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Sr. "D. Juan Eacndero Miranda •
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Apreciado amigo: Gracias mil por Ja cariñosa dedicatoria de 1u leyenda
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" 1ÜH PREOCUPACIONES! 11 Si yo tuviera el escolpelo de Olat'in 6 de Ilevma, en vez del verdadero que pur neceaiJad uso, tendrfo especial gueto en hacer mlnucio1e diaeccion de e1e nueva obra de su ingenio. · Estoy 1eguro de que las bellezas re,11alt11rian. Ni aún siquiera soy poeta. Simple aficionado á Je literatura, 1i11nto por Ud. y por su obra el que vaya enlazado, en horrible contubernio, mi nom· bre, que sólo figura ni final de prosaicas recetas, con las perles y eameraldae de 1u1 1entido1 versos. Tengo, si ea verdad, mi manera de pensar en literatura, que buena 6 mala e1 mia propia; pues siempre llevo en mi memoria la fraao de Muuet 111on ~e n' t1t pa4 bon nwia je boiB dan1 mo1i verre. . .No acepto 1111 impoaicione1 que •tanto abundan hoy. Me conformo cnn que me guste á mi una cosa, aunque diaguste A los demás. La literatura ea, en mi aentir, no tanto <•n tll dr111na y en Ja novela como en la lirloa, el reflejo de Je cultura ó atraao, de In dignidad 6 envilecimiento de u11 puo blo. Lu puione1 que 1e agitan en el corazon humano, el espirito religio10 que vibra en 111 concienciu, loe nece1idodes sooialll1, todo v& a lofiltrar11\ en el alma 1eo1ib)e de) poeta, que hace punr a Ja poateridad en IUI cantol 61U terrible• luchu de Ja l'ida : el miaticismo de 1a fé y 111 D1piraclooe1 de la humanidad. · No por eato deja de influir ¡iodero11ame11te el temperamento en la• maol· fe1,aciooe1 de Ja inteligencia.
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_...., ~ .S:li~a General ·~P. R
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CARTA-PRÓLOGO El nuevo traso que en 1u camino literario abre Ud. con en le comprender que abraza la naeta e1Cuela, tal como la esl¡e n que no le ha CC11tado grande• uorlftciOI abandonar la antfpa; . que r ean h17a trocado Ud. lOI saftrOl J topacio• de oriental diadema por Inmundo lodo, como han hecho much01. De mi 116 decirle con toda verdad, que cuando ha llegado i ml1 manOI uno lle 8IOI na1118abuod01 caadl'OI materiallltu, lo he tirado coa horror, 1 he tenido que recordar algo del llaatre romántico Zorrllla, para neutri.llzar el mal efecto que ha .hecho en mil aentido1. ED poe1la, yo prefiero la forma bella que nada en1elia, ni uadA diga al pemamiento, i la que, entrañando un fondo ftlol68oo, e1tá deoorado con fango~ Tan naturaliltae copiar un bouquet de flore1, como el embaldoudo de una alcantarilla. Cupiem01, pue1, lu flore• que pre.tan á nueltro1 1entido1 cofor111, bellesa y ar0ma1. Me guita 10 oompoliclon, porque aun cuando 1aoaila de la vida real y con. lnter'8 dramático, no toca ul un momento ea el gl'Olel'o materiall1mo, y e1ti 1'8'f81Uda con la• 1alu de au1 venoa llenoa de armon(a, Ha entrado Ud. en la eacuela naturall1ta 1in que nadie lo haya obligado, 1 ~ajo bueno• auaplcioa. Recorra e1e vutilimo cnmpo que 1e pre1enta 1 1u vl1ta, 1in que jamá1 Intente villtar IOI 1ubterrlneo1. 81 al¡runa vez tropieza, ante1 que dejar ulplcar la1 cuerdaa de 10 lira con el lodo del camino, levántela de nuevo al cielo, y vuelva á cantar á 1n antiguu eltrellu, á 1u1 pljaro1, 1ua florea y 1u1 brl1aa. De IU leyenda DO puedo decir JO mu, que reapetar lo que ha dicho nuea· tro querido amigo y maeatro, el primer poeta puerto-riqueiio, Doctor Padilla ; " La compoaloloa ea aencllla, armónica, auelta y flexible. E1 un bello idilio 11 trlgico, llevado huta loa lindero• de la eleg(a. Ea una rica égloga, 11cada "del mundo paatoril y llevada al mundo re11l del drama. Hay en ella calor, '' vida y e1tilo. NI .,, la Hlmoclia monútona del romíntJéo melenudo, ni ea la " empala¡o1a ritmopea del almibarado 81Critorsuelo. Ea la valiente prote1ta "del penumlento elevado y la espre1lon ftlo,66ca del aentlmlento profundo." Aboro, rueden unldOI D\leltro• nombre1, alquiera por doe dlu, en el e1oabroao camino de la literatura patria, y mueran luego atacadOI por la polilla. Su aftmo. amigo que lo aprecia,
JOSÉ RODRIGUEZ CASTRO. lrlaoa", Julio de 1887
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r y entre fragantes flores erca d e1 ma ' · De vistosos colores, . . , en de sierra esmeraldina mar . A la l ,g ar de rica arquitectura, y en a caz Brillaba hermosa y pu~a, Junto á su padre cruel, Evangelina.
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Breve form6 su pié Na~uraleza; Su talle en gentileza, . 'bigas venc1a, Las palmerads barade su lábio el broche, Perlas guar a a . ch y con la oscura nt> e . Se uni6 en sus ojos el ful¡ente d1a.
~o era su faz de nítido alabasO:º•
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Ni rubia como un astro ' El color de su tez era trigueft; ; h Pintura más cabal: era 1~ on m~v Que surge peregnna ~ Entre los giros de amoroso y~ o.
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OH PREOCUPACIONES!
II Era el doncel Ramon de aspecto grave, Pero blando y suave ; Pálido el rostro de sin par blancura, Profunda y móvi'l su pupila ardiente, Despejada la frente Y elegante y airoso en su apostura. Persiguiendo un fantasma con empeño, Que arrullaba su sueño Con el eco de mágicas canciones; En su imaginacion llevando un mundo, Emporio sin segundo De hermo~ y d.oradas ilusiones. Junto á su dulce madre idolatrada y en humilde morada Su existencia corría sin enojos, Tambien la madre con amor prolijo Adoraba á su hijo, · Como á la niña de sus mismos ojos.
III En mañana apacible, encantadora, De esas que Mayo dora Y con sus bellas flores atavía, Quiso la Providencia soberana Que á la gentil indiana Ramon hallase en su camino un dia. Nunca latió con tal desasociego Su corazon de fuego : Verla, y sentir en el hermoso abismo Del amor toda el alma sumergida,¡ Ventura maldecida!Todo fué por su mal á un tiempo mismo. Ella tambien sintió, de ·dicha muda, La dulce flecha aguda Que Cupido clavárale en su alma: Ella tambien sintió ~entro del pecho, En amores deshecho, Su vírgen corazon latir sin calma.
JUAN ESCUDERO MIRANDA
IV El que en sueños contempló extasiado El bello y delicado Rostro divino de divina Diosa, Y finge percibir en la indecisa Cadencia de la brisa El eco blando de su voz melosa ; Y al hallar la quimera que soñaba, Siñ'tió que se elevaba En presuroso vuelo, su alma ti erna A un mundo de si n par melancolía, De luz y poesía, De eterno amor y venturanza eterna, Ese tan sólo se llevó la palma De entrever en el alma Cuando esta alcanza tan feliz victoria ; De comprender el dulce, el inefable No sé qué inex.Plicable, Que sintieran los héroes de mi historia; Y la sublimidad de ese momento De tanto arrobamiento En que el cielo se alegra de improviso Con. sonrisas espléndidas de aurora; E n que el sol enamora Y es la tierra un hermoso paraiso.
V Desde entónces con labio balbuciente Y el rubor en la frente, Se juraron amor eterno y puro, . Sin ver, ¡ ay!, en su ciega confianza. Vagar en lontananza Funesta sombra de color oscuro ....
VI Jamás Abril en el edcn riqueño Contempló tan risueño U na puesta de sol más primorosa :
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JUAN ESCUDERO MIRANDA
I OH PREOCUPACIONES!
Era una tarde rica de ternura Melancólica y pura, . ' desmayo de fragante rosa. Como
Y entre los pliegues de su triste risa, Mostrábase indecisa La copia inmaterial de su tormento.-
De gentil eminénéia de esmeralda En la pendiente falda Ella y él reclinados dulcemente Contemplaban absortos el ropage Del mágico paisaje Donde fulgura el sol del Occidente.
¿ Cómo-añade-SE -·oR, cómo es posible _
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Ella 1 como su rostro era moreno Y á más estaba ll eno ' De ll'is.te y proft~ndísima querella, Yo no sé¡ pero Jura el alma mía Que al verla:, parecía La fiel imágen de la tarde aquella. Ramon tambien mostraba palpitante La pena en su semblante · Y temiendo·que el cráter·de su ~1ente Estallase al tropel de sus ideas Ardientes como teas ' Con ambas manos se oprim ió la frente. 1
VII
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Que á mi pecho sensible Se Sf!crifique así? ¿ Cómo impostora Pronunciaré en tu altar esa palabra Que el infortunio labra Del corazoµ, que á otro mortal adora ?
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¡Jamás, jamás 1"-Y de sus ojos belJos . Eclipsa los destellos Líquida niebla de fecundo llanto ¡ Su frente dobla como flor marchita, Y su seno se agita Al recio embate de martirio tanto. Con un beso su rostro ,Ramon sella, Y en la mirada de ella Compenetrando su mir7r profundo, Exclamó en un arranque de indignada Pasion arrebatada -''¡Qué infame, Evangelina, es este mundo!"-
VIII
- " ¿ Será verdad ?- de su furor esclavo ' , Ramon prorrumpe al cabo:¿ Sera verdad que tu tirano padre, Porque fortuna con sus áureos bienes Jamás ornó mis siénes Tu tierno corazon así taladre'?
Y luego prosiguió de esta manera, Con diccion tan severa, Que el más severo juez envid iaría 1 Lanzando una mirada tan ardiente, Que ella tan solamente Para incendiar el mundo bastaría.
¡ Ah ! si parece incierto, dueiio mio, . Que así tu padre impío Quiera. con la de un necio unir tu suerte, Pospomen~o al metal la dicha y todo ! • j Ciego,! ¡ no vé que en lodo La riqueza mas alta se convierte! "
-"Mas tú, SEÑOR, cuyo poder bendito Es inmenso, infinito, Que desatas los fieros aquilones, Y oscureces las fúlgidas estrellas, Y rayos y centellas Arrancas á los negros nubarrones;
- " i Oh pena cruel !-Evangelina exclama Y su acento derrama ' Desventura, pesar y abatimiento;
Tú que haces bramar los hurac.a nes Y hervir en los volcanes il mar ígneo que encierran sus entrañas;
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Tú que resuelves el rugir sombrío Del ronco mar bravío Y sus olas conviertes en montañas; Ya que bajo la célica techumbre Todo es vil podredumbre, Y e.res tú la justicia soberana, Fuente de amor eterna y bendecida, Salud del alma herida, El SÉR, en fin, de donde el bien dimana, ¿ Por qué, SEÑOR; tu inmenso poderío
Al tirar.o que impío Tortura nu.estro pecho y maleficia, No confunde en el cieno de su orgullo ? ( Es que, s egun argullo, · Ni en eI cielo tampoco hay ya justicia?"- " ¡ Ramon !! "-grit6 lajóven espantada: Mas él, sin oir nada, Inquieto su mirar,,.la faz sombrfa, ~ Descompuesto y turbado como un loco, - " ¡Ni en el cielo tampoco ! ... _" Su labfo tristemente repetía. .
IX M6nstruo i~ placabl e de injusticia fiera, Omrnosa palmera Cuyo fruto más rico es la falacia; Cruel sociedad : ¡ á cuántos corazones Tus mil preocupaciones Sumergen en el mar de la desgracia ! De conciencia y amor desposeída, Necia y envilecida, Son tu Dios y tu ley s6lo el dinero ; Y sólo por la falsa refulgencia, · De mentida opulencia, Al sér más vil prejuzgas caballero ! Tu inmensa pequeñez absorto admiro, Que doquier que te miro Te contemplo raquítica y rastrera;
y al ver' - '61o \uardas en tu El más inmundo cieno, Yo te desprecio con el alma entera. J?ero, ¿siempre será tan solo un nombre La alma virtud del homb.re- 1 ¡ El bueno siempre en guerra con fortuna ! ¡ Y del malvado se desliza hermosa . La vida licenciosa Como esquife en pacífica laguna 1••••
X Pero detenga el vuelo acelerado Mi pensamiento osado ; Deje un instante ese país amigo De tan locas y tristes reflexiones ; Cesen las digresiones, Y perdona, lector~ que ya prosigo. ;
XI Hubo un instante dé silencio mudo Que por el golpe rudo Del mar á veces era interrumpido, O ya por el rumor que forman suaves Con su volar las aves Que retor"naban á su amante nido. De improviso cual ráudo meteoro Que con la luz del oro Rápido cruza la extension d~l viento, De ambos cruz6 por la abrumada frente Con rapid~z ardiente Horrible sin igual un pensamiento. ¡ El suicidio, el suicidio ! ¡ Esa dolencia Que con torva insistencia Abate el corazon de fé desierto 1 La. materia hostigando á un alma inerte 1 ¡ El afan de dar muerte A lo qu 4e antemaoo ya est4 muerto 1
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¡OH PREdCUPACIONES
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Contémplans.e ~os dos un breve espacio; En el azul palacio Despues la vista con afan tendieron ; Vuélvenla luego al mar, y, sin hablarse, Tornando· á contemplarse, Todo lo que pensaban se dijeron. Porque para las almas que se adoran Y su infortunio lloran, Es la más elocuente y más precisa, Esa mágica lengua muda y breve De un movimiento leve, De un gesto, una mirada, una sonrisa.
XII
JUAN ESCUDERO MIRANDA
¡Todo ha pasado ya, cual ráuda nube, Que magnífica sube Y se pierde en el ancho finnament~ ! Y pues nada me queda de tal gloria, Prosigamos la historia, · Que volvió á interrumpir el pensamiento.
XIII
Los dos" ~mantes bajan la pendiente Con paso diligente, Soñando con futuro beneficio ¡ Y con el alma henchida de alborozo, Y temblando de gozti, . Detiénensc al umbral del ~recipici.o•
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-¿Te acuerdas, mi Belen, de ,aquella historia? ¿ Olvidó tu memoria Aquellas hermosíslm~s miradas, En cuyo ardient~ y amoroso fuego Abrasábanse luego . Nuestras almas ¡ay Dios 1 enamoradas?
-"¡ Vcntura,$in igual-Ramon exclama, Y en sus .ojos, fa llam,a Fulgura de su espléndidz alegria¡ Ay t Exhalar el último gemido
¿ Y aquellos melancólicos suspiros Que en invisibles giros, De nuestro amante corazon surgían, Y aquellas deliciosas, divinales Sonrisas que, á raudales, Los más sabrosos néctares vertían 1
¡Nuestro lecho nupcial y sin segundo, En ese mar profundo, · Ser de esmeraldás, perlas y corales, Y juntas ascender en ráudo vuelo Nuestras almas al cielo .... Y celebrar alll sus esponsales !
¡Cuán efímeramente voladoras Fueron aquellas horas, Paréntesis feliz de aquel período De tanto sufrimiento y agonía, Cuya memoría impía Tortura el alma, el corazon y todo!
¡Ventura sin igual! ¡Dicha suprema Que en su bondad extrema La suerte me tenía reservada ! ¡ Ay !. ¡ Exhalar el último gemido A .tu lado querido, Entre los brazos de mi prenda amada !"L.
Horas que para siempre han ya pasado, ¡ Ah ! cuánto os ha llorado, Desde lo más recóndito, mi alma! Pero ¡ por qué venís, recuerdos mios, A perturbar impíos De mi sensible corazon la calma Y
Dice, y el sol con tembloroso paso Húndese en el ocaso; Ambos se enlazan con febril anhelo, Y del mar en las ondas que palpitan, Ambos se precipitan Y ámbos espiran con el rey del cielo.
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A tu lado querido, Entre los brazos de la amada mia ~
j .OH PREOCUP l\i!O~ES 1
XIV -Señor, Seño(, perdona si tu agravi Insolente mi labio Osare provocar. Mas es tan ruda La borrasca que ruge en mi concienci~¡. Qu~ pillo á tu clemencia Del pecho arranques tan terri~ duda. es el responsable de estos daños Que acibaran mis afio~ ? . ¿ Iú que no. páras c:;iri su,..t+V'Pe r~ .. A la iuconc1ent socict4ad me gu~da,> O ell~ q . cupada Más y más 8\fs r "ecuta? l
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Manda, Señ ~ Clesde lél azul techftm"re, U nyo de tu .lunrltt~ Que ilumine mi mente escrutadora; , Que las robras disipe de este inmho Impeo.ettable ·arcano, · E que se ofusca mi ·razo ah
e; , 111 Cou::ccrm1 "' ''°"llTORRraue¡ " O SE PRESTA F..iE..RA DE LA 5}. '
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