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La mirada científica

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Cuando por primera vez se estudió el ADN, la ciencia oficial dictaminó que sólo el 3% era útil, el resto era basura. Luego, enmendaron el ‘error’ y a ese 97% le llamaron ADN latente. Ahora sabemos que es ADN CUÁNTICO, con todo el poder de lo que SOMOS, es la vibración de la vida

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Pixabay/MarceloCDomingues

ADN, el código de la vida

Toda información de lo que SOMOS está en el ADN. La consCiencia nos permitirá descifrar las claves para vibrar en el código de la vida en él contenida.

Es muy probable que estés familiarizado con el término ADN, pues lo utilizamos cuando se hacen referencias a la genética, la biotecnología, clonación o el genoma humano. Posiblemente lo usemos coloquialmente para hablar de las características de nuestra personalidad: lo llevo en los genes, está en mi ADN o incluso lo mencionamos indirectamente cuando hablamos de las herencias “invisibles” de nuestros ancestros que se manifiestan en nosotros.Pero ¿cuánto sabemos del ADN? ¿De su composición y del desarrollo científico en su estudio? ¿Cuáles son las implicancias de la investigación y el uso de la tecnología genética en nuestro cuerpo y vida?

Este artículo es una aproximación al conocimiento del ADN, desde una mirada de una persona ajena a las ciencias biológicas, que intentó responderse estas preguntas de la manera más científica y sencilla posible, pues el significado de esas tres letras nos define e incluso nos determina.

Como se llegó al ADN

La historia del conocimiento científico sobre el ADN empieza en el siglo XIX, con la observación del comportamiento de las semillas de guisantes, realizada por el botánico y monje Gregor Mendel (1863), en la que encontró patrones o secuencias que serían la base de la identificación de los rasgos hereditarios en la naturaleza. Por sus aportes Mendel es considerado el padre de la genética, rama de la biología que estudia los genes y la transmisión de información entre generaciones. En su momento los estudios de este botánico pasaron inadvertidos, hasta que a inicios del siglo XX sus aportes fueron redescubiertos por científicos que, de manera independiente, estudiaban las unidades de la herencia biológica que se llamaron los genes (Hugo de Vries, en Holanda; Carl Correns, en Alemania; y Erich von Tschermak-Seysenegg, en Austria). Los patrones de los genes son los rasgos hereditarios válidos para todos los seres vivientes y se denominaron las Leyes de Mendel, en honor a su descubridor.

Casi de manera paralela a los estudios de Mendel, el biólogo y médico suizo Johan Friedrich Miescher (1869) aisló varias moléculas ricas en fosfatos, que llamó nucleínas y actualmente son los ácidos nucleicos, claves para su posterior identificación como los portadores de la información hereditaria, el ADN (Wikipedia).

Editada.Pixabay/Clker

Por otro lado, el médico Flemming (1880) estudió el proceso de división celular que da origen a nuevas células y la distribución de los cromosomas en el núcleo hermano (ver diagrama); este proceso se denominó mitosis, nombre que viene del griego y significa hilo o tejer. La célula, entonces, es el soporte de la vida, pues en su núcleo alberga el material hereditario, una copia del cual se transmite a las células hijas en el proceso de multiplicación.

Al tratarse del conocimiento que teje la vida, estas serían las bases para el aislamiento y estudio del Ácido Desoxirribonucleico ADN, considerada la molécula

portadora de la herencia genética. Así biología y medicina se unieron para dar origen al conocimiento científico que revolucionaría la ciencia en el siglo XX y marcaría la historia del siglo XXI, como veremos más adelante.

Las piezas del conocimiento de la composición química de la molécula de la vida (ADN) fueron aportadas entre los años 1885 y 1901, con la identificación de las bases nitrogenadas que constituyen a los ácidos nucleicos5 realizada por Albert Kossel; y con la determinación del componente hidrocarbonado del ADN, el azúcar Ribosa, identificado por Phoebus Levene en 1929. Este último también identificó el grupo fosfato en la composición del ácido desoxirribonucleico y estableció la conexión entre los componentes azúcar-fosfato-base nitrogenada, formando lo que llamó nucleótido (Megia, 2019). Los nucleótidos son las piezas básicas en las cadenas del ADN, como los eslabones que unidos conforman la cadena con la información genética de cada ser vivo.

A mediados del siglo XX serían Francis Crick y James Watson6 (1953) -junto con Erwin Chargaff, Sydney Brenner, Walter Gilbert y Rosalind Franklin- quienes descifraron la estructura molecular del ADN e identifican el modelo de doble hélice que lo caracteriza. Por otra parte, George Gamow teorizó sobre la formación del código genético

5 Son macromoléculas presentes en todas las células y virus, tienen funciones de almacenamiento y la expresión de información genética; son dos tipos básicos ADN y ARN (Genomic, 2021; y Wikipedia). 6 Les otorgaron el Premio nobel Fisiología y Medicina en 1962, junto con Maurice Wilkins, por el descubrimiento de la estructura del ADN. Sin embargo, este premio está rodeado por la polémica por la omisión de la investigadora Rosalind Franklin, autora de la fotografía que permitió la identificación de la doble hélice. Freepng/Kisspng

(1954), Severo Ochoa y Marianne Grunberg-Manago aportaron al estudio del ARN (1955) y Crick (1958) formuló la Hipótesis de la Secuencia (orden lineal de nucleótidos en el ADN), que sería la base para descifrar el código genético (Crick, Brenner y colaboradores en 1961). Puede decir que

a partir de entonces empezaría una nueva etapa en la historia de la investigación genética, con un auge desde la identificación del genoma humano (2003, Craig y Venter) en un campo aún en pleno desarrollo y cuyos alcances son

prácticamente ilimitados.

ADN, la molécula de la vida

El Ácido Desoxirribonucleico ADN contiene la información genética particular de cada ser vivo, es el código de la vida que se encuentra en el núcleo de todas las células, bajo la forma de cromosomas formados por largas trenzas de moléculas de ADN (Dale, 2009). A su vez, la célula es la unidad esencial de la vida, la estructura fundamental de la materia viva (Ponce, 2009).

Se calcula el cuerpo humano tiene 37,2 billones de células (National Geographic, 2015).

Si se pudiera estirar de extremo a extremo el ADN de una sola célula humana, el resultado sería una hebra de 6 pies de largo (1.8 metros), compuesta por un código de seis mil millones de letras. “Es difícil imaginar cuánto ADN puede caber en el núcleo de una célula, que es tan pequeño que solo se puede ver con un microscopio especializado. El secreto está en la naturaleza altamente estructurada y apretada del genoma” (Genomics, 2021). Para darnos una

idea del tamaño de la secuencia de ADN ubicada en un cromosoma, al estirarla tendría un largo de 3 metros con

información compactada en el código genético (Guigó, 2013).

El ADN es una molécula de gran complejidad estructural que alberga la información que a partir de la división celular genera la vida y transmite los códigos hereditarios que pasan de generación en generación (Dale, 2009). De ahí su importancia en la trasmisión de información que nos define.

Los seres humanos tenemos 23 pares de cromosomas, la mitad de la madre y la otra mitad del padre, que contienen la información genética con las instrucciones para el funcionamiento y la perpetuación de las células (Ponce De León & Fregoso, 2009). Dicho de otra manera, en cada célula del cuerpo humano tenemos 46 cromosomas -23 de papá y 23 de mamá-, 44 se denominan autosomas o cromosomas somáticos (22 y 22) y tienen el mismo aspecto en hombres y mujeres; los 2 restantes son los que definen el sexo: las mujeres tienen dos copias del cromosoma X, y los hombres un cromosoma X y uno Y (MedlinePlus, S.F.). Así, los rasgos paternos y maternos se transmiten a través de las células con la información que dan y guían la vida.

Desde la unión del espermatozoide con el óvulo empieza la vida en forma de una célula en la que se deposita la información con el manual de instrucciones para el funcionamiento del ser humano que somos. Cada molécula

de ADN contiene los genes que dirigen la construcción y

mantenimiento del cuerpo humano (Dale, 2009), por eso se considera la molécula portadora de la herencia genética.

El ADN es el material hereditario sobre el que trabaja la evolución. Tiene como función específica participar en los mecanismos de la genética y la herencia celular, siendo un almacén de información que define el fenotipo que son los rasgos observables como la altura, nariz, color de piel, etc.; y el genotipo, con la información codificada en el ADN (Ponce de León, 2009).

Conocemos a la molécula de ADN por su forma de hélice o doble espiral, similar a una escalera en forma de caracol, cuyos peldaños están compuestos por cuatro tipos de compuestos con nitrógeno denominados bases7 y cada lado,

7 De ahí el nombre de bases nitrogenadas. Editada: Pixabay/OpenClipart Vectors

en lo que serían las barandillas, están las dos hélices que contienen azúcar y fosfato. Esta armónica estructura en forma de espiral, constituye y contiene la información de todo lo que somos en términos de genética y epigenética8 .

Editada: Freepng.es

8 La epigenética es el estudio de los epigenomas (ciertos elementos químicos) que dan instrucciones a los genes. Los seres humanos tenemos el mismo ADN en los pies y el cerebro, pero “algo” trasmite la información sobre cómo y cuándo actuar. Este algo parecen ser los epigenomas que transmiten la información de respuesta o acción que hemos heredado de nuestros ancestros y también se modifican con el entorno (Genomic, 2021).

La composición del ADN es una combinación de 4 bases nitrogenadas: la Adenina, Citosina, Guanina y Timina (A, C, G, T), que en sus posibles combinaciones forman diversos patrones a lo largo de la escalera. De esta manera las moléculas de ADN se forman mediante la repetición de sólo cuatro unidades o nucleótidos diferentes y se componen de dos cadenas trenzadas (Castro & Toro, 2017).

Las combinaciones y la sucesión de los cuatro compuestos básicos (bases ACGT) contiene la información genética con las instrucciones para el funcionamiento y la perpetuación de las células. Al tratarse de un código,

las cuatro letras escriben el lenguaje de la vida, a esta combinación se conoce como gen. El gen es una unidad de almacenamiento de información y unidad de herencia que transmite la información a la descendencia (Ponce,

pág. 126).

Un gen es una secuencia lineal de nucleótidos5 de ADN o ARN, esencial para una función fisiológica específica para el mantenimiento o desarrollo del cuerpo. Los genes regulan

las reacciones del cuerpo a través de la fabricación de proteínas específicas. Los genes son secciones de ADN que codifican la síntesis de una proteína, mientras que las proteínas desempeñan gran variedad de funciones en la célula, incluidas estructurales (citoesqueleto), mecánicas (músculo), bioquímicas o metabólicas

(enzimas) y de señalización celular (hormonas). Por ello son fundamentales para el desarrollo del cuerpo y la gestión de la vida humana.

El orden particular de las bases es la secuencia de

ADN, que especifica las instrucciones genéticas de un

organismo, con sus rasgos y características. Es decir, contiene la información que le ha sido transmitida genéticamente a cada individuo por sus ancestros (Dale, C., 2009; Ponce de León, 2009).

5 Un nucleótido está formado por una molécula de azúcar (ribosa en el ARN o desoxirribosa en el ADN) unido a un grupo fosfato y una base nitrogenada.

Wiktionary.org Editada: genome.gov

La información hereditaria está escrita en la secuencia de nucleótidos del ADN de cada gen, que a su vez determina la secuencia de aminoácidos de una proteína y con ella, la estructura que adoptará la proteína en las condiciones ambientales en que se desenvolverán los distintos seres vivos y su capacidad funcional (Castro & Toro, 2017).

El ADN se lee en grupos de tres, cada triplete de nucleótidos codifica para un aminoácido determinado. La combinación de tres bases forma un codón -clave para la lectura del código genético-, que codifica un único aminoácido de una proteína. Es como si fuera una especie

de clave morse que, además de tener la combinación de letras, tiene espacios y terminaciones en una compleja estructura que define los códigos de manifestación de la

vida humana.

Como las secuencias binarias de los computadores que responde a la combinación de ceros (0) y unos (1) que se repiten formando los programas informáticos, la secuencia del ADN es la repetición de A, C, G, T que contienen la información con las instrucciones para fabricar las proteínas y establecer el metabolismo del cuerpo humano.

La información que contiene el ADN es como la enciclopedia de la vida e historia del ser humano y el lenguaje en la que está escrita se compone de las combinaciones de las 4 letras de las bases A, C, G, T, que

está “encriptada” en los genes. Para que te hagas una idea, se mide la capacidad de almacenamiento, así: 1 kilobase son 1000 pares de bases de ADN6 , que es el orden de magnitud de la cantidad de información que contiene un único gen. También existen mega bases (millón de pares de bases) y giga bases, como medidas de información similares a las empleadas en la informática para referirse a la capacidad de almacenamiento de una unidad. En este caso, la unidad sería el gen y el lenguaje lo definen las bases nitrogenadas. Así de maravilloso el universo del conocimiento de nuestro ADN.

El lenguaje e información que contiene el ADN implica un proceso complejo que se realiza en dos etapas: transcripción y traducción, en los que intervienen el ARN mensajero (ARNm) y el ARN transferente (ARNt), junto con los ribosomas7 que facilitan el procesamiento de la información para la construcción de proteínas (Ponce, 2009).

El ADN es único en cada persona, es como una huella dactilar con la información necesaria para el funcionamiento y desarrollo del cuerpo. El ADN es el iniciador principal de las características físicas, mentales y emocionales de las personas. Sabemos que lo que llevamos en el ADN nos determina, en tanto contiene la información que nuestros ancestros (padre, madre y abuelos) nos aportaron para la creación de nuestra vida.

Ácido RiboNucleico ARN

Si pudiéramos ver el ácido ribonucleico ARN, este sería como una hélice del ADN más sencilla y con funciones biológicas específicas. En este apartado nos adentraremos en su composición y funcionamiento, para comprender los posibles efectos de una intervención externa como la que se está realizando con la vacunación para contrarrestar el covid-19.

La cadena de ARN es como una hebra que está constituida por un azúcar (ribosa) y grupos de fosfato de forma alterna. Unidos a cada azúcar se encuentran 4 bases nitrogenadas: Adenina, Guanina, Citosina y Uracilo (este último cambia en lugar de la Timina en el ADN).

El ARN contiene la información genética del ADN que es utilizada en la síntesis de proteínas y determina el orden en que se unirán los aminoácidos.

El ARN cumple distintas funciones, siendo la más

6 También puede ser de ARN, como veremos más adelante. 7 Es una partícula celular hecha de ARN y proteína que sirve como el sitio para la síntesis de proteínas en la célula. El ribosoma lee la secuencia del ARN mensajero (ARNm) y, utilizando el código genético se traduce la secuencia de bases del ARN a una de aminoácidos. Freepng/Universidad de Washington

importante sintetizar las proteínas que son responsables de configurar la forma y la estructura celulares, además de guiar la práctica totalidad de las reacciones bioquímicas que determinan el metabolismo humano. Existen distintos tipos de ARN8 que se clasifican según las funciones que desempeñan, entre ellos se destacan: el mensajero (ARNm), ribosomal (ARNr) y de transferencia (ARNt):

ˋ ARN mensajero (ARNm): Equivale entre el 2 al 5% del total del ARN celular, su función es copiar la información del ADN y transportarla a los ribosomas.

Tiene el código para realizar la síntesis de proteínas, lleva la información -por lo que se le llama mensajero- y la guía de los pasos de cómo se ubican los aminoácidos para generar la nueva proteína. Está en el núcleo de la célula y cumple su función en el citoplasma.

ˋ ARN ribosómico (ARNr): Corresponde al 80% del ADN celular. Da el sitio donde se va a producir la síntesis de proteínas a las que se asocia para forma ribosomas, por eso también se le denomina estructural.

ˋ ARN transferente o transcripcional (ARNt): Es el 15% del ADN celular, permite llevar los diferentes aminoácidos para hacer las proteínas, asegura que el aminoácido adecuado forme proteínas en los ribosomas.

8 Otros tipos son: ARN reguladores, que realizan de diversas labores como interferencias en la replicación para suprimir genes específicos (ARNi); activadores de la transcripción (ARN antisentido), regulan la expresión génica (ARNnc largo); ARN catalizador, son biocatalizadores de los procesos de síntesis haciéndolas más eficientes; ARN mitocondrial, realizan el proceso en las células que poseen su propio sistema de síntesis proteica (Raffino, 2020)

En un proceso sincrónico acorde con la perfección del organismo humano y de los códigos de la vida que contiene el ADN, el ARN cumple un papel fundamental en la transcripción9 y traducción10 de la información que permite desarrollar las funciones metabólicas del cuerpo,

de allí su importancia.

En este caso, la traducción significa trasladar una información que originalmente estaba en el genoma del ADN, para su transcripción a ARN mensajero, que lo traduce para una proteína. De esta manera se mantiene la

9 Transcripción es el proceso por el cual se genera una copia de RNA a partir la secuencia de un gen. Esta copia es una molécula de ARN mensajero (ARNm) que deja el núcleo de la célula y entra en el citoplasma, donde dirige la síntesis de la proteína que codifica (Genomics). 10 La traducción se realiza en los ribosomas, pero estos no acceden directamente a los genes, que son las regiones del ADN en que se codifican las proteínas. Por eso se realiza una copia del gen que codifica la proteína que quiere fabricarse a partir de una molécula muy parecida de otro ácido nucleico, que es el ARN mensajero que sale del núcleo e interacciona con los ribosomas para que traduzcan la información y elaboren la proteína. En dicha traducción participan otros ácidos nucleicos denominados ARN transferentes (Castro & Toro, 2017). Freepng.es

Elaboración propia

misma información, que va de una forma a otra pasando de un código de ácidos nucleicos a un código de aminoácidos en una proteína. La traducción es muy parecida al lenguaje humano, no se traducen las letras individuales sino las tres letras (que serían como una palabra) y el lector sería un ribosoma que lee como si fuera Braille (Austin, en Glosario de Genomics).

Al codificar un ácido ribonucleico mensajeo (ARNm) con información para los ribosomas que hay en la célula, el ADN determina la proteína que elabora la célula (Dale, C., 2009).

Por tanto, modificar el ARNm implicaría afectar las bases del ADN. Recordemos que la vacuna de ARNm que se desarrolló para el covid-19, se utiliza por primera vez en la historia de la humanidad, su aplicación es una terapia génica que “es una técnica experimental para tratar enfermedades mediante la alteración del material genético del paciente” (Genomics.gov). Según los promotores de la vacuna, el objetivo del ARNm es enseñarles a las células a crear la proteína de pico (spike) del covid-19 para causar una

respuesta de inmunidad (Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health). Sus defensores afirman que esta vacuna génica supuestamente no entra al ADN, sin embargo, al tratarse de un proceso experimental e inédito aún se desconocen las consecuencias de su uso.

Las vacunas de ARNm (Pfizer y Moderna) generan una versión artificial de una “supuesta proteína del coronavirus envuelta en nanopartículas que contienen componentes tóxicos”, además para que dichas proteínas artificiales puedan unirse al ARN (de carga negativa) es necesario que contengan lípidos catiónicos (de carga positiva) que son altamente tóxicos (Albarracín, 2021).

Es claro que se están introduciendo elementos químicos al cuerpo con una nanotecnología que interviene el ADN humano, a través del ARNm, con supuesto objetivo de fortalecer la inmunidad del cuerpo humano.

Proyecto Genoma Humano

El genoma es el conjunto de instrucciones de un organismo, es el código genético que está en el ADN, que

a su vez se encuentra en las células. El genoma humano es la información genética contenida en el ADN. Los humanos tenemos cerca de 3,100 millones de letras del código (A, C, G y T) repartidas entre los distintos cromosomas (Genomic. gov). Las combinaciones de letras contienen información funcional de una célula y el ser humano tiene entre 20000 a 25000 posibilidades de escritura en lo que se denomina el genoma humano (Ponce, 2009).

Desde finales de la década de los ochenta del siglo pasado existía el interés por secuenciar la información genética humana, pero sería en 1990 cuando se oficializa la apertura de la puerta a la investigación de un proyecto para conocer nuestro ADN. Así surge el Proyecto Genoma Humano (PGH), cuyo objetivo fue identificar y mapear la secuencia de los genes de un ser humano promedio, desde un punto de vista físico y funcional.

A medida que avanzaba la tecnología, la ciencia podía adentrarse en el estudio de la información de la composición de la vida. En una carrera similar a la conquista espacial -no ajena de tensiones entre instituciones y científicos, luchas de poder e intereses particulares-, el Proyecto Genoma Humano PGH empezó como una iniciativa pública en la que confluyeron distintos países. Se desarrolló bajo la coordinación del Instituto Nacional de Salud (NIH por sus siglas en inglés), con la colaboración del Departamento de Energía a través del Centro Nacional para Investigaciones del Genoma Humano (National Center for Human Genome Research, NCHGR creado en 1989), actualmente es el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano (1993) que desarrolla distintas líneas de investigación en el campo genómico.

El Proyecto Genoma Humano costó tres mil millones de dólares y contó con la participación de dos mil quinientos científicos de más de veinte laboratorios de Estados Unidos, Reino Unido y países como Canadá, Nueva Zelanda y España.

El Proyecto terminó dos años antes de lo previsto (2003), gracias a los avances de la genómica (campo de la biología molecular) y a la tecnología computacional, pero sobre todo por la carrera por concluir la secuenciación del genoma humano que desató el consorcio privado Celera Genomics, fundado en 1998 con el objetivo de realizar la anhelada secuenciación. Precisamente esta empresa fue creada por el bioquímico y empresario Craig Venter11, conocido por el escándalo generado en 1992 pues pretendió patentar muchos fragmentos de genes humanos de los cuales se desconocían las funciones que cumplían en el organismo que lo utilizaba para algo, pero no se sabía para qué. A partir de entonces se considera la utilidad o aplicabilidad industrial en las patentes de genes, como requisito de patentabilidad (Segura, 2002).

Entonces se generó el debate ético y moral sobre los límites de la ingeniera genética y el alcance del conocimiento este conocimiento en cuanto a la

manipulación de los códigos de la vida. Como veremos más adelante, el tema de las patentes es un asunto de interés empresarial pues está asociado a la posibilidad de generar negocio con las posibles aplicaciones y usos de los resultados de la investigación en las ciencias desarrolladas por la incursión en el universo de la biotecnología, nanotecnología, genética, bioinformática y similares.

11 Luego de pertenecer a Genomic Celera, Venter fundó el Instituto J. Craig Venter (JCVI). Venter es considerado un “líder mundial en investigación genómica con 160 científicos y personal que son innovadores audaces que persiguen sin miedo ideas revolucionarias” (JCVI, 2021). Luego de intentar patentar un fragmento de ADN, con propósitos comerciales, en el 2002 Venter intentó patentar una célula sintética y bacterias

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Inicialmente se consideraba que el análisis de la estructura del ADN humano, con la localización y secuencia de los genes en el mapa genómico humano, contribuiría a tratar más de cuatro mil enfermedades genéticas, asunto que aún está por definir. Si bien los avances en la genética abrían las puertas al desarrollo de nuevas posibilidades de conocimiento del funcionamiento del cuerpo humano, también surgieron cuestionamientos por las implicaciones sociales, legales y éticas del uso de los resultados de la experimentación puesto que

“… las corporaciones o gobiernos que posean esta información pueden llegar a tener la capacidad para alterar el código genético, sin el consentimiento de las personas, mediante nanotecnología, alimentos transgénicos, radiaciones o emisión de ondas electromagnéticas que deliberadamente, alteren la frecuencia de cierto gen para causar enfermedades y desequilibrio en la salud humana” (Ponce de León, pág. 127).

Como si se tratara de una profecía cumplida, las alarmas que saltaron en la última década del siglo veinte se hacen realidad en el siglo XXI, cuando las posibilidades de manipulación del código de la vida del ser humano son una realidad que se anuncia como un avance cuyos resultados son indescifrables.

Desde antes de estudiar el genoma humano habían surgido planteamientos sobre los límites de la ciencia en la intervención de la naturaleza no solo humana, también ambiental y en todo lo relativo a la vida. Resultado de ello es el Código de ética médica de Nüremberg (1948) que -resultado de los juicios del mismo nombre que al final de la segunda guerra mundial trató sobre los experimentos médicos y tratamiento dado a los prisioneros en los campos de concentración-, recoge una serie de principios que regulan y rigen la experimentación con seres humanos.

También la bioética (1971, por Van Rensselaer Potter), disciplina que combina el conocimiento biológico con el de los valores humanos, planteó límites a la medicina, desde el debate de disciplinas como la filosofía y la ética.

El alcance del Proyecto Genoma Humano es inimaginable. Según el instituto de estudio del genoma humano “nos dio la capacidad, por primera vez, de leer el modelo genético completo de la naturaleza para construir un ser humano”. “Cada genoma contiene la información necesaria para construir y mantener ese organismo a lo largo de toda su vida.”

“Tu genoma es el manual de operaciones que contiene todas las instrucciones que te ayudaron a crecer a partir de una sola célula hasta la persona que eres hoy. Guía tu crecimiento, ayuda a tus órganos a hacer su trabajo y se repara a sí mismo cuando se daña. Y tiene características únicas tuyas. Cuanto más sepas sobre tu genoma y cómo funciona, más entenderás tu propia salud y tomarás decisiones de salud informadas” (Genome, 2021).

El Proyecto Genoma Humano fue tan importante en el desarrollo del conocimiento sobre el cuerpo humano, que significó una revolución en la ciencia al abrir nuevos campos de estudio especializados en estudiar el mundo antes inexplorado del universo que habita en el ADN humano. Este proyecto abrió la era genómica con el desarrollo de nuevas líneas de investigación de la biología molecular, la biotecnología. Para hacernos una idea, por ejemplo: para la secuenciación del ADN se requiere de la bioinformática para decodificar la información genética contenida en las combinaciones moleculares, mientras que la biomedicina estudia las posibilidades de reacciones y relaciones, así como sus aplicaciones.

La magnitud de este conocimiento quedó manifiesta en el año 2000, cuando el entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton y el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, anunciaron conjuntamente la culminación del mapa del genoma humano, como un momento cumbre para la historia de la humanidad. El anuncio conjunto de los líderes de dos potencias se realizó no sólo por la importancia del acontecimiento científico, sino porque zanjó la “guerra de los genes” que quedó en tablas, por la competencia entre el consorcio público internacional que estudió la secuencia del ADN y la empresa privada que

financió una investigación con el mismo objetivo (El Clarín, 2000; Castro & Toro, 2017).

Finalmente, los investigadores del Proyecto del Genoma Humano (Francis Collins) y Celera Genomics (Craig Ventor) obtuvieron la secuencia del ADN, dando inicio a una nueva etapa en el estudio de los códigos que descifran las instrucciones para la vida allí contenidas. También

se abrió la puerta a un campo nuevo de intereses y oportunidades de negocio para la investigación en la que la industria farmacéutica puso la mirada, de manera en que la genética también se convertiría en suculenta

línea de inversión que es anunciada como una garantía de ganancias por el prometedor futuro de un sector que apenas empieza a desplegar todo el potencial tanto de estudio como de aplicaciones.

Proyecto del Microbioma Humano (PMH)

Se sabe que tenemos más de 100 billones de bacterias buenas y que los seres humanos estamos hechos de más microbios que de células.

Como derivado del PGH, en el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés), en el 2008 surgió el Proyecto Microbioma Humano (PMH Human Microbiome Project) cuyo objetivo fue identificar y caracterizar los microorganismos que se encuentran en diversas localizaciones del cuerpo humano. La caracterización de la microbiota humana (virus y bacterias) permitiría ampliar el conocimiento sobre la salud y las enfermedades humanas, lo que abriría nuevos campos de estudio y aplicación.

Para la investigación se tomaron muestras en diferentes zonas del cuerpo humano de hombres y mujeres (fosas nasales, cavidad oral, piel, tracto gastrointestinal y tracto urogenital) para caracterizar la complejidad de las comunidades microbianas en cada sitio del cuerpo humano. Como resultado se obtuvo el mayor mapa de microbios y bacterias del cuerpo. En este estudio participaron 80 universidades y 200 investigadores, tuvo la financiación del Fondo Común de inversiones estratégicas (entre el 2007 y el 2016); después de un período de entre 5 a 10 años se crearon programas que pasaron a otras fuentes de apoyo o uso por parte de la comunidad científica. La inversión en la investigación de microbiomas se multiplicó por cuarenta desde el inicio del proyecto, con más de 20 de los Institutos y Centros de los NIH.

Proyecto ENCODE

ENCODE (ENCyclopedia Of DNA Elements Consortium) es el proyecto que tuvo por objetivo descifrar y catalogar “la enciclopedia de los elementos informativos del genoma humano del ADN”. Fue financiado por el NHGRINIH (National Human Genome Research Institute, del Instituto de Salud de Estados Unidos), como una iniciativa colaborativa unió a cerca de cuatrocientos científicos de 32 institutos del mundo, con 1700 experimentos y 15 terabytes de información.

Recordemos que la secuencia del ADN tiene más de 33 mil billones de las moléculas químicas básicas letras que representan los nucleótidos (A, C, G, T) cuya repetición constituye el lenguaje de la vida, es como un texto escrito en un alfabeto definido. Para hacernos una idea del

tamaño que representa la secuencia del ADN, sería el equivalente a leer las diez colecciones de la enciclopedia británica, que tiene cerca de 30 volúmenes; o leer todos los libros de juegos de tronos 400 veces, varias veces para asegurarnos que la información es la correcta.

hmpdacc Editada:Freepng.es

El proyecto Encode tuvo por objetivo descifrar la secuencia del genoma humano, lo que permitiría crear el mapa humano, al leer la enciclopedia de los genes que generan ARN y hacen la síntesis proteica (Guigó, 2013). En la primera fase piloto del proyecto (2003–2006) se pusieron las bases de la organización, sistemática de análisis y tecnología disponible que se emplearía para descifrar el genoma humano.

Entonces solo se analizó el 1% del genoma humano, incluyendo un conjunto de regiones seleccionadas por su interés biológico y otras consideradas representativas del resto del genoma (Instituto Roche, 2014).

La segunda fase del proyecto (2007—2012) se centró en el análisis de las funciones biológicas del ADN, encontrando que entre el 5% al 10% del genoma actúa en la codificación de las instrucciones determinantes de las características de los seres vivos, el resto carecía de funciones conocidas por lo que se consideró ADN basura o chatarra. Más del 60% del genoma produce el ARN, que copia secciones de ADN, es decir es ARNm. Hay un 20% del ADN que tiene actividad biológica, responde a actividades epigenéticas y actúa, aunque no se conoce aún en cual codificación. Por eso el 80% del genoma es activo, aunque no todo tenga una importancia biológica real (Guigó, 2013). La tercera fase está en desarrollo y es parecido a la catalogación de la enciclopedia del genoma humano.

Uno de los aspectos más interesantes del proyecto es que se concluyó que es incorrecto afirmar que el ADN

tiene fragmentos basura. En su momento se consideraron basura porque no producía actividad biológica, pero ahora se sabe que tiene actividad (distinta a la biológica) que puede ser reguladora, como si se tratara de interruptores que determinan cuales genes se activan y cuales no (Guigó, 2013).

ADN Basura o desconocimiento de la ciencia

En los primeros estudios sobre el ADN, los científicos consideraron que solo el 1% era de utilidad, porque cumplían funciones biológicas; por lo que el 99% restante se consideró basura puesto que no codifica proteínas. Posteriormente varió tanto el porcentaje de ADN útil12 (codificante), como su definición al pasar a llamarse ADN latente y es estudiado por la química funcional.

El concepto de ADN basura se superó al conocerse el rol de reguladores de estos fragmentos de ADN y porque quedó claro que desconocer su funcionamiento no significaba que no tuvieran utilidad. Sería el bioquímico Richard J.

12 Los porcentajes usualmente referidos oscilan entre el 1% al 3% considerado codificante y el resto sería lo que antes se llamaba basura (99% a 97%). Según los resultados del proyecto Encode, el porcentaje de ADN no codificante podría variar entre el 75% al 85% del ADN (Guigó, 2013). Roberts, el descubridor de los intrones que son los que fueron llamados ADN basura, porque son segmentos que no contienen información bioquímica. Este investigador, muy crítico con la industria farmacéutica por los intereses económicos que priman sobre los sanitarios, compartió el premio Nobel de Fisiología en 1993 con Phillip Allen Sharp, por el estudio de la estructura del ADN. En su estudio también identificaron los exones, como los fragmentos que cumplían una función en el ensamblaje en los complejos y maravillosos mecanismos de funcionamiento del ADN.

Se cree que el ADN latente podría estar implicado en procesos tales como la respuesta a las infecciones de los virus o la aparición de algunas enfermedades genéticas (Castro & Toro, 2017). Existen diversas hipótesis sobre los fragmentos del ADN aún desconocido para la ciencia, de la misma forma que hay debates entre distintos enfoques de investigación de los avances hasta ahora tenidos de la interpretación de la secuencia genética humana.

Precisamente este ADN es clave en la epigenética, ciencia emergente que “estudia los cambios hereditarios causados por la activación y desactivación de los genes sin ningún cambio en la secuencia de ADN subyacente del organismo” (Genomic, 2021).

Para comprender estos fragmentos de ADN basura se puede utilizar la metáfora que dice sería equivalente a la materia oscura, invisible y misteriosa que forma la mayor parte de la materia en el universo y de la que dependen muchos de los fenómenos que contemplamos a nuestro alrededor (Castro & Toro, 2017).

ADN cuántico

Para adentrarnos en el conocimiento de lo que llamamos ADN cuántico es necesario precisar las bases científicas que sustentan la existencia de procesos que la ciencia materialista exige validar con procedimientos anteriores al desarrollo de las ciencias postmateriales o cuánticas. Algunas premisas básicas soportan la cientificidad de la existencia de un ADN cuántico, entre ellas:

ˋ La célula, donde está el ADN, es una unidad de almacenamiento de la luz y una fuente de emisión biofotónica (estudios del biólogo celular Nagl y el biofísico Popp, en 1983).

ˋ Los biofotones (del griego bios = vida, y phos = fuerza) son un puente hacia la energía vital, llamado Qi, Ki o Chi en China y Japón (Niggli H. & Bracher, M; 2008).

ˋ Un ser vivo sólo puede mantenerse en un nivel alto de orden porque recibe continuamente orden de su entorno, siendo la luz solar la que crea en este orden (Schrödinger, teórico cuántico, Nobel de física en 1933).

ˋ El ADN es una unidad de almacenamiento de la luz y una fuente de emisión biofotónica. Los fotones13 , impulsan los procesos del cuerpo y el ADN responde e interactúa con el campo electromagnético (aura). Tanto el cuerpo físico como el ADN dependen de la luz para estar sanos.

ˋ Existen campos sutiles a los que se refirió Albert

Einstein en la Ley básica del intercambio de energía. Es decir, además de que existe un campo energético, hay intercambio energético. Así, el ADN se interrelaciona con los campos de fotones (cuánticos) del cuerpo humano, con la energía sutil del aura o cuerpos

‘inferiores’: mental (lo que pensamos), emocional (lo que sentimos), energético (como vibramos), matriz etérea (recubre el cuerpo físico y sus órganos) y espiritual; además de los ‘superiores’ (astral, celestial y causal).

13 Los fotones son las partículas responsables de las manifestaciones cuánticas del fenómeno electromagnético. Freepik/Kjpargeter

ˋ La Teoría de Cuerdas postula que las partículas subatómicas14 son filamentos o cuerdas que toman su forma del estado de vibración, según la frecuencia (Scherk & Schwarz, 1974).

ˋ Teoría M (Mother, de membranas) es también llamada Teoría del Todo porque unifica las cuatro fuerzas fundamentales15 de la naturaleza y plantea que las cuerdas (partículas) vibran a cierta frecuencia en un espacio-tiempo que requiere al menos once dimensiones. De allí plantea la existencia de multiversos y de la multidimensionalidad de la vida.

Por lo anterior, podemos afirmar que vivimos en un

campo cuántico que recién empieza a ser reconocido por la ciencia y que será lo que nos permitirá entrar en un conocimiento cuántico que cambiará la forma de ver y

vivir la realidad.

Respecto al ADN, recordemos que sólo entre el 1% al 3% se había considerado útil, por su función codificante y sobre todo por su comportamiento lineal fácilmente comprensible para la ciencia tradicional. El resto del ADN (97%), la basura que luego se denominó latente, en la actualidad lo estudia la química influyente y es el que consideramos cuántico.

El ADN cuántico fue considerado inútil porque su comportamiento es multidimensional y por ello es la inteligencia, el motor de la vida que da las instrucciones al 3% para su funcionamiento (Gómez, 2015).

Entonces, una vez se concluye que existen otras actividades asociadas al ADN, podríamos decir que esas tienen relación con las funciones cuánticas del código de la vida que contienen nuestros genes. De hecho, la investigación científica indica que existe energía más allá de la energía del ADN, que activa y desactiva los genes,

14 Las partículas subatómicas están dentro del átomo, son: neutrón, protón y electrón, compuestas a su vez por otras más pequeñas como los quarks. 15 Fuerza nuclear fuerza, fuerza nuclear débil, gravedad y electromagnetismo.

afectando al individuo en lo que es y en lo que se puede convertir.

El ADN contiene la información que los ‘genetistas del universo’ diseñaron, con tecnología de alta gama

que apenas estamos conociendo y reconociendo. Allí estaría la capacidad de regeneración, de prolongación de la vida y el potencial para recuperar las funciones de salud plena, longevidad y múltiples posibilidades ahora inimaginables; como los talentos, ‘dones’, información del registro akáshico y todo el potencial que alberga nuestro maravilloso ADN cuántico (Gómez, 2015).

Desde este enfoque es que se reconoce la existencia de 12 capas de ADN, siendo la primera la capa física, que contiene la información hereditaria y funcional del ser humano; mientras las 11 capas restantes tienen información vibracional. Activar estas capas es como tener la llave para acceder a la información allí almacenadas, como las memorias multidimensionales o el origen cósmico del ser humano (Gómez, 2015).

Los seres humanos tenemos la posibilidad de activar las capas de ADN disponible para subir nuestra vibración, soltando los programas densos que nos mantienen anclados en frecuencias asociadas a lo que se llama la 3D o la matriz invisible que limita el desarrollo de todo nuestro potencial.

resultados tan sorprendentes, como maravillosos. Simplificando mucho y para efectos de ilustrar la magnitud de los hallazgos de Curtis, al medir los giros de la doble hélices del ADN encontró dos números consecutivos: 34 y 21, que son los cuatro primeros de la sucesión de Fibonacci, cuyo cociente es 1.6190476 por lo que se aproxima a la razón o proporción áurea (0=1.6180339) que se encuentra en todo cuanto existe en la naturaleza y el universo (Sacredgeometry.es).

Por otra parte, la composición atómica de las cuatro bases nitrogenadas que configuran el ADN de todos los seres vivos refleja los valores de la proporción generatriz (523) como núcleo rector de la vida. Además, el número 4 se repite en la cantidad de bases y en sus combinaciones que evocan al tetraedro; mientras que la estructura de sus moléculas es hexagonal y pentagonal. Tanto el ADN como el ARN en su geometría y composición matemática se correlacionan y manifiestan conexiones del código genético que definen las bases de la naturaleza. Es decir, representa la conexión con la unidad original, con el Uno eterno e infinito, aquello llamado Dios (García, 2020). De ahí que al hablar del ADN se hagan referencias a la existencia del gen de DIOS, el lenguaje divino o la sacralidad del ADN.

De hecho, el gen de Dios o el Código de Dios (2004) se refiere al mensaje escrito en los elementos que componen el ADN de la vida que, al traducirlo a las correspondencia de letras de los alfabetos antiguos del hebreo y el árabe, permite leer en la primera capa del ADN la antigua advertencia de que ‘una gran inteligencia reside en todas partes, incluyendo nuestro interior’, que literalmente dice “Dios y la Eternidad en el interior del cuerpo” (Braden, 2006 citando el texto cabalístico Sepher Yetzirah).

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El ADN cuántico está relacionado con el SER espiritual que no está programado, que nos habita, es la consciencia de quienes somos y con lo que conectamos cuando hacemos conexiones desde el corazón, para acceder a otras capas multidimensionales (de ADN, planos y frecuencias). El ADN es vibración, sus hilos o capas son como interruptores que nos permite acceder a información disponible para ampliar nuestra consciencia y capacidades.

El ADN tiene otras características que apenas mencionaremos en este artículo, pues abren un sinnúmero de posibilidades de análisis e interpretaciones cuánticas que trascienden las fronteras del conocimiento científico tradicional y el alcance de este artículo. Existe una clara relación entre el ADN con la Geometría Sagrada y las matemáticas áureas, ambas asociadas con las claves de la vida. En una sincronía entre la forma y su composición, el estudio del ADN realizado por Mark E. Curtis arroja

Interacciones del ADN con el campo cuántico Existe un campo cuántico que enlaza todas las cosas, entonces todas las cosas deben estar y permanecer conectadas. "En realidad, no hay un lugar en donde el cuerpo termina y no hay lugar en donde comienza" (J. Thompson, citado por Braden, 2006).

Entre 1993 y 2000, se realizaron experimentos que demostraron la existencia de “un campo subyacente de energía que impregna el universo”. Los experimentos demostraron que el ADN humano afectaba directamente al mundo físico a través del campo que los conectaba (Braden, 2006). La Matriz existe y es el campo cuántico en el que nos movemos consciente o inconscientemente (Braden, 2006); a continuación, una reseña de tres experimentos que permitieron determinar la relación entre el ADN humano y la materia física.

thirteendimensions.com

Experimento 1. Existe una estrecha relación entre el ADN y los fotones, que son unidades de medida de la luz. Lo que se demostró fue el cambio de comportamiento de las partículas de luz que estaban dispersas en un envase vacío, que al introducir un fragmento de ADN tomaron una forma similar a la estructura helicoidal, que se mantuvo incluso cuando se retiró el material genético (ADN). El experimento se denominó el “efecto fantasma del ADN”, realizado por Vladimir Poponin (1995), demostró la relación entre el ADN y la energía de la que está compuesta el mundo, que es la “matriz” de la fuerza de Max Planck16 o el campo cuántico al que también se han referido las tradiciones antiguas (Branden, 2006).

Experimento 2. La emoción humana tiene influencia

directa en la forma en que nuestras células funcionan

en nuestro cuerpo. Un experimento realizado por el ejército de Estados Unidos demostró que las reacciones emocionales de una persona afectaban el ADN, incluso en una muestra que había sido tomada previamente y que estaba aislada en una sala ubicada a cien metros de la persona quien pertenecía. Los científicos midieron eléctricamente el comportamiento de la muestra de ADN, ante el estímulo emocional que recibió la persona, encontrando que cuando el donante experimentó "picos" y "caídas" emocionales, sus células y el ADN tuvieron una respuesta eléctrica en el mismo instante; y por lo tanto, el ADN actuaba como si siguiera físicamente conectado a su cuerpo (Branden, 2006).

Experimento 3. El Instituto HeartMath estudió la relación entre las emociones y el cuerpo humano, encontrando que

la resonancia del ADN trasciende los límites del tiempo

y el espacio. La investigación concluyó que el campo de energía electromagnética en forma de círculo que rodea el corazón se extiende más allá del cuerpo y tiene un diámetro de entre 1.52 y 2.50 metros.

Este experimento demostró que la emoción humana cambiaba la forma del ADN solo con sentir (sentimientos y emociones en el cuerpo) y el corazón es el centro de ese campo electromagnético (Braden, 2006).

16 Planck, considerado el padre de la mecánica cuántica y ganador del premio nobel de física (1918), definió que la energía se radia en unidades pequeñas separadas denominadas cuantos, de ahí el nombre teoría cuántica.

ressourcesplurielles.com

Este conocimiento da lugar a las técnicas de coherencia cardíaca, que está asociada a la sintonía frecuencial entre la emoción (el corazón) y el pensamiento (la mente).

Estos tres experimentos demostraron que el ADN cumple funciones que van más allá de las particularidades biológicas o materiales del cuerpo humano y que se pueden sintetizar en que:

ˋ El ADN humano tiene un efecto directo en la vibración de la luz (experimento 1).

ˋ Aunque estemos separados de una muestra de nuestro

ADN, en la misma habitación o a una distancia de cientos de kilómetros, seguimos conectados con sus moléculas y los efectos son los mismos (experimento 2).

ˋ La emoción humana tiene un efecto directo en el ADN que, a su vez, impacta directamente el material del cual está constituido nuestro mundo (experimento 3).

Estamos conectados en un campo cuántico, cuando estamos en contacto con otra persona no sólo intercambiamos partículas físicas, sino energía de la cual

no somos conscientes (Braden, 2006). El ADN nos da acceso a la energía que nos conecta con nuestro universo y la emoción es la clave para tener acceso al campo cuántico. Los experimentos demuestran que nuestra conexión con el campo es la esencia de la existencia humana).

El ADN con su doble espiral helicoidal es una antena que nos conecta con la información interna de nuestra genética y con el mundo exterior, a través del “campo” que interactúa con el mundo invisible de la energía.

La estructura del ADN permite la conducción electrónica (de electrones atómicos) que resuenan en la simetría de la doble hélice, de manera que puede interactuar con los campos electromagnéticos (EMF) en un amplio rango de frecuencias. Por eso se considera que el ADN tiene las propiedades funcionales de una antena fractal y el ADN en el núcleo celular tiene las propiedades estructurales compactadas de una antena fractal (Blank y Goodman, 2011).

Intervenir el ADN

Desde que se desarrolló el proyecto genoma humano saltaron los intereses por decodificar la información genética allí almacenada y también se pusieron en marcha los estudios para obtener los mecanismos para la intervención o manipulación de los genes humanos.

Así mismo, empezó la carrera por reclamar los derechos de propiedad del material que pudiera asociarse al lucro derivado de su posterior uso y aplicación. Tanto la clonación como el uso de las patentes han sido dos temas que siguen siendo tratados en el ámbito de la ética y de los límites que deben tener los conocimientos que en principio deberían ser empleados para el bienestar de las personas, más allá del lucro e interés particular o privado.

Cada vez parece más claro que en el siglo XXI, a la vez que avanzan los conocimientos de la tecnología y la ciencia de punta, también se amplía el horizonte de inversión de las corporaciones que desean controlar el Planeta Tierra y lucrarse al máximo de sus habitantes, los

seres humanos.

Ben Voldman

Clonación

La palabra clonación viene del griego klon, que significa retoño o rama, curiosamente la definición alude al árbol que en el caso del ADN sería la referencia a la familia de la que venimos. Un clon es el “conjunto de células u organismos genéticamente idénticos, originado por reproducción asexual a partir de una única célula u organismo o por división artificial de estados embrionarios iniciales. Este conjunto es obtenido a partir de una misma secuencia original de ADN” (Real Academia Española RAE, 2021).

La clonación es hacer copias idénticas de un organismo, célula o secuencia de ADN. En el caso de la clonación molecular de ADN, se trata de un proceso usado para amplificar una secuencia concreta de ADN o sea obtener muchas copias de ella. Este proceso es relativamente sencillo: se aísla la secuencia objetivo, después se inserta este fragmento dentro de otra molécula de ADN (denominada 'vector') y finalmente se introduce en una célula huésped adecuada (Genomic, 2021). Así, cada vez que la célula huésped se divide, se replica también la secuencia de ADN foráneo insertado, como si fuera una parte más de su propio ADN. El término clonación también se refiere a la reproducción asexual.

En términos coloquiales sería como un corta y pega de un gen (fragmento del ADN) que permite su replicación para crear una copia del original. La clonación es una técnica de la biología molecular que se utiliza generalmente con dos propósitos: fines reproductivos (reproducción de un embrión) y terapéuticos (células madre y órganos).

Hablar de clonación nos lleva a recordar a la oveja Dolly (muñeca en español), el mamífero clonado más famoso del mundo, que nació en 1996 en el Reino Unido en el Instituto Roslin y fue sacrificada seis años después por eutanasia, según los científicos por una artritis normal en las ovejas (no obstante, tuvo vejez precoz). Fue la precursora de una amplia línea de investigación y experimentación para realizar clones de mamíferos de los cuales algunos científicos reportan problemas de salud en órganos como el cerebro, hígado, etc.

Instituto Roslin

Desde la clonación de Dolly hasta la actualidad, la tecnología de modificación genética se ha desarrollado ampliamente y a la vez ha generado un gran debate moral y ético en torno al alcance de su aplicación. Por ejemplo, para “seleccionar” características de la raza humana. En este debate sus defensores argumentan que se tendrían enormes ventajas, como evitar enfermedades al eliminar la información genética que las provoca del material que se utiliza para la reproducción artificial (clonación); o su aplicación para la generación de órganos humanos para trasplantes, los cuales se crean en embriones de animales.

Un dato interesante es que antes de la clonación de Dolly ya se habían clonado otros animales. Lo novedoso con la famosa oveja es que se utilizó la técnica denominada “Transferencia nuclear de células somáticas”. El asunto

crítico acá es que para la clonación es necesaria la reprogramación celular. Precisamente los detractores de la clonación plantean la necesidad de trazar límites a la

manipulación genética. En el caso de los seres humanos la recodificación de la información celular que se realiza en la clonación traspasaría los límites éticos de la creación de la vida.

En principio esta práctica ha sido prohibida y limitada, pero ello no garantiza que no se estén explorando métodos de clonación o que incluso pueda estar realizándose en secreto. Curiosamente el cine está lleno de películas de ciencia ficción que aluden a la clonación, como la guerra de los clones o Gattaca, que muestra un perverso uso de la genética para seleccionar a los seres humanos, como ya se hace con los alimentos (frutas, aves, ganado) para asegurar el “mejor” tamaño, color y aspecto. Ahora, que está de moda el pensar en la carne sintética, la pregunta sería: ¿cuál es la técnica que utilizarán para su producción? Porque la clonación humana está prohibida hasta ahora, pero la de animales no, aunque solo sea para fines de estudio. Y lo que preocupa es que los defensores de estas técnicas llegan a plantear que las posibilidades que ofrece la clonación incluyen la creación de ¡súper humanos o súper soldados!

Patentes

La clonación, el intento de patentar el ADN humano y los avances derivados de la identificación del mapa genómico humano, de la microbiota y los desarrollos científicos asociados generan un gran debate sobre los límites de los intereses particulares ante los valores de la vida. En este Unesco expidió contexto, la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos (11 de noviembre de 1997), que en sentido simbólico declaró al genoma humano patrimonio de la humanidad.

También enuncia la declaración que las personas interesadas en una investigación, tratamiento o diagnóstico en relación con el genoma de un individuo, tiene derechos como la “previa evaluación rigurosa de los riesgos y las ventajas que entrañe” (Artículo 5, numeral a); y en todos

los casos, se recabará el consentimiento previo, libre e informado de la persona interesada” (Artículo 5, b).

Si bien en la Declaración de la UNESCO afirma que “el genoma humano en su estado natural no puede dar lugar a beneficios pecuniarios”, esto no ha sido cumplido en parte por la falta de contundencia de la declaración y porque “una secuencia parcial o total de un gen no es estrictamente un componente natural del genoma humano, sino algo que se puede obtener mediante una síntesis artificial a partir del ARN mensajero del gen” (Jouve, 2021). De hecho, desde

que terminó el proyecto genoma humano hay patentes de

más del 20% de los genes asociados con patologías como distintos tipos de cáncer, lo que condiciona las aplicaciones diagnósticas y terapéuticas (Jouve, 2021).

Precisamente un caso conocido son las patentes de los genes BRCA-1 y BRCA-2 (supresor de tumores humanos, como el cáncer de mama y de ovarios) otorgadas en 1997 a la empresa Myriad Genetics Inc. El caso Myriad generó un amplio debate bioético y aunque algunas de las patentes se lograron eliminar, la disputa jurídica entre los abogados de la empresa y los defensores de los bienes públicos continua. Lo mismo sucede con el registro del conocimiento asociado a las pruebas diagnósticas de genes vinculados a enfermedades, que suponen la privatización del acceso a estos métodos puesto que tienen el derecho exclusivo de comercialización.

Sam Falconer

Es claro que, aunque la secuencia del ADN no se puede patentar, sí lo puede ser un gen y cualquier

creación artificial o de laboratorio. En caso de que ese ADN quimera (como se denomina al material creado en laboratorio) sea inoculado al ser humano, como lo está siendo con las vacunas, y este se funde, reproduce o mezcla en el cuerpo, la pregunta es:

¿Se pierde el patrimonio corporal? ¿A quién pertenece el ADN? ¿O el cuerpo? La vacuna génica, que se define así por

la intervención en el material genético del ser humano, ¿está modificando también la soberanía de la persona sobre la propiedad de su cuerpo?

El debate está abierto, mientras la industria farmacogenética continúa explorando las enormes posibilidades de generación de riqueza que ofrece el acceso a la tecnología y conocimiento para la explotación económica del ADN humano. Finalmente, lo que pretendía ser un avance para la humanidad, el genoma humano abrió un nuevo campo de colonización para las voraces corporaciones que se alimentan de la vida en el Planeta Tierra.

En nuestro ADN están las respuestas para el desarrollo de las capacidades que nos permitirán poner punto final a este ciclo de devastación de la vida y escribir el inicio de la historia de la nueva Tierra.

Conclusiones

¡Estudiar el ADN resulta apasionante, revelador y al mismo tiempo preocupante! Después de conocer todas las posibilidades que ofrece acceder a nuestro genoma humano, surgen muchas preguntas. Por supuesto, muchas tienen que ver con el desarrollo de las capacidades que nos ofrece adentrarnos en nuestro multiverso cuántico disponible en el ADN, así como en todas las vías que podemos utilizar para conocer y re-conocer las características ocultas en los caracteres de los genes que nos trasmitieron nuestros ancestros. Aún más, aumentan las ganas de explorar las hebras y capas antes desconocidas que albergan memorias y registros que aguardan a ser descubiertos para el desarrollo de todo nuestro potencial humano.

Pero también inquieta considerar en las posibilidades del uso inadecuado a nuestro material genético. Y es que el acceso a la información codificada en el ADN permite llegar a conocer hasta nuestro apellido. De hecho, un investigador logro identificar a los donantes que participaron en un experimento que les aseguraba confidencialidad. Otro tema es justamente ese: ¿qué pasa con nuestra información genética? ¿Quién la posee y para qué fines puede utilizarla?

En plena campaña de aplicación de la terapia génica, que son las vacunas con ARNm modificado y adenovirus, surgen aún más dudas sobre los efectos tendrán en la vida humana. ¿Se afectará el campo electromagnético? ¿Alterará la enciclopedia que contiene los códigos de vida? O ¿será un corta y pega que apenas se notará en el campo cuántico del ser humano? Parece ser, por los efectos que empezamos a ver, que sí afectan las funciones biológicas, quizás debido al cambio en las instrucciones del 3% del ADN funcional que a su vez es el más conocido por la ciencia.

Finalmente queda claro que modificar el ADN introduciendo ARNm con información programada en laboratorio es como hackear el sistema, falsificar la huella o piratear el software. Me recuerda al personaje que se lucró creando los sistemas operativos que controlan nuestros computadores, esos que necesitan actualizaciones (como las vacunas que anuncian tercera dosis) y que parece consideran que la vida es un juego como el “Monopoly”, del que él cree tiene las propiedades compradas. Pero … ¡no sabe que nuestro poder es mayor!

Porque en el 97% del ADN latente, el cuántico, está todo lo que necesitamos para SER. Y solo con el 5% de la masa crítica podemos cambiar el tablero del juego, ampliando nuestra multidimensionalidad y siendo lo que vinimos a SER, siendo lo que SOMOS, desplegando la fuerza de nuestro corazón, contagiando de luz a quienes nos rodean, resonando en amor y optimismo podemos expandir nuestro campo hasta el infinito y más allá, ¡como lo hacemos con las Conexiones Cuánticas!

Bienvenidos a la era cuántica y recuerda: para activar las capas del ADN solo necesitan despertar tu consciencia, recordando quien eres y sabiendo quienes somos.

Pixabay/Jeff Jacobs

Adriana Rodríguez Salazar es investigadora social, especialista en desarrollo regional, master en cooperación internacional y PhD en estudios sobre el desarrollo.

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Los viajes multidimensionales

Sam Falconer

“Para las pequeñas criaturas como nosotros, la inmensidad sólo es soportable a través del amor”

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