El ladrío otoño 2005

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Año IV - Número 13. El Ladrío

El Coloquio de los perros es la Novela Ejemplar cervantina en la que aparecen Montilla y la Camachas. Sus protagonistas, dos canes, Cipión y Berganza, también pretenden serlo de nuestra revista. En cada número, a través de sus reflexiones y posturas en páginas centrales, uno a favor y otro en contra, iremos tratando temas de interés para nuestra sociedad. Esta sección, junto al editorial, los resúmenes de nuestros coloquios, el cómic, los artículos de opinión (ladridos perrunos de nuestros socios), el comentario especializado de un invitado y el cuestionario montillano son los que irán rellenando de contenido, número tras número, y esperemos que por muchos, este Ladrío nuestro y vuestro.

sumario Imagen de Portada: Homenaje de “El coloquio de los perros” a Julio Verne en el centenario de su muerte.

Editorial..............................3 Referendum perruno..................4 La pulserita...........................6 El arte que renta.....................7 Cómic.................................8 Cartas del pierrot....................9 Cipión y Berganza...................10 Cuentos infantiles políticamente

El Ladrío

correctos: Caperucita Roja.........12 Sin querer queriendo................13

Año IV, Nº 13 Otoño 2005 Depósito legal: CO-1.182-2004 Tirada: 500 Ejemplares

El rincón de... EEUU...............14 El embarcadero.....................15 Recomendaciones literarias..........16 Progreso o retroceso................18 Hueso de oro y Mordisco...........19 Cuestionario montillano..............20

El Ladrío es una publicación plural y abierta que no hace necesariamente suyos los artículos y comentarios que en ella puedan aparecer.


Editorial Tiempos vivimos de prisas, estrés, comidas rápidas, vecinos que no se conocen o familias que callan sus almuerzos frente al televisor. Tiempos rápidos que se miden, más que nunca, en función del tanto tienes tanto vales; tiempos que amenazan con globalizar nuestra individualidad, nuestra personalidad, para convertirnos en alienados seres de novela de George Orwell, todos iguales en nuestra imaginaria diferencia, lejanos en la proximidad de Internet y los transportes, solos en nuestra aldea global. Nuevos molinos contra los que luchar para nuevos quijotes de esta sociedad. Y ahí, lanza en ristre, frente a esas aspas, “El coloquio de los perros”, dispuesto un año más a no rendirse y seguir con nuestra quimérica pelea. Porque de modernos quijotes es hoy en día el defender el vino y su cultura entre los jóvenes. Proponer pausa y contemplación ante las prisas, diálogo y amistad ante la incomunicación, reunión en torno a un buen vino y unas tapas frente a soledad, saborear frente a engullir, humor contra competitividad, moderación contra exceso o la realidad de los sentidos frente a la virtualidad telemática. Así es que volvemos este año con nuestra Cata dirigida de vino para jóvenes, acompañados de buenos amigos, disfrutando de buenos caldos y tapas y pasando un buen rato de risas con nuestro colega Tappy y sus socios. Una actividad que queremos mantener porque nos gusta, porque promocionamos los productos de nuestra tierra y, sobre todo, porque es una proclama que hacemos sobre nuestra forma de entender la vida y de saborearla. Esa lucha quimérica en la que nos vemos acompañados todos los años por trescientos jóvenes y que transforma la lanza y el escudo en catavino y jamón. Cita ineludible, pues, a la que esperamos que este año no faltéis y para cuyo buen fin hemos de agradecer la colaboración de bodegas y administraciones y su confianza en nuestra propuesta. Por último, en este año de cervantinos y einstenianos centenarios, “El coloquio de los perros” también quiere hacer un pequeño homenaje en esta revista a Julio Verne, de cuya muerte se cumplen precisamente cien años. Un recuerdo para un escritor adelantado a su tiempo, un hombre del siglo XXI que vivió en el XIX y que imaginó y describió con enorme acierto nuevos inventos y adelantos muchas décadas antes de que se hicieran realidad. Por supuesto, fue tomado por algo loco en su tiempo, al igual que Don Quijote, Albert Einstein o estos perros coloquiales que suscriben y mandan un saludo.

Edita:

Asociación Cultural “El coloquio de los perros”

Colaboran:

José Alfonso Rueda, Salva Loriguillo, Rafael Japón, Miguel Ángel Herencia, Antonio Torres, José Manuel Márquez “mane”, Jesús Márquez García, Sonia Zurera López, Abel Sainz, José Mª Polonio y Valeriano Rosales www.iespana.es/elcoloquiodelosperros elcoloquio@yahoo.es


Referendum perruno

Vaya por delante que esto me va a costar – de hecho, ya me ha costado – algunos disgustos. Lo sé y por eso tengo miedo a posibles represalias que inflijan en mi maltrecho estado de ánimo un sentimiento de culpabilidad que hunda en el vertedero de la amistad alguna que otra relación perruna, nacida no hace mucho tiempo, pero que promete nuevas citas memorables a la sombra de la cara más divertida y cómplice de la luna montillana. Por si no te das cuenta, Lucas, estoy pidiéndote una tregua por adelantado. Un abrazo sin rencor. Un receso en el carrusel de injurias que tu pudor, a buen seguro, carteará a mi corazón – un SMS con la palabra cabrón cada cinco minutos – cuando leas estas líneas. Va por ti, Luko. Los Perros del Coloquio, fieles a su costumbre, hicieron coincidir la tercera Cata de la Cerveza (mes de agosto, parque de Las Mercedes) con otro – ya perdí la cuenta –Referéndum Perruno. Para los olvidadizos, recuerdo que se trataba de un ramillete de preguntas varias, unas formuladas con un estricto sentido de la actualidad, otras más propias de la embriaguez de cebada que sufre esta asociación cada verano. También se preguntaba al personal por cuestiones nacionalistas-metafísicas. Y por ahí vamos a empezar. ¿Qué tiene un montillano que lo diferencia del resto de los cordobeses? La pregunta

animaba a coger el botellín, darle un sorbito y meditar durante algunos segundos. La mayor parte de estas reflexiones coincidieron en tres aspectos distintos, pero indivisibles: el vino, su predisposición a ser borracho y el aguante ante el alcohol. Con esta imagen que tenemos de nosotros mismos, no nos hace falta abuela para echarnos piropos. Y ya que hablamos de lisonjas, una respuesta poética entre tanto tumulto alcohólico: las montillanas. Qué bonito, niño. Del mismo estilo era ¿Qué tiene un andaluz que lo diferencia del resto de españoles? Aquí la meditación para la respuesta era menos necesaria: el arte, la gracia y la forma de tomarse la vida fueron las primeras opciones. Minoritarias fueron contestaciones curiosas como la duración de la siesta o los langostinos de Sanlúcar. Pero entre todas, yo me quedo con una: le echan huevos a todo, para después tocárselos. En el apartado del cuestionario dedicado a las noticias de actualidad, deben recordar que aquellos días estuvieron marcados por dos temas: la contaminación del pantano de Iznájar y la muerte de un jornalero en el cuartel de la Guardia Civil de Roquetas de Mar. En primer lugar, nos interesaba saber si los montillanos consumían habitualmente agua


Año IV - Número 13. El Ladrío embotellada. El 52% aseguró beber este tipo de agua desde antes del problema de Iznájar, el 25% solo usó la embotellada durante esos días, mientras el 23% restante ha decidido no abrir el grifo para beber desde entonces. A raíz del caso de Roquetas de Mar, preguntábamos sobre el futuro de la Guardia Civil. De los que dieron una respuesta, el 35% afirmaba que la veía bien como está, el 43% se mostraba partidario de su eliminación como cuerpo y el resto, el 22%, entendía que debería integrarse en la Policía u otro cuerpo. Para relajar el ambiente, una pregunta nos indicaría qué prefieren los catadores para las vacaciones. Obscenidades aparte, la mayoría se decantaba por la playa (50%), por delante de la montaña (25%) y las ciudades (22%). Algunos electores se inventaron una nueva opción: el sofá (3%). En un nivel más interno, la asociación está tomando nota de algunos detalles del referéndum. La mejor cerveza, según los votantes, fue Alhambra 1925, y la peor, la Cruzcampo, mientras que para próximos coloquios podremos tratar temas como el consumo excesivo de alcohol por la juventud, las viviendas para jóvenes y el look de nuestro socio Valeriano, que ha sabido reaccionar a tiempo y ya se ha cortado el pelo. Podéis estar tranquilos. Sobre la canción del verano, las variopintas respuestas se concentraron en temas como la Gasolina, la Tortura o El hombre de Cromagnon. Para último lugar, estoy dejando las preguntas comprometidas. Antes os debo confesar, para descarga de mi conciencia (en el caso de que la tenga), que el proceso de recuento de votos ha sido limpio y claro. Por tanto, los datos que aquí aparecen se corresponden exactamente a vuestras respuestas. La segunda pregunta del referéndum lanzaba al aire: ¿El montillano más sexi? Tras una peleada pugna hasta la última papeleta, el más

votado fue nuestro compañero de coloquios perrunos Lucas. Y al margen de otras cuestiones, este cuestionario nos ha demostrado que los montillanos somos, ante todo, unos seres familiares porque a la pregunta de ¿la montillana más sexi?, nos la guardamos para nosotros. Pero no piensen los segundones que se van a ir de rositas. El liderato de Lucas a punto estuvo de recalar en Valeriano, el mismo que el del look de más arriba. En categoría femenina, la segunda más votada fue nuestra pudorosa y precavida Isa. Como puede comprobar el lector, quizá se echen en falta algunos datos más sobre los resultados de estas dos últimas cuestiones. Pero he decidido –hemos decidido- no hacer publicidad de partidos políticos ni de empresas extranjeras. Por esto, las posibles represalias que puedan idearse contra mí están injustificadas. Entierro el hacha de guerra, solo hasta el año que viene.

Por Salva Loriguillo


LA PULSERITA

U

n mal día, mientras intentaba aportar mi granito de arena para que una chiquilla de catorce años a la que doy clases particulares no suspendiera matemáticas, me decidí a convencerme de algo que había estado sospechando desde que la estúpida moda empezó a romper. - ¿Y esa pulsera? – me refería, cómo no, a uno de esos adornos con los colores rojigualdos tan abundantes en estos tiempos. - ¿A que es total, profe? La llevan todas mis amigas. - Todas las pijas, ¿no? – creí meterle un gol por toda la escuadra. - ¡Sí! Es que yo quiero ser pija – me dejó en fuera de juego. - Pero esas pulseras valen muy caras – intenté reponerme. - Claro, pero se lo dije a mi papi y al día siguiente me la compró porque me dijo que estaba muy orgulloso de mí porque me sentía española. Que conste que yo sospechaba la procedencia de la moda pero no quería creerlo. Una de las ideas que saqué de la conversación que acabo de relatarles es que hay cierta gente que cree que si no llevas pulserita, el cuello y/o las vueltas del polo o la camiseta, o el puto toro sacando pecho pegado en el maletero del coche, no te sientes español. A mí estas cosas me preocupan. No les voy a negar que aquí el que escribe pintaría ahora mismo la última raya roja de la bandera de un precioso morado (yo creo que incluso se venderían más pulseritas), pero también les digo que había aprendido a apreciar y a respetarla, incluso me sentía identificado con ella. Ahora, cada vez que se me cruza en mi camino, se me revuelve el estómago. Siempre la veo enarbolada por los mismos y no son

precisamente aquellos que la utilizan como símbolo de igualdad entre personas nacidas bajo un mismo territorio. O si no, que me expliquen por qué los colores elegidos por los manifestantes del Foro de la Familia (a su lado la Falange es progresista) para sus pancartas en contra de los derechos humanos eran los rojigualdos. ¿Qué tiene que ver la bandera, que se supone está hecha para unirnos a TODOS, de izquierdas y derechas, hombres y mujeres, heterosexuales o gays, con toda esta sinrazón? Pues sí, señores, se contaron por miles. Esa no es mi bandera. Mi bandera es aquella que nos unió a todos hace treinta años en aquellos días difíciles en la salida del infierno. Aquella que izaron todos los que metieron el pollo en el horno y se lo comieron con patatas. Pero no aquella de la que presumen quienes clasifican a las personas por con quién se acuestan. No es aquella que levantó un picoleto en el templo de la democracia. No es aquella de los que aún nos llaman rojos y perdedores. No es aquella, a mí no me importa decirlo D. Federico, de los que mataron a García Lorca.

rafael Japon


El arte que renta M

i artista favorito me acerca con su arte a un mejor entendimiento del sentido de la vida. Es un músico que interpreta una pieza tal y como le apetece en ese momento por su estado de ánimo, canaliza sus sentimientos y los transforma en acordes. Es un pintor que destaca en el lienzo este o aquel detalle utilizando su técnica preferida, o ilumina o distorsiona las imágenes según el mensaje que quiere transmitir. Es un cocinero que consigue un sabor sorprendente gracias a un uso sabio y exquisito de los ingredientes. Es un escultor que maneja el volumen provocando brillantes efectos y el material con un acabado de bellos detalles. Es un actor que maneja un abanico de gestos, palabras y comportamientos y los pone al servicio de las sensaciones más nobles del espectador. Es un arquitecto que construye un edificio cuyo interior me agrada visitar. Y es un escritor que, gracias a su manejo del lenguaje y a su reflexión personal sobre la realidad, me da una visión amplia de su experiencia y libertad para compararla con la mía a mi antojo. Sirva, por tanto, el párrafo anterior para rechazar y mostrar mi desinterés por todo el que trabaja sin importarle ninguno de los detalles que arriba menciono. El que intenta venderme un disco compuesto por una combinación azarosa de sonidos que parecen concordar, el que recita un guión de memoria sin añadir un énfasis especial esperando que el público le ayude a imaginarse el

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personaje, y el que escribe una historia simplona y vende numerosas copias de supuestamente diferentes textos que son el mismo con leves variaciones. Curiosamente, donde más dinero se mueve es donde más ejemplos encontramos de estos “artistas” fraudulentos. Se educa al consumidor de arte en un gusto por lo chabacano y tenemos un negocio rentable. Pero ese no es mi problema, porque voy con cuidado y desconfío de ese disco que tanto me meten por los ojos, me paro antes de adquirir el libro cuya publicidad no es una primera página que me engancha, y me lo pienso dos veces antes de ir al cine. Si volvemos a mi concepción del arte, tengo que reconocer que es bastante amplia. Para mí hay arte tanto en la velocidad, la fuerza, el ritmo y la pasión que un bailaor flamenco imprime a su danza, como en la perfección de los movimientos que un nadador emplea para sacar el máximo rendimiento a su estilo. Hay arte en quien pasa la fregona al son de la música y en quien con música duerme al bebé en sus brazos; en quien vende el pan contándote el primer chiste del día y en quien entra en la clase presagiando la sabiduría que va a despertar en sus alumnos. Para mí hay arte en toda actividad humana que se realiza persiguiendo el ideal de perfección de cada cual; tan sólo pido a los artistas que su ideal de perfección no sea ganarse la vida con el mínimo esfuerzo. Y de seguro que hay hombres de negocios que hacen muy bien su trabajo pero, por favor, a la hora de invertir en arte, vamos a premiar a aquellos que invierten todo su saber en su obra y no a los que apuestan por lo chabacano. Si entre tanto ocio gratuito como tenemos a nuestro alrededor escogemos siempre lo que más nos agrada, ¿por qué cuando se trata de comprar nos dejamos seducir por el que mejor publicidad tiene?

Miguel Ángel Herencia



Año IV - Número 13. El Ladrío

Cartas del Pierrot Madrid, 3 de agosto de 2005 Sala número quince Aquel día hice demasiados pasos para volverte a ver. Demasiados metros para contar, demasiados días para olvidar el pálido reflejo de tu óbita tez. Ya llevaba dos días contando los pasos que quedaban de tu casa a la mía, y la largura castellana parecía, que nunca me dejarían verte. Te encontré donde siempre. En el rinconcito junto a los grandes, donde a ti te gusta esconderte. En la entraña del segundo piso, allí donde las arañas del techo solo dejan ver, lo que es, y lo que aun así, parece.

Sosegado, plausible, con la mirada inexistente, con tu único ojo cerrado por el crujir sereno y longevo de la muerte. Y así estuve delante tuya, con la lividez de una batalla perdida, con la triste serenidad de haber logrado vencerte. Solo a dos metros de ti. Solo para que pudieras verme. No me dejaste más remedio, tenía que comprobar que estabas allí, y presuroso entre el mar de gente igual que llegué me fui. Adiós viejo amigo. Entonces, solo un momento, cuando nadie miraba, te vi sonreír.


Amarte así, Frijolito

Cipión

N

o te hacía yo, amigo Berganza, tan amigo de los nuevos formatos. A tus años y con tus (muchas o pocas) malas pulgas, me vas a venir a reclamar la carne en abundancia en vez de demandar un buen solomillo. Qué quieres que te diga, el niño Frijolito es la criatura perfecta que hubieras querido tú como dueño. Ya ves, sin ser explotación infantil, cuando aún no ha cumplido los cinco años, ha tenido más oficios que tú, Berganza: limpiabotas gratuito, futbolista de base –qué curioso que el padre sea el entrenador –, busca padre empedernido –es decir, casamentero de su casta madre, ja ja ja…–, pobre de profesión y fríjol de tamañito –como decían en algunos de los capítulosY es que, “Qué te quiero, Frijolito” –queda más hispánico y menos venezolano-, es el clásico soporífero de la cursilería narrativa de las tardes estivales, heredero directo los temas rosas de los “tellados”. Eso de que hasta la mitad de la serie uno no se entere cómo se llama realmente el niño protagonista, cuando todos los espectadores le han hecho el empadrono a todos los actores de la telenovela, claro, tiene su encanto. Por cierto, el niño se llama Ignacio –vaya, se llama igual que su verdadero padre, curiosísimo. Además, esta serie es la pura identificación feminista de las tardes de verano, ya que la mujer se libera saliendo de la cocina pero metiendo al hombre a fregar los platos y así poder ver la tele tras el Telediario –perdonen las mujeres un chiste tan machista, pero el humor es lo que tiene –. Frijolito es la personificación del bien y la telenovela en sí, el clasicismo del género, la reunión de todas las míticas: Los ricos también lloran, Cristal, Esmeralda, Abigail, Rubí, Caballo viejo, etc. Una especie de Topacio sin minusvalía y sin tonto del pueblo. Es la telenovela fácil por antonomasia. Si te pierdes un capítulo no importa, por un capítulo, por dos, o por tres que te pierdas, es imposible perderle el hilo – ¿eso tendrá que ver con lo mucho que nos aporta tarde tras tarde? –, se retoma con una extraordinaria rapidez. Además, siempre que hay un diálogo nos dicen la verdad del barquero cuando hablan o cuando menos así lo enfatizan. Salvo los

malos, claro, que son los únicos que dicen mentiras y cuando las dicen, se escucha una música inquietante – que seguramente es para que se perciba la mala intención, y así facilitar el seguimiento de un fructífero guión –. Es el modelo de televisión de siempre, la top model venezolana del momento, con el Luis Alfredo del siglo XXI, alto, guapo, cachas y con maneras de ir tomando una incipiente madurez. Lo clásico del clásico; ¡cómo sustituyen las palabras: correr por echar! “Me corrieron del coche de mala manera”. Uf, pero qué cuidado tenemos que tener el resto de los mortales –dícese de los españolitos- con las formas reflexivas. No sé cómo decirte Berganza, es la exhibición de lo normal, presentado desde el otro lado del Atlántico. Todo reducido a lo mismo pero contado con otro acento. Hijos adoptados, hijos maltratados, hijos de pu…, hijos adquiridos, hijos bien hechos, haciendo bien los hijos, haber hecho ya hijos y la posibilidad de hacerlos. Joder – nunca mejor dicho –, quien diga que eso no es la vida misma… Ves, perruno amigo, lo clásico, lo adquirido, lo de siempre – aunque suene mal en política, ja, ja, ja – en lo aplicado al mundo de las telenovelas, es lo más cercano a la realidad. Y si con eso no tienes suficiente, ¡el niño es que tiene arte!, cuando dice eso de: “Porfis, si, mamá chula”. No sabes si comértelo crudo por tierno o cocinarlo primero para quitarle lo repelente. En fin, que engancha.


Pasión de gavilanes

Berganza

A

lgunas veces me pregunto, Cipión, si tú realmente tienes sangre o lo que corre por tus venas es simplemente horchata. Vamos a ver, no quisiera pecar de simplista, pero imagínate que estás en un desierto y que tienes una sed tremenda. Te ponen a tu alcance unas cuantas jarras de cerveza fresquita, fresquita, fresquita… ¿Tú qué haces?, ¿paras cuando solamente te has bebido una y no has colmado tu sed? Bueno, pues Pasión de gavilanes, en la semejanza que te he planteado, sería una cervecería. Además yo lo acepto sin problema, Cipión, ¿qué hay en ello de malo? Esta telenovela es igual que una carnicería, carne fresca para todos… tanto ternera, como rabo de toro. Tú decías medio en broma medio en serio que tu preferida – me refiero a la telenovela, no pienses mal – es la liberación de la mujer porque mete a los maridos en la cocina a fregar los platos, pero es que esta telenovela no deja a nadie indiferente, es decir, la cocina se queda vacía, porque los maridos prefieren quedarse a ver los pantalones de cuero-vaquero-ajustados de las tres protagonistas. Y te digo una cosa: que en Venezuela es que no hay rancheras feas, vamos que lo que hacen es realizar perfilado realista de la cotidianeidad Chavista del país. Es más… esta telenovela ha fomentado algo realmente impactante en España, después de 30 años el pronunciar el nombre de “Franco” no tiene tintes y reminiscencias dictatoriales. Cipión, que suena raro eso de que los españoles le tengamos “coraje” a los yanquis… Que en el momento que sale en la tele alguien cantando un country algo raro, sombrero tejano, pantalones de cuero extraajustados y pantaloncitos de talle bajo… el personal se nos vuelve loco. ¡Gavilanes…! es que suena a Siete hermanos para siete hermanas pero sin tanto canto y con menos ropa. ¿Encanto? ¿Tu vulgar serie tiene encanto? Encanto tiene uno de mis protagonistas que más que

ranchero es mecánico, porque no hay un capítulo en que no esté liado con la furgoneta abriéndole las tripas. Por cierto, hablando de “fragonetas”, los protagonistas se apellidan Reyes – apellido gitano por antonomasia –, eran pobres y, por golpes de la vida, se hacen millonarios… ¡Qué cosas tiene la vida, qué coincidencias! Cipión, y tú dices que tu telenovela es como la vida misma… A ver entonces, en ésta que hay un secuestro por capítulo, varios intentos de asesinato cada media hora, de vez en cuando hay un accidente provocado por los malos, peleas por doquier de hispano-latinos y medios yanquis hispanizados… ¿esto entonces qué? ¿Eso no es purita realidad? Por no decirte que como en todo, de todo lo que se alardea, es lo que se echa de menos. Cipión, la vida misma, la acción pasa en dos ranchos de vacas – por se llaman así mismo vaqueros – y en todo lo que lleva la serie no ha aparecido un cuerno – nos referimos a los de animal, de lo otro… como en la vida misma –. Y si hablamos de cotidianeidad, en esta telenovela, los abuelos tienen cariño por los nietos, pero los abuelos no pueden ver a los yernos, ¿hay cosa más cotidiana que esto? Te digo más, la cadena televisiva por la que se distribuye “Los Gavilanes” tiene el detalle de hacer programación ajustada a los gustos. Empezaron con tres horas seguidas, y cuando se dieron cuenta de que la gente se podía enganchar como a las cosas malas, se dijeron: “mejor poner solo dos horas”. Pero claro, menos mal que no olvidaron que el público es un ferviente comentador de las acciones ocurridas entre anuncio y anuncio, y volvieron a tener el detalle de poner media hora de publicidad para que se pudiese organizar una tertulia completa sin restricción de tiempo. Por cierto, el final: los malos se ahogan en un lodazal y Franco – uy, qué mal rollo de nombre –, se casa con la piba. Con todo esto… tú mismo, Cipión, yo la cosa la veo bastante clara…


Cuentos infantiles políticamente correctos: Caperucita Roja Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representa un acto generoso que contribuye a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era. Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana. De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta. - Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es -respondió. - No sé si sabes, querida -dijo el lobo-, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques. Respondió Caperucita: - Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial -en tu caso propia y globalmente válida- que la angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino. Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho. Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo: - Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca. - Acércate más, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho. - ¡Oh! -repuso Caperucita-. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo. Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes! - Han visto mucho y han perdonado mucho, querida. - Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes!... relativamente hablando, claro está, y a su modo indudablemente atractiva. - Ha olido mucho y ha perdonado mucho, querida. - Y... ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes! Respondió el lobo: - Soy feliz de ser quien soy y lo que soy -y, saltando de la cama, aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla. Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal. Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnico en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que pasaba por allí. Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente. - ¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? -inquirió Caperucita. El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus labios. - ¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo! -prosiguió Caperucita-. ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre? Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.


Año IV - Número 13. El Ladrío

SIN QUERER QUERIENDO

B

ueno, este artículo ha cambiado tanto en su f o r m a y contenido antes de ver la luz que no escatimaremos en las informaciones que pretendíamos ofrecer desde un principio, aunque para ello tengamos que rebajar el listón en los artículos de la misma hasta niveles que rocen la rumorología y el sensacionalismo rosa. Pues manos a la obra. En un primer momento, pensamos plantear el artículo acerca de las informaciones aparecidas en diversos foros de la red en relación al último capítulo de la serie de dibujos animados japonesa “Doraemon, el gato cósmico”. Según parece ser, en dicho último episodio (emitido únicamente en Japón) se descubría que, tras despertar Nobita del coma en que se sumió tras un accidente donde fallecieron sus padres, Doraemon no es más que un peluche que le regaló su tía. Tras un final tan dramático muchos niños no soportaron tanta tragedia y acabaron suicidándose. Tengamos en cuenta que Doraemon en Japón es un auténtico fenómeno cultural y social. producto del marketing que gira en torno al manga, el anime o las películas para cine. La cuestión es que en estos foros se comenta que la productora no tuvo más remedio que emitir otro final alternativo feliz (este capítulo se puede descargar del Emule en japonés). ¡Ah! También existe la versión de que el capítulo final es otro: a Doraemon se le acaban las pilas y Nobita tiene que ponerse a estudiar para poder reemplazárselas sin que el gato del futuro pierda la memoria, y así deja de ser un vago y se acabará convirtiendo en un reconocido científico. En fin, finales para todos los gustos, y opiniones en los foros internaúticos para dar y regalar. ¿Qué final será el auténtico? Ni idea. Este es el problema de nuestra querida amiga Internet: mucha información, pero no sabemos hasta qué punto es fiable. Asimismo, pese al bombardeo de noticias que recibimos, muchas de las

importantes acaban cayendo en saco roto. Así que no queremos dejar pasar la oportunidad de hacer referencia a una boda que se celebró allá por noviembre del pasado año en tierras mexicanas… ¿Quién no conoce al “Chavo del ocho”?, esa inefable producción del año 71 que llenó el mundo hispano de expresiones como “chanfle” o “se me chispoteo”. Pues bien, recordarán al susodicho Chavo, interpretado por el supercomediante Chespirito (versión de todo a 0’60• de Shakespeare), y donde encontrábamos a personajes tan friquis como don Ramón, tan mofletudos como Kilo o tan jóvenes como doña Florinda (digo lo de jóvenes porque apenas tenía 20 años cuando interpretaba el papel de madre viuda). A lo que vamos, que el año pasado el Chavo y doña Florinda se casaron; bueno, los actores Roberto Gómez Bolaños y Florida Meza, de 76 y 57 años de edad respectivamente, tras 28 años de noviazgo. Personalmente, saber que el Chavo del ocho acaba casándose con la madre de su “mejor” amigo nos lleva a cuestiones mucho más espinosas…. ¿qué habrá sido del profesor Jirafales?, ¿será el padre secreto de la Chilindrina?, ¿qué parentesco une al señor Barriga y al abuelo de Frijolito? En definitiva, solo hay que conectarse para creer.

JESUS mARQUEZ gAR CIA gARCIA jOSE mANUEL mARQUEZ “MANE”


El rincón de... Los Stella Awards son unos premios judiciales que se dan anualmente en USA para poner en evidencia su ridículo sistema judicial. Estos premios llevan el nombre de Stella Liebeck, la cual, en 1992, a la edad de 79 años, sufrió un accidente en un McDonalds al caérsele por encima el café produciéndole quemaduras de diversa consideración. Fue indemnizada con 2,9 millones de dólares. Desde entonces, en las tazas de café se advierte que el contenido está muy caliente y de su peligro. PREMIOS: SÉPTIMO PUESTO Kathleen Robertson, de Texas, fue indemnizada con 780.000 dólares por un jurado tras romperse un tobillo después de tropezar y caerse por culpa de un niño que estaba corriendo en una tienda de cocinas. Los dueños de la tienda se sorprendieron al ser obligados a pagar dicha cantidad, más aún al saber que el niño que tan mal se había comportado era el hijo de la señora Robertson. SEXTO PUESTO Carl Truman, de Los Ángeles y de 19 años, ganó 74.000 dólares más los gastos médicos cuando un conductor pasó por encima de su mano con el coche, un Honda Accord. Carl Truman no se dio cuenta de que había alguien al volante del coche cuando se puso a robarle los tapacubos. QUINTO PUESTO Terrence Dickson, de Pennsylvania, estaba abandonando una casa después de robarla y decidió salir por el garaje. No fue capaz de salir por la puerta del garaje porque estaba rota, y al intentar volver a la casa se dio cuenta de que la puerta que conectaba ambas estancias era de un único sentido y no podía salir o volver a la casa. La familia estaba de vacaciones, y el señor Dickson estuvo encerrado en el garaje durante 8 días. Para sobrevivir, lo hizo a base de Pepsi y un enorme saco de comida para perros que encontró. Denuncio al dueño de la casa por los daños morales sufridos por aquel incidente, y el jurado accedió a situar la indemnización del propietario al ladrón en 500.000 dólares. CUARTO PUESTO Kara Walton, de Claymont, Delawere, denunció con éxito al propietario de un pub nocturno de la ciudad

cuando ella se cayó desde la ventana del baño al suelo y se rompió los dientes contra el suelo. Esto ocurrió mientras la señorita Walton intentaba colarse por la ventana del baño de mujeres para no pagar la cuenta de 3,50 dólares. El propietario tuvo que pagarle 12.000 dólares y gastos dentales. TERCER PUESTO Un restaurante de Philadelphia tuvo que pagar 113.500 dólares a Amber Carson después de que resbalara con un refresco y se rompiera el coxis. Dicho liquido estaba en el suelo porque ella se lo había lanzado a su novio media hora antes durante una pelea. SEGUNDO PUESTO Jerry Williams, de Arkansas, percibió 14.500 dólares más los gastos médicos después de ser mordido en el culo por el perro de su vecino. El perro estaba en una jaula dentro del jardín de su propietario, encerrado. La indemnización fue menor al percibir el jurado una cierta provocación en el hecho de que el señor Williams estuviera disparándole al perro desde arriba de la jaula con una pistola de bolas. CAMPEÓN Mr. Merv Grazinski, de Oklahoma City, en Noviembre de 2000 se compró una caravana marca Winnebago de las grandes (de las que son a la vez coche y caravana). En su primer viaje, estando en una autovía, seleccionó el dispositivo que fija una velocidad de crucero de 70 millas por hora (unos 120 km/h) y se fue a la parte de atrás a prepararse un café, con la caravana en marcha a semejante velocidad. No sorprende el hecho de que el camión/caravana siguiera recto y tomara la tangente en la primera curva y colisionara. Mr. Grazinski, contrariado, denunció a Winnebago por no advertirle en el manual de uso de que el programador de velocidad no es un piloto automático que toma curvas, frena cuando es necesario e incluso detiene el vehículo si preciso fuere. Por ello, fue recompensado con 1.750.000 dólares más una nueva caravana. Actualmente, Winnebago advierte de tal circunstancia en sus manuales, para el caso de que algún otro imbécil compre uno de sus vehículos. Después de esto, ¿a quien le sorprende que en el cuestionario que te dan en el avión cuando vas a los EEUU te pregunten si vas a cometer un delito o un acto terrorista?


Año IV - Número 13. El Ladrío

EL EMBARCADERO

H

oy no es necesario que la luna me invoque su recuerdo, la ciudad duerme dentro de mí. Son muchos los años que llevo viviendo en Córdoba y no me canso de deambular por sus calles. Cada día mi ritmo es más lento y disfruto más en cada paso. Bajar por la calle Deanes, girar a la izquierda y encontrármela ahí, majestuosa, testigo de la Historia. Año tras año recibe a miles de turistas y a mí me sigue sorprendiendo su belleza. He pasado cálidas mañanas de domingo sentada en el Patio de los Naranjos acompañada únicamente de un libro; soy una sombra mientras observo el ir y venir de la gente. De vez en cuando vuelvo a entrar en la Mezquita, me inquieta su luz, su silencio, el bosque de arcos y me pregunto a quién se le ocurriría destrozar su corazón, acaso no se podía construir una catedral en otro sitio. En ocasiones la raza humana, basándose en cuestiones religiosas, ha destruido más que ha aportado a la Historia. Después puedes salir por la puerta de Santa Catalina y te diriges a la calle de los Baños Árabes, inundada de esencias que se escapan de sus ventanas y te dan la sensación de que flotas sin rumbo. Vas camino de la Plaza del Potro, aunque he de reconocer que este lugar lo prefiero de noche. Pasar y mojar mi mano bajo uno de sus chorros y una vez allí acercarme a la ribera. El parque de Miraflores es otro mundo no bien apreciado por la mayoría. Cruzar el puente que lleva su nombre y bajar al río, ¡qué maravilla! Sólo los arcos del puente romano llaman tu atención; no me canso de ver la Mezquita desde allí. Puedo subir al paseo, quedarme sentada allí horas. De hecho me encantaría algún día poder cerrar los ojos y sumergirme en un plácido sueño. Sin duda, cuando me encuentro mal sé que lo único que tengo que hacer es encaminar mis pasos hacia la ribera. Cuando llego mi espíritu se calma, es como un bálsamo para mis sentidos.

No me gustaría dejar atrás uno de mis barrios favoritos, Santa Marina. Presidido por la iglesia fernandina cuya fachada da la sensación de una fortaleza, es uno de los lugares mejor conservados de la ciudad. Desde Colón puedes bajar por la calle Marroquíes, giras a la derecha y al fondo te encuentras la iglesia. Su interior es austero, señorial y creo que por eso me gusta. Al salir por la puerta principal encuentras de frente el monumento a Manolete, cuya figura mi abuelo ayudó a colocar, como albañil que era, junto a su cuadrilla. Mientras escribo me doy cuenta de que no me gusta en exceso describir mi ciudad, me inquieta no saber transmitir toda su belleza. De ahí que invite al paseante a descubrirla, a perderse por su judería, a dejarse llevar por el influjo de su noche. En estos días, tras el verano, le doy vueltas a la idea de marcharme de Córdoba, buscar trabajo fuera. Camino buscando una solución, nuevas inquietudes y al mirar a los lados me doy cuenta de lo mucho que echaría de menos estas calles. Añoro la ciudad sin haberme ido, hay algo de ella que me atrapa. Estoy cautiva en el laberinto de sus calles sinuosas, enamorada de los rincones que aún me quedan por descubrir.

Sonia Zurera López


RECOMENDACIONES LITERARIAS

D

ado que este año se conmemora, entre otros muchos aniversarios de lo más variado, el centenario de la muerte del genial escritor Julio Verne, en esta sección de la revista queremos recordarlo y hablar de alguna de sus más destacadas novelas. Destacadas no sólo por su calidad literaria, sino también por la brillantez de sus adaptaciones cinematográficas. Porque, no en vano, Verne es uno de los autores más llevados al cine y a la televisión; sus historias llenas de aventura, imaginación y visiones futuristas se prestan a ello como ninguna. Entre el gran público son ampliamente conocidas muchas de las 64 novelas que constituyen los Viajes Extraordinarios de Julio Verne: Veinte mil leguas de viaje submarino, La isla misteriosa, Viaje al centro de la Tierra, De la Tierra a la Luna, Los hijos del capitán Grant... y, muy especialmente, La vuelta al mundo en ochenta días, gracias en gran parte a la serie de dibujos animados y la película de Cantinflas a los que dio lugar; un film, por cierto, que tiene el mérito de ser el ganador en 1956 del Oscar a la mejor película. Gracias a la televisión y la pantalla grande, por todos es bien conocido el hilo argumental de esta obra: un hilo que circunda el planeta y que es necesario recorrer en ochenta días a causa de una apuesta. Por trivial que pueda parecer el móvil de este viaje, éste sitúa al protagonista, Phileas Fogg, en una tensa situación de contrarreloj. Dicha situación, junto con el carácter parsimonioso de este personaje, confieren al relato una tensión que mantiene al lector expectante hasta el último momento. Diversas características de esta novela la hacen única en la obra de Julio Verne. Por una parte, posee un carácter humorístico que no es común con otras novelas del autor. Las situaciones cómicas en las que se ven envueltos los personajes son protagonizadas por el ayuda de cámara de Phileas Fogg, lo cual contrasta con el personaje metódico que es su amo. No en vano, fue Cantinflas quien encarnó a dicho personaje en la correspondiente película y quien contraponía su humor y carisma a la flema británica de David Niven, el alter ego en la gran pantalla de ese loco inglés dispuesto a rodear el globo. Por otra lado,

La vuelta al mundo en ochenta días no recrea situaciones futuristas de la ciencia y la tecnología como en otros libros del autor, ya que el viaje es realizado en su totalidad por tren y barco, aunque posee ese rasgo común del dominio de la naturaleza por el hombre. Sin embargo, el “realismo” de la novela dio lugar a los viajes alrededor del mundo tan populares entre las clases más pudientes, así como una concepción del mundo distinta: el planeta nunca volvería a ser tan grande e inabarcable. Si bien la apertura del canal de Suez permitió que el viaje de Phileas Fogg fuese posible en la imaginación de Julio Verne, la gestación del submarino por parte de diversos ingenieros (entre ellos el español Isaac Peral) dio lugar a Veinte mil leguas de viaje submarino. La novela es realmente interesante tanto desde un punto de vista literario como científico-técnico.


RECOMENDACIONES LITERARIAS Un monstruo desconocido pone en jaque a todo los navíos a lo largo del globo. Ello da lugar a una expedición cuyo fin es la captura o muerte de dicha misteriosa criatura. Tras el fallido intento de caza del misterioso ser, tres miembros de la expedición, un arponero, un naturalista y su criado, se ven engullidos por su objetivo: el Nautilus. A bordo del ingenio del capitán Nemo, los tres personajes surcarán las profundidades de los océanos, que les depararán más de una sorpresa. Julio Verne fantasea con las profundidades submarinas, un mundo que todavía se resiste a nuestro conocimiento y control a pesar de ser el que más espacio ocupa en nuestro planeta. Cierto es que el autor pone de su imaginación en la novela, pero persiste un afán didáctico y de divulgación de los avances técnicos del momento. Así, se somete al lector a toda una lección de naturalismo submarino, de hidrodinámica y de geografía. No

obstante, tampoco son necesarias tomárselas muy en serio ya que el autor falla incluso haciendo los más elementales cálculos (una suma, concretamente) y sus razonamientos científicos son de lo más aventurado. El aspecto literario más destacado es la creación del capitán Nemo, un personaje misterioso y misántropo que ha roto toda relación con el mundo terrestre pues los mares le proveen de todas sus necesidades. Situado más allá del bien y del mal, el patrón del Nautilus ve con desdén todo acontecimiento acaecido en las sociedades humanas y no tiene más interés que el descubrir todos los misterios de las profundidades marítimas. Julio Verne crea un antihéroe con tintes épicos cuya actitud adoctrinadora y de enseñanza de los misterios submarinos con uno de sus inesperados tripulantes, el naturalista, lo sitúa como una figura paternal, con sus contradicciones y miserias. Y pocos actores se adaptarían mejor a estas características que James Mason, especialista en dar vida a personajes complejos y atormentados. Dándole la réplica en el film, como arponero rudo, duro y práctico, otra gran estrella del Hollywood clásico, Kirk Douglas. Una obra que la Disney trasladó a la gran pantalla de forma brillante, sin estropearla con su habitual estilo almibarado y empalagoso. Muchas más son las novelas que Julio Verne escribió aparte de estas dos, todas llenas de ese espíritu aventurero, innovador, inquieto, descubridor y científico. Muchas de ellas de gran renombre y calidad, aunque ninguna llega a alcanzar la fama de 20.000 leguas de viaje submarino o La vuelta al mundo en 80 días. Algo que, en parte, deben a las excelentes versiones cinematográficas de las que no gozaron otros títulos del francés. Algunos, como Viaje al centro de la Tierra, Miguel Strogoff o La isla misteriosa, con adaptaciones aceptables, aunque un tanto libres. De otros, más vale leerlos en el papel solamente y quedarse con el fantástico sabor de boca que nos queda; en cuanto a sus películas, mejor no preguntar.

Abel Sainz Jose Alfonso Ruedaé


PROGRESO O RETROCESO

S

on las 13:50 horas. Mientras apuro el penúltimo sorbo del delicioso dorado, escucho a mi sabio padre contándome batallitas con tal intensidad en su expresión que siento cierta envidia de no haber estado en el lugar de los hechos. A la vez, me imagino que la época en la que se encuadran estas historias, aunque durísima y represiva, era como una coctelera de sentimientos y cosas nuevas que descubrir. En definitiva, pienso que antes, a pesar de que era una época de fatigas y penurias, se sobreponían a base de imaginación, de saborear cada instante de vida y de disfrutar cada ratito con tu gente. Ahora sin embargo, a pesar de ser unos privilegiados que tenemos casi de todo, nos hemos convertido, por lo general, en una sociedad conformista, apática e insolidaria en la que cada uno va a lo suyo y se comulga con eso de ¡maricón el último! El progreso nos encamina cada vez más a ser seres totalmente independientes, hacia el individualismo, rompiendo muchos nexos de unión y lugares de encuentro. Cuando en los 70 y 80 la pandilla se reunía en su club cada día, ahora quedamos para chatear; cuando antes se iba al casino a ver tu partidito de fútbol con el ambiente y la guasa de los abueletes, ahora sintonizas Aljazeera y lo ves en tu casa; hemos cambiado la magia de una carta por la frialdad de un e-mail, los besos robados en la última fila del Garnelo o del Cinema Palacio por la soledad de tu cuarto viendo el último estreno que te has bajado del Emule. Es cierto que hemos avanzado mucho en el terreno de las nuevas tecnologías y me congratulo por ello pero, a cambio, hemos obtenido un cierto retroceso a nivel humano, y es que como dice un amigo, esto ya no es lo que era.

Quizá me esté excediendo en mi pesimismo hacia la sociedad actual, pero lo que pretendo con esta misiva es despertar el hambre por vivir y disfrutar de cada uno de nosotros a tope ya que, hasta que se demuestre lo contrario, vida no hay más que una y hay que aprovecharla al máximo. Aprovecho que mato mi copa al son de Sabina, ¡ay, Rocío!, para felicitar a El Coloquio de los Perros por organizar un año más la cata dirigida para jóvenes, un enclave magnífico para disfrutar de los caldos de nuestra fértil tierra, esperando que se inicien en ese maravilloso mundo del vino y pueda éste avanzar un poquito en su pelea con esos gigantes de viento como son la cerveza, el güisqui y sucedáneos, a los cuales yo tampoco rehuyo, hay un momento para todo. ¡Salud!

José María Polonio


Año IV - Número 13. El Ladrío

Debido a la sequía que nos azota, pertinaz como todas, la peor en muchas décadas, y a la escasez de un bien tan necesario como es el agua, nuestro hueso de esta revista va para la tan ansiada lluvia que parece que empieza a llegar, por fin, este otoño. Claro está, como siempre, nunca llueve a gusto de todos, pero que continúe. Y como una imagen vale más que mil palabras y la llegada del bucólico y nostálgico otoño nos ha vuelto taciturnos y faltos de ánimo escritor, ahí van dos fotos para ilustrar nuestro hueso en toda su dimensión y contraste.

• Porque esAño una vergüenza IV - Número 11. El que Ladríolos departamentos de los centros educativos se vendan a las editoriales de la forma en que lo hacen, obligando con ello a renovar los libros cada muy poco tiempo. La colección de DVDs que les regalan no compensa el esfuerzo económico de tantas familias que no pueden reutilizar los libros de un año para otro. • ¿Acaso las ciencias matemáticas (por poner un ejemplo) sufren transformaciones tan bestiales en sus conceptos cada dos años que imposibilitan el uso del libro del año anterior? • Si la educación es un derecho, ¿por qué comprarlos es una obligación? • Porque están menos subvencionados que una despedida de soltero. • Porque, si el estado se hiciese cargo de la edición de un único libro (a módico precio) para todas las clases de matemáticas (repito ejemplo) de todo el territorio nacional, saldrían beneficiados todos los hogares con hijos en edad escolar, y únicamente pondrían el grito en el cielo aquellos que hoy día especulan con la educación de nuestros hijos (véanse: editoriales, papelerías, centros comerciales, etc). ¿Mal de muchos, consuelo de pocos?. Un agudo mordisco merecen también todas las marcas comerciales que se suman al carro y que lanzan artículos de papelería con su imagen a precios nada populares (entiéndanse: Ágata Ruiz, los Simpsons, y un etcétera cuasi infinito). Y es que somos lo que compramos y no lo que sabemos.

Porque el saber no ocupa lugar, pero cuesta un riñón y parte del otro, el mordisco de esta edición se hundirá merecidamente en el trasero de quienes ponen su granito de arena para que en la vuelta al cole haya que hipotecarse para costear el elevado precio de unos libros que apenas se podrán reutilizar.


Cuestionario Montillano Asociación AFAMO Desde El Ladrío queremos realizar una serie de cuestionarios montillanos dedicados a los colectivos de nuestra ciudad, a conocerlos mejor y saber quiénes los forman. En esta edición de nuestra revista, continuando con el propósito de la sección, contamos con las respuestas de Tránsito Jiménez Merino, presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Montilla, AFAMO. 1. Motivo que hace nacer la asociación: La necesidad de unirse para conseguir la atención de los enfermos de Alzheimer y la de apoyarse mutuamente. 2. Objetivos principales: Dar calidad de vida a los enfermos de Alzheimer mediante la atención y estimulación. Descargar a los cuidadores, ayudarles a resolver sus problemas o por lo menos hacerlos más llevaderos. 3. Perfil de sus asociadas: Mujer (dos terceras partes) familiar de enfermo de Alzheimer. Cuidadora. No suelen dejar de ser socios aunque ya no tengan el problema. 4. Actividades próximas: Durante los meses de septiembre, octubre y noviembre se van a llevar a cabo las siguientes: - Instalación de mesas informativas con motivo del Día Mundial de Alzheimer. - Publicación y difusión del primer Boletín Informativo de AFAMO. - Emisión en Montilla Televisión del documental Un reto al cariño de la Fundación La Caixa. - Celebración de las III Jornadas de Enfermos de Alzheimer. - Encuentro de cuidadores formales e informales. 5. Un deseo que conseguir en el futuro desde la Asociación: La construcción de una Unidad de Estancia Diurna para enfermos de Alzheimer.

6. El mejor recuerdo como presidenta: Cuando vino Hilario Camacho a nuestra cena benéfica. El momento de contactar con AFAMO haciéndose solidario para nuestra causa fue inolvidable. 7. Principal obstáculo con el que se han encontrado: Los recursos. “HAY TANTAS COSAS POR HACER…” 8. Alguna colaboración o ayuda: No podría decir ninguna en concreto porque todas, y son muchas, nos las hacen con la ilusión de resolver necesidades, desde las más cuantiosas hasta las más humildes como esos 10• donados por una señora mayor para colaborar con la furgoneta de transporte de enfermos. Y, por supuesto, la inestimable ayuda de esos voluntarios que van pasando por aquí dejando una estela de vida y cariño que impregna a todos los que estamos dentro. 9. Otro colectivo o asociación de Montilla: APROSUB 10. Un personaje al que admiran: Dignos de admiración quienes, a pesar de sus quehaceres laborales y familiares, son cuidadores de alguna persona dependiente. Hay más de las que creemos.


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