Conga mag / Número 15 / Primal Scream (Tapa B)

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La revista digital de música Rock + Pop + Indie + Electro Año 2 Nº 15 Junio - Julio 2013

DIRECCIÓN Y DISEÑO EDITORIAL Martín Brossard FOTOGRAFÍA Smashing Yonkis COLABORAN EN ESTE NÚMERO Luciana Romero (Notas) Martín Rodríguez Rey (Notas - Diseño) Gustavo Kraft (Notas) Laura Cohen (Notas) Zoe Kreimer (España) Alex Chavo Acuña (México) SEGUINOS Web www.congamag.com Facebook www.facebook.com/Congamag Twitter www.twitter.com/congamagoficial CONTACTO Correo conga@live.com.ar Imágenes y/o Fotos: Si el autor de alguna de ellas deseara que fuera removida o bien prefiriera figurar en los créditos de esta publicación digital, por favor comunicarlo a nuestro correo electrónico conga@live.com.ar ¡Besos!

Copyright ©2013 Conga mag


Queremos ver a en la vida real VISITA > Mientras Damon Albarn ya tiene listo su debut solista, registrado junto Richard Russell, fundador de XL Recordings, mientras Blur podría grabar más canciones pensando en un nuevo disco, nosotros, tras conocer las fechas en Uruguay, Brasil y Chile (todas en noviembre), esperamos re manijas la segunda visita -por fin confirmada- del cuarteto de Colchester a la Argentina. Y es real nomás. Y ahora sí es toda nuestra la alegría. La banda volverá para jugar música con nosotros, al igual que en 1997, el 2 de noviembre en Ciudad del Rock , Villa Soldati.

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Conga mag n º 15 junio - julio 2013

En tapa Primal Scream

The Pixies

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¿Cómo juntar 150 mil dólares para un libro de foto?

A. Corbijn + J. Dean

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Luego de Curtis, el director se inmiscuye en la vida del mítico actor norteamericano.

Radiohead

DAFT PUNK >

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Nos adentramos en Random Access Memories, el cuarto disco del dúo francés, para comprender por qué es la música que escuchan todos. Además, Guy Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter lo analizan track by track.

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A un tal Simon James se le ocurrió transformar sus disco en lomos de libros. Delirio arty.

Disclosure

Cat Power en el Teatro Coliseo >

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Los hermanitos Lawrence encienden las pistas de baile con Settle, la esperanza UK house.

The Ramones

BJöRK >

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Muere Arturo Vega, director artístico de la banda punk y creador de su inmortal logo.

10 Discos 10 Escritores 34 Literatos, periodistas y músicos razonan algunos álbumes fundamentales del Rock Argentino.

Michael Stipe + Patti Smith 36 El ex R.E.M. compila un montón de entrañables fotografías que le tomó a la Madrina del Punk cuando ésta, tras una grave depresión, retornó a los escenarios de la mano del Doctor Bob Dylan.

PRIMAL SCREAM >

Charlamos con Bobby Gillespie.

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Babasónicos vía México >


SUMARIO 48 Celebramos los 20 añitos de su falso primer disco, el amoroso Debut. Sí, ya dos décadas sobre la superficie del mundo: un pequeño recipiente redondo que podía haber contenido el discurso naíf de la Princesa Pop de turno o la fantochada de unos pibitos súper hypeados guarda once preciosas canciones, por momentos bailables, por momentos conmovedoras, por momentos todo eso junto.

54 Todas alguna vez quisimos ser la mejor. Todas alguna vez sufrimos una decepción amorosa, nos cortamos el pelo, o lo teñimos de un color ajeno, y cambiamos casi por completo el vestuario. A veces venimos mal y no lo disimulamos. Cat Power está en esa. Y nosotros te contamos cómo fue su último show en la Ciudad de Buenos Aires.

60 Alex Chavo Acuña nos cuenta desde la capital azteca los pormenores de uno de los últimos conciertos de Adrián Dárgelos y sus amigos de Lanús promocionando A Propósito. Un recital puente que además sirvió para presentar algunas de las canciones de su inminente nuevo disco, Romantisísmico, que sale en

The Vaccines

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Los vimos en Niceto durante un show agitado-desenfrenado apto para la lujuria pop-teen. The White Stripes

sin miedo a la curiosidad

Mazzy Star

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justice

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Jack y Meg White devuelven Elephant a las disquerías por segunda vez en el año. The Smashing Pumpkins

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Feliz cumple!!! Gustavo Cerati Paul McCartney Debbie Harry Andy Warhol Elliott Smith Mick Jagger Ian Curtis

EMI / The Aeroplane Flies High

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Hey!

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La banda del enorme Black Francis tendrá su LIBRO OFICIAL de FOTOS, si se juntan 150 mil dólares vía Kickstarter. Por Laura Cohen

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ablamos de A Visual History, Volume 1, una crónica en imágenes que va de 1985 a 1993, es decir, los primeros años de la banda. Sean T. Rayburn, co-fundador del sitio www. pixiesmusic.com, considerado el fansite más importante de la banda, está detrás del proyecto junto al diseñador Aaron Tanner.. Ambos, para incentivar el aporte de la gente, incluirán postales inéditas y posters exclusivos, además de los nombres de cada donador. Las imágenes están siendo recolectadas vía familiares de los integrantes de los Pixies, fans y algunos fotógrafos que trabajaron con ellos. La intención, aseguran los responsables, es que todas estas fotos cuenten una historia rica y diferente. Si todo va bien, Rayburn y su compinche trabajarán en dos volúmenes más: uno, dedicado a los proyectos solistas de Black Francis, Kim Deal, Joey Santiago y Dave Lovering tras el adiós amigos de la banda en 1993; el otro, mostrando la gira del reencuentro y todo lo que significan para sus colegas y público en general.

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Kickstarter /// Sitio web de financiación en masa para proyectos creativos.


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espués de Curtis y Joy Division, Corbijn se meterá con Dean y la amistad que el actor forjó con el fotógrafo de la revista Life, Dennos Stock. Life, entonces, se llamará la película. Este nuevo proyecto relatará los pormenores dentro y fuera de esas imágenes memorables del protagonista de Rebelde Sin Causa captadas por Stock (que se pueden ver reunidas en el libro James Dean: Fifty Years Ago, publicado en 2005) tras recibir el encargo de la agencia Magnum de retratar a Dean poco antes del estreno de su última película, Al Este Del Edén, en 1955. Ese giro del destino los

Iain Canning, productor del film, responsable también de El Discurso del Rey (2010) y Shame: sin reservas (2011), aseguró que el rodaje, cuyo presupuesto ronda los 15 millones de dólares, comenzará a principios del año que viene, cuando el guión de Luke Davies esté listo.

Life 2014 Director / Anton Corbijn Guionista / Luke Davies

Live Fast and Die Young El fotógrafo y artista visual, Anton Corbijn, el mismo que ha trabajado en videoclips y tapas de discos para R.E.M, Nick Cave, Bauhaus, Tricky, Massive Attack, Travis, Coldplay, y, especialmente, U2, Depeche Mode y Joy Division, volverá a sentarse en el sillón de director (tras su ópera prima Control, aquella que en 2007 nos contó en sobrio blanco y negro los últimos años de la experiencia terrenal de Ian Curtis) para adentrarse en la vida del malogrado actor e ícono de la cultura norteamericana, James Dean. Por Luciana Romero

amontonó en un viaje de costa a costa por Estados Unidos, donde se consolidó la amistad. Sabemos que Corbijn ha estado investigando sin pausa todo acerca de la corta y excitante vida de Dean, quien murió rápido y furioso a los 24 años de edad en un accidente automovilístico. La historia oficial dice que mientras trabajaba en la película Gigante, Dean se compró un Porsche Spyder 550, bautizado como Little Bastard por Bill Hickman, otro corredor, amigo personal del actor. Paradójicamente, el 17 de septiembre (días antes de su muerte) Dean hizo un anuncio publicitario en el que advertía a los jóvenes de conducir con prudencia. Tan pronto como terminó el rodaje de la película, Dean fue a competir en una carrera de automóviles en Salinas, cerca de San Francisco. La noche anterior dejó su gato a Elizabeth Taylor para que la actriz se lo cuidase, ya que temía que algo le sucediese. Algo sucedió. 8 conga mag


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Delirios de Biblioteca conga mag 11


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Sin dudas, Radiohead es una banda de música formidable. Aunque también es la mejor para los titulares de medios especializados y la más eficaz para los juegos de palabras. Que la existencia de estos muchachos le caiga bien a casi todo el mundo, que casi todos se metan con su trabajo, no es algo arbitrario: ellos mismos lo provocan. Y da para tanto. Thom Yorke y compañía probablemente sean de los artistas ingleses que, súper conscientes de su arte y su suerte, más dejan ganar a otros desde dicha realidad. Subidos a esta tendencia, el artista visual Simon James* y la Standard Design (www.etsy.com) flashearon con la música de la banda y su paleta de colores sónicos para transformar sus discos en una serie de ocho pósters coleccionables donde cada canción simula ser el lomo de un libro imaginario. El precio de las impre-

siones con los diseños de la banda de Oxford, cuya influencia notoria nos habla de las ediciones de Penguin Book (editorial británica fundada en 1935 por Allen Lane), va de las 12,50 a 37,50 libras esterlinas. Ahora sólo nos quedan algunas dudas indescifrables: ¿qué habría pasado con el mundo si en lugar de canciones y discos, Radiohead hubiera fraguado relatos o novelas? Y si así hubiese sido, ¿cómo andaría hoy nuestro mundo personal con estas obras literarias pululando por la comodidad -muchas y lamentables veces burguesa- de nuestro hogar? Por Luciana Romero Imágenes / Smashing Yonkis *Además de Radiohead, James también ha intervenido los discos históricos-eternos de Joy Division, The Smiths y The Cure.

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la música que escuchan todos Por Martín Brossard

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Muchas veces el ejemplo sonoro es más eficaz que un mar de palabras para conmover el corazón de melón del melómano empedernido, sin embargo, Random Access Memories, el cuarto disco del dúo francés Daft Punk, amerita, además de placenteras y repetidas escuchas, ser desmenuzado-consumido a través del habla escrita. Ya nadie lo negará, este trabajo es el compendio de música electrónica más anhelado de 2013. De ese podio no lo baja nadie. Y sus artífices, unos trabajadores del sonido que repavimentaron las calles de Ciudad Capital Dance, que hicieron de Coachella su club personal y a los cuales no les tiembla el tempo a la hora de estremecer campos de gentes enteros, parecen haberle entregado el alma a cierta fuerza superior. Y una vez que se ha entregado el alma, lo demás sigue con absoluta certeza, incluso en pleno caos. Porque lo que hacen ahora casi no parece música electrónica. ¿Entonces? Bueno, para ellos, como creadores, para nosotros, como escuchas, esto representa un nuevo comienzo. En él estamos envueltos, listos y fecundantes. Hagamos un análisis express, a modo de muestra, de Random Access Memories. Su fiesta, una muy exagerada, pasa la barrera conceptual de los 70 minutos. Toda una declaración rock progresiva de principios: “Qué nos importan los disquitos de media hora”, parece decir el dúo. Su desquicio, uno muy bizarro, se posa en todos los personajes invitados e interviene en todas las escenas alucinadas que no desilusionan casi nunca. Giorgio Moroder, el caudillo del dance, se pone emo en una hazaña épica que mixtura y enseña las bases del electro, el jazz y el funk, una clase para la posteridad que bien podría haber dado el baterista y productor francés Marc Cerrone, otro padre del aula discodance; Julian Casablancas se oculta bajo las sábanas de un fantasma dolido y se pierde al baile mientras canta -o rezonga en agudos temblorosos- vía vocoder entre lo real y lo irreal para darnos la aventura más conmovedora de su travesía como líder vocal; Paul Williams, el colectivero del pop cuya leyenda en el espejo no es otra que “We’ve Only Just Begun”, se cree un androide en cortocircuito por la carencia de amor. Y hay más, claro, pero ahora dejemos que los muchachos lo analicen al unísono: “Este disco es sobre la tecnología que va hacia la humanidad, en un mundo donde la humanidad va hacia la tecnología. Tratamos de capturar emociones robóticas con música, sustituimos nuestros equipos electrónicos por seres humanos reales. Las computadoras, como instrumentos musicales, hacen que sea difícil para los músicos tener su propia personalidad sonora y muchos discos de música electrónica comienzan a sonar igual. Siempre hemos estado fascinados por la relación y la conexión entre el hombre y la máquina. Este disco es prueba de ello”. conga mag 17


Hey! Cuando Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo leen su historia sienten el valor del recorrido, pues con semejante debut, aquel Homework de 1997, la multitud disco europea presenció cómo estos dos amigos perfeccionaban la electrónica de sintetizadores y samples justo cuando más se lo necesitaba. Había que confiar en ellos. Y todos los intereses puestos en aquel primer álbum, todos los recuerdos del futuro, fueron cobrados en el inmortal Discovery, nave-sirena que aún sigue dando vueltas por el universo. Quien no la ha oído, no conoce el poder del canto. No hay nadie a quien su canto no arrebate. El silencio, esa otra música preferida, puede hacer la vida más dura, así que cuidado. Pero quien oye el canto de la nave-sirena podrá olvidar por fragmentos de tiempo las preocupaciones cotidianas y elevarse por encima de la vida habitual… Bueno, bueno, no nos quedemos mucho describiendo aquel álbum, que vamos a empantanarnos en la nostalgia. Además, mucha más historia se escribió en los libros del ROCK desde entonces: la música electrónica se terminó de bastardear hasta el merzapop, y Daft Punk, luego de un Human After All lleno de interrogantes y de una gira grandilocuente en 2007, jugó a las escondidas en Los Angeles para renacer como la leyenda del Ave Fénix (no vamos a hablar de la banda sonora para Tron. Sabrán disculpar, o no). Muchas veces nos preguntamos qué ocurre realmente con la música del dúo. ¿Bajo qué preciosa conjunción

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de los astros se enciende? ¿En qué noche de júbilo discotequero se exaltan de alegría estos dos gatitos franceses para prodigarnos sus beats valerosos, su fuego y su memoria sónica? Random Access Memories responde todo eso. Si adoramos desmedidamente a Daft Punk, ¿cómo comprendemos o analizamos con juicio y sensatez su vida sonora? ¿Creemos hacerlo? La respuesta más simple sería que la belleza de su música es tan inmensa que ni los más obtusos pueden resistirla; pero esa respuesta es insatisfactoria. Si así fuera realmente, al oír esa música deberíamos experimentar la sensación de lo extraordinario, la sensación de que en esa música resuena algo no oído antes, y que tampoco somos capaces de oír, y que tal vez Daft Punk y sólo Daft Punk nos capacita para oír. En realidad, no es ésta nuestra opinión, no sentimos eso y no hemos notado que los demás lo sintieran. En sobremesas íntimas, en livings regados, no vacilamos en manifestarnos que, como música, aunque muy linda, la de Daft Punk no es nada extraordinaria. Decimos: no es Celestial, aunque te lleva lejos, es cierto. Y adoramos dicho deleite. Nos abandonamos a él. Como esos drogones recuperados que se vuelven insoportablemente sanos, los muchachos se mostraron despectivos con la música electrónica en los medios especializados y, dejándose puestas las caripelas robóticas, editaron un disco grabado casi por completo con instrumentos en vivo. Sin embargo, debemos


aseverar que su actualidad compositiva está a la altura de la leyenda. Y hay un plus: supieron codearse con la Crème de la crème. Además de Moroder, Casablancas y Williams, nombramos a Nile Rodgers, que llegó con un ritmo de guitarra finamente funky y centelleante en esa especie de himno para un John Travolta interestelar, Get Lucky, y en la fresca-liberadora Lose Yourself to Dance. Y nombramos a los bichos de estudio Omar Hakim y John JR Robinson, hacedores de breakbeats elevados en piezas prog-rock como Contact. Y nombramos a Panda Bear haciéndolo todo de maravillas en Doin’ Right. Una bocha de talento. La ficción que ambienta al disco, aunque vaga, sabe retomar esa tradición de los álbumes setentosos interminables. Hay voces de laboratorio insinuando el ánimo de almas robóticas que se recalientan los circuitos por ser humanos. Hay sentimientos en cada acorde, cada beat, cada letra, cada paso de baile. En Touch, por ejemplo, Williams se pone un traje melodramático para ejercer el estribillo como una odisea cibernética. Todo un despropósito cursi, emocionante y fastuoso. Una rutina que gana gran parte del disco. Una rutina de la que no podemos despegarnos. Todo un despropósito de producción que hace gala de los viejos buenos tiempos de los estudios de grabación, un poco canchereando la sabiduría, un poco ejecutando lo que más les gusta. Un gesto de tipos creativos. Un gesto apto para la fusión de géneros que van del jazz, pasando por la mú-

sica disco, hasta las canciones “todos en el mundo somos grasas” de la música ambiental. El ninguneo a los ritmos electrónicos modernos es notorio, y comprensible, si tenemos en cuenta sus últimas declaraciones antes de la salida del álbum, durante la etapa de gestación. Claro que no es un LP para los deshidratados bailarines de la Creamfield del Juicio Dance Final. Claro que estos dos gatitos franceses están más para ronronear por las alfombras de un living parisino que para la loca-loca pista de baile, pero ahí está el chiste melancólico, ese que nos provoca la mueca cómplice al poner una y otra vez el disco. Ya sabemos, todo es cuestión de tiempo, a todos nos llegará la fiesta de la madurez, hay que estar atentos, prevenidos, para llevar por los días de la vida lo mejor que se pueda a la decadencia delirante de los años. Ya clásicos, ya maduros, los Daft Punk rememoran la música dorada que los avivó en sus comienzos, aquella era de la música que escuchaban todos, cuando los grooves hechos a mano y el rock progresivo-temperamental enfermaban al mundo con la fiebre ultravioleta del sábado por la noche. Ya clásicos, ya maduros, los Daft Punk pueden perderse en alguna letanía sónica casi sin fronteras o tropezar en el intento de algún estrafalario paso de baile, pero quién les borra lo andado, quién les quita lo bailado. Random Access Memories Daft Punk Columbia Records

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Hey!

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El dúo francés celebra su PRIMER NÚMERO UNO en el chart inglés con el single Get Lucky y analiza track by track a Random Access Memories, justo antes de editar Lose Yourself to Dance, el segundo corte del disco. Give Life Back to Music “Uno de los objetivos de este disco es poner algo ligero y elegante encima de la mesa. En ‘Give Life Back to Music’ toca la batería John Robinson Jr. Tomó parte en ‘Off The Wall’, la obra maestra de Michael Jackson. Lo realmente fantástico de una interpretación como la suya son las infinitas posibilidades que te dan los matices, algo imposible de recrear con un acercamiento electrónico. Todos los hits o álbumes que produjo Quincy Jones siempre nos fascinaron por la precisión final de la producción, algo que nunca se podrá imitar con tecnología. Es la diferencia entre ‘Thriller’ y ‘Bad’. En este último las canciones son brillantes, pero las interpretaciones tienen menos aura. Menos carácter”.

Giorgio by Moroder The Game of Love “Cantamos con vocoders. En una era en la que la voz humana se manipula para que suene robótica, es excitante el hecho de que puedas emprender la dirección contraria y darle la mayor humanidad posible a una voz robótica. Es la idea de una inteligencia artificial que imitara la inteligencia humana. Una emoción de algo que no es humano, pero que intenta serlo con todas sus fuerzas”.

“Lo conocimos hace unos años, siempre ha sido algo así como una leyenda mítica para nosotros, alguien un poco misterioso. La idea de la canción era hacer una suerte de documental basado en una entrevista que hicimos con él. La voz de Giorgio Moroder fue grabada en distintos micrófonos de distintos periodos. Finalmente acabamos con tres horas de material digno de entrevista en el que rememora su vida como músico. Este corte es una gran metáfora sobre la libertad musical. Siempre nos forzamos a romper barreras entre géneros musicales, entre el buen y el mal gusto, entre el hype y el nohype. Giorgio es un modelo en este sentido. Es fascinante escucharle decir, a la tierna edad de 72 años, ‘oh, yo estaba haciendo música electrónica hace más de cuarenta años’.


Instant Crush

Within “Gonzales toca el piano en este track. Es un amigo, un gran músico, uno de los mejores de su generación, de hecho. ‘Within’ es una de las varias canciones que grabamos. Es muy minimalista; una pequeña sección rítmica, un bajo y un piano. La idea era crear un corte esencial con los mínimos instrumentos posibles”.

“Julian Casablancas de The Strokes se ocupa de las partes vocales. Los dos somos super fans de la banda, y de repente nos dijeron que él quería conocernos. Teníamos una demo por ahí, vino, la escuchó y se mostró entusiasmado. Tiene un don. A nosotros siempre nos ha encantado el rock y el concepto de banda de rock, pero lo cierto es que en el pasado se hicieron cosas tan poderosas que se había vuelto muy difícil que surgieran nuevas voces interesantes. En los últimos años, tanto The Strokes como MGMT -con acercamientos distintos- lo han conseguido. Julian tiene esta actitud punk rock, sus melodías tienen un impacto emocional muy fuerte. Era importante para nosotros tenerle en el álbum, rodearnos de nuestros contemporáneos”.

Lose

Yourself Dance

to

“Este corte es la definición más simple de nuestro objetivo. Un álbum muy detallado en la producción pero muy simple al mismo tiempo. Centrado en bajo, batería y guitarra y, por supuesto, en robots. Es el opuesto a un álbum sobre-producido. Nuestra fantasía era volver a hacer música de baile con una batería. Grabar de esta manera es muy gratificante. Estamos muy orgullosos de que haya un batería real detrás de los ritmos y no una caja de ritmos. En el disco tocan dos baterías, John Robinson Jr., quién tiene el récord de ser el batería más grabado de la historia, y Omar Hakim, quién empezó a tocar la batería a los 16 años ni más ni menos que con Stevie Wonder”.


Get Lucky

Touch “Esta canción es el quid del álbum. Es el punto de partida del disco entero. Es nosotros conociendo a Paul Williams (compositor de música para cine -incluyendo ‘El fantasma del paraíso’- y actor). Nos lo presentó un ingeniero de sonido que conocíamos. Nos visitó en el estudio. A partir de ahí surgió algo muy cinematográfico, muy narrativo. ‘Touch’ sería la mejor definición del lado psicodélico de ‘Random Access Memories’. Esta canción tiene 250 pistas distintas. Es la más compleja, la más loca del álbum”.

“Canta Pharrell Williams. Invitarlo a colaborar en el álbum fue un paso natural. Es un entertainer nato, un artista completo, que transpira elegancia. No siempre ha tenido la oportunidad de mostrar sus habilidades como cantante y, lo cierto, es que se le podría incluir en el panteón de interpretes míticos. Queríamos dar la impresión de estar atrapados en una burbuja de cristal, totalmente aislados del mundo exterior. Podríamos haber estado en 1978, pero la idea era hacer viajar la música por el presente y por el futuro. Ver lo que pasa y observar cómo este entusiasmo se comunica con la gente”. Fragments of Time

Motherboard “Un track muy futurista, podría haber sido del año 4000…”.

“Nuestro reencuentro con el productor de house Todd Edwards desde ‘Discovery’”.

Beyond “Otra canción que hicimos con Paul Williams, quien escribió la letra. Es una canción hipercósmica con una letra muy pura, muy poética. Hablamos mucho con Paul Williams sobre la dirección que debíamos tomar con el disco, fue interesante comprobar que él podía articular en palabras nuestras ideas”. Doin ‘it Right “La voz angelical es de Panda Bear (de la banda Animal Collective). Nos encanta su trabajo en solitario, así como el acercamiento musical de la banda. Este corte fue el último que grabamos y es el único enteramente electrónico del álbum. Tiene un feeling muy relajado. Quizá sea nuestra composición más futurista y nuestro track más contemporáneo”. Contact “Un track producido con DJ Falcon, y una voz grabada en la última misión del Apollo -la número 17- por la NASA. La voz es del Capitán Eugene Cernan, el último hombre que ha caminado por la luna. Es una voz que, literalmente, viene del espacio. Y lo que dice, no necesita comentarios…”.



Atensound!

Impulso Adolescente Estos pibitos son esplendorosos. Hype mediante, igual les cabe el adjetivo. Acá hay justicia. Y son demasiado jóvenes (19 y 22 años) para morir en el intento de cambiar el estado de las cosas en los clubes nocturnos ingleses. Y para ganarse un rincón en la eternidad british forjaron un debut -Settle- de efectivas romanzas que huelen a espíritu pop adolescente –White Noise y You & Me, por ejemplo–, canciones tan compactas que golpean como primeros auxilios en el corazón de cualquier despechado cardíaco y se meten como bichitos en el cuerpo del dancer furibundo siempre en busca del baile perdido. Acá hay onda. Y son tripulantes, quizás, de la primera nave conquistadora de un espacio aéreo comercial de lo que hasta ahora había sido un leve planeador underground sin mucho alcance. ¿Hola, querida masividad? Por Alex Chavo Acuña

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G

uy y Howard Lawrence, hermanos oriundos de Reigate, Surrey, situado al sudeste de Inglaterra, despegaron el vuelo en 2010. Así que en tres años de millas recorridas entendieron lo que a algunos les lleva una década, o una vida, al igual que otros púberes en el techno y el house como los destacables Ron Trent y su disco Altered Status con 16 primaveras, Carl Craig, semi dios en Detroit con 20, Nathan Fake y su Outhouse con 19, Happa y su sorpresa del 2012 con 15, y los también hermanos en la vida y en el house, los teen neoyorquinos The Martinez Brothers. ¿Cómo dos nenes transmiten tanta sapiencia? ¿En qué cunas mamaron su conocimiento? “Nuestros padres nos enseñaron a tocar instrumentos desde pequeños, aunque no nos enseñaron nada del dance o la parte electrónica del asunto. Todo llegó cuando empecé a salir por discotecas y veía a los DJ, cuando escuchaba dubstep o a artistas como Burial y Joy Orbison. Cuando los descubrí, se los enseñé a Howard y supimos que queríamos saber hacer esa música y hacer lo mismo que esa gente”, nos cuenta Guy. La realidad muestra que Disclosrure maneja una intuición envidiable para actualizar expresiones sonoras como el garage music y para revitalizar la escena house de los clubes ingleses. Y lo hacen con canciones que romperán la barrera de este presente. Dentro del planeta de DJs y rockstars del E.D.M., Disclosure es uno de los pocos grupos de música electrónica que toca con instrumentos reales (“Siempre quisimos tener una banda y ser como las que oíamos en casa”). Y en los singles de Settle reinan voces albergadas por las bondades de dos subgéneros de ultra actualidad recuperada: el deep house neoyorquino de la escuela Nervous Records / Masters At Work y el mecanismo más soulful del 2step de finales de los 90 (productores como MJ Cole y The Artful Dodger). Guy y Howard consiguieron llegar al número uno de las listas británicas con su primer álbum y, desde entonces, han corrompido toda percepción melómana pistas adentro tanto en Europa como en Estados Unidos: “Cuando nuestra canción Latch llegó al número 11 en Reino Unido, nos dimos cuenta de que en realidad teníamos la oportunidad de devolverle a los charts música house buena, bien

escrita y creíble”. Aunque ya con Offline Dexterity, su menguado debut en 7” para el sello Moshi Moshi, mostraban su luminosa inspiración en artistas como Joy Orbison o Pangaea. Entonces hacían ese tipo de post-dubstep ligero con algunos matices del house. Eran apenas dos adolescentes de 19 y 16 impulsados más por la curiosidad que por la certeza. Pero la cosa se tornó mucho más interesante en dos años de arduo trabajo. Paralelamente al crecimiento de un nuevo house inglés de bajos seguros y poderosos (¿alguien ahí en el fondo dijo “deudor del viejo speed garage”?) y tramas radiantes, ellos iban cocinando su producto con la mente tranquila. Ahora dice Guy: “Ha sido muy interesante. Empezamos como a los 16, éramos unos niños, ahora tengo 19 y sigo en el proceso de crecer y aprender más cosas”. Así hasta llegar a The Face EP (Greco-Roman, 2012), donde ya aparecían canciones como Boiling –que brilla en la versión lujosa de Settle– y nos alertaban de la lección aprendida. Es decir: borrar el ánimo FWD> y Plastic People para rescatar el ambiente jubiloso de Ministry of Sound. Guy nos ilustra un poco más: “Empezamos a crear beats y canciones hace como cuatro años, sólo por diversión y después las subimos a Myspace. Nunca fue algo serio hasta ahora, crecimos con instrumentos en casa y así nació todo. Escuchábamos a bandas en vivo y música pop en general, siempre quisimos tener una banda y ser como las que oíamos en casa. Decidimos que así sería lo nuestro, con instrumentos. Después nos dimos cuenta de que somos de los pocos que lo hacen junto a James Blake, Mount Kimbie y SBTRKT”. Y en Settle no hay sobresaltos negativos. Este trabajo es de una contundencia pareja y estimulante que va de la suavidad de Intro a la pirotecnia de When A Fire Starts To Burn. Y el recorrido es una fiesta de aromas que nos pasean por el recuerdo: Deep Dish, Lil’ Louis o Mr. Fingers. Pero los chicos de Disclosure no copian y pegan con descaro. Más bien sugieren a consciencia, se hacen cargo de una revisión histórica general con nuevos aportes que los absuelven ante cualquier sospecha maliciosa. Una de las realidades del álbum es su tenacidad en las bases, todas hermanas del mismo molde. conga mag 27


Atensound!

White Noise, por nombrar una de las canciones, mixtura la esencia de un track de Detroit perturbador con líneas de bajo que le deben su vida a cualquier producción de Carl Craig y su alias 69, potenciada con unas vocales demoledoras desde la garganta de Aluna Francis, integrante de los interesantísimos AlunaGeorge. Defeated No More retoma la onda de Masters At Work o Armand Van Helden directamente desde 1997, mientras que Confess To Me y You & Me se enlazan con el MJ Cole de su época dorada, y son cantadas, respectivamente, por Jessie Ware y Eliza Doolittle. Al encarar el tramo instrumental, decimos Grab Her o Stimulation, es notorio el contagio de speed garage: bajos con sobrepeso que corren reflexivos hasta el track donde aparece la voz de Sasha Keable en Voices. Más allá de algún respiro en medio tiempo como Second Chance, los 14 tracks que completan el disco imponen un sonido lustroso y exuberante, frontera que deberán traspasar con cierta evolución en un segundo álbum, aunque por ahora les ha valido para facturar uno de los mejores y más estimulantes momentos discográficos del verano boreal. Settle también es una mirada de reojo a un período raro-añorado en la tradición del clubbing británico: aquellos días en los que un white label (esos discos sin rótulos que suelen utilizar los Djs y que aún no han sido editados por algún sello) distribuido vía disquerías especializadas como Black Market y promocionado por las ra-

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dios piratas podía copar puestos altos en las listas de éxitos de Gran Bretaña y despegarse de la precariedad indie-dance más difícil hacia el abundante y pegador mainstream. Aquellos días díscolos del UK Garage –eslabón fugaz entre el speed garage y el 2step– dejaron temas que hoy se rastrean con ansiedad de yonqui por algunos melómanos, temas cuyo espíritu Disclosure está reavivando con la elegancia de hacer buenos tracks de ánimo club e invitar a voces atractivas para cantarlos. No creemos, sin embargo, que en sus discotecas personales abunden los disquitos de esa ráfaga dorada de sonidos, pero sí sabemos que han tenido el talento suficiente como para absorber las influencias primordiales de este revival. ¿Cómo lo han logrado? Se alimentaron de las diferentes maneras de la nostalgia, tanto con las sesiones de DJ temáticas como con los podcasts de exploración memoriosa en clubes o en artículos publicados en la revista FACT (www. factmag.com). Pero claro, también tuvieron que imponerle su salvaje sapiencia al cúmulo de sabidurías ajenas. Settle es, entonces, la obra de unos artistas cachorros súper alegres que se apropiaron de la tradición bien aprendida sin respetar los protocolos, en plena y refrescante libertad. Disclosure Settle Mayo 2013 Island Records / Universal


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Ay...

Adiós, amigo Arturo Vega, director artístico y amigo íntimo de The Ramones, falleció a los 65 años de edad. El tipo, además de ser el creador del logo emblemático de la banda neoyorquina, fue uno de los factores para que esta llegara a dónde llegó. Supo compartir su casa con Joey y Dee Dee cuando el grupo recién se iniciaba. Y supo producir esas remeras rockeras por las que los muchachos pudieron subsistir durante tantos -tantísimos- años. Por Martín Rodríguez Rey

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Ay...

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ierto día, mientras el mundo bajaba las persianas de 1973 y Arturo Vega pintaba con música de fondo en su depto-loft del Bowery, Nueva York (a unas cuantas calles de donde hasta hace unos años se encontraba el CBGB), un loco lindo tocó a su puerta preguntando por una chica que vivía en el mismo edificio. Un “Hola, soy Dee Dee” bastó para que se quedaran charlando cara a cara como imanes y para que desde ese punto del tiempo se hicieran amigos inseparables, amigos para siempre. Días después, Dee Dee le presentó a sus otros amigos Joey, Johnny y Tommy y ese depto-loft, antro de la creatividad y del amor masculino, de apoco se fue transformando en la soñadora base de operaciones de los -hoy inolvidables- The Ramones. Arturo siempre fue un adorable testarudo. Quiso nacer en Chihuahua. A los diez años empujó a su familia hasta la Ciudad de México y en 1969 viajó solito a Nueva York con la romántica idea de estudiar cine, aunque eternamente terminó dedicándose al arte arte arte. Y, luego de aquel encuentro fortuito con Dee Dee, especialmente a los Ramones. Se empecinó en convertirse en su director artístico, una especie de consejero que además pintaba sus telones para los conciertos. Estaba súper obsesionado con ellos. Concurrió a 2.261 de los 2.263 shows que la banda dio en su histórica carrera. Los amaba tanto que diseñó el legendario logo, ese con un águila sosteniendo un bate, bordeado en círculo por los nombres Johnny, Joey, Dee Dee y Tommy en letras blancas sobre negro. Quizás el logo de banda más reproduci-

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do en la historia del rock, aún más que el de los Stones. “Yo creo que sí. Estoy seguro de que habrá unos casos de piratería, pero nada que se aproxime al uso que se le ha dado al logo de los Ramones y específicamente al fenómeno del uso en camisetas. Cuando nosotros empezamos a vender las camisetas, eso no existía. Actualmente sería impensable que los grupos de rock no vendieran camisetas, pero así era antes”, decía hace poco Arturo. Seguramente muchos se calzaron una remera con este logo sin antes haber escuchado un disco de los Ramones. Seguramente muchos se habrán iniciado en la escucha de estas ráfagas de música punk a partir de la fascinación por esa imagen. “Es que el punk, aunque se vuelve un estilo de vida y termina conquistando el mundo comercial, no deja de ser percibido como underground. Se trataba de regresar el rock ‘n’ roll a los jóvenes, que era el público original, el joven insatisfecho, el joven enfadado con la sociedad, el joven rebelde. Eso el punk nunca lo perdió, a pesar del éxito comercial. Yo creo que no se pierde hasta el momento en que Green Day llena estadios, ya cuando el punk está completamente diluido. Además, los Ramones nunca tuvieron un súper éxito, iban de gira todo el año pero nunca vendieron muchos discos. Así la camiseta se vuelve algo instrumental en la supervivencia e identidad de los Ramones”. Arturo ahora vive en todo el universo, ese otro depto-loft definitivo. Y vaya uno a saber para qué banda estará creando sus lindos diseños.


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LIBROS /// Ensayos sobre discos

10 DISCOS DEL ROCK NACIONAL PRESENTADOS POR 10 ESCRITORES Diego Esteras y Ezequiel Fanego (Compiladores) Editorial PAIDÓS 244 PÁGINAS / 2013

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Por Laura Cohen

os grandes discos suelen ser esos que tienen el don del presente. Ni miran con la nuca, ni viajan al futuro para que se les quede la máquina del tiempo y mueran varados en un lugar que aún no es. Ok, convengamos: también hubo discos inmensos aletargados como osos en un invierno de años hasta que algo o alguien los despabiló y los puso en la palestra pública y calentita de la primavera musical. Sin embargo, el aquí y ahora tendría que ser uno de los encantos principales de un disco. Y todo artista que se precie, entonces, debería ser profeta en su tiempo, ¿no? Y nuestro presente es lo que le falta a este buen libro, uno que carga una muy buena idea resuelta hasta ahí. Ok, concedamos: hay que curar, como curamos todo en la vida, entre la cantidad enorme de discos editados durante la cuarentona historia del rock nacional y satisfacer a todos. No habrá sido fácil la elección, no no, claro que no. Pero alguno de El Mató a un Policía Motorizado o de 107 Faunos podrían haber sido parte de este volumen de relatos autobiográficos y ensayos de lujo en los que 10 escritores -algunos de ocasión- describen 10 disquitos, 10 discazos, de factura argenta. Pero bueh, si algo sabemos es que nadie sabe todo, todo el tiempo. Menos 34 conga mag

nosotros. Las quejas, entonces, se terminan aquí. Volvamos a la idea, tan linda, simple y gauchita ella. Los compiladores Diego Esteras y Ezequiel Fanego (responsables de la editorial Caja Negra), vía -en este caso- editorial Paidós, convocaron a muchachas y muchachos, más y menos vinculados al rock, para que escribieran una veintena de páginas sobre un álbum a elección. Y no sólo recurrieron a críticos especializados (Norberto Cambiasso y Pablo Schanton) que viven de eso, sino a poetas-periodistas (Martín Gambarotta y Ezequiel Alemian), a ensayistas y novelistas (Matías Serra Bradford y Luis Chitarroni), a una dramaturga (Lola Arias), a músicos (Rosario Bléfari y Alan Curtis) y hasta un sabio cultural orientado a las artes visuales (Rafael Cippolini). “Tanto la elección del disco como la estrategia de escritura quedó librada a la voluntad de los autores”, aclaran Esteras y Fanego en el comienzo del libro. Vale la aclaración de los compiladores, también la grata y bienvenida voluntad de los autores, no todos de la talla xl de tipos como Lester Bangs, Greil Marcus, Simon Reynolds o Paul Williams, pero que supieron alcanzar la altura de las expectativas en cada una de las 244 páginas que componen el libro. Uno muy im-

portante, si tenemos en cuenta que la crítica suelta y exhaustiva de rock ya no es la reina de la bailanta en los MMM -medios masivos mainstream- ni en los contagiosos sitios web musicales que proliferan como piojos en temporada escolar. Hay, sí, en éstos últimos, mucha reseña de fulanos de dudoso background que probablemente hicieron un curso sobre La Historia del Rock en tres semanas o simplemente están más o menos al tanto de las novedades discográficas chusmeando esas páginas indies del norte mundial periodístico que ojeamos todos a toda hora. Y no decimos que dichas palabras amontonadas -a veces por puro capricho del aburrimiento existencial- carezcan de validez. Muy por el contrario. Siempre es buena la opinión, si la misma, claro, está bien fundamentada. No importa realmente quién escribe, sino cómo respalda lo que dice. Sin embargo, y no hace falta perderse tan lejos en la feria de la red, muchas veces estos críticos de La Salada se quedan empantanados en los pegamentos del copy paste más infame, y otras, sus aportes virtuales no superan el derrotero de afirmaciones de ultra fan o las furias de un negador de logros ajenos. Por eso, y porque los textos reunidos en 10 discos del rock nacional presentados por 10 escritores


proyectan el placer de la escritura avezada, el placer por la armonía y el ritmo literario, da gusto adentrarse en sus páginas que traspasan la mera reseña periodística sobre lanzamientos de último momento, conciertos que cambiarán el mundo y canciones inmortales de una semana. ¿Qué estrellas discográficas brillan en el firmamento del libro? Están las súper poderosas al frente con su luz cegadora como Miami (y su hermano en dimensión paralela, Groncho), de Babasónicos, Almendra II, de Almendra, Gulp!, de los Redondos, y After Chabón, de Sumo, también las que van siguiendo el sendero interestelar forjado por ancestros de algún género específico como Ruedas de metal, de Riff, o Dulce Navidad, de Attaque 77, y loquitas perdidas como Tontos (Operita), de Billy Bond, Miguel Abuelo & Nada, u Horrible, de Suárez, la ex banda de Bléfari. Todos discos para volver a escuchar aquí y ahora, o, si gustan, con la cabeza puesta en cada presente al que pertenecen.

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LIBROS /// Fotografías de amigos

DOS VECES INTRO: EN LA CARRETERA CON PATTI SMITH Michael Stipe y amigos Editorial SEXTO PISO México / 2013

Por Alex Chavo Acuña

¿Patti Smith? Sí, la conocemos. Toda la calle del rock conoce a Patti. La conocimos antes de su militancia punk, junto al fotógrafo Robert Mapplethorpe, por las calles de Nueva York en estado de poesía permanente, y la conocimos después, junto a su esposo, el líder de MC5, grabando discos seminales y saliendo al mundo en giras de la misma calaña. Todos conocemos a Patti, hasta el nuevo Papa, a quien ella viajó a saludar tiempo después del habemus y todo el circo mediático, la conoce y pudo estrecharle las manos. Las manos de una piba que cursa su año 68 y que quizás aún no tenga idea del legado que está dejando. Como los enormes discos, la hermosa poesía, los shows carismáticos y una actitud a prueba de tontos. Patti, la combativa. También la soñadora, la niña lectora, la ebria charlatana. Patti, la amiga. Los que reciben esta suerte deben dormir mucho mejor sabiendo que Patti está de su lado. Y Michael Stipe, el líder de los ya leyenda R.E.M, muy bien que lo sabe. Y lo supo en un período duro en la vida de Patti, de esos puntos de quiebre por los que casi todos pasamos, cuando estaba sumida en una reclusión voluntaria tras la muerte de su esposo, una cárcel de la cual sólo un tal Bob Dylan 36 conga mag

podía sacarla con un simple llamado telefónico. ¿Qué le dijo? Palabras más, palabras menos, el tipo la invitó a abrir sus conciertos durante una inminente gira. Aquella fianza existencial le salvó la vida. Y ahí Stipe se coló en el viaje junto a los músicos y a los hijos de ella como un fan quinceañero, cargando los bichitos para reírse de la Luna y una cámara fotográfica con la que logró darle eternidad a cada detalle del renacer de Patti. Esto era en 1995. Nosotros apenas nacíamos al rock. Nuestros padres musicales vivían en Nueva York, el oeste de Nueva York, ciudad de carnaval, lo que la policía de la zona llamaba línea de frente. Porque si se está en el rock siempre es la fucking guerra. Exterior, interior, siempre el futuro está en peligro, está que sí, que no. Porque si se está en el rock no hay paz, hay libertad o la búsqueda de esta. Y estos eran tiempos de cambio en la vida de Patti, y Stipe lo sabía. Y lo supo cuando decidió compilar todas estas fotos de dudosa excelencia técnica, pero de un amor tan enorme como un universo, en un libro que sirve de soporte a una corriente de imágenes narrativas bien austeras y sencillas, simples como una mañana de domingo. Dos Veces Intro: En la Carretera

con Patti Smith es una forma editorial de crónica en retratos que nos comunica y sentencia cada emoción en los pormenores de la ruta y los conciertos. Y ahora este libro llega al castellano vía México por la editorial Sexto Piso. Un libro en el que también se arremolinan, con mucha alegría y franqueza, el testimonio y la narración libre, el documental y lo abrupto de las memorias despreocupadas de todo parámetro académico. Hay aquí un encanto de álbum familiar que nos invita a la sobremesa, al café y a las charlas interminables de living, a los ensayos con la banda, y a un montón de gente súper famosa en los entretelones de la gira, de los cuartos de hotel y hasta de los taxis tan Bob Dylan. Hay aquí un clima chispeante, casi nada periodístico, que tiene mucho de azar doméstico y genuino cariño. Este libro carece de ínfulas y formalidades. Este libro nos muestra el reconocimiento amoroso que Michael Stipe hizo del retorno de Patti a los escenarios y a la vida en estado constante de rock. Y no sólo eso. También, para nutrir de caricias a la homenajeada, hay en sus páginas textos de William S. Burroughs, Oliver Ray, Kim Gordon y Thurston Moore, entre otros. Todos ídolos de Patti, todos afortunados amigos.


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Prefacio Por Patti Smith Al abrir este libro se me vienen a la mente dos hombres cuyas imágenes no aparecen en su interior. El primero es mi difunto marido, Fred Sonic Smith. En 1979 me retiré de la escena pública para dedicarle mi vida a él, a nuestros hijos y a nuestro trabajo. Pero su temprana muerte en noviembre de 1994 me obligó a dejar Detroit y a volver a Nueva York. El segundo hombre invisible es Bob Dylan. Se enteró de mi difícil situación y me invitó a ir de gira con él. Me infundió ánimos, asegurándome que la gente acogería mi regreso con los brazos abiertos. Bod Dylan es un hombre muy reservado, al que igual que lo era Fred, y aunque a menudo se encontraba en nuestra presencia, Michael nunca le hizo una foto. Conocí a Michael Stipe en Michigan, en 1995. Me había llamado el 14 de febrero desde Barcelona, España. No lo conocía, pero consciente de la muerte de mi esposo y adivinando mi soledad, llamó para desearme un feliz día de San Valentín. Esa fue la primera vez que hablamos y la última que sería un extraño. Algún tiempo después, en respuesta a Bob, reuní a los amigos que me habían ayudado a escribir, grabar y producir Gone Again, un álbum en homenaje a Fred. Nuestra heterogénea banda incluía a Lenny Kaye, Jay Dee Daugherty, Tony Shanahan, Oliver Ray y Tom Verlaine. A ella se unieron mis hijos y Michael, nuestro amigo y protector. Emprendimos el viaje por la Costa Este para nuestra gira. Michael nos hacía quesadillas en el autobús, en un microondas, y calmaba mis temores sobre volver a cantar. Algunas de las cosas que recuerdo de ese periodo incluyen domar un nuevo par de Doc Martens. Un coche salchicha de Oscar Mayer Wiener que apareció milagrosamente en el Holland Tunnel. Los poemas y polaroids de Oliver Ray. El vestido color azafrán que Michael me compró, colgando en una percha en el vestuario de un gimnasio de Connecticut. Todos nosotros pasando el día viendo las esculturas de Brancusi, en el Museo de Arte de Filadelfia, y siendo reprendidos por tocarlas. Recuerdo la cálida camaradería de la banda. Recuerdo a Bob deteniéndose en su camino al escenario para hablar con mi hijo y con mi hija. Y recuerdo interpretar “Dark Eyes” con él, cantando tan cerca que un rosario de sudor, deslizándose sobre nuestras frentes, se unía mientras cantábamos. Me siento agradecida por tener estas imágenes que reviven un periodo tan inocente y agridulce. Tras 16 años de ausencia, Michael documentó mis primeros pasos de regreso y así, mi segunda presentación a la vida pública. Abril de 2011

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Bobby Gillespie

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demon days

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Cinco años pasaron desde Beautiful Future y apenas uno de girar por el mundo reproduciendo en su totalidad el primordial Screamadelica. Ahora Primal Scream enfrenta la conservación de su existir musical tras dos décadas de rock británico, experimentos dub y hits para tirar al techo. Y en More Light, su último disco, pregona cierta sabiduría sónica e intenta explicar el estado de las cosas horribles de la humanidad juntándose con tipos tan hermosos como Kevin Shields, Robert Plant y Mark Stewart. Ok, aceptémoslo, Bobby Gillespie ya dejó atrás los productivos días del demonio, sin embargo, el mundo sigue viviendo su vida perecedera en ardiente e incontrolable peligro. Así que este nuevo disco vale muchísimo la pena. Entrevista Martín Rodríguez Rey / Imágenes Smashing Yonkis

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Entrevista

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uena una música insulsa en el canal fulano de tal. Cambiamos de realidad numérica y hay más música insulsa sonando. Ninguna imagen la redime a esta tampoco. “¿Quiénes son estos pibes?”, le preguntamos a la tele. La tele no nos lo dice. Suspiramos, pero por otra cosa: el OK que esperábamos anuncia que estamos a unos minutos del encuentro en red con Bobby Gillespie (nos auto-consolamos preguntándole a la nada: ¿por qué siguen insistiendo con que “estar cara a cara es más real que la virtualidad”, si todos sabemos que la vida es sueño?). Más música relajante. Más música aburrida... la tele. De acuerdo, ¿quieren leer nuestra teoría del mundo de mierda antes de que llegue Bobby? (también, si están ansiosos, pueden saltar hasta la entrevista) Bien, algunos dicen que las causas del descalabro son la congestión automovilística, la pestilencia del aire, la vida urbana en general (y en esta época no hay otra vida que la urbana, ¿cuántos se bancan a las hormigas campestres y a las alimañas ídem un año entero-entero? Vamos, che…). Otros dicen que al morder Eva la Bendita Manzana toda la Humanidad se fue por el barranco. Y otros alegan simplemente que la culpa la tienen el calor y la luz y el frío y la oscuridad. Sí, que todos esos factores -y su rotación rutinaria- contribuyeron a que se jodiera el Mundo, y, en particular, la fe en que algo pueda cambiar. Toda esta saturación de malas ondas no sólo tiene cobertura televisiva sino que bien saben algunos músicos plasmarlas en sus discos. Cosa que hicieron a conciencia Gillespie y los Primal Scream en su reciente More Light, el décimo trabajo de estudio de una carrera con algún traspié perdonable en un andar maravilloso y constante. Un disco como un día entero frente a la pantalla de los noticieros con la carne contraída, el alma moribunda, o viva pero en un extraño estado de somnolencia aturdida. Ah, nos olvidábamos. Otros argumentan que la culpable del desastre fue la Decadencia, esa suripanta metida en el mundo desde el inicio del mundo. Ella provocó estas consecuencias: las empresas de la humanidad en la comida chatarra, la pornografía televisiva, la no cura contra el cáncer... Martin Amis piensa que esa señorita fue engendrada por el siglo veinte. “Sí. El siglo veinte tiene toda la culpa”, señala el escritor inglés desde Punta del Este o desde alguno de sus libros. Los Monstruos de Einstein, ponele. Por Martín Brossard

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¿Cómo fue girar otra vez para re-presentar Screamadelica? Más allá de volver a tocar completo Screamadelica como en 1991, esa nueva gira de un disco viejo fue una influencia a partir del éxito que tuvo. Renovó nuestras energías. La pasamos realmente bien. Fue el último voto de confianza para terminar More Light. Sin embargo, ¿se les fue Mani (el bajista original) con los Stone Roses? Adoramos a Mani. Es un tipo increíble y un bajista formidable, pero tomó la decisión de volver con The Stone Roses y lo entendimos perfectamente. Tenemos nueva bajista (primero fue sustituido por Debbie Googe de My Bloody Valentine, luego por Simone Butler), hemos hecho un nuevo disco, Mani está con los Roses... él es feliz, nosotros somos felices, todos estamos felices. Estás feliz, entonces… Lejos ya de la demencia incitada por la velocidad furiosa de XTRMNTR y la incoherencia burlesca de Vanishing Point… Soy un hombre más libre, más viejo y más inteligente. Hasta creo que soy mejor persona y… sí más feliz también. Al menos más que cuando trabajábamos en XTRMNTR. Aunque ese fue un excelente período compositivo, a nivel personal no me nutrió como este último disco. En More Light abandonaron la recurrencia normal, digamos, de una canción pop de tradición británica. ¿Qué los impulsó a desquiciar los tracks? Para este disco quisimos liberar la música, adentrarnos en ambientes psicodélicos, con mucho movimiento. Queríamos hacer rock’n’roll audaz, experimentar el lado temerario de la música más que en anteriores discos. Desarrollar las canciones, animarnos a diferentes estructuras. Es cierto que Riot City Blues y Beautiful Future habían sido compuestos a partir de estructuras convencionales de rock y pop: estrofa, estribillo, estrofa, estrillo... Nos gusta eso cada tanto… componer una buena canción tradicional es nuestro oficio, pero para este álbum queríamos ser más expansivos.


Entonces, Primal Scream volvió a ser Primal Scream…

Pero la vida es sueño, Bobby…

(Risas) Sí, es el estado del grupo que más me entusiasma, sin embargo, cuando grabás tres discos como Vanishing Point, XTRMNTR y Evil Heat la cabeza se satura un poco y pide otra cosa. Esos discos son muy intensos a nivel creativo, nos dejaron extenuados. Tampoco teníamos la intención de hacer discos más tradicionales en contracara a esos tres álbumes… sólo deseábamos intentar algo diferente.

(Risas) Sí, creo...

¿Estás conforme con Riot City Blues y Beautiful future? Más que eso: estoy muy orgulloso de ambos. Beautiful Future fue genial para tocar en vivo. Aunque seguramente podríamos haber hecho un disco mejor… pero tenemos un largo camino recorrido, sabemos comprender que nuestros discos no pueden gustarle siempre a todo el mundo, ni a nosotros mismos. El éxito creativo se da cada tanto… es todo tan incierto a veces. Quizás cada disco representa lo mejor que se puede hacer en ese momento… Claro. Componer canciones, grabar discos… es una contienda con uno mismo y con el ambiente que te rodea. El resultado final casi siempre es lo mejor que podías hacer en el aquí y ahora. A veces es un milagro terminar un disco. Grabaron entre Londres y Los Angeles. Hablanos de los colaboradores de lujo: Kevin Shields (My Bloody Valentine), Robert Plant, Mark Stewart y Jason Faulkner (The Pop Group). ¿Cómo se dieron los encuentros? Kevin toca la guitarra como un Dios… ya ha trabajo con nosotros porque tenemos afinidad y nos encanta lo que hace y cómo lo hace. Y con Plant tenemos una relación desde los ‘90. Así que cuando terminamos el track Elimination blues, Andrew Innes (guitarrista de la banda) insistió en que hacía falta una voz muy aguda, fantasmal. Lo que habíamos probado nunca terminó de funcionar. Un día me encontré a Robert en una cafetería. Hablamos y me preguntó por la actualidad de la banda… le dije que estábamos grabando. Él solo se ofreció para alguna colaboración. Entonces lo llamé a Andrew y le conté. Dos días después Plant estaba grabando esos coros que podés escuchar en la canción. Fue un sueño hecho realidad.

Todo el material fue nuevamente escrito por vos y Andrew Innes, ¿cómo vivieron el proceso? ¿Tuvieron más dificultades que en los discos anteriores? En algunos casos nos llevó mucho tiempo. Generalmente teníamos los demos con la idea esencial de la canción, otras veces sólo una línea de bajo o un beat de batería y la melodía de voz. Todo muy simple, pero a partir de ese punto fuimos trabajando encima, superponiendo sintetizadores, guitarras, voces, lo que hiciera falta. Siempre madurando distintas instrumentaciones para ir dándole armas al tema y un plan de acción. ¿Cómo te das cuenta si es una buena canción o una más del montón? Si es una realmente buena, lo captás desde la primera escucha. A veces, como con Walking with the beast, tenés que probar varios enfoques hasta que la cosa funciona o hasta quedar totalmente complacidos. En este nuevo trabajo se te nota todavía enojado con el mundo, aunque ya no tanto... Sigo enojado, man. La vida y los noticieros te dan muchas razones. Este disco tiene un cuerpo adolorido, un alma herida. Las canciones hablan sobre personas y sus tristes circunstancias. Quizás no es tan enloquecedor como XTRMNTR, pero eso tiene que ver con mi realidad de aquel tiempo: consumía una montaña de drogas y en esa habitación te sentís claustrofóbico y paranoico. Igual, y a pesar de que el disco suena peleador, dejan entrever algo de esperanza ya desde el título... Sí, esa fue nuestra idea fundamental. Además, al final del día, lo único que queremos es tocar en vivo, componer canciones cada vez mejores. Nuestros corazones laten por la música. No hemos querido ser otra cosa más que músicos. Tratamos de ser honestos con nuestra evolución como creadores. Salir en tapas de revistas no nos interesa. Estamos en esto porque realmente nos gusta y lo necesitamos. conga congamag mag4545


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Like a Virgin Celebramos los 20 años de su falso primer disco solista, el amoroso Debut. Por Martín Rodríguez Rey y Zoe Kreimer

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sto lo escribimos en otro departamento de Londres cercano a los Olympic Studios, uno de los tantos recintos de grabación donde Björk registró Debut. Estamos en 2012 todavía. Faltan varios meses para que el falso primer disco de la islandesa celebre sus 20 añitos, y un poco más para que este número de Conga tenga libertad en la red. Sobre la mesa, los vasos y botellas han marcado anillos entre el vinilo original del álbum y los cinco singles correspondientes, entre un caos de fotos circa 1993, un par de laptpos de labores y recreos, y restos de comida chatarra de anoche. Hay poca luz y es de día, medio día. De la pared cuelga una litografía coloreada de una gatita que hace de Björk -o es ella que hace de gatita- y tiene puestos un sombrero adornado con flores, un vestido de seda y guantes. El aire huele a Londres, húmedo por doquier, pero estamos en Londres, así que para nosotros es un olor grato, vivificante y musical, como el sol en una plaza o la risa en la cocina. Debut gira, su música hermosísima se arroja desde el precipicio como una bomba atómica animada y su onda expansiva golpea los muros y las puertas y sacude las cortinas con fuerza tal que saltan los discos, las fotos y la ex comida chatarra sobre la mesa. Estamos aquí solos, luego de recitales y compras y paseos y trabajo, nutriendo la idea de festejar con palabras la sucesión de hechos que forjaron este álbum. Veinte años sobre la superficie del mundo: un pequeño recipiente redondo que podía haber contenido el discurso naíf de la Princesa Pop de turno o la fantochada de unos pibitos súper hypeados guarda once preciosas canciones, por momentos bailables, por momentos conmovedoras, por momentos todo eso mezclado, y un bonus track de película (Play Dead). Veinte años antes, el vecindario en que vivimos eventualmente era dominio de cultivo musical, y ahora suponemos que Björk, mientras contemplaba las calles y se dejaba estimular por la humedad tan british, habría formulado un juramento y lo habría enterrado en su pecho conmovida, como ocurre siempre que se está solo y se esgrimen esas líneas románticas de comunicación fundamental con uno mismo en las cuales expresamos nuestros sentimientos más difíciles. Y a semejanza de un impulso repentino sobre el bidet, esos que originan promesas de cambio, de volantazo épico, Björk seguramente habría sentido que la nota virtual la empujaba hacia el inicio de una bella amistad con la anhelada y poderosa independencia, su verdadera carrera solista.

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El 5 de julio se cumplirán (para ustedes, gente del futuro, ya se habrán cumplido) dos décadas de la aparición de aquel disco que inaugura el devenir solista de Björk. Atrás de esa suma de años quedaron los muchachos de The Sugarcubes. Unos afortunados. ¿Qué más querían? La tuvieron para ellos durante tres discos. Y ya desde el primer single, ese Birthday en colores de su LP Life’s Too Good, su desvinculación estaba anunciada. Al presentarse al mundo a través de tan particular vocalista, el mundo la amaría. Con la suerte echada, el sexteto editaría los flojos Here Today, Tomorrow, Next Week! (1989) y Stick Around for Joy (1992), y un año después, la pequeña islandesa tendría otro punto de partida, un renacer, ya que su debut real había sido a los 10 años, en 1977, con el álbum Björk, un montón de canciones en pose pop y ánimo folk, entre composiciones propias y algunos covers. Trece temporadas más tarde, en una siestita de The Sugarcubes, la muchacha se amontonaba con el pianista Gudmundur Ingólfsson, el baterista Gudmundur Steingrímsson y el contrabajista Thordur Högnason, para diseñar el plan Björk Gudmundsdóttir & Trío Gudmundar Ingólfssonar, con el que registra el álbum Gling-Gló, en el que forja un muestrario de canciones propias del jazz tradicional y del bebop, en su mayoría cantadas en islandés. Pero el destino trágico de Ingólfssonar, quien muere de cáncer no mucho después de la edición del disco, disuelve el esfuerzo de los otros integrantes, y la continuidad se suspende. Es ahí, durante un período de incertidumbre, cuando Graham Massey, mentor de 808 State, la llama para potenciar dos tracks del disco Ex:El, publicado en el fructífero 1991 (Loveless -My Bloody Valentine-, Screamadelica -Primal Scream-, Blue Lines -Massive Attack- y Nevermind –Nirvana-, por nombrar cuatro de los tantos ejemplos descomunales). Y ese coqueteo con 808 State, proyecto explorador de la cultura rave que se estaba diseminando por todas las discotecas del mundo, junto a la compilación de remixes It’s Is, que The Sugarcubes editaría en 1992, cebaron sus ganas de inmiscuirse en la música house. Influenciada por The Obr, Orbital, The Future Sound of London y Underworl, entre otros nenes que ya jugaban con la electrónica a fines de los 80’s, Björk tuvo la posta antes que muchos (hola Daft Punk, hola Fatboy Slim): supo que el POP ya estaba listo para la pista de baile. Así Debut se transformaría en el polvo inicial de este género, y la chica de Reykiavik, en la reina de la bailanta dance pop. En Argentina, aunque álbum tuvo

edición nacional un poco más tarde incluyendo el bonus track Play Dead (parte de la banda sonora de la película The Young Americans), el big bang discográfico de Björk vivió su clima de gloria en los clubes porteños vía Big Time Sensuality, cuarto single del álbum, y Violently Happy (escrito junto al productor del disco, Nellee Hooper, uno que venía de trabajar con Massive Attack), ambos tracks respaldados por sus correspondientes videoclips con alta rotación en la vieja y hoy tan añorada MTV.

<<Björk tuvo la posta antes que muchos (hola Daft Punk, hola Fatboy Slim): supo que el POP estaba listo para la pista de baile.>> Cuenta la leyenda que la pequeña Björk, antes del adiós, amigos con The Sugarcubes, tocó el timbre en su casa disquera, One Little Indian, portando en el morral un casete con las maquetas de aquellas canciones con las que estaba soñando. También cuenta la leyenda que al disolverse la banda, Björk mudó sus sueños a Londres, cerca de dónde estamos ahora, para moldear el sentido del disco, tanto en su sonido como en su imagen. Igual hasta ahí todo estaba en veremos, o en escucharemos. La islandesa babyface había demeado los tracks en casa de Graham Massey, incluida una primera versión de Army of Me, hit de su segundo disco, Post, y de esas tomas hogareñas surgió la noción de sumar arpas a algunas de las canciones. Recordemos que esta idea se ampliaría con flautas, pianos y arreglos de cuerdas. Y con músicos de jazz como el saxofonista Oliver Lake en The Anchor Song y el arpista Corky Hale en el dulce cover del standard Like Someone in Love, ambos muchachos aportados por Paul Fox, colaborador habitual de The Sugarcubes, quien inicialmente iba a producir el LP, tarea que se truncó cuando el novio de Björk por esos años, Dominc Thrupp, le introdujo a Hooper. Y entonces tuvimos la certeza de que la reina de la bailanta podía escaparse de la pista de baile hacia un vip menos bombástico y más meticuloso. Ya desde Human Behaviour, primer corte del disco, cuyo video insignia de los años dorados de MTV cuenta con la realización del director francés Michel Gondry, se percibe el nivel de la artista para desintoxicar al pop de toda pasta base rápidamente letal. En un paseo por conga mag 51


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las maneras del comportamiento humano (la relación con el animal, la emociones que determinan su conducta), y amparada por la preciosura brasileña, una que samplea de Go Down Dying, original del enorme Tom Jobim, Björk abre -y abrirá así en los dos discos siguientes: con Isobel en Post, con Bacherolette en Homogenic- los cuestionamientos esenciales de su carrera artística, ese camino taciturno tan Kerouac con paradas inevitables en el fin de la vida, los temores cotidianos y las formas del amor. ¿Cuántos habrán confundido a Björk, una especie de niño afeminado sin marcas del tiempo, con el Mesías que nos iba a ayudar a reconstruir la consciencia planetaria? Lo cierto es que la islandesa grabó Debut en Londres, Los Angeles y Bombay (donde invita al músico hindú Talvin Singh, quien aporta tablas y orquestaciones en Venus as a Boy y Human Behaviour). El disco vendió más de tres millones de copias (el sello hubiese sido feliz tan solo con las 20 mil que esperaba despachar), y obtuvo todas las palmas de la prensa británica, que lo ponderó hasta ubicarlo en la cima del top 5 como mejor LP del año. Sin embargo, la placa no recibió la misma suerte cruzando el océano, en Estados Unidos. La portada, una foto en sepia de Björk con plenos 27, 28 años, es responsabilidad artística de Jean Baptiste Mondino. Y es hermosa. El cielo ahora es azul. Parece música (ok, TODO parece música en Londres). Acabamos de moler café y su fragancia impregna el aire mientras la humedad nos da un respiro. Le damos play a uno de los singles que se cortaron del álbum: Violently Happy. Pasan sus tres minutos 35 segundos. Pensamos que para la época todo lo que suena ahí es como una lavada de cara tras una noche larga. También nos recuerda a esos avances y esas promesas de amor que practicamos cuando somos muy jóvenes. Al instante, cuando se inicia la trilogía acústica de lados B compuesta por Anchor Song, Come to Me y Human Behaviour, aceptamos que los discos que sucedieron luego en su carrera portan una creatividad artística mucho más intrincada, respuestas a esas preguntas profundas que Björk se hizo por primera vez en Debut, ardores íntimos expuestos al mundo que la motivarán sin tregua todos los días, por el resto de su vida. Björk Debut One Little Indian 5 de julio de 1993 conga mag 53


Recitales / Buenos Aires / Mayo 2013

EL ROCK DE LA PLEGARIA Todas alguna vez quisimos ser la mejor. Todas alguna vez sufrimos una decepción amorosa, nos cortamos el pelo -o lo teñimos de un color ajeno- y cambiamos casi por completo el vestuario. A veces venimos mal y no lo disimulamos. Cat Power está en esa. La misma mujer que hace tres años caminó muy coqueta este mismo escenario del Teatro Coliseo vistiendo jean, camisa y corbata, ahora lo hace enfundada en un pantalón negro y una campera de cuero, todo bajo su pelo oxigenado, todo bastante irregular, bastante salvaje. Ok, él le hizo daño, y ella no está tratando de disimularlo: Catita canta su pena de rock and roll sobre las ruinas como una plegaria desgarrada. ¿Y saben qué? Acá no hay nada falso.

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Intro Femenina Martín Brossard Cuerpo del texto Laura Cohen


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<< Chan Marshall, esa gatúbela con súper sentimientos, vaga doliente bajo una iluminación a contraluz que la encubre cada tanto mientras ella exhibe su tráfico de desdichas ante la platea. ¿No se puede vivir del desamor? Bueno, probablemente sí.>>

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La adaptación 2013 de Cat Power, la que nos visitó por cuarta vez el 23 de mayo en Buenos Aires, libera sus demonios en un ir y venir rockero-desarrapado-peligroso entre la flaqueza espiritual y la ráfaga eléctrica o el punch electrónico. Chan Marshall, así la llamaron sus padres, vino a ofrecer su corazón maltratado principalmente a través de las canciones de Sun, su cuarto y último disco. Chan Marshall, esa gatúbela con súper sentimientos, vaga doliente bajo una iluminación a contraluz que la encubre cada tanto mientras ella exhibe su tráfico de desdichas ante la platea. ¿No se puede vivir del desamor? Bueno, probablemente sí. Cherokee, Manhattan y 3 6 9 así lo demuestran. Pero Catita había entrado en escena de otra manera. “Alguna vez quise ser la mejor”, entonaba. Oh, sí, cómo la entendemos. Todas alguna vez quisimos eso. Y con el primer verso de la gran The Greatest nos declaraba sus principios, o los principios de una mujer que no supo volar bajo, lo suficientemente bajo como para no romperse el alma en la caída. Y la canción no está como la recordamos en su versión balada de estudio, jazzera y pulcra. Y la canción es la misma pero es otra. Se ha cortado el pelo, o lo ha teñido de un color ajeno, y ha cambiado por completo el vestuario. Siete años pasaron de la primera edición y en vivo suena violenta, roñosa y desbaratada. “Sí, está irreconocible como Catita”, pensamos, mientras se muestra agradecida ante el amor y los regalos que recibe de los afortunados de las primeras filas. Y así, sin querer queriendo, entre baterías belicosas, teclados, secuencias y guitarras ruidosas, van pasando las dieciséis canciones hasta el final de la noche. Pero antes de eso, Angelitos Negros, de Pedro Infante, es una espada emocional que parte al show en dos. Desde este segundo tramo, Catita se despoja de casi todo el acompañamiento para quedarse solo con el piano que ampara su voz en Bully, apela a programaciones húmedas para Nothin’ But Time,

electrifica I Don’t Blame You, desempolva la hermosa Oh! Sweet Nuthin’ de la Velvet Underground, y acciona versos de Never Tear Us Apart de INXS para combinárselos a Shivers, de The Boys Next Door. El público, y nosotros mismos, no vinimos a sufrir, y fluímos animados, bailando levemente cerca del escenario, a los pies de Catita, pero ella está casi en otra, bastante irregular, bastante salvaje, cantando porque alguien le hizo daño, sin disimularlo, puteando, quejándose, con los versos de Ruin sangrándole en la boca, con su melodía agridulce al piano y su beat para la pista de baile. Esa es la canción con la que cierra la noche, la última canción que nos deja para dejarnos.

Cat Power en el Teatro Coliseo 23 de mayo de 2013 Fotos Anabella Nolasco

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Recitales / Buenos Aires / Mayo 2013

Teenage Lust

The Vaccines Niceto Club / 19 de mayo de 2013

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El calor del grupo inglés sobre el escenario de Niceto Club está fríamente calculado. Su show, agitado-desenfrenado, apto para la lujuria teen, es el justo desarrollo de la pericia y la sistematización pop-rock. Ah, y les sale de maravillas. Por Martín Brossard

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ncadenándose con facilidad, las veintidós canciones expuestas potencian el argumento de una noche de embriaguez y grititos agudos. Justin Young, el finamente desalineado guitarrista que comanda la banda, se prende a la fiesta popular delante de un batallón de guitarras punk-pop desentendiéndose en Teenage Icon del papel principal: “I’m no teenage icon / I’m no Frankie Avalon / I’m nobodys hero / Oooh”. Oh, sí, Young se hace -o quiere ser- “un tipo tímido y común” cuando canta, pero, para su malestar, las estrellas seguirán diciendo su nombre esta noche de domingo en el porteño barrio de Palermo. Los chicos de The Vaccines se apropian de eso que bien saben buscar en las tiendas retro de usados: melodías ajustadas como chupines ramoneros, líneas de bajo y arreglos de sintes como camisas a la Joy Division, y climas oscuros como sobretodos de los Bauhaus. Y toda esa pilcha se la tiran encima de unos jóvenes cuerpos 2013 para después quitársela frente a una amiga accesible que acaba de cortar con su novio en Post Break Up Sex. También se bajan simbólicamente del escenario para codearse con la desilusión de todas las crisis todas en No Hope. O se ponen rudos en Wreckin’ Bar (Ra Ra Ra), para después retomar cierta compostura en Aftershave Ocean, y adentrarse en un mar de guitarras tipo Jesus & Mary Chain de su primera época en Family Friend. ¿Qué pasa abajo con las adolescentes fieras lunáticas? Para cada

tontera hay un aplauso, una celebración casi inaudita. Puede ser el arrebato de idoneidad sobre algún instrumento o el quiebre de caderas de uno de los músicos. Y ese festejar incesante, inequívocamente buscado por el grupo, recibe, vaya paradoja, cierto desprecio de su parte. Pero obvio que nadie se asusta, todo es parte del acting.

Final de fiesta. La histeria llega a su cenit en Weirdo. Allí los chicos enlazan ese heroísmo de periferia con la convulsión adrenalínica de Norgaard, un minuto y medio de letra y música que delimita perfectamente la estampa artística de la banda.

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Recitales / Ciudad de MĂŠxico / Julio 2013

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Foto: Salvador Bonilla (cortesĂ­a OCESA)


Los viajeros del disco Imaginen que Babasónicos licita un sistema de vuelos espaciales mediante el cual desde una plataforma musical, que quizá se instale en Lanús, esas naves salgan de la atmósfera, se remonten a la estratosfera, y desde ahí elijan el disco donde quieran ir, de tal forma que en instantes podremos estar en Dopádromo, Miami, Anoche o en cualquier álbum de la banda, y, por supuesto, más adelante en algún otro disco, si se detecta baba o vida sónica en él. Intro Puesta Martín Brossard Cuerpo del texto Alex Chavo Acuña

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so eso eso mismo fue el show que Adrián y sus dados del deseo ofrecieron la noche del 18 de julio ante el griterío mexicano rebotando como miles de pelotitas de ping pong entre las paredes del Teatro Metropólitan. Un rato antes del delirio, desperdigados por las visiones de lo que sería el concierto, cientos de chicos y chicas aguardaban sobre las calles vecinas. La expectativa se trenzaba con la despedida. A Propósito, como gira y concepto, se estaba preparando para el adiós definitivo. La promoción del álbum hasta aquí llevó dos años. No hay tiempo de más. Romantisísmico está pateando las puertas, haciendo temblar ventanas y muebles y cachivaches del pasado. Pero los que engordan y alargan la fila hacia la entrada ni sospechan aún el ánimo del nuevo disco. Hay remeras argentinas, claro. ¿Dónde no hay? ¿En la Luna no hay? Montañas de patrañas eso del Hombre en la Luna. ¿No escucharon el tema de R.E.M.? En fin, o en principio. Montañas de agua, desde el planeta-disco Trance Zomba, anega nuestros retro corazones. Aún no rompimos las nueve de la noche. Y ya, tempranito, la banda acelera la nave con su ándale ándale ándale y pone presencia rock, elegancia sport estelar, sobre el escenario de lanzamiento azteca. El capitán Dargélos, de coqueto turbante árabe, nos lleva a Pasto y ahí nos da D-Generación. “¿Están listos para lo que sigue, boludos?”, anuncia en forma de pregunta mientras se abre un agujero negro hacia el futuro: El Baile de Odín es la buena nueva canción que temblará en Romantisísmico desde septiembre. Y bailar es el métier de Adrián, su oficio crepuscular. Ya lo cantaron los chicos de Kananga en El Bailarín Asesino: “Con mi baile yo te aniquilo”. Esos pasos mortales, movimientos zigzagueantes, son la energía

que alimentan los viajes díscolos hacia todos los discos de la banda. Volvemos como una turba latina a Tance Zomba con Malón, no la careteamos en A Propósito con Fiesta Popular, visitamos Infame con Once y Mucho con Cuello Rojo. Clímax + Clímax + Clímax. Y otro tema pura sangre del planete Carolo: Su Caballo. Pocas palabras, mucha actitud. Efecto Doble A: Aplausos y Agradecimientos. Canciones sobre el cielo-escenario, cánticos debajo de él. Viajamos en random: primero, Jessico con Pendejo; después, Anoche con El Colmo, seguimos hacia A Propósito con Flora y Fauno, hasta Mucho con El Ídolo. Y más o menos así será el resto del viaje, el resto de la noche.

En los últimos arribos pisamos Babasónica con Seis Vírgenes Descalzas y otra vez Anoche con la dupla Puesto / Carismático. “Algunas noches soy fácil, no acato límites”, se multiplica en las miles de butacas logrando todo tipo de desmanes y descontrol en el pasaje, que sospecha, tras el apagón inducido, los destinos finales. Así, en un flash repentino y cachondo, seguimos en Anoche con Yegua, nos pervertimos en Infame con Putita y nos desaforamos locamente en Jessico con Los Calientes. Cuando el viaje-travesía finaliza no sólo hay aplausos, esos típicos aplausos que estallan cada vez que un avión con pasajeros argentinos besa una pista. También se desprende desde el horizonte una espesa y constante marea de “Ole, Ole, Ole, Babas, Babas” que inunda el foro mexicano lenta e indefectiblemente. Babasónicos Teatro Metropólitan / México / 18 de julio de 2013 Por Alex Chavo Acuña

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Reediciones / Vinilos

e R e R La

g e M y k c a de J

Durante el último Record Store Day (20 de abril) Third Man Records había lanzado una reedición deluxe del clásico álbum del dúo norteamericano, Elephant. Esa edición en cuerpo de vinilo (una versión en split negro/rojo, otra, totalmente blanca) celebraba los 10 años del cuarto trabajo de Jack y Meg White. Bueno, como aquella tirada tuvo poca vida en las disquerías, ahora el sello propiedad del guitarrista anunció una nueva publicación que constará de dos LPs de 180 gramos, así como el arte original impreso en el interior de la caja, todo disponible a partir del 27 de agosto.

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Reediciones / Cajas de Singles

The Aeroplane Flies High Por Gus Kraft

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ecía James Iha en una entrevista circa 1995: “Billy Corgan es un maniático exagerado. Él graba todas las guitarras, man, cuando el guitarrista ¡soy yo! Ok, entiendo, son sus canciones, pero no tiene fe en nosotros. Si pudiera además grabar los bajos y las baterías…sería fantástico para él. Ya lo hará, nos va a despedir a todos… ya lo hará, man, no lo dudo”.

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Este fanatismo desmedido por hacerlo todo se traduce en publicarlo todo, hasta situaciones sónicas que otros descartarían por ser, digamos, pura porquería. Cada vez que el tipo edita algo traspasa sus propios límites. Canciones de seis -ocho- minutos y más, discos dobles, triples, y reediciones que incluyen extras para empalagar a los fans durante unos cuantos años. Primero -y no hace muchose despachó con sus primeros discos: Gish, Siamese Dream, Pisces Iscariot (recomendable compilación de lados B + covers) y Mellon Collie and the Infinite Sandness. Ahora, proveniente de este último, planea devolver a las disquerías la coqueta caja de singles The Aeroplane Flies High, que no sólo guardará los tracks originales de 1996, sino que también amontonará abrumador -y hasta redundante- material inédito. Tengamos en cuenta que, si sumamos las canciones que venían en la primera edición, tanto singles como lados B, todo suma unas dos horas desaforadas de música.

Y si eso ya nos parecía suficiente, The Aeroplane Flies High, aquella recopilación que Corgan y sus fundacionales The Smashing Pumpkins lanzaron apenas iniciado el segundo lustro de los 90s, será reeditada a fines de julio bajo la tutela de EMI con las 33 versiones remasterizadas de los temas originales y un sobrepeso de 90 demos, grabaciones en vivo, un disco extra con versiones en concierto de la gira Mellon Collie y un DVD que documenta un show completo en Francia. Pero la caja traerá algo más, claro. Si no hay un librito en medio de todo esto, no es una reedición que se precie. El mismo contará con 46 páginas ricas en fotografías y anotaciones del propio Corgan y un tal David Wild. The Aeroplane Flies High The Smashing Pumpkins EMI 2013


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conga mag sin miedo a la curiosidad

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Canciones para frazadas

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y lluvias aisladas L

a chica, el chico y un piropo cinematográfico de él hacia ella entre el roce de frazadas gruesas y el rumor de lluvias aisladas: “Es un milagro que la raza humana haya construido todo tipo de civilización con esta distracción monumental al alcance de las manos”. ¿O será que todo lo que hacemos no tiene otro cometido más que despertar la atención en ellas? Sin embargo, si no podemos renovar su capacidad de asombro para que sean nuestras eternamente, pretendemos ejercicios terribles de dominación. Lean, si no, esto de “quisiera ser la mano que te sostiene por dentro…”, cantado por Hope Sandoval en el inicio de Fade into you, la canción emblema de Mazzy Star. Wow. Hasta esa línea de canción lo escabroso nunca había sonado tan romántico, ¿no? Porque cuando ellas no están o están en demasía somos especialmente propensos a la ansiedad del tiempo y hay que decir que al tiempo también. ¿Por qué? Bueno, creemos que nos encontramos ante un riesgo emo casi sin sentido, casi sin remedio. Cualquier tragedia puede acaecer bajo este tonto estímulo adolescente. Es notable. De veras, difícilmente estos sentimientos podrían ser más destructivos. Muchas mujeres no lo saben, pero en la actualidad todos los hombres somos personajes de entre 15 y 20 años en las novelas con más rating de la tarde: Sexo, Amor y Dependencia. Está claro

que no podemos escribir nuestros propios parlamentos. Hay una MANO que gobierna la mano desde adentro. No es un truco nuevo, tampoco es el fin del mundo. ¿O siempre es el Fin del Mundo? Pero no reptemos el pensamiento por la tangente. Volvamos a la idea de las canciones para frazadas y lluvias aisladas. Entonces, si queremos promover que ellas se queden más tiempo acurrucadas en la lenta tempestad de abrazos y besos, le debemos dar forma y fama al ambiente, a la escena, porque la vida es una escena en plano secuencia y hay que combatir la secuencialidad a como dé lugar. Los gurúes en la investigación del séptimo arte -o el arte de hacer que uno vive- bien han establecido que este objetivo se concilia mucho mejor con el confinamiento en el hogar. Y aún mejor en el campo de los sueños, la cama, durante las tardes de domingo. Parece que ahí todo el talento literario en pos de la invención de juegos o estrategias de seducción masiva produce material sedante para las destinatarias de nuestra obsesión. Así, aseguran los que saben mucho, podemos lograr que ellas se aparten de la existencia funcional del día a día, que borren su memoria laboral y la proximidad de los exámenes universitarios, además de todas esas severidades de la vida siempre tan en contra de nuestro objetivo supremo: la cucharita. Tengan en cuenta algo: se pueden hacer fortunas en abrazos y besos, si se manipulan con lujo de detalles las industrias conga mag 75


del tiempo libre y el aplacamiento. Tengan en cuenta también que los ingeniosos más notables en este campo se parecen a los billonarios adolescentes de los primeros años -los del big bang mediático- en el Silicon Valley. Esto último no sabemos si es tan bueno. Ahora seamos periodistas o enciclopedistas. La canción más famosa de Mazzy Star, su hit wonder, es, sin lugar a la refutación fanática fatal, Fade into you, una que David Roback y Hope Sandoval lanzaron a principios de los 90 y que trepó al Top 5 del Billboard Modern Rock en 1994, posicionándose en el número tres. Una que también fue su único single digno de entrar en el Billboard Hot 100, alcanzando el puesto 44. Finalmente, la tonada estará para siempre abriendo su álbum So Tonight That I Might See, editado el 5 de octubre de 1993. Nota exagerada-desgarradora: Es obvio y es capital. ¿Qué? Bueno, si somos trágicos y pesimistas, podemos asegurar neciamente que nunca más harán una canción tan hermosa, una que provoque esa empatía colectiva entre los hipters del mundo, esa identificación directa con las tardes de domingo entre frazadas gruesas y lluvias aisladas. Antes de irnos a otra página debemos confesar que hace un ratito comenzamos a pensar con cierto miedo en una frase de Paul Auster que nos advierte, como un síndrome del riguroso paso del tiempo, sobre la fatalidad de TODO: “Fue. Nunca volverá a ser. Recuérdalo”. Ai par favar, Paul Auster, no nos asustes. Por Martín Brossard

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Algunos artistas son capaces de muchas cosas por el gusto de la pirotecnia sónica. Algunos, también, son unos sensacionalistas no muy sutiles. Sin embargo, para abrir o inaugurar una noche que se precie de tal a veces hay que hacerla estallar desde el ahí vamos. Atravesar la previa por risas, luces y tragos que desinhiben y encienden el apetito de los sentidos. Prenderse al ritmo como recurso o dispositivo de inicio. Y tolerancia cero a la pachorra, entonces. La noche dance está diseminada como una plaga funcional a la felicidad efímera en todas las ciudades del mundo. Vaya descubrimiento. Y los humanitos nos emparentamos, cargando todo el peso de las modas, en la música. De espaldas, cara a cara, o en círculos, bailamos. Y así desordenamos todos los hechos horribles de la vida y le damos play al caos de la alegría. Eso bien saben los chicos de Justice. Eso bien hicieron al crear su magnifica-adictiva D.A.N.C.E. en 2007. Sin dudas, Francia es una cuna electrónica de bebés formidables que no pueden andar por la pista de baile sino en dúo. Decimos Daft Punk, los reyes del cachengue, decimos Air, nerds enamoradizos, y, claro claro claro, clarísimo claro, los artífices díscolos Gaspard Augé y Xavier de Rosnay a puro sacrificio en cruz y dance rock. D.A.N.C.E. fue el primer single que difundieron las radios desde su debut Cross y el track con el que se le abrieron las puertas del Cielo y el Infierno. La salvaje estrategia de marketing capturó a miles de chicos que formaron sus propias pandillas vistiendo esas camperas negras marcadas con la cruz en la espalda, que se tatuaban el logo del dúo y craneaban fiestas clandestinas y no tanto con su música y toda aquella parafernalia visual. Y todo -o mucho- se lo deben al respectivo videoclip. Ahí los directores Jonas & François ejecutan un plano secuencia mostrando la caminata nocturna del dúo y el diálogo entre sus remeras de diseño multicolor rockero. Pero seamos justos, el dúo también hace en este tema una inspirada evocación al primer Michael Jackson solista o, si retrocedemos más lejos, al mini Jacko de su ciclo en Jackson 5. La canción saca pecho harlem afrancesado con un bajo de color groove y un teclado grácil que hace cosquillas traviesas desde abajo. Finamente sacados, los chicos de Justice y su electro altanero conquistaron un lugar en el mundillo de los medios especializados, en las discotecas más jóvenes y en nuestros livings de previa bolichera con actitud fiestera y ese amor algo histérico por el heavy metal que nunca termina de concretarse. Ya los vimos experimentando la vida loca de gira en su película -y disco en vivo- A Cross The Universe, sampleando tanto a Metallica como a Rage Against the Machine. Excitantes. Oportunos. Desquiciados. Metieron lo suyo en el rincón adecuado del tiempo, cuando algo en la noche pedía activar una célula de renovación en partes iguales de retro rock y electro dance dance dance para las pistas, las redes y las radios. Por Gus Kraft

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Canciones para activar la noche

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Los Cumpleaños

Message in a bottle Como si este fuera un mensaje en el interior de una botella arrojada al mar del otro sueño de Gustavo Cerati, Lilian Clark, su madre, describió -de esa manera en la que sólo saben describir las madres- el estado emocional de su vientre, tanto ayer, tanto hoy, tanto siempre. Por Martín Brossard

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Así las cosas, y con motivo del cumpleaños 54 del eterno Soda Stereo, el tercero en esta etapa*, Lilian aceptó participar en la actualización de Conexión Intrauterina (2011), una obra que el artista plástico argentino Gustavo Masó le obsequiará al músico el 11 de agosto, grabando un emotivo correo de voz y video para completar el trabajo. ¿Qué palabras guarda esta botella alegórica?

*Gustavo Cerati continúa bajo respiración mecánica en la Clínica ALCLA tras sufrir un accidente cerebrovascular isquémico en mayo de 2010.

“Puedo volver a sentir cómo cada célula, cada poro de mi piel, festejaron el anuncio y esa especie de inconsciencia geminiana que me hizo imaginar que era la única mujer sobre la tierra que iba a gestar en ese habitáculo pequeño y misterioso que es el útero femenino, lo más sublime de la evolución humana. Suponía que ese niño o niña iba a ser el más hermoso y perfecto del mundo, porque era el mío, el nuestro. Y entonces un 11 de agosto de 1959 a las 6.30, en la Pequeña Compañía de María, nació Gustavo Adrián. Cuando lo tuve en mis brazos y lo puse sobre mi pecho, y lo conocí por fin, no podía parar de llorar de felicidad; ese pequeñito, rosado y rubio, era el que yo había acariciado con mis manos y mi alma durante largos nueve meses. Fue un milagro, como yo lo suponía, claro que idéntico milagro festejaba otra mamá primeriza en la habitación contigua. Pero quién me iba a quitar la idea de que mi Gustavito era el mejor de todos”.

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Los Cumpleaños 18 de junio. Paul MacCartney, el beatle más careta, y no por eso menos talentoso, celebra hoy 71 añitos...

1 de julio. Debbie Harry, la blonda cantante de Blondie, celebra hoy 68 añitos...

26 de julio. Mick Jagger, el frontman de los Stones, celebra hoy 70 años...

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6 de agosto. Elliott Smith, o el ángel torturado de la canción pop-rock, cumpliría hoy 44 añitos...

6 de agosto. Andy Warhol, el artista plástico y cineasta estadounidense que supo ponerle onda al American Way Of Life, cumpliría hoy 85 añitos añitos...

15 de julio. Ian Curtis, el cantante de Joy Division, cumpliría hoy 57 añitos...

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