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MAGIS


ÉTIC A DEL CUIDADO EN OS R ST AE M S LO EL PAPEL DE Luz Stella Lopera Ruiz

Cuando tratamos de entender la función de la escuela en la formación de hombres y mujeres íntegros, que sean capaces de establecer relaciones armónicas con los demás en aras de la convivencia pacífica y la búsqueda de mejores formas de vida para todos, entendemos que “cuidar y ser cuidado es una necesidad básica humana”, que se construye en cada uno de los escenarios en los cuales las personas comparten y es precisamente en el espacio escolar en donde se debe favorecer un ambiente que sea propicio para hacer realidad esta necesidad.

Por lo tanto se necesitan docentes con características personales y profesionales muy especiales, porque independientemente de su cualificación y preparación profesional, el maestro debe acercarse a un perfil que contribuya en la formación integral de los niños, niñas y jóvenes, sin el cual difícilmente podrá llegar a influir positivamente en la vida de estas personas que necesitan un acompañamiento muy especial para llegar a ser hombres y mujeres íntegros y felices.


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Las características más importantes en este perfil deseado, serían los siguientes: Cordialidad y cercanía: El maestro debe conseguir con su trato, que los niños sean capaces de preguntar y pedir consejo cuando sea necesario. Sin contar las horas de sueño, en algunos casos, los niños pasan más tiempo en la escuela que con sus padres, es por ellos que el maestro debe ser una persona capaz de escuchar, entender y ayudar a los estudiantes cuando ellos sientan la necesidad de conversar con alguien que les oriente. Es aquí donde el docente debe aprovechar para brindar seguridad y proporcionar herramientas que favorezcan el conocimiento, tanto de sí mismos como del mundo, veces dejando aparte la relación de enseñanza-aprendizaje, porque lo fundamental debe ser la persona. Entereza y autoridad: El respeto es necesario en la educación de los niños, debe mantenerse siempre como referente por parte del docente, pero es importante que sea mutuo, pero debe ser el maestro, quién establezca los límites en el aula y para ello tendrá que saber mantenerse firme cuando sea necesario.


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Paciencia: El maestro ha de ser paciente. Una de las bases de la educación actual es que no hay dos niños iguales. Sus ritmos de trabajo, sus comportamientos en clase y todos los factores externos que puedan afectar a su aprendizaje. Unos necesitarán más tiempo y otros menos para hacer las tareas y comprender lo visto en clase. Tenemos que ser pacientes por igual, tanto con los que terminan demasiado pronto y requieren algo más, como con los que necesitan más tiempo y que les repitamos de nuevo cualquier explicación. Nuestro apoyo ha de ser firme y constante y nunca tenemos que dar nada por perdido ni mostrarles una falta de confianza hacia ellos. Entusiasmo y entrega: aquí es pertinente hablar de la vocación. El maestro debe mostrar entusiasmo y entrega en su trabajo diario porque su materia de trabajo es lo más sensible del mundo, los niños necesitan de todo el esfuerzo necesario del maestro para que puedan adaptarse y aprender. Si un maestro tiene vocación, su profesión le entusiasmará y se entregará al máximo y la paciencia no será algo que tenga que forzar artificialmente, porque estará cumpliendo una función que le llena la existencia.


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Humildad: La humildad puede ser positiva para mantener el respeto y la autoridad, porque aumentará la confianza de los niños en su maestro como referente en el aula, que también es humano y también se equivoca. Son muchas las tareas y exámenes que tendrá que corregir, y por su lógica cualidad humana, en ocasiones se producirán errores que habrá de subsanar con humildad y rapidez. Facilidad de comunicación: El maestro debe tener lo que coloquialmente se llama, “don de palabra”. No hay que olvidar que en el proceso comunicativo que se establecerá cada día en el aula, él desempeñará la mayor parte de las veces el papel de “emisor”. Pero también será a menudo “receptor” y recibirá constantes respuestas que, sobre todo en los primeros cursos de los niños, no siempre estarán claras, a veces incluso serán tremendamente confusas, y él las debe saber interpretar en la medida de lo posible para poderles corregir positivamente.


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Además, no hay que olvidar que los alumnos no serán sus únicos interlocutores. Se tendrá que comunicar periódicamente con sus padres, tanto colectiva como individualmente, y deberá hacerlo con fluidez y propiedad, porque esa misma seguridad y entusiasmo que debe transmitir a sus alumnos, la debe mostrar, en mayor grado si cabe, cuando se comunique con sus progenitores, que a veces acudirán “a la defensiva”, justificadamente o no, a las reuniones. Igualmente, las reuniones y participaciones en los equipos docentes del colegio, donde tendrá que participar activamente, serán otro “campo de batalla” donde tendrá que mostrar una adecuada fluidez verbal.


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Seguridad en sí mismo: Para tener capacidad de decisión, el maestro tiene que tener seguridad en sí mismo, si no difícilmente se va a atrever a tomar decisiones complejas. A la hora de tener que ejercer su autoridad y mostrar entereza, esa seguridad en sí mismo también le facilitará las cosas. Buena preparación y disposición a la formación continua: A la hora de establecerse comunicación entre el maestro y los alumnos, el primero va a desempeñar en la mayor parte de los casos el papel de “emisor”, pero es evidente que para poder transmitir adecuadamente una información como puede ser el contenido de una materia, y para que la transmisión sea eficaz, el maestro tiene que tener la formación adecuada, lo más completa posible sobre cada una de las materias que tiene que impartir. A lo largo de sus estudios deberá adquirí muchos de esos conocimientos, tanto prácticos como teóricos, pero estos no siempre serán suficientes. Además de una lógica y continua labor de recordatorio para mantener frescos sus conocimientos, el maestro deberá tener una adecuada predisposición a continuar formándose, prácticamente de forma ininterrumpida, no cabe duda que la época que vivimos requiere un esfuerzo permanente para estar al día, desde el manejo de aparatos electrónicos e informáticos, hasta el conocimiento y control de diversos programas de software, que evolucionan cada año, la formación continua ha de estar presente a lo largo de toda la vida de un maestro.


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Capacidad investigadora: En esa formación continua en que se debe implicar el maestro, él puede jugar un papel directo y protagonista en cuanto a su propia capacidad investigadora. No todo el conocimiento, que le va a venir bien añadir al que ya tiene, se lo van a dar “mascado”, sino que él mismo, con su propio esfuerzo e investigación deberá tomar las riendas en un auto-aprendizaje teórico y práctico que le ayudará a dinamizar y amenizar las clases. Capacidad de organización y planificación Esta es otra característica fundamental que deben tener los maestros. Desde el punto de vista de lo que hay que transmitir a los alumnos, el orden y la organización es algo que también se puede educar desde el aula, estas características son imprescindibles para la labor docente diaria de los maestros en el aula. El maestro pasa de una materia a otra varias y por varios grupos de estudiantes a lo largo de una jornada escolar, y lo tiene que hacer de forma organizada. Y no es solo en lo referente al horario, que es algo bastante fácil de llevar y asimilar por los niños, sino de las relaciones entre contenidos, es por eso que la planificación de las diversas actividades, así como la organización de las unidades didácticas, serán labores tan importantes como habituales en la clase, como para que el maestro ponga en ellas todo su empeño y conocimiento.


Observador-orientador: Las personalidades de los niños van a ser dispares. Va a haber casos en los que el maestro vea claramente su necesidad de intervenir y aplicar sus habilidades orientadoras y de consejo, que contribuyan a mejorar el clima en el aula para que el proceso de enseñanza- aprendizaje fluya con normalidad, y con vistas también a una completa formación individual y social de los alumnos. Pero va a haber muchos términos medios, casos que no serán tan fáciles de detectar y que perfectamente podrían pasar desapercibidos, con los consecuentes problemas a nivel formativo para los niños afectados. Y es aquí donde el maestro va a tener que saber observar y ser perspicaz. Ha de ser, sin duda, un gran observador para evitar que “se le escapen” este tipo de situaciones. Capacidad para evaluar: Va a ser ésta la que más le comprometa. El trabajo se ha hecho o se va haciendo cada día y toca evaluar los contenidos, y ha de tener un margen importante entre la objetividad y su contacto y cercanía con los alumnos. La evaluación no tiene que pecar ni de ser muy rígida ni muy blanda; ha de ser eficaz y justa. El niño ha de saber cuándo lo ha hecho mal, pero hay que saberle motivar para buscar su mejoría, y no frustrarle en exceso mientras haya margen de corrección.


Motivador: El maestro no se debe limitar a evaluar y “dar batallas por perdidas”, sino que se debe esforzar al máximo y jugar todas sus cartas para intentar motivar a sus alumnos y levantar la seguridad en sí mismos. Pero la motivación, no hay que reservarla para los momentos o situaciones de “crisis”. La motivación, al igual que la evaluación ha de ser continua. El maestro debe buscar los argumentos necesarios para que los niños vayan motivados todos los días a clase, y tal vez sea éste su mayor reto. Responsabilidad: La responsabilidad no es precisamente un rasgo exclusivo que deba tener el maestro, sino que debería ser común a la totalidad de la vida, en lo personal, y a la totalidad de las profesiones. En conclusión un maestro responsable sabrá que tiene que ser puntual, paciente, se entusiasmará con su trabajo, se formará continuamente, se preocupará constantemente de motivar a sus alumnos y de evaluarlos con la cabeza y con el corazón, buscando siempre lo mejor para ellos y su futuro. Procurando la existencia de maestros con estas características se estará asegurando la formación integral de estudiantes que se desempeñen en su vida personal y social con unos comportamientos éticos que redunden en el bienestar propio y el de las personas que los rodeen. Marta Ligia Zapata.


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En muchas ocasiones se piensa en el imaginario colectivo que en el escenario educativo los niños, jóvenes y adultos que allí comparten de diferentes maneras, encuentran las soluciones a los problemas que tanto acongojan en gran medida a la sociedad; problemas de conflicto, violencia, intolerancia y desarraigo familiar entre otras, son todos aquellos elementos que se trabajan y que perduran en el pensamiento de muchos agentes educativos con el ánimo de hallar rutas pacificas ante estas diferentes incertidumbres. Son pues en la escuela, colegio e institución en donde en gran medida el Estado, la sociedad y la familia le entregan la gran tarea a la escuela de formar seres humanos capaces de transformar los mayores problemas, es decir, pareciera que el único lugar de resolución de todo mal, solo es posible pensar su respectiva solución allí. En este sentido se es claro que en Colombia se pude escuchar a simple vista ya sea por cualquier medio de comunicación o discusión genérica por parte de las personas los términos de “solo la escuela podrá construir una verdadera sociedad; justa, equitativa y solidaria .


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“La escuela es el único espacio del conocimiento, solo se podrá tener una sociedad plenamente desarrollada en dicho escenario”, entonces se recarga y desliga todo tipo de responsabilidad que como sociedad se tiene presente, también se nota como el Estado libera compromisos educativos a particulares para el cumplimiento de su deber y para terminar el escenario familiar cada vez es mas precario y las condiciones certeras para empezar a trasformar los verdaderos principios, pensaran no importar. Siendo así la consecución de ideas, es en este último elemento en donde pienso detenerme con la intención de construir argumentos fuertes que permitan entender la olvidada tarea de la responsabilidad que tiene la familia de cumplir con la escuela.


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Que se dice de la familia como agente educativo, que se piensa de la familia como principal garante de los valores de la escuela. “la familia es el grupo primario más importante en la vida del hombre” (Organización de Estados Latinoamericanos para la ciencia y la cultura., 2014), quizás sea este uno de los argumentos que día a día suele escucharse pero no evaluarse, pues bien, para el siglo XXI, se evidencia claramente como la escuela se ha convertido en centro de almacenamiento de mercancías humanas que bien, en el momento de los niños con solo cumplir dos y hasta un año de edad ya tienen listo el carnet en del centro educativo cercano a su hogar. “Son muchísimas obligaciones” es el termino que se escucha de los padres, “necesito trabajar -tengo que darle lo mejor” entre otras expresiones, ponen en manifiesto las incertidumbres que se tejen en la escuela. La familia esta perdiendo valor y poder, sus fines están quedando relegados en situaciones que poco tienen que ver con el arte de educar.


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Suele llamarme mucho la atención cuando en mis clases de filosofía de primer nivel, el maestro preguntaba al público en general, ¿de dónde venimos, quienes somos y para dónde vamos?, pues cuando escuchaba estas afirmaciones temblaba, porque al fin no sabía a qué se refería. Pensaba por obvias razones en el ser humano, pero a su vez me detenía para relacionar situaciones de la vida, me detenía para cuestionar lo que el profesor nos había indicado, es así cuando mi familia era la píldora esencial para poder responder ante la situación. Profesor es quizás la familia el lugar de dónde venimos, soy hijo de padres honestos y comprometidos conmigo, y quizás pretenden que el camino que debo seguir, es decir, para donde voy, es el paso final de lo que ellos han hecho por mí. Contenerme ante esta situación refleja en cierta medida que la familia constituye el principal eje de cambio.


Es por esto que el protagonismo que ella debe tener en el momento de contribuir con la formación de sus hijos, es casi que una acción inmediata que no puede quedarse en el olvido. “El protagonismo de la familia y el papel que la misma juega en la educación como colaboradora principal, es clave y fundamental para lograr verdaderos aprendizajes. (Integración de la familia en el proceso de enseñanza-aprendizaje., 2014), con esto quiero decir que para la nueva educación del siglo XXI, la familia no puede desprenderse de dicha obligación. La familia es el escenario dinamizante, quien da los primeros pinceles de la obra artística, es quien comienza a mostrar el camino, es el futuro de los valores que se esperan, es el puente esencial entre el Estado y la sociedad el cual conlleva a verdaderos logros de vida, la familia orienta aprendizajes y enseñanzas que pondrán las vigas de las nuevas sociedades, quizás sociedades más justas y solidarias. La familia es una pieza más del motor de la vida, de la paz y la cultura, de la revolución de la escuela y sobre todo de la exaltación de la vida. (Nuñez, 2013) La familia es vital tanto para la sociedad como para el desarrollo del ser humano. La educación es una de la tares primordiales de la familia, aunque compartida de una manera significativa con la escuela con el entorno y con el contexto social. Viviana Munera Hernández.

Licenciada en Ciencias Sociales


TRANSPOSICIÓN DIDÁCTICA.

En pleno siglo XXI se escuchan voces acerca de la tecnificación y la didáctica de la educación y es especial referida en las matemáticas, al no poder encontrar un contexto adecuado de enseñanza hacia sus aprendizajes, por lo diferentes tabús o mitos generados alrededor de las mismas matemáticas en general, es por esto que surge una nueva visión de la enseñanza matemática referida al concepto de “transposición didáctica” ¿en qué consiste?, ¿cómo funciona?. Son preguntas muy frecuentes que encontramos en nuestro quehacer pedagógico sin la mas mínima idea de estas palabras que de pronto se han escuchado mas no han sido conocidas en el mundo metodológico y pedagógico. En el campo de la educación constantemente se escucha el término de “transposición didáctica”, sin embargo pocas veces analizamos su trasfondo y menos sus implicaciones y aplicaciones dentro de dicho campo.


TRANSPOSICIÓN DIDÁCTICA.

Es bien importante aclarar que la transposición didáctica busca facilitar los contenidos, la enseñanza y el aprendizaje de nuevas estrategias metodológicas que ayuden al docente a mejorar su quehacer pedagógico, por lo que algunas funciones de esta, asi como de tópicos y aplicaciones que ayudan al mejoramiento de los procesos pueden ser: • Re contextualizar y re conceptualizar. • Hacer enseñable un saber • Hacer comprensible y significativo, para otros contextos, un conocimiento científico. • conocer (tema, estudiantes e institución). • Adaptar un tema. • Posibilitar apropiación de conocimientos. • Contextualizar. • Identificar la temática. • Definir de manera clara los conceptos. • Ejemplificar claramente. • Proponer nuevos métodos de enseñanza. Hacer más comprensible un objeto de aprendizaje cualquiera.


TRANSPOSICIÓN DIDÁCTICA. Los momentos en que puede ser aplicable la transposición didáctica son: • En todo momento, incluso por el mismo estudiante y hasta fuera del aula. Cuando los temas son complejos. • En todos los momentos del proceso educativo y más aún cuando se trata de las ciencias exactas. • Siempre, aunque a veces haya más o menos acercamiento al saber disciplinar. Desde la visión de Verret (1974) la transposición didáctica es un paso del concepto científico teórico al concepto enseñado en el aula de clase. Para chevallard el concepto de transposición didáctica es el proceso en el que el “saber sabio” que es el saber de los expertos, se convierte en el saber que hay que enseñar, es decir “saber enseñado”. Convirtiéndolo en una herramienta que permite reflexionar y vigilar el proceso que hay entre el “saber sabio y el saber enseñado” desde una postura epistemológica, sobre determinado objeto de estudio. Chevallard ubica la transposición como una proyección que replantea las transformaciones que puede sufrir el saber, para ser enseñado, de tal manera que se articule lo epistemológico con lo didáctico.


TRANSPOSICIÓN DIDÁCTICA. Sin embargo el sistema educativo es construido con base a los principios políticos y constitucionales, donde los saberes se legitimasen por largos periodos, a pesar de la obsolescencia científica. Teniendo en cuenta las condiciones dadas se genera entonces un “entorno”, entre el profesor, el saber y el estudiante, en el cual se fijan los límites y los alcances, del saber científico y el saber transformado en objeto de enseñanza es relevante aplicar de manera flexible todos estos conocimientos para el mejoramiento de la formación docente así como de la proyección de una educación perteneciente al siglo XXI. RICARDO ANTONIO ESCOBAR GARCIA DOCENTE.


¿INTERNET: DEMONIO SIN CACHOS?

En la época actual es cada vez más imperativo formar a los niños y niñas en valores, pero ¿Quiénes son las personas que están cerca de nuestros hijos?; lastimosamente ya no lo sabemos; la internet está generando una nueva realidad, en la que no es necesario estar presente para estar cerca, solo basta con hacer un clic para que miles de personas accedan a nuestras vidas, a nuestro mundo y a nuestros hijos, pero esto no es malo…


¿INTERNET: DEMONIO SIN CACHOS?

… lo malo es que creamos que ese mar llamado internet es plano; es decir es el cielo o es el infierno, cuando en realidad lo que debemos hacer es capacitarnos frente a las TIC y enseñar a nuestros niños que ese mundo puede ofrecer cosas maravillosas como son la literatura, los tutoriales, los vídeos formativos y el entretenimiento sano; pero que, por otro lado, también puede ofrecer cosas tan perversas como son el tráfico de blancas, la prostitución, la pornografía, la estafa, entre otras. Entonces, ¿podríamos decir que estamos formando en valores?


¿INTERNET: DEMONIO SIN CACHOS?

Yo creo que no, nos estamos limitando a prohibir lo “in prohibible” y cerrar nuestros ojos ante una realidad que parece inalcanzable, una realidad en la que nacieron nuestro hijos y cada día hace más parte de ellos. Considero que es muy necesario escuchar, abrirse a nuevos conocimientos y estar enterado de todo lo que puede pasar, claro que respetando su libertad, para que así la formación que queremos dar sea verdaderamente integral, porque, como dice Paulo Freire, “El respeto a la autonomía y a la dignidad de cada uno es un imperativo ético y no un favor que podemos o no concedernos unos a los otros.” LISSET TATIANA MÁRQUEZ CANO DOCENTE

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