Revista Blanca (7 dic. 1897)

Page 1

¡VISTA BLANCA DICIEMBRE

Y bE 1897.

4

A wztístico

mia dci

E

A

:

a

MAYAGUEZ,

$: ta. Antonia

Carbonell

Fotozrafia y F. togratbado GAUTnTER

. «e

Ñ


3

226

s

nnu

c+ 4

todo, en nada se asemejaba á su

Cl

no.

(CONTINUACION) mo ¡ | j

|

|

ei

0 ra

1

|

j |

|

Gaguine,

y aquí

tiene usted....(va-

ciló un momento), aquí tiene usted hermana. ¿Y usted, caballero? Dí mi nombre á mi vez,

y

á mi

trabamos

conversación, Supe que Gaguine viajaba por gusto, lo mismo que yO, y que

habiendo llegado á L***

ocho

días

ha,

se había detenido allí momentáncamente. Debo confesar que no mc agrada tratarme por vez primera con rusos en países extranjeros. Los conozco con facilidad en cuanto los veo desde lejos, por su modo

de andar,

trajes, y, sobre

de

su

rostro.

por

el

todo, Esa

por

corte

de

sus

la expresión

expresión

altiva

y

desdeñosa de suyo, á veces imperiosa, se

reviste súbitamente de cireunspección y hasta de timidez. Parece que de ellos

se apodera una especie de inquietud; sus miradas manifiestan una extraña ansic-

dad. «¡Señor! ¿Habré dicho alguna majadería? ¿Acaso no se burlarán de

mí?» Eso parecen preguntar sus miradas. Luego se les ve recobrar su serenidad majestuosa, hasta que una nueva sensación de malestar los trastorna. lo repito; evitaba todo trato con Sí, mis compatriotas. Sin

embargo,

desde

el

principio me sentí atraído por Gaguine.

Andan por el mundo caras tan felices por su aspecto, que siente uno placer en mirarlas; reflejan un calor comunicativo y que hace bien, cual si le acariciasen

á uno. . La de Gaguine pertenecía mero de ellas: unos ojos grandes al núy tan suaves como los risos de sus cabellos, Mina voz cuyo sonido hacía adivinar hablaba con la sonrisa en los labios. que Desde

el primer golpe de vista pareció encantadora la joven á quien me llamaba hermana suya.

Tenía

sión muy particular, picaresca

una

da á la vez, en su faz redonda

y

expre-

y gallarlig

mente morena, cuya nariz era pequeñeraafilada, con las mejillas regordetas a y como

las de un niño, con los OJOS negros

sereno mirar.

nada,

Aunque

su talle parecía no

do aún todo

su

bien

haber

desarrollo.

|

—¿Quiere usted honrar

y

de

proporcio-

adquiri-

Aparte

de

sa?—me

dijo

herma-

nuestra

ca-

Gaguine—Paréceme

que bastante hemos mirado á esos alemanes. Sí fuesen rusos ya hubieran hec ho trizas los vasos y las sillas: pero est a juventud

que estamos viendo es: demasiad o reservada. Vamos,

de volver á casa?

Annuchka,

¿noes hora

La joven contestó con un afirma tivo ademán de caboza. —Nosotros vivimos fuera de la villa

—añadió Gaguine—en una casita aislada en un ribazo en medio del viñedo . ¡Ya verá V. qué cosa más bonita! Veng a la patrona nos ha ofrecido prepar V.: arnos

leche cuajada. curecer,

y

Además, comienza á os-

atravesará

V.

el

Rhi

más comodidad á la luz de la lun n a. Partimos...

=eon

Pocos instantes des

salimos por la puerta baja de la pués villa, circunvalada por una antigua mur alla que aún tenía

“algunas

almenas.

Ava

zamos por la campiña; después de bor nuna larga tapia durante un centen dear pasos, nos detuvimos frente á una ar de puertecita. Abrióla Gaguine y nos hizo tomar por un camino escarpado, á los lad os del cual se escalonaban las viñas.

Acababa de ponerse el sol. Un matiz purpáúreo de suma finura coloreaba las

cepas, los rodrigones

la tierra desecada

que las

cubierta de

sostenían, fragme

tos de pizarra, así como los blancos nmu: ros de na casita cuyas ventanas claras

veíanse circuidas por marcós pintados de negro, y hacia la cua] encaminaba el sendero por donde subíamos.

¡He aquí nuestra morada!—exclamó Gaguine cuando llegamos á poca dis tancia de la casa.—Y al mismo tiempo-

veo á nuestra patrona, que nos trae leche para darnos un refrigerio. Guten

Abend!—la gritó. —Vamos

á tomar nue tra meriendilla; pero ante todo, mire sV. en

torno suyo, y dígame este punto de visfa.

qué le parece E

, Kn efecto, era admirable

ma que me

señalaba.

A

el panora-

nuestros

corrían por entre verdeantes márgenpies las argentadas aguas del Rhin, infles amada s

en

medio

por

la

púrpu-


ra

de

la puesta

de

sol.

La

y su mirar era de pronto profundo

villa,

todas sus casas y sus calles todas; alrededor desplegábanse las laderas y los campos.

de fulgores,

apaciblemente ribera,

asentada

desplegaba

Si era

ante

hermoso

sobre

la

nuestros

ojos

lo que

á nuestros

pies teníamos, aún era más encantador el espectáculo encima de nuestras cabezas.

Daban asombro la profundidad y limpidez del cielo, la transparencia y cl es-

plendor del aire.

En

derredor

ayitábanse blandamente

ves

ondulaciones

de

las

nuestro

puras y

la brisa;

le-

también

ella parecía gozarse en las alturas. —Ha elegido V. una admirable bitación—dije á Gaguine.

—Annuchka es quien bierto-—me respondió.

ka, da órdenes.

la

ha

ha-

descu-

—Vamos, Annuch-

Haz que lo traigan

to-

do aquí; comeremos al aire libre para vir mejor la música. ¿Ha reparado V. —añadió dirigiéndos2 á mí—en tal ó cual aire de vals, que de cerca parece detestable, y oído de lejos encanta y hace vibrar todas las cuerdas poéticas del corazón? Annuchka se encaminó hacia la casa, y bien pronto volvió á salir. de ella, acompañada por la patrona. Traían:entre las dos una enorme

bandeja

con

un

jarro de leche, cucharas, platos, azúcar, frutas y pan. Tomamos asiento, y comenzamos á comer. Annuchka :«se:quitó el sombrero;

los negros

cabellos,

que lle-

cabo confusa y pálida,

fundióse

poco

á

poco con las tinieblas de la noche. Sin embargo, aún se prolongaba nuestra conversación. Gaguinc hizo que hos trajesen una botella del vino de Rhin, y la

apuramos sin darnos

prisa.

La música

no había cesado, pero los sonidos que nos llevaba el viento parecían más suaves.

Empezaban á encenderse luces en la villa y en las ribzras.

to la cabeza,

Annuchka

los rizos

bajó de pron-

le cayeron sobre

la frente, y después se puso silenciosa

y

suspiró. Al cabo de algunos instantes nos dijo que tenía sueño y se metió en la casa.

La seguí con la vista y la observé

apos-

tada largo tiempo inmóvil, á oscuras, tras de la cerrada ventana. Al fin apareció en el horizonte la luna, y sus rayos rielaron con súave centelleo en las aguas

del Rhin.

Todo cambió

de

aspecto

en

seguida: por todas partes surgieron claridades y sombras, y el mismo vino adquirió un brillo misterioso en las talladas copas de facetas. Ya no soplaba el vien-

to: acababa de'aquietarse de súbito, cual un ave que cierra sus alas. Alzábase

del suelo un olor sutil y cálido.

—Ya

es

hora

de

irse—exclamé—

vaba cortos, le caían en gruesos risos so-

bre las orejas y el cuello.

barquero.

contrariarla;

Mi

pero

presencia Gaguine

la

—Vamos, Annuchka, el erizo; no te morderá.

no

ya es

tiempo—me

y pocos instantes

me dirigía

después

palabra sin la menor

Tomamos por la- senda

te Pe

Estas palabras la hicieron

sonreir,

cortedad.

la

No po-

día estarse quieta ni un minuto.

Ape-

_nas se sentaba, levantábase, corría hacia

la casa y reaparecía voz;

—Sí,

Gaguine.

dijo:

|

luego serena y encendida, al

pues de lo contrario ya no encontraría al

parecía

|

y ca-

riñoso. Estuvimos de charla unas dos horas. . Hacía largo tiempo que anocheciera: la luz de la tarde, , primero respladeciente

cantando

se reía á menudo,

y

su

algo extraño; dijérase que no

á

media

risa

tenía

le provo-

respondió que

bajaba

del monte. De pronto, oímos rodar guijarros detrás de nosotros: era que Annuchka nos alcanzaba. —¿Pues

no

te

habías

dijo su hermano. Pero ella no contestó, y

jando

á todo

correr.

acostado?—

siguió

Algunos

de

ba-

los

candiles que los estudiantes habían hecho encender en el jardín lanzaban to-

caba á ella lo que los demás decían, sino las ideas que á ella misma se le pasaban

davía una luz moribunda que iluminaba por el envés el follaje de los árboles, al.

“por las mientes.

pie de los cuales ardían, y. les daban aspecto solemne y fantá:

raban cara

Sus gran

á cara,

con

audacia; pero á vecess entor y

mi— franqu

con

j

Encontramos a. Am:

un


té á la barca,

y me

despedí de

Sal-

mis

vos amigos; Gaguinc me prometió.

tarme al siguiente día.

Le alargué

pero limitóse

una

á

rarme moviendo la cabeza.

El batel se apartó de

del

con

fuerza

en

río.

las

los

oscuras

gas sombras

á la

envolvían

ro-

a

...

AH

es

HS

yn

MS

he

e a e TAE,

epu Y

sus

va-

descendí de

ella

lúma rielaba reflejo como

otra márgen

ES e » e 3

y

un

oscuridad, aspiran-

gran

ventura.

¡Qué digo! Era ya feliz. ¿Por qué? No hubiera podido decir lo que esperaba ni aún lo que apetecía en mi ensueño, y, sin embargo, cra feliz.

daba risa aquella

estaba á punto de cerrar los ojos, cuando

toda

EERÁ AÑFIELEANA du vecuerdo brubito Para

EL

la

noche

esto? —dije

para

mí.—

¿Será que yo no estoy enamorado?»

Poro

esta pregunta quedó sin respuesta, y me dormí como un niño en la cuna.

ÍVay | Continuard.)

de

la

señorita

Fernandez

Náter

Como en el cáliz de la fur lozana, Que es de perfumes nido, Se refugia la perla de la noche, La gota de rocío ; Así en tu

libro, del humilde bardo

Busca amorosegsilo,

Dv admiración y de* Un

recuerdo

Mariano

istaden prenda, 5

bendito.

RIERA

PALMER

Puertorriqueño

no mc había acordado de mi inhumana. . «¿Qué significa

áltum

Amparo

supora-

bundancia de sensaciones, á la vez oxtr añas y deliciosas; me metí ex la cama, y

de pronto recordé que en

=s

de un d.!

últimos acordes de

fusa espera de no sé qué

=

RS

,

do con lentitud el aire embalsamado; y cuando penetré en mi cuartito sentí removida mi alma hasta el fóndo, cn con-

me

RMO A

M4

EN

. n.

antiguo vals de Lanner como pará darme un adiós. Tenía razón Gaguinc: aquolos sones lejanos me conmovieroa de un modo muy particular. Volví á través de los campos, sumi-

ma Casi

S eri

EN

pero no ví á nadie

La su

dos cn una profunda

. e

em

ribera:

puente de oro de una á los

As

..,

Y A

aguas

ro.

Oyéronse

= yo

la barca.

Atracó la barca,

en la otra orilla. nuevo, extendiendo

A 2.

eO

¡Adiós! —dijo la joven otra vez. —¡ Hasta mañana! —añadió Gaguine.

miré á mi alrededor;

>

Ye de ye

yd

—Acaba V. de entrar en el reflejo de la luna- me gritó Annuchka:—lo: ha roto V. Dirigí la vista

-

A

mi-

corriente lo arrastró con rapidez: el bate -

mos

r

Y ot

la orilla, y la

lero, robusto anciano, sumergió

visi-

mano y la estrechó con la suya; presenté

la otra á Annuchka,

Incerior ds la Iglesia de San German.

nue-

es

e pa e AA

cr a cin TIRA 5 O

del agua: hablaba con el barquero.

LORD BYRON Errante por montes y valles, Camina el poeta,

TURGUENEF >

O: llevando una

lira

Y alzandoun canto de guerra,


229

A su voz los suliotas responden,

: + + += Q€ue no git1en vivir más que robando á los forasteros que vienen de afuera! . -¡Redicz, como yo cogiera á uno!....—y el tío Colás levantaba amenazador su brazo derecho cerrando fuertemente los

Los cleptas atruenan, Y se lanzan formando aigazara A._morir en las lides sangrientas.

puños.

Al cabo, tuvo que conformarse con la pé-dida, decidiéndose porirá verificar

Es la patria el amor que defienden, Su propia existencia; ¡Que la patria es tambien ese aire

en la primera.

Y esa luz que en el pecho

contró:

penetra!

Y mueren contentos de darle

las compras de que se había

Salió á la calle Mayor,

¡Pues que vale la vida, qué vale Si la patria sucumbe enla afrenta!

y entrando

tienda de géneros que

en-

—Buenos días. .y ustés perdonen —dijo—¿Aquí venden hostias? —Hombre,

La vida que alientan:

encargado.

hostias

no

vendemos,

le contestaron—pero vendemos otras cosas; usted tendrá que comprar algo más, como telas. ...pañuelos....

—Sí, eso es; nesecito un pañuelo de

seda colorá y....

¿Y que halló por montañas y valles

El guerrero poeta ? Un laurel que renueva

Compró

allí

el

tio

Colás

en-

distintos

efectos entre ellos algunos que no debía llevar, y á los pocos momentos salía de nuevo á la calle cargado con varios paquotes y murmurando:

sus hojas

Y una tumba en las playas de Grecia José AGUSTIN

—Pase usted, amigo mío; aquí contrará de todo, barato y bueno.

APONTE.

—Rediez.. y qué charla!; esta gente

Puertorriqueño.

con su lengua

vuelve loco de la

cabeza á

cualquier cristiano!.. Vamos á ver ahóra

el encargo del Secretario.... 5L

TIO COLAS

EN

Y entrando en un gran establecimiento por cuya puerta cruzaba en aquel

MADRID

———

instante,

(CONCLUSION)

jer las alforjas, y aluego procurar ir,recordando lo que decía-la lista fa que »2 tío

; Colás

aproximándose al banco

á la

donde

Plaza

¡Man robao las alforjas!....; ñOr...-.¿y qué gentees

¿aquí tien de

cansá? —Aguí

y

antes se

una

ferretería)

venta

lo que

angue

antiojos

tenemos—le

exclamó:

dispensen:

de vista dijo

un

dependiente—son antiojeras para burros! —/¡Rediez....paburros!....el caso

es que son fal Secretario, y si le servirán : —Puede usted probárselas...... —¿Yo

había sentado, observó con sorpresa que las alforjas ya no estaban allí. —/Recristo! —exclamó con rabia— ----¡Pilios!....¡gra

(era

—Díiganme

y». .¿Fecontradiez /.... papel el muy sinverestoy yo ahora!.... ¿Y cómo me las arreglo pa comprar. tós los encargos?....En fin, vamos á reco se me quede. Volvió el

-

probármelas?¿..

Y pa qué?..

Se las llevaré á él, y sino vé bien con ellas, que se dé un puñetazo en los ojos, -6 que venga á comprarlas!....¡ Hombre, á propósito—añadió mirando á su: alrededor - aquíque veo tanto hierro.:..¿ha-

brá tambien

herraduras?

de ese artículo podemos ofrecerle diferentes clases y ta-


o a

IL: cogió, en cfecto,

nt ¿e

las que mejor le

parecieron; y despues de pagar, preguntó á los dependientes por la Botica más próxima, encaminándose á la que le indicaron. — Aquí vengo á que me dén unas meicinas. que man encargao......

—¿Y qué medicinas son csa:? —Pues

mA

N e eem

mañosi..... ¡si son para usted!......... —Nó, fa mí no; son pal Veterinario de mi pueblo...... —Pues usted escogerá.

«pal tío Lucas

el bar-

bero una botella de agua de....de.... ¡demonio s1 me acordaré!...... es una cosa así, como...... te lo echo ó no te lo ÉCho....i..

—5Será agua de Loeches!...... Eso es....de

qué nombre!....

—Y qué más? —Pues. .un biberón fal? Maestro de Iscuela, y además una caja de píldoras de..de. .¡recontra!....de eso sí que no me acuerdo, pero debe ser alguna cosa Pa poder engordar; porque el pobrecito casi siempre está desmaya0!/...... tico>1Ae

dijo el Farmacén-

aconsejo que compre media

cena de gallinas gordas

y se las

conducido. á la Corte, regresó el. tio

lás á su pueblo, en donde hizo entrega de los diferentes objetos que comprara, disculpándose como pudo con las personas que se habían quedado sin los suyos.

No cesaba el tio Colás de hablar mal

de la Villa y Corte y de sus habitantes (unos granujás que — según él - no vivían de otra cosa que de lo que robaban

- ¿Sabeis lo que sus digo?; que Madriz será muy bonito; pero lo que es, el hijo de mi madre allá no vuelve!. E. DECORO Setiembre,

1897. ——— o AT

EL Leyenda

VENGADOR en

no

se

sí;

se las

Despacharon al tío Colás, y álos pocos momentos encontróse de nuevo en la calle, embarazado por completo con los distintos paquetes que cargaba, y murmurando:

—,Rediez.!....ni Cristo pasó de la Cruz, ni yo paso de aquí!....¡Ya estoy cansao de tanto entrar y salir en las tiendas y de oir las cuchufletas de los dependientes!...... ¡Ná....que no com» pro más, y el que se “quee sin s su encargo,

A

¡A la posá me voy, y de alli

al

pueblo? -.... ¡Recontra, y qué viajecito

de recreo!.

¡Voy

d e Madriz....hasta

los pelos!...... ¡Pa que yo E

E

aa

Adra

da

O

eee

AO

vuelva!... A

A

de

yen

prosa

.

QUIAR.!.

(CONTINUACION) CONDESA

Nada os respondía

yO.

MARIA.

dar,

apure.

acios

J. GONZALEZ

lleve

voy á

tres

POR

tica.

hombre,

á los

forasteros de afuera); y siempre que algún chusco, por oirlo, le recordaba su decía con enfado: a

do-

—Hso á mí no me lo han enc argao. Conque si me dá las píldoras, bien; y si1nó, con decir aa no las había en la BoBl,

Co-

$

loeches....;Rediez y

— Pues entonces

Fuese, en efecto, á la posada; y aparejando el viejo pollino que lo había

Pero apesar de que eramos niños, no se nos ocultaba que cn lo recóndito de tu ser hervía un sufrimiento que robaba color á tu semblante y la alegría á

cl tu

espíritu.

besos. ich MARIA

Hoy

¿Porqué penetró Enrique

este castillo?

cn

CONDESA ¡Era huérfano y:1= brindé amparo. . a

MARIA

¿ ¿Porqué nos, roba tu amor”

Eon


331 jo: —«Forzoso es que Renard se aleje de A este castillo para evitarme un crimen.»

CONDESA

“¿Le aborreces?*”

seguida me preguntó:

¿Crees?

y yo le contesté:— “Lo aborrezco.*'

MARIA

y tus fa-

. Porqué obticne, tu afecto vores? CONBESA

CONDESA

Muy mal le quieres y le tratas. (Con terror) una fiera.

MARIA

: Quererle?

le odio, madre.

¡Oh!

En-

detonces juramos no perder ocasión ni la reatenernos en los medios propicios á lización de nuestra venganza. Me

infundes

miedo:

eres

MARIA

CONDESA

? ¿Te aterorriza nuestro odio

á ese (Con amargura), Y por qué odials

ds

infeliz que no os hace ningún daño!

CONDESA

agravia que yo considere y estime á ese trovador, á cse pobre huérfano:

MARIA

¿Quieres

ES

ahogarlo ?

MARIA

CONDESA

Sí ¿á

qué

negarlo?

Esa

- Cómo?

condi-

MARIA

es

la

ción de los nobles: aberrecer á todo lo

la

que á

le

« Vacilas ? No me reveles tu amor

Re-

e

?

señora,

(Horando

me

na

CONDESA

¿Estás loca”

- MARIA

Oye. Nuestros odios son gemelos. Una tarde el trovador entonaba. la can-

ción de EL PALADIN DE ORO mientras Sus ojos se fijaban ávidamente

El lanzó un suspiro, tú

je.

No me humilles, de ira) humilles e

CONDESA *

pa-

hacia ese

Maza Principalde San Germán

gues.

7

»

MARÍA

sea

distin-

Y > Fe

alin-

Pero.

nard porque tú le quieres

y

2 castillo

CONDESA

intención.

Odio,

¿del

Íriso.

que les rebaja y ofende, . por insignificante que sea la falta y por inocente

Aleja

en los

tuyos.

vertiste una

lá-

grima y Fernando loco, ardiendo en celos, rugió á través de las cortinas de la Quiso entrar pero se detuvo. alcoba. Corrió hacia mí pálido, trérulo y me di-

¿Ese

llanto

MARIA

(Como

arrepentida )

Perdóname

si

te

ienofendo al poner de relieve los sentim tir de mi corazón; pero no puedo aba tos sus impetus.

¿Con lástima)

CONDESA

Te compadezco.

desgraciada serás en el mundo!

Cuán


LA CONDESA,

En la puerta del fondo

mi esperanza,

mi gloria, NO Tc pregunteis si desearía verla. ¡Verla, sí, aunque dura se mi vi da lo que 1

A

en actitud humilde,

¡Señora!

LW

a luz de mis ojos, la fuente donde bebía el verdadero amor,

Y ENRIQUE.

— ENRIQUE

?

la gloria.

:

MARIA

pq?

tu

Escena 34

CONDESA

CONDESA (Con

alegría mal disimalada )

¡Enrique!

bastardo! (aparte) ¡Oh, víbora, en te aplastará mi venganza! (Vase por la puerta lateral derecha.)

¿Qué

Escena 48

CONDESA

¿A qué vienes? ENRIQUE

(Apart2)

CONDESA ;

¡Cómo se extremece

zo mi corazón al oir sus Si TOMpes el dique y te

- . SUs Ojos en Enrique. )

Vengo, señora, á disi par y utCstros dolores. Si Horais por el hijo au sente, yo enJugaré vuestro

de

palabras!

desbordas!

go-

¡Ay

(Fija

ENRIQUE (Aparte) ¡Me es

Manto con una de esas ca nciones que esparcen la ale gría, á pesar de que demi laud no brotan más

vi

! ¡La vida da

:

,

(Con gravedad pero sin altivez)

le

es

darías por un beso de su boca ?

(Con efusión o

mm

Mi alma

or

ENRIQUE

1¿A CONDESA e Y ENRIQUE.

tristeza.

E]

vehemencia,

fuegó que ary de sin exti ) MiMi am nguirse, CÓNDESA

¡El breve

profunda

ENRIQUE.

(Con mayor

desdén )

acordes de pero no ríe.

S ho

¡Aún ún] ¿A la amas 3? be

MARIA (Con

dura

"n relámpago!

el final de. |

que .

Ey Mora

comuni

as | y ella sólo sabe llcsu or ar 5 ¿Porqué? Cuando abra za is á vuestros hijos recuerdo á mi ma dr e ¿D on de est. en el cielo. ¡Era sentimientos,

tan buena!

:

CONDESA

¡Con emoción ) ¿La

querías

ENRIQUE

mucho?

Como se quiere posible pintaros mi am4or una madre! Tm 1 que lo cante ni poeta . No hay laud 1 che que lo describa. CONDESA

Preguntad

a

]

A

al ciego

brar la vista; pregunta si anhela reco-: d :al sedientosj quiere beber del agua pura de uña fuens

te; preguntad

argentada luna,

a Uaminand

)

¿ Descarías verla?

ENRIQUE

Ñ

al justo si quiere gozar de

:ga

>

el ambiente

«

¿REN reposa toda

EN la y bura,

5%, ¡0nca

iernas flores

duermela tierra en ar moniosa paz,

1

Py

as _e


9 3 23

y el dios silencio por do

quiera

Fuí la brizna de paja

esparce

corriente.

su majestad.

Fuí la hoja seca

tra el viento de otoño.

Recibí las miradas

—Duermen las aves en sus lechos de hojas, misterioso sueño duerme quizás.

que

arras:

otros

ojos,

Mi corazón deshecha sus como el oceano sus muertos. Ninguna

otas en mi mente, audaz;

ven á soñar.

ya me

mirada me muestra

el cie-

consucla.

Eres rocío que abrillanta la hoja. Eres luz que fecunda la planta. Tracs la esperanza. Anuncias la

Ven, que del astro que en la noche reina la luz de plata nos alumbra ya; ven en la tierra, todo duerme ahora; ven á soñar. Que los delirios de la mente

recuerdos

lo: solo la tuya me trae la inspiración; ninguna sonrisa me alumbra: solo la tu-

ven í mi lado, que te busco amante;

nueva primavera! Como

res, clamor

loca

la perla en el fondo de los ma-

se oculta

el

en

del

fondo

alma.

al sol no muestran su brillar fugaz: de noche nacen, con la luna tomau forma

.la

del mundo no valen lo que tu cariño.

Ven á mi lado, mi ilusión querida, sueño que

de

lleva

los b3s0s de otras bocas, las caricias de otros brazos. Pero todos los placeres

el hombre duerme en el callado hozar, y ln Natura

que

¡Vuelvo á tí! La vida recobra sus ilusiones. tre tus brazos s: extingue el dolor.

vital.

corazón conduce á los cielos.

Esos delirios que en la noche viven

tena-

Sólo tú adivinas mis ensueños

ñeles amantes sienten Áá la par;

las ansias

ces, y sólo tú comprendes

votas de un canto que no olvida el alma nunca, jamás.

EnTu

finitas de mi juventud! AUGUSTI

MALARET.

Dúos que entonan en silencio sól» seres que arrastra misterioso

imán,

LIRA EXTRANJERA

y que del pechos en la honda profundidad. Vev á mi lado, mi ilusión querida,

A

sueño que flotas en mi mente, audaz;

La pena que te consume Revela una dicha; pues

a ú mi lado, que te busco waRuto; ven á soñar,

E.

LA

EVA

e

Una espina sólo es El indicio de un perfume!

golondrina

enferma

rolls

nido abandonado, ocultando. bajo

al

<u ala -

la herida de la flecha. .

Amé y fuí infeliz! Vi mis. ¡lusiónes

tronchadas, mis

ensueños

desvanecidos.

Tu mal fulgura y orea, Hay en ¡a pensar intenso Algo que trasciende á incienso

Y resplandece y gorjea!

El aia del ángel

brilla

Las esperanzas se desarraigaron de. q

Sobre la faz. trástornada

temp stad.

De la oración eniutada

- corazón como los árboles azotados por la

in-


toi

Y mustia que se arrodilla !

NS

a

A

a

al

Es más feliz que quien rie! Hay tristezas que levantan Y júbilos que desdoran,

La efusión de tus dolores Es el rocío que hiende La noche azul, y desciende

Hay regocijos que lloran

De las luces á las flores!

Y sufrimientos que cantan! SALVADOR

Las lágrimas, esos rastros,

Vienen del cielo, y han sido Cosas puras que se han ido

DIAZ MIRON.

-—México.

De las almas á los astros!

MATOS

Esas gotas son radiantes

Pavesas, y fueron glorias : Hay perlas que son escorias,

A juzgar

de Ponce, á esta

Tn juventud,

X

fecha

debe

estar discariñoso

que

padecía

Fé-

prisión

dignísimo Director de La « Libertad » éramos compartícipes, tanto más cuanto pensabamos enque podía caer —apesar de

su reconocida y clarísima inocencia—en

triste y dolorosa

condena,

coridena

le alejara de nuestro terruño.

cosecha !

Bien

sabemos

entero, aquel

que atesora

que

que

aquel carácter

hombre e

aquel pa-

triota de corazón no se asusta ante la pr de un vía—Crucís semejante. ero

aparte

de

eso,

hay

motivos

muy grandes que han podido herir bien de cerca el sentimiento del hombre y que podrían hacerle caer en el ostracismo

los besos de la aurora,

Es como el volcín que apiña El aljófar que se cuaja Y luego se funde y baja A fecundar la campiña! Que tu razón desconfie -Del destello que alboroza! Dios sabe si quien solloza

nuéstro Antilla»,

en la cárcel de la Capital por los sucesos de Yauco. Muchísimo nos alegramos que así sea. De los sufrímientos apurados por el

La glacial melancolía Y ofrece una frente fria A

dice

«La Pequeña

lix Matos Bernier,

Y brotará la miés rubia; Donde no hubo nunca lluvia,

Jamás pudo haber

que

y querido amigo y compatriota don

De tu infortunio sagrado, Si el hielo refresca el prado, Caiga la nube deshecha

lo

frutando de su libertad nuestro

Vierte la escarcha bendita

La verdura resucita!

por

estimado colega

_Carboues que son diamantes !

BERNIER

más enervante.

Mas todo habrá pasado á la historia; y al influjo de un paso de avance dado

por España en el camino de la civiliza- . ción,

uerto-Rico

entra

en

una

nueva

vida política, que necesita de todos los buenos patriotas, de todos los hombres que rinden tributo á las ideas democráticas en este querido país. | Y Matos Bernier forma en primera a

línea.

7he Í


Por eso'creemos y esperamos que el ilustrado escritor y periodista eximio volverá á su puesto de honor, 4 defender

con el vigoroso

siempre

de

empuje

cl

sagrado derecho que los caínes pretenden

política

arrebatarnos en la historia nuestro Pueblo. De La

de

Vanguardia.

que del célebre legislador Solou era pariente, tenía por nombre Perictiona. | Fuí el primer maestro de Platon el entón- .

ces célebre Crotilo, bajo cuya direccción fortificó á un mismo tiempo su cuerpo y su espíritu,

á la manera que entónces venían haciéndolo los griegos. K! primer nombre del personaje que -nos ocupa tué Aristóteles, nombre que conservó hasta los veinte años de su edad en que Sócra-

tes,

Biografias Universales

Es este el más célebre médico de la antigiiedad, y nació en la isla de CÍs, unas d2 las

con las inmortales concepciones de Homero. Coasagrado al cultivo de la Geomotría,

“facultades

que Thales y Pitigoras habían hecho servir de

base á sus científizas luzubraciones, y qu>, no sin motivo, consideraron como medio eficaz de

excitar las fuerzas del raciocinio y de zar el juicio, no por esto dejó Platon al Arte un justo tributo.

hombre

pues

vivi5

más de cien años, sano de cuerpo y enteras

intelectuales.

Murío

en

Larisa

hicieron

los

mismos

Sus

«Aforismos»

son

considerados

como oráculos. Se conservan también sus «Pronósticos» y un tratado sobre los vientos,

Que llaman su obra maestra, y «Sus Tratados»; sobre todas estas obras

se han escrito

muchos

de

rendir

brillante

como aralizador era su entendimiento, dedicóse

con éxito excelente al estudio de la Retórica, de la Pintura y de la Música, pudiéndose afir-

honores qne se hicieron á Hércules. Recibió de los médicos el sobrenombre de «divino». Subsisten varias obras de este génio de la medicina.

formali-

tan

Dotado de una »imaginación

sus

(Tesalia), en donde se le

es-

siera, figura un poema épico que podía rivalizar

nir en otros semejante error. El fué el que instituyó las juntas de facultativos, diciendo que un médico no debía avergonzarse de consultar á otros sobre la manera de curar una enfermedad. Todos los médicos admiran hoy su su ciencia,

á

cuela, en la cual enseñó durante veinte años los trascendentales principios de su filosofía,dando pruebas evidentes de quesi sus pznsamientos eran graves y profundos, también su lenguaje era bellísimo, y nobles y levantados sus sentimientos. Entre las obras que, cuando joven, compu-—

ta intimó á la ciudad que le entregase á Hipócrates, á lo que aquella se negó con entereza. Su virtud, su desinterés y su modestia igualaron á su gran saber. En una de sus curas erró, lo que consignó por escrito con el fin d> preve-

sábio cogió el fruto de

comenzó

su émulo, á no haberle rescatado Dión. Fundó entónces en Atenas una célebre

ofertas que se debía todo á su patria y no á extraños. El Rey incomodado de esta respues-

Este

Filosofía,

viendo poco tiempo despues á Atenas. Treinta y nueve años tenía cuando dejó otra véz su país para dirigirs= á Sicilia; pero Dionisio el Viejo, que no podía sufrir con paciencia los reproches del filósofo ateniense, le vendió; hubiera sido víctima de la esclavitud á que en Egina se le redujera por la envidia de

Cíclad>3, hácia el año 460 ántes de la era cristiana; este gran médico desterró de Atenas la horroro3a peste que sufría al principio de la guerra del Peloponeso, recompensándole lo atenienses este gran servicio, con el derecho de ciudadanía y con una corona d2 oro. Tan patricio como buen facultativo rehusó las grandes sumas y altos honores que le ofre-ció Artaxerxes, «mano larga,» para que se estableciese en su córte, respondiendo á estas

le igualan.

estudió

Cu wmdo murió Socrátes, fué el joven filósofo á Meyara, dond oyó las lecciones de Ruclides; y d> Megara pasó á Italia con: el fin de que Kudoxio y Arquites le aleccionasen, vol-

HIPOCRATES

saber, y muy pocos

con quien

llamarle Platon, por el gran desarrollo que presentaban en el nuevo discípulo los hombros” y la frente.

mismo

mar que nuestro héroe fué á un fllósoto y artista.

-

tiempo

pos-

Entre los principales escritos que á la

Enti-

teridad legó, cuéntanse La República, el

fron, Fedon, la Política, el Banquete y el Timeo,

monu-

que son unos elocuentes é im mentos de las glorias

y grandezas de Platon, el

cual, como si hubiera previsto

el próximo ad-

venimiento del Cristianismo decía que el hom-

comentarios.

bre debía su razón y:'su corazón

á Dios

para

conocerle y para amarle.

Murió Platon en Atenas á los ochenta

PLATON —

dos años de elad, el 347 ántes-de Jesucristo.

PLATON mazió en Atenas, 429 años

de la era csistiana.

E

Llamibase Aristón su padre; y su

ántes madre

LEC.

y


Ri

a

dl

querida es para nosotros la de San Ger-

BOSQUEJO Lenledas el silencio. En un jergón de paja, yacía moribundo el poeta. ¡Ni un

rayo de so] que calentase el frío de aquellas paredes mudas, insensibles, crueles como el remordimiento! Abandonada en un ángulo del cuchi-

tril, veíase la lira, sin cuerdas,

corazón

inmóvil,

como

un

alma

Era la lira que había cantado

dezas de la patria, el zafiro del

como un sin fé.

las grancielo,

la

lozanía de los valles y la fragancia de las flores; la que había ensalzado la caridad, la virtud, la fraternidad humana

mán: en ella se meció nuestra cuna y en ella cultivamos y crecieron las primeras afecciones de nuestro corazón. Hay go-

ces en la vida que se graban en

e

ARAN

PA

a

a

Estaba triste en el ángulo,

por

venturas.

Todo

había

envejecido

todo lloraba la agonía del bardo

guirse con. la muerte. LaPlaza Principal y la Iglesia de San Germán representados en nuestros dos grabados, nos traen á la memoria

alejaba del mundo como

que se

una paloma que

cruza por encima del lodo, sin manchar el blanco terciopelo de sus alas. J. GONZALEZ

QUIARA

mas afluycn á nuestros

ANTONIA

gallardas flores que encantan y perfuman en el pensil mayagúezano; de ahí que LA

REvISTA BLANCA hoy aparezca como el alba, risueña, ostentando en su primera señorita.

Antoria Carbonell es, además, una simpática artista: posee una preciosa voz

buen gusto.

con

incomparable dulzura y

Ya la sociedad mayagiezana

ha podido, en varias ocasiones admirarla y aplaudirla. | PLAZA

PRINCIPAL.—INTERIOR

LA IGLESIA DE

SAN GERMAN.

que-

la historia ¡los que 20 volverán!

CRONICA Por fin ha recobrado su preciosa libertad nuestro queridísimo amigo y compañero don Félix Matos Bernier. La hu-

mana

justicia,

aunque

tarde,

ha

dictado

su veredicto absolutorio, y el notable escritor y laureado poeta ha regresado al seno de su hogar, único sitio en la tierra donde se respira el ambiente de la verdad.

El día diez y nueve de los corrientes

sin duda de ningún género una de las más

que emite

como

* *

CARBONELL.—Es

página el retrato de tan gentil

ojos

riendo revivir los tiempos que pasaron á

LA RevisTa BLANCA envía á tan eximio literato, su más cordial felicitación.

NU ESTROS GRABADOS SRTA

tantos y tantos goces

y recuerdos de nuestra edad primera, que, ingenuamente hablando, las lágri-

que

allí;

nos

hace muy difícil creer que pucdan extin-

y la misericordia de Dios.

el viejo cantor moría sin un consuelo, sin una lágrima. — ¡Qué horrible es la muerte en la soledad del infortunio! Dijérase que una ráfaga de viento había barrido en aquel hogar lumbre, calor, alegrías,

el alma

con caracteres tan indelebles, que se

DE

—Citidad

se reunirá la Junta

general

del

Casino

de Mayagúez con el fin de proceder á

la

elección de la nueva Directiva que habrá de actuar y regir dicho Círculo social durante el próximo año mil ochocientos noventa y ocho.

Para celebrar el vigésimo tercero Aniversario de su fundación, celebrará él expresado Casino de Mayagñez un expléndido baile,el cual hará eco en los ana-

les de aquella Sociedad, pues la Junta Directiva trata de no omitir gastos para el mayor lucimiento de la fiesta en hono1 de Terpsícore. Trasladamos la noticia á nuestras damas con el fin de que no

falten para que con su presencia den mayor realce al acto.


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