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Conga
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La revista digital de música Rock + Pop + Indie + Electro Año 2 Nº 17 DIRECCIÓN Y DISEÑO EDITORIAL Martín Brossard FOTOGRAFÍA Smashing Yonkis COLABORAN EN ESTE NÚMERO Luciana Romero (Notas) Martín Rodríguez Rey (Notas - Diseño) Gustavo Kraft (Gran Bretaña) Laura Cohen (Notas) Diego Bonzo (Notas) María del Carmen Huerta (Notas) Zoe Kreimer (España) Alex Chavo Acuña (México - USA) SEGUINOS Web www.congamag.com Facebook www.facebook.com/Congamag Twitter www.twitter.com/congamagoficial CONTACTO Correo conga@live.com.ar Imágenes y/o Fotos: Si el autor de alguna de ellas deseara que fuera removida o bien prefiriera figurar en los créditos de esta publicación digital, por favor comunicarlo a nuestro correo electrónico conga@live.com.ar ¡Besos!
Copyright ©2013 Conga mag
< VISITA > El simpático y fresco Mac DeMarco, en plena gira promocional de su inminente tercer disco solista (Salad Days sale en abril), tocará en el Teatro Vorterix el 15 de marzo. Esta será la primera vez que el músico canadiense muestre sus bonitas canciones en Argentina. La banda invitada: Los Reyes del Falsete. El dj encargado de amenizar la velada: Fes. Las entradas: a la venta en la boletería del Teatro y por sistema Ticketek.
Conga mag nº 17 2013
Caprichos>
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Libros >
74 Te contagiamos las ganas de leer el nuevo libro de Ignacio Julià, uno que cuenta con lujo de detalles e intimidad amistosa toda la historia de la banda que cambió la Historia del Sonido en los noventas: Sonic Youth.
Atensound >
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Blur en Argentina >
134 Fotos y cónica del maravilloso y emotivo show que Damon Albarn y sus amigos dieron en Buenos Aires durante el último Quilmes Rock, el pasado noviembre.
Cine >
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Quentin Tarantino elige por nosotros las mejores películas del año y a veces la pifia.
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Homenaje >
110 Repasamos las palabras del fundador de los magníficos e influyentes The Velvet Underground. Publicamos el poderoso adiós de Laurie Anderson, su esposa.
SUMARIO Bandas
116 En vivo COn M.I.A.
148 En vivo COn The xx
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Hablamos largo y tendido de Reflektor, el nuevo disco de la banda canadiense de indie rock Arcade Fire.
Gustavo Cerati
124 En vivo con YYYS
Recordamos las palabras de Gustavo y sus seres queridos (músicos, familiares y amigos) sobre su hermoso primer disco que acaba de cumplir 20 añitos. Repasamos una a una sus canciones.
152
Reediciones
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Te contamos qué trae la nueva caja de The Jesus and Mary
Chain.
SUMARIO
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Los que nos durante 8 conga mag
Discos gustaron 2013 TxT::: Conga mag Dise単o::: Smashing Yonkis
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Qué deseábamos de nuestro David Bowie tras diez años de shh discográfico? Bueno, un disquito codeándose con su leyenda, y The Next Day es eso: una grata, por momentos majestuosa, recapitulación de una hermosa-poderosa travesía por los caminos del más implacable y elegante rock. Eso que Bowie anuncia en la emotiva Where Are We Now?, con su coda de piano, su gracia melancólica, no rige en todo The Next Day. El disco no es para nada una despedida lacrimógena, ni una marcha fúnebre, sino una celebración de casi todos los Bowies posibles. Aquí hay glam, hay rock pomposo, y hay seducciones electrónicas estratégicas. Aunque aquí no hay fama ochentosa de la cual el Duque Blanco ha sabido olvidar. Nuestro héroe es un Señor. Así que la gravedad abunda, tontear a éstas alturas puede ser perjudicial para la salud de su rock. Al final del trabajo aparece Heat, una clausura estremecedora, pero la cosa va de más a menos, si de intensidad sónica hablamos. El álbum inicia pujante, con batería marcial y bajo funk, imbuido por cierto brío a lo Talking Heads, luego viste con sutileza algunas lentejuelas y maquilla arrugas con la foto de Ziggy Stardust pegada al espejo en Dirty Boys y The Stars (Are Out Tonight), pero es con el single We… cuando Bowie soluciona en canciones la representación de sus años salvajes para después darle espacio a esa nostalgia propia del criterio que sólo un guerrero como él puede meditar en profundidad atendiendo con pasión meticulosa todos-todos los detalles. ¿Bowie sabía lo que deseábamos? Síp. Descubrimos que él también quería un disco merecedor de todas las discotecas, un compendio de canciones que no mancillara su nombre. Nuestro héroe ha hecho el esfuerzo, y en este The Next Day 2013, quizás su extensa batalla final, otra vez lo ha logrado.
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a nadie lo negará, este trabajo es el compendio de música electrónica más anhelado de 2013. De ese podio no lo baja nadie. Y sus artífices, unos trabajadores del sonido que repavimentaron las calles de Ciudad Capital Dance, que hicieron de Coachella su club personal y a los cuales no les tiembla el tempo a la hora de estremecer campos de gentes enteros, parecen haberle entregado el alma a cierta fuerza superior. Y una vez que se ha entregado el alma, lo demás sigue con absoluta certeza, incluso en pleno caos. Porque lo que hacen ahora casi no parece música electrónica. ¿Entonces? Bueno, para ellos, como creadores, para nosotros, como escuchas, esto representa un nuevo comienzo. En él estamos envueltos, listos y fecundantes. Hagamos un análisis express, a modo de muestra, de Random Access Memories. Su fiesta, una muy exagerada, pasa la barrera conceptual de los 70 minutos. Toda una declaración rock progresiva de principios: “Qué nos importan los disquitos de media hora”, parece decir el dúo. Su desquicio, uno muy bizarro, se posa en todos los personajes invitados e interviene en todas las escenas alucinadas que no desilusionan casi nunca. Giorgio Moroder, el caudillo del dance, se pone emo en una hazaña épica que mixtura y enseña las bases del electro, el jazz y el funk, una clase para la posteridad que bien podría haber dado el baterista y productor francés Marc Cerrone, otro padre del aula disco-dance; Julian Casablancas se oculta bajo las sábanas de un fantasma dolido y se pierde al baile mientras canta -o rezonga en agudos temblorosos- vía vocoder entre lo real y lo irreal para darnos la aventura más conmovedora de su travesía como líder vocal; Paul Williams, el colectivero del pop cuya leyenda en el espejo no es otra que “We’ve Only Just Begun”, se cree un androide en cortocircuito por la carencia de amor. Y hay más, claro, pero ahora dejemos que los muchachos lo analicen al unísono: “Este disco es sobre la tecnología que va hacia la humanidad, en un mundo donde la humanidad va hacia la tecnología. Tratamos de capturar emociones robóticas con música, sustituimos nuestros equipos electrónicos por seres humanos reales. Las computadoras, como instrumentos musicales, hacen que sea difícil para los músicos tener su propia personalidad sonora y muchos discos de música electrónica comienzan a sonar igual. Siempre hemos estado fascinados por la relación y la conexión entre el hombre y la máquina. Este disco es prueba de ello”.
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odern Vampires of the City es un disco perfecto de pop clásico y universal. Éstos pibitos han logrado grabar en su tercer trabajo un cúmulo de canciones atemporales y escurridizas. Y lo han hecho con esa gracia natural, casi simple, que sólo unos pocos músicos pueden ostentar. Sin embargo debemos decir que la cosa no es tan así, que Modern Vampires of the City fue meticulosamente pensado, que la mixtura entre el afán literario de Ezra Koening y la ductilidad instrumental de Rostam Batmanglij, Chris Baio y Chris Tomson sucede no muchas veces en el mundo del arte musical. Y es que Modern Vampires of the City lo tiene todo: la sobriedad sonora, la madurez interpretativa y la inspiración divina, además de una ternura tan fresca y hasta naíf como en el inicio de Obvious Bicycle, en los coros toy story de Ya Hey, o en el deleite final de Young Lion. Los de Koenig ahora saben ejercer la música ligera sin ser superficiales (ejemplos: Hannah Hunt y Unbelievers). Los de Koenig ahora saben hacer canciones como Step, Diane Young, Everlasting Arms o Worship You, canciones tan poderosas, que nos rendimos indefectiblemente ante sus armas de arreglos, progresiones, cambios de tempo y esa clase de estribillos que te hacen mirar el cielo.
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ierto comunicador veloz para la afirmación terca sin argumento comparó a Reflektor con el Álbum Blanco de los Beatles. Ni a palos, querido. Es más certero situarlo como la réplica al doble LP de los Rolling Stones Exile on Main Street (1972). Aunque también ese cotejo flaquea. No alcanzan las similitudes -la duración, el agite, todo ese reverb- para hermanarlos. Reflektor tiene pasta de campeón, sí, pero es de esos peleadores que se juegan su historia cambiando las propias reglas. Entonces podemos situarlo sin que nos tiemble el teclado junto al Dynamo de Soda Stereo o al Kid A de Radiohead. Hablamos de discos basados en la devoción por el peligro y la transformación. Hablamos de discosbombas que hacen estallar el planeta de la banda con la única intención de reconstruir su esencia desde las ruinas. Hablamos de discos hermosos grabados por tipos que tocaron el cielo musical con las manos. Hablamos de discos que arden en su interior todos los fuegos el fuego del ROCK. (ver nota completa en la página 104).
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o solo por su estampa lunática Stefan Kozalla es un artista de lo más lúcido. Sus decisiones actuales también lo definen como un tipo lo suficientemente astuto como para razonar que no tiene nada de cool el intento forzado de encajar en el estado actual de la música bailable. Entonces Koze se desentiende finamente del revival deep house, ese que con cada disco nos visita más complaciente y burocrático, lleno de fórmulas ya probadas y formularios mainstream. Por eso y por esto lo reinvindicamos en la lista de lo que más escuchamos en 2013: Amygdala es su disco más juguetón y hogareño hasta la fecha. Un cúmulo de canciones imaginadas más para las tardes lánguidas de verano que para sus noches de bullicio, cuya escucha serena deja potenciar el placer sónico si se tienen unos buenos -muy buenos- auriculares. Así, el ánimo del disco se pasea con amabilidad por atmósferas contemplativas, provocándonos una melancolía tan gratificante como singular.
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Podrá Babasónicos alguna vez concebir un disco malo? Aunque muchos fans de la primera ola de álbumes extrañen aquella situación noventosa (Trance Zomba-Dopádromo-Babasónica), nos jugamos a contestar un rotundo “No”. Y la banda de Lanús ha logrado escaparle a esa maldición, que incluye la repetición y el auto-plagio, conmoviendo su propio sonido con potente perspicacia y amplísima capacidad de invención. ¿Y cómo lo hizo? Alterando su conducta y arrimando a sus composiciones dispositivos, mini-revoluciones, armonías y cierto refinamiento resistido por esos seguidores que sólo quieren más del mismo pasado. Las canciones: en La lanza, el single abrecaminos, Babasónicos hace lo que más le gusta pero trastocando las maneras entre la canción pop mid tempo y el pulso bailable sostenido por guitarras casi funky. Aduana de palabras, de impulso fibroso, es el tema para cantar solito y sin vergüenza haciendo mímica de frontman (“todas esas palabras que no puedo ni quiero escribir / me desesperan”). El baile de Odín, en tanto, es el tipo de track rock insolente que hace las delicias de los fans más viejitos (Frase destacada: “Salgo de patrulla con mi antorcha por la fiesta”). Run Run, en cambio, postula todo eso que enfada a los seguidores ortodoxos: el lado femenino de la banda (Frase confesional: “Vine hasta aquí a enmendar mis errores”. Burócratas del amor, a caballo de guitarras, despliega un estribillo indiscutible:
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“Cuánto vale un rato más a tu lado, media hora”). Negrita, con su estado por demás apacible, recién nos empieza a interesar tras los dos minutos vía un deep dub sobre el que Adrián Dárgelos fluye entre la “economía del te quiero” y el poder arbitrario del amor. Uso acelera el disco y propone un link hacia el hit mayúsculo de la banda, Irresponsables. Humo, que surge despejado y manso, se desfigura y enturbia en un ida y vuelta que lo muestra como lo más atractivo del disco. Casi baja el volumen y se pone acusatorio: “Esos casi amigos que tenés / casi ayudan a desenterrarte / se organizan en un casi club absurdo / inventaron casi infamias que me ubican en leyenda”. Uno Tres Dos, de estampa electrónica, expone uno de los deseos humanos más comunes: “Quiero reconocer todas esas cosas malas que hay en mí, pero no creo que pueda arreglarlas por el momento”. Paisano levanta el ánimo con una declaración de independencia en plan rockabilly. Celofán, de vulnerabilidad acústica, cierra el disco con una pregunta sin respuesta (“¿Cuál es el color invisible?”) y una decisión inquietante (“Chofer deténgase, que yo me bajo aquí”). conga mag 31
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Turner
ensemos en como un rescatista del Rock. Y pensemos al Rock como un minero de carbón atrapado siempre golpeando, siempre dejándole saber que sigue
Turner
ahí, vivo todavía. ha sido capaz, tanto con su grupo de colaboradores como en solitario (la banda sonora de Submarine) o con su compinche dinámico Miles Kane en The Last Shadow Puppets, de bajarle al Rock alimentos, agua y oxígeno. Además de acentuarle la esperanza con un sonido stoner, con su ductilidad crooner o con su
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interés por el western. es un apasionante avance en el rescate que renueva nuestra fe. Con él volvemos a confirmar que detrás de los autores de I Bet You Look Good On The Dancefloor (hit veloz de su primer disco) había mucha más aptitud y dedicación de las que parecía. 34 conga mag
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evin Shields debe soñar con telarañas. Y esta referencia lo linkea aún más a Gustavo Cerati, ese paladín de la justicia sónica que bien supo elevar la bandera shoegaze en su memorable Dynamo, o lo más parecido que hubo por aquí a la movida que encabezó My Bloody Valentine allí, en Inglaterra y sus alrededores, durante aquellos años. Pero retomemos: Será por ese intrincado viaje en los ojos-oídos de un Morfeo noise que Shields se ha quedado viviendo en una burbuja que aún flota sobre el mundo en la franja de tiempo que va de 1991 a 1994. Una burbuja o un carrusel, ¿no? El tipo no puede –o no quieresalirse / bajarse de ahí. Y parece feliz, con una clase de alegría de la que sus detractores nunca lo hubiesen creído capaz. Y se tomó su tiempo dentro del tiempo. Y mentó estas canciones aprovechando el intervalo entre Loveless (1991) y una reciente actualidad, 2012 / 13, para manifestarnos, una vez más, que el ruido es amor.
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Juana Molina Wed 21
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icen algunos que Juana está loca, que enloquece al que escucha. Desde luego, la artista argentina no está atada a la cama de un loquero ni atada a nada a la hora de registrar sus canciones-emociones: “La única manera en que yo acepte el estado de ánimo ideal para grabar es cuando no hay pensamiento alguno. Me doy cuenta, muchas veces leyendo cosas acerca del budismo y del zen, de que es un momento bastante zen, porque no hay pasado ni futuro… estoy completamente ahí”. Su nuevo disco está completamente aquí tras cinco años de espera (sabemos que Juana no es de las comensales que apura al mozo de las musas). Su nuevo disco suena generosamente anormal, sí. ¿Y qué es anormal? Por definición, algo infrecuente. Juana es infrecuente. Por tanto, su anormalidad es lógica. Y nos encanta. Un par de ejemplos. El track que le presta el título al álbum nos linkea visualmente hacia la imagen de una procesión de caperucitas rojas cantando-bailando por el bosque al ritmo mecánico de una caja de ritmos con alergia primaveral. Lo decidí yo es Juana marca registrada: una tonada de piel naif que libera aromas femeninos en la frecuencia de cada verso. Resumimos ---> En este sexto trabajo Juana despliega un díscolo y hermoso discurso sonoro, surtido en destinatarios: la loca que enloquece le habla a las estrellas, a los insectos, a los nenúfares y, por supuesto, por momentos, a cada uno de nosotros.
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1 y 2 de abril. Hip贸dromo San Isidro. Buenos Aires.
Atensound!
Discos Cachorros 2013 52 conga mag
“Ay, nenes, cómo se fue el año”, nos dice Dorita con melancolía resignada apenas despega el ascensor hacia el piso que compartimos durante todo el 2013. Nuestra vecina es una capa total, nos mima con galletitas y tortas y tortas fritas y buena onda. Además, está súper sorda, así que ni se entera de cómo ruge la música todo el tiempo en nuestra redacción improvisada de la calle Paraná. En el viaje al noveno, nosotros asentimos porque lo que dice Dorita es irrefutable y la llenamos de besos -esos besos de fin de año potenciados de gracias y buenos deseos-. Al entrar ya estamos todos y están también sobre la mesa los discos que resumen lo mejor del año y entre ellos, como en un oasis de oficina, se apilan los debuts más caprichosos y/o significativos de 2013. Por gusto o por pachorra editorial, destacamos sólo 10. De Darkside a Lorde, pasando por Haim, Disclosure, Palma Violets, Sky Ferreira, Savages, Chvrches, Rhye, y AlunaGeorge. Aquí, entonces, los discos cachorros. TxT::: Laura Cohen y Martín Rodríguez Rey Diseño::: Smashing Yonkis
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Atensound!
DARKSIDE PSYCHIC
Más allá del nombre que remite a Pink Floyd, este álbum, soñado-ejecutado por Nicolas Jarr y Dave Harrington, se adentra en el espacio de la electrónica en una búsqueda implacable de la más maravillosa música cósmica. Adjetivos preferidos que definen su sonido: exquisito, colmado, estupendo y aletargado.
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Atensound!
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DAYS ARE GONE Las tres traviesas hermanitas de Los Angeles han encontrado su lugar en el mapa de la armonĂa con canciones de cool art-pop que toman descaradas-bienvenidas influencias de TLC y Kate Bush. Con The Wire viajan a los 80 para interferir una radio norteamericana e imponer en el top ten su ĂŠxito 2013. Y con My Song 5 enganchan a todos -a los indies, a los mainstreams y a esos que nunca escuchan un disco completo- bien ancladas en el presente.
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Atensound!
Este dúo de hermanos ingleses (de quienes hablamos largo y tendido en la sección Atensound del Número 15 de Conga) pusieron en su primer disco tales arrolladores tracks que seguro no nos olvidaremos de ellos durante 2014. Aunque son demasiado jóvenes para la madurez sónica -quizás hasta para entrar legalmente en los antros donde se baila su música-, ya se han ganado un lugar en los 1001 Discos que Deberías Escuchar Antes de Morir con bombas como White Noise o When A Fire Starts To Burn, entre otras explosiones clubberas que abundan en el álbum. Hablamos de Settle, un trabajo repleto de vocalistas invitados y saltos estilísticos, que parece la recopilación de singles de una banda que lleva tantísimos años en la ruta de la fiesta interminable y nocturna. Tengan en cuenta, son solo unos pibitos que no superan los 23 años.
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DISCL
LOSURE
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Atensound!
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180 La banda que le dio al mundillo rockero londinense la adrenalina punk de guitarras filosas que andaba necesitando. Aprieten los dientes.
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Atensound!
Sky Ferreira
NIGHT TIME MY TIME Su desnudez y desenfado la ubican junto a Juanas de Arco alternativas surgidas en los 90 como PJ Harvey y Shirley Manson (Garbage), aunque apenas cargue 21 temporadas sobre su espalda artística. Le creemos cuando canta: “You make my heavy metal heartbeat beat”.
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Atensound!
Tan frías como obstinadas, las cuatro chicas de Savages han parido en su debut algunas de las canciones más poderosas y emotivas del año. Adjetivos preferidos que definen su sonido: terrorífico, estresado, post-punkbritánico-ochentoso.
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Atensound!
THE BONES OF WHAT YOU BELIEVE Ya los destacamos en la sección Atensound del Número 16 de Conga. No podían faltar en esta lista caprichosa. En The bones of what you believe, el LP que abre su carrera, el trío de Glasgow coquetea con el indie y el synth-pop de neón vía canciones brillantes y apasionadas. Refrescante.
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El cantante-compositor canadiense Michael Milosh y el productor danĂŠs Robin Hannibal pensaron al unĂsono este sensual chill-jazz-n-B, que entrelaza la androginia vocal con cuerdas, arpas y flautas exultantes de sensualidad.
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AlunaGeorge BodyMusic
A la tradición de dúos de soul electrónico en la veta de Yaz y Erasure, esta pareja le suma una pizca de hip-hop a la pintura y el paisaje que nos pinta es bien Londres tras el anochecer. Aluna Francis aporta la voz y el calor-color, George Reid los beats y la razón de productor. Mención especial para el cover nostálgico This is how how we do it, original de Montell Jordan.
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Una joven neozelandesa, entre la arrogancia rock y los miedos teen-pop, nos entrega un disco minimalista pero poderoso en armonías e iluminado por una voz todo personal. Le creemos cuando canta: “Estamos muy felices, incluso cuando sonreímos por miedo”.
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DIFUNDE LA PALABRA /// Biografías de Bandas
ESTRAGOS DE UNA JUVENTUD SÓNICA
Ignacio Julià Alterna Editorial España / 2013
Hace más de tres décadas, en Nueva York, nacía Sonic Youth con el ruido bajo el brazo. Al principio, el bebé de cuatro cabezas no tuvo mucha aceptación en las guarderías comerciales, así que debió gatear su sonido por los jardines de la contracultura emergente. Ahí, en ese jugar-tocar por doquier, los otros bebitos de todas las artes (poesía-cine-moda-fotografía-diseño) no tardaron en contagiarse su energía. Y la infección aún no se cura. Aunque la banda-criatura haya sido separada hace un tiempo, los proyectos personales de Kim Gordon, Lee Ranaldo, Steve Shelley y Thurston Moore se siguen multiplicando con gratos y bienvenidos resultados artísticos. También los libros, como el de Ignacio Julià, y artículos periodísticos como el nuestro. TxT : : María del Carmen Huerta
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Diseño : : Smashing Yonkis
Sonic Book
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DIFUNDE LA PALABRA /// Biografías de Bandas
I
gnacio Julià también cayó bajo la epidemia. El tipo, un veterano crítico de rockamigo de los músicos nacido en Barcelona, supo andar las redacciones de Star y Vibraciones, para luego fundar Ruta 66 y Rockdelux, emblemáticas publicaciones del periodismo musical ibérico, sin dejar que el sentimiento amistoso ablandara su pluma. Autor de una de las más alabadas biografías de The Velvet Underground (Feedback. The Velvet Underground: Legend, Truth, 2011) y de libros sobre John Lennon, Neil Young y Bruce Springsteen, entre otros, ahora regresa a las librerías con Estragos de una juventud sónica (Alterna Editorial, 2013), cuyo leitmotiv no es otro que su fetiche-amor esencial, la banda neoyorquina Sonic Youth, quiebre del sentir alternativo norteamericano de los 80 y 90, de la que ya había hablado, amén de otro volumen firmado junto al colega Jaime Gonzalo, en varias reseñas, artículos, reportajes y entrevistas. Sin embargo, en estas valiosas páginas encara y cuenta la historia del grupo a partir de sus propias y singulares vivencias.
Recurriendo a esa cercanía con los neoyorquinos, buceando en el mar de anécdotas que fluyen desde la memoria, y conociendo las personalidades individuales fuera del escenario, Julià logra acercarnos la intimidad de una de las trayectorias más trascendentales de los últimos 30 años en el mundo del rock. Toda una enciclopedia del sentimiento y los discos de estudio, las giras, y los sobresaltos. Toda una sucesión de situaciones desde donde el autor se afirma –como ese amigo que te canta la posta- para valorar lo bueno y nombrar lo no tanto.
¿Qué detalles divulga el libro de Julià? La gestación amorosa, el dar a luz, y toda la vida –primero en furtivo crecimiento, luego en reconocimiento mundial- de Sonic Youth. ¿Quiénes aportan la información primordial? Las cuatro cabezas con unas cuantas arrugas a cuestas, ya viejas cabezas, como piedras parlantes perfectas, en entrevistas exclusivas al periodista-amigo, el primer español que los entrevistó alguna vez (especifiquemos: 1988) allá lejos-lejos en el tiempo.
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JuliÀ dice sobre la banda de New York Sonic Youth me dio la oportunidad de vivir en tiempo real lo que en los 60 me había perdido con Velvet Underground. Cuando los descubrí, hacia el 85, por planteamiento sonoro me recordaron poderosamente a lo que había hecho la Velvet en los 60. Además, se movían en el círculo del arte conceptual, venían de escuelas de arte. No era una banda de rock pelado, sino que tenía todas esas connotaciones. Me encontré con unas personas que no diferenciaban entre nosotros somos artistas y tú eres periodista, sino que enseguida compartieron su afición y pasión por el rock conmigo.
Kim Gordon es el centro gravitatorio de Sonic Youth. Es opinión generalizada que ella era el elemento más radical de la banda. Ella misma explica en el libro que cree que toda mujer alberga a una anarquista, sencillamente por nacer fuera del orden dominante, que es todavía masculino. Además, era la menos “músico’’ en origen, la que por su vocación artística aportaba un mayor peso específico conceptual. Y su reformulación feminista, una de las virtudes de la banda, no hubiese sido posible en un conjunto formado por cuatro varones.
Su música no le puede gustar a todo el mundo, como The Pixies o Nirvana, que usan estructuras más simples, más fáciles, más pop, digamos. Sonic Youth, más que una banda, era un colectivo artístico con muchas facetas. Llegó un momento en el que ficharon por una multinacional, hicieron videoclips, entraron en la MTV y grabaron discos como Goo, Dirty o Experimental Jet Set que marcaron a una generación. Desde el estamento crítico, histórico y musicológico, Daydream Nation está incluso en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos como obra esencial de esa época. Pero creo que estaban sobrevalorados, y esto de alguna forma jugó en su contra. Si no lo hubieran estado igual cuando comenzaron a hacer discos menos asequibles o comerciales el bajón hubiera sido distinto. Ni entonces ni ahora: el valor de Sonic Youth debe calibrarse más en niveles de influencia que quizás en valores estrictamente musicales. Y la influencia ha sido enorme.
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CINE /// Estados Unidos
TxT :: Martín Rodríguez Rey Diseño :: Smashing Yonkis
Una película triste puede matarte más rápido que un germen. ¿Y una que trafica amargura en la luminosidad visual de su protagonista, como Blue Jasmine, que utiliza el truco más astuto del cine: el camuflaje? Bueno, bueno, la última peli de Woody Allen no te mata, vale decir, más bien te fortalece. Podemos comparar fácilmente esa pena-pesimismo con la-el que pululaba en la obra cumbre –o faro cinematográfico- del director neoyorquino: Crímenes y pecados (1989). Tanto la extraña, que Allen quiso volver a ella en sus tragedias londinenses Match Point y El sueño de Cassandra. Pero es con Blue Jasmine, una película lúcida, y con Cate Blanchett, una protagonista radiante, en su hora justa y señalada, que Allen lo logra. Ambos exponen una imprudencia rara en esta época: hacer cine infaliblemente hermoso, poderoso y encantador, cine que te hace pensar que ahí –en sus mentes- hay mucho mundo, cine que no se construye vía punch publicitario y videos virales insaciables, cine que te desarma y te vuelve a armar como una nueva persona. Gracias. 80 conga mag
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CINE /// Cate Blanchett
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CINE /// Woody Allen
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Blanchett nos alimenta con su belleza. Y Blanchett es la reina de la pantalla (no se esmeren chicas cinematográficas, ni chances tienen, ríndanse a sus pies). Y Blanchett parecería haber llegado al cine de Allen para enmendar sus errores. Y Blanchett provoca lugares comunes: "la cámara la ama”, dicen las Señoras a la salida de las salas. Y Blanchett es narcótica y alcanza para todos. Eso, eso, Blanchett para todos, Señores Presidentes. Pero Blanchett en el cine de Allen lo ha perdido todo. El personaje que compuso lo ha perdido todo, claro. Entonces, una mujer acostumbrada a tocar la riqueza con las manos ahora la mira de reojo. Y la historia en celuloide arranca justamente con la narración melodramática de esa desdicha, un soliloquio tolerado por una colega circunstancial de viaje, una Dama que no ha perdido nada. Ahí sabemos que Jasmine (la Blanchett de cine) supo codearse con la riqueza gracias a su marido, un Señor que ya no es. Aunque en la realidad fílmica, el tipo será bastante seguido a través de flashbacks que el director utiliza con recurrencia, como un sobresalto constante. Es el fantasma de la vida anterior, una vida que el destino le ha arrebatado a Jasmine, y esa vida es un recuerdo doloroso-persistente. Ya no hay magia en el mundo. O la magia es de los otros. Ya no más claras lunas en Los Hamptons, ni viajes deluxe a Europa, ya no más black cards para el despilfarro en la farra neoyorquina, ni el coqueteo del dinero con el dinero. Su marido, en esos repetidos regresos al presente cinematográfico, porta la elegancia y la billetera. Un galán adinerado que los mata a todos. Hablamos del extra large Alec Baldwin, ex galancito para la platea semi pavota (a nosotros nos gustaba también así. Ok, somos semi pavotes también),
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hoy actor-intérprete de una delicadeza monstruosa. En Blue Jasmine nos encanta (aunque no nos maravilla como lo hace Blanchett, pero ¿quién puede con ella?) y su ser fantasmal se pasea con un fulgor secreto que Allen termina de develar al final de la película con luz lógica conceptual: la pasión yonki por el amor y el dinero se mixturan hasta forjar un ente invariable. Jasmine, este neo zombie apasionado por el dinero, transita como puede su nueva vida. Y Jasmine toma decisiones cruciales. Se muda de costa, del este pasa al oeste de los Estados Unidos, para convivir con su hermana, una ex mal casada. La ex malca es Sally Hawkins, de Happy-Go-Lucky , de Mike Leigh, y, al igual que Baldwin, también la rompe en pedacitos. Cada recoveco de Blue Jasmine es superlativo, pero mejor no derramemos de elogios esta nota. Igual debemos señalar el humor versátil que expone, tan inquieto que incluye el embarazoso como el rebosante de placentera crueldad, y cuya distribución admite otra mirada y otros tiempos sin perturbar la claridad del relato, tan elástico como profundo. Blue Jasmine nos sorprende -con ella el director levanta el nivel de travesía luego de sus amables paseos por Barcelona, París y Romahasta que caemos en la cuenta: “Ah, pero si es Woody Allen”. Claro, clarísimo, claro, el tipo nos debía algo, casi habíamos perdido la fe en él, entre tantas películas tenía que estrenar una a la altura de su historia. Y vaya si lo ha logrado. Blue Jasmine Woody Allen Alec Baldwin, Cate Blanchett, Peter Sarsgaard Estados Unidos
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n i t n e u Q ntino a r a T CINE /// Las mejores películas del año según...
Apremiados por los primeros calores del verano, esquivando las corridas díscolas de los compradores compulsivos en vísperas de Navidad, entre días de suerte y mala suerte, no hicimos a tiempo con el tiempo para exponer nuestros films favoritos de 2013. Por eso, y porque el lujo vulgar puede ser encantador, le pedimos al enorme director norteamericano que eligiera por nosotros las 10 mejores películas del año. TxT : : Luciana Romero Diseño : : Smashing Yonkis
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Quentin Tarantino no estrenó película este 2013 y lo último que vimos de él fue ‘Django Desencadenado’, puesta en las salas el año pasado. Igual el tipo se las arregla para estar en boga y todo lo que dice u opina es bien tomado en cuenta por todos nosotros. Que nombre sus películas favoritas cada año ya se ha convertido en su nueva tradición, y en Conga nos hacemos eco de ella. La lista, que no es un podio, ostenta los últimos trabajos de Woody Allen, Noah Baumbach o Alfonso Cuarón y éxitos de taquilla y crítica como El Conjuro, ‘El Llanero Solitario’ y ‘Kick-Ass 2, entre algunas sorpresas’. ¿Estarán de acuerdo con Quentin? ¡Compruébenlo, cinéfilos!
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AFTERNOON DELIGHT (Jill Soloway) La cámara gira en torno a Rachel, un ama de casa treintañera cuya vida de aburrida rutina es, por supuesto, el molesto temblor bajo sus pies que la lleva a tropezar en el camino de probar nuevas experiencias. Acá hay giros. De eso se trata la peli. Y de flamantes matices con toques de comedia sobre la superación y la necesidad de cambios, aunque Rachel aparentemente lo tiene todo. Y todo es nada, ¿no? Bueno, nada memorable lo que propone Jill Soloway, su director, y, aunque en ciertas escenas parece que la trama se va hacia direcciones inesperadas, al final, acaban reinando los clichés más comunes. Palmas para: La noche que Rachel visita un club de strip tease y conoce a McKenna, obsesionándose inmediatamente con salvarla. Abucheos para: La noche que Rachel visita un club de strip tease y conoce a McKenna, obsesionándose inmediatamente con salvarla.
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BEFORE MIDNIGHT (Richard Linklater) Antes de la medianoche es una película inesperada. Jesse, un novelista exitoso que está en Grecia junto a su esposa Celine y sus dos hijas hospedándose en la casa de un escritor, recibe, a modo de agasajo sorpresa por parte de sus amigos griegos, una noche en un lujoso hotel a orillas del mar mientras les cuidan a las niñas. Cuando todo está dispuesto para una velada deliciosa, la diabólica realidad mete la cola y los pone a prueba como pareja. He aquí un magnífico ensayo sobre el paso del tiempo. Palmas para: Si el fan de la saga (Antes del amanecer / Antes del atardecer) desea llegar a su butaca del cine sin ningún spolier rebotándole en la cabeza no debería leer críticas o reseñas extensas acerca de esta película. Así podrá descubrir en la pantalla qué fue de la vida de Jesse y Celine durante estos últimos nueve años.
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BLUE JASMINE (Woody Allen) Es con Blue Jasmine, una película lúcida, y con Cate Blanchett, una protagonista radiante, en su hora justa y señalada, que Woody Allen alcanza nuevamente su mejor cine. Ambos exponen una imprudencia rara en esta época: hacer cine infaliblemente hermoso, poderoso y encantador, cine que te hace pensar que ahí –en sus mentes- hay mucho mundo, cine que no se construye vía punch publicitario y videos virales insaciables, cine que te desarma y te vuelve a armar como una nueva persona. Gracias. Palmas para: Cate Blanchett.
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EL CONJURO (James Wan) Ed y Lorraine Warren, altos investigadores paranormales de fama mundial, reciben el help desesperado de una familia a full de miedo por una presencia tétricasombría en una apartada granja. Con voluntad y pericia, el matrimonio de expertos deberá enfrentarse a una forma maligna súper poderosa, que se convertirá en el contrincante espeluznante de sus vidas. Así El conjuro se ubica ahí nomás de los clásicos del terror de los años 70 (El exorcista, Carrie) y de los autores máximos de la década de los 80 (Carpenter, Romero, Cronenberg, Craven, Hooper), alejándose de las últimas fórmulas del terror (el exceso del gore , el falso documental y el found-footage ) tan en boga por estos tiempos. Palmas para: La dignidad con que el director James Wan encara el clasicismo del género donde lo importante no es la búsqueda a toda costa del shock de efecto, ni una resolución inesperada traída de los pelos, sino el minucioso armado psicológico de los protagonistas, de los climas provocativos y la promoción graduada de los enigmas, claves y elementos que nos introducen en la realidad de los personajes.
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DRINKING BUDDIES (Joe Swanberg) Kate (Olivia Wilde) y Luke (Jake Johnson) son colegas en una cervecería artesanal de Chicago, donde pasan los días de su vida bebiendo, bebiendo mucho, y coqueteando. Parece que son ideales el uno para el otro, pero -¡oh, destino!- ambos ejercen relaciones sentimentales con otras personas: Kate está con Chris (Ron Livingston), y Luke está con Jill (Anna Kendrick). La película se enciende cuando Jill quiere saber si Luke está dispuesto a hablar de matrimonio. La película arde cuando la respuesta se vuelve evidente al quedarse Luke y Kate solos por un fin de semana. Palmas para: Ver a Olivia Kate montando su bicicleta, manipulando conversaciones por teléfono, trabajando, jugando al pool y bebiendo, al tiempo que, como una ‘flautista de Hamelín’, lleva hipnotizados a casi todos los hombres al son de su música existencial.
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FRANCES HA (Noah Baumbach) Una película llena de espacios protagónicos por los que Frances (Greta Gerwig) va transitando. Ella es una joven de 27 años que ya está un poco vieja para perseguir su sueño de ser bailarina en una compañía de danza en Nueva York. Ella vive con su amiga Sophie. Y ella vive una fábula moderna sobre la juventud, la amistad, la ambición, el fracaso y la redención. Hay una materia prima que define el film: la identidad. Frances, una vez que deja el departamento que compartía con su amiga y alma gemela, siente la flaqueza de todas sus estructuras. No puede más que buscar lazos que suplan esa falta. Se adentrará entonces en un proceso de autodescubrimiento a partir de la soledad y el tránsito. Palmas para: La música, la fotografía, la estética ideal, y un personaje adorable a cargo de Greta Gerwig, también guionista en este film de fina realidad.
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GRAVITY (Alfonso Cuarón) La Dra. Ryan Stone está en su primera misión espacial con el curtido astronauta Matt Kowalsky. Cuando hacen eso que hacen los astronautas, en este caso una caminata espacial de rutina, lo habitual termina en siniestro: la nave, destruida, deja a Stone y a Kowalsky completamente solos a la deriva y girando en una intrincada vuelta por el universo más oscuro llena de heridas personales, catástrofes asombrosas, conservación y salvación. Aquí, el eximio director mexicano Alfonso Cuarón (Y tu mamá también, Harry Potter y el prisionero de Azkab, Niños del hombre) construye una película de ciencia ficción audaz con una perfecta simplicidad, cuyo sofisticado ballet cinematográfico se deleita tanto con la mente como con el cuerpo. Palmas para: La contagiosa experiencia física en todo su rigor y dimensión de las extensas y ejemplares escenas de caminatas espaciales que Sandra Bullock y George Clooney practican durante los ceñidos, puntuales, 90 minutos del film.
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KICK-ASS 2 (Jeff Wadlow) Hace algo más de tres años Matthew Vaughn nos sorprendía alegremente con Kick-Ass, fresca comedia sobre un estereotipado adolescente -poco popular en el colegio / fanático de los cómics en la intimidad- que resolvía en su temprana cabeza convertirse en un superhéroe, pese a carecer de poderes especiales. Ahora, en esta secuela escrita y dirigida por Jeff Wadlow, atrozmente, toda la hermosa irreverencia y simpatía que fluía en aquel film original se siente forzada y esquemática. Aquí Quentin Tarantino derrapa un poquito. No hay coincidencia con nuestro gusto. Sorry, Quentin. Abucheos para: Un guión elemental, unas coreografías de luchas cuerpo a cuerpo deslucidas y un abrumador uso “sagaz” de la voz en off para diferir a plena ironía con las imágenes expuestas.
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THIS IS THE END (Seth Rogen y Evan Goldberg) Seis amigos quedan inesperadamente destinados al encierro en una casa pseudo arty después de que varios sucesos trágicos-insólitos arrasan la ciudad del film: Los Ángeles. Afuera el mundo como lo conocemos se desmorona, y claro, dentro del refugio inesperado la escasez de alimentos y la claustrofobia copan todo de mala onda poniendo en serio peligro los lazos de amistad entre los muchachos. Pasados los días, el apremio del hambre y la fuerza de la incertidumbre los empuja a salir de la casa para ponerle el cuerpo a lo que sea que esté ahí afuera. ¿El objetivo de todo esto? Re-significar el valor de la amistad a través de la redención. This is the end es una película ardua, de un humor brutal, lo que comamos de su mesa nos va a picar y, por momentos, sobrepasar. This is the end es una comedia apocalíptica que destruye para construir algo mejor. Palmas para: Los nombres de los personajes son los nombres de los actores. En Este es el fin, Seth Rogen es Seth Rogen, Jonah Hill es Jonah Hill, James Franco es James Franco, y así en todos los otros casos. Se destacan muchas figuras de primera línea en papeles secundarios (brillante Michael Cera) y en algunos cameos (hermosas sorpresas). Es decir, un grupo de comediantes de Hollywood que hace de sí mismos. Hollywood por Hollywood. conga mag 107
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EL LLANERO SOLITARIO (Gore Verbinski) En una era donde domina la ley del más fuerte, el nativo americano Toro y el Ranger de Texas, John Reid, son hermanados por la extraña lógica destino. Codo a codo deberán aunar capacidades para luchar contra la codicia y la corrupción imperantes. Ah, sí, todo muy prometedor, sin embargo, El llanero solitario es un sufrimiento. Aquí estamos ante una película que toma todos los caminos en pos de ser multitarget: encara la acción y la aventura con dúo desparejo (buddy-movie), potencia el romance, defiende la idea de familia, recicla el western, genera un humor deadpan, genera humor absurdo, se aferra a una corrección política actual con personajes de hace décadas, lo pone a Johnny Depp como estrella, y, lo peor de todo, va de la farsa a la gravedad sin dar respiro. Palmas para: Tiene ciertas escenas, unos pocos chistes plausibles, algunos logros visuales y no muchos más atractivos. Abucheos para: La imperiosa necesidad de la súper producción actual de llegar a todos los públicos posibles, incluidos los que quizás existan en algún futuro. conga mag 109
(1942-2013)
LARGA VIDA A LA BELLEZA QUE LLEGA Y ATRAVIESA SOBRE TODOS NOSOTROS
“¿Me preocupa que todo el mundo me quiera? ¿Creés que quiero que me digan ‘te queremos, amamos tus fotografías, queremos nombrarte nuestro rey’? No, gracias, no tengo interés en ser su rey”.
“¿Cómo alguien puede aprender algo de un trabajo artístico si solo refleja la vanidad del artista y no la realidad?”.
“No creo en la nostalgia cuando no es mía”.
“La parte más importante de mi religión es tocar la guitarra”.
“Siempre pensé que las artes marciales son la forma más moderna de la coreografía. Siempre quise ponerlas dentro de la música”.
“La vida es demasiado corta para concentrarme en el pasado, prefiero mirar al futuro”.
“Siempre pensé que las artes marciales son la forma más moderna de la coreografía. Siempre quise ponerlas dentro de la música”.
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“Puede que escuchar mi música no sea la mejor idea si tienes una vida muy oprimida. O puede que sí”.
“Soy artista y eso significa que puede ser tan egoísta como yo quiera”.
“Pienso que es pretencioso hacer arte para alimentar solo el ego de los artistas”.
“Traté de dejar las drogas con la bebida”.
“La música es todo, la gente debería morir por ella. La gente muere por cualquier otra cosa, ¿por qué no por la música?”.
“Quiero reivindicar el poder transformador del sonido a mucho volumen, cuando te pega en el estómago y te quita el aliento. Sonido saliendo de buenos bafles, no a través de esos auriculares ridículos que usa la gente”.
“Cuando Picasso murió, creíamos que ya no teníamos más genios, pero llegó Warhol”. “Yo sigo siendo el más genuino animal del rock n’ roll”.
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Lou Reed (1942-2013)
“A nuestros vecinos: ¡Qué hermoso otoño! Todo brillando y dorado y toda esa increíble luz suave. El agua nos rodea. Lou y yo hemos pasado mucho tiempo aquí en los últimos años y aunque somos personas de ciudad, ésta es nuestra casa espiritual. La semana pasada le prometí a Lou sacarlo del hospital y traerlo a Springs. ¡Y lo logramos! Lou era un maestro de tai chi y pasó sus últimos días aquí siendo feliz y deslumbrado por la belleza y el poder y la ternura de la naturaleza. Él murió la mañana del domingo viendo a los árboles y haciendo la famosa forma 21 del tai chi con sólo sus manos de músico moviéndose a través del aire. Lou era un príncipe y un luchador y sé que sus canciones de dolor y belleza llenarán a mucha gente en el mundo con la increíble alegría que él sentía por la vida. Larga vida a la belleza que llega y atraviesa sobre todos nosotros. Laurie Anderson Su amada esposa y eterna amiga”.
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TODOS LOS EL FUEGO
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FUEGOS DEL ROCKod UNA BANDA CON SU POSTURA MAINSTREAM AFIANZADA Y UN FORMIDABLE RECELO HACIA LA INSUFICIENCIA + UNA EMOCIONANTE JUGADA DE RIESGO Y UNA NECESARIA TRANSFORMACIÓN SONORA. AQUÍ, SEÑORES, LAS 13 NUEVAS CANCIONES DE ARCADE FIRE: 75 MINUTOS DE MÚSICA PARA EL CALOR DE LAS MASAS INTELECTUALES. TxT :: Martín Rodríguez Rey Imágenes :: Smashing Yonkis
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Reportajes y Discos
rcade Fire se rehúsa a la carencia. Así lo exponen sus cantantes y líderes fundadores, Win Butler y Régine Chassagne, al abrir el fabuloso, altanero y conmovedor Reflektor: “Si esto es el cielo/ necesito algo más”. La armonía de la canción que inicia y nombra a su nuevo disco va en un susurro, garganta a garganta, hasta que apresura la marcha. Reflektor vive siete minutos y medio colmados de arte, oficio y celebración. Sobre una estrepitosa mixtura disco, Arcade Fire y su flamante coproductor, James Murphy de LCD Soundsystem, arrojan como en una delirante prueba instrumental delicados sablazos de guitarra, un bajo pirata y regañón, un ilusorio piano de cola y exagerados acordes de sintetizador sobre un profundo mundo reverb. También nos presentan a sus amigos famosos-talentosos. David Bowie, por ejemplo, fan number one de la banda, canta con Butler promediando el track y nos remonta con el juego vocal a su magnánimo Fame de 1975. Desde el inicio de su carrera, en 2003, el grupo originado en Montreal -que
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aporta a los multiinstrumentalistas Richard Reed Parry y al hermano de Butler Will, al bajista Tim Kingsbury y al batería Jeremy Gara- siempre ha pretendido cierta majestuosidad. Educados en el amor a la melodía y al ritmo, Butler y Chassagne, ayer novios, hoy recientes padres con libreta, han impulsado a sus músicos hacia el uso potente de ecos y percusiones fusionadas para amparar los enigmas apasionados de las letras de Win, esos versos elípticos que la pareja canta entre lo glorioso y el caos. Su apetito no ha disminuido. Tras comer en las mesas indies, tras los posteriores y sucesivos banquetes mainstream que ya llevan una década, el hambre aún se agita en sus estómagos musicales. Y tal bullicio estomacal los animó a un restó como Reflector, y allí se dieron una panzada de 13 platos en 75 minutos, quizás su mejor comilona hasta la fecha. El anterior, el multi-premiado The Suburbs de 2010, era terminante y despejado, un gran trabajo acerca de las ilusiones y el escape iluminado por el coraje del rock tradicional. Pero en Reflektor fueron por más.
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Reportajes y Discos
Acá nos muestran un disco basado en la divergente y poderosa alianza entre la sagacidad dance y el quebranto post-punk de Murphy (trabajó en todas las canciones salvo en dos) con el pugilismo intelectual de Arcade Fire y las cadencias caribeñas propuestas por Régine, de orgullosa ascendencia haitiana. ¿Qué lograron? Una bailanta heroica que te hace pedir látigo. En We Exist pervierten cierto pop dark de los 80 y en Flashbulb Eyes se obsesionan con un reggae demente y perturbado. En Here Comes The Night serpentean entre la dulce percusión haitiana y un compás postpunk hasta que la canción explota. En Normal Person la rockean con sutileza y punto, mientras que en You Already Know se bañan de fe saltarina y contagiosa. Cuando comienza Joan of Arc (un guiño a todas las mujeres bellas y fuertes) nos dan unos cuantos golpes hardcore punk. Pero luego la golpiza irreflexiva toma otro ritmo, como si los T. Rex más bailables comandaran la patota. Es el final a todo trapo épico del primer disco. Reflektor podría haber
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terminado así, y todos contentos, sin embargo, Arcade Fire necesitaba algo más. Y es con un segundo disco –también ciclotímico, menos rabioso y más lastimero, exuberante por momentos- que la banda amplía sus pretensiones. El devenir de los tracks toma el espíritu de un mito griego: el embelesamiento, la desgarradora ruptura y el reencuentro último de los amorosos Eurídice, una ninfa, y el músico Orfeo (los modelos en la portada del álbum). “Parece que nunca acaba/ Aquí está otra vez la noche”, canta un Butler inquietante en Here Comes The Night Time II, antes de la mini tempestad. A la vez hay música para caderas endiabladas: cierto funk técnico y voces delicadas en It’s Never Over (Oh Orpheus); cierto influjo de los New Order de la época Blue Monday en Afterlife. Pero acá hay una fucking guerra. Una guerra entre en el no va más y la fe mueve montañas, entre la desesperanza plena y el retroceder nunca-rendirse jamás. “He de saber/ si podemos arreglarlo/ Chillar y gritar/ hasta que lo arreglemos”, pregonan la duda
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Reportajes y Discos
Butler y Chassagne, vía voces paralelas, ya cerca de que Reflektor mute hacia la profundidad de la calma final con voces cálidas y electrónica de terciopelo en Supersymmetry. Cierto comunicador veloz para la afirmación terca sin argumento comparó a Reflektor con el Álbum Blanco de los Beatles. Ni a palos, querido. Es más certero situarlo como la réplica al doble LP de los Rolling Stones Exile on Main Street (1972). Aunque también ese cotejo flaquea. No alcanzan las similitudes -la duración, el agite, todo ese reverb- para hermanarlos. Reflektor tiene pasta de campeón, sí, pero es de esos peleadores que se juegan su historia cambiando las propias reglas. Entonces podemos situarlo sin que nos tiemble el teclado junto al Dynamo de Soda Stereo o al Kid A de Radiohead. Hablamos de discos basados en la devoción por el peligro y la transformación. Hablamos de discos-bombas que hacen estallar el planeta de la banda con la única intención de reconstruir su esencia desde las ruinas. Hablamos de discos hermosos grabados por tipos que tocaron el cielo musical con las manos. Hablamos de discos que arden en su interior todos los fuegos el fuego del ROCK. Arcade Fire Reflektor Merge / Sonovox 2013
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Especiales y Discos / Gustavo Cerati
(es Ăşnico)
Adentro Tuyo A 20 AĂąos de Amor Amarillo 124 conga mag
Nació tras la cordillera, cuando Soda Stereo se tomaba un respiro de tanto delirio sónico, y mientras el vientre de Cecilia Amenábar gestaba a Benito, su primer hijo. Con los años, en los que uno va armando el podio para los trabajos de sus artistas favoritos, fuimos ubicándolo entre lo más destacado de su discografía, entre Canción Animal y Dynamo lo ubicamos. “No estoy pensando en desarrollar una carrera solista. Simplemente hice un disco solo”, decía Gustavo Cerati con cierta seguridad –uno propone…en plan promoción durante una entrevista que más tarde tomaría la periodista Maitena Aboitiz para la investigación que resultó en el libro Cerati en primera persona, publicado en 2012. Ese cuerpo de luz, que una vez Gustavo vio a diez pesos en una disquería y compró por vergüenza, ya cumplió dos décadas, y, aunque muchas canciones propias-ajenas han pasado bajo el puente del rock & pop nacional, las que guarda Amor Amarillo todavía laten una moderna actualidad, detalle imprescindible de toda obra especial. Txt:: Gus kraft Diseño:: Smashing Yonkis
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Palabras Amarillas “La verdad es que esto no da para más. Tengo que salir un poco de Buenos Aires, del grupo”. Gustavo Cerati, antes de viajar a Santiago de Chile para grabar lo que sería Amor Amarillo en el living de una casa amorosa, la de Cecilia. “Cuando fuimos a Centroamérica con Soda Stereo, estuvimos en México y Venezuela. En playas de estos países como Los Roques empezamos a recoger pedacitos de piedras amarillas que usaban para collares y nos llenamos de ellas. Creo que al título lo tomó de ahí. Se quedó pegado con esa onda de ámbar y transparencia. Era la energía, el sol”, remonta la memoria Cecilia Amenábar mientras expone los nombres de las bandas que Gustavo solía escuchar por esos días de inspiración amarilla: Ultra Vivid Scene, Galaxie 500, Spiritualized y Alan Parsons Project. “Cuando me embarqué en esta historia de ser padre tuve la necesidad de hacer una limpieza. Fueron diez años de andar girando, y después de Dynamo vino bien colgar los guantes un tiempo. Hasta la muerte de mi viejo, en 1992, mi vida estaba programada”, argumentaba Gustavo en una de las pocas entrevistas que diera para promocionar el disco. “Amor amarillo se diferencia del resto de los discos de Gustavo porque no lo salió a tocar en vivo. Fue pensado más para el estudio. Al no haber baterista, todo era por línea. La compañía no le metió los mismos cañones. No hubo estrategia comercial como pudo haber en otro momento. Pero esa licencia artística fue estupenda. Fue un refresco para la escena. Basta compararlo con los trabajos que salieron ese año”, sentencia Tweety González, músico-productor-amigo de Gustavo. “Veníamos muy atrasados con el próximo disco de Soda, Sueño Stereo. Me sorprendió cuando me dijo que iba a hacer un material solista, pero quería que lo ayudara. Es una producción muy linda, fina. Hasta lo acompañé a la radio para tocarlo”, cuenta Zeta, bajista de Soda -hoy DJ-, sobre su participación en el disco y sobre la presentación del mismo en un especial de FM 100. “Cierto destierro fue interesante para mí, me liberó. Luego de Dynamo, uno de los discos más interesantes de Soda, me pareció tortuoso lo que vendría después. En un momento quería que el grupo se terminara, y pensé en mi incipiente familia. Pero Amor amarillo fue un disco circunstancial, así que seguí con Soda, que fue lo que hice, porque no podía conciliar ambas cosas”, justificaba Gustavo.
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“Fue una época muy luminosa de nuestras vidas, de cuando vas a traer un hijo al mundo. Es como mi tercer hijo, si bien es un disco más del papá. es sencillo, psicodélico, amoroso, y bárbaro. Gus se llenó de energía, de bondad, de naturaleza, y le salieron un montón de canciones como más hippies, muy auténticas. Está sintiendo lo que canta y lo que dice. No hay cosas impostadas. Lo que siento al escucharlo es puro amor”, expresa Cecilia 20 años después.
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Especiales y Discos
1. Amor Amarillo Como una oda al calorcito del útero y, al mismo tiempo, al acto íntimosupremo del sexo enamorado, la canción homónima del disco nos llena de emoción verdadera: “adentro tuyo es único”, canta Gustavo y se nos cae el corazón al piso.
2. Lisa “Gustavo se compró una guitarra en Santiago, que aún conservo, y se la llevaba a una casa que mi familia tenía en las afueras. Lisa está inspirada ahí, en un lago próximo donde abundan los pejerreyes y la lisa, que no se come tanto porque tiene espinas chiquititas. No sabíamos qué nombre ponerle al tema, y como Benito era fanático de Los Simpson, la llamamos como la hermana de Bart”, revela Cecilia.
3. Te llevo para que me lleves “Esta canción es de nosotros dos”, dice Cecilia, quien aporta vocales en alguno de sus versos. “Era él llevándome a mí y yo a él, de un lado para otro, en la montaña, en el avión. Siempre andábamos en la calle bailando o cantando. En México nos llevaron presos por manifestar nuestra felicidad públicamente... ‘Están borrachos, drogados’, nos decían. Y una vez que él tenía libre en la gira de Dynamo, en Venezuela, salimos a un parque de diversiones. Ahí empezó lo de tú me llevas y yo te llevo. A la vuelta en el hotel, estaba con el cuadernito escribiendo la letra del tema.” Los latidos de Benito, que se escuchan al final del single, “son parte de este disco. En realidad este álbum, pese a que Gustavo en uno de los temas dice que me ama, era también por el hijo que venía en camino. [...[ Un triángulo. No era sólo una pareja, sino una situación de a tres”.
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FICHA TÉCNICA LARGA DURACIÓN | Disco de oro y de platino en Argentina. Fecha: 1 de noviembre de 1993. Producción artística: Gustavo Cerati & Zeta Bosio. Grabado en estudios Ámbar (Chile) y Supersónico (Argentina). Mezclado en Supersónico. Mastering: Fullersound (Miami). Ingeniero de grabación: Mariano López. Edición: Eduardo Bergallo. Coordinación de producción: Eduardo Dell ‘Oro. Asistente: Eduardo Iencenella. Arte: Gabriela Malerba/Alejandro Ros.
MÚSICOS Gustavo Cerati (voces, guitarras, bajo Pedulla, MPC60, teclados, tubo de viento, efectos y percusión). Zeta Bosio (teclados, percusión, bajo en “Amor Amarillo”). Tweety González (Asistencia en programación, consultor de audio).
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4. Pulsar “Los pulsares son metrónomos cósmicos, y se asemejan en que laten en los confines del Universo [...] De una ecografía extraje una muestra de los latidos de mi hijo, y los mezclé con el sonido de un geiser en ebullición. Eran tan parecidos e hipnóticos que me hicieron pensar que la vida era gas”, contaba Gustavo sobre el sonido y la letra del tema que dice “es que la vida es gas, y es tan dulce traspasarla”.
6. Av. Alcorta Esta pieza es pura electricidad. Y la letra-daga, en tono amarillo oscuro, abre heridas hacia cierto pesimismo que de aquí en más ostentará el disco: desamor, confusión, incertidumbre. “¡no sé, no sé dónde estás, y me vuelvo extraño!”, se queja Gustavo mientras la música potencia la tensión con un sintetizador que grita esa duda de fondo. Más letra y juego de palabras: “Avenida Alcorta, cicatriz; hoy volví cansado de hablar de mí. Providencia puede ser azar, donde estemos juntos será nuestro hogar”. Con esta estrofa Cerati une buenos Aires y Santiago haciendo referencia a la avenida porteña y también a la comuna de Providencia en la capital chilena, lugar donde el músico grabó gran parte del álbum mientras avanzaba el embarazo de Cecilia Amenábar.
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5. Cabeza de Medusa Casi todas las canciones de Gustavo tienen una frase -o latiguillo publicitario- que nos queda dando vueltas en la cabeza un rato largo: “Cuando uno no ama compra”, canta el cantante como una máxima a la cual adherimos. Ese track, con tremolo constante y sobrecardado en guitarra, sirve de puente hacia lo que vendrá en la segunda parte del álbum.
7. Bajan Con esta versión, cuyo estado original Luis Alberto Spinetta guardó en su disco Artaud bajo el nombre de Pescado Rabioso, Gustavo demuestra no sólo la admiración hacia el Flaco sino esa delicada pasión con la que escuchaba-investigaba la música. ¡Parece como si hubiese sida escrita para este disco! Cerati se calza el uniforme de piel spinetteana y canta eso de “bajan, la noche se nubla sin fin… y además vos sos el sol. Despacio también podés ser la luna”. Como plus, lo graba con la misma guitarra de Luis Alberto y lo ubica en el número 7, misma posición que tenía en Artaud.
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Especiales y Discos
8. Rombos Este track, proveniente de la era Colores Santos, el disco que Gustavo grabara con Daniel Melero en 1992, es una rareza experimental que choca con el rock nacional de Bajan. Habla Cerati en primera persona, el libro de Maitena: “Rombos está extraída o movilizada por una pesadilla que yo tengo despierto, que es como una especie de lapsus. Me pasa desde chico y a lo largo de la vida varias veces […] me viene como una angustia muy fuerte… la imagen es una pared de rombos lumínicos puestos en una perspectiva estremecedora. Y una voz ultra-familiar que me está diciendo algo como eso: cómo es todo […] me asusta y me conmueve, y eso me atrae muchísimo”.
10. A Merced Una canción para flotar en la cama. Una canción que por donde se la escuche es ámbar sonoro. Guitarras pintadas con reverberaciones, voces-coros vía Cecilia, y todo un halo de sexo celestial. Una canción que nos lleva a bucear por el aire (si se nos permite la licencia). Definitivamente una canción de amor amarillo. Porque Gustavo crea en este disco esa categoría. “Casi quiero que te despiertes y es porque podrías sonreír de verme flotar…”
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9. Ahora es nunca “Apagar las estrellas y extinguir el sol es el capricho del ocaso. Al caer la noche, tomaré el avión si la duda es el pasado”. La canción, musicalmente, toma la posta sónico-eléctrica de Rombos. Aquí el bajo nos da también esa textura oscura con una línea continua y una cadencia simple pero efectiva.
11. Torteval Bonus track o Track escondido: esta pieza casi instrumental se incluye en la primera edición argentina del álbum. Es, básicamente, un sampleo del tema Thunderbox, original de Apollo Smile, alias de una neoyorquina cuyos 15 minutos de fama pop le llegaron al aportar un tema a la banda sonora de Days of Thunder, rápida y furiosa película protagonizada por Tom Cruise. Como presenta un groove fuera de lugar con respecto a los tópicos sónicos del disco, fue amputada en las ediciones posteriores. La única letra que ostenta se escucha en un stop del sampleado. Y ahí Gustavo dice o anuncia: “Ya no suena como antes… eso es lo que quiero decir”.
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Visitas / Noviembre 2013
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Recitales / Buenos Aires / Noviembre 2013 TXT Intro :: MartĂn Brossard DiseĂąo: Smashing Yonkis
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e por qué los estamos queriendo ya les daremos la razón. Nada ni nadie va opacar un querer tan tierno y tan loco y tan teen. ¿Nos carga la espera para ingresar al estacionamiento? ¿Nos hace crecer un humor maligno el precario sistema de acceso al predio del ex Parque de la Ciudad? ¿Nos molestará el barro tal vez bajo y sobre nuestros pies cansados a la salida, cuando todo haya terminado? ¡No no no! ¿Alguien querrá el teléfono de la Dirección General de Defensa y Protección al Consumidor? Creemos que no. Nada ni nadie opacará el frenético show de Blur en el Quilmes Rock 2013. Una hora y 37 minutos con una playlist -cachetada va, cachetada viene- repleta de hits alcanzará para achicar el recuerdo de aquellos dos recitales en el Luna Park, aquella visita de fin de milenio con una banda que ya mostraba los primeros síntomas de separación –desgaste, desgano, hastío, mala onday que ni la excitación del debut Argento pudo darnos eso que dará Damon Albarn esta noche desperdigando sobre el escenario toda su desenvoltura, sus sorprendentes vitaminas y un presente gigante nutrido de oficio, aptitud y canciones de un ayer nomás, joyitas de amor pop expuestas en un parque de diversiones en el cual habrá juegos para todos los gustos.
UN PRESENTE GIGANTE
Y claro que queremos jugar. Y claro que estamos tontos-enamoradizos. Fuimos con nuestras novias/os 2013 pero también rigen por ahí los fantasmas amistosos-noventosos y hasta nos cruzamos con algún amorcito adolescente con quien nos miramos muy “¿Sos vos?”. Sí, claro, somos nosotros. “¿Cómo estás?”. “¡Acá, en Blur!”. Y “jajaja”. Y “jajaja”. Y complicidad. Pero las novias/os 2013 también son gigantes. Como Blur, que tocará todas esas canciones de nuestro soundtrack personal y tocará nuestros corazones. Los treintañeros recordarán. Éramos tan inconformistas –aún lo somos- y el brit-pop supo levantar esa bandera y luchó por nosotros aunque el mundo, por supuesto, luego siguió igual, y algunos ojos y oídos se cerraron. No los nuestros. Acá estamos. Seguimos siendo parte de esa categoría de gente que está muy muy muy equivocada, siempre con otros puntos de vistas y otras ganas y al acecho de un lindo puñado de canciones populares para cantar en la cocina, en el baño o en la plaza con amigos. Sabemos que no vamos a cambiar el mundo, por eso armamos el nuestro. Y Blur volvió como un clásico de todo lo nuestro. Pero no como un museo itinerante; hasta trajo piezas nuevas para darnos y un estado de escenario atemporal y moderno. ¿Saben? Hay algo excitante en el aire, algo incierto, rige una sensación intangible que nos conmueve: no se alarmen, pero pareciera como que de ahora en más cada show de Blur pudiera ser su Último Concierto. ¿Grabará la banda un disco nuevo? ¿Albarn se dedicará de lleno a la promoción de su inminente álbum solista? ¿Dibujará el pibe diez del pop británico otra vez las andanzas festivas de los Gorillaz irresponsables? ¿Seguirá buscando lo que aún no ha encontrado al calor de un safari de exploración africano? Preguntas-Preguntas. Qué lindo cuando los artistas nos llenan de nuevas preguntas.
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Recitales / Buenos Aires / Noviembre 2013 TXT Rese単a :: Diego Bonzo Dise単o: Smashing Yonkis
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E
l enorme predio del ex Parque de la Ciudad, ya transformado en territorio roquero, aún deja ver el esqueleto de su pasado. Sin embargo hoy es una escenografía que podemos describir como un parque de diversiones fantasmal o una serie sci-fi setentosa de la tele británica. Ustedes elijan. Mientras tanto nosotros alzamos la vista para contemplar la vieja Torre de Interama -¿una espada de un ejército de gigantes fija en el lomo del cemento? ¿Una nave espacial mal estacionada?-, y Damon en algún momento también lo hace, se cuelga, se viaja en búsqueda de… -vaya a saber uno de qué. ¿Le habrá caído la ficha para otro proyecto sónico? No nos sorprendamos si en el 2014 el quía aparece con un ejército de marcianos musicales en 3D. Hermoso y raro. Especulaciones y referencias extrañas de lado, su banda de la adolescencia nos moverá el piso apenas la veamos subir al escenario. Luego, la apertura con Theme from Retro ambientará la película de cada integrante: una muy ‘viejas locas’ con pañuelito al cuello y cigarrillo en la boca, la de Alex James; una muy nerd de gafas y timidez, la de Graham Coxon; una muy de oficinista en un campamento de verano para bateristas, la de Dave Rowntree (¿le tirará, como en su primera visita, los galgos parklife
UN PRESENTE GIGANTE
a la fotógrafa argentina Nora Lezano?); una muy retrato de Dorian Gray, la de Damon Albarn. El shock inicial se cierra con el grito del cantante -”Are you ready?”- que a su vez abre un portal hacia los 90 con la saltarina electro-pop-disco Girls & Boys o lo más destacado y hedonista de esa década. Y sí, bailamos extasiados-desorbitados cantando eso de “Love in the 90’s is paranoid, on sunny beaches take your chances looking for” hasta que desempolvan Popscene, un single de 1992 que une Leisure (su LP debut) con Modern Life Is Rubbish (su continuación). La escena fluye con Albarn disparando la sirena de un megáfono y Coxon suspendiendo la lógica rítmica de su guitarra como un Pete Townshend imbuido por el espíritu nerd de Harry Potter: si los Beatles eran el Hada Protectora de Oasis, los Who y los Kinks hacían las veces de Liga de la Justicia velando por el sueño pop de Blur. Y ahora los muchachos nos tele-transportan al ultra pasado con There’s No Other Way, la seducción inicial, la canción culpable de todo, una que ostentaba, canchera diversión mediante, la aptitud de la banda para producir los hits instantáneos-irrefutables que no sobraban en las fábricas de otras agrupaciones. Y ahora para tocarla en vivo suman una sección coral y otra de vientos, además de un tecladista todo terreno. Otros tiempos, otros presupuestos. La contundencia melódica de Beetlebum da perfectas razones sobre la gracia de Blur: un guitarrista que sabe hacer ruido deforme con tal delicadeza que nos conmueve y que a la vez ampara el entusiasmo amoroso de un cantor irresponsable. ¡POP, queridos! Parpadeamos y ahí está Out of Time. Coxon redime sobre el escenario uno de los temas afrobeat de Think Tank, el disco sin Coxon. La versión en caliente gana poder valvular en la guitarra del guitarrista y hasta Damon se manda un solito de acústica mientras su cómplice de la infancia
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Recitales / Buenos Aires / Noviembre 2013 TXT Rese単a :: Diego Bonzo Dise単o: Smashing Yonkis
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lo gasta con la mirada. Es a partir de esa dulce tensión que surge lo más lindo y particular de la banda británica. La estamos pasando súper bien y el tiempo no para. Todo parece una veloz película muda con música de fondo. ¡Y qué música! La estamos pasando súper bien y se lo hacemos saber a Graham con nuestro olé, olé, olé mientras Damon baila al ritmo de la pseudo popular. Ellos también la están pasando súper bien. Coffee & TV potencia la alegría compartida y pone otra vez a Coxon en el cenit del show gracias –vale decir- a la cajita Milky –sí, la del video, la que busca al guitarrista en una travesía que le cuesta la vidapaseándose por el sector VIP cual estrella pop. “Sólo quiero tomar un momento para celebrar la vida de un maravilloso songwriter que murió esta semana”, dice Damon y vemos toda nuestra vida junto a Lou Reed en unos segundos hasta que suena el estribillo de Satellite of Love con el cantante aferrando su mirada a la gigantesca espada-nave. Otro triunfo de la emoción y surgen las primeras insinuaciones de Tender. Una chica también insinúa desde el campo con un cartel que pide en piquete solitario cantar la canción con la banda. Y la banda la hace subir al escenario y la chica toca el Cielo con las manos –o la garganta. Le hacemos los coros, todos chochos. Y ahora más canciones como caricias o cachetadas: la deliciosa To the End, y el hit Country House con Damon atravesando el mar de gente por el pasadizo que parte el campo VIP.
El mic que deja de ejercer su gracia, y todo el estribillo es de la masa. Qué bien que cantamos. La noche está ajustada y sin pausa: vemos irrumpir al actor y comediante Phil Daniels en el escenario para narrar su parte histórica en Parklife, una loca costumbre que se viene dando en esta gira. Luego de la comedia cínica y el rock orquestal, más y mejores canciones. La nostalgia se ve tan cómoda en la coreable End Of a Century y en la épica This is a Low que por un momento deseamos quedarnos en este estado para siempre: Coxon reavivándolas con flamantes arreglos de guitarra, Albarn paseándolas por su lado -de cantor- salvaje. Los bises vienen marchando. En una de las canciones nuevas, Under The Westway, Damon rema un pequeño y curtido piano dejando atrás otra tormenta perfecta. Lágrimas de videotape en las pantallas y grititos por doquier. Todos extasiados. For Tomorrow y la publicitaria The Universal le separan las cuerdas del ring a Song 2 que nos da para que tengamos y repartamos con una furia pop-punk inusitada, sin tiempo-sin fronteras. Y Blur demuestra con oficio y frescura que no es una cosa que sólo sucede en el pasado. Blur es un regalo aquí y ahora. Blur tiene un presente gigante. Blur nos rejuvenece. Ojalá que duren mil años. Blur Quilmes Rock 2 de Noviembre de 2013 Ciudad del Rock
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Recitales / Buenos Aires / Octubre 2013 TXT Rese単a :: Laura Cohen
Foto::: Mecha Fiz
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Angelitos
Negros
Y
sí, todo parecía perfecto: pibitos de negro por doquier como en una Buenos Aires neo dark ambientada para la ocasión (hasta el chofer de The xx era un hombre de negro); el trío londinense en su mejor momento (una linda costumbre de las bandas internacionales últimamente) con la intención de apaciguar la furia pavota porteña vía dichosas canciones heridas de sombra e introspección; expuestos todos –ellos y nosotros- en el Mandarine Park, desperdigados ahí afuera como satélites de amor, asumiendo la mirada indiscreta de las estrellas, agradecidos por el clima óptimoagradable del destino, justo-re-justo cuando la noche del martes 15 le partía la cabeza en dos a octubre. Y sí, todo listo, ¿no? Ahí vamos, Sr. Show. Entonces Try se hace cargo de esa perfección. Entonces, concierto sobre ruedas. “Qué raro que toca el bajo Oliver Sim”, pensamos algo perturbados por sus movimientos corporales. “Qué tímida es la voz de Romy Madley Croft”, comentamos embelesados por el juego de sus manos sobre la guitarra. “Qué capo -qué carisma tiene- este Jamie xx para dirigir la ceremonia”, envidiamos en voz baja casi anulados por sus máquinas y percusiones. Pero… ¿les pasó eso de sentirse tan seguros y estar tan equivocados a la vez? Bueno, pseudo Ley de Murphy mediante lo que debía fallar, falla: un desperfecto técnico invalida el sonido por diez minutos (diez años en la dimensión impaciencia). Sin embargo la espera vale la pena. Los pibitos londinenses vuelven a las tablas a punguearnos el corazón a punta de hit –Crystalized-, recobrando así la perfección perdida del show con clásicos modernos como VCR e Islands. Pero no vamos a enumerar acá la lista de canciones interpretadas por The xx. Mejor vamos a hablar de las lucecitas de colores. Esos rayos láser que rayan el cielo, cuya escritura marca miles de Xs sobre nuestras osamentas logrando que una manifestación de fotógrafos improvisados capture, bajo el influjo del asombro, su caligrafía perfecta para subirla a la plataforma digital Instagram. Cuando bajamos la vista, el trío ya suena Angels por todos lados. Cuando bajamos la vista, sentimos angelitos negros por doquier. Después, el bye bye emotivo y todo el agradecimiento pertinente. Después, el caminar hacia los bondis y los taxis diseminándonos súper satisfechos entre la otra gente.
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Recitales / Buenos Aires / Noviembre 2013 TXT Reseña :: Martín Rodríguez Rey
Foto: Gianni Bellone
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M.I.A. AMOR
M
M
alón malón malón amoroso de
indios indies la cubren de besos y de fotos vía celular, alguno le zarpa el mic para gritar su esencia cultural orgullosa de ceremonias sudamericanas, y ante todo todos bailan como muñecos sin brújula lúdica. Ahí al costado, un testigo académico, el Planetario como una bola de espejos inter-espacial abandonada a su suerte terrestre. Tanta pero tanta gente acaba de invadir el escenario que , reclamando el protagonismo perdido, decide mciar Boyz desde la escalera, distancias cercanas más abajo. Pero a los indios indies les cabe cualquiera, y siguen y siguen y siguen fervor en cuerpo como si alguien los hubiera convencido de que están experimentando la fiesta del fin del mundo conocido. ¿Es M.I.A. quien provoca este zafarrancho? ¿Somos unos desaforados por naturaleza? ¿Somos el mejor público del mundo conocido o unos patéticos busca fama? En una nueva edición del Movistar Free Music, Movistar la pega de nuevo. Ya lo había logrado con Franz Ferdinand, esos bon vivant tan adorables, y ahora repite el éxito al calor majestuoso de M.I.A. que hace de la tierra porteña a sus pies una carne trémula mientras el testigo inter-espcial abre miles de ojos como bichitos de luz reinando en colores. ¡Una tafiés total, papá!
La invasión escénica había sido una invitación de M.I.A., un recurso más de su espectáculo, seguro con el propósito de poblar esa sabana africana sólo interrumpida por una DJ portando consola y una baterista canchera hacia el otro extremo, partidas al medio por una corista y dos bailarines que se mueven para acá, se mueven para allá con el frenesí de los electrocutados. Y la morocha -de Londres para el puñado de papeles administrativos, de Sri Lanka para las razones del alma- suelta las riendas de su carroza girl power, ya resuelta en las tablas con una segurísima naturalidad que hipnotiza sin prisa. M.I.A. es una pastora pachorra, y nosotros la admiramos sin principios, y seguimos el hilo de su oración laxa mientras le miramos la producción de la no producción: más allá de un velo rosado, la mina está lista para hacer zapping psicodélico-dominguero sobre un sillón en el living de su casa. Hoy no hay arengas revolucionarias a lo Bombita Rodríguez, esas que promulga en las entrevistas para mover el avispero mainstream. Hoy sube y toca la música que nos gusta a todos. Decimos una playlist cachetada compuesta en su mayoría por los golpes de sus dos sobresalientes primeros discos (Arular de 2005, y Kala de 2007) y algunas de las mejores violencias de género provenientes del reciente Matangi. Así la cosa, la minita exhibe toda esa sapiencia particular que armoniza cadencias del ghuetto underground, cultura negra muy street-anglosajona, y maneras maniáticas de cierta producción high-fi. Un producto tóxico-venenoso, cuyo procedimiento invasivo desmorona cualquier cuerpo juvenil pero al mismo tiempo lo realza provocándole unas ganas locas-gloriosas de bailar, bailar y bailar. ¿Será por eso que nos fijamos en M.I.A.? ¿Será por eso que no nos carga tanto su discurso fuera del escenario? Ya nada importa. Y cuando nada importa nos dejamos llevar por los ohhh eeh ohh mántricos-masivos en la coda de Galang tratando de alcanzar a M.I.A. que arremete como una enana poderosa entre la gente. Nos dejamos entusiasmar por una mezcla pseudo reggaeton de Bamboo Banga no apta para chicuelos sin humor, esos que andan carentes de ironía y placer desvergonzado por la vida. Nos dejamos shockear por la jarana ‘suena tremendo’ de Double Bubble Trouble sintiendo en cada partícula de nuestra piel latinoamericana el apetito irresistible de quedarnos una eternidad nocturna en el lapso de ese beat medicinal, una cura factible para devolverle la onda vital a los zombies. ///
Visitas / Noviembre 2013
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Oh, Karen O... TXT :: Diego Bonzo
Diseño :: Smashing Yonkis
Y
eah Yeah Yeahs en vivo es un suceso infausto que altera gravemente el orden regular de las cosas. Concepto atinado para la catástrofe, para la ruina de la modorra generalizada. ¿Saben? El trío desata en directo una música salvaje-infelizalegre-patotera. Así, todo superpuesto. Una música puesta para chicos que se ponen con la vida. Si estás acá, querés estar de la cabeza. Groove a las 21 clavadas. Groove a oscuras. La luz blanca sobre nosotros ya no. La luz violeta como una tenue tiniebla sobre el escenario rige ahora. Aparecen los chicos. Nick Zinner, el guitarrista; Brian Chase, el baterista. Primera sorpresa: Zinner el multifacético toma un bajo y cancherea un acople que potencia aún más el suspense cinematográfico. Igual todos sabemos que ella vendrá. De alguna rara, rockera y trastornada manera, ella vendrá. Y es con un grito hermoso y punk que su espíritu irrumpe en el lugar. Todavía no la vemos. Gritamos también. Somos unos nenes histéricos enamorados de su maestra jardinera. La queremos ver bailar y cantar. “Dele, Seño, aparezca”, rogamos-rezongamos. Y la oscura electro-marcha de Under the Earth se abre al aire. Y un instante vasta para verla ahí arriba y estallar. Karen O penetra el escenario. Karen O tiene con qué. Lleva en la carne un uniforme irregular amarillo, un short que le da rienda suelta a sus piernas locas-largas, piernas de promotora lisérgica, piernas para unas medias violetas que terminan en las rodillas. También lleva unas formidables gafas que le tapan la cara, y una luz de minero sobre su cabeza que la protege de nuestras miradas. Y claro, es obvio que la queremos mirar. conga mag 151
e v o o r G
Recitales / Buenos Aires / Noviembre 2013 TXT Intro :: Martín Rodríguez Rey TXT Reseña :: Diego Bonzo
Karen O ::::::::::::::: Yeah Yeah Karen O tiene toda la gracia. Y es una desgracia no poder tenerla contra la pared para darle un beso. O dos o tres. Porque Karen O es hermosa, pero no logramos explicarlo. ¿Probaron alguna vez una comida tan rica, única y exótica que los dejó sin palabras? Bueno, ella provoca eso. Mudez. En cambio Karen no se calla. Entona la canción inicial con voz de chiquilina exagerada y distorsiona la realidad, muy out of the space, y así pronunciará el primer “gracias” de la noche en un Groove hasta las manos de gente que emana todo ese calor humano frente a sus colores... She is a Rainbow… Oh, Karen O… qué lindo haber vivido al menos una vez para verte de cerca esa carita de amorosa desquiciada. ¿Y después? Después andar sin pensamiento, ¿no? ¡Qué nos importa el después! 154 conga mag
t Yeahs
ras ese comienzo con uno de los ejemplares de Mosquito –su último álbum, o excusa para poner al trío neoyorquino (que en vivo es cuarteto, con David Pajo en multiintrumentos) nuevamente en Buenos Aires: nos alegraron en 2006, nos ningunearon la invitación por falta de salud en 2011-, viajamos atrás en el tiempo unos diez años. Suena Black Tongue y nosotros “ah, claro”. Un baldazo de memoria rock nos despabila y reentendemos por qué su debut Fever to Tell nos había puesto la cabecita: garage-punk animal o cuando el bicho aún no estaba enrarecido por las perversiones tecnológicas. Pero en 2013 la Karen sigue saltando toda eléctrica y pronuncia mini onomatopeyas de nena nerviosa, y se mueve por aquí, se mueve por allá. Y stop. Y más acting que nos gusta. Se moja impúdica-desprolija con una lluvia radiante de pequeñas Y de papel. Y Groove (reemplazo del viejo Luna Park) es una fiesta de cumple en el jardín de infantes de la locura. Pogo dance, pogo cool, nada denso, llevado de la manito por el beat prudente de Brian Chase que cambia la onda cuando nace la intro inclemente de Gold Lion, ya de Show Your Bones, su segundo disco vía 2006. El escuálido Zinner abrirá luego un solo en remolinos alrededor de los agudos inverosímiles de su amiga que quiebra las caderas, intervenida en cuerpo y alma por cierto espíritu de la danza milagrosa, y se prepara para la segunda sorpresa de la noche. Nosotros anonadados pensamos que si Karen no tuviera acceso a sus pulsiones más bajas, seguramente no se dedicaría al rock. Y acá hay rock, acá hay shock asegurado: con su cara de tierna desquiciada detrás de un manto púrpura, O se come pornográficamente el micrófono, lo mantiene sólo con sus labios, expulsa un gruñido death metal extravagante, y actúa una fellatio arrebatadora, ya de rodillas, ya gloriosa y final. Abajo, novias miran a sus novios como diciendo “ni lo sueñes, nene”. Igual lo queremos soñar. Ahora es It´s Blitz, el disco que hizo explotar gran parte del planeta Yeah Yeah Yeahs, quien pone lo suyo. Decimos Heads Will
Roll y Zero, clásicos del nuevo milenio que cambiaron el viento de la banda. Con ellos tejemos raudos bailoteos ahí en el piso hasta que llega el pseudo relax con las baladas semi-acústicas Turn Into (que cierra el álbum Show Your Bones) y Despair (que promedia Mosquito). Luego, del mismo insecto-LP, Sacrilege, esa que nos descolocó con su coda a los trapos góspel cuando fue presentada como single-muestra del álbum. En vivo, sin trucos de estudio, esta pieza se convierte en todo un desafío para el registro vocal de la cantante, quien flaquea en algunos tramos pero a la vez gana la oportunidad de colmar nuestras expectativas a cerca de su prestancia escénica: Karen explota su histrionismo como una anfitriona de circo porno, arenga con su discurso profano, levanta los brazos y aplaude en sincronía con las extremidades de Chase, que descuida su batería para asegurar la perfección del rito. Cuerpo a cuerpo forman una i griega carnívora, la inicial mutante del nombre de esta nocturna cofradía. “Y yo suplico, y yo rezo”, repite Karen en un mantra desgarrado, mientras desde abajo le damos nuestro calor humano, su combustible, mientras desde arriba cae la última lluvia de papelitos viajando en el devenir que trae el relámpago post-punk Y Control, uno que culmina con el período principal del show, a sólo una hora de haber comenzado. Retoman el escenario con Cheated Hearts. Aún quedan veintitantos minutos de ceremonia. Están a pleno de risas y regodeos los tres. Convidan miradas y muecas, pequeños tiempos perfectos de complacencia y emoción. Le bajan los decibeles a Maps, la balada enamorada art-punk, y la sacan a pasear bajo las estrellas (siempre, no se olviden, estamos bajo las estrellas) vestidita de semi-acústica. Aplaudimos a rabiar. La banda agradece, y la fiesta alienada se consuma con el último consumo desmedido de la noche, Date With The Night. ¿Y después? Bueh, qué nos importa el después. Beach House Teatro Vorterix Septiembre 09 / 2013
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Reediciones / Discografías Completas
JESUS LOVE YOU Con motivo del 30º aniversario de la banda, el sello Demon Music Group lanzó el 2 de diciembre The Complete Vinyl Collection, un box set que guarda un total de 11 LPs en cuerpo de vinilo.
La caja, limitada a 1500 copias numeradas, contiene los seis discos de estudio* de The Jesus and Mary Chain, dos LPs que guardan todas las sesiones para la BBC, un álbum en vivo y un disco de rarezas y lados B elegidos por los fans del grupo. Claro, el box set cuenta con el infaltable libro de tapa dura, en este caso, de 32 páginas con entrevistas y fotografías inéditas.
*Psychocandy (1985), Darklands (1987), Automatic (1989), Honey’s Dead (1992), Stoned & Dethroned (1994) y Munki (1998)
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Reediciones / DiscografĂas Completas
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Reediciones / DiscografĂas Completas
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conga mag la vida puede ser tan adorable
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