El Carnaval (30 nov. 1902)

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CARNAV REVISTA

DIRECTOR

EDUCAD

A

LA

Y

DE

LITERATURA

Y

ARTES

ADMOR:

OFICINAS:

JOAQUIN E. BARREIRO.

Allen

$t.

41.

MUJER Y HAREIS: PUEBLOS LIBRES

Louis E. Tuzo $ Company, Publishers.

SAN JUAN, PUERTO

RICO, NOV. 30 1902.

MAESTROS

NUESTROS

«

Un

desconocido,

de

mutéhos desconoridos

los

Llobet y otros que forman

que

á la vanguardia del magis terio puertorriqueño.

abundan. para martirio de la humanidad, dijo no ha muchos dias, que nuestros maestros, los mues-

tras puertorriqueños, recían de preparación

causu-

ficiente cuela.

es.

pala

regir una

Aparte: de: esa pléyade hermosa de- ini "igencias, tiene el magisterio puerto rriqueño muchos elemen-

tos valiosos quele honran. Hoy

Deseartamos, para desmentir para siempre á los detractores,

del

magisterio

puertorriqueño,

poder pu-

_ el

retrato

EL

Car-

de una

maestra, que

joven

pertenece

vpúmero de lás qué prestigio al terruño,

blicar en las reducidas páginas de este solo

engalana

NAVAL la primera plana con

Y rela

número,

todos los retratos de los bo-

al

dan

como Hortensia Vahay muchas capaci.

rinqueños que dedican á la obra mueritísima de la

dades en el magisterio puertorriqueño.

enseñanza, sus energías y entuslasmog.

nuesttos

Sí,

playas

tensiones: de sabemos que.

con

to de

gran

pre-

AA

sabios;.,no cosa extra-

HORTENSIA

Maestros buenos hay en Puerto.

Podemos

Dones, Vegá Morales,

á los

Janer,

Chiques,

Landrón,

Timothee,

VARELA t

ñinza

y

1

de

los

últimos

están al tanto de los últimos progresos de*la enseconsejos de la pedagogía

moderna.

.

Jl

decirlo

Así se exPlica que se hayan adaptado de una manera admirable al nuevo sistema de enseñanza. Algunos desconocen el idioma inglés; nada mas,

Rubio,

que el idioma inglés, que se puede

preparación.

nos referimos

una educación gra-

Celosos de su nombre y de stu prestigio, los maestros puertorriqueños

A

con orgullo. No

en

una

dual y efectiva.

ña pasa por nosotros. Antójasehos que poco 6 nada nos pueden enseñar en lo que respecta á'métodos y. procedimientos de enseñanza; los maestros de

preparación

maestros:

preparación sólida produe-

Cuando comparamos á los intelectuales de Puerto Rico, con los que llegan á

nuestras

hay

Infante,

meses.

s

aprender en seis | e:4


EL

CÁRNAVAL

CRONICA.

Es morena, es gentil de airoso talle, Arde su mano y su mirada quema.

Hija del rojo sol del Mediodia, Aún

no he podido darme cuenta

exacta de aquel

enigma. Una: tarde, que no tenía por cierto mada poética, recibí una carta por correo interior. Una

carta

por

chosa. Casi nunca reciben

correo

interior,

es siempre

traen. nada bueno las

por correo

Su voz brinda placer... pero

Unw mujer, es opulenta, hermosa, de su carruaje la empolvada rueda Salpicará mi frente con orgullo;

de

sospe-

cartas

Bien puede desfilar, porque no es élla.

que se

interior.

Aquella traíá un tibro dé cuentos. ¡Una monería! Se titulaba, “Isabelita

Isabelita

pero qué....

AÁzogue,

Hermosa nube de cabellos rubios ¿La

una

niña

muy

Son

nada de particular.

Leí la carta, que firmaba “una amiga cariñosa” y tampoco.... ¡nada de particular! Hojeando

el librito cayeron

No sé por qué me inspira

Ave que canta al borde

al suelo unos jazmi-

lástima

todo lo que

Es élla.

profundos, magnéticos, No lo dudeis, es élla.

La aurora

secos.

seca.

conocéis ?

Su boca es el clavel que besa el atra Y sus ojos de tímida gacela.

bonita;

no-tenta conformidad.

Leí el librito y no encontré Un libro de cuentos....!

nes

Del sacro templo entre la opaca nave Su infancia acaba y su oración empieza

Azogue.”

era

no es élla.

se

su

vida en

En

el espació azul, es un lucero,

En el jardín del mundo

Aquellos jazmines eran un símbolo. ¡Flóres secas!.... Tusiones que pasaron, amor que se marchitó al-contacto de los desengaños, cariño que se larrancó de ún corazón arrepentido Que se yg cuantas cosas podían: decir aquellos jazmines que eayeron 4 mis pies al hojear el libro

de su nido, la inocencia,

Su tíerno corazón ama y espera ¿ Quién será, sino élla ?

.

Indudablemente, aquella carta no erá para mí.

de

;

hermosos.

una azucena,

Diog la hubiera escogido como

un angel

Y yo como el ensueño del poeta. SANCHEZ

A

de cuentos.

PESQUERA.

EUGENIA

Entonees pensé que debía recogerlos. No sé por, qué me inspira lástima todo lo que nfuere v porque me inspira ódio todolo que mata. Xx

Bien,

*

pl

+

unas

Pasaron aquellos días de mentidk foticiduj!. ¡ Y nada más! Respeto... Los muertos

tienen

se encontraron

|

ad

'

derecho siempre, «al respeto

él, después de aquella tarde que»

en el paseo.

$e buscan,

otras

colores;

pocas

con ambas

cosas.

y

Tu eres de esas chiquillas que el hado quiso hacerlas poseedoras de ámbos hechizos : pues tienes, niña, perfumes en el alma que nos cautivan; y en ese cuerpecillo que me enagena

la gracia de las nobles puertorriqueñas.

tarde no

punto

convergen

sienten, “nó. lo sé.

ERA

Si

es

cari-

>

ellos viven DEL

TRISTEZA

á

se encuentran.

fo el que se profesan ; ; también lo ignoro. Amándose ó poprracióndóne, : para el otro.

J. A. DAUBÓN.

meinspira ni com-

sus pensamientos

punto y en un mismo

Si es odio lo que

son

:

Después de aquella pasión ni odio. Pero

perfumes,

)

El es así, dice ella.

mismo

ALBUM)

las que se enorgullecen

nada!

* R h

el urío

MONTE.

ES ELLA

I e Quise escribirte, porque estás enferma Como

lo está

la flor de

mi esperanza,

Y al caerse la pluma de mis nidnos De mis ojos también cayó una lágrima. 11 A mi me toca recoger la pluma

Su acento angelical... pero no es élla.

Y escribir para tí más de una página, La lágrima tu debes recogerla Y guardarla en el cáliz de tu alma.

M.$.

=—

Es alta, es rubia y blanca, hija del Norte, En su pupila azul, brilla la idea, La tez de nieve, de alabastro el cuello, +

A

Un

brindan pero

sí, mucho respeto.

de Tos vivos. Así me hablaba

SU

Suelen ser las mujerés como las flores;

¿y qué? *

La veo indiferente y....

(EN


EL

NUESTROS

CARNAVAL

SELECCION

LETRADOS

ds Roto el respeto,

la obediencia rota,

de Dios y de la ley, pedido el freno, vas marchando entre lágrimas y cieno, y aire de tempestad tu rostro azota.

Ni causa oculta, ni razón ignota busques al. mal que te devora el seno; tu iniquidad como sutil veneno, las fuerzas de tus músculos agota.

No esperes en revuelta sacudida alcanzar el remedio por tu.mano ¡oh sociedad rebelde y corrompida! Perseguirás la libertad en vano, : > que cuando un pueblo la virtud olvida lleva en sus propios vicios su tirano. GASPAR NUÑEZ

DE ÁRCE.

RETAZOS: RECUERDOS

Tomás

¡Oh! La eterna lluvia, lluvia, que cubre como un y de Junio! Se va uno punta de la cortina; el

Bernardini

Cuandó lo conocimos no era abogrrlo, ni soñaba con levar. la toga que hoy -honra. Entonces colaboraba en “La Publicidad” un periodicucho de tenMayaguez dencias separatistas, que publicaba en mi querido amigo Jovino de la Torre.

En aquella redacción pobre, dende apenas se encontraban bancos en que sentarse, conocimos por una rara casualidad á Tomás Bernardini y al General Borrero, que se dirigíaá la manignua y estaba de incógnito en la ciudad del Oeste.

Bernardini era un muchacho y bastante imprudente. Y allá vá una prueba. Al dia siguiente de

Borrero blicidad” Esto

todavía

en

dió con

paso de galgo

correr la misma

con

el amigo

anduvimos

el

publicó

general

Jovino

netivo

y estando

en “La Pu-

insurrecto.

en

la

Bernardini

y

Cárcel

yo

para

no

suerte.

Pero aparte de estas faltasde previsión propias de muchachos, Bernardini era un excelente amigo.

entre dos chaparrones,

con

¿ Te acuerdas, Ninon, del color gris de verá cuando

ha llovido?

Se

sus crepúsculos languidecientes.

medad

Hay que flanquear los senderos, las

cuando se entra en la vasta sala, fría donde

'al térmi-

aun

reina

el

invierno,

«se

cón la huespaldas.

Y

y melancólica,

tirita,

se

cierran

puertas y - ventanas, se enciende un gran ¡fuego de sarmientos, y se maldicen las malas partidas del sol. Durante

ocho dias, la

lluvia le

tiene

á

uno

re-

cluido. A lo léjos, én medio del lago que ha reemplazado á las praderas, se ve siempre la misma fila de álamos blancos. que parecen fundirse, que choagua, .mustios, destacándose

curo, un polvo de lluvia que cae

El Director muy enamorado del terruño, se enterró en Mayagúez y Bernardini se fué á Cuba.

y

los

más.

el chubasco,

campesinos Lás

que

chimeneas

llora sin:arder;

con

los

pasan. -humean;

Se

Y:al cabo.

entre

mar obsel

horizon-

con

los patos

paraguas

azules

bosteza [todavía

la

se cree que el agua su ye,

á la puerta, que penetra por todos mo fina arena.

un

cierra

Se bosteza; trata uno de distraerse

que aguantan

de

vagamente

Después,

te.

ROREIBAR.

Hega

El cielo parece una

penetrante del follaje sobre

riódicos que rinden culto á la verdad.

Joven y justamente acreditado en el foro puer: torriqueño, le sonrie un brillante porvenir. Bien lo merece el estimado amigo.

la prima-

París, pensan-

pizarra; no se vislumbra el menor .rayo. de lúz en el ocaso, triste hogar, que sólo guarda «cenizas apa-

el turbión que las envuelve.

Temperamento de lucha, logró matricularse en la Universidad de la Habana y allí obtuvo, con brillantes notas el título de abogado.

de

Se

no del viaje al caer de la tarde.

rrean

todos los pe-

huye

do én la primavera de: los poetas, en la primavera soñada por la fantasía, con su manto de flores, con

El periódico aquel cayó

caen

verdoso, co-

un garfio.

Creo que sigue siendo el amigo de siempre. como

pálido,

“mo el cuerpo de un astro que se ha .suicidado de desesperación, y que algún marinero. celeste recoge

gadas.

nuestra entrevista

Mayaguez,

la entrevista

de caracter

Aparece

la lluvia enojosa, la parda crespón el cielo de Mayo á la. ventana, levanta la sol está como anegado.

e

verde

que

llama

los “tesquicios co-

perdida

la |paciéncia, se

vuelve Á tomar el tren, se regresa á París el sol, negando la' primavera.

hegando

EmiLio Zoña.


276

EL

INSOMNIOS

CARNANAL

4

,

REMINISCENCIAS (EN EL PARQUE) ¿ Te acuerdas ? Era una tarde del mes

la sombra domina

y el nar á lo lejos roncando,

, Sus rayos

dormido en la playa,

El

parece que reza.

De pronto la luna

«bargo, parecíame

ha

a

F

para

sentimiento

las estrellas,

de

El

y

cia;

mejaba

cita

con la

profundo

hermoso

era todo

el

viento

á

las

aquel paraje, se-

dulce, lena

místico

de-caden-

que iba á per-

á formar y el

de

“aquel magnífico

con-

Arte.

tras-

Sentíame

la Margelina,

también des-

en las poéticas

páginas

de

magnificencia

es-

.

en

medio

airosa,

baseme

á

bella

toda

como

adornada:

aquella 14

nunca,

de

abstraido;

una

modelada

luciendo

cabellos

tu

escultura,

¡rubios

como

un

Yo te contemplaba

imágen

una

tu cabe-

seductora

obra

del

antojá-

arte

griego

por:el cincel de Praxisteles.

Aquel

era el

Sí; en

momento!

uno de

nuestros

paseos

por

la arena de

la playa te haría la aclaración que presentías, declaración por tanto tiempo pensada. Era una lec-

.

Í ,

ción que, á solas, me sabía de memoria.

Yo

sentía

no llegaba.

llegar

la había

el

Algo había

repetido mil o

momento en mi

veces, la

activo...... pero

interior

que

pedía pronunciar las palabras misteriosas:

me im-

Te amo.

No sé que extraña, sensación embargaba todo mi ser; sentía vivos deseos de hablar, y los vocablos se

Mirando en tus ojos:

ahogaban en mi

lucir las estrellas, besando los rizos

de tu cabellera. .

¡Qué noche suprema! las horas

y lentas.

Rodando en silencio se varr las estrellas. Y entonces mi espíritu,

E

fuimos

pueblan

himno

Lamartine

extasiado,

muy solo contigo...... que nadie nos vea.

-

y

destello de aquel sol vivificante.

Esas noches quisiera pasarlas

j

danza;

¡Que

sonora,

un

la naturaleza

por

Y

)

sonríe y te besa......

que

en cohtacto

imprimía

tGiraziella.

- la noche serena, inspira en mi alma

|

que

cancion

> pléndida, tú,

La noche tranquila,

á solas contigo,

una

de

«eritos

¿descifra? ¿adivina? ¡Tal vez es que sueña!

l

gozaba,

he tenido siempre

palmas que

* portado á las orillas

Y entonces la frente

Transcurren

más

admiración.

parecíame

cierto

que el fuego caldea, más grande parece, colosal, inmensa. Abarca_$1 presente y la Historia

calladas

la ritmica

la que

la danza, contribuía

como una blasfemia.

Vivir una noche los sueños que el alma acaricia,

mundo

derse en el infinito. El mar...... el mar con sus roneos gemidos, unidos á las notas melodiosas de

A ratos lás nubes se vuelven más densas, y fingen fantasmas de formas siniestras.

Retumba á intervalos el trueno, como una amenaza,

|

de

ponernos

movimienro

las olas.dormidas, algo triste parece que cuentan

distintas ideas,

todo'el

el Parque, y

felicidad al fin— nosotros; sin em-

aquello!

y las noches medrosas y obscuras,

»

á

naturaleza,

innumerables.

-

que

oir los acordes

hacia la playa

calladas y lentas. Rodando en el cielo “se van

-

jaba

rosarios de perlas.

Transeurreal las horas

bo

llevó hácia

J. Perez LosADa.

garganta.

Tú,

al

conrprender

mi

turbación, me dijistes: “Vámonos.” : El sol empezaba 4 hundirse en el horizonte, la música abandonaba el salón,.... y aquellas palabras, viva expresión de mis sentimientos, quedaron, . como-otras veces sepultadas en el fondo de mi ser: Caía la tarde; llegó esa hora llena de misterio

en que el sol lanza un adiós á la naturaleza: esa hora melancólica en que á la claridad que esparce

la

alegría,

sigue

la sombra

que

esparce

tris-

Sonó la, campana del trolley y nos apresuramos á tomar asiento. El carro avanzó,.... y allí, en aquel parage delicioso,

quedaban....

el

mar

con

sús

lamentos,

el

viento con sus susurros.... y á la: orquesta que, antes llenaba de notas el espacio sueedió un extra, concierto de chicharras y coquies RAFAEL

4 ———__——-

=

nos

todos los que aspiraban la suave brisa de aquel sitio delicioso, eran como yo, felices. Abandonamos el salón, donde la orquesta de-

de copos de espuma, a

eléctrico

M.

CUEVAS.

Y

4

mas ardientes.

carro

los momentos fugaces—como de que allí pasamos, sólo lo sabemos

rasgando tinieblas, asoma rojiza, manchada, sangrienta, y el mar va dejando en las playas,

uma

encantadora, en que el sol suspendido en la altura de su bóveda celeste, derramaba sobre mar y tierra

del espacio dueña;

;

de Junio, tarde hermosa,

De uc

- Ya nada... La noche se cierne ligera ;


EL

CARNAVAL

P. J. RALDIRIS

Autor del libro “Higiene Profiláctica y Bactereología Modernas.”

SIN

SOBRE

oir

nuestros

tiernos

diálogos,. envidiosas

de

tanta

felicidad? *

A

Ya no canta

X

" ENRIQUE

nuestro

ruiseñor.

Desde el día triste de nuestra separación, enmudeció el pobre pajarito como enmudecieron nuestros labios.

|

'

¿Dudás aún de que sus gorjeos,

eran un remedo

elocuente de nuestras dulces promesas de amor? No canta nuestro ruiseñor y su silencio me pro-

duce frío mortal en«el alma! Me parece que él también de aquel idilio. ¡Pobre

en

nuestro

amor

?

|

.

presiente

el triste fin

ss

Todo ha cambiado désde aquel dia fatal! Soló mi corazón, mi pobre corazón que te inspiraba

ruiseñor!

*

Ya no ilumina lá luna el sitio que tu' ocupabas para acariciarme. s Desde el dia triste de nuestra separación el astro de la noche no envía. sus plateadbs rayos sobre la tierra. L ¿Ves como la luma salia tan solo “para recrearse

tantas

dudas,

sigue

latiendo

econ

la misma

fuerza y amándote cada dia con más vehethencia. ce

Ya

noHega

hasta el

alféizar

de

la ventana

la

verde enredadera.

Desde

el día triste de ntvestra separación, empe- +

zaron á palideser, las hojas y una tarde las arrebató el viento. ¿Te ¿convencees de que el empeño de las hojas era

.*

Es posible que en tí se hayan.

|

operado

iguales.ó

parecidos cámbios que en la naturaleza. Si es

así, no

me

lo' digas—Déjame

yendo en tu fidelidad y en tu constancia.

-seguir ere-

|

EUGENIA.


Es1278

EL

e

CUENTOS FRANCESES EL Unos músicos

CARNAVAL que “su “capricho fuese realizado inmediatamente, sacamos el arpa de la sala y allí en la terraza, ál resplandor de millaresyy miMlayes de estrellas' que tachonabah maravillosamente el cielo, en medio de la oleada de perfumes que nos envolvía y hos producía

¿ARPA

ambulantes se. han detenidó á la

caida de la tarde ante la verja. Eraa unos pobres piamonteses, polvorientos, flacos y casi muertos de hambre, Un anciano, vestido con un chaquetón descolo- * rido, un muchacho de mejillas sonrosadas y salien-

tes

de tísico,

tener veinte

y una

mujer ya

ó cuarenta

años,

marchita

que

formaban

la humilde

podía

orquesta.

El anciano tocaba el violín, el muchacho el acordeón.

la mujer

Rendidos de fatiga, tenían de recaudación había sido ilusoria.

Y

como Andrea

un

y Lina saltaban

el arpa y

café donde

la

á la cuerdá en

el jardín y yo estaba sentadá en la gradería, dieran permiso para entrar, con la esperanza

me pide ga-

vértigo, toqué lo que mejor sabía, lo que yo prefería, la melancólica romanza de Martini, varias sonatas de fácil

ejecución, algunos

Las notas herían linas, dominando

didades

Movida

á compasión, quise

que aquellos des he-

redados de la vida tuviesen un instante de felicidad y les hice servir pastas y vino de Arti. Después, puse uh luis en las mano de la arpista. -La mujer se estremeció como si la hubiese toca“do.con un hierro candente.” Al parecer, no daba

“erédito á sus ojos, y sin cerrar los dedos, contempla¿ba lt moneda de oro y me interrogaba con la mirada. No tenemos cambio, señora—me dijo al fin. No'se lo he pedido á usted—le contesté.

Transfigurados y titubeando

como si estuvieran

borrachos. me besaron las manos, me desearon todo género de felicidades y partieron hácia el pueblo.

¡Ah! si se pudiera adquirir para sí algo de la dieha que se proporciona á los demás! ¡Andrea fué á acompañar á Lina con la doncella

desde

los

Daría

aceptaría

de bienandanza todo

que

me

amaba

las profunrío,

invitajá

espirituales. el tiempo

á,tedos

desde

á los mez-

pensar

en

vida,

me

l

que

me

resta¡de

los sufrimientos

la condenación

llas delicias,

de los réprobos,

eterna por resucitar aque-

por volverle

á

ver tan tierno,

tan

impa-

ciente, con los mismos ojos, con la (misma voz, con los mismos labios, con el mismo corazón, para ser de nuevo la mujer ¡dichosa al lado deliser á quien se

adora,

la joven

inocente

tenderle la mano, que de amor en sus brazos.

que se cubría

se

apoyaba

De pronto dejé de tocar el arpa, Santiago se había arrodillado

de rubor al

contada

á

y ébria

mis

pies, me

atraía hácia sí por el talle, y en medio de sus caricias, me repetía con una voz que oía yo vibrar hasta el fondo de mi corazón : —¡Teamo!

¡Teamo!

¡Teamo!

Después

me abandonó

vilmente el infame.

—¡Ah!

¿Por qué

dejé

aquel

no

de

existir

al recibir

primer beso?

René

MhrLzeroy.

NOTAS

Y me eché á llorar, en la seguridad de que nadie podía sorprenderme, recordando los dichósos tiemSantiago

desde

ribazos del

Parecía que en torno nuestro sonaban innumerables flautas de caña, difundiendo: por el espacio

me quedé sola en el jardín. Había anochecido y no distinguía ni las ftores ni -€l cerezo, que estaba á corta distancia.

que

un ristieñor, después

contestaron

yo

pos en

apasionadamente

y me pertenec ía en cuerpo y alma. En la sala principal de la morada en

Ramondeins,

había.

un

hacía trasladar á veces erepúsculo vespertino.

Aún el

veo el sitio á

arpa,

á la

de mi la buena

terraza

á la

la izquierda, en un

reflejo de la guirnalda

abuela,

que

que adorna

el

señora

hóra

del !

áugulo, y frontón en

Siempre tuve la gloria por un sueño Fantástico risueño Que

viene á atormentar

nuestra

memoria;

Pero cuando, en dulcísimo embeleso Se unieron nuestros labios con un beso

un espejo de grandes dimensiones pegado á la paredi,

Desde entonces, mi bien, ereí en la gloria.

Entoncés éramos novios Santiago y yo. Una tarde de primavera, como esta, exclamó

IT.

mi

prómetido con acento de censura: —¡ Estoy incómodo contigo! —¿Por qué? —Porque sabes tocar el arpa, según me ha asegurado tu abuela, y no me habías dicho nada.

"

Y como Santiago

deseaba

oirme tocar y quería

del

clando sus agudos trinos á aquel concierto ideal.

sometería valses, trozos de ópe ras canciones populares.

y crista-

y el ruído

Otros y otrós pájaros unieron sus sonidos del arpa, en medio del silencio de la noche,

tadas á mi lado. varias

puras

las hojas

los bosquecillos de lilas y de arbustos.

cosas puramente

tocarón

me

del parque,

ese estado

y cantaron

de

Y de pronto, como un eco, dos y luego tres,

Aeccedí á la petición de aquellos infelices y las niñas locas de contento, se pusieron á escuchar, senmúsicos

el aire, siempre

el rumor

agua entre las piedras.

nar dosó tres francos, dándonos un concierto.

Los italianas

minuetos antiguos y

tres 6 cuatro canciones del siglo pasado.

7

A las hojas del arbol corpulento Diseca el sol y las arranca el aire; Al arbol del amor secan las hojas Del engaño las rudas tempestades. El amor, en sús múltiples escenas Tiene en la ereación

muchas

imágenes.


EL

CARNAVAL Mas

MI.

ya que la fantasía

' se nuestra poco cortés Todos

los domingos

á mi voz, Ana

Visita los templos

Después que regresa me dice: A Dios:y á tí quiero.

En

muda

y esclava á tus pies.

M. ABRIL.

¡ Perdona Dios mío! Perdona si ciego pensar que te quiere más ella

RIMAS

De tí tengo celos. P.

R.

DE

DIEGO.

A Ana María Jimenez Boca hermosa,

labios rojos

queshacen soñar con las hadas, sonrisas eh luz bañadas, y unos ojos...... unos Ojos que incendian con sus miradas.

En la imponente nave Del templo bizátino,

Ví la gótica tumba, á la indecisa Luz que temblaba en los pintados vidrios. Las manos sobre el pecho, Y en las manos un libro,

Una mujer hermosa reposaba Sobre la úrna, del cincel prodigio.

Del cuerpo abandonado

Encarnación ideal de la Venus tropical, tal eres,

Ana

Al dulce Cual

María,

bello botón

del rosal

no suspira de amores

al ver tu faz sonriente, y olvidando sus dolores teje coroña de flores para ceñir á tu frente?

¿Quién, odalisca gentil, . no ha de admirar la belleza de tu helénico perfil, si te dió Naturaleza la frescura Si eres

del Abril; un

angel

del cielo,

que por equivocación bajaste, niña, á este suelo, para prestarle consuelo

á algún triste corazón?) Niña de la faz trigueña,

perdón si mi lira ruda hoy en cantarte se empeña; ¡tú eros la diosa que sueña;

yo soy el bardo que duda! Tu

eres

luz,

eres

poesía,

algo ténue y vaporoso que flota en la fantasía, un conjunto delicioso de'la noche coret día. Yo

soy

un

triste

cantor

á quieb ¿bruma el pesar, que

marcha

si de

peso hundido,

blanda

phuma

y raso

fuera,

Se plegaba su lecho.de granito.

que esmalta á la patria mía. ¿Quién

María,

que caiga la lira mía

errante,

al azar,

sin esperanza de amor, sin dicha, patria, ni hogar.

Y aunque es grande la: emoción que noy siente mi corazón, para cantar tu virtud, 'es muy rudo mi laud,

muy póbre mi inspiración.

De la postrer sonrisa, El resplandor diviho Guardaba el rostro; como el cielo guarda Del sol que muere el rayo fugitivo. Del cabezal de piedra Sentados en el filo, Dos

ángeles,

Imponían

el dedo'

silencio en

sobre

el Iubio, >

el recinto.

No parecía muerta; De los arcos macizos

arecía dormir en la penumbra, Y que en sueños veía el paraíso. Me acerqué de la nave Al ángulo

sombrío,

Como quien llega con callada plante Juntojá la cuna

donde duerme

un hiño.

La-contemplé in momento, Y aquel resplatidor tibio, Aquelflecho dé piedra que ofrecía

Próximo al múro otro lugar vacio, En el alma avivaron

La sed.de lo infinito, El ánsia de esh vida de la muerte, : dara la que uy instante son los siglos. . .

wWansado del combate

En que Inchando vivo, Alguna vez recuerdo con envidia Aquel rincón ógseuro y escondidé. De aquella muda y pálida

Mujer, me acuerdo y digo: ¡Oh, qué amor tan callado el de la muerte!

¡Qué sueño el del sepulero tan tranquilo!

G. A. BECQUER.


SIDA 281)

PUNTOS

LITERARIOS

SOBRE

LAS IES alii

'

. Casime pone usted en el compromiso de publiSUS versos, y créame que es uh compromiso

Aún está nuestro Director

terrible.

¿Qué usted ha vistó No se lo diseuto. Los

malos

empleada esa figura? 1

poetas

cóinciden

en

muchas

posible

¿Que al ad

que

en

otro

en

planeta

la sea

más

á la simpática villa, lleve las: me-

jores impresiones de San Juan.

reentarna-

»

afor-

¿.

Todo andaba

tunado.

Al

RAFAEL—Arecibo-

Organizándose. manga

reapareger

Del

no hace

campo,

suyos...

!

ñas faltas.

vienen

¿En

versos

> buenos;

fatales” y te pena

pero

4

señor padre y de dos. primas buy simpáticas, des- . pués de haber visitado das priheipales ciudades de España. E ¡

razón.

Seab

bienvenidos

suscritor nad

y mal poeta. que

ver

una

cosa

con lal otra.

4

Dos amables lectoras de-“El Carnaval” estudian con

Sus versos son con su nombre.

al porvenir y preparándose

mirando

phra afrontarlo sin vaci-

muy

K. XOX—San

El mundo es de los que luchan. + ó ¿EL Soto

.

bonitos y debe

atutorizarlos

Es tn joven dontinicano que ustá amargo .pah de la expatriación.

"4 Consiente en ello?

-

+

Juan

lós suyos.

Por eso no los publico. E+ PEREZ PERDOMO—San Dice usted

Juan

que no se dégben

espert.

días

mejores

el

para

Qusiqueya.

CORRESPONDENCIA

Y *

admitir éomposicio-

dicho.

+ mejor resultado. .

que á la señorita le gusten.

gratísimu, y A mor

Cayey

.

Por cótreo contestaré que

le dé

Usted siempre por. toda obra

Tomo nota de sus oportunas htompichos: R. M. A

Lástima de tiem po.

- Mandándoselos por correo interior, "quizá

P. C.—Caguas Acuso recibo de su jamable con sus amigos dde progreso.

+

por eso mismo!

JUANICO+Caguas—

pr

avanzadas,

probar

Le devólvemos su cariñoso saludo, +

en un periódico literario.

¡Pues....

Deideas

regresar

¿Ha visto usted algún verso mío? Son así por el estilo de

e

Mucho iyierés la tenedugía de libros. Pláckalos Ver á la mujer puer torriqueña

lacionnss.

AMIGA-— Mayagiúez—

nesqee

los distinguidos amigos.

" Bien Hito.

»

- UN SUSCRITOR—San Juan— no tiene

os

nosotros la sitipatica aniga se Ferrández Nater, queltegresa'á Piierto Rice? acompañada de su

. ¡Enisaye con la Z á ver!

ser buen

¡

Es posible queal citeular este número esté entre

los

a

Esta letra es fatal:

que

que

¿Quién sabe?

natales,”

sus

No amigo “Enjsus X.—Rio Piedras—

Creame,

tenemos

e

á la cosa.

Juan

puede

semanafio

Nuestras «uunables lectoras nos dispensarán algu--

%

ANGEL—$San

por hombrp.

nuestro

DEL CAMPO Patillas — hot

z

llevar á cabo unggran labor de orifllbización.

Los dos primeros versos magníficos. + Pero los otros. ...1 + 5 v 4

UNA

conse-

La señorita Blandino, una arecibeña muy guapa, se encuentra en esta ciudad.

cosas. y

El poeta nace. -Si usted cree cfón; no pierda lás esperanzas.

Se

las

Que se mejore el amigo. | e La saludamos.

N. N.—Mayagúez—

El

sufriendo

cuencias de esa impertinente enfermedad.

LUX-—Santurce

JUANN

nr

Anda eso. El joven dentista don Lorenzo Casalduc, está padeciólido de la grippe. qe.

en

Car.

Es

.

A VUELA PLUMA

+;

«

Á MILCAR-San Juan

pe

CARNAVAL

EL

le han “asegurado

L. S.—Arecibo— Atendiendo

carta, le envío correo.

|

á

y me

la que

setentá

'

su grata.

No.es verdad lo

felicito de ello.,,

ime dice.

ejemplares

'

Se

en su' afectuosa y le escribo

por

'


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