SEMBLANZA DE MARÍA AGUILAR PERIS
Nació el 10 de septiembre de 1926 en Valencia. Murió el 6 de julio de 2.013 en Vinalesa (Valencia), Casa-enfermería de la Provincia canónica de Europa, Zona A.
“Lo que hicisteis con un hermano mío de esos más humildes, lo hicisteis conmigo.” Mt.25,40
Cursó los primeros estudios en nuestros colegios valencianos de la Gran Asociación y Sagrado Corazón El 10 de mayo de 1.948 ingresó en el Noviciado de Vinalesa de donde pasó, hecha la profesión de votos temporales el 21 de noviembre de 1.950, al colegio Sagrado Corazón de Valencia. En esta comunidad estuvo, los primeros años, cursando la licenciatura de Ciencias Químicas, y al terminar se dedicó de lleno a la enseñanza y educación de niñas de bachillerato. Desde el año 67 pasó por los colegios de Murcia, Alcoy y Gandía. Aquí es donde permaneció más tiempo dedicada, al principio, en nuestro colegio, a las clases regladas de Química pero con la vista y el corazón puestos en el barrio de Nazaret, situado en la ladera de un monte a las afueras de la ciudad, junto a la ermita de Sta. Bárbara, habitado casi en su totalidad por familias gitanas. El P. César Navarrete SJ, consiguió que hubiera en esta zona parroquia y escuela para atender de cerca a personas tan necesitadas. Y María pidió al Equipo Provincial que le permitiera, junto con algunas Hermanas que sentían la misma inquietud, fundar una comunidad en el barrio, viviendo en una casita tan sencilla como los demás en la parte más alta del monte, la más pobre.
Siguió dando clase en la escuela parroquial atendiendo además el Racó, lugar en donde después de las horas lectivas, se daban clases de apoyo y actividades lúdicas. Trabajó incansablemente durante 21 años con niños y familias ganándose la confianza y el cariño de la mayoría. Pocos años más en la comunidad de Villarreal y, cerrada ésta, en la de Castellón, cdad. Vedruna, de donde pasó a Vinalesa.
RECUERDOS ENTRAÑABLES En todas partes por las que pasó dejó el grato recuerdo de su vida sencilla, cercana y alegre. HH. y alumnas valoramos su inteligencia, su bondad, su capacidad para construir una convivencia fácil y amena. Disfrutó, siempre que pudo, de ratos con la familia, recordando y transmitiendo las simpáticas anécdotas de los sobrinitos. Pero su deseo de ayudar a los demás seguía vivo, y ya en Castellón, colaboró algún tiempo en el Parchís, proyecto de Cáritas Diocesana para el apoyo de niños escolares con dificultad. Desempeñó durante tres años el cargo de secretaria en Confer Castellón, y todo esto compaginado con su pertenencia al Grupo Chasqui que tanto trabaja por ayudar al Tercer Mundo, especialmente al Perú. No sólo asistía a las reuniones sino que se comprometía a presentar proyectos en las instituciones y hacer el seguimiento para conseguir ayudas. Por eso, los miembros de este grupo y A.A. quisieron despedirla con un emotivo acción de gracias, entre otras muchas cosas “Por ser reflejo de un Dios ALEGRE Y JOVEN. Siempre atenta a las necesidades de los demás. Por su sonrisa siempre a punto. Por sus dones de servicio. Por su amistad sincera y cordial. Por su gran AMOR.
Otra A.A. agradece los 6 años que la tuvo de profesora de Matemáticas ayudándole a descubrir su vocación por esta materia a la que ha dedicado 38 años deseando seguir su ejemplo y su buen hacer. Y más agradecida aún por haberle contagiado el gusanillo de las misiones y poder dedicar sus vacaciones a trabajar en el Perú con la comunidad de Celendín y durante el curso, en el instituto en donde daba clases.
Dios sea glorificado por todo y María goce un presente eterno junto a Él.