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Tiré todos mis trofeos a la basura (y ésta es la razón
CARLOS AGAMI
ÉSTE SOY YO hace algunos meses tirando todos mis trofeos a la basura… (nótese las Crocs con calcetines...):
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Seguro te preguntarás: ¿por qué los tiraste?, y, ¿a mí qué me importa que los hayas tirado?
Créeme. Todo tiene un sentido.
Durante mi carrera académica y mis primeros años como emprendedor, acumulé varios trofeos: el mejor estudiante de mi generación en la universidad, uno de los cien mejores universitarios de la Ciudad de México, finalista del Certamen Entrepreneur of the Year, y un nombramiento como Emprendedor Endeavor, entre otros. Y me obsesioné con mis logros. Creía que por haber logrado todo eso, mi vida en el futuro estaba resuelta. Y eso se reflejaba en varias de mis acciones. Por ejemplo: mi oficina, en ese momento, parecía consultorio médico; tenía toda la pared repleta de diplomas, y mi escritorio lleno de trofeos. En mi mente, mis logros del pasado serían un impulso para mis metas en el presente.
¡Y no podía estar más equivocado!
Sin darme cuenta, por aferrarme a lo que había logrado, me estaba limitando a entregarme a conseguir lo que quería lograr. Y me costó mucho. Profesionalmente, salté de fracaso a fracaso, aferrándome a mis logros del pasado para evitar confrontar mis errores.
Te invito a que no cometas el mismo error. Hoy más que nunca se ha hecho esencial aprender a desprender lo que hemos logrado en el pasado.
Si creaste una empresa desde cero hasta el éxito que hoy tiene…
Si lograste salir adelante de una depresión…
Si alcanzaste un puesto importante, escalando desde abajo...
Si lograste bajar de peso…
Si obtuviste reconocimientos académicos o profesionales...
¡Felicidades! Pero hoy, todo eso no importa. No permitas que tu obsesión por lo que has logrado te impida trabajar por lo que quieres lograr.
Déjame ponerte un ejemplo para dejarlo más claro.
Seguramente conoces a Cristiano Ronaldo, uno de los mejores futbolistas del mundo. Si estudias su historia, reconocerás que proviene de orígenes muy humildes, y que por sí mismo -y gracias a su incansable esfuerzo- logró crecer hasta tener una carrera profesional en el fútbol.
Si Cristiano Ronaldo hubiera pasado de ser un niño portugués con escasos recursos a jugar en un equipo de fútbol pequeño de Portugal, sin ser el mejor, sin llegar a la selección de su país, ¿hubiera sido esto un gran mérito? Claro que sí. Pero Ronaldo no se aferró a lo que había logrado, sino que lo reconoció y se enfocó en la siguiente meta, y luego en la siguiente, y en la siguiente… Y seguramente hoy, siendo uno de los mejores jugadores del mundo, lo sigue haciendo.
Así que, si has logrado cosas extraordinarias en el pasado, ¡felicidades! Reconócetelas y disfruta tus logros, pero no te aferres a ellas, porque entonces, en vez de ser un escalón para tu siguiente paso, serán una cadena que te ata a tu último éxito, y te impedirá buscar el siguiente.
Recuerda, servir es el camino hacia tu propósito.
El autor es escritor, conferencista y CVO de la empresa Shopology.