Manual Especializado
Introducción 22
1. ¿Por qué hablamos como lo hacemos?, ¿podemos cambiar? 22
2. Glosario de conceptos básicos 29
A. Sexualidad y género 29
I. Sexo Corporalidad | Genitalidad | Persona intersex
II. Género
III. Identidad de género Qué es ser cis (género) | Qué es ser trans* Qué es ser una persona no binaria
IV. Orientación sexual
Hetero | Lésbica | Gay | Bisexual | Pansexual | Asexual Antrosexualidad | Androsexualidad | Ginesexualidad
V. Expresión de género
B. Factores sociales que afectan el discurso y la comunicación 34
I. Patriarcado
II. Sexismo
III. Machismo
IV. Androcentrismo
V. Heteronorma
VI. Cisnorma
VII. Binarismo
C. Lenguaje, lengua y discurso 36
I. Lenguaje
II. Lengua
III. Habla
IV. Discurso
Discurso sexista | Discurso no sexista | Discurso inclusivo/incluyente Discurso inclusivo/representativo no binario
V. Género gramatical
Masculino genérico | Concordancia de género
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3. Estrategias de comunicación e inclusión 43
A. Para comenzar… propuestas pragmáticas y sociales 45
B. El masculino genérico 47
C. Los sustantivos ‘mujer’ y ‘hombre’ 50
D. Los sustantivos ‘persona’, ‘gente’, ‘infancia’, etc. 51
E. Los adjetivos 51
F. Los artículos 52
G. Desdoblar/triplicar 53
H. Las profesiones y oficios 53
I. Los tratamientos y referenciales 54
J. Los gentilicios 58
K. Los duales aparentes 59
L. Los pronombres personales 59
M. Los posesivos, indefinidos y relativos 60
N. Las construcciones oracionales 61
O. Las barras, los paréntesis y el símbolo de arroba 62
P. El morfema no binario/neutro –e 62
4. Violencia sistémica/violencia estructural 67
5. Marcos jurídicos de protección a personas LGBTTTIQ+ 68
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Introducción
Bienvenida/Bienvenide/Bienvenido
El presente manual de discurso inclusivo no binario4 tiene como fin brindar herramientas para una comunicación efectiva y respetuosa. Se reunieron conceptos y estrategias desde la comunicación, la lingüística y la psicología, dirigidas a un público especializado en estas áreas o similares. Este documento contiene ejemplos puntuales, así como referencias bibliográficas pertinentes.
Pareciera que al discutir sobre el discurso inclusivo muchas personas, entre ellas las que trabajan de manera profesional temas relacionados con el lenguaje y la comunicación, olvidan el fin último de nuestra lengua: comunicarnos.
Ello implica contemplar primero a quienes usan un sistema lingüístico, y después al propio sistema; sin embargo, con frecuencia se intenta preservar la lengua (aunque ella misma es cambiante) antes que proteger los derechos de las personas, e incluso, la propia eficiencia comunicativa de dicho sistema lingüístico.
4 A lo largo de este manual encontrarás los términos ‘neutro’ y ‘no binario’. Por un lado, en el apartado sobre género e identidad nos referiremos con ‘no binario’ a la dimensión identitaria de las personas; por otro lado, desde una perspectiva lingüística, usaremos la etiqueta ‘neutro/no binario’ al hablar de las diferentes funciones y usos de las estrategias discursivas incluyentes, pues reconocemos que estos recursos pueden emplearse para, uno, referirse/dirigirse exclusivamente a quienes se reconocen con el género no binario; y dos, neutralizar el género de las personas, ya conceptualizando de manera simultánea las identidades femeninas, masculinas y no binarias, ya omitiendo marcas gramaticales de género tradicionales como el femenino y el masculino (especialmente su uso como genérico).
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¿Por qué hablamos como lo hacemos?, ¿podemos cambiar?
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En ese sentido, debemos reconocer que la comunicación no puede llevarse a cabo cuando de entrada una de las partes involucradas percibe una falta de respeto. Aunque no sea intencionada, la desinformación y la poca empatía hacia realidades que no conocemos, pueden llevarnos a una conducta que será percibida como descortés o violenta.
Este comportamiento descortés incluye nuestra expresión verbal, y el discurso incluyente no binario tiene el propósito de facilitar una comunicación más respetuosa y, por ende, eficaz. El principal factor para llevar a cabo esta comunicación asertiva es la empatía; antes de las estrategias lingüísticas aquí propuestas, es indispensable sensibilizarnos con realidades como las de personas trans*5 y no binarias, para así partir del hecho primario de que tratamos de comunicarnos con otro ser humano que merece respeto.
¿Qué pasa cuando hablamos con alguien a quien desconocemos y decidimos en cuestión de segundos si es un hombre o una mujer? No es posible saber “a simple vista” con qué pronombres debemos tratar a una persona, no importa cuál sea su expresión de género. Aunque suponer la identidad de género de quienes nos rodean es una conducta aprendida, no es un procedimiento pertinente, pues nos orienta a caer en estereotipos y en posibles faltas de respeto. Lo más recomendable en situaciones de poco o nulo conocimiento es no incluir marcas de género en nuestro discurso (más adelante daremos muchas alternativas para lograr esto), o bien, si el contexto lo permite, podemos preguntarle a la contraparte ¿cómo me dirijo a ti/usted?, ¿cuáles son tus/sus pronombres?
23 Manual Especializado
5 Utilizamos el concepto trans* (con asterisco) como un término paraguas para englobar distintas experiencias: travesti, transgénero, transexual, y diversas representaciones, expresiones e identidades que cuestionan el binarismo de género.
Hablemos de la resistencia a la existencia y el uso del discurso inclusivo
Existe mucha resistencia contra el discurso inclusivo, no obstante, suele estar sustentada en desinformación y prejuicios; esa es justamente la razón para realizar este manual, pues vimos la necesidad de brindar información interdisciplinaria sobre el tema.
Este trabajo fue realizado por profesionales en psicología social, comunicación y lingüística que pertenecen a la comunidad trans* y sus aliadas/os/es. Asimismo, recopilamos información fuera y dentro de la comunidad LGBTTTIQ+ a través de cuestionarios diagnósticos y diversos encuentros académicos y de difusión; además, mediante grupos focales se consultó a las comunidades trans* y no binarias para obtener un panorama amplio de sus necesidades reales de comunicación.
A continuación hablemos de algunos de los puntos más frecuentes para resistirse al uso del discurso inclusivo:
Deforma la lengua española, va contra las reglas gramaticales
Las lenguas varían constantemente, todos los días alternan diferentes palabras, sonidos y expresiones que usamos para decir ‘casi lo mismo’. Estas posibilidades dependen de condiciones geográficas (algo está ‘chido’ en el centro de México, pero está ‘chévere’ en Bogotá), generacionales (véase cómo en varios países hispanohablantes se ustedea (o trata de ‘usted’) a las personas mayores, mientras que se tutea a las jóvenes), estilísticas (en contextos formales es más frecuente pronunciar ‘entonces’, mientras que en situaciones informales se escuchan las variantes ‘tonces’ y ‘tons’) y temporales (compara tu español con el usado en el siglo XII en el siguiente
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fragmento del Poema del Mio Cid: “[...] burgeses y burgesas, por las finiestras sone, plorando de los ojos, tanto avien el dolore [...]).
La variación puede potencialmente generar cambios y estos son frecuentes en las lenguas. Los sistemas lingüísticos cambian porque como instrumentos de la comunicación humana se adaptan o pierden su utilidad:
El problema es cuando los cambios son contemporáneos a nosotros. Ahí surge el pequeño normativista que llevamos dentro y nos escandalizamos por todo, criticamos todo y esperamos encontrarnos con alguien que se dedique a estudiar las lenguas para corroborar que tenemos razón y que está mal que las lenguas cambien. (Mare, 2018, p. 78).
Hay cambios que pasan desapercibidos por la mayoría (la pluralización de ‘haber’, por ejemplo: ‘habían carros’, versus ‘había carros’), otros son más visibles (el cada vez más frecuente uso de ‘tú’ en comunidades en las que predominaba ‘usted’) y unos más causan ruido y hasta incomodidad (como es el caso del morfema no binario/neutro –e que implica concordancia entre sustantivos, adjetivos y determinantes: ‘les compañeres artistes’). Esta sensación de desazón se debe a que, uno, el cambio se manifiesta en componentes gramaticales de las lenguas (fenómenos que afectan directamente a la morfología y sintaxis), dos, son inducidos de manera intencional por les, las y los hablantes, y tres, porque se asocian o son promovidos por grupos históricamente minorizados: “Claramente, es un cambio inducido por una minoría (por motivos políticos) y no un cambio invisible adoptado por la masa hablante (sin motivos políticos)” (Sayago, 2019, p. 9).
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La discriminación no acabará con que usemos el discurso inclusivo
Una de las críticas frecuentes sobre el discurso inclusivo consiste en señalar que cambiar intencionalmente ciertas estructuras de la lengua no beneficia en nada al cambio social, y en particular, que no disminuye o combate la discriminación.
Quienes esgrimen esta crítica suelen ejemplificar su opinión con actos discriminatorios directos: la disparidad de salarios para mujeres y hombres que desempeñan la misma labor, la mayor presencia masculina en cargos gerenciales, políticos, etc., entre otros. Sin embargo, también encontramos otras acciones discriminatorias que pasan desapercibidas para muchas personas, como la no visibilización de la diversidad humana en espacios legales, administrativos, educativos, sanitarios, publicitarios, así como el uso de etiquetas que violentan la integridad, dignidad y reputación de las personas, y finalmente, el rechazo a la presencia ajena, acto que se manifiesta a través de estrategias comunes como negar el derecho a los nombres y pronombres escogidos.
Instituciones de alto prestigio social como la Real Academia Española [en adelante RAE] consideran que las actitudes discriminatorias por cuestiones de género “No se corrigen mejorando la gramática, sino erradicando prejuicios culturales por medio de la educación” (Real Academia Española [RAE], 2020, p. 33). No obstante, esta afirmación es cuestionable, pues ignora que es por medio de la lengua que se reflexionan, cuestionan, expresan y reproducen los valores culturales, así como las normas de comportamiento que compartimos en nuestras comunidades. Puntualmente, la educación de la que habla la RAE, se socializa a través de la lengua y el discurso verbal y no verbal, por ello es prudente:
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[...] promover la reflexión sobre los cambios en la lengua para que [les,] las y los hablantes pensemos en lo que decimos y en cómo lo decimos, de modo que así se generen cambios en las perspectivas que, a su vez, tendrán consecuencias materiales en la acción humana y en la realidad. (Castro, 2008, p. 2).
Más allá, nuestra experiencia dentro y con la comunidad LGBTTTIQ+ nos indica que el cambio social que tanto se niega, ya está ocurriendo y es percibido en el ambiente familiar, profesional y laboral de nuestres colaboradores: hay un poco más de apertura al diálogo y respeto por la presencia de personas de la diversidad, por ejemplo, sus contactos les apelan poco a poco a través de sus nombres y pronombres escogidos, y cada vez es más frecuente encontrar espacios de discusión en los que al hablar de discurso inclusivo se hace referencia o se escuchan las experiencias de mujeres, personas trans* y no binarias.
Esta visibilización sí que es un logro social para un sector de la población que durante siglos tuvo que ocultarse para proteger, no solo su intimidad, sino su integridad física y hasta su vida.
Es un capricho de unas cuantas personas
Primero, el discurso inclusivo no es una moda pasajera, sino que surge dentro de los debates del feminismo de los años sesenta y setenta, y los manuales, así como las normativas con perspectiva de género son algunos de sus resultados.
Por un lado, las guías en español pueden rastrearse desde finales de los años noventa (véanse Alario, Bengoechea, Lledó y Vargas (1995) y Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO] (s/f)). Estos materiales tienen un auge en la década del 2000 en España y
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se encuentran fácilmente en la actualidad en varios formatos (físico, electrónico, podcast, infografías, etc.).
Por otro lado, la preocupación por un discurso que represente e incluya a todas las personas en igualdad de condiciones, se encuentra en varias sugerencias y normativas internacionales (véase la ‘Recomendación General número 23’ de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer), así como nacionales (Norma Mexicana NMX-R-025-SCFI-2015 en Igualdad Laboral y No Discriminación (2015), entre otras).
Segundo, quienes abogan por un discurso libre de prejuicios no son necesariamente una minoría de la población; más bien, un acto de discriminación frecuente consiste en minimizar su presencia, derechos, voces y luchas, esgrimiendo para ello criterios políticos, económicos, religiosos, biológicos, etc. Véase como, por ejemplo, la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género [ENDISEG] del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI, 2021), reporta un total de 909 mil personas mayores de 15 años que se reconocen con una identidad de género diversa.
Cada uno de los puntos que hemos descrito hasta el momento se explicarán con más detalle dentro de este manual.
Daremos a continuación los conceptos básicos referentes a la sexualidad y el género, así como tópicos lingüísticos respecto al tema del discurso inclusivo.
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Glosario de conceptos básicos
A. Sexualidad y género
I. Sexo: dependiendo del entorno en el cual la ocupemos, la palabra ‘sexo’ puede remitir a distintos significados; sin embargo, para efectos de este manual, nos enfocaremos en el contexto del género y la sexualidad. En este sentido, sexo hace referencia al conjunto de características físicas y genéticas con las que cada corporalidad se configura al momento de la gestación y el nacimiento. Actualmente existen estándares de interpretación médica y social de las características sexuales, estas funcionan a través de modelos binarios (solamente contemplan dos formas de corporalidad: hembra/macho).
Corporalidad: el concepto hace referencia a los rasgos y categorías cercanas al cuerpo y visibiliza las características inherentes a cada persona. ¡Recuerda que todas las corporalidades son válidas y merecen las mismas garantías y protecciones del Estado!
Genitalidad: alude a las características corporales, específicamente genitales, con las que se configura el cuerpo de cada persona. Aunque usualmente se entiende desde una concepción binaria (pene o vulva), hoy sabemos que existen diversos tipos de genitalidades, que se manifiestan bajo condiciones de intersexualidad.
Personas Intersex: se trata de una condición física en la que existen algunas variaciones corporales de los rasgos sexuales típicos, por ejemplo, la forma de genitales y gónadas, los niveles hormonales, las características genéticas y cromosómicas
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que surgen durante el desarrollo embrionario y en el esquema binario, funcionan como instrumentos de diferenciación sexual.
II. Género: categoría de construcción cultural (que tradicionalmente opera de manera binaria), la cual a través de diferentes esquemas y modelos sociales configura las creencias de lo que significa ser hombre o ser mujer, la masculinidad o femineidad, sus características y formas de representación. Es importante tomar en cuenta que, por un lado, estos mandatos sociales sobre el género varían y se disponen dependiendo de la cultura y cosmovisión de cada lugar del planeta y, por otro lado, muchos de estos sistemas excluyen y marginan todas las representaciones de género que no encajan en los modelos binarios.
III. Identidad de género: puede resultar confuso en ocasiones lograr comprender por qué género e identidad de género no son conceptos análogos. En este sentido, es importante aclarar que la identidad de género hace alusión a una percepción individual/personal acerca del propio género, y que en algunas ocasiones puede estar relacionada, o no, al asignado socialmente o a la genitalidad de la persona.
Qué es ser cis (género): el prefijo cis quiere decir “en línea con”, en ese sentido, una persona cis es aquella que se siente identificada con los roles de género que se le asignan de manera social y que tienen una conexión directa con las características sexuales, corporales y genitales de la persona.
Qué es ser trans*: contrario al significado del prefijo cis, la palabra trans* quiere decir “a través de”. En este sentido, hablar de identidades trans* implica comprender que existen personas cuyas experiencias de vida (identidad de género)
NO están vinculadas a las genitalidades, ni a los roles de
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género asignados socialmente; de esta forma, las personas trans* formulan estrategias de autorrepresentación que les aproximan más a su identidad genérica. Estos procesos son muy variados y dependen de las necesidades y expectativas de cada quien. Las personas trans* pueden buscar o no acceder también a tratamientos hormonales y quirúrgicos. No importa la forma en que la persona decida realizar su transición, todas las formas son válidas y legítimas.
Qué es ser una persona no binaria: una vez comprendido el significado de binarismo (como una única lectura de la realidad, fundada en la idea de que solamente existen representaciones híper feminizadas o híper masculinizadas), podemos decir que una persona cuya identidad es no binaria construye los rasgos de género lejos de los estereotipos sociales clásicos, así que podría adoptar distintas marcas de género para crear uno propio. Estas manifestaciones de identidad pueden retomar o no las referencias sociales sobre lo que se comprende como masculino y femenino, puede combinarlas, rechazarlas o adaptarlas para expresar su propia identidad6. Es importante entender que esto no se debe a un capricho, una etapa o una confusión, sino a una experiencia interna psico-social compleja; ninguna identidad de género es una elección, lo que elige la persona es externar esa identidad o reprimirla.
IV. Orientación
sexual: capacidad personal de experimentar atracción sexual, romántica y afectiva por personas de género distinto al suyo, del mismo género o con identidades particulares de género (cis, trans* o no binarias). A continuación, enumeramos algunas formas de orientación:
6 La elección sobre el tratamiento dado discursivamente dependerá de la construcción identitaria individual. Una persona no binaria puede optar por estrategias neutras (‘güey’ / ‘amix’), binarias (‘amiga’/‘amigo’) o no binarias (‘amigue’), puede combinarlas o rechazarlas tan pronto estas coincidan con su identidad y su elección de representación social.
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Hetero: capacidad de sentir atracción sexual, erótica y afectiva por personas del género opuesto al propio.
Lésbica: se refiere a mujeres que sienten atracción sexual, erótica y afectiva por otras mujeres.
Gay: define a aquellos hombres que sienten atracción sexual, erótica y afectiva hacia otros hombres.
Bisexual: capacidad de establecer vínculos sexuales, afectivos y eróticos con hombres o mujeres.
Pansexual: se denomina así a quienes tienen la capacidad de establecer vínculos con otras personas independientemente de su sexo, género, identidad de género o expresión sexogenérica.
Asexual: se define de esta manera a quienes no sienten atracción erótica hacia otras personas; sin embargo, pueden llegar a vincularse de manera romántica o afectiva. Cabe resaltar que el hecho de que una persona sea asexual, no quiere decir que no tenga libido o no pueda sentir excitación.
Antrosexual: se trata de una orientación fluida y flexible. Quienes se autodenominan como antrosexuales construyen una dinámica sexo-afectiva en las que no importan el sexo o género de las personas con quienes se relacionan. A diferencia de la pansexualidad, dentro del imaginario de las personas antrosexuales NO existe el concepto de ‘orientación sexual’, por lo que tampoco buscan encajar dentro de otras categorías afectivas aquí expuestas.
Androsexualidad: aunque se puede categorizar de diferentes maneras, en estas líneas denominaremos como androsexual a
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quienes construyen sus atracciones particularmente dirigidas hacia varones únicamente, o hacia personas cuyas identidades y expresiones de género están más vinculadas a las figuras y estéticas masculinizadas.
Ginesexualidad: contraria a la androsexualidad, esta orientación está caracterizada por la construcción de vinculaciones direccionadas a mujeres únicamente, o hacia personas que poseen identidades y expresiones de género asociadas a figuras y estéticas feminizadas.
Las orientaciones sexo-afectivas enlistadas anteriormente constituyen solamente una pequeña muestra del vasto universo de posibilidades de vinculación. Existen tantas formas de relacionarse, como personas en el mundo.
En general, la orientación individual se determina a través de la identidad de género propia.
Aunque existe aún mucha confusión alrededor de la identidad de género y la orientación sexual, estas no son dependientes una de la otra. Por ejemplo, una mujer trans* que siente atracción por otras mujeres, sería entonces una mujer lesbiana; un hombre trans* que siente atracción tanto por mujeres como por hombres, sería un hombre bisexual.
V. Expresión de género: forma que tiene cada una, uno y une, de manifestar el propio género. Esta expresión puede incluir los gestos, manerismos, la forma de hablar, de vestir, de interactuar socialmente, e incluso, las modificaciones corporales.
Estas formas de expresión dependen de la identidad de cada persona, y muchas veces pueden ser asumidas o impuestas.
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¿Por qué la expresión de género no es igual a la identidad de género?
Si bien, podría resultar confusa la delgada línea entre la identidad de género y la expresión de género, es importante considerar que en ocasiones, la expresión de género no necesariamente está vinculada a la identidad de género. Usualmente estas expresiones se representan de forma binaria, y en función a las normas sociales dictadas. Todas las formas de expresar el género son válidas, y bajo ninguna circunstancia deberían utilizarse como instrumento de exclusión social, discriminación o violencia.
B. Factores sociales que afectan el discurso y la comunicación
I. Patriarcado: este término ha sido principalmente promovido y estudiado desde el feminismo. En el sentido literal, busca hacer referencia a las estructuras clásicas de gobierno (a distintas escalas). Es un sistema de estructuras y experiencias sociales dominadas por hombres, y que, de alguna manera, desencadenan prácticas de exclusión y discriminación hacia todas las personas que NO cumplan con las normas y pautas de cada espacio, institución o contexto. Estos castigos son usualmente aplicados a mujeres, personas adultas mayores, integrantes de la comunidad LGBTTTIQ+, etc.
II. Sexismo: puede definirse como el conjunto de acciones, prácticas y comportamientos, tales como los gestos, las representaciones visuales, escritas, habladas, etc., que se basan en la idea de que una persona es inferior debido a su sexo, ya sea en ámbitos públicos, privados, gubernamentales y sociales.
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III. Machismo: este concepto se usa para hacer referencia al conjunto de prácticas ejecutadas principalmente por hombres, quienes consciente o inconscientemente hacen uso de sus privilegios sociales, económicos, culturales y políticos para ejercer algún tipo de violencia.
IV. Androcentrismo: práctica que consiste en interpretar y entender el mundo únicamente desde el punto de vista masculino. Es importante comprender que centrar la realidad en la perspectiva androcentrista, no permite conocer ni comprender los entornos y ambientes del resto de la población.
V. Heteronorma: se trata de la interpretación de la realidad a través de un único sistema de relaciones humanas. En este sentido, se pretende atender exclusivamente las situaciones y necesidades de quienes se identifican como heterosexuales, descalificando e invalidando la experiencia de todas aquellas personas que se desenvuelven desde la disidencia. Gracias a los mecanismos de la heteronorma se nos enseña que la única forma válida de vivir y compartirnos es siendo personas cisgénero y heterosexuales.
VI. Cisnorma: sistema de “calificación” de cuerpos que se basa en una estructura binaria. Por medio de esta norma se contemplan y validan solamente aquellas corporalidades que se insertan en los ideales estéticos y funcionales, de lo que socialmente se dictamina adecuado para lo femenino y lo masculino. Los mecanismos de la cisnorma buscan alinear en la vivencia individual dimensiones tales como el sexo biológico, el rol de género social y la identidad de género. Usualmente los engranes vinculados a la cisnorma funcionan mecánicamente a la par con la heteronormatividad.
VII. Binarismo: hace referencia a una única forma de
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comprender la realidad, ubicada solamente en dos sitios opuestos y polares (hombre/mujer, masculino/femenino, correcto/incorrecto) y que, situándose en el contexto del género, resta la posibilidad de expresión y validez de experiencias de todas aquellas personas que salen de los márgenes sociales aceptados dentro del idealismo binarista.
C. Factores sociales que afectan el discurso y la comunicación
I. Lenguaje: capacidad para comunicarse a través de un código, cualquiera que este sea (verbal o no verbal) (Crystal, 2000, p. 332). El código puede consistir en sonidos, gestos, imágenes, colores, grafías, etc., es inventado y se acuerda a nivel colectivo. El lenguaje nos permite a las personas compartir, evaluar, discutir nuestro entorno, además, está detrás de actividades complejas como la construcción y el uso de herramientas, las movilizaciones y asentamiento de grupos humanos, así como de procesos mentales tales como la planeación de eventos futuros, el recuento de acciones pasadas, la abstracción, invención, entre otros (Escandell Vidal, Marrero Aguiar, Casado Fresnillo, Gutiérrez Rodríguez y RuizVa Palacios, 2009, p. 4).
II. Lengua: sistema de signos que nos sirve para comunicarnos a quienes pertenecemos a una comunidad. Cada signo representa una idea, concepto o entidad (piensa por ejemplo en el objeto flor y la palabra que utilizamos en español para nombrarla, es decir, el sustantivo ‘flor’), esta relación entre signo y entidad es aceptada colectivamente por quienes utilizan la lengua y no se basa en criterios “lógicos” o “naturales” (por ello el objeto flor recibe diferentes nombres dependiendo del idioma en el que nos situemos: rájná en mazahua, fleur en
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francés, hana en japonés, etc.).
Las lenguas no son estáticas, son afectadas por el paso del tiempo, así como factores geográficos, sociales y estilísticos. Piensa en la manera en la que hablan las personas mayores de tu entorno o quienes han nacido en otras zonas lejanas de tu país de origen, ¿crees que quienes hablamos español usamos las mismas estructuras? La variación y el cambio lingüístico son el resultado de la adaptación de estos sistemas a las necesidades comunicativas de las personas, por ejemplo, cuando consideramos que nuestro entorno no puede ser nombrado plenamente, ya porque no existe la palabra (frente a una invención tecnológica) o porque los signos existentes no expresan a plenitud nuestra realidad (véase el caso de las marcas de género tradicionales femenino/masculino) (Labov, 1996 y 2001; Meyerhoff, 2006).
Finalmente, cabe resaltar que las lenguas como instrumentos de comunicación no poseen por sí mismas valoraciones positivas o negativas acerca de las personas y sus prácticas; en otras palabras, las lenguas no discriminan, no sobrevaloran, excluyen, aprecian, etc., sino que somos sus usuarias, usuaries y usuarios quienes expresamos nuestras percepciones e ideales a través de estas herramientas.
III. Habla: se refiere al uso de un sistema de signos (una lengua) por parte de una persona, en consecuencia, remite a todos aquellos rasgos que identifican a alguien en particular, la manera en la que pronuncia ciertos sonidos, el léxico que utiliza, el orden de las palabras al formar oraciones, etc. Quienes hablamos español reconocemos los sonidos y las normas gramaticales de este sistema comunicativo, pero cada quien aplica ese conocimiento de manera diferencial, a partir de su lugar de origen, edad, nivel educativo, etc.
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IV. Discurso: tradicionalmente se refiere a una estructura lingüística más amplia en extensión y alcance que la oración. El discurso se vincula también con el uso de un sistema lingüístico (verbal y no verbal) en contextos y con fines comunicativos específicos.
Es por ello que en estas páginas consideramos que este término es el más adecuado para definir el fenómeno que nos interesa, pues remite a las múltiples estrategias que son utilizadas para incluir, valorar y representar a las personas en condiciones de igualdad a través de discursos inclusivos/ representativos. En otras palabras, son los usos lingüísticos aceptados abierta o encubiertamente por la comunidad, y no el sistema o la lengua por sí misma, los que expresan contenidos negativos/positivos sobre las personas y sus comunidades, se trata pues de un reflejo del pensamiento humano que se cuela a través de empleos contextualizados.
Discurso sexista: usos lingüísticos que reproducen situaciones asimétricas o de desventaja. Es un tipo de discriminación indirecta que vulnera a las personas al legitimar y naturalizar la desigualdad como algo merecido por condiciones biológicas y sociales, por lo que atenta contra la autoestima, refuerza estereotipos, y faculta estigmas.
En culturas como la nuestra el discurso sexista se cuela en todas aquellas expresiones que valoran positivamente lo masculino e infravaloran lo femenino, las identidades no binarias y las fluidas. Los mecanismos más abiertos son los chistes y refranes, pero también hay sexismo discursivo en el tratamiento asimétrico (usamos el nominal general ‘señorita’, pero no ‘señorito’), en los falsos duales o términos que en el femenino tienen una carga negativa que no está presente en el masculino (‘zorro’/‘zorra’), en la crítica y mofa de
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comportamientos verbales que estereotipamos como propios de un sector de la población (la marca gramatical femenina en sustantivos normativamente masculinos como ‘cuerpa’, por ejemplo), así como en:
[...] los vacíos léxicos, las figuras retóricas, el orden de aparición de las palabras y en la referencia a las mujeres como categoría aparte, subordinada o dependiente en las ciencias, la historia y las artes, en las leyes y las religiones; en lo privado y lo público. (Guichard Bello, 2018, p. 9).
Discurso no sexista: es aquel que establece relaciones recíprocas, horizontales, solidarias entre las personas y las comunidades a las que estas pertenecen. El discurso no sexista no sobrevalora, ni infravalora a nadie por rasgos sociales, biológicos, geográficos, etc., evita la reproducción de roles (de género, por ejemplo) y estereotipos. En este manual integramos en este tema a las personas de la diversidad sexual y de género, a quienes se les violenta mediante el discurso por pertenecer a dichos sectores de la población.
Discurso inclusivo/incluyente: además de presentar relaciones simétricas y respetuosas, este tipo de discurso busca visibilizar a las mujeres y personas de las disidencias sexo-genéricas en los usos verbales y no verbales de una lengua. Frecuentemente encontramos manuales que privilegian una postura binaria (si bien en algunos de sus apartados hacen mención a la diversidad sexo-genérica): “evita generalizaciones del masculino para situaciones y actividades donde aparecen mujeres y hombres. Nombrar a las mujeres es hacerlas visibles” (Comisión Nacional de los Derechos Humanos [CNDH], 2016, p. 8). No obstante, en años recientes hay cada vez más posturas no binarias de la inclusión discursiva:
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Implica un uso no excluyente del lenguaje que pretende fomentar una imagen y trato equitativo y no estereotipado de las personas a las que se dirige o refiere sobre todo vinculado a la diversidad de género y las mujeres. (Universidad Nacional del Mar del Plata, s/f, p.10).
Discurso inclusivo/representativo no binario: busca nombrar, visibilizar e involucrar discursiva (y socialmente) a las personas cuyas identidades no se ajustan a los estándares binarios tradicionales (femenino/masculino, hombre/mujer). Este tipo de discurso evita adjudicar anticipadamente el género gramatical, el sexo biológico y la identidad de género a las personas en su rol de hablantes y oyentes, emplea opciones neutras y no binarias (‘todes’, ‘todxs’), sin marca gramatical de género (‘quien/quienes’) o triplicadas (‘aliado, aliade, aliada’) y personaliza el género en documentos cerrados (cuando se conoce a quién va dirigido el mensaje).
V. Género gramatical: propiedad de las lenguas que se manifiesta de manera particular (el alemán, por ejemplo, posee además del femenino (‘die zeitung’) y el masculino (‘der regen’), género gramatical neutro (‘das bier’); mientras que el japonés y el inglés no tienen marcaciones de género en los sustantivos (‘sensei’, ‘teacher’) y adjetivos (‘kakoii’, ‘beautiful’), pero sí hacen distinciones en los pronombres de tercera persona (‘kanojo/ kare’, ‘she/he’).
En español los sustantivos (‘niño/a’), adjetivos (‘respetuoso/a’), determinantes (‘la’, ‘el’) y algunos pronombres (‘nosotras/ os’) poseen una marca gramatical que permite clasificarlos tradicionalmente en femeninos o masculinos, pero carece de: “formas neutras especiales en la flexión del adjetivo; sólo el artículo [lo], el pronombre personal de tercera persona [ello],
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los demostrativos [esto, eso, aquello]” (RAE, 2013; en Guichard Bello, 2018, p. 44).
En el caso de los objetos, el género gramatical es una noción arbitraria, es decir, los sustantivos ‘flor’, ‘guerra’, ‘sopa’ en español son femeninos, mientras que ‘cemento’, ‘huarache’ y ‘refresco’ son nominales masculinos, pero nada en su naturaleza nos indica que estos referentes deban cumplir con los roles femenino/masculino, tal como socio-culturalmente los hemos concebido (véase por ejemplo como en alemán el sustantivo ‘sonne’ es femenino y ‘mond’ es masculino, en tanto que sus versiones españolas ‘sol’ y ‘luna’ son masculina y femenina respectivamente).
No obstante, al hablar de entidades humanas esta relación no siempre es arbitraria: “cuando revisamos las terminaciones de las palabras que designan a las personas, el género coincide en su mayoría con el sexo” (Guichard Bello, 2018, p. 45), es allí donde debemos procurar adecuar el contenido de nuestro mensaje para representar, visibilizar y nombrar a las personas tal como estas desean y merecen. Una posibilidad impulsada y empleada con regularidad por la comunidad LGBTTTIQ+, específicamente por personas fuera del espectro binario, consiste en la incorporación de una marca morfológica para el neutro/no binario (–e, –x, –@).7 Al respecto se ha pronunciado con firmeza la RAE, quien considera, entre muchas otras opiniones negativas, que es un recurso “[...] innecesario, pues el masculino ya es inclusivo cuando el referente es inespecífico” (RAE, 2020, p. 74).
Hay que resaltar, además, que a pesar de la fuerte asociación en el español entre la terminación –a con el femenino y –o
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Manual Especializado
7 Quienes han colaborado con la creación de este manual emplean con frecuencia y en diferentes contextos, sustantivos como ‘amigue’, ‘compañere’, ‘aliade’.
con el masculino, esta relación no es unívoca, por ejemplo, ‘idioma’ es un nominal masculino (‘el idioma perfecto’) y ‘foto’ femenino (‘la foto nueva’). Lo mismo ocurre con términos que se refieren a personas, véanse las profesiones ‘pianista’ y ‘piloto’ que son sustantivos con desinencia común en cuanto al género gramatical, es decir, que se desambiguan a partir del determinante que los acompaña (‘la/el pianista, por ejemplo).
Masculino genérico: uso de términos gramaticales masculinos en enunciados que involucran a toda la especie humana (particularmente en referencias plurales). La RAE afirma que el masculino: “[…] posee un valor genérico que neutraliza la diferencia entre sexos [...] desde el punto de vista referencial, el masculino genérico puede denotar tanto a hombres como a mujeres, a animales machos como a animales hembras” (RAE, 2020, pp. 50, 51), además, considera dos valores para el género masculino, uno genérico, como el de arriba y uno específico, que remite a individuos particulares (varones/machos) y por ello señala que:
En algunos ámbitos se ha difundido la idea de que el masculino genérico es una herencia del patriarcado. Su uso es lesivo para la mujer, por lo que se ha de evitar en el discurso. Sin embargo, esta tesis carece de fundamento. El masculino genérico es anterior al masculino específico y su génesis no se halla relacionada con el androcentrismo lingüístico. (RAE, 2020, p. 51).
No obstante, esta idea de inclusión, sostenida continuamente por la RAE (2020, p. 61), es cuestionada en todos los manuales que hemos consultado, pues genera, ambigüedad informativa (Guichard Bello, 2018, p. 52), contribuye a la generalización de discursos que ubican a los varones en papeles principales:
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[...] se crea una idea muy concreta de quienes son los héroes, quienes los investigadores y quienes los violentos. Sobre todo si hablamos de temas que se han adjudicado a los hombres o que son valores supuestamente masculinos. (ONUMujeres, 2016, p. 90)
Además, muchas identidades, entre ellas mujeres, personas trans*, no binarias y agénero se sienten excluidas con el masculino genérico.8
Concordancia de género: se refiere a la relación que mantienen sustantivos, adjetivos y determinantes entre sí, y al empleo concertado de las marcas gramaticales de género del elemento nuclear (‘un libro pesado’ [masculino] y ‘la médica rápida’ [femenino]). En el discurso inclusivo/representativo nos interesamos específicamente en aquellos casos en los que las palabras designan a entidades humanas, en este caso, los sustantivos, adjetivos y determinantes deben concordar entre sí respecto a la realidad sexo-genérica de la persona a la que nos referimos: ‘las arquitectas’, ‘los arquitectos’, ‘les arquitectes’.
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Estrategias de comunicación e inclusión
A continuación compartimos algunas estrategias discursivas que hemos retomado, primero, de una revisión minuciosa de más de una docena de manuales para la inclusividad; segundo, de las colaboraciones de amigas, amigues y amigos de la
8 Obsérvese el siguiente fragmento tomado de un cuestionario diagnóstico realizado en el 2021. La respuesta pertenece a una persona de 73 años, residente de Baja California que se auto identifica como femenina: a. “No me gusta el uso de construcciones masculinas para nombrarme, no siento que me incluya o me represente [...]”.
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comunidad LGBTTTIQ+ y; tercero, de múltiples actividades realizadas por el Colectivo Castalia en las que detallamos las prácticas discursivas de nuestres/as colaboradores/as.
Ofrecemos ejemplos de usos no inclusivos que pueden expresar e interpretarse como discriminatorios, opciones inclusivas binarias, así como no binarias y/o neutras. No se trata de normas (a pesar de la manera en cómo están redactadas), sino de sugerencias que pueden ayudarte, si así lo consideras prudente, y que deben contemplar siempre el contexto comunicativo y social en el que participas.
Proponemos una distinción entre usos neutros y no binarios, esto debido a que para las personas que participaron en este proyecto existen intenciones, significados y referentes distintos entre uno y otro empleo.
Por un lado, las estrategias pueden utilizarse para neutralizar; esto se realiza al omitir en el discurso las marcas gramaticales de género ligadas a la identidad de género de las personas, o bien recurriendo a estrategias que para los/les/las hablantes implican la conjunción de identidades femeninas, masculinas y neutras (uno de los significados atribuidos al morfema –e según nuestros materiales).
Estos recursos son particularmente útiles cuando nos dirigimos a un público abierto y personas desconocidas de quienes no tenemos información que nos permita determinar su identidad de género y pronombres deseados.
Por otro lado, los usos no binarios se caracterizan por el empleo de una estrategia (generalmente el morfema –e) que puede o no remitir a la identidad de género no binaria de una persona (algunes hablantes que se identifican en el binarismo
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de género (femenino o masculino), también señalaron sentirse comodes con esta marca). Para nuestres colaboradores este recurso es una alusión clara y directa a un posicionamiento político a favor de lo no binario, un esfuerzo por visibilizar las vivencias y realidades de personas fuera del esquema tradicional de género, para llevarlas a la esfera pública con la intención de conquistar derechos y frenar la violencia sistémica hacia las disidencias de género.
Los recursos aquí consignados pueden servirte para reflexionar sobre tus prácticas comunicativas, mejorar tu interacción con otras, otres y otros, así como nombrarte a ti misma, misme, mismo.
A. Para comenzar… propuestas pragmáticas y sociales
Evitar refranes, chistes y demás expresiones que menoscaben a las personas por factores biológicos, físicos, sexo-genéricos, etc.
Debatir el binarismo sexo-genérico y la heterosexualidad como comportamiento univoco. No dar por sentado que la heterosexualidad y el binarismo de sexo-género (hombre/ mujer, femenino/masculino) es lo “normal” y lo único que “debe ser”.
No minimizar la violencia por cuestiones de género, por ejemplo, al emplear expresiones como ‘crimen pasional’, ‘pleito/riña/disputa matrimonial o de pareja’, ‘enajenamiento/ enceguecimiento por celos’, entre otras.
Representar visualmente a las personas en condiciones de igualdad y respeto.
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Citar y ejemplificar datos que visibilicen a todas las personas de manera equilibrada.
No usar expresiones que reproduzcan y afiancen estereotipos sociales binarios, por ejemplo, al vincular la rudeza, la autonomía, el éxito y la toma de decisiones como comportamientos exclusivamente masculinos y la indirección, el recato, las tareas de cuidado y la sexualidad con actitudes únicamente femeninas:
Versión no inclusiva: Las niñas lucirán coquetas y tiernas y los niños valientes y seguros.
Versión inclusiva binaria: Los y las niñas lucirán felices.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Las infancias lucirán felices. Les niñes lucirán felices.
Evitar construcciones que agrupen a las mujeres y a personas de la diversidad sexual con objetos y animales, o que las presenten como categoría diferente a la de los varones cisgénero:
Versión no inclusiva Hablaremos con dos mujeres y tres ingenieros.
Versión inclusiva binaria Hablaremos con dos sociólogas y tres ingenieros.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra Hablaremos con cinco especialistas, dos en sociología y tres en ingeniería.
No retratar a personas socialmente discriminadas con papeles secundarios y pasivos:
Versión no inclusiva: El abogado asistió acompañado de la jueza.
Versión inclusiva binaria:
Asistieron la jueza y el abogado.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Asistieron profesionales en derecho y ciencias jurídicas.
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No presentar a las personas en relaciones de subordinación o pertenencia asimétrica:
Versión no inclusiva: La señora/esposa del señor Granados.
Versión inclusiva binaria: La señora Ruiz y el señor Granados.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: La familia Ruiz-Granados.
Utilizar el género gramatical femenino, no binario/neutro y masculino para nombrarse de acuerdo al sexo y género auto percibidos:
Versión no inclusiva: Uno no es pendejo…
Versión inclusiva binaria: Una no es pendeja…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Une no es pendeje…
Personalizar el enunciado cuando conocemos a quién va dirigido (documentos cerrados). Preguntar u omitir marcaciones gramaticales de género si desconocemos la identidad de género de la persona:
Versión no inclusiva: Hacemos un llamado al gerente general.
Versión inclusiva binaria:
Hacemos un llamado a la gerente general: Beatriz Pinzón.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Hacemos un llamado a la gerencia. Hacemos un llamado a le gerente.
B. El masculino genérico
Evitar construcciones en las que se emplea el masculino como genérico en sustantivos (‘ciudadanos’, ‘alumnos’, ‘amigos’, etc.), adjetivos (‘educados’, ‘agresivos’, etc.) y determinantes (‘el’,
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‘estos’ etc.):
Versión no inclusiva: Los empleados nuevos deben…
Versión inclusiva binaria: Los y las empleadas nuevas deben…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: El personal debe…
Evitar construcciones en las que primero se utiliza el masculino genérico y luego se especifica el femenino o el no binario/ neutro (‘salto semántico’):
Versión no inclusiva: Se bonificará a los clientes. Y también a las clientas.
Versión inclusiva binaria: Se bonificará a los y las clientas.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Se bonificará a la clientela.
El género gramatical masculino puede reemplazarse en enunciados de alcance general, para esto se pueden utilizar las siguientes clases de sustantivos: a. epicenos: aquellos que independiente de su género gramatical, atañen a entidades animadas sin hacer distinción sexo-genérica –‘persona’, ‘prójimo’, etc.–; b. de desinencia común: presentan una sola forma y se desambiguan mediante modificadores como adjetivos y determinantes –la/el ‘estudiante’, la/el ‘astronauta’, etc.–;
c. colectivos: refieren a grupos humanos –‘población’, ‘niñez’, etc.–; y
d. los que designan cargos y lugares –‘coordinación’, ‘dirección’, ‘jefatura’, ‘presidencia’–:
Versión no inclusiva:
Los estudiantes deberán…
Versión inclusiva binaria: Los/las estudiantes deberán…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: El estudiantado deberá…
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Cuadro 1.
Desinencia común (el/la) Agente, astronauta, pianista, psiquiatra, periodista, estudiante, profesional, especialista, joven, testigo.
Colectivos
Epicenos
Heterónimos
Alumnado, gente, ejército, grupo, equipo, pareja, público, profesorado, multitud, clientela, población, niñez, ciudadanía, personal, electorado, juventud, humanidad, infancia.
Femeninos: Persona, criatura, víctima.
Masculinos: Ídolo, prójimo, personaje, ser.
*Algunos epicenos desambiguan la identidad sexogenérica del referente con los determinantes (‘el rehén’/‘la rehén’) o la terminación del sustantivo (‘bebe’/‘beba’).
Mujer, hombre, padre, madre, xadre, yerno, nuera.
Fuente: Elaboración propia, basado en Bosque y Demonte (1999), Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española [RAE-ASALE] (2009), Guichard Bello (2018) y RAE-ASALE (2020).
Algunos sustantivos según la relación Género gramatical y sexo-género
En documentos abiertos (cuando no sabemos a quién va dirigido el mensaje o cuando se trata de comunicados generales) utilizar sustantivos femeninos, masculinos y no binarios/neutros heterónomos (aquellos que poseen raíces diferentes para indicar el sexo-género de la persona: ‘padre’, ‘madre’, ‘xadre’, etc.):
Versión no inclusiva: Los padres son importantes…
Versión inclusiva binaria: Las madres y los padres son importantes…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Madres, padres y xadres son importantes…
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Manual Especializado
C. Los sustantivos ‘mujer’ y ‘hombre’
Evitar los sustantivos ‘hombre’ y ‘niño’ como términos genéricos:
Versión no inclusiva: Los derechos de los niños.
Versión inclusiva binaria: Los derechos de los niños y las niñas.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Los derechos de la infancia.
No usar el sustantivo ‘mujer’ en singular para retratar eventos generales; utilizar la forma plural ‘mujeres’:
Versión no inclusiva: La mujer de hoy es…
Versión inclusiva binaria: Las mujeres de hoy son…
No emplear el sustantivo ‘mujer’ antecediendo a un adjetivo femenino, acompañado de profesiones o como reemplazo del apellido o nombre de la persona:
Versión no inclusiva: La mujer ingeniero trabajó…
Versión inclusiva binaria: La ingeniera trabajó…
Puede aclararse la identidad sexo-genérica de las personas al agregar términos como ‘mujeres’, ‘hombres/varones’, ‘personas agénero’, ‘trans*’, etc.:
Versión no inclusiva: Trabajaremos con los estudiantes.
Versión inclusiva binaria: Trabajaremos con los estudiantes, tanto mujeres como hombres.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Trabajaremos con el estudiantado.
Trabajaremos con los/las/les estudiantes.
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D. Los sustantivos ‘persona’, ‘gente’, ‘infancia’, etc.
Anteponer los sustantivos ‘persona(s)’, ‘personal’, ‘gente’, ‘comunidad’, ‘niñez’, etc., a la denominación plural masculina:
Versión no inclusiva: Denunciante.
Versión inclusiva binaria: El/la denunciante.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Persona que denuncia. Le denunciante.
E. Los adjetivos
Parafrasear y reemplazar el adjetivo masculino y femenino por otra construcción sin carga de género:
Versión no inclusiva: Azul, José y Luna son talentosos.
Versión inclusiva binaria: Azul, José y Luna son talentosas(os).
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Azul, José y Luna tienen talento.
Al recurrir a un adjetivo para describir a un grupo de personas, utilizar el género gramatical que coincide con la identidad sexo-genérica de la mayoría:
Versión no inclusiva: Azul, José y Luna son talentosos.
Versión inclusiva binaria: Azul, José y Luna son talentosas.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Azul, José y Luna son talentoses.
Reemplazar el adjetivo masculino por la combinación
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Manual Especializado
‘sustantivo + preposición + sustantivo’:
Versión no inclusiva: Indocumentado.
Versión inclusiva binaria: Indocumentado/a.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Persona sin documentación.
F. Los artículos
Omitir el artículo que acompaña a los sustantivos que no marcan por sí solos género gramatical como los de desinencia común (‘estudiante’), y aquellos que no distinguen el sexo y/o género de la persona como los epicenos (‘víctima’):
Versión no inclusiva: Los especialistas afirman que…
Versión inclusiva binaria: Las/los especialistas afirman que…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Especialistas afirman que…
Omitir el artículo que acompaña a un adjetivo que no marca género por sí solo:
Versión no inclusiva:
Participarán los diferentes especialistas.
Versión inclusiva binaria: Participarán los/las diferentes especialistas.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Participarán diferentes especialistas.
No usar el artículo acompañando el apellido de la persona (especialmente de mujeres) como términos referenciales:
Versión no inclusiva: La Trevi.
Versión inclusiva binaria: Gloria Trevi.
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G. Desdoblar/triplicar
Explicitar el género femenino, masculino y neutro/no binario de sustantivos, adjetivos y determinantes (acompañar de otras estrategias para evitar el cansancio y la repetición):
Versión no inclusiva: Los aliados de la comunidad…
Versión inclusiva binaria: Los aliados y las aliadas de la comunidad…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Aliadas, aliados y aliades de la comunidad…
Alternar el género gramatical en textos orales y escritos en los que se desdobla/triplica; cuidar la concordancia con el último elemento de la construcción:
Versión no inclusiva: Los aliados y las aliadas adultos.
Versión inclusiva binaria: Los y las aliadas adultas.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Los aliados, las aliadas y les aliades adultes.
H. Las profesiones y oficios
En comunicaciones cerradas (cuando conocemos a las personas y su identidad sexo-genérica) emplear cargos y títulos profesionales en femenino, masculino o neutro/no binario según corresponda:
Versión no inclusiva: Los médicos.
Versión inclusiva binaria: Los y las médicas.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Les mediques.
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Manual Especializado
Feminizar, masculinizar y neutralizar profesiones y oficios (véanse ejemplos en Guichard Bello, 2018):
Versión no inclusiva: La velador.
Versión inclusiva binaria: La veladora.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: La persona veladora. Le veladore.
Evitar ejemplos que promuevan estereotipos de género asociados a profesiones:
Versión no inclusiva: Enfermeras y médicos invitan a…
Versión inclusiva binaria: Enfermeras(os) y médicas(os) invitan a…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Personal del sector salud invita a…
I. Los tratamientos y referenciales
Omitir tratamientos que no poseen un término análogo en el femenino, masculino y no binario/neutro o aquellos que poseen valores diferenciales.9
Versión no inclusiva: Presentamos a la señorita y al señor.
Versión inclusiva binaria: Presentamos a la señora y al señor.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Presentamos a Azul S., y Mar A. Presentamos a les señores.
Evitar términos asimétricos y no recíprocos, es decir, aquellos
9 Véase como en el español hablado en México se usa el término ‘señorita’ para referirse y dirigirse a mujeres jóvenes y adultas desconocidas y/o solteras; en tanto que no existe en esta variedad una fórmula análoga para hablar del estado civil de los varones.
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que se utilizan de manera diferente con las personas según su identidad sexo-genérica, y que, por lo tanto, expresan distintos valores de respeto, jerarquía, autoridad, etc.:
Versión no inclusiva: Hablaremos con el médico y la señorita.
Versión inclusiva binaria: Hablaremos con el médico y la ingeniera.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Hablaremos con especialistas en medicina e ingeniería.
No usar el diminutivo en términos referenciales y de tratamiento: Versión no inclusiva: Indito/a.
Versión inclusiva binaria: Los y las indígenas.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: La comunidad indígena.
Omitir términos que se refieren peyorativamente a personas y grupos históricamente discriminados (véanse los cuadros 2 y 3).
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Cuadro 2.
Versión discriminatoria Versión inclusiva
Persona que sufre/padece/ está afectada/tiene capacidades diferentes, discapacitado/a, inválido/a, impedido/a, subnormal, paralítico/a, disminuido/a, minusválido/a, deficiente, especial
Sordomuda/o, sorda/o
Invidente, ciego/a
Sorda-ciega, sordo-ciego
Mutilado/a, cojo/a, mocho/a
Postrada/o en una silla de ruedas
Retrasado/a, deficiente, disminuido/a, anormal
Down, mongol, deficiente
Autista
Loquito/a, deficiente, trastornado/a, demente
Vieja/o, adulta/o en plenitud
Personita, menor
Persona de color
Persona con discapacidad
Persona con discapacidad auditiva
Persona con discapacidad visual
Persona con discapacidad múltiple
Persona con amputación
Persona con discapacidad física
Persona usuaria de una silla de ruedas
Persona que usa una silla de ruedas
Persona con discapacidad intelectual
Persona con neuro-divergencia
Neurodivergente
Persona con síndrome de Down
Persona con neuro-divergencia
Neurodivergente
Persona con autismo
Persona con neuro-divergencia
Neurodivergente
Persona con discapacidad psiquiátrica
Persona con neuro-divergencia
Neurodivergente
Persona (adulta) mayor
Niño/a/e, infancia, niñez, adolescencia
Afromexicana/o/e
Afrodescendiente
10 Actualmente existen diferentes posicionamientos con respecto al lenguaje adecuado para referirse/dirigirse a las neuro-diversidades, así como a las diversidades funcionales. Por ello, recomendamos consultar con las poblaciones correspondientes sobre los términos que consideran adecuados para su auto representación.
Algunos términos referenciales y de tratamiento discriminatorios e inclusivos10
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Versión discriminatoria Versión inclusiva
Indio/a
Minoría étnica
Ilegal
Bracera/o, mojada/o
Desplazado/a, refugiado/a
Pobre
Persona vulnerable
Grupos vulnerables
Indigente
Niño/a de la calle
Enana/o
Sidoso/a, enfermo/a de Sida
Trata de blancas
Prostituta/o
Sirviente/a, muchacho/a, chacho/a, gato/a
Achichincle
Pueblo indígena/originario
Comunidad indígena/originaria
Persona indígena Persona indocumentada
Migrante
Persona desplazada
Persona refugiada
Persona en situación de pobreza
Persona en situación de vulnerabilidad
Grupos de atención prioritaria
Persona en situación de calle
Infancia en situación de calle
Persona de talla baja
Persona con/que viven con VIH o Sida
Víctima de trata
Trabajador/a sexual
Trabajador/a del hogar
Ayudanta/e, asistenta/e
Fuente: Adaptado de Comisión Nacional de los Derechos Humanos [CNDH] (2016, p. 24); Campos (2020, p. 39, 40, 41); Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación [CONAPRED] (2007, p. 18) y Secretaría de la Función Pública (2020, p. 6).
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Raro/a
Maricón, joto, choto, puto, pájara, chuzca, mariposón, puñal, muerde almohadas
Persona de la comunidad diversa Persona de la población LGBTTTIQ+
Homosexual
Hombre gay Hombre no hegemónico Hombre disidente de género Hombres que aman hombres
Tortillera, levis, zapatona, safista, manflora, bollera
Indecisa/o, confundida/o, indefinida/o
Desviado/a
Hermafrodita, andrógina/o, tres sexos
Vestida, shemale, transgenerado
Fuente: Elaboración propia.
Lesbiana Mujer no hegemónica Mujer disidente de género Mujeres que aman a otras mujeres
Persona bisexual Pansexual
Persona género disidente
Persona intersexual Intersexual
Persona transfemenina Mujer trans*
J. Los gentilicios
Evitar el masculino genérico en gentilicios; añadir los sustantivos ‘comunidad’, ‘población’ y ‘pueblo’:
Versión no inclusiva: Los mexicanos reciben el año…
Versión inclusiva binaria: Los y las mexicanas reciben el año…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: El pueblo mexicano recibe el año…
Cuadro 3. Algunos términos discriminatorios e inclusivos para referirnos a otras personas según su diversidad sexogenérica
Versión discriminatoria Versión inclusiva
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K. Los duales aparentes
Omitir términos cuya designación en femenino posee una carga negativa no presente en su versión masculina, tales como ‘zorro/zorra’, ‘hombre público/mujer pública’, etc.
L. Los pronombres personales
Utilizar la segunda persona singular ‘usted’ o ‘tú’ y la plural ‘ustedes’:
Versión no inclusiva: Los aliados trabajan de la mano…
Versión inclusiva binaria: Los y las aliadas trabajan de la mano…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Ustedes que trabajan de la mano…
Omitir el pronombre “nosotros” de manera explícita y emplear solo el verbo conjugado:
Versión no inclusiva: Nosotros somos un grupo que trabaja…
Versión inclusiva binaria: Nosotros/as somos un grupo que trabaja…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Nosotres somos un grupo que trabaja…
Usar los pronombres de objeto ‘le’/‘les’ para evitar el masculino y femenino gramatical en construcciones como la siguiente:
Versión no inclusiva: ¿Los has visto?
Versión inclusiva binaria: ¿Los/las has visto?
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: ¿Les has visto?
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M. Los posesivos, indefinidos y relativos
Utilizar los pronombres indefinidos ‘alguien’, ‘cualquiera’, ‘quienquiera’, ‘nadie’ y los relativos ‘quien/quienes’ para reemplazar las expresiones ‘el/la’, ‘los/las’, ‘aquel/aquella’, ‘aquellos/aquellas’ + relativo (‘el que/cual’):
Versión no inclusiva: El que asista…
Versión inclusiva binaria: El/la que asista…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Quien asista…
Reemplazar el pronombre indefinido ‘uno’ por los indefinidos ‘alguien’, ‘cualquiera’, ‘quienquiera’, ‘nadie’; o mediante el sustantivo ‘persona’:
Versión no inclusiva: Cuando uno trabaja duro…
Versión inclusiva binaria: Cuando uno o una trabaja duro…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Cuando alguien trabaja duro…
Sustituir los pronombres posesivos ‘suyos’ y ‘tuyos’ por los adjetivos posesivos ‘su’ o ‘tú’ + sustantivo:
Versión no inclusiva: Aurora cuida a los suyos.
Versión inclusiva binaria: Aurora cuida a los suyos y a las suyas.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Aurora cuida a su familia.
Sustituir los términos ‘muchos’, ‘pocos’, por ‘la mayoría’, ‘la minoría’, ‘muchas personas’:
Versión no inclusiva: Muchos desconocen el valor de…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: La mayoría desconoce el valor de…
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Evitar el adjetivo indefinido ‘todo(s)’:
Versión no inclusiva: Todos los estudiantes asistieron…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: El estudiantado asistió…
N. Las construcciones oracionales Usar oraciones impersonales con ‘se’:
Versión no inclusiva: Los interesados deben adquirir sus boletos.
Versión inclusiva binaria: Los y las interesadas deben adquirir sus boletos.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Los boletos se deben adquirir…
Emplear oraciones con verbos en imperativo sin explicitar el sujeto:
Versión no inclusiva: Hazte socio de nuestro negocio.
Versión inclusiva binaria: Hazte socio/a de nuestro negocio.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Asóciate a nuestro negocio.
Usar verbos en infinitivo y gerundio sin explicitar el sujeto:
Versión no inclusiva: Los encargados deben presentar un caso…
Versión inclusiva binaria: Los/las encargadas deben presentar un caso…
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Presentar un caso…
Usar la voz activa para evitar participios pasivos en masculino: Versión no inclusiva: Los maestros han sido convocados.
Versión inclusiva binaria: La escuela convocó a maestros y maestras.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: La escuela convocó al profesorado.
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O. Las barras, los paréntesis y el símbolo de arroba
Debemos tener en cuenta que estas estrategias dificultan la lectura, especialmente, en aplicaciones y programas informáticos y, que por lo tanto, obligan a quien lee a incorporar una marca de género gramatical, por lo general canónica (–a/–o).
Se recomienda emplear las barras ‘/’ y paréntesis ‘()’ en formatos de trámites estandarizados, por falta de espacio en el documento, desconocimiento del sexo/género de la persona a/de quien escribimos, etc.:
Versión no inclusiva: Estimado usuario.
Versión inclusiva binaria: Estimado/a usuario/a.
Versión inclusiva no binaria y/o neutra: Estimado/a/e usurario/a/e.
Utilizar el símbolo arroba ‘@’ y la equis ‘x’ especialmente en comunicaciones informales, personales y escritas.
P. El morfema no binario/neutro –e
El morfema neutro/no binario –e surge como respuesta al inconveniente formal que implica el uso de las barras ‘/’, paréntesis ‘()’, arroba ‘@’ y equis ‘x’ en la oralidad.
Se trata de una propuesta que cuestiona el binarismo sexogenérico a través de una pauta gramatical que para algunas personas representa más allá del femenino y el masculino del español. Hay que resaltar, no obstante, que la interpretación de este morfema difiere entre quienes lo usan (y así lo expresaron les colaboradores de este manual). Por un lado, encontramos a quienes consideran que –e es un morfema gramatical no binario, que se emplea exclusivamente para tratar/referirse a personas no binarias; por otro lado, hallamos a quienes opinan que la –e permite integrar el femenino, no binario y masculino en una única forma, neutralizando así el alcance del género gramatical.
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Los beneficios del empleo de esta terminación son varios: no produce inconvenientes de legibilidad y pronunciación, es una vocal a la par de los morfemas de género más salientes del español (–a para el femenino y –o para el masculino), supera el binarismo e incluye a las disidencias sexo-genéricas; además: “no afecta a la tan reclamada economía del lenguaje [y] es morfológicamente claro” (Universidad Nacional de Mar del Plata [UNMPl], s/f, p. 15).
Asimismo, es importante notar que desde hace varios años es usado ampliamente por integrantes de la comunidad LGBTTTIQ+ y quienes les apoyan, tanto en redes sociales, como en otros contextos, incluso en interacciones cotidianas y altamente formales (como trabajos académicos). Sin embargo, son pocos los manuales que sugieren o siquiera consideran el empleo de esta estrategia (véanse Centro Nacional Patagónico, Centro Científico Tecnológico del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas [CCT CONICET/CEMPAT], 2020 y UNMPl, s/f; ambos de La Argentina).
A continuación ofrecemos algunas pautas y recomendaciones para el uso de –e como morfema neutro/no binario en el español. Nos hemos basado en las propuestas de tres materiales: Gómez (2016), Sayago (2019), y UNMPl (s/f), así como en la experiencia de quienes colaboraron en este proyecto. No pretendemos, al igual que con las demás estrategias de esta guía, normar e instruir sobre el uso ‘correcto’, sino ofrecer opciones que en todo caso pueden ser cuestionadas y refutadas.
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