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EDITORIAL
CONTENIDO
Corpóreo desde sus inicios se pensó como una prótesis de nuestro colectivo, como una extensión que diera cuenta de nuestras diversidades y que sirviera de plataforma para la divulgación de manifestaciones culturales qüiar. El colectivo por su parte ha sido el puente conector entre los protagonistas de esas manifestaciones, permitiendo cruces generacionales, acortando barreras geográficas, motivando el intercambio de ideas y debates y la exposición de talentos en un compartir diferente al que se le asignaba a nuestras marginalidades. La diversificación de nuestro alcance y nuestra oferta se hace cada vez más palpable. Igualmente podemos aseverar con entera confianza que hemos cumplido una de nuestras más importantes metas: apoderar a nuestros participantes y nuestras comunidades LGBTTQQIA. Son muchos los frutos indirectos que se han provocado desde la interacción en este importante viaje colectivo: el surgimiento de nuevas editoriales, autopublicaciones y propuestas artísticas independientes, la aparición de nuevos grupos y nuevos eventos que reivindican y hacen presente nuestras identidades, no desde el espacio del reclamo, sino, desde la afirmación. Celebremos pues la historia que nos antecede, como hicimos en la concurrida charla Rastros y rostros el pasado julio en el Ateneo de Puerto Rico, y celebremos el futuro que se forja hoy, por un país cada vez más nuestro, más respetuoso hacia nuestras diversidades y nuestra humanidad.
Convocatoria página 2 Rastros y rostros Max Chárriez: compromiso con lo queer página 4 Conectar: la poética de Ivette Rivera Morales página 8 En las manos Ojos como de hombre página 12 Cabeceando El pecado de Sodoma: el sexo en la literatura homoerótica página 14 Visceral Por ahí vienen... l@s opinionad@s página 17 Cuarto oscuro La otra familia y Beginers: disímes ante la creación de lazos sociales página 20 Interacciones cinematográficas del Ché Guevara página 23 Por los ojos Blow-up! Escándalo y perplejidad en la Casa de Muñecas página 30 Por los pies Dani Umpi: escritor y artista uruguayo página 34 Por la boca Maicilla de Mangó página 39
Ángel Antonio Ruiz Laboy
créditos: Diseño gráfico: Angel Antonio Ruiz
Colaboradores: Daniel Torres Lilliana Ramos Collado Ricardo Vargas Molina Larry La Fountain Stokes H. Roberto Llanos Marlyn Cruz Centeno
Invitadas especiales: Mercedes Garriga Peter M. Shepard Rivas Carmen Oquendo Villar 3
Max Chárriez:
compromiso con lo queer por Ángel Antonio Ruiz Max Chárriez, quien tuviera en sus manos dirigir el proyecto literario del Colectivo Literario Homoerótica en su primer año, quien también es fundador de Osos de Puerto Rico y que recientemente publicó su primera novela, Ojos como de hombre, hace un alto en su rutina para permitirnos conocer un poco más de su proceso creativo y sus perspectivas con respecto a la literatura. No son pocos los roles que este educador juega, pues además de impartir clases de español, comparte con Arnaldo Alicea la paternidad de dos hijas y de varios canes que han encontrado albergue en su hogar, gracias a su carácter compasivo y caritativo. La pregunta obligada para cualquier escritor o escritora debiera ser ¿desde dónde escribe y para quién escribe? Sin pensarlo dos veces, casi sin que termine la pregunta, Max se apresta a contestar con pleno convencimiento que escribe desde lo queer, pero además nos revela que escribe “para un lector interno que tengo guardado desde niño, que le gustaban las historias de aventura y los misterios. Escribo esperando encontrar gente allá fuera que comparta esa pasión, escribo para saciar la necesidad que tuve, de lo que me gustaría leer y no tuve accesible” Chárriez no ve el oficio de escritor como una profesión, aunque le gustaría, pero tampoco lo considera un pasatiempo, para él, escribir es un arte, una necesidad y un acto de activismo. “Lo veo como arte, creo desde la palabra, imágenes, discursos... Pero en el Puerto Rico de hoy no se me hace posible verlo como una profesión a tiempo completo, para sobrevivir definitivamente hay que dedicarse a lo que uno hace -que en su caso es ser maestro en el Departamento de Educación de Puerto Rico y en varias instituciones de educación superior-. Ser maestro me mantiene centrado en la realidad, me ayuda a crear personajes y situaciones, siento que eso ayuda a la verosimilitud de mis trabajos.” Y aunque reconoce que nuestra realidad social y la ficción a veces compiten, dice que para él parece como si una se nutriera de la otra, como si la ficción fuera una realidad paralela que el escritor maneja bajo sus propias reglas. Este nuevo exponente de la novela negra, el cual considera su género favorito, es un ávido lector y es que para Max no puede disociarse el escribir de la lectura. “Es necesario ser un buen lector, leer los clásicos, los pares, lo bueno, lo malo, nadie que no haya sido un buen lector será un buen escritor. El escritor tiene el compromiso de promover la lectura, escribiendo para un público amplio de lectores.” Al preguntársele si se considera un escritor y un lector queer, Max contesta sin dudar: “Sí, me gusta abordar los temas tabúes, retar la normatividad, crear personajes con conflictos no ordinarios. Soy queer y siempre veo el mundo desde esa perspectiva. Me han pedido que modere lo que escribo, desde el primer libro se me advirtió, se me hizo una sentencia matizada de buenas intenciones, pero mi contestación ha sido ignorar o reafirmarme en que esa es mi voz literaria, que no voy a meterme a mí ni a mi literatura en el clóset. De todas maneras escribir como ellos quieren no es garantía que me vaya a hacer rico -acentúa entre carcajadas-. Tengo un compromiso con romper los silencios, darle voz a personas que no la tienen y nombrar situaciones difíciles. La literatura para mí es un ejercicio de acti4
“Tengo un compromiso con romper los silencios, darle voz a personas que no la tienen y nombrar situaciones difíciles. La literatura para mí es un ejercicio de activismo.” 5
vismo. Por ejemplo en mi última novela, Ojos como de hombre, abordo la violencia sexual en la niñez, asunto que pasa en nuestro país y que muchos se hacen de la vista larga. ¿En algún momento sientes que tu literatura estuvo en el clóset? “Comencé escribiendo poesía y teatro tanto para la escuela en la que estudiaba como para la iglesia en la que me crié, no abordaba el tema queer en ese entonces, pero ya al comenzar la maestría en creación literaria con concentración en narrativa en la Universidad del Sagrado Corazón, comencé a trabajar el tema y lo he explorado desde entonces. Previo a eso, cuando vivía en Boston, trabajé para periódicos hispanos y para la comunidad LGBT, y continué con ese trabajo al llegar a PR.” ¿Te parece que escribir es una forma de auto-conocimiento? “Sí, autoexploración y autoconocimiento. Al escribir he podido aclarar mi punto de vista. A veces he comenzado a escribir pensando de una forma y termino pensando de otra. Por ejemplo, el tema de lo trans que he trabajado en varios cuentos, era poco conocido para mí, al igual me pasó con el lesbianismo y mi personaje García, la técnica forense en Ojos como de Hombre, me sirvió para sentarme a explorar su mundo, tuve que meterme en su piel para entenderla. Mis personajes se vuelven reales frente a mis ojos y son ellos quienes me enseñan.” Por otro lado refiere que tiene algunos cuentos autobiográficos, pero que los trabaja tanto que se borra lo autobiográfico, se alejan del hecho pero no de la experiencia que intenta reproducir a sus lectores, entonces nos confiesa que en la novela algunas de las pesadillas que interrumpen la narración son suyas. Nos cuenta que todos sus personajes se asemejan a él, pues “todos tienen un pedazo de quien soy”. Es ahí cuando regresa al principio de esta entrevista para referirse al niño que habita en él. “Mi niñez, sobretodo, ha marcado mi trabajo literario; tuve una niñez oscura, como es mi literatura. A través de lo que escribo exorciso mis demonios. Complemento eso con la observación detallada de gente común que me rodea.”
“Mi niñez, sobre todo, ha marcado mi trabajo literario; tuve una niñez oscura, como es mi literatura. A través de lo que escribo exorciso mis demonios. Complemento eso con la observación detallada de gente común que me rodea.”
De su proceso creativo, el también autor de Delirios de pasión y muerte, nos cuenta que varía según lo que esté escribiendo. “En la narrativa voy desarrollando las historias en mi mente, ando con una libreta en el carro y hasta en los tapones tomo nota. Ya en la computadora, organizo todo lo que llevo días trabajando en mi mente. En la novela la planificacion es más sistemática y así mismo son los procesos: horarios fijos, flujogramas y una disciplina más rigurosa. ¿Crees en la inspiración? “Sí, pero no como una cosa que llega y te ilumina, sino mas bien creo que me inspira la gente, los trabajos de otros que terminan resonando en mí.” Para quienes le conocemos, sabemos que hasta sus queridos perros -que son muchos- han entrado a formar parte de su literatura, por ejemplo Las aventuras de Pepe Lotas y el Capitán Carambolo es en honor a un perrito al que rescató de la calle, como a muchos de los otros, y que destrozó gran parte de su colección de libros. Ese carácter compasivo hacia los perros también aparece en el primer trabajo que publi6
có, el cuento Belleza, que apareció en la primera antología de literatura queer de Puerto Rico, Los otros cuerpos. Temas como el abuso y los atentados contra la dignidad de variadas formas de vida, humanas y no humanas permean su obra literaria, asunto que según él hace doloroso el proceso de narrar y transmitir historias, aunque está claro en que para él, escribir es uno de sus mayores placeres. ¿Cuáles son, o han sido, tus mayores retos con la escritura? El tiempo, quisiera tener más tiempo para escribir y para leer. Cada vez tengo menos tiempo, ahora estoy editando dos libros que saldrán bajo mi nuevo proyecto la Editorial La Tuerca. Quiero poder leer más de mis autores de cabecera, entre ellos están Leonardo Padura, a quien considero el maestro latinoamericano en el género de la novela negra y a Stieg Largssons quien también trabaja la novela detectivesca. Por supuesto, también está Manuel Ramos Otero a quien semanalmente relee. “Manuel fue para mí muy revelador pues fue quien me abrió la puerta a otras cosas, pero más que a los clásicos, leo mucho a mis pares, eso me da perspectiva.” Muchos de esos pares, le sirven a Max como lectores en quienes confía el proceso de edición. “Tengo varias personas que uso como lectores, sobre todo a la hora de publicar. Pulo mis textos en lecturas públicas. Mucho del trabajo de edición ya lo voy haciendo mientras tengo el cuento o la historia aún en mi cabeza. Valoro la variedad de lectores, tanto académicos como aficionados, eso me da una medida de lo que es el lector promedio.” Por otro lado, ¿cuál crees que sea la utilidad de los talleres de escritura? He participado en muchos talleres y dirijo el Taller Queer en Ciudad Seva. Son útiles pues te mantienen en contacto con otros escritores, te mantiene los pies en la tierra, te ayuda a crear disciplina. Sin disciplina no hacemos nada. Los talleres ayudan a mantener la humildad, la escritura es un arte social, el escritor o el artista no debe alejarse de su público, al hacerlo corre el riesgo de seguir haciendo copia de lo que ya ha hecho, con poco o ningún crecimiento.” ¿Si tuvieras que escoger un trabajo que represente tu trabajo cuál sería? “La noche de los raros, un cuento que es un tributo a la sencillez y a la estructura narrativa de uno de mis autores favoritos que es Mario Benedetti. Tratar un tema de mucha confusión en el que pude conservar la humanidad de personas que son diferentes, que su identidad de género no concuerda con la identidad sexual que se le es dada me llena de mucho orgullo. Sensibilizar a otras personas a través de eso ha sido importante para mí.” ¿Crees que hay un boom de literatura LGBT en Puerto Rico? Sí, llegar a las librerías y ver que el 60% de lo publicado últimamente es LGBT es un sueño, pero más que un sueño es un logro significativo. Eso no puede detenerse y ser solamente un boom, cada libro que logra exposición es más permanente que una marcha, rompe barreras geográficas y temporales. Lo más afortunado que he tenido en la literatura se lo debo a la publicación de Los otros cuerpos, eso marcó un antes y un despúes, abrió puertas, marcó un precedente, permitió conocer otros pares y hasta sembró la semilla para que naciera el Colectivo Homoerótica. ¿Qué es lo próximo que debemos esperar de Max Chárriez? “Estoy trabajando con la segunda parte de Ojos como de hombre y con una colección de cuentos. Desde Editorial La Tuerca trabajo en la edición de varios trabajos.”
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Yo me expreso tal cual soy y quiero que me lean como una mujer que se atrevi贸 a ser quien es. 8
Conectar:
la poética de Ivette Rivera Morales por Ángel Antonio Ruiz Laboy Llega cargada de tamarindos dulces para compartir y con la sonrisa que bien le sabe caracterizar. Aunque se ve tentada a dejar la entrevista y participar de una protesta improvisada en las calles de Río Piedras, se nos acerca a hablarnos de otra de sus grandes pasiones, la escritura. Y es que para Ivette Rivera Morales el compromiso de la escritura va de la mano con su compromiso en contra de las injusticias sociales, con los derechos de las mujeres y de las comunidades LGBTT. Es así como Ivette llega al Colectivo Literario Homoerótica, del cual es integrante desde la tercera lectura –Diversidad-. Todo quien ha asistido a alguna de las presentaciones en las que ha participado la reconoce por su particular estilo y su alegría de espíritu. Egresada de la Maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón, afirma haber encontrado en Homoerótica un espacio liberador en el que puede compartir su trabajo creativo sin necesidad de explicarlo. “En Homoerótica no tengo que explicarme. Se da una lectura más cercana a lo que quiero expresar. La conexión es inmediata.” Para la autora de El exorcismo de tu piel la escritura exige que el escritor denuncie, de una forma diferente, la problemática social que estamos viviendo. “Por eso, mi literatura es queer, habla del amor y el desamor entre dos mujeres y eso de por sí rompe con la norma. Cuando trabajo narrativa trabajo más los temas sociales.” Ángel Antonio: ¿Además de la literatura, con qué está comprometida Ivette? Ivette: Estoy comprometida con todo lo que tenga que ver con la sanación, con las mujeres y las comunidades LGBTT. Me llama la atención los issues sociales y creo en la libertad de pensamiento e ideología, los creyentes deben respetar a los ateos y viceversa, los heterosexuales a los homosexuales y lesbianas, creo en la armonía. Ángel Antonio: ¿Si no te hubieras dedicado a la literatura, en qué te hubiera gustado desarrollarte? Ivette: Me hubiera gustado dedicarme a la enseñanza, aplicando métodos vanguardistas en los que se integren corrientes del nuevo pensamiento, como el meditar y la sanación. Alguna gente dice que por ser tan argumentativa debería ser abogada, cosa que en algún momento consideré. Ángel Antonio: ¿Crees que educas a través de lo que escribes? Ivette: No, creo que escribir es un acto de valentía que puede o no servir de ejemplo. Lo que hago es una reafirmación de mi identidad. A veces da miedo escribir. Los y las escritoras han sido sometidos a juicios, han sido criticados y hasta encarcelados por ir contra del “establishment”. Yo me expreso tal cual soy y quiero que me lean como una mujer que se atrevió a ser quien es. Ángel Antonio: ¿Cuándo comenzaste a escribir? Ivette: Escribía canciones en la escuela superior pues era la “lead singer” de una banda de rock. Fue más tarde que mis novias me hicieron ver que lo que yo hacía era poesía. Luego comencé a escribir narrativa al comenzar la maestría. Para mí la poesía siempre ha sido creación, conexión, intimidad. Ángel Antonio: ¿Cuál es tu musa, cómo te llega? Ivette: Creo en los estados emocionales, tengo mucha poesía triste, a través 9
de lo que escribo la gente puede pensar que soy una mujer muy triste, el que me conoce sabe que no. La escritura es un ejercicio de exorcismo, por eso el título de mi libro. En ese caso en particular comencé en el 2008 a escribirlo, participaba de un taller de seis meses para mujeres que tuvieron experiencia de maltrato en la niñez. Parte de las ganancias del libro son para ese proyecto que se llama Nuevo Paradigma para la Mujer del Centro Holístico para la Humanidad. Fue un proceso de mucha sanación. Ángel Antonio: ¿Crees que hay diferencia en la sensibilidad poética de mujeres y hombres? Ivette: No es la sensibilidad sino el estilo y eso se debe a nuestra construcción de género. Los hombres gays están más cerca de las mujeres que los hombres heterosexuales en esa experiencia de sensibilidad, más conectados con la construcción de género y las mujeres lesbianas más conectadas con los hombres. Desde la niñez uno es transgénero sin darse cuenta pues uno adopta características del otro género, sin saberlo. A mí me encantaba jugar baloncesto, cosa que aún hago. Me encanta ganarle a un macharrán en un deporte masculino, en cambio no me gusta jugar baloncesto con mujeres. Vengo de una familia grande, somos 5 hermanos, eso te da muchas herramientas, te enseña a pelear por lo tuyo y a valorar la diversidad. Tengo muchas pieles, eso me permite conectar con diversidad de gente. Ángel Antonio: ¿Qué te motivó a publicar tu libro? Ivette: Cuando conocí a Anex Burgos, me gustó mucho su energía y la de su compañero. La conocí durante una entrevista cuando creaba “Las musas” y le hablé de mi libro. Siempre me ha gustado compartir con gente creativa, aprendo mucho de rodearme de otros artistas. Aquí el arte se hace porque hay gente con ovarios y cojones muy comprometida, porque es bien difícil; entonces esas conexiones te permiten colaborar y crear. Creo mucho en la labor de los colectivos por eso. Aunque siempre hay variedad de voces en ellos, hay que comprometerse con la causa. Ángel Antonio: ¿Cuál es tu sueño como escritora? Ivette: Vivir de la literatura, es algo que veo posible en Puerto Rico. Ángel Antonio: ¿Alguna vez ha estado tu literatura en el clóset? Ivette: Jamás. No puedo. En mis primeros escritos en escuela superior aún no me identificaba como lesbiana. De hecho, muchos de esos roqueros resultaron ser gays. Me fascinaba que en los ochenta eran muy “trans”, maquillados, con pelucas... Ángel Antonio: ¿Qué piensas de las etiquetas? Ivette: Es como la globalización, llega el momento en que desaparecen, Darwin estaría muy contento con esta obsesión que tenemos con las etiquetas. Aunque pienso que nos dividen más, no tengo problemas con que la gente se etiquete, a veces yo lo hago, me pongo y me quito etiquetas. A veces soy Ivette y a veces soy Muna. Ángel Antonio: ¿En qué se diferencian Ivette Rivera y Muna Plana? Ivette: Muna es etérea, Ivette es más terrenal. Ivette usa a Muna a su conveniencia, pero en este momento Muna es una cosa más íntima. Ángel Antonio: ¿Qué ha sido lo más difícil para ti exorcizar a través de un poema? Ivette: Para mí exorcizar es sacar de adentro, por eso de lo más difícil que se me hace escribir es sobre la felicidad. Ángel Antonio: ¿Dónde estriba para ti la diferencia entre el proceso de escribir narrativa y escribir poesía, si hay alguna? Ivette: La poesía me fluye, es más íntima y espontánea. Trabajar narrativa es un proceso más mental, más estructurado. Soy escritora de último mo10
mento. Hago investigación y una frase puede sugerirme lo que estaba buscando expresar, entonces la hago mía y desde ahí construyo. Ángel Antonio: ¿Cuáles consideras que son tus fortalezas en la escritura? Ivette: La honestidad y el desnudarme en la poesía. Busco que me entiendan y que cualquiera pueda identificarse con lo que escribo. Me llena poder hacer esa conexión con gente que no conozco a través de lo que escribo. Hay gente que encuentra fuerte mis trabajos, otras han llorado al leerlos. Ángel Antonio: ¿Quiénes han sido tu inspiración literaria? Ivette: Julia de Burgos es la influencia más fuerte, me seduce su juego erótico con la naturaleza y la valentía que tuvo en decir las cosas que dijo en su momento. Benedetti me gusta por decir tanto con tan poco. También me gusta Palés Matos y Luis Lloréns Torres. Lo más que me gusta es leer narrativa, aunque escribo más poesía. Recuerdo que en el primer taller de la maestría le confesé al profesor que no tenía idea de cómo escribir un cuento. De los contemporáneos, admiro el trabajo de varios compañeros del colectivo como lo son Xavier Valcárcel, Rubén Solla y Ángel Antonio Ruiz, aunque son hombres, la sensibilidad nos permite conectar. Ángel Antonio: ¿Cuál es tu relación con los personajes que has creado? Ivette: Como escritora vivo en dos mundos, la realidad y la ficción. Mis personajes siguen viviendo conmigo. Durante la tesis soñaba con los personajes, me preguntaban por su futuro. No podría decir que tengo mas afinidad con uno o con otro, aunque reconozco que el niño de “Por tener malas notas” tiene un lugar especial en mí. Escribo desde mí y mis experiencias o las de quienes me rodean. Ángel Antonio: ¿Cómo ves el panorama de la literatura puertorriqueña actual y qué rol juega la literatura queer en él? Ivette: La literatura actual en Puerto Rico vive un momento importante. Tenemos buena y mala literatura como en todas partes. Hay muchos libros queer saliendo, la gente se ha atrevido a publicar y a decir. Siento que la gente queer trata de cuidar mucho más su trabajo, sus presentaciones… Gracias a la tecnología y a los medios hemos tenido oportunidad de exponer lo que hacemos como comunidad LGBT. Recuerdo que en uno de los artículos que realizara el periódico El Nuevo Día sobre el colectivo, mi hermano se sorprendió que hubieran tantos “escritores maricones” y tuve que aclararle que en la foto faltaba mucho más de la mitad del grupo. El rechazo y los issues de identidad y de abandono, entre otras cosas a los que nos exponemos, desarrolla en nosotros una introspección que al conectarnos con el arte nos estalla y nos libera. Aún así, creo que debemos ser más solidarios e ir más allá de las diferencias. 11
Ojos como de hombre
sincopada. La resolución final a partir del dibujo de una niña y las descripciones de este croquis infantil son los mejores momentos de la novela. La estructura del libro es como sigue: “Prólogo” (“domingo, 22 de abril”) [con un epígrafe de un versículo del Libro de Daniel, donde se menciona la cuarta bestia bíblica que tenía “ojos como de hombre”, y he aquí la procedencia del título de la novela]; “lunes, 23 de abril” (con epígrafes de famosos pasajes de Shakespeare y Calderón de la Barca) [de A Midsummer Night’s Dream y La vida es sueño]; “martes, 24 de abril” (con epígrafe de Mahatma Ghandi); “miércoles, 25 de abril” (con epígrafe de Confucio); “jueves, 26 de abril” (con epígrafe de Edgar Allan Poe); “viernes, 27 de abril” (con epígrafe de Jesús de Nazaret); y “epílogo” (con epígrafe del Libro de Daniel, donde se habla de la destrucción final de la bestia). El uso estratégico de los epígrafes añade otro campo semántico y establece un diálogo con pasajes de la literatura universal que se han dedicado a dilucidar los vericuetos de la mente humana y sus demonios o bestias. La progresión temporal del relato aparece marcado en los títulos de los capítulos, los que a su vez están subdividos en horas clave. De domingo a viernes se resuelve el crimen de la manera más sorpresiva e inesperada posible. Entrelazados con la línea argumental aparece la capacidad onírica del personaje principal, el detective Sánchez, quien pelea con sus ansiedades y sus miedos internos de manera peligrosa (en dos momentos: con un tiroteo en medio de la noche a un árbol que confunde con la bestia o con el intento de estrangulamiento de una técnica forense). Esto lo lleva a estar a punto de perder su trabajo y no resolver el caso. Sin embargo, esta narración paralela, a chispazos, se aclara al final de la novela, cuando el caso es resuelto. Pero en este final del libro llega el momento liberador del crimen donde se narra exactamente lo que pasó, en un lenguaje sostenido sobre los espejismos de la poesía. Si en Puerto Rico tuviéramos un mercado del libro que apostara por las novelas del patio, Ojos como de hombre estaría en los colmados, en los supermercados, en todas las librerías y se estaría vendiendo como pan caliente. Y todo mundo en las guaguas, en las calles y en las plazas andaría con su ejemplar, en la mano, como en su momento lo hiciera todo el resto del mundo con The Girl with the Dragon Tatoo de Stieg Larsson.
por Daniel Torres Ohio University Esta novela breve se inserta en la reciente tradición contemporánea de programas de detectives (Law and Order: Special Victims Unit, CSI-Miami) o de éxitos editoriales como las novelas policiales de Leonardo Padura Fuentes, Arturo Pérez Reverte, Stieg Larsson o Jo Nesbo. Pero el detective Sánchez, protagonista de la historia, tiene poco que ver con Stabler, Horatio, Mario Conde, Rogelio Tizón, Mikael Blomkvist o The Snowman. Su calidad de detective criollo le da a la narración un hilo mucho más fuerte con narrativas decimonónicas, como La charca de Manuel Zeno Gandía (en la que no se resuelve el crimen de Deblás a manos de Gaspar y se presenta el abuso sistemático de Silvina), y su acendrado estilo naturalista a la manera de Émile Zola. Y es que Max Chárriez se mueve entre estos clásicos como pez en el agua. Pese a ciertos problemas de edición y de lenguaje (propios de primeras ediciones de libros publicados en la Isla en editoriales noveles), Ojos como de hombre es una de las mejores novelas que se publicarán en Puerto Rico en el año 2011. Inaugurando un nuevo proyecto llamado Editorial La Tuerca, el autor se ha aventurado en el escabroso mundo del libro en el Caribe, donde no hay necesariamente garantías de mercado ni de público, más allá de lectores fieles a la literatura puertorriqueña contemporánea. Como miembro del Colectivo Homoerótica, Chárriez ha escrito literatura queer en sus trabajos anteriores (su excelente cuento “Belleza” incluido en la antología Los otros cuerpos y su libro de cuentos quiroguiano, Delirios de pasión y muerte, publicado por Aventis,). Ojos como de hombre toca marginalmente el tema homoerótico (uno de los personajes vive en un clóset asfixiante), pero se concentra más bien en el escabroso tema del abuso sexual a menores. El crimen que se resuelve en la novela está ligado al ámbito del fanatismo religioso, porque es el patriarca de una secta de nuevos apóstoles cristianos el que ha sido asesinado en un campo de Puerto Rico. A lo largo de la narración asistimos al minuto a minuto del New Journalism, en el que el narrador nos va dando retazos de las historias en una diégesis 12
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El pecado de Sodoma: El sexo en la literatura homoerótica
por Mercedes Garriga Hace unos meses atrás hice referencia a una frase de la novela “The Well of Loneliness” de Radclyffe Hall durante mi participación en un evento literario. “La besé en los labios como un amante” – fue la simple y espontánea frase que causó que la novela, que no contenía material sexualmente explícito alguno, fuera sujeta a un juicio por obscenidad en el 1928. El juicio derivó en la destrucción masiva de todas las copias en existencia del libro. Más de 80 años han pasado desde que ese nefasto juicio tomó lugar; sin embargo, me pregunto si hemos prosperado en la ofensiva contra la censura en la literatura GLBTT desde entonces. Es bien sabido que el contenido homosexual/lésbico en las diferentes modalidades artísticas causa malestar y disgusto en algunas personas heterosexuales. El peligro se encuentra en la escalada de emociones nocivas a acciones que desembocan en la censura indiscriminada de todo aquello que vaya en contra de los valores compartidos por la mayoría de derecha religiosa y política. La realidad es que la censura a la literatura y las demás expresiones artísticas GLBTT es sólo una muestra más del esquema de homofobia institucionalizada que perdura en la sociedad actual en la que vivimos. Tomemos el ejemplo del tapabocas más reciente. A finales del 2010 el Museo Smithsonian, en Washington D.C., eliminó de una exhibición artística un video de David Wojnarowicz, titulado A fire in my belly, por unas imágenes de varias hormigas que andaban sobre un crucifijo de madera. A mí me pareció genial la encarnación en unos simples insectos de la búsqueda inútil de un dios inmutado ante la epidemia del SIDA. El Smithsonian especuló que semejante simbolismo no era sino la más degenerada de los blasfemias.
Mi postura ante tal censura es espontánea y escueta. A mayor censura, mayor crudeza y rebelión. Por el pasado siglo, el arte homo-erótico, ha sido uno repleto de seudónimos, sutilezas, entrelíneas, alusiones disfrazadas de legitimidad, y diálogos amortiguados por la prédica preservadora de los “valores” sociales. Específicamente, en el pasado, la literatura homo-erótica ha repetido los estereotipos y esquemas homofóbicos impuestos, suprimiendo referencia alguna al sexo explícito. Nosotros, los lectores, hemos tenido que convertirnos en expertos en la exégesis, con la única diferencia, de que en lugar de escrutar textos sagrados, escrutamos y extraemos lo profano para nuestro disfrute. ¿Pero cuánto disfrute podemos extraer de figuras pintarrajeadas de concepciones fatalistas, donde la única manera asequible de rebelarse contra el sistema es la muerte, o la inmolación? La muerte como estándar literario de la resistencia es un oxímoron. La muerte es el argumento de la sumisión, de la homofobia auto perpetrada. También lo es la proposición del núcleo GLBTT como familia tradicional sexualmente neutra. Pregono el sexo explícito como perorata para los censuradores, como afirmación de soberanía sobre mi cuerpo y mis actos; gústele o no a mis detractores. Prefiero entregar mi cuerpo a un proceso literario emancipador. Prefiero exorcizar al espectro de la inmoralidad, bautizándolo con infusiones perversas. Tomémonos el riesgo de ir en contra de ese código moral; ejerzamos el derecho garantizado en la primera enmienda de la constitución a la libre expresión con manantiales de sexo explícito y sí, a veces pornográfico. Y utilizo la palabra pornografía, porque viendo el sexo como algo natural no tengo problemas con ella. La utilizo, excluyendo, y estando absolutamente en contra de su interpretación como instrumento de violencia contra la mujer, porque mientras más
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la repita, más perderá su carácter obsceno dentro de la literatura homoerótica. La sociedad nos dice: “esconde tu sexualidad y te aceptaremos”. O peor aún: “engáñate a ti mismo y a nosotros, haciéndonos creer que no tienes sexo, y te premiaremos”. Los religiosos y puritanos denuncian que la literatura homoerótica desvirtúa el acto sexual como la máxima manifestación del amor. Mi punto es precisamente lo contrario. El enclaustrar el homoerotismo en el clóset de la represión, acto sexual, pues es precisamente el silencio y la clandestinidad lo que lo transforma en algo sucio e impuro. Escribo explícitamente sobre el sexo porque la literatura sexualmente explícita le pone el dedo en la llaga al meollo del discrimen contra homosexuales, al principio fundamental de lo que nos hace diferentes. Sin sexo no somos gais ni lesbianas. El sexo no será todo lo que somos, pero es lo que nos identifica dentro de la sociedad en que vivimos. Lamentablemente muchos autores han salido del clóset, dejando el sexo atrás, relegado a un segundo lugar. Pero hay un atractivo especial que emana del ímpetu, del arrojo del sexo gai y lésbico, ausente entre heterosexuales. Es la desesperanza, el acopio de décadas de impotencias, atropellos y represiones. Hagamos el espacio para presentar el sexo sin censura en la literatura, para descubrir y explorar nuevas experiencias artísticas, anteriormente inimaginables. Yo, personalmente, me pasearé por el mundo predicando sin disimulos el pecado de Sodoma.
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Por ahí vienen… l@s opinionad@s
por Peter M. Shepard Rivas Estamos en todas partes, familia, amistades, una desconocida en una fila, en las redes sociales y muchos sitios más. Me atrevo asegurar que ser opinionado es parte de la naturaleza humana. Probablemente es una de las excusas que utilizamos para distinguir al homo sapiens de los animales, y tiene su fundamento cuando consideramos que tenemos el cerebro de mayor volumen. Ser opinionado es necesario, pues va totalmente ligado con el derecho a la libertad de expresión, que es un derecho fundamental. En el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se lee: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho
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incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. En la época previa a la proliferación del internet, las opiniones fluían de forma más limitada, las intercambiábamos con las personas que interaccionaban en nuestro entorno, principalmente cara a cara. También nos llegaban por la prensa escrita y la televisión, aunque ésta no nos permitía el debate. La radio siempre ha sido un medio más funcional para ejercer nuestro derecho a expresión en aquellos programas que nos lo permiten. Esto no significa que la cantidad de opinionados eran pocos, sino que la oportunidad de que cientos de opiniones nos llegaran de ma-
nera simultáneas o que las nuestras las pudieran acceder mayor cantidad de personas no era posible en la época pre-internet. Dentro de las muchas ventajas de la red ha llegado la proliferación de opiniones, un paraíso para los opinionados. Los vemos en los blogs, en la prensa electrónica, en las redes sociales, o en cualquier página electrónica que te permita “comentar”. Después de todo en la época de la Ilustración fue concebido el derecho a la libertad de expresión como un medio para la libre difusión de las ideas, y cuando concibieron esta idea jamás pudieron imaginarse que llegaría un día donde la libre difusión fuera tan amplia como la palabra inmensurable. Sin embargo, las ventajas muchas veces llegan acompañadas de desventajas. Tantas opiniones corriendo a la misma vez pueden ser confusas y en momentos tergiversadas. Otro problema es que emitimos nuestra opinión sin conocer realmente la noticia o la base de la misma. Por ejemplo, los asesinatos de transgéneros, transexuales, y homosexuales, generó opiniones en las cuales sentían pena de la tragedia pero que se “lo buscaron porque estaban buscando macho o se prostituían”, ignorando totalmente el fundamento de que nadie tiene el derecho de terminar con la vida de un ser humano y basando su opinión en el prejuicio. Otra desventaja es la proliferación de acecho (bullying) a través de las opiniones cargadas de discrimen. Estas opiniones imparables las vemos también dirigidas a los trabajos creativos de artistas de todas disciplinas que son abatidos por críticas viciosas, que más que opiniones constructivas son puramente destructivas. Con el paso del tiempo, el entusiasmo que sentí ante las grandes posibilidades del intercambio de opiniones ha mermado. Aunque siempre he pensado que el debate cibernético es ya inevitable, cada vez me alejo más de ellos. Escribo menos en mis estatus y hago menos públicas mis opiniones. Sobre todo me alejo de los opinonados tóxicos. Como los fanáticos, que basan su opinión sin substancia y sólo por apasionamiento. Los encontramos en los temas de artes, político (partidista) y grupos religiosos fundamentalistas que intentan secuestrar al estado. Algunos viven económica-
mente de ello pues se les paga para generar opiniones favorables o controversias. Los prepotentes son los más fáciles de ignorar, estos son los que a través de las redes sociales y por derecho de superioridad auto otorgado se creen que el mundo es mejor con sus opiniones viperinas. Pueden ser clasistas y racistas señalando a las personas humildes, criticando la asistencia social y olvidándose que la chusmería se encuentra en todas partes hasta en lujosas residencias. Finalmente, los porque sí, estos tienen una opinión para todo, ese es su fin. En momentos dados podrían tener una opinión a favor del tema y en otro en contra, no por cambio de opinión si no por el placer de contradecir. Estos están en todas partes. Yo soy uno de los Opinionados, y en ocasiones podría haber sido uno de los tóxicos, mea culpa, pero hay que reconocerse, disculparse y aprender. En otras ocasiones he sido atacado con contra-opiniones sin sentido y substancia. La verdad es nunca se podrá complacer a todo el mundo. Pero algo debe quedar claro, en esta época de crisis social donde, me parece, estamos viviendo de forma acelerada y agresiva, cualquier detonante nos puede convertir en seres antisociales. Y aunque hay que proteger la libertad de expresión esto no nos da carta abierta al abuso. Antes que me digan que lo expresado es censura, les recuerdo que los derechos vienen acompañados de responsabilidades. La carta de derechos incluye la protección de la dignidad; y que nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación. John Stuart Mill (Sobre la Libertad, 1859), establecía que la libertad para exponer y discutir debía tener como finalidad el conocimiento y que ello implicaba unas normas implícitas de conducta que aseguraran mutuo respeto entre los ponentes. Para filósofos como Montesquieu, Voltaire y Rousseau la posibilidad de la libre expresión y del disenso fomentaría el avance de las artes y las ciencias y la auténtica participación política. Me pregunto si la vorágine de los Opinionados del siglo XXI cumple con esa visión. Yo opino que…
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La otra familia y Beginners: disímiles ante la creación de lazos sociales
La otra familia es una producción escrita y dirigida por el mexicano Gustavo Loza (Al otro lado, 2004; la serie de tv El Pantera, 2007-08) que plantea a su audiencia como pregunta fundamental si una pareja constituida por dos hombres puede construir exitosamente un proyecto de familia tradicional. Jean Paul y Chema (interpretados por Jorge Salinas y, de forma algo llana y estereotipada, por el boricua Luis Roberto Guzmán ), son una pareja gay con una vida llena de lujos y placeres. El primero es un exitoso publicista y el otro un amo de casa que parece dedicar la mayor parte de su tiempo a broncearse, ir al gimnasio y a seleccionar sus ajuares. La aparente perfección de una vida impulsada por el hedonismo se trastoca cuando, a petición de una amiga cercana, deciden dar albergue a Hendrix, un niño de 7 años cuya madre ha sido internada en un centro de rehabilitación por su dependencia a drogas (no está demás decir que en contra de su voluntad y prácticamente secuestrada). La respuesta inicial de rechazo a la responsabilidad del cuidado del niño da paso a un
Por Ricardo Vargas Molina “Virgencita de la Guadalupe, ayuda a mis patroncitos, que sí son buenos.” Para quienes no hayan visto aun La otra familia, esta línea _o una muy similar_ en voz de la actriz de telenovelas Carmen Salinas, puede darles mucha información sobre qué esperar de la más reciente oferta cinematográfica de preferencia entre el público gay boricua. Este filme de factura mexicana interesa mostrar de manera cuestionable la viabilidad de reproducir el modelo heterosexista de familia por una pareja gay que decide adoptar un niño, enfatizando en algunas barreras que esta aspiración supone a sus personajes protagónicos. Afortunadamente también nos llega este verano Beginners, un drama con tintes tragicómicos que relata con agudeza clínica la historia de un hijo en proceso de duelo tras la muerte de su padre _un hombre gay que decide salir del clóset a los 75 años_ al tiempo que experimenta el inicio de una complicada relación amorosa. 20
interés ridículamente súbito por asumir su paternidad, al precio que sea y por medios éticamente cuestionables, lo que incluye ocultar el niño a su madre biológica, convencer a fuerza de billetes a las autoridades escolares donde desean matricularlo para que lo acepten, y utilizar la extorsión para enfrentar con éxito un proceso legal por alegaciones de pedofilia. La propuesta de Loza podría considerarse como una “de mensaje”, cuya intención aleccionadora, de visos maniqueos, podría resumirse de la siguiente manera: que la personas gays podemos ser tan “buenas” como las heterosexuales_ y a veces hasta mejores_; que la homosexualidad y la pedofilia son asuntos distintos, por lo que no debe temerse a la intimidad familiar entre un niño y un gay y; que tenemos la posibilidad de alcanzar gran éxito económico y social, lo que facilita las condiciones materiales para la crianza responsable y privilegiada de niños. A esto podríamos agregar la noción implícita de que el valor de la paternidad justifica asumir una ética maquiavélica para alcanzar el fin mayor de constituir una familia tradicional. Aunque hay sus excepciones. Por ejemplo, un subtema que sorprende por lo contradictorio de su planteamiento al interés didáctico de este proyecto, es la posición de censura a formas de reproducción asistida que parece avalar la película en voz de uno de sus protagonistas, quien objeta que una lesbiana considere la inseminación artificial como recurso legítimo para ser madre, por ser un medio “antinatural”. Precisamente el rechazo a todo lo que no se considera “natural” en la sexualidad humana es uno de los supuestos centrales que ha servido de punta de lanza a movimientos antigay de todo tipo, lo que resulta en un planteamiento políticamente contraproducente. Dentro de este contexto no sorprende que la película excluya la representación de otras formas
válidas de vinculación social y afectiva, desligadas del modelo heterosexista y burgués. Cabe destacar que La otra familia se ha convertido en un éxito de taquilla a nivel local (al momento de redactar este comentario ya lleva cuatro semanas en cartelera), lo que sugiere unas sensibilidades que parecen estar construidas a partir de propuestas estéticas y narrativas tipo Televisa, y un nivel de reflexión política un tanto conservador en torno a los asuntos que esta película pretende dilucidar. En definitiva, este melodrama telenovelero, también carece de reflexión sobre suposiciones de asuntos de clase (propone el clásico argumento de la derecha de que una vida de lujos no es suficiente para ser ‘feliz’), y adolece de deficiencias narrativas y problemas de credibilidad (la madre de Hendrix resuelve el withdrawal de su adicción a la coca fumando marihuana). A mi juicio merece ser vista sólo por lo que revela de sus audiencias el éxito alcanzado, y lo que esto supone en torno a los espacios para la discusión crítica que requieren abrirse localmente sobre los temas que esta fallida película nos plantea. De otra parte, Beginners, es un producto del cine independiente estadounidense, dirigida por Mike Mills, realizador que ganó reputación internacional con Thumbsucker (2005), película que obtuvo múltiples premios en festivales como Sundance, la Berlinale y el de Edimburgo. Aunque Beginners tiene en común con La otra familia que aborda temas relacionados a la construcción de lazos sociales, me parece que hasta ahí llegan las similitudes. En el caso de Beginners su interés parece dirigirse más hacia una reflexión sobre cómo el trasfondo cultural y, sobretodo, nuestra historia familiar marcan las elecciones de vinculación sexual y amorosa, irrespectivamente del sexo de nuestro objeto del deseo. La historia (de origen autobiográfico), conta-
Escena de Beginners 21
Escena de La otra familia da desde una estructura narrativa fragmentada, análoga a la operación de la memoria, se revela en tres tiempos: un pasado reciente en el que se muestra el periodo de salida del clóset de Hal (un sorprendente Christopher Plummer), padre de Oliver (Ewan McGegor), y el fortalecimiento de la relación entre ambos, hasta la muerte del primero; momentos de la niñez de Oliver en compañía de su madre, que enfatizan en la soledad e insatisfacción marital de esta y; el presente de Oliver, focalizado en su enamoramiento e intento por establecer una relación con Anna (Melanie Laurent), una atribulada actriz francesa con dificultades para establecer lazos permanentes. Estos tres tiempos se hilvanan de manera delicada para dar cuenta de la relación entre pasado y presente en la historia personal, que hace pensar en las complejidades del universo de los afectos, particularmente en cómo las referencias parentales, como modelos primarios de las experiencias de vinculación, conducen a construir un imaginario sobre las propias posibilidades eróticas y afectivas y sobre las elecciones que se hacen a partir de estas. En ese sentido no sorprende la aparición de Sigmund Freud como un disfraz que asume Oliver para asistir a una fiesta, y que captura la atención de Anna, quién se convierte desde ese encuentro en su objeto amoroso. Probablemente el argumento mejor logrado _y quizás el de mayor interés para el público queer _es el de la historia de Oliver y Hal, que se concentra en el desarrollo de la relación entre ambos (Hal fue una figura ausente en la crianza de Oliver), durante el periodo de salida del clóset del segundo. Destaca de esta historia la frescura y ausencia de culpas con que se presenta el modo en que este personaje, en su fiebre de nuevo gay, se lanza a experimentar la vida con toda la pasión y candidez propia de un adolescente, ante un mundo nuevo y lleno de posibilidades para las que la edad no representa una barrera fundamental (referencia que será determinante en el proceso
introspectivo de Oliver). Tanto Plummer (ya rumorado potencial candidato al Oscar) como McGregor, deslumbran por su capacidad para recorrer el espectro de emociones que requieren sus personajes, especialmente en los primeros planos. Resulta refrescante también la mirada a poca distancia a las identidades gay anglo, representadas muchas veces parodiadamente, pero siempre con ternura. Hal hace todo lo posible por asumir con corrección su nueva identidad, lo que lo lleva a descubrir e incorporar con entusiasmo todo lo que considera propiamente gay, como la música de las discos: “Oliver, we had some wonderfully loud music in the club tonight. What kind of music is that? …. House music? Ok. House music.” Y toma nota. Esa insistencia de Hal en definir y definirse de manera casi absoulta a partir de su identidad sexual lleva a Oliver a cuestionar a su padre: “Is that chair also gay?”. No tan logrado resulta, sin embargo, el argumento de la dilucidación del destino amoroso de Oliver y Anna, relatado desde espacios de silencio y tiros interminables de gestos y miradas que reiteran a la saciedad su ambivalencia ante el curso de la relación. En cualquier caso, Beginners es por mucho una opción edificante, llena de momentos emotivos y divertidos y con una poderosa reflexión que sí merece ser considerada por sus méritos. Me parece que la aparición simultánea de estas dos propuestas, irrespectivamente de sus virtudes, resulta alentadora. Es obvio que la producción y estreno en San Juan de ambas películas se posibilita gracias a la visibilidad creciente de identidades y voces lgbt en el ámbito público y de los distintos espacios evidentes de alto consumo (el éxito comercial de la autobiografía y concierto de Ricky Martin son quizás los ejemplos locales más obvios). Esto parece haber conducido a un reconocimiento, aunque tímido, de un mercado local con gran potencial de explotación, de un público ávido de historias con las cuáles imaginarse representado en la gran pantalla. 22
Iteraciones cinematográficas del Ché Guevara: Gael García Bernal en Walter Salles, Benicio del Toro en Steven Soderbergh y Víctor Hugo en Álvarez
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Por Carmen Oquendo-Villar Traducción de David Caleb Acevedo Una pareja improbable monopolizó los titulares chilenos del dieciseisavo Festival de Cine de Viña del Mar en el 2004: la superestrella internacional mexicana Gael García Bernal y el activista local LGBTT Víctor Hugo Robles, quien también aborda asuntos relacionados al VIH/ SIDA. A pesar del marcado contraste entre sus esferas de influencia y niveles de estrellato, García Bernal y Robles tienen algo en común. Ambos se han unido a la plantilla de impersonadores del Che Guevara, incluyendo, más notablemente, a Omar Sharif, Antonio Banderas, Madonna, Cher, y más recientemente, a Benicio del Toro. (Para una lista más extensa de impersonadores del Che Guevara vea Trisha Ziff, ed., Che Guevara: Revolutionary and Icon, New York: Abrams Image, 2006). García Bernal había llegado a Chile para promocionar uno de los filmes más taquilleros del festival, Diarios de motocicleta por el director brasileño Walter Salles y el productor ejecutivo Robert Redford. La puesta de Diarios de motocicleta en el festival de Viña del Mar fue la premiere oficial de dicha película en Chile. Alberto Granado, el médico argentino cubano que acompañó al Che por Latinoamérica en la vida real, viajó a Chile junto con García Bernal. En medio de bombos y platillos, el filme de Gael y Salles cruzó caminos con un desconocido documental chileno que comenzó, de repente, a acaparar los titulares. El documental El Che de los gays -que competía en la categoría de cortos cinematográficos en 2001 y que en 2011 fue puesto en escena en el Festival del Tercer Amor en Puerto Rico-, obtuvo una notoriedad repentina. Dicha notoriedad se debió a que Víctor Hugo Robles, figura carismática muy entendida en medios de comunicación, acudió a
Victor Hugo durante una protesta (suministrada)
los medios de Viña del Mar para acceder a la superestrella mexicana y lograr interpelarla efectivamente. Ambos filmes presentaban un giro distinto a la figura histórica de Ernesto “Che” Guevara. Habiendo engendrado un cartel icónico y tomado vida propia, la imagen del Che se ha convertido tanto en un despolitizado logo de moda y en un potente símbolo en contra del sistema, usado por una amplia gama de movimientos de derechos humanos que afirman su propia liberación. El filme de Salles retorna a los comienzos de Ernesto Guevara: joven imberbe, libre de boina y uniforme, antes de su conversión en el Che de articulada ideología revolucionaria. En A Turbulent Decade to Remember: Scenes from the Latin American Sixties (Stanford: Sanford University Press, 2007: 51), Diana Sorensen argumenta que el Che de Salles representa la “encarnación de una promesa sin el peso de sus implicaciones radicales”. La selección de un Che pre24
revolucionario bien pudiera ser el secreto detrás del empuje y el éxito taquillero del filme, el cual sobrepasó, inclusive, las expectativas del estudio Focus Features. La idea se sostiene por el hecho de que, aún luego de recaudar ganancias considerables con Diarios de motocicleta, Focus Features se negó a comprar Che de Steven Soderbergh (2008), film con una barbuda e icónica encarnación del Che, cargada de implicaciones radicales. De hecho, el filme de Soderbergh encaró serias dificultades a la hora de encontrar un público tanto doméstico como internacional. Che, cuyos costos de producción rondan los 30 millones, solamente recaudó $1,497,109 en taquilla en EEUU y alrededor de 9 millones a nivel internacional. Nada puede quedar más alejado del Che pre-ideológico del blockbuster de Gael García Bernal, que la rendición del Ché de Víctor Hugo Robles. A diferencia de las estrellas de Hollywood que representaran glamorosamente a Guevara, Robles, con su icónico semblante guerrillero, tiene una agenda política queer de izquierda. De hecho, los miembros fundadores del movimiento LGBTT chileno, MOVILH (Movimiento de Liberación Homosexual de Chile), al que Robles perteneció, situaron el movimiento en oposición a la dictadura de Pinochet, aun si los movimientos de izquierda tácitamente excluían a la gente queer. Mientras ejercía el periodismo, Robles coqueteaba con los medios de comunicación en masa para llamar la atención a las exigencias de derechos humanos en Chile, definidas ampliamente, pero también específicamente orientadas a los reclamos de la comunidad LGBTT, tales como la defensa de la maternidad lésbica y la derogación del Artículo 365 del Código Penal Chileno que penalizaba la sodomía entre hombres homosexuales. El personaje de “El Che de los gays” fue la respuesta de Robles a esta tensión
entre la política de izquierda y la vida gay: “Escogí la figura del Che porque es la máxima metáfora del revolucionario contemporáneo y al asumir parte de su figura representacional (estrella, boina y actitud guerrillera), busco politizar la homosexualidad y/o homosexualizar la política, demostrando que es posible ser homosexual y revolucionario; ser homosexual y ser de izquierda; ser homosexual y luchar por los cambios y la transformación de la sociedad”. La decisión de Víctor Hugo en cuanto a Che Guevera de impugnar la separación entre homosexualidad y revolución le da un lugar único a su representación, siendo el caso que muchos intelectuales y activistas de derechos LGBTT consideran al Che Guevara como una figura homofóbica dentro de la Revolución Cubana. En Gay Cuban Nation, Emilio Bejel llega incluso a referirse al Che Guevara como “uno de los líderes homofóbicos más firmes del período revolucionario” (100). A pesar de los UMAPs (Unidades Militares de Ayuda a la Producción, campos de trabajos forzosos para rehabilitar a individuos “anti-sociales”, incluyendo a los gays, en Cuba), Víctor Hugo se mantiene en su defensa leal de la Revolución Cubana. Durante su más reciente visita a la isla, Mariela Castro, la sexóloga más prominente de Cuba y directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (CENESEX), quien también es hija del actual presidente de gobierno Raúl Castro, oficialmente aprobó el uso de la figura del Che por parte de Víctor Hugo. Castro alegó que “si el Che estuviera vivo, estaría apoyando nuestra causa”. Frances Negrón Muntaner ha ofrecido una reflexión crítica sobre la gestión oficializante de Mariela Castro con respecto a las causas LGBTT, utilizando el provocador término “mariconerías de estado” (ver Frances Negrón Muntaner “Mariconerías de estado: Mariela Castro, los homosexuales y la 25
política cubana”, Nueva Sociedad No 218 noviembre-diciembre 2008). A pesar de este tipo de cuestionamiento, la relación de Víctor Hugo con Cuba sigue siendo sólida. No le otorga demasiada importancia al incidente ocurrido durante la presentación oficial del documental en Cuba, en el cual Robles se vio envuelto en una controversia por haber citado al escritor cubano Reinaldo Arenas, quien murió de SIDA en Nueva York luego de distanciarse públicamente de la revolución. Incluso, Víctor Hugo sostuvo una disputa pública con el escritor chileno Pedro Lemebel en cuanto a la homofobia de algunos de los íconos revolucionarios más prominentes de Cuba, sobre todo el legendario cantautor Silvio Rodríguez. A diferencia de Lemebel, Víctor Hugo Robles se alineó con Rodríguez, quien en 1995 apoyó al movimiento LGBTT chileno en su esfuerzo por derogar el Artículo 365 (para un recuento del debate entre Rodríguez, Lemebel y Robles, vea Daniela Escárate, “¿Lemebel contrarrevolucionario o Silvio Rodríguez homofóbico?” Disidencia Sexual, 18 de marzo de 2009, en línea. Véase también el artículo que desató el debate: Bruno Bimbi, “Cuba, la Revolución y los gays”, Revista Actitud Gay 5 de enero de 2009, en línea). Es evidente que aún en 2011 --durante su aparición pública en las actuales manifestaciones estudiantiles por una educación pública en Chile-- Robles insiste en retener la figura del Che Guevara en su performance político. El Che de los gays, dirigido por Arturo Alvarez y producido por Pamela Sierra, construye una narrativa de transformación de Víctor Hugo Robles en el Che de los gays, dentro del contexto de las políticas sexuales de Chile. La narrativa del film se construye a través del pietaje con entrevistas a Robles, a su abuela, y a figuras clave de la izquierda chilena, tales como Gladys Marín, Tomás Moulián y
Gael García en Diarios de motocicleta. Salles, 2004.
Juan Pablo Sutherland. También incluye imágenes de archivo de Robles en sus apariciones en los medios chilenos. Esta queerización de la imagen del Che por parte de Víctor Hugo se acentúa con la arrolladora banda sonora del documental, que se traga algunas de las escenas con canciones de Rafael, Pettinellis y Camilo Sesto, panorama musical habitual de la escena gay chilena. El documental de Álvarez explora el activismo LGBTT de Víctor Hugo a través de la imagen del Comandante, mientras registra la reacción del público chileno ante un Che Guevara en pleno transformismo drag. De hecho, el director Arturo Álvarez pertenece a una generación de jóvenes documentalistas en Chile, quienes, habiendo aprendido de maestros como Patricio Guzmán, se interesan en recuperar historias de resistencia de la juventud chilena. Documentales como El Che de los gays, Malditos: La historia de los Fiskales Ad-Hok de Pablo Insunza, sobre la contracultura 26
nizado por el Movimiento por la Diversidad Sexual MUMS. El Che de los Gays participó del Encuentro Nacional y de la marcha del 25 rindiendo homenaje a lo que fue el MOVILH histórico, utilizando la sigla histórica y una imagen de Salvador Allende en medio de su natalicio del 26 de junio para aludir al épico discurso del 11 de septiembre de 1973 cuando señaló: “Y se abrirán las grandes alamedas por donde pasen los hombres libres para construir un mundo mejor”. El Che de los Gays torció la frase original de Allende proclamando su versión: “Y se abrirán las grandes alamedas por donde pasen homosexuales, lesbianas y travestis libres para construir un mundo mejor”. Incluso, para el 14 de julio 2011, a 222 años de la Toma de la Bastilla en París, se hizo una participación masiva de activistas LGTB, cruzando las demandas estudiantiles con las protestas de los estudiantes por una educación pública y estatal. El documental de Álvarez explora una tensión en el carácter construido por Robles. Aunque seducido por la imagen combatiente del Che, captada emblemáticamente por la ya legendaria foto del fotógrafo cubano Alberto Korda, otra imagen también ronda el performance en “El Che de los gays.” Se trata de la foto de un Che Guevara asesinado, mientras su cuerpo yacía inerte sobre una mesa rodeada de sus captores, tomada por el fotógrafo boliviano Freddy Alborta. En su documental, Álvarez le presta singular importancia a una entrevista con el sociólogo Tomás Moulián. De acuerdo a Moulián, el performance de Robles hace referencia directa a ese Ché derrotado que se ve en la última fotografía de Alborta: “Tiene un aspecto desvalido, no puede representar a Che de la carabina, entonces, él representa un cierto Che, el Che de la derrota y él usa las imágenes de la derrota. Yo creo que se inspira en el Che muerto, entonces, es un gesto inte-
musical chilena de los 80, y Actores secundarios de Pachi Bustos y Jorge Leiva, acerca de estudiantes politizados de escuela secundaria, desafían la supuesta despolitización de la “desmemoriada” juventud chilena llamada así por muchos, incluyendo al mismo Guzmán en filmes como La memoria obstinada. Por cierto, la despolitización de este sector de la población chilena ha sido puesta en entre dicho por el altamente creativo resurgir político de la juventud durante el primer gobierno de derecha tras la transición a la democracia. Entre las filas de los politizados estudiantes se pavoneó el Che de los Gays. Por cierto, como el mismo Che chileno señala: “En medio de un contexto de protestas, manifestaciones y tomas estudiantiles varias, el movimiento LGTB ha tenido su propia agenda, destacando la marcha por la “igualdad” -convocada por MOVILH- realizada el 25 de junio de 2011 y un Encuentro Nacional Trans - Lésbico el 25 y 26 de junio, orga27
derrota de Pinochet durante el plebiscito de 1989; la caída del Muro de Berlín y el triunfo del capitalismo global, así como la transición de Chile hacia la democracia, lo que marginó la izquierda revolucionaria del país. De hecho, la imagen de Alborta de un Che muerto rodeado de sus captores militares resuena en el imaginario chileno con otra imagen de derrota: la ampliamente circulada fotografía del cadáver de Salvador Allende siendo removido por personal militar del palacio de la Moneda tras el golpe de estado de Pinochet. Las dimensiones de esa derrota, por cierto, volvieron a ser puestas en tela de juicio en el Chile del 2011, ya que se volvió a cuestionar el suicidio de Allende. Las dudas sobre la exacta dimensión de la derrota llevó a la exhumación del cuerpo de Allende para determinar la circunstancia exacta de su muerte. Ya un grupo de expertos internacionales determinó que Allende efectivamente se suicidó y que los militares no lo asesinaron. A pesar de las resonancias con la historia derrotada o derrotadora, Víctor Hugo no inscribe su performance político dentro de la noción de la derrota. Sin embargo, al darle importancia a la entrevista con Moulián, el documental subraya esa interpretación. Ernesto Guevara se convirtió en un ícono pop tras su muerte. “El Che de los gays” de Víctor Hugo ha derivado nueva vida del difunto. Con boca pintorreteada de rojo, con una intensidad de color que desborda sus labios, cual si chorreara sangre, Víctor Hugo ha vampíricamente chupado aliento del exquisito cadáver guerrillero. El Che de los gays enmarcó su propia persona alrededor del cuerpo derrotado del Che, así como de otros cuerpos enfermos, martirizados y lacerados de figuras como San Sebastián y Jesucristo --una figura que se invoca a menudo en la iconografía del Che, por ejemplo, Chesucristo. Inmerso en la iconografía del contagio y
Benicio del Toro en Che. Soderbergh, 2008.
resante, es un gesto descolocante, que se vincula más al Che patético, el patetismo del profeta desarmado, al profeta semiarmado. Él no representa el realismo, sino que el idealismo, el gesto. Es alguien que busca el poder abandonándolo, hay algo en la figura misma de Víctor Hugo Robles que le permite jugar bien ese papel, y donde se une la simbología cristiana con la simbología política, entonces yo creo que es una performance interesante, muy interesante.” Siendo Moulián el manejador de campaña de Gladys Marín, candidata presidencial comunista derrotada una y otra vez en las urnas, tiene posturas sobre el performance de Víctor Hugo que resuenan con otras derrotas de la historia chilena. Estas derrotas incluyen el colapso de Allende en 1973 y la crisis que le siguió, evento estudiando por Carlos Altamirano en su libro Dialéctica de una derrota; la 28
la contaminación (de mensajes, puntos de vista políticos y pureza), la figura de Robles alude a contagios biológicos y explora las maneras en que el concepto de la enfermedad ha enmarcado comportamientos culturalmente resonantes como el radicalismo y la homosexualidad. De hecho, la debilidad y la dolencia son un hilo conductor entre las impersonaciones de Gael García Bernal y Víctor Hugo Robles. Mientras que el filme de Salles retrata un Ernesto joven y asmático, el cuerpo del Che Guevara contiene una dualidad que Robles abrazó: fuerza desenfrenada alimentada por sus ideas y acciones políticas y fragilidad física acarreada por el asma. El asma fragilizó el cuerpo del guerrillero, convirtiéndolo tanto en médico (que lo fue, por adiestramiento) de enfermedades sociales latinoamericanas y en paciente de su propia condición física. Al vivir abiertamente con VIH, el Che chileno reconoció esta dualidad en el modelo impersonado y alguna vez puso en la estrella de su boina el lema: “CHE, TE ASMO” (cambiando la palabra “amor” por otra que combina “asma” con “amor”: “asmo”). Por el momento, cualquier diálogo existente entre los dos Ches se quedará en la página y entre dos pantallas. Robles trató de establecer un diálogo de Che a Che con García Bernal a través de los medios chilenos. Apareció en televisión para invitar en vivo a la superestrella a la puesta en escena del documental, esperando entablar una conversación acerca de las políticas de representar al Che. García Bernal, sin embargo, no asistió a la puesta en escena del documental en Viña del Mar, el cual ganó varios premios, incluyendo mejor documental, en el II Festival de Filmes Gays/Lésbicos y Transexuales de Bilbao, España. La conversación entre ambos Ches queda por darse. Y tiene un invitado pendiente: Benicio del Toro y su versión híper macho de El Comandante. 29
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“Little Boy in the Mercury Forest”
Blow-up!
Escándalo y perplejidad en la Casa de Muñecas por Lilliana Ramos Collado
las piezas de cada portafolio están engarzadas con el hilo de una fina trama conceptual y, quizás, francamente política, lo cierto es que el uso de la miniatura , de la muñeca (en especial, de la muñeca célebre y/o glamorosa), de decorados minuciosos y prolijos y el énfasis en la “pose”, nos hacen pensar en la artificialidad trillada de las fotos banales de la moda, en los gestos hipercodificados del soap televisivo, en los romances del Hollywood de los ‘50s. En suma, en lo que podríamos llamar —en homenaje a Lana Turner, esa reina del melodrama lacrimógeno en close-up— “an imitation of life.” Decimos “político”, porque Muñoz nos quiere presentar, una y otra vez, los más minúsculos detalles de la “escena del crimen”, no a cielo abierto en medio de un parque, sino en la reclusión íntima de lo que hace años Jacqueline Suzanne —esa reina del psicodrama narcómano en fade-out—llamó el “valley of the dolls”. Un repaso fugaz de las piezas de cada “libro fotográfico” de Muñoz revela una apretada maraña de equivalencias temáticas cuya agrupación es cuestión de énfasis, ya que la imaginación, la cultura y el glamour vienen a tropezar —en la oscuridad del drama— los unos con los otros. Es significativo también que las piezas estén agrupadas en libros o portafolios: la reiteración de gestualidades y composiciones escénicas abonan a la idea de códigos de conducta, como si de libros de etiqueta se tratara, cuyo diseño y styling estuvieran realizados por la mano sabia y gentil de Miss Manners. Se trata de un repertorio de gestos que ya vienen esculpidos en la gestualidad de las “dolls”, que son “dolls” precisamente por haber quedado fijas en un gesto característico, modelado en ellas para siempre. El trabajo de Muñoz, al construir sus escenas es subrayar la velada caricaturización de estos gestos que han venido a constituirse como la gestualidad femenina, o como la “gestualidad del muñeco.” Tratándose de muñecos y muñecas de gran venta y popularidad entre los niños y los fans de las celebridades que representan, cada una de estas figuras le permite a Muñoz citar el contexto original a la vez que jugar con las posibilidades de desplazamiento semántico, o resemantización, de estos contextos. En sus nuevos contextos, estas muñecas— así como sus contextos originales— pueden volverse
Desde que, en 1966, Michelangelo Antonioni nos presentó en su célebre filme Blow-up la posibilidad de que ver demasiado probablemente no nos aportara suficiente información para dilucidar un crimen, los placeres y riesgos de la fotografía alcanzaron la notoriedad que hace rato merecía el arte por excelencia de la tardomodernidad. En el filme, un hastiado fotógrafo de modas, dedicado a crear escenas con los cuerpos de mujeres de belleza extravagante (Vanessa Redgrave lanzó su carrera en este filme…), cree haber retratado un crimen en progreso mientras paseaba por un parque. Sucesivas ampliaciones de la supuesta escena del crimen sólo rinden con minuciosidad la trama química de los compuestos de plata que forman la imagen, que se vuelve completamente abstracta al hacérsele un “blow-up”. Acostumbrado a crear escenas intensas en que el erotismo mimetiza la muerte gracias a la coreografía deliberada de los cuerpos de sus muñecas o modelos, el fotógrafo ha comenzado a confundir los gestos de la realidad con los de la ficción y el detalle de la ficción a pequeña escala de estudio, con eventos a escala normal que ocurren a la intemperie, en el espacio de “lo real”. De hecho, nunca se sabrá si el fotógrafo captó un crimen porque el gesto de ampliar la foto ha venido a oponerse al gesto de captar lo real. Aquí, la materialidad contundente del proceso físico de la foto la ha hecho “reventar” (“blow-up”) en sus más microscópicos componentes y la fotografía, que debe hacernos olvidar su química para presentarnos la ficción de una “escena”, se ha vuelto ella misma una barrera a la hora de ver lo que ocurrió. Usando los mismos supuestos de Blow-up, pero con diferente propósito, Alfonso Muñoz, fotógrafo puertorriqueño establecido en Nueva York, trabaja la paradoja de la miniatura ampliada a gran escala para brindarnos escenas inquietantes que comentan, con la elegancia de una distante acritud, los gestos y las acciones culturales para denunciarlas como clichosas, puramente imaginarias. Los títulos de sus “portafolios” así lo revelan con elocuencia: The Book of Imagination,The Book of Culture y The Book of Glamour. Si bien 31
francamente siniestros. Estamos, sin duda, en el terreno de la caricatura y la parodia, aunque, como dijimos, realizados desde la distancia más glacial. En sus trabajos, Muñoz conjuga su pasión por la decoración de interiores —que desarrolló en Francia mientras trabajaba para la UNESCO y viajaba por las provincias francesas coleccionando todo tipo de objeto—, su talento para la escultura en miniatura, su interés en la fotografía de modas y su obvio interés por recontextualizar el mundo del niño y el mundo infantilizado de la mujer-muñeca. Si bien en el filme Blow-up la ampliación destruyó el efecto global de la imagen, en la construcción prolija de miniaturas perfectas —el arte de la casa de muñecas está plenamente documentado desde el siglo XVII y constituye un homenaje a la más exquisita artesanía— ocurre exactamente lo contrario: las escenas diminutas de Muñoz, que él fotografía y reproduce en gran escala, dan la impresión de que podemos ver, en los más ínfimos detalles, una realidad abigarrada y ominosa que comprendemos tal vez por vez primera. Aunque Muñoz ha incursionado en la pintura y en la escultura a través de su carrera, que incluyó estudios formales en la Universidad de Puerto Rico y en el Art Institute of Chicago, es sin duda en la fotografía y en la instalación
“On no, you didn’t!” en miniatura de decorados e interiores donde su talento ha podido expresarse con mayor sagacidad innovadora. La Bienal del Museo del Barrio incluye seis de sus mejores fotografías a color en gran escala. En Little Boy in the Mercury Forest (The Book of Imagination), un muñeco mulato y diminuto camina hacia el espectador por entre un “bosque” de cristalería azogada, en cuya superficie espejeante se refleja hasta el infinito el muñeco, vestido también de ropas de azogue. En la mano, el niño lleva un hacha de utilería. El rostro dulce del niño contrasta con el hacha que, definitivamente, constituye una amenaza para la hermosa cristalería de mercurio. Un niño mulato con un hacha en un palacio de cristal de azogue… ¿Destruirá las piezas de cristal y así destruirá su propia imagen? ¿Atacará al espectador? La escala del muñeco contrasta con el tamaño de los floreros y demás piezas de cristal, exquisitamente reproducidas en la fotografía a color de Muñoz. ¿Es el niño otro bibelot más dentro de este bosque de espejos deformantes? ¿Un bibelot mulato en un bosque de espejos? Las preguntas lindan con la caricatura: quizás se trata de la única escena escalofriante de un comedy of manners. Quién sabe. Muñoz deja abierta la escena a la interpretación, que puede oscilar entre la cursilería del voguing, hasta la más sutil crítica al racismo como un bosque de espejos deformantes. Del mismo portafolios, Oh no you didn’t, nos presenta al perro del filme Mask siendo sodomizado por un (hasta ahora) inofensivo personaje de cartoon. De pronto, el gesto del perro en el filme cómico se vuelve gesto de dolor por la pe-
“Nightmare” 32
netración anal, todo esto ubicado en una escena de living room de clase media, como si cuando los niñitos burgueses se fueran a la cama a dormir, los muñecos, literalmente, hicieran fiesta. Las escenas de Muñoz dramatizan así cómo las propias imágenes de la gestualidad socialmente permitida se vuelven signos de oposición al ser colocadas en el espacio del carnaval para volverse pasto de la risa demoledora. También de The Book of Imagination, Little Girl on Top representa, en una imagen extremadamente sencilla y tradicional en su composición, la dramática diferencia de escala entre la muñequita y la montaña rocosa. Esta imagen se nutre de una serie de oposiciones: escala, textura, lo natural y lo artificial, lo firme y lo inestable. La frase idiomática “woman on top”, que define la prevalencia femenina mediante una metáfora de dominio sexual en sí contradictoria, es título de esta imagen que, en realidad, cuestiona el optimismo estúpido del sueño femenino de estar arriba. Del mismo modo, las fotos que componen los demás portafolios retrabajan la gestualidad de la muñeca para atacar la base misma de lo que “lo femenino” significa. No hay duda de que el trabajo con muñecas da más libertad que el trabajo con modelos vivos, pero no hay duda de que el juego con la escala, la manipulación de las escenas y la idea misma del muñeco le añaden a las imágenes una dimensión crítica que apareció antes en las dramáticas escenas creadas por Cindy Sherman cuando ella misma manipula su cuerpo como el de una muñeca para equiparar el cuerpo femenino con el cuerpo inerte, modelable, muerto, de la muñeca. Sherman construye caricaturas de sí misma con su propio cuerpo y replantea así la idea misma de gesto, de cuerpo, de persona, de máscara, hasta rayar en la caricatura, como lo atestiguan sus obras más recientes. Muñoz extiende la idea de caricaturizar repertorios gestuales a la creación de instalaciones en miniatura que son verdaderas “casas de muñecas”. Una de ellas fue pieza central de la exposición individual hace año y medio en Milán, titulada Dolls y dedicada a la “mítica Barbie”. Según la prensa italiana, se trató de “un viaje irónico a través de cuatro décadas de moda y publicidad realizado mediante una serie de sets fotográficos imaginarios que recrean las grandes campañas publicitarias de la dácada de 1950. En el lugar de la modelo vida, Muñoz ha utilizado a la célebre muñeca ícono, vestida para la ocasión con vestimenta a escala realizada por el propio Muñoz.” El fotógrafo creó sus escenarios con atención delirante al más mínimo detalle para reclamar un realismo casi grotesco en su exhaustividad. El “viaggio
ironico” culminaba en un ojete diminuto—hecho a propósito para incitar el voyerismo del público— por el cual los presentes podían asomarse a una escena en una sala de los ’50, en la cual se apreciaba una fiesta de blancos ricos en los Estados Unidos que escuchaban a una cantante negra del tipo de Billy Holiday, mientras, en la barra, un muñeco de Abraham Lincoln fungía de bartender. La monocularidad forzada por el ojete impedía al público percibir la profundidad de la escena, lo cual le daba más realismo a la construcción. En este setting sin duda nos encontramos en lo que Pepón Osorio ha llamado ya La escena del crimen —¿el crimen de quién? Por supuesto, el crimen de la raza, de la subordinaciòn racial representada como espectáculo, del (dis)crimen presentado como ocasión de apreciación artística, la esclavitud representada como fiesta y la liberación de los esclavos como el sueño del alcohol administrado por Abe Lincoln himself!!!!!! El deseo de hacer reventar la casa de muñecas para escapar de ella —no olvidemos a la pobre Nora en el drama de Henrik Ibsen— no es un sueño nuevo, como habrá sentido cada mujer que padeció en el cine las dos horas y media de Little Women hace varios años. Por eso le decimos a Alfonso Muñoz, “Keep blowing, baby! Upper and upper and upper…..!!!!!
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Dani Umpi: Escritor y artista uruguayo por Larry La Fountain-Stokes gay casualmente. Siempre me interesaron las heroínas, aunque son bastante losers.
El divertidísimo cantante y novelista Dani Umpi nació en 1974 en Tacuarembó, ciudad de 50,000 habitantes al norte del Uruguay, localizada más cerca de Brasil que de Montevideo. Ha lanzado dos discos (Perfecto en 2005 y Dramática en 2009) y tres novelas. La primera, Aún soltera (2003), fue publicada por Eloísa Cartonera, una editorial argentina que trabaja con cartón reciclado de la calle, que luego usa para hacer libros artesanales de bajo costo. La película basada en su segunda novela, Miss Tacuarembó (de 2004), salió en Uruguay en 2010 con la actriz Natalia Oreiro. Su tercer libro, Sólo te quiero como amigo (2006), trata sobre la vida amorosa de un chico gay. Umpi (http://www.daniumpi.com/) canta vestido con ropa de mujer y con otros disfraces altamente creativos. Ha tenido conciertos en diversos países latinoamericanos incluyendo Argentina, Brasil, Costa Rica y México. También ha participado en eventos literarios en Alemania y Estados Unidos. Tuve la oportunidad de entrevistarlo para el Portal en Español de la Universidad de Michigan en 2008. El video de esta entrevista se encuentra en Vimeo (http:// vimeo.com/6754427).
Larry: ¿Tú dices losers en el sentido de que a veces cometen crímenes y no tienen relaciones amorosas? Dani: Claro, tienen algo de perdedoras. Siempre opero dentro de un sistema bastante adolescente. Las dos chicas en la primer novela, (una) es una adolescente que pierde su diario íntimo y se va a vivir a un balneario y ahí se encuentra con una profesora de inglés y se hacen amigas. Es algo intergeneracional. La segunda, Miss Tacuarembó, es una historia de una chica que trabaja en una perfumería como promotora y sabe mucho de perfumes. Es el pensamiento de ella todo el tiempo. Cuando era pequeña quería ser la reina del pueblo de ella que es Tacuarembó que es donde yo nací. La historia se cuenta cuando ella es niña y adolescente y cuando es un poco más grande que está viviendo sola. Larry: Uruguay es un país pequeño que está entre dos países enormes: Brasil, donde se habla portugués, y Argentina, donde tú también has tenido mucho éxito. ¿Qué quiere decir ser uruguayo en ese contexto?
Larry La Fountain: Dani, ¿nos podrías hablar sobre tus libros?
Dani: Siempre se están preguntando sobre la identidad y cuáles son los símbolos que te agrupan como país. Siempre está la referencia fuerte de Argentina, que tiene mucha influencia en los medios, en todo, que a veces no es tan negativa. Uruguay siempre tiene esa cosa de ser visto como algo muy gris. Cuando viene un extranjero a Montevideo dice “¡Ah, qué linda ciudad!” y los propios montevideanos dicen “Ah, sí, pero es muy gris”. Está bueno porque es algo que se reinventa todo el tiempo, hay mucho espacio. Todo eso que a veces parece que te oprime en realidad también puede ser tomado como una oportunidad para hacer cosas. A veces los propios uruguayos dicen “Ah, en Uruguay no hay nada, no se puede
Dani Umpi: El primero fue Aún soltera, que es en el proyecto Eloísa Cartonera de cartoneros y escritores de Argentina. En plena crisis sacaron este proyecto social y editorial que a mí me interesó un montón. Me ofrecieron estar ahí y presenté esa novela que gustó mucho y gracias a ella y también gracias a un premio que recibí se editó Miss Tacuarembó. Después saqué una tercer novela. Larry: Tú eres un hombre gay pero tus primeras dos novelas tienen como protagonistas a mujeres extraordinarias. Dani: Sí. Sólo en la tercera es un chico que es
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fotos suministradas
hacer nada” y yo creo que eso también es un motor para hacer cosas. Larry: Ese sentimiento gris de desencanto se siente mucho en los personajes de tus novelas y en las canciones: ese deseo de encontrar un espacio en un mundo que no es perfecto. ¿Qué es para ti el amor?
pre digo que mis amigas no es que me inspiran sino que a veces les copio textualmente. Les robo todo lo que me cuentan por teléfono porque me gustan las palabras, cómo se arma el discurso afectivo. La vida afectiva siempre está en un primer nivel en lo que habla la gente. Vos ves que la gente tiene problemas económicos, de salud, pero los problemas afectivos siempre ocupan más lugar, tienen un discurso mucho más ambiguo, más rico. Esa redundancia que tiene tantos matices a mí me interesa.
Dani: A mí me interesan mucho los discursos que surgen del amor. Las tres novelas están muy basadas en mis amigas y en los discursos de ellas, lo que me cuentan por teléfono. Siem-
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Larry: Dani, tus canciones (en el disco Perfecto) son sobre hombres a quienes el cantante adora u odia. ¿Qué es ser gay para ti? ¿Y cómo se relacionan estas canciones a ese amor?
algunas las cantas en inglés... Dani: Elke Maravilha es un personaje muy mediático en Brasil de la televisión. Cuando yo iba a Brasil no entendía portugués mucho pese a que vivía cerca. Iba con mis padres a la frontera a comprar cosas de contrabando. Y cuando íbamos a comer, comíamos en un lugar que se llama El acuario, que era buenísimo. Y ahí había una televisión. Yo me acuerdo que era pequeño y miraba los programas brasileiros y me gustaba porque no entendía lo que hablaban y tampoco entendía la lógica de los juegos. No entendía nada pero me seducía mucho. Y había un personaje dentro de esa maraña de fascinación que era Elke Maravilha que era como una tipa con una personalidad muy fuerte que yo continuamente veía en la tele y no sabía lo que era. No sabía si era mujer, si era un travesti, si era gay y estaba fascinado de eso que no conocía. (Mi) canción se llama “Vira Elke Maravilha” que habla de una fantasía de un chico que va a bailar y conoce a otro chico y cuando pasan las doce de la noche él se transforma en Elke Maravilha.
Dani: Las canciones tienen eso de rencor que me interesa mucho, como las canciones que yo escuchaba cuando era pequeño en la radio. Esa cosa del desamor, más estereotipado pero dentro de un imaginario gay aunque no necesariamente. Tiene esa lógica de los cantantes que a mí me interesan, de estrellas tipo Camilo Sesto, Raphael, pero llevado a otro contexto que tiene que ver más conmigo. Las canciones son a hombres pero está basado en el amor y la fascinación, sin pensar mucho que es una cosa gay, sin tener esa consciencia de que eso forma parte de una historia y de un contexto más grande. Sólo dicen sentimientos personalizados, que a veces puede ser gay, a veces no. Hay muchas chicas que dicen que se identifican. A mí no me gusta que se identifiquen porque son muy rencorosas las canciones. No necesariamente habla de un sentimiento gay, pero está hecho desde un lugar gay.
Larry: Dani, eres novelista, músico y performero, porque haces intervenciones performativas y te vistes con ropa inusual.
Larry: Las canciones son electropop y tienen una sensibilidad muy contemporánea, con puntos de contacto con grupos como Miranda! o Belanova, pero con letras que a veces son rencorosas. Es una paradoja interesante.
Dani: Yo siempre opero desde un personaje. No es que esté todo el tiempo. Cuando voy al escenario, ahí sí, me visto y me gusta cambiar. Tanto a mí como a los que me acompañan nos sucede eso de que nos aburrimos en seguida de lo que hacemos. Cambiamos mucho y usamos mucha ropa. No tiene mucha lógica, es muy caprichoso. Es un espacio de libertad. A veces tengo una estética más infantil, como que voy cambiando.
Dani: Ahí entra de vuelta lo de mis amigas. Siempre digo que es un disco de discoteca, que tiene un espíritu frívolo y muy mundano y para bailar, como de pista de baile. No hecho para discotecas sino dentro de la discoteca. Ahí también yo uso mucho a mis amigas porque las canciones son como cosas que te cuentan mientras están bailando. Tienen mucho de eso, de confesión de amigas en una discoteca.
Larry: ¿Cómo llegaste a la música? Dani: Fue muy casual porque de pequeño yo no tenía la fantasía de ser cantante. Pensaba que iba a ser escritor o artista plástico. Fue una especie de juego de amigos para una obra. De repente descubrí un universo donde me sentía muy cómodo que era la música y la escena. Como no tenía la fantasía tampoco podía prever ni imaginarme cómo iba a ser mi vida como cantante. Está bueno, porque a medida que voy haciendo cosas, voy aprendiendo y me voy maravillando con mis propias cosas.
Larry: ¿Y ahora estás trabajando en un disco acústico? Dani: Sí. Lo opuesto. Nada que ver. Es con un guitarrista llamado Adrián Soiza que es uruguayo. Y son todo versiones de canciones que nos gustan, sólo guitarra y voz. No son canciones mías. (El disco salió en 2009 y se llama Dramática.) Larry: Algunas de tus canciones las cantas en portugués, por ejemplo sobre Elke Maravilha; 37
Larry: ¿Fuiste a Montevideo para estudiar?
Dani: Es la posibilidad que te brinda encontrar ese tipo de lugar que no está dentro de un género. No me gusta mucho la música de género. Entonces podés combinarte con otra gente, compartir escena con otros artistas. No sólo en el disco, sino también cuando canto en recitales en Uruguay, donde no hay tanta tradición electropop. Es buenísimo porque puedo cantar con roqueros. Y eso es algo que te nutre. En otros lugares no. Por ejemplo, cuando voy a Chile que hay una escena electropop así fuerte, no tengo esa posibilidad.
Dani: Sí. En Uruguay se da mucho eso. Es una experiencia que es muy enriquecedora. Es una pseudo maduración, una pseudo independencia donde tus padres te siguen mandando tartas por encomienda. De hecho, a veces siento que estoy estancado en eso, no puedo salir de esa mentalidad de estudiante del interior. Larry: ¿Ser gay era algo que era más fácil en Montevideo, lejos de la familia? Dani: En Tacuarembó yo era cualquier cosa. No era que era gay. Tampoco puedo decir que era bisexual. Era chico. Todo me parecía que estaba bien. No tenía ese tipo de reflexiones sobre la sexualidad. Todo eso vino después, cuando ya estaba en Montevideo. Cuando estaba en Tacuarembó tenía novias y la vez me gustaba un chico y a la vez me gustaba la novia.
Larry: Entonces el que Montevideo sea más pequeño de alguna manera... Dani: ¡Es buenísimo! Larry: Te quiero preguntar más sobre Sólo te quiero como amigo... Dani: Es la última novela. Es muy linda, a mí me gustó. Tuvo buenas críticas. Esta fue diferente en la manera en que la escribí porque para la otra era más estructurado. En esta fue algo muy libre. Empecé a escribir sabiendo lo que iba a suceder. Fui escribiéndola como de continuo. Es el pensamiento de un chico que lo deja su pareja y tiene que rearmar su vida. Igual la pareja es gay pero también ocurre en heterosexuales. Me parece que hay un sentimiento que se da igual. De hecho, en la novela lo que a mí me interesaba y también lo que se percibió es que los personajes gay nunca tienen conflictos con su sexualidad ni con su contexto. Está totalmente aceptado. Por eso digo que los personajes son gay como si fueran rubios o altos o bajos. No hay una reflexión sobre eso. Está centrado en la vida afectiva.
Larry: Tu canción “Dark Room” es sobre un cuarto oscuro y conocer a otro hombre sin saber quién es. Dani: Sí. La canción toma una obra de Roberto Jacoby que se llama “Darkroom”, que es una especie de dark room más “artístico”. Es una obra donde cada uno entraba con una cámara a un dark room y filmaba cosas que pasaban ahí. Y a la vez con la experiencia de un dark room común y corriente de una discoteca donde el personaje entra pero con esa intención de encontrar algo que vaya más allá del encuentro furtivo. Hablo un poco de esa experiencia, de alguien que no sabe mucho de las reglas del juego y proyecta un poco más. Larry: Una de las cosas más llamativas son tus colaboraciones. Hay muchos artistas invitados, tocas con otros músicos...
Larry: ¿Tienes inspiraciones literarias o autores que te inspiren? Dani: Hay un escritor argentino que me encanta que es César Aira, que es mi escritor preferido. De acá (de los Estados Unidos), leo mucho bestseller. Hay un libro de autoayuda que se llama Las mujeres que aman demasiado de Robin Norwood que a mí me marcó mucho. Me interesa mucho eso de los casos clínicos como si fueran historias. Es un género que yo defiendo mucho y que me inspira mucho. Me ayuda a hacer el retrato del personaje. Está muy bien porque es un cruce entre psicología y literatura.
Dani: Es porque soy muy inseguro. Y como era el primer disco, me apoyé en muchos amigos. Tenía la posibilidad también de pedirle a gente que yo admiraba mucho para poder cantar y al ser solista me daba esa posibilidad. Incluso en el segundo disco que voy a hacer, también me gusta hacer cosas con diferentes artistas. Larry: ¡Pero tu inseguridad es extraordinaria! ¡Produce unos cruces y unas mezclas fascinantes!
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Maicilla de Mangó por H. Roberto Llanos
ner una consistencia homogénea. Une la mezcla de mango con la mezcla de leche ya fría; revuélvelo todo. Pon la crema en la licuadora . Lícualo bien. Vierte la maicilla en tazas o vasos para postre. Refrigérala durante 2 horas por lo menos. Decórala a tu gusto con fresas y unas hojas de menta
La temporada de verano para mi es una especial. El calor se pone intenso y los cuerpos pegajosos. Para apaciguar estos calores siempre viene bien comer frutas. Una de mis favoritas es el mango. Muchos de los que me conocen saben de mi adicción a ellos. Una fruta deliciosa y de mucho valor nutritivo. Le hice un homenaje a ella en un cuento llamado Exprimomango. Al tenerlos en temporada tenemos que aprovecharlos.
Receta sencilla para apaciguar el calor veraniego… Mmm qué rico… ¡Buen provecho!
INGREDIENTES 1/4 taza de fécula de maíz (mejor conocida como Maicena) 2/3 taza de leche evaporada 3/4 taza de leche condensada 1/2 taza de agua Pizca de sal 2 tazas de mangos frescos picados 1/8 cucharadita de canela en polvo 1 cucharada de ron ( puede ser blanco, dorado o de sabores PROCEDIMIENTO En una olla mediana colocas la fécula de maíz (Maicena). Agrega poco a poco la leche evaporada, revolviéndola constantemente hasta que se disuelva la maicena. Agrega la leche condensada, el agua y la sal. Coloca la olla en la hornilla. Haz que hierva a fuego medio, revolviéndolo constantemente. Reduce la hornilla a fuego bajo. Cocina la mezcla, revolviéndola constantemente hasta que espese. Retírala del fuego. Viértela en un tazón grande. Déjala enfriar por 30 minutos. Vierte los mangoes, la canela en polvo y el ron en la licuadora con la tapa. Lícualos hasta obte39
Corp贸reo, Volumen III Agosto 2011 San Juan, Puerto Rico
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