Fundación Hispanoamericana Santiago de Cali • No. 34 • Junio de 2011
ISSN 0121-0173
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Editorial
Diálogos urbanos, arte y control social
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ÓMAR RAYO
Miguel gonzÁlez
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saCHa
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Sábato, el último clásico
Julio César londoño
Trueba pasó por aquí: el director que no dice “¡acción!”
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José urBano
Hoy hay concierto. Prepárese
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gilBerTo saa
Homenaje a Antonio Azcona
11 CaTalina
BraVo de roCa
EL PISTO
12 BeaTriz de ayala
TaFur
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Las vírgenes negras y Nuestra Señora de Montserrat María eugenia soldeVila
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¿Cómo pensar el cine colombiano? Paula MarCela TruJillo J.
A propósito de los veinte años de la Constitución de 1991 diego león góMez MarTínez
Campos de trigo
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Reseña de El cuento de la visita
María José raMírez Hoyos
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Una egresada en las tablas de Barcelona
MarTa rodríguez
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En , otro ex alumno del Hispanoamericano. Álbum del recuerdo Los de hoy
loly garCía
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La pintura como una mística
Los de ayer
daniel de CaMPos de CaMPos
Actividades culturales
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Edición No. 34 Junio de 2011 - ISSN 0121-0173 Editor: Fundación Hispanoamericana Santiago de Cali • Dirección: Comisión Cultural • Catalina Bravo de Roca, Directora Cultural, Loly de Sierra, Beatriz Monedero, Carmen Cela, Antonia Pérez, Nuria Roca, Victoria E. Patiño • Portada: Iberia, de Antonio Azcona • Diagramación, Preprensa digital e Impresión: Impresora Feriva S.A. • Correspondencia: Fundación Hispanoamericana Santiago de Cali. Avenida 3CN No. 35N-55, A.A. 4108. Cali-Colombia. Tels.: 661 3399 – 661 3073 Ext. 106. e-mail: culturalhispano@hotmail.com. http://culturalhispano.blogspot.com Las opiniones expresadas en esta publicación son responsabilidad de quien las firma y no comprometen a la Fundación Hispanoamericana Santiago de Cali.
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Editorial
Editorial
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Para cualquier institución celebrar cincuenta y cinco años es una ocasión especial y si esos cincuenta y cinco años representan, además, un importante aporte para la comunidad, son un motivo de orgullo para quienes a través del tiempo han hecho con su trabajo que esto sea posible. La Fundación Hispanoamericana Santiago de Cali es hoy, luego de más de medio siglo de fundada, una entidad educativa y cultural que goza de gran prestigio en la ciudad; el Colegio Hispanoamericano gradúa cada año un numeroso grupo de jóvenes que obtienen lugares destacados en las pruebas que realiza el ICFES, pero que además ocupan puestos de honor en las universidades para convertirse en profesionales competentes y lo que es más importante, en hombres y mujeres con grandes valores personales. Es satisfactorio para nosotros poder ofrecer además a Cali, de forma gratuita, actividades de tipo cultural que permiten la formación de públicos en las diversas disciplinas artísticas, y participar en eventos de ciudad, convencidos que es a través de la educación que podemos aportar más al desarrollo del país. La Revista Hispanoamericana destaca en este número de aniversario diversos aspectos del arte y la cultura de la región. Rinde
homenaje a dos artistas, Ómar Rayo y Antonio Azcona, colombiano y español, respectivamente, que fallecieron en fecha reciente y dejaron un gran legado a nuestro patrimonio cultural. Ellos, junto con Daniel De Campos, español también radicado en Colombia, quien dedica la mayor parte de su tiempo a enseñar, evocan la magia de la pintura en tres estilos diferentes. En las letras destacamos un artículo del escritor y periodista Julio César Londoño sobre Ernesto Sábato, en recuerdo también de su memoria. Complementan el contenido de nuestra edición 34: Una invitación para que aprendamos a escuchar la música clásica; apreciaciones sobre las Vírgenes negras veneradas en España; cómo pensar el cine colombiano; el grafiti como forma de diálogo; veinte años de la Constitución del 91; poesía que evoca los campos de trigo, y el pisto como invitado especial de la gastronomía. Agradecemos a la Embajada de España y a la Consejería Cultural su apoyo para la edición de esta publicación.
CaTalina BraVo de roCa
Directora Cultural Fundación Hispanoamericana Santiago de Cali
Opinión
Sábato era un polemista incorregible y un hombre profundamente humano, alguien que no podía ver la literatura como un juego de palabras, un pasatiempo sofisticado, sino como una manera de estar en el mundo.
Sábato, el último clásico Julio César Londoño*
Murió al fin Ernesto Sábato. Una neumonía puso punto final a sus 99 años el 30 de abril en su casa de la localidad de Santos Lugares de la provincia de Buenos Aires. Fue lo mejor que pudo suceder. Sus últimos años fueron una pesadilla. Una amiga mía, la escritora colombiana Claudia Arroyabe, lo vio a finales de 2006. Con el entusiasmo y el fervor de que son capaces los jóvenes, viajó a dedo a la Argentina, tocó a la puerta del maestro, pero no le abrieron. Pernoctó en un parque al frente de la casa, resistió
el frío y el agua durante varios días hasta que la mucama se apiadó de ella y la dejó entrar. Vivía conectado a una pipa de gas; su visión era tan deficiente que los médicos le habían prohibido leer y escribir; además, le costaba hilvanar un par de frases. Claudia lloró de emoción al verlo y lloró de pesar al despedirse, pero logró tocar las manos que escribieron una de las obras más importantes de la literatura americana del siglo XX. Yo lo vi una vez en Lima cuando dictaba una conferencia sobre
* Escritor y columnista de El País, El Espectador, Revista Número, Arcadia y Don Juan
derechos humanos. Un periodista le preguntó si no creía que la figura del escritor comprometido era un anacronismo, “un dinosaurio en el mall”; una actitud demasiado cándida en estos tiempos bajamente pragmáticos. Sin una sola inflexión de voz pero con un principio de impaciencia, Sábato le respondió que la responsabilidad política del artista no era una moda sino un deber, o al menos un derecho de todo artista, “en cuanto ciudadano”. Recordó que habían existido escritores comprometidos
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“Yo no soy un escritor extraviado en la política, soy un político que sufre devaneos literarios”
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muy buenos, como Brecht, y también fachos extraordinarios, como Borges. Recordó que cuando un crítico olvidable (y olvidado) le reprochó a Alexánder Solzhenitsin el que hubiera dedicado casi toda su obra a combatir la memoria y los crímenes de Stalin, éste había contestado: “Hay tanto estilista puliendo sus versos que yo puedo
dedicarme sin reatos de conciencia a la empresa igualmente soberbia y vana de tratar de pulir el mundo”. Cuando el periodista le contrapreguntó si se estaba comparando con Solzhenitsin, Sábato ya no pudo contenerse: “No –dijo–, sólo lo comparo a usted con los exquisitos críticos de Solzhenitsin”. En esa respuesta está Sábato de cuerpo entero, un polemista incorregible y un hombre profundamente humano, alguien que no podía ver la literatura como un juego de palabras, un pasatiempo sofisticado, sino como una manera de estar en el mundo y de escandir el tiempo; un metro para respirar, un método para pensar, un hilo para entrar en el laberinto y, por qué no, una brújula para buscarse a sí mismo o un rincón para llorar. La suya fue una vida bien empleada. De joven estuvo muy interesado en la ciencia. Peregrinó como tantos jóvenes americanos a París y logró enrolarse en el equipo de sabios que se desvelaban en el Instituto Marie Curie. Allí se asomó a las profundidades del átomo y trabajó en el frente de onda de la física de partículas de altas energías hasta que un día se hartó. Comprendió que por más que desmenuzara la materia no iba a encontrar en las partículas los secretos que él buscaba y volvió a la literatura. En este campo dejó obras tan importantes como El
túnel (1943), la novela que elogiaría Albert Camus y que sería una de las primeras novelas urbanas de la literatura latinoamericana. En 1961 publicó Sobre héroes y tumbas, novela que contiene el famoso capítulo “Informe sobre ciegos”, uno de los momentos más delicados de la literatura fantástica de todos los tiempos. También escribió ensayos tan inteligentes como Uno y el universo, un libro con artículos filosóficos sobre ciencia y religión, y El escritor y sus fantasmas, un volumen en el que mezcla anécdotas de escritores famosos con teorías estéticas y preceptos poéticos. Toda su obra está atravesada por esa pulsión trascendental que tanto lo angustiaba, hasta el punto de provocarle graves crisis emocionales y llevarlo a quemar borradores en los que había trabajado duro. Definitivamente, para Sábato la literatura era muchas cosas pero nunca un juego. O al menos no sólo un juego. Y como era un señor tan serio y le tocaron tiempos duros (la Segunda Guerra Mundial, las revoluciones inspiradas en el socialismo, la plaga de las dictaduras en toda Latinoamérica y en especial en la Argentina), Sábato resultó político. Tanto, que cuando una vez le preguntaron qué le gustaba más, si el sexo o la política, no lo pensó dos veces: “Por mis brazos no han pasado muchas mujeres, pero todas han sido politólogas”, respondió. Pero no fue sólo un teórico. Sábato fue un activista que con frecuencia soltó la pluma para participar en marchas de protesta, presidir la comisión nacional sobre la desaparición de personas, trabajar largas jornadas con las madres de la Plaza de Mayo y acompañarlas
a la morgue y a los estrados. “Yo no soy un escritor extraviado en la política, soy un político que sufre devaneos literarios”. Estoy seguro de que lo decía en serio. También fue pintor. Le gustaba olvidarse de las palabras, sus amigas, su problema, sus enemigas, su noria, y entregarse al color. Sus cuadros eran pintura pura, sin líneas, con trazos vigorosos y colores fuertes, algo entre el abstraccionismo y el fovismo. Mera terapia, decía él. Era un erudito en historia de la pintura. También un crítico generoso que escribía catálogos para cualquier aficionado que se lo pidiera, con la sola condición de que sus cuadros le gustaran. “Escribe catálogos a la menor provocación”, decían las maledicentes lenguas de Buenos Aires. La obra de Sábato está siendo rápida e injustamente olvidada. La culpa la tienen, creo, el descrédito de la política y la sombra omnipresente de Jorge Luis Borges. Los dos hombres nunca se quisieron bien. A Borges le gustaban los cuentos, la leche y la derecha. A Sábato las novelas, el whisky y la izquierda. En 1973 un periodista logró reunirlos durante varias tardes para que conversaran en un programa radial. Con las grabaciones la Editorial EMC armó luego BorgesSábato, conversaciones, uno de los libros más apasionantes de la crítica literaria de todos los tiempos. En el Borges de Bioy Casares hay varios testimonios de la poca estima que Sábato le inspiraba a Borges: “Vive preocupado de su promoción. Escribe mucho y lo publica todo. Es bruto con entusiasmo”. La opinión de Sábato sobre Borges está recogida en El escritor
y sus fantasmas y es mucho más compleja: “El arte, como el sueño, es casi siempre un acto antagónico de la vida diurna. Este mundo cruel que nos rodea lo fascina a Borges, al mismo tiempo que lo atemoriza. Y se refugia en su torre de marfil en virtud de la misma potencia que lo fascina. El mundo platónico es su hermoso refugio; es invulnerable, y él se siente desamparado; es limpio, y él detesta la sucia realidad; es ajeno a los sentimientos, y él rehúye la efusión sentimental; es eterno, y a él lo aflige la fugacidad del tiempo. Por temor, por repugnancia, por pudicia y por melancolía, se hace platónico. ”Encerrado en su torre, pues, elabora sus juegos. Pero el remoto rumor de la realidad lo alcanza; rumor que se cuela por las ventanas y que sube desde lo más profundo de su propio ser. Al fin de cuentas él no es una figura del museo de Meinong, sino un hombre de carne y hueso que vive en este mundo,
cualesquiera sean los recursos a que eche mano para desvincularse. Al mundo no lo tiene afuera, en la calle; lo tiene dentro de su propio corazón. ¿Y cómo aislarse del propio corazón?”. Sin lugar a dudas, una opinión más justa y mucho más inteligente que los escupitajos de Borges. Punto para Sábato. En la Feria del Libro de Buenos Aires que acaba de concluir, le habían programado un gran homenaje pero Sábato no llegó a la cita. Tuvo la precisión de morirse exactamente un día antes. De todas maneras el homenaje se celebró y sus lectores llegaron por centenares. Muchos no pudieron entrar y tuvieron que seguir el acto en las pantallas. El Clarín explicó así este fervor: “Para los latinoamericanos Sábato es uno de los autores centrales del boom. Para los argentinos es, además, un clásico, el último, y un héroe”. Palmira, mayo 17 de 2011
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Trueba pasó por aquí: el director que no dice “¡acción!” José urBano*
“Nunca pronuncio en un rodaje la famosa palabra ‘¡acción!’ porque pierdo concentración. Estoy pendiente del resto: del cuadro y del actor. Lo que sí me gusta decir es ‘¡corte!’, pues espero al final una improvisación o una frase espontánea”.
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* Gestor, Realizador y Cineclubista.
Fernando Trueba lo dice con voz ronca y pausada. Mueve los ojos en una especie de tic tac. Nunca se sabe para dónde mira realmente, porque cada globo ocular tiene su propio radio de acción. El estrabismo truebiano es un arma para despistar al contertulio. Ya en el Diccionario de cine (Editorial Galaxia Gutenberg) Trueba advierte que John Huston había intentado hipnotizar a J.P Sartre sin éxito porque “el colmo de la preten-
ciosidad es pretender hipnotizar a un estrábico”. Trueba vino a Cali al evento Vasos comunicantes: diálogos de cine. Es la semana del 12 de octubre. También estuvieron presentes Ciro Guerra, Nicolás Buenaventura, Alonso Torres y el cubano Luciano Castillo. Trueba reivindica su condición de cinéfilo antes que la de realizador: “En un rodaje no se aprende nada de cine. Es viendo películas, saboreándolas”. Se pasea a lo largo y ancho de la historia del cine. Va de Renoir a Berlanga; de Billy Wilder a Azcona. Incluso se detiene para hablar de Salvador Dalí y de Pepín Bello, el confidente de la plana mayor del surrealismo a quien Buñuel, Lorca y Dalí le contaban sus intimidades. Trueba ha sido toda la vida amigo de ancianos. Muchos de sus compadres le doblaban o le triplicaban la edad. Se hizo amigo de Pepín Bello cuando éste superaba
Fotografías Julián Daza
los 90 años y juntos se pegaban unas monumentales borracheras. “Pepín me enseñó que el secreto de la longevidad radicaba en dos cosas fundamentales: nunca trabajar y nunca casarse”. Para Trueba los amigos lo son todo. Nos recuerda que siendo un chaval terminó siendo amigo del gran Bresson: “A los 17 años yo me la pasaba metido en el cine. Tenía un amigo macarra, de esos que roban coches y tal. Un día, caminando hacia el cine me lo encuentro. El chico se me pega pero le insisto que esa película no es para él, que se va a aburrir. Le digo que es una película de Robert Bresson llamada ‘El condenado a muerte se ha escapado’. El titulo le entusiasma. Yo me la estaba repitiendo y a él le encantó la película. Me pregunta que si he visto más películas del tal Bresson y le contesto que me las he visto todas. –Bueno, ¿y por qué no le buscas? –me pregunta. –Porque no sé donde vive, hombre. ¿qué le voy a decir?–le respondo. –Pues lo ubicas en la guía telefónica y le dices cuánto lo admiras. –Pero mira –le digo muerto del susto–, debe haber muchos Bresson en París. –Los llamamos a todos –insiste. Al consultar la guía ¡no figuraba más que un Robert Bresson! Al marcar guardaba la esperanza de que contestase la secretaria o de que se cayera la llamada. De repente, al otro lado una voz firme anuncia: “Robert Bresson c´est moi”. Titubeando le digo que me gustan mucho sus películas. –Bueno, cuando vengas a París ven a verme”. Va de auditorio en auditorio. Hoy en la Universidad Autónoma al sur de la ciudad; mañana en
“En un rodaje no se aprende nada de cine. Es viendo películas, saboreándolas”.
Fotografía Julián Daza
Comfenalco en pleno centro; luego a la Fundación Hispanoamericana al norte. Termina en Tuluá en un encuentro casual con Gustavo Álvarez Gardeazábal. –Te va a caer bien este tío –le digo en voz baja–. También es ateo y provocador. Pero al abrirse la puerta nos reciben estatuillas de la Virgen María de todos los tamaños. Trueba voltea los ojos preguntándome si lo de ateo era una ironía caleña. –Es la casa de mi madre –dice Gardeazábal, y da inicio así a un delicioso intercambio entre dos personajes que han nadado a contracorriente en sus respectivos países. –Me acabo de ir de la editorial Mondadori. Me han ofrecido contrato pero el negocio ha cambiado radicalmente porque ahora a ellos no les interesa publicar novelas sino enganchar escritores. Imprimen lo que caiga –dice Gustavo.
–A mí me han ofrecido varias veces publicar una novela –acota Trueba– pero, ¿cómo voy a firmar si no la he escrito aún? ¡Les digo que soy director de cine! Gardeazábal le cuenta sobre los peores males que les heredamos a los españoles: la burocracia y la mojigatería. Luego se decanta en un plano secuencial donde expone los orígenes de nuestra intolerancia visceral. Trueba conoce muy bien Latinoamérica, no en vano ha dirigido El milagro de Candeal en Brasil y El Baile de la victoria en Chile. Además, es amigo de la plana mayor del latin jazz. Le pregunto el porqué de la paella en varias de sus películas. “Hombre, tengo una costumbre: si aguanta la escena me invento que un personaje se antoje de paella. Yo mismo la preparo, la filmamos y luego todos la comemos. Es mi ritual”. Su gusto por la cocina va más allá y se faja una apología al aceite
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“El mejor aceite de Oliva del mundo lo hacen en un pueblecito de España, pero no doy más detalles porque la producción es muy artesanal y yo la compro casi toda”
Fotografía Julián Daza
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de oliva. Ha sido catador oficial y jurado en varios concursos aceitosos en España. “El mejor aceite de oliva del mundo lo hacen en un pueblecito de España pero no doy más detalles porque la producción es muy artesanal y yo la compro casi toda”. Pues sí. Oficialmente, Fernando Trueba es el primer premio Óscar que arriba a nuestra ciudad. Lo ganó por Belle Epoque (1992), una frescura de película que aguanta de maravilla el paso del tiempo. ¿Cómo es posible que una violación sea poética, agradable y que al espectador le den ganas de repetirla? Me parece que al cine moderno le quedan tres últimos románticos:
Clint Eastwood, Wong Kar-way y Trueba. Los tres creen en el amor y viven la utopía de que el arte puede mejorar nuestras vidas y ayudar a construir un mundo mejor. Después de una semana intensa, Trueba se despide con el sabor del jazz caleño. Se va encantado del sonido que emana de la marimba de chonta. Nunca había probado el chontaduro ni sabía quién era Andrés Caicedo. Se lleva 45 películas colombianas y unos siete libros de historia y ficción. Se asombra del movimiento cultural de Cali. Piensa en una serie de televisión que vaya de pueblo en pueblo contando las historias cinematográficas de cada lugar.
Al final se va recitando su clásica historia sobre cómo se enamoró del cine: “Cuando yo era niño, en mi barrio (Estrecho) la gente hasta cenaba. Era un caos felliniano. En el cine Montija, en Bravo Murillo, había hasta una pajillera. En el Europa, en la misma calle, un tipo mató a otro mientras veíamos ‘West Side Story’, y familias enteras cenaban en los cines. En el Bellas Vistas vi a una pareja follando durante un documental de Disney sobre lobos. A pesar de todo eso (o gracias a ello, quién sabe), aprendí a amar el cine. Yo algunas veces como palomitas. Otras, me da vergüenza”.
Hoy hay concierto.
PREPÁRESE gilBerTo saa*
Si desea asistir a una representación musical de cualquier género es importante que tenga en cuenta algunos detalles con el fin de que disfrute al máximo el evento. En este artículo me referiré específicamente a aquellas representaciones que tienen relación con lo que se denomina universalmente “música clásica”. En primer lugar, no es raro que la persona desconozca el programa, o el grupo o el artista que se presentará. Por esta razón el primer consejo es enterarse del programa y conocer los antecedentes del solista o del conjunto que actuará. Esa información en la mayoría de los casos se encuentra más o menos detallada en los programas de mano * Ingeniero y crítico musical
que se entregan en el momento del ingreso. Como el fin de este escrito es ayudarle a disfrutar de la música, no es un buen comienzo llegar al concierto sobre la hora, asunto bastante corriente en estas épocas de muchos vehículos en vías de pocos carriles, lo cual dificulta llegar al sitio de destino. Tomarse unos minutos para conocer los antecedentes de los músicos y los detalles de las piezas que se oirán es el primer paso para una buena audición. En el programa se describe la época en que el compositor compuso la obra; podrá igualmente comparar estilos de diferentes épocas y enterarse del autor de nombre raro, distinto de los
diez más familiares (Bach, Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, etc.). Si ya ha asistido antes a la sala donde se desarrolla el evento, es importante saber cuáles son los mejores sitios, no solo desde la perspectiva visual sino desde la más sofisticada y difícil: la acústica. No necesariamente los sitios de mayor precio son los mejores y las razones son variadas. Tenga en cuenta, además, que no es lo mismo asistir a un concierto de una orquesta sinfónica –mediana o grande– que a la audición de un cuarteto de cuerdas o de un solista con acompañamiento de piano, lo que se llama música de cámara (pocos intérpretes que actúan coordinadamente).
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Generalmente en los teatros de estilo francés o italiano, que tienen una platea y varios pisos, la mejor acústica está en el segundo o tercer nivel, y si se trata de escuchar a un grupo numeroso esa ubicación permite una mejor posibilidad visual, especialmente los puestos centrales. Desde allí es fácil distinguir los diferentes instrumentos de una orquesta sinfónica, lo que no es posible en la mayoría de los sitios de la planta baja. Por supuesto, todo depende de las pendientes y del diseño arquitectónico. Poder visualizar los instrumentos, especialmente los de viento (cobres y maderas), permite distinguir sus diferentes timbres; habilidad que con la costumbre se agudiza y que en el futuro hará más placentera la audición de una sinfonía o de un concierto. Y ahora que mencionamos las palabras sinfonía y concierto, vale la pena hacer unas aclaraciones. Normalmente cuando se asiste a una representación musical que incluye una orquesta sinfónica, ésta comienza con una obertura o una pieza ligera, va seguida de una sinfonía y finaliza con una obra en la cual el protagonista es un solista, ya sea de piano, violín, clarinete, arpa, etc. En este último caso se habla entonces, de un concierto, en el sentido estricto de la palabra, en el cual actúa el solista acompañado por la orquesta. Cuando no hay un solista se trata de música sinfónica, la cual puede tener diferentes modalidades. La más común es la sinfonía, y una de las más conocidas es la archifamosa Quinta Sinfonía de Beethoven. Durante los períodos clásico y romántico estas obras constaban de cuatro partes diferentes, denominadas también movimientos, caracterizadas por sus diversas dinámicas en su interpretación. Hay movimientos rápidos cuya
dinámica se indica con las palabras italianas allegro o presto, y hay otros lentos como un adagio. Usualmente la sinfonía inicia y termina con un movimiento rápido. Otras formas sinfónicas no tienen la estructura mencionada, o sea que la expresión “vamos para un concierto” es una frase generalizada que abarca muchas representaciones diferentes del concierto con solista. En el caso de la música de cámara se pueden escuchar obras para violín, chelo u otros instrumentos acompañados por el piano (llamadas comúnmente sonatas); cuartetos de cuerda compuestos
por dos violines, viola y chelo, o agrupaciones más numerosas con diferentes instrumentos, ya sean de cuerda o de otras familias (cobres, maderas, etc.). Igualmente puede haber conformaciones de tres, cinco, seis y más músicos en diferentes combinaciones de instrumentos de cuerda o de éstos con piano o clavicémbalo (el antecesor del piano). Casi siempre las composiciones que figuran en el programa tienen una numeración y una determinada tonalidad, como por ejemplo, la Polonesa en do sostenido menor, opus 26 de Federico Chopin, la cual es una obra para piano. Es sabido que las notas musicales son siete, y existen de hecho múltiples tonalidades, mayores o menores, con los nombres de las notas, pero ese tema daría para meternos en complicaciones fuera del alcance de este texto. Es pertinente anotar que las obras de algunos autores poseen una numeración que no está precedida por la palabra “opus”, sino por letras o combinaciones de letras que generalmente se refieren al apellido de algún experto que revisó y clasificó la obra de ese autor. Es el caso de la obra de Mozart, cuya identificación numérica incluye la letra K en alusión a Ludwig von Köchel, el primer musicólogo que clasificó la obra de este compositor. Ahora bien, si usted tiene más tiempo antes de la función y conoce el programa, puede escuchar tranquilamente en su casa la obra que se interpretará y de esa manera logrará disfrutarla al máximo y hasta podrá comparar algunos detalles de la grabación con los de la ejecución en vivo. Hoy es muy fácil a través de internet conseguir fragmentos sin costo de ciertas obras o de partes de ellas.
Homenaje a
Antonio Azcona CaTalina BraVo de roCa*
Se nos fue el Maestro Antonio Azcona, que Dios lo guarde y lo cubra con una de sus hermosas pinturas. ¡Por siempre, Maestro! (SALVADOR GARCÍA) “Desde que me conozco, la pintura, los lápices, los papeles, los colores han sido mi pasión” Antonio Azcona
Vivió en Cali por más de cincuenta años; sin embargo, no dejó de amar el vino ni la tortilla española. Cuando lo español lo llenaba de añoranza, la embolataba con tapas y un buen vino. No obstante, el pintor estaba contento de trabajar en Cali. “Siempre el emigrante pierde mucho, –decía Antonio–, pero también gana”; y aunque en su tierra dejó muchas cosas irrecuperables, a Colombia la conoció, según él, mejor que a España. Fue ilustrador y * Comunicadora Social, Universidad del Valle.
publicista, pero sobre todo pintor, un pintor con una capacidad inmensa de plasmar la realidad. Nacido en Madrid, pero de ascendencia vasca, Antonio Azcona salió de España hacia Francia con sus padres después de la guerra civil, para luego emigrar a América. En La Paz, Buenos Aires, Santiago, Bogotá y finalmente Cali, donde trabajó con Hernán Nicholls, siempre buscó la forma de estar en contacto con el papel y los colores. De forma empírica llegó a ser un importante director creativo y olvidó un poco su idea de pintar, pero luego de muchos trabajos en publicidad –bien pagados según él– viajó a Nueva
York y a España, para finalmente quedarse en Cali, solo, frente a unas telas y sin saber cómo empezar a pintar de nuevo. Sus temas abarcaron desde búhos y palomas hasta bodegones y retratos, pero en sus últimos años, cuando sintió que ya esto no lo emocionaba, dio un salto importante en la temática y produjo una serie fabulosa de telas o “chales” que expuso con gran éxito en eventos como el Festival de Arte de Cali y en la Hacienda Arroyohondo, durante la celebración de los 50 años de la Fundación Hispanoamericana. Hoy quedan en dicha Fundación Hispanoamericana dos hermosas obras en recuerdo suyo, además de varios retratos, y aunque su andar por estas tierras colombianas haya terminado, quedará en la memoria de los españoles y de todos los que lo conocieron el legado de un gran artista, que además dio a Cali la oportunidad de hacer suya su obra.
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EL PISTO PISTO MANCHEGO
BeaTriz Monedero de ayala*
«¡Miserable del bien nacido que va dando pistos a su honra, comiendo mal y a puerta cerrada, haciendo hipócrita al palillo de dientes con que sale a la calle después de no haber comido cosa que le obligue a limpiárselos! ¡Miserable de aquel, digo, que tiene la honra espantadiza, y piensa que desde una legua se le descubre el remiendo del zapato, el trasudor del sombrero, la hilaza del herreruelo y la hambre de su estómago!». El Quijote, segunda parte capítulo XLIV.
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Este sencillo y delicioso plato mencionado por Cervantes se come en toda España. Parece ser que el origen del plato es la “alboronía”, plato andaluz cuyos ingredientes son el tomate, el pimiento, o pimentón que llamamos en Colombia, y las berenjenas, herencia de la permanencia de los árabes en la península; todo guisado, reposado y muy integrados los sabores. El más conocido es el pisto manchego, que se puede preparar con manteca de cerdo y tocino de pecho, como se hacía antiguamente cuando no se conocían los malos efectos del colesterol. Este plato se puede servir frío o caliente. En Murcia le añaden unas patatas (papas) picadas y cocinadas a fuego lento en aceite de oliva, y en otros lugares, huevos fritos o enteros que se cuecen dentro del pisto; otra alternativa es agregar huevos duros o atún. Es una excelente guarnición para acompañar el pollo o las carnes. Con un poco de imaginación se puede convertir este sencillo y delicioso plato en otro más nutritivo.
* Trabajadora Social, Estudiosa de la gastronomía
Ingredientes (Para 4 - 6 personas) – Aceite de oliva – Sal – Dos berenjenas de tamaño mediano. – Dos calabacines de tamaño mediano. – Un pimentón verde. – Un pimentón rojo. – Un kilogramo de tomates maduros. – Una cebolla. – Pimentón de la Vera (opcional). Elaboración
Picar la cebolla, los pimientos, las berenjenas y los calabacines en dados de más o menos un centímetro. Picar los tomates en dados. Poner un poco de aceite de oliva en una sartén y calentar a fuego medio. Agregar las cebollas y dejar que tomen temperatura. Agregar los pimentones y dejar que se pochen junto con la cebolla. Agregar las berenjenas y dejar que tomen temperatura Agregar los calabacines y dejar que se integren todos los sabores Poner un poco de aceite de oliva en otra sartén. Añadir los tomates picados para hacer una salsa de tomate casera, añadiendo un poco de sal al gusto, y si los tomates están ácidos puede poner una pizca de azúcar. Cuando reduzca y esté de bonito color pasar por el pasa purés. Agregar la salsa de tomate a la fritada de cebollas, pimientos, berenjenas y calabacín, dejar que se integren todos los sabores. Dejar reposar media hora o más. Para finalizar, se puede agregar un poco de pimentón de la Vera dulce o picante. ¡Buen provecho!
s o g o l á i D nos, a b r u y l e t a i r c a o s l o r t n co saCHa TaFur Mangada*.
“Si las paredes oyen, también pueden hablar.” José Edier Gómez
La era tecnológica y visual que actualmente vivimos nos sumerge de forma inconsciente en el statu quo que legitima el sistema capitalista occidental.Parece que la vida fuera un sueño surrealista, un spot publicitario o el desarrollo de un videoclip de los que pasan por los canales musicales. Hoy estamos más preocupados por la moda y por lo que les pasa a personajes ficticios que por el devenir de la humanidad con sus realidades sociales cotidianas de desigualdades y conflictos. En este sistema de consumo, día a día somos bombardeados por mensajes cifrados que nos invitan a comprar, a ser sumisos y poco críticos.Los medios de comunicación ejercen su poder de forma directa o subliminal. Ya no solo tenemos que satisfacer las necesidades básicas del ser humano sino también aquellas suntuosas y caprichosas establecidas socialmente por una minoría privilegiada. Lo anterior se puede comprobar fácilmente: basta con salir a pasear por las calles de nuestras congestionadas ciudades para darnos cuenta de que la gente y el dinero van y vienen a un ritmo desenfrenado en una dinámica que marca límites imaginarios, crea y segrega a los individuos, criminaliza y señala a los marginados, cuestiona a los que piensan diferente y utiliza etiquetas para nombrarlos.
* Abogado. Fotógrafo. Docente universitario. Máster en Derecho Penal y Problemas Sociales de la Universidad de Barcelona. Máster en Criminología y Ejecución Penal de la Universidad Autónoma de Barcelona.
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En este punto nos encontramos de frente con los diálogos urbanos. Por un lado, está el discurso globalizado de los medios oficiales, utilizado por los gremios y el poder. Por el otro, el de los medios alternativos, a su vez artísticos y vandálicos, que son los canales, de hecho, de quienes no tienen ni voz ni voto porque están excluidos y tienen que aparecer como fantasmas al anochecer y dejar sus huellas creativas en las paredes. La saturación de imágenes comerciales de los lugares públicos va más allá de la mera contaminación visual y es una clara muestra de los abusos de la modernidad. Es en el espacio público donde se presentan estas y otras contradicciones contemporáneas que enfrentan las posiciones favorecidas con aquellas que buscan el reconocimiento de la libertad y la autodeterminación de los ciudadanos. Es en este contexto que nace el arte urbano. Es así como se marginalizan algunas expresiones artísticas, lo cual obliga a sus artífices a recurrir
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al espacio público a falta de uno en los canales convencionales. No hago con esto una apología del vandalismo ni cuestiono el necesario control de la autoridad para mantener el orden social, labor fundamental y necesaria para la vida en comunidad. Es importante aclarar en estas líneas que no hablo de las consignas políticas escritas en los muros durante las marchas y protestas o de las firmas juveniles de quienes quieren ver su nombre en las calles de la ciudad; tampoco me refiero a las posiciones radicales de los seguidores de algunos equipos de futbol, aunque reconozco en todo ello verdaderas expresiones sociales contestatarias frente a un sistema desigual. En estas líneas llamo la atención sobre aquellos trabajos más elaborados, producciones de mayor calidad, en las cuales verdaderos conocedores del street art y del graffiti desarrollan propuestas con un alto grado de creatividad, composición y significado. Estas obras las
podemos apreciar al desplazarnos por los lugares estratégicos de la ciudad y nos comparten su arte y su forma crítica de ver el mundo. Es cierto: en la ciudad las paredes hablan. Son, sin discusión, un verdadero canal de difusión; una verdadera forma de expresión: masiva y efectiva; un barómetro de los problemas sociales. Una galería pública de arte alternativo. Una muestra permanente de la cultura regional en fusión con lo global. No podemos desconocer que tanto en la historia de la humanidad como en la historia del arte siempre ha existido esta forma de manifestación. Recordemos el arte rupestre, con el cual nuestros antepasados dejaron plasmadas las escenas de caza. En general, en todas las diferentes civilizaciones se utilizaron las paredes para expresar posiciones e ideas, tanto acerca de lo oficial como de lo prohibido. Más adelante aparecerá el cartel. Debemos reconocer en el arte urbano todo un juego de significantes y significados entre un emisor y un receptor, que ha permitido un diálogo de carácter social. Hoy en día, al igual que en los tiempos pasados, estos medios de expresión siguen siendo igual de efectivos. Cada día las calles de las ciudades amanecen llenas de afiches y carteles publicitarios, grafitis y otras manifestaciones del arte callejero. Desde hace algunos años he trabajado sobre este tema haciendo seguimiento a este tipo de obras artísticas. Las he encontrado en las
calles de diferentes ciudades del mundo, como Madrid, Barcelona, Zaragoza, Roma, París y Cali, entre otras; por lo tanto puede decirse que son una expresión universal. Y aunque sus inicios históricos como subcultura se ubiquen en los Estados Unidos, especialmente en New York y Filadelfia, en los ghetos negros de los años setenta o en la cultura del hip hop, estas obras son hoy por hoy una expresión universal. Para confirmarlo solo basta con entrar en cualquier buscador de internet y en segundos se tendrá un millar de resultados como respuesta. En principio y según lo expuesto hasta este momento, se podría señalar que el arte urbano debe ser entendido como una manifestación artística en el espacio público de una urbe. Igualmente se
le podría denominar como arte callejero. Aunque son muchas las manifestaciones artísticas que existen en una ciudad, enfoco mi interés en las obras realizadas con pinturas u otros medios sobre las paredes de propiedades públicas o privadas. Son intervenciones, pues el autor interviene un lugar de la ciudad y modifica el espacio urbano al plasmar una propuesta plástica que dialoga con los transeúntes. En este trabajo de recolección he utilizado la fotografía como prueba de la existencia de este tipo de manifestación artística y, a su vez, como documento histórico, ya que es un arte efímero que puede ser modificado y deteriorado por factores externos. Soy consciente de que estas intervenciones vulneran la propiedad –pública o privada– y de que de cierta manera es una lucha contra el orden establecido. Sin duda, es una falta contra las normas, y las grandes ciudades del mundo se gastan millones borrando este tipo de trabajo, que para muchos es vandálico. Pero las imágenes que hoy comparto con los lectores muestran trabajos elaborados que se
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Debemos reconocer en el arte urbano todo un juego de significantes y significados entre un emisor y un receptor, lo cual ha permitido un diálogo de carácter social. 16
sustentan por sí mismos y justifican su presentación en estas páginas. Las obras fotográficas que ilustran este escrito, algunas de las cuales han sido expuestas en varias salas nacionales, son una muestra de trabajos que deben ser reconocidos como un arte global y con historia, no como un arte tradicional, convencional y propio de las salas de los museos y del mundo del consumo capitalista, sino como un verdadero arte urbano que le alegra el día a la gente que vive la ciudad, amén de un grito de tinta contra el sistema. Diálogos urbanos es una investigación que actualmente estoy desarrollando motivada por la manera como nos comunicamos en la ciudad y por los distintos diálogos marginales que se dan en ella. Sigo caminando con mi cámara por la ciudad sin perder la curiosidad ni la capacidad de asombro.
Las vírgenes negras y Nuestra Señora de Montserrat María eugenia soldeVila* Entre las vírgenes negras veneradas en toda Europa hay aproximadamente treinta que no responden a ninguna explicación tradicional sobre el origen de su color. La teoría más razonable sostiene que estas imágenes son versiones cristianas de diosas paganas de la fertilidad y diosas de la madretierra, cuyas representaciones eran de color oscuro. La Virgen de Montserrat, visitada cada año por más de un millón de personas, es un buen ejemplo de este grupo de vírgenes negras. La explicación tradicional del color oscuro de la imagen sostiene que éste proviene de su exposición continua al fuego y al humo de los cirios, de los sahumerios y las velas. Sin duda alguna el humo ha contribuido a oscurecer la imagen, pero su color casi negro parece tener otro origen. En el presente se buscan otras razones, y la abadía de Montserrat acepta otras además de la del humo.1 Los autores Laplana y Maciá, por ejemplo, admiten que todavía no se ha encontrado una explicación satisfactoria para el color negro de la imagen.2 De hecho,
ya en el siglo XVIII, Fra Jaume de Villanueva sostenía que la imagen de la virgen no era negra a causa del humo sino que era originariamente de ese color: “La imagen es venerada por su antigüedad; el color oscuro de su cara y sus manos parece original; debe haber sido creada de ese color. No hay duda alguna de que ni el humo de las lámparas ubicadas a treinta palmas de la imagen, ni el incienso pueden haberla oscurecido”.3 Hoy muchos historiadores se inclinan a admitir que la imagen de Nuestra Señora de Montserrat y su color podrían estar relacionados con cultos precristianos. Uno de los más significativos y que apunta en esta dirección postula que en el año 187 existía en Montserrat un templo dedicado a Venus. Francisco Criarch asegura que este templo fue destruido en el 253 y en su lugar se erigió un templo dedicado a San Miguel,
* Licenciada y maestra en Artes Liberales (Magna Cum-Laude) Arte y Cultura Española Universidad de Georgetown, Washington, D.C 1 Soler y Canals, Josep M. Todo Montserrat. Barcelona: Editorial Escudo de oro, 1997, Pág 34. 2. Laplana, Josep y Teresa Maciá. Negra Sum, Iconografía de Santa María de Montserrat. Barcelona, Publicaciones de la Abadía de Montserrat, 1995. Pág. 52. 3. Villanueva fue un erudito que visitó el altar en el siglo XVIII. Estas anotaciones las publicó en su guía “Viaje por España”. Negra Sum, Iconografía de Santa María de Montserrat. Pág, 251.
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donde además se veneraba una virgen tallada en piedra oscura que fue escondida durante la invasión musulmana y encontrada nuevamente en 888.4 La imagen actual, de estilo Bizantino, podría ser del siglo XII y se desconoce su procedencia;
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solo se sabe que a finales de ese siglo ya estaba expuesta en el altar de Montserrat. Ean Begg, en su libro The Cult of the Black Virgin, argumenta que existen representaciones negras de Afrodita –la versión Griega de Ve-
nus– en Egipto y Creta.5 Por otro lado, hay una estrecha relación entre los atributos de la imagen hoy adorada en Montserrat y los de la Venus pagana. En efecto, Venus era idolatrada como la diosa del amor, la sexualidad y la fertilidad. La imagen de Montserrat es venerada como protectora de la fertilidad, el nacimiento y el matrimonio; “qui no es casa a Montserrat no esta ben casat” dice el refrán (quien no se casa en Montserrat no está bien casado). Es lógico, entonces, concluir que Nuestra Señora de Montserrat reúne todos los requisitos de las imágenes negras, que, según se cree, serían versiones cristianas de antiguas diosas paganas. Finalmente, es necesario mencionar que la poderosa espiritualidad de la imagen de Montserrat, con su figura alargada, su color oscuro y su actitud serena es conmovedora. Dice Ean Begg: “Cinco minutos de contemplación son suficientes para convencer al observador de que no se halla solamente frente a una imagen antigua, sino que también, y sobre todo, está frente a un gran poder espiritual, que mana de una antigua diosa, madre del nacimiento, la vida y la muerte.” 6 La fuerza espiritual que emana de esta imagen es tal que el visitante se va del santuario de Montserrat con el deseo de profundizar en el conocimiento de la imagen y del culto que se le profesa.
4. Criarch Fransesc. Montserrat, Disertación sobre Geología, Historia del Arte y la Celebre Montaña. Barcelona, 1916. Pág 7. 5. Ean Begg. The Cult of the Black Virgin. London: Viking Arkana, 1991. Pág. 55. 6. Ean Begg, Pág. 131.
¿Cómo pensar el cine colombiano? Paula Marcela Trujillo J.*
Ya es una realidad que existe el cine colombiano. La expresión “ya hay con quién, pero no cómo”, de Luis Alberto Álvarez, importante crítico de cine y fundador de Kinetoscopio, es un asunto, al parecer, superado. No son sólo unos directores los que hacen películas; ya hay unos técnicos, unos productores, unas empresas interesadas en la realización, unos incentivos, un cierto oficio y una legislación. En este sentido, hoy la pregunta es: ¿qué tipo de películas se están haciendo y qué películas deben hacerse? Ese es ahora el debate. Ya no nos preocupamos por el largo tiempo transcurrido sin que hubiere suficiente cine, sino que ahora es el asunto de la imagen el que prima (y no el de la imagen cinematográfica en su sentido estético). Es la imagen de Colombia en el exterior y lo que puedan pensar de nosotros los que ven nuestro cine (que no son muchos) lo que ahora nos ocupa. Este público tiene un bagaje tal que le permite contrastar lo que ve con lo que somos. Claro, si los que ven las películas colombianas son colombianos, la “pena ajena” los invade y piden a gritos cambiar de nacionalidad y renunciar
a su condición de compatriotas. Ese “quiénes somos”, por tanto, parece reclamar una suerte de “Colombia es pasión”, que lo único que hace es desdibujar la necesidad que ha existido siempre en algunos artistas de querer retratar su sociedad. Y no estamos hablando de realismo solamente. Se trata de artistas que preocupados de algún modo por su entorno quieren mediante el cine decirle algo al mundo. Igualmente, es comprensible que los realizadores no quieran profundidad temática ni psicológica, pues los noticieros nos obligan a ver una realidad que sin suficiente tiempo para ser pensada termina acumulándose de tal modo que cuando vemos algunas de esas realidades noticiosas en el cine creemos que ya está todo dicho y que ni la narración ni lo formal tienen el suficiente valor en estos filmes. Qué más podemos esperar: comedias que reproducen los esquemas televisivos. Es posible que en unas y otras esté contenida la tan cacareada identidad, y que
Ese “quiénes somos”, por tanto, parece reclamar una suerte de “Colombia es pasión” que lo único que hace es desdibujar la necesidad que ha existido siempre en algunos artistas de querer retratar su sociedad.
* Comunicadora Social, Docente Universitaria, Coordinadora Cine Cultura Fundación Hispanoamericana
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ni las unas ni las otras realmente representen lo que “somos”, pero son eso: expresiones de un tipo de realizador situado –en el sentido sociológico del término–, que se mueve en un campo, que posee unos intereses, que se rige por unas condiciones de producción y que, consciente de lo que finalmente va a reflejar su película o no, la hace motivado por una suerte de amor a lo auteur o por una lógica productiva que le permite plantearse un tema con el fin de lograr una plena conexión con el público, y en muchos casos, unas exenciones de impuestos. Sea cual sea la posibilidad en términos de producción, el cine es creación y no postura o fórmula alguna que determine un resultado. Siendo además tantas Colombias las existentes en este territorio “delimitado” hace apenas un siglo, diremos que es imposible pedirle al cine colombiano un solo modelo. Hacer cine con las características que sea y en las condiciones que sea es la tarea. Un cine-memoria intenso
y profundo temáticamente deberá ser la pretensión del Ministerio de Cultura y de los recursos públicos. Un cine “comercial” (si quisiéramos acuñar este término) de la producción industrial típica de Hollywood, con películas que busquen trabajar temática y formalmente unas posibilidades que le apuestan a un público amplio, es otra línea válida. Si se desea experimentación formal, son las universidades, las productoras independientes, el Ministerio, las coproducciones o las entidades internacionales las llamadas a financiar. Si queremos hacer televisión en cine, estas películas deberán ser financiadas por los canales privados y los empresarios. Puede ser posible recuperar la inversión en ciertas películas, aunque en nuestro contexto no hay muchos ejemplos de rentabilidad económica de nuestro cine en el mercado interno. Como puede verse, el panorama es complejo y tendría que desglosarse más para pensarlo mejor.
¿Cómo pensar el cine colombiano?
Las categorías para pensar el cine colombiano pasan por los siguientes criterios, los cuales podrían sustentar el debate. De entrada, habría que formular que sea cual fuere el cine colombiano que podamos y debamos hacer, todas las películas serán bienvenidas sin importar que no haya ni siquiera posibilidades justas de exhibición; el hecho de hacerlas ya es importante. La circulación es un problema grave; Incluso antes de la existencia de Focine, arrastra un problema económico. Competir con los criterios de programación de los dueños de las salas de exhibición
y poder negociar los términos de distribución del cine colombiano puede ser tan complicado como lograr el TLC o que éste pueda negociarse de manera equiparable con respecto a la cultura. De nuevo la cadena parece romperse, ya no por el lado del público –que era uno de los fantasmas de los noventa–, sino por el lado de la exhibición. La cuota de pantalla es todo un tema pospuesto, y aunque puedan diseñarse leyes y existan de hecho unos deberes y unas obligaciones de los empresarios cinematográficos con Focine, en Colombia aún faltan algunos pasos para completar el ciclo produccióndistribución-exhibición. Volviendo a las categorías para pensar el cine colombiano y estudiarlo, se proponen algunos aspectos que permitirán caracterizar cada película, cada realizador y las condiciones de producción. El ejercicio puede hacerse a manera de análisis textual (Aumont) de la obra como tal al realizar inferencias sobre las condiciones tras la película o al identificar mecanismos reales de producción y la trayectoria del realizador. Este último modelo aproximaría una lectura más directa de las realidades tras la creación. • El valor temático y el tratamiento. El punto no es cuestionar los temas sino pensar los modos como se tratan esos temas: nivel de documentación, elaboración discursiva, tono, género con el que se desea trabajar, entre otros. • El valor estético y las características formales. Sin un análisis formal y sin críticos, comentaristas o
periodistas que nos ayuden a comprender la naturaleza artística del cine, es difícil que el público que asiste al cine colombiano pueda caracterizar en su justa medida las pretensiones de cada película que se hace en nuestro país. • Condiciones de producción y pretensiones estéticas, económicas y públicos. Cada película se hace con un presupuesto que es, en la mayoría de los casos, ajustado. No obstante, cada realizador toma sus riesgos, y de acuerdo con el tratamiento temático y estético condiciona esos recursos. El productor no es aquí el “malo de la película”; es aquel soñador que junto con el director quiere ver materializadas unas ideas en imágenes. Según lo que se quiera en el plano estético y con un público ideal, se arranca la producción y se espera que todo se lleve a cabo según lo previsto. De este modo, nuestras películas se hacen prácticamente por fases y cada una toma un tiempo de suerte; en menos de tres años es difícil que pueda madurarse una buena película colombiana. Quisiéramos que el tiempo de ejecución de ese sueño en fotogramas fuera más rápido, pero los recursos, el tiempo y las condiciones para su creación son complicados. Es posible, pero no es fácil. La relación esperada entre el realizador, la película y el públi-
Un cine “comercial” (si quisiéramos acuñar este término) de la producción industrial típica de Hollywood, con películas que busquen trabajar temática y formalmente unas posibilidades que le apuestan a un público amplio, es otra línea válida.
co; las pretensiones del directorproductor con respecto al efecto narrativo, formal y económico; las condiciones de producción, el tipo de productora, la autonomía para la creación establecida por esos recursos y esa productora determinan la creación. De acuerdo con estas tres categorías de análisis podría hacerse un examen a nuestro cine, a su deber ser, a las potencialidades
que puedan establecerse a partir de tener claro que cada director, cada película, cada productora y cada espectador encuentra lo que busca. Claro, no hay nunca una única fórmula para llegar y el ideal sería tener una buena película desde lo artístico, con profundidad temática y que le llegue a un gran público. Esta pretensión no es siempre posible, pues el juego de variables para la creación es tan amplio y variado en su uso y función que ni aplicando bien la fórmula podría obtenerse el éxito. La invitación, en términos de análisis para cinéfilos y espectadores, es ver el cine colombiano e intentar comprender qué quiere plantearnos el director con su película, y según esta reflexión aceptar la naturaleza del filme propuesto, –cualquiera que ésta sea–, pues de lo que se trata es de hacer cine, potenciar una industria, hacer obra en el caso de los realizadores que apuestan por un estilo y un desarrollo temático y llegarle al público previsto; no a todo el público, porque son pocos los que desean ser cómplices de la magia de esa pantalla oscura que puede ser arte o entretenimiento. Bienvenidos al cine colombiano, que será lo que queramos que sea y que deberá seguir siendo lo más heterogéneo posible para que pueda recoger ese somos diverso, contradictorio, ambivalente y complejo. No somos una sola Colombia, y esa que somos debe estar en imágenes, sea la realidad habitual noticiosa transformada en narración, la existencia cotidiana rural o urbana o la reflexión existencial-filosófica.
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A propósito de los veinte años de la Constitución de 1991 Diego León Gómez Martínez*
Dedicado al profesor Ricardo Zuluaga, a quien debo las palabras históricas aquí expresadas. Hablar de los veinte años de una Constitución es, sin duda, reflexionar sobre un proceso que involucra los ámbitos político, jurídico, económico y social de una nación. En el caso colombiano es preguntarse por un proceso de alteraciones, por un desarrollo histórico discontinuo entre los anhelos de paz y los gritos heridos de una violencia inconclusa; entre la marginación de las minorías y las pretensiones homogenizantes de las mayorías; entre las luchas contrahegemónicas en pro de los derechos humanos y sus constantes y flagrantes violaciones. Es decir, los contornos internos del discurso histórico constitucional colombiano son un sistema de alteraciones de lo que ha sido nuestra violenta realidad nacional. Al pensar en este proceso es imprescindible rememorar sus an-
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tecedentes más próximos en aras de contextualizar el planteamiento. En Colombia, a propósito del bicentenario de la independencia, podemos hablar hoy de 200 años de constitucionalismo, que nos ha dejado un legado inmenso y que ha puesto en evidencia una característica fundamental: el fenómeno constitucional colombiano es volátil1, es decir, el proceso de arquitectura constitucional en Colombia adolece de una constante llamada reformismo o sustitución del texto fundamental,
lo cual no ha permitido que se consolide un proyecto constitucional. A manera de referencia, podemos rastrear dos grandes bloques de documentos determinantes a la hora de hablar de historia constitucional. Por ejemplo, las Constituciones provinciales de comienzos del siglo XIX2 y las Constitucionales Políticas na-
* Abogado summa cum laude de la Facultad de Derecho de la Universidad Santiago de Cali. Profesor e investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Santiago de Cali y de la Universidad Cooperativa de Colombia. Actualmente cursa estudios de Maestría en Derecho con énfasis en Derecho Público en la Universidad Santiago de Cali. 1 Quinche Ramírez Manuel Fernando, Derecho constitucional colombiano de la carta de 1991 y sus reformas, tercera edición, Universidad del Rosario, Bogotá, 2009, página 33. 2 Las Provincias Unidas de la Nueva Granada del 27 noviembre de 1811; la Constitución Monárquica de Cundinamarca de 1811; la Constitución Republicana de Cundinamarca de 1812; la revisión de la Constitución de Cundinamarca 1815; la Constitución de la República de Tunja de 1811; las Constituciones de Antioquia de 1812 y 1815; la Constitución de Cartagena de Indias de 1812; las ciudades confederadas del Valle del Cauca de 1811; la Constitución de Popayán de 1814; el Reglamento para el gobierno provisorio de la provincia de Pamplona de 1815; la Constitución de Mariquita de 1815 y la Constitución de Neiva de 1815.
cionales del siglo XIX3, entre ellas la de 1886. Esta Constitución es, como se sabe, el referente más próximo a la de 1991. La Carta de 1886 se prolongó en su existencia por 105 años durante los cuales (por supuesto) no hubo estabilidad constitucional, ya que “este texto fue objeto de 67 reformas”4, lo que prueba el fenómeno de la volatilidad, también presente en la carta fundamental de 1991, la única constitución colombiana expedida en el siglo XX. La Constitución Política de 1991 compuesta por 380 artículos permanentes y 60 transitorios tiene una historia muy particular y profundamente democrática. Esta Constitución no fue creada por los sectores tradicionales (militares, políticos, nobles señores), sino que fue configurada según las ideas plurales de intelectuales, estudiantes, líderes sociales, sindicalistas, indígenas, afrocolombianos y comunidades religiosas, miembros activos de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), organismo que históricamente se puede calificar como el más participativo de cuantos han existido en Colombia hasta ahora. La historia de la ANC, que tuvo como fruto la Constitución de 1991, se desarrolló entre los años de 1986 y 1990 durante la presidencia de Virgilio Barco Vargas, quien antes había intentado una reforma constitucional motivado por los actos de violencia que por ese entonces sufría la nación5. Esta reforma a la Carta
de 1886 propuesta por el ejecutivo fue tramitada en el Congreso con relativo éxito; sin embargo, sería retirada por el mismo presidente al percatarse de que el proceso estaba siendo manipulado por el narcotráfico6. Este periodo presidencial estuvo marcado por una cruenta ola de violencia con hechos cuyo recuerdo hoy nos estremece7. Motivados por estos violentos hechos, un grupo de estudiantes se manifestó el 25 de agosto de 1989 en una marcha que se denominó “la marcha del silencio” de la cual surgió el movimiento “Todavía podemos salvar a Colombia”, que dio nacimiento a la idea de incluir una “séptima papeleta”8 para las
elecciones programadas el 11 de marzo 1990. En aquella séptima papeleta se le preguntaría al electorado sobre la posibilidad de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente para cambiar la Constitución vigente. Teniendo en cuenta que tal procedimiento no estaba considerado en la Constitución de 1886 y que el artículo 218 prohibía cualquier procedimiento no estipulado, los miembros del movimiento elevaron una consulta al Registrador Nacional del Estado Civil, quien conceptuó positivamente sobre el asunto. No obstante, la propuesta de la ANC al parecer contravenía el artículo 218. Sin embargo, el presidente Barco al
3 Constitución de la República de Colombia de 1821; Constitución Política de la República de Colombia de 1830; Constitución del Estado de Nueva Granada de 1831; Constitución de la República de Nueva Granada de 1843; Constitución de la República de la Nueva Granada de 1853; Constitución de la Confederación Granadina de 1958; Constitución de los Estados Unidos de Colombia de 1863; Constitución Política de la República de Colombia de 1886. 4 Quinche Ramírez, Manuel Fernando. O.p cit., página 40. 5 Quinche Ramírez, Manuel Fernando. O.p cit., página 51. 6 Ibidem, pág. 52. 7 “[…] el país asistió a episodios de violencia de toda clase e intensidad, los que incluyeron, entre otros sucesos, el asesinato de cuatro candidatos presidenciales (Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro León-Gómez y Luis Carlos Galán Sarmiento); la muerte sistemática y progresiva de miembros de la Policía Nacional; la explosión sucesiva de bombas en las principales ciudades del país […]”. Ibidem 8 Recuérdese que se denominó Séptima Papeleta, debido a que para aquel 11 de marzo de 1990 se harían las elecciones de alcaldes, gobernadores, concejales, diputados, senadores y representantes, lo que se llevaría a cabo con seis papeletas, las séptima, entonces, sería la de la pregunta por la Asamblea Nacional Constituyente.
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considerar la tesis del poder soberano de la voluntad del constituyente primario (pueblo) expresada en las elecciones, dictó el Decreto Legislativo 927 de 1990 por medio del cual convocó al pueblo a pronunciarse de nuevo a favor o en contra de la convocatoria a la ANC en las elecciones presidenciales. El Decreto fue constitucionalmente avalado por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia9. Realizadas las elecciones presidenciales que tuvieron como ganador a César Gaviria Trujillo, se iniciaron los acuerdos para lo que iba a hacer la ANC, los cuales se concretaron con la expedición del Decreto Legislativo 1926 de 1990, también revisado por la Sala Constitucional del Corte Suprema de Justicia, organismo que avaló casi todo su contenido salvo algunos puntos que limitaban el poder decisorio de la ANC. Así, la ANC fue una realidad y nació la Constitución Política de 1991. La Carta Fundamental de 1991 es una de las Constituciones más progresistas desde el punto de vista de la participación de-
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mocrática. La norma de normas se constituyó en estos 20 años en la piedra angular de las garantías humanas por las que grupos minoritarios han luchado durante años. En general, ha sido un documento normativo pronto a obrar en defensa de los derechos humanos, en la lucha contra su trasgresión y contra la opresión. En este sentido, la Constitución de 1991 ha sido un instrumento de acción política contra los poderes hegemónicos en el campo financiero, de la salud y hasta en el político, pues dotó a los ciudadanos de diversas acciones procesales para la salvaguarda de sus derechos: acción de tutela, acción popular y acción de grupo, aunque esto no ha sido suficiente.
La actual Constitución tampoco ha sido ajena al síndrome del reformismo. En estos veinte años ha sufrido 28 reformas que, en términos generales, han desnaturalizado la voluntad del constituyente primario; por ejemplo, el Acto Legislativo 02 de 2004 que introdujo la reelección presidencial. Esta reforma en particular ha sido una de las más lesivas pues desestructuró el proyecto político concebido en la ACN y desestabilizó el sistema de pesos y contrapesos, cuya consistencia garantizaba la democracia en términos de control político y equilibrio del poder. Esta reforma es una de las que más daño le ha hecho a la Carta de 1991, además de haber sumido a la nación en […] un proyecto político autoritario, de presidencialismo mesiánico, cuyas estrategias básicas (el nacionalismo militarista, el neoliberalismo económico, el cesarismo político, el clientelismo burocrático y presupuestario, el conservadurismo cultural y educativo, la demagogia patriarcal y el reeleccionismo) obligan a caracterizarlo como nacionalpopulismo de derecha10. No obstante el vicio reformador de la política colombiana y aquellas reformas que han desnaturalizado la Carta fundamental de 1991, en su parte dogmática o filosófica sigue siendo una valiosa herramienta a la hora de luchar por los derechos humanos. Pero una constitución solo podrá ser aplicada eficazmente en la sociedad cuando interiorice en su concepción cultural y política el respeto absoluto por los pactos elevados a la grandeza de un texto constitucional.
9 Quinche Ramírez, Manuel Fernando. Op. cit., página 54. 10 Valencia Villa, Hernando. Cartas de Batalla, primera edición, Ed. Panamericana, Bogotá, 2010, Página 21.
Campos de trigo Campos de trigo de mi tierra España, en la meseta castellana abundan y reverdecen cada temporada. Al contemplarlos vienen a mi memoria recuerdos de una feliz infancia ya casi olvidada, cuando en ellos jugaba y el trigo cortaba, uniendo sus espigas para hacer guirnaldas, que colgaba de mi cuello imaginando eran perlas doradas y tejía coronas para adornar mi pelo, sintiéndome reina de todo y princesa de nada. Hacía ramos para llevar a casa y ver cómo el tiempo día a día los secaba, cómo la distancia intenta secar los sentimientos que me unen a esa mi tierra castellana. Esos trigales que el viento mece con tanta gracia, se grabaron en la memoria que muy dentro de mí descansa y a pesar del tiempo a pesar de estar tan lejos, hacen parte de los recuerdos del ayer que muy cercanos están a mi alma y hoy mi corazón reclama. Loly García
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La pintura como una mística Daniel de Campos de Campos
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Como se sabe, los detalles biográficos pueden aportar significados específicos a la imagen, puesto que buena parte de la sensibilidad de cada artista radica en la estructura mental dada por el hecho de pertenecer a un lugar y a una cultura y por tener unos ancestros y una historia. Tengo que empezar diciendo que mi pintura está dentro de la tradición del arte español, país rico en arte, y tierra fértil de artistas; no en vano me formé e hice el doctorado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, una academia que sigue en sus enseñanzas la tradición del arte español que arranca con Velázquez, continúa con Goya y Picasso y enlaza con el informalismo actual. Además de estas enseñanzas, mi pintura tiene influencias del colorido y las formas precolombinas debido a mi estadía primero en Nicaragua, luego en Chile y desde el 2008 en Colombia. La pintura que realizo la puedo clasificar en pintura de paisajes, pintura de bodegones, composiciones y últimas creaciones. En todas estas clasificaciones hay un denominador común: el de la creación. En la academia nos enseñaron a plasmar en el cuadro ese innegable estado natural de creación y todos sus elementos, de modo que en el lienzo, por encima de las más depuradas técnicas del color y de su intrínseco valor cromático, logremos ese transmitir lenguaje sentimental que nos habla con elocuencia al corazón, y que el cuadro nos motive emociones y nos sugiera armonía y sublime paz.
Trato de utilizar la pintura como una mística. Malraux decía que “hay otro mundo que no es, en absoluto, el que se puede ver; y la unión con ese otro mundo –como la plegaria para el místico– es la pintura”. Trato de utilizarla como una mística, como un camino de estrecha unión con la verdad más honda, la que nos religa al mundo (o sea, la que nos hace religiosos con el universo). Así, los cuadros Bodegón homenaje a Baco y Reflejos atmosféricos de feria tienen en su sintetismo su razón geométrica, y en su despojo formal y compositivo, lo que quiero expresar con la pintura. El proceso de creación de un cuadro para mí empieza con la elaboración de mis propias pinturas y con la preparación del soporte. Este proceso lo divido en dos partes: una en la que trato de crear una superficie rica y variada sobre la cual empezar a trabajar, y una segunda a la que podemos denominar pintura directa, aunque las dos tienen su importancia y la una informa a la otra. Aprovecho siempre lo anteriormente pintado y gracias a un continuo poner y quitar es como logro una “cama” sobre la que después aplico una pintura más o menos directa. A medida que voy haciendo la obra corrijo con veladuras y diluidos hasta ir modelando el color, la forma y la luz. Según el tema, si necesito crear una sensación muy atmosférica, el soporte lo trabajo con veladuras muy finas y etéreas
masas de empaste. Si por el contrario, lo que pretendo es representar un tema sólido y rotundo, pinto desde un primer momento con materiales más cargados.
Paisaje
Baudelaire decía: “La imaginación hace al paisaje, y el paisajista que en su obra únicamente transmite datos de la naturaleza es como alguien que se cree poeta por estar copiando palabras del diccionario”. La imaginación en mi caso está basada en el conocimiento y la experiencia visual de los paisajes de La Mancha y la sabana. En aquel paisaje son los ocres y amarillos; en este, los verdes. Como dice el poeta Aurelio Arturo: “El verde es de todos los colores”. Busco, por tanto, en el paisaje la razón profunda, más allá de los datos de su consideración universal y de su topografía. Utilizo el color con fuerte carga de materia dada en el lienzo con pinceles, espátulas y rodillos. Trato que las obras tengan ricos empastes y que sean densas en materia, pero también concibo obras en las que la capa de la pintura es inapreciable y obtengo de esta manera extrañas sombras que se conjugan con el misterio y el embrujo del cuadro.
Bodegones
Los bodegones que pinto no tienen que ver con la mimesis o copia de la realidad. Copia que como escribía Vicente Carduccho en 1633 en su libro Diálogos de la pintura sólo puede producir “cuadros de bodegones con bajos y valísimos pensamientos”. En los bodegones introduzco nuevos espacios y planos, y juego con perspectivas invertidas y paisajes. Plasmo el viejo e
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Daniel de Campos en diálogo con alumnos del Colegio Hispanoamericano
inagotable diálogo entre la realidad y la ficción y no tomo las cosas como son sino como las recuerdo en algún instante remoto y esencial de mi vida.
Composiciones
Trato de que mis composiciones sean de colorido intenso, que estén elaboradas y dotadas de un notable carácter constructivo para que produzcan un fuerte impacto. Así, en el cuadro Poemas de feria una niña de perfil situada en el extremo izquierdo observa la silueta de un caballo de madera que está en el extremo opuesto. Entre ellos dos se hace insalvable la distancia, pues una serie de planos de distintos colores los separa como si entre ellos dos ya mediara el tiempo. El cuadro trata del final de la infancia, justo ese momento en que se convierte en una fantasmagoría. Lo concreto y lo abstracto conviven en perfecta armonía en una dolorosa pavana de contradicción de términos.
Últimas creaciones
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En las obras realizadas a partir del 2010, como La Pola y Maternidad, busco plasmar un concepto
nuevo e innovador. Esta técnica se debe, en parte, a tener bien aprendido el oficio: aguadas sobre óleo, a la inversa de como se hacía y se hace tradicionalmente. Con ella intento moldear un concepto más amplio de representación y de dar forma a las figuras defendiendo una cierta fantasía naturalística y deslizante entre lo figurativo, lo geométrico y lo abstracto. Trato, por tanto, de concretar una idea más ambigua de lo figurativo , en la que los elementos icónicos –más o menos explícitos– dialoguen con las formas puramente geométricas y racionales, hasta el punto de que “figurativo” no sea en estas obras lo que “es”, la representación, sino también lo que “sirve de” representación. Los problemas del espacio más complejo están aquí están presentes y vivos. La urgencia de una pintura que quiere ser sólo pintura, pintura no “de género”, pintura suficiente. En estas últimas creaciones la forma de componer me permite entrecortar, subdividir y organizar los motivos del cuadro de una mejor manera para lo que quiero expresar.
ÓMAR RAYO Miguel gonzÁlez*
Ómar Rayo murió el 7 de junio de 2010 de una falla cardiaca. En el momento de su fallecimiento se exhibía en el museo que lleva su nombre y que guarda una colección de dibujo y grabado latinoamericano medio centenar de pinturas. Dicha serie fue la última realizada a lo largo del 2009 y se inauguró cuando el museo cumplió 29 años de existencia, el 20 de enero del 2010, cuatro meses antes de la muerte de Rayo. Este último proyecto era la resolución
de un juego de luces y sombras con colores dominantes, como el rojo, el negro, el blanco y el gris. Su técnica seguía siendo impecable y la factura no revelaba que su autor tuviera 81 años; la construyó en grandes y medianos formatos y utilizó acrílico y lienzo como soportes. Rayo había sido especialmente fructífero durante los nueve primeros años de la década del nuevo milenio. Produjo nutridas series, de variados colores, como Criaturas
* Curador del Museo Rayo y el Museo la Tertulia
Abisales, Semillas del Sol, Corteza del Arco Iris, Crisálida del Arrebol, Mullida Huella del Viento, Los juguetes de Mateo y su producción final Tizón, fósil de fuego. En ellas el blanco y el negro son la base propicia para abordar problemas cromáticos: amarillo, tono dominante en el conjunto dedicado al astro llameante; los seres abisales se ofrecen en aguamarina o azul petróleo; los juguetes de su nieto lo llevaron a realizar su último conjunto de tonos luminosos y variados: rojo, verde, amarillo,
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Crisálida del arrebol XVIII, 2004 Acrílico sobre lienzo 100 x 132 cm
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azul y naranja, que junto al blanco, al gris y al negro exaltaban la idea de una lúdica centrada en la sugestión retiniana. El artista había nacido en Roldanillo, una apartada población al norte del Valle del Cauca en 1928; seguramente esa fue la razón más poderosa para gestar la idea de un museo que finalmente se inauguró el 20 de enero de 1981 y que ahora celebra sus primeros 30 años con una retrospectiva de su obra, que comprende desde la etapa formativa que se remonta a 1947 cuando comenzó su carrera como caricaturista e introdujo una modalidad muy original dentro del género que él bautizó como Maderismo. Efectivamente, los rostros de políticos y artistas fueron sometidos a un tratamiento especial que los
revelaba armados a partir de varios leños. Su propuesta también indagó en la pintura metafísica y en las estilizaciones y grandes espacios del surrealismo. Los trabajos realizados bajo esos parámetros se conocen como bejuquistas. Rayo emprende un viaje en 1954 por países del continente: Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Uruguay y Brasil. La geometría, sinónimo de modernidad, se fue apoderando de todos sus argumentos y terrenos. Como consecuencia, realizó una larga serie con indígenas y animales que conforma el conjunto de esa travesía: Vía Sur. Después de regresar a Colombia, emprende en 1959 el viaje a México. La estadía en ese país, conocido en el mundo del arte por el muralismo, transformaría su vocabulario visual de manera definitiva. Su pintura se volvería abstracto-geométrica y descubriría el grabado como un vehículo expresivo independiente. A propósito de esta segunda modalidad, en el museo de Roldanillo se abrió una sala dedicada a contar la historia de Rayo y de sus famosos intaglios que nacieron en su taller mexicano. El artista usó objetos reales y los frotó para obtener de esta manera relieves que mediante su propia sombra y volumen revelaban su existencia. Los argumentos de la vida cotidiana abordados por Ómar Rayo lo hicieron partícipe de una estética que la década del sesenta hizo suya: el pop-art. Él es un referente singular de esos presupuestos. Otro aporte es la particularidad de su pintura, que adquirió un carácter especial cuando el artista se trasladó a Nueva York en 1960. Allí pintó durante los primeros
años obras racionalistas de corte constructivo y de contornos precisos: el rigor y la sobriedad eran su meta. Estas obras serán la génesis de sus trabajos sombreados que se establecen en ese decenio y que insertaron su propuesta dentro del arte óptico, otra de las opciones de esos años signados por la guerra del Vietnam, la marihuana, el ácido, la minifalda, el rock, la psicodelia y la revolución cubana. Nueva York era una ciudad palpitante y en ella Ómar Rayo produjo una pintura vibracionista, sugestiva, articulada con el momento cambiante y relativo que se vivía. Las bandas entretejidas y sombreadas se convirtieron en la propuesta emblemática del artista. Con ellas no solo realizó obras rectangulares y cuadradas, sino que fue capaz de proponer bastidores multiformes y de adosar objetos a estas pinturas para que reanimaran sus argumentos en torno a lo cotidiano y lo citadino. La carrera de Ómar Rayo se estableció internacionalmente en la década del sesenta. Durante dicho decenio realizó 36 exhibiciones individuales y participó en muestras colectivas en un amplio espectro de capitales, como México D.F., Boston, Filadelfia, Nueva York, Washington, Madrid, Roma, Berna, Tokyo, Santiago, Nagoya, Ginebra, Ljubljala, San Juan, Chicago, Quito, San Diego, Jerusalén, Long Beach y Londres, además de hacer parte en los certámenes colombianos como el Salón Nacional en Bogotá, la Bienal de Arte de Coltejer en Medellín y los Salones latinoamericanos en Cali. En ese lapso se hizo acreedor de seis reconocimientos internacionales.
Semilla del Sol LIX, 2002 Acrílico sobre lienzo 90 x 126 cm
En los años setenta realizó 54 exposiciones individuales en Estados Unidos y Latinoamérica. Al tiempo, sus trabajos se incorporaron a muestras grupales en Cracovia, Osaka, Lima, Honolulú, París, Buenos Aires, Nueva York, Barcelona, Río de Janeiro, Caracas y Miami. Recibió seis reconocimientos entre los que se destacan el Premio Internacional en la Bienal de Sao Paulo y la Beca Guggenheim. En las dos últimas décadas del siglo XX su prestigio se
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Muy muiname III, 1995, acrílico sobre lienzo 100 x 100 cm
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consolidó no solo merced a las 65 muestras personales que realizó en 1980 y al premio Berni en la Bienal de La Habana de 1984, sino por las retrospectivas y antologías que se hicieron de sus pinturas y de su obra gráfica. La bibliografía sobre su obra aumenta y no solo se cita en los textos sobre historia del arte colombiano y latinoamericano, sino que se producen numerosos libros y monografías sobre su trabajo y personalidad. Rayo escribió sus pensamientos, que aparecieron impresos en varios textos. Diseñó carteles, libros y catálogos, tomó y exhibió fotografías, produjo esculturas para espacios interiores
y también obras monumentales para lugares públicos. Trabajó como gestor cultural en su propio museo e ideó vallas con obras de artistas latinoamericanos para la carretera que conduce de Zarzal a Roldanillo. Gestionó la colección de dibujo y grabado latinoamericano que constituye el acervo del museo que lleva su nombre; pudo vivir alternadamente entre Nueva York y su ciudad natal y atender todos los viajes que su carrera demandaba y que lo llevaron a lugares tan apartados como Beijin y Sidney. A lo largo de su carrera Rayo se inspiró en la historia del arte, en la literatura y en la música. También se remitió a la producción precolombina, en la cual encontró los orígenes de su propia geometría. Hizo series en homenaje a esas civilizaciones y a las comunidades todavía existentes. También dedicó grupos de obras a su esposa, la poeta Águeda Pizarro, y a su única hija, Sara. Igualmente se dejó impresionar por los fenómenos de la naturaleza; los títulos de sus últimas obras así lo confirman. Ómar Rayo fue un profesional destacado y brillante que hizo parte de una generación de artistas latinoamericanos con similares intereses. Entre ellos pudo diferenciarse y aportar. Algo similar sucedería con artistas nacionales como Alejandro Obregón, Edgar Negret, Enrique Grau, David Manzur, Hernando Tejada, Eduardo Ramírez Villamizar, Lucy Tejada y Fernando Botero, todos contemporáneos suyos. Ómar Rayo es un referente del arte colombiano del siglo XX en cuya segunda mitad pudo encontrar el estilo que hoy lo singulariza.
Reseña de El cuento de la visita María José Ramírez Hoyos*
n pues aú güenza, r e v la a la s e a e n la a b a jo d e s t u v ie r cabeza a s la lo n cenL o c s … Yo u e s t ro a Va r g a n io o r d a n M a it e x is t ía . r e ía q u e m b r e , im no me c o que yo o mi no d d n n ie ie b a ic s abía asa d nces, yo h a b u e la y is to de mi c n b E i “ m : r la ndo con ena cociezó a hab t o , h a b la ario emp o muy bu r e M p y , s d o a ll d ne motivo con e ujer ya co maga. El Me senté . m .. a s á n u m s e usted e mas tales able y ad oído que ia formid algunos te r e o d m r e e b m a ndo, y una sito s y escribie nera, con que nece to s s e e í e u u q q a o ...” sencia ra un libr esusadas de mi pre egros pa s raras, d n e s s a lo fr y y r s líva r de receta como Bo taría sabe s u g e m también
* Alumna grado 10A Colegio Hipanoamericano
Usted dudará de lo que le hablo y cuento pero la idea simplemente fluyó a medida que pasaba el tiempo. Mi profesora Marga nos anunció la convocatoria y al principio dudé de participar. Después de un corto razonamiento levanté mi mano y me inscribí. El cuento debía ser sobre Mario Vargas Llosa y el Premio Nobel de Literatura o sobre el Bicentenario. No tenía idea alguna sobre cuál escribir. A Mario lo relacionaba con un escritor de talla mundial cuya obra había leído poco –solo algunas reseñas que había hecho sobre otros libros–, a pesar de que había muchas obras suyas en mi casa. El bicentenario me parecía un tema muy usado y no me inspiraba mayor cosa. Siempre me ha gustado leer y escribir, sobre todo acerca del amor. Podría escribir un cuento tipo Pocahontas. Llegué a mi casa y me puse manos a la obra, pero no funcionó. Analicé más sobre el Bicentenario y caí en la cuenta de un elemento muy importante: los esclavos. A pesar de haber sido traídos a la fuerza con el propósito de explotarlos no perdieron su espíritu alegre. Además, el hecho de que en las guerras de independencia lucharon no solo por ellos sino
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también por sus amos criollos siempre me atrajo. Por otro lado, me encanta la forma de hablar de sus descendientes y me encanta imitarlos. Pero no quería escoger entre alguno de los dos temas, así que ¿por qué no hacer una mezcla de los dos? Los días pasaron y fluían las ideas pero aún sentía que no era el momento de ponerlas sobre el papel. Finalmente, una de las pocas tardes libres que tuve la pasé investigando sobre ambas materias y poco a poco la idea fue tomando forma. Durante una visita, Damaris (uno de los personajes) le narraría a un visitante acerca de la presencia de los “españolastros” siglos atrás. Pero la historia necesitaba más “sabor”; no me gustaba mucho la idea de que fuera puramente historia y luego una mera celebración por un premio grande. Quería adornar dos acontecimientos importantes con tradiciones propias del lugar donde vivo, las cuales no son nada aburridas. Pensé en mis abuelos, en las personas que escucho en las calles, en mis amigos; recordé anécdotas de esas que se cuentan en las reuniones y de las que uno siempre termina riéndose igual. Trabajé mucho la memoria recordando algunos dichos y preguntando por otros. Los días pasaron y yo quitaba y añadía letras. Además de divertirme escribiendo, también aprendí mucho. Leí sobre la esclavitud y la relación de Bolívar con los negros. Encontré a la negra Hipólita y me pareció un personaje que no podía ignorar. Por otro lado, aprendí bastante de cocina cuando buscaba recetas para hacer el cuento aún más didáctico. Y me dieron ganas de leer mucho más sobre Mario Vargas Llosa.
Ganadora del Concurso Literario para alumnos de Centros de Convenio del Ministerio de Educación de España El personaje de Damaris nació de una mezcla de diversas personas que he conocido en mi vida. Lo fui formando poco a poco hasta que me llevó a terminar el cuento. Si a Mayerly le gustaba tanto la sonrisa blanca de Mario, ¿por qué no debería él sonreír al final? En el proceso no pensé mucho en la estructura, es decir, no me fijé mucho en el “inicio-desenlancefin”, sino que la idea era contar una historia dentro de una historia y no tendría por qué terminar en “un final feliz” o en “un final triste”. Sencillamente quería retratar un momento ficticio sobre un personaje igualmente falso en el cual se narran diferentes historias reales para un libro que piensa escribir un distinguido escritor y el final podría ser un final muy real y cotidiano. Me metí en el personaje de Mayerly y busqué una forma de expresar correctamente lo que ella sentiría, pero tampoco quería obstruir los otros aspectos por la emoción de conocer a un ídolo. Después de muchas correcciones y de satisfacciones e insatisfacciones llegó el momento de entregarlo. Antes de hacerlo se lo pasé a mis papás para que lo leyeran. Me hicieron sentir muy bien sus sonrisas aprobatorias y al
día siguiente lo entregué con más confianza. A la profesora le gustó mucho y cuando me lo devolvió corregí los errores que ella me hizo notar, como la ortografía y la utilización del lenguaje,especialmente de Damaris pues era una señora vieja y en el borrador utilizaba tres maneras de dirigirse a los demás: usted, tú y vos; también tuve que encontrar modismos que fueran más entendibles. Luego fue la entrega final y yo no esperaba nada. Me había divertido haciéndolo y ello me había fascinado. Además, las personas a las que les había mostrado el cuento me habían felicitado y me decían que debía ser escritora. Y a pesar de que me parecían exagerados, sus halagos los recibí como un reconocimiento. Pasó más o menos un mes y a mí se me había olvidado la fecha en que anunciarían al ganador. Un martes de abril la profesora me dijo que al día siguiente lo harían. Llegó el miércoles y cuando me levanté por la mañana tuve la sensación de que sería un mal día y ni me acordé del premio. Durante mi primera clase Marga entró al salón y anunció que el cuento ganador era El cuento de la visita. Pensé que había oído mal y que había quedado en segundo lugar. Pero no era así, y lo único que hice fue sonreír y repetirme: “¿en serio?” Mis amigas me decían que saltara, pero de la emoción no podía ni mover mis pies. Les avisé a mis papás y parecían más felices que yo. De inmediato regaron la noticia. Todavía no me lo creo y aún sigo pensando qué quitarle y qué ponerle al cuento aunque he decidido dejarlo tal y como está.
Una egresada en las tablas de Barcelona MarTa rodríguez Nací en Barcelona en el invierno de 1982. Al poco tiempo mi familia se traslada a vivir a Colombia. A los cuatro años de edad entro a estudiar en el Colegio Hipanoamericano de Cali, en donde transcurre toda mi infancia y adolescencia. Allí conozco a Diego Ramírez, uno de mis primeros profesores de teatro, con quien tuve la oportunidad de participar en el Tercer Festival Juvenil de Teatro que se celebraba por aquel entonces (1997) en el Teatro Jorge Isaacs con la obra Las Criadas de Jean Genet. Fue una gran experiencia y guardo un grato recuerdo de aquellos tiempos. Recuerdo también los encuentros culturales con El Oráculo, que organizaba Oscar Ruiz, y el viaje excursionista que organizamos para asistir al Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá. Paralelamente a mis estudios escolares en Colombia, realicé cursos de interpretación en el Instituto Departamental de Bellas Artes durante los cuales realizamos el montaje de Los tres hermanos Chinos, dirigido por Diego Montoya. En el año 2000 después de graduarme de bachiller me traslado a España. Ese mismo año inicio mis estudios de interpretación en el Col-legi del Teatre de Barcelona. Durante los tres años que duraron mis estudios tuve la oportunidad de formarme con unos buenos profesionales del mundo teatral, de compartir experiencias y de crear lazos que hoy por hoy siguen vigentes. Durante esta época complemento mi aprendizaje asistiendo a cursos de
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Aikido y Akitaisó (gimnástica tradicional japonesa) con Jordi Arús, así como también a adiestramiento intensivo en Clown bajo la dirección del actor, pedagogo y director de escena polaco Peter Gadish. Después de finalizados mis estudios de interpretación inicio un curso de dos años en danza contemporánea, en la escuela AREA de Barcelona. Durante este periodo aprovecho para investigar más a fondo la mecánica del cuerpo, sus posibilidades de movimiento, el equilibrio y demás aspectos que me ayudaron a comprender el cuerpo del actor. En el 2005, tras superar las pruebas de acceso entro a estudiar dirección de escena en el Institut del Teatre de Barcelona, donde tengo la oportunidad de formarme con directores y actores de gran trayectoria en el teatro catalán y de afianzar mis conocimientos. Allí me adentro en todos los campos que son necesarios para la creación de una obra de teatro: escenografía, vestuario, iluminación, interpretación y dirección. En el 2007 realizo una asistencia de dirección (prácticas del institut) en el montaje Que va passar quan Nora va deixar al seu Home de Elfriede Jelinek, dirigido por Carme Portacelli.
En el 2008 se me otorga una beca del Institut del Teatre para realizar un curso de dramaturgia en San Miniato (Italia), oportunidad única de llevar a cabo un intercambio cultural con otros países europeos. Ese mismo año viajo a Lyon (Francia) con la obra Medea Material de Heiner Müller, interpretada por la actriz Munsta Alcañiz, con el fin de participar en los Reencontres theâtrale, en representación del Institut del Teatre dentro del proyecto cultural de la comisión europea. En el 2010 colaboro con la creación El Drama del desencantado, dirigido por Rene Baker; obra basada en un texto del mismo nombre de Gabriel García Márquez. En el 2011, tras el montaje de Vermell, Negre i Ignorant del autor inglés Edward Bond, nace la compañía Argos Teatre de la cual soy fundadora. Actualmente con la colaboración del coreógrafo Juan Carlo Castillo me encuentro produciendo la obra Cronopios, basada en textos de Julio Cotázar, en la que actúo y la cual dirijo. También estoy preparando Cabaret Karl Valentin con la compañía Argos Teatre.
En
, otro ex alumno del Hispanoamericano
“Hay que ir por los sueños, crearles el ambiente para que se hagan realizables” Orlando Ayala, destacado ejecutivo de la firma Microsoft, confirma lo importante que es entender que para todo hay un camino, que muchas veces este no es fácil, y que las satisfacciones las da el camino en sí. Como vicepresidente de mercados emergentes en Microsoft, Orlando Ayala está dedicado a ayudar a desarrollar infraestructura, programas educativos y aptitudes en cuanto a recursos humanos. Egresado del Hispanoamericano, que recuerda la salsa y al Deportivo Cali como parte de su
cultura vallecaucana, es un obsesivo del tema de la educación; en entrevista concedida a la Revista Carrusel del periódico El Tiempo, el año pasado, afirma que “la capacidad más importante de un ser humano es estar aprendiendo constantemente de otros y de la situación que está viviendo…. sentir que las cosas no están claras ni seguras es un buen sentimiento; indica que se abren las puertas a algo nuevo que puedes aprender”. Como muchos jóvenes, a los diecisiete años Orlando escogió la carrera de administración de sistemas un poco al azar, sin tener claro qué quería ser en la vida. Soñaba con ser piloto, pero la economía familiar no permitió pagar sus estudios; después, con ahorros de sus trabajos logró tomar las primeras clases en Colombia y hoy vuela un pequeño avión que le permite sentir a doce mil pies “la libertad más grande que es estar sólo contigo mismo”. Sin embargo, al parecer escogió bien su carrera porque ha llegado a estar al lado de Bill Gates, alguien que no cree en las jerarquías por dinero sino por méritos, alguien que considera, como afirma Orlando en otra entrevista, que todo el mundo nace con un potencial, pero que la tragedia consiste en que la mayoría de las veces ese potencial no se realiza por falta de oportunidades.
Orlando Ayala ha dedicado gran parte de su carrera a implementar tecnologías de software en los mercados de América Latina y a instruir a los hispanos y otras minorías sobre los muchos beneficios de los sistemas e internet; ha recibido entre otros muchos reconocimientos, el Premio Nacional de Homenaje a la Excelencia, en Chicago, que reconoce a ejecutivos hispanos que están haciendo contribuciones significativas en los sectores público y privado. “En la historia de la humanidad siempre hubo un cambio tecnológico que abrió oportunidades. La Biblia se copió a mano para cinco o seis personas, pero la imprenta permitió la apertura del conocimiento a miles. Los ordenadores son eso elevado a la enésima potencia. … En la medida en que nos ayude a conquistar nuestras aspiraciones, la tecnología nos hará más felices, y lo que engrandezca el conocimiento será la base del progreso…. el país que no genere conocimiento no tendrá futuro”. Hace énfasis en que Colombia debe dedicar más esfuerzos en rediseñar la educación con base en la tecnología informática como herramienta de primer orden, “Es muy importante asegurar que los avances tecnológicos permitan potenciar al ser humano, especialmente en las edades tempranas. Ahí es donde va a estar la diferencia”.
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Álbum del Recuerdo
Bailando la Jota
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Celebración 30 años
Primeras Comuniones, 1986
Primera Comunión 1961 De izquierda a derecha: Jose Pablo Llano, Maricel Isaac, Ada Luz Roico, Maria Isabel Corominas, Roberto Rojo, Gloria María Correa, Oneida Marulanda, Elizabeth Ortiz, María del Carmen Torralba, Jordi Corominas, Sofía Victoria Suárez, Rosa María Martín, Gloria Sacasas, Miguel A. Isaac, Vicente Rojo y Carlos Hernando Arellano
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Los d
Los de Hoy Promoción 2011
El Colegio Hispanoamericano año tras año se ha destacado por su excelente nivel académico y formativo, convirtiéndose en una de las instituciones educativas más prestigiosas del país. Los resultados del ICFES así lo demuestran, este año ocupamos el segundo puesto en el Valle del Cauca y el puesto trece a nivel nacional. Las políticas educativas claras, un buen equipo humano y profesional y una acertada orientación de los procesos, amparados en la visión y la misión, hacen que nuestro Colegio alcance la excelencia y se mantenga en ella. Afirmar que es fácil, sería una ironía, pues se requiere perseverancia, investigación e innovación, en la implementación de los modelos educativos, que como sabemos cambian de acuerdo con las necesidades de cada generación y en los que es importante identificar que la educación no es estática ni jerarquizada, sino mediada por el tiempo y los avances de la humanidad. Este año destacamos a Andrés Camilo Mendoza Patiño, Carlos Andrés Bohm López, David Malagón Triana, Julián Pérez Sepúlveda y Carlos José Bello Gándara, quienes ocuparon los primeros puestos. Ellos, al igual que el resto del grupo, conforman una generación que ha dejado en alto el nombre del Colegio con su dedicación y responsabilidad, ¡Felicitaciones a todos! Nuestro Colegio seguirá trabajando por ir siempre a la vanguardia de la educación en Colombia, abarcando todas las facetas del desarrollo y crecimiento personal de la mano del arte, las humanidades, la ciencia y el deporte. Ángel Mozo CalVo Rector Colegio Hispanoamericano
Reunidos en este colegio, nuestro segundo hogar,
hoy miramos atrás y vemos todo lo que vivimos tras sus puertas: cómo conocimos pequeños amigos de juegos que crecieron junto a nosotros a lo largo de casi toda nuestra vida, aunque se convirtieran en grandes
amigos o se alejaran con el tiempo; los momentos vividos en cada salón de clase, en cada recreo, en
cada minuto de risas, juegos o “llevas” han quedado en nuestros recuerdos. El tiempo avanzó mientras veíamos cómo los del último año salían año tras año
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y lloraban sin que entendiéramos por qué; cómo cada vez que volvíamos de vacaciones a cada producto de
de hoy la tienda le subían 100 pesos; cómo las conversaciones
y aunque no entendíamos por qué era tan estricto el
las carreras que queremos estudiar, las universidades
que por eso logramos la excelencia. Ahora alcanzamos
acerca de superhéroes poco a poco llegaron a ser sobre que nos gustan y qué camino seguiremos. Es así,
crecimos. Ahora los del último año somos nosotros,
los que lloraremos seremos nosotros y los que nos
enfrentaremos al mundo preparados para lo que viene seremos nosotros, porque cada egresado del Hispano
tiene lo necesario para cumplir sus sueños y seguir el camino que ha ido formando poco a poco junto a
sus compañeros. Por eso estuvimos trece años en el Hispano aprendiendo y dirigidos por los mejores;
Colegio, ahora lo vemos claro, ahora comprendemos nuestra primera cima y todo lo que queda por decir
es gracias, gracias a todos los que ayudaron a que este gran grupo llegara hasta aquí como una sola y unida generación. Y todo esto gracias a nuestros padres
que escogieron este gran colegio con el que crecimos. Gracias, y siempre recordaremos con mucho orgullo que somos egresados del Hispanoamericano. andrés CaMilo Mendoza PaTiño
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Los de ayer Los de ayer
Egresados de la promoci贸n de 1986
Promoci贸n de 1986
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Feria de las comunidades Julio 2010
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A c t i v i d a d e s 44
Festival de blues
Exposici贸n de miniaturas niaturas
Concurso de música iberoamericana para piano Luis Carlos Figueroa
Sergei Schijov, Diego Cortés, Bertha Lucía Tello, Alina Sandoval, Luis Carlos Figueroa, Marjori Tanaka, Lourdes Pérez, Teresita Gómez, Lluis Pérez, Orfa Cruz, Héctor González, Patricia Pérez
A c t i v i d a d e s
Temporada de músicas del mundo Fawzy Al-Aiedy
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A c t i v i d a d e s 46
Homenaje a Miguel Hernรกndez
Lluis y María Lourdes Pérez-Molina (España)
Exposición de Semana Santa en Sevilla
A c t i v i d a d e s
Concierto de piano a cuatro manos
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A c t i v i d a d e s
A c t i v i d a d e s
Recital de Canto y Piano
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A c t i v i d a d e s 50
Exposición de Fotografías de Sandra Chávez
A c t i v i d a d e s
Conversatorio con Ă“scar Ruiz - Cine Foro
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“Naturaleza, amor y color” El Colegio Hispanoamericano de Cali se ha preocupado siempre por brindar a sus alumnos una educación integral, en la que tienen cabida, además de los programas académicos que rigen la educación en Colombia, el deporte, la cultura y la sensibilidad hacia las expresiones artísticas. En espacios que muchas veces deben buscarse como complemento de la jornada normal, se dispone de procesos de alta calidad para la creación artística, el desarrollo de la sensibilidad, y la disposición a la expresión libre desde muy tempranas edades. Una muestra de los resultados de este proceso es la exposición titulada por su directora, la profesora María Emilia Echeverri, “Naturaleza, amor y color”, con obras que han permitido a los alumnos vivir su experiencia con colores, texturas, formas e instrumentos de acuerdo con el diseño seleccionado.
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Homenaje al Bicentenario, la Pola. TĂŠcnica mixta, tabla. 150 cm x 110 cm
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