Revistadellnstitute N C U L T U RA P U E R T 0 R R I Q_U E
aiio 4 I numero 7 I sequnda serie
A
enero-junio 2003
•
Los inmigrantes por Norberta James
sumarto 2 IDS TORIA
La rnigraci6n caribefia hacia Puerto Rico: su irnpacto demogratico, socioecon6mico y cultural 3 por Jorge Duany La participaci6n de Puerto Rico en el proceso de democratizaci6n en la Republica Dorninicana por Walter R. Bonilla
14
Una pugna caribefia: Munoz Marin y Trujillo por Jorge Rodriguez Be ruff
26
Cuando puertorriquefios negros arriesgaban la vida para buscar la libertad en Santo Domingo ~R~~A~~
~
Historia urbana comparativa en el Caribe Hispano: las ciudades de Ponce y Puerto Plata por Jose Marfa Padilla
44
Pedro Henriquez Urena y Hostos por Jose Ferrer Canales
69 ARTES VISUALES
Una vision panonimica: arte dominicano, hlstoria y modernidad por Abil Peralta
76 LITERATURA
Encuentro poscolonial y diaspora caribefia: Encancaranublado de Ana Lydia Vega por Fernando Valerio-Holguin
87
Ostracismo en las azoteas por Miguel Perdomo
93
Saludo en ti a la nueva mujer americana ... por Julia de Burgos
94
La isla y su enves: representaciones de lo nacional en el ensayo dominicano contemporaneo por Nestor E. Rodriguez
95
Juan Bosch, la formaci6n de un pensarniento por Eugenio Garcia Cuevas
110
Hay un hombre en el mundo por Josemilio Gonzalez
121
ANTROPOLOGIA
Los tainos en los apuntes de Cristobal Colon por Manuel Garda Arevalo
123
La mufieca de trapo: artesania, genera y raza por Ram6n L6pez
135 MUSICA
Cuando el merengue entro en la "cultura de masas" por Dado Tejeda 140 Que ni muerto las rosas del amor te sostengan ... por Julia de Burgos
144
Portada, ilustraciones y grabados: Belkis Ram{rez
INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUENA Manuel Martinez Maldonado, Presidente JUNTA DE DIRECTORES
Jose Alberty Monroig, Cordelia Buitrago, Marfa de los Angeles Castro, Osiris Delgado, Enrique Laguerre, Carlos M. Lopez Rivera, Eneid Routte-Gomez y Rafael David Valentin, Teresa Tio, Directora Ejecutiva JUNTA EDITORA
Ricardo Alegria, Luis Gonzalez Vales, Jose A. Perez Ruiz, Marfa Vaquero, Idalia Perez Garay, Lourdes Lugo-01tiz, Elidio la Torre y Pedro Reina EQUIPO EDITORIAL I OFICINA DE REVISTAS
Gloria Tapia Rfos, Directora I Editora Ferdinand Alvarez Rivera, Coordinador editorial Hector L. Urrutia Pesquera, Editor Sandra Rodriguez Aparicio, Secretaria Eugenio Garda Cuevas, Corrector Yomarie Osorio, Wanda Reyes, Wanda Rodena, Nancy Lee Sanchez, Carlos E. Cana Rivera Manuel Olmo I OCS, Diagramaci6n
I
INSTITIJTO deCULTURA PUERTO RRIQUEN A
P.O. Box 9024184 San Juan, PR 00902-4184 http://icp.gobierno. pr ISSN: 0020-3815
Oficina de Revistas tels. (787) 721-0901; fax. (787) 977-3803 CO!Teo electronico: revista@icp.gobierno.pr Oficina de ventas ¡ tels.(787) 724-4215 (787) 724-4295 fax. (787) 723 -0168 correo electronico: ventas@icp.gobiemo.pr La publicaci6n de un artfculo, comentario, poema, cuento o
resefia no significa que e/ Instituto de Cultura Puertorriquefia se solidariza con los puntas de vista expuestos par el autor.
co Iaboradores RICARDO ALEGRiA, es antrop6logo e historiador puertorriquefio. Fue el primer director ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriquefia y fundador del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. WALTER R. BONilLA, naci6 en Mayagiiez, Puerto Rico. Realiz6 sus estudios en Ia Universidad Interamericana de Puerto Rico (BA) y en Ia Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras (MA). Es autor del libro La revoluci6n de abril y Puerto Rico(2001) y colaborador de Libro de Puerto Rico (2001). JULIA DE BURGOS, una de las grandes voces de 1a poesfa de America. Naci6 en Carolina. Sus poemarios, Poema en veinte surcos (1938), Canci6n de La verdad sencilla (1939) y El mary tU (1954) han inmortalizado su figura en las 1etras puertorriquefias y universales. Muri6 en Nueva York en 1953. JORGE DUANY, es Catednl.tico de Antropologfa en Ia Universidad de Puerto Rico en Rio Piedras. Sus intereses principales de investigaci6n son Ia migraci6n caribefia y los Iatinos en los Estados Unidos. Su mas reciente libro se titula The Puerto Rican Nation on the Move: Identities on the Island and in the United States (2002).
------
JOSE FERRER CANALES, naci6 en San Juan, graduado de bachillerato y maestrfa de la Universidad de Puerto Rico (1944). Doctorado en Filosoffa y Letras de Ia Universidad Aut6noma de Mexico (1952). Uno de los mas grandes estudiosos de las obras de Hostos y Marti. Se retir6 de Ia c:itedra en 1983 y actualmente da cursos en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y e1 Caribe en San Juan.
------
MANUEL ANTONIO GARCIA AREVALO, naci6 en Santo Domingo. Obtuvo la licenciatura de historia en la Universidad Cat6lica de Santo Domingo. Es miembro de la Academia Dominicana de Ia Historia y del Museo del Hombre Dominicano. Autor en las areas de prehistoria, folclor e inmigraci6n espanola en el Caribe.
------
EUGENIO GARCIA CUEVAS, es escritor, periodista y profesor dominicano. Ha sido ganador del Premio Nacional de Ensayo Pedro Henriquez Urefia de Ia Republica Dorninicana y del Premio de Periodismo Bolivar Pagan, del Instituto de Literatura Puertorriquefia, entre otros. Es profesor en Ia Universidad de Puerto Rico, recinto de Carolina y de Ia Escuela de Artes Plasticas.
------
JOSEMILIO GONZALEZ n11ci6 en Nueva York Fue Catedratico del Departamento de Lenguas y Literatura en Ia Universidad de Puerto Rico. Publico La poes{a contempordnea de Puerto Rico y Cdntico mortal a Julia de Burgos, entre otros. Falleci6 en 1990.
------
NORBERTO P. JAMES RAWLINGS, naci6 en Republica Dominicana. Fue co-fundador del Grupo La Isla. Es egresado de Ia Universidad de La Habana (1978). En 1992, complet6 sus estudios de doctorado en lengua y literatura hisp:inicas. Es profesor de espafiol en Boston Latin School. Entre sus poemarios encontramos: Sobre La marcha (1969), La provincia sublevada (1972), Vivir (1982), Hago constar (1983) y Denuncia y complicidad (ensayos 1997).
RAM6N L6PEZ, es artesano, antropologo, escritor y educador. Sus numerosos ensayos de temas historicos y culturales han aparecido en Didlogo, En Rojo y otras publicaciones. Algunos de sus libros son Tapices puertorriquefzos, El proyecto colonial en Ia escuela pttblica 1898-1903 y Puerto Rico, USA: historia de un pais imaginario y otros ensayos. En Ia actualidad dirige el Centro de Investigaciones Artesanales del Instituto de Cultura Puertorriquefia. JOSE MARiA PADILLA, historiador urbano dorninicano egresado del Programa Graduado en Historia del Recinto de Rio Piedras de Ia Universidad de Puerto Rico. Su Tesis Doctoral verso sobre Ia economfa portuaria y el desarrollo urbano de Ia ciudad de Puerto Plata. En Ia actualidad es profesor del Departamento de Historia y Antropologia de Ia Universidad Autonoma de Santo Domingo. Ademiis, pertenece a! Consejo Doctoral de Ia Secretaria de Estado de Educacion Superior, Ciencia y Tecnologia en Ia Capital Dominicana. ABIL PERALTA, rniembro de Ia Asociacion lntemacional de criticos de arte, AICA. Secretario General de Ia Asociacion Dominicana de Criticos de Arte y Director de "ARTes" en Santo Domingo. MIGUEL PERDOMO, nacio en Azua, Republica Dorninicana. Estudio en Ia Universidad Autonoma de Santo Domingo y Ia Universidad de Illinois en Chicago. Obtuvo el doctorado en City University of New York. En Ia actualidad, ensefia en Hunter College y en Sarah Lawrence College. Ha publicado los siguientes libros: Cuatro esquinas tiene el viento, Los pasos en Ia esfera, El inquilino y sus Jantasmas. Los poemas que he incluido son dellibro proximo a publicarse en La colina del gato. NESTOR RODRiGUEZ, poeta y critico oriundo de Ia Republica Dominicana. Es editor de Ia revista cultural electronica El mono adivino (www.monoaclivino.org) y rniembro de las juntas editoriales de Sirena (Dickinson College) y Xinesquema (Santo Domingo). Actualmente se desempefia como profesor visitante en el Dickinson College de Carlisle, Pennsylvania. JORGE RODRIGUEZ BERUFF, es director del Departamento de Ciencias Sociales de Ia Facultad de Estudios Generales, UPR. Obtuvo su doctorado de University of York en Gran Bretafia. Tiene a su haber varios libros de los cuales destacan: Fronteras en conflicto (1999) con Humberto Garcia Mufiiz y Las memorias de Leahy (2002), prerniado por el Instituto de Literatura. DARfO TEJEDA, realizo estudios de maestria con especialidad en estudios caribefios en Puerto Rico. Ha publicado los libros: La historia escondida de Juan Luis Guerra & los 4:40, La pasi6n danzaria y La escritura multiple. Actualmente preside en Santo Domingo el Ins titulo de Estudios Caribeiios. FERNANDO VALERIO-HOLGuiN, nacio en La Vega, Republica Dorninicana. Estuclios de Licenciatura en Letras en Ia Universidad Autonoma de Santo Domingo. Becario Fulbright con Doctorado en Letras Hispiinicas de Tulane University, 1994. Es profesor de literatura y cultura afrocaribefias en Colorado State University. Entre sus publicaciones encontramos: Viajantes 1nsomnes (1982), Poetica de lafrialdad: La narrativa de Virgilio Pifzera (1996) En 2002 aparecieron publicados su poemario Autorretratos y su novela Memorias del ultimo cielo.
BdkiJ Ram(re;. Memlpuli.f (deiUI/c),
gru/>adtJ ,ttJ/Jre mmlem ,l'limUeo, /987
~~l
Nota Editorial M
irar hacia el ponicnte con Ia certeza que en tic¡ rras vecinas habitan nuestros hermanos de pensamiento y de libertad es un privilegio que hemos tenido siempre los puertorriquenos a travcs de toda Ia historia. Nuestras musicas, nuestros versos y nuestros colores parccen entenderse de una manera profunda e inequfvoca. Entre los hijos de Quisqueya y Borinquen existe un Ienguaje fntimo y espiritual que ha borrado los espacios geognificos y ha tornado las vicisitudes historicas de ambos pulses en grandes aetas de apoyo y solidaridad antillana. Comparten esta edici6n conocidos intelectuales cuya tr.tyectoria y probado conocimiento han nutrido el acervo bibliogr.ifico del entomo caribeno, asf como investigadores mas j6venes en una afortunada coyuntur.t. Encontranin nuestros lectores Iemus que nos remitcn a Ia vision percibida por el Almirante Cristobal Colon en costas antillanas. Continuaremos nuestro periplo a travcs de Ia riqueza y energfa del artc dominicano. Asimismo, podr.ln ponderar sabre Ia realidad caribena con varios artfculos de amilisis e impacto socio-polftico. Honramos adcmas, dos insignes figuras universales nuestras, Eugenio Marfa de Hostos y Pedro Henriquez Urena. Han sido de inspir.1ci6n para nuestro equipo de trabajo las palabr.ts del Ministro de Estado y Cultur.1 de Ia Republica Dominicana. el poeta Tony Raful, l..t.1 culwm es hoy por hoy el elemento capiwl y detenni¡
nante del mundo. Sin cultura 110 e:; posible coils¡ tmir ning1i11 proyecto socialni llistcirico. En el lnstituto de Culturo~ Puertorriquena hacemos ceo de sus palabra.~ y tro~bajamos afanosamentc por utilizar nucstr.t cultur.1 como piedra angu~ Jar de nuestro a vance como naci6n. Finalizamos esta nota con un llamado genuino a Ia fratemizaci6n y de que nuestros pulses son una s61a patria extendida.
Rel'isw /CP cnlo -1 / mim~m
i
Los
inmigrantes
Norberto James
Aun nose ha escrito Ia historia de su congoja. Su viejo dolor unido a\ nuestro. No tuvicron tiempo -de ninospam asir entre sus dedos los multiples colores de las mariposa.~. Atar en Ia mirada los paisajes del archipielago. Conocer el canto humedo de los rios. No tuvieron tiempo de decir: -Esta tierra es nuestra. Juntaremos colorcs. Haremos bandera. La defenderemos. Hubo un tiempo -no lo conoden que Ia caiia los millones y Ia provincia de nombre indigena de salobre y humedo apellido tenian musica propia y desde los mas remotos Jugares llegaban los danz.antes. Por Ia caila. PorIa mar. Por el rail ondulante y frio muchos quedaron atrapados. Tro~s Ia alegre fuga de otros qued6 el simple sonido del apellido adulterado dificil de pronunciar. La vetusta ciudad. El polvoriento barrio cayendose sin ruido. La pereza lastimosa del caballo de coche. El apaleado joven requiriendo Ia tibieza de su patria verdadera. Los que quedan. Estos. Los de borrosa sonrisa. Lengua perezosa para hilvanar los sonidos de nuestro idioma son Ia segunda raiz de mi estirpe. Vieja roca donde crece y arde furioso el odio antiguo a Ia corona. A Ia mar.
Bdtis Rumi~r., w~sflls 1992 Xilo~:mfiu10" .r U -
Ctm d m11r u
A esta horrible oscuridad plagada de monstruos. Oyeme viejo Willy cochero tiel cnamorado de Ia masoneria. Oyeme tu George Jones ciclista infatigable. Winston Brodie maestro. Prudy Ferdinand trompetista. Cyril Chalanger ferrocarrilero. Aubrey James quimico. Violeta Stephen soprano. Chico Conlon pelotero. Vengo con todos los viejos tambores arcos y flccha espadas y hachas de madera pintadas a todo color ataviado de Ia multicolor vestimenta de " Primo" el Guloya-Enfermero. Vengo a escribir vuestros nombres junto al de los sencillos. Ofrendaros esta Patria mia y vuestra porque os Ia ganais junto a nosotros en Ia brega diaria por el pan y Ia paz. Por Ia luz y el amor. Porque cada dfa que pasa cada dia que cae sobre vuestm fatigada sal de obreros construimos, Ia luz que nos deseais. Aseguramos Ia posibilidad del canto para todos.
HISTORIA
La migraci6n caribefia bacia Puerto Rico: SU IMPACTO DEMOGRAFICO, SOCIOECONOMICO Y CULTURAL' Jorge Duany
P
uerto Rico es cada vez mas una naci6n en vaiven: un pais cuyos bordes son cruzados incesantemente por migrantes que van y vienen de Ia Isla. Desde I940, mas de 1.6 millones de residentes de Ia Isla se han mudado a los Estados Unidos.1 Hoy en dla, casi Ia mitad de todas las personas de origen ~ puertorriqueno vive en el exterior \. -3.4 milloncs de personas en el - - - - - - - - .• .._ continente norteamericano, com· paradas con 3.8 millones de personas en Ia Isla. De seguir las corrientes demograficas actuales, Ia Fmoxrafltl. IVilfritlll Ortt; mayorfa de los puertorriquenos residira fuera de 1 Ia Isla en Ia proxima decada. AI mismo tiempo, Puerto Rico ha recibido a combinaci6n de un exodo prolongado con un cientos de miles de inmigrantes desde los anos sesenta, principalmente migrantes de retorno y influjo sustancial de migrantes de retorno y extranjeros hace a Puerto Rico un caso ejemplar sus descendientes, asf como ciudadanos de otros de Ia migraci6n transnacional contemporanea. La pulses, sobrc todo Ia Republica Dominicana y Isla se ha convertido en un verdadero entrecruce Cuba. Segt1n eJ censo del 2000, el 9 por ciento de los residentes de Ia Isla habia nacido en el exte· de caminos para personas de distintas procedenrior, incluyendo a las personas nacidas en los Estados Unidos de origen puertorriqueno: Pocos pulses de Ia region caribeiia -e incluso del Hace atios que vengo pregwztandome, porque el mundo entero- han experimentado desplazaasunto me interesa enormemente, cuales serall a Ia mientos tan masivos de su poblaci6n en tan poco larga las consecuencias sociales, culturales y polfticas tiempo. De tal modo, Ia situacion puertorriqueiia presenta Ia aparente paradoja de una creciente de esas dos masivas inmigraciones antillanas que poblaci6n inmigrante -una de las mas Puerto Rico ha conocido en los ultimos lustros. numerosas en el Caribe- junto con una persis· -Jose Luis Gonz:ilez tente emigraci6n hacia los Estados Unidos. Esta
I Estc cnsayo incorpora y actualiza porcioncs de dos tcxlos que rcdacte anteriormcnte (Duany 1992: en prensa). Agradczco Ia colabo· mci6n de las siguiente~ pc!'llonas en Ia busqueda de datos estadlsticos sabre Ia migraci6n en Puerto Rico: Gerardo Sanchez-Duverge, Juan Cilstailcr, Carlos E. Santiago, Elisa Vazquez Garcia e Ivan Oniz. Tambicn ngrndezco Ia amablc invitnci6n de Ferdinnnd Alv;~rez para publicar Clile anfculo en Re1·istll del !lmituw de Cultura Puertorriq11etla. 2 Estudi.fticas socioertmtimica.f. Juntn de Planilici1Ci6n de Pueno Rico, San Juan, 1972· 89. Mm•imielllo de pa.m jems entre Puerto Rico y e/ exterior. A1ios fiscales. Documento inedito. San Juan: Junta de Planilicaci6n. Progr;~ma de Planificaci6n Econ6mica y Social, Subprogmma de Amilisi~ Econ6mico, 200 I. 3 En mi ultimo libra claboro las implicacione~ de Ia metafora de Puerto Rico como una "nacion en vaiven" (Duany 2002). 4 Profile of Selected Social Char~cteristics: 2000. Geographic Area: Puerto Rico. http;//censtilts.censu\.gov/data/PRI0472.pdf (2002b)
3
HISTORIA
Re1•iJta ICP
4
llllt• 4 I mim~m 7
"Una naci011 en vaiven, entrecruzada por migrantes de distintos pafses y regiones, tiene que ltacer wz mayor esfuen.o por incorporar a los extranjeros, particularmente a los dominicanos, en una defin icion ensanclzada de Ia puertorriqueiiidad, que reconozca plenamente su cardcter afrocaribetio." cias (vease Martinez 1998).~ La diversidad de los orfgenes y destinos de los migrantes socava las premisas ideol6gicas de los discursos tradicionales de Ia naci6n, basados en Ia ecuaci6n entre territorio, Iugar de nacimiento, ciudadanfa. idioma, cuhura e identidad. La condici6n diasp6rica somete a cada uno de esos criterios a una intensa interrogaci6n. En este ensayo, me propongo contestar a las preguntas del afamado escritor Jose Luis Gonzalez sobre los dos nujos principales de migrantes caribefios hacia Puerto Rico: el de Ia Republica Dominicana y el de Cuba. El punta de partida del trabajo es un estimado del tamafio de Ia poblaci6n dominicana y cubana en Puerto Rico. Luego identifico los patrones basicos de asentamiento de los inmigrantes, particulannente en el area metropolitana de San Juan. Acto seguido, examino el modo de incorporaci6n de ambos grupos al mercado laboml puertorriquefio. De ahf paso a analizar Ia recepci6n diferenciada de los inmigrantes por parte de Ia sociedad puertorriquefia. Finalmente, evaluo el posible impacto de los extranjeros en Ia politica insular. El ensayo concluye con un breve pron6stico de las tendencias migratorias mas sobresalientes para Puerto Rico en el futuro cercano. Sabre todo, me interesa resaltar las consecuencias de Ia migraci6n caribefia para Ia reconfiguraci6n del discurso sobre Ia identidad nacional en Puerto Rico. Una naci6n en vaiven, entrecruzada por migrantes de distintos pafses y regiones, tiene que hacer un mayor esfuerzo por incorporar a los extran\--------1"1 jeros, particulannente a los domini·
canos, en una definicion ensanchada de Ia puertorriquefiidad, que reconozca plenamente su caracter afrocaribefio.
El volumen de los Oujos migratorios: ;,Cuantos son los cxtranjeros? El cuadro I muestra dos tendencias basicas de Ia poblaci6n extranjera en Puerto Rico desde finales del siglo 19 hasta principios del siglo 21. Por un lado, Ia cantidad de residentes extranjeros de Ia Isla se redujo grandemente entre 1899 y 1940, primordialmente como consecuencia del declive de Ia inmigraci6n espanola. Este declive se debi6, en parte, al cambia de sobcranfa de Espana a los Estados Unidos, en que los inrnigmntes espafioles tenfan que someterse a las leyes estadounidenses, al igual que otros extranjcros.~ Ademas, Puerto Rico dej6 de representar un destino atractivo para los inmigrantes dumnte las primeras decadas del siglo 20. Por otro !ado, despues de 1940, particulannente entre 1960 y 1970, Ia poblaci6n extranjera aument6 r.ipidamente, especialmente a consecuencia de Ia inmi· graci6n de Cuba y Ia Republica Dominicana. Otros grupos mas pequefios han venido de Espana, Mexico, Colombia, Panama, Venezuela, Argentina y otros paises latinoamericanos. El censo del2000 encontr6 que 109,581 residentes de Ia Isla habian nacido fuera de Puerto Rico y los Estados Unidos. De estos, 99,409 procedian de America Latina; 6,605 de Europa; 3.094 de Asia y 473 de otros continentes. 7 El influjo masivo de cubanos y dominicanos a Puerto Rico data de principios de Ia decada de 1960. Dos eventos politicos en pafses vecinos
S Yolanda Manfne:r.-San Miguel. "De ilcgalcs c indocumcntados: Representaciones culturales de Ia migracion dominicana en Pueno Rico," Rc1•ista de Cicncia.~ Sodalcs (Nueva Epoca) 4 ( 1998): 147- 173 6 No obstante, Ia historiadoro~ Birgit Soncsson (1988) ha observado elementos de continuidud asf como de ruptura en Ia migmci6n espanola had a Pucno Rico. Dcspucs de 1898, siguicron llcgando a Ia l~la grupos pcqucnos de catalancs, mallorquines y gallegos que ~c dedicaban principalmcntc al comcrcio de los centros urbanos. La mayorfa de los inmigr.mtcs eran hombres jovcnes y solteros. 7 Profile or Selected Social Characteristics: 201XI. Geographic Area: Pueno Rico. hup://censtal~.census.gov/data/PR/0472. pdr (2!Xl2b)
HISTORIA
La inmigmci6n cubana creci6 rapidamente durante los aiios sesenta, pero declin6 precipitadamente a principios de los ochenta. Aunque miles de cubanos salieron de su pais durante el exodo del Marie! en 1980, pocos vinieron a Puerto Rico y menos aun lo hicieron en los aiios subsiguientes. Segun los datos del SIN. menos del 6 por ciento de los cubanos que se mudaron a Puerto Rico llegaron entre 1991 y 2000. En cambia, Ia inmigracion dominicana ha aumentado continuamente desde 1966 (cuando se comenzaron a publicar estadisticas separadas para ese pais), alcanzando niveles sin precedentes en Ia Ultima decada. El 47 por ciento de todos los dominicanos admitidos legalmente a Puerto Rico lleg6 entre 1991 y 2000.• Ademas, un ntimero considerable de personas ha cruzado ilegalmente el Canal de Ia Mona entre Ia Republica Dominicana y Puerto Rico. En 1996, el SIN estimo que unos 34,000 inmigrantes indocumentados, mayormente dominicanos, vivian en Puerto Rico. 1 ~ Aunque nadie sabe a ciencia cierta cuantos dominicanos han entrado clandestina-
marcan e) inicio de este periodo: el triunfo de Ia Revoluci6n Cubana en 1959 y el asesinato del dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo en 1961. En abril de 1965, los infantes de marina de los Estados Unidos invadieron a Santo Domingo, despues de un golpe de estado y una guerra civil. Estos eventos desataron una complcja madeja de fuerzas socioecon6micas que llevaron al exodo de 33,463 cubanos y 114,895 dominicanos a Puerto Rico entre 1960 y 2000. Ademas, el Servicio de lnmigraci6n y Naturalizaci6n (SIN) de los Estados Unidos registr6 a 49,420 inmigrantcs de otros paises, para un gmn total de 197,778 personas admitidas durante el pcriodo aludido.M El rapido crecimiento econ6mico de Ia Isla dumnte los aiios sesenta, unido a las turbulencias politicas y las dificultades materiales en los pulses emisores, atrajo a muchos extranjeros a Puerto Rico. Hoy en dia, Ia demanda de mano de obra barata en el sector de los servicios (particuJarmente el domestico), Ia industria de Ia construcci6n y Ia agricultura cafetalera sigue atrayendo a miles de dominicanos.
DE LA POB. DE P.R.
REP. DOM~
ESPANA
II
1.5
n.d.
7,690
340
31JO
6,630
r
o.6
264
220
4,975
0.4
n.d.
0.4
203 _307 753
0.4
1,o1o
~
COMO
1899
,,......
,., D"fn
l.;>,ou.
11 ,~.
1910
1920 1930
II
6,0117
1940
I
5,039
II II
1950
II
8,453
1r
I~
80,627
10,2_24
1960 1970
~
II
o.3
1980
II 2000b
ll
n.d.
2,532
I
n.d.
2,351
1,812
2,558
~ooo
1 I
_to.~
1
4,•120
22.sll
1
79,804
2.3
~ II
19,736
37,sos 1
4,579
109,581
2.9
I
19,973
s6,146
1
4,462
l 1
Fuentes: para 1899, War Department, R~port on tht! Census of Porto Rico. 1899 (1900); para 19 I 0.30, Oepnrtment of Commerce, Census ofth~ Unittd States (1913, 1921, 1932); para 1940-90, U.S. Department of Commerce, Census of Population (1943, 1953, 1961. 1973, 1984, 1993}; p~~r~~2000, U.S. Census Burcnu, ucensus 2000 Summary File I (SF 1) 100-Percent Data" (2002a); "Profile of Selected Socilll Ch~~r~~cteristics : 2000" (2002b). a Incluye a las personas nacidas fuera de Cuba, Republica Dorninicaru~ y Espaila. b Los datos disponibles del censo del 2000 pam cubanos, dorninicanos y espaOOies se relienm Ill origen ~~~~Cional, no allugar de nacimiento.
8 Arrrrual Report oftlw lmmigmtio11 and Ntrlllrali:atilm Sen·ice. Washington. D.C.: U.S. Dep:~rtment of Justice (1960-77). Stati.fticlll limrbook of tire lmmigratio11 mrd Nalllmli:tllicm Scn·ice. Washington, D.C.: U.S. Dcpanment of Justice (1978-2000) 91bid. 10 "INS: Methodology and State-by-State Estimates", Migratinrr Ncw.f, hnp://migration.ucdavis.cdu/mn/pa.~tissues/marl997mnpasL Html (1997)
5
HISTORIA
Ret•ista ICP a rio -I I
ntim~m
6
7
mente a Ia Isla, se sabe que esta frecuentemente sirve como un trampolin para Ia emigraci6n al continente norteamericano. Las estadlsticas del SIN revelan tres patrones fundamentales de Ia migraci6n caribena hacia Puerto Rico. Primero, Ia mayoria de los inmi· grantes se estableci6 en Ia Isla despues de 1960, aunque el flujo cubano predomin6 en los sesenta y el dominicano ha prevalecido desde los ochen. ta. La llegada de cubanos lleg6 a su punto maximo en 1977, mientras que Ia de dominicanoo; culmin6 en 1994. Segundo, ambos flujos son peque· nos en comparacion con Ia gran cantidad de puertorriquenos que se han ido a los Estados Unidos desde los aiios cuarenta. Demografica-
mente, el movimiento poblacional entre Ia Isla y el continente es mucho mas voluminoso que Ia inmigraci6n extranjera. Tercero, las cifras para los migrantes cubanos son mas confiables que
para los dominicanos, dado que estos ultimos in· cluyen a una alta proporci6n de indocumentados -una tercera parte segun nuestro estudio etnogr;ifico del Barrio Gandul en Santurce. ' 1 Si se aiiade el estimado oficial de indocumentados por el SINal numero de dominicanos censados en el aiio 2000, por lo menos 90,000 dominicano!> residen actualmente en Puerto Rico. ! Aun asl, Ia poblaci6n extranjera constituye una pequeiia mino· ria de Ia poblaci6n total de Ia Isla , menos del 3 por ciento.
Los patrones de asentamiento de los extranjeros: ;.Donde viven? Aunque son relativamente pocos, los inmi· grantes caribeiios representan un segmento cada vez mas visible de Ia poblaci6n puertorriqueiia. Tal visibilidad resulta, en parte, de Ia extrema concentraci6n de dominicanos y cubanos en los principales centros urbanos de Ia Isla. En el aiio 2000, tres cuartas partes de Ia poblacion cubana residfan en el Area Metropolitana de San Juan (vease el cuadro 2). El mayor nucleo de cubanos se encuentra en el municipio de San Juan, donde vive mas del 40 por ciento, seguido por Guaynabo, Carolina y Bayam6n. Los dominicanos tambien se han asentado primordialmente en los centros urbanos de Puerto Rico. En el afio 2000, casi el 80 por ciento de los dominicanos vivfa en el Area Metropolitana de San Juan. Mas de Ia mitad residla en el municipio de San Juan, particularmente en Ia zona central de Santurce. Otros nucleos importantes de dominicanos se encuentran en Carolina, Bayam6n y Guaynabo. Aun mas reveladora que Ia concentraci6n geografica de los inmigrantes en las areas urbanas es su distribuci6n espacial dentro del Area Metropolitana de San Juan. En el aiio 2000,
"El mayor micleo de cubanos se encuentra en elmunicipio de San Juan7 donde vive mtis del 40 por ciento, seguido por Guaynabo, Carolina y Bayam6n. Los dominicanos tambien se han asentado primordia/mente en los centros urbauos de Puerto Rico."
II Jorge Duany, Luisa Hernandez Angueira y Cesar A. Rey. £/ Be~rrio Gcmdul: Ecmromi11 .frdllerrclnea ,\' migmdcln imlocumelllcule~ en
Puerto Rico (Carncas : Nue\'a Socicdad, 1995). 12 Adcmas, e l ccnso del :!000 c onto a 34,1 88 personas en Pue no Rico que se idcntilicaron como "otros hispanos" sin c\pccilicar su origcn nacional (U.S. Census Burcuu 2002a). Suponiendo que Ia mayorfa de c.~tas pcrsonus proccdia de Ia Republica Dominicnna , Ia poblaci6n total de dominicnnos en Pucno Rico podrfa ascender a uno~ 120,000.
HJSTORIA
los puntos de mayor densidad de residentes cubanos eran: (I) Isla Verde en Carolina; (2) University Gardens y Hyde Park en Rfo Piedras; y (3) varias urbanizaciones contiguas en Guaynabo, incluyendo Golden Gate, Caparra Hills, Villa Caparr.1 y Torrimar (vease el cuadro 3). Los datos censales sugieren que el patron bdsico de asentamiento de los cubanos en Puerto Rico ha sido el de una rapida dispersion hacia las areas suburbanas de clase media alta. Este desplazamiento fisico coincidi6 con Ia movilidad ascendente de los inmigrantes en Ia estructura socioeconomica de Puerto Rico. Aunque los cubanos se concentmn en cicrtas zonas del Area Metropolitana de San Juan, no han creado un enclave residencial al estilo de La Pequena Habana en Miami. A diferencia de los cubanos, los dominicanos predominan en areas residcnciales de bajos ingresos en el municipio de San Juan. En terminos proporcionalcs, Ia principal zona de concentraci6n dominicana sc encuentra en cl Barrio Capetillo, cerca del pueblo de Rio Piedras (cuadro 3). En terminos absolutos, el mayor m1mero de dominicanos se aglomcra en Barrio Obrero y otros sectores pobres de Santurce como Seboruco, Herrera, Ia Calle Loiza y el Barrio Gandul. Los bajos alquileres, Ia localizacion central, el acceso a Ia transportacion publica y Ia disponibilidad de empleos han atrafdo a muchos inmigrantcs a estos centros urbanos, caracterizados por el deterioro de su infraestructura por varias decadas. Los datos censales muestran que los dominicanos estdn mucho mas segregados que los cubanos en un mercado de vivienda clividido por clase, raza y origen nacional. En Santurce y Rio Piedras, los dominicanos tienden a vi vir en vecindarios con altas concentraciones de rcsidentes pobres, negros y extmnjeros.
Modos de incorporacion laboral: ;.En que trabajan los cxtranjcros?
En conjunto, los cubanos y los dominicanos han ingresado a segmentos opuestos de Ia fuerza !aboral puertorriquena. u Por su parte, Ia mayoria de los inmigmntes cubanos se ha incorporado a los sectores ocupacionales medios y altos del comercio y los servicios. En I990, el ultimo aiio para el que estan disponibles las estadisticas ceosales desglosadas por origen nacional. casi tres cuartas partes de los cubanos en Puerto Rico tenfan emplcos de cuello blanco." El 42.7 por ciento laboraba en ocupaciones tecnicas, de ventas y de apoyo administrativo, especialmente como vcndedores; otro 36.2 por ciento se dedicaba a tareas gerenciales y profesionales. Apenas el 21.1 por ciento er..m trabajadores de cuello azul, de scrvicio y agrfcolas. Este perfil ocupacional coincide a grandes rasgos con cl de una pequena burgucsfa urbana. En San Juan, los empresarios cubanos tienden a desempenar el papel de una minoria intcrmediaria, especializada en Ia distribuci6n de bienes y servicios dcntro de Ia economfa puertorriquena. Muchos de ellos han cstablecido pcqucnos negocios o trabujan para sus compatriotas, especialmente en cl pequeiio comcrcio, Ia construcci6n, los bienes mices, los seguros y las comunicaciones.', Las cmpresas cubanas han creado multiples fucntes de ingreso y empleo para puertorriquenos asf como pam cubanos. Este hecho fuc reconocido por Ia inmensu mayoria de los puertorriqueiios entrcvistados en una cncuesta recicnte de opinion publica en San Juan (Duany 1999). 1• En resumen, Ia mayoria de los cubanos en Puerto Rico se ha integrado al mcrcado laboml primario, caracterizado por salarios relativamcnte altos, prestigio ocupacional, buenas condiciones laborales, beneficios marginates y oportunidades de desarrollo profesional. Por otra parte, Ia mayoria de los inmigrantes dominicanos ha ingresudo a los peldanos mas bajos de Ia fuerza laboml puertorriquciia, especialmente en el sector de los servicios. En 1990, casi Ia mitad de todos los dominicanos cran tra-
13 En otros tr.tbajos he e~aminado c6mo cltmsfomlo ocupacional. el nivcl cducativo, Ia composici6n ro~cial y la condicion legal de los inmigmntes cubanos y dominicanos ayudan a cxplicar su incorporo~ci6n difcrcnciada a Ia socil:dad pucnorriqucna (vcasc Cobas y Duany 1995; Duany 1990. 1992; Duany. Hernandez Angucira y Rcy 1995). 14 Los dmo.~ owpacicmules sabre mlumos ,1' dmuiuicmw.r eu Puerro Rico fuenm tulmlmlos por Curios ÂŁ . Smrtiago 11 fmrlir del cemo de /990, 15 Jose A. Cobas y Jorge Duany. Ltu wlumos ('II Puerto Hito: Ec:mwmfa et11ica c itlemidad culwml. (Rio Picdro~s: Editorial de Ia Univcrsidad de Pucno Rico, 1995). !6 Jorge Duany, ''Two Wings of the Same Bird'! Contemporary Pucno RicJn Attitudes Towanl Cuban lmmigro~nts", Cubau Stmlit:.r 30 (1 999): 26-51.
7
HISTORIA
Revisra /CP '"'" .J I mim~ m
8
7
bajadores de servicio poco calificados (31.4 por ciento) - particulurmente empleudas domesticas, conserjes y mozos de restaurante- y trabajadores de cuello azul (16.4 por ciento), tales como operarios, fabricantes y obreros. El 13.5 por ciento eran trabajadores mas calificados, como mecanicos, carpinteros, albafiiles y electricistas. Aunque el 23.9 por ciento estaba empleado en ocupaciones tecnicas, de ventas y de apoyo administrativo, solo un 13.4 por ciento eran gerentes y profesionales. El perfil ocupacional de Ia poblaci6n dominicana en Puerto Rico es predominantemente de clase obrera. En esencia, Ia migraci6n dominicana ha venido a aumentar Ia oferta de mano de obra barata en Puerto Rico. Estudios previos han encontrado poco desplazamiento directo de tmbajadores puertorriqueiios por dominicanos, a excepci6n de algunos empleos diestros y arteA sanales como los servicios de reparaci6n. Basicamente, el influjo de dominicanos ha servido para satisfacer una escasez !aboral relativa en ciertos sectores economicos, como los servicios
personales, Ia construcci6n y Ia agricultura (Duany 1990; Pascual Moran y Figueroa 2000). 17 Aunque Ia comunidad dominicana ha creado numerosas empresas comerciales en San Juan - incluyendo agendas de remesas, cafeterias, restaurantes, sastrerias y salones de belleza- , su aportaci6n principal a Ia economia receptora ha sido !aboral, no empresarial. En sfntesis, el grueso de los dominicanos se ha incorporado al segmento secundario del mercado de trabajo puertorriquefio, caracterizado por bajos salarios y prestigio ocupacional, asf como pobres condiciones de empleo, escasos beneficios marginales y oportunidades limitadas de ascenso ocupacional. La rccepcion publica de los migrantes: l Como los perciben los puertorriquenos? La imagen publica de los cubanos en Puerto Rico es sumamente ambivalente. En Ia decada de 1960, a los cubanos se les acusaba frecuenle · mente de desplazar a trabajadores profesionales y
DISTRIBUCI6N RESIDENCIAL DE LOS CUBANOS Y DOMINICANOS EN PUERTO RICO, 2000
Carolina Cataiio
2,114
10.6
160
0.8
11.3 439
0.8
Guaynabo
2,621
13.1
1,627
2.9
San Juan (municipio)
8,060
40.4
30,598
54.5
479
2.4
1,206
2.1
Arecibo
242
1.2
388
0.7
Caguas
500
2.5
1,316
2.3
Trujillo Alto
omos i\H ;!'•iiCIPIOS ll
I~
liII
662
1.2
550
1.0
15.2
8,786
15.6
100
56,146
100
Mayagilez
375
1.9
Ponce
681
3.4
Otros
3,045
Total
19,973
Fuente: U.S. Census Bureau, "Census 2000 Summary File I (SFI) 100-Percent Data" (2002a).
17 Jorge Duany, Los dominicwws e111'11eno Rico: Migradtlll e11/a .femi·tJeriferitl. (Rfo Picdms; Humcan. 1990). Pascual Mor.in. Vanessa y Delia lvcue Figueroa. ""Isla.~ sin frontems: Los dominicanos indocumentados y Ia agricultum en Puerto Rico"'. CISCLA/Rel"ista lnterw11erim11a, (2000) San German. P.R.
HISTORIA
PRINCIPALES AREASDE CONCEN'FRACI6N RESIDENCIAL DE LOS CUBANOS Y DOMINICANOS EN EL AREA METROPOLFfANA DE SAN JUAN, 2000 CUBANOS
Isla Verde, Carolina
484
Universitk Gardens/ Hyde Par , Rfo Piedras
210
Golden Gate/San Patricio, Guaynabo
152
Caparra Hills, Guaynabo
187
12.0
[:::.._
I==
9.1 8.6 7.7
I~
Villa Ca~arral Garden ills, Guaynabo
173
Tonimar/Alturas de Torrimar, Guaynabo
361
I;;;==
7.7 7.2
I= Los Frailes/Munoz Rivera, Guaynabo
218
Vedado, Halo Rey
135
Villa Nevares, Rio Piedras Caparra Heights, Rio Piedras
"'"'
I"V"'\.J:..;fAJE
124
I== :=::: ::::==
273
7.0 6.6 6.5 6.4
~l i ;1
:II ~
i
===1 ==:;
..r~
••~" .... .t.Nn..:
Capetillo, Rio Piedras
ru"'\.I:.I'ITAJE
963
44.2
628
34.1
308
30.3
=
Herrera, Santurce Barrio Figueroa, Santurce
-::::
Calle Lofza, Santurce
694
Seboruco, Santurce
628
28.6
539
26.5
245
26.0
2,964
25.8
211
17.6
463
17.5
Barrio Gandul, Santurce Campo Alegre, Santurce
---
Barrio Obrero, Santurce Pulguero, Santurce
= Villa Palmeras, Santurce
-
29.3
Fuente: U.S. Census Bureau, "Census 2000 Summary File I (SFI ) tOO-Percent Data" (2002a). Nota: Los poreentajcs sc reliercn a Ia proporci6n de pcrsonns de origen cubano o dominicano dc:ntro de Ia poblacion rcsidcnte en cudu llrea del drca mctropolitana de San Juan(2002).
semiprofesionales. tales como medicos, ingenieros, arquitcctos, abogados, maestros y actores.'" Pero tales acusaciones son mras en Ia actualidad. En Ia encuesta mencionada anteriormente, encontre que Ia mayorfa de los puertorriquefios en San Juan reconocfa Ia contribuci6n cubana a Ia economia local, especialmentc en el comercio, pero muchos entrevistados asociaban a los cubanos con el fraude y Ia corrupci6n (Duany 1999).'" Aunque Ia mayorfa de los puertorriquefios aceptaba que los cubanos son trabajadorcs e independientes, los caracterizaba como deshonestos y egofstas. Mas aun, las contribuciones cubanas a Ia cultura y Ia politica puertorriquefia no fueron reconocidas ni apreciadas, a excepci6n de Ia musica de salsa. Segun los resultados de Ia encuesta, los puertorriquefios todavfa tienden a percibir a los inmi-
grantes cubanos como extranjeros indeseables y arrogantes. Muchos piensan que los cubanos ostentan actitudes popularrnente atribuidas a Ia elite blanca de San Juan (los llamados "blanquitos" y "riquitos"), tales como el racismo y el "pitiyanquismo" -Ia adulaci6n de Ia cultura estadounidense. Los grupos independentistas tradicionalmente han rechazado a los inmigrantes cubanos porque muchos de estos favorecen Ia estadidad federada para Puerto Rico. Varios escritores puertorriquefios -desde Rene Marques hasta Ana Lydia Vega- han representado a los cubanos como ajenos al imaginario nacional puertorriquefio, a pesar de sus afinidades lingUfsticas y culturales (Martinez-San Miguel 2001).:!0 En sfntesis, Ia percepci6n dominante de los inmigrantes cubanos en Ia Isla es Ia de comerciantes astutos pero sin escrupulos.
18 Antonio J. Gonzalez, 1970. '"Estudio sobrc el impacto de Ia inmigr.1ci6n en Puerto Rico: Julio de 1967",
Re~•i.ftu
del Colegio de
Abogudos dt' Puaw Rico31 (4) 1970: 619-647
19 Jorge Duany...Two Wings of the Same Bird'!.. :·. ibid. 20 Una de Ia.~ principalcs exa:pcione.~ a Ia tcndenci:J a cxduir a los inmigmntcS cubanos y dominiCllllOS del discur.;o nacionalista puenoniqueilo cs Jose Luis Gonzdlcz. En ~1lS ~ Gonz:ilcz ( 1986: 30) plantca que el saloo de ;mba.~ migrdciones ··ser.i nccesariam.'!ltc positivo"' porque w los cu~ y los dominiCI!lOS que convivcn con IIOSOiltl'i oon.~tuycn sin sombm de duda Ia irunigrnci6n m;i~ a~imilable a Ia idiosincm.~i:J cscncial puenoniqueila que conocc nlii.."\IJ"J historia'·. VCa.~ tambi~'n a Yolanda Manincz-San Miguel, ACaribbean Confedcmtion'! Cultur.U Representation.~ of Cuban and Dominican MigrJtion.' to Puc:no Rico. Jtmmu/ t!fCarihlJ~.wr Uterolltii!S 3 (I) (200 I): 93-110.
9
HISTORIA
Re1•isw ICP
10
mlo .J l 111i11u'n' 1
Como apunta Benjy Lopez, un puertorriquefio que regres6 a Ia Isla en los aiios sesenta, los cubanos han recibido el apodo agridulce de "los judlos del Caribe"21 por su habilidad para los negocios y su distancia social de los nativos de Ia Isla. En comparacion con Ia inmigraci6n cubana en Puerto Rico, Ia dominicana ha generado mucha mas hostilidad. Una encuesta reciente arroj6 que los mayores niveles de intolerancia en Puerto Rico se volcaban contra los homosexua-
so de los inmigrantes pertenece a Ia clase obrera y muchos son de origen rural; de ahi que se les vincule con el campo, Ia pobreza, Ia falta de edu· cacion y de refinamiento. Por ultimo, Ia mayoria son mujeres -tres de cada cinco, segun nuestm encuesta de Ia poblacion dominicana en Santurce (Duany 1990). ~ Por ende, los dominicanos en Puerto Rico representan una minoria desaventajada en rer· minos juridicos, r.tciale.c;, economicos y genericos. A pesar de Ia evidencia contraria, los puerto· rriqueiios se quejan constantemente de que los
lcs, los ex-convictos y los dominicanos (Benitez Nazario 2001). :- Un trabajo etnografico en cl pueblo de San Sebastian encontro que Ia genre aplicaba Ia etiqueta peyorativa "los de afuem" a los migrantcs de retorno (los llamados nuyoricans), los dominicanos y cualquier otro grupo que se desviara de las normas locales de conducta (Perez 2000).~ Otro investigador document6 las practicas discriminatorias contra estudianles dominicanos en una escuela publica de San Juan. a partir de imagenes estereotipadas de sus rasgos fisicos, acento a\ hablar, tmdiciones cuhurales y habilidad intelectual (Lopez Carmsqui\lo 1999). ~~ El rampante prejuicio antidominicano en Puerto Rico se basa en varias fuentes. Pam empezar, muchos inmigrantes son indocumentados. lo cual los asocia facilmente con Ia criminalidad. Segundo, Ia mayoria son negros y mulatos en apariencia fisica. \o cual los expone al prejuicio y Ia discriminaci6n racial. Tercero, el grue-
dominicanos "nos cstan quitando nuestros trabajos" y los culpan por multiples problemas sociales, incluyendo el desempleo, Ia delincuen· cia, Ia prostituci6n y el tr.ifico de drogas. En Ia encucsta citada previamente, surgieron muchas muestras de recelo contra los extranjeros (Duany 1999)."' La mayoria de los entrevistados creia que Ia inmigracion extranjera a Ia Isla. particularmente de Ia Republica Dominicana, estaba fuera de control y que las autoridades estatales debfan restringirla. AI indagar sobre las causa.c; de este discurso antiinmigrante, Ia encuesta recogi6 multiples referencias altamaiio limitado de Ia Isla y a Ia idea del hacinamiento. Como seiialo un entrevistado, "no hay suficientes camas para tanta gente". Ademas, los encueslados frecuentemente mencionaron Ia falta de recursos materia· les como base para regular el flujo de inmigrantes a Puerto Rico. Un entrevistado resumi6 este punto de vista de forma telegrafica: "dema·
3
21 Barry B. Levine, Benj_1 u ipc:: A Picttre.fque Talc of Emigrmicm and Rerum, ( Nueva York: Basic Books. l980). 22 Jorge, Benitez Nazario, RefletlmreJ en lcmw 11 lc1 mllrmr polfticcr de los Jlllr!r/orriquetloJ (emrc ctmsideracimws Jetirictrs .1' Ia cl'i· clenciu cmpfriw). (San Juan: Editorial del lnstituto de Cullura Pucrlorriqueiia: 2001). 23 Gina Perez. Tire Near Nonlnre.fl Side Story: Gender, Migmtimr. and £1·eryduy Life in Chicago and San Selmsliciu, Puerw Riw. Te~is doctor.ll, Univcrsidud de Nonhwestem, :woo. 24 Albcno Lopez Carra.~quillo. "Practicas de accptacion y n..'Ch.IZO de estudiantcs dominicanos(as) en una escucla elemental en Pucno Rico", Re1•islfl tie Cierrda.1· Sociales (Nueva Epoca) 6( 1999): 41 ·64 25 Jorge Duany. uJ.f dominimno.f en Puerto Rim: Migracitill en/a semi·pcriferitl. (Rio Piedras: Hurac:in, 1990) 26 Jorge Duany. "Two Wings of the Same Bird'! ..." , ibid.
HISTORIA
siada gente, muy poco trabajo". En un tono mas severo, otros afirmaron: "debemos limitar Ia entrada de los dominicanos porque su cultura y sus costumbres son muy diferentes de las nuestras"; y "sobre todo, los dominicanos, ya hay demasiados aquf, son parasitos, criminales". El desprecio comun de los puertorriquenos por los dominicanos se manifiesta de formas tanto populares como "artfsticas". En numerosos chistes y adivinanzas, Ia figura del dominicano -especialmente el inmigrante indocumentado-aparece como el otro por excelencia: un sujeto extrano, ilegftimo, incomprensible y peligroso que ocupa un Iugar marginal y clandestino en Ia sociedad anfitriona. Los medias de comunicaci6n masiva frecuentemente caricaturizan a los dominicanos en Puerto Rico como personajes c6micos, ignorantes, estupidos, chabacanos, entrometidos o escandalosos. La narrativa puertorriquefia contempor.inea tambien esta repleta de imagenes negativas de Ia cultura dominicana. Como apunta Ia crftica literaria Yolanda Martinez-San Miguel ( 1998: 166),2' "el dominicano sirve como pretexto para exteriorizar Ia dimension afrocaribeiia de Ia identidad puertorriquefia, pues ser negro o mulato en Puerto Rico se ha convertido ultimamente en ser confundido con ser extranjero o dominicano". Ironicamente, el estereotipo de los dominicanos como tontos, sucios, incultos, desordenados y violentos recuer· da el de los haitianos en Ia Republica Dominicana asf como el de los puertorriquefios en los Estados Unidos. De esta manera, Ia cadena de los estigmas etnicos y raciales se reproduce en diferentes pafses con distintos chivos expiatorios, pero con un contenido muy semejante.
La incorporacion politica de los migrantes: bCuantos puedcn votar? La participaci6n polftica de los extranjeros en Puerto Rico no ha sido bien documentada, en parte porque Ia Comisi6n Estatal de Elecciones no divulga datos de votos por origen nacional o Iugar de nacimiento. No obstante, una encuesta
encontr6 que dos terceras partes de los cubanos en San Juan apoyaban al gobiemo del Partido Nuevo Progresista durante los afios ochenta (Cobas y Duany 1995: 108).~ 8 Esta fuerte identificacion de los cubanos con el movimiento anexionista les ha ganado Ia animosidad de los sectares independentistas y autonomistas del pafs, que frecuentemente exageran el impacto electoral de los extranjeros. Segun el SIN, 22,163 cubanos se hicieron ciudadanos estadounidenses en San Juan entre 1960 y 2000 (U.S. Department of Justice 1960-2000).10 Esta cifra representa dos tercems partes de todos los inmigrantes cubanos admitidos dur,mte esc periodo. Sin embargo, los cubanos han tenido poca incidencia como candidatos en las elecciones insulares. Ningtin cubano ha sido electo para un escafio legislativo y solo uno ha ocupado un puesto en Ia Asamblea Municipal de Carolina. El voto cubano constituye una pequefia fraccion de los electores en Puerto Rico, a diferencia del sur de Ia Florida. La ideologfa conservadora, anticomunista y antiindepcndentista de los exiliados ha tenido un mayor impacto en Ia opinion publica puertorriqucfia, como resultado de su control de importantes sectores de los medios de comunicacion, incluyendo prensa. radio y television. Hasta Ia decada de 1990, los inmigrantes dominicanos estaban oricntados primordialmente hacia Ia polftica de su pafs de origen mas que Ia del pafs receptor. De uhf que Ia organizacion for· mal de Ia comunidad dominicana en Puerto Rico giraba en tomo a los tres principales partidos polfticos de Ia Republica Dominicana (el Partido Revolucionario Dominicano, el Partido de Ia Liberaci6n Dominicana y el Partido Reformista Social Cristiano). Evidentemente, las lealtades ideol6gicas de los inmigrantes estan sumamente divididas. Ultimamente, algunos llderes de Ia comunidad dominicana han comenzado a participar activamente en las campafias politicas puertorriquefias, apoyando tanto a candidatos del Partido Popular Democratico como del Partido Nuevo Progresista (lturrondo 2000).30 Una mujer dominicana fue eJecta a Ia Asamblea Municipal
17 Yolanda Manlncz·San Miguel. ··oc ilegalcs e indocumentados: Rcprcscntacioncs cuhuralcs de Ia migraciun dominicana en Pueno Rico", Re•·i.tlu tie Cierlcitl.t Sociale.v (Nueva Epoca) 4 (1998) : 147- 173 18 Jose A. Cobas y Jorge Duany, Lm cubanos en Puerto Rico...• ibid. 19 Amma/ Report of the Immigration .... ibid. 30 Milagros Jturrondo, \1rce.v quisqueywws en Borinquen. (San Juan: Camila.2000) .
I1
HISTOR/t\
Re1•ista ICP
12
Qnr> 4 l mlm~m 7
de San Juan en el ano 2001. No obstante, Ia poblacion dominicana carece de una adecuada representacion polftica en Puerto Rico. El problema basico es que Ia inmensa mayoria de los inmigrantes dominicanos aun no son ciudadanos de los Estados Unidos y por lo tanto no tienen el derecho a votar en elecciones o plebiscitos locales. Segun el SIN, solo II ,547 dominicanos se naturalizaron en San Juan entre 1972 y 2000 (U.S. Department of Justice 1972· 2000).JI Las estadfsticas disponibles sobre naturalizacion de dominicanos en Puerto Rico comienzan en 1972. Esta cifra representa apenas una decima parte de todos los dominicanos admitidos legalmente durante ese periodo - sin contar con los indocumentados que aun no han regularizado su estadia en Ia Isla. No obstante, Ia aprobacion congresional de Ia doble ciudadania en Republica Dominicana en 1996 probable~ mente aumentani Ia tasa de naturalizacion de los dominicanos, tanto en Puerto Rico como en los Estados Unidos. Aun esta por medirse el poten· cia! electoral de los inmigrantes dominicanos, especialmente en el municipio de San Juan, donde se concentran abrumadommentc.
Conclusion: El futuro previsible Desde principios de Ia decada de 1960, decenas de miles de dominicanos y cubanos han inmigrado a Puerto Rico, al mismo tiempo que cientos de miles de puertorriquenos cmigraban hacia los Estados Unidos y muchos otros regresaban a Ia Isla. La tluidez y muhiplicidad de los movimientos poblacionales desde y hacia Puerto Rico sugieren Ia necesidad de repensar los lazos tradicionales entre los territorios de origen y las identidades nacionales. En un contexto de tal dispersion fisica y cultural, es dificil aferrarse a! viejo dogma de que cada nacion tiene un Iugar tijo, una lengua vemacula, una cuhura compartida, una sola ciudadania y un destino comun. En parte debido a Ia continua inmigracion desde Cuba, Ia Republica Dominicana y otros pafses latinoamericanos, Puerto Rico tiene hoy una poblaci6n mucho mas heterogenea y una cultura mas hibrida que hace cuatro decadas. En particular, Ia migraci6n caribena replantea el reto de trazar lineas de convergencia y divergencia entre
31 Amum/ Repon of tire Jmmigmtion... , ibid.
Puerto Rico y el resto de Ia region. Ademas, en el caso dominicano, surge el tema diflcil pero inevitable de Ia negritud como elemento constitutivo de Ia identidad nacional y regional. Las profundus consecuencias de estos entrecruzamientos etnicos y raciales aun no han sido debidamente reconocidas por el discurso nacionalista en Ia Isla. Esta es una tarea urgente, tanto para los intelectuales como para los politicos del pais. La migracion masiva desde y hacia Puerto Rico indudablemente continuar.i y quizas aumentar.i en las pr6ximas decadas. El deterioro de las condiciones de vida en Ia Isla intensiticara Ia diaspora puertorriquei'ia a los Estados Unidos, rivalizando con Ia gran emigraci6n de los anos cincuenta. AI mismo tiempo, probablemente persistir.in el retorno y Ia circulaci6n de puertorriquenos entre Ia Isla y el continente. Mientras Ia inmigr.1ci6n cubana practicamente se ha detenido, Ia dominicana no muestra senales de contcnerse. Grupos mas pequeiios de personas, provenientes de otros paises del Caribe, America Latina, Norteamerica, Europa y Asia, seguir.in mudandose a Ia Isla. El futuro de Ia poblaci6n de Puerto Rico parece cada vez mas tr•.msnacional en sus localizacioncs geogr.iticas y cultumles. Los patroncs de asentamiento de los puertorriquciios en Ia Isla y el continente son cada vcz mcnos sedentarios. El desafio crucial de Ia creciente dispersion de los pueblos en Ia diaspora es imaginar una nacion en vaiven, cuyas fronteras territoriales y simbolicas son constantemcnte tr.msgrcdidas y redibujadas por Ia migmcion transnacional. REFERENCIAS Benitez Nazario, Jorge. 2001. Rejlexiones en tonw tl Ia cullllra politica de los puerlorriquetio.r (elllre collsideraciollel· tec}ricas y Ia e1•idencia empirico). San Juan: Editorial del lnstituto de CulturJ Puertorriqueiia. Coba.s, Jose A. y Jorge Duany. 1995. u1s cuha11os e11 Pueno Rico: Ecmwmia elllica e idemidad culwral. Rfo PiedrJs: Editorial de Ia Universidad de Puerto Rico. Department of Commerce, Bureau of the Census. 1913. Thirteenth Census of the United States Take11 in the Year 1910. Slcltistics for Porto Rico. Washington, D.C.: Government Printing Office. - - -· 1921. Fmmeemlr Census of the United States: 1920. Bulletin. Population: Pono Rico. Composition and Characteristics iif the Populatio11. Washington, D.C.: Government Printing Office. ___ _. 1932. Fifteewh Cenm.f of the United Stmes:
HISTORIA
1930. Agricultttre and Populmion: Porto Rico. Washington, D.C.: Government Printing Office. Duany, Jorge. 1992. Caribbean Migr.uion to Puerto Rico: A Comparison of Cubans and Dominicans. lntematimwl Migration Re1•iew 26 (I); 4().66. ___. 1999. Two Wings of the Same Bird'? Contemporary Puerto Rican Attitudes Toward Cuban Immigrants. Cuban Stttdies 30: 26·51. _ . En prensa. Between the Nation and the Dia..~pom: Migr.uion to and from Puerto Rico. En Migration: A Global Viell'. editado por Maura Tom-Mom y Marixsa Alicea. Westport, Conn.: Greenwood Press. __- -· 2002. Tile Puerto Rican Nation 011 rile Mm·e: ldemities 011 tile Island mrd in tile United States. Chapel Hill: University of North Carolina Press. Duany, Jorge. ed. 1990. Los dominicanos en Puerto Rico: Migracifin en Ia .remi·periferia. Rio Piedra..": Huracan. Duany. Jorge, Luisa Hernandez Angueir.t y Cesar A. Rey. 1995. El Barrio Gandrtl: Ecorwmia subteminea y migracici11 indocumentada en Puerto Rico. Caracas: Nueva Sociedad. Gibson, Campbell J. y Emily Lennon. 1999. Historical Census Statistics on the Foreign-Born Population of the United States: 1850· 1990. Documento electr6nico. http://www.census.gov/population/www/documenta· tion/twps 0029/twps0029.html>. Gonzalez. Antonio J. 1970. E.'itudio sobre el impacto de Ia inmigr.tCion en Puerto Rico: Julio de 1967. Rel'istc/ del Colegio de Abogado.r de Puerto Rico 31 (4): 619-647. Gonzalez, Jose Luis. 1986. Nrre1•a l'i.rira al crrarto piso. Madrid: Coleccion del Flamboyan. Jturrondo, Milagros. 2000. Voces qui.wJueytmas c!ll Borinquen. San Juan: Camila.. Junta de Planificaci6n de Puerto Rico. 1972-89. Estadisricas .mcioecmuimicas. San Juan: Junta de Planificaci6n de Puerto Rico. - - -· 2001. Movimiento de pasajeros entre Puerto Rico y el exterior. Aoos fiscales. Documento inedito. San Juan: Junta de Planificaci6n, Progr.1ma de Planificacion Economica y Social, Subprograma de Analisis Econ6mico. Levine. Barry B. 1980. Benjy Ltipe:;.: A Picaresque Tt1le of Emigralicm and Rewnr. Nueva York: Basic Books. Lopez Carrasquillo, Alberto. 1999. Pr.ictica..~ de aceptaci6n y rechazo de estudiantes dominicanos(a..~) en una escuela elemental en Puerto Rico. Rel'ifta de Ciencitls Sociales (Nueva Epoca) 6: 41 -64. Martinez, Samuel. I998. 1derllities at Puerto Rico s 1ntenwtional Migrtmt Cm.rsmad.r. Research Paper No. 7. Storrs, Conn.: Institute of Puerto Rican and Latino Studies, University of Connecticut. Martfnez. San Miguel, Yolanda. 1998. De ilegales e indocumentados: Representaciones cuhurales de Ia migmci6n dominicana en Puerto Rico. Re1·ista de Ciencia.v Sociale.1· (Nueva Epoca) 4: 147- 173. _ _ _ . 2001. A Caribbean Confederation'! Cultural Representations of Cuban and Dominican Migrations to Puerto Rico. Journal of
Caribbean Literatures 3 (I): 93-110. Migration Nen·s. 1997. INS: Methodology and Stateby-State Estimates. Documento electr6nico. <http://migration.ucdavis.edu/mn/pastissues/mar 1997m n_past. html>. Pa..~cual Mor.in. Vanessa y Delia Jvette Figueroa. 2000. Islas sin fmmeras: Los domir1iccmo.1· i11docume11tados y Ia agricrrllllra ell Prrerto Rico. San German, P.R.: CJSCLA/Revista lnteramericana. Perez, Gina. 2000. The Near Northll'est Side Story: Gender. Migration, allll El'eryday Life in Chicago ar1d San Sebasticin, Puerto Rico. Tesis doctorJI, Univcrsidad de Northwestern. Sonesson, Birgit. 1988. La cmigmci6n espanola a Puerto Rico~ i,Continuidad o irrupci6n bajo nueva sobcranfa? En E.rparioles lwcia America: LL1 emigrucicill e11masa, 1880-1930, editado por Nicolas Sanchez-Aibomoz. pp. 296·321. Madrid: Alianza. U.S. Census Bureau. 2002a. Census 2000 Summary File I (SF I) HJO-Percent Data. Documento electr6nico. <http://factfinder.eensus.gov/servlet/DTTable>. ___. 2002b. Profile of Selected Social Characteristics: 2000. Geogmphic Area: Puerto Rico. Documento electr6nico. <http://censtats.census.gov/data/PR/0472. pdf>. U.S. Department of Commerce, Bureau of the Census. 1943. Si.xteemh Census of the United States: /940. Puerto Rico: Population. Bulletin No. 2: Characteristics of the Population. Washington, D.C.: U.S. Government Printing Office. ___. 1953. Census of Populurio11: 1950. Vc!lume II. Clwracteri.rtic.1· of the Population. Parts 51-54: Territories and Posse.uiom. Washington, D.C.: U.S. Government Printing Office. - - -· 196 I. U.S. Cerrsus of Population: 1960. General Poprrlmion Characteristics, Puerto Rico. Washington, D.C.: U.S. Government Printing Office. _ . 1973. Cen.ws of Population: 1970. Characteristics ofthe Populaticm. Part 53. Puerto Rico. Washington, D.C.: U.S. Government Printing Office. ___. 1984. /980 Census of Population: General Social and Economic Characteristics. Puerto Rico. Washington, D.C.: U.S. Government Printing Office. - -- · 1993. /990 Cen.ms of Population: Social and Economic Characteristics. Puerto Rico. Washington, D.C.: U.S. Government Printing Office. U.S. Department of Justice. 1960-77. A111111al Report of the Immigration arrd Namraliwtion Sen•ice. Washington, D.C.: U.S. Department of Justice. ___. 1978-2000. Statistical Yearbook of the Immigration and Nawraliwticm Sen•ice. Washington, D.C.: U.S. Department of Justice. War Department. 1900. Report on the Census of Porto Rico, /899. Washington, D.C.: Government Printing Office.
13
Re1•ista /CP o1ilr1 ~ l mimcm
7
La participaci6n de
Puerto Rico
en el proceso de democratizaci6n en la Republica Dominicana 0961 a 1963) Walter R. Bonilla
Para el amigo Julio Quiros ste ensayo analiza Ia participaci6n de Puerto Rico en los esquemas de democratizaci6n y reconstrucci6n econ6mica en Santo Domingo. Ademas, estudia el apoyo dclliderato del Partido Popular Democratico al Consejo de Estado y el recibimiento de Juan Bosch en Puerto Rico como exiliado politico en 1963. Finalmente, se detallan Ia gestiones de Luis Munoz Marin y otros funcionarios de gobiemo de Estados Unidos para negociar Ia restituci6n de Bosch en Ia presidencia de Ia Republica Dominicana.
E
La Alianza para el Progreso: Ia crisis de los "millones" Despues del asesinato del general Rafael Leonidas Trujillo en mayo de 1961, Ia Republica Dominicana intent6 levantarse de Ia miseria y el retraso de treinta y un aiios de dictadura. Con el Dr. Joaquin Balaguer -ultimo presidente nom brado por Trujillo- fuera del pais, las riendas del gobiemo provisional estaban ahora en manos del licenciado Rafael F. Bonnelly. Bonnelly, como Hder principal del recien creado Consejo de Estado, tenia Ia responsabilidad de viabilizar -no mas tarde del 20 de diciembre de 1962~ Ia celebraci6n de elecciones Jibres y Ia juramentacion de un nuevo presidente constitucional.' Sin las sanciones de Ia Organizaci6n de Estados Americanos (OEA), que databan de 1960, Estados Unidos reinici6, en enero de 1962, sus relaciones diplomaticas y comerciales con Santo Domingo. 2
Jalm F.
Kcnlle<l_~ ctm
L11J's M11ilrr.. Marllltl
.til
1/eg<ldll a P11erto Ro'co. Jf}(};
Ft•w;:rrifia Cllrtt!.tfa cit! ltr Ftmcltrci<ill L/of~
Washington le prometi6 al gobiemo dominicano Ia ayuda tecnica y econ6mica de Ia Agenda Intemacional del Desarrollo (AID) y de Ia Alian· za para el Progreso.~ Ademas, el AID financi6 un prestamo de 25 millones de d61ares destinados a mejorar y desarrollar Ia infraestructura y Ia educaci6n del pafs.4 Pero las condiciones prestatarias
I Vcr: John Banlow Martin. El tleJtilla dami11icwra: La criJis domi11icwru deJde Ia caida de Trujillo luwa Ia guerra cil•il. Trad. Viclor Garcia Drez. Sanlo Domingo, RD: EdilorJ de Sanlo Domingo, 1975, 85. 2 Vcr: Picro Glcijescs, La crisis domiuicwru. Tmd. de Hcclor Silva. Mexico: Fondo de Cullum Econ6mica, 1974, 74. 3 La Alianza pam cl Progreso fuc un progr.un~ creado por cl presidcnlc John F. Kennedy, parJ brindar ayuda lccnica y L'Conomica ~ los paise.~ de America lalina. El coordinador fuc cl pucnoniqu~ iio Tcodom Moscoso. quicn habfa labomdo, bajo Ia gobcmaci6n de Muiioz. como dircc· lor de Ia Agcncia pard cl Desarrollo Econ6mtco, ~· por breve ticmpo, como cmbajador de Esrados Unidos en Venezuela. 4 Martin. £1 destitw tlomiuicmw, 133.
impuestas al Consejo resuharon un obstaculo a Ia aceptacion del mismo. Bonnelly resinti6 Ia fiscalizacion total y arbitraria del uso del dinero por parte de Estados Unidos.J El gobernador de Puerto Rico, Luis Munoz Marin afinnaba: "hay que darle al capital dominicano, inclusive a las insti~ tuciones publicas, Ia oportunidad de invertir y dirigir Ia economfa del pais".&De hecho, el representante del Partido Popular Democr.itico (PPD), Santiago Polanco Abreu, le infonno at ayudante del gobernador Munoz Marin, Heriberto Alonso, de Ia posible renuncia de los miembros del Conscjo a causa de las exigencias de Washington.' Polanco Abreu consideraba necesario que Munoz Marfn se comunicara con Ia Casa Blanca y emitiera su sentir de Ia situacion. EI representante del Partido Popular percibfa que se estaba generalizando entre Ia oposicion polftica dominicana un ambiente hostil hacia las diferentcs misiones pucrtorriquenas en el pals. "La expresi6n que se esta usando por parte de los comunistas y del 14 de Junio es que Estados Unidos quieren "puertorriquenizar" a Santo Domingo"." El 8 de febrero, el Gobernador converso telefonicamente con el Dr. Arturo Momles Carrion y le mencion6 que habfa recibido secretamente, en su residencia privada en Trujillo Alto, a dos de los miembros (sin identificarlos) del Consejo de Estado, quienes viajaron por Ia manana en un avian piloteado por el propio jefe de Ia Fuerza Aerea Dominica· na, Miguel Atila Luna.9 Los dos consejeros le expresaron abiertamente Ia inhabilidad del gobierno de pagar los altos intereses del prestamo 4 1/2 porciento a I0 anos y su malestar con Ia idea de que se supervisara el gusto presupuestal. Ambos lfderes le recordaron a Munoz Marin que Estados Unidos les retenfa (a causa de las sanciones de Ia OEA) 22 millones de d6lares de Ia cuota azucarera de 1960. 10 Los
u tiJ Mm1t~: Mtrrfll u ·'" llt!lttdu u Rr'f"il>lrnr Omrrirrinrrm. / 'XIJ Fow rle /u Frmdudrlrl LIIM
dos "invitados" le senalaron que el gobierno no contaba ni con los fondos para pagar Ia nomina de los empleados publicos. 11 Munoz intercambio impresiones, esa misma tarde, con el ayudante del presidente John F. Kennedy, Richard Good· win, respecto at tema de los 25 millones. 11 Curiosamente, Goodwin le coment6 que habfa ocurrido un "rutinario error burocratico" y que se estaban "renegociando" mas equitativamente los nuevos tenninos del prestamo con el Consejo. El Gobernador le respondi6 que consideraba a Santo Domingo "crucial" para el exito de Ia Alianza para el Progreso." Ademas, Munoz le menciono a Goodwin que las objeciones del Consejo de Estado no er.m solamente economi· cas, "sino que revestfan gravedad polftica y ponfa
5 Transcripci6n de Ia conversaci6n telefonica entre Heriheno Alonso y Santiago Polanco Abreu, 5 de rebrcro de 1962, Fundacion Luis Muiloz Marin (en adclantc FLMM): V/19, SO, caj:~ nlim I. 6 Nota de Luis Muiioz Marin al dictMono, I 5 de encro de 1962, ibid. 7 Transcripcion de Ia conversacion tcleronica entre Hcribcno Alon.~o y Santiago Pol:~nco Abreu, 5 de rcbrero de 1962, FLMM: V/19, SO, caja mim.l, I. 81hid.• 2. 9 Transcripci6n de conversaci6n leleronica entre Anuro Momlcs Carri6n y Luis Muiioz Marin, 8 de fcbrcro de 1962. FLMM: V/19, SO. caj:~ nlim .I. I. 10 Ibid., 2·3. lllbid.• 2. 12 Memo: Transcripcion re~umida de conversacion telerunica entre Richard Goodwin y Lui~ Muiioz Marin, 8 de rcbrero de 1%2, FLMM: V/ 19, SO. Cilja nlim. l. l. 13 Ibid; ver tambicn, transcripci6n de conversaci6n tclcronica entre Anuro Morales Carrion y Luis Muiioz Marin, 8 de rebrcro de 1962, ibid, 3.
HISTORJA
Revista /CP
/6
ailtJ -II numero 7
en mano de los oposicionistas... de izquierda ar· mas de propaganda sumamente daninas".•• Munoz Marin recibi6, una semana mas tarde, un inw teresante y extenso informe personal del publicis· ta Samuel E. Badillo 13 en tomo a Ia tensa situa· cion en Ia vecina Isla. 1 ~ Badillo se mostraba preow cupado por el creciente sentimiento "antiyanki" en Ia Republica Dominicana. El publicista puertorriqueno Je senal6 al gobemador que los diferentes diplomaticos norteamericanos, en especial el consul John Hill, estaban interviniendo indebi· damente en los asuntos intemos del pafs. "La opinion de los funcionarios ... del Consejo de Estado era", segun el, "que Washington no ha venido en espfritu de ayuda, sino a torcemos el brazo". '' Badillo tenfa Ia impresi6n de que Hill estaba empezando a maniobrar en contra de Ia Union Cfvica Nacional, favoreciendo un entendimiento con ellfder del PRD, Juan Bosch. 1• Ademas, el pub\icista, quien estaba prestando gratuiw tamente sus servicios a Ia UCN, le menciono at gobemador Mufioz Marin que habia iniciado ges· tiones con los grupos identificados "ideol6gicamente" con los cfvicos para emprender una campuna de ilustraci6n "anticomunista".' 9 "Si el go· biemo de EE.UU. pierde Ia amistad y Ia confianza de Ia UCN, cs probable", advierte Badillo, "que Ia batalla de Ia Alianza para el Progreso se pierda en Santo Domingo, precisamente el sitio donde al cual miran con mayor esperanza los hombres libres de America"(.) ~
Juan Bosch: nuevo prcsidente constitucional En los primeros meses de 1962, el Consejo de Estado emprendio Ia ardua mision de organizar y de celebrar las tan esperadas elecciones libres. El gobiemo estableci6 primemmente Ia fecha del 16
de agosto para llevar a cabo los comicios genem· les.:• Mas Ia cercanfa del evento contrastaba con Ia adversa realidad de los partidos, quienes apenas incursionaban tfmidamente en el ambiente electoral del pais. El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) el 14 de Junio (IJ4) y Ia Union Cfvica Nacional (UCN) constitufan las tres organizaciones poHticas de mayor fuerza en Ia Republica Do· minicana. Aunque no eran las unicas agrupaciones, ya que existfa, por otro lado, una buena cantidad de minipartidos y de grupos de izquierda, que opemban mayormente en Ia capital.!: Sin embargo, Ia ausencia de una nueva ley electoral, que garantizara el proceso sufragista, provoc6 Ia inmediata protesta de Ia oposici6n en contra del Consejo y Ia exigencia de Ia posposicion de las elecciones, para no mas tardar del 20 de diciembre. :.~ Por su parte, el presidente Rafael F. Bonnelly, "distinguido" Hder de los cfvicos, tenia Ia responsabilidad de entregar al nuevo gobiemo electo un Estado postrujillista, con todas las faltas y las limitaciones del ordenamiento de· mocnitico de sus institucioncs. lniciada Ia campana, los dirigentes ucenistas, a quien el gobiemo provisional privilegiaba y agrupaba en los cargos y las posiciones de importancia del Consejo, se perfilaron en las encuestas con las mejores probabilidades de alcanzar Ia victoria en los comicios generales.~• La UCN contaba supuestamente con cl respaldo de los funcionarios del Departamento de Estado norteamericano. "Visitaban con tanta frecuencia Ia Embajada", recuerda Juan Bosch, que parecian lwberse muda-
do a ella... En todas las oportwridades en que fui, vi 1/egar a varios de esos dirigellles c:fvicos, que ellfraban sin pre1•io aviso y hac:fan tertu/ia como si estu11ieran en su casa.~ A pesar del aparente apoyo de Washington, en los ultimos meses de Ia contien-
141bid. 15 Badillo sicmpre mantuvo una relaci6n ccn:ana con Muiioz. ya que cl era quicn lc corria las campaiias pubHcitaria_~ al Panido Popular Dcmocr.itico. 16 Cana de Samuel E. Badillo a Luis Muiioz Marin, 16 de fcbrcro de 1962, FLMM : V/19. SO. caja mim. I. I. 17lbid.,2. IS Ibid. l9lbid.• 7. 20 Ibid., 5. 21 Manin, £/ de.ttino dominiccmo. 174-75 22 Por un latlo, entre los principalcs mini·panidos c~taba Ia Alianza Social Dcmocr:itica (ASD). el Panido Nacional Rcvolucionario (PNR), el Panido Nacional Revolucionario Dominicano (PNRD), el Panitlo Rcvolucionario Social Cristiano (PRSC). cl Panido Revolucionario Dominicano Autentico (PRDA) y Vanguanlia Revolucionaria Dominicana (VRD), por otro !ado, entre las faccionc s de izquierda mas imponante. el Movimiento Popular Dominicano (MPD) y el Panido Socialista Popular (PSP). 23 Manin, £/ destitw dominicano. 174 24 Gleijeses, La crisis dominicana. 92 25 Ver: Juan Bosch, Crisis de Ia democrocia en Amerim en fa Rep1ihlim Dominimna. Santo Domingo, RD: Editorial AI fa & Omega. 1991, p. 47.
HISTORIA
da las oportunidades de triunfo del candidato a Ia presidencia de Ia Union Cfvica, el Dr. Viriato Fiallo, marcharon adversamente. La imagen de Ia UCN se empano ante el permanente estado de ten~ si6n y de represion continua, por parte del Consejo de Estado, en contra de Ia oposicion polftica. r.MientrdS los conflictos del gobiemo pmvisionalli· mitaban Ia campaiia civica, el Partido Revolucionario Dominicano aunaba esfuerzos y lograria con exito, en menos de un aiio, atmer vigomsamente a las masas del pueblo dominicano.::l El sesgo de Ia contienda patentizaria -casi absolutamente- que Ia UCN era el partido de las
17
clases privilegiadas, y que el PRO, por el contrario, era de los sectores menos afortunados y desposefdos de Ia sociedad."' Naturalmente, Ia composicion de Ia clientela polftica de ambos partidos era mucho mas variada; no obstante, Ia percepcion de un partido de los " ricos" y otro de los "pobres" se mantuvo hasta el ultimo momento de Ia votacion. Por otro !ado, los miembros jovenes de Ia clase media del 14 de junio, influenciados por Ia revoluci6n cubana, optaron por abstenerse del proceso eleccionario y ratificaron en cambio Ia lucha armada como el mecanismo para alcanzar el poder.:. La "retirada" de los catorcistas de·
Jrum Basdr. / 96-1, Folllgmfi" mrtt·.tfll Jd Pmyt<·lll Jt Digilali:~Kitin Jd ptritHii<'<J El Mundo, UPR
26 Manin. El destirw clomirricmw. 189·90 27 Bosch. Cri.fis tie Ia clermrcmcia t!ll Arm!rictL., 82-88 28 Glcijcscs, u1 criJiJ domirricww, 93 29 l bid.• 85
jo al PRD y a Ia UCN como los unicos dos partidos de masas que decidirfan (el 20 de diciembre) Ia presidencia de Ia nacion. Para finales de noviembre, Badillo Je escribio al doctor Fiallo preocupado de Ia posicion de desventaja de los cfvicos, ante el auge "sorprcsivo" del PRD..10 Badillo entendfa que Ia Union Cfvica Nacional debfa reenfocar gran parte de Ia campaiia y romper con Ia imagen "elitista" de los miembros del partido. El "triunfo" de Ia UCN dependerfa. de acuerdo con el publicista puertorriquei\o, de un programa claro y definido de go· bierno que captara hUbilmente a su favor a los sectores indecisos del pafs. Este reconocfa que Bosch estaba en su momento de mayor popularidad y que contaba con Ia capacidad y el elemento "psicologico y emocional" que Je faltaba a los cfvicos.31 Muchos e/ectores pien.wn, apunta Badillo, que este pais va t1 necesitar rma mano generosa, pero fuerte, que Ia guie en el curso de los pniximos a1ios; y que muclws de ellos han co·
menr.ado a pen.mr en Bosch como el candidato que rerine e.ms condicimres.-n Efectivamente, durante el Ultimo mes de Ia contienda, el PRD afianz6 una posicion de mayoria entre el electorado dominicano. Badillo Je confirm6 al gobernador Munoz Marin que en las diferentes regiones del pafs habfa observado personalmente Ia ventaja en favor del Partido Revolucionario Dominicano.11 El 20 de diciembre, a un aiio y sicte meses de Ia muerte de Trujillo, Bosch logro -con Ia supervision de Ia OEA- el 58 por ciento de Ia votacion a Ia presidencia de Ia Republica Dominicana.~ Tres dfas mas tarde, Munoz le expreso a Viriato Fiallo: a menos que tengcr dudas serias del resultado final de Ia eleccic5n mi consejo leal de amigo y admirador es que cmrceda prontame/lle e/ triwifo cmr felicitacidn a srr adver.sario. Esta tradicion forta/ecedora de Ia libertad dominicana seria 1111 eminellle sen•icio 11uis que /e haria usted a/ buen pueblo dominicano.1'
30 Cana de Samuel Badillo a Virialo Fiallo. 29 de novicmbrc de 1962, FLMM: V/19. S.D.. caja mimI. 3 I Ibid., 2-3 32 Ibid .• 2 33 Cana de Samuel Badillo a Luis Munoz Marin, 29 de noviembrc de 1962, FLMM: V/19, SD. caja mim. I , 34 Glcijcscs, La crisi.~ tlomininmtl, 97 35 Cable de Luis Munoz Marin a Virialo Fiallo, 23 de dicicmbrc de 1962, FLMM: V/19, SD. caja num. I.
HISTORIA
Eran despues de todo, las primeras elecciones libres en Ia naciente democracia dominicana y el inicio, a partir del 27 de febrero, de un nuevo periodo en Ia historia del pais. El golpe de Estado El 27 de febrero de 1963 (fecha en que tambien se celebra Ia independencia del pafs) el recien electo Juan Bosch se jurament6, con Ia presencia de dignatarios y jefes de Estado de todo el hemisferio, como presidente de Ia Republica Dominicana:16 El Consejo de Estado, que habfa gobemado desde Ia salida de Ramfis Trujillo, en noviembre de 1961 , dio paso al nuevo mandatario de asumir Ia responsabilidad de conducir las debiles y dificiles riendas del poder ejecutivo. El Jegado de treinta y un afios de dictadura trujillista habfa dejado profundus y dolorosas huellas en Ia realidad social y econ6mica de Ia naci6n. Bosch se enfrent6 a una administraci6n corrupta y drenada inintcrrumpidamente de sus riquezas durante las ultimas Ires decadas.37 El gobicmo de Bosch intent6, en los siete mescs que estuvo en el podcr, mantener una polftica independientc, aunque no totalmente aislada de Ia "influcncia" de Washington. "Bosch habfa dejado muy claro", expresa Martin, "que pensaba seguir un camino nacionalista ... , se mostraba muy sensible de que alguicn intentase dominarle, sobre todo los Estados Unidos".31 De esta fonna, Ia aprobaci6n de Ia constituci6n, a finales de abril de 1963, levant6 duras "ronchas" en las capas conservadoras -oligarcas, militares y ccleshisticas- del pals. La propia embajada norteamericana temfa por los efectos contraprodu· centes de Ia puesta en pnictica de los artfculos de Ia constituci6n3\ ya que atacarfa principalmente el arden economico tradicional latifundista y minifundista, garantizando los derechos y las opor-
tunidades de Ia distribuci6n justa y equitativa de tierras a los campesinos del pafs:'11 Ademas, las estipulaciones constitucionales otorgaban y protegfan las libertades civiles y polfticas de cada uno(a) de los(as) dominicanos(as), sin distinci6n alguna dentro de Ia sociedad. Evidentemente, un documento impregnado de "tantos" derechos confront6 a Ia reaccion hostil de los grupos encumbrados, que vefan en las ideas "liberales" de Ia constitucion el "fantasma" del radicalismo y del comunismo "rccorriendo" Ia Republica Dominicana}' Asf, pues, en Ia mentalidad de los divcrsos sectores opuestos a Ia presidencia constitucional de Juan Bosch, Ia gestaci6n de un futuro golpe de Estado estaba lomando forma y fuerza rapidamente. Dunmte los siete meses de sistema democratico, no fue sorpresa para nadie en Santo Domingo los insistentes rumores de un posible atentado o ataque de los militares al Gobiemo}: En el transcurso del verano de 1963, los comunicados e inforrnes de Ia embajada norteamericana acentuaban las amenazas de un plan dirigido por los cuerpos castrenses para dcrrocar a Bosch.4 3 En esas circunstancias, el I I de junio, el gobemador de Puerto Rico, Luis Munoz Marfn, visit6 Ia capital dominicana en compafifa de Ia orquesta del maestro Pablo Casals para rendir homenaje al presidente Bosch.~ Anos mas tarde,
Juromtntacitin dt Jmm BilleIt ctlm" prr.tidtntl! dt Ia HD ( /963)
36 Glcijcscs, 97 Pmyuw Di!liiUii:ucirltl P"n"d":" d Mundr1 UPR 37 Ibid., 77-81 3!1 Ibid., 330 39 Ibid.• 407·8 40 Glcijcscs. Lll crisis dmmirictma, 99 41 Bos,h. Cri.~is de Ia democracia e11 America, 135-6 42 Vcr: Jose A. Moreno, El tmeblo enamras: Rel'IJ/udtitr etr Swrlo Domitrgo. Madrid. Editorial Tccnos, 1973, 31 43 Manin. £/ destino dmrrirricmw, 456-45 44 Palubras pronunciadas por cl gobcmador Luis Muiioz Marin en Ia Republica Dominicana. II de junio de 1963. FLMM: V/19, SO, caja num.l.
/9
HISTORIA
Re1•ista JCP
20
ailt> -1 / mimcm 7
Munoz Marin recorda Ia ocasion: Alii (Santo Domingo) creo que estuvimos ese dia y esa noche y regresamos a/ dia siguiellle. He oido decir que habia ya 1111a conspiraci6n de mili· tares y que ese episodio fue /o que Ia dewvo y despm!s 1w ocurrio hasta dos o tres meses despm!s...~~ Aunque luego, en una conversaci6n con Roberto Sanchez Vilella, el propio Gobernador no estaba muy seguro de Ia veracidad de los informes que habla recibido tiempo despues del su· puesto golpe:" Esa noche del once, Munoz Marin habla expresado pt1blicamente tener gran espemnza de que mediante Ia educaci6n democr.itica se pudieran mejomr las condiciones sociales y ccon6micas de Ia Republica Dominicana.~' No obstante, cada dla que pasaba los rumores de una posible conjura armada en contra del mando presidencial cobraban mayor fortaleza en todo el pais. La situaci6n internacional tampoco favorcci6 a Bosch. Durante el ultimo ai'io y medio, los gobiernos constitucionalmente electos de Argentina, Peru, Guatemala y Ecuador eran removidos del poder por las fuerzas militares.Q Washington aprobo ·en el caso de Ecuador y de Guatemala- Ia sustitucion de un gobierno democratico, sefialado por supuestas tendencias "izquierdistas", por el establecimiento de un regimen totalitario!~ Ante este cuadro, el 23 de julio el presidente venezolano, Romulo Betancourt. le escribi6 a Munoz Marin alarmado por Ia "indiferencia y satisfaccion" del Departamento de Estado norteamcricano con el reciente derrocamiento del presidente ecuatoriano Dr. Carlos Arosemena..10 Me parece, acota Betancourt, que Ia subsecretaria del Departamento de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado no se encuentra bajo Ia direcci6n de gellfes informadas de /o que sucede en esta parte del continente y con muy limitada capacidad para
escmtar en e/ pon•enir." AI mismo tiempo, Betancourt le entrego al gobernador Munoz Marin una copia de una curta enviada por el at presidente Kennedy el dia vcintid6s.~! En Ia comunicacion el presidente venezolano le expresaba a Kennedy Ia lamentable situaci6n de retorno al "ciclo" de los golpes de Estado del pasado y su preocupacion por Ia actitud de Es-
.I
--,
--"'
u1i.r Mmu~ Mann )' Jua~ lluldJ m La Fm1ul~:11. /963. Fnw~ mfla
cmU.<(u J~ lu Fmula.-itin LMM.
tados Unidos de reconocimiento diplomatico a los gobiernos de facto. Lo que han logrado y lograrcin, arguye Betancourt, 110 es erradicar e/ conwnismo, sino crear en los pueblos 1111 sentimiento de fmstracic)n y de fait a de fe en el sistema demo crdtico y represenlativo de gobierno.'1 Betancourt opinaba que el futuro de Ia Alianza para el Pro· greso estaba en peligro, de continuar Ia amenaza y Ia "epidemia" de asaltos al podcr por los militares. A este le preocupaba que ~~ "propagara" una situacion similar en Santo Donungo."
45 Vc!asc: Tmnscripci6n de In cinln # 9 de Ia scgunda scric de com:ersnciones entre Roberto Sanchez Vi lelia y Luis Munoz Marin. 21 de octubrc de 1965, Fundaci6n Luis Munoz Marin, Sccci6n Vl/seric 9, LMM: senador por acumulaciun, 1964·68, Material infonnativo sobrc Santo Domingo, en proceso de catalognci6n, (En udclante, FLMM: Vl/9, SD), 511 461bid. 47 Pnlabms pronuncinda.~ por cl gobcmador Luis Munoz Marfn en Ia Republica Dominicana, II de junio de 1963. FLMM: V/19, SD. cnjn mim. I. 48 Ver: Jorge Rodriguez Benlff. Politir:u militar y dominucicin. (Rfo Piedra.~: Ediciom.'S Huracan), 1988. pp.57-68; Gleijcscs, La crisis dominicana, 119 49 Demetrio Bocrsner, Rclucimre.r imenracionate.r de Amerir:u wtitru. 4ta. Ed., (CarJCas: Editorial Nueva Socicdad), 1990, 277: Rodriguez Beruff, ibid., 66-8: Gleijeses, ibid., 135 50 Cana de R6mulo Betancourt u Luis Munoz Marin, 23 de julio de 1963, FLMM: Vll9, SD, cuju nlim. l. 1. 51 Ibid. 52 Carta de R6muto Betuncourt u John F. Kennedy. 22 de julio de 1963. FLMM: V119, caja nlim.l 53 Ibid .• 2 54 Ibid., I
- -.. lit;
rutKfO 1/ICO
HISTORIA
u~I/Udu de Juu/1
8 t1Jdl u Puuw HIW , luel/tl de luther
sido tlepueJitl del poder. 1963. Corte.tfu Fundal"itm /..MM.
Para principios de agosto, el propio Departamento de Estado y el personal de asistencia y asesorfa militar (MAAG por sus siglas en ingles) de Ia embajada norteamericana prevefan, de un momenta a otro, Ia salida de Bosch del palacio presidcncial. "Cao;i todos los dfas", escribe Martin, "ofamos hablar de nuevas conjuras, nuevos grupos militares, nuevos nombres de personas que constituirian Ia junta despues del golpe" ." En el mes de septiembre, Bosch recibio multiples reclamos de los diversos sectores sociales debido a Ia paralizaci6n parcial de las actividades econ6micas del pais. 111 M:is aun, el dia 20 comenz6 una huelga general, impulsada por las capas conser· vadoras, para presionar al Gobiemo en contra del plan de austeridad monetaria. Apcnas fracasada Ia huelga en Ia madrugada del 25 de septiembre, las tropas, al mando del coronet Elias Wessin y Wessin, arrestaron a Bosch y tomaron el control del Palacio Nacional.)' Juan Bosch en Puerto Rico: frncaso de Ia "solucion Casasnovas" La noticia del derrocamiento del presidente Juan Bosch fue conocida en Ia manana del 25 de
septiembre en Puerto Rico. Durante las ultimas dos semanas, Ia esposa del mandatario dominicano, dona Carmen Quidiello, se encontraba de visita en Ia Isla, hospedada por el gobemador Luis Munoz Marin en La Fortaleza.'1 Luego de que los militares tomaran control del Palacio Na· cional, dona Carmen recibi6 una llamada telef6nica de Bosch notificandole del golpe de Estado en Santo Domingo.)~ Sin perder tiempo, los "golpistas" emitieron, en las primeras horas del dfa, un comunicado confirmando el establecimiento de un gobierno militar "para poner orden en el caos y luchar contras... las maniobras del comunismo intemacional". 00 La esposa de Bosch pronunci6, esa misma manana, un extenso mensaje, desde La Fortaleza, atacando duramente a las Fuerzas Armadas, que tnlgicamente privaban de Ia libertad democratica y constitucional a todo el pueblo dominicano.•• Munoz Marin -preocupado por Ia seguridad de Bosch- envi6 un cable a los presidentes de Colombia, Honduras y Venezuela, informandole del golpe de Estado y recomendando urgentemente Ia intervenci6n diplomatica de cada uno de los respectivos embajadores, ante el presidente Ken· nedy.•~ En conferencia de prensa, el Gobemador se mostr6 sorprendido e indignado por los recientes acontecimientos en el vecino pais. ... Viene este go/pe a desbaratar las obras que el pueblo mismo l!izo cm1 su voto, en las ur· nas, /wee tan poco tiempo. Vue/ven las dicta· duras. Vuelve Ia fuerza a imponerse a Ia idea en Santo Domingo...63 Sin embargo, Ia situaci6n en Ia capital domi· nicana continuaba cambiando vertiginosamente. Los militares entregaron el dfa 25 el gobiemo a una junta civil o triunvirato, encabezado por los doctores Emilio de los Santos, Manuel Tavarez
55 Manin, £/ destitw clomi11icmw, 473 56 Moreno, El pueblo en armas. p. 31. 57 Ver: AbrJham F. Lowenthal,£/ desatitro americwro. Sumo Domi11go, RD, Editorial de Santo Domingo, 1977,40-41 58 Copia lr'.mscrim de Ia conferencia de prcnsa del gobcmldor Luis Munoz Marin, 25 de scpticmbrcde 1963, A.MM V/19, SO, caja mim.l. 2·3 59 Ibid. 60 Despacho de Prcnsa Asociada (Santo Domingo), 25 de septiembrc de 1963, FLMM: V/19, SO, caja num.l, I 61 Copia: Meruaje at Pueblo de Itt Rt•ptlh/ica Domirrinma. enviado porIa senora del prcsidente Bosch, (Cannen Quidiello), 25 de sepllembre de 1963, FLMM: V/19, S.D., caja num.l. 1-2 Significativamcnte,las dcclaro~ciones -csa manana· de doi'la Carmen hablan sido escritas por doiia Inc!.~ Mendoza. c~posa de Mui'loz Marin. Agro~dezco al Sr. Julio Quiros, archivero de Ia Fundaci6n Luis Muiioz Marin, Ia uclarJcion de esta infonnaci6n. 62Vcase: Cable de Luis Mui\oz Marin a Guillermo Le6n Valencia (Colombia), 25 de scptiembrc de 1963; Cable de Luis Mui\oz Marin a RamOn Yillcda Morales (Honduro~s), 25 de septiembrc de 163; Cable de Luis Muiloz Marin a R6mulo Betancoun, 25 de sepliembrc de 1963, FLMM: V/19. SO, caja num.l. Ademas, Juan Manuel Garda Passalacqua, Vent;tldordel silencio: Cninica de mis tiempos Puerto Rico, 1962-1987. San Juan, PR, Editorial Cultur.JI, 1991, pp. 41-43. 63 Copia lr.mscrita de lu confcrencia de prcnsa del gobcmador Luis Munoz Marin, 25 de scptiembre de 1963, A.MM: V/19, SO, caja num. I, p. I.
21
Re1•ista /CP m1o -1 I mimeI'll 7
Espaillat y al ingeniero Ramon Tapia Espinal."' Dos dfas mas tarde, estando todavfa Bosch bajo "custodia" en el Palacio Nacional, el nuevo regimen deporto al ex presidente en Ia fragata dominicana "Mella", en direccion a Ia pequena isla francesa de Guadalupe.65 Ante Ia salida de Bosch, el gobierno de Puerto Rico realizo enormes gestiones para localizar y transportar al ex mandatario a Ia Isla. Desde Washington, Teodoro Moscoso supuestamente le informo a Munoz de Ia posibilidad de encontrar a Bosch en Martinica.611 AdemiL<>, el 29 de septiembre, el presidente de Ia Camara de Representantes, Santiago Polanco Abreu, viaj6 a Venezuela para convencer a Romulo Betancourt y a los diplomaticos dominicanos de asilar a Bosch en Puerto Rico."7 Ese mismo dfa, el embajador dominicano en Washington, Enriquillo del Rosario, y el senador norteamericano Ernest Gruening propusieron al Presidente y al Congreso, que Ia marina de Estados Unidos interceptara Ia cmbarcaci6n, en Ia cual se encontraba Bosch, y que se Ie restituyera en el poder."" Grueningm se comunico con Munoz, confirmandole sobrc su discurso ante el Senado, y motivando precisamente al gobernadoren Ia tarde del treinta- a dirigirle un telegrama al presidente Kennedy. 7" El cable de Munoz aconsejaba al mandatario norteamericano en torno a los enormes "peligros" de apoyar al nuevo regimen, sin mencionarle en ningun momento Ia idea de "embarcar y de rcstituir" a Bosch en el poder, sugerida por Gruening.71 Washington tenfa que asumir, segun el Gobcrnador, una Hnea dura de no
reconocer o brindar ayuda econ6mica al gobiemo usurpador de Santo Domingo. "Estados Unidos debfa demostrar una posicion mas fuerte en favor de los gobiemos democraticos del hemisfcrio, de Io contrario", alega Munoz, "podrfa provocarse una reaccion en cadena de golpes militares en America Latina".': El gobernador Munoz Marin envi6, al dia siguiente, a Heriberto Alonso a buscar a Juan Bosch a Guadalupe, en el pequeno avian de instalar los postes del alumbrado de Fuentes Fluviales, (Ia hoy dia Autoridad de Energfa Elcctrica)." Antes de salir, Munoz Marin le comunico a Alonso que el embajador Enriquillo del Rosario, Ie habia solicita-
64 Gleijeses, La cri.fis domi11iccma. p. 118. 65 Tmnscripcion de Ia cinta #9 de Ia scgunda seric de conversaciones entre Roberto Sanche1. Vi lelia y Luis Muiioz Marin, 21 de octubre de t965, FLMM: Vl/9, SO, pp. 511-1 2. 66 Garcia Passalacqua, Vengador dd si/encio, p. 43. 67 Memo: Transcripcion de Ia conversacion tclefonica entre Luis Munoz Marin y Ernest Gruening, 30 de septiembre de 1963, FLMM : V/19, SO, caja mim. 1.. p.4. Entrcvista a Bonaparte Gautreux Pineiro. Santo Domingo, RD. 8 de encro de 1995. En nucstra convcr· saci6n, Gautreux -c6nsul, en esc momcnto, de Ia Guaim en Venezuela- record6 que Polanco Abreu le habia expresado que Bos~.:h venia parol Puerto Rico. 68 Transcripcion de Ia convcrsacion tclcfonica entre Luis Munoz Marin y Ernest Grucning, 30 de septicmbre de 1963, FLMM: V/19, SO, caja num.l, pp.2-4; Telegmma de Enriquillo del Rosario a John F. Kennedy, 29 de septiembrc de 1963, citado y rcproducido. en ct libro de VIctor Grimaldi, £1 diario secrew de ftr illlen·ellcitill rwneamericww tie /965. 2da. Ed , Santo Domingo, RD. Editora Amigo del Hogar, 1989, pp.274-76; Martin, £1 destino clomirrkmw. p. 563. 69 Las relaciones del senador Gruening con Puerto Rico databan de a principios de Ia dec ada del trdnla. cuando tmbaj6 di rectamcnte en Ia implemcnlaci6n de los progmmas del "Nuevo Trato" en Ia Isla. Para mas informacion al rcspecto, veasc, Robert David Johnson, "Anti-Imperialism and the Good Neighbour Policy: Ernest Gruening and Puerto Rican Affairs, 1934. 1939, Joumal of Lutin American Studies, vol. 29, 1., February t997, pp. 89-t 10. 70 Tmnscripcion de Ia convcrsacion telefonicu entre Ernest Gruening y Luis Muiio7. Marin, 30 de scpliemhre de 1963, FLMM : V/19, SO, caja mlm.t, 4 71 Cable de Luis Muiioz Marin a John F. Kennedy, 30 de scpticmbrc de 1963, ibid. 72 lbid.,p.l.(La traduccion cs mia) 73 Tmnscripcion de Ia cintu #9 de Ia segunda scrie de conversaciones entre Roberto Sanchez Vilella y Luis Munoz Marin, 21 de octubre de 1965, FLMM: Vl/9, SO, p. 511-12; Garcfa Passalucqua, Ve11gador del silencio,43
HISTOR/t\
do, entre otras cosas, que le infonnaran al expre· sidente que pennaneciera en Puerto Rico: • Esa misma noche, Bosch fue recibido en el aeropuer· to por los ayudantes y Ia esposa del primer ejecutivo y trasladado seguidamente a La Fortaleza." El ex presidente se unio a numerosos lfderes y miembros del gobiemo perredelsta, deportados a Ia Isla por el triunvirato durante Ia ultima semana. La noticia del derrocamiento del mandatario hondureno, Ramon Villeda Morales, complicaba mas Ia situaci6n para Ia Casu Blanca."" De hecho, el Congreso y los ayudantes de Kennedy se reu· nieron de inmediato tratando de buscar una "solucian" adecuada para Santo Domingo. Luego de varios dlas en Washington, Polanco Abreu le mencion6 a Munoz -a ralz de una conversaci6n secreta con Gruening- de Ia aparente petici6n de algunos funcionarios del Departamento de Estado y del Comitc de Asuntos Exteriores del Senado de reinstalar el gobiemo constitucional, a cambio de una "fuerte y sincera" declaracion de Bosch en contra del comunismo." No obstante, el asunto de una posible vuelta a Ia constitucionalidad fue considerado una tarea ''dificil y ambigua" para Ia mayor parte de Ia administracion de Kennedy. ' R El propio Moscoso, quien estaba participando el dla tres en las reuniones del Departamento de Estado, le expreso a Munoz Marin sus dudas en tomo a Ia posicion de Gruening, ya que el mismo Bosch no "deseaba" presuntamente esa alternativa.19 Moscoso le seiial6 al primer ejecutivo pucr· torriqueiio que Washington deseaba conseguir una promesa de elecciones por parte de Ia junta civil para normalizar Ia situaci6n del pafs. El Gobemador molesto le pregunto: (.para que rayos se I'C/11 a /weer mcis elecciones? E.w e.\' burlurse de lu democracia y es burlarse de los Eswdos Unido.\' yes burlarse del pueblo dominicano.l!l 1 Este le mencion6 al coordinador de Ia Alianza
"Los americanos", apwzta Lowelltlzal, "estahall muc/zo mas illteresados ell mantener a los comwzistas fuera del poder que en ayudar a Bosch, o en promover Ia ascension de wz sucesor constitucional".
para el Progreso que aparentemente existfa un movimiento de j6venes militares constitucionalistas, con planes de dar un contra-golpe al nuevo regimen en Santo Domingo. De acuerdo con Munoz Marin. el ex presidente dominicano le habfa comunicado el nombre dellfder (un teniente coronel)11 confidencialmente, a travcs de Polanco Abreu. Aun as I, Moscoso le senal6 al gobemador que Washington reconocfa que el triunvirato tenfa verdaderamente el control de las Fuerzas Armadas, y ... wra de las cosas que se respeta mudw aquf ( Estados Unidos) es a/ poder. Eso (sic) todo e/ mwulo piema en tt!rminos: "(. Dtlnde estci el poder en tal paf~?" Yen aquellos paises donde el poder popular es mfnimo, e.\· IIIII)' debil...• pues sem:illmnente e/ poder que queda es elmilitar. 1 ~ En un desesperado intento, los dfas 10 y II de octubre el Congreso dominicano -reunido secretamente- eligi6 al prcsidente del Senado Dr.
7-1 Transcripci6n de Ia con\·crsacion tclcfonica entre Lui~ Munoz Marin y Hcribcno Alonso, I de octubre de 1963, ibid. I 75 Transcripci6n de Ia cint<~ #9 de Ia scgumla scrie de conversacioncs entre Robeno Sanchez Vi lelia y Luis Munoz Marin, 21 de octubrc de 1965, FLMM: Vl/9, SO, p. 512; Garcfil Passalacqun, Vengm/or dd .1·ilencio. 43 76 Transcripcion de Ia coO\'ersacion tclcfunica entre Santiago Pol;mcoAbrcu y Luis Munoz Marin, 3 de octubre de 1963, FLMM: V/19, SO, cnja num.I , J. 77 Ibid .• 1-2 78 Ibid., pp.2-3; Transcripci6n de Ia convcrsaci6n entre Luis Muilm: Marin y Teodoro Moscoso. 3 de octubrc de 1963. FLMM: V/19, SO. cnja num.l .2. 79lbid. 80 Ibid . 5 81 Munoz lc obvio de memento Ia informacion<~ Mosco~u. cvitando que cl nombrc del "lider militar"' {lcnientc coronel Rafael Tomoh Fernandez Dominguez) sc grabar.1 en Ia conversaci!ln. Ibid., 3 82 Ibid .. 7
23
HISTORIA
Re1•is1a ICP m'ftJ 41 mim~m
24
7
Juan Casasnovas Garrido, como principal sucesor constitucional de Ia Republica Dominicana, ya que el vicepresidente, Segundo Gonzalez Tamayo, se encontraba tambien exiliado en Puerto Rico.u Desde Puerto Rico, Bosch envio un telegrama urgentemente a Ia Casa Blanca, pidiendo el reconocimiento de Washington a Ia designacion legal del "presidente" Casasnovas."' Groening extraiiado le pregunto al gobemador Muiioz Marin: i,Si era verdad que Bosch no deseaba regresar a Santo Domingo? 85 Mufioz Marin le respondio al senador que el ex mandatario dominicano pre feria mejor esperar a que se garantizara algun tipo de solucion polftica como altemativa para su retorno al pals.•• Groening leescribio a Polanco Abreu temiendo que si no se realizaba un verdadero esfuerzo en favor de Ia restitucion del gobiemo constitucionalista podia significar el final de Ia Alianza para el Progreso.•t Martin relata en sus memorias que Kennedy habla ordenado al personal de Ia embajada norteamericana "convencer" al triunvirato de aceptar a Casasnovas y restaurar nuevamente el orden constitucionalista.IUI El triunvirato, sin embargo, se nego rotundamente a reconocer a un sucesor perredefsta y acuso a Estados Unidos de "violar" Ia soberania de Ia nacion.•• Por otro !ado, luego del golpe de Estado, Ia junta civil temla al Jevantamiento de un pequefio gropo militar de constitucionalistas, liderados por el teniente coronel Rafael Tomas Fernandez Dominguez, quienes endeblemente -a finales de septiembre- conspiraban entre los elementos jovenes del ejercito."" Los "academicos""', no obstante, fueron descubiertos por el triunvirato a mediados de octubre, y en su mayoria dados de baja de las
Fuerzas Armadas o trasladados fuera del pals.~~ La junta se garantizo que Ia altemativa de instaJar a Casasnovas se debilitaria al desbaratarse el "pequefio brazo" militar constitucionalista. Efectivamente, el dla 19, el ayudante de Ia Casa Blanca, Ralph Dungan, viajo a Puerto Rico y se reunio por varias horas con Bosch en el hotel El Convento.~) Despues de Ia "charla", el ayudante de Kennedy le confio a Heriberto Alonso, que los sectores antiboschistas del gobiemo provisional
Elf>iunista puntorriq11ctio. Jcs1is Murftt Swrmmti. Lui.t Mw1o: Marf11 _\' Jackeli11e Kemredl· Ft>lo)/mfla mrte.lfil clc /11 F1mcla<ili111..AfM
Jo/111 F.
Ken11ed.l~
83 Lowenthal. El desatino tlltlericmw. 42-43; Martin, El deslitro dominicww. 570 84 Grimaldi. El diario .H!Crelll de Ia illlen·ellcitill, 85 Tr.mscripci6n de Ia convcrsaci6n !elcfOnic-J cnuc Luis Muiloz Marin y Erne.~• Gnrening, 16 de oclubre de 1963, FLMM: V/19. SO, c-.aju num. I. 86 Ibid., 2 87 Carta de Ernest Groening u Santiago Polanco Abreu, 16 de oclubrc de 1963. Colecci6n Robcno Sanchez Vilellu (en proceso de ca· luloguci6n), Centro de lnvcsliguciones Hislorica.~. Universidad de Puerto Rico, en adelanle CRSV 88 Martin, El clesti11o clomirrica11o, 57().71 89 Ibid .. 571 -72 90 Gleijeses, La crisiJ domi11icatra, 114-15 91 Lu ulusion es a los "mililares constitucionalistas" comandados por eltenicnrc coronel Fernandez Dominguez. quien dirigia Ia Academia Balallas de las Carrcms en Ia Busc Acrcu de San Isidro 92 Gleijeses, Ltr cri.1·i.~ domi11icarw. pp. 156·57. El propio Fernandez Dominguez fue "cxiliado" porellriunvimlo como agrcgado mililar en Espaiia. 93 Nolas de Ia reunion de Hcribcno Alonso ~on Ralph Dungan, 19 de octubre de 1963, FLMM: W l9, SD, cuja nrim.l, 1.
2n
HISTORIA
dificilmente aceptarfan una "formula" con Casas~ novas como presidente constitucional. "No veo ninguna raz6n", explica Dungan, "por Ia cual el gobiemo provisional vaya a con· liar en las promesas que pueda hacer el Partido Revolucionario Dominicano, ya que este sido 'vindictive'(vengativo) en el pasado".~ Asimis+ mo. este pensaba que Washington se arriesgaba favoreciendo un mandata de Casasnovas, ya que no lo "conocian" suficientemente bien: por to tanto, segun el ayudante, Ia posibilidad de una "soluci6n consti· tucionalista" dependerfa de los "compromisos" ( deportaci6n de algunos "comunistas") y las "garantias" (de evitar las infiltraciones "castristas"), establecidos en "comun acuerdo" entre Estados Unidos y los ){deres del PRD.95 El Departamento de Estado le envi6 dos dias antes un memorando al consejero de Ia Casa Blanca, Me George Bundy, en el cual le recomendaba a Ia administraci6n que se "olvidaran"
del cable de Bosch gestionando el reconocimiento del "presidente" Casanovas."" Martin afirma en su libro que ya para el 24 de octubre Washington habia decidido abandonar Ia idea del constitucionalismo, y, en todo caso, deseaban "mejorar y preservar" Ia relativa estabilidad de los miembros de Ia junta civil gobemante en Santo Domingo.on "Los americanos", apunta Lowenthal, "estaban mucho mas interesados en mantener a los comunistas fuera del poder que en ayudar a Bosch, o en promover Ia ascension de un sucesor constitucional".'lt. Kennedy aceler6 durante noviembre Ia decision de reconocer de un momento a otro al triunvirato, y de restablecer relaciones diplomaticas con Ia Republica Dominicana. Ante Ia muerte del mandatario norteamericano, el 22 de noviembre, Ia nueva administraci6n del presidente Lyndon B. Johnson posterg6 esa determinacion y notificaria las "buenas noticias" varias semanas mas tarde.'~'~ Dungan se comunico con Munoz Marin el 13 de diciembre para confirmarle que se iba anunciar a Ia manana siguiente el reconocimiento al nuevo gobiemo de Santo Domingo. 100 El Gobernador le expreso al ayudante de Johnson que "Ia decision era mala, ya que esto provocarfa una mayor inclinaci6n de Ia gente joven hacia las ideas comunistas".tcll Sorprendido por sus palabras, Dungan le pidi6 finalmente a Munoz que le llevase Ia noticia a Bosch. 11c En Ia tarde del catorce, Estados Unidos anunci6 oficialmentc el reconocimiento del gobicmo golpista y Ia reanudaci6n de los vfnculos politicos y econ6micos con Ia Republica Dominicana.
9-llbid., 2 951bid., 2·3 96 Este intcrcsantc memor.indum csta traducido y rcproducido en cllibro de Victor Grimaldi,£/ diurio sec~to de lu imen•cmcicln. 277-78 97 Manin, £/ destino clominicmw, 576 98 Lowenthal. £/ clestino cmwricuno. 34 99 Gleijcscs, La crisis dominicnna. 35·36 HXJ Tr.mscripci6n de Ia convcrsacion tclcfonica entre Luis Muiioz Marin y Ralph Dungan. FLMM: V/19. SO, caja mim. I 101 Ibid., I. (La traducci6n cs mfa) 1021bid., 2
15
Re1•isra ICP ml11-llmimem 7
Una pugna caribefia: MUNOZ MARIN Y TRUJILLO• Jorge Rodriguez Beruff
a Patricio Bosch y Pablo Maritiez Porque \iene de oportunidad, quiero rccordar a Su Excclcm:ia tm inl'ormc accrca de Ia politira de Puerto Rico, en cl cual, despues de citar los dcsplantcs dcmagogicos de l\ lufiln ) sus notorios csfuerws por ganarse Ia amistad de Gallegos, Betancourt, Figucrcs ~ otros, le decia en estos o parecidos terminus: si l\luno1., en \ e1. de ser gohernador de un pais intervenido, fucsc cl Ejecutivo de un pais independicnte, se huhicsc com ertido en un politico intencncionista y alia do al cmnunismo, en Ia misma forma que Grau y Arevalo ... Comunicacicln del C1lnsui.Jose Angel S:n ii11ln a! Sccretario de Estado de Rclaciones Extcriores. 9 de fehrero de 1951, citada en l\lu Kien Sang. La polftica exterior domiuiwua: 1930-1961, 295 Ll1is Mmlo: Marin en .<II •·iuje lwcitll<l Repli/Jiim Domilri<'cmu /f)(JJ, FCJWgrajla wrte.tftl tie /11 Ftmdadcin LMM
El asce11so de Munoz y Ia cotrSolidaci6n de Trujillo I aiio de 1940 fue decisivo para las carreras polfticas de Mufioz y de Trujillo. En el caso del primero, los sorprendentes resultados de las elecciones de noviembre lo 1\evaron a Ia presi· dencia del Senado de Puerto Rico y a una larga trayectoria de mas de tres dtkadas como el principal lider politico de Puerto Rico. El gran caudal de apoyo popular logrado se expreso en unas elecciones consideradas las mas limpias en mu· cho tiempo. Cuatro aiios mas tarde el Partido Popular Democratico arrasaria en las elecciones, y se mantendria en el poder sin perder una sola eleccion hasta 1968.
E
Muiioz lleg6 a Ia Presidencia del Senado (Ia mas importanle posicion electiva para aquella epoca) en medio de fuertes dudas delliderato de Washington sobre su confiabilidad. Su anterior militancia izquierdista e independentista, Ia alegada vinculacion de varios lfderes de su partido con el nacionalismo albizuista, su programa de reformas de orientacion anticaiiera y su negativa a condenar publicamente el asesinato del Jefe de Ia Policia Francis Elisha Riggs, entre otras cosas, colocaban un signo de interrogacion sobre este lfder que se habia ido a buscar votos en los campos y barrios de Puerto Rico. Para Ernest Gruening, encargado de Ia polftica de Roosevelt hacia Puerto Rico hasta 1939, Muiioz era completamente inaceptable. Harold
I Fmgmento de un ensayo que saldra publicado en el Segundo volumen de ensayos sobre los discursos de Luis Mui\z Marin. cditados por cl profcsor Fernando Pic6 y que ser.i publicado por Ia Fundaci6n Luis Muiiot Marfn.
HISTORIA
Ickes, el Secretario del Interior, segun lo consigna en su diario, lo consideraba inestable e impredecible. El Gobernador William D. Leahy, el incumbentc durante las elecciones, lo tild6 de "liberal de extrema izquierda".2 Esto era un asunto delicado en una coyuntura en que Puerto Rico, Ia Republica Dominicana y todo el Caribe se habfan tornado de gran valor estrategico por el comienzo de Ia Segunda Guerra Mundial y estaban en marcha abarcadores planes militares que involucraban a todos los pafses de Ia regi6n.J La actitud de Luis Munoz Marin en 1940 hacia el regimen de Trujillo Ia podemos inferir de unos pasajes que aparecen en el Catecismo del pueblo, uno de los documentos programuticos mas importantes de esas elecciones escrito por el propio Munoz. En sus puntos 48 y 49 el Catecismo, perfectamente aplicables a Ia Republica Dominicana, decia lo siguiente:
iCual e.~ fa base principal de las dic:taduras'! Los ejercitos, grandes clmtidades de sole/ados armados que pueden sostmer por Ia fuerza till gobiemo colllm fa \'olwuad de/pueblo. ;,Debe lwber tm ejerr:ito a/guna t•ez en Puerto Rico'! Nwrca. Nunca ,\·era necesario y 110 debe haberlo. Que 110 haya ejercito es Ia mayor garamfa de que no lwbrd dictadura. Ia Reptiblica de Costa Rica, que es muy parecida a Puerto Rico por sus co11diciones, no tie11e ejercito y es una reptiblica modelo donde gobiema Ia 1•olwrtad del pueblo. £1 pueblo de Puerto Rico puede evitar que haya ejt!rcito, y, por consiguiente, puede evitar que lwya dictadura votlindole en contra a toda constituci<}n que aworice Ia creacivn de 1111 ejercito. Esto es ww denuwraciv11 mcis de que Ia clefensa del pueblo esui en ma1ws del pueblo mismo por meclio del ejercicio pacifica de Ia democrac:ia. • Del aiio 1924 al 1940, las fuerzas armadas
2 Ver cl juicio del Almirnnlc Leahy sobre Muiioz en Jorge Rodriguez BerufT. ed., Lm me11wrius tie Leahy (San Juan: Fundacion Luis Muiioz Marin, 2002). 3 Jorge Rodriguez Bcruff. "Pucno Rico and the Caribbean in U.S. StrJicgic Debate on the Eve of the Second World War". Re1·istu Me·
xiccmu del Cunbe, Ntim 2 (1996), 55-80 4 Luis Muiioz Marin, Cutecismo del Pueblo, (San Juan : Tipogmfia Ia Dcmocrnda, 19-tU).
27
HISTORIA
Rel'ista ICP
28
atltJ -1 I mimem 7
dominicanas, el vehi'culo de ascenso de Trujillo, se habfan mas que cuadruplicado en tamaiio.~ Aunque Muiioz tenfa valiosos contactos ofi. ciales en Washington, y habfa hecho grandes es· fuerzos durante Ia campaiia por proclamar su ad· hesion a las polfticas internas e internacionales de Ia administracion Roosevelt a traves de su periodico £1 Batey y por otros medios, era aun visto con recelo en Ia coyuntura de 1940. Pocos dias despues de las elecciones, el agente especial del FBI, J. Clark Newsom, informaba que Muiioz era "el mas alto oficial del Partido Comunista para las Indias Occidentales y Ia zona del Mar Caribe". ~ Esas acusaciones hiperbolicas y falsas, junto a otras sobre sus borracheras, Ia alegada adiccion a drogas y Ia relacion extramarital con una mujer a quien se referian despectivamente como "La Mendoza", se siguieron repitiendo por varios aiios en los informes del FBI y de las agendas de inteligencia militar como Ia Ojjir:e of Navallnte· lligence, aun siendo Presidente del Senado.' Esto ocurrfa a pesar del creciente apoyo oficial que fue obteniendo de Ia administracion Roosevelt, aunque no fue hasta varios aiios mas tarde, cuando Munoz actuo contra el sector independentista del partido, que comenzo a convertirse en un interlocutor confiable para Washington. Trujillo, por otro !ado, habia contado siempre con el apoyo de Ia estructura militar estadouni ~ dense, particularmente el Cuerpo de lnfanteria de Marina. La relacion con los civiles del Departamento de Estado habfa sido mucho mas compleja y tirante. El golpe de 1930 no habi'a contado con el beneplacito del Departamento de Estado e influyentes figuras de Ia diplomacia estadounidense como Sumner Welles habfan manlenido una actitud antagonica hacia Trujillo. La masacre de hai· tianos en Ia frontera dominicana ordenada por Trujillo en octubre de 1937 habfa servido para tensar aun mas las relaciones. Pero imperativos estrategicos dictados por el deterioro del conflicto europeo llevaron a que Ia administracion Roo-
sevelt cortejam activamente al dictador a partir de 1938 para asegurar su lealtad en el conflicto belico que se avecinaba. Esa politica se siguio tambien con otros lideres militares de Ia region como Anastasio Somoza y Fulgencio Batista.• En febrero de 1938, el Presidente de Estados Unidos envio a su hijo, el coronel del US Marine Corps, James Roosevelt, a una gira por Ia Republica Dominicana. El arcercamiento continuo durante 1939 cuando el USS Texas, que participaba en las maniobras Fleet Problem XX, visit6 Ciudad Trujillo para inaugurar Ia Avenida US Marine Corps. En esa celebracion participaron 42 aviones de los marines. Durante las maniobras, y con el beneplacito de Trujillo, una docena denavfos del US Navy y el portaviones USS umgley realizaron ejercicios en Ia Bahfa de Samana. En ese aiio, Trujillo fue agasajado con grandes honores por sus colegas de Ia infanterfa de marina, quienes Je compararon con los heroes de Ia independencia dominicana, y tambien fue recibido por el Presidente Roosevelt. Para 1940 Ia colaboracion militar entre Ia Republica Dominicana y los Estados Unidos estaba en pleno apogeo, basada en Ia promesa de Trujillo deponer "todas las facilidades y recursos del pafs ... a disposicion incondicional de Estados Unidos".• A cambia de esto, el Secretario de Estado Cordell Hull acordo poner fin al control estadounidense de las aduanas dominicanas en lo que se conocio en Republica Dominica como el Tratado Huii-Trujillo. De esta manera, los sectores antitrujillistas del Departamento de Estado quedaron finalmente marginados y se unific6 Ia politica exterior civil y Ia militar hacia el regimen en una estrecha alianza que duro hasta Ia Guerra Fria. Una de las ceremonias mas extravagantes que sirvieron para festejar esta alianza se Ia organizo el US Nm•y en Puerto Rico en plena campaiia electoral puertorriqueiia. El Vicealmirante Ellis invito a Trujillo a "darse una vuelta en su yate"
5 Un annlista conlcmpor.inco sciiala que, "'EI control sabre unas fucrzas nnnadas y de policfa en expan~ion , que eran claramenle su ins· trumcnto personal en vez de una instituci6n nacional. fue un elememo centr.ll de In dominacion de Trujillo sabre el pafs." fue uncle· menlo cenlml Jonathan Hanlyn. Tire Struggle for Democratic Po/ilics ill tire Domi11icwr Republic (Chapel Hill : The University of Nonh Carolina Press, 1998), Tabla 2.1, p. 46·7. TrJducci6n del autor. 6 Cana del Agcnte Special Guy Honcl al Director del FBI, 13 de noviembre de 1940, y otros infonnes sobre Munoz en los papcles del FBI en Ia Fundacion Luis Mui\oz Marin. 7ldcm. 8 Pam Ia polftica de Roosevelt hacia Batista vcr Irwin F. Gellman, R(HJseo.·eJr a11d &z/L{/U (Albuquerque~ University of New Mexico Press, 1973 ). 9 Eric Paul Roorda. OfJ. cit., 210
HISTORIA
29
"Hoy el Gencralisimo ha pasado el dia con los marines en Ia isla de Culebra", de a hi procedio a St. Thomas, donde 18 aviones sobrevolaron su yate. Segun el ministro ingles, Trujillo sorprendio a los oticiales norteamericanos cuando II ego a bordo del Texas, pues llevaba uniforme de gala y sietc collares diferentes, mas otras 40 condecoraciones ...
para presenciar los ejercicios navales en Culebra en febrero de 1940 sin tener siquiera Ia aprobacion del Departamento de Estado. Trujillo viajo a bordo de su yate Ramfis a Culebra donde fue recibido con altos honores y una salva de 21 canonazos. Allf condecoro al Vicealmimnte Ellis y al General Upshur. Vale Ia pena citar Ia descripcion que haec Bernardo Vega de esa "pintoresca" visita. La prensa dominicana dedict), por supuesto, mucho espac:io a Ia visita, pues recib{a informes telegrcificos diarios desde esa isla. enviados por Paftw Pichardo. Los tillllare.r fueron: "Conmemoracititr de Ia lndependencia Dominicaua Coincide con Grande.\' Hmrores a/ Generalf.\¡imo por Ia F/ota de Estados Unidos en Culebra... En e/ curso de 1111 acto de condecoracil}n a los alto.\¡ oficia/es trorteamericanos, e/ Vicealmirallle Ellis dijo que Ia isla de Culebra debfa 1/amarse desde alwra isla de Trujillo". El pcri6dico tambien decfa: "a/ expre.mr e/ Coronel MacLaughlin que mmca se habfan dispensado tan altos lwnores a un per.wmaje extranjero, respondil) e/ Generalf.rimo que e/ 110 se semfa extranjero, sino americano del cmrtinente. " Ademas, Ia prensa consignaba: "Hoy el Generalfsimo ha pasado el dfa con los marines en Ia isla de Culebra", de ahf procedi6 a St. Thomas, donde 18 aviones sobrevolaron su yate. Segun el ministro ingles, Trujillo sorprendi6 a los oficiales norteamericanos cuando lleg6 a bordo del Texas, pues Jlevaba uniforme de gala y siete collares diferentes, mas otras 40 condecor.tciones, mientms los oficiales tenfan traje de batalla pues estaban, precisamente en ejercicios. 10 El apoteosico homenaje que le tributara Ia
Marina de Guerra estadounidense en Culebm, las visitas a Ia Republica Dominicana de varios miembros de Ia familia Roosevelt, los calidos recibimientos oficiales que recibiera en sus varios viajes a Estados Unidos y Ia firma del Tratado Hull-Trujillo, entre muchas otras iniciativas bilatemles que se tomaron a lines de los treinta y comienzos de los cuarenta, mostraron claramente Ia nueva actitud ante este gobemante, al cual se refiri6 el Presidente Roosevelt como "our so11 of a bitch." Era una alianza sustentada en consideraciones de defensa nacional bajo Ia sombra del conflicto bClico mundial. Por otro !ado, Munoz sc habia ocupado de expresarle inequfvocamente a Frnnklin Delano Roosevelt un absoluto apoyo a su liderato mundial y a los preparativos belicos que estaban en marcha. En una carta del 28 de noviembre de 1940, Munoz le prometfa al Presidente que, "Nos abstendremos de tomar cualquier accion que pueda -aunque sea de manera minima- interferir con su gran labor como lfder de Ia naci6n y del hemisferio americano". 11 Aunque ellfder puertorriqueiio habfa desarrollado un discurso que delinia Ia guerra como un proceso democratizador en Puerto Rico y aun a escala mundial y, tambien se cuido de aclarar en sus expresiones que los aspectos inconclusos de Ia agenda democratica, como el problema colonial, serfan atendidos "despues" que concluyera el conflicto. Podemos entender, entonces. que se abstuviera de actuar abiertamente contra un aliado de Estados Unidos mientras durara Ia guerra. Ademas, el haber usado Ia posicion legislati¡ va de Presidente del Senado para seguir una poli-
10 Bernardo Vega, Tmjillo y las F11cr..as Anuadas Nortemncricunas ... , 241 -2. Para otro rclato sobrc Ia visila a Culebra vcr Roorda,
op. cil., 181 I t Jorge Rodrfgucz Beruff, Las memorias... , 218
HISTORIA
Re1•ista /CP
30
tllill 4/mint~ITI 7
tica activa en contra de Ia dictadura dominicana lo hubiera enfrentado a Ia poderosa estructum militar estadounidense que tenia una relaci6n sumamente estrecha con ese gobiemo. El entonces gobemador de Puerto Rico, Rexford G. Tugwell, aunque no mostmba simpatlas porIa dictadura trujillista, tenia una clara conciencia del contexto geopolftico y militar caribeno en que se inscribia su ges· ti6n y sobre su papel como facilitador en Ia implantaci6n de los planes estrategicos estadounidenses.': De hecho, Tugwell viaj6 durante Ia guerra a Ia Republica Dominicana bajo el auspicio del US Nm")' para inspeccionar Ia construcci6n de bases aereas. Por ejemplo, estuvo en 1944 con el Teniente Gener.d George H. Brett y el Embajador en Panama Warren en una visita pam discutir planes de defensa aerea y coordinaci6n militar. 11 Quizas, por estas mzones, no encontramos evidencia de un activismo publico de Munoz sobre Ia situaci6n dominicana dumnte Ia guerra, aunque tampoco gestos favorables a Trujillo. Sin embargo, poco despues de su elecci6n en 1940, Ia oposici6n dominicanu, y particularmente el recien fundado Partido Revolucionario Dominicano (PRD), inici6 contactos con Munoz y otros lfderes del Partido Popular. Muy posiblemente muchas de csas iniciativas fueron personales c informales, por el grado de vigilancia que existla durante Ia
guerm, y por esto existe poca evidencia documental de elias. Los primeros acercamientos de Ia oposici6n dominicana a Luis Munoz Marin de los cuales hemos encontrado evidencia ocurrieron a partir de 1942, cierto tiempo despues de Ia fecha de fundaci6n del PRD.
Comienzan las hostilidades Luis Munoz Marin fuc abrumadommente clecto gobemador en las elecciones de noviembrc de 1948 y tom6 posesi6n del cargo en enero de I 949. Ese mismo ano se produciria un fuerte conflicto publico entre el gobemador de Puerto Rico y Trujillo, en el cual estuvo involucrada Ia marina de guerra de los Estados Unidos. Esc conflicto sirvi6 para dejar sentada Ia posicion antag6nica de Munoz ante cl regimen dominicano e inici6 un perfodo de muy tensas relaciones que no termin6 hasta Ia mucrte de Trujillo en I 961. Tambien le hizo patente a Ia oposici6n dominicana que tenia un valioso aliado politico en Ia gobemaci6n de Puerto Rico. Scgun un informe del FBI de junio de 1949 basado en eltcstimonio de un informante, Felix Benitez Rexach y Pedro Trujillo, hermano del presidcntc dominicano, habfan estado en Puerto Rico para inducir a Luis Munoz Marin que se reuniera con Trujillo en cl yale presidencial en Ia Bahia de San Juan o en altamar para discutir problemas de interes mutuo. Gm~mllmmJ
Raftrd Letmida.t Tnljilla en mljc militar de gala. Ttm111d11 d~ · Album d~ ""' tl~ ltl F<'riu d~ Ia Pa: .1· Cmifrm~mid~td dd Mum/a ub~. 1956
HISTORIA
rimentado. La labor de Sa vinon era no solo seguirle los pasos al creciente nucleo de opositores dominicanos en Puerto Rico, sino tambien al gobemador, al liderato del Partido Popular y los grupos puertorriqueiios que comenzaron a organizarse en favor de Ia democrJ.cia en Ia Republica Dominicana. Para esa epoca comenzaban a acti varse grupos puertorriquenos antitrujiJiistas que inclulan a populaJr1a11 1/osc/r mn Ll1is Aluil<>: Me~rfn. 1963 res e independentistas. Fmogmjiu mrti'Sf<l tid /'my<'< /II tic IJigilflli:<uJt)tl tic Ia mlcnirin riel pcri1idu·tr El Mundo. UPH. Ademas de Ia red de ill· fonna/lles que posefa el goEl informe tambien menciona que Ia esposa de bienw domilzicano en Puerto Rico, Sa1•iiilJII loTrujillo habfa hecho un acercamiento a Ia esposa gn) penetrar Ia Seccirhz del PRD alnuis alto nide Munoz, pero habfa sido rechazada. 1• vel al contar cm1 1111 agellte, Carlos Durtin, a Felix Benitez Rexach era un destacado ingequie11 se le aJignc) elnombre clave de GFANS. niero puertorriqueiio vinculado al movimiento inquien era el Secretario General del partido en dependentista que desde 1935 habfa estado colaPuerto Rico y Secretario de Relacione.r lmema.r borando con Trujillo en Ia construcci6n de obras en e/ Comite Polftico de once miembros. La impublicus y tenia una estrecha relacion con el dicportancia de este personaje en cuallto a Mmioz tador.'s Segun Crassweller, era el unico que podia es que manejo Ia correspo11dencia que ven(a de entrar enfangado en el despacho del pulcrfsimo La Habana de lfderes como Buenvemura Bliez. Trujillo y "el escogido ... para secundar los fines Juan Bosch. y Alexis Liz. Por esto, las carta.\' )' del dictador en Puerto Rico".'~ Desde Ia Republidocumento.\' que ,\'e tramitaban a traves de Carlos ca Dominicana mantenla contactos regulares con Duran para el gobemador de Puerto Rico 1/egasectores independentistas y una dura campaiia ban a manos de Saviti(jfl en e/ Consulado ()' por personal contra Munoz. Sus cartas eran rutinariaende de Trujillo) ames de que fu eran entregadas mente interceptadas por Ia censura postal. No hea s11 de.uinatario. 17 mas podido verificar Ia veracidad del informe del Para fines de ese uno, Trujillo tom6 una iniFBI sabre Ia visita de Pedro Trujillo, pero es muy ciativa a traves de Ia marina de guerra estadouniposible que Trujillo quisiera neutralizar Ia evidense que coloc6 al gobemador en una diflcil sidente animosidad del recien eJecta gobemador. tuaci6n. Luego de una visita de cortesfa del Almirante Daniel E. Barbey, comandanle del DeciEs interesante notar que precisamente para 1949 Trujillo envfa como consul en Puerto Rico a mo Distrito Naval, a Ia Republica Dominicana, Jose Angel Saviii6n, quien anteriormente habfa Trujillo le propuso reciprocar Ia visita con el envlo de varios navlos dominicanos y una misi6n rendido valiosos servicios de inteligencia contra Ia oposici6n intema. Era, en breve, un espfa expemilitar y diplomatica de buena voluntad. El almi-
12 Rexfonl Guy Tugwell. Tire Stricken Lam/. Tlrl! Story of Puerto Rico (New York: Doubleday. 1947), 28. y capL 13. 13 Ronla. op. cit.• 223 14 San Juan lcller 6/9/49. Re: General lnlclligcncc Maners-Dominican Republic; Foreign Miscellaneous, File Number I00/5745 Sec· lion 3. Papcles del FBI. FLMM. 15 01ro dcstacado profesional pucrtorriqueiio que lc rindi6 scrvicios a Trujillo durance los lrcina fuc Carlos Chard6n. Pam principios de los cincucnla se rumoraba que habfa cafdo en dcsgracia con cl Gencralisimo. 16 Cra.~swcller. cit.. 137 17 Mu Kicn Sang. cit.. 249 18 Luis Muiioz Marin, Merrwria.r, 1940-1952, 219
"I'·
"I'·
31
HISTORIA
Re1•ista JCP uno -1 I mirnem
32
7
rante, por su !ado, queria tambien conferirle una condecoracion a Trujillo en La Fortaleza. El De· partamento de Estado consulto a Munoz sobre esta visita y su recomendacion fue negativa. El gobemador tambien le expreso su oposicion a! Almirante Barbey: "EI almirante me lo informo. Yo le hice saber que no era cuestion de informarA melo sino de consultarmelo ... " 18 A pesar de esto, los planes de Ia marina se
El almirante, por su lado, qucria tambien conferirle una condecoracion a Trujillo en La Fortaleza. El Departamento de Estado consulto a Munoz sobre esta visita y su recomendacion fue negativa ... A pesar de esto, los planes de Ia marina se impusicron como en 1940, y se enviaron los buques y Ia delegacion a Puerto Rico... l\1uii.oz escogh) irse de "pesca" por varios dias a Islas Virgenes, a pesar de que cl Almirantc le habia pcdido que organizara una recepcion oticial.
impusieron como en 1940, y se enviaron los buques y Ia delegacion a Puerto Rico. La mision diplomatica estaba encabezada por el Embajador Julio Ortega Frier. Munoz escogio irse de "pesca" por varios dfas a Islas Vfrgenes, a pesar de que el Almirante le habi'a pedido que organizara una recepcion oficial. En ese viaje le acompanaron Jaime Benitez, que luego seria un interlocutor clave con Juan Bosch, Antonio Colorado, Mariano Villaronga, Luis Pales Matos y Jose Enrique Bauza. Antonio Colorddo era miembro de una agrupacion puertorriqueiia antitrujillista. Por esta razon, la mision de Trujillo fue recibida por
el Gobemador Interino Sol Luis Descartes y Ia oficialidad de Ia marina de guerra estadounidense. Munoz ordeno que solo se le sirviera cafe a Ia delegacion en La Fortaleza para evitar que se hiciera un brindis. Pam afiadirle al agravio, Munoz hizo declaraciones en St. Thomas confirmando que habfa viajado para no reunirse con la mision dominicana, asi como otras expresiones consideradas "ultrajantes para nuestro gobiemo" por el consulado dominicano. 19 Durante Ia visita, Ia Asociacion pro DemocraA cia en Santo Domingo, presidida por el ex representante Alfonso Bujosa, piqueteo el consulado dominicano y los cuarteles del Almirante Barbey. Este, por su Jado, ataco a Munoz en un programa de radio. El incidente trascendio a los Estados Unidos porIa columna de Drew Pearson publicada en el Miami Herald y en decenas de otros peri6dicos el 29 de noviembre de 1949. Pearson hizo una dura crftica de Ia actitud de Ia marina de guerra y alego que Munoz habia pedido el retiro de Barbey. Tanto Ia marina de guerra como La Fortaleza emitieron comunicados sobre el inciA dente; Ia primera alegando que las relaciones Barbey-Mufioz eran cordiales, y Ia segunda declarando escuetamente: "EI gobemador no ha solicitado ningun cambio en el liderato del Decimo Distrito Naval. " El consul Savifi6n hizo un acercamiento a Leopolda Figueroa, lfder de Ia oposici6n, quien alegadamente le seiial6 que Ia "actiA tud del Gobemador Luis Muiioz Marin, al abandonar Ia isla en los momentos en que visitaba una misi6n dominicana, habfa sido desaprobada por Washington ... " La oposici6n dominicana tom6 nota de Ia actitud de Munoz, Ia cual le confir· maba que tenian un aliado decidido en Ia gobernaci6n de Puerto Rico.~• Muiioz le atribuyo tal trascendencia a este imbroglio, que le dedic6 un largo pasaje en sus memorias titulado "Con cafe nose brinda". Es Ia unica referenda a un contlicto con Ia marina de guerra de Estados Unidos en ese texto. Luego del incidente Barbey-Munoz, el consulado dominicano logr6 obtener Ia lista de miem-
19 lhid., 321 20 La Ojfice ofNuml J~rJel/igtn('l! (0N1) le envio a! FBI una c:ut.:J sOOn! ~1C incidcnrc. 1a cual no csti entre los ~lcs del FBI sOOn! Muiioz. \lT ExtrJct.~ from Drew Pcar.;on's wlwnn of H¥29/49 wxl tr.ut.\lillion from "Di:l!io de Puerto Rico" llf.l/49 enclosed with ONllcuer of llf.l/-16, File Numlu 1CX~5745 Scaion 3, P..~p:les del FBL Trdllucci6n del autor de 1a dcdar.ri6n de La Frnalc:m. P..~r.tlos inf~ del consulalo, vcr Mu Kicn Sang. op. cit, 288-9 21 Habana Rpt. 5-25-50, File Number 100/5745 Section 3. Papclcs del FBI, FLMM.
HISTORIA
bros del Comite Puertorriqueno pro Oemocracia Dominicana, el grupo que habla organizado los piquetes contra Ia visita de Ia mision trujillista. Este comite publicaba un boletin. Sus miembros eran personalidades reconocidas vinculadas at Partido Popular Oemocratico y at independentismo. Es diflcil pensar que un grupo con esta composicion no contara con el beneplacito de Luis Mufioz Marin. Ademas, Munoz envio a mediados de mayo de 1950 a Jaime Benitez a La Habana con un mensaje suyo para Ia Conferencia lntemmeri· cana para Ia Oemocracia y Ia Libcrtad, un conclave que reunio a los enemigos de Trujillo en Ia region y le proveyo un foro a los exilados dominicanos. Es posible que este evento fuera el marco para un encuentro entre Jaime Benitez y Juan Bosch.·' Segun el consulado, Munoz invito, por intennedio de Emesto Ramos Antonini, a los participantes de esta conferencia a que visitaran Puerto Rico por to que esperaba que vinicran "politicos izquierdistas" ~ como Figucres. Ya no se trataba solamente de Ia acci6n de los grupos de cxilados dominicanos y del PRO. La causa antitrujillista tenia endoso oficial y habfa movilizado a numerosas pcrsonalidadcs puertorriquciias. No sorprendc que el consulado le siguiera Ia pista a cste comite informandole sabre adhesiones y bajas. Es interesante notar que en un informe de agosto de 1950 se seiiala que ellidcr independentista Gilberta Concepcion de Omcia le habfa comunicado por carta a Felix Benitez Rexach que no pertenecia at comite.~ Benitez Rexach, que para esc momenta era miembro del Partido lndependentista Puertorriqueno, pudo huber hecho gestiones para desalentar Ia participacion independentista, y particulannente Ia del mas alto Hder de esa organizacion. Esto no quiere decir que el movimiento independentista mantuviera una actitud pro Trujillo o que el gobiemo dominicano alentam sistematica-
mente a este sector pam contrarrestar Ia postura de Munoz y el Partido Popular Oemocratico. En los documentos del consulado aparecen sugerencias de apoyo a actividades de este sector para "hacer quedar mal a Munoz".~· Sin embargo, las expresiones sabre Pedro Albizu Campos en 1950 son sumamente criticas. La nota sabre un discurso suyo en Ponce, en julio de este afio, dice que "esta coincidiendo en muchos puntas con los marxistas" y que su mensaje de tres horas contenla "insultos a los norteamericanos". Sobre Ia rebeli6n nacionalista Savifi6n envia un inforrne que sefiala: "Se ha especulado en tomo a las personas responsables de este suceso; pero a mi entender todo esto tiene una causa: Ia perdida absolwa del principio de amoridad. Con motivo de los acontecimientos descritos se esui generalizando este comentario publico: si lmbiera Wl Trujillo aqui no ocurriercm esto.\' de.w)rdenes. " :!.! Ademas, en ocasi6n del arresto de Juan Isidro Jimenez Grullon, en marzo de 1951, por autoridades de inmigraci6n estadounidenses que planeaban extraditarlo, el consulado infonna que el Partido lndepcndentista Puertorriquefio conden6 esa accion, mientras que Munoz Marin hacfa "grandes esfuerzos"~• por lograr su liberacion. Para 1956 se cre6 un "Comile Parlamentario Pro-Oemocracia Dominicana" con representaci6n del PPD, el PIP y el Partido Estadista Republicano (PER)Y Sin embargo, queda aun par esclarecerse el papel de Benitez Rexach durante este pcriodo. En enero de 1951, el PRO, a traves de su Secretario de Relaciones Publicas, Buenaventura Sanchez, le envfa a Munoz un importante documento que revel a de Ia pcrcepcion que tenia Ia oposicion dominicana del Gobemador de Puerto Rico. La exlensa carta comienza hacienda referenda a Ia columna de Drew Pearson publicada en £/ Mundo de La Habana sabre el incidente con Ia misi6n dominicana de fines de 1949. Mas adelante hace referenda al apoyo de Ia marina de
22 Mu Kien Sang, op. cit.. 289. Tambicn en WFO Memo 8/3/54. Papcles del FBI. FLMM, se infonna que una delegaci6n de esa organizaci6n habfa salido para San Juan en julio de 1954 para enuegarle un reconocimiento a Munoz. 23 Ibid . 257·9 24 Ibid.. 253. 25 Ibid.. 290. 26 Ibid.• 2711-2 27lbid .. 3(J.l 28 Del Secretario de Rclac ionc ~ PUbl ica.~ del PRO. Buenaventura Sanchez al Honorable Luis Mui\oz Marin. Gobcmador de Pucno Rico. Asunto: lnfonne y posibilidad de buenos olicios en el critico caso de Ia Reptiblica Dominicana, La Habana. 29 de encro de I 95 I. Corrcspondencia de l.MM. FLMM .
33
HISTORIA
Re••isra ICP
34
uilo -I I mi mcm 7
guerra de Estados Unidos a Trujillo: ... si Ia tirmtfa dominicana cuenta, tw ya c011 el apoyo expreso, sino siquiera co11 Ia simpatfa, activa o pasiva, de Ia Annada mas podero.m que lwya conocido elnumdo... es clam que el inenne pueblo dominicano 110 podrd libertarse mmca de Ia opresora garra que /o lw estrangulado por 21 mios cabales... y /e setiala que: A/negarse a recibir y agasajar a los pretore.~ sanguinarios del tirano, noble gesto historiado
End c·cmm. ,/,- frrntc d presitlcllle Tmjillo; 11 su Jc,...c/ut cllicellcil.ldll Orla11J11 t\IIIII.W nti, Je jitrcmdcms puenorriqueifo.<, .<etlor Felix Jtum Scrrol/c'.<, y sdimr.< Fmn< 11w M11nfne:, Jmut Alberto \\7r.<lrin~:. O.<ntr lmben, u .w i:ttui enlu. serlore.< Rllfllel R~tldiri.<, Jose F err<'. H<'<·tor £. l'a/ui11, tl/fmu<> D~>su/ ,. Roberto u jt '<':
pllrttll'll~ Je/grop11
por Drew Pearson, dominicanos que conocemo.\' bien a Trujillo le aseguramos que u.sted se jug() c011 e/lo Ia vida, pem Ia acci6n dictada a su con· ciencia porIa pureza de .m.\· conviccimres demo· crciticas, no Ira repercutido emuladoramellte en Ia actitud de otros gobemames. ~~ Luego de explicarle Ia composicion y objeti· vos del PRO, Sanchez le narra que el ex-prcsidenle de Colombia, Eduardo Santos, habia aceptado Ia encomienda de ir personalmente a Washington a "tratar directamente con el Presidente Roosevelt, quien tenia un elevado conceplo del humanismo colombiano, el caso insolito de Ia tragedia dominicana". Sin embargo, Ia gesti6n de Santos se frustr6, estando ya en Nueva York, por Ia muerte de Roosevelt, por lo que se le pide a Mu, iioz que retome Ia mision de presentar ante el Presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, el caso de Ia Republica Dominicana. "EI nuevo
binomio que esta en condiciones de resolver, y puede resolver, el caso dominicano, es el bino· mio Truman-Muiioz Marin". Para evidenciar que Ia peticion contaba con el endoso oficial del PRO, Buenaventura Sanchez le acompaiia una transcripci6n de sus palabras en el II Congreso del partido celebrado en Arroyo Naranjo, Provincia de La Habana, del 10 al 12 de diciembre de 1950. La transcripci6n incluye tam· bien una mocion de Sanchez para que se acogiera una propuesta de Ia Seccion de Puerto Rico de eliminar el "vital parrafo 7 de Ia Doctrina del Partido Revolucionario (Democratico) Dominicano en su postura antiimperialista" con el prop6sito de hacer una revision a fondo de Ia relaci6n con los Estados Unidos. El nuevo texto que aparccia en Ia carta ya no hacfa referenda alguna al imperialismo y apoyaba "Ia intervencion colectiva a favor de Ia Democracia" en America como Ia mejor politica para presidir las relaciones de todos los paises hermanos de este hemisferio. Aunquc no hemos podido consuhar el texto original del punto aludido, todo indica que Ia peli· cion a Munoz involucr6 un quid pro quo de caracter programatico. Muiioz habia logrado insertarse en un aspecto de Ia estrategia del presidenle Harry S. Truman para Ia Guerra Fria que habfa delineado en su famoso discurso inaugural del 20 de enero de 1949 sobre asistencia tecnica y economica para contrarrestar al comunismo, donde anuncio el "Progra· rna Punto Cuarto". El gobemador le ofreci6 a Puerto Rico como un instrumento conveniente para ofrecerle entrenamiento tecnico a personas de los paises "subdesarrollados" y mostrarle el exito de un experimento dcmocratico. El programa fue eventualmente implantado a traves del Departamento de Estado bajo Ia responsabilidad de Arturo Morales Carrion, un intelectual y estratega del Partido Popular que jugaria un destacado papel en Ia polftica de Estados Unidos hacia Ia Republica Dominicana. Para 1957, ya habian pa· sado por Puerto Rico mas de 4,000 participantes del programa. En los primeros cuatro aiios no hubo participantes de Ia Argentina de Peron y s6, lo un dominicano.:!'l
29 Pam una discu~ ion sobrc In primera fase del pmgmmu Punto Cuano, ver Evelyn Velez Rodrfgucz, "El progro~ma de asistcncia tecni· c:a o Punto Cuarlo en Pucrlo Rico, 1950-1954", Tcsi~ de Maestrfa, Centro de Estudios Avanzados de Pucno Rico y cl Caribc, scptiem brc de 2000. 30 El General Marshall habfa participado directamente en las negociaciones mil itares con cl regimen de Trujillo a comienzos de Ia Se · gunda Guerra Mundial. Roorda, op. cit., 182.
HISTORIA
Lui.f Alwiu: 1\lt1rfn <'till .-\nun1 Alonrlc-., Ctlrritilt. Fmoxruji11 wrtrJfll dr /11 Fml<ktcititl LMM
A pesar de esa conexi6n de politica exterior con Ia administracion Truman, es improbable que Munoz hubiera podido ser uti! con respecto a lo que le pedia el PRO en Ia misi va de 1951. El re· crudecimiento de Ia Guerra Fria dcsde 1947 habfa endurecido Ia polftica de Estados Unidos ha~ cia Ia Republica Dominicana en el sentido de descartar cualquier acci6n que creara inestabilidad en las dictaduras aliadas. El nombramiento del General George C. Marshall en el Departa· mento de Estado fue una confirmaci6n de esa politica. Marshall decreta que se debfan dejar de Ia~ do los objetivos democr.iticos en vista de las amenazm; a Ia estabilidad del pais.~· Tambicn fa· voreci6 que se restablcciera Ia venta de armas a Ia Republica Dominicana. Esto signilic6 Ia marginacion de funcionarios diplomaticos como Spruille Br.tden, Ellis Briggs y Joseph F. McGurk que aun mantenfan una actitud antag6nica a Ia dictadura. La polftica estadounidense no co· menz6 a cambiar hasta Ia fase final de Ia administraci6n de Eisenhower por, entre otras cosas, los crecientes problemas provocados por Trujillo y Ia insurgencia en Cuba contra Batista.-11 En
Lui.• Mmlt>: Mwi11 l' /Jml11 lm!J Ft11ognlji<1 wnrJ{cJ tfr /11 Fmtd11mi11 LMM
31 Me reliero al csc:indalo pmvocado en Esrados Unidos por el secucslro de Jesus Galfndc1. en marLo de 1956 y cJ dcsembarco del Granmu en Cuba el 2 de didembrc de esc uiio 32 Comunicados de Prcnsa, Seric 14, LMM Gobcmador de Pueno Rico, FLMM.
marzo de 1953, Eisenhower recibi6 a Trujillo en Ia Casa Blanca en ocasi6n de Ia firma del Tratado de Defensa Mutua. La "Feria lntemacional de Ia Paz y de Ia Confratemidad del Mundo Libre", fastuosamente organizada por Trujillo para celebrar su "Era", sirvi6 pam confirmar las estrechas relaciones que existfan con los Estados Unidos para 1955. Durante esc periodo Munoz no habia permanecido al margen de Ia situaci6n dominicana. El consulado dominicano informaba de sus contactos con R6mulo Betancourt y Jose Figueres, y alegaba que estaba linanciando a Figueres con fuertes sumas provenientes del PPD. Figueres estuvo en San Juan en Ia fundacion del Estado Librc Asociado y luego Munoz visit6 Costa Rica en 1953 para asistir a su toma de posesi6n. Incluy6 en esc viaje paradas en Costa Rica, Nicamgua, Cuba, Hailf y Panama, donde se fotograli6 departiendo con Anaslasio Somoza y el Presidenle Remon. Es decir, no tuvo reparos en visitar Ires pafses gobemados por dictadores, pero no incluy6 a Ia Republica Dominicana en cl viaje. Munoz, sin embargo, habfa condcnado cl golpe de cstado de Fulgencio Batista en un comunicado del 10 de marzo de 1952, afiadicndo una frase final pertinente a Ia Republica Dominica-
35
Re1â&#x20AC;˘ista ICP 111i.â&#x20AC;˘) 4
/ mimt'rtl 7
na: "un asalto a Ia democracia en cualquier parte del mundo amenaza Ia libertad de los hombres en todo Iugar". ~: Crisis del regimen, ofensiva de Munoz
Algunos autores sefialan el 1956 como el aiio del comienzo de Ia crisis del regimen de Trujillo. La lorpe conjum pam secuestrur y a,<;esinar a Jesus Galindez, y el subsiguiente a,o;esinato del piloto estadounidense que lo transporto a Ia Republica Dominicana, Gemld Lester Murphy, tuvieron fuertes repercusiones en los Estados Unidos. El FBI y funcionarios del Departamento de Estado pronto determinaron que Ia historia oficial que le achacaba a Octavio de Ia Maza, quien lambien fuem asesinado, el haber matado a Murphy por mzones sexuales, em una total fabricacion. La familia de Murphy logro que su representanle at Congreso por el estado de Oregon, Charles Porter, iniciara una investigacion congresional. Trujillo, por su parte, arrecio Ia represion intema en 1957 con Ia creacion del Sen,icio de brteligencia Militar (SIM) bajo el Geneml Arturo Espaillat y el Coronel Johnny Abbes, y redoblo los esfuerzos de relaciones publicas y cabildeo en los Estados Unidos. 33
Tambien se estaban produciendo cambios en el contexlo inlemacional que eran clammenle desfavorablcs pam Ia continuidad del regimen de Trujillo. En 1953 habia llegado Jose Figueres, un denadado enemigo de Trujillo, a Ia presidencia de Costa Rica. La dictadum de Batista se enfrentaba a un proceso insurreccional desde lines de 1956. El afio proximo cayo el dictador militar de Colombia, Gustavo Rojas Pinilla, y asesinaron at Geneml Anasta.<;io Somoza de Nicaragua. En Venezuela un movimienlo civico militar derroco, el 23 de enero de 1958, al general Marcos Perez Jimenez, y Je abri6 el camino allriunfo electoral de Romulo Betancourt, otro aliado cercano de Munoz, y at partido Accion Democratica. El I de enero de 1959 Je loco el lumo at asediado gobemanle cubano, el General Fulgencio Batista y Zaldivar. Una ola democratizadora parecia arropar Ia region, mientras que las dicladums mililares se desmoronaban una tras otra. Segun Bernardo Vega, habia en 1954 trece dictadums en Ia America Latina, seis afios despues quedaban solo tres. Cada vez mas Trujillo parecia un simbolo de olros tiempos, un gobemante anacronico y sin legitimidad que se aferraba a! poder por medio de Ia represi6n. Mufioz utiliz6 esta coyuntura pam arreciar sus
/'rimer plcmofumi/iu Tn~ji/lo clumnte lu <'<'fl'mtmiu de corrmudt;,, de Ia rci11a tic Ia F eri11 de ltl Pa:. ~~ Cmifmtemidad del Mmu/o Lii>fl', /956.
33 ParJ una discusion de cstos connictos, vcr Crasswcllcr. op. cit .. capfmlos 21-23. Tarnbicn Bernard Diederich, Trujillo, /{1 rrwe11e tiel dicrudor (Santo Domingo: Fumlacion Cultural Dorninicana, 21XKI), capftulos 2-3.
HISTORIA
ataques publicos contm Trujillo, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos, y reclamar un cambio en Ia poli'tica exterior de Ia administracion Eisenhower. Ya hemos mencionado Ia creacion de un grupo parlamemario tripartita pro-democracia dominicana en 1956. El caso Galfndez-Murphy tambien le proveyo una oportunidad para reitemr su oposicion a Ia dictadum dominicana. El congresista Porter le escribi6 a Munoz el I0 de marzo de 1957 cuestionando Ia asistencia militar a Ia dictadum y solicitando informacion sobre el progmma ''Punto Cuarto". El gobemador uso esa coyuntum par.t lanzar un fuerte ataque publico y presentar su oposici6n a Ia polftica de Eisenhower. Es de importancia analizar que Ia "postum antidictatorial" de Munoz causo una controversia en Puerto Rico. Su gobiemo habia reprimido al movimiento nacionalista, mantenia al independentismo bajo constante vigilancia policial, y habia aprobado Ia draconiana e inconstitucional "Ley de Ia Mordaza".:w Tambien mantenia una fuerte pugna con el periodico oposicionista El Mundo. Este peri6dico aprovecho los ataques mufiocistas contm las dictadums en un discurso ante Ia Sociedad lnteramericana de Prensa para alegar en un editorial que en Puerto Rico habfa una "dictadura disimulada". La respuesta de Munoz consisti6 en argumentar que no habia comparaci6n entre Puerto Rico, donde se aprobo una "ley indeseable" que fue derogada, y Ia Republica Dominicana, donde existfa "un gobiemo acusado de asesinar a sus adversarios y crfticos".ls La respucsta del gobiemo de Trujillo ante Ia actitud "grave y alarmante" de Munoz fue iniciar una acci6n diplomatica ante funcionarios de Estados Unidos con el prop6sito de desacreditarle e indisponerlo con Ia administraci6n Eisenhower. El 3 de mayo de 1956, el Embajador de Estados Unidos, William Pheiffer, fue convocado a Ia Cancillerfa a una reunion donde estarfa presente el Consul General de Ia Republica Dominicana en Puerto Rico, Dr. J. Marino lnchaustegui. William Pheiffer em un admirador de Trujillo que
una vez exclamara, "Trujillo es un autentico genio, quien piensa y trabaja mayormente a favor de los mejores intereses de su pueblo".30 En esa reunion se denunci6 Ia creaci6n del "Comite Parlamentario Pro Democracia en Republica Dominicana" con Ia participaci6n de los exilados y el apoyo de Munoz. Las quejas fueron multiples: promocion de importaciones de carne de Costa Rica para afectar las dominicanas, asedio del consulado por opositores, resistencia a otorgar tablillas diplomaticas oficiales, acusaciones injustas, y desplantes de Munoz contra un magistrado espanol. Tambien se implicaba su deslealtad hacia Estados Unidos al mencionar que no se permitieron banderas de ese pafs en Ia celebraci6n de Ia Constituci6n de 1955. El mensaje principal se recoge en el siguiente pasaje. A este respecto agregue tambien, que Ia actitud de Mwioz Marfn estaba produciendo Ia impresic}n de que Ia po· litica exterior norteamericcma puede asumir dos modalidades: ww, let seguida por Wasllington, dedicada et Ia obsen,ancia y man ~ tenimiento de los principios con· sagrados en let Carta de let OEA y a/ mantenimiento de Ia paz en e/ Caribe, y Ia otra, Ia que sigue el Gobemador de Puerto Ric:o, violatoria de esas 110rmas y de subl'ersion de Ia paz en el Caribe. n
La polftica favorable de Ia administracion Eisenhower hacia Ia dictadura dominicana comenz6 a cambiar a fines de 1958 a medida que Ia situaci6n cubana y otros evenlos adversos en Ia America Latina iban gravitando cada vez mas sobre el acercamiento a Ia situacion dominicana. Tambien Trujillo contribuy6 a precipitar es-
34 lvonnc Acosta, La monla:a, Puerto Rico 1948-1957 (Rfo Piedras· Editorial Edil. 1987). 35 "'Gobcmador Munoz ConteMa cl Editorial £/Mundo Sobre 'Dictadura Disimulda•··, £/Mundo, s.f., en Scric 14 Comunicados de Prensa, LMM Gobcmador de PR, FLMM. 36 Bernardo Vega, Los Estados Unidos y Trujillo, los dias finales, /960- 1961 (Santo Domingo: Fundaci6n Cultural Dominicana, 1999), 7 37 Bernardo Vega, Lo.f Estados Unidos )' Tntji/Ja, los diu.~finalc.f ...• capitulo I. y Lauro Capdcvila, op. cit... , "'Lil cafda. 1959- 1961'", 293-317
37
Re1•isw ICP mlo 4 l 111 im~m 7
£111icrm de Tntjillr>. /96/. Fatognljict mrtt!.>ict del Pnt\'eL/11 <lc /Jigittlli:trdtltl cld pt•ri<iclim £1 Mumlo. UI'H
-
-
HISTORIA
te cambio al adoptar una actitud de hostilidad ante Ia misi6n militar de los Estados Unidos luego de que Ramfis fracasara en sus estudios en Ia Academia Militar de Fort Leavenworth. Aunque por mzones muy distintas a las de Munoz, Eisenhower se fue moviendo en Ia direcci6n que propugnaba el gobemador puertoniqueno: el apoyo a un cambio politico en Ia Republica Dominicana. Sin embargo, continuaron las diferencias en cuanto al cambio que se favorecfa. La primera medida importante que se tom6 en contra de Trujillo fue hacerle extensivo el embargo de armas que se habfa decretado contra Batista en marzo de 1958. Luego, los motines en Caracas en ocasion de Ia visita de Nixon conmovieron profundamente los cimientos de Ia polftica Iatino- americana de Ia administracion en cuanto a las implicaciones del apoyo a las dictaduras de derecha. Como hemos visto, Munoz us6 esa coyuntura para argumentar a favor de este cambio. Para fines de 1958, el gobierno dominicano toc6 un nervio sensible de las relaciones con los Estados Unidos al pedir el retiro de Ia mision militar MAAG38 y Ia renegociacion de los acuerdos militares de 1953. El personal del MAAG se retir6 en febrero de 1959. Trujillo tambien ret6 el embargo estadounidense a Cuba proveyendole numerosas armas a Batista en las iiltimas etapas de su gobierno. El triunfo de Ia revolucion en Cuba aceler6 Ia revision de Ia polftica. Estados Unidos tambien trataba de establecer distancia de Trujillo para hacer mas efectiva su oposici6n al
gobiemo revolucionario cubano. En marzo de 1959, Richard Rubotton. Subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Je escribi6 al Embajador Farland senahindole que "estamos bajo instrucciones, que son obliga¡ torias para todas las agencias de gobiemo, de tratar de evitar dar cua/quier impresirhr de que los E.wados Unidos favorece /a.f dictaduras en America Latina". AI mes siguiente renunciaba John Foster Dulles, propulsor de Ia politica de apoyo a las dictadurdS.J'I A diferencia de Ia administracitin Eisenhower que estaba planificando el derrocamiemo del gobier110 cubano, Mw1oz l'e(a, a principios de 1959, Ia rel'oluc:ion cubana como parte del proceso democratizador en Ia America Latina y el Caribe. Para esta epoca, Munoz tambien tmt6 de reunirse con Fidel Castro en Santiago de Cuba usando Ia mediaci6n de Pepfn Bosch, el dueiio de Ia Bacardi, reunion que Bosch desalent6.~ Munoz le habia notificado de estos planes de reunirse con Fidel en Santiago a Richard Rubotton. Todavia para junio de 1960, Muiioz decia lo siguiente en un comunicado de prensa, Creo que los prop6sitos de Ia revoluci6n podr(an haberse 1/evado a cabo, )' todavfa pueden 1/evarse a cabo, en amistad con Estados Unidos, en solidaridad con el mrmdo fibre freme a Ia pof{ti¡ ca totalitaria sovietica. y demro de las normas corrientes de Ia democracia ... a lo cual aiiadi6 a mano: "Si en algo pudiem ayudar a esto, lo haria. No creo, sin embargo, que pueda ayudar"." Tambien se opuso repetidamente
38 Milirary Assbumcc and Advisory Group . 39 Luis Munoz Marin a Jose Bosch. I I de febn:ro de 1959. y Jose M. Bosch a Luis Munoz Marin, 18 de fcbn:ro de 1959, Scrie 19 America Larina, Cuba 1957- 1959, LMM Gobcmador de Pucno Rico, FLMM. 40 Bormdor de comunicado de pn:nsa. Serie 14 Comunicados de Pn:nsa. 1960 mayo-junio. LMM Gobcmador de Pucno Rico, FLMM. 41 Ibid.
39
Re1â&#x20AC;˘ista /CP mln 41 mimem 7
CUANDO PUERTORRIQUENOS
ARRIE!!B~gros L I B E
R
T
A
LA VIDA PARA BUSCAR LA D ENSANTODOMINGO Ricardo E. Alegria
L
a esclavitud, sea de pueblos o personas, es Ia mayor ofensa que el hombre ha ideado para derogar y ofender a sus semejantes. Su historia se remonta a los albores de Ia humanidad, cuando el hombre descubri6 que podia sacar mas provecho de los enemigos que capturaba y que, en vez de darles muerte como venia hacienda, podia usarlos para su propio beneficia. La esclavitud sc pmctic6 en Asia, Africa, Europa y America. Y aunquc parezca increfble aun se practica por ciertas sociedades en remotas regiones de Asia, Africa y America del Sur. En Puerto Rico sc practic6 por las culturas aborigenes y mas tarde por los colonizadores europeos. La esclavitud de los negros africanos sc inici6 en nuestro pals desde 1510 y Ia misma se proIongo hasta 1873 cuando Ia primera republica espanola Ia aboli6. La historia de Ia cruel y nefasta instituci6n en Puerto Rico es larga y triste. Desde sus comienzos, los africanos sujetos a esta injusta situaci6n, buscaron diferentes maneras de librarse de Ia misma. A veces fue el suicidio, otms Ia rebeli6n, el asesinato de mayordomos y con mayor frecuencia, el escapar de los que desde el punto de vista legal se consider.tban sus amos. Aunque esa situaci6n se prolong6 por mas de tres siglos, el siglo 19, a pesar de ser el momenta cuando ya floreda el pensamiento liberal que habfa surgido con Ia Revoluci6n Francesa, y cuando ya se reconocfa el derecho a Ia libertad y Ia igualdad entre los hombres. fue el momenta mas cruel para los que sufrfan Ia esclavitud en America. Por eso, en parte, durante las primeras decadas del siglo se expreso con mayor dramatismo Ia acci6n de los esclavos para escapar. A pesar que desde 1817 Espana habfa firmado un tratado con lnglaterra pam poner fin al trafico negrero entre Africa y America. durante este periodo Ia poblacion esclava aument6 considerablemente debido a Ia subida en el precio del azucar y al contrabando.
Desde que ocurri6 Ia rebeli6n de los esclavos en Haitf ( 179 I) y se estableci6 definitivamente Ia <tbolici6n de Ia esclavitud ( 1793), las noticias del suceso repercutieron en todo el Caribe y estimul6 a los esclavos de las otras Antilla.c; a buscar Ia libertad. El presidentc haitiano Jean Jacques Desalines se sinti6 moralmente obligado a fomentar y ayudar a Ia libertad de los esclavos de las islas vecinas y estimul6 Ia intcrvenci6n de abolicionistas de las Antillas francesas para que infiltraran en las colonias espai'iolas y fomentaran las rebeliones libertarias entre los esclavos. Algunos de estos abolicionistas estaban identificados como los Ami.r des noir (Amigos de los negros), sociedades que hablan surgido en Francia desde fines del siglo 18. Haiti fue Ia primer..t naci6n americana en prodamar Ia abolicion de Ia esclavitud y a Ia vez concedfa Ia libertad a cualquier esclavo que llegase a sus playas. Conspiracion Esta situaci6n y las siguientes rebeliones que habfan ocurrido en las colonias francesas de las Antillas Menores fueron responsables de que el
..Mi m. !Z t
J'Ot. 9
â&#x20AC;˘
HISTORIA
gobemador de Puerto Rico prohibiese Ia entrada de esclavos de las islas francesas por temor de que con sus ideas libertarias pudieran inOuir en los esclavos de Ia Isla. El primer resultado de estas inOuencias abolicionistas en Puerto Rico se deja sentir en Aguadilla en 1795, mas el intento de rebelion de los esclavos no tuvo exito. Poco despues hubo otra conspiraci6n similar en Humacao. La primem mitad del siglo XIX fue una de importances conspiraciones y levantamientos de es· clavos como Ia de 1812 en San Juan y Rio Piedms y Ia de 1821 en Bayam6n y pueblos limltrofes bajo el lidemzgo del esclavo rebelde Marxos Xioro, quien tinalmente fue captumdo y ajusticiado. Fue durante estos aiios ( 1822) que tuvo Iugar Ia conspiracion revolucionaria del mercenario y ciudadano frances, Doucudray-Holstein con el prop6sito de establecer Ia Republica Boricua o de Puerto Rico. Esta importante conspiraci6n que inclula personas de Estados Unidos, Venezuela, Curazao, Francia, Santo Domingo y Puerto Rico ha sido poco estudiada. Doucudray-Holstein habla servido bajo el mando de Bolfvar y mas tarde se convirti6 en su enemigo. Algunos de los agentes que cl envio a Puerto Rico para distribuir proclamas revolucionarias y estimular el levantamiento de esclavos, fueron apresados por el gobiemo de Ia isla en Guayama y Naguabo y ajusticiados en el castillo de El Morro. Los barcos en que Doucudray~Holstein tmla mas de 500 hombres y un gran cargamento de armas para invadir Ia Isla fueron requisados en Curazao. Nunca pudieron llegar a Puerto Rico, donde esperaban desembarcar por Aiiasco y establecer su cuartel general en Mayagi.iez. La decada de 1820 fue una epoca de mucha accion por parte de los esclavos de Puerto Rico.
, 81.
El d ia SH del corriente se fug6 de casa
- -J
~
de au amo U'\in• rt9 b oz !l! l_h npado Antonio, cuyas seiiales son 13s a1guientes: :alto y del· c-ado de cucrpo, ~~~- reuP.Jo, con una cica·
J
~ ..l9e •_ i!Dpi ~~ ~e t4ic:rc .rpj!n ~dt su Pilla,· dcro 6 lu cntrcgt.le en esta uli~fni ~~eri gra.
tr•z aabrc Ia cej a dcrccba y de edad como 'l I
~i
I• i I'
'T. r:~ \C :r ~, c:tfi, !CJ,
c P"•1 .:. •~ .:••· ·"··~ l~t~•n•
: :~:tt
tific~&do
eomlJetentcmcnte.
C.U11"4JUA D.U. P~~D~ r
•
~- - i
.
Una nueva situacion que los estimulaba y beneficiaba era el hecho de que el ai'io 1823, Haiti, bajo Ia gobemacion de Jean Pierre Boyer invadio y se anex6 a Santo Domingo, Ia parte espanola de Ia isla en donde aun subsistla Ia esclavitud. Como resultado de Ia anexion no solo se aboli6 Ia esclavitud, sino que tambien se decret6 Ia libertad de todos los que alllllegaban de las islas vecinas. Abolicionistas franceses y de las Antillas convirtieron a Santo Domingo en el centro para fomentar y estimu1ar Ia libertad de los esclavos de Puerto Rico y Cuba. Agentes militantes de estas
La historia de La cruel y nefasta instituci6n en Puerto Rico es Larga y triste. Desde sus comienzos los africallos sujetos a esta i1ljusta situaci6n buscaron diferentes maneras de librarse de La misma. A veces fue el suicidio, otras Ia rebeli6n, el asesinato de mayordomos y con mayor frecuencia, el escapar de los que desde el punto de vista legal se collsideraban sus amos.
organizaciones abolicionistas se intiltraban clandestinamente en las colonias espaiiolas para fomentar rebeliones entre los esclavos, asf como pam estimularles y ayudarles a escapar hacia Santo Domingo, donde les esperaba Ia ansiada libertad. Fue Ia situaci6n que enfrento el gobemador espaiiol de Puerto Rico, Francisco Gonzalez de Linares en 1823. Los esplas que e1 gobiemo espai'iol mantenfa en las Antillas Menores e Islas Vlrgenes, con frecuencia informaban al gobemador sabre Ia presencia de agentes abolicionistas en las colonias espaiiolas y de sus conspiraciones con los esclavos para que se rebelaran y escaparan hacia Santo Domingo donde encontrarian Ia libertad. Los esclavos que hulan, no solo eran los nacidos en Africa, sino tambien criollos, mesti-
41
HISTORIA
Rc1•ista ICP 11d1J 4 I mlm~m
-12
7
zos, nacidos en Ia Isla, y que igualmente sufri'an los rigores de Ia esclavitud. El 30 de enero de I 823 el gobemador Gonza· lez de Linares envio una circular (Num. 56) a los alcaldes de Ia Isla informandoles sobre Ia posible presencia en Puerto Rico de agentes abolicionistas procedentes de las Antillas francesas. En di· cha circular el gobemador describe cuidadosa· mente a dichos agentes. Ademas les recuerda a los alcaldes que convenla "al servicio nacional y a Ia tr.mquilidad publica de los habitantes de esta provincia, el que estos individuos no pisen jamas
su suelo" y les requiere que de encontrarlos "de· ber.in ser arrestados y remitidos a esta capital". Mientras tanto en agosto, el gobemador Gonzalez Linares informaba a los alcaldes que habia recibido informacion de que en Aiiasco se habian fugado diez esclavos "propiedad de vecinos de este partido". Se informa que seis de ellos se fugaron en una Jancha en el rio, en Ia hacienda de Manuel Morales del Rio. Los otros cuatro se fu· garon por tierra. Una balandra del gobicmo salio en su persecuci6n cm1 el objeto de encontrar/os y apreflender a los seis primervs ames de que lie-
HJSTORIA
guen a Ia isla de Samo Domingo, si Iran dirigido a ella su rumbo, a donde si llegan se c:ree racioIWimente los han perdido sus due1ios. (Circular del 9 de agosto de 1823). Todavia en el 1823 el gobemador Gonzalez de Linares pedia a los alcaldes de Puerto Rico que trataran de capturar a uno de los conspiradores vinculado a Doucudray-Hosltein, el mulato Jose Albert que se suponfa aun estaba escondido en Ia Isla. El gobemador les dice que Ia tranquilidad p!lblic:a se lralla muy illleresada en que este individuo que seguramellle maquina co/lira lafelicidad de eslll isla, c:aiga en poder de Ia justic:ia para que sin tardam.a reciba su merecido castigo. En Ia circular a los alcaldes se describe a Jose Albert y se dice: "su modo de andar es de prisa y el cuerpo inclinado adelante, algo doblado... es de genio arrebatado, su porte decente y lleva regularrnente una levita de paiio azul, con cuello de tcrciopelo. Su oficio es zapatero". La situacion que imperaba en Ia Isla tambien se manifiesta cuando cl 19 de noviembre de 1823 el gobemador inforrna a los alcaldes que del pueblo de San Miguel de Trujillo se habia fugado Jose Ramirez, conocido como Pepe Caraqueno que decia ser de Ia Islas Canarias y quien sc acusaba "de seducir las esclavitudes, pam hacer fuga a Ia isla de Santo Domingo". La circular describe su aspecto ffsico y dice que " su oficio parece ser el de marinero". Segun el gobemador, Pepe Caraqueno se in troduce en las haciendas ddndose por originario de Canarias, en cuyo concepto busca c:olocachjn en los trabajos de campo; recomendando.~e por imeligewe en Ia agricultura de esta isla, con el motilâ&#x20AC;˘o de llaber estado en Ia de La Habana ... encargado en Ia direcci6n de trabajo por esc/avos. Se indica que tiene el vicio de Ia embriague:. y por lo tanto dura poco tiempo en las casas que le dan trabajo. Se le pide a los alcaldes que es importallte su aprehensirin para el servicio p1iblico y el bienestar de Ia Isla. (Circular del 19 de no~ viembre de 1823). El historiador Guillermo Baralt en su obra Esc/avos rebeldes (Edicion Huracan, San Juan, 1987) refiere que en 1824 ocho esclavos de Pue ~ blo Viejo se robaron una embarcacion y se dirigieron a Santo Domingo, mas fueron capturados. Dos anos mas tarde, esclavos de haciendas de Toa Baja y Bayamon se unieron para escaparse y llegar hasta Santo Domingo pero tambien fueron
Circa Siglo XVIII
capturados y devueltos a Puerto Rico por un buque ingh!s que estaba en Ia bahfa de San Juan. En 1826 durante un baile de bomba en Ponce, se foment6 otra importante rebelion que culmino en Ia ejecucion de alrededor de 20 esclavos rebeldes. Esta conspiraci6n y rebeliones llevaron al gobemador militar de Ia Isla, el general Miguel de Ia Torre, a promulgar el Reglamento de Esclavos de 1826. Otras conspiraciones y rebeliones ocurrieron en aiios subsiguientes en Vega Baja, Guayama, Ponce y Guayanilla. El secretario del gobemador de Ia Torre, Pedro Tomas de Cordova en sus Memorias (T.V. 1833 p.328) refiere: ... a fines de diciembre de ( /829) fue desc:ubierta por las autoridades de los pueblos de Guayama y Patillas y porIa comandancia mi/itar del Departamento de Humacao wra c:onspiraci(J/1 tramada por los esclmâ&#x20AC;˘os para asesinar los blancos y fitgarse a Ia isla de Santo Domingo... La causa fite seguida militanneme y juzgados los complices en consejo de guerra. Los seis principales c:abecil/as fiteron ejecutados, cuatro destinados a presidio y seis a ser extraidos y vendidos fitera de Ia isla. Durante esos aiios llegar hasta Santo Domingo en rusticas yolas arriesgando Ia vida en el peligroso y traicionero Canal de Ia Mona, era Ia finalidad de los africanos y puertorriqueiios negros que sufrian Ia injusta esclavitud, a! igual que lo es hoy para los hermanos dominicanos, algunos quizas descendientcs de los que, desde Puerto Rico, alii encontraron Ia libertad, que ahora en busca de mejores oportunidades econ6micas repiten Ia peligrosa travesfa.
43
Re1â&#x20AC;˘isra ICP aiftJ -I I mi mcm
Histo ria
7
urbana comparativa en el Caribe Hispano: LAS CIUDADES DE PONCE EN PUERTO RICO Y PUERTO PLATA EN REPUBLICA DOMINICANA Jose Maria Padilla
pesar del papel desempenado desde sus orfgenes y durante su desarrollo, las ciudades interiores del Caribe han merecido poca atenci6n por parte de Ia historiograffa de los pulses del area. La mayorfa de las investigaciones se han centmdo en el estudio de las ciudades capitales, sobre todo en sus perspectivas coloniales, tanto en lo concemiente a las relaciones econ6micas con las metrOpolis como en su impacto a nivel espacial, territorial y politico en los respectivos pafses. A lo interior se aiiaden otras limitaciones en el orden de no contar con estudios sistematicos que perrnitan dar seguimiento a deterrninados proyectos, tanto en el orden tematico como en Ia cronologfa y las ideas. Por un lado, en el caso especffico de Ia historia urbana, en el Caribe no abundan los estudios comparativos. Mediante este tipo de metodo y abordaje de Ia historia, estaria a disposici6n de los estudiosos, conceptos, metodologfa, debates, periodizaciones, casualidades y desarrollo de los porrnenores que han guiado el discurrir hist6rico en los centros urbanos caribefios. Las semejanzas y diferencias, al igual que el analisis de los procesos hist6ricos desiguales envueltos en el desarrollo urbano que define a las ciudades a comparar, seran los t6picos princi-
A
pales, para dar al traste conviccioncs mas completas y construcciones mejor elaboradas acerca de los hechos hist6ricos que concurren en el analisis urbano de Ia trayectoria caribeiia. De otra parte, al asumir el esquema metodol6¡ gico a seguir, cs bien importante definir los tipos de ciudades y dentro de cu:il espacio territorial se encuentmn establccidas. Ello perrnitir.i validar con mucha mayor vehemencia eltipo de compamtividad a realizar, siendo que el estudio a desarrollar se hara conforme a patrones de pertinencia. Autores como Gerard Pierre - Charles, Eric William, Jose Luciano entre otros, han definido al Caribe como Ia ..Region de Ia unidad en Ia diversidad". Est a indicaci6n se expresa en mayor grado en las ciudades del Caribe, centros que tuvieron una creaci6n y un origen europeo. y cuyas huellas hist6ricas se dejan sentir casi con igual intensidad en Ia actualidad en nuestros territorios, marcando Ia-; ciudades un hito dentro de Ia herencia cultuml del viejo mundo, en consonancia y en contrJSte con los apones que desde su surgimiento y desarrollo han realizado. La ciudad es una renovaci6n constante y en tal sentido el analisis de Ia misma debe ajustarse a una conceptuaci6n hist6rica precisa. Aun admi-
HISTORIA
tiendo que pueda considerarse como objeto de una teoria urbanistica, social, polftica o aun filosofica 0 teo16gica; su analisis tiene que ser primariamente historico y partir de sus condicionamientos necesarios. 1 La presencia, influencia e impacto de Ia colonizacion europea en el Caribe tambien se manifesto en las villas, lugares y ciudades que se construyeron en Ia region. De acuerdo con Jorge Enrique Hardoy, en tenninos generales, el proceso historico de urbanizacion en el Caribe y en America Latina puede verse en dos escalas: a) Regional: Un espacio geografico, politico y cultural amplio, ecologica y etnicamente heterogeneo, que pudo huber sido el area controlada por un imperio precolombino, un virreinato o una audiencia colonial, o el constituido por una nacion, parte de una nacion o varias naciones vecinas a partir del siglo 19. b) Local: Un espacio territorial reducido, urbano para Ia cpoca y ellugar, que puede ser una ciudad o su ampliacion contemporanea en un area metropolitana2• En lo que contemporaneamente se conoce como el Caribe Hispano (Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo) y que para los inicios de Ia colonizacion europea tambien inc\uia a Jamaica, losespaiioles completaron en pocos aiios su explotaci6n y colonizacion, pcro no solo Espana influyo o estuvo prcsente en Ia dominacion colonial y Ia definicion de caracteristicas urbanas en el Caribe y America. Tambien participaron Portugal, lnglaterra, Holanda y Francia3• Su impacto y su legado fueron muy diferentes como fueron muy diversas las superficies territoriales directamente influenciadas por elias. Todas trajeron sus culturas, reflejadas en el idioma, Ia religion y las costumbres que practica-
ban y en las instituciones y organizacion social que conocian. Las ciudades que fundaron en el Caribe y en America, por lo tanto, deberian reflejar las pnicticas urbanisticas mas aceptadas en los paises de origen en el momenta del choque y dominio cultural de los pueblos aborigenes. En lo que respecta al "Caribe Hispano" y en relacion con los centros urbanos que se construyeron durante las primeras decadas de Ia conquista y colonizacion, se pueden concebir tres fonnas o tipos de aglomeraciones humanas: a) La factoria o "Fortaleza" como le denomin6 Cristobal Colon en su Diario de Navegacilill. Es el tipo de fundacion que responde a Ia etapa de reconocimiento de una nueva costa y a Ia iniciaci6n de los intentos de intercambio con Ia poblacion local". b) Los centros de conquista como La !sabela, Nueva Sevilla, Santa Maria Ia antigua del Darien, Santa Marta y otras. No leniendo una base econ6mica s61ida Ia mayoria desaparecieron. La elecci6n del sitio fue casi siempre apresurada y su sustcnto dependia del rcpartimiento de indios, lo que no siempre fue posible. c) Con muy pocus excepciones toda.c; las ciudades hispanoamericanas fucron fundadas a partir de comienzos de Ia decada de 1520, cuando fue posible pam los habitantcs de Ia mayoria de elias aprender a explotar los recursos natumles y humanos de su region. Como experimento colonial, Ia ciudad vio aparici6n en las islas del Caribe y en las costas de tierm Iinne antes de 1520, pero alcanz6 sus camcteristicas definitivas en tierra firme a mediados de esa decada4• Santo Domingo fue Ia principal ciudad Europea en America durante los aiios que transcurrie· ron hasta Ia ocupaci6n definitiva de Tenochtitlan.
I Jose Luis Romero, "La dudadlatinonmericnna; Continuidud europca y desarrollo aut6nomo", en: Luis Alberto Romero (Buenos Aires: Sudamcricana, 1936) 213·14 2 Jorge E H:udoy, El pmce.w tie ur/1/mi:.acitill en America l.atitw (La Habana·: Olicina Regional de Cultura, 1974) 7 3 Rafael Cartay A., /tleologla, desarmllo e interferencia del comerr:itJ caribeiio durame el si~:lo XVII (Camcas: Academia Nacional de Ia Historia, I 988) 208 - 209. Las demas potencias que Je disputan a Espaila los territories del Caribe, penetmron como pi rata.~ y contrabandista.~ y clcspucs intentnron crcnr bm;cs c.~tablcs de colonizacion El siglo XVII es el marco de esta confrontacicin de intercscs econ6micos y poHticos entre espanolcs, ingleo;es, rmncescs. holandeses, danescs, ponugueses y suecos. El rcconocimiento para lnglaterm se da con el tr.nado de Madrid de 1660; para Holanda con el Tratado de Ia Haya en 1673;y parol Francia con el tratado de Riswick de 1697. Los dnnc~es ocuparon Ia isla de Saint Thomas en 167 I. 4 Jorge E. Hardoy, "Las fonnas urbanas curopcas durante los siglos XV nl XVII y su utilizaci6n en America Latina", en Richard P. Schaedel, eL al, Url11mi:.acitin )' pmct.w etr America. (Lima: Institute de Estudios Peruanas, 1972) 166
45
HISTORIA
Revista ICP
46
wln-1 l mim~m7
Entre 1492 y 1508, en La Espanola, las experiencias de planificaci6n urbana adquiridas por los primeros colonizadores, constituyeron el modelo directo mas importante de las formas urbanas utilizadas por Jo espanoles en Puerto Rico y en el resto del Caribej. Un estudio deltema de los municipios hispanoamericanos sostiene que Ia conquista y colonizaci6n espanola en America es un fen6meno especialmente urbano: "En un periodo relativamente corto - unos 40 anos -. en America se establecen decenas de ciudades, villas y lugares, es decir, pequenas poblaciones habitadas por un pequefio grupo de hombres, quienes trasplantaron al nuevo mundo sus instituciones, religion, formas de vida y costumbres"h. Entre 1492 y 1600 se fundaron alrededor de 300 pueblos y ciudades de poblaci6n europea y millares de caserios indigenas fueron trasladados a otros lugares y consolidados en lo que los espanoles consideraban que debfa ser un pueblo. Ademas de Ia villa de Ia Jsabela, Jocalizada al
Noroeste de Puerto Plata y fundada en 1493, los espanoles establecieron en 1502 y en forma definitiva, Ia ciudad de Santo Domingo, conocida como el territorio de Ia Espanola. De acuerdo con el historiador urbano Woodrow Borah, se establecieron algunos villorrios espafioles en La Espanola misma, y expediciones colonizadoras que partieron de Ia isla y fundaron otros en Cuba, Puerto Rico y Jamaica1• La Espanola y Cuba fueron utilizadas como lugares de transito por las expediciones que se dirigian a Mexico y otros territorios de Ia denominada tierra firme, es decir, de Cuba y Santo Domingo parten las expediciones hacia el continente; abriendose un abanico de rutas; desde el Mar Caribe y el Golfo de Mexico y desde Venezuela hasta Ia Florida, se fundan ciudades en sus costas que permiten el nuevo salto hacia el interior, y asi en el correr de apenas una generaci6n, se descubre, conquista y puebla todo un continente desde las nortenas costas de California ha.'ita las tierras del Araucano#. Cuando hacia 1580 Lopez de Velasco~ (Cosm6grafo - cronista de indias), complet6 su detaJiada sintesis de Ia situaci6n de las colonia.'i de Espana en America, habia qucdado completada Ia
Stm/tl /Jnminll"· Repti/Jiim Dm111111wnn FnftlllrtifitJ mrtesftJ de lu Hil>lir>tcCtl G~m!rtll t/1!1/C/~ Colt"cc-irill Arlt>/fa til' llrrsta.<
5 Anibal Sepulveda. Scm Jrum: l1iswrit1 i111.1"1ruda de .w clcsa· rmllo 11rlmno, /508 - JH9H (San Juan: Carimur, 1989) 19. A pesar de que cste trabajo fue una te~i s doctor.!l en el area de planificacion urbana, su autor lo nutrc con un enfoque histurico validando Ia imponancia de Ia hi~toria urbana para entcndcr Ia situacion prcscnte de Ia ciudad, y al mi~mo tiempo. lncorpornndo conceptos y mctodos historicos en su inve~tigac16n. 6 Francisco Dominguez Company. Ul t·ida em laJ pcqu~titu c:iu· dade:r hi:rpmwamcricmlll.t clc Ia Ccmqu~tlcl (Madrid: 1978) 24 7 Woodrow Borah E11.m ro.r .mhrr: cl clcsarmllo 11rha11o de Mt!.rico (Mexico: 1974) 72 8 Dominguez Company. op cit. 27 9 Juan LOpez de Velasco, Geosrufia ,\' descripricillllllit·er.m l tie /a.t /udias: tlc.wlc el mio /571 al 1574 (Madrid: E.~tabledmiento tipogr.ifico de Fonanet. 1894 ). La primem edicion sc hizo en cl Boletftl clc Ia Sociedud Geogrcljicc1 clc Madrid. LOpez de Velasco rue nombr.sdo cosm6grafo - cronista de India.~ el 20 de octubrc de 1561, oficio que sirvio hiL~ta cl 19 de octubrc de 1591 en que rue dcstinado a Ia Sccrctaria del Rcy.
HISTORIA
red urbana que perduraria hasta finalizar el periodo colonial y que se mantuvo, sin mayores variantes, hasta Ia segunda mitad del siglo 19: ha· bian sido ya fundadas las dos sedes virreinales iniciales - Mexico y Lima • y las dos sedes de los virreinatos que serfan establecidas en el siglo 18 · Bogota y Buenos Aires; las sedes de las audiencias - Santo Domingo, Panama, Guadalajara, Guatemala, Quito, Santiago, y La Plata; los puertos del comercio intemacional • Cartagena, La Habana, Veracruz. Portobelo, Acapulco y El Callao y Regional- Valparaiso, La Serena, Guayaquil, Santa Marta, San Juan, Campeche y La Guayra; los principales reales de minas - Guanajuato, Zacatecas y Potosf· y centenares de centros de colonializaci6n y defensa de fronteras, puertos menores y millares de centros de adoctrinamiento religioso y reducciones de indios. De acuerdo a Hardoy, los espafioles trajeron una forma de vida urbana que impusieron sobre sociedades indigenas que antes y despues de Ia conquista y ha.o;ta finales del siglo 19 seguirfan siendo predominantemente rurales. La ciudad fue Ia forma de vida que adoptaron por conveniencia administrativa y comercial, por seguridad y parque respondia al espfritu gregario de los espanoles10. No obstante, debo !>Cfialar que en los afios que siguieron at descubrimiento y conquista se dieron dos procesos simultaneos e independientes; mientras que por un !ado, en los territories ocupados por las dos culturas mas avanzadas que hallaron los espanoles, aztecas e incus, continuaron Ia consolidaci6n polftica y administrativa, totalmente diferente, se manifestaron dichos cambios en las islas del Caribc y en algunas areas reducidas de tierra firme.
Es dentro de este contexto en el que tiene Iugar el origen y el desarrollo urbano de las isla.-; de La Espanola y de San Juan de Puerto Rico, y junto a dichos procesos, el surgimiento de asentamientos humanos dentro de cada estructura territorial. Y asf surgi6 Ia civilizaci6n Ia cuallleg6 at Caribe desde el mar. Apareci6 asf el puerto marftimo como consecuencia de Ia llegada de hombres venidos del otro extremo del oceano. El puerto de mares el primer aporte espafiol al urbanismo americana. El mar es el gran personaje hist6rico y el escenario en el que se desenvuelve el drama. Las islas son mudas y violentas espectadoras cuando no vfctimas o presas de su violento acontecer hist6rico' 1• En el caso de La Espanola, a pesar de que Cristobal Colon fundo en 1493, en el norte de Ia isla. La lsabela,': villa que resulto efimera debido a las enfermedades, inhospitalidad de los terrenos, y consecuente carencia de produccion; y de que en 1496 el adelantado Bartolome Colon decidio trasladar dicha ciudad hacia el sur, en Ia margen oriental del rio Ozama, Ia mayorfa de los autares entienden que fue con Ia llegada del comendador Nicolas de Ovando que arranco definitivamente Ia vida urbana en Santo Domingo.'' Ovando llego a La Espanola en abril de 1502, cuando en Ia isla vivian unos 300 espafioles disperses en Santo Domingo, Bonao, Concepcion de La Vega, Santiago de los Caballeros y en algunos poblados indfgenas. Para Hardoy, Ovando fue el prototipo de constructor urbana a quien Espana confio los destinos politicos y administr.ttivos de su primer ensayo colonial en tierra del nuevo mundo'~. Cumpliendo to ordenado por una decada, de
10 Hardoy. El pmceso de urhcmi:udcln en ... Op. cit. 13 II Luis Oniz de Zcvallos. 7icrm \' urhe {1..:1 Habana. UNESCO. 1976) 5 12 1..:1 Jsahcla. ubicada al noroeste de Pueno Plata, no poseia las condiciones ('lcnitorlalcs. cspacio sulicientc y apto. distancia rclativa· mente larga de los Jucarcs mas poblados. etc.), para llcgar a ser un gran centro urbano A pcsar que en Ia historia poco impona cl ··pudo hahcr sido"', resulta bien llamativo. cl hecho de que Pucno Plata, de hahcr sido d Iugar cscogido en vcz de Ia Jsahcla, poscfa todas las facilid:~des y rccursos p:~r-1 convenirse en lo que trcs siglos despucs llcg6 a scr, cl centro de Ia vidu urbana y ponu:~ria por excclcncia de 1:~ isla de Santo Domingo. Una di~cusi6n intcrcsantc :~cerca de 1:1 ls:~bcla. en: Consuelo Varcl:~, "'La tsnbcl:~: vida y ocaso de unn ciudad efimcr:~", Rcli.tta de lmlicu. Vol . 47, No. 181, Puig Oniz. PorIa re\·ulori:.trcicin cle lal.mhelu. (Santo Domingo; Liga Municipal Domlnic:~na. 1979). 13 Sobre Ia admini~traci6n de Ovando en 1..:1 Espanola. consultar, B:~nolomc de Las Casas, Hi.ftoria c/e las lndia.f (Mexico: FCE, 1965): Pedro M:lnir de Anglen:~, Dt!cada.r del N11e1'o Mmrdo. (Buenos Aires: Editorial B:~jel. 1944); Gonlillo Fernandez de Oviedo. Hi.ftnria General )' lllltural de lcu /ndicu (Madrid: Biblioteca de autores cspaiiolcs, 19.59) y Emilio Rodriguez Demorizi. El pleito 01'Utrtlr' - Tapiu; cmrrien:o de Ia 1 iclaurhana e11 Amr!rica (Santo Domingo: Editora del Caribc, 1978). 14 Ver Jorge E. Hardoy. '"Sistema.~ sociopoliticos y urbanfsticos: Una selcccion de ejemplos hist6ricos y contcmpor:ineos'". en: Hardoy y Schedel, (Comps), Ase/ltamiemos urbmws .1" orgcmi::JU:ifin .wdopmc/uctil·u enla llistoria de Aml ricc1 Latina. (Buenos Aires: Siap, 1977) 96.97
-17
HISTORIA
Rel'ista JCP
48
ai1<1 4 I ruim~m 7
1503, fund6 a partir de 1904 once villas (entre las que se encuentra el trazado y fundaci6n de Pueno Plata), cinco en el actual territorio de Haiti y seis en el de Ia Republica Dominicana. Por otra pane, Ia administraci6n de Ovando en La Espanola (1502-1509), introdujo una serie de principios y regulaciones que servirian luego para todas las demas colonias que se establecieron en el resto del caribe y en America. Un claro plan de gobiemo, trazado e implementado con suficiente libenad y basado en el poder de negociaci6n y sometimiento de los aborfgenes, permiti6 mediante las concesiones de tierras y cargos, Ia creaci6n de un sistema productivo totalmente nuevo. Este nuevo sistema productivo a su vez defini6 Ia estructura espacial de Ia isla, estructura que en sus lineas perdur6 durante varios siglos ya que doce de las quince villas originales, en los sitios donde fueron establecidas o reubicadas, perduran hasta nuestros dfas. La preeminencia de Santo Domingo. con un rol administrativo y exponador fue consolidada, asf como Ia imponancia de Puerto Pima como punta de contacto con Ia metropoli y de exportaci6n de Ia region none. En el caso de Pueno Rico aunque con caracterfsticas propias a su proceso historico, no se aleja mucho de Ia experiencia urbana de La Espanola. Esto es, el establecimiento de un centro principal que actuaria como pueno y desde donde se llevarian a cabo las actividades de conquista y reconocimiento, Ia fundacion de San German, en el suroeste, poblado situado mas cercano de La Espanola. Tanto en Republica Dominicana como en Puerto Rico no existe una historiograffa que haya sido consistente con el estudio de Ia historia urbana. En Pueno Rico dicha urea cuenta con apones realizados por historiadores locales, especialistas de otras disciplinas y el mayor empuje ha sido el de las historias de los pueblos, organizado y coordinado por el Comite de Historia de los pueblos. En ambos pafses, en Ia mayor parte de los casos, las menciones de ciudades a tmves de Ia historia y en terminos paniculares es recogida en los
libros de historia polftica, social y econ6mica. Tambien es imponante reconocer, que a pesar de las enormes similitudes que en el orden del origen y desarrollo urbano de Puerto Rico y Santo Domingo existen muy pocos historiadores que recogen en sus escritos dichos aspectos comparativos. Esta ausencia de estudios compartidos entre Borinquen y Quisqueya es mas marcada en Ia historiografla dominicana, lo cual obedece al re· zago formativo, metodologico e ideol6gico que define a los hacedores de Ia historia en dicho pafs. Tales aspectos, en Pueno Rico, presentan rasgos mucho mas matizados, pues, Ia ciencia historica hace varias decadas viene recorriendo su camino academico e investigativo. Pam Fernando Pic6 lo importante no estriba en debatir de si Colon borde6 Ia costa sur o Ia none de Pueno Rico durante el proceso del descubrimiento de las islas del Caribe. Subraya que el Almirante tenfa prisa por llegar al fuene de Ia Navidad donde habfa dejado parte de su tripulaci6n el afio anterior 11• Un trabajo de investigaci6n cuyo interes primordial em Ia planificaci6n urbana, pero que expone aspectos relativos a Ia historia urbana de San Juan, lo es el de Anfbal Sepulveda Rivera. En este trabajo tambien se da enfasis aunque no en forma directa, sobre los origenes cercanos que siguieron los planes urbanos en La Espanola y en Puerto Rico. Ya para finales de su administraci6n, Ovando puso su atenci6n en las otras islas, que todavia estaban bajo su jurisdiccion. En 1508 (aunque Ia autorizacion Ia pidi6 en 1507) el gobemador de La Espanola autorizo al hidalgo leones Juan Ponce de Leon para que comenzara el reconocimiento y Ia ocupaci6n de Pueno Rico 16 • Sin embargo, el asentamiento original no satisfizo las necesidades de los expedicionarios. Ponce de Leon volvio a La Espanola, donde negoci6 con Ovando los terminos de una colonizacion, mediante Ia cual se salvaguardan tanto sus propios derechos como los de Ia Corona17• El 2 de mayo de 1509 el gobemador Ovando decidio nombrar Ia nueva poblaci6n. Ponce de Leon establecio una poblacion en terrenos cerca-
15 Fernando Pico. Historia General de Pucno Rico, (Rio Piedras: Hurac:in, 1986). Pico abunda en estc texto, no solo en Ia~ rclaciones y los contactos entre los tainos de Borinquen y La Espanola. sino que tambien Je dedica atencion at fenumcno de los inmigrantes de Saint Domingue (HaitO que durante Ia Gucrr.1 de Libcro~cion en dicha pane occidental de Ia isla ( 1791-1804 ). se establccieron en MayagUez y otros pueblos del oeste de Pucno Rico, asf como los miembros del clero y hateros de Ia pane oriental de Santo Domingo. que a rafz de Ia ocupacion de Jean Pierre Boyer ( 1822) abandonaron Santo Domingo para e stablcccrsc en Pueno Rico. basicamente en Ia zona Oeste. 16 Sepulveda Rivera, Anibal. op.d t, 35 17 Pico, op ci 1, 45
HISTORIA
SlMWJ, Ri!priblictl
Dominic·cmo
nos tanto a los yacimientos y conucos del Toa como al mar, y llamo Caparra, nombre de un Iugar en Leon, su ciudad natal'•. AI igual que San German. Caparra era centro de conquista y como tal Jlevaba a cabo sus funciones. AI igual que muchos otros de estos primeros centros de conquista en cl Caribe, Caparra tuvo corta duraci6n como asentamiento humano y territorial. Los primeros colonos de Caparra tenfan casi totallibertad del trafico maritima con Espana o La Espanola para su aprovisionamiento, por lo que pronto se dieron cuenta de las inconvcniencias que presentaba un asentamiento con dificil acccso al mar. Siguicndo al cosmografo y cronista de indias Juan Lopez de Velasco, para las ullimas decadas del siglo 16, los pueblos establecidos en Puerto Rico eran San Juan, Guadianilla. San German y el Arecibo; mientras que Guanica, Caparra y Ia Aguada habfan sido despoblados'v. En rclaci6n con La Espanola y para el mismo pcriodo, el cronista en cuesti6n dice que adcm:is de Santo Domingo los demas pueblos eran Higiiey (desde donde sali6 Ponce de Leon por primem vez hacia Borinquen), El Seibo, el Cotuf, Azua, La Yaguana, La Vega, Santiago de los Caballeros, Puer· to Plata y Montecristi. Los pueblos despoblados o rcubicados fueron Ia lsabela, Ia Verapaz, Ia Villa de San Juan de Ia Maguana, Ia Villa de Bonao, La Villa de Ia Buenaventum, Lares, Santo Tomas, Ya· quimo y Villa Nueva de Yaquimo:... En Puerto Rico y a decir de Anfbal Sepulveda, para Ia segunda mitad del siglo 16, ademas de
los asentamientos urbanos antes indicados, habfa en Ia isla algunas comunidades que vivian en tarno a ingenios azucareros. La siembra de caiia de azucar fue una actividad econ6mica que influiria en el desarrollo de Ia formaci6n social puertorriquena en esc perfodo21 • Para Dietz, el interes de Espana en Puerto Rico, una vez extrafdo y exportado el oro, fue principalmente tactico y militar. Plantea este autor, que es cierto que Ia corona otorg6 prestamos en 1546 para Ia construccion de ingenios de cana; pero en general, Puerto Rico, al igual que Cuba em mas importante como Iugar estmtegico pam proteger barcos en ruta a y desde Mexico y Centro y Sur America y pam proteger Ia entmda al Mar Caribe de las incursiones de filibusteros. corsarios e invasorcs financiados por Europa::. De manem pues. aunque diferenci:indose en los aspectos especfficos que cada una sigui6 durante cl proceso colonial y posteriormente, en terminos urbanos, las islas de Puerto Rico y de La Espanola, siguieron rumbos parccidos. Estos es perceptible en los patrones de Ia economfa definida alredcdor del coto minero, Ia cana de azucar, el cuhivo de jengibre y Ia crianza de ganado cuya came y cueros cran exportados a Ia metropoli. Igual similitud se encuentra en el establecimiento de ciudades cuyas costas mariti mas hicieron posiblcc; los contactos entre regioncs y Ia transportaci6n vfa sus puertos dcsde y hacia Espana de los productos naturales de lac; islas, anos despues hacia las demas potenciac;, que por media del contmbando participan de Ia economia colonial y tambien en Ia definicion de identidades culturales en el Caribe. En relaci6n con los puertos, algunos estudiosos de Ia historia urbana han sugerido que los principalcs centros urbanos en America Latina y en el Caribe estan recostados sobre las costas maritimas o en salidas fluviales hacia los puertos oceanicos. Dado el tipo de actividad econ6mica dominante y Ia ausencia de intercambio intemo a nivel del area recien colonizada, entre otras causas debido a las dificultades de comunicaci6n por los accidentes geognificos y el bajo desarrollo
18 Sepulveda, Ibid, 37; Pico, Ibid, 46 19 Lopez de Velasco, op.cit. 128 - 130 20 lbid. IOO·I04. He mantenido el texto original de L6pcz de Vcla~co. a lin de cuidar los nombrc..~ que toponimicamcntc dclinieron los primeros asentamientos humanos en ambos tenitorios antillanos. Tanto en Pucno Rico como en Ia Republica Dominicana. en cltr.ms· curso dclticmpo muchos nombrcs de ciudades fucron readaptados al espai\ol y son las de~ignacioncs que aun sc conscrvan. 21 Sepulveda, op.cit.. San Juan. Hi.rlllria ii11Mrcult~ .. 66 22 James L. Dietz. Hiswria ecmuimictl de P11eno Rico (Rio Picdr.1s: Huracan. 1989) 24
49
HISTORIA
Rel1ista /CP
50
wl11 4 1 mlmtm 7
tecnol6gico del sistema de transporte; se verific6 un fuerte predominio de nucleos sobre las costas mariti~ mas=:J_ Aquf las excepciones se planlean alrededor de aquellas ciudades localizadas hacia el interior de las islas o del continente, las cuales, en el proceso de conforrnaci6n y definicion de sus estructuras socio espaciales y econ6micas, han tenido Puerto Pluta Rtpuhlic:a Dominica1111 una estrecha vinculacion con un puerto maritima. Jorge Enrique Hardoy, desde una optica urbana • military reaccionando al papel de las ciudades del Cari· be en los planes defensivos de las mismas, sostiene: En las ciudades co11struidas co11 1111 criteria definitil•o como Santo Domingo y San Juan, fueron le vantadas fortifica ciones aisladas para defender el acceso a 1111 rio Puerto l'l<llu, Rcp1ihlku Domin lmnu a una bahia lllilh.ada como puer· tos o para proteger 1111 Iugar de desembarco. La fortifica cion perijerica de Santo Domingo fue comen:;ada e11 I 543. La primera torre defensil•a de mamposterfa de San Juan fue una construcci6n ais/ada de pla111a circular rematada e11 11110 plataforma almemzda, hoy .wbrepuesta por los bastiones de las fortificaciones del siglo I 7:4 • De esta forma, sin dejar de reconocer el parecido que acusan el sistema de relieve, Ia posicion topografica, y en fin, Ia geograffa de umbas islas,
en particular sus regiones:.~ y en un proceso que se situ6 por encima del interes y las posibilidades de San Juan y Santo Domingo como capitales en el interior de ambos territorios. Ello ocurri6, muy a pesar de que Espaiia no mostr6 interes en unir cada una de sus posesiones por medio de un sis· tema terrestre (lo cual ocurriria varios siglos des~ pues yen tiempos diferentes de pais a pals) que efectivamente uniera y relacionara poblaciones y mercados alrededor de un proyecto de desarrollo rural urbana, ni estuvo entre los planes de conquista y colonizacion, ni tampoco fue el tipo de modelo puesto en pnictica. De ahf que muchas ciudades del Caribe, que hablan sido fundadas o no por los espaiioles, se desarrollaron en contacto con las actividades de negocios del contrabando, o al menos le penniti6 tener cierto funcionamiento al margen del control de las sedes coloniales de las capitales. Casos ilustrativos de esta realidad lo han sido historicamente, Ia de Ponce, en el sur de Puerto Rico y Puerto Plata, en el norte de Ia Republica Dominicana. AI menos. aunque me concentre ba~ sicamente en el siglo 19 de ambas ciudades y las maneras en como se articulo en las mismas su particular proceso hist6rico urbano, un vistazo a los siglos anteriores servini de fondo para aquilatar su participacion hist6rica y el mantenimiento que reflejan en Ia historiograffa. Ambas ciudades, Ponce y Puerto Plata fueron fundadas en tiempos de Ia colonizaci6n espanola. Puerto Plata en el siglo 16 (aunque rue despoblada a principios del siglo 17) y Ponce hacia mediados del siglo 17. Puerto Plata se encuentra situado en el norte o Cibao de Ia Republica Domi-
23 Ver Alejandro B. Rofman, "La lnnucncia del proceso hi~t6rico en Ia depcndcncia cxtema yen Ia estructumcion de las rcdes regionales y urbanas actuales", en: Richard P. Schaedel, et al. Urhatti:acitill y pmceso e11 Arm!rictl (Lima: IEP, 1972) 147- 148, yen Peter Odell , "Economic and Espatial Patterns of Economic Development in L:!tin America". Journal of Cmmmm Market StttdieJ, ~~1 VI, No. J l , (1968). 24 J. E. Hardoy "Las fonnas urbanas europeas durante los siglos XV al XVII y su utilizacion en America L:!tina", en: Schaedel. op.cit , 172. En este trabajo, Hardoy, adcmas de demostrar que Ia ciudad cs clgran instrumento colonizador de Espana en America, da cnfasis al car.icter medieval que dicha metr6poli proyect6 en los tcnitorios del Caribc y America Continental, exprcsado a travcs de lo urbano y las fonificaciones construidas. Por mi pane, trJto de dcstacar cl elemento compamtivo en Pucno Rico y Santo Domingo, incluyendo el aspccto defensivo, adema.~ de ir establcciendo que cl inten!s Msico de Espana no resid(a tanto en separar una colonia de otrn. como en obtcner de elias los recur.;os que le emn propios. 25 Para el caso de Pueno Rico en tcrminos seogr.ificos ver: Raf;~cl Pica, Nueva geogmfia de Pucno Rico (Rio Piedras: Conrmdo Malle - Brum, 1969), Geografia Uni1·er.m l o descripcitill de todll.f las panes de/Jmmdo (Madrid: Torno IV, 1869); (Mayagilcz: 1979) y en Fray li\igo Abbad y Lasierra. Hi.uoriu Geogrtifica, Cil'il .1 Natural de Ia Isla de Sa11 Jua11 Blmlista de Pueno Rico (San Juan: 1866). En relacion con Ia gcografia de Santo Domingo, ver: Antonio Sanchez Valverde, ldru del ~rlor de Ta i.rla Ltr E.rpariola (Santo Dominso: 1988, originalmente publicada en Madrid en 1785). Jo~c Ramon Abad, La Reprihlica Domi11icmw: f'l!seria ge11eral Geogrtifico - estadislicu. (Santo Domingo. 1977). Por primcra vez sc publico en 1918. Los 1cxtos de Rafael Pico y Jose Ramon Abad incluycron vorios aspeclos de Ia seogmfia de J>ueno Rico y Republica Dominicana en forma comparada; los dcmus tr:~bajos ayudan a tcner una vision mas de conjunto en Ia gcografia del Caribc, aunque tratados en forma individual.
HISTORIA
nicana, en direccion y limite central con el Oceano Athintico~. Ponce se ubica en elllano costero al sur de Puerto Rico!!. En el ana 1869, Conrrado Malte- Brum, oriundo de Dinamarca, publico su trabajo Geografia Unil•er.ml o descripcion de toda.'i las partes del mundo. Es una obra en Ia que dicho autor incorporo las interpretaciones realizadas por era~ nistas espanoles de Ia conquista e historiadores del siglo 18 como Raynal, Robertson y Abad. En el ensayo incluido en este libra titulado "Puerto Rico en Ia Geografia Universal", se recogen interesantes datos acerca de las condiciones fisicas y topognificas de Ia isla. En particular, sabre Ponce se dice: £1 pueblo de Ponce es de los mas amiguos de Ia isla y se ha/la siwado en 11110 gran //anura cubierta de arboleda. £1 rio de .HI nombre citie por el oriellte; por el Norte tiene las montai'ias del Uwado, a/ occideme pa.m 1111 peque1io arroyo, y a wwlengua pore/ Sur tiene el mar" ~•. Segun Sanchez Valverde, el Puerto Plata fue descubierto y visitado par Cristobal Colon en su primer viaje. Domimindole una montana, cuya ci~ rna se veia tan blanca que creyeron los nuestros (este autor se reconocia a sf mismo como espanol aunque nacio en Santo Domingo en 1734) cubierta de nieve y desenganados Ia llamaron Monte de Plata y el mismo epfteto dieron al puerto que esta bajo de ella:-~. Cronistas de indias como Fernandez de Oviedo y Bartolome de Las Casas y Cristobal Colon en su diario de navegacion, ofrecen informaciones acerca de las caracteristicas de Ia costa que bordea el Iugar de Ia que luego ser.i Ia ciudad de Puerto Plata y su puerto, destacando sus peculiaridades en comparacion con otros fondeaderos maritimos y lugares donde se asentaron las expediciones conquistadoms a lo largo y ancho del te· rritorio de La Espanola.
En lo que concieme a Puerto Rico, un histo· riador del siglo 19, Salvador Brau, al referirse a San Juan, San German, Aguada y Coamo como pueblos fundados en el siglo 17, arguye que Are· cibo, Ponce y Loiza, fueron los caserios que par el orden en que se enuncian, constituyeron centros urbanos en el siglo 17."' Aunque Brau no lo precisa, Ponce comenzo siendo un halo o hacienda en 1646 y tal nombre se encuentra geograficamente usado par primera vez en dicho ana. con aplicacion del Rio de Pon· ce, comprendido entre los de Tallaboa y Jacaguas. No obstante, dace anos despues se llama a esc mismo Rio de Ponce, Rfo Portugues, en una queja gubemamental contra Ia villa de San German cuya jurisdiccion municipal y judicial limitaba, al sur y al este, el Rio Jacaguas. ~ 1 En 1692 Ponce paso a ser un pueblo, considerado villa en 1848 y ciudad en 1877. Caserio. pueblo y ciudad quedan asi como los tres terminos fundamentales que designan nucleos urbanos de pequenas, me· dianas o gran densidad y desarroJloll. Tanto el proceso historico de Ponce como el de Puerto Plata, en sus dimensiones urbanas, econ6mica<; y sociales guardan relacion con los fenomenos que definieron Ia trayectoria de ambas islas a partir del siglo 16. En terminos territoriales y regionales, en Puerto Rico, para 1662 existia en las llanuras del Rio Portugues y en Ia ribera occidental del Rfo Jacaguas, rio que dividfa para entonces el partido de San Juan del partido de San German, de Pr"'"' Pluru. RtJ.Uhlk u Dtacuerdo con Ia primera division territorial de Ia isla de Puerto Rico, un grupo de labradores dedicados a Ia agricuhura y al comercio con extran· jeros. En el ano 1670, estos vecinos se congregaron y erigieron una rusti-
26 Schocnrich. op. cit, 88·99 27 Rufacl Pic6, op. cit, 399 28 Muhc - Brum, op.cit .. - Publicacion de Puerto Rico ( 1979) 58. Un autor pucrtorriqueiio, Francisco Lluch Mora, nl rcferirsc ala obrn de Malle - Brum dice: "Uno de los documcntos mas signilicativos del quchaccr historiogr.ilico. gcogr.ilico, econ6mico y social que sc ha rcalizado sobre Ia isla en cl siglo XIX". Mientras en Ponce queda cl none. aunquc gran purtc del centro urbana con expansion, sc desanull6 bacia cl sur del Atlantico. fonnando, dudad y llUlr, lo que Ia tradici6n ha rcconocido con In denominaci6n " La novia del Atlantica". 29 Antonio Sanchez Valwrdc, op.citq cdici6n dominicana (1988) 60 30 Salvador Bmu. Ln Fmrd11citin de Pouce (Puerto Rico· lipografia La Dcmocracia. 1906) 34 31 Brau. op.cit. 3-4 32 Efrcn C6rdobu. Crrr.w dt• Rohfenro mrmidpul ( Rfo Picdru~. 1964) 27
51
nlcwta
H/STORIA
Re1•istu ICP
52
mln 4 / mimcm 7
ca capilla bajo Ia advocaci6n de Nuestra Senora de Guadalupe. Este pequeno caserio, que sera el nucleo alrededor del cual se desarrollara Ia ciudad de Ponce, dependia en lo civil y religioso de Ia entonces villa de San Germann. La fundacion oficial de Ponce data de septiembre de 1692, fecha en que una Real Cedula convierte Ia pequena capilla en parroquia adscrita a Ia villa de San German y bajo Ia tutela judicial de Ia misma].j. Sin embargo, pam esta epoca Ponce no tenia ayuntamiento y dependfa de San German hasta 1778, que se crearon las villas de Arecibo, Aguada y Coamo; y entonces Ponce paso a depender (en lo civil y religioso) del ayuntamiento de villa de Coamo de San Bias de Illescas3~. En lo militar, Ponce em cabecera de uno de los siete departamentos militares en que estaba dividida Ia isla, tal como lo habfa sido materialmente, cuando Ia isla estuvo subdividida militarmente en norte, sur, este y oeste. En el mapa de Puerto Rico que preparo Miguel de Muesas en 1775 aparece Ia ubicaci6n de muchos de los pueblos que ya existfan desde principios de dicha centuria. En dicha fuente cartogr'.lfica, se observa que muchos de estos pueblos se hallaban en los llanos costeros donde se encontraban las tierras mas fertiles y accesibles para Ia agricultura:w.. Abad y Lasierra, en su descripcion sabre treinta pueblos de las islas, en relacion con Ponce sostiene lo siguiente: 115 casas forman 1111 cuadrado dilaradf.rimo, Ia iglesia parroq11ia/ que es pequetia y deteriorada lo cierra por llll /ado, ell el cemm de elltay IIIIa
capilla que lo divide, deja11do las plazas menos solitarias que las de otros pueblos, p11es en .I'll cirr:unferencia vive mucha parte de los vecinos. 1' Abad expone que Ia punta de Salinas y del Gato forman el puerto de Ponce, de bastante extension, con fondo para navfos. A su frente corre Ia isla de Caja de Muertos, de una milia o poco mas de extension 18 • En La Espanola y en terminos urbanos, luego de 1520 en que Ovando habia fundado Ia mayoria de villas en esta primera fuse de Ia colonizaci6n, a Ia vez que las "decisiones oficiales" se fueron concentrando en Santo Domingo, otms acciones tcnfan Iugar en los pueblos del interior con mucho mayor peso en las villas costeras. El agotamiento de las minas de oro del Cibao y at Oeste de Ia ciudad de Santo Domingo, en Ia desembocadur.t del Rio Haina, dio paso a Ia economfa del azucar, que si bien ya desde 1506 se habia ensayado su cultivo, es a partir de 1520 que toma cuerpo con el uso de trapiches y molinos y Ia explotaci6n de Ia mano de obra de los negros esclavos y los pocos aborigenes que afn sobrevivfan. El prebfstero Rafael Castellanos en relaci6n con Puerto Plata durante esta epoca, senala que para 1508 Ia villa estaba muy floreciente; su primera producci6n era de azucar y a su puerto concurrfan las naos de Espana en gran numerow. Senalamientos parecidos tambien se encuentran en Ia obm de Sanchez Valverde Idea del valor de Ia Isla Espanola, refiricndose al origen, crisis y desarrollo del Puerto Plata. Ya para 1520 yen un proceso que afect6 a La
33 Br:m. Ibid. Brau rcconoce en este proccso. los cmbrioncs municipales de Ponce. ~u definicion polflico- admini~trativa y su temprana rclaci6n comercial de tipo regional con Ailasco. MayagUez y Cabo Rojo. De igual fonna, un comercio ilfcito con Jamaica y con Saint Thomas, cuyos resultados llegarian incluso a incidir en siglos posteriorcs en una cconomia y socicdad rcgularizada de Ia vida urbana ponccna. En tcnninos ectesiasticos, el tro~bajo de Brau apunta hacia Ia dircccion de que los habitantes del oeste, miraban antes a Santo Domingo que a Espana, para .salvaguardar su proteccion y sus decisioncs. 34 /Jo/e/(11 de h1 Acrrdemia P11er/orriq11e1itt de h1 Hi.ttori11, Vol. VI, No. 23. 86. 35 Luis Torres Oliver. "Participaci6n de Ponce en Ia rcbclion de San Genn:in; 1701-1711", 8oleri11 tie 111 Acmlemia Puenorrique1i11 de /11 Hi.tlllri11 , 1!, (oct·dK:.I972): 379-31!4. dedicado a exponer y rc.~ahar d1ver.;os aspectos de Ia alcaldia. Ia economia y Ia pobladon de Ponce. 36 Sepulveda, Ibid, 106 37 Fray Inigo, op.cit. 1116 38 Abhad y LasierrJ, Ibid, 161. En tcnninos cronol6gicos. Ia obra de Abbad L'S para Puerto Rico lo que fue Ia de Sanchez Valverde par.1 La Espailola. Ambas sc publicaron en Madrid: Ia de Abbad en 1777 y Ia de Valvenlc en 1785. Se descrihcn hist6rica y geogr:ificamente los pueblos de Ia.~ islas, hablan de Ia economia, de los limites y potencialidades de las colonias y en fin. sc pasa balance a Ia situacirin en gcncml, en un memento en que Espana hab(a pcnsado en romper cl monopoho y el exclusivismo comercial, lo cual no era suficiente para acabar con lo que ya era una pr:icticn en el Curibc, cl contrabando. 39 Rafael C . Castellanos. Apmrle.r pam h1 hi.woria rle lu parmquia de Puer/11 Pill/a (Santo Domingo: 1931) II . Los trabajos que hasta ahora sc considcro~n cl:isicus en rclaci6n con cl tr.ifico comcrciul entre Espana y las lndias y que rccogen cstadlsticas de las naos espanolas que atracaban el Puerto Plata.lo son Se1·illc crt · Arlmuique, de Huguettc et Pierre Chaunu Torno VI : 1504- 1650. (Paris: 1955) 515·520, y Clarence H. Haring, £1 Comcrr:io y Ia Nttl'l!/illcirltt clllre Espmia y las lndias ell r!poctt de lm Htubrtf'/itiS, (ParisBruja: I 931 ). En rclaciun con Puerto de Plata, apendice. No. VII. 387-388
HISTORIA
Pmu·t!. Ft~lllgm/itl
J>u~rtll
Ric'u
mrlcsftl tie AGI'R
Espanola. a Pueno Rico, a Jamaica y en menor medida a Cuba; dichos territorios no recibieron Ia misma atencion por pane de Ia metr6poli, en Ia medida en que se consolidaron los asentamientos humanos y productivos de Mexico, Peru, Ecuador, Chile y posteriormente Rfo de Ia Plata. Dentro de este contexto, Ia actividad comercia) y el cultivo de cafia de azucar en Pueno Plata decay6, y ya en 1520, ese abatimienlo de Ia ciudad era notable. Despues Ia arruinaron mas los terremotos de 1564 que destruyeron a La Vega Real, y a Santiago de los Caballeros y causaron muchos danos en Puerto Plata. cuyos habitantes comenzaron a dispersarse'". En gran medida, ya en Ia segunda mitad del siglo 16 las ciudades costeras del Caribe fueron escenarios propicios para Ia proliferaci6n del comercia clandestino. conocido como el contrabando. En esta actividad, ademas de servir como me· dio de subsistencia, tambien se convirti6 en un foco de contacto cultural mediante el cual pene· tmron personas, intercambios y sobre todo abon6 elterreno para que los pueblos y ciudades, funcionarios de Ia Corona y miembros del clero se lanzaran a su practica. En Puerto Plata, el comercio de contrabando dej6 varios resultados: Ia despoblaci6n de Ia villa y consecuentemente Ia crisis demografica y eco· n6mica que le sigui6, incremento de Ia presencia de corsarios y piratas, holandeses, franceses e in· gleses y el abandono progresivo en todos los ordenes que Ia acompano. Una autora y un autor, han revisado documentos primarios y analizado las consecuencias
de Ia vida de Puerto Plata en los albores y el transcurso del siglo 17. Desde una vision hispanista, Ia historiadora espanola Juana Gil - Bermejo Garda, en La Espmiola; anotaciones llistdri· cas: /600-1650, establece las causas y los resultados que llevaron a Ia Corona a llevar a cabo las llamadas "Devastaciones de Osorio" en los aiios de 1605 y 1606. £11 Santo Domingo, en los comien::.o5 del siglo XVII, las autoridades espwiolas determi11armr concentrar su poMacion e11 un cirea reducida de su territorio, ordenando que se despob/ara casi Ia mitad del mismo e11 su zona troroc:cidemal. E/ remedio, en su fimcit)n de los imereses econdmicos metropo/itanos se consider() desde 1573. Para las aworidades espatiolas no era fad/ erradicar e/ comen:io de contrabando, actividad en Ia que con /Ja.5tante frecuencia se Ira/laban implicados sus pmpios representalltes en lt1 isla}' Dicha autora describe y plantea las implicaciones del contmbando para Espana, pcro en ningun momento se acerca al proceso de crisis prolongada en que Espana habfa dejado sumir a su colonia de La Espanola y sus otros territorios del Caribe. Se refiere al proceso de "destrucci6n" provocado por el contrubando, cuando en 1600 Puerto Plata sufri6 el asalto de piratas, con destruccion de su fortaleza, saqueo de Ia villa y cierto numero de muertos y heridos'!. Su inten!s se concentra en rescatar Ia imagen moral de Espana, haciendola aparecer como vlctima de sus ''potencias enemigas". En ningun momenta observa en el contrabando cicrto tipo de aporte, pues, historicamente fue el vehi'culo que posibilit6 que las islas del Caribe no fueran presa de Ia inanici6n y que ademas produjo aportes culturales, al establecerse los contactos entre lugarefios y comerciantes contrabandistas en las costas. Las reales celulas de Ia despoblaci6n se refe· rfa a Puerto Plata, Bayaha y Ia Yaguana, pero luego se incluyeron tambien Montecristi y San Juan Bautista de Ia Maguana con los hatos situados en las margenes del Rfo Neiba y Zona del Rfo Yaque de Santiago de los Caballeros. Con los habitantes de Puerto Plata y Montecristi, se estableci6 el poblado de Monte Plata y con los de Bayaha y
40 C:~stclla nos. op.ci1.• II 41 Juana Gil - Bcnncjo Garcia. u1 Espm1oltl. Allllladm1cs Histtirictu: 1600·1650.(Scvilla: 1983). 3-4 42 Gil - Bermejo. Op cil. 12
53
HISTORIA
Re1•ista JCP u•lr> -1 I
mim~m
54
7
Ia Yaguana, se hizo el pueblo de Bayaguana; am bos nuevas asentamientos en el sur de Ia isla, proximo a Ia ciudad de Santo Domingo donde pudieran ser vigilados y controlados mas de cerca por las autoridades de Ia capital. En Puerto Plata fue donde mayores dafios fueron ocasionados con medida politica y religiosa del despoblamiento. El capitan Diego de Villafa· fie, tenido por amigo del gobemador de Ia Isla Antonio de Osorio, y quien era regidor y propie· tario en Puerto Plata, ademas de haberse prestado para hacer mas facil el proceso de devastaci6n del Iugar, tambien se quej6 de huber perdido un inge· nio azucarero con sus pertrechos, casa de molienda y de purga. caldera, seis esclavos huidos y dos hatos de vacas con mas de mil reses mansas y muchas monterias de ganado alzado y yeguadas4l. Se desato un proceso de querer rescatar parte de Jo perdido y a Ia Corona de prometer ayuda para calmar los animas y las criticas, provenientes de los que habfan perdido las esperanzas de mejomr su situaci6n. En Puerto Plata, donde habfa mejores edificios, el gobemador Osorio ordeno se veri fica· ra un informe relativo a su iglesia y hospital con mims a justificar luego una ayuda o subvenci6n de Ia Corona. El informe corri6 a cargo del mayordomo del hospital Alvaro Maria de Cardenas, quien estim6 que Ia iglesia edificada en piedms y cubier· ta de b6veda valfa 20,000 ducados de buena moneda y el hospital 4,000. De mas valor, era el con· vento de San Pedro Martir que tenfan los Dominicos en Puerto Plata. En mas de 50,000 pesos estimo que valfan las edificaciones su Vicario Fmy Tomas de Ayala ante el Comisionado del gobemador Osorio, Juan Alonso de Ia Riva Martfn.4' 4
Otro autor, Frank Pefia Perez, en un libro
Cie11 mios de miseria en Samo Domingo: 1600J700, relaciona el contrabando con Ia miseria que padecia Ia isla desde las ultimas decadas del siglo 16, ademas de evaluar dicho proceso historico desde una perspectiva en Ia que cuentan los habitantes de las zonas despobladas, aquellos que fueron los que vivieron los efectos del abandono por parte de Espana. El 9 de noviembre de 1600, los miembros del cabildo de Puerto Plata, dice Pefia Perez, enviaron un memorial al rey en el que manifestaban: Ia ciudad habfa descendido al gmdo mas cercano a Ia miseria, que los ingenios del Iugar estaban casi pa· mlizados por falta de capital y esclavos, que Ia gente emigraba en masa y apenas se podfan contar 20 matrimonios en el Iugar, y que era muy dificil compmr manu factums europeas, pues er.m muy pocos los barcos que se aparedan en el puerto4 , . Manuel Arturo Pefia Batlle en su obm La Jsll1 de Ia Tortuga, comentando el parecer del arzobis· po Agustin Davila y Padilla. quien en carta al rey de fecha 20 de noviembre de 1601 sc refirio a "Que em un desatino pretender seguir mantcniendo el monopolio del puerto de Ia ciudad capital y realizar el comercio con Espana solo por esa via", observaba Pci'ia Batlle que todavia hoy escribfa en 1950-51 con Ia facilidad de Ia carreter.1 y del ferrocarril a nadie se Je ocurria pensar que el comercia de Puerto Plata, Montecristi, Samana y otros puertos del norte dominicano, pudiem hacerse por el unico puerto del Ozama. Esto seria, simplemente, una monstruosidad comercial y econ6mica•6 • En Jo que Emilio Rodriguez Demorizi ha denominado "nueva fundaci6n de Puerto Plata", cu·
43 Ibid., pag. 28-29. Adem:is de Gil - Bennejo los efectos del contrabando y Ia situaci6n de Puerto Plata en el sigto XVII se puede ver en: Rafael Castellanos. op.cit, Rafael A. Brugal, "La produccion de azticaren Ia zona de Puerto Plata: 1520· 1519", EME-EME. No. 39. (nov-die. 1978): 120-136 y Alejandro Llenas. "Apuntes hist6ricos y cstadfsticos", en: E.R. Dcmorizi, Nlllicia.~ tic Pucno Plaia (1975): 59-69 44 Gil Bennejo. Ibid, 34-35. Dicho convcnto fue rehabilitado entre 1760 y 1774 con limosnas de 1,000 (pesos) del situado de Mexico, y al iglllll que en el siglo XVI realizaba laborcs educacioncs y evangelizadorJ. Fue clausurado en I822. fccha en que los padres Dominicos abandonaron Ia isla de Santo Domingo. 45 Frank Peiia Perez. Cic11 urios tic miscria ell Sunw Domingo: 1600-1700 (Santo Domingo: 1985) 138. Los miembros del cabildo puertoplateiio, solicitaban a Ia Corona prcstamos para n:inicilll' Ia produccion de azticlll', y no fah6 entre los micmbros de Ia institucion municipal quicn sc indinara porIa petici6n que lo que dcbfa haccrsc era "fortificar Ia ciudad", tal como ocurri6 en San Juan, Puerto Rico. lncluso se hablo de que Ia genic, una vez se sintiera militanrn:nte segura, se dcdicaria a trabajar Ia tierrn y Ia ganaderia. Sin embargo, ya Ia suerte de Puerto Plata y de Ia i ~la estaba cchada; cl monopolio y el exclusivismo junto con el abandono emn irre· versible. y el siglo XVII seria recordado como "el siglo de Ia miseria". 46 Manuel A. Peiia Batlle.l..a /.{lu de Ia Tonuga. (Santo Domingo: 1951} 79. La vision de estc asunto del intelectual trujillista apunta hacia Ia con~·cnicncia de Ia dcsccntralizaci6n comcrcial y linanciera. que tambicn conllcva dcsccntralizar y dcsconcentmr las dccisioncs pollticas. "Esto no se logr6 ni bajo Espana, ni cuundo Trujillo ni posterionncnte. E.~paiiu cnscilo el ejercicio del monopolio". La misiva del arzobispo Davila y Padilla no fue tomada en considcmci6n. a pesar de que insistia en que navfos de Sevilla fueran a descurgar y a cargar directamentc a Puerto Platu y otros puertos del none, y que dichos puertos fueran dedarados "zonas nbienus al tr.ilico intemacional", lo cualtcnucmentc se inici6 en Ia scgumla mitad del siglo XVIII.
HISTORIA
ya indicaci6n apunta hacia el total abandono en que pennaneci6 Ia villa durante el siglo 18, ya para los anos 1715 y 1723, se habla solicitado a las autoridades de Ia isla que se trajem poblaci6n y se hiciese reconocer el puerto y terrenos de Puerto Plata, siendo el 22 de julio de 1726 cuando oficialmente se reconoce Ia nueva fundaci6n de Ia ciudad situada entre el Atlantica y Ia falda de Ia montaiia Isabel de Torres, el otrom Monte Plata". A pesar de que las instrucciones dadas a Santiago Morell de Santa Cruz y a Tomas Loren~ zo de Abreu, responsable de velar por el cumplimiento de Ia nueva fundaci6n, en el sentido de que Ia poblaci6n se denominaria Nuestra Senora de Ia Candelaria y de Puerto Plata, pronto se adopto el nombre de San Felipe de Puerto Plata, en honor al monarca espanol Felipe Y. Sin em· bargo. esta refundaci6n y repoblaci6n de Ia ciudad fuc lenta y repleta de obstaculos. En septiembre de 1736, a pesar de estar hecho el desmonte para edificar Ia iglesia y construir bohfos, muchos canarios que fueron llevados a Puerto Plata comenzaron a enfennarse••, como resultado de las epidemias que se desataron con las aguas estancadas y sin desagUes ni drenaje, en un territo· rio cuya topografia lo colocaba en media de una montana y atrincherada en el calor tropical del oceano cercano. De manera pues, Ia repoblaci6n de Puerto Plata se efectu6 con familias canarias. Hacia 1740 se avecinaron varias familias canarias, al igual que franceses. luego del Tratado de Basilea de 1795, mediante el cual Espana cede a Francia Ia parte occidental de Ia isla de Santo Domingo, posterionnente, Ia Republica de Haiti. De acuerdo con el medico puertorriqueno, Jose A. Puig Ortiz, aficionado a Ia historia de su Jar nativo, Puerto Plata trafa autodetenninaci6n regional
y cierta independencia para no aceptar sin reservas disposiciones que no convinieran a su destino"'. En 1780, Puerto Plata junto con Montecristi recibi6 una fmnquicia de comercio libre por diez anos, manifesllindose en el reinicio de las actividades en su puerto, pues Ia producci6n de tabaco en jurisdiccion de Puerto Plata y en Ia zona del Cibao Central (Moca, La Vega, Santiago), tenia salida por dicho puerto, ademas de recibirse las importaciones. Son quizas, el contrabando, Ia intensificaci6n del comercio y los resultados derivados de Ia Hamada revoluci6n athintica, los temas y acciones que acrecientan Ia importancia de las ciudades puerto del caribe. En Puerto Rico al igual que en La Espanola el contmbando se fue convirtiendo en un modo de vida, elemento que tambien contribuy6 a que Espana tamara en cuenta a otras ciudades y no solo las capitales, a fin de tmtar de redefinir el curso de su economfa y su politica en territories del Caribe. Dietz, a quien le interesa mas que todo una historia econ6mica, medida en tenninos cuantitativos, observa en relaci6n con Puerto Rico, que despues de 1765, se desarrollo un comerdo ilegal sustancial, con otras naciones y cada vez mas frecuente con Estados Unidos, desde los puertos de Ponce, Fajardo, Humacao y otros que quedaban distantes de Ia sede del gobiemo colonial y del puerto oficial en San Juan50• Ya en 1804, con Ia excepci6n del puerto de Humacao, los demas, incluyendo a Cabo Rojo, MayagUez y Aguadilla fueron habilitados al comercio legal, tal como habfa sucedido en La Espanola para finales del siglo 18, con Ia apertura oficial de los puertos de Montecristi, Samana y Puerto Plata. Medidas dirigidas a solventar los ingresos generados por el contr.tbando, pero que a su vez fueron
47 Sanchez Valvcrde,/deCI delmlor. ..• ibid.• 206; Emilio Rodriguez Demorizi. Nuel·afwrdac:itin de Puerto Plata (Santo Domingo: 1975) y Rafael Castellanos, Aprmtes pam Ia ..•.ibid. 15· 16 48 Alej;mdro Llcna.~. Aprmtes llisttiricos y.... op.cit.• 61-62 yen S:inchcz Valverde. ibid., 206. En un plano de Pueno de Plata del aiio 1732, elaborado por el espaiiol Manuel Lopez Pintado. sc describe Ia bahia y cl poblado de csta fonna: ..Pueno Plata: Antiguamente fuc poblado de los espailolcs y hoy est:i arruinado. sin m:is gentc que Ia que habita en algunas cMancias. pcro el Pueno eltiste como sicmprc". Se idcntilicu adem:is, mediante tetras que van de Ia tetra A hasta Ia N: A: La iglesia mayor. B; Convento de San Fmncisco. C: Fonaleza de Pueno Plata. 0: Monte de Plata (montana Isabel de Torres), E: Sierras de San Cristoo.tl. F: Rfo de San Marcos, G: Arroyo. H: Bajos de Dfemba. 1: Bajos del cste. K: Rfo Maim6n. L: Primer Surgidcro de navfos, M: Segundo surgidcro de navios y N: Suqpdero de balandras. Dicho plano fonna pane de Ia publicaci6n. Plano.r de cirtdade.r de lherrwmerica ,. Filipinus etrstemes e11 el Archim de lrrdias (Madrid: lnstituto de Estudios de Administraci6n local, scminario de urbanismo. 1951) 283-284 . Un detallc bien imponante y que fonna pane de toda Ia historia urbana de Pueno Plata lo es...Ia relaci6n directa, mfstica y hasta simb61ica que existe entre cl Pueno y cl pico Isabel de Torre.~:· pucs ambas oricntan Ia llegada al pueno y sc destacan en toda Ia canogmria de Ia ciudad. 49 Jose A. Puig Oniz. Emigracirln de /ibertos norteamericunos a Puerto Plaw enlu primeramiwd Jt!l sig/o XIX. (Santo Domingo; 1978) 15 50 Dietz. Ibid.• 26. Tambicn en Pic6, HistoriC! General..., Ibid, I 15· 123
55
HISTOR/A
Re1•isra ICP ,,,o 4/ mimcrn i
definiendo caracteristlcas locales y regionales en esas ciudades, de cara a Ia confonnaci6n y ampliaci6n de sus espacios urbanos. No solo en tery minos de sus identidades y aportes gmduales en Ia definicion de Ia nacionalidad puertorriqueiia y dominicana, sino ademas con los vfnculos econ6micos y sociales forjados a traves de los flujos migratorios del Caribe, cuyas conexiones han enriquecido hist6ricamente nuestro entomo regional. Tal como ha apuntalado Bmu, a pesar de las correcciones en Ia administmci6n colonial que tra· jo el advenimiento de Ia dinastfa borb6nica al trono espai'iol, los barcos fmnceses, ingleses y holany deses siguieron acercandose a las costao; del Caribe. Esta comunicaci6n naval coadyud6 al fomento
l,mtce. l't~eno Rict• F<Jtagmfiu mrte.,{u •I~ t\G/'R
de relaciones mercantiles, con el Saint Domingue fmnces (Franco • Africano, JMP), con Santo Domingo y con Saint Thomas, cuya isla habfa sido declamda puerto fmnco o libre por Dinamarcal<1. Dentro de este contexto, Ponce continua siendo uno de los puertos mas frecuentados por esos "importadores clandestinos" como llama Brau a los que participaban en los contrabandos costeros. En consecuencia, el contmbando, los inicios de una agricultura para el comercio de exportaci6n, Ia existencia de tierras fertiles y de puertos y las faci-
56
lidades otorgadas a los extrJ.njeros pam que nevaran capitales, tecnologfa y experiencia, son los temas que mejor explican el desarrollo urbano de Ponce y Puerto Plata desde principios del siglo 19 y dumnte todo el transcurso de dicha centuria. En tenninos de Ia movilidad poblacional para este periodo, Marcelo Cannagnani, al tiempo que reconoce que a Jo largo del siglo 18 se asiste a una fuerte expansion demografica que se presenta estrechamenle asociada al incremento de Ia producci6n agricola y ganadera, y especialmente, de Ia producci6n industrial, observa que uno de los efectos de este complejo proceso es el inicio de Ia subordinaci6n del campo a Ia ciudad" . Este profunda cambio conocido como revoJu. cion industrial y demografica (en su expresion primariamente europea), constituye el elemento central para comprender el nacimiento de nuevos mecanismos migratorios, reflejados en los territorios del Caribe por medio de los inmigrantes, los que con disponibilidad de capitales se establecen mayormente en las ciudadcs pucrtos y desarro· llan una economfa de exportacion aprovechando Ia adquisicion de materias primas para su venta en el exterior y a su vez, importando las mercanci'as que expendcn a una poblaci6n que comienza a crecer. Este complicado proceso, se hace acompaiiar de trabajadores diestros provenientes de los contingentes migratorios tambien, y quienes se ocupan de las labores tccnicas de los puertos y en el comercio, al tiempo que las migraciones internus en cada territorio, movilizan fuerza !aboral del campo a Ia ciudad, tras las oportunidades que comienzan a ofrecer los centros urbanos mas dinamicos del Caribe y America Latina. De fonna tal que los procesos migratorios masivos parecen ser parte consustancial de Ia historia de Ia humanidad. Pero, en los siglos 19 y 20 las migraciones adquirieron una nueva connotaci6n como resultado muy probablemente del desarrollo del sistema modemo mundial de expansion economica y las facilidades crecientes de comunicaci6n y transporten. Aunque con ciertos nivelcs de diferenciaciones
51 Bmu, La fimdacitin .•. , op.cil., 22-23 52Marcclo Cannagnani, ~ Lm primems e11mpeas en .m tirea de origen •·, en: Birgiua Leander. (Coord). F.11mpa, Asia .1' Africa ell America Larina y el Caribe. (Mc~ico : UNESCO y Siglo XXI. Editorcs, 1989). 53 Mario Margulis y Birggina Leander. "M igmcioncs hacia America Latina y cl Caribc: conlc~lo hist6rko c influcncia cultur.ll" En: Birgina Leander, (Coord.), up.cil , 5. Tambicn en las islas del Caribc colonizadas por lnglalcrm, sc produjcron durante cl siglo XIX, proccsos migmtorios importanlcs, de las islas cnlrc si, y con las rc.~ lantcs islas de Ia region.
HISTORIA
evaluados en terminos de votumenes y de tiempo historico, el elemento migratorio y concurrente con e1. las inversiones, no solo pennitieron y promovieron et desarrollo urbano de Ponce y de Puerto Plata, sino que ademas incidieron en el despegue de alto nivel de competencia que ambas acusaron en sus infraestructums urbanas decimon6nicas. Francisco Scarano, con certeza, el autor que mas ha escrito acerca del proceso socioecon6mico de Ponce durante el siglo 19, entiende, entre otros aspectos, que entre los principales cambios ocurridos en el Caribe durante Ia era de las revoJuciones, ninguno contribuy6 tanto al desarrollo del sistema de plantaciones puertorriqueiio como Ia importancia comercial adquirida por el puerto Jibre de Saint Thomas"". Muy a pcsar de Ia importancia de Saint Thomas desde Ia segunda mitad del siglo 18 en adelante, pam adelantar el comercio, Ia producci6n y Ia cxportaci6n - importuci6n en cl Curibe, Ia historiograffa caribeiia se ha ocupado bien poco de este lema's. Ello forma parte de lfneas de pensamientos ideol6gicos y de metodologfas en nuestros pafses que han atrincherado en los confines fronterizos cada historia particular, en detrimento de poder conocer nuestras historias compartidas. Saint Thomas evotucion6 desde sus inicios no como colonia de plantaciones, sino como centro mercantil, transportacion maritima y de finanzas, siendo uno de varios puntos de enlace con Europa y Estados Unidos en el Caribe Oriental. Dicha isla rue declarada puerto libre en el periodo de 1764-1767. Luego, en Ia decada de I 790, los problemas provocados por los enfrentamientos vio-
A. Scar.mo, Hucie11da \' btrrraco11es: e1:rimr ,. esclu••iwd e11 Po11cc. Puerto Rico: 1800-1850. (Rfo Piedra.~: Humcan. 1993) 61 rclacionc~ comcrciale' entre Puerto Rico y Silint Thomas, ver: Bit:it Soncsson, "Puerto Rico y Saint Thomas en confiicto comcrcial. 1839· 1843", tesis de maestria. UPR. Rio Piedra.~. 1973, y "Puerto Rico's Comcrcc I835- 1865: From Regional to Worldwide Market Relation". tcsis doctoral. Univcrsidad de Nueva York. 1985. Scamno op.cit.. 6 1·65 discute aspectos interesantes sobrc el papel de Saint Thoma~. en los alborcs del siglo XIX y desde antes, en el empujc produetivo de Ponce. Emma Davila Cox, en su libro Este illlllt!ll.m comcrcio: La.1· rclucitmcs merccmtilcs elllre Puerto Riw \' Grurr Bretwia, IH·N- 1898, tambicn analiw auxiliada de los datos de Sonesson. Ia conliguraci6n comcrciat de Puerto Rico hacia el Caribe y con Europa, basic:~mentc con los puertos ingle· scs. Para el caso dominicuno, no existe una investigacion a los cfectos de anatizar los ponnenorcs de las rcluciones con Saint Thomas, Juan Bosch en ComposicitiiJ .wcial dominicana (1983). Frank Moya Pons en La 1lomillacitill fumiana(l91!l) y Roberto Marte. Eswtlf.ftica.r y Documcnto., Hifttirico.f de Sumo Domill[.lll, 1805-1890( 1984), ofrccen pistas. infcrida.~ y cuantitativas que conduccn a apuntar que el desarrollo economico. urbano y ponuario de Puerto Plata oo sc pucdc destigar de su comercio con Saint Thoma.~. M:ls min, en cl aspecto polftico. Saint Thomas, agu01reci6 de los de~terr.Jdos del Caribc. 56 Pic6, ibid , 168 y I84 51 Scurano. "lnmigraci6n y estructums de clascs: Los hacendados de Ponce, 1815-1845" En: ScarJno (editor). /rmri~o~raciti11 y c/ases .mciales e11 el Puerto Rico del.figlo XIX (Rfo Piedras: 1981) 25·26, Scarano argumenta que antes de Ia construcci6n de Ia carrctem central que unfa a Ponce y San Juan a tmvc!s de Ia Cordillera, Ia ruta mas comun entre las dos ciudadcs era la vfa maritima. Llltmnsportaciun por el mar entre Ponce y San Juan y viccvcrsa sc tardaba de 2 a 4 dfas; mientras que entre Ponce y Saint Thomus sc podfa hacer entre uno y dos dias de n:~vcgaci6n . 54
Franci~co
lentos en el Caribe, actuaron como teton de fando en su desarrollo comercial. Asf. los cambios que acompai\aron a Ia sociedad puertorriqueiia a partir de Ia primera mitad del siglo 19, fueron incorporando a Ia isla en el sistema econ6mico mundial. Nuevamente, serfa en las ciudades donde se manifestaron los mayores niveles productivos. Para Pico, Ia relaci6n entre esclavos e industria azucarera. asf como el ft. nanciamiento y los mercados extemos son parte insustituibles de este proceso. Aduce que los municipios de Ponce, Mayagilez y Guayama se convirtieron en los grandes centros azucareros de Puerto Rico, y observa, que los comerciantes, dcspues de 1820 y desde antes encontraron apoyo del Estado, al igual que el trato hacia Ia isla de Saint Thomas en sus relaciones con los pueblos portuarios de Ia isla111• En un trabajo anterior a Haciendas y Barracones, Scamno pasa balance y enumera las razones que hicieron que Ponce junto con otros distritos de Ia costa, como Guayama y Mayagiiez, se convirtieran en Jugares propicios para Ia expansion azucarcra. Entre otros factores geograficos y socio - historicos, Ponce posefa, suelos fertiles, abundancia de rios y quebradas y relativa cercania a Ia colonia danesa de Saint Thomas, centro mercantil y financiero de Ia industria puertorriqueiia en sus primeros lustros H. Dentro de este mismo proceso, en relacion con Arecibo y llcgando a conclusiones similares a las que arribo Scarano sobre Ponce, Astrid Cubano destaca que ya para Ia dccada de I 820, Ia economfa azucarem y Ia habilitaci6n del puerto colocaron a Arecibo en
55 Dcsdc c l perfil de las
57
HISTORIA
Re1•ista ICP aiif> ./ / num~m
58
7
capacidad de participar en el desarrollo de Ia agricultura comerciaP•. Sin embargo, contrario a Ponce, en Arecibo el cultivo de cafia va a coexistir con Ia ganaderia, el cultivo de tabaco, cafe y frutos menores; ademas de que ya desde los inicios del siglo 19, en base a su puerto, Ia ciudad nortena va ampliando los niveles de receptividad de formas comerciales que estimulan los proce· sos de intercambio vfa Ia exportaci6n y Ia importaci6n. Scarano y Cubano coinciden en que ya para finales de Ia decada de 1860 comienzan a variar los patrones de Ia preeminencia que habla mantenido Saint Thomas sobre el comercio de Ponce y Arecibo. Para Ia decada de 1840- 1850, las ciudades libres de Hamburgo y Bremen participan activamente en este proceso de importaci6n • exportaci6n y posteriormente, junto al incremento de las relaciones con Estados Unidos, tambien se verific6 un decrecimiento de Ia participaci6n de Espafian. En Puerto Plata, aunque con las caracterizaciones propias de un proceso hist6rico definido para el pals como accidentado y critico, en terminos generales y espedficamente economicos • urbano, se pueden hallar hilos conductores de comparaci6n con lo sucedido en Ponce. Juan Bosch, en Composici(Jfl social domi11ica11a, un texto que persigue querer probar Ia exis· tencia y Ia clasificacion en clases sociales en el pals en todas sus epocas hist6ricas, sostiene que los cambios que se produjeron en el pals entre 1789 y 1820 fueron impresionantcs, pero no pasaron de ser superficiales. Es decir, afectaron Ia
apariencia de Ia organizaci6n dominicana y no afectaron sus rakes"'. Como resultado de un proceso hist6rico social Ia zona norte o Cibao se convirti6 en centro de producci6n y comercializaci6n de tabaco y de exportaci6n de caoba. El puerto de Puerto Plata fue conformandose en esta region como una "oligarqula comercial". De acuerdo con Bosch se desarrollo mucho antes que en Ia capital en donde prevaleda una clase hater.t en el poder. Esta en fr.tnco proceso de declinacion y descapitalizaci6n"1• Ya en Ia primera decada del siglo XIX, Ponce, Arecibo, Guayama y Mayagiiez estaban a Ia cabeza de Ia economla del pais. Esto se dcbi6 a Ia intensificaci6n deJa agricultura comercial. En Santo Domingo ocurri6 to mismo con Santiago de los Caballeros, al norte y Puerto Plata en el Cibao. Este ultimo era puerto de salida para todo el tabaco que sc vendla en el exterior. Tambicn era el puerto de entrada de los artlculos que se adquirian con el dinero que dejaba esta cosecha.<l) Franklin Fmnco, al citar el parecer de Ia si · tuaci6n de un testigo de Ia epoca, el Dr. Jose Maria Morillo, en tiempos de Ia transici6n de Ia lla· mada "era de Francia en Santo Domingo" (18041809), a Ia administraci6n de Juan Sanchez Ra· mfrez y el inicio del periodo de Ia "Espana Boba: 1809-1821 ",dice:
El era rio se hallaba exlwusto, siendo muy esca· sas las emradas de las aduanas, de las cuales Ia que mds producfa era Ia de Puerto Plata, por .\'U mucho comen:io co11 los Estados U11idos y co11 Europa a do11de se /leva el tabaco cosechado e11
58 Astrid T. Cub~no, "Econom{a y sociedad en Arccibo en cl siglo XIX: Los gmmles productores y lu inmigraci6n de comerciantes", en: Scarano, lnmigraci(J/1 y... , op.cil., 68. De ocuerdo con este ensayo, en Arccibo, Ia economfa esta fntimamcntc vinculada con su puerto, o mcjor, ciudad y puerto manticncn bast~ntcs nivelcs de interconcxi6n. Si bien en Ponce, cl puerto es de vital i mportanci~ en su desarrollo, no se dio un proceso caro~cteriz~do por una especie de simbiosis entre centro urbana y puerto, quiz:is por estar el puerto, en principios, a ciena distancia del casco urbana principal. En Puerto Plata en tcnnlnos de transponaci6n se puedc asumir lo mismo que dice Scamno sucedia con Ponce: La!. malas condicione~ geogr.llicas, Ia ralta de caminos y carretems hacfa que hubiese mayorcs con· tactos y flujos y rcflujos migratorios en Puerto Plata y Saint Thomas, que entre Puerto Plata y Santo Domingo, al mcnos hasta Ia lilti· rna dccada del siglo XIX. Una buena rererencia tcorica e hist6rica de c.~ta tematica lo e s. Keith Christie, 0/igarc:as, CampcsbmJ y po/ftica e11 Colombia, (Bogota, 1986). En lo que rcspccta a las rclaciones simb61icas. tru~tcriales y estcticas entre ciudad y puerto, ver. Yolanda Aguirre, "Un puerto y una ciudad: San Crisc6bal de Ia Habana", Re1·ista Ciudad y Territario. No. 63·64 ( 1985): 27-40 59 Scarano, op.cit .. 65 y Cuba op.cit .. 82·84 60 Juan Bosch Compo.rici(J/1 MJCial Jomi11icww; histaria e interprctaci(i/1 (Santo Domingo, 19~) 205 61 Bosch, op.cit, 214 62lbid, 214. Para Bosch de manero gro~dual y a lo la!l;O del siglo XIX, los rocos de dominaci6n politica. ccon6mica y social fueron pcrdicndo precminencia en Ia Capilal. cncontro~ndo en ct Cibao a sus mas conspicuos rcprcsencanccs, especial mente en las ciudades de Sanciago y Puerto Plata. Sugicrc cl cucncista y poHtico dominicano. que los sectorcs que impulsaron este proceso ero~n cxtr.mjcros y actuaban como tales, y como miembros de una burguesfa comercial dominicana. Eslc es un elemento bien importance pam ser analiza· do y comparudo -<:omo se har.l mas adelance· con el crobajo de Angel Quincero, Patrido.r y plcbcyo.~. Bosch n:conocc. que de~pucs de Ia guerra rcstauradora contm Espana ( 1863-1865. Puerto Plata se convini6 en cl centro de Ia Polftica nacional. pues ~u comercio se ror· taleci6 de tal manern con Ia exportaci6n de tabuco (y otras actividadcs ccon6micas. JMP), que el concrol de su uduana era de importan· cia vital para so~tener a un gobierno en cl poder.
HISTORIA
el Distrito del Cibao.,, En 1822 Ia parte oriental del territorio de Santo Domingo fue ocupada por Haitf, ocupaci6n que se extendi6 hasta el aiio 1844. Desde este aiio y muchos antes que se dio lo que Eric William y Juan Bosch han denominado "La repartici6n imperial del Caribe", Ia historia de ambos pueblos se encuentra fntimamente vinculada, y es necesario entender Jo que sucedi6 en Ia parte occidental para evaluar el proceso de Ia parte oriental y viceversa. Fr.mk Moya Pons, en su libro titulado La dominacil1n haitiana: 1822-1844, cuya hipotesis principal es tratar de restarle merito y demostrar Ia parte negativa de Ia ocupaci6n haitiana, se refiere a que en diciembre de 1821 los poblados de Santiago y Puerto Plata se pronunciaron a favor de Ia unificaci6n con Haiti. Ya para enero de 1822 se unieron La Vega, Cotul, Macorfa, Azua, San Juan de Ia Maguana y NeibaM. En terminos econ6micos y desde antes de Ia ocupaci6n, el mayor comercio se realizaba con las islas de Saint Thomas, Curazao y Martinka. De ahf procedfa y arribaban continuamente galelas y bergantines a cargar tabaco y madera de caoba y llevando harina, arroz. telas, artfculos de hierro y otms manufacturas. El 20 de marzo de 1823 el presidente de Ia isla unificada tomo Ia decision de cerr-.1r el comercia con las ya citadas islas, al igual que con Cuba y Puerto Rico, lo cual amenazaba con arruinar a los comerciantcs de Santo Domingo, Puerto Plata, Azua, Samami y Montecristi"'. lncluso, el gobemador de Saint Thomas envi6 un agente suyo a solicitar a Boyer que revocara Ia medida, debido a los multiples compromisos por cumplir, siendo derogado dicho decreto hasta tanto fueran cancelados los negocios pendie ntes. En Puerto Rico los preceptos de Ia Cedula de Gracias de 18 I 5 parecen huber estimulado co-
59
rrientes inmigratorias hacia Ia isla en Ia decada de 1820. Tambien fue el periodo de llegada de inmigrantes a territories de Santo Domingo. En el caso ponceno, Scamno, al afirmar que entre los grandes hacendados extranjeros los hubo que obtuvieron riquezas desde las fases tecnicas y administrativas de las haciendas, subraya que para 1850, los mas acaudalados de Ponce, tuvieron en el comercio el media decisivo en su proceso de enriquecimiento como propietarios agricolas.... Este argumento es manejado tambien
Ponce. l'llf:rto Rictl
Fowgrufiu
por Angel Quintero, quien sei'iala que Ia promocion del comercio exterior y Ia inmigraci6n extranjera a principios de siglo exigieron de los espai'ioles una aceptaci6n de Ia presencia, y hasta de Ia hegemonfa de los extranjeros en Ia esfera de Ia produccion•1 • Reflejado en el tipo de socie-
63 Franklin J. Franco, Los ncgms, los mularos y Ia nacitill dmninicana (Santo Domingo: Editor.! N;~ci o nal, 1969) 103 . Tumbicn Emilio Rodriguez Oemorizi, La imprcllla .\· los primem s pcritidicos de Santo Domingo ( Santo Domingo, 1944) 64 Frank Moya Pons, La dominacitinlwiriana: 1822· 1844 (UCMM. 1978) 33 65 Moya Pons, op.cit. 5 1· 52. Arturo Morales Carrion e n un anCculo titulado, "EI rcnujo en Pueno Rico de Ia c risis domlnico haitiana, 1891 -1805", Rc1•islel EME-EME, Vol. V. 27 ( 1976): 19-39, rcconoce Ia imponancia de las rclaciones historicas entre Puerto Rico y Santo Domingo, aunque solo lo analiZ:l hasta !805. Sin embargo. seria de sumo inten!s po<ler investigar cualcs repercusiones tuvo en Puerto Rico Ia ocupacion de Ia pane Este por parte de Haiti en 1822. sobrc todo, porque en estc periodo cntran en j uego todas las fuerzas (migratorias, economicas, pollticas, diplornaticas) del univer.;o caribcilo, Todo discurriendo en mcdio de un proccso historico desiguul, que es lo q ue haec bien intercsantc ver al Caribe en su conjunto. 66 Scamno ''lmnigracitin y.... ibid 5 I 67 Angel Quintero, "Connicto~ de clasc en la polftica colonial· Puerto Rico bajo Espailu y bajo los E~tados Unidos", en: Scarano, ibid~ 57
c:ort~<(tl d~
AGPR
Re1•ista JCP mi<J .J I
mJm~m
7
dad prcvaleciente, en Santo Domingo el tipo de inmigmci6n que se impuls6 desde el Estado era diferente a Ia de Puerto Rico, tanto en sus origenes geogr-.ificos como sociales. No obstante, no se puso obstaculo para todo aquel que tuviese intencion de adelantar algun negocio o comercio en una ciudad espedfica. En I 824, Boyer patrocin6 una inmigraci6n a territorio de Santo Domingo de negros libertos norteamericanos. A estos; se le donarfa tierras, disfrutarian de pleno goce de derechos civiles y polfticos como ciudadanos haitianos; y participarian de los beneficios de las instituciones existentes. Arribaron unos 6,000 libertos y de estos, se estima que unos 2,000 se establecieron en Puerto Plata(". De esta epoca, en Ia primem mitad del siglo 19 se establecieron en Puerto Plata: en I 823, de C6rcega, Agustin Languasco y Jose Demorizi, entre 1808 y I 8 I 5, de Francia a traves de Martinica, Guadalupe y Haiti, Juan Bautista Dua champs, Reyna Victoria Mercade, Aime y Jean Jannut (primer consul frances en Puerto Plata), Juan Felipe Condaire, Michel Dominique, entre otros. Entre I 817 y I 828, de Alemania, a traves de Saint Thomas, Charles Schesfemberg, Phenise Paradol, las familias Westen Finke natur.tl de Bremen y consul de Hannover y Oldemburg, qui en lleg6 a Puerto Plata en 1847, procedente de cabo Haitiano donde tenia casu comercial. Tambien establecieron residencia en Puerto Plata familias italianas, de Saint Thomas, Curazao, inglesas y de los Estados Unidos, siendo de aqui Francis Harrison, quien fue el primer consul norte· americana en Puerto Plata. Casi en su totalidad, estos inmigrantes fueron comerciantes, y en me· nor cuantia se dedicaban a labores de carpinteria, cortes de madera, tecnicos de barcos y marinos mercantes o capitanes de embarcaciones"'. Para el caso de Ponce, Guillermo Baralt ha
l 'uerro l'llllll Hetllihlinr DmllilliWIIII Fueru S1111 Fd'f'"
documentado Ia presencia extranjera y los Jugares donde tuvieron sus residencias y almacenes. En el primer capitulo del libro sobre Ia vida de Luis A. Ferre, Baralt, altiempo que pretende demostrar y sostener los origenes e inclinaciones tempranas de las relaciones puertorriqueiias con Estados Unidos, tms Ia hip6tesis de las viejas raices del anexionismo boricua. tambicn presenta una semblanza de Ia ciudad del sur que recibio a Ia familia Ferre. En Ia calle Comercio de Ponce, principal arteria del barrio de Ia Marina, estaban instalados 18 almaccnes, en su mayoria construidos en mamposterfa. Eran vecinos del barrio de Ia Marina los c6nsules y vic6nsules de Inglaterra, Fmncia, Dinamarca, Venezuela, entre otros. Allf tambie n estuvieron ubicados; el almacen de Morales & Cia, comcrciante capitalista y banquero; las casas del viceconsul de Alcmania, Heinrich Frotzc. Ademas vivian el agente consular de ltalia, Jose Bregaro, especializado en giros e importaciones directas y consignatario de los vapores de correos de Ia compaiiia transatlantica espanola y Ia de Felix Preston, representante consular de Estados Unidos y agente de Ia compaiHa de seguros de vida Massachusetts"'. AI igual que en Puerto Plata muchos de estos c6nsules y viconsules eran propietarios de casas
68 Jose A. Puig Ortiz, Emigradtin ...• op.cit., 7 69 Ibid, 22-31. Este autor (Puig O rtiz) consul to los archivos parroquiales de Puerto Plata y de Ia olicialia de estado Civil. De mi parte. y dentro de Ia investigacion de tesis doctoral sobrc Puerto Plina. he rcvi~ndo y he extraido datos de las personas y famili as establecidas e n Ia c iudad, del Archivo del Notnrio Jose Leandro Garcia, 1823·1867, los libros de tra nscripciones e h ipot eca~. 1870- 1930 y los libros de Ae tas del Ayuntamiento Comunal y Municipal de Puerto Plata. 1848- 1930. 70 Guillermo A. Baralt, DeJde t.'l mirador de Prtispem: Li1 1•idu de Lith A. Fe rre. JI)().J.J968. Torno I, (San Juan: 1996) 16-17. Mientrus en Ponce en el siglo XIX. el barrio de Ia Marina, en Ia calle Comen:io, eru Ia vcntana de Ponce al mundo, en Puerto Plata, La Marina era Ia calle principal que conectaba cl puerto con Ia plaza (y que luego sc llam6 c:allc del Comercio), y con el Camino Real hacia c l Sur de Ia ciudad, hnsla dondc sc dirigf:m los cienlos de animales de carga. para paga r el pcaje en el puente sohrc el Rio Los Mamcyes. E.~tas cargns ibnn y vcnlan de La Vega, Santiago, Moca y Altamir-.1, hasta que en 1897 sc inaugur6 e l primer trJ.mo del ferrocarril CcntrJ.I Dominicano y desde entonces. cambio cl curso de In ruin tcrrcstrc de Puerto Plata.
HISTORIA
comerciales, agentes de compafifas de seguros maritimos y de firmas bancarias y mercantiles extranjeras o consignatarios de vapores, imprescindibles en el comercio de importacion y de exportaci6n. Scarano. en su investigaci6n sobre haciendas y barracones, ha analizado el papel de los inmigrantes en el caudal azucarero de Ponce. Evaluando casos por sepamdo. encontro que desde Ia promulgacion de Ia Cedula de Gracias, ya es visible el perfil dominante de los inmigrantes establecidos como hacendados en Ponce, y cuyo origen no era hispano. Pablo Bettini un corso que en Ia dccada de 1820 y principios de 1830 fundo una de las mayores plantaciones en el distrito: David Wedstein, inmigrante aleman de Saint Thomas y quien fijo residencia en Ponce en 1819. AI igual que Guillermo Voigt; los hermanos Robert y Josiah W. Archibal, irlandeses que arribaron de Ia colonia inglesa de Nevis en 1818 y Guillermo Dubocq y su hijo Estevan Julio Dubocq, exiliados franceses de Saint Domingue quienes llegaron a Ponce en 18311832. Tambicn los comerciantes alemanes, Guillermo Oppenheimer, Flavius Dede y Ernst Overmann, quienes llegaron a Ponce entre 1826 y 183071 • Ademas los peninsulares, hacendados y criollos, que a pesar de ser el mayor mimero en tcrminos demogniftcos, enfrentaron serios pro~ blemas, en medio de una economfa medida por Ia presencia de capitales del exterior, asf como por el comercio y el credito extranjero. Tanto en Ponce como en Puerto Plata. las
ventajas de indole intemo, los precios excelentes de los productos de exportaci6n y el emparentamiento de estos extranjeros con los nativos, llevo a ambas urbes a un proceso social casi sin pammgon en Ia historia modema del Caribe, y cuyas expresiones mas evidentes fueron de tipo poHtico al participar estos sectores en las decisiones de Ia ciudad y Ia region, y eventualmente del pals. Y en el aspecto urbano, con Ia puesta en marcha de planes de omato publico, construccion de plazas, hospitales, mercados publicos, construcciones y reparacion de calles y edificios que servirfan para alojar el ayuntamiento y Ia iglesia. lncluso, los presupuestos anuales de los ayuntamientos de Ponce y Puerto Plata, eran mayores que los de San Juan y Santo Domingon. En Ponce como en Puerto Plata, Ia presencia y el protagonismo econ6mico y social de los extranjeros, hizo que en documentos oficiales se consignara el concepto "Cosmopolitismo", para referirse a esta amplia participaci6n de personas provenientes de diversas partes del globo. Ambas ciudades, en Ia medida en que su economia sc fortalecfa, fueron cambiando Ia fisionomfa de sus infraestructuras. De casas de paja y yagua en los contomos del casco urbano, los pobladores menos favorecidos de Ia economia fueron replcgandose hacia las afueras; al tiempo que Ia zona construida de piedra, en el cuadrangulo de Ia plaza principal, daba paso a los edificios principales y a Ia viviendas de los miembros mas acomodados de Ia economfa azucarera, comercial y portuaria. En Ponce, el edificio de Ia casa consistorial, sede del municipio, se ubic6 en el extremo este y el comercio hacia el extremo oeste de Ia plaza. E..;tos en direcci6n hacia el puerto, zona
71 Scarano, Hacicmltl y .•.• Ibid. 143-150. En su c11prc,ion cspcdfica para una ciudad y un pcriodo dado y en ~u tematica ~ocioc· com.imica. estc trJhaju de Scarano no tienc su (contrapartc] en lu historiograffa dominicanu. Mi trahujo de Pucno Plata dc~dc un analisis de historia urbana, busca scr un aportc en aras de fortaleccr los estudios locales y regionales en Ia Republica Dominicana. AI igual que en Ponce, en Puerto Plata sc cstablecio dcsde 1826 un inmigrante de apellido Duhocq. Fue ct sciior Pedro Eduardo Dubocq. quien II ego u Puerto Plata procedcnte de Martinka. Dcsde su lleguda en 1826 hastuuiios antes de su muene en t 886. sc d~-scmpcno como imcrprcte en Ia aduana de Puerto Plata. En Ia dticada de 1850 fue propictario de un aserradcro de madcm. en donde se dc~cmpcii6 como capataz. desde niiio. quien habr:l de scr Ia e~pada victoriosa de Ia guerra restauradora. y aliado de Hostos. Bctances y M:](;co. el geneml Gregorio Lupcr6n. 72 ParJ ampliar sobre Ia vida municipal y urbana de Ponce durante de Ia segunda mitad del siglo XIX, vcr Eduardo Neumann Gandla. l'enlmlcra y tmlt!mim hi.tloria de Ia ciutiml tie Ponce. (San Juan: Imp. Burillo, 19 13). Felix Pubill. Mcmoria.t tie Ia tulmini.tlracitin mtmicipal de Ponce: IH82· 1900 (Ponce: Tip. Jose Pico Matos. 1900) y Ramon Morel Campos, Guialowly tie comerrio tie Ia cimlatf tie Po11ce (Ponce: lmprenta el Telcgrufo. 1895). En cuunto a Puerto Plata. ver: Jose A. Puig Ortiz .. wPrimicias cmpres;uiale~: I !!711880", en : Reri~lll EM£. £ME, Vol. VIII, No. 44, ( 1979): 3-37, Ncici M Seller.: "Pucno Plata en cl siglo XIX" EME-EME ( 1977): 2751. Samuel Hazard, Sumo Domingo: Ptm am/ Prcsem\Vith A Glance at Haiti, cspccialmente el capftulo X: •·Puerto Plata", 174· 187. 3cra. &licion, (Santo Domingo: t982) y el Libro azul originatmentc publicado en 1920, cuatro aiios dcspucs del pals estar ocupado y gohcmado por Estado~ Unidos editado por Ia Univcrsidad Aut6noma de Santo Domingo en 1976. Las paginas 116-130 se rcfiercn a Ia cconnmla. pcrsonalidades c institucioncs de Puerto Plata.
61
HISTORIA
Revista ICP
62
mio 4 I numcm 7
donde estaban situados los almacenes y dep6sitos de los consignatarios, comerciantes y representantes de firmas extranjeras. En Ponce, el comercio al detal se concentr6 en el area de Ia plaza, y el barrio de Ia Marina, a dos millas del casco urbano, cercano al puerto, fue Ia zona tradicional de almacenes y darsenas que hacfan posible las labores de carga, descarga. comercializacion y transporte hacia y desde Ponce y los pueblos de Juana Dfaz, Arroyo, Coamo, Guayama, entre otros. Este fue un proceso de grandes similitudes en to que concieme al desarrollo urbano de Ponce y Puerto Plata, pues coincidio con Ia madurez de sus economfas, y solo en Ia medida en que Puerto Rico transito el modelo de Ia esclavitud al trabajo libre, y en Santo Domingo, Ia aparicion de un "estado" formal en I 844 planteo un modelo de rclaciones sociales salariales. Podemos diferenciar los patrones historicos generales en ambas sociedades. Ello no es razon suficiente, sin embargo, para que en los pianos particulares se sucedieran unos eventos que permitan construir Ia comparaci6n hist6rica, entre ciudades-puertos del Caribe que albergaron etnias culturales y capitales con capacidad para interpelar, o al menos hacer que se revisen los conceptos de "estado" y "naci6n" en el devenir hist6rico caribeno. En tal sentido, quiero concluir este ensayo comparativo, examinando los libros de dos autores: Patricios y plebeyos; burgueses, lwcendados, artesanos y obreros de Angel Quintero (1988) y estadfsticas y documelllos llisuiricos sobre Salllo Domingo (1805-1890), de Roberto Marte (1984). En el orden sucesivo tienen que ver con Ponce y con Puerto Plata. En el primer trabajo hay un analisis realizado, una discusi6n, una posicion del autor en tomo a lo que denomina, "Pone como capital altema" y en el segundo texto, mas bien se infiere Ia importancia destacada de Puerto Plata durante el siglo 19. Asf arrojan los datos es¡ tadfsticos que aporta Roberto Marte, fruto de Ia consulta de documentos que hizo en archivos de Londres y de Madrid. Quintero parte de las interrogantes de si sera cierto que Ia ciudad de Chicago representa mejor
Ia cultura norteamericana que Nueva York, y Santiago de los Caballeros mejor a los dominicanos que santo Domingo. Apoyandose en las teorfas sustentadas por el sociologo brasileno Paul Singer en tomo at impacto del fen6meno urbana en las areas rurales latinoamericanas, Angel Quintero traza su lfnea de amilisis alrededor de Ia cuestion nacional y como el ejercicio del poder polftico de un estado-naci6n ha requerido. historicamente, una base citadina centralizada. Ello como preambulo a Ia comparaci6n lineal que realiza en Ponce y San Juan en tantos centros urbanos, que a lo largo del siglo 19 habran de disputarse Ia preeminencia polftica, econ6mica, social y urbana en el proceso de construccion de Ia nacionalidad puertorriquena. La primera comparaci6n que establece Quintero es entre San Juan y San Germany parte desde el siglo 16, en relaci6n con to que denomina "prop6sito colonizador". Esto estuvo encamado en San German que siempre es movida hacia cl interior en su proceso de reubicaciones y traslados; mientras San Juan se mantuvo como Ia ciudad portuaria11 â&#x20AC;˘ Para este autor, desde los inicios mismos de Ia colonizaci6n de Puerto Rico, el nombre de San Juan otorgado a Ia isla fuc rcducicndose a Ia ciudad murada, situaci6n que afect6 o produjo un contmste significative en ellenguaje, confusion en tomo a Ia nomenclatura de Ia ciudad y el pais. De ahi deriva Ia inconfundible aseveracion de Jose Luis Romero, refiriendose a Ia historia urbana de America Latina: "En Ia vida polftica latinoamericana las ciudades, y especialmente las capitales han desempenado un papcl de tal importancia que con fre¡ cuencia ha permitido confundir su historia con Ia del pafs a que pertenecen"7'. Este discurso acompana toda Ia obra de Quintero: San Juan vino a representar en el imaginario colectivo puertorriquei'io, a Ia Plaza fuerte, el mundo de Ia oficialidad, del colonialismo, de lo militar. En cambia, ya desde Ia segunda mitad del siglo 18, en el mundo rural, de Puerto Rico se fueron conformando unas peculiaridades bien distintas. lncluso, con los beneficios econ6micos producidos por Ia agricultura comercial en ex-
73 Angel Quintero. Putricios y plcbeyos, burgue.tt!.t, lwcerJdados. anesatws y obrems (Rfo Piedras: 1988) 26 74 Jose Luis Romero, "La ciudad Jatinoamericana y los movimientos polfticos" en: Luis Albcno Romero, op.cit.. 246
HISTORIA
pansion, Espana obtuvo ingresos a traves de im· puestos para subvencionar su plaza fuerte-militar en San Juan'l. Ponce vi no a ser el centro neuralgico de esta economfa que evoluciono de una economfa cam· pesina de estancieros y cimarrones a otm de haciendas y plantaciones. Contrasta esto con to que encontro Scarano, en el sentido de que Ponce tuvo un auge inusitado en su economia desde Ia segunda decada del siglo 19, Quintero sostiene que desde las primeras decadas del siglo 19, el comercia contmbandista diseminado por las costas, vino a ser sustituido por un comercio "olicial", con el establecimiento de aduanas en varios pueblos costeras pam Ia recaudacion de los impuestos"'.Su interes de demostrar que Ponce represento el mejor indicador y ejemplo de proyecto nacional en el Puerto Rico del siglo 19, lo llevaron a intercalar numerosos datos estadfsticos, para destacar que San Juan se mantuvo como el puerto importador; mientral> que Ponce junto con Mayagiiez se convirtio en los puertos de exportacionn. Este importante trabajo de Angel Quintero desde Ia perspectiva del analisis historico-urbano me merece algunas consideraciones. En primer Iugar, Ia declinacion de San Juan y San German y consecuente vigencia de Ponce y Mayagiiez, at parecer ocurren como algo mecanico y con cierto determinismo. El autor no discute las causas hist6ricas que ayuden a comprender los procesos locales y regionales en Puerto Rico, como forma de aprehender los diferentes momentos historicos que han atravesado pueblos, sectores sociales y economicos. Estos elementos, vistos en Ia diffcil coyuntura de una economfa es· clavista, enclavada en medio de crecientes procesos migratorios, libres y forzados, asi como los vaivenes de capitales y tecnologfa que porto regular afectaban Ia economfa intema de Ia isla. Todo ello, vendria a facilitar Ia comprension de los crecimientos y decrecimientos como resultado de los impactos socioecon6micos de los mercados, que tmdicionalmente no se definen en nuestros paf-
ses, sino que dependen de variables extemas. Y en segundo Iugar, no se percibe tampoco como Ia historia afect6 este proceso. Esto es, Quintero no se refiere a que las transformaciones historicas que vivi6 Puerto Rico desde principios del siglo XIX, fueron el resultado de cierto grado de desarrollo en las relaciones metr6poli-colonia, y por ende, de Ia reestructuraci6n del aparato socioeconomico imperante. Dicho contexto coincidi6 con Ia puesta en marcha de mecanismos legales que vinieron a liberalizar Ia marcada centralizacion de Espana con respecto a sus colonias de ultramar, to cual afecto el funcionamiento del sistema politico. Por su parte, eltrabajo de Roberto Marte mas bien es una presentacion de fuentes primarias; informes de consules y viajeros y tablas estadfsticas acompanadas de un anal isis preliminar que haec el autor y que inicia desde anos antes de Ia ocupacion de Santo Domingo por parte de Haiti en 1822 y se extiende hasta 1890. En relacion con Ia ciudad de Puerto Plata, to mas importante es, como Ia propia dinamica del gobiemo haitiano (1822-1844) le fue pmpiciando un proceso de crecimiento econ6mico notable a Ia ciudad y a su region circundante, lo que a mi entender se correspondio con Ia importancia estmte· gica del puerto y su tradicional vinculacion comercia! con el Caribe. La llegada progresiva de extmnjeros que incursionariu en el comercio y Ia agricultura comercial de Ia ciudad y en terminos geopoliticos, Ia necesidad del gobiemo de ampliar las bases de sustentaci6n regional para su dominacion, en una zona que habfa apoyado su instalacion y que se perfilaba como Ia otra cara de Ia capital, donde habla sido rechazado el gobiemo de Jean Pierre Boyer. La parte oriental, Ia vieja colonia de Santo Domingo, habfa declarado su emancipacion de Ia metr6poli en 1821. Dos meses mas tarde, en enero de I 822, y sin tirar un solo tiro el ejercito haitiano invadio su territorio, reunificando toda Ia isla bajo una sola autoridad'".
15 Quintero. Ibid, 31·33 76 Ibid., 39 771bid., 41 78 Robcno Marte, Eswdi.ttims y tlocumelllo.r llisuiricos :;ohll! Samo Domi11go; ( 1805-1890) Santo Domingo: 1984) 8. El periooico haitinno en Santo Domingo, ha vivido en tomo suyo en dos grupos a Ia historiograrin y a los politicos dominicanos: por una pane se encuentm el grupo de los "pro haitianos", que enfoca este pcrlodo como positivo para Ia parte oriental de Ia isla. y de Ia otrn, los "anti· haitianos". cuyo pensamicnto y acci6n. los ha llcvado a ver los males del pais y a los que cllos mismos, con su proyecto olig:irquico y clit· ista han contribuido, como culpa de los haitianos. inclusive, en divcrsa.~ obm.~ y en discursiva, que lo negro viene de Haitf. Jo que ademlis de scr una mentira historica, tambicn ha sido y cs dcsalentador para asumir Ia identidad dominicana en toda su magnitud y signiticaci6n.
63
HISTORIA
Rel'ista ICP an11 -1 I mimao
64
7
De hecho, Ia gestaci6n de un campesinado que se dedicarfa a sembrar cultivos para Ia expor· taci6n, se logro en el valle del Cibao y en ciertas partes de los valles costeros al norte de Ia isla"'. Esto ocurrirfa en un contexto dominado por una baja monetarizacion del mercado y una poca tra· dici6n de intercambios comerciales con el exte· rior en base al cultivo de Ia tierra. En contraste, el comercio de Puerto Plata fue siempre muy activo en su trafico con Jamaica, Estados Unidos y algunos pafses europeos~ot. Previa a Ia ocupaci6n haitiana de 1822, en una tesis para el grado de Licenciatum en Sociologfa que se present6 en Ia Universidad Autonoma de Santo Domingo, sc sustenta un argumento que podrfa servir de comparaci6n a lo extemado por Quintero en Patricios y plebeyos. Entre 18141818 se exportaron a Saint Thomas por el Puerto de Santo Domingo algunos cargamentos de tubaco cibaeiio. Sin embargo. lo mas importante de estos aiios fue el inicio de Ia exportacion, en especial de tabaco, por Puerto Plata, lo cual cobr6 au· ge con Ia apertura de los puertos en 18 I 8."1 El pequeiio productor de tabaco tenfa que vincularse con los comerciantes de Ia Capital y de Puerto Plata, principales puertos de importa· cion y exportaci6n respectivamente. Era Ia nonna pard esta epoca, que desde los lugares de prodUC• cion, el tabaco fuem exportado directamentc a Puerto Plata11• Cincuenta aiios mas tarde, Ia comision de los Estados Unidos que visit6 el pais rindi6 su infor· me, diciendo que Puerto Plata es el principal centro comercial de Santo Domingon. Encontro di· cha comisi6n, que en el Valle de Ia Vega Real el tabaco era el principal producto. Se despacha a
traves de las montaiias a Puerto Plata, situada en Ia costa norte, a lomo de animal, y de alii se ex· porta principalmente a Hamburgo. Casi ningun producto es llevado, por vfa sur, por La Vega a Santo Domingo!' Los comerciantes alemanes muy pronto tuvie· ron sus propios representantes en Puerto Plata, casas subsidiarias y asociadas comercialmente con los centros portuarios de Hamburgo y Bremen. Coincidiendo con Jo que Scarano encontr6 pa· ra Ponce, alrededor de Ia fuse de forrnaci6n inicial: 1815· I 825, expansion acelerada: I 825-1842 y los inicios del estancamiento: I 842- I 849"\ Marte ha documentado Ia crisis economica del gobier· no haitiano, lo que eventualmente traeri'a Ia crisis polftica. En septiembre de 1834 una gran tormenta atraves6 Ia isla, destruyendo muchos cultivos y provocando enonnes perdidas at comercio. Luego le sigui6 un hu· racan en 1835 y ese mismo aiio una fuerte tempestad. La crisis de los negocios en los mercados extranjeros estallo en 1836. La demanda de los productos importados iniciaron Ia espiml inflacionaria y los ingresos del go· biemo disminuyeron30• En el transcurso de Ia crisis, Ia variaci6n de los valores del co· r 017Mo>h mercia de importacion y exportacion en los distintos puertos abiertos de Ia isla, muestra que Ia mayor expansion se registr6 en Ia
79 Mane, op.cit., 23 80 Ibid .. 23 81 Julio Cesar Rodriguez y Rosajilda Velez Cancio, El flll!capiwlismo domi11im1w de Ia primera mirad del Siglo XIX; 1780-1850 (Santo Domingo: UASD, 19!!0) 94. Tambicn en: Antonio Llubcrcs Navarro, ~Las rutas dcltabaco dominicano... Re1·i.rlll EME-EME, vol. IV, No 21 (1975): 18 82 Rodriguez y VC:Icz. op.cit. P~g. 97. 83 Academia Dominicana de Ia Historia, l11fon11e de 111 comi.ricln de im·c.rtigllciclll de lo.r EswdtJJ U11irlos de Atm!ri('tl 1!11 Samo Domi11go en 11171. {Santo Domingo: Editor.~ Montulvo. 1960) 266 84 lllflmlll!, op.cit., 267· 269 85 Scarano, l11migracicln y... Ibid., 21 86 Mane ibid. 35~36. Estos aspectos de Ia crisis que sacudi6 al gobicmo desdc Ia .scgunda mitud de Ia dccada de 1830 ~on bien impor~ !antes que se cnticndan por los molivos principalc~: Icro. La hisloriografia dominicanu rccogc muy poco las causas ccon6micas que llevaron a Ia cafda del regimen haitiano y 2do. Todo parccc indicar que Ia crisis gcncr.ll del gobicmo, cstuvo scguida de cicno fonalccimiento en aqucllas cconomias locales y regionales que habian lenido un crcci micnlo rel;uivo. sicndo cstc e I caso de Puc n o Plata, dondc despucs de I !!40 yen lo adclantc, los ingrcsos de caja comunal de Hacienda y los ingrcsos de Ia Aduanu lcndicron a subir frcntc al rcsago que acuso In cconomia capital ina de Santo Domingo.
HISTORIA
zona de Port-au-Prince, sede del gobiemo de Bo· yer. Con excepcion de Jeremie y Santo Domingo, los demas puertos sufrieron una perdida notable, y Puerto Plata muestra una baja de sus importaciones comparadas con el total, pero un aumento proporcional en las exportaciones"1 • De los datos estadfsticos de poblacion, comercia de importaci6n y exportaci6n y de ingresos aduanales que se incluyen en el libro de Roberto Marte, se colige Ia dinamica interna de
Puerto Plata, en contraposici6n a otros pueblos de Ia isla. Para 1825, en Ia clasificaci6n de las comunes segun Ia tarifa para Ia percepci6n de derechos de patente, solo Puerto Plata y Santo Domingo aparecen como de tercera clase, Santiago y La Vega de cuarta clase y Azua, Samami y Montecristi, como de quinta clase"". En lo referente a los balances de hacienda para cada pro-
vincia del primero de julio de 1847 al 30 de junio de 1848, Ia administracion particular de Puerto Plata arroj6 un balance de 4,511 ... moneda fuerte (equivalente a 227,251.60 moneda nacional). En cambio, Ia Provincia de Santo Domingo tuvo 1,453.32, moneda fuerte (igual a 90,208. 10 moneda nacional), Santiago 151.80 moneda fuerte (igual a 16,834.02 moneda nacional), y asi en orden decreciente"'. En Puerto Rico, para 1890 y de acuerdo con los datos aportados por Angel Quintero, Ponce pag6 en contribuciones al tesoro insular el 8.4% de Ia recaudaci6n total con 38,451 pesos; mientras San Juan aport6 24,179; Arecibo 20,805; Mayaguez 19,737; y Juana Dfaz 15,008 pesos''\ De igual modo, para Guillermo Baralt, ya en Ia decada de 1870, pero mayor min para los anos que van de 1893 a 1896, Ponce pagaba Ia mas alta contribuci6n territorial de Ia isla y ademas, una tercera parte del total de las exportaciones de Puerto Rico salia a traves de las casas de comercia de Poncet~ . En un libro en el que se recogen noticias acerca de Ia "lndependencia de 1844", es decir, cronicas, relatos e informe que corrieron durante csos dfas de febrero y marzo de 1844 en ssnto Domingo, se lee un titular que dice: Puerto Plata se une a causa independencia: Esta importante poblacion, Ia rinica de los principales cemros urbanos de Ia naciellle Reptiblica que 110 se habia rmido a Ia independencia, se sumo ayer -14 de marzo de 1844 a Ia causa nacionalluego de 1111 mimtcioso proceso de negociacion que incluy6 Ia capitulacion del general Cadet Antoine, Jefe de Ia Plaza de Puerto Plata. Puerto Plata se Ira Pronunciado 8 dias despues que Ia ciudad de Santiago por medio de rm proceso que incluyo cm111encer a importames Elemelltos de esta poblacion con reconocidos lazos Comercia/es con Haiti, de Ia necesidad del pago y del respeto Debido a sus bienes y familias. El prommciamielllo de esta Ciudad era de extraor-
871bid, 39 88 Ibid, 10789. Ibid. 139. Estos dato~ se \'erifieamn entre tres y cuatm aiios despuc!s de Ia caCda del gobiemo haitiano en territorio de Santo Domingo y de Ia proclamaci6n en In capital de Ia "lndependencia Nucionar· el 27 de febrero de 1844. El aspecto jurCdico-tenitorial en el paCs y los cambios en Ia loponimia dominicana desde 1844. puede ve~ en: Adriano Miguel Tejada. "Las Provincia.~ de Ia Republica Dominicana, historia y origen de sus nombres.. Rerista EME·EME, vol, II, No. 12, {1974): 136-145, yen Vicente Tolentino Rojas, Hiswria d~ Ia dil•i.riti11 territorial domi11icana, Tomos I. II y Ill, (Santo Domingo, 1944) 90 Quinlero, Putricios y,.. Ibid.• 42 91 Guillenno Bandt, Desde el mirador de ...op.cit, 6, 7 y 16, rcspectivamenle. Tambic!n en Ln Bue11u Vista: 1833-/9().1; Esta11cia de fruws metwre.r.jullrica de hurinas y hacienda cafctuleru (San Juan, 1988) 2-7
65
HJSTORIA
Ret•isra ICP
66
aiiu 4 1 ntlnt~m 7
dina ria importancia para Ia de Ia lndependencia desde e/ pulllo de \'ista politico y econ6mico, a/ sere/ principal puerto de Ia Region Norte y Ia mas rica del paf.r'l':. AI igual que Quintero y Baralt y en menor proporcion Scarano, presentan estadfsticas por· tuarias de Ponce, destacando mas que su hege· monia, su pujanza en el comercio maritimo puer· torriqueiio decimononico. De igual fonna, Marte trae a colacion los pormenores relativos al numero de embarcaciones, tipo de productos exportados, pafses de destino y tonelaje. En forma sistematica para algunos aiios, irregular para otros, desde 1851 y hasta 1889, Puerto Plata mantuvo los mayores Indices en el pafs. En ocasiones iguala a Santo Domingo, con sede en Port-au· Prince. Tambicn, Ia memoria sobre Santo Domingo que presenta el consul espaiiol Ricardo Palomino al Ministro de Estado de Ia Monarqufa en
1883. En ambos infonnes por separado hay una constante, Ia importancia y destacado papel y el activo tratico comercial por Puerto Plata y Ia pre· sencia alii de muchos extranjeros en el comercio, existiendo el "monopolio de los alemanes", algo que cambiaria de construirse Ia via fcrrea que uniera Sanchez y Samana con La Vega"". El propio Roberto Marte, en otro libro de su autoria ha subrayado: "A mediados del siglo 19 el desarrollo del comercio y Ia intensificaci6n de los servicios en Puerto Plata, el nucleo urbano, maritima de Ia republica mas vinculado al ex-
92 Adriano Miguel Tejada, Diurio de Ia independenciu (Santo Domingo; Taller. 1994) 213·214. Quiencs asl se exprcsan sobrc Puerto Plata fuemn los que estuvieron al frcntc dirigicndo dcsdc sonto Domingo el proceso de confrontaci6n con los haitianos. Lo investi· gacion deber.i arrojar mas luces, a lin de aponar un<J vision local y regional, desde Puerto Plata, a Ia ultisonantc "lndcpcndcncia de 18~". lo cual scm lo primcro que se huga en I;~ historiografia dominicana al rc.~pccto. En estc mismo diurio de l<1 indcpcndcncia se incluyen otms dos titularcs con rclacion a Puerto Plata: "La Capitulacion de Puerto Plata", 216-217. y que entre las 14 clausulas que conticnc, Ia mimcro 4 establece, que los haitiano~. sin distincion de personas scr:in rcspctados y protegidos: y Ia numcro 5, las propicdadcs de los haitianos lcgalmente ndquiridns y libres de hipotcca.~ ser:in rcspetadas y gar.mtiZ<~das ; sus propietarios podr:in disponer de elias con toda libcrtad. Ademas, se mcluye c1 titular: "Noticias haitianas sobrc Puerto Plata",:! 18. A todo csto aiiado, que mi consulta del archivo del notario Jose Leandro Garcia, arroja un saldo de varios cicntos de transaccioncs ccon6micas renlizadas en Ia ciudad y en la region de Puerto Plata en los ai\os que van dcsde 1840 y desdc antes y hasta 1845, con Ia participaci6n activa de dominic<~nos y haitianos. 93 Mane, E.ttadisticas. .. , ibid., 87-96. Con Ia ayuda del pcri6dico El Pon·enir que se fund6 y comcnzo a publicarsc en Puerto Plata cl I cro de cncro de I872, con los in formes de los intcrventorcs de Ia aduan;~ de Puerto Plata. tmbajarc! lo rclativo a las cstadisticas, com· crcio, traycctoria, procedcncia y destino de la navegaci6n por cl Puerto de Plata. 94 Ibid., 221-230, y 233-260. Ya dcsde antes, Ia comisi6n de Estados Unido~ que visito el pais en I871 sc habia cxprcsado a f;~vor de Ia construccion terrcstrc que unicr.1 Ia zona agricola del Cibao Centro~! de Lo Vega, Moca, Cotui y San Francisco de Macoris con Ia regi6n ponuaria del nordeste en Sanchez y Saman:l. 0 SC<t, Puerto Plata y su hcgemonla en Ia comercialiwci6n del tabaco y cxportaci6n e importaci6n de gran ale anee sc hnbla convenido en cl dolor de cabeza de muchos sectores, intemos y extcmos. En 1887. Ia inauguraci6n del fcrrocnrril S:inchez-Moc<~ cvidencio Ia verdad de lo que sucedfa con Puerto Plata, pucs tal rcordcnamiento rcgion<JI y territorial de Ia economfa, no solo obedecio nl cambio de ruta, sino y sobrc todo, que form6 parte del proccso de expansion imperial• ista de los Estados Unidos en el Caribe. y romper con cl monopolin aleman y de otras nacionalidades (cubano, Catalan, italinno) en Puerto Plata, fue parte de estc proccso hist6rico. 95 Roberto Marte, Cuba y Ia Repriblim Dominicmw; rrcmsicicin ecomimicu e11 el Caribe clef .tilllo XIX (Santo Domingo: CENAPEC, 1989)147
HISTORJA
tranjero, estimularon Ia emigracion a esta urbe de algunos individuos de las Islas Turcas, Saint Thomas y Las Bahamas, despues que Inglaterra y Dinamarca abolieran Ia esclavitud en estas colonias antillanas" 95• Pero no solo de esa parte del Caribe llegaron personas a Puerto Plata. En Ia segunda mitad del 19, basicamente en las decadas turbulentas de 1860 y 1870, llegaron a Puerto Plata numerosos cubanos y puertorriquenos, quienes incursionarfan en las estructuras sociales y economicas de Ia ciudad. El I de abril de 1872, Jose Remigio Paradis, natural de Mayagiiez al igual que Matilde Guillot, junto con el puertoplateno Francisco Anselmo Lopez, se asociaron y establecieron Ia sociedad mercantil J.R. Paradis y Compania, Ia cual funcionarfa en Ia plaza de Puerto Plata. Dicha sociedad se dedica a Ia compra y venta de los fru· tos y productos de exportacion de Republica Dominicana y del extranjero y durarfa un ano segun el contrato. El senor Paradis fungio como unico gestor y administrador y socio responsable y solidario, el senor Lopez aport6 Ia suma de 3,430 pesos y Ia senora Guillot 250 pesos fuertes. El senor Adolfo Campos y Blanch, tambien de Maya· giiez, es el apoderado y socio · gestor y reemplazara al senor Paradis en caso de enfermedades y cualquier otra circunstanciaw.. De otro !ado, en su edicion del I de febrero de 1872, el peri6dico £/ Porvenir publico un avi· so, que en resumen dice: El que .w scribe, nat/Ira/ de Puerto Rico, y vecino de esta ciudad de Puerto Plata, deseo informar a/ p1iblic:o, que deseo 1/evar a cabo el pro· yecto de establecer rma nuiquina de Vapor. cen· tral, fuer:.a de 6 caballos para e/aborar az1kar, pensamielllo que le trajo a esta isla en /860, atendiendo a Ia feracidad de su terreno, le hizo
regresar en /86/ a .m pais natal para realizar su peque11a propiedad con que /weer frellte a su empresa, /o que efectuo< y hoy que e/ progreso de esta ciudad es patente, no vacila en manifestar que poseyendo terrenos a proposito de Ia empresa, con buenos cercados, comtcos, carretas, bueyes, arado, y otros lllen,silios, desea pmrer en plallla de nuevo dicha empresa..... firmado, Julidn de Samiago"'. En 1877. el comerciante de Puerto Plata, Jose Ginebra, socio-gerente de Ia Sociedad Mercantil Ginebra Hermanos, mediante un acto notarial, otorgo plenos poderes a los sei'lores Sauri y Subi· r.i del comercio de Ponce, para que en nombre de Ginebra y Hermanos, cobren y perciban del senor Vila y Compai\fa del comercio de Mayagtiez, to• das las cantidades que por cualquier titulo o razones debieren estos ultimos con Ia Sociedad Ginebra Hermanos y muy especial Ia cuenta que tienen pendiente'IS.En Ia tesis de Maestrfa en Historia que presentc en Ia Universidad de Puerto Rico en 1995, ademas de insistir en Ia importancia de estudiar comparativamente Ia historia dominicana y puertoniquefia, tambicn documente como lleg6 a Ia Region de Puerto Plata, procedente desde Ponce, el senor Angel Mirabal. En 1915 se estableci6 en Ia comun de Bajabonico, Imbert (un poblado que se origin6 a rafz de los inicios y terminaci6n del ferrocanil Central Dominicano 1890 1897, situado al !ado de Ia autopista que une a Santiago con Puerto Plata), donde tuvo comercio. Luego, en 1917 el senor Mirabal se traslad6 a vivir a Ia seccion del EI Ranchito, perteneciente a Ia comtin de Luper6n y al noroeste de Puerto Plata"". Aquf tuvo familia, tienda de provisiones y varios hijos. Uno de ellos fue diputado al Congreso Nacional por el Municipio de Luper6n. El padre regres6 y muri6 en
96 "Acto No. 30, instrumentado en Pueno Plata por cl Alcalde Con~titucional en funcioocs de notario, Josl! Mariu Arzeno, el 8 de febrcro de 1873". Registrado en Pucno Plata ell I de fcbrcro ilc 1873. folio 48, No. 827. libro B ilc actos civiles. Todos los compare· dentes se dedicaban al comcrcio y eran vecino~ y rcsidcnte~ en Pucno Plata. 97 PcriOdico £/ Pom!llir, I de fcbrcro de 181.2. En csta misma cdici6n se indica que el senor Julian de Santiogo cs arquitccto civil y gmn rcverbcrista. A este Ia intcrcsaba encontmr socios para rcunir hasta Ia suma de 6,000.00 pesos, div[didos por acciones y ofreda sus propicdades en gamntfa. hasta finalizar Ia primcra co~ccha de caiia de azucar. 98 "Acto No. 253 del 12 de noviembrc de 1877 por ante el Alcalde Constitucional en funcioncs de notario. Jose Maria Arzeno. rcgistra· do en Pucno Plat:t, el 13 de novicmbrc de 1877". En Ponce pam 1895 yen relacion con los Sauri y Subir:l. Felix Sauri se descmpcilaba como Tcniente de Alcalde y al mismo tiempo como agente consular de Santo Domingo en Ponce. Por su pane, para el aiio 1898. Acisclo subir.i sc de~mpciiaba como conccjal y en 1899, fonnaba pane ilc Ia minoria federal en los concejales de Ia alcaldfa de Ponce. 99 Ver mi tesi~ de Macstrfa. UPR. Rfo Piedras, 1995. Pag. 16S y mayonnente el capftulo titulado ~ " Relaciones capo·ciudad; Lupcrdn y Pucno Plata··.
67
Re1•isw /CP (ti!ll 4 l llliiiiO'll
HISTORIA
68
7
Ponce. En Ia actualidad, sus descendientes residen en Puerto Rico y en Ia Republica Dominicana. De manem pues, que no tan solo son las relaciones y proyectos politicos comunes entre Hostos, Betances y Luper6n, compartiendo expectativas y frustmciones, saboreando el exilio y el poder de Saint Thomas, Puerto Plata y Paris, sino que tam· bien podemos annar una historia de ambas isla<; pam Ia elaboracion de una historia social, economi· ca, cultuml y urbana en nuestr.lS sociedades. Lo que pam Angel Quintero significaba en Ponce, logros, tensiones y contradicciones de una emergente cultura nacional, y que vino a ser abortado y tmstocado con Ia invasion norteamericana de 1898 11111 ; en Puerto Plata, Ia ocupacion mi litar norteamericana del pafs en 1916, tuvo un impacto tal, que las decisiones e instituciones fueron concentr.indose en Ia ciudad de Santo Do~ mingo, con efectos desastrosos para Puerto Plata y otros pueblos, frente a una marcada centraliza· cion del poder en Ia "ciudad primada". Lo que habrfa que analizar con respecto a Ponce y a Puerto Plata es, en que medida, su historia particular y regional continuo desarrollandose, mas alia de 1898 y de 1916, y de San Juan y Santo Domingo, respectivamente. Esto, porque considero que Ia llegada de Estados Unidos a nuestros territorios no fue del todo negativa, ni tampoco, que Ia historia de las ciudades en cueslion se diluyera en eltiempo yen el espacio. Las identidades locales como expresion cultural, sigucn teniendo vigencia mientras quede una huella humana en Ia vida de los pueblos. En terminos urbanos, como reto al afianzamiento de Ia historia urbana recientc de nuestr.lS ciudades, ser.i necesario evaluar los efectos socioespeciales, infmestructumles y en Ia-; mentalidades dirigentes y colectivas que han dejado mas de un siglo coexistiendo indirecta y directamente con los Estados Unidos.
l00 Quinlcro, Parricios >'··· ibid., 77
HISTORIA
Pedro Henriquez
Urefia
YHostos
Jose Ferrer Canales
A Ia memoria de Ma11uel Negr611 Nogueras: maestro y patriota. Introduccion elebramos en 2004 el 120 aniversario del nacimiento del humanista, pensador y heroe de Ia cultura, a quien Alfonso Reyes llamo el apost61ico Pedro y figura semejame a Socrates. Y celebramos tambien el mismo numero de anos de aquel magno discurso-ensayo pronunciado en Ia primera colaci6n de gmdos de Ia Normal de Santo Domingo, en 1884, por el Maestro D. Eugenio Maria de Hostos.
C
A prop6sito de esta obra escribi6 Pedro Henriquez Urena: Junto a Ia Moral social/my que pmler el extraor-
dinario discurso que Hosto.\' prommciti en Ia investidura de .\'liS primeTn,\' discip11fos : ell e/ dec/af(J toda su fe, describiendo en sintesis, c:o11 singulares parabolas y relampagueames aptlstrofes, e/ ideal y el sacrific:io de .m vida, sus principios ericos y .w cmu:epto de Ia ense1ianza como base de refonna espirilllal y de mejoramiento social. Justo es que en el panorama de nuestra cultum antillana, caribena, latinoamericana, iberoamericana, hispanica, veamos juntos los nombres de estas dos egregias figuras: Ia de Hostos y Ia de Pedro Henriquez Urena.
Valoraci6n puertorriqueiia La primera persona que me hizo consciente de Ia significaci6n de Henriquez Urena fue mi profesor, D. Antonio S. Pedreira, quien transcribe en su Hostos, una carta del humanista dominicano, publicada en El Camaval de San Juan, el 27 de septiembre de I 908:
... en Ia ciudad de Mejico ocurrio una discusion en Ia E.sc:uela de Jurisprudencia, en Ia que afinnaba Luis McGregor Romero que Mejico no lwbia tenido 11110 memalidad como Ia de Hostos; Manuel Sierra defendia a Ia imelectualidad mejicana, y,
1/amado (Antonio) Ca.w como juez. decidifi que en efecto, 110 habia habido rm Hostos; pero que lwmbre de ese tamwio .wHo Jurbia Ires o crwtro en America, y eso no era desdoro para Mexico. Y en ln.mlarismo Pedreint apoya su concepto de que "lo universal...no puede estar renido con lo nacional" en juicios, entre otros, de Unamuno y Henriquez Urena. Cita el aforismo de Unamuno: "Cuanto mas de !.U tiempo y de su pais es uno, mas es de los tiempos y de los paises todos". Y reitera Ia leccion de Henriquez Urena:
Cuando se lw alamzado Ia expresi<1n finne de ww illluicion artfstica va en ella, no .\"(ilo el semido universal, sino Ia esencia del espirilll que /o posey() y el sabor de Ia tierrc1 de que se lw mrtrido. Acerca del dominicano ilustre. escribi6 en 1956, D. Jose Agustin Balseiro, entonces Presidente del Instituto lntemacional de Literatura lberoamericana, al Dr. Alfredo A. Roggiano: "Evocar Ia figura y Ia obra de este maestro cuhur.tl de America equivale a enahecerle."
... si Santo Domingo 110 sabe de escritor mcis .wbiamente preocuptldo que el por Ia crt/IUra de .m tierra, /10 supo tampoco America -muertos Bello, Ho.u os y Marti de vart111 tan wliversalmell/e empe1iado en sen,ir a todos sus pue-
69
HISTORIA
Re1•isto ICP ffi!fJ 4 / num~m
70
7
bios... Concha Melendez consagra a Henriquez Urena dos ensayos en su Figuraci611 de Puerto Rico y otros estudios. Afirma que Henriquez Urena es "el mas consecuente investigador de nuestras formas expresivas"; enumera entre sus virtudes: Ia inteligencia, seguridad, vastedad del saber. disci plina y esplendida capacidad de sfntesis. Estudian al sabio dominicano, entre otros puertorriquenos, Enrique A. Laguerre, Nilita Vient6s, Luis de Arrigoitia. Santiago Gomez y Angel Luis Morales. La Dra. Margot Arce de Vazquez lo present6 cuando Ia Universidad de Puerto Rico se honr6 a sf misma al otorgarle el tftulo de Doctor en Leyes Honoris Causa, el 25 de mayo de 1932. Y cuando Vicente Geigel Polanco le rinde ho· menaje a nombre de Ia intelectualidad nacional, proclama "Ia ciudadania continental" de Henriquez Urena:
La ciudadania colttinelllal que, C0/110 fllmwla politica, desde el anhelo centenario de Bolil'llr preocupa a los mejores e.\p{ritus del Nuevo Mml· do, cobra valor de ab.mluta reali::acit5tl en Ia ,,;. dafecundll de Pedro Henriquez Uretia ... Y suma: Llega a nuestra ribera este hermatw mayor en el preciso instaltte en que e.\' IIIlis arduo nuestro em· petio por ajinnar Ia per.wnalidad propia, por rescatar Ia culfllm tradicional y los t/atil•os m6dulos de expresi£111 del predominio que pretenden ejercer sobre mtestra vida moral/as fuerzas armadas que illlen•ienen Ia nacionalidlld puertorri· quetia...A su pupiltl avizora 110 escapard nuestro drama co/ectivo.
Henriquez Urena ante Hostos i,C6mo es Hostos visto desde Ia perspectiva de Henriquez Urena? i,Que imagen dibuja el humanista dominicano del puertorriqueno egregio? Henriquez Urena nos revela cuando conoci6 personalmente a Hostos y Ia impresi6n que en el dejam: Volvi6 (Hostos) a Santo Domingo en /900,
a reanimar su obra. Lo conocf emonces: tenia un aire lwnradamellle triste, dejinitivamellle triste. Trabajaba sin de.~can.w, segtitl su coswmbre. Henriquez Urena describira el caracter hostosiano como "estoico... severo, puro y ardiente; sin manchas y sin desmayos". En su estudio sobre La Universidad, fechado en 1913-1914, su tesis para optar al titulo de abo-
gado en Mexico, Henriquez Urena se refiere a "mi maestro Hostos". Tmza Ia sfntesis biogr.1fica del Maestro: cuando nace, lo rodean el colonialismo y Ia esclavitud; en Espana vienen en contacto con Sanz del Rio y Giner, respresentantes del krausismo espmiol. Con ellos trabaja y aprende. Su discurso en el Ateneo de Madrid marca Ia ruptum con Ia Espana que no correspondi6 a sus ansias de libertad antillana. El humanista dominicano, como Juan Bosch luego, sigue a Hostos en sus esfuerzos heroicos por Ia independencia de Cuba. de las Antillas, y en sus peregrinaciones por nuestra America: en Lima, protegiendo a los inmigrantes chinos; en Chile, defendiendo a Ia mujer: en Argentina, proclamando Ia virtud y viabilidad del Ferrocarril Tmsandino. Alaba los esfuerzos porIa Confedemci6n Antillana, y las estancias de Hostos en Santo Domingo para Ia formaci6n de maestros, "hombres de r.126n y de conciencia". Anota Henriquez Urena: "implantola ensenanza modema, Ia moral luica, forjando hombres en el molde austero de Ia virtud que en Ia razon se inspira" - palabras, estas tiltimas de Hostos. Es entonces cuando acerca Ia estatura de Hostos a las de Giner y Bello. "Cansado con las luchas con el mal", Hostos se aleja de Santo Domingo pam servir en Chile. Y seguimos el itinemrio anotado por Henriquez Urena:
...cuando va a terminar Ia segunda guerra c:uba1/a de indepe11de11cia c:mt Ia imen•encion de los Estados Unidos, Hostos corre a rec/amar Ia independencia de Puerto Rico. 1. Que metws podia esperar e/ cmtigrw admirador de los Estado.\' Unidos, cuyas libertades, tmtes...e:wltaba siempre como paradigmas frente a Europa ... ? Altora tropezrl de nuevo Cot/ Ia injustic:ia; los duerios del poder 110 soltanm Ia presa gramita. Llegara al epflogo de aquella epopeya moral al decir: "Volvio a Santo Domingo en 1900, a reanimar su obra... Muri6 de asfixia moral". Comenta sobre Ia obra del ap6stol puertorriqueno: (Es) "obra de maestro..., de pensador con acento etico. Etica racional". Lo ubica en Ia tradici6n de S6crates. Subraya el contraste con Marti: "mientras pam (el cubano) arte y virtud, amor y verdad viven en feliz armonia (Todo es 1111isica y razon, escribi6 el inmortal de Dos Rfos), Hostos sospecha conflictos entre Ia belleza y el bien". Hostos que compone mtisica y escribe teatro para sus hijos, nos !ega La peregrinaci(JI/ de Bayocin, "alegoria de su pas ion: Ia justicia y Ia Ji. bertad en America".
HISTORIA
tkW de dcl·cludtitl tit: ltl cslllt11u de Hmtm etr Stmto DuminR"· c·upiwldclu Rcpril>li<'u Dmllinic·utUJ
Tambien le alabani el epistolario: "sus cartas salen escritas con espontanea perfecci6n luminasa". Y subraya que conserv6 el "don oratorio". Juzga que Ia Moral .mcia/ es ellibro que mejor lo revela. (Diftero. Juzgo, con todo respeto, que cs el Diario). Alude tam bien a Ia Socio/ogia y al curso de Dereclw Constilllcional. Cree que raz6n y etica orientan a Hostos. Llegamos ya al juicio de mayor interes dado por el cri'tico dominicano sobre los estudios sociol6gicos de Hostos: El mds alto merito de Hostos como sociologo se basa en s11 concepcitJn de siete /eyes que rigen toda Itt vida superorgcinica, mmque, el emmciado de elias (.. .Ia descripcitJn de su modo de actuar) sea mcis o menos discwible... Esas !eyes son, sabemos: sociabilidad, meto· do o procedimiento, trabajo, libertad, progreso (es decir cvoluci6n), ideal y conservaci6n. Suma Henriquez Urena que "pese a huber sido Hostos un pensador... con todo su grande amor a Ia verdad ("Dadme Ia verdad y os doy el mundo"), am6 mucho mas el bien y "estim6 Ia ciencia como una virtualidad que tiende a Ia acci6n", segun Ia frase de Varona. Termina afirmando que el Tratado de sociologia tiene tanto significaci6n cienti'fica como pnictica. Para Ia Historia universal de Ia literawra de Santiago Prampolini (Buenos Aires, 1941) Henriquez Urena redacta una s fntesis de Ia evolucion de las letras en Santo Domingo y Puerto Rico, en que vuelve a destacar Ia valfa de Hostos. En Ia Historia de Ia cullllra en Ia America Hispanica ubica a Hostos entre los pensadores que recibieron influencia del positivismo (Comte, John Stuart Mill y Spencer) para luego csclarecer que Hostos y Varona se alejan de esa influencia: el puertorriqueiio hacia "su peculiar mcionalismo etico" y Varona hacia "su escepticismo te6rico, nunca reiiido con Ia acci6n human a, uti!"'. Alaba aqui al prosista Hostos, "ardiente y luminoso" y proclama
que "su grandeza es moral a Ia vez que literaria". Y en Las corriemes literariar en Ia America Hispanica alude a Juan Morel Campos por sus danzas, al poeta Fmncisco Gonzalo Marin, y a tres "gmndes jefes de su partido y hombres de letras": a D. Luis Muiioz Marin, a nuestro Poeta Nacional Juan Antonio Corretjer, de nombre inmarcesible, y al Maestro D. Pedro Albizu Campos. Veamos ahora algunas tangencias entre Hostos y P. Henriquez Urena.
Tangcncias Alltillania, allticolonialismo Antillanos de America y americanos de las Antillas, Hostos y Henriquez Urena realizan obras no solo isleiias, caribeiias antillanas sino universales
il
HISTORIA
Revisla /CP aifll 4 I
mim~m
72
'T
Salome Urrifa de Hcnrfqu~ Madre y P<>cla
que se comple ~ mentan y mu· tuamente se en· riquecen. Maestros, forjadores del alma de Ia juventud y de nuestros pueblos, estudian las rafces de nuestra cultura e historia, y tmzan rumbos ciertos a nuestro porvenir. Henriquez Urena mira el arco antillano. Estudia un lema como El modenzismo en Ia poesia cubana, dedicada a Jose Marti Jucidas meditaciones; da a conocer a su pueblo en estudios como l..LJ cultura y las letras coloniales en Santo Do~ mingo, El espaiiol en Santo Domingo y traza perfiles de figuras cual Jose Joaquin Perez y Salome Urena de Henriquez, que comentara Hostos. Analiza temas del pensamiento puertorrique· iio. Henriquez Urena no quiere para las islas del Caribe, Ia vida, el dolor de las colonias. Hablando en el Club de Relaciones Intemucionales de Ia Universidad de Minnesota sobre las Antillas Hispanicas, asevero: ... no se debe tratar a las naciones debiles por media de Ia fuerza ... Eimilitarismo no produce sino males... ;, Por que no convendria... ser colonias... ? ( Porque)... una colonia es... una cosa sin alma, sin alma propia; sus modelos los recibe de Ia metropoli... ;, Y ser Estado de Ia Union? Tampoco - aun Sltponielldo que fuera posible. Somas demasiado diferentes. Habrfa que abandonar el idioma y 110 queremos. Hoy Henriquez Urena reafirmaria ese criterio sobre anexion y lengua al saber que legisladores -ejemplo Hayakawa-, insisten en que se inscriba en Ia Constitucion de los Estados Unidos de Arne· rica una enmienda que lea asl: El idioma ingles serci el idioma ojicial de los Estados U11idos. Ni los Estados Unidos 11i 11ingti11 estado aprobarci ley alguna que requiera elltso de otro idioma que flO sea el ing/es. Hostos, revolucionario del siglo XIX y heral-
do de un porvenir de libertad y justicia no alcanzadas todavfa, es todo sacrificio, todo llama viva porIa independencia de Cuba y Puerto Rico y apostol de Ia educacion y Ia cuhura dominicanas. Evoquemos parte del ensuefio hostosiano. Clama Hostos en paginas del Diario, e\ 25 de septiembre de 1869: ... lAs Ami/las no pueden ser anexionadas a los Estados Unidos; las Amillas flO pueden ser si11o independiemes; las Anti/las de ben forzosamente unirse en una Federachin. Yen un articulo de 1884 clama Hostos: ... con.ftifllir politicameme Ia clara nacionalidad que imrinsecameme comtifllyen (Quisqueya, Cuba y Borinquen). A eso se ira, a eso lwbrd que ir por lafuerza de las cosas, y el dfa en que a e.w /legue, Ia sociedad de las Ami/las formard en los tiempos venideros 1ma ftacionalidad de 1111 caracter semejante, y tan poderosa y tan prepotente y tan viva y tan insbwante en Ia civilizacion uni••ersal, como aque/la sociedad 11e/enica que... ocupo en el numdo amiguo una posicitin geogrdfica y comercial que en e/ mundo modemo no tienen mas que las Antillas.
Ideal de justicia Los estudiosos de Henriquez Urena hun leido y leeran en multiples ocasiones a Ia juventud aquel mamvilloso texto etico del ensayo Patria de Ia justicia en que aparece Pluton desdefiando Ia creacion poetica para honrar a Socrates: El ideal de justicia estd ames que el ideal de cui· tura: es superior el hombre apasionado de justicia a/ que .wJ/o aspira a .m propia perfecci6n in~ telectual. AI diletamismo egoista, opongamos e/ nombre de Plallin, nuestro primer maestro de utopia, el que emrego a/ fuego todas sus invenciones de poeta para predicar Ia verdad y Ia jus· ticia en nombre de Socrates. Nuestro America se justificard ame Ia lmmanidad del futuro cuando constituida en magna patria... de el ejemplo de Ia sociedad donde se cumple "Ia emancipacion del bra:.o y de Ia inteligencia ". La generosidad y Ia perspectiva etica llevan al humanista dominicano a elevar Ia justicia sobre el narcisismo y sobre Ia aspiracion al perfec· cionamiento intelectual, egolsta. (Decfa el sabio profesor Raimundo Lida: "Habfa mucha etica en Ia estetica de don Pedro"). Aparece tambien el concepto de Magna Patria. No esta muy Jejos de esos sentires, el patriota,
HISTORIA
el peregrina y ap6stol D. Eugenio Maria de Hostos, quien se autodefine en el apasionante libro Mi viaje a/ sur, de este modo:
...yo soy un patriota americana. que guiado pore/ amor de justicia y aspirando a Ia absolwa imparcialidad, eslltdia en Ia came viva de esras sociedades el secreto de su vida pasada, presellle y venidera, para morir seguro de que alboreard para Ia lmmanidad ef dfa de una mte1•a civiliwcion... Y de que ese dfa riene por orro el Colllinellle en que se funden todas las raz.as y rodas las ideas. Y en su hist6rico discurso sobre pedagogfa y humanismo, en Ia Nonnal, seiiala:
Junto, por tanto, c011 e/ amor a Ia "verdad y a fa jusricia ", habia de incu/carse en el espiritu de las generaciones educandas, 1111 sentimiento poderoso de fa "libertad", 1111 cotwcimiento... radical de Ia palencia constructora de Ia "virllld" y 1111 ran hondo, positivo e incmwwvible cmwcimietllo del deber de amar a Ia patria, en todo bien, por todo bien y para todo bien, que mmca, jamds pudiera volver a ser posible que Ia patria dejara de ser fa madre-alma de los l1ijos nacidos en su rega;;o sallto o de los hijos adoptivos.
Hombre universal Otro concepto que encaman Hostos y Henriquez Ureiia es el de hombre universal. El hombre universal con que soiiamos, -escribe Henriquez Ureiia- a que aspira nuestra Ame-
rica, no serd descastado; sabra gustar de rodo, apreciar todos los malices. pero sera de .m tierra; su tierra, y no Ia ajena, /e dard el gusto inrenso de los sabores nativos. y esta su mejor preparacion para gusrar de todo lo que tenga sabor gemtino, cardcter propio. "La universalidad 110 es el descasramienro. " Henriquez Ureiia orienta, ilumina conciencias, educa desde Ia catedra y fuera de Ia catedm, publica libros, esclarece problemas en Ia prensa del continente, viaja por las Antillas, Mexico, Estados Unidos, Espaiia, Argentina; hombre conocedor de las artes, las letrc1s, las ciencias, Ia filosoffa, desde los griegos hasta sus contemporaneos, nada humano lees ajeno. Pero el es domi nicano y abogado de los valores hist6ricos, cfvicos, cultumles de su patria. Sabemos que en 1916 Henriquez Ureiia comienza a enseiiar en Ia Universidad de Minnesota. Por entonces, segun testimonio y sintesis de su tambien ilustre hennano, el historiador y criti-
73
co Max Henriquez Ureiia:
El Presidellte Wilson decreta fa supresion de Ia soberania dominicana, Ia anulacion de los poderes ptiblico_s de Ia Reptiblica Dominicana y esrablecio 1111 Gobienw mi/itar de ocupacion, compuesto por ojiciales de Ia Marina de Guerra de los Estados Unidos. El Dr. Alfredo A. Roggiano, critico y profesor distinguido, destaca que "el Dr. Francisco Henriquez Ureiia y Carvajal, padre de Henriquez Ureiia, era en ese momenta Presidente de Ia Republi· ca Dominicana y que los diarios de Minneapolis comentaron este hecho, con especiales refe· rencias al joven profesor que acababa de incorpomrse a Ia Universidad". Henriquez Ureiia se sinti6 obligado a esclarecer en el peri6dico The
Minneapolis Moming Tribune del primero de octubre de 1916...que "admira a Estados FnutW CII H~l!r(qu~~ Urriltr. padre d~ Pedm HenrllJIIe; Unidos, pueblo grande y feliz, que contrasta con el pueblo dominicano pequefio y pobre. Pero su lealtad, su fidelidad es para su patria, Santo Domingo". Se le acusa de preferir a los Estados Unidos. Pero lo desmiente con un ro· tundo "NO". Su articulo "El despojo de los pueblos debi· les" en Ia prensa de Mexico y Santo Domingo y el Memoranda que acompaiia a Ia carta al Sena· dor Henry Cabot Lodge, fechada en Washington, a 30 de septiembre de 1919, son defensas de San· to Domingo. La universalidad noes, en Henriquez Ureiia, descastamiento. El otro sabio, el que vive casi toda su vida de herofsmo en el siglo XIX y profetiza mucho de lo que ha sido sorpresa en las ciencias, Ia lucha por Ia libertad, Ia religi6n, Ia antropologia, en el siglo XX, Hostos, tambien educ6, fue paradigma de decoro y dignidad en las Antill as, en Espaiia y en las Americas.
Urrila.
HISTORJA
Re1•ista /CP aiir> -I I nrim~m
7-1
7
Pedm Henrfque: Urdfa.
1917
Ha cafdo y se ha transfigurado en Dos Rios, Jose Marti, "varon solar", fundador del Partido Revolucionario Cubano, en cuya base primera aparece Ia idea de "Ia independencia absoluta para Cuba y fomentar y auxiliar Ia de Puerto Rico". Hostos dejo las bienandan· zas chilenas, el oasis, Ia paz del hogar para venir a ayudar a su patria cuando Estados Unidos con su imperialismo, el 1898, invade nuestro suelo y toma a Puerto Rico como bo· tin, de Ia Guerra lzispano-cubana-americana. Hostos tuvo par brujula estas frases que habia estampado en el Diario, el 22 de agosto de 1874: "He aqui Ia vida del todo ideal que me habia trazado: hacer Ia independenciu de mi patria..." En el Ateneo de Madrid, el sabado 20 de diciembre de 1868, habiu comenzado su discurso de este modo: "Yo no necesito deciros lo que soy. Yo soy americana ( ... se refiere a America): "yo tengo Ia honra de ser puertorriqueno..." La universalidad no fue tampoco, en Has· tos, descastamiellto.
Final Acaso, frente a estos maestros del decoro y apostates de Ia cultura, sea propicio recoger Ia perenne interrogante: i,Cual es Ia misi6n del intelectual, de Ia mujer y el hombre en nuestra sociedad, en Nuestra America? Voces mayores nos han dado pautas correctas. Alfonso Reyes exponfa que "Ia inteligencia americana est:Lavezada al aire de Ia calle: entre nosotros -decia- no hay, no puede huber torres de marfil". Archibald Mac Leish parece tener vigencia al protestar contra los "irresponsables", contra los "intelectuales" que, mientras se consagran "con alma y vida al estudio de Ia belleza", expresan que "las desgracias de su generaci6n no les atanen". En un mundo de insensibilidad, deshumanizaci6n, deterioro moral, corrupcion, y en zonas geograficas donde vivimos victimas del imperialismo y del co]onialismo y expuestos al armamentismo nuclear, nosotros, especialmente en Puerto Rico, por incumplimiento norteamericano del Tratado de Tlatelolco, si Ia inteligencia no sirve a Ia verdad y albien, entonces cobran resonancia y actualidad aquellas palabras del Apostol Jose Marti: "No hay espectaculo, en ver·
dad, mas odioso que el de los talentos sen1iles". Henriquez Urena y Hostos, humanos y humanistas, no vivieron en torres de marfil. Tuvieron plena sentido de su responsabilidad intelectual etica de su responsabilidad social, de su responsabilidad intelectual; pusieron su pluma, su voz viva, su inteligencia toda, su sensibilidad, su vida, al servicio de nuestra patria y de Ia Magna Patria. Ensenan a los j6venes, a los intelectuales, a los artistas, a los cientificos, a los profesionales, a las mujeres, a los hombres, a no ser "talentosos serviles". A no jugar siempre a Ia deshumanizaci6n, al olimpismo, a no crear solo arte aseplico. Henriquez Urena, "el apost61ico Pedro" como deda el mexicano universal, el cultor de Ia justicia y quien no puede aceptar Ia "explotaci6n del hombre par el hombre", quiere a Nuestra America convertida en tierra de promisi6n. Mientras, Hostos proclama con su acentuaci6n etica: CiviliZclcidn o muerte. Y como en los dfas de su juventud madrilefia, reafirma: "Sin igualdad civil, sin libertad polftica no hay dignidad; sin dignidad no hay vida." Honremos a estos ap6stoles, a estos humanistas, ayudando nosotros a forjar un orbe, un mundo, una America, unas Antillas, un Puerto Rico, con equivalencias de patria de Ia justicia, patria de Ia cultum, patria de Ia libertad.
BIBLIOGRAFIA Balseiro, Jose Agustin. "Adhesion del Sr. Presidente del lnstituto lnternacional de Literatura lberoamericana". Revista Jberoamericana, XXI, Nums. 41-42, 13-17 (1956), (Homenaje a Pedro Henriquez Urena, 1884-1946). Blanco Fombona, Rufino, "Eugenio Marfa de Hostos ( 1839-1903)", en America y Hostos. La Habana: Cultural, 1939, 97-129. Bosch, Juan. Hostos, el sembrador. La Habana: Tr6pico, 1939. Caso, Antonio, "La filosofia moral de don Eugenio Maria de Hostos". Conferencias del Ateneo de Ia Juvemud. Pr6logo, notus y recopilaci6n de apendices de Juan Hernandez Luna. Mexico: Universidad Nacional Aut6noma, 1962, 29-40. Henriquez Urena, Pedro. Historia de Ia cultura en Ia America Hispdnica. Mexico: Fonda de Cuilura Econ6mica, 1947. - - - - -· Las corrientes literarim en Ia America Hispcinica. Mexico: Fondo de Cultura Eco-
HISTORIA
n6mica, 1949.
expresio11, de P. Henriquez Ureiia. Buenos Aires:
- - - - - · En.myos en busca de nues1ra expresion. Buenos Aires: Raigal, 1952.
Raigal, 1952, 17-19. Melendez, Concha. Figuraci6n de Puerto Rico v otros eswdios. San Juan de Puerto Rico: 1958, · 84-87; 99- 105.
- - - - - · Obra critica. Estudio, bibliografia e lndice onomastico par Emma Susana Speraui Pinero y prologo de Jorge Luis Borges. Mexico: Fonda de Cuhura Econ6mica, 1960, 595-603.
- - - - -· Universidad y educac:h)n. Mexico: Universidad Nacional Aut6noma, 1969.
- - - - -· La lllopia de America. Pr61ogo por Rafael Gutierrez Girardot. Compilaci6n y cronologla por Angel Rama y Rafael Gutierrez Girardot. Caracas: Ayacucho, 1978. Hostos. Obras complews. Vols. I, II, IV, XIII, XIV. La Habana: Cultural, 1939.
- - - - - · Pdginas dominicanas. Seleccion de E. Rodriguez Demorizi. Santo Domingo: Editora Taller, 1979. Laguerre, Enrique A. Palos de Ia cullllra iberoamericana. Boston: Florentia, 1977, 149-159.
La reforma wriversitaria. Compilaci6n, prologo, notas y cronologia de Dardo Cuneo. Caro~cas: Ayacucho, 41-44. Lida, Raimondo. Letras lrispcinicas. Mexico: Fonda de Cultura Econ6mica, 1958, 187-194.
75
Morales, Angel Luis. hrtroduccion a Ia lilerafllra lrispanoamericcma. Rio Piedras: Edit: 1974, 375-376. Pedreim, Antonio S. Hosws, ciudada11o de Americcr.Madrid: Espasa-Calpe, 1932.
- - - -· lnsulcrrismo. Madrid: Tipografia Artfstica, 1934. Portantiero, Juan Carlos. E.~llldiames y politica en America Lalina. Mexico: Siglo XXI; 1978, 55-56; 195- 196. Reyes, Alfonso. "Evocaci6n de Pedro Henriquez Urena", En.myos en busca de tmestra expresirin, de P. Henriquez Urena. Buenos Aires: Raigal. 1952, 7·9. Roggiano, Alfredo A. Pedro Henrique:. Uretia en los Estados Unidos. Mexico: Editorial Cuhura, 1961. (State University of Iowa Studies in Spanish Language and Literature, vol. 12.) Vientos Gaston, Nilita. "Ultima obra de Henriquez Urena". indice Culmral, Torno I, Rio Piedras: Ediciones de Ia Universidad, 1962, 11-13.
Mac Lcish, Archibald. Los irre.fpo11.mble.1'. Buenos Aires: Losada, 1942, 9-10. Marti, Jose. Obras complews. La Habana: Lex, vol. I, 1948, 1153. Martinez Estrada, Ezequiel. "Homenaje a Pedro Henriquez Urefia" . Ensayos en busca de 1111estra
Tumba tl~ H11.11os. F11111 Biblim~m Gmu tJI d~ PR Col~ccitin AdtJI{o d~ Hm ws
Re1•ista /CP alitJ -1 I mim~ro
1
Una vision panorantica: arte dominicano, historia y modernidad DEL PERIODO COLONIAL A LA GENERACION DE LOS OCHENTA Abil Peralta
R
Aliior desconocido. w Vi111m de Ia AIU•grucia Olet> Sllbtl! tabla
epublica Dominicana, pequefio pafs, integrante del arco antillano que conforrna el triangulo del Caribe Hispano, junto a Cuba y Puerto Rico, es forjador de una cultura viva, sustentada en una tr.tdici6n de cuya riqueza y expre ~ sion forman tambien parte sus artes visuales. Sin embargo, para una mirada coherente de sus mas autenticas expresiones esteticas en el campo de Ia pintura, es necesario observar los valores primarios de su tradicion y sentimiento artistico y cultural, los que tienen como primeras expresiones, el legado pictognifico que en terminos prehist6ricos constituye el arte de Ia sociedad aborigen o arte de Ia sociedad taina, mcjor conocido como el arte taino. El arte de Ia cultura taina, tiene como soportc de origen, el sistema de organizacion de una so ciedad primitiva de indfgenas, provenientes de los grupos araucanos, quiencs organizados en sistemas agricolas, recolectores y pescadores, demostraron poseer una sensible actividad y atencion hacia Ia produccion de una rica artesanfa elaborada, basicamente por sus mujeres. Los tainos producfan pequeiias tallas en piedra, madera, hueso y otros soportes en los que expresaban variadfsimas representaciones antropomorfas y zoomorfas que formaban parte de sus costumbres y tradiciones magico-religiosas. Sin embargo, donde mayor plasticidad alcanzo su atenci6n hacia to pietrografico fue en el denomi· nado Arte Rupestre, el que ejecutaban sobre rocas y en el interior de las cavemas, donde representaban escenas rituales y ceremoniales en los que en Ia generalidad de los casos prevalecfan el murcielago y Ia lechuza, una especie de buho, muy propio de Ia region. El acto artfstico o Ia creacion de objetos de arte, estaba reservado como oficio ritual, magico· religioso at Behique o Shaman, que obraba a Ia manera de un oficiante o sacerdote. Esa fue una accion cultural de los nativos de La Hispaniola,
ARTES VISUALES
nombre con el que los conquistadores espaiioles bautizaron Ia isla. integrada hoy por Haiti y Republica Dominicana. dos naciones de una distinta naturaleza polftica y de una muy distinta expresi6n cultural. Las primeras premisas de to propiamente pict6rico, llega a Quisqueya, como le llamaban los indios a esta parte de La Hispaniola, con Ia presencia polftica, militar, religiosa y cultural de los conquistadores espafioles que accionaron su presencia trayendo consigo un representativo mimerode pinturas y tallas religiosas, especialmente destinadas para ambientar las iglesias catolicas que se construyeron como parte de Ia primera presencia del poder virreinal en Ia isla. Todas las obras de esc primer embarque, realizado en Ia Oota de Diego Colon y dona Marfa de Toledo eran de Ia autorfa de artistas espaiioles. La historia de Ia pintura dominicana registra que en embarques posteriores at primer y segundo viaje, los conquistadores trajeron como parte de su personal a varios pintores que realizaron !abores artfsticas y de ambientaci6n conventual en las iglesias, entre los que se citan a Diego Perez, Juan Pintar, Alonso de Arjona, Pedro Velez, Alvaro Gonzalez y Juan de Mendoza. Como primer pintor criollo o nativo se cita a Manuel Brito, quien obviamente aprendi6 el oficio de los pintores espafioles que ya hacian vida en esta parte de Ia isla. Se afirma que se desempenaba como escultor y maestro de pintura en Ia Catedral Primada de America. La pintura del periodo virreinal, tambien conocido como perfodo colonial, sc caracteriz6 basicamente por ser un arte virginario, que enfatizaba en Ia producci6n de las imagenes de las vfrgenes de mayor devoci6n en Ia region. De esc perfodo se conservan "La Virgen de Ia Antigua", cuyo original reposa en Ia Iglesia mayor de La Vega, considerada como Ia pintum virginal de mayor valor hist6rico del continente. Tambien se
conservan Ia "Virgen de las Mercedes" y Ia "Virgen de La Altagracia", originalmente conservada en Ia Basilica de Higiiey. considerada Ia mas antigua de todas (varias veces robada y recuperada, aunque segun se sabe, desde su ultima desaparici6n no se tiene noticias oficiales). Despues de esc comportamiento exclusivamente centrado en Ia producci6n de temas religiosos y obras estrictamente realizadas para Ia omamentaci6n y decoraci6n de las iglesias, a partir del 1870, empiezan a emerger senates de que se habfan producido los primeros pasos de un arte nacional, partiendo de que ya habfan acontecido los sucesos de Ia Independencia de Ia Republica en 1844. Lo que sienta y da origen a las primeras senates de Ia identidad nacional. La pintura que los artistas realizan en ese perfodo, se caracteriza por estar matizada de un romanticismo intimista y patri6tico, por lo que de cuyas expresiones brotan Ia idealizaci6n de las figuras patri6ticas y de una vision romantico-narrativa del indigenismo expresado como cultura y nocion artfstico social. Ademas de Ia exaltaci6n de to patri6tico, heroico y to indigenista, tambien se valor6 el naturalismo, produciendose, una paisajfstica que exaltaba el paisaje y Ia naturaleza, observandose una cierta actitud de desden por los espanoles. Como primera figura de Ia pintura dominicana propiamente dicha, se registra el nombre del artista Alejandro Bonilla (1820-1921 ). Tuvo a su cargo Ia realizaci6n del primer retrato del Padre de Ia Patria dominicana Juan Pablo Duarte, ademas de sus temas patrios en su pintura enfatiza en los temas y escenas criollistas, paisajes y monumentos coloniales. La "importantizacion" del oficio de pintar, estimu16 al artista espafiol Jose Fernandez Corredor a instalar Ia primera escuela de pintura y dibujo de que se tiene conocimiento. Posteriormente, este organiza una exposici6n de arte en Ia que participan
77
ARTES V/SUALES 78
Re1•ista ICP mit• .J I mim~n• 7
los pintores Arturo Grullon y Abelardo Rodriguez Urdaneta. destadndose el primero como alumno aventajado del profesor Fernandez Corredor. Arturo Grullon, nacido en Ia ciudad de San· tiago de Los Caballeros, viaja a Espaiia, Francia y Argel y desde alii pinta escenas criollas y esce· nas propias del entorno europeo donde residfa. La pujante figura artfstica de Arturo Grullon como Ia primera figura internacional de Ia pintura dominicana, lo llev6 a participar en Ia exposici6n de Paris de 1900 donde obtuvo el primer premio de pintura.
J<rime Ct~llon, Obru .<in titulo, .f.J" X 29", ci/eo .w lm• u/cs. /9JH
El afio 1899 se registra en Ia historia domini· cana como el fin de Ia dictadura de Ulises Hereaux. Periodo que abre nuevos horizontes para las artes, lo que permite que el 27 de febrero de esc mismo aiio se realice una importante exposicion individual y se establezca una nueva Escue· Ia de Bellas Anes, esta vez dirigida por el pintor Luis Desangles (1861-1940), mejor conocido como Sisito y a quien los estudiosos consideran como portador de ciertos rasgos propios del im· presionismo y del romanticismo: Prision de Ca· noabo y Duarte. sue1io del patriota son dos de sus obras mas importantes. Este talentoso pintor se radico en Cuba en el ano 1904 donde desarrollo una amplia labor docente. Como un hecho significativo se registra Ia exposicion colectiva presentada en el ano 1890 en Ia que participan, cl Profesor Fernandez Corrector, Alejandro Bonilla, Arturo Grullon, Leopoldo Navarro y Abelardo Rodriguez Urdaneta. Deese nucleo, Navarro estudi6 en Espana en el Museo de Reproducciones de Madrid. Otros artistas pr6ximos a esc pcriodo son Adriana Billi· ni, quien se destaco como pintora en Cuba, Adolfo Garcia Obregon y Abelardo Pineiro. Posterior· mente se destacan Juan Bautista Gomez, Enrique Garcia Godoy y Celeste Woss y Gil, quiencs esti· mulan el interes por Ia pintura hacia otras provin· cias y asimilan las conientes intcrnacionales mas actuales de Ia epoca. Sc destaca Juan Bautista Gomez. poeta, escultor y fotografo, quien viaja a Europa y realiza estudios en Paris, regresando luego a Republica Dominicana donde se desem· peiia como profesor de dibujo en Ia Escucla Normal de Santiago de los Caballeros y en Ia Escuela de Artes Manuales. Posteriormente viaja a Nueva York, donde murio en el aiio 1940. Otro artista destacado durante ese perfodo lo fue Garda Godoy, tambien estudi6 en Europa y quien ademas de pintor escribi6 importantes notus so· bre arte. Celeste Woss y Gil, Ia unica mujer del grupo, estudio en Cuba, Estados Unidos y Europa; expuso en Cuba, Nueva York y Santo Domingo. AI nucleo de artistas integrado por Juan B Gomez Garcia Godoy y Celeste Woss y Gil se les conoce como Los aislados. La denominada genemci6n del 30 de los pintares dominicanos estaba integrada por pintores a quienes Ia historia reconoce como "los primeros maestros del arte nacional" destacandose, entre otros, Jaime Colson, forjador de las vanguardias mas avanzadas, asimiladas por su permanencia
ARTES VISUALES
.
j ./
I
;
II
..
79
/
.
I
'('
I
I
I
I' ,/ .. • • -.:!... ...
.... ;,--
~ ;.;• '
-or-
....... ,. "!;
Gem~e
Hmudmf,
Ol>m .fin rfru/o, 39" X .JH". tileo sol>n! cuntln
Durio Sum, Obrrr .<in rfwlo, .JO" X 30", tl/eti.Wbn! re/tJ, 1973
ARTES VISUALES 80
Re1â&#x20AC;˘ista ICP ml o 4 I
mim~m
7
Pu11l Giunliulli, Obro sill lflulo, 11'' X 2H". tilw sobrt! car1tln
en Europa, ademas de Yoryi Morel y Dario Sura. Dentro de Ia denominada generaci6n del 40, o Los promocionados se agrupan los artistas que estudiaron en Ia Escuela Nacional de Bellas Artes, fundada en el aiio 1942 por el escultor espaiiol Manalo Pascual, y de donde surgen como primeros egresados, los pintores, Gilberta Hermindez Ortega, Eligio Pichardo, Antonio Prats Vent6s, Luichi Martinez Richiez, Radhames Mejia, Clara Ledesma. Noemf Mella, Nidia Serra, Marianela Jimenez, Mariano Eckert, Plutarco Andujar y Mario Grullon, entre otros. Como observaciones hist6ricas importantes, necesario es destacar Ia intensa labor de promocion cultural realizada por el Dr. Rafael Diaz Nieses (1897- 1950). Estimul6 Ia fundaci6n de Ia Escuela Nacional de Bellas Artes y provoc6 una verdadera corriente de atenci6n hacia los valores de Ia cultura y el arte como partes del desarrollo de Ia nacion dominicana, organizando las primeras exposiciones publicus desde el aiio 1940. Como acontecimiento fundamental en Ia formaci6n del arte nacional, sobresale Ia llegada al pafs de un grupo de artistas e intelectuales europeos, como consecuencia de Ia Guerra Civil Espanola y Ia Segunda Guerra Mundial. Esos artistas asumieron un papel protag6nico en Ia formacion de una conciencia critica y madura en el ar-
CtlnJidtJ Bidtl Elflaulis/a d~ ltl ald~a. 40" X JO'', mi.rlll snbn! Ida, / 9118
ARTES VISUALES
Gii/Jatll llrnuillef<'~ Onr~:a. 0/Jnr .Jilllilllfa. J(j · X 19", tUm .wf•rrlda, {970
Rmmi11 OricJa. Sic.JW i1rji11iltl. -Ill" X 50", mrilim:wfmuefa
81
Re1â&#x20AC;˘i.rta ICP u1lv -l lmimem 7
te dominicano. Se destacaron entre otros George Hausdorf, aleman; Ernesto Lothar, austriaco; Jo. seph Fuloph, hungaro y los espafioles Angel Bor tello, Jose Vela Zanetti, y Manolo Pascual. A este importante micleo de artistas e intelectuales, Ia historia del arte dominicano los designa como Los a/legados o Los inmigrallfes. Su accion fonnadora y orientadora fue determinante en Ia fonnaci6n de las bases del pensamiento del arte nacional. Posterior a Los promoC'ionados sur+ gen Los dramdticos, un grupo de artistas impreg¡ nados de un espfritu dominado por una inquietante emotividad y preocupacion por los problemas sociales, destacandose entre otros, Domingo Liz, Fernando Pefia Defillo, Eligio Pichardo Antonio Toribio, Gaspar Mario Cruz, Ada Balcacer, Paul Giurdicelli, Silvan Lora y Clara Ledesma. Despues de Ia clara sinton{a con Ia modernidad que proyectaba y caracterizaba el arte de los Antonifl Guadr~lupe,
Em y tlrlequln, 30" X 2-1", cilm >oiJrc tela, /9112 l\'tin Ttn¡ar Sin rlllllfl, 39" X 32 " , rilcfl .Wi1ff'ld<1, 1999
artistas referidos, se conjugan en el artc dominicano, las corrientes mas avanzadas de las vanguardias, asimiladas y tomadas como fuente de referenda desde las mas variadas cscuelas, comentes y estilo que definfan Ia nueva dinamica del arte universal. De Ia denominada generacion del 50 surgen figuras importantes como el dibujante Aquiles Azar y el pintor Guillo Perez, considerado una de las figuras mas emblematicas de Ia pintura contemporanea dominicana. Otro artista destacado de ese perfodo lo fue el pintor Hilario Rodriguez. Ya para el aiio 1960, y en pleno apogeo de Ia dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, se dan en el pafs las primeras huellas de una accion social, publica y cultural de ruptura y busqueda hacia Ia democracia Jo que tambien se renejo en el arte. De Ia generaci6n del 60 se destacan con sobrio impacto los artistas: Leopoldo Perez, Elsa Nunez y Candido Bid6, quienes conformaron un grupo artfstico que denominaron el Grupo de /o.s tres. Ocuparon un espacio historico dentro de Ia misma generacion los tambien pintores, Jose Rincon Mora, Virgilio Mendez, Ivan Tovar, Felix Gontier, Thimo Pimentel, Virgilio Garcia, Julio y Justo Susana y Jose Ramon Rotellini. Una de las caracterfsticas distintivas de esta generacion es
ARTES VISUALES
Alb~rt" Ullt~tr,
Obrcr <ill tlwlo• .fH" X:!:?". tileo <t>lm: tdcr. / 9HH
que durante este perfodo, basicamente en el afio 1965, como consecuencia de un dramatico proceso de Ia evoluci6n y recomposici6n politica que vivi6 el pais en procura de Ia conquista de libertades democraticas, se produjo Ia denominada Guerra de Abril o Revoluci6n de Abril suceso de confrontaci6n polftica, social y militar que provo· co Ia inefablc invasion norteamericana a Ia Republica Dominicana. Le correspondio al pintor Ramon Oviedo asimilar con mayor vigor y sensibi· lidad el impacto humano y social de ese aconte• cimiento en su pintura. Como parte de Ia lucha politica que giro en tomo a esos acontecimientos, un grupo de artistas de Ia generaci6n del 60 activaron su participaci6n en acciones propagandisticas, sin embargo desde su seno emergieron figuras artisticas como Jose Felix Moya, Antonio Guadalupe, Soucy de Pellemno, Felix Brito, Angel Hache, Adolfo Piantini, Ramfrcz Conde, Vicente Pimentel, Norberta Santana, Amable Sterling y Jose Cestero. AI fragor de los meses posteriores a Ia guerra, se formaron dinamicos grupos de artistas que se nucleaba11 en funci6n de preocupaciones te6ricas, esteticas, ideologicas y sociales sobrc Ia funci6n del arte. Esos grupos se formaron basicamente en Santo Domingo y Santiago de los Caballeros, destacandose como figuras entre otros El puiio, Proyecto I, Proyecto II y el grupo Triadano destacandose estelares en este ultimo, los artistas Orlando Mennicucci, Daniel Henriquez, Danilo de los Santos y Frinette Forre. El proccso dinamico de evoluci6n estilistica, conceptual e ideo16gica que experimentaba Ia pinlura dominicana provoc6 que en Ia decada del 70 se nuclearan en tomo al denominado grupo Rejlejo, artistas multidisciplinarios, integrado por Ia gmbadom y pintora Rosa Tavarez, los escultores Joaquin Ciprian, y Antonio Rodriguez, el pintor Freddy Javier y el diseiiador y pintor Clinton Lopez. Sin embargo, Ia denominada generaci6n del
83
ANTES VJSUALES IU
Re1•isw ICP m;o ../ I mimcn~ 7
70 propiamente dicha es mucho mas amplia, parque tambien incluye a los artistas del denominado Grupo Seis, integr.tdo. entre otros por Alberto Ulloa, Alonso Cuevas, Manuel Mantilla, Jose Garcia Cordero y Patricia Read, entre los mas destacados; observandose Ia presencia ademas de los artistas Rosa Idalia Garcfa, Leon Bosch, Jorge Severino, Cristian Martinez, Crismar, Roberto Flores e Ignacio Rinc6n Kuma, artistas que emer· gieron como parte del aporte significativo que a lo largo de Ia historia del arte modemo venlan ha-
ciendo tanto Ia Bienal Nacional de Artes Plasticas como los premios E. Leon Jimenez. Como figuras estelares de esa generaci6n se afirman tambien los artistas Fernando Urena Rib, Freddy Rodriguez y Alberto Bass, quienes junto a otro grupo de j6venes artistas crearon el denominado Grupo At lame, quienes en sus plantea· mientos teoricos procuraban Ia busqueda de nuevas exprcsiones estilisticas que nutrieran sus obras con las mas avanzadas conicntes esteticas de Ia epoca.
JtuiGtm:ftl Conl<m,
l'"r ji11 "' Jupc111 (tlctllllc},
105 X /5) •·ntf,
Me . 21KJ2,
ARTES V/SUALES 85
F~nwntlo
Umi11 Rift,
Ul <itlll:tl <I<' h1lluri<1
II.
dlefl .ttd),Y u~n:.a
Si bien los acontecimientos polfticos y sociales como el establecimiento y caida de Ia dictadura de Trujillo, el impacto de Ia Revo/uci6n de Abril del aiio 1965, y Ia secuela de Ia invasi6n norteamericcma, marcaron poderosamente los giros ideo16gicos, contenido y estilos de Ia pintura dominicana, to cierto es que Ia culminaci6n de esa busqueda se produce durante Ia denominada Generacici11 del 80 integrada por j6venes nonnados por inquietudes mas propiamente inscritas en lo conceptual del artc y su capacidad de estar en sinfonia con los Ienguajes de rupturas mas radicales y atrevidos del arte universal, emergiendo a partir de ahf por ejemplo con mucho vigor, las manifestaciones multimedia y Ia instalaci6n. So-
bresalen en esa genemci6n, procediendo desde muy variadas fuentes los artistas: Jesus Desangles, Hilario Olivo, Jose Sejo, Nelson Caballos, Pedro Ricard, VIctor Ulloa, Julio Valdez, Juan Mayf, Radhames Mejia, Grecia Rivera, Luz Seve¡ rino, Genaro Phillips, y Elvis Aviles. Sin embargo, otros artistas procedentes de distintas fuentes como los fonnados en Ia afamada Escuela Altos de Chav6n en La Romana, y numerosos artistas que afinnaron su desarrollo en el exterior como bien lo representan, Bismark Victoria, Genmin Perez, Hochi Asiatica y Magno Lamcuente, establecidos originalmente en Ia ciudad de Nueva York. Todas las corrientes estilfsticas y escuelas incidieron y encontraron eco en el arte nacional,
ARTES V/SUALES 86
Re1â&#x20AC;˘ista ICP diln4 / wim~m
7
aunque basicamente, el romamicismo, el impre¡ sionismo, Ia abstraccion, el realismo, el arte naif, el expresionismo y el geometrismo, fueron los que predominaron en las distintas etapas que dieron escencia a Ia existencia de un arte propiamente dominicano. profundamente afectado tanto por preocupaciones ideol6gicas como conceptuales tecnicas y estilisticas. Aunque las preocupaciones ideol6gicas y sociales fueron las inquietudes mas palpitantes que marcaron los procesos de creacion de nuestros artistas mas prominentes, anteriores a
Ia decada del 90, en sus obras gravitaron inquietudes y preocupaciones de una profunda vision existencial como bien Jo demostmron basicamente los artistas nacionales que se abrazaron al surrealismo y al simbolismo mas atormentado. Las obms phisticas fueron colocadas de acuerdo a Ia menci6n que se hace de los anistas en eltexto.
E.<.pecial gratitud por s11 colaboraci(ill a los SeiioIT!s: Mario Maninez. Amanda Gale ria deAne, Luisa Allfallt, Museo Bel/apart)' GeanjrGIICO umcetti.
Lu:.St'''erirw. Sign11.r pam 1111 ritrml. rile<> .mbre tda, 76 .. X 76"
UTERATURA 87
Encuentro poscolonial y
di3spora caribefia "Encancaranublado'' de Ana Lydia Vega Fernando Valerio-Holguin
Introduccion: Encuentro colonial/ encuen· tro poscolonial
D
e acuerdo con Peter Hulme, los encuentros coloniales entre los europeos y los indigenas americanos constituyeron un momenta privilegiado para el discurso europeo (xiii). Dichos encuentros con el Otro fueron importantes no solo como escamoteo ideol6gico del genocidio y el saqueo de las colonias sino tambh!n como reufirmaci6n de Ia identidad a !raves del usa de Ia antitesis civilizaci6nlbarbarie en las representaciones hist6ricas y literarias. Como ejemplos de estos encuentros, Hulme cita el encuentro entre Colon y los "canfbales" y Ia sucesiva secuela de representaciones que de los encuentros se ha hecho. como uquellos entre Prospera y Caliban, entre John Smith y Pocahontas, entre Robinson Crusoe y Viemes y. finalmente, entre lnkle y Yarico. 1 El encuentro que aquf denomino "poscolo· nial",! como inversion de las relaciones de podcr de los encuentros coloniales, constituye un momenta de extraordinariu importancia en Ia representaci6n de Ius identidades cullumles en el Cari· be. Estos encuentros poscoloniales sc producen dentro del marco de Ia diaspora caribeiia hacia los Estados Unidos. Los balseros cubunos. haitianos y dominicanos que llegan a Ius costas de los Estados Unidos o son interceptados en alta mar o se encuentran par primera vez con los oficiales norteamericanos de guardacostas o inmigraci6n.
En su cuento " Encancaranublado", 1 Ana Lydia Vega aprovecha este encuentro poscolonial para instaurur una renexi6n ucerca de las identidades cuhurales en el caribe. En dicho cuento, el encuentro entre tres naufragos caribenos, un puertorriqueiio y un oficial norteamericano se produce en el contexto de esta situaci6n poscolo· nial. El Caribe, como frontera maritima, continua siendo una frontera imperial, ya no en el sentido de Bosch, sino en el de frontcra entre los Estados Unidos y el Caribe: En este articulo discutire los problemas de identidad cultural caribena en el encuentro pascolonial del cuento "Encancaranublado'' de Ana Lydia Vega.
Encuentro poscolonial En el cuento, Antenor, un balsero haitiano que lleva dias a Ia deriva sin huber avistado tierra, rescata en su travesia hacia Miami ados naufragos: uno dominicano y otro cubano. Los tres naufragos del cuento se lunzan a Ia arriesgada e inciertu aventura de Ia truvesfa marina con Ia esperanzu de encontrar mejores condiciones de vida en los Estados Unidos. "Es como jugar al descubridor teniendo sus dudas de que Ia tierra es legalmente redonda. En cualquier momento se le aparece a uno el consabido precipicio de los monstruos", expresa el narrador del cuento "Encancaranublado" de Ana
I En su libro Colonial Ellcoltlllt'rs, Peter Hulme le dcdica un capitulo a cada uno de cstos encuentro~ . 2 Para Ia nocion de "encuentro poscolonial'· me b:~so en ellibro de Hulme. T:~l y como lo dcs:urollo en cste articulo, cl cncuentro pescolonial se produce en una situacion poscolonial en Ia cual las relacioncs de podcr sc cncucntr.m invcnida.~ con rcspecto a los encucn· tros colonialcs. 3 "Encancarnnublado·· cs cl cucmo que lc da cl nombrc a Ia colcccion del mi~mo nombrc, Encanmramtblado cs el segundo libro de Ana Lydia Vega. con cl cuallu uutorn gan6 el Premio Ca.~a de las Americas 1982. 4 Juan Bosch sc rclicrc al Caribc como "frontem imperial" ya que en cl mismo se dirimicron los conflictos entre los impcrios europeos dumntc cuutro siglos. Los Estado~ Unidos entran en j uego en Ia fronter<~ imperial a partir de Ia Guerra Hispano-noncamcricana de 1898 en que Espaiia picnic sus dos ultimas colonias, Cuba y Puerto Rico,
LITERATURA
Re1•isra ICP
88
.f~t1 o -l l mirtiC't'fl 1
Lydia Vega. En el segundo parrafo del cuento, Ana Lydia Vega juega con Ia idea del "descubri· miento'' de America. Las alusiones a Ia redondez de Ia tierra y al precipicio de los monstruos son muy explicitas en ese senti do. El juego al descu· brimiento es una parodia triste, pues a diferencia de los colonizadores, que saquearon los recursos de las islas y explotaron a sus pobladores, los in· migmntes caribenos tratan de escapar de las mismas condiciones creadas por cinco siglos de co· lonialismo y neocolonialismo. Los norteamerica· nos, como neocolonizadores, sustituyen a los europeos en el encuentro poscolonial. Entre los tres inmigrante~ ilegales se estable· ce al principia una solidaridad y se lamentan, entre otras cosas, de "Ia jodienda de ser antillano, negro y pobre". Pcro muy pronto entablan una discusi6n acerca de las diferencias econ6micas, mciales y cultumles entre las tres naciones. El cubano se considera superior al dominicano y at haitiano. El dominicano, a su vez, se considera superior al haitiano. Cada uno de ellos acude a expedientes culturales e hist6ricos para denigrar las culturas de sus respectivos contrincantes. El cubano dice que Ia ciudad de Santo Domingo luce igual, antes y despues de huber pasado un huracan. El dominicano, que llama despectivamente madamo al haitiano, justiftca el genocidio de mas de quince mil haitianos Jlevado a cabo por el dietudor Rafael Leonidas Trujillo en 1937. El cucnto de Ana Lydia Vega posee una marcarla dimension polltica como alegorfa de las condiciones del Caribe. En su articulo "ThirdWorld Litemture in the Em or Multinational Capitalism" La literatura del Tercer Mundo en Ia era del capitalismo multinacional, Fredric Jameson plantea Ia alegorfa como una de las caracterfsticas de Ia literalUra del tercer mundo: All thirdworld texts are nece.uarily, /want to t1rgue, allegorical, and ill a very• specific way: they tire to be ret1d as wlwt /will ca/llwtimwl allegories Todos los textos del Tercer Mundo son, me gustaria plantear, necesariamentc aleg6ricos y de manera especiftca podrfan ser Jeidos como lo que denomino alegorias nacionales. En Ia balsa, como alegorfa, se resumen los problemas mas acuciantes de Ia sociedad caribefia: Ia sobrepoblaci6n, el hambre y Ia violencia polltica. Y estas son las condiciones que constituyen las causa.-; que empujan a estos hombres a Ia diaspora. Tambien se representan las diferencias raciales, culturales y lingtifsticas de los pafses caribefios. El
---...
~~":~~· ...
destino individual de los Ires inmigrantes plantea, en cierta manera. Ia o;ituaci6n por Ia que atraviesan cstos pafses. AI final del cuento, los naufragos son recogidos por un guardacostas y llevados a Miami donde ocurre el "imperioso" encuentro poscolonial entre el oficial norteamericano, los tres balseros y un puertorriquefio. El oftcial se reftere peyorativamente a los puertorriquefios como "spiks" y ordena que estos se encarguen de los trcs "niggers", es decir, del cubano, del haitiano y del dominicano. El discurso resalta en este encuentro dos aspectos culturales importantes: el racial y el lingi.ifstico. El capitan del barco, descrito como un ''ario y apolfneo lobo de mar de sonrojadas mejillas, aureos cabellos y azulisimos ojos", es qui en llama "niggers" a los caribeiios, y como se sabe, esta palabm es usada en los Estados Unidos como despectiva para referirse a los afroamericanos. De manem tal que, desde el punto de vista del oftcial anglosaj6n, los caribefios y los arroamericanos quedan igualados despectivamente, tomando en cuenta el elemento racial y sin considerar las diferencias raciales y
UTERATURA 89
culturales de los caribenos. Ana Lydia Vega aprovecha este encuentro poscolonial para hacer una reflexion acerca de las culturas caribefias. Los tres caribeiios, separa· dos por sus respectivas cultums nacionales y por Ia Jengua, como es el caso entre el haitiano, el dominicano y el cubano, son discriminados por igual desdc cl punto de vista racial y cultural al cnfrentarse por primcra vez con un representante de Ia sociedad norteamericana. La identificaci6n entre los tres caribefios, que ocurre en forma de solidaridad a principios del cuenlo cuando el hai· tiano rccoge al dominicano y cstos sucesivamen· teal cubano, vuelvc a producirse esla vez frente al oficial norteamericano. El puertorriquciio que le pasa Ia ropa seca a los naufragos tambien es negro, tal como indica el narrador, pcro, a los ojos del oficial, participa de otra categoria como spiky, como sujeto neocolonizado. con Ia expe· riencia de Ia dhlspora puertorriqueiia por muchos aiios, constituye un mediador entre dicho oficial y los naufragos. La lengua juega un papel muy importante en este texto. Primero, el titulo "Encancar,mublado" es una palabm que fonna parte de un conocido tmbalenguas: El cielo esta cncancaranublado. £,Quien lo encancaranublarfa? El que lo cncancamnubl6 buen encancaranublador serfa. Dicho trabalengua se plantea como una alego· ria doble. Primero como alegoria dimalica de las condiciones econ6micas y polfticas si recordamos que ellibro se subdivide en tres partes: "Nubosi· dad variable", "Posibilidad de lluvia" y "Napa de vientos y tronadas". Ademas, Ia dedicatoria dice Jo siguiente: "A Ia confederaci6n caribefia del fu. turo para que llueva pronto y escampe". La segunda lectura de Ia alegoria se refiere a Ia del multilingiiismo caribeiio, como consecuen· cia de Ia colonizaci6n por parte de diferentes paf. ses europeos. AI mismo tiempo, Ia lengua no solo separa a los caribeiios entre sf, sino que ademas sirve -al menos entre los hispanoablantes- como rasgo distintivo entre Ia cultum norteamericana y Ia Jatinoamericana. Es por to que al escuchar al
puertorriqueiio, el narrador expresa: Mimaos despues, el dominicano y el cubano Illvie roll Ia grata experiencia de escucltar su lengua materna, a/go maltratada pero siempre reco· nocible, cosa que hasta e/lwiticmo ce/ebnj pues le pareda lraberla estado oye11do desde .m mch tierna infancia y empezaba a .mspeclwr que Ia oiria durante el resto c/e sus dlas. El puertorriqueiio, como spik e intennediario, habla ingles en detrimento de su espafiol, de ahi que el narrador se refiera a Ia lengua como " maltratada". El haitiano se encuentra mas cerca del espaiiol, a causa de las relaciones hist6ricas con Ia vecina Republica Dominicana, y de residir en los Estados Unidos pasaria a fonnar parte de una minorfa lingiHstica dentro de Ia otra minoria que constituyen los latinoamericanos. Como cstrategia textual, Ia lcngua plantea diferentes niveles de conocimiento tanto para los personajes del cuento como para los lectores. Ahi radica Ia efectividad de cste cncuentro poscolonial. Si Ia mcnci6n, en ingles, del pursuit of lrapiness (busqueda de Ia felicidad),J sin comillas ni italicas para referirse a Ia vida de los inmigrantes en los Estados Unidos, sorprende a un lector monolingiie por lo inesperada e impertinente, dicha menci6n tendni su correlato en el enunciado del oficial norteamericano durante el encuenlro: "Get those niggcrs down there and Jet the spiks take care of 'em" (Mete a esc "negraje" alia abajo y deja que los "spiks" se encarguen de cllos). Es importante destacar que esta declaraci6n se constituye en un "encucntro monol6gico", como lo denomina Hulme, es decir, el norteamericano profiere una declaraci6n sentenciosa en su propia lengua, el inglcs en este caso, en Ia cual ordena y califica denigrantemcnte. Dicha sentencia, al producirse en otra Jengua y aun se hubiera proferido en cspaiiol, no puede ser ripostada debido a Ia diferencia de poder entre el oficial y los naufragos. Inmediatamente despucs, y como expresam cl mismo narrador, los tres "incultos" naufragos no comprendieron lo que los lectores "bilingiies" sf comprendieron. El mensaje que los naUfragos entienden a traves del puertorriquefio es el siguiente: los gringos, palabra tambien despectiva de-
5 Todas las traduccioncs ul cspanol son mfas ul mcnos que se indiquc lo contr.1rio.
UTERATURA
Re1•ista ICP
90
aiiCJ -I I mJm~m 7
El puertorrique1io, como spik e intermediario, habla inglis en detrimento de su espmiol, de ahi que elnarrador se refiera a Ia lengua como '"maltratada". El Jzaitiano se encuentra mas cerca del espmiol, a causa de las relaciones lzistoricas co11 Ia vecina Repziblica Dominicana
vuelta como rcspuesta a lo de spik, no solo ha· blan otra lengua como muy bien pudieron inferir los "incultos" balseros, sino que tambien, desde su punta de vista, se caractcrizan por Ia faltu de generosidad y conmiserucion hasta con su propia madre, Jo cual constituye el segundo golpe a Ia cultura anglosajona. Esta diferencia de conocimientos entre los "incultos" personajes y los "bilingtics" lcctores tiene como consecuencia un final abierto. El cuento se dirige a Jectores Iatinos residentes en los Estados Unidos o puertorriquefios residentes en los Estados Unidos o Puerto Rico, es decir, a Jectores "empapados" de Ia problematica de Ia inmigraci6n y de Ia discriminaci6n racial y cultural en los Estados Unidos. De ser Jefdo por un lector monolingi.ie, ajeno a este tipo de problematica en Latinoamerica, el cuento no tendria Ia misma efectividad. El personaje puertorriqueno se plantea como un equivalente de Ia voz narrativa, en el sentido en que ambos son bilingties. El multilingtiismo de Ana Lydia Vega le permite situarse, como autora, en las diferentes perspectivas lingtiisticas y cuhurales de los cuatro personajes caribeiios y del oficial norteamericano, es decir, de las variantes dialectales del espufiol cubano y dominicano, de Ia lengua "creole" del haitiano, del espafiol "maltratado" del puertorriquefio y del in~ gles denostati vo del oficial de guardacostas. Gracias a Ia declur&~cion del oficial norteame-
ricano, el encuentro poscolonial se resuelve en final abierto. Son muchas las consecuencias que de esta declaracion se desprenden. Diana Velez, en su articulo "We are (not) in This Together: The Caribbean Imaginary in 'Encancaranublado' by Ana Lydia Vega" Estamos (no estamos) juntos en esto: El imaginario caribefio en "Encancaranubla· do" de Ana Lydia Vega, plantea las siguientes preguntas concemientes al futuro estatus de los tres inmigrantes en los Estados Unidos: Speaking extratexrua/ly, doe.~ the racism tltey will face in tlte U.S. operate as a unifying fizctor as it does in the stOI)'? If we read beyond the ending, are alltl~ree men going to face rlre same kind of prejudice once 011 land? \#m 'r tlte Haricm be the most likely to be .~ellf back given Iris "economic refugee" srarus and the definition of !tim (IS "black " r(lther rlum Hispanic or beuer .will. as Cuban?
Hablando extrutextualmente, (,es posible que el racismo que enfrentaran los personajes en los Estados Unidos opere como factor de cohesion como lo hace en el cuento? Si leemos mas ai!U del final del cuento, (,enfrentaran los tres hombres el mismo tipo de prejuicio, una vez que es· ten en tierra firme? (,NO sera el haitiano el que probablemente sea repatriado dado su estatus de "refugiado economico" y su definicion como "negro" en vez de hispano, o mejor aun, cubano? Estas preguntas son de crucial importancia en cuanto a Ia reflexi6n acerca de las condiciones polfticas y culturales de las sociedades caribefias. Me interesa plantcar algunas observaciones al respecto. Primero, el oficial discrimina parejo ya que no distingue las diferencias culturales ni mciales de los pulses caribeiios y con esto, aunque los personajes pusan por desapercibido este aspecto, asesta un duro golpe a! lector latinoamericano que sf entiende estas diferencias: segundo, desconocemos el destino de los personajes, pero podemos suponer que dada Ia polftica de inmi· gracion norteamericana, racista y oportunista, el haitiano y el dominicano senin deportados y a! cubano se le dura asilo politico, como habia venido ocurriendo hasta el decreta del Presidente Clinton por media del cual todos los balseros, sin distincion, serfan devueltos a sus pafses de origen. De nuevo, para el lector bilingtie Iatino en los Estados Unidos, y eventualmente, para los tres inmigrantes caribeiios, en caso de quedarse a residir permanentemente en los Estados Unidos, es-
LJTERATURA
te encuentro marca un momenta importante en su identidad cultural, ya que al ser considerados como el Otro en Ia sociedad norteamericana, los personajes o los lectores comenzar.in a "descubrir" su caribenidad desde fuera y en oposici6n a Ia subjetividad anglosajona. Tal y como plantea Angel Rama, Ia unidad de un espacio cultural se produce en oposici6n a otro. La unidad implica un sistema de diferenciaciones con las culturas externas (incluso las progenitoras) y sabre todo con el sector anglosaj6n (Estados Unidos y Canada) que fue el primero que sirvio de termino opuesto para Ia autodefinici6n de quienes, entonces, resolvieron llamarse latinoamericanos. Si bien Latinoamerica se define como tal frente a nuestros vecinos anglosajones, el Caribe se plantea como un espacio cultuml difercnciado no solo frente a Latinoamerica sino tambien frente a Estados Unidos. La unidad del Caribe como cspacio cultural diferenciado vendrfa dada, de acuerdo con algunos antrop61ogos,h en razon de criterios historicos, raciales, econ6micos. Este proceso de diferenciacion, que Rama denomina macroregionalizaci6n, se vincula con una cierta exterioridad o perspectiva extcma como forma de manejar Ia divcrsidad y dispersion de un espacio cultural determinado. Lo contrario, Ia microregionalizaci6n o diferenciacioncs dentro de una region cultural, implica necesariamente una perspcctiva interna. Y son estas las diferencias culturales las que discuten los tres personajes del cucnto. Es Jo que en otras palabras plantea Stuart Hall cuando expresa Jo siguiente:
Visiting the Frenclr Caribbean for the fir.ft lime. I also saw at once /tow di.fferelll Martinique is from. say, Jamaica: and tlris is 1101111ere di.fferen¡ ce of topography or climate. It is a profound difference of culture and history. And tire difference mailers. It positions Martiniquains and Jamaicans as both the same and differellf.
AI visitar el Caribe frances por primera vez, inmediatamente me di cuenta de lo diferente que es Martinica, digamos, de Jamaica: dicha diferencia no es solo una diferencia topognifica 0 climatica. Es una profunda diferencia de cultura e historia. Y Ia diferencia es importante ya que situa a los martiniqueiios y a los jamaiquinos como igua/es y diferemes. El dominicano, el haitiano, el puertorriqueno y el cubano son iguales, pero diferentes. Sin embargo, en el cncucntro poscolonial. Jo que el oficial anglosaj6n percibe no son las diferencias culturales entre los cuatro caribeiios sino Ia identidad racial, usada como reducci6n y discriminaci6n: el spik y los tres niggers. El oficial norteamericano reduce Ia diversidad cultural a traves de Ia polarizaci6n mcial, frecuenle en los Estados Unidos y que no distingue malices entre los grados de mestizaje de los inmigrantes. Los personajes del cuento, diferentes entre sf, a traves de Ia experiencia de Ia exterioridad, "dcscubriran" su identidad como caribeilos frente al rechazo por parte de los anglosajones. La afirmaci6n del puertorriqueno de que los "gringos no Je dan na gratis ni a su mai" tienc como funcion establccer difcrcncias culturales entre caribeiios y anglosajones. Con esto se refuerza Ia pcrcepcion par parte de los Iatinos de Ia falta de generosidad, del individualismo y de Ia desuni6n familiar en Ia cuhura anglosajona. La madre sc convierte entonces en un c6digo a partir del cual se dirimen las oposiciones cuhurales entre los anglos y los caribeiios. No coincidencialmente se menciona en el cuento Ia alegria que sintieron los naufragos al escuchar su "lengua materna". Lo "materna" funciona como un vinculo de identidad cultuml (el hagar, el pals) entre los caribenos a Ia vez que revela una caricaturizaci6n de Ia cultura norteamericana. De ahi tambien que el discurso refiera que "los antillanos fueron cargados sin ternura hasta Ia cala del barco", lo que sugierc una dicotomla entre Ia lengua "materna" (familiar) y Ia lengua inglesa (comercial). Las referencias al norteamericano como hijo ingrato, a
6 Me rcficro especfficamcntc a las clasificacioncs hechas por Charles Wuglcy y Durcy Ribeiro. citudos por Angel R<~mll en su libro Trcmscttltttracilintwrrutil'tl en America Latina. Scgun Ia clasificaci6n de W<~glcy. cl C<~ribc est<~rill incluido en Afroamcrica. Dicha region se camctcrizu por cl cultivo de hucienda, Ia esclavitud, Ia aponaci6n cultuml negru y Ia disminuci6n de Ia indigcna. El cqui vulcntc en Ia clasificacion de Ribeiro seriu el de pueblos¡nuevos, como resultudo del ucrisolumiento entre las culturas curopc:as. indigcnas y africanus.
91
UTERATURA 92
Re1•ista ICP mlt> ~I mim~m 7
Ia ausencia de Ia lengua materna y Ia carencia de temura constituyen una imagen del exilio y de las relaciones frias e impersonales de los inmigmntes caribeiios y pobres en los Estados Unidos. Conclusion A diferencia de los encuentros coloniales entre europeos e indigenas refcridos al principia, el cncuentro poscolonial entre caribeiios y norteamericanos en el cuento de Ana Lydia Vega provoca Ia retlexion acerca de las identidades culturales y las diasporas caribei'ias. El encuentro poscolonial. como correlato de los encuentros coloniales, traza un arco a traves de siglos de colonialismo. El encuentro poscolonial es revelador de las relaciones de poder entre los norteamericanos, como sustitutos de los colonizadorcs europeos, y los inmigrantes caribeiios, ya que las mismas condiciones creadas por el colonialismo y el neocolonialismo son las que los arrojan al mar en busca de mejores condiciones de vida. Sin embargo, las riquczas creadas por los mismos inmigrantes les estan prohibidas. "EI consabido precipicio de los monstruos" que menciona el narrador en el cuento constituye una alegoria de las diferencias profundus y de los peligros que significa franquear Ia frontera imperial.
Mi c1gradecimie111o c1 los colegas Jaume Martf-0/ivella. All'am Felix Bolailos y Arnaldo CruzMalawi por leer este numuscrito y ofrecenne sus 1/ti/es comelllario.\' y sugerem:ias. Una 11ersit5n de e.\'le articulo fue /erda en el XXVI Congre.w de Ia Asociacitin Catwdiense de Esllldios Latinoamerica/los y del Caribe, celebrado en Toronto, Ccma· da, en /995.
OBRAS CITADAS Bosch, Juan. De Crisu)bal CoMn a Fidel Castro: el Caribe,fmlllera imperial. Madrid: Alfaguaru, 1970. Emmanuelli-Hucrta, Johanna. "Antillanos, naufmgos. miscros y tmshumantes: a un siglo del toque de queda de Marti". Conjluencia 3.1 (Otofio 1987): 101-104. Hall, Stuart. "Cultural Identity and Diaspora". Colonial Discourse and Post-Colonial Theory. Eds. Williams. Patrick & Laura Chrisman. New York: Columbia University Press, 1994. Hulme, Peter. Colonial E11cmmters. New York: Methuen, 1986. Jameson, Fredric. "Third-World Literature in the Era of Multinational Capitalism". Social Text 15 ( 1986): 65-88. Marinez, Pablo. £/ Caribe bajo las rede.1· de Ia politic:a 110rteamericww. Santo Domingo: Editora de Ia Universidad Autonoma de Santo Domingo, 1987. Rama, Angel. "Regioncs, culturas y literaturas". Tramc:u/turacitin narratil'a en America l..Lltilw. Ciudad Mexico: Siglo XXI, 1987. Vega, Ana Lydia. Enc:£mcaral!u/Jiado. Rfo Pic· dras, Puerto Rico: Editorial Antillana, 1983. Velez. Diana. "We are (not) in This Together: The Caribbean Imaginary in 'Encancaranublado' by Ana Lydia Vega". Cal/aloo 17:3 (Summer 1994): 826-33. Williams, Patrick & Laura Chrisman, eds., Colo nial Discourse and Post-Colonial Theory. New York: Columbia University Press, 1994.
LITERATURA
Ostracisnto en las azoteas Miguel Perdo mo
En el corto edificio abundaban las zonas en blanco los segmentos dentados de Ia escasa azotea. Las hojas que lo nanqueaban se ordenaban oblicuas con esa lucidez del cucalipto aunque no se trataba de este arbol. AI comienzo ninguna pucrta insinuaba su presencia ninguna bienvcnida palmoteaba en el aire. Solo un celajc de negro cruzaba los cristales y las escalinatas de un ardor muy profundo ofrecfan su sentido casi a ras de Ia calle. Uno dos capiteles vagamente corintios tmtaban de tomar lucidez de palmera. Nubes parientas del vapory Ia anemona anclaban en el techo. Era diffcil doblcgar Ia sensacion de hierro forjado que surgia del angulo mas apartado cl mismo que ofrecfa sus consejos a quien dcseam aceptarlos. Por momentos cambiaban Ia apariencia del crcma tan discreto al ruidoso color mamey. Cerca de las ardillas comenzaba el cuchicheo de las hojas el relativo fin de Ia jornada. En Ia accra de enfrente Ia sorda sensacion de rechazo y Ia clausura.
fklki.t Hamfre:.
0 1' <·il'na .wletltttl. gml>t1tlo .wbn· nuull'nt •· limileo. 19!17
93
Re1â&#x20AC;˘i.rta /CP oliN -I I mim~m 7
Saludo en ti a Ia nueva mujer americana Ia que a golpe de estrella suena en el continente Ia que crece en su sangre, y en su virtud, y en su alma para alcanzar Ia mano que el futuro nos tiende De norte a sur se alinean Ia dignidad y el abrazo ante el grito del siglo de libertad o muertc Ya Ia noche se rompe, partida de silencio y el tronco de Ia extirpe se renueva y norece. A su empuje soberbio se anular.in las fronteras y el ideal despierto cabalgani en corceles que usaltaran el suelo rescatando conciencias y limpiando las calles de retazos inficlcs.
Tu y yo somos del siglo. Del dolor Del instante came de corazon estrujado por sierpes Somos de Ia voz nueva, alargada, instintiva que en idioma de avances habr.i de estremecerse. Somos clamor de ahora. Puntales del Caribe sosteniendo el intacto pudor de nuestra gente Saludo en ti mujer que en mite reproduces dominicana sangre que se suelta y se extiende.
Julia de Burgos
Udki< Nt~mfrr::. El pcltsamiciiW de Julia. 199/.
Xi/t>flnlfia U" x 95"
UTERATURA
La
Y,SU
es:
REPRESENTACIONES DE LO NACIONAL EN EL ENSAYO DOMINICANO CONTEMPORANE0 1 Nestor E. Rodriguez
E
n Ia historia cultural dominicana reciente quiza no haya existido una figura que ejerciera mayor intluencia ni disfrutara de mayor proyeccion que Ia del recientemente fenecido Joaquin Balaguer. Presidente en seis ocasiones tras el precario rcstablecimiento del orden democratico que siguio a Ia muerte del dictador Rafael L. Trujillo, Balaguer dirigi6 el destino de Ia Republica Dominicana por 22 aiios desde que ocupara el cargo por primera vez en 1966. Sus inicios en cl ruedo politico datan de Ia decada del 1930. Una vez instaurada Ia dictadura, Balaguer sirvi6 fielmente a esta como panegirista, secretario de Estado, embajador, vicepresidente y "presidente titere" en 1960. Sin embargo, puede que su papel mas importante dentro del edificio del poder haya sido su participaci6n activa en lo que Andres L. Mateo denomina el "trujillismo te6rico".1Con esta rubrica, Mateo alude a aqucllos intelectuales que por su ubicacion positiva dentro de Ia maquinaria estatal ejercian un poder epistemico concreto: el de artificiar y transmitir punto por punto Ia trayectoria ideologica del regimen. Balaguer integr6 este estrato singular en Ia intelligentsia de Ia "Era de Trujillo." De hecho, su vinculacion a cste espacio desde el cual se fraguaba Ia ideologia trujillista le permiti6 erigirse en el continuador de Ia misma a Ia muerte del dictador. Ciertamente, el ethos del trujillismo se prolong6 en Ia pnictica politica e intelectual de Balaguer a partir de 1966, provocando que el cambio democratico esperable en semejante coyuntura historica no llegara a manifestarse parcialmente sino hasta el I 978, aiio en que termina el perfodo de doce aiios de Balaguer como presidente y al que por Ia repeticion del esquema gu-
bernativo autoritario que defini6 al regimen de Trujillo se le puede atribuir esa transici6n democratica trunca. En lo hermeneutico, es lfcito argtiir que el Iugar de Balaguer en Ia 16gica cultural de Ia Republica Dominicana contemponinea constituy6 una suerte de fulcro en el cual se concentraba un modelo dominante de lo nacional; es decir, su pulabra correspondfa a Ia prueba de que el resto de los nacionales dominicanos estaban imposibilitados de proveer debido a su insolvencia discursiva a Ia hora de teorizar Ia dominicanidad. Aun mas, como espero demostrar, el protagonismo de Balaguer implica Ia continuidad de un discurso de Ia naci6n que ha pcrmanecido practicamente inalterado como matriz retorica fundamental desde los inicios de Ia Republica Dominicana en su vida independiente, si bien en diversos momentos hist6ricos Ia manifestaci6n de dicho discurso muestra matices particulares. En este esquema interpretativo Ia figura hist6rica de Balaguer funciona como uno de los eslabones de un juego de lenguaje que adquiere cariz hegemonico con el pensamiento de Manuel de Jesus Galvan, pero que no alcanza su teorizaci6n algida hasta los afios de Ia dictadura trujillista. El itinerario de esc saber dominante principia con las coyunturas de poder que posibilitaron Ia formacion del Estado dominicano en 1844. A grandes rasgos, Ia historia del discurso que imagina Ia naci6n a mediados del siglo XIX tiene que ver en mucho con Ia manera en que Ia idea de una "Reconquista" criolla obceca Ia imaginaci6n de cierto sector de Ia intelectualidad decimononica a rafz de Ia invasion hailiana de I 822. Durante veintid6s anos, Ia isla de Santo Domingo
I Primer Premio "'Concha Mclcmlcz'" de Crilica Litcraria San Juan, 28 de junio de 2002. Vcrsi6n comlcnsada. 2 Andres Mateo, Miw )' wlmra en/a era de Trujillo. (Santo Domingo: Editora de Colorcs, 1993) 56
95
HISTORIA
Rel'ista ICP
96
u'l(} 4 I ruirm:n, 7
pennanecio unificada bajo Ia bandera de Ia Repu blica de Haiti. Esta situacion de sometimienlo cristalizo en los habitantes de Ia mitad castellanohablante de Ia isla en Ia fonna de un nacionalismo marcado por Ia hispanofilia y e\ racismo. Tal y como ocurria en el resto de Hispanoamerica, el basamento del edificio discursivo de Ia nacion dominicana fue responsabilidad de Ia ime1/igentsia decimononica. Los escritores del perfodo postindependentista constituyeron una prolongacion del Jetrado en Ia cpoca colonial en el senLido de que a ellos correspondio "enmarcar y di rigir" sus respectivas sociedades hasta bien entrada Ia modernidad, esto gracias a que Ia condicion de letrados les hada al mismo tiempo servidores de un poder y detentadores de otro: el de los "lenguajes simbolicos de Ia cultura".] En Ia historia dominicana no hay una figura que encame mejor Ia idea del letrado antes descrita que Ma~ nuel de Jesus Galvan. autor de Ia "epopeya" dominicana: Enriquillo. Publicada en 1882, esta "ficcion fundacional,"~ segun Ia denominacion de Doris Sommer, se inserta en Ia tr-J.dicion de Ia cpica historica para articular Ia vision de una pretendida esencia nacional dominicana centrada exclusivamente en los valores hispanicos y Ia herencia tafna. La novela narra Ia historia de Guarocuya. cacique lafno que encabezo una insurreccion en las montafias del suroesle de La Espanola contra el ejer-
cito de Carlos V. Despucs de tres afios de Jucha infructuosa, el empemdor concedio mediante capitulaciones Ia libertad de Guarocuya y los indfgenas bajo su mando en 1519. La novcla de Galvan exalC.rrlaJ I~ tie £•rwr1ll ta Ia ligura del cacique dolandolo de los atributos ffsicos y mentales de un heroe de Ia mitologfa clasica. Por ejemplo, Galvan confiere a Guarocuya una educacion cristiana y valorcs nobiliarios, atributos que a\ final de Ia novela crean Ia ilusion de una "raza" dominicana producto de Ia mezcla positiva de espafioJes e indigenas. En rigor, Ia impostura discursiva de Galvan en Enriquillo al proponer Ia integracion de aborigcnes y europeos sin tomar en cuen· ta el componente africano tergiversa Ia composicion ctnico-racial de La Espanola del siglo XVI. Uno de los efectos de tal falsificaci6n se reneja en el nacionalismo que sigue dominando el deba· te cultural en Ia Republica Dominicana. Justamente. el apego a una "etnicidad ficticia" ~ en el
Guamcuytl, mcique lllfllo
En Ia historia cultural do1ninicana reciente quiza no haya existido una figura que ejerciera nzayor influencia ni disfrutara de 1nayor proyecci6n que Ia del recientenzente fenecido Joaquin Balaguer.
3 Angel Rama, u1 dmlad IL·mtdtt, (Hanover, NH: Ediciones del None, 1984) 29-31 4 Doris Sommer. Fomulatimwl Facts: Tir e Narimwl Rommrces of ullin America, (Berkeley: U of California P, 1991 ). 5 El conccplo de "ctnicidad fictida" que ullliw aqui cs el acuii:ulo por Etienne Balibar al n:ferir.;c al c-.u-.ktcr arbitr..uio dcltipo de cohcsitin liOCial impulsado porIa fonnula politica del E~tado-nacion. "No nation fH1Ssesess wr ctluric btL~t· lrtrlmnl/1; lmr m .wc:ialjim1urriom lilt! rurrimutlr:cd, tire fH'/111· larimL~ i11cluded ll'itlri11tlre11L tlil'idetluf' tmum~:them or domituttetll')' lfrem are erlmici:ctl - lfull ir, tt'flll!Serrtetl in tire pmt or irrtlre fir/lim m if rile,\· jim11ed IIIUI/1/rrtl commwril}: fHJ.ues.rill!l ofit.w!f1111 itlelllit)' tiforigim, mlwre wui imero.r/.1' ll'iliclr rmmcerul~ irulil-iduals mul .rod al cmulitimlr •· Etienne Balibar e Immanuel Willler.;tcin, Rilcc, Nation, Cla.~s: Ambiguous Identities, Tmd. Etienne Bali bar y Chris Turner, (Londre.~ : Ver,;o, 1991) 96
UTERATURA
Ttmw dr /HI.frJitill dt! l<Htqu(ll
/lal<t~m·r. julio
fi•to~mfiu t'llrl~.tft1 c/,•/l'nn·~•·to
/966
clr• l>i!lil<lli::ttciritt ,/~Itt wlrcciriu cld prriti</i('(J El Mmu/o, U/'11
discurso nacional dominicano cvidencia cl proyecto politico subyacente en Ia novela de Galvan. El gesto del autor de Enriquil/o de borrar de Ia epica nacional el elemento africano abono a Ia articulacion de una idcntidad rorjada en Ia negacion de este componente, identidad que se venia formando dcsde Ia epoca de Ia Jndependencia como una necesidad de reafirmacion de Ia naciente Republica Dominicana frente a las tentativas haitianas de reocupacion. Esta particular manera de narmr Ia nacion tomando como enunciado ideologico principal el concebir Haitf en tanto espacio de otredad non grata necesaria pam Ia cohesion de Ia identidad dominicana conforma un discurso nacionalista que ha sobrevivido casi impoluto hasta hoy dfa. La pervivencia en forma dominante de esta historia nacional puede explicarse en tcrminos de lo
que Homi Bhabha• entiendc como Ia ambivalencia tempoml presentc en el lenguaje articulador de Ia nacion moderna: por un !ado anclado en Ia pretend ida fijeza de acontccimientos hist6ricos fundacionales mientms al mismo tiempo apela a Ia tmn:.itoriedad del presente para su legitimacion, revelando de este modo una correspondencia tensa entre lo hist6rico-pedag6gico y lo performativo. Dicho en otros tcrminos, Ia ret6rica nacional precisa de esc impulso hacia el origen, el pasado comun compartido por Ia colcctividad, pero igualmente necesita que esa historia mftica de los comienzos de Ia naci6n sea reinscrita "performativamente" por los sujctos en el contexto de lo cotidiano. El resultado de este doble movimiento es una dimimica circular en Ia medida en que se precisa de un rcgreso constante a los inicios de Ia naci6n para asi impcdir su posible borradura.
6 Homi Baba. The u>cllliml ofCullllre. (Nueva York: Roullcdgc. 1990) 147-I"R
97
LITERATURA 98
Rel'i.Ha ICP (bi" -1 / mim~m 7
A~U)IIW A}'!<lllulltlnJt(~
Suttw Dm>rfri/1(1, Rtptihllra Dominican(! Fâ&#x20AC;˘tftâ&#x20AC;˘ilmffu de Ftmtm.tu \b/ui"
El enfasis que pongo en Enriquil/o y Ia historia de Ia fundacion de Ia Republica Dominicana en el siglo XIX no tendria sentido si Ia idea de nacion tipificada en Ia novela de Galvan no hubiese persistido a todo lo largo del siglo XX con acrecentado vigor. En efecto, Enriquillo constituye el ejemplo paradigmatico del saber que ha definido Ia identidad polftica y cultural de Ia nacion dominicana de manera exclusiva por casi 150 afios. Su extraordinaria actualidad en el imaginario nacional puede atribufrsele, entre otras cau-
sas, a su incorporacion a Ia maquinaria del Estado. Elevada a Ia condicion de historia oficial de Ia nacion, esta teorfa de lo nacional permiti6 Ia coincidencia positiva entre poder politico y cultura. Se puede postular que esta conjuncion funciona en el contexto de Ia Republica Dominicana a Ia manera del archivo derrideano como espacio epistemologico detentador de un saber determinado cuya persistencia radica en Ia capacidad de exhibir simultaneamente propiedades de origen y Icy. Como destaca Derrida a partir de Ia etimolo-
UTERATURA
gfa de Ia palabra archivo: Arkluf, recordemos, nombra a Ia ve:: e/ comienzo y elmandaro. Este nombre coordina aparelllemente dos principios en 11110: e/ principia seg1in Ia nalllrale:.a de Ia hi.uoria, alii donde las cosas comienwn - principia fisico, histc)rico 11 mltohJgico-, mas tam/Jien e/ principio segtin Ia le)\ all{ donde los hombres y los dioses mandan, all£ donde se ejerce Ia autoridad, el orden social, en ese Iugar desde el cual el orden es dado-principia mo1whlgico. (Mal de arclril'O)' El archivo consigna entonces un espacio epistemol6gico que por su calidad superior precisa ser preservado. Ahora bien. el custodiar el archivo implica para quien se aventure a semejante labor no solo el impulso heurfstico propio a dicha funci6n, sino Ia capacidad de interpretar los signos que tal archivo despliega: Como el arcltivum o e/ arcltium Iatino [... j, el selltido de "archiwJ ", su solo sentido, /e viene delarkheion griego: en primer Iugar. una casa, 1111 domicilio, una direcci(in, Ia re.1·idencia de los magistrados .l'llperiores. los urcmltes, los que numdaban. A los ciudadlllws que ostentaban y signijicaban de este modo e/ poder pof(rico se Jes recmwcfa el dereclw de represelltar Ia ley. Habida cuenta de su autoridad priblicamellle asi reconocida, es en su ca.w entonces. en ese Iugar que es su casa (casa prii'Cida, casa familiar o ca.m ojicia/), donde se depositwr los documemos ojiciales. Los arcontes s011 a/lie todo sus guardianes. No solo aseguran Ia seguridad fisica del deptisito y del soporte sino que rambien .w les concede el derecho y Ia competencia ltermenewicos. Ttenen el poder de illlerpretar los arcltivos.x AI conjugarse en Ia definicion de archivo el canicter absoluto de Ia autoridad y el origen, se pone de relieve Ia incapacidad del sujeto para evadir su esfera de influencia. Los individuos se ven impelidos a participar indirectamente de Ia cohesion y continuidad de ese saber puesto que dentro del mismo "no debe haber una disociacion
absoluta. una heterogeneidad o un secreta que viniera a separar (secemere), compartimentar. de modo absoluto".• Como archivo, el nacionalismo dominicano ha tenido sus arcontes en cierto sector dominante de Ia clase intelectual; el mismo es responsable por Ia perpetuaci6n de un saber que por su naturaleza retorica despliega una impostura cuya rna. nifestaci6n mas grave y evidente tiene que ver con Ia manera en que los dominicanos y dominicanas se asumen como sujetos en razon de ser "interpelados" por dicha ideologia.•• La epoca de Ia dictadura de Trujillo ( 19301961) signific61a exacerbacion de esta teorfa mayormente eurocentrica de lo nacional domini· cano elevada al eslatulo de archivo en conniven· cia con los intelectuales adeptos al regimen. Encabezada por Manuel Arturo Pefia Batlle, Max Henriquez Urena, Emilio Rodriguez Demorizi y Joaqufn Balaguer. esta illlelligentsia colabomcionista consolid6 el saber dominicano en el plano del discurso de Ia idcntidad antes descrito hasta llevarlo a su manifestaci6n mas acabada. A esta condcnsacion del archivo de Ia nacion en Ia epa. ca de Ia dictadura me gustaria denominarla, remedando a Manuel Vazquez Montalban en su interpretacion de Ia realidad espanola bajo el regimen de Franco 11 : Ia "ciudad trujillista." En 1936. Ia capital dominicana cambi6 de nombre. Aquel Santo Domingo de Guzman que ostentaba desde Ia epoca de Ia colonia fue troca. do por el de Ciudad Trujillo. Para ese momenta historico Ia figura de Trujillo experimentaba una transformaci6n sin precedentes en Ia mitologfa popular dominicana a rafz de su intensa actividad de rcconstruccion del pafs luego del desa.<;tre oca· sionado por el cicl6n San Zenon en 1930. La contingencia de este fen6meno natural que destruyo casi en su totalidad Ia ciudad de Santo Domingo le permiti6 a Trujillo desviar Ia imagen negativa que iba forjando entre diversos sectores de Ia sociedad, sobre todo Ia burguesfa tradicio-
7 Jacques Dcrrida. Mal tit! urclrim: 11/IC/ imprrJitin frrudimw. Trnd. Paco Vidurte, (Barcdonu: Trotta, 1997) 9 81bid, 10 91bid. II Ill Louis Althusser ha dcscrito cste proceso de interpclaci6n prescnte en toda ideologia en los siguientes to!nninos: " ... ideology "acts" or ''functions" in such a way that it "recruits" subjects among individuals (it recruits them all). or "transfonns" the individuals into subjects (ittransfonns them all) by that very precise operation which I have called illlerpdfmitm or hailing. and which can be imagined along the lines of the most commonplace everyday police (or other) hailing· "Hey. you there!". Lenin and Philosophy and Other E.ssays, Trnd. Ben Brewster. (londres: NLB, 197 1) 162- 163 I I Manuel Vazquez Montalban. La Hteru/1/m "" lu cmurrrrccitirr dr! fa cirrdml democrdtim. (Barcelonu: Criticu, 1998).
99
LITERATURA 100
Re1•i.r1t1 JCP mio 4 l mimc.' m 1
Esta pulsion hispan6fila se enseiioreo en el debate sobre la donzinicanidad hasta llevar los ribetes doctrinarios delnacionalismo a u1z nivel sin precedente en Ia historia donzinicana.
na\, como producto de su estilo represivo y cen· tralizador en e\ ejercicio del gobiemo. La reconstruccion de Ia ciudad capital de acuerdo a los panimetros de un urbanismo de corte monumenta~ lista elevo de forma acelerada Ia imagen de Trujillo, especialmente entre las clases populares citadinas, a las que cautivo con Ia legitimaci6n de su Iugar en Ia reconfiguracion urbana al reubicarlas en nuevas zonas de Ia peri feria capital ina, AI reconfigurar Ia topograffa de Ia ciudad capital Trujillo logr6 mantener a myu a los sectores sociu\es que podfun representur una umenuza (Ia aristocraA cia tradicional) o bien una tara (el campesinado) a su absoluto dominio. La reconfiguraci6n de Ia ciudad comport6 a su vez un nuevo ordenumiento social, toda vez que consolido el poder de Trujillo sobre practicamente todos los aspectos de Ia realidad nucional.'~ Ciudud Trujillo vino a representar a un nivel alegorico e\ encumbramienlo de un nuevo arden polftico pero tambien, y mas importantc aun, Ia prevalencia y exacerbacion de un orden simbolico que venfu erigiendosc en urchivo desde Ia epoca de Ia fundacion del Estado dominicano en el siglo XIX. Efectivamente, por tres decadas, Ia ciudad trujillista prescribio los "nuevos moldes"IJ dentro de los cuules actuar esu identidad de pueblo estimulada por las luchas independentistas decimononicas. En Ia consecuci6n de tal empresa recurri6 a variadus estrutegius simb61icus. Una de Ius mas eficaccs consistio en el maridaje del proyecto polftico del dictador y el entramado o narraci6n de Ia historia nacional. En efecto, los individuos pudecieron Ia condici6n de estar sujetos
a! aparato ideol6gico imper.mte y simultaneamente ser los "sujetos" del mismo. Esc sistema dominante emblematizaba por otro Judo Ia ex ahacion del discurso nucionul que he identificado antes con los rigores del archivo, "Ia ley de Jo que puede ser dicho," a\ decir de Michel Foucault." Mas que a ningun otro letrudo del momenta, correspondi6 a Manuel Arturo Pena Batlle y a Joaquin Balaguer ensalzar las obrus y Ia trayectorfa de Ia Era de Trujillo aun en sus aspectos mas cuestionubles, especiulmenle en to concemiente a Ia glorificacion de Ia hispanidad a toda prueba a Ia hora de definir Jo nacional dominicuno. Estu pulsion hispun6fila se ensefiore6 en el debate sobre Ia dominicanidad hasta llevar los ribetes doctrinarios del nacionalismo a un nivel sin precedente en Ia historia dominicana. Pefia Butlle y Buluguer teorizuron Ia inclusion del pueblo en un proyecto de nuci6n impulsado desde el Estudo. De este modo Ia cultura hegemonica en Ia ciudud trujillistu cupitalizo con el privilegio de controlar las leultades propias a los sentimientos de pertenencia o Ia identidad de pueblo. En Patria Nuei'Ct, texto inc\uido en el volumen de discursos y conferencius pronunciudas en nombre del dictadar y publicado en 1954 como Politica de Trujillo, Peiiu Batlle ucentuu los efectos de esta nueva disposicion del poder simb61ico a Ia horu de entender Ia topogrufiu identituriu nacional: No.mtros c:reemo.\· jirmemellte que s{ existe 1111 nuevo sentido c/e Ia patria entre los dominicanos. Creemos que e.1· Trujillo el responsa/Jle de esa nueva postura po/ftica de los dominicwws, pero creemo.\· tambien que h1 ese11cia )' ra{z de Ia
ut
12 Lauren H. Dcrrby. "The M;~gic of Modernity : Dictillorship ;~nu Civic Culture in the Dnminic;~n Republic t916·t96r , (Ph. D. diss, U ofChicilgo, 1998) 150 13 Manuel Pci\a Battle. Po/itk a•le Tnrjiflo, (Ciudad Trujillo lmprcsom Dominicana, 1954) 37 14 Michel Foucault, Lt1 arq11eologfa del saber. Tr01d. Aurelio G:uz<ln del Camino. (Mexico: Siglo XXI. 1996) 219
UTERt\TURA
grcmdio.m cmlstruccic)n estcin jinnados en el mundo inmaterial del pen.mmiemo y cle los semimientos de IIUestras ma.\·a.~. Lo que se lw trcmsformado entre 1w.wtros son Ia 1/UI/Iera de vivir. Ia manera de pen.mr y Ia manera de sentir de Ia colectil'idad como expresif}n nacional. Lo que Trttjillo lw cambiado .mstcmc:iafmeme es Ia constitucic)n polftica de Ia Rep1iblica, 110 en .'ills modos extemos, formales y escritos, sino e11 .w contenido esencilll, en .m cmrfonnacic}n fmima, 1•iva y, si .1·e quiere, bioMgica. ., Con estc gesto de clara factura unamuniana, Pena Batlle idcntifica Ia epoca de Trujillo como el momento en que Ia dominicanidad vuelve a definirse en su vcrdadera escncia hispanica, espccie de "intrahistoria" cuya revalorizacion constituye una de las tareas fundamentales del proyecto modemizador del regimen. Tal esquema de pensamicnto ayudo grandemcnte a Ia consolidacion del trujillismo como idcologia, e incluso ha pcrmitido que a 40 anos de Ia desaparicion fisica del tirano aun se teorice Ia dominicanidad de acuerdo a dicho moldc retorico. Esta continuidad epistcmologica es cvidcnte sobre todo en Ia obra de Joaqufn Balagucr y Manuel Nunez. quicnes al igual que Pena Batlle decadas antes propalan el etlws de Ia ciudad trujillista, digamos, su pedagogfa, desde el ambito intelcctual.
La obr.t de Manuel Arturo Pena Batlle constituyc quizas Ia mas coherente articulaci6n de los presupuestos te6ricos de Ia ciudad trujillista en lo locantc a Ia naJT<ltiva de Ia naci6n. En el pr6Jogo de Ia Polftica de Trujillo, Emilio Rodriguez Demorizi lo describe como "el mas sagaz y decidido interprete de las ideas polfticas de Trujillo". 1~ Esta apreciaci6n provcniente de uno de los intelcctualcs mas prestigiosos de esc periodo permite comprender Ia importancia del Iugar ocupado por Pena Battle en Ia configuraci6n ideo16gica del trujillismo . En Ia teoria de Ia dominicanidad preconizada por Pena Batlle lo dominicano se define a partir del componente hispanico e indigena como un todo homogeneo. Dada Ia calidad puramente hist6rica de este ultimo componente tras el exterminio de Ia poblaci6n aborigcn de Ia isla en el siglo XVI. Ia hispanidad queda entonces como Ia unica hercncia a destacar en esa formulacion de Ia identidad nacional dominicana. Pciia Batlle inaugura una historiogmfia nacional en Ia cualla figum de Trujillo se presenta como Ia cncamaci6n providencial del guia que moldea Ia naci6n hasta conferirle su contomo mas acabado. Frente a Ia estatura mesianica del dictador, los gobemantes dominicanos anteriores son caracterizados como "productos necesarios del medio ambiente, derivaciones seguras de Ia manem de vi vir, de Ia mancra de pensar y de Ia manem de sentir de las masas de dondc habian !>urgido". 7 El razonamicnto de Pefia Batllc es el de Ia fi . losoffa de Ia historia en su verticnte kantiano-he· geliana, cs decir, Ia idea de que Ia historia de Ia humanidad cvidencia un progreso indefectible hacia lo mejor, tanto en el sentido moral como material. La ret6rica de Pefia Batlle se reduce al intento de demostrar de forma fehaciente como ese desarrollo positivo y natural de las sociedades "civilizadas,. se ha visto interrumpido en Ia Republica Dominicana por el hecho de tener que compartir cl espacio insular con un grupo social marcado con los signos de Ia "barbaric": el pue-
Ar:u/Jisp"Jo, Sumo
IJmnitiJ:ll,
RepriMica/Jomi,kuuu
Fmt~gmjitt ''" Fcmmrti<> Htl<·ritl
15 Pciia Batllc, op.cit., 107-J()!l 16 Emilio Rodrfgucz.Dcmorizzi, "Prcfacio.. , Pciia Batllc, op. cit. 17 Pciia Batllc, op. cit., 112
101
LJTERATURA
Re1•ista ICP
102
ar1tJ ./ l mim~m 7
blo haitiano, verdadera amenaza para Ia pureza del sustrato racial y cultural hispanico y el desarrollo de Ia naci6n dominicana por los caminos de Ia civilizacion:
No hay sentimiento de lwmanidad, ni ra~611 polf· tica, ni cmrveniencia circunstancial algmw que puedan obligamos a mimr co11 indijere11cia el cuadro de Ia penetracion lraitia11a. Eltipo-mms· porte de esa pe11etracidn no es 11i puede ser el haitiano de selecciun, el que fomra Ia elite SO·
cia/, illtelectual )' econumic:a del pueblo l•ecino. Ese tipo no nos preocupa, porque no nos crea dificultade,f: ese 110 emigra. El haiticmo que !lOS molesta )' nos pone sobreaviso es el que fonna Ia riltima expresion social de allende Jafrontera. E\·e tipo es jrancameme indeseable. De raza netameme africana, 110 puede represelllar para nosotro.f, incelllil•o elllico ningww ... vive inficimurdo de vicios mmrerosos y capitales y nec:esariamente tarcrdo por enfennedades y dejiciencias fisioMgicas e11demic:as en los bajos fondos de aque/la .wciedad. IH AI igual que en el Facrmdo de su precursor argentino Domingo Faustino Sarmiento, para Pena Batlle Ia "barbaric" representada por Haiti se entiende como una suerte de modemidad en retroceso que funciona en su discurso como un dispositivo retorico con el cual legitimar Ia figum de Trujillo como epitome de los valores de esa modemidad en Ia Republica Dominicana:
El Generalfsimo Trrrjillo lw visto, con certera mi· rada de esuulisltl, lcr alarmallle progresidn geometrica cmr que se multiplica lcr poblacitJn veciIUI, cuyo poder jisiolcJgico es. por diversas razones, excepc:imral... ha sabido ''er las taras mrcestrales, el primitivi.mw, sin evolucit}n posible que mallliene en estado prfstino, inalterable, las viejas y negativas costumbres de 1111 gran mlc:leo de mtestros vecinos, preci.wmellle aquel que mcis en colltacto se mamie11e, por sm necesidades, coli mtestros centro.\· fromerizos ... Ira comprendido, con las lecciones elocuelltes de los propios pensadores lraitianos, que las pec:uliaridades elllicas de 11110 )' otro pueblos no son armmrizables. y Ira decidido encarar el problema de Ia supen,il•encia de ambos en Ia islcr, delltro de Ia 1t11ica polftica posible: que cada uno !raga su vida e11 ellfmite material de sus posesiones, sin que seamos lrosotros los 1/amados a sufrir las consecuencia.f de Ia fatalidad geognifica e hisllirica del dualismo en que se reparte Ia isla, que rma e indiviso lrallu y wra e indivi.m debio transmitimos £spatia. 19 En rigor, a los ribetes tragicos del entramado hist6rico que urde Pefia Batlle le corresponde a su vez Ia exaltaci6n de Trujillo como el agente llamado por Ia Providencia a conferir orden al supuesto caos de Ia Republica Dominicana como Estado independiente.
l8lbid., 67 19 Ibid., 65-66
LITERATURA
103
Esta peculiar 1naniobra de autolegitilnaci6n en el discurso de Balaguer no logra despejar el espectro de Haiti conzo elenzento desestabilizador del cuerpo antiseptico de Ia naci6n donzinicana ...
El tropo de Ia nacionalidad homogcnea en peligro de contaminacion es uno de los elementos fundamcntales del saber dominicano que Pena Batlle recupera en su vision de Ia historia patria con Ia idea de exallar Ia imagen hist6rica de Trujillo en Ia conformacion de Ia nacionalidad: Nadie puede inducirlo a el [Trujillo1 IIi inducir a/ pueblo clominiccmo a que miren coli resignacirin el que las fuellle.\· de 1111estra nacimwlidad se conwminen irremediablemente de elementos extrwios a su nal/lralezct y a su constitucit)n. No olvidemos que esta nacif}n espwio/a, cristimra y cauJlica que ,\'OIIW.\' los dominicanos, .wrgic} pura y lwmogenea en Ia unidad geogrcijica de Ia isla J' que as{ se lrubiera consen•ado hasta lwy a no ser por el injerto que desde los fines del siglo XVII se acoplcJ en ef trmu:o pri~tbw para inficimwr su sm•ia cm1 Ia de agentes profunda .1' fittalmeme distimos de los que en el principio crecieron en La E.1pmiola.141 Pena Batlle alude aquf no solo a Ia supuesta amenaza que hist6ricamente se ha ccmido sabre Ia identidad cultural de los habitantes del Santo Domingo cspanol, sino a Ia justificaci6n de medidas de fuerza para contener esa tendencia aberrante en el cuerpo de Ia naci6n dominicana por el contacto con Ia poblacion foninea. Asf pues, el tmsunto de las afirmaciones de Pena Batlle lo conforman dos disposiciones extremas puestas en marcha por el regimen trujillista: I) Ia masacre de haitianos y domlnico-haitianos ordenada por Trujillo en 1937, y 2) Ia denominada poHtica de "dominicanizaci6n de Ia frontera." A pesar del afan de enunciar una narrativa de Ia nacion de caracter cohesivo, en ocasiones Pena Batlle tropieza con situaciones contra·
20 Ibid., 66 ::!!Ibid .. 36
dictorias en Ia interpretacion del imaginario na· cional dominicano como prolongacion de un exclusivo tronco racial y cultural hispanico. Por ejemplo, en el discurso pronunciado en Ia ciudad de Santiago en 1942, Pena Batlle llega a destacar Ia calidad heterogcnea de Ia nacionalidad dominicana cuando precisamente se propone remarcar su unicidad: La democracia dominicana no lwbia encomrado Ia 1/Ulllo collesil•a )' fa impiraci611 1•idente que encauzaran por sendas de construccilin los elememos emic:os, .mcia/es e hisuiricos que Ia deft· nen. Esa lw sido fa obra fundamema/ del Gene~ raff.'>imo Trujillo: darle unidad, relieve y homogeneidad a Ia dispersa y confusa carcu:terfstica de nuest m nacionalidad.:I AI reafirmar Ia "dispersa y confusa caracteristica" de Ia nacionalidad dominicana, Pena Batllc pone de relieve justo lo que pretende negar: el canicter mestizo y heterogeneo de esa nacionalidad. lgualmente, dicha af1rmaci6n tiene el efecto de destacar Ia voluntad falsificadora presente en el saber relacionado con el archivo en Ia ciudad trujillista. La efectiva conjunci6n entre poder politico y cultura en Ia epoca de Ia dictadura garantiz6 Ia continuidad de este saber definidor de Ia identidad cultural dominicana. La vigencia de dicha matriz ret6rica en Ia historia de Ia Republica Dominicana actual es prueba fehaciente de Ia proJongaci6n del esquema trujillista de colonizacion de subjetividades desde Ia cultura politica. De hecho, Ia actividad intelectual de otra importante figura de Ia intelligelllsia colaboracionista de Ia epoca ha servido de caja de resonancia para Ia preeminencia de Ia teoria de una dominicanidad
LITERt\TURJ\
Re1•ista /CP wit~
/04
4 I mlmcn, 7
unifonne de raigambre hi!.pan6fila. Me refiero a Joaquin Balaguer. Parte de Ia producci6n intelectual de Balaguer en Ia epoca de Ia dictadura incluye un texto de caracter hist6rico-cientffico publicado en 1947 bajo el titulo de l.tt realidacl clominicww: semblwr:.a de 1111 pai:; y de 1111 n!gimen, y que fue ree· didato en 1983 como Lit isla a/ re1•es: Haiti y e/ de.Hino dominicmw. Esta ultima version eo; practicamente identica a Ia original, salvo por algunos anadidos que intentan dar una idea de actualidad a lo expuesto. En terminos amplios, Lit i\la a/ re••es alerta sabre el peligro progresivo que Ia co-
lindancia con Haitf significa para Ia cultura de Ia Republica Dominicana. Balaguer fundamenta esta idea recurriendo a Ia invenci6n ret6rica de una raza: Ia haitiana, para afinnar que Ia misma representa una amenaza real a Ia composici6n etnica y los valores esencialmente hispanicos de Ia naci6n dominicana=. Para Balaguer, en el periodo de 22 anos en que Ia isla pcnnaneci6 unificada, el gobiemo haitiano tmt6 de "minar las bases hisp:inicas en que desde el principia se asent6 Ia cultura dominicana".21 Sin embargo, alcanzada Ia independencia nacional en 1844, el imperialismo haitiano cam-
Ja de Eq
22 La intcrprctacilin de B.tlagucr cst.i clcvada P'lr copiosas. 23 Joaquin Balagucr, Lit isla ttl rnb: Hmti .' d tl!!.tlino clomiuicmro, (Santo Domingo Corripio, 191!3)
.
LITERATURA
bio de tactica, esta vez fomentando lo que el autor entiende como Ia "penetracion pacffica del territorio dominicano". 24 AI igual que Peiia Batlle, Balaguer introduce aquf Ia idea de Ia contaminacion del cuerpo de Ia nacion a causa del ingreso ilegal de haitianos que se establecen y forman colonias en diversos puntos del territorio domini· cano, sobre todo en Ia region fronteriza. Esta situacion provoca una inestabilidad de orden no ya politico, sino "biologico": El exce.w de poblaciiin de Haiti constituye mw afiWIIliZU c:reciente para Ia Rep1iblica Dominica· 11e1. Lo es por ww raz<)n bioMgica: elnegro, abandcmado a sus instimos y sin el freno que 1111 nivel de vida relatil•ameltte elevado impone en todos los pafses Ia repmducc:ir1n [sic/, se multi· plica c:m1 rapidez casi semejante a Ia de las especies vegetales. !$ Balaguer establece una relacion de causa y efecto entre Ia supuesta "fccundidad caracterfstica del negro" y Ia "desnacionalizacion" de Ia Republica Dominicana en divcrsos niveles. a saber: el racial, cultural, politico, economico y hasta moral. Entre los "indicios" de estc proceso de desnacionalizacion figuran por ejemplo: a) Ia "decadencia etnica progre!.iva de Ia poblacion dominicana," b) el descenso en Ia "moral del campesino," y c) el "efecto disgregativo" que el contacto con Haiti ha ejercido sobre el sentimiento de pueblo.~ Como el propio autor sostiene mas adelante en el texto: "La penetracion clandestina a tmves de las fronteras terrestres amenaza con Ia desintegraci6n de sus valores morales y etnicos a Ia familia dominicana"/ 7 En suma, es Ia rclajacion de los elementos raciales y culturales de Ia identidad dominicana lo que a Balaguer le interesa destacar mas profundamente: Ul de.macicmalizac:idn de Santo Domingo, per· sistellfemellte reali:.ada desde /wee mds de 1111 siglo par el comercio cm1 lo peor de Ia poblac:h}n lwitiana. lw hec:lw pmgresos preocupame:;. Nuestro origen racial y nuestra tradic:i(J/1 depue· blo hisptinico, no 110s deben impedir recmwc:er
---------~
2-'lbid .• 31 25 Ibid .• 36 26 Ibid .• 47-48 27 Ibid .. 156 28 Ibid . 46 291bid .. 78 30 Ibid .• 220
que Ia nac:imzalidad se hal/a en peligro de desintegrarse si no se emplean remedios drd.wic:os collfra Ia amenaza que se deri1•a para ella de Ia vecindad del pueblo lwitiano. :.. Como se vio en Ia discusion de Peiia Batlle, el pasaje anterior sirve como justificacion de Ia matanza de haitianos y domfnico-haitianos de 1937, punto de partida de Ia llamada "dominica· nizaci6n de Ia frontera." Balaguer llega al extre· mo de equiparar esta polftica de recuperaci6n del territorio fronterizo por parte de Trujillo a Ia agenda centmlizadora de los Reyes Cat61icos en Ia Espana del siglo XV: Esta obra eqttil'llle, pues. a fijar dejinitivamente Ia constitucicJn hisuirica de Ia Rep1iblica y puede compararse, guardadCis de.l'de fuego las distancias. cm1 Ia que realiz<i Isabella CattJiica para extirpar de Espmia Ia morisma y para depurar Ia ra:.a cm1 el auxilio del Samo Oficio y cm1 el memomble Edicto de /492. N El hecho de que Ul isla a/ ren!s sea reeditada 36 aiios despues de su publicacion original implica un horizonte de expectativas distinto cuyo efecto mas evidente es eltraslado del poder epistemico representado por Trujillo a Ia persona de Joaquin Balaguer. Este hecho es patente sobre todo en las secciones finales del texto, no incluidas en Ia version original de 1947, en las cualcs Balaguer destaca una serie de disposiciones orientada.<> a Ia solucion politica de Ia problematica haitiana. Entre las medidas que sugiere se encuentr.t el concebir una constitucion comun a los dos pafses, el reconocimiento de "Ia doble ciudadanfa" y Ia "prohibicion expresa de Ia reelecci6n" de los gobemantes, lo cual. de acuerdo a Balaguer, represcntarfa "un ejemplo de madurez politica y de reorganizacion institucional no alcanzado aun bajo ninguno de los sistemas politicos de nuestra epoca".)l• Por contradictorio que parezca, al presentar estas posibles soluciones despues de Ia cruda exposicion del "problema haitiano," Balaguer se prcsenta como Ia persona mas capacitada para enderezar esa "isla al rcves."
/05
UTERATURA
Rel'i.sta ICP ell~•
/06
4 I numem 7
Este gesto lo vincula estrechamente a Sarmiento en un sentido distinto al que se aprecia en los discursos de Pefia Batlle. Me refiero a las claras mo· tivaciones polfticas subyacentes en Ia escritura del Facundo que se revelan allector en Ia ultima parte del texto, en Ia cual Ia figuracion autorial afirma su solvencia como futuro estudista••. Baluguer emplea una estrategia amiloga al abordar el tema haitiano desde una perspectiva historicista o teleo16gica; es decir, al final de esa larga cadena de eventos que han configumdo Ia turbulenta historia nacional dominicana, Balaguer se autolegitima como el que denuncia Ia necesidad de afrontar el "problema," como el conocedor de las estmtegias par.1 llevar a cabo esta perentoria labor patri6tica. Esta peculiar maniobra de autolegitimaci6n en el discurso de Balaguer no logm despejar el espectro de Haiti como elemento desestabilizador del cuerpo antiseptico de Ia naci6n dominicana; mas bien contribuye a reafirmar uno de los tropos fundamentales del saber dominicano galvanizado desde el interior de Ia ciudad trujillista: Ia percepci6n de Samo Domingo como "el pueblo mas espanol y mas tradicionalista de America" La isla at rewf.r.·0 Esta noci6n de Ia cultura y Ia historia nacional encucntra su mas reciente defensa en cl ensayo de Manuel Nunez: El ocaso de Ia nacit)n dominicana.n El ensayo de Nunez refuerza punto por punto Ia orientacion cohesiva de Ia ciudad trujillista en el plano ideol6gico, o lo que es to mismo, su pedagogia. Para revigorizar los contomos del archivo, Nunez precisa afinar Ia narra~ tiva fundamental que da forma a esc espacio hegem6nico para asf adecuarla mejor al presente hist6rico. Aparentemente consciente del debilita• miento paulatino de Ia narrativa hegem6nica nacional en el Santo Domingo del tercer milenio, Nunez aiiade otras variables a su articulaci6n, al tiempo que galvaniza las ya existentes para establecer como eje pivotal de su ensayo Ia renexi6n en tomo a "Ia preservaci6n del Estado nacion fundado en 1844".-" En Ia Jogica de Nunez, Ia integridad de Ia Republica Dominicana se encuen-
tm amenazada tanto por Ia "implantacion" en su territorio de los haitianos ilegales3s como por el renujo migratorio de Ia comunidad dominicana radicada en el exterior. Ambos grupos son demonizados en el texto como agentes pat6genos cuyos esquemas mentales deforman el cuerpo de Ia nacion: Todo apwua hacia el ocaso de Ia Nacic)n que conocimos. LL1s emigraciones, Ia culwra, Ia lengua, los l'alores. lo que fue ayer Ia fnmtera espirilltal ... lw sido arropado por mudanzas en el ser naciona/ que tmnsforman nuestra cultura campesina )' e/ semblallte espiriwal de las ciudades. Miemras mcis nos alejamos de lo que hemos sido, va naciendo sobre Ia ruina de lo que fuimos, otra nacion cuyo emronque co11 Ia lzaitianidad del campo y Ia america11idad de las ciudades constituidas ambas en fuer..as histtiricas desnacionalizallles, fraguarci nuevos modos de 1•ida. IIIICI'as formas de cultura, y ww nue1•a historia. 3~ Es evidcnte que para Nunez Ia cultura domi~ nicana se entiende como una suerte de monumento que ha permanecido invariable a traves del tiempo y cuya fijeza es necesario defender a ultranza so pena de faltar a los preceptos de ese or~ den abstracto superior que confiere identidad au~ t6matica a Ia colectividad: el Estado fundado en Ia guerra contra Haiti. Este razonamiento tiene el efecto de justificar cualquier tipo de agresi6n en Ia custodia del sentimiento de pueblo, gesto que engarza su discurso con el de Pena BatHe en Ia decada del cuarenta. Como afirma Nunez: el semimiemo de wzidad twcionalno se matzijies· ta conw agresividad, sino como deje11sa de Ia lndependencia. de Ia collesir)n cultural; como pre· servacidtz de Ia lwmogeneidad de Ia nacil)ll y el Estado, de Ia poblacichz y elterritorio.n Recurriendo al pensamiento de Ernest Renan, Nunez reilera Ia necesidad de recuperar Ia "conciencia hist6rica" de lo cotidiano como unica garantfa de sobrevivencia para Ia cultura dominicana en el momento actual. Dicho de otro modo, el autor considera que Ia nacionalidad es una "reali+ dad ... intrinseca, intransferible" 3"que precisa ser reafirmada en un plano interior por los indivi-
31 Carlos J. Alonso. "Facundo: sabiduria y podcr." Cmttfl!mos Amaicwws 226 ( 1979); 116-130 32 Balagucr, op. cit .. 63 31 Manuel Nuiicz. £1 omm tie lu11ucitin domi11icmw. (Santo Domingo: Lctra Gr.ilica, 200 I) 34 Ibid .. 109 35 Ibid., 137 361bid. 237 37 Ibid, 105 38 Ibid. 203
UTERATURA
Ole" rrt•rrselllrJtil'll dd cmperr1d<1r 1 Re1· C11rl<1s I de £spml11 am £11ri<tllill<l. c/ C11cique 1imurd11 dellilm• "Mu.rm de /11.1 CIISIIs Re11/cs •• 1976
duos que Ia ostentan. Nunez matiza esta idea de Ia "conciencia hist6rica" nacional en los siguientes terminos: ... se trata c/e una itrterpretaci6n l!isu1rica. Credos y valore.~ que han de transmitirse de genera· cit)n en generaci611. Com•ivencia cmmln. Luc/ra contra tOlla injerenc:ia extrlllrjera. Proyectos colectivos, memoria de una vida vivida, todo el/o acllia, como 1111 valladar comra Ia imposicion de nuewn; mlores, {Jero tambien como 1111 estfmulo para Ia creatividat/.3" La dimension creativa que Nunez relaciona a esa manifestaci6n de Ia "concicncia hist6rica" nacional constituye uno de los pilares del pensamiento nacionalista. Jacques Denida ha examinado este aspecto principal del nacionalismo. Partiendo del amilisis minucioso del Discur.w a Ia Nadon Alemana de Fichte, Denida describe Ia circularidad propia a to que el denomina "principia nacional" en Ia filosoria. Denida entiende que todo naciona~ lismo es "esencialmente" filos6tico en tanto que a! mismo le corresponde enunciar un origen discursi· vo con el cual "llevar a Ia claridad del concepto lo que ya existfa," Ia nacionalidad o sentimiento de
pueblo. Por supuesto, pam que esc fundamento persista como tal necesita ser adecuado a las contingencias del presentc hist6rico, es decir, Ia vigencia de este origen depende precisamente de Ia capacidad de ser reinscrito en Ia pmxis cotidiana como novedad: La figura del cfrculo se impone, pues se trata ... de volver a un origen que no consiste por otra parte sino en un principia de lo originario y de Ia creatividad. La creatividad es circular, Ia creacion de lo nuevo ... noes sino un recurso, un remedio, una vuelta circular a Ia fuente:'" En el argumento de Nunez Ia independencia de 1844 conforma esa "fuente" cohesiva a Ia que hay que regresar en pos del mantenimiento de Ia cultura dominicana; de uhf Ia tendencia repetitiva del au tor de recalcar elementos como Ia soberanfa polftica, el estado de derecho, Ia geograffa y Ia Constituci6n, entre otros, para camcterizar Ia supuesta precariedad de Ia cultura dominicana ante Ia "colonizaci6n permanente" 41 de los haitianos·~. Es patente que Ia tesis de Nunez responde a Ia misma modalidad retorica de La isla at reve.~ en cuanto emplea Ia oposici6n de lo haitiano y lo
39 1bid .. 2 17 40 Jacques Dcrrid:1, "Nacionalidad y nacionalismo lilosolico"', Tro~d. Marie-Christine Peyrronc, Disemirmrio. La descomlnrcdtill, 111m de.u:ubrimie/1/o de America. Edti. Lisa Block de Behar (Mo ntevideo: XYZ. 1987) 36 41 Nuiiez, op. Cit., 137 42 Esta obsesi6n con identilicar en cl proceso indcpcndentista los origene~ de Ia identidad nacional, es dccir. Ia indepcndencia como un grudo ccro al que hay que rcgrcsar con Ia tan:: a de autorizarlo constantcmcntc, es un Iugar comtin en Ia litcratum domininicana. principalmcntc en el ensayo. (A lonso, Tlw Brmie11 of Modemiry 3- 19).
107
UT£RATURA
Re1•ista JCP
108
m1o 4 / mfmcm 7
dominicano para articular su vision de lo nacional. Con todo, Ia particularidad de Ia interpreta· cion de Nunez con respecto a Ia de sus precursores estriba en que este privilegia variables de indole cultural y legal mas que el recurso de Ia "raw za" para establecer Ia distincion entre Haiti y Ia Republica Dominicana. En el modelo identitario nacional preconizado por Nunez Ia raza se describe como un aspecto superado en Ia discusi6n sobre Ia dominicanidad: "lo dominicano agrupa a todas las razas. y las tra.'iciende. Porque es Ia concrecion de una mentalidad y de un modo de vida fraguado en varios siglos de convivencia entre negros, blancos y mulatos"H. Como Ia prolongaci6n mas reciente de Ia teoria de Ia dominicanidad articulada por Peiia Batlie y Balaguer, el pensamiento de Nuiiez recae en el topico de Ia cultura nacional asediada por elementos ajcnos a su conformacion. Por supuesto, esta retorica del desastre encuentra en Haiti el agente foraneo mas nocivo: El pais se lw oll'idado de sf mi.mw. ~1ga errdtic:o en 1111 laberinto sin hallar las .roluciones porque le han amputado Ia coutprell.~h)n de .w ltistoria. Las lwrdas lwmbreadas del pais 1•ec:ino lo recorren. Los cimielllos de Ia emnarwiada tmmoyll de nuestm .mciedad han sido corroido.~ por mw minoria procelo.m, que extermina Ia prosperidad que laborio.mmell/e lwbfamos fabrado. ~ Asf pues, mientras Balaguer afinca su denuncia del "peligro" haitiano en Ia idea de Ia "penetmci6n pacifica" del tcrritorio'', Nunez dcstaca Ia pervivencia entre los nacionales haitianos de una "voluntad de enmarafiarsc en nuestra historia. de incrustarse como minoria nacional dcntro de nuestro Estado-naci6n":• Los cjcmplos de Ia retorica del dcsustrc palmaries en Ef ocaso de Ia naci6n dominic:mw confirman el dcsasosiego que invade a los arcontcs de Ia ciudad trujillista en Ia actualidad al verse incapacitados para dominar como antes el debate en tomo a Ia identidad dominicana. Se puede argumentar entonces que Ia inquietud de Nuiiez refleja de forma convinccntc c6mo el proyecto de construcci6n nacional desarrollado dentro de los limites de Ia ciudad trujillista empicza a perder
43 Nuiicz, op. cit., 22 44lbid., 79 45 Balagucr, op. cit., 31 46 Nuiicz, op.cit., IOS
E.•ntltum de Ettriquillo el Muu o del llmtrbn· Dmninitmw. Smuo /Jumillgt•. llt-pti/Jiim Dmttitricumr
t!ll
vigcncia en tanto monumento. Sus apologistas comienzan a presentir Ia inminentc desaparici6n o borradura de csta Gran Narrativa de Ia naci6n como discurso preponderante. Es prccisamente Ia precariedad del archivo lo que genera en autores como Nuiicz esc renacimiento de las posturas na~ cionalistas propias de epocas anteriorcs en Ia historia dominicana. Quiero decir con esto que para los actualcs arcontes de Ia ciudad trujillista el cspacio de Ia naci6n csta cada vez menos sujcto a Ia prcccptiva funcionalista que habia dado lcgitimidad a Ia teoria de una dominicanidad homogenea en Ia cpoca de Ia dictadum. Hoy por hoy, esc cspacio se vuelve cada vez mas inaprensible para este tipo de tccnologia retorico-polftica. Lo que antes garantizaba ellugar privilcgiado del intelectual nacionalista en el cuerpo social -Ia codiftcacion de Ia ciudad de acucrdo a una normativa irrefutable- pierde su validez frente a Ia canti· dad de juegos de lenguaje dinamicos y hetcrogeneos que ahora se disputan el espacio sociocultural y politico citadino. Como afirma Michel de Certeau en otro contexto: ef lenguaje del poder 'se urbaniza. 'pero Ia ciudad estci a merced de los movimiento.~ contradictorios que se compen.m n y combinan fuera del poder panoptico. La Ciudad se convierte en el te11/CI dominame de los legendario.~ politicm. pero ya 110 e.f 1111 campo de operaciones programadas
UTERATURA
y cmttroladas. Bajo los discur.1·o.~ que Ia ideologi· :an, pmliferan lo.~ ardide.1· y las combinacione.1· c/e poderes sin idemidad /egilJ/e, .rin a~ideros, sin trcmsparencia racional: imposibles de manejar}1
Son justamente estas combinatorias discun;ivas de orientacion rizomatica las que empiezan a redefinir el modo en que se explica lo dominicano en Ia historia cultural reciente, evidenciando Ia clara fractura epistemol6gica de Ia teorla de una identidad nacional fija. Esta ruptura se manifiesta en una parte importante de Ia produccion literaria insular, asl como en el pensamiento y Ia litemtura dominicana de Ia diaspora. La estrategia de esa producci6n consiste en incorporar a Ia discusion sobre lo dominicano ese gradiente de diversidad necesario a cualquier arqueologla del saber regional de los ultimos 40 ai'ios. Este nuevo modelo de interpretacion de Jo nacional complica positivamentc el discurso sobre Ia identidad cultural avalado por los arcontes de Ia ciudad trujillista. provocando que cstos comiencen a percatarse, mal de su grado, de cuanto terreno ha perdido su prcdica normativa en el imaginario so· cia). La inmincncia de su ruina haec que por mcdio de autores como Joaquin Balaguer y Manuel Nufiez todavla se escuchen los rumores de Ia ciudad trujillista -"no siendo el rumor:' como afirma Maurice Blanchot, "mas que el modo en que Ia ciudad haec saber que e$la desierta, cada vez mas desierta"."'
Bhabha, Homi K. The Location of Culture. New York: Routledge, 1990. 139-170. Blanchot, Maurice.£/ paso (no) 11uis a/lei. Trad. Cristina de Peretti. Barcelona: Paidos, 2000. De Jesus Galvan, Manuel. Enriquillo. Leyenda ltisMrica ( 1503-/5381. Santo Domingo: Taller, 1993. De Certeau, Michel. u1 im•e11ch)n de lo cotidiano /: artes de hacer. Trad. Alejandro Pcscador. Mexico: Univcn.idad lberoamericana, 1996. Derby, Lauren H. "The Magic of Modernity: Dictatorship and Civic Culture in the Dominican Republic 1916-1962'' Diss. U of Chicago, 1998. Derrida, Jacques. Mal de arcltil'o: ww impresif)n freudimw. Tmd. Paco Vidarte. Barcelona: Trotta, 1997. - - - - · "Nacionalidad y nacionalismo tilos6fico." Tr.1d. Marie-Christine Peyrrone. Diseminario. Ul descomtruccic)n, otm desc:u/Jrimiellfo de America. Ed. Lisa Block de Behar.
Montevideo: XYZ, 1987. Foucault, Michel. La arqueologia de/saber. Trad. Aurelio Garzon del Camino. Mexico: Siglo XXI, 1996. Mateo, Andres. Mito y c:u/mra en Ia era de Trujillo. Santo Domingo: Editora de Colores, 1993. Nufiez, Manuel. £/ oca.w de Ia nacic)n dominicana. Santo Domingo: Letra Gnlfica, 2001.
BIBLIOGRAFiA Alonso, Carlos J. "Facundo: sabidurfa y poder." Cuademos Ame rica11os 226 ( 1979): 116- I 30.
Pefia Batlle, Manuel A. Politic:tl de Trujillo. Ciudad Trujillo: lmpresora Dominicana, 1954.
- - - - -• T11e Burden of Modernity: The Rile· to ric: of Culwral Discourse in Spanish America.
Rama, Angel. La ciudad letrada. Hanover, NH: Ediciones del Norte, I984.
New York: Oxford UP, 1998. Althusscr, Louis. Lenin and Philosophy lllld OrIter Euay\·. Trad. Ben Brewster. London: NLB, 1971. _ ___, La i.~l£1 a/ reves: Haiti y e/ destino dominicano. Santo Domingo: Corripio, I983. Balibar, Etienne y Immanuel Wallerstein. Race, Nation, Cla.H: Ambiguous Jdemitie.1·.
Trad. Etienne Balibar y Chris Turner. London: Verso, 1991.
Rodriguez Demorizi, Emilio. Prefacio. Manuel Arturo Pcfia Batlle. Politica de Trujillo. Santo Domingo: Impresora Dominicana, 1954. Sommer, Doris. Foundational Fictions: the Na· tiona/ Romcmces of Latin America.
Berkeley: U of California P, 1991. Vazquez Montalban, Manuel. La literatura en Ia construccicin de Ia ciudad democrdtica. Barcelona: Crftica, 1998.
47 Michel De Certcau. La invencion de to cotidiano I: artes de haccr, Tr.1d. Alejandro Pe~cador, (Mexico: Universidad lbcroamcricana, 1996) 107 48 Maurice Blan,hot. El paso (no) mas alia. Trad Cristina de Pcrcui, (Ban:clona: Piados. 2000) 164
109
Re1•ista ICP mlrJ .J I mimem 7
Juan Bosch
LA FORMACION DE UN PENSAMIENTO '
Eugenio Garcia Cuevas
n torno a Ia valia de Ia obra literaria y politica de Juan Bosch existen ya varios consensos y sospecho que a medida que pasen los afios habr.i otros mas. Esto, porque algunas muertes tienden curiosamente -a largo o corto plazo-, a convocar al acuerdo. Toda muerte es pamd6jicamente gregaria y tennina apaciguando las ideas de cualquier pensador, incluso las de aquellos que en vida fueron considerados como los mas inc6modos y duros. Juan Bosch -aunque no tan agrio-, no escapa a cste destino. En cuanto a lo literario se refiere es unanime Ia opinion de que Bosch es el fundador del cuento moderno en Ia Republica Dominicana. Que su contribuci6n a Ia plasmaci6n de una literatura caribena y latinoamericana esta a Ia altura cstetica de Ia de los grandes escritores del hemisferio. Que sus Aprmtes sobre el arte de escribir cuentos -texto publicado en Venezuela en los 50-, es una de las aportaciones te6ricas mas terminadas que se ha escrito en lengua castellana y es punto de partida para Ia formacion de muchos de los mas importantes escritores latinoamericanos, entre ellos Gabriel Garda Marquez, quien en varias ocasiones ha reconocido su deuda con Juan Bosch. Que es uno de los precursores, junto al premia Nobel guatemalteco Miguel Angel Asturias, de to que luego fue censado, por un fi16n de Ia critica latinoamericana de los afios 60 y los 70, como el realismo magico. Que fue el unico escritor dominicano que pudo vi vir toda Ia vida de su escritura, entiendase de Ia venta de sus libros. Ya en lo en lo politico se acepta, aun por sus enemigos mas definidos: Que fue el ide61ogo de los dos partidos politicos mas influyentes en Ia cultura democratica dominicana del siglo XX. Es decir el Partido Revolucionario Dominicano y del Partido de Ia Liberaci6n Dominicana. Que fue el estadista mas honesto que conoci6 el terreno polftico dominicano del siglo XX. Que fue el unico polftico dominicano que pudo cruzar exito-
E
sa y coherentemente de una ideologia de naturaleza liberal y conservadora a otra mas radical. Me refiero a su paso de un dem6crata creyente en Ia democracia representativa, en su primera etapa polftica, a un militante y te6rico revolucionario de inclinacion marxista, en su expresi6n mas pragmatica. Si esto es asi, z.donde entonces buscar Ia genesis de su pensamiento? z.C6mo se conforma este pensamicnto estctico y politico a Ia vez? z.C6mo puede un sujeto conjugar Ia mas alta distin· cion de Ia estetica verbal de un pals junto a Ia mas cohcrcnte tcorfa politica a Ia misma vez? [.Que fuerzas y circunstancias operaron tanto a nivel individual y colectivo para forrnar Ia obra de Juan Bosch? Mi rcf1cxi6n cs cntonces una invitaci6n a transitar por esa ruta, pero no dcsprovisto de premisas o prejuicios. sino todo lo contmrio, con ideas preconcebidas. Para clio he partido de Ia idea de que toda creaci6n valida, ya sea simb61ica o practica debe ser comprendida en el marco de Ia sociedad que Ia motivo o genera. Es· to porque no debe olvidarse que Bosch pertenece a una estirpe de intelectuales donde Ia categorfa de totalidad era una posibilidad. Algo de lo que no estoy seguro si hoy dia sigue siendo deseable y necesario. Vivimos en un mundo que cada vez se lorna mas vasto e inaprehensible. Recupero, sin embargo, en mi lectura Ia pro· puesta del ya casi olvidado te6rico de Ia creaci6n cultural Lucien Goldmann, quien teoriz6 que en todo autor valido subyace una estructura de ideas o de aspiraciones que es capaz de dar cuenta de todas las contradicciones reales o aparentes en su ohm concreta o simb6lica. Aceptado este postulado pienso entonces que cualquier intento de explicar ellegado politico y literario de Juan Bosch implica tomar en cuenta el devenir hist6rico, politico y social de Ia Republica Dominicana, el Caribe e Hispanoamerica en el marco de Ia historia universal.
LITERATURA II I
Jmm ll<l.><lr errltl lli/Jiwtenr Ctlnl<"l!ic Sm1 Jmm. l'rrerto Rim
En mi libro Juan Bosch, lllJI'ela, hi.storia y so· ciedad, he adelantado que el pensamiento que Le da semido y col1erencia a Ia prtictica arristica y politica de Juan Bosch es Ia aspiracirin a u11 mulldo de libertad. democrcitico y pluralista, de forma genui11a y 110 formal. Es Ia hti.rqueda, propue.sra y co11struccifin de 1111 1111iverso social dollde haya espacio para todo .sujero, pero muy especialmente para los marginados llistc)ricameme. En otras palabras, que Ia ambicion mayor de Juan Bosch fue siempre Ia apertum, desarrollo y consolidacion del programa modemo de sociedad tal y como lo han concebido siempre sus mayores exponentes en Ia cultura occidental desde Ia Ilustracion, especialmente. Esa aspiracion estuvo presente en Bosch desde sus inicios y es palpable tanto de forma simb6lica como no simb61ica a lo largo de su carrera de escritor y polftico. Vario, sin embargo, en el camino y por las circunstancias que encontr6 -como diria Ortega y Gusset-, Ia forma en que debfa construirse ese mundo y cuales serfan los sujetos llamados a dirigir tal proyecto de civilidad. De
ahi tambien que su obra total, tanto Ia de ftccion como Ia mas concreta, resista una lectura didactica. Esto porque Bosch asumi6 tambien el papel del intelectual redcntor. Lo que planteo es que en Ia evoluci6n y transformaci6n de su pensamiento estuvieron presentes los elementos sef\alados, que se tradu· jeron en aspiraciones individuales y colectivas y que estas, a su vez, Jo impulsaron a iniciarse muy a su pesar•, y a continuar, una vez dentro, en Ia polftica militante. Explicar entonces Ia forma· cion y coexistencia tanto de pnictica de Ia politi ca como de Ia escritura, conlleva reconstruir y recorrer una cartografia, donde lo individual y Jo social, lo objetivo y lo subjetivo se funden y se complementen. Para tales fines he planteado anteriormente en mi libro cilado una division de su obra, que solo responde a una estrategia metodologica de sistematizar y racionalizar el conocimiento, pero que en su interioridad historica, tanto personal como colectiva, es inseparable. La obra literaria y polftica de Bosch puede ser clasificada en: /. Obras de jiccit)n: Poemas
UTERATURA
Rel'ista ICP tlA11 4 I
mim~m
7
de juventud, cuentos y novel as. 2. £studios socio!Jistoricos: Ensayos socio16gicos, hist6ricos y econ6micos. 3. Biograjias: Eugenio Maria de Hostos, Simon Bolivar, Maximo Gomez, Pedro Santana, etc. 4. Ensayos polfricos y teciricos: es· critos sobre teoria y practica politica. 5. Testimonios y crrinicas: notas sobre viajes y vivencias personales. 6. Propaganda poUtica: escritos con fines proselitistas. 7. Escriros CO)'lllllllrales: artfculos de peri6dicos y revistas, principalmente, donde polcmiza u opina sobre acontecimientos coyunturales inmediatos 8. Obras teoliigicas: es· critos sobre personajes bfblicos: Judas lscarioti, el rey David y Jesucristo. Su rura permite tambien establecer Ia siguiente division: Primera etapa: (I 929- 1938), Segunda etapa: ( 1939· 1962), Tercera etapa: ( 1963- 1966) y Cuana etapa: (1967 -1989). No se trata, sin em· bargo, de una arbitmriedad, responde a que en 1929 ya habfa publicado algunos de sus escritos, incluyendo uno sobre el futuro ascenso de Rafael Leonidas Trujillo at poder, yen el primer anode las etapas subsiguientes uno o varios acontecimientos, tanto en Ia vida social como en Ia exis· tencial, provocaron cambios o rupturas en su pensamiento, que a su vez repercutieron en su
ejercicio de Ia politica y Ia escritura. En Ia primera etapa Bosch solo ambicionaba convenirse en escritor y no habfa manifestado interes alguno en Ia militancia politica. Hijo de padre espaiiol y madre puenorriquefia, este crece, sin embargo, en un ambiente social de luchas polfticas entre caudillos regionales que se disputaban el poder. La ocupaci6n mililar noneamerica· na de 1916 a 1924, tambien sirvi6 de tel6n de fondo a su ninez y despen6 en el un sentimiento nacionalista y patri6tico del que nunca se desprenderfa. Asf to expres6 en el afio 1964 reftriendose a este suceso: En mi infimcia !Jabfa visro
bajar de los edificios ptiblico.\· Ia ba11dera dominicmw pttra izar e11 .m Iugar Ia de America del norte, y uadie podrei mmca imagi11arse lo que e.m signific:c} para mi almira de siere wios... Es muy probable q11e para entonces yo no s11piera ww palabra acerca de losfimdadore.~ de Ia Re· priblica Dominic:a11a, de D11arre, de Sanchez de Mella; sin em/Jargo sabra bastante tie Mart{ de Md.ximo Gcimez. de Maceo, )' c:cmtaba c:cmcicme.~ de Ia g11erm cubmra, lo cual wive.:: eXfJ/ique que Pancho Villa se c:onvirtiera para mien Ia .mma de todos los lu!me.r de Cuba. En las noche.\· reza· ba para que aparec:iera 1111 Panc:lw Villa domini·
Mt~nuel Mal.lmwdo Dcmri.l, Nkolti.1 Guillt'u, Gtrbrid Gt~n·(a Mdrtfll<'::. 1111111 Omdr. Mtmuel Olcm Silm
y RegJII<' Dcbm,l .
112
L/TERATURA
cano, alguien que hiciera lo que el hacfa en Me· xico y lo que Marti. Grime: y Maceo hahfa11 lieclio e11 Cuba. Empujados por los enfrentamientos intercaudillistas, entre otros factores, su familia tuvo que peregrinar por varias regiones del pais hasta que finalmente se establecieron en un pequeno pobla· do semirural de Ia ciudad de La Vega, llamado El Pino. Los frecuentes viajes por las zonas agricolas del pafs despertaron en el nino una gran admiracion por el hombre del campo. A los ocho anos empieza a escribir y a ilustrar sus primeros cuentos. Noes casualidad, sin embargo, que Ia fi . guru del campesino despertara Ia sensibilidad del nino: este personaje era vfctima de los caudillos regionales, que con los levantamientos armados dejaban sus cosechas devastadas y eran objeto de engaiios por medio de promesas politicas. La in· vasion de 1916 significo a su vez Ia expropiacion de las tierras de los campesinos y Ia eventual incorporacion al trabajo asalariado de una gran parte de estos. En 1930 Juan Bosch cuenta con 21 anos de edad y en el 1933, en plena dictadura trujillista publica su primer libro de cuentos Camino real, texto vital en Ia producci6n de Bosch, porque aunque este no pensam en ese momento participar en Ia polftica directa, como se ha senalado antes. lo cierto es que en cl hay indicios tfmidos que cuestionan implicitamente las condiciones de vida de los campesinos bajo Ia dictadura trujillista. El dramatismo de los personajes enfrentados a un medio ambiente hostil apunta indirectamente hacia el statu-quo trujillista. El simple hecho de reivindicar Ia figura del campesino, quien en esos momentos y previamente, como ha seiialado el historiador Orlando lnoa, era expropiado de sus tierras por el tirano, ya implicaba tomar una posicion critica frente al regimen. Un libro como este subvertfa Ia escritura dominicana de los aiios 30, tanto en to formal como en lo tematico. Su segundo libro, Indios, apwltes hist6ricos y leyendas ( 1935), catalogado equfvocamente por el historiador y crftico de Ia litemtum hispanoamericana Enrique Anderson lmbert como libro de cuentos, es un ensayo acompai\ado de tres leyendas sobre Ia vida de los aborfgenes, previo a Ia Jlcgada de los espaiioles. Para Ia construcci6n de esta obra Bosch se nutria de los cronistas espanoles, visitas a lugares hist6ricos y de Ia tradicion oral. El texto, preiiado de lirismo metaforico, constituye un intento del escritor por reconstruir
el mundo teh1rico de los indfgenas con Ia finalidad de comprender ese aspecto del pasado de su pafs. Este interes por entender y explicar Ia historia serfa una constante en su obra literaria, especialmente en el genero ensayo. Si se contrasta este texto, desde el punto de vista del lenguaje literario, con el de Camino real se advierte que el ritmo de Indios, especialmente en Ia primera parte, predomina el lirismo. Recupera en el ensayo titulado "Aborfgenes" Ia idea del buen salvaje: Que esplt!ndida riqueza Ia de esta tierra. Abundaban los arboles frutales: guayaba, gumuibana, cajuil, jagua, candongo, guamci, gina; y las plantas medicinafes, co1110 Ia bija, u.mdos para pmteger ef cuerpo, con su pinwra. comra elataque de los imectos, 1i11icos seres ofensivos en Ia bondad de fa nawrale:a... ;, Como 110 habia de ser paradisiaca fa l'ida de sus lwbilalltes? Ellos, ademcis armoni:abcm cm1 Ia gracia de Ia tierra: 110 fenian egoimws y lo afejaban del corazl)n hasta 110 conocer en su lengua las palabras 111yo y mio; mmca oido espmiol O)'li groserias c:olltra 1111tjer, eran man.ws mcis q11e Ia mansedumbre misma. (.Que sentido podfa tener una obra de esta na· turaleza en medio de Ia dictadura trujillista? La respuesta requiere, al igual que Camilw real de una lectura polftica. Si en 1933, en Camilw real, reivindica al campesino, (.por que en 1935, pone sus ojos sobre el indigena? Esta ruptura tematica ofrece algunas pistas para entender su posicion ante el regimen. Pienso que el motivo por el cual Bosch abandona el tema campesino en I 935 y escribe sobre un tema que puede parecer "evasion" es porque su situacion ante el regimen es tensa. Resultaba nsf porque en 1934 habfa estado encarcelado por sospecha de no simpatizar con Ia dictadura trujillista. En esa direccion Indios no es "evasion", como podrfa parecer porque una Jectura no literal del texto indica cierto cuestionamiento sutil a Ia dictadum trujillista. Recupemr el pasado indfgena en 1935 y presentarlo como una utopfa perfecta em subvertir el statu-quo de Ia dictadum. A pesar de que Indios se aleja de Camilw real en cuanto al ritmo, ambas obras tienen como elemento comun -y lo que Je da sentido de coherencia y unidad-, Ia tierra y Ia naturaleza y que el escritor se identifica, en ambos textos, con dos grupos hist6ricamente vfctimas del poder: el campesinado y los indigenas. Los primeros por los cau· dillos, los invasores de 19 I6 y por Ia dictadura trujillista y los segundos por los colonizadores
113
LITERATURA
Rc1•ista ICP t1tlt1 ./ I
ntimt·m 7
Jurm Hcm·h, 1963
espanolcs. He sciialado en mi libro que Ia diferencia entre una obra y otra esta en cl enfasis. Si en Indios, se puede decir abiertamente que los opresores de los indfgenas fucron espanoles; en un cuento como "For:.ados", de real, apenas sc puede insinuar el poder oculto que secuestra al campesino y lo somete a trabajo obligatorio. Con Ia publicaci6n de La matiosa ( 1936) y su salida del pafs ( enero de 1938) se cierra Ia primera etapa de Juan Bosch. La novela escrita en 1935 toma como referente el perfodo hist6rico de luchas enlre caudillos anterior a 1930. En ella el autor retoma los personajes campesinos de Cami· no real y enfatiza en Ia presencia de Ia pequeiia burguesfa comercial agraria. El hilo conductor de La mGiiosa e Indios es el interes del autor por ir a los orfgenes. En Indios va al pasado indfgena (recupera el inicio de Ia historia nacional) y en La mGiiosa, recrea el pasado caudillista previo a Trujillo, es decir Ia rafz de Ia dictadura. Concluyo que en esta primera etapa y cuando sale del pafs en 1938, ya Bosch habfa introducido cambios significativos a Ia tradicion literaria do· minicana y que aunque no habfa militado activa-
mente allado del antitrujillismo tenia aspiracio· nes democniticas. Su pr.ictica de Ia escritur.t lo vinculaba con el pensamiento liberal revolucionario dominicano que no era excluyente de los sectores de proceden· cia popular. Y aunque dijera en una carta que le envi6 Trujillo que no le interesaba Ia forma en que se hacia polftica en su pafs, lo cierto es que dicho documento es prueba de que ya antes de salir del pais ten fa una clara concepcion de Ia politica. Para ilustrar lo expuesto he aqui un fragmento de Ia carta: ~J 110 e.w oy dispuesto a tolerar que Ia politico desvfe mis pmpclsitm o alwgue mis cmn•icciones )' propc}sitos. A menos que desee 11110 encarar ww siwacio11 violema para sf y los suyos, hay que ser politico e11 Ia Repriblic:a Dominicana. Es in· concebible que rmo quiera mantenerse alejado de esa especie de locura colectil'O que emharga el alma de mi pueblo y /e oscurece Ia ra:.dn: el negro, el blanco, e/ bruto, e/ imeligente, e/ feo, el /men mozo: todos se lanzan allogro de po\·icio· nes y de ventajas por el camilw politico. ;, Ccimo es posib/e que 110 se comprenda que Ia polftica
11-1
UTERATURA
115
Cuando Bosch sali6 del pais, a principio de 1938, se enfrent6 a Ia disyuntiva de dedicarse a Ia literatura o Ia politica. En el pensa1niento de Hostos encontr6 las claves para ocuparse de Ia politica sin abandonar Ia literatura.
es arte a/ a/c:ancc de todo elmmulo? La marelm de Ia sociedad Ia rigen los politico.\', ellos de/Jen ser seis, siete, as{ es en todoJ los paise.\' y asi ha sido siempre. pero 110sotms involucramos los principios wriversale.r y exigimos que las mujcrcs, los niiios y hasta las bestills acflien en po/itic:a. )'fl. que repudiaba y repudio tal proceder. l'il'ia perennemellte expuesto a ser carne de chisme, de ambiciones y de imrigas. }/J no c:oncilm Ia {Jo/itim a/ sen•icio tiel estiimago sino a/ de un alto ideal de lwmanidad... }{, .wf que he .wlido de mi tierra para no WJ/1•er en muclws mlos, porque considero que Ill actual siwacirin seria de tenniIIO largo y porque si 110 fuem de11tro 1111 cargo ptiblico yo 110 tendrfll aflora medios de vida en mi pais, y yo no podria e.war en 1111 cargo ptiblico sin cr/Jstenemos de hacer politico. La curta, sin dudas, muestra a un escritor en contlicto etico con Ia dictadum de Trujillo. La comunicacion esgrime como argumento para librarse de sospechas de que em adversario politico del dictador, que a cl solo le interesaba Ia literatura y no Ia polftica. La misiva fue escrita desde su exilio en Puerto Rico, tras abandonar Ia Republica Dominicana con Ia excusa de traer a su esposa a este pais a recibir tratamiento medico. Segun palabras del mismo Bosch, el tirano lo dcjo salir, porque el escritor ocupaba un cargo en el Departamento de Estadistica y, ademas, se le ofrecio el puesto de Diputado en el Congreso. El dictador, de acuerdo a Bosch, pensaba que el no dejarfa a un !ado tales ofrecimientos y por tal mzon to dej6 venir a Puerto Rico. La oferta de Trujillo de nombrarlo diputado al congreso era consona con Ia tactica del regimen de seducir a los intelectuales independientes. Cuando Bosch sali6 del pais, a principio de 1938, se enfrento a Ia disyuntiva de dedicarse a Ia literatura o Ia politica. En el pensamiento de Hostos encontro las claves para ocuparse de Ia polftica sin abandonar Ia literatura. 110
En Ia segunda etapa y ya en el exilio, I 9381961, Bosch entr..t en contacto directo con Ia obra de Eugenio Maria de Hostos y conjuga su oficio de escritor con Ia actividad polftica, viaja por varios paises latinoamericanos y regresa a Ia Republica Dominicana tras Ia muerte de Trujillo. En Puerto Rico, fue contmtado para supervisar Ia transcripcion de los originales de las obras completas de Eugenio Maria de Hostos. El impacto que caus6 el pensamiento del luchador puertorriquefio en Bosch fue de tal calibre que en el prologo que este escribi6 pai.t Ia edici6n especial de su libro Hostos, el sembrador, 1976, este manifesto que: El heclw 111ti.~ importame de mi vida lrasta poco ames de cumplir 29 atios fue mi el/cuemro c011 Euge11io Marfa de Hostos, que tenfll ellfonces casi 35 atlos de muerto... Eugenio Marfa de Hostos, que llel'aba 35 atios sepultado en Ia tierra dominicana, aparecio vivo ante mi a traw!s de su obra, de sm cartas, de pape/es que iban revelcindome dia mrs dfa s11 intimidad: de manera que tllve Ia fortuna de 11il•ir en Ia e11trmla misma de 11110 de los gra11des de America, de ver como fimcionaba s11 alma. de conocer en sus matices mcis personates el orige11 y el desarrollo de sus sentimientos. Haste/ ese momemo yo habia 1•ivido con wra carga agobiame de deseo.~ de ser riril a mi pueblo y a cualquier p11eb/o, sobre todo si em latinoameriCllllO, pero para ser 1itil a rm pueblo hay que tener condiciones e.rpeciales, ;,como podia saber yo cuciles condiciones eran e.ms, )' como se las formaba uno mismo si 110 los habfa traido almrmdo, y cr5mo las u.mba si las hahia trafdo. De modo que Bosch salio de su pafs sin haber definido para si el como servirle a Ia sociedad dominicana. En Hostos encontr6 paradojicamente las respuestas de como serlo en el campo polftico sin necesariamente abandonar Ia literatura. Adopt6, a rafz de su encuentro de Hostos. un idealismo moml. Asf como el educador puertorriquefio se
LITERATURA
Re1•ista ICP mTr1 4 I mlmcm 7
JUAN BOSCH
DE CRISTOBAL COLON A FIDEL CASTRO ELCARIBE FRONTERA IMPERIAL su incursion en Ia po!itica militante fue su encuentro con el Dr. Enrique Cotubanama Henriquez Laumnz6n, hennano de Pedro Henriquez Urena, quien residia en Cuba y viajo a Puerto Rico para proponerle a Juan Bosch que fonnara, junto a otros exiliados dominicanos, un partido politico similar al Partido Revolucionario Cubano, fundado por Jose Marti. Aiiade Bosch en paginas posteriores que el ascenso de Fmnco en Espana y el inicio de Ia Segunda GueiT'a Mundial fueron acontecimientos decisivos pam que el decidiera unirse a Ia oposicion antitrujillista en el exilio. De su descubrimiento de Ia obra de Hostos nacen dos libros: Mujeres en Ia vida de Hostos ( 1938) y Ho.1·ros. el sembrador ( 1939). Ademas publico, en 1941, los cuentos: "EJ socio". ''Dos pesos de agua , "EI rio y su enemigo" y "Luis Pie". En 1940 escribi6 un importantisimo prologo para ellibro de Juan Isidro Jimenez Grullon:
traz6 el ideal de luchar por Ia libertad de su pais y Ia confonnacion de Ia Confedentcion Antillana como norte de su existencia, Bosch opt6 por el de librar al suyo de Ia dictadura trujillista. De modo que el ejemplo de vida de Eugenio Maria de Hos· tos provoco una transfonnacion en Ia inteligencia y animo del joven intelectual dominicano, al mostmrle posibilidad de un ideal. Por eso en el mismo prologo del libro citado Bosch decia: Si mi vida 1/egara a ser tan importante que se jmrificara a/grin dfa escribir sobre ella, lwbrfa que empezar diciendo: "nacio en La Vega Repri· blica Dominicana. el 30 de junio de 1909, y vo1vici a llllcer en San Juan de Puerto Rico a principios de 1938, cuando Ia /eclllra de los originales de Eugenio Marfa de Hosros /e pennirio cmwcer que fuerzas mueven, y cdmo /o mueven, e/ alma de rm hombre comagrado a/ sen•icio de los demds.
Un segundo suceso que sirve de catalitico a
La Reptlblica Dominicana: Ami/isis de su presellfe y pasado. En el ai\o 1947, publico ellibro Oclw cuenros, en 1955, en Chile, Judtr.1· lscario· re, el calrmrniado, La muclraclra de Ia guaira y Cuba Ia is/afirscinante. De 1956 es Cuento de Navidad . En 1958 publico en Venezuela sus en· sayos £/ arte de escribir cuemos, Trujillo, Cau· .ms cle wra rirwrfa sin ejemplo ( 1959), su famoso cuento "La mancha indeleble" ( 1960) y Boli1'ar biografia para esco/ares ( 1960).
En trabajos anteriores tambil!n he apuntado que los cuentos publicados por Bosch en estos aiios responden a lo que el critico puertorriquefio Ivan Salva ha llamado Ia transicion de to rural a lo urbano. Los protagonistas de sus narraciones ya no son solamente el campesino dominicano, sino tambien personajes urbanos, tanto dominica· nos como de otros paises latinoamericanos. Pien· so que las colindancias que se establecen entre el ensayo y Ia ficcion deben verse como resultado de su abanderamiento al lado de Ia democracia representativa y liberal. Sus escritos son portado·
116
LffERATURI\
res de una vision de mundo modema y humanista y su praxis politica esta supeditada a Ia aspiracion de tomar el poder politico para plasmar un Estado democratico. Esta vision no esta Jejuna de Ia que apenas manifesto en I 929. La diferencia es que lo que en aquel entonccs solo era concicncia potencial se habia trasformudo en conciencia real y posible. Con esta proposicion arribo Bosch a Ia Republica Dominicana luego de que Trujillo fuem ajusticiado y como candidato del Partido Revolucionario Dominicano fue proclamado presidente constitucionul tras el triunfo electoral de 1962. En este mismo uno recopilo, par.t los lectores dominicanos que desconocfan su obra, los volumenes: Cuentos escrito.1¡ en el exilio (I 962), y Mcis cuentos escritos en el exilio ( 1962). La llegada a Ia presidenciu de su puis significo Ia posibilidad real de iniciar el proyecto libcrul-modemo que sc remontabu al ideal de los trinitarios de 1844, los restaumdores de 1865, los nacionalistas de principia de siglo y de los anlitrujillistas del exilio. Ya instalado el poder, y con su apuesta en las manos, creyo que por fin su pais podia encarrilarse por el camino de Ia modemidad politica y cfvica. Pens6 que Ia revolucion pacifica por medio de Ia cducaci6n que predico Hostos era una posibilidad en un pals que solo habfa conocido dictaduras y donde Ia definicion de clases socialcs era todavfa muy difusa. Su andamiaje ideol6gico y pragmatico se desplomo cuando el 25 de septiembre de 1963 fue derrocado por un sector de las fuerzas armadas dominicanas, Ia oligarquia y Ia colaboraci6n del Pentagono norteamericano, como presidente constitucional de Ia Republica Dominicana. Con el golpe de I 963 se inicia su tercera etapa. El pensamiento politico de Juan Bosch entr6 en una crisis que se agudizarfa en el 1965 tras Ia segunda intervenci6n militar norteamericana en suelo dominicano en el siglo XX. Ambos aconte-
cimicntos lo llevaron a cuestionarse Ia viabilidad posible de establecer el sistema democrata representativo en Ia Republica Dominicana. De 1964 son los libros: Crisis de Ia democracia de America en Ia Rep1ihlica Dominicana, El oro y Ia paz. y Botrlâ&#x20AC;˘ar y Ia Guerra Social. El texto ag6nico, Crisis de Ia democracia de Americll en Ia Repliblica Dominicana, libro transitorio, es indispensable para comprender su posterior salto a posiciones politicas mas radicales. El texto segtin su autor se escribio Para pm1er de relieve ante los ojos dominica110.1' y latinoamericanos las debilidades illtr{nsecas de mw sociedad cuyo desarrollo Ita sido obstaculizado sistemciticamente por fuerz.as opuestas a su progreso. En cl ensayo, Bosch haec un analisis exhaustivo de Ia cvolucion del comportamiento politico dominicano con miras a explicarse las causas que motivaron su derrocamicnto. No escapa a sus ojos ni a su intelecto el papcl desempenado por los sectores dominantes de Ia sociedad dominicana,la iglesia y los Estados Unidos. Otr.t obr.t base de esta etapa es Ia novela El oro y Ia paz. narmci6n que se organiza en tomo a una estructura etico-moral. Lo que se plantea el autor en esta novela es lo siguiente: "(,Que es lo que debe buscar el hombre en Ia vida: el oro o Ia paz, el poder o Ia belleza?" El argumento anccdotico de Ia novela, como tambien he escrito en mi libro que sirve de base a esta exposici6n es el siguiente: el autor ubica a un personaje en las selvas amazonicas de Bolivia dominado por Ia busqueda de oro. A esta busqueda irracional contrapone una naturaleza vasta que ofrece paz y tmnquilidad. Se genera de esa forma un dilema en tomo a que es lo que realmente se debe buscar en Ia vida: Ia riqueza desmedida o Ia felicidad natural. La obra, uunque a nivel estetico no anade ninguna novedad a Ia escritura boschiana, en Ia coyuntura existencial del autor cobra
117
Re1•ista ICP
UTERATURA
mlo 4 1 mimcm 7
gran significado porque en estos anos Bosch se encontraba en Ia busqueda de respuestas coheren~ tes para entender el mundo circundante y actuar sobre el ya que el modclo politico de Ia democracia representativa y liberal que le habfa dado sen· lido a sus acciones desde 1939 hasta 1963 habfa fracasado en su pafs. En el ultimo libro de esta etapa, Bolf11ar y Ia guerra social ( 1966) Bosch se plameo el proble~ rna de las guerras latinoamericanas y seiial6 que en el cominente americana se han escenificado cuatro tipos de guerras: "las coloniales, las de independencia, las intemacionales y las civiles. " Segun Bosch, de estas guerms las mas frecuentes habfan sido las civiles o sociales. Una de las ideas del libro es que Bolfvar siempre temi6 a las guerr.ts sociales y civiles en America Latina. Lo determinante, sin embargo, para que el pensamiento polftico y social de Bosch diera un salta radical fue Ia intervencion militar norteamericana de abril de I 965. Este acontecimiento Jo llev6 a abandonar sus antiguas posiciones potiticas y lo estremeci6 de forma tal que segun sus palabras: Cuando me dije a mi mismo que debia eslll· diar a Marx porque los heclws me demostrtmm que los COIIIUIIiStas tellftlll razo/1 a/ /lamar imperia/istas a los Estados Unidos fue a ra(z de Ia in· l•asion militar de 1965. Ese heclw, )' nada mas. fue lo que me llel'l} a e.~tltdiar a Marx... Pero los que tienen raz()/1 son los comu11istas. Yo f1e sido hasta aflora 1111 equivocado y tw me paso por Ia cabeza ni siquiera Ia idea de que los yanquis iban a invadir este pais o cualquier otro de Ia America Latina, eso era a/go que no concebia. No obstante lo descubierto por este, el camino recorrido por Bosch para llegar al radicalismo, siguio tres direcciones: Primero, cuestion6 el sistema democratico representativo. Segundo, estudi6 a fondo Ia polftica intemacional norteamericana en America Latina y tercero, inicio el estudio de los clasicos del marxismo (Marx y En-
gels). Simultaneamente viaj6 por varios pafses socialistas de Europa y del continente asiatico. A partir delano 1967, yen su tercem etapa, el pensamiento de Bosch registra cambios que evidencian un abandono de sus anteriores concepciones ideol6gicas y polfticas. Su paso, de defensor de Ia democracia representativa a critico de este sistema politico, y a apostar por cambios revolucionarios en Ia sociedad dominicana y Jatinoamericana, responde al proceso de transforma~ cion del pensamiento de algunos intelectuales provenientes de Ia pequeiia burguesfa como ha senalado el teorico Michel Lowy al estudiar el pensamiento de Georg Lukas cs, en su libro Para ww sociologia de los illteleclllales revolucionarios. Picnsa Lowy que en los pafses de cscaso de· sarrollo politico-social y donde Ia burguesfa abandona las tareas revolucionaria-nacionalistas que debfa cumplir historicamente, el terreno resul· ta ser mas propenso pard que se produzca en su in· terior un proceso de radicalismo de los intelcctua~ les pcquenos burgueses. Estos intelectuales, re~ cuerda Lowy, tienden a asumir posiciones radica· les y terminan asumiendo el papel de defensores de los intereses nacionales, los derechos de los trabajadores y las libertades democraticas. AI entender Ia lucha de clases como Ia fuerza determinante de Ia historia se integran de forma activa al !ado de todos los sectores marginados por el poder. La conversion, de acuerdo a Lowy, es regida por mediaciones etico-culturales y polftica-mora)es porque segun este: Los intelectuales, los escritores, poetas, artistas, te6Jogos, sabios, etc., vi~ ven en un universo regido por valores cualitati~ vos: lo vivo y lo muerto, Jo bello y lo feo, Ia verdad y el error, el bien y el mal, lo justo y lo injusto, etc. Esta vision de mundo basada en principios cualitativos lleva a muchos intelectuales a entrar en serias contmdicciones con Ia sociedad basada en economfas de mercados porque esta, segun Lowy, se rige y promueve valores cuantita-
I 18
LITERATURA 119
tivos, es decir valores de cambio, por lo que para el inlelectual revolucionario el universo cualitativo se ve amenazado constantemente por el cuantitativo. Las hip6tesis de Lowy son apoyos te6ricos que se ajustan muy bien para explicar por que los lineamientos politicos e ideol6gicos de Bosch entraron en crisis a partir de 1963. Veamos: luego de su derrocamiento de Ia presidencia, los principios en los que crey6 Bosch hicieron crisis: Ia democracia rcpresentativa, el liberalismo, Ia institucionalidad y Ia neutralidad de Estados Unidos. Estas eran ideas cualitativas y puras para el, pcro cuando Ia realidad concreta le demostr6 que en el 1963 nada de eso era posible, fuc que entendi6 que habla estado equivocado. A ralz de tomar conciencia de lo que entendla que era Ia realidad es que su pensamiento evoluciona y se acerca al radicalismo del materialismo hist6rico. El paso de Bosch a) radicalismo socialista y marxista no se dio de forma aislada, sino que fue nccesario que cste entrara en serias contradicciones con los valores eticos y principios politicos que orientaban sus pasos ames de 1967. Miremos nuevamente: Antes de los sesenta conoci6 a figuras importantes del marxismo latinoamericano: Juan Marinello, Nicolas Guillen, Lazaro Pcfia, Bias Roca, Carlos Rafael Rodriguez, Gustavo Machado, Hector Mojica, todos estos militantes reconocidos de los partidos comunistas de Cuba y Venezuela y, sin embargo, a pesar de Ia amistad de Bosch con estos, este nunca dio indicios de sentirse atraldo por el marx ismo. La radicalizaci6n de Bosch se produce porque los valores, principios y aspiraciones que diriglan su pensamiento y praxis se Je desplomaron a partir del golpe de Estado de 1963 y Ia intervenci6n de los marines norteamericanos en 1965. Fue despues de estos sucesos y otros factores que en Espana segun el tom6
Ia deci.vi<in de estttdiar a Marx, pero 110 pude hac:erlo miemras eswve en e.ve pais, porque tenia
muclw trabajo. Fue en Parf.r dm1de compre libros marxistas, 1ma coleccitin de tres tomos de trabajos de Marx y Engels public:ados en espaiiol por una editorial de La Habana. Leyendolos direcwmente, no a travis de imerpretes .myos que a veces dicen talllas tomerias, me dije que Ia verdad era lcl de ellos y yo era e/ equil•ocado. Ya lwbia estado en Yugoslcn•ia y en Rumania dm1de me com•encf de que en los paf.res socialista.\' no se com{cm los nilios crudos, como ajirmaban en los Estados Unidos, y ademtis estaba lleno lw.wa Ia boca de los crfmenes que se comet/an e11 Vietnam... me di cuema de que elmarxismo era Ia 1•erdad hisulrica, Ia verdad jilo.wifil:a, Ia verdad /eel rica, y en jill Ia verdad universal. A partir de 1967 se inaugura entonces una nueva etapa en su vida. Sc propuso entender pam sf y explicar a Ia militancia de su partido, desde Ia 6ptica del materialismo hist6rico y como funcionaba el capitalismo. Simultaneamente se dio a Ia tarca de estudiar cl desarrollo hist6rico de Ia sociedad dominicana, utilizando el instrumento conceptual de Ia lucha de clases. Esta comprensi6n era una necesidad vital para que el intelectual y polftico pudiera emprender una nueva estro.~tegia para Ia toma de poder y Ia construcci6n de Ia nueva sociedad a Ia que a partir de entonces aspimrla. Sus primeros libros en esta Hnea ideologica fueron: El pe111ago11ismo. sustilllto del imperialismo ( 1967), Tesis de Ia dictadura con respaldo popular ( 1969) De Cristobal CoMn a Fidel Castro ( 1969), Breve lristoria de Ia Oligarqufa ( 1970), y Composicicln social Dominicana ( 1970). Sus escritos teoricos e hist6ricos muestran el forcejeo de un intelectual honesto que al convencerse de que las ideas poUticas que hablan guiado su praxis eran incorrectas se deshizo de elias y busc6 un nuevo instrumentalteorico que le permitiera defender los intereses hist6ricos de los sectores sociales de Ia sociedad con quienes
UTERATURA 120
Re1•ista JCP ml" 4 I nrim~m i
siempre se habfa identificado. Su pensamiento alcanza en esta etapa dimensiones intemacionales. Desde sus nuevas posturas politicas Bosch rechaz6 participar en las elecciones de 1970 e inici6 Ia publicaci6n de una serie de folletos educativos con el objetivo de dotar a Ia militancia de su partido de las nuevas orientaciones ideologicas y posiciones politicas que el habfa asumido. Quiso transformar al Partido Revolucionario Do· minicano en un partido de cuadros, pero encontro resistencia en su interior por parte del sector mas conservador y en 1973, convencido de que el partido fundado por el y otros coternineos en 1939 no se transformaria en otro nuevo lo aban· dono y fund6 el Partido de Ia Liberaci6n Dominicana (PLD). Esta nueva organizacion no se erigi6, ni se proclam6 nunca, como un partido obre· ro de acuerdo al modclo clasico. Surgio como organizaci6n aglutinadora y abierta. con espacio para amplios sectores de Ia sociedad dominicana con vocacion nacionalista y su nueva definicion de progresista. Su principal consigna fue Ia de liberar el pais de cualquier tipo de opresion y cuya aspiraci6n maxima seria completar Ia tarea iniciada por el liberalismo revolucionario desde mediado del siglo XIX. El hecho de que Bosch no fundara un partido exclusivamente obrero o no se atiliara al Partido Comunista se debi6 a que desde su incursion en el marxismo mantuvo cierta distancia y autonomfa frente a Ia ortodoxia oticial y ncg6 de Ia existencia y conciencia de clase del proletariado dominicano. Pens6, y asf lo teoriz6, que Ia pequefia burguesfa era el componente principal de Ia sociedad dominicana y que en alianza con los trabajadores y campesinos era Ia clase que debfa organizar y dirigir cualquier proceso de transformaci6n radi· cal. De ahi Ia estrategia de crear un partido de liberaci6n nacional. Sus posiciones lo enfrentaron a encendidos debates con Ia izquierda tradicional. A partir de entonces el PLD, con los metodos de trabajo impulsados por Bosch, sc desarrollo y creci6 de forma tal que para 1990 era Ia principal fuerza politica del pais. Dos aiios antes ( 1988) el Comite Central de dicha organizaci6n habfa sometido un documento a las bases del partido donde afirrnaba el "boschismo" como teoria polftica y oticial de Ia organizaci6n. La propuesta declaraba que Ia aportaci6n de Bosch en el campo de Ia historia, Ia economfa, Ia politica, etc., habia permitido que su interpretacion y analisis de Ia sociedad domi-
nicana se constituyera en una gufa para Ia lucha efectiva en pro del ideal de liberaci6n nacional. Con este acontecimiento, sin parang6n en historia politica de Ia Republica Dominicana y con Ia publicaci6n del libro £/ PLD 1111 partido nuevo en America, en 1989. se cierra lo que he denominado Ia cuarta etapa del escritor y politico dominicano. Lo dem:is es historia, luego vino el fin de Ia Guerra Fria, Ia cafda del muro de Berlfn, Ia debacle de los pafses socialistas y Ia alianza del partido de Bosch -indefenso este para evitarla-, con el Partido de su etemo rival Joaqufn Balaguer para evitar que Jose Francisco Pefia Gomez llegara a Ia presidencia de Ia Republica Dominicana.
(Nota: Un fragmemo de este trabajo fue leido durallle Ia celebracilin de Ia Semana de Ia /engua de Ia Universitlad lmeramericww, recinto Metropolitano, en abril de 2002. dedicada a/ escritor y politico dominicmw Juan Boscll)
UTERATURA
121
Hay un hombre en el
mundo
POEMA LEIDO EN EL HOMENAJE NACIONAL A PEDRO MIR Josemilio Gonzalez
l'<¡dm Miry Jmm Hmclr Sttlllo Domingll, R.D.â&#x20AC;˘ /983
Hay un hombre en el mundo colocado a coraz6n abierto en Ia mirada exacta de su pueblo. En Ia vertiente exacta de su historia que tiene mas de cuatro cordilleras. Es un hombre de ciertas soledades con cierto inverosimil archipielago bogando en su cabeza -sin azucar ni alcohol. Alcatraz pensamiento que se apoya en Ia brisa de su tiempo. A Ia Rafz clavada en las entranas. Es un hombre sencillamente claro sencillamente amargo sencillamente vasto. Como el abrazo de verdes horizontes. Como el mar
inestinguiblemente avido. en verdad ese hombre suma mas de seis millones de vidas. No es un Walt Whitman a cada canto sino un contracanto a Ia liberticida de los pajaros. Ese hombre es verdad canci6n veraz de paz y de agonia. Canci6n como su alma que, es inmensa bahia de bahlas, (Alii no puede entrar el portaviones "Intrepid" ni otro portaviones que no sea el Unico Invencible. Increible "Pueblo Dominicano" anclado para siempre en El Caribe)
Rel'i.~ta /CP ml~> -1 l mlmem
LITERATURA i
Hombre con nombre de piedra y apellido del arcoiris. Tan verdadero como Ia huella del pescador de Ia isla Saona en Ia humeda arena de Ia tarde como Ia tiema brisa del Chav6n en los palmares de Paraiso como Ia espuma que salta en Puerto Plata Anhelando besar Luper6n y el Caribe y aun mas como los inmolados de Constanza aquellos que mordieron Ia pie! de San Isidro como Las Tres Hermanas -Segunda TrinitariaConstelaci6n de Llama volando entemamente el Cielo de Ia Patria. Hay un hombre en el mundo que lleva a su pafs en Ia punta de Ia lengua que lleva a su pais enredado en los pies que labra a su pais con perfil de agonfa entre sus manos incansables. America Ia Nuestra, Ia sinigual America delllanto, Ia America de Hostos, de Luper6n, de Duarte, de Bolivar, Marti, Benito Juarez, Ia America que lleva regada por su cauce Ia semilla sagrada de Sandino y Betances Jo aprieta en su regazo y le dice al poeta; voz del dolor latinoamericano, hijo del hombre hermano del que en Ia sequedades de Brasil sufre bajo Ia lluvia de Ia angustia hermano de los hijos de Argentina que en las islas Malvinas bendijeron el suelo con su sangre, compafiero del cholo peruano y del indio ecuatoriano
bajo el pesado fardo de este mundo America del llanto y Ia tortura herida en Ia cintura por el Gran General de Ia locura. Hay un hombre en el mundo colocado exactamente al centro de su historia con un pais en "juicio" en su memoria y el brazo enarbolado con el sol del presente abierto sobre todo un continente. Es un hombre de energica temura y delicado estambre de poesfa. su alma es como magica escultura profundamente humana melodia. Hay un hombre en el mundo cuyo nombre yo no voy a nombrar porque nombrado esta.
122
ANTROPOLOGfA
123
Los tainos en los apuntes de
Cristobal Colon
Manuel A. Garcfa Arevalo
"son gente de amory sin codicia y convenibles para toda cosa, que certijico a Vuestras Altezas que en el mundo creo que 110 ltay mejor ge11te 11i mejor tierra; ellos amall a sus projimos como a sf mismos, y tienell un llabla Ia mas dulce del mu11do y mansa, y siempre c011 risa. Ellos andan desnudos, hombres y mujeres, como sus madres los parieron. Mas, crean Vuestras Altezas que entre si tienen costumbres muy bue~ras, y el rey muy maravilloso estado, de una cierta man era tan colltiltente que es placer de verlo todo, y Ia memoria que tiene, y todo quieren ver, y preguntan que es y para que"' (25 die.). Cristobal Colon
Como ernn los tainos s admirable Ia g;.m capacidad de observacion y Ia importancia que Colon concede a los car.tcteres distintivos de las diversas tribus indigenas que encuent•.t a su paso por las Antilias. Esta experiencia para captar los fenotipos de los aborfgenes, Ia habfa adquirido el Almirante en sus anteriores viajes a las posesiones portuguesas de Africa, donde entr6 en contacto con Ia poblacion negra de aquel continente. Esto luego Ie permitirfa establecer comparaciones al descri· bir los nativos del Nuevo Mundo, como cuando observa que los habitantes de las Antillas, a diferencia de los negros, tienen "los cabellos no crespos, salvo corredfos y gruesos, como sedas de caballo" (13 oct.). Colon, en su primera impresion de los aborfgenes americanos, los equipara con los poblado· res originarios de las islas Canarias, cuando consigna en su Diario: "y elias SOli de Ia calor de los canarios, ni negros ni blancos" (12 oct.). En su Carta a Luis de Santangel, agrega que: En esws irfasfasta aqui no he lwllado fwmbres mostrudos, como muclws pensabcm, mcis ames es
E
7imrado d~ Ia mntr tle ColrJ11. Flm•rtll icr, 1493
Re1•ista JCP
ANTROPOLOGfA 12-1
lll1o 4 lmimem 7
1l1mmlo de Ia mrta de Flrmm<"ia, 1493
Ct~lrl•t
todtt geme de IIIII)' Iindo a£·atamiento. ni scm um negro.\' como los de Guineo'. En opinion de Ia historiadora Consuelo Varela. para Colon, Ia causa de que los Indios fuesen "de color aceituno como los cunarios o rusticos tostados con el sol", era porque desde Ia antigi.iedad se crefa que el color de los habitante.~ se iba oscureciendo conformc se avanzaba hacia el Sur. De uhf que cl Almirante enfatice en sus apuntes: "ni se debe cspcrar otra cosa, pues esta
Lesteoeste con Ia Isla de Hierro, en Canaria, so un linea" ( 13 oct). AI "Archithalaso" Cristobal Colon, natural de La Liguria, como lo identifica en reiteradas mcnciones Pedro Martir de Anglerfa en su Opus espitolarum, dando cuenta de los hallazgos de aquel a traves de Ia Mar Oceana, le debemos muchas y muy agudas observaciones acerca del tipo fisico, elementos decorativos, costumbres y creencias de los indios antillanos. Como experto navcgante y hombre atento a las cosas del mar, ColOn ponder.t elocucntemente, tanto en SU diario como en SU celebre Carta, dirigida al escribano de raci6n de los Reyes Cat61icos, Ia facilidad y buena disposici6n que tenian los indfgenas antillanos para Ia navegacion, cuando indica que: "eran hombres que navegan todas aquellas mares, que es maravilla Ia buena cuanta que ellos dan de todo" y que con las canoas "navegan todas aquellas islas, que son innumerables y tratan sus mercaderfas". De tal manera, que mucho antes de Ia llegada de los europeos, los indios, por medio de su agiles embarcaciones. surcaban cl Mar Caribe, convirticndolo en su principal vfa de enlace y transportaci6n entre las islas antillanas. AI dfa siguiente de producirse su primer encuentro con los aborfgcnes del Nuevo Mundo, el Almirante registra en su bitacora de a bordo:
Ellos vinieron a Ia nao co11 almadfas. que sm1 lteclws del pie de 1111 cirbol, como 1111 barco luen· go, )' todo de 1111 peda:.o. )' /abrtulo 111uy a mora· villa seg1i11 Ia tierm, y grondes en que en e1lgrmos l'elllUII 40 )' 45 hombres. Y Otras IIIUS peque1ias, hasta haber de elias en que venfcm 1111 solo hom-
Estos penachos, con los cuales los indigenas resaltaban su prestancia personal, lucian los intensos colores que caracterizan el bello plumaje de las aves que abundan en Ia selva tropical y que Colon describi6 con euf6rico entusiasmo...
1 Crisuibal Colon, Te.ttos y documelllo.f complews, Prologo y notus de Consuclo Varela. (Madrid:Aiianza Editorial, 19114),1+1. 2 Idem. 31
ANTROPOLOGiA 125
bre. Remaban coli ww pala como de lwmero, ·' ' anda a maral'i/la, y si se le trastoma, fuego se et.·han todos a nadar y Ia endere:.an y t•adan con calaba:.as que traen e/los ( 13 oct.). Crist6bal Colon, al principia, llam6 "almadias" a las embarcaciones indfgenas, pero despues acept6 plenamente eltermino aborigen ca· noa, siendo este el primer vocablo americana que se incorporo al idioma espaiiol, al ser incluido como palabra nueva en e\ Diccionario castel/ano, realizado por Antonio de Nebrija en 1493, alcanzando igualmente una gran difusion en otms lenguas europeas1 • A Ia mirada atenla del Almir•.mte no escapan otros detalles relacionados con los modos de vida indigena. Las viviendas o bohios de pajas techadas con hojas de palmeras, las describe del modo siguicnte: Eran heclws a manera de alfaneques muy grandes, y parecian tiendas en real, sin concierto de cal/es, sino 11110 acci y otra acu/lli y de demro muy barridas y limpias y sus aderezos muy compuestos (29 oct.), ya antes habia obscrvado que: "las casas, son todos a manera de alfaneques y muy altas y buenas chimeneas" ( 17 oct.), aludicndo asi a Ia caperuza que cubria el respiradero que los bohfos indfgenas mostraban en su pane superior, por dondc sa\fa el humo del interior de Ia vivienda. En varias oponunidades, Colon se refiere a Ia plaza central de los caserios indigenas, llamada batey. En estos espacios se celebraban los bailes colectivos o areitos; de igual manera se practicaba el juego de Ia pelota, a\ que fueron muy aficionados los tainos. En cuanto a las camas colgantes o lwmacas indigenas, que tanto maravillaron a los europcos, el Descubridor del Nuevo Mundo dice: "y sus camas y parametros de cosas que son como redes de algodon" (13 oct.). Don Fernando, el hijo del Almimnte, las define de modo mas preciso: "Eran sus lechos como una red colgada, en forma de honda, en medio de Ia cual se echaban, y alaban los cabos a dos postes de Ia casa"•. Para colgar las hamacas dentro de los bohios y las enra-
madas, los tainos las ataban a los postes de las edificaciones con cuerdas hechas de plantas textiles, como Ia cabuya ( Frucaea hexapetala) y el henequen (Agal'e sisa/ana), con las cuales fueron muy diestros los indios. Colon tambien alude a Ia confecci6n de alfarerias, por pane de los indios, cuando senala: ''y nos traian agua en calabazas y en cantaros de barro de Ia hechura de las de Castilla" (21 die.). Las "calabazas" er.m los frutos secos de jigiiero (Crescemia cujete), con los cuales hadan los talnos toda clase de vajillas. En cuanto a Ia produc~ cion alfarera, Ia misma fue un componente esencial de Ia cultura tafna, ya que en adici6n a su funcion utilitaria como recipiente, se agregaba el aspecto decorativo por medio de figurines y esbozos de rostros antropomorfos y zoomorfos, que aplicaban en los extremos de las vasijas hacienda las veces de asas, asi como por sus variados discnos con motivos geomctricos de Ji'neas incisas y punteadas, de canicter simb61ico. Estos ejemplares cenimicos de multiples formas y usos alcanzan en su conjunto una gran expresividad anistica dentro de un armonioso y simetrico canon estilfstico que lo singulariza. La natural desnudez que exhibian los nativos es consignada con asombro y estupor por el Almirante en su diario: de.mudo.\· todos, hombres y mujeres, como sus madres los pari6. Verdad es que las nwjeres traen ww cosa de algod(Jil solamente tan grande que le cobija .m nawra y 110 mci.v" (6 nol'.). La desnudcz de los indigenas, junto a su sencillcz y bondad, hizo surgir en Colon Ia idea de encontrarse en una prolongaci6n de los tiempos de Ia Edad de Oro y haber arribado en las nuevas tierms a lugares miticos que aparecen en los pasajes bfblicos cercanos a los Jardines del Eden o al mismo Paralso Terrenal, que desde Ia antigiiedad y dumnte toda Ia Edad Media se creia que existia en algun Iugar remoto del Oriente'. Sobre el cuidado personal de los talnos y los demas indios antillanos, hace mendon en varias ocasiones de Ia costumbre de pintarse el cuerpo y
3 Sabre Ia referenda de las cannas en cl Diario del Primer Viaje de Cristobal Colon. ve:isc Jose Juan Arrom.l.t1 otru lw;:miu c/e Colti11. (Santo Domingo: Ediciones Musco del Hombre Dominicnno. 1979); y cllibro de Manuel Alvar. Espaiia y America cara a caru (Valencia: Editorial Bello. 1975)49-93 4 Hernando Collin. HiJtoria del Almircmle. Edicion de Luis Arr.mz. Historia 16. Cronicas de America I. Madrid, 1984. cap. XXV, 117 5 Luis Arr.tnz. 1iermJ y lngcrre.t cle fcurtasias e11 d pmyccto colomhino. C. Colon. op. cit. 1985. S0-54 Ver tambicn a Angel Lozada "Considcraciones sobrc Ia tcorfu del 'bucn sulvajc' y sus fucntcs cspailolas de los siglos XVI y XVII, en especial. Colon, M:inir de An· glcrfa. Las Ca.~as. Vives Guevara y Coreul". Pietm Martire D'Anghiera. Nella Swriu e Nella Culwra. (GI!nova: Assodazionc ltaliuna Studi Amcricanistici. 1980) 549-554
ANTROPOLOGiA 126
Re1•ista ICP uitrJ ./ I ntitnem
7
Ia cara con tintes vegetates: "Verdad es que todos se tiiien, algunos de negro y otros de otra color, y los mas de colorado. He sabido que to hacen por et sol, que no les haga tanto mal" (24 die.). Las sustancias colorantes empleadas con tal linatidad. no solo decorativa, sino tambien como protec· cion del sol y los insectos, eran extrafdas de plan· las tint6reas, como Ia bija (Bixa orellana), Ia jagua (Genipa americana) y elmangle (Rhizoplw· ra mangle).
.. ---······--·~
-----.--.-·----------------------~--~~·--=----------------~--------~~ Mllptl tl~ Ltt E:.<pmioltr. <in:t1 .<iJ:I" XVI
En cuanto a los tocados usados por los aborf· genes, seiiala: " y algunos de cllos con penachos en Ia cabeza y otras plumas"(3 die.). Estos pena· chos, con los cuales los indfgenas resaltaban su prestancia personal, lucfan los intensos colores que caracterizan el bello plumaje de las aves que abundan en Ia selva tropical y que Colon descri· bi6 con euf6rico entusiasmo: "las manadas de los papagayos que oscurecen el sol; y aves y pajari· tos de tantas maneras y tan diversas de las nues· tras, que es maravilla" (21 oct.). Los indigenas antillanos acostumbraban prac· ticar Ia defonnaci6n craneat, a to cuat se refiere el Almirante cuando asegura que: "todos de Ia frente y cabeza muy ancha, mas que otra genem· cion que hasta aquf haya visto" (13 oct.). AI ha· blar de los adomos faciales, enfatiza: "que algu·
nos trafan algunos granos de oro finfsimo a las orejas o en Ia nariz, el cual luego daban de buena gana" ( 16 die.). Las joyas y otros accesorios decorativos. entre eltos collares, amuletos y oreje· ras, esplendidamente trabajados en piedm mannarea, concha y hueso, eran usados como insignias o sfmbolo de jemrqufa por los caciques y otros personajes de alto rango en las aldeas, llamados nita(nos, los cuales recibieron a Colon amigablemente, dando muestra de su nobleza y bondad. Colon valor6 mucho los sencillos adomos de oro que posefan los indios, dado su expectativa de encontmr en las lndias este precioso metal para alcanzar el ex ito financiero de su proyeclo de descubrimiento. Por tal motivo, se produce desde el primer momenta un intenso trueque o "rescale", protagonizado por el Almirante y sus acompanantes, para to cual empleaban cuentas de vidrio, cascabeles, sortijas de laton y fragmentos de ceramica y vidrio, entre otros abalorios que los indfgenas aceptaban de buena gana, "como algo vcnido del cielo". Entre los objetos recibidos por medio de este cambalache, Colon alaba con gmn complacencia las guaiws y los guan(e.\·, nombres dados a las pequeiias caratulas y pectomles, que lucian aplicaciones de oro laminado, asf como los cintos y diademas tejidos en algod6n y adomados con pedre· rfas y conchas, que les fueron obsequiados por algunos caciques o jefes indfgenas. Muchos de estos exoticos objetos fueron llevados a Espana como novedosos presentes pam los Reyes Cat61icos, quienes posiblemente los enviaran a otros monar· cas y dignatarios eclesiasticos de otr.LS partes de Europa, como muestra de los nuevos descubrimientos geognificos•. Un magnifico ejemplar de esos cinturones que usaban como atuendo los ca· ciques, se exhibe, en excelente estado de conservacion, en el Museum fUr Votkerkunde, de Viena. En su intercambio con los indigenas, el Almi· mote recibi6 varios asientos ceremoniales hechos en una sola pieza de madera, que los tafnos Itamahan dulw. Estas sillas tenfan, las mas de las veces, esculpida en sus extremos, Ia efigie de los seres mitologicos vinculados a las creencias religiosas, que mostraban apticaciones de oro y concha en las orejas, los ojos y Ia boca para realzar
6 Ricardo Alegria. Crwrllml Co/tin y cltesom de lo.t indios wirra.t de Lu Espuiio/a, (Barcelona: Fundndon
G:~rcfa An!v:~lo,l980) .
ANTROPOLOGiA 127
Ia expresion espectral de Ia representacion. Sobre estos pequefios bancos de madera. tan propios de Ia cultura tafna, Fernando Colon, en su historia, narra lo siguiente: /es lricieron sentarse en ciertos banquiellos lreclws de una pie:.a. de e:ctralia fomw, .~emejantes a 1111 animal que tm•iese los bra::.os y Ia.~ piemas cortas )' Ia cola 1111 poco alzada, para apoyarse, Ia cual era no menos anc/ra que Ia sil/a, para Ia comodidad del apoyo; reman defame 1ma cabe::.a. con los ojos y Ia.\· orejas de oro. Tales asien· tos son 1/amados por los indios dulros1 • AI igual que los dulws, numerosos componentes del ajuar domestico y ceremonial de los tafnos fueron confeccionados en madera. Dada Ia abundancia de los arboles en los bosques tropicales, los tafnos se hicieron expenos en Ia seleccion de madera de buena calidad para confeccionar con ella sus enseres, incluyendose entre estas especies Ia caoba (Swietenia malwgoni) y el guayaccin (Guaiacum officina/e). Muchos de estos objetos de madera. ademas de su funcion utilita· ria, posefan gran calidad anfstica y un exquisito acabado, que al decir de Colon: "era placer ver las labores que tenia y su hermosura" (3 die.). Otro cronista italiano contemporaneo al descubrimiento de America, que exalt6 Ia destreza de los tafnos en Ia talla de Ia madera, fue Pedro Manir. En su cana dirigida al Cardenal Luis de Aragon, dice: Tesoro que no consiste en oro, ni plata. ni per/as, sino .w)/o en utensi/ios y co.ms tocames ctluso lwmmw, como asiemos. platos, fuemes. bacfas de madera muy negra, tersa, relucieme (que t11 Juan Bautista Elisio, eximio doctor en artes )' ell medicilw, pretende ser ebcmo) y maravillosamente labrada. E11 estas casas ejercitan, en efecto, los brdigenas. el ingenio que /es fue concedido porIa naturaleza ... ;,Que 110 lwricm, ilustr{simo pr{ncipe. si conocieran e/ hierro y e/ acero? 8• Este expresivo elogio hecho por el humanista milanes, que llego a ser preceptor de Ia nobleza castellana y embajador ante el Soldan de Egipto con los Reyes Catolicos, demuestra Ia bella ejecucion de estos ejemplares tainos de madera y el impacto y Ia aceptaci6n que los mismos obtuvie-
Cemi de Tre.r Pmllm, pi~dm. Fumlacicju Garr:fu Art!,·ola, R~pJiblim
ron entre las elites renacentistas de Ia epoca. En cuanto a las armas indfgenas, Cristobal Colon enfatiza que era usual entre los indios llevar siempre en sus manos sus manojos de azaga· yas o lanzas arrojadizas, las cuales usaban pam cazar y pescar, al igual que para Ia defensa personal. Sin embargo, estas primitivas armas. como las azagayas, los arcos y nechas, y las macanas hechas en tabla de palma, poco valfan frente al poderoso armamento de los conquistadores espafioles. De ahf que, desde el primer encuentro, Colon senate: Ellos no traen armas ni las conocen, porque /es mostre espadas y las tomaban por el filo. y se cortabcm cmr ignormrcia. No tienen algtill hierro. Sus azagayas sm1 wra.r varas sin hierro, y algunas de ello.r tienen a/ cabo 1111 diente de pece. y otras de otras co.m (12 oct.).
Los alimentos del Nuevo Mundo Cristobal Colon, que a juicio de Humboldt unfa por igualla intrepidez del navegante a Ia agudeza del observador de Ia naturaleza~. no omitio en sus apuntes los productos alimenticios que integraban Ia dicta del Nuevo Mundo. AI igual
7 H. Co l6n, op. cit.. cap. XXVIII. 120 y 121 !! Pe dro Martir de Anglcria. o,rn u/cu c/d Nu~m Mwulo (Mexico: 1964) tomo I. dec. I. libV. 158. Dos tomos. cstudio y apc!ndiccs por c1 Dr. Edmundo o ·Gorman. tr;ad. dcllatfn por cl Doctor Agustin MiJares Carlo. 9 Antoncllo Gcrbi. Ltlmllumle;tlclc: las lnclias Nuc1·cu, (McJtico: Fondo de Culturo~ Econ6micu. l978) 25
DominictJnll.
ANTROPOLOGIA 128
Rc1i.l"ta ICP min 4 I mimern
"J
que sucede con los rasgos fisicos de los aborige· nes, en el caso de las plantas y algunos animales, tambien emplea en sus comparaciones ejemplos de su experiencia africana, asi como imagenes y sabores de Ia propia Europa. especialmente de Castilla y Andalucia, cuya Reina habfa patrocinado su periplo exploratorio a traves del Atlantica. Asi, al hablar de los ajes o batata.s (Ipomoea batatas) y otros tuberculos comestibles que eran muy provechosos pam los tainos, los confunde con los i'iames africanos (Dioscorea sativa); veamos: Estas tierras smr muy firtiles, elfos las tienen lfenas de mames, que son como :.analwrias. que tienen .wbor de castatias, y rienen fawnes y habas muy diversas de las nuestras, )' muclw algodon, e/ cualno siembran, y nacen por los mollles cirbo/es grandes, y creo que en todo riempo lo llaya para coger; porque vi los capullo.r a/Jiertos y 01ros que se abrian y flores, todo en 1111 cirbol, y otras milmcmeras de frutas que no me es posib/e escri!Jir, y todo debe ser co.m proveclw.m " (4 nov.). Acerca del uso del algodon (Gossy· pittm barbadense), que crecla sil· vestre en las Antillas, Feman· do Colon acopia Jo siguiente: ningww de eflos las aprovec:lraba en vestirse, sino solamente para /racer sus redes y sus lec:lreos que 1/amaban lwmaca.r, y en tejer faldillas de la.r mujeres, que son los pmios con que se cubren las paries deslumesras 10• Sabre el tubercula de Ia yuca (Manilwt esculellla), de Ia cual se elabaraban las tartas de ca.wbe, alimenta sustancial para Ia poblacion taina, dice: "que hallo almaciga e infinito linaloe, y ulgunas de elias eran labradas de las raices de que hacen su pan los indios" (15 nov.). Tras el descubrimiento de America, el casabe · especie de pan seco o torta, que se hacla tostando Ia harina de yuca-, alcanzo una importancia extraordinaria al ser empleado como alimento por los espaiioles para abastecer sus embarcacianes en
sus viajes de exploracion hacia las demas islas del Caribe y Tierra Firme. conocil!ndose\e como "pan de Indias" o "pan de Ia conquista". Para proveerse de Ia yuca y de otros alimentos, Colon se refiere en varias ocasiones a las numerosas "labranzas" que los indios poseian junto a sus a\deas. Estas labores agricolas, asi como Ia caza y Ia pesca, estaban a cargo de los naborias, que ocupaban e\ nivel mas bajo dentro de Ia estructura social de los tafnos. Los cronistas de lndias que escribieron extensamente sobre las costumbres alimenticias de los aborigenes, entre ellos Gonzalo Fernandez de Oviedo y Fmy Bartolome de las Casas, al igual que el propio Girolamo Benzoni, cronista milanes, autor de Historia del Nuew1 Mundo, regisIran minuciosamente e\ modo en que los tainos cultivaban Ia yuca en sus sembradios o cmmL·os, hacienda pequei'ios tumulos o monticulos de tierra para que se desarrollaran mejor los tuberculos. Dichos autores tambien explican Ia fonna de hacer el ca.wbe, que consistia en rallar Ia yuca y exprimirla en una especie de cesto a\argado en fonna de manga, llamado c:ilmccin, para Juego cemir Ia masa en un jibe o cedazo de fibra vegetal y finalmente tostarla sobre un buren o platon de barro. De igual modo, los cronistas pondemn las buenas cualidades que tenfan las tortas de casabe por ser muy resistentes a las condiciones ambienta\cs, sobrc todo a\ clima humedo del area del Caribe. Asi lo manifiesta Miguel de Cuneo en su carta dirigida a Geronimo Annari, de 1495. en Ia que describe el segundo viaje del descubrimiento: Diclws is/as tambien prodm:en muchf.\·imas rafc:es. como nahos, gruesas y de mllclws fomws, blanqttf.simas, de las c11ales lracen pan de esta fomw: o sea: rallan diclws nabos como lwcemos nosotros con el que.m, sabre algunas piedras que .re parecen a los raf/adore.\' y despues rienen ww piedra grandf.rima puesra .vo/Jre e/ fuego, sobre Ia cua/ ponen diclw rafz rallada y hacen a/go as£ como una hogaza. y lo man como pcm y dura en !men e.rtado 15 y 20 dias y e/ cualnos qui/(} 11111clws dfas e/ hamhre. Y esta ra(z es ,\'11 comida mas fi1erte, Ia c11al comen cocinada y cruda 11• Cristobal Colon dono Ia isla Adamaney a su amigo Miguel de Cuneo. quien Je acompafi6 en
10 H. Colon. op. cit., cap. XXVIII.I22 II M. da Cuneo," Lcuera a Gcmlmo Annuri". en Raccolta Calmnbicma, (Romu: Fonti italianc per Ia storia della scopcn del nuovo mondu, rccopiladus por G. Bcrchct, 1892).
ANTROPOLOG{A 129
esa travesfa. Esta pequena isla, cercana a Ia costa sureste de La Espanola, fue llamada por el Almi· rante Ia "Bella Saonese", en honor a Cuneo, oriundo de esa ciudad de Italia. Cuenta Fray Bar· tolome de Las Casas, en su Historia de las ln dias':, que los vecinos de Ia ciudad de Santo Do· mingo enviaban con frecuencia una carabela a buscar en Ia "isleta de Ia Saona" una abundante cantidad de tortas de casabe producidas por sus indfgenas. Hoy Ia isla Saona es un excelente pa· raiso turfstico de Ia Republica Dominicana. Otro alimento basico en Ia dicta de los tafnos fue el maiz (Zea mays). Colon lo confunde con una especie de panizo. Fernando Colon, al hablar de las novedades encontradas por su padre, lo describe de manera mas exacta: "otro grano, CO• mo panizo, II amado por ellos maiz, que cocido es de buenfsimo sabor, o tostado y molido en puchas"''. El mai:., junto a Ia patala o papa (esta til· tima de origen andino), fueron dos de los importantes productos nutritivos que el Nuevo Mundo aport6 a Europa y al resto de Ia humanidad. En Italia elmaiz sc conoci6 con el nombrc de "grano turco", en el siglo XVI, porque el apelativo turco se le aplicaba a todo lo nuevo que provenfa de afuem del orbe cri~tiano, extcndiendose rapidamente su cultivo por el Venetto'~. "Gonza avcllanada" le llam6 el Almimnte al mani (Arachis flypogaea), planta que en Ia actualidad se conoce universalmentc con el nombre de cacahuate, que deriva de Ia palabra ca<:ahuat, de origen tlallllatl. En relaci6n con los condimentos indfgenas, juzga Col6n lo siguiente: "Tambien hay mucho aji. que es su pimienta, della que vale mas que pimienta, y toda Ia gente no como sin ella, que Ia halla muy sana" (15 en.). Ademas habla de "cinco a seis maneras de frutas", para resaltar los multiples y deliciosos frutos que los tainos obtenian de manera silvestre en los bosques, como el mamey (Mammea americana), Ia guandba11a (Annona muricata), el mam611 (Anllo· na reticulata), Ia papaya (Carica papaya), Ia guayaba (Psidium guajava), el caimito (Ciu·y· sophyllum cainito), y las variedades de pifias (AnanaJ como.ms), que el cronista Fernandez de
Oviedo consider6 como Ia mas hermosa fruta que habia visto, por su exquisito sabor, suave olor y bella apariencia. Si alguna cosa extrafi6 el Descubridor de America fue no haber encontrado los animates fantasticos y seres monstruosos que desde Ia an· tiguedad se crefa que existian en las regiones lcjanas del mundo conocido. Ademas, echa de me· nos en las islas antillanas Ia presencia de grandes cuadrlipedos, cuando dice: Be\·tias en tierra 110 vide ningwza de ninguna manera, salvo papagayos )' /agartos. Un mozo me dijo que via una gran culebra. Ovejas ni ca· bras ni otra ninguna bestia l'ide ... mas si las lmbieJe, 110 pudiera errar de ver algtma ( 16 oct.). Entre los animates que resena Cristobal Co· l6n figuran los perros de pequei'io tamai'io, que nunca ladraban y que los indios engordaban con fines alimenticios; las lmtias (Capromyidae), escurridizos roedores a los que llama ratones o conejillos de los que hay en Ia IndiaLS; asf como los lagartos y las iguanas, estas ultimas muy aprecia· das entre los nativos por el rico sabor y Ia suavi· dad de su came, que Colon confunde con un tipo
12 Fray Bartolome de Las Casas. Hf.fWria de lnditl.f (Mexico: Fondo de Cuhur-4 Economica. 1965) tomo ll . lib. II. cap. VII. 229 13 H. Colon. op. cil., cap.XXVIII. 121 14 Sobrc Ia imponancia de lo~ alimentos y Ia.~ dcmas "cosas nuevns" cncontradas en las Antlllas por los europeos. vcr Paolo Emilio Taviani. Lm 1•iajes de Coltln, d ~run dtR'rtbrimiclllo, 2 Tomos (llalia: Editorial Planetn· De Agostini, 1989) lomo I, 45-53 15 En Ia Republica Dominicana se com>ec populannentc con el mi ~mo nombrc de lrutitl 11 jutia a dos cspccics de pequciios mam(fcros. com:spondientcs n dos grupos difercntcs. Uno cs roedor y sc alimcnta de frutas y vcgctales. al cual debe rcfcrif5C Cristobal Colon cuando cscribe: "mume.r ~rmulcs de los c/e India~ ( 17 nov.) El otro se trata del Soledmwm. que es inscctfvoro y tiene habitos noctumos
Re1•ista JCP mln -1 I mimt m 7
de serpiente, y etmanati, mamlfero acu:itico de buen tamano, que crey6 eran las mlticas sirenas, aunque estas lucian menos bellas que como se sollan pintar. En uno de sus viajes de inspecci6n a tierra, Colon encontro huesos parecidos a los vacunos L\ que debieron ser de manati (Triche· clws manatus). Con estos huesos los indios con· feccionaban amuletos, cucharas y otros utensilios. Ademas, aprovechando Ia curvatura de las costillas, hadan espatulas vomicas que empleaban en el ritual de Ia cohoba. El Almirante observ6 igualmente que los indios capturaban focas tropicales (Monachus tropicalis), grandes tortugas y muchos peces, crustaceos y moluscos que abundaban en los arrecifes cercanos a las costa y los estuarios de los rios. Cabe resaltar que es Colon quien por prime· ra vez registra Ia costumbre indigena de fumar tabaco (Nicotiana tabacum). En su diario afinna: "Hallaron los dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaba a sus pueblos, mujeres y hombres, con un tiz6n en Ia mano, hierbas para tomar sus sahumerios que acostumbraban" (6 nov.). Con el correr de los anos, el uso del taba· co alcanzo una gran aceptaci6n entre los con· quistadores europeos y los esclavos africanos in· troducidos en America, generalizandose en Ia propia Europa un siglo despues. En Ia actualidad, el tabaco, que es un Jegado cultural de los tainos, constituye uno de los productos tradicionales de exportaci6n de mayor importancia economica y !aboral en los paises del Caribe.
lnhalador de ,·olwbtr, lrcdw de ''"~"' Jc nrtrnatl.
Las creencias religiosas y el extnsis ritual de Ia cohoba AI gran Almirante y descubridor de America debemos igualmente las primeras noticias sobre las creencias y ceremonias religiosas de los tai· nos. A este respecto, el lingilista e histori6grafo cubano Jose Juan Arrom", senala: influido acaso por las corrientes renacemistas que desde su nativa ltalia se extendian por toda Europa, y deseoso de infonnar a los reyes de Es· paiia sabre Ia nalllraleza de sus nuevas stibditos, Co/611 mostr6 desde su 1/egada 11110 viva curiosi-
16 C. Col6n, op. cit., 1985, pag. 110 17 Fray Ram6n Pane. Rclaci(ill acerca de las amigiledadc.f de los indios. El Primer trail/do cscrito ell America. (MI!xico: Siglo XXI Editores, 1974) 85 Nueva versi6n con notas. mapa y apendices de Jose Juan Arrom
Vu.fija en fimna de e.ifigie. Fundacitln Gtrrr:la Arc!mlo. Reptil!lk tr Domrnicanu.
ANTROPOLOGIA 131
dad por conocer los ritos y costllmbres de los lw• bitalltes de las is/as que acababa de descubrir. De tal manera, es Colon quien aporta Ia primera descripci6n de Ia ceremonia de Ia cohoba y del efecto de alleracion que provocaban en los oficiantes los polvos alucin6genos que se aspiraban por Ia nariz como parte de este ritual de los lainos: /do/atria u otra secta 110 he podido averiguar en el/os, amrque todos sus reyes, que son muclros, tanto ell Ia Espmiola como en las demds is/as. y en tierra fimre, tienen una casa para cada 11110 separado del pueblo, en Ia que no fray mds que algmras imdgenes de madera hechas en relieve, a las que /Iaman cemfes. £11 aquella casa 110 se trabaja para mds efecto que para e/ sen•icio de los cemfes, co11 cierta ceremmria y oraci6n que ellos hace11 a/If, como 1ro.wtros en las iglesias. En esta c:asa tiene11 tma mesa bie11 /abrada, de fomra redondo, como wr tajador de diclros cemfes co11 cierta ceremonia: despues, con una cmla de dos ramos que se meten en Ia 11ari:., aspira11 este polvo. lAs pa/abras que dicen no las sabe ningu· 110 de los nuestros. Con eo\'tos polvos .Ye ponen fuera de tino delirando como borraclro.r. Ponen 1111 nombre a diclw estallla; yo creo que sera el del padre, del abue/o o de los dos, porque tienen mds de una, y otros mas de diez. en memoria, como ya Ire diclw, de algwro de sus alltec:esores " 11• Respecto a otros idolos caracteristicos de Ia cultura taina, el Almirante precisa: "/gualmente, Ia mayor parte de los caciques tienell tres piedras, a las cuales ellos y sus pueblos muestra11 gran devoci6n. lA una, dicen que es buena para los cereale.Y y las legrmrbres que han senrbrado: Ia otra, para parir las mujeres sin dolor; y Ia tercera, para el agua y el sol, cuando hacen falta"'9 • La confeccion de estas piedras triangulares o iconos de tres puntas, constituye un excelente legado arti'stico del pueblo Iaino. La diestra mano del artifice tribal plasm6 en estas representaciones, rostros humanos y de animates de gran fuerza sugeridora, luciendo en las oquedades de los ojos aditamentos decorativos de oro Iaminado y placas de conchas, lo mismo que en Ia boca simulando Ia dentadura, para conferirle a Ia cara
una mayor expresividad. El resto del artefacto, cuando no era totalmente liso, mostrando Ia belleza natural de Ia roca, se revestia con hellos y elaborados disenos incisos, signiticando signos y emblemas simb6licos, que aludi'an a las funciones o atributos de Ia deidad represenlada en estas imagenes. Dado el interes evangelizador de Ia corona espanola, Crist6bal Colon. en su condicion de Almirante y Gobemador de las lndias, tuvo el acierto de instruir a Fray Ram6n Pane, humilde ermitano de Ia orden de San Jer6mino, para que, conociendo algunas de las lenguas que hablaban los naturales de Ia isla Espanola, fuese perito en elias, para ser entendido por todos, y se ocupara de "aprender y saber de las creencias e idolatrias de los indios". Las indagaciones realizadas por Pane, cumpliendo el mandato de Colon, fueron recogidas en su denominada Re/acion acerca de las amigiiedades de /o,f indios, cr6nica que constituye el primer documento de caracter propiamente etnografico escrito en America. En opinion de Jose Juan Arrom21', quien ha estudiado las repercusiones de Ia obra de Pane, Colon, a! recibir de manos de su autor el manuscrito de Ia Relacion, Ia Ilev6 a Espana al retorno de su tercer viaje. El documento fue consultado por Pedro Martir, que lo compendia en una extensa epi'stola en latin, dirigida a! Cardenal Ludovico de Aragon, y que luego pasaria a formar
Tornado d~ La Historia dd Nue•·o Mundo, /.56.5
18 H. Col6n, op. cit., 202 y 203 19 H. Col6n, op. cit., cap LXII. 204 20 R. Pane!, op. cit.,l2
ANTROPOLOGiA
Re1â&#x20AC;˘i.rta JCP
132
IIIla 4 I mimem 7
De tal manera, es Colon quien aporta Ia primera descripci6n de Ia ceremonia de Ia cohoba y del efecto de alteraci6n que provocaban en los oficiantes los polvos alucin6genos que se aspiraban porIa nariz como parte de este ritual de los tainos.
pane de Ia Decada primeraH. Los apuntes de Pane tambien fueron conocidos por Fmy Bartolome de Las Casas, quien tom6 muchas infonnaciones sobre las creencias mitol6gicas de los winos para los capftulos CXX, CLXVI y CLXVII de su Apologetica historia de las lndia.r. Posterionnentc, Ia Relaci6n de Fray Ramon Pane fue incluida en su totalidad en el capitulo LXII de Ia Historia del almirante don Cristobal Colon por su hijo don Fernando, originalmente fue escrita en espafiol. La obm de Fernando Colon qued6 inedita al morir su autor, en 1539, sin que nada se sepa de su paradero. No obstante, de Ia misma existe una traduccion al italiano, realizada por Alfonso de Ulloa e impresa en Venecia, en I57 I. Por consiguiente. las indagaciones realizadas por Arrom determinan que Jo unico que se conoce, hasta el presente, de Ia Relaci6n de Pane, es el resumen en latin de Pedro Martir, el extracto en espaiiol de Las Casas y Ia tmduccion al italiano de Ulloa. La Relacion de Fray Ramon Pane es fundamental para conocer Ia cosmovision de los talnos y sus relatos mitol6gicos accrca de Ia creaci6n de Ia tierra y cl mar, Ia frecuencia de los fc¡ n6menos atmosfericos, Ia aparici6n de los seres humanos y Ia vida sobrenatural. Los tafnos crefan en un Ser Supremo y Protector al que llamaban Yticahu Bagua Ma6rocoti, cuya madre era Ata¡ bey, Madre de las Aguas y Protectora de las Parturientas. En sus creencias mitologicas concebian otras divinidades o cemies que habitaban en el cielo, nombrado Turey. Entre sus mas importantes pasajes mitologicos estan los de Ia creaci6n del sol y de Ia luna, que salieron de una cueva,
llamada Mallfiatilwe/, donde habitaban dos cemies gemelos, Boinayel y Mcirolm, hechos de piedra, considerados dioses protectores y a los cuales se invocaba para que lloviera y las cosechas dieran sus mejores frutos. Del mismo modo, en el contexto mftico de estos relatos, los pacfficos tafnos imploraban al cemi Gttabcmcex para que aplacara el viento, cuando sus fuerzas huracanadas arrasaban los arboles y echaba por tierra las casas. En las ancestr..tles leyendas de los tafnos, algunos animales habian intervenido en Ia formaci6n del genero humano. Tal es el caso del inriri o pajaro carpintero (Melanerpes striatus), que fonno con su pico cl sexo de las mujeres; y el de Ia transfonnaci6n de los nifios, que al clamar toa toa, pidiendo su lactancia, fueron convertidos en rana, para que no sufrienm al ser abandonados por sus madres, que habian partido a una isla llamada Matinino. Otro tanto sucedi6 con el indio Yallu/Jaba, que al ser sorprendido por el sol se convinio en pajaro que canta por Ia manana, igual que el ruisefior. De ahi que en el pensamiento primitivo algunos animales fuesen considerados como los ancestros de las tribus, estableciendose un fuene sentido de parentesco que, en cierto modo, los hacia participes de Ia condici6n humana:!!. Estos animales que adquieren rasgos y manifestaciones propias de los humanos se evidencian en los objetos artisticos talnos, por medio de habiles esquematizaciones basadas en analogias ideales que combinan de manera estilizada Ia apariencia del animal con los atributos humanos, tal como sucede con el murciclago (CIIiroptera)
21 P. M:inir. op. cit., tomo I, dec. I. lib. IX, caps. 4 at 7 22 Ricunlo Alegria, Apwrte.f e11 umw a Ia miwlogiu de lo.f imlios taino.f de /u.r Ami/leu Muyore.r y .I'UJ origenes .mrumericmw.f, (Barcelona: Centro de Estudios Avanzados th: Pueno Rico y cl Caribc y Musco del Hombre Dominicano, 1971!)16
ANTROPOLOGIA 133
y Ia lechuza (Strigidae), animales que por sus habitos noctumos eran relacionados con los espfritus de los muertos y otros seres del pante6n anfmico aborigenl3 • Finalmente, Colon tambien hace acopio de las practicas funerarias de los winos en el informe que reproduce don Fernando en su obra: Cuando estos indios mueren, /es /ween sus exequias de diversos modos; Ia manera de sepultar a sus caciques es Ia siguieme: abren el cadaver del cacique y lo .wean a/ fuego para que se consen1e elltero; de los otros, solameme toman Ia cabeza; a otro.1· los sepulran en una gruta y ponen encima de Ia cabeza pan y wra calabaza /lelia de agua. Otros, los queman en Ia ca.m dm1de muere, y cuando les ••en en elriltimo extrema, antes de que mueran los estrangu/an; esto se Iwee COil los caciquesl•. Por los apuntes de Colon podemos apreciar que los tafnos pmcticaban varios ritos mortuorios y crefan en Ia existencia de una vida despues de Ia muerte. Por esta razon enterraban con esmero a sus difuntos, colocandoles a su lado ofrendas y alimentos, a! igual que los mas preciados objetos de uso personal, que empleaban en su viajc al coaybay o region donde habitaban los espfritus. En ocasiones se acostumbmba enterr.1r viva junto a los caciques y otros senores principales a Ia esposa prefcrida.
tos de Ia conquista -con Ia imposicion de los trabajos forzados y sobre todo por Ia enorme mortandad causada por las nuevas enfennedades y epidemias, frente a las cuales los nativos carecfan de inmunidad· , los tafnos no desaparecieron por completo. Su sangre se mezclo con Ia de los pobladores espanoles y los esclavos africanos, dando inicio a un intenso y cnriquecedor proceso de mestizaje. Su cultura, aunque rudimentaria en compar.tcion con Ia europea del siglo XVI, sirvi6 de base para Ia adaptaci6n en el nuevo medio ambiental, conservandose as! entre Ia poblaci6n criolla muchos vocablos, habitos alimenticios y artesanias autoctonas, que se han conservado a lo largo de los tiempos como una herencia aborigen, que forman parte del modo de ser y de sentir de los antillanos de hoy.
La trascendencia del legado aborigen Tras el descubrimicnto, con Ia absorcion de los grupos indfgenas en el nuevo orden colonial, se produce Ia rapida declinaci6n demognifica de los tainos y Ia quiebra de los valores estructurales de su cultura. El propio Almirante Cristobal Colon habfa sentenciado su triste suerte cuando, a! ponderar a los Reyes de Castilla sobre Ia validez de sus hallazgos, dijo: £/los no tienen armas, y son todos de.mudo.~ y de ning1i11 ingenio en las amws y muy cobardes, que mil no aguardarcin tres, y asi son buenos para les mandar y les /weer trabajar y sembrar. y /weer todo /o otro que firese menester. y que hagall villas y se ensefien a andar vestidos y a nueslras costumbres (16 die.). A pesar de haber sido diezmados por los efec-
23 Manuel A. Garcia Arevalo. "The Bat and the Owl: Nocturnal Images of Death", Tctftw, Pre·Columbian Art am/ Cult11re fmm tfiC! Caribbean. {Nueva York: The Monacelli Press y El Musco del Barrio. 1997)112-123 24 H. Col6n. op. cit., cap. LXII. 204
ANTROPOLOGiA
Revista JCP wl<~ ./ I mim~m
i
En el mundo de las ideas, Ia vision idflica del "buen salvaje" que proyecto Cristobal Colon desde el primer encuentro con los indios de las Antilias, basado en los mitos clasicos de Ia Edad Dorada. tuvo grandes repercusiones en Europa. Estas imagenes de Ia vida simple y libre de los pueblos que se encontraban cerca del estado de naturaleza, persisten y se manifiestan en otros cronistas del descubrimiento, como Cuneo, Alvarez Chanca. Scillacio, Vespucio, Martir de Angleria, Las Casas, Fernandez de Oviedo y Ramusio, alcanzando una gran resonancia en Ia mentalidad renacentista de Ia epoca. Con Ia concepcion del mito del "buen salvaje", que sirvio de inspiraci6n a Erasmo, Moro, Vives, Campanella, hasta Montaigne y Rousseau, surgen las ideas ut6picas con sus trascendentes consecuencias politicas y socioecon6micas. El concepto de Ia utopfa, difundido por los pensadores humanistas y formulado a partir de las imagenes de felicidad y bondad naturales del indio, en contraste con los males de las sociedades europeas, hizo renacer un movimiento ideol6gico en el campo de las reformas polfticas, con remi¡ niscencia de Ia antigua filosofia platonica, que dio un sentido diferente de Ia dignidad humana y transform6 Ia concepcion del mundo y de Ia sociedad en favor de Ia libertad, Ia justicia social y Ia igualdad entre todos los hombres.
134
ANTROPOLOG!A 135
trap0:
La muiieca de
ARTESANfA, GENERO Y RAZA
Una mujer se ha levantado temprano y prepara lo necesario para participar en una feria de artesanias con su produccion de mufiecas de trapo. Cuidadosamente Ilena sus cajas. Ahi coloca las palidas jfbaras de faldas muy anchas y trenzas de hilo. Anade las negras vestidas de guin-gan o de muy noridos estampados, preferiblemente rojos y amarillos. Unas son muchachas y otras son abueIas y otras mas son nifias con cintas y Iazos y todas sonrien con sus labios rojos pero cada una expresa en su rostro su propio canicter, su propia manera de ser muy bonita. Unas son delgadas y otras son gorditas y algunas escapan de Jo acostumbrado y exhiben cabellos azules y verdes parque son criaturas de Ia fantasia. La artesana aprendio a hacer mufiecas de su mama ode su abucla o las vio en alguna feria o simplemente las hizo porque ya era costurera. Orgullosamente exhibe Ia tradicion y Ia herencia de tiempos idos que viven en el gusto de Ia genle pero tambien cose y borda los trajes y los peinados que abundan en estos tiempos y como es tan necesario obtener un buen ingreso para mantener familia, esta artesana produce unas mufiecas distintas muy rubias¡ blancas-esbeltas o rubias-blancas-rechonchas que hizo de unos patrones que se consiguen baratos en los centros comerciales.
Ramon Lopez
n par de horas mas tarde, esta montando su mesa y conversa con santeros, orfebres y ceramistas. Entonces se acerca un hombre, una mujer o una anciana y es el cliente o clienta que necesita un encargo. Esta persona ha venido porque anoche o antenoche tuvo un suefio muy intenso con una mufieca negra. Fue un sueno de gran consuelo, un mensaje de otro mundo donde los muertos recuerdan y vigilan y protegen a los vivos de este mundo. Esa muneca madama es proteccion exclusiva del creyente que Ia sueiia. Se le aparece vestida de tal color y su cuerpo es de tal forma y exhibe sus collares y pendientes, sus pulseras y pafiuelos. La vio sentada o parada con los ojos muy abiertos y Ia sonrisa en Ia boca. Su obligacion es tenerla, mandarin a hacer, colo¡ carla en su Iugar apropiado. Se compromete a aluzarla con luz de velas y Oores y no es raro que celebre el cumpleafios de Ia madama y ordene que Ia artesana le haga munecas chiquitas para obsequiar a invitados que comparten su creencia. Este hombre o esta dama o esta anciana bendecida paga con gusto el servicio y hasta invita a Ia artesana a que asista al cumpleafios. Con el tiempo Ia madama mostrani gustos y gastos y ser.i tiema o altiva, complaciente o caprichosa.
U
La muiieca de Ia raza La bullente variedad de artesanfa puertorriquefia que aparece en los mercados, ferias, tiendas y talleres junta una complejidad de inventos y tradiciones. Algunos renglones nos acompafian desde tiempos prehistoricos, otros son muy centenarios y otros mas recien nos llegan, sea de Ia inventiva del artesano curiosa o de Ia moda exigente que trae del extranjero Ia inOuencia del momenta. Hay artesanfas que son glorificaciones de Ia cultura popular segun Ia entiende el gobiemo o Ia elite del poder. Otros objetos utilitarios permanecen con nosotros y mantienen su identidad com-
Re1•ista ICP Utili
4 I num~fYI
ANTROPOLOG/A
/36
.,
partida. Unos conservan su vigencia como las hamacas. Otros pierden su sentido original y adquie~ ren uno distinto como los santos de palo que abandonaron su pr.ictico calolicismo popular para ascender al prestigio del coleccionismo costoso. Hay acenados rescales del peligro del olvido como el cuatro campesino, instrumento nacional. Tambien arriban renglones novedosos y recientes: Ia impresi6n en camisetas o Jajoyeria en metal. 1 La muiieca de trapo sigue atractiva y actual a pesar del ubandono de ser rengl6n ignorado por los promotores y rescatadores de Ia cultura subal· terna. Una muneca hecha de sobras, tan barata y complacienle, no ha sido objeto de alabanza y homenaje pero uhf esta, asomando Ia cara sonreida y abrazandose a Ia gente que Ia quiere sin ne· cesidad de glorificaciones oficiales. En este texto nos ocupamos de ella porque su reng16n es un espacio donde Ia gente comt1n encuentra Ia des/llmirca de lri.r dt Je.<u.<, cubierta presencia de sus P11nu. Pu~n11 Rim rafces mestizas. En efec· F" '" Krafia Un \'e/d;:t(ll~: to, dentro de esa promocion anesanal que privi· Jegia Jo jibaro blanqueado como esencia nacional y que incluye Jo taino como rastro de un origen idealizado en pureza, Ia muiieca de trapo alza voz de mulataje y nos recuerda una historia de multiples mezcolanzas. En esa poblaci6n de mufiecas artesanales, Ia gente puertorriquefia encuentra un espacio realimaginario para afirrnar su diversidad racial, den· tro de Ia cual Ia negritud ocupa un Iugar prominente, encamado en ese cariiio especial a Ia muneca negra que ret1ne las posibilidades de Ia igualdad, Ia buena suerte, Ia mt1sica afroboricua, Ia protecci6n de los muertos, el carifio maternal, Ia complacencia del juego y el miedo a Ia brujeria. Pocos objetos de nuestra cultura popular car· gun tanto peso de significaciones vigentes.
Dona Lulu, una mujer de Chicago que ha fa· bricado munecas durante toda su vida, Jo expresa con mucha fuerza:
Yes Ia sangre del moreno, de/negro, del afriLe tenemos cari1io a Ia mwieca neg rita y a/ rey Melclror porque somos puertorriquetio.r de sangre ligada. Estamos ligados c:mllraitianos, in· dios, afric:anos. E.r 1111a sangre fuerte, caliente que tenemos. Pero e.m es Ia sangre boricua. ~ calw.
Reconociendo este carino que raya en Ia pre· ferencia y dejando claro que el reng16n de Ia mufieca de trapo incluye todas Jus posibilidades raciales y todas las gradaciones de Jo nativo y Jo extranjero, nos acercaremos mas a las mufiecas negras pues, al igual que nuestros tambores, estan vivos por Ia voluntad del pueblo mismo, sin subsidios gubernamentales.
Antecedcnte y actualidad La mufieca negra que conocemos en Puerto Rico es muy purecida -a veces identica- a las mufiecas negras que se hacen en Republica Do· minicana, Haitf, Cuba, Venezuela, Colombia, Panama, Brasil y otros pafses Iatinos donde Ia esclavitud dej6 una presencia cultural perrnanente y cambiante. Tambien es parecida a Ia mufieca negra de los afroamericanos de Estados Unidos.3 En todos estos lugares se fabrican munecas de tmpo de varia.'i expresiones mciales. La mufieca negra es una mezcla de las representaciones rilUaJes del cuerpo humano de nuestros ancestros africanos con las muiiecas europeas que trajeron los colonizadores. Se han ai\adido rasgos especfficos en Ia fabricaci6n y/o el uso que son influencias indlgenas pero estos no son los predominantes. Dado el caracter residual de Ia tela como materia prima en las mufiecas tradicionales y Ia relativa abundancia de telas en Ia actualidad, Ia mui\eca negra es de hecho una mufieca de "piel" oscura que incluye tonalidades de negro, gris y marr6n y hasta de cualquier otro color oscuro. La mui\ecu ha sido uno de los juguetes mas diseminados por todo el mundo occidental y ademas es una centenaria figura de adorno y co-
I Ramon L6pcz, £1 \'Uior hi.tuirico de Ia ane.rwria puenorriqrlt!lia, (lnstituto de Cullum Puenorriquciia, San Juan. 2<XII) 2 Ram6n L6pcz. Dona Lulu y Ia Madama Lulu". Boricua, (Julio-Agosto 2()(Xl), 23-26 3 Lydia Cabrera. £/mollie, (Edicioncs Univers:~l : Miami). 1992. Donald Cosentino (cd.). Sacrr!d Am oJVodtm. (UCLA Fowler Mu· seum: Los Angeles), 1995; YS<Jmur Aorcs Peila. Sumeria Garments and Alwrs, (University Press of Missisippi: Jackson). 1994; Ronald Freeman, A Cmumrmimr of tire Spirits, (Rutledge Hill Pn:ss: Nashville). 1996; Anuro LindS<Jy (ed.), Sunterfa Ae.tthetic.r, (Smithsonian Institution: Washington), 1996; Pedro Martfncz, Ane.w nfu en lbemamr!ricu, (lunwei'Jl Editorcs: Barcelona-Madrid), 1992. 4 Varios, La artesan(u en /11 .m ciedad coutemportinea, Sal vat Editores.
ANTROPOLOGIA 137
Mmlcca Jr Ghana Fmo~:rafia Un 1\!/tl:qu~:
lecci6n.4 Los colonizadores europeos trajeron a los territorios americanos conquistados munecas de variada confeccion entre las que predominan los cabellos y vestidos abundantes en cuerpos de pie! clara. Los africanos aportaron unas representaciones humanas de fuerte caracter ritual que fueron re· creadas donde las circunstancias lo permitieron pero, las mas de las veces, fueron reinventadas bajo formas occidentales debido a Ia represi6n contra las espiritualidades no·cristianas. Esta complejidad se nota mucho en las mufiecas del Vodun haitiano que incluyen formas similares a los nkinsi congos (envoltorios textiles de uso ri· tual), muiiccas de trapo parecidas a las nuestras y muiiecas plasticas industriales vestidas y/o pinta· das con los atributos del culto. Una continuidad parecida ocurre en Ia Santeria cubana, en Ia que las figuras de los /beyi (gemelos divinos del Africa occidental) evolucionan desde las figuras Ia· lladas a las muftecas de trapo y a Ia co\ocaci6n de ropajes rituales en munecas plasticas industriales.' Ademas, en ambas tmdiciones se preparan mufiecas destinadas a representar loas y ori· clws, lo que se logra sobretodo mediante Ia colo· cacion de vestimentas de los colores exclusivos de cada deidad. En Ia brujeriu afrocaribeiia se uti· lizan mufiecas de muy diferentes hechuras que son atacadas para causar males a las personas que representan.6 Otra manifestaci6n espiritual de Ia mufieca negra es Ia madama, personaje protector que habita el mundo de los muertos. Estas muiiecas repre· sentan mujeres curanderas y sabias- muchas veces
haitianas- cuyo trabajo de alivio y sanaci6n era reconocido por su eficacia en Ia comunidad. Las madamas son mufiecas atendidas y veneradas con esmero y tienden a exhibir Ia mayor excelencia artesanal posible. Sus funciones son variadas y sus tradiciones difieren de un Iugar a otro pero siempre se caracterizan por un intenso y continuo contacto entre las mufiecas y sus devotos. En Puerto Rico, las mufiecas que se destinan a los prop6sitos sefialados arriba se consiguen en las bot:inicas. En cstas tiendas de artfculos religiosos aparecen munecas hechas en Ia Isla o en el extranjero pues los suplidores de mercancfas espirituales se enlazan en una red de suministros que incluye las Antillas, Miami y Nueva York. adem:is de otras ciudades de Estados Unidos con concentraciones de poblaci6n latina. Estas mufiecas tienden a Ia producci6n masiva y cuando es asf muestran una fabricaci6n descuidada en sus detalles, aunque tambien se consiguen mufiecas de hechura esmerada. Con frecuencia tienen una apariencia aspera y expresiones enigmaticas y chocantes. Su confecci6n transmite el misterio y hasta el peligro que su uso conlleva. La utilidad ritual de las mufiecas destinadas a Ia brujerfa no exige perfecci6n artesanal. En este caso, abundan las muiiecas pequefias, bamtas y malhechas. La botanica es territorio de contactos y mezclas cui· turales donde las fronteras nacionales se difumi· nan y crece un compartido repertorio de objetos rituales reconocible por los creyentes Iatinos y afroamcricanos. En este mundo de mediaciones con otros mundos y de maniobras sobrenaturales en las re· laciones sociales, hay Iugar para munecos, madamos y brujos. El principio femenino es, sin embargo, predominante y son las mujeres las mas in· teresadas en usar mufiecas para tener y mantener acceso a las esferas m:igicas de Ia convivencia. La domesticncion del misterio Frente a Ia mesa artesanal, a Ia vista del ptl· blico y ante Ia exigencia creativa, las mufiecas van mas all:i de Ia creencia y Ia necesidad ritual. Su ambito de atracci6n es Ia sociedad entera y por eso sus funciones y utilidades se multiplican.
5 Cosentino, op. cit 6 Tcodoro Vidal, Tmdicimws e11lt1 brujerf11 puertorriq11e1i11, (Edicioncs Alba: San Juan). 1989.
ANTROPOLOGIA 138
Ret•ista ICP ur'ln 4 1 num~m 7
Mufl~cas d~
Ia
Donuniccmu FnWIIrtrfia Munu Cu~1·as
R~priblica
A Ia vez, el lenguaje cambia y, en vez de ser especffico y compartido, se hincha de ambigiledades y disimulos. En Ia feria de artesanfas, las mufiecas pueden exhibir su excelencia manual. Bien cosidas y ves· tidas, expresan su personalidad y el estilo de sus creadoras. Sus significados se expanden y vale Ia pena tomarlos en cuenta.7 Las artesanas quieren vender su mercancfa especializada y necesitan dominar varios discursos simultaneos que les permitan complacer a Ia clientela. Las muilecas negras comparten Ia mesa con las blancas, trigueilas y demas afinaciones del lenguaje racial. Afortunadamente, Ia abundancia de calificaciones raciales que camcteriza a Ia sociedad puertorriquena encuentra facil acomodo en Ia amplia disponibilidad de telas de las mas variadas tonalidades. Las mufiecas blancas tienen menos obligaciones culturales. Estan ahf porque son mufiecas y punto, con Ia diferencia de que son de trapo. Son para jugar, adornar y coleccionar. Las negras tambh!n sirven para eso pero ademas son Ia memoria de Ia esclavitud. El Jenguaje de "los tiempos de Ia esclavitud" esta prefiado de consecuencias simb6licas.1 En aquellos espacios de municipios y plantaciones, Ia mayoria de las mujeres blancas de los esclavistas vivian marginadas de los ambitos del poder pero podfan disfrutar de una relativa ociosidad sustentada sobre el trabajo de las mujeres negras. Las niilas y adultas blancas tenfan tiempo para coleccionar, decorar y jugar segun los gustos y alcances de Ia epoca. Las negras amamantaban, cocinaban, cosfan, limpiaban y sembraban, pero ademas cantaban y baila-
ban y eran dueilas de los misterios de las curaciones, maleficios, magias y azares que mantenfan juntos en Ia imaginaci6n a los vivos y los muertos, a los antepasados y los descendientes, a pesar de Ia destrucci6n familiar provocada por Ia compmventa de esclavos. Esta cultura matrifocal afroboricua nos dejo nanas, condimentos yencantamientos y de manera corporal y simb61ica fue parte de Ia ninez de blancos y negros, unos hartos y otros hambrientos. Asi Ia mui'ieca negra hered6 su primer sentido simbolico: Ia mujer amamantadora repleta de refugio maternal. El sfmbolo es ambiguo porque disfmza Ia esclavitud de entrega y ternura pero a Ia vez afirma Ia relacion maternal como el eje de Ia supervivencia social. Por eso muchas de estas muiiecas son abuelas: senoras mayores de edad que mantienen Ia coherencia de los hogares artificiales de los blancos, los hogares despedazados de los negros y los hogares accidentados de todas las mzas de Ia puertorriquefiidad. En otras palabras, Ia insistente presencia de esta mufieca oscum nos aclara que Ia familia nuclear no ha sido Ia estructura esencial de nuestra historia. Este lenguaje teorico es fruto del dolor personal. Pero si Ia muiieca negra va a encamar en sus trapos una permanencia hist6rica nuestra, su discurso artesanal tiene que abrir espacio para Ia alegria. Por eso las artesanas saben que pueden venderlas como mui'iecas de bomba y plena y asi presentar Ia relacion adomo-juego-canto-baile porque Ia gente negra nos hizo festivos y alborotosos aunque se nos multipliquen los colores. Si Ia vida se compone de dolores y alegrias hilvanadas con el hilo de Ia fuerza maternal, el ex ito de Ia vida consiste en lograr el equilibria necesario para salir adelante, o sea, sobrevivir con suficiente avance como para alimentar Ia esperanza. Esta cualidad de Ia vida popular se llama buena suerte porque sus incidencias escapan de nuestras manos. La muiieca negra que recoge todo esto es por lo tanto mui\eca de Ia suerte. Asf Ia Haman los clientes que no quieren especificar su pertinencia en los asuntos cotidianos. La mufieca negra se pone en Ia sala y da suerte a Ia casa, se pone en Ia cocina para que no se queme Ia comida. se pone en el cuarto para que proteja desde el mas alia. Aqui nos movemos seguramente
7 Lo que sigue se basa en un estudio iconogrofico de las muiiecas negrns que no incluyo aquf por razoncs de cspacio. 8 Escla,·a de Puerw Rim. dibujo de don Luis Paret reproducido en Morales Carri6n, Arturo. Auge )' decadcncia de Ia esclcn·iwd en Pueno Rico, (lnstituto de Cultura Pucrtorriqueila: San Juan), 1978.
ANTROPOLOGIA 139
Mane,·a.l de bmdnicu Fumwaflll /\lana Cue•·us
a otro espacio simb61ico. Esta abuela imaginaria no es Ia que se esconde en el traspatio (y tu abuela d6nde esta) porque Ia gente de sinceridad plena le guarda sitios de honor. Estamos en un espa· cio popular de reconocimiento racial, parecido al que construfmos para Melchor el rey negro. Esta negra abuela no solo habita los espacios de Ia imaginacion y Ia artesanfa. Las artesanas de hoy son descendientes de aquellas obreras de Ia industria de Ia aguja de ayer. En 1941, cuando las mujeres dejaban eJ hogar para llenar talleres y fabricas de mala iluminaci6n y salario miserable, casi una tercera parte de elias dejaba sus hijos con Ia abuela.9 Aunque esas obreras emn de todos colores, fue Ia abuela negra Ia que mejor conserv6 esa memoria convertida en imaginaci6n artesanal.
La ambigiiedad de Ia resistencia Los clientes que compran muiiecas negras pa· ra nombrar el cariiio, el baile y Ia suerte, no disimulan su preferencia y con su patrocinio sostienen talleres artesanales en los que Ia negritud es ingrediente esencial. Los que compran mufiecas ncgras para asegurar favores espirituales mal vistas por los cristianismos y ateismos dominantes, dan vueltas por Ia mesa, miran a los Iadas, com· pran en monosflabos y se van de prisa pero no dejan de volver a cumplir con los subsiguientes deberes del culto y Ia ofrenda. En Ia imaginaci6n del pueblo, hay que insistir en Ia reiteraci6n del misterio y Ia celebraci6n de Ia raza. Cuando ese mismo pueblo alarga su distancia a los frfos espacios de Ia emigraci6n, Ia jerarqufa religiosa lo deja solo pero Ia mufieca negra -jun· to al rosario, Ia estampa, Ia vela o Ia biblia pente·
costal- se van con el y por eso hay madamas en las botanicas de Filadelfia, muiiecas de Ochun y Yemaya en Ia botanicas de Nueva York y muiiecas de Ia suerte en las botanicas de Chicago. Cuando el lnstituto de Cultura auspicia el viaje de una ar· tesana a las veraniegas fiestas de Ia puertorriqueiiidad migratoria, Ia mesa artesanal se ubica en Ia diaspora y su mercancfa se vende enseguida. En todo este viaje multidireccional de historias, islas y ciudades, Ia muiieca negra que recoge en su cuerpo de trapo Ia resistencia del pueblo tambien recoge sus percances coloniales. A fin de cuentas, sigue siendo un juguete y sirve entonces de escape a las urgencias de Ia discriminaci6n sonriendo y endulzando Ia certeza indiscutible de que existe una violencia que no se acabo con Ia abolici6n de Ia esclavitud y que se reproduce cada dfa. Debajo del vestido Iindo estan los golpes amomtados. La muiieca de Ia plena se puede llamar Elena pero cortaron a Elena y se Ia llevaron pal hospital. El mundo corporativo tambien entra al juego con sus disenos de muiiecas negras envueltas en los olores y sabores de Ia enajenaci6n comercial. Aunt Jemima de los pancakes y Mama lnes del cafe colao se localizan en los polos distanciados de lo extranjero y lo folcl6rico pero ambas se reunen en Ia falsa felicidad del consumismo. La muiieca negra puede adelgazar y perderse en Ia ansiedad de los vestidos y los peinados. Puede estirarse el cabello y ser modelo exotica y sexy. Con su mirada perdida en el maquillaje, se junta con las rubias mufiecas country que ya se trepan a las mesas artesanales de nuestras ferias. Si muchas mujeres puertorriqueiias se sienten mejor ti· iiendose el pelo de rubio y otras estirandose el pelo encrespado, estamos en el ambito sorprendente de Ia moda como contradictorio ejercicio de Ia libertad personal. Las muiiecas de trapo imitan a las de came y hueso. Asi nos toea vivir Ia diversa complejidad de Ia cullura popular de un nuevo milenio. Es mas facil Ia opinion de nuestros gustos que Ia historia de nuestra memoria. Pero nose trata de absolver o condenar sino de reconocer que Ia mesa artesa· nal es el espacio de una poblaci6n real-imaginaria donde el pueblo mismo dilucida sus opciones con un profunda sentido de experiencia colectiva
9 Maria del Cannen Bacrgu, (cd.), Gtftrem y rrubajo: /11 i11dusrriu de Ia aguja e11 Puerto Rico, (Editorial UPR: Rfo Piedra.~). 1993.
Rel'ista ICP all11 -I I mlmtm 7
Cuando el
merengue
ENTROEN
LA
''cultura de masas''
Dario Tejeda
a cafda de Ia dictadura de Rafael L. Trujillo en 1961 abri6 las puertas para el desarrollo de fen6menos de masas musicales antes desconocidos en Dominicana. Con Ia adopci6n del concepto de "fen6menos de masas" designamos Ia situaci6n que representa en Ia musica popular el nacimiento de una serie de Jfderes de bandas y su conversion en figuras de tipo estelar, es decir, en imagenes fisicas cuya sola presencia convoca el delirio de masas humanas, las cuales a su vez, invocan sus mitos y deseos en Ia aparici6n de aquellas. Nuestro enfoque de los fenomenos de masas del merengue integra Ia concepcion weberiana acerca de los Jfderes carismaticos. Aunquc Weber centra Ia aplicacion de sus parametres en el amilisis de los lideres polfticos carismaticos, crccmos que sus hcrramientas son utilcs tambien para otros ambitos, en estc caso, en Ia musica popular, campo en cl cual suelen surgir con frecuencia Ji. deres que devienen en ftguras carismaticas. Por su capacidad de movilizacion extraordinaria, por su poder de convocatoria excepcional. por las pasiones desbordadas que a menudo desatan, puede colcgirse que el fundamento de su influencia no se sostiene en una base racional, sino emocional. En America Latina, el caso de Garde! es ilustrativo. Su capacidad de seduccion de las multitudes argentinas se mantiene vigente, mas de medio siglo despues de su muerte. El caracter fenomenal de las figuras carismaticas implica que simbolizan y marcan procesos sociales, en este caso en el ambito de Ia musica popular, constituyendo una realidad que puede ser explicada por las ciencias humanas y sociales. El msgo masivo de esos fenomenos se relaciona con el hecho de que poseen capacidad de convocatoria, lo cual, a su vez revela que tienen un poder de convencimiento y de cohesion social. Atmer multitudes y movilizarlas por invocaci6n de Ia figura ffsica, convertida en idolo, pucde tener su origen en factores como el carisma, el
L
atractivo personal, Ia calidad vocal u otros aspectos que se proyectan extemamente. Esos elementos extemos son los que primemmente aparecen a Ia vista u ofdos de las personas, las cuales al congregarse en tomo a ellos adquieren el caracter de masa social. Por otro !ado, los "fen6menos de masas" no pueden desvincularse de Ia influencia de los medios electronicos de comunicacion: estos son pilares indispensables de lo que se ha denominado "cultura de masas", es decir, un conjunto de valo¡ res y actitudes que son comunes a un gmn e indistinto conjunto social.
El merengue rompe los limites Con el proceso de to que se llam6 "destrujillizacion" y Ia democratizacion polftica, Ia sociedad dominicana empez6 a forjar un nuevo rostro. Los cambios motorizados principalmente por los sec¡ tores urbanos fueron provocando el descubrimiento de su novedoso perfil; Ia naci6n empez6 a adquirir una mayor conciencia acerca de si misma. La ampliaci6n del mercado intemo sel16 su influjo en el repunte que lorna Ia industria de Ia musica a partir de los ai\os sesenta. Aunque puc¡ de alegarse que de algun modo esa industria ya existia durante Ia dictadura, no fue hasta despues de 1961 que se hizo importante. En el perfodo que allf se inici6 fue que adquiri6 desarrollo Ia actividad discografica. En ese contexto, se inician innovaciones y ruptums definitivas en el ambito de Ia musica popular. Los cambios se expresaron en el aceleramiento que toman algunos ritmos, inicialmente el merengue y posteriorrnente Ia bachata. Los musicos populares adquirieron conciencia del atraso musical que se habfa acumulado durante los anos de encierro, y se preocuparon por actualizarse. Obtuvieron mayor libertad creativa. Rotos los lfmites de Ia dictadura, empezaron
MUSICA
a abundar las cronicas reflejando lo cotidiano, Ia alegria, Ia amargura, Ia queja, el dolor, el gozo. Desde que empezaron a sentirse los estertores del regimen, temas como La miseria, de Felix Lopez, representaron una expresi6n que salfa de los mol· des de Ia ideologia conservadora trujillista. Por otra parte, en Ia musica se sinti6 una mayor soltura, y hubo un enriquecimiento sonoro. Las atrevidas danzas coreograficas introducidas por Johnny Ventura en el merengue rompieron con Ia tradici6n pasada. Ventura afirrna que "el merengue tradicional estaba completamente com· prometido con Ia tiranla", y Ia gente ya no querfa ese ritmo comprometido; anhelaba cambios en Ia mtlsica y en todos los 6rdenes. Johnny Ventura, Felix del Rosario, Antonio Morel, Ramon Hernandez, Esteban Pei\a, Luis Rivera, Cuco Valoy, Cheche Abreu, y otros !ideres de bandas, contribuyeron a establecer nuevas estilos de merengue, matizados por elementos urbanos. En junio de 1964, nacio el Combo Show de Ventura: el combo fue Ia nueva modalidad de ejecuci6n e interpretacion del merengue, independientemente de que en ocasiones se recurriera a Ia gran orquesta, como ocurria cuando se efectuaban grandes conciertos (casos de Ventura, Felix del Rosario y otros, en Nueva York y otras urbes), o de que en los aiios noventa Juan Luis Guerra Ia retomara para sus giras internacionales. El nacimiento de esc formato de orquesta mas agil y sencillo, desmont6 Ia estructura y Ia rigidez de Ia gran orquesta de salon que prevaleci6 durante Ia dictadum. La imagen aparatosa y desmesurada, guiada del egocentrismo y Ia idea de gr.tndeza de Trujillo, condujo bajo su regimen al establecimiento de Ia gran orquesta de veinte a treinta musicos, mas los cantantes y el director. Las grandes orquestas lograron mucha reputaci6n en el mundo del espectaculo; su desaparicion se produce no solo por Ia caida del reino de los Trujillo, sino, y sobre todo, porque ya eran in· viables economicamente. Los combos se convierten en los sustitutos porque resultan mas econ6micos y funcionales, para responder a! nuevo fenomeno de mercado que estaba en curso. Tras Ia aparicion de los primeros combos, el de Ventura y el de Felix del Rosario- este en el Hotel Europa·, en cada ciudad empezaron a forrnarse otros. La modalidad de los combos ya estaba repuntando en el Caribe. Como antecedente significati· vo se conocieron a Cortijo y su Combo y el Gran
juan luis guerra • 440
ojali que llueva caf6
141
MUSICA
Re11ista ICP
142
ailo 4/ mimcro 7
Renovacion y cambios en el merengue Durante los afios setenta, mientras el pais se urbanizaba rapidamente, Ia renovaci6n de los ritmos populares se presenta con un mayor aceleramiento, y con Ia aparici6n de lfderes carismaticos y nuevas grupos de merengue en Santo Domingo y en los principa\es centros de Ia emigraci6n dominicana, entre ellos Wilfrido Vargas, Milly y Los Vecinos, el Conjunto Quisqueya, Los Hijos del Rey. Estos readaptaron los ritmos a las cxigencias de Ia epoca, las cuales indicaban Ia busqueda de frescura y agilidad. Esto se produjo introduciendo nuevas elementos de percusi6n, viento y teclados. Wilfrido Vargas es quien marca Ia ruta del decenio de los setenta con su banda Los Beduinos, a partir del afio 1972, cuando estos produjeron un macrocambio en el merengue al escindir su parte rftmica, al romper el toque tradicional de Ia tambora e integrar Ia base musical del Gaga, cuyo ritmo sirve de paula a este ritual religioso-musical de origen afroantillano. En este cambio influy6 Luis Perez, el au tor del tema La agarradera, y quien para entonces tmbajaba con Vargas. Con este es con quien cambia Ia estructura del merengue, at punto de que Ia nueva vertiente pronto fue asumida por gran parte de las bandas del pais. Vargas tambien desarrollo el merengue como espectaculo, dandole ese caracter desde su reve~ laci6n misma con sus Beduinos, en el Night Club El Cashba. Posterionnente, Vargas ampliara Ia proyecci6n internacional de los ritmos locales, justo cuando Ia Salsa acaparaba Ia atenci6n de
Combo de Puerto Rico, fonnado en junio de 1962. La tendencia a fonnar combos se inici6 en Dominicana a finales del trujillato. EI mismo Ventum tuvo tres combos entre 1958 y 1960, y se conoce, ademas, el caso del puertoplateiio Ramon Gallardo y su Combo, que en 1957 tocaba hasta el amanecer en La Feria, en Santo Domingo. Con el nuevo fonnato de ejecuci6n y principalmente con las innovaciones coreograficas y ritmicas, el merengue adquiri6 una soltum que Ia dictadura le vedaba.
Pienso asi. â&#x20AC;˘.
MtJSICA
Nueva York, en los aiios setenta y ochenta. En aquellos aiios, precisamente, se aceler6 el exodo de dominicanos hacia Estados Unidos. Pronto los inmigrantes empezaron a celebrar el desfile dominicano de Nueva York, y tambien a reclamar sus ritmos. Las orquesta latinas de las urbes estadounidenses comenzaron a incluir el merengue en sus presentaciones. Se recuerda Ia hist6rica presentacion-show de merengue en el Radio City Music Hall de Nueva York el 25 de febrero de 1979, celebmndo el 135 anivcrsario de Ia independencia dominicana, y las que posteriormente se efectuarian en el Madison Square Garden. El apogeo del merengue no es mas que Ia continuaci6n del precedente establecido por Ia Salsa durante los aiios sesenta y los ritmos afrocubanos que tuvieron su epoca de oro en los aiios cincuenta. El merengue y Ia Salsa tienen en comun Ia rafz cultural: ambos son ritmos del Caribe afrohispano, y batallaron frente al empuje casi simultaneo de los ritmos del Caribe afroingles, especialmente del reggae y el calypso, los de Colombia, sobre todo Ia cumbia, y los del Brasil, principalmente Ia samba. Aunque los decenios que siguieron a Ia segunda guerra mundial atestiguaron el auge de los ritmos Iatinos y caribei\os en Estados Unidos y otras latitudes, el merengue paso por encima de todos ellos en una coyuntura especial: Ia de los ai\os ochenta y noventa. En ambos decenios se
produjo una combinaci6n de factores: el experimentalismo de los musicos dominicanos, a tono con las corrientes vanguardistas intemacionales de mezcla y fusion de ritmos; el apogeo de las nuevas tecnologfas musicales y fonogr.ificas; Ia Salsa y los ritmos afringleses entraron en cuesta baja; Ia crisis del rock y los sfntomas de cansancio con Ia llamada "musica disco" y otros ritmos estadounidenses; y Ia conquista de Espana por los ritmos Iatinos, en el marco de un nuevo interes espaiiol por America Latina, luego de Ia muerte de Francisco Franco. Los anos ochenta contaron con varios elementos que favorecieron Ia pluralidad musical dominicana: hubo Ia presencia frecuente en el pafs de grupos y solistas de ascendencia anglosajona; Ia consolidaci6n de una corriente nativa de rock (en 1983 se iniciaron las Olimpiadas rock); y una fuerte influencia del jazz modemo, que se evidenci6 en su acogida por los musicos nativos (tambien en 1983 se iniciaron los festivales de jazz en Altos de Chav6n). Los anos ochenta son tambien de enriquecimicnto mel6dico y arm6nico del merengue, a traves de esas influencias y Ia adopci6n de nuevas instrumentos, como el bombo y cl sintetizador, introducidos por Ventura'; Ia viola, el violin y el cello, integrados por Dioni Fernandez, Manuel Tejada y otros arreglistas. Con estos se impuso en el merengue Ia lfrica de las baladas, vertiente que siguieron muchos musicos y cantantes, entre ellos el mismo Fernandez, Alex Bueno, Ramon Orlando, Fernando Villalona, Sergio Vargas, Carlos Manuel, Rubbi Perez y otros. Una vertiente muy peculiar fue Ia que introdujo Luis Dfaz, uno de los pioneros de este perfodo, lfnea car.tcterizada por ser muy eclectica, mezclando desde los ritmos afroantillanos hasta los estadounidenses. Todas estas posibilidades coincidieron con Ia existencia de varias companfas discogr.ificas que se encargaban del manejo del mercado nacional e intemacional en sus diferentes aspectos, y cuyo crecienre exito atrajo Ia atenci6n de las redes multinacionales del disco; estas pusieron sus ojos sobre Ia musica popular dominicana.
I Carlos Batista Matos, Hismria y elâ&#x20AC;˘o/ucicl/1 de/ mef'l!llguc. (Sanlo Domingo: Imp. Canabrnva, 1999), 99- 100.
143
Re1•ista /CP uilo 4 1 mimero 7
J•U•d•BE~ema a Trujillo
Que ni muerlo Ins rosas del nmor tc sostengnn, General de Ia mucnc, para ti Ia impicdad. Que Ia sangre te siga, General de Ia mucne, hasta cl hongo, hasla cl hueso, hasta cl breve gus:mo condenado a tu csticrcol... General Rafael, Trujillo General, que tu nombrc sea un ceo ctcmo de cadavcres rodando entre ti mismo sin picdad, pcrsiguicndote; que los lirios sc tapcn sus ojos de tus ojos, vivo y mucno, por sicmprc; que las norcs no quicmn gcrrninar de
IUS
hucsos,
ni Ia tierra te alberguc: que nada te sostenga, General, que tus muenos tc dcspucblcn Ia vida y tti mismo tc cnticrres. iMaldicion General, dcsde el sepulcro en
arrna.~
Dictador, i.,A que nuevos horizontes de crimen
que rcclama tu vida;
vuclvcs hoy a apuntar tu mimda suicida?
dcsde Ia voz presentc de los muenos que marchan
Esa cumbre de muenos donde afianzas tu triunfo,
a polverear de cruces tu insolente conquista!
i.,Te podra resguardar del puiial de Ia vida?
iMaldici6n desde el grito amplio y dcfinitivo
Esc palido miedo que otra vez te levanta,
que por mi voz te busca desde todas tus vfctimas!
;,durara sobre el rostro de un mundo que te espCa?
26 de febrero, 1944
Dictador de ese herrnoso pueblo dominicano masacr.1do en sus ansias y dorrnido en sus ims, ;.de que llevas tu cetro? (.de que solte alimentas? De los hombres que muerden tu nombre cada dfa, del dolor que un gran Jecho te prepam en sus brJZos, pero no de Ia espiga; pcro no de los nos que limpiar.in el polvo por donde te paseaste, pisoteando Ia vida; pero no de las manos de los nii'ios que crccen abonando de nuevos universos sus risas; pero no del futuro, dictador de Ia muene, que tu burla a una tumba con desprecio te fija.
Pueblos llispcmos
Belkis Ramirez, Dfasde sol, :rilograjia, 40" X 78", 1993
Esos hombres y mujeres, a 1•eces mascaras, parece11 or/ados de cicatrices, recogidos por rices, surcados por armgas, sus caras melamoifoseau e11 mapas iusolilos, doude se i11scribe Ia geograjia de Ia vida.
''a
Marian de Tolemirw
Revista ..Institute CULTUil A rU£1lTOillllQ._U£ ~A
nn"' JMR"iaa"»>",J
GiQ 4 / 1Ullllllt1'01 /
Stf••l• Utlt
Rnisz• J,r hnlil~r~to Jt Cuhur~ r..nwr~tU
I •
INSTITUTO dcCULTURA PUERTORRIQUENA
8~/kis Ramfrr:.
Campa (J~tallt!),
grolmJ11 !wllrr mudcro .l' /iml/eu /987
Revista..Instituta CU LT Uil A r UE ilTORRIQ_U EilA
Rnistc dtllalfit•lt UC.ltllnt PlltrlD,i4rriill
I •
INSTITLITO dcCULTURA PUERTORRIQUEriiA