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La Cenicienta que no quería comer perdices Por Nunila López Salamero Ilustraciones de Miriam Cameros Sierra
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La Cenicienta que no quería comer perdices
Por Nunila López Salamero Ilustraciones de Miriam Cameros Sierra
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La Cenicienta tenía tantas, tantas, tantas ganas de ir a la fiesta...
que al final lo consiguió,
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pero se puso tan ansiosa...
que a la maĂąana siguiente no se acordaba de nada.
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Pero ahí estaban, los dos señores, con el
zapato de cristal de tacón de palmo y de punta...
esperando para que se lo probara.
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porque se tuvo que
casar con el príncipe! Al principio no le cabía el pie, pero apretó, apretó, hasta que le “cabió” y lo metió!; pero lo que metió fué la pata...
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Al príncipe le encantaban las perdices, pero la Cenicienta es vegana: no come ni carne, ni pescado, ni huevos, ni lleva chupa de cuero, pero tenía que cocinar las perdices porque era la comida preferida del príncipe! Se las cocinaba a la plancha, al horno, rellenas...
¡qué me perdices!
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s! a d a l a s án t s e s a t s ¡e ¡estas están s osas!
¡est
n á t s as e
s! a d cru
s! a d a m e u q n tá s e s ta s ¡e
gritaba el príncipe malhumorado, porque nunca cocinaba las perdices
a su gusto.
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¡Y además tenía que ir todo el día subida en los zapatos de tacón de cristal de palmo...
y de punta!
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Al principio tenía que poner la espalda recta, pero se caía para atrás, así que se inclinó, y por su espalda se le fueron...
deslizando todas las ideas.
Y la punta del pie chafada completamente, eso es horrible:
en la planta del pie
están reflejados todos nuestros órganos, ¿qué hacemos en Occidente las mujeres con todos los órganos chafados? !No, si aquí no nos cortan el clítoris porque no saben ni dónde lo tenemos!
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La Cenicienta cada vez se encontraba peor, enferma, deprimida, triste‌
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Un día fue a contárselo a sus amigas: —¡qué rollo de príncipe, qué rollo de perdices, y qué rollo de zapatos!
A lo que sus amigas le contestaron: —¡no es para tanto! ¡A mi príncipe le encantan las vacas, necesito ocho microondas para calentarle la cena! —¡Y el mío es moderno, tengo que ir subida en unas plataformas de medio metro! ¡que ya no se ni lo que mido!
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Así que la Cenicienta pensó que lo suyo no era para tanto, y dejó de contárselo a sus amigas, y dejó de tener amigas... Sólo tenía al príncipe, las perdices y los zapatos de tacón. La espalda torcida y las plantas de los pies destrozadas.
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Y al cabo de los años le dio por reirse de si misma...
pensó que inocente de niña... al creer que un principe
la iba a salvar...
después de años viviendo con uno, se dio cuenta de que los príncipes no te salvan... tampoco los camioneros, ni los discjockeys, ni las pasteleras. La única capaz de salvarte...
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...eres
ยกTu misma!
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Así que la cenicienta por primera vez en su vida dijo ¡basta!, y apareció la hada, que era una basta! He de contaros que las hadas son gorditas, morenas y peludas, y son unas bastas que están dentro de nosotras y salen cuando dices ¡basta!
En cuanto vió a la Cenicienta
la abrazó y la estrujó, y ésta en cuanto se sintió abrazada se puso a llorar. ¡Hacía tanto tiempo que estaba bloqueada y no podía llorar!
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Primero empezó llorando por el príncipe, las perdices y los zapatos. Luego continuó porque su madrastra la maltrataba y su padre la trataba peor. Y por sus hermanas, que casi se mueren por estar delgadas y querer usar una 38 de Zara’s.
Lo lloró todo, todo, todo
(hasta lo de que nació en el hospital en vez de en casa)
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Y se sintió mejor que nunca...
vacía ¡con el miedo que le daba quedarse vacía!
También lloró dos vidas anteriores, por si acaso, para no repetir karma.
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Ahora sólo tenía que llenarse de cosas bonitas.
En primer lugar dejó al principe, a pesar de que es muy difícil dejarlos, es tan difícil que a veces repites dos o tres príncipes más, pero ella lo consiguió.
Luego dejó los zapatos, las perdices,
Sabía que teniendo al hada basta al lado,
lo conseguiría.
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y montó un restaurante vegetariano. Lo mejor fue que conoció a muchas más mujeres que les pasaban lo mismo que a ella: la Ratica Presumida, que había hecho un taller de cómo superarse siendo mala y cambió su lazo por un látigo. Ahora no hay gato, perro o cerdo que le pida que se case con ella. La Blankanieves y la Bella Durmiente, que llevaban siglos dormidas y que ahora están despertando; están saliendo de un proceso de desintoxicación de Prozac y poco a poco lo están consiguiendo.
La Blankanieves
La Ratica Presumida
La Bella Durmiente La Caperucita Roja
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Y la Caperucita, que fue la que peor lo pasó porque le había salido violento el cazador: ¡Caperucita!, —le dijeron las demás— ¿Tú a este señor no le conociste con una escopeta debajo del brazo? No, si digo yo que tendríamos que fijarnos más.
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El caso es que ahora están todas muy contentas de haberse conocido, a la par que muy enfadadas por el papel que han tenido que representar en los cuentos. Niñas pasivas esperando que les pidan la mano y les quiten la vida. ¡Eso se tiene que acabar! Así que han decidido comenzar un cuento nuevo que será “érase una vez unas mujeres que no estábamos solas y unas perdices que volaban felices”.
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Miriam Cameros Sierra Nacida en plenos San Fermines 78 en Pamplona. Pasa su niñez en la Ribera profunda de Navarra, entre vaquillas y vaqueros. Ilustradora, artista plástica, graffitera… Su obra puede verse plasmada en murales de grandes proporciones, cómo en camisetas para diferentes marcas de ropa, exposiciones y prensa gráfica. Ha sido premiada en diferentes certámenes de artes plásticas y de cómic.
Nunila López Salamero De origen aragonés, nació en un polígono obrero de la Barcelona del 66, en pleno éxodo migratorio. Pasa su niñez rodeada de “Vaquillas”, “ Toretes” y demás fauna del gueto. A los 28 años, ya crecidita decide vivir del cuento. Mundo al que ella entra gracias a su hijo Yoel. Desde entonces ha inventado y contado cuentos por todo el Estado, editando un CD que ha dado la vuelta al mundo y ha cambiado muchas vidas. Ha trabajado con varios grupos de mujeres. Este cuento se creo como encargo del grupo de mujeres contra los malos tratos de Horta ( Barcelona).
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LA CENICIENTA QUE NO QUERร A COMER PERDICES
Este cuento estรก dedicado a todas las mujeres valientes que quieren cambiar su vida y a todas aquellas que la perdieron y nos iluminan desde el cielo.