aotoridad., La contestación del mi nietro americano Mr. Everett es de una extraordinaria impo~tancia. Entre sos principaJea eonsideraaiones domina Ja que ee refiere a1 la tradición federal de evitar alianzas políticas con las Potencias europeas. Luego advif' te que -el ccmpr<miiao de que se trata.be.era muy dife te y i oal para Francia é Inglaterra y para los Estados nidos, p r la posición geográfica de Cuba. Repite que es ya tradicifna1 en N·Jrte América, su opoaici6n ' qae esta isla pa.qe poder de una P~tencia eoropea~y que para resistir eeto ha frec1do ea c-0ocurso 4 España. Afirma claramente que la a quieici6n de Coba por Jos Estados Uni· I • dos -es de·gran conveniencia y muy dPse1da por el país americano, respondiendo á Ja ley de eu·de3tino. Bcatiene qua Eepaiia no podni dominb.r los dificultades antillanas qoe po· d.rfan traer :una revo1nci6o, ante cuya eventoalide.d debfa.. ser, A 1as Potenciüa earopet.e, g,.ata la idea de qa'e Cuba 1 entraRe á formar ~)arte de Ja Federación nor~eamericana. Españ.:t. no podría siquiera terminar 1~ vergüenza de la trata. .. Deept és de esto, Mr. Everett ratifica el propósito del Go· bierno de los Est~do i U uidoa .dft mantener baenas y estrechas re1acio( es con Espaiia, naci61t g1ndrosa y su antigua 1
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amiga, i la cual (dice el diploma\tico americano) te~ian el· deber d1 deja,. c~n1er1'ar en pae /01 . re1to.t éa;lguos d1 .ni poddro10 imperio trasatldntico. En suma: los Estados U nidce ee Diegan '.renunciar t\ la futora anexión de Cuba; creen que el destino de eeta es esa anexi6n que a pr-0vechará al pTOIJT~so del . mundo y prometen no anticipar ni vioJE>nter aquel ~uceso Di consentir que Ja bandera eJpeflola efa tustitnida fD ' Jas AntHJas por la. bandera de otra Potencia eoropfa. Con ser casi todo esto, en definitiva, des favorable á Ee·· peña, hay que reconocer que fSJJ.8 declaraciones im lican también Ja gardntía del imperio espaftol en América, ai· quiera por el momento. Una garantfP. de presente, caei tan explicita. como Ja de Fnincia. é Inglaterra. . Por la actitud del Gob:erno ameJ!icauo, el proyecto de .. Abril de J 852 quedó á un lado; pero no terminaron con esto los debates entre les Gobiernos eu¡opeos y el de los · Estt.· dos Unidos, y mucho menos la cuegtión internacional que.. se l ama la. Cueeti6n Americana. Todo Jo contrario. La extensa note. de Mr. Everett hizo a van zar y ensanchar el problema en términos excepcioaalés. Otras circunstancias de primera y abs~rbente importancia. de la P.Olitioa europea contriboyeron á que poco después ee aplazarael deba~ di- . plomt\tico, ·pero manteniendo lae Potencias europeas su o¡:oeici6n ti la tesis <;}el Gobierno americano. El prob'ema fundamental surgi6 de nus ·o, fortificaGo por )as negocia· ciones y los dtbates de 1852, á Jos treinta y cinco años. Por lo qoe hace á la vida interior de Cuba, hay que advertir que, sofocadas 11\ insorrecci6n y la conepiraci6n sepa· rati.:i fae ó anexionistas de 1862 á 1854, en 1868 ee pro,Iujo.
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-el alria~iento de Y ~ra, sostenido, mis ó menos vigor~&&• mente, pero siempre de un modo considerable, hasta '1878, y te:rminado sólo por un convenio: el f~moso del Zanjón. En ·todo este período, las ~impatías norteamericanas se determinaron en la forma. de uno. verdadera cooperaci6n á fa. vor de loe insurrectoa. De la disposicióo general de la masa' no hay que · hablar .. E'dta. constanttjmente ha estado (con mis 6 meros viv~za y l·on tal b cu~l fio) del lado de todas las conspiraciones é ineuriecoioned de Cuba contra Espail.11.. Lo más acentuado que pJr aquel entonces se presenta es la actitud de los elementos oficiales. El Con reso amariclluo, á propuesta de Mr. Henry Ola.y, vot6 en Abril de 1869 la. siguiente d~clar11ci6n: «El pueblo de lo~ Esbidoa nidos ·simµtltiza con el pueblo cub~no en los eafuerzo trióti que ha.ce para aae~11rar su independencia. y est ecer la torm~ de Gobierno republicano, que garantiza la libar(ai individual y la. igualdad politioa de todos los ci 11.la a.nos, y el Congt'_es > concederá su et u· curso constitucional al Presidente de los E:1tadoa U nido~, cuando é3te juzg11e oportnno recoJocer ltl iudependeneia y la soberanía de dic~o Gobierno republicano.» En este sdntidu, y en el da f4voreoer el reconocimiento de la beligeranci de 1 s insurrectos de Cuba., se insistió por loe políticos de Norte AmériJa. Con tal prop6i:1ito pr~sentaron Mr. Da.nk::1, de Maeaachusset, y Mr. Orth, de Indiana, sua proposic.-ione~ de 1870, en la Cámara. d~ .representantes de Washington. En el Senado trabojó en el mismo sentido, en 1872, hlr. lilair, de !úiesouii. Y así (jl Sanado oomo la C'· mara votaron algunas de estas propuestaP, pero nunca coa carác er dtfioitivo é inmeiiatamente eficaz.
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Tales demostraciones n~ produjeron efecto en la Preai. dencia ni en el... deoutivo, al cuya cabj1a, por aquel enton· ces, estaba el General Grant, de quien son loa Mensajes de Diciembre de 186~, Junio de 1870, Diciembre del 71, Di· ciembre de 1874 y Dioiembre de 1875, opuestos al reconocimeinto de la beligerancia de lóe insurrectos oubano8, y mucho ~áe, a\ Ja independencia de Ó ba.
-.
Respecto de esta actitud, hay que tener en clienta, de una J arte, los m".'tivos (los públicos y los secretos); de ºFª, las deolaracio~ee solemnes y ofioia!es respecto de la re olaoión cubana; por último, lag gestiones J>ositivae y de car4 ter iplom4tico con· ue el Gobierno de Waehingtoñ laa secunda· ba y desenvolvía. Precisa.ment~ en 1869 comenzaron en Ma·d rid las gestio·
· nes hwhas por el representante norteamericano Mr. SickleP, por encargo del ministro Mr. Fisch, para ofrecer lps bu,e. nos ojlcio1 del Gvbierno de Washington, á fin de terminar la guerra de Cuba sobre las siguientes bases:' reconoci- · miento de la independencia. de esta isla, idemnizac'ón que Onba pagaría á España, abolición de )¿¡ esclavitud en Ja Grande Antilla y armisticio duránte las negociaciones del arreglo. Con gran error se han expuesto y oo~entado estae ne· · gociaciones, que duraron desde el 27 de Jqnio del 69 al 28 de Noviembre del propio a~o. Muchos han supuesto, y aun dicho, que en ellae se trató de la. compr~ de ·l as A u tillas es· pañolas por los .Estados Unidos. Otros han sostenido que el Gobierno espafiol ee resistió á tóda inteligencia. La verdad es que nnestro Gobierno •~ ofreoio á ioeta.urar • el régimen autonómico en las An 1 illa~ y á hacer la abolición 12 • 1
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de la etelavitud en Cuba, tan pronto como cesaran las hoa·
to de aquella isla, e:t l#a eapeotaote, con la convicción fija
tilidad• en esta isla. Aun se Estencli6 á someter el punto , !le la ipdependencia al plebisoito cabe.no. Pero Espail.a exi· gía oomo paso previo, que loe insurrectos depusieran lasa'
de que los ,Estados Unidos llenar.án su deber cuando lo ,. acone~jen el tiempo y las circunstancias.•
armas, hecho que coincidiría con una amplia y completa. am11.istia por parte d~ la Metrópoli. Por último, nuestro Gobierno establecía que si el . . pueblo cubanu v~taba la independencia, Cuba pagaría. i España una indemnización garantizada por· los Estados U nidos,
El Mensaje de 1875 va más allá: anuncia que al fin, t1naprano d tarde, habrá que acudirá la mediación 6 1 inten.,, tnción para que termine la c<?ntienda. en Cuba y r tifioa. el ofrecimiento iel Gobierno de 103 Estados Uaido.i, de me·
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cayos bu,eno1 oficiu1 Ae aceptaban, desde luego. Después de esto hay que advertir que el Gobierno nor· teamerican excusó siempre su garantía á la indemnización (á menos que el Congre30 lo resolviera) é insistió ea que ante todo se establ iera el· armisticio. 'Por tanto, f asó l tión norteamericana: , pero en 28 de NCJviembre de
Por otro lado, procede tener muy en ~uenta 1Re m'lni· festaciones presidenciales antes aludidas. Mr. Grant se 88• forz6 en re< h(lzar las pretensiones de los insurrectos cu· banos, pero haciendo constar que Espafta no había ganado ·ventejaalgnna sobre los insur:eoto~,en el oursQ da la gaerra.
69 1 Mr. Sicklea telegrafió &..Mr. Fisoh,
diciéndole que nuestro •inietro d~ Ultramar le había auto· r.izado para detallar las medidas que se proyectaba.o para. Puerto .Rico y que er n profundamente democráticas y de sentido autonomista Estas se harían extensivas á Cuba, tan pronto como ces!lran allí las hostilidades y Cuba. en· viara, á las Cortes españolas, sus diputa.dos. Todavía, después, al comunicar Mr. Fisch, en Febrero de 187 4, sus instrucciones al nuevo repre3entante nort~ameri·
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cano en Madrid, Mr. Caleb Cuahing, ratifica que en poli· tica se contrae á lograr la abolición inmed.iata de la escla· vitad en Cuba y Ja autonomía en Cnba . y Puerto Rico. Los
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Estados Unidos (dice), cno desean la anexión á Cuba, aunque ei que esta isla al fia se eleve á República independiente de
hombres libres. Por tanto, la política del momento, raspee·
diar, en CUtilquier momento y tan pronto como se le haga la demanda. En el mismo Mensaj ~ se fstamp&n ~Sttla palrA.bras, con referencia. al supuesto de que la. lucha no concluya en breve y sigan los daños que caitSa ci todas las naciones'!/ 'particu·
lurme1zte d los Estados Unidos. · «C1·eo que las otras Naoºone3 están oblig~das á asumir
Ja responsabilidad que lea toca y á meditar seriamente en . las úuicas medidas P.osibles q.ue quedtrn: la mediación y la intervención. » Con o ·t se relacionan: l. 0 , la actitn 1¡ue el, Gobier. no de los Estados. Unidos adoptó, contestando en 187 3, á al· ganoa <:tobie~noa eud.americano3 que el'.l 18i2 propusieron . una gestión c ~ lectiva de· AD! ' rica cerca de Edpaña. para oont:eguir la libertad de Coba, y 2. 0 la g~st. ón que el mismo Gal inete de' .,.a!Shigton "hi zt.> en 1.87.4, cerca de algunos GobierDC'S
europeos, para .int6ntar algo en el sentido de uaa inte r
vención, más 6 menos defini la, en la. grllmle Anti lla.
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Respecto de ~o primero, algo se ha dicho en otro lugar d& este estudio. Los Estados U oidos impidieron la gestión sttd. americe na, ezpresando su confianza de que.Ja situación repu-. blicana, creada en Espaft.a por efecto del voto dela Asamblea nacional del 11 de Ftbrero ele 1873, trascendería al estado· , poHtico · y social de nuestras Colonias, como asf s11cedió.
la
En cuanto ' dispos~ción europea tocante A una inter .. vención, luego de caída la República en Espafia, hay que eeft.alar el fracaso de la ten ta ti va norteamericana, pero tam· bién la circunstancia de que esta misma tentativa y la pasi·vidad de los Estados U nidos después de aquel fra-0aso, de· muestran qu por estos se reconoci6 Ja competencia de las Potencias europeas, y en suma, del Concierto internacional,. para reeo]ver (con a Estados Unidos, sin dudtt.J respecto del porvenir de An · espaft.olae y dt'l imperio de Es· pana en América. Desde mediados de 18'7<8 ósea desde la Paz del Zan· j6n, ha~ta la primaver de 1895, imperaron el orden, la confianza y la ~ranq ilidad en Coba. No quiere decir esto qne en ese lar~o periodo de diez y siete años, no se · produjeran 'disturbios ni asomase de vez en cuando la tor· menta. A los dos aflos del Convenio dtl Zaoj6o, ee prod.njo Ja. llamad& guerra chica, promovida. y sostenida por ,alga· ., nos .de los insnrr~otos de la anterior g11erra, los c~alea pro · testaron contra la term1naoi6n de é3ta, (que. atribuyeron á. • ona rorpresa) y se esforzaron, con algú1 éxito, en demos . trar que Jaa capitu]aciones del Zinjón no se hablan cumpli· do y que Ja situaci6n de algo na coma re\ (como por ejem · plo, e] departamento Oriental de la lela) era intolerable,,
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por haberse extremado las auspicamae , . y la iotoleranola de Jos partidarios de viejo régimen y de laa autoridade1 espa· · 'fiolas contra todos los cubinos seiialadoa pQr sus opiniones liberales• . Hablando con sinceridad, es preoieo reconocer que eatas protestas no estaban totalmente destitaiias de fnndamen· ·to. M4s. por cima. de tales oeneuras, se hallaban tres hechos. El primero, el ansia de paz de la sooiedai cubana. El segando, la tendencia cada vez mle .flCBDtaada de la He· trópoli de reformar profanda~ente el viejo régim n colo· nial. El tercero, la aparición de un partido antillano deoi· 1
·dido ' aproveohar esta tendencia y á recabar, por et proce. dimi~nto evolutivo y paclfiot~, la instauraoi6a en Coba de todos loe adelantamientos políticos y sociales contempor'. ... neos. 1879 Este partido fué el Autonomista, constituido y al cual se debió principalmente, según declaración so . . lemne del seft.or general Bla'lco; entonces Gobernador ge. 11eral de la grande Antilla, el fracaso de la insurrección de 1881.
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en
La guerra. ~~ica duró poco y apenas fijó la atenoi6n rlel extranjero. Desentendiéronee del problem-¡ antill~uo las Potencias europeas, por la creencia que en ellas arraigó de que las re(ormas liberales, muy eSperadas de EBpafl.a y de realización casi inmediata, quitarían toda ooaeión y todo pretexto Auna aooi6u pertarba.dora po~ parte de los EstaJos Unidos. En estos se refagiaron .algunoa insurrectos y en Nueva Y01 k y en Tampa constituyeron centros de propa. .ganda separatista, de eJcasa importancia •• El Gobierno norteamericano no le dió nin gana A eaos
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182 centros, cuya acción se·redojo exclusivameote ai Ja publica-ción d~ feriódicos y ·fólletoe contra la dominación espail~la •. En cambio, el gabinete de Washington dedicó una parÜ~ . colar ~tención ai ensanchar las relaciones mercantiles de las col~nias espailolae y los Estados Unidos de América y l. fortificar Ja posición de los norteamericanos residentes en . las AntilJas, sustray bndoloa l. loa rigores de los prooedi. mientol1 espailoles, en materia criminal. • A erto responde el P rotooolo firmado por los ·Estados U.qidos y Eapaíla en .12 de Enero . de 1877, interpre· tando y dando nuevas aplicaciones al Tratado que entrambas naciones )licieron en 27 de Octubre 1795. Pero todavía. son de lmayor. importancia .el Mod11,1 'Di'Dentli comercial que la.e dos Potienoi ludidas suscribieron en 13 de Febrero de 1887 y el Trata d ome cio de 28 de Junio~ da 1891, ampliación estraorJinaria d s Tratados de 13 de Febrerc de 18~4, 21 de Diciembre d 1887 y 26 de Mayo de 1888·, so-bre aranceles y derec os d'farencialee: Esto aparte de otr s convenios de menor ttaaoendenoia poH~ica, ~omo dos d extradición de criminales, de 5 de Enero de 1877 y 7 de Agosto del 82; el de marcas de fábrica de 10 d~ Jonio de 1882; el de 20 deMa¡o del 75, sobre el sis ema métrico; los de 1. 0 de Junio de 1878 y 4 de Julio d~ 169 , sobre Correos;-y aún el de 3 Jalio-de 1880', sobre protección ai Marruecos; el de 26 de Febrero de 1885. sobre-el CE>1>go y el Niger -y el de 2 de Julio d~ 1890, sobre el comercio y Ja civilización del Africa. Estos Tratados con los especiales 1 transitorios de 11 de Agosto de 1802, sobre indemnisacionee por efecto del Tratado de 1795; el de 22 de Febrero de 1819, sobre la adqui.--
siai6n de la Florida por.la Re¡.,ú bliéa norteamericana, y el de 17 de Feb o de 1834, para el. arregló de diferencias entre los Gobiernos de Waeiogton y de Madrid, consti • tuian la base de las relaciones jurldioaa .de Espaftá y los Eatados 'Unidos, antes de la guerra actual.
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XII:
Por desgr cia, pronto comenzaron á revestir excepcional gravedad las cuestiones de Coba, por efecto de muy diversas causap, ouya explic oión no corresponde a eate lugar y que, en todo caso, e e esp d~rrollo incomp•tiblu con el • fin preciso y parti ar de _ tie trabajo (*).
y
La failsa interpretacióq la aplicación por todo extre· moa deplorable é inj a ta de la ley de relaciones mercantiles de Cuba y la Penínsal . de 20 de Julio de 1882, junto con la equivocada di8po1i 6n de los Preetqnaestos ultramarinos, hechos en la Metrópo i de modo que resultaban ineficaces las reclamaciones y el voto de los contribuyentes cubanos, ee unieron á Ja crisis general de los azucares en el mund-0, Y á la derogación del Tratado comercial de 18_9 l, por .efecto · de la reforma del bill Mao Kinley, que se realizó en los EtJ· tadoe Unidos, hacia mediados de 1891. Por otro lado, los inoontestables avances que en el orden , (•) V'ase mi libro Lea Reformca Colonical en E1pcañá Uo vol . Madrid, 1895, - Y mi obra Cwutione1 palpitt1tat11 de Pofüicf.1 1 Dfrecho r A.c:lm'"''· eracidn. Un vol. Madrid, 1897.
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politico se habían verificado en las Abtillaa,· deade que ea I 87 9 estuvieron' epreaentadas e11 fu Cortes Ea paila y en 1881 se proolam6, allende el Atl,ntico, ~a Oonatituoi6u espaiiola d~ 1876, excitaren y fortificaron grandemente laa · aspiraciones de los autilla1Jos, que pronto exigieron, en pri· mer término, la ~eforma profnnda del.régimen electoral ul tramarino para sustituirlo eon e! peninsular, ea~b1eciéndo se la igualdad politica de antillanos y peninsolaree, y des· puéJ, la ref\)rma vigoro~a y sinoera del régimdo muifcipal y de la organiZación administrat~v~ insular~ en el ª1tldo de una amplia dpioentral s ~oióo. . Por eate camino vino el llamado mot1 imiento econ.6mico
de Coba en el cual intervinieron activamente hacendados, ' comerciantes; productores de todo género y hombree de to-
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das procede11cias todos partidos. e Eran lais pretensiones de Jos autores de este movimiento l:astante menos que las del partido autonomista, . pero su trascendencia y sus peligros mucho mayores. Trató de evitarJ03 el partido liberal de la Península y ooo · este fin el ministro de Ultramar Sr. Maura llevó i.I Congreso español, en 3 de · Junio de ~893, un proyeoto de re· forma del régimen· de Gobierno y de la A mieietracióo ci · . vil de las islas de Cuba y Puerto Rico. A pesar de s~s gravas defectos, este proyecto f11é aoogiclo Con viva satisfaoci6n en Cnba., por su tendencia descentra.· · lizadora y como un medio de co~tener la. agitaoión del paie. Pero luego se produjeron. varios sucesos que dieron l. lll obra, inspirada en excelente deseo y cuya inmediata aplicación · h~bria sido de plausible efect>, ~l carácter de una nueva y ma7or causa de agitación. ~
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Porque el gabinete liberal, lejos de intentar que el proyecto fuese inmediatamente discutido, votado y aplicado, 1o dejó dormir por espacio de oeroa de dos aflos, provocando . con esto las vifjaa desconfianzas y grandes protestas de parte de todos loa elementos liberales de las Antillas y de . , la generalidad de 101 sostenedores del . mooimiento económico. Por otro ladt!, el proyeotíO produjo la dividión del an · . . tiguo partido conservador de Cuba y la lucha e'dcona~fsi • ma de los elementos ~-enineulares de la lela. Y en tanto,. en la Península se acentuó el espíritu del partido conaerva· dor, dirigido por el · Sr. Cinovas; en¡ o partido, á ,despecho de las ndencias personales de é~te hombre público, se mostró siempre hostfl á todas lae ideas expansivas en materia colonial. '
No es le o i~r (y menos en eetps momentos, ante las criticas y as prome:sae de muchos de esos conservadores) la violencia conque ( aquer partido interpretó el Pacto del Zanjón, por la tipática ley electoral de 28 de Diciembre de 1878 (que en imi6 el sufragio universal en Puerto Rico J creó en ambas( Antillas UD régimen de desigualdad y pri· vilegio ftlvorable solo á loa electiores peninsulares y oon· eervadores) aei como por e1 decreto de 9 de Junio del pro· pio año de 1278. sobre gobiernos superiores de Coba y Pue1to Rico y régimen municipal y p~ovincie~, dentro del sistema m•s rigurosamente centralizador imaginable y de la pol~tica de Ja prévención y la desconfianza. Escusado decir Jo que todo eatl) sirvió á los separa· tistes refugiados en los Estados Unidos. El pesimismo ttntró e~ Coba, mientras que por otro lado, el antiguo partido penin~ular se deshacía. Entonces comenzaron los
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trabajos revolucionarios, absolutamente imposibles cinco ailos antes. , ,. A los dos de estériles agitaciones y violentas contiendas (sobre todo, entre los antiguos devotos del antigao régimen colonial) ~inieron los partidos moo4rquicos de la Penfnsula Aun acuerdo sobre Ja base de lt1. Re,forma ·Maura. Fa6 ese acuerdo la ley de reformll colooial d' las Antillas de 16 de Marzo de 1895 • En rigor, tampoco era esfio lo que el derecho y las circune· tancias exigfan. Apenas se comprende que enfionce1 ~ a todos Jos politicoe esrailolea no compr~ndieran la secesidad de nna amplia reforma electoral que concluyese con el égimen del censo y las desigualdades por razón de procedencia y fe d& b~uti·amo. Merced i esta irritante injastioia, y cuando en Ja Península se hablaba á booa Jlena del arraigo de la democracia y de la harmonfa de ésta con la Restauración borbónica, ee daban en el circulo de los elementos políticos de nuestra Patria, e~pafiolee de segunda y tercera clase. Por aquel entonces, ya el Sufragio ·universal llevaba en la Penfnsula cinco afios de prácti~, merced á la ley de 26 de Janfo de 1890. ·También Puerto Rico,. coQH> la Península, babia disfrutado de esta franquicia y la .Perdió, como ia Metrópoli, en J 878. No babia razón ni motivo para esta· blece; en eEte· parliculb r . diferencia alguna entre las Anti· llae y Ja Peniosala, porque es evidente que ao hay provincia ¡.eninsu]ar que, e.n cultura ni en riqueza, aventej' á Ouba y · Puerto Rico. No babia medio de disfrazar que el propósito del legislador peninaular era asegurar artif}.cialmente el pre• dom~nio delos penimsulares so~re los oriolloa en las Antillas • 1
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de reinaba Ja mas co1tpleta tra11quilidad ..• Y se h~10 la
Pero adem,s, en la hora de 1a reforma total del régimeli
revolución de B•ire. En lo snceEivo el Gobierno espaiiol no pensó más que en ;
antillano ¡cómo podía preeoiadirae del oarioter democdtioo de éstal Ni lo uno ni lo otro lo vieron el ministro Mau~ en 18 9 3 ni el ministro Abarzaza en 18 9 5. De todo ello se deaent,ndió el partiiio liberal, volviendo a),
pecado de ofr1cer otra ves y para tiempo indeterminado, una reforma electoral que .reotificaae el tono oligirquico del régi. men imperante:
,
dominar Ja ineurrección, por la funza. A mediaios d 6 1895, se procJuró Ja deeacreditada fórmula de la
9udrra
con la guerra. H., b!ose una vez m,s, enfaiícamente, de
ll&·
criticar, por el manleDimie.nto de la ·dominaciin españole,
nue1tro 1Utlmo k1Jmbre y nuestr4 última pesdta . .Y Jas cosas retrogradaron lo que todcs los hombres de previsi6n Y de
Sin embargo, el sentido de la ley de 5 de Marzo de 1895 se impuso. Por~ue lo qu~ maa se veía y i:uae pronto irritaba. en el viejo rbgimen, era Ja petulancia burocrAtica, la opresión centralizadora, el arraigado abueo administrativo, y la desigualdad eon la Pení~sula en el orden administrativo y económico, ape de lo que coa dudosa buena. fe propalaban, ttr!Ji dt ur6i, los ne e ndose al hecho de que en laa Antil1aa como en la Penínsul istían Ayuntamientos y Diputa· ciones provinciales, call~ban cuidadosamente Jas sustancia· les diferencias de esa mismas instituciones aquende y aUen· de el Atla\ntico, asf o mo excuiab1n el monatrnoso dato de que el voto de los di utAdt-s peninsulareJ f11ese deoisivo para loa impuestos colo11iales que la Península no pag,bl, mien·· /
tras que e! voto oolonial reJpecto de los impuesto! de la Pe • nínsala era, de todo en to Jo, insigoiñ l&nte. Al fin toios aceptaron la nueva reform• oon ma.yores ó m'enoree reserVal&. Se votó en C11rtee la qu,ae llam6 Le¡· Abarza1a. Y se promulgó en la Glcelt1 d1 1
Pero cayó .del poder el partido liberal.
MJlritJ (8). •
Subiero~
los con-'
1
fstudios poHt icos dt bían es¡:erar .•. y temer • .
Con feto <'&mbiaron tambiéQ Jaa éiefoeiciones
1 e'x·
traDjero. En loe Eetadcs Unidos se produjo un movimiento, cada vfz m•e vivo, en favor de la insurrección cubana. No tfng<> para qné discutir las caosae. Simpatía repn b'icatJ a: exclu~i · ~itmo americano: interés perticuYar: repulsión hacia deter· minados procedimientos de guerra¡. aprovechamiento de las circunstancias para plantear un problema de engrandecimiento que Jae circunstancies habían puesto á un lado, hacía muchos eilos: exeitacil>n favorecida por el reciente conflicto de IngÍaterra con Jos Es~ados Un-idos, por causa ó con moti· vo de ]a cuestión de limites de Ja Guyana inglesa Y Vene· zuela .•. sea Jo qn~ fuera, el hecho es que, ~muy poco 4e ini- · c=ada ]a última iDsurrecdl>n cubaDa, ésta encontró caloro~e> apoyo en la R·ep*bJica de Norte América. En sus principales ciudades se constit~yeron j untaa de en· banosjy simpatizadores, para a'legar diIJero y preparar expe·
servadores. Los separatistas ·de Nueva York desembarca·
d'oionee sobre laacostaa de Cuba;de.aua pue1 tos salieron mu· rhoa barcos cuyo destino y cuya hostilidaJ al Gobierno es¡a-
ron en Onba. Se suspendió la a?lioa.oión de la ley, lo mismo
fiol nomca filé ni podía ser un secreto para n4die: sus perió· •
en Cuba donde habla agitaci6n, que en Puerto Rioo don·
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dicos se desataron en todo género de violencias contra loa
de la bel; geranoia de Jos insurrectos y tepfa el car4ot;er de
.gobernantes y 101 soldados espaaolee de Coba y luego cont;a E~paila, y la dominación eoloJJi.l espatiola; y aua
tina recom
Cámaras Jegislativas dieron un espectáculo quis4 único en la Historia contemporánea, agotando el diccionario de loa dicterios 'y de las provocaciones contra una nación amiga. Ya de esto se ha tratado, aunque de pesada, en otra par· te de este trabajo. Ooioáo, A mAs de deeagradable, seria ins'.stir ahora en ello. Lo que importa, por el momento, ea consignar que, apeear de ]as reiteradas y calurosas excitaiones de lQa diputados y senadores norte-americanos, y con· tra lo que algunos esperaban de los hombres que recient.em~nte
habían discutido, en términos de gran arrogancia, con Inglaterra, representada por. lord Salisbury, en la cuestión
de Venezuela, t
1nada por el tratado de Washington de 'I
ación expresiva ctel Presidente, como la anü-
gua de Mr. Clay. Rlpidamente ]as coses toman mayor vuelo. Los ad· versarios de España preparan proposiciones de las llamadas conjuntal; es decir, P..rOpoiiciolleS votadas ¡:ore\
S~11ado y la Cámara de repres41ntantes, con el carácter de Jey. Frente á esta probabilidacl se propala l~ especie de que Mr. Cleveland se disponía á oponer· el ver presiden- .. cial, por ser de la exclusiva .competencia del :j~eaidente.la direcoión de los negocios· diplomáticos y de las relac10· nea extraDjerae. De aquí una gran irritación entre los elementos ardientes del .Congreso norteamericano, d')nde también corrió Ja especie de que se avecinaba la probabili· dlld de nna aQJ.Jsación contra el Presidente, a.\ modo que se
Diciembre de 189 Pres· dente de la República norte· americana (que Jo era M Cleveland) constantemente se mantuvo en cierta re ación respetuosa con el Gobierno es·
proyectó, en 1865, contra .Mr. J ohnson, por supuesta extr.a limitación· de funciones. ·'
pañol, procurando rea uda.
la tradición del Presidenta
las proposiciones concutrentes antes a1udidas, ·ee impuso, pero no llegó á impedir ·que, muy luego, el mismo
La i:eaiet~ncia de M . Clevelnnd á recono1Jer ora I• beli.
Senado votase (el -20 de Mayo de 1897 ) la proposición cun, ·
Graut.
..La energía. de Mr. C!evela.nd, que logró 'q ue el Senado d~sechase
gerancia de los insorrectos, ora la rt1zbn y el fin de éstos,
jitnta de Mr. Foraker, en
llegó al pun .o de hacer muy proba.ble un ruidoso choque
beligerancia. y que eobre el mismo particular ·comenzar n
entJ'e el Presidente y el Congreso clu fos Estados U nido~.
las deliberaciones en la Cámara de represent nte • .En eiite
~es simratizadoree de los aeparatisfas cubanos, presell·
taron, en el curso de Jos años 96 y 97, varias proposiciones que lae Cámarda vieroD con buenos C1jos~ Alguna feé aprobada con el carácter de concitrrente por el Senado y Ja CA. mara de rep1·esentantes, qo6 al efecto se concertaron, en 7 de •
Abril de 1 96 : E ata rfsolnci6n fovoreda el reconocimiento
r~vor del reconocimiento ~e la
momento su bi6 al po~er Mac Kinley. No obstaba ~a. resistencia del J;>reei'dente Cleve'and A las exageracione~
y violencias de los enemigos de Eepaiia, para que el Gobierno de Washington gestionase vivamente cerc1' e el de Madrid, respecto de la guerra de Cu1'a . Hasta la fecha no tenemos sobre este particular y este
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periodo histórico, m'e datos que los deficientfsmos publica-
lUioieterio ¡iresidi~o por el 8r. Sagasta;-el Meneflje de
dos por el Gobierno eepaílol en su Libro rojo· Entre los documentos que contiene, llaman singualarmen-
·Mr. Mac ~inley de 6 de Diciembre,-y la comunicación que
te la atemción loe siguientes: Ja nota que, en 10 de Abril de
Gobierno español, en 20 de Diciembre, del buen efecto cau-
1899, dirigi6 el ministro de Estado ~orteamerieano, mieter Olney, al repreaentante de Eepafia en Washington, of~a· cien do los buenos oficios de los Estados U niElos para poner término t\ la guerra de- Cuba;....Ja contestación que, en ~2 de Mayo siguiente, da el Gobierno españo1, declinando el :· ofreoimiento;-el Mensaje del Presidente Cleveland al Con· greso norteamericano, en 8 de Dicifmbre del propio año,
el representante de los Estados Unidos en Madrid hace al sado ~en el de Washington por las Loticias relativas
á la
nueva política colonial que se va á desarrollar en Coba. .
!
<:ono~iendo un poco la.materia. de que trata'mos, es fiicil
sospechar, que no todo lo inter~eante de 'este periodo está. cont~nido en los documentos antes aludidos
y en el Lilwo
rojo español; más para discutir el punto qu ahora nos preocupa , lo citado basta.·
en cuyo Meneaie el Presidente afirma que los Estados Uni·
Hay q e reconocer que la nota suscrita ~or Mr. Olney
<los no intervendrán en la cuestión de Coba, á menos que
en 10 de ..abril de 1~96, es de sum11. importancia. Bien
~spafia demuestre la im.po1ibilidad: de sofocar la in1u· ra:ección;-la unicación que, en 4 de Febrero de 1897, atado spañol al represe1hante de Es· hizo el ministro paila en Norte América, ara conocimiento del Gobierno de este ú timo país, de las nuevas reformas administrativas que el espaílol prepar6 y se dispuso á plantear en las Anti· llas· -la nota protes que, en 28 de Jonio, y en nombre de ;a Hamanidad y e los intere1e1J de los Estados U nidos,
pudiera decirse que hace honor al Gobierno attlericano. Péro ningún llrgumento mejor que ·é3te, contr la oondnc· ta que el propio Gobierno ob3ervó reRpecto de Espafia, _á partir de 189~. ~ •
En términos de una gran discrección, y con todo género · de salvedades, re~pecto del honor y loe derech s de E~pa· ña en América, el m·nistro de Estado norteamericano se \
esfuer?.a en demostrar que la situación de Cuba e~ ineoste -
réplica dada en 4 de Agosto, por el Gobierno eapaño', .'la.
nibJe y que Jes exclusivos procedim ·en tos utiliza.dos por el Gobiern,o español para.. .venoer la insurrección cul:>ana, r~su . taban, de toda evidencia. inaufi.oientes.
nQta anterior;-el nueV'o ofrecimiento que, en 23 de S'ept1em·
Con igual felicidad seña.la el ministro de loe Estados
hacen los .E~ados Unidos á Espaíla, d~ sos bu,not flj/C,iol, para t.erminar la guerra cubana, ctÍJa con~inuaoibn
Unidos loe peligros del triunfo ~e la ' ins~rreccióo, y co-
perjudica extnordinariamente los inter~ses amer1canoe;-·
yo producto normal de o .. henta á cien millone3 de pesos al
la réplica del Gobierno español, de 23 de Octubre, a~uo·
al'lo, se eva¡uabn, por aquel entonces solo en veinte milJones -eacesos.
hace el a 'obierno norteamericano contra les bandos y procedimientos adoptados por el gener.a,l Weyler en Ouba;-la
brf'
ciando la nueva ¡.fltlitica colonial que .se propcne seguir el
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roenta la probabilidad de la ruina definit~va de la Isla, en.
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Después explica el interés que los Estados Unidos tienen
dar que sería poderosísima para traer la terminaci6n de las hostilidades
en que aquello no siga, ya porque la República norte,.mericana es una naoi6n civJJizada y cristiana, ya porque ~11&. es, de~pués de España, quien más comprometida se halla en la suerte y el porvenir de Cuba. De modo delicadiaimo Y persuasivo, y después de dar extraordinario valor á los ea· ' cri frcios que Es pafia ha hecho ahora parai sofocar por la fuerza la insnrreoci6n eep.aratiata, excita al Gobierno de Madrid á variar de procedimiento, y para este caso ofrece
y la reatau:aci6n dJ la paz y del orden de la Isla. El resultado del modo de proceder indicado sería seguramente, sino hubiera otro, que la insa· r:ecc' 6n perdería, en erran pal'te, sino por completo, el auxilio y el apoyo morAl de que ahota disfruta por parte de los Estados Unidos. Al termiilar esta com~nictci6n es Apenas necesario repetir que esti\ inspirada en los más amistosos sentimientos para B!paña y el pueblo
•
•
eep11ñol. Atribuirá los Estados Unidos proyect>a hostiles t1 ocultos rí •un error grande y lamentable . Los Estados Unidos ~oberariía
los !Jue1101 oP,cios del Go!Jiern\J de Waehington, en la forma, el modo y la oportunidad que el espaiiol quisiera, reoono · ciendo á te absolutamente el derecho de Za iniciati1'a, pero
1ignios contra la
recomendando qu.e lo que haya de hacerse, se haga dude
gráfica, y todas las consideraciones
88 •
o tienen de·
de España.
Tampoco están impals1dos po.r niogtin motivo de entr meÍimiento n por el des!d de inspirar sa voluntad é. otra nación. t'u proximidad geoarrib~
det&lladae les obligan é. in·
teresarse en la soloción del problema cubano, quiera ó no quiera .
.. lutgo •
Su 11aica preocupación es que la solución del problema se haga ripi·
.
Son verd
da y que por estar fundada en la verdad y en la justic:a sea permanen-
.
esta aota.
te . Para ayudará esa solución ofrece las soluciones que en esta Nota ·ae
Dice aeí:
cont enen . Serfau por completo mal interpret&das á no ser que se ·atrie Hasta
buyeran é. los Estados Unidos otroa propósitoJ hacia España que los de
aquí B'spRña h hecho frente é. la insurrecci6n con la espada en
la mano; no ha dado m eetra alguna que indique que la rendici6n y su·
ofrecer su auxilio para la terminación de '1a lucha fraticida de un modo
misi6n y redu<'ci6n se ían seguidas de otra coaa que de una vuelta al
que, dejando eu hoJior .Y dignidad incólumes, aumente al
mi~mo. t;.,mp<>
y conserve los. verdaderos intereses de aquellQs á quienes importa.•
'
antiguo Jégimen. 1.No sería prudente modificar esta poHtica y acompañar la aplicaci6n
El Gobierno eepafiol (como antes he indicado) declinó, en . ,
de la fuerza militar con una declaraci6n oficial de los cambios q 11e se
22 de May~, el ofrecimiento de los buenos oficios de loa not. t 9americanos. El Sr. Doque de T 1ta4n (ministro de Estado 1 ea el Gllbinete presidido por el Sr. CAnovaa del Castillo) en
pr.oponen en l& administración de la lela, con objeto de suprimir todo juáto motivo de queja7 A España compete consideraT y determinar cui· les deben ser esos cambios. Pero si fueran tales que los Estados Unidos pudieran re~omel)dar
una extensa comonicad6n dir~gida al representante espa-
su
fiol ~r. Dupny de Lome, después de di1tcntir (en honor de la ver~isd, eiD fortuna) las criticas ce M.r. Olney, hace des.
adopción por quihr substancialmente toio fundado motivo de queja, usarían su influencia para que fueran aceptadoa y ea apenas posible du-
..
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canear su resistencia en Estos do t pontos: «el Gobierno eepa· ñol se ha comprometido de motu propio, eo el Die urso de la. Corona, á ampHar y mejorar, en su oportunidafl (sic), las re· formas hechas, 6 mejor dicho decretadas, en 1895 en I'a. a.d· ministración de nuestras Antillas: el se prestaría. n"Unca á
Gobi~rno
de España no
alternar con sus sitbditos rebeldes, com,o
de potencia á potencia, y por tanto, faltarían términos kábi·
..
"
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y esa debe ser la norma. de su condncta. Por lo demás, aun cuando ·1á az no <Jonstituye para los Estados Unidos una necesidad, estos son el mA.s pacifico de Jos pueblos siendo . ' su ª~spiraci6n más constante la de vivir en buena· amistad con todo.el mundo. Y como sos dominios son tan dilatados y tau diversos que ea.tiefacen cuantas ambiciones y veleidades son imaginables en eete•ordeo1de ideas, haciendo preferible
les para pacificar á OidJa ·mientras no se partie,.a del hecko .. de la sumisi6n de los rebeldes en armas á la madre Paú·ia. >
Ja realidad poseída á la más l\traotiva beJleza. qne pueda
Despué3 de esto, el ministro espnñol insistía en señalar como una. de las prinoipalea caua11s de 'a exigtenci~ de la
existir cerca d& ellos ni sueñan con las oooqu· tas ni miran con ojos codiciosos lo qu~ otros poseen.> ·
rebe1i6n cubana, el apoyo que esta encontraba en lt\ Repú·
Refiri~ndoee, as.unqne sin precisarlo, á los argumentos de la resistencia del Gc.bierno español, Mr. Cleveland dice
blica de es Eetadcs Unidos. En silencio, y con trie.teza, recibió Mr. Olnev la. comunici~i6n
-<f ae de Tetuáo, cuya negativa. entr6 pol' m11oc .. as proposiciones antes citadas de los sena.dores y representa~t a del Congreso norteamericano; pero el P eeidente Clave a'1d ao debió oreer dt-fi.uitiva. esta contestación, cuando e su Mens1-j e de 8 de Diciembre del mis· mo año 96, jneiste en mat'1tener el cfrecimiento de sos bne· nos oficios, lo die 'ute y lo razona, después de oombll tirt~da otra m~nera de intervención ea Cuba. Alud ·ando s las excitaciones que se le hicieron para po· ner término á la lucha destructora de la Grande Antilla, ~nn ' costa de una guerra entre Espafia y los Estados Uni· dos {guerra qnP, según afirmaban confidencialmente sus preconizadores, no· sería de grandes proporciones ni de dndoso éxito) decía~ «sin negar ni afirmar Ja exactitud de esto, con vienet decir que los Estados Un idos como . Naci6u, tienen qu informar sus actos en el derecho y no en la fae1zt. del Sr,
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"
que e todo parecía. indicar que si E3paft.e. ofreciese ' Caba ·una verdadera autonomía, habría motivtl joetifiocldo para . 'reer qu-e Ja pacificación de la isla se pudiera realiza.r sobre tista base, siendo su resultado satisfGctorio para cuantos. ·se h"llaran verdaderamente inte1·esados en el ~santo.> Pero ·1a 1
~
exigencia de España de que los rebeldes se sometieran, de
una. manera incondicional, antes de que se )es concediese Ja autonomía. no estaba plen~mente jaetifioada, e porque implicaría el desconocimiento de ~echfls tan graves como Ja consistencia que habían dado á Ja rebeli6tr Jos-dos años que ya contaba de vida; ~I!' posibilidad de que se prolongase de una _m a- ' nera in~efinida, por la índole misma de las cosas, y como lo demostraba la experiencia; la.inminente y completa ruina de la isla si la gaerra no acababa. sin pérdida· de tiempo y principalmente los grande11 ab~sos que todos los partidos poHticos de F'avafia, tC?do·s loa centros oficiales y sus hombres públicos más eminentes reconocían y confeeaba.n, pidie.ndo en · remedio.>
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f1rmas neceeariB.s mientras que aqaéllos que las piden no se entreguen á didcre ~i6o, deponiendo las armas, antes parece descuidar el peligro que darse cuenta de &fl grav&dad y ofre· ce ocasión á que la euepicaoia dude de la sinceridad de las , buenas disposiciones manifestadas en favor de las ri'formae.» Con repetición, . Mr. Cleveland insistía en demostrar loe perjuicios directos que la guerra de Cul?a producía á los Edtados U nido~, t11nto por los sa3rifiaioá que el Gobierno de la República tenía que hacer para mantener la neutralidad y evitar conftictos, cuanto por razón de loe interes económicos de lod a.mericanos comprometidos en la i:da, donde el capital do éstos, invertido en plantacio. nes, ferrocar · s, minas, y otras empresas, oscilaba entre to y bO m sos, siendo el impqrbe de las tra.n· la Repúb1ica con Cuba, en 1889, sicciones mercantiles unos 64 millonf>s de esos, en J 893 sobre 108 millones y CJ6 m1llone8 en 1 ~4.
•
De paso el• Presidente toca Ja.e difereoted solucione~ que I en los Est1.dos Upidos se han de.do á la cueati6n cubana: el reconocimiento de la. beliger1'ncia, el de la independencia. y el de la compra de la Isla por la Repúbli~a. Sobre este úl· timo particular dice: cesta especie no puede ser tomada en coneideraci6n á causa . de que no existe .la menor . muestra · de que Espa'1a desee oir propo:ticiones de tal índole.> Asjmismo Mr. · cteveland hace constar, que, coaales quiera qae foeran las circunstancias qae pudieran sobr~ve nir, la política y los intereses obligtt.ría.n á los E:ttadow Unidos á oponerse al la adquit1ició11 de Cnba por otra Potencia 6 á la intervenoi6n de é3ta en aquélla.•
ton en el caso de emparar los. int!Eªªªª comprometidos y de ofrecer á Cuba y á aus habitantes loa beaeficios d la
paz.i
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Con· ligeras rese~vas podría asegurarae que. aei la Nota de Hr. Olney como el Mensaje de !Mr. Clevelaod están dentro de las prescripciones del Derecho Internacional contempo· . . ráDeo y que la poaioi6n que .mediante estos documentos tom6 el GJbierno de Jo3 Estados Uu1dos, era de mucha fuerza. Pero en su dallo trabajaban la evidente incorrecoi611 de · los . 1
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Tan notable dopumento terminab~ advirtiendo que cno se debía.. zonablemente suponer que la aotitai de los Es. •dos U nidos h11 bia de seguir siendo expectante de una ma· nera indefinida.> Por tanto, cu~ndo se demostrase la inefi cama de los medios empleadoa plr Espa.fh, contra los rebeldes, cuando se evidenciara que su sobe~anfa se extinguía. en , C.iba p~ra. todos los fines de su existencia. legal y OUff.ndo los eefuerz~s deeespérados qus sa hioie· rau para restáblecer]a degenera.sen en inúti ed aacrüioipa d~ seres huma.nos y en total deittrucei6Q de quello mismo qua faé cansa de la1. guerra, las obligaciones t1e impone la soberanía de España quedarían po3puesta.3 á máe u. .tos debere3 que los Esta os U nidos no du ltL:iaa en reconocer y cumplir. «Por tant,o, podría llegar un momento en que une. poUtic~ coL·recta y atopta á los intereses norteameri~an~s y .respetuosa para los intereses dttotras naciones y de sus ci~da da.n'?s, unida. á consideraciones de humanida i y al déseo de ver una nación fértil y opulent>\, i ntima.mente relacionada con Jo.g E~tadoa Unidos, libre de la devastación y de la ruina más completa, pusieran al Gobierno de W ~-ehing·
Y luego aiiadía: csabiendo esto·, negarse t1 ofrecer las re·
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tribunales de justicia, la policía, Jos gobiernos de Jos Esta· dos particulares y el mismo Congreeo de 101 Estados U ~idos r~specto
de Ja. manera. de entender los deb~ree de la. neutra· lidad y el respeto que merecen Jae naciones amigae. Por esto, sin duda, el }>residente Cleveland se . creyó en el caso, de dar su proclama.de 12 de:Janio del propio ailo de 1896, reoordand'o aquel!os deberes y respetos y cen~urando severa· · · mente á los americanos que ftlltaban á ellos. No puede deoirse que la gestión del Presidente CleveJand foé ineficaz. A poco aparecieron en la. Gaceta de Mad1'id lod decretos da Febrero de 1897 con un nue· vo plan Je reformas administrativas para. las dos An · tillas; reformad que e\ ~inieterío del Sr. C'noVñR se esforzó en caract r-fzar como espontdneas de nuestro Gobierno Se necea ía. ~sencil l ez y mucha ignore.nci~ de •• t;odo lo que pasaba en et- undo por aquel entonces, para reconocer esta. eepontan idad. Mis fácil seria co venir con los devotos del Sr. Cánovas del Caatillo ( ~ cuy acción personalieima. fueron debidos aquellos deontoa) ' n que la nueva reforma era superior, tanto Ala. pro}ecta.da por el Sr. Maure, como a\ la ley llamada de Abarzo.za (ósea la d~ 5 de Marzo de 1895), ya desettti mada por todas lee gentes en la Grande Antilla.. Asi se explica el !Juen efecto que hicieron aquellos decretos en Mr. Cleveland y Mr. Olney. Pero el dtfeoto capital de Ja. ley de 18~5 que consistía en escusar el carácter po1ítico d9 la reforma, ahora subttietia. Y sobro tGdo, le negaban dicacia., así el empeilo del GabierDo espafiol de aplbzar ti planteamiento del nuevo régimen hasta. que Cuba paree· ese pacificada ó pu11to menos, como la cir. •
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cunstanoie.. e que se reservarit.n txclusivamen~~ el planteamiento de las nueves instituciones loa mismos hombres y los miemos elementos que hasta aquel instante representaban la tradi~ión opuedta A la poHtica colonial expansiva. Esta citounstancia. t;om6 mayor color por la política. que al propio tiempo realizó tl fia.~ante Gobierno reformista en • las dos Antillas. Xo Puerto. Rico los elementos reaccionarios conserva· dores continuaron monopolizando el gobierno, ufanándose de que Jae cosas se.lo h11bían cambiado de no bre, mientras los l beralee y autonomistas siguiero protestando y retraídos, porque siempre, tanto alli como en Caba, loa autonomistas habían puesto como condición primera. de toda. reforma (a 1inctridad y el espíritu e:cpansioo '!/de _con·
-fianza en su aplicación.
. En la. Antilla mayor el estado de itio se generalizó; to"' maroµ desarrollo im¡;onente las deportaciones gubernativas á Ceuta, Che.farinae y Fernando Póo; se inició la obra de las reooncentracionea rle guajiros y la guer1a adquirió un grado extraordinario de dureza. Es dificil imaginar condiciones m s a ropiada.1 para que los nuevos decretos (loe vieibles en la Gacdta)· perdÍeran importancia y llegaran á resultar contraproducentes.
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En aquel docomento, de macha energia, ~1 Presidente pre· tende hal51 en nombre de la ·1Iumanidad 'JI le la Oi'Dilizti· ción, tanto como en el del Pi1,6blo americano. La conte~tación del Sr. D11que dd '1,etuau (4 de Agosto de 1897) no .puede ser celebrada. TAohanse en ella de exageradas lae oritioae contrarias 11 los prooedimientos qne priva· ban en Ja guerra de C11b,, y con viniéndose en la . dureza . de ciertos actos, se explica ésta por lae exigencias de la guerra. Atáoase á loc1 insurrectos y se reoaerdan excee ; cometidos
Xlll
En e e momentos sucedió Mr. Mao Kinley á. Mr. Ole· ve]and en la. Presillenoia de ll\ Repúblioa norteamericana. Con el ca~, las cósas empeoraron para. todos. Pronto el uevo P~fio6 la reHexiva o@duota de su &'D· tecesor y franqueó el p(f.jo A las ambiciones populares. Bien es que i ello contribuferoo bastantes mt\s causas que la va· citación de Mr. ~o Kinley. · La. protEsta. de de Junio del 97 sobre el modo d~ kacer la guerra e~ Cub (protesta c:>n la cual se inicilln las rela · cionea ael nuevo Presidente de la República con el Gobierno conservador espailol) responde, no solo el aepeoto que la gue· rra cubana ofrecía á principios del año 97 y al aplaza.miento de las reforma.e coloniales que h bia.n apar~ido en .la Gaceta ·de Madrid poco antes, sino también 11 Ja pujanza que Ja agitación simpatizadora de la revoloció~ cubana babia logrado por el mero h 'cho de btAber salido del poder Mr. C.ie·
2p
.. velan d. Q1izé. con aque.la protesta. se pretendía calmar un poco á los ruidosos protectores de los inaurreotos de Cuba .
.
.
por las ntoridc1.des y las tropas fdderales dura te la gaerra de separación de los E~tados Unidos. Se comprende que esta Téplica (may débil frente A varda· daras crudezas de la protesta. no~tea.cnericanll) hti.ya. proda·cido, al hacerse pública, deplorab~ efecto, dentro y fuera de . España. Laego, el nuevo representante de Washington en Madrid, Mr .. Wooford, habla máe en nombre de sti ¡.>~opio paia, .refi· riéndose tanto á. los perjuicios de todo género que los Es· tado~ Unido 1 sufren, cuanto aJ estado que la. cuestión de Cuba. tiene en el Congreso, .. cuyas sesione~ se habían suspen· dido pira reanudarlas en Diciembre y discutir la proposición conjunta presentada á !a Cámara e represent~ntes, después de haber sido votada otra análoga po~ el Sena~o, , a fct.vor de! reconocimiento de Ja beligerauoia á lós insu-
..
rrectos. «Seguramente-dice Mr. W oodford,-Ei:tpafi11. no puede egaardar de los E1tados U aido:t que estos permanezcan ooiosao dejando padecer grandes intereses, que se agiten nuestros elementos f<>liticos y que el pa1.i~ ae alborot*' perpetuamen· te, mientras no se hace niogúa progro3o aparente en la so·
..
!.
'
t -
-
204 -
termino á la cooper~c!6n q oe los Estados U nidos venían prestando. la insurrección separatista.
lución del pr-oblema cubano. Tal poUtioa de inacci6n por parte de loa Estados Unidos no había, en realidad, de traer bene cio alguDO para Espeña, mientras que acarrearía ' loe Estados Unidos incalculables dttñ'ls. s. .
Po~
Sobre este particular decfa el Sr. GuJJón: •Pese ! los terminantes precep1.cs de las leyes de neutralidad y á la
e1 t') el Presidente de la Repúblicll., sin pensar nadf\
doctrina smtentada por el Gobierno americano en el famoso arbitr11je
(( ¡ue pudiera imrlioar el menor ·asomo de humillaci6n para
del Alabama reepecto d~ Ja diJigenciR que ha de empléarse para evitar
Espbña>, ~~ro haciendo conshu •qué la impotancia de ésta
cualquier acto 11gresivo cnntra una Nación amiga es lo cierto que han
impone á loa Estados U nidos un grado de sufrimiento y de
salido y continusn saliendo de los E tados de , Ja Unió , expedicione~
1 erjl! cio que no puede desconocerse•, reitera el ofrecimien-
filibusteras y que á la vista de t'ldos f ociona, en N~t ~ va
to de sus !Juenos oficios, que ahora • podrfan ser interpuee•
insurrecta , que públicamente
tos con ven1aja I ara. Edpaña •, dejando á ésta la determina· oi6n del odo de Ja. cooperación americana. ofrecida. Pero, en
ca~bio, el Prreident~ pide
pera dEnt10 d Con efect ,
que desaparezca
contestación pronta y la es-
S•
mPjante estado de cosRs como Jo demanda Ja. verdg-
esfuerz o más conducente á la par que
en casos análogos sigui"'ron predecesores suyos tan ilustres como ·vau-
biaba de otro modo Como que había. subido al poder el
1
•
Duren, Tyler, Taylor, Fillmore y Pierce, en los nños 1938, 41, 49, 51, 1
de la re-
y 55, y que r.ondenkndo por medie. de energíca proclams. á 1os que con-
f.Jrma. de 1895, cu ndo el Sr. Cánovaa del C&1atillo iniciaba
traviene n las Jeyes f~4erales y fa..vorecen Ja insurrección en yaba, snun·
un nuevo avance, á Ja postre y después de las decJaracionee
ciara á los ctuda¿anc s Americanos' qoe tal hicieran, que na habrían de •
hechas por el Sr. Sagaeta. el 24 de J anio y las más a.cen · toadas del Sr. Moret en til me1ting de Zaragoza, se decidió
<
-
ccntar e'.!l adelante ¿on la protección d:plomHica. c!.el G bierno dé W 's. I
biotcn, ·por muy g ave que fuera la situación á que su torpe ~ondact a
por intentar la pacificación de Cuba, principalmente, por
les redujera .
de reformas francame11te
:
Con abandonar Jie este modo
autonomistas. ·· El nuevo ministro español, Sr. Gull6n, pudo. con fortuna,
á.
su pYopia suerte, á los que in1
fri ng<n los Estatutos fundamentales de Ja Unión y descllradament conducen il gales expediciones ' filibu~terasí con reprimir enérgica. y
recobrar el terreno perdido por su antecesor y responderá la
continuamente á los· que convierten el territorio federd en campo de
invitad6n del americ:ano Eobre el medio más adPcoado de
acción de r~proch ables manejos filibusteros, con e:iigir, por último, á
rus1ese
.¡
.. .,
..
udiera realizar el señor presi-
Bastaría pRra. utilizarlo con eficaeia que se inspirara en tl p•oceder que
buenos oficios e frecidbe. Pero ahora ya aquel Gobierno ha·
servir el interés ~e Ja psz, recomendando que s l
. M., el
dente de los Estados Unidos.
1897, declmando nuevamente loa
'medios politicoe y ror e.recto
ludea de organizu y m ntener la ho~
dera amistad internacional, ser ía, en sentir del Gobierno de
he dicho, el GJbierno español con-
partido liber~l, qne, si bien bn: tante remi10 á salir
orl· un& junta
tilidsd arniadf\ y la constan te provocaci6a á la Nacié n española. r.ograr
es de Octubre siguiente.
testó elt' 23 de Octubre /
205 -
t
'
/
,·
..
'
... . - "ºº
207 ·-
\
y de pedir el I ro grama del
partido liberal espafiol para. remitir lo con quélla. mota á Waéhington, se limita á repetir . 1 . que cel Gobiernp de los Eétados Unidos ha cumplid.> siem
los emtieados superiores é infariores, el jllás estricto complimien!o d9 aus deberes, en cuanto á las' leyes de neutralidad se refiere, liaría el .
1
"
~
J
f
Sl!ñor Presidente por la paz ,mh <ie Jo que es posible por cualquier otro 1
1
. , das en este punto, habría que recordar la máx imiL sustentada por los , Y si todavía se alegara que he facnlttdes del Ejecutivo son limita-
>
I
.
Est dos Unidoé en el T!'ibunal de Ginebra.. según la cual •niogun'
cuando, -en su Meneáje d~l 6 de Diciembr~, se hizo cargo de
nación }:>J.ede, bajo pretesto de ~efic1enci~ en sui, leyes, desatend~r el
l~a reparos ~el .Fob:erno espaflol '. · Ja conducta del. Go·
cumplitnie1 to de sus deberes de sc.berailfa con otra nación soberana.• .
b1erno american0 ~n ponto ai ~eutrahdad. Mr. ee limitó á decirle~to: 1 ·
-
l
Cuentan además ~os
propio~
Estados Unidos en su histori&, el
f'jem ~
'
p 1 o eloduente que efrecieron ~l Nuevo '.\tundo, coando ju~gar9n 1:1eces1L· ri~
proveer11
d~
dido lanzarla si hubiera tenido
.
.
cono~imiento
de los
coos~antes
esfuer·
sos· que este Gobierno ha hecho, gastando millones y poniendo en · ~uego
ri6 con el acta de 10 de Mayo de 183 , que ,
rigió durl!iPte dos a
:
.
¡
vohra· cuantas disposicione1 juzgaron necesa· 'rias para hl fi
I·
ao K1nl"y
·Reta acusaci6n darece de fundaménto serio. Espaaa no hubiera pe-
leyes más enérgicas qoe fclcilitaran nuevos recursos,
para evitar los desmsn°s riel filibusterismo, y en cortó p'azo, logra·
..
•
pre l~s Jere~ de jla neatr~lidad y Jos Trlltados con Etipafia»; es una mera afir'm<lciób qrie á nadie convencerá. N-0 más feliz sstuvo el propiQ Presidente de Ja República..
medio 6 proce~imiento..
1
la
mé.quin~ administrativa
'
de la Nación 'entera para cumplir ple-
namente sus debere~, según las leyes internac onales. Serfa bastante-
s. .
respuesta' eH
Dedúcese, pues, de lo e paeRto, q lle para demostrar con actos fos
acus~ci6n el
hecho"' de haber sido detenida, violando
1
• miht~r (¡
'
.
vivos dese· e de paz y mistad qu1s animan •l Gobierno amig.o de hs
nuestras leye(', una sola expedición
Retados Unidos, imp:>r a mucho que con resoluci6:i y perseveranci"'
antes de salir de nu~etr~ s costas. Pero de este aspecto de la ~ota eepa·
correspo~dieotes' ' sus¡ vastos medios, ejecute cuaut~ eea necesario
ñola no es necesario lhablar más por •
'
parll que •el territorio de b Uni6n no con:stituya el centro donde se· fragulln las maquinaciones que No quiere con
~ficacia
"
1
el
fi~,
eostien~n
la insarrecci6n cubana.
~hora. Firme en el conveneimien1 <>
1
de haber.cumplido or completo~ nu~stras obligaciones, se di6 la. deb:da
1
respuesta á este cargo- por la vía dÍp omUi
¡•.
1
1
1
1,
•·•• >
'
quien no est' dispuesto á conceder Jos
1
N1
.
medios, y aquí el'fio que es la pa:r. se logrd. coo que los Bst.adog Unidos ponga~ decidido empeño en cumplir con amistoso celo Ja Jetra y eSf íritu 'de sus leyes de seutralidatJ. •
m~e,
ni ctepos. Has.t a ahora no conocemls mayore8'
Washi gtou evidenciar ~u debllidad; Mr. Woodford, en , 30 de ctubre, deJpné3 de acusar el reoibo de la nota del 25
..
. ·I .t
go corroboradas J1>or la (}aceta d1 Madrid, que ' fines d& 1 Noviembre J>Ubli 6 los decretos de reforma autonomista con lae !n~ruccfooee necesarias para llevarlas inrr. ediatamc nt&
1
.
Aho a oorre&J-Ondi6 al representante del Gobierno de
I
detalles de-esa re~pue.eta, cuy~ publicidad interesaba de nn modo excepciona~'al Gobierno 1de \01 Estad~s Unidos. · Las palabras del ministro de Estado espeñol fueron lae!
•
..
.
un sólo. barco armado1t
1 .
.¡
·'
-
208 -
209 '
á la prl.cticB, después de sustituir al geheral W e} ler p r el V' • . gemeral Blanco, en el G .>bie)roo general de Cnba. A poco, ~omo antes be dicho, 6 sea el 6 de Diciembre~ Mr. ~iac Kinley leyó el MenaajA anual de la Presidencia al
ror tod,.o e1:it"• había que esperar los hechos. El porvenir próximo dt-mostraria ei babia probabilidad de conseguir la indispen_eab ~ e condición de una pPz hónroea. Si ésta no'" se · con&iguiese, no quedaría. más romedio partt. los Estad.o s ·unidos (a.si decía. Mr. Mác Kioley) que «emprender otra suerte de acci6o i coneidvcandÓ sos interese~, eu honor y loa derechos de la humanidad.•
Congreso de loa Es tados Unidos.-De ~ate documeDto s~ ha hablado ye. _en otra parte, por cuanto es el po-nto de partida de este tra.b~jo... Ahora baste decir que en el Mensaje 8 udido fusron discutidas otro. vez todas las e<;>lucionefi
En tal ctLso proce:ieden de modo que ~el mun~'O civilizado ·•&egurase el spoyo y la ttprob!ción a la acqión rendida'
posib .ea de la. cue ti6n d~. Ou ba. · En él ae ra tifica el juicio de que en la. g11erri1. cubana, así eepaño1ee como cubanos, ,h'ln olvidll.rlo el Có ligo de la gue · . rra de Jo pueblos civilizadoP; se h abl" del iaexousab le deber del Gobierno nortea mericano rle albparar á. sua naciona-
w,
no por culpa de los americanos, $ino p ~r una ne e1idad perfectamen t clara. » No hay que apurarmucheel ingenio paradist.ingui r lo const.a nte y lo contradictorio en Ja política t-xter io r seguida por
J~s atropell~aos n Ja Grande Antill , y se. registra, o~n
' frases de ei
el Gobierno de..foa Estados Unidos, en el curso de loa últimos
~ranza, la nue a. politlca autonomis-
tia
cuatro . añoa. Sin dar cierta generalidad á ltAs observaciones . y prescindiendo de eatudit1r.Ja política. de Mr. O eveltt. n 1
ta iniciada. por Gobier o liberal. Ademls se hacen eclaraciones ta.:n graves como las s \·
e~ Sao to Domingo, en las islas Hiw~y
y en lEt. cuestión .do1
guientes, con rela · ón á lo que el G obierno liberal espafiol
l'anhl de Nic~rali(ua, aparentemente opuebtl\ á la scs te·
había realÍzado, in ciando la. nueva. política:
nida ¡1or el mismo ~reside nte en la cue~ti6~ anglo-venezolana; sin buscar ,más dató"s que los que of, eoe el prob ~ m a
..
!
·. H a r elevado al general cuyas órdenes b ; u tale~ inflamaban la ima·
cubano, fáoi~mente se puPde Mñ ~ ar Ja uniuad y el contrat: t e.
gi naci6n americana. é 'ind ignaban al m ~ nio. H l mo ificad la horrible
anterior Oo ierno. No hay ya ni un solo ú·biito americsno deteoido 6
En el fondCl, 1<8 doti P rPbíJ~Ltf's cvnv~Litin en ·esticn~r de importanci~ Ex~rttordi D auia p1Ha el por venir de los E:tta los Unid,os Ja a.ae~ión de Cuba. De idécitico modo ~mboa per , seguÍüD la idea de lt1 hegemonía de! la gran .Repúbltca en el mundo americano. Ambo& afi mab..\n el principio de Ja · iu· tervención y la· oposición re'Suelta. á que en Cubiti pndier a izarse Ja bandera· de otra potencia europea diatintll de Espaiia. Pero respe~to el p~ooedim :ento, el modo y la esÚ ,·
cumpl:endo conden~: en Cuba •
maci6n del~ oportanidades·, hay una dista.noia apreciable
orden d.e concentraci6n y se. ha. comprome :.ido á cuidu de los abando· na.dos y á permitir que los que quieran vol ver ~cultivar.sus campos · puedan hace1lo, asegur§.ndoles la protección del Gobierno esp añol en SU"'j
l e gít1 m~s ocupaciónes. Acabi de p !Il~r
en libertad
1
á. los prisione·
r os dal Con1petitc;r, antes condenados á .m uerte, y que habían serv.i:io de asunto á. frecuente correspondencia diplom áti c~ durante . ~hte y el
..
, 1+
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I
,
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.
211
.,.
-210 -
,
.
1
. t
¡ snnp e vis a,
e11tre lee declaraciones y
la obra de los dos-
cite.dos 'bombree público:~ de Mr Cleveland eeti!.D Jae pre• Por lo pronto, de pal b . la uccitación al . · al interés umallO, fereDtes 1Dvccac1ones . i . o realice las refor· que por e m1sm , GobierJlO espefio1 psra. . ara ]a pacificación • politica Decesana. P • mas colon1ales Y 1a. . . extrsñ&. la. res1s· "t . ón de la. 1rgerene1a ' de Coba y la ev1 ac1 ·. d 1 "mpa.tizadoree de -la in• . m1eDtcs e os e1 tencia á loe aps@'l.ona . t r la acción de Eepaiia b que podían coar a surrección cu ans, d U "des en una guerra, y en y CC)mprometer á los Est~ os ni d l s demt\e Naciones, . · · · 0 y al voto e a fin, la referene1a a1 JUlCl , l Presidente amerion ca.'ma (eegun e que DO podrían vor e daño de toda. ola.· a) qui continuase la guerra. en cano d ec i · ereses. .1 se de respet os . una cierta prevenc1un siempre Mr. Olevelan • des anti pe.tia.a contra. 1i · de la. fn zs., Ygran contra la ~o t1ca. ea Cuando acentuó en diepo· . . t ción de so uc1on . d 1 toda. ¡;rec1p1 a fné en el curso e d so uciones fX remas, eición en favor e d Venezuela: pero en· I 1 terra. por causa e coD8.icto con ng a . d ue la. actitud del pob ó l~(circunetanc1a e q ton(!eS aprovec .t 1 débU República sud· · · · gléa frente ~ a. deroao Gobierno in ' 11 y era un nue· . entrt.fiaba un verdadero atrope o a.mer1can , . -· . hechas por los Go· 1 serie de las iD3una 8 vo atenta d o en es de América y ha· á loe jóvenes nac1on . . biertoe enropecs -. 1 á les Gobiernos y la op1· . . d tra los IDg ESeft bia. cone ta o con - M do determinando, en la. parte n1ón pública. del N nevo un .'fi .ón de las prevenciones oaitiva recb caci · latin~ de éste, una. p . h bi producido en último t d U nidos a e. ' que eontra. los E ~a os p n americ•no de 1890. r do Congreso a • extremo, ~1 - racaea . J. de Cuba era cuestión de Para Mr. Clevela~d la anex\un p
,
•
f.1.
•
ª
.
tiempo, y para lograrla· en condicioDtts de· éxito tomaba al tura y prest?g , dando relieve al papel ~mistoFo y re4entor de Jos ~atados u~idos y ·h uyendo de .toda apariencia. de provocación y conqniet _, que podrían proporcionar A la. gran Repúbl~o" un carácter perfectamente opuesto á. e11 re presentación en el mundo contemporá.neo: el carácter de una. nación agresora y á
a postre militar, de todo en
todo incompatible con las exigencias y las condiciones de una República. democrática.
Ei tiempo explicará c6mo y po.r qué Mr. Mac Kin ey, que al principio p rrci6 seguir el romQ::> trazado por Mr. Oleveland, muy pronto lo rectificó completamente, precipitá.ndose, por fiaqneza 6 por propia. voluntad, en la. polític"' de lo que ya se llama en los Estados Unirlos la expansión colonial y el imperialiamo. ~to es todo lo contrario á Jo que reoomen .daron W aehington, J efferaon, Monroe y los grandes fun.
.
dadores de la esplendorosa República norteamericana. También el tiempo permitirá ap1 eciar cumplidamente el valor y la eficacia. respectivos de lo~ dos procedimientos empleados por Mr. Cleveland y . , Mr. Mac Kinley. Por lo pronto el de este último \la. dado de si la guerra, en las condici nea deplorables qne ee han
xpuest_o en el
presente trabajo. En. cambio, Mr. Cloveland puede
pone~
I
de au lado la .d oble circunstancia del positivo efecto que su · recomendaciones produjeron en el Gobierno. esp•ñ.ol para la. promulgación de loa .decretos r eformist!as de 1897 y de Ja coincidencia de sus. gestiones con otras
.
'
.
análoga~,
aunque
no tan vivas, d parte de otros Gobiernos europeos, y que evidentem~ nte contrib.uyeron á la publicacjón de los re·
f'ericlos decretos. De esta suerte . se acreditó el concurso in·
.. •
1.
;
-
212 -
ter acional para l~ pacificación
ce las
213 -
AntilJas eept.ñoláe.
ha percibido ~i rtas veladas censuras i la actitud y la conducta de ¡09
. .Ea este un punto h&eta ahora. por nadie tratado y qúe pide
..
Kstados Unidos, pero con el aditamento de cariñosas excitaciones para
un 'dotenído estudio. Por desgracia., faltan loe datos sufloien·
tes~ ea decir, los dab->s públicos é incontrovertibles. Ni el
que el Gobierno espallol varíe de procedimiento en nuestras colonias y
Libros,
ae ponga en armonia con el sentido dominante en la colonizaci6u con•
Go ierno espafiol los ha. incluido en ningnno de sue
rojo1,
n1
temporánea, media.!lte la
han aparecido hasta. ahora en los libros análogcs
pro.;lama~ión_ de
la autonomía
col~nial'?
¿Es
inverosímil la especie de que ui¡'l de la~ mayores dificultada' con que
dei extraDjero. Pero tampoco han aparecido en los libros
nuestro O obierno tropieza para concluir la guerra 'ele Cuba, SO.itenida
oficiales los documentos á que antes me he referido respecto á las negooiacion~s de i826-1S50 -1852 y 1870, sobre la
muy partioularmer..te por las simpltías y los auxiuos direc os de Norte
suérte de Cuba. Y p~ra tener ex'lcta. noticia de esos docu ·
América, es la pNpaganda que se hace en el Mundo co tra nuestro r~gimen colonia], atribuyendo á nuestro Gobierno prop6 tos reaccio-
mentos verdade~amente indi~cutibles , ha. sido preciso que
narios por la suspensión de las reformas del 95, lo mi mo en Cuba
transou~rieran muchos silos desde su rod~cción y tramitación entre loa Gobiernos europeos y americanos.
'.La. vez pr'
ye púb.licamente á la sustitución del aeuor generel ~hrtínez Campos por el señor ge o er~l Weyler en el gobierno de la Grande Antilla y en
los Gobiernos extranjeros sobre la
actual cuestión de
la dirección de la guerra cubana?
, fué en la sesión celebrada por
•
11 gi·
tada que en Puer t o Rico pacífico, y por la ~igni6.caci6n que se atribu-
re. qtte ~e aludió, e lod'circulos políticos es·
pafioles, á. a cf
•
~
nuestro Senado en 30 de Junio de 1396. Entonces yo, discutienio con el S r . CJnovas del C etillo,
El Sr. Cá.novas del Castillo se desentendió de eetae pre. guatas, como de otros problemas que planteé en aque1la se·
(á la sez6n Presi ente del Consejo de Miniatro3), me per·
sióo; pero sobre casi todos estos pu_ntoa disertó á poco en el
mití con todo g ' nero de salvedades ) a ardeando de una
Con r reeo de loa dip~tados.
prudencia. quizá exagerada, excit r al G obierno espt.ñol á
día recoger Y comentar las respuestas y donde nadie lae
qu~ ex·plicara algo sobre este punto, que á mi particular·
Es decir, allí donde yo no po·
discu _i6 po que allí no había autono·mis a.e ni republicanos. (*).
menta no me era deeconooido.
I
Pues bien; el Sr. Cánovas del Cas~illo, en la sesión' cele-
Entonces pregunté:
,
c¿No tiene el Gobierno a gú11 d t o de c Lr i\ cter oficial respecto á 1~
brada por el"(fongreao ·en Jos primeros días de Julio de
man era con que a gún 0abinete exlranjaro. y mái con~retamente algu-
1896, resumiendo loa amplios debe.tés
q~e allí hubo sobre
1
no3 O .binet es europeos entiendeu nuest:-o problema de Ultramar·~ •
.
, Por acaso, en el curso de las relaciones CJ ficial Ps ú oficiosas de nues·
( ) Sobre t odo Qsto·puede loarse el fo ~leto publicado en 18 8, con el .
tto Gobierno con algunos e.itranjer~s, ¿no h oido el primero la expre.
titulo de La autonomía colo¡•ial an~tJ lcu ortea 11 la opinidn p~lioa de E~· .
si6n de las simpatíss que inspira España. más allá de las fronteras; no
.,
.. .
r
.
¡·
, .,
-
214 -
.,. a cuestión co o nial y la parte del Mensaje de la. Corona,
q ue hablaba de la urgeuoie. de consagrar la personar d~d ad· • J • 1ministrativ~ y eoon6mica de Cuba, y de hac~r en Ul.tr~ mar ·nuevas y grandes reformas, dajando · trás las de 1895, decir'=
,,
e
Existe hoy en Cub1 la necesidad real de apHcar en gran parte 1 10
que los ingleses llaman el MZf govet·nmane, de lle'Var allí una descentra.l i
..
zaeión que pueje caliñcarse. d~ e trema; de dar al pais una
gr~ndísi ma
- pal'te en la ad~inistraci6n de su~ propios y peculiares inte"reses; de lle-
215
La declaración ~o pa.s6 de ah(, perp ha.ata. Fnera de
Es·
paila, ea. · ertos oircnlos, se sabia de sobra lo q 11e los Go. ·bieraos europet>s y americanos pensabíLn y recomendaban respect') de la..urgencia de una reforma. profanda. en DU83tro orden colonial. Reoordábasq cómo y por qué, en dos épocas, habid.n fracase.do las ge9tfo 03 hechas pard. g11.rantiza.r el · _imperio de Eipa.ña. en Qp.blt, de qué suerte 'en este fracaso habían infinido las cuestiones de la. trata y b. antipatía. que
y
va\-, a1Jimismo la responsabilidad á esa Administración, quibn:io esa
prodacfe.n algunas de nuestras prá.o icas cEnia'. es. Los Gobier.nos iugléa· y francé3 lo hd.bfa.n d~clar c:to . con toda.
respopaabilidad ~ l& Madre Patri~, d~ mo1o que no se pueda estar cona·
franqueza, en 1850 y 185.2 ·reslleoti vameate.
tantemente, con los ejemplos más 6
. menos exttgerados de nuestra Ad-
ministración deshonrándonos á los ojos tfe Amé!'ica y de Europa y mi·
'
.
tiga"Ddo en pa:te, ya que . no destruyen o del todo, en alguna na· ci6n, la sim · tía que la notoried:id del derecho de 'ESp'lña nos pudiera proporcionar. s si soy franco y si emp'eo otras re.:iervas en
a. prensa de
todo el undo sa oonpa.ba. de eate prub~ema. en el mismo sentido; es decir, en f ·vo1· de la ref Jrm~ auto ~ómicll de las . Antillas y en pro de la. urg :n1cia. de une. sol11 .;1ón al proble· ma. cubano, ~om¡.,lica.do par h. creciente ~mporte.ncia de· las simpatías sepa.ratistas 6 anexion ist~s de. los E:1ta1os Unidos, á partir de t896 •. Realmente existía una
interve.n·
la diecu .,~ 6n que ) s que sou exclusivamente oecesarias. No ea sola·
ción moral Je Europa y América. en la sifü!l.ción política.,
mente en América d nde
económica. y ~od al de las A tilla.a eapañolas.
on gr.andísima prudei.cia por parte de las
Repúblicas hispano americanas y con un afecto fi:ial de sus GGbiernoa,
sabeis; sin duda lo s:>s.p echais . Es en Eorop mi ma, donde '. a p reocupa·
A esta disposición europea é hispano americana, unió su . ' ca,lurosa. gestión Mr. Cleveland en términod aper;aas discutibles, si, c.omo antes he diclío, la p9 ítica. del Presidente de . los Es·t,a.dos Unidos no redult11ra oomprornetidi:L; y á ld.11 e· ces rectifica.del; por lo que eii aquel }>ilfa s11oeJia. en punto al respeto prácti.co y l ~ consideración· dab lda .á los poderes públicos y la soberanía de una. n~ción· am~ga.
oión de que nosotros no llevamos~ aquel ge bi.erno todos 1 s medios de
Pero t odo esto sirve, primero, para dar· mayor relieve á
.que ti!f11C~ dabartm e olvida?·, se piensa, sin embargo, que debieramos mejorar la Administración de la isla de Cuba, eobre la b\se de dar in· tervenc16n en ella á los h~b ' hntes, de en Antilla; no es ampoco en al-
gún otro país, que no teniendo esos motivos de filia caríño haci nosottos, aunque tenga alguno, se piensa lo mismo:~h es allí's6lo. Ac1tso lo
que sea un gobierno á l.l altura de la, df rnas, D'>S
ea.t~
id
. '
as y necesida4 e jo.rí icas mo-
gravemente perjudicando.•
.
-
los equívocos, l~ intemperancia, la precipitación y
las
positivas violencias que caraoterizan ·!a dirección y la acción del Presidente Mac Kin.ey á los pocos meses de subir
..
I
,. ·,,
. - . 216
217 -
~
oder y que dan A su politica internacional un tono per- · fec amente contrario al derecho y las pr,cticas conteinporA · al
uego, eso air~e para evidenciar nuevamente que la cuesti6 de ·Caba estaba, Afines del año 97, puesta b~jo la juris· . ;
diclci6n del Concierto internacional moderno.
.
..
.
,
Ya es ora de contesta'I" á 'las preguntas hechas arriba sobre Ja intervfnci6n armada naHzada ror l Gobierno de
bril de 1898. El detalle Qon que he expuesto la condpcta del Gob~erno
los Estados Unidos en Uaba, á partir <te
,
...
...
l..,
' norteamericano, el desarroJJo de Ja política colonial española, á contar de fines de It97, y las relaciones diplomáti· '
.
<!ae del Gabinete de Madrid con el de Washington y les Gol iernos europeos en el curso del último &ño, facilita. grandemente · la tares. Apenas ái ahora neQesito otra cosa
1
~
que htlcer referencias A lo antes ditho y relacionar estas re· ferencias. ara llegar á una · sintesi c~a fórmula no.exige
. ..
mu cho ·espacio.
,
Por ptra párte, me allanan grandemente el camino la bb. .. Eoluta im arcit1Jidad con que he apreciado las disposiciones de Mr. ClevelalJd•y foe valiosos antecedeL tes de Ja República Dorterime~ican~, así ccmo Ja severidad de mi juicio sobre Íos errores del Gobierno e~pañol y las inconveniencias é in· j ueticias de nuestra vie,ja política colonial. En· catas condiciones puedo desahogadamente afirmar que
..
•
•
·.
1
-
.. I
1
.., ,
-
-
218
n ha habido en Cuba, á meuiados de 1898, mo~i.vo& para una inte.r vención extranjera. Y eafio lo afirmo, no sólo con el criterio de las' teorías más radicales y novísimas del Ddrecho internacional, sino · tam Li~n ten.i endo en cuenta las prácticaa internacionales m's corrientes de nuestra épooa, los argumentos más eepeciosoaen .
.
favor de una acttud agresiv8' por parte de la República. nor· teamerfoana 'Y las tradiciones m.ás prestigiosas, los c~mpro . misoe más notorios y el sentido más ac11sado de la granFede· ración de los EstadoB. U.nidos. · . llemos de barato que la. insurrección cubana' fuera in vencibié por parte de Espafia, á mediados 6 á fines de 1897. Convengamos en que e~a insurreéción producía áloe Eata.dos Unidos perj · oa extraordinarios, cuyo térQ>.ino era urgente, así para e
olitico y económico de la R9púhli·
ca, cuanto para exuue
al Gobierno de ésta gastos conaide..
rables y conflictos di loi;náticoe. Está bien. Ace tem9s esas hipótesis, pero siemp¡oe con la. protesta de que se ha. probado en páginas anteriores que la guerra de Cuba o ha. pro:iucido ni produce á los E3ta.dos Únido's más dti.ños que los corrientes y
propio~ de la
vecin·
dad; ea. decir, aquellot:J que jamás han sido motivo para la
'
guerra entre dos iia_ciones cpntiguaa 6 próximas. Y también es cierto que la guerra. de Cnba llevaba. poco
1
más de dos años de ~oración y aparecía visiblem.anta deca.i. . da á prinoipioe de. 1.898, así como que le. guerra civil de loa . Estados Unidos de 1861, que tantas perjuicios ocasionó, al
.
comercio del Mundo, duró más de cuatro años~ re.vistiendo .(
siempre p oporciones considerables·... PeJ"o de todos *1odos, ¿será posible que persona alguna que
~
219 -
·· hl.ya vivido en el ·mundo de Ja política y de los ri gooioe, ó
que haya aguido de lejos Ía marcha general de las coaas en .todo el curso de loe últimos cuatro años; será posible que ni~gue el hecho de que en todo ese tie~po loa Estados Unid¿s ha~ sid~ el centro de acéi6n, el lugar de abastecimiento,. y la.
base de operaciones de la insurrección sapar~tista. cuba.na? Y despubs de ld diclto y detallado en las piigine.s antario·
r~~· ¿es é:bbl~ discutir que la actitud d~I Gobierno de Wae· h1hgton-á poc~ de entrado el año 9~,J-el m~im~ento de sua barcos de guerra, la con.ducta de sus agentes onsul' re en 1
Habana., las notas y recl~~~?ionee que dirigi al Gohierno de · Madrid: sus exigencias respecto de · l~ tiplicaci6 a del depri · mente ¡;rotoaolo de 1871 (·1ue da un alcance extrbordinario al convenio de 1795 y protege á los americanos <oO'.lpromeÚ· doe en la rebelión cubana) y las deolaracionea
aol~m.~ea del
Congretio de la Rei·úbl ica fortificaro la io surrecoión. ce pa.ratista decad~nte, de prestigiaron al q-Jbi 1·no d~ J;~Ciptl·
ña y dificultaren el planteamieLto, arraigo y desa.1·1oll de las reformas autonomibt a decretF.idas en M d i á ÜL e·a de
Noviembre de 1897? En tales supuestos,
¿~n
qué principio de Dere ·h o, en
qué pre.c'0dente de carácter i t ·naeiona , eu q u~ argu· mento de equidad y, en último oaso, en qné ~ con ideración· de m?~al públioa puede apoyarse .la p1·etenei6n .éle que el Gobierrío de los Ed.tadoa Unidor:, cooperador más ó menos indirecto de la insurrección de Cuba.,, t:ncuentre .·rund~mento en .é;ita. para fo~mular exigencias contra Espafia,
la
i mputándoJa l~ ~xclusiva., absoluta responsabilidad do io que en Cuba pása, y resolviéndose, en vista de t1St .itu?-c'ón,
li intervenir, sólo 1 por· ~u exclusiva cuenta y con las condi·
, • -
220. -
fereute estado que ofrecieron Jae co~ae en Cuba, li partir
aione~ por él libremente fijadas, en la im,urrección de una.
colonia contra la Metrópoli, impedida por la acoi6n del inter· '
ventor para. dominar, reducir ó aquietar al insurrecto? Seda ocioso invocar, siquiera como atenuante,, el dato d&
l-.\ No
t\
pasada por el Gobierno norteamericano al espa·,
ñ ·'.ll (la llamada Nota Otne11J, en 10 de Abril de 18P6, ofreciendo los ee1 vicios de Washington, en condiciones.ho· · norablee, para. dar feliz término á la agitación cubana, bsjo el pabellón de Ettpaña. Aquella ~ota, fué:quizá, el acto realizado por el Gobierno de Jos Estados Unidos, dentro de loe cinco últimos años, más estima'11e para uantce-, ab'solufamente desinteresa.dos en el rarticular concreto d~ Ja cuestión colonial española., estudien las dif · ea relaciones de Espaiia y los Estados Unidos en el cua to del siglo x1x, y consideren el problema sólo d ~dde el p\lnto de vista. da la. paz y el progre HO
general! dA loa pu blos. No lo niego.
de 1. 0 de, Enero de 1898. Porque, cuando Mr. Olney escrÍbió su Nota de 1896, a¡.,a· recia sin sa]1de. el problema cnbano; suspensas indefiui a.mente allí las reformas votadas por el Parlamento español de 1895, y ·ene< fioreado del poder nuestro partido conservador, siempre opuesto á toda poHtíca expansiva. en UJtramRr y profundamente antiplitico en las Antillas. Y cuando se de cret6 en Wha.sington la intervenoi6n en Cub , fué mu('hos meses después de aquella Nota., y á loa uat~o eec1u,0R de haberse comenzado á plantear en las Antil as el rbgimeo autonoafieta, por el partido Hbera.l eepañ0l que ocupab \ el poder con antecedentes, compr 'mieos y voluntad etiti m"doq . satisfilctoria y públicamente por el Gobierno de loe F.stados Unidos, y q~e para la no~le empresa de la t.ra.nsf9rma.ci6n' del orden político y eoci~l de nuestra_s colo.n iaa, contlib&. t . con lae simpatías y. el apQ.)'O dt tCJdos lQs elementos de ·•. O· crAticos de España, y hasta con une. relatlv bPn voleocie.
. T4 r.npoco t€-ogo p qué ni PIV'ª qué negar que aquel he· cho rfone un ¡iqiitiv va.lvr en 1 historia. de la política in-
de Jos eonse rvadores caidda. . l . El fondo de la. Notll de :Mr. Oioey-lo funda~ental a su
terna de E~, c~ña. Lo3 parti3os politicoa de éata. no podrán pre c:iu ir de la mencionada. Nota en la. hora de
recomendación-.ere. un hecho á principios de 1898; que·
exigir la resi'o;s11bilidades que corresponden á los que,
daba por realizar sólo la interven~i6n_o.flcio1a d Jos E~·· tados Unidos. Mucho menos necesitaba Esp&fia en· a ue .
dirigiendo el Estado espbñol, qnizá entonces podrían ~a·
lla hora. para terminar la guerra en bana. N ac9ai t ba tan
ber evitado el deplorable curso que flevaron deepuéa loe
sólo que Jos Esti;.dos U a idos se abjtuvi~ en, de ve as, de fomentar ó caloriw.~ eea. guerra. 1En una pah.bra, qne el Go-
negooiod ultrilmarinos. Pero sin prescindir de nada de esto, es necesario no va·
,
~:?l
riar eu carácter ni exagerar su trascendencia Por lo menos; ea indispensable precisar fechas y relacionar aquel importa:. te documento con las distinta.e actitudes que el Gobierno aDglo-americano tomó desde entonces y con el muy di ... 1·
bierno- de la República cumpliese eevertt.mente llle reglas generales de la neutralidad internacional enten ida :
l.º, como
ese mismo Gobierno había r oomendado ' En· ropa -y p~rtioulamente á Inglaterra',-durante la gufrra
·,
'
. . ,, -
civil norteamericana de 1861 á i865; 2.º, como España las estim6 y prac ic6 en aquella época en favor de
aq~el mismo Gobierno, qo~ tan agradecido se mostr6 enton· ces. á Ja Nación que ya oh1igaba sn gratitud por el desea· brimiento de América . por su activa cooper~oi6n en f~ vor de · , la iod'ependenoia. de la Uni6n anglo·americana en 1782, y por la facilidad con qae en 1803, 1815, 1819 y 1820 se habb. prestado e.l ensanche territorial de la. nueva República por la Florida Y la Luhia.na; y 3. 0 , como, á instancias de los hombres de Washington, qued6 determinado y proclamado por el famoso Tribunal de Arbitra.ge de Ginebra y el oMebre Tratad de Washington de 1871. De todos modos, aun ar~eoiando la Nota de Mr. · Olney co~o un a ~to b~~e~~ion!ldo y plausible para llevar la paz á Oab , n~~ntender que por él adquirieran
los Eetadoa U uidos nn der,eJho más 6 menos positivo de que carecfan la vispera de la ~ublioaci6n de la Nóta., ni se pue ie . p~escindir de lo que a tes de ahora se ha. dicho respecto de la deficiencia le .aqur,J a gestión; mientras no fnern acomp4• ñada de una. reJtifL,ac·on absoluta del apoyo que Ja insurrec· ci6n cubana venía recibiendo del pueblo y aun de las autoridades de loa' E3ta os U nidos. . Esto oon referencia. á la época en que se produjo la Nota. La segÜnda vez que el Gobierno de W a.ehiogton repitió el ofrecimien·to de sus buenos oficios, fué á fines de Sep· tie~bre de 1897; la víspera misma de la subida al poder del ministerio Sagaata, ~uyo programa reformista y expan· . sivo ha.cía. ociosa la gestión extranjera. Ll. vez tercera en que ésta ee anuncia, es en Marzo del año 98. Pc1.ré Jeme jmposible desconocer Ja inoportunidad de la solicitud, qu 9
..
.•
22S -
222 - ·
implicaba entonces, eua.lesquiera qae ·fuesen las protea· tas y las slll• edades oon que sé la acompaiiara, uaa. gra· ve deaoonsideraci6n para el Gobierno espaiiol, que seguramente habrfa Jogrado la paz en eqoella hora, si oon esta v otras. verdaderas coaocionee, no se hubieran difiiJultado~~ue medios morales y materia.Jea, a'nte la vist~ del Mundo, ya alarmado y pronto e!oandaJizado por tan singulares ' . prooedimien tos. ·
.
.
Serla cerrar los ~jos á. la evidencia el descon oer que la aoeptacion de los buenos oficios de loe Estados Unidos en Febrero 6 Marz<> de 1898 ((y los buenos oficios irigidos en Cuba por el c6neul general Mr. Lee!), habría equivalido á suscribir el protectorado del Gobierno de Washington_en condic·ionPs tan deprimentes, que la pérdida de Cuba. para Espaiia serla -co1:Hl. de muy poco tiempo, de modo ve~da· deramentA incompatible con el prestigio que · correspon~ • de á 1a nación desouliridora. de América y .que aún hoy pue• b1a la mayor part~ del continente sudamericano. A pur~ndo algo las cosas, podría la malicia llegar á. máá. Sobre todo ahora y d.eepues _de bdberse ¡ roduoido otros de. p]orablee actos del ·Gobierno norteamericano, que; como es
.
notorio é indiscutible, en esta. campafia D4 tiene á su el voto manifiesto de ningún pueblo del Mundo. ·
' •
f~vor
Y no d~go en libsoluto qne tiene enfrente á todo el Mun· do, porque él Libro Rojo recientemente publicado da moti· vos para sospechar qne el Gobiern~ inglés no comparté la aversión gener•l de. los demt\s Gobiernos aludidos en aque· lla recopilaci6n diplomática. · Sin duda, Ja malicia puede muy bien pensar que Ja reitera .. · 1
ci6n de loe ofrecimientos d~ intervención oficiosa, hecha ya
I
.. , ·,
. -
.
'
225 -
dentro del año de 189 ~ no tenía otro oaraoter que el de un
. sentido, y aceptando como einceru laa manifeataoionea
medio, más ó menos habilidoso, de mostrar al Mundo qne el
aolemnea , de loa Presidentes Olevelaod y Hao Kiotey al
Gobierno americana hbbía apelado a1 todos loe reour~os, an·
· Congreso e los Estados Unidos de 18\16 y 1897, pareoe que
tes de\ material y violento, que ya estalla. entonces en la
lo mejor, qu;zá lo único, que el Gobierno norteamericano po ·
mente de los políticos de W 4Shington. Y aun esta. hipótesis
I
-
224 -
driahaber hecho, para salvar sus responsabilidades y quedar
s
seria becévola al lado del supuesto de que aqnel acto fam:a
dentro del Derecho IDternaciooa\ contemporáneo, era proóu-
una manera de distraer al Gobierno español. respecto d,e las
rar la inteligencia y la cooperáci6n de loe demis grandes di·
verdaderas disposieionee y los serios preparativos de los di·
rectores del mundo político moaerno: 1.º; para declarar que
rectore3 de la Caea. B lañoa. Tratándose de e te ptlrtioular, es imposible prescindir de
lo que eucedh en Cuba era. absolut.a e1te atenta.torio ' los derechos de la Hame.nidad yá los intereses del~Civilizs.cióu;
los ¡•retextos dados por el Gobierno da loe Ettti.dos Unidos para concent1ar sus buquea de gaerra. y apostarlos luego cerca d la. isla de Cuba. ¡ Eutonces los americanos alegaron el temor de que E pañ~ acometiera. ó declarara la. gllerra á. la ReiJÚb ico · ~adade o 1~pen.sarsaei el Gob ·erno norteame· ricllnO, despué3 de la mta. de Mr. Olney J y ra.tifi ca.!.l do 0011 hechos las declaracibned simvá ,ioa.s que 111eg' le arrün Jcin loa decretos auto omietas"'de Noviembre de 1897 y ld.S nuevas diaposicio es del G bierno espafiol, hubiera calorizad la. acción d, éjte, p ra lo oua.l seguramente no eran medios adecuados la. forma y el alcance de la campaña hecha para sooorrer A los rec01icentrados de Cuba ni la presenoia del Maine en la bilhh. da la. Hib~ua, ni, so. bre tod:>, ltl actit n i del có :isul g rneral amo rica.no Mr. Lea ·en la. e pital ue C i!>a .-Sobre estos particulare::1 ya. creo que no caben equivJcos. E l tiempo ha h~bla.do quizi ~áa de Jo necesario. Pero aun apartando lat. viata de e3toa lament,ble3 sucesos, y tomando Ja famosa N ot a de Mr. Olney en su ml\s generoao
'
2.•, paraestablecer-queE 1paña. erll i&Dpotente p ra poner tér • minoá estaangaetiosasitua.ci6a, y 3. 0 para determinar lo que alll se debía hace!', del propio modo que se ha la. hecho en .Europa, respecto de las cue,tiones de Oriente y de Italia-y en Afrio!\, Asiat. y América, respecto de los problemas de Ma · ·
..
rrueooe, el Congo, China. 1
tlp~n
y el Pe.raga.ay.
Es de creer que algo de esto pa~ó poi~ el espirito de IQ&
que el Pre~ideote Mac Kinley, en en Mensl'je de 6 de D1oiembra de 1897, ma • nifestó el prop63ito de que su acción (1iere tan clara que le a1egura1~ el apoyo y la aproo(l,ción del m"'ndo ci?J!Zizatlo. Ya en otra. pRrte ~a hci. recordado oóm'> el Pra~ideute . Grant entendió, en 1872 73, la competencia del Coticie to . internacional de los gobiernos a'merio nos, para re abar de Eepafia · la. libertad de Cuba -y cómo, después, el miem:G • ¡ Presidente, cocatdt6, sin éxito, A la.e Potencia.e europeas, la. l •
hombres de la C11.sa. Ble.nea, pue t:>
-
(
conveniencia de intervenir en la grao de Antilla. · Pero la indicación de Mr.. Ma-c K 'nley, no sólo no pasó
i mayores ni ae tradujo en acto algu110 po3itiv.>, sino que pronto faé anuladtt. escandalosamente y como no se ha daio 1S
•.
• • /
,
.
-226 -
.-
otro ejfmplo en Ja H1eforja contempor4nea, por la per.egriDa res~lución del Con gn fO , merica110· de 18 de Abr1l de 1898 y por la iptervención material de los. soldados Y m.,rinos norteamericanos, dflepuéa de haber e1do desdefla~ da, más que desatendida, la geetil>n di p1 oma; ti ca de las gran des Naciones europeas para evitar lct. ruptura de Jos Esta-
.
..
227
tea y de impC1eible e:icnsa, baetM Ja copaideraci6o de la letra
y el rspfti o dtal fa.mo10 !Jill del Congreso no1 teamericauo de 18 de Abril de 1898, para .poder afirmar que los Eitados
Unidos han txcedido ahora en arrogancia y violencias al primer Bonaparte en soe ·decretos respecto de Earopa. venci<la y deshecha, y al Kmperador ru~o Pn sus d§o1araciones contra 'furquia y' favor. de los pueblos opresos por el s,i1. 1
do U nidos con Esp11 ña. Las coeae han rasado de tal eterte, que pocos serán ya les que DO vean con tod~ cJaridad que las úl1imae dttermina· ci<Des de Ja actitud dtfinitiva de les Estados Uoido1 (perfeo bmentedis¡ ueetos áintervenir de cualquier modo y con tales ó cualt>e ¡,to¡ óeitos en Ja cuestión hispano-cubana), fuero~: 1 o la casi evidetcia de que el p'anteamiento del régimen au· t~nomieta en Cuba teqninarfa en breve p]szo )aguerra sepa· ratieta, y esta terminación se deetroia Jf\ mejor coynntora de iDfin ·nter nir el Gobierno de W 1:1shington tn las cosas de aquellar • y 2. 0 la seguridad de que ninguna . Potencia europef. iría IS. Ja mano de ka Estados U nidos, ni dificultada por m do Jguno q~e ·éstos realizasen en Cuba
la obra violenta ue tenían prepbr~da. Dtsde que es e dos puntos qu • dsron bien establEoidoP, la inter~ención norteamericar,a foé iDdiscotible. Per con esto, ¡qué retrcc• ~o fD tl Derecho In er nacional. Porque el Gobierno nortfemericano no ha coDsentid~ nn solo momfnto· que prospere el a> bitrRJ6, ·vropue&to repet1d~s veces por Eepeíla, ni se ha (nicado ¡ara nada de las leyes de neutralidad ni de lee principios corrientes en unto á la soberanía de las nacio~es ni del Concierto internacional para loe intereses y las soluciones que afectan á todo el Mundo. Aun ein coDrretar Jes obaervacicnes á detalJes importan·~
.,
..
•
t&o, á los comienzos del siglo o~rriente. Porque en el bill aJudido (determinado, eegf se dice en las coD~ideraciones qne prer.e~en á su parte di1_oeitiv~, por el sentido moral del pu~bto nort~ame.ricano) no solo se
decreta que Espa1ia renuncie inmediatamente á su autoridad 'Y al gobierno de Cuba . sino que ee proclasma :¡ae Ouba e1 11 dde ser libre é indepertdiente. Después vi~nen otras afirma.oiones de positiva grave.dad; oero _las que 1~.fectan direot~mente al Derecho internacion.a t son las primeras, que entrafia"'n una pretensión más que abu ' si va é irritf\nte, ab3orda, del carácter, lo~ derechos y la re· presentación del Estado nórteasmericano en el t:oncierto del Mundo civilizado. Porqne de ellas resulta, desde luego, h. capacidad del 1 Estado norteamericano para negar eficazmente y por su ~beo · luta. Y pereonal autoridad, }8, 80beraDÍ8. de Una ll&CiÓD qUP , / como la _española, disfrntab' de ~a plenitnd de en cfuáct.-r internacional y de nitiguna euerte hbbia ofendido á lt\ R· • pública de Norte América Despuéa, aparece el derecho dA eeta iniEma de Pnsanrhar, por au fxclnsivo criterio y con ent1 medios propios, el cfrcu]o de las naciones independientes, dando 6 reconociendo Ja peraonalid~d de ta.l IS. la antigua colonia de Cuba, ain ~-- timar siquiera conveniente pa ~
.. '
•
I
228
229 - ~
-
dos Uni los, la aprobación, y ni aúa el conocimiento· de loa
ao norteamericrno· se habfa ~egado en redondo á qoe loa ofi. ciales y 1hicoa de Espafla y loa FAtados Unidos estudiasen juntos, de concierto y en el logar d.,l siniestro, Ja terrible
demás pueblos soberanos i cu.fo trato, de igaal 'igaat, era
ca~1trofe, que también pudo haber coetado la vida '
r esta decla1·aci60, transcendental en otro orden superior al las meri\B relaciones particu~aree de Ouba con los E1ta ·
mu· choe espailolee, y cuando el Gobierno de Espafia acababa de pro¡;oner, de un modo incondicional, la entrega de este " negocio á 4rbitros 1ibremente elegidos por las partes interesadas en el conflicto.
elevada la grande Antilla. . , A todo esto hay que agregar la hipbtesis f11odamental de todaslae resolucioi:es del bill mencionado; la hipótesis de que bastaba que. el sentido moral del pueblo Norte Americano se 1intiera kerido po; lo qae pa.saba en Caba (6 mejor dicho, por lo que el Gobierno de los Estados Unidos, de
1
Lo que para el bill de Abril de 1898 deter~ ina sus grl\· visimas reeolueiones, PB la causa di la civ ización crútiana, ep cuya deshonra se realizaban en Cnba, por aquel en· tonces, hechos que herían el sentido moral norteamericano.
.
propia. cuenta y con sus da.toR exclusivos, tlecia qu"' pasa· ba) p a que ~te GJbierno hiciese, con éxito, las deolara.ciones ant a expuestas y para que los soldados y los ella R "e pública invadieran las agu~e y la tie
Por tanto, Jos E:1tadoe Unidos, por ef y ante sf, se declaran loe vengadores y defensores únicos d~ la civilizaci6n en las An tilJes, frente A otro pueblo culto y cristiano, respetado
rra de E -a, co l fin concreto de fXp~lsar á éata de sa dominios de mé.rioa, in el menor agravio del Dereolao in-
por todas Jas Potencias del
ternacional cootem~;Aneo. · Conviene fij& se mucho en que el bill de 18 de Abril
~1undo
~
moderno,
y hasta ac'>m·
peiiado de las simps tfas de estas mismas Potencias .en. el instante critico de ' tr.ansformar el antiguo régimen colo· nial de Coba y Puerto Ríco de µrodo quizai superior al que
de 1898 presoind en ab3oluto de tioda razón y aun de todo pretexto dé carai ter particular, para abonar la violeacia
pasaba por m4s expansivo y radical, coneagt'ado en Isa co· lonias autot 6mic.as y m'e prósp~rae de Ja libre y .Jactanciosa
·q ne <lecreta. En él no se hllbla palabra de los perjuicios qae á 109 Ea· tadosUnidos caasa la guerra de C11b~. No hay frase algu·
Inglaterra. , Antes de ~hora, se haJ>ía señalado por las oancillerías
ia referente á cualquiera. ·d e los roza.~ientoa, . cuando no choques, que excusan 6 prodnceo le. geoeralidai de laa
europeas, y por los más respetados juriconsultos contempo·
guerras partícula.Tes entre dos nacioneq. Cierto que se ha.ea
· rlineos, la ambiciosa pretensión del Gobierno norteam~rica no de invocar y practicar una eépecie de Derecha loterna·
alusión á la pérdida. del Maind en las agnas de la Hclb~na,
cional de su exclusiva pro~ucci6o y ~u especial marca.
pero sin que esto se atribuya al Gobierno e3paño~ ni' los españoles; hien que tal acoeaci6n hubiera sido el colmo del
desde 1895 á 97, IDglaterra y Francia, con motivo de las
atrevimiento, precisamente cuando era notorio que el G1>bier •
cuestiones que estos dos paises tuvieron con Venezuela, el
Contra esta pretensión formularon muy vivas protestas,
t
.¡ -
Brasil y alguna otra. nacióo suJameric&na. T•mbiéo las 1 • últimas fórmulas de la bastardeada política de Moaroe y la . ~spiración del Gobierno de la 0.&ea Blanca de ttpareoer, 6 ser realmente, el protector de todo el nuevo Mundo, no han 1
pasado desapercibidas y sin contradicción por parte de caej todos los estadistas y tratadistas de nuestro tiempo. Pero lo que últimamente be. sucedido en el Capitolio de · · Washington de.ja atrás _todo lo presumido y patrocinado antes en Jos drculos po'íticoe de Norte América, y todo lo ambicionado y osado en materia de tutela y de representa· -0ión, después del justificado y muy aplat.udido fracaso de las emp as de Napoleón I. Porqoe resalta, por el bill au· tea citado, que el Gobierno de Jo3 Estados U nidos es, no solo i'l campeón d con absolot y el alcance
°'º
a civilizacióa moderna., si el invc?stido a fijar las condicictnes, las causas acc· n aislada, exch1s;va. y por todcs
conceptos sobe1ana. B eta enunciar la. tesis para qbe se den los motivos eoficied es de su termina.llte condenación. Ea verdad .q ne e coarto y ú \timo acuerdo del /Jill en cuestión cootie.1;1e l ' protesta. de que los Eetados Unidos careóen to'talmente de intención de ejercer jnrisdioci6n ni soberanía en Ja grande Antilla, 6 de intervenir. en eJ gobierno -de Coba, sino es para paoiftcar el pafe. Además allí se lifirma el próposito de d1jar el dominio d1 la lila al pueblo· <U ésl4, .Utui , 1'ez
realizada dicka pacifi,caci6n.
Pero cualquiera que sea el valor práctico de tales dacia· raciones, ea evidente que no rectifican lo mi\1 mínimo el va · · lor teórico y el alcance ámbioicso del eupuestc general del bill. Antes bien lo.& confirm11n; porque reaulta, en primer t érmino. que quién únicamente pone limite á la acoi6n norte·
..
..
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. · c.merioana es el mismo Congr~'l de loe. Z11tado3 U nidos qfle la deoretai y én segundo lugar, que, pre9cindiendo los nor· teamerioanos de la oooper91ci6n de los .demás pueblos, priva . ' ést.oa de los medios prontos y efi.c,oes pa.rli reotifi J&r ooal • quier excei:to ó cualquiera mala interpretaoi6o y aplioaoi6n de propósitos origin~riamente desinteresados. . .· .IJien seguro es qoe ninguna. persona canta ni hombre medianamente conocedor de la H 'st1>ria moderna, fi11.ra1 mucho en el rigor de la dec'a.·aci4n desinteresad" an es ref3rida. En estas empresas con difi~11ltad se ea.be bfen o m l : se prio cipia, pero nunoft se sabe como. ate ao .ba. Aparte de que precisamente las últimas linea.e de la deela · :r:aoión m~noionada dejan anobo y cómodo espaoio p1tr11o toda suerte de interprttaciones, y SJb re ~ojo para. que el liberta- · dor trianftt.nte.,fije 11l hora y la.e oondioiones de Cnba. pticl#·
.cada y en condiciones de qu\ la. gobierne .el pueblo 011b11no .•• libreé inulependiente, plt la. mera deolaracióa -d"l Congreso dt\ los Eita.dos
uaido~. o ~ ra cosa.
8008 leri11.
si eB
esta obra. intervinieran di eraos G ibiernos y mis pueblos. El ejemplo de la ooupa.own·trafsitoria de Egipto por I~. . .glaterra, en circnnsta.ncia.e incomparablemente mejores que las que aoo~pañan á la int\8rveociótÍ de os Est,doe U aido1 en Cuba, permite muy poo& tranquilid•d respecto de cierta& . deolaraciones generosa.e. YI la historia. de las relaciones de los Estados U nidos con '!'ajas y Méj ioo,no oooeieot~ grandP& ilusiones reapecto de los compromi~oa de a.qtiélloe, trabaj ~doa .á las veces-y hoy quiza\ C()m~ nunoa.-por la idea del impe· rialiemo, que pa:reoe ser la teot11ci6a mayor de la raz9. sajona, en la plenitud de snCJ victorias. Paro é3te no es el pro·
blema del momento .
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xv . .,
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lJo del Derecho Internacional que en eet.e momento tenemo1t ,. á Ja •iata. Por otro lado, quizl al estado actual de la gaerra se de- · be la falta de documentos y datoa precisos respecto de l& 1 actitud, las gestiones y los compromi ·os de los princl- · pales fllotorea de la _ trem~nda éomplicación qu·e estudiamos; por lo que no es imposible que a'gonas de las críticas y eobre todo de )ae denuncias y acusaciones, fácilee de formu· Jar en ~te momento, en realidad sean poco nd~daa, por desBansar en meraa apariencias ó por d~iat á n lado atenuaoionee, excusas y aun eximentes, 'hoy por hoy desconocidas. No obsta esto para que, desde laego, pueda afirmarse qa& la actitad de le.e grandes Potenoias europeas resulta muy .. de,Iucida y que su actual pasiva expectación, ~i se prolon· ga un poco, pueie degenerar-en algo atentatorio á sus pri~eros deberesºº°'º primeros factores y elementos directo· res del Concierto internacional contemporáneo. ER ocioso robustecer estas afirmaciones. reproduciend<> aquí lo que ya s~ d·jo respecto de las geation~s que Ja representación Austria. diplomática de Franc..i a, Inglaterra., Hai:gda, Rusia, Italia. y Alemania, hizo, por iniciativa y , con el concurso del Pontflice rom"no, para evitar la rup · tora dé · Espaiia y Jos Estados Unidos. Ahora cumpl& decir que en la Historia de nuestro tiempo no se da desooneideraci6n parecida ' Ja que el 'Gobierno de Waehington tuvo para aqtie11a8 gestiones. A eeto se debe· egregar otros dos hechos de euam impor· tancia que eo11: primero, la antipatía, apenas velada, de ~a ma¡or ¡:-arte-de la' casi totalidad-de las Potencias euroI•
No se detienen aqnf las consideraciones que provoca }&. simple y~ gn 1 vista ·dPl pl'oblema internacional entrañado en la al "\de Coba. Al lado de odo. lo _dlscotido ha.y que poner: 1.0 , Jo que · implica la reserva de ae demás naciones contemporáneas y eeiialadamentA d& las Potencias enropeas, en el desarroyo 1 de la guerra; 2. 0 , o que en éooeideraoi6n á este desarrollo . ha~ Ettpafia, y 3(-°, lo que pue~o suponer, para el porvenir, la reLuncia que ha hecho la Re¡,ública de los Estados Uni· dos de ea
¡io~itiva
representación en el Derecho público y
en la vida internacionkl de nuestro tiempo. Sobre eetae cuestione~ no t'B fácil-quizt\ no etJ poeibleformuJar ahora un juicio definitivo. Ue un lado, porque est"· moa en medio de ]á guerra y ea d&ble que en el curso de ésta le determinen cambios y h'chos nuevos que rectifiquen moche ··Y hasta ior completG-1• disposición de los Gobier· nos extraojeros, la eituaci6n de Espaiia y las condicionea verdaderamente ~eprimentee y deplorable~ para el deearro·
.
1
•
·,
,
la \res1goaoión, más que la 'pactividad, con 1ue las P.1tenJias 1 aludidas contemvlaron de1pnéi, tanto la agreeió11 m \terial de que faé objeto E •paña., oomo la indiferencia Y. el olvido en que fneron sepaltadas por el Gobierno de W-'shingt.on 1 1 • Ja~ corteses y hasta timidtis exci'.aciones "<le loe Gobiernoe eutopeop, fortificadas p:>r la deferencia y las concesiones del 1
1
Gobierno espallol. A1gnna vez, en la Historia, se ha dado el oaso de que
Go.
req neridos po~ los directores del 0 lDOierto interna· cio~al, hayan trattt.do de· de1entenderde de pareaid11s re ¡ae · 1 rimientos. Ejemplos de e3to nos presente. la b istoria de Tcir· qaía en relilción con la ~ae.stió 1 d~ Oriente; sobre t~:io en
turko-hel~na.
tL
las Antill.a eepaiiolae. segú .i se d·emueatrd. por L1 hidtoria de las negociaciones d1plomátioa.a de 1826 á 1854, de que he hablado antes. Equivaldría á con~agrar un verdade ·o retroceso en el De ..
insurrección y tuna.ncipa.~ióa dd Greai11. y la rebelión de Creta y Ja gaerr"
recho lnternacione.1, el reconocimiento por todoe ~os pueblos del Mando del exolasivismo ooatinenta.l, qu~ implica la fór : .
/
"por las obeerv.t.cio es de lu grandes Potenoias europeas llegó al extremo q e ahora. se discute, es sabido que las
mula bastardead~ de Monroe, enalt.eoida. por Illaine, en una -época que se caracteriza. por el ensanche de la. solidaridad internacional y por la afir mación · de que los principios
di.efrac:iones, Jos( apre3uramientos y las habilidades di· plomáticae d• 'furquía fueron contenida.e y reotific11.d11.a por la acció combinad& de los diplo m'ticos y los s ldadoa de Francia, Inglaterra, B.asia, Alem1uia, I·n.Ha y Austria·
fundamentales del J?erecho están p1r cima de raz~s, reli · gionea, escuelas, . idiomas, 1~~itude:1 y . distancias, debiendo ser garantizados por la 2Cl}ión colectiva de todos Jos poe. bloe cultos.
Pero sobre que nunca la desconsideración del eolioitado
Pero lo absurdo de la tesi -1 toma. ml\fOre:1, extraordioa • rias proporciones y .se aoredita. indiscutiblemente como UD 1 agravio á la paz del Mundo, a la digoidlld d e loe pueb ~ os y
.Hul.gria, en términos bene.6.oiosos para la paz del ·.Mundo y
1
la libertad de loa pueblos. · · En el UBO presente, el partic'.llar revfdtff mayor impor·
al prestigio y los deberes de la.a grandes naoionei directo· ras d~ la sociedad contemporánea, cuando se formol• del modo iQcondicional· que se ve en el bitl aogl'1 amerio~no.
ta.ocia, aei por los auteoe lentes próximos de loa deb•tes de lot1 Gabinetes inglés y norteamerfoano sobre la cuestión de Ve~ezue]a y de la deolinacióa de Inglaterra sancionada por el tratado de Washington de 1896, como porque, al vigor
..
1
tan los Estados Unid?s co~o el' repreeeotante y gestor pri· · vilegiado de 101 intereRes de la oiviliz11ción moderna. Aun concretando eEto á Américia, la pretensió11 no sólo seria rechazable, aino que contradice abiert \me te la aoti. tud d@ Francia é Inglaterrt, precis~ment.e con e l ~oi6o á.
biern~B
los tiempo ~ d en los re ~ieo
•e
que ha logrado en loÍ E1tadoe U nidos l,a última fórmula la política de Monroe, tendente ¿ e:sclnir la acción europea del gran escenario del N aevo Mundo, se uue la pretensión aún mayor, que ae desprende del te&to del /Jill .nor· ·teamericano de 11 de Abril de 1898, ¡:or el c11al reeul·
pJaa, respec~o de la violencia norteamerio,na; y aegnndo,
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235 -
El único fundamento (el verdadero pretexto) de ese bill,
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I
1
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236 -
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ue, huta cierto punt:o, responde ' Ja tendencia de nneatr& , E:fad ' patrocinar Jas intervenciones internaoionale1 por ansa de la Hamanidad, de Ja Oivrlizaoión y del Derecho niversal, l despecho del antigno concepto de la soberanía aciona\ Y de las facultades y jnrisdicoión de loa poderes úblicos particulares; el único fandamenfio, repito, del !Jill e 1898 quita toda autoridad i lo que, por ea caenta y cajP~icho, reeli~an hoy los Estados Unidos en Onba y deter-
huna la necesidad de que la violencia hecha á la soberanía ~e la nación interve11ida eeíi estimada, patrocinada y resuelta, por el concierto de loe gr¡ndee pueblos, en t•nto 11ega Ja hora e la constitución del gran Consejo arfictiónico 6 Par· lamento internaciona~l que eatli en el deseo de tod~ los tr11.tadistas ~distas de cierta altura y qu~ se seii1la como nno de l~te~xitoe del sig'o xx., En eeta situación, _a\:>enas s6 comprende Ja presente actitud de las Potencies europeas ante el con8.icto hiepano-ame· ricano. Y menos úo, dPepué~ de ñaber iniciado una gestión que ha qo~dado n el aire y que no faltará quien califique de e3téril prote a de una positiva impotencia. · Esta observación se complicaría ei resultara cierto lo que pareo desprenderse del incoqipleto Libro Rojo publicado por el Gobierllo eapa.~ol, respecto ' la acogida dispensada por los Gobiernos europeos á sus denunoiae y protestas con· tita loe procedimientos de los Estados U oidos.-Porque de ese Libro resuJta como mny probable, úna gran frialdad de parte de Inglaterra, frialdad que pudiera llegar á hope· dir demostraciones m's simp,ticae del lado de los de· m's Gobiernos europeos y A circunscribir el co1lflioto b la. lucha, punto menos que imposible, de Espa~a con los Eeta .
...
237
dos U oido1, allende el Atlántico 6 en rritorios ;d Filipinas •
101
remotos te.
.Tampoco el caso es nuevo. Bien nopocidaa son las d_ificul· tad~ que recientemen~ ha opuesto Alemania á uoa acción • proteoto~a de Francia, 1~1glaterra y Rusia en favor de · la . cau,a de Gre~ia, en la última guerra por .la libertaP.d de -Creta. ,. l Pero si Jo sospechado faera un hecho positivo, habría que relacionarlo.con otros particulares qae, 'prim a vista, puedan pasar desapercibidos: ~omo, por ejemplo, 1 término del reciente conflicto de Ingl~terra con loe Estados U nidos por cansa de Venezuela, ó lii preocupación del Gobierno brit'· .nico de extender el Imperio de la Gran Bret~ila, por medio . de la última manera·de su reforma ool~nial, patrocinada por . Cha.m'berlain"y aun por R'1sebery, y de asegurar su saperio· ridad, frente' peligros como los entrailados en 'pus ahora f-recuentes ro~amientos con Francia, Rusia y Alemania, por el concurso a.ctivo de todas las fuerzas de Ja raza eajoDa. Por tanto, se tratada algo maia transcendental que el egois· ~
mo de las P'otenoiBs europ..eas. El mantenimient9 de la in· . naccibn de éstas durante la guerra podrí• ooriduoir á Ja renuncia de toda intervención para fija el tér~ino del luctuoso coDílict~ y para la celebración de la pez, dttjando que ·esto su~eda de modo y manera perfectamente opuestos' to· do lo queºha sid~ práctica en caeos análogos y lo que pueda inter«>sar á la libertad, ~l eqtiilibrio y el progreso del Mundo.
Qaizi no vea!) esto tan cl~ro aquellos que en el oarso de ~sttJs últimos años han dedicado todos sus esfuerzos á pre -dioar el aislamiento interaaciona\ de E~paila, de cuyas re
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ccbrar el
corretaj~ ... l
Todo eeo me perece un ¡.uro dislate, cuyos detalles no fellgo para qué disentir ahora, porque no veo inmediata l&. ~ora de Ja paz, 11un cu11Ldo'yo soy de los q9e cnen que de· bemos desEarla mucho y por modo positivo. Además no m& presto á pensar que las P<?tencias europeas se resignea ' una completa inacc·ón en todo el curso 1 después de esta guerra. De ello hablo para sacar !a conveniente lecoión respect<>
•
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Jo aoceclido y Jo
ces
ª"
{!O) .
·239 •
que quiz4 se prepara, como un Duevo y decisivo rsrgumento en fllvor 'de mi tesis de m choe aloe de que indispensable para E~· pafia, l. pesar de en Pirineo y de sus costas y de so poaición geogr~fica al fxtremo occidental de E~ropa, vivir Ja vid& internacion~l, sacalldo de tlJa medfos para la aolución d& mothoe de ene graves problema.e, nacidos quiz' de la FOlí· ti Ca CODtraria, Ó CtJBlldO meD08 fortalecidos y egrandadoir , . . por esta y por nn mal entendiJo pktrioti1mo1. del porvenir; para sefialar
sult•s spa la soledad en qoe ahora nos encontramos en
nna empre~a verdaderamen~ colosal y la reducción · de· Ja poHtica tflp1fio'a l. menudencias que Ja dan el car,cter· dFJ 0118 rolftica puºramente doméetiea y cortan el vuelo· á foe peneadorPs y eet,distas de este pueblo caracterizado , en la Historia por ser la patria de Jos precursores del De· recho internacional. N~die si oír aquellas exageradas predicscionee de la indiff'reooja. ó le. reserva. á todo trance fr~ote al dFeer.volvimiPnto de la política general europea, n die podría orFer. que E9pafia faé el eeceoario d'o nde dieron hechos tan trasoendentalf'e como la loche. del pod.-r ro . mano con e cartsginés, la detención de la ole. árab~ que \'A· nía sobre Europa, la iniciación del descubrimiento y Ja coJonizeci6n de Amé ica, la con tienda de loe Borbones y loe. Austria& y la · ad imer Imperio napoleónico. , fe muy fácil qu CCJl Ja _ ropag.anda del aislt1ruieoto se· co1t bi11en furirst s protetfes contra el egoiemo europeo y · j_11rtancfoeBs eeperan~as de qne cu1etr~ incomptlrable bra .. vora dé al tr11ete con I odo el podt>r anglo s'merioano. Yo he oido en alguna pa te que, PO el momento ele Ja paz, con· vendría á ·Espafia desconfiar de Ja acción enropéa, que nea. p~rjndfoó en Mtirruecoa (?) y ftUe eerv11 ido tan s6lo para
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TtmL.én >mporfa mocho combatir aqoi enérgi amente el supuesto {ya deo'arado e~ nn ~ercano debate parl mentario, por hom br's prominent~e del J¡artido ('Onsevador e~pafloJ . ' Y tal vez compartido por algunos otros po' iticos de distitta. sigoifi .ación), de que E pilla no t.iene en la guerra actual otro interés, .que el de un punto de honor, y que, por tanto,
la actual guerra es puramente uta gaerra de ~61o doe na· ciones y de un carácter perti~o · ar c.rdillario (*): No creo eso, y por lo dicho ya se puede ~omprender la ·
gran foerza y el fundamento sólido de mi convicción cont~a •
ria. La guerra actual hispano - am~ri~na Pe de un alto y ge· ' nérico inte1 és internaciooa] y en ellA. representa España nucho, muchísimo más que el reducido itterés de poseer las Antil!ae y la'e FiJipinas; mucho, muthiaimo m'e que sa 88 •
lfgitim.~,
la
caeÍ to· taJidad de L Ueefros actuales hombree políticos, ' ser UDS. oran persotialidad en · el mundo contemporáne , media1.1te piración
rero apenes comprendida por
I
(•) Viase mi . diac~uo patlamentario de 10 de Mayo de 1898, contea\ando al Sr. D. Francisco Sil vela. - La Cuutic1n le Ullramar. -1 vo 1. 4. • Madri.t. 1900. •
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·1 1
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240
241 ·-
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un ~ambio profando en su maner.. de aer y en sus relacio.
<¡>reJentaoi6n, una Republioa democra\Üoa, qae considera·
nes coloniales é internacionales. Con- ser todo esto importante, palidece ante loa intereses generales del Derecho Iateraaoional, seriamente comprome.ti<los del modo q ae antes he indicado, en la aotoal guPrra, en la que corresponde á Espaft.• la repreeentaoióo ' del mayor derecho y el progreso mayor eu el orJen t.otal de los compro~isos transcendent•les del Derecho Público contemporáneo. De njoguna manera hay que confundir esta. cuestión con la part~cular de las relacion ee de. la Metrópoli eapailola. con
mo1 todos como la maoifeatación mais 1ieelumbradora del progreso có emporáneo. Por esto protesté vigorosamente en e.l Congreso de Diputados .de Espaiia, cuando allí se formuló, con maia 6 menos ·
ª.mbigfü~d~d, la aludida idea del interés secundario y par· ticular que España. representaba en Ja guerra. actual. Por lo mismo he creil!o y oceo ~ ue el .G obierno eapa.ñol no parece h~ber comprendido bien su papel en este oonfiicto reduciendo su acci.6n á las comunicacioLea y s protesta; que se coneigoan en las pági~as del Libro Rojo publicadas hasta abo a.
colon s. Este es otro p Jeito. Porque (repito la h.¡J6tiesis contrariada.por la notoriedad
811 3
España no podicL ni debía. limitar eut:1 requerimientos á las Potencias europeas; máxime siendo coaoci o el fraoaao del célebre Congreso Pan ·Americano de 1889, y el sentido dominante en "todo el Sur de Amériéa. contra las pretensiones absorbentes de loa Edtados Unidos del Norte. Y aun en
de los aecretos a tonomistae de Noviembre de 1897), pudie ra suceder q
la sit
· óo de Cllb il. fu ese la que el Gobier ·
no norteamerioa o pinta proclama. Pero aei y todo, lo que éste ha hecho, lo;' q ue está realizando ( ao digamca
. .
nada del modo con que lo realiza,. ~preeando barcos antes de la declaración d gnerra, suscitando el levantamiento de tribus incultas, coytaodo cables internacionales, declarande bloqueos insuficientes, bombardeando pueblos que no son plazas fuertes y pretendiendo forzar puertos, mediante sustitución de la b1Ptndera. propia con la enemiga, eto., etc.), todo choca abiértamente con lo que ~os libros, . . loe gobiernoa . y las prácticas de nuestros tiempos autorizan en el orden ioternácionaJ. Si eso privara, resaltaría_ una. coosagraoi6n escandalosa del derecho del mlis fuerte, de las inioiativ •• del más ~s~do, de uu exclnaiviemo continental retrógrado y fecundo en toda suert.e de antagonismos y conft.iotos, 1 · tanto mAs deplorable, cuanto qué aparece, llevando ea re-
..
.
sus requer1m1entos á las Potencias de Europa podía y debía
·haber demostrado más viveza, apoyando s~ reclam~ci~nes con una ~esti6n calurosa y constante, para determinar la opinión pública en todo el ~undo, á la manera con que los Estados U nidos lo hicieron ~ntra Inglaterra, en la- época del conflicto del Alabama y como los pttebles helénico y danu. bianos lo han r~alizado repetidas veces para reoabar el ~poyo de los G~biernos europeos contra el poder avasallá.dor ·d el · turco. Porque no creo peoar de humilde ni de poco patriota, si rec~nozco,
una vez más, q~e la. actual luoha de E!paña con
loe Estados U ni4os, á m's .
.
dé mil q ainientas lega as
de las
,plazas espaiiolas y utilizando aquéllos el apoyo ele los inaa . 16
..
Í
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. . 243
rrectoa c•banoe y filipinos, es una contienda por todo extre-
l.
sistema colonial,determinudo las primeras reforma11 expaneivae del Canadá, y eneanch6 el . cfrculo ·de las personali·
1. No sé yo de otra que se pueda' comparar con . mo d ee1gua · el\a, dentro de Ja Historia moderna. . Tampoco estimo que peco a) a firmar que el compromiso .
dades jJJtermarionales, reducido hasta entonces al ofroulo europeo y cristiano. ·
de Espaila en esta contienda ea luchar brava~ente, para . dar tiempo á que reftexionen las grandes Potenc1ae, y se de· , "d á tomar la parte activa que les corresponde por ra10· en an . · te . nee de Humanidad y eñ viet~ del interbs del Concierto in r·
La eonsagraci6n del mar libre trascendió Juego ' la na. vegación dtl loe rfos Miesieipí 1 San Lorenzo y Río Grande del Norte, median te los tratados celebrados por los Estados Unidos conEspaiia en 1795, con Ibglaterra en 1783, 1854 y
nacional~
Pensando en esto, compren d o con dificultad la excesiva · circunspección del Gobierno eepailol. . Antes he aludido á la gravedtld excepcional que a~qu1e~e . eata cuésti6n, por aparecer ahora representando la v1.olenc1a . y el retroceso (cua~ettquiera que sean les pretextos invocados) un pueb ae loe tltaloe y las condiciones de la gran .
.
'\
.República norte erican . Aun dfja.ndo á no Iat'el valor de 'las institucio~es politi· . cae y el sentido aoeial de esta Nación, obra predilecta del .siglo que ahora ago~iza, basta, para abonar la indicaci~n antes hecha, Ja má /lijera consideración de Jas aportaciones del· pueblo no teamericano al dese.rollo del Derecho . Internacional l*J. El tnero hecho Je la independencia de ese pueblo, y .ªn aparición' como nación soberana, en el concierto poli~1~0 del Mundo, afirmó la libertad de loe mares contra ·la ':1eJ& teóiiei britanica del mare clausum; destrusó el antiguo
e•)
.
V6ase mi Conferencia sobre la re1re~•ntaddn ti in.fl.ue11cia de l• República df loa Eatadoa Unido• en .Z Dertcho lntenicadonal -1 ftll. Madrid U90.
~
1861 y con Méjico en 1851. El miemo principio triunfa en 1
el tratado de Waehi11gton, qµe los E8tados Unido concier· tan con I11gJaterra eo 184~, .contra el derecho de · visita que se habla abrogado esta última, con motivo del trá· fico de esclavos africanos. Por razone1 análogas, y merced á J_a itJioiativa del Gobifrno norteamericano, en 1857 pudo .firmarse-en Cc,penhagae-el tratado por el cual quedó aEegurada Ja libertad de Ja navegaci6n de los estrechos del Sund y Jos Delta, con una indtmnización a Dinamarca, de . 30 y medio millones de rigsda.lers. Y rindie~do cultÓ á loa · · mismos principios y á otras consideraciones de poHtica. palpitante,. Jos ~stados Unidos lograron que con ellos con· viniera Inglaterra, ttn l 50
el libre tránsito del proyec-
tado istmo de Panamá y de cualqui"r otra comunicación interoceánica en Ja A mérice. Centraf; cOñoierto .ratificado por otrcs tratadas hechos por el Ge bierno de W aahingto11 con los de Honduras en 1864 y Nicaragua en 1869 y que en mucha parte eirvie1 on de modelo par.a la neutra. izaci6n del ca.nal de Snez en 1885 • La adhesión ·de la naciente. Rtpúb.l ica norteamerica11a en J 782, 83 y 85, por virtud de eue tratados con loe Paises B11joi:r, Suecia. y Prusia reepecthamente {y aun antes por su
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I
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•r·
Ordenanza de 1781) á los prinoipios .de la Deolaraoi6n mada de 1780, dió á ésta un gran alcance, luego fortaleci • do por la actitud circus1peota (bien que mur disentida) de lo3 Estados U nidos, frente á la gaerra aDglo .franCEI& de 17 84 y por la faLmosa acta de 1Von intercour1d de 1809, ahora' -vanamente invocada por el Gobierno español para , evitar que en territorio norteamericano se -preparasen las exped~ciones sobre CÚba . . El tratado celebrado por los Estados Unidos oon Prusia en 1785-con ens admirables y entonces peregrinas decla· raciones en favor de las mujeres, los niiioa, los trabajado· res, los m caderes y en general los no combatientes en me· dio de la guerra, aai como en obreqnio de loe prisioneros he· chos en esta-con tituye un avance extraordinario en el sen• tido de la ju cia y la humanidad; á cuyo m,érito hay que
aiíadil' el extra en campaiia redactadcr por el iluatre jurisconsulto Lieber y promulgado por ~ ministro de la Guerra Mr. Stanton, durante la locha de osco federados ·con los feJere.les de la Amér~ca del'Nort ; lo mismo que la protesta que el Gobierno nórteamericano h zo en 1856, al negarse á suscribir los acuerdoa del Congreso de París respecto del corso (ya exe· erado por el generoso Franklin, que trató inút'lmente de establecer su condenación en el tratado con Inglaterra de · 1783 ), ' DO ser que las grandes Naciones que lo rechazaban convinieran en consagrar al propio tiempo la libertad ab · soluta de la mercancía enemiga que no fuera contrabando de guerra y aun la de los barcos enemigos dedicados , ex· clnsivamente al c1Jmercio. Pero todavía mis importante que esto último, ea lo que
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se refiere al famoso Mensaje del Presidente Monroe de 1825 y 4 la :0n1tituoi6n del tribunal de lrbºtraje de Ginebra de 1871. . · · La interpretaoi6n abusiva que ié ha. dado A la politica 1 4. las fórmulas del Presidente Monroe, sobre todo A . partir d~ 1850, no puede ser bastante para que se niegue el alt,o sentido y el valor jnridioo de la transcende~tal protesta de 1~23, en favor de la indepenttencia y la libertad de loe pueb'.oe y contra las pretensiones ·arbitrarias y reaocionarias de la Santa Alianza europea, en cuya vista ypo cuya razón alz6 eu voz el ilostre M.onroe. . Bi aquella valiente deola.ra~i6n no hubiera produ~ido otro efecto que Ja oposición viril y afortunada del Presidente -!oh~son i la ~~tervención europe~ y á la violencitl. nRpo· leónica en Mé~1co, haoia 1865, ya me~ecería el aplauso de todos los hombres P.mantes de la justicia, la dig.n idad y la libertad de los pueblos. ' De. otra parte, es sabido que las decisione.e del arbitraje de Ginebra fueron la juiciosa y recta aplioaci6n de las ·tres regles de neutralidad consagrad.a • por el art. 6.• del tra. tado de Washington de 1171, que representaba una de la& últimas not.a s de l~ serie de los progresos del Derecho Inter. nacion contemporáneo. · Aun los Estados Unidos de Norte América pueden apor· , tar otras ~legaciones en favor de su alta representación en este orden jurídico. Ellos, como poco~, realizaron protestas eficaces contra el exolueivismo nácional y en f~vor de la 80• lidaridad de· los pueblos. 'fal es el verdadero !entido de laa gestioaes que, con éxito satisfactorio, liizo el Gobierno nor· teamericano para conseguir que el Jap6n, por el tratado de
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Ke.nagawa, en 18.54, amplie.se á los americanos (y por eete camino, á todos los extranjeros) la libertad de comercio con· cedida á Inglaterra en l 852. Paréceme que lo que acabo de aeft.a\ar es prueba sufioien· te no solo de la imparcialidad con que he pretendido hacer estie estudio, sino de Ja positiva eimpatli. que me han ina' pirado siempre los ~ctos jus~s y trascendentales de la gran Repliblica .,.merioana. No ha obstado ni podía. obst1t.r esto para el reoonoci· miento de los grandes pecados cometidos por esa misma República antes del atentadl de 1sgs, q ne sin duda. bar' fecha e su historia. La sanción de la esclavitud de loe ne.g-ros, loe agravios de que fueron victima por eapaoio de mu· chos afioe lo · ndios, la. agresión á Méjico, la preocupa• ción del p ibio· ·~o mercantil, son, ~ntre otros, gran-
da manchas e la vic!J. norteamericana. Pero hay que convénir en que esos pecados se han purgado terriblemente po aquel pah, así como en que allí ha habido siempre es~íritus generosos, almas grandes, talentos previ· sores, ptt.triotae aclarecidos que no han vacilado en conde· nar b'riosamente tales exoeeoa y tamatios errores, arrostran· do ia · popularidad y á veces la muerte, pero sirviendo, l. la postre, con eficacia, al prestigio, la representación y el porvenir de este pueb~o, cuyas injusticias y cuya~ contradic· ciones eran estimadas por sas adversarios como un argu · mento deoisiTo cóntra la democracia mpderna. Y hay que añadir .que al fin ha triunfado ea los E&~do1 Unidos la causa de Derecho, levantánd'>se por cima de sus .errores y con violencias que llegaron á consolidar grandes ibtereeee* el e~pfrita de esa democracia, puesta en graviai-
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' mo peligro por los eclipses que padecieron la verdad y la . j ustici& en ,_Jgunos de Jos perio4os mis étf tiooa de la historia norteamericana. La desinteresada y jasta conaideraci~n de todo esto obli· ga a mirar C01l particular atención el compromiso contrafdo hoy por el Gobierno de loa Estados U nidos, al ponerse frenát -l. todas las hermosas y fecundas tradioione3 de.aquel pueblo y también faera del sentido notísimo del Derecho público moderno. Ett decir, primero, frente á. las tradiciones en que descansa la alta representa.ció a poli ti ca. y social ~ aq ael pafs, y por cuya virtud éste h~ podido reponerse d ttemendaa caídas y i'edimir enormes culpas; y ,eegando,•ftlera del medio natural y adecuado de aquella. eo;ieda.d, a.penas oompreui · .ble, renegando de su pasado, para convertirse, desvaneoi· da, en servidora ., entusiae~a de la ambición, la soberbia y la . tiranía. 'lam1'oco ha llegado Ja hqra del juicio definitivo. Pero si ea el momento de sei'i.tt.lar loe pe\igroa que arrostra. la. gran . República al sostener una. gaerra que deoora coa el tit'1lo de vengador~ de la civilización cristiana y protectora. de la .libertad de Cuba. El poryenir es incierto; mas bien se puede aventurar, q,u é de no rectifioarae los términos act1u~les del pro .. blema, esa República, vencedora ó vencida, apartada. del concierto internacional y en la. designa\ lnoh& qáe ahora sostiene, ofrecel!á grandes motivos para la alarma y el dolór de los que en su alta. representación y sus dea1umbrantee progresos han . puesto mucha. confianza. en bien ... de la Humanidád. Aun en e! caso más ventajoso para los Estados Unidos
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de América, seria difloil prescindir del recuerdo dd los·· grandes peligros que aquella .R,9públioa corrió después de la
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guerrtt. con Méjico y ,por el crecimiento de la infiaenciaA filibustera. El militariamo y la ambición territorial son dos amená1as constantes A la solidez de la República americe.· . ma. Claro es qua la expulsión de Eepafh. d? América seria '
el libre paso para la h1vaeión de la América latina, y quién · sabe _,¡ un excitante para preacindir de las reoomenda•io-
XVJ;
nes del testamento de Washington, entraudo el Gobierno
(.
de loé Estados Unidos en las luchas de la Europa armada, por la puerta de una desatentada. pero desvanecedora ex-paneión e oniat. Pero vancidoa ó simplemente desprestigi dos los Estados aiio mílitar de ~hora .. 1qué mayor daño para la causa.
la
crt\cia
contemporán~al
Ha y, pues, q ne buscar ol uoi6n á este coD B. ioto, que, por lo dicho, veo desie pun o más alto de lo que me correspon·
No se me oculta que esta indicación ha de chocar con ~a apare.tosa y resonante disposición de un cierto patriotismo que en estos momentos se imione en Eep~ñh, aun á personas rectas y mny dudosas 1esfecto de las probabilidades de éxito de 'Ja gne1ra que aislados sostQnemos con una Nación de 1Q millones de habitantes, ·de una riquEza. q'ue, equivale a\. la ·
.deria. si aquí h~blas sót~ como un español. Por fortuna, ahor los intereses del Derecho y de la ci·
quinta parte del total de la de toda Europa, de un
vil~zación correspo~den admirablemente con loe de mi pro·
to mercantil anual de más de l. 62.5 millones de pesos (siete
pio pafs~ Por tauto, insisto en creer qn ·.1 hay que buscar la solu·
veces más qoe el de . Espafia}-y qne dispone de una esoua-
ción de este drama en la acción decidida del concierto ínter· D&cional.
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mov~mien·
dra, que, po~ lo menos puede .hacer dificilísima la reproducción del hecho increible, re1'1izado en· eetOTdos ú ' timos ~ño& '' 1
por el Gobierno eepafioJ, de si toar 200 mil soldados al ot~o lado del AtJ,ntico, sin contrariedlld de ningún género. El teatro de la actual guerra es el territoi:io de las Antillas, á pooae horas de · distancia de loe puer~e norte-a1.mericanoe
y
110
ae puede desdeilar el recuerdo de que los Estados Uoi-
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dos terminaron su guerra de 1861 65 (que cost.6 ana deuda
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de 5 mil mi1lonea ·d e duros) con el ejército que Grant man·
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daba frente 6. Lee, J que eabf• 6. &00 mil' hombrea perfeota· • mepte arm ..doe, organizldóe y disciplinados. · Reconoseo que en España es muy impopalar la i•ea de rtourrir al extraDjero para lo qne estimamos qae ea negocio ·de nuestr .. propia y exoluai va competencia. Y mis impopq • lar aún en el circulo qne ahora impone su volnntad y sus pr•ocupaciones, el ónal, de aingnna enert'e, se fija en m~teniendo el principio. ,de la redenci6n 6. metüico del aervicio mi litar, el peso de nuestras goerrae ooloni&lee y de la. tremenda que sostenemos con un 001010 come> loa Estados Unidos de América, lo llevan nuestras ola.ses p:>brea, sometidas á la divi11ión de la sooiedad espaiiola en dos grnpos; ~1 uno, que tranquilo y. disfrutando de las cJmodidadee de un hoga.r · a dispaesto y acondiciona.do, deereta la gnee la ltient 6. mi les de Jegnae de su fami • 1
•ue,
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lia y en meiio de tota suerte de priv1poionea. J;tero tampoco. ahora y eate terreno, temo las preven· -ciones del valgoj por enfatutr.do que se presente. Hay que decit Ja verdad,1 como la.he ditho al negar las supuestas .facilidadea de l guerra con los Estados U nidos, y al expo· ner las coadicionea y los recursos de este pueblo, cuando .a.quier muy general la propensión á rebajar! (*). Y es necesario hablar de tate modo, por lo mismo que yo 110 compartí, ni hecompartidonunca, la opinión de loe que, por lo bajo, dicen que de ninguna suerte debla Espala haber atendido las provocaciones norteamericanaP, y que al bill de 18 de Abril de 1898, debiéramos haber cont.estado CJn algo
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(*)
Puede con1ultar1e 1obre t odo eat.o mi libro tU.olado lA Rtpw •
t1'ea flt los E1tadb1 Uni4o1 tl• Amlrica .-1 vol., 8 .•.-Madrid 1891 •
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ali oomo el abandono ~e Coba. Todo esto. implica un desconocimiento pr fnndo de la aitoaoión de 1&1 Antillas espafioJu, de los oompromiaoa de nuestro Gobierno, de loe medios positivos da defensa de este y de los ctebere1 que el honor y el porveair de Espafia nos impone en esta tremenda eriai.1. Por lo mismo hay qne r~cordár que muchas de las em· presas traacead.entales realizadas por Espaila dentro del siglo que corre, Se han llevado ' efecto COD algo mis que el sólo y esclusi vo esfuerzo de loe españolee. Pre indo de la restauración del absolutisme, con el auxilio den estros ole· ricales y apostólicos, mediante la intervención de los famosos cim mil hijos de San Luis en 1823. Qniero fijarme eo hechos m's simpáticos y verdaderamente gloriosos: en la gue. rra de la indeP¡8ndencia y en la primera guerra civil de 1813 i 1840. En la rrimera, eb motorio que con la bandera. espailola figuraron en lGs campos, Ja ingle~a. y la por· tuguesa. En la guerra civil, es bien sabido, que nos fa-vo~ reció Ja cuádr~ple alianza de 1834 y que 6. nuestras tropas liberales unieron sns :valiosos ,esfaerzoe las tropas lusitanas y las legiones francesa y blitlDioa, contando con el apoyo decidido del. Gobierno de Londres . Pero la importancia de esta consideración acrece, ai e tiene en cuenta·que la intervención del Concierto interna· ' cional aquí definida, .no está abonada sólo por nn interés particular exclusivo de España.. l Se trata, coi;no ante3 he dicho, de una verdadera conveniencia ~nternacional, tanto porque mediante esa interven·ción era factible ·evitar el derramamiento de sangre y todo 1 los d•ños propios de una situación de guerra, cuanto por
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qae, de este modo, ae diñcaltará la repetici6n de agre· eiones, favorecidas por la casi seguridad de que la1 Po• tenciae europeas se han de mantener en una egoiata y te· merosa serenidad 6 una expectación deslucida, mientru las balas no lleguen 4 sus fronteras. Eata cobarde actitud, , producir! á la postre lo que ae teme por el momento: la per· . turbación general determinada por el ensoberbecimiento de Jos Gobiernos han contado con la excesiva prudencia de les demás naciones, para iatentar y realizar sua viole~ cias y sacar de estas arrogancia y fuerza para acometer nuevas deplor bles empresas. De todos modos, interesa ' todos que, al amanecer el sigl 0 XX, no aparezca la fuerza como la razón decisiva del orden internaci a • En tal concepto, repetiré hasta la sacie· dad, que el atro de e es víctima. Esplña, tiene que preocupará todos Jos. d~~ s pue~los. Bi ese atropello pros· perase, bien puede asegurarse que, dentro de muy poco tiempo, se prodacira\ otro análogo el que no eerA parte y victima precieame te España. Qnizt\, otra vez los Esta · dos Unidos, quizá I glaterra, quizi\ Rusia sean los actores. La situación general del mundo polftico brinda oportani· dades. Y el ejemplo de ahora seria de mucha efi.caoi• (*). N hay, pues, motivo a1gano para qae loe verdaderos patriotas espaiioles vean con malos ojo1 la soluci6n que recomiendo. Y sobran las razones para que el Gobierno de Espafla se ocupe de otra cosa que de protePtas mis 6 menos románticas. Dan á esto fuerza extraordinaria la atenoi6n que el Go· bierno espdol, en Abril de 1888, prestó ' laa recomenda·
que
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eiones de Ja1 grandes Potencias europÚ.s; las conoeaiones que hizo á ésta.a adoptando una poaioióa ·plausible desde ciert.o punto de vista, pero muy dealuoida si ahora no las utiliza para recabar de esas miatmas Poten~ias, en j asta con· oordancia, una actitud resuelta respeoto del Gobierno de los Estados.Unidos de América: y en fin, Ja oirouoetaooia de. que por una geeti6n hi\bil, vigorosa y bien orien.tada se puede identifioar la causa particala. y la pre~ensi6n concreta de Espaiia con uno de 101 mayores adelantos del Derecho Internacional público. Si esto se realizara, Kepaiia podría afanarse e te.rmine r el siglo XlX de un modo a~álo~o á como lo co enzó; llevando la representación de un interés jurídico uoiveraal Y asociando á su gestión y á su causa., la. acción de loa direc- . toree del Mundo Moderno y el sentido y las conveniencias · de la sociedad Jurídica contemporánea. (11 ) .
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(•) N6teae que uto se eeeribi6 tn Julio de 1198 .
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~PÉNDICE
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NOTAS SINALADAS· EN EL .TEXTO ,
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I OPJNION:IS Y PRCYEC'IOS D:IL SE1'0R CANOVAS DBI:, OA.STILLO
' 1
Nota r.• pfg.
12.
Sobre las opiDiones y proyectos del Sr. Cánovas del Cae· tillo en m_a teria colonial, á partir de l 895, puede consul· tarde el folleto titulado La Autonomía colanial ante ta· Oortes españolas y ·la opinión pública de la Peninsula. co'llr moti1Jo de la IJW,rra de Ouba,-Ma.drid J 896. El sumtnio de este f'ol letc es el sigúieniet
••
Los diECuaos del se.nsdor autoncm ista D. nafael M. de Labr -n. Les discursQa de D . Antc1nio Chovas deJ CHtillo, presidents de 1 Cons•jn de mlnistn>s.-llI. Los debates del..Senado y el CongT110.IV. Las opiniÓnes de los conservadores y Jea liberales en el Parlamento· -V. El juicio de la prenea. l.
..
Además, puede verse el prólogo de mi libro Los proble· tnas d~ tfltramar m 1898 y mi discurso sobre La cuulión d1 ltdJa en 1898 ·pro11nnciado en el l:Jenado espaiiol el 20 •.
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-de Jonio de 1896 y laego publicado en 1893 en un folleto con ttn' prólogo y un apéndice. · En e1 prólogo 1e trata. de la politio& oolooial esp~iiola desde el comienzo de la goerra de Ooba haata la promulga · oi6n dA los decretos autonomista& de ~8 de. Noviembre
11 , LA NEUTRALIDAD
de 1897. El apéndice comprende lo siguiente: l. Mi inter"Yiew con el redacior jefe de la Rtvu• I11tc,.national• de, Paría, sobre el ~stado de Cuba á ñ les de 1895 -11. Mía declaraciones i La,Oorreapondenoia d• Bapalia sobre 1,1 reformu coloniales :lel señor C6nova1, en Abril del 91'.-IU Mi declara•ionea aobre el diacorao del Sr. Sa¡asta respecto del probfem\ de Cuba., en Junio de 18t7:-1v. 1,fi discurso en fil meeting de Cádiz de 7 de Mayo de 189'1 .-V. Mi dia. curso en el meeting de Le6n de 25 de Jolio de 1891 .-VI. Mi cut& de 2u de D,iciembre de i898 á .D. Manuel l"eroáodez Junco, -,residente de la Directiva del partido autopomiata hiatórico puertorriqueño, aobre la implantac· n de la autonomía en la peq uelia AuLitla. -VII. Mi carta de '7 de 'Diciembre de 1891, i los aut.onomistas puertorriquefioa de Barcelona.
r el t.nterior traba.jo y confirmar mia opi· nionee {lig ima e expuestas en el fondo de este libro) sobre el valor para.t -go de la.a reformas oolonia.let de Espafia á fines de 189~ la.a coloeias ingleJa.s, pueden leer· ae loe siguientes librad: · E. AvALL&.~oticu 1wr l11 Colonie1 anglai1e1, 1 vol.
..! H. Bc,sazy.-_qee Ooloniei anglai1e1, 1 vol. 8. 0 Pa-
4. 0 Paria 1883.
ria 1895.
·
. P. tsaoy sa~onne$,
· D& IÍ&A.ULIEU
-Le1 Nou'Delle1 Societé1 anglo·
Nota
2
-.Del 'recono:cimiento de beligerancia
flelJts, 1 r .,, b. 1f'add l 9 6 .
ecto1 inme-
le Droit des
Lours LE FuR.-E~pagne et les Etats Uni1 (Revne Gane. lnt rnat.w11td Public) l vol. Paai" 1 98 99. · E. FHELPu. - La l1tfervención en Ou6a (Ctirta á Mr. Levi P. M,.1 ton), 1 fo ,1. N, w Vu1k J 9q. . A. Mi RtuNAo.-La Q 1te-~tion de Cuba, J vol. Parfe 1899. ralee! • D
01t
Report o f tito. Span.ir.k Le.qation rntk 9·ef eren to t,i,e IP.,t ¡al a.~yJtJct~ o f h?rtitities commitetl u,r;ai nst tite •p'µ nült domi1ii'J 1t in C16ba. 1 v.ol. 4 .º, Wa·· .CALDF. a o N ÜA RLts LE. 1
shiE~t o n
l 96
ALPll•'Ns E
Par~~ ~ l 9G .
I
1v1Ea.-Ptina1:p~1
de .Droit des Gens 2 vol. '
"JII L'A AUTONON fA DE LAS. ANTILLAS
, Nola 3,
1891.
ág. 56.
I
Sobre Ja. relación de la.e rehrmae an~onomiRt s oonteni· das en }os decretos de 2 de N ov :e\nbre de "1897 coa los pro. gr_&f!laB d~ lo~ partidos aut~nomiHtatt antillanos. puede leerse m1 hbN» tttulado La Reprtóti,ca '!/ la9 tibertades de Uttramar (1 voJ. en 4. º• Madrid, 1898) donde se h~oe la historiad~ Ja reforma ODlonial espafloJa, 'partir de 1868.
·.
1.
y sus e
diato~·, 1 vo t. Mtt.dri:t 1895 • . A. DE· ARDtN. -L · in11irrection cubaine et
J vol., 8. PcLrf.t 1897.
Adem,s: 1·/ie Coloni;l O/fice Li1t, for 1898:99. Y las extensas Notas sobrf' la reform~ ooloa1al espaiiola, la franoeaa y la bt"it,nioa, de mi libro titola.io Cu1tti?•~1 palpitante1 de Polttica, .Derecho 'Y A. tlnc.i11idració1', l vol. Madrid 1897. ,
pág. 3).
_ Sobre el· tem~ de fas leyes y le. polítioa de neutralidad de !os Etttadus U nidos, son <f~ coosa.ltd.r estos recientes tra· bajos: • · 1 MARQUÉ~ n& ÜLlVAR 'r . -Le differend ·entre l' Erptt,gn1 et le1 litats Unis, au ~·ttjel de ta q1te.~ tion cuóairie -1 vol. París J 97. ¡ .
0
A. F. Fr.sa111A.N.-lmperial Africa, 1 vol. London 189~. J. 1Ev&s.-T/u We1t ln~ies, 1 v:>l. L·mdo'l 1893. O. D. B.ou&&Td.-Hiltory o/ Oa•atl!i, 1 vol. Londres ·
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Los cal"itulos de ese Jibro dedica dos a eeta nota son los siguientes:
1 fin concreto de· .
. L atria chica. - Sentido El 'Partido autonom111ta cubano. - a P. . l -La pet• l t'do -La exuberancia trop1ca . censenador de aque \Jar 1 . . e sucede en las Vaacongada1, sonalidad 1nsular.-Comparac16n con lo qu . ' s de Cuba de 18'18, 1881 <í r . Las f6rmula1 autonom11ha 1 t ·as de los autonomistas antilla· Cataluña V a ic1a.-. y 1~83.-tu declaraciones par amen an nos en las Cortes del i9, del 82 y del 95.l 1 • a de las Antillas en l preeentantea par amen ario d Il. La obra e os re . . 1894. DaclaracionH transcen· la Peninsula .-El debate de J~n10 endel O~aejo de miniatro11.-La dent~lea del Sr. Clnova1, p~es1d~:~aiete ·proposiciones de ley de los enmienda de Montoro de 188 . d 1887 y 1891 de los autonoa utonomistaa de 1886 -Loa programas e 1
#
mistas de Pue1to Rico. . ta º6 trntillana autonom\sta en 111. l'osici6n difícil de la represen c1 n d la colonia antillana en b. PenÍDIUla. -~u falta de medio~.-Reaerva te 1A .R•uístca ~lea• An· en ea "·l . L oa peri6dicoa .antillanos la MetT6poi.d 1882 83 -Programa de este pe· a C peda -La Tt"ibunca e · • . · tiUaa, de1 cr. e . . l . El eupueato separatismo uece. P • ea p u1nsu ares.· dd 1 '!'i6d1co.- reocup fi L burocracia -L• noveda fl a. aario.-El fond e descon an~a:- at 11 ~l enpueato exelusivo . El es ntu cae e ano..,. doctrina autonom1 ~ , asa olítica autonomista.-&l particude Jae coloniu.-Ll'J~DJ:a d~ l_!l~s di utados y senadores autooo• larismo antil1ano.-A1elam1~nto ~e bplican& nudo rectificar algo rlamentana re pu ,. . . L u i6n m1sta1.- a n •t '6 defectuosa de h. repre1entac1 6n . aquel aislamiento .-L~ condshl uc~i nutados y aenadores -Saa glorio· a tonomiata.-L< s méri os e os p .. ~ ll>}ecesi ad de elementos aux1hares. eae campanas.-~.. (
IV LA AOTlTUD DE LOS AUTONO:Ml8TA8 EN 18W7 Nota 4, pág. 56.
A los pocos días de anunciado el proP.~eito del Gtooboi=~~• . ta de hacer re1orm1s au n 8 1 1 al 'a efiour .. t nivers1 • . 0 senador de 1a mm1e ros.Y c,_om ombra de la Junta directiva autonomista le oomun1gu", en n de Cuba "el siguiente pablegrama: , ' •t· preaidente Coneejo y ministro de Ultramar saludo ·S1rvare tran1m1 ir
f:~! t,~~~~ttn~:; vi~ft'¿ª
~resi~edn~
::1 i~ºu!~:U~~
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partido autonomista, que mantiene inquebrantable fe su programa· oaaado soberanía madre patria y principio atttonomiata colonial, aegdn en sus manifiestos y declaraciones c1e han désenvuelto y que dichos 1e1iores se 1Ía lervido aceptar. Cn~ple part.ido grat.o deber felicitando Gobierno, ofreciendo cordial apoyo resLauraci6n paz p11blica y· completa realización dicho programa. -Gálvez.• A. ROCO (Diciembre del 91) y tan pronto como la Directiva autonomis- · ta cubana tuvo conocimiento det.enido de loa decretos de 28 de No~iembre de 1 91 recibí otro telegrama oficial para q ne declarase al Gobierno de la Metrópoli que caq'O.flllos decretos contenían el programa del partido autonomista d• la gra.pde Antilla . , '
V LA PAOIFIOAOIÓN DE LAS 1 .
Nota 5 pág. 57 .
Este es uso de los particularea que ha quedado en la os caridad, y respecto del cual n~ m~ creo todavía autorizado-· para hablar como es preciso, á fin de que loe hombre~ y las cosas queden en el lugar que les corresponde •. Si yo hub·ese tomado aei•nt.o en las Cortes actuales, ha· bria disentido este ponto, rectificando uiu9hos y muy corrientes errores, que qnizá arraiguen por el empeñ.o que casi ·todos Jos politicos espailoJes han demostrado para que· no se discuta ni lo que pas6 en Cuba y Puerto Rico, en . J 898~ ni cómo se hizo el invero~imi l Protocolo firmado en Washington el 12 de Agosto de 1898. De estar yo en el Parlamento español, stgu1'amtnte se habrían exáminado es· toa particulares. Me lo imponía ·hasta. mi decoro pereonal. Pero además, no era fácil qne yo me prestase al frace d& una poJfti(a que ha embargado casi toda mi vida, eobrándo· me las pruebes de que aquella deEJgracia no era imputable Di á mid ideas, ni á mi campaiia, ni á mis amigos y corre· ligionarios. · Aates por el contrario, los aé1aetres de 1898 (que DO pueden ser considerados aisladaimente y como fenómeno eubito é ine:iplicable) cone.tituyen una de lae máe poderosas demos· traoionea de la· verdad y la eficacia de la11 soluciones que en materia colonial L.e recomendado, por espacio de treinta.
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aiios, á despecho de la ignorancia, ltt soberbia y la popal a· cheria. Me importa dejar bien sentado que kice todo cuan·to ~n mi mano estut'DO para ir al Parlamento . .El Gob:erno con,· servador empleó todos los medios que han dado en Earopa deefaivorable celebridad 'nuestro régimen representativo, para impedir que yo entrase ahorn en las Cortes Lo natu ral y lógico era que hubiese deseado otra cose.·, siquiera par¿ que se esclarecieran los deoretoa de 1898 y ea.precisasen les responsabilidades de todos los e]ementoa poHticos que in· tervinieron en Ja sita.ación poJitic~ de 189~·98. Ya he cuidado de dar relieve á este punto en mi cCarta. abi~rta á mis electorPs de Alcázar de San Juan,. (Madrid, 16 de Mayo de 18~9 . ) También me interes& {l-ne se sApe. bien que yo nu.nca crel que la inszwrecci6n de Ouba te1r>nina'rla, por el mero hecho de pub]ioar n la Gaceta de !t1adt'id , los decretos autonomid· te.e de 28 de NoviAmbce de 1897 y por la constituc1ón en la Habana del Gobierno aut~nomista que alli ee estableció el 1. 0 de Enero de 8 . Sobre e~t" particular hablé muy ele.· ramente áloe s. D. ráxedes Mateo Sagbeta y D. SAgiamundo Moret, Pr · ente 1 C<imsejo de tn\oi r.roR y mini~· tro de Ultramar re8pactiv,_. ente, en el otoño d~ 1897. AaimiRmo conviene qt(e se sepa que aconsejé al G •bier· no espai\ol, una co dncta. perfectamente opoPsta. á la quq siguió rfiepecto de Pu rto Rico en. la ·prim-tvera de 1898. Deepué3 de las eeca de.losas elecciones allí verificadas pa.· ra la representa'ción Cortes y la conetitaoi6n de las 01.tJl&. · ras colon{ales, á pri cipíos del afio 98 ( v que no it fl 1yAron poco ~n la pasividad del país frente á lit. 1c.vasi6n yank~e) yo aconsPjé al Ge. bierno presidido por el Sr. St-gtr.eta que ee saependi~ an las sesiones de lae Cámaras puArtorriqueilae, dura te el periodo de Ja guerra, y que se cona ituyere. en Puerto Rico un Gobierno colonial formado por represen· t~ntes de loe partidos autonomista h · et6rico, liberal antono· mista y antiguo condiciona), sin más bandera qne el man· tenimiento de la legalidad creada por los decretos autonomistas de Noviembre de l 897 y la defensa del paie. pro(un· dam1ntt espa'ii,ol y bien diepaesto á rechaztir al invasor norteamericano, como lo demostraron todas las clases de la población de San J nan 9 durante el bombardeo de est.a, -el 12 de M yo de 1898. Tengo entendido que mi solación era la del sefior Gober·
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mador general de Puerto Rico v la de todos Jo3 partidos de aqu~IJa ittJa, OOD exéepci6n de buera parte dF-1 ]ibera! auto .. nom1eta,'~e había he.cho y apr,ove<'hado as últimas deplo· rabies elecc1ones de D1putBdos a Cor ea, ~~*madores y miembros de las C¿maras coloniales. Urei que el Sr. Sagasta había convenido en elJo. · Mas á poco de salir yo de Madrid, en J olio de 1898 el Gobierno de la Metr? oJi dispuso otra cosa, y determinó.que ee entre~ara ~l gob1~rno. ~e.la I>equeña. AL tilla al partido aotonom1eta hber 1, 1d&ntl!ioado absolutamente con el libe· ral .de la Península, y compu~eto por algunos autonomistas aL ti~nos mu hos eeimilistRs y. ro pocos 1 filiRdos al 11n tiguo part~do cons~rvador ó incondicional Claro e , qne este v~ rt1do novísimo no representaba la tradici6 ni el sentido a n ton omis tas del paf s • . Conviene que e.e sepa ~efo, para q~e se aep también, primero, que el partido a,.ntonomista histórico pu rtorriqueiio no ec;taba en el poder cuando se realizó Ja invasión de Joe norteamericanos; segundo, que este artido, lf1jos de convertir· ee á favor d.e los i~vaeores, se di olvió á las pocas horas de haberse arriado la bandera espeñola del castillo del Morro Y de babera~ flm arcado para. Ja · Península el Gobernador general, D. Manuel Madaa. Sobre este particular es.interesante Ja carta que esta señor general se s~rvió dirigirme, contestando á. otra mfa, .con fecha 22 ~e Noviembre de 1898, y qne á Ja letra dice aeJ: «Posesionado ya de este mi nuevo destino, tengo el gas· >to de saludará usted desde aquí, y ofrecerme personal>me.ute ' su consideración. · ~S.as ai;iigos de usted', q.u e lo son también mfoe y muy 1d1etingu1dos, en Puerto Rico, sefiores Quiñones Fernández 1Jances·y ~ossy (*),se port1sron siem re muy bien y á mi ·1lado estuvieron, observando siempre la actitud más correo · >ta, y por ello les estoy agradecido.» Conviene aeimismo Jeer mi carta de 28 de Diciembre de 1897, dirigida á p. Manuel Fernández Juncos, Presidente de la. Directiva del partido autonoIµista puertorriqueilo, so· (*') Los tres ministros autonomistas históricos del Gobierno de Paetto Rico· en 1898. Formaron con ellos el Oo bierno otros tres ministros del partido .liberal autonomista, sobre cuya base se reconstituyó después aquel Gobierno, sfllien<le los históricos poco antes de deaembarcar las treipas americanas en la pequeña Antilla •
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·b re el plant~amiento de los decretos de Noviembre de 1891 1 en la peq aeña Antilla. 8610 desconociendo totalme te 101 hechos puede hablarse · como ~on g~an torpeza se habla flD Ja Península, del éxi~ de la 1nvas16~ de l?s Eetados 1Unidoe en Puerto Rico. Sobre eeta invas16n se han publicado hasta ahora dos fo. lle~e. Uno,_ que se titula Ullimo1 dias di B1paíff,a en Puweo Ri~o (Madrid, 1899), y que se atribuye á D. Benito .Francia, ú ltimo ~ecr.etario del Gobieruo ge~eral de Puerto Rico bajo la dom1nac16n española; y otro que lleva el rubro de Lo1 11pultureros de E'pa'lía ~n ~eerto Rico, por D. Francisco R. de Goen~ga (Puerto Rico, 1899). Será P.rec1~0 consulta~ las colecciones de loa periódicos p~ert~rnqnenos El Pais (ó rgano del partido autonomista h~s~r1~0), que ~onclny6 en 1889, y La Corre1pondencia, d1ar10 rodepe diente, que todavia subsiste .
·VI CUBA
LA.
EN
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ConvFndrá leer sobre este particu ar las comunicaciones pasadas p~r el G i)biern autonomista de Cuba á las Cáma . ras Col?m nlee de aque la ish1, y que conahn en el Diario de Senoner ~e laH m mae, publicado en la H~bana en 1898. E ste libro compren e las Sesiones celebradas por aquella Asa bleas en 1 miemo afto. Hay que advertir que el Gobierno general de Coba, ya en· trado ~ la guerra , se hizo con todos los ingresos generales de l~ isla, para so~tener la lucha con loR norteamericanos. Con eet~, las atenciones locales quedaron ~1 descubierto. También merece er consultado el libro publiolido recien. ~em~nte en la Habana coo el titulo de 0i1Jil Report of Ma· 1
1or General Jo1n P. llrooke, Mititar11 Go'Derno,. J1land of Cuba, 2 vol. 4.e 1899. Este libro contiene las principales disposicione~ dádas por el Gobierno norteamericano de Oaba, desde Enero A Oo· .tob~e de 189\I; per~ adel!lals (y esto es lo mejor) una serie .de informes de fancumar1os cubanos y americanos sobre el
f
estado de la grande A.ntilla, &l tiemp,o de su ocupaoi6n por loa Estad o Unidos. . . Merecen especial atención los ~e porte del Sr. Deave~11:ine sobre Hacienda, del Sr. Gons1Uez L-a.nuza sob~e Jaatio1a. é _Jnatruoción Pública, y del Sr. SA~nz. sobre Agricultura, In· du"Btria y Oomercio. . Tratf.ndoee de informes hechos por extra~Jeroe. reapeoto del est~do de nuestras AntilliiS en 1898, es 1mpoe1bl~ pres· cindir del extenso Report de- Mr. R L. Pack~rd, titulado Editcation in, C1tba, P~rto Rico and Pkilipp_ines (1897 -98), que aparece en el volumen ~rime;o .de la unportan~e obra hace poco publicada. por el Oommies1oner of .Edu~a~1on del Gobierno americano, y que aba.rea. la• edaoa.~16n e inatroc· ción públicas de to~o el. Mundo. . Respecto de la s1tuac1ón ~eon6m1ca de ~ b en 18 91·9~, intere~a mucho todo lo relativo al empré3tit de cu11.tro mi· lloues de libras esterlinas de que ee trató, en Lo11dres Y en Madrid, á fines de 1897 y que fracasó por virtud del motín de le. Habana de Enero de 1893. En 18 -.. 9 , los círculos financieros y la prene~ de Londres se ocaparnn detenidameotA de la qu ebre. tamos~ hombre ~e negocios Mr. Erneat I. ~JO ley, el age~te del empréstito antes mencionado v cuyo f, acaeo fué quiz~_ la.ºªª~ª deter· minante de la rtferi1a.• qaiebra . Lo.a per16d10os inp:leees publicaron la. reclamación de sir H ~nry Ida.aes, lor~ Ma~or de Londres de c11e.tro millones de libras, por hab er venido 1 á Madrid á negoci~T y firmar el emp~é3~ito. . . Por cierto que el fracatlo de éste 001n01de con la. ~ect1fica. · ción de le. actitud del ~obierno inglés en Ja C\lest16n colo· . nh1.l española·. ·
"\ I . LA DOCTRINA. DE MONROE
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I
Nota 70 , pág. 67.
· Respecto de la doctrina da:~onroe pueden consult~rae· Vcl· rios libros y artículos de Rev111tas de época muy reciente. , por ejemplo: ' . J osÉ MARÍA. C ÉSPEDES. -La Doctrina de Monroe, 1 vo· . umen 4. 0 , Habana, 1893 .
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I
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B.
264 -
MotRE . .:...1 a ./Jocl,'1°'nd de
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Nor.roe I broth., Ne:wYo> k , 1896. -les Etats Uni~ tt la polit:que d ant:ción,. J.
1
Mr. Prat y llls genera es Agui aldo. Pil ar, leiba· y Santos, J'epresentantes de los~ iz"s de S ng ley de Filí pinas, los tagalos, los españo · les filipinos y Jos mestizos españo l ~s, para apny llr á los norteamericanos en s·-i 8Uerra con Espa oa - Este convenio fué rati~cado por el almiran~e Devey con una sola reserva, referente á la ocup1tción militar de Ma·
1
l ln od1., Br nseJJee 1894.
,
Tu. IBARCLAY.-La Doctrine de 1YlfJnro1 et Je Ve11ezuela, 1 bro<·h., B : nxeJlt>~. J ~ 6 . Cu. BE~OisT.- L Espcgne, Otlta etlts .kitats Uni1. l voJ. Paría, J 900. Dx VuLBRs.-La JJoctrine de Mont'oe. 1 vol. París, 1900, ~fambiéu yo he dado acbre este ¡iunto Vffriaa Conferencias. llna , en 1S9 5, fn· el Otrc11Io de la D11 ión Mtrcantil de .Ma4rid, titnlat rl a Monroe '/!_ su titmpo. Otra AD m1 Cwr: 10 de ' lJt'ruho Inttr1,aciotwl del Atfneo de Madrid, de 1996· 9í/ . a I ta atar de La lnter1;endón interr.acio'ltal (CaPstio· J1es d~ OriPnte, Italia .V Amé1JC& ) . Y otra. en l a Jn1Litucíón. li~re de e'/l seiian2a de Madrid, ce n el titolo dA R f'presentación é i'l1 /lut11cia de to1 lfstados Un1dos de Á rn érz:ca t1i t IJerttho Intt:rnacz'onal, publicada dt1pués en un foU . 4.0 Ma· drid, 1 8 ~0.
nila.
ll.-.Dia1io de Seaione1 del Con.(}reso de lo1 .Diputados de · España ('rg1 t' la tura de 1896 ·97). · '
•>
A . - Debate Eobre Ja Masonería en F ilfp jnas. - Núm. 4.0 . B.-D ebat e 9obr el secuestro de los btun s de los insurrect os ñlipi- ( nos. • Núm. 10'7. ,,.
IJI -JJiario de Sesion es del Congreso de los
de .España (legislatura dt:: 18.\18.) .
ip11Jtados
A .-DebatEJ sobre a autor ización concedida al ·Gobernador genera de Filipinas pa ra jmplanta:- reformas - ?\úm. 30 . B. -Debate sobre el combate de Cavile.-Núms. 12, 14, 15, l G, l "i ,.
1 1 19. C . - De at e sobre la política del Gobierno español en Filipinas .Números 25 y SI. .. D.-Delate sobre los sucesos de Filipinas . -Números 4?, 4 ·, 47, 50,
REVOLU IÓN F lLIPlNA ,,~
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51y52.
( No ta .', pág .
IV.- .Diario de Sesiones del Senado (legh~latnra 9e ·
1 2 2.
1898). llfsgraciadamente, brA eilte particular, nads ee ha po. bJicado todavfa que rezca bttee segura para formar un juicio positivo y jnéto. En Jes Cortts esrsño]ae de J 898, variatl veces se habló de este particoll'r, pero de modo poco satiafactor io. Lo enos que se podía es¡ierar era qne allí se plantease el problema en
sos verdaderos térmi11oe. Esto no se logró. Merec~n consnlfaree esfN~ papeles:
I :- La in.121,r,.ección de .Filipinas (documentos). I foll. ,
Londres, li98. Contiene:
.
A . - Conven i o d1 Biyac- n á btUC1 d1 9 d• A gosto d1 18 ""1, entre el general Gobarnador de Filipinas D. Fernando Primo de kivera y el g eneral Rmi· lio Ag uinaldo, por el Gobierno libertador de Filipinas y sirviendo de 'intermed~ario D. Pedro A. Palerno. B . - Con v1nio p reparado el 25 de Abri l d1 1897 en Ra Bes, Hotel d& Singapore (Consulado 1m~1 icano), entre el cómsul general american
•
A .- l nte pe ación sobre lll gestión del Gobernador gene. al marqués de E:st ll a en F ilipinas . - ocumentos traí os al Senado por excitación del seiior marqué de Est llit, respjcto de F ilipi nas en 18 l y al pacto de Bs n iab~ctó. - Págs . 2!.1 5, 91 , ·4 S , 450, 8 4.. B. -Dt'b tes ~ob r el Tratado de paz de Españ a con los Estados Uni. dos . -Pég. 11! á 827 . C.- f.'e batea eobre la cesión de Fi1ipinas al Gobierno norteamer icano. - Pég . 8~1 á 926, y dead~ la l. OH> á la l. 066.
En tstc's últimos días la Re 1.~u e des ·Revu~1, de Paria, ha.. ¡. nbti cedo nn os ertfruks sastrit (1 8 ¡;or ~l genera_J Aguina!d.o ae F1Jip1naP, txplicando al detalle Jos compromisos adqnir1· dte J.cr Jos militares norteemerirnnoe pa.ra lograr el apoyo. de Jos imsnrreetos fiJi¡.inos c<>Dtra el Gobierno fSpaiiol. ~
.. I
1
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266 -
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IX
ci6n de nuestras Antillat con . las franceaaa é ingle.H a -La organizaei6n de las Antill briUnieas.
LA. Bll'ORMA. D& LAS OOLONIA.8 B8PAS'OLA.8 BN
Nota 9, pág. 188.
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1895
J l.
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La Ley llamada Aba.rzuza fué una modificación del Pro· yecto de reforma administrativa del Sr. Miiura, Ministrode Ultramar del primer per1odo de la administración · del par· tidQ liberal, de 1893·95. Sobre el Proyecto de Ley, asi como sobre el Régimea poHti<!o, administrativo y ec~nómico de las Antillas eapailo· las del olfo de Guinea, puede verse mi libro titulado cCoestiones de Politioa, Derecho y administración.• Un vol. en 4. 0 Madrid 1897. Los capítulos 4 y 5 de esta obra están dedicados á aqne. Jlos asuntos. resumen del modo sig11iente: 'I
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A.-Mis diecurdos Rarlamentarios de 13 de Febrero y 7 y~ de Junio de 1895 sobre la refor'a del Gobie no y ádm inistraci6n civil en nuestras Antillaa.-:-Sobre ~1 prtsupoesto de Puerto Rico de 1895 96.-Y sobre el presupuesto e Cuba de 1895.< 6 . B.-~l partido au onomista cubano desde su ere ción, en 1818, huta las proposiciones de la minoría parlamentaria auton mista de 1819 t 1895.-El partido autonomista puertorriqueño desde la Asamblea de Ponce de 18 7 hash 1895 -La Reform!l de Maura de l 99.-lfis propo1lci es de transacci6n en 1886. -El Memorandum de la Directiva del p.irtido autonomista cubano sobre la guerra de Cuba y el aodo de apresurar su terminación (l8 de Septiembre de 18 5). 0.-Bases legales de la eituación económica financiera y mercantil de Cuba y Puerto Rico deale las leyes d~ Jonio .de 1882 á la ley de 1895, de refor'1la del gobierno y administraci6n de aquellu islas.-Laa leyes complementarias de 1895 á 1897.-B:l presupuesto de 1195 96 -Los •rueelee y la ordenanza de aduanas de Cuba. -Los Tratados eomercialea coJl_ los Estados Uni ios -El movimiento político eeon6mico de la grande An\illa.-La ley de 25 de Marzo de 1805 sobre reforma del rfgimen de gobierno y dm~niatraci6n civil de Coba y Puerto Rico.-Oompara-
•
A.--Vaguedad de la flrmnla conque se presenta á las Cortes españolas el compr~miso de la Península de contribuflt al sostenimiento de las colonias del Golfo de Guinea.-C6mo contribuyen á esos gastoe, no discutidos ni votados en Cortes, la Penináula, Fili¡.iinaa y F~nnando P6o. -Hi6toria de Fernando Póo y de fas ~oloaias adyacentes. -Reales de· cretos de 1858, 68, 80: 82 y 90.-El Consejo de Filipinas. ir. -El presupuesto especial de Fernando P6o y demás posesiones de la Guinea española .-Los gastoa de marina. -L'os medi s militares de Fernando Póo y Elobey. - L"as relacio11es postales y com rciales con Europa y la Metrópoli española. ~l ·cable.-El servicio i terinsular. -La inmigradi6n y h.colonizaci6n.-El reglamento de 1 94.-La Real orden de 1895. -La lnstrucci6n pública.. -Las Misiones.-Las Escuelas. -Bl r•gimen de Gobierno.-Los Consejos de vecinos de oant& Isabel. -ia Cen.tralizaci6n y la Democracia.-El arancel de J 93.-La protección y el régimen diferencial de bandera.-Su error fandamental.-La reducción 'Violenta .de las líneas de vapores extranjeros. -Los ingresoa locales .-El absolutismo en ests relación. -Las Íllctodas. -La in tole· rancia religliosa.-El aislamiento colonial.-Comparación de nueatraa colonias de Africa con las inglesas al Santa Elena, 1(1. Ascensión, Sierrá Leona, GaJ.llbia y Lagos. -Comparaci6n con 1 s portogues s de Santo · Tomé y el Príncipe. C.-Kl liíoral africano.-El río Muni.-Problemas internacionales.. Necesidad de que las Co i tes españolas conozcan y discutan los presupuestos de Fern nd&> P6o y F 11i inas. - Necesidad de una ley especial de organización de las colonias de Guinea.-Protest\ contra .el absolu tismo burocrático imperante. -Debates de 1869 y 1 80 sobre la comp•tencia de la ·cortes en los asuntos ultramarinos. - ecuerdo de las Cor· tes de Cádiz sobre la declaración de que, clas colonias españolas s rán ni pod1án ser meras factorí11s• .-Datos estadísticos sobre Fernando Póo en li9 . :-La opinión de St.anley. '
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Mi coreo de "'1898 foé de l~ .eccionei. He ·aqni el
EPBESB.NTAOIÓN DE.E P.A:NA EN EL OBDEN lNTEBNAOION.A.L .
Nota
10 1
pág.
SUMAR'IO 2 3 it.
1
A
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Inirodu ~ión . -;-Plcm Jal ct, ..ao. -La ~da antigua y l<>s com.prom leos modeltDOIJ de E pañe.-E' Derecho intern~c·onlLl cont mporineo -Sus principales tendencias. - "'u grao1es aflrm lciones.- Sus conceptos capitales .
espeoto de este fartioular y de la ne.oesidad de vivir ho en trato íntimo con 101 pueblos directores del mundo . pol tico ccntem~ oráñeo, até ome á Ja lecci6n que di en el Aténeo de .Madrid. el 15 de F~brero de 1898, al inaugnrar mi rcureo de Historia de la1 relaciones e~teriores de .España. l F-~uela de Etitodioe 1: u peri ores del Ateneo.) fl ~esumen de este discurso es el siguiente: . 1
lI
El concepto de N ci6n.-Formaci6n h\st6rica de la naeio L& obra de la Edad M"dia.-La Monarqufa..-Triple empeño e la N~· cióo en la Ed d Moderna -Orlen i .terior~ -Personaliaad i t'rnacio · nat.-Organize. ión rle los P leres públfoos -La Monarquía absoluh y las Revo\uciones.-La. N.ici6n contiemporánea.
l1'TRO UCCIÓN
1¡. Alcance político y fin vu1gari'Z8dor de estos estudios.-Loa do& grandes errores de Ja alta d~receión política de E~paña.-El problema eolonial.-El pro 1 ma interna cional.-R ectiffoa ción del pri m pr error por co11flicto ubano. -Predisposición del p11Íi á rectificar el la gravedad otro error .-El a 1 iento ternacional . - us diflfl'entAs f rmas y sus n:co81 s .-La antigua poHti internacional de España.-11 Cambio de situación y de medio. -Lfis nueva costumbre y los nuevos interese¡ económicos de Eepaña.-La infiuEDcia política francesa. y la ingle· e& dentro del siglo c rriente .-Nut-etras bo oniae.-Nuestra po1ici6n geográfica. -La in te en ci6n de España en la vida extranjera -Los emi~rantes ea'pañole .-Movimiento exterior mercantil de España.Capitales extr&Djer comprometidos en los ferrocarriles, minas, fábricas' y sociedRdes mercantiles de España.-lIJ. LI\ Historia de Rspaña.-Las Leyes de lndias.-El onsulado del mar y las Ordenanzas merc1mt.i eA de Bilbao.-Los tratadiatas españoles de D echo internaéional -Intervención de J!epa-e. en la política universal . -Las Caaas de Austria y de Borb6n. - La Revolución de 1808.-IV. Cuestiones palpi· tantes.-La de Portugal.-La de Meli11a.-La de FilipinLS.-La. de . Cuba .-La del Muní.-Soledad de España en medio de estos conflicto11. - E:xaltu:iones é improvisaciones de \lltima hora.-Jmp >eibilid"d de u pentizar trath.dcse de política internacional:-y. Plan general del C ureo. - ~entido del Derec~o novísimo . -Interés práctico de !os e11tudios internaciolla· es.
·. ..
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Problem s anejos ' la po sonali a in temacional.-Lc. ocupaci61~ d• errilorios vacl\nte3 y l a domin(Jcidn sobre puebl(JS incultos.-Grsndea h eh·>s h1st6 ric s.-La rep rtici6n de los descubrimientos del s'glo xv, por Alejundro V1.-Ll\S expedicion e ~ortuguesaa y espaiiolas. -!..a su· premacía papal.-Ln protesta española.
IV •
El problema internacional y el ·de cubrimiento de A~érica.-MoTi mient? científico en E paiia. -Los precursores de Grocio . · Los trabajos de los p p. Victoria, Soárez. Soto,. Las Casas, Melchor Cano y Maria.na. - E ~ pol mista Oiné! de Sep'tilveda.-L s oh.tas de V .. rgas Mea chaca y de Ayala .-111 movimiento ,i ntelectual en España deede el siglo xvi al x. m .-Los eoouomistae, los jurisconsultos y los políticos. V
La Conferencia de Bl~rlín de 18 5. -El '.frica antigua .-Los árabes y l<'s mor9s en la Edad Media.-Lae exploraciones ibér'caa sobre el Africe. en la Ed d Moderna .-Los ~mpeños geográficos del siglo x1x.L~s exploracionea polares. -Las empresas de Livingston, Stanley y .-Oámeron.-El Africa de hoy.
..
~·
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1881.-La de Londresae 1885.-La batalla de Telelkibir.-Lord DofCerin en Bgipto.-La liquidaci6n de la deuda egipcia y el Tr1&taio de 1887.-La garantía del Canal de Suez de 1888.
VI
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Bl interior afrieeno.-La pob aci6n.-La esclavitud, la guerra, las· religiones y el comercio. - L11a regit>nea fíaicaa.-Laa regiones po)íti· i)IB.-El reparto del Afr1ca.-Los pro lemas de la línea mediterri.nea (Egipto, Túnez, Argel, Marruecos) . -Los problemas del Sor (El C&bo la1 Repúblicas sud.africanas y Jos Protectorados europeos).-Las cos~ de Oriente y Occidente.-La República negra de Liberia -Las c11en··, cas del Nilo, del Níger, del Zambeze y del Congo.
.
XI La Int•"""°'dn .-Doble alcance de éata con relación al concierto de laa naciollea y á la guantía de la personalidad humana y de los intere1e1 f11ndament~le1 de la civilización . -La caidrople alianza en BapaJia en 1884.-El Tratado de Lord Elliot de 1895.-Bl ConYenie de Vergara de 1896 -La Ssnta Alian1& de 1822 .-l:a doctrina de Monroe.-Francia en Méjico. -Las declar~cionel de los Presidentea Johnson, Pierce y Philimore.-La política de Grant y las tendencias dé Blaine.-La e•H· ti6n de Venezuela.-La euesti6n de Cuba.-El Panamericani1mo.El problema de Oriente ..-La revolución de Grecia 'y el Tr ado de Anw drin6polia de 1884.-La guerra de China y el Japón d~ 189 •
VI
La región del Congo.-El Congre10 geográfico de Bru1elas de 1812. -Las sociedades exploradoras -La Conferencia de Berlín en 1885.-· ·:el acta de Febrero de 188~.-La Conrerencia de Bruselas de 1800 sobre la esclavitud y el comercio d 8' Africa. - Los Tratados narticulares sobre· laa 1onas d influencia. -El Bitado libre del Congo. •
Xll
VIII
Loa problemas in rnacionales relacionados con el Acta de Berlín de 1885.-La cu• i n de Zanzíbar.-L~ navegación del Zambeze, del Se· negal y del Nilo. E ánsi del Sah .ra.-La entrada del Sudan.La colonia española de aíe d~ ro.-Los españoles en el Sabara Ocr.idental~-Rl Tratado de ~r~ia 6 Inglaterra de 1890, sobre zonas de in. iluenc1a en el Oeste a.fr1cano.-Laa posesiones españolas del Golfo de0 uinea. -La cuestión franco española del Maní.
. I
Alemania, en Africa.Fl americano en Samoa. -El inglés en Zanzíbar. -El francés eu Tdues y Madeg car.-El de España y Francia en Andorra.-Los problemu ando:rratoa.-Rueia en Khiva y Bokhara.-La exteriorización ru1a.So e Europa.-Loa tres caminos pata Cooetantinopla.-Sobre Asia.El camino de Persia.-El del TuTk111tan.-El proQlema uiá~ico.-Chi Da, el Jap6n, Inglaterra y Rusia. ,
'
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Lcu gr"'"'" Nacio11tJlidad61.·-La. resurrecci6a de _Grecia... Los Principados Danubianoe.-Los Tratados de París y de Berlin de 1817 y una.La Unidad italiana.-La unidad alemana.-La guerra separatista de los Estados Unidos de América. -La Uni6n latino-americana. -El problema ib6rico.-El PanslaTismo.-El Iberiamo.-El Panamericanismo -La . poUtica colonial británica.-La Federación imperial.
.,
IX
Lo~ ; ,.ot1etorado1 . J Loa administrativos de
X
El protectura<fo ingUs en Rgipto. -Complfljidad de la cuestión 'de Oriente.-La desmembraci6n turca.-Kahomet Alíen 1815.-:-Los Tra· U.do1 de Londres de 1840 y de 10.11 Eatrech,os de 1841 -El Khedivato .t'gipcio.-La,crisis .de 1880·82 . - La Conferencia de Con1tantinopla de
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Estas conff renciae tieneii'" sn antecedente en el Curso de .Dtrecko internacional púb1ico que años atr's dí en la IMsTl TUOIOM LI BBE DE ENs•~AzA DE MADBID, 0
~an pnblicaao un Programa razonado de
y del caal se
Proltgómeno1 é Biltoria del .Derecko internacional 1ntllico y varias oonfe. ' renciae 8oe)tas acerca del Tratado de Berlin de Ii78,-la Cu11ti6• de Oriente,~ Turqu,ia '!l lo11lratado1de1856, etcé· .
tera, eto. J
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VI .IL TRATADO DI .PA.Rf
Nota11,
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j B .
1898
Les oonfar. noiae de qne ae trrrta faerou ooho. 811. titulo ·es este: El Derecko público con~dYllJ?r4,,,eo, p·1r lo.r Trala. dos i1uernacionate1 desde lo1 de Vie1&a d6 l 815 at d~ Pari1 de 1898. D6· estas oonf,,reocia.e, trAS Pe deJioaron espeaialmetl· te al Trat~do dti PGd:t v sui alplic11.cionea: una (fa final) a\ determinar por qué v c'1mo se preoia" en ~~paila. uo11i orientac· ón iotero•ic ona.l: y otras cuatro (la.t1 primara~ del o~reo) á flxµJioar .el valor. snet.aot .v J y la i~porttlo~ia. práo· tioa del Derecho ir.1tArna.01ooa.l en 'ª vid11. de nae~tro tiffmpo. En Jae cuatro ú timas coofarencias 6 leaoionea pi~ extendl ao~ conooian1io que pecaba d ~ deipr·1porlliOn1Adl} y corría. el pehgro efe no t atar en ect .e ail • t Jd s.s l1u m tedas q 11e aparecí1&n efla1adi.s en el pl~n d~ mi UurCJo. Pero lo hL~e con perfecta oouciencia. de lo que llevabi á
pág.25~.
A
Después de escrito el anterior trabajo termiu6 la guerra de Cuba y se hizo el Tratado de paz que firmaron en Paria los plenipotenciarios españolea y norteamericanos~ el 10 de ' Diciembre de 1898. Sobre eate de·,ll)cablt' hecho he hablado y escrito bastan· te en 1899 y 1900, co1.1trasttindo mis perseverantes y calo· rosag protestas con ~1 ab3olato silApcio de la pren~a espa ·, ñola. (singularmente Ja madrileña) y de ca.si todos-podría decir todos-nuestros políticos. J~ 1 Gobierno ee ha desen· tendido de la cuestión. · Entre lo trab1tjos que, con motiv d~l Tratada da P11.rfe, he hecho e estos últimos tiempue-y para algo más que para lamentar lo sucedido · se cuenta. la Conferencia. que 80· bre ese tema dí en el Círcµlo de l"' U oi6n lercantil de Madrid el 8 de Ja · de 1899-la Oonf~rencia que sobre lo1 últimos dat del ~cko internacional contemp'>'ráneo (Tratado cte Pcl.1 1.mfa A ·~ i n de la P1\Z ciAl H-t.yb-GUe· rra del Traottv•u1I) dí An .. U1ilversid,1d de Oviedo, en No· viembre de ] 899-Al C . UIO tie .DerecJ1,o p1UJlico contempo
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cabo. Qa~zá
la demoatraoi6n m's cumplida y palpable de uoo de loa mayores errores de lo poH ricos 6-lp ilo ed cootempor,neoa, eeU. en loe desaatrPd qu~ cabi\moe dA eufiir por causa de noe .. t a polittca coloo1~1 é internaoioru~l en 011ba. A esto Re a.grf&gan dos 'be hos graví mo Uno, la privanza. de que actutt.lmen e rlt f u ;a.n en l~ Hocieia t eiJp tlc,la. los elem~nto~ politico3 que prepara1·on eioa d 11:1asr,re>J. Q;ro 1 el éxito que h1t.o lograd l solicit l de esoi e . em~otod para que en E:1va.ñ t. no be h ~ble · va de et4os deeastrerJ, q a.e p"re. eeo eur..,1Hdos hace cin~utt t"' ó cien años. Tod? e8o me ha. 11 vad.·i á drtt>J.l ar ha e 1. u1 , el deea.rro. llo y e) térmi no e L ú r.i a ga rre. d Espa.ñi oon lo Es· tadoa U uidoe, en· vista de un interéd político de la úuica política espaftol
n
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ráneo sobrd lu1 :I'ralr1dos inteniacimiales de.\'d6 el de · Viena ·de 1875 al de París e 18~ , que ace.t11) de dtt.r en el At~meo de Madrid-y el ext~
o artículo que he publicado sobre
Lar
coloniar e1pañola1 n el libro public do á fines de Mayo en J>aris con el tí cu o de L' Erpa,r¡ne. Señalo estos trabajo or lti impostb lide.d de tratar aquí la materia sobre qnd ellos versan. Eoos eqtntlios comI>letan los que i rman este volumen. A ellos me rE:fiero. Séame, ein embl.rgo, Jíoito reproducir ahora lo m'a euata.n · cia\ da mi particular opinión sobre el Trata.do do P11.rl1, tal como l~ ex~resé en algnnas de mis lecci Jnes del A tlfleo
de
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e
Ma~rid.
. Reprodnzao el ~xtracto pul1licado por ~1 popular diario madrilefio La Corre.qpondencia de Espatfía y rtjprodn1ido, lnt~'tO, por v .. rio~ pe, i6drnos de provin i~ ( ettt,re ellos, eap~· cialmente, El Noroute de Gijón y El Republicano de Ali· oante) en Abril y M.ayo de 1900 . Prox\me;mente se publicarán in eztenso estas lecciones.
I I
El Programa de las oua.tro primeras Cl)nferaocia.s de mi reoienty curso del Ateneo, ed el q lle sigue: . .
I,
Plan del curso .-Sen1oido y ce.racteres de vulg rización de eata, con· fereneiaa.-Aplicacionos á la vida prt'lsente -Ponto de partida y término
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de la inv~etigacif n hiet6ric a.-Desate11ci6n de las clases directoras y d.e los eJemebtos políticos de Eepsiia para las cueetionea internacfonales.C&lJBBB prl.ximas y ltja11as de e6te pecado.-ETidencia del error.-~Da nación no puede vivir aislada.- Falsedad del supuesto de que ~el Den• cho inteJ nacional ea utta iliuf6n. -Avanees positivos é irreductibles del Derecho i~ternacional dentro de eete siglo. -Efectos superiores de la acei6n in~enacional.-La abolición de la esclavitud. -La tolerancia religiosa .-La inviolabilidad de Ja 'Propiedad privada.-Efectoa se cundaric'5.-Loa Tra1sdoe de extradición.-Los Centros internacionalt>s de Per:Da, Paiíe, Btrlín y · Bruee}f s (tle teJ6gnfos y correos, propiedRd lituaria, i11due1rial. utfstica y literaria; pesos y mediias; tra~sport!s por ferrocaniJes; tra b11jos geodésic<'t; tarifes aduaneru, y repre@ión da la trata e11 Africa ).-Lss Co11ferencias de Ginebra, Bruselu y San Pe· tenburgo de 1864, 'i4 y 68 spbre los procedimie11tos de la guerra.-Bl coLveniQ ¿el HB:ya de 1891 Eobre Derecho intetnacioaal privado.-Los acue1doa Eoh· e la mi1 ma mstnia t>n el Congreeo de Montevideo de 1882 . -la actitud de Inglaterra Ente el tribunal de Ginebra do 18'11 sobre la neutralidad marítima rectifica su reEe1 va de l'i80. -Cot ducta de Eapaha y lts E6tados Uni os eD 189'8 re specto al coreo, á pEsar de au reserva ruo de PalÍs.-Alcance de la Co-nfe encía de Berlín de 1856 en el ( de 1 85 sob1 e el e D • -Po ºti va importancia de la .Co11ferencia de la P11 del Hbj& de H. 9 -Demo~ raci ón de Ja otilidad práctica del co110 · cimiento de est&s cuestiones · /del ~studio de la vida intercacional Y de la paqicip~c: ón de Ja ida colee iva, por les últ mos desastresªª, Bspa· .ña.-:i>rofuncio error de uestr<.' s pe.lític os respecto de ]as guant1as que i España daba11 su ai la iei.to y eos fronte· as, é. pesar de sus colonias. -Cegutdad ccI? que Fq aña ee decid ió á sostener sola y con sus e1clu· si~al!I fuenu, ]a últim guerra con 1< s Estadc s Unidcs.-Cómo la excus6 IDglatetra en 189'i. - t!rrores fandamentalfS de la gueYra de 1898 Peaimitmo quEI ha prcducitlo en .as clases direct01as de Be.pañ!l. 11.
Caricter de la guerra de J!spsña y los Estados -µnidos. -~o es una guerra ordinaria ni aft rta solo á los dos contendientes.-Equivocaci6n co11stante del &obierr o ee pañc-1 de haberla reducid() é. e~te aspecto Importancia' eCIOndaria de la poEesión de les AntHlaa por E•paña.-El Líbto Rlljo .-f..us deficiet cias.-Mayor grayed&d de la ninguna atención que le han dedicado r.ues1rcs polftjccs. -Inverosimilitud de qoo en las Coites Jladie baya al:ordado ]a cuntión política entrañada ea el Prato. colo de 12 de Agoeto de 1&12.-0ran iDj osticia de atribuir el fracuo de Ee-paña i su Ejército y Marin&.-La causa de eate es una causa po. Jíti•a y constitu y e la· reapont!dbilid&d de los Go biel 1108 españoles de le s
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óltimos años.-La nota de Mr . Olney de 1891.-Sua anteeedent.ee de 18'i0 y 1852.-Notas de llr. Fi1ch y de Mr. Everett -La política norteamé cana reapecto de Cuba.-¿Por qué el Gobierno 91 • palol en 11!'7 y 98 prescindió de la América Latina1-Diposici6n favorable de ésta frente á Ja actµal insurrección cubana, y i la actitud de Norte A!Jl,rica. -Gestión deficiente de Espaba eerca de los Gobiemoe Europeo• en 1897 y 9i:l.-Actitud arrogante y antipática del Oobierao de 101 Estados Unidos -Men1aje del Presidente Mac Kinley de 11 de Abril de 1898.-El bill fioint ruoluti6n) del U de Abril, causa imediata de la guerra. • Ill.
Los motivos apsrentes y los motivos funrlamen\ales d la guerra. -Perjuicios irrogados á los Es_bdos Unidos por la ins rrecci6n de Cuba:-Insu tancialidad juríaica de este argumento.-Lo destruye la notoriedad. de 1a pa~ti~ipa~i6n directá que los Rstad08 Unidos y los norteamer1canoe, or1~rnanos 6 naturalizados, dentro y fuera de Cuba tuvieron ·en el sostenimiento y desarrollo de Ja insurrección. -Fal ~ ta de quejas precisas por parte de los Retados Unidos.-La cuesti6n del Maine -El arbitraje rechazado e l "\VA.shington. -Incorr ecci6n del presidente Mac-Kinley en su Mene nj e de Diciembre de 189 - In. hábil y extraña actitud de los cGmi sionados norteamericanos en Ja conferencia de Paria, sobre este p\.ftlt o. -Pro,esta de los c omisi onado~ e•J?añoles. -El p~eteito del interés mo• aJ y de civÚizaci6n papa inter · · venir en Cut a. - Teorías noví imas sobre Ja intervención internacionel.-Co : diciones de esta.-domo las excus el bill norteamericano de 18 de Aibril de 189 .-Antecedentes d_e la Cuestión de riente y de la Cueeti_6n ele l!l Plah.-El Concierto Internllciond y las garantías de las intervenciones · sinceras . :..sombras qne dejó la cuestión de Tejas en lit. historia de los Kstados Unidos.-Impoaibilidad ·moral de cualquiert. i ter venci6n, desp és de promulg~dea los decretos autono mistas de N• viembre de 189'7.-Especiales mot.ivos para· condenar l intervención en Cuba por los Estados Unidos, dados los compromiao generalu .y particulares de é tds. -Aumentan esa imposibilidad los prccedlmientés usados en. 1898.-CoJDpromisos de los·Rst&dos Unidle y de Europa respecto de Cuba desde L925 á l 78.-La nota Evere t de 1852.-fº.ª Menssj.es del pr.esidente Gtant.-La actitud de éste frente á las gestiones. de inte1 venc16n de las Repúblicas sudamerisanas en 1879, con motivo de la primera io'surrecci6n de Cuba.;--Fracaso del re · queriiniento hecho P.or el presidente GraDt é. Europa en 1874, para intenenir en la grande Antilla.-Frases equívocas del Mensaj e presiden· cial de Mr. Mac Ktnley de 189i.-Fio. dominante de la intenencíón
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norteamericana: la axpulei6n moral y m &terial de Ksp,ña p~r la sola autoridad y fuerza de los Etttados pnidos.-Determ.inantes dltimos de la intervenci6n.-l. La eficacia de os decre\os autonomishs de 189~ para dar término á la insurrección cubana.-2. La seguridad de qvfll por la actitud de Ingla\erra, las.Potencias europeas no intervend?ían,en l des:gaal é imposible lucha de España con Norte Amédcl\. -Confirma tod1> eso la actitud originalísima de los comisionados norteamericanos en las, Conf~rencias de París, de mayor au reza para el vencido que 1&11 co fe. !'encías de Tiena de 1815, de an Stefano de l· 1i v de Paria de 18~8.
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Ahora JeáDse Jos Eetractos aludidos poco antes, qae se f nblice ro11 por La Correspondencia de Espal1.4 y por otros pe1 iódicos de provincia, con el tit11lo de l
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POLITICA INTERlllCIONAL
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IV La teor{& moderna de la intervenci6n :nternacional.-D ?sarrollo del derecho' internacional en et siglo x1x -Las tre~ grandes tendencias. -1.ª La determinaci6n del concepto de Naci6n.-Lo que respecto e uto entraha la conferencia de Berlín de 18 5.-C6mo se relacionan con este problema las cuestiones de 101 protectorados y ae o&upaciones te* porales de territorios; la de las zonas de influencia, lll del régimen colo, llial y el pro bl a ae las ·grandes nac ·onalida .!es. -2. • L11 sociedad de el Jap6n con los Esla<\es Unirlos, Francia las naciones . - • s tr 6 ?nglaterra., desde 5~' l 6 -Da lae R~pú. licds del PlQta. y el Bra1il oon el Paragaay. de 186,W 1810. -De C'hi na con Ingl t· rr . los E!bdos Unidos, Inglaterra, Rusia' Francia, desde 1812 á 1812.-El conTenio de Madrid del sobre protec ~i~n e!l U rruec)s -El problema te la puerta abierla en ·iente. -:J ª .La garantía de los i ute res s gene. rales de la civ1linci6n . los derech'>s fuudament!Lles del hombre.-L• Cuf1tidn de Orient• . -.r¡a · cuuti~n de !la.lía -:-La Ot'9.Hi~n ~mericana..-Las irea fase' de la caesti6n de r1enh: la griega la g1pc1a y la danubiana.-Traiados de Andrin6polis de 1829, la conferencia de Londres de 1830; el trab.~o de Loudres de 18-' l, el de París de 1850; el de Berlín de lli8 y el de Constantinopla de 1897, sobre la cue,tiOn dó Oriente.-Los trat doa de París del 90, y de Villtúranca y Zurich del 5! . o, la conven· si6n, franco•italisnll d'l 64, la 'PAZ de Praga de 1866 y el reconocimiento .de la tlevoluci6n ds Roma. de 1810, sobre la cuesti6.n it liana·.-8 l Manlsje de Monroe de l 23 los de folk, Phillimose y Buchl\nan de 1848 i 1861 El Congreso Panámericano de 18Bf), las Not11s de Mr. 1n.ey al gobierno inglé1 eD1 lfj95, el Meneeje de ~fr. Cleve!and ie Diciemb re del propio año respecto de la cuestión angloveneiolana y los Tratu.ios 'de Washing\on y París en 1896 y 1891 sobre Ja Cu1slídn. a~eric<Jna.- El Ba;pa"1ioni1mo norteamet"icano oomo un gravísimo problem'l de la hisLo· ria política contemporánea y un gran 'peligro del Derecho públic o modefno.
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El hma de Ja Conferencia quinta tlada or el Sr. Labra en el Atei:eo sobre lee grandes heohoe de la vida i11ternacional contem1'(.iráneat es la demostración politi1Ja de que Ja cat¡sa de Ja iecie11te guerra de los E t dos Unidos con Eepadia fué lo qne hoy ya se Usma el E-XPAN8 ONISMO Alll:· RJOANo. Este reviste una trasce11de11cia excepcional en el d~recho público de los tiempos novfeimos. · Las pruebes ne¡aiiDa1 de aquella tesis son las aducidas ·en Ja Conferencia ante1icr: las que niegan Ja razón y la certe· za de los motivos que así el presidente Mee Kinley en su MeneeJf\, como sus ministros y egeDtee .en comunicecio· nea dipl mátices, como e] CoDgreso de Waehington ·en su /Jill de 18 de Abril de 1898, conEigtiBl:on para. a~oliar la. violenta 11gresión de lrs rorteamericano1, prescindiendo en a beolnto de la invitación hecha por dos veces por el Gobierno de España de someter el conflicto al arbitraje internacional y de la tímid~ recomendación de las grandes Poten· cías europeas . y del Sñmo Pontífice romano de excusar el medio de ]as arma¡¡. · El profesor del Ateiieo insistíó al-comienzo de su Conferencia, en el gran interés de dar relieve á la. especie e que 110 exiE tia motivo racional, ni jorfdico, y menos amparado por . las prácticas contemporán~as, para una intervención interlfaci Dal en .Cn ba. Sc,bre;todo, después de loe decretos autonomistas de 28 de Noviembre de 1898, y maixipie realiZiida del modo y con las preUnsiones ·exclusivistas y arro · geantes d~ los Estados Uvidos, que obraron, de1deilando el concurso de loe Gobiernas europeos anunciado, con deplo· rabie meticulosidad, por las gestiones que éstos hicieron, en Madrid y en Washington, f&ra evitar la. intrusión americana en el mar de las Antillas.
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preoiee.r esto, tanto para explicar bien el estado depnmente en que Europa qued6, y que ha contribuido no poco' lo qoe sucede ahora respecto del eonflioto de Ingla· te~ra Y el Transvaal y lo que quizi Ae prepara, en plazo n leJ.ano, en otra parte? como para. rect.íficar la especie, muy oo. rnda en E~paile. hama 1898, Y. aun en estos dlae, de que son cosas . corne~tes en el orden internacional contempor4neo la condenac16n abeolata del principio ·de la intervención' auq por moti':ºª de interés general, y la afirmación de)~ soberanía nacional, en el sentido de que cada Gobierno dentr? de sus límites jnrisdicciona]e3, es dneft.o de haoer que bien le parfzca. , . ~or eeite error ea fácil qu.e un país abocado ' la guerra mvil>á Ja.anarqoia, á l~ dictadura ó 'l~ teocracia (aun A fin~ del siglo x1x) deep1ert~ ~o presencut. de un extranjero interventor .P~r.onusa, po~1tiva 6 supuesta., del interés general de la 01v1hzaoíón, a1n que contra tal violencia sir· v~n de nada loe lamentos y protestas m's ó menos ret6 ricas. ~or el miem error ha sido. en gran parte, dable la so. lución ver erameote inverosiaiil de la ctteeti6o de Coba aoetrafda, ev.· e torpeza (cuando menos en loe lilti: ~os. momen~o <1el con i~to ~ispano americano), al cono. c~m1ento v fallo ae C nc1erto ~nternacional, cuyo voto const~tuyó . desd~ l.823 A 1878. una de la m'a..pueitivae garati· t1as del domtmo e Eiµañi\ en el mar allltillano. . Las pruebas po iti1'a8 de la tesis que el Sr. Labra sos. tiene sobre ~atoe articulares eetAo en el texto del Tratado de París de 10 dt; Dici~mbre de 1898 y en lo que desde e~ton~ee a\ e~ta fecha viene sucediendo en ]'ilipinas Puerto Rico y Cuba. ' Para examinar el Trat~do de Parí~ principia el Sr. La . bra por. recordar loe f érmtno~ del !\:le usaje preaideocial de Mtc Ktn ey.de 11 de Abril del 98 y sobre todo del bill que en 18 del mismo mee votó el Congreso norteamericano y . que fué el prinoipio de la guerra. ' Lttego analisa. los 17 artículos del Tratado, relacioo'o· doloa con el Protocolo de 12 de Ago3to. éo11forme al cual ee debf.a te~er todo del triunfador arrogante y seguro de q.ue n11od1e le iría á la mano. J;o fondamental del Tratado de P~rie consiste en lo siguiente: I. Espaila renuncia, para siempre, á todo derecho de
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soberanía. y prop.i eJad sobre Cabt., t,ons.adll s<>b.re al loe E4· tad08 U aidoe mientras ODUP.eU f. 0 tbi., el Oll!Bphr cte>ia.9 lat . obligác oes q ne por el h •ÓhG de esta oco pa.c~6n iinpo~e el Derecho internacional para la prilteooión de v1du Y h\oteD· da.e.» Tat.mbiém los Eita.dos U a idos ot>nvieueo en airo ml1 respecto de Cnba. en lo tooa.nt'3 á los derecho1 de los espa· iiole1 que a\li qu"dan; pero s11 compromiEJ? se limita al tiem· po de·la ocupación. Uespué3 no esté.u obl1ga.do1 á otra · oo~a que' recomendar al Glbierao onba.no que auept9 la1.1t condL· · c1ones qua el americiWO ettttobleca sólo por el t1em?o de su dominación. · . II. E1pdia. ceie á los E tta. las ~ Bi ios h. i~\a de Paerto Rico J dem.\s q119 est11.b1n biJ > l~ s?bera.oia ~e la Península en la.a Indias O Jcidentale , todtls las 18 · las F,lipinas y la. d~ Gna.u ea la~ bi-1t ua.a. ~1s Ei • taloeUoidos re3ervi.n ásu Cong'"e30, el ae~ercn1n&r 80· hre los derechos oi v'lee y la condición ~olltica. de los na~u .. ralee de los territorios cedidos por E ip ...ña. ' la Repúbhoa · americana. Sio emba.rg.1, qu~da. establecid?• dea.ie .l~ego, q oe esos ha.bitan tes tendrán a1Je~tirado el ltbre eJ erc1010 de su religió u. Ill. L'>B E-1tld03 U oidoi ex"usa.u á E ip1ñ• . V toman sobre si la responsabilidad de tc>di.S la:. rdolam~oton~i pecuniari•e que se hubietd.B. prod11oido p1r n~rte"'.ai~ric.a.nos contra el Gobierno eapa.iiol, y 83 resqrv1t.n d1sout1r ~011 los reclamantes el supuesto 6 falso dereob~ de é3toi. Eip~ila hace lo propio reepeoto de las re3lam1.mo~ea de los t>~pano· 111 contra el Gobierno de loe. Estados U a1do1. . IV. Estos dan á Españll 20 millonu de dolla~e, .sin deoir por qué; y E 4¡5&fi.l\ renuncia. á . todos los e11fic~o~, muelles, cuarteles, etc., etc., de que d ,efr11ta.b~ en Ftl1p1· . n"s. Adem,s, el Gobierno de los Ett11dos U ~1doa .traslada ... rl. á su costa á Europa. á los soldados pris1oner~s de 101 americanos en Filipinas, v se oocnprome~en á !JtStl'Jn~r. oer· ca de loe insurrectos fi lipinos, la Ebartad d.e loe p~1s1on~ roe españoles hechos por los tagalos. E~ decir, la c~e1 tGtal~ da.d de los prisioneros. E3pañ,i. 1 de~de _l~ego, p'lndrá en h· bertad y repatriad. á Filipiné.1, los prisioneros te.g11.\?s. V. L">B espafi.o\ee naturales de l~ Penlnsula, r~suJ,1nte1 .,n loe territorios ab~ndooados 6 cedidos por el Gobierno~· pañol, podr'n permane"er en é~to ·, circul~ndo en ellos bremente, disfrutando del derecho de propiedad de sua b1e· nea, con el de diepon~r de ella y de aua productos, así OO·
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deuda cubana y 'de Ja suerte de Filipinas) eón retirarse ai mo se 1l J'f al>en sue im¡:Cleíciones; declinaron por tres veces Ja rfferfflrifl de Ja,. cneetiones dfbatidae en Parfll' un ter· eero, tée1>ito 6 ér bitro~ impueieton Ja ~orma es' ue~': ~el •bandono y hasta cuidaron de no explicar la adqUJs1n6n de Puerto Rico como idfmnización de gaerra Y en pago de los 20 millones de ~esos ' que se refiere el art. 3 del Tra~~. . Después, el rrofe1or de\ Ateneo, hace notar C~ID~ loa Estados Unidos prescindieron por comp1eto cñJ pl~bascato en las colonias espd1olae negaL do, ademée, á Jos Latnrale! de aquellos pafsee. el dfTPcbo de optar por Ja ~ acionalidad ~ paflo)a 6 americana. Y trat,ndose de la su rte de eeoe anti· gu~e espefío)es, se limit.aron á eeteb1f1~er n el art. 9 ~que loe derechos riviJes y 1a condición polft1ca de loe hab~tan· tea n torales de les territorios cedidos á Jve E tados Unidos, se determinarfM n por el Cc.ngreeo. > Respflcto de Cu~a (como · ya se ha. dicho y convifne mncbo subra ar), el ~rticulo l .. dispone 1que será acopada ror los Estados Unidos, Y mientras dura u ocnJ.'atción, ell.os tomar'n sobre ef Y cum· pJir'n Is$' obJic.·arionee que por el hecho de o~upar1as. les impone el Dertc~o in ter~acional rara Ja rr.oterc1ón de_Vl~88 y haciendes. » N1 máe Dl mPnoe. Los dte artfculos, l. Y 9 º, del Trate do. Pntrafian gravisimas c~estionee ~e Dere cho internaéional. Por lo pronto nsulta que F ilipinas ee vf?tima de Ja con· gt1,ista y Pu11rto JHco fe adq~uere por ]ae mismas teorJae de Jos viejos reinos patrimoniales. La v{'l1nn.tad de Ira pueblos resulta deecoQocida pct la gran República. L~ego, el e~tado de Cuba ee de una monstrucea originalidad, porque n1 for: ma parte de los Estados U id<'& ni-ee Estad? eob.~rano, ni vive bajo un protectorado. T odo sllf es arb1t ~sr10. odo i merced abRoluta del interventor, que en el b1ll d.e 18 de Abril de IR98 estableció que el Gob1erno norteamericano en· tregar' la dire"cc~6n de la gr~nd Antil1a áloe cobanC1s, cuan• do Ja ie]a eEité pacificada, sin duda del modo que aquel Go· bierno entienda. ! • La megativa del derecho de opción, que eo1o. E~ re~erva á Iod peniJieularee resid ntes en Ultramar, hace 1DJ1lBhficadoe loa cargas que en Ja Penineula se dirigen á lo~ cubanos y portorriquefl.os que viviendo en Cuba, no malltten.en en e~· rticter de es11 anole1. El Tratado de París se lo proh1be.term1 · nantemen te.
mo del derecho de fjercer su industria, conforme Jo hagan, loé demás extranjero~. Mas para <'oneervar el carácter de espaft.lll el rPsidentA en aqneJJos pei~e8. tPDdrl. qne con1ig· nar expnsamente PU voluntad en un regiiltro ad !toe; dentro de un 1tño después del cambio do las ratificacioLed del Tra·
tado. · Adfmáe, loe citsdoe ePpeño]ee rodrán acudir á loe tri· bdnaleE- crdinarioe, utilizs11do en tiu defensa loe mismos p~oceclimienb• s de que se va.Jgsn Jos cind11danoe del t.errito· rio á que pertene~ca el tribunal nquPrido. VI. Asimismo se reFpetsrán • n Cuba, Puerto Rico y Filipinas Je s derechos. de propifded Jiteraria, a ti tica é iDdustriaJ edqnirido& por Jea EPpañoJee. Se permiti1á. la en· trada libre en squelJoe ¡ aisee de ]aa obrse e1-1 añ"les cienti· fi rap, literarias y artít:tiets qn~ no etan ellgrosae para el ordfn ¡.úb1ico, sin pPger df'.1flho de AdnsLa, por espacio de di,.. affoli. L es barres y mPrrand .. de Esr afia, entrarán ,
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por térmi .o de ditz ,,fioa n lee rnertoe de F1lipinas, en Isa mifmsts condicioneP que Jos baquee y m rcantias de Jos Eetsd() U Di s, y en ·el mien o ph zo, ~os buqu s mercan· tes eepafl Es dif.fj utarán del pr<'rio trato que los america· DOF4 en to o o er P á Jos cPrPchoe de ¡1uerto, VJI. l'or ultimo, e~ f&bJeten regles para Ja &uetan· cjación de loe p}eJto y ]es causes crimi alee que se venti · Jetan snte l< e nbunaJr e peninsulaus y coloniales en el momeDto de hac se Ja pez. · · Foe1a dfl Trn edo 'h fl D 4uedF do Ja curefión de la reepon· eabiJidsd de Jea Endefl nJrrema1 ínae. 1~ devo)n<'ión' legi· timos y perticuJ~ ree du• ñ s de ]es cantidades que éstos hu· bieran depositado, por fi&L za 6 de modo parecido, en las ca· ja~ ¡:úblicas coloniales, y la< oeetión del Maine. Lit> a el Sr. Labra Ja atenc i6n se bre Ja manera de es· tablecers6 en el Tratado el abandono de Cuba por Eepafl.a , y .. la cesión de Puerto Rico y Filipinas á loe Retados Unidos. · Los términos son de gran violencia. El amerio1no tiene intfrés en que Espafla apsnzca ercpulsqda de toda Améri· ca, y en qae conste que esto se hace por la sola fuerza norte · america'l.. a. Tal particular interesa aún más a\ Europa y Sur de .América que ' España. No hay necesidad de p~eciear su alcance. Por eso los plenipotenciarios americalDOS se negaron á debatir; amen araron por dos veces (cuando se trató de la
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Y es de advertir q oe el Gobierno eapañel se exoa16 abar>. latamente de consultar' aqaello1 ·espaiioles sus repn· sentantes en las Cortes nacionales, respecto de tódaa estas oaeetionea, siendo asi que coosalt6 ' t~os los ex J'•beraadores de nuestras colonias, á los capitanes generales y a mirautes y á los jefes de partido y de todos los grupoa parlamentarios, con excepoión de los ultramarino3, aatoao. mista& y conserva.dores. · El hecho es de lo más insólito que puede imaginarse, y hay que re]aciooarlo con el heoho auaUogo de haber preaoindido totalmente el GJbieroo de Madrid de la menor oonealta sobre el p11rtioala.r ti los gobiernos loe.toles y auto· nomistas de Paerto Rioo y Caba. Además, li. fórmul11 empleada. en el Tratado dejó d11ioso qae faeran espailolea loJ e4nario1 y b!lleArcu re:11deoh11 en Coba, y si los cubinOJ de DR.oimiento r~sident~ f1113ra de l& iila oo tinúan ó no siendo ~dpañoles. Eitt6 problema lo l!a resuelto reoientemente el Gobierno de Cuba dictendo que son cubanos todos los nacidos en la Isla, residan ó no en ell•. Y el mis Gobierno eiptt.íl'>l ha.o~ m111 poso (l.º deFd· brero de O) ·ando uoa iastauoia.,de una dama fili· pina.viudA d o ma.gt trado espllfiol, q 110 deseaba. volver á Manila y pret~n iíavq e allí se la abona.s'e la v;11ded1d, ha deolarado q11e 03tt\ p'n:-1ió11 se parderftt. en el ClllJ del regre· en de dich~ seii'l A á Fi 1ipinas, p.o"que en el 'P(a~ad'l de P,uie se estebleoe que t 1 los 101 natnraleJ del Archipiélago que eetab~ezcau s domicilio en é:tte pierden su ca.r¡loter de eepafloles. · Nada mle abe rdo d6ntro de las teorias modernas sobre la naci1nalidad de las mojares casadas. Pero adema\s, nada tan impolítico como esta deolaraoioo del Gobierno e tpailol q1.1e exagera el alcance del tratado de P.r.ríe. Por último, el Sr. Libra seila.ló l!' verdadera expoliación qne ooostituve el hecho de haber exol~ido·totdmeate del Tratado de Paria el reoonooimiento de las deadas oolooialea por parte de loa Eitados U oídos. El 01.90 e~ ú11ic1 en la Historia co.ntempóránea.. · · De esta suerte Ee~afia cargó oon 4.000 millones de pt18 • tu, según cuenta de 31 de Diciembre de 1898 A eeta pérdida ha.y que añadir la m'e sensible de 37.506 soldados y marinos muertos, y un total de bajas, entre muertoe, heridoe y prisioneros, de 84.220. Pero todavía es peor el eatado de .
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:ánimo que todo esto ha producido, y que hay que rectificar por actos viriles, persuadidps de que ea po~ible la reoonstruoci6 nacional. Oomo se ve, nada de lo que contiene el Tratado de París tiene que ver con las razones atribu.idaa por los Estados Uni · dos Ala guerra. Es decir, uon el auperior interéa de la hum~ nidad y la causa de la civilización. Hay en él un lujo ·de arrogancia y de prop6;iito de humillar' Espaila, seguramente por alg? m4s que por ~era antipatía A este país, 1'0D el,que e\ presidente Ma.c-K1nley \firma que los americanos no te'nian roce algQno sangriento. En ese TJ:"atado no se establece la menor 't&rantía del de· recho y las libertad?s de las Antillas J iaS' :rllipinae, entre· gadas al arbitrio del Gobierno america~o. ~i . remot~~ente se pone limite á la ooupacion de Cnba, má~ incond1c1onal qae l de Egipto por loe ingleses. Pero después hay que ver cómo en la prActioa. entiei;iden y practican ese originalisimo Trat•do, los E,tados U nidos, en .menoscabo de su gran prestigio democrático, quizá de la solidez de su gran imperio y de eegor_o contra las re~om~n dacionea de los Padres de la Revoluo1ón y la Const1tuc1ón de Norte ~mérica. ••
Reanudando el Sr. Labra en el Ateneo eue Cotifer ocias semanales . interrumpidas por las últimas fiestas, comen· zó p,or recordar, primero, sus. afirmaciones réepe~to ~~l Tratad-o de París de Diciembre de 1898, que oontradiJO abiertamente prllioipioe tenidos hoy por inoonteat.ables en fl Derecho público internacional, y segundo, alguno de los con~ptott"'Cooaignados, tanto por el presidente Mac ·Kinley, como por el Congreso de los Estados Unidos eu sos declara· ciones de mediados de Abril de 1898, para definir, razonar y justificar el atropello de la solteranfa espa!ola y la ioter• vención americana en Coba. .
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Por el referido Tratado quedan sancionados la imposi· cil>n de la fuerza sobre el arbitraje internacional; el derecho de conquista en F•lipinas; la adquisición de Paerto Rico como indemnización de guerra y dentro de la teoría de los anti2uos reinoa patrimoniales; la creacidn en Coba . de una entidad política que ni es Estado independiente, nocolonia, ni Estado federal, ni país protegido: la excusa 'absoluta del plebiscito como medio de determinar la situación fotura de lals antjguas colonias es¡;ailolae; la negativa abao· Jnta al derPcho de los espaft.olee nacidos en Coba, Puerto Bico y Filipinas á optar por la nacionalidad ·o ri2inaria ó por Ja impuesta por ef hecho de la guerra y la dec 'inación 1 or parte de los E~tadoe Unidos de toda responsabilidad en punto á las deudas y compromisos contraídos por Ja nación vencida, con motivo ó por razón de los paises anexados' la Re¡;ú lica americana ó arrancados al imperio español. Esto en la reJación del Tratado de Paria con el Derecho i~ternacional iúbliro. Respecto d~ la eficacia. de ese Tratado en Jo relstiv loe fines pereegoidoe por loa norteamerica· nos, hay ne considerar a(I te todo les decl"rac10nes oficiales de su Gebi n a in· iar la guerra y que comprendían loe s· goienf.fs fX remos: l . Oaba era y dP~a eer un pueblo libreé independiente. -2. L os Estados Unidos no querían el dominio de Coba 3. El Gcbierno orteamfricano entrfgaría Ja dºrección de Cuba á los cuba os tan pronto como estuviese pacificada la isla .. Sin embargo (de esto, en el Tratado de Paris, el Gobierno de Washington DO se obliga, respecto á la grande Antilla, l. otra cosa qoe á. la práctica de los principios generales del Dere o dA gPntes. Y respecto de Filipinas y Puerto Rico,. el mismo Tratado dice que los derechos civiles y politicos de portorriqueiios y filipinos eer'n los que giiiera conc1d~r lo1 el Congreso americano, donde, ni Puerto Ri-co ni Filipi· nas tienen representantes. Aumenta Ja dureza de estas afirmaciones la manera con que el Gobier,no norteamericano las interpreta prl.cticamen· te. En Fílipinae subsiste la guerra de los indígenas contra Jos invasores, l. los cu11Jes aquéllos acusan de deslealtad en punto al cumplimiento del convenio en cuya virtud los tagaJoe pres aron su conoureo i las armas nerteamericanae. Es· t&B, eran impotentes, por si so]as, para ooncluir con el poder de Eapafta en · aquellos paises. Con tal motivo se recuerda,
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que, p,. a un efecto an,logo, fueron impotentes las armas i~ gleeas, eae.ntlo, en 1762, ae apoderaron de la pl"za de Han1la, reconquistada i los dos atlos, por loe fiJipinos y espdiolea que dirigió el insigne Anda y Salazar. . La situación de Poe1to Rico apena profondsm~nte. La propaganda de Jos Eeta~os Unidos ha deehonrado á .aquel pais al mismo tiempo que heria el prestigio de E~J.aiia CO• loni~dora, divt>Jgando la éepeoie de que todos los htabitantes de Poerto Rico, stn distincion de procedencias, cJaaes y posfoionas y a.pesar de la conocida. bietori" ele la. l <4la.. Y · de eue antiguas y recientes proteat~s de fervorosa adhes1611 i Eepafia, habian aclamado al invasor. Ya dice bastante contra esta tesis el do \e hecho de lai resistencia nor~eamericana al plebir:Soito y d haber~e. r~etria gido después el softagio para las eleccíooea muc11c1 µH. 1ee. Aparte del adelanto de la legislación civil de los ~erad_oa1 de . la Re¡ ública que co1u·ienten la adquisición de lat. l'rop1eda.d territoria.l s6lo al ciudadano norteamerfoano. ·En Puerto Rioo hoy rige la dictadora militar que se i?'· pone á )<Uf organiemc s locales como en los tiem1JOS más duros del viejo r•gimen colonial y mediante la derr-ga.01ón, implícita 6 eeplicita. pero completa, de los- de cretoA e~paño· les de Noviembre de 18'97, en vano . invocados aho~a por los pu.-rtoriqufiios. . . : . . Se ha establecido alH el fuero atractivo de la 1urisd1"ol6n de guerra para los delitos en que sea. part -. un americano. L ~e mercancías r,uertoriqueiias paJ?an fuertes dere:.. hos en Ja Metrópoli norteameri(lana, que defiende sos pro ~1 0 azúoarea de caña. y ·remolacha, aun mis que defeudió loe sa v s ESp~ña. Y como que el ·a rancel de la lela. es alto para todos loe productos no americanos, resultar a dific.~Ueima la exoor. tación colonial, por falta dtt correspondenma. dA merotl loe, ei Puerto Rico no viera reducida. cada vez má ,1:1u p. odaoción. En .el orden politieo no hay medio de imaginar el porvenir de aque\la isla. Lo mlie probt1,ble es que no sea Ettta~o f~ deral ni territorio bmericano. Quizá resulte una. colonia mi· litar ~ompletamente fo:ora de l~ Co~et1tución ! df3 la.e t~a. dicionee norteamericanas, pero de importancia est ratégtoa. en el mar de· las Antillas, dominando el golfo de Méjico en loe cana.lee de Panami y Nicaragua. Loe informes que reoien~mente ha dado una de las primeras autnrida.dea militares de aquella isla al comité senatorial de Waehington
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han sido opuestos · á la aptitu'.d política y al dereobo de loa puertoriqueflo~ para gozar de las mismas franquicias que los ciudadanos de Nort~ América. Es precj so leer eeto en los peri6dicos de los Estados U ni .. dos para comprender tamaño disparate y tan esoandalos& injoria é Puerto Rico, de una historia brilJante, que en vano intentarán borrat ene actuales coli qnietadoree.-Díganló el maravilloso éxito de las il{randea reformas expansivas de las Oortes de Ct\diz y del Intendente Ramlrez dPsde 1811 á. 1816; y Ja manera· de he b~r disfrutado aquel pafs de las libertades¡. úblioas desde.1820 ' 23; y Ja protesta y petición qbe los representantes de loe Ayontamienros puertorique . ños hicieron al Gob·erno es¡;>añol en 1865 para que antes que las reformas poUticas y económicas para loe blancos, e& hiciera alJi la abolición inmediata y simultánea de la es cla vi tu de fos negros; y el modo y manera verdaderamente excepcionales con que aUí se biso la aholioión d& Ja esclav1tnd en 1873; y la virilidad cod qne por espacio de más de veinti ºneo ail.os luchb contra l~ corrupción elec. toral y el ocedimiento de loe candidatcs cuneros y oficiales envian o al ar ento eepafiol representantes indepeniientee qa , sin des ayar, un solo dfa, pidieron enér ~icamente la identi Qe dereckoa civiles y políticos d& los espeñoJes d~ uno y otro hemisferio y on régimen :ocal xpaneivo y au to~mieta para la colonia; y la cordur~ y el éxito con que los uert oriqut>fioe ejercitaron todos los derechos que les rec noció la Repúbli ca. eepaflole. por la liber tad á Ja pequeft.a(A ntilJa deJ titulo l. 0 de Ja Constitucióa del J869 v Ja ley mnnicipal y provjncial de 1870. Adem~s Puerto Rico tenia. eu 1898. una población de cerci. de un D\•llón de almas ó sea 106 por kilómetro cu drado; un movimitnto comercial de 20 millones de duros y un presosto general de cinco y medio millones de pesos, con los que se pegaban los gastos generales de la isla, dfljando un supera bit de ce1ca de un millón de duros. Ye. coatarie. prob~r qae mochos de 1oe Estados de la ltepública norteamericana tienen estos títóloa para gozar de Jos beneficios de la Constitución de 178~ y de sud quince enmiendas. Seguramente no los tenfan Tejas, 11i NaeYa Méjico ni Oalifornia cuando en 1845 y 1850 entraron ' formar parte de la Unión Americana. Mucho menos loe tenían Montana y Dakota en J 889, W yoning é Id1bo en 18 7'0. Y no habrá medio de probar que Puerto
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Bico f8 iDferior hoy misme ' Ja Florida que es Estado des· de 184 , y i Colorado que Jo •s desde 1876. La injusticia en este J nDto llega i Jo incaJifica ble. .Adem4a un ci' lón ha destrozado btJena par te de las po· blacio11es y la mayor pa1te de las hacielides de aquel país. La mieeria ha entrado de tal modo en }a desventurada isla. que el gobierno de W eehington ha acordado en ea tos dfas que las cantida4ee pagadas por los frutos paertoriqueil.os en las aduanas federalei se d~diquen A. aliviar la miseria de Puerto Rico. En Cn ba la cuestión ofrece otra e pro por~· nea y entrafiR. un grave prob!ema de porvenir inmediat . También alli impera et gobierno militar Para dentro e una 1e~a11a, eeUn anunciadas eleceionee municipales, imera consulta que se hace al voto de Cuba; más para elJo se ha a~oli~~ el wfregio universal. Junto al Geibertlador general maht.r . eziste un ConEtjo de Secrete rice cuba11oa que debían oca · parse de todas l•s cnestioDee de <'arácter civiJ. Estos Seer.e tarioe son a; movibles y de Jitérrima eltcción del Gober nador 1 ein. más facultades que las de la propuesta, que el Gobernador atiende ó to, sin nzonar Ea resolución, invee· tido como se halJa de plenas facultadf>s, que ya ha usado con todo des t! hogo , bif>n i ...era modificar-JalegisJacibn poJítiot\ proceEaJ, ¡enal y aun civil, armcnizáJidola con Ja norte amerfrana, bien rer:a Ja designación de foncionarioe públi008. l ce Sr creterios ni fi1 men loa decretos, que eueci'ibe el General Jtfe de Estado :Ma1crael GobierDo ge11eral de la. "
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En estos ú l ti mes iiemros se ha acem tnado ·Ja tendfncia del Gobierno ~eneral de redu~ir la competencia de ke Se<""r&tarios, excluidos en absoluto, áesde el. principio, dPl conocimiento de Jos negocios de guerra y aun de los fi· Jl81leieros reJacior ados con Ja Aduana, CUJ081 pro4uctos totales i1>gref&D en tl Tesoro de \ Vsahington. Eete, por •hora, ¡:aga fos gestos genualee d~ los municipios, que en (ambio, D~ I'neden a1bitrar fondos. , La tenduida untralízE dora entfs et ña1ada ¡.roduce el d~H1e tfec-to de fDEBDthJlr Ja eccibr ptreoDal del Gobernadrr y de referir bnen golpe de DPgocioe cubu1oe a\ conoc~miento directo y Ja lejana iesolución del G o b!~rno d~ ~ae~111gton, d<>nde se ha ve11ido á. cnar uaa ee¡:ec1e de m1n1eterio ú oficina más ó memos irJ fgolar, de negocios coloniales q~e qui2á, con el tiempo, teme el cardcter de las famosas Com1· ~
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sarias de la agrieult'1l'a. del trabajo, de la eduoaoi6n y ~e los indios, que comp~e~entan la acción regular de la adm1·
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que las a.utoridaClea americanas se ábatienen cuidct.dosamente ·de toci pereecuci6n personal por motivos polítiooe. Esto ha in fiuf do muoho en el con tenimiento de la protee • ta cubana. contra h.. Pf"Olongación de 1a iotervencion del Gobierno de Norte mérica, por me:lio de una verdadera tliotadura militar eu"viza.d" en loe procedimientos. Pero ya ahora la protesta toma gran viveza An la ¡Jreosa. y en Ja tribuna. Et Gobierno de 'V aahin~ton acaba de enviar á Cuba á su ministro de Id. Guerra. para. q 1 1~ eetadie IR. situación d~l s;aid. 'l'amb1én Jlegó despné~ á. Ja. H~bana el Comité senatorial qoe ha de proponer al eoa.do l. término ó Ja cootinu~ ción de 1 J exi tea te dD aquell I -le.. El Ministro y loa Seo11dores tienen frase vara todoE', y BU opinión personal ci fiuit tVtl re nlta. una ver dera. ioc6goita. Pero Mr. Mac K 1oley no dice palabra. Ea loa Eitlldos UnidorJ exi8te una fuerte corriente ¡;oHtioll francamente favor a bla á '" anexión de Cub~. Y el recuerdo de Jo suce- · d~do en TPjae hace cincnAn ra años. autoriza torios los te· mores del s ptttriohs cubano . 8.Jbre lo que no hay Ja menor divP rgPncia en Jo:¡ Est~ los U 111dos es eb creer qne solo l. estos correepoude la faonltad de fiisr las condiciones y el término de la tutela en que vive Cuba. OcioRo decir Jos p~J1aroa qoe Abto _entraila aun pá_ra la i ranquiJidad ma terihl y el porvenir moral económico de la sociedad cu ana , donde ye. se van formando part1do3 que afirm hndo la. iode eod n is. de la Isla, se diferencia.o solo respecto dfll modo de llPga.r á ella. Unos (el p rtido ooserva· dor} pret ncien el prot~ tora.do transitorio de loa E ta 01:1 U ni· dos: tros ( e.Qtre ellos ·1 más cara.eterizados ~ol lldos de Ja inaorrecc:ió que determ JDÓ lti. int rveuc .6 n de N 01 te Amé1ica) quieren Ja in ei endaucitt. En -tanto sólo vive.l~ dicta· dura.. norteamericana . á Joy d e aílos de evacuada la g rande Anti ll a. po.r hls antoridades aApttñoJas. Estt' no h8brf1J sido iioei l e si el JJroblAma de Cuba hu · hiera cai o b jo ~aj ariediccióo 'del Coocie to int~ro~cional. Yen o mal h•s Cod 11 8 para. España, 1 probhb \e B qne se hubierP. i puPRto la. ~oinci6n darla al prob lP ma. rle Creta t! D 1 o9 y 189~. En ú ltimo CllfO, erafl \11'6C~df'llt 8 para t>tra boluc1óu, <l Hde Jn -go, Ja neurralizaci6n da Bélgica. en 1831, la d las islaij Jóni ·ae de 1863, la de Luxemburgo de 1862, y sobre tod la de 811ize., que data de 101:1 tratados de 1815. Es decir, todo aquello en qne na.die pensó, ni quizá podía pensar, en ¡, Conferencia de Paria de 18 98.
nistracióo norteamericana. , . Por estos medios el Gobierno general de puba no ~olo.ba introducido reformas tr11.ece_ndentalee en . 'ª orga01za.c1ón judicial cubana y en su derecho proo~al, sino que he: co~a tituido una. especie de Corlie correcc•?nal, ouva~ atribqc10nes se condensan en la p~rsona de sa J ~re, a~tor1~ad y~n~ ~· , ~ 08 res"lelve sin apelación, sin ley y por hbérr1mo JUlolO personal, lu oatieae que someteu ·' su fc1.llo. . Por lo mismo ha sido posible. recientemente, la interven·
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ci6n personal y pública del Gllbernador gAne~al en un e!• caadaloeo prooeeo sobr~ ab~eos de ~d~anas, en cuf" tram1· taci6o les antoridarJes Jlldio1~les qu1~1eron proceder oon la independencia fuooiona.l que gara?t.1zaba~ laR l~ye_s. No hay que hablar·de v~d munic~pal m "'rov1no1al. To.do -esti en manos de los pree1.iantda 6 Jefes de laR corporao10· nes. los cuales deben su nombramiento al G >berna.dor. P~ decreto de é~te se h.., a~laz do el pago de la11 de~da.s munt· eipales. mente n~da se hace hoy en C?ba, a100 tolerado por el iern "lita.r. Las obrae p~bhctt.s se decretan Y contratan aehi ton. . Ahora se trata. <\e na modiiice.oión profund~ y ~1et.eml· tica de las leyes civil y procesal de la Gran Ant1llc1., ea. -vista de la le · s laci6o nortearn~~ica.na ..P~ra. ello el Gober· nador ha. nom rado ana. reducida oom1e1ón de cuba.nos Y norteame1 ictt.n s encar~ado de prop~ner la ~eforma., q 11e sin duda',• ., pr9·bada por aquella. autoridad, i-anl contar oon nilu~ún otro dato, formará pronto parte del n 11ev'l orden jurídico de Cuba. . • Se pecar.la contra la verdad diciendo q ne tn<l~ cuanto ahora ocurre en la Gre.n Antilla es deplorab e. Muchas. de la.e disposiciones contenidas en los dos volú .nAn~s pnbhoa.· dos en 1899 con ., tit~t de Oi1'il Reporto/ J!a;or g~ndral J. R. Brooke, military Govtrn.or o/ Ou~a, son ~tend1ble~ Y hasta p 1a.ust bles. . . . Es falso que la inmoralida-1 a.dmtn.1strl\t1va. be.ya a~mentado: por el ooottt1.rio, lt1. reut~ lle a~na.n1u ha crA~1do l. pesar de la variación pooo s~t1Hf.11ctorut. del a.rancAl.. El or • den público y la. policía. san1td.ru~ de 'ª. H .,ban11. ('>b¡e~o de upeoialisimo cuidado de GJbierno amerto~no) ~e m.¡,nt1en~n en condiciones de estima v progreso. El J aego Y la. embl'l&· guez ae persiguen de m1Jdo eficaz.-Y hay que reconocer
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Pero este es ya, tal Vfz, el problema de mai'iana en Améri· · ca: de on mai'iena que ya casi amanece (1). • 1
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3 En Ja euterior Conferencia del Ateneo, el Sr. Labra sos· tuvo que ei Ja cueeti6n de Cuba hubiese sido someti.da bl Concierto iaternacionaJ, aun en el caso de que Ja Aoluc16n no correspond1era en~eram·ente al.derecho de Eepeña y á las ~onvenierci1ie de ]a grande Antilla, Jo probable eft que el pro· blem ee hubiere. resuelto de una de estas dos maneras. Uta eqnel1a con que se neolvi6 la cuestión d~ Cr~ta (última. f~se d.-l problema. europeo oriental) en 1869 por la. Oonferencia de Perf~~ en l El78 y 1886 por loa Congrfsos de Berlín acto de Halepa; en 1896 por Ja carta votada ~or Ja Aaam a e e patrocinada J.Or ]~e gravdesPotenc1as en 189 por el 'Tratado de Constantinopla. La otra olnci61y'e ra Ja neutralización de la grande An· tilla bejo el atróDato de hu:t grandes nP.cioneti de Enrope, de Ee¡;a ila, d los E tadce U~idoe de América ~de las Re· públicas 8ude ericnnae en v1sta de Jo que se hizo respecto de Suiza. en t-1 Congreso de Viena de 1815 V de lo que dee · pnéa se be. be bo pera Ja nentrallzaci6n de Bélgica en 1831, dé -laE\ ialee J nicba en 1863, del ducado de Luxemburgo de 1877 y dt-l .!!:atado libre del Congo en 1885. SQbre este tema d1ecnrrió el profesor del Ateneo en en con· 0
ferencia del vi•rnee último. De les dcie eoinciones entes indicadas~ la pr~mera (~a
au,tonomia cuba'iza gorantizada por el Co.ncurto internacwnal)
era Ja que mee coi> upondia a.I d recho de Eeyaila-• n el su· puf ato de que ~l éxito deFgraciado de la .guerra con lo.• .Es· tadoe Unidos no ¡.e1 mitie1 a rece bar -e] e1mpJe mentenn:~1en· to de Ja flituación poHtica cna.da ¡:or les decretos es~r,nolee de Noviembre de 1897. (1)
Despu#s de dicho esto, Ja pte~sa. de Madrid ba .d11do }ige~a c~en
ta de la ccmtituci6n del noevo Gobierno de Puerto Rico No u poa1blo formar juicio por lo que dicen los cablegramas.
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Por aquella éoluoióa, t.ociaví~ Eápafia habría podido man. tener n el Nuevo Mundó, con el apoyo universal, la1. glorio bandera de los desot. bridores de América, arraigando en ,.1 mar de las Antillas las instituciones de 1897 con el een· . !ido ev~l~~ivo de _Ja gran colonización españ~Ja, 1'ajo Ja 1nflaenua 1nternac1onal y den u o de las corrientes novísim11e.c0Joniz"dorae. Por'lne en todo caso, pero prinoipalmen. te en esta época de liquidación, con viene mucho advertir que .no. es justo estimar \a colonización · española por Jatt desv1ac1oneat y corruptelas de los siglos x~n y xv1u 6 vor Ja reac ·ión y el anacronismo que se prodncen dPade l 2.:; hast~ época muy c~rcal!a, con e1 eatiafact~io paréutesis del Gobierno de Ja Reiiúbhoa. de 1873. Aqu lla colonización. que desafía el contraste.con las dPmáe'_ emp etiáB análogas d-l t:sU época, tiene que ee·tudiarse en los libro de nuestrod colo- · n~et e Ustáriz, ~ lvarez Üdorio, Martincz de la l\.1 1a~ y Ctt.m. p11lo; AD el s~nhdo t te.l de lA famoaR. Heco i1aci6 . de IndieH · de 16fi0, y Bfñaladameote en la Jey 2.ª, libro l.º ,1 J. libro 1.º .....:en las Jeyei:J 2. 8 y 13. tít.. 2 del libro 2.º-la l. a del dt. 17 . -la 13 del tít. 1. 0 y Ja l.ª del tít. 26 la 3 del tití. _,¡ y la 2:! del tít. 36 del libro 9. 0 refArentea al fin tle la< ol u zuc'6n 1 larela~i6o_jurídica de los Reiuos de Amérins y Cru~till • á ,h orgao1zac1ón económica de Amériou, á Jii ucción de.los iodioe, á la vida local, monicip14 l y region4l de Jos DU • ves Rei # nos y A las garantias del esrafiol, ori~iuHrio 6 re a uido e lOri nuevos. paiaes, al tPnor de Jo que en la Me rópoli rogl y .l o qne privaba en el Mundo culto en aqu~llos eif?los. Despu he.y que ten r en cuenta la admirbble obra del Ma ués d ~ 1 HQno1a, el ¡.irjmer Ministro Universal de Indias, de 1754. y Jos decretos de las Cortad de Cádiz . llevados á cumpH • tfecto, ·con éxito fxtraordinari<1 é ittsoperable, ee~ en Cul.1 como en Puerto Rico, por el Intendente l\.al:Dinz de ""1llai 1. rrutia, dt3sde l 812 á 1820. ~~l'añe. entonces JJUSo, hasta. .donde era poE!ibie por ci mll del interés mat~riad, el interés moral del empf'íio col ou 1· · z~do~; consagró la acción directa del Estado para la t ·vihzac16n del Nuevo Mundo; a1firm6 por leyes 111. identi ~rl de ~os de_rer h~s civiles y ¡10Jíticoa de Jos espa.ü les de n u u Y o~ro ~emiaferi"; prochsmó la asimilación progreaiv de Jos 1nd10E1: y recovoció la LOtl\ Joca 1 por medio de las Orde11.anzae Y· compilac16n <ie Jas leyes originarias, ¡:or 1~ extensión de lo A yente wiPntos, y en fin, por la consagraQión de loe Condlios provincil~les y rfgioDales á que se refieren la
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leyes que @eñaJan el i ueeto preemi11ente que ea las Cortes americanee correspondía á las ciudades de Méjico y el Cuzco, al modo que en le. Península sucedía eon Bll'rgos y To-
ledo. Sin duda. ~ería un dislate pretender que á eeta. hora pu· dieran tentir aplicad6n. Di siquiera en Filipin•e, las vi~j1s · leyes· pero su sentido comJ.¡rensivo, educador y morál, deJ>urado de &M melf'zae y acarreos de los tiempos, merece hoy mismo todo géoerG de r• spetoe. El principal trabajo del colordt:ta. ~ap1sfiol habría de e~r harmonizar · la obra de loe •iewpos paeadoR .con }Me exigencias del preeeote y de .. terminar Ja er érgica reforma de todo lo anti cu.a do yana. crónico, con Ja convicción de que Ja mayor gra deza de España, en el curso dA su brillante h1ator1a, ha correepondi. .cio á ?a. id en tificaci6n de este pada con las ideaA madres de Ja ' oca, ~n la cnal aquella grandPza se manifestó. Doble motivo i ara perseguir la intimidad de E:tpail~ con el progreso actual del m.undo y Ja determinación de su nueva vida dentro concierto internacional. Pa todo b · daban ocasiones, escenario v mAdios fX. • epciona , Coba Pnerto Rico, eu ' 1898. E~pañe. pndrfa. haber rea lizado all una admirable obra. no sólo en honor y provecho suyq', si q ne An banefiJio de la paz de Europa y América v del progreso general del hJ nodo. Para Pllo enia Htuloe sobratios, re .onocidoa de modo elocuente por Pl ministro de loe E:1tüdos Unidos Mr. Seward, que halle en renta años Ja ~rocla.maba como •una verdadera potencia sm rirana >; precisamenta en el periodo crítico de Ja intervención francflsa en .M éj rno. De análoa"tl modo se ( Xpreeaban Jos s ~ · etarios det Gobierno de Washington, I'tl . Everett y Mr. O nev, PD eus fammma, aracteristicas y transcendental s notas de 1852 y 1896 sobre el ¡Jorvenir de Cuba y las relaciones de Earopa. v Norte A~éri 1a, con moivo de. les colonias euro¡ eas del Nuevo Murldo. Además. discrAtttmente, era impoRible prescindir de que ~asan de 0:00 Joi espailoJee qn~ hiy viven y trabajan t•n el oontinente am riceno, representando un fautor e~en cial de Jos progresos de les ReL úblicaa ltitinae de América. Por tanto, ea casi ioconcebible que de la últ.im i. guerra haya salido Eepeñ peor qne 'fnrqafa. de t1U Jocba con Ja Europa contemporánea. Porque Turqnfa (á pe ar de eua notorios y monstruosos pecado&) en 1878 y en 1896 ha potli· do conservar i Creta, de ningún modo unida. por vinculo 1
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étnico, politico' ó moral, á los dominadores rf e Constantinopla, ,. rMmemte 11campadóe en un extremo de Ja viPj~ Eurci · pa y tenidos atniversalmente por una 1 osit1va afreJJt~ de la civilizaci6o moderna. . La otra solución (ta de la neutralización de Cuba bajo un patroneto eor()peo y americano) tenia un carácler iLtt·rna· c1onal de mayor gravedad y superior trascendenciaL. Como que _por eJla quecfaba excluida toda pret~neión exoluaivit~ta continental, en el 11J1Undo ~escubierto por Europa y cuya ac. tnal fxt1 aordioaria civil izaci6n hay que atribuir, tanto á ésta, como á los elementos propiamente americanos de di· versa procedencia y djstinto sentido, q e "onstituyen la baf)e presente de Ja socied>ld traR'ltlánt1ca Y además, porque sc,bre el hacho .d!' la ntutralizaci6n d f . uba podrí lltt· gar e á la n~utralizaci6n de las Antilla1 todas. ~rtlciaa á rtt.zonades con•~esionea dé Francia, I glaterrii, Holanda. y Dinamarca, que poseen en el Mar Caribe colonias más ó ~en~s import~ntes, seriamente amenazadas por el expan · s1on1smo americano. . También podría pensarse qua para esta. solución eran a~tecedentes valiosos, de una part , todo lo que Francia, Inglaterra y loa mismos E ;tados Unidos httn hecho desde 1825 á J 87 4, para gerantiz~r lb soberanía 'd e Ea peña en Cuba y Puerto Hico frente á Jas pretension e · a• ti· c~Jares, eftactivas 6 so puestas, de cada una de aquellas na · c1ones, y por otro lado Ja actitud y diap sición de las Re públicas eudamericanBs con .:elación á la actual guerra de Cuba y frente á las aspiraciones absorventes de lot:1 Estados Unidos. .. ·Aun en últ~mo térmi-no, podría. h berse o~ntddo con la cooper'aci6n dA cierta parte de l'a opi i6n i úblioa 9e los misme>a ..~sta~os U nidos;_ o pi Di 6n rehecha conttdo la prop ganda d.el .J•Dgo1em~ y los 1n~erea~s de lo~ expa.neioni~tas é impe· r1absta1, mediante el rnllu.10 de muchos hombres rectos y prudentes de aquel pafs, v por efecto de una actitud resuelta de Eoropa y ·de Sud América contra ltis exageraciones de Ja política Monroe, bastardead~ y locamente comprometida d cin'tnent~ años i eata parte. Abona esta creencia' la importancia que en estos último . días ha adq oirido en aquella RepúbJica la cam ailti de los anti•xpaneioni~tas que se inspiran, DO sólo en razones de j~stici1t, sino también en con~eniencias de la política. inte· r1or de la Federación·, así como en Jaa recomendaciones de
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y de los fundadores · ó Padres de la Uni6o amer1raoa. La idea de la neutralidad perpetua de ciertos Estados, ha tomado mocha faerzB en estos últimos tiempos. En las Conferencias interparlamentarias ael Haya, Bruselas y Ba dape .. tb de 189 i, 95 y 96 respPo~ivamente, logró los honort»e de una gran consideración. En ta Conferenoia de Bruselas de 1897, volvió ti plantearse esta solución con un carActer <le grsn generalidad que perjudicó á un acuerdo definitivo. Pero la insistencia de e os requerimientos al voto de los hombree doctos que opñetituyen eaoe Congresos (en loe cuales están hov represente.dos más de 1.500 de los 8.000 miem · broa de l ti Par1Bmentoe de tod 111 loe psíaee europeos), bien demue tn1 que el empeño está saliendo de los límites de una generofla recomendación y de las nebulosas de un idealismo arrobador. Claro eR que cuando ahora e habla de la neutralización <le Cnba, no se trata precisamente del problema disentido en l~s Conferencies interparlamentarias • .Et actual de Cuba (inquie , eosceptible, di gustada. por la prolongación de la inter i6 ~mericaoa y quizá \ID tanto amenazadora con el ej plo de obstinada resistencia de los filipinos y las más ó menos~ adas simpatías cie aJganos grupos poH· ticos de Jos Estados Unidos) es más práctic«;>, más próximo y correepond inmediatamente. á. loe Gobiernos, del modo y manera qoe sucedió en los caeos de 1815, 1830, 1877 y otros antes oi ados. El valor y jla trascendencia de Ja neutralizaci6n de Cuba (Y, por ella, de la neutralización de todo el grupo antillano). puede calcularse teniendo en cuenta no solo los datos anteriores sino la. probabilidad de que por efecto de Jo que aho· ta miRmo .-atá sncediendo en aquella isla, la incipiente pro · testa de Puerro Rico, Ja. alarma de las Antillas próximas y la actitud equivoca. de machos gobiernos de. S11d América, ese problema se plantee al fin en el .Nuevo Mando, dentr ..1 Cfe un periodo no muy largo. Pero segara mente se podría haber planteado y resuelto mejor, antes del Tratado de Pa· ria de 1898. Par" que en aquella oportunidad se hubiese discutido bien y con efecto satisfactorio esta aoluoi6n (ó la de equiparar Cuba 'Creta, después de 1896) habría sido preciso, ein d da, que las grandea Potenciae europeas se decidieran .1i afirmar s~ competenoia en este negocio, ya por motivos
.; generales j ari .ficos, ya en evitación de coll fiioto3 interna· oioD es que quizt\ preoipite y agrave el deplorable éxito del último Tratado de Parle, ya haciendo valer ante el Gobierno norteamericano el argumento de que á la aooión e 1leotiva ele las naciones modernas, se debiJo, deotr'1 del siglo que corre, la solacibo del problema oriental europeo, la bllnlación del exolueivismo japonés y ehino y la distrihu· pacHioaci6n y la snperiqr cultura del continente africano. Y es notorio: l.~ que en la obra g·eoera.l europea. respecto de Asia y Africe.. han participado directt1. v eficazmente los &mericanos, v 2 ° que ei é.stos no han hecho lo mismo en las cuestiones egipcia. griega. y danupia.naiébe."Je, entre otros . motivos, á que el Gobierno de la Ca.ea anca no lo ha pretendido, manteniendo de tal modo el rogr~ma de Jorge :Washington de abstenerse sistemática nte y por propia. t.oñveniencia, de las complicaciones del ~iP,jo Continente. A í v todo, el Congreso de loa Estados U oidod, á fines ·de 1896, acordó invitllr á. las Potencias enropeae& á tomar me· · didas contr~ Turquía, para el cumplimiento del Tratado de Berlin rPepecto de la. Armenia., 1 si esta. reeoluc:ióa no tuvo mayor aJc•ace, foé porque no la secundó el presidente · Clevele.nd. Pero con ser todo eito ex>Lcto y merA·cer severa .censura Ja. conducta de Europa en 1898 hay que reconocer que el primer pecador en este orden de cosas foé el GJbierno espa· ilol, por no determinar su gestión diplomá.tic11o en este sen· tido, que era muy superior y de muchisima mlis tráeoendea· cía que el arbHraje internacional reducido áloe términos en . que el Gob·erno de >Madrid lo propaso por tres vecea en las negociaciones de aquel año du triste memoria. Seria injusto atribuir tocia IL responsabilidad de este error á loa gobernaDtes espafloles de 189-8. Lo· co partían todos lqs elemen t ·s políticos de respañ • La. opinión pública lo h_.ola posible ó lo fomeQtaba. Nadie creía. en la necesidad de que Ectpaña tuviera una política ioternaoional. . Aun aho· ra mismo. deépoés del tremen4o desKstre de 1898, apeoae hay quien se ocupe de osta: política. Son ·.muohós lo que .lconeejan el anti~uo aislamiento, aunque de otro modo y · con otra forma. Nadie habla va del Tratado de Paria, ni se cree que c_on su motivo el Gobierno español deba hacer algo y prepararse para el por ve air . en otra disposición q ne la de la mansedumbre. La deadeílosa indiferencia del hidaJgo arruinado, apar-.
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tado de las gentes y envuelto en sna harapos y su ar.rogancia, eeduce á muchos. F1~ popular Ja idea de Ja renuncia de . , lae pouae colonias qoe nos quedan; y si á última hGra se ha .. producido un peqoefio movimiento de simpatía para loe pue· bloe sudamericanos, con motivo de l~ presencia de l'le mari· nos ar2entinos en Barcelona y Ca• fagena~ e te movimiento no nos ha revestido máscarácterque el de un desahogo afectuoso y familiar, moy propio de lc,1 perlodoe tristes y de des· gracia, pero ein aquellas cond1cio11e1 refiexivas, de continnidbd y eficacis qne acusan la ronciencia de un objetivo preciso, Ja estimación de una utilidad positiva y la determi· naoi6n de ua procedimiento bien relacionado con el fin que se persigne y con los medios de que se dispone • Htly que insistir mu\!ho en eeñtilar v E'xplicar )as caneas pr1mPJ as ,~ e et-te Ít1DÓmeno. U na de ellas es Ja positiva de&oone1 eración qn~ nneatros cireulvs polftiros de toda eepe· cie tienen para los estudios dP Po 1ftica v Lfgis 'aci6n com· paradas y de Derecho Internacional. Luego tiSt' el apartamiento competo da nuestra opinión pública de todo cuanto oeorre ó repara més al)á de nuestre.s4"ronterae; ein que contrad est qufila debilidad de nuestros e:i:tra•j~ 'l'i1ta1, mn ed~oido PD número, y aten toe eolo á detalles del ce. nfort y de Ja oda. Por otrti partP, i11B.uyen late vacilacior.es y contradtccioneA de noestroe gobernantes, respec~ to de Ja ·rPpres tación, el pllpeJ ,. las Deceeida.dee y toe m~· dice de EwJ añs, compr om~ti<ta por ello á vivir bastante fuera dP1 .moví iento JI• Hr iro y eocial contPmporéneo y bajo la presión de np a ef peci~ de poHtica doméstica, cuya pri. va.n ia lle2a á te rmines inveroE1milee, coincidiendo con un gran qnebrtrnto de Ja fe en Ja virtoRJidad de Ja~ ideas y del · amor á. la propaganda que en otro tiem¡ o caracterizaba a\ . DOPetros partidos ava1l zadoe y radicales. Hace mocho tjempo que no hay en el Parlamento eei1ai'iol ambiente para debates de carácter in.ternacional. Privan alH toqa vi lea viejas preocnpacioneH del sigilo · diplomátfoo, análogo al onderado secreto del enmario, á Ja re erva del voto 'de loa jueces y á Ja in'discutibilidad del ex¡:eriiente administrbt1vo; cosas e~ que ya nadie cree. . La prensa tampoco se presta l da,r relieve é Jae cuestio· nea exteriores. La meramente noticiera se atiene al inciden· te inesperado, que constituye un mero interés de curiosi· dad; la'i¡ue ee jacta de recoger y secundar el sentimiento público, puede dar relieve á loe asuntos que el público ..
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. excusa ó entiend .. difloilmente; y la que aspirando erróneamenié sostituir al Parl1t.mento·y áloe partidos políticos (& quienes con calor combate, careciendo de sus medios y sus rnpo.ueabilidadett) ha pretendido cambiar su car•cter de di3· catidora é ioformado~a, por el de directora, tamp~co aoier· PaJir del drculo de Jos gustos trlldicionalee de nuestr& poUtloa palpitante, y estima los problemas de Derecho ínter· uaciomal como materia eieloaiva de lee especialidades y tema aolo de diecueif>ne·e troricas y e~pecuJativee. . De todo esto ofrece abondantfaimbS pruebas la tr1st.. • reciente historia de Jata guerras coloniales de Espaiia. y del último conflicto de éata con Jos Estados U~' dos. De aqof una flituaci6n grav~, dificil, pe · grosa, que han ocmpHcado rrcientemente la sorpresa pro ncida por nuee· tres últimos deeRstres ultramarinos, la. reacción determina · da por Ja actitud entre düp icPnte y cnmpaeiva. de Europa . respecto de la Espeila vendda en C11v1te y Santiago de Cuba, 1 en fin, y de modo muy f&pec1a], la limitación de nuestros horizontes por la f érdida de la. casi totblidad .de nneetro i~pfrio colonial. · Pero eee mel tiene remedio, aunque éste 110 ha.ya de ser la obra de un dfa. ni el resultado de esfuerzos parciales y excJueivos. El eerreto e~tA ~n poner ·! Ja Espafia. de nuea· tro titm¡ o flD )t\ lorrif nte de Ja política cont~mporánea Y en el medio inteltctual y moral turopeo. Obra de refi txión, de mu<ho e~ntido y c., vigorosa persevera cia, que pide el concoreo de varice elemento& de la sociedad española.
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Al terminar el Sr. Ls bra ene confereDciaa del Ateneo ha hecho un reEnmen de ~sus fxplicando por qoé ha dado en el curso de este efio tanta importeneia al Trata.do de Parfe de Diciembre de 189i. Este Tratado,< on las demostraciones pr,cticae de Ja mf'nera de interpretarlo loe Estados Unidos en Cuba ; Puerto Rico·y Filipinas, cone tituye quiz' el argo-
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mer to más visible y concluyente éontra loe que en Edpala crei11n ó creen que es posible vivir no sólo sin una poUtioa internacional, &ÍDO en un aislamiento excusado con pretextos de modestia y dd prudencia, cuando no funda.mentado en falsos y arroga.otee Aupuedtos respecto de loa med.ioJ exolu· sivos de dffenaa, infiaenoia y vrestigio de nuestra Patria. Pero todaVÍ.\ es más grave Jo q11e.aquel Tratado, conaide· · rado en sus relaciones con la política general del Mondo, f'Dtraila. para esta y ¡:.articularmente para el porvenir de la nación espailola. Porque no debe d~econocerse que para evitar los grandes contl.ictoe ioternaoionaled no basta la mera voluntad de an Eolo pueblo, y hay que recordar frecuentemente que las nac10nee, aun las de más esplendorosa historia, no conQluyea sólo ¡1r r su espíritu bVentnrero, sus acometimien~s y aaa egittL\;1onee atáxioaE, ttino también por en pasividai y ane· n1ia. qne las reduce primero, a1 Ja insignificancia y laego, al apel de pefses proteg&doe y mat.eria de compensaciones territoriales con que se satisfacen ó sortean las ambiciones de Jo's pod sos y se vrocura hrtificialmen.te el 'llamado equili· brio i nao· , Ningú epfritn ·aicioeopoede prescindir, en estos críticos instantes, de que . siglo x1x comenzó en E:1paiia con los Tratados de SanÍitdefooso de 1.8 90, de Amieue de 1802 y de Fontaineble~ de 1807 ,que inieiaron el quebrantamiento del im¡,erio colonial es aiiol con Ja pérdida. de la Luiaiaoas. y lti Trinidad y U garon al reparto de la Penfosola Ibérica entre el Rey ae Etforia, el Prinoir e de la Paz y el Rey de Eapaila, dejaodo una parte del territorio lusitano (las provincia& de Beira, Tras Jos Montee v Extremadura portuq:ueeaj para que Eapttila y Francia dispusieran de ella según las circunstancias. De no menor peso es la consideración de la falta de rnm· ho y de las inveroda:iiles contradicoi.onee q~e caracterizan la política internacional e@paiioJa de los últimos ailos del siglo xv111 y principio3 del XIX, en los cuales, bajo la inB.uencia de loe Pactos de familia y por preocupa01onee personaleCJ de loe .Monarcas borbónicos, Eapaila apoyó . y combatió indistinta y sucesivamente (y siempre con efeotos deplorables) al Francia y á Inglaterra, ter~1nando por neoe· eitar del ..apoyo de ésta para rechazar la invaaióa napo· leónica. Por ~oálogos motivos, Eepaila. en aquella época, protegió ta~to ó 111áe que Francia, la independencia de laa
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colonias norteamericanas, qoebrantando el poderío europeo en .américa y dando un f'Jemplo eficacfaimo y pronto aprovechado, al las colonias espailolas del N aevo mando. Todo esto demuestra, primero,.que Ja resignación no paede ser.la caraoterietioa dé un pueblo-y ee'fundo. 14ue nDa ' volitica sin rumbo internacional es la mejor garantía del desastre. ' A estas notas hay que agregar otra qae da tono a1 la Hie· toria interoaoional de lo~ últtmoe cincaenta aiioe v es la. referente . á la formación de la1 grandes unidades 6 nacio· nali""des, exigidas por neoesidtt.des meroantileá é indastriales, por raz'>nee financierat relacionale especialmente con los presupuesto~ militares modernos, en fio, por moti vos generales de inlineocia é imperio ~ni ogoa á aquellos que determinaron lila· ~randes transforma iones del Mundo antiguo y Jas lochas de los tres primi:,roe siglos de la E iad moderna. Por esta consideración, bien pufJde afirmarse que dentro de poco, las naciones pequeñas y aislaría.a eerAn repartidas, entre Jae grandes, y qne aquellos pueblos que, por sus coLdicionee"' de raza., historia y si tua.oió tl geográfica. tienen (como Espaila.) un papel en la. eoooomie. general d.e Je. sociedad política moderna., de no ~esigoarse á perder su persooa.lidad, neoes\tan robudtecerla y completar .tt. confor· me á la ley del tiempo. En este sentido tienen un valor de actualidad evidente ideas oomo las de la Unión .it>érica y de las autonomías lo· cales y regionales sin las que, hoy por hoy, pbreoen imposibles esas grandes CÓDC8Dtraciooes de intti~A8e8 y fuerzti9 que se llaman loe Imperios cont~mporáneoe, f~otores eseDcialee 'de la. política ~en eral del M&Bdo . Claro que empeños como el de la U orón ibéric. y los auejos á esta idea madre son perfectamente inasequibles por el solo esfuerzo de España ó de Portugal (bases singulares 6 concer t~das, de aquella empre ~) y más aún por Ja ~· oHtica suicida del aislamiento iaternac1onal. ~o es del momento explidar lo que para obrae sem~jantttif son y ·lo que valen las autonomías locales y regionales; pero bueno será recomendar qoe no se confundan Jaa 1ol1tciones con las 'Prote1ta1. Ahora, en Repafla, por ejemplo, el catllla· niamo es solo una protesta que no puede prosperar en los términos de eu actllal ruidoso planteamiento. Pero y~ puede asegurarse que España no se levantar' ain una gran refc>rma
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- aoo·autonomista, perfectamente compatible con la unidad del FA· tado y Ja ~ran ptreonalidad esp1ifiola, exigida por'la ~orriente ~eneral del Mundo. · . La dirfr.c1ón rontempor,nea dA las grandes naciona· lidadfe ee ha ecentnarfo en fetoR últimos diae por la acti· tu:l y Jos fmrfiios de la rt za ePjona representada por sus doa grandes fami lias: la brit411ica y la norte americana. Seflalee de esta última vigoro a tendPncia EOD, de 11Da J}erte, et Imperialismo federal britainlco que satura al Go · bierno y á ] a ~eneralidád de los poHticoe de la Gran Bretaila b del cu1d son incidentee la cuestión Fachoda de )898,, la traneformed6n novísima d~l r~gimen co)onial ingJée ini· ciada en 1890 y la gnerra. del Transvaal); d~ otra parte. el expanf'ioniHCLO americano coDe~gredo por el Tratado de Pa· ri~ de 1 98, ror las rer ie~tes en• xiooes de 1ee Islas de Sanwich p r Jos renaciPntes proyectos ~flbre el Canal de Ni· caregna y por lRs fimenezee en' xioni&tee de Santo DJmiogo. La 'ar mo:;.fa de estos emrtifios de rr za está. 11credirada, pri · mero por f\] Tratado de Washington de 2 de Ft-brero 1e1897 que pneo mino al covfiicto anglo americe o por cauEa de Venez ,y do, por Ja cooduct.,R d.- lo~Jatfrra da· raLtA Ja g ra de JJBfia. con los Estados UnidoP. La intiniidad de irg'esea/ norteameric1uios produjo el proyecto de as bitreJe de 12 de Enero de 1897, quA concMtado Antre )J r. Olney J · r. P1rnneefot.-, . naufragó en el ~enado de Wttshington e 5 d Mayo del propio eño, aunque dejando cabos y motivo para nuevos trato~. Pero d'e tod e suerteR Ja intPHgenria de loe Gobiernos de Weehingtoa de Londres, parece cierta, aon cuando no 11tigne á determinar, por el momPnto, las fórmulas positivas de qoe con alguna indiecreción ha hablado recientemente Mr. Chanberlain. Que tal eet9do de cosas cooetito}e una amenusa. para Ja tranqniJidad del Mundo, J.iarece cosa e~1dente. ~o es aventn· rar mucho decir que si no foeef' nna incógnita. la dispoeicil>n del Gobierno ~1em4n, la guerra del Tranavaal habrfa deter· minado ya aJgo· como una intervencibn m's ó menos pacifica. de Rusia y Francia , emparadas PD loe acuerdos de Ja recien· tlsima Conferencia de Ja Pez del Ha.ya. qoe autoriza A potenoiae extrbñae al un confticto internacional pRra cnfreoer, aun en el curso de lse hoetilidedee, ene buenos oficios ó su media· oión, ei». que esto pueda jamás ser considerado como un acto poco mietoso para cualqniera de loa contendientes.~
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De esto Alo que Ingla~erra hizÓ para que fraca1ara ~l conveilío de San Steph11.uo, de 1877, entre Turquía y Rae1a y lo Que realiz•ron las grandes PoteDcias europeas (fuera de Francie) en 1840, para desvirtuar el Tratad~ toro~ ru~o de Unkiar Skele~k1 de 183&, Vll una inmensa d1stanc1a. Y eso · que en 1833 y J 877, la. victoria de Raaia sobre Tarquia era indiscutible. Porque ies evidente el ·propóeito da . Ir;ag1aterr" de apode · raree del Hur de Aírfoa. J de comunicar oon el Norte Y No· roeete, por la linea del Nilo y de le e lñfZOB, mientras que p~~ el Oeste enetlncbll u jurisdicción oolouial, avanzando hacia el coraz6n de A frica b interct>ptando la c~ínnnica.ción de )Qe Colonias franceses de Túnez y Ar2a\ e n Jaa d~l Senegal, mediante )a amplia. aµli oaciÓn del regtm O c\t1 ]RS JlamadSB zo11a1 d~ influencia .colonial. No meD?B e ~rto PS que lo~ Es· taáoa Uní o~ arnentuao so aepira<t a á 112. hege moma en América y rompen Ja tradición dA W ~ hipgton. or~ando 1111 imperio coloni" l eo Oc a.nía. y cor~i~cdo to~ pAJigroe ee~a · lados por Al primer Presidente, á fin~t1 del siglo paaad0. Sir· ven gran dementa l>ara , ~ t~ empeflo lt\e iostitncione~ politicas y colon1alee de N vrte A?1é !·ica y de Iog ~terra. Es eabido que 11\ Re i ubl1ca nortea~erJce.oa. est~ ~ormada por un distrito fttder~~( 1 de Colncnb1"J., ~a. va. mqntal es la residencia del Gobier. dA los Es a os Ua1dos) . ~5 Estados f .. derah~s y 5 Territorios. Allí ri~e Ja Constitución de 17 de Abril de ! 787 . c on ltu~ 1O Enmiendas de 1795, la. 11 ª de ¡ 798, la 12ª d~ 1804,)a .13. e J 65, b. 14 d~ 186.~ Y la 15 y últimb. de 187~,. Re pecto de loe Terr itorio ext te nna Jegielbción . especial qu6 dE>sca t· a~ ª? l~e . Ordena z "ª. de 1787 . diforenciándo e -tante so " ohcac16n. porque m1~n trae loa territorios a TU6V"> éjic J, Ariz1w;att. y iklahoma creados en 1 '5 , 63 y 90 rf~pecti'Vamente , 1mperan 1&8 1ibertade8 fundamauta lA el e Ja, e O~fÍtU OÍÓil del 87 • pefO ain el rus frote de la reJJrE> en taci"'o o el Conl(r~ o feder~l, en loe Ter1itorioa indios de Al ,.k -i , creiidos en 1864 Y 68 res· pectivamente. i i:t. ~o cli ci61~ d , . 10~ oiudaria.noe !3ª io~'erior, {\lleS qn'e A la~ k~ etitá g_,b ~1:nadt\ <le rn(· . l A~m.ºJll~tE\ á untt. olonia de Ja Coron bntáu1 ca, y el T ,lr• ttor10 indio se halJ3 sometido é la admitn tra ión pa1ticnlar d l IJepertamen~o del interior del Gobierno federal. El dist.rito de Colombia está administrado confürme á un Acta del Congree~ de 1 78, por tree comisionadoe nombrados por el Presidente de la República,
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Por tal'lfo, Ja base de ésta se halla en los 46 Estados, d& los cuales solo 7 entraron en la Federación con tal c'a r4cter y iljn haber pasado por Ja condición de Territorio~. · La con· versión de estos últimos en Estados, principia en 1788. Loe últimos convertidos (que son los de Wyoming, Ydaho y Utah), Jatan de 1890 y 1896. '-Conforme A la Constitución, los Estados federalea y el PuebJo de los Estados Unidos tienen «todas las facultades qae la Constitución Do atribu:Je á Ja Federación. » Y ésta aeegura á cada Estado de Ja misma, Ja forma republicana 1 una dicaz protección. contra todo géne o dQ invasiones y rebeliones interiores, si la piden sus autoridades !ocalee. De esta suerte, cada E stado no sólo tiene una adminiH· tración propia, con autor idades sólo por él e egidas y con plenitud de farultadee en ,el orden económico (faera dbl régimen ~rance1ario), sino poder suficiente para hacer so~ Có igos civil, penal y procesal, en tanto que éstos no con tradigan 103 derechos y principios taxativamente, reconocidos y proclsmbdos por Ja CoDetítucióo y las Enmiendas constit~ale~ , tanto ó más considere bles que la primera. Esos ~ecb o~~loe fandamenta]e~ de Ja. pereonal1dhd homana ~8 últi a8 conquistas de la democracia contem· ¡10ránee. · P r eso dice J Enmienda l. 8 cno hará el Uongreso ley que ~e refier al sostenimifnto pe una. reJigi6n, ni que prohi . ba su ejercici 6 Jimite )a libertad de la pil la bre. y de Je. prensa, 6 re uzctt. el derecho del pueblo á r eu ni rae pací . }ficam rite y á pedir al Gobierno Ja reparación de sus \ªf?tavios., Y Ja Enmiendb 9 e~tbbJece cqu'=' no se dará ja · máe á la Anumeración de loa derechos consignados en Ja Con etitoci6n una interpretación que Jos niegue 6 derogue., Mediante taJes dispott1ciouee se facilita lo indecible~ el ingreso de regiones y pueblos extraflos en la Federación nor teamericana • .Así pudieron ttgrP1Zars~ á Jae .t rece primPrbs colonias que constituyeron, en 1776 y 1787, el núcleo de Ja Federación, rPgione5 tao latinas tomo Luieiana, Florida, ".Cejas, y aun CaJifornia. Y en este camino van hoy algnoae de Jas tribus y nacfonee comprendidas dentro del Territorio indio. Verdad ea que Jeepués de Ja guerra de eep.aración, y á contar desde las .Enmiendas 14 v 15 de la Constitución ame · ricana, la te t1d•H11· 1~ or,i1eria ha tomado ~ran fuerza en el orden político de aquel 1 aía y que 4 esta tendencia dari fX·
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traordinario y pe ligrcPo '\tigor el ea:pansionis•o consagra. do.-p el excepcional éxito que acusa el Tratado de P.Rri&
·a., 1898.
También es rierto que lo que ha hecho el Gobierno de Washington en Puerto Hico, y aun en Cuba, dentro de loa · dos últimos afioe, no puede determinar muchas simpatías de pa~t.e de Jos paises aoJicitados por la fuerza de atracción de la politica y Ja grandfza norteameri<'anas. Loe éxitos de li98, prer.a an qyiz' u·na modificación de Ja Constitución de los Estados Unido8; ¡:brque dentro de ésta eegaramente no caben ni e) protectorado indffin1do que Ee ha esbb ecido en Cuba, con ltts formas de Ja dio ·adorl\ ilitar, ni la espe· cie de colonia militar que se ha creado o Puerto .liico. No ee hablaba de esto cuando, desde l 48 á J 854, se po · pule rizaba en loe Est.adl'e U nidop Ja id a de Ja R nPx16n d~ Cu a. Tampoco esto era. de presumir por lae declaraciones y Jos acuerd e s del Ccngreso panamericano de 188~, al cual Jos ini ciadoree de loe l!stados Unidos (Mr. Blaine , eingularmentf), ecmetieron un vasto cuadro de prosectoe y mfdidee inPpiradqe en Ja idea de Ja ma} or txpaneión posible dentro de AIJlérif a; en el ·eeotimiento de un respeto ab· Holnto á loe prestigios y Jos i11teresee de los pueblos latinos del Nuevo Mondo y tn uDa prevención manifiesta centra Eu. ropa. He trah1la. de unión aduanfra americana ;· del establecimiento de grandes Hoeas de V8pores snbvén c10nadas pnr tcd os JoR E at a dc s de AmériC'a; de uo sistema uniforme de htrifes sobre Ja importao16n y la exportación de · merca.u efes; de la nnifor~irlad de pesas y mPdides ; de la consagre. · rión de Ja pro¡.á edad.. Jiterarie. ) artística; del a rbitraije internacional americano ..• .pel longretiO de 188 9, cer a d o~n A~osto de 1890, sólo r ¡,uJtaron !a~ siguientes decl"racionPE- : 1. 0 que · el derecho tle conquista debía quedar eliminado del derecho ¡,úblico a.meri'ceno, durant el tiempo del a1bi1raje q'lle se proyeu· taba; 2. 0 qoe Perlan nulas las cesiones de territorio que se hicieran dnrente este tiempo, si se bad n con la amenaza d*\ guerra ó·bejo la presión ide fuerza armada; ·s.0 que la nación cesionaria tetdria derecho á apelar al juicio de át'bi· troP; y 4. <>que 110 podrfll 1 eDUJlciaree al dertH·ho arbitral. EEtas dec)aracio11e1 no Jian pese.do del papel. Antes de 'la guerra 'de Jea Estados Uddos con Rspeñe, contradicen lae recom~ndaciones de Mr Blaine, la conducta del Gobierno de W ashiD gton con ChiJe, en el triste periodo de la ·
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guerra civil chilena soett>ni-ia en 1891 por el Congreeo de aquel pafe v el presidente B"lmiteeda. Algo análogo puede d~irae de la co odaota. del Gobieroo de los Edtadot1 UQidoa en Haiti, hacia 1895, y et. Guatemala y B•lvador en 1890 y 91. De arbitr··.ie no se ha vne!to al hablar, y eso que el pre· cedente y Jos éxitos dPl Congreso de Montevi:leo de 1882 1 debfen ayudar mocho . : , Pero todo ha pblidecido ante el Tratado de París de l 898. El pn b eme. ahora consiste en armonizar estas verdaderas Pxtralimitaoio Pe del derecho clásico norteameriCB· JlO, ron el sPntirlo BPlJ•ho y COD•J rAPeivo db la Uo11etitoci6n de 17 7, que favorfce11 Jo indfc1ble el ensanche y poderJo de Ja Federttción de los Estados U oidos por medios p1t.rifiaoa y more. es En uma ºel problema del dh. CODRiAte 80 resol. ver, si de todo Peto rP olt.a no lmptrio norteamericano ó on n evo v Pepléndi<io desarrollo de Ja R~pública f1<Ural d1
los Estado1 Unidos.
Por lo que l1~ e á Já tPndencia fxpsneionista ó absorben ~ te de Iv laterra·, que coincide con el actolll movimiento nort ericano, Lay quo estimar la trao~formaoión que se ha o e do o dA Jos úhimos diez añott en el rhgimen colon1al el R ein Unido. Pareda qnA }¡< -ultima palab a de este régimen erala con· sagraci6n de los Gobierno coJooiales respons~bles ~el Va· nadá. e:-1 Ca l v l A ustr&lia. La coostitocióa del Uominio del Canad' 18.67 97) , re. la fórmula maia Pxpre,;iv~ y re gu)ar .de es si tPma, q ne h~tiitl que relllciond.r con ,lbs ge· nerosa~
y t aerendf-ntalt-s fxµlic~P-iones, dadas por el ministro Jor J ohn Ru~se 1 n el P~rlawento britain · oo, en 1852 al desarrollar re u ltamente Ja poJitica de confi,ns11. ue Io1Zlaterra inició cnrJ rliro sr.iPrto; en el mismo C•oad,, hacia 1792 Esto s, po ·o· dA~pnés de perdirlas lfl~ Colonias que hoy forman la Re~úbl1ca de loe Estados Un,dos de Amé ·ic~, y aprov · h&ndo de modo admir.able lat. terrible lección de aqa~l gran fracaao colonial La últim~ f6rmu1R de la colonizqoi6o británica 1 impli · cab R: 1. 0 , el derecho de las Colonias á. gobernarse d~l modo que estimaran nportuno, eotre le. b1u•,. dA Ja cou~5'~racióra de Jos derechos propios del ciudadano b:-itáo1co; 2 °, la facultad de la! m1smae de r~golar su trato mercantil eon· loa demás pueblos, ein b 'igar a1 Ja Metr6poli a1 pro!'eger la producción colonial con medidas fisJalea y arancelarias de ninguna especie, b.nto en el mercado metropolitico como e11
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cua.leaquiera otros merca~o~: 3. 0 , el ~~recho de ~a .Metrópoli de 1~1oner libremen~e so veto df:fin1t1vo á J1;s d1sposicionee C?l?n1e.Jes, cuando eet1m"r& q~e estas contradecían ioe princ1p1?s faodamentaJee del Gobierno inglé~ 6 comprometían Jos intereses de éste y fP gennar de t da la NacióT'· 4.º el • dertic~o del Gobierro británico á imponer á las C~Joni'as, por ~irtod de lo qne· ee JJamaba el dertcho impsri·az, Jae 1oluc1onee que creyese .oportunas para salvar el interés C?~l l0 Y, defAi:,der 1a OliUiea del derecho, el progrPso y Ja c1v1J 1zac160; 5. , Ja fxc lue16n oe las colonias del Pl11 lhm, n 0 britá~ico, que era el único capacitado para. 1 esolvE-.r r daa ltts coest1ones qo~, aei eo las Co~onias com ' en Ja Metrópoli, 11fect1.r.an al vigor y e) porvenir del Impe io. Rema 1884 oomenz6. en Ir g la.tfrra fil n uevb movimiento reformista colonial . conocido uc•Rpués con el nombre de Feder ció~ Imperial. B itáu1ra .l!.1 ton et:i se co11 ·tituy6 n West~1oster. l" Lif!a de la Federació1¿ Imperial, ~· rt sidida· P.ºr ~l 1lnstre For t:ir, con Ju. coo ~ eruc16n de JJt-rt.:m11uj1 a como sir John Lutbo.c k, y ce publi i ta ocno Pcirk1ng, ilke, SheeJey, Robrnson, etc., ftc. En l 92, el Coau r · dit ecti· vo, que hab1a o.rg~njze.do sus huestt\e, tanto en Ja .Mf\ rópoli como en las prrnCipaJes O Jlonias (ef'ñaladameote en el Canadá y en A oet.ralia),. pr.t~entb a! ¡. úb~ico UI! plan de· .refor ... ma, y en 1898 .se d1aolv1ó Ja. Lv;a phra qu q udi . r,1i:i formaree agropacwn~s y eocie hdes d1HtiDtue, qne formnlA.ran desde eu ti p CJal 11unto de vista, el mo,io y manera de llevará efecto la id~11 foudamental. De esta suertA , en· 1893 y ·94, se fond a.ron la United Em, pire T_ra_de .(,igue (qtl~ ~eni~ la Unión de.l Iru erio po proced1miento1:1 económ1cos in p1radoe en Ja tendfncia pr'>te~ci9nieta) y ThP, Oity of Lo1tdon-Branch of The lmpe . 'rial 1'_ederation L.eo,gue (partidaria del libre Cil blo), y The Imperial Federati'De defence (de e rácter miJite.r) y Ph,e 1
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Uni_ty of tite Empire 4sociatión 1 he Group o)' Le~twrers, (so01ed1Ad de co_n~~ ren~ian tes y propa¡zandista ) , etc , erc. Por este cam1n se fueron preparando los linimoe, hasta que en J.$97, y con m.oti vo o.e b11bet concnaido á Londz es, por e gun~a vez (la r1mera fné en 1887), Jos jefes da M'Di~te-:io a ltttt Col ni&tt da GP bieroo re ... ponPabl , se verificó un me tiL g edpecial de eatos pPrsonajes. presidid"ª por Mr. Chomberlain ·que á J~ sazóo fra. Alini~tro de lee Colonias de Inglblerf'a. E~ eata reunión se discutió, en vista de sclociones rºá ctice ya sobre la coIJveniencia de modificar el régim en arancela~ 2
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rio de la Metrópoli .v de ]as Colonias, para. asegurar el mercado de éstaa y aquéllee á la producción brit,oic~ V vioevsrs~~ ya respecto de las refo.rmas ~oli~i~as qq.e. hablan de introdnoira t! en el orden colonial, pnoo1p1ando po.- la con· centracióa d"' hA Ooloniae en grandfS Dominiott como el del Canadli; ye., en fin, s~bre l.a ~ejor defensa. militar y marítima de todo el Imperio británico : . , La disposición favortLble de ]J\ .u. ~ferencia de11897, ha fortificado lo indecible la empresa 101c1ada en 1884, y deade entonces ·y Aingularmente por la presencia ~e M.r .. Cham· baria.in en el Gobi~rno ing é i, ha tomado gran •hento y el aire de un empeiio práctico y de poHtica palpitante. !a idea de reforruar el régim~ 1 comercia~ de ~odo e~ I.mperio britl.nioo, y dtlr ma l or uo1d1J.d á la dlrecc160 ~oHttoa del · mismo. Para etitO ee piensa, ora en crear un Tr1banJ\l Su· emo que resuelva los confl ictos de la Metrópoli y las Co· ioo·as; ora en establecer ea L ndree un Parlamento impe· rial donde con la iotarvenci6n de los rep1 esentantes de aqu~ la Cl)lonias v del R ino U nido, ee ventilen y solucione o os loe grandes problero1t. políticos. economicoe, mili- . tares i rna ·onale3 de la Fdderación. A es o respon en lod trab~joe hech~s eu ~stos ~ltimos aii.01 fll la Au&ra1r · p3ra confederar las ClDCO e lon1ae _d e aqu•. lla reg16 , a como loa pro ectos de que ahora ~te~o entiende el 1b erno de L l) ndre , para. ha.1·Ar más intima. la relación p Htim\ de a 1uellas C >1oniaa con la M&dr~. P~tria. Y éste es el eepi1·1tn que pillpita. en la cooperaciób que loe colonos d' la. Australia y dMJ O"nadá ha.u presta.do á Iogla· terra en ltt. actual gue rra del T ranilv11.a1. · Compré1dese por e~to el pensamie nto fina~ del Gobier~o ingJ é3 en en a.otutt.l lucha. c\>n las do ReiJúbheas eodamer1· can~a, destina.das , ei Europa no ee o~one, á tranfformaree en coloniass . ml\s 6 metlOS autóo<'msa, de as Gran Bretaiia; ó wejor di ch~ en egio not:J máa 6 menos : import~~tes, del nuevo y de~lumb rado t' Imperio británico que s~cederá y aun eclipe rá en el siglo xx, al asombros1 Imperio espaiiol del siglo ;xv~ . . . Porque si conti Úl\ el encog lmtento europe? y Pe man· tiene 1 buena intsligenci~ de Ioglaterra. y loe E ttRrios, á despecho de las rficle. naciones. de l ~e ~oera en as h·ngton, Paria y Berlín, la oco~ac16n br~t~n1ca del Egtl>to tal vez se con vierta en ocupactón defi.ut1v'; l&~ Colon1aa portuguesas del Este de Afriea pasen á ser C\llenias 1
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·inglesas y ~l dereo~o _fundamental britAnico, los progree08 ·de_la ran 1ndn~tr1a •ngleea y et desarrollo del impoaente comercio d.el Reino Unido, teogan por teatro de en espleo· · dorosa acc16n la mayor parte del mundo conooido. . Por eso .ªª h~ dicho antes que ·1a transformaoi6n del régimen colonial inglétt que privó con gr~n éxito de 1868 á. 187 4, es una condición dAl expansiontsmo britá.nico, dentro deila. teori11. ~o~íeimu. de la• grandes nacionalidades. Basta.lo ind1ca.dp para que ee comprenda.o los gravíaimos Y comphoad~s probJemti S qae pone sobre Al tapete Ja evideo· t ~ pr~ocnpac16n ~e Inglaterra y de loa E otados U nidos de eosa.ucbar su acc160, abarcau.1do •l mun todo con eu:.1 in· ~enso~ brazos. Es Dtltnral que la ~nr pa. continental se ·~ e mocho en e~to. Y prudenta será pene r el modo de a.sis· tir á Ja reeoluc1ón d-e .esoe problemse. An 1e esta eventualidad hay que fijflrse en la. situación de Es pafia. Perdidals ene gran~es Colonias . pareoe á primera vista ·que nuestros compromtR~ B ex reriores ee hit.o circunscrito, ya qoe ~o se han des.vanec1J~. Pero no e dable prescindir: 1. . .. Oel valor 1nternttc1onal q ne t da vía tienen nuestras colomas del Otiste de Africa y del Golfo de Guinea a.si como nueetroM ~residiq wa ores y menores del No 'te ~fri e no ; tema o ~ hgttido dd nu qtttra::J prtocti.p mo nes rfe ·a egnri. d~d Y e~pa u a16n, des e é..ioo"' muy antigua V antes de la d1etra~016n de n estra iJOliticltt por el desoubrimieoto de América. · r ~ 2.º. Dd lo que repreBeat.a en la geoar~fi a. po\itioa y co· me~o1al con~empo.rá ea, lt\ posesión dA l~H Caoarif\B á la salida de Europa, ca~mo d' Arnérica. y Aftica; de Cauta y . Ta.r 1 ~a en el estrecho de Gttr lttt. y de ias Bcilea.rei en el Mediterráneo. · 0 . _ 3. pe lo. que implica la. dil11tada. v b~rmosa costa eepa· nole. d~l .Med1terrJ. neo, eaüenario probab ta d grandes he . chos militares que correM poodan á Jos qo allí mt1:1mo tuvie· ron efecto en todas lae ed·idett de la H1.:1torj~. 4:º De lo que en tra ñ a ll\ coutigü tda i d ~ Portng11l y la v'hcrn ~..1.d de Ma.rroe~o~ . com rea obj at1 ¡.>referente de la aten"1ón, cuando me nos d~ F ranOlHi é In,tit l~terrll, y cu. yos problema.a ahora. se t:t. VlVat.o por la. ocupa.ción franoe• del ~.ruat y por Jae gestiones del Sultán para un Congreso internacional que reforme el Convenio de Madrid de 1880.
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5. o De lo probable que ea qae la crecien~ intran quilidad de Coba y el acentuado descontento .de Paerto · Rico (victimas de Ja iojoetioia y Ja despreocupac1~n norteamericaDae), junto con Ja alarma de 111 Potencias europeas que poseen ooloniae en el mar de Jae Antil as, y con la re¡.iognancia. de las Repúblicas latinas del Nuevo Mundo i la política de Blaine y Mac Kinley; planteen en peri6do muy próximo. el problema de Ja neutralización de Coba, como transacción.entre diversas tendencias y muy distintos int.e· 1 reses, americanos y europeos. No ea imposible 11ne todavía haya cif>gos qne !teniendo · delante todos estos problemas crean qtie Esp6ñ~ puede des · intereeRree en un conflicto bastante probbb e en plazo prb· ., ximo. Pero también es verdad que por eepaoio ~e seten · t :\ años 9 ~·enes hubo en Eepaiia quien pensara que la. sobe amia de ésta en las Antillas dependía, máe ó DJeoos, del 1tpoyo de las grendee nacioofe europeas. La realidad se im · poso y ahora. ee. impondré.. EL verdadero patriotie~o ve:la la1. jac cía y obliga ai la p1 eviei6n en }Cls planes y la prn· de en e1 ,
Precisando el r. L6 bra Jos resultados positivos y las Jilicacionee précticas de sos Conferenci e"tlel Ateneo, se etforzó últimamente en determinar el sentido y alc~nee de sutt recomendacioDPFI para qne se procnra'se formar en España una tJtpinión pública apercibida· de Jos •graves conflict;oe J oeibles y aun prC1bb b es dentro de nuestro horizonte visible J.OJitico- t>D tanto conocedora de las atenciones v loe sacri· :ficioe que im onen el deseo, el déber 6 Ja meceeidad de eoe ttner la personalidad eppaiiola en el círculo de loa grandes factorfs de Ja dvilizaci6n moderra-crPyente en iinbto ai la. impoeibilided de vivir en estos tiem¡ oR fuera del tr~to inter· macionbl-propicia ai inPpiraree en la1e corrientes douiinantee de Ja época presente-ye apadtada para estimar loA objetivos radoJJalee de la acción nacional y para comprender loe reour·
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aoa poait!vo1, o~dinarioa Y. exoepoiónales del pai11, por oima de toda J&~t~nc1a, toda fantasla y todo pesimismo. . Esta optnt-1• debe f.~rmarse, primero; eo los clroolos politlcoa y en l~s clases directoras de. la eooieclad española. Ne .hay que decir Jo muy quebrantadas que aparecen eatas últi· ~as, desde hace t~einta años. ¡Apenas sem~jan i las que impl•ntaron el ré~1men constitucional en 1831 é hioieron la Revolución de 18681 Y resultan respons"bles oomo quien m,e, de nuestros últiimos qesastres! ' D~spoée, hay qua rleterminar ~ea opini6n en la masa gene· ral del paíct, cuyo in flujo pesa hov mlid que otras veces por el carlicter democrático tie la vidar. polítioíl y eooial de la Esp':iia contemporánea. Los procedimientos que para ooasPgair .éoto ee han de.eegnir, han de ser ~y .fietinto11 y de muy, diverso alcance, segúa la diferencia <le lott elementos q ae nay que solicitar y reducir. . Con ello no ~e sirve sólo un interés particular dA Espaiia· tneµipre atractivo para eap~ñoles, si que tambiéo una obr• de gener$.l cultora y de progreso universal, puesto que el Derecho Internacional, con ea sentido novísimo, á pesar de las iron1ae de Jos pesimistas, de las protestas de lot desgraciados y de eue positivas f•ltas y sus desesperantes eolip· ses, representa hoy lo ntllS alto v generoso de la vida total de Jos pueb os y gara.ntiz& próximos adelantos en .el orden de la libertad y 1~ cultnr~ hucna.na:t. Conviene advertir qae cu"ndo se recomienda la .forma· ción de unat. opinión, pública en materia internacional, no se predica u1¡a polltica internacional determina.ti". No ea eeto propio de academias y centros más 6 menos docentee. Qaizi tampoco esté. dentro de la joriedicoión de las grandes agitaciones polfticae. Correepoiide 1Dás espeoialm~nte á loa empeiioa especiales de los Gobiernos, que son Jos que tienen datos sofioientes v deben coot&r con Ja.e condiciones-de in1 foruiaci6n, asiduidad y tacto que exigen, una preparaoi6n diecr4tta y una. dedioaoi6n sost.,nida y bien_inspirada. Pero los Gobiernos, poco 6 nada puejen sin ambiente. ~l antiguo medio diplomiltico es cada. vez menos efioaz Y. respet~bl~. En cambi(), el fa.~eo patriotismo, la preooapa· ClÓD de los lntereijeS más· próximos y materiales, lai a.rro · gancias fort,teoidas por una. equivoo d111 eduo1101ón nacional, los renoorea y ex olueiviem s tradicionales, las frase:1 hechas respecto del destino manifiest'> de ca.ria pueblo y de ·la. die· posición de los demé.é, el jlllgoiamo, la propaganda efectis-
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ta i que se p~eetan grandemente "ia oratoria contemporáoea y ]as pretensiont e de mucha parte de Ja prensa favorecida tant? por Ja desorge~izaci~a y. el dPscrédito d'e loe viejos . partidos como por la1neofic1enc1a de J" iostruoci6n pública ..• son factores.poderosos de una ~1toaci6n que se impone deeastrosan>ent~ a todos loe drcul.os voHticoe V compromete de 1 modo desfavorable á lotj G.ob1er1Joe que carecen de medios de resistir Ja i~ floencia E>xterior, aun en el caso (no frecuer. te) de que ellos mismos no compa1 tan 1ae incliLaciones y lpa per· jnicioA de Jos eJem~11tos que lfs rodean y conetriften Es bien E1ab1do que el Rrgomento más poderoso que loa . partidos goberna11tes de Ee¡.1afla hacen valer para txouear su 1tremenda rPaponeabilidad en lo tocante al los abrumadore1 snceEoe de 1898 , es Ja disposición general de Ja sociedad ¡ es¡,eñola reepfefo dt:l J)robJEma colonial y del cotflicto de peña con Jos Estados Unidos. . Cierto. que esto n~ es una eximente; pero no seria 1 J~eto deJar de . ttprenerlo como atenn~nte. Máxime te. n1end n c~enta qnt-, aon. l\hora miemo. no faltau person qn" 1ensan que q01zá nuestras últimas desgracies p d 8~ bers9. fxrueado 6 avlazado perseverando en una poliuc a,-- olon1al opneste á lae exigencias de11 mun· do contemror~l'.leo. Ea decir, ¡apartándonos todavía maie 1 de la co1'.iente u~iver Fal y corren do el peligro de haber caJdo Cfmo ca1mo8. en · una lucha materiblmebte im· poeib •e, co una nación • xtraordin11 riamfnte mais podero· ea que Es ila. pero ~1 . rotice~ con la mayor desventaja de que noee rci fracaso f'oerh c1lebrado por 1todoe loa pueblos modernos, sin qnedarno~ el derecho de protestar como ahora rr.otestemos, contra el egoiemo europeo en ~ombre de la sohdar1dad de loe Pueblos y de loe principios del Dereehol 1 :Urge .. por. tanto, ~eterminar en Ja opinión p1t!Jlipa una or1entac1ón 1nterliac1ooal que afirme cu&ntlo menos l . o la necesidad de vivir mo' al, poJitica y eocjalmente e~ rela· cióv, todo lo intima poaible, con .el resto del Mondo?. seft.a· Jadamente con loe pueblos directores de la st'ciedad contempor~nea; 2. ~ Ja .conveniencia de prer.iear un obje~ivo de tendeDc1aA, aspiraciones y esfuerzos; 3. 0 la necesidad de armonizar Jae aspiraciones <'On los medfos· de que España quiere ó puede disponer y emplear. La importancia_de estas indicaciones se compren,der' si se las refiere A ideas y aspiraci~nee que ahora se proclaman .
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en muchas parffs, contradiciendo-la recomen1fación de no po· cas..gntes que ae dan ¡;or prudH1tee y rffl.Pxiv11s, respecto · de Ja politira qoe i Ee~sña correspo1sde, ~n vuua de los problemas iberoafricl\DO y sudamericano. El último parece ser el que Pli los m<. mentas rreePntee se )Jeva la ateDci6n de los éSreñolfs, que crefn qu~ toda.vía l:speft.a p:nede y -debe ,baCfr al~o.-BneDa JJTUf'l'll de tlJo Jos obEequics tribntadc·s en estos 'liltimc s dfaa a1 loe marino15 argentinos y el Corireeo ~ hispa1Joamericano que, proyeotado c~n a¡:oy.o d~cidi~o del Gob~erno e~p8ilol ~ por Jas patriót1cae y btPn rnBp1ndas gestiones de ltt Eoc1ed1d ti1nJada la Unión Ibero · .A mericena, ha. de celf:bra be en AJ edrid En Noviembre ·de 1900. SegurameDte todo eso titne un positi v~Jor; rero ha.v que decir cou toda· lieu a, que psra d cierta efic11cia á lo ue se siente y aun se procJama, con cie1 ta vagn~· d_ad, sobre estos particu18res . precisa que loe eP afioles, y &lDgolar~ente 1 s que de estae materias tratan y los elem~ntos directores de nuestra sociedbd, varien de actitud y de con d neta . No bi: ata hablar de Ja unidad de Ja r za, de loa vín~ul e de familia y de h1 necesidad de r etllUrl;lr las antiguas fnti. mas r Jacionea m" ra~e~s, polít.icae , eoonótnicas y sociales de Eap~ña con la Amér~ca del 8nr- opue ta si~mpre .la xit;tenc1a de las respecti vas eoherarnias nacional"e. ·Ya es in· dispensa ble deci por qué, patfa qué y cómo se ha de re~lizar esa restauración. Tampoco e.e ¡o¡uflciente hacer hermosos discursos, ce· ebrar expansivos bariqu tee y hasta organizl\r Congresos en honor d_e tan. noble y tranec~ndental idea. Es preciso demostrar la s1ncendad y Ja robustez del deseo con hechos positivos é indubitables; con sentido práctico, ODBt decisión absoluta y con !JD& perseverancia mantenida. por Ja pereuaeibn de q~e con Ja empresa qoe se intenta no vamos á ·hacer algo éei .como un favor á los pueblos de la. América latina, sin rumbo ni progre o desde que se em noiparon del Gobierno efpeflol-como torpemente pien's an 6 dicen muchos, hiriendo la susceptibilidad de los miemos americanos, á quienes quieren atraer, ·]astimán.doloe. Del n;ii~mo modo llay que conocer que, en este empeño muy dehcado y que ha de encontrllr no escasas dificultades, ea indispensable renunciar á cuanto pueda servir d~ pretex . &o para que en América se diga 6 tema que España pretende
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á toda costa. 1levar la direooión del concierto hispanoameri· cano y restablecer con varios pretextos y tales ó cuales sal· vedades. su antigao' carácter de Metr6poli. Y no hay que d~cir de la absoluta imposibilidad de realizar esa si.mpálica obra faera del supuesto fundamental de la Indep•mdenoia hispano americana y del criterio modernísimo y Jas soluciones expansivas que caracterit:an h~ actual vidtt. del nuevo Mando, cuya representaoióp pretende. por modo e:xc1oeivo y sobre todo contra la vieja. Europa., pre· cisamente para difioul r y anular el empefio de la intimi· dad de loA pueblos l~tino amerioanos, la &~pública de loa Estados. Tdnto es esto, qoe si fa colonización eapaiiola fae· ra reaJmPnte la q rie la mayoda de nuestros gobernantes y •olonieto.A de estos últimos tiempos ha. fntendido; si nuestro empeño colonizador f'Stnviera realmente representado por la ReRl orden de 1825 sobre las onnimodas de los espita• n s gen ralas y loe aranceles prohibitiv e en favor de lae harinas de Castilla y los géoeroR de Catalnfie., y los regla· mentos centralizadores muu1cipales de 1878, rayaría en lo cóm~·c 1Íe E pañ~ preten,Hera ahora. concentrar loe eefaérzos aa. m~ce., quA cuantas v,eCPs se ha ocupado de cosas p cida'i n lotJ Corigresos de Pana~á de 182~·26 J 1880 82. a:i co en Jos de Lima de 1847·48y1864·66), coa la sola excepoibo d l Congreso <te Santia~o de Chile de 1856, verificado jo Ja amena~a de~ filibusterimo norteamericano, ha eido acP toan o su protesta no sólo r.ontra todo cuanto padiera rec rdar el régimen colonial y el orden politiQo eco· nómico é i ternscciooal que deeBpareció en el continente .americano á principios de! siglo XIX ,-sino contra lo qne pndierl\ acn~tlr en aquel1os paises el propósito por parte de los español~R de reconqui tar algo de Jo perdido. 1 Por fi ·rtana, la coJonizacióo espaíiola no es eso. PenAar1do otrit. cosa, lo más caerdo seria eludir el compromiso dA ttoe. campañ11. CUJ'O fracaso final p~ede desde luego asegµrarse y alguntiB de cuyas dificult1ldee, baste. el momento presente, no son a.jenas al error qae ahora se combate. Imeginar lo contrario es licito tan sólo ai loa que viviendo ~ hablando dentro de las fronteras espafie>las, sin leer lo q ne en el resto del Mundo se publica, ni oír lo que todo el inundo, hasta con exageración por nos'>tros fomentada, dioe á loe pocos metros de la linea. del Pirioeo, insisten con cualquier pretexto, en fantasías y jactancias que debía haber aveat&do ~l Tratado de Parfs de 1898, y cuya reproducci6n
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en estos momentos, nos pondría ante loe espfritua vi~iles é il:xiQllrciales del siglo ltX, en poaición mucho m'8 triste qne lá del inmortal manchego acometedor de comediaotAs, coa· drilleros, trajineros y toda. clase de gentes 'tra.ndes y pequeñas, aun propugnando por Ja verdad, el honor y la jaetioia. Para no caer en tales equivocaciones, conviene mucho t~ner en caenta que nuestra tradición sobre el punto de la rea~udación de Jas r~laoioaes de Eepaft.a y América deja bastante que desear, no obstante el hecho (qoiz' único en la historia colonial) de la reincorporación de s,.nto Domingo á España, en 1861, Otro.a datos, también favorAblea á nuestra intimidad cou la América )atina, s~n las declaraciones y disposiciones de mnchlls de lae grl\n es figuras <le la re· volaoión hispano·americana, como B Hvar y Rivadtlvia, de ninguna suerte ñoAtiles á Espaiitl, aunque lo fueran al Gobierno españo r de 1810 á 1825. Pero en oontra tenemos otros hechos de imposible excusa. Hlly que ~efialarlo3 para evitar su repetición. Sobre todo cuando se ht\bla otra Vfz, en término~ vag s, de un1l poJftica hispano·americaoll. T~rdamos once &fi.os ( 1125-36) reconocer le. indepe~· denc1a de Méji '!o. La. iniciativa de la econciliaci6n de España con Venezuela. y Montevideo la tomaron esta.e Repúblicas. que espontánea02eote abrieron sus· puArtos ai Jos buqut>a espailolee, por ooyo medio se 11E>g6 en 1845 al primer tr6'tado de paz y ami~tad entre dichas Repúblicas y · dll anti~oa Metrópoli. De 1845 date. t&mb.én el reconocimiento de Chile. Hasta J 84 7 no reconocimos á Bolivia; en 18t>O 11 Costa Rica; .en 1855 á Santo Domingo; en 1859 á la Argentina; en 1863 á Gaatemala; en 1865 á San Salvador y el Pdrú; en 1880 al Paraguay y en 1881 á c .)lombia. Muy al contra· rio,. Inglaterra., el mismo día q\l!!.. re3o1 vió el abandono d~ eos colonias de Norte Amérrna, base de Ja Repúbl'oa. de fott E3tad~s Unidos, reoonooió la. inrlependencia de esta, oonea· grada por el Tratado dt' 1783. Dien puede aventararse qne ha.eta 1870, los tratados hispano-am0rice.noe fueron solo de paz y amistad, ein entrar en mlie honduras ni intimidadeP. ~ Por otro lado, contrariaron 'mocho las bu~nae relaciones cte Espafit\ con las Rei úb lioae referidas, 1. 0 , la determina· ci6n de Ja nacionalidad de los nacidoa ó domiciliados en aquellos países, dond'e . lafgo de emancipados, continuaron viviendo muchas familias espailolae y á dond& fa.ero mu chos emigrantes de la antigaaJdetrópoli, y 2. 0 , la partioipación excesiva que tomaro'n en lae cuestiones poli·
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~icas interiorfs de aquellos paieea ya indepen~~~ntes . mochos espaíi.oJee, &in re~unciar por esto á en proo~a na 1ona· i'iaed qne les 1-hvió de eecndo en no plcos coDflU)tos.1 1 En' todo caso siempre habria sido un gra~ error de pa~ te de Eepsfta aparecer comrartiendo Ja actitud soberbia. y amexiazadora qn~ ceei t.odas li's Po.tencies europe.as adop· taron res¡ ecto de Jea nacientes ,;· eg1tadas Rei úbhce snd · ~merica11as, desde 1825 á 1870. ENp~fia estaba en otro1 caso. ~ero las coneecne1lCi~s de tal <'on?ucta hablan ~e ser f,eo!es . pera nosotrrs; por la circunstancia a~tes refe~1da de Ja ID· ~erv~nci6n de Ios eepafloles en la p0Ht1ca prop1ament~ ame1icana; circunsttsncia que foé t>fecto, elltre otras caneas, de que los esr añoles nunca rer,lm~nte creJerol' que Jas ~rerras de Améri<'a tenicsn otro car•cter que el d~ goerras Cl ~lee .Y que e.llos jam's pocHan paFar por extraDJMOS en ter 1tor10 am r1oano. J. • • 1 En el fondo esta es ona rez6n más en favor dA JT' intt· · midad de la Awérice. ]atina independiente y Eepaiia. Pero ato no s enteDdió del modo conveniente y pr.ra u~a po · iftica caz, por espacio de mnchoe añolf, basta que se ve· lific6, e 18 , retirada de lRs trop~s e~paiiolas man~a des por e general rim, qne fuero n á. MéJ co pars upa 1nterveDci6n felizU(inte fracsebd~. La guerra de iEapañit. ce>n Jss R~p~blicae , d~l Pacífico, desde 1864 1866 y luego la primera 1neurrec01ón d~ Cuba de 1868 '78), qoe re11lmente tnvo á sb favor é. cae todas ias RepúbJi s eu<iamericana , dificulta~on grendem~Dt~ la eordiel in te gencia de é tas con @u ent1goa Madre patria. Wni1é. Jas g erree df\l Pa ·ífico rlebieran hkberse concluido ~~ J 871 de otro modo que por unti e'uspeneión ilimit]da de bQstilid;des, que hizo aplazar Ja. c~Je_bración, de n~ voe Y (lefinitivoe tratados de J¡az con BJhv1a, Feru, Ch1 e Y el Ecuador, desde 1879 é. 1883. De muy distinta ma.ner obr6 lnglaterra al terminar ltl guerra q ne sostuvo desde 1812 ' 1814, con Jos Estados Unidos. Afortunadamente. a\ par.tir de t 880, se ~llanan la ayor partede nuestras d :ficnltades con Sud-América. Desde ent~n ces hasta. la fecha celébrense muchos tratados~~ c~,e~~º· de propiedad industrial y literaria, de extrad1c16n ~ud1c1al "tcétera, etc. Eepaiia, solicitada. por algnnas J:t~púbhqas ~el Noe-vo Mundo, interviene con acierto en la deoi.e16.n de va~os J!1eitoe sobre limites é indemnizaciones pecun1tlr1ae 1:11scita doe entre J.os pueblos hispano americanos.
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D•epués han verijicado d~s hechos de positivo valor: Ja. eeión de Snd América á lee ñeetee del IV Centenario del descubrimiento del Nurvo Mundo y Ja actitud de loe Gobiermos de Ja América 1atina ante la nueva i11Purreeción d& Cuba y la guerra de Espala con los Estados U11idos. Ambos herhos son por todo extremo favortables A Eep11iia. Pero, tampoco, eetotit be('hna han sido ª~'roveéhados del modo deaeab'e. E' Li6ro Rvjo publicado en t 899 por el Go· · bierno espMlol, ~ema~stra clara.ment" qoe éete cometió la gravíeime falta de no re uerir A Jos GobiernoF; hispano ame· ricenos como requirió 'á Jos europeos, 1sra d~r eoJuci6n al conflicto intbrn1tCH'lDhl p1ovocRdo 6 ple teado por la agresión de los Estados Uoidot1. De otra P."rte todos Jos Congresos iber<' american' e celebrados en Madri en l 92 aoo1deron diferente.a mAdi da~ rRra estrechar la& relac~ones de .Eepafia 1 fa América. ]atine.. Ninguna de etto~ medidas ha vuelto 81· quiera a\ eer recordada. · De esto. el orador ee ha º"upado con repetición en el Parlamento, Pin fograr de ]os Gobier ne e conte@ta' i~nes ea· tiefactories. Y eeto lo ha tratado extensamente en su re· cienfe libro Cuestione1 palpitante de Política, Derecho 11 Administración. D~ modo que el error tiene más arraigo de lo que padiera oreetFe ~ por las meras apariencia~.. Todavía ha .,. otro h~rho 'lªª ee preefll a muchas y tristes consideraciones. Eo 1888 y por iD1cia ti va rlel Gebierno Uruguayo ea verific6 el Uongreeo de ootevideo para adop· tar varios acuerdos de Derecho internacional orivit do. Asie· tieron loe represf!._ tanteR d~ casi todos loe G obierno3 sud· americanos v de él sblíf>ron ocho tra 4dos de Derecho. é. los cuales se adhirió ~n nombre de Espsfi~ y ad referendum el Minitttro de E~ p ,. ñ en el Unrguav. E ~ to eu~edi6 en 18~3. Desde entonces DO ha vnelto ti h ., blare·e de este particular • Tampoco ee puede preeoindir de otro errpr que ha. priva· do mu<'ho en loe círculos politiooe españoles y qne ha tras• cendido ,zrandemente al orden interna~ionel de_ que aho~a se trata. Y es el de considerar Ja oaeat16n colonial y part11 tcuJarmente la de Cuba y Puerto .R co como un modesto problema de política interior. Oponfanee á esta. coneidereci6n: l. 0 , la ~aturalez& de Derecho colonial, 2 .0 , Ja condici6n eepAcial d'e nuestras ADti· llas por efecto de eu situación geográfica y de Ies·diepoeiciones que ~on en motivo y reeJ ecto de elJae habfan demoatrado, desde 1826 haetá nneatroe diae, FraDcie, IngJaterra, loa Ks·
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tados Unidos y las Repúblicas sud-americanas, 3 °, la intima relllción que tenían la posesión de Cuba y Puerto Rico por ESpafla con la importancia po}ftioa y socitt.l del ooneid~ra· ble elemento espaiiol de las R• públicas liti ~•s del N ._evo
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on este motivo el Sr. Labra. hace constar que au l rga J igoroea. car.mpaiia en ftlvor de la reformi. colonial to· noµiisb, precedidtt. de otra no menps enérgica ( v al fin cot~nada por éxito satiafllctorio come> pocos, en prb d~ la bbolici6n iumcliata de la 'esclavitud en las Ant.illae), jam4e rR\'ietió el car4tter de lln empeiio local, como pudiera serlo el 1de una Clim a en flivor de G~lic a ó de C4t,luñ,, por mbtivos oiroao µciales y aun eo demaada de repara i6n de ioj'l .. ticiae ~· . icas 6 de solución á ptt>blemas grd.risim~s 1•.-ro tran8ttorios. ~ lA ella. empresat. tenia el triple fin de i lentificar á E pa· fia con Ja corriente polít ica y social contemporáne de la cual la separabin, entre otr's caoais importantes, el m ntenimie de Ja· eaol~vitud y la privllnza de la c~nt ali· ~ación e as colooias-provooa.r 111. intimid"'d de E:1pai\11o ¡con 1118 Rer1u 'ca 1 s del Naevo &lundo por la coneagraE"ón en,las A uti e de las· deas wadres de la triuofcinte rev lución americana,-. por último, fortifi()&r la. causa. y loa1 e · dios de Ettpai\a para q ae esta podier11. eaaa¡.iar <ilel naufr gio de1las nacioae deamembrc1das y .deoa.deote:t, afirmando. por proce:timientos rogre:tivoe y diaoretoe, una. gra.n person \i· dtid ibérica, so re la ba9e de la. libérrima. y corriente vo~UD• tad de todos cada uto de loa pueblos interetttldos eri la formación de est~ pereonalida. :1. Deegr~oia.damente ~tu ideas no faeron eatim-tdas por la generalidad de nuee~roe polit¡icos, qae con diffoaltai ee emiAncipaban del antituo co cepto colonial. esta rednccibn de perepectivae de nnestros coloni taa se explica que hoy mismo sean muchos 1os partidarioa1 de la liqoidaci6o completa de nuestro imperio CQlonial, ren¡on· ci ndo 6 vendiendo nuestrai colonias de Afcica, de mndo pa.t eci Jo á como ee han vendido, deepnéi del Tr~tado 1 de P•ríe, las Marianas y liie Carolinas á Alemania. Ei dep1r, aih eontar con los pueb .o:; y con u a criteri.1 blletaote ' 11.proximado tt.l que los nortealmericaoos impusieron en P-'ri• para hacer1e con Ja isla. de Poerto Rico. Por igual motivo se explica el hecho, por otro conceptv inverosímil, de qae después de la pérdida de las Antillas y de las .Filipinas, se
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coneerve la organiz11ci6n d1t ·nueetree Coloni~s de Afrioa. . •. olutamente del mtemo modo qu~ fxietfan antf's de aquel fJemplar suceso y contr11etando det favorablemente con Jo que 1shora aocede en el Congo, en las Colonibl brit4nioaA <le Ja Costa Occidental africana (vecinas de Fernando Póo) y aon en Jas colonias ~ortugueeas de Santo Thomé y et .Prfncipe. · · ·
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Sin fmbargo, un completo abandono de Africa pC1r E1pafla, equivaldría ~ la renuncia absoluta de le. repr•sen tación eepaiiola en uno de sus máe carecteríeticoe v tradicionales empeiloP, poniéndose adem4e fuera de Ja itJteJigenoi" ínter nacional, pi ec1"aimente ·reepecto de Jo , }'roblemas qoe más han de preocupar el porvenir. Estas indicaciones bs Ptan·para dem etrar qne Ja empresR. de la intjmidad con el Sor dA Amér· c~ im onP ura stAnti6n, nn estudio, un plan .Y una p~raeverancia de que nadie 1!18 preocupa, }JOr CJeer, qnizé, el Dfgocio fácil, corriente, de buen t>er y de aqndloa que, sin compre. m eter eerit~ me ~ te ' nade, se prestan á grandes expansioofs retóricas v a\ la es. teril pero reaci nante y fiem¡..re aplaud:da. glorificación de nu~tras emp1 es s paaedtae. Oon ef to hay que relacionar un 1e~entable confraete que se ofrece a\ DUf'strB.,vjeta y que rebejll f:xtraordin11riamente Ja imrortancia positiva y el valor práctico de toda Ckmpeña de intimidsd hispeno-amfricana. Se trate , de tin lado, de la eprotaci6n que Ai G üb .erno f>El pt fíol ha rl"do á Jas plau9ibles l(eEtionee de Ja Sociedad titulada La Uni6n lberic' Ame ricana , Jara celebrar dentro de Eeie metfS, en Mtl rid, un Ü<'Dgff s~ Hiwpano americano qoe discuta y resuelva todos los problf mee u fi:ar~ntfle ~l trato mora], intelectu 1, político e ·c·JJ6 mico de Ee aiia con Jaa...B e¡,úbhca.a Sud-H-mArioanae, y de otra rerte. de Ja de@atencion que~ e mism G vbierno tit ne para Jos JJ roblemae pendientes'º Cuba y Puerto Hico, . de1pt é del Tratado de Parie. . Qoe f s to ~ problflmaa fX isten lo dflmafstran 1. 0 el del Tratado de 1898, 2. 0 Je s incide~tea del rfgietro de espsiio fl& gue impoDe esta Trat s do1 3. 0 Ja3 disroeiciones fxcepcional .. m entf\ fa v~re bJee á !11s An tilles de cuan toe esp&ñoles (le ni n~úlarfS han rPgrf&&do á Ja Metró¡;oli pnr f r~cto de ese Ti atado , que viven m~s 6 mtto~ ttmporalmente, en Astu rjas: i.:B ta12der, V1zceya y Gata uñi., y que con ea trato, tiu~ idees y sus capitales i11 fluyen poderoee mente en el actual •~tra ordinario dtearro1Jo itidoetrial d·e aquellas
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o marcas, y 4. 0 el movimiento de ap~oximaoióo 1 y conceo· 1lraoióo de cubanos y reoinaolarea residentes ahora en la Grande A ntilltt, que ee opera eo @~ta, frente ' la yqlftica ~bEorvente J d<'minadora de los Estados Unidos', muy aoa· ecllosos fD pnnto al total cumplimiento del último articulo el bill de 18 de Abril de 1898. Parecía natural qoA el Gobierno esp&ñol se ocupas~ seria ~ urgen~em~nte d~l punto r11btivo á l" .n~cionalidad ae Jos que bsb1endo nacido t\D ·Cnha., en FJl1p1nae ó en Paerto Rico no r@Pidf"n en et to~ países v no qüier en perder la na· oionalidad PRp1iiiola. L 'ª portugue~AR taoilitaron ·la solución de este con fl.icto con ·~1 art . 18 ,1e su Código civil, qoe esta· lblece que los Pxtranjeroe dPacendi.,ntee de sangre portiugue· ea qu~ se domicilien en P\Jrtogal puNlen ser oatnralisa· Idos, sin nGceeiriad de residir, por Jo menos, un año en te· rr orio portugué~. J G biern'l de Cobft. ha. deeret.ado qae son cuba.nos los lque han nacirlo en Cu bR. ó Ano hijos de cubanos, aunque no residan en Cu b ••. N u~dtro Gubaern? ~e ba.. de resolver con e. reolamamón d., una fi ipu;ia (viuda. de eepaiiol) moti va que u re o á F.lipiuatt verdió su nacionalidad espa· fiola ~ ieoe rech'l á viudedad Di pensión alg<1oa. 'Además, ahota, • .unos verió:iioos de M&drid, c<•n wotivo , de la de:igoacilfu de uuevos eenbdo1 es vita icioe, anu~cian 1que DO IJU deu serlo -vadas. pe~tona.e, porque ha "Riendo nacido eu U_uf:>r•, e dulloda en nat1oohhdad, á pesar de que reside~ en lt,[adrid y no ea discu:.ible s.o voh~nta.d .de ser 1 españoles . Al ¡u oyio tiecn po eurg~o t:terias ~1fbulta.nes res. pecto á Ja iiphcaac160 de la última l~y y el últlmo reglamento 1 sobre el imvue~to d' derech<Js reales y tr~slacioues ~e dominio, tratándose de tet!talme1Jt<>S otorg.doe n E~paña, por j nacidoa eu Cuba. ca~ a nacion .hda1.1 pit.rece eqoivooa1.. No ~e compre'L&de· que el Gobierno eepaiiol vr smÓd~ de todus esttts cueot1on."d y aabaudone tot~lmen~e Ja.º.ªº ti. de lo espaftoles eu aud últimas colonias Q uzá esto no inB.q ya. po co en el he(ih.> merecedor de part1cnlar ~stadio de q~~ de loa 1 200 mil peoibsu~ares 1 e1identes PD Cuba, eolo _66 mi~ ae ha. yan insccivto el regidtro c\e e-.paiioles. ~l G bterno de Ma· 1 drid ha recab•do del de Wa:sbigto..i que el l'lazo par,. eetaa 1 inscripciones le prorrogue ¡.ior ~eie meses. . Pero ha v q oe repetir lo que ao tP.e de ~h?~ª ee ha d1c~o ~n estas Conferencias, respecto de la imvoa1b1hd~~ de a~r 1bu1r A nueatro . Gobierno la exclusiva respousalb1hdad de este
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abandono. ·Tal error es muy gFneraJ en Espala ahor .. mis- '
mp. Aqui son poqui.-imae las personu qne de estos partiou· 1aree se ooopa._n. Nadid (faera de los españoles que viven en el litorAl peninsular) se acuerda de l•e A11tiJlae y de Fili· pinas. No ha habido med 1. c. de que se di@cutKn en las Cortea hechos de tanta gravedad como la pArdida de nueatras colo· Dias, la guerra con los Estados Unidos,· el término de ésta por e1 inverosi~il Protocolo de 12 de Agoeto de 1898 y el Trata<to <te París de ·Dicie01 bre d 1 · propio afio. Los tallos del Tribunbl ~upremo de Gn. rra aoreditan que caantae culpas p"recen imputhbl~ . á nue8tro Pjér~ito coldnial y nufstra marina de ~o Arr , no lf corrf&ponden, sino que se d6ben dirigir al Gob· rno de epbfia. Sin embargo, esto ni se diecúte en el P d~mento. a opinión pública, lo mismo que las· represe ta. iones de los partidos poHticos, excusan esta cuestión, con iotíendo eo que fuera de Eepafia se forme una tan dAploraQ e cf' anto iojudta idea de nuestro Ajército y de las energiah ~e¡; & ñulas . Es evidente qne aun d·eapué-. de Jti pérdida de nuestras Antillas, éstas deben ser cor ~iicJer ad.is como un dato esen ci~simo de la. politica hidiuinC1 americ na.. Los errores del Gobierno español fin 1~ admi 1 r1t.ci6n de eeas islas eran un terrible a rgumento co r t r el empeiio inicibdo por Eapaña para. ident1fictt;se con J • mérica Lbre é independiente. Hoy nadie f>stimará nuestra lbbor · en etfte sentido como una empresa aeri , si principi;. moa or ap1utar la vittta de los intereses de rtJ.z de f; ml li a que viven eu Coba y Puerto Rico con mucha más ener~i de la que ttu onen v proclaman los norteamericanos, ¡.ia1 Je r zar (cou nuestro ineipiente concurso) la anulación de tudo lJ e~ (> .. ftol lo latino en ·el mar de las Antillas. . Lo primero que hay qu~ ~ cr ditar. en e ta eampaña es sinceridad y ºformalidad . D s pu é ~ hay que abarcar ia, tota• lidád d ~ la obra, bejo un~ de y con un ' plan med itado y ~jo. Y sería el colmo ele 1..1. iLsani.., á compromererse en nna empre-a& como la de qnr. s trata, acas nrlo l ptiva.Dz~ t de r.eeentimientoe y µrevt,-, l'i01. e.a contra una p rt~ de la fil• milia hispano amerioan . , ia ! dí 8iguiente de termioada. una guerra, que ha ~oettid á ' ·ha. mila de 150 mil habitantes y á la Peninauta sob~e 90 mil jóvones soldados, y cuando ee impon·e la necesí aad de ~una.r los e fuerzos de toda esa. f~· milia frente ' •. n vel;gro común y en obsequio de un interé3 eaperior de la politica universal,
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Pcrque es claro que la intjmidad de que se trata, y aun el JiarticuJe.r de la afirmación y ensanche de la 'Personalidad ibértca, reIJresenh~n bbBtar.te mi.a que un interés puramen· te f>spai'iol. ' · 1 Puede hablar de esto el profesor del Ateneo con tanta me.· J or libertad y aun autoridad, cuanto qne no fné partidario. 1m4s 6 menos equívoco, de la serar•ción de ]as Antil1JlB y la ' independencia de Cuba. Antes bien, combatió estas sol u· 1ciones con toda franqueza; y para evitarlas sostuvo por eeJ · 11acio de muchos afios ' costa de mochos sinsbbores y arros· · tratdo no poeta pe)igros, Ja solución antoncmi3ta, cuya 1excelen<'ia han demostrado de modo decisivo, los st10esos posteriores A J 898. PPro hoy no se trata de la reforma colo 1 mial ni cabe. disentir los hechos conbumados, para rectifi ¡carios ni combatirlos. · Lo hecho hfcho· está, y España debs partir de ello, como Inglaterra partió de suceEo análogo en Norte América. Máxime poniéD<lose sobre el tapete gravi6imos probl mas trasatlánticos é internacionales que afectan al presti"io y al por 1r de Espsña y cuya mera inteHgencia nos sería gran ent · foil, cuando no i~poeibla, manteniend<> 1una acti de~ oo eiderttda respecto de nuestras Colonias de ayer mefiane. Hay que con~iderar la ·obra en conjunto. Una verdadera poUtica int nacional no cons!ente intermitencias, distrae· cionee ni con radi cionPs. Y mocho menos Ja. redacción de i sa ~ pro ble s á prPtPxtos y motivos de f, llees y f~ota · sf afl, para d ~ aho~os fáciles, trasportes orabrios y rebasca1 m ien tos y p OH pee toe de especialistas.
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tonteaapor•it- laa d¡, .por el mo~ento, aoa · im· Ml911U.lt q~is6 IGpeñor al probtema amer101no. 11 Sta: P!' de llarraeoa~ (1aaoi '>D do por el oonvenio inweloaal de Madrid de 3 de Jallo de 1880) v la eqYJfvoca .¡.. IO
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, No menos graves, ni menos atractivos, ni menos populares en España q.ae Ja cueeti6n hiApano·americana son el J.iTLbl emll it ériro }' el pr< blema. marr< qoi, qne ee un aspecto dt1 l 1•1obltma 11f:iranc. Baóta la ennnc1ación de estas enes· · ti ones par a qne Ee comprenda que to pueden ser trata.das ligera meLte y Fºr pura referencia. Su relación ccn Ja ¡:olitica iDternacional palpitante de
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thoi6o da Portug.. l deapaé 1 del e1C&adalo10 aterat•do de Loareaso ~arqoe1de1890 v el con.enio aoglo·la1itano de 14 de Jp1110 de 1891, entr.ian oonftlotoa ameouMI iat.ere . . . Y tanden~iu ~ue, eo plttzo n~ ll'j han de .prodaoir ua nue~a ~treoe1l>a ep ~· P.0Ut1oa europea, y qae, por lo fOllf8 111!9Pll4D extr~ord1nar10 .reapeto ' todas laa grau!fPQj•DiM de naeatro tiempo, obhg"daa ' seguir, ooo parti· ~r y no afeot •d11. ateooi6o, la mart' de laa cosas ea q~llae ~maroae qne ea cierto di.a fo maron parte det'Im· pario de Blpaiia. La aompfuidad y el aparato de 8eto~ problemas ayaclan uobo ¡la propeosi611 d& nuestros Gllbierooa '110 to~rloe dt Diqana suerte. Pero no por eso f& menoa vivo el india· &o popular •pdol que empuja i nuestro pueblo' peaear 1 ·'!>bre todo' tlfltir, reapeoto de .Porta¡al y Marruecos, oo:.O 11 • tratara de 001a tü crua. Ooalrarian Ja 1atiafaotoria solaoi6n del problema ibérioo ~I causas. Eo pri.mer término, la eapeoie de proteotora· do q~e en Portugal 93eroe Inglaterra: proteotorad~ oaai taa ~teouvo (aun oaando la forma haya variado) oomo el qa1
'ºº:
lD&aguró el Tratado de Methuen de 1703, y el m4s duro ·• intDlerable del gobierao de lorcl Bareaferil de 1~1 &•
.Ba segundo término estio las positivat prev.tnoiooea de Ja mua gener~l del paf a 101itano oontra tiodo empello de hegemo?Jf• o~tellana. Bo ~roer lnpr 1aa leyu qae ·en •toa últimos tiempos han venido' nctatrali1ar la efioaoia de Jos aeoti~ientos produoi4os o ~palla y en .Portapl, por los combinados esfuerzos de estos dO. paia• para •fir· mar eu- independenoia oontra Napole6n I, y par~ inscaa:-ar ·el régimen oonatituoional. Poruttimo, hay que oontar con la forma eqaivooada que ee
ha ~ado' la oampala iber~eta ~la ralativa habilidad ooa qGe lclt aare ·e:1es oreados y loa partidos g >bernantea portagGeteiJ baa •1,>roy~had~ 83~ eqgiy~oaoi6n eara dar i la prJp&g&G· da ele 1at1m1dad tbaro -amer1oaua, cierto aire de ioeompatibilidai ooa 101 faero1 de la 1obarania portaga• •· Ni ml! ai meDOI que eleme11~11 partidos ao "og<>a ea 81pala ae • · :forllaroa por uphoar la teDrla de la autonomia .· oolonial · emo opueeta ' la unidad y la inte¡ridacl de la Patria. ' · 1
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·nantas veces ee ha in!ocadoPero no ~enos o1~rt~. t9u~d!d hispano JusitaDli, ya en el úbJica ya ep la c4teinvoca la idea de ª l}l imi1 1 farlamento eBJ:&ftoJ, ya ~n pc::opeb el iiterario 6 en el dra, aei en el ord•Dpo¡. ecor ¡iolitico, el clamor u ardl:Rspa!'la la ealuda COD verda~ ·
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entuei~emo.
± dero
4 de lamentar que las
gente~ qqe de
Por lo mismo, ~e m s ue con cierta eJevec16n y aJgonoe. as cosas Ee ocupan y q , . . ntos se abstengan de poner
edice, oompar~ea es!~~l~e:d'.!:!:qui:re. el t•cto, la clari~ad la oam iia qo1:i'e i. especie óximo lleceearias para so éxito•· Yiekilas cond1c1ones 6 de un plazo m:is eecandariae No eran coEmpa~a d e~crtugal loe antegoDif m(le y Jos JD· due eepar&D 4 ª e 1u de ni•dio siglo, dentro threFes que ccntra~1aron, p:nic! crmpreDdida por hcm_bree. del toa], la UD16n ger-:1 or i'oe eetudiantEe, Jos múe1coe, como Stéin, y l rpdu lar1za a J.y loe eJementoe populares de la . lbs 11ceitte, loe ~t egogo.s, jbfJen 6 lB n efJa AJeman1a. n Ja intimidad ibera si ésta ' Pero o hay qo.e _11e~ea~a~qniera d., )as dos familias pe-
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~entro
~.versa
~o~~~:r
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ir.pJira e P
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·~cío
diferenc~as.
e rceaJizarJa desde Juego, con una .
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nio~uJar's se. prdt D de . definiti~a' y fiando el éxito de la fbrmola determina a Y ~e 8d
fefoe~o c~ntr~liza.
obra al Poco a visa
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tan do de esta materia, no ad· será e qne, ,~ª substancid ni motivo m'e
vierta que no ªYe r;¡ó~a~sté unida 4 Castilla, qoe los q¡e hondo, para q' tA a a~ r Ja unión dA CastilJa á Portuga •
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salieron prÓyectos de aproximación moral V .. on mb terial.
& de6 la ooaetitaoi6a de una 8ociellad ii!Jre de c11/tura pen1ral 11 1Julgarizaci6n ci~nUjlca, qoe hi.bfa de celebrar grandes fi~tas literarias en Lisboa, Madrid, Oporto, 1'ar-
oe1ona, etc., etc.
Pero con todo esto auoedi6 Jo propio qoe con .Jos demás proyectos respecto de la intimiriad hispannamericaott. La prensa no v0Jv16 á ocbparse del aeuntC1; Jos poHticoe go. bernaatee sil retfajero0>¡ la masa ee distrajo ... y las riocae y contad1ei111as person~s qoe perseveraron en el proróeito de fondar la Sociedad indicada, ron t>l principül apo) o de pedagogo~ y publicista1'1, pronto se d'eron cuenta de que bregaban en el vacío. Sin embargo, la intimidad ibérica es casi una pasión eepa·fíola. Es inútil decir lo que en la J.-yenda espaflola repree~nta la guerra t1,l moro; pero eí hay que reco. dar que Ja PXten · eión de Espaiia. por A frica ha sido una de las notas de ma. yor viveza de nuestra pc,lítica exterior de de el eiglo xrv. Es decir, desde antes que estaviera constituida lo que se llama España. El libro de D. León Galindo y de Vera so· bre este particular es de inexcosabla consulta para todo ea· tadista espado}. La. dirección amAricana y Pl interé de la poJítioa religiosa del 'bentro de Europa &e impuBieron en el siglo .xvr y luegn la campafia definitiva sobre A frica declJnó considerablemente. Pero más qoe esto debe llamar la at.,nción Ja limitación del empeiio de los eepaiioles á las costes da A frica, y el ca· rácter exclusivame,nte militar que estos dieron á sus em.presas, realizadas, sobre todo, cuando n·o exclusivamente, en el litoral mediterráneo de la oogta septentrional africana. Con · trasta esto lo indecible con todo o que nuestros ntepasados hicieron en A mérioa y en Asia. ·
er.cieten para ecomen e lee de Jas comarcas cata· Qaizi Jae diferencibsl foDda~:~:s que á simple vista Be sel~na y castellana y o~ co~ Jos campos de una y otra. ñal al recorrer las Cinda ( Ydiferencias y toe contrastes región, son de mt\s yalo qu:lJ:s Tampoco será licito olvidar 1 qne ofrecen. P~rtugal ~ ª~ de 'Ja iQdepende.ncia lueitanaJ Q'1e el movimiento en avo de Oata)uiia con proyectos. casi coincidió con otro ~D'lº\º o la dirección de Medina&i· de separación de ~nda uc as :;bczadas pero de igual ca' do11ia y con tP.n!ahvaa apena
cipo del Mediterráneo, ca ·a navegación apareofa amenesa-
i·•cter, en
dJ, unas veces por Jos piratas berberiscos y los barcos de Ar-
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~ahc1a. fi88t del Cuarto centenario del deaCou motivo d~ las . ª~omaroa machee ilustres por~ chbrimiento de ~ ~éric.a, en loa Congresos oientl.6.coe 11~ gneses activa paruc1pac1~n ha Esa intervención faé con11· ternacionales de aqueUaPed Ógico. Ve aquelJae Asambleas. derable en el CoDgreeo e ag l
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Sin duda para esto hobo sos cansas. Una de ellas, ~l fin principal de deff~osa. y seguridad de la Península y la JUSta preboupaci6n de hacer posible, ya quenoeegura, la f recuenta· gel, 1'únez y Tánge~, y otras, por las fuerzas regulares Je
las naciones europeas.
No menos atendible es la razón de la op<iaici6n que Jos
africanos hicieron á la invasión del territorjo por loe euro·
peos; o~osioión for~sima favorecida por la& mismas Potencias de Europa, que en A frica pudieron hacer fácilmente, lo
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q e les fué muy dificil y por mocho tiempo imposible, en el Nii~vo Mundo. · !pero el resultado de todo esto eEi que la obra de la interven· cibn espaiiola en Africa tuvo mucho menos valor que la rea ~ li~~da. en Amérioa, la cu~l, aparte toda exageración ya· tnótica, nü ee puede eetndi¿r sin que su grandeza se im· pon1ta. 1Hasta Portugal avents.lj& l\ España en la consideración d.._da al problema africano. Y eso no solo en loe primeros tiempos, cuando privaba. et sentido de la Reina Isabel y del Carde oal Cienaroa y ano denpaéa, cuando en Afrioit. lucha· b~n, vendan ·6 perecían hombree como el Marqués de Santa Cruz de Marcenado, D. Pedro Meneses. el conde de alean· d te los marqueses de Flores Dávile. y de Al~aba. En época mucho más próxima, cuando por efecto de los Trattdoe hispano portognese:i de 1787, España.adquirió las islas de Fernando Póo, 1. nnob6n, Oorisco, los dos Elobey continental que riega el Muni, nuestro em· y el terr1~·0 p no ca · ó tura, de rumbo, de transcendencia y de pereever mismo, á pesar de positivos. annque lentos, progresos pe aquellas colonias de la Costa de Guinea, noeetroe gobernantes, nuestra. prensa, nuestros po· li~icos y el pe.i todo no prestan. atención ' Jo que allí se realiza, á despe ho de la terrible leoc\6n de la últim~ goerra de Cuba J. Filip, nas, y 01ntra.rie.ncio todo el sentido de la eolo~ización con emporánea. La. desconsideración llega al punto de que c mo se ha dicho varia.e veces en estas Confe· renoiaa, está bastante genetalizada. en ciertos cirouloe la idea d~ Ja vente. ó el abandono de esas oomaroas donde pi· den solución todoe los problemas colonia.les de otros tiem· ~pos y de nuestro miemo siglo. Por eso hay que meditar sobre la tranaforma.ción de nues • tra obra en la costa africana. Re3u·ta. mezquino el papel de nuestros .Presidios mayores y menores. No f.,.\tcl quien se preocupe de Ceúta como de algo más. que un puerto militar medianamente def~ndido y un gropo de cut.rteles donde ftXtingnen su grave condena algunos miles de presidi.e,rios. Nadie, hasta hace veinte años, se fijó en que allí !tabla un pue!Jlo . digno y trabajador, mAreoedor de muchas aten· eiooes, base de una acción refl.ex\ va y poderos R. sobre el ' continente septentrional africano. Y algún hombre político, en la intimidad, ht. disentido la necesidad de extender el campo de Ceota h&et~ Tetuin, trooando para esto nuestras
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.P sesiones del Biff, por algunc a kilómetros de tie1ra fuera de] campo neutralEsta dirección, ape1>as es~cz~da, tomará importancia por el de11errol10 de Jos problemas generaJea i.o1iticos de Argel Y el Mogreb. Seria Ja mayor de las indiecrer.ionea no estllr ·f:s~pa.rados para . sucesos que se anuncian como inminen· ,
Porque ai Ja importancia positiva que ebtos btt a d~ tener, al valor que. indrecotibl~mfD te ti en~ para Espbfia (por muchos y muy diversos motivos que es 1mnecesorio concre tar), tc>do cuanto pase en la costa merjdional del MediterrA. neo, debe egregarse Ja consideración Etºª• respecto de los problemas marroquíes, h sn dad<> á E3 aila de 60 años á. esta parte, todas la.e Potencias europeas, ben porque eatiUJarttn l~s gr~ndes é 1ns~p~rable>J titnf~s que Espail tenia, por ea h1ator1a y so poe1016n geC1gréfi0a, bi n potque tuvieran en cuenta qu~, dados loe m~dios, l n. sito ción y las Rapiraciones. de E~pafia, esta Nación era la menos temible en la hora no 1mpoa1ble del reparto del Imperio marroquí . De todo lo d~c~o. reeu!ta que Ja olrra de ERp~ii.a en Africa t1en.e qoe ser .d1st1nta, ·bien que se desenvnelva en el A frica Occidental, ~1en q~ t~11¡a por t-dcenario el A frica del Norte. En Ja costa- ~e Gu1ne~ y en le:s islas )Jr6ximae; le. empre sa parece dffi~1d~. Las dificultades que &e oponen son, de un lado, las aep1rac1onea de Francia, A extender en colonia del Gabón y á e11~eii~r.earae de las ribfras del Muni: de otra l?erte, las va~1Jac1ones y contr~dicoion~s de la poJitica colon~al ~u~ realiza nuestro Gobierno en aquellas comarcas. T_al ~ez dentro de poco eul',ia una nueva dificultad: laa aspirac1~nes de Ioglat.erra que de hecho y por ubando· no del Gobierno eapa~ol, poefy6 )e. i a de Fernando Póo ~eedQ 1827 ~ 1832 y que en 1841 ofreció á Espaila. 60 mil . . hbras eaterhnae por Ja propiedad de aquella oolonia.. . · En el N?,rte ~e. Afrioa Jos prinoi alee ~betAculos consie · ten en l ~ d1epos1c16n del . Gobierno da Marruecos y en las prevenciones y les sn1rncaciae de Jos Gobiernos europeo• (sobre todo d~ Inglaterra y Francia) naturalmente preocu· · pados de la libre na,vegación del Mediterr4neo La~ ~~Jaoiones particulares de Eepafla con M~rruecos han adquirido, en estos \Utimoe tiempos, car,cter de reanlaridad Y descansan principalmente en el Tratado de 11 de Marzo de. 17?9 sobre protección ' los eepafloles residentes en te· rr1tor10 marroqui; el ~ convenio de 29 de Agosto de 1858 so·
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'bre términos jurisdiccionalea de Melil1a y seguridad de loa presidios espafiolee de la costa. de Afrioa; el trata~o. de Wad· Rala de 26 de Abril de 1890 que termin6 la llamada guerra de :Afrioa, con ventajas politicas y comerciales, no 'aproveehadae hasta ahora por Eapaila; el tratado de TAnger de 20 de ~oviembre de 1872 sobre relaciones oomeroiales de Es· paila y Marruecos; el Convenio de 3 de Julio de J 880 sobre el derecho de proteoci6n á los europeos residentes en aqoel pafs y loe 'rratados de Madrid de 6 de Marzo de 1894 y 2• de Febrero de 1895 que pusieron término al conflicto de
MeÍilla. Las relaciones de Espsila. c.o n las demaie Potencias euro· peas, a1 propósito 6 por razón de Marruecos, descansan en el ya citado Convenio 6 Trat.tado de protección de 3 de Julio de 1880; que hay que completar y explicar con 'rratados suscritos particularmente por Marruecos y algunas de esas Pote ias, y 1sun Jos Estados Unidos de América. Mr. Ronard de Card (profesor de Derecho Internacional de la Universidad <Je To losa y asooiado del In 'ititnto de Derecho In nacional), ha esorito sobre este particular un libro de neulta· el titulbdo Les Traité1 dntre la JJranc1 et le A/aro i son tl&tndiadoa detenidamente los tratados y convenciones del 7' 1827 t 1829, 1845, 1865, y sobre todo de 1844 (Con(enci6n de Tánger), qne constituyen (con el Convenio de .Madrid de 1880) la base del trato de fran· ceses y 01arroq es. · La relacione con Inglaterra están determinada.e por loe tratados de 1 01, 1856, 18il, 1864, 1865, 1875, 1881 y 1896. El tra(to con los Estados Unidos descansa. en los convenios de 1865 y 1880. Ne ea necesario ma\e para que- se comprenda que la em· pres&* de Eri paila en Africa es de una verdadera difiool· tad, y que para vencerla es un obstáculo evidente el at.na· or6nico espirita que imponía. la guerra al moro. Se debe reconocer que es grandemente aimpátioa en Espaila la idea de extenderse por el Africa Septentrional. Lo ha lido siempre. Pero no menos indisc-qtible es que nadie se cnida aquí de loa medios eficaces para realizar es11. expan .. si6n. Porque la ineficacia del medio exclusivo de las armas ya éstl. demostrada. Las victorias espafiolas de este siglo no han producido nad111 definitivo. Oonsecuencia de todo lo dicho es que aun tratándose de empeflos · que ~e imponen al país por el clamor de la masa y
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-el instinto del pueblo, se neoeaita salir de la pasividad ó la iucijferencia que nos dominan. No basta el deseo para oon-verlir la aspiración eo hecho. Y laa cosas se h~n puesto de tal modo, que seria. lQl}llra insigne pretender que, aun respecto de los puntos antes tratados, bllfJtara la volantad re.ftesiva y los medios positivos de E~pañ• para lograr un éxito. Por tanto hay que meditar sobre Jos problemaE\ qae nuee· t"ro gusto, nuestros interfeee, la. voluntad de otros ó circunstancias que uo nos son.imputables, han plantei.do a\ las puertas de nuestro país, y para cuya solución el voto de E~paft.a, por modesto qae sea el papel de esta; es ind\spens&.ble. Hay que refi.Pxionar sobre los prooedimien~e; sobre los medios posibles y los medios necesario~. P!e ea, hoy como nunca, resistir las tentaciones y evitar ~os de ~an~cimientoe: Urge ·e3tudiar la razón y el fin último d nue~tra f\ot1tad y auestras gestiones respecto de ·esos problemas. Pero sobre todo, he.y que adquirir el convencimiento de que, ho1 .por· hoy, ningún empe.iio de Ja. naturaleza de los indicado& y nt0gúa esfuerzo tranaoendental de EJpaíia. son realizables sin la cooperaoi6n interoaoion~l. De. a 1ui resulta una nuev~ e >cnprob~oión de la. tesis de qne si Espaila no ha. de qrtA it.r faara del movimie11to in· teroaoionlil, es indispensable que sa forme en. la 'Penínanla uua opinión p'ñ.blica sobre e tos puntos; que. se deter • mine nna orien.taci6n respecto de nuestra. polftioa 6xterior y en fin, que se prep1neo condiciones y medios de que E9pa· fia actúe como un factor de la vidtt. tott:Ll, p >litioll y eooial, del siglo xx. Todo esto supone: l.º la necesidad de q11e Edpaña, lo mismo en el orden polHioo que e el oientífil}o, en el econó · miooy en el social, no sea u.n~ ex~epoi6n en la cn"rChí\ gene· 0 ral del Mundo contemporáneo, la clnveniencia de esto· diar y aproveahar las leooionee que los pueblos mis adelan· tadoa nos dan, mediante experiencia.e, tinto más valio1a1, · caanto que, por regla genert..l. todos ~S03 pueblos han inou· rrido en defüntos y pecados idénticos, oaando no soperiores, , á los de E:tpaíiti, con la dLferenoi~ de que aquellas naciones, al revés de 1 espailola., ha.o prescindido del inmenao error de perseverar en au~ desastr.osil.e eq a.ivoca.flionea. . A primera vista. esta. oond101oues son t.>\o sen')•llas como inex,ousab?es. Nadie puede disontirlas. Tildo el .mando las aoepta. Sin embargo, la. reahd ~i didtd. m11 lb> de tale8 su· puestos •
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Toda vía en Eepafia ti e o e gran faerza la tendencia ' re . presentar, dentro del Mondo contempor4neo, lo mismo que representamrs al principio de Ja Edad Moderna, pero en un medio t<itaJmente opuesto á Ja eficacia de aquella re. presentaci6n. Por eso son tanto de temer la ingerencia del cl.ericaJiFmo (visible y pelt able ahora como pocee veces) y la iDfincncia de Ja intolerancia religiosa, que ¡.•alpita ep el fondo de nuestras costumbres. No menos positiva y foneeta ee ls propenEi6n t\ mantener la originalidad española tt11 ciertas fiestas populares que nos pertorban y qoe fortifican cierta afici6o violenta. y 1an· goiTif'ria, qoe no~ ha p~rjndicado Jo indecible en el curso de la H ·storia. Lo propio puede decirse respecto de la ori9inali· dad fscandadosa. de la f'aleificaci6n l!istemática de Ja fonci6n electoru l. L rJ mi~mo de Ja prepotencia del caciquismo y del amor siempre vivo á la indisciplina y la guerra civil. Ce mo éatoe pt difren c1f Prae oh C18 Pjf1Bp1oa, de que gene· ra1mf.nte s~ heb l ~ con una l enevolentia que bas'arfa para actfd1tar el arre1go .de eetoe ~randes obstáculos á Ja identi· ficaci6n --E'Ppadla con fl medio social contemporáneo, sin el cusl ¡.e mentP ocioso todo qunto inttntemoe. Por esto, or Ja c plFjided de loe fen6menoe eludidos y lo profundo de a·na ,ae ses, bey 'qne decir, hasta la saciedad .. que, para rectifica Jo qoe ahora en Eepeñ& priva y ha dificultado y difi Ita Je co1 dial ) fecunda relaci6n de nuestra Patria con el r ato el Mundo, ·ee indiepeileable el concurso de vario~ · ef meDtoe de la sociedad ee¡:añola. ~n estás CoJllferenoiaa bR v qne poner á un lado lo que oo· . rreeponde especialmente al Gobierno eepafi.ol como director de nuestra poJftica exterior. Pero, respecto de este. par· ti~ular, bie~ puede aquí decirse que conviene la reforma y g1organ1zac16n de nufletro actual y un tanto anacr6nico ré· remen diplomático y consular. Con e~ to podría reJa~ionaree la creación (por esfuerzo di. recto 6 coopereci6n análoga á la qoe hoy el Eetado preata á. la E1cuela de .E1tudio1 Superiores del Ateneo y que co· rreaponde á una de las n9v1eimas fórmulas de la poUtioa pe~adógica contemporánea) de u11a Escuela de Derecho Co· lom1al é Internacional que favoreciera la formaci6n de un cuerpo competente para repreaent.ar ' Eepaila, no s6lo ea el •:xtra1>jero, si que en sue colonias de Afrioa, contando con que hin de variar el car4cter, la organizaoi6n y el destino de nu.iras peseaiones de Ceuta, llelilla, Ohafarinas, etc., etc ..
De la creación de e~ta Escnéla se trat6 hace tree atlos (al ro del Ateneo de Madrid) pero los baeno1 prop6sitos de e¡;atonceshan quedado oomvletamente en el olvido, aun cuan· do es notorio que nue1tra deplorllble y desacreditada Admi· niatrari6n colonial ha entrado como factor potfsimo en los ultimos escandalosos fracasos y desastres de Espaila, y que truestra rep• esenhtóión di plomaitica no nos ha vilido para atenuar &iquiera loa ~feotoe de nuestr~ actual crisis. Dentro de la m>mpe~ncia del Gobierno se encuentra tam· bibn la reanudaci6n de uno de · loe más serios y menos estudiados procedimientos ideados y practicados por los Reyee Católicos en el momento de s creada España: el envío al extranjero de jóvenes int~'ige tes y de maestros ce· loB<>s que estudie!\ Jo que pesa en el re o del Mundo, y que, e¡mpapándoee en Jae ideas y lee tendencias de la época, contribuyan, después, i divu lgarlas, ~mplantarlas y deearroHarlas en nue tra Patria, por medios euavfs, -pero intencionado& y perseverantes. Claro est' qoe eeto es aJgo moy di.-tinto de las comisio· Les con que el COJllpedrezgo imperante favorece á loe ami· goa y los desocupados que, ein resultado alguno pl'ra el país, hacen hc.y viejee, de recreo por . Europa, á costa del Estado. .. ·
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· · . Sobre todo eeto deben ponerse los esfaersoe propios de loe elementos Hbres é independientes de nuestra sociedad. Quiz4 la pasividad de esoe elementos coDstituye la primer causa de nuestro actual abatimiento. Ser1a difioiHFiimo de· tallar en este instante aquello& f8f11erso1. Sin eu. bargo es d .. ble y conviene precisar algunos. ' Desde Juego, hay que recomendar y esperar que. la prensa varf~ el ?JlOdo d~ co111iderar las c_ueationes exteriores y la polftica mternac1omal, que no ea n1 puede ser, como aJguno~ :
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1>eriódico1 independientes dioen en eat.oa día.a, la manfa d~ un sabio ó la preocupación de uo excéotrico. El periódico tiene hoy la ventaja de la foensa de 10 yoz y de la extensión da su auditorio. Adem'8, momentáneamente, le dan valor extraordtnario la. desorganiz&cióo y pasividad de los partidos politiooe y las corruptelas y abandonos del P•rlamento, que ni siquiera se decide' defenderse cootrr. l&:j . egresiones de esa misma preoea, mie pecadora qoe el mismo Parlamento. Loa ptlrtidoa actuales todavía no ven, como vie.ron aue predecesores la n~esidad de tener peri6diooe propios, como tienen representantes en las Oortea. Esa oeceaitf lld ea mayor en Espaiia, pot: la viaible decadencia de loe tJUeling1 y laA nonferenciaa populares, Calda vez m'e pujantes en el -extrall j ero. Luego, hay que selioitar y esperar una actitud m'8 deoi· dide. y efica1 de parte da nue:Jt.r~e cl"ttee direotorae. Eat¡ acoi n puedA demostrarse en círculos docentes. como el At1neo d~ Madrid, cuya importancia y cuya eficacia en la superior cultura política de la. España contemporánea es n~toria, r · lizando, cuando no supern.udo, ' las iooiedadea Econó cae de ~·gos del País de fines del siglo xvu1, que prepa. n la ·da. parlameutari~del x1x. En el Atenw de 'adrid (llamad'l en 1860 y cuando im· p~r.ab~n en nuest~o paie la intolAra1101a t"eligioaa y el prohi · b1c1on1smo mercantil, la Bulancla <U E1paña) comeozc1.roo loa estudios p blacoa de Dereoho internacional, dentro del periodo conte poráneo. Lo demneetran las actas de loe debates de sus 8 ocione~ y las lecciones qne en la prestigiosa cátedra da las callea Carretas J de la. Moatera dieron, desde 1141 i 1850, los seiioree Ruiz L6pez y O. F•oundo Goñi. De tres aiios á esta pa.rt.e, esos esta.dios figuran, oon distintos no bree, en el onadro de h.e.ol\teira.s perma.o otee del Ate· neo, porque forman parte de la ll1cuela de lf1tudio1 1wp~ riore1 del miamo Inatitnto. Pero seria de desear que esto se complementara iocla· yendo en el mismo cuadro de eoeeilanzas regulares, la de -otras materias; como la Política CQmpara.da, la Historia política cootemporáoea y la Geogratla polltica v comeroial, que ó f.ltan completamente en el programa de la enseii&nst. superior ofi.oial de nuestro pais ó apareoeo en éste de un mo· do acoiJental y muy por bajo de las neoeeidades iotele1>t11ales y polUicaa de nuestra atrasada Patria. El ejemplo. del AúnlO madrileiio serla may proveohoao
para aquellas comarcas que. co¡no Ja oatalana y vizoafna, re~resentan c:ien~ro de Jes¡·afía la nota europea, ó en aqÚe· )~as tras que, sin eate cara\cter, muestran benévola dispoei. 0161;1 t\ '~pefíos de vulgarización científica, como los reali-zado1 en estos des últimos años, con alto sentido patriótico . Y. admirable .éxito, por los ilustres profesores de la U 0 1vera~dad de Ov1edo, que en nuestro pafs secundan la meritf. 11ma empresa de Ja 1111pan1i6n uni1'ersitaria iniciada ea Inglaterra dentro del ú•timo fiercio de nuestro' siglo y dea· a~rollada . después- eeplépdidamente en Francia y Alema· Dla.
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.Esto podrfa tomar mayor vue 1o si los hombrea capaces de n~estr~ pafe, aun f~era de Ja jorísdicci!n universitaria, se d1spus1eran a\ dar Y1da en Etmaña a\ las conferencias popu· lares. h.oy importaQtieimaa. tanto por s número, comu por a variedad, como. en fin, por el creciente número de sus asie~ntes, en Inglaterra, la Eur()pa central y 1os Esta· dos Unidos de América... La conferencia popultlr libreó aiet.emática, suelta ó formando parte de los llamado~ 0'1.1,r101 /Jre!e', es ~osa per fectámen ~e distin tA del meeting, dedicado ~s1 excloe1.vamente al ~entimiento público. La conferencia, b1en ~osten1.da y extendida por. l!- acción de grupos prop~ gand~stae .sJenos á todo exclua1v1amo de p11.rtido, d~ escuela ó de 1gles1a, llenaría hoy un gran hueco de Ja sociedad es . pailola.. Quizá esto pudiera haberse realizado satisfactoriamente si se hubiera establecido la. Sociedad de Cl~ltitr popular 'JI 1Juluarización ci~ntíjlca, decretada por el Congreso Ibero· america~o pedagógico de 1892. También seria de bastante influencia la constitución de otra Sociedad, proyectada bajo lo auspicios del Ateneo de Madrid y por recomendación d famoso Instituto de De· recho In~~oaciona.l. que e~ 1873. ee funa6 en Gante y que han pres1i1do autor1dad~s c1entHicae como loa,aeñorea Rolin J.acquemins, Asser, Weatlake; Mancini, De Parieu, Rivier RetiauJt y otros. ' Esta Sociedad habría. de1 dedicarse al cultivo de la Politi· ca comparada y del Derecho internacional, por medio de debates públicos, conferencias populares é informes á. los Go bi~rno.i y á la opiDi6n. d~l pafe, complementando y am. phando la obra. mer1tor1a que ahora realiza en una detierminada esfera, la Sociedad Geográfica de Madrid que es, quizá, el ú~ioo oentro que en la Eepa!a de nuestro~
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dias mantiene, con cierta elevación é insistencia, el inte· rée de nuestra po l ftic~ exterior. . . Para. tal empeilo servirían mocho los catedráticos de Derecho internacional público y priv~do que ~xieten en to· das las Universidades de EBpafia de qllince ailos' esta par· te, y que con frecuencia, publican discursos, memorias 1 aun libros, perdidos en medio de Ja indiferenda gen~ral y del de6dén de nuestros politicos y nuestros literatos. ' Tat.l obra alcanzarla may<ir importancia si a.l cabo se realizara. el transcendental empeil'> de un ilustre politico sodamericanó recientemente establecido en nuestro pafs, de hacer de éste, centro de una empresa internacional y base de la publicación de un gran periódico, cuyo car,oter v c~ya tranecendeLcia indica baetant-. su titulo: El Mundo Lq,tano. Pero ahora ~e anuncia. una obra que podrá servir de mncho parii avivar entre nosotros loe estudios ~e Derecho blico, y señaladamente de Dere~ho I~ternac1onal.. Esta obra es 61 Congreso Social 'Y Econ6mieo Hispano A nuncano, que se inaugurará, en Madrid, en el próximo otofio. . Qaizé. puesta la mirada exclosivamente en Ja eficacia to · tal Ji resultado inmediato de ~a empresa, pudiera tachar~e de exc iv su p grama. Los tiempos, y sobre todo Ja Sl· tuaci6n actual d Eepeiia, . no consienten hoy lo que no extraftaria. en L892, y parecía bbonado al día. siguiente de la Revolu~6n de 1868. Ese Con~eso puede ser considerado desd tres puntos de vist.a. El po Itico, el técnico y el de Ja propaganda. . La . relac 6n politica es la mis grave, la de eupenor tranAcendepcia y la verdaderamente dificil, por· circuna· tanciae que no hay para qué detallar ah?ra. Es lo p~o · bab'e que ni IngJaterra ni los Estados Unidos. vean con ~n· iferencia cualquier cosa qne pueda contrariar el sentido de la expansión angloSBjona. Precisamente en estos mo· mentos se prepara, por la iniciativa del Gobierno de los Estados Unidos (que 110 tiene Ja mism~ calma que el Gobierno de Madrid, respecto de laa conaecuenoiaa del Trata· do de Parfs de l898) un Congreso americano que se ha de celebrar dentro de pocos meaea ea .Méjico, y donde. es veroefmil que se Tuelvan l escuchar los acentos de ~la1ne. Y ya se anuncia qoe el GobierDo portugués (seguramente por alguna fuerza mayor qoe la de su propia espontaneidad)! bar' manifestación ofioial, m'e 6 menos precisa, de que m admite que el próximo Congreso de Madrid sea i!Jlrico ni"
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.U en su áni~o acudir á él c~o repre3entaci60 análoga :á la ue tuvo eo 101 Oon¡reaos de 1892.
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trata, pues, de algo verdaderamente serio: plr lo pronto1 delicado. Mas esto no puede ser un argumento en contra de ese Congreso que debe oelebrartte, ooaleaq 11iera -qoe sean sos reeoltad'ls inmediatos y positivos. Pero hay otro aepeoto del asunto que no P.uede 1n:enos _de interesar aun á Jos mis deeoonfi \dos y met1onloeos Qaud. ea la Amérfoa latina la ccmar ca donde, dentro de loi:t últimos cincuenta ailos, se'ha. cqltivado y cultiva con m'e amor y preferencia el Uerecho Internacionlll; lo mismo en el o(rcuto de los doctos y especiálistas que en el mayor de los políticos. También pue~ e aventurarse la ~ep~ que en eaa América es donde con más fe se han 1 ciado el planteami9nto de instituciones, y la proclaimaoio~ d& fórmuJae jo· ddioae de mayor novedad y transcendenc1a, dentro del or · den del Derecho público contemporáneo. . . La demostración de lo primero es muy fácil para quien medianamente conozca la bibliografía j nridioa de nueertro e;glo. J,oa nombres de Bello, Seijas, Alcortfl, Sáeoz Peña, Cal· vo, Toro, B erra, López, Sarmiento, Cet>alloe, .P~r~ira y otros excusan comentarios. Por otr~ parte, está JU~t1ficada por l~s hechos, la. pretAneión de los hiipano americanos de haberse adelantado á Europa. en la noble empresa de dar realid"d . en sus varias formtls , á la idea del af"bitr.aje, has· ta aprox imarse al ideal s os tenido en nuestros días por los mis calnrosoa progagaud1stae de esta avanzada. fórmula del movieimo progreso jurídico. . Con efecto máe de un publicista traeatlAotioo ha dicho, ein r'é plíoa p~sible . que cuan'l:io en- 1873 Manci~i logró que la CAmara de diput~dos de Italia, antes 'q.ne ?trae, se .p ro · nunciara en fa&Vl)r de Ja. o'énsule. oom prom1sopa de arbitraje, hacia. medi o siglo (18:?2 26) que esta .cláusula, por insp¡racióo de.B olívar, figuraba ya en los. pr1meroe pactos de las nacientes epública~ hispano ·amer1canag; y cuando en 1895 Ja Conferencia iriterparlamenta.ria de la Paz, re unid.a e~ Bruselas, recomendó la constitución de un tribunal pérmanente de arbitraje internacional entre loe Estados europeos, hacia ya tree cuartos de 1iglo. que esa instituo~6n había sitio recomendada v ha.eta bosquejada, en l~ América · latina • oomo lo demuestran las Actas del Congreso de Pana.
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mA de 1822 26, de Jos Congresos de Lima de 1847·48 y de 18t>5 . del de Santiago de Chile de 1856, y de Ja.~ Conferencias diplomáticas de los representantes de MéJico, Nueva Granada Venezuela, Guatemala, Salvador y Ooeta Rica, reunidos 'en Washington, el propio afio de Ie66. Aun en orden m4s modesto, pero como demostraoióa in· supe· able de eimpatfa al principio del arbitrage de carActer permanente, las Repúblicas hispano·americ.,na& pue· den presentar hechos tá11 pl11u11blee como Jos aooerdo& del Oongreeo de Panamá de 1880 81, sobre el conveo~o colombiano chileno de Bogota de 1i80; de la Uonfereno1a celebrada en Caracas, con motivo del Centenario de Belivar eh 18 · 3 · y de laa convenciones de Panam' y de París de J 882 y s'a sobre el tema del convenio de Chile y Colombia. de I 80. Esto, aparte de Ja disposición favorable A lo fand~· mental de Ja idea, acreditada. en el Congreso Pan Amer1c~no de Washington de 1889 90 y en el Congreso jurideo hispano ·¡ o t i?née·ll'merica.no celebrado en Madrid ~n 1892. Eu cu o A la introducción de la cláneala especial oom· promiso · de · eje en Jos Tratados particolaret»i, no ee puede pr cindir que esa clán&ula ya aparece en los Tratados de 1823 Chile con el Perú, de 1829 del Perú con Colombia de {1836 del Ecuador ·oon la Argentina, d& 1839 de Méji~o con Bélgica, de 1848 de M~jico con loe Es· tadoe Unidos d'I No te, de U~50 dA Méjico con Bélgic•, de 1852 de ChiJe con Francia, de 1853 del Perú con Eepa· ña, etc., etc., ;hasta l leg11 r á los Tratados redentfeimoa y excepcionaJmebte exrre ivos del Ecoador con Espafia y Franci~ de 1888; de Colombia con Eepriña. de 1894; de Ea· pañ. con el PPrú, de 1.898 y de la ~epúbli a Argenti.n& con Ita1ia de este propio año. Este último Tratado es qu1zi .d que hoy por hoy, supera á todo cuanto sobre el particular se ha hecho en el mundo internacional. · Pero todavía hay otro punto sobre el cual las pretensiones hispano americanas tienen que ser aceptadas, por mucho qu& cu&te á loe Gobiernes de la vifja Europa, que tan ma! tra· taron á aquellos pueblos en loe primero~ días de s11 ,1nde pendencia. Se trata de los esfnerzce reahzadoe p~r aqoe· Has Re¡ úblicae latinas para C()dificar sos leye1· civil~,. en relación con loe i:;uevoe rumbos del Derecho Internac1~nal, y setia1adamente para codificar el Derecho Internacional privado. Lo que Europa viene .haciendo por iniciativa de Holanda.
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l•• Comferenoias del ·Haya de li93, 1896 y 1900, lo in·
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antes, con más amplitud y f)Diz6 maJor éxito, el Con·
greeo de Derecho Internacional Privado de Montevideo de 1888·92. . Ahora bien, sea e~ que fuere el éxito poramellte polftico del Congreso Hispano Americano, convocado para el otofio de 1900, en Madrid, bien puede asegurarse que, si hay tacto y vigor en loe directores de esta Aeamb ea, de ellf puede salir un gran adelanto pera e} Derecho público contemporáneo, y especialmente para el Derecho Internecional. ' No ha de ser muy dificil aprove<'har 19s datos antes indicados pars, cue ndo menos, generalizar~oe recientes Trata· dos de la R"pública Argeliltina con Ital , y. del Ecuador y Colombia con iepaíia; ampliándolos y r Jacion,ndolos con lo acuerdos de Ja Uonferencia de la Paz del Haya. Del mismo modo es dable realizar ahora con ma}ores complementos y ffectos, lo que Jª debió hacer el Gobierno eepafiol hace seis ú ocho afioe, cuP.ndo, la aheeión condioio · nal v ad referendum de DUfstro representantediplom,tico en el Uruguay á Joe ocho Tratados del Congreso de Montevi· deo, facilitó, de modo especial, Ja obra de concordia y pro· greso de qne ee otra muestra, ·aunque de' morbo menor alcance que la Americana, lo concertado en el Haya en 1896, y luego publicado en la Gactta Ojlcial de Madrid de 1899, sobre Derecho in ernacional privtido. Esta emrreea es relativamente fácil y no hay qu·e ponde· rar su importe.nda. 'fanto ·más cuanto que en feliz éxito no empece que, en el Congreso proyectado, ee traten amplia· mente otras· cuestiones y ae veng'l á resoluciones concretas sobre. reformas posta1ee y telfgrAficae, movimien~o bancario, aranceles de .Adnanas, propaganda .mercantd y trato intelectual y literario de España y la& Repúblirs~ latinas de América. Amtes bien, Jo que en el orden jurídico se logre será una fuerte preparación ó una _garantfa poeiti va d& cuanto en otros órdenes de vida se consiga. Pero tpdavfa el anunciade Congreso se recomienda por otro concepto, muy relacionado con ]as coneiderao.ione.s ul .. timamente expneetas. respecto de la alta conven1enc1a de formar en Eepafta una opini6n pública sobre los problemas generales del Mondo, política exterior y cuestiones inter· naoionales. El Congreso es una gran ocasión para la propaganda de todas estas ideas. Por si mismo es un empe fio propagandista de pri'!ler orden.
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Hay, pues, que contribuir al él. De niogana suerte seria excusable que nuestros h1>mbreg poUticoe, uneatra prenea y lae personas que se interesan por la vida mora del nuestro pais se deaen tiendan de esa obra, pr~textando noea. tra impotencia 6 Ja iooportaoid1.d y exllger~oi6n del intento 6 el escaso valor qut-, en crisis como Ja aotoal y en planea como el de que se trata, tienen loe esfuerzos de paro oar,cter moral. . . , Sobr~ todo hay qne combatir e[érgicamente eata última alegaci6n, por Jo mismo que eetl muy generali1ad1:1.. No es verdad que el víocalo mals poderoso de loa pueblos sat&n loa intereses materiales. Ttimpooo es exllctC> que las grand• revolucionei y trasformaciones de la Historia, se hayan verificado por el impulso decisiv l . 6 por le meaos preferen· te, de esos miemos intereses. N, ha.y que oonfaodir laa apariencias C1JD las realidades. Todos esos grandes hechos deben ser prnfaudiza.dos para reconocer lll fuerza más ó menos oculta q ne los agita y remueve todo, y que frecnentemente parece en nna desproporoi~u co]oeal con Jo qae empaja. y prodaoe. Esa fuerza. siempre ido, es y será, una. fuerza esencialmente moral. Por ca e mor ~mlie q ne por la neo~sidad fífiot1., los hombrea Ee ag , ee b en y mu'3ren. Iodudablem te, ein dinero, sin reoursos materiale1, no hay empres oeitiva. Eso deben medite.do loe poHtioos de loe buenoi. deseos, y deben ~a.be~lo los qne espera.u que laa cosas se ~gan por ef ta,lae 6 oa1gan heobae del cielo. Pero Ja empres sqpone sieai:lfre algo invisible, impalpable, alen · ta.dor, for ifioantA, exoitaote, q11e responde al jnego maravilloso d los principio1 , secreto de la vid11 univerctal. Por eso y por otras machas razonad íntimamente rela· cionadae con Ja crisis presente de Eipai111, tenemos que preocuparnos ahora de la muy oomprome id~ vid' moral de n aestro pafe Hay que fiar en la virtaalid'd de tas ideas y hay qoe cultivarlas oon verdadero amor, aproveoliando l& dora es · perienoia. de estos últimos años, m'lf relacionad& coa el triste espeotalou ~ o que se nos ha . impues~1 en e3toa últim'>a días, de una gran deoadenoia de loa resortes mora.lea de la sociedad espaiiola y una deplorable distraooi611 del r11mb() que ésta babia tomado b Jo la in8.uencia de la Revolnoi6o de 1868, dieoutible 6 no eo el orden general polltioo, pero indisoutible en cuanto nos paso en relaoi6n con el aentido
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f)rogresivo y las ideas dominantes en el Mando contempo· ~¡\peo. , ~expuesto en este Curto de la E~ouela de K1tudio1 Su· pdriordl del Aten10, es una pequeila demostraoi6ri de esta tesis. Además, constituye unademostracil>nconaiderablede la que Re enunció al principio de estas leaciones relativa ~ la utilidad .positiva y al interé1 pr•otioo de tod·a.' obra qno tenga por ob,1eto hace~ que E:1pai1' vivct. la. vida. internaoio. nal, y que .pare. ello siga con atenoi6ó, más ó manos reft.exi· va pero siempre despierta, lo que en el resto de\ Mundo paaa. . En tal concepto~ ~ la.e razones faodamentalea que a'lred1tan la sub~tantiv1dad del Derech IoternaJional (ele. mento de primer orden del Dereo Público Moderno) '~ay que agregar.los hechos materiales que en ~spiila. cona~ htuyen. la materia de .los ú\timo!J trhthimoa desastres, ouya eorreoc16n 6 subsaue.c16n no po:irá vedfic11.rae sino saliendo de l?s antiguos rumbos y de las viejas preoctlpacionea. · 81 eaos desast.res se considdran P~.ra al.~o mis q1B para el la.mento e3téril ~la reb3ldí~ satánica, debeCl a~rvir para rect1fioar aquella c1egtt, aquelt~ ab~uria y casi inexplicable confianza. con que, por es pao10 d muchos años sa ha.n visto formar sobre naestro h'lriz >nte las te.moesta.dea, ere· · yeado que para nu\~t ra g en 'ración no se ha.bl~d he1ho ni Ja banca~rota ~a la H11oiend , ni' lo~ frao1uos ~el' .Ejército y la Marina, n1 el desm enb ramiento del territoriiJ na.oional C?n que ha~ían sido castiga tLB, á nueshrat. viet~, otras Na: c1ones, qu1zi\ mlis desptertas, pero oomprom ~tidaa en la lucha con lo impoeibla, bajo la io1Jpirtlci6n de l arbitrario lo anacrónico ó lo ..falntástico. ' ' Lo que· una\oimemente se suponía. que · aqa[ no ltt.lbla de .puar ha pasa.do . Y ha. sucedidO-mái, mocho más de lo que !os hombres pradentef1 y perspicaces podi11n técne • Porqae ha resaltado q ne el fondo del paitJ eataba. ba.staate peor d~ . lo 9u~ aventuraban los orítioos tachados de visiona.ríos y pes1m1stas. P~r ot~a part~, casi nada de lo sucedido es peregrino en la H1stor1a. Al 1gua\ que 1Espaiii, han caldo y ·van cayendo otras naciones de poder análogo al de esta. No se trata de 'tlna verdadera sorpre~a. No hay que hablar de un ioforta .. nio inver~simil é incomparable: En c'1mbio hay que ver con serenidad é intención el fenómeno. Proo~de oomo nun· ·ea examinar sus oaueas. Porque la repetición del heoho acusa la existencia de una ley. .
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Discurriendo sobre este punte, pronúnciase, ea primer tér· mino, el aoelituado contraste que ofrecen el estado actual deBapala y la aituaci6n que hoy tienen aquella~ otraa naoio· nea que con la primera compartieron, dentro di la Edad· 'Moderna, Ja dirección ¡;olf tica y social del Mando. ¿C6mo y por qué se ha realizado, y sobre todo se mantiene esta considera ble, esta fxtraordinaria diferencia, que, aai en su contenido ccmo en 1u respectivo valor, en su relaoi6n. ec>D la cultura, la riqaf za y el progreso general de la Hu · manidad, es impcsible duvenecer 6 atenuar con frases m4s Ó· menos retóricas, eufemismos, convenciobalismos y otroa retursoe incom¡atibles con Ja realidad que entra por loe. ojos y Jos oidos de todos Jos contempor4neos? Acaso, loe adelantes realizados, las instittaciones creada&,. las inve11cionee difundidas, las comodidades arraigadas, todo eso que constituye la sustancia y el esplendor de la. oiv' ización contempora\nea y que es la ra16n del poder y el secreto de la arrogancia de los pueblos victoriosos, prós· peros é imponente• de 11 aestros días, todo eso ¿se ha idea· do y he para otros Eéres de naturalfza distinta de la. de lo epa condenados ' ser, por ley de origen y comprom «Je 181 , Ulla excepción vergOllZOSa de Ja nueva Europa? · / Tema es este m4s de una vez tratado para combatir las, vuJgaridade&J' loe disrarates co_n que, todavía no hace ~ucho· tiempo, ee pr tendfa por a)guncs cohonestar, ya que no de· fender, la estavitud de Jos Dfgroe. De menos ese4ndalo •e lo que se die Jara ff(Omfndar á Jos flJIBfiO)ee blancos )a. r~signaci6n 11te les fatalidades de la reza. Pero tn el fon· do el argumento es tl mismo. Contra él protestan toda la. Historia comtempor,Dea y Ja Política comparada. as rezas, las familias, los putblos pueden distimguirse,. .. y segnra,mente ee diatimguen por sus respectivas aptitudes: se dieti1> guen mée por eu educación y sua P.rácticas. Pero. en Jo fuDdemental, en lo caracterfeticamente humano, todos. Jos hombres son unes, y, por tanto, los progreaos que rea· lin un ¡:iueblo pueden realizarlo los deJds paeblos, siquiera.. varíen la forma y en las aplicaciones. Por eso la libertad no. ee una planta ingleaa, ni la democracia una in6'ituci6n a••·· ·
rictJ1aa.
Por esto, y por muchas otras ra1ones que salen con facilidad de la historia poHtica y social de Bepafta, puede ne· garee en re~ondo que el destino de nuestra Patria sea el
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vergonsoso .a batimiento, diafr~zado oon cierta indiferencia . ~ de~rante que ahor~ pareoe amenasar aL Eapafla, auiDen~mo oon una nueva sombra, 111 tristeza• de naestro1 último• de1a1tres. Mas por lo mismo, ea i:ecesario ahondar en Ja vida eepa· ilola 1ara saber ou,les son las causas positivas de la deoa· den01a de Eapafta, y cuél Ja raB6D del retraso en que ha quedado respecto de otras naciones con quienes rivalizó no hace mucho, y que-en otra época ~mpartieron aua errores y 1n1e pecadm. . pe tal eat~di~ no puede menos·de resultar lo que con repe· t1016n se ha 1n.d1c!"do en el curso de esfie trabajo. A saber: que ~88 dos pr1nc1pales CBUBb.8 de DUe8 ro actual quebranfio ~ns1st,en en nuestro apartamiento de la vida moral y poli· tifa del Mu~do co~temporáneo, y nuea o ciego empeño en ~~presentar 1d~ae,. 1ntf•rPsfle 1 causas vencidas, de cuya tira-n1a 18 han emancipado las demás naciones ~iradas de es~ suerte las cosas, el problema reeulta·re• l~hvamente sencillo. Véue lo que toda·vfa priva en la sociedad eepailola é influye visible y superiormente en nuea· · tro ~arAoter y nuestra conducta, contriboyendo de modo partioular A darnos tono y significaci6n en el concierto del ~undo. Y luego relaci6neee feto con nuestra decadencia creciente al comp's del-progresivo d.e sarrollo de aquella pri.. varza, hasta llegar al palpable abatimiento de e8tos dias que no p~ede explica!ae sólo en vista y por razón de cir: culletanc1as eecundar1ae y datos de últ"ma hora. . Por otro l~do, obsérvese si lo que aqni priva impera ta1Qb1é~, ED mayor 6 ,!Denor grado, á la hora presenfie, en las naciones prósperas, y relaciónese la progresiva de1aparici6n de los errores é injneticiae que todavía padecemos y que ta~bién padeciefOB lo~ demás-pueblos, con ~l desenvolví. miento y Ja creo1.ente r1qufzt. moral, ilitelectual y mafierial de las, df ma\s eoc1edades europeas; porque ~s evidente que : .po~o 6 mad!' de .lo que en Eepaíla ha influido 6 influye ha d~Jad~ de 11)Jlu1r en el resto del Mundo, produciendo en él los m1Smoe ó a11álogos resultados. . Be trata de un doble trabajo de análisis y de compara· c1b.n,, para el que hoy sobran medios y elementos. Pero tra· baJO que hay que hace~ sin pr~juicios y con entera buena fe. De aqui nuevos motivos para llevar la atención de nuestro público-sobre todo de nuestras clases direotoras (las capacEs, obli~b.das y responskblee)-a\ lo que pasa m'8
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allá de las fronteras espaft.olas: ' lo que por el ~eneral consenso y la práotica común, se impone ~omo la ley del ~un· do. novísimo: á lo que se levanta p!>r 01m~ de todos loe 1~te· reses, todas las tradiciones y todos loe aco1dentea de Ja vid~: la idea robn1ta y esplendorosa del Dereoho.
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ÍNDICEI PRIMERA
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ADVBRTBNOIA .••••••••• . ••••••••••••• • ••••••• . •.•••••• . Página
t:
1. -Relaciot1e1 d1 l.tu CU6Stion61 colotiialu con la política internacional.
-Mi campaña de treinta año&.-Mi discurso dd 1900 en el Senado -El prob~eIJla internacional en las Antillas españolas ............ Pagina 9. 11.-Lca cmstídn del día .-Puuto de partida de ' este estudio.-El M1tnsaje del Presidente Mackinley de G de Diciembre de 1897 y las reformas coloniales autonomistas de 28 de· Noviembre del mismo año.Las relaciones de Espaiia y los Estados un :dos.-Rozamientos .-El motín de la Habana de Hl9'7 -La voladura del Mcdne . -La carta del señor Dupuy de Lome.-El s corro á los reconcentrados. -Los aprestos mili-· tares.-Solucion de estas diñéultades .• . . . ....•.......... Página 17. 111.-Cambio dt caclil~ del Gobt1rno norlecimericano-Las provocaciones del Congreso de Washington.-La campaña · cubana separatista en lo.a Estados Unidos.-Las invespgaciones sobre el Maine.-Rl .Apun•• ae Mr. Woodford, de 29 de Marzo.-La propuesta de araiisti io.-La revocación del bando sobre reconcentradoa.-LotJ buenos oftcios norteamericanos.-L& a prisas de la geeti6n yankee.-Su acentuación y ensanche: -Su verdadero fin.-El Mensaje Mac 1'inley de 11 de Abril de 1898 La íntimaci6a de Mr. Woodford .-El.voto del Congreso de 18 de Abril. - Ruptura de, relaciones.-La declaración de guerra en España y en loa Estados Unidos.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . • . . . . Página 88. IV.-Z.a.t reforma1autpt1omi1ta1 de Noviembre de l89'7-La exposi· ci6n de motivos.-Contenido de los decretos .-Car,cter y alcance de ea· tas reformas.- So relación con la propaganda autonomista antillana.Su comparación cen el régimen de 11& colonias mú aut6nouiai del Mun · do ....... Deficiencia de la política del Gobierno espaftol en Ouba.-Buenoe efectos de la reforma.-El Gobierno autonómista de Cuba.-Sus Maní·
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J42 ft.eatoa de 22 de Bnero y SO de Abril de l 898.-Un proyeato de empré•· tito cubano.-Bu extraordinario alcance.-Buena di1poeiclón de lngla· terra. - C6mo preocupali 1~1 patrocinador11 de la inaurrecci6o de Cuba.-Trabajo1 hecho1 para de1baratflr lu negociac:iooea sobre el empr••tito.-Otro proyecto de tratt.do de comercio de Cuba co~ loa Bitados Unidoa.-Lu Cimaru iuulvea.-Bl telegrair.a del Gobierne» illllll&r á wac Kinley, de 2 de Abril.-Telegrama del mismo al Oo· bierno de Madrid. -B1f11erzo1 •paratiatu. y anexioni1tu para qus fracasase et nuevo orden de cosas en Cuba. - Agitaci6o periodística de 101 Katadoa Unidoí.-El motín de la B"bana.-Fracuo del emp1'6atito.Cambio de Ioglaterra.-&l movimiento de laa eacuadraa norteameric~ nas anima " la inaurrecci6n agonizante. -Loe agentes con1ularea de loa Ratadoa Uoido1 en Cuba.-luter6a de é1t?1 en evitar la eficacia de la autonomía en la grand.e Antilla .•.• . .•.•••••..•.••..•. Pigina 45.
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V. -La• oon/faftw-a1 r lo• ll11owülo1 dtJ Gob"""º IÑ Jl4'ri4. -Lo fklet'4 ,.. lo ,odio uaer toclo.-De6.ciencia de la gelti6o. diplomitica eap&ho-
1&.-Torpeza entraiiada en la excuea de la cooperaci611 audamerica· 11.a.-Relación de 101 Betado1 Unidos con la Am6rioa laiina y de uta con Kap~Jia.-RecuerdO'de la anexión de Teju y del TraWlo de Oua· dalupe H · go.-Contraate de la actitad de u Repúblicu 1udamerican11 e 18 con la de Ju mi1m11 cle1de 18~5 i t8.-Parhteail de 187 .-J~a obra e la República eapalola en 1&1 Antillu.-Bl Pa•w, del Zanj6n. :....Bt-Congreao de Derecho laternacional privado de Montevideo de 1188. La recosiciliaci6n de K1pala con 1ua a11tigoa1 ooloni11.-Por q 'y c6mo el Go~ie~o 11pañol pruciode de 11ta faer· • en 1898. -Deft ienciu de lu g11tionea eapalolu cerca de 101 Gobierno• europeo• -Bl arbitraje propuuto por Blpalia.-Act.itud r ...rftda de B~ropa. )totu 1igo.ificatiY.. de Italia, l'rancia é Inglaterra. -Qiapoaicibo d~l Sumo Pont.ífice. • . . • . •...••••••.••.•... P6gina '11. VI. -Ifllalaol6" ti. la europM 111 ti ,.,./fúlo ~iapcano·atM· ticano.-Bl Samo Pontí&.ee.-Lu grand11 Po~nclu -Geetion.. del ·I de A.bril.-Conoeaionet de B1paiia.-Be1enat J d..d6R de101 K1taclo1 ~ t1nid01.-Fracaao de aquella interTe11ci6n.-P'laqu11a europea.-11 118D81:1e pruidencial de Mr. lilac ltinley de . 11 de A\>ril. -Bl bill del Congruo norteamericano de lA de Abril •..•.•..•• . .....•• Pigiu 91. VII. -0.•IMHNI ••lOtMIÍMI üJ Ool>ÑrfN tlpClñol poia.rtoru .i 61U • 11 de A.&ril -Loa Memorandum upalol11.-Ac~itud eeRnraltle de lOI Oo~ierno1 ear1>peo1.-laglaterra apoya i 101 Ba&ado1 U~idOI. 1Jliciaci6n de la guerra por lOI 11oñeameticuoa.-Blte1 bUG&D apoJG eá lOI i111arrecto1llipinoa.-N11e•u1 d•bilu queju de Blpala rupecto · 4• la trugrui6n de lOI preeepto1 corrientu cj.el Derecho lnterucioaal, por l01 ..Kltado1 Unida, en la manera de hacer la guerra.. • Pigina 111.
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'l7nl.S01.-La. iniciati'Y& de las agresiones materiales corre1pf>nde l ·6,,to1.-Prudencia extrao¡dinaria del Gobierno espallol. -Oonc11ion11 "'e ce1ivu de 6ate.-Violnc:a de laa notu diplomitic&1 ameriC&D&1.A.plicaci6n deprimente del Protocolo de 1817 .-Paciencia eapaliola ute la tolerancia de la agitaci6n aeparati1ta en 101 B1hdo1 Uoido1.-R1cuerdo de la1 proteatu norteamaric,n11 ciue pro lujeron el Arbitraje de •Ginebra en 1811.-l>erjuicioa que proiu~e la gaerra de C11ba al eomercio americano. -Necesidad de extremar la vigilancia de coataa 1 mares por el Gobierno da los Rstaio1 Uo.id.os.-Peligro de ·1a yirfa ~ lu haciendas de lt.a ciud d n uteam nicanos eQ Cup&. -1 amiuellcia de conlicto1 internacionales por la p,ersecuci6a eapallola de barco• : ameri~oa. -Inter6~ de lium•nidad.-Refataei6n de eato1 pretext81 por el publiciiJta americano Ur. Phelp1............ . •.••• Pigina lit. IX .-Í<J interwnoidn '"'•rnooion<Jl JJ~ m' 001 d• BvmcaflU"4 ' iralWU ·4• la cri"ilb·aeldn . -J.a1 tres g~ande1 teoden ias del Derecho JQterna· cional contemporineo -La Naci6n.-La Sociedai de la1 nacioo.11. -La ·cooagraci611 de loa iotereaes primeros y f1111dameotale1 de la ciTiliza• oi6n.-lihnera• de intervenir. -Lu graudea iutenencionea. -L~ ·cue1· ü6n de Oriente.-La ltaliana.-La Americaoa.-Condiciones te6ricu y .pricticaa de la intenenci6o internacional •..... . •.••...• _P~gina 144. X.-La out11idt1 dt Ori1nt1.-Sus f1AS'8 griega, egipcia y danubiana. -Ongen 1 deaarrollo.-Rl Congreso de Viena de 1815 .-La paz de Andrin6polis y la Conferencia de Londres de 1aie.-Bl T.ratado de Una '.kiar Sk~leni de 1898 .f la Convenci6n de Londres de 1840 .-Bl Tratado de PaTíe de 1856.-Kl Congreao de Bulf.o de 1878. -La ocupaci6n de ·Bgipto por 101 ingletea en 188i .-L, caesti6a de Creta de 1897.-BD· :9ellanzaa y conaecuenciu.-Reglu de la ,,. '"Ur'ftQOionOl -C6mo re~rcuten en la Conf.,rencia d~ Berlín de 1985 aob:-e el Congo. -Po"enir probable. . de e•te problema. • . • . . . . • • . • . .• . ••• Página lH. Xl.-L• 0~11idrt ª"'''"'°"na.-~& p'>lítica Monroe.-Sus trH .mane· tu. -Su1 faaea . -La ctJ.eati6n de Cuba. -A.1piracion11 realH 6 1upu•1.&1 de Inglaterra, Franlia y l01 81\&ao1 Unidos respecto dt Cuba delCle 1826' 1860.-Lu Notu de Yr. Olnay de 1828 ~y de 8Yeret1 de 1812. -Tentativas para garaatiur la 80b&ran[a ea Cµ.ba en 1149 coll el ' .apoyo norteamericano. -Ofrecimiento de garantia por Inglaterra e1a l84G.-Di1p01icion11 an\logu de rn.noia 6 Inglaterra ea 18Sl.-Pro-yecto de carant.ía iateriaa~iqnal de 183i.-th1i1te11cia de 101 B1tado1 Unido1.-Proyecio. de compra de Cnba por 101 aaBric no1 en 18'9 y •t.-:-Bl filibuateriamo de los E1tado1 UBidos en las do1 in1u•reccioa.. de Cuba.-La políti'ca ·del p ...1Hente Grant d11 le l87U i 1811.Mr. Sic~lea ea Madrid.-La poHtica colonial 6 intern,eional de la R•· plblica 11palola.-S11 6xito.-La pu del Zaujóo.-t.'>1.,ratado1 de S. ¡>da ooa 101 B1~t.do1 Uoldo1 de l8Ti·l887 y lfil .... . .. . . . P6¡iDa in.
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X 1J - Loa At1tílla1 e1pc ifola1 en relacfdn con au Metnjroli, cle&d• 18t'79 &. 1891. Desconfiamae de los cc.neenadores españoles. -Timid~i: y va·. eilaci n de los liberales.-La refürma Maura de 1899 -La r,eforma electotal de 1894. - La ley .Abarzuu de 1895. - Intuicieoci"a deestas refotmas.- Su relativa eficacja.-Retroceao de loe conservadores.- La ineunecci6n de Be ire. - Antipatfaa de Europa y Am6rica para el 11atu quo colonjal eepeñol.-Agitac'.6~ de los i·statlos Unidof. -l.a actitud del presidente Cleveland.-La nota de Mr. Olney de 10• de Abtil del 96.-Jnfelicid6d del Oo bierno español en la negociac16:n di ple méf es, en la gutrra de fu a y en Ja J olftica cubana.-Las refor· mas de Cénovaa del Casti11C1.-Su efecto contreproducente.-Desorientaci6n de Eep!iñ& .-Caída dei partido conservador y subida del liberaL en Octuhe de 1 9'7 .-las reformas autonomistas •......... Página 184. XII1.- Mr . Mor. Kitaley en la Pt'esidencia de la Rept'tblica norteam~ri · cat1a.•Stsdebatesconel DuquedeTetuá.n.-Mr. Wocdftrd en ~a· diieL-L reite1aciln de les bu1no1 oficioa americanos para concluir la guerra de Cuba. -Debate diplc.mático del Oobierro lil:er8l de Fspaña con el 6obierno norteamericano, Bt bre la situación de uba y la conducta de toe Eehdos Unid(e.-J l Mens11je de Mr. Mac Kinl.-y de 8 de Dicie~ bre de .-Comfaraciln de la política de Mr. CJeveland y Mr. Mee Ki .- · i6n de Europa respec~o de Cuba. --Mi discurso de 30 de 10 <1e 18 , en et Senado español.-Contestacionea del Sr. C6novas del CBBti} , Preeidente del c. nsejo. • . . . . Página 202.
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X 1V.- Moti1101 de la g1'trro de Es¡;otTa )' loa .liatados Unido1 f'Or cauaa. dt C1Abt1.- Contradi i6n de la acci6n dtft.~itiva de equel Go.bierno con
las declaraciones del fenPAje pre1idencial de 10 de Diciembre del !>'7.Arrogancia de.l CoDg eso de los lhtado1 Unidos en sus declaraciones de H> de Abril sobre el pc1venir de Cuba.- La participación porteamerfoata en la ineurre ciln de Cuba.-Notoriedad del hecho y sus consecuenc;~s jurídicas. - Loa bu1no1 o/lcio1 americano1. - La Nota de· Mr. OJney y las gestiones de Mr. Woedford.-Difert>ncias de tiempoa y cirounstancias.-La Nota era compatible con el prestigio del Gobierno eepañol.- Lu gestionesposterh.res, no.-Malicia norteamericana.C6ma el OoHerno norteamericano se precipita, segura d• ,la paaividad euro¡ ea y ttmetCso del 4xito de 1< s decrete.e autonomistas.-G6mo H exenta el arbitraje y se prescinde del plebiecito.-C6mo se deja i un lado a scción de las dem'8 Potenciae v el Coneierto internaeional.Contra1!cci6n de este hecho y del Mer.aaje Mac Kinley de 8 de Dieiem. bre de 185}'7 -Exceso de la proclamación ae Cuba como Bs\aio inde.:. pendienu.-Contradicci6o que reaulta de la añrmaci6n.del protectora· do ame1icano en el 1\ltimo pir1afo del bill de Abril.-Peli¡rroe de eat• protector. do.- Recue1 dc1 de Tejas y de Egipto.-Arrogancia del "biuno de los Eatados Unidoa al da1se por 1\nico campeón de la ciTiliza·
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ei6n eristiana.-PeHgros de ese Bllpueito.-Bl sentido moral america· no.- reteDsitn americana 9e un Deretbo Internacional para su uao.Pro1eataa de Inglatena y Francia en 1190 ..........•....• PAgina 217. XV.-CM1ncucttcla1 doctrinale-a, po{ílicu d• la1 tleclaraeionu Jf la oon· dticta d• 101 Eatado1 Unido1.-La reserva de las NacioDescontempori11eas y especialmente ce las Pe tencias europeas -Antipatía poaitiva de ellaa por la conducta americaDa.-Desenvoltu a del OobierDó de W•abington.- Contradicción de la reserva europea con la historia diplomitica de 1826 i 185.4 y \,.actitud de esas Potencias freni, á la consulta del Presidente OraDt en 18'75 -Influencia de Inglaterra en esta reaerva. -Victoria de la '1ltima fórmula de doctrina MoBroe.-Oonsecuencia& de la guerra. para Espaba.- Reta guena nunca ;do reducirse i una cueati6D exclueivamente española y menos i un in erée:corrientey secundario de España .. Error tra~cendental del Gobier español en el modo de ¡>lantear su p10testa ·ante lu demá.s Nacior es.-Rfect()8 del aialamiellto internacional.-Consecueucias de l guerra para los Retados Unidos.-Los servicios de eetos al Derecho Internacional.-El testa· mento de Washington ha sido ahora atropellado.-Vio 1ado el espíritu d& la CooEtituci6n de l 'i87,-Pe1igros del expansir.nhmo y del imperialismo en Norte Am6rica. • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .......•. Página 282. XVJ....:aRemtrtn.-lmposibilidad material y racional de la guerra de REpaña ccn lee Retados 'tDidcs.-Imp<puJrridad de uta sfirm1ci6n l~mora1idid de la ptéctic~ ·m¡euntt>, Ef g-ón a cui;l, uno' 1:olan la'"'rro) otto1 lo 11aun.-No eran dt1 es 1d el .a ~tclono de C~ba; ni Ja sumisión i Ja impt eici6n no1 teamtricana .-Rezotes de dnet bo y de de coro que "edRhn eEhs solucicnes.-La eoluci6n del codlicto e~taba en el C( ncierto :nternacional .... • ....... . ...• . ............ Pégina ~40.
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SEGUN DA
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I
APÉNDICE 1.-()pifttofHI y proyec101 de Don Atttonio C6not:a1 d•l Cutmo.-Mi
juicio so~re ellos en 1896·97.-Referencia á libros que apoyan eae juicio y que H delien consultar, sobre Ja preparación de la aegunda iDBU• rrecci6n de Cuba-la organizaci~n 'bisto1i_a de las coloni88 iDgle1a1y los ele bates de las Cortes HJ año las de 1896•.•.....•..•.. Página 2lí5. 11 .-Lt1 Newwtalitlatl. Referenciu y citas de decumentoe y 'ibros 10· l>re Ja neut!:lidad en la vida internacional. ...•.•.....•.•• p¡gina 95'7 •
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PARTE
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m.-Lo .AvtMOmia en 111 AuUllas e1pa1lolu.-Befer,aci&1 y ci\at eobre la materia .-Mi libro 1A BepWbllca • lM ,.,_,_, ,,. l/11Nm•r
19ff)
(1898.) ....... • .. • . ..... , •...........•.•..... ....... ~ Pigina 11i IV.- A.11ítvl el• lo1 eau1onom¡,1e11 ea,,&1ríN11oa '" 1881.-Declaraoiollu y tele¡ramu oflaiale1 de la Directiva cubaaa.-sus gHtioae1 ecrca del Gobierno de Madrid.. • . •••••.•••.•••••• . ••••• pj giaa H8 V. -Lo pctOl/fccaoldn clt lea• ..tntUlo1. -silencio del Parlamento ' tipa· llol y debilidad de uue1tro1 partidoa frente-al Protocolo hi1pano-americuo de 15 Agoaic» de 1191 I despu61, frente al Tratado ~· Parí1.-Yi1 ceuferenciu con el Sr. Sagu\a.-Declaraciones de mi Ccwt• ..,.,.,. ó "'" 1i.otoN1 ü .Alecbear ,_ &ltt J ...tt.-Carta del general gol.eraador de Puerto Rico de 22 de Noviembre de 1898.-Mi carta al pruidente del par•ido autonomil~ de Ptttr&o Rico sobre el planteamiento d• la autonomía en la iala ..-Polletoa publicadOI eu .la Penln1ula y eu Poerto aico IObre la p6rdida de Ja p5que1la Antilla .••••..•..•..•• Página uu .-La "'1Mcrld•uoondmfoa 4' Cuh "' 1898.-Bl Rtport del &ober· n.ader general norteamericano Mr. Johu P. Btooke (2 Yd. 1899. )Bl Report de 111'. Pack.ird 1obre la Bcl~i6"' u Cuba, Pu•~fl> Riao y IUffrincu ( • )-La q llieb ra y lat reTeluiona1 q Mr. H 10ley en ton. en 1899. -aevelacio11e1 de 101 peri6iico1 iagle1M 11>bre el proyectado tito e Cuba y las reelam&dionH de Mr. l1&ac, lord llayor de Londree, que ino i Madrid para Armar el emprútito, en 1891. . . • • . . . . • . . • . • . • . • • • . • • • • • . • • • . • . • • • • • . . • • . . .• Pigina 262 . VII. -IA ~"41 ele MoMo• .-Libroa y trabajos reciente• publicado1 en Cuba y e~ Buropa sobre este ·particular.-2'i1 1oaf~renciae de 1 Cit'Otlle ele lea Utt"" J(,,..,.m de Madrid (1891), de la U1táotr1'4M de (1899) y , el A.te"'° CÑmitroo ~ Litt,.•rlo clt Jf'tlNl,.U (curso de Hiatoria del D recho Internacional) en 189'1 98.-Mii leccionea de la ltÑ"tuaUft H6rt • g,.,,.c.,.•• • JtwU sobre el& repre1entaci6n 6 inluencia de 101 Bltad.01 UDidOI de Am6rica en f'l Derecho Internacional (1880) -Mi libro 1obre lOI B•latlol U"'4N .. .AtnWlc.1 8ll 1898 .• Pis. 26t. Vlll.-La RnoluoUrt 1'ill1fn11-Deflciencia de datoe. -Actitud te· meron de lu Cort11 e1pallolu.-Documentol publicadoa en Lonclre1, en 1899.-Rl Dlcano • SulolNI del Coagre• y el Senado de B1palla. (11H·ll1'8).-La Btout MI ª"'""ele Paris.-Lo1 art(culo1 de Ag11iaaldo. . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ........... . ... Pigiaa 11¡ . IX.-Lcl S.fo""f ele ltll OofollÜll f111t1liolaé '" 189S. -L• ley llaara • -La ley Abanma.-Ui libro titalado C1111do,...pltlpát•,.,., • ,,.olillM, ~Ao v A.4"''""1Nricfl1 (1881). -La1 cuution• de Peraaodo P6o 7 ll:Ulli • • . . • . • • • • • • . • • . • • • • • • . • • • • • • • • • • • . • • • • • • • • ·• • •• "8'in• 111 • -IA COINNI",. ,,.,.,.MOio ""'. -\1 ia leccion• del Auneo de Kadrid.- ..i cli1011r1010bre lu &1lacion• •x· terioNI de S.palla (1898).-Plall de mil CllNOI clel AMll•O (lltl '
Uia conferenciu de la lutituci6n libre de Bn1ehan1a 1obre el
7ftlcl4o ü BwHtt ele 1878 • Y sobre la CuatUtt t11 0,-ütatt ~ ZowrqvMI y lol ~ealclcloa u 181S •.••••••..•••••.•.• •••..•.•••••. : ..•.. p¡gina 218. XI.-•l 2'Ntdo u Pearil u 1898. - Mis discur101 y publicacioDu
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• 10lre elte punto.-Conferencia del Círculo Mercantil de Madrid (llff). -qonferencia de la U11lver1idad de Qyiedo (1899).-Mi arLículo 1obre lu Coloniu etpalolu en 19Qt, publicado en la Rfan.t ¡,.,.,.ncalfo~I de Parfl (1900).-trabajc¡ anllogo, por mí publicado ea el Bolt•iti ele lo aodtMd GfogrA/JCll "J>t1fiol8.-Kia lecciones. sobre el Dtrtoho ptWlllco 10tt• 1tn el CUl'IO de la Bscaela de B1tudio1 Superiores del Ateneo de 1900.-Ruamen del Tratado de Paría, -Apli i6n i eate Tratado del crilerlo dominante en el Derecho Internacional 0Yí1imo ••• P,gina 2'72.
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OBRAS DEL AUTOR
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RELACIONADAS CON LA.
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DEL ANTERIOR TRABAJO
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La coloni~acidn etl la H'i1tot·ia.-Doa vol. 8
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La fJéf'dída de la1 Amtrica.L (Estudio hist6rico.)-Un vol. 8.• La abolicidn de la e1cla'1Jitucl •n el ortl•n 1condmico. (Experiencias abo·
licionistas extranjeras y estado d~ · la 'cueati6a social ea las Antilla a ¡ eapañolas.)-Un vol. 4.º .1
La cuestidn colonial upaúola en
18d9.-~n
vol. 4. La República JI las libertades de UUramar.- Un vol. 4 . 0 lntroducci6n al fSttdio de la Histori~ polítici1 conwnporátieci. -Un vo lt1men 8.º 0
lntroduccí<1n á. la Histori:I de las relcacumes e:x:l1H·ioru de E 1paña . -Un
follet .J 4. • L"' auionoriía colonial en.-Españca.-Un vc,l. 8 . • .El Derech.o Público
..
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cont•mpor~neo (Desde las Revoluciones americana
y francesa y los Tratados de 1815 )- Un vol. 4. • .Monroe y 1u tiemp:1.-Un foll. 4. º Él .Trcal•&o d• Paria d• 1898 .-Un foll. 8 º Discur101 acad,micos, Polílico1 J! Forlnaes .-DOS' vol. 4 •
Cucstíone1 palpílantu d• Derecho, Política 11 Admini1traa(dn.-Un VO·
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ló.men
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Bl JCat''}fU1 ~ la Sonora, primer Ministro universal de Indh1.-Un
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volumen 8. 0 Laa colonias eapañola1 ~eaptu1 _a•l Tralado ck Paría de 1898. -1 vol. 4. •
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