Autor: Jose-Merce Llopis Alcayde
La PASCUA SIEMPRE ES UNA VUELTA A NUESTRAS RAICES Es una alegría ponerme en contacto de nuevo con todos vosotros, y ya es la sexta reflexión. Esta vez es con motivo de la fiesta de la pascua. Ésta, la pascua, es el misterio escondido en Dios y desvelado en Cristo del destino de todas nuestras vidas. Un destino que aparece descrito en su itinerario en la tierra, cuando nos habla de Jesús que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos, y, al tercer día, resucitó. Fijaos bien que es el recorrido del amor, que nosotros, los creyentes, hemos de depositar en las entrañas de este mundo, que, por nuestra inercia, puede morir de angustia por falta de amor, que es la muerte más terrible que puede sufrir la persona. El Cristo resucitado es el amor triunfante, que, pasando por todas las etapas de… ENCARNACIÓN, es decir, hacer su morada en la dificultad, sentimiento y problema de los demás… Es esta la sanación que ofrece Jesús. SERVICIO, que corresponde a la visibilidad y manifestación del amor. El amor, por esencia, es invisible. No hay amor, si queda enmarcado, estructurado y como aprisionado en los duros barrotes del propio egoísmo e interés. Cristo, en este proceso, ha desvelado toda la evolución y desarrollo del amor con y por medio del servicio a los demás. Y… SUFRIMIENTO. Esto nos lleva a contemplar el AMOR CRUCIFICADO. Este amor es el que nos lleva a esta perfecta trilogía: SEGURIDAD. Cuando caminamos de la mano del amor sufriente, nuestros pasos se encaminan hacia la paz, que es la mayor estabilidad de la que podemos gozar. Jesús nos atrae desde su amor crucificado. No nos importa sufrir por aquel a quien amamos. LIBERTAD, que es fruto de un amor acrisolado en el sufrimiento, la contradicción y la escucha. Aprendemos a ser nosotros mismos, dando cabida en nosotros a los demás, que es la garantía y el campo apropiado de la
libertad. Y para ello, en todos los órdenes de la vida, el mejor maestro es el amor crucificado. Es curioso: el Cristo crucificado, el amor crucificado, nos enseña los secretos auténticos de la sana convivencia. Y, finalmente… DISPONIBILIDAD.. En un mundo marcado por… LAS PRISAS, a las que acompaña la superficialidad y el cansancio… En una sociedad en la que ha desaparecido el PARA SIEMPRE, al que acompaña la inconstancia en nuestras tareas… Y en un ambiente en el que prevalece… LA LEY DEL MÍNIMO ESFUERZO Y LA FALTA DE CAPACIDAD DE SACRIFICIO… He aquí que el Cristo, el Jesús, nos desvela el secreto que nos afianza en aquello que hacemos y nos hace fácil aquello que emprendemos: ES LA FUERZA DEL AMOR, GENEROSAMENTE RECIBIDO EN NUESTROS CORAZONES, QUE DERIVA DEL CRISTO RESUCITADO. Y esto sin merecimiento ni autosuficiencia por parte nuestra. Sólo, como el río, dejando que fluya el agua, porque le hemos hecho el cauce oportuno y nos convertimos en riqueza allá por donde pasamos. Es por eso que la resurrección siempre es un mensaje a los demás; Más aún no es, la resurrección, un momento puntual de nuestra vida. Es el principio de una libertad que no va a tener nunca fin, sencillamente porque Él, el Señor, nos ha vencido a la muerte y nos ha posibilitado el desarrollo de una libertad sin atisbos de ningún miedo. Y todo ello porque la fuerza resucitadora de Jesús, que es camino de amor, nos ha hecho descubrir que nuestra libertad y su desarrollo se cimentan y encuentran su dinamismo en nuestra unidad de amor con Jesús. En Él todo es vida, todo es resurrección, sin realidad de muerte, con lo que traza el verdadero itinerario de cada uno de nosotros. Somos vida, resurrección, que pugna por fluir y proyectarse en todos los momentos y acontecimientos de nuestra existencia. Es el regalo del Cristo resucitado Es éste el germen de la resurrección: que todo y ser un hecho futuro, es tal su fuerza y su dinamismo que envuelve, ya desde el principio de nuestro
caminar, todas y cada una de nuestras manifestaciones. Somos, en nuestro aparente morir de cada día, el resurgir pujante de una nueva realidad. Y aún más, es esta misma resurrección de Jesús la que ha hecho posible que el AMOR Y LA PAZ encuentren su camino oportuno y eficaz de desarrollo y evolución de la mano bondadosa de la libertad. SIN ÉSTA, LA LIBERTAD, NO MADURA, NO CRECE, MÁS BIEN LANGUIDECE Y MUERE, LA PLANTA DELICADA DEL AMOR Y DE LA PAZ. ¡Qué hermoso es entender en esta línea de resurrección, el que son nuestros propósitos, nuestras promesas y nuestros votos al Señor! No merman nuestra libertad ni la dificultan; facilitan su desarrollo, abren nuestros horizontes achatados por tantos problemas e inseguridades y son los que logran perforar la roca tantas veces inexpugnable de nuestro egoísmo personal. Resurrección, libertad, paz, amor. ¿Veis? Todo ello constituye el centro de nuestras propias raíces y la definición exacta de nuestro propio desarrollo y felicidad. Es por ello que la resurrección de Jesús es como un verdadero redescubrimiento de lo que de verdad somos, una vuelta a nuestras propias raíces y el inicio de un caminar que, garantizado su final feliz, llena de gozo, libertad, amor y paz cada uno de los rincones tantas veces oscuros de nuestra vida. Hemos de vibrar con la resurrección de Jesús y celebrarla como el centro frontal y causal de todas nuestras determinaciones, estableciendo un nexo esencial entre ella, la resurrección, y lo que somos y hacemos. No olvidemos que empezamos a saber algo de Jesús, cuando empezamos a experimentarlo y, como consecuencia, a sentirnos atraídos por su amor. Por ello, la resurrección no es un hecho teórico, sino un acontecimiento puntual que tiene un área de influencia tan infinita como infinita es su propia esencia y su misma realidad. No empequeñezcamos la grandiosidad de la resurrección que nos ha merecido el Señor. Es todo un proceso de vida en el
que se convierte en explosión de luz el tantas veces triste y monótono caminar y quehacer de nuestra vida. Claro que la tónica de la resurrección es la alegría. Pero… no en esperanza, que también, sino en los tristes y amargos momentos de nuestra vida. Jesús se identifica con nuestras lágrimas y tantas veces las sufre, para enseñarnos a eliminar de ellas SU AMARGURA y vivirlas con aire de resurrección. Es ésta, la resurrección, la que conquista en cada uno de nosotros la alegría y la paz. Nos lo ha hecho el Señor tan fácil que con sólo abrir nuestras manos, Él, el Señor, las llena resurrección. ¡BUENA PASCUA, Y NO OLVIDEMOS DE ABRIR NUESTRAS MANOS!
Racó de St Francesc 26 de Marzo 2012, fiesta litúrgica de la Encarnación PD ¡Muy importanteeeeeeee! Ya sabéis que al final del mes de abril celebramos lo que llamamos UNAS JORNADAS FRANCISCANAS. Es muy sencillo y muy profundo lo que queremos realizar. SON UNA PLASMACIÓN EVANGÉLICA DE NUESTRA VIDA BAJO LA INTERPRETACIÓN FRANCISCANA. En una interpretación franciscana de nuestra vida es muy importante LA ORACIÓN. Tendremos nuestra experiencia de oración y escucha de Dios y de los demás. Es importante nuestro compromiso en la iglesia y en el mundo de hoy. Analizaremos esta realidad. Viviremos, de una manera práctica, la CULTURA DEL DIÁLOGO. Es parte esencial de nuestra fe. Nos comunicaremos con sencillez y espontaneidad. La paz, el amor y la estima, la fraternidad, todos ellos elementos esenciales de nuestra vida, intentaremos, de una manera práctica, hacerlos realidad en estas jornadas franciscanas. No es desvincularnos de nuestra vida concreta, sino vivir de una manera espontánea y sintetizada en unos días, lo que debe ser la constante de toda nuestra existencia.
Ya sabéis que la NAO en Valencia la celebramos el día 29 de Abril, sábado. Intentaremos que forme parte también de nuestras jornadas franciscanas la magia de esta noche de arte en oración. Espero vuestras respuestas de compromiso de participación en esta experiencia de vida y fraternidad. A la fiesta del Racó, a la que no debéis faltar y que celebramos el día 15 de abril, debemos tener claro los hermanos que quieren participar. Detalles del programa os llegará con todo detalle a su tiempo oportuno. Paz y bien a todos y una ¡MUY BUENA PASCUAAAAA!