Páginas para los Jornaleros de Puerto Rico (1879)

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PAGINAS PARA

LOS JORNALEROS DE PUERTO-RICO POR

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Pl\_ÓLOGO

POR EL

Dr. D. Francisco J. Uea·nand..,é z.

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PUERTO-RICO. ~

LffiRIRI! D.E '·LAS BELLAS ARTES.,.

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del autor que ha cump ~ o Estz. obra es propt a .,.'ecuencia queda prohibida ,_ l.e .,. nor COu.S _ . pre!lcripcioncs de ,... ·Y1 " ,. au reimpr.ewion. ' · ~ -·

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FoRT~LEZA-48·

N o es por cierto el tí-tulo de una. obra medjE)' apropósito para conocer el mérito de élla _y la aceptacion que ha de tener; si así fuera, :¡:cuán escaso a.p arecería el del presente opúsculo, no obstante el grande interés que encierra ! ¡ Y qué corto el número de los que lo solicitasen ! Porque es t<I:n modesto el q~e lleva, y tan perfectamente acomodado á la humilde condicion de los individuos á quienes se dedica esta obra, que no consiente presumir ninguno de los puntos principales tratados en élla y que constituyen toda su importancia y conveniencia. [Nótase, sin embargo, en el título una particularidad que no debe pasar desapercibida; y e·s que indica desde luego la condicion social de lo~ individuos pa~;a quienes se escribe-1 Y cog10 los jornaleros pertenecen á 1~ clases productoras, y en union con tod~ las <;lemas forman un conjunto armónico llamado sociedad j corresponde precisamente á ésta conocer y apreci~r todo cuanto tenga relacion -con alguna de aquellas. ~dema~, no porque los hombres tengan facultades;. idénticas han -de encontrarse con las mismas aptit~des ;;: estas SOJl 'muy diferentes entre -éllos, diferencia .q.ue ,a.u:-


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nta un modo con. icle.r!lbl c en proporcion al ejer:_ i i du a ion que aquéllas reciben i resultan pues tanto e é to amo de otra c.undi iones de desiguala natural lo diversos oficio la multitud de industri 1 di tintas profe iones de a rtes, cien ias, etc., que han llegado á fo rmar numerosas clases ó agrupaione p iale con un _. objeto determinado y peculiar á ada una pero tendentes ·todo's á un fin úp.ico. to l or i solo ba ta para ha er concebir ya ' estrechas relaci n ntre éll as, y grande. vínculos que las man-" t engan íntimamente 'unidas. Y en efecto,· de ta~ man era l e tán que tódo · uanto afecte á alguna, más 6 meno irectamen.te, ha de afectar á las demás : y segun cual fu ere el ·rp~dio. ""de impresion -de que se .use, a í será 'benefi ioso Ó p~rj.uaici al el re~ultado. Pues b ien, la A( rinas ~para los j omakrtJs vienen á set uno ~e lo - medí s más propios y efi a e. para impresionar útil y convenientemente no solo á ·estos individuos ·sUlO á ta misma sociecl..1.d._ ~~s~ritas en estilo fácil y sencillo, á la 'par -.que \aro y agradable, Y' adecuado al· p'r opio ti_e mpo ~las condiciones de aptitud y capaidjtd de los mismos, pretcncle el autor excitar con . \la la actividad de una de las cualidades esencia!es .y di tintivas de la especie humana, su perfectibilidad, _para que éllqs adquieran el m a ybr grado posible de · .' · ·. erfec ion moral, que es el objeto fin al- de aquel intere5ante trabajo~ ,. Con · el fin pues de alcanzar tan elevado objeto, · n o se vale de profundas reflexiones, ni de argumentos

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·filosófi cos ' segun él m· · · rnamfiest . 1 · 1srno -de la referida obra . ..d d a en a conclusion . · · , es e 1uego d. · de sus favorecidos con ese h~la .. s_e . mge al corazon -que in spira siempre el gueno y dulce lenguaje amor. en la . el inedia más fá .1 h ' cr.e encia de que es CI Y acedera pa cuanto les indica sob 1 . ra que comprendan .. · re a necesidad é · taJ aS del traba]· , mrnensas ven• < . . 0 ' asi como de los d e la ociosidad . le d á perniciosos efectos . .' s a conocer las h . 'bl cuencias del vicio d Qin es canse. Y e 1as malas co t b b1en muchos de lo s um res y tarn . . s errores con que· falsa d .~ s Y se uctoras teorías procuran desalentados miento de su · . . . ' al Jancl olos del cumplís unprescmdibl s el b t9 t~davía con esto eres. Y no con tenmulaclo por el ardi:n!eret :~:r ademas inspii~arl~s, estitanto esta celestial .· t ydg oso fuego de -la caridad , . '\Ir u como otra h nos estimabl ' s mue as no mé. ' -es Y capaces todas de arrancar al hombre de la escala zooló ica la Divinidad. g para elevarlo hasta el trono de

¿y qué mayor ri qu"'za el_, . que aquél la que está ll a lpo' lia re unir el hombre rnac o a atesorar en el cumplimiento de sus d b , exacto vancia de la le. d u· e eres y en ~a. extricta obsery e 10 ? y 10 sociedad en su ) r otra parte ; ¿ qué . progreso alcanzaría mayores b fi . que la que est . fi .ene y ve~ltaJaS . uvJese armada de h bcws ennqu ecidos de esta suerte ? L a b orn res y sana moral de los jornaleros c'osturnbr.es co_operacion con las dernas clases s . lo sen an, en su -veniencia para é t . ocia es, de alta cons as smo que ta b. 1 .abajo un d ?• m Ien es vendría de en . sus po eroso eJemplo que las contuv1era . V

n~ s~~nas


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PÁGINAS extraví .· · Hé aquí, pues, como el bondadoso au:_or. de 1 m ncionadas Páginas, en su extremado empeno por 1 bi n tar y f¡ licidad de sus protegidos, pr~ura . i 1 vez, in ostentarlo, la de los demas asoc1ados. ¿ no e to ya m ti o sobrado para que sean. acogi p r t dos con esti~acion y ·se la.S recomiende n ficacia á fin de que se difundan por todas partes tan útil é important.es,.conocimien~os? As~ e~ de in nece idad de nin gun gériero de exc,1tac10n; or ue astan los fuert~s impulsos que de contínuoarten de los nobles. y generosos sentiq1i'~ntos de gratitud y de amor patrio arraiga~ os :n e_I ~ora.zon, de tod o para tributarles tan merec1da JUSticia; y .aun más. es de e perar tengan una""acogida favor_able, supuest()c que contribuyen tambie~.J· satisfacer en parte ~1 dese() general ansioso el público porque la ·educacwn y la instruccion en e!:ite país .sean buenas, completas y desempeñadas co~ grande esmero par~ que en ningun. . tiempo pue a ser ofendida la moral. · P~r últi~o, es de admitirse sin lugar á réphca,. que el progreso moral é intelectual debe pr~ceder y ac~mpañar ·al progreso material. ¡ Ojalá tuviera esta . veroad, profesada por el r. Asenjo, su. morada cons. nte en la concienci~ · un¡versal, como tlene el progre.ao. fijos .sus agentes de impulsion y, los d~ su de;;an:ollo · cm la misma naturale;¡a! Visto en sí m1smo, no vtene . ...., ser otra cosa sino el resultado de esa pasmosa actividad humana, actividad que solo radica en los instintos y J.a.Gultades constitutivos del-hombre; en .aten· -

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cion á que únicament~ su ejercicio la da siempre á con~cer. . Son éstos, por cons~guiente, los agentes impulsivos de aquél. j y qué prodigiosa coincidencia r Estos mismos agent~s sirven de verdadero fundament(} á 1~ · so~iedad h4mana; y le son tan e~enciales que. á su mfl.uJo debe élla· su existencia y consérvacion. De a9-uí la imprescindible necesidad de que sean educados con todo esmero y dirijidos con sólid~ instruq:ion durante la vida;· y al verifiG:arlo, debe obs~rvarse siempre el órden sucesivo con que apare~en en. el hombre la dependencia que entre sí guardan, y acomodarse e; cua~to ~e~ posible á la ley armónica establecida para . s~ eJ~rclcto. De esta suerte, la educaciony la instruccw~, ,a_poderadas de la accion y de la inteligénda, impe~Iran q~~ cualquier progreso se haga exdusivo, y seran la bruJula que guíe á la humanidad, en marcha constante Y segura, á la cumbre de su engrandecimiento, al seno de Dios, que es el término final de su verda~ero progreso y cumplimiento del destino que le esta reservado desde la creacion.

Francisco Puerto-Rico, Occubre de 18¡8•

f. Hernandez.


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Este trabajo no puede decirse que sea original, porque su pensamiento, su forma y en muchas ocasiones su lenguaje, están top1 a~os 6 traducidos de un precioso librito publicado hace al g~m tiempo por un sacerdote francés: tampoco puede, sin embargo, llamarse una traduccion, como lo comprenderá fá ilmente el que lo lea, porque distintos completamente el carácter y · las co,ndiciones de los obreros· franceses . y 'de los jornaleros de esta I sla, ni tendría aplicacio!1 aquí lo que el autor francés dice sobre los defectos y las virtudes de aquéll os de quienes trata, ni sería objeto de interés para los que yo deseo que lean estas páginas. La justicia, sin embargo, me obliga á declarar si nceramen te que debo el pensamiento en su conjunto al R. P. Marcha!, de cuyo precioso librito he traducido literalmente un as veces y he tomi do otras en sustancia mucl1os de los párráfos que componen los capítulo's que siguen . Sea pues para él, como en justicia debe ser, la gloria de haber pensado tan bellas pá ginas ; para m( la satisfaccion de haberlas puesto al alcance y dentro de las condiciones de aquéllos á quienes las dedico.


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Basta echar una mirada sobre lbs milagros de la industria contemporánea para apercibirse de que rtpestra época jamás ha tenido rivai bajo ese punto de vista, ni aun ·e n las expléndidas civilizaciones del antiguo Egipto, cuyas ruinás nos asombran, ni entre la civilizacion romana, cuyos restos demuestran cuanto había de magestuoso én aquel gran pueblo civilizador porexcelencia. · · En.· los tiempos presentes se han inventado máquinas que parecerían la realizacion de una quimera á los ojos de nuestros antepasados. Se · ha encontrado el secreto de producir hierro, acero, tejidos, con una rapidez y una perfeccion que llenarían de asombro á los hombres de las edades pasadas. Hoy se aglomeran en las minas, en las fábricas y aun en los campos multitudes cuyó rumor, más imponente que el def1as aguas, les causaría espanto. El· mundo que habitaron se ha convertido en un mundo qtie ya no podrían reconocer ; y nadie es capaz de prede-cir hasta donde llegarán las conquistas de ese gigante de la fuerza material que se llama industria. No seré yo quien arroje una palabra de amargura ni de reproche sobre ese noble resultado de la i"nteligertte actividad del hombre. · Sin


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Jr bl r d 1 aumento que proporciona á la huma-

nidad, b indUstria pu~ e glorificar al Cri dor con lo lementos que descubre~ con l&s fuerzas que· util.iza con los modelos en que se inspira y tarobien c~n los límites en que está obligada á deteJ:}erse. Y por otra parte, la industria ·e.ngrandeceal h mbre con los ~le m entos que ·domma, con la i;natcriaque e ¡;>iritu~liza, con e! génio de cálculo. y de especulacion que hace brotar y con ~él produccion que multiplica. - ·· '. ·. Por éso la IgJesia, léjos de maldectrla,· la . honra y la e ti mula,. como la herl)o~ visto hacer· lo últimamente ,p,or la autorizada palabra de Su Santidad Leon X III, que .la ri ge en los momentos actuales . . Pqr éso los p~eblos que marchan á la vangua,rdi'<.i :_ Qe ]¿l .civilizacion,- se apresuran á ·enaltecerla con es_as !'grandes fiestc:ts, entre las que brilla. por su~ fausto y su gran_d eza la. qué acaba de realízarse en la capitq.l de la Francia . . Y ¿ qui €n no se estremece cle gratitud al v~r cru zar la vías férreas con esa rapidez extraordinaria que · acorta las disbinc'ias y hace vecinos los. " pueblos más apartados ? Al ver desarrollarse y huir ante la vista · desvanecida las llanuras, las móntañas los r1os y las ciudades, ocurre el pen·samiento de lo q~e hubiera hecho la grandiosa~ ilustrada actividad . del Apó¡;tol de las ~entes Sl hubiese te.Q.ido esas alas de fuego para surcar en todos sentidos el imp~rio romano; dejando por .t odas partes· s s brillantes rastros de luz. Al ver trasportarse la palabra, por los aires ó por el fon~

do de los mares, casi con la misma ra¡Jidez que se mueve el pensarr,liento, pido á Dios, des(Je el fondo de · m~ alma, derrame una go~a de su píenhechor rocto , . ·sobre los que con · sus sudores , ó con su g.ento, nos ha.n preparado . este conjunto de maravlll?s en que VIvimos y nos mov~~os·hoy. · ~mpero, y aquí apelo al testimonio de todos. l<;>s hombres de 'hu en corazo.n, este desarrollo de la Indust~ia puede crear · peligros y engen9-r ar abuso~, J.smo acompai}a ~ precede al progreso m-a.tenal el. progreso moral y ~eligíoso · ; tantos p eligros q utzas como crea para ·la vida de los sé-~es humanos Ia ausencia d~ todo progreso. Por eso es menester que los pueblos que · se hallan á la cabeza de la civilizacion no olviden nunca los p~incipios ~eligiosos y morales en que aquélla se aste~ta; as1 como Jos que están · rezagados en el cammo de !os a?elantos .n o tengan por único pur:to. de mtra el bienestar material, porque éstesera Siempre ficticio y propenso á la corrupcion del hombre, en tanto que no se encuentre basado en un sólido y positivo progreso moral é ·intelectual. Los pr!ncipio~ religiosos, quer educan el corazo~, y la Ilustracwn, ue engrandece la inteli-get;lcta, son las bases fundamentales de toda so-cied~d que aiJ.hela su perfeccionamiento y 'por ende su I?ro.greso. To~o lo que se edifique sobreotros Cimientos tendra tal vez la ·belleza de las formas,. quizas of~ezca á Ia vista la apariencia de un conjunto armonico y estable; pero, á manera de las construcciones basadas sohre arena, se de., '

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y desmorona al menor soplo del h uracan d las contrariedades. . -Por esta razon, el progreso moral é intelectual debe preceder y acompañar al progreso material. Tal es el pensámiento que ha dado orígen á ste pequeño trabajo j su fin es procurar que el c~n enci.miento de esa verdad llegue hasta las das que por de"gracia ~e encuentran en una situacion moral y social que dificul~ ·que la luz se haga paso hasta éllas. · · El intentarlo debe ser hoy la obra, no solo del sacerdocio y ·de la ·Administracion, por medio de ese otrq sacerdoc~o ·del Magisterio, · tan despreciado como respeta,ble, sino que es tambien la obra de todos cu~ntos. se interesan. por la prosperida~ del país. en q_ue _yiven y tit·nen asumido en el porvenir · ~e · éste· el porvenir de sus propias famjlias. · · Hay un gvupo de personas en todas las sociedade que deben tener un empeño más direc. to qu€ los· otros en esta_o.l?r~ de rege.neracion, no ,sqlo por ser· los que en contacto más directo se hallan ·c on los trabajadores ó jornaleros, sino por ser tambíen á lqs que más afectan las consectrencias de la conducta de los últimos, conducta :que no es más que -el resultado de su estado mo. ral é intelectual. Ese grupo de personas es el . de los j efes ..de industria. Lo mismo en las grandes fábriCas ó talleres de Europa y de ·Jos Estados- U nidos, que en las . haciendas de los campos de Puerto-Rico, el in-

.dustrial, quiéralo ó nó, es, por la fuerza de las ·cosas, un~ especie .. de dóminador. Es el rey .d~l taller o de la hacienda, porque, en .u.no ú ctra, rema soberanamente su pensamiento. El taller .6 lc:t .hacienda es para él un imperio, en el que .m~rch: ~n ~ueblo guia~o por la idea que le domtna ~ el ~tsmo. Por eso, casi llego á creer que ,el) la actuahelad, el apostolado más eficaz no se encuentra ni en el foro, ni en la escuela ni aun en la· Iglesia; sino que .está en el talÍer ó. en la hacienda, en donde el d~eño es.al mis:no tiempo el rey, el sacerdote, el confesor y el predicador¿el obrero ó jornalero. . . Que se _g uarden, pues, in uy mucho los que tte.nen , .s emeJante _poder, de abusar de él. para la ruma .o la desolacwn de los que d ependen de su .auton~ad; porque de éllo provieile á la larga, no lo olv1den nunca, su propia ruina ó desolacion. Los gefes de industria deben ser, por su bondad los padres de los j0rnaleros; sus modelos de vir~ tud; sus tutores, P?r decirlo así, con las firmes saludables prccaucwnes que su vig ilan·c ia ha de .to ~1ar. Lo~, que así. pro~edan ~ rán benditos, po1que habran merectdo bten de Dios y de la humanidad. \ ""' ' El objito de este trabajo no es más ·que el <le ayudar algun tanto al cumplimiento de esa levantada mision, llevando á los jornaleros los acentos de un alma cristiana y simpática, que ama el pro~reso! el verdadero prog reso, aquél que es la smtests del perfeccionamiento humano

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quen ·s pr scribió el Rendentor; y que durante su ida entera, ha ailhdado el bienestar de este: pu blo, en que viero n por primera vez la luz sus ~ s, y al que ha consagrado desde temprana. dad sus pen amientos, en cumplimiento del deb r que las ciedad ·y su corazon le imponen; de.ber que ha pr<?curado ll.e n;tr siempre, en la espe-ran za de contribuir :á la .rege)1eracion moral y : material de lo hijos todos de este pueblo, que son u hermanos. .., . En esto se funda par.a confiar que su modesto trabajo rn ercce rá la benevolencia de industriales y jornaleros,· del capit~.l y del trabajo, comohoy e dice, porq ue no terhe presenta.rse á unos y tr . como · un6 d sus mejores· am igos. · . acido el'qúe t-ráza est;1s lín~as entre los res-. tos de antígu05 e plendo res de riqueza, que·apénas llegó á entrc ,·er, las contingencias de Ja vida~ q.ue no la f~l ta de honradez ni. de laboriosidad,.. trajeron ~i su s padres á esa situacion tan comun en este p;.¡ Í -, en que, lxljo la ap;_¡ ri cncia J e bienes" tar, se n c i1bre~á veces el rigor de las n ecesidades y á eccs tamb ien·hasta la misma pobreza; y de ese m J tu\'o que entrar en el mundo, a unque al p~arecer perteneciendo á las clases acomodadas, en realidad siendo uno de tantos de !os que compo-. nen la inmensa y respetable muchedum bre de los ~ que comen· el p an verdaderamente con el sudor. de su frente. · Contento,-sin embargo, con su suerte, ni h~ r enegado de su orígen que siempre respeta y re-

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cuerda con veneracion, ni ha. pretendido tampoco salirse del círculo en qu e Ia Providencia le colocara y en el .q -u e siempre se ha mantenido, sin6 con orgullo, con satisfaccion al ·ménos. Esa situacion, que largos años de vida Iabvriosa y honrada y la procreac ion d e un a familia qu erida han llegado á hacérs ela estimar como el non plu.s ultra de su bienestar sobre este valle de miseriás ; esa sltuacion, repito, me · da· la esperan-z a d e que este trabajo sea acogido sin desconfianza por unos y por otros, porque todos verán en é l al amigo que vi ene á tenderl es una m a no franca y á d~cirles con toda sinceridad: H ermanos, ¿ q uereis ser diho.sos ? Pues, hé aquí la dicha ! L:t didn no estriba más que en el deber. El deber! H ay quien dice que, lo mismo á los ricos qu e á los p obres·, no les gtista esta palabra y que solo desean qu e se les hable d e sus derechos. L os que así se expresan cal umnian á los unos y á los otros, porque hablar á una persona cualquiera de sus deberes es dirijirse á lo qu e hay en ella de generoso, ( miéntras que hablarle solo de sus der~chos es estimular su lado egoista. Por éso, en esta tierra clásica de la generosidad, los que deseZln que se lc:>s respete no deben pretender qu e se les adule. El Cristo, el gran Libertador, la piedra angular sobre que se asientan las sociedades d e nuestra era, amaba mucho á los hombres de trabajo; y sin embargo les habló muy poco de sus der~­ chos, miéntras que les enseñó muy mucho sus l


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d b N un ca les dijo: hé ahf vuestras ~i bertae er ino, . hé ahí vuestras o bl'Igacwnes. . des. .Emper t o deber supone siempre un d en;cho' como t odo derecho supone un deber reciproco. El homb.re, de cualquier · clase qu.~ sea, qu~ cu~p~e n los deberes de la . moral, tiene derecho a a cot :macion de sus co.nciudadaJ,lOs,· á la vez que-~$ 1 He se halla má. di sp uesto - ~ ~os.tener esos mtsm o derechos, porque su conClencta s7 ~alla apo- . . ada con toda !?egu ridad en el cumpltmtento de yus d e b ere . El J. ornalero . qu e llena el· deber · d del trabajo, y prope~d e , hacerlo vale:, tte?e· erecho á la recompensa no so1o rnatenal smo .tall!bien moral del'que 1 e.mplea .. ,Tpdo d e ~ostta no d e ]a .aütoridad; '·cualflt•Hera qu~ esta sea, tiene der eh á ser réspetado, á cambio del deber _de n~ es.t rPi imitarse d~ su . pode·r. E mp.ero el d~~echo el lado egoista de todas las rel~cwnes,. rntentras ue el deber· es su lado generoso. Po~ esta ra. ;on, . al ql]erer fundar. J~stJc;isto el reino de la " j-usticia sobre la tierra, coloco todos los derechos bajo la salvaguardia de todos los deberes. . . Así' . se explican perfectamente sus dtymas palabras. d D" .• "Buscad, ántes que todo, el reino e, lOS y su justicia; y todo los demas se os clara por · añadidura. "

I. En otro tiempo el trabajar era un oprobio y consideraba como vergonzosa la fa tiga nte activid,ad con qu~ el horn,bre d ebía ganar su vida : h9y p or fortuna no sucede lo ~ismó, · gracias al progreso de las luces y del bue'n sentido; y el trabajo no quita ya al jornalero ni su dignidad de hombre, ni su grandeza de cristiano, elevándolo en vez de deprimido. Y · no podría ser de otro modo, · porque trabajar es p roduci r; y producir es convertirse en cooperador de Dios pa ra hacer subsistir el mun .. do, contribuyendo al bienestar de la humanidad. El Criador es el primer artista, como tambien es el primer obrero. ÉL es el que proporciona la materia prima al hombre, pa ra que éste la transforme y se haga productor éfl perfeccionarla; porqu e perfeccionar la materia es hacerla propia para el fin con q ue la creó Dios. Tal es la tnision gloriosa del trabajador. Dios ha criado esa tierra en que la mano del hombre ha plantado Ja caña de azúcar, que calienta el sol y riegan las lluvias y el rocío. La sávia sube por los canutos y llega hasta el cogollo que reverdece; . pero no dará seguramente todo el fruto que contiene, si el hombre no. se ocu-

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de r mo er el ue o, de vigilar la sávi.a, c:le limpi r · · l e gol! o y d~ . verific~rlas ,demá o pe; r ¡ ne e n enicntc. para obligar a la planta a d arrollarse y enriquecerse con el preciado Iíqui; do d , que ha de alir d rico fruto que endulzara cuant toqu '11 los labi.os. . ios ha hech la planta del tabaco, que pu de da'r e ha 1a ilvestre ~n ~u estros carnf?OS; péro e r ciso que d trab~Jado~, la pr '3e r~.e de 1 in s to que roen sus hoJa. riHcntras permanece en la tierra, que 1 cure despues ,de arrancadas; y que el ind,ustr!al las. prepare ~ su vez, las 1 re en diferentes formas y las entregue por último al consurn · .,.· auxi.liándose de rn~ltitud de otra indu trias, . para que la planta sirva de g rato o az, distray~n.élo ~ .s penas del- pobre y oc u-, pand 1os ocios dCJ . rido. -. . . . La rnayoí parte de los me tales no strven para nada sin el tra b~1jo, p~rque no_ so n mas que ·un materia .a propó ito para _tenef nqu eza ; y no una riqueza propiamente_ dicha, como vu lgar.mente e cree. El trabajo · que los transforma ~. qui ale ca ¡'á una creacion, p~r_que hace de un objet in . alor un objeto de utilidad real y perfil n nt~ . El más produ_ctiv.o de todos_ lo~ trabaJOS es ·el que, descubriendo un prosedimien~o .~uevo. _ disminuye el tiempo ó el gasto de f~bncac10n, 6 .·.mejora ·la calidad de los l>roductos sm a umentar 'aquellos factor ; p orq ue de e~ta manera se e~­ grandecen las fu erzas de que dispone la hu~am-

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~dad.

Tal es el trabajo de los sábios y de los inventores, á· los que -la humanidad. no dispensará :nunca _9astant~ respeto· ni demasiada gratitud. A ese trabajo sigue el de los que, no contentos .cpn enriquecer al productor, concurren directamente al bien es tar de la sociedad, aumentando la riqueza general. Este es el trabajo de los obreros ó jorn aleros. Trabajo g lorioso p'orque es fe·:Cundo; muy distinto de ~se otro trabajo es~érii qu e solo ti ene por móvil' la .ganailcia y-por efecto :el ·c ambio del capital. Trabajo iínproductivo y á veces vergonzoso que siempre realiza á escondidas el usurero. . .T odos los oficios, p or el c~mtr.ar!o.; lo ~1ismo el h errero que el sastre, el carpintero corno el albañil, el zapa tero, etc., etc., todos los que facilita n la circulacion, tod o ese· ejército de val ient es jo rnaleros q.u e labran la tierra, ó trabajan en 'las azuca rerías, ó abre n los caminos, ó explotan las p eq ueñas industrias, todos son verdaderos productores, p orque ó trasforma!1 la materia prima e n objetos útiles para la vida, ó proporcionan los medios de resg ua rdarnos c~ntra las inclem encias del tie mpo, ó a-cortan las distancias que separan los pueblos. En la sociedad humana todo d epende del trabajo humano. Lo mismo pa1a el pobre que para el rico, para el j ornal ero que para el .!Jropietario, la ociosidad es mortal; y la experiencia justifica aquella dura frase de San Pablo: "El que no quiere trabajar no debe comer." .


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1 trabajo es la gran ley de la hu_m anidad; y nu tras venas no se llenan sino con et fruto de nu tros sudor s; porque cada · gota de sangre tá. e mp mos á la tierra á tosta de una virtud. u ho produ~e n y todos consumen . . ·con. sumir es destruir ;· y si la producCicin dejara· de tar •en reiacion eó n ~sa .destrucdon continua,. en el mismo acto ~mpeza_ríaJa sociedad á e~pe­ rimentar malestar, sufrimientq' y hasta la ·muerte; por eso es indi pensable el trabajo y t abajo corl:tínuo y progresivo,. porque es lo. único que alimenta el consumO' y da movimiento y Yida á la sociedad entera. · . Desde el jíbaro enéorbad0 sabr~ el surco del arado, ha:~ta ~el · oeta que inmóvil. concibe sus f nt' sticas· prdduc<tJor;tés, todos trabajan, porque ~odos produ<:;e~: · Solo son inútile5 esos hombres que ·pasan su vida .adormecidos con el monótono r:novimi'e nto de. la hamaca, ó que vagan de una á otra patte sin ocuparse en nada de provecho,. 3;rrcrstrán~ose en la mi~eria del cuerpo y del es" .píritu, sin mas pensamiento propablemente que . el del alvage troglodita, d~ que nos quiere hacer desend.é r la escuela darwiniana. Séres degradados que no caben ya en ninguna sociedad que,. ·:como la nuestra,-haya suprimido los privÍlegios y la diferencia social ·de las castas; séres que no sirv en ni para sí mismos; que á lo sumo no son. más. que un estorbo para· ~os que tienen que sufrir ~Íi compañía; y q\le, si pensaran, pronto se coJ,tveiicerían qe que, perseguidos por lélS léyes civiles y

liostigados por los impuestos y contribuciones,.. . están condenados •á desaparecer bajo la accion del régimen .económico que domi'na ya en casi todas las naciones y que no perm.ite ser consumidor sino al que sabe producir. · Por éso todos los hombres se esfuerzan,. unos por conservar, otros por adquirir; éstos por elevarse., aquéllos por no descender ; y de está, com,petencia es que h~ s~rgido la sociedad tal. c~mo la vemos hoy. En élla ~~ trabajo se impone á cada cual, no ya solamente como una ley · moral, sino tambien corno un interes supremo que qu·e domina los más altos destinos. Solo el ocioso aparece, en medio de este concierto, gene1"~1, como un parásito que debe arranc~rse para que no se chupe la sávia de$tinada á alimentar el hermoso y fructífero árbol de la ci vilizacion. El mundo es u.n gran talle'r, ·en el que son solidarios todos los ramos del trabajo, aún cuando el ejercicio científico es más fecundo que el ejercicio manual; porque así como en una explotacion ind ustri al no serían sufif'ientes los bra-: zos para creár, si el espíritu no uniese su luz á la fuerza para dirijirla, así .tambien, en el organismo social, se pararían el movimiento y la ·vida, si: los esfuerzos corporales no tuviesen por auxiliar· y por guía el elemento superior que reside en la. inteligencia. . Las ptofesiones más opuestas concurren al ~ismo tjn ; y cad~ una de éllas, al llenar su funcion particular, contribuye á la · general . prospe-

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soci e d ~ d

no podría h oy y a supsistir ct ' in ge nieros como tam poco sin • m in 'bias como tampoco sin agricul_t re . To s ti enen su papel e p.ecial que d esm eñ r, 1 m i m lo·· sacerdotes, los m éd icos y 1 j uec , qu los maestro de e cuela, 'los artistas y · lo arte a n Tá t~to la Eco nomía política ua nt la 1 rat de m tt stran la sqliclarid a:d y la néce id to lo's trabajo ,: qu e e:;tán adecompr ba por el camb i . incesait te .que se o per entr~ 1 proc\u-ctos m te ri ales ó · inm ater iale de t a l a~ profesiones. T odas éllas con<:urre n á 1 m rcha de p rogreso d e los p u cb~os ; y t oda tien n dcre'c h o á !a f1HÍt ua co nsid eracion, a. í como lo que la·s desempeña n ti enen· el d eber · d e estimar. e e nt r_e 'sí. - ~ Cesen pue · ·¡a, ef1vi. ia y todos los injustos de cólera que por élla 's e dese m:ade- · a rrebat n a n ! T odo os homb res so n herm anos, no solo ·p or u na uq.leza y su destino ; sino tamb ie-n p or ¡" trabaj y 1 C"fuerzo . E t n quiere de-cirq ne haya ig ualdad perfecta ntre 'todo~, nó : porque i bien pu ede y d ebe h4ber irrualdad de derec hos, qu e es la q u-e CO.[lStit uye · l órden, ne> existe la ig ualdad e n las .p osi-ciones y en las v~ n tajas q ue éstas proc ura n, p orq ue esa ig ualdad_no h a entrad o en las leyes . ·.d e D i'o , po rque _Dios h a distribuido d e ti n mo.. ·.do d esigna! ·las fúe rzas d el -cuerpo y las fu erzas ·del espíritu. F .*cil .es, si rió comprender, al rn énos . _explicars~ satisfaetoriamente el pensamiento di- ·

vín?, porque sin · esa, desigualdad ¿qu é sería la s~cied~d human~ ~ ¿ Cómo se desarrollaría, si la diversidad de .geniOS' f .d e .~ptitud es no produjera como una sén e de d1 tmcwnes correspondientes á las funciones qu e implica, d esde las m ás humild es · h asta las m ás elevadas ? El ·mismo movi~ miento d e la vida social opone un obstáculo inven~ibie á la ig ualdad d e la fortunas ·; y si fuera p os1.ble es tab lecerla al empeza r un dia la libertad la m.a taría a ún á ntes d e que anoch~ciera. Del conflicto incesa nte entre el' vicio y la virtud entre la fu erza y la debilidad, entre la activid~d y la mise r~ a, nacerán simpre la riqueza y la pobreza. Am mo, p ues ; y qu e cesen los sueños halagadores y tambie n las mu rm uraciones! [Jornale ros: d esech ad los - h alagos -d e 'todos los q 1Je os hable n únicame üte d e v ues tr-os derechos, d e la igualdad de todas las clase-s de la pree minet: cia de v ues tro trabajo y d e l o~ goces de .esta v1da. Eso~ os e ngaiTan p eligrosamente, hac1endoos ver la d tcha como el obj eto d e la vid a terrenal. N o deis o ido á se m ej a nt~s palabras, p or h alagad0ras que os pa rezcan ; p o.rqu e vosotros, cor_no -los h omb res qu e tiene n una b rofesion cualq ~~ ~ ra y los artesanos y t odos, en fin, tenemos una m t~ton grande y santa qu e llenar, p ero que nos CXIJ e un ru do y p erp étu o trabajo. Alimentar al pu eblo con en vidias y odios es aumentar su sufrimiento ; pu es nada bello ni verdad ero ni bueno se _puede obtener sobre la tierra, sino á costa del sacrificio. La dicha de aquí abajo no la constitu'

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y -~b . que la páz del corazon y la jláz es hija· d' cumplimiento del peber. . ientras ménos se trabaja ménos satisfecho· se v.ive; y los ociosos y los vagos arrastran siempre una vida inq uieta y llena constantemente deZ<:>Zobras.

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II. Trabajar no es solamente producir, sino tambien suf~ir. Hay jornaleros que, co'n el peso del sol,. .tan ardiente en estos climas, y sin cesar . ex.: pt,~estos á las intempéries dé la atmósfera, labran la tierra, depositan en su seno, jurito con la semilla que ha de fructificar, una porcion de su vida, y -o btienen de este modo, con · el sudor de su frente, el" alimento necesario para to<:los. Estós~ s,on los agricultores, esos nobles trabajadores de Jos cam. pos, que podrían liamarse los padres nutricios de la humanidad. Otros explotan los bosques, las canteras, las mina·s y descienden á inmensas profundidades en las entrañas de la ti.erra, para extraer de élJas el carbon de piedra, la sal, los met.ales y todos los materiales indispensables para ~os oficios y las a'r tes·. Estos son más infelices{que los agricultores, porque apénas conocen los esplendores de la 'naturaleza, envejecen pronto y frecuentemente perecen de muerte trágica. Otros hay que funden los metales y les dart diversas formas, teniendo que sufrir una tempera.tura elevadísima que los debilita. Otros construyen ~as casas que habitamoi5; otros los muebles que usamos; éstos . nos proporcionán_ los 1

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alimentds que el país no produce; aquéllos conf¡ donan 6 nos tr~en · 1as diversas telas con que cubrim nu stro cuerpos. n gran número., ·en medio de contínuos peligros, recorren lo mares para trasportar de ~no · . tr:o país sus diversos productos, 6 para ar'i-anqr al oceano sus tesoros escondidos 6 para hacer á los continentes tributados de· los deseos del hombre civilizado. . Si ; trabaJar de este modo es fatigarse, es sufrir/ pero en esta '11dsma ley del trabaJo resplanácc la misericordia div·ina. 1 trabajo su~trae al hombre de las corrupciones de la pere~a· y de Jos:· atractivos de las paiones; apoderándose.,. á la vez de -las facultades del alma por el esfne r~O ~ue] S exij,e y · de los Órganos del cuerpo .por la regularidad de los movi- mientos que les impqne. El hombre no podría .llevar por sí solo el peso de su al.ma, y por esto le es nece aria' una ocupacion, una tarea que im-pida que lá? fuerzas de -qu.e e tá dotado se vuelan contra é'l para corromperle. Supon ed que un jornalero, habituado á trabajar doc·é ,. horas por dia, se levanta un a mañana mi11onario y se encuentra súbitamente dispensado de tod<;> trab.ajo. Ese millon me daría miedo por él. . T oda la actividad que desplegaba el dia an. : terior para produCir se vá á desencaden:;¡,r al azar; · · y yedle ya de pié) inquieto, impaciente; le hace· f~lta no descanso sino movimiento, emociones y tal vez ~xcesos.

La naturaleza toma una venganza cruel contra lo~ pereze>s.os. ·Esas f:uerzas que consideran ~na d1c?a dej ar desocupadas, se vudven contra ellos mismos, y, bajó el nombre de pasiones, se ~poderan de sus almas debilitadas, obligandolos por .h allarse· desarmados contra las impetuosidades d~ sus· caprichos á atormentarse para satisfacerlos. Y en est~ s~rvid_umbre gastan más 'trabajo real: ufren mas mqmetudes y s_e esponen 'á más peli~ gros que los que exije el régi men saludable de una oc~pacion bien arreg}ad~: ? é aqG.í csplicado porque el placer hace 1-lzas vzctzmas que el trabajo. .. ] ornaleros _; nosotros, los que trabajamos, tenemos la mej or parte. No_ nos queje-m,os de las nccesiuadcs que nos inquietan ni de los esf~ e rzos que se nos piden; pu esto qu e si las necesidades materiales nos tiranizan, es porque entra en l~s miras de Dios libertarnos del vicio por el trabaJO; y p ara éso se encuentran utilizadas durante las largas horas de una labor necesaria todas las facultad es de ·nuestra alma; pa-ra éso está el cu erpo preso de la tarea; la vista retenida p or el· instrumento ; la mano apri Jionada por éste; y el pensamiento mismo no pu ede alejarse. De 'esta manera es q tJe el trabajo, al embargar nuestro ánimo, salva de consuno nuestro cuerpo y nuestro espíritu. · · Y no es éste solo el beneficio que recibimos; po.r_q~e hay que ter.er en cuenta que, así como la ~czoszdad ,es la m~d1~e de (os vz'cios, el trabaJo es 1! hermano de la vtrtud. · ·


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1 tiempo s · frecué nt~mente el g;an~e ~ne- · \ ... · mi d 1 neo, porque el t iémpo para el stgntfica e(,oci · y 1 oci co~tiene tm veneno qu~ enerva 1 lm . 1 hombre que no tiene nada que 'hacer para vivir más ·que viví~, ~ no s~be emplear su faculta e en un trabaJO cualqutera, ru ed~ p r u na rápida pendiente, de la langu!dez al · fas..: tidio y del fastidio á todos los desordene.s del corazon. · Hay, sin embúgo, un reposo que está_ exceptuad de ·esa rcgb; _el .r~p0so del anctano, que e~ á la véz un derecho. y una niagestad, cu ndo sentado en su hogar y . rodeádo de u~ famili cuyo .porv~nir hil sabido · asegurar, hace centellear en su memoria el recuerdo de sus á ntigu s tr. hajo ·y aún en_aq uel mome~tó todav~a produce, porque se ocupa d~ la ensenanza rehgiosa de los·. hijo~ · .y de los ntetos, apoyando en su propio jethplo~us· precepto~, A ese reposo lo circuye una _au reola de lúz, hermosa c~mo los últimos destellos que lánza el sol al cubnrse en ocCidente. . Pero desean ar des9e la juventud, árttes ~ de . haber p-roducido algo; entregar á una fiebre d~ placeres pre....ce-z y continuada el ali?a y ,; .el cuerpo,· es c:xponerse á espantosas corrupc10nes . y P.rovpcar el desprecio de· la gente sensata. . o: envidieis pues nada, J ornaleros, á lo~ afeminados sibaritas. Como admirador de la ·: naturaleza, hé recorrido algunas veces campos .que· fecundan brazos labori'osos; I:_e visto á _lo~ trabajadores levantarse muy de manana para tr ~

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..abrir sus surcos, ó á desyerbar sus talas, ó á reco- . -ger su arr<?Z, ó á deshojar las ~añas, ó á meterlas en el trapiche, ó á .despumar los fondos en que ·se confeccionaba el. rico azúcar; y los he visto, <lespues que el sudor habfa traspado la grosera.. ·tela de sus camisas, tomar un frugal almuerzo á. la .sombra de un mango ó en el batey de la casa; . y por la tarde, á la puesta del sol, volver en tru1las, · fatigados pero contentos, de retirada para :sus rústicas casas; y he visto· muchos que al llegar .á sus hog~res eran recibidos e.ntr·e los gritos <ie ·a:legría de sus pequeñuelos, al mismo tiempo .qu:e la esP.osa les daba cuenta · de cómo haibia pasado el dia la vaca y cuántas gallinas ha-b ian puesto y qué frutas .habían cogido los niños .y qué personas habían pasado por el camino próxi'mó ; sj_n perjuicio de lo cual le servía la· co'mida, y terininada ésta, el obrero olvidaba $US penas ejecutando en la bordonua ó en el cuatro algunas piezas que los chicos se encargaban de corear ó . de · bailar; yéndose despues todos contento:> y satisfechos á la cama, á ménos que no llegara tÍn vecino á hacerles la tertulia por un rato. Más . de una vez me he conmovido de satisfaccion al ver este sencillo cuadro, comprentllendo que las buenas costumbres no a radan muy léjos de la vir- . tud; y viendo palpablemente que esa páz doméstica que dá el cumplimiento de los respectivos deberes en los esposos, desgraciadamente Ro ge- . n era\ en este país, proporciona á los jornaleros bienes, que la mayor parte de ellos no saben 3. 1

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a r ci r y de que carecen muchos ricos: un ?Petlto que hace· delicia~ los m anjar~s. más co~u­ n , y un ueño apacible que envtdt an los _ocr?' porque la mejor recompen a de un dta SID d escanso es una n che sin e n ueños . . uiza por é to es que Dios nos ha dado des os in aciables; porque si el corazon humano pud i r · e nten tarse .con · una r.acion precisa, no tardada su acti idad ' en llegar al lími te de la medida y el h mbre gastaría bien pronto en corromerse la fuer za que ~ no tendría en qué emplear. ios ha querido p.re'caver al hombre . contra sí mi. m o, permitiéndole qu'- la actividad de' los des os de afie siempre á la .fecundidad de la produ cc'ion; y por ésJo .~s que ni. aú ~ los ritos están des ctip dos, p.u.e.s tt e,n~ n tanto que hacer para proveer á los ·~astos l(ie' su lujo, como el ~?s hu-: milde artesano para p coc.urarse lo necesano. Y v d aquí cómo ·la civilizacion mat~ rial; cuando en la ·embriaguez de sus deseos, cree peregui.r la· sati faccion ~O.f!1pleta de sus .necesidad es, cumple, siq apercihirse de él lo, la ley severa "del trabajo. De este modo, el. l~ombre se e~­ cuentra ·protegipo contra us victos por sus VIcios mismos; y Dios ·ha pe rmitido que el deseo · ·aconsejase á las pasiones, lo que el deber pres. Cribe á la concienCia. , Feliz ..el jornalero que llena ~a tar~a de cada ·dia con un cor~zon puro y una mtencwn recta! .. se espía sus faltas, e'levando su trabajo á la ~l- . tura de un acto ·de amor á Dios y de un sacnfi-

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cio voluntario; y como que nada se pierde de lo . que hacemos para Dios, e.se jornalero ganará un doble salario;. e! que le ha de pagar a1 fin de la semana el qu e lo emplea y el que al terminar su viaje · por la tierra encontrará en la caja de ahorros ·de "nuestro Padre que está en los cielos." Si; Dios ha amado siempre á los hombres de trabajo y los contempla con ternura; teni~n­ do para él'os · palabras , como las que . pronui1oi6 Jesucristo en la montaña: · "Bienaventurados los que sufren" ¡Venid á mí todos: los que trabajais · y os esforzais por llevar vuestra carga, que yo os consolaré !" Sus apóstol es fu eron escogidos entre hombres que trabajaban; él mismo trabajó con S·US manos y permitiÓ q lle se le llamase el hijo del carpintero. Y no solo Dios ama á los trabajadores, sino que tambien los hom5res los estiman; y preciso es detirlo, los tratan con solícito respeto ; y Ja sociedad, por su parte, en ninguna época como en la presente, se ha ocupado tanto de su suerte, ni se ha preocupado tanto de su bienestar. Si alguna vez estallan otros sentimiehtos, es cuando los jornaleros mt;! ten mi'edo; y siempre que meten' miedo es porque ahogan la voz ele la conciencia para prestar o ido á las pasiones que los depravan y á los mentores que los extravían. El alma del pueblo merece que se la respete, . porque es el alma de la humanidad que sufre; y comet~ n un crímen horrible todos lo~ q~e la engañan ó la depravan.


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lii. o .escucheis, jornaleros, á los que os dicen q humanid d ti di · idida .en dos partes; la el :'e de lo~ esplot;, lo res y 'la de los ~splotados. mej ntes errores siembran la desconfia.n za y el ·odio en d nde debi l"an reinar la confianza y la e 1:cordia; y no · s cierto, por otra parte, · que las co as pasen de este n:wdo. Frecuentemente, y en e ta ntilla es por demás eomun, que el mismo hombre sea á la cz e pitalista y trabajador, siendo, aqpí sobre t0do, la ·s..uma de los peque.ñ os capitalistas supe~ior coh 1.1ucho á la ·de los de mas; _ porque el capit ! 'no es otra cosa mas que el product del trabaj v de ayct . empleado en fecundar· el trabajo de hoy. E · tao) cer b igu~_lq;J.d . de los salarios sería ,~onsagrar la inj{I ticia, poniendo en la misma línea 1· virtud y · l vicio, la actividad y la pereza. Fijar un tipo legal par~ remunerar el capital y el trab; jo, sería una ti ranía; porque el capitalista y : d jc•rnalero tienen · un d12: recho comun que no . p\le e reemplazarse y que basta para todo, cuyo· .. dere cho es 'la libertad: Así como ament~zar al · · ·. jornalero con un sa ario fijo sería d.esmora:izar el traÓ;tjo y hacerti. . por ello improductivo; así tam- . bien amenazar al capital es lo mismo que obli-

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gario á ocut'tarsc ; i obli garlo á ocultarse es impedir que .se aumer:ite; é imped ir que se au mente es hace~lo inaccesible al obrero, po.rque el trabajo se parahza. · .B~njamin Franklin, que fué ta mbien jornalero, un artesano como vosotros, dijo la· siguiente frase que los jornaleros debieran aprender y no o_lvidar: "Si algu:en os dice que puede uno en .. nq_uecerse de. otro modo que co n el .. trabajo .y el a~wtro, no lo cscucheis, porque el q!le tal cosa diga es un envenenador. " · :. Ni los .c ongresos, ni los decretos ni los clubs, ni las arengas podrá n j amás dar l~ O'Ítima­ I?e~t~ capital á los que no lo ti enen ; y el camino ma~ corto para conjurar la mise ria prdcurán~ose · biene~t~r, será siemp re la virtud; porque esta es _la_ umca qu e hace ricos sin hacer p obres. El soctaltsmo, que tantos m ales ha ocasion;tdo en ~uropa, será siemp re el g rande· enemigo de la hbertad ; y las grandes asociac iones de obreros, e~ aquel sentido, provocarán siempre la formacton de esas otras grand es asociac:iones que se llaman ejé.rcitos permanentes. ( Por más que hasta nosotros no haya llegado ese gran _mal del socialismo que aflije al viejo mundo, m hayamos tenido que lamentar sus fatales consecuencias, no os dejeis seducir, jornaleros, por los que quieran halagaros para que troneis contr_a_ el capital ya formado, contra la riqueza adqmnda y contra los instrumentos de trabajo creados, porque, en seg undo término, el trabajo


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' ·hum ·,no el que explota e. e capital, multi plica ri.qu za y utili za es s in st rumentos; y por u hay ai ycnido -al mundo si n capital, poiem¡ re 1 de vuc. lro trabajo, que, unido re 1 1 n, · hará alcanzar los medios de qu e di ·p n<T is ó, por lo mé nos, aqueis el fruto de aquell recur. s que · nada scr<Ín nun ca sin la. e o racion d e uestra fa tigas; porque habcis de s .ber que la produc i~1n p1~ovicn~ del trabajo mucho má que del capital; y ·as í. 'com ~ l ~!'abajo d ebe s r rc~p tado p or c r el s uJ o r del h om 'bre, :u inteligencia, 1esfuerzo de S_i.i alma y de u cuerp · a:í tambien el · apital, que no ~ más que d re ultauo de esos esfuerzos es legítimo y debe er agrado. ·. Sie mpre: que así lo · considerei · y scpa is re: pelar· :>, lo cnc-onlt:arcis e n vuestr e<tlll~no, bajo ·una\' tra fum_l<~. di_spu,e -to á roporc10nar s jos medios de sub l~tL' n c Ja, a .cam- . b io e que le prc ·te is vue-stra coopcracio n para de arroll rse. )o r rnás que os digan, b soéiédaJ tie ne e n.trañ as·malernak - para cott vosotros, y s u caridad ~e. hace cada dj{l méÍ.s in geniosa. Vivificada é . ins irada por las sublimes c nsc ií a nzas del C risto no hay d(·sg racia que no la conmueva y provoque su olícita munificencia. Aú n en n uestro m o pueblo, á p es~ r de lo atrasado q ue se ha-lla, teneis escuelas pára vuestros hij os, hospicios : par los ancia nos ·y los pobres e nag~ n ados, refu. · ··gi<;> para los hu érfa nos, ·h ospi tal es y m édicos y m edici nas para 1os enfermos; y á medida que 4

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.esta sociedad avance,,. estad seguros que una gran parte de ~ us adelantos será consagrada á voso·tros, porque la noble comp~ tencia que en las sociedades cris tianas se desenvuelve en todas ]as -clases pa ra soco rre r todas las miserias, ha llcga,do . á' h ace r d e la caridad no solo una verdadera v irtud sin o t ambi en una necesidad. Nada la desanim a ni nada la desa li enta; ni la ing ratitud que conside ra como un d erecho lo qu e no es más que un favo r, ni el vicio q ue no sabe aprovecharse de .los b e nefi cios sino p a ra 'd eprava rse m ás y más. No acaba ría nunca si trata rá .d e d emostraros t odos los b eneficios d e q ue las socieda des colman h oy, d esde su nac imie nto, á los m ás desh eredados .de s us mie mbros. P a ra éllos co mo pqra todos los demás C!: q ue ha do mado '}as reb eliones de la natural eza, pop u la ri zado las co nquistas de la ciencia, s lubrificado la:, p oblac io nes, multiplicado los recu rsos de todo gé ne ro y a firm ado las conc i ncias e n el de be r, por la obli gacio n legal de respeta r los d e rech os. Pa ra prote ge rlos son ]J amadas á di scutir la ley las inteli ge nci as más ilu stradas, que vosotros mismos elegís en lo que á vuestros i nterescs toca ; y pa ra Ín ~ n te n e rl a empl ea bs fu er zas m ás e11é rg icas. N ad-t importa qu e á veces se cometan inju st icias ; todo el mund o las m a rca co n el d edo y ésta es la mejor prue·b a .de qu e se falta á las prescripciones que la sociedad ti e ne establ ecidas ; bastando esto mismo por sí solo para que aquéllas vayan desapareciendo.


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. Muchas veces se maldice la fuerza porqúer prime, in refi xionar que reprimir, en hombre · del der eh , es conservar y conservar es hacer 1v1r. a anarquía es la opresion; y el órden,. cuando e tá fund ado en la justicia, es la primera de la libertades, puesto que permite á cada cual gozar de todos los derechos, .impidiendo que los. aro bici os atropellen ·los der~chos de los demás. Todo el que viene al m~ndo en el seno de una sociedad en la que la fu.e,rza pro~eje, €l derecho, por más que su cuna sea el bohí0 mas humilde, en tra por ese" solo hecho en _posesion de un: mahnífico capital; y ese capital material, _intelectu al y moml, no es rnas que el producto acu mulado de los esfuerzos de müchas generaciones. El capital adqpás, por· interés del mismoque .~o posee, ·se af?-re~rará siempre á buscar el trabaJO que lq ~ csarrolle, porque solo así. conseguirá aumentarse ; . y por eso vemos que tod_o capitalista, que compre·n de sus intereses, multl-lica el nú·n1ero de sus auxiliares en razon de su ·riqu eza y les su be el s;1lario en pro.porcion de los ,, i~. trumentos ~ue les confía ó de la delicadeza ·d l trabajo que les exije. El interés mismo de la prodútcion !e aconseja propagar á su alredeoor ~~ ensefanza de buenas ideas y la influencia de buenos ejcmplcs ~ porque es necesario que los. propietarios se convenzan, si• no lo estáll, de que jmporta mucho· á su prosperidad personal, no ya que éllos mismos sean instruidos, sino tamb1en que la instruccion deje de ser un privilegio y qu<!

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L OS JORNALEROS

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)a educacion l ev~m,te . la dignidad humana ; pues el desarr.ollo del espíritu y la delicadeza de la conciencia les tie n.c n q ue servir rú ejor que la fuerza de los brazos, · aun eh aquéllos trabajos que son purame.nte mate riales. · · Tal vez haya quien diga á los jornaleros, si no. se lo ha dicho ya, que el capital que se les confi_a no hace más que aume ntar el trabajo sin en. nquecerlo; qu e si se cultivan sus intelicrencias no ' · b es mas que .para explot;1.rlas; y que .la rique~a, lejos de segar el abismo que separa á los grandes. de los peq ue.iíos, lo hace cada vez más profundo. He aquí otro error que envuelve una injusticia; porque cuanto más a umenta el capital social tan. t~ más decrece la dcsi.gualdad; y la prueba la tene~os en q:.1e, en una sociedad como· la 'nuestra, ap ~sa.r d~ no ser de las más adelantadas, no hay mas mtcrvalo entre el rico y el pobre <: , ,,_: el de lo supérfluo á lo necesario; micntrasque. e n cualqui·e ra sociedad primitiva y por consecuencia pobre, la distancia es la que serara la vida de la muerte. H oy dizt, aún en esta Antilla, el jornalero que sabe ser eco nómico y virtuoso en cuan, ' to a albergue, vestido, aliment6, proteccion y 1i. bertad, está en m cj(}res condiciones que las de · que g~zaba el rico en los siglos de b~rbarie; y cualqu~era de esos ele nuestros jornaleros que h<:m aprend1do á estimar los beneficios de la vida co"nf~rtable, en la mc:dida que pueden gozarla, difi~llmente consentiría en vivir como hace dos siglos vivían los que pasaban por tener una vida.


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da, porque éstos no alcanzaron ni los alim-~ nto , ni los vestido , ni las h abitacion e ) ni lo en icios público~, .ni la en iían1a g ratuita de qu e di fruta el obr ro en la actualid ad. o seai s pu s in g ratos, jorn aleros ; y g uarda de pre. tar oidos á los di sc ursos de los que .J.> rvi erten el corazó n, enga ií and o el es¡ íri tu. e ech d las m urmurac iones y la e nv idia; po rque · io ti ene pan· y al egrb . pa r;l .t odos los h ombres d e buena oluntad, · y n ad~ tie n e q ue em~idiar el a del trabajo á la gr~mdeza ::::. q ue abe unir la rrlori de };;¡ virtu d; y ·i ~ o i Tirt uosos y trabajadores · g za rei del b ie ne tar q ue le es dado al hombre tener sob re la .tierra, cu alesq ui era qu e ·sean s u fort una y su poskio n soc i a ~ . . V osot ros soi~s s~l dacio· ;; col oc~d os ert las frontera d e la s.o<:ied a<;!; ' s l pu c to es penoso, pero lleno. d e g lori a; y. d~b e i s conse rva-ros en él_digno_s y tranq uilos. - ed pob res, si es necesario ; pero nu nca crim in ales; porqu e la vi rtud es el mayor bien que el · h ombre pu ede poseer, no solo dura nte ti vida si no atí n. desp ues d e él! a, puesto ,, que el ti empo .no cu enta m<ls q ue al g un as ~ora_s, .miéntras q ue -el . testimonio ele una co nciencia pura aka nza á la etern idad. El gran mal del h ombre no consic; te en morir, aunque sea de hamb re, sino en: faltar, a un cuando sea por dese perac10n.

IV. La virtud nos obliga ántcs que todo á ser justos para con Dios; y si n esta justicia ningun hombre, por mucho que h aga, tiene d en :cho á creerse hon raqo. Pero ¿existe Dios P N o haré á Jos lectores ?·e estas pág inas la injuri a de que d én respuesta a esta pregunta, porqw: les supongo bastante b uen senti do para despreciar á los inse nsatos que l_a hace n. No hay lu ga r, ti empo, ocasion ni sentinú ento en que Di os no apa-re zca ni deje 'de ser nombrad o. El pobre lo llama, el mo ribundo lo in'l·oca, el malvado lo teme y el ho mbre de bien lo l:: cnclice. La victoria le da brrracias ' la derrota . Implora s u auxilio y los pueblos se arman de él contra los tiran os. El amor mi smo, tan seguro de s u poder, tan co nfiado en su propia inm ortalidad, no se atreve á prescindir de él' y va al pié de los altares á pedirle qu e afiance la s promesas que tantas \eces juró . ..- La cólera cree: que no P.uede ll egar á su expresion suprema sino maldiCiendo ese nom bre adorable, y pronuncia una blasfe!11ia que no es más que el homenage de una fe qu e se revela al olvidarse. _ Levantad los ojos y reconocereis á Dios en esos globos innumerables y expléndidos que can-

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PÁ 'INA.

glori del riador. Ved el sol. un millon oscienta mil ece má gra nde que la tierra: · á u alr d or giran r:n uchos mundos ma..yores que te obre planeta que nos irve de prision. E l m ' s cercano que tenemos entre los que de éllo, se distin guen á la simple ista, es Vénus, ése herrno í imo lucero qne á veces es la estrella ce la, mañana y á veces la. estrella de la tarde, segun lo · vem su salida .ó á su pue.sta: más lejos está Jú iter, cuyo tamaño es ·mil-cuatrocient.as veces mayor que la tierra: de pues ·Saturnb, rodeado de una série de anill()s maravillosos de luz que solo se di.:;tinrruen con el telescópio; y por últi-mo U ran o y N~ptuno, que, apesar de ~u inm·e nsa distancia, los apercibe la si11'1ple vista. .Todos estos cuerpos se dífer~nc.ian delo~ de~ás que brillan en la b' eda cele te por _su luz fija, sin centelleo, corno· lo tiene eL n~mero infinito. de estrellas que d ecora los éspacios. . · Cada una de éstas es un sol que brilla c.on su propia luz ; y comparado el sol que nos alumb ra á muchas de éllas no sería más que una estrella de. tercer tam.ano. · Cada una de esas es,, · trellas es á su~ vez el centro de otros mundos que . nuestra- vista no· alcanza á ver y un foco de vida ~ activa que se . mani-fiesta s:omo el nuestro en las · incomensurable.s- regiones del éter. · Todos esos globos innpmerables '(ibran, como el n uestro, al soplo del Criador; todos cantan su poder su sabiquría, su bondad y no sub.· sisten sino por obediencia de sus leyes. Estas

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PARA L OS JORNALEROS.

leyes admirables, que _bastarían para probar sin r éplica la eKistencia de una fuer1a inteligente que rige el .universo, ó .sea Dios, han sido descubiertas por la paciencia de algunos hombres de géniop entre los qu·e descuellan Newton y Keplero; y á la extricta sugecion de esas leyes debe el sist ema planetario su armonía; á éllas deben los mundos sus años, sus estaciones y sus días; por é llas reciben en diversos grados la luz y el calor que les dá S4 orígen resplandecie~t~; por .é llas desdende el brillo de la· vida, fuente y adorno de los cuerpos celestes. Bajo la accion irresi-stible d e esas fuerzas colosales, esos mundos son llevados por el espacio con la rapidez del relámpago y r_e corrt'n centenares de miles de leguas por diap sin · separarse del camino que el Criador 'l es ha t ra zado. Si nos fuese posible abarcar de una__, sola mirada el conjunto de movimientos de todas esas esferas obedientes, nos quedaríamos estupefactos ánte tan expléndida armonía. N os admiramos a l ver ó al oir la velocidad con que corren los trenes por las vías férreas, devorando el espacio; y siQ embargo, todo eso es nada(comparaqo con la velocidad de la mac.cha de la tierra que recorre seiscientas cincuenta mil leguas por dia. Y lo mismo acontece á globos mucho más volt.Íminosos que el nuestro. Todos esos mundos flotantes inclinan sucesivamente sus polos hácia el calor y la luz, giran sóbre sí mismos y presentan cada mañana los di-

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PA INA.

PARA LOS JORNALEROS

ferént s puntos de st,~ superficie al b eso del astroel dia: de ]a misma combinacion de sus movimiento sacan la incé ante renovacion e su juentu y de su belleza; co n la sucesion de las. primaveras, de los estíos, de los otoños y de los inviernos renuevan su fecundidad; · coronan sus. m ontañas de bosques en que el vien to suspira; · . adornan sus pai ages con el .espejo de us si lencio os lago~; se envuelvep á yeces en su at mósfera c0mo en un manto protector, ó se rodean en los dias de cólet a, de los rayos y de las tem pes-:; t ades; de plegan ~n su superficie la inmensidad d e las ondas oceánicas que también se .levan tan bajo la atraccio.n ·de los mundos como un seno que palpita; . y tiemblan : en su polos al choque d e las ráfagas e1écttt-icas, de· donde brotan, cual sorprendente có · m~rama, las auroras bo reales. Todos esos mundos, todas esas viv iendas .d el espacio, no tienen mas brújula por que gu iarse en el éter que la voltíntad del Criador. · Es rdlas, soles, mundos errantes. cometas .flamígero , astros m-i steriosos, todos, al p rocla,, 'm ar la armoní'a de las leyes que los rigen , conde. t:tan ~los biasfemos que acusan á la fu ~ rza de no ~er más que 1111 atributo de la ciega materia . . Ante esos movimientos inde criptibles que ejecu. t an en los desierto~ infinitos esos millares d e millares de soles ; ánte esa inmen sa cas·cada, esa lluvia de ·e trél1a'3 que se ciernen en el espado; . .ánte esas ÓrQ_i.tas incorhensurables q ue g iran con la misma p recision que las agujas de un rel6;

ante esa obediencia ' de los cuerpos celestes que la Mecánica y las fórmulas dd análisis pueden trazar de ante mano y de !as que resulta la estabilida d del fi!undo, qui én 'es el orgulloso que rehusa prostern arse en el polvo y exclamar desde lo ·mas íntimo de s u alma; Oh Dios omnipotent e, .y o te amo y te adoro ? Dios ha d ado al hombre una inteligencia pata comprende r s us obras, un corazon para amarle; y el hombre no ha d e corresponderle ··m ás qu e con indiferencia é ingi·atitud? ¿No ha de ser más q ue una nota discordante én medio del concierto in me nso d e la naturaleza y un rebelde en m edi o de la armon ía universal?

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~cri'>t~ano,

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V. J ornaleros, guardaos mu cho d e blasfema~ del anto n mbre de Dios·, porque ya vei-s que El es 1 autor de todo lo c~eado y le debemos nuestro respet y nu e tra \·encraci on.' No _irniteis el . jemplo de lo much os bla. ft~ m·os que háy entre no otros, qu~, por ~u na e xtremada ignorancia. están constantet"nentc ren -· gando J el Ser Suprem o, sin comprender qtte ésto demuestra su misma ignorancia á ·la vez qtt e dá n á sus . hijos un ejempl dcplo·r a te qu e ins ult~n á Dios sin pro recho a gu no: .Mu.ch:1s n:ccs ac usanios á ios, mientras que 1deberíamos acusarnos _á no-_ sotros mismos, porq~te b mayor par_te de los male~ que ufrimos no tiene n más orígen que el abu o de la ' libertad, que se !fama licencia; y hay muchos, m uchísinJQS homb re ~ qne se creen ,, libres y nb son más que hombres li cenciosos. Dio e infinitamen te buen o y no quiere más que n ue tra dicha y. su glori a: el hombre que lo insulta es tan inse n atb como inj ust ' porque se hace cul able de -un ·crimen, del que ni _sus mismas pn iones sacan ·p rpvecho ·alguno. tiraba cierto día un poeta un rosal cubierto de ro as y decía: !' Qué lásti ma que estas rosas tengan t.,.ntas espinas !" Acerc óscle u~

y .le replicó: "En vez de eso, dad .gracias a D10s, de que estas espinas tengan tantas rosas ! " En el juicio 'que se hace de la. vida todo -depende del · punto de vista en que uno se celoca. El hombre sin fé y sin esperanza pue.de creerse _ desgr.aciad? á cada espina que en. ~uen_tra en la ex1stencta y se admiré;! de que toda -ella no sea,n rosas: el cristiano,· que cifra su es.peranza ~as _allá de la tierra, jam~s murmura; no se admira ~e que la ,vid~ tenga espinas, p~rque :sabe que aquel~a no es mas qu~. un purgatorio y -deseando humlldemente ver á Dios, es bastante .bu,eno para l~ace r florecer rosas, sembrando alegnas en medw de nuestros dolores. . . ~uand_o se trata de comparar su suerte á la d.e los ~emas, ,el hombre mira frecuentemente háCia ,arnba de el y concluye por murmurar, porque ~sta. descontento_; per,o .cua ndo se trata de la perf~ccion moral ~Ira haCJa abajo y termina por estimarseb"d demasiado. El sábio hace lo cont rano, · . , )': 5u sa I una le proporciona la ventaja de estar Siempre con~ento !' poco satisfecho de sí mismo. No seais _pet]u,ros. Un faJro juramento es una cosa hornble a ~os ojos de Dios y á los de l~s hombres; y el que :e atreve á decir: lo JlÍ1'o! para a~rma.r una mentira que puede hacer con·denar a un moce~te, es un malvado; así como el -que p~ede dorr~ur tranquilo despues de tanta perversidad no tiene nombre sobre la tierra · Complaceos en entreteneros con Dio~ por 4 1

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~ PÁGINAS

PARA LOS JORNALEROS

· mcilio· de la oracion. Orar es adorar, pedir, dar gradas; y la oracion es al mismo tiempo un d~­ b r, un poder, un . placer. ¡Con qué- . ternufa. contempla Dios al jornaleFo de· corazon sencillo y ·sano que le dice cada dia ántes d emp rend~r su tarea: Padre mio, te adoro y. te amo; •te: ofr zco d antemano todas las fatigas de este d.~ en union de los trabajos que tu divino Hijo quiso. ·.sufrir para redimirn9s: bendiCe á mi esposa ; ptotege á mis hijos ; presérvam~ de tod,o f!Ial y especialmente del más temible de todos .- los males.,. que consiste en ofehderte ! Muchos de entr·e vosotros tienen· hijos á los que ha d,ado la -vid~ un acto soberano de su voluntad; y á los que han criado con ternura, imponiéndose por : no~ un exceso d_e trabajo. . Qué diríé\n esos pad:rt!s, .sus hijos, si éstos se l ev~ n­ tasen cada f!1añana si'n pedirles· la bendicion ~ darles siquiera los buenos di as ; y si pasaran veint e veces al dia por s u lado sin dirijirles una palabra ·Jli echarles una mirada ; y s·e acostasen pbr la · n oche sin saludarlos _si_qui.era? Dirían, con ra" .zon sobrada, . . que esos hijos no tienen corazon• . Pues bien; Dios ~s un padre y todo hombre que no le ·dirije sus oraciones es semejante á ese hijo. m grato. ·. Pedid á Dios, · rio que disminuya vuest~_as penas y os conceda las engañosas alegtías d~ -ta rique.za, sino que os otorgue los bienes más preciados de la fé. la esperanza y el amor. Cuande> se cree, cua'ndt> se espera y sobre todo cuand<;)

se ama á Dios apél)as se siente el pesado fardo

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de la vida· y adquiere uno paciencia, porque .es dichoso. .. No digais: Para qué he de .h acer oraciqn? Dios no me oye ! N o ; jamás se pi erde una oracion· bien ·hecha; y ántes que todo otro favor, debe pedirse la gracia de hacerse uno mejor, en la seguridad de que será atendido. No oreis solamente de memoria, sino tambien con el corazon; porque solo de este modo es que el alma se recoge, · se st1strae á las tristes preocupaciones de la tierra y se provee de alas para elevarse hasta Dios. En ese momento bendito, la voz de la conciencia llega ~ confundirse ~o~ las voces del cielo y hace conocer al hombre lo q':le le falta para· ser justo ·y para ser di~hO!iO. El que se arrodilla para orar fer:vorosamente, se levanta más tranquilo, más fu erte y mejor dispu esto para llena r tod os sus deberes. El dia en que todos los jornaleros sepan orar con alegría, se verán cambiadas tod as sus costumbres; y la paz reinará en ·sus casas, · porque · habitará en sus almas: ese dia será inútil el p'residio, aun para. los mismos que h oy se entue ntran en él; las pulperías y los v torrill os se verán ménos fr~cuentados; y las mujeres no serán maltra~das. · . La naturaleza entera canta un himno al Señor con sus tiernas melodías; y el hombre, el rey de la naturaleza, habría de permanecer mudo, á fuerza de ser ingrato ?

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na tarde d ' _, ío, hace ya muchos años. b · ta.ttc j ' · n y pa. aba la vida sí nó disi1 m' r 'JS di ·traidamenle en lo efimeros nc nt · de la eda : hall ábamc en una estancia. eq ueñ pero muy bi en cultivada, en las cercaní s de e ta ciudad, uyo du eño, un ancia no jor... naler , padre de . numeros;¡ familia, me h abía brind . do generosa h ·pitalidad para pasar el veran n 1 n ode lf.l ca. a qti habitaba, notable solo por 1 limpi za qu e ta dis tinguía. Hallábam e reco ta o en 1 b~lcon, t u ando ·el' sol declin n ya hácia o id ' nle tciiía la nubes con sus últim s rayos de · ro y púrpura,. d ejando en lo m' alt de los cielos un espacio and que semej aba una corona de pureza, miéntras que, de la t ierra, lo naraf\jo ;>'. lo lirios <;levaban sus olas de p rfume. , J einab~ silencio profundO; y la natural za ·parccíl' pendiente del últim_o adios que d prínéipe de 1 lllz daba al mundo á ntes de desaparecer tra·. 1 líquido horiz onte que á .}o léjós se di :jtinguía. Tt anq uil y recogido, asistí, quizá p or primera vez e n mi vida, con santa veneracion,. á a.q uella · r'áci on u ni versal de los sé" . n :s, que rezaban la oracio n del reco nocimiento al r ecibir · la últif!la · mirada del benéflco sol que los ~h abía i ificado. Tod os le daba n gracias piadoaro nlt:; y era .como u n in cie nso que se elevaba m ag tuosamentc de las ol<1-s, de los v.<t lles y de ) el- mont ñas.-. No parecía sin o q ue iu:; suaves .· m ua¡ o de la próxiq1a rivera , ·¡a brisa que so. p iaba de lvs-mares, la atmósfera embalsamaqa

PARA L OS

J

RNALEROS

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de los prados, la luz . palideciente de los cielos, el grato ambiente q'ue empezaba á moderar los· ardores del dia ; q ue tod as estas cosas, en fin,' tenían conciencia de su exi~tencia .y participaban con amor de ·la u ni ve rsal adoracion. A este holocau sto de la tierra, se unían en mi . _pensam iento las atracc iones de los mundos entre. sí, no solo las que unen y alejan sucesivamente nuestro globo del foco solar, sino tambien las simpatías . de todos los séres que gravita.n en la inmensidad de los cielos. Por encima de mi cabeza se d esplegaban las arm<:mías sublimes y las gigantescas traslacion es de los cuerpos celestes, entre los que la ti erra es un átomo flotando ~n lo infinito ; pero entre este átomo y los soles del espacio y aq uéllos cuya ·luz emplea millares. de años para llega r á n uestra vista y Jos que existen desconocid s más allá del akance de nu estras miradas y de los instrumentos de la ci encia, yo sen tía en a"luel instante que hay un invisible lazo, que li ga e n la unidad de una sola creacion todos los un·i versos y todas las almas; y que la oracion inmensa del cielo incómensurable tenía su eco, s u estrofa, su representacion visible en la d e la vida t~rr es tre, que vibraba en mi derredor en el lejano ruido del mar, en los perfumes del valle, en la última nota de las· aves de los bosques, en la melodía confusa de los insectos, en el conjunto conmovedor de aquella escena y obre todo en la admirable iluminacion de aquel crepúc:;culo.

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·· La natu raleza entera se reconcentró en resp tuo o y profund o silencio; y la nubes 'de púr. ura y r e rec gi r n hácia el poniente para: cut r 1 . últim o resplandores enrojecidos del astr rey: 1 s peque.iios ~ res alados se durmie:.. r n y el lucer de la tarde se encendió brilfanteinente en el éter __ ~ _ Entó.nces el anciano jor_nalero . se puso ~~ pié y, rodeado de su digna e posa, de sus htJO~. y de sus . n·ietos, pronunci6 solemnemente el A·ue María,. 'á que contestó rever ntemente todo la familia: Jamás 'e sa oracion con la que est~ba connaturalizado desde la· infancia, hizo en mí . tan 'p rofunda ·impresion como aquella tarde en que la oía por vez ·p rimera en medio del silencio de · los campos. y ante el grandi?so espect.á,cujo de..la . naturaleza q ue se ádor~ma. . . . . Cat de ~rod1llas y en medio de . abundosas lágrimas ~'que regocijaban el jóv..e n co7 razon, exclamé ·desde lo más profundo de mi alma: Üios mio ! Si és-tas son . t us 0bras, qué serás tú! Qué nombre dar á los que te blasfe· ~an , _á lo,s que te niega.~ . .á los que no han sen" ~-1do Jama tu .presencia? Oh! yo te amo, te .adoro, te en ío ·to<;las las palpitaciones de mi co}on; quisier<~; tener mil bocas para cantarte y m1l corazones para amarte; y qu isiera q·ue todo . te movimiento. de· la vida universal no fuera . m ' que la ascension amorosa de todos los séres . hácia tí, oh padre infinitamente b ue no !. ... Mu~hos afjos han pasado desde aquella tarde; y s1empr ·que llega el momento solemne.

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.del A ngelus Domini, c~yos solemnes ecos resue:nan por fortuna toáavía en mi humilde hogar, .apesar de las vicisitudes de la vida, recuerdo · 'Siempre con pura satisfaccion al virtuoso y ancia:no jornalero 'que yo desearía sirviese de modelo .á todos los de este país, por su honradez, pór su lab.oriosidad, por su virtud; con la;s cuales supo :P.rocrear y hacer dichosa una larga familia, á: cuy a tercera generacion tiendo todavía hoy la mano -con sincero a,fecto. Pero ah ! cuári pocos iQlita~­ ·<!or~s ·tiene aquel respetable jornalerq, cuya me~ona es ~en erada por todos lqs que 1~ conoci.e :t;~n! Cuan pocos hay en la actualidad que lj>i~nsen en adorar á Dios ni en darle gracias ! y . 'J?Or el contrario ; cuántos y cuántos existen que ·despuf:!S de un trabajo de doce horas se ae!:t,~estan :sin ·acordarse de pedirle que los bendiga, ó' Io. ,que es aun peor, se marchan á pasar horas desgFaciadas en lugares de corrupcion! E~os boml;>res, á quienes no pides más que una mirada. 'f.ll buen movimiento de corazon, para estar pront_o á sonreirles, viven y mueren sin preguntarse sjquiera quién eres tú, Dios mio, ni· quiénes son é llos mismos.! O Padre mio; p~dónalos, porque t:to saben lo que hacen.; Dáles bastante luz para ~omprender que son hombres y no bestias ni má·<luinas; que el primer trabajo consiste · e~ per'(~cci~:mar el alma; y que la verdadera riqueza oC?OD¡slste en a~arte.

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PA R A L OS J O RNA LEROS

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VI . 1 jo rnalero d ebe guardar y santificar el di a.· del eño r, po rq ue ese d ía ta mbi en es el suyo,.. . pue to q ue ti ene po r obj eto p rese rvad de la d o-~ ble d egradacion del 9-lma y d el. cu e rpo. ' Trabaja rá ei's días, · dij,e' el Señor: d séti" m o_ dia e .el sábad o, es ·decir, el , r~poso del ' u enor tu D IOs. En €SC d ia no ha rás ninO'una · ., obra ervil, ni tú, · ni tu hijo, · ni t u h ij: ni . :: t~ cr.iado, ni tu. cri ada.• ni tu bu ey, ni tu a; no, . nt nm g un o d e ·tus ar11males d omésticos, ni el " extrangero ,que, es-t;í. dentro -de tu s pu ertas. " Pa ra q ue es .e s<t ley ? •• fin, ~on t.in ~a él Señor, de que tu .criado-· " y t u criada d escansen como tú . A cu érdate de · :: q u: t ú mi s ~ o has se.rvido en . Egip to y que ei: enor tu · D IOs te ha libertad o con ma no pode·" r sa y brazo estendid q: po r ésto te ha c rd~na­ .. d o g uarda r el. d ia d e sábado. " . . s1 pues, en l'lemona d e la se rv id umbre de · Eg1pto, fu é qu e. Dios im p 11. o á la posteridad de · Jacob .la carta d el descanso sabático, es d ecir, la. carta fundam ental· d e toda libe rtad. Y en efecl?· ~ c u ál es l.a libertad de un hombre qu ~ trabaj~ . sm m terrupc10n? . ¿Cuál es la libertad de un cuer- · po siempre c:ncorbado .hácia la tierra, ó la de-·

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un alma qu e no se levantajamás hácia la luz del: Cielo? Vosotros, jefes de industria, meditad estas . palabras: " Acuérdate qe que tú rriisr.10 has. servido en E gipto. " N o basta que llevemos en nosotros los signos de la emancipacion: somos. d e ' sang re amasada con el trabajo servil y qu e el trabaj o servil volve rá á a masar de nuevo. Tarde · ó temprano p uede alcanzarnos la descarnada mano del .i nfortunio y condu cirnos otra vez al trab aj o oscu ro q ue üt é ep otro tiempo nuestra -her encia. R espetad pues 'e n vuestros hermanos . que vive n del trabajo, ese trabajo que fu é y pued e volver á ser el vuestro : no les quiteis· ese dia . d e tregua que les permite consagrar una hora á Dios, á su a lma y á su hogar. · E l ho mb re q ue trabaja sin cesar gasta sus . fu erzas y se mata, po rq ue su · cu erpo no es dehierro; y si no se ti ene cui dado, el trabajo con tí- . nuo crea además servid umbres qu e traban las m ás nobles facu ltades del alma. En un trabajoincesante, el jornalero arroj a al viento la vida divina, cu yo gé rmen ti ene en sí; y materializánd ose, como el inst rum ento q ue efnplea, ese noble hijo d e D ios concl u y ~ bi en pronto por no tener m ás preoc upacion q ue la de arrancar al trabaj() el pan q ue d ebe alimentarlo, ó el dinl.::f'o que ha rle ayud ar á corrompe rlo . Dios lo ha previsto ; y por eso ha hecho del · domingo la institucion social por excelenci51 y ha;

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PARA LOS JORNALEROS .

. ' · .'· · JJnd do una fiest p . . riódica y perpétua para la hum nidad. 1 hombre ti en~ . necesidad. de fiestas; y por m que se diga, la que Dios ha establecido son 1' únícas que á nadie arruina n. R tenido léjos -de la ciudad permanente que es el t.é rmino de su -peregrinacion, lleva.nd en el corazon la mela n(;Olía de la prueba y .de la a~sencia, el jornalero tiene necesid de s lir de cuando en cuando de ombra monótGma' de su· vida; tiene necesidad. como aul, de oir los dulces· acordes: del arpa, ó ~ mo David, de ma¡;,char cadencia amente delante· el arca del Se.ñor. · Pero ¿quién .le dará fiestas .al pobre pueblo_? ¿ Quién le dará palacios, estátuas, pinturas, co.nciertos y otros espe<;:táculos de arte ? ¿ Quién le ha de dar emociones dignas de él, con esa alegrí.á e 'f>~cial en que· la conciencia se encuentra arrebatada por el corazon? ¿ Quién ? La Iglesia qtre ·lo convoca al templo y Dios que Jo esper en él para· ben.c;lecirlo. Reun~r .al pueblo es conmoverlo; y divertirlo di. trayéndol es exponerlo á que se corrompa. . olo Dios ~ient: el sec're'to de proporcionarle esas '' solemnidades graves que lo elevan, lo mejoran y lo descansan. . Entre los gratos recuerdos que de otras épo•.cas guarda JTii memoria, conservo el del hermoso pectáculo que pre~entaban ¡os doming<;>s en los · ·pueblos de _esta .Isla. Las vías públicas se veían ··cubiertas con una . multitud inmensa, vestida con mejores trajes, que de todos los barlii<;>s con.,

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eurría á. la poblacion para asistir al templo santo-: veíanse llegar ea .grata confusion niños ·y anda... nos, jóvenes solteros de ambos sexos y esposoS .que conducían cuidadosamente lQs niños.de pecho ; todas ·l as edades estaban allí representadas.. con· sus esperanzas y sus penas, ·templadas unas y otras por el más elevado sentimiento. de la. vi..o. da. · U na alegría fraternal animaba; todas las mi..o. radas que se encontraban, así corno las palabras que se dirijíart unos á otros; el pobre se sentí"" ménos alejado del rico; ·y el servi.:lor s.e encontraba más cerca de su dueño:.: po.r la comunidad .del mismo deber cumplido y por la conciencia .de la misma gracia recibida, todos se considera..ban más estrechamente unidos como los hijos del mismo Padre que está en lo's cielos. ·E l 'silencio -de ios trabajos serviles, compensado por la alegre voz de las campanas, anunciaba á millares de hombres, que, aun cuando muchos infelices gemían en la esclavitud, todos. eran iguales ante la presencia de Dios y abría d corazon á la esperanza de que algun· dia fueran todos libres tambien ante los hombres. Ningun signo de austeridad cubría los semblantes; ¡{>orque la idea de la observancia estaba . .moderada por la del reposo y la idea del reposo era embellecida p<;>r la imá.gen de una fiesta. El incienso ascendía por 1~ .ámbitos del templo, las luces brillaban en el altar y los ecos del órgano llenaban las bóvedas y .kJs corazones. El Cura, ese verdadero padre es.-piritual del pueblo, que tiene· siempre para·todos

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Á IN.AS

PARA LOS JORNALEROS ;

· alabras de consuelo y de esperanza y que cuando cumple su altÍ'sima mision sabe ser el regulad r d todas las diferencias y de todas las distancias que existen entre ricos y pobres y entre siervos y señore ; el Cura, anciano respetable, cuya blanca cabellera representaba para sus feligreses. la larga hi toria de sus irtudes, así como su dé;: b.il voz, el eco gratí im·o de su inextinguible cariad ; el ura iba del. pueblo á Dios y de Dios al pu blo ; la tierra subía y ·1 cie'lo bajapa; y tod os se s ntían más tranquilos y se de pedían,. ·al volverse á sus hogares, habiend o revivido en sus corazones el gérm n del propio perfe~ciona­ mient . h! por qué mi pobre país, que .ha visto, en 1 lapso de tiemp transcurrido, con.s umarse el grapdioso hecho,~ ·1~ emancipacio n de los e~­ cl vos, ha llegªdo a Ólv1dar esos debere , los mas._ sagrados que el hombre tiene para con ios y . para consigo mismo? P0r qué, sin saberlo ctui7.ás, ha dado acceso á las perturb'adoras máximas. de los qué proclaman Í!llpíamente que el jornale,,r o no tiene alma, porque éllos no creen tampoco en la suya? Por qué ha llegado á creer que cada cual es dueñ de hace r lo que le parezca, y qne esa profanacion de los dia a ntos no es más · q~e el resultado .de ·la libertad ? Ah ! esto es. añadir á la realidad de la ser.vidumbre la hipo~ -cresía de la ·emancipacion. No, el obrero no tie. · -. ·nc! libertad pa ra abandonar el trabajo á la aurora del día en que fe ha sido impuesto el reposo; not . ·

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no tiene libertad p9-ra respirar una vez por semana el ai-re del cielo ni el air~ aun más puro de la verdad: no, esos seres abatidos que labran· ia tierra ó sacan aztícar ó permanecen detrás de un mostrador no ti<:;nen libertad para elevar su alma, aliviando las fatigas de su cuerpo: no, las innumerables víctimas de la conc.u piscencia no tien n, no pueden ten er libertad para perfeccio·n arse, ni aun para impedir que los· devore vivos ese trabajo .permanente. En no mbre de los j ornaleros, en nombre de la justicia y de la moral, es necesario que todos los corazones liberales reivindiquen la libertad por el domingo y el domingo por la libertad. . Pero que no olviden tampoco los jornaleros que el domingo . segun el precepto · de Dios, debe ser la fie sta del alma, la fi esta de la Iglesia y del hoga r y no la orgía <.l e tienda~ y de los ventorrillos, ni la di sipacion de la gallera, ni los placeres inmundos de esos sitios ncultos en que reina la voluptuosidad. El jornalero que, en vez de profanarlo, santiÍlca el domingo, adq uiere en él nuevas fuerzas para emprender su tarea del lún es, alegre y contento: pero,(desgraciadamente, cuántos y cuántos¿hay que no d eja n el trabaj 0 los domingos sino des pues que se ha concluido la misa, para entregarse á excesos é intemperan·CÍas que no concluyen hasta el mártes ! Para éstos, el domingo no es ni el dia de Dios ni el dia d e sus almas; no es mas que el di a del desenfreno de sus pasiones, que, al alejarlos de Dios.

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.., degra-da y los hace semejantes á los brutos~ . rrando de sus· almas toda idea no solo ·de ·otra vid mejor que ésta, . sino tambien de todo bienr sobre la tierra; porque el desbordamient-ode las pasiones seca las fuentes de la esperanza y cierra las puertas del porvenir, sumiendo á los séres que son víctimas de él en una abyecci.o B · que es la peor de todas las esclavitudes, coinpa·- ra ins~parabie de .una ignorancia que hace del hombre una bestia. ·

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VII. · ·Jornaleros, no creais á los que os dicen que con la muerte todo se acaba, porque vosotros ne> sois sernéjantes á la hierba de los prados que _re~ verqece y se marchita; ni al ausubo de nuestros. bosques que vive largos años, pero al -fin perece; ni. á los animales que os ayudan :en vuestros trab ajos, que se estinguen. Lo que muere en vosotros es el cuerpo, la materia; pero el cuerpo no es más que ·una prision que encierra u~ huésp~d y 'ese huésped es el alma. · Esta alma, por mucho que os digan en con .... trario, es inmortal é imperecedera como Dios y tiene en perspéctiva horizontes inmensos y espléndidos destinos. Dios nos lo afirma, todos lo:; pueblos lo creen, nu~stra razon nos lo prueba y todas nuestras aspiraciones lo proclaman. Si la tumba nos hiciese desaparecer por completo, no tendríamos mas pefrspectiva que la de la nada y bien pronto no habría mas principio mbral que el del egoísmo; el hombre no tendría mas objeto que el de gozar lo mejor posible de la existencia, á expensas de los demás y sin importársele los medios; lo justo no sería más qtie · lo que mejor sirviera á nuestros deseos, ni lo injusto sino lo que les pusiera obstáculos. En semejante 1

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o la v rd ader~ · ab idtt ' ~ ·: ~ nsis t iría en cono\ · e r.l debilidade ' io defcc l ..~ de los de más para .a ro . tharse de ellos, en perfeccionar la astucia ra hace rla hábil ser idora ele nue ·tra e dicia, y n e tudiar el código para ev itar sus d ific ultades. i n torpe sería 1 que convencido d e q ue la virt ud es una quimera y la reli gion un fre no para los imbéci les, no exaltara la religion y la virtud á fin de conservar mucH os ilusos para alime ntar sus 'arg ucias sacrificándq.los á . y p rsonalidad. Los jornalero honrados .c~eben rech~ta r con horror esas d esoladoras d octrin as que 'abaten al h om re al nivel del"'br uto y concluirían por hacer · de este mundo ·un presidi Ó, en tantnq ue 110 llegara á ser n cementerio. Oue no olviden q ue todo no concluye n el cu e~po y q ue escuchen la voz de su coi·a70n,·<i' porque ese corazon sufre y su~re.po rqt~e no 'hay ~1ada sobre la ti erra q uey ueda d Jarlo sattsfc}:h.o; no es verd~td Por mas qu e hagamos, nu c. tro de eos son stemp re mayo res que el mund o y n~t e tro coraz~m es un abismo qu e · solo lo ' infiuito pu ede col ma r. La sed de bienestar que jamás s~ extingue con nada es una . revelacion · que. nos advierte q ue la vida no está ' .d liado de acá. de la tumba, sino más allá ; que n o está detrás del que muere sino d elante d'=! éL Insultan á los jornaleros los que les dicen ·que el hombre rio es más que mate ria y que cuando muere es cómo una máquina que se de. sarregla y no tiene composicion. . . · . Si habeis amad o las horas placenteras de la

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a t,!rora d e vuestra vida y recordais los sueños encantadores que mecian · sobre · vuestra cuna la imágen de un ser ideal que vuestra alma embriagada abrazaba como otra mitad de ella misma; si el cielo· de vuestra juventud ·os ha dejado _ entrever por un instante siq~:~iera . una estrella verdaderamente celestial que os atraía con su aureola, debeis haber comprendido que el amor es a lgo m'ás que el contacto de dos cuerpos. · Si durante el silencio elocuente de las noches estrelladas vuestra alma, se . ha dejado arrebatar en inml; ! nso vuelo hácia esos leja~os focos de una vida desconocida; si alguna ve.i os habeis preg untado cuales pueden ser las formas de la vida futura; ah ! es porque ha:beis sentido que el ideal- de vu estras aspiracion ~ s no puede realizarse ni CO !l· las alegrÍas efimeras, ni COn las tristezas p '- rtin aces de este mund o ; y os habcis estremecido ante la idea de l infinito que os mira y de la cte·r nid ad qu e os aguarda. Si habeis sido testigos de las obras sublimes -de abnegacion qu e derra man el consuelo en los q ue sufren y qu e hacen espera r á los . proscritos 1.le la ti erra una justi cia en el cielo, al ver los que 1 se con sagran con la pasio n d el a mor al alivio de las mi serias terrenales, f1abreis comprendido que el corazon del hombre es más g rande que el mundo, puesto q ue es capaz de preferir el sacrific io á todas sus voluptu osidades . Si habeis sentido a lg un a vez entusiasmo por la música; si vu estra alma se ha dej ado arreba-

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tar or 1 imprc ion de alg una de esas obras m tr · cuy s aut re encantan el viaje de· la humani d, habrci · p nsado que hay a~mon ías qu e. ·1 oído no percibe y de las cuales no son m ~. s qu e un d 'bil eco la armonías terrestres. i habeis viviJo, por fin, la vida del alma,. e vida entremezclada de éxtasis y ele sufrimient , a .\ ida á un tierilpo misrpo sensible y dom:na ora, que ·se dej.a turbar por las penas dd cora z n y que sabe, si n embargo, de~pr~~ia~ las re cupaciones ulgares y dominar gloriosament e las miserias maf riales; ah ! habeis debido- · comprender que el alina . icnte otras necc;sidades que· no son las·del cuerpo y que los que creen que el hombre ive sólo dél stórnago .y para el est0mago no sOn ,má que unos miserables. . Qué es es M· t_ierfa l un valle de l á~ rimas. EI h ombre es el_ mas perfecto de los sere3 que 1 ~ pueblan y es qu.izás . el más desgraciado; porque s~ bien ha recibido el ineomparablc privilegio de pensar y de ámar, tambien tiene· el de llorar; y apénas d'i :pone de ti crp¡29 para sentir la vida, por , que la emplea ~n ganársela: sufre en su cuerpo y en su alma : si ,no ama, languidece en el aislamiento; · y si ama sufre por los séres que le son t¡ueridos: sus d.olores le torturan y la muerte que le libra dt! ellos le ·destruye. Para ser desgraciado basta tener buen corazon. , Y quiénes son los que más sufren ? Son Jos · p ícaros, los impíos, los egoístas? ·Oh ! no: por contrario, b sta amenudo no tener conciencia,

para salir adelante, corpo basta ser honrado para p ermanecer pobre. Rara vez son la fortuna y la gloria el patrimonio de la virtud; y lo más frecuente es que ~ean la h erenCia de las perversidades hábiles y de las medianías bi en protegidas. ·¡ Cuántos malvados que triunfán y cuántos justos. que sucumben! ¡ Cuántos crímenes impunes y cuántas virtudes ignoradas 1 Todo esto nos dice y nos prueba que hay otro mundo, otro tribunal én que todo se aclarará, y en . el que . el vicio recibirá su castigo y la virtud paciente su recompensa. Negar este tribunal, proclamando que b nada es el término de nuestra existencia, sería supqne.r que todos los malos son sábios . y los buenos u.nos tontos; sería afirmar que todos los criminales dichosos tendrían el derecho de exc:a ... mar en el momepto supremo: He !techo b·i en 1 / miéntras que todas las al mas puras, santas y llenas de abn egacion d eberían decir: H emos vivido engañadas 1 Sería formular estas blasfemias; Dios no es justo! No hay Dios! Guardaos pues, jornaleros, de encarnar vuestras sublimes esperanzas en el bar!P que huellan vuestros p iés ; y recordad que durante nuestro corto tránsito por la ti~rra no estamos rodeados más que de fantasmas y sombras vanas y que las realidades son invisibles y no puede distinguirlas nues~ro ojo carnal; pero que Dios nos ha dado el !?resentimiento infalible·; y con él adquirimos la conviccion de que en la tierra está el trabajo,

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y allá arriba el reposo, la .erd dera alegría, la recompensa cierta del cumplimiento del deber llevado hasta el fin . Para ello, preciso es que los jornaleros no S;!an ig norantes, sino qu e, po r el contrario, sepan elevar sus almas por medio de una . instruccion na y saludable. Vi vimos en t>l siglo de las luce , y todo el qu e tiene su alma ciega por la ignorancia, no e <:ap al:. de ap reciar· los esplendores con que brilla hoy la huma ñid;,1 d. To~o hombre que se estima, por h umilde se·a su condicion, ~n · t eniendo voluntad p<i'ra ello, e ncuentra los medws d e adquirir la ed ucacion . qu e le · e·S más indisp ensable pa ra sus cjrc u nsta ncia . En to.dos los pu eblos y en la m·~yo r parte de los barnos hay escuelas a ratuitas; ~ los adultos. que lo desean con a~do~ halla~ .s.ieiJfpr.e. un al m a misericordiosa qu e les irve _d e maestro. A la ·altura e l). que_ e tán las sociedades civilizadas, un ho mbre qu e no sepa por lo mé nos lee r y escribir, es un se r e x tratio que no tiene cab ida e n · ellas, como no 'ea puran\ente po r pi e~a~; . y el hombre qne no . abe al méno 1 e r y esc rib ir está de hecho fu e ra ,d.e la marc ha at:mó nica dd p rogreso; mi éntras q ue el que pose~ es?s solos n d im ~ ntos está ya n aptitud de contmuar su e? u ~aciO n p o ~que la · lectura po r sí sola~ -cua ndo e ta b1en escogtda, es un gran m aestr~ . ¡·Cuá n va~ tos hot;izoptes se ..abren ~ nte los OJOS del hombre qu e ~ ·. 1u1ere al·g una instruccion y q~ e 1 ~ habían ,sido ántes completamente deseonoc1dos ! ¡Cuantas cosas em-

bargan dulcemente St) entendimiento y su corazon con sentimientos y emociones que no hubiera podido presumir de antemano! ¡ Cuántas ic.l eas de lo bu eno, de lo bello, de -lo verdadero concibe su al~a, que no hubiera nunca sospechado !· ·¡ Cuántos placeres honestos y provechosos que .ni siquiera habia podido suponer que existie ran! ¡ Cuánto realce adquieren sus obras por la: mayor perfeccion que su instruccion le permite darles! ¡ Cuánto respeto obtendrán sus 0piniones ! ¡Cu ánto más soliCitado será su trabajo no solo por lo que puede mejora-d o ; sino ·por la mayor facilidad para los contratos, hija de la educacion que dulcifica los caractéres! El jornale.ro instruido es má's dichoso, más moral. más h áb il .. aún como obrero, qu e el jornalero ig norante. La práctica, el golpe de vista, la ~eg uridad de la ma no, son mucho, pero nunca reemp);:¡zan al saber. El agriculto r que conoce las condiciones químicas del terreno en que va á sembrar no pierde su trabajo, po rque empieza por prepararlo por medios artifi ciales para el m ~.s rápido y lozano desarrollo de la sem illa que en él d epo:; ita; el carpintero que maneja el cdmpás y el láp iz lo mismo qu e la regla 1 el cepillo; el pintor que ha 'estudiado la teoría de los ácidos y ks mordientes ; el alhañi l que n o desconoce las leyes de Ja gravedarl y la resistenci a, s0n evidentemente los mejores obreros, los más hábiles para toda clase de obras en sus ramos, cuyos accidentes preveen, y los ménos esclavos de la rutina . .

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ciencia prepara los d esc ubrimientos y hacer del obrero un inventor. La mayor d 1 grandes. nombres inmortalizados por bra , han al ido d 1 pueblo; y muchas veel génio no e más que paciencia. o creai pues lo que dicen lo~ ignorantes, d e ue los ábios no. sirven para nada; lejos de e o ten d a~ ·cto por .ello , porque son nuestros hermano ; y porque, aun cuando no se doblen junt con osotros ..sobre . el surco de la .. tierra, ni manejen el serrucho ó el palustre, · ni · respiren lores del etéreos como el pintor de casas; su ofi- · ci e más rudá y por eso muere n . muy pronto, pu no hay tr.apajo comparable al trabajo del e ' íritu. bridles; pu es, Jos brazos, á todos los 1 en ·adores ; por;q u~ todos SQn vuestros hermanos, porque son..~nár t~res como vosotros. ) in llos, . q~é s~ría de vuestro trabajo y d vo otros ? - ¿ e ' mo hubiérais podido dÍsponer d e la m ' quina de vapor. para mover el trapiche qu e muele .la caña, ni del tacho al vacío que con- c ~ ntra el· gt~arapo ? ¿ Cómo podrían trazarse los :lmin á .trav~s de lo bosques y de las monta,, _n , ni cruzarse los ma res como quien recorre un ca ·ni no marcado por las huellas de l.os que ántes l.e pas ron? ¿ Cómo se hubieran llegado á co nf~tcionar los . . traj es con que nos cubri.ino , por sencillos que parezcran, ni se pubie ran . t egido las telas. de que están hechos ? ·¿ Cómo · · ·. · s· bría pr decirse .el curso d e los astro~, ni los eclipses. terror..en otros tiempos de los hombres,

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.n i los cámbios atmosféricos contra los que en la actualidad podemos precavernos ? Y q uién ha podido descubrir todos estos se- . cretos, poner al hOmbre en aptitud de prevenirse contra las contrariedades que la natunilcza pueda o~re~erle, y establecer la instantá.n ea com.u nicacion eléctrica entre todos los puntos del globo? La ·c.ienc ia y solo la ciencia; porq ne sin ella hu_b ieran sido estériles todos los esfuerzos dd homhte pa ra alcanzar la mayor parte los aJelantos <le ·qo e hoy ·se halla ~ n poses ion. · Gracias· á la c iencia y al Evangelio, las máquinas han reemplazado á los esclavos.

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' ' III. La ciencia e bella, fecunda, pero á condii n d que t nga p o r contrapeso una conciencia ·d elicad· , ap yada en convi.cciones religiosas arraigadas. T do ~rogreso intelectual pu . de enlver n sí un p eligro, si· no va precedido 6 acompañado d ... un~ro reso moral; y por eso el · m jor de lo libro. y · el mejor de 1 s maestros es 1 que en eiia u~1a m ral má pura. El 'h ombre t iene nece. idad de pan y de luz, pero .t a m.bien la ti ene de irtu d; po.rqu e 1 virtud ti ene p r principio la ley ete,r11á d~ justicia q ue -ex iste e n · Dios; p r él iento el alma\'hlt-mana; por causas _secun daria la libertad, la razol), la concienci<l, obran .:. d de e nsu no; y po r qbjeto la tra nsfig uracio11. v luntaria del hombre por su s mt;janza adq uiri_d a con J. nat ural eza divina . . p r k~ virtud es q'ue' sub iste el órden, ~e es,, blece el re · pc~to y circula el afecto por las ve nas de la humanidad. Toda fil sofía que la desdeñe tien t: que perecer bajo el desprecio; todo parti.d o que l.1 rechaza qu eda por este solo hecho venci ·o ; toda aniistad qu e n? esté fund~duda e n ella e rá pcrec d. ra ; toda dicha, en que no se . · sienta, fl rccer:á C]uizás po r la mañana, pero á la · tarde está mar&hita; toda g loria qu e no corone.

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una gloria sin b~illo. El .adolescente recibede ella el candor de su rostro ; el hombre le de-. manda la paz, el valor y la honra de su vida ; er anciano, en su último lecho, le debe· la sonrisa con que acoge la muerte. ·No teneis derecho para queja·ros de vuestra· suerte, jornaleros; porque todos, hasta los más desheredados, podeis ser grandes, podeis s~r ricos, porque podeis transfiguraros por la virtud y gustar la pura alegría de ensontraros. amados. Si sois virtuosos p'odreis huir de esos centros de perdicion, como el ventorrillo y la gallera, que s on vuestros mayores enemigos, porque destruyen vu estra fuerza física y vuestra fuerza moraL ~a b ebida embrutece y mata; y por esa ra7.on es -mu.y raro que ningun hombre salga c;ie Ia tienda tan bu eno como estaba al entrar, pues deja por lo comun en ella casi siempre su b we n sentido, su bolsa y su sal ud ; despues de haberse excedido, depravado, e mbrutecido y arruinado. " Pa ra quién, dice el E spíritu Santo, serám " las qu e rellas, para quié n los precipicios, para "quién el enrojecimiento y la turbácion de los "ojos, sino pa ra los que pasan( su tiempo be" hiendo y cifran su Iegría en vaciar copas? '~No contemple is de masiado el vino qu~ chispea "y resplandece en el cristal; porque e ntra ag..ra" dablemente, pero muerd e como la serpiente y "derrama su veneno como el basilisco. En "cuanto lo hayais bebido, mirareis las mujeres u extrañas, vuestro corazon proferirá palabras.


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.. • d · rr la as y ere1 como un ho mbre do rmi' o en medi el mar, como pi loto am odo rrado "qti ha erdid el gobernalle; e ntó nces direis: ' me han maltratado y no lo he sentido ; me han 11 arra trad y no me he ape rcibido de ello. ¿ Cuánd me levantaré y cuándo volve ré á em" briaganne ? n ' bri no amente e. u n ser inn ble xpuesto al d prec1 de 'todos .y· un a nim al p e liar o, del que ebe .hu irse · con' horro\, s ino q ue tambien un ser sin corazon ·q ue, n . p rovecho de u egoism , se e n ·ierte en el ve rduao d e su · mujer y de sus ·hijo . · Li tiendas- y los ve ntorrillos han hecho mucha víctimas e ntre nósotros ; y se estrem ece tillO de espanto al pensar en todas la depravacion es,qn. engendran,_ en las te mpestades que de eLlcadenaQ en las lágri mas qúe ha cen derramar · com~'parable. solo ·con los ~ fectos .de la maldita ~pa . ion del j•1 eg que sobre · h acer perder su. dias y sus noche á los jornaleros, met idos como :1nimales en los m6ntes ó e nt re las frond osas hoja· de los <;~ií~ve rales, di lap id a n su ,, ~alud y el · frulp de ~;u trabajo, a!lí, en el sitio mi mn en que han tenido que derrama r el sud o r .de u frente para adq tirirlo; y vuelve n á sus Cflsa ó embriagados por la behida ó ébri os de · desesperacion para re negar de Dios y de sí pro. ·. io&, maltratando á la espos4 ,y á los hijo:;, como . si fnera n la causa de su malestar y olvid ándose . . : . d el .b ajo para d.i:,cttrrir algun med io deshonro@ C<i> q ue a üirir din ero para volver á la pul-.

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perla ó al garito y surpirse de I)Uevo en el fango d e los vicios, descuid:;m do el alimento de su fa- . milia y hasta el suyo propio. Y· si la aficion es la gallera, apénas si les alc a nza el tiempo p ara atender al pobre animal que sentencian á ·ser la víctima d e su codicia; y ya no ·son solo los do mingos y los lúnes los que pierd en en aquel centro de clisipacion; que la cultura ha debido ya h acer desaparecer, sino que ta mb ien los mártes y los mié rcoles y todos . los di as laborables los con sagran á las p eleas ocultas y cuicl 2.do de los gall os, tomándose apénas el tiempo suficiente para arrancar una batata con que apaciguar el hambre, sin procurarse siquiera el alimento suficiente para su nutricion y sin preoc:u parse la mayor parte de las veces de que la muj er y los hijos r.10 tengan con que cubrir su desnu dez ni con qu e sostener su vida, que pasa en un a la ng uidez desfalleciente y en una anemia mortal. El jornalero que tiene cor(:lzon no debe olvidar nunca aq uellas súblimes palabras: No hag a mos á otro y especialmente á nuestra esposa y á nu es tros hijos lo que no querefi1os que nos ha... ga n á nosotros. ... · Al recibir cada sábado el p-redo de su trab ajo en la semana, el jornalero egoista se dice á sí mismo: Ya tengo que gastar para uno ó dos diéis que pasaré alegres en medio del bu\Hcio y de los vapores de la pulpería; ó c0n que jugar e1i el silencio del escondido garito ó en mediG del

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· \ · .'·bo que ' de los cañaverales; si n apercibi rse que se mi mo momento el dinero que h a tomado no es más qu~ · un peligro, una tentacion, un enemigo qu e e ocluirá por quemarle el cuerpo y depravarle el alma. Por el contrario, el jornalero bueno y prudente contempla ese dinero con el corazon lleno de alegría, porque puede ~ecirse; este dinero representa para mf seis dias d C. tiga pero · tambien represe.nta la sonrisa radiante de mi querida e pos · , }fl 'alegrí<I: expa nsiva de mis hijos, porque ese dinero e para el alim ento de la seman'n, el aceite para la lámpara., · las telas para vestirse : la ábundanc ia, e n fin, del hoga r ____ y la al g ría de mi c01·azon ! · 1 jorn alero·· honrad o no ti ene p sior:es ni vicio ; porque ha aprendido . por. la experie ncia de lo~ que tiene:. á s~ v· . ta que las pasio nes sn n tirano y los ~icios hece idades ficticias que con-, sumen la salud y el bolsillo. Otro enemigo t'errible que tiene el jo rnalero es la depravacion del sentido. · Es un en emigo que no c::.é preocupa de_su fin y que se ocupa solo , d e sí mi mo; -. es una satisfaccion ve rgonzosa , egoista, independi~nte de todo bi n que pueda cubrirla to n su ~an tid ad; gasta sin fruto nue tros m ás precio os órganos y devora sin objeto n u estras más admirables facultades. Jn revuelta permanente contra la razon, ese · esclavo abyecto · mata el corazon sustituyendo en ' '1 las emociones de la sangre á las eiPociones del alma; y ese corazon que á veces es dichoso con .

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d ·recuerdo d e una bu ené!. palabra ó de una dulce mirada; ese corazon ·qu e, cuanJo era puro, se · estremecía con los estímulos de una madre ó con el abrazo simpático de un amigo, ese corazon se cons ume con las emociones violentas y repetidas del sen-tido depravado; y gastando la naturaleza, impide que hasta el mismo jóven sepa ya lo que es amar. Tan desid ioso como egoista, no ataca al hombre en su fuerza, sino en su debilidad; .no va á te ntar al hombre que puede mirarlo de frente, si no que, como el g usano, se: arrastra lenta- · m ente pa ra escurrirse en el seno de las flores que la primavera acaba de abrir y conquistar lo que no. s~ b e defend .:rse ; oculta sus excesos bajo el velo del. amor; y la traicion, bajo el juramento de La fid elidad. D espu es de pasado el momento de su s placeres, cuando ha dest ruido lo que jamás podrá volver á reed ifi carsr., va á consolarse de la ruin a que ha hecho, destruyendo otra virtud, triunfand o de otro pudor. Y es más h o rribl e ·a ún el sentido depravado c uando no existe en el alma la menor nocion de moral. Entón.ces en su furia bes~al envuelve á las fam ilias e n lazos que .. no tienen nombre en la histvria, aún cuando uno de éllos solo ha hecho tristemente célebre á Edipo ; y convierte la santidad del hoga r en un asq ueroso chiquero, en que · se revuelven en repu g nante confu sion séres de inconcebible generacion qüe solo por la forma se d :Lrencian d e los irracionales.

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nicamentc m erced al sen tido dep ravado es que ciencia. ha podido ft rmular este terrible {; ri mo: " El hom te no muere sino que se m t , ; y i existen t nt s e pos·as desgraciadas or ue no hay muchos hombres de quie nes. decir e que sa!i ron jóvenes de la ju ventud. Permít nme lo-; j 've n e jornalerOs, siq u'iera. n~ sea más que en obsequio al afecto que por 'Uos . iento, á las simpatías que ·hácia ellos g uarda mi corazon y á los de eós q~ie por s u .perfecci namiento me animan, permítanme; repito, ·que les dirija las" palabra que un grande apóstol dedi caba: á un j6ven obrero deJ viejo mundo. " A migo· mio, le decía, hijo de tu ma" dre y hermano d-e tu hermana: hijo de tu ma" dre que te dio al un do ·en · la sagrada con ti" nen~ia del ~nattimopio:-} h erma n~ de tu herma., na, cuya v1rt;.ud ·guardas y respiras; all-1 no . "desho nres en ti mi.s mo ese g.r an bien que te " hace h ombre. Sé ca. to; amigo mio ; conserva "en tu frágil carne la honra de tú alma pura, la . "fuente de donde man? la v.ida y en que florece ,~' .el amor; prepara para tu futuro consorcio sanu tas amistade~ y lazos q ne el cielo y la ti erra "pueda·n ·.bendecir. Sé casto para que puedas "amar }JOr largo tiempo y ser sie mpre amado. :u :Hay en el mundo, entre tu madre y tu h ermace na, entre tus abuelos y tu posteridad, u.na frá~~ gil y dulce criatura que te está destinada por · · · ., ios. culta .á todas las m irá das, alimenta en " silencio la fidelidad que te ha de prometer ;

"vive ya para tí, á un cua ndo no te conoce ; te "inmola sus aficiones y se reprocha todo lo que "algun dia pueda d_esagra~ar al menor de tus " deseos. Ah ! guárdale tu corazon como élla "te guarda el suyo: no le lleves ruin as á cambio "de ·sü juventud; y puesto que se ·sacrifica por "tí con anticipado amor, has á ese mismo amor "en los pliegues de tus pasiones, un justo y sanH griento sacrificio. " Y vosotros, jornaleros padres de familia,- dispensad me si os recu erdo 'qué de beis considerar á . vuestras esposas y á vu estras hijas · como el santuario de vuestra propia honra, que la más ligera sombra puede ma nehar para siempre. No olvideis nunca que la castidad es la virtud. sobre que se asie.nta, como en sólida base·, el edifido de la familia, cuya conse rvacion es vuestro principal deber, porque el hombre qu e no sabe guiar á los que su propia voluntad ha puesto bajo la tutela de su responsabilidad, ni merece la consideracion de su~ convecinos, ni es digno de formar parte de una sociedad en cuya destruccion trabaja, destruyendo su misma familia. (

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1X. Hay muchos jcrna·leros que. se depravan por qtt~ no b n amar, pue amar no es ir de puerta en ,puerta, dando· trop~ezos·, tener y no retener, hac r un ramo y d shacerlo pa.ra 'arrojar,lo .enseg uid á la espuma de la corrie.nte. No, . eso no · amar. Amar es po~er uno en poder de Dios y de los hombres, ·su mano honrada -en las ~anos de una mujer virtuos~, para vivir en el mi-smo h ogar, con ánimo 'd e no abandonarla nunca -y permanecer para siemp¡e en una indisol uble intimidad qe cuerpo .y · al~a 1 ..<;ohtraida y consagrada por el juramentq. · _ J amor verdader.o se traduce por el matrimonio cri tiano. · Este estado es el único que morali za verdaderamente al hombre y Jo. }igf.l á sus deberes con lq . lazo mas estrechos y sagrados. Esposo y padre ve á u alredeqor debilidades q ue proteger, amar y alégrar; y es necesario que esos séres ivan de u trabaj o, se fortifiquen con su ejemplo, . e ·:honren con u. obra y sean dichosos por él. ~1 sentimiento íntimo · de semejante mision. hace :que el jornalero ame el órden; y frecuentemente · · el impío se convierte por él en cristiano. · U na espo~a "Virtuosa, por pobre que sea, ja-

·más 1 es, un fardo para e~ marido; por el contrario es un angel de socorro, un ángel de consuelo, un .ángel de buen consej.o: mientras que una mujer frívola aun cuando sea rica, puede arruinar al esposo, por opul'ento que sea: una mujer pobre, a~able y cons~grada á sus debere·s, enriquece stempre al mando pobre : la esperiencia lo tiene prob~d o y los jornaleros honrados saben perfectamente que cuesta ménos la vida de dos esposos que la de un. soltero. . La esposa es la que gobierna en todos sus. d etalles ese p equeño reino que se ·llama la casa ; · y para ello se trasforma en un conjunto de fuerza •. de paciencia y de actividad. Ella es la que e nJuga la frente del esposo inundada de sudor, calma la fiebre de su sangre, apacigua su cólera y le. disp,one á perdonar: el hombre que se ve vencido o culpable no enc uentra esperan,za sino en el casto seno de una bu ena esposa ; y si la e nfermedad lo agobi a hallará en ella un a hada que todo lo preve, todo lo reanima, bastándole s~ co:azon para suplir su sueño y hasta su propiO ahmento. · La esposa buena es como la ntíusa del trabajo: cuando el jornalero .se pára para tomar aliento en medio de las fatigas que diariamente se renuevan, hay un á ngel que toca sus ojos fortifica su mano suspensa, dilatando su corazon : ·e se a~gel e~ el recuerdo de su esposa amada que ha .dejado a la sombra de la casa, para cuidar de los niños y preparar la comida, y que lo espera,

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~PÁGI AS

r'i i nte de la hor~, para pagarle con un beso-

1 mejor jornal del di·a. " na buena esposa, dice la Escrirura, du•• plica los dia de u marido, llenandolos de enu cant . La mujer (uerte es la alegría de su es•• poso y gracias á sus irtudes correrán en paz .•• los añ s de su ida. Ricos ó pobre , la alegría . "ani mará en todos tiempos sus ro tros porque ·.,ten r' n el e razol) contento, · La atisfaccion ., de una mujer cui'dado a s~rá la alegría de su "marido porque derramará · d vigor hasta en sus •• huesos; y como 1 sol al elevarse á los cielos; u que son el twno de D·ios, embellece el m un"d , del mi stno . modo el ro tro de u1Ú muJer " irtuo a e el ornamento de ·s u casa. ~· Si amais á ~se,i ngel · de . am<;>r puro y generoso,. podrcis .pcrman~~erle fiel apesar de todas )as tentaciones y evitareis la angusti.as que resultan, pará toda mujer. enga.ñ ada, de ese estado violento en que su <::oraron dice .constantemente-: " To rrie ama! Dios no me ha hecho bastante · hermosa para hacer fi~l ._es~ corazon que me per, :ttnecc; y · tengo que sobrellevar las cargas, y las , .cadenas en mediq del abandono y de las lágrimas, m·¡· ntras que otra goza de su amor y de todo los tesoros que cóntiene. " . Oh ! no se reís tan crueles, porque recordaFeis el consejo del sábio para practicarlo : "Vi•• vid,. dice,. en la alegrfa con la mujer q ue habeis u e.<>cogido; ql:le sea para vos como una cierva 4 ' muy querida, como un cervatillo muy agrada-:-

te

PARA LOS

JORNALERO~

" ·ble y que su an or sea .sicmpre vuestra alegría." Sabido es que el corazon tiene sus inconstancias; y quien ignora que en la vida de familia hay que sufrir pruebas? Pero el matrimonio tiene precisamente por objeto oponer una barrera á esas inconstancias del corazon y á las aspiracio.n es del egoismo; porque esa union es la subordinacion del amor á la justicia, el sacrificio del deseo al deber; por eso el hombre presta juramento ante . Dios y ante los hombres, á fin. ·de precaverse contra sí mismo, pu es ha ~:ecibido un corazon en cambio del qu e ha dado, y no puede' ser infiel si n ser desleal. E l afecto mas grato, el mas penetrante, el ~as amable, el que da mejor idea de -la felicidad tal como el hombre puede crearsela en la tierra, es el 'q ue une el esposo á su lejítima compañera, porque en él se encuentra la mútua di gnidad y la recíproca delicadeza ·; y brilla en él el amor que no ultraja ni profana, sino que por el cont rario respeta, honra y venera. Por eso debe cons id ~rarse como deshonrado el esposo que se olvida h asta el estremo de levantar la inano para golpear á su compañera; semej ~nte brutalidad lo excluye del mundo c'vilizado y lo convierte en un . bárbaro y bárbaro desgraciado, po~que el. hombre que pega á su mujer comete un suicidio "N o pegueis á vuestra mujer ni aunque sea• con una flor; " dice un adagio indio. Debeis considerar vuestra esposa como sagráda, á causa de su debilidad, de su grandeza y


PARA LOS JORNALEROS

' · ·. d lazos íntimos que con ella os unen; y jam ·s permitais dirigirle palabras duras · que pu d n lastimarlas, . sobre todo en presencia de tra persona; circunsp·e ctos como Tobías, guard os de hacerle sentir demasiado pronto los derechos que os corre ponden como señor; porque ,, debeis ol\'idar que una e posa · angélica a l en. t r r po.r primera ez ·e n la cámara nupcial es otro ri tóbal olón aventurándose en un mar desconocido. El amor ~s la más . 'dulce qe t0das las rmonías y la mujer es una "lir-a tanto .-más maravillo cuánto más 'tielicada es; y el esposo debe cuid r SUS cuerdas sensibles, eYitafldO el desastre de que e rompan por falta e cuidadÓ, ó por una accion bruta·!, ó quizás por la fi G:bre impaciente de un· amor '"' que deja de ser legítimo á fuerza de se,r d~lir~~te . " Jamas~ d1ga1s en el curso de vuestra, umo1:_1, u dice un Padre de la Igle ia, que tcneis una mu' jer altanera, arrebatada, llena de defectos y ca" prichos," p'o rq ue de beis recordar que por su na. ' turalez;t es débil, q!J e .vos sois el hombre y que ,, ." el dia que s.... entregó á os, os reconoció por 11 . su jefe, dejando. á vuestra direccion el cuidado " de gobernar su debilid .1d. ~ "Que vuestra tutela no se convierta pues en 11 · opresion, sino· que, honrando vuestro mando, eviteis que vuestra autoridad se cambie en ti" ranía. Recordad que en el momento en que " la recibísteis de manos del que le dió el ser, su ·" padre os la ··entregó como un depósito confiado

" á vuestra fiddidad y á vuestrQ honor; que pa" só de los brazos de su m-adre á vuestros bra~s ~ " " " "

que su casa es la vuestra y que sois todo para ella: que, despues de Dios, ella es 'la· que os ha dado los hijos que teneis y con ellos el dulce nombre de padre. . u No seais tiranos: no agraveis con vuestros " arrebatos las desgracias que puedan sobreve"· ni ros; pues aun cuando lo perdais todo, siem" pre será para vosotros la mayor de-las desgra" cias el no poder vivir' en· paz con vuestras es" posas. " La muj er lo aprende todo de aquel á quien ama; y segun comprende ú olvida su mision, el marido hace de ese sér querido una inconstante mariposa que lo arruine y quizás lo dei--honre, ó una mujer admirable que sepa regocijarte porqu\! sab rá comp.renderle: en su interés está, por tanto, mostrarse muy cu idadoso, aunque no sea más qu e para evitarse el disg tJ sto de llegar á estar celoso: no olvide qu e debe á ese corazon, cuya provi dencia es, lo que Di os se complace en dar á las flore s, los rayos del sol y las perl as del rocío; de esta manera se evi tará el doldr de ve r morir esa débil criatura y de"' oir una voz que le grite en' presencia de esa lámpara que se extingue: Has hecho de tu muj er tan delicada y tan amante .un mueble vulgar; has ahogado con el suda.rio del fastidio un alma que deseaba morir p,ara. amarte y consagrarse á tí; has convertido en .la cadena del cautivo el indisoluble laz0 que debi~


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rv:arte de la caida y unirte al cielo. El amor d 1 ida y tu le has _dado la ~uerte, porque no queriendo má que g'ozar, no has sabido amar. itad qu o puedan dedr vuestras mujer que les predicais sin cesar la sumision porque o es más cómodo enseñarlas á oportar vuestros deft ctos que aplicaros. á corregir! ·s vosotros mismo ; y miránpoos con .ojo -imparciales, ved si no ha.y en vuestra conducta ó :en vuestro carácter algo que pueda enriquecer .el mérito -de vuestr s e pos s, á fuer~a de ejercitar su virtud. o seis a~argos para con ellas. Aprended á hacer esfuerzos generosos para reemplazar los defect por bue~a cualidades, los vicios por virtud s, en prirl')er lugar por amor de Dios y tambi n por aquell~ . a q'hien teneis d deber de. hacer dichosa; y ap'r~ndttci ' sobre todo á proporcionarle la alegría -que· quizás, hace largo tiempo ya, e tá.n pidiendo á Dios en el silencio de su corazon ; la· al~g.ría de ve ro;; ·marchar con ellas por d amino del amor eterno. o h?gais jamás ·la ·q tte, en esta época más '' que en ninguna otra quizá , hacen tantos y tantos · ¡ue e tal;>lecen el divorcio e ntre almas que debiet..an pensar y esperar del mismo modo ; ofrecien.<io el e pectáculo . de que, bajo un mismo techo, :en la ·misma mesá y en el mismo misterio del ho. gar, se vea__n fre.c uentemente 'una esposa 'fiel y un .. ·. . marido infiel, .una esposa piadosa y · un marido in. diferente, una~esposa qúe todos los dias ora y un .marido que apénas sabe hacer la señal de la cruz)

una esposa que practJca y ama su religjon por que la conoce y un marido que la desc uida ó la calumnia porque la ·ig nora. ¿ Cómo establecer una ·comunion perfecta en e? razones que pres·entan tal divergencia de opimones y de esperanzas ? ¿ Cómo ·amarse siempre . cuando se siguen caminos tan distintos ? .¿ Y cómo amarse á satisfacci on cuando existe el t;mor de que ~ronto se verá extinguido el amor -o por la nada o por la eternidad ? .· ¿ No h abeí~ visto nun'ca err los ojos del ángel que os sonríe y cuyas delkadas atenciones embalsaman todos vuestros dias la bruma ligera <l~ una melancolía que os está diciendo que su d 1c?a no es completa? Ese _ángel se calla por <lelrcqdezrl, se contenta con orar en silencio 'y llorar tal vez en secreto ; pero si ~e atreviese á hah!ar ~s diría lo que acabo de ma~ifesta.ros y el <ita mas h ermoso de su vida sería sin duda aquel en que oyera que le decíais: Esposa de mi alma, desde hoy en adelante tu Dios será mi Dios tu. fuerza mi fut>rza, tu guía mi guía, porqu~ qui ero amarte á toda mi satisfaccion, ·prometien<lome amarte siempre. f


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PARA LOS JORNÁLEROS

X. Muchos de los jornaleros que lean ú oigan leer estas lineas, serán padres. ¡ Qu' hermoso· t{tulo es el de · padr~ ! El no.mbre de rey ha perdido su prestigio ·; y el de' Dios mismo no. siempre ha estado al abrigo de las au'daC:ias del · hombre y el orgullo... ha hecho cuanto ha podid() · para dejar de pt;onunc'iarto·; pero d .de padre está rodeado de un . p_restigio que desa.fia á ' los siglos y triunfa de to das las ·Tevoluciones. S a beis por qu é ? Porqu ~ el padre es un. criador; y su hijo no go za de la v~dª más que por virtud de un acto libre y sobe~ no de su padre; por e_so es-_ t e es una prov ide ncia para su familia; y penetrado d el se ntimi ento de su grandeza y de su responsabil-i dad debe saber proporcionar á su hijo el. parr del alma y f<? r!~lar su carácter á fu erza 4e e os buenos.. con cjos que el niño nunca olvi" ~a: debe saber· decirle: ''hijo mio, ama á tu Dios, á tus padr~s,· á tu s herm anos y á tu patria: sé fiel á la justicia, hasta mori r ántes que faltar á lla: no compres. j arnas el oro ni la gloria con . b ajezas ni traicione-s; consiente en ser pobre . ántes que infame; acuerdate de que hay una co·sa más precios;¡ que el oro, má_s gloriosa que et favor y más dulce que el placer, y es el testimo- . . ...

nio de una conciencia pura, que puede ser examinada sin temor. " ' , Para ello ·es necesario q.ue la conducta cleL padre se halle ert armonía c·on sus consejos, á fin.. de que su hijo, con solo mirarle, aprenda á ser honrado y bueno, porque el ejemplo es la m~ efica~ de todas las enseñanzas. Y . aun no e esto todo: criador de sus hijos, el -padre les debe el alimento que nutre sus cuerpos y el traje que los cubre: es una fu':!rza q.ue d ebe 'pr0teger una debilidad ; y para cumplir esta sagrada mision deberá mostrarse activo, pre~ · visor, económico y sobrio : debe ahorrar para obtener con menor suma de dinero la misma c~nt~d ad de bi enestar: debe ahorrar para precaverse contra las tristes eventualidades d~ · la ' falta d e trábajo, de las en fer medades . y de la vejez ; d ebe ahorrar para sal ir algun día, gracias á la posesion de un pequeño capital, de la dependencia d el jornal : debe ah orrar, en fin, para libertar del h ambre á su fami li a y proporcionar á los que ama algunos recursos para el porvenir. Para el rico, la economía es un a ele las fo rmas de la prude ncia; pero para él p obre es un d eber estrecho que lo ... tiene que prever todo, hasta la muerte: el a horro es el único ge nerad or de riqueza qu e tiene á su alcance; y está en disposicion de ahorra r siempre que hay algun . exceso entre lo que gasta y lo extrictamente necesario. Ciertamente que esto es penoso, per<> e_s grande ; y el jornalero que gana un buen sa-


PARA LOS JORNALERO S

· \ 1··.r io ··p rque trab~ja diez horas. al dia en un trab j . f¡ tigoso y cansado) podría, como otros· m uh . , salir de vez en cuando de la azucarería ó d l tall r para dirijirse donde lo incitan el ruido, 1 placer y el olvido; pero no lo hace porq ue ama á u e posa, porqu e quiere instruir á sus hijo y porque siente con tanten).ente el orgulloso tímulo de su independencia: por eso se niega . á todo y trabaja sin ce;;ar, aun á .ri-esgo de su salud y de su vida, para· reunit una pequeña s.u ma, tan pequeña que cu alquier banc·o se desdeñaría de tomarla y solo haMa aco modo en una caja de ahorros; suma que le sirve· de poco,. porque no le da ni poder ni .lujo ni bienestar; pero no) me equivoco: le sirve ·de mu cho, porque re.presenta el sentimiento paternal y el corazo~1 de ut1 hombre libre. . ·. ._ Ei verdadero . hJ~oismo es el · heroismQ oscuro. Todo hombre qu·e tiene corazon sabe apro'vechar d pre''"'ente para asegurár el porvenir; .usa de su 'fuerza para p_rey-er los dias de su debiHdad ; y toma SJJS medidas para ahorrarse á sí mismo y ahorrar ta;m bien á los suyos el oprobio de ]a mendicidad y poder dejar la limosna para los- in álidos. . El bien que más debe desear el hombre, ~espues de la virtud, ·es una voluntad firme; esa voluntad que tiene miedo á la limosna y aprende · · ·..á pasarse sin ella; esa voluntad para la que basta.· el sol y el ti~bajo, la justicia y la libertad.

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Para saber ser hombre e!? necesario á veces saber ser orgulloso y para tener el derecho de ser or~ gulloso es indispensable ser prudente; pero ca.. l'ece de prudencia el que ig uala sus _gastos á sus -entradas, porque no podrá interrumpirse su trabajo .sin que el hambre suceda en el dia siguiente á la abundancia y quizas al lujo de la víspera. La produccion no puede garantir la satisfaccion de. nu estras necesidades actuales sino arreglando ·de antem·a no la. satisfaccion de nuestras necesida·d es füturas; pues no pt1ede decirse q.ue tengamos satisfechas nu estras necesidad es cuando se · nos ofrece la perspectiva alarmante é infalible de t ener que reducirlas á medida qu e se hacen más -in~periosas; y esto es precisamente lo que le pa-sa al'jcr.nalero que no vive más que para e1 dia. La edad hará cada vez más n-umerosas y exigent es sus necesidades, debilitando en proporcion las fu erzas que las alimentan; y el consumo aumentará haciendose más urgente, miéntras que la produccion disminuya y se haga más penosa . L os jornaleros, con muy rar~s excepciones_. tienen un gran d efecto ; carecen de prevision y viven . solo para el dia sin acordar~ e de mañana. Cuando el trabajo abun a son pródigos; y así es -como á poco que les falte se encuentran con el hambre. El jornalero prudente debe- imitar á la hormiga y acumular en los dias buenos algunos ahorros con que hacer frente valerosamente á la enfermedad ó á la falta de trabajo. · Desgraciados de los pueblos que usan del


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PÁGINAS

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- . ,. ~ ' ente comprometien_d o el porvenir, en vez de · · v r ·lo .necesario para. él ! Esta es la enfermedad de la ' poca, en la que parece que todos tienen á empeño el ser· pródigos, lo mismo los proletario que los gobiernos; olvidandose de qu el lujo de hoy prepara la ruina de mañana. 1 egoista no piensa más que en sí mismo; ero 1 h ombre genero . o piensa en los que le rodean y en· los qut7 han d'e seguirle. _ Temed los malos .hábito~; pues no si empre el más rico es el qu e ti ene más r~ cursos, sinó el que tiene ménos necesidades; y como todo mal hábito tiene por . pri n~e.r res_u ltado a umentar léis nece idades en vez de di minuirlas·, res ulta que el vicio empobrece· . al /wmbrc, mientras que la virtud lo lzact-' rico. · El h orrjbre ho nrado,. sobrio y lahori o, al ganár ¿.,; pan co n: que se alime nta, se p one al abrigo 'J e~a's-humillaciones y de las ignominias que~ a.menud o tiene q ue sufrir el vi"" cioso, cuya irnpotc nóa depende la más de las ece , si bien ?e exam ina, de una .virtud ultrajada . porqu~ es indudable que la a usteridad funda lo patrim oni os y la v o~uptuosidad los disipa; así- como que la irtud alimenta el alma y el alma alimenta al cuerpo. ~ El jornalero q u es previsor se arregla de n:1ane ra q~e puede tener en su casa una pequeña despen<>a suficiente ·a l ménos para el alimento de . su familia durantt7 la semana q'ue pasa él tonsa·. ·rado al trabaj~; ·y excepto la leche que ha de dar la vaca dia P.~r dia, hásta la batata figura en

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JO~NALE~OS

cantidad suficiente en aquel pequeño depósito, . en · el que la esposa ve ~a .garantí_a de que los hijos no tengan hambre en todo el tiempo que el padre ha de tardar p ara volver á tomar el dinero, fruto de su trabajo, que ha de servir para hacer una nu eva provision . Para ser económico, el obrero ·deberá huir d e todos los lugares en que pueda ser despojado del producto de sus tareas y para huirlos es necesario que encuentre complacencia en estar en su casa. Si hay tantos desgraciados que van . á la pulpería á buscar una apariencia de dicha, depende solo de que no la encu entran en su hogar,. e l cual consiste en un mal bohío abierto á los cuatro vientos, sin limpieza, con un mal techo qu e 1 ~ mas li ge ra lluvia atravi esa fácilmente, con un piso ·t odavía peor de malas· tablas y á Veces de solo cañas, y desp rovisto de mu ebles hasta el extremo de no contar más que con una pe queña harnaca de emajáguas. j Cuán diferente de aqu el honrado jornalero de que he tenido ocasion de hablar en uno de los capítulos anteriores y que poseía una casita de maderas del país perfectamente cerrada, techada de tejamaní, bla nca como un cisne ( posado sobre la verde superficie d e l~ s campos de malojillo que · la rod eaban y la hacían aparecer con _u n aspecto encantador, qu e, lejos de estinguirse, aumentaba al traspasar uno sus umbrales! Rodeabala un pequeño jardín cuidado por las hijas. con_el auxilio de su hermano, y que durante to-

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JORNA~EROst

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ñ ofrecia á los $entidos ~ivo tapiz de ma, e lore y gr to perfume de rosas y lirios mea . Dentro de la casa, que solo contr pequeñas habitaciones, que como la y e1 balcon estaban perfectamente encala, hallaban una esposa amada y cuidadosa que fri aba ya en 1 edad enil y que siempre teni · un onrisa cariñosa, lo mismo para el esposo y el hijo que lleg~ban del campo, c~mo para las d ni tecitas que volvian de .la escuela; dos jóvene , bellas, mas que por las .f~cciones de· su rp tr , por su modesta compo tura y la limpieza de su pobre tr gel qu~ acudjan solícitas á la entrada del anciano · para pedirle su· bendicion y pr sentarle u mej6t ramo d~ flores; y dos ·nietecitas que al colg.a rse del cuello del jor,nalero para que las bend ije·{ , le daban cuenta de . los adelantos que habían ¡he:cho aquel dia en la escuela. Detras Glel ·anciano llegaba' su hijo, · robusto jóven, padre de las . dos ni-ñitas, que á su vez lo cubrían . de besos, cri. tanto . q ue la esposa lo conducía. á examinar el palomar y el gallinero, · despues de lo cual se sentaban á comer, en tosca pero li~pia mesa cubierta de blanco mantel y con bajilla .d e ordinaria loza y cucharas de cuerno ~< que entonces no babia peltre). ¡Cuántas v ces gusté de aquellos sencillos pero bien condimentados manjarés, . con . más gusto y satisfaccion que si hubiese sido un opíparo banquete! .. :.purante· 1..,. frugal' com.ida la conversacion era nimadísima, all!.enízandola su constante varie-

dad, ·que rodaba· d 3de los sucesos históricos del sitio de los Ingleses, q,ue nos contaba el abuelo, Papá Antonio como le llamaban las niñitas, segun se lo habían referido sus padres, contemporaneos y actor~s del hecho, 'hasta la leccion de moral que habían aprendido las chicuelas por el dia y que comentaba ~1 anciano en lenguage tal vez algo rudo pero conmovedor : tratabase de las gallinas que se comían las flores, de las palomas que no querían sacar sus huevecillos · de las efemé~ides de la Isla, que papá Antonio 'conservaba perfectamente en la' memoria; y si era domingo, del serm.o n que el Sr. Cura: habia predicado· por la mañana, ocupandose además una hora por lo ménos de ese dia en la lectura (que hacían las niñas porque los padres no sabían leer) c;le una Historia de la Virgen ó de al'gunas .páginas de El /wmbrc felz'z del P.. Almei.da, pequeño obsequio q.ue me había permitido presentar al honrado jornalero, cuyos sentimientos y hábitos, tan de acuerdo se hallaban con el libro. D espues de la comida satiamos las niñas, la esposa de, Miguel y yo á dar un paseo por los. campos, o permanecíamos todos en grata conversacion en el batey, delante del ( jardin, ·hasta que sonaba la oracion. "' ¡Bendita casita, en la que ' pasé tan apacibles horas de la hermosa juventud, tal vez las más gratas aunque las menos estruendosas de esa chispeante edad, en que tanto se aman el ruido y los placeres ! ¡ Benditos aquellos hombres que encontraban siempre estí ... .

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PÁ ~

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: ·. u lO: · ara .co-n tinuar sus ta;eas_durante el dia, en . \.·1 ~- · p ranza cÍe que llegar~ pr'bnt~ la tarde · para . } er á entrar en SU pequeno paralSO, StgUt:"OS de ncontrar la paz y el amor que en él los retenían ~on dulces pero indisolubles lazos! ¡ l hogar doméstico! He aquí el talisman con que han de salvarse el jor~alero y sus .hijos, re er andose de la depravac10n por med1o de la' dicha. . . r . un cuando n0 es' más que u_n peregrino en esta tierra, el hombr€ tiene. ne~e sidad de escoger un lugar por pequ eñ? que sea, e? .C:l que .pu da decir con .toda ~segu:1dan, estoy en m1 cas~. Ese lugar no tHmc ne.ces1dad de ser un palacio para er querido; b~sta que p~edá albergars~ en lla famili a que el JOrnalerq t1ene, por lo menos con la separacion c.iu: el de:cor_~ y ~a mbral e~i­ jen; d os 6 t~es 7~-~ rtl .s muy hmp10s, una salita en que reumr e, a_l gl\l'n~ m~ebles . que, a~ nqu; ordinarios, á fuerza de hmp1arlos se les llega a · toma r cariño; algunos páj aros en la ventana, al·gunas - fl ores qclan te de} b~tey, algunos vecinos · que n_os conozcan, qu e .se Y,O ? Todo esto es · poco, sin du~a · I?: ro u-ni-do · a la paz del h~gar, al amor de la fañuha y al placer de educar a los hijos y de irles reuniendo algunos recursos para qu,t ·mejoren de uerte, e~ lo bastante para P!~­ . ordonar al hombre sencillo y bueno una fehct·dad que por lo t"stáb~e- compensa lo monótono. · Tened en cuenta que la ausencia del' hogar . .-.es lo qúe hace la .vida tan amarga para muchos~

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PARA LOS JORNA~EROS

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y el mismo Salvador rendía homenage á las alegrías que engendra aqu el foco de la familia cuan do dejaba escap~r de su· seno e5ta q ueja melan-cólica: " Las rapos~s tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nid os; per.o el Hijo del Hombre no tiene donde recostar la cabeza. " _Huid, sin embargo, del· concu binato q ue engendra el te c~ i o y con él el disgu sto de la vida; porq tÚ~ _c areciendo en sí de todo principio de moralid?d, en vez de constituir la familia sobre sól idas bases, lo q!J e hace es corromperla y disolver l.os afectos que moralm ente .están ll amados á ser los más puros entre todos los q ue el h ~.m bré es capaz de sentir. Esa mujer, á laqu e no os ligan más lazos q ue los de-la co ncupiscencia, no presenta atractivo alg uno para vu·estro coraion, ni tiene más esperanzas respecto á su vida que la de m_ed•·ar á costa vuestra y de su propio honor; y de ahí el que ni sabe ni quiere bu scar encan tos para ese ho gar del que huis presurosos tan 1uego habeis satisfecho vuestros instintos, porque· nada más encontrais en él que pueda at raeros. Dios de bondad, concede á todos los jorna,Iero. un hogar; y po n en ese hogar una mujer fuerte que ~epa, iluminarlo con surson risa, em.balsam'arlo con sus virt~des, conjurar l a~ tem-: pest~des apaciguando las pasion es. Oh 1 y cuán · fácil es que los jornaleros que tengan buena voluntad lleguen á proporcionarse una casita en esta tierra, en donde la mayor parte poseen una pequeña porcion de terreno y en donde la natu7


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'ÁGIN

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\ · ·... le~ e tan pr' iga de todos los materiales que v· 1 .construcci n on necesa rios! ¡Con cuantaja u'p le aq uí, la Providencia, COl\ sus rid ne , 1 accion benéfica de las sociedades e p r tivas que en ~ uropa se dedican á proporcionar habitacion ' los obreros! . J rnalcros que .vivís en los cam¡¡os, aprend ed á h cerque o sea ménos sensible el peso de · ue tra· carga;- y c~nvence~s ~e que si bien n~ d ep nde de vosotros· el ser ·neos, en vosotr.os esta 1 cr virtuosos; y de todas· las riquezas; la más preciosa es la virtud) y, que si no depende de vo- · sotro el ser felkcs,. pode1s haceros. metecedores de dlo y en estq consiste b mayor y la más dulce de todas la felicidades. . . Vol ed los jos á la ·ald.ea ele N aza reth, en la antigua Jud,e.~; aq·u.al oscuro péro privilegiado rincvn en que cprril'ero'n los pri.m cro3 ary.os de u estro Señor Jes u Cristo ; y veJ allí á María y á J osé como viviati pobres; su casita, como la vuestra, · nada tenia de palacio, ·y lo mismo que vo otros · no comi'a n el pan sino d cspues de ha. b erlo ganado; . sin . embargo·, la dicha resplanden.. " cia en aqueJ pequeño hogar, porque los que lo habitaban amabari á D ios y ejercían todas las virtudes. . La santidad es la paz y la paz de la familia es la felici ~d

en

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XL Nada diré de ]a probiclaJ de los jornaleros, no es en modo ·alguno mi ánimo injuriados y porgue tengo la conviCcion de que niligun jornalero hon ~ado 'd e los de este país es ca-paz : de violar la justicia. El dicho vulgar de: · "para un jíbaro otro y para los dos el demonio," pudo quizas tener su fun damento en las épocas de . os.curantismo, en que la falt<I: absoluta de , instrucci o ~ ·y el auge de la astucia . para suplir la carencia de la inteligencia, establecían como base .de todas las relaciones social es una dcsconfian a que . bastaba por sí sola para matJ.rlas, ahuyen tando la buena fé qu e debe reinar . en los h ombres ; pero hoy, por fortuna, el trato de gentes, la ilustracion que por él han adquirido los campesinos, los cambios sociales que ha experimentado nuestra poblacion y la mrtyor ftom un icacion en que nos hallamos to!:' os los que vivimos en este· ·pequeño pedazo de tierra han ht cho variar las cualidades y hasta el carácter de les habitan. tes . . Hoy poco.s ó ninguno ignoran que la justi-cia es tina virtud moral que nos ense ñ·a á dar á cad3; cual lo suyo, á respetar inviolablemente el' derecho de nuestros sem eJantes; enseñanza que po rqu .~

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P GINA

e ·. r ·umir e en la aplicadon social de. este rincipio de equidad natural: . " o hagas l . que no quiere~ . que te hqgan á tí." pueden hacer mu.chos caljficativos infam nt . , sin agotar el vocabulario de la intriga; )ero d ecirl á un h mbre: Eres un ladron, es Cl l rirl de infamia; Y. s i le queda en el afma un r . .: .to de ese orgullo íntimo que constituye la ic'T nidad, ·no d ormirá mientras n? esté limpio de - mejante ultrage · po'i-que decirle á un ho~bre: er s un ladron, es d cirle : MarCha, nada, te queda de lo que forma al-. hombre civilizado, pu esto que has pérdido bast4 1a virtud de .la. probidad: m ;trcha, ha faltad~ _no solo á las ley es de la concie ncia, sino tambien á las de esa reli giot:l mucho m ' lata que s.e Barna el honor; te denuncio, pt~ e , como ener:n:ig · ~1 hombre i de la sacieda y ·encargo.á tus 'amígos que d esconfie? de tu palabra, porque un lad ron no tien e palabra; te excomulgo como una yil presa que reclaman la carcel ó el. presidio. Es un· juicio treme ndo, pero es el que merece el hombr·e que~ olvidan'dose de sus más sagra<l ·. deberes, toma lo ageno sin la voluntad de su. dueño,- aun cuando lo que tome no sea más qu@ un polio ó un racimo de plátanos ó una fruta·. cualquiera, y a~n cuan do lo tome porque la necesidad lo apremia; pues el ~eber le en~eña á . prever · esa. necesid~d y cuando no lo co nsigue á · ···recurrir ·á la caridad, m ás nunca á la infamia. · La caridad a más a'ná que la justicia y nos

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PARA LOS JOR N ALi ROS.

dice : has con los otros lo que quisieras que hiciesen contigo: esta <..: gran ·virtud que nos recomienda el Cristo .con aquellas palabras que han trasformado el mundo: · '' Amaos lc)s unos á los otros, como os he amado yo ; sed todos uno por la caridad como yo soy uno· con mi Padre por el am.or. " Par.e ce qu e esta ley d ebiera ser supérflua, en vista de la necesidad de amar que siente el corazon del hom~re ; pues hasta el pobre que no ti~­ ne amigos busca alg una oriatura más abandonada que él en quien depositar su ~fccto y no es extraño verle estrechar en su seno ese animal que un escritor cristiano ha llamado el perro del pobre, y son reirle con la sonrisa d el desa mpa ra. do ·y ton.fiarle s~1s lág rimas desconocic!:is q~e no eojuga ·nin g una mano a mi ga; con él divide el ped azo de pan que . consig ue cada 'dia; y ese sacrificio del h a mbr ~ en honor de la ami stad le hará gozar la mayor de Lls dich;,ts d e la riqu eza, qu e es la de dar. . El preso va quizas m ás léjos que el pobre: separado por inex orables .barreras de la naturaleza y de la huma nidad, desc ubre e~ los ángulos de su calab ozo algun vil ... insecto, imperceptible comp,añero de su cautividau, y en seguida, con el temor de la esperanza y la delicadeza del respeto, se d ed ica á espiar los misterios de su exist~ncia, á estudiar s us gustos; y emplea largos dt~s pa~a no esp~ntarlo, para hacerlo pasar del mtedo a la confianza, para obtener de· él en fin

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rr pondencia qtte aminore la ·s ou cor ' n y e n . nch e algun tant los e ~ u ·pri ·i, n. .~ El ¡Jerr CO!J.Suela al por< tu cntt: rn ccL al cautiv . co 1 e-~ or.li )n que ios nos ha dado Jri mos n am::tr á nuestro · ·emeja ntes, ·á los n nu tr· hermanos por 1 sancrre~ 'POr la y por el dolor? Los vería mos sufrir sin ie a ? ué digo ? trataríamos de 1 stimarlos, d entri tecerlo , de p erjudic rl s? Temed pues, jornalero , el goism u . . hace que 1 h t.nbre no viva l'l1á.~ qu para í y que no bu~ que m i que su pr ,pío ·bienc ·tar. in cuidarse del malestar de los den1ás ; y · sa\Jed que _el . ~gois­ m o no e m' que una debjlida ,· porque ,a isla al hombr , mi . . ntras qut! la caridad es un poder or ue une. El po r puede infundir tem r, p ero la . bondad solo hace amar'· y ' jamás· es p bn: ! .hombre cu ando el afecto· lo ,rodea. Amaos _pues, 'unos á otr s, como el Cristo os. mó; y uní( s para socorreros y ayud~ro·. \' E necec;arío hacerle al jornalero la j usticia cl.! que· no tien mucha veces prevision á fu erza · e er ·~ene roso; y porq 11e siente · en s_us brazos t.m r.... curso·que cree inagQ~aqle se im agina que ,ut; e ·er siempre pródig , á la vez que se hace cÜ~pasivo por el'corocimiento que la experiencia le ha dado de l.o que es la privacion. ~ La caridad es bella siempre y en todas part~s .: es bella en el . rico que sabe sacrificar un

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placer par una buena obra ; es bella en el j6ven que roba una hora á las alegría/ de la vida para e~jugar un a lágrim a ; es bella en la dama misericordiosa qu e se aLeja un momento de la di<:ha · de ~er amada para . . llevar un poco de a mor á los que no lo conocen más que de nombre ; pero es bella sobre todo en el pobre qu e sabe privarse de lo necesario para soc0rrer á otro más pobre que él. E l pobre no da las mi gajas· que caen d e un a mesa suntuosa, sino ·q ue divide su pedazo de pan con los h ermanos que· sufren: todo enca nta n esa caridad del pobre ; la espontaneidad y la franqueza, la modesta abnegacion del bienhechor y. ha ta la sequedad famil iar que· impone' silencio al favoreci'do ,· Iibertandose d las efusiones de su gratitud. Entre el crímen que espanta y el escándalo que indigna, la caridad callada del pueblo atrae, enternece y consuela, porqu~ es el hermoso r?yo de sol que . rasga la ·nube, la flor agreste que se ab re -entre las .zar'zas y ·las espinas; es el vaso de a:gua del Evangelio que aparece límpido y puro entre la sangre y e! barro, para hacernos recorda r que el corazon humano tiene delicadezas contra las que nada pueden sus vicios. Amar á sus h ermanos es ser indul ge nte con sus pequeños defectos, comprendi endo que sentimos muy pronto lo que nos hacen (s ufrir y pensamos muy poco en lo q u-e los demás sufren por nosotros: que quien quiera se jtlzgue con ~qui­ dad á sí propio, no tiene el derecho de juzgar se-


PÁGINAS

PARA LOS

JOR~ALEROS /

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á nadie; y que frecuentemente la in-

encia par con ·los dem~.s no es otra cosa: 1 perdon de sí mismo. . ,. a indul ge ncia pebe estenderse h~sta los animales d e que os servís y con los que debeis. guardar la con ideracion de que no tienen más que el in tinto para ·comprenderos, .á fin de no ser cruele co n ello?; castigandolos. con exceso · uando por de m a _iacla carga · ó por otro motivo cualqu iera, qu e á veces . quiza~ no conozcais, se re i t n ' ' mejor dic110, no puedan hacer ~1 tr-61.b aj que de ello pretc ndeis. · · Esa cr'u,eldad que al pr pio tiem o que es dañosa á v ue::;.tra propied ad i tl anim¡1l os pertenece ó _á ?U ·dueño, si fu e~e de otro, supone un abuso de confianza mu y punible y r·e-vcb adcmfs una d ureza de corazon que die~ muy po~o e n Livo r_ de~ q ue la demu estra, hac¡e-t.ld_ol o apr hasta el mvel del bruto ue o lo sabe dalr coces al mis.mo tal vez que le lle a el alime:;to. T neo rnucho cuidadv con vuestras pala bras~> porque hay pala'bras qu~ matan porque desho nran ;_ no .pr-ü tllln cit.. is ninguna que espante el pud or de la j ~ ve n, ni quc· · empañe la inocencia del ,; adulto que t rabaja á vuestro bdo; ni que man·che can .]a maledicencia ó la calumn i ~ ; porque 1-ª- palabra ha sido dJ.da al homb re para comuni_car su alma con Dios y con sus h ermanos, y no debemos profana'-rla empleándola en difamar, ni en i'n juriar ni _e n agriar los ánimos; pues deb eis recordar que la inj~ria suscita· tempestades y

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crea enemigos, mié ntras que la dulzura calma los . vendabales y multipl~ca los amigos. Bienaventurados los mansos, "' ha dicho Je5ucristo, porque el1os poseerán la ti,e rra: bienaventurados los pa-· cíficos porque ellos serán· llamados hijos de Dios. Que vuestra paciencia no se agote ni con las p;;tlabras irritantes ni con las vivacidades provocadoras, pues la cólera es un oprobio por lo mismo que es una debilidad, miéntras que la mode_racion ~ngrandece y honra al hombre porque es una fuerza que conserva la paz y la paz, fundamento de todo 'bien, es á -la vez su corona. Preferid las alegrías del perdon al áspero sa. bar de la venganza, porque todos tenemos necesidad d e ser perdonados, y no hay quien pueda decir: Nadie tiene el d erecho de quejarse de mí. .Dios solo podría expresarse en . estos térmirios y sin embargo su misericordia 110 tiene límites. ¡ Cuán desgraciados seríamos si él fuese tan vengativo como la mayor parte de los homhres! Pero el·mundo subsiste gracias únicamente á su paciencia; y es paciente, no solo porque es eterno, si no tambien porque es bueno. En el siglo V, los Bárbaros sitiaban á Roma y, en una sali~a de los sitiados, t¡1no de ellos, persiguiendo á un enem!go, cayó con él en un pozo que había en el campo. En el primer instante se miraron, pero bien pronto el Romana· dijo á su compañero de infortunio : Amigo mio, en este abismo en que la suerte nos ha echado, no hay ya ni Godo ni Romano, no hay mas que dos her- -.

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PAI<.A LOS

i tio ai 1 mo el un del otro ambos .d ' bile. y cju í perecerem s, p ero reunipor la mi t< adqu irirern s fu e rza p·a ra salrno . í 1 hici~r n y pr nto pudiemn construir una e cab por la cual salieron, abrazándose 1 verse libre . olvidci , j )rnale ros, que soi.s como estos ld O , porque l.1 ~ · ck .las V C S esta tierra n e m uc un p zo para voso tros; .recordad ·qu t d s sois herm~no~ ·no s()lo ·p ·)r la sangre de d n y p r la san~rc d~ Jc.:;u~tis to, ~i.no tam~ie n por el sufrim:ent y d tr~1b:1j ,) ·; y qu~.:·j:1m:Í · deh e di idir s d óJiu ~ sin que debeis est-.r siem - · pre unidos p r b C\r i J ~tJ ·y socor-re-ros l o~ unos á los otros. Haceos amigos á fu ·~rza d e bo ndad ; porque, rodea o · de, en. mi g ·_ ó d~ indiLrentcs, el el hqmbre ti en·...:. ·ne ·1~ sid.<tJ J2 sen tir que h ~y otro h ombre en el_ munJ que lo ama, otro Q. o mbr~ di pue to sie:n p r~ á pre-;tark u apoyo en el peligr . á ocorrerlo en su. miserias, á prodigar!e palabra:.. de ·co:l u el cuan el · fe vé tri ste. Un bu en amigo es un tesyrQ, y hasta el mismo J esús, , .nue tro 5 ·\va .)r, tuvo t:unl>ien un a migo á q uien ..amaba mucho,· pt~esto que cuando Marta le dijo: L ázaro ha mu e.rto, se turbó y lloró. P ero jamás t> ligueis si no con l0s que a ndan por el camino ·:de la justicia y cuya conJucta es irreprochable, .p orque los qu e a í h procedan no harán mas que · . pervertiros con· sus consejos y con sus ejemplos ; · .Y de co nfiad sobre t odo d e los que os hablan mal

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JOR~ALEROS

de los ricos y de vuestros jefes ó principales, porque esos no son ~a s que u_nos envidiosos y envenenadores. Los que tal hacen se hallan descontentos y or:... dinariamente se está descontento de los demás cuando hay' ra zones p;ua estar descontento de sí mis-mo; porque el vi cio 110 conspira sino cuando está arruinado y los que truenan contra las rique zas es porque desean ser ricos sin trabajar. Gracias á J esucristo, ya no sois esclavos como lo fu eron nuestros antepasados : .sois libres, sí, libres para arreglar p'acíficamente la cucstion del trabajo d el jornal; pero no o1videis nunca que el hombre siem pre es m al juez en su propia causa, y qu e, como dice un adagio, no hay atajo sin . trabajo. t

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PARA L OS JO RNALEROS

./ ll. e ntad q ue la .i rtud es el fun a mento de la di ch aún e n esta vid~ no Jcbc m s olvidar q ue ' ' -s olo un· fé vi _a y práctica es .la bas~;; sólicla de h irtu . l\1 uch h ~y que dicen : · V o soy ut h ombre de h n r y e to m e basta, ¡..h~ ro se e nga ña n los. qu e a í lo cree n. :téjo Jc mí q~1erc r alumn ia r l honor, pue. toque ejerce una ::;¡tltidablc. influ e ncia e n m cha · ál.i1ut y e\·ita tambie n á nu estra ge ncrac io n muchas vilcz:~ts : á él se .d cbc q_u e d · ndo el hombre á ~u pal·ab1'a el va lo r d e .un JUra~e n to v ·nga·· en \"S . :e rro de la ju ticia q ue no se ap ya en kt kgalidad : el h01i or es qui e n im p ulsa ú tanto · jo rnaleros generosos á devo lver los . ~et s ha'l~d ~. por \·aTi sos q_t.ic sc~tn ; y el hon r . s el · uc rLti c nc al ~l éJ i co ;Í. la cabece ra d 1 p ide~i~d, y clava a-l · Capitan del buq ue sob re ,, ·la cubie rta haSta ta nto que es tá e n seg uridad 1 · ú lt imo <;le lo · pasagc r :-; y de la tripulacio n. Gracia al honor, mu ch s ho mbres \·ale n más d e lo qu e de us princip ios podría espe ra rse y esta in conse ue ncia es una· sah · a l:>0 u ~trdia ¡Ja ra. nu estra socicdad que ha i ·tÓ pe recer ta ntas cree n'Cias. E l ho no r sin embargo, po r sí solo, es impot e nte p a ra fo r ~~lece r la conciencia e n el deb er ; es.

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impotente p ara salva r al hombre para la eternidad, p orq ue, pa rcial ·en sus ·l eyes, tole ra las más p é rfidas traiciones y la violacion de los más sagrados compromi'sos : apsuelve actos que llevan la desolacio.n á muchos hogares · y que á los ojos de Dios son verdaderos crím en es : indulgente para el h o mbre es inex o rable mente ri goroso con la muj er ; y si esta sucumbe por engaño ó por violencia, el h o nor qu e p erdona al principal culpable, hi ere pa ra sie m p re á su frágil có mplice_, ll c;gando á veces el clt.;sh <? nor que casti ga la debilidad de la m ujer has ta 1 padre d e la jóven engañada ó hasta el ma rido de li:t. esposa infiel. El h ono r q ui zás teme rá cometer una debilidad mié ntras hay lu z, es c] ecir, e n tanto que los hombres p uedan ve r su debilida_d y la .opini qn pública .p ueda ju zgarl a ; pero cuando ésta· no se halla prese nte para h ace r las veces de co nci e ncia, cuand o 1 h ombre c ree q ue s u falta p asa desapercibida á los ojos de la sociedad, el honor es una barrera b ien déb il contra las conc upiscencias, y por eso h ay ta ntos h o mb res que valen algo ménos por la noche qu e dura nte el di a. L a virtud m oral no basta además para salvar al h ombre; y solo la vida sob /ena tural es la que puede co nd ucir á la 'V ida glori osa de los elegidos, cuya condicion ese ncial es !a fé práctica. Pedid pues á Dios, j ornaleros, que os otorgue el predo:50 don de la fé, si no la teneis ; y si la teneis preservadla de todo ataque que pueda oscurecerla, . y no os sonrojeis por pcseerla, porque es un in•

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P~ INA

\ · ~ m ..~1 que teme poner u c. hducta de a,cue rdo u e nviccionc . Sonr prse ele la fe es ren g r de io por mi~do á algunos lw,mbres que eben er desp reciados; c., com? dect~ . ossuet, ser bien loco para n atreverse a se r s,abws po~­ que los locos se bu rl cn de ello. Jan~as ha te mdo un jorobado 1 derecho. de, burlarse de u,n h ombre bien h echo; y lo ünp tos no so n mas q}le j robados en el órde n. moral, . por lo cual ~o tienen el derecho de óurlars.e d~l verdadero cnstiano. . . , Sonrojarse de la ~ fé es abdtca r la .mas santa de las libertade_ ; po-rque . hay una libertad, la más legí tim a q u<: consiste, en pone r s_~s acto~ en armonía co11 las prescripciones de su 1e y las mspiraCiones de s.u conciencia, libertad que no ha nacido de la da!CJ'ra · on dt: lós dereclws del lwmbre, si"no de la . revehu:lón impre~criptible de sus d ebe res. , Parece imposible ; pero en esta epoca, en qu.;;) des pues ·de ltJchas memorables .gozamos de la hbertad d 1 mal , se ven hombres que a?dican la libertad del b.i~n y hornbres que con.s1enten en " _q ue los demás ejerzan un~ i~qu.isicion mtolerable en ese santu ario sag rado e mvwlable que se llama la ~oncien'cia. o seais, jornaleros,. ~omo ·esos m ártires del miedo, á los que estenhza la pusilanimidad. 'S ed por el, c.ontrari~ buenos Y amables, p..ero fuertes para evttar el n~iículo que resulta de una religion mal comprendtda y peor .practicada ; y. · podreis · mostraros sin temor tal

PARA LOS

JOR~ALEROS

cual ~ ois, seguros de que las convicciones sinceras ll~g~ á .hacers,e respetar y el valor concluye p~r se r 111fa1Jblem:nte: estimad o. Solo los hipócntas s?n. desprec1ados, pero se respeta al verdade;o .cnst1ano -porq ue se vé en él · al sábio y at mart1r. Ho nrad pues vuestra fé, conformando vuestra conducta á vu es tros principi os, y no obreis como· tan t s ct:i s ~ian os, q ue solo lo son por el pombre y el naci miento; pe ro qu e proceden como si no lo fueran . Apé nas si sab t:n rezar el P·a drent~ es tr o, e ~ a hcrmosísimá oraci on que Jesucri.s to m~ c: mo nos c n ~tfió y que coÍ•ti cne todas fas súplicas ~u e el hombre puede h acer, lo mismo respe.cto a su a ~ ma que á su cuerpo, á la ve z que imp~~,ca la prot,es ta explícita. _de nu estra (é ; y jan. qs ·~c les ve en el templo, ni aú n ·en los días c o n ~CI_g r ¿,: d os espec ialmente para la ado racion de D1 ns. Hu id, jorn aleros del oprobio que resulta de tan d eso l a~o ra cont1 ad icci on; y en lugar de ell a.r_no te ma1s se r c c n sec u e nte~ humillandoos p;o fun.damc nte ante el Scii or, porq ue mi éntras :nas baJ.a se halle vuestra fre.n te en la pres:ncJ a de D10s tanto mas leva ntada se encontrara delante de los hombres. ( , N o olvid cis las r: rácticas de la santa rcligion en que_ nos hem os cnado todos, estudiad siempre Y. en se.na~ con constancia á vuestros hij os ese preCJ~s~ ltbntoquese llama el cateci ~ mo de la doctrina c.nstJ ana, y no desdeñeis los precL ptos de la Igle. sta, que es la única derositaria de la verdad so--

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\ . ·..re 1

tierra, porque segun "il o dice un escritor ·mod rno que n puede er tachado de parcial ( i ) ; "podemos afirmar fuertemente que " en donde las ideas · religiosas desapatecen, el , , . , " alma de lo. hombres esta muy proxtma a per' der . u libertad ; y los pu eblos religiosos han H podido se r e clavos, pero ningun pu eblo in" crédulo ha po did o j~m ás er libre. "

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( 1) Bc.njamin .Constant-pu polrtheisme romain cons~d~ré dan ·e rappor_ts avec la pb1losoph1e g-recque et la rehg¡on . cbretienne.

XIII. Nq b~sque.is jam~s, la dicha, ~is qlt~r.i~os

jornaleros, en la embrutecedora ~tnbriague~ de la bebida ó de 1~ voluptuosidád; . ·porque '1a dicha no puede ser perfecta en la tie.rr~ y ppr· mucho qüe hagamos para alcanzarla siem,p~~ t:lOS fal'ta algo,. El rico sufre · lo mismo. que el p~bre, aun cuando sus dolores no sean los mismos; pero tan acerbos son los del uno como ios del otro. Ya os lo he dicho, ese .deseo insaciable que el . h<;>mbre siente por la dicha y esa impotencia radie~!. que tiene para conseguirla, son una prueba palpable de nuestra inmortalidad y de que la dicha no existe en este mundo sino en e>se más allá de la vida .que el hombre de bien conseguirá algun dia. Miéntras tanto, el justo la encuentra en parte en su conciencia; porque el más dichoso de los hombres sobre la tierra es el más virtuoso, pues goza de una paz profunda, porque no teme á n ada; no teme á Dios( porque le sin·e; no te me la ju sti cia de los h ombres porque, cumpliendo todos sus deberes, respeta tod.os los derechos; no tetr~e las aflicciones que puedan S9brevenirlc porque conserva siempre la esperanza: no teme, en fin, la muerte, porque la muerte pa_ra el justo es la libertad . .8

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i lo pícaro~, decí I~ ra n klin , supiesen to· d la ve ntaj as que hay en ser honrados, mu. eh o lo serian, a unque no fuese mas que por pi· ca rdía. " l j usto e tá al abrigo de ese sufrimiento ho· rrible que se llama remordim iento, g usano roed or q ue se prende del criminal y le ·sig ue á todas partes; que le ha~e ,sentir día y noche sus P.icaa la vida . todos sus encantos ' . da , arrebatando . . envenenando todas.· su ak g rí~s y redoblando todas las t risteza . El desg raciado á quien tortura se vé obligado á exclama r: N o soy in as que un infame! o pu ede. viv ir sino olvidando: se en~ trega á la bebi'd a por de e perad6 n y no se cree consolado sino ·ctt a nd o se halla enbrutecido: tod o le ca usa mi edo : el so:nido de las campanas lo turba; la vi st~ tl e ~n hombre ho nrad o lo fatiga ; sus sueños on · c o n~t an t e pesadi llas y su risa no es más qu e J.a co nvul ion de su rostro. El remordimiento e el prim er casti go del criminal, pqrqu e, al mi 'mo tiempo q ue le tortura, p ro_c lama - u g rand eza r u inm ortalidad; y si estuviéram <;>s de tin ados ·á perecer po r completo, si '' · no tu vié emo .. q ue dar cu enta de nu estros actos al Ju.e z Sup re mo q ue n s espera más allá de la _t umba, no no · a tormentaría el remo rd imi ento : tal vez nos inqu ietaría un crím en públ ico por temor á las pe nali'da_d c de la j usti cia, pero las prevarkacio i~es . <;c retas nos clcja rían t ranqui los ; pero no es así, pórqu e el ho mbre es libre y respon. sable y esto ~- plica los remordimie ntos que ator-

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PARA L OS JORNALEROS

mentan al malvado impune. El tigre destroza su presa y despues se duerme; pero el hombre m a. ta y se desvela. · Aprended pues,. á libraros de la opr~sion, á Ji. b;ertaros d~ ese tirano; puesto que .no siendo po .. stble cambiar el mundo, de beis cambiar vuestros deseos para ajustarlos siempre á la justicia á fin de que pueda decirse de vosotros lo que Ía Sagraqa .Escritura dice del justo. "El que teme á " · Dios hará el bien y el que observa la justicia la '' poseerá; la . verá delante de Él corno una YÍr" gen resplandeciente de honor, dispuesta á reci1 " b1. r1e e como una v.rgen rec1·b e : a' su esposo· le " elevará e ntre sus allegados y le cubrirá co~ un " trage de gloria; concentrará sobre él el gozo y ". la_alegría como un tesoro y le hará heredero de " un nombre eterno. " · Qu é hermoso día aqu él en que los jornaleros t?dos de este l?aís vean ensanchadas su inteligencia y su moralt dad ! ¡Cu á ntos problemas sociales y económicos qu e hoy aparecen de difícil solucion, se encontra rán resu eltos por sí mismos 1 ¡ C~anto mejorarán las co nJici ones morales y ma: tenal;s de tantas famili as cond enadas hoy á una perp ~ tu~ pobre za! ¡ Cuanto aun~e ntará la riqueza publica y con ella ¿el bienesta r de los indivicluos! Qu é he rm osa vista ofrecerán los campos cuidadosamente cuitivados y cubiertos de mod esta~ pero lim pias casas qu e por todas par:tes y .casi sm solu cion J e cnntin 11 idad , se ofrecerán , a la v1sta! ¡ Cu anto mejorarán las condicione&

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PÁ-GINA

,··.maten les de la vida, tan destuidadas hoy en las · ·d ·· proletarias ! ¡· Cuanto ganará la sal ud de t , convirtiendo en tipos de robustez y lozartía juv ntud y e· a infancia que dificu lto~am ente e desarrollan hoy merced á ·la anemia cong"nita que la empobrece de cuerpo y alma! Ah l Trabajad, jornaleros, y .trabajad sin ce r en el cam po de vuestra alma, seguros de que a í mejorareis al ·mismo tiempo el terreno de vue tro cuerpo. : Trabajad . eh vosotros m ismos con el poderoso arado {le la v.irtl;ld, y en vuestro alrededor con las suaves herramientas de la caridad para que 'edifiquei , sobre sólidos cimiento , la dich de·vuestro porveni·r. A lgo hace ya por vo otros ~sta sociedad, que de tail po cos recursos dispone para el bien ; os ha establecido e cuelas, em p,iezi á abrir hospitales, y á crear cajas 9é !lhorro y. flO t~ · Upr im e con leyes que co~ r ­ ten la ltbertaq de Cl1 sl oner de vuestro trabaJo,., que es vuestra propiedat.l; poco es e n verdad , pero a un cuand o hic'iera much , muchísimo más, nada er'ía todo ello i, por vue ti-a parte, no cooperar-ais vosotros con . 6.rrne vol untad á vuestro " propio perfeccienamiento. Convenceos de q ue el · trabajo lo hace tocio; y de que así como el trab jo material o. proporciona el pan con q ue os·, érlimentai , el trabajo moral é intelectual, que exi je uestro progre o, os ha de proporcionar otro pan má preci<ido, de muchí. imo má valor, po r. que és el qt~e alimenta el alma. Trabajad co n fé · y con ardor en vu·estra instruccíon religiosa é in-·

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telectual; y los goces que alcance vuestr'o cora- ' zon y los adelantos qu ~ obten gais en vuestro tra.:. bajo material serán ]~ recompensa niás pihgüe que podais prometeros y de que no sois c'apac~s · quizás en la actualidad de fo rmaro~ una idea. _· Este trabajo, de qu e os hablo, os causará ; probablemente alg un sufrimiento, os exijirá atgün nu~vo esfue rzo; p ero no lo rehuseis porque os há · de traer la paz y el bien estar que puede c~nsé- · g tiirs·e sobte la tierra ; y sobre todo, para no des- · 111ayar, recordad siempre que esta vida no es. más : qu é una prueba, que ese ·cúerpo qu~ constituye· e'ste'riormente vuestra persona no es más que· una masa que ha de destruirse, un trage que gastais' · con el trabajo; que lo que constituye vuestro ser, yu estro valor, es vuestra alma, esa chispa impere-: cedera hec ha á imágen de Di'os; alma que aspira á Jo ·gra nde, á lo bello, á lo ideal. N o la ahogueis, po r Dios, en el fango del materialísrnd ~ no la co ntengais en sus nobles aspiraciones, . ~ntes por el contrario, dejadla qu e por medio ~e oracion y de la súplica remonte su vuelo hasta Dios; porque tender hácia Dios, es aspirar á unirse á Él y eti Él ,á todos los séres· qu e tienden igualmente hácia E l ; es t rat~, con todas las fuerzas, de re a 1izar el ·deal su blime p ropuesto por d Cristo : •' Sed perfectos como es perfecto mi Padre celestial. " · . El hombre no puede llegar á la infinita perfeccion de Dios, no : pero debe aproximarse á ella ~ada vei más y más, en tanto que le sea posrb1e ; ·

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PÁGINAS

P ARA L OS

JOR ~A LEROS.

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.·de.e t modo sus esfuerzos tie~en un objeto y su . \ ·vi"da,··cónforme á la ley á que debe ajustarse, no es m~ que. una perp.é tua ascension hácia el principio permanente- de ~oda vida, un crecimiento perpétuo eJ;l Dios. Esta ascension progresiva del al ma á Dios se verifica por el amor ; porq ue amar no es otra cosa que darse al obj~ to amado, unirse á Él, querer lo. que quiere, únicamente lo que q uiere por el sacrificio completo de su propia voluntad en lo q ue no estuviese Cb!1forme con la suya, porque la voluntad de Dios e-s la justicia.y todo el que se conforme con ella será llam'adó j usto. "Bienaventurad9 el hombre que no se ha " mezclado en la:¡ as<,tm bleas de los impíos ni se " ·ha sentado en . ~1 camino de los pecádores. " Bienaventu rado aquel cuya voluntad ha estado " sien'l¡Jre conforll)e . ~on la v ol u~tad de D ios, " porque será cQmo eÍ á~bol plantado á oril la de " las aguas corriente que se carga.rá de· fruto en " la. estacion y · nunca se verá despojado de su " follage. " Un hombre había vivido to·da su vida hacienda el bien; ese justo se llamaba José y era . Qbrero como vos.otros: . espeso de María, había 5abido abri ga r durante treinta años el tallo de Jessé sin · . cario: su angélica delicadeza igualaba á 5U amor y su amor se alimentaba de su misma pureza. Pp:dre adoptivo del Salvador, 'trabajaba con ardor y sin quc::jarse para . ganar <;1 pan de u familia: la vida fué austera para él, · omo lo es para todos los obrero~, · pero jamás

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murmur6 contra los divinos decretos. Confidente del Padre Eterno. no divulgó sus secretos en provecho del orgullo que se sirve de todo para obtener las alabanzas de los hombres. Dichoso· con sentirse .amado de Di'os no envidiab~ ni los placere~ del mundo, ni ~l falso brillo de sus grandezas, sino que cosecho en secret.o abundant~s méritos y ·Dios le concedió por pnmera recom.,. pensa la más dulce y consoladora muerte. V edle allí tendido en su modesto lecho. más duro sin duda que el vuestro, á punto de exba·lar' su último suspiro, · ¡ Qué inefable· alegrí~ .1~ transfigura en aquel momento:· supremo! S1 s·e reconcentra en sí mismo es para oir la voz de su conciencia que le dice: gracias, porque jamás . m.e has arrancado un gemidq violando u~ deber. Si se· vuelve á la derecha es para corttemplar el rostro adorable de su divino .Hijo que le dice, con el cor.azon conmovido por profunda ternu~a: Padre, gracias por treinta años de proteccion. Si se vuelve á la izquierda es para encontrar la dulce mirada de María que le dice con inefable sonrisa: E sposo de mi alma, gracias por treinta años de amor y d ~ respeto. Si eleva los ojo.s al cielo es para oír la voz del P~dre q~e le d1ce: Ven , buen servidor. 1ombre seg un mt corazon; . . ven á ocupar tu lu gar en el banquete de las VICtorias. No juzgué mal de tu virtud al confiarte la delicada mision q ue has desemp eñado tan cumplidamen!e. , , . . Monr as1 es empezar a vtvir,

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.---- . CONCLUSION.

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CLUSIQN.

C Ha llegado á su término este pequeño tr~­ bajo. Los que hay~n leido estas páginas no habrán encontrado ert ellas ni profundas reflexiones ·ni argúmentos. filosóficos que ll.even la conviccion al án'mo de aquellos á q-uienes e<;;tá d~dicado. iertamentente que no hay . nada de e.so, porque ni yo hubiera sido ~apaz de ello, ni hubie~e tam-. poco creido que llenaba ·de ese. rpodo el objeto que me propus~ al emprender la tarea.) He querido habl'ar al coraion y . no al ente~dimiento ; primero, porque ,asi.;~ estarán . est~s líneas más al alcance de los ,ql!e so~ la causa de que se ·hayan trazado ; y .segundo, -porque, hombre ~ás de corazon que de · cabeza, no he tratado de hace·r un libro, para lo q u·e no .me considero competente, sino que .he dejado de. borda-r los sen timientos . de mi alma, he dejado hablar únicamente al afecto y á la simp~tía que mi . corazon sie nte por los '' jornaleros, tal vez porque está n sentenciados á ·Jlevar .Ja vida con ·mayores penalidades que la lle:vó yo, pero sugetos como y o, á la gra n ley del . trabajo, de esa r~da y con. ta n te pena que al im·ponerla Dios á nuestros pr,imeros paqres en el Paraíso depositó . en ella, cual don precioso de su misericordia, el gérm~n inestinguible del pro-

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greso, que vino despues á encauzar el Redentor. Ojalá _que est~.s espansiones de mi alma, que estos efluvt?s _de m: afecto, que estas expontaneidades de mt s1mp~t1a, encuentren su eco, siquiera sea en u_no de esos séres; más desgraciados de lo que debieran ser, por cuyo mejoramiento he tra, bajado siemp_r; ~ustoso, lo mismo por la voz potente del ,penodtco, que por los medios oficiales que. h e podido usar en diferentes épocas de mi vida! Quiera J?ios que uno sólo, aunque sea, de los· l;o?r~d os JOrnal eros que leao ú oigan leer estas pa~mas se aproveche de las enseñanzas que ellas ~ncterran y que yo no he hecho más que recopilar para ellos ! Está será la más grata recompensa que pueda tener mi humilde trabajo.

FIN. (

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