ocho arquitectos en la memoria

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O c h o A rq ui t e c t o s e n l a Me mo r i a

Mario Fernando Peña Solari, estudiante de primer año de Arquitectura de la Universidad de Chile. Luis Alberto Guendelman Wisniak, egresado de Arquitectura de la Universidad de Chile. Carlos Alfredo Gajardo Wolff, egresado de Arquitectura; Profesor Auxiliar de Taller Central de la Escuela de Arquitectura y Secretario del Departamento de Arquitectura de la Facultad de Arte y Tecnología, de la Universidad de Chile, Sede Valparaíso. Yactong Orlando Juantok Guzmán, egresado de Arqui tectura, Uni versi dad de Chil e, Sede Val para íso. Ayuda nte de l as cátedra s de Composición Arquitectónica y de Teoría e Historia de la Arquitectura y Presidente del Centro de Estudiantes de Arquitectura de l a misma Universidad.

Mario - Luis - Carlos - Yactong - Ida - Leopoldo - Alejandro - Francisco

Ida Amelia Vera Almarza, Arquitecta de la Universidad de Chile. Ejerció como arquitecta en la Corporación de la Vivienda (CORVI) y en oficinas privadas. Leopoldo Raúl Benítez Herrera, Arquitecto de la Universidad Católica. Profesor y Director del Departamento de Arquitectura de la Facultad de Arquitectura de la misma Universidad. Alejandro Rodríguez Urzúa, Arquitecto de la Universidad de Chile. Vicepresidente de la Co r po r aci ó n d e S er vi ci o s Ha b i ta ci o nal e s (COR HABIT); Fundado r de l a Escuela de Arquitectura de la Universidad Técnica del Estado en Concepción donde ejerció como Profesor de Taller de Composición Arquitectónica y Urbanismo.

O c h o A r q u i t e c t o s e n l a M e m o r i a

C o mi té d e Der ec ho s H um a no s y Ci ud a da n o s C o leg io d e Ar qu i tec to s de C hi le, 200 5

Francisco Eduardo Aedo Carrasco, Arquitecto de la Universidad de Chile. Especialista en Cálculo Estructural; Profesor e Investigador de las Escuelas de Arquitectura de la Universidad de Chile en Santiago y Valparaíso.



Ocho Arquitectos en la Memoria Comité de Derechos Humanos y Ciudadanos, 2005

Edición Fundación Espacio y Desarrollo Colegio de Arquitectos de Chile.


ÍNDICE PRÓLOGO Arquitecto Fernando Kusnetzoff

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INTRODUCCIÓN

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CAPÍTULO 1 MARIO FERNANDO PEÑA SOLARI Arquitecto René Urbina Verdugo

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CAPÍTULO 2 LUIS ALBERTO GUENDELMAN WISNIAK Arquitectas Alicia Alarcón R., M. Eugenia Santis D.

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CAPÍTULO 3 CARLOS ALFREDO GAJARDO WOLFF Arquitecta Viviana Teuche Vega

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CAPÍTULO 4 YACTONG ORLANDO JUANTOK GUZMÁN Arquitecta Viviana Teuche Vega

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CAPÍTULO 5 IDA AMELIA VERA ALMARZA Arquitecta Patricia Henríquez Orellana

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CAPÍTULO 6 LEOPOLDO RAÚL BENÍTEZ HERRERA Arquitecta M.Teresa Rojo Lorca

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CAPÍTULO 7 ALEJANDRO RODRÍGUEZ URZÚA Arquitecta Anamaría Barrenechea Grunenwald

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CAPÍTULO 8 FRANCISCO EDUARDO AEDO CARRASCO Arquitecta M. Cecilia Dinamarca Silva

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EPÍLOGO

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Responsabilidad Editorial Arquitectos: Anamaría Barrenechea Grunenwald M. Cecilia Dinamarca Silva M. Patricia Henríquez Orellana M. Teresa Rojo Lorca Viviana Teuche Vega René Urbina Verdugo Diseño y Diagramación Arquitecta Alicia Alarcón Ramírez Licenciado en Artes Alejandro Ortiz Espinoza Colaboración Arquitecta M. Eugenia Santis Doyhamboure Portada Primer Premio Convocatoria Obra Artística Mario Sagradini, Artista Plástico, uruguayo Fotografías Álbumes familiares y de amigos Archivo FAU, U. de Chile (págs. 34 ­ 40)


Prรณlogo


Sin Título Autora de la Obra: Arquitecta Francesca Clandestino González




P RÓLOGO

"El hombre separará la luz de las tinieblas

y, así como venció su orgullo vano e implantó su sistema para que se elevara el edificio, seguirá construyendo la rosa colectiva, reunirá en la tierra el material huraño de la dicha y con razón y acero irá creciendo el edificio de todos los hombres". Fragmento de "Oda al edificio", Pablo Neruda

Cuando aparece un nuevo libro o revista de arquitectura, el lector espera por lo general encontrar estudios, ilustraciones y comentarios sobre aportes y realizaciones recientes producidos por los cultores de esta milenaria y singular disciplina que concibe y plasma el espacio habitado por la sociedad de masas. Incluso cuando el texto se concentra monográficamente en un determinado arquitecto, su contenido versa sobre sus obras y su contribución en la evolución de la arquitectura. Por eso, nos resulta extraño y difícil prologar un libro que, por el contrario, da cuenta del corte abrupto, en su práctica, de ocho arquitectos chilenos, fríamente torturados y asesinados por los agentes de la siniestra dictadura que tres décadas atrás nos fuera impuesta por un conservantismo opuesto al progreso social. Ellos fueron sacrificados porque, como muchos otros arquitectos de su generación, estaban “contaminados” por la práctica social, por su participación responsable atendiendo a la demanda de los sectores más postergados de la sociedad chilena. Muchos otros arquitectos fueron denunciados, detenidos, encarcelados, vejados, sumariados, destituídos, relegados, exonerados, alejados de sus familias, de su medio y del ejercicio de su vocación. Se nos ha encomendado bosquejar una visión del contexto histórico en que la práctica de la arquitectura, al menos para una parte significativa de sus actores, asumiera en Chile una creciente responsabilidad en el encomiable intento de solucionar las contradicciones propias de una sociedad retrasada. Comienza esta visión a partir del año 1945 por dos causales de distinta dimensión. Primero, porque el término de la Segunda Guerra Mundial provocó en Chile, al igual que en la mayoría de los países latinoamericanos, una explosión de cambios substanciales en sus sociedades y en el medio urbano y segundo, como reflejo de esa dinámica, la enseñanza y práctica de la arquitectura introduce una fuerte dimensión social en sus programas. Nuestros pares detenidos y desaparecidos: Francisco Aedo, Leopoldo Benitez, Carlos Gajardo, Luis Guendelman, Yactong Juantok, Alejandro Rodríguez, Ida Vera y Mario Peña, fueron progresivamente incorporándose, sea como profesionales, académicos o estudiantes, a este nuevo, amplio y generoso movimiento hacia una auténtica arquitectura con sentido social.

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El co nd ic io na m ie nto d e l a a rq ui te c tu ra c hi le na p o r la s e s tr uc tu ra s s oc i al es y d e p od er e n e l esp acio urb ano. El ejercicio de la arquitectura –y su enseñanza que la reproduce– están subordinados a las ideologías dominantes a lo largo de su historia. En el siglo que hemos dejado recién atrás, episodios dramáticos como la revolución rusa en 1917 y la crisis mundial a partir del “crash” económico de EE.UU. en 1929, estimulan las demandas de las organizaciones de trabajadores en nuestro país y emerge como protagonista un nuevo actor, el Estado, que será el mediador “neutral” entre la demanda social y el papel de la ciudad como ámbito reproductor preferente del incipiente capital industrial y financiero. Esta creciente responsabilización del Estado en la solución de los problemas urbanos, coincide con las tendencias funcionalistas que afirman una racionalización del producto arquitectónico fundado en un rápido avance tecnológico. Vargas Salguero y López Rangel, destacan la “relación idílica” de los arquitectos de vanguardia con el Estado en los casos de Brasil, Venezuela, México y Chile, donde el funcionalismo corbusieriano y la austera estética industrial de la Bauhaus inspiran el diseño y la escala de los proyectos –sobre todo habitacionales– de origen estatal. 1 En su función de mediador, el Estado asume una postura populista procurando suavizar los efectos combinados de concentración urbana, segregación social y pauperización de los sectores obreros, desarrollando políticas favorables a la expansión del capital criollo. Una generación de arquitectos latinoamericanos en la década de los años 40, ve en el antiacademicismo funcionalista y en la promesa de un mundo mejor al término de la Segunda Guerra Mundial, una oportunidad de contribuir a una sociedad más justa con los instrumentos de su profesión. En Chile, bajo las políticas impulsadas por los gobiernos del Frente Popular a partir de Pedro Aguirre Cerda, dos son los temas que concentrarán la atención de los arquitectos: por una parte, la solución al “problema de la vivienda” y por otra el manejo del acelerado crecimiento urbano por medio de la planificación. Ambos temas se definen como interrelacionados y proliferan las investigaciones y propuestas de solución. En el ámbito universitario, esas demandas contribuyen a una consolidación de los recursos de formación profesional, materia que se explora más adelante. Leyes y decretos conforman un nuevo marco institucional, se crean entidades como la Corporación de la Vivienda en 1952, se ensayan mecanismos financieros y se precisan p r og r a m a s e s p e c í f i c os d e s t i na d o s a l a p ro d uc c i ó n y r e nov a c i ón d e l e s p a c i o ur b a n o. El gobierno conservador del Presidente Jorge Alessandri (1958­1964) da un nuevo paso hacia la institucionalización de la política urbana y habitacional. Bajo la presión de una fortalecida oposición de izquierda, se dicta en 1959 un Decreto, el DFL Nº 2, que sienta las bases de un esperanzador Plan Habitacional por el cual el Estado se propone canalizar toda la capacidad empresarial y pública en el cumplimiento de ambiciosas metas cuantitativas. El gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva (1964­1970) postula la reactivación de la economía del país y la ampliación de las políticas sociales. Entre otros mecanismos se impulsará una estrategia de “promoción popular” de modo de movilizar sectores “marginales”. El sector habitacional será instrumental en el cumplimiento de tales objetivos. En el primer año de la gestión Frei Montalva, se da un paso muy importante con la creación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (1965) que estructura su acción con cuatro Corporaciones. La coalición encabezada por el senador Salvador Allende triunfa en las elecciones presidenciales para el sexenio 1970­1976. La delicada situación política condicionó los pasos iniciales del gobierno en su esfuerzo por vitalizar la economía y producir una redistribución del ingreso en favor de las mayorías nacionales. Las políticas urbanas y habitacionales son llamadas a jugar un papel destacado en el centro mismo del conflicto. Allende lanza un Plan de Vivienda de Emergencia con una meta de las 80.000 unidades para ese año, con claros objetivos

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económicos y políticos y con una definición de la vivienda como un derecho de todas las familias chilenas, cuando no menos de 300.000 personas vivían en campamentos precarios en Santiago metropolitano y casi un millón en el territorio nacional como “allegados” a viviendas ajenas o en habitaciones insalubres o ruinosas y con alto hacinamiento. Este plan se cumplió en gran parte, pero fue evidente que no sería posible repetir esas metas en los próximos años en un marco económico muy restringido. A pesar de las dificultades, el gobierno de la Unidad Popular produjo un impacto que ­a treinta años de su derrocamiento en 1973­ se recuerda como un período de gran avance democrático en Chile, período en que se da una convergencia extraordinaria entre trabajadores y profesionales. En el caso de los arquitectos, no sólo quienes militaron en los partidos de gobierno, sino además un creciente número de ellos, reconoció como imperativo moral el involucrarse a fondo en un proceso de tanta significación social. Los logros en el sector urbano y habitacional fueron dramáticamente alterados por la dictadura militar y sus tecnócratas civiles. En un ambiente brutalmente represivo se desmovilizaron las organizaciones populares, se regresó a una dogmática economía de mercado y se desmantelaron las estructuras del Estado creadas por los cinco gobiernos precedentes. A meses de su gobierno, la dictadura hace explícita su intención de hacer de la ciudad y de la industria de la construcción, piezas claves en la ampliación del capital especulativo. Erradicación de poblaciones, concentración de la construcción en conglomerados económicos, disminución de niveles de calidad, arbitraria extensión de los límites urbanos y represión violenta de los sectores más afectados; caracterizaron las políticas sectoriales del régimen. Sobre todo en los años recesivos, se hará evidente el caracter injusto y clasista del gobierno militar, con la reemergencia de la gestión liberal por medio de la especulación territorial e inmobiliaria que vivirá un período de euforia. En este marco desmovilizador, la propia organización gremial de los arquitectos verá disminuídas sus atribuciones como agente cautelador de las funciones profesionales al servicio de la sociedad. La form ación del arquitecto en una socied ad en desarrollo Este análisis a grandes rasgos de la evolución de las estructuras y políticas urbanas nos da un contexto útil para la comprensión del papel jugado por los arquitectos, en la concreción espacial de ciudades y áreas habitacionales a lo largo de aquel complejo proceso de cambio social. En las primeras décadas del siglo XX se incorporan a la enseñanza de la Arquitectura ­existente desde 1849, como Curso y más tarde como Escuela, en la Universidad de Chile­ nuevos conceptos derivados del marco europeo, fundamentando el ingreso de los estudios de Urbanismo en la carrera de los arquitectos. Posteriormente la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica da pasos similares consolidando la formación profesional. En 1929 se dictará la primera Ley General de Construcciones y Urbanización. La invitación al profesor vienés Karl Brunner ese mismo año como consejero urbanista del gobierno y profesor de la Universidad de Chile, significa un paso decisivo hacia la concepción de un urbanismo funcionalista. La década del 30 contempla el inicio de un proceso reformista de la enseñanza que formula una nueva conceptualización racionalista derivada de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) y que llevará en 1944 a la creación de la Facultad de Arquitectura, nombrando primer Decano al profesor Hermógenes del Canto. Así, la Escuela se independiza de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Dos años antes se legisla sobre el Colegio de Arquitectos de Chile como agrupación profesional. Sólo en 1965 se agregará oficialmente a la Facultad el término Urbanismo, en paralelo a la creación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo en el gobierno de Frei Montalva. 2 La postguerra, con la derrota del fascismo y una reordenación de las fuerzas internacionales, trae vientos ideológicos optimistas que se expresan en una visión del arquitecto y la arquitectura “integral” entusiasmando

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a la nueva promoción de estudiantes con sus conceptos de compromiso con la sociedad chilena. Se aprueba un plan de estudios, en 1946, estructurado en dos Ciclos, de Análisis y de Síntesis. La carrera se expande a seis años, con el último dedicado a Seminarios de investigación, (etapa previa al “proyecto" final para optar al título de Arquitecto) reforzados con la creación, en 1952, de cuatro Institutos de investigación siendo Decano el profesor Héctor Mardones Restat: Historia de la Arquitectura; Edificación Experimental (concebido y dirigido por el profesor Francisco Aedo, uno de los arquitectos que se evocan en este libro); Estabilidad Experimental (refundado) y Vivienda, Urbanismo y Planeación. Estos institutos, de acuerdo a su área de acción, contribuirán a una mayor especialización de los estudiantes y a una creciente vinculación con los problemas reales de la sociedad chilena. Exposiciones como “Las Grandes Ciudades del Mundo” o el Seminario sobre el Gran Santiago vitalizan el interés público en los problemas urbanos. Por su parte, la Facultad de Arquitectrura de la Universidad Católica desarrolla también su estructura de enseñanza y de investigación durante el decanato del profesor Sergio Larraín G.M. En 1957, al hacer crisis de capacidad su viejo edificio en Plaza Ercilla, la Facultad de la Universidad de Chile se traslada a su campus en Los Cerrillos, con el importante apoyo filantrópico de la Fundación Salomón Sack, donde funcionará hasta ser intervenida por intereses de la dictadura que destinará el campus a la formación y entrenamiento de Carabineros, durante el decanato del arquitecto Gastón Etcheverry. En la siguiente década, paralelamente al avance en la formación profesional, se produce en la FAU un fuerte desarrollo de divulgación de las investigaciones, de debate de los problemas del habitat, de actividades de extensión, incluso de participación profesional acotada (asistencia técnica popular, planes reguladores, proyectos para varios edificios universitarios, estudios de restauración de arquitectura histórica, etc) En 1961 se publica la “Revista de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile“, la primera de su historia, el Instituto de la Vivienda, IVUPLAN lanza la “Revista de Planificación ” en 1964, después el CIDU 6 publica “ EURE ” , la Universidad Católica genera su propia " Revista de Arquitectura”, el Colegio de Arquitectos contribuye con “CA Ciudad Arquitectura” y un grupo independiente lanza “AUCA , arquitectura, urbanismo, construcción, arte”. Los institutos pasan del desarrollo de investigaciones monográficas a dar asesorías a industrias, corporaciones, comunidades y ciudades a lo largo del país. Se organizan encuentros, conferencias, exposiciones, congresos y otras actividades que conforman un ambiente propicio al intercambio intenso entre profesionales, autoridades, académicos y las comunidades. En el año 1968 se impone el vertiginoso proceso de reforma democratizadora del sistema universitario nacional, produciéndose la renovación de las autoridades centrales y de las facultades en la Universidad de Chile y en la Universidad Católica. Un nuevo estilo de relaciones y prioridades refleja una mayor sensibilidad al proceso de cambios en marcha en la sociedad chilena toda. El año 1968, la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica enfrenta una prolongada lucha interna entre profesores y alumnos de un creciente sector progresista y las estructuras de poder que por medio de una represión administrativa buscaban bloquear los cambios propuestos. Esto culminará en la renuncia colectiva del sector conservador. De este modo se consolida una división en que el sector progresista –del cual formaba parte el profesor Leopoldo Benítez, evocado en este libro memorial ­se concentra en un nuevo Departamento de Arquitectura en Abril de 1970 abierto a las fuerzas sociales del país y con un generoso mensaje renovador en términos de “Penetrar en América es desentrañar su cultura, es hacer su historia, es participar en su lucha. Es ser pueblo, en sus ciudades, calles, poblados, cordilleras, selvas y valles.” 3 La Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile logra a partir de 1968 una expansión significativa de recursos humanos y de programas académicos con una visión independiente pero sensible al acontecer nacional. Se establecen importantes convenios de cooperación con entidades nacionales y con centros académicos extranjeros. Un esfuerzo extraordinario permite mantener las actividades docentes y de investigación durante el período de gobierno del Presidente Allende en un ambiente pluralista, mientras

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se acentúa la participación de muchos arquitectos y estudiantes en el intenso proceso político que el golpe sangriento decapitará abruptamente el 11 de Septiembre de 1973. Se produce además una desconcentración académica hacia las regiones. Se consolida en Valparaíso la Escuela creada en 1960, mediante un proceso de reforma que culminará en 1968 y en el cual tuvieron un rol preponderante dos colegas detenidos desaparecidos: Carlos Gajardo y Yactong Juantok. En Concepción el arquitecto Alejandro Rodríguez –también hecho desaparecer por la dictadura­ que presidía la Delegación Regional del Colegio de Arquitectos, contribuye a la creación de una Escuela de Arquitectura adscrita a la Universidad Técnica del Estado, integrando el primer equipo docente de la escuela que después pasará a ser parte de la nueva Universidad del Bío­Bío. El tirano nombra a militares como rectores delegados en casi todas las universidades del país, los que prestamente deciden destituir a las autoridades democráticamente electas. En la Universidad de Chile, se procede a suspender a muchos funcionarios acusados al vuelo de “gravísimos cargos”, a sumariarlos y a invitar a la comunidad universitaria a la delación encubierta ante fiscales designados. El comportamiento siniestro de unos pocos colegas resentidos e irresponsables y la suma de arbitrariedades cometidas al amparo de la dictadura, constituye un sombrío capítulo de la historia de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, cuyo conocimiento y exposición es una tarea pendiente y necesaria. Este libro ­que me honra prologar­ preparado con dolor y respeto pretende hacer justicia al sacrificio máximo de nuestros ocho colegas por un compromiso que perdura, en el período más aciago de nuestra historia.

Fernando Kusnetzoff 4

1 " La crisis actual de la Arquitectura Latinoamericana”, en "América Latina en su Arquitectura", Roberto Segre, editor, UNESCO, 1975. 2 Para esta sección han sido muy valiosos dos textos: a) de María Isabel Pavez "La institución del urbanismo en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile”, FAU, Noviembre 1992, y b) "Ciento cincuenta años de enseñanza de la arquitectura en la Universidad de Chile", FAU, Noviembre 1999. 3 Informe EIDA, equipo de investigación de la enseñanza de la arquitectura, Universidad Católica 1970. 4 Fernando Kusnetzoff, Arquitecto, ICA 1015. Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile desde 1968, hasta su destitución por la Junta Militar en septiembre de 1973. Profesor visitante de la Universidad de Berkeley hasta 1987. Consultor del Centro para los Asentamientos Humanos, de la Organización de Naciones Unidas, en diversos países de América Latina y paralelamente ha mantenido su ejercicio profesional en California, USA.

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Introducciรณn


Sin Título Autor de la obra: Arquitecto Hans Fox




I NTRODUCCI ÓN “En un extremo del campo de concentración de Bergen Belsen, en Alemania; y muy cerca de donde se alzaban los infames hornos crematorios, en la superficie áspera de una piedra, alguien, ¿quién?, grabó, tal vez con la ayuda de un cuchillo o de un clavo, el más dramático de los reclamos: “yo estuve aquí y nadie contará mi historia.” “¿Qué puedo hacer yo para que esto nunca vuelva a repetirse?, sobreviene el deseo de conocer y contar la historia de cada una de las víctimas, de aferrarse a la palabra como única conjura contra el olvido, de contar, nombrar los hechos gloriosos o insignificantes de nuestros padres, amores, hijos, vecinos, amigos, de hacer de la vida un método de resistencia contra el olvido, porque, como señaló el poeta Guimaraes Rosé, narrar es resistir.” Luis Sepúlveda "Historias Marginales" 1 Han transcurrido 30 años desde la detención y ajusticiamiento de siete hombres y una mujer, a quienes se les interrumpió abruptamente sueños y proyectos de vida, luego de ser detenidos. Los opresores en su desquiciamiento no trepidaron en torturarlos brutalmente, destruirlos, hacerlos desaparecer. Ellos forman parte de la porción más cruelmente afectada por la dictadura militar que se adueñó del poder en Chile durante 17 años. Ellos, entre los cuales se encontraban directivos del más alto nivel docente y profesional, dirigentes gremiales y estudiantiles, enlutan a nuestro gremio, a sus familiares y amigos. Ellos s on la c a us a d e l a p ub l ic a c i ón de es t e li b ro q ue b us c a t er m in a r c o n l a i m p uni da d :

M A RI O F ER NA N DO P EÑ A SOLA RI : Estudiante de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, 21 años, detenido el 9 de diciembre de 1974. LUI S A LBERTO GU ENDELM AN W I SN I A K: Egresado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, 26 años, detenido el 2 de septiembre de 1974. Y A CTONG ORLA N DO J U A N TOK GU ZM ÁN : Egresado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile Sede Valparaíso, 26 años, detenido el 12 de septiembre de 1973. I DA A M ELI A VER A A LM A RZA : Arquitecta Universidad de Chile, 31 años, detenida el 19 de noviembre de 1974. CA RLOS ALF REDO GA JA R DO W OLFF: Egresado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile Sede Valparaíso, 34 años, detenido el 20 de septiembre de 1974. LEOP O LDO R A Ú L B EN Í T EZ H ER R ER A : Arquitecto Pontificia Universidad Católica de Chile, 37 años, asesinado el 17 de septiembre de 1973. A LEJ A N DR O R ODR Í GUEZ U RZÚ A: Arquitecto Universidad de Chile, 49 años, detenido el 27 de julio de 1976. F RA N CI SCO EDUA R DO A EDO CAR R ASCO: Arquitecto Universidad de Chile, 64 años, detenido el 12 de septiembre de 1973, liberado el 30 de julio de 1974 y nuevamente detenido el 7 de septiembre de 1974.

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¿Quiénes fueron ellos? ¿Por qué los detuvieron y los hicieron desaparecer? ¿Quiénes ordenaron su captura y quienes los detuvieron? ¿Quiénes los denunciaron? ¿Dónde los mantuvieron secuestrados? ¿Los vio alguien en sus centros de reclusión antes de desaparecer? … Algunas de estas interrogantes podrán despejarse en las páginas que siguen. Otras, desgraciadamente continúan hasta hoy día en la penumbra… Cuando el Doctor Salvador Allende fue elegido presidente de Chile, se generó una gran efervescencia por la esperanza de un país con justicia y equidad; los marginados pasaban a ser protagonistas de la historia y esto exigía un compromiso, el que también asumimos profesionales y estudiantes. Sabíamos que era una tarea extremadamente difícil y que la derecha usaría toda su fuerza y poder para impedirlo, pero nunca imaginamos la forma en que se destruiría ese sueño... nunca imaginamos que algunos, tantos, miles... serían los “elegidos” para sufrir las peores torturas y aberraciones, para terminar aniquilados en el fondo del mar o en alguna fosa jamás encontrada. Son muchos y es nuestro deber que cada hombre, cada mujer, cada historia de vida de esos miles de detenidos desaparecidos, quede grabada por siempre en cada piedra de este largo país. Este libro ­escrito por arquitectos­ nació al interior del Comité de Derechos Humanos y Ciudadanos del Colegio de Arquitectos de Chile, como un deber moral en el rescate de la memoria y un homenaje a nuestros siete colegas detenidos desaparecidos y uno ejecutado en el período de feroz dictadura militar instaurada en Chile el 11 de septiembre de 1973. Sus historias, contadas a través de testimonios de familiares, amigos o colegas; revelan como en sus vidas se conjugan armónicamente el trabajo profesional, la docencia, la militancia política y el amor. La vitalidad e idealismo eran el motor para materializar sueños y compromiso en el “hacer arquitectura, ciudad o universidad”. Con intereses y utopías comunes muchas veces sus historias se cruzan, dejando huellas imborrables en quienes compartimos ideales o fuimos sus amigos. Es por tanto, nuestro anhelo, como autores del libro, que éste constituya un legado para las nuevas generaciones de arquitectos y estudiantes de arquitectura. Al conocer la solidez humana de nuestros colegas homenajeados, algunos se preguntarán: ¿si ellos hubieran sobrevivido, existiría más de un libro, más de un reconocimiento o premio a su labor como arquitectos?... es probable..., si ellos estuvieran físicamente con nosotros, aún a pesar del golpe militar que terminó con el gobierno de Allende, seguramente la historia de Chile tendría menos dolor. Así, es también nuestro deseo, continuar con la tarea colectiva de desenmascarar la historia de este país durante la dictadura militar. Es necesario recordar que a partir del golpe militar en Chile, gran número de arquitectos fue víctima de prolongadas detenciones, torturas y confinamientos en diversos campos de concentración levantados a lo largo de todo el país o en buques de la Armada en Valparaíso. Algunos fueron liberados, debiendo viajar posteriormente a diversos países o permaneciendo ­los menos­ en Chile, en condiciones adversas. Muchos fueron expulsados del país, obligados a emigrar o a exiliarse debido al hostigamiento y persecuciones de las que fueron objeto, destruidos sus lazos familiares, sus oficinas profesionales, su posición laboral o económica, debiendo rearmar sus vidas en países desconocidos, con lenguas y hábitos culturales distintos. Algunos han muerto en el exilio. Todos ellos ­los que aún viven y los que nos han dejado­ están presentes en este libro. Los autores y quienes han participado en esta creación colectiva, creemos representar el sentimiento de muchos que

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conocieron y amaron a nuestros colegas detenidos desaparecidos, con el fin que otros también los conozcan a través de estas páginas. Fueron muchos los aportes, llamados, sugerencias que enriquecieron esta obra, resultando insuficientes las páginas para estampar tantos recuerdos, llorar tantas lágrimas, disfrutar risas, alegrías y proyectos compartidos con nuestros colegas ausentes y recuperados en la memoria. Nos vimos obligados a sintetizar testimonios de esta memoria colectiva, en una tarea difícil, realizada con respeto y amor. Nuestros colegas aquí recordados, eran seres humanos íntegros, valientes, inteligentes, solidarios, incansables, plenos de sueños. Una férrea postura y compromiso con la sociedad, determinó que ellos fueran las víctimas... ¡arrebatados a la vida sin razón, sin culpa!... ellos fueron nuestros compañeros de taller y de aventuras o colegas en oficinas profesionales, nuestros amigos y a veces amores... Ellos dejaron hijos, familias desmembradas, algunos no alcanzaron a tener el hijo que deseaban, algunos recién iniciaban su vida profesional y entre ellos, una mujer ­Ida Vera­ arrancada a los suyos a los 31 años. La presencia de todos ellos nos ha hecho falta... nos duele su ausencia. Los que fuimos sus amigos, tenemos hoy el deber moral de persistir en la búsqueda de la verdad y la justicia ­estamos ciertos que ellos lo habrían hecho si la historia hubiera sido distinta­. Y en esta búsqueda, queremos unir a todos los que aman la vida y la paz, en un gran gesto de amor, justicia y solidaridad, en la esperanza que este libro ­recuerdo ­ testimonio ­ denuncia­ lleve a la meditación y convoque. Creemos en la solidaridad como un compromiso que debe estar presente en todos los actos humanos. Los torturadores y asesinos de nuestros colegas y de tantos otros, caminan entre nosotros, los hemos visto pasar, no se ven diferentes... y deben ser juzgados, deben rendir cuenta a la sociedad. No es difícil imaginar los pensamientos que cruzan por la mente de una persona sometida a tan siniestros métodos de tortura... cerca nuestro, la colega Anamaría Barrenechea que vivió los horrores de la detención, nos conmociona con su relato: “ El procedimiento se inicia con el secuestro, efectuado

normalmente sin testigos. Un grupo de agentes somete a la víctima por la fuerza o la engaña mediante el subterfugio de que se la cita a una breve declaración para ser liberada inmediatamente después ­nada de esto es cierto­. A los pocos metros comienzan los apremios y vejámenes: ojos vendados, manos esposadas, capuchas ensangrentadas o inmundas cubriendo las cabezas hasta el cuello, gruesos anteojos negros que desorientan totalmente, a fin de agravar en el detenido el sentimiento de indefensión y de aislamiento. A empujones y culatazos, la víctima es lanzada hacia algo que puede ser un recinto, una escalera, un pozo, o arrojada directamente al suelo. En esos instantes, ya no es ni siquiera una víctima. No sabe dónde está; si está sólo o no; si los murmullos que escucha son de otros compañeros o de torturadores... en la oscuridad total donde se ignora todo... podríamos suponer que lo único que desea es que suceda algo o que acabe todo. Recién, podemos suponer que reaparece el ser humano pensante, lo que no significa un alivio sino todo lo contrario... ¿qué quieren de mí?... ¿qué me van a hacer?... ¿seré capaz de resistir y no hablar?... ¡y mi familia, mi compañera o compañero, mis padres o mis hijos!... ¿sabrán lo que ocurre conmigo?... ¿estarán sufriendo mi misma suerte?... ¿estarán i nd ag an d o m i p ar ad e ro ?.. . ¿Y A H OR A QU É? ... ¿Y AH OR A QU É ?.. . ¿Y AH OR A QU É? ... ” Estas angustiosas interrogantes deben haber afectado a nuestros compañeros, detenidos desaparecidos para siempre. Ahora ya sabemos que fueron torturados horrendamente, que fueron sepultados clandestinamente en piques mineros o en quebradas abandonadas. Que más tarde, sus restos fueron inhumados clandestinamente y triturados sus huesos o que fueron arrojados hasta las profundidades del océano a fin de borrar todo vestigio del martirio.

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El abogado Eduardo Contreras Mella, en su libro “El Desaforado” 2 , señala en relación a Villa Grimaldi “...

las órdenes de eliminar a algunos de los prisioneros llegaban desde el cuartel general de la DINA. Entonces, las víctimas eran sacadas en grupos de diez personas, esposadas y vendadas. Los trasladaban hasta el recinto militar de Peldehue en donde les inyectaban una sustancia letal. Diversos testigos militares y carabineros que participaron en los asesinatos, han declarado que los cuerpos eran posteriormente metidos junto con trozos de rieles en sacos que cosían con alambre y llevados en helicópteros del ejército hacia las zonas costeras en donde se les arrojaba al mar. Así fue como desaparecieron una considerable cantidad de hombres y mujeres que resistían a la dictadura”. Aún nos estremecemos al conocer la verdad horrorosa que poco a poco se ha ido develando durante estos treinta años. Todo lo que se ha escrito sobre esa verdad resulta insuficiente frente a la magnitud de los hechos y así lo expresa el abogado Eduardo Contreras: ­“Los diversos querellantes fuimos presentando

testigos, documentos, textos. Los estremecedores relatos de las mujeres violadas, de los niños torturados, los primeros careos, el testimonio de conscriptos que se vieron forzados a cumplir órdenes demenciales, todo eso fue sin duda sensibilizando al magistrado –don Juan Guzmán Tapia­ mostrándole que no había exageración en las querellas; al contrario, siento que ni nosotros mismos conocíamos en toda su dimensión el horror desencadenado en este país. Es la fuerza de la verdad la que explica que un juez sensible no haya podido permanecer impasible frente a los hechos que han desfilado día tras día ante sus ojos y oídos”­. El Comité de Derechos Humanos y Ciudadanos del Colegio de Arquitectos de Chile, ha tenido una activa participación en la presentación de querellas en contra de los culpables de las desapariciones. También en la realización de actos recordatorios y de homenaje a los arquitectos detenidos desaparecidos y un ejecutado, desde el año 1984. Los retratos de nuestros colegas se encuentran en el Salón de Honor de la Sede del Colegio, desde el año 1990. Otros homenajes se han realizado, tal es el caso de la inauguración de una placa conmemorativa en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso el 5 de septiembre de 2003, gestionada por el Centro de Ex alumnos, en memoria de Francisco Aedo, Carlos Gajardo y Yactong Juantok. También el Centro de Estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile en Santiago, realizó un acto el 11 de septiembre de 2000, pintando los rostros de algunos colegas homenajeados en los muros de la Facultad.

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Vino entonces la ola de sangre alimentando de horror cada puerta, ensombreciendo la mañana, la tarde, arrastrando su miseria terca hasta secar el corazón de la patria.

Poema Arquitecta M. Eugenia Santis D.

Se llevaron a los mejores de los nuestros, a los mejores cortaron su voz cobardemente y ellos en nombre del amor callaron y con su amor evitaron nuestras muertes. Desde el centro del futuro nos llaman en silencio hoy gritan nuestros nombres nos piden traerlos a la vida y recibirlos tal y como eran cuando estaban. Nos piden un espacio propio en nuestro corazón y existencia nos piden la vida que es la memoria la memoria, en fin, que es el mañana.

A I da, M ario, Luis, Y actong, Carlos, Leopoldo, Alejandro y Francisco… les entregamos este libro con respeto y emoción, sentimientos de tristeza e impotencia por los hechos acaecidos, alegría y esperanza por lo que ellos fueron… Simbólicamente esperamos su aprobación –eran rigurosos– a este proyecto que emprendimos como un homenaje, como una expresión del no olvido, del recuerdo, de la amistad por siempre, del orgullo de haber compartido sueños comunes... y la esperanza de compartir con nuestro gremio este recorrido por sus vidas y el sentimiento de la mayoría del pueblo chileno: ¡P AR A QU E N UN CA M Á S VUELVA A SUCEDER!

1 L uis S e p úlv e d a . C it a d e l l ib r o “ Hi st or ia s Mar g in al e s”, Ed . S e ix B ar ral . B u e no s A ir e s , 2 00 0. 2 Eduardo Contreras Mella. Cita del libro “El Desaforado” Crónica del juicio a Pinochet en Chile, 2003.

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En el año 1984, am parados en la Com is ión de Cultura del Colegio de A rquitectos , se hom enajeó a nuestros colega s Detenidos Des aparecidos

“Esto que protagonizamos un grupo de jóvenes arquitectos, y que ocurrió hace más de 20 años, nos marcó tanto a nosotros, como a aquellos que nos apoyaron en temas específicos de la investigación, a los que asistieron a la exposición y al evento de clausura. Hoy sabemos, que aquello nos otorgó la confianza de los familiares. Conocimos más en profundidad a varios de ellos y pudimos compartir con la familia de Alejandro Rodríguez, de Luis Guendelman, con la mujer de Francisco Aedo y con la hermana, así como con la madre de Ida Vera. Acceder a las familias de Yactong Juantok y de Carlos Gajardo, fue lo más difícil, principalmente porque eran de región”. Arquitecta Myriam Pilowsky Koremblit

“Ese acto fue una historia de voluntades y consensos, de producción dolorosa y convicciones aferradas. Iniciamos un trabajo pulcro y metódico, indagador y desgarrador, hurgando en las cartas, las fotos, los desencuentros, los destinos, las historias y las miradas de esposas, padres, hijos, hermanos y am ig os de q ui enes sa bí am os hab ía n s id o toma dos , a pre sa dos y nunca má s a pa rec id os . El Colegio de Arquitectos fue el espacio receptivo, el espacio de trabajo, un taller de arquitectura humana, para quedarse, para trasnochar, para cuajar la información y el material, para albergar los avances que día tras día resultaban de nuestro arduo trabajo. En ese entonces el diaporama artesanal era el sostén de nuestra producción, y la diapositiva nuestra posibilidad única de transmisión. Fueron meses de trabajo intenso y de intensos sentimientos, donde nuestros escuálidos bolsillos producían mágicos dineros sacados de la nada para invertir en todo aquello necesario, que requiriese un evento de tal magnitud y de tal ambición emocional. Finalmente lo hicimos, finalmente llenamos la Sede Gremial con más de 400 personas, mirando, escuchando y sintiendo, lo que allí estaba sucediendo. Hablamos, cantamos, sonreímos y lloramos... nos abrazamos. ... Estoy aquí recordando, sintiendo ese tiempo como si fuera hoy y reviviendo el suceso íntimo y público que significó ese acto del 84... nuestro homenaje del 84... Han pasado ya 21 años... antigua mayoría de edad. Estamos más crecidos, pero no por ello vencidos”. Arquitecta Mireya Danilo Brzovic

Al homenaje llegó sorpresivamente con su aporte, el arquitecto, pintor y grabador, Nemesio Antúnez, retornado ese mismo año de un largo autoexilio en Europa, quién en esa ocasión, donó la obra que se incluye en este libro.

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Obra donada por Nemesio Antúnez, con motivo del Homenaje a los Arquitectos Detenidos Desaparecidos, el año 1984.

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Capítulo 1

Mario Fernando Peña Solari


"Horror Vacui" Autores de la obra: Arquitecto Humberto Eliash y Elisa Eliash



ÍNDICE CAPÍTULO 1 MARIO FERNANDO PEÑA SOLARI Autor: Arquitecto René Urbina Verdugo

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POEMA

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MARIO FERNANDO PEÑA SOLARI

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TESTIMONIO Malucha Pinto Solari, prima de Mario

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TESTIMONIO Arquitecto Raúl Bustos

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TESTIMONIO Arquitecta María Verónica Bastías

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TESTIMONIO Arquitecta Valeria Vásquez

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“Y un mal día … el 9 de Diciembre de 1974 …”

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(Un Principito negro… y rojo) estudiante militante nació el 1 de enero de 1953 fue detenido el 9 de diciembre de 1974 torturado en “La Venda Sexy” y en “Villa Grimaldi“. Testigos prisioneros lo vieron con semi­vida hasta mediados de 1975. El Ejército de Chile declaró haberlo lanzado al mar Pacífico ¿ vivo ?

¿ muerto ? ¿ verdadero ?

¿ falso ?

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M A RI O FERN A N DO P EÑA SOLA RI no tenía tiempo de vida que perder y por eso decidió nacer el primer día del primer mes, de un p r i m e r a ñ o q u e s e multiplicó 21 veces y se detuvo. En tinieblas quedó s u c o r t a p r e s e n c i a , desaparecida… NO muerte… NO vida

Hay quienes sostienen que según la posición de los astros en el cielo se define el destino de los seres terrestres al nacer. Otros piensan que son los sucesos terrenales que conmueven profundamente una sociedad y a cada individuo, los que van señalando el sino de vida a sus contemporáneos. A la llegada de Mario al mundo en 1953, una constelación poco auspiciosa para él reinaba arriba. Pocos meses antes se producía el re­nacimiento político de un ex­dictador, un general, obviamente: Carlos Ibáñez del Campo, que volvía ­en tenida de civil y entronizado por una amplísima mayoría popular desmemoriada­ a gobernar Chile, después de haberlo pisoteado veinticinco años antes. El nuevo gobernante fue una fallida esperanza popular cuando terminaba el inicuo sexenio del Presidente radical Gabriel González Videla, conocido hoy por el pueblo, buen historicista esta vez, como “el Traidor”. Este personaje elegido por las fuerzas de izquierda, se volvió rápidamente contra ellas inaugurando los primeros campos de concentración en Chile. Apoyándose en la supuesta llegada inminente de una tercera Guerra Mundial e inspirado por la política de caza de brujas, imperante en USA en esos años; reprimió duramente a los trabajadores chilenos.

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Le sucedió el gobierno populista del mencionado general (R) Ibáñez que sólo logró entregar el poder a la rancia derecha en la persona del electo Presidente Jorge Alessandri (1958). Y así, una década después, en 1968 (cuando las calles del viejo París fueron desadoquinadas por miles de estudiantes que con esa pétrea manifestación de fuerza y con agudas consignas revolucionarias, proclamaban una nueva era del poder juvenil) Mario Fernando tenía acumulada, a sus quince años, una consistente información sobre los avatares de la política nacional y sobre la experiencia de una intervención estudiantil en los dificultosos asuntos del poder.


Recordando a su primo hermano desaparecido, la actriz Malucha Pinto Solari; nos entrega impresiones sobre esa época que compartieron y que enmarcó su común adolescencia: (…) "Claro… estábamos en la época inmediatamente anterior a la Unidad Popular, durante la presidencia de Frei Montalva. Era pleno tiempo de ideología marxista, socialista, de Cuba, de mayo del 68, de la guerra de Vietnam, de todo eso que nos envolvía a todos. Era un momento en el cual los jóvenes teníamos un lugar muy destacado, muy importante, o sea, una como joven sentía que venía algo al mundo, que lo que uno hacía tenía un espacio, tenía un peso, tenía un valor. Y también uno tenía sensación de éxito, de victoria, que lo que se emprendía resultaba: se había derrotado a los gringos en Vietnam, un piquete de barbudos había logrado hacer la Revolución en Cuba, los hippies se imponían en USA. De algún modo este gran movimiento progresista que aunaba a los hippies, a los existencialistas sartrianos, a los izquierdistas, a los comunistas, era una gran ola que se estaba dando, resultando, estábamos todos incluidos en eso…” Y Mario Peña estaba en eso, por supuesto. Además de su inteligencia, de su afán de saber del mundo todo, otras realidades condicionaban su formación ideológica y política. Su homónimo padre fue funcionario público de carrera en algún ministerio, de rango modesto de clase media, pero viviendo dignamente en una casa en Gran Avenida, sin grandes apuros económicos. Su carácter romántico se proyectó tal vez sobre la personalidad de este hijo, dejando libre el espacio de la racionalización y de la acción en manos de Olga Solari, la madre. El proceso de formación de la identidad de Mario F e rn a nd o e s e x p u e s to a s í p o r M a l uc h a : “Mi tía Olga Solari fue muy libre en su vivir, una persona súper, súper de avanzada, comunista desde chica, lo mismo que sus hermanos. Era una mujer de ideas muy modernas, muy libre en lo sexual, en ese tiempo en que sí tenia gracia serlo. Entonces mi tía se enferma de tuberculosis siendo ya un poco madura y en el sanatorio encuentra a Mario

Peña padre, se conocen en esta enfermedad y se casan. Mi tía Olguita también escribía poesía y era pianista, así que se encontraron en un universo de una sensibilidad romántica, no del romanticismo heroico de la Revolución sino que como algo lírico. El era funcionario de carrera y antiguamente los funcionarios que hacían carrera tenían buenos ingresos, no es como ahora. Además la tía Olga era profesora de música, así reunían dos sueldos. El era un hombre muy romántico, muy blanco, muy buen mozo, que venía de un mundo distinto al de mi tía Olguita: Nuestros orígenes familiares son especiales, porque nosotros tenemos un lado de nuestra sangre que es negra: mi abuela Josefina era nicaragüense, mulata y la tía Olguita también. Así es que de allá venimos y Fernando también era bien moreno, tenía esta parte de sangre africana de la familia Solari. Pero, se muere mi tío Mario, muy joven, dejando sus tres hijos: Nilda Patricia, Mario Fernando y Rodolfo, que oscilaban alrededor de los diez a doce años. Nunca les escuché hablar a mis primos sobre su papá, como si no hubiera dejado huella. En cambio su mamá sí fue influencia total para ellos. Olga quedó sola, muy luchadora ella, una mujer increíblemente esforzada, otra "Madre Coraje" como su madre Josefina y, así como ella, sacó adelante sus hijos. Pero en general, ella, y por lo tanto, Fernando y mis otros dos primos Peña Solari, evidentemente tenían ahora una vida mucho más difícil que la mía. Al haberse casado mi mamá (Malucha Solari, destacada bailarina del ballet chileno desde fines de los años cuarenta) con mi papá que era economista de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, nosotros teníamos una vida mucho más privilegiada, más burguesa, más acomodada, de colegio caro, en fin era más pituquita yo, evidentemente. Entonces para mí, el encuentro con mis primos era como asomarme a otra realidad económica, al esfuerzo, a niños que tenían que hacerse sus camas, su comida, ir a pagar la cuenta de la luz, ayudar a su mamá, colaborar en la casa, en que todo para mí era distinto. Yo tenía nana en la casa, ¡dos nanas!"

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Mario Fernando fue un adolescente. Sólo un adolescente. El adverbio no busca minimizar aquí el valor de una etapa temprana de la vida sino que hacer resaltar la infame privación, por la tiranía, de las otras etapas por venir, el robo a mano armada de toda la potencialidad de una vida que se anunciaba fértil para el cultivo de afanes humanistas. Mario vivió ricamente su madura adolescencia, se paseó en ella buscando bases sólidas para construir su futuro y con él, el de otros. Así, al deslumbrarse con sus encuentros fundamentales, exponía esos tesoros sin avaricia, engalanados con su verba convincente por su pasión, su elocuencia, su carisma y por la manifiesta sinceridad de su propia convicción. Se empinó, venciendo su corta estatura física, para vislumbrar el amor, llegando pronto a ocupar ése y esos territorios mediante su innato capital de seducción. Llegado el momento de unir su pasión con su razón, descubrió la imagen del destino que debía tomar su ruta y junto con otros, caminó a paso rápido, agitando una bandera de esperanzas rojinegras. Su prima puede atestiguar sobre la adolescencia de este abanderado de quien estuvo muy próxima afectivamente, pero guardando cierta distancia desde su propio mirador ideológico: "Yo conocí a Mario en una relación muy única y especial que teníamos los dos. De algún modo, él fue como ese primo mayor que le va abriendo a una distintas puertas al conocimiento, al universo de las inquietudes. Yo era también en esa época, súper inquieta, me gustaba leer, pero siempre llegaba Fernando con algo que me ponía en jaque todo lo que yo estaba postulando en ese momento, me hacía preguntas y me mostraba las cosas como por otro lado. Recuerdo esas conversaciones tan memorables cuando salíamos a caminar junto al río bajo la lluvia… pero todo esto era como con él. Me llevaba a estas aventuras que me permitían tener experiencias de otra naturaleza. Como que me sacaba del mundo entre algodones en que yo vivía. Me acuerdo que una de las primeras cosas del mundo que me muestra es “El Principito”. Yo tenía

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entonces como doce años y Fernando, dieciséis, creo. Me hizo leer el libro. Y después me empezó a hacer preguntas, empezó a hablar de todo este tema de lo que era domesticar al otro, de la responsabilidad con los otros, en fin, todo lo que era el universo del Principito. Fue para mí una experiencia iniciática en algún sentido."

­ "Y volvió donde el zorro. Adiós…, dijo el Principito. Adiós…, dijo el zorro. He aquí mi secreto. Es muy sencillo: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. ­ Lo esencial es invisible a los ojos, repitió el Principito para recordar. ­ Es el tiempo que has dedicado a tu rosa lo que la hace importante… ­ Es el tiempo que he dedicado a mi rosa… volvió a decir el Principito, para recordar. ­ Los hombres han olvidado esa verdad, pero tú no debes ol vi darla, agregó el zorro. Eres res p ons a ble pa ra s ie mp re de lo que ha s domesticado. Eres responsable de tu rosa… ­ Soy responsable de mi rosa… repitió el Principito, para recordar." 1 Empecé a mirar las cosas detrás de un lápiz, siempre m e ab ría a esas cosas y, bueno, transmitimos mucho tiempo sobre la onda del Principito y todo lo que él significaba, hasta que llegó un día en que Fernando se hizo humo; lo dejé de ver harto tiempo. Como te he dicho, antes él iba mucho a mi casa, salíamos harto juntos, incluso –bueno, éramos primos­ teníamos una relación ambigua, diría yo, porque nunca pasó na da e ntre nos otros, pero como que nos gustábamos, algo… Era una relación muy especial. Lógico, era nuestra adolescencia. Él me llevaba discos también, recuerdo que me llevó los del Quilapayún y los primeros del neo­folklore, cuando se abre la cultura a la música chilena, que no eran Los Quincheros, sino que eran el Cuncumén y otros de ese tipo.


Ahí me escribía dedicatorias, me acuerdo una que decía “Para la flor más bella”… bueno, yo le aportaba Los Beatles y así intercambiábamos tesoros. Y, como te cuento, de repente Fernando se esfuma, por meses no fue para la casa. Y de repente, vuelve a aparecer con una nueva cosa: ¡había llegado a la conclusión de que Dios no existe! Se había hecho ateo. Yo ya estaba embalada con el Principito, ya estaba con este universo que él me había abierto y ahora me venía con algo súper distinto. En ese tiempo yo andaba bien metida en todo lo que eran los trabajos voluntarios con los curas, con toda esta Iglesia renovada, estaba muy metida en un misticismo social, no sé, pero por el lado de la Iglesia. Entonces para mí Fernando era un referente tremendo, si llegaba con que Dios no existía yo tenía que revisar todo: este ateísmo de Fernando y la religión, “el opio del pueblo”… Y aquí grandes discusiones entre los dos. Yo me defendía y conversaba y argumentaba y él, también. Su mamá, mi tía Olguita, era militante comunista, o sea él había tenido cercanía con el marxismo y la izquierda. Creo que ahí el se ha vinculado mucho má s directamente, seguramente como militante, como para llegar con tantos argumentos. Y bueno, yo era más hippie, estaba más inclinada a… no sé, más humanista. Me costaba más digerir todo este tema del mundo sin Dios, por ejemplo. De ahí nuestras grandes conversaciones y él discutía mucho conmigo y me criticaba y yo a él, le decía que cómo, que todo cambio tiene que ver con el corazón y que había que tener el corazón abierto. Y que el amor y él decía que el amor era un valor burgués. Bueno, pero al final yo me fui inclinando hacia lo que el me proponía. Además, venían las elecciones y él no estaba por el voto. Ya en ese tiempo se acercó de frentón al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR. Yo tenía sólo dieciséis años y no sabía cómo definirme. Además yo creo que el MIR tampoco estaba por las elecciones. Así nos fuimos distanciando mucho, él se fue poniendo más súper radicalizado, cada vez me miraba más como una burguesa, cosa que a mí me caía mal y de algún modo nos fuimos alejando, aunque igual cada vez que nos encontrábamos, el cariño que nos teníamos era grande y para mí siempre Fernando era un ser muy especial”.

Con sus flamantes 18 años cumplidos el día de Año Nuevo de 1971, Mario Peña toma la decisión de ingresar a la Universidad de Chile por la puerta de la ciencia aplicada. Un primer año en la Escuela de Ingeniería refuerza su formación matemática, pero tal vez a ella se suma de pronto la inspiración artística legada por sus padres y ya en segundo semestre de 1972 asiste como alumno libre a la Escuela de Arquitectura en el vasto campus de Los Cerrillos, para ingresar regularmente en el año siguiente. Como la gran mayoría de los jóvenes de esa época extraordinaria, su vida fue remecida, invadida por el proceso cívico que se había iniciado con la elección del Presidente Allende. Sabemos que Mario no fue un recién llegado a la escena de esa confrontación política puesto que se había unido anteriormente al MIR siendo aún liceano. El arquitecto Raúl Bustos fue un observador cercano de la militancia de su compañero de curso y así la recuerda:

“En 1972 nos encontramos con Mario, iniciando nuestros estudios en la Facultad, allá en Cerrillos, en ese gran terreno donde ahora está la Escuela de Formación Policial y el Grupo de Operaciones Especiales de Carabineros, GOPE, justamente el instrumento represivo callejero con el que muchas veces nos vimos enfrentados antes y durante la dictadura. Mario Peña era un compañero moreno, de pelo negro motudo, que se destacaba, más allá de su fuerte convicción política, por su inteligencia, su alegría y su capacidad de comunicación con todos los estudiantes. Lo llamábamos cariñosamente, “el Bruja, el Brujita”…

Era poco dado al deporte pelotero, decididamente era de naturaleza intelectual, analítica. Era campeón para conversar, dialogar, discutir. Y no sólo de política: se interesaba mucho en libros de distintos contenidos. Pero no hay duda de que en esa época tan extraordinaria en nuestra historia, tan apasionante para un pueblo y aún para otros, Mario estaba fundamentalmente comprometido con el proceso revolucionario de la Unidad Popular, decidido a empujar con fuerza para sacar adelante el programa del Presidente Allende y aún más allá del programa.

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Fachada de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo U. de Chile, Los Cerrillos

Nilda Patricia Peña Solari

No olvidemos que Mario Peña era ya militante disciplinado del MIR, que tenía su propio programa, más pasado para la punta que el de la Unidad Popular. De ahí venían las desavenencias, incluso pugnas abiertas con el Partido Comunista. También con el Partido Socialista, aunque menos. El PC como sabemos, propiciaba un camino más medido, por etapas, hacia la Revolución. Personalmente, puedo atestiguar sobre el compromiso de Mario, porque yo estaba en el Frente de Estudiantes Revolucionarios (FER), que era una de las organizaciones de masas que apoyaban la política del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), así como también lo eran el Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR) y el Movimiento de Pobladores Revolucionarios (MPR). En su calidad de dirigente del MIR, dentro del medio estudiantil, Mario demostraba cabalmente su idealismo y su actuar consecuente con el compromiso

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tomado. Estaba dispuesto a todo… lo declaraba así en las reuniones frecuentes de los militantes del FER, que se realizaban en los recintos de la Facultad, más o menos clandestinamente. Este tipo de activismo político en las diferentes facultades universitarias era, por lo demás, propio de todas las organizaciones, fuera a favor o en contra de la Unidad Popular. En las del FER Arquitectura, Mario instruía sobre la estrategia y tácticas del MIR y sobre la práctica de la acción política. Con él venía también su hermana, Nilda Patricia Peña Solari, la Paty, dos años mayor, que era una niña bella, morena de lindos ojos y, como Mario, muy locuaz y convincente. Ella era jefe del grupo FER de la Universidad. Como Mario, ella también fue detenida. Al día siguiente, el 10 de Di ci e mb r e d e 19 74. Com o é l , e l la s ig ue desaparecida…”


Valeria Vásquez, arquitecta, inicia su testimonio sobre la personalidad de Mario Fernando Peña, recordando aquellos tiempos de su vida universitaria: "Cuando yo estaba en cuarto año, Mario era alumno de los primeros cursos, así es que, aunque lo veía, no tenía mayor relación con él. Era chiquito, moreno. Le decían "Bruja", no tenía ningún encanto así de Adonis pero era carismático. Yo creo que, dentro de su actividad política, su carisma tiene que haberlo ayudado mucho. Además era inteligente, estudioso". Como compañera de curso, la arquitecta María Verónica Bastías vivió una gran amistad con Mario Fernando, cuyo recuerdo quedó oculto en las sombras de la primera etapa del terror, surgiendo ahora, al ser invitada a hablar sobre su compañero: "Nuestra relación de franca amistad con Fernando tenía, sí, un componente de atracción mutua que hubiera podido derivar esa amistad hacia una vivencia de pareja. El era moreno, de una estatura normal. Más allá de lo físico, tenía algo que lo distinguía: un resplandor, diría yo… casi un aura que nacía de su mirada intensa. Sí, la personalidad de Fernando Peña era la de un tipo intenso que lo hacía muy atractivo. Nosotros conversábamos a lo largo de muchas caminatas en las que los temas predominantes eran el sentido de la vida, la revolución, los ensueños.

Porque Fernando no soportaba las charlas estúpidas, frívolas, y seleccionaba sus amistades que eran muy pocas. Como te digo, nuestra relación de amistad pudo haber evolucionado, pero ambos pusimos vallas en la línea justa que nos imponía la terrible situación a la que había llegado Chile: él no es taba dis puesto a abandonar s u vida revolucionaria y yo no podía involucrarme en ella. En cambio, pudimos mantener nuestra amistad hasta cuando dejamos de vernos forzosamente". La actividad política movilizaba a Mario más allá de la Facultad, lo que Raúl Bustos puede recordar, porque lo acompañó en varias oportunidades: “Por ejemplo, recuerdo una vez en que la FECH organizó una de sus campañas de trabajos voluntarios en zonas rurales de la región de Melipilla. Allá fue el FER, entre otros estudiantes, los de Arquitectura, y pudimos constatar como desplegaba Mario sus condiciones de líder en el contacto con la población campesina. Yo concurrí con cierta timidez como primerizo en esos encuentros poco usuales para los estudiantes. Portaba yo un brazalete roji­negro, símbolo del MIR mismo, aunque no era militante. Y esto me valió la felicitación del recordado Mario, que apreció así mi ensayo de disciplina.

Taller de primer año, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, 1971 U. de Chile, Los Cerrillos

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En otra ocasión, en una gran asamblea universitaria en el Pedagógico, Mario –con dotes de orador ante una asistencia con diversas posiciones políticas­ mostró su capacidad polémica, defendiendo las de su partido. Cuando llegó su turno de representar a los miembros del FER Arquitectura, me cedió la palabra probando así en mí, su confianza en los “mechones” todavía inexpertos en estos lances oratorios. Puedo recordar otras reuniones, como por ejemplo con sindicalistas de la industria Mademsa, una de las industrias chilenas más importantes de esa época, donde Mario demostró también su liderazgo, formador de novatos en política, en su propia generación. Por supuesto que el secreto orgullo que esos gestos de Mario me despertaron entonces, se engrandeció al perderlo poco tiempo después, secuestrado y desaparecido hasta hoy por obra de la dictadura burguesa, militar, brutalmente comandada por un gran asesino“. Malucha Pinto confirma la entrega de Fernando Peña a la vorágine política durante los tres años de la Unidad Popular, pero su apreciación difiere, sin ser opuesta, de la de Raúl Bustos: “Bueno, después viene ese tiempo tan exaltante. Nos veíamos familiarmente, pero esta comunión

Casino de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo U. de Chile, Los Cerrillos

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tan grande que teníamos se fue perdiendo en el tiempo y en las actividades. Yo ya estaba terminando el colegio y Fernando estaba militando, militando de frentón, incluso ahí Fernando se enamoró de una pobladora… nada menos. Él se fue a vivir a Nueva La Habana, campamento en La Florida desde 1970, hoy población Nuevo Amanecer. O sea, era toda una radicalización de Fernando, tan profunda…” Pero él era un místico más que un político. Para él lo más importante eran sus deseos de cambiar el mundo, él pensaba que esa radicalización era la manera de hacerlo, él creía profundamente en la Revolución, estaba dispuesto a todo… en fin, todos los ideales revolucionarios en el fondo, que era el Hombre Nuevo, que era la verdadera democracia, el socialismo, todo eso. Pero Fernando tenía una aproximación mística a eso, realmente mística. Era un tipo súper idealista, dispuesto a todo. Y en todo esto, él se fue a vivir al campamento, no sé si construyeron también la población, pero recuerdo que él se fue allí a ayudar y entonces allí vivía. Yo fui un día y él estaba viviendo con una pobladora de Nueva La Habana, que era una compañera, y para mí salir de Vitacura fue de verdad como algo que me quedaba grande, o sea, claro, yo de izquierda y todo, encontraba que Fernando enamorado de una pobladora era como que su nivel de consecuencia ¿era con qué?.


Mi espíritu pequeño burgués fue golpeado en realidad. Ir a Nueva La Habana fue de verdad, encontrar que no era la pobreza de los trabajos voluntarios de verano, partir donde los campesinos a sacar choclos y quedar con las manos rotas. Esto no, esto era ya cotidiano. A mí me hizo una vez más cuestionarme: soy una izquierdista pésima, porque jamás me vendría a vivir a Nueva La Habana. Yo pensaba entonces: me muero antes de vivir aquí, acarreando agua, o sea, lo encontraba como lo último. Entonces ahí, como que eso nos distanció. Esta nueva cosa de Fernando me hizo sentir muy pobrecita. Y él, admirable! Encontraba igual de admirable su capacidad de entrega y de sacrificio, viviendo en esas casuchas, porque era un mundo realmente mágico. Tengo tantos recuerdos así de Fernando.

Algunas peleas tuvimos en relación a la vía, o sea la legitimidad de la lucha armada, de la no legitimidad. Yo también me fui radicalizando con el tiempo, todo esto en la locura que fueron esos años. Ahora lo miro para atrás, encuentro que había algo, no sé… es que no sabíamos de qué estábamos hablando, no sabíamos lo que eran los milicos, no sabíamos de verdad lo que eran las armas, lo que era un enfrentamiento. Todo estaba mirado –así lo siento por lo menos­ desde un punto de vista súper heroico, eran héroes, algo que uno quería ser también: héroe, dar un sentido heroico a la existencia, pero que no sabíamos lo que podía significar de verdad, tener un arma en las manos y dispararle a otro, como algo así, no sé. Bueno, Fernando no tenía armas, pero sí creía en la lucha armada".

Primeros días Campamento Nueva La Habana

Evolución del Campamento Nueva La Habana hacia la población definitiva

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Otra perspectiva del paisaje militante de Mario la tiene Valeria Vásquez, que siendo aún estudiante ­como su marido, el actual arquitecto Matías Dziekonski­ estuvo muy cerca de él, durante varios meses hasta el día de su detención definitiva, cuando Mario salió del hogar de esos colegas que lo acogían, en aquellos años brumosos de las primeras represiones focalizadas, personalizadas. Valeria nos detalla el proceso de su conocimiento de Mario y e l a m b i e nt e e n q u e e l l o s e d e s a r r ol l ó : “En octubre de 1973, Matías, mi marido, estuvo detenido en el Estadio Nacional y allí encontró a Mario en igual condición. Y eso hizo que, cuando salieron, este compañero de la Escuela, muy poco conocido por mí, empezó a ser una persona cercana. Por otra parte, Matías y yo teníamos una relación muy estrecha con Luis Guendelman, que, como nosotros, estaba en los últimos años de la carrera. Lucho estaba solo en Chile, porque sus padres estaban viviendo en Israel. Su casa era grande, rica, así es que nosotros, como compañeros y amigos, estábamos siempre ahí. Así fue como Mario empezó a concurrir también a hacer sus trabajos para la Escuela. La casa de Luis era, en este caso, una casa de seguridad en sí misma, por su categoría, así es que Mario dormía allí a veces, aunque debe haber dormido también en otras partes. Entonces él nos propuso que hiciéramos una célula de resistencia. Nosotros pensábamos que las diferencias tan grandes que podían haber existido antes del golpe, entre los distintos partidos de izquierda, estaban ya superadas por los hechos. Pensábamos que se podía conformar una pequeña biblioteca que pudiera servir a otras personas un poco escondidas, desparramadas por ahí… Y con Mario eso era todo: una mezcla de amistad y conversación política. Teníamos un laboratorio fotográfico y nuestra idea era hacer fotos de Miguel Enríquez y cosas así, pero ésa fue toda nuestra relación política. Éramos como ayudistas. Más adelante, llegó el momento en que nosotros estábamos preocupados de titularnos. Matías con Luis estaban ya avanzados en sus proyectos de

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título. Vivíamos todos juntos casi el día entero, es decir, el mismo lugar era oficina, el taller donde se hacían los proyectos, se recibía a algunos compañeros de paso, comíamos (más que nada tallarines, tallarines de todas las clases, guardados allí porque el padre de Luis era un abastecedor de alimentos). Mario era uno de los que estaban allí, donde se conversaba sobre la situación". A fines del año 1974 el panorama de la acción dictatorial sobre la población chilena en todas las regiones del territorio, se ha hecho más sombrío. Después de los primeros palos de ciego sobre la masa de la población, muy efectistas por su dureza sin control, la dictadura implementa una estructura más afinada y al mismo tiempo más feroz, para detectar los supuestos intentos de combatirla frontalmente, que parecen surgir desde el fondo del pueblo. Ahora ya no son grandes redadas sino seguimientos y persecuciones de personas precisas, cuyo destino será la detención y la desaparición. Hay organizaciones clandestinas, hay militantes que se mueven en la penumbra creada por la tiranía. Los riesgos son grandes, el coraje para enfrentarlos es mayor. En esta primera etapa minada, Mario Fernando Peña Solari camina por el difícil sendero que su certeza doctrinaria le abre. Los testigos de su caminata decisiva describen las circunstancias. Para Malucha son éstas: “Bueno, después ocurre que el día del Golpe, que fue la debacle, mi papá no estaba en Chile, pero la sensación era que la casa de un funcionario internacional era una casa con fuero, por lo tanto, llegaron miles de personas esa noche. Me acuerdo de mi mamá, haciendo ollas de porotos y poniendo sacos de dormir y colchones. Y ahí apareció Fernando de nuevo. A esconderse por el momento. Al poco tiempo nos acercamos, porque yo, frente al horror de lo que estaba pasando, también me sentía dispuesta a todo en ese momento, disponiendo mis servicios para lo que fuera necesario. Bueno, ahí obviamente se produjo una hermandad entre todos los que estábamos asustados. Pero a la semana del Golpe, a Fernando lo tomaron


preso y cayó al Estadio Nacional de donde salió libre después de algunas semanas. Yo lo veía en ese año 1973, porque curiosamente, me casé el 27 de octubre y Fernando fue al matrimonio, tengo fotos de él allí. Ya entonces, yo tenía casa independiente de mis papás y Fernando me pidió ciertas cosas para hacer en mi casita de Vitacura. Yo no tenía, aparentemente, militancia política, así es que era una buena casa de seguridad. Y ahí apoyé a Fernando en algunas cosas, hasta que me pidió instalar una imprenta y mi marido que era de izquierda, pero mucho menos comprometido que yo, me dijo que no, que por ningún motivo. Fernando no lo pudo entender y se enojó conmigo y bueno, fue súper triste. Y ese enojo no tenía nada que ver con esa relación sentimental ambigua que teníamos antes. No, no. Ya no. En ese tiempo él pololeaba con la Ximenita. No, yo creo que él pensó y yo lo entiendo, que todos nos teníamos que jugar la vida y Eduardo no estaba dispuesto a jugarse la vida. Yo estaba esperando guagua y él consideraba que no podíamos arriesgar su vida. El tenía sus respetables argumentos, pero también ese era un momento del todo o nada. O tú estabas o no estabas. O eras o no eras. Y ahí, una vez más yo caí en la pomada de la cobarde, la mujer estigma frente a Fernando. Bueno ahí le perdí la pista, nos vimos mucho menos, igual él pasaba por la casa de repente. Como tenía relación con la Ximena que era mi amiga, yo lo veía, comíamos juntos a veces, pero, como te digo, yo lo sentí muy lejano por no haber aceptado esa imprenta en mi casa… No, no me siento culpable, yo no estaba para eso. Yo me dije “Eduardo no quiere”, pero no sé si Eduardo me hubiera dicho que sí, a lo mejor yo lo hubiera hecho. Pero presionada también, porque mis primos me siguieran respetando, te fijas, a lo mejor hubiera caído igual que ellos y de una manera súper estúpida. No sé hasta que punto creía yo en la utilidad de hacer ese sacrificio que era tener una imprenta en tu casa. También recuerdo que una noche en que llovía mucho, mucho, dos días antes de ser detenido y desapareciera, Fernando llegó a casa de mi papá a escribir algo en la máquina. Y mi papá lo echó.

El se fue, dolido. Mi papá tenía clarísimo que él no iba a participar. Puedo entenderlo con mi cabeza, pero igual me da pena. Estaba en su derecho de no querer que escribiera en su casa, en su máquina. Para colmo la tía Olga murió. Murió muy poco antes de que sus hijos, Paty y Fernando, desaparecieran. Así es que andaba por ahí, medio bola guacha, Fernando…” Valeria completa el trayecto de Mario en ese primer tiempo de la cacería discriminatoria, brutal, ejecutada por la DINA. El pequeño grupo de estudiantes de Arquitectura, algunos ya muy cerca de sus diplomas, que vivían cierto grado de comunidad en casa de Luis Guendelman; entró a la zona más tenebrosa de sus vidas, pero conscientes sí de que alcanzar la meta profesional no era ya su único norte y de que estaban en peligro. Valeria se estremece aún, recordando la fatalidad de ese último tramo de 1974 : “Pero llegó septiembre de 1974 y fue tomado Luis Guendelman. Al día siguiente vino a mi casa su esposa Francisca, arquitecta. Contó lo que había pasado…. que la noche anterior había llegado el "Guatón" Romo 2 acompañado de la “Flaca” Alejandra 3 y se llevaron a Lucho. Y después a Salamero, papá de una compañera de la Escuela. Nosotros en realidad no entendíamos, no sabíamos, no dimensionábamos en absoluto esta tragedia. Sabíamos, claro, que había dictadura, que había habido un Golpe, pero no conocíamos su alcance en concreto. Pero Mario le dijo a Francisca: “Prepárate, no vas a ver a Lucho en mucho tiempo, prepárate para lo peor…” Los padres de Francisca estaban en Argentina. Entonces Mario se vino a mi casa, que empezó a ser su nueva casa de seguridad. Allí comencé a conocerlo más. También se daban las circunstancias de que mi madre había sido amiga en su juventud tanto de Malucha como de Olga Solari, la mamá de Mario. Mi casa en realidad, era la de mi madre, yo ya estaba casada y vivíamos allí como allegados. No podía llegar y decirle a mi madre: “Traigo un amigo”, pero mi madre era muy hospitalaria y en este caso especial, el hijo de Olga Solari no era un

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amigo de sus hijos sino que el hijo de alguien a quien ella había conocido, a quien admiraba; sabía que Olga era pianista, que había escrito poesía. Así empezó esta convivencia familiar con Mario. Escuchábamos música en la tarde y él salía a distintas horas. La pieza que ocupaba, que había sido la de mi hermano, estaba habilitada para un joven. Era la pieza de servicio que daba a un patio interior, como un departamentito aislado. Ahí, con él aprendí yo a destapar libros en el vapor de la tetera para que en las hojas pudieran meterse documentos. Le ayudaba en eso, porque estaba en reposo en la casa, en el comienzo de mi embarazo y con probabilidades de pérdida. Yo no sabía el destino de los materiales que manejaba Mario, pero entendía muy bien lo que significaba la clandestinidad y lo ayudaba.

“ Y un mal día… el 9 de Diciembre de 1974” ... Acceso al Departamento de Planificación Urbano Regional, DEPUR Facultad de Arquitectura y Urbanismo, U. de Chile, Los Cerrillos.

Y un mal día, un lunes en la mañana, el 9 de diciembre de 1974… yo vivía entonces con mi mamá y su hermana, una tía soltera muy cariñosa, que hacía de dueña de casa y que se había encariñado con Mario. Entonces, ese desgraciado día lunes,

Mario iba saliendo y mi tía le pidió: “Oye, Marito, aquí tienes plata, por favor tráeme un pollo para preparar el almuerzo”. Esa fue la última vez que pis ó m i ca sa … Luc ho Gue ndel ma n e sta ba desaparecido desde comienzos de Septiembre. Cuando Mario no volvió supusimos que él estaba en las mismas circunstancias. Después de un tiempo decidimos pintar la pieza o algo así, entonces se sacaron los libros y los cuadros y empezaron a aparecer algunos documentos que él había escondido ahí y que entregamos a su tía. Uno de ellos era un informe al MIR donde él decía que le resultaba imposible hacer algo, porque en la casa donde estaba había una mujer embarazada. Este hecho y otros testimonios nos demostraron que tanto Mario como Luis, no pusieron nunca en peligro a los que los habían ayudado. Porque existía la política de la DINA de ir cerrando el círculo cada vez más para llegar a la cabeza de la Resistencia. Y ahí estaban las mamás, las abuelas, todos, toda persona que pudiera dar un pequeño dato útil. La mamá de Mario falleció en septiembre u octubre de 1974. Mario fue al entierro sabiendo que lo estaban siguiendo. Allí, en el cementerio, le pidió a Matías. “Por favor, préstame tu citroneta el fin de semana, porque con mis hermanos no nos vemos nunca”... Y de allí se fue a la playa con Patricia y Rodolfo, su hermano menor, a hacer su duelo, a conversar las cosas de la mamá. Dos meses después lo secuestraron, para siempre hasta ahora…¨ María Verónica Bastías afina su recuerdo de Mario Fernando en los últimos meses de ese funesto 1974: Después de salir del Estadio Nacional en Octubre de 1973, Fernando volvió a la Facultad para continuar sus estudios. Pasado algún tiempo, a mediados del invierno de 1974, dejé de verlo. Sin embargo, un día de comienzos de primavera, fue a la Escuela en Cerrillos. Para despedirse, me dijo, para ir a… no sé, al Sur interpreté yo, ya que él no fue explícito. Nos sentamos en un banco del jardín frente a la escalera del Departamento de Planificación Urbana (DEPUR), y allí reafirmamos nuestra decisión de no ir más allá de la hermosa amistad que nos unía.

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Esto sucedió dos meses antes de la muerte de su madre. Supe que ella estaba siendo velada en el Instituto Nacional donde era profesora de Música y donde Fernando hizo sus estudios secundarios. Fui con el fin de encontrar a Fernando, pero no estaba ni tampoco su hermana Patricia. Fui, otro día, a ver a Fernando en el departamento familiar. Patricia a quien yo conocía y ella a mí, entreabrió la puerta y me dijo muy tensa: “No está… ¿quién es usted?… Sentí que algo estaba sucediendo allí dentro que la atemorizaba… y me escapé asustada…¨

Van silenciándose estas cuatro personas que intimaron con Mario Fernando Peña Solari en momentos cumbres de esa tronchada vida… Eso fue hace más de treinta años y la trágica desaparición aun hace hervir emociones que esas personas hubiesen preferido soslayar, pero que enfrentaron ante nuestro requerimiento, porque más allá del triste recuerdo del pasado, vislumbran que las incertidumbres del futuro exigen sacar a luz hoy esta pretérita inmolación de un revolucionario ejemplar. Ya que el tiempo ha ido puliendo las asperezas dolorosas es posible imaginar como fue el sufrimiento de familiares, amigos, compañeros, camaradas, en los primeros instantes, meses, años, de la desaparición de Mario en las garras de la dictadura fascista. Las reflexiones finales de estos cuatro testigos son convergentes:

“Lo que te puedo resumir sobre él al terminar este relato, este testimonio de la parte de su vida cerca de nosotros, es que era una persona muy simpática, muy atrayente, sumamente alegre, que tenía un encanto especial… mucho carisma. Que era estudioso, inteligente y que su entrega a lo que fue ese principio de revolución en nuestro país, fue muy genuina, idealista. Con Mario tuve una amistad mucho más corta que con Lucho Guendelman, pero aquélla fue muy, muy intensa, hecha de momentos que no se van a borrar nunca, los detalles tal vez, pero no las sensaciones de los lugares que compartimos: la casa de Lucho, nuestra casa… O las tareas políticas de Mario, las bromas, las conversaciones serias…”

(Valeria Vásquez)

"Si yo soy arquitecto desde hace ya más de veinte años y como yo tantos otros que fuimos compañeros de Mario ¿por qué él no? Como pregunta es simple, tal vez ingenua. Como respuesta, a uno sólo le surge una tremenda condena para quienes alentaron este crimen, para quienes troncharon esta vida tan prometedora de un futuro profesional organizativo, conductor, solidario. ¿Acaso no son cualidades necesarias en cada arquitecto y en el conjunto de nuestra profesión, en esta época que exige respuestas de la arquitectura, masivas y socialmente sensibles?". (Raúl Bustos)

"Fernando Peña me atraía, sobre todo por su personalidad que yo admiraba. Por su parte, por sus firmes convicciones revolucionarias, él estaba sólo para otros fines… hasta para su propio fin, pienso yo, desgraciadamente".

(María Verónica Bastías)

"Fernando…, tanto que dar, tanto que tenía que dar. Porque es verdad, era un tipo notable como ser humano: amoroso, cariñoso, inteligente, sensible… Siempre siento como una futilidad esta muerte. Es cierto, de este lado están los esbirros, los monstruos, la DINA, está el horror, pero de este otro lado está el sacrificio, inútil yo siento. Porque tengo otra sensación. ¿Porque esta entrega, sacrificio enorme de muchos de los nuestros, aún de los que sobrevivimos? ¿Porque sobrevivimos por suertudos, porque no nos tocaba, pero cualquiera de nosotros podría haber muerto? Como te digo, en toda esta cosa tan especial tengo una sensación como de algo fútil. Tú me comparas esto con el triunfo, en 1959, de la Revolución en Cuba, no… yo hago el análisis en este país. Aquí la Revolución no era posible porque no existió. Pero ese otro riesgo, el de los miristas para los que no había capacidad real ni apoyo. Era un grupo pequeño, de soñadores, maravillosos, pero metidos en una cosa… no sé… cada vez que veo pasando por aquí a un amigo ex­ mirista, él sigue luchando a su manera y finalmente entró a militar al Partido Socialista, es concejal y

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Termina así la corta vida de un revolucionario chileno. Cortada fue y está… pero no sepultada.

Pero, Mario Fernando Peña Solari, ¿dónde está tu no­ vida, no­muerte? ¿Quién interrumpió tu camino, te engrilló y te torturó en "La Venda Sexy”? 4 ¿Quién te vejó, despreció tus latidos, pisoteó tus esperanzas? ¿Quiénes te ocultaron en un hoyo o te arrojaron sobre las altas montañas o te quemaron en hornos heredados del fascismo? ¿o es verdad que te metieron en un saco con un pesado riel de lastre y estás ahora en la sima del mar que, intranquilo ahora, nos baña?

Vida cortada fue también la de otro veinteañero, hoy chileno y por sobre todo mapuche: Lautaro venció al conquistador y cayó en Peteroa bajo daga nocturna y traicionera. Los jóvenes Carrera, en Mendoza, fusilados. Manuel Rodríguez, asesinado. Jaime Pinto Riesco, estudiante de medicina, ultimado con la bala policial del primer dictador del siglo XX. En 1938, en la torre del Seguro Obrero, setenta jóvenes fueron masacrados por orden presidencial. En 1945, Alicia Ramírez, estudiante de Enfermería, voceando una protesta dejó su sangre y su ejemplo en Plaza Bulnes. Como allí también, el 28 de enero de 1946, fue asesinada Ramona Parra, joven trabajadora de la Salud… Cortas vidas todas, pero todas sepultadas con honores o reconocimiento del pueblo.

Nada sabíamos de tu vida hasta ahora. Nos cruzamos en los largos pasillos de la Escuela, o en un Taller o en el casino, o en el DEPUR o talvez en las callejuelas del Campamento Nueva La Habana, pero eras un desconocido, un simple ser viviente, como yo y él y aquél, circulando entre aconteceres universitarios y poblacionales. Pero ahora estás en nosotros, te introdujiste en nuestra existencia al escuchar palabras y silencios que te recrean virtualmente en el diedro oculto que forman la ausencia y la presencia y así comprometes nuestra voz hasta que revivas o mueras ciertamente. Esto sucederá cuando podamos escribir la real historia de tu vida desde el 9 de diciembre de 1974 hasta cuando los quiénes? y quiénes? que te hicieron desaparecer, estén ante la Justicia y la Verdad abra el camino de ti hacia nosotros, tus colegas de vocación, los arquitectos de Chile que te buscamos.

s ig u e tra b a ja n d o c o n lo s p o b la do re s , c o n organizaciones populares, con los niños y sus derechos humanos… PERO, CHITAS! FERNANDO QUEDÓ AHÍ, EN EL CAMINO…"

(Malucha Pinto)

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R EF ER EN CI A S

1 Antoine de Saint­Exupéry, " El principito" ; Dolmen Ediciones, 2000. Pág.72. 2 Osvaldo Rom o M ena, agente de la Dina y torturador despiadado. 3 Marcia Alejandra M erino,militante del MIR, detenida y transformada en delatora. 4 " La Venda Sexy" , Centro secreto de detención, tortura y exterminio, ubicado en calle Irán con Los Plátanos (Santiago). LLamada también "La Discoteque". Parte importante de las torturas que se llevaron a cabo en ese lugar, tuvieron relación con violaciones y aberraciones sexuales.

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Capítulo 2

Luis Alberto Guendelman Wisniak


"La Muerte y la Doncella" Autor de la obra: Ernesto Torrijos, estudiante de 2º año de Arquitectura, de la Universidad del Bio­Bío



ÍNDICE CAPÍTULO 2 LUIS ALBERTO GUENDELMAN WISNIAK Autoras: Arquitectas M. Eugenia Santis D. y Alicia Alarcón R.

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CONOCIENDO A LUIS

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SUS AFECTOS

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TESTIMONIO Arquitecta M. Francisca Hurtado

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TESTIMONIO Alejandro Guendelman

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POEMA Simón Guendelman W.

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QUERIDO LUCHITO Mario Guendelman W.

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SU SER ESTUDIANTE Arquitectos Marcos Araya y Patricio Hales

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SU ARQUITECTURA Arquitectos Valeria Vásquez y Matías Dziekonski

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SU DETENCIÓN

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EXTRACTO DEL INFORME DE LA “COMISIÓN VERDAD Y RECONCILIACIÓN” (RETTIG)

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SU CAUTIVERIO (testigos)

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SU DESAPARICIÓN

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DE LAS GESTIONES REALIZADAS POR SU HERMANO SIMÓN Y FAMILIARES

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PALABRAS FINALES Alejandro Guendelman

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CONOCI EN DO A LUI S El nexo que nos une con Luis, es nuestra amiga común, Francisca Hurtado, arquitecta, quien fue su esposa hasta el momento de su desaparición. Esta investigación se iniciará con el testimonio de sus más cercanos amigos (as), que sabemos no se han visto en mucho tiempo… Escribir sobre Luis significará hacer un viaje en el tiempo y en el espacio, cruzar el mar y la cordillera chilenos, mirar hacia atrás y hacia adelante, hacia la infancia, la adolescencia y la abrupta interrupción de la madurez de este joven chileno, arquitecto, que vivió 24 años en este país, y que hace tres décadas fue llevado por otros chilenos como él, agentes del Estado, hacia lugares desconocidos. (Suponemos que alcanzó a cumplir 25 años estando en cautiverio). Su caso consta en el Informe de la Comisión Rettig, integrando la lista de chilenos detenidos desaparecidos durante la dictadura militar. Nos hemos reunido con su amada Francisca, con sus entrañables y grandes amigos Valeria Vásquez, arquitecta (esposa de Matías) y Matías Dziekonski, arquitecto, profesor de la Usach, y con su querido primo hermano Alejandro Guendelman, ingeniero civil; para evocar lo que fue su intensa y corta vida, para recordar su ejemplo y darlo a conocer a otros jóvenes que vendrán… El nació en la primavera del año 1949, y hoy es la víspera en la que Lucho ­apodo cariñoso de sus amigos a Luis Guendelman­ estaría cumpliendo 54 años de edad entre nosotros… Ya es primavera y el aire de Santiago se ha limpiado. Llueve despacio, como presagiando las lágrimas que vendrán. Queremos dejar el testimonio escrito de esta reunión, cuyos apuntes se escribieron con el corazón.

SU S AF ECTOS No ha sido fácil para ninguno de los aquí presentes llegar a este momento; para los cercanos compañeros de viaje por la vida de Lucho han debido transcurrir muchas estaciones, mucho dolor

y crecimiento. Les agradecemos por permitirnos entrar hoy a los lugares más celosamente guardados en el interior de cada uno de ellos. Francisca ­Pancha­ está algo nerviosa. Ha buscado entre sus tesoros las fotos más bellas de Lucho y las ha traído para ser incorporadas al capítulo de este Libro. Están aquellas de su matrimonio en San José de Maipo, en el verano del año 1974; otras son de Lucho en su taller de arquitecto. Se emociona al recordarlo. Francisca Hurtado ha tenido que hacer un especial esfuerzo para entregarse a esta experiencia; a pesar de casi 30 años de distancia, aún le duele demasiado, y es arriesgado sacarse las armaduras. En un encuentro anterior, convocado en 1984 por el mismo Colegio de Arquitectos, no fue capaz de participar personalmente y le encargó a su amigo Matías que la representase. Sin embargo, en la confianza de la amistad de este encuentro, se reconforta. Intentaremos reconstruir los fragmentos y pedazos rotos de estos duros años. Su relación amorosa con Lucho comenzó cuando ella tenía 16 años y estaba en el Colegio. Tentada de risa cuenta que, muy pronto la echaron de las monjas y que Lucho la matriculó en un Liceo, convirtiéndose así en su “apoderado”...

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TESTI M ONI O Arquitecta M. Francisca Hurtado “Para mí él era grande, era todo un mundo que se me abría; yo lo admiraba y lo amaba. Me daba la protección y las respuestas que yo necesitaba. Cuando nos casamos él tenía veinticuatro años y yo, veinte. Lucho es como es, (o fue como fue), melancólico, ingenioso, único, independiente, con amigos del alma y un gran solitario, tenía los ojos claros, grandes y tristes, los que no pasaban desapercibidos. Labios gruesos y muy sensuales; todo en él era de una fuerza vital especial. Luis Guendelman y Francisca Hurtado

Inteligente, reflexivo y silencioso. Tal vez fue así debido a la vida que le tocó: De joven, estando en el colegio, enfrentó una tremenda enfermedad; un tipo de cáncer en un glúteo, y estuvo cerca de la muerte. Fue operado, y estuvo tanto tiempo en cama que aprendió a caminar una y otra vez, aunque le quedó una cojera notoria.

Fotografías del día del matrimonio de Luis y Francisca

Esa prueba lo marcó para siempre en su vida: el silencio, el esfuerzo y la soledad fueron su realidad por mucho tiempo, y esa experiencia nutrió al joven que fue. Si tuviera que hacer una síntesis diría que, entre otras características, destacaban su fuerza y su determinación. Peleador tremendo, de profundos argumentos, inteligente, gran lector, estudioso, dedicado, riguroso. Como buen arquitecto, se fue a vivir solo a una casa vieja del barrio Bellavista, la que llenó de colores, botó paredes, integró espacios, abrió ventanas, llenó de música y magia, y esa casa fue el lugar de todos sus amigos. Era el año 1970 y en esa época lo conocí; y todo lo que viví con él en los

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cuatro años que siguieron, desarmó para siempre toda mi óptica anterior del mundo: se abrió para mí otra vida. Yo tenía en ese entonces 16 años. A comienzos del año 1974, después de muchas historias y decisiones difíciles, nos casamos. Fue una maravillosa ceremonia civil en la parcela de mis padres, en el pueblito de San José de Maipo. Las fotos nos muestran felices y radiantes, sin embargo no ajenos a los momentos terribles que se vivían en el país. Lucho estaba terminando su Práctica Profesional para recibirse de arquitecto, cuando fue detenido desde nuestra colorida casa, el 2 de septiembre del año 1974, y ese mismo día se nos acabó la vida que nos teníamos prometida. Han pasado muchos años y vuelvo otra vez, y tal como será siempre por el resto de mi vida, a repasar esos recuerdos; miro nuestras fotos y lo veo en sus casi 25 años de entonces... Entonces se congela el tiempo y todo se confunde y vuelve a ser la nostalgia infinita por la magia; las emociones se mezclan entre el amor por ese hombre que marcó mi vida, y la ternura inmensa por ese niño indefenso que fue y que fuimos.“


Se incorporan luego Matías y Valeria, pareja de am igos incond icionale s de Lucho, quie nes compartieron no sólo su amistad y profesión; prácticamente vivían juntos, doce horas al día en casa de Pancha y Lucho en el barrio Bellavista. Ellos le hacen entrega a Francisca, de las cartas que les escribiera desde su exilio en Buenos Aires y que han guardado todos estos años. Se emocionan los tres de estar aquí. En estos momentos agradecemos la oportunidad de presenciar un regalo que la vida nos tenía reservado, donde se recupera y reconstruye parte de la historia. Unas cartas… papeles escritos que viajaron en el tiempo hasta sus destinatarios y vuelven hoy, finalmente, al remitente. También se comparten fotografías y Valeria reconoce en algunas, el ojo y la mano de su padre, fotógrafo. El aire se invade de alegría, mientras se recuerdan detalles de aquellos días; conversaciones con Lucho acerca de la vida, de la arquitectura y la ciudad, del país y de todo lo que les “envolvía” como testigos de una gran historia. Lucho había decidido quedarse solo en Chile en septiembre de 1970, cuando su familia resolvió irse a Israel. Cursaba tercer año de Arquitectura en la Universidad de Chile y por lo tanto su futuro estaba en su país, para él que no quería perderse el proceso chileno de socialismo en democracia, con la elección del Presidente Salvador Allende. Entonces se une a nosotros ­esta noche de primavera de 2003­ uno de los primos de Lucho: Alejandro Guendelman, quien había tenido que ir a vivir

a Israel con su familia, cursando aún sus estudios, en 1970. En cuanto tuvo la mayoría de edad, volvió a Chile, y por supuesto a reunirse con su primo. Crecen los encuentros, los abrazos y la alegría de verse otra vez. Tod os s e m uestran fotos nuevamente; Alejandro ha traído muchas. Estos amigos no se habían reunido desde 1974. Se siente en el aire una mezcla de sentimientos diversos... nostalgia y dolor, alegría y emoción, sobretodo un cariño desbordante del cual volvemos a ser partícipes en un acto único, sin tiempo, sin espacio. Alejandro le ha traído también un regalo a Pancha: unos poemas de amor y de la vida que Lucho le escribió y que le regalara para un cumpleaños, los cuales creía perdidos. Pancha apenas puede contener su emoción cuando acaricia los papeles, coloreados de amarillo por el paso del tiempo. Los lee y relee una y otra vez y cuenta que en su momento, ella no los entendió totalmente. La mística del grupo es tan grande y contagiosa, que se va creando un ambiente en torno a los recuerdos de Lucho, sin mitificarlo, sino trayéndolo de la memoria como persona con defectos y virtudes. La atmósfera es cálida, posee una gran magia y a ratos nos da la sensación de que Lucho estuviera presente esta noche en este lugar. La mesa aún está preparada, la emoción nos impide comer. De pronto, Alejandro sirve una copa de vino para brindar y apartando una de ellas, dice: "ésta es de Lucho, él está aquí." Y estaba.

Si un día te dejo ... Porque tú niña mía un día vas a ser, y vas a ser grande y linda y vas a ser. Porque no nos separamos porque los dos somos al otro, porque tú eres un poco yo o yo estoy algo en ti; porque nos tenemos en la historia que tuvimos porque te llevo conmigo, porque estás en mi, aunque no quisiera estás en mi porque así lo quiero. Y tú vas a ser, porque fuiste amada porque fuiste hermana porque fuiste querida porque fuiste amiga porque fuiste deseada como una amante, porque aún te amo y quizás te deje. Julio 72’

Poema escrito para Francisca por Luis Guendelman

Fotografía de Luis Guendelman

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Para A l ejand ro Gue ndelm an, Lucho comenzó a ser determinante a partir de su adolescencia, lo cual queda reflejado en sus propias palabras: “Se me apareció este primo de entre los dieciocho primos Guendelman, con una visión del mundo abierta, que me atraía mucho. Me daba de su tiempo tardes enteras de conversación; me prestaba libros. Él tenía un carisma muy especial y llegó a ser casi un hermano para mí”. No obstante, a Alejandro le cuesta mucho referirse a su primo; le falta aún el rito de despedida, de asumir su presunta muerte…

Luis Guendelman y compañeros de curso en el colegio

“¿Cómo te hablo Lucho? ¿Te hablo en futuro, como a alguien que solamente no está, (que estás vivo, por supuesto) y que llegarás de quién sabe dónde, después de simplemente haber salido sin decir nada? Entonces me pongo a tostar el pan, a calentar agua en la tetera y me siento a esperarte para que tomemos once y conversemos mientras oímos música... Imposible tanta ingenuidad, porque han pasado un par de horas... varios días ya... algunos meses incluso... ¡29 años! Y aún no vuelves. De todos modos, te quiero; que estés bien, ojalá no te haya ocurrido nada malo y que regreses pronto. ¿Te hablo en pasado, como a alguien que tal vez se fue y aún no regresará, que sabemos donde está desde hace tiempo y deseo que volvamos a encontrarnos? Entonces, por lo pronto y sin noticias tuyas, sigo haciendo mi vida, imaginándote ojalá feliz en algún lugar, recordando cómo nos queremos, acumulando historias para contártelas cuando regreses y, por supuesto, deseando que no hayas muerto ­nadie lo querría­ (¿o si?)... Imposible tampoco tanta esperanza. Quiero hablarte en presente, pero son demasiados los tal vez... los ojalá... los por lo pronto... los quién sabe ... los en una de ésas ... El tiempo y las conjugaciones han sido trastocados, como si las palabras, inventadas para ponerle voz a los sentimientos y afirmar algo, hubieran terminado sirviendo para disolverlo todo y no decir nada; convirtiéndose en algo así como un ruido molesto, incierto e irreconocible, sin música ni letra y, además, eterno.

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¿Qué digo de ti, Lucho? Podría contar de cómo fuiste de los pocos que me entendiste en mi adolescencia, siendo tú casi cuatro años mayor que yo y, más que primos, comenzamos a ser amigos. Del garaje de la casa de tus padres, que convertiste en taller al entrar a estudiar arquitectura, donde conversábamos de nuestras pololas, de arte, de política, de nuestra familia, de educación, de religión. De todo lo que iba saliendo mientras dibujabas en tu tablero; mientras te ayudaba a hacer maquetas y oíamos discos de Joan Báez, de Violeta y de Los Jaivas. De los libros de Hesse, Apollinaire, Guillén y Cortazar, apilados en repisas y que me prestabas para leer. De tu cojera y, no obstante, los esquís que usabas y tenías parados en un rincón; de las paredes llenas de posters, fotos y banderines; de tu Austin Mini rojo. Podría contar de tu alegría de vivir; de tu agudeza; del cariño que le mostrabas a quien se te acercara, de tu capacidad y apertura a relacionarte con gente de cualquier condición. De cuando me preguntabas “¿cómo estás primo?” Y yo sentía tu sonrisa cálida, con un cierto dejo de ironía y tu atención sostenida en escuchar todo el tiempo que fuera necesario. De tu amor a la arquitectura, tu proyecto de título y el CIDU. De tu entrega socialmente comprometida, de cómo encarnaste a la juventud de una época que sintió el pulso de la vida en sus manos, mientras ocurría la revolución del 68’ en Francia, el movimiento hippie restituyendo el amor y negándose a Vietnam, Woodstock, el Che Guevara y Allende en democracia, de cuando pedir lo imposible ­para hoy­ era ser realista entonces. Podría contar de tantas conversaciones, amigos y paseos a Horcón y San José de Maipo a ver y estar con gente, comer mariscos y sandías, tomar vino y sacar fotos de tu casa de Ruiz de Gamboa, de tu matrimonio. De los almuerzos donde nuestra abuela y en el casino de la UNCTAD…” “Para el año 1990 aún tenía esperanzas de saber de la detención y desaparición de Lucho. Las esperanzas de haberlo visto de vuelta con vida se me habían extinguido sólo un par de años atrás. Pero para la confección de este libro, en el 2003, debo confesarlo, ya he perdido no sólo las esperanzas de saber algo de él sino también la confianza en muchas de nuestras instituciones.


Si era de esperar que no se supiera de Lucho en 17 años de dictadura, no seguir sabiendo nada de él durante los 12 años siguientes ha sido, al menos, demoledor. Parece no advertirse, pero no saber de los detenidos desaparecidos es la puerta que se deja abierta para que ocurra de nuevo. Ojalá me equivoque, pero así como cada 30 años ha habido una dictadura, terminar no sabiendo nada de los nuestros es el precedente perfecto que necesitan los responsables para repetirlo luego con nuestros hijos y nietos bajo la misma impunidad”.

Amanece; son las cuatro de la madrugada y nadie se quiere despedir aún, sin embargo estamos agotados. Es el domingo 28 de septiembre de 2003. Lucho hoy está de cumpleaños. El número cincuenta y cuatro. Su copa sigue servida en la mesa. Llueve sobre Santiago. Quienes realizamos estas entrevistas sentimos la alegría y la nostalgia de quien ha adquirido a un nuevo amigo al que nunca se conocerá en persona. Ante el grupo que hemos convocado, leemos el poema que escribió y envió desde EEUU el hermano de Luis, Sim ón Guendelman:

“ LU I S A LBERTO, LUCHO, LU CHI TO" R ecorriendo y socorriendo a m edio m undo En vano busc amos tu cuerpo desaparecido, Sumergido en las profundidades d el P acifico frío Si bien tu cuerpo está sum ergido Tu a lm a está m uy pres ente, P alpitando hoy, ayer y siemp re. A yer, el m und o. Hoy, la c om unidad d e arquitectos Busca rec ordarte y aprend er de ti. Es que tú encarnas los valores propios De independencia, creatividad y perseverancia. En ti b rotan la com pasión, el am or P or la justicia y la ig ualdad . Tú, m ás que nadie, entiendes las historias de P esaj y del Día del P erdón Traducid as a una realidad contem poránea, H istorias q ue a la vez no tienen ép oca P ues se repiten, s e recuentan y se transm iten por generaciones. En tu m ensaje descansa la eternidad y sueña la hum anidad .

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QU ER I DO LUCH I TO, 3 / 1 5 / 0 5

No he encontrado palabras para expresar la falta que me produce tu ausencia y de poder contar con tu persona. Te extraño sabiendo que nunca te veré, todavía no entiendo y no entenderé por qué no estás con nosotros, pero en mi mundo tu vives y mi pensamiento está contigo. No me es difícil recordarte, muchas personas tienen algún individuo especial en su vida, el cual es su mentor ofreciendo guía, inspiración, y que le da valor, para mi Lucho tú fuiste el primero. Desde chico siempre me tocaste el corazón, que lindos y lejanos recuerdos de la niñez que tengo contigo; jugar al fútbol hasta con tu pierna enyesada, ir a esquiar, ir a carreras de auto donde casi fuimos atropellados por pocos metros por un Mini que según lo que decían se le pegó el acelerador…, nuestras luchas en el living de la casa en Cauquenes donde la mami decía “van a quebrar algo, van a quebrar” algo que nosotros no lo creíamos pero más de una vez terminamos de verdad quebrando algo. Los momentos que pasé contigo en tu pieza de estudio, un ex­garaje transformado cuando estudiabas Arquitectura escuchando música de los Quilapayún y Beatles, verte por horas largas

Hermanos Guendelman Wisniak: de izquierda a derecha, Simón, Luis, Susana y Mario

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trabajando en proyectos, maquetas, dibujos donde me impresionaba tu calidad de trabajo, diseño y cuan natural todo te salía. Me enseñaste: cariño, amor a la naturaleza y contigo com o herm a no m ay or m e s entí a s eg uro. Tu habilidad excepcional de obviar las diferencias de edades era increíble, tu capacidad de relacionarse a gente mayor y a la vez a los niños era increíble; es por eso y más, que creo que tus sobrinos Gady, Nir, Roy, Maya, David y Ori te hubieran adorado. Desde joven fuiste especial, lo que yo llamo “a real mench” que su significado sería en términos amplios un ser humano completo. En diferentes lugares del mundo vivimos y el mundo está cambiando en camino a una democracia sin ninguna tolerancia por horrores como lo que tu pasaste. Ninguna persona merece sufrir otra vez tus lágrimas y aún después de tanto tiempo y tantas vicisitudes todavía tenemos sueños y esperanzas de un mundo mejor.

Te queremos siempre. Tu hermano, Mario D. Guendelman Wisniak. (O como tu me llamabas Marito o el “benjamín de la familia”)


SU SER ESTUDI A N TE M a rc os A ra ya, Director Nacional del Colegio de Arquitectos de Chile. A.G., nos aporta este testimonio desde Concepción.

"Lucho... compañero... amigo: Fui compañero de promoción de Luis Guendelman Wisniak a fines de los años sesenta y principio de los años setenta; allá en Cerrillos, en un periodo difícil, complejo e inolvidable de la historia de nuestro país y compartimos varios ramos teniendo la opción de seguir una línea, un pensamiento, una forma de ver y enfrentar la vida. Eramos de los alumnos que seguían los talleres de Calico Martner, Carlos Albretch, Wladimir Pereda; estudiando y trabajando en conjunto con la comunidad para palpar la realidad social del Chile de entonces, con toda la convulsión social que se vivía. A través de esta obra que recuerda e inmortaliza a aquellos arquitectos y estudiantes de arquitectura que, en la búsqueda de un camino de Libertad, Igualdad y Democracia perdieron su vida en manos del opresor, me permito recordar un hecho que retrata la dimensión humana de Lucho, su compromiso social, su compañerismo, su amistad, que tal vez pasó inadvertida en su tiempo, por ser jóvenes, pero hoy lo valoro con mucha nostalgia. Nuestra generación estudiaba día y noche para poder crear un Chile mejor y al compás del “Trasnoche” de un radio de audiencia nacional, en una oportunidad que no alcanzó a precisar por el paso del tiempo, un compañero solicitó colaboración para que alguien le pudiese proporcionar unas láminas de papel diamante para entregar taller, a eso de las 4 de la madrugada. En esa época era difícil contactarse y más aún tener ese preciado papel que sólo se conseguía con un dato en la Librería Nacional o Librería Estado o con suerte por una paleteada del Cachafaz Avalos de su librería. Lucho, sin mediar mayor información, ni a quien iba a socorrer, atravesó medio Santiago, acompañado de su polola Nury para solucionar el problema a un

compañero a quien le significó aprobar taller, es decir, coronar el esfuerzo estudiantil de un semestre, tal vez un año. Así era Lucho Guendelman. Su desaparición privó al país de un hombre de calidad humana que difícilmente hoy encontraremos. Han transcurrido casi 30 años y aún recuerdo este hecho, muy significativo para quienes lo conocieron. Hoy, desde mi cargo transitorio de Director Nacional, pienso que él perfectamente podría estar entre nosotros compartiendo o ejerciendo la profesión o alguna actividad gremial. Sólo quisiera saber donde está y espero que lo encontremos algún día, para decirle simbólicamente: Lucho, Compañero, Amigo..., siempre vas a estar presente entre nosotros". P a tri ci o Ha le s Dib , arquitecto, Diputado por el PPD, compañero de curso de Luis, se ha querido sumar a este encuentro y nos ha enviado el siguiente texto: “Me resisto a escribir en pasado porque desde que Lucho Guendelman desapareció, se me hizo más presente. Sonríe con los ojos. Me avengo con su aspecto de enfurruñamiento mezclado con ternura. Y yo, envuelto en la Universidad por mi propia crisis existencial, me siento interpretado por su estilo de vestirse y de moverse, de acaparazonarse bajo el chaquetón y su pelo largo, como recurso para refugiarnos bien adentro y sacar poco a poco la cabeza hacia la vida que nos desafiaba a salir del cascarón juvenil. Para hacer grandes tareas, como la revolución y tareas de grandes, como tener que trabajar..." “Estábamos llenos de respuestas, a las que nos aferrábamos con pasión, para no tener que preguntar lo mucho que queríamos saber. Teníamos sed de encontrar líderes para las cosas que pasaban y no queríamos conformarnos con las respuestas hechas. Yo me hice comunista para ponerle fin a la pobreza y a Lucho eso le parecía esquemático. A mí me parecía que nuestras familias, nuestros amigos, nuestros “momios” irían comprendiendo que lo de Marx “... que el respeto mutuo, un día se haría habitualidad”, se parecía a lo que el padre

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Alberto me había explicado que queríamos en la otra vida y que el marxismo tuvo la buena idea de sistematizarlo para la vida real.

*Presbítero de la Iglesia Católica, Primer Director del Comité Pro Paz, en 1974, actual capellán de La Moneda

Estábamos llenos de vida. Yo cantaba la Internacional y la Joven Guardia; Lucho leía a Mao y me parecía más libre que yo. A mí me parecía que él era de los que soñaban la revolución y nosotros los encargados de hacerla. Ni siquiera me parecía Allendista. Nunca se lo pregunté, porque ya había aprendido a establecer prejuicios. Nos apasionaba la idea de ser constructores de un mundo nuevo. Ese fue un pecado imperdonable frente a los poderes de la sociedad chilena. Estábamos mostrando un fruto prohibido. Quizás la derecha nos temía porque demostrábamos que la vida era más que política. Nos entusiasmaba Fernán Meza enseñándonos a hacer insectos en papel de color cien veces mayores que el natural; n o s m o v i l i z a b a G u s t a v o M un i z a g a ; n o s desconcertaba René Urbina en la Reforma; respetábamos a Jedlicki, a Martínez, a Kusnetzoff, a Vaissman. Me enternecía la delicadeza de Márquez de la Plata y nunca me perdí una clase de Romolo Trebbi. Fuimos estudiantes de verdad, que dimos vida a nuestra Universidad. Éramos líderes y parte diaria de nuestros compañeros y profesores. Fuimos capaces de salir a rayar muros hasta que saliera el sol: “Amanecer Venceremos” llamábamos a esas jornadas, y en la mañana volvíamos a clases. Partíamos a Trabajo Voluntario y dirigíamos la

Luis Guendelman

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Reforma Universitaria. En las asambleas hablábamos en serio y los estudiantes nos tomaban en serio. Los malos no nos podían vencer con ideas. Pero no merecíamos la muerte. Por eso, las responsabilidades no son iguales. Si así fuera ­como señala Miguel Lawner, arquitecto­ no habría culpables y entonces no existiría la justicia. "Cuando los civiles de derecha sabían todo lo que ocurría, colaboraban, rogaban dureza a los militares, inventaban justificaciones históricas para estimular a los que cumplían las facetas armadas de esa guerra que, como dijo en La Moneda el Pastor Percival Cowley*, fue “la guerra que nunca existió” y crearon los cuerpos jurídicos y las razones que permitieran “legalmente” lo que no estaba permitido. Después de Luis ya dejaron de matar en cantidad. Quisieron darnos una lección que no aprendimos, porque nunca llegamos a respetar a nuestros torturadores; no nos convencieron que su violencia fue necesaria, no respetamos el “golpe” ni reconocemos su obra, y en cambio cada día nos respetamos más a nosotros mismos. Incluso cuando reconocemos equivocaciones y nos acordamos de nuestros muchos errores, seguimos sintiendo orgullo por haber querido poner fin a la pobreza. Entonces, cuando vemos tu foto junto a nuestros colegas asesinados por la derecha, nos vemos un poco a nosotros mismos y se nos renueva mucho de lo que más amamos en nosotros. Hegel diría: eso se llama orgullo. Pero también: sentimos mucha pena, porque no estás.”


SU AR QUI TECTURA Valeria Vásquez cuenta que estaban preparando su examen de Práctica Profesional para optar al título juntos (ella y Lucho); a la vez que Matías compartía su trabajo con él. Pero lo que más hacían era aprender a vivir, a compartir, a trabajar. Así, cuando detuvieron a Lucho, Valeria siguió sola con su Memoria hasta el examen. Cuando Valeria dio su examen de título, el profesor­guía dijo a la Comisión:”Este examen lo deberían estar dando

dos alumnos, pero uno de ellos está desaparecido. Sí señores; esto está pasando en Chile”. Era el año 1975. Matías, a su vez, tuvo que continuar la construcción de un proyecto de arquitectura iniciado por Lucho, interpretándolo, suponiendo que en cualquier momento regresaría. M a tía s Dzi e k on s k i nos relata más detalles de Lucho: “Él era un filósofo dentro de la política. Se adelantaba a los demás resolviendo cuestiones que nadie se preguntaba aún. Divagaba y razonaba brillantemente”.

M atías Dziekonski escribió el siguiente texto para el Acto Conmemorativo que realizó el Colegio de Arquitectos, en 1984. Ello nos aporta aspectos de Luis en su vida como arquitecto: "Lo conocí en 1968 cuando entramos a estudiar a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile en Santiago. Sin embargo, sólo nos hicimos amigos casi tres años más tarde, en unos días particularmente dolorosos para él, cuando, hacia fines de 1970, su familia dejaba el país y él se quedaba solo, aquí, motivado por un conjunto de complejas y variadas razones. Nuestra amistad creció y se desarrolló desde entonces, y la comenzamos dando cuenta sistemática del bien provisto bar que quedó abandonado en la casa familiar de calle Cauquenes. Mientras continuaba sus estudios, “Lucho” debió liquidar los bienes familiares para finalmente vender la casa y trasladarse a calle Ruiz de Gamboa, en el barrio Bellavista, detrás de la Clínica Santa María, lugar al cual un día habrían de ir a buscarlo.

Croquis Proyecto Vivienda. Arquitectos Dziekonski ­ Guendelman

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Pero aquellos, los de entonces, fueron días simpáticos donde nos alimentábamos de los tallarines que habían quedado en una bodega de Santa Rosa, último vestigio de un floreciente negocio familiar. Aquella casa siempre estuvo abierta, a menudo recibiendo por largo tiempo a europeos errantes ávidos de exotismo tercer mundista. Y así, entre sueños de futuro, trabajos sobre el Art Nouveau, especulaciones sobre los polos de desarrollo, racionalizaciones sobre sistemas constructivos, maquetas, fotografías, partidos generales, detalles constructivos y todas aquellas cosas que son propias de nuestro quehacer, Lucho terminó su proyecto de título e inició un Magíster en Planificación Urbano­ Regional en el CIDU, en la Universidad Católica de Chile. Fotografías tomadas por Luis durante una construcción.

Aspecto de la vivienda proyectada por los arquitectos Cabezas, Dziekonski y Guendelman, durante su construcción.

El golpe de Estado cambió las cosas: amigos detenidos , amigos exiliad os. Estos hechos modificaron nuestras respectivas realidades y se inició un período que nos mantuvo muy cerca y terminamos asociándonos, poniéndonos a disposición de Julio Cabezas –arquitecto ya fallecido­ en una modesta oficina de arquitectura que establecimos luego de su matrimonio a comienzos de 1974. Dadas las legítimas diferencias que teníamos sobre la ma nera de enfrenta r los enca rg os q ue comenzamos a tener gracias a Julio, decidimos enfrentar a nuestros clientes con un sistema de “concursos internos” lo que nos permitía desarrollar nuestra particular interpretación dejando al cliente en un rol de juez. Hoy día no pienso que fuera una manera muy productiva de hacerlo, pero nos permitía poner en un tercero la eventual controversia en torno al proyecto. Bromeando decíamos que el nuestro era un taller de obsesivos y obtusos y pensamos ponerle OBS. Es así como finalmente apareció un encargo mayor, y realizado el evento del concurso interno, lo perdí. Debo confesar que me alegro que así fuera. Ese proyecto fue su mayor obra realizada, cuya construcción se inició luego de su detención el 2 de Septiembre de 1974. "Recuerdo a Francisca llegando a nuestra casa al día siguiente para informarnos de aquello. No

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quisiera hacer todo el recuento de experiencias que se generaron a partir de la desaparición de Lucho. Solo quisiera referirme a lo complejo que me resultó construir su proyecto. Cuántas veces, contemplando sus planos, me preguntaba cómo hacerlo, tratando de alejar mis naturales respuestas para ser fiel a la idea del proyecto que él tenía, de la cual yo sólo quería ser su más fidedigno interprete. Recordar estos años pasados desde aquel 2 de Septiembre de 1974, me ha hecho darme cuenta que esa cantidad de tiempo es aproximadamente la misma que tiene mi hijo mayor, y es la misma edad, aproximadamente, que tenía Lucho a la fecha de su detención".


"Reflexionando sobre esto, pensando en Lucho y en mi hijo, recordé una frase que me impactó profundamente cuando leí “El primer hombre”, de Albert Camus editado en 1994. El autor en este libro autobiográfico relata que, teniendo ya sobre los cuarenta años y enfrentado por primera vez a la tumba de su padre –muerto durante la Primera Guerra Mundial a los 29 años y a quien no conoció– se dió cuenta que...

“El hombre enterrado bajo esa lápida, y que había sido su padre, era más joven que él. Y la ola de ternura y compasión que de golpe le colmó el corazón no era el movimiento del ánimo que lleva al hijo a recordar al padre desaparecido, sino la piedad conmovida que un hombre formado siente ante el niño injustamente asesinado, algo había ahí que escapaba al orden natural y, a decir verdad, ni siquiera ese orden existía, sino sólo locura y caos en el momento en que el hijo era más viejo que el padre”. "Esta cita –si bien surge de otro contexto– interpreta las emociones que me embargan hoy en día, respecto a aquellos días y a Lucho...” Planos Proyecto Vivienda Arquitectos Cabezas, Dziekonski y Guendelman

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Planos Proyecto Vivienda Arquitectos Cabezas, Dziekonski y Guendelman

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P orque la ciudad es un castillo Porque la ciudad es un castillo, un castillo de situaciones modas y actuaciones porque la construyen los hombres porque la construyen paso a paso porque la viven paso a paso plazas paso a paso calles paso a paso porque con ella se ensañan porque contra ella atentan los deshumanizados los acelerados los capitalizados.

Escrito por Luis Guendelman, 1972

Porque la entendieron la amaron porque no la entendemos y no la entenderán por más que la rayemos la destruirán. Se destruye sola se cae de a poco resbala y cede la extirpan y se muere la tasan y se muere vale tantos $, y se muere. Nacerá otra; sobre las ruinas renacerá y será de todos ciudad para todos, plazas, parques calles para todos. Se levantará por hombres por hombres paso a paso que la revivirán paso a paso que la vivirán paso a paso en sus calles paso a paso en sus calles. Ampliación vivienda San José de Maipo

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SU DETEN CI ÓN Matías asegura que les advirtió un día: “Si me detienen, olvídense de mi en ese instante” dándoles a entender que él jamás hablaría. Y destaca este valor: “Cuando fueron los agentes de la DINA a su casa a buscar a Pancha, le preguntaban a la empleada como se llamaba ella. ¡Es que ni siquiera dio el nombre de su esposa!... Nos cuidó a todos”. Nos hemos comunicado con Simón Guendelman a propósito de este Libro, quien viajó a Santiago de Chile por tres días: No dudó en llamarnos, y junto a Pancha compartimos también los recuerdos de su hermano. Al conocerlo, su aspecto parece familiar: es que hemos conocido sus fotos de juventud junto a su familia, y no podemos dejar de asociar su imagen con la de Lucho, preguntándonos si se parecería a él, si estuviese vivo. Todos sus amigos, y asimismo Simón, sostienen que “lo mataron muy pronto, o se les murió producto de las torturas.” Simón cuenta que hace dos días habló por teléfono con Agustín Holgado, un ex detenido que compartió con Lucho en su cautiverio de Tres Álamos, y que da cuenta de su gran carisma, de su actitud positiva y humanista con los demás presos. Simón ha hecho lo suyo desde EEUU. Desde un primer momento, se movilizó en altas esferas, exigiendo saber del paradero de su hermano. Declaró ante parlamentarios, y finalmente le respondieron una falsedad desde el Departamento de Estado Norteamericano, apoyados por un escrito del secretario del embajador de EEUU en Chile, Mr. Popper, asunto que profundizaremos más adelante en este capítulo. Simón lamenta que todas sus diligencias no sirvieron para salvar la vida de Lucho: “De tanta insistencia por saber de su paradero, la DINA montó el fraude de Buenos Aires 1 , donde se presumía asesinado por el propio MIR, sin embargo nunca fueron reconocidos por el forense dichos restos como suyos. Ese montaje fue necesario para

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detener la presión internacional. A esas alturas, (mediados de 1975) probablemente Luis había muerto hacía tiempo.” “A partir de 1975 la búsqueda por Lucho se me hizo muy difícil producto de la operación Colombo. Los Senadores norteamericanos como Edward M. Kennedy, Henry Jackson, Walter F. Mondale, Edmund Muskie, Thomas Eagleton, John McCain y otros que me ayudaban, quedaron dudosos si creerme a mí o al gobierno Chileno. Nunca conseguí ayuda de políticos o gobiernos Europeos. La explicación que me daban es que yo no vivía en Europa.” Simón, en su afán de aportar evidencia a la justicia Inglesa en el proceso de extradición de Pinochet a España, busca y encuentra al Embajador de EEUU en Chile, Sr. David Popper y a Herbert Thompson, Minister­Counselor de la Embajada de EEUU en Santiago, ambos jubilados ya por muchos años. Para obtener evidencia de validez en las cortes europeas, era necesario identificar al funcionario del Gobierno Chileno que declaró que Luis Guendelman se encontraba bien de salud y prisionero en Tres Álamos. La embajada de EEUU informó en Octubre de 1974 al senador Fulbright, que un funcionario del gobierno Chileno les había informado que Lucho estaba en buen estado de salud en "Los Tres Álamos". Dada su avanzada edad y posiblemente como diplomáticos por excelencia, Popper le comunicó a Simón que no se acordaba del nombre del funcionario chileno que les proveyó la información. Comunicaciones con Herbert B. Thompson, Minister­Counselor de la Embajada de EEUU en Chile tampoco dilucidan el nombre de la persona en el gobierno chileno que proporciona la información a la embajada. Esta fue una bofetada más para Simón en su larga búsqueda. Desde su perspectiva realista y concreta, Simón piensa que si el camino de la Justicia en Chile para saber de los culpables y castigarlos, sigue al ritmo que va hasta hoy, tal vez se demore unos doscientos años, lo cual no servirá de nada.


EXTR A CTO DEL I N F O RM E DE L A “ COM I SI ÓN V E R D A D Y R E C O N C I L I A CI Ó N ” ( R E T T I G) "Luis Alberto Guendelman Wisniak, casado, egresado de Arquitectura de la Universidad de Chile, militante del MIR, fue detenido el 2 de septiembre de 1974, alrededor de las 22:30 horas, en su domicilio, en presencia de su cónyuge –María Francisca Hurtado­ por 7 u 8 agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), armados y entre los que iban Osvaldo Romo Mena (alias “El guatón Romo”) y Basclay Humberto Zapata Reyes (alias “El Troglo”), con la colaboración de Marcia Alejandra Merino Vega, alias “Flaca Alejandra”. Los agentes llevaban en calidad de detenido a un amigo de la víctima, Arnaldo Salamero, quien

posteriormente saldría en libertad desde Tres Álamos, viajando a México. Luis Alberto Guendelman fue trasladado a la casa de calle José Domingo Cañas Nº 1367 –recinto secreto de detención y tortura de la DINA­ y posteriormente a Cuatro Álamos, desde dónde desapareció. Los aprehensores se movilizaban en una camioneta amarilla o beige, tipo pick­up, marca Chevrolet, con toldo verde, en el que se leía “Carpas Gillibrandt” y cuya patente era UY­ 55 de La Granja. A la mañana siguiente, 3 de septiembre, el afectado fue llevado nuevamente hasta su domicilio por sus captores. La empleada de la casa, Berta Carrasco, lo vio a las 8:30 horas de la mañana, demacrado y rodeado de civiles, los que procedieron a realizar un minucioso allanamiento al inmueble".

Estado actual de la casa de Luis, desde donde fue secuestrado en 1974

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* La declaración jurada ante Notario ha sido extractada, copiando solamente los párrafos referidos a Luis Guendelman

SU CA UTI VERI O

En la mañana del 26 de septiembre es llamado Guendelman, quien debía ”llevarse sus cosas”.

“En Santiago de Chile, a nueve días del mes de julio de mil novecientos noventa, comparece don AGUSTIN HOLGADO BLOCH, cédula de identidad No. 5.203.545­ 7, Ingeniero Civil, chileno, domiciliado en Maturana 981, Santiago, quien previamente juramentado expone*:

O CT AV O: El declarante formula este testimonio con el objeto de aportar antecedentes para esclarecer lo ocurrido con sus compañeros de partido que habiendo sido detenidos al igual que él y otros, permanecen actualmente desaparecidos. Con fecha 21 de Marzo de 1975, el declarante fue expulsado del país, con destino a México, saliendo desde Tres Álamos con destino al Aeropuerto. Los detenidos desaparecidos a que se refiere son: MARIO CARRASCO DIAZ, muy joven, delgado, moreno, estudiante de enseñanza media, tranquilo, VICTOR OLEA ALEGRIA, un joven, delgado, tenía un ojo de vidrio, obrero. CLAUDIO VENEGAS Lazzaro, tez clara, joven, delgado, estudiante de enseñanza media, mediana estatura; BER NARDO DE CASTRO LOPEZ, una persona de 34 años aproximadamente, bigotes, semi­calvo, profesión pintor de publicidad. Todos ellos estuvieron con el declarante en el Cuartel de Investigaciones de Chile en General Mackenna, posteriormente en el recinto de calle Irán con Los Plátanos, comuna de Macul, y finalmente en el Campamento de Cuatro Álamos. Señala el declarante que la última vez que los vio fue el día en que todos fueron trasladados desde el recinto de calle Irán a Cuatro Álamos, hecho que ocurrió el 25 de Septiembre de 1974.“

SEP TI M O: Una vez en 4 Álamos ­25 de Septiembre­ los detenidos fueron separados en distintas piezas, correspondiéndole al declarante llegar a una ha b ita ci ón que es tab a ocup ad a por L U I S GU EN DELM AN W I SN I AK y por un tal Luis Arce, hermano de Luz Arce. Guendelman era un arquitecto, se le veía muy íntegro, conversador, bien vestido de sport, usaba bigotes, cara larga, 25 años aproximadamente. A una consulta del declarante, le señaló que efectivamente era pariente de los dueños de las tiendas Guendelman de Santiago. Luis Arce, hermano de Luz Arce, una mujer del Partido Socialista, éste llevaba varios meses allí, a diferencia de Guendelman que llevaba poco tiempo, tal vez una semana. Arce estaba con el ánimo decaído. El declarante pasó sólo una noche en esa habitación. Había dos camarotes, con frazadas plomas.

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SU DESA P A RI CI ÓN En el referido Informe Rettig, se encuentran varias declaraciones de testigos. Entre otras, la de Arnaldo Salamero: “En la noche del día 3 de septiembre de 1974, agentes de la DINA, comandados por Osvaldo Romo, detuvieron en su domicilio a Arnaldo Salamero, y lo condujeron hasta el recinto secreto de la DINA ubicado en José Domingo Cañas. Allí fue careado con el afectado, (Luis Guendelman) para después ser separados. Al cuarto día Salamero fue interrogado otra vez, participando en el interrogatorio Romo. Al quinto día de su detención, el testigo fue llevado a Cuatro Álamos, donde, tres días más tarde,

escuchó la voz de Luis Alberto Guendelman en el pasillo que conducía al baño. Al décimo día, Salamero quedó en libre plática en Tres Álamos, dónde se enteró, 5 días después, que "a Luis Alberto Guendelman lo habían sacado de Cuatro Álamos con destino desconocido". Esta información se la entregó un detenido de nacionalidad austriaca a quien llamaban “PIL”. Posteriormente, nadie pudo darle nuevas informaciones sobre la víctima”. Cuando Arnaldo Salamero se encontraba en libre plática en Tres Álamos, concurrió hasta ese recinto Sara Wisniak –madre del afectado­ a quien Conrado Pacheco, jefe del campamento, impidió hablar con el testigo.

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DE LA S GESTI ON ES REALI ZADAS P OR SU H ER M AN O SI M ÓN Y FA M I LI A R ES Lista de testigos de la detención y desaparición de Luis Guendelman. Fuentes primarias

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Nombre

Relación

María Francisca Hurtado C.

Esposa de Luis. Fue testigo del arresto de Luis y obtuvo la patente del auto en que se lo llevaron arrestado.

Hamilton Hurtado

Suegro de Luis. Presentó Habeas Corpus a favor de Luis.

Berta Carrasco

Empleada que vio a Luis volver a la casa con las personas, al día siguiente que lo habían detenido (3 de septiembre de 1974). Estaba también en la casa cuando un policía volvió en Octubre de 1974, para entregar una citación a Francisca Hurtado.

Arnaldo Salamero

Amigo de Luis, con quien estuvo en el mismo centro de detención. Padre de Nurit, quien fue polola de Luis. Salamero escribió una carta contando su experiencia con Luis, durante los primeros días de su arresto.

Miguel Albrecht Schwartz

Compañero de celda de Luis. Escribió una declaración, la que fue legalizada por la Embajada de Israel. Existe una copia en español. El documento original está en poder de Simón Guendelman.

Rainer Walter Pichl o “Pil”

Austríaco que fue encarcelado con Luis en Cuatro Álamos. Se supo de él a través de Salamero. La Embajada de Austria logró, probablemente, su liberación presionando al gobierno. Tenía alrededor de veinte años y dejó el país el 28 de Abril de 1975 con destino a Austria.

Agustín Holgado Bloch

El Sr. Holgado informó el 7 de septiembre de 1990 en una declaración jurada, que Luis estaba en la misma celda con él, alrededor del 25 de septiembre de 1974. Estando detenido en Tres Álamos, escuchó cantar a Luis el tango: “Adiós muchachos, compañeros de mi v ida…”. S imón tie ne una cop ia de l e ­mail con su te stimo ni o.

Luis Arce

Detenido que estuvo con Luis. Simón tiene una copia detallada de su testimonio.

Sara Wisniak

Madre. Se entrevistó con Miguel Schweitzer, el Ministro de Justicia chileno, e inspeccionó el supuesto cuerpo de Luis en Argentina.


FUEN TES SECUN DA RI A S Nombre

Relación

Lonia (Lola) Zeidenworn

Prima del abuelo de Luis, quien es la pariente en Argentina que hizo las investigaciones con la INTERPOL. (Simón es escéptico con respecto a la veracidad del informe de la INTERPOL. No cree que el informe sea correcto. Tampoco sabe cómo fue comunicado el informe de la INTERPOL a la familia).

Lawrence Leamer

Cuñado de Simón y periodista, quien escribió artículos en New York Times, Time y otros, con respecto al caso de Luis.

Helida Salamero

Hija de Arnaldo. Podría tener información respecto a la detención de Arnaldo.

Nurit Salamero

Hija de Arnaldo y ex polola de Luis. No tiene información respecto a la detención de Arnaldo (o no quiere hacerla pública).

Ginetta Sagan²

En conversación telefónica con Simón el 9 de marzo de 1975, informaba que Luis había sido llevado a Londres 38, donde permaneció por una noche y luego trasladado a Villa Grimaldi donde fue torturado. Permaneció durante “algunas” noches en ese lugar y posteriormente trasladado a Tres Álamos. Informó que había recibido información de que Luis había sido visto en el norte de Chile. Ginetta nunca reveló las fuentes de esta información.

David H. Popper

Embajador de U.S. en Chile durante la desaparición. Probablemente conoce el nombre del informante del gobierno chileno que indicó que Luis estaba arrestado o muerto.

Herbert B. Thompson

Funcionario de la Embajada de U.S. en Chile. Probablemente conoce el nombre del informante del gobierno chileno que declaró que Luis estaba detenido o muerto. Simón conversó con H.T., quien no recordaba los hechos.

George W. Landau

Embajador de U.S. desde 1977.

Miguel Schweitzer

Ministro de Justicia chileno en el año 1975, informa a la Sra. Guendelman que todas la instituciones de seguridad interna le han contestado que Lucho no figura en sus listas de detenidos, excepto la DINA. Unos pocos días después aparece públicamente la primera información en los diarios brasileños y argentinos, que después es conocida como el plan Colombo.

Manuel Trucco

Embajador chileno en U.S. Dirigió una investigación de la desaparición de Luis, pero no encontró nada.

Rafael Otero Echeverría

Relacionador Público de la embajada chilena en U.S. quien insinuó que Luis estaba muerto. Mencionó que la embajada estaba comprometida en encontrar a Luis, incluso si fuesen malas noticias. Simón posee la grabación.

Jose Zalaquett Daher

Abogado; Miembro de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Le señaló verbalmente a Simón, cuando estuvo en Chile, que Luis debió haber sido asesinado durante las purgas cometidas en Villa Grimaldi para hacer espacio a más prisioneros. Dijo que Luis fue probablemente sacado de Villa Grimaldi y tirado al mar. Que inyectaban a los prisioneros con drogas adormecedoras y los cortaban en pedazos para que sangraran y los peces los comieran. Esto no está en el Informe de la Comisión, pues podría haber sido “demasiado fuerte”.

² Ginetta Sagan fue una heroína que luchó junto a los guerrilleros italianos que se opusieron a Mussolini y a Hitler en el norte de Italia. Fue fundadora de Amnesty Internacional. En 1966 recibe un premio del presidente de EEUU: “Presidential Medal of Freedom.” Hace poco Amnesty creó un premio en su honor: “Ginetta Sagan Award”

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LISTA DE AGENTES DEL ESTADO QUE PARTICIPARON EN LA DETENCIÓN Y DESAPARICIÓN DE LUIS GUENDELMAN W. Conrado Pacheco Cárdenas

Alejandra Merino Cerda “la Flaca Alejandra” Osvaldo Romo Mena “el guatón Romo”

Basclay Zapata Reyes “El troglodita” Médico forense, argentino

Jefe de Tres Álamos. No permitió que la madre de Luis visitara a Salamero cuando estuvo en Tres Álamos. Pacheco mintió diciendo que él no quería conversar con ella. Una carta de Salamero e xplica hechos relacionados con este episodio.

Informante de la DINA. Escribió un libro sobre su traición a sus antiguos camaradas, en el que se menciona a Luis. Simón tiene copia del libro. Agente Civil de la DINA. Arrestó a Luis ese primer día. Se presume también como torturador de Luis. Romo fue demandado en 1992 por crímenes incluyendo la desaparición de Luis, pero nada resultó de la demanda, porque Pinochet era aún poderoso. Arrestó a Luis ese primer día. Llevó a cabo la autopsia del supuesto cuerpo de Luis en Pilar, Argentina. (Sara Wisniak, la madre de Luis, revisó el falso cuerpo. El médico declaró, de acuerdo a los informes médicos de Luis, que el cuerpo no coincidía, que no era de Luis).

AGENCIAS Departamento de Estado Norteamericano

Informó al Senador Fulbright que un funcionario del gobierno chileno le declaró a la Embajada de USA en Santiago, que Lucho estaba con buena salud en “Tres Álamos”.

INTERPOL

Informó que Luis estaba en el norte de Chile después de la investigación de Junio de 1975, de acuerdo a la familia Zeidenvowrn, en Argentina.

Vicaría de la Solidaridad

T ie ne de c laracio ne s d e t es tig os q ue v ie ron a L uis e n Tre s Ál amos .

Sende (Servicio Nacional De Detenidos)

Comité de Cooperación para la Paz.

Autorizaron a la madre para visitar Tres Álamos. Seguramente poseen información acerca de la tortura.

Enviaron carta asegurando que habían sido informados anónimamente que vieron a Luis en Tres Álamos. Existe una copia de la carta en español.

N OTA 1 A mediados de 1975, aparecieron restos de cadáveres humanos quemados en las afueras de la ciudad de Pilar, Buenos Aires. Estos fueron guardados en la morgue; y a través de la prensa se informaba que ellos serian militantes del MIR ajusticiados por sus propios camaradas. Se adjuntaban Cédulas de Identidad adulteradas. Ninguna identificación correspondía a los cuerpos. El medico forense de la ciudad de Pilar, declaró a la madre de Luis, después de ver antiguas radiografías de la pelvis, fémur y de la dentadura de Luis, que ninguno de los cadáveres pertenecía a Luis. Fue claro en ese momento que la cédula de identidad con errores en el deletreo de los dos apellidos de Lucho, era una burda falsificación. Al escuchar al médico dar esta opinión, el cónsul Chileno en Buenos Aires exclamó, “yo nunca he estado en Pilar, soy como invisible”.

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P ALABRA S FI N ALES “Han pasado 29 años, es tiempo más que suficiente: nadie respondió… … La familia espera saber, tan importante como quienes nos dieron la vida, los nombres de quienes nos trajeron la muerte. Si no fallecemos por causas naturales, enfermedad o accidente, sino por obra de alguien, el primerísimo mandamiento o ley de cualquier grupo, sociedad o religión, por más primitivo que fuera, ha sido siempre ­hasta ahora­ identificar y castigar al asesino. Y si esto no ocurre, las leyes que se promulguen no cumplirán su cometido: hacer justicia.”

Alejandro Guendelman, primo de Luis

Luis Guendelman Dibujo realizado por la Arquitecta Alicia Alarcón R.

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Capítulos 3 y 4

Carlos Alfredo Gajardo Wolff Yactong Orlando Juantok Guzmán


"Homenaje a Yactong Juantok" Autor de la obra: Arquitecto Vladimir Morales G.



ÍNDICE CAPÍTULOS 3 Y 4 CARLOS ALFREDO GAJARDO WOLFF YACTONG ORLANDO JUANTOK GUZMÁN Autora: Arquitecta Viviana Teuche Vega

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LA PRIMERA TAREA: REENCUENTRO CON CARLOS Y YACTONG

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ARTESANOS DE LA REFORMA Urbanista Arquitecto Raúl Peñaloza Román

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PANCHO, CARLOS Y EL CHINO Arquitectos Víctor Sereño Varas y Antonieta Surawski Cifuentes

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CAPÍTULO 3 CARLOS ALFREDO GAJARDO WOLFF

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CAPÍTULO 4 YACTONG ORLANDO JUANTOK GUZMÁN

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REFERENCIAS

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CA R L O S A L F R E D O GA J A R D O W O L F F Y A CTON G ORLAN DO J UA NTOK GUZM A N

… . Inolvidables, permanecen en la memoria de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, sede Valparaíso, hoy Universidad de Valparaíso. “Los muertos no equivocan su cita con el alba Los muertos tienen bocas y corazón y pies. Los muertos han llegado el tiempo los convoca Los muertos son estrellas que no tienen revés” Silvio Rodríguez “La Resurrección” Hermanados en la arquitectura, la militancia política en el MIR y el quehacer universitario. Carlos y Yactong llegaron a Valparaíso desde distintos puntos del país ­del sur y del norte­ a estudiar y asumir en el camino, responsabilidades y cargos que les significó la detención, la tortura y la desaparición. Compartieron actividades estudiantiles, académicas y partidistas. Ambos fueron dirigentes y líderes reconocidos y validados, presidentes del Centro de Estudiantes de la Escuela de Arquitectura en diferentes períodos. Participantes activos de los procesos de reforma universitaria, juntos fueron de candidatos al Consejo Normativo Superior en 1973 en lista del MIR.

Entre sus aficiones compartidas estaba la reunión en la famosa peña del tango “La Porteña” en la subida Ecuador, en el centro de Valparaíso, de la cual eran asiduos desde el día que abrió sus puertas; allí llegaban con otros “viejitos” ­así nos llamábamos ese grupo de amigos y compañeros en la Escuela­ a degustar “papas fritas y vino tinto que ordenaba Carlos”, y en ese ambiente lúdico impregnado de arte puro y reconfortante, se analizaba y decidía respecto a la Reforma Universitaria o simplemente se disfrutaba la amistad, motivados por la excelente interpretación de músicos de la calidad de los hermanos Carbone y el cantante Héctor Morea.

¡Vieja calle de mi barrio, donde di mi primer paso, vuelvo a vos gastado el mazo!... en inútil barajar. Con una llaga en el pecho, con mi sueño hecho pedazos que se rompió en un abrazo que me diera la verdad! “Las cuarenta” 1 Acuarela de Victor Castro, pintor viñamarino

Eran reconocibles a la distancia, altos y de características físicas que los distinguían del resto: Carlos, pelo rubio, ojos azules y enormes mostachos que ordenaba permanentemente y Yactong, rostro achinado y pelo oscuro liso que caía sobre su frente; inconfundibles... Es posible pensar que el hecho de destacarse físicamente, además de sus conocidas trayectorias políticas estudiantiles y académicas en una Universidad abierta; contribuyó a que ellos dos serían los que desaparecerían, entre tantos estudiantes y académicos detenidos y torturados en la zona... ¡quizás siempre estuvieron en la mira de sus torturadores! Carlos y Yactong eran amigos; ambos poseedores de una personalidad carismática y seductora, siempre atentos y dispuestos frente a cualquier demanda de compañeros, amigos y alumnos. Respetados y queridos.

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“ Y o c o m o t ú , a m o e l a m o r , l a vi d a , e l d u l c e e n c a n t o de l a s c o s a s , e l p a i s a j e c el e s t e d e l o s d í a s d e e n er o . T am bi é n m i s an g r e b u l l e y r í o po r l o s o j o s qu e h a n c o n o c i d o el br ot e de l as l ágr im as C r e o qu e e l m u n do es b e l l o , qu e l a po e s í a es c o m o e l p a n, d e t o do s . Y q u e m i s ve n a s n o t e r m i n a n en mí, s ino en la sangre u n án i m e de l o s q u e l u c h a n p o r l a vi d a , el a m o r , l a s c o s a s , el p ai s aj e y e l p a n , l a po es í a de t o do s ” R o qu e D a l t o n “ C o m o t ú” 3

Viaje a Buenos Aires, 1969: Der. José Manuel Molina, Eliana Ceriani (esposa de Carlos Gajardo) y Yactong Juantok. De pie: Raúl Peñaloza y su esposa María Teresa

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Los “viejitos” también se enamoraban y pronto comenzaron a casarse, algunos aún siendo estudiantes, otros recién egresados; Carlos y Yactong no fueron la excepción y llegaron a sus vidas Eliana y Sandra, las que se integraron al grupo de amigos, compartiendo actividades, viajes, fiestas, penas y alegrías. Melómanos la mayoría, intérpretes algunos, el tango ­entre otros­ siempre estaba presente; los vemos en la fotografía: Carlos cantando junto al “Chacho” Raúl Peñaloza y Max Adelsdorfer 2 ... al son de la guitarra del “Pirata” Alejandro Strange y músicos argentinos, en el viaje a Buenos Aires (1969). El “Chino” Yactong no cantaba, pero era parte de la barra alegre que acompañaba, mientras la música

continuaba en la interpretación del “Cochayuyo” Lautaro Sarmiento (bombo) y el “Pirata” (guitarra) (1969)... la imagen perdura en el tiempo y en el recuerdo de muchos. Las historias de estos dos hombres jóvenes se unen desde que se encuentran en un ideario común en la Escuela de Arquitectura en Valparaíso, por tanto es tan natural que permanezcan unidos en el recuerdo de quienes fuimos sus amigos, compañeros, profesores o alumnos.... Los testimonios recogidos se cruzan y es casi imposible recordar a uno sin nombrar al otro. Carlos y Yactong continúan juntos conversando, creando y soñando... en este libro y en la memoria de la Escuela... dos hombres idealistas y consecuentes, amantes de la vida y de la arquitectura...


LA P RI MERA TAREA: REENCUENTRO CON CARLOS Y Y ACTON G “Para los navegantes con ganas de viento, la memoria es un puerto de partida”. Eduardo Galeano. Al iniciar este camino de recuerdos para la realización del capítulo de Carlos y Yactong; nos reunimos con Sandra Fernández (esposa de Yactong), en su casa en Bruselas, en un emotivo reencuentro (julio 2003) con los “viejitos” residentes en Bélgica y Noruega ­hoy arquitectos­Raúl Peñaloza “Chacho”, Félix Vidal “Gato”, Max Adelsdorfer, Kenneth Wettlin 4 , Alejandro Strange “Pirata”, más otros amigos, parejas, hijos, sobrinos. Desde Kassel, Alemania, el “C hico” José Manuel Molina; desde Canadá, Marcelo Puente y desde Chile: Eliana Ceriani (esposa de Carlos) y tantos otros colegas... Sergio Moffat, Antonieta Surawski, Víctor Sereño, Fernando... se fueron sumando a esta tarea. Juntos retrocedimos a los años de nuestra escuela y en compañía de nuestros queridos “Chino” y Carlitos, iniciamos una nueva etapa en nuestras vidas, con una dinámica maravillosa que crece

todavía y en la cual se mezclan la risa y las lágrimas en el recuerdo... la emoción... y las ganas de contar... la etapa del no olvido... una deuda p e n d i e n t e c o n e l l o s , n u e s t r o s a m i g o s . Carlos y Yactong nos convocan y reúnen una vez más , tal como lo hacían en nuestra etapa estudiantil. Aparecen fotos, anécdotas y crecen los recuerdos, porque ellos están presentes en cada uno de nosotros. En cada esquina del mundo y de este país, cada cual ha recordado y escrito en su onda, para este “libro­casa” producido por muchos constructores, experiencia masiva donde todos hablan para todos o sólo para si mismos en la pieza vecina, cada quien en su frecuencia, en una tentativa feliz de derrotar por fin el olvido y la impunidad, con el poder sin límites de la amistad, porque no hay felicidad más pura que la de recordar a nuestros amigos. Y en aras de la amistad y la derrota del olvido; se inaugura una placa en homenaje a la memoria de Carlos, Yactong y Francisco Aedo ­nuestro profesor “maestro”­ en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso, en Playa Ancha, el 5 de septiembre de 2003, al cumplirse 30 años del Golpe Militar 5 .

Der. Familiares descubren placa conmemorativa. Acto 5 de Septiembre de 2003, Valparaíso La madre de Yactong y Estela (su hermana) María Cristina (esposa de Pancho Aedo) Eliana y Paula (esposa e hija de Carlos Gajardo)

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(*) Fragmento del discurso del Arquitecto Raúl Peñaloza, en el coloquio sobre Desarrollo Sostenido, realizado por el Instituto Superior de Arquitectura Saint­Luc de Lieja, en marzo de 2001. Enviado por su autor para ser incluido en este libro

ARTESANOS DE LA REFORMA (*) Urbanista Arquitecto Raúl Peñaloza Román 6 La Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile en Valparaíso, uno de los centros de origen de la Reforma Universitaria de 1968 en la región, sufrió desde 1962 una serie de transformaciones que se sucedieron durante el decenio. En 1968, con una experiencia de cambios de al menos cinco años sobre el movimiento de reforma universitaria; pasó a ser uno de los cinco Departamentos creados bajo la presión de los estudiantes y algunos profesores, con los que se constituyó la nueva Facultad de Arte y Tecnología. Un Centro de Investigación al servicio de los cinco Departamentos, se agregó más tarde a la nueva estructura. La nueva configuración programática de nuestra Facultad integraba las Ciencias Sociales en el núcleo básico de estudios de los cinco Departamentos. Los Talleres de Arquitectura, verdaderos feudos en que el profesor disponía de todo el poder hasta 1966; se trasformaron en grupos de trabajo colegial integrando, además de los profesores de Taller, a los profesores de cursos técnicos y sociológicos. En el intertanto, durante un corto período de transición ­renovación de una parte del cuerpo de profesores durante la Convención de 1966­ los estudiantes ejercimos la cogestión paritaria de la escuela junto a nuestro director, el recordado y apreciado profesor Don Juan Araya Villarroel, quien pasó a ser en 1968, primer Vicerrector de la Sede Regional de nuestra Universidad en Valparaíso. 7 Esta experiencia fue un ejemplo de ética académica trazada por los estudiantes, primeros interesados o víctimas de las arbitrariedades subjetivas en el Taller, a la cual se sumaron algunos lúcidos docentes que no dudaron en tomar posición en favor de nuestras reivindicaciones. En dicha época sentíamos una inadecuación flagrante entre la formación elitista de los arquitectos y las carencias graves del hábitat que el país y el continente entero sufrían; esta terrible desproporción acaba de golpear, durante las recientes catástrofes en América Central. La evocación de esta experiencia obedece a un deber de memoria colectiva y cultural, ante aquéllos que fueron compañeros de ruta sobre un camino, el más noble que un ser humano y en particular un arquitecto, pueda elegir: ­trabajar por la igualdad de los d erechos ciudadanos y con ello, por el derecho a un hábitat digno para todos ­. Cinco años más tarde, algunos de nuestros profesores y camaradas de estudio: Francisco Aedo Carrasco, Carlos Alfredo Gajardo W olff y Y actong Orlando J uantok Guzmán, entre muchos otros ­los artesanos de dicha reforma ­ pagaron con sus vidas el éxito de la Reforma Universitaria, ese gran desafío al inmobilismo social y al conformismo monolítico que imperaba entre los profesionales por los años sesenta. Fueron eliminados por la represión desencadenada bajo el régimen de terror instaurado en 1973; negados c o m o d e t e n i d o s y c í n i c a m e n t e d e c l a r a d o s d e s a p a r e c i d o s p o r s u s s e c u e s t r a d o r e s . Su martirio, ejemplo de la consecuencia con sus propias convicciones en la búsqueda de una sociedad más justa y de una arquitectura digna para todos; sigue vivo en la memoria colectiva como en el recuerdo de aquellos que compartimos dichos principios. Con ellos cayeron también otros colegas, que tampoco podemos olvidar. Ni glorificación extemporánea ni venganza. La historia y probablemente la justicia, concluirán un día su paciente trabajo, para que los vergonzosos sucesos que enlutaron a Chile entero durante casi dos décadas, no vuelvan a producirse. … El presente testimonio no reemplazará nunca la ausencia de nuestros queridos “viejitos”… como nos llamábamos cariñosamente en esa época.

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P AN CHO, CARLOS Y EL CHI NO Arquitectos Víctor Sereño Varas 8 y Antonieta Surawski Cifuentes 9

Francisco Aedo, Carlos Gajardo y Yactong Juantok. Para algunos fueron héroes, para otros soñadores; para muchos, simples seres llenos de humanidad, integridad y consecuencia, que adoptaron una postura crítica y rupturista frente a una sociedad que no parecía justa. Seres comprometidos y practicantes de una ética social a toda prueba, convencidos de una fe inquebrantable en el ser humano. Tanta sabiduría y entrega, tanto cariño, tanta dedicación vertida por estos tres hombres. ¡Ciertamente, estábamos en deuda con ellos!

Fragmento del discurso pronunciado por el Arquitecto Víctor Sereño Varas en el acto del 05 de septiembre de 2003 en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso. Enviado por sus autores para ser incluido en este libro

Ellos nos han hecho falta. Se ha escrito sobre ellos y para ellos, nutriendo la memoria individual y colectiva con imágenes y reflexiones, que desesperadamente buscan revivir el pasado para alimentar nuestro espíritu presente y darnos fuerzas para entender motivos y razones que no nos convencen; Pancho, Carlos y el Chino han sido fuente de inspiración de poemas, historias, dedicatorias, discursos, a nivel nacional e internacional, sin embargo, es mucho más lo que falta por decir. Tantas vidas tocadas por ellos, tantos de nosotros marcados por su forma de ser. En estos treinta años de ausencia extrañamos ese compromiso vital, la inteligencia, la creatividad, el rigor, la sensibilidad y camaradería que entregaban sin condiciones. Tenemos el privilegio de haberlos conocido, más aún, porque fue en nuestra etapa de juventud, cuando las vivencias calan hondo y dejan un sello indeleble en nuestras vidas. Ellos tuvieron en muchos de nosotros una indudable influencia y su ejemplo es un camino abierto para los jóvenes, un impulso salvador sobre el desaliento, la mediocridad y la vejez del alma. Ellos han pasado a la historia y son una “fuente de inspiración” para estudiantes y profesionales que en el día de hoy y del futuro, aspiran a una sociedad menos utilitaria, menos individualista, que abra espacios para explorar y desarrollar la humanidad más profunda. Después de tres décadas, esas imágenes de entonces, permanecen tan presentes como siempre en nuestro quehacer y sentir, recordándonos cómo reconocer lo esencial. Esas semillas, diseminadas tan naturalmente, no cayeron en terreno árido. Ellos desaparecieron, pero su Vocación Sigue Viva Entre Nosotros. Como Centro de Ex Alumnos de la Escuela de Arquitectura y con la mirada hacia atrás, pero principalmente hacia el futuro, reivindicamos y defendemos el derecho a pensar y confrontar visiones, a expresarnos libremente. Hoy, junto a don P ancho, Carlos y el Chino; rescatamos simbólicamente esa cultura que cree en las personas, respetuosa del otro y sus diferencias. Para todos los con mente lúcida y corazón en alto que estuvieron entonces, para todos los que estamos ahora y para todos los que vendrán después; recordémoslos siempre; ellos no fueron ni héroes ni santos, fueron sencillamente personas, alumnos, profesores, dirigentes, amigos, amantes.

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Capítulo 3

Carlos Alfredo Gajardo Wolff


Sin Título Tercer Premio Convocatoria Diseño de Portada para este libro, agosto 2004 Autora de la Obra: Arquitecta Francesca Clandestino González



ÍNDICE CAPÍTULO 3 CARLOS ALFREDO GAJARDO WOLFF Autora: Arquitecta Viviana Teuche Vega

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MILITANTE DEL MIR

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CREACIÓN HEROICA EN ARQUITECTURA

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SEMBLANZA DE MI HERMANO CARLOS Enrique Gajardo Wolff

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MI YUNTA. Mónica Gajardo Wolff

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SU PELO RUBIO DESPEINADO, HERMOSO Eliana Ceriani Bórquez

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FOTOGRAFÍA HISTÓRICA

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CORTÁZAR Urbanista Arquitecto Raúl Peñaloza Román

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EN LA VIEJA ESCUELA DE CALLE BLANCO Arquitecto Sergio Moffat López

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... Y MÁS RECUERDOS... TESTIMONIOS DE AMIGOS Sandra Fernández, Arquitecto Aníbal Contreras, Marcelo Puente, Músico

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EN LA CLANDESTINIDAD Arquitectos Carlos López Zepeda y Raúl Arriagada Cristi

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DETENCIÓN Y GESTIONES JUDICIALES

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OPERACIÓN COLOMBO

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M I LI TAN TE DEL MI R Familia, arquitectura, docencia y militancia como proyecto de vida. Militante de izquierda desde su juventud, fundador, constructor y dirigente del MIR en la Quinta Región. Su compromiso de conciencia lo lleva a una activa vida de participación política, tanto dentro de la sociedad como en la Universidad.

Es intensamente buscado desde los primeros días del Golpe Militar en la casa de su suegra en Viña del Mar, en su propio domicilio de Pasaje Leyton 157 departamento 41 en el Cerro Alegre e incluso en la casa de su padre en Concepción. Su esposa, Eliana Ceriani Bórquez; es detenida durante varios días, en diciembre de 1973, debido a la búsqueda que se hizo de Carlos 10 .

La trascendencia de su figura y el reconocimiento como militante y docente lo hacen blanco de la persecución criminal desatada a partir del Golpe de Estado en 1973. Consecuentemente, asumiendo todos los riesgos que ello implicaba; pasa a la clandestinidad para seguir desarrollando tareas de construcción y dirección de su partido.

En la clandestinidad es amparado por amigos y familiares en los que prima el afecto por sobre el temor, respondiendo así, a la amistad sin condiciones que Carlos siempre entregó. Su vida familiar se reduce a fugaces y temerarios encuentros mientras es posible. Carlos se traslada a Santiago el 24 de junio de 1974, a casa de su hermana Mónica.

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CREACI ÓN HEROI CA EN ARQUI TECTURA

Precedió al Congreso de la UIA, el P r i m e r

En cu e n t r o I n t e r n a c io n a l d e P r o f e s o r e s y Estudiantes de Arquitectura que fue clausurado Carlos llegó a Valparaíso a estudiar arquitectura en la Universidad de Chile, entre los años 1959 y 1965. Su activa participación estudiantil lo llevó a ser elegido Presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela de Arquitectura durante tres períodos consecutivos, desde 1961. En 1961, creó la “Escuela Nocturna para Obreros de la Construcción” (ENOC), junto a algunos compañeros de estudios, como Juan Hernández, Aníbal Contreras, Axel Madariaga, Aurelio Encina y otros; con el objeto de impartir cursos gratuitos a los trabajadores de la construcción en la Escuela de Arquitectura. En 1963 (septiembre ­ octubre) Carlos viajó con una delegación de la joven Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile Sede Valparaíso, a La Habana, Cuba; para asistir al VI I Congreso de la U nión I nternacional de Arquitectos ( UI A) 11 . El tema central del Congreso ­atrayente y de vigencia hasta nuestros días­ era “ La Arquitectura en los P aíses Subdesarrollados ” . Para Carlos y su grupo fue una experiencia enriquecedora y muchas de las ideas y/o teorías debatidas allí, fueron consideradas en las reformas realizadas en la Facultad de Arte y Tecnología de la Universidad en Valparaíso, proceso en el cual Carlos tuvo una participación destacada.

Escuela de Arquitectura, Valparaíso, calle Blanco Nº 1113. Foto tomada en marzo de 1971, poco antes del terremoto, a raíz del cual se demolieron el segundo y tercer piso. Hoy conserva el primer piso Revista AUCA Nº 30

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Los debates desarrollados en el VII Congreso, llevaron a una caracterización de la arquitectura del subdesarrollo, del Tercer M undo. Carlos no olvidaría las palabras del Relator General del VII Congreso, Arquitecto Fernando Salinas de Cuba, quien de finí a a sí la r e s p o n s a b i l i d a d d e l a r q u i t e c t o : “El deber primero y urgente del

revolucionario de la arquitectura de estos tiempos, es intervenir activamente en las luchas por transformar profundamente la sociedad y la economía, para después dedicar todo su esfuerzo, su talento y su corazón a abrir junto a su pueblo los caminos de una verdadera y propia arquitectura. Hay un deber por encima del deber del arquitecto; el deber del hombre hacia sus semejantes... T r a n s f ó r m e s e a l h o m b r e y c o n é l s e transform ará la arquitectura” 12 .

el 29 de septiembre, por el Comandante Ernesto Che Guevara. Aquel discurso del Che, fue impreso, leído y discutido por varias generaciones de estudiantes de Arquitectura de la Universidad de Chile, Sede Valparaíso. En este P rimer Encuentro se establecieron compromisos relativos al ejercicio de la profesión y a la enseñanza de la Arquitectura, posteriormente contemplados en nuestra escuela en Valparaíso, tales como: ­ “El estudiante de Arquitectura debe estar en

contacto con las realidades económico ­ sociales y políticas de las grandes mayorías del pueblo y del país. Los planes de estudio deben adecuarse a dichas realidades y en consecuencia, contribuir a transformar esas realidades y luchar porque se satisfagan las necesidades de las masas obreras y campesinas de su país”. ­ “Es deber del Arquitecto poner sus conocimientos al servicio de las amplias mayorías de la sociedad y no de una minoría privilegiada, participando creativamente ­al igual que los demás profesionales­ en el desarrollo socio económico de su época”. Fue preocupación permanente de Carlos, primero como estudiante y luego como profesor, lo debatido en el VII Congreso sobre la problemática de la arquitectura en los Países Subdesarrollados, sus objetivos, sus limitaciones, sus contradicciones y el tema de la educación para los arq uitectos y de la crítica a rq uitectónic a contem poránea y futura.


Car los se preocupó de desarrollar en el alumno ­por sobre todo­: una visión dialéctica del espacio y de la forma, de los volúmenes en crecimiento en el tiempo, la matemática de las combinaciones y de las relaciones topológicas, la búsqueda de medios para expresar y comunicar la transformación de las formas en el tiempo y en el crecimiento, etc. También los incentivó al conocimiento pleno de la historia nacional (tema favorito de Carlos desde sus tiempos de secundaria) y de la evolución histórica de la arquitectura y la cultura nacional, analizadas en todas sus relaciones. Todo ello plasmándose en investigaciones relacionadas con el desarrollo de la realidad cotidiana del país (otra insistencia suya).

Valparaíso de la Universidad de Chile, a los procesos de estructuración de la Facultad de Arte y Tecnología y de construcción y revisión crítica permanente de la malla curricular de la carrera de Arquitectura. En consecuencia, fue designado por sus pares como Coordinador Académico de la Línea de Diseño Arq uitectónico y Urbanís tico.

Carlos era un estudioso constante de la historia de Chile y de América Latina; leía a Jobet, Segall, Vitale, Ramírez Necochea, etc. e incentivó permanentemente el estudio y debate sobre el tema en la escuela. Como expresión de esta inquietud, era frecuente la presencia de posters gigantes de los “Padres de la Patria”, de Recabarren y otros, en las paredes de la escuela. Las imágenes eran parte del esfuerzo colectivo por construir una visión propia y alternativa a la historia oficial de Chile. Para mirar al futuro y tener un horizonte de esperanza y de cambios, había que situarse en un espacio propio y tener una referencia en el pasado, construir una memoria descarnada: así se estimuló el debate sobre la Guerra de Arauco, la Revolución de 1810, la Rebelión de las Provincias (1823–1830), las Guerras Civiles de 1851 y 1859, la Guerra del Pacífico, la “Pacificación de la Araucanía”, la Guerra Civil de 1891, etc., temas no tratados o tratados muy superficialmente por la historia oficial de Chile.

"No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. D e b e se r creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. He aquí una misión digna de una generación nueva". José Carlos Mariátegui 13 .

Carlos pertenecía a una generación de hombres y mujeres que tienen la valentía de hacer valer su opinión, que tienen pensamientos propios, son leales e ilustrados, críticos, capaces de ponerse en el lugar del otro, de reconocer y respetar los derechos de los demás, ciudadanos consecuentes que practican la ética del trabajo, tienen la capacidad de postergar gratificaciones y de adaptarse al cambio económico y tecnológico. Carlos, junto a los de su generación, desarrolló la reflexión, debate y contribución creativa y original al proceso de Reforma Universitaria de la sede

C a r l o s i m p u l s ó p e r m a n e n t e m e n t e , l a s investigaciones relacionadas con el desarrollo de la realidad cotidiana, tales como los Ta l l e r e s Territoriales de Diseño Arquitectónico y Urbano (Valparaíso I y Valparaíso II, Quilpué, Quillota­La Calera, etc.), en los cuales los estudiantes participábamos directamente con pobladores.

Carlos y su generación “nueva” trataron –como el Amauta de Mariátegui– de hacer creación heroica en la Arquitectura. Inició su carrera docente como Ayudante Académico en 1964. En 1968 obtuvo por concurso público, el cargo de P ro f eso r aux iliar d e la Cáte d ra d e Comp osición Arquitectónica o Taller Central . Durante ese año (año de la Reforma General de la Universidad) participó activamente como profesor, en las diversas comisiones que definieron la estructura y los reglamentos de la nueva Facultad de Arte y Tecnología, de la cual el Departamento de Arquitectura pasó a formar parte. Fue elegido por amplia mayoría “ Se cr e tar io Ge n e r al d e l D e p a r t a m e n t o ” , c argo q ue ejerció ha sta septiembre de 1973. En septiembre de 1973, Carlos era Ca ndi dato a Vic erre c tor d e l a U nive rsi d ad d e Ch ile Se de Valparaíso. El 8 de julio de 1974, estando en la clandestinidad, fue exonerado de la Universidad de Chile “por motivos de interés universitario”, según las nuevas autoridades “académicas”. El motivo: “lograr una docencia objetiva y pluralista”.

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SEM B L A N ZA DE M I H ER M A N O CA R L OS Enrique Gajardo Wolff Carlos a los 14 años

De muchacho, en el colegio era de pocos amigos y algo solitario. Era muy desordenado y un estudiante de regular rendimiento; no le gustaba mucho estudiar, pero sí leer todo lo que cayera en sus manos. Era un asiduo lector de “El Peneca” y podía pasar días enteros pegado a un libro; además de todos los cuentos tradicionales: “El Tesoro de la Juventud”, “La Isla del Tesoro”, “David Copperfield”, novelas de vaqueros y muchos otros fueron devorados en esa época. En el cuarto año de primaria entró al Liceo de Hombres “Enrique Molina” de Concepción, donde yo también estudiaba. Allí inició muchas de sus amistades de toda la vida, incluyendo la de su mejor amigo, Edgardo Enríquez Espinosa, “Egadito” o el “Pollo” Enríquez, también desaparecido por la dictadura 14 . Con algunos de sus amigos de esa época, ingresaron posteriormente a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile de Valparaíso.

Carlos nace en Penco el 26 de julio de 1940, siendo registrado equivocadamente el 6 de agosto, fecha que aparece en su documento de identidad. Se me hace extremadamente difícil escribir una semblanza de mi hermano Carlos. Ya han pasado tres décadas de su desaparición, en la negra noche de la dictadura, y el dolor, no mitigado, hace imposible tener la objetividad que se desearía para este cometido. El "Mono”, como llamábamos a mi hermano; adquirió ese apodo familiar cuando tendría unos tres años y fuimos llevados a un circo. Al llegar a la casa empezó a batir las manos y hacer gestos que extrañaron a mi madre, a quien le respondieron que estaba imitando al “mono del circo”... desde allí quedó como el “Mono”. De pequeño era bastante retraído y serio, aunque muy sensible. De niño, siempre fue un binomio con mi hermana que era casi dos años menor. Aunque, en algunas travesuras, generalmente bastante arriesgadas, participábamos los tres. Como a los siete años, como consecuencia de una enfermedad con fiebre muy alta, le sobrevino un estrabismo extremo que lo obligó a usar anteojos para el resto de su vida.

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Tendría unos trece años cuando descubrió el poder de la amistad. Fue durante el Carnaval Universitario de Concepción; salió a una de las fiestas y no habiendo regresado a la medianoche generó gran al a rm a de nues tros p ad re s, q ue es ta ba n acostumbrados a verlo siempre en casa ya que salía muy poco. Después de buscarlo por todas partes, apareció, muy tarde, con gran euforia por lo que se había divertido. Desde ese momento se convirtió ­para siempre­ en un personaje gregario, rodeado de amigos. Al entrar al Liceo, heredó mi sobrenombre y pasó a ser el “Chula Chico”, el que le acompañó el resto de su vida, transformado en el “Chula Gajardo” o simplemente “Chula”. Este sobrenombre tiene una original historia: Cuando yo estaba en quinto o sexto año de primaria, tenía un grupo de cinco amigos inseparables, los que conversábamos al término de un recreo, haciendo bromas (por lo extraño que nos parecía), que en México, a las mujeres bonitas les decían “Chulas”. El Inspector, que nos escuchó, dijo: ¡Ya...! ¡A formarse los Chulas!... Esto encantó a nuestros compañeros, y desde ese momento pasamos a ser el grupo de “los Chulas”. Posteriormente, los otros cuatro miembros del grupo, se fueron paulatinamente de la ciudad, quedando sólo yo para cargar, por todos esos años, con el sobrenombre.


En mi caso, al ir a estudiar a la Universidad de Chile en Santiago; se perdió en definitiva, pero mi hermano lo mantuvo. Desde el momento en que me fui a Santiago, mis contactos con mis hermanos disminuyeron, ya que sólo los veía en las vacaciones y no fui testigo presencial, sino esporádico, de su desarrollo. Además, cuando años después, Carlos se fue a estudiar a Valparaíso; se hacían más distanciados los momentos que estábamos juntos. Por lo que esos años cruciales de su vida universitaria y compromiso político, sólo los conocí a través de nuestras conversaciones y discusiones, además de los comentarios de nuestros padres. Mi partida a estudiar en Santiago, marca el momento de la pérdida del contacto directo, ya que mientras estudiaba, yo debía realizar prácticas de vacaciones y no podía estar en esos períodos todo el tiempo en mi casa. En su época de estudiante, Carlos vivía en casa de una tía que lo regaloneaba y lo quería mucho. En esa época lo recuerdo, siempre gregario, pero ahora estudioso y ordenado. Era, realmente, un soñador empedernido y llegan a mi memoria nuestras largas charlas en un bello mirador, en el Cerro Alegre, donde tenía su tablero de dibujo. Allí trataba de explicarme sus proyectos en proceso y sus trabajos de verano en la Caleta de Horcón, así como su relación con los pescadores y la gente del lugar. Posteriormente, mi trabajo me obligaba a viajar mucho y finalmente, a salir del país a un cargo en un organismo internacional en Perú. Con ello, lo veía algunos fines de semana, cuando venía a mi casa (en Santiago), porque Carlos estaba pololeando con Eliana Gana (prima de Egadito). De esa época recuerdo nuestras conversaciones sobre su compromiso político e idealismo sin límites, que contrastaba con el mío que era mucho más pragmático, por lo que nuestras discusiones pasaron a ser entre el revolucionario idealista y el izquierdista burgués, según sus propias palabras. Después del nacimiento de mi primer hijo, me fui a vivir a una casa en Vitacura, donde Carlos ya iba muy poco, porque ­según él­ yo vivía con los pequeño burgueses. En esa época nuestras

discusiones se hicieron más antagónicas y recuerdo que en una oportunidad, estando él aún soltero, tuvimos un largo y enconado diálogo, porque yo le manifesté que ahora, primero estaba mi familia y luego el compromiso político. Después, por vivir fuera de Chile; mis encuentros con él se hicieron poco frecuentes. Antes del Golpe de Estado, tuvo un extraño incidente con amenazas de grupos de extrema derecha, llegando a sufrir un atentado, cuando un auto lo siguió en la vía elevada de Valparaíso a Viña del Mar y lo chocó varias veces, intentando lanzarlo fuera de la vía. Asustado llevó el Fiat 1100 a Santiago, para ser reparado y pintado de otro color. Al momento del Golpe era candidato de la izquierda, a la Vicerrectoría de la Universidad de Chile de Va lparaíso. Debido a su pasado político y participación en la Federación de Estudiantes de la UCH, fue señalado como uno de los buscados por los esbirros y tuvo que esconderse. Por eso, hice arreglos para que se asilara en una Embajada, pero cuando le contacté se negó a ello, alegando que él no tenía nada que temer y que toda esta etapa de persecución terminaría pronto y regresaríamos a la normalidad. ¡Desgraciadamente estaba muy equivocado! Después del Golpe, fui contactado por la Embajada del Reino de Bélgica, quienes, conociendo el peligro en que se encontraba, le ofrecieron asilo y trabajo, aunque por no existir convenio de asilo político, debía asilarse en la embajada de otro país para salir de Chile. No recuerdo los detalles, pero me indicaron que Carlos había ganado un concurso en Bélg ica y de allí s u rela ción con el país . Posteriormente, encontrándome ya en Venezuela, el Colegio de Arquitectos de ese país realizó gestiones ante la Corte Jurídica Internacional, denunciando su desaparición. Las últimas veces que lo vi, me mostraba entusiasmado, los planos del proyecto de su casa en Viña del Mar. Era una casa de varios niveles que aprovechaba la pendiente del cerro, con grandes espacios, una vista excelente hacia el mar y mucha luz, con espacios privilegiados para su hija Paula. ¡Fue el último proyecto de su vida!

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M I Y UN TA Mónica Gajardo Wolff

Un manotazo duro, un golpe helado, Un hachazo invisible y homicida Un empujón brutal te ha derribado No hay extensión más grande que mi herida Lloro mi desventura y sus conjuntos Y siento más tu muerte que mi vida Quiero escarbar la tierra con mis dientes Quiero apartar la tierra parte a parte A dentelladas secas y calientes Quiero minar la tierra hasta encontrarte Y besarte la noble calavera Y desamordazarte y regresarte..................

“Elegía” Miguel Hernández

Quiero traerte de nuevo hermano, hasta mis venas y a toda mi piel, para rescatarte vivo, para renacerte y conversar otra vez. Quiero que hablemos de nuestra niñez y de aquella adolescencia que hoy siento tan lejana y te pido que me disculpes si algún recuerdo es confuso, porque las lágrimas y el paso del tiempo me pueden jugar una mala pasada.

“Subíte a mi ilusión súper sport… con una golondrina en el motor” (como reza la “Balada para un loco”)… para que entremos en nuestra casa de la calle Chacabuco en Concepción. Nuestra mamá está en su atalaya del cuarto de costuras, observando a través del ventanal todo lo que ocurre en el patio. Esta situación nos obliga continuamente a elaborar estrategias precautorias Carlos, su madre y hermanos

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si queremos transgredir alguna norma. Huidizos desaparecemos y nos busca. No alcanza a vernos, porque estamos en el tejado comiendo peras... ¡son tan ricas en las alturas! Pero ella ­que bastante nos conoce­ sale al patio y mira hacia el cielo, para saber en qué lugar nos hemos encaramado. Nos llama para almorzar y nos descolgamos rápidamente, como arañas por sus telas, porque anuncia que nos tiene panqueques para el postre. Al tocar el suelo, el Terry se abalanza s o b r e t i ; c a e s d e e s p a l d a y s e s o l a z a lengüeteándote de contento, porque estaba intranquilo mientras hacíamos piruetas por los techos y nos ladraba corriendo por el patio. Ahora nos menea su chongo de cola para saludarnos. Ese pedacito de rabo nos evidenció y a mi mamá no le costó encontrarnos. ¡Cómo amamos a los perros, aunque sean delatores! La conducta delatora de los perros es la única excepción que hacemos para aceptar la denuncia, porque en mi familia ­en todos nosotros­ la lealtad está grabada con letra de oro y no aceptamos la traición entre los humanos. Veintisiete años

después fuiste denunciado. Yo no lo perdono, porque esa delación te asesinó. Yo no lo juzgaré, pero no quisiera estar en su conciencia ni por un instante. Nuestro barrio… ¡extraño barrio! ¿No? En la misma cuadra, cruzando a la otra vereda, se enredan con el viento los tendales de ropa en el conventillo donde se lava “ajeno”. Las lavanderas, con sus manos enrojecidas por los sabañones, peinan a sus hijos, nuestros compañeros de la escuela, antes de partir a clases; una de ellas es la mujer de un hombre que está preso en la cárcel ubicada a una cuadra de nuestra casa y de la de ellos. Nuestros amigos­enemigos se llaman “El Turico”, “El Pichanga” y “El Care´perro”.


La escuelita está solamente a una cuadra y media de nuestra casa, una buena distancia para una competencia de carrera. ¡Quién llega primero!… es el grito con que siempre inicias el desafío y llegamos hasta allá corriendo. A mi no me gusta estar encerrada, con ese olor a humedad que expelen esas cuatro murallas de adobe, roídas y pobres, desde donde cuelga un roñoso mapa de Chile y un cuadro desteñido y cuarteado que representa el abordaje de Arturo Prat empuñando su espada. Ese encierro me ahoga y a mitad de una clase me paro frente a la puerta y la abro, maldiciendo sus bisagras que rechinan hasta doler los dientes. Arranco hacia mi casa corriendo por el medio de la calle. Doña Clementina te pide que vayas a buscarme y raudo tratas de darme alcance. Ninguno de los dos regresamos a la escuela y nos quedamos jugando en la calle. La única sala de clases de aquel templo del saber, ha sido dividi da en tres filas de pupitres (correspondientes a la primera, la segunda y la tercera preparatoria) y la única profesora de la escuela, la señorita “Clemen”, te ayuda con las sumas y las restas, mientras a los de primera nos tiene haciendo una página entera con la letra “A” (y nos deben quedar bien redonditas). En el recreo jugamos entre todos; somos iguales los de la primera fila con los de la segunda y la tercera, todos somos niños queridos por la maestra. Sin embargo, cuando jugamos en el barrio, hacemos dos bandos: LOS ROTOS y LOS RICOS (también nos llaman “LOS JUTRES”)… Todavía no sabemos

nada de la lucha de clases ni de Carlos Marx… pero de lo que estoy segura, es que aquí empiezan los combates a piedras. Desde la calle nos lanzan el chiflido de guerra establecido y eso significa que debemos impedir que ellos sobrepasen el límite del garaje. Nosotros nos atrincheramos en el fondo del patio y contamos con un tremendo arsenal para la guerra… montañas de piedra chancada y ripio, porque nos favorece mucho la profesión de papá (Constructor Civil), quien está trabajando en la construcción de un edificio de dos pisos, muy grande, que da a la calle y esa es la razón de tanto material bé l i c o, q ue t a mb i é n s i r ve p a ra l a ob ra . El Pichanga y el Turico nos devuelven las piedras, tratando de dar en el blanco, mientras el Care´perro las junta, para que los otros dos ­con mejor puntería­ nos saquen la “contumelia”. La guerra se suspende... ¡Qué fome!... llega mi papá y a los dos bandos nos ordena recoger las piedras y echarlas en una carretilla de mano. A veces es necesario usar la pala, cuando el conflicto bélico ha sido “largo y prolongado”. Mientras recogemos el chancado, hacemos el balance… El Turico casi te dio con un proyectil en la cabeza y yo le di otro ­en un pié­ al que era ayudante de guerra (el Care´perro), pero esa es una infracción, porque la lucha es “dos contra dos” y soy yo la que siempre hago trampas cuando jugamos (cuestión que te enoja mucho, porque no te hago caso en eso de jugar “limpio”). Me sentencias: “¡Si volvís a trampear no juego más contigo! ”. Tú no perdonas mi oportunismo. Mónica, Carlos y Enrique Gajardo Wolff

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Ahora el edificio de afuera está terminado, ya estucaron, pintaron, colocaron las ventanas y sacaron los andamios ¡Qué pena… porque era tan rico balancearse en ellos! Claro que un día los tres hermanitos nos sacamos la cresta después que se nos ocurrió pararnos en una punta y de contrapeso teníamos en el otro extremo: una batea para la mezcla, algunos sacos de cemento, unos tarros con agua y otros con arena… Al movernos en nuestro lado, el andamiaje nos columpió hacia el otro. Nos entusiasmamos por haber descubierto un juego tan entretenido y el andamio empezó a cobrar cada vez más velocidad, hasta que cedió y los tres angelitos volamos por los aires desde el segundo piso y quedamos sepultados debajo de los tablones. Mamá corrió a vernos, creyendo que más de un quebrado saldría después de esa estruendosa hecatombe. Recuento de bajas: tú te rasmillaste un codo y te salió sangre de narices; yo no podía respirar de lo fuerte que fue el chancacazo en el pecho y nuestro hermano mayor salió ileso, porque cayó encima de todo el desparramo. Pero “no hay bien que por mal no venga” (¿o es al revés?): se nos acabó el divertimento en la construcción y n u est ro p ad re a rren dó s epa ra da m ente el departamento del primer y segundo piso y llegaron más amigos. Para mí fue muy decepcionante, porque llegó sólo una niñita, que era demasiado chica para jugar conmigo. Ya tienes armado tu “club de Toby” y me pones demasiadas condiciones para jugar con ustedes. ¡Estás siendo muy discriminatorio con la mujer cuando no estamos a la altura de tus exigencias! Sintiéndome excluida, frecuento más a mi amiga Maruja 51 y por primera vez juego con muñecas. Ella vive justo al frente de mi casa, pero es un poco enfermiza y pasa mucho tiempo encerrada para no agravar su estado de salud. Empiezo a aburrirme de los encierros y decido hacer algunos raptos, para llevarla a mi patio y enseñarle juegos más audaces. Ella ríe muy contenta, con cada cosa aprendida en la gran aventura de empezar a portarse mal y a desobedecer. Cada vez está siendo más difícil para

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su hermano Tito la tarea de llevarla a su casa temprano. Ella defiende a escupos, patadas, mordiscos y carreras, el derecho a ser feliz. Demás está decir que mi amiga comienza a tomar un lindo colorido en su piel, por el sol y el viento y sería demasiado redundante agregar que Maruja mejoró y fuimos integrantes activas de la pandilla que liderabas. ¿Qué año sería cuando nos cambiamos de casa, a calle O’Higgins, pagando arriendo, mientras mi papá construía otra para nosotros? ­Le consulto a Quique y me aclara que fue en 1951­ Papá había vendido la casa de Chacabuco para comprar ­en calle Janequeo­ una enorme escuela desvencijada por el terremoto de 1939, la que había que demoler, para empezar ­de a una­ construyendo cinco viviendas. A medio terminar la primera casa, nos fuimos a habitarla y es allí donde transcurre nuestra etapa de púberes y adolescentes. Tú estas cursando el tercer año de humanidades en el Liceo de Hombres de Concepción, nuestro hermano Enrique está terminando su enseñanza secundaria en el mismo colegio y yo voy al Liceo Fiscal de Niñas (a primer año de humanidades). He crecido mucho, lo que hace trabajar demasiado a mi mamá, alargando las bastas del uniforme varias veces en el año y tú empiezas a acomplejarte, porque todos creen que eres mi hermanito menor. Eres bastante petiso y empiezas a preocuparte. Construyes una barra, porque tomas la decisión de desarrollar los músculos (al menos para ganarme con los ñeques) y comienzas a tomar casi dos litros de leche al día, porque mamá dice que con la leche se crece mucho. Resultó ser verdadero, porque a los dieciséis años diste un estirón, que parecía que tus huesos crujían, en su empeño para llegar al metro ochenta y seis que conseguiste definitivamente. La disminución que sientes por tu estatura te pone silencioso, retraído y ausente. Te refugias en los libros y no eres amistoso, a partir de la despedida de tu mejor amigo, Coco Krieg, que se va a Israel para siempre y te deja muy triste. Estudias profusamente sólo lo que te interesa. La Mary (como le decíamos a mamá cuando ya estábamos más creciditos y confianzudos) entra en conflicto


contigo, porque no tiene idea de cuándo tienes pruebas, o si te han dado tareas para la casa. Te enamoras por primera vez, de una vecina cuyos padres eran vascos que llegaron a Chile en el Winnipeg, durante la guerra civil española. Eres compañero de curso de Edgardo Enríquez (“El Pollo”) 14 y todavía no se hacen amigos, por lo que “Egadito” ­como le decía su familia­ me aborda para llegar a la españolita, que a él también le gusta. Comenzamos a hacernos amigos y tú te mantienes distante y celoso. Ninguno de los dos consigue el amor de Mirentzu y la amistad triunfa finalmente. Recobras tu confianza cuando creces y empiezas a hablar de revolución. Tu círculo de amigos se amplía y comienzan a gustarte los “malones”. Aprendemos juntos a bailar y nuestros viejos son los instructores de tango, de bolero, de charlestón y de cueca; Quique nos enseña el Cha cha chá y el Rock. Te gusta el tango que baila el viejo y tratas de imitarlo. En el ensayo colocas tus cejas en “actitud para tango”, con la lengua apretada contra la comisura de tus labios, que señala tu concentración para llevar la cuenta de “Uno… uno­dos y…. Uno… uno­ dos”. Yo, como presidenta del Centro de Alumnas del Liceo, (en cuarto año de humanidades) recibo las instrucciones del Pollo y tuyas, para sacar al alumnado a la calle cuando hay alguna manifestación de protesta. De repente desconozco el motivo de la convocatoria y cuando alguna perspicaz me pregunta la razón ­como no puedo quedarme sin respuesta, para que no fracase el desalojo del colegio­ digo que vamos a protestar “porque subió

el pasaje escolar en las micros”. En la calle le pregunto al “Pollo” ¿por qué estamos protestando…? (me responde y confirmo una y otra vez que el pas aje esc ola r sigue costando lo mis mo). Poco antes de salir del colegio, le encargas a la “Güely” que te compre una chaqueta blanca de cuero y ella cumple tus deseos. Te la colocas para probarla ­sacas más pechuga que el pato del silabario­ y levantas tus cejas, entrecerrando los ojos, comentándole que tendrás que arrancarte de las mujeres, porque tratarán de agarrarte el poto. Por esa chaqueta, que tanto te gusta, decretas que tu vestimenta distintiva sería blanca.

Carlos con su chaqueta blanca

Terminas el sexto de humanidades en 1958 y en marzo del siguiente año te vas a Valparaíso a estudiar Arquitectura. Edgardo parte a Santiago a iniciar la carrera de Ingeniería Civil. Empiezo a aprender del dolor y de la nostalgia y tendría que no olvidarlo jamás para poder sobrevivir sin ustedes, después del crimen. Mi Mono querido, mi hermano, mi confidente, mi amigo, mi maestro, mi camarada de partido, mi cómplice, mi “yunta”…. Agradezco a la vida que me hubiera regalado tus últimos tres meses de libertad para compartir tan profundamente nuestra her ma nd ad y nue s tro c ar iño, pe se a l as circunstancias; a un año del Golpe Militar en Chile.

“Bajáte de mi ilusión súper sport…” y protégenos, desde donde estés, a los que te amamos.

AMÉN Carlos y Eliana el día de su matrimonio, junto a la familia, en marzo de 1968 Carlos abraza a su hermana Mónica. A la izquierda de la foto su hermano Enrique

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Carlos y Eliana bailan el día de su matrimonio

SU P ELO RUBI O DESP EI NADO, HERMOSO Eliana Ceriani Bórquez, esposa

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En ese entonces, Carlos había egresado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile y comenzaba su experiencia docente, primero como ayudante académico y luego como profesor auxiliar de esa Escuela.

Recuerdo a Carlos en nuestra primera cita. Avanzaba por la calle Esmeralda de Valparaíso una cálida tarde de otoño; alto, sonriente, vestido entero de color claro, su pelo rubio despeinado, hermoso.

Nos fuimos a vivir a un balneario apartado de Valparaíso ­Laguna Verde­ un lugar que era en parte campo y en parte playa, donde la civilización parecía sólo haberse asomado.

Nos enamoramos y nos casamos en marzo de 1968. Sentí, desde el comienzo, una gran afinidad con sus padres y hermanos. Pertenecíamos todos a un claro sector socio­económico de la época: clase media laica, de provincia, austera, sin pretensiones de figuración, valorando fuertemente la educación y la instrucción y con un gran sentido de responsabilidad social.

Mirando hacia atrás, todo ese período parece un remanso en el que nada presagiaba lo que más adelante iba a ocurrir. Luego nació nuestra única hija, Paula, y por ello tuvimos que retornar a vivir a la ciudad. Era ya el año 1970 y el convulsionado momento político había iniciado su marcha.


Carlos había elegido estudiar Arquitectura, pero la coyuntura política hizo que se develara en él una pasión más profunda, servir a sus ideales políticos y con ello, llegaron momentos muy difíciles de supervivencia. Muy caro fue el precio de su pasión; un aciago día de septiembre de 1974 los enemigos de la inteligencia, de la solidaridad social, de la justicia y otros valores, lo detuvieron pretendiendo borrar todo rastro de él.

La dictadura hizo desaparecer a Carlos el hijo, Carlos el padre, Carlos el hermano, Carlos el marido, Carlos el líder y militante político, Carlos el compañero, Carlos el profesor; dejándonos sumidos en el dolor, en el horror, en la incertidumbre. Pero su voz, como la de muchos otros que corrieron igual suerte, nos seguirá diciendo que se podrán cortar todas las flores, pero que jamás se podrá detener la primavera. Tarde o temprano vendrán otros que seguirán luchando por un mundo justo y si ahora Carlos vive en nosotros, más tarde vivirá en ellos.

Carlos, Eliana y su hija Paula

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Acuarela realizada por Carlos, cuando iniciaba sus estudios de arquitectura.

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FOTOGRAFÍ A HI STÓRI CA La fotografía corresponde a una “Manifestación a

los primeros egresados de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile en Valparaíso” 15 en 1964. En ella se distinguen claramente: Car lo s Ga ja rd o (última fila, de pie, tercero al costado derecho, con lentes, bigotes y barba) y Francisco A edo (delante de Carlos, terno claro). Entre los asistentes fotografiados, se pueden ver, por nombrar a algunos: . Camilo Mori y Juan Araya Villarroel 7 (segunda fila, de pie, costado derecho). . Guillermo Ulriksen 16 y Euclides Guzmán ­primer director y fundador de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile en Valparaíso­ (segunda fila, de pie, costado izquierdo). . Ventura Galván ­ Deca no de la Facultad­ (primera fila, al centro, sentado en sillón individual)

y Roberto Dávila Carson (segunda fila, de pie, detrás e izquierda de Ventura Galván). . Marisa Carmona junto al profesor Mardones y al Dr. José Garcíatello 17 (primera fila, sentados en sillón central). . Sandalio Valdebenito ­Profesor de Composición Espacial­, Profesor Blanc y Pablo Mondragón G. de

las Bellonas (segunda fila, de pie, junto a Roberto Dávila). . Junto a Francisco A e d o están: José Masot y Silvia Pizarro (a su izquierda); Diego Meza y Virginia Prieto (a su derecha). . En la última fila, de izquierda a derecha: Sergio Sepúlveda, Aquiles Velásquez, Franklin Maltés, Enrique Zárate, Julio Herrera, profesor Eduardo Cruzat, Bernardo Contreras, Sergio Latorre, Jaime Messenger, Juan Hernández, Esteban Rodríguez, Jorge Guzmán, Carlos Gajardo, Carmen Gause y Roland Kelpen.

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CORTÁ ZA R Urbanista Arquitecto Raúl Peñaloza Román 6 “ P or cierto no se trata aquí del célebre escritor argentino sino del arquitecto y profesor Carlos A l f r e d o Ga ja r d o W o l f f , c u y a e x is t e n c ia y h e r m o sa p e r so n a, f u e ra s e g ad a p o r la vi l g u a d a ñ a d e l a d i c t a d u r a e n 1 9 7 4 .” ¿Por qué entonces Cortázar? Ya lo veremos… digamos por el momento que todos sabemos en Chile que sin un sobrenombre, uno es un ente anónimo. No recuerdo con precisión en qué momento conocí a Carlos, pero fue en 1961, algunos meses después de iniciadas las clases en la escuela, por entonces Curso de Arquitectura de Valparaíso, dependiente de la Facultad de la Universidad de Chile en Santiago. Me integré en el mes de mayo, proveniente de Construcción Civil en la U. C. V. Ya avanzado el año, se juntaban en los pasillos grupos de afinidad y recuerdo con precisión que Carlos charlaba con los que en definitiva, iban a ser sus inseparables… Aurelio, Juan y Axel eran y fueron siempre sus grandes amigos, Carlos los distinguía con apodos muy suyos… los dos primeros eran sus “Cerdos” y el tercero, el “Mico”. Nosotros, los más jóvenes llegamos en otro contexto. Porque nuestra generación del 61, tuvo el triste privilegio de romper la calma que reinaba en la simpática escuelita donde hasta entonces se floreaban un Nacho Bascuñán y un Rodrigo Mayo, dandies innatos, o algunas niñas más o menos bien que le daban un tono algo juguetón al ambiente, algo así como entre la Pérgola de las Flores y la Avenida Perú. Otros alumnos eran más serios como el recordado Aquiles Velásquez, el sereno Fermín Marticorena o la elegante Giulietta Fadda 19 . En fin, había de todo y no éramos más de noventa en total. Fue a partir de una inquietud corporativa que ese fermento fue creciendo (exigíamos pasar al rango de escuela universitaria), reivindicación impulsada primero por Gabriel Pumarino 20 y radicalizada

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más tarde por nosotros, hasta orientarnos hacia una posición social respecto al rol del arquitecto y la formación que se impartía en la escuela (1966). Es allí donde surgió nuestra verdadera amistad con Carlos y es probable que el Congreso de la U.I.A., realizado en La Habana, haya radicalizado las ideas de muchos de los que participaron en dicho viaje, hasta desembocar en la Reforma de 1968. Todo eso derivó al cuestionamiento generalizado de las materias, de los programas y métodos de trabajo y en definitiva, de un buen número de profesores que nos parecían arcaicos, cuando no, rutinarios e incluso elitistas en su comportamiento académico. Es allí donde afloró la verdadera personalidad de Carlos, en quién encontramos, al igual que muchos otros de sus amigos anteriores y ulteriores, una auténtica vocación de pensador, realzada por su inquebrantable sentido ético. Carlos unía a esas cualidades un profundo sentido humano que inspiraba, si pudiéramos inventar el concepto… “ un respeto de todos los días” . Carlos lo imponía sin necesidad de sobrevolar grandes problemas ni vanas alocuciones. Uníase a todo ello un sentido del humor “espiègle”, como dicen los franceses. Es decir, a la vez socarrón y juguetón, con una capacidad de observación a la cual era difícil sustraerse. Porque Carlos “cachaba” las intenciones de sus interlocutores antes de que éstos abrieran la boca. Dicen que los gitanos poseen el mismo don, el de medir y sentir a las personas a distancia… pero por la manera de caminar. Y es este último rasgo de su personalidad el que nos marcó más profundamente a quienes lo frecuentamos íntimamente… quiero decir, su enorme sentido del humor, rasgo al cual, por desgracia, no todos tuvieron acceso. Porque el sonriente Carlos, el “ B u d a d e B i a f r a ”, como un irreverente “ Cuchepo ” 21 lo bautizara, escondía bajo su enigmática y galante sonrisa, un sentido de la ironía, tan fino como su traje blanco, el mismo que clavel en el ojal, lucía airoso en primavera. Hubo un período en el que con Carlos y Cucho Vargas vivimos juntos en el taller Atalaya y casi no necesitábamos palabras para regocijarnos con lo que uno u otro descubría. Los ojillos de Carlos se alumbraban de un destello malicioso y con una rápida mirada, ligeramente oblicua, nos indicaba


lo que estaba descubriendo. Por momentos llegamos casi a un estado fusional en el que “los vie jitos ” nos buscábamos a diario para terminar el día en torno a una buena botella, lo que en más de alguna ocasión fue tan sólo el comienzo de una o varias noches de sana juerga, en las que se discutía de todo. En otra, dicho vínculo afectivo nos llevó a decisiones graves como la de intervenir de manera indiscreta en una decisión de matrimonio, el que para bien o para mal, finalmente no se realizó. Así vivíamos antes que todo se empañara de militancias y luchas de clases. El viejo adagio reza que “todos los muertos son buenos”. Por mi parte deseo hacer resaltar los aspectos humanos de Carlos más que un panegírico de sus virtudes. No le hubiera gustado sentirse canonizado por una beatitud que no era la suya y es por eso que estas líneas pueden parecer superficiales a más de alguno. Por lo mismo me permito relatar una de sus anécdotas, quizás la más reveladora de su alegría de vivir y de su temperamento lúdico: Una mañana llegó de muy buen humor. Estábamos en el hall de la escuela de la calle Blanco. Al verlo sonriente le dijimos …

­ “qué pasa Viejito?” … y respondió:… ­ “La Bruja (­su esposa­) me dijo que me estoy pareciendo a Cortázar!” La reacción del Cucho fue inmediata:

­ …“¿de dónde Viejito, si nunca has escrito nada?”…

Y el socarrón respondió: ­ “Es cierto, pero La Bruja dice que me

e s tá cr e c ie nd o t o d o s lo s d ía s !. . . (Para quienes no lo saben, Julio Cortázar era acromegálico)

P o r cierto q ue n os estaba b lufe and o con u n d iálogo im aginario para “ darse pisto” , según una de sus prop ias ex presiones . Desde entonces comenzamos a llamarlo “Cortázar” . Los que lo vimos a diario y convivimos con él, hoy sabemos que esa broma íntima y algo irreverente que aquí cuento, encerraba una verdad casi metafórica. Porque si algo podemos decir de nuestro querido Carlos, sin temor a equivocarnos… es precisamente que fue un hombre que creció constantemente, en todo sentido, sin perder jamás de vista que nada está definitivamente adquirido en el plano existencial. Por lo mismo, vive en nosotros como si el tiempo no hubiera pasado… como si lo hubiéramos dejado de ver, ayer por la tarde… como si lo fuéramos a ver de nuevo mañana o la semana próxima… porque la canalla que en su bestial ignorancia quiso eliminarlo, no pudo borrar su existencia ni la grandeza de bien que siempre lo caracterizó”.

Año 1967 Carlos y grupo de estudiantes Viaje al Congreso de Arquitectos en Arica

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EN LA VI EJA ESCUELA DE CALLE BLANCO Arquitecto Sergio Moffat López 18 Alto, flaco, rubio semi­calvo, de grandes bigotes torcidos en sus extremos, vestido enteramente de blanco, zapatos incluidos, algo tartamudo, en fin, figura inconfundible... Líder de su generación, dirigente estudiantil, ayudante, profesor auxiliar, candidato a Vicerrector, militante comprometido y consecuente. Hoy me pregunté qué recuerdo de él y concluí que junto a su compromiso vital y su consecuencia; son sus rasgos de humanidad, su sensibilidad y su camaradería lo que más he extrañado en estos treinta años de su ausencia.

A esa generación penquista perteneció Carlos y ese compromiso trajo consigo cuando se incorporó a la Escuela de Arquitectura a principios de los 60. Fue natural entonces, que asumiera un claro liderazgo entre los estudiantes, quienes desde la enseñanza de la arquitectura, comenzaban a cuestionarse el mundo y proponían al principio, reformas a planes y programas y después se embarcaban en proyectos mayores que no parecían tan distantes como lo son ahora, en que predominan los proyectos individuales por sobre los colectivos.

Carlos tuvo en muchos de nosotros una indudable influencia. Sin él probablemente los sueños que nos inflamaron en esa época no hubiesen sido tan intensos y no tendríamos hoy día la sensación, que por encima de todos los dolores ­que han sido muchos­ valió la pena vivir esos agitados años universitarios en la vieja Escuela de la calle Blanco.

Recuerdo a Carlos asistiendo al cotidiano encuentro en el antiguo ­hoy desaparecido­ “Café Vienés”, junto a un grupo de estudiantes, ayudantes y profesores auxiliares que nos reuníamos alrededor de las 6:00 o 7:00 horas de la tarde compartiendo los compromisos políticos con la amistad, como se estilaba en nuestra escuela y en esa época.

Carlos venía de Concepción, esa ciudad que no se conforma con su destino provinciano y reclama con fuerza contra el centralismo santiaguino. Era por otra parte, un típico producto de la clase media laica, educada y progresista; formado en un liceo fiscal donde compartió aulas con hijos de la pequeña burguesía local, de trabajadores industriales y de campesinos de los alrededores. De ese contingente estudiantil liceano, surgió un grupo que siguió estudios en la Universidad de Concepción y que posteriormente se hizo conocido por su participación en las luchas políticas de fines de los 60 y principios de los 70 14 .

Allí, con paciencia infinita, la “Aurorita” recogía nuestros pedidos, que eran bastante magros para el número de contertulios y ­muchos años después supe­ miraba con interés y simpatía esta bulliciosa reunión diaria.

Muchos años después, la vida me llevó a residir en Concepción y al recorrer su Barrio Universitario

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y observar el Foro ­hoy casi siempre vacío­ no puedo sino imaginarme las encendidas asambleas lideradas por Miguel Enríquez, Luciano Cruz o Bautista Van Schouwen 14 , compañeros generacionales de Carlos en el Liceo Enrique Molina.

Más que las asambleas o las reuniones políticas, ese espacio cotidiano reflejaba el espíritu de una época que vivió la Escuela y de la cual Carlos fue, sin lugar a dudas, actor principal. Tal vez por eso, me imagino el Golpe Militar como un estallido con epicentro en esa mesa del “Café Vienés” que destrozó a algunos y desparramó a los otros por distintas latitudes, terminando después con el propio establecimiento que al poco tiempo debió cerrar sus puertas.


... Y MÁS RECUERDOS... TESTI MONIOS DE AM I GOS

Otro amigo, lo recuerda a través de Eliana, su esposa 23 :

Sandra Fernández, esposa de Yactong Juantok:

Carlos desapareció cuando recién tenía 34 años. De ello hace ya demasiado tiempo, sin embargo, su forma de vida trascendente y comprometida, hace que esté presente en todos aquellos que lo conocimos. Su gran inteligencia, sumada a un carácter alegre y expansivo nos permiten calificarlo como brillante, un ser de gran atractivo y magnetismo, que entregaba y recibía cariño, gran amante de la naturaleza, que disfrutaba con su familia y amigos. Recuerdo el día de su matrimonio, en que bailó con Eliana, una cueca “bien bailada” en vez del tradicional vals.

“Carlos era un personaje en nuestra escuela de Arquitectura; más adulto que la mayoría de mi grupo. Formábamos parte del mismo círculo de amigos y militantes. En esos años, muy pocos tenían auto y Carlos era uno de ellos; en su auto nos cambiaba de pensión, nos transportaba maquetas difíciles de llevar en bus o nos acercaba a nuestras casas cuando nos quedábamos hasta tarde en la noche terminando algún afiche. Carlos se preocupaba de los detalles; hasta hoy preparo los huevos revueltos como él me enseñó: “dejar cocer las claras antes de romper las yemas”.

La expresividad de su rostro y sus grandes manos, contribuían a concentrar la atención de sus camaradas, contertulios, amigos, alumnos u oyentes; hacia las ideas que con entusiasmo quería transmitir y discutir. Se podía estar en desacuerdo con él, p er o no s e l e p od í a d e ja r d e r e s p e ta r.

Muchas veces nos íbamos a conversar al Café Vienés ­su preferido­ con un dibujo, mientras nos explicaba su forma de ver las cosas, hasta en lo sentimental. Era un gran amigo y a las mujeres nos impulsaba a incursionar en los planos profesionales y militantes. Las mujeres a su alrededor aprendimos su lección; esto me lleva a pensar en Eliana, su esposa, Abogada, con quien posteriormente tuvimos que resolver problemas legales derivados de la detención y desaparición de mi marido”.

Recuerdo haber leído algunos de los libros de Carlos, como “La Historia Construye la Ciudad” de Arthur Korn y haberme dejado llevar por sus anotaciones y observaciones que le parecían de interés; no subrayaba, sino más bien, entablaba una discusión con el autor”.

✡❒ ❑◆ ❉▼ ❅❃▼ ❏ ✡■ ➭❂ ❁● ✣ ❏ ■▼ ❒ ❅❒ ❁▲ 22 :

Marcelo Puente, Músico 24 :

“Alto y flaco, de abultados y desmesurados bigotes que arreglaba maniáticamente a la antigua, enroscándolos en sus extremos mientras hablaba, con una clásica sonrisa que mostraba su dentadura. Tenía la paciencia y el interés por escuchar y ayudar, no importando si eras o no de su corriente ideológica.

“¿Quién no se acuerda de los mostachos de Carlitos? ­los que se cortó después del golpe militar para que no lo reconocieran­ y... ¡no se imaginan lo diferente que se veía!... era imposible reconocerlo.

Carlos tenía ideas muy definidas, era consecuente y generoso, hasta compartir sus emociones más íntimas. Se las ingeniaba para estar siempre presente: en los pasillos, en la secretaría, en los talleres, en las asambleas, en los congresos... siempre dispuesto, amigo, alegre, espontáneo, dando sentido a la vida y contenido a sus palabras. De él emanaba una humana preocupación por la persona, sus motivaciones y necesidades”.

Sólo tengo de él la seguridad de una respuesta creíble o de un proyecto absolutamente novedoso y justo... Pero ese día se veía diferente, su rostro muy triste y preocupado, su risa ni se notaba... no nos acordamos de muchas cosas, solamente dos palabras y una mirada eterna y perdida, sin pasado, sin “hay trufus”, sin reformas, sin proyectos, sin nada, sólo una mirada profunda, triste y lejana... Chao Carlitos, cuídate... chao viejito... no lo volví a ver. ..“

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EN LA CLAN DESTI N I DAD Arquitecto Carlos López Zepeda 25 Compartí con Carlos la vida militante, principalmente durante la clandestinidad. Inmediatamente después del Golpe de Estado, nos reunimos en una casa de seguridad en Viña del Mar ­Carlos era el encargado militar­. Allí fuimos alertados por una simpatizante, alumna de la escuela, que vivía cerca; ella había escuchado a su padre, un alto oficial de la armada, que se sabía de la existencia de un grupo del MIR en nuestra dirección. Debido al toque de queda, no alcanzábamos a partir y Carlos dio instrucciones para defendernos en las horas siguientes si fuese necesario, improvisando una barricada en ventanas y puertas; se estudiaron los posibles escapes y Carlos, enérgicamente propuso salir por orden jerárquico, lo que no lo favorecía precisamente, ya que debería permanecer hasta que la “cabeza” estuviera a salvo. Los vehículos militares que aparecieron esa noche, no se dirigieron hacia nuestra cas a, sino hacia otra en el mismo barrio. Nos fuimos al día siguiente, con rumbo desconocido, encontrándonos con un militante de base, quien nos reubicó en un departamento vacío en el tercer piso de un edificio en una población de Viña del Mar. Ya instalados y al cabo de dos horas, se escucharon ruidos, gritos y frenazos de camiones, debido a un allanamiento; los soldados corrían escaleras arriba golpeando puertas e ingresando a

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todos los departamentos. Previo a esto, el padre del compañero que nos facilitó el lugar y que vivía en el piso superior; le había ordenado sacarnos de allí, lo que generó una discusión entre ellos; sin embargo, cuando los golpes llegaron a nuestra puerta, los vecinos inmediatos informaron a los soldados que el departamento estaba deshabitado, por lo que desistieron y se fueron. Mientras, al interior, Carlos nos había hecho prometer que si e n t ra b a n , n o n o s e n t r e g a r í a m o s y l o s enfrentaríamos. Uno de nuestros compañeros sufría de asma y el nerviosismo le generó una crisis; tuvimos que taparle la boca casi hasta la asfixia. Al día siguiente, partimos hacia El Belloto Sur, donde nos separamos para ser acogidos en dos lugares distintos. Yo permanecí con Carlos en la casa de un matrimonio de profesores "ayudistas" del partido. Así transcurrió el tiempo, mientras esperábamos una peluca para Carlos, que tardó mucho en llegar. Ese día nos despedimos, porque Carlos debía alejarse de la región por su seguridad, dado que su apariencia lo delataba notoriamente... y nunca más lo volví a ver. Carlos sabía exactamente lo que ocurría en el país en ese momento, como también los riesgos a que él se exponía y en ningún momento cruzó por su mente abandonar la lucha. Tenía clara conciencia de la importancia de preservar la continuidad del partido, por eso insistía en la idea de defensa y protección de la jerarquía en su interior.


Arquitecto Raúl Arriagada Cristi Con Carlos fuimos amigos durante mucho tiempo. Nos encontrábamos habitualmente, sobre todo cuando trabajamos juntos en la Universidad; preparábamos algo para comer, bebíamos vino y conversábamos horas y horas de lo humano y lo divino, a veces discutíamos acaloradamente. Carlos era escéptico, crítico, generoso, incumplidor de horarios, un tanto lejano a trabajos que le reportaren beneficios personales. Con el golpe militar dejamos de vernos y nos reencontramos por azar un año después; durante la semana del 18 de septiembre de 1974, estuvimos varios días conversando de la mañana a la noche. Quedamos de vernos a la semana siguiente, pero Carlos nunca llegó. La clandestinidad significó para todos, la ruptura del tiempo habitual, días de soledad. Carlos tuvo

tiempo de repasar todos los eventos de su vida y la de los demás; analizó certeramente las actitudes de todos frente al golpe. No teniendo que leer, releyó los clásicos españoles, disfrutando y lamentando no haberlos apreciado en el liceo; escuchó música, descubriendo nuevos matices; aprendió cosas nuevas ­como coser­ pudiendo reparar su ropa, con deleite. Descubrió una dimensión diferente de la vida, percibiendo la revolución, con la alegría de cada día y no como un presente hipotecado a un futuro. Si bien se veía a sí mismo como "ser social", actor histórico de un proceso revolucionario, también se veía como "ser individual" capaz de actuar en lo cotidiano, resolviendo con armonía esta contradicción. Repasar estos hechos que hoy parecen tan incomprensibles, es recordar que el legado de Carlos, representa una ventana abierta a una realidad que es posible.

Carlos, su esposa y su padre

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D E T E N C I Ó N Y G E S T I O N E S J U D I C I A L E S C a rl os e s d e te ni d o e n Sa nt ia g o, e l 20 d e s e p ti e m b r e d e 19 7 4, p o r e f e c t i v os d e l a Academia de Guerra de la Fuerza Aérea AGA y entregado posteriormente a la DINA. Desde esa f e c h a t i e n e l a c o n d i c i ó n d e D e t e n i d o Desaparecido. Es e día había salido alrededor de las 13:30 horas de la casa de su hermana Mónica, en la calle José Domingo Cañas, para encontrarse con otro militante del MIR. Le había dicho que regresaría antes de las 16:00 horas, pero no v ol v i ó. A M ó ni c a , e s e d í a l e a r re b a t a r on a b r u p t a m e n t e a l h e r m a n o c o nf i d e n t e , a l compañero inseparable de tantas travesuras c u a nd o n iñ os .. . p a ra n unc a m á s vol v e r... En Valparaíso, quedaron esperando Eliana y su pequeña hija Paula. En su tablero, sin terminar los planos de la vivienda que Carlos proyectaba para ellas, y que mostraba entusiasmado a su he rma no Enri que poc o ante s de l G ol pe d e Estado. Carlos estuvo detenido en el siniestro Cuartel Ollagüe de la DINA, situado justamente en una c as a d e l a c al le Jos é Dom ingo Ca ñas , hoy Monumento Histórico. La ciudad discapacitada (ciega, sorda, muda) no se enteró de como cientos de sus hijos e hijas ingresaban a esa casa de la urbe, para desaparecer por siempre. Aunque no hubo testigos que presenciaron la detención de Carlos aquel 20 de septiembre, se sabe por testimonios de ex detenidos, que estuvo en el recinto de la DINA denominado C uat ro Álam os , e n l a p i e z a 1 3. H e r m a nn Schwember Fernández 26 declara ... “alrededor

d e l 2 5 d e oc tub r e d e 19 74 , un gr up o d e prisioneros de la pieza 13 fue sacado con destino desconocido, entre ellos, Carlos Gajardo Wolff, arquitecto, además de Antonio Llidó y Ariel S a lin a s” . C r i s t i á n Va n Yu r i c k A l t a m i r a n o declara...” entre la gente que vi en octubre de 1974 en la pieza 13 en Cuatro Álamos, estaba Carlos Gajardo Wolf f, “pelao”, arquitecto” .

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Manuel José Salinas Letelier 27 declara... ”entre

agosto y octubre de 1974 estuve en la pieza 13 con detenidos de la DINA (...), recuerdo a Carlos Gajardo ”. De sde el m ism o d ía d e su des apa ric ión, la f a m i l i a d e C a r l o s r e a l i z a i n f r u c t u o s a s indagaciones sobre su paradero en comisarías, recintos hospitalarios e Instituto Médico Legal. A ñ o 1 9 7 4 : ­Octubre, 13 : se interpone Recurso de Amparo, Rol 1.266­74, rechazado el 4 de abril de 1975. ­N o v ie m b r e , 1 5 : e l M i n i s t r o d e l I n t e r i or (General César Raúl Benavides) informa que Carlos “no se encuentra detenido y el Ministerio ignora su paradero ”. ­ No vie m b re , 2 1 : e l M i ni s te r io d e De f e ns a N a c i o n a l i n f o r m a q u e C a r l o s n o h a s i d o denunciado a la Justicia Militar y “no registra

antecedentes”. ­Noviembre, 25 y diciembre, 26 : la Corte oficia al Jef e de Ca mpa mento d e Cua tro Álam os , pidiendo información sobre el detenido. No hay respuesta. A ñ o 1 9 7 5 :

­ Febrero, 3 : la Corte ordena oficiar al Ministro de Def ensa N ac ional , da ndo c uenta que el Comandante del Campamento Cuatro Álamos n o h a e v a c u a d o e l i n f o r m e s o l i c i t a d o . ­ Febrero, 14 : el Ministerio de Defensa Nacional responde a la Corte, que la Secretaría Nacional de Detenidos Desaparecidos SENDET, no registra antecedentes sobre Carlos. ­ Febrero, 19 : la ma dre de Carlos señala a través de un escrito, que su hijo habría sido trasladado desde Cuatro Álamos a la Escuela Po l i t é c n i c a d e p e n d i e n t e d e l a F á b r i c a d e Maestranza del Ejército FAMAE, en Santiago, y solicita verificar dicho antecedente con el Jefe de esa Institución. ­ Febrero, 21 : la Corte oficia , acogiendo la petición de la madre de Carlos. ­ Marzo, 5 : la Corte ordena oficiar al Ministerio del Interior, en el mismo sentido.


­ Marzo, 14 : el Jefe del Estado Mayor Jefatura

­ Mayo, 6 : Instituto M édic o lega l y Jefe de

de Zona en Estado de Sitio (Coronel Hernán Ramírez Ramírez) responde que esa Jefatura n o r e g i s t r a a n t e c e d e n t e s s o b r e C a r l o s . ­ Abril, 2 : el Ministro del Interior responde que “ se g ú n i n d ag a c i o n e s r e a li z a d as p o r e s a

As i ste nc i a Públ ic a (d octor Em il io Sal ina s ), responden que la investigación realizada dio resultados negativos. ­ Mayo, 12 : de Investigaciones responden de igual forma, según lo indagado en SENDET, Instituto Médico Legal, Registro Civil, Cárcel Públ ic a, di fere ntes Posta s y otras fuentes . ­ Mayo, 29: en virtud de los informes obtenidos, se declara cerrado el s uma rio y s obreseído temporalmente el proceso, por no encontrarse legalmente acreditada la existencia del delito; resolución que aprueba la Corte de Apelaciones el 28 de Julio.

S e c r e t a r ía d e E s ta d o , no e x is t e E sc ue la Polité cnica alguna dep end iente de FAMAE ”. ­ Abril, 15 : se ordena instruir sumario en causa rol N° 106.822 del Primer Juzgado del Crimen d e Sa nti ag o. L a Jue za de s pa c ha o rd en de investigar y oficia al Instituto Médico Legal, Postas y Jefatura del Servicio Nacional de Salud, que informen si el desaparecido ha ingresado a alguno de esos establecimientos.

O P ER A CI Ó N CO L O M B O El 15 de julio de 1975, el nombre de Carlos aparece en el s e m a n a r i o “ L E A ” d e B u e n o s A i r e s , e n u n a l i s t a d e 1 1 9 c h i l e n o s s up ue s t a m e n te e l i m i n a d o s e n A r g e n t i n a , Colombia, Venezuela, Panamá, México y Francia, en una “purga interna del MIR”; la lista incluía a d e m á s a l o s a r q u i t e c t o s d e t e n i d o s d e s a p a r e c i d o s F r a n c i s c o A e d o y L u i s Gue n d e lm an . La publicación apareció una sola vez, si n e ditor res ponsa ble y con di recci ón falsa. El montaje publicitario fue un siniestro invento de la DINA con la complicidad de los restantes organismos de seguridad del Cono Sur, conocido como O p e r a c i ó n C o l o m b o . En Chile, la noticia apareció el 23 de julio en “La Tercera”.

Si n em ba rg o y contra di ctori a me nte c on l a Operación Colombo, por denuncia del Jefe Militar de la Zona de Estado de Sitio de Valparaíso; se inicia el primer semestre de 1975, el pro ce so

A ­ 6 3 7 ­ 7 5 d e C o n s e j o d e G u e r r a d e l a Arm ad a , cuya sentencia fechada el 29 de marzo de 1976 menciona a Carlos, como “ in cu l p a d o d e c l a r a d o e n r e b e l d í a ” . En el proceso se nombran a demá s, entre otros en l a mism a situa ción a Fa biá n Iba rra Córdova , Horaci o Carabantes Olivares, Antonio Llidó Mengual, Carlos Rioseco Espinoza, Y a c t o n g J u a n t o k Gu z m á n , Mario Calderón Tapia, Alfredo García Vega; todos detenidos desaparecidos al igual que Carlos. Todos ellos tenían en común su militancia partidista y la ciudad donde residían, Valparaíso. Todos ellos continúan hasta la fecha, como detenidos desaparecidos.

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Capítulo 4

Yactong Orlando Juantok Guzmán


"Homenaje a Yactong Juantok" Autor de la obra: Arquitecto Vladimir Morales G.



ÍNDICE CAPÍTULO 4 YACTONG ORLANDO JUANTOK GUZMÁN Autora: Arquitecta Viviana Teuche Vega YACTONG

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GRANDE Y HEROICO MUCHACHO. Estela Juantok Guzmán

113

TE BUSCO DESDE SIEMPRE. Mauricio Guaita Juantok

113

EL VALOR DE UNA PROMESA REVOLUCIONARIA Alejandro Strange Cancino

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CHINO: INMIGRACIÓN, CULTURA CHINA, PADRE, AMOR

116

NUESTROS SUEÑOS DE JUSTICIA Urbanista Arquitecto Raúl Peñaloza Román

117

YACTONG EN LA ESCUELA DE ARQUITECTURA

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EN EL ENCUENTRO DE ESTUDIANTES DE ARQUITECTURA EN BUENOS AIRES

121

AMELICANO PELEA, LUSO PELEA ¡CHINITO CLECE! Mario Sagradini

122

MI INOLVIDABLE YACTONG... Sandra Fernández Maturana

123

AMIGO

127

... Y MÁS RECUERDOS DEL CHINO... TESTIMONIOS DE AMIGOS

130

¡SALUD COMPAÑERO YACTONG! Arquitecto Alfredo Ríos Vega

131

EL HOMBRE NUEVO Y LA NUEVA SOCIEDAD, UNA SOCIEDAD MÁS JUSTA... ¡“CHINO”... DEMOS UN PASEO...! Entrevista a Arquitecto Félix Vidal

132

LA NOCHE ANTES DE LA DETENCIÓN Testimonio de Arquitecto José Manuel Molina

134

LA FOSA DEL TIEMPO. Alonso Lillo

135

DETENCIÓN Y DESAPARICIÓN

136

JUANITO TOC. Pamela Palma

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Yactong y compañeros de liceo (el primero de derecha a izquierda)

Y A CTON G

Yactong nació el 24 de agosto de 1947 en Inca de Oro, pueblo de la Tercera Región, Chile, que hoy se postula como “ Pueblo Típico Minero Pirquinero ”. El padre de Yactong, Tomás Juantok Koo llegó a Chile a los quince años de edad. De su primer matrimonio enviudó quedando con un hijo, Mario. Posteriormente conoció en Santiago a Estela Guzmán Meneses ­ oriunda de la Sexta Región­; se casaron y de esa unión nacieron: Mailing, Yactong, Estela y Jileng.

del Liceo (DERAP), actividad que asumió con mucha responsabilidad, logrando que en 1966 contaran con equipos propios y transmisión diaria de las noticias. Yactong se destacaba además por su gran habilidad para el dibujo. Julia Droguet, compañera de estudios en esa época y más tarde, también en la Escuela de Arquitectura en Valparaíso; recuerda que el sello personal de Yactong era siempre reconocido por su profesor ­el Padre Juan José­ en todos los dibujos que hacía a sus compañeros, a quienes siempre ayudaba, con esa actitud solidaria que siempre lo caracterizó.

De niño, Yactong vivió en un mineral llamado Portezuelo de las Guías, cercano a Inca de Oro, donde su padre tenía una Pulpería. Su infancia fue feliz y tranquila y era un niño de muy buen carácter... así lo recuerda su madre.

Su familia lo recuerda como un hijo y hermano cariñoso y alegre, ­siempre llegaba con flores para su madre, las que cortaba al pasar por la plaza­

A los 8 años de edad, su familia se trasladó a vivir a Copiapó y Yactong ingresó al Liceo Católico Atacama en esa ciudad. Allí se destacó como scout, integró la Banda, tocando la “Caja” y el Grupo de Teatro del Liceo (TELCA). En 1965 fundó con otros compañeros, el Departamento de Radio y Prensa

Ya en la Escuela de Arquitectura en Valparaíso y a pesar de sus múltiples actividades, siempre tenía tiempo para su familia, especialmente para compartir las fechas importantes, como Pascua y Año Nuevo. Le gustaba participar en la preparación del Pan de Pascua y de las fiestas, y llegaba a Copiapó aunque fuera “a dedo” en algún camión, poco antes de las doce.

Impresión de la época realizada por la DERAP.

111


Muestra de ello es esta carta que le envió a su madre el 7 de diciembre de 1969:

Mamita: Aprovechando el viaje de la Sra. Julia de Droguet y su hija, te envío esta carta. Yo aquí agotado por la famosa Convención de la que te hablé en la carta anterior, he tenido que hacer una cantidad de cosas y como pasa en todas estas cosas, siempre son uno o dos los que se llevan todo el trabajo. Con respecto al año escolar, aún no se sabe bien lo que va a pasar. Eso tendremos que discutirlo el martes 9 con los profesores. De todas maneras, pienso pasar las fiestas en Copiapó y me iría el día 20 si es que no tengo problemas antes, ojalá sea así. Ojalá se acuerden de mí y me escriban pronto. Ésta, voy a tener que terminarla para alcanzar a entregársela a la Sra. Julia. Bueno, mamita, ojalá todos ustedes se encuentren sin novedad y reciban todo el cariño del hijo que los recuerda mucho. Espero que pronto pueda estar con ustedes, Cariñosamente, Yactong. Carta a su madre, diciembre de 1969

Yactong y su madre, Estela Guzmán

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GRANDE Y HEROI CO M UCHACHO Estela Juantok Guzmán, hermana Querido e inolvidable Yactong: para nuestro amor de familia, tú sigues estando presente, porque a cada instante podemos evocar tu bello carácter, tu figura alta y delgada, tu cálida mirada detrás de esos lentes de grueso marco. Porque nuestros hijos, cada uno de ellos, tiene algo de ti. Y es como si el tiempo se hubiera detenido y te viéramos en tu amado Valparaíso, recorriendo sus cerros, queriendo a todos los seres humanos, luchando por tus ideales de justicia social. Tú estarás siempre aquí, vives y vivirás para quienes te conocieron y te amaron. No podemos recordarte como si te hubieras ido para siempre y ello será así hasta que algún día brillen la verdad y la justicia y podamos saber tu real destino. Y no seas más un detenido desaparecido al que esperamos, sino el grande y heroico muchacho que vivió y murió con la decencia de sus propios ideales, orgullo de todos los que te compartimos. Te amamos Yactong.

Estela Juantok en el acto del 5 de septiembre de 2003, en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso.

TE BUSCO DESDE SI EMP RE Mauricio Ernesto Guaita Juantok, sobrino ✒✘ A mi tío Yactong... Te busco desde siempre. No te he visto nunca. ¿Voy tras tus huellas? las rastreo con ansias, con angustia y las veo. Sé que no sé buscarte y no desisto. ¿Qué me induce a seguirte? ¿Por qué insisto en descubrir tu rostro?

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EL VALOR DE UNA P ROMESA REVOLUCI ON ARI A Fragmentos del testimonio de Alejandro Strange Cancino 29 Hijo de un emigrante chino, allá por los años treinta, Yactong conocerá la rudeza de la vida proletaria, al ser su padre en un comienzo trabajador minero, y luego la contradictoria condición de la pequeño burguesía, al ejercer su padre como pequeño comerciante y su madre como enfermera. Vivirá su despertar a la conciencia cívica allá por los años sesenta. Formado en escuelas católicas proyectará, como gran parte de la juventud pequeño burguesa de la época, un hondo sentido moral en la comprensión de la coyuntura político­social de su tiempo. Participará en la “Marcha de la patria joven”, actividad propagandística de la Democracia Cristiana que arrastrará a miles de jóvenes tras contradictorios slogans reformistas. Serán igualmente miles de jóvenes, los que se verán envueltos y comprometidos en una atmósfera dinámica y cambiante que fecundará el intercambio de ideas, programas y praxis política y que culminará en una confrontación ideológica, dando origen a nuevas vanguardias sociales y políticas. Terminadas sus humanidades en 1965, hizo luego un curso de dibujo técnico, trabajó en Copiapó en una estación bencinera y llegó, en 1967, a estudiar arquitectura en la Universidad de Chile de Valparaíso. En aquella época, la Escuela de Arquitectura conocía ya una ferviente actividad reformista y en su seno se articulaba sólidamente un pensamiento socialista. Gran parte del profesorado y alumnado eran del partido socialista o del partido comunista y no pocos estudiantes se ubicaban claramente en la extrema izquierda. Los años 68 estarán marcados por las actividades de la reforma universitaria en las cuales la Escuela jugó un rol preponderante. Gran parte de las ideas aprobadas fueron discutidas y redactadas por miembros de la Escuela, entre ellos Yactong y yo mismo. Valga también acotar que en ese contexto de actividad político académica se

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desarrollaba al mismo tiempo una personalidad social en la que la amistad, el placer de vivir, el amor por la ciencia y el arte formaban parte de nuestra cotidianeidad.

Consumada la reforma universitaria, 1968 y 1969 traen una avalancha de conflictos sociales que penetrarán a fondo la vida académica. Las luchas de los campesinos, insatisfechos con las míseras reformas democratacristianas, provocarán una explosión de ocupaciones de tierras que coincidirán con la migración masiva hacia las zonas urbanas y en consecuencia, con la exacerbación del problema de la vivienda. En este proceso se vio implicada la Escuela de Arquitectura y no pocas acciones de ocupación de terrenos por los pobladores contaron con su apoyo. Esto puso al día discusiones de táctica y estrategia en la lucha de masas. Los frecuentes enfrentamientos con las fuerzas policiales, en los que el “Chino” siempre destacó en la primera línea, clarificaban más y más el carácter del Estado y abrían paso a las nuevas ideas con respecto a las vías para derrocarlo. En esas circunstancias aparece con fuerza el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) 14 , que cobrará importancia en el año 69, bajo la dirección de los aguerridos estudiantes de la Universidad de Concepción. En Valparaíso el MIR se implantará en gran parte gracias a la captación de algunos estudiantes del Partido Socialista, como Carlos Gajardo en la Escuela de Arquitectura, que influenciará sensiblemente a muchos de nosotros y a otros. La lucha cotidiana y nuestra integración con los sectores obreros y de pobladores exigía otras precisiones políticas y esto abría la puerta a profundas y complejas discusiones que acrecentaban más y más nuestra sed de formación revolucionaria. S e l e í a m uc hí s i m o, d e to d o, p e ro m uy particularmente, en nuestro caso, a los clásicos del marxismo. El “Chino” Juantok y su compañera Sandra vivieron un tiempo conmigo en el mismo departamento y a l a s inte rm ina bl e s c onve rs a ci ones se guí a n prolongados períodos de lectura. En ese período, Yactong participó con nosotros en la Tendencia Revolucionaria Octubre (TRO) 30 .


El “Chino” seguirá como mirista y como tal asumirá la presidencia del Centro de Estudiantes de la Escuela de Arquitectura. Sin embargo, los continuos vaivenes de la política en general y de la política universitaria en particular, lo impulsaban a buscar respuestas cada vez más acertadas a los frecuentes asuntos estratégicos y tácticos. Por estas razones, pese a ser un leal militante mirista, nunca dejó de conversar con nosotros ­que desde 1972 habíamos pasado a ser el Partido Socialista Revolucionario­. A medida que el proceso revolucionario crecía, la conciencia revolucionaria de Yactong también crecía. En pocos años, a semejanza del propio proletariado

chileno, había dado pasos de gigante. El hom bre

n u e v o t o m a b a f o r m a , t e n ía la so n r is a, l a in t e li g e n c i a , l a g e n e r o s id a d d e m il e s d e Y actong Juantok . Hoy día honramos su sacrificio. Sacrificio de una generación, expresión del nivel más alto del desarrollo de la lucha revolucionaria de la clase obrera chilena. La brutal contrarrevolución ha retardado seriamente el crecimiento de la conciencia, pero la historia nos enseña que todo renacer retoma el punto más alto del desarrollo anterior y por eso el ejemplo del querido “Chino” abre generosamente el c am i no a la s pr óxim a s ge nera ci ones ”.

P A RA N O OLVI DA R A Y A CTON G J UAN TOK (CH I N O)

No olvidemos… Que la flor extraña del dolor Brote hasta los espacios

Para no olvidar a Yactong, del Libro de Poemas "Travesía", de Kay Strange, 2005

De mi nada Nada hay Solo ropajes inexplicables solo huesos solo sombras tu perfil No olvidemos a nuestros muertos…

N’oublions pas… Que la douleur d’une fleur étrangère Pousse jusqu'à l’univers De mon rien Il n ‘y a rien Seulements des vétements bizarres Seulement des os Seulement des ombres Ton profil N’oublions pas nos morts…

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Arquitecta Rosario Rodríguez Guajardo 31

A Y A CTONG

...del norte soplaba una suave brisa de otoño anunciando otro atardecer en marzo del 67 y entre sus brazos traía a este ser predestinado a liderar el gran movimiento en el cual su vida se refundiría...

CHI NO: I NMI GRACI ÓN, CULTURA CHI NA, P A DRE, A MOR Testimonio de un amigo 32 Los primeros chinos arribaron a Chile en la década de 1850, a raíz de la llegada del primer cónsul honorario de Chile a Cantón. En la década de 1880, más de mil chinos llegaron al país tras la Guerra del Pacífico. Una vez establecidos, invitaron a sus parientes o amigos para aprovechar el auge del salitre. Entre 1900 y 1933, llegaron alrededor de 2.600 cantoneses, encontrándose con una política oficial de restricción y una actitud poco amistosa del pueblo. Con todo, ellos lograron abrir un nuevo horizonte al monopolizar el comercio de abarrotes y carnicería en el Norte Grande. Tras la depresión económica de los años treinta, la gran mayoría de ellos se vio obligada a permanecer en Chile, pues sus negocios quedaron gravemente afectados.

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Formaron sus familias y sus hijos resultaron ser casi todos profesionales. De esta historia formaba parte Yactong. El “Chino” Yactong estudiaba, respetaba ­y trataba de difundir entre nosotros con gran seriedad y orgullo– la cultura china y los valores, las actitudes, las creencias, los usos y las costumbres de la sociedad china recibidos a través de su padre, que precisamente trabajó el comercio de abarrotes y carnicería. De su padre recibió –entre otras– las enseñanzas y habilidades de la exquisita y variadísima cocina china. Su amor hacia nosotros, sus amigos, lo expresaba cocinándonos riquísimos platos, manejando con gran habilidad su machete chino sobre la tabla donde picaba finísimamente todo tipo de carnes, vegetales, etc. El Chino se sumaba así a otros grandes y cariñosos cocineros: Francisco “Pocho” Reyes 7 , Raúl “Chacho” Peñaloza, etc., de los que disfrutamos también cariño y riquísimos platos.


N UESTR OS SUEÑ OS DE JUSTI CI A Fragmentos del Testimonio del Urbanista Arquitecto Raúl Peñaloza Román6 Cada año, la misma curiosidad juvenil nos invadía en la Escuela de Valparaíso. Todo el mundo quería s ab er q ui en es l l eg aba n a m a t r i c ul ar se . Evidentemente la lista de candidaturas aceptadas era decisiva, pero lo que contaba eran las nuevas caras que iban apareciendo poco a poco, con su aire todavía liceano y un dejo de triunfo no disimulado. Se iban integrando con precaución, sin prisa y con una gran curiosidad. La tradicional regla “T” era una distinción particularísima, como el espadín para un cadete, o en nuestro caso, más bien como la lanza del Quijot e. La arquitectura puede transformarse en una lucha contra los molinos de viento de la creación. Algunos se familiarizaban rápidamente, como buenos parroquianos. Pero estaban los otros, aquellos que venían de provincia, quizás con el mito fresco de una supuesta superioridad de los establecimientos de la zona central, lo que a nosotros ­cierto o no­ no nos daba ni frío ni calor, porque en este oficio era mejor “tener dedos para el piano” que acreditarse de orígenes prestigiosos. Así recuerdo entre tantos, a ese mocetón garboso, de andar decidido y hombros de escuadra que nos pareció desde el primer día, dueño de una fuerte personalidad, pero cuyo desarraigo en nuestra región era evidente; no se podía negar. Lo dije en otro momento: el aire flotante de algunos antiguos de la Escuela era desconcertante y él, como otros de su fresca hornada acusaban el golpe, como en su tiempo probablemente nos ocurrió a nosotros mismos. Algo tímido al comienzo, a medida que se fue haciendo conocido desplegó su jovialidad poco efusiva, pero de una gran sinceridad, la que por momentos llegaba a ser algo percutante, como que venía ­lo supimos más tarde­ del norte de Chile, una región donde la vida es difícil y poco variada.

Como éramos más o menos de la misma estatura, el hecho de encontrarme con alguien que me miraba de frente y a la altura de mis propios ojos, me hizo pensar que Yactong nos miraba con una cierta distancia, exenta de agresividad pero llena de interrogantes. Completaba el cuadro, la brevedad de su lenguaje y la precisión con que se expresaba, no era un parlanchín. Sus dudas parecían más bien interiores, en todo caso no sobre sí mismo, sino sobre la fauna en donde acababa de llegar. Habiendo convivido desde pequeño con niños de diversos orígenes, yo no tenía esquemas prefabricados sobre la gente, sin por ello abdicar de mis propias preferencias. En este caso, el interés se centraba en la personalidad de algunos de los nuevos. Al igual que Yactong, también otros jóvenes me impresionaron por su seriedad y precisión. Var ios comprendimos r ápidamente que la personalidad de Yactong y de su generación, revelaban un cambio substancial en la mentalidad del estudiantado liceano. La enseñanza secundaria pasaba por una crisis de orientación que los trabajos de verano del gobierno de Frei Montalva canalizaban en parte, pero que en su conjunto, planteaba el tema del futuro de esas nuevas generaciones. La masa estudiantil que accedía a las universidades chilenas crecía aceleradamente y esa movilidad social conllevaba una nueva problemática, desconocida a ese nivel para nosotros.

Yactong y amigos

Lo aceptemos o no, el gobierno mencionado, creó un impacto social mayor, con sus reformas: agraria, tributaria, administrativa y de la educación, a través del proceso de democratización de las universidades. La Conferencia de Punta del Este, a comienzos de los años sesenta, había dado sus resultados. La supuesta pacificación del continente a través de la Alianza para el Progreso, daba sus frutos, pero contrariamente a las expectativas sociológicas de sus gestores, esto iba a crear nuevas zonas de tensión, como ocurrió en menos de una década con el proceso de Reforma Universitaria, “gatillada” como dicen hoy (¡grotesca expresión!), por el famoso Mayo francés.

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Yactong llegó a la escuela en 1967. Como dirigente estudiantil, sentí muy pronto que él estaba destinado al liderazgo de su generación. Su franqueza contrastaba con la prudencia de algunos de sus camaradas de curso. Su generación llegó cuando habíamos liquidado los temas de nuestra Convención y reformado prácticamente todos los niveles de trabajo, teórico y de taller. No alcanzaron a conocer entonces la Escuela tradicional, por llamarla así. Incluso vivíamos un período de co­gestión en el que, por disponer del apoyo de algunos profesores; los estudiantes teníamos en la práctica todo el poder. Quién tenía algo que decir levantaba el dedo y hablaba. ¡Y los nuevos no se privaron! Al año siguiente se produjo el reventón de la reforma universitaria y con al menos cinco años de circo, nuestra Escuela asumió naturalmente el liderazgo del proceso. Se puede decir que esta nueva generación tuvo el privilegio de modelar su propia escuela y fue en ese contexto que se produjo una verdadera eclosión de dirigentes estudiantiles, todos muy jóvenes, pero que se formaron en un ambiente gremial, sociológico e ideológico que reunía las mejores condiciones para su desarrollo personal. Junto a Yactong recuerdo a una serie de jóvenes bien motivados y emprendedores, un vasto entorno no necesariamente politizado pero que se radicalizó a medida que la reforma derivó fatalmente hacia la crisis ideológica del gobierno de Frei Montalva. ¡En un mundo que avanza...Chile ya no avanzaba! El “Chino” para sus compañeros, pasó a ser “Juanito­ Tok” en nuestra jerga de los “viejitos”, el grupo fraternalmente autodenominado así. Su desarrollo lo llevó a alcanzar muy pronto la presidencia del Centro de alumnos, fue madurando junto a nosotros, heredó y capitalizó magistralmente todo lo que habíamos cosechado como experiencia gremial en la década, en la cual cada dos años tuvimos regularmente conflictos, casi siempre con éxito. Nuestros fuertes vínculos fueron esencialmente existenciales antes de declinarnos en la militancia política. Entre todos se destacaba la figura de nuestro querido Carlos, traje blanco primaveral y clavel en el ojal, como ya lo dije en otro papel. Yactong y sus camaradas alcanzaron a conocer ese aspecto lúdico de nuestra óptica social y profesional y participaron en un contexto de camaradería que

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no era prioritariamente político, sino de un muy rico contenido vivencial. El tema de la militancia fue en este contexto una elección personal de cada cual. Si se hablaba del hombre nuevo por entonces, creo responsablemente que la generación de Yactong fue la que estuvo más cerca de esa utopía y aún cuando el golpe destruyó ese fermento innovador, quienes han sobrevivido al desastre han guardado ese fondo de profunda fraternidad, incluso con aquellos que en algún momento nos combatieron. Probablemente falten siglos para llegar a un hombre nuevo. Personalmente creo más en aquellos que tratan de renovarse cada día, en cada circunstancia, en sus actos y ante cada persona. Y es probable, suerte de por medio, que el hombre nuevo se instalará silenciosamente en nuestra sociedad en menos tiempo que el de la utopía ideológica, en todo caso entre los más jóvenes. Yactong Juantok probó a través de su corta existencia como hombre libre y universitario, cuando la universidad no era mercado ni su formación una mercancía, que un joven no es sólo un promesa sino una realidad de hoy mismo y que sus sueños de justicia son el motor del mañana. Privar a un joven de la libertad es anestesiar una sociedad y condenarla a plazo, a la muerte por asfixia. Si creemos y respetamos el canto libertario de nuestra vieja universidad, en este retroceso del humanismo libre pensador que inspiró a sus creadores, lejano está el día en que podremos “beber en ánforas azules”. Por ahora aún estamos bebiendo en el “cáliz de la amargura” ese brebaje que simboliza para muchos hombres serenos y fraternos, lo que le espera al aspirante a la vida... en la vida. Nuestra Universidad nació para la búsqueda de la verdad y la verdad del joven Yactong sigue en pié, a pesar de su trágico asesinato a sus tiernos 26 años. Como también sigue en pié, la de sus predecesores generacionales, nuestros inolvidables colegas, Carlos Gajardo y Francisco Aedo.


Porque las palabras que surgieron de labios de hombres dignos y ejemplares, como lo fueron Garibaldi, Miranda, Bolívar, San Martín, Cochrane, O’Higgins, los Carrera, Fray Henríquez, Lastarria, Bilbao, Arcos, de la Barra, Balmaceda, Recabarren, Allende, Martí, García Lorca, Baudelaire, Aragón, Neruda, Atahualpa, Víctor Jara, en suma, un Gato Alquinta; esas palabras digo, tienen un sentido... la libertad y el derecho a la vida de todos los ciudadanos. Contrariamente al carácter hoy peyorativo y en cierto modo vilipendiado del término, todos esos hombres fueron revolucionarios en relación a su tiempo y sus respectivas sociedades.

En dicho sentido, “contemplando la realidad en desnudo de mujer”, podemos decir sin temor alguno, que todos nuestros colegas desaparecidos y en nuestro caso Yactong Juantok; no murieron por agitadores, ni por ambiciones personales de “tomas del poder” ocasional sobre los hombres, sino por haber sido auténticos revolucionarios para su época, ente ndi d o e n l a a c ep c ión ori gi na ria má s profundamente ética de dicho concepto, la lucha por las libertades ciudadanas y la igualdad de derechos para todos.

Yactong y amigos

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YA CTONG EN LA ESCUELA DE ARQUI TECTURA Desde que ingresa a la Escuela de Arquitectura, Yactong asume diversas responsabilidades. Entre ellas, está su participación como Delegado estudiantil, en la Convención de Reforma de la Universidad de Chile Sede Valparaíso, en 1968. Integra la Comisión de Redacción de “Principios de la Universidad”. Representa a la Sede Valparaíso en la Convención Nacional de Reforma de la Universidad de Chile, en Santiago. Es nombrado Vice­presidente de la Representación Estudiantil de los cinco Departamentos, ante el Consejo de la Facultad y forma parte del Senado Académico de la Sede Regional de la Universidad de Chile en Valparaíso. En 1969, integra la Comisión Profesional del Departamento de Arquitectura y Urbanismo (D.A.U.) y forma parte de la Comisión Técnica de Planificación de la Enseñanza en ese Departamento. Es Delegado Oficial de la Escuela en el Encuentro de Estudiantes de Arquitectura organizado por la Unión Internacional de Arquitectos (U.I.A.) en Buenos Aires.

Firma de Yactong

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Ejerce la actividad docente desde 1971 hasta septiembre de 1973; primero como Ayudante de Taller de Arquitectura, luego la Ayudantía de Composición Arquitectónica del DAU, obtenida por concurso en 1972 y de Teoría e Historia de la Arquitectura en 1973. Ese año desarrolla su proyecto de título con el tema “Metodología del Proyecto de Arquitectura”. Paralelamente, es elegido Presidente del Centro de Estudiantes de Arquitectura, en 1971; cargo que ocupa hasta septiembre de 1973 y en cuya gestión lo acompañamos en la mesa directiva junto a Félix Vidal 33 y Héctor Aballay 34 . A pesar de su detención por la Marina el 12 de septiembre de 1973 y su calidad de desaparecido desde esa fecha; en julio de 1974, es exonerado de la Universidad de Chile “por motivos de interés universitario ”. Su nombramiento en los cargos académicos “caduca el 30 de noviembre de 1973”, según se expresa en certificado emitido el 26 de julio de 1990, por el entonces Decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso, señor Jaime Farias Córdova.


EN EL ENCUENTRO DE ESTUDI A NTES DE A RQUI TECTURA EN BUENOS AI RES En octubre de 1969, se realizó en Buenos Aires una serie de eventos internacionales dedicados a la arquitectura, tales como la “Reunión de expertos

para el estudio de la Arquitectura y el Urbanismo en América Latina”, organizada por la UNESCO 35 (6 ­ 10 de octubre) y el “ Encuentro de Estudiantes d e A r q u i t e c t u r a ” , auspiciado por la Unión Internacional de Arquitectos, UIA, entre el 11 y el 18 de octubre. Esta experiencia dejó una huella imborrable en el Chino y el resto de los estudiantes que viajamos integrando la delegación de la Escuela de Arquitectura de Valparaíso, de la cual también formaba parte Carlos Gajardo.

Municipal General San Martín, en la cual se nombró al Comandante Ernesto Che Guevara como Presidente Honorario del Congreso. La asamblea plenaria prevista para el primer día de sesiones no se pudo efectuar y se impidió el libre acceso a las sesiones, mediante un estricto control policial, con exigencia de credenciales oficiales en la puerta del Teatro. Al día siguiente, se abrió el “ Encuentro paralelo” en la Facultad de Arquitectura de Buenos Aires, con la participación de más de mil estudiantes. Las charlas y conversaciones con diversos profesores extranjeros, que decidieron no concurrir al Encuentro oficial, nos impresionaron tanto al Chino como a todos los que participamos; estaban entre otros, el arquitecto catalán Ricardo Bofill, el poeta José Agustín Goytisolo, el arquitecto Aldo Van Eyck del Team X, Herman Henzberguer, el arquitecto argentino Roberto Segre, profesor en Cuba en aquel tiempo.

En ese momento, Argentina estaba gobernada por la dictadura del General Juan Carlos Onganía, “Presidente” desde el Golpe Militar (1966 – 1970), período de dura represión en el cual se recuerda la " Noche de los Bastones Largos " (1966) con el ingreso de la policía a la Universidad de Buenos Aires, que forzó la expulsión de estudiantes y profesores y obligó al exilio a docentes e investigadores de excelencia académica reconocida internacionalmente; y el "Cordobazo " (mayo de 1969) con la represión a la revuelta obrero ­ estudiantil del cordón industrial de Córdoba.

La policía cerró la Facultad de Arquitectura tratando de evitar las reuniones plenarias de clausura del “Encu entro p arale lo”, que se realizaron por la fuerza, en la sede de las oficinas de la UIA. La vivencia de la represión policial de la dictadura de Onganía, fue para nosotros, un adelanto de lo que se viviría trág icamente des pués en Chile.

El Chino lideró al grupo de Valparaíso en todas las actividades relacionadas con el Enc ue n tr o d e Estud ian tes ; junto a delegaciones provenientes de Uruguay, Brasil, Bolivia e interior de Argentina ­sumábamos alrededor de dos mil­ se impugnó la estructura organizativa del evento, dos días antes de su inauguración, hecho que le otorgó un carácter más político que académico, a pesar de los denodados esfuerzos de las autoridades de la UIA por evitarlo. Las razones fueron la escasa participación estudiantil en la confección del temario y el reducido número de panelistas. Hubo una caldeada inauguración “oficial” en el Teatro

El temario del “Encuentro” versaba originariamente sobre aspectos muy generales de la problemática arquitectónica: medio social, vivienda y estudiantes de arquitectura; temas a su vez subdivididos en los problemas de la realidad social, la metodología y la tecnología. Los estudiantes discutíamos respecto a las soluciones arquitectónicas planteadas en el subdesarrollo y las perspectivas de la arquitectura en el Tercer Mundo. Fue una buena lección; la confronta ci ón entre teorí a y prá cti ca , en intervenciones de los arquitectos Jacob Bakema (holandés), Yona Friedman (húngaro) y Dennis Crompton (inglés del grupo Archigram).

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AM ELI CA NO P ELEA , LUSO P ELEA. ¡CHI NI TO CLECE!

nos llevaba a Santiago ­exclusivo para nosotros, pues éramos más de 40 estudiantes­ la oscuridad fue invitando a una gran conversación colectiva.

“Amelicano pelea, luso pelea. ¡Chinito clece!”

R e v i s á b a m o s l a v i s i t a ­ e n c a n t a d o s ­ y progresivamente confluimos en hablar todos, pero todos, del mismo tema y el acuerdo fue unánime: el “Chino” recibió –sin saberlo él nunca, pues quedó en Valparaíso­ una oleada de admiración cariñosa, que abarcó también a su compañera Sandra.

Mario Sagradini 36

Por su altura, Yactong Juantok resultaba la personificación de esta broma rioplatense de época. Además de simpático, sonriente y parlanchín; a los integrantes del grupo de viaje de la Facultad de Arquitectura de Montevideo que visitó Valparaíso en 1970, nos pareció un tipo macanudo: lo que nos “mostró” en términos de arquitectura de esa preciosa ciudad tenía mucho trabajo y elaboración. Sabía de qué hablaba. Del extenso grupo de estudiantes de la Facultad de Valparaíso que nos acompañó, el “Chino” fue convirtiéndose en guía de nuestra visita urbana porque la recorrida tenía de parte de Yactong aportes muy consistentes. No sólo un “Chino” alto: era además brillante. Los auténticos orientales volvimos todos destrozados luego de ese día entero de recorrer Valparaíso y en el fondo del ómnibus que

Viaje a Buenos Aires

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El viaje nuestro duró tres meses y el encuentro con el “Chino” permaneció como un hito para el grupo, sostenido en el tiempo. Luego, y más aún con las sucesivas dictaduras regionales desde 1973, no se supo más nada. Nada de nada. Años después llegó la noticia. De espanto profundo. Una tristeza enorme, sin reparación posible. Es que a un pibe –menor que mis hijos ahora­ lo desaparecieron y el mundo con él hubiera sido mejor”.


M I I N OLVI DA BLE YACTONG Fragmentos del testimonio de Sandra Fernández Maturana. Edición Viviana Teuche Vega “Oigo tu voz llamándome recuerda que devuelve el tiempo tu voz me nombra y me duele otra vez yo ya no puedo volver” . Alfredo Zitarrosa "Samba para no volver” 37 En los años 60 corrían otros aires por el mundo y por la Universidad; los jóvenes se convertían en una nueva fuerza política y social. Nacía el movimiento hippie contra la guerra de Vietnam y el de los Panteras Negras contra la segregación racial en USA, el Mayo 68 en Francia, el Che Guevara inspiraba a toda una generación en Latinoamérica. Vientos de reforma corrían por las aulas en 1969, cuando nos conocimos con Yactong en la Escuela de Arquitectura; él estaba en tercer año y yo en primero. Ambos éramos de provincia y vivíamos en pensiones; él en Viña del Mar y yo, al lado de la Escuela, en

Valparaíso. La Universidad era el centro de nuestro quehacer. En la Escuela había múltiples actividades y gran cohesión entre profesores y estudiantes: exposiciones, conciertos y memorables fiestas, se realizaban en el subterráneo; en los cursos nocturnos para obreros de la construcción, Yactong daba clases.

Ese año (1969), fuimos al Congreso de la U.I.A. en Buenos Aires, en el cual hicimos amistades de largo aliento con estudiantes uruguayos, argentinos y brasileños. La víspera del regreso perdí los documentos del viaje y al verme angustiada, Yactong me acompañó en los trámites del Consulado; su gesto marcó el inicio de nuestra relación amorosa. En ese viaje estaban los elementos de lo que sería nuestra vida en común; la alegría compartida entre la gente que se siente hermana en las ideas y la búsqueda de nuevas formas de vida. Recuerdo a Carlos Gajardo con Raúl Peñaloza y Max Adelsdorfer, cantando tangos como heridos en lo más profundo, acompañados de un bandoneonista, mientras los demás escuchábamos tomando sol y esperando la típica parrillada preparada por gauchos de La Merced. También vivimos la “bienvenida” de los militares argentinos y a nuestra vuelta a Chile, el intento de golpe de estado del General Viaux Marambio.

Yactong y Sandra. Ceremonia Civil, 1972

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En 1971 nos fuimos a vivir a un departamento que Yactong ya compartía con dos amigos y compañeros de curso: Alfredo Ríos 38 y David Camú 39 , al cual también llegan sus esposas, Mónica y Myriam 40 . Después del terremoto nos mudamos a la casa de Abner Salazar 45 , también estudiante de Arquitectura. Así se fue desarrollando nuestra vida; siempre compartiendo departamentos, gastos, compromisos; dejando atrás otros amores, hasta encontrarnos fundidos en un abrazo que costaba desanudar cada mañana.

Deshacer nuestra casa en Valparaíso, con la ayuda de Eulalia Vásquez 41 y Ángel Ramírez 21 , unos de los pocos amigos de Arquitectura que aún circulan. Constatar que tras los allanamientos militares, no se salvaron ni los regalos de matrimonio, aún envueltos...

Nos casamos en marzo de 1972. En ese tiempo, Yactong daba clases y posteriormente ganó una ayudantía en la Escuela. La familia nos apoyaba financiando parte de los estudios ­éramos los primeros en llegar a la Universidad y nos regaloneaban enviándonos té de Arica y pisco de Copiapó­ nuestros sueños estaban ahí esperando... “cuando Yactong sea arquitecto, cuando yo termine los estudios”. Teníamos muchos proyectos y el año 73 nos encontrábamos reparando, durante los fines de semana, nuestra casita terremoteada, recién comprada en el Cerro Florida, en Valparaíso, y que tanto gustaba a Yactong.

Dormir para no recordarlo, especialmente cuando hay fiestas, cumpleaños, navidades.

Después vino el golpe de estado... y a Yactong le tocó lo indescriptible, lo que no tiene nombre, lo que me niego a aceptar... a él lo torturaron, lo m a s a c r a r o n , l o h i c i e r o n d e s a p a r e c e r. . . Buscarlo infructuosamente... en listas interminables de detenidos o entre los que salen en libertad; en Iquique: “parece que partió en el Lebu a Pisagua”, en Conc ep ci ón: “ pare ce que e stá e n Las Quiriquinas”... Yactong y Sandra. Ceremonia Civil, 1972

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Dejar que mi madre le implore en una carta al Dictador ­de paso por Arica­ y que reproche mi falta de fe. Soportar la esperanza de la familia, al leer las listas de los amnistiados por la Junta antes de cada navidad.

Las noticias que esporádicamente llegan son desesperanzadoras. Un marino relata que "al hacer

guardia entre pascua y año nuevo de 1974, en la Base Aérea El Belloto, vio a un hombre al que le decían “el Chino” afirmado en el muro, no se podía parar... tenía las clavículas rotas"... En esa espera, terminé mis estudios de Dibujo Mecánico en la Universidad del Norte ­no volví a la Escuela de Arquitectura de Valparaíso­ y en mi memoria de título (1978) escribo: “A mi inolvidable

esposo Yactong Juantok: desaparecido, detenido el 12 de septiembre de 1973. Hoy vengo a ofrecerles, por todas las vidas rotas antes del fruto: la semilla"... pero la palabra “desaparecido” no puede ser escrita; así me lo advierte el Rector. Ni siquiera eso... Yactong era mi esposo y no está más, yo lo amaba y me lo quitaron... Viajo a Bélgica gracias a la ayuda de amigos. Verlos juntos como antes ­después de cinco años­ me es insoportable; incapaz de comer, me voy a la cocina. Me sigue una belga que no entiende ­si apenas entiendo yo este mar de lágrimas­ este desencuentro


con los que faltan... ¿dónde están los más queridos?... Yactong, Carlos Gajardo, Mario Tapia, Máximo Gedda y tantos otros; le explico a Martine que me enseña la solidaridad de los belgas que te acogen porque sufres y no sólo por tu ideología. Y no hago más que llorar y llorar en las marchas de apoyo a Chile, en las exposiciones de Amnistía Internacional de fines de los años 70... me es tan d i f í c i l s u p e ra r l a p é r d i d a d e Ya c to n g .. . Con mi pena y mi energía me sumo al Comité de Detenidos Desaparecidos y a FEDEFAM. En el Segundo Congreso de FEDEFAM, en Caracas en 1982, me encuentro con Domingo Zamora ­antiguo estudiante de Derecho de la Universidad de Chile en Valparaíso­ quien me dice: “Yactong estaba

irreconocible; tirado en el fondo del Lebu, se puso a mi lado y dijo, no me mires... creo que a mi no me van a dejar vivo, ustedes podrán seguir adelante". Un día suena el teléfono, es Estela, su hermana, que me pregunta cómo estaba vestido Yactong... han encontrado unas tumbas de 25 años cerca de Pisagua; al parecer queda un cadáver sin identificar y ella parte con la esperanza de reconocerlo. Pero... yo sé que eso es imposible... dicen... que lo vieron en la morgue del Hospital Naval... ¿para qué recordárselo?... Yactong, ¿por qué a Yactong?... ¿por qué lo detuvieron?... ¿por qué lo mataron?... ¿por qué me lo quitaron? Él era un personaje en la Escuela, su físico lo distinguía: tanto por sus rasgos y contextura orientales, como por su estatura, sobre 1,80 m. Era buen alumno, representaba a la Escuela en diferentes instancias de la Universidad como Presidente del Centro de Estudiantes, su participación en el MIR fue fundamentalmente dentro del ámbito universitario. Yactong estuvo a cargo del taller Quillota, uno de los talleres que se desarrollaron en la V región, como actividad de la Escuela en terreno, para realizar entre otros trabajos, la actualización de catastros comunales. Las múltiples actividades de los talleres, llevaron a Yactong y a otros, a ser figuras públicas, en una época de gran polarización dentro de la Escuela. El 12 de Septiembre de 1973, Yactong estaba en una reunión en la casa del Club Deportivo del Cerro La Cruz en Valparaíso, cuando alguien dio la alerta de allanamiento; los que pudieron saltaron cerro abajo por detrás. Marcela no se atrevía a saltar y Yactong, en ese sálvese quien pueda, decidió

quedarse a acompañarla, aún sabiendo que era él quien corría más peligro. Yactong tenía alma de Quijote y creo que hizo mucho más; se entregó a su suerte y salvó no sólo a Marcela, sino a muchos más, a quienes nunca nos vinieron a buscar y que aún estamos aquí para contar su historia. Su vida y sus proyectos llegaron hasta ahí; otros decidieron la suerte de muchos como él, dejándonos sin su presencia, sin su amor. Sin embargo, Yactong sigue siendo un referente en la vida de su familia y de quienes lo amamos. En el año 2001 viajo a Chile y en Santiago visito un mural de los desaparecidos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile. Me encuentro de nuevo con la emoción que me desborda, me falta el suelo, salen gritos de mis profundidades y lágrimas que no me permiten hablar, al ver a Yactong allí, pintado, frente a las mesas, donde los mismos estudiantes que nosotros éramos por entonces, están despreocupados, conversando, riendo o enamorando, viviendo, sin saber que aferrada a esa reja los observan unos ojos que buscan todavía esa mirada pintada en el muro. Estudios sociológicos señalan que después de 30 años, los traumas que marcaron a una generación, p u e d e n s e r a na l i za d o s d e m a ne ra m á s desapasionada por los actores de los hechos que se encuentran ya en la edad madura. Y es la hora en que se levantan monumentos recordatorios a la tragedia vivida. Pero, no hay una tumba donde puedan yacer nuestros desaparecidos, sino muchos corazones donde ellos anidaron y echaron sus raíces. El grupo Ecomemoria de Alberslund –Dinamarca­ integrado por chilenos residentes, algunos de los cuales conocieron personalmente a Yactong; realizó una ceremonia en septiembre de 2003, en la que se plantaron seis árboles que simbolizan a seis desaparecidos, entre ellos, Yactong. El lema de este grupo es: “reforestando el planeta, reforestando la conciencia”. Recuerdo un pensamiento chino: “para realizarse

un hombre debe tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro”... ese árbol en Dinamarca y este libro en Chile, quedarán como un homenaje a su memoria. Yactong quería tener un hijo, pero no lo dejaron. Hoy, yo tengo un hijo, nacido en 1990 en Bélgica, que tiene tres familias: la de su padre en Santiago, la mía en Arica y la de Yactong en Copiapó...

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A Yactong le gustaban las morenas y a veces también las rubias. A Yactong le gustaba la lluvia y también el sol. Cocinaba platos chinos, como los que aún cocinan sus hermanas. Estaba aprendiendo a tocar guitarra y pulseaba a solas alguna zamba. Yactong era ayudante de Composición Arquitectónica. Yactong luchaba contra el machismo, pero dejaba que sus hermanas le lavaran los blue­jeans en vacaciones. Yactong no fumaba, le gustaba el vino y los mariscos. Yactong dejó planos con los que se remodeló la casa de su hermana. Yactong tiene un sobrino que sí terminó Arquitectura. Yactong tiene un sobrino que sí es músico. Tiene sobrinos y sobrinas que se le parecen en sus rasgos físicos y personalidad, a quienes, desconocidos abordan para preguntarles si son parientes de Yactong. Yactong tenía 26 años en ese 11 de septiembre en que amanecimos juntos por última vez.

Yactong y Carlos Gajardo junto a compañeros de la Escuela de Arquitectura. 1969

“Te mataron y no nos dijeron donde enterraron tu cuerpo, pero desde entonces todo el territorio nacional es tu sepulcro”...

Ernesto Cardenal 42

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A MI GO En julio de 1990, en un acto realizado en el Colegio de Arquitectos de Chile; di mi primer testimonio público sobre Yactong, representando a compañeros y amigos... y también a su familia, que estaba presente... difícil tarea ... con emoción contenida, decir que aún me duele que nos lo arrebataran, que todavía viene en sueños... su mirada perdida, tratando de volver y nosotros de encontrarlo. También lo recordó ese día, nuestra profesora Kika Schweitzer 43 , quien siempre tuvo gran admiración y cariño por Yactong, varias veces alumno de su taller en la Escuela. Al término del acto, su hermana menor Jileng, me cuenta que ella lo conoció muy poco y le cuesta recordar, porque Yactong se fue muy pronto a estudiar a Valparaíso... ella lo perdió siendo aún muy niña... y mi testimonio, de alguna manera le permite recuperar algo de su hermano... Sentí entonces que tenía una deuda con él... traerlo de vuelta... compartir nuestras vivencias. Desde ese día y en los actos siguientes, Yactong siempre ha estado presente. Su foto en el Salón de Honor en la sede del Colegio en Santiago, es una ampliación de las muchas fotos del viaje que realizamos como estudiantes el año 1969 a Buenos Aires. Hoy, nuevamente me a saltan sentimientos encontrados, surgen los recuerdos y la necesidad de desnudar cada vez más una amistad de mucho cariño. Con el amigo, se es discreto, hay pudor en revelar esos secretos cómplices, tan personales, porque Yactong era un joven como todos, con sueños, valores y principios, con deseos de vivir. Nos conocimos al ingresar ambos a primer año de arquitectura en 1967 y en un curso muy numeroso, de repente fuimos parte de un mismo grupo que inició un camino de amistad en un paseo a Rocas de Santo Domingo, amistad que creció entre nosotros al compartir utopías, talleres, actividades académicas y más tarde, también la directiva del Centro de Estudiantes. Un amigo inolvidable y muy querido...

... sin esfuerzo vuelve tu sonrisa dulce y maliciosa a la vez, tus manos ­las mismas manos que muchos años después observé en uno de tus sobrinos­ tu orgullo frente a la maqueta en yeso de una vivienda que proyectaste al término del primer año, muy futurista, mientras la contemplábamos en el subterráneo de la Escuela... en medio de la mezcla barrosa de yeso y agua en el suelo, que se nos adhería pesadamente a las alpargatas que muchos usábamos, impidiéndonos sujetarlas. Integro, valiente, honesto e idealista, solidario, cariñoso, regalón... podría seguir enumerando tus múltiples cualidades. También molestoso y celoso de tus amigas, las que jugábamos un rol importante en tu vida y en el regaloneo cotidiano, como era la periódica sesión de peluquería en la casa de la “Laly”; ella te cortaba el pelo con una puesta en escena acorde a tus exigencias, que no eran pocas. Tenías esa combinación de dulzura e ingenuidad, compromiso y fuerza que seduce. Enternece recordarte en la Escuela, en primer año, parado sobre una silla mirando asombrado la lluvia a través de una ventana, porque tú venías de una zona seca. O cuando me pedías que te comprara la planta más bonita ­en el jardín “Pumpín”­ para llevarle de regalo a tu mamá... por supuesto, cuando ya ibas partiendo. O en la fiesta de tu cumpleaños en mi casa en Viña del Mar, en segundo año, compartiendo la celebración por coincidencias de fechas con nuestras compañeras de curso Charito y Laly, además de mi hermano Leo. Preparamos para el evento una enorme fuente de “cleri” que lucía tentadora en el centro del living y de la cual tú no sobreviviste; te tuvimos que acostar antes de probar la torta y después aceptar tu enojo, porque te perdiste lo mejor de “tu fiesta”. ¡Tantos recuerdos! donde se mezclan momentos de gran calidez, de magia, de sentimientos compartidos, de amistad verdadera; largas conversaciones sobre mil cosas, en que tratábamos de convencernos uno al otro de nuestros respectivos puntos de vista o de eventuales diferencias respecto a cualquier tema. Nunca perdías la paciencia y aparecía tu sonrisa de satisfacción iluminando tu rostro, cuando lograbas convencerme.

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Molestoso y juguetón; te recuerdo persiguiéndome a grandes zancadas por las escaleras de la Escuela con una tetera llena de agua en la mano, que no alcanzaste a dejar en la estufa... estábamos en el subterráneo varios estudiantes ­entre ellos el flaco Ríos, tu amigo y compañero de pensión­... los que sonreían acostumbrados a tu estilo, esperando pacientes el café que nos mantenía despiertos y sin frío en una noche de taller en la Escuela. Te sabías atractivo y seductor, y te gustaban no sólo las niñas de izquierda. Estuviste muy serio cuando pololeaste con Magda (algo así como en segundo año), no permitías nuestras bromas al respecto. No recuerdo cuanto duró eso, pero pronto nuevamente me pediste que te acompañara a una comida relativamente formal en la casa de la abuelita de Fernando Cádiz 44 ­donde vivías­ acercándote bastante, pero aclarándome con tu vehemencia acostumbrada ­una vez más­ que no tenías ninguna intención de emparejarte en la Escuela, porque habías venido “sólo a estudiar”, porque serías arquitecto. Uno de tus últimos romances ­ya eras dirigente del MIR­ fue con una bella ex­reina de Viña del Mar y no era de izquierda; me lo advertiste antes de iniciarlo y te paseaste de la mano de ella por los pasillos de la Escuela, mirándome triunfante... esa era tu faceta frívola. La amistad era un valor importante para ti. En la é poc a e n q ue a m b os te ní am os p a r ej a y compartíamos responsabilidades estudiantiles, llegamos a La Calera, al final de un pesado día de múltiples actividades; allí se encontraba uno de los talleres de terreno que dirigías, esperándonos un grupo de estudiantes que preguntó sobre nuestra relación ¿era sólo amistad o había algo más?... Tú les hablaste del valor de la amistad y de principios éticos y morales, les aseguraste que era posible la amistad entre hombre y mujer, que era maravilloso poder expresar sentimientos de cariño sin temor, sin inhibiciones... ­¿cierto chiquita?­... me mirabas y afirmabas, serio y cálido a la vez... fue una hermosa y larga sesión; ellos te escucharon con respeto. Siempre tuviste amigas, a las que estabas dispuesto a escuchar y proteger con vehemencia. Por eso me parece natural que el día de tu detención, te quedaras con M a rc el a si n me di r l as c ons e cue nc i as

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que ello pudiera acarrearte... y si lo hubieras sabido exactamente, te habrías quedado igual. Cuando terminó mi relación con Nano y corrí a buscarte a tu departamento; no estabas y te dejé una nota, volví a mi casa y al poco rato llegaste corriendo también, agitado y preocupado, porque yo te necesitaba... estabas indignado con el “villano”... querías pegarle... ¡cómo se le ocurría hacerme daño!... y pude llorar en tu hombro, sabiéndome protegida por ti. Eras mi amigo, siempre atento, siempre presente. Serio, lograbas congeniar tus intereses personales con tus múltiples obligaciones, sin desatenderlas. Si considerabas necesaria una conversación, me encontrabas donde yo estuviera, sin importar la hora o el lugar, entre reuniones y compromisos, los que cumplías puntualmente. Y en las actividades propias del centro de estudiantes, sabías separar la amistad de las funciones y tareas que nos correspondía asumir. Apasionado y vehemente, defendías tus ideales e intentabas entender la vida y vivirla en consecuencia. No tenías miedo a nada, acertivo y desafiante en las luchas universitarias... con tu pelo oscuro y liso siempre cayendo sobre tu rostro achinado e inteligente. Líder reconocido, dentro y fuera de la Escuela, eras respetado por quienes compartíamos tus ideales y también por los que constituían la “otra escuela”, aquélla que sólo se preocupaba del cumplimiento académico, alejada de nuestras inquietudes por una nueva concepción del arquitecto, con conciencia social y compromiso con los más desposeídos. Buen alumno y apreciado por los académicos de la Escuela; recuerdo al profesor Ulriksen, quien al ver tu nombre entre los integrantes del grupo que entregábamos alguna tarea; señalaba de inmediato: ­“Si participó este joven, tan responsable; el trabajo merece un siete­“. Poco antes del Golpe de Estado, nos encontramos por última vez en una asamblea en la Escuela; no tuvimos tiempo de conversar, estábamos los dos muy ocupados y ya nos daríamos el tiempo otro


día, para terminar alguna conversación inconclusa... ese día estabas muy serio, te veías preocupado... no volví a verte.... .... después, te detuvieron...

dulce, hermoso, tranquilo, sonriente, en silencio... me desperté tratando de entender y no volví a dormirme... esa imagen se mantiene intacta a pesar de los años... esa noche viniste a despedirte... o quizás... para quedarte...

.... después, sólo te he visto en sueños... en una fría noche de 1974 ­no recuerdo la fecha, pero ya estabas desaparecido­... viniste en sueños con el mejor traje que nunca usaras...

Hoy tendrías 57 años y serías el buen arquitecto que soñabas ser... siempre consecuente.... siempre creativo... siempre seductor... más sabio... y aún seríamos amigos...

Sandra Fernández, Yactong y Viviana Teuche. 1969

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... Y MÁ S RECUERDOS DEL CHI NO... TESTI M ONI OS DE AM I GOS

Arquitecto Abner Salazar 45 No vivimos de recuerdos, pero estamos hechos de ellos también, incorporados en nuestra substancia, estructurados en nuestro cuerpo están las risas y silencios, el brillo de una pupila durante un segundo, el roce de una tela, el sabor de los días... de a poco nos construimos, y quiero creer que un poco mejores. Me cuesta hablar de Yactong. Quizás porque no siento que ha desaparecido. Siento su ausencia, pero no lo he perdido... no sé si es muy claro como sentimiento, pero una vez que ya hicimos lo humanamente posible por encontrarlo, sin resultado, sin respuesta definitiva ni certeza; guardo su presencia. No me lo quitaron... vivimos en esa casa sus pendid a, la construcción de l futuro, la construcc ión de Sandra, Yactong, Ab ner...

Arquitecta Antonieta Surawski Cifuentes 9 El fuerte, el que todo lo sabía, el que resolvía cualquier problema, el que siempre tenía una respuesta, una sonrisa amiga y cómplice. El que consolaba todas las penas, incluso las penas de a m o r, l a s d i f e r e n c i a s e nt r e a m i g os , l os malentendidos, las disputas entre profesor y alumno... ­Porque eras arquitecto de la vida, del amor y del entendimiento–.

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Tantas veces que intentaste enojarte, porque ya te hastiaba que te pidieran y te buscaran y te nombraran y te encargaran, aprovechando tu buena voluntad. Incluso, cuando en una oportunidad estabas cosiendo... ¡sí! cosiendo con aguja e hilo una prenda que por supuesto no era tuya... ¡Lo único que faltaba!... exclamabas. Y entonces, cuando ya no soportabas y aparecía una mueca de irritación en tu cara, nunca lograste convencerme, tus ojillos risueños y bondadosos te delataban. Difícil para ti enojarte, por más que lo intentaras, endureciendo tu rostro ayudado por tus anteojos de gruesos marcos negros. No más de un segundo y brotaba la sonrisa de tu corazón... imposible contener tus ansias de entregar todo lo que eras a todos los que te buscaran. También alguna vez lloraste junto a mí, reconociendo debilidades y angustias ­compañeras inseparables de tu fortaleza­

Marcelo Puente 24 La impaciente paciencia del “Chino”, siempre preocupado de todo, todo tenía que andar bien, no podía haber errores. ¿Alguien ha visto al chino?... se oía a cada rato en la escuela y las respuestas eran múltiples: ­fue al Café Vienés a tomarse un cafecito con el Decano de la Facultad de Arquitectura de Montevideo­ o –fue al Instituto Chileno­Francés a ver si le prestaban una sala para hacerle un homenaje a Picasso­ o sencillamente, tenía que conversar con alguien que estaba aproblemado o celebrando su santo, generalmente en “El Pajarito” para el día de San Juan, solamente porque su apellido era Juantok.


¡ SA L U D C O M P A Ñ E R O Y A C T O N G ! Arquitecto Alfredo Ríos Vega 38

Fue en el año 1967 que, jóvenes y algo asustados, coincidimos buscando un lugar que nos cobijara en esa nueva ciudad, Valparaíso. Veníamos de dos extremos del país; Yactong ya con inquietudes políticas, pues había sido parte de ese gran movimiento de los años ´64 de la llamada Patria Joven, movimiento que logró entusiasmar a mucha juventud. Él ya tenía la convicción que debía haber mejores oportunidades para toda la sociedad y e nc ontr ó e n e l M ov i mi e nto de Izq ui e rd a Revolucionaria MIR, el mejor instrumento para alcanzar sus objetivos. Fueron varios los años que compartimos, también junto a David Camú 39 ­otro

compañero lleno de consecuencia que continuó su lucha hasta perder la vida en Nicaragua ­ la experiencia diaria en las aulas universitarias y en nuestro hospedaje.

Años en que la vorágine de los acontecimientos nos llevaba a adquirir más y más compromisos con los sólidos principios inculcados. El osado atrevimiento de procurar quitar las manos de los que manejaban el poder económico, hizo que él pagara con su vida, la entereza y moral con que defendió sus principios durante su corta existencia. Pocos recuerdos gráficos se guardan de esa época, porque se temía ¡con cuánta razón! que en algún momento, esa información pudiera servir al enemigo. Ya, luego del año 1972, con la agudización de las circunstancias políticas y con la separación de nuestras viviendas; tomamos trincheras paralelas con un mismo objetivo, lo que derivó en diferentes resultados personales. Hoy, él se ha convertido en un símbolo de consecuencia en la lucha por mejores días para todos, sin egoísmos. ¡Salud compañero Yactong, tu memoria estará siempre presente en nosotros!.

Yactong y amigos

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EL HOM BRE N UEVO Y LA NUEVA SOCI EDAD, UNA SOCI EDAD MÁS JUSTA... ¡“ CHI NO” .... DEMOS UN P ASEO !...

Entrevista a Félix Vidal en Oslo, Noruega Viviana Teuche Vega Es julio de 2003 y me encuentro visitando a mi amigo y colega “Gato” Fé lix V id al 33 en Oslo. Compañeros de estudios en la Escuela de Arquitectura en Valparaíso, compartíamos con Yactong la directiva del Centro de Estudiantes de la Escuela. Félix, exiliado después del Golpe Militar, llegó a Oslo, Noruega, donde vive y trabaja desde enero de 1974, luego de terminar sus estudios en la Real Escuela de Arquitectura de Oslo (OSLO ARKITEKTSOYSKOLE). Nos dirigimos hacia la península de Nesoden, a visitar algunos de sus primeros proyectos construidos hace casi treinta años, viviendas de carácter social emplazadas en cerros de gran vegetación frente al mar. Un paisaje muy similar a nuestro Valparaíso, ciudad a la cual nos trasladamos para recordar al querido “Chino” Yactong, en un día lluvioso y en torno a la arquitectura, sin nadie a nuestro alrededor que altere la paz y este estado de comunión con el “Chino”. Félix empieza muy bajito:

Recordaré al “Chino” en el ámbito personal y político, como compañero de partido. En el plano personal, conservo nítida una imagen del “Chino”, en una concentración del Gobierno de la Unidad Popular en Santiago, el 4 de septiembre de 1973, a la cual asistimos viajando desde Valparaíso. Fue una de las más grandes, con más de un millón de personas en las calles; creo que fue la última. Yo había llevado a mi hija Tania, quien aún no cumplía dos años ­no recuerdo por qué no nos acompañaba Lucrecia, su mamá­. Había llevado el coche plegable, pero era muy difícil trasladarla en éste, así es que lo dejamos en el bus que habíamos arrendado para el viaje. Había tanta

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gente en las calles, que se hacía muy difícil caminar con una niña de la mano, por lo que el “Chino” decidió llevarla sobre sus hombros. Como él era tan alto, la niña iba muy segura y feliz, mientras el “Chino” con su pelo largo al viento y sus conocidos lentes, iba siempre de los primeros, participando activamente. Cada vez que se me perdían de vista, yo saltaba y podía ver a Tania sentada en sus hombros. F é l i x s e e m oc i o na m i e n tr a s r e c ue r d a . . .

En aquel tiempo nosotros creíamos en el “hombre nuevo”, más allá de la mirada del militante dogmático o la óptica tradicional de la familia. Nos veíamos a nosotros mismos como protagonistas de una nueva concepción del ser humano, en la que se excluía el egoísmo, la propiedad y la apatía. Nuestros hijos eran considerados hijos de una comunidad, y como tal, ellos serían nuestra responsabilidad colectiva. Mi hija Tania fue una de las primeras en nacer en aquel período (1971), constituyéndose en una especie de “símbolo”, la esencia de ese hombre nuevo en un contexto al cual el “Chino” le daba un marco ideológico. Para él, estaba muy clara la definición de este “hombre nuevo” y se decía “guevarista”, por su amor a la humanidad; nos se nt íam os p ro pu lso re s d e e stos id e ale s. El “Chino” era de una bondad intrínseca y enorme valentía, lo que nos daba fuerzas a nosotros, sus compañeros. Recuerdo que al salir de noche a realizar “rayados” del MIR, a veces yo debía volver a mi casa a lavar los pañales de Tania ­en esos años, los pañales eran de algodón y se hervían­ Llegaba a mi casa alrededor de la 1:00 hora A.M. esperándome allí una tremenda olla con pañales que había que “hervir”. En más de una ocasión, el “Chino” y Sandra me acompañaron, ella se quedaba dormida, mientras el “Chino” y yo conversábamos sin parar, junto al vapor que desprendía este cocimiento de pañales. Políticamente, el “Chino” estaba convencido de la alternativa de lucha de clases y esto lo llevó a tener serias contradicciones con la gente del aparato del MIR. Mientras más se agudizaba en Chile la p o sibilid ad d e u n e nf r e ntam ie n to, é l se


levantaba como el líder de los sectores más amplios, no solamente de los estudiantes, sino también de sectores de trabajadores y pobladores. ­Aquí no puedo dejar de mencionar al chico Molina 46, quien también juega un papel importante con un sector popular de Playa Ancha, como eran los obreros de la construcción­. El “Chino” estaba en desacuerdo con la división de la izquierda y siempre buscó la unificación del MIR con sectores socialistas y del MAPU, participando en muchas reuniones con ese objetivo, en la perspectiva de un apoyo masivo frente a la posibilidad de un enfrentamiento en la defensa del gobierno de la Unidad Popular y de los trabajadores. El “Chino fue un líder de gran calidad humana y de una vehemencia tal, que en algunos momentos podía confundirse con arrogancia, por la forma en que arremetía en contra de nuestros enemigos, los que podrían estar dentro de la izquierda o de la derecha. Tenía la claridad suficiente como para entender el contexto en el cual se encontraba. Su calidad humana, sencillez y honestidad a toda prueba, su genuino convencimiento en lo que creía y defendía; lo hacían merecedor de la confianza no solamente de militantes, sino también de los que no lo eran y aún de gente de derecha. El “Chino” sentía también gran respeto por las tradiciones de nuestra sociedad, aquellas que pueden convivir con esta idea del "hombre nuevo". Muestra de esto es su matrimonio con Sandra, realizado según la tradición, por respeto a ella y a su familia. De alguna manera, también representaba las contradicciones propias de la sociedad chilena, iniciando la búsqueda del “hom b re nuevo” y el cuestionamiento de la sociedad conservadora burguesa con lo cual debía convivir. Pienso que el “Chino” debiera ser recordado fundamentalmente en el marco de los estudiantes de arquitectura, ya que en Valparaíso, el Golpe de Estado comenzó con el allanamiento de la Escuela de Arquitectura en la calle O´Higgins, a media

cuadra de la plaza Aníbal Pinto, en el corazón de la ciudad; en la noche del 10 y madrugada del 11 de septiembre de 1973. Esto confirma la reacción más arcaica de la burguesía chilena, que identificaba correctamente la mayor amenaza, la más relevante, en personas como el Chino, jóvenes idealistas, luchadores y consecuentes, que estaban realmente en la creación de algo nuevo, hermoso y esperanzador; “e l h om b re nu e vo y la nu e va sociedad , una sociedad más justa, mejor”. El “Chino” representaba ese ideal, presente en nuestra Escuela de Arquitectura en Valparaíso. Félix ha terminado de hablar y permanece en silencio, mientras continuamos viajando en este día de verano nórdico, lluvioso y triste, en medio del verde exuberante del paisaje que nos rodea, el que por momentos, se asemeja más al sur de Chile. Y en medio de la lluvia y el silencio, la presencia del “Chino” se siente viva en nosotros, él está aquí. Las palabras y la emoción del “Gato” al recordarlo, con Tania en sus hombros, lo reviven y podemos verlo caminar a grandes zancadas siempre decidido, con su eterna sonrisa, su porte y su fuerza, diciéndonos una vez más que la esperanza no se ha perdido. El “Chino”, Sandra, nosotros todos... sus amigos... seguimos juntos y permaneceremos juntos siempre y a pesar de la distancia y las pérdidas. El sigue allí, con Tania... o sus sobrinos... o el hijo que no tuvo... sobre sus hombros... simbolizando en esa niña inocente al hombre nuevo, nuestro sueño, nuestros ideales. Hay un silencio largo... llueve más tupido y no hay gente en las calles. Con el "Chino" a nuestro lado, llegamos a Tovest, una villa proyectada por Félix hace 18 años, cuyas viviendas se adaptan a la naturaleza, sin invadir, sin agredir, mimetizándose con la roca y la vegetación ­recordamos las enseñanzas de nuestros talleres en la Escuela en Valparaíso­; la misma arquitectura que Yactong también enseñaba y anhelaba proyectar, con respeto a la pendiente de los cerros del Valparaíso que tanto amaba, frente al mar... que un día lo vió desaparecer...

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LA NOCHE ANTES DE LA DETENCI ÓN. Testimonio de José Manuel Molina, Arquitecto, en Kassel, Alemania Viviana Teuche Vega José Manuel el “Chico” 46 , nunca hizo un proyecto con Yactong en la Escuela de Arquitectura, porque estaban en cursos diferentes, pero si trabajaron juntos en una comisión de reforma del área, en el año 1969. Después compartieron mucho como militantes del MIR. En la mañana del once de septiembre, José Manuel escuchaba Radio Agricultura con la “Monita” su mujer, cuando repentinamente interrumpieron las notic ias y e scuchó: “ esculapio­ esculapio­ esculapio”... el “Chico” se acordó del latín que había aprendido en el Seminario: “esculapio” tenía relación con medicina o médico... ¡Allende!... buscó en el diccionario latín español, que aún conservaba y lo encontró... entendió... y le dijo a su mujer: ¡Mona, hay Golpe de Estado! Se levantó rápidamente y cruzó a la casa del “Chino”, frente a la suya en el Cerro Florida. Ese día dormían allí varios amigos comunes, los que a esa hora, entre 7:30 y 8:00 horas AM, aún no habían despertado. Los instó a levantarse, señalándoles que había Golpe de Estado. No le creyeron... ¡córtala “Chico”, déjanos dormir!... Dos compañeros que también estudiaban arquitectura le hicieron caso, poco a poco se levantaron y comenzaron luego a salir en parejas a diversos puntos de Valparaíso, volviendo rápidamente todos con la misma información: ¡ hay militares por todos lados, la

marina se tomó el plan de Valparaíso, hay Golpe de Estado! Frente a la evidencia, debían poner en práctica el plan de emergencia que ya conocían. El Grupo Político Militar (GPM) era la estructura del MIR en Valparaíso, estaba dividido en tres sectores y el “Chino” era el jefe del Sector Centro. Se juntaron en el Cerro La Cruz, sector del “Chino”, donde se quedaron el resto de la tarde hasta que anocheció y algunos de ellos se fueron. Alrededor de las tres de la mañana a la voz de ­¡vienen los “milicos”!­ ... e n m e d i o d el a l bo rot o y p e rr os qu e

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l a d rab a n, ar ra nc a ron ha c ia la que b ra da ; permanecieron allí hasta que los militares pasaron de largo y luego volvieron a la casa para reunirse y más tarde decidieron dormir. Eran trece o catorce jóvenes y faltaba una frazada. José Manuel pensó que las compartirían como buenos revolucionarios y esperó, pero cada uno tomó rápidamente una, se envolvió en ella y se fue a dormir. Yactong lo miró y le dijo: ­¿y a ti “Chico”, qué te pasa?­... ­¡me quedé sin frazada!­ Entonces el “Chino” respondió: ­¡bueno, compartamos ésta!­ ... y así, se envolvieron los dos en la misma frazada y durmieron juntos la noche antes que detuvieran a Yactong... en una última noche de “fraternidad guerrillera ” ­la misma “ fraternidad guerrillera “ experimentada por el “Che” con el Comandante Camilo Cienfuegos, al compartir en una oportunidad, la única lata de leche que tenía Camilo, luego de una difícil jornada revolucionaria, hecho tan simple, pero que permitió profundizar la amistad existente entre ellos­. 47 Durante estas últimas horas de f r a t e r n i d a d compartida, Yactong y José Manuel conversaron sólo de lo que tenían qué hacer como militantes revolucionarios. No tenían conciencia de la posibilidad de no volverse a ver, estaban tranquilos, sin miedo. Para ellos, morir era un riesgo, pero no se lo planteaban en ese momento. El tema de la muerte lo habían analizado mucho antes, alrededor de más de un vinito, en alguna comida, etc. Sabían que ellos podían morir y si eso sucedía, estaban convencidos que era por una causa que les parecía correcta, acorde a sus ideales y compromiso político. Al día siguiente ­12 de septiembre­ se levantaron temprano y el “Chico” partió con otro compañero al sector sur, su sector. Poco después Yactong fue detenido y nunca más lo volvió a ver. Cuando José Manuel supo, un día después de ver por última vez al “Chino”, que lo habían detenido... sólo pensó ­ ¡Cayó el “Chino”... también puedo caer yo!­... era parte del juego... sin embargo, le dolía y soñaba con él recurrentemente. Ninguno de los dos tuvo miedo, porque ellos tenían una convicción, ideales por los que luchaban y actuaban en consecuencia. Nunca pensaron que los podrían detener... ¡morir sí!.. pero ¿ser detenidos?... ¡no!..


Ellos nunca imaginaron que en Chile podía darse una experiencia tan horrorosa como lo que se vivió con el régimen militar instaurado después del Golpe de Estado en 1973. José Manuel recuerda a Yactong, como una persona íntegra, una gran persona, diferente al resto de sus compañeros, con una moral más sólida: “el Chino

estaba sobre los pelambres, discusiones o enemistades en las cuales nos veíamos envueltos". Ellos podían contarle un problema personal o político, porque siempre estaba allí para escuchar. Lo veía

como protector de mucha gente, especialmente de las mujeres. Antes del golpe militar, José Manuel y Yactong se veían con frecuencia en la vecindad del barrio, la Escuela de Arquitectura en Valparaíso, la militancia compartida y el almuerzo diario, con Sandra y otros compañeros en la casa del “Chico”, donde con su mujer Mónica, les daban “pensión”, ya que Mona había comenzado a preparar almuerzos para apoyarse económicamente.

LA FOSA DEL TI EMP O Alonso Lillo 48 Todo se va todo se va como la tarde. Los árboles deshojan al viento entre las ramas y el otoño lento se desploma en el agua. Se sacuden las campanas las palomas a las seis el polvo y otras tantas santidades, mientras en la fosa del tiempo tu cuerpo se ha extendido muerto... sin entierro, sin encuentro sin despedida y sin olvido... “Chino” camarada.

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D E T E N C I Ó N Y D E S A P A R I C I Ó N La Comisión de Verdad y Reconciliación en su respectivo informe, tomo III página 206, reconoce la calidad de “detenido desaparecido” a Yactong Orlando Juantok Guzmán. Yactong fue detenido por efectivos de la Marina en el Cerro La Cruz, junto a Marcela López Uribe 49 , el 12 de septiembre de 1973, aproximadamente a las 11 horas. Desde allí fueron llevados a la Escuela Fiscal Barros Luco y separados con posterioridad, situación que consta en declaración de Marcela. Dos días después, fue visto en el barco mercante “MAIPO” por Guillermo Jesús Cavieses Romero, economista; quien declaró ante la Comisión Rettig que al anochecer de ese día (alrededor de las 19:00 hrs.), reconoció a Yactong en una de las bodegas del barco, donde una patrulla de tres hombres con la cara pintada de negro le mostraron una foto al oficial a cargo, para luego hacer subir a Yactong, maltratándolo duramente, encañonándolo y arrastrándolo fuera del barco. No lo volvió a ver. A fines de septiembre de 1973, Yactong apareció en las listas de detenidos de la Intendencia de Valparaíso, luego que las autoridades militares reconocieran su arresto.

El nombre de Yactong en el mural en homenaje a los detenidos desaparecidos de la zona de Copiapó

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EL 26 de junio de 1974, se presentó denuncia por presunta desgracia ante el 3° Juzgado del Crimen de Valparaíso, Rol N° 91.896, siendo aceptada a tramitación el 1° de julio de ese año. El siguiente 4 de julio, la Fiscalía Militar de Valparaíso informó

que Yactong se encontraba a disposición del Servicio de Inteligencia de la Primera Zona Naval, no obstante lo cual, la Jueza doña Sonia Araneda Briones sobreseyó definitivamente la causa el 12 de julio de 1974, sin confirmar lo informado por la Fiscalía Militar, con la respectiva autoridad naval. Se solicitó al Tribunal la reposición de la causa a estado de sumario, luego de dar a conocer a la Jueza (31 de julio) que Yactong había sido visto en deplorables condiciones psíquicas, en la Escuela Naval sector de Playa Ancha, según declaraciones de testigos que estuvieron allí y que luego obtuvieron su libertad; hecho que no se ajustaba a lo certificado por la Fiscalía Militar. Pese a los antecedentes, el Tribunal resolvió negativamente tal petición (8 de agosto), ordenando que la causa volviera al archivo. Al día siguiente, se agregó al proceso la orden de investigar, lo que no dio resultados. El 20 de agosto de 1974, se solicitó una nueva reposición, apelando en subsidio de la resolución denegatoria; recursos que f uer o n r ec ha zado s po r el Tr ib una l. Al igual que Carlos Gajardo Wolff y otros miembros del MIR (todos arrestados por organismos de seguridad), Yactong fue mencionado en el proceso A­637­75 de Consejo de Guerra de la Armada, con sentencia fechada el 29 de marzo de 1976, como inculpado declarado en rebeldía, por encontrarse prófugo, a pesar de estar detenido y desaparecido en manos de la Armada. En esa oportunidad, se solicitó nuevamente la reapertura del sumario, adjuntando el certificado de la Fiscalía Naval de Valparaíso, que lo declara en rebeldía y suspendida la tramitación de la causa hasta su presentación o aprehensión.


JUANI TO TOC Poema Pamela Palma 50

Querido amigo que no estás busco un teléfono por el cual llamarte, una dirección postal para escribirte, un lugar donde encontrarte. Quisiera compartir contigo la noticia: el tirano está vencido. Por una vez, aunque sea por unos segundos, ha sentido la desesperación del prisionero. No podrás saberlo nunca: ya no estás. Y mientras yo recuerdo tu sonrisa iluminada, tú, insepulto, no puedes verme desde el fondo del mar.

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REFERENCI AS CAP Í TULOS 3 Y 4: 1 2

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“Las cuar enta” tango ( 1937). Música: Robert o Grela. Let ra: Francisco Gorr indo. Max Adelsdorfer Santelices, Arquitecto residente en Bruselas, Bélgica. Profesor Auxiliar Cursos de Iniciación (DAU) Universidad de Chile Sede Valparaíso. Reconocido como víctima (Nº 233) Informe Comisión Prisión Política y Tortura. Roque Dalton, Poeta revolucionario salvadoreño (1935­ 1975), muere asesinado en San Salvador. Kenneth Wettlin Papalli, Arquitecto residente en Bruselas, Bélgica. Ayudante de Urbanismo (DAU) Universidad de Chile Sede Valparaíso. Reconocido como víctima (Nº 26.693) Informe Comisión Prisión Política y Tortura. Acto conmemorativo, Escuela de Arquitectura, Universidad de Valparaíso (05 de septiembre de 2003), gestionado por los Arquitectos Víctor Sereño Varas y Sótero Apablaza Minchel. Allí se inauguró una placa en homenaje a los Arquitectos detenidos desaparecidos: Carlos Gajardo, Yactong Juantok y Francisco Aedo. Raúl Peñaloza Román, Urbanista y Arquitecto (ULB/CUB), residente en Bruselas, Bélgica. Ex­presidente Centro de Estudiantes de Arquitectura y Ex­profesor auxiliar de Urbanismo Escuela de Arquitectura Universidad de Chile, Sede Valparaíso (DAU). Ex profesor de Urbanismo Instituto S u pe r i o r d e A r qu i t e c t u r a Ví c t o r H o r t a , M u n i c i p a l i d a d d e B r us e l a s , B é l gi c a. La Reforma de 1968 culminó con dos profesores arquitectos a la cabeza de la Sede Regional Universidad de Chile en Valparaíso: Juan Araya Villarroel como Vicerrector y Carlos Martínez Corbella como Secretario General y Vicerrector en el 2º período. Durante la Convención de 1966, llegaron a la Escuela de Arquitectura distinguidos profesores, entre ellos: Francisco Reyes Catalán

­“Pocho”, Arquitecto Antropólogo, Director DAU y Profesor de Taller de Arquitectura hasta septiembre 1973; detenido en Valparaíso y liberado posteriormente, murió en Santiago­; además de 8 9

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Santiago Aguirre, Pablo Mondragón G. De las Bellonas, Eduardo Vargas y Víctor Gubbins. Víctor Sereño Varas, Arquitecto, actual Presidente Centro Ex Alumnos Escuela Arquitectura Universidad de Chile y Universidad de Valparaíso. Antonieta Surawski Cifuentes, Arquitecta Universidad Valparaíso, postgrado en Planificación Urbana y Medio Ambiente en Canadá. Detenida en la Academia de Guerra de la Armada en Valparaíso y en la Escuela de Armamentos de la Armada en Las Salinas, Viña del Mar. Radicada en Chile desde 1990. Reconocida como víctima (Nº 23.909) Informe Comisión Prisión Política y Tortura. Eliana Haydée Ceriani Bórquez, Abogada, esposa de Carlos Gajardo Wolff. Reconocida como víctima (Nº 5.565) Informe Comisión Prisión Política y Tortura. VII Congreso Unión Internacional de Arquitectos (UIA), La Habana, Cuba (1963). Tema central: “La Arquitectura en los Países Subdesarrollados”. El discurso de apertura lo pronunció el Presidente de la República, Dr. Osvaldo Dorticós y el de clausura, el Primer Ministro Comandante Fidel Castro. Se expusieron allí las realizaciones de la Revolución Cubana (iniciadas en 1959) referidas al desarrollo de la Arquitectura, Urbanismo y Planificación Territorial; entre ellas, la tendencia a sustituir los alcances limitados del término “arquitectura” por el más amplio de “diseño ambiental” que integra desde el diseño industrial hasta la planificación territorial. Fernando Salinas: “La Arquitectura en los países en vías de desarrollo”, en Informe del Relator General. VII Congreso de la UIA. La Habana, Cuba, Septiembre 1963, p. 29. José Carlos Mariátegui, escritor y pensador peruano, orientador y precursor de la conciencia social en el Perú. Su obra fue producida casi en su integridad, entre 1923 y 1930. Dirigió la Revista Amauta en Lima. Murió a los 35 años. MIR: Movimiento de Izquierda Revolucionaria, fundado en agosto de 1965, en Santiago, Chile. En el Congreso de fundación tuvieron activa participación los penquistas Miguel y Edgardo Enríquez Espinoza, Luciano Cruz y Bautista Van Schouwen, entre otros. En 1966 el MIR era la primera fuerza política de la izquierda en la Universidad de Concepción y desde 1967 logra la conducción de la FEC


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con Luciano Cruz. Miguel Enríquez es elegido Secretario General del MIR en el Tercer Congreso Nacional (diciembre 1967) y muere combatiendo el 5 de octubre de 1974. Fotografía proporcionada por Enrique Zárate, Arquitecto, compañero de curso de Carlos Gajardo. Guillermo Ulriksen, Arquitecto, Profesor de Urbanismo (fallecido). Autor del plan de la ciudad nueva y de renovación del casco antiguo de la ciudad de La Serena, durante el período de Gabriel González Videla. Dr. José Garcíatello, Médico y Profesor titular del curso de Bio­arquitectura, cátedra creada por él, para enseñar normas elementales de higiene ambiental, fisiología, anatomía, morfología y sus proyecciones prácticas en la arquitectura y el urbanismo. Sergio Moffat López, Arquitecto, Director de Planificación y Estudios Universidad del Bío­Bío, Chile. Giulietta Fadda Cori, Arquitecta. Profesora e Investigadora Centro de Investigación (DAU) Universidad de Chile Sede Valparaíso. Gabriel Pumarino Carte “el Puma”, Arquitecto titulado en 1965 en la Universidad de Chile Sede Valparaíso (fallecido). Profesor ayudante de Guillermo Ulriksen. Investigador en el CIDU Pontificia Universidad Católica de Chile. Ángel Ramírez Zaldívar “Cuchepo”, Arquitecto residente en Paraguay. Aníbal Contreras, Arquitecto U. CH. Sede Valparaíso, compañero de curso de Carlos Gajardo. Testimonio rescatado por Eliana Ceriani, en acto homenaje realizado por el Comité de Derechos Humanos y Ciudadanos del Colegio de Arquitectos de Chile, enviado para ser incluido en el libro. Marcelo Puente, egresado de Arquitectura en la Universidad de Chile Sede Valparaíso, Músico, residente en Canadá. Carlos López Zepeda, Arquitecto. Detenido en diversos lugares de detención en Santiago y Valparaíso, exiliado en Dinamarca entre julio de 1974 y julio de 1992, fecha en que regresa a Chile, donde reside actualmente. Reconocido como víctima (Nº 13.522) Informe Comisión Prisión Política y Tortura. Herman Eugenio Schwember Fernández, reconocido como víctima (Nº 22.912) Informe Comisión Prisión Política y Tortura. Manuel José Salinas Letelier, reconocido como víctima (Nº 22.291) Informe Comisión Prisión Política y Tortura. Mauricio Ernesto Guaita Juantok, sobrino de Yactong. El poema lo escribió en 1987 al terminar sus estudios de enseñanza media, en la tarjeta de participación de su graduación. Alejandro Strange “Pirata”, egresado de Arquitectura, Dibujante, Guitarrista e Intérprete residente en Amberes, Bélgica. Tendencia Revolucionaria Octubre (TRO); prolongación de la Agrupación Revolucionaria Trotskysta (ART), un reducido núcleo, casi extinguido de la Cuarta Internacional. La TRO pasó a ser el Partido Socialista Revolucionario (PSR), en 1972. Rosario Rodríguez Guajardo, Arquitecta. Ministerio de Vivienda y Urbanismo. El autor de este testimonio fue amigo de Yactong. Por razones personales, quiere permanecer anónimo. Félix Vidal “Gato”, Arquitecto titulado en la Real Escuela de Arquitectura de Oslo (OSLO ARKITEKTSOYSKOLE). Residente en Oslo, Noruega. Ex Vice­presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, Sede Valparaíso. Héctor Aballay Araos, egresado Escuela Arquitectura U. Chile Sede Valparaíso. Ha ejercido una serie de cargos públicos en La Calera y alrededores. Posterior al “Encuentro de Estudiantes de Arquitectura” auspiciado por la UIA; se realizaron: el “X Congreso” de la U.I.A. (19 ­ 25 de octubre de 1969) con el tema “La Arquitectura y la Vivienda de interés social” y el “Encuentro de Urbanistas” (27 ­ 29 de octubre) en la ciudad de Mar del Plata.

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Mario Sagradini, Artista Plástico de nacionalidad uruguaya, Primer Premio Votorantim de Arquitectura Exposición General de Arquitectos, 5° Bienal Internacional de Arquitectura y Diseño de San Pablo (2003) junto con los Arquitectos Martha Kohen y Rubén Otero; Rafael Dodera (Ingeniero Agrónomo), Diego López de Haro y Pablo Frontini: “Memorial en Recordación de los Detenidos Desaparecidos, Montevideo, Uruguay” (ver Revista SUMMA N° 62). Amigo de Yactong desde el “Encuentro de Estudiantes de Arquitectura” realizado bajo los auspicios de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) en 1969. Autor de la portada de este libro. “Za mba p ara no volve r”, Al fre do Zita rrosa . Era la zam ba pre fe rid a d e Ya c tong . Alfredo Ríos Vega, Arquitecto. Hoy en Ecuador, en representación diplomática honoraria (Cónsul) en servicio de la comunidad chilena y en ejercicio de la profesión. David Ernesto Camú Veloso (1948–1987). Arquitecto titulado en Cuba (1977), hermano de Arnoldo Camú –(miembro del Comité Central y Comisión Política del Partido Socialista, asesinado en Santiago, Chile en septiembre de 1973)­. David estudió en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile en Valparaíso, se casó en 1971 con Myriam Urzúa Venegas. Trabajó en la CORMU y fue dirigente regional de la Juventud Socialista de Valparaíso y Aconcagua y del Centro de Estudiantes de la Escuela de Arquitectura, hasta septiembre de 1973. Después del Golpe Militar, viajó con su esposa e hijo a Buenos Aires (octubre 1973) y a La Habana (enero 1974). Ambos terminan sus estudios de Arquitectura en la CUJAE, como trabajadores­estudiantes y se titulan como Arquitectos especialistas en Hospitales, con la tesis: “Normas racionales para clínicas de discapacitados”. En 1976 ingresa a la Escuela Superior de Guerra y se gradúa con el grado de teniente (1978); combate en Nicaragua (nombre de guerra “Darío”) y pierde la mitad de su brazo derecho, continúa en el frente y es conocido como “el Manco”, forma parte del grupo de combatientes internacionalistas que ingresa victoriosamente a Managua. Vive en Nicaragua hasta 1987, apoyando el proceso en diferentes frentes de trabajo. En 1987 trabaja en Puerto Cabezas y muere salvando personas atrapadas en un incendio del hotel donde se hospeda junto a otros técnicos internacionalistas. Posterior a su muerte es galardonado con la Orden Carlos Fonseca (1992) por su valor y solidaridad en el quehacer político y personal a lo largo de su vida; galardón entregado por el comandante de la Revolución, Tomás Borge Martínez, a nombre de la Dirección Nacional del Frente Sandinista, a los padres de David, en un acto realizado en Valparaíso. (Antecedentes biográficos proporcionados por Myriam Urzúa). Myriam Urzúa Venegas, Arquitecta titulada en La Habana, Cuba. Coordinadora del Programa de Capacitación, División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos, Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL. Estuvo casada con David Camú Veloso. Reconocida como víctima (Nº 24.935) Informe Comisión Prisión Política y Tortura. Eulalia Vásquez Retamal “Laly”, Arquitecta. Amiga de Yactong Juantok, Sandra Fernández y Carlos Gajardo. Ernesto Cardenal: “Epitafio para la tumba de Adolfo Báez Bone”. Angela Schweitzer Lopetegui “Kika” (1930 – 2002) Arquitecta de gran trayectoria académica en la Universidad de Chile, Sede Valparaíso. Creó la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte (1981). De gran aporte en los capítulos de Carlos y Yactong. Fernando Cádiz Zamora, Arquitecto. Reconocido como víctima (Nº 3.977) Informe Comisión Prisión Política y Tortura. Fragmento de una carta enviada por el Arquitecto Abner Salazar a Sandra Fernández, en 1978, desde Paris. Proporcionada por Sandra para ser incluida en este libro. José Manuel Molina Márquez “Chico”, Arquitecto titulado en la Universität Gesamthchschule Kassel (U­GHK), Alemania, donde reside. Esta situación fue descrita por el “Che” en su discurso en homenaje al Comandante Camilo Cienfuegos el 28 de octubre de 1964. Alonso Lillo. El poema forma parte de una publicación de 34 poemas suyos con el título “Ventana


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de mi tiempo”, escrito entre 1973 y 1984. A. Lillo vive en Dinamarca, país de su exilio político. Contribución de Sandra Fernández y Julia Vergara Meersohn. Marcela Patricia López Uribe, reconocida como víctima (Nº 13.507) Informe Comisión Prisión Política y Tortura. Poema de Pamela Palma, ex alumna del Pedagógico de la Universidad de Chile, sede Valparaíso. Contribución de Sandra Fernández y Julia Vergara Meersohn. Julia vive en Dinamarca y fue compañera de partido de Yactong Juantok y Carlos Gajardo; reconocida como víctima, Nº 26.135, Informe Comisión Prisión Política y Tortura. María Elena Duvauchelle “Maruja”, Actriz, única mujer entre varios hermanos mayores que ella. El primogénito, Hugo, destacado hombre de radio, murió muy joven, cuando Maruja tenía seis años; le seguían Humberto que ya comenzaba a incursionar en el teatro; Pepe (el hombre de la voz maravillosa de “La Cantata de Santa María de Iquique”), asesinado en Caracas, durante su exilio, en un incidente aún sin esclarecer; y Tito, también artista (dibujante de tiras de caricaturas que nos pasaba como películas, con una proyectora fabricada con una caja de zapatos, una lupa y una ampolleta), que después optó por estudiar Odontología y hoy reside en Venezuela. (Escrito por Mónica Gajardo Wolff).

BIBLIOGRAFÍA: ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­ ­

Intervención central en el acto homenaje a Miguel Enríquez, Secretario General del MIR. Universidad de Concepción, 5 octubre 2004. Informe Rettig. Comisión de Verdad y Reconciliación. 1991. “charquicán.net” 12 de marzo de 2002. Documentos remitidos por Max Adelsdorfer Santelices, Arquitecto. Bruselas, Bélgica, 2004. Documentos remitidos por Sandra Fernández Maturana, residente en Bruselas, Bélgica, 2003. Antecedentes proporcionados por Raúl Peñaloza Román, Urbanista y Arquitecto. Bruselas, Bélgica, 2004. Antecedentes biográficos de Yactong Orlando Juantok Guzmán. Julia Droguet. Proporcionados por la familia de Yactong. AUCA Nª 30. Nuestros viejos locales. Arquitecta Myriam Waisberg. Informe de la Comisión de Prisión Política y Tortura, presidida por Monseñor Sergio Valech, 2004.

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Capítulo 5

Ida Amelia Vera Almarza


"Ida" Autora de la obra: Arquitecta Fabiola Cortés Sepúlveda



ÍNDICE CAPÍTULO 5 IDA AMELIA VERA ALMARZA Autora: Arquitecta M. Patricia Henríquez Orellana

Pág.

IDA AMELIA VERA ALMARZA

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"ERA UNA JOVEN GENEROSA Y ALTRUISTA..." Testimonio de Tomás Vera Cantoya Arquitecta Silvia Espinoza Mora

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SEIS AÑOS COMPARTIMOS... Testimonio, Arquitecto Hernán Vidal Martínez, Hervi

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IDA, BAILARINA – ARQUITECTA Testimonio, Arquitecto Pablo De Carolis Yori

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IDA, INVESTIGADORA – ARQUITECTA

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IDA, MILITANTE – COMPAÑERA Testimonio de Viviana Herrera

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... Y AUNQUE INCLUSO DE TAN SÓLO MIRAR ... Testimonio, Arquitecto Pablo De Carolis Yori

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AÚN SUEÑO CON ELLA Testimonio, Arquitecta Ximena Vera Arquitecta Silvia Espinoza Mora

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I DA AM ELI A VERA ALM A R ZA De nacionalidad chilena ­hija de Tomás Vera Cantoya, boliviano e Ida Almarza Pensa, chilena­ nacida en La Paz, Bolivia, el 5 de enero de 1943, soltera, con carnet de identidad chileno N°14.859 de Providencia, de profesión Arquitecta, inscripción en el Colegio de Arquitectos de Chile N° 2.770. Fue detenida por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, al llegar a su domicilio de calle Joaquín Godoy 315, de la comuna de La Reina en Santiago, el 19 de noviembre de 1974, alrededor de las cinco de la tarde. Tenía 31 años. Junto a Ida fue detenido Isidro Miguel Angel Pizarro Meniconi, quien tenía 21 años. Su compañera María Guadalupe Díaz Tapia, embarazada en esa época, debió asilarse en la Embajada de Suecia. A los días de llegar a ese país nacieron sus hijos mellizos. Los agentes de la DINA se encontraban en el interior de la vivienda esperando la llegada de ambos, a quienes dispararon resultando los dos heridos de gravedad. Fueron llevados al recinto secreto de la DINA ubicado en la calle Irán con Los Plátanos en la comuna de Macul, cuartel denominado “La Venda Sexy” en alusión a las vejaciones a que eran sometidas las prisioneras políticas. Esa misma noche, Ida e Isidro fueron trasladados a la clínica clandestina, ubicada en Santa Lucía 162, de propiedad de la DINA, ubicada al costado del cerro del mismo nombre y a pasos de la Alameda. En ese lugar Isidro permaneció durante diez días e Ida por espacio de cinco días más. Luego ambos fueron llevados de regreso a la Venda Sexy, desde donde en los días siguientes desapareció Ida Vera. A Isidro se le vió por última vez en Villa Grimaldi, en Diciembre de ese mismo año. Al año siguiente –1975­ Isidro forma parte de los muertos del listado “de los 119” que publicó un diario argentino. ... Ida engrosa la lista de detenidos desaparecidos. Sus padres pasaron a integrar la Agrupación de Fa m i l i a r e s d e D e t e ni d o s D e s a p a r e c i d o s ,

transformando sus vidas en un eterno peregrinar, bu sc a n do una re s p ue s ta y un p a ra de r o. Todas las gestiones para ubicarla realizadas ante las autoridades de la época tuvieron nulo resultado. El 25 de septiembre de 1976, el señor Luis Reque, ex secretario ejecutivo de la CIDH 1 en la conferencia inaugural ante el Comité Ejecutivo de Amnesty International, exponiendo la situación de los derechos humanos en América Latina, ha señalado como caso típico de detención y posterior desaparecimiento, el de Ida Vera Almarza.

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Ida, febrero de 1943, a los once meses de edad

" E R A U N A J O V E N G E N E R O S A Y A LTRUI STA..." Texto basado en el testimonio de Tomás Vera Cantoya, padre de Ida Amelia Vera Almarza. Escrito p or la ar q u it e ct a S ilv ia Es p in oz a M or a .

Al otro lado de la vitrina cargada de juguetes, su mente queda cautiva en el centro de la caja de música, donde la bailarina gira eterna en círculos de inocencias. Lentamente, el hombre se acerca y sin proponérselo se va sumergiendo en los lagos de sus recuerdos. Mientras la música avanza, se le escapan una a una las angustias antiguas. Entonces ya libre, se deja ir sin temores.

Ida, a los tres años

Aún puede ver a su Yiyi con uniforme de liceo diciéndole: “yo quiero estudiar danza…”, ­como si en esa época alguien hubiera podido vivir de eso, piensa desconfiado y protector. Entonces él, Tomás Vera Cantoya, boliviano que decidió estudiar en Chile y se tituló de ingeniero, respondió con lo único que podía decir un padre que amaba a su primogénita, aconsejarle que debía estudiar algo con más posibilidades en lo económico… Él solo quería que su hija tuviera un futuro.

protocolo religioso, en una peregrinación a que la habían llevado, preguntó: “ ¿adónde vamos?”, a lo que una tía le respondió “vamos a un pueblito donde

hay una Virgen. ¿Tu sabes algún canto para la Virgen?”, entonces Ida contestó sin vacilaciones “sí, sí, sé uno” y empezó a cantar:”…¡quisiera tener un bote para salir a pasear…!” 2 , porque ella lo que quería era pasear, a eso la habían invitado…

Un futuro… Desde el pasado, su Yiyi le sonríe cobijada de amores. Nacida en La Paz, era su adoración, rodeada de las caricias y desvelos de su madre y de todas las tías y parientes de este lado y del otro, desde Bolivia y desde Chile. Las invitaciones y los afectos le sobraban. Recuerda que era una guagua tan hermosa que todos la querían tomar en brazos, acariciar y sacar a pasear. ¡Y cómo le gustaba a ella que la sacaran a pasear! Tanto era que, a los tres años y fuera de todo

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Para su amada Yiyita, poco a poco el baile se fue convirtiendo en su esencia y cobijo, así siendo pequeña todo lo era el ballet y de grande, la danza moderna y el “afro”. La danza la acompañó siempre. La Yiyi nunca se alejó de las presentaciones, en teatros y en donde fuera, aún estando en la Universidad, siempre estuvo ahí. Entonces él, Tomás Vera Cantoya, feliz asistía a cada una de esas ocasiones, ya fuera en el Teatro Providencia o en el mismísimo Teatro Municipal de Santiago, disfrutando en silencio las emociones que se le iban escapando entre la música y los aplausos, desde los rincones más callados de su ternura.


Izq. Ida, sus hermanas y una prima, Ida e s la segunda de izquierda a derecha

Sumergido en la oscuridad de cualquier sala de espectáculos, mientras su Yiyita era la primera bailarina, él sonreía recordando lo bien que ensayaban en la casa. Cómo le gustaba que ella se parara en la punta de los pies… Esa vida tranquila era muy graciosa y él era tan feliz cuando trataba de imitar a su pequeña, jugando también, riendo entre su cariño y la inocencia de su amada niña. Eso era importante –aún piensa convencido­ porque los padres deben saber estimular el entusiasmo de sus hijos. A pesar de sus aprehensiones por la danza como única opción de vida, el igual estaba orgulloso. Así era por ese tiempo, cuando después de cada presentación, todos y cada uno de sus amigos chilenos y bolivianos, debía n escuchar los comentarios y detalles con los que iba dibujando l o s l o g r o s a l c a n z a d o s p o r s u p e q u e ñ a . Después de salir del colegio, su amada Yiyita entró a la Escuela de Arquitectura. Entre maquetas y planos, poco a poco se fue rodeando de amigos e ideas nuevas y se fue acercando a las necesidades de las familias más pobres de este país. Entonces, por su tablero empezó a dibujarse una nueva forma de entregar soluciones para las viviendas de las familias sin recursos. Así la Yiyi, una persona extraordinariamente sensible y humanitaria, se involucró de lleno en lo que comenzaba a ser su pasión de vida: la arquitectura. Antes de titularse ya trabajaba para la CORMU 3 y luego la CORVI 4 , en el Ministerio de la Vivienda. Su compromiso y calidad profesional le significaron que la contrataran rápidamente, luego de apreciar la excelencia demostrada en su Seminario de Titulación, relativo a la coordinac ión modular en la vivienda. Su título de arquitecta lo recibió con distinción… el mismo año que la detuvieron.

Arriba: Ida, su tía, sus hermanas y prima en la playa

“papilolo”, como graciosamente le llamaba, en un juego divertido inventado por ella, donde hacía comulgar la seriedad de la palabra “papá”, con la juventud de un “lolo”. A pesar de sus deseos de independencia, sabía entender el amor de ese padre, que sólo quería que sus tres hijas estuvieran junto a él, para protegerlas siempre. Ella lo amaba. Sólo el año 1973 se independizó y se fue a vivir en un departamento por La Reina. No obstante, todos los días almorzaban juntos, no faltaba nunca, iba a darle unos besos a la mamá. El día que la detuvieron había telefoneado para avisar que no iría a almorzar, pero que los vería después. (La bailarina sigue dando vueltas en círculos en el centro de sus pupilas...)

“Si mi hija nunca hizo nada malo. Era una joven generosa y altruista, que defendía al que no tenía nada, indistintamente quien fuera y en ello se daba por entero. Era extremadamente colaboradora y dispuesta a ayudar. Era muy sociable… Bolivia es un país muy alegre y todos aprenden a bailar desde chiquitos, entonces ella empezó viendo la vida de esa manera y continuó viviendo así, alegremente siempre...”.

Después del Golpe su pequeña siguió trabajando en la CORVI, hasta que en Diciembre de 1973 no renovaron su contrato a honorarios. El militar designado como Director le dijo que ella se tenía que ir porque “usted es una activista intelectual”.

(Alguien apaga la luz de la vitrina, es tarde y Tomás Vera Cantoya comienza a caminar hacia su casa, lento y cansado.)

Para él, su Yiyita fue todo comunicación y amor. Vivió en la casa hasta cuando se tituló, era muy apegada… Tenía la sabiduría para entender a su

”A la Yiyi le dieron el título con distinción”, se va repitiendo con orgullo de padre viejo, lo repite una y otra vez, en voz alta mientras se aleja.

En familia, Yiyi al centro; sup. izq. su madre. Octubre, 1968

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SE I S A Ñ O S CO M P A R TI M O S A M I GO S, F A M I L I A , E ST U D I O S , T R A SN O CH E S , SU EÑ OS DE J U STI CI A , Y U N A M OR DE PRINCIPIANTES A PRUEBA DE CASI TODO. ¿ T E A C U E R D A S C Ó M O E M P E Z Ó ? . .. Hernán Vidal Martínez –HERVI­, arquitecto 5 Querida Yiyi: Las imágenes se confunden en la mezcla vertiginosa de los descubrimientos adolescentes: la ternura, la fascinación por la carrera, los ideales políticos. De izquierda a derecha: Jorge Vivanco, dibujante; "Pepe Huinca", autor de "Artemio", fallecido el año 2004 en un accidente de tránsito; José Palomo, dibujante, residente en Mexico desde el golpe; Ida Vera y Hernan Vidal, "HERVI" Fotografía tomada el 9 de junio de 1966, en Santiago

Fue después del fin de semana en tu casa de Algarrobo, con todo el curso, que empezamos a “andar”. Las primeras cervezas y el Pato que quería meterse al mar a medianoche. Se armaban las parejas, Enrique con Violeta, Ximena y su ingeniero, Beatriz y Alberto, de otro curso... Y nosotros.

Eras la primera polola, seriamente hablando. Debió ser en la fiesta de mechones, no sé bien como fue, simpatizamos, eras tan bonita, con tu pequeña estatura llena de gracia, y los ojos tan verdes en la tez morena, y esa sonrisa indestructible que espero aún conserves. Era el taller Behm 6 , una bestia desatada y a la vez uno de los mejores profesores que tuvimos. ¿Recuerdas esas correcciones despiadadas? No creas que las cosas han cambiado. Mi hija Paloma sufre de los mismos zarandeos, en la misma Facultad, sólo que en otro edificio. ¿Quién estará en nuestras salas de clases y en el inmenso parque, quién deambulará por las estructuras de la escuela de Diseño que proyectó nuestro decano Ventura Galvá n?. Los vencedores, qué d uda cabe. Inmediatamente de aterrizar en la facultad, un proyecto de viviendas para los pescadores de Quintay. Un viaje en micro propia, fuimos en la amarilla, la yanky. La otra era la “meche”, la alemana, color té con leche, más cómoda. Donaciones de gobiernos en ese momento simpáticos con estos países en “vías de desarrollo”, susceptibles de caer en el gran pecado del socialismo. Se peleaban por halagarnos. Qué diferencia de actitud, pocos años después. La Sofía 7 cantaba en el camino esas coplas tradicionales con las desventuras de Balmaceda. Premonición. En ese momento todo era divertido, incluso las tragedias pasadas de nuestra patria. Encuestas, contacto primero de nuestra incipiente vocación de arquitectos al servicio de la comunidad.

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Y desde luego, el regocijo de empezar a ser personas enteras, capaces de inventar espacios, moldear ideas posibles de convertirse en muros, techos, ventanas, puertas…

Recuerdo con detalles el día de la recepción de mechones en que fuimos los anfitriones, en el segundo año. Eras bailarina de ballet, avanzada. Por diversión, aportaste al evento una versión de “French Can­can”, con traje y todo, la sensación de la tarde, bonita... En ese tiempo hicimos nuestras primeras armas como arquitectos, diseñando y construyendo una pieza de guardar para tu ex profesora de ballet, la señora Violeta Besançon, en Vitacura. Y también fue nuestra primera experiencia con la ley y el orden: se quejó el vecino.


Había que ceñirse a la Ordenanza, hacer los trámites correspondientes, todo legal. Y nosotros todos esos años, toda la escuela. Y los trabajos en la oficina de Yolanda 8 , nuestra profesora que pudo seguir tu destino si no hubiese muerto poco antes en un accidente en la carretera. Esos concursos de proyectos, maratónicos, metros y metros de papel diamante, bordado a mano con tinta china, como se usaba entonces. Luego tu tesis y el título, los transportadores de temperatura, los sistemas modulares, yo te ayudé con los dibujos ¿te acuerdas?, y tanto, tanto cariño. Algo nos pasó poco después. Tú hiciste un viaje largo, yo enfermé de tifus ese verano, me dediqué a otras cosas, el diseño gráfico, los dibujos, las revistas de humor. Nos separamos sin dolor.

de Vicuña Mackenna, y luego en la editorial Quimantú, a doscientos metros de tu casa, en avenida Santa María. Como órbitas en torno al General Baquedano. Allí me sorprendió el once de Septiembre, mirando a los soldados apuntándonos desde la plaza, viendo pasar los aviones, los bandos, esperando inmóviles la noche negra de la dictadura. Y los días que siguieron, ver lo que venía, el río turbio, orillado de cadáveres… Meses después me hablaste de participar en la resistencia y te dije que salieras de eso de inmediato, que todo estaba infiltrado, que la traición se había preparado desde mucho antes. Pe ro na d a p od í a c ont ra tu pa s i ón , Y iy i .

Entonces llegó el tiempo febril del gobierno de Allende. Todo pasaba en pocas cuadras: la editorial Lord Cochranne en Providencia, mi oficina a la entrada

I D A , B A I L A R I N A ­ A R Q U I T E C T A En recuerdo de Ida Vera Almarza, escrito por el arquitecto Pablo de Carolis Yori. LA YIYI, ERA UNA NIÑA QUE QUERÍA VIVIR, que le gustaba vivir, y lo hacía desplegando dones y virtudes, que hacían de ella la gran amiga y excelente colaboradora. Inteligente y capaz, terminó la carrera de arquitectura en forma destacada, sus condiciones laborales y su inicio profesional lo hizo al lado de Yolanda Schwartz, arquitecta de talento y condiciones excepcionales, obteniendo, en ese trabajo en conjunto, premios en concursos públicos de importancia, y desarrollando interesantes proyectos habitacionales. Sus condiciones físicas, su gran

Los innobles cobardes que te llevaron aún no nos dicen dónde estás, noble y valiente mujer. Ya nos veremos.

coordinación y sentido del ritmo, la llevaron a participar en conjuntos de danza moderna, actividad que sin ser su principal dedicación, permitió que entregara en escenarios la expresión de su personalidad femenina, sensitiva y armónica. Ida Vera Almarza, la Yiyi, era en lo espiritual, una niña valerosa y también tímida, que podía observar el actuar ajeno con inteligencia, manifestándose con la prudencia necesaria, pero también con seguridad y firmeza, sobre todo cuando se trataba de valorar y defender el interés de los más débiles. La Yiyi sensible se hacía querer y la Yiyi virtuosa, respetar. En lo físico era una linda mujer, menuda, vivaz, con una sonrisa que brotaba espontánea, iluminando su rostro. La evoco y la veo, morena,

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bajita, delgada, con un rostro de gran atractivo, contenta, ágil, y por sobretodo esa gran sonrisa surgiendo de lo profundo, mirando con unos ojos que se clavaban en los de su ocasional interlocutor por los segundos necesarios que le permitían comunicar su alegría de vivir. Durante todos los años en los que la tuve como colaboradora, el hecho de llegar ella al lugar de la convivencia, a instalarse frente al tablero de dibujo y dar inicio a su labor, era un hecho en sí positivo y determinante en el clima que se generaba y en la s a rmónica s condic iones de tra bajo que comenzaban a reinar. Su risa obligaba a reír y estimulaba a decir o hacer lo necesario, para que esa risa volviera a surgir, uniendo y aglutinando. Hubo algo pesado y triste, esa mañana, cercano al mediodía, en nuestro taller, cuando luego de recibir a alguien que la vino a buscar, lamentó dejar su labor, ­lo siento, Pablo­ dijo, enfrentándonos con una carita, recientemente iluminada y en ese instante

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preocupada y seria –no creo volver hasta mañana­ añadió. Esa noche su tío Fernando, vino a mi casa dándome la noticia. La Yiyi fue detenida pasado el mediodía, en el lugar de su residencia. Al día siguiente personal de civil, identificándose como pertenecientes al ejército, irrumpieron en nuestro taller y pidieron ver el lugar donde la señorita Ida Vera Almarza trabajaba. Le mostramos el tablero de dibujo y su sillón vacíos, la silla a un lado, en cuyo asiento dejaba su pequeña cartera y en cuyo respaldo colgaba algún breve atuendo. ¿Dónde guarda sus cosas? preguntó la voz autoritaria. Ese es el lugar, no hay otro, ella no necesita más que su habilidad y su ingenio para crear y de sus m an os pa ra i m pr i mi r id e a s en el p a pe l . No supimos más.


I DA , I N V ESTI GA D OR A ­ A R QU I TECT A Escrito por la arquitecta Patricia Henríquez Orellana, julio 2004 En el último año de estudios, Ida realizó su Seminario de Investigación que tituló “Análisis Dimensional de la Vivienda” Coordinación Modular. Fue una destacada investigación, que tuvo como profesor guía al arquitecto Raúl Pellegrín 9 , calificada como sobresaliente. El estudio tenía como objetivo completar la investigación sobre coordinación modular –para determinar una nueva norma chilena sobre la base de una serie de números apropiados para Chile­ que realizaba el Instituto de Edificación Experimental y el Departamento de Tecnología de la Construcción y de las Estructuras de la Universidad de Chile. La estudiante Ida Vera propuso someter la serie elaborada matemáticamente por dicho estudio, a una primera comprobación en el campo de la vivienda de interés social. Realizó una acuciosa investigación que entre otras cosas sirvió como antecedente para la norma chilena sobre alturas en viviendas 10 ­en ese tiempo de responsabilidad de INDITECNOR­ 11 . Era el año 1970 y superar el déficit habitacional constituía uno de los principales temas que ocupaba a los arquitectos que militaban en los partidos de izquierda. Se debía abaratar el costo de la vivienda pero no sacrificando la calidad. La estudiante reflexionaba sobre el problema de la vivienda, causado por una política habitacional con un enfoque a su juicio equivocado: […] “La

agudización del problema de la vivienda y su incidencia en la inversión estatal requerida llevó primeramente a una preocupación por el análisis de costos de la construcción referidos a una unidad dimensional: el metro cuadrado. La necesaria reducción de costos se abordó con un criterio pragmático disminuyendo paulatinamente, por un lado, la calidad de las especificaciones técnicas y por otro, los estándar de superficie por usuario de la vivienda” […] “El enfoque es equivocado […] Así por ejemplo se hace abstracción de la técnica constructiva, su eficacia, la funcionalidad de los espacios, la calidad de los materiales, etc.; poniendo como principal finalidad construir más metros cuadrados al menor costo” 12 .

Su posición crítica estaba acompañada de conceptos y proposiciones concretas que en esa época constituían planteamientos revolucionarios para el diseño tradicional que se aplicaba en el país. […] “Nos parece vital en cambio abordar el problema del abaratamiento de la construcción no a costa de una merma cualitativa de la vivienda sino a través de la racionalización de los procesos de la construcción y, como consecuencia de la industrialización de los mismos para satisfacer las necesidades masivas de la construcción” […] El camino hacia la industrialización progresiva de la edificación debe… cumplir con diversos procesos…: Racionalización, mecanización, prefabricación” […]13. […] “En el campo de la vivienda… la tarea principal

es determinar tipos de viviendas que satisfagan las necesidades funcionales de diferentes núcleos familiares cuyo diseño se atenga desde luego a la coordinación modular”. […] Su visión sin embargo, no se limita a la vivienda aislada sino que la concibe como parte de la ciudad planificada y así lo expresa: […] “Dentro del campo de la planificación cabe

de stacar la iniciativ a d e re alizar Planes Preinversionales con el fin de organizar en forma dirigida el crecimiento de algunas ciudades, lo cual constituye un criterio nuevo en nuestro país en los últimos años”. […] ningún intento de industrialización en el campo de la Arquitectura, aplicado parcialmente dentro del complejo y anárquico sistema socioeconómico… tiene real efectividad si no se toma como parte constitutiva de un todo planificado […]. Para Ida la vivienda continuó siendo un tema de importancia central en su labor como arquitecto; algunos de los estudios y proyectos en que participó colaborando o formando equipo con otros colegas fueron: Concurso “Remodelación Parque Inés de Suárez” convocado por la Corporación de la Vivienda –CORVI­ con tercer premio (1970); “Proyecto de Vivienda en 36 m2” para Corhabit (1971); Proyecto de creación del Instituto de la Vivienda (1971); Estudio para el banco de ideas de la revista AUCA: “Tipología de la Vivienda” (1971) 14 .

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Ida Vera Almarza (1970): Seminario de Investigación “Análisis Dimensional de la Vivienda” Coordinación Modular

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En el año 1971, Ida Vera estudiante egresada de arquitectura trabajaba en la CORVI, una de las corporaciones del MINVU, y también participaba activamente ­formando equipo con otros arquitectos­ en concursos de arquitectura principalmente de conjuntos de vivienda. En esta página se muestra la planta y una perspectiva de conjunto de una vivienda básica y económica, publicada en la Revista AUCA 20 (1971). En la misma revista se incluye un informe sobre “Tipología de la Vivienda” elaborado por un grupo de arquitectos, entre los cuales se encuentra Ida. Ahí se exponen las ideas que debatían y promovían estos arquitectos, de las cuales Ida participaba activamente.

“Nos mueve especialmente el interés de reemplazar planteamientos tradicionales tecnocráticos y paternalistas en la cuestión de la vivienda, por principios humanistas acordes con una nueva realidad socio­política de Chile”.

insalvables en esa época para el desarrollo urbano y el acceso de toda la población hacia la vivienda adecuada­ y una serie de medidas que abarcaban la complejidad del tema. Entre otras señalaban: la formulación de una nueva tipología de vivienda basada en la noción integral de habitabilidad; normas de dimensionamiento; conceptos de agrupamiento; operación sitio proyectada en altura; el aprovechamiento de las áreas urbanas en deterioro para solucionar problemas habitacionales de emergencia dentro de un Plan de Renovación Urbana Los objetivos generales de las medidas propuestas eran:

1.

Eliminar la especulación en el rubro de la vivienda.

2.

Tender a la eliminación parcial de la propiedad privada en bien de los intereses de la comunidad. Específicamente congelar los avalúos de terrenos en una primera etapa y lograr que los terrenos urbanos sean de propiedad de un Organismo estatal, que arrendaría el suelo a los usufructuantes (con lo cual se evitarían abusos especulativos y además se agilizaría el cumplimiento de los planes reguladores).

3.

Aprovechamiento integral de la capacidad habitacional existente.

Se declaraban partidarios de “garantizar el derecho a la vivienda”, y señalaban como tarea prioritaria para el gobierno socialista encabezado por Salvador Allende Gossens: “El Gobierno Popular garantizará

a través de la Constitución Política el derecho de todo ciudadano a vivir bajo techo. Esto deberá lograrse mediante una nueva política habitacional caracterizada por soluciones masivas, más audaces en cuanto al compromiso social involucrado en ellas, unificadora de las fuerzas de la comunidad para enfrentar el problema”. Conjuntamente proponían la reforma habitacional y urbana –tendiente a establecer los cambios jurídicos e institucionales para eliminar los obstáculos

Revista AUCA 19

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CONCURSO NACIONAL DE ANTEPROYECTOS REMODELACIÓN INÉS DE SUÁREZ 15 El Concurso fue convocado por la Corporación de la Vivienda, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, con el objeto de remodelar para fines habitacionales el “Parque Inés de Suárez”. Se trataba de un predio de 27 hás, 18 de las cuales se destinarían a parque comunal. Contemplaba 2.500 viviendas agrupadas en colectivos, equipamiento c om u ni ta r i o g e n er a l , e s ta c i ona m i e nt os y circulaciones locales. El equipo de Arquitectos Schwartz, Toro, Munizaga y Atria, obtuvieron el tercer premio. Ida Vera –en esa época estudiante de arquitectura­ formaba parte del equipo en calidad de colaboradora.

CONCURSO "REMODELACIÓN BELLAVISTA" EN VALPARAÍSO (septiembre 1968) Mención Honrosa: Arquitecta Sra. Yolanda Schwartz Colaboradores: Ida Vera ­ Hernán Vidal Concurso Nacional de Anteproyectos patrocinado por la Corporación de la Vivienda. Conjunto arquitectónico ­con una superficie edificada total de catorce mil cuatrocientos metros cuadrados aproximadamente­ ubicado en el sector central del puerto de Valparaíso, comprendido entre las Avenidas Blanco Norte, Blanco Sur, Bellavista y Melgarejo. Destinado a contener las Oficinas y la Farmacia de la Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas, las oficinas de la Caja de la Marina Mercante Nacional, ochenta viviendas agrupadas en altura, los Servicios Generales del conjunto y el Equipamiento de las áreas verdes. En revista AUCA N° 14, pág. 13, año 1969.

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I DA , M I LI TA N TE ­ COM P A Ñ ERA

“ Ér am o s m ilitan te s en el M I R . Ella f ue un a co mp añe ra, una am iga, una cam arad a, p ero por sobre todo, alg uien que m e enseñó de la v i d a y e s e s o l o q u e q u i e r o r e s c a t a r ” Testimonio de Viviana Herrera, noviembre 2003

Cuando conocí a Ida Vera lo primero que ella dijo fue: esta niñita me da no sé qué... Mucho después comprendí que tenía razón. La verdad es que yo tenía diecisiete años, pero me creía con la fuerza suficiente para cambiar el mundo... creo que ella también. Con el tiempo demostró que era una mujer sabia y aprendió a ganarse mi cariño, mi respeto, mi admiración. Eramos militantes en el MIR. Ella fue una compañera, una amiga, una camarada, pero por sobre todo alguien que me enseñó de la vida y es eso lo que quiero rescatar. Un día que teníamos que encontrarnos, yo caminaba por la orilla del Parque Forestal, presurosa para llegar a la hora. Estoy hablando del año 74, aproximadamente marzo o abril, no lo sé con certeza. Era comienzos de otoño. Siempre usábamos el barrio Bellavista, que en ese tiempo no era bohemio, sino un barrio residencial tranquilo. Justo antes de encontrarme con Ida Vera, mientras caminaba por donde actualmente está la feria artesanal, vi a mi hermana menor. Hacía dos días que no llegaba a la casa, a mi padre lo habían llamado del liceo y le habían c o m u n i c a d o q u e s u m u c h a c h i t a e s t a b a embarazada. Nadie en la familia lo sabía, hasta cuando él llegó con la noticia. Estaba furioso y terminó echándola a la calle. Salí en su defensa, me enfrenté a mi padre, discutimos y conseguí que por lo menos se calmara por esa noche, pero a la mañana siguiente insistió. Entonces, mi hermana tomó su bolso de colegio y partió a clases. Ya no volvió.

Sólo esa tarde de comienzos de otoño pude conversar con mi hermana, induciéndola a regresar al hogar, insistiéndole que no podía aceptar tener su hijo fuera de la casa. Llegué al encuentro muy conmocionada y conmovida, por lo cual Ida Vera quiso saber que pasaba. De esa mujer yo no sabía nada, hasta nos conocíamos con otros nombres... pero le conté todo. Me encontró la razón, y me habló mucho para darme ánimo y argumentos para luchar por mi hermana. Con el tiempo, en ese espacio de amistad, Ida fue profundizando en la coherencia que existe entre nuestra lucha y el respeto a la vida. Nos despedimos y partí hasta mi casa con la convicción de estar en lo justo. Mi hermana no volvió hasta muy tarde por la noche, pero regresó y fue de nuevo la pelea con mi viejo, ella no se enfrentaba con él, era yo quien discutía. Con Ida quedamos de acuerdo en reunirnos seguido. Ella parecía adivinar que las cosas se iban a complicar, nos veíamos con mucha frecuencia en ese tiempo, casi a diario. En cada encuentro, lo primero que hacía era preguntar por mi hermana, a la que nunca conoció. Se daba cuenta de mi preocupación y angustia y que mi hermana no tenía más apoyo que el mío. Sabía que yo estaba por cumplir los dieciocho años y que era estudiante de Técnico Agrícola, y cómo muchas veces le hablaba de temas de mi profesión y del campo, Ida se centraba en la ética presente en esas cosas simples y naturales que yo le comentaba. Recuerdo que una vez me dijo “pero

dile a tu padre eso que me contaste... cómo los animales cuidan a sus crías cuando las paren, como las protegen, ponle de ejemplo las plantas, la naturaleza...”. Yo seguía sus consejos y enfrentaba a mi padre que se mantenía indignado y herido en lo más profundo de su orgullo. Pero Ida Vera no se limitó solo a eso. Mi madre había tomado una posición neutral, también se sentía herida, por lo que sólo trataba de tranquilizar a mi padre, pero no defendía a mi hermana ni la aconsejaba. La única de la familia que estaba preocupaba del embarazo era yo, pero con mis escasos 18 años no tenía la más remota idea de qué hacer.

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Poco a poco Ida me fue orientando sobre las cosas que había que resolver. Fue ella quién me preguntó

“¿tu hermana tiene un vestido que le pueda acomodar a su guatita?”… Yo me quedé pensando y puse cara de estúpida, entonces agregó “tenemos que buscarle uno, tienes que comprarle ropa materna, y si no... le conseguimos”. En el siguiente encuentro preguntó “¿tu hermana se está controlando el embarazo?” Volví a poner la misma cara de ignorante, nuevamente yo no sabía nada, entonces ella dijo “tienes que controlarla, tiene que ir al médico, tiene que ver a la matrona”... Y después, la pregunta fue “¿tu hermana ya tomó calcio?”… Estuvo pendiente hasta que nació mi sobrino, un 16 de septiembre. Con Ida nos encontramos el día anterior, yo estaba más angustiada que nunca, sabía que el niño estaba por nacer y no tenía claridad de lo que iba a pasar, quería irme de la casa y llevar conmigo a mi hermana. Ida Vera había ofrecido ayudarme a buscar algún lugar dónde vivir, pero a su vez, no dejaba de alentarme para que permaneciera en el hogar y cuidara de mi hermana, para que convenciera a mi padre de aceptar a ese niño. Fijamos un próximo encuentro para el 17 de septiembre... era el año 1974. Ese día fue un

encuentro de felicidad para las dos. Habíamos esperado juntas a ese niño. Fue la primera persona en saberlo, estaba contenta y emocionada porque el niño había nacido sano. Recuerdo su sonrisa, recuerdo su abrazo… Le dije que le llevaría a mi sobrino algún día, que algún día… para que ella lo conociera… Poco tiempo después me comunicó que teníamos que separarnos, por medidas de seguridad. Ida Vera nunca conoció a mi sobrino, pero siento que ese niño prácticamente le debe a ella haber venido al mundo. Le debe además, ser un niño muy amado por mi padre, muy amado por su familia y un joven al que hoy le gusta la música, que tiene sueños y esperanzas. Siento que mucho de eso es gracias a esa mujer, la que sin conocerlo y sin conocer a la madre, fue capaz de involucrarse y creer que era bueno que naciera y que, aún en plena dictadura, sin mayores posibilidades de vivir en el mundo mejor por el que ella luchaba, fue capaz de tener la visión de lo que ese niño podía llegar a ser… Por eso mi homenaje a Ida Vera, a la que sigo queriendo, admirando y respetando, como la quería en aquella época.

Ida Amelia Vera Almarza, militaba en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria.

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“... y aunq ue incluso de tan sólo mirar por la

ventana hacia la calle se ap re ciaba que m ás de algo había cam biado, y todo afuera así nos lo indicaba, sentarnos frente al viejo y conocido tab le ro d e d ibu jo y m irarn os las caras, n os hacía soñar en que nuestro privado mundo de alguna mane ra se m ante nía fresco, inocente e igual” . Escrito por el arquitecto Pablo de Carolis Yori, junio 2004 La arquitecta Patricia Henríquez, junto con explicarme sobre su participación en el comité editor del “libro memorial”, con el que se quiere recordar a los profesionales de la orden, detenidos y desaparecidos durante el gobierno militar, me pidió complementar una reseña anterior que esc ribí sobre la arquitecta Ida Ver a Alm arza, lamentablemente una de los detenidos­desaparecidos. La reseña anterior me fue solicitada por mi amigo el escritor Martín Faunes, ya que Ida Vera había sido parte –primero como estudiante egresada y luego como profesional­ del taller de arquitectura en el que participábamos en distintas asociaciones y en distintas épocas, Yolanda Schwartz, Ida Vera, Raúl Pellegrín, Jaime Berdichevsky 16 y el suscrito.

Sentarme a escribir significó volver a recorrer un camino de recuerdos sobre Ida Vera –“Yiyi” era el nombre con que todos cariñosamente la reconocíamos­ como el de ese momento, en el que pareciendo querer ella comunicarme algo trivial, una simple n e ce sida d de au se n tar se , y a ñ adie nd o qu e seguramente no volvería hasta el día siguiente, ahora sabemos que se trataba de una despedida última, definitiva. Luego la lectura de una noticia en un diario de la tarde, confusa ya que no indicaba nombres, y que no era otra cosa que lo que le dijo al reportero un vecino del lugar, hablando de una balacera y detenciones, entre la que destacaba la de una joven mujer, describiendo su ropa, algunas características físicas, lo que no me dijo nada, ni tampoco sospeché ¿por qué habría de relacionarlo con la Yiyi? Luego la visita de su tío el abogado Fernando Ostornol, casi al filo de la medianoche, informándome que Ida había sido herida y detenida, y que su pareja, que había logrado huir, le había comunicado esa situación por teléfono; después la camioneta frente a la oficina, y el hombre joven, moreno, vestido de civil, severo pero correcto, que mostró una identificación y la acompañó de una palabra ¡Ejército! Preguntando si

Ida Vera Almarza trabajaba allí. Y la angustia inmediata ¿Qué pasa con ella? ¡Nada! Es una simple verificación de datos, y quiero saber dónde guarda sus cosas. ¡Allí! ¿Dónde? ¡En esa silla! ¿Cómo en una silla? ¡En el respaldo coloca su chaleco y en el asiento su cartera! En la oficina nadie hablaba, el estupor era colectivo ¿La Yiyi? Si ella es tan sólo una niña, si nunca se la escuchó hablar políticamente, si las cosas de su interés aparte de lo profesional era algo netamente femenino, si su sentido del humor lo envolvía todo, con ingenio, con espontaneidad y con una risa que se extendía y contagiaba. Alguien recordó que era del MIR, pero ese rumor se encontraba disuelto en el tiempo, los militares hacía más de un año que habían asumido el poder, y ella era la misma de siempre, rigurosa en el trabajo, eficiente y cumplidora de sus tareas, no se escondía de nadie, no hablaba de asilarse, ni de partir al extranjero. Estoy tratando de recordar el año preciso, en la década de los sesenta, en que Ida llegó a la oficina que compartíamos con Yolanda Schwartz y Raúl Pellegrín en el séptimo piso de un edificio ubicado en Agustinas con San Martín. Se encontraba egresada y había sido alumna destacada de Yolanda en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile. Rápidamente se integró al trabajo, en un período en que las exigencias profesionales eran intensas, ya que desarrollábamos proyectos de edificación escolar y de viviendas industrializadas. Se trataba del gobierno de Eduardo Frei Montalva, período en el que se destinaron grandes recursos para intentar paliar graves déficit de locales de educación básica y de vivienda popular. El sistema operacional lo constituían los “concursos ofertas”, asociaciones de oficinas de proyectos con empresas constructoras, y con una cartelera de propuestas que obligaba a un trabajo incesante. El taller reunía a varias personas, la mayor parte dibujantes, por lo que mantener un ambiente propicio era fundamental. Ida jugó en esos momentos un gran papel, incorporando simpatía, disposición y entereza. Su relación con su maestra Yolanda Schwartz se es trec hó, ll ega ndo a la a mi sta d, c on l as características correspondientes a la diferencia de edades y al natural respeto y admiración que im poní a l a pe rsonali dad de Yola nda y su extraordinario talento creativo.

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Ida Vera nos colaboró también en concursos públicos de arquitectura, con primeros premios, el Conjunto Habitacional en Media Altura en Illapel, el Rodoviario y Terminal de Buses de Arica, el Centro de Investigaciones Electrónicas de Arica, entre otros. Fue muy creativa, así como tranquila y respetuosa, en la etapa del anteproyecto concursable, y muy eficiente en el desarrollo de los proyectos. Durante el gobierno de la Unidad Popular ­presidido por el Dr. Salvador Allende­ Yolanda Schwartz y los otros arquitectos del grupo nos incorporamos a servir en distintas labores, lo que significó un virtual desmantelamiento del taller, aunque el lugar y sus instalaciones fueron facilitados para el estudio de un proyecto habitacional en altura en el sector de Las Rejas, encargado por el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, bajo la dirección del arquitecto Jaime Berdichevsky. Yolanda Schwartz fue asumiendo funciones vinculadas al gobierno central. En los pocos años que duró el Gobierno Popular, sólo me encontré con ella en algunas oportunidades y siempre por breves minutos, hasta el momento en que el arquitecto Miguel Lawner, me informa telefónicamente y consternado, sobre su muerte en un accidente de carretera. Los dos primeros años del Gobierno Popular, los recuerdo creativos, vibrantes, con un trabajo intenso,

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compartido con tantos hombres y mujeres que con un entusiasmo idealista intentaron crear una sociedad más justa, para caer de lleno a partir de marzo de 1973, en un ambiente de confrontación, que hacía presagiar un término violento del proceso, lo que se materializó en el mes de septiembre de ese mismo año. Con Jaime Berdichevsky nos reintegramos a nuestro antiguo lugar de trabajo a reiniciar el ejercicio independiente, y cuando logramos obtener una modesta cartera de proyectos, se necesitó de colaboradores e Ida Vera Almarza se encontraba disponible. Trabajábamos desde una hora prudente en la mañana, hasta avanzada hora de la tarde, y aunque incluso de tan sólo mirar por la ventana hacia la calle se apreciaba que más de algo había cambiado, y todo afuera así nos lo indicaba, sentarnos frente al viejo y conocido tablero de dibujo y mirarnos las caras, nos hacía soñar en que nuestro privado mundo de alguna manera se mantenía fresco, inocente, e igual. La detención de Ida, las noticias a través de su familia, la duda, la espera, todo eso se manifestó en forma brutal, con una cadena de preguntas sin respuesta. ¿Por qué? ¿Quién la juzgó? ¿Quién se sintió con el derecho de matarla? ¿Cómo pudo ser posible? Ese ser tan frágil, gracioso, inteligente, con esa hermosura que trascendía al sonar de su risa.


A ú n sue ño con ella. M is su eñ os son cálidas vive ncias d e nue stra vida e n com ún. Aú n la siento junto a m í, llena d e am or y alegría por la vid a, aú n pue do ver su figura frág il y sus p r o f u n d o s o j o s v e r d e s , e n l o s q u e to d o s naufrag ábam os. Escrito por la arquitecta Silvia Espinoza Mora, basado en el testimonio de Ximena Vera Almarza, arquitecta, hermana menor de Ida Vera Almarza.

A veces, en los sueños ella me pide que la ayudemos y me dice dónde está… Yo, Ximena Vera Almarza, su hermana menor, todavía la espero y creo que debe volver, tiene que llegar. Un día salió de la casa y nos dijo “vuelvo mañana”... Entonces, para mí es como que nunca hubiera muerto… Ella era mi modelo… y lo sigue siendo. Me entregó su ejemplo en todas las cosas, y todas importantes, como estudiar y esforzarme para llegar a ser arrquitecta, al igual que ella. Era la hermana mayor que me enseñó todo, hasta cómo pintarme y vestirme cuando tuve que ir a la Universidad. Ahora viene a mi mente su generosidad sin límites... Si alguien declaraba que tenía frío, la Yiyi de inmediato se sacaba el chaleco que tuviera puesto y se lo pasaba… No dejaba de hablarnos a mí y a mi hermana Gloria, sobre las personas que tenían menos que nosotras o que necesitaban más… Mi hermana Ida nunca se quedó solo en el pensamiento, porque ella era una mujer de acción. Después, la vida la puso a prueba y supo ser consecuente. Así fue que, años más tarde, cuando me encontré con las que un día fueron sus compañeras de celda, los abrazos y la ternura con la cual ellas me envolvieron eran el agradecimiento contenido e intenso por el amor y el valor que Ida supo entregarles. Siendo yo pequeña, ella me llevó a todas partes. Me acogía muy cariñosamente. A pesar de nuestra diferencia de edad, la Yiyi me incorporaba siempre y, allí andaba yo cabra chica de básica y la Gloria aún liceana, metidas entre los estudiantes de Arquitectura, por Concepción y por donde fuera.

Allí estaba, con la ropa que ella me había elegido o prestado, para verme bonita. Allí, compartiendo con sus amigos. En el cine que tanto le gustaba, en las peña s folclórica s… Siempre junta s. Y lo más hermoso, la Yiyi también se incorporaba con mis amigos. Se integraba como una más en el mundo de los más chicos… y todo por nosotras, sus hermanas. Así fue como Mario Inostrosa Ulloa 17 se enamoró perdidamente de ella, a pesar de la diferencia de edades. Entonces, yo sólo quería ser como mi hermana. Era cálida y graciosa. Cuando daba un regalo, éste tenía siempre que tener un valor profundo para ella. Jamás regalaba cualquier cosa. Así y hasta el día de hoy, conservo una pulsera con su nombre, que ella un día me obsequió. La Yiyi a veces te regalaba una foto o una flor con algo especial que había escrito para ti. Le gustaba escribir y por sobre todo le gustaba leer. Leía mucho. Leía y tejía. La recuerdo siempre tejiendo, independientemente de lo que estuviera haciendo, podía estar en una micro, podía estar leyendo o veraneando en alguna playa de Algarrobo, podíamos estar de vacaciones en Bolivia, ella siempre estaba tejiendo. Tejía sin mirar el ir y venir de los palillos y eso nos significó a todos, recibir muchos regalos. Un obsequio muy especial que la Yiyi hizo y que aún recuerdo, fue para su amiga Martita Miranda, quien se iba a casar. Mi hermana, sin vacilar, quiso que se fundieran sus joyas de oro para hacer las argollas de matrimonio, y así alegrar una amistad de toda la vida. Su pasión por la danza nos conmovió a Gloria y a mí. Entonces, las tres estábamos en eso. La Yiyi era la primera bailarina de la Academia. Después de las clases de ballet, de regreso en la casa, nos motivaba y exigía para hacer de nuestra expresión corporal lo mejor posible. Ahí era que, entre elongación y elongación, se sumaba nuestro padre, poniendo la nota de humor y amor, necesaria a ta nta d e voc ió n a rtí s tic a . Era m os fe l ic e s . Yo he seguido en el mundo de la danza hasta hace muy poco, en la misma Academia de los años hermosos compartidos junto a mi hermana.

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H ERMA N I TA QUERI DA En una casa que es como todas y como ninguna, en un rincón bajo un colchón de muchas esperanzas hay un largo oficio que es una ausencia, un montón de olvidados papeles que tienen nombre: se llama silla desocupada, se llama pieza deshabitada, se llama pena en ti alojada. Y en esa casa, también hay una madre hay hermanas, un padre cansado del trabajo, y debajo de un sillón con mucho amor, hay un largo oficio que es un lamento, que es un recuerdo que tiene nombre: se llama noche oscura sin término, se llama timbre oscuro, sin término, se llama tiempo oscuro, sin término, Y a esta casa llegué un día de sol, llegué como tantos pasajeros del inmenso olvido, y me encontré con un oficio de piel, descubrí tras los papeles apenas un nombre que apenas ocultaba su figura que tenía un nombre: se llama hija querida, hermana querida, prima querida, sobrina querida se llama Ida, te llamamos sin cansarnos, te buscamos por todos lados, te sentimos a cada instante, miramos tu silueta, dibujada suavemente en la memoria y en el Amor.

Poema escrito por su hermana Gloria

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No obstante, ahora el tiempo es otro muy diferente. No tuve los hijos que iban a jugar con sus hijos, los que nunca existieron… los que juntas soñamos que vendrían… Entre sus amores, creo que el más importante fue Hernán Vidal, más conocido como Hervi. Él junto a otras personas queridas, como su madrina, la fueron acercando poco a poco y con afecto, a la vida de los más necesitados. Así fue que, con la misma pasión con la cual en sus años de adolescente ella me acarreaba a la iglesia, al mes de María, ya joven y madura, en hechos cotidianos, me fue traspasando el amor y compromiso ineludibles hacia la humanidad toda, dibujando y grabando en mi mente las líneas fundamentales para un destino más justo y mejor. Yo la amo y le agradezco, porque marcó mi vida, en la alegría, en la inteligencia, en la disposición a ayudar, en la valentía, en el orgullo… Y daría todo por solo tenerla un minuto. Hasta el día de hoy, la incertidumbre a veces nos hace hablar de la Yiyi en tiempo presente. Después que cayó detenida, ni mi padre, ni mi madre, ni mi hermana ni yo, podíamos hablar de ella. Al recordarla todos llorábamos sin consuelo. Nadie la nombraba, para no herir a los otros. Un día no soporté más y abrí la compuerta de las emociones. Desde entonces, nos encontramos en su memoria. Junto a mi madre, mi padre y mi hermana la buscamos por todas partes, siempre estuvimos en la Agrup ación de Fa milia re s de Dete nidos Desaparecidos, golpeamos todas las puertas posibles, incluso la de los militares conocidos. Nunca dimos con su paradero. Mi madre se enfermó y la pena la fue invadiendo. Ahora mi madre está en el cielo... mas, en su infinita bondad, nos dejó su espíritu en sus pinturas y sueños. Ella era una artista, una p ro f e s ora d e A rt e , m u je r d e e x tr e m a d a

sensibilidad, que nos transmitió los valores de la humanidad, honestidad y rectitud. Ella murió sin saber donde estaba su amada hija. En la máquina de escribir de la casa, mis padres, letra a letra, esperanza a esperanza, convicción a convicción, con una energía de todos los vivos y tod os l os m ue rtos , f uer on e s c ri bi e nd o y compaginando una carpeta, con los datos de la detención y las averiguaciones que habíamos logrado hacer en el caso de la desaparición de mi hermana, con los cuantiosos detalles que nos hacían ilusionarnos con encontrarla. El antecedente más importante fue saber que por el año 1975, aparecía registrada en una lista de “presuntos detenidos”, según una muy particular definición del Director del SENDET 18 . Yo aquí aún conservo esa carpeta, con sus hojas ya amarillas y porosas. Mi madre… la gran amiga… la compañera de sus tr e s hi j a s . La v i d a l e q ue d ó e n d e ud a . Después del golpe militar, recuerdo que junto a mi padre, ella solo quería sacar a Ida del país, mandarla a Bolivia, para protegerla… Pero mi hermana en su infinita inocencia y presa del altruismo más puro e intocable, declaró que ella no había hecho nada malo, así que no tenía razón para ocultarse ni para huir. Pero la DINA logró apresarla... Entonces, a pesar del miedo y de la muerte, a pesar de todo, mi hermana sólo estaba preocupada de las angustias de sus compañeras de celda. Entre interrogatorio y vejamen; ella, Ida Vera Almarza, joven arquitecta y bailarina por siempre; ella, mujer inteligente, valiente, digna, frágil, fuerte, consciente, bella, libre… ella tenía las fuerzas para construir juegos para sus compañeras también detenidas, con el fin que mantuvieran la mente ocupada.

¿Te d ije q ue a vece s, en m is sueño s ella m e pide q ue la ayudem os y m e dice dónde está?


REFERENCI AS 1 CIDH: Comisión Interamericana de Derechos Humanos. 2 Canción popular. 3 CORMU: Corporación de Mejoramiento Urbano, dependiente del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Durante el Gobierno de la Unidad Popular (1970­1973), la acción de la CORMU a través de sus líneas de Remodelación, Rehabilitación, Densificación, etc., se orientó a satisfacer la demanda de los sectores socio­económicos más postergados. “Como programa de emergencia, CORMU ha debido solucionar fundamentalmente durante el año 1971 el problema habitacional de esos sectores, cuya urgencia se ha manifestado a través de las “tomas” masivas de terrenos originando las soluciones habitacionales denominadas “campamentos”. En los próximos años esta labor seguirá abordándose parcialmente por CORMU, dando prioridad a aquellos proyectos que refuercen el objetivo para el cual fue creada, cual es el mejoramiento urbano.” Fuente: Revista AUCA 21, año 1971. 4 CORVI: Corporación de la Vivienda, dependiente del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile, le correspondía la construcción de conjuntos habitacionales. 5 HERVI, Hernán Vidal Martínez, arquitecto y caricaturista, es uno de los más importantes humoristas gráficos chilenos. 6 Hernán Behm Rozas, arquitecto, hasta el año 1963 ejerció como profesor de taller en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile. 7 Se refiere a Sofía Letelier, arquitecta, actual profesora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile. 8 Se refiere a Yolanda Schwartz, arquitecta, ejerció como profesora en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile. 9 Raúl Pellegrín, arquitecto, a esa fecha, año 1970, fue profesor en el Departamento de Edificación de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile. Durante el período de la dictadura militar, uno de sus hijos, el ingeniero Raúl Pellegrín Friedmann, militante del Frente Patriótrico Manuel Rodríguez, fue asesinado por agentes del Estado, en octubre de 1988. 10 Ida Vera Almarza, Seminario de Investigación “Análisis Dimensional de la Vivienda ­ Coordinación Modular”, pág. 88. Escuela de Arquitectura, Universidad de Chile, 1970. 11 INDITECNOR: Instituto Nacional de Investigaciones Tecnológicas y Normalización. 12 Ida Vera Almarza, Seminario de Investigación “Análisis Dimensional de la Vivienda ­ Coordinación Modular”, págs. 1 y 2. Escuela de Arquitectura, Universidad de Chile, 1970. 13 Pág. 5. Ibid. 14 Revistas AUCA Números 14, 19 y 20. 15 Revista AUCA Número 19. 16 Jaime Berdicheschy, arquitecto, ejerció como profesor en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile. 17 Mario Inostroza Ulloa, arquitecto, compañero de estudios de Ximena Vera Almarza. 18 SENDET, Secretaría Nacional de Detenidos. El 22 de julio de 1975, por primera vez el SENDET informó, a los padres de Ida Vera, que la afectada aparecía en el registro como detenida, en un parte del Servicio de Investigaciones del 19 de noviembre de 1974 y comunicado al SENDET el 29 de enero de 1975. Sin embargo, al día siguiente, tal información le fue negada al señor Vicecónsul de Bolivia don José Vicente Donoso, por el propio Jefe del SENDET, Coronel José Espinoza Ulloa. Fuente: Arzobispado de Santiago, Fundación, Documentación y Archivo Vicaría de la Solidaridad.

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Capítulo 7

Alejandro Rodríguez Urzúa


Sin título Autor de la obra: Arquitecto José Covacevic Ancic



ÍNDICE CAPÍTULO 7 ALEJANDRO RODRÍGUEZ URZÚA Autora: Arquitecta Anamaría Barrenechea Grunenwald

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NINGUNOS

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¿QUIÉN Y CÓMO ERA ALEJANDRO RODRÍGUEZ? Arquitectos Anamaría Barrenechea, Francisco Ehijo y Miguel Lawner

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TIEMPOS DE CRÍTICA Y CAMBIO

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TIEMPOS DE CONSOLIDACIÓN PROFESIONAL Y POLÍTICA

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CASA DEL ARTE EN CONCEPCIÓN Una crítica arquitectónica. Lorenzo Fluxá Harás,1997

217

27 DE JULIO DE 1976 DETENCIÓN Y DESAPARECIMIENTO

218

LA INFATIGABLE LUCHA POR AVERIGUAR SU PARADERO

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EL MARTIRIO DE CARMEN Arquitecto Miguel Lawner

223

TESTIMONIO DE PABLO RODRÍGUEZ WHIPPLE

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NI NGUN OS Ningunos niños matarán ningunos pájaros, ningunos errores errarán, ningunos cocodrilos cocodrilearán, a no ser que el juego sea otro y Matta, Roberto Matta que lo inventó, busque en el aire a su hijito muerto por si lo halla a unos tres metros del suelo elevándose: yéndose de esta gravedad. Ningunas nubes nublarán ningunas estrellas, ningunas lluvias lloverán cuchillos, paciencias ningunas de mujeres pacienciarán en vano, con tal que llegue esa carta piensa Hilda y el sello diga Santiago, con tal que esa carta sea de Santiago, y El que la firme sea Alejandro y diga: Aparecí. Firmado Alejandro Rodríguez; siempre y cuando se aclare todo y ningunas muertes sean muertes, ningunas Cármenes sean sino Cármenes, alondras en vuelo hacia sus Alejandros, mi Dios, y los únicos ningunos de este juego cruel sean ellos, ¡ellos por los que escribo esto con mi sintaxis de niño contra el maleficio: los mutilados, los desaparecidos!

D e l l i b r o P OE SÍ A E SE N CI A L d e Go n z a l o R o j a s

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¿ Q U I É N Y C ó M O E R A A L E J A N D R O RODRÍ GUEZ? ENTREVISTA A TRES VOCES Arquitectos, Anamaría Barrenechea, Francisco Ehijo y Miguel Lawner. A nam aría: Alejandro Rodríguez nació en Santiago el 28 de enero de 1927. Fue el menor de tres hermanos. Sus estudios básicos y secundarios los realizó en el Liceo Fiscal Miguel Luis Amunátegui, del cual egresó en 1944 habiendo obtenido el Premio Rosenblitt, que el Liceo otorgaba anualmente a su mejor alumno. Fue uno de los arquitectos mas destacados de su generación, dejando testimonio de sus méritos profesionales a lo largo de todo el país. M ig u e l : Alejandro destacó además en el plano social, habiendo sido elegido presidente de la Delegación Regional del Colegio de Arquitectos en Concepción, y posteriormente Regidor por esa misma Comuna, en representación del Partido Comunista. F ue un mi l ita nte a b neg a do, q ue c um pl ía disciplinadamente las tareas partidarias de modo que, por ejemplo, no era extraño verlo vendiendo en plena Plaza de Concepción, la edición dominical del diario El Siglo. P ancho: Tuvo una permanente preocupación por la docencia lo que se tradujo en sus esfuerzos por crear una Escuela de Arquitectura en la región de Concepción. M iguel: En su ejercicio profesional manifestó una arraigada vocación de servicio público: fue funcionario de la Dirección de Planeamiento del Ministerio de Obras Públicas, y más tarde, Vicepresidente de la Corporación de Servicios Habitacionales (Corhabit) durante el Gobierno del Presidente Salvador Allende. A nosotros nos ligó una estrecha amistad, desde que ingresamos casi juntos a estudiar Arquitectura en la Universidad de Chile. Compartimos no solo un oficio sino que también los ideales. Juntos celebramos nuestros matrimonios, recibimos a

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nuestros hijos y festejamos muchos de nuestros éxitos profesionales. La amistad y el compañerismo, nacidos en nuestros tiempos estudiantiles, se mantuvo permanentemente en nuestra vida profesional. Anam aría: Cuando sobrevino el golpe militar, nos apoyamos mutuamente hasta 1975, año en que abandoné Chile acompañando a mi marido al exilio. En cuanto nos llegó a Dinamarca la noticia de su desaparición, no cejamos en nuestros intentos por averiguar la verdad respecto a su paradero. Movilizamos a diferentes organizaciones gremiales de varios países europeos, exigiendo aclarar la situación de Alejandro. Conseguimos que Pierre Vagó, Secretario General de la Unión Internacional de Arquitectos, U.I.A, viajara a Chile específicamente a reunirse con las más altas autoridades del país, a fin de presionar por la libertad de Alejandro. Ninguna de estas gestiones prosperó. M iguel : En el año 1950 contrajo matrimonio con Carmen Whipple Ascui, quién cuando desapareció Alejandro, debió esforzarse para titular como médicos cirujanos a sus tres hijos mayores: Paz Alejandra, María Soledad y Pablo, y también a sus dos hijos menores: Gonzalo y Marcelo, que iniciaban los estudios de arquitectura.


En julio de 1990, con motivo de cumplirse catorce años desde la desaparición de Alejandro, y cuando recién acababa de fallecer su esposa Carmen, los hijos del matrimonio publicaron una inserción en la prensa donde manifestaron lo siguiente: “Como padre, fue un ser ejemplar: nos enriqueció con su amor, su ternura, su inteligencia, su palabra

T I E M P O S D E CR Í T I CA Y D E CA M B I O Testimonio de su vida en la Universidad Alejandro ingresa el año 1945 a estudiar Arquitectura en la Universidad de Chile. Es un año crucial para la formación de los futuros arquitectos. Hasta los comienzos de los años 40, la enseñanza seguía moldeada por los cánones de “Beaux Arts” de París. Los estudiantes reproducían mecánicamente los estilos clásicos y neoclásicos; la esencia del trabajo de Taller era copiar los tratados clásicos mas conocidos. Los Proyectos de Título eran del tipo “Acrópolis de las Artes”, o temas similares. Las primeras dos guerras mundiales del siglo XX, con el salto tecnológico consiguiente, serán el punto de partida para una nueva época: Gropius, Le Cor bus ie r y otr os d es ta ca d os a rq uite ctos contemporáneos rompen con la academia europea y sientan las bases de la arquitectura moderna: proclaman que existe un espíritu nuevo que cambiará la arquitectura, el urbanismo, el diseño y la plástica. Nace la Bauhaus de Weimar dirigida por Gropius, quien emprende la renovación de los métodos, para realizar conjuntamente la enseñanza y la práctica del diseño, la arquitectura y las artes aplicadas. En esos años, jóvenes arquitectos recién titulados, viajan a Europa, entre ellos Roberto Dávila, Juan

precisa, su risa abierta, su no violencia. Con nuestra madre formaron una unión estable, armoniosa, llena de vida y ternura.” P ancho: Alejandro desapareció en julio de 1976, cuando tenía 49 años de edad, y lo esperaban largos años por delante para entregar a Chile sus excepcionales capacidades profesionales y humanas.

Martínez, Héctor Mardones Restat. Comienzan a llegar las primeras publicaciones de revistas y traducciones de los libros que estimularán aires renovadores entre los estudiantes de la Escuela de Arquitectura; varios son expulsados y sólo pueden volver en 1931. A fines de los años 30, la Escuela de Arquitectura se independiza de la Facultad de Ingeniería, se crea el Centro de Alumnos presidido por Jorge Bruno González, y se emite una proclama en la que se denuncia que la enseñanza de la arquitectura es anacrónica, por la disparidad existente con respecto a la realidad económico­social del país. Influido por los programas del Frente Popular triunfante en las elecciones presidenciales, el Centro de Alumnos declara que “el único medio de formar arquitectos

y técnicos eficientes es el de crear una Facultad de Arquitectura basada en los principios enunciados por la Arq uite ct ur a Conte m por ánea... e n consecuencia es necesario iniciar de inmediato la estructuración de un programa y plan de estudios que ha de ser llevado a la práctica por una docencia digna y competente.” La Reforma fue un estallido socio cultural nacido de la base misma del estamento universitario: los estudiantes.

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Nosotros, junto con mi marido Miguel Lawner y otros compañeros como Sergio González, Ricardo Tapia, Francisco Ehijo, etc. pertenecemos a esa generación. Los primeros meses del año académico 1946 nos permitieron conocernos, y escuchar directamente de los alumnos de cursos superiores, las luchas protagonizadas recientemente, por conquistar un nuevo Plan de Estudios. Aquellos alumnos que habían sido expulsados años atrás por impugnar la docencia anclada en la Academia, retornan como profesores, para impartir el tipo de enseñanza que habían soñado. A ellos se unieron maestros tan ilustres como el arquitecto húngaro Tibor Weiner, formado en la Bauhaus; Santiago Aguirre, Simón Perelman, Mauricio Despouy, Héctor Mardones Restat, el doctor José García Tello, médico y humanista que nos enseñó a conocer al hombre en sus dimensiones físicas y sociales. Con ellos aprendimos a ser arquitectos integrales, conocedores de un Chile democrático, preocupados por su pueblo, sus trabajadores, sus pobladores, concientes de que el futuro nos llevaría a tomar una opción de vida de un alto contenido social.

Proyecto de Título de Alejandro Rodríguez, Pabellón de Chile en la Feria de Mendoza

En ese mismo año 1946, se creó el Taller de Análisis Arquitectónico a cargo de los profesores Tibor Weiner y Largio Arredondo. Ambos se esforzaban por impartir los postulados del Movimiento Moderno de la Arquitectura, tal como los planteaban la Bauhaus y los Congresos de Arquitectura Moderna, CIAM. El profesor Weiner interpretó cabalmente los f und a me ntos d el nuevo Pla n d e Es tudi os

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haciéndonos ver, con clarísimos ejemplos, como la arquitectura estaba condicionada por el ser humano, biológico y social, el medio natural y la tecnología. Pronto, Alejandro Rodríguez fue nombrado ayudante del ramo Dibujo Arquitectónico, asignatura vinculada al Taller Arquitectónico. Su inquietud intelectual lo lleva a participar en 1948, junto a otros estudiantes, en la creación del "Grupo Plástico" bajo la conducción del profesor Ventura Galván Llorente, que presentó una revolucionaria exposición en el patio de la Casa Central de la Universidad de Chile. Ese mismo año, Alejandro participa en la creación de la página de Arquitectura en la Revista Pro Arte, dirigida por Enrique Bello, publicación muy importante para el desarrollo de la cultura en Chile, y que se mantuvo en circulación hasta 1951. Mientras cursa los últimos años de arquitectura, Alejandro se compromete con quién sería su futura esposa, Carmen Whipple, entusiasta colaboradora de sus tareas estudiantiles. En esos años, nuestro trabajo de taller se efectuaba en la misma escuela, en una admirable atmósfera de trabajo colectivo y de colaboración mutua. Carmen era infaltable en las entregas de proyectos, normalmente fijadas para un día lunes, siempre dispuesta para trasnochar en los largos fines de semana previos. En 1953 Alejandro se titula de Arquitecto con el proyecto para el Pabellón de Chile en la Feria de Mendoza, proyecto que obtiene distinción unánime y que sirvió de base para la construcción del edificio definitivo.


Convención del Colegio de Arquitectos de Chile. Salón Goyescas, 1959. De izquierda a derecha: Miguel Lawner, Anamaría Barrenechea, Julio Mardones, Alejandro Rodríguez y Pedro Iribarne

TI EM P OS DE CONSOLI DACI ÓN P ROFESI ONAL Y P OLÍ TI CA Alejandro se insertó muy temprano en la vida laboral, trabajando en la oficina del arquitecto Enrique Camhi, incluso antes de titularse. Aquí obtuvo valiosas experiencias en edificios de departamentos y equipamiento, como cines y otros; esto le sirvió para dominar el área constructiva y lo marcó como un arquitecto completo, sumamente práctico, que logró una gran simplicidad en su arquitectura, con una alta capacidad y sensibilidad en el diseño. El arquitecto Pedro Tagle lo define, además, como un hombre apto para gestar negocios, de una personalidad grata y sociable. Una de sus primeras obras fue el proyecto de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Chile, por encargo de la oficina técnica de la Facultad de Arquitectura. El edificio, ubicado en la Quinta Normal, hoy ha sido remodelado y cumple otra función.

en el Concurso Público de Arquitectura efectuado en 1960. Por su facilidad para crear relaciones de amistad y su creciente éxito profesional, obtiene numerosos encargos de proyectos como el edificio Inmobiliaria Maipú, y los Conjuntos residenciales Copahue, Barros Arana y Ñielol. Artículo Proyecto Remodelación en Lota

Bajo el gobierno del presidente Carlos Ibáñez del Campo se crea, en el Ministerio de Obras Públicas, la Dirección de Planeamiento. Allí trabaja Alejandro junto al Arquitecto Enrique Gebhard en establecer la División Regional del país, y luego en la estructura de la Oficina de Planos Intercomunales, fundamental en la elaboración de los Planos Intercomunales de Santiago, Valparaíso y Concepción. Alejandro destacó como dirigente gremial de los funcionarios del Ministerio de Obras Públicas, preocupado del bienestar y los derechos del personal. En esos mismos años comenzó a viajar a Concepción a fin de realizar una serie de proyectos y trabajos particulares, especialmente para la firma de calzados Gacel. Se radicó definitivamente alli en 1958, realizando obras muy meritorias, de gran impacto patrimonial y en el desarrollo urbano de la región. Destaca el edificio promovido por el Fondo de Indemnización de la Universidad de Concepción (FIUC), obra ejecutada junto a los arquitectos Osvaldo Cáceres, Gabriela González y Edmundo Budenberg, q u e f u e d is t in g u id o c o n e l p r im e r p r e m i o

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Izq. CENTRO UNIVERSITARIO REGIONAL DE TEMUCO. Actual Universidad de la Frontera. Primer Premio: BEL Arquitectos asociados con Osvaldo Cáceres, Alejandro Rodríguez y Yolanda Schwartz. Concurso Interno entre académicos de la Escuela de Arquitectura de la U. de Chile, 1965

Primera etapa con capacidad para 1.300 estudiantes en un total de 6.780 m 2 . construidos

Perspectivas acceso

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Asociado con los Arquitectos Osvaldo Cáceres y Enrique Barrenechea ejecutan el Plan Regulador de Lota. Durante algunos años, ejerció los cargos de Director de Obras en Lota y Coronel, además fue designado Asesor Urbanista de esa última ciudad. Más adelante, Alejandro triunfa en diversos concursos públicos de arquitectura, tales como el edificio para el Colegio Médico, el Conjunto Habitacional llamado Remodelación en Lota, y la Villa Acero para viviendas del tipo Racionalizadas, promovidas por la Corporación de la Vivienda. Su labor se extendió a toda la zona sur, incluyendo ciudades como Chillán, Talcahuano, Lota, Coronel y Temuco. Mencionamos en particular esta última ciudad, porque allí Alejandro Rodríguez ganó en 1963, el primer premio en el Concurso para el proyecto de lo que en ese tiempo se llamó el Colegio Universitario Regional de Temuco. Este proyecto se inscribió en el propósito de la Universidad de Chile de expandir sus actividades a lo largo de todo el país. Fue una obra muy ambiciosa, fundamental en el desarrollo urbano de la ciudad, y fue ejecutada en sociedad con los Arquitectos Osvaldo Cáceres y Yolanda Schwartz, y la Oficina de Anamaría Barrenechea, Francisco Ehijo y Miguel Lawner. (BEL Arquitectos).

Cabe subrayar la importancia del trabajo en equipo, característico en la formación del arquitecto que recibió nuestra generación. Alejandro nos demostró aquí su buena disposición y responsabilidad para el trabajo colectivo. En 1965, asociado con Osvaldo Cáceres, Alejandro Rodríguez ganó el concurso para el proyecto de la Casa del Arte, situada en la ciudad Universitaria de Concepción (en páginas siguientes). Ésta es una de las obras de arquitectura más relevantes en la zona, y fue donada por el gobierno de México, a raíz de los terremotos que asolaron la región en 1960. En virtud de esto, la Casa del Arte lleva el nombre de José Clemente Orozco, uno de los más connotados muralistas mejicanos, y en el hall de ingreso se muestra imponente un hermoso mural realizado por el artista mexicano Jorge González Camarena.


Pablo Neruda dijo:

“Me que dé asom brado ante la gran obra. Había florecido la pared. Se había llenado de grises incesantes, de verdes y de ocres, de amarillo y violeta. Se había llenado de cascos y espinas, de manos y narices, de ojos muertos y vivos.” La Casa del Arte, fue distinguida con el Premio Nacional a la mejor obra de arquitectura construida ese año, distinción otorgada por el Directorio Nacional del Colegio de Arquitectos de Chile. Alejandro Rodríguez fue un miembro muy activo del Colegio de Arquitectos de Concepción, siendo electo como presidente de la Delegación Regional en el período 1966­1968, y reelegido para el siguiente período: 1968­1970.

Alejandro Rodríguez gestiona y logra la creación de la primera escuela de Arquitectura en la zona, recogiendo la inquietud de formar arquitectos familiarizados con la realidad socio­cultural de la Región. La Escuela pasó a formar parte de la Universidad Técnica del Estado en Concepción, y funcionó en sus instalaciones. Hoy día, depende de la Universidad del Bío­Bío. Junto a los Arquitectos Víctor Lobos, Roberto Goycoolea, Osvaldo Cáceres y Alejandro Durán, Rodríguez participó en el Comité organizador de esa Escuela, en la redacción de los programas académicos, la selección de los alumnos, etc. La primera preocupación fue organizar el cuerpo docente con arquitectos de la región con alguna experiencia pedagógica. Se designó a arquitectos egresados de las tres escuelas de Arquitectura existentes entonces en el país: Universidad de Chile, Católica y Católica de Valparaíso. Alejandro fue nombrado profesor de la asignatura de Taller de Composición Arquitectónica y Urbanismo, la que desempeñó en calidad de titular hasta 1971. Desde sus años universitarios, Alejandro había ingresado a las Juventudes Comunistas, canalizando así sus inquietudes sociales y políticas. Al trasladarse a Concepción, fue promovido al Partido, donde pronto destacó como militante, siendo electo regidor de la Comuna y candidato a diputado. Colaboró activamente con las organizaciones de pobladores, en las obras de reconstrucción de la ciudad, originadas por los terremotos de 1960. En 1970, durante el gobierno de Salvador Allende, es nombrado delegado del MINVU en la VIII Región, cargo que le permitió recorrer toda la zona para poner en marcha el programa de vivienda destinado a absorber el déficit habitacional y reducir los altos índices de cesantía. Un año después, es nombrado Vicepresidente de la Corporación de Servicios Habitacionales, CORHABIT, tras ladándos e por este motivo nuevamente a Santiago. En este alto cargo, se esforzó por resolver las demandas habitacionales en especial de los sectores de menores ingresos.

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Alejandro se incorporó al equipo de profesionales que dirigió el programa habitacional del gobierno de Salvador Allende, plan que cumplió no sólo altas metas cuantitativas, sino que además, logró elevar la calidad de las viviendas sociales construidas por el sector público hasta entonces. Este equipo humano trabajó en un ambiente de gran fraternidad, discutiendo abiertamente las dificultades y los aciertos, enriqueciéndose mutuamente con sus experiencias individuales.

Haciendo cola, para chequear la atención a los usuarios en la Corhabit, institución de la cual Alejandro Rodríguez era en ese momento su máxima autoridad

Cena de camaradería de los comunistas funcionarios del MINVU en el Cerro San Cristóbal Diciembre de 1971. Arriba, a la derecha: Alejandro Rodríguez y su esposa Carmen Whipple

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Tras el golpe militar del 11 de Septiembre de 1973, Al eja nd ro Rodrí guez e ntre ga su c arg o de Vicepresidente de la Institución, responsabilidad de confianza del Presidente de la República. Reinicia sus actividades profesionales particulares, con proyectos tanto en Santiago, como en la ciudad de Concepción, en el marco de las difíciles circunstancias que se vivían entonces, con gran número de sus compañeros de trabajo o de partido, asesinados, desaparecidos o exiliados.


CA SA DEL ARTE EN CON CEP CI ÓN U na crítica A rquitectónic a.

Extraído de la Monografía de la Obra del Arquitecto Alejandro Rodríguez en Concepción, Autor: Lorenzo Fluxá Harm s. 1997. Según el Arquitecto Osvaldo Cáceres, uno de los co­autores de la obra, la Casa del Arte está forma lmente infl uida por una arquitectura latinoamericana representada por las pirámides aztecas de México y por otra parte, por la utilización de algunos elementos de la arquitectura japonesa antigua, como las vigas pasadas. La disposición volumétrica está organizada en torno a un espacio interior, que inicialmente, iba a ser un patio japonés descubierto, pero que al incorporarse el mural, se decidió cubrirlo. Formalmente, este espacio se lee con claridad. El patio interior con el mural, se presenta como el corazón del edificio, donde la escalera hacia el segundo piso es un elemento escultórico, integrado al mural. La abertura, producto del desnivel que configura el patio, y su altura, crean un á mbito majestuoso, cuya espacialidad es la adecuada para poder contemplar y explorar el mural. El hall de acceso tiene una altura a escala del peatón, y las vigas constituyen elementos de referencia que tensionan la mirada directamente hacia el mural.

El frontón del volumen principal en la fachada hacia la plaza Perú, descansa sobre pilares, liberando de muros el primer nivel. Se logra así, una transparencia que permite una rica relación entre el espacio interior­mural, y la plaza de acceso­ciudad, haciendo posible una excelente exposición del mural mismo. Como todos los edificios de Alejandro Rodríguez, éste también se caracteriza por determinar claramente las distintas zonas y áreas. No se aprecian espacios mal utilizados, o remanentes producto de una forma caprichosa. Al contrario, se vislumbra una búsqueda por lograr espacios adecuados a cada función, singularizados mediante el empleo de elementos específicos tales como: estructuras a la vista, texturas distintas de un mismo material, o diferentes recubrimientos. La Casa del Arte, lograda a partir de una excelente proporción volumétrica y una acertada conexión con el edificio de la Escuela Dental, refleja la búsqueda de un lenguaje propio, donde se observa la correcta utilización de una moda o influencia arquitectónica, a fin de integrarla al medio donde esta emplazada. Se trata de una postura frente a la ciudad, reconociendo la esquina y quebrando la liberalidad de la calle Chacabuco, lo cual genera una perspectiva distinta. Refleja una maduración de todos los modelos que de alguna manera influyeron en su propia arquitectura. Mural Casa del Arte U. de Concepción

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27 DE JULI O DE 1976 Detención y Des aparecim iento El 27 de julio de 1976, Alejandro Rodríguez fue secuestrado por agentes del estado y permanece desaparecido hasta hoy día. Salió a las 17,15 horas de su oficina ubicada en calle Mallinkrodt 70, en el barrio Bellavista de Santiago, rumbo a la oficina de Carlos Sandor, su ingeniero asesor en estructuras. La oficina estaba ubicada en Agustinas entre Estado y San Antonio. Alejandro hizo el trayecto en su automóvil Chevy, color celeste, modelo del año 1970, patente DY­821 de Las Condes. Sin embargo, no llegó a la cita mencionada. Tampoco apareció en las oficinas de la Empresa Constructora Musalem, donde debía concurrir mas tarde. Su oficina había sido objeto de vigilancia desde el 23 de ese mes por dos sujetos que se movilizaban en un Ford Falcon de color rojo y techo negro. Su cónyuge Carmen Whipple Ascui, al percatarse que Alejandro no regresaba al hogar como era su costumbre, se dirigió hasta la oficina con el objeto de averiguar que podría haber sucedido. Allí llegó cerca de las 23,30 horas y al ingresar pudo observar que la oficina había sido allanada, con claras evidencias del registro minucioso que había tenido lugar. El desorden era generalizado, incluyendo la destrucción de objetos y muebles. También constató, que los autores del allanamiento, habían sustraído cheques, dinero, carpetas, documentos personales, y la libreta de teléfono de Alejandro. Es necesario mencionar, que el día 23 del mismo mes, fueron secuestrados Clara Canteros Torres y Eduardo Canteros Prado. Este último, junto con mantener relaciones de partido con Alejandro, colaboraba profesionalmente con éste, en virtud de su condición de constructor civil. Es desde ese mismo día que se produce la vigilancia en la oficina de Alejandro.

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Consultada la secretaria de Rodríguez; confirmó la salida de éste a las 17,15 horas, con los destinos ya señalados, y además comunicó que ella se retiró del lugar cerca de las 19,00 horas, sin que nada anorma l ocurrie ra, s alvo que d os s ujetos desconocidos preguntaron cerca de las 17,00 horas, por un señor González. Dichos individuos, siguieron vigilando la casa de Alejandro, en los días posteriores al secuestro. El vehículo en que Alejandro se movilizaba el día de su arresto, jamás fue ubicado. Unos 15 días después del desaparecimiento de Alejandro, su esposa fue informada por un vecino relacionado con personal de carabineros, que su marido estaba vivo y se encontraba en el campamento “Cuatro Alámos”. Este mecanismo de proporcionar presuntas informaciones sobre la situación de Alejandro, continuó hasta junio de 1977, cuando dicha persona solicitó una entrevista personal con Carmen. De esta manera, ella se reunió con el capitán de carabineros Voltaire Opazo Ibáñez, quién la citó hasta su oficina ubicada en la 6ª. Comisaría de Carabineros. En esa entrevista, dicho funcionario confirmó la información entregada, añadiendo incluso que había visto el automóvil de Alejandro, hasta diciembre de 1976 y que luego no supo nada mas, ya que habían desmantelado el campo de detenidos de Cuatro Alamos, y trasladado a todas las personas. El Capitán de Carabineros le señaló a Carmen, que los cargos contra su marido no eran tan graves, pero que dado que aún no había sido liberado, la conectaría con otra autoridad de la policía. Fue así como le indicó que se presentara ante el Capitán de Carabineros Rubén Aracena González, quién la recibió en la oficina N° 1002 del edificio Diego Portales, el 2 de agosto de 1977.


En esa reunión, el uniformado le comunicó que su función era mantener informado al Presidente de la República Augusto Pinochet, de todos los antecedentes relativos a detenidos políticos, ya que él contaba con toda la información al respecto. Finalmente, le dio a entender que su marido podía estar vivo, ya que él sabía incluso cuando un prisionero “dejaba de existir”. Luego de la entrevista que se prolongó por una hora, Carmen Whipple regresó donde el capitán Opazo, y le solicitó que le dijera al capitán Aracena que él había visto a su marido en Cuatro Alamos. Ante esta petición Opazo se rió y contestó:

Ese mismo año, por gestiones de la solidaridad internacional, los arquitectos en el exilio logramos que viajara a Chile el entonces Secretario General de la Unión Internacional de ArquitectosUIA, arquitecto Pierre Vagó, de gran prestigio mundial, a fin de presionar al gobierno chileno respecto al paradero de Alejandro Rodríguez. Antes de su viaje, Vagó manifestó la seguridad en el éxito de su misión, ya que había tenido que efectuar tareas de este tipo con anterioridad en diferentes países, y que el peso de la UIA resultaba suficiente para conseguir algún resultado positivo.

“ Él lo sabe tan bien como yo, pues a su marido lo vim os juntos, ya q ue am bos trabajáb amos en Cuatro Alam os.”

Sin embargo, a pesar de las reuniones sostenidas en Chile tanto con altas autoridades de gobierno, así como con los dirigentes del Colegio de Arquitectos, Pierre Vagó regresó a Francia sin tener ninguna respuesta sobre al paradero de Alejandro Rodríguez.

LA I NFATI GABLE LUCHA P OR AVERI GUAR SU P ARADERO

resolvió remitir los antecedentes al Tercer Juzgado del Crimen.

G e s t i o n e s J u d i c i a l e s y A d m i n i s t r a t i v a s El 28 de julio de 1976, se presentó un recurso de amparo a favor de Alejandro Rodríguez con el Rol N° 656­76. El 6 de agosto de 1976, dicho recurso fue rechazado, en virtud del informe del Ministro del Interior comunicando que el afectado no se encontraba detenido por orden de su Secretaría. Los antecedentes se remitieron al Juzgado del Crimen correspondiente. El 15 de septiembre de 1976, se presentó un nuevo recurso de amparo ante la Corte Marcial, con el rol N° 366­76. Al igual que el anterior, fue rechazado el 7 de octubre de ese mismo año, basado en el informe del Ministerio del Interior, señalando que el afectado no se encontraba detenido por orden de esa Secretaría; de igual modo informó el II Juzgado Militar de Santiago. Por lo tanto se

El 2 de agosto de 1976, Carmen presentó una querella por secuestro y robo con violencia ante el Tercer Juzgado del Crimen de las capital, causa Rol N° 122.010. Ante el Tribunal se presentaron distintos documentos d e O rg a nis mo s Pr ofe si onal e s de c ar ác te r internacional, que hacían saber al gobierno de Chile su preocupación por el desaparecimiento de Alejandro. Derivado del Recurso de Amparo ante la Corte de Apelaciones, se inició por oficio, en el Primer Juzgado del Crimen, un sumario por presunta desgracia del 219 afectado, causa Rol N° 108.609, del 17 de agosto de 1976. Dicha causa fue acumulada a la 122.010. A raíz de la denuncia presentada por Carmen el 29 de julio de 1976 (Parte N° 665), ante la 9ª Comisaría

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de Carabineros, se inició el 8 de septiembre de ese año en el Tercer Juzgado del Crimen de Santiago, la causa Rol, N° 122.329 por presunta desgracia. El 26 de octubre, esta petición se acumuló a la Causa N° Rol 122.010 del mismo Tribunal. En junio de 1977 el Ministro del Interior General de Ejército Raúl Benavides, informó al Tribunal que el afectado no había sido detenido por orden de esa Secretaría, alegando que la Dirección de Inteligencia Nacional comunicó que no tenía antecedentes de la persona por la cual se hacía la consulta. Durante ese mismo mes, la parte querellante puso en conocimiento del Juez, el artículo de la Revista QU E P ASA , de agosto de 1976, en el que se señala que un número importante de dirigentes del Partido Comunista pasaron a la clandestinidad, entre los que incluye a Alejandro Rodríguez Urzúa. Todos los nombres señalados en dicho artículo eran militantes comunistas detenidos y hechos desaparecer por la DINA y el Comando Conjunto Antisubversivo, durante ese año.

Noticia de la época

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En agosto de 1977 se pone en conocimiento del Tribunal que funcionarios de Investigaciones habían citado a Carmen Whipple al Cuartel General de dicha institución, a fin de interrogarla respecto a una carta enviada por familiares de detenidos desaparecidos al Jefe de la Junta Militar, general Augusto Pinochet. A fines de noviembre de 1977, la Policía de Investigaciones envía al Juez la información recogida en la investigación realizada a fin de ubicar el paradero de Alejandro Rodríguez, afirmando que las diligencias no han dado resultado positivo. El 15 de marzo de 1979, el Director Nacional de la División de Comunicación Social, DINACOS, envió al Juez las declaraciones públicas emitidas por esa repartición en la que se da cuenta de operativos realizados por los servicios de seguridad que permitieron descubrir 32 casas buzón del Partido Comunista, y de la detención del abogado de la Vicaría de la Solidaridad Hernán Montealegre, a quién en esa fecha se lo vinculó a tales hechos.


El 12 de junio de 1979, la tramitación de la causa continúa con la Visita Extraordinaria del Ministro de la Corte de Apelaciones Servando Jordán López, que fuera nombrado para investigar los casos de detenidos desaparecidos en la ciudad de Santiago. Un mes después, distintos organismos públicos y autoridades, informaron al Ministro en Visita, no te ne r a ntec ed e nte s res p ec to a l a fe cta d o. Ante la incredulidad mostrada por el Ministro respecto a los motivos políticos de la desaparición de Alejandro, su esposa le trasmitió la información proporcionada por los oficiales de carabineros, respecto a que su marido se encontraba vivo en el campo de Cuatro Alamos. El 16 de agosto, ambos uniformados comparecen ante el Ministro, negando esta información. El 21 de septiembre, el Ministro Servando Jordán declaró cerrado el sumario. Cinco días después, se apeló tal resolución. Luego de fundamentar dicha apelación el 11 de diciembre, la Corte de Apelaciones estimó que la investigación de los hechos estaba incompleta, por lo que revocó la resolución, y decretó una serie de diligencias consistentes en citaciones a declarar, además de remitir oficios a la policía. Sin embargo, una vez cumplidas las diligencias, el 8 de marzo de 1980, el Ministro decretó el cierre del sumario, ya que la investigación, según su criterio, se encontraba agotada. El 28 de noviembre, el pleno de la Corte de Apelaciones confirmó el cierre del sumario. El Ministro Jordán, resolvió el 16 de julio de 1981 sobreseer temporalmente la causa, ya que no se encontraba acreditada la comisión de delito. El 27 de agosto de ese mismo año, la Corte de Apelaciones ratificó dicha Resolución. En 1989, la Revista Análisis publicó un artículo titulado “ Autos d e Detenid os De saparecido s e n Colon ia Dig nid ad” . Uno de estos vehículos corresponde al de Alejandro Rodríguez, que desapareció junto con él hasta el día de hoy.

El artículo comienza señalando que “... el 26 de

febrero de 1985, en medio de un cinematográfico operativo de seguridad, Georg Packmor y su esposa Lotty lograron al fin escapar de Colonia Dignidad. Fuertemente resguardados por personal de la embajada Alemana y bajo la mirada atenta del embajador de Canadá, los Packmor subieron al avión que los llevaría lejos de Chile. La pareja, de plena confianza del líder de Dignidad, se llevaba consigo secretos que implicaban en forma directa a los miembros de la Colonia en la represión ejercida por la DINA y que provocaron cientos de víctimas cuyos cuerpos jamás aparecieron.” “En pocas palabras: Lotty fue la mujer de confianza que Schäffer utilizó para atender al general Manuel Contreras y su gente en Dignidad, mientras que Georg llevaba consigo la lista de autos de detenidos desaparecidos que misteriosamente llegaron hasta el enclave alemán.” “Catorce fueron los vehículos identificados por Packmor, algunos de los cuales permanecen ocultos, y otros en alguna dependencia del fundo “El Lavadero” de dicha Colonia, habilitados bajo distinta carrocería o diferente número de motor. Uno de estos vehículos es un Chevrolet Chevy Nova de color azul, que calza exactamente con la descripción del automóvil de Alejandro el día que desapareció conduciéndolo desde su oficina”. Junto a las gestiones judiciales, la familia de Alejandro l levó a ca bo m últiples acci ones administrativas y denuncias a organizaciones nacionales e internacionales, entre las que cabe destacar, la querella entablada ante el Ministro de Fuero don Juan Guzmán Tapia, por el Colegio de Arquitectos de Chile, con fecha 11 de julio del 2000, contra Augusto Ramón Pinochet Ugarte, Manuel Contreras Sepúlveda, Osvaldo Romo Mena y Basclay Humberto Zapata Reyes, y en contra de todos los que resulten responsables de la detención y desaparición de siete arquitectos entre los cuales se incluye a Alejandro Rodríguez.

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El 25 de septiembre de 2002, el Diario La Nación, publicó de puño y letra una nómina de 19 nombres de detenidos desaparecidos y ejecutados, víctimas del Comando Conjunto, y que no fueron entregados por la FACH a la Mesa del Diálogo. La lista fue escrita de puño y letra, por el agente Otto Trujillo, conocido con la chapa de Colmillo Blanco. En esta nómina se incluye a Alejandro Rodríguez Urzúa, como detenido en la Firma , siniestro centro de exterminio que funcionó en la sede del Diario El Clarín, ubicado en calle Dieciocho de Santiago. Es la primera vez que, al menos un miembro de los organismos de seguridad de la dictadura, reconoce la detención de Alejandro. En julio de este año se han cumplido 28 años desde la desaparición de Alejandro Rodríguez. El presente relato demuestra la felonía del gobierno militar, que tergiversó sistemáticamente la verdad negando la detención de un profesional intachable como Alejandro Rodríguez, enviando mensajes distractivos

a fin de atenuar los esfuerzos de la familia por averiguar su paradero. También queda al descubierto el servilismo y la hipocresía del Poder Judicial en los años de la dictadura, que se rehusó a investigar de verdad, limitándose a legitimar los informes oficiales que negaban las detenciones de tantos chilenos. Infructuosos fueron los esfuerzos incansables de los familiares de Alejandro Rodríguez y del Colegio de Arquitectos, por rescatarlo de las manos de la DINA, de la CNI, o del Comando Conjunto.

Su esposa Carmen falleció en 1990 sin saber su destino final. Nosotros no descansaremos hasta averiguar la verdad, y lograr que los tribunales condenen a todos los culpables de este cruel m ec a n is m o d e m ue rt e q ue ha n s i do l a s desapariciones.

Fuentes de INFORMACIÓN: 1. 53 años de la Reforma de 1946 de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, Documento Colectivo elaborado en julio de 1991 por los Arquitectos: Anamaría Barrenechea G., Osvaldo Cáceres, Hernán Behm R., Francisco Ehijo M., Raquel Eskenazi R., Sergio González E., Miguel Lawner S., Abraham Schapira S. y Ricardo Tapia CH. 2 Monografía de la Obra del Arquitecto Alejandro Rodríguez en Concepción. Seminario de Título.­ Autor: Lorenzo Fluxá Harms. Profesor Guía: Antonio Zelada, 1997. 3 Alejandro Rodríguez Urzúa. www.memoriaviva.cl: Desaparecido. Internet. 4 Querella presentada el 11 de julio de 2000 por el Colegio de Arquitectos de Chile, ante el Juez Juan Guzmán Tapia. 5 Revista AUCA N° 8. abril de 1967. 6 Diario LA NACION. 25 de septiembre de 2002.

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EL M A RTI R I O DE CA RM EN M ig uel Law ner Colum na public ada en la Revista A nálisis del 21 al 27 de M ayo d e 1990 En un tibio mediodía de este otoño, acompañamos a Carmen Whipple hasta el crematorio donde fueron incinerados sus restos cuando recién cumplía 60 años de vida, y cuando faltaban dos meses para enterar 14 años del secuestro y desaparecimiento de su esposo, el arquitecto Alejandro Rodríguez. (...) Carmen buscó a Alejandro incesantemente. Vivió atenta a rumores y rastros eventuales. Un amigo de Concepción le confidenció en 1979, que un agente de la DINA aseguraba, no sólo que Alejandro estaba vivo, sino que contribuía con su buen ánimo a la moral de sus compañeros de cautiverio. Más tarde, un llamado telefónico le informó que habian visto a Alejandro vagando como un pordiosero por las calles de Quinta Normal. Con sus hijos rastreó el barrio durante meses. Indagó vanamente con la fotografía de Alejandro en domicilios y comercios. Nunca más dejó de sentir un estremecimiento cuando algún mendigo se cruzó en su camino. ¿Y si fuera Alejandro, ... quizás desfigurado?. En 1987, una doctora compañera de colegio de Carmen, designada Decana en Medicina, se permitió divulgar públicamente la información de que habían visto a Alejandro descendiendo sonriente del avión en Pudahuel, junto con otros exiliados recién retornados. Acosada por Carmen para que fundamentara su declaración, la doctora se limitó a afirmar que lo había escuchado en una reunión social con altos oficiales. Hace apenas un año, se conocieron las patentes de nueve automóviles desaparecidos junto con sus dueños, y que se habían mantenido en custodia en las Colonia Dignidad. Uno de ellos correspondía al auto de Alejandro, secuestrado junto con él. Nuevas gestiones con jueces y abogados, que por cierto resultaron tan infructuosas como todas las anteriores a lo largo de los años.

El desaparecimiento de personas es una tortura cruel y refinada, que se destila gota a gota cada minuto del día y de la noche, para siempre, en tanto no se descubra la verdad. (...) Conocer y juzgar estos crímenes horrorosos no representa un desprestigio para las fuerzas armadas chilenas. Al contrario, significa depurar el uniforme que un día vistieron Bernardo O´Higgins, René Schneider o Carlos Prats. Frente a la urna de Carmencita, contrajimos el compromiso de reforzar nuestra búsqueda de la verdad, porque es el único camino para evitar que una sola familia chilena vuelva, alguna vez, a sufrir el martirio que sufrieron durante catorce años Carmen Whipple y sus dulces cinco hijos.

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TESTIM ONI O DE P ABLO RODRÍ GUEZ W HI P PLE H ijo de Alejandro R od ríguez Urzúa En primer término quiero decirles que a pesar del tiempo transcurrido desde el 27 de julio de 1976, fecha en que secuestraron a mi padre, hablar del tema es aún muy doloroso. A través de todos estos años, son muchas veces las que me he preguntado ¿Cómo es posible que un hombre tan valioso como él, haya sido violentado de esta manera, despojado de su dignidad, maltratado, negado, seguramente torturado y por último asesinado y hecho desaparecer?. ¿Quiénes fueron sus asesinos, quién dio las órdenes, por qué, cuáles fueron las razones que tuvieron para cometer esta atrocidad?. Para nuestra familia han sido años de búsqueda, de soledad, de rabia, de miedo, de dolor, de angustia,

En la Laguna San Pedro de Concepción, junto a Carmen y a los hijos menores Gonzalo y Marcelo

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de desesperanza, de lucha, de superación, de silencios, de abandonos y de solidaridad. Sin embargo el paso del tiempo me ha centrado en sus recuerdos, la historia de mi padre, de Alejandro, del Cano, ¿Quién fue mi padre?, ¿Qué valores tuvo?, ¿Cómo se lo recuerda?, ¿Cómo habría actuado frente a situaciones a las que me he debido enfrentar?, reírme con él, celebrar juntos, participar con él en mi vida, en nuestras vidas, la de mi madre hoy fallecida, la de mis hermanos Alejandra, Soledad, Gonzalo y Marcelo. Él no está desaparecido en nuestras vidas, nunca lo ha estado, por el contrario está en un lugar principal, donde se lo puede ver, se le puede consultar. Yo recurrí a él muchas veces a lo largo de mi vida, lástima que nuestros hijos, sus nietos no lo hayan conocido, no se hayan conocido, les faltó el abuelo y a él sus 9 nietos.


Para hablar de mi padre ­para los que no lo conocieron­ tengo que partir por decirles, que mi padre fue un hombre de principios, él puso en un primerísimo lugar sus valores y sus convicciones, sus ideales y sus utopías, era un hombre treméndamente humano y generoso, nunca dudó en anteponer los intereses de los otros a los propios, cuestión que hoy podría parecer realmente incomprensible, sin embargo su accionar político y personal fue siempre guiado por valores y principios, nunca por intereses personales. Luego del golpe de estado y ante las sugerencias que le hacían algunos amigos respecto a que debería dejar el país por razones de seguridad, él me hizo ver que “no estaba dispuesto a renegar de su vida, de lo que siempre había pensado y por lo que había luchado”. Irse de Chile para él, en ese momento, era renunciar a lo que no estaba dispuesto. Tenía la convicción de que no debía doblegarse a la barbarie de la dictadura, y que por lo tanto no tenía por qué huir. Era un hombre pacífico, podía discrepar pero jamás vi en él, algún acto de fuerza que no fuera el de las ideas. Sus oponentes siempre lo habían valorado, siempre le reconocieron la inteligencia de sus argumentos, por eso resulta aún más incomprensible que lo hayan asesinado. ¿Quiénes fueron esos bárbaros, quién los mandó, quién ha podido compartir y ser cómplice de una injusticia como ésta? Mi padre fue un buen arquitecto, le gustaba lo que hacía, ejerció casi toda su vida en la ciudad de Concepción. Lo recuerdo trabajando en su mesa de dibujo largas jornadas, muchas veces atrasado en la entrega de un proyecto ­la puntualidad no formaba parte de sus valores­.

Mi madre lo ayudaba con las maquetas, eran una dupla afiatada, se quisieron mucho, la Carmen nunca pudo s upe rar su “d es a pa ri ci ón”, lo b usc ó incansablemente, golpeó todas las puertas, muchos amigos queridos la acogieron. En reconocimiento a todos ellos, quiero agradecer especialmente a la Anita y Miguel Lawner por su tremenda humanidad. Recuerdo que nuestra casa de Concepción era la casa de los comunistas, allí fueron acogidos en sus viajes: Neruda y Matilde, Volodia Teitelboim, Joaquín Gutiérrez, Carlos Puebla y los tradicionales, Valentina Tereshkova, y tantos otros amigos. Recuerdo de niño las sobremesas en que se sumaban a las visitas, los locales Gonzalo Rojas, Julio Escamez, Sergio Gánd a ra y ta ntos otr os a m ig os q ueri dos . Alejandro fue gran impulsor y uno de los fundadores de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Técnica del Estado hoy Universidad del Bío­Bío. Fue presidente del Colegio de Arquitectos de Concepción, arquitecto autor del proyecto de la casa del Arte de la Universidad de Concepción; Vicepresidente ej ec ut iv o d e l a C orp ora c i ón d e Se rv ic i os Habitacionales, CORHABIT. Su quehacer profesional es reconocido y destacado por sus colegas. Agradezco a nombre de nuestra familia este reconocimiento tan justo y merecido que hacen sus colegas, a un hombre que fue víctima de un destino tan inmerecido, y que sin embargo tiene y tendrá siempre el cariño de sus hijos, de sus amigos y de todos los que de alguna forma conocieron de su tremenda calidad humana.

P ab lo Rodríguez W hipple

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Capítulo 6

Leopoldo Raúl Benítez Herrera


"Trío" Autora de la obra: Arquitecta Marian Salamovich Masot



ÍNDICE CAPÍTULO 6 LEOPOLDO RAUL BENÍTEZ HERRERA Autora: Arquitecta María Teresa Rojo Lorca ASI COMENCÉ

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HISTORIA FAMILIAR

169

ARQUITECTO, PINTOR, CANTANTE, PIANISTA, MAESTRO DEL LÁPIZ Y HOMBRE CABAL

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HISTORIA PROFESIONAL

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ANÁLISIS PARA EL PROYECTO DE UNA COMUNIDAD EN HOUSTON, TEXAS

173

MANIFIESTO, SÍ A LA REVOLUCIÓN

179

SU COMPROMISO POLÍTICO

179

UNA NUEVA CONCEPCIÓN DE LA ARQUITECTURA

180

FRAGMENTOS DE UNA CARTA

181

APUNTES MANUSCRITOS

182

CARTAS SOBRE VIAJE A LA ANTÁRTICA

183

CARTA DESDE LA ANTÁRTICA

185

PÁGINAS DE UN DIARIO DE VIDA

187

UNA CASA EN EL ARRAYÁN

189

TESTIMONIO DE SU MADRE SARA

190

TESTIMONIO DE SU ESPOSA MIRIAM

191

TESTIMONIO DE SU HIJO CRISTOBAL

193

TESTIMONIO DE SU HIJA KATIA

194

TESTIMONIO DE MÓNICA NAUDON

195

TESTIMONIO DE DANIEL MAYNE

196

TESTIMONIO DE EDUARDO PALMA

197

PRESENTACIÓN A LOS TRIBUNALES DE JUSTICIA

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"Vino la guerra y el odio niebla, lujuria, desgracia, fuego llovió por los campos y hubo ceniza de lava”

ASI COM ENCÉ

En 1972 al regresar a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica a proseguir y concluir mis estudios, me sorprendió encontrarme con una Facultad distinta, drásticamente transformada por grandes cambios, producto de sucesivas crisis en su interior, que culminaron, en los años 1968 y 1969, con la intervención del Rector Fernando Castillo Velasco, y como consecuencia la creación de tres Departamentos: Arquitectura, Obras y Urbanismo.

Fragmentos de poema del libro “ Réq uiem para un hijo” , escrito por su madre, Sara Herrera.

El Director del Departamento de Arquitectura, a quién apenas había conocido anteriormente, era Leopoldo Benítez Herrera. Poco tiempo transcurrió entre esa época y su brutal asesinato. Lo recuerdo caminando rodeado de alumnos por los corredores de Lo Contador. ¿Cómo reconstruir su imagen, su vida?… El desafío que enfrento, entonces, es dar a conocer en estas páginas, la imagen y traer a la memoria, la vida de Leopoldo, arquitecto, un ser humano intachable, asesinado por el absurdo del imperio de lo inhumano. Sin imaginarlo ni proponérmelo me fui involucrando con su vida y su obra. Reconozco que no ha sido un proceso fácil: he compartido recuerdos, fotos, añoranzas, dolores y distancias de familiares e hijos, recibido sus testimonios y los de sus amigos. Lentamente, como un mosaico, se ha ido formando su figura y proyecto de vida.

HI STORI A FAM I LI AR

Leopoldo Raúl Benítez Herrera, Polo para sus amigos, nació en Concepción el 12 de marzo de 1936, era el hijo mayor de Raúl Benítez y Sara Herrera, tuvo una sola hermana, Gabriela. Por el trabajo de su padre en el Banco del Estado, se trasladaban a menudo, razón por la que estudió en varios lugares, hizo sus estudios primarios y secundarios en el Instituto Alemán de Frutillar, en el Instituto de Humanidades Luis Campino y el colegio San Pedro Nolasco, estos últimos de Santiago.

Sus estudios universitarios los realizó en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile, en Santiago. Leopoldo estuvo casado con Jacqueline Mouesca, con quien tuvo dos hijos. Su hija Carolina, es psicóloga, está casada, es madre de dos hijos y actualmente vive en Viña del Mar y su hijo Cristóbal quien vive actualmente en Puerto Montt, está casado y tiene una hija. En el año 1971 se casa con Miriam Bessone, quien será su segunda esposa. Al ser detenido tenían una hija de seis meses, Katia. Ella es diseñadora y actualmente está trabajando en su proyecto para obtener el título de arquitecto, en la misma escuela donde su padre tuvo una destacada trayectoria.

Leopoldo junto a su padre en Puerto Montt.

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A R Q U I T E C T O , P I N T O R , CA N T A N T E , P I A N I S T A , M A E S T R O D E L L Á P I Z Y HOMBRE CA BA L Leopoldo con amigos, El Quisco, 1953.

Su principal hobby era la pintura, en este campo ha dejado un conjunto de bocetos y telas, además era aficionado a la música, practicaba el piano y el canto lírico. Desde Noviembre 1957 a Febrero 1959, se destaca en su trabajo como I n v e s t i g a d o r d e l A ñ o Geofísico I nternacional, permaneciendo durante todo ese tiempo, en la Base Gabriel González Videla, Antártica Chilena. De regreso de la Antártica hizo varias presentaciones con sus fotografías en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica. El 4 de Mayo de 1964, con dos votos de distinción y con el tema “ El sonido como com ponente del espacio arquitectónico” , investigación realizada

Izq. Leopoldo junto a su madre y hermana en Villa Alemana.

Der. Leopoldo recibiendo el Título de arquitecto de manos del Decano arquitecto Sergio Larraín García Moreno, atrás, Monseñor Silva Santiago.

entre 1962­1963, obtiene el título de arquitecto en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile (este texto no se encuentra actualmente en esa biblioteca). Posteriormente con el desarrollo de la investigación “ El habita r en la ciudad de Sa ntiag o” , obtiene el Grado de Master en Arquitectura en la Escuela de Arquite ctura de la m isma Universida d. En Junio de 1964 se inscribe en el Colegio de Arquitectos con el Nº1687. Postula y obtiene dos becas otorgadas por la Fundación Ford para estudios de post­grado, en la Rice University, Houston, Texas. En el año 1966, obtiene el grado de Master en Arquitectura, con especialidad en Equipamiento Comunitario, con el tema: “Análisis de diseño de un grupo habitacional para una comunidad en Houston, Texas”. Mientras estudiaba en Estados Unidos, obtuvo el primer premio en pintura para estudiantes latinoamericanos de la Rice University y de esta manera tuvo la oportunidad de visitar la Feria Mundial de Nueva York, la ciudad de Washington y otras ciudades. En 1967, con una nueva beca realiza estudios sobre Autogestión en Yugoslavia.

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Leopoldo, desempeñó una serie de cargos, especialmente en instituciones públicas: Banco del Estado, Jefe de Parques y Jardines en la Municipalidad de Ñuñoa. Fue investigador del departamento de Desarrollo Social de la Corporación Habitacional del Ministerio de la Vivienda 1 y Jefe de Investigaciones en DESUR Ltda., oficina de consultores en Desarrollo Urbano.

Ejerció como Profesor de Tecnología en la Escuela de Diseño Industrial y como Profesor Auxiliar de Taller y del Curso del Espacio y Profesor del Taller de Viajes en la Escuela de Arquitectura. Participó además como miembro de la comisión para “La Arquitectura y el Urbanismo”. Se destacó como miembro del equipo de “Investigaciones de Enseñanza de la Arquitectura” EIDA, y como miembro del equipo de “Jefes de Talleres”, del Departamento de Arquitectura de la Escuela de Arquitectura.

Donde demostró la mayor actividad, fue en el campo de la docencia el que desarrolló integramente en la Universidad Católica de Chile.

Desde 1970 ocupó el cargo de Director del Departamento de Arquitectura de la Escuela de Arquitectura.

H I STOR I A P ROFESI ON A L

"Y que no borren su nombre los aletazos del viento, no se lleven las olas en el vaivén de sus aguas de su reír el acento". Fragmentos de poema del libro “ Réquie m para un hijo” , escrito por su madre, Sara Herrera.

1 Corhabit. Institución para la gestión de la vivienda social, dependiente del Ministerio de la Vivienda.

Compañeros de Leopoldo en la Escuela de Arquitectura de la U. Católica frente a la Casa Central. Leopoldo sentado al centro 3º de derecha a izquierda

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Otras I nvestigaciones R ealizadas 1958

Catastro y análisis de los establecimientos humanos de Chile, de Argentina y de Inglaterra, en el continente Antártico. Investigación para el Instituto de Vivienda y Urbanismo de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile. 1967 Exigencias de la Arquitectura. Publicada por la Universidad Católica de Chile. 1967 ­ 1968 Estudio pre­inversional de la ciudad de Los Ángeles, Chile; para el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Vivienda Unifamiliar proyectada por Leopoldo ubicada en calle Monroe Nº8475, Las Condes, acceso.

Patio interior

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1968 ­ 1969 Estudio pre­inversional de la ciudad de Curicó, Minvu­Desur. 1969 Relaciones entre la Arquitectura y el Urbanismo; para la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile. 1970 Bases para la formación de un Departa mento de Arquitectura. 1971 Docencia en el Departamento de Arquitectura, Congreso de Facultades Latinoamericanas. Publicación de la Universidad Católica de Chile.


A N Á LI SI S P A RA EL P ROY ECTO DE U N A COM U NI DAD EN H OU STON , TEXAS. Leopoldo Benítez Herrera ✥❄❉❃❉➳■✌ ✡❒❑◆❉▼❅❃▼❁ ✭❏■▲❅❒❒❁▼ ✰❁●❍❅❒ ✴❒❉❁▲

I ntroducción “El objetivo de este estudio fue el obtener el conocimiento de Houston que me permitiera ejecutar un proyecto arquitectónico, un proyecto que resolviera algunos aspectos deficientes de la vida urbana y revelara los aspectos positivos. Como estudiante recién llegado a otro país mi punto de vista fue el de una cultura en contraste con otra cultura, y el de un arquitecto en relación a otros arquitectos. Esta situación no podía ser eludida y yo nada hice por lograrlo. Fue más importante el deseo de entender y tener una sinceridad de expresión, que trata de determinar quién tenía la razón. Houston, como otras ciudades de Estados Unidos, es una ciudad para el auto. Su “tablero de ajedrez” no es una estructura diseñada para el auto, pero con las supercarreteras y los esteros, el conductor puede dominar la ciudad y no ser dominado por ella. La arquitectura se hace sin considerar la geografía, el transcurso de las estaciones o el espacio exterior. De este modo la arquitectura no ayuda al hombre a tomar conciencia del espacio urbano (constituido por la llanura y el cielo). El Museo de Bellas Artes y, otra vez, la supercarretera, son las únicas excepciones. La arquitectura se hace desde el exterior hacia el interior y no al revés. Aquí surgen las materias de mi preocupación: vida y espacio. La arquitectura es para dar esplendor a una verdad existente. No es para obscurecerla. Tampoco inventa una problemática, la expresa… Cualquier cosa puede empezar a ser importante en cualquier momento. Hay que permanecer en los lugares. Si se hace un buen croquis se atrapará el espacio. Decena de lugares, de días, de croquis, de anotaciones. Instrumentos: un cuaderno y un lápiz. Hasta que aparece un problema que se repite en una y otra situación. Este problema es el campo de trabajo del arquitecto. Los campos de trabajo del arquitecto tienen entonces mucho de íntimo y misterioso. Son personales. Justamente, yo estoy arriesgando mi destino cada vez. Otros tratan de asegurarse un lugar entre los arquitectos de la época. Tratan de ir a la segura. Huyen de lo misterioso, de lo difícil, de lo ilógico. Son “objetivos”. Hacen esquemas y cuadros sinópticos para no equivocarse. Para no quedar en la oscuridad. A mí solo me impulsa mi oscuridad. Cuando no tenga temor a la oscuridad, me moveré en ella. Como un Señor. Objetividad y subjetividad. Yo tacho esos términos. Un gran poeta es el que revela una verdad Verdad es un hecho indiscutible, un hecho cierto. Objetivo. De gran precisión. Partir es morir un poco, por ejemplo. Esta es una verdad de precisión no numérica.

Este documento fue proporcionado por el arquitecto Tomás Della Porta, quien junto a otros colegas lo publicaron en diciembre de 1973 en homenaje a Leopoldo Benítez.

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En la oscuridad de la contradicción puedo preguntar: por qué. Estoy en rebeldía con los problemas que se plantean los arquitectos. Con las soluciones que dan a esos problemas. Quisiera recrear cada cosa: buscar otra vez su esencia y su razón. Buscar yo los problemas. Inventar yo las soluciones. Se entiende la comunicación si se entiende la privacidad. Se entiende lo ciudadano si se entiende lo provinciano. El cielo y la llanura, el campo y la ciudad, la supercarretera y el tablero de ajedrez.

Portada de la Tesis

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A nálisis en H ouston Com unidad. La comunidad es aquello en que sus miembros son co­partícipes. Participan de cosas en común: gobierno, leyes, límites administrativos. Se sienten representados, acuerdan odiar o acoger. Y otras cosas que podrían decir los peritos. Pero, ¿para el arquitecto qué? El protagonista de la arquitectura es el espacio. La comunidad, sus miembros, co­participan del espacio de la ciudad. ¿Cómo es esto en Houston? ¿Cómo es el espacio ciudadano? U n anteproyecto. En el problema que nos planteó el profesor visitante Hisaka, hice solo una consideración previa al proyecto (Una escuela de Arquitectura y Periodismo sobre una colina del campus de la Universidad del Estado de Ohio). La potencia de una colina es poder ver en 360º. Circunvolución. Por esa razón se sube la colina. ­Es te bien perte nec e a l a comunida d, no es pri vativo de un grupo que usa el e dificio. ­La arquitectura es para dar esplendor a este bien, no es para ocultarlo. ­El edificio, sobre la colina y al igual que ella, deberá unir las dos áreas verdes de la Universidad a ambos lados de la colina. Fueron estas las tres razones para plantear un primer nivel libre y construir el edificio en un mirador. El autom óvil A mi llegada, Houston, como Miami, me ha parecido una ciudad a medio construir, debido a la distancia que hay entre los edificios. Grandes pedazos de suelo para estacionar automóviles, llanuras de concreto. Anchas avenidas. Y tierra de nadie: pasto y árboles. Houston es una ciudad hecha con el automóvil. Este hacer le da una imagen a la ciudad. Los buses van vacíos. Nadie en la calle. No hay veredas. Esto tiene una tristeza para el extranjero que camina. En la noche los edificios iluminados. En la gran noche arrecifes de luz y color. Dan ganas de ir allí. Pero allí no habría nadie. Talvez una cafetería, pero en ella el americano permanece tan poco tiempo. En Downtown nadie se detiene, salvo para cruzar la calle y desaparecer. Uno a veces mira el interior de los autos. Luz verde, siguen su camino, las caras y las piernas se van. Las fiestas se disuelven. No hay sobremesa. Todo siempre en tránsito. Mi cuerpo entero se rebela. Espero el partido de fútbol: 70 mil personas juntas en un espacio. El trabajo de 8 a 5. Detención breve para almorzar. Las tiendas y las oficinas no cierran. Nada se paraliza. De 5 a 11 de la noche nadie duerme. Se ha simplificado maravillosamente el acontecer: eficiencia Americana.

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Los reyes van a Houston a operarse del corazón. Tengo la sensación que se puede hacer muchas cosas. Se ha conquistado una libertad con esta eficiencia: tan pronto en un lugar como en otro. Muchas horas después del trabajo. La distancia no entorpece el hacer. Nadie corre en la calle. Se camina. Westheimer esquina Chimney Rock. Postes para cables. Cables para semáforos. Semáforos para autos. Propaganda total para los automovilistas. Tres bombas bencineras. Cuando el auto se tiene cerca, se usa más. Como en mi departamento en que al salir siempre me encuentro con él, y para comprar cigarrillos a 60 metros, lo uso. Esta mecánica es la de la TV, se comienza a ser un prisionero. La Supercarretera. No hay semáforos ni detenciones. Altura para ver la ciudad y las torres lejanas. Tránsito ordenado. Se maneja tranquilo. Todo se anticipa. Las salidas de las Supercarreteras son a menudo una situación espacial. Desde fuera, la supercarretera también es reconocida. Secciona así la ciudad, la hace menos interminable, delimita zonas espacialmente. En sus nidos, crea zonas para mirar. Las Supercarreteras son las puertas de Houston. Cuando uno se va alejando de ellas, se presiente el acabamiento de la ciudad. La supercarretera abarca la ciudad en pocos minutos. Los barrios quedan unidos, (jóvenes de Lo Valledor no conocen Santiago) Todo queda en el ojo: cementerios, casa, fábricas, calles. La arquitectura es más que nunca un arte temporal. Ocurre en el tiempo. Por esto me apropio de la ciudad en la supercarretera. Es mi ciudad. Fuera de ella no tengo donde ir, soy un extranjero, un outsider otra vez. Así Houston me parece una pecera. Uno se mueve en cualquier dirección, hasta los límites de la esfera, pero no hay ni principio ni fin. La arquitectura en Houston no se preocupa del paisaje de la ciudad. Lo desconoce. Los edificios no miran a ningún lado. No hay ventanas. Las caras de los edificios no reconocen distintas condiciones: sol, vista, espacio vecino. En el interior da lo mismo estar en este punto o en otro. En la Universidad los alumnos hacen proyectos ”que sirven para cualquier lugar o ciudad”. Yo veo que el Museo de Mies atrapa un trozo de Houston y es para mí un hallazgo. Un valor. Horizontalidad, distancias, autos, árboles, iglesias, mucho cielo. En su interior ocurre algo de lo de las supercarreteras: conocimiento, dominio, pertenencia de la ciudad. El encuentro Para vender ahora están las máquinas. Es una eficiencia estupenda. Venden todo. Reemplazan a las personas, las que podrán producir, no servir.

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Pero liquidan un tipo de encuentro. Y no vende ternura. Las señoras conversan con el que vende en el 7­11 (Un tipo de almacén) No con los que venden en el shopping center. Conversan entre ellas en la lavandería, no en el centro de la ciudad. Los hombres se hablan en las cafeterías. Los drive­in (teatros y cafeterías) liquidan otro encuentro. Lo nuevo. Houston es una ciudad siempre nueva. La ropa es siempre nueva. Los artefactos sanitarios y automóviles son nuevos. Para que las flores sean siempre nuevas, las producen de plástico. Las viejas se visten de muchachas. Así es Houston, el tiempo ni transcurre. Todo debe verse bien. Esto es una exigencia del comercio, de la oferta y la demanda. ¿Cuánto deberá esperar Houston para que sus ladrillos envejezcan? Se ha provisto todo de aire acondicionado. Luego, no hay ventanas. En los interiores de Houston tampoco transcurren las estaciones.

Edificio incluido por Leopoldo, en su tesis

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La Ciudad. El Houstoniano piensa en su ciudad. Piensa la Cámara de Comercio. Piensa el Comité de Caridad. Piensan los estudiantes de arquitectura. Publican informes, estadísticas, planos en color, recomendaciones. Piensan en términos de crecimiento, de aspecto, y también en términos monetarios. Pero ellos no parecen saber lo que es una ciudad. ¿Qué es en definitiva una ciudad? He planteado la casa como la ciudad, un lugar de encuentro. El encuentro que anuncia: Yo te hablo de mí. Tú me hablas de ti. Otorgación. El encuentro en que los hombre pueden “revelar más lo que son” Y para esto, está la arquitectura. Para albergar este pleno vivir, esta intimidad. “Y entre más grande fue una ciudad, más creció la intimidad de los hombres” Houston es una ciudad sólo con privacidad. La privacidad que es una defensa contra la intimidad. Hay aquí una conspiración de silencio. No necesitan levantarse murallas entre las casas. El de Houston ha conquistado su independencia al precio de la incomunicación. No parking any time. Le da la espalda al vivir. Le teme a la fealdad. El Houstoniano se ha rodeado por todo eso de linduras. Construye en torno una dignidad. Ha pintado la ciudad entera de un estúpido rosado. Cree en la Comisión Warren. Nadie sabe donde están las casas de prostitución. Trafalgar West. La arquitectura presta su cooperación al mal gusto imperante. ¡Todos los estilos o your money back! (si no encuentra su estilo se le devuelve su dinero) Francés, Tudor, Español, Mexicano. Todo nuevo ¡Recién llegado a la venta! Algún lugar. Todo perfecto. Higiénico. Parece maquette. Soledad. La arquitectura, como en Chile, es un negocio floreciente. Los estudiantes se preparan afanosamente para hacer comercio con ella. No hay reflexión.

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M A N I F I E ST O : " S Í , A L A R E V O L U C I Ó N "

“El Departamento de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile es un ámbito universitario, en el cual alumnos, profesores, pobladores y trabajadores, debaten y problematizan la realidad, generando las fuerzas sociales capaces de insertar dentro de ella una acción arquitectónica que provoca un cambio efectivo en las personas (alumnos­profesores­ pobladores­trabajadores) y en las condiciones físicas en que se desarrolla su vida.” Leopoldo Benítez Herrera, con un grupo de arquitectos profesores de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, participa en un movimiento que se genera al interior de esta Facultad y que culmina con la publicación del Manifiesto “Sí, a la Revolución”. Era un grupo de profesores de avanzada que trabajaba casi en forma clandestina dado que eran una minoría, a pesar de contar con el fuerte apoyo del movimiento estudiantil (Equipo d e Inve s ti g a c i ón en Doc e nc i a , E.I.D.A.). Estos planteamientos y el compromiso con el pueblo y su lucha, originó la reacción en contra de las autoridades universitarias. Durante los años 1968 y 1969, la lucha interna entre los arquitectos progresistas y los profesores que se oponían a las nuevas ideas, se agudiza cuando el grupo progresista propuso instaurar el Taller Vertical­Integral, que establecía una línea coherente en la formación del alumno entre los Talleres y la realidad nacional. Este proyecto fue aprobado en varias instancias, pero no se llevó nunca a la práctica. El 24 de noviembre de 1969, los profesores reaccionarios, usaron una nueva táctica y renunciaron colectivamente a la Escuela de Arquitectura, pero no a la Universidad, argumentando que: “...las circunstancias que vive la Escuela anulan su existencia”. El conflicto llegó a la Rectoría, donde gracias a la disposición creativa del Rector, Arquitecto Fernando Castillo Velasco, la vieja Escuela de Arquitectura, se reorganizó. Los arquitectos renunciados formaron los departamentos de Urbanismo y Obras, y el grupo progresista constituyó el Departamento de Arquitectura. Este Departamento, al cual perteneció Leopoldo Benítez, pudo comenzar su actividad normal en abril de 1970.

Uno de los temas importantes que se planteaban los profesores del Departamento de Arquitectura, era cumplir el mandato que se les había encargado, esto es, penetrar en América, poniendo la Arquitectura y la Universidad como armas poderosas en la creación y recuperación de su destino.

“Penetrar en América es desentrañar su cultura, es hacer su historia es participar en su lucha. Es ser pueblo, en sus ciudades, en sus calles, poblados, cordilleras, selvas y valles. Es penetrar con violencia en nuestro propio interior” El planteamiento original de llevar “la realidad a la Universidad” (1967/1969), luego llevar “la Universidad a la realidad” (1969/1970) se transforma definitivamente en “realizar la Universidad en la realidad”. Más adelante se publicaría un nuevo Manifiesto, “ Contra los crim inales de la paz” .

SU COM P ROM I SO P OLÍ TI CO Desde muy joven manifiesta inquietudes con respecto a las condiciones de vida de los más necesitados, como lo plantea en carta a sus padres, lo que lo lleva a vivir, con otros universitarios, en sectores populares. Como muchos de los jóvenes de los años 60, sus primeros vínculos fueron con la Democracia Cristiana, participó activamente en la Consejería Nacional de Promoción Popular, dependiente de Corhabit 1 , programa estrella en el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva.

1 Corhabit. Institución para la gestión de la vivienda social, dependiente del Ministerio de la Vivienda.

5 El 9 de mayo de 1969, se crea la denominada Comisión Coordinadora Nacional del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), en su mayoría ex militantes de la Juventud Demócrata Cristiana

El objetivo de esta corporación, era impulsar y promover el desarrollo cultural y socioeconómico de los sectores marginales, a partir del fomento de las organizaciones comunitarias, como juntas de vecinos, centros de madres, etc., principalmente implementando programas de capacitación y alfabetización. Con el correr del tiempo y el acontecer político nacional, se une al grupo de jóvenes que forman el MAPU 5 , Movimiento de Acción Popular Unitario. Es allí donde desarrolla gran parte de su acción. Poco antes del Golpe Militar, se vincula al Partido Comunista.

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U NA N U EVA CON CEP CI ÓN DE LA AR QUI TECTURA 2 CORA, Corporación de la Reforma Agraria, institución estatal creada durante el Gobierno de Eduardo Frei Montalva

El grupo de arquitectos progresistas planteaba, “Hacer obras es acción. Acción mediante la cual el arquitecto

3 Humberto Labarca arquitecto, profesor, hoy ya fallecido

En el mes de junio de 1972, la Corporación de la Reforma Agraria encarga una investigación al departamento de Arquitectura de la Universidad Católica, Convenio Cautín, para el estudio de la vivienda campesina en esa zona, e implementar políticas públicas en la materia.

4 Centros de Reforma Agraria

interviene en la realidad y la conoce. Toda acción es transformadora de la realidad. De allí que la obra de arquitectura es el medio del arquitecto para la transformación del mundo. Para expresar su ser poniendo en marcha la transformación de la realidad que lo rodea. Quien renuncia a la obra, renuncia a ser, renuncia a la acción; puede marcharse a otras escuelas”.

Hasta esa fecha no existía una política de vivienda campesina: La vivienda de la CORA 2 , era entregada a los campesinos ­al comienzo del proceso de expropiaciones de los latifundios­ para suplir la completa falta en ese rubro. En Cautín se les asignó pequeñas casas prefabricadas. En algunos casos no sólo se respondió precariamente a las necesidades del campesino, sino que se introdujo elementos que correspondían al habitar urbano. El estudio encargado a la Universidad, fue dirigido por Humberto Labarca 3 además de varios arquitectos y alumnos. El aporte de Leopoldo Benítez se enmarcó en tres líneas de acción: “Postulados docentes de trabajo en taller de arquitectura”, “Presentación de Taller 1967” y “Documentos de arquitectura”. El proyecto consideraba una proposición de organización de los CERA 4 siendo uno de ellos el “Villorrio Juan Colipán”. El desarrollo de este proyecto, fue concebido en conjunto con los campesinos y un miembro del Departamento de Arquitectura que se trasladó al terreno a vivir con ellos y participar de sus actividades.

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FR A GM EN T OS DE UN A CA R TA

Población Bulnes, enero 10, 1960 Queridos papás: no les había podido escribir antes por no saber como decir algunas cosas. Pero bien o mal dichas es mi deseo participárselas a Uds. porque los quiero mucho. Mis cosas son de Uds., y un p o co d e J acq u e l i ne ah ora . Pe r d o ne n l a l e t ra p ue s e s toy e sc ri b i e nd o e n c am a. Nosotros tres nos vemos siempre muy poco y también nos comunicamos poco. Por eso es que mis cosas los toman generalmente de sorpresa, pero no es por el afán de ocultarlas o creer que a Uds. no pertenecen. Jacqueline y yo este último año fuimos siendo presas de una incomodidad muy grande al darnos cuenta de la pobreza en que viven un número grande de gente. A pocas cuadras de nuestras casas; en nuestra misma ciudad. Nosotros, yo y ella, lo tenemos todo, seguridad, cariño, y respeto de los demás, posibilidad de hacer lo que deseemos: viajar, estudiar, darnos gustos, trabajar en lo que nos plazca. Esos pobres no la tienen. Porque ni siquiera se les ha enseñado a gastar en cosas útiles lo muy poco que ganan. Nosotros no despreciaremos nuestras posibilidades ­estudio, dinero, relaciones­ las seguiremos empleando. Pero es nuestro deseo dedicar una parte importante de nuestro tiempo a ayudar a los que tienen demasiado poco. Muchas veces, especialmente en conversaciones con Ud. mamá, pareció que yo no apreciaba los valores que de Uds. he recibido. No es así. Los utilizaré siempre, sin darlos a tontas y a locas a los demás, para reportar un beneficio que es justo a mis hijos, a Jacqueline y a Uds. Se trata solamente de dar un poco de tiempo de nuestra vida para aliviar a los demás. También pareció en las conversaciones que yo no les tenía a Uds. cariño y les miraba en menos por no tener estos mismos ideales. Eso pasó en un principio. Ahora veo que no puede ser, ni siquiera católicos de mi edad piensan como yo. Y no merecen ser despreciados. Por el contrario, cada cual tiene aspiraciones personales dentro de las cuales está cumpliendo un papel útil a la sociedad (...) (…) Esto exige prepararse. Hacer obras sociales no consiste en dar limosna (...) (…) Los patrones no saben que hay hombres macizos que almuerzan con una taza de té, que hay muchachos que en una “pichanga” se desmayan de debilidad, no saben que las casas son húmedas, chicas, feas, oscuras y llenas de promiscuidad. No saben que allí no pueden jamás vivir familias felices (…) Todo esto hay que sentirlo en carne propia para poder dedicar un tiempecito a los pobres, durante largos años sin desfallecer. Sentirlo uno mismo es una escuela de la vida, en que se aprende a apreciar lo que se tiene (…) Papás queridos: ya no tengo odio ni resentimiento, ni desamor ni desprecio por el dinero. Tengo nada más que un poco, muy poquito de cariño hacia los demás. Les doy mi palabra, esto me hace feliz. Vivimos a la salida de Santiago en dos piezas con Gastón Maturana, Hugo Nally (uno negro, grande que fue a almorzar una vez a la casa) y otro chiquillo de la Universidad (Tomás Moulián). Trabajamos ocho horas diarias y nos pagan $ 880 diarios a cada uno (más o menos $ 25.000 mensuales). Comemos, vivimos y trabajamos exactamente igual que los obreros de la fábrica (Algodones Hirmas). Por eso es que durante esta experiencia que durará hasta el 15 de Febrero no tendremos mas gustos que los que ellos se dan: ir a la Quinta Normal, al San Cristóbal, tomar mote con huesillos(…) (…) Ciertamente la mayoría prefiere irse el verano a El Quisco o Viña, pero nosotros estamos muy bien aquí. Fíjese que Toyo, se fue a trabajar a las minas de Lota, quién sabe como le ha ido. De mi Escuela hay varios en Socometal, en la Papelera (…) Espero recibir carta de ustedes, yo les escribiré luego para contarles más detalles. Uds. saben la dirección mía, así es que cuéntenme novedades: cómo va la citroneta, las termas, la jubilación, el riego, la gente del barrio, etc. Los abraza cariñosamente Leopol do

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A P U NTES M ANU SCRI TOS

Abril, 14 de 1969

(…) Yo odio la generación que me precede por el asco que me producen, y he conocido una forma de odio de la generación que me es más joven cuestión que aprecio. (…) Dolorosamente pero aprecio. De hecho la mujer que quiero no es de mi generación. Hay otras formas de violencia fuera de la lucha armada. Pienso, a veces, violencias más crueles. Porqué yo: No creo posible por ejemplo el amor sin violencia. Contradicciones del surrealismo. Pero no es posible pasar de la dependencia (de la domesticación) al ejercicio de la violencia sin el ejercicio, el aprendizaje del ejercicio, del odio. Yo no recomiendo Yo no dejo de recomendar Esa es una cuestión de los estrategas Pero sin violencia nada es posible Y la violencia no es posible sin un previo ejercicio del odio Cuestión difícil a conquistar Amor violencia Para que cada contradicción sea posible Es p r e c i s o d e s c u b ri r e l m e c a ni s m o q ue l o s un e y a rt i c ul a y ha c e c om p l e m e nt a r io s . Ej: Amor – violencia Mecanismo = odio

Ej.: El mecanismo por el cual amo a una mujer que no es de mi generación lo desconozco. Y así los mec a ni sm os d e m últip les c ontrad ic ciones q ue “e n al gún punto del e spí ritu” no l o son. Ej. dentro de mí: necesito una guerra, mía, con los argentinos; pero no acepto que expulsen 14 argentinos del país (“asilo contra la opresión”) un gobierno que me inspira compasión (esto último, otra contradicción). La revolución es contra el hombre por el hombre y será hecha por hombres. Entiendo entonces (como el Ché, creo) ella no es posible sin la conversión personal. Y esto no es posible sin la concientización personal y la concientización de la masa adolescente (domesticada) (Ac us o a los m ayores, a todos l os mayores como dom estic ad ore s de los a doles centes ) Y por concientización entiendo introspección (inside).

Revolución Latinoamericana

Pero ¿qué proponen? Una estrategia: “vía armada” “unidad popular” “promoción popular” conversión personal introspección personal

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¿Porqué? porque tenemos un lenguaje común, un territorio común etc. Y otras cosas que Bolívar podría junto con los expertos señalar. Yo digo, Latinoamérica porque tenemos un opresor común: los Estados Unidos de América (que soberbiamente se hacen llamar “AMÉRICA”). Un norteamericano conquistará la luna: si fuésemos dueños de nuestro trabajo, si fuésemos dueños de nuestras riquezas, si fuésemos dueños de nuestros marinos, mineros, campesinos y ratas de conventillos ¡MUERTOS! ¡MUERTOS de hambre! habríamos querido hacer con nuestros bienes, talvez otra conquista. Pero en fin: siento que es Latinoamérica, los muertos de Latinoamérica, y los que están por morir los que han conquistado la luna. Y entre nosotros No estoy con aquellos que no se sienten ni culpables, ni siquiera conmovidos por que SUS muertos impulsan hoy un cohete norteamericano a la luna. Eso es 1º Y 2º c ontra a que ll os q ue p ref ie ren una vid a rosé , pi nk, rosa d a; a l a jus ta v iol enc ia . (esas mujeres a mí no me las den) y 3º contra los que ejercen el débil poder de la domesticación. Y entre nosotros : hay de aquellos y de ésos y éstos. Y los otros, los contrarios. estoy con ellos Pero ellos exigen carnet y al carné lo llaman “definición“. Quieren alinearnos en las posiciones catalizadas (¿?) A eso digo: la concientización popular es mi estrategia (CHE) Luego el ejercicio del odio Que hace posible la violencia (CHE, GHANDI; sí Ghandi!)


CA RTA SOBRE VI AJE A LA AN TÁRTI CA Por los canales, diciembre, domingo 15 de 1957 Querida mamá: En estos días he descubierto que soy bastante malo para escribir, y aunque me acuerdo constantemente de todos ustedes, me preocupa mucho hacer el desatento. Claro que la mala letra es por el movimiento del barco. El viaje hasta el momento ha sido muy afortunado y anoche pasamos el Golfo de Penas; es entonces harto decir, pues el Golfo es más o menos mitad de viaje. En carta anterior debo haberles contado el trayecto de Valparaíso al puerto naval de Talcahuano, con días de sol y poco movimiento. Bueno, de su tierra natal al sur la cosa cambia; hemos tenido sol y muy buen tiempo hasta Maullín. El Golfo de Arauco que decían es bravísimo lo pasamos tranquilamente, sin darnos cuenta. Al pasar el canal de Chacao, frente a la isla de Chiloé, el cielo se nubló y llegó a bordo el Intendente de Llanquihue que va también a la Antártica por el verano. Sin pasar por Puerto Montt seguimos hacia el sur, los pasos de mar se han ido estrechando bastante. El Viernes 13 navegábamos con un poco de lluvia y mar tranquilo. Los canales son extraordinarios. En Angostura Inglesa, que pasaremos mañana temprano, dicen que el barco pasa a 5 o 6 m. de los bosques que cuelgan sobre el mar. Hasta ahora no ha hecho nada de frío, con una chomba está para abrigarse bien. Anoche nos movimos mucho, era la pasada del Golfo de Penas. Sólo se mareó, desde Valparaíso hasta ahora, un chiquillo de la U. de Chile. Pero los marineros se han mareado bastante pues duermen en proa y allí se mueve muchísimo. El temporal de anoche resultó grado 5 aunque lo habían anunciado grado 9. La pasada más difícil que va quedando es el Mar de Drake, que está entre el Cabo de Hornos y el continente Antártico. Llegaremos a Punta Arenas el miércoles y para la Pascua estaremos seguramente en viaje a Isla Decepción, que es la meta del “Rancagua” en la Antártica; desde allí iremos en ciertos barcos chicos, pero muy seguros, llamados patrulleros hasta las bases respectivas, Risopatrón y González Videla. Desde que entramos en los canales el viaje cambió totalmente; los paisajes son bellísimos y la desolación es impresionante. Nos detuvimos dos veces. En bahía Manaos, para recibir al Intendente y en Puerto Lagunas. En ambas partes, nos avistaron los pescadores y se empezaron a acercar muy lentamente y con gran esfuerzo en sus botecitos a remo. Vendían mariscos baratísimos esos días tuvimos “pataches” o sea comilonas de marisco por sacos. Tenemos un mayordomo que prepara muy bien lo que compramos. Nosotros aprendimos también y aprovechamos de invitar a nuestra cámara a algunos marineros que cuentan viajes y amores divertidísimos, y a veces trágicos. La comida no ha fallado; es abundante y muy buena; también tenemos derecho a cantina, en la que se pagan precios ridículos, coca­cola 30; vinos 200; tragos cortos todos a 35 pesos. Otra cosa agradable es el barco mismo. Desde el Comandante hasta el marinero más joven nos mira con respeto. El día del zarpe, estando formada la marinería en la cubierta con uniforme de gala, el Comandante les habló de nosotros y nos tomaron buena voluntad; nos admiran pues pudimos llegar a la universidad, porque voluntariamente nos imponemos una empresa, porque somos amables con ellos. Muchas veces uno cree que hay una distancia enorme entre uno mismo y la gente que tiene una posición más sencilla; uno cree que si bien no somos superiores, al menos somos distintos. Y eso no es cierto. Si no fuera por los marineros el barco no se movería; y si no estuvieran los basureros el tarro estaría en la vereda todo el día, y nosotros tenemos defectos y ellos los tienen. Con la salvedad que nosotros

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hemos tenido educación y deberíamos tener menos defectos. Y no resulta así. Y nunca hemos querido. Así, de “querer”, a la gente más sencilla que nosotros. Y a los que son como nosotros nos cuesta mucho quererlos y hacer cualquier cosa por ellos, sin más ni más. Los compañeros míos me tienen conforme. Son tres: César Burotto, Sergio Merino y Sergio Cisternas. Los tres son del 4º año de Construcción. Los otros seis, de la Base Risopatrón, no me habían gustado tanto. He tenido mucha suerte. Yo creía que eran en general más cultos, o al menos más interesados en ciertos temas. No es así. Pero creo que no importa nada. Aquí importan, ya nos hemos convencido, otras cosas; nos lo había dicho el Comandante de nuestra Base y el psicólogo. Aquí importa mas que nada comprender a los demás y tomarlos como son y así ayudarlos mucho y pedir ayuda humildemente; moral y física. Hay que dejarlo pasar todo, ser como una piedra, no hacer caso de nada de ninguna molestia o detalle desagradable, aceptarlo y allanarlo todo. Aquí todo es una pequeñez despreciable, al lado de lo que importa, la amistad y la comprensión. Estamos aprendiendo que los problemas de uno, deben ser los de todos, que las tristezas de uno deben ser superadas por todo el grupo. Y así lo pasamos muy bien. Estoy seguro que cuando volvamos habremos aprendido a vivir mejor. Aquí dicen que se aprenderá una cosa, que allá en Santiago, en la micro, en las casas, en la universidad, cuesta mucho aprender; y principalmente practicar; amar tremendamente a la gente; quien sea, simpático o no; tomarlos como son, no como uno quisiera que fuesen; no importa si los servimos o no (…) El Comandante de la Base es un hombre buenísimo, es capitán de la Aviación y se llama Tulio Vidal. Él cree que en el aspecto humano puede haber problemas (imagine a 12 tipos metidos 8 o 6 meses en una casa, es muy probable, pero que con lo anterior lo superaremos). Otros problemas; alimentación, casa, comodidades con lavado, calefacción, espacio para dibujar, estar, hacer gimnasia, radio, etc., etc. no tendremos. Las Bases han funcionado bien muchos años, y con cuidado nada fallará ahora. Mamá, es muy probable que no pueda escribir no más que una o dos cartas antes de zarpar de Punta Arenas hacia el sur; luego mandaré una carta o dos en Enero, igual cosa en Febrero, aprovechando los buques que hagan viajes desde la Antártica durante el verano. Pero para entonces ya se habrá iniciado el servicio de radio, que espero para ustedes no sea muy sacrificado. Me gustaría poder hablar con uno de ustedes una vez cada 15 días si fuera posible. Si las comunicaciones fueran de noche les será incómodo. En la base nos espera mucho trabajo, por eso el año se pasará sumamente rápido, además hay que estudiar y leer algo, para no volver muy colgados a la Escuela. Bueno mamá, aquí el mayordomo que se llama Hernán Cortés, está pidiendo la mesa. Es lo más divertido. Fíjese que ha ido ya una vez a la Antártica y ha acompañado a los guardiamarinas en el buque escuela Esmeralda en el viaje alrededor del mundo. Es lo más simpático y eficiente. Será entonces hasta 2 o 3 días, cuando reciba carta suya en Punta Arenas. No se enferme, pues el calor d eb e s er tre me ndo y e sta r en c am a d eb e s er un torme nto. Cha íto ma m á, la a braza , Polito

Leopoldo en faena de petróleo en la Antártica

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CA R TA DESDE LA AN TÁ R TI CA (...) aquí a empollar sus huevos. En las fotos los verán, son pequeños y no vuelan. Eso sí que en el agua nadan rapidísimo. Uno ve cosas extrañas, por ej.: en el corral hecho con tambores de petróleo está la vaca, algunas gallinas, corderos y en medio de ellos un pingüino empollando tranquilamente. La vaca espera un ternerito para mediados de año, entonces tendremos que aprender a lecharla. Y en unos 7 u 8 meses haremos cazuela de vaca. La vida misma es bien tranquila y agradable. El verano se pasa en el cuidado de esta granja, acomodando bien las cosas para el invierno y tomando fotografías. Lo pasamos el día entero al aire libre, lo que hace muy agradable el trabajo. Cuando llegue el invierno comenzaremos nuestras observaciones, y viviremos dentro de casa casi todo el día. Actualmente somos cerca de 20 personas, pero luego se marcha el personal de construcciones, reparaciones, instrumentistas y quedaremos 12 personas, por todo el año. Ocho aviadores, y cuatro universitarios. Los aviadores son: un Comandante, un 2º Comandante, un técnico en motores que atiende la producción de energía eléctrica por medio de motores, tres radiotelegrafistas, un enfermero y un cocinero; cada uno en su ramo, es lo mejor que tiene la Fuerza Aérea y son muy serviciales y simpáticos. A pesar que hay grados y gente no uniformada como nosotros, es increíble la igualdad que hay aquí. En todo orden de cosas. Todo es de todos. Todo se divide por doce partes iguales. Eso parecería loco o inútil allá en Santiago, pero es la base para una estadía de 12 meses, feliz y sin contratiempos. (...) Uno puede hacer lo que quiere, siempre que no moleste a los demás. Y de hecho uno hace lo que quiere. No hay horarios ni órdenes ni cosas obligadas o puramente formales. En la práctica los quehaceres se dividen por 12, y son muy pocos y livianos. El “Ramón” es el que hace el aseo, lava los platos, ayuda al cocinero, sirve la mesa, etc, etc. Le toca un día a cada uno de los 12, y así todas las cosas. Claro que las observaciones metereológicas las hacen los aviadores solos y las auroras y luminiscencias nosotros. Las visitas que llegan son interesantes. La flotilla antártica tiene su centro de operaciones muy lejos de nosotros, en Decepción. Y de vez en cuando llegan patrulleros a hacer diferentes maniobras y encargos. Hace días trajeron al Agregado Naval británico y al capellán de la Escuadra que dijo una misa. Yo y Sergio Cisternas servimos de acólitos. Estas visitas son atendidas y tenemos triple trabajo. Hay otras visitas menos formales y más habitués. Los argentinos y los ingleses. Estos últimos son simpatiquísimos. No hablan nada de castellano pero llegan como a su casa. Saben dónde está el azúcar, el baño, todo. Recorren con un perro negro enorme, arriba de sus lanchas a motor toda la zona; son siete. Esta mañana pasaron de paso, pues iban de visita donde los argentinos. Son todos entre 17 y 22 años y vienen por dos años. Con estos últimos hemos alternado mucho. Para el año nuevo les prestamos dos guitarras pues tenían una “farra” en la base Almirante Brown, que es la de ellos. A propósito de fiestas, hemos tenido varias, Pascua, Año Nuevo y uno o dos cumpleaños. En una de ésas me tocó por sorteo hacer una torta, fue muy divertido, pero cuando me vi perdido le rocié una botella de ron encima y quedó exquisita. La del pan es también otra comedia, pues todos experimentan a su gusto. Hay otras faenas más antipáticas, que afortunadamente hemos terminado. En las fotos se ven un poco. Como por ejemplo el traslado de algunos cajones muy pesados desde la playa hasta la casa. Pero hemos participado todos los 20 que estamos en la base. También se nos ocurrió una “casa de botes” para proteger los dos nuestros durante el invierno. Resultó bien pesadito hacer el concreto, y para mi peor pues lo dirigía. Esas cosas claro está, se compensan por las comodidades que nos darán en el invierno. Las radios de Santiago se pierden un poco durante el día y las escuchamos sólo de noche. Pero en el día utilizamos los discos que están por cantidades industriales. Libros hay muchos y buenos. Los domingo tenemos funciones de cine. Claro que en 3 o 4 meses, tendremos que empezar a ver las películas de nuevo. Total que alternando en trabajos, diversiones y unas horitas para leer o estudiar, se ha pasado el tiempo muy rápido; y eso que cada cual se levante o acueste, coma o no, la hora que le parezca, le permiten a uno no aburrirse ya que está haciendo las cosas de más de su agrado.

Leopoldo con compañeros en la Antártica

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Lo que menos hacemos, pues es lo mas desagradable es el lavado de ropa. Por suerte no tenemos mucha, así que con una vez al mes basta. Otra cosa que se nos olvida es tomar las vitaminas que nos han dado; y el enfermero jode y jode. En la bodega tenemos una especie de gimnasio, palanquetas para hacer ejercicios y dos pushing­ ball además una canchita para basketball y pichangas que está todo el verano sin nieve. Por supuesto que no todo son maravillas; como en todas partes del mundo. Echamos mucho de menos, la casa, la universidad, el teatro, los bailes y las niñas. Más que todo la casa. También el frío va a ser cosa seria. Ahora no nos molesta nada, estamos muy aclimatados; pero después la cosa cambiará. En invierno llega habitualmente a 27º bajo cero, mientras que en Santiago estarán a 2 o 4 grados sobre cero como mínima. En Junio nos abandonan los pingüinos, pues emigran al norte en busca de mejores climas. En todo caso, dicen los expertos, que es mejor que en Punta Arenas donde el viento es diario y excesivo. Además que aquí hay un frío seco y sano, y uno casi no sale de la casa. Eso en invierno. Otra cosa que se extraña es el estadio: tener que oír por radio cómo la Católica se va al hoyo, sin poder estar allí jugando también. Pero en fin, todo se va compensando un poco. No sé si las conversaciones por radio les han parecido muy problemáticas por los ruidos, interrupciones y lejanía con que se oye. Pero todo es cuestión de costumbre y yo creo que a la larga nos acostumbraremos bien. Al principio uno es muy parco y habla tipo telegrama. Pero ya pasará. Aquí nos reíamos mucho con esto y todos los comunicados familiares se reducen a: Aló, aló, sí, sí, escucho perfectamente ¿y tu también? ¡qué bueno! perfectamente, etc, etc. Y nadie dice nada a final de cuentas. Hay una cosa importante que podré decirles por radio, lo que aquí voy a informar. Cada uno de los 4 universitarios tiene el derecho a hablar por radio el tiempo que se le ocurra con quién se le meta en la cabeza. Nosotros estamos en nuestra casa, no somos visitas, ni estamos pidiendo un favor. Pero puede que en Cerrillos estén limitados a ciertos días y horas, pero, reglamentariamente, Cerrillos debe atendernos 20 minutos a cada uno. Ese tiempo lo pueden emplear libremente los parientes y amigos, como ellos lo deseen. Así es que no hay razones para que haya que hablar tan corto, para que las personas que vienen como visitas a hablar, no se queden hasta el final esperando turno o que hablen mucho de nosotros. Ahora, si los otros parientes están muy nerviosos e impacientes es otro cuento. Pero yo dispongo de TODO el día y Ce r ri l l os de b e pe r m it i r 20 m i nut os m í ni m o p or c a d a uni v er s i ta r io i ni nt er r um pi d os . Van a tener que perdonarme, pues las fotos en blanco y negro que les pude mandar son muy pocas y malonas en cuanto a técnica. La verdad es que recién estoy aprendiendo a desarrollar, copiar y ampliar los rollos. Pero al final del año podré mostrar un álbum muy bueno. Muéstrenselas a Jacqueline. Quisiera hacerles ahora unos encarguitos 1º Que entreguen a cada destinatario las cartas o paquetitos según indicaciones escritas en cada sobre. Dentro de lo posible, personalmente. Estas cosas son importantes pues he escrito lo estrictamente necesario. (…) 2º Que manden a desarrollar a casa Reifschneider (en calle Agustinas) los rollitos de fotos en colores. (…) Quiero que saquen “diapositivas” con marquito de cartón. Es un trabajo caro $1.500 a 2.000 por cada rollo, que les ruego me lo faciliten por ahora. Por supuesto que esto no apura y si hay problemas, consúltenlo con Lucho Nakagawa que entiende de fotografía. En todo caso las cartas y fotos no apuran en absoluto y podremos conversarlo con detención por radio. Las fotos en colores no deben haber resultado muy bien, pues son difíciles de sacar y yo no lo había hecho nunca antes. Pero que se le va a hacer. Hay que lanzarse nomás. En 5 o 6 días más se marchará el último patrullero, así que esta carta es la única que les envío. Les pido se cuiden mucho y no exageren la nota en los trabajos: apréndanme a mí. Ojalá mi papá pasara más tiempo en Santiago para que no se sacrificara tanto y acompañara a la mamá. (...) Los abrazo a todos muy fuertemente y les digo que yo rezo a menudo por mi casa para que seamos felices y nos juntemos un día. Si les queda tiempo les pido también que recen por mí, lo voy a necesitar como siempre. Hasta pronto, Leopoldito

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P Á GI NA S DE U N DI A RI O DE VI DA . Marzo 1968 Carolina y Cristóbal, nuestros hijos han comenzado el colegio, con gran entusiasmo se aprestan a recibir el conocimiento fragmentario y sectorializado, independiente de su experiencia vital que rápidamente los domesticará y los inutilizará, y lo que se presume les asegurará un éxito en la vida. Marzo 1968 No sólo que prostituyen la arquitectura, que nos arrebatan la escuela para prostituir a los alumnos. Es que nosotros les queremos disputar el dominio del mundo; dominio que hasta ahora parecía un privilegio de los científicos. Nosotros creemos poder conocer y por lo tanto dominar el mundo. Creemos por ej. Y ¿queremos? entender mejor que ellos y que los científicos lo que es y está ocurriendo en: el hombre la ciudad ellos el subdesarrollo etc. Se precisa entonces de una (unas) nueva manera de seguir conociendo y una nueva manera de aplicar el conocimiento a las obras que se tengan entre manos (obras aquí incluyen las investigaciones cuyo objetivo sea por ej. organizar conocimiento y/o informaciones). Es seguro que el hombre de 1968 sabe mucho más que el hombre de 1886: (tiene + conocimiento no solo a su disposición, no solo a su mano que es otra cosa, sino lo que es + importante: el hombre de 1968 tiene muchos más conocimientos incorporados que aquél de hace 100 años). Ocurrirá lo mismo con el hombre del año 2000 que con el de 1968. Este incorporar (hacer parte de su cuerpo) cambia al hombre entre 1868 y los años que siguen. Se trata cada año (talvez cada generación) de otro hombre, de un hombre distinto. El hombre siente Ve y por tanto, sabe mucho más de lo que tiene conciencia. El hombre emplea todo lo que sabe aún cuando no sea formulable ni formulado aún. Es más: el hombre cuando opera emplea mínimamente conocimientos formulados. El hombre puede razonar con los conocimientos no formulados aún y con los no formulables. El conocimiento intuitivo es solo una parte del conocimiento no formulado aún o no formulable. Esto es que el conocimiento no formulado aún, no necesariamente es ajeno a las actividades de la razón. Entendemos entonces por conocimiento intuitivo: “aquel que penetra en nuestro espíritu sin necesidad de razonamiento”. Abril 1968 El problema del conocimiento es muy actual ¿Porqué? En los últimos 100 años parece haberse aumentado extraordinariamente el conocimiento operacional del hombre sobre el mundo que lo rodea y acerca de sí mismo. Se ha acumulado una cantidad tal de información que es claramente imposible su registro total por parte de los individuos. Se ha esclarecido vastas y numerosas áreas posibles de nuevos actos de conocimiento lo que clasifica la situación individual a futuro: 1.­ Es imposible que el individuo registre todo el conocimiento y la información que se posee y poseerá. 2.­ Es imposible que el individuo emplee en sus obras todos los conocimientos e informaciones que se poseen y tiene relación con ella. 3.­ Fuera del registro y del uso es aún imposible el sólo tener a mano (bibliotecas por ej.) todo el conocimiento y la información pertinentes a las obras o materias que se tienen entre manos. La acumulación de información obliga a fragmentar y sectorializar el conocimiento con lo cual éste, como cuerpo queda lesionado, como actividad queda empobrecida, como realidad queda separada de la vida. La docencia, en cuanto a transmisión de conocimientos no pasa de ser una montaña de información fragmentaria y sectorializada que se señala y a nivel individual fracasa por su calidad de inacumulable. La d oc e nc ia , en cua nto a tra nsm is ión de conoc im ie ntos no p as a d e s er una m ontaña d e

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información fragmentaria y sectorializada que se señala, y fracasa por su calidad de inacumulable. La docencia, también como transmisión acumulable, intenta la entrega de información aplicada o receta, lo que permite una eficiencia relativa a niveles tecnológicos. La crisis docente se encuentra entonces: a nivel de formación individual básica (liceo) en un extremo. A nivel de investigación científica, artística o técnica en el extremo opuesto. A nivel de profesión (= de investigación y tecnología) que formula y reformula y a nivel de ciencia aplicada, en puntos intermedios entre los extremos señalados. La cantidad de conocimientos incorporados (es decir no formulables a nivel individual) crecerá en los próximos años increíblemente, además: los conocimientos incorporados a nivel individual son mucho mayores en cada generación que los conocimientos formulados por toda ella, que están a la mano del individuo y que son por tanto, utilizables por él. Se trata entonces en dos cosas para el individuo: 1.­ Poder utilizar al máximo los conocimientos incorporados (no formulados y probablemente no formulables) en vista a la ejecución de obras. 2.­ Procurar la “intensificación”…(por sobre la acumulación de información y conocimientos generales, cosa ya sin interés)…de la incorporación del conocimiento. 3.­ La intensificación de la incorporación del conocimiento es posible mediante la intensificación de la inmersión en el mundo circundante. DICCIONARIO Intuición Racionalismo Conciencia

Razonamiento Mente

Raciocinio Conocimiento

Razón Introspección

El problema de la docencia se ha transformado entonces de un transmitir conocimiento para el hacer mejor del educando, a transmitir el cómo conocer para el mejor hacer. Cuando el individuo se pone al margen, fuera del ruido que lo rodea, para observarlo y conocerlo lo hace con un bagaje ínfimo de información (ínfimo en relación a toda la información que existe). En esta acción, s u s n u e v o s c o n o c i m i e n t o s s o n r á p i d a m e n t e e x p r e s a d o s e n í n f i m a s i n f o r m a c i o ne s . Las selecciones posibles solo le permitirán a posteriores operaciones muy circunscritas e imperfectas en relación a los niveles que se podrían alcanzar en vista: a) a las informaciones existentes. b) a las nuevas áreas, materias de nuevos conocimientos que tienen que ver con la obra. Subjetivo = Relativo El valor = el ser mismo, en cuanto en virtud de su contenido significa una perfección y atrae a la potencia operativa: No se lo da, el ser carente de valor ni el valor carente de ser. Las teorías que separan el valor del ser:”los valores valen pero no son” = valor puramente subjetivo, relativo. Existe una objetividad que requiere una subjetividad que la aprecie.

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UNA CASA EN EL ARRA YÁ N

y se integran al recuerdo. Carlos Castellón aún es dueño de la casa vecina pero vive en USA.

En El Arrayán, en un hermoso lugar entre el río y los cerros, allí un día, Sergio Grau, compra una gran superficie de terreno, regala a sus amigos parte de éste para que se trasladen y construyan sus casas: Carlos Castellón, Marcelo Díaz y por supuesto, Leopoldo.

Conversación rica en historias, anécdotas. Los cuadros pintados por Leopoldo nos acompañan desde las paredes.

Se instalan, en pequeñas casas Hogar de Cristo, formando una comunidad; no sólo de nombre sino de hecho: son arquitectos, hacen turnos para viajar a Santiago en auto. Comparten almuerzos, parientes, hijos. Finalmente nos juntamos, Miriam nos invita una noche, está Margarita su hermana, está Katia, Marcelo y Marta, su esposa. Casa con tantas historias, casa cálida que ha ido creciendo con el tiempo. Parte del sueño de un grupo de jóvenes a mi gos . Ll eg an Edua rd o Pa lm a y Ce ci li a,

Conversación intensa. Eduardo nos cuenta que tiene “atragantado en la garganta”, mil cosas que quisiera haber dicho desde hace mucho. Con Marcelo conversamos de la Escuela, de sus historias, los conflictos con respecto al concepto de arquitectura que se planteaban allí. Las amistades, las traiciones. Se hace tarde, hace mucho frío, pero el vínculo que se ha creado en torno a Leopoldo nos hace olvidar, el tiempo se ha detenido. Ha pasado tanto tiempo, Leopoldo, pero estamos aquí.

Katia, su hija y Eduardo Palma, en casa de Leopoldo, en El Arrayán

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¿ Qué mano aleve te trizó la sien que latió por su patria, la belleza y el bien?

Fragmentos de poema del libro “ Réquiem para un hijo” , escrito por su madre, Sara Herrera

TESTI M ONI O

Prólogo del libro “Réquiem para un Hijo” escrito por su madre Sara Herrera.

La portada de mi libro va en blanco. Ha desaparecido del escenario de la vida la mano genial que la vestía de magia y colorido. Hoy mi canto, ensombrecido de honda tristeza, es ofrenda de amor materno para el hijo que se ha ido en plena madurez física, intelectual y artística.

Portadas diseñadas por Leopoldo, para libros editados por su madre, Sara Herrera

Arquitecto, pintor, cantante, pianista, maestro del lápiz y hombre a carta cabal no defraudó a nadie y dejó en cada corazón el hábito vivo de su afecto y su lealtad. Chileno amó a su país. Viajero de muchos caminos, navegante de mares australes regresó desde todas p a r te s , d e c u a n t o l u g a r v i s i tó l l e v a d o e n a l a s d e s u i n q u i e t ud s i e m p re r e n ov a d a . En su tierra quedan sus veneradas cenizas y en la pluma de una poetisa chilena sus recuerdos de hombre y profesional. Inclino esa pluma ante el lápiz del eximio dibujante quién impactó nuestro espíritu con una vida a ritmo de vértigo, la mano tendida en gesto fraterno, el tierno ademán, la actitud modesta, el aire i nd e f i n i b l e d e l a r ti s ta , s e r d e e x t r a o r d i n a r i a c a l i d a d h u m a n a y m ú l t i p l e s f a c e t a s . Este libro es un homenaje a Leopoldo, hijo excepcional, que, en vida, supo rendir tributo de ternura y respeto a sus padres. Estos poemas, dicen de la pena íntima y del inenarrable desconsuelo de una madre en orfandad.

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TESTI MONI O Miriam Bessone, su esposa Conocí a Leopoldo Benítez Herrera a fines del año 1966, cuando entré a trabajar a la Consejería Nacional de Promoción Popular. El “Polo Benítez”, como le llamaban, era muy bien considerado profesionalmente por sus pares. Se distinguía además, por ser una persona muy agradable socialmente. Alegre, optimista y con un sentido del humor especialmente ingenioso e irónico.

con ellos, les gustaba venir a El Arrayán, sintiéndose muy felices con nosotros. Amigo de sus amigos a toda prueba, muchos de los cuales conservó desde niño, para toda la vida, a pesar de cualquier diferencia de pensamiento, credo o ideología. (Sé que aún los tendría si viviera). Consecuente con sus ideales de solidaridad e igualdad social. Solía llegar embarrado hasta las rodillas de alguna población donde habían estado repartiendo e instalando fonolitas después de un temporal.

Esta imagen me quedó de él en el corto tiempo en que allí lo conocí, porque en Marzo de 1967 se retiró de la Institución para viajar con una beca a Yugoslavia.

Al esperar nuestro primer hijo manifesté mi temor en el sentido de equivocarme en la crianza. Me respondió que sólo debía darles mucha ternura, que el resto lo haría él. Fue como un “pequeño gran pacto”, entre nosotros.

El destino quiso que lo encontrara tres años después cuando regresaba de Tongoy con sus dos hijos y un sobrino, ya separado de su primera esposa.

En Marzo de 1972 nació Leopoldo Daniel, con una grave enfermedad renal congénita, a la cual pudo sobrevivir 21 días. Fueron los más amargos de nuestra vida juntos.

Recién entonces empecé a conocerlo mejor. Había sido siempre un joven idealista, un tanto rebelde, de padres muy conservadores y estrictos. Había estado más de un año en la Antártica. Master en Arquitectura, profesor en la Universidad Católica, aficionado a la pintura, de hecho en ese tiempo pintaba mucho. Había militado en la Democracia Cristiana, para luego ingresar al MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitaria). Al momento de su muerte estaba más cercano al Partido Comunista como simpatizante o pre­militante (no lo tengo muy claro). Dedicado casi exclusivamente a la docencia, teniendo algunos proyectos particulares. Un año después, en Febrero de 1971, nos casamos. Aunque como marido no era una persona fácil de llevar, yo diría que no tuvimos más problemas que el común de las parejas, creo que logramos ser buenos compañeros, no dejamos pasar la rutina entre nosotros. Era un hombre práctico y concreto y a la vez de grandes abstracciones, de actitud a veces un poco duras, pero a la vez muy tierno. Muy buen padre, excelente educador, dedicado a sus hijos a los cuales adoraba. Compartíamos mucho

En Marzo de 1973 nació, para consuelo nuestro, nuestra hija Katia, quien seis meses después, cuando a él le cortaron tan brutal e injustamente la vida, se convirtió en mi única razón de ser, porque, de no haber existido ella, creo que yo tampoco. Fueron dos golpes demasiado fuertes en tan poco tiempo, pero debía resistir por ella y para ella. ¿Cómo no recordar nuestro “pacto”, cuando el día que Katia cumplió dos años me preguntó ¿dónde está mi papá?, y a mí solo se me ocurrió la típica respuesta: “en el cielo”. Mientras lo buscaba con su mirada en el cielo, me respondió ansiosa y enojada “¿Pero dónde mamá? yo no lo veo”. Cuando al llegar por quinta vez atrasadas al jardín infantil no nos permitían entrar y otro niño, al que llevaba su padre entra sin problema, ella dice: “Yo

se que a mi no me dejan entrar por que no tengo papá”. Cuando a los cinco años vuelve corriendo de la casa de los niños vecinos donde estaba jugando, llorando muy angustiada, me dice casi furiosa: “A

mi papá lo mataron, ¿no es cierto mamá? Dime quién lo mató”. La traté de tranquilizar diciéndole que había chocado en el auto y le cambié rápidamente el tema.

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Cuando a los siete años sus preguntas eran: ¿Cómo

murió?, ¿en qué lugar?, ¿tú lo viste?, ¿tenía mucha sangre?… La psicopedagoga del colegio me recomendó decirle poco a poco la verdad. No fui capaz, no encontré la forma de decirle una realidad tan cruel para un niño. Es así como me propuse no contarle toda la verdad hasta que no tuviera a lo menos quince años, temía pudiera albergar sentimientos de odio, rencor o venganza, que a la larga la dañarían más aún. No sé si hice bien o mal, pero sé que en mi excesivo afán de entregarle ternura y sobreprotección, igual la he dañado en algunos aspectos, y desde muy dentro les pido perdón a ambos (padre e hija) por no haber sido capaz de asumir la parte “del pacto” que a él no le permitieron cumplir. Actualmente sé, que por lo menos no tiene sentimientos ni de odio ni venganza. Me siento

Sus hijos Carolina, Cristóbal y Katia. (1973)

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orgullosa de ella y me ha dado además muchas satisfacciones. Sé también, que a su vez, ella se siente muy orgullosa de su padre, no sólo por lo que sabe de él a través mío o de la familia, sino también por sus amigos, con muchos de los cuales nunca hemos perdido contacto. Imposible olvidar en este punto, las palabras de Carolina, su hermana, hija mayor de Leopoldo, quién a los doce años, el día del funeral, mientras yo intentaba consolarla me dice: “A mi me da más

pena por la Katia, porque nunca lo va a conocer como papá “. Por todo lo anterior, a veces pienso que sus asesinos jamás sabrán que mataron no solo a un “idealista, sino también a un hombre íntegro, justo, honesto, consecuente, solidario, a quién le quedaba aún mucho que entregar”, como a tantos otros.


TESTI M ON I O

Cristóbal Benítez Mouesca, hijo de Leopoldo A mi padre lo mataron cuando yo tenía once años. Recuerdo el día que lo supe. Desde hacía una semana yo estaba alojando donde un primo. Mi madre me fue a buscar en su citroneta y en el trayecto de vuelta a casa me contó que a mi padre lo habían fusilado. Después fui conociendo más detalles sobre su muerte, escuchando las conversaciones de mis familiares. Sentía una pena muy grande. No podía imaginarme no volver a verlo y durante mucho tiempo soñé que él estaba en una plaza, parado, adentro de un cajón de vidrio. Yo lo veía, pero no lo podía tocar. Él me sonreía, pero no podía hablarme. Me fui de Chile con mi madre y mi hermana y todo lo que pasó antes de Septiembre de 1973, se transformó en una especie de vida anterior que no quieres olvidar, pero que, a veces, no crees haber vivido. Son muchos los recuerdos que tengo de mi padre, pero fueron sus últimos años los que me permitieron conocerlo mejor. Durante el gobierno de la Unidad Popular, mi padre desarrollaba una actividad casi frenética, como mucha gente en esos días. Había un Programa de Formación Profesional para maestros y trabajadores

de la Construcción en la Universidad Católica, donde hacía clases. Además, la actividad formal académica le tomaba bastante tiempo, junto con trabajos particulares en Arquitectura. Yo me daba cuenta, que el momento social y político que se vivía en el país era muy importante para él. Participaba en muchas actividades y yo muc has veces lo acompañaba. Me explicaba cómo pensaba que debían mejorarse las cosas en el país, decía que la gente debía comprometerse para cambiar la sociedad, para cambiar el mundo. Y él lo hizo. Creo que durante toda mi vida he sentido su presencia. Demasiado a menudo, en momentos importantes, me he preguntado una y otra vez, qué habría hecho él, qué habría respondido él… Aunque yo tengo mi propia manera de ver las cosas y soy diferente a mi padre en muchos aspectos, igualmente, pienso como él que hay que cambiar el mundo. Siempre que pienso en mi padre, lo veo llegar en su Austin Mini, color café, con una camisa del mismo color. Esa era su manda, o sea, la ropa que siempre usaba……siempre que pienso en él, lo veo. Me gustaría haber sido menos tímido cuando chico y haberme atrevido a decirle que lo quería mucho. No lo hice, pero seguramente nos encontraremos de nuevo alguna vez, en alguna parte y se lo diré. Volveremos a estar juntos y él me explicará muchas cosas, y yo otras que he aprendido.

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TESTI MONI O Katia Benítez Bessone, hija de Leopoldo La historia mía con mi padre tiene dos dimensiones, una cargada de penas y vacíos y otra tremendamente virtuosa que quiero compartir en estas líneas. Hablo de mi relación particular con la arquitectura. Tomar este camino (y en la Universidad Católica) tuvo el único sentido de encontrar una imagen distinta de mi padre; distinta al Polo amigo, al Polo hijo o al Polo pareja, de los cuales tengo más referencias, sino la del arquitecto y profesor de los años 60.

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Recorrer los mismos corredores y el patio de los naranjos de la casona de Lo Contador, discutir los mismos temas a bstractos del proyecto arquitectónico, o bien los más concretos, como los urbanos, fueron simplemente una forma de reconstruir una realidad común con un padre que me parecía más bien desconocido. Ahora puedo decir que ese sentido original se ha transformado con una fuerza infinita. En este camino ya no importa encontrar al arquitecto, a cambio encontré, para mí, un fascinante modo de ver el mundo. Virtuosa vida, porque después de 30 años, yo pude encontrar un regalo de mi padre.


TESTI MONI O Una amistad durante la vida y que sobrevivió a la muerte Mónica Naudón de Mayne Sobre la vida:

prefiero guardarlo en el equipaje que lleva las cosas buenas en el tren de mi vida.

Sobre la muerte: también está guardado en la maleta negra de mi equipaje. En ella va la obsesión de años por comprender lo incomprensible. Guarda el dolor de la a use nc i a y l o m ás importante la única respuesta que tuvimos y no aceptamos: “ F u e u n a l a m e n t a b l e equivocación”. ¿De quién?: Lo sé, lo grité y se lo llevó el viento. ¿Porqué?: No lo sé, pero hoy confío en la justicia de mi país, quizás encontrarán la verdad. Te s ti m oni o d e l o q ue tu e ra s L e op ol d o: ­ El gran arquitecto. ­ El maravilloso artista. ­ El excelente padre. ­ El amigo inmejorable. ­ El soñador. ­ El idealista. ­ El líder. ­ El hombre de gran sensibilidad.

Todas las características son las que conocíamos, valorábamos y admirábamos en ti; estas mismas fueron las que a otros les parecieron peligrosas, y te silenciaron.

Pero lo que yo quiero es seguir en mi tren imaginario, el tuyo se detuvo en una estación que no correspondía, en una noche de Septiembre. El nuestro siguió su camino, hemos pasado muchas estaciones, desde la ventana hemos visto angustia, dolor, oscuridad: nos alegramos que no lo vieras. Hemos visto crecer tus hijos y los nuestros, te hemos llevado siempre con nosotros en este viaje por la vida, sin permitir que te pierdas en el olvido. Se que estarás esperándonos en la última estación. Tendremos muchas cosas que contarte: la felicidad de tener a Katia, se parece mucho a ti físicamente, pero además en ella está tu creatividad, tu inteligencia y tu sensibilidad. Sabrás lo bueno y lo malo de nuestras vidas, reanudaremos conversaciones que quedaron suspendidas y tendremos la eternidad para disfrutar nuestra amistad. Pero sabes Leopoldo, quiero adelantarte que muchos de tus sueños van siendo realidad: las alamedas se abrieron, el sol empezó a brillar, muchos recobraron la razón y existe la esperanza de que nunca volverá a haber tanta maldad. Espero y confío que así sea, que el sacrificio tuyo y de muchos sirva para que otros no se equivoquen y el dolor de todos los que vivimos esta horrible experiencia, se conviertan en banderas de lucha por el respeto a la vida. Que los años de oscuridad que dieron paso a la luz puedan ayudar a crear un mundo mejor donde se respeten las ideas y la libertad. Se que estos eran tus ideales, ahora los hicimos nuestros y viven en nosotros. María Paz, Andrés, Felipe y Eduardo tampoco te han olvidado, el tío Polo es parte de su niñez y sus vivencias, junto a Carolina y Cristóbal con sus penas y alegrías están siempre en sus corazones.

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TESTI M ONI O

Daniel Mayne Viñas

Leopoldo: Tu fuiste mi mejor y más grande amigo. Desde tu injusta partida, no tuve ni tendré otro igual. Cuántos recuerdos y emociones están muy presentes en mi mente y en mi corazón. De partida en nuestro querido Colegio San Pedro Nolasco, donde jugábamos fútbol y participábamos en veladas artísticas en el teatro Miraflores. Tengo vivamente presente cuando actuamos en la parodia musical “Cantando bajo la lluvia,” que fue un total fracaso, pero tú nos salvaste del ridículo y la frustración. Tu fuiste el primero en el curso que empezó a usar el pelo largo. Un día llevamos una tijera decididos a cortarte el pelo, tu arrancaste y subiste a lo mas alto del carillón de la merced y no pudimos alcanzarte. Eso a lo mejor tuvo un significado, nadie va a poder alcanzarte en tu grandeza y bondad. Tú eras un intelectual de preferencia, yo era mas deportista cuando terminamos las humanidades, tu entraste de inmediato a la universidad y yo no pude. Tú me apoyaste y ayudaste para prepararme para el próximo año. Me dijiste lee El Quijote y yo me pregunte para que me serviría ese tremendo libro. Tenias razón, cuan útil fue para mí hacerlo. Tenías mucho del personaje. Por eso si soy médico actualmente, en gran parte te lo debo a ti. Después seguimos siendo grandes amigos, cada uno con sus defectos y bondades. Pololeamos con otras dos grandes amigas que no llegaron a ser nuestras esposas. Son recuerdos románticos y a

Leopoldo en el colegio San Pedro Nolasco

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veces para la risa. Me recuerdo muy bien, cuando en uno de los tantos veraneos que pasamos en El Quisco, tu me dijiste en la playa: ¿ves esa rubia que esta allá? Si contesté Bueno yo no la conozco aún, pero me voy a casar con ella, y así fue. Yo atendí como médico a tus hijos Cristóbal, Carolina y también a tí, cuando te enfermabas en tu casa de El Arrayán. Vi nacer y atendí a tu hija Katia, la cual disfrutaste sólo por 6 meses, debes ahora estar muy orgulloso de ella. Porque es una gran arquitecta y siempre ha sido muy parecida a ti. Recuerdos y anécdotas vividos juntos serían para escribir un libro, pero nunca he tenido condición de escritor, aunque me hubiera gustado mucho. Una vez me dijiste que estabas preocupado porque tú eras el único hijo hombre y me pediste que yo tenía de que ayudarte a llevar el ataúd de tu padre cuando muriera, eso lo cumplí y ayudé a tu hijo Cristóbal a hacerlo. Querido Leopoldo: que este breve testimonio de algunas cosas que gozamos y sufrimos juntos y que todos tus ideales de hombre comprometido y justo, sirvan para que no se sigan cometiendo atrocidades en este Chile y en el mundo. Tú sabes lo doloroso que fue para mí encontrarte por última vez en esta galaxia, en un subterráneo junto a un montón de gente que corrió tu misma suerte y a los cuales tu defendías con tus ideales de justicia e igualdad. Tú no conociste a mi hijo. Le puse de nombre Daniel Leopoldo, tú lo tien es qu e e sta r vien do, acompañando y ayudándolo como a mí, él es sordo. Estoy seguro que volveremos a encontrarnos en alguna parte del universo y vamos a ser dos quijotes cantando bajo la lluvia.


TESTI M ON I O En voz alta

Eduardo Palma Carvajal Desde siempre, es decir desde el final de mi niñez, cuando supe que Leopoldo había decidido ser arquitecto, tuve siempre una opinión muy alta de aquel oficio elegido por mi amigo. Leopoldo Benítez Herrera, llegó al Colegio en primer año de humanidades. Durante seis años tuve el tiempo necesario para admirar su prodigiosa personalidad, dotada de un encanto que alcanzaba hasta la magia, estaba poseído por una alegría contagiosa, capaz de anticipar las pequeñas y grandes tragedias de la vida humana. Un tema recurrente de conversación era el humor de Chaplin, cuya influencia en Leopoldo era evidente. Se hilvanaba la charla al volver a reírnos de “Marinos de agua dulce” de Laurel y Hardy, película que nos regalaban los mercedarios, los viernes primero de cada mes en el Teatro Miraflores. Cuando señaló a la arquitectura como vocación intuí que, en ese reino, podría ver lo que para otros es pura opacidad y, lo más importante podría transformar un mundo feo en un lugar de belleza y de vida buena. Ahora, ante la convocatoria del Colegio de Arquitectos, tengo la oportunidad de hablar en voz alta de su recuerdo siempre vivo e invitar a todos los que disfrutaron de sus dones magníficos, a derrotar a la diosa de la muerte con sus secuaces, p ri m er o e l s i le nc i o y de s p ué s e l o lv i do. En el tiempo cronológico de los dieciocho años, después de salir del colegio, estuve con Leopoldo con regular frecuencia en distintas circunstancias de su vida y de la mía y, según el paso del tiempo y sus avatares en nuestra comunidad nacional. Como en el poema de Neruda, “Alberto Rojas Jiménez viene volando”, cuya lírica nos desentrañó nuestro profesor de literatura, Leopoldo, aparece y desaparece en diversos capítulos de nuestra vida. Está en Dublé Almeyda, cerca de su casa. Ahora recorremos juntos la Plaza Ñuñoa. De pronto, viene en puntillas descendiendo de la torre donde está el Carillón de La Merced y se esconde tras las viejas palmeras del c o n v e n t o m e r c e d a r i o . I n g r e s a s a l c i n e

Astor con un calcetín como corbata, después de hacer reír a costa mía a los pasajeros de un trolleybus. Muchas veces escucho tu voz oficiando de profesor, de víctima o de compañero, sentado en la inmensa mesa de tu living. Desde ahí, recordaste las severas lecciones del rector Pomposo y, cómo fuiste engañado en la compra de una parcela en el mar. No fuiste avaro en alabar las habilidades del vendedor y la torpe ingenuidad del comprador. El tiempo de los recuerdos no es lineal, va y viene, pasa de un tema a otro, evoca, sugiere, motiva para llegar a la profundidad de lo humano. Empecemos por algo muy simple ¿Leopoldo, por qué no escribiste un silabario para los fanáticos del fútbol y o de cualquier actividad lúdica? En ese manual aparecería esa recomendación tuya plena de humildad: apostar al equipo contrario,

para así disminuir el dolor, ante la eventual derrota del propio. Durante esos años repasamos cuestiones discutidas en el país. Vivimos en una época de transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales. Fue, también una época de pasiones desatadas. Recuerdo mis sugerencias bibliográficas para lectura en la Antártica, que retribuiste a tu regreso, con la ropa de colores para usar en la nieve perpetua, acompañada de una carcajada histórica. Nunca diré a quienes llamaste “tarros con piedras” en la experiencia de trabajo universitario con obreros... Nunca olvidaremos, Cecilia y yo, tu visita en Lovaina. Tampoco, tus reflexiones sobre los bebedores de cerveza que observaban, místicamente la vuelta a Francia. Por suerte, te gustó la Grand Place de Bruxelles, aunque no querías que te lo preguntaran... Y voy de aquí para allá. Ahora pienso en Tongoy, buscando por enésima vez ¿cuál fue la casita que arrendaste con tus niños en el verano de 1970? Todos los años, en febrero, busco encontrar en la punta de la isla, como dicen los lugareños, el lugar mágico que habitaste en ese verano de sequía. Invito a todos los amigos de Leopoldo Benítez a revivir los recuerdos, ordenados según la exigencia de hacer más humana la propia vida. Convirtamos

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las nostalgias en sentimientos vivos. Infundamos nuevo aliento a su pensamiento para embellecer la existencia. Recordemos, una vez más, que los verdaderos enemigos son el silencio y el olvido. Que cada cual, relate la nostalgia suscitada, sea una reflexión sobre la belleza, la condición humana, o más sencillamente los trances de la vida cotidiana. Que aquéllos que te quisieron muestren que te quieren y, entonces, no te archiven, ni clasifiquen

ni te adhieran a sus propias pasiones de anteayer,de ayer y de mañana. Y, por último una palabra personal para compartir con los más próximos a su carne, a su sangre y a su esperanza. Tal como César Vallejo con su amigo, digo:

P R E SE N T A CI Ó N A L O S T R I B U N A L E S

timbre ni llamar a la puerta, se dejaban caer por la muralla. Polo me dijo: ¡Están allanando! Conserva la calma, yo avisaré a los demás.

En Santiago, a 25 de Junio de 1990, Miriam Bessone Barolo, chilena, técnico estadístico. Cédula de Identidad Nº 1.623.948­8 domiciliada en Pastor Fernández Nº 17.309, Parcela 24, viuda de Leopoldo Raúl Benítez Herrera. A continuación expone los siguientes hechos: El día 17 de Septiembre de 1973 nos encontrábamos con mi esposo LEOPOLDO, nuestra hija Katia, de seis meses de edad, en ese entonces, en la casa de mis padres: Santiago Bessone Vinai y Mercedes Yolanda Barolo Cáceres, ubicada en calle Los Olmos Nº 2930, Macul. Eran alrededor de las 19,30 hrs., y yo hablaba por teléfono con el doctor Daniel Mayne, pediatra que atendía a nuestra hija que padecía de tos convulsiva. Este profesional había sid o com pañero de colegio de mi esposo. Nosotros vivíamos en El Arrayán, en la calle Pastor Fernández, donde vivo actualmente. Nos habíamos trasladado a la casa de mis padres justamente el día 11 de Septiembre por la enfermedad de Katia, para tener mas fácil comunicación con el médico, comprar medicamentos o acudir con mas prontitud a un Centro Médico en el caso que se produjera una emergencia con mi hija. Cuand o habla ba p or teléfono, como decía anteriormente, Polo que estaba a mi lado, vió por la ventana a varios carabineros que sin tocar el

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Leopoldo ”estás mirándome, lo veo, desde el plano implacable donde moran lineales, los siempre, lineales, los jamases”.

Polo salió de la sala y yo siguiendo sus instrucciones seguí hablando por teléfono. Le avisé al doctor lo que estaba pasando. En eso entraron dos carabineros a la habitación donde me encontraba, cada uno con una metralleta, me apuntaron y me gritaron con quién hablaba, que cortara la comunicación. Yo traté de explicar, les dije con quién hablaba y cual era el número. Me encañonaron y me sacaron al patio. Yo vi a mi papá contra la pared. Mi hermano y Polo se encontraban en el suelo con los brazos en la nuca. Mi mamá, mis hermanas y mi cuñada estaban llorando en el interior de la casa. Esta última tenía un emba razo de tres mes es. Había alrededor de 20 carabineros, quienes recorrían la casa registrándolo todo. A mí me tocaron por todas partes y luego me dijeron que me tendiera en el suelo también en la misma forma que Polo y mi hermano. Tres o cuatro carabineros nos vigilaban apuntándonos. Nos pidieron a todos identificarnos, todos dijimos nuestros nombres. Cuando Polo res pondió LEOPOLDO BENITEZ, ¡Ah! dijo uno ¡éste es el Polo! Y me preguntó a mí ¿éste es el Polo ? Yo le contesté que sí, que todos le llamábamos así. Entonces otro le dijo: ¡matraquea, matraquea no más h…! Yo estaba aterrorizada porque pensé que nos iban a


disparar en ese momento. Lalo (Daniel Eduardo), mi hermano, trató de sonarse y le pegaron una patada en la cabeza. Posteriormente siguieron identificando los autos: el Austin Mini de Polo, una camioneta chica de mi hermano, marca SIMCA 1.300. Tomaron el padrón de la camioneta y luego preguntaron por el padrón del Austin Mini. Ese lo tenía yo en mi cartera con otros documentos, dentro de la casa. Le grité a mi hermana Eva que se los pasara. Un carabinero, algo mas alto que el resto, que vestía un uniforme de oficial, que al parecer era Teniente que dirigía el grupo, por que los demás lo llamaban Mi Teniente, dijo: no, yo los voy a buscar. En mi cartera estaban además los siguientes documentos: nuestra Libreta de Matrimonio, la libreta del matrimonio anterior de mi esposo, con Jacqueline Mouesca Aimé, un Certificado de Nulidad de ése matrimonio (los que necesitaba para una postulación de vivienda). Sacaron las dos libretas y el padrón. Además que los carabineros se llevaron las dos libretas y el padrón, LEOPOLDO BENITEZ, llevaba su carné de identidad y su carné de chofer, en el momento de su detención. Cuando el resto de los carabineros terminó de revisar la casa, llegaron con un paquete envuelto en papel de diario al lugar donde estábamos nosotros. Ahí me di cuenta que habían encontrado las armas de caza de mi papá y un pequeño revólver. Mi padre practicaba la caza deportiva y como vivíamos en una casa quinta y un negocio por más de treinta años, necesitaba un arma de defensa personal. Hacía muchos años que estas armas no se disparaban, la más reciente había sido disparada hacía 4 años, cuando salió de caza por última vez con la escopeta. Nos preguntaron a todos de quién eran las armas. Mi padre dijo inmediatamente ¡son mías! Mi mamá afirmó ­son de mi marido­. Dentro de la casa les preguntaron a mis hermanas y a mi cuñada, y todos dijeron que las armas eran del papá.

Justamente en esos días mi hermano había limpiado las armas y las había envuelto, para llevarlas al retén mas próximo, como eran las instrucciones que daban por los medios de comunicación. Finalmente indicaron a Polo y a Lalo, y les dijeron que estaban detenidos. Mi papá llorando les rogó que no se llevaran a su hijo. Suplicando con desesperación. Cuando iba llegando a la puerta, el que parecía oficial, dijo: Ud. se queda, señalando a mi hermano Lalo. Mientras que a Polo lo sacaron a la calle y lo hicieron tenderse nuevamente en el suelo, él estaba muy sereno. Un carabinero dijo entonces ­Hay que esperar el vehículo mi teniente. Yo lloraba y le preguntaba a los carabineros el porqué se lo llevaban. Les pregunté varias veces: ¿Porqué se lo llevan? ¿Porqué se lo llevan? Ninguno me respondió. Solo uno de ellos dijo: “este no debe

ser de los trigos muy limpios, cómo su señora está tan desesperada”. Entonces Polo me dijo: no te preocupes. Yo no he hecho nada. Voy a volver. Entonces les hice a los carabineros otra pregunta: ¿adónde se lo lleva? No me contestaron. Les pregunté si le podía pasar cigarrillos, una frazada o algo así. No me dejaron. Les volvía preguntar por el lugar al que lo llevaban. Después de un rato de preguntar, uno de ellos me dijo: “de aquí va a la

Escuela de Suboficiales de Carabineros y de ahí pasa a los militares para ser interrogado”. Entonces llegó una micro de Carabineros y paró en la puerta de la casa. No veía nada dentro de la micro, la calle estaba oscura, eran ya más de las 20.00 hrs., cuando lo subieron a la micro y se lo llevaron. No atiné a ver la matrícula de la micro. Ante mi desesperación por el hecho que se llevaran a Polo con las armas que pertenecían a mi papá y no a él, éste me consolaba diciéndome que no me preocupara, que cualquier entendido se daría cuenta que eran armas, viejas, descompuestas, que no se habían usado hacía muchos años y además había quedado claro que eran de su propiedad en el allanamiento. Habían transcurrido unos minutos cuando sentimos varias ráfagas de metralleta a corta distancia de la casa.

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Esa misma noche comencé a llamar a todos nuestros amigos y familiares que pudieran ayudarnos en la búsqueda. Debido al toque de queda era muy poco lo que podíamos hacer a esa hora. Sólo el doctor Mayne logró comunicarse con un alto funcionario de Carabineros que vivía frente a su casa. Mucho tiempo después supe que el nombre de ésa persona era Hernán Covarrubias, quién en definitiva nos dio la pista para encontrarlo siete días después. Posteriormente llamé a los arquitectos. Marcelo Díaz, Carlos Castellón y Humberto Labarca, colegas de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica; al Capitán de Carabineros, Héctor Cáceres, quién estaba en casa de sus suegros que vivían frente a la casa de mis padres; al ingeniero Sergio Campodónico; al doctor Fedor Gianini, médico de la Armada, amigo de Polo desde la infancia; a varios compañeros del San Pedro Nolasco, con los que aún mantenía una estrecha amistad; entre otros a Eduardo Palma; a Sergio Burotto, con quién estuvo trabajando en la Antártica. El 18 o 19 de Septiembre mi hermano Santiago, conversó con el sacerdote Sergio Correa (entonces Capellán de Carabineros) quién algunos días después le informó que, “la causa de tu cuñado está para

ser vista el día 24 de Septiembre junto con otras ocho personas en la Escuela Militar” , lo que nos hizo suponer que estaría detenido en ése lugar, puesto que tanto yo como su primera esposa, Jacqueline Mouesca, lo habíamos buscado hasta tres veces al día en las listas del Estadio Nacional, en las que nunca apareció. El día 18 de Septiembre alrededor de las 9.00 A.M., mi cuñada Gabriela Benítez, fue allanada en su domicilio particular, en Obispo Donoso, de Comuna de Providencia. Según su testimonio, estaban allanando el sector y cuando llegaron los carabineros a su casa lo único que recuerda es que le preguntaron que si era hermana de LEOPOLDO BENITEZ. Luego hicieron un registro superficial y se fueron. Ella no sabía aún de la detención de su hermano. También fui en esos días, varias veces, a Escuela de Suboficiales, ubicada en calle Rodrigo de Araya con calle Pedro de Valdivia. Sin dejarme entrar, me informaban en la puerta que en ese lugar no había detenidos.

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El día 20 de Septiembre con el argumento que debía retirar el padrón de un vehículo (el Austin Mini de propiedad de Leopoldo), el guardia me dejó entrar a la Escuela de Suboficiales, lo mismo expliqué a otro carabinero que intentó bloquearme el paso. El teniente que me atendió, un señor alto, moreno, de pelo crespo, contextura delgada, quién no quiso dar su nombre cuando se lo solicité; después de buscar en un libro grande de tapas verdes, como los que tienen en las Comisarías para registrar los partes, le pidió a un cabo que le trajera otro libro, para lo cual le dio un número determinado, el que no recuerdo. Cuando el cabo regresó, tenía en sus manos un libro más pequeño, tamaño oficio, con tapas de cartulina color beige. En este libro el teniente encontró los datos de Leopoldo, decía: “LEOPOLDO BENITEZ HERRERA, chileno, casado, el Nº del carné de identidad, arquitecto, profesor de la Universidad Católica, domiciliado en Pastor Fernández, Parcela 24”. Me parece decía El Arrayán. Yo seguía con la vista la lectura de estos datos, porque me encontraba muy cerca del Teniente que estaba sentado junto a una pequeña mesa, como pupitre, frente a mí. Luego decía, “detenido en calle Los Olmos” , no recuerdo si había una mayor p r e c i s i ó n . A c o n t i n u a c i ó n m e n c i o n a b a , “encontrándose en su poder armas”. No recuerdo si se especificaba las características o no. Más adelante decía, “sindicado como marxista, activista,

autor de los disparos que provocaron las heridas del cabo de carabineros”. No recuerdo el nombre de este cabo, ni la fecha ni el lugar, registrados en este libro, con precisión. En mi recuerdo asocio que los hechos consignados habrían ocurrido días antes de la detención. Porque le dije en ese momento. ¡Qué infamia! yo anduve todos esos días con él y no tuvo ni una honda en sus manos. En relación al lugar en que habría ocurrido la imaginaria acción lo asocié con los alrededores de Macul con Grecia. El domicilio y el lugar de trabajo, registrado en el libro mas arriba mencionado, no constaba en ninguno de los cinco documentos de identificación con que se lo llevaron. Esta situación me hizo suponer que sí había estado detenido ahí y que él mismo había entregado esa información, porque solo él podía haberlo hecho. Yo recuerdo que a medida que el Teniente leía yo me empecé a desesperar, y grité nuevamente que era una infamia. El oficial me decía, “Cálmese señora, cálmese, de encontrarse con vida su marido,


tendría que estar en el Estadio Nacional”. Allí yo entendí que Polo estaba muerto pues la noche anterior, la noche del miércoles para el jueves, el doctor Gianini, médico de la Armada; lo había buscado celda por celda, en el interior del Estadio y me aseguró que ahí no estaba. Esta diligencia del médico fue corroborada por un alumno de Polo, que se encontraba detenido en el Estadio en esos días y escuchó cuando preguntaban por él. Yo le pregunté al Teniente: en caso contrario, es decir, de no estar con vida, dígame por favor ¿dónde lo puedo encontrar?, el me respondió tomando papel y lápiz, sin expresarlo verbalmente, anotando Teniente Sergio Jiménez Albornoz y dos números de teléfono, diciéndome que era la única persona con quien le podía seguir la pista. También me dijo que no olvidara el Nº del parte de fecha 17 de Septiembre y del libro donde estaba anotado. Pero yo no recuerdo exactamente, creo que uno de los números pudo ser el Nº 124, o el 24 o algo parecido. Posteriormente yo pregunté en varias oportunidades por el Teniente Jiménez Albornoz telefónicamente a los números que me habían dado, pero no obtuve respuesta. Siempre me dijeron que no se encontraba o que en ese momento no podía hablar con él. También les había dado esos números de teléfono a mis amigos, entre ellos a Mónica Naudón, esposa de Daniel Mayne. Ella a su vez, se los había entregado a su vecino oficial de Carabineros Hernán Covarrubias, quién finalmente al parecer, logró comunicarse con el Teniente Jiménez Albornoz, porque el día 24 en la mañana llamó al matrimonio

Mayne para informarles que buscaran en el Instituto Médico Legal a una persona ingresada N.N., con un número determinado, el que no recuerdo, que podía s er la persona que ellos buscaba n. Efectivamente, el día 24, el matrimonio Mayne fue al Instituto Médico Legal, encontrando a Polo, gracias al número que el oficial Covarrubias había informado. Había sido ingresado como N.N. con fecha 18 de Septiembre a las 13.35 hrs., y posteriormente había sido identificado como LEOPOLDO BENITEZ HERRERA, con los datos semejantes a los que yo había leído en el libro descrito anteriormente, en la Escuela de Suboficiales.

Sobre los hechos descritos yo no tengo explicación alguna. El Colegio de Arquitectos hizo averiguaciones en ese tiempo y del Ministerio del Interior informaron que Leopoldo Benítez no era buscado en ninguna parte del país y que sólo se explicaba el hecho como un caso de antagonismo personal entre él y la persona que le detuvo o por un lamentable error, pero que no cabía investigación alguna pues estábamos en “estado de guerra”. Durante mucho tiempo yo no pude hacer nada por es cl are ce r la ve rda d. Yo trab aja ba en l a Administración Pública, en la División de Desarrollo Social, y tenía miedo de perder mi trabajo. Había quedado con mi pequeña hija de sólo seis meses de edad. Por otra parte los padres de Leopoldo no quisieron que hiciera nada y mi propio miedo y dolor me inmovilizó. Mis temores de perder el trabajo se concretaron en 1981, cuando injustamente me aplicaron el Decreto Nº 2.345 (por entorpecer el normal funcionamiento de las labores del Estado) y debí salir de la División de Desarrollo Social, lugar en que también había trabajado con mi esposo. He debido afrontar muchas dificultades después del asesinato de mi esposo. El daño es irreparable, pero hoy, por lo menos tanto yo como mi hija necesitamos conocer la verdad de los hechos para dejar el nombre de LEOPOLDO BENITEZ HERRERA en el lugar que se merece y aminorar la injusticia y el daño moral. Asimismo, sus hijos Cristóbal y Carolina que han debido soportar tanto como nosotras la arbitrariedad que significa quitarle la vida a una persona intachable.

“Es convicción de la Comisión de Verdad y Reconciliación, que fue ejecutado al margen de toda legalidad, por agentes del Estado que violaron su derecho a la vida, en razón de los siguientes elementos: Se encuentra acreditada su detención por agentes del Estado, consta su permanencia en la Escuela de Suboficiales de Carabineros de Macul. Su muerte se produjo mientras se encontraba bajo la custodia de sus aprehensores” (Informe Rettig, 1991).

201


“Como consecuencia de las investigaciones del Informe Rettig se presentó una querella en el 14 Juzgado del crimen de Santiago. El Rol del proceso es el Nº 108214­C. La causa la llevaba el abogado S r. C a m i l o M a r x . Pr e s t a m o s d e c l a ra c i ón esporádicamente, durante aproximadamente dos años, tanto yo, como otros familiares y amigos. Incluso hubo un careo entre Mónica Naudón y el oficial de Carabineros Sr. Covarrubias, quien negó haber entregado la información para encontrarlo en la Morgue.

202

Dicho proceso fue sobreseído definitivamente en 1995, cuando lo llevaba la abogado Sra. Pamela Pereira.

Recientemente, el 5 de Marzo del 2004, tanto el doctor Mayne como yo, (no sé si alguien más), prestamos declaración en el Departamento 5º de Investigaciones para la causa Rol Nº 2.182­98 “Francisco Aedo y otros”, presentada por el Colegio de Arquitectos, en virtud del oficio 707­2004 emanado de la Corte de Apelaciones por el Ministro de Fuero Don. Juan Guzmán Tapia.”


Leopoldo, primero de izquierda a derecha, con boina, (en el extremo izq.) y amigos, a los 11 años; 1947

203



Capítulo 8

Francisco Eduardo Aedo Carrasco


"Memoria" 2º Premio Convocatoria diseño de portada para este Libro, agosto 2004 Autor: Ernesto Torrijos, estudiante de 2º año de Arquitectura, de la Universidad del Bío­Bío



ÍNDICE CAPÍTULO 8 FRANCISCO EDUARDO AEDO CARRASCO Autora: Arquitecta M. Cecilia Dinamarca Silva

Pág.

DON PANCHO

231

LAS CARTAS DEL PRISIONERO

232

Quiero que escribas sobre pancho...

242

MI PADRE

246

EL MAESTRO

256

COMENTARIO AL LIBRO: "RAZÓN Y SER DE LOS TIPOS ESTRUCTURALES"

257

DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN DE LA CUBIERTA DEL TEATRO SINDICAL DE CHUQUICAMATA

258

CASA MOUKARZEL

259

SON COMO LAS RADIOGRAFÍAS DE UN EDIFICIO

260

DE POR VIDA MI AMIGO

260

APUNTES SOBRE FRANCISCO AEDO

261

UN HOMBRE ARROGANTE EN EL BUEN SENTIDO

262

AL PROFESOR FRANCISCO AEDO CARRASCO

263

EL GRUPO DE LOS MAESTROS

266

EL CRIMEN DE LESA HUMANIDAD

268


D O N P A N C H O

Al transcribirlas, en todas ellas –mas aún­ en cada frase, va creciendo la imagen de Don Pancho, contando pensamientos, ideas…, su historia personal y con ello el absoluto encantamiento con su palabra. Difícil tarea la edición pero una experiencia fascinante que he tenido el privilegio de realizar.

Verano, 2004 La imagen del Desierto de Atacama, al viajar por la carretera al norte, de asfalto y planicies extensas escarbadas para llevarse nuestro salitre, se transforma en mi último viaje hace algunos meses, donde entiendo que es la sal que aflora como si la tierra hubiese sufrido el paso de un arado desbocado y al recordar ese paisaje, árido y desolado, pienso en el cautiverio fantasmal y lejano de Chacabuco, donde Don Pancho fue desterrado.

Noviembre de 1973

Verano, 2003 María Cristina González me hace entrega, para ser publicadas, de todas las cartas que recibió, durante el tiempo que Don Pancho, su esposo, permaneció como prisionero político en la ex Oficina Salitrera de Chacabuco, entre noviembre de 1973 a julio de 1974: “Pancho es patrimonio del pueblo de Chile, estas cartas ya no son solo mías", me comenta al entregarlas. También las hijas de Don Pancho, Paulina y Gabriela, me entregan, con el mismo fin, las cartas que él les escribió, en el mismo período.

En Chacabuco, han autorizado la correspondencia, hay que moderar la tinta en el papel, no se puede escribir todo lo que se piensa, ni la indignidad que se debe soportar y solo contar aquello que no pueda comprometer a nadie con la situación del prisionero. Comienza su acercamiento epistolar y hoy día,… su testimonio. Y en sus cartas se descubre que allí día a día, se preparaba para volver en cualquier momento, a su compañera, a su familia, retornar a su vida, a pesar de todo lo que le habían arrebatado tan arbitraria e injustamente. No existe en ellas amargura ni resentimiento sino su conocimiento y forma de ver el mundo, su alma de escritor y poeta y esa fina ironía que lo caracterizaba.

231


LA S CA RTA S DEL P R I SI ON ERO. M ARUKA:

N oviembre, 1974

Mi primera preocupación, en el nuevo domicilio de la Oficina Salitrera Chacabuco, eres tú. No porque crea que al afirmarla te ayudo efectivamente, sino porque siento como imperativo estrechar con firmeza todo lo que nos une y que de manera externa solamente ha sido interrumpido por esta separación insólita. Todo sigue en mi mente como presente inmediato y no como pasado. Miro el color de las rosas al amanecer y el intangible perfume de un arbusto con nombre de bosque. Me preocupa la suerte de la plantación de frutillas y estoy trabajando ­mentalmente­ en el techo en forma de arco para el jeep. Esta es una gimnasia prodigiosa y habitual en el método de trabajo de un arquitecto. Primero, la mente coordina y proyecta usando como estímulo los elementos reales que la experiencia le ha entregado; los critica; los clasifica y los rechaza o los acepta. Después, construir, es un juego fácil, aunque apasionante. Mi mundo actual se desenvuelve en un escenario de cine, sobrio sin ser duro, al menos para mí. El problema es la escala distinta en que los valores del hombre son medidos y la escala con que se aprecian los bienes materiales. Un trozo de alambre, una lata vacía y una tabla constituyen un buen comienzo para ordenar las tareas hogareñas. Pues has de saber amor mío, que vivimos en casas, a razón de 8 o 12 ciudadanos en cada una. La mía está en una esquina y tiene el N° 91 de la calle URIBE, Pabellón 34. En los muros recién encalados, está presente la mano del calichero, de su mujer, de sus hijos. Con un poco de imaginación puedes escuchar sus voces en el infinito silencio nocturno, bajo el cielo mas estrellado que jamás he visto. El aire es seco y vivificante. Fresco en la madrugada y cálido al mediodía. La variación solar es alta y bajo el influjo de una luz muy violenta, los objetos mas repetidos de la arquitectura monótona de esta ciudad olvidada, cobran un extraño colorido imposible de apreciar en otras latitudes. Es lo que enamora a los nacidos en la pampa y lo que constituye su auténtica belleza. No sé todavía si echaré aquí raíces como para profundizar lo simple y bravío de esta naturaleza, limitada por cierto por mi condición de prisionero; en la próxima carta te hablaré al oído, como acostumbraba a hacerlo en las noches, de otras observaciones y realidades. Don Pancho junto a su esposa en la Plaza de San Felipe, 1969

232


M ARUKA :

2 de diciembre de 197 3

(…) Resulta contradictorio esperar con angustia el silencio de la incomunicación y, cuando esta se rompe, comenzar a sentir que es peor que se haya roto por cuanto ello significó de alguna manera que esta situación nuestra, la de los prisioneros, se estabiliza. Las cartas, los poderes, los paquetes son estabilidad rutinaria. El silencio es esperanza. Procuro no informarme y no escuchar asuntos fragmentarios. Los prisioneros gastan el 80% de su energía en forjar historias favorables a su suerte, a su salida, a su liberación, como si el mundo girara alrededor de ellos exclusivamente. La vida interior, la “moral alta” a la que te refieres con cariño, existen porque estaban allí desde antes; no han nacido aquí en el desierto ni son una expiación de faltas imaginarias. Ayudan mucho a vivir donde uno se encuentre, porque se proyectan mas allá de los hechos diarios, del tedio, de la rutina, de las limitaciones. Al fondo estás tú y lo nuestro; están los objetivos trazados en nuestra existencia y la siempre firme convicción que serán reanudados en el punto en que los dejamos. La distancia se une al tiempo para definir mejor a todo lo que nos es querido. El estar aislado y haberme convertido la prisión en un ser no actuante, simplifica el complejo cuadro de la vida e ilumina aquellos seres queridos, con contornos muy vivos (…) (…) En general duermo poco, no mas de 4 horas y cuando me atenaza la nostalgia, me levanto a espiar la cruz del sur que aparece por S. O., a las 3 de la mañana (…)

M ARUKA .

1 1 de diciemb re de 19 7 3

En otras cartas, anteriores, desfasadas porque te escribo siempre sin esperar las tuyas, impulsado por una intrusa necesidad de conversación contigo, te he estado entregando la visión personal de este lapso inútil que trato de impregnar de objetividad a fin de que exista una vía de auto comprensión. Ese es siempre el problema, la raíz de los hechos insólitos que, al no ser descubierta, abruman la razón de los hombres analíticos y los hacen fácil víctima de la desesperación. Esto se ha dado ya en estos lugares, lo que te contaré cuando nos veamos. El tiempo transcurre sin incluirnos para nada y esto, que pareciera ser lo mas lesivo y lo que impersonaliza al prisionero en definitiva, nos hace ser mas fuertes, al estar diaria y permanentemente destruyendo los escasos lazos instintivos que en este medio pudieran formarse (…) (…) Entre las reflexiones justas que me agrada emprender y que me trasladan fácilmente al hogar lejano está siempre presente la autocrítica, etapa que estoy recorriendo con pasos cuidadosos para que, al expresarla en cartas no resulte falsa y dictada por un deseo infantil de desvalimiento. Todo desvalimiento es relativo y sus unidades de medida son siempre comparativas a otros estados conocidos de “valimiento”. El asunto se puede remontar hasta el hombre primitivo que, al no tener sino las manos era el mas grande desvalido. Sin embargo llegó el día en que el cavernario recibió una maleta que debió cambiar totalmente su existencia. Yo, querida Maruka, estoy tratando desesperadamente de no cambiar, la mía por muchas maletas que reciba. Esto en buen romance, es parte de la autocrítica. Nunca mas que ahora he deseado poseer un poco de capacidad creadora porque nunca he estado más cerca de conocer al hombre en la raíz de sus impulsos negativos que, lógicamente estuvieron reprimidos al principio en razón directa a la capacidad de cada cual de considerar su estado de prisión como mas o menos transitorio. De a poco, se asomó la cabeza y después parte del cuerpo. No es que yo me haya transformado en moralista pero el fenómeno colectivo de “aflojamiento” es de una inconfundible autenticidad y es allí donde los artistas, los creadores, modelan sus obras. Alguna vez hablamos de la música y de sus temas y coincidimos en que lo que más debilitaba el género folclórico era la falta de autenticidad, tanto del tema como del artista. Dicho en otras palabras, sólo aquello que es plenamente vivido origina vetas vigorosas de creación. No quiere decir esto que el realismo en la música o en la pintura sea lo único digno de admirarse. Significa que, partiendo de la vivencia auténtica, pueden nacer realismo y transposiciones superiores del espíritu, apoyadas firmemente en la autenticidad insustituible (…)

233


MARUKA:

13 d e diciembre de 1 9 73

(…) Me puse a dibujar de inmediato, constatando con extrañeza que había perdido la habilidad para el ejercicio o, para decirlo de otra forma los temas de simple reproducción que aquí son posibles, carecen de la suficiente intimidad para apropiárselos; cada dos minutos tienes encima el curioso, el virtuoso, el crítico o el discípulo que quiere “aprender”. Esto rompe el encanto que el asunto tiene y estoy postergando día tras día terminar lo que he comenzado. Como a pesar de todo, tengo algunos ribetes de ingenuidad, me urge terminar los dibujos “antes de mi partida”. Me he propuesto no hablar de la Pascua ni del Año Nuevo, como un antídoto contra la nostalgia, sentimiento que todos cultivan aquí de manera tonta e infantil, como si eso pudiera ayudar a alguien en esta emergencia. Yo acepto –en cambio– la suspensión de la vida activa y del intercambio y de la convivencia, como lo haría un buen marinero sorprendido lejos del puerto por una tormenta cuyo origen y cuyo término resultan para él imprevisibles. Sólo así, el asunto tiene cierta lógica en el contexto artificial de este destierro. Cuando te decía, en otra carta, cuando te hablaba de que alentaba la fe de una liberación próxima, esto era para mi cierto, en la medida que las convicciones (fe) se ajustaron siempre a hechos protagonizados por mí y que siempre consideré honestos. Por eso, no es en absoluto artificial que mis cartas no sean patéticas y que la rotura involuntaria de la continuidad de mi vida a que he sido sometido no ha logrado vulnerarme y que por el contrario, ayudado por tus cartas, es fácil ir recomponiendo mentalmente, junto a ti, como lo hicimos en todas las cosas capaces de perdurar, una especie de guía de conducta futura (…)

MARUKA:

20 de diciembre de 1974

(…) Estamos entregados a infinitas contingencias y la dominante de esta jornada sombría es lo borroso. Todo es así sin contornos, con muda aceptación que algo está sucediendo de manera impersonal, lejos de tu dominio y de tu voluntad; que tu vida está regulada por un reloj que se acelera o se retarda por fenómenos desconocidos. Es fácil, en estas condiciones, la abulia, y el abandono de sí mismo. Lucho por no caer en ese hoyo que supongo ya ha absorbido a muchos. Es aquí donde tu estás presente; eres la fuerza de las cosas y el dedo crítico. No querrías a tu lado un ser reblandecido que pidiera autorización para pensar y para desear. Todas las mañanas siguen siendo bellas, en la medida que el sol existe y que puedo planificar esta comunicación. Dicho sin metáfora alguna, despierto en mi cama de tablas, antes de la diana y ausculto el tiempo por la arpillera de la ventana como lo hice siempre, como seguramente lo hicieron mis abuelos campesinos durante viejos años, sintiendo de manera atávica, esa dulce y tiránica relación entre el tiempo meteorológico y el ánimo (o ánima para ser castizo) que condiciona la primera alegría o el ceño adusto. Reviso el morral (antes era la cartera derecha del vestón) en busca de los adminículos que permiten iniciar la jornada. Saco los clavos y los trozos de ónix, el trozo de pan duro, las cajas de fósforos vacías y los restos de cigarrillos. Cojo una bolsa de plástico con los útiles de aseo y me encamino al baño (200m) haciendo sonar los cascajos del camino en la soledad del amanecer. A esa hora aún brillan las estrellas mayores y una brisa fresca sacude las arpilleras de las puertas de las casas. Este instante me pertenece de manera familiar; pienso en ti y en la casa, en el mandarino, en los perros y en las cosas del país llano (…)

234


M ARUKA :

6 de enero de 1974

(…) Se anuncia la libertad de unos treinta prisioneros de Chacabuco para la semana entrante entre los cuales no figuro. Imagínate la conmoción que tal noticia ha producido, ya que no solo es el hecho que atañe a las 30 personas sino, mas importante, las divagaciones que ese hecho genera entre el resto “del personal”. Anoche hubo viento y tormenta y hoy, por primera vez en 60 días, amaneció nublado y fresco. Los días transcurren sin que logre diferenciarlos; uno nublado es una referencia, a la que me agarro como debe sucederles a los navegantes. Por segunda vez me he mudado de casa detrás de alguna aislación que permita un poco de trabajo metódico, siempre asociado al mismo grupo de amigos a que ya me he referido. El asunto en menor escala, tiene el mismo aire desolado de una mudanza en nuestro territorio. Hay que barrer, limpiar, montar repisas, buscar un lugar para la maleta y finalmente abandonar. Si hubiese tenido un perro, éste sería sin duda el más beneficiado con el cambio y en la nueva casa tendría un patio para el solo. He pensado seriamente en criar algo como creo habértelo dicho en otra carta; la idea no se le ha ocurrido a nadie y solo me detiene el sentido de permanencia indefinida que esto sugiere y que como auténtico prisionero, impaciente por su libertad, debo considerar inaceptable. M e fabriqué una especie de tablero­escritorio con dos patas, afirmado al muro y de tal manera sólido (debido al grueso de los materiales empleados en él) que se transformado en banco carpintero. Esta primera etapa de acostumbramiento es una mal síntoma según se tome, pero me ha proporcionado mucha alegría disponer de una superficie horizontal donde leer, escribir y martillar a mi gusto, preparando nuevos regalos para tu próxima visita. Como tú ves, no soy un prisionero extraordinario, me acomodo; me habitúo y trato de gastar la energía en aquello que de alguna manera me fue grato. Siento una violenta necesidad de verte, de la que debes apercibirte en el sentido que estas cartas tienen. Al mismo tiempo entiendo que mi relación contigo está cobrando un nuevo contenido en el que la nostalgia no juega ningún papel, fuera de ser un catalítico natural y obligado. Se trata de una visión distinta de la mujer, adquirida en este tiempo que te ha puesto a prueba en aquello que es más importante que el sentimiento amoroso. Me refiero a la cuota de sufrimiento que involunta riame nte te he impuesto y que has p odid o s ob re lleva r y comprender (...)

"Trabajo Nocturno" Acuarela, Francisco Aedo Chacabuco, 1974

235


M ARUKA:

11 de enero de 1 974

El 9 de Enero cumplimos 60 días de estadía aquí, entre aburridos y angustiados no tanto por la diaria existencia y las conductas personales de cada cual, sino por lo que se ha dejado allá lejos. Poco a poco, aunque puede parecer absurdo, introduces el factor duración de la vida y de las cosas en el pensamiento y se recuerda que las maderas se tuercen y se pudren; que la maleza crece en forma exagerada; que ciertos plazos (ninguno en particular) se aproxima a su cumplimiento. Es frecuente pensar ­en estas circunstancias­ en todos los pequeños fenómenos que deben estar ocurriendo en tu interior, intelectualmente, en oscuro silencio y que su suceder no ha tenido, hoy, sentido valedero. Entonces el tiempo es una urgencia; transcurre cada vez más rápido y paradojalmente, aquí, en este sumidero, no sabes como llega la noche y todo el plan del día está aún por hacer. Pero ¿qué plan? preguntas tú. Todo aquí son planes, disposiciones, preparativos. El Domingo comienzas a pensar que el miércoles hay que lavar la ropa (tarea que no es posible delegar). Ese día no almuerzas porque a esa hora, las largas bateas con un solo desagüe, estarán despejadas de lavadores de ropa. Hay que usar cierta estrategia; hacer un taco con la ropa, apozar el agua en un tramo, echar el OMO 1 , remojar, y esperar; mientras tanto uno se afeita, sueña o lee. Hay que prever donde se tenderá la ropa y de que manera la protegerás contra el viento. Pero como existe el hambre y cuando has terminado son las 3 debes prepararte algo y hervir agua para tomar mate, té o lo que fuera. Son las 5. A esa hora la luz es violenta. Se puede dibujar al aire libre, bajo el sol y el viento. O puede uno refugiarse en su cuarto y comenzar a fabricar una herramienta de alambre para tallar un ojo, que te hace mucha falta. Mientras limas o martillas el alambre, te acuerdas de que la ropa está seca y hay que “plancharla”. Esto se obtiene en lo que respecta a los pantalones, por un método insólito. Cuando están mojados y estilan agua, se les cierran todos los controles y se doblan en posición “firme”; esto es, se les marcan las rayas yuxtaponiendo cuidadosamente las costuras longitudinales. Así se cuelgan sostenidos de dos clavos que hacen presa en los pasadores del cinturón. El método exige atirantar el conjunto mediante dos piedras suspendidas de la bastilla. Una vez “oreadas”, desarmas la cama, dispones una frazada sobre las tablas y sobre ella con planimetría perfecta, estiras los pantalones y los cubres con el colchón. (Ahora tengo un colchón otorgado por el ejército). Te recomiendo que, de aquí en adelante practiques este procedimiento y ningún otro cuando se trate de tus propios pantalones. Ya son la 8.30, ha sonado hace rato el clarín que llamó a la comida de la tarde y no fuiste porque tenías murria o porque los porotos que hace 14 días que constituyen el menú diario, quieres olvidarlos. A las 9 aún no ha salido la luna y te propones hacer té. Para esto hay que buscar y partir leña con un clavo grande, de los que llevan los rieles. Esta maniobra en la oscuridad del patio trasero, exige un especial virtuosismo para no machacarse los dedos. Te acuestas y esperas el sueño, haciendo otros planes. Debes procurarte, mañana, una tabla gruesa para tallarla. Eso es ya difícil, por la competencia. Piensas en Palena 2 y sus detalles. En el capítulo inconcluso del libro que estás escribiendo y en unas lecciones que debes dar y preparar. Hay que leer de nuevo el archivo y recordar todas las frases de aliento y solidaridad recibidas de ti.

236


M ARUKA :

28 de enero de 1974

Alguien del país llano, en una carta, me recordaba que todas las experiencias sirven en la medida que con ellas enriquecemos la vida. Durante tu visita el Sábado hablamos de nosotros, hicimos planes para cuando esté libre. Es bello hacer planes y compartirlos; mas aún si son difíciles de cumplir, como ha sido laborioso y lleno de significado cada acto, cada piedra, cada trozo de madera colocado en la casa. Pero he estado meditando en esta experiencia; haciendo ­como quien dice­ su balance al margen de toda crítica amarga, con el fin de encontrar aquellos elementos que aquí me hubieran sido incorporados, ya sea como refuerzo a pensamientos o actitudes de toda la vida, o como enfoques nuevos nacidos en la insólita luz de un cautiverio en el que jamás pensé. De eso quiero hablarte ahora, bajo el temor de haber experimentado aquí, entre tensiones propias y ajenas algún cambio que oscureciera el limpio panorama de los años que a continuación viviremos y que serán tan largos como los que me restan de vida. Dije “temor” donde otro pudo haber dicho “duda”, con el único objeto de adelantar mi juicio un poco, ya que temor a un cambio e s op o ne r m e a e l y s i n d ud a r e p re s e nt a e n e s te c a s o, una s i m p l e c on te m p l a c i ón . Sin entrar en detalles, que tu fina comprensión casi no necesita, sólo me interesa puntualizar que la condición de cualquier individuo que pierde la libertad personal, debería representar una intensa y grave desorientación psíquica, aumentada en este caso por el hecho cierto de que ignoramos el plazo de este cautiverio. Casi ningún acto de voluntad puede ejercerse libremente y, para los vegetativos, incluso existen restricciones prácticas. La particularidad que enorgullece a casi todos los hombres y que consiste en trabajar y producir para él y para la sociedad, en nuestra situación no rige: somos una pesada carga para los nuestros y para la sociedad, en cuyo nombre se nos ha detenido. No es necesario mencionar nada más para configurar una crisis psíquica en cualquier hombre normal. Lo importante es el grado en que esto afecta y si la capacidad de razonamiento puede absorber el desequilibrio. He aquí donde reside la primera observación (no sé sí es importante); juntos, algún día, la analizaremos en detalle. Pues bien, ese desequilibrio ocasionado por esas causas no tiene la misma profundidad para todos. Yo diría ­mas bien­ que hay un alto porcentaje de residentes que ni siquiera la alcanzan. No me atrevo a asegurar que estén conformes, ya que para ello faltaría cubrir numerosas necesidades vegetativas suprimidas por razones lógicas pero, la inquietud, el desasosiego se origina en esto último y no en lo importante que es lo primero. Es cierto por otra parte; que una gran mayoría son sentimentales y religiosos, añoran a la esposa, a los hijos, a los compadres y en el recuerdo encuentran emoción. Da la impresión de sentirlos hablar (¡cuánto habré escuchado en 4 meses!) que ellos se consideraron siempre dependientes de un mundo en el que no participaban sino como peones de ajedrez, en una acción vital cuyo sentido siempre ignoraron, desde su nacimiento. Como quien dice: alguien superior tiene los hilos de nuestro destino, nos protege o nos castiga. Los impulsos individuales son de corto alcance y no abarcan ni siquiera a la sociedad a la que pertenecen, cuya existencia se supone inmutable. El desmoronamiento de este mundo individual no es siquiera concebible por esta mayoría. No quiere ni oír hablar de ello, como quienes no alcanzan a concebir la existencia del espacio cósmico. Temo que esto no esté muy claro todavía, pero en la observación presumo están envueltas las razones por las cuales las crisis psíquicas no son frecuentes como manifestación exterior, aún cuando pudieran –en muchos– ser congénitas. Ese tipo de hombre existe, vive, actúa; es nuestro amigo, nuestro hermano y no cabe suponer en él lo que en él no existe. ¿No plantea esto, de ser cierto, una manera distinta de juzgar al hombre? ¿Porqué otros, una minoría, acusan el desmoronamiento cuando dejan de actuar libremente, cuando no pueden ser ellos en forma auténtica, o más gráficamente, cuando les son quitados los medios a través de los cuales canalizan el sentido individual impreso a su vida? (…)

237


MA RUKA :

Don Pancho y su esposa Perú,1971

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30 de marzo de 1974

(…)Este 29 de marzo fue celebrado solo, como me lo temía. ¿Cómo y a quien le voy a hacer participe de todas las reflexiones que se han ido acumulando, de sus variaciones y del sentido de eternidad que esta relación ha tomado? Si, las reflexiones son ahora distintas de otros años y no sé si esto corresponde a un asunto normal pero yo lo siento como exclusivo, como forjado en mi propia elaboración consciente, a la luz de una presencia nueva. Antes existía amor y dedicación dentro de lo que tú y yo llamamos un convenio honesto y cuando hubo desacuerdos, éstos desaparecieron como el rocío. Pero dentro de esta manera de vivir y compartir, subsistían las personalidades de ambos en forma vigorosa como si cada uno de nosotros s e a fe rra ra a s u p rop i o mod e lo, con a q uel la fue rza g ana d a d e una a ntig ua sol e da d . (...) Comienzo a entrever como es grato y espontáneo el pensar en función de otro ser; como cobra sentido emotivo la posibilidad de ser juzgado en la raíz misma de tus actos más personales sin sentirte herido, allí donde estaba acumulada la mayor riqueza de los años de soledad cuya entrega no había sido siquiera planteada en las profundidades más tímidas del ensueño. Porque has de saber, mi adorada, que gran parte de la elaboración de la experiencia viva, reside en la penumbra de no sé que grupo de células cerebrales y allí, en ese umbral de ensueño, permanece como una reserva de vitalidad para ser entregada ­a veces­ y mas frecuentemente ­nunca­ a aquellos otros seres que tuvieron una revelación de su existencia. En estos seis meses, nuestro espíritu, nuestra vida, nuestras costumbres; la validez de nuestro pensamiento y la autenticidad de aquello que configura la verdad, ha sido sacudido por hechos insólitos, insólitos en el sentido de camino, de senda poco transitada y oscura que hace que el caminante comience a sentir la necesidad de saber porque está allí; si fueron sus pasos lo que lo condujeron ciegamente, o si la senda, de puro antigua, había sido cubierta por la maleza. Todo es caótico a nuestro alrededor y sentimos con urgencia la necesidad de echar mano a aquellas reservas acumuladas en las humildes células y que sólo pueden entregarse a otro ser que también las espera; que tiene sus propias reservas equivalentes o más ricas, igualmente personales, igualmente auténticas. Aquí comienza entonces el cambio, la fusión, el amanecer. Todo esto debió sucederle a nuestros antepasados, en la penumbra de la prehistoria, cuando las catástrofes cósmicas amenazaban la raíz misma del ser. A este nuevo sentimiento ­no intuitivo­ no amoroso en el sentido sexual, lo que es gobernado por otras fuerzas, yo le llamo amistad hacia ti, yo le llamo la nueva fuerza que ha permitido a dos seres, después de 7 años de convivencia, encontrarse en el punto en que sus rutas confluían. Nunca dije esto a nadie, hombre ni mujer. Es el único regalo que desde este campo de prisioneros puedo ofrecerte en el aniversario de nuestra unión.


M ARUKA:

12 junio de 1974

(…) Sobre una tortilla de rescoldo ­algún día­ haré un poema con dedicatoria y en tomo completo para el hada que fue capaz de trasladar hasta aquí, con toda su amargura a cuestas, tales maravillas. Los lazos que amarran a un hombre a su pasado se han tejido también con cierto tipo de chorizos, con el sabor del pan y de las frutas; con el perfume del cedrón, con el frío de las madrugadas y con el acento de las palabras dichas en las horas de paz. La gracia de tu comportamiento radica en el hecho en que llegas a Chacabuco cuando es necesario robustecer esos lazos con el pasado (hablo de un pasado próximo, no histórico) debilitados por una forma de vida extraña; de esta manera siento que el tiempo escurre sobre mi y no me dobla demasiado, como era de temer. Y lo que ya fue dicho; estaré contigo como antes, cuando esta aproximación suceda. La historia de las ciencias es un relato encantador y me he sumergido en él por completo, aplazando por un tiempo otras actividades. (…) Voy, con el libro, de sorpresa en sorpresa. Siempre experimenté una atracción decidida por los relatos largos y circunstanciados que persiguen la sombra del hombre a través de la maraña histórica. Con el frío, la soledad, la traición, la desventura y la nebulosa, pero imperativa voluntad de vivir pisándole los talones. Si se detiene un día a la sombra de una promesa de paz, comienza de inmediato a crear (…)

M ARUKA:

18 de junio de 1974

(…) Acabo de terminar mi segunda clase, del Cursillo de Construcción. Me felicito de tener la mente ocupada y de poder entregar a quienes tanto lo necesitan, una opción muy modesta de encontrarse a si mismos, de ser de nuevo valorizados como elementos útiles, capaces de mejoramiento y superación. Inicié de inmediato la redacción de algunas monografías de construcción elemental. Esta gimnasia me proporciona equilibrio, vuelvo a encontrar algún sentido al tiempo interminable, mientras espero; mientras te espero porque la realidad llega a diluirse hasta el grado que durante semanas me imagino que eres tú la que tienes que regresar de un viaje lejano (…) (…) Estoy finalizando el primer tomo de la Historia de las Ciencias y al dar vuelta cada página me espanta mi ignorancia y las horas y años gastados en producir lealmente un trabajo creador que yo creía que era positivo en la Universidad y en el campo profesional; que pudo ser aventado en un segundo y que a lo mejor, jamás puede ser reanudado. Esos años entregados a una sociedad egoísta debieron haber sido utilizados en profundizar el paso del hombre por la historia, en adquirir aquellos conocimientos que ahora añoro (…)

Programa manuscrito Cursillo de Construcción, Chacabuco, 1974

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Programa manuscrito Cursillo de Construcción, Chacabuco, 1974

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M ARUKA:

25 de junio de 1974

El tiempo es extrañamente monótono y frío. Las marcas de los días, sobre el muro tienen 4 corridas. El sol ha comenzado a empinarse trabajosamente y ya me es posible, a las 6,45 distinguir los números del reloj de moisés, antes de levantarme. Pienso en tu soledad, en Palena, y en el viento que rompe las ventanas. Despierto a veces con la sensación de que alguien me necesita, como si la trivialidad de esta sensación pudiera mediante un milagro, trasladarme hasta allá. En el camino a Pupuya deben estar floreciendo los aromos que –optimístamente­ asocio con el término del invierno y aunque me he negado a mi mismo ciertos consuelos infantiles no puedo dejar de pensar que la primavera es una buena oportunidad de visitarte. Te conté en una carta anterior, que no resistí el llamado del instinto y comencé a hacer clases de construcción y posiblemente de dibujo a unos 40 alumnos. Opino que las cosas no deben hacerse a medias y para que los alumnos no puedan eludir el estudio, estoy redactando monografías a razón de una semanal. Tienen más demanda que el pan amasado y es aquí donde se necesita el papel carbón para economizar trabajo. Aún es prematuro hablar del efecto general que esta nueva actividad tendrá sobre mi interpretación de esta etapa de mi existencia; tu sensibilidad te hará entender fácilmente que no se trata de llenar las horas muertas ni de distraer la mente o alejarla del pensamiento y las lamentaciones. Creo que esa etapa ha sido superada con tu ayuda y tu dedicación inapreciable y tal como tú lo sabes por mis declaraciones, esa dedicación significó un reencuentro contigo que nunca agradeceré bastante. No; estoy reanudando con las clases de construcción, el ejercicio de ponerme prueba, que siempre hice como constatación de que era un ser vivo, todas las veces que la existencia me jugaba una mala pasada. Dicho en otra forma, es una manera de aferrarse al imperativo de encontrarle un sentido a la vida, cualquiera que sea su género, sobre la base de que el hombre aun no domina la totalidad de los elementos de la naturaleza y no puede, dominar las tormentas. Entonces, una posibilidad es ser náufrago (malgré nous) y el bizarro recuerdo de Robinson Crusoe (novela o realidad) ilumina ésta, mi desolada situación, menos desolada ­quién sabe­ que la otra. Toda una simbología puede cosecharse al amparo de estas reflexiones, aplicable a numerosos instantes de la vida de cualquiera, quedando en claro para mí que las valorizaciones de la vida están dentro del hombre o no están en ninguna parte. Creo que nunca ­en estos meses­ dejé de ser yo mismo, aunque algo maltrecho y acosado por dudas de toda índole; cuando me he sentido capaz de nuevo de enseñar un poco, a los otros, he comenzado a levantar la cabeza y a sentirme dueño de una pequeña parte de mis actos. Las acuarelas se están acumulando y nadie hay que se las lleve. Estoy más impresionado por el hombre que por el paisaje y ahora entiendo mejor a Gauguin en su apasionada búsqueda. Aunque no existe para mí el tiempo humano que me pudiera permitir acercarme ni tengo la energía siquiera de pensar en dedicarme a la pintura, he descubierto que me gusta. Hay una pura y primigenia satisfacción en acechar el gesto, el movimiento; desgraciadamente, aquí no hay mujeres, esas fieras maravillosas que tanta inspiración y desastres causan a los pintores. Un cierto anhelo masoquista me indica que mis próximos modelos serán mujeres y no barbudos prisioneros fabricando sopaipillas (…) Quiero que estés hermosa y alegre.


"Industria Próspera" Acuarela, Francisco Aedo Chacabuco, 1974

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” Quiero que escribas sobre P ancho, para

borrar el estigma que les dio la Dictadura, d e deli n cu en tes, asesi n o s y l adro n es” Silvia Espinoza Mora 3 Testimonio de María Cristina González. Por detrás de esta mañana de otoño, desde el amanecer se me vienen desplegando los recuerdos. Son como una cascada de agua fresca que empaña mis ojos y va recorriendo sin tiempo las esquinas de mi vida, los muros de mi casa, las flores y la tierra del jardín, los rincones de mi alma. Vendrán a mi mente los camaradas de las incontables batallas, los m ás a mados y por s ob re todos ellos, tu rostro y nuestra historia en común. Es temprano, he preparado café y espero. Pronto comenzará la entrevista. Rodeada por tus acuarelas, mi mente se escapa. Me voy, cautiva por entre los arbustos, al otro lado del cristal de la ventana. Entonces, era el año 1960 y yo comenzaba a trabajar en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, primero en el Instituto de Teoría e Historia y luego, en el Instituto de Edificación Experimental, donde me recibiste afectuosamente, tú eras el Director. Después me enteraría que además, fuiste su formador, así como el hombre consecuente, que apoyó a muchos jóvenes obreros a estudiar, hasta titularse de arquitectos. No obstante, la primera vez que te vi me dio miedo, fue mientras almorzaba en el casino de la Facultad… Aún sonrío recordando como por esos tiempos, parecía que la gente necesitaba un “proceso” antes de decidirse a conversar contigo… un proceso, para calmar el susto que inspiraba un hombre tan serio y de pocas palabras. Eran los años, en los cuales andabas por el mundo sólo rodeado de tus libros y alumnos, te habías separado de tu primera esposa. Eras un hombre triste, poco sociable. Para ti los seres humanos debían ser capaces de involucrarse con los demás y necesariamente, ser buenos lectores, sólo así podías abrirte y quererlos sin sectarismos ni mayores condiciones. Cuando la DINA te hizo desaparecer, nuestra casa estaba llena de pena y libros. La pena la conservo hasta ahora, los libros los doné.

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Por mi parte, yo también estaba sola. Siendo muy joven había fracasado en mi primer matrimonio. Vivía cerca de Irarrázabal, con mis padres y mi único hijo, Fernando. Los tiempos hermosos comenzaron una tarde en el Instituto, cuando fui a tu oficina a dejar un documento y tú retuviste mi mano. Salí confundida, pero para nada afectada, porque ya sabía que te podía amar... Eras un hombre bueno, generoso y educado... eras de fiar... Y en las cuestiones fundamentales de la vida, yo te admiraba y compartía tus ideas. Así fue que un día te aventuraste y me invitaste a pasar un fin de semana en tu casa de Quintero, junto a una pareja de amigos. Esa cabaña marcó nuestra vida. La habías diseñado tú. Era pequeña, pero muy cómoda. En cuanto entré me sentí acogida. ¿Te acuerdas que fuimos a comprar locos y fue para entonces, que aprendiste a batir la mayonesa?… Poco a poco te fuiste soltando de la armadura de hombre solitario y junto a mí, fuiste colocando los platos y el servicio, luego los vasos y las copas, las servilletas y ahí estabas, a mi lado en un acto simple de poner la mesa. Sonreías mientras yo, la italiana escandalosa limpiaba los vidrios y el mar me mojaba la espalda… claro, sólo a ti se te pudo ocurrir construir la cabaña casi colgando de una ola. Al anochecer, mientras admirábamos un jardín de hortensias azules, me besaste y yo gustosa respondí a tu caricia e iniciamos así, de manera sencilla y tranquila, nuestra historia. Mi alegría por la vida te obligó a aprender a reír, sobre todo con mis chistes. Al principio no los entendías, pero con el paso del tiempo en común, lograste apreciarlos y reírte a carcajadas. Por mi parte, tuve que corregir la costumbre ancestral que traía desde niña, la de andar por ahí dando de portazos cuando algo me molestaba, y qué portazos, si casi volaba los vidrios. Contigo tuve que cambiar, porque tú eras un hombre de grandes razones… cómo yo te iba a contestar de esa manera. Debí dejar atrás mis ruidosas explosiones, para irme rodeando, pacífica, de todo lo que tú me decías que hiciera y que aprendiera, para fortalecerte y fortalecerme.


Recuerdo que un día me enfermé y no pude ir al trabajo, entonces por primera vez tú llegaste hasta mi casa. Me llevaste de regalo un género hermoso, pero en una cantidad tremenda de “metros cuadrados”. Logré hacerme de un traje completo, un bolero y una falda. Pude combinar como veinte tenidas, eso sí que todas del mismo color. En realidad, querido Pancho, prestigiado arquitecto y profesor, tú no sabías cubicar la tela de un vestido de mujer. Poco a poco la cabaña de Quintero se fue convirtiendo en el refugio cotidiano al que siempre volvíamos. El 31 de Diciembre de 1966, junto a mi hijo Fernando y su novia, jugábamos divertidos por el pueblo, disparando al blanco en la feria de entretenciones, persiguiendo números en la lotería, comiendo golosinas, riendo y compartiendo esa alegría tranquila que nos cobijaba. Cuando faltaban minutos para el inicio del nuevo año, mi mente no dejaba de ir de allá para acá, como presintiendo que algo importante iba a ocurrir. Estando sumergida en el desorden de mis cavilaciones, dieron las 12 y tú, por entre las campanadas de la iglesia, decidido y tranquilo me tomaste en tus brazos y abriste el año 1967, pidiéndome que fuera tu compañera por siempre. Nos casamos el 29 de Marzo de ese año en el Registro Civil de Ñuñoa. Aún recuerdo las palabras de Fernando: “me alegro mucho mamá, tú necesitas a tu lado un hombre de carácter”. Luego, celebramos con un almuerzo casero, simplemente lo había preparado mi madre, con los secretos de su amor y las viejas recetas de cocina italiana heredadas de mi abuela, Gemma Pini. No olvido que ese día, ella más que ninguno, se diluyó por entre las emociones. Lloró entonces y también después, sin consuelo cuando te hicieron desaparecer. Así fue como ligué para siempre mi vida a la tuya, Francisco Aedo Carrasco, originario de Pinto, hijo de doña Rosa y de Don Liberato, que elegiste estudiar Arquitectura, porque era más barata que Medicina, que de joven militaste en el Partido Comunista, porque era el único partido revolucionario que había, pero de donde te expulsaron por revoltoso.

Después vino el tiempo de tu famoso “pato relleno”, que cocinabas tan rico, era cuando vivíamos en Bilbao Oriente. Puedo recordar que por entonces, tu padre era el más sorprendido contigo, a mi lado tú secabas los platos y hasta ponías la mesa. Claro que, los platos los secabas pésimo, pero nunca te lo dije, para que siguieras creyendo que lo hacías bien. Agasajabas a nuestros amigos con tus tragos de colores... Cuando uno te decía “Pancho, que rico es este trago ¿cómo lo haces?”, tú sonreías y misterioso contestabas “pruébelo, dedúzcalo y va a saber”… Qué tiempos aquellos, de nuestras interminables conversaciones al final de cada noche, cuando todos se iban… siempre hasta tarde, solos tú y yo. Sabías tanto de nuestros amigos, de sus alegrías, de sus penas, de sus angustias y era porque en diez minutos tú podías llegar a conocer a cualquier persona. Como profesor sabías despertar en uno muchas cosas, así fue como me enseñaste a mirar y a conocer los sentimientos humanos, sólo observándolos. A tu lado pude vivir el gran amor y me fui rodeando de los amigos que me han acompañado siempre. Me dejaste aprender, hacer y ser. Recuerdo sentirme por entonces tan alegre… llena de vida, y luego en tu ausencia, deambular eterna por los fondos de la tristeza, sentir ahora, al hablar contigo, alegría y dolor a la vez, en un juego dibujado en blanco y negro, que marca mis horas. En esta mañana de otoño viene a mi mente nuestra casa de la calle Palena, en La Florida, de la cual he guardado las letras de pago y la nostalgia, por los felices años que allí vivimos. Mientras tú empezabas a construir nuestro hogar, yo me hacía cargo del jardín, vistiéndolo de almendros, de tupidos arbustos, con la flor de la pluma y ese verdor salvaje que marcó nuestras tardes y nos dio frescura en los veranos que nos dejaron compartir. Eran los tiempos en que teníamos el jeep Toyota. Vivíamos solos junto a nuestra nana Elena, la que al final de tanto libro que le regalaste y de tanta conversa, terminó siendo militante socialista. Acompañándote a los Congresos de Arquitectos, donde representabas a la Facultad, pude conocer rincones y pueblos del Perú, Colombia, Panamá, Bolivia y del Ecuador. Surge en mi mente tu imagen

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reposando y leyendo, sobre la cama en la habitación de cada hotel, mientras yo salía a recorrer las calles llenándome de fotos para el recuerdo, como si de antemano supiera que eso debía hacer, para alimentar los años en soledad que pronto llegarían. Cuando Salvador Allende fue Presidente, tú eras Asesor Técnico de Carlos Cortés y yo, presidenta de un Centro de Madres. También estuve en la JAP y en la Canasta Popular. Como vivíamos a un terreno de por medio del Campamento Nuevo Amanecer, pude participar en las campañas de alfabetización de los pobladores. Tú estabas orgulloso de mí. No obstante nuestro variado e intenso trabajo, a ti te daba por armar y desarmar el Toyota los domingos, y no contento con eso, insistías en que yo aprendiera a conocer cada ruidito que antecedía al desperfecto, cada silencio de nuestro jeep. Lo importante era que, estas faenas domingueras te daban el argumento para declarar que tú no eras ni serías jamás sólo ideas. Menos mal querido Pancho que me obligaste a ser parte del Toyota, porque después, con las mujeres de la Agrupación de Detenidos Desaparecidos, en ese mismo jeep yo recorría las calles donde fuera que dijeran que habían presos políticos o sus cuerpos. Llegábamos a los rincones más oscuros, quedábamos en pana, a veces había toque de queda, pero entre todas éramos capaces de apretar las tuercas del destartalado jeep y seguir adelante con nuestra búsqueda. Por esos años entraron a robar a la casa muchas veces, yo nunca estaba ahí. No obstante el dolor de cada cual, también había momentos de alegría, aún me recuerdo por Pedro Montt, junto al jeep y mis valientes amigas de la Agrupación, en las afueras de la Penitenciaría de Santiago, emocionadas viendo salir en libertad a algún gran amigo. El tiempo de detención en el campo de prisioneros de Chacabuco, lo pasaste entre las acuarelas, los tallados en madera, el ajedrez y escribiendo cuadernillos para enseñarles construcción a los demás presos políticos. Yo te podía ver sólo una vez al mes. Viajaba toda la noche en bus, cargada de cosas, tus pinturas, el cuaderno de dibujos que te llegó desde Alemania, comida para ti y para los cinco compañeros que compartían la habitación, hasta huevos llevé una vez y... no se quebraron.

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Siempre me volvía a Santiago llorando, pero jamás hubo lágrimas a tu lado. Fue ahí que tallaste la cuchara de madera que me regalaste y que aún conservo, y tantos obsequios, para ser repartidos entre los seres queridos, especialmente tus hijas. Fue en Chacabuco donde muchas veces me viste tenaz y decidida evadir el miedo y las revisiones de los militares, para sacar del campo tus acuarelas. Luego te liberaron y tú estabas tan enfermo, tan debilitado que nuestros amigos y familiares nos aconsejaban dejar el país lo antes posible. Los dos nos negamos. Así fue que, a las 9 de la mañana del día 7 de Septiembre de 1974, todavía estabamos acostados, cuando la DINA te sacó de la casa y yo no te he vuelto a ver. Entre muchas cosas comprendí que sólo podía llorar por ti, no me alcanzaba para otra pena. Logré que en 1975 mi único hijo, el que tanto te amaba y admiraba, abandonara el país. Lo fui a dejar al aeropuerto. Me quedé viendo como su silueta se alejaba... Se apozan en mi mente los recuerdos. Nuestra cabaña en Quintero, la que fue desmantelada lentamente. Primero se robaron las ventanas que miraban al mar y luego, los techos, grabados con nuestras lluvias, se robaron los pisos y las puertas, se lo llevaron todo, sin que yo pudiera impedirlo. A la cabaña la hicieron desaparecer por completo… igual que a tu vida y tus sueños. Siendo el año 2003, debo ser capaz de entregar un nuevo testimonio. Muchas personas me han dicho que ya no te busque, que han pasado tantos años… Pero yo voy a seguir hasta el final, porque… si alguien muere por enfermedad uno se hace a la idea, pero cuando al ser que amas lo detienen y nunca lo encuentras... Ha pasado tanto tiempo y aún yo atesoro en mi memoria aquella tarde de magia y ternuras en Chacabuco, cuando me dijiste que te habías vuelto a enamorar de mí, de tanto verme llegar hasta donde fuera que te llevaran. Y luego, al finalizar el día, cuando me alejaba, te subiste a uno de los techos del campamento, solo para verme partir…


Fotos y planos casa proyectada y construida por Francisco Aedo, en calle Palena Nº 3387

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M I P A DRE Paulina Aedo 4 , julio de 2004 Pancho nació en Pinto, Chillán, el 23 de octubre de 1910, hijo de Liberato Aedo y de Rosa Amelia Carrasco. Su padre era un humilde profesor primario. Tuvieron tres hijos, Emita, Anita y el menor Francisco. Don Liberato llegó a ser visitador de escuelas, por lo que viajó por muchos lugares trasladándose en 1927 a Limache y al año siguiente a Santiago, cuando ya los hijos empezaban estudios superiores. Las hermanas, ambas estudiaron en la Escuela Normal como profesoras de enseñanza básica y Pancho ingresó a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile en 1929. Aquí conoció a mi madre Raquel Alarcón Lozano, nacida en Tomé y perteneciente a una familia muy grande (tenía 14 hermanos), ella junto con sus estudios de arquitecto, asistía a clases de piano al Conservatorio Nacional de Música, donde llegó a ser concertista. Era una mujer maravillosa, una artista sensible y bella… Se casaron en Agosto de 1936, Francisco ya titulado y mi madre egresada. Recuerdo que se tituló cuando yo ingresé al colegio. Mis recuerdos comienzan cuando yo tenía 3 años y llegamos a una casa con un inmenso terreno situada en pleno campo (la zona de Ñuñoa donde hoy está la Plaza Zañartu, al Sur del Estadio Nacional). Mi hermana Gabriela tenía 6 años y era mi protectora. Allí mis padres estaban construyendo una típica casa de arquitectos, con grandes recintos, muy soleada. Fue edificada por etapas con maderas traídas desde el sur y muchas novedades y diseños personales y siempre cambiando y modificando ambientes. Yo quise y quiero mucho aún esa casa.

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Me crié en ella con el gran cariño de sus habitantes, en ese gran terreno, donde nuestra casa era lo único edificado y podíamos jugar y correr por los campos y sitios desocupados. Allí Francisco y Raquel jugaban ajedrez en el dormitorio que yo compartía con Goli mi hermana, para acompañarnos, en unos interminables partidos que duraban hasta una semana. Él nos enseñó a ambas, el amor por los animales; siempre tuvimos muchos perros, gatos, gallinas, patos, hasta un cabrito nuevo correteando por allí. Y también el amor a la tierra, cultivábamos de todo en esa tierra, aprendimos muchas cosas de ese padre maravilloso que se levantaba siempre al alba y siempre dedicado a algo entretenido y novedoso. Practicaba a conciencia la mecánica automotriz, la carpintería, la albañilería, arreglaba máquinas de coser, les arreglaba y modificaba las casas a los vecinos. Recuerdo particularmente la casa para jugar a las muñecas, construída íntegramente por mi padre que tenía hasta una cocina que funcionaba como tal, y donde preparábamos guisos con hojas de sauce. Los domingos, íbamos al Cerro San Cristóbal a encumbrar volantines y subíamos hasta la cima, siempre aprendiendo de él algo nuevo e interesante. Cuando estaba en los últimos años de Colegio, 1958, me invitó a irme con él a una beca a Italia donde él aprendería el sistema de las bóvedas de hormigón pre­comprimido (Cáscaras), yo con mi espíritu aventurero, dije al momento que sí y partimos los dos solos en un inmenso transatlántico italiano en un viaje que duró 18 días por el Atlántico hasta llegar a Barcelona y luego a Milán, nuestro destino final. Fue un año maravilloso, una aventura donde juntos aprendimos el italiano, visitamos casi toda Europa y sobretodo a mí me permitió conocer bien a mi padre, ese hombre bueno, humano y maravillos o del c ual aprendí ta ntas cosas.


P AULA:

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(…) Por frente a la calle en que está emplazado el pabellón N°6, (mi nuevo domicilio) pasa un jeep de color canela con los paquetes y la correspondencia. En este instante está llegando y dentro de algunos minutos comenzará el desfile hacia el correo. Pienso en “la montaña mágica” y el Berghoff que asilaba gente para la cual una semana o un mes no significaba absolutamente nada; para quienes el tiempo era una función de una radiografía mas o menos clara y que jamás podían tener la menor seguridad de la fecha en que podrían regresar al amado país llano. Así deben ser en el fondo, todas las prisiones; una realidad que se impone porque existe, pero dentro de la cual el hombre es un juguete de designios que le está vedado conocer o anticipar. Todos juegan un poco a la fantasía, a la noticia, a la suposición. He aprendido a conocer, la simpleza de ciertos caracteres, muy recios externamente pero de un desamparada simpleza del alma. Para ellos, las cosas son porque ellos existen y deben acomodarse a sus particulares anhelos. El secreto de mantenerse en pie es no anhelar nada y en reducir tus necesidades a lo que aquí se puede conseguir. Se logra entonces simplificar el cuadro anímico de la misma manera como se va reduciendo la complejidad de una teoría, a medida que la verdad científica toma cuerpo dejando en la sombra lo que pudiera llamarse superfluo. También ayuda la falta de plazos perentorios. Por ejemplo, alguien quiere un serrucho que no existe para cortar un palo; pero como no hay prisa, llega el momento que la necesidad desaparece y con ella la angustia de poseer el serrucho (...) La población es bastante heterogénea y el problema sería insoportable de no mediar la ventaja de vivir en casas separadas, en grupos de 8, 10 o 12 personas. (...) Las motivaciones de cada cual son distintas hasta el absurdo. Hay sesudos catedráticos, artistas, predicadores, obreros, desde los 18 hasta los 70 años. En las tardes antes del toque de queda anunciado por una corneta a los acordes de “silencio” los grupos están en sus casas; algunos cantan, otros t o c a n g u i t a r r a o q u e na ; p r e d o m i n a n l a no s t a l g i a , l a c a m a r a d e r í a , l o s r e c u e r d o s . A las 13 horas más o menos, un toque de clarín indica que la comida esta lista. 800 pensionistas corren cada uno con un plato (taza, cuenco, tarro o lo que sea) y su cuchara cuya importancia recién puedo apreciarla porque no la tengo y nos instalamos en largas mesas protegidas del sol implacable de la pampa por un tejadillo de listones. Los prisioneros sirven y otro equipo lava los baldes o fondos, según el caso. El pan nos es entregado cada 4 comidas y debe tener un diámetro aproximado de 25 cm., es preciso entonces guardarlo y para que no se seque se moja el interior de una bolsa de nylon y allí se encierra. Como todo lo realmente importante, la comida es de una simpleza bíblica; porotos con o sin tallarines, garbanzos con arroz y lentejas con iguales ingredientes. Esto en sucesión aritmética implacable, solemne y ritual. Ni una transgresión hasta el momento. Es también la comida de los soldados que nos cuidan. Pienso en Diógenes al borde de su tonel y en como se enfermaría de envidia al ver nuestros banquetes isócranos e inmutables (...)

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QU ER I DA GA BRI ELA 5 :

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Te debía una carta para ti sola; las otras fueron colectivas en razón al largo tiempo de incomunicación que lógicamente había movilizado a muchas personas alrededor de noticias del prisionero. A medida que pasa el tiempo, aquí en la colonia, proliferan rumores de toda especie como substitutos de hechos reales; las adivinas, los brujos y los clarividentes harían un buen negocio con la desesperanza de la mayoría. Si bien es cierto que en el país llano el Sr. Kaffka era considerado ingenioso y no muy alejado de la verdad al plantearnos la posibilidad de que algún día un hombre anduviera detrás de su identidad y que ésta; sepultada de archivos, expedientes, procesos, sumarios, encuestas y siniestros interrogantes, jamás apareciera en forma convincente para su dueño, otra cosa es con guitarra. En efecto el Sr. Kaffka se quedó corto; es apenas un nene, un aprendiz de taumaturgo en este frondoso mundo de la desidentidad (véase el diccionario!!) totalmente identificada en listas, aficiones etc. etc. Somos y no somos, estamos, nos vamos, nos quedamos hasta Pascua, hasta el próximo 18 de septiembre; fertilizaremos la pampa con grandiosas obras de riego; estamos reservados para ser cultivadores de zanahorias aprovechando la gruesa costra de salitre que se asoma hasta en los fondos de comida, lo que naturalmente economizaría fertilizantes. El Norte se poblará con esta raza de titanes quienes, no por estar sumamente aburridos, dejan de serlo. Y lo que es más grave en El Castillo, ningún personaje intenta escaparse del cuadro; una cierta sonrisa idiota les asoma cuando los funcionarios lo despiertan a las 3 de la mañana para interrogarlo; es natural, es el “procedimiento” estatuido en alguna parte y ya incorporado desde antes que el hombre existiera. Todo es suave como un telón en bruma, ligeramente irreal para que pueda esfumarse con una c a rta , c on una p a la b ra . Ka f fk a l o es c ri b ió s i n v i vi rl o y de a ll í e m a na s u ge ni al i da d . He descubierto que me gusta escribirte y que esto llena gran parte de mi tiempo; por tanto acepta el papel de corresponsal y yo trataré de que, a pesar de ciertas ligeras apariencias, mis cartas se mantengan en límites tolerablemente cuerdos. A esta hora, las 16 de la tarde, aún mis 5 “compadres” duermen la siesta y roncan en todos los tonos del trombón. Me solazo con la idea de dos litros de té frío que preparé en la mañana y que me iré tomando, de a poco hasta que se apague la luz de la pieza lo que ocurre como a las 10 de la noche. Me siento afectivo hoy día con todas las pequeñas cosas de nuestro mundo. El tarro de agua, el pequeño cuchillo del pan fabricado con un trozo de zuncho la mesa motronca de 90x90x68 y los compadres, d e c a d a u no d e l os c u a l e s te n g o una c e rt e za v i va y e s p e c í f i c a d e s u f ra te r n i d a d . No me reproches que hable de mi mismo; en el fondo creo que estoy hablando hacia atrás y hacia delante de nuestras existencias tratando de dejar algo en limpio de una experiencia que estoy obligado a vivir y que lo digo honestamente, ni enaltezco ni desprecio en absoluto. Para mañana hemos programado diversas tareas apasionantes. Trazarle a un prójimo un modelo de piezas de ajedrez que tallarán en maderas de colores diferentes; rehacer con ladrillos refractarios el hogar de la cocina que echa mucho humo; aplanar los trozos de fierro ondulado para hacer una plancha para el mismo artefacto y enderezar como 60 clavos. Si tuviera las acuarelas podría transmitirte una visión más viva de este lugar. Reservemos entonces la descripción para más adelante (…)

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P A ULA :

2 0 d e d i c i e m b re d e 1 9 7 3

Tu carta es cuerda; las mías aparentan serlo pero me temo mucho que de tanto prescindir de objetivos generales, los más observadores terminamos por considerarlas como excesivamente subjetivas. La verdad es que el estado o la condición de prisionero es subjetivo y no podría ser de otra manera, en el entendido que las situaciones trascendentes derivadas de él, sólo a uno afectan. Todo sigue funcionando, las personas viven, actúan, construyen casas, etc. El prisionero se afirma en el pasado ¿Cuánto puede durar esto? ¿Cuáles son los síntomas del deterioro? Los deseos de participar en el presente y en el futuro son todavía muy fuertes y es indudable que se es proclive a emprender aquí cualquier tarea que se presente por descabellada que sea. Uno se siente arrastrado por la inercia a seguir moviéndose, pero bien sabemos que las leyes físicas son, de alguna manera inapelables. Sobre el particular, no hay engaño posible ni yo pretendería darte imágenes falsas de mi mismo. Sin duda me habría gustado tener 20 años menos, lo que es importante para estas situaciones, porque me habría permitido alcanzar el cansancio físico y con él, el ciclo externo del trabajo estaría completo. Dibujo en la mañana y coloreo a la acuarela al día siguiente, buscando un juego de sombras favorable. Tallo maderas, acto en el que no tengo experiencia alguna, ni herramientas apropiadas. Los motivos deberían incluir la figura humana, lo que tampoco domino; me siento torpe frente a la madera y aunque podría dominarla después de un tiempo, comienzas a preguntarte ¿para qué?. Igual me pasa con una ballena, con un tigre y con un anillo de onix que he comenzado con enormes dificultades a fabricar; el material es una piedra sílico­calcárea semi transparente de color ambarino, abundante en la zona y que proporciona la Administración del Campo en sus talleres. Mándame el diámetro, el perímetro o simplemente el radio de alguno de tus dedos por si descubro como terminar el anillo. Podría escribir y eso me tienta. Tengo 4 cuadernos vírgenes y viejas ideas comprimidas que a lo mejor aquí funcionan. ¿Cómo será el resultado de una literatura sin estímulos? El muro sin ventanas de tu casa es cosa corriente en arquitectura y se origina en el hecho que en el hemisferio sur, la orientación N.O. esta muy castigada por el sol en primavera y verano. Todo muro es siempre más aislante que una ventana, por protegida que esté. Los arquitectos dejamos muros sin ventanas (otra razón) para poder colocar muebles en ciertos recintos. En tercer lugar, una ventana completa es 4,5 veces más cara que cualquier muro. Sin embargo, un muro lleno puede ser utilizado plásticamente mediante muy variados recursos, como ser: textura, color, proporciones; algunos revestimientos de cerámica vitrificada, piedra canteada, lajas etc. Frente al muro puede hacerse un pequeño espejo de agua y plantar uno o dos abedules (árboles de hoja caediza). Puede guiarse una ampelofosis; colocar una pequeña escultura de piedra, separada de él unos 2 metros y si aún insistes puedes abrir ventanas chicas fáciles de proteger con un alero (…)

249


QUERI DA Y LEJ ANA GABRI ELA:

6 de En ero de 1 97 4

Comienzo esta carta en una nueva casa (me he mudado dos veces). Has de saber que este prurito es hereditario; la Ana o la Ema Aedo pueden dar fe que nuestra madre ­Rosa Amelia­ jamás estuvo tranquila en una casa más de dos meses, viéndose obligada a poner ruedas a su ropero. Tomemos esta mudanza como mi tercera existencia. El flujo de cartas desde el país llano, está interrumpido. Los hábitos que aquí he adquirido me obligan a mantener el mismo ritmo epistolar, a riesgo de encontrarme algún día sin corresponsales o que estos estén aquí y yo allá. Si lo último te hace arrugar la nariz pensando en que funciono en dos fases (electrotecnia), detente. Me apoyo en hechos tan sólidos como el contenido del último comunicado oficial, llegado a este campamento por conductos perfectamente regulares y escuchados por 830 pares de enhiestas orejas de prisioneros:

30 “efectivos” salen en libertad la semana entrante, con todos sus efectos personales y sin olvidar las especies fiscales que tuvieran a su cargo. Si esto último ocurriera etc…etc… Yo no estoy entre ellos y espero que siendo mi apellido con A, se trate de un error muy lamentable ocurrido dentro del complejo mecanismo del campamento. Total unos meses más de espera me permitirán terminar la cabeza de Luis Castro, gran amigo, que estoy tratando de tallar en madera dura, (para que así la semejanza sea perfecta). Comencé dibujando manos y pies en posiciones inverosímiles, aprovechando la abundancia y variedad de modelos (1660 unidades, sin tener en cuenta el otro sector). He atravesado las más terribles dificultades hasta tener algo pasable. Ayer terminé mi primera escultura que consiste en una mano sujetando una especie de bandeja. Para conformar las uñas obtuve un resorte de acero. Lo destemplé. Enderecé el alambre, fabriqué 4 diminutos formones de 3,5 mm de diámetro, les saqué filo con una piedra laja y los volví a templar en la cocina de la casa N° 2. Sólo me falta fabricar barcos de esos que se meten en botellas, lo que sólo es un vago proyecto ya que aquí no hay botellas. Vaya Ud. aprendiendo si es que algún día es prisionera de algo. La madera es ­con todo­ el material más endemoniado que existir pueda, al considerar la talla en los tres planos fundamentales, porque en uno de ellos te encuentras en contra de la fibra. Por esa razón, los que aquí han profesionalizado esto, lo traducen en cantidad de “cigueñas” con las patas filiformes, santo­ cristos pegados a la cruz y perspectivas planas de Chacabuco con la técnica del bajo relieve y sin dar a los cortes profundidad. Si logro tallar la cabeza (no confundir con “talar”) del prisionero Castro será para mí una gran satisfacción por cuanto será una escultura espacial. Por otra parte y aprovechando tus muy sabios consejos sobre el hecho que debo pensar seriamente en disponer mis horas libres que pueden llegar a ser X, las emprendí con un trabajo literario cuyo tema central se refiere, por ahora, al denominado “libre albedrío” o libertad no contingente. Pido auxilio bibliográfico. Si te es posible, deseo algunas obras de J. Paul Sartre que incluyan algunas notas bibliográficas. Se trata mas bien de problemas de técnica literaria, por cuanto la posición del escritor me es conocida. Así mismo, me serviría mucho el “Santuario” de William Faulkner. Si deseas podemos escribir el libro entre los dos. Acepto que el rayado es un proceso lento y que al principio no se nota mucho; por el contrario, a casi todos los rayaditos –que aquí abundan­ les da primero por leer a Sartre; en etapas más avanzadas hacen planes, como su servidor, para escribir libros (…)

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P AULA :

26 de enero de 1974

(…) En el re­equipamiento material al cual Uds., los seres queridos, me han sometido, llegó un calendario del 74 y con él, algunas complicaciones en relación con el tiempo. En efecto, antes lo medía por la camioneta del correo, por los cambios de guardia, eventos que no tenían lugar con la inmutabilidad que pudiera pensarse; de tal manera que se podría nadar en una especie de indeterminación del tiempo; esto es ventajoso si bien se le mira, porque acarrea bellas sorpresas cuando no se las espera, como ocurrió ayer, con la llegada de Gabriela y de M. Cristina que estuvieron conmigo un rato nunca demasiado largo. (…) Quedamos entonces en que el calendario introdujo un elemento de vida al cual es necesario someterse, porque su presencia es tan imperativa como un perro que insiste en hacerse presente apoyado en su afecto y devoción silenciosas. Los días se tornarán entonces más largos mientras se espera que te suelten y serán al mismo tiempo, más reales. He ahí la complicación de que hablábamos. Al tener en mis manos el trabajo sobre diagnóstico del cáncer y al ver tu pequeño nombre en la portada, sentí orgullo auténtico y otras raras emociones que se enraízan con la vida libre, con el aporte modesto y substancial que mil o diez mil trabajadores en las ciencias siguen entregando a diario para el mayor y más profundo conocimiento de sus misterios. Experimenté en forma viva la propia frustración de estar aquí encerrado mientras Uds., producen y descubren para un presente y un futuro sin fronteras, como la ciencia debe ser (…) (…) Leeré y comentaré a posteriori tu trabajo que dentro de un marco muy modesto, como a mi me gustan las cosas, consumió seguramente las horas (que otra parte de la humanidad quema y despilfarra en actos agresivos) de tu limpia y admirable existencia. Entiendo ahora, por la primera vez, como algunos no tienen empacho en transferir a las generaciones jóvenes lo que ellos no fueron capaces de realizar. ¿Será ese mi caso?

GA BRI ELA :

D o m i n g o , y a 1 0 d e f e b r e r o

Ayer llegó el block de papel Whatman, maltratado por cierto, y hoy llegó tu carta. Le he tomado cierto gusto a eso de salir de la casa cargado con un piso, un tarro de agua, el block y los implementos de pintar, a la hora de las mejores sombras que, en esta latitud, ocurre de las 4 adelante. Uno debe apurarse antes que el agua hierva, por cuanto para mirar las sombras el tarrito debe estar al sol. Según mi más severa autocrítica, estoy adquiriendo oficio como acuarelista y las que he pintadá entre tu visita y hoy son francamente mejores que las que tú viste. Tengo un block grande de excelente papel (tamaño doble del de las hojas “Artel” pero, no era apto para acuarela según las indicaciones. Y, como un prisionero discurre mas que etc. etc., la lavé con OMO 1 , la enjuagué, la clavé con chinches sobre una tabla; se estiró y ha dado el método excelentes resultados. Debes indicarme como puedo enviarte algunas que están dedicadas, por cuanto dudo que en sobres abiertos lleguen a destino (…) Debo hablar un poco de los temas que no siempre son enteramente libres y que comienzan perteneciendo a una realidad ajena. A la naturaleza o a los objetos, uno se acerca sin incorporarse y cree que puede ­a su gusto­ elegir el tema, el ángulo, las sombras destacadas. Durante este período, la pintura aunque perfecta, es una cosa muerta y solo puede ser admirada por legos, por críticos o por diletantes. Hay un segundo período en que la naturaleza y los objetos, por razones como las que actualmente me empujan, comienzan a tener sentido, y a incorporarse dentro de uno mismo. La pintura puede llegar, como cualquier otra forma de expresión, a ser una necesidad violenta. Y entonces notas que te falta oficio, sensibilidad e inteligencia. Aquí lo más importante es por supuesto, el hombre y sus ansias de libertad; los objetos son todos importantes cuando los fabricas y los creas, como la botella de Cezanne y su pasajera compañía nocturna. Hay en cada individuo y el marco en que su angustia solitaria se desenvuelve, un indudable patetismo que espero reproducir algún día de manera sensible y a la vez correcta (...)

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"Industria Muerta" "El Tallador" Acuarelas, Francisco Aedo Chacabuco, 1974

P A ULA :

1 9 d e a b ri l d e 1 97 4

Hasta ahora y espero continuar con esta forma de mirar los problemas del presente, te he hablado muy poco de mi; creo haberte dicho antes que la participación que en un tiempo tuve en los afanes cotidianos, trabajo, meditación etc., la considero algo así como congelada, como ciertos organismos que por accidente, por iniciativa vital o por determinación de un laboratorista curioso, caen a veces en ese estado. Mientras tanto, se espera; alguien sigue viviendo en forma activa, disfrutando del mundo maravilloso de las emociones; alguien. Pienso que ese mundo existe y me espera al final del sueño. Entonces creo poder hablarte un poco de mi y de esto que puede calificarse como retro experiencia. He estado pensando, después de una hermosa carta que me envió mi padre, para quien sus actuales días son, sin duda, una reprise de algo que ya vivió en algún grado, he estado pensando digo, que si bien el “destino” no es admisible para un racionalista, hay algo que se le parece mucho. Me refiero a ciertas marcas, a ciertos aguijones biológicos determinantes de la conducta individual. Son lo que llamamos “sello” o temperamento y que está por detrás de la “personalidad”, en capas o sistemas más profundos. Estas determinantes no parecen modificables por la cultura en el plazo de una vida y sobre ellas, por lo tanto, no actúa la experiencia para adecuarlas. Mi padre hablaba en su carta de la imposibilidad (como factor positivo ¡admírate!) de que un hombre abjurara o renegara de su destino a la luz de ciertas discordancias, errores o “fracasos” relativos en que pudiera incurrir. El estima que existen líneas de acción limitadas en número (hay pocas) y que se trata de caminar en ellas o paralelamente a ellas. Algunas te son extrañas y las otras (o una) te es auténtica. Esta especulación me subyuga porque a pesar de todo lo compleja que es la vida y el hombre que la justifica; a pesar de todas nuestras fallas, debilidades, omisiones, negligencia y abulia; a pesar del egoísmo como tendencia centrípeta, vislumbro dentro de nosotros numerosos factores positivos y honestos que deben conducir ­necesariamente­ a un desenlace, a una vivencia coherente. Me he preparado para ella; puedo decir sin dramatismo que la anhelo y tengo la firme seguridad de que puede producirse. En tales condiciones, concuerdo con mi padre que no debe renegarse del destino; que no hay que acomodar las respuestas de nuestras conductas a lo contingente o práctico (...)

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QUERI DA HI JA GABRI ELA

20 de abril de 1974

Tu última carta en mi poder. También ha llegado una larga y extraordinaria carta de WOLFANG, mi alumno alemán que vive en ERLANSEN desde junio del 73. Lo menciono porque cuando un desterrado recibe una carta de 8 páginas de un lugar tan remoto y civilizado no cabe esperar que pida un favor ni me encargue una diligencia; no. Lo menciono porque, a igual que en las cartas de Uds., los seres queridos, se transparenta en ella la macizes de una relación sin condiciones. Los prisioneros vivimos de lo que hemos hecho (no digo de lo que hemos sembrado) y me sube a la cabeza, quizás por la primera vez en mi vida, una orgullosa sensación de seguridad, de haber vivido honestamente y de haber tenido la alegría de señalar a otros, más jóvenes, algunos de los infinitos problemas que el hombre tiene que resolver. Este alemán, como tu sabes, es Arquitecto y tiene la cabeza dura (cómo alemán; no como arquitecto). Quiso cambiar la dulce patria caótica y primitiva por la seguridad y equilibrio de su tierra natal. Sin embargo, antes de transcurrido un año y a pesar de que disfruta de seguridad económica y vive en su maravilloso mundo de cosas superfluas habla con amargura de la deshumanización, de la vida a puertas cerradas, de la falta de objetivos vitales. Alemania aparece a mis ojos, a través de la carta, como una sociedad de hombres temerosos (¿de qué?), envejecidos y repletos de experiencia a tal grado que la problemática que a nosotros nos apasiona, no alcanza ni siquiera a arañarlos. Sé, naturalmente, que existe allí un mundo del arte y de las ciencias que me impresiona como perteneciente ya, a una superestructura nacional, distanciada por necesidades prácticas del mundo de los que trabajan. Hay que reconocer que esta civilización ha ido evidentemente, muy lejos en objetivos particulares; ha dado un salto en el tiempo pero, ha dejado atrás al hombre para el cual, a pesar de todo, su destino permanece en la sombra. Si tú lo supieras todo, o casi todo, si no tuvieras ninguna necesidad material; si la comida te la trajeran a la casa; si las vacaciones te las dispusiera el Estado pero, a cambio, tu tiempo fuera disciplinado al puro y rígido cumplimiento de una tarea sola para la cual te especializaron ¿serías feliz? Y, para ello debes ignorar además al vecino, al amigo; al angustiado, al inadaptado; debes ignorar el ocio y la generosidad espontánea. No ahora; quien sabe dentro de un milenio podemos entender que un mundo así organizado valga la pena de vivir en él (…) (…) La salud está bien. Estoy horriblemente aburrido; me falta la lluvia, el vino, las uvas. No tengo papel Whattman ni mermeladas ni salchichón ni alegría.

"Discusión" "Manuel Flores" Acuarelas, Francisco Aedo Chacabuco, 1974

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P A ULA :

29 d e m a y o d e 1 97 4

(…) Estoy conforme “con visitar tu casa en tanto se pueda y planificar "in situ” aquellas mejoras que pueden ambientarla mejor. Por si ya tienes planes, te transmito la idea sueca sobre aprovechamiento del espacio que –en esencia­ consiste en valorizar fundamentalmente la limpieza visual de los recintos confinados por X muros. Se supone al espectador situado sobre sus pies, mirando tangencialmente en un plano, cuyo punto de partida es la recta horizontal que enlaza ambos ojos. La tendencia instintiva es mirar con una ligera inclinación (unos 5°) hacia abajo, de manera que, una rotación completa representa describir un manto de cono visual dentro del cual debe hacerse una ordenación espacial armónica. Son admisibles los muebles habituales (pero no muchos). Son proscritos los salientes (cototos) que deforman el diseño original del recinto y especialmente detestables son los salientes que llegan hasta el techo y que desordenadamente emergen del piso en puntos cualesquieras. En cambio, los suecos, con gran sentido práctico estiman que a partir de la altura de la cabeza son admisibles muchos muebles suspendidos, armónicamente dispuestos, ya sea adosados a los muros o cortando francamente todo el recinto. En esos muebles se llega a copar con creces el espacio necesario para todo el cachureo que un ser humano pueda acumular durante su vida. Los suecos agregan en cada recinto un piso­escalera muy cómodo y de bajo costo (…) (…) Bien mi Paula querida para proyectar aunque sea una casa para perros, se necesita estar libre, disponer de si mismo y trasladarse al lugar en que esa casa es necesaria (…)

QU ER I DA HI J A GABRI ELA,

5 d e jun i o d e 1 97 4

(…) El Colegio de Arquitectos tiene dos actividades conocidas. Una es preocuparse de hacer buenas necrologías para los socios fiambres y la otra, condecorarlos cuando –visiblemente arrastran las patas­. No pudiendo por lo pronto matricularme en la primera, me han incluido generosamente en la segunda, contra mi deseo. ¿Crees tú que sería protocolar escribirles pidiendo que la medalla me la envíen a Chacabuco? El próximo jueves inicio aquí mismo, un cursillo de construcción elemental y ya tengo 35 alumnos. Si te es posible, ubica a D. Euclides Guzmán por teléfono y pregúntale si puede enviarme unos 10 ejemplares de sus apuntes de clases que se refieren a hormigón y que aparecieron editados a mimeógrafo en conjunto con un trabajo mío sobre acero (o sobre soldadura). Se emocionará por lo insólito de la petición y ­a no dudarlo­ hará el envío. Aprovecha para transmitirle mis saludos más cordiales y dile –además– que agradeceré que me escriba. El sol se ha inclinado peligrosamente hacia el norte. En la mañana hace un frío cordillerano y aún cuando Raquel decía que era “frío con esperanza” y que además para mí, el invierno termina cuando florecen l o s a r o m o s , ha c e n f a l ta m u c h os o tr o s e s t í m u l os p a ra ol v i d a r a q u í e l i nv i e r no ( … )

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"Formación" Acuarela, Francisco Aedo Chacabuco, 1974

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EL M AESTRO Años 1966, 1967, 1968 en la Escuela de Arquitectura de Cerrillos, tiempo de profundos y rápidos cambios sociales, para algunos; la arquitectura, la construcción, no siempre era prioridad. En la revolución de los jóvenes en el mundo, estaba la elocuencia para defender nuestros derechos como alumnos y no dudábamos distender la exigencia académica. Recuerdo especialmente cuando Don Pancho nos habló de Felix Candela, explicando el comportamiento de las losas cáscara y luego nos citó al Cementerio General… Había construido un mausoleo que era una losa cáscara, se veía muy satisfecho de su obra y yo no lo entendía, me parecía que la arquitectura importante estaba en Europa, en los altos edificios de Nueva York. Pasó mucho tiempo y mucha vida para encontrar satisfacción en mi trabajo de arquitecto y sólo entonces comprendí, qué nos quería anticipar. Su doctrina docente le permitía ver a sus alumnos como futuros arquitectos y en eso se volcaba su esfuerzo, que abarcaba en sus clases y en las conversaciones informales, no sólo en el ámbito de la edificación y de la construcción sino en el ámbito integral de una arquitectura para el individuo. En 1957 como resultado de su trabajo de investigación y docencia, es nombrado Director del "Instituto de Edificación Experimental", de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile y ejerce ese cargo hasta 1969. En la misma facultad, entre 1948 y 1957 se desempeña como Profesor de la Cátedra de Instalaciones, de la Cátedra de Tecnología en Matemáticas, de la Cátedra de Construcción, de la Cátedra de Edificación y como Jefe de Seminario de Construcción. Entre los años 1958 a 1966 ejerce el cargo de Profesor de Edificación de segundo a quinto año. Entre 1961 y 1964, se desempeña como Profesor de Edificación en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile Sede Valparaíso.

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Entre 1960 y 1967, en el ámbito universitario, se edita la revista " Técnica y Creación” ; Don Pancho participa desde su inicio, en la gestación y en la dirección de la revista ­de la que se han compilado 11 números 6 ­ publicando en ellos una serie de artículos. Los temas tratados en esos artículos, son fruto de su ardua investigación y experiencia, en ellos; entre otros temas, analiza a fondo el comportamiento de “ La M ad era” como material de construcción y como proceso de industrialización que trae consigo los sistemas de prefabricación, incipiente en esos años. En la revista “Técnica y Creación" Nº 11, diciembre 1967, se presume la última de la serie, publica el artículo " L í m i t e s a c t u a l e s d e l a c r e a c i ó n arquitec tónica" (…)“La intención no es otra que

buscar las causas del estancamiento, de la falta de originalidad y la carencia de vigor de nuestra Arquitectura”(…) Cit. Pag. 34; (…) “La Arquitectura tiene objetivos prácticos irrenunciables y que a través de la historia han ido variando en su importancia colectiva. Los límites de la creación arquitectural habría que buscarlos primeramente en el imperativo de cumplir esos objetivos”(…) Cit. Pag. 35. En un extenso análisis determina 6 objetivos “presentes de la Arquitectura”, los que define y desarrolla. En la revista "Técnica y Creación" Nº 9, desarrolla el tema de la prefabricación para la vivienda social: (…)“Proponemos hacer funcionar una planta piloto

de prefabricación de la madera, utilizando los materiales naturales y los industrializados en el recinto de 30 hectáreas ubicado en Cerrillos, sede de la Facultad de Arquitectura” (…) Cit. Pag. 7. Otros artículos publicados en la revista Técnica y Creación: “ Acción sísmica sobre los edificios” ; “ A va nc es en l a c ons truc c ión y p e rs pe c ti vas d e l h o rm i g ón p r e ­e s f o r za d o e n Ch i l e ” y el Suplemento Docente N°1: " A p re nd i za je d e la edificación” .


COMEN TA RI O A L LI BRO, " RA ZÓN Y SER D E L OS T I P OS E ST R U CT U R A L E S" , DE TORROJ A" . Alguien dijo –y lo repetimos con conocimiento de causa­ que en nuestra era el hombre debe aprender demasiadas cosas en plazos breves; debe apropiarse en plazos cada vez más cortos de un inmenso arsenal de datos escuetos para llegar a ser un engranaje eficiente en la sociedad, en aquellos sitios en que ésta lo ubica tiránicamente". De algún modo la libertad de pensar nos ha sido restringida. El estudio no es ya la exultante alegría del descubridor maravillado, ni la investigación es una aventura romántica. Se añora el laboratorio ambulante de Edison en un carro de ferrocarril y el bucólico retiro en Serignan, donde Fabro, el genial entomólogo, perseguía, en cuatro pies, a los insectos. Los límites del tiempo para cada hombre se aproximan hoy a valores finitos, dentro de los cuales el pensamiento se revuelve tras lo utilitario y lo inmediato, urgido por el hacer, mediatizado por la feroz soledad que crean la competencia y el éxito. ¿Cuánto pensamos realmente? ¿Cuándo le es dado al maestro, al Arquitecto, al Ingeniero, hacer surgir con pensamiento vigoroso las imágenes de todo lo creado, y gozar en su fecunda comparación?. Cada cierto número de años, un artista, un filósofo, un físico genial se apodera de este anhelo latente de contemplar, desde una cima, todo lo logrado por la civilización en un solo espectáculo y lo expresan con rasgos trascendentes. El libro de Torroja intenta con éxito hacer la síntesis de lo pensado y realizado en el vasto campo de las estructuras de edificios y obras de ingeniería. Mas de inmediato, nos damos cuenta que no es tan solo una madura clasificación de los tipos estructurales lo emprendido por Torroja; persigue mas bien establecer el puente entre el material y sus formas propias, como fluye de sus palabras, al comienzo del libro: “Cada material tiene una personalidad

específica y cada forma impone un diferente fenómeno tensional”. Esta es una verdad axiomática y por tanto, eterna. A ella arribó el Arquitecto muy temprano en la historia, y como nos complacemos en destruir lo que hemos erigido, el axioma se pierde por siglos.

Reaparece en el gótico; toma nuevo impulso en la era del hierro y del hormigón armado en los albores del siglo XX. Es profanado por la neobarbarie del fascismo que proclamó el retorno de las formas clásicas en Italia y Alemania.

Artículo del Arquitecto Francisco Aedo, publicado en la revista Técnica y Creación N°1, 1961

Es posible perder hoy su profundo significado. Dueño el hombre de inesperadas potencialidades, derrocha ingenio y ciencia con largueza. Acumula reservas de materias primas por años para quemarlas en una sola guerra. Descubre y crea nuevos materiales a razón de una decena diaria y los Arquitectos estamos como niños en un gran almacén de juguetes, sin osar tocarlos. Nos acercamos a una nueva edad clásica, la que arribará cuando cada hombre obtenga de la sociedad lo que a ella entrega. Entre ese caos de bienes materiales se precisa escoger para la Arquitectura lo que es legítimo y único. A ello nos empuja el pensamiento de Torroja que, con serena parsimonia se ha detenido a mirar en derredor: hacia atrás y hacia el futuro, descifrando el mensaje de la piedra y del ladrillo, del hormigón y del hierro para transmitírnoslo. No encontrará el lector, en esta obra de Torroja, ninguna relación matemática. Apenas uno que otro símbolo. Ha evitado, con elegancia, el lenguaje numérico, intención que corrobora su propio pensamiento cuando afirma que el cálculo es sólo una comprobación dimensional de aquello que el espíritu ya ha creado y que tiene ­por ende­ vida estructural. Nos insta el Maestro, en cambio, a la observación rigurosa del fenómeno físico allí donde se evidencia y a la deducción de las leyes del reparto de tensiones que, junto con la deformación de los miembros estructurales hacen posible la visión de conjunto de la obra arquitectónica. Pero, la observación será estéril para los que ignoran o desean ignorar las leyes de la mecánica y para aquellos que esperan sustituir el conocimiento con la sensibilidad. Ni la Torre de Fédala ni la gracia funcional de la doble bóveda del Frontón Recoletos pudieron concebirse desde una nebulosa sensorial. En esas obras están impresos los años de ruda búsqueda, de estudio y de paciente investigación.

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DI SEÑO Y CONSTRUCCI ÓN DE LA CUBI ERTA DEL TEATRO SI NDI CAL DE CHUQUI CAMATA. Ingeniero, Sr. Salomón Chornik Arquitecto, Sr. Francisco Aedo

"Sin pretender grandes alardes estructurales y simplemente por razones económicas y estéticas propusimos al Arquitecto proyectista del Teatro Sindical, Sr. Alejandro Crestá, al ser requerida nuestra asesoría, cubrir el edificio con una boveda­cáscara cilíndrica múltiple, obra iniciada en el año 1957. La superficie del edificio con la bóveda­cáscara múltiple, no es regular, variando su luz dentro de cada cáscara. La luz media en la primera cáscara limitada por el muro de fachada es de 37 metros y en la cuarta de 23 metros. El espesor en las dos primeras es de 12 cm y de 10 cm en las dos últimas. Las flechas de las bóvedas varían igualmente, manteniéndose algo superiores al décimo de la luz, relación recomendada en los textos de la materia." Cit. Revista Técnica y Creación, N°3, 1961

Fotografía, Planta y Corte Teatro Sindical de Chuquicamata

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CA SA MOUKARZEL Enrique Zárate V. 7 , agosto 2004. "Justo al lado de la casa donde me crié y viví desde mi nacimiento (1941), recuerdo haber presenciado la construcción y visto más de una vez al joven arquitecto, autor de esa nueva obra. Con propietarios posteriores, años después, me tocó hacer pequeñas intervenciones interiores. Como novel profesional, de las que recuerdo como la más osada, la eliminación de un pilar de Hormigón Armado que apoyaba el centro de una tina en el segundo piso y que se proyectaba en el centro del "repostero", en el primero. Evidentemente no sabía que había sido el profesor quien había tomado ese resguardo". Don José Moukarzel, distinguido comerciante de origen libanés importador de cristalería y porcelanas de Valparaíso (justo donde hoy se encuentra la sala "El Farol" y donde funcionó la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile de Valparaíso), mandó a construir alrededor de 1944, una vivienda unifamiliar de aproximadamente 300 m2, en calle B a q u e d a n o 1 3 9 , Re c r e o, V i ñ a d e l M a r.

La vivienda, habría que registrarla como uno de los casos exclusivos en nuestra ciudad donde se utilizó el hormigón armado como estructura, cuando la tabiquería con adobillo seguía primando como el sistema constructivo más común. Se trata de una obra que muestra posturas de diseño muy avanzadas para su época, donde el uso precoz del hormigón armado permitió muros curvos y terrazas como cubierta, entre otras de las características del material. Compuesta por delineamientos ortogonales y curvos de un perfecto equilibrio volumétrico, fue diseñada y construida por el Arquitecto don Francisco Aedo Carrasco. Don Pancho, no solo estuvo siempre a la vanguardia ideológica con esa consecuencia que lo caracterizó, sino también a la vanguardia profesional, que le llevó desde muy joven a buscar y hurgar con tenacidad y disciplina, en el uso del hormigón, como lo demuestra el hecho que junto a don Roberto Dávila, fueran los pioneros de las viviendas unifamiliares en hormigón armado, en Viña del Mar y que lo llevó posteriormente a ser un apasionado de los hormigones tensados. Casa Moukarzel Arquitecto Francisco Aedo, 1941

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SON COM O LA S RA DI OGRA FÍ A S DE U N EDI FI CI O.

DE P OR VI DA MI AM I GO.

Fernando Kusnetzoff 8 , septiembre, 2003

Octavio Pérez López 9 , octubre, 2003

Don Pancho, fue mi profesor y después colega en la Facultad por largos años. Hombre recio, parco y severo en sus comentarios, era a la vez respetado y temido por el alumnado. Su conocimiento del arte de la construcción y la precisión con que dictaba sus clases, eran legendarios. Su particular lenguaje técnico nos impresionaba. En broma recordábamos aquello de “se practica un hoyo, hueco u oquedad”, para referirse a una simple excavación. Me tomó años penetrar esa distancia y ganarme su confianza para entender que, detrás de esa apariencia tan seria, don Pancho poseía una gran humanidad y una g e nui na p a s i ón po r la a rq ui te c tura .

Francisco Aedo Carrasco, Arquitecto y Profesor, fue mi profesor, después colega, y de por vida mi amigo, perteneció a una generación de maestros, maestro no sólo en el aula, maestro de vida, maestro en cada acto de su quehacer. Era un hombre consecuente en sus ideas y en su vida; esencialmente riguroso y brillante en sus clases y justo en las calificaciones.

Su rigor a veces inhibía, al menos en público, su humor. En una ocasión nos tocó corregir proyectos de taller de tercer año. A don Pancho le fascinaban, los cortes constructivos, "son como las radiografías de un edificio" repetía… Clavando su infalible mirada en la sección de una escalera de hormigón armado (se trataba de un edificio público de varios pisos), di jo: “ Ve o, jove n, que usted ha colocado

correctamente bajo las barras unas piezas de fierro que usted llama platino. ¿Qué quiere decir con eso, o es que quiso decir fierro pletina? “Oh, no, profesor” ­contestó muy seguro el alumno– “Lo que pasa es que esta escalera está sometida a demasiada carga y por eso he pensado que es mejor ponerle platino, que es un metal mucho más resistente”. Me costó c ontener l a r isa , mie ntras veía enrojec er peligrosamente a don Pancho respondiéndole: “Mire

joven, conmigo esas bromas no proceden. Voy a informar por escrito del caso al Director de la Escuela”. Don Pancho no podía aceptar o comprender que se trataba de un caso de crasa ignorancia de parte del alumno y no de un mal chiste. No obstante, cuando me lo topé días después y le recordé el incidente, don Pancho me miró socarronamente y me dijo: “Me parece, Kusnetzoff, que se me pasó

la mano, ¿verdad?… Me habrá creído este cabro que yo lo iba a reportar?”

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Tuve el privilegio de participar con Don Pancho en numerosas y variadas actividades. En el año 1960, a raíz de los terremotos del sur, el día 24 de mayo partimos con otros profesores de la Escuela y, principalmente del Departamento de Edificación, del cual él era su Director, a Concepción y a otras ciudades, para constatar los daños producidos y organizar la participación de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile de Santiago, en las tareas de ayuda y asesoría a las autoridades nacionales y de la zona. Ahí pudimos comprobar la amplitud y profundidad de sus conocimientos, así como su rapidez para tomar decisiones. Fue una práctica en terreno imposible de repetir. Don Pancho lo sabía todo. Nunca más he conocido una persona que tuviera todas las respuestas, no solo en lo relacionado con la arquitectura y la tecnología, que era su fuerte. Participamos junto al profesor Francisco Reyes como la Dele gación chilena al CLEFA (Congres o Latinoamericano de Escuelas y Facultades de Arquitectura) en Medellín, Colombia, donde Francisco Aedo se destacó por la seriedad y profundidad de sus intervenciones y planteamientos que no dejaban lugar a réplica.


A P U N T E S S O B R E F R A N CI SCO A E D O . Ricardo Tapia Chuaqui 10 , abril 2004. Trabajó como calculista, con mi hermano arquitecto Juan Tapia Chuaqui, entre los años 1950­1970. Llevaron a cabo numerosos proyectos y obras, algunas aún están de pié:

Casa de dos pisos en Los Leones Nº 927 y Casa de dos pisos en Coventry Nº 244, ambas con cerca de 900 m2 construidos. Edificios de Habitación y Comercio, de cuatro pisos en Pedro de Valdivia con Irarrázabal, esquinas N.P. y S.P. Edificio Comercial de cuatro pisos, ubicado en Independencia Nº 818, ocupado en la actualidad, por dependencias de la Universidad de Chile. Todas estas obras se podría afirmar que son representativas, tanto en lo formal como en lo estructural de la arquitectura contemporánea, avanzada para la época, con clara influencia del “Maestro Dávila”.

En 1964, mi hermano Juan, creó con una patente venezolana, la primera Fábrica de Hormigón Pretensado en Chile que se llamó INAPRECO, Francisco Aedo colaboró en este proyecto desde su inicio, hasta el año 1970. Se producían Vigas, Postes para Instalaciones Eléctricas, Durmientes para Ferrocarril y otros productos menores. La Empresa Inapreco, construyó directa o indirectamente, cientos de viviendas en Santiago, Valparaíso, Rancagua y Los Andes, como también escuelas. Recuerdo que “Pancho Aedo”, calculaba los edificios con una “regla de cálculo” de unos 30 cm. de longitud, bastante más larga que las que usábamos los demás arquitectos y era capaz de visualizar hasta 4 dígitos. Demoraba hasta un mes en el cálculo de una casa de dos pisos y en el dibujo de las enfierraduras correspondientes, trabajaba en las noches, después del día dedicado a dar clases y realizar investigaciones en la Facultad de Arquitectura. Llenaba a veces hasta dos cuadernos con cálculos. Pensar que hoy día, solo se necesitaría algunas horas de trabajo con un programa computacional. Francisco Aedo era partidario de trabajar con equipos interdiciplinarios y se destacaba por ser un profesional responsable, capaz y eficiente.

Edificios Pedro de Valdivia esquina Irarrázabal

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U N H O M B R E A R R O G A N T E E N E L BUEN SENTI DO . Montserrat Palmer Trias 11 , marzo 2004.

Francisco Aedo en la Facultad de Arquitectura de Los Cerrillos

En el hall central de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, a mediados de la década del 50 cuando ingresé (un edificio ecléctico, un muy depurado art­decó) había varias carteleras de movimientos políticos: el “azul” de las Juventudes Comunistas, el “rojo” que apareció posteriormente, de la AUC, Acción Universitaria Católica, otro de un grupo liberal (que algunas malas lenguas decían que tenía dos integrantes) y otro del grupo trotskista. Alguien me dijo, no sé si era efectivo, que a él pertenecía un profesor de construcción, don Francisco Aedo. Lo elegí, al final de la carrera, para hacer un estudio en que se tenía que profundizar en algún tema de construcción: opté por los nuevos materiales sintéticos, los “plásticos”, entusiasmada con lo que había leído de sus futuras posibilidades y por una casa para emergencias de Buckminster Fuller que se exhibió un tiempo en la Facultad, ya en su nueva ubicación de Cerrillos. Pensé que él era el más indicado para algo así. Don Francisco no era un profesor cualquiera: tenía un porte imponente y una tendencia a no arredrarse ante ninguna pregunta de los alumnos, cuestión que hacía decir a algunos que si no lo sabía, lo inventaba. Con todo lo elegí para este importante trabajo de finales de la carrera, previo al proyecto de título.

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Don Francisco tenía una estatura más alta que el promedio, recio, usaba el pelo cortado como cepillo y lo recuerdo con bototos y calcetines gruesos, como bajando de la cordillera. Su aspecto imponía respeto. Pero siempre pensé que era más bien tímido y amable, cuestión que a primera vista desmentía su aire casi marcial. Fui a corregir el trabajo un par de veces a su casa, que si mal no recuerdo estaba por Macul. Todavía veo una lámpara sobre la mesa de comedor ¿diseñada por él? que estaba resuelta con perfiles de acero, algo agresiva. Era como otro signo de su carácter más aparente. Se dedicaba al cálculo de estructuras y le conozco un par de casas muy interesantes que hizo junto a Juan Tapia Chuaqui, un arquitecto que realizó cosas notables en las décadas del 40 y 50. No supe de él hasta bastantes años después, cuando en una conversación con el médico de nuestra familia, el excelente doctor Armando González Benedetti, me contó que el esposo de su hermana, que había estado un tiempo en el campamento de detención de la ex­salitrera Chacabuco, después de haber sido liberado, había desaparecido. Él era mi profesor don Francisco Aedo.

Un hombre arrogante en el buen sentido, que le “paraba el carro” a cualquiera. Seguramente un trotskista, que no aguantó doblegarse, cuestión imperdonable en los tiempos que corrían. Siempre he recordado con cariño a varios de mis profesores de la Chile y entre ellos a don Francisco Aedo Carrasco.


AL P ROFESOR FRANCI SCO AEDO CA RRASCO

Raúl Peñaloza Román 12 , agosto 2004.

“ Compañero!...un buen profesor está destinado a ser sobrepasado un día, por sus propios alumnos...”

Tres docentes me impresionaron distintamente en la Escuela de Valparaíso, Euclides Guzmán, por su serenidad y su ética arquitectural y docente; Francisco Aedo, por su rigor intelectual, académico y constructivo, aparte su peculiar concepto del aprendizaje y Guillermo Ulriksen, por su fértil imaginación, su don de entregar plena libertad y confianza a sus estudiantes. Dichas características son como ramas de un mismo árbol (el de la Facultad en que se formaron) las que talvez se declinaron diferéntemente gracias a la riqueza individual de cada maestro, y desde luego, a la experiencia profesional que cada uno desarrolló en su quehacer hasta llegar a modelarse una trayectoria personal. Francisco Aedo, Don Pancho o Pancho Aedo, según el caso y la condición de cada uno, era ya casi un mito cuando ingresamos en 1961 a la Escuela de Valparaíso. Euclides Guzmán dio la clase inaugural de bienvenida, su imagen quedó inmediatamente registrada... pero Don Pancho era profesor de Construcción y Organización de los cursos superiores y nos era inaccesible. Cuando al fin comenzamos a verlo, Don Pancho pasaba serio, adusto, casi de una frialdad científica por los pasillos, saludaba sólo a los profesores que cruzaba y a sus estudiantes y... bueno, daba casi la impresión de un cirujano que se dirige a la sala de operaciones. La cosa era seria. Para mí correspondía ­por lo que oía­ más bien a la personalidad de Roland Kelpen por su seriedad y aplicación, o a nuestro Gabriel Pumarino cuyo rigor conceptual no daba tregua, tanto en una discusión de taller como en una controversia, teórica, filosófica o política. Había en todos ellos como una mística en torno a Don Pancho. Me pregunté muchas veces si la seriedad de los alumnos de los cursos superiores, la sobria generación de Aquiles Velázquez, no venía del tamiz que representaban esos personajes, totalmente desconocidos para nosotros de los cuales esos “mayores” no dejaban de hablar,

Héctor Mardones, Astolfo Tapia, Simón Perelman... y desde luego Don Pancho. Bajo la dirección de Pumarino, el “curso de Valparaíso” se vio involucrado en 1962 en un mini­ conflicto con la Facultad de Santiago, en el que los más nuevos acompañamos con entusiasmo al grupo de Gabriel en esos viajes quijotescos a parlamentar en los locales de Cerrillos. Digo quijotescos porque Víctor Basilacos le dio tono y corte romántico al asunto robándose a nuestra bien amada Dulcinea, es decir, la micro que reclamábamos, gracias a una astucia que le permitió recibir las llaves del propio Barrera, el chofer oficial. Pronto pasamos a una reivindicación mayor cual fue la de reclamar el estatuto de escuela para nuestro incipiente “curso”, lo que nos significaría entre otras cosas, disponer de un presupuesto manejado en Valparaíso, y poder contratar profesores de la región. Todo eso estaba muy bien para la gente de cursos superiores, pero los recién llegados éramos apenas “mechones” algo imprudentes.

Recolectando ayuda para el terremoto de Chillán, 1939

Nuestro movimiento coincidió con otros conflictos que surgieron en Santiago en el seno de la Facultad, por temas relacionados con la autonomía de sus institutos de investigación, planes de trabajo, nominaciones, carrera académica, conducción de los talleres de arquitectura, etc. No es el caso de entrar en los detalles de esta contienda académica que paralizó por un buen tiempo el curso normal de las actividades facultarias entre 1962 y 1964. Si la menciono, es porque fue en esa época que tuve la primera visión directa de un profesor Aedo vehemente, preciso, acucioso como polemista, sólidamente documentado y a rg um e n ta d or p ro f und o, c o m o p e ns a d or, investigador y pedagogo. Irreductible en la defensa de sus ideas. Con él, y no era misterio, estaban Héctor Mardones Restat, por entonces decano de la Facultad, Euclides Guzmán, Nicolás Ferraro, René Urbina, y Ricardo Alegría. Don Pancho y Guillermo Ulriksen probaron a nuestros ojos poseer la juventud del espíritu. La trama de la reforma universitaria se iba tejiendo así, anticipadamente en Valparaíso, y nosotros íbamos aproximándonos a esos profesores, mitos de otrora, que venían

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a mostrar, poco a poco, su verdadera dimensión humana. ¿No habían sido acaso los insumisos de la reforma en 1945... los mismos que habían quemado el Tratado de Vignola para marcar su rebeldía ante el neoclasicismo en arquitectura? Lo que habíamos aprendido de oídas en las reuniones de Cerrillos, venía a confirmarse en los hechos. A partir de la Convención de 1966, la convivencia con el imprevisible Ulriksen, con don Pancho y demás profesores, comenzó a tomar un carácter más asiduo. El primero tomó a cargo un curso paralelo de Composición Espacial en el que se reveló un creador imaginativo. Don Pancho fue llamado por los estudiantes, a tomar a cargo uno de los talleres de Arquitectura, ante el estupor de quienes pontificaban sobre la “creatividad del taller”... ¡Como si el manejo de la técnica hubiera sido incompatible con la arquitectura! Las frases de Pancho eran para romper el alma a cualquiera. Era duro en la crítica pero ponderado para indicar nuevos caminos. No abusaba del lenguaje, pero fue siempre directo y muy digno en docencia y en amistad... por lo que sus frases eran lapidarias y había que encajarlas como de quien venían. Algunos colegas no lo sentían así y confundían vehemencia con autoritarismo, juicio que más bien reflejaba las propias dudas o la inconsistencia de sus interlocutores. Un aspecto sobresaliente de su personalidad fue el marcado interés con que seguía la evolución de sus alumnos destacados, los que a su vez nunca lo olvidaron, Octavio Pérez, Alberto Requena, Juan Cortés, Francisco García, Sergio Benavides y muchos otros discípulos e investigadores fueron el objeto de su atención permanente, incluso más allá de lo estrictamente académico. En el verano de 1966, Don Pancho me envió a una práctica profesional en el Ministerio de Obras Públicas de Aysén, cuya sede central estaba en Coyhaique. El arquitecto provincial era Jerónimo Torres, su ex­ alumno y fiel amigo, el “Nono” para sus íntimos. Pude apreciar hasta donde la influencia del maestro había extendido sus raíces. Jerónimo me contó que para proyectar un teatro había elegido la “acústica de los e d ific io s ” ( s u po n g o c o m o s em in a rio p r ev io

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a su proyecto de título) y en realidad había hecho una investigación que fue mucho más allá de las exigencias normales de esa etapa de la carrera, en la que Don Pancho parece haber jugado un rol preponderante como orientador. En Valparaíso, encontró verdaderos amigos entre sus estudiantes, comenzando por Gabriel Pumarino quién a pesar de las enormes divergencias políticas que los separaban, supo testimoniarle admiración y respeto. Compartían la fascinación por los trabajos e hipótesis de Félix Candela, y Gabriel se tituló con un proyecto de una estructura tendida en la que aplicó las hipótesis de cálculo al límite ¿Qué mejor homenaje profesional para honrar las lecciones del maestro? Pancho Aedo ya era muy querido en el puerto, y el año de la reforma universitaria encontró alumnos a su medida en el plano político, porque aparte del interés por sus densas clases, frecuentó varias generaciones de jóvenes comprometidos, como él lo fuera durante su juventud. Desde fines de 1967 comenzamos a convivir mucho más en lo personal. A veces alojaba en nuestro departamento. Don Pancho discutía mucho de libros con Marité quien fue más tarde mi esposa. En 1969 pasó a ser Pancho, porque fue nuestro padrino de matrimonio. Además de ser un acucioso investigador y experimentador en tecnología, conocía una enormidad en literatura, y detrás de su imperturbable seriedad se ocultaba un profundo sentido de la vida. Tenía una enorme fe en el movimiento popular, pero conocía bien las limitaciones del proceso que estábamos viviendo. Esto último porque vivió los duros años de lucha social en la década de los treinta, antes del advenimiento del Frente Popular. Si mal no recuerdo, me contó que por esos años de milicianos socialistas, luchó en las barricadas en Santiago 13 . Su experiencia contrastaba con nuestra verdadera condición y escaso desarrollo en ese plano. Y como se supo después, los putschistas traidores (a nuestra constitución, al Presidente legítimo y a la ciudadanía) venían preparando dos sucios golpes desde hacía varios años… todo se produjo como una avalancha en la que nadie tuvo la posibilidad de cambiar el curso de los acontecimientos.


El golpe de los traidores fue artero. Cuan equivocado estaba yo, al imaginar que Pancho no iba a ser molestado, talvez por el respeto que me inspiraba su edad o acaso por su prestigio académico… pero sabía también que nuestro destino ­el de varios de sus jóvenes alumnos­ sería probablemente la fosa común. Fue mucho más que eso. La última vez que lo vimos, fue en un reportaje de esos periodistas suecos que, disfrazados, pudieron filmar un documental en Chacabuco. Allí vimos en segundo plano, a nuestro querido profesor, amigo y padrino, delgado a causa del hambre, los maltratos y la incomodidad... ¡a sus años! Con sus típicos anteojos y una mirada profunda, interrogante... ¡al menos estaba vivo! En nuestro inmenso dolor, redoblado por la impotencia… resurgió la esperanza de poder verlo un día liberado. La bajeza y la cobardía de sus victimarios no lo permitió. Y ese instante fugaz era más bien como una mirada casi de ultratumba… porque con seguridad, ese film llegó a Europa mucho después de su muerte. El profesor y arquitecto Francisco Aedo Carrasco, nuestro maestro, colega y amigo, fue liberado para ser recapturado algunos días después en su propio domicilio. Fue de toda evidencia un sórdido asesinato cuidadosamente preparado, como el escenario de una siniestra pieza de teatro. Y esto ocurrió en Chile... E n c u a n t o a s u f r a s e q u e n o s s i r v e d e e n c a b e z a m i e n t o , c r e o q u e r e s u m i e n d o s u sentido dialéctico de la vida y del aprendizaje, es una de las poca s veces en que el M aestro s e eq uivoc ó en to da l a lín ea… p orque no ha habido hasta ahora alum no suyo que lo haya sobrepasado, en ning ún sentido.

Epílogo. Nuestro movimiento de reforma de 1968 se fraguó en un pequeño restaurante del barrio de la Subida Ecuador en Valparaíso, llamado “La Porteña” en la que oficiaba la orquesta de tango de los Hermanos Carbone, todos argentinos. Allí tirábamos líneas sobre la futura Facultad de Arte y Tecnología y el D.A.U. (Departamento de Arquitectura y Urbanismo) entre tangos, vinos y bandejas de papas fritas. F r a n c i s c o A e d o , Ca r l o s Ga ja rd o y Y a c to n g Juantok fueron de la partida y están presentes en nue s tro e sp ír itu p orque re pr es enta n tre s generaciones en la evolución de nuestra Escuela. Los tres concurrían a ese acogedor lugar en que Héctor Morea, cantaba la vida de los hombres de todos los días. Pancho se interesó más de cerca en el tango con nosotros. Al parecer, antes no le agradaba pero creo que con sus alumnos y amigos de Valparaíso comenzó a ver las cosas de otra manera. Escribiendo este testimonio encontré una bella milonga escrita por Jorge Luis Borges, con música de Astor Piazzolla. Es la versión cantada por Edmundo Rivero. La milonga se llama “ A J acinto Chiclana” , sus versos evocan en algo la recia y profundamente humana personalidad de Pancho, y expresan lo que muchos pensamos de su hombría de bien, de su generosidad, de su sencillez, de su coraje de vivir respetar y defender sus ideas. P a n c h o A e d o , Ca r l o s G a j a r d o y Y a c t o n g Juantok, iban por la misma senda… tres vidas que quedaron por el camino como hitos señeros de la dignidad y la consecuencia.

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Almuerzo en Valparaíso Francisco Aedo, Juan Araya y alumnos

EL GRUP O DE LOS MA ESTROS Sergio Moffat 14 , octubre 2003. Los estudiantes de Arquitectura, de la Universidad de Chile en Valparaíso, desencadenamos un profundo proceso reformador al interior de la Escuela, el que culminó con la Reforma Universitaria a partir de 1968. En 1966 nos declaramos en Convención Permanente, cuestionando los planes de estudio y l a c a p ac i d a d de l c ue rp o a c a dé m i c o p a ra implementarlos. Uno de los acuerdos de la Convención, fue elaborar un extenso documento de evaluación de nuestros docentes, calificándolos en varias categorías y quizás cometiendo algún error de apreciación. Iniciando el documento estaban aquellos que a nuestro juicio no m e re c í a n c a l if i c a rs e c om o p rof e s or e s universitarios y debían abandonar las aulas y finalizando, una categoría especial, l a d e l o s maestros, reconocidos por su capacidad profesional y docente y aquello más difícil de definir que hacía que un profesor se convirtiera en un referente para sus jóvenes discípulos. En el selecto grupo de maes tros reconocidos por la comunidad estudiantil se destacó la figura de Don Francisco Aedo Carrasco, por la unanimidad que su nombre concitó; se le reconocía por la profundidad de sus conocimientos en las materias técnicas que enseñaba, por su ética profesional que no aceptaba concesiones de ninguna naturaleza y por su compromiso profundo con principios que hacían de él un auténtico maestro, que guiaba con el ejemplo. Don P ancho , hombre de mirada adusta, que cualquier observador superficial podría tomar por persona sin humor, era a poco de conocerlo, una persona que vibraba con las inquietudes de sus entonces jóvenes alumnos. Su aspecto de hombre serio, vinculado más a la obra que al diseño, más al material que al papel de dibujo, se reforzaba cuando lo veíamos desplazarse en su duro jeep Toyota, tiempos en que esos vehículos no estaban aún de moda y no se habían “civilizado”. Su capacidad de separar la amistad de su función académica era algo que lo distinguía ganándose nuestro respeto y admiración. D o n P a n c h o podía quedarse trasnochando con nosotros en prolongada

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tertulia y al otro día, como académico riguroso calificar mal a cualquiera de sus contertulios, si este no cumplía con lo que él esperaba de sus discípulos. Do n P anc ho ­estoy seguro­ no se doblegó ante los esbirros de la dictadura y consecuente con lo que fue toda su vida, estos le arrebataron la existencia sin que él hiciera concesiones. Me lo imagino sereno y triste, a sus sesenta y tres años, enfrentando a sus carceleros, con la profunda convicción y consecuencia de su pensamiento y actos.

Heraldo Orrego 15 , septiembre 2003 “Lo recuerdo con mucho cariño… como uno de los formadores en el ámbito tecnológico de mi instrucción… la tarea: ­Analicen el recorrido de una gota de agua en una ventana de madera ­ es has ta hoy imborrable en m i memoria”

Marcelo Puente 16 , septiembre 2003 “Recuerdo como pasaba desapercibido con su sabiduría y sus conocimientos en su bolsillo derecho para repartirlos en la Escuela. Poco se le veía a Don Pancho, él venía de lejos ­en esa época venir de Santiago, era venir de lejos­. Todo lo que decía y enseñaba era claro, no había ninguna confusión, no se nos podía olvidar sus clases sobre techos, los malditos ángulos de los techos de las casas de Valparaíso… nos quedaron más que claros. Nos sacaba a pasear a las diferentes industrias de materiales de construcción y nos seguía enseñando y nosotros aprendiendo. Solo quería enseñar, sin afán de demostrar todo lo que sabía, sino que sus alumnos aprendieran.… Hasta que desaparecía sin que nadie lo notara. Ya había tomado el bus de regreso, con su sabiduría y sus conocimientos en su bolsillo derecho”.


"Velas" acuarela, Francisco Aedo Chacabuco, 1974

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E L C R I M E N D E L E S A H U M A N I D A D . Santiago, 11 de septiembre de 1973. 9.00 AM. La Moneda, rodeada por tanques, soldados armados embozados con un pañuelo naranja y comandos de francotiradores bajo el mando de los generales golpistas de las Fuerzas Armadas, exigían la renuncia del presidente Salvador Allende. 9.10 AM. (…)El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor(…) Palabras del último discurso de Salvador Allende.

María Cristina recuerda, (…)“Pancho tenía una gran

experiencia y un mes antes del golpe ya me conversaba sobre esa posibilidad, el día once estábamos en nuestra casa y escuchamos en la radio desde muy temprano, lo que estaba sucediendo en el país. Pancho salió hacia Vicuña Mackenna pero volvió muy rápido a contarme que los militares estaban deteniendo a las personas, apuntándolas con sus armas, revisándolas con las manos en alto. Conversamos y acordamos quedarnos en nuestra casa, encargándome él que si nos detuvieran, yo no debía decir nada ni dar ningún nombre porque eso significaría entrar en una espiral, de la cual no podría salir”(…)

Santiago, 12 de septiembre de 1973 Los restos del Presidente muerto, Salvador Allende Gossens, son trasladados en avión hasta la base de Quintero. Desde ahí, y acompañado de su viuda y una de sus hijas,

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el cadáver es llevado hasta Valparaíso en un vehículo militar para ser enterrado en el Cementerio Santa Inés. La casa de calle Palena en La Florida que Don Pancho construyó para vivir con María Cristina, está rodeada, carabineros en el jardín apuntando con sus armas, han llegado en dos jeep e irrumpen, recorriendo todos los rincones, entrando hasta el dormitorio. Ha comenzado el interminable calvario, la tortura, las vejaciones, la intimidación, el miedo… Don Pancho y su esposa, a empujones e insultos son sacados de su casa, su suegra es testigo. Los mantienen detenidos en la Comisaría de La Florida y en la noche aún incomunicados son llevados al Ministerio de Defensa, desde donde María Cristina es liberada y Don Pancho es llevado al Estadio Chile.

Santiago, 15 de septiembre de 1973 “Somos diez mil manos menos Que no producen. ¿Cuántos somos en toda la Patria? La sangre del compañero Presidente golpea más fuerte que bombas y metrallas. Así golpeará nuestro puño nuevamente. Canto, qué mal me sales cuando tengo que cantar espanto. Espanto como el que vivo como el que muero, espanto”. Víctor Jara, último poema escrito en el Estadio Chile.

“Aquella tarde, nos trasladan al Estadio Nacional

y al salir al foyer del Estadio Chile vemos un espectáculo dantesco. Cincuenta cuerpos sin vida están botados allí y entre ellos, junto a Litré Quiroga, Director de Prisiones del Gobierno Popular, también asesinado, el cuerpo inerte perforado a balazos de nuestro querido Víctor Jara”. Testimonio de Boris Navia 17


Santiago, 23 de septiembre de 1973 “Bandidos con aviones y con moros, bandidos con sortijas y duquesas, bandidos con frailes negros bendiciendo venían por el cielo a matar niños, y por las calles la sangre de los niños corría simplemente, como sangre de niños.

Santiago, 30 de julio de 1974

¡Chacales que el chacal rechazaría, piedras que el cardo seco mordería escupiendo, víboras que las víboras odiaran!”

A Don Pancho, lo mantienen cautivo e incomunicado en el Estadio Nacional hasta que éste se cierra como campo de prisioneros relegándolo al norte, al Campo de Concentración de la Oficina Salitrera Chacabuco, distante 1470 kilómetros de Santiago, en pleno desierto de Atacama, donde permanecerá prisionero por más de nueve meses. El 30 de Julio, mediante el Decreto N°236, es liberado de Chacabuco, por no existir cargos en su contra.

Del poema "Explico algunas cosas", Pablo Neruda

Paulina cuenta, “había golpeado muchas puertas

El poeta Pablo Neruda, moribundo, pide noticias del terror. De a ratos consigue dormir y dormido delira. La vigilia y el sueño son una única pesadilla. Desde que escuchó por radio las palabras de Salvador Allende, su digno adiós, el poeta ha entrado en agonía.

para saber el día de su liberación y ese día lo esperamos en Tres Alamos, le rogamos a mi padre que no regresara a su casa, que le teníamos un pasaje para viajar a México inmediatamente, pero el se molestó mucho con nosotras y me contestó que nunca había hecho nada malo y por lo tanto no había nada que temer”.

De "La Reconquista de Chile", Eduardo Galeano

Santiago, fi nes de septiembre de 1 973 "Comenzamos a buscarte el mismo día de tu detención con Gabriela y con tantos amigos(…) desde ese mismo día 12 de setiembre de 1973 y hoy sigo buscándote, siempre voy a buscarte padre adorado(…) estuvimos más de veinte días sin saber si estabas vivo, en ese horrendo caos que se vivía en este país(…) Una mañana de sábado tuvimos la primera confirmación de que vivías por un papel escrito con esa letra inolvidable que decía: ¡hijas estoy bien, estoy en el Estadio Nacional, pabellón 5!, en ese lugar tan temido y donde habían ocurrido tantas cosas atroces, pero igual mi felicidad fue indescriptible, ¡estabas vivo!(…) Salimos como locas hacia el Estadio corriendo con la esperanza y la certeza que volveríamos contigo ese mismo día." Testimonia su hija Paulina Aedo. "Cada noche oíam os los gritos de los trabajadores que eran fusilados en la tribuna oriental del Estadio Nacional de Santiago. Al día siguiente, los charcos de sangre eran eliminados con mangueras de agua. Cada día los observadores veían un montón de zapatos que habían llevado puestas las víctimas de la noche anterior".

Ese día, lo fuimos a buscar a Tres Alamos, le había preparado una comida especial, con locos que le gustaban tanto, pero ya no era el mismo, estaba tan callado" recuerda María Cristina. Debe haberse dado cuenta que el miedo que estaba en el cautiverio también estaba en la libertad, pero imagino que aún no alcanzaba a comprender las dimensiones del terror y de la crueldad e impunidad con que la dictadura gobernaba, cuando lo detuvieron nuevamente. Cuánto dolor debió sentir al haber perdido tanto tiempo lejos de sus seres queridos; al comprobar que sus amigos ya no estaban, que los ideales de igualdad social habían sido prohibidos y que el lado oscuro de la razón se había apoderado de su país.

"Cuando fue liberado, vino a nuestra parcela de La Florida, mostraba un documento de lo liberaba de todo cargo (…) le dijimos que dudábamos de esa libertad. Le propusimos que se fuera inmediatamente a Europa, para lo cual le ofrecimos dinero. Nos contó que durante su cautiverio varias veces, los militare s hacían sufrir a los p risione ros, sometiéndolos a simulacros de fusilamiento. Él porfió y se quedó". Raúl Vicencio López, cuñado de Francisco Aedo, mayo 1998.

Pablo Antillano, periodista venezolano, en el "Morning Star" el 28 de septiembre de 1973, del "Libro Negro".

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Santiago, 7 de septiembre de 1974 al 6 de marzo de 1975 El valor personal de Don Pancho Aedo, la capacidad y la fuerza que entregó siempre al luchar por sus ideales de igualdad y justicia para todos y su consecuencia política, no le permitieron claudicar aún cuando llegaba tan enfermo desde Chacabuco y decidió permanecer en Chile, a pesar de contar con invitaciones y visa en varios países. El 7 de septiembre de 1974, es sacado nuevamente de su casa, a la 9 de la mañana, por 4 individuos de civil, que se movilizaban en una camioneta Chevrolet de color celeste, sin patente y desde ese momento su familia desconoce su paradero. Fueron testigos de su segunda detención su esposa, su suegra y la empleada doméstica. María Cristina recuerda, “yo sollozaba cuando se lo

llevaban y le pregunté, ¿Pancho a dónde te voy a ir a buscar ahora? Él me miró y me dijo, no sé María Cristina”, y desde esa última vez no lo he vuelto a ver. A«Cu atro Alam os», los detenidos llegan en calidad de arrestados en virtud de la Ley de Estado de Sitio, después de haber sido in t e r r o g a d o s ( y h a b e r p e r m a n e c id o desaparecidos durante algún tiempo) por los Servicios de Inteligencia. En Cuatro Alamos los detenidos se recuperaban de las torturas. El tiempo de permanencia en este pabellón era variable (quince a veinte días). Casas d e J o sé Do m ing o Cañ as; la DINA utilizó entre agosto y noviembre de 1974 como lugares de detención las viviendas signadas con los números 1369 y 1549 de la avenida José Domingo Cañas. Durante la permanencia en este recinto los prisioneros eran mantenidos con los ojos vendados. No se les proporcionaba comida y sólo eventualmente algo de beber. El número de ocupantes fluctuaba entre 20 y 35 personas. El tiempo de permanencia era variable, desde uno a treinta días. Los interrogatorios estaban a cargo de suboficiales al servicio de la DINA. Los torturadores eran elementos lumpen que demostraban gran agresividad. Las atroces torturas produjeron desaparecidos y muertos.

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Por testimonios de sobrevivientes a las cárceles de la Dictadura, se ha logrado saber que Don Pancho estuvo prisionero, en " 4 Alamos" . Es visto en ese lugar, hasta el 6 de marzo de 1975, Carlos Ruiz, Mario Aguilera, Viviana Uribe, Fernando Vasquez y Antonio Llorca lo testimonian, como también haberlo visto en "J os é Doming o Ca ñas" , en ese tiempo en que no tenía ningún contacto con el mundo exterior, cuando su familia le buscaba y pedía apoyo al mundo para salvarle. (…) Durante estos treinta años, hemos buscado,

día a día, infatigablemente a nuestros seres queridos Detenidos Desaparecidos. Encontrarlos, saber que pasó con cada uno de ellos, alcanzar justicia no es solo un legítimo anhelo personal, es además un imperativo ético que será el sustento sólido de un país verdaderamente democrático que puede mirar hacia al futuro. Los Detenidos Desaparecidos eran hombres, mujeres y niños que lucharon por un mundo mejor, nuestro país necesita recuperarlos, porque con ellos desapareció la tolerancia por las ideas distintas, la cultura del respeto a la vida y a la democracia. Hemos luchado por encontrarlos, por saber que ocurrió con ellos por establecer la verdad y exigir justicia (…) Mujeres, familiares de Detenidos Desaparecidos en ayuno en Santiago, desde el 4 de septiembre hasta el 7 de septiembre de 2003.

Desde el 12 de septiembre de 1973, el régimen militar, violó sistemáticamente los derechos humanos de Francisco Eduardo Aedo Carrasco. El d erecho a la seguridad p ers onal, de su persona y de los miembros de su familia. El d e re c ho a l a vid a , cometiendo el delito de secuestro y posterior desaparición forzada de su persona. El derecho a la in teg rid ad fís ic a, aplicándole tortura física y psicológica durante el tiempo que permaneció detenido. El d erecho a la lib ertad p ersonal, al mantenerle prisionero arbitrariamente, sin juicio previo, relegándole a un campo de prisioneros en el desierto y posteriormente, negando la palabra oficial su segunda detención el 7 de septiembre de 1974 y los Tribunales de Justicia de la época, rechazando los recursos de amparo presentados en su nombre.


Don Pancho, chileno, casado, tenía 63 años en septiembre de 1974; Título de Arquitecto de la Universidad de Chile del 16 de Noviembre de 1938; Inscripción en el Colegio de Arquitectos N° 527; Arquitecto de la Caja de Colonización Agrícola, 1938­1940; Arquitecto de Endesa, 1940­1941; Arquitecto Ministerio de Defensa Nacional, 1941­ 1942; Profesor Titular de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile en Santiago y en Valparaíso, 1948­1966; Director de Instituto de Edificación Experimental de la misma facultad, en Santiago, 1957­1969. Durante el gobierno de la Unidad Popular, el presidente Salvador Allende, a quien conoció cuando ambos eran dirigentes estudiantiles en la Universidad de Chile, le llamó a colaborar como Asesor Técnico de Carlos Cortés, Ministro de la Vivienda, participando en la creación de la Empresa Estatal de Construcción de Viviendas, cuyo objetivo era implementar un Sistema de Vivienda Popular, construida totalmente por el estado.

Su opción política estuvo ligada al partido Socialista, simpatizando por mucho tiempo con las corrientes trostkistas. En su barrio, a partir de los 70 colaboró con el MIR, y su pensamiento se radicalizaba en la búsqueda de una verdadera revolución para conseguir una sociedad más justa, además participó activamente con los pobladores de los Campamentos de los "sin casa". Apoyando su formación y funcionamiento. No tuvo una participación orgánica en partido político alguno, no existen textos ni documentos de orientación política que él haya escrito. Su participación política partidista, mayormente se dio en el ámbito universitario y si e mp re l i ga d a a s u trab a jo pr ofe s iona l . El arquitecto Francisco Aedo, fue un padre y esposo inolvidable; un amigo y compañero entrañable y un docente respetado por sus alumnos, todos quienes le conocimos, no mitigaremos nunca el dolor de haberlo perdido.

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S a n t i a g o , 2 d e s e p t i e m b r e d e 2 0 0 4 . El ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Juan Guzmán Tapia 18 , sometió a proceso a 14 ex miembros de la DINA por las desapariciones ocurridas entre junio de 1974 y febrero de 1975 de: Francisco Eduardo Aedo Carrasco, Juan Carlos Andrónicos Antequera, Jorge Elías Andrónicos Antequera, Carmen Cecilia Bueno Cifuentes, Jaime Mauricio Buzio Lorca, Mario Eduardo Calderón Tapia, Cecilia Gabriela Castro Salvadores, Rodolfo Alejandro Espejo Gómez, Albano Agustín Fioraso Chau, Gregorio Antonio Gaete Farías, Mauricio Edmundo Jonquera Encina, Isidro Miguel Pizarro Meniconi, Marco Esteban Quiñones Lembach, Sergio Alfonso Reyes Navarrete y Gilberto Patricio Urbina Chamorro. Procesados como autores de 14 secuestros calificados, exceptuando el de Carmen Cecilia Bueno Cifuentes; el general (R) de Ejército Juan M anuel Contreras Sepúlveda; el coronel (R) del Ejército P ed r o O c ta vi o Es p in oz a B ra vo y el brigadier (R) del Ejérc ito C é s a r M a n r í q u e z B r a v o . Procesado como autor de los secuestros calificados de Francisco Eduardo Aedo Carrasco, Juan Carlos y Jorge Elías Andrónicos Antequera, Jaime Mauricio Buzio Lorca, Cecilia Gabriela Castro Salvadores,

Mario Eduardo Calderón Tapia y Sergio Alfonso Reyes Navarrete; el brigadier (R) de Ejército Miguel Kras snoff M artchenko. Procesado como autor de los secuestros calificados de Francisco Eduardo Aedo Carrasco, Juan Carlos y Jorge Elías Andrónicos Antequera, Jaime Mauricio Buzio Lorca, Jilberto Patricio Urbina Chamorro, Cecilia Gabriela Castro Salvadores y Marco Esteban Quiñones Lembach; el coronel (R) F e r n a n d o Laureani M aturana. Procesado como autor de los secuestros calificados de Francisco Eduardo Aedo Carrasco, Juan Carlos y Jorge Elías Andrónicos Antequera, Carmen Cecilia Bueno Cifuentes, Jaime Mauricio Buzio Lorca, Rodolfo Alejandro Espejo Gómez, Gregorio Antonio Gaete Farías, Isidro Miguel Pizarro Meniconi y Gilberto Patricio Urbina Chamorro; el civil Osvaldo Enrique Romo M ena. Procesado como autor de los secuestros calificados de Francisco Eduardo Aedo Carrasco, Juan Carlos y Jorge Elías Andrónicos Antequera, Jaime Mauricio Buzio Lorca; Mario Eduardo Calderón Tapia; Cecilia Gabriela Castro Salvadores; Rodolfo Alejandro Espejo Gómez y Marco Esteban Quiñones Lembach; el suboficial mayor (R) del Ejército B a s c l a y Hum berto Zapata Reyes.

Un total de 3.197 personas murieron o desaparecieron entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990 a consecuencias de violaciones a los derechos humanos en manos de agentes represivos del estado. De éstas 1.102 clasifican como desaparecidos y 2.095 como muertos. Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.1991

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REFEREN CI A S 1

Omo: Don Pancho se refiere al detergente para lavar ropa.

2

Pale na, Don Pancho se ref iere a su casa ubicad a e n calle Pale na 3387, Comuna de la Florida.

3 “Quiero que escribas sobre Pancho...”, testimonio de María Cristina Gonzalez Benedetti, esposa de Don Pancho. Entrevista realizada y escrita por Silvia Espinoza Mora, Arquitecta, Universidad de Chile de Santiago. 4

Paulina Raquel Aedo Alarcón; Tecnólogo Médico, Universidad de Chile, hija menor de don Pancho.

5

Gabriela Aedo Alarcón; Decoradora de Interiores, Universidad de Chile, hija mayor de Don Pancho.

6

Compilación de la Revista Técnica y Creación, por la Curadora de Patrimonio Arquitectónico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, Arquitecta María Isabel Pavez. Los 11 números de la revista se encuentran en la Biblioteca de la misma Facultad.

7

Enrique Zárate V., Arquitecto, Universidad de Chile, Sede Valparaíso

8

Fernando Kusnetzoff, Arquitecto, Universidad de Chile, Sede Santiago. (cit. 4 Prólogo)

9 Octavio Pérez López; Arquitecto, Universidad de Chile Sede Santiago. Profesor y Ex Decano de la Facultad de Arte y Tecnología de la Universidad de Chile, sede de Valparaíso. El 10 de febrero de 2005, recibimos la triste noticia del fallecimiento del maestro Octavio Pérez. 10 Ricardo Tapia Chuaqui; Arquitecto, Universidad de Chile de Santiago. 11 Monserrat Palmer Trias; Arquitecta, Universidad de Chile de Santiago. Profesora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la misma Universidad en las sedes de Santiago y Valparaíso hasta 1974. Desde 1975, Profesora de Taller y Directora de Ediciones "ARQ" en la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile. 12 Raúl Pe ñaloza Román. Urb anista y A rq uite cto. (U LB / C UB ), re sid e nte e n B ruse las, Bé lg ica. 13 Por ejemplo ver: “Historia de Chile” de Gonzalo Vial, tomo V, en el que está muy bien relatado todo ese período, desde la dictadura de Ibáñez hasta el Frente Popular. 14 Sergio Mofatt López, Arquitecto, Universidad de Chile Sede Valparaíso. Actualmente Vicerrector de Asuntos Económicos Universidad del Bíobío , Concepción. 15 Heraldo Orrego Arquitecto, Universidad de Chile Sede Valparaíso. 16 Marcelo Puente, Arquitecto, Universidad de Chile Sede Valparaíso. 17 Boris Navia, Abogado, Presidente del Club de Amigos de Radio Nuevo Mundo. Hasta el 11 de septiembre de 1973 era profesor de Derecho en la Universidad Técnica del Estado. Es uno de los centenares de chilenos que estuvo en el Estadio Chile, hoy Víctor Jara, los primeros días que siguieron al golpe. En esa calidad, entrega un valioso e inédito testimonio, de las últimas horas vividas por el gran cantor revolucionario. 18 El proceso “Operación Colombo” es llevado por el Ministro de fuero de la Corte de Apelaciones de Santiago, Juan Guzmán Tapia, por la desaparición de 119 personas, y se divide en varios cuadernos. Entre ellos el caso por desaparición de Francisco Eduardo Aedo Carrasco y otros. Informe de Derechos Humanos Segundo semestre 2004, Arzobispado de Santiago. Fundación Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad.

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EpĂ­logo


Sin Título Autor de la obra: Arquitecto Hans Fox




EPÍLOGO INCONCLUSO Este libro es obra de arquitectos y habitada por arquitectos: aquellos ocho colegas que imaginaron y participaron en la construcción, para Chile, de una democracia avanzada. Y que, por intentar llevarla a la realidad, junto al pueblo, fueron violentamente detenidos en el tiempo quedando sus vidas truncadas con un destino no esclarecido aún… En los días finales de nuestra tarea reivindicatoria, los culpables buscan esquivar la mano de la justicia afirmando que nuestros colegas desaparecidos están, necesariamente, muertos. ¡Macabra estratagema: es el reconocimiento de asesinatos por sicarios de la dictadura -amnistiables por una ley viciada- como atenuante del horrible delito de secuestro y desaparición forzada de las víctimas¡ El epílogo de este libro no es el fin de las historias que lo sustentan, su última página no está escrita aún. Es una página en blanco donde debe estamparse la verdad sobre los secuestradores y el destino de nuestros malogrados colegas. Tenemos una tarea que debe culminar con una investigación judicial rigurosa, garantizada por las más altas instituciones del Estado y por la voluntad ciudadana de no permitir que los autores de estos crímenes y sus cómplices de ayer y de hoy queden en la impunidad.

A los familiares, amigos, colegas y compañeros que aceptaron ser entrevistados y entregaron su testimonio, aún sintiendo la viva emoción de rememorar a quienes les fueron cercanos y valiosos. A los arquitectos y artistas que nos aportaron con sus obras plásticas, para acompañar este libro. A cada uno de ellos agradecemos su indispensable colaboración.

Comité de Derechos Humanos y Ciudadanos, Colegio de Arquitectos de Chile.

Epílogo

Convocamos a unirse a esta tarea en marcha y a entregar tu solidaridad en esa página que falta, grabándola en las conciencias de quienes sólo avistaron, desde la lejanía de su corta edad o de su desinformación, los años de tiranía. No permitamos que este relato y su necesario desenlace nos sean arrebatados y lanzados a un mar de negociaciones. Que no se hundan con el peso de un riel de acontecimientos cotidianos del presente, en un océano de amnesias, demencias, privilegios institucionales, artificiales reconciliaciones y otras “máquinas” para evadir la verdad, la justicia y el futuro democrático real de nuestra sociedad...

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Este libro se terminĂł de imprimir el mes de junio de 2005, en los talleres grĂĄficos de Alerce Fueron 500 ejemplares, impresos en papel couchĂŠ opaco de 130 gramos, xx hojas


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