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El deporte herramienta de inclusión

Sergio Díaz-Granados Director Ejecutivo BID para Colombia y Perú

Mas allá de las distintas categorías del deporte paralímpico y de las medallas que cada una de ellas genera, las competencias lo que demuestran es que las barreras son puestas por la sociedad, y que cuando estas son removidas, todos los participantes alcanzan su mayor potencial. En ese momento la discapacidad no existe.

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¿Cómo hacer para que ese sencillo, pero poderoso mensaje que transmiten los paralímpicos escale a todos los ámbitos de la sociedad? Es eso, a propósito, lo que busca corregir las Naciones Unidas, desde 2008, con la Convención de Derechos de Personas con Discapacidad: remover las barreras que impidan el goce y satisfacción de derechos.

Este propósito es, además, un desafío global de gran proporción. Según la OMS una de cada ocho personas tiene alguna discapacidad y para el Banco Interamericano de Desarrollo BID los datos consolidados arrojan que la prevalencia de la población con discapacidad esta en alrededor del 12% de la región de América Latina y el Caribe.

Excluir, consciente o inconscientemente a la población con discapacidad, además de un despropósito, es un sacrificio de la diversidad y una perdida de capacidad de crecimiento para la región. No es sostenible ni admisible que, entrando ya casi a la tercera década del siglo XXI, estemos todavía en modo reflexión o peor, en modo desconocimiento con respecto a las personas con discapacidad.

El BID lleva 60 años trabajando por mejorar las condiciones de vida de los latinoamericanos y caribeños, y en esa búsqueda y realización constante de la misión para la que fue creada el Banco, ha adelantado cerca de 40 operaciones en los países de la región y con ellas se ha hecho cada vez mas presente en la transformación de ésta.

En particular desde 1990, el BID ha adelantado distintas operaciones relacionadas con facilitar el goce de derechos a las personas con discapacidad. Igualmente, el Banco ha desarrollado productos de conocimiento para sustentar mejores políticas publicas y fortalecimiento institucional en la región.

Pero fue en 2015, con ocasión de los Juegos Paralímpicos Rio 2016, los primeros en jugarse en la región, que nos formulamos junto con Comité Paralímpico Internacional (IPC) unas preguntas: ¿qué le pueden dejar estos juegos a la región? ¿cuál puede ser su legado? ¿cómo una institución que busca mejorar vidas puede usar esta gran ola de los juegos?

Fue así como avanzamos en la construcción del proyecto “En sus marcas, listos… inclusión” para expandir en la región el acceso a la práctica del deporte paralímpico y por esta vía propender por mejores políticas de inclusión social y económica en beneficio de toda la sociedad.

Este proyecto concluyó con buenos resultados. Cerca de 300 líderes locales accedieron a formación y 400 atletas de 10 comunidades vulnerables asistieron a programas de e n t r e n a m i e n t o en deporte paralímpico. Muchas personas se beneficiaron con él y también, nuevas estrellas pudieron llegar y participar por primera vez en unos Juegos Parapanamericanos.

Estos buenos logros ahora se expandirán, gracias a la generosidad de los fondos japoneses en el BID y la Fundación Agitos, con nuevos recursos por $1.3 millones de dólares, que permitirán cubrir mas países de la región donde ya se han identificado cerca de 16 comunidades vulnerables. Así esperamos ver mas atletas convertidos en ejemplos de liderazgo en sus países.

Este camino que inició su recorrido en Rio 2016 y llegó a Lima 2019, tendrá mas estaciones en el año 2020. En Barranquilla, donde celebraremos nuestra próxima Asamblea, será el escenario para la discusión y presentación de nuevos y ambiciosos programas para remover barreras a las personas con discapacidad y el fomento del deporte paralímpico como herramienta de inclusión.

Y en Tokio 2020, cuando se celebren los Juegos Paralímpicos, esperamos poder compartir con otras instituciones para el desarrollo la experiencia conjunta del BID y el IPC, que ha permitido demostrar que el deporte paralímpico, mas allá de competencias y medallas, es un catalizador de profundos cambios en la sociedad.

Así, con una audiencia cada vez mayor, generada tanto por los juegos como por los grandes cambios tecnológicos, se abre la oportunidad de una conciencia colectiva que entienda que la discapacidad está en las barreras, visibles e invisibles, existentes en la sociedad y no en un especifico y creciente grupo de personas.

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