Boletín Coyuntura&Análisis 21° Edición

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Coyuntura & Análisis Boletín Semanal

Iraq: Del Estado fallido a la catástrofe Martes, 24 de junio de 2014

Once

años después de la invasión ilegal de los EEUU y 3 años después de la salida de las últimas tropas estadounidenses, Iraq está al borde de la catástrofe. El movimiento insurgente jihadista, el Estado Islamista de Iraq y el Levante (EIIL), después de conquistar la provincia de Anbar (con la capital Falluja), amplió sus actividades y en una ofensiva sorprendente, conquistó Mosul (la tercera ciudad más grande de Iraq) y Tikrít, la ciudad natal del ex presidente Saddam Hussein. Actualmente, esos movimientos insurgentes continúan su ofensiva hacia Bagdad, situación ante la que el presidente de EEUU, Barak Obama, dijo que está considerando varias opciones, inclusive los ataques aéreos contra las posiciones de los militantes, siendo en ese caso necesaria la evacuación de los empleados de las empresas petro-

leras de Iraq y el envío de 275 marinos para proteger la embajada de EEUU en Bagdad. Ante esta situación, el gobierno iraquí ha solicitado la intervención de EEUU para que lo apoye, así como también a Irán, solicitud que se deriva de la descomposición de sus fuerzas armadas y del Estado, debido a que muchos habitantes iraquíes están huyendo, dejando atrás sus hogares y haciéndole más fácil las cosas a los insurgentes, desdibujándose así la solidez del estado iraquí. Los analistas sostienen que esto puede ser el inicio de una guerra local mucho más amplia, que podría llegar inclusive a reconfigurar las fronteras actuales en Medio Oriente. Pero, en este punto, surge una pregunta: ¿cómo un pequeño grupo insurgente ganó tanta fuerza, siendo capaz de derrotar al aliado de los EEUU? El EIIL se creó como la reacción a la invasión de los EEUU a Iraq y prácticamente se constituyó como la representación de Al Queda en ese último país, pero después de la iniciativa del ejército de los EEUU de colaborar (con las tribus locales) contra esos movimientos insurgentes, éstos perdieron fuerza y sólo sobrevivieron sus células ilegales. El nuevo impulso que ganaron esas células empezó después de 2011 con el auge de la “primavera árabe” y con las protestas de los sunitas iraquís contra el gobierno corrupto, excluyente y shiita de Nurí Al Malikí, quien gozaba del apoyo incondicional de los EEUU. Además, después del inicio de la guerra civil en Siria, los EIIL participaron en la lucha contra el presidente Bashar Al Asad y lograron hacerse con gran parte de los territorios. En el caos de la guerra civil en Siria logaron conquistar los yacimientos de gas y petróleo en el oriente del país, lo que les dio el acceso a millones de dólares y les permitió invertir en armas y ganar experiencia en el combate. En Iraq empezó a radicalizarse la mayoría sunni con el lema de que “las protestas contra el gobierno no pudieron lograr nada y sólo la lucha armada llevaría al cambio de la política”. En Iraq empezaron con la conquista de la provincia Anbar y con los ataques a las prisiones, con el propósito de incorporar los veteranos de las luchas contra la ocupación estadounidense a sus filas. Según últimos datos el EIIL, ésta dispone de 7.000 a 10.000 militantes.

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Boletín Coyuntura&Análisis 21° Edición, junio 2014 Macro Editor y Redactor Leonel Arango Vásquez Docente Tiempo Completo Facultad de Estudios Internacionales PBX: (57-4) 403 81 30 ext.4281 E-mail: leonel.arango@esumer.edu.co Colaboración Iraq: Del Estado fallido a la catástrofe Dusan Praj Docente Tiempo Completo Facultad de Estudios Internacionales PBX: (57-4) 403 81 30 ext.4227 E-mail: dusan.praj@esumer.edu.co Edición Catalina Muñoz Garzón Coordinadora de Comunicaciones y Mercadeo @catamug PBX: (57-4) 403 81 30 ext.4293 E-mail: catalina.munoz12@esumer.edu.co Diagramación Anderson Echavarría Severino Analista de Comunicaciones @aes702 PBX: (57-4) 403 81 30 ext.4228 E-mail: anderson.echavarria@esumer.edu.co Institución Universitaria Esumer Calle 76 N.80 - 126 Carretera al mar PBX: (57-4) 403 81 30 Fax: (57-4) 264 98 55 Apartado Aéreo: 51822 E-mail: esumer@esumer.edu.co Medellín, Colombia – Surámerica


Coyuntura&Análisis El reciente éxito de la ofensiva de EIIL está alimentado por la ira de los sunnitas por su marginalización, por los altos niveles de corrupción del actual gobierno y por la ingobernabilidad en todo el país. Sólo en los últimos años, los EEUU gastaron cerca de USD40 millones para el entrenamiento de las fuerzas iraquís, que terminó siendo un completo fracaso cuando los 7.000 militantes de EIIL conquistaron Mosul, aun cuando las tropas de gobierno eran de 52.000 hombres. Un Estado fallido, corrupción, armas que circulan sin control a través de todo el territorio, la marginalización de la minoría religiosa y la opresión sangrienta de sus protestas, son las causas de los recientes hechos. Pero las preocupaciones van más allá de la actual crisis política. Los mayores índices de bolsas asiáticas están señalando una caída importante de las cotizaciones por el temor de la desestabilización de toda la región. Iraq es el segundo mayor productor de crudo de la OPEP y su precio ya está reflejando la inestable situación política, alcanzando los niveles más altos desde septiembre de 2013 cuando los precios se dispararon como consecuencia de la guerra en Siria.

Nuevo pronóstico a la baja de crecimiento de A.L según el BM Miércoles, 25 de junio de 2014

El Banco Mundial

había pronosticado en sus informes de abril de 2014 que América Latina crecería durante todo el año en una tasa cercana al 2.3%, medida como crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, en la nueva revisión que hizo a su pronóstico en el mes de junio, el organismo multilateral ha reducido el dato a 1.9%.

En su informe publicado en el portal oficial de la entidad, “Perspectivas económicas mundiales. Cambio de prioridades, construir para el futuro”, el Banco Mundial señala que el débil crecimiento de las economías de América Latina y el Caribe obedece fundamentalmente al lenta recuperación de la actividad económica en Estados Unidos, a la persistente debilidad de la demanda mundial (especialmente por parte de China) y al debilitamiento de algunas divisas con respecto al dólar estadounidense, producto de las medidas adoptadas a mediados del 2013 por la Reserva Federal, que anunciaba la reducción cadenciosa de su plan de estímulo a la economía (QE, Quantitative Easing Program). Importante resaltar que el debilitamiento de esas divisas se debe a la escasez de dólares en la economía, producto del QE, lo que encarece el precio de la moneda norteamericana expresada en términos de las monedas de los países latinoamericanos.

Sin embargo, la entidad también genera expectativas positivas en los agentes y en los mercados de la región, porque a pesar del deterioro en su pronóstico de crecimiento para 2014, para 2015 y 2016 espera unas cifras más altas, 2.9% y 3.5%, respectivamente. Esas cifras mayores serían el reflejo de una recuperación más marcada por parte de aquellos países que están logrando dejar atrás el velo de la crisis financiera reciente, lo que implicaría un incremento en el consumo y por ende, una mayor demanda por los productos y servicios que hacen parte de la oferta exportable de los países latinoamericanos y del Caribe. Otras de las variables que el BM incluye dentro de su modelo de pronóstico de crecimiento del PIB regional son el turismo y el volumen de remesas. Se espera así que el número de viajeros con fines turísticos que visiten la región aumente de forma considerable entre 2014 y 2015. Por otro lado, si se lograra efectivamente una recuperación económica más marcada en los países europeos y en Estados Unidos, muchos de los latinos que residen y trabajan allí, podrían experimentar mejoras importantes en su nivel de ingresos, lo que haría posible también el mayor envío de dinero (por parte de ellos) desde esos países hacia sus países de origen, flujos de dinero que son denominados como remesas.

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Coyuntura&Análisis Grupo Nutresa: Ejemplo de una estrategia financiera Jueves, 26 de junio de 2014 Entre las ventajas que tienen los grupos empresariales, está el poder implementar políticas de crecimiento orgánico e inorgánico con mayor facilidad que una única empresa de forma individual, atendiendo a las condiciones particulares del mercado en el que tienen operaciones, además de otras variables económicas, impositivas y ambientales. El Grupo Nutresa ha decidido apostar, a partir del segundo semestre de 2014, por una estrategia de crecimiento orgánico, creando una nueva filial del grupo que tendrá como core business el transporte de alimentos. Según información de los medios, la constitución de la nueva filial requirió COP6.000 millones, y tiene una gran apuesta por un trato amigable con el medio ambiente. La flota tendrá un porcentaje importante de vehículos eléctricos, que serán menos contaminantes y que ofrecerán además mejores condiciones en términos de conducción, cargue y descargue. En el reciente comunicado del Grupo Nutresa “Grupo Nutresa incursiona en la distribución a través de vehículos eléctricos”, la holding colombiana señala que es una de las primeras compañías a nivel nacional que dispondrá de una flota de vehículos eléctricos que serán usados para la distribución de alimentos, donde tendrá su primera prueba en territorio paisa, pues en Medellín se encuentra la primera ruta de distribución que usará un vehículo eléctrico (Renault Kangoo).

Las compañías deben permanentemente diseñar y ejecutar estrategias financieras que les permitan maximizar su valor, y esta nueva apuesta de Nutresa es muestra de ese interés. No sólo la compañía está incursionando en una línea de negocio que no hace parte de sus actividades operativas centrales (producción de alimentos), sino que además lo está haciendo con unos vehículos que requieren un menor costo de operación, lo que según la misma compañía, impactará positivamente en su rentabilidad. Y es esto último precisamente lo que buscan todos los inversores. Es de destacar que en este caso, la estrategia financiera de Nutresa tiene varios aspectos interesantes, lo que la hace diferente a otras estrategias más comunes. En primer lugar, incursiona en una línea de negocio (transporte de alimentos) creando para ello una filial (Ooperar Colombia), lo que indica que la holding tiene la capacidad financiera y operativa de aportar valor diversificando sus actividades y en segundo lugar, la estrategia trasciende el ámbito interno de la holding, debido a que tiene una clara apuesta por el ambiente, mejorando con ello la calidad de vida de los externos a la compañía (stakeholders), como los clientes y la comunidad en general, debido a las externalidades (positivas) que genera la menor contaminación de la nueva flota de vehículos.

¿Estanflación? Nueva amenaza en Venezuela Viernes, 27 de junio de 2014 Algunas personas se llenan de ira cuando desde Colombia se habla acerca de la crítica situación económica y de desabastecimiento que está viviendo Venezuela. Según los argumentos de esos pocos, Colombia tiene bastantes problemas internos y deberían preocuparse los colombianos por resolver esos problemas y dejar que Venezuela haga lo propio con sus problemas. El punto central, y que muchos se niegan a reconocer, es que a Colombia le importa demasiado lo que suceda con Venezuela, por ser uno de sus socios comerciales tradicionales y sobre todo, por compartir fronteras, lo que lógicamente lleva a concluir que cualquier situación que se presente en Venezuela tendrá implicaciones en la zona fronteriza y afectará directamente a Colombia (Esto sin hacer énfasis en los cientos de colombianos que son maltratados diariamente por las autoridades venezolanas, tanto en frontera como al interior del país vecino)

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Coyuntura&Análisis En lo corrido del último año, Venezuela ha registrado una inflación superior al 60%, la más alta de Latinoamérica. Según el presidente, Nicolás Maduro, eso es consecuencia de una “guerra económica” que están liderando conjuntamente la oposición (encabezada por Enrique Capriles) y los Estados Unidos, argumento “barato” que a estas alturas, le resulta difícil de creer hasta al mismo Maduro. El manejo económico populista que le ha dado Maduro a la economía venezolana, y las políticas que en diversos campos ha implementado bajo su mandato, han hecho que la situación de millones de venezolanos se precarice cada día más, con una inflación por los cielos y con un debilitamiento de variables tan importantes como el empleo y la seguridad. En economía existe una disyuntiva (trade-off) que históricamente ha sido motivo de debates y discusiones tanto en los escenarios políticos como en los académicos. Generalmente, por consenso, se ha aceptado una relación inversa entre ambas variables, donde al aumentar el desempleo disminuye la inflación y por el contrario, si el desempleo disminuye (aumenta la producción nacional), aumenta la inflación, situación que parece tener bastante sentido. Pero, por ser la economía una ciencia social y no una ciencia exacta, las “leyes económicas” no siempre se cumplen. Podría suceder, por ejemplo, que en algún momento un país experimentara una situación con un elevado desempleo (o una tasa de crecimiento baja) y simultáneamente, tuviese un incremento en la inflación. Esto es, bajo un escenario extremo, como si un país en lugar de elegir entre una enfermedad u otra (inflación vs estancamiento del crecimiento), tuviera que sufrir ambas enfermedades. Pues bien, esto es lo que “parece ser” está sucediendo con Venezuela. En economía a esa situación se le denomina estanflación. Las causas de una estanflación son diversas y dependen de las características propias del país que la experimenta. El problema ante una estanflación es que cualquier medida que se adopte para combatir el desempleo o la inflación, impactará negativamente a la otra variable, de donde se deduce, que la situación menos deseable para un país es una estanflación. En este caso, por ejemplo, si Venezuela aplicase políticas monetarias y fiscales expansivas para reactivar la industria y dinamizar la economía, incentivando con ello el consumo nacional, esto generará en el medio plazo unas presiones inflacionarias que harían más insufrible la actual situación de precios elevadísimos de los alimentos y de productos básicos. Por otro lado, si con el fin de reducir la inflación, se implementase, por ejemplo, una política monetaria contractiva que aumente los costos de los préstamos y créditos, probablemente se reduciría la demanda agregada y con ella, el nivel generalizado de los precios de bienes y servicios, pero, se desincentivaría también la producción nacional, debido a que sería más costoso para los empresarios acceder a los capitales necesarios para crecer y generar más empleo, con lo que se castigaría así el crecimiento económico. ¿Qué opciones tiene entonces Maduro? Muy pocas y muy limitadas, realmente pocos mandatarios quisieran estar hoy en los pies de Nicolás Maduro. De hecho, el gobierno venezolano ha venido implementado una política de gasto público muy amplia, con el fin de favorecer a las poblaciones con menores recursos, situación que explica, en parte, el incremento de dos dígitos en el IPC mes a mes. Debido al equivocado manejo en materia económica, la escasez de alimentos afecta doblemente a los ciudadanos, situación que tiene a corto plazo pocas posibilidades de mejorar, debido a que ninguna empresa en el exterior se está planteando la posibilidad de incursionar en el mercado venezolano debido al elevado riesgo político, riesgo de tipo de cambio y riesgo país que ofrece hoy Venezuela. Adicionalmente, debido a la política social del gobierno, que de alguna forma busca favorecer a la población con subsidios y demás subvenciones, se ha creado en los habitantes la idea de que el gobierno es “proveedor de todo” y que por esa razón no es necesario buscar un empleo, mucho menos diseñar y ejecutar alguna iniciativa empresarial, lo que puede explicar el estancamiento del crecimiento económico. Todo lo anterior, se suma a los incontables hechos de violación de derechos humanos que sistemáticamente se vienen aplicando contra muchos ciudadanos y contra los miembros declarados que hacen parte de la oposición. Lamentable situación la de Venezuela. Ojala esto cambie pronto y que sea un cambio que beneficie a todo el pueblo venezolano.

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NewsExtra On the wrong side of globalization By Joseph E. Stiglitz Trade agreements are a subject that can cause the eyes to glaze over, but we should all be paying attention. Right now, there are trade proposals in the works that threaten to put most Americans on the wrong side of globalization. The conflicting views about the agreements are actually tearing at the fabric of the Democratic Party, though you wouldn’t know it from President Obama’s rhetoric. In his State of the Union address, for example, he blandly referred to “new trade partnerships” that would “create more jobs.” Most immediately at issue is the Trans-Pacific Partnership, or TPP, which would bring together 12 countries along the Pacific Rim in what would be the largest free trade area in the world. Negotiations for the TPP began in 2010, for the purpose, according to the United States Trade Representative, of increasing trade and investment, through lowering tariffs and other trade barriers among participating countries. But the TPP negotiations have been taking place in secret, forcing us to rely on leaked drafts to guess at the proposed provisions. At the same time, Congress introduced a bill this year that

would grant the White House filibuster-proof fast-track authority, under which Congress simply approves or rejects whatever trade agreement is put before it, without revisions or amendments. Controversy has erupted, and justifiably so. Based on the leaks — and the history of arrangements in past trade pacts — it is easy to infer the shape of the whole TPP, and it doesn’t look good. There is a real risk that it will benefit the wealthiest sliver of the American and global elite at the expense of everyone else. The fact that such a plan is under consideration at all is testament to how deeply inequality reverberates through our economic policies. Worse, agreements like the TPP are only one aspect of a larger problem: our gross mismanagement of globalization. Let’s tackle the history first. In general, trade deals today are markedly different from those made in the decades following World War II, when negotiations focused on lowering tariffs. As tariffs came down on all sides, trade expanded, and each country could develop the sectors in which it had strengths and as a result, standards of living would rise. Some jobs would be lost, but new jobs would be created.

Today, the purpose of trade agreements is different. Tariffs around the world are already low. The focus has shifted to

“nontariff barriers,” and the most important of these — for the corporate interests pushing agreements — are regulations. Huge multinational corporations complain that inconsistent regulations make business costly. But most of the regulations, even if they are imperfect, are there for a reason: to protect workers, consumers, the economy and the environment. What’s more, those regulations were often put in place by governments responding to the democratic demands of their citizens. Trade agreements’ new boosters euphemistically claim that they are simply after regulatory harmonization, a clean-sounding phrase that implies an innocent plan to promote efficiency. One could, of course, get regulatory harmonization by strengthening regulations to the highest standards everywhere. But when corporations call for harmonization, what they really mean is a race to the bottom.. When agreements like the TPP govern international trade — when every country has agreed to similarly minimal regulations — multinational corporations can return to the practices that were common before the Clean Air and Clean Water Acts became law (in 1970 and 1972, respectively) and before the latest financial crisis hit. Corporations everywhere may well agree that getting rid of regulations would be good for corporate profits. Trade negotiators might be persuaded that these trade agreements would be good for trade and corporate profits. But there would be some big losers — namely, the rest of us.

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Coyuntura&Análisis These high stakes are why it is especially risky to let trade negotiations proceed in secret. All over the world, trade ministries are captured by corporate and financial interests. And when negotiations are secret, there is no way that the democratic process can exert the checks and balances required to put limits on the negative effects of these agreements. The secrecy might be enough to cause significant controversy for the TPP. What we know of its particulars only makes it more unpalatable. One of the worst is that it allows corporations to seek restitution in an international tribunal, not only for unjust expropriation, but also for alleged diminution of their potential profits as a result of regulation. This is not a theoretical problem. Philip Morris has already tried this tactic against Uruguay, claiming that its antismoking regulations, which have won accolades from the World Health Organization, unfairly hurt profits, violating a bilateral trade treaty between Switzerland and Uruguay. In this sense, recent trade agreements are reminiscent of the Opium Wars, in which Western powers successfully demanded that China keep itself open to opium because they saw it as vital in correcting what otherwise would be a large trade imbalance.

Provisions already incorporated in other trade agreements are being used elsewhere to undermine environmental and other regulations. Developing countries pay a high price for signing on to these provisions, but the evidence that they get more investment in return is scant and controversial. And though these countries are the most obvious victims, the same issue could become a problem for the United States, as well. American corporations could conceivably create a subsidiary in some Pacific Rim country, invest in the United States through that subsidiary, and then take action against the United States government — getting rights as a “foreign” company that they would not have had as an American company. Again, this is not just a theoretical possibility: There is already some evidence that companies are choosing how to funnel their money into different countries on the basis of where their legal position in relation to the government is strongest.

There are other noxious provisions. America has been fighting to lower the cost of health care. But the TPP would make the introduction of generic drugs more difficult, and thus raise the price of medicines. In the poorest countries, this is not just about moving money into corporate coffers: thousands would die unnecessarily. Of course, those who do research have to be compensated. That’s why we have a patent system. But the patent system is supposed to carefully balance the benefits of intellectual protection with another worthy goal: making access to knowledge more available. I’ve written before about how the system has been abused by those seeking patents for the genes that predispose women to breast cancer. The Supreme Court ended up rejecting those patents, but not before many women suffered unnecessarily. Trade agreements provide even more opportunities for patent abuse.

Free trade was a central tenet of economics in the discipline’s early years. Yes, there are winners and losers, the theory went, but the winners can always compensate the losers, so that free trade (or even freer trade) is a win-win. This conclusion, unfortunately, is based on numerous assumptions, many of which are simply wrong.

The worries mount. One way of reading the leaked negotiation documents suggests that the TPP would make it easier for American banks to sell risky derivatives around the world, perhaps setting us up for the same kind of crisis that led to the Great Recession. In spite of all this, there are those who passionately support the TPP and agreements like it, including many economists. What makes this support possible is bogus, debunked economic theory, which has remained in circulation mostly because it serves the interests of the wealthiest.

The older theories, for instance, simply ignored risk, and assumed that workers could move seamlessly between jobs. It was assumed that the economy was at full employment, so that workers displaced by globalization would quickly move from low-productivity sectors (which had thrived simply because foreign competition was kept at bay through tariffs and other trade restrictions) to high-productivity sectors. But when there is a high level of unemployment, and especially when a large percentage of the unemployed have been out of work long-term (as is the case now), there can’t be such complacency. Today, there are 20 million Americans who would like a full-time job but can’t get one. Millions have stopped looking. So there is a real risk that individuals moved from low productivity-employment in a protected sector will end up zero-productivity mem-

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Coyuntura&Análisis bers of the vast ranks of the unemployed. This hurts even those who keep their jobs, as higher unemployment puts downward pressure on wages. We can argue over why our economy isn’t performing the way it’s supposed to — whether it’s because of a lack of aggregate demand, or because our banks, more interested in speculation and market manipulation than lending, are not providing adequate funds to small and medium-size enterprises. But whatever the reasons, the reality is that these trade agreements do risk increasing unemployment. One of the reasons that we are in such bad shape is that we have mismanaged globalization. Our economic policies encourage the outsourcing of jobs: Goods produced abroad with cheap labor can be cheaply brought back into the United States. So American workers understand that they have to compete with those abroad, and their bargaining power is weakened. This is one of the reasons that the real median income of full-time male workers is lower than it was 40 years ago. American politics today compounds these problems. Even in the best of circumstances, the old free trade theory said only that the winners could compensate the losers, not that they would. And they haven’t — quite the opposite. Advocates of trade agreements often say that for America to be competitive, not only will wages have to be cut, but so will taxes and expenditures, especially on programs that are of benefit to ordinary citizens. We should accept the short-term pain, they say, because in the long run, all will benefit. But as John Maynard Keynes famously said in another context, “in the long run we are all dead.” In this case, there is little evidence that the trade agreements will lead to faster or more profound growth. Critics of the TPP are so numerous because both the process and the theory that undergird it are bankrupt. Opposition has blossomed not just in the United States, but also in Asia, where the talks have stalled. By leading a full-on rejection of fast-track authority for the TPP, the Senate majority leader, Harry Reid, seems to have given us all a little respite. Those who see trade agreements as enriching corporations at the expense of the 99 percent seem to have won this skirmish. But there is a broader war to ensure that trade policy — and globalization more generally — is designed so as to increase the standards of living of most Americans. The outcome of that war remains uncertain. In this series, I have repeatedly made two points: The first is that the high level of inequality in the United States today, and its enormous increase during the past 30 years, is the cumulative result of an array of policies, programs and laws. Given that the president himself has emphasized that inequality should be the country’s top priority, every new policy, program or law should be examined from the perspective of its impact on inequality. Agreements like the TPP have contributed in important ways to this inequality. Corporations may profit, and it is even possible, though far from assured, that gross domestic product as conventionally measured will increase. But the well-being of ordinary citizens is likely to take a hit. And this brings me to the second point that I have repeatedly emphasized: Trickle-down economics is a myth. Enriching corporations — as the TPP would — will not necessarily help those in the middle, let alone those at the bottom.

Si desea profundizar en los anteriores temas, lo invitamos a visitar los siguientes enlaces… Fuentes

Iraq: El Estado fallido a la catástrofe http://www.independent.co.uk/news/world/middle-east/battle-to-establish-islamic-state-across-iraq-and-syria-9510044.html http://www.theguardian.com/world/2014/jun/12/crisis-in-iraq-insurgents-take-major-cities-live-blog?CMP=fb_gu http://www.theguardian.com/world/2014/jun/15/iraq-isis-arrest-jihadists-wealth-power http://edition.cnn.com/2014/01/07/opinion/iraq-anbar-crisis-lister/index.html?iref=allsearch

Nuevo pronóstico a la baja de crecimiento de A.L según el BM http://www.worldbank.org/content/dam/Worldbank/GEP/GEP2014b/RegionalOverview_LAC_GEP_Jun2014_Sp.pdf http://www.portafolio.co/internacional/prevision-crecimiento-america-latina-del-bm

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Coyuntura&Análisis Grupo Nutresa: Ejemplo de una estrategia financiera http://www.gruponutresa.com/es/content/grupo-nutresa-incursiona-en-la-distribucion-traves-de-vehiculos-electricos http://www.portafolio.co/negocios/nutresa-transporte-carga http://www.larepublica.co/grupo-nutresa-cre%C3%B3-opperarcolombia-compa%C3%B1%C3%ADa-para-el-transporte-de-carga_135011

¿Estanflación? Nueva amenaza en Venezuela http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/L/la_inflacion_llega_al_60_en_venezuela/la_inflacion_llega_al_60_en_ve nezuela.asp http://www.portafolio.co/internacional/inflacion-venezuela-0 http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/I/inflacion_ahoga_a_los_venezolanos/inflacion_ahoga_a_los_venezolan os.asp

On the wrong side of globalization http://opinionator.blogs.nytimes.com/2014/03/15/on-the-wrong-side-of-globalization/

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