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En palabras de Luz

Existen grandes acontecimientos que cambian sustancialmente la vida de formas inesperadas… el planeta entero lo acaba de vivenciar. Sin embargo, existen pequeñas cosas que, en apariencia insignificantes, transforman el universo entero.

Esta aventura comenzó así, con un insignificante link de alguien casi desconocido, que “casualmente” llamó mi atención.

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Llena de curiosidad hice click y allí fue donde escuché por primera vez… “Hola, hola, hola, hola…” (Marzo 2020). Y aquí sigo sin parar.

Sólo hizo falta un video para encontrar en sus palabras la autenticidad, la coherencia y la sinceridad. Durante tres meses, y por primera vez, hice uso de mis audífonos para pasar horas y horas escuchándola, al tiempo que realizaba mis labores.

Con timidez y dudas llegó el día en que decidí contactarla. El 14 de julio (que es el día de mi concepción) realizamos mi primera conexión, y al contrario de encontrar respuestas, quedé con más preguntas, para lo cual yo sólo veía una respuesta:

Formación en Conexión Cuántica.

Y por supuesto, allí estaba una vez más, el impulso, el llamado: "¡Es por aquí!" que con algo de empeño traté de esquivar: “Qué aburrido participar de un grupo ” pensaba el Aries en mí “Bueno, bueno, está bien lo haré”. “Lo siento, ya se cerró el grupo de Octubre”. Ya veo, aquí también se repitió el patrón; el segundo intento es el que tiene éxito. Ni tarde, ni temprano, justo cuando tenía que ser: Noviembre, 2020.

Un camino que desde temprana edad ya se empezaba a dibujar, ahora tomaba color. El autoconocimiento se me ha presentado sentada en zazen, practicando karate, pasando por posturas tántricas, yoga, taichi, acupuntura y algunas más, pero finalmente se termina plasmando en el ininterrumpido recorrido en los talleres de autoconocimiento cuántico, durante los últimos tres años.

Desde mi visión hay cosas fáciles o cosas que solo toman un poco más de tiempo y esta ha sido una de ellas.

Y así pasito a pasito, a veces con una lágrima, dolor o temor, otras veces con sonrisas, asombro o alegría, me fui dando cuenta de que empezaba a haber paz en mi corazón, que iba por el camino que había venido a hacer, que por lo demás siempre lo fue, sólo que ahora lo veo y me doy cuenta, lo acepto y me hago cargo.

Y en este andar ahora me veo acompañada. En primer lugar, me di cuenta de que somos una suma de caminantes solitarios, buscadores encontrando y que uno más uno es mucho más que dos. Pero también me di cuenta de que esa soledad en principio dolorosa, terminó siendo la cuna necesaria para gestar lo que tenía que ser.

Esos familiares de quienes quería tomar distancia, cortar lazos y olvidarme que existían, son ahora el clan que me dio la vida, que me recibió y me acogió para tener una experiencia en este planeta. Ahora son la tierra fértil de la cual fluye la luz y la energía que me nutren.

El autoconocimiento es un proceso sin fin, inicia con un solo paso y continúa con el siguiente; un solo paso, solo uno a la vez. Por lo menos en esta 3D.

Ahora, me levanto cada mañana en el lugar en el que quiero estar. Un sitio que antes me era hostil, oscuro y del que quería escapar, ahora lo percibo tibio y luminoso.

Los chiquitos que me despiertan cada mañana con risas y saltos, dejaron de ser el obstáculo o el deber que cumplir. Ahora son mis espejos, en quienes veo la sumatoria de la luz y la oscuridad que me habitan y que al igual que las plantitas, se moldean con el amor que les rodea.

Día por día me doy cuenta de que son más y más los minutos que me observo, que me siento, que me escucho. Ahora me es más fácil decir lo que antes callaba, ahora me es más fácil hacer lo que antes apenas deseaba, pero sobre todo… estoy atenta a las consecuencias.

En este camino voy reconociendo que sólo es posible andarlo, que cada paso andado es necesario y que el camino solo existe porque existen los pasos. Que sólo yo elijo arrastrarme o caminar erguida, andar a ciegas o quitarme la venda, robar las migajas ajenas o nutrirme de mi propia cosecha, envolverme en harapos o radiar mi propia luz.

Y esta luz que soy es lo que, en realidad, cuenta. Sin importar si soy bióloga, terapeuta, docente, madre o facilitadora. Sólo puede expandirse e iluminar, como un faro en medio de la tormenta, porque soy Luz.

Facilitadora de la Conexión Cuántica

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