No han sabido aprovecharlo.
Le preguntan por la fuga de los Manolos, por cómo la sintió él, que estaba en la Cárcel de Alta Seguridad. –Fue bacana, fantástica, imagínate conseguir la libertad, más encima volando… fue bacán, fue bonito, nos llenó de orgullo. Nosotros sentimos que lo que significó la derrota del CAS -porque el CAS fue derrotado- fue la fuga de los Manolos. Aclara que después de eso no pudieron recibir visitas durante 43 días. Pero se habían ido volando como ángeles, la moral les quedó alta a todos. Después los quedaron en la Cárcel de Alta Seguridad solo querían la libertad. Sin importar con qué recurso querían ser libres. Explica cómo lograron que les dieran la libertad: pidiéndola. No pidiendo que bajaran tal o cual ley, no con tal o cual recurso. Sólo pidiendo la libertad. –La libertad es la libertad, no la fórmula de la libertad. Alguien, aún sabiendo que soltaron a 72 de los ochenta presos políticos, pregunta a qué se refiere con que el CAS fue derrotado. –No estábamos ni ahí con morir y eso es lo más grave pa los weones, manejar a un ser que no le tiene miedo a morir. El CAS era una cárcel de castigo para los que se atrevían a pararse contra el poder y fue derrotado por la voluntad de los seres humanos vivos. Eso es lo que tiene que hacer un preso, buscar la calle. La gestión, aclara, y no la lucha, es lo que les permitió salir del CAS. Incluso los que tenían acumuladas cadenas perpetuas calificadas pudieron salir haciendo gestión por su libertad. Una muchacha le pregunta cómo ve la revolución que se está gestando, los movimientos sociales, qué futuro les ve. –Yo ya no creo en la revolución. Es imposible derrotar a esa bestia que es el capitalismo, es demasiado grande. No lo vamos a derrotar por la fuerza. No creo en la revolución, pero sí en la revuelta. No me atrevo a hacer pronósticos del futuro, pero esto va a crecer, va a ser de larga data. Levanto la mano y digo la inquietud que me ha dado vueltas mucho rato: –Pero los movimientos estudiantiles se han colgado de otros movimientos, de cosas sin líderes ni ideas políticas de trasfondo. El año pasado las primeras marchas empezaron con No a Hidroaysén, lo que no es político. Este año las marchas tomaron fuerza por la Ley Zamudio, no antes de eso. Esas cosas, esas “victorias” sociales no han sido políticas, como si lo son las marchas estudiantiles. Entonces la efervescencia está, la rabia está, la gente tiene ganas. Pero no han
sabido entenderlo, aprovecharlo. No han sabido hacerse cargo de –y en– la revolución. No han entendido cómo aprovecharlo. Y entonces el ex lautarista se acomoda en su silla, me mira a los ojos y me responde a mí y a todos los asistentes. –¿Quiénes no han sabido aprovecharlo? Y los 30 asistentes, que supuestamente seremos líderes políticos de nuestros grupos, nos revolvemos inquietos en nuestras sillas. Nadie sabe qué responder.
Jesús Infante Santiago, 2012 ………. ... .