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Editorial

José Lledó

Cuando tomamos la máquina para salir a realizar fotografías, bien sea por unas horas, un día o durante un viaje, todos nos preguntamos qué queremos plasmar a través del visor y del objetivo. En ocasiones, salimos con una idea determinada en la cabeza que podrá o no concretarse y, en otras, no sabemos exactamente qué buscar o qué fotografiar.

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Hay muchos manuales y textos que nos hablan de motivos, ejercicios o criterios para encontrar la inspiración que no acude a nuestra mente a pesar de que intentamos que venga, nos asista y se quede con nosotros.

Pues bien, voy a plantear una propuesta que no tiene que ver con los manuales y textos que he mencionado en el párrafo anterior. Esta propuesta es acudir a la propia literatura dado que todos, cuando leemos, nos formamos una idea visual en nuestro cerebro.

El ejemplo más claro es cuando se lleva una adaptación literaria a la pantalla. ¿Cuántos de nosotros, si hemos leído previamente la obra que estamos viendo, no nos sentimos decepcionados al no coincidir la imagen de algún personaje o algún ambiente con la idea previa que nos habíamos creado en nuestra cabeza?

El ejercicio en sí es bien sencillo o no, según el enfoque que se le quiera dar.

Se trata de intentar reflejar, con nuestras fotografías, escenas, personajes, situaciones, observaciones, paisajes, emociones… que se describan en el libro que hayamos elegido.

Obviamente, según el tema, el género o la profundidad del texto que escojamos, las posibilidades serán mayores y más fáciles o, por el contrario, más complejas y profundas en su realización. Pero lo que sí que nos aportará será una cantidad inagotable de ideas creativas que poner en práctica.

El nivel y exigencia de este reto lo asignaremos nosotros mismos, pero también seremos nosotros los que juzgaremos si hemos alcanzado aquello que teníamos en mente y si nuestras fotografías reflejan la idea sobre lo leído y que habíamos recreado en nuestra imaginación.

Este trabajo se puede realizar en nuestro lugar de residencia, en una salida que hagamos puntual o de varios días.

Y ustedes se preguntarán: ¿por dónde empezamos y qué libros se pueden escoger para esta propuesta?

No crean que es difícil, al contrario, la literatura abarca una extensísima variedad de géneros y temas lo que permite una multitud de posibilidades de elección con arreglo a nuestros gustos e intereses.

La literatura de viajes nos permitirá realizar fotografía de paisaje, urbana, social o antropológica.

Sin salir de nuestras ciudades, el género negro puede brindarnos la oportunidad de profundizar en la fotografía social, de ambiente, urbana…

El género costumbrista también nos ofrece un número importante de posibilidades e incluso de comparación de los cambios sociales y urbanísticos de nuestro entorno.

Hasta la poesía, en sus distintos géneros nos permite elucubrar con nuestra fantasía y llevar nuestro trabajo a la experimentación tanto formal como incluso surrealista.

Lo que tengo claro es que esta alternativa de trabajo es altamente beneficiosa porque les hará plantearse nuevos horizontes como fotógrafos y también porque les adentrará en la lectura que es, junto con la fotografía y otras artes, uno de los mayores placeres con los que cuenta el ser humano.

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