UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
Colegio de Ciencias Sociales Departiente de Ciencias Políticas Ciencia Política 375-201
Dra. Carmen Ramos de Santiago
Estudio de las Finanzas de Puerto Rico "EL DIEORME TORIN"*
El Comité para el Estudio de las Finanzas de Puerto Rico, nombrado en
marzo de 1974 por el Gobernador de Puerto Rico Hon. Rafael Hernández Colón, rindió su "Informe al Gobernador" el 11 de diciembre de 1975.
Este Comité estuvo integrado por los siguientes miembros: James Tobin, profesor Sterling de Economía de la Universidad de Yale — su presidente; William Donaldson, decano de la Escuela de Organización y Gerencia de la Universidad de Yale; Kermit Gordon, presidente de The Brookings Institution;
Wilfred Lewis, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Planificación y socio principal de la firma Robert Nathan Associates; Sidney Robbins, profesor
de finanzas de la Escuela Graduada de Comercio de la Universidad de Columbia; y William F. Treiber, consultor del Banco de la Reserva Federal de Nueva York.
El Comité concentró sus esfuerzos en el estudio de los aspectos financieros y fiscales del futuro económico de Puerto.Rico.
El Informe, nítidamente impreso e ilustrado con gráficas y tablas, está
dividido en once partes: Resumen bosquejo del Informe y las recomendaciones; Explicación del crecimiento; Inversión; Fuentes privadas internas de ahorro; Ahorro público; Insumes externos hacia el crecimiento; La deuda externa de
Puerto Rico; Proyecciones económicas y fiscales; El sistema financiero y la política monetaria; Dependencia económica; Política y su formulación a largo alcance. \
En la carta de trámite dirigida al Gobernador el Dr. Tobin se expresa así: El nombramiento de este Comité hace casi dos años reflejó algunas de sus
preocupaciones sobre las perspectivas económicas y financieras de la Isla de
Puerto Rico. Usted se preguntaba, bastante justificadamente, si las estrategias económicas y financieras de los dos pasados decenios podrían continuarse
exitosamente sin modificación e innovación. Pero ninguno de nosotros pudo prever entonces cuán rápida y drásticamente se deterioraría el clima económico
nacional e internacional. Tampoco pudimos ver anticipadamente entonces el severo impacto de la recesión en Estados Unidos sobre las finanzas de los
gobiernos locales y estatales y sobre el Estado Libre Asociado, así como la notable declinación de la confianza del Inversionista en los bonos exentos de impuestos. Usted y vuestros colegas no se sorprenderán porque nuestro Informe es mas sombrío de lo esperado cuando comenzaiños.
_ *Tomado de: BOLETIN DE GERENCIA ADMINISTRATIVA. Estado T.-íhr^
de Puerto Rico Negociado del Presupuí^it^^
- 2 -
CONLÜSIONES PRINCIPALES
Las dificultades actuales de Puerto Rico se deben en parte a circunstancias
que están más allá del control insular. Estas incluyen el agudo aumento en los precios mundiales del petróleo, un golpe severo para una economía dependiente del combustible importado, y los incrementos relativos en los precios de los productos agrícolas y minerales, algo costoso para un país que vive mayormente de la manufactura.
Además, la política anti-inflacionaria del gobierno federal y la profunda
recesión que ésta ha causado, han perjudicado la posición económica y fiscal de Puerto Rico. Puerto Rico tiene especialmente fuertes razones para abogar por una
política federal, fiscal y monetaria que asegure tanto una recuperación económica fuerte y sostenida como la restauración de mercados financieros estables y robustos en Estados Unidos.
Los problemas de la Isla, sin embargo, también reflejan los desarrollos económicos y fiscales en Puerto Rico desde 1969. Sería una equivocación imputar totalmente los actuales problemas puertorriqueños a la recesión en Estados
Unidos y esperar que la recuperación continental los resuelva. Las tendencias en gastos gubernamentales, los déficits de las empresas del gobierno, la deuda pública y los;-costos de producción, no se sostendrían aun con favorables condiciones económicas en Estados Unidos. Vuestro gobierno, comenzando en 1974, ha tomado medidas importantes para detener estas tendencias y debemos recomendar la intensificación de los esfuerzos.
Nos hemos visto obligados a concluir lamentablemente, que Puerto Rico
tiene muy poco alcance en política financiera que aisle su territorio de los desarrollos económicos y financieros en ultramar. Ninguna pequeña economía, que dependa del comercio y del capital externo para su desarrollo, tiene mucho ámbito para una política financiera y monetaria autónoma. La relación de Puerto Rico con Estados Unidos incluye una moneda común, una.unión aduanera,
irrestricto movimiento de fondos, capital y personas entre las dos economías, exención de impuestos federales y eligibilidad para subvenciones federales al Estado Libre Asociado y sus ciudadanos. Estos arreglos han sido económicamente ventajosos para la Isla, pero también implican algunas limitaciones que deben reconocerse.
En el aspecto financiero, significan que está disponible el crédito a los prestatarios puertorriqueños en cantidades casi ilimitadas, pero solamente bajo los términos, normas y réditos competitivos con las oportunidades de préstamos en el Continente y en los mercados mundiales. Como los depositantes puertorriqueños, los prestamistas y prestatarios y las instituciones financieras, tienen prácticamente las mismas Oportunidades mundiales que los continentales, sus fondos permanecerán en Puerto Rico solamente si son favorables las
comparaciones competitivas. Én breve, PuertÓ Rico no puede sustentar una política monetaria independiente. Es por esta razón que, las recomendaciones relativas a estructura financiera e instituciones, desempeñan un papel menor en
nuestro Informe de Ip que hablamos anticipado al empezar. Tenemos algunas
sugerencias en esta materia-especialmente con réspecto al financiamiento de la empresa local y al rol del Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico. Pero no podemos tener estas u otras posibles reformas de la estructura financiera, como renglones principales de un plan, para responder a los críticos problemas económicos que tiene ahora la Isla.
En el aspecto fiscal, la Isla tiene más libertad pata implantar su propia política anti-cíclica. Sin embargo,- las medidas presupuestarias para estimular la actividad económica y el empleo deben ser financiados con préstamos exteriores. No pueden implantarse a menos que el Estado Libre Asociado tenga en reserva
alguna capacidad para flotar su deuda en el Continente. Por el momento, obviamente, no se reúne esta condición.
Según han admitido los líderes puertorriqueños la única base duradera para la prosperidad es desarrollar y mantener en la Isla actividades económicas que sean internacionalmente competitiva,3 en los mercados continentales, locales y mundial. La competencia es actualmente crítica y por esta razón cierto número de nuestras recomendaciones atañen a la producción y al costo. Años Futuros de Austeridad
Puerto Rico tiene por delante varios a ios. de austeridad fiscal, financiera
y económica. ;.Se requieren ajustes drásticos, especialmente dolorosos porque involucran la posposición de anhelos o expectativas profundamente enraizadas en
la vida económica y política de la Isla durante la era del rápido crecimiento industrial y de la abundancia de crédito exterior. Estos ajustes son necesarios como base para un crecimiento renovado. Tienen que hacerse. La única cuestión es si se van a hacer en forma sincronizada, ordenada y equitativa o si se
difieren hasta quelas exigencias de una crisis obliguen a hacerlos con prisa. Afortunadamente, usted y los funcionarios de su gobierno responsables de la dirección económica y financiera, admiten la urgencia de la situación. Así ha
sido demostrado por las medidas ya^adoptadas para aumentar los impuestos, controlar las asignaciones y limitar las emisiones de deudas. Medidas de esta clase tendrán que seguirse resueltamente en los años venideros. Límite Presupuestario
El Estado Libre Asociado y sus agencias no pueden, creemos, tomar a préstamo con seguridad más de unos $300 millones al año en el mercado de bonos exento de impuestos en Estados Unidos, en promedio para los próximos tres años.
Además, Puerto Rico debe pagar según el vencimiento los- bonos y su deuda a corto plazo a un consorcio de bancos. El aumento neto en la deuda pública pendiente en la Isla se limitará a unos $150 millones al año, en promedio. En otras
palabras, los déficits netos en efectivo del gobierno insular, municipalidades, agencias y corporaciones públicas estará limitado a unos $150 millones anuales'. Acaso puedan conseguirse fondos adicionales mediante, la exploración de fuentes extranjeras de créditos y mediante medidas para aumentar la asimilación de obligaciones puertorriqueñas por parte de empresas e individuos locales. El
punto básicp central es el mismo. Aparte de un margen de $150--$250 millones al
auo de financiamiento de deuda neta, todas las asignaciones del sector público, sean para operaciones actuales o para inversión, tendrán que ser cubiertas por los ingresos actuales provenientes de impuestos, cobros, recargos y transfe rencias federales.
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Las medidas a tiempo y bien planeadas para alcanzar este resultado tendrían
dos saludables efectos a largo plazo. Primeramente, las emis-iones de deuda puertorriqueña se reducirían a proporciones más modestas y acéptables del Producto Nacional Bruto (PNB) insular y en el mercado total de bonos en Estados Unidos. En segundo lugar, las medidas en sí convencerían a los prestamistas potenciales de que la economía y las finanzas puertorriqueñas están sanamente
dirigidas. De ambas maneras la posición crediticia puertorriqueña se fortalecería y sus costos por préstamos y la carga del servicio de deuda se reducirían. Dado el actual estado frágil del mercado para bonos no federales en Estados
Unidos, la importancia de estos objetivos no puede menos que recalcarse.
Puede ser posible lograr estos propósitos antes'del fin de la década y podríamos suponer que el mercado general de bonos recuperará de su actual estado de nerviosidad. Entonces sería posible que las emisiones de deuda tengan de nuevo un papel importante en el financiamiento del desarrollo insular.
Pero aún
en ese momento la deuda externa de Puerto Rico no debe crecer más rápidamente que la economía insular.
Los gastos capitales del gobierno y de las empresas públicas han sido consteados por emisiones de deuda y ahora que el voljúmen de la deuda emitida
está limitado, es inevitable que los proyectos de inversión marginal sean cancelados o pospuestos.
La línea de menor resistencia sería asimilar toda la
carga de la austeridad en una inversión reducida. Instamos a no seguir una política tan miope. El consumo público y privado debe ceder, no la inversión
en el futuro de Puerto Rico. El progreso económico en Puerto Rico y la promesa de una mejor vida para el pueblo, requieren la inversión en los sectores público y privado. Puerto Rico tiene que generar los ahorros internos para financiar esta inversión, especialmente ahora que se ha restringido el financiamiento externo.
Por supuesto, las inversiones que se propongan exigen un cuidadoso
escrutinio. Solamente aquellas que prometan un rendimiento decente al pueblo puertorriqueño, merecen este ahorro.
Los productos tradicionales deben ser
revalorados a la luz;, de la nueva escasez y de las tendencias en la economía mundial. Además, el calificar un gasto propuesto como "inversión" o incluirlo
en el presupuesto capital, no garantiza que pase esta prueba. Por otra parte, algunas asignaciones que los contadores presupuestarios califican de "actuales
o corrientes" y que los contadores del ingreso nacional califican de "consumo", son inversiones orientadas hacia el futuro. Estas pueden incluir asignaciones para promoción industrial y gastos educativos y otras inversiones en "capital humano".
PRINCIPALES RECOMENDACIONES
Los elementos generales necesarios de un programa de austeridad son obvios. Las medidas específicas, plenamente lo comprendemos, serán difícílés de
determinar y de poner en práctica. En último .análisis únicamente usted y el ' Consejo Financiero serían los que podrían reunir los diversos elementos para integrar un programa práctico que refleje las prioridades y limitácionés de Puerto Rico. A continuación nuestras recomendaciones de los elementos básicos que debe contener el programa:
. 1.
Limitación de los gastos operacionales del gobierno y de aumentos
de sueldos.
. 2.
Aumento en el ingreso por concepto de contribuciones
. 3.
Desarrollo de superávits de operación en las empresas del gobierno.
. 4.
Rectitud en la venta de bonos de Puerto Rico.
• 5.
Medidas para el adiestramiento y empleo de jóvenes puertorriqueaos.
, 6.
Limitaciones generales sobre salarios.
• 7.
Incentivos para inversiones y empleos por empresas exentas de contribuciones.
. 8.
Inversión de la industria privada para la creación de trabajos.
Al explicar el doctor Tobin la recomendación final — la número 8 --
dice así: Esta recomendación final es extremadamente importante para la viabilidad social, política y económica, así como para la equidad de todo el programa. Usted, Sedor Gobernador, debe solicitar urgentemente firmes compro
misos cuantitativos, individuales y colectivos de las más importantes compañías operando en Puerto Rico, para que lancen inmediatamente nuevos proyectos de inversiones en la Isla. Estas compañías deberán ampliar sus facilidades comiencen sus operaciones. Puede deéir algo como esto a estas compañías: Puerto Rico se enfrenta a una situación económica crítica, con peligros potenciales para todos los que vivimos y tenemos negocios en la Isla. El
gobierno está preparado para hacer su parte haciendo dolorosas reducciones en los gastos y empleos públicos, y también impondrá una estricta disciplina fiscal en las agencias públicas y las empresas. Estamos preparados para pedir al
pueblo puertorriqueño que se priven de los aumentos de salarios y que paguen contribuciones más altas, aún en estos tiempos de inflación.
También estamos
tomandp pasos muy importantes para aumentar las entradas por trabajo y la productividad por día de paga al empleado.
Estamos tomando estas medidas
porque sabemos que la viabilidad de la economía puertorriqueña depende finalmente en el costo de nuestro espíritu competitivo en los mercados
norteamericanos y del resto del mundo. Sabemos que este espíritu de competivi dad ha bajado en los últimos años, y estamos resueltos a restaurarlo. Nuestro programa de austeridad fiscal significa que el sector público, principal fuente de nuevos empleos a principios de la década actual, en realidad
contratará personal en los, próximos años.
Como ustedes saben, la Isla ya
está sufriendo dé una desmedida alta tasa de desempleo. Nuestra única esperanza para reducirla descansa en el sector privado. Podríamos confiar en que la recuperación económica en Estados Unidos y en el mundo ayudará, especialmente si nuestros costos de producción bajan relativos a los de otros lugares. Pero esa perspectiva no es suficiente. Necesitamos urgentemente un sustancial programa de inversiones para crear empleos por la industria privada, y esto es precisamente lo que pedimos y esperamos de ustedes.
Nuestro programa de austeridad fiscal y restricción salarial será mucho
más aceptable para el pueblo puertorriqueño si percibe que todos los sectores de la economía están haciendo sacrificios y contribuciones. Esta percepción deberá incluir los negocios que se- benefician de las exenciones contributivas y otras ventajas. Muchas compañías han acumulado ganahbías obtenidas en Puerto Rico en forma líquida. Realmente no es un asunto de gran peso si éstas están en forma de propiedades financieras en Puerto Rico u otro lugar. Lo que sí es importante es que deben volcarse en la economía puertorriqueña, aumentando su capacidad para producir y ofrecer trabajos. Controlando lós salarios y otros costos, estamos haciendo favorables las perspectivas a largo plazo, de los negocios en tales inversiones. Mas aun estamos preparados para ofrecer créditos contributivos a empresas exentas de contribuciones, en base a inversión y actuación en los empleos y utilizables después de terminado su
período de exención contributiva. Lo que buscamos de ustedes ahora es ur^ programa de inversión inmediato, como su participación en un completo y '
coherente programa para revitalizar la econoncmía puertorriqueña. Hay otras recomendaciones incluidas en el informe.
Aquí hé informado las
más importantes que conllevan acción en un futuro cercano.
Un programa; de austeridad no es agradable para ser recomendado por nosotros, mucho menos para que usted lo implante. Pero estamos convencidos
que sentará la base esencial para una mejor vida para los puertorriqueños. Creemos, y así lo indican nuestras proyecciones, que Puerto Rico puede volver a un camino de crecimiento económico, conjuntamente con el cual los ingresos
verdaderos, empleos y normas de vida adelantan consistentemente. El que esto suceda depende de si, bajp su liderato, todos los elementos de la sociedad
puertorriqueña -- gobierno, negocios, fuerza laboral -- cooperan para tomar las medidas esenciales y hacerlas que sean un éxito. Este Informe al Gobernador por el Comité para el Estudio de las Finanzas
de Puerto.Rico está impreso en inglés y lo distribuye el Banco Gubernamental de Fomento a todo ciudadano interesado en estas materias.
Actualmente se trabaja en la versión en español que también estará disponible para todos los interesados.
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El rápido crecimiento económico de Puerto Rico desde el 1947 ha sidoacompañado por una rápida transformación a una economía de exportación .'■ industrial.
La tasa de aumento en la productividad de mano de obra está en disminución. La productividad capital ha ido en decrecimiento gradual desde los años del 1960. Estas dos tendencias son razones para inquietud.
El financiamiento para invertir en nuevo capital fijo puede venir del ahorro interno o de entradas del resto del mundo, especialmente de Estados Unidos.
Históricamente, Puerto Rico ha dependido grandemente de la enyrada de recursos del Continente.
Estas entradas han desempeñado un papel muy importante en los últimos años, según ha disminuido el ahorro interno.
A esa gran dependencia del capital externo la acompaña una creciente brecha
entre el valor de producción en la isla (PBD) y el valor de ingreso de producción que se le acumula a los residentes en Puerto Rico (PBN). La diferencia refleja el regreso al capital de fuentes externas.
El crecimiento de empleos, verdaderamente un objetivo clave tras el de crecimiento de ingresos, puede lograrse cuando la inversión se encauce hacia
actividades que hagan uso productivo de la vasta mano de obra disponible en Puerto Rico.
Para sustentar el crecimiento de la productividad de mano de obra se necesita invertir en bienes físicos y humanos.
La productividad de la inversión fija en Puerto Rico -- medida aproximada mente por la relación en aumento entre producto y capital -- la ha disminuido continuamente desde principios del 1960.
Por lo tanto, la proporción de PDB, dedicada a la inversión, ha tenido que subir para poder generar la misma tasa de crecimiento del producto.
Los siguientes puntos pueden contribuir al decrecimiento de la productividad de inversión:
a. b.
atención inadecuada a la productividad de la inversión pública. dependencia en aumento durante los últimos años de la inversión
c.
cambios en la competividad internacional puertorriqueña.
d.
problemas de incentivos a la industria en Puerto Rico.
pública.
La importancia de la inversión publica ha aumentado en los últimos años< según la de la inversión privada ha aumentado.
Las consideraciones a corto plazo del multiplicador han recibido importancia excesiva, e inversiones a largo plazo han recibido muy poca.
La inversión privada-."-que ha sido atraída tradicionalmente a Puerto Rico por razones políticas, de impuestos, y costo por mano de obra -- se ha movido
gradualmente a sectores donde el costo por mano de obra es relativamente sin importancia.
Existe evidencia sustancial, sin embargo, que indica el excedente de mano de obra con un nivel bajo de destrezas. La inversión privada no utiliza este recurso adecuadamente, porque la competividad está en decadencia en los sectores de mano de obra intensiva.
El aumento de los salarios y los incentivos contributivos que estimulan las ganancias a precio del mercado se combinan pata distorcionar los incentivos. Los recursos para inversión provienen del sobrante del PNB sobre el consumo público y privado, y de entradas de recursos externos.
El ahorro interno privado puede dividirse en ahorro personal y ahorro comercial.
El ahorro personal siempre ha sido débil en Puerto Rico.
El ahorro comercial 9por firmas locales) ha sido positivo y continúa en aumento.
Ya que las ganancias retenidas son una gran fracción de las ganancias totales, la oportunidad para aumento en el ahorro comercial, es limitada.
Debe establecerse el hecho de la negligencia en el ahorro personal, ya que dicha interrogante ha surgido recientemente.
Aunque el ahorro, como una cantidad residual, es una estadística más
indeterminada que otras, la subestimación masiva del ingreso, en conjunción con el cálculo correcto del consumo, parece improbable.
Aún más, la encuesta de 1963 sobre el presupuesto del consumidor confirma las bajas tasas de ahorros. Finalmente, subestimados de ahorro masivos
consistentes significarían que la inversión de entradas de capital han sido correspondientemente valoradas bajo lo normal.
La evidencia corrobora una tasa insignificante de ahorro personal en Puerto Rico.
El ahorro personal bajo puede deberse a una gran seguridad social, expectativas de crecimiento rápido de ingresos, y a influencias de la "cultura del Continente".
El horro público' en Puerto Rico es el sobrante de recibos que no se han tomado prestado sobre gastos en curso en el gobierno y en las corporaciones públicas.
Este ahorro es una fuente financiera para la inversión pública y/o privada." Antes del 1969 el ahorro público era positivo y estaba generalmente en crecimiento.
Desde el 1969 hasta el 1973, los gastos se aceleraron dramáticamente.
Después del 1973, tanto los ingresos del erario como los gastos disminuyeron considerablemente.
El efecto neto de estos cambios fue de reducir,el ahorro público y de aumentar abruptamente la necesidad del financiamiento público.
En el sector gubernamental, ocurrió la aceleración de gastos en todas las categorías, sin la introducción de programas principales nuevos. En el sector de la empresa pública, el ahorro nunca ha sido alto; dicho
ahorro, tal y como estaba, disminuyó como resultado de movimientos de precio internacional y de política pública, y mantiene un número que va en aumento -- de empresas públicas bajo subsidio. Aun contando el sustancial déficit en los ingresos del erario durante
1974 —lo que debiera ser un fenómeno temporero— las políticas financieras públicas, de años anteriores, han colocado a la economía en una posición insos tenible.
El ahorro total del sector público en 1974 hubiera tenido que ser entre $200 y $400 millones sobre el nivel "normal" de 1974 (ajustado para déficit) para poder volver a niveles de financiamiento sostenibles en el sector público. La disminución reciente en el ahorro interno en Puerto Rico ha significado una dependencia en aumento en recursos externos.
Las entradas de capital (a saber, esas que hay que reembolsar) han cobrado gran importancia en los últimos años, y están en aumento.
La creciente confianza en el financiamiento, ha conducido a costos crecientes en el tipo de interés.
No puede esperarse que los pagos de transferencia unilateral --aparte de.
los de sellos de alimentos — crezcan con la misma rapidez en el futuro con que han crecido en el pasado reciente.
Las transferencias a individuos aumentan muy poco el ahorro privado, pero permiten el ahorro público.
'
La inversión directa incluye una gran cantidad de inversión financiera por las corporaciones que gozan de exención contributiva. Estos flujos deben ser vistos, mayormente, como un sustituto para otros flujos financieros, tales como transferencias interbancarias.
Es poco probable que Puerto Rico pueda atraer capital a menos que ofrezca una tasa de reembolso competitiva con activos alternativos. La inversión externa física real es deseable económicamente, cuando
reeembolsa más a Puerto Rico que lo que le cuesta a los recursos puertorriqueños. La deuda externa pública de Puerto Rico es grande y está creciendo rápidamente.
El costo de interés para Puerto Rico, en relación a otros prestatarios ha aumentado recientemente. Ello se debe a la creciente participación de Puerto Rico en el mercado y al aumento percibido de los inversionistas en el riesgo relativo de poseer la deuda de Puerto Rico.
Las emisiones puertorriqueñas son consideradas relativamente homogéneas por los inversionistas, no importa la agencia emisora. Los inversionistas están poniéndose más y más al tanto de los problemas que se discuten en este informe. En 1975, en particular, la deuda de Puerto Rico tomó un rumbo abrupto de empeoramiento en el mercado.
Si Puerto Rico continúa emitiendo nueva deuda en grandes volúmenes, el diferencial.en los tipos de interés podría aumentar a dos o tres puntos de porcentaje, o más, sobre otros emisores de bonos.
Él flujo libre y sin riesgos, de fondos entre Puerto Rico y el Continente ha sido de gran beneficio económico para Puerto Rico, pero no posibilita la política monetaria independiente. Las instituciones financieras mueven Ibs fondos internacional e interregionalmente, en busca de reembolsos más altos.
Por lo tanto, Puerto Rico no puede mantener diferenciales efectivos en los
tipos de interés con el Continente. Se enfrenta a tipos de interés determinado externamente.
Por la misma razón, sin embargo, no hay límite en la disponibilidad de.
créditos para activos que se perciben comparables a activos en cualquier otra parte, en términos de rendimiento y de riesgo.
Puerto Rico es, en términos netos, un importador sustancial de capital,
así pues hay mucho que perder aún con la amenaza de movilidad del capital. A pesar de que el nivel de tipo de interés es determinado externamente,
la distribución de préstamos puede ser algo alternada por la política pública, particularmente por las políticas de préstamos del Banco Gubernamental de Desarrollo.
Las corporaciones que funcionan bajo la Sección 931 del Código de Rentas
Internas de Estados Unidos, son dueiias de una gran cantidad de activos líquidos pero Puerto Rico ganaría muy poco si estos fondos fueran depositados en bancos en la isla. Dada la movilidad del capital, los depósitos de Corporaciones tendrían poco impacto sobre el tipo de interés en Puerto Rico; sencillamente, ellos reemplazarían otros fondos.
El asunto importante con las 931 no es si ellas poseen los activos
financieros, sino qué contribuciones reales ellas hacen a Puerto Rico por medio de la reinversión de ganancias en nuevas y productivas facilidades.
El mercado local de capital es pequeño y relativamente inactivo. A la larga, podría desempeñar un papel más importante en la inversión financiera por los puertorriqueños.
El Banco Gubernamental de Fomento nunca ha podido desempeñar un papel muy activó como banco de desarrollo porque carece de los fondos estables de bajo costo, y porque su papel nunca ha sido bien definido.
Nosotros enfocamos solamente los aspectos estrictamente económicos de la
dependencia puertorriqueña en el Continente. Estos incluyen la dependencia sobre las entradas de capital, dependencia sobre comercio y dependencia sobre el funcionamiento cíclico de la economía de Estados Unidos.
Puerto Rico ha seleccionado una estrategia de desarrollo que impone una profunda confianza sobre recursos externos.
Como resultado, algo así como la mitad de los activos tangibles reproductibles en le Isle tienen dueños del exterior.
La dependencia económica se deriva de la confianza sobre entradas de recursos netos externos y los controles externos que vienen como resultado.
El comercio externo por sí mismo, es necesario y útil para cualquier región pequeña y no debiera considerarse como un problema de dependencia.
El alcance de una política anti-cíclica puertorriqueña está limitada, no tanto por la ausencia de instrumentos de política, como por el tamaño tan pequeño de Puerto Rico y por su alto grado de integración dentro de la economía internacional.
Otras pequeñas economías avanzadas apenas son capaces de hacer oposición a los ciclos comerciales internacionales.
En el pasado, las recesiones en Estados Unidos tuvieron poco impacto sobre el crecimiento puertorriqueño..
^pcicuu soore
Se puede decir muy poco acerca del impacto de la recesión actual porque la base de los datos y los instrumentos analíticos, son ambos muy débiles. rji La política es débil filtración en lasfiscal importaciones.
porque el multiplicador es bajo, debido a
A menos que Puerto Rico mantenga una "reserva" de financlamlento o "margen" en los tiempos buenos, será imposible tomar más prestado en tiempos malos para financiar los gastos anti-cíclicos. Cuando el. limite de financiamiento es riguroso, la única decisión de política de desembolso abierta al gobierno es, cómo distribuir sus recursos entre los tipos de expendios (inclusive los expendios corrientes y los de capital). Los gastos públicos de labor intensiva tienen un multiplicador más alto, pero viene como precio por el crecimiento, a menos que a la larga sea productivo.
Puerto Rico puede tener sustancialmente más control sobre su economía a largo plazo, que a corto plazo.
Es difícil, si no es imposible, perseguir metas con cualquier grado de autonomía mientras se dependa tanto de los flujos de capital dapital, externo. La revisión de prácticas presupuestarias para asegurar la producción de un excedente que se pueda invertir y la disposición efectiva de éste — debe
ser el fundamentó para la planificación a largo alcance. El presupuesto debe ser implementado apropiadamente si efectivanente representara alternativas colectivas.
La evasión de impuestos es una gran preocupación en este contexto. Las donaciones equiparadas e igualadas tergiversan el proceso de formulación
de decisiones presupuestarias.
Las alternativas de Puerto Rico pueden muy bien
diferir de las del Continente.
La inversión privada por los puertorriqueños puede estimularse por medio de la política pública, particularmente por medio del Banco Gubernamental de Fomento.
La inversión pública no debiera simplemente crear la circulación de pagos al contado al sector privado. de productividad.
Las decisiones de inversión deben hacerse a base
La adquisición de servicios públicos, por el sector público, viene a expensas de la creación de nuevos activos.
La éxención contributiva puede asociarse más de cerca con los beneficios netos que se esperan para Puerto Rico.
La política debe estar mejor informada por las investigaciones en~curso y la colección de datos.
MAS RECOMENDACIONES
Debe requerirse el uso de técnicas sociales uniformes de costo-beneficio, para evaluar todos los proyectos principales de inversión pública y para todos los subsidios, al sector privado.
Los salarios públicos y los beneficios marginales deben ser congelados a la escala presente durante el período de tres años. Después de esa fecha, los salarios deben aumentar sólo al mismo ritmo de
los salarios en el Continente por otros cinco años. La influencia del gobierno debiera usarse para poner en efecto las mismas restricciones en el sector privado.
La política de incentivos contributivos debe ser revisada pare recompensar la reinversión de las ganancias en actividades generadoras de empleos. Las compañías privadas exentas de contribuciones debieran demostrar que están preparadas para equiparar las aportaciones del gobierno y de la clase obrera y contribuir a un crecimiento revitalizado por medio del uso de nuevas y sustanciales inversiones en un futuro cercano.
Las tasas bajas de ahorro privado no parecen ser debidas a imperfecciones
en el mercado del capital. No hay que reestructurar el mercado del capital, a nivel de mayorista.
'
Algunos cambios podrían mejorar marginalmente las tasas de ahorro: a. Debe eliminarse gradualmente la deducción especial en la
contribución personal sobre ingresos por intereses pagados sobre la deuda personal del contribuyente.
b. La pronta reanudación de las contribuciones de los empleados, a los fondos de pensiones públicas.
No se debe recomendar la imposición de contribuciones sobre el crédito
del consumidor. En su lugar, deben imponerse contribuciones directas sobre el consumo de artículos de lujo.
Las políticas de precios de las empresas públicas deben revisarse comprensivamente.
En términos generales, debe esperarse que las empresas públicas que venden sus servicios al público, generen algunos excedentes.
El problema central del sistema contributivo debe ser el de aumentar equitativamente los ingresos del erario. La reforma de la contribución sobre la propiedad y la mejor implantación de las leyes contributivas debieran recibir máxima prioridad en la reforma contributiva.
No debe permitirse que los gastos públicos actuales crezcan, como lo han hecho en el pasado, aún cuando los ingresos del erario aumenten.
Se anticipa que la planificación presupuestaria a más largo plazo reflejará crecimiento reducido en los pagos de transferencia.
Las inversiones directas externas deben analizarse debidamente para asegurar, que hagan una contribución neta a Puerto" Rico. Deben usarse técnicas sociales de costo-beneficio.
El ritmo de emisión de nueva deuda debe reducirse sustancialmente a aproximadamente $300 millones por alo.
Las medidas de política recomendadas en otra parte de este informe
■probablemente disminuirán el riesgo que los inversionistas perciben en Puerto Rico.
Los límites de tomar prestado en el exterior no pueden evitarse mediante la creación de nuevas agencias emisoras de bonos.
Puerto Rico no puede acometer una efectiva política monetaria indepen diente ni instituir funciones similares a las
de un "banco central".
El Gobierno debe buscar más activamente el modo de desarrollar el
mercado local de valores líquidos. a.
Con este propósito debiera:
Buscar, educar y estimular activamente las firmas locales apropiadas para emitir acciones.
b.
Proveer, ya sea directamente o a través del estímulo de
intermediarios locales, servicios de suscripción para las emisiones locales.
c.
Asegurar suficiente reglamentación para prevenir los abusos.
La provisión de fondos estables de bajo costo, al Banco Gubernamental de Fomento, debe recibir una alta prioridad.
Las políticas de comercio —tales como la sustitución de importaciones pueden tener algún potencial para acelerar el crecimiento, pero no sería muy sustancial.
^
Si el financiamiento y los gastos son altos cuando las condiciones son buenas, y el financiamiento y los gastos son bajos cuando las condiciones son desfavorables, el resultado será un patrón pro-cíclico. Este patrón debe evitarse.
Puerto Rico debe continuar el esfuerzo por lograr mayor control sobre
los dineros federales invertidos en la isla.
No se recomienda asumir las riendas de haberes existentes a menos que el
aumento esperado en beneficios sociales provenientes de esta acción exceda
el nivel de los beneficios sociales de una nueva inversión.
Puerto Rico ha dependido demasiado de consultores extranjeros en vez de
en las investigaciones ya emprendidas por personas con conocimientos acumulados.