Una digresión sobre la interrelación de la política macroeconómica y la sectorial
En relación con la necesidad de vincular cualquier política macroeconómica a los correspondientes análisis sectoriales podemos ejemplificarlo con las medidas que suelen tomarse cuando se quiere mejorar la balanza de pagos de un país a partir de corregir el déficit comercial externo.
Hay una tendencia a querer resolver el desequilibrio solamente con medidas del tipo de cambio, concepto, que está ligado a los principios teóricas de la teoría económica internacional que no suele estar corroborada plenamente en la realidad del comercio entre los países.
Estos principios parten de varios supuestos que dan como resultado que los países se especializarán en aquellos productos que tengan ventajas comparadas y, por lo tanto, el comercio será interindustrial o entre productos de actividades diferentes.
El desarrollo de esa teoría estaba enmarcado en un comercio que intercambiaba bienes y los saldos de la balanza comercial eran cubiertos con transferencias de metálico, por lo tanto, el resultado de la entrada y salida del oro afectaba en forma homogénea los costos, precios y competitividades entre los países.
En la economía argentina agroexportadora e importadora de productos industriales operaba en forma sencilla con la caja de conversión. Luego, cuando se abandona el patrón oro, mientras la estructura del comercio internacional argentino era básicamente exportación de productos primarios e importación de productos finales industriales de consumo, la devaluación de la moneda cumplía esa función de ajustar el comercio externo.
Lic. Roberto Darío Pons
Se encarecían los productos importados y se generaba un aliciente para producir y exportar los productos primarios, mejorando la balanza comercial y consecuentemente la balanza de pagos.
Nos enfrentamos a economías nacionales e internacionales más complejas
Sin embargo, en la actualidad ni la economía nacional es tan simple ni tampoco el comercio internacional.
En el mundo existe mayor proporción de comercio intraindustrial – o sea, productos de la misma actividad, tales como la petroquímica, la acería, la automotriz y otros complejos – aparición de cadenas globales de valor con empresas vinculadas internacionalmente y la existencia de barreras arancelarias y no arancelarias – sanitarias, técnicas, seguridad y otras – que son condicionantes importantes al comercio.
Una devaluación monetaria no se traslada tan fácilmente a una respuesta de mejorar las exportaciones y disminuir las importaciones para ajustar la balanza de pagos a sus posibilidades de financiación. Para que las medidas sean efectivas hay que tomar en cuenta algunos conceptos fundamentales sobre como es la estructura del comercio exterior del país que se está gobernando, en este caso el nuestro, y la del resto de los países que intercambian.
En la práctica del comercio externo el proceso de exportación e importación requiere una clasificación ad-hoc denominado Nomenclador para el comercio de mercancías que tiene definiciones surgidas de la merceología que es una disciplina que estudia las mercancías considerando su estructura, el proceso de elaboración y su función o diseño.
Cuando se asocia a un arancel o derecho aduanero adquiere el concepto de Nomenclatura Arancelaria que permite encuadrar todas
las mercancías del comercio en una lista ordenada sistemáticamente en grupos, subgrupos y partidas de tal forma cada mercancía solo pueda clasificarse en un único código.
Estas nomenclaturas son útiles para establecer los aranceles aplicables al comercio exterior y para las negociaciones sobre el comercio internacional, tanto global como regional o bilaterales. También es útil para relevar estadísticas del comercio exterior que permita su comparación homogénea para todos los países.
Sin embargo, realizar un análisis exclusivamente con estas clasificaciones estadísticas y tener ese análisis como única base de información para la toma de decisiones en materia de comercio exterior no solo es insuficiente, sino que además puede implicar un error de cálculo que lleva al fracaso el ajuste macroeconómico.
Este error de cálculo es un problema característico del análisis macroeconómico porque se basa en grandes agregados económicos –Producto Bruto Interno, Balance global del comercio exterior, Indice de precios nacionales e internacionales, balance agregado del sector público, etc – que no permiten detectar los desvíos sectoriales o los casos particulares que son inflexibles al cambio o que su impacto sobre otros sectores podría afectar los resultados globales.
El conocimiento de la estructura del comercio exterior es necesario para acompañar un programa macroeconómico
Un estudio del Banco Central de la República Argentina sobre las elasticidades del comercio exterior en Argentina para el período 2004-2019 señala que, a nivel agregado, la elasticidad ingreso de las importaciones es superior a la de las exportaciones y, además, que las elasticidades precio del comercio exterior son bajas y que en tales circunstancias:
“ las políticas comerciales que se basan exclusivamente en afectar al tipo de cambio real —una política “horizontal”— no serían las más efectivas para aumentar la competitividad y mejorar la balanza comercial”.
“Pero ello no excluye que puedan existir heterogeneidades en el comportamiento a nivel sector o a nivel empresa.”
“En consecuencia, el objetivo del presente posteo es indagar cuál es el patrón de comercio en Argentina, pero hacerlo a nivel firma. El interés radica en entender las relaciones inter-industriales relevantes y, en particular, el rol de los insumos importados en aquellas empresas que exportan parte importante de su producción, clasificando los productos en dos dimensiones diferentes: i) grandes rubros de exportaciones; ii) contenido tecnológico”.( Patrón de comercio exterior en Argentina: un análisis a nivel de empresa - BANCO
CENTRAL REPUBLICA ARGENTINA - 23 diciembre, 2021 Gerencia Principal de Estudios Económicos Comercio exterior)
Agrega ese estudio del BCRA: El conocimiento de las relaciones insumo-producto del comercio exterior es fundamental para el diseño apropiado de las políticas económicas y la toma de decisiones por parte de la autoridad monetaria. En este sentido, contar con información de las exportaciones e importaciones a nivel empresas permite explorar heterogeneidades en las relaciones de la matriz de especialización productiva y los flujos comerciales de un país, que muchas veces pasan inadvertidas en los promedios de datos agregados.
Estos diferenciales en la elasticidad precio quizás podría quedar en el ámbito de lo académico, sino fuera que en la práctica una modificación del tipo de cambio efectivo, sobre todo en magnitudes considerables como el reciente en nuestro país, puede afectar las cadenas de valor y su competitividad interna y externa de los sectores productivos.
Cuando para lograr que la cosecha 22/23 de la soja, se tomó la decisión de otorgar a la exportación de soja un tipo de cambio que combinaba el comercial con el financiero, a los efectos que los exportadores liquidaran divisas, se comprometió la cadena de costos de la actividad porcina y la aviar, esta última con históricas buenas exportaciones que se vieron afectadas.
La desagregación de los datos estadísticos y su reagrupamiento en otras categorías son herramientas analíticas fundamentales para coordinar las medidas sectoriales con los programas de equilibrio macroeconómico.
Esta forma de encarar las políticas analizando como funcionan los eslabones de importación – producción y exportación para sectores seleccionados es superador de las conclusiones que se obtendrían de un enfoque solamente en el tipo de productos sujetos al comercio exterior, ya sea el país demandante – importador – u oferente como exportador.
No es solo diferenciar productos primarios de manufacturas de origen agropecuario o de origen industrial
Un reagrupamiento de las estadísticas del comercio exterior más utilizada es la de diferenciar los productos que son primarios (PP) – incluyendo a veces y en otras separando los combustibles y energéticos (CyE) – de aquellos productos que son manufacturas tanto de origen agropecuario (MOA) como de origen industrial (MOI), permite identificar cuales con sus saldos positivos del intercambio comercial tienen capacidad de compensar los saldos negativos de los otros grupos.
En términos generales, el balance comercial de los PP – excluidos los CyE – son superavitarios con todos los países que comercializamos y los MOI al contrario. El comportamiento de las MOA oscila entre saldos levemente positivos o negativos y los CyE que estuvo en la agenda de los gobiernos por un déficit energético importante, podría ser en un futuro cercano un sector positivo de magnitudes similares a los superávits de los PP´s.
Sin embargo, este agrupamiento, sino se mira en detalle, también podría conducirnos a falsas conclusiones, afirmándose en ideologías de desarrollo basado en los productos primarios y abandonar los intentos de industrialización del país por su saldo negativo en el comercio exterior.
En un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, se ha replanteado la clásica división entre exportaciones, importaciones y saldos de comercio exterior agrupadas en Productos Primarios (PP), Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) y Manufacturas de Origen Primario (MOI) estimadas por las importaciones directas que dan las estadísticas aduaneras. (El saldo comercial argentino por grandes rubros según los enfoques producto, sector y sectores verticalmente integrados -Autor(es): Zack, G.; Gentili, Fuente: H H-industri@: Revista de Historia de la Industria, los Servicios y las Empresas en América Latina, Nº 27 (diciembre 2020).
Es una utilización de una matriz insumo-producto internacional, como la que usa la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -organismo internacional con 38 Estados asociados, principalmente los más desarrollados), que considera el comercio directo de productos de cada sector económico y los indirectos incorporados a los insumos locales para el consumo final o para sectores incorporados en las exportaciones.
Este trabajo reagrupa las importaciones en función de si son exclusivamente para las MOI o si son intermedias de las MOA o las PP, volcadas en el cuadro clasificatorio siguiente:
Cuadro 1: Descomposición de las Exportaciones Brutas
Valor agregado exportado (VAX)
EXPORTACIONES
BRUTAS
Contenido doméstico que reingresa al origen (VS1*)
Bienes finales (c1)
Bienes intermedios (c2)
Re-exportaciones (c3)
Re-importado en bienes finales (c4)
Re-importado en bienes intermedios (c5)
Doble contabilizado puro I (c6)
Contenido extranjero (VS)
Bienes Finales (c7)
Bienes Intermedios (c8)
Doble contabilizado puro II (c9)
Es una metodología que analiza la estructura intra e intersectorial de los flujos comerciales, como expresa el trabajo mencionado: Para conocer qué sector es realmente el responsable del resultado comercial de la Argentina .. este análisis se puede realizar considerando únicamente las relaciones directas o también incluyendo las indirectas que Pasinetti (1973) denominó enfoque SVI. En el caso de las relaciones directas, los bienes importados y expor-tados por un sector son considerados en el saldo comercial del sector que demanda la im-portación o que exporta, sin que se considere la naturaleza del bien, es decir, si es primario, industrial, etc. En el caso de las relaciones indirectas, un bien importado por un sector pue-de haber sido demandado para satisfacer la demanda interna de otro sector que se ubique “aguas abajo” del importador directo. Sería el caso del productor de neumáticos que importa caucho para satisfacer la demanda del productor de vehículos. Del mismo modo, en el caso de las exportaciones, un bien exportado por un sector puede tener componentes de otros sectores. Por ejemplo, el productor y exportador de productos alimenticios tiene componentes primarios.
De ahí radica la importancia de complementar el enfoque sector con el de los SVI para tener en cuenta todo el circuito productivo que los productos importados y exportados atraviesan.
En otros términos, el crecimiento de las exportaciones primarias (PP) depende no solamente de su capacidad interna de producción sino también del abastecimiento de equipamiento, productos y servicios que le prestan
las manufacturas de origen industrial ya sean locales o por importación directa del exterior. En ambos casos, las importaciones MOI no necesariamente deberían ser cubiertas por la capacidad de exportar MOI, ya que parte de las importaciones son aplicadas a la producción primaria exportadora.
Por ello, los análisis sectoriales del balance comercial, incluyendo el de combustibles y energía, deben ser contemplados en función de como aporta a la capacidad y competitividad de exportar superavitariamente de los otros sectores.
La paradoja del aumento de producción genera problema de la balanza comercial
Un tema paradojal de la economía argentina ha sido y es el complejo automotriz y autopartista porque es un sector que tiene un gran impulso sobre el empleo registrado directo y en forma indirecta con la movilización de sectores productivos y de servicios que le suministran insumos y que comercializan los automotores, así como los que hacen su mantenimiento.
Este virtuosismo de la actividad automotriz sobre la actividad económica y el empleo local tiene como contrapartida una presión sobre la balanza de pagos externo, tanto por las importaciones de insumos no compensados suficientemente por las exportaciones de vehículos, como por las transferencias de divisas al exterior en forma de retribución al capital, royalties y otros con las casas matrices de las terminales situadas en la Argentina.
En un trabajo del Departamento de Economía de la Universidad Nacional del Sur, (Pérez Ártica, R. -2020 - El desempeño cambiario del sector automotriz en Argentina y el impacto de la inversión. Estudios económicos, 37 (74), Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS), CONICET/UNS), analizando las causas del déficit externo del sector para el período 2003-2016, considerando la totalidad de los pagos y cobros en divisas del sector, se expresa que:
“En una economía afectada por la escasez de divisas, el complejo automotriz argentino muestra el peor desempeño cambiario entre los sectores cubiertos por las estadísticas del Banco Central de la República Argentina.”
“Se documenta que el ingreso de capitales externos hacia firmas del sector está correlacionado a mediano plazo con importantes salidas netas de divisas, agudizando el desequilibrio externo”.
“Además, aunque la inversión del segmento autopartista es baja, se argumenta que esta no es la causa del mal desempeño externo, sino más bien un resultado negativo más del esquema de articulación regional de la producción, que relega la producción local de autopartes”.
Estos resultados nos ponen en línea con algunos análisis teóricos utilizados para explicar los problemas de desarrollo económico en América Latina y en la Argentina:
• La restricción externa – la escasez de divisa cuando se expande la producción industrial local – que entra en tensión con la necesidad de aumentar la actividad económica y el empleo.
• Las Cadenas Globales de Valor: que modifica el sistema de interrelación entre las empresas que se especializan en diferentes momentos del proceso encadenado de diseño, producción, distribución de los productos que se comercializan internacionalmente.
Pero, además, la importancia que tienen las instituciones económicas que organizan, promueven, facilitan y sostienen en el tiempo los acuerdos “intra e inter empresario” que actúan en diferentes jurisdicciones soberanas con sus aduanas, sus normativas de patentes, sus condiciones laborales, impositivas, monetarias y cambiarias y lo que implican en términos de seguridad jurídica de los contratos y la protección de la propiedad privada.
A modo de resumen:
Hay que diferenciar entre la especialidad académica en la ciencia económica que puede generar expertos en diferentes rubros con la necesidad de integrar los conocimiento y técnicas para gestionar una política económica.
La gestión de gobierno no es la suma de especialistas empecinados en resolver sus dilemas y paradigmas de su especialidad haciendo caso omiso de los saberes de otras ramas no solo de la ciencia económica sino también de las ciencias sociales y de la política.
Un programa de gobierno implica la integración de todos los dilemas y paradigmas que deben ser contemplados en su conjunto y consolidando los aspectos específicos para la obtención de un resultado posible y consistente.
Esto implica disponer de un mismo criterio de construcción de un modelo económico relacionado con los objetivos políticos que tenga consistencia macroeconómica – fiscal, cambiaria, monetaria, productiva - pero con el detalle de los aspectos propios de los sectores económicos que contribuirán o receptarán los diferentes efectos de los instrumentos utilizados para el equilibrio económico y todo ello apoyado con el desarrollo de las instituciones y normas que permitan su sostenimiento en el tiempo.
Las tablas de Milei
Al inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, Javier Milei convocó a la firma de un Pacto de Mayo que va más allá de los acuerdos legislativos previstos en la Constitución.
Se trata de una suerte de acuerdo fundacional de “la política” sintetizado en un decálogo que contiene una doctrina, si se quiere, más precisa y distinta que la de las intervenciones previas del Presidente en todos los medios de comunicación. Una síntesis de un discurso diferente.
La principal diferencia es requerir una convalidación amplia que incluye a la de sus adversarios. Este es un gesto novedoso y distinto.
¿Pacto o contrato de adhesión?
El discurso de campaña, el del 10 de diciembre y muchos reportajes, aún como Presidente tuvieron y tienen, la característica de señalar que su gobierno es “el de y para”, la “gente de bien”; y el de sus antecesores fue el “de y para”, la “casta” con la que, hasta ese anuncio, no existía posibilidad de negociación o acuerdo. Sí, Milei tiene una declarada apertura para todos los que, vinieren de donde vinieren, se adhirieran sin otra consideración a su discurso.
El Pacto de Mayo o las que podemos llamar – porque así fueron de alguna manera sugeridas por el Presidente - las Tablas de Milei, son una convocatoria a todos; y analizados los 10 puntos que la conforman son, en cierto modo, títulos a los que se debe llenar en el debate, excepto que sea un decálogo al que simplemente se adhiere.
Los 10 puntos no son definiciones precisas y por eso pueden ser compartidas por muchos.
(Economista - Profesor Titular Emérito UBA - Columnista de “El Economista” -Ex Pte. Fondo Nacional de las Artes - Ex Vice Pte. Ejecutivo del INPE Ex Subs. de Prog. Económica del Min. de Economía)
Carlos Leyba
De los opositores, con cargos relevantes, el único que se pronunció, hasta ahora, abiertamente a favor de firmarlo sin agregar o quitar nada, fue el Gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, actualmente miembro del PRO, de participación importante en el gobierno de M. Macri y antes de. C. Menem y de tradición desarrollista.
La invitación a firmar el 25 de Mayo de 2024 en la Ciudad de Córdoba, según los dichos del Presidente, tuvo la condición de la previa aprobación del DNU y de la Ley Bases. El DNU, hasta ahora, ha sido rechazado por los senadores del Frente de Todos, dirigentes radicales y de partidos provinciales y sostenido por parte del radicalismo, senadores del PRO y senadores del oficialismo. La Ley de Bases, modificada, espera tratamiento en Diputados.
Si, finalmente, el DNU y la Ley de Bases fueran aprobadas, las Tablas de Milei serían tratadas el 25 de Mayo y ese acuerdo, de celebrarse, garantizaría la dirección de un gobierno el que, además, gozaría por un año de la delegación de facultades legislativas extraordinarias.
La primera instancia sería la firma de adhesión y la segunda la existencia de un debate clarificatorio de lo que “dicen esos títulos”.
Más allá de los resultados económicos y sociales de la gestión, el acuerdo político así logrado, estaría inaugurando un proceso político consolidado y previamente inimaginable. Naturalmente que los resultados económicos y sociales, cualesquiera sean estos, serán la medida de la profundidad y duración de esos acuerdos y, en definitiva, de la estabilidad del proceso.
Pero si ambos dispositivos legislativos no hubieran sido sancionados, como los requiere el Presidente, hacia el 25 de Mayo, entonces, el desacuerdo político será un término negativo que sólo el éxito económico y social podrá neutralizar.
El Presidente con esos dispositivos legales logrados y con la firma del Pacto de Mayo, construiría la base política de la que carece en los órganos legislativos y que el apoyo de su electorado – que según algunas encuestas sigue firme a la fecha – no puede suplir.
Si así no fuera la estabilidad dependería exclusivamente de los resultados económicos y sociales.
Si fueran positivos hasta el próximo período electoral, seguramente el voto modificaría la debilidad parlamentaria; pero si esos resultados disminuyeran el apoyo popular, a la debilidad parlamentaria – que se acentuaría – habría que agregarle la pérdida de sostén popular.
A tres meses del gobierno hay señales – lo dicen las encuestas – que el apoyo popular no declina respecto de las cifras electorales y la economía financiera está en un sendero de extraordinarias ganancias especulativas, mientras la economía real está en un sendero profundamente recesivo.
La inflación – todo indica – habrá de desacelerar la tasa mensual en los próximos meses como consecuencia de la caída en el consumo y el freno en la inversión y el consumo público y de la postergación de la actualización de las tarifas y de la, estimo, necesaria recomposición del tipo de cambio.
En síntesis el Pacto de Mayo está instalado en el marco de la incertidumbre, pero nada señala que el Presidente lo haya abandonado.
En consecuencia tiene sentido analizar su contenido porque en él ha puesto Javier Milei su única propuesta de diálogo. Como señaló J.L. Borges “se dio en la Magna Grecia la mejor cosa que registra la historia universal: el descubrimiento del dialogo (1985) Bienvenido.
El primer punto del Pacto es “La
inviolabilidad de la propiedad privada”
Esta es una norma implícita de la Constitución(art.14) y por lo tanto resulta en una reivindicación redundante porque, salvo la ínfima minoría que en la política argentina se declara en favor de algún sistema colectivista, en nuestro país no existen propuestas que rechacen o cuestione el derecho de propiedad, básicamente porque habría que convocar, en vigencia del sistema democrático, a una reforma de la Constitución.
El primer punto es entonces pura retórica.
Pero también es de alguna manera provocativo. No puede ignorar el Presidente, al realizar esta convocatoria, que el mismo art. 14 de la CN en su inciso bis procura la “participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección”.
Ese norma, que aún no ha sido legislada, tiene una larga historia si bien su redacción es de 1994. La Constitución de 1949 incorporó al texto los llamados “derechos sociales”. Después del Golpe de Estado de 1955 esa Constitución fue derogada y convocada una Reforma en 1957 a la que concurrieron, al proceso electoral de los Constituyentes, todos los partidos pero con la proscripción de los candidatos que lo hicieran bajo cualquier versión del peronismo, justicialismo, etc. Voto en blanco y abstención fueron importantes.
Sin peronistas, en esa Reforma se incluyó un texto muy similar al que hoy rige como 14bis de la CN. Ese texto concitó la unanimidad de los partidos, insisto con la proscripción del peronismo, y – vale la pena recordarlo – el Partido Demócrata, Junta Reorganizadora Nacional que presidía Oscar Rebaudi Basabilbaso, tenía en sus propuestas la inclusión de la participación de los trabajadores en las utilidades empresarias.
Vale decir que, con sus más y sus menos, la opinión política del país no sólo ha sostenido el derecho a la propiedad privada inviolable sino también un ex-
tendido consenso acerca de derechos sociales vinculados a la propiedad, es decir, de alguna manera vinculando ese derecho a la idea de la función social de la propiedad o como reza la Doctrina Social de la Iglesia, que no trata de derecho positivo, sino de derecho natural “la propiedad es un derecho natural”, lo que en sí mismo es categórico, pero es un derecho natural “secundario”, lo que por otra parte y con otras denominaciones pertenece al derecho positivo de Occidente desde tiempo inmemorial.
En síntesis, acordar este primer punto del Pacto de Mayo, para quienes respetan la Constitución, el Presidente ha jurado por ella, esa “inviolabilidad” ha de reconocer lo que nuestra CN expresa en el 14 bis. No hacerlo sería una omisión, por cierto sin consecuencias jurídicas, que se prestará a confusiones peligrosas.
El segundo punto del Pacto dice “equilibrio fiscal innegociable y el tercero “reducción del gasto público a niveles históricos en torno al 25% del PIB”
Reducir el Gasto implica determinar su composición. En los últimos días se ha reivindicado ese “25%” como un retorno al “promedio” histórico de los años previos al gobierno de Néstor Kirchner y a todos los posteriores en los que –a pesar del estancamiento de largo plazo de la economía nacional – el Gasto Público creció abruptamente, constituyendo una creciente participación sobre el valor agregado nacional.
Como se recordara el Producto Bruto Interno anual es, finalmente, la suma del Valor Agregado en el año. El Valor Agregado es – básicamente – la suma de todos los salarios, cualesquiera sea su origen, más las utilidades de las empresas, más los intereses y más las rentas. Durante la expansión del Gasto Público a partir de Néstor Kirchner, por distintas razones, se verificó un importante incremento del personal de la Administración Pública, básicamente en las provincias y los municipios.
Como la gestión pública naturalmente no “registra beneficios del capital” el incremento del empleo público por encima del privado tiene, como consecuencia contable no programada, un aumento de la participación del valor agregado de los asalariados en el PIB. De ahí se deriva que algunos comentaristas asocian el aumento de la participación del Gasto Público en el PIB, a una mejora de la distribución del ingreso y un avance social.
Pero una mejora en la distribución y un avance social, sólo son sostenibles cuando la productividad de la economía crece al menos al mismo ritmo. Y esto es lo que no ocurrió en todos estos años. La productividad estaba disociada de esta expansión.
Esta realidad induce a pensar que el Estado “es una carga”. Y que la reducción, cualquiera sea, del peso del Estado sobre la economía es de por sí saludable. Lo contrario es tan insensato como ésta afirmación del punto 2 del Pacto de Mayo.
No hay un número, un porcentaje, que pueda per se tomarse como una definición saludable.
La Argentina próspera se interrumpió en 1975, hasta entonces sin pobreza exasperante (4%), desempleo crítico (3%), el sector público pesaba 20% sobre el PIB. Salud, educación, seguridad; eran mayoritariamente de carácter público.
Al mismo tiempo existía un sistema tributario intrincado, una evasión importante y el déficit fiscal se arrastraba desde décadas. Si se quiere era un mal de época, el que - por otro lado - subsiste en la mayor parte de las economías desarrolladas de Occidente.
La crisis de los años 30 obligó a la presencia del Estado para compensar los desequilibrios económicos y el cuestionamiento social en alza, introdujo en la política económica occidental la idea que progresivamente convergió hacia los que llamamos el Estado de Bienestar el que hizo eclosión a partir de la finalización de la SGM cuando los países capitalistas pugnaban por avances sociales que mejoraran los objetivos, nunca concretados, de los países del socialismo real que eran, por otra parte, usinas de propaganda muy influyentes sobre todo en Europa.
En todos los países el Estado creció en su participación en el PIB construyendo un Estado de Bienestar que, hasta 1975, fue la dominante de la totalidad de los partidos e inclusive de los gobiernos militares en nuestro país. Había un consenso extendido sobre el objetivo del Pleno Empleo y las condiciones sociales, independientemente de las banderías políticas.
El art.14 bis y la plataforma del “partido conservador” en 1957 son elocuentes al respecto. En 1957 el partido conservador distribuía para la campaña un folleto titulado “Las leyes sociales las hicimos nosotros”.
Pero a pesar de los años de déficit fiscal acumulados, en 1975, la economía no estaba endeudada en el exterior y los residentes no atesoraban en moneda extranjera.
Los inmuebles se vendían en pesos, a 10 o 15 años y los campos se negociaban en pesos con hipotecas a tres años.
En esas condiciones no debería haber razón para que el Estado, con el 25% del PIB, no pudiera llevar a cabo las tareas que realizaba hace medio siglo: los equilibrios sociales y la tasa de crecimiento de la década 1964/74, con una aceleración de las exportaciones industriales, señalaban que las fuerzas privadas mantenían una economía en desarrollo.
Es cierto que, sin converger hacia el PIB por habitante de los Estados Unidos, pero manteniendo, por 45, años la misma distancia relativa. Claramente la velocidad era insuficiente para converger, pero los equilibrios sociales se preservaban quizá era el precio de una menor velocidad que la posible.
Tal vez acelerar el crecimiento abruptamente, incrementando, por ejemplo, el peso del Estado o disminuyéndolo abruptamente, podría romper los equilibrios: cuarenta y cinco años de gobiernos de distinta inclinación mantuvieron ese consenso.
Dicho esto, qué es lo que está detrás de ese 25% como meta del Gasto Público sobre el PIB. ¿Cuáles serán las tareas del Estado? ¿Gratuidad de salud, justicia, educación y seguridad? ¿Las obras de infraestructura que no fueran pasibles
de ser realizadas vía privada dada la rentabilidad a precios privados?
La discusión no es el porcentaje del Gasto Público en el PIB sino las prioridades sociales, qué bienes o servicios no pueden quedar relegados al arbitrio del mercado, sea que el Estado ejecute o sea que el Estado pague. En ambos casos es “Gasto Público”.
La Argentina estancada y en crisis, hace largo tiempo que tiene urgencias que exigen reparaciones en todos los órdenes colectivos. Es posible que el 25% del PIB sea suficiente, tanto para la administración normal como para al mismo tiempo llevar a cabo las tareas de reparación largamente postergadas.
Claro que no ha sido el porcentaje de hasta más del 40% el responsable de lo que podemos llamar “desinversión”, no ha sido el tamaño sino la ineficiencia y el abandono de las tareas del Estado, desde hace 50 años con distintos porcentajes sobre el PIB.
No es el porcentaje sino la calidad del Gasto Público lo que importa y asociado a esta, la calidad de la profesionalidad de la Administración Pública en todos los niveles.
También fue, a partir de 1975, cuando la carrera de funcionario público fue sustituida por la idea de “personal de confianza”. La Carrera de Funcionario Público, la formación profesional y el respeto por parte de las autoridades políticas a la
Carrera es un punto fundamental en que sí debería haber un acuerdo entre todas las fuerzas políticas y una convicción de los hombres de la política acerca del valor de una carrera.
En los primeros diez países líderes en “libertad económica”, el promedio de Gasto Público sobre PIB es 35%. Países con un PIB pH que es como mínimo 5 veces el nuestro, sin pobreza., etc.
Si nos propusiéramos ese 25% como meta, está claro que tendríamos que hacer mucho más que ellos con un porcentaje de recursos mucho menor y por lo tanto la eficiencia de la Administración y profesionalidad de la Administración pasa a ser el punto relevante en esta cuestión.
Pudimos tener un bajo porcentaje de Gasto Público cuando no teníamos alarmante pobreza, ni desempleo y no habíamos sufrido el “industricidio” que es la madre del descomunal deterioro de la calidad de vida en las regiones urbanas de todo el país.
Resuelto qué, cómo y cuánto del Gasto Público y como consecuencia el porcentaje sobre el PIB, hay que lograr la eficiencia sin déficit.
El cuarto punto es la reforma tributaria y el quinto se refiere a la coparticipación impositiva
Esto es una política tributaria y sobre todo la persecución de la evasión tributaria que, en nuestro país,
en algunos tributos supera al 40% del potencial recaudable.
El déficit fiscal es un problema y una constante en toda la economía Occidental, el superávit fiscal es lo extraño; por ejemplo el Tratado de Maastricht exigía un déficit fiscal inferior al 3% del PIB para pertenecer a la Unión. El objetivo de eliminar el déficit es importante e implica revisar el Gasto, las prioridades, la estructura tributaria y – en el caso concreto del presente – acordar una estrategia de lucha contra la evasión.
Es absolutamente contradictorio contra esta prioridad anti evasión la práctica recurrente de moratorias y blanqueos que constituyen, gobierno, tras gobierno, una incitación a la evasión dada la cultura de la mora-
toria y el blanqueo. La manera de romper es empezar por no otorgar ninguna moratoria, por razonable que sea, ni ningún blanqueo por razonable que sea. De esa manera los ya ocurridos serán “los últimos” y no la promesa que este lo será.
La cuarta proposición es una reforma tributaria que reduzca la presión. Está claro que para ello la lucha contra la evasión debe ser implacable. Simplificar el sistema y ayudar al comercio son mejoras tan necesarias como aumentar la progresividad.
Esto requiere estudios y también la difusión de métodos digitales para las transacciones, eliminando al máximo el uso de billetes. La tecnología está disponible y todas las consideraciones sobre “la excepcio-
nalidad” no están considerando la absoluta viabilidad de la totalidad de las transacciones dentro del sistema digitalizado, cualquiera sea su monto. Sin duda es una manera de contribuir a dificultar la economía del delito, el narco tráfico entre ellas por la casi imposibilidad de convertir la liquidez en activos.
La “reforma tributaria” es crucial y dimensionar el gasto público, procurando el equilibrio y la simplificación del sistema, requiere de una lucha sin cuartel contra la evasión, lucha en la que todo blanqueo o moratoria, es un paso atrás que bajo ningún concepto puede dejar de establecerse como compromiso: la lucha contra la evasión es prioritaria y es ahora, todos los subterfugios como “la no residencia fiscal” deben ser derogados.
Tal vez será necesario también rediseñar los órganos de fiscalización (de transacciones internas como aquellas con el exterior) ya que la evasión, de acuerdo con las conclusiones de los especialistas que las estiman, es de tal magnitud y de tal persistencia en el tiempo que señalan que los organismos responsables no tiene una trayectoria que permita confiar en la reversión con la continuidad de los organismos y su normativa.
El quinto punto es la “coparticipación” y “la existencia de un modelo extorsivo”
La única extorsión histórica es que hay regiones con un PIB pH de 30 mil dólares y otras con uno de 5 mil dólares: si somos una Nación hay que transferir de unas a otras. Es una discusión ideológica profunda: ¿ocupar el territorio, la demografía? ¿nivelar el territorio, el desarrollo?
Aún hoy en la Argentina cuando se sale de un centro densamente poblado y se atraviesan 100 o 200 kilómetros se puede estar viajando en el tiempo varias décadas. En todo sentido, en los bienes públicos y aún en los privados.
La privación es la causa de una continua migración interna que ha generado el vaciamiento territorial a lo largo de los años. La reparación de este desequilibrio histórico es una tarea prioritaria: no puede haber armonía nacional sin reequilibrio territorial.
Esta es una deuda pendiente para los que nos sentimos parte de la historia de la Nación. La Santa Mama Antula, nombre quechua, su marcha fue de adentro hacia el Puerto. Una metáfora de cómo el país profundo se fue vaciando y con él la riqueza humana (concentración urbana) y material (cancelación de la cadena de valor). En esta dinámica hubo fallas en todos los modelos de funcionamiento de nuestra economía a lo largo de la historia nacional. La cancelación de las cadenas de valor ha migrado, a lo largo de muchas décadas, saberes, habilidades, capital y trabajo – como figura simplificada - desde el interior hacia el Puerto. No fue un fenómeno inevitable. Pero desequilibro nuestro territorio y nuestra estructura social. Es un problema que hay que reparar.
La “coparticipación” es un problema, pero detrás, debajo de la misma, hay un problema estructural que ha impedido poner en acto el inmenso potencial de recursos naturales y mucho más relevante el inmenso potencial de un pueblo, muchas veces obligado a migrar por la incapacidad del mercado y luego del Estado, de conectar esas habilidades con esos recursos. La cuestión de la coparticipación es una resultante de ese desequilibrio primario. Hay que reparar.
El
sexto punto es “el
compromiso” de avanzar en la explotación de recursos naturales
El apetito de las provincias es ese. Pero ¿y los recursos para explotar esos recursos? ¿Y las rentas de esos recursos? No sólo se trata de las inversiones que requieren permisos científicos, desde la perspectiva ambiental y social. Hay una enorme demora en asumir como central el permiso científico.
En estos días en el Salar del Hombre Muerto, un oasis de litio, una explotación sin control científico y ambiental amenaza el agua de una comunidad. ¿Dónde están los permisos científicos? ¿El permiso social requiere de una previa constatación científica de daño-beneficio?
No se trata de extraer y destruir, sino de construir, extraer y transformar “in situ” para “agregar valor”. La cadena de valor. El valor de la continuidad y las consecuencias en el tiempo.
Hacen falta leyes, inversiones con transferencia de tecnología y trabajo local: la reciprocidad es central.
El séptimo punto alude a “una reforma laboral”
La misma debe materializarse en los convenios colectivos. Lo central, aquí y ahora, es el abuso de laboralistas y la justicia laboral sesgada, que destruyen el sistema.
Pasa lo mismo que con el derecho penal. Mas que leyes, lo que está en juego es “la cultura de los jueces”. Se requiere de una reflexión en el ámbito de la cultura
judicial y en la exagerada capacidad interpretativa de los juicios producto tal vez de la imprecisión de las normas.
Es urgente legislar en materia penal y laboral para que la “interpretación” de la norma no modifique la normalidad. Hay abusos a nivel judicial.
Los derechos del art 14b de la Constitución implican la necesidad de un régimen indemnizatorio. No hay manera de legislar en esta materia violentando la norma y el espíritu de la Constitución. Legislar en esta materia requiere tener muy en cuenta que todo cambio implica un proceso de transición que, en general, resultan gravosos.
Recordemos que la transición del régimen de reparto al régimen de AFJP demandó un enorme endeudamiento del gobierno para sostener a los pasivos como consecuencia del retiro de los aportantes y el automático desfinanciamiento del régimen anterior. Nadie imaginaba el retorno al régimen de reparto y por cierto nadie consideró como posible lo que resultó en un enorme endeudamiento para, finalmente, volver al régimen anterior.
Finalmente es incomprobable que una “reforma laboral” promueva el trabajo formal ¿Qué reforma laboral? Costos y beneficios para encaminar, primero, la formalización del empleo y segundo, condiciones objetivas (tasas de interés, crédito a largo plazo, incentivos fiscales, ampliación de mercado) para atraer inversiones.
La Argentina necesita ponerse al día con los incentivos a inversiones en Brasil, EEUU, Méjico o la UE para poder hablar de lo que está realmente probado.
“Gris es toda teoría y verde el árbol de oro de la vida” Goethe.
Si gobernar es crear trabajo productivo, entonces la primer tarea de un gobierno, lo central de un acuerdo, es una estrategia de larga duración para atraer inversiones y con los mismos o similares incentivos a la inversión que son moneda corriente hoy en el mundo entero.
Nuestro país hace décadas que no dispone de un sistema de promoción de la inversión, de financiamiento promocional a largo plazo y de un escenario de contexto que oriente al inversor en la dirección que procura avanzar el país.
La octava cuestión es la previsional dado que es un problema desde que el número de aportantes quebró la relación con los beneficiarios
La informalidad laboral es un problema gravísimo para el sistema previsional. No es compatible un sistema previsional amplio con un régimen de informalidad laboral extendido.
Pero el problema, que se agravó desde que el trabajo se informalizó, recibió un impacto colosal con la irresponsabilidad de C. Kirchner y S. Massa que hicieron que desde 2010 (año en que 70% de los que se jubilaron lo hicieron por moratoria) los jubilados y pensionados por moratoria, se hayan multiplicado a niveles infinanciables.
Hay que liquidar los beneficios que son una infamia. Nada impide a cada ciudadano un seguro de jubilación. Pero el sistema de reparto actual está infectado por moratorias de personas que nunca trabajaron porque no necesitaban trabajar y por jubilados por incapacidad que nunca estuvieron incapacitados.
Sin duda hay personas en la informalidad a las que sus patrones no le realizaron los aportes. Y es lógico que el Estado las asista sin señalar eventualidades complicidades justificadas por la necesidad y la debilidad relativa.
Pero hay engaños fácilmente demostrables acudiendo a determinar la situación patrimonial presente y pasada de quienes se inscribieron en la moratoria y nunca fueron ni ellos ni sus patrones “morosos” porque no trabajaban ni nadie los había empleado. Y respecto de discapacidades que representan números extraordinarios sobre la población es una exigencia moral su determinación por un proceso de revisión.
Hay que acordar en este aspecto entre todas las fuerzas políticas un proceso de auditoría de las moratorias y de las jubilaciones por discapacidad.
Si los firmantes del Pacto acuerdan subsidiar a partir de una determinada edad a todas las personas, basta crear la cuenta en la contabilidad pública y asignar la autoridad de aplicación, definir las reglas…etc. Pero previamente y de manera independiente hay que revisar las moratorias y el régimen de incapacidad porque en esos millones de beneficiarios que no deberían serlo está la base del actual déficit previsional que es la causa principal del déficit de la Administración Pública Nacional.
Respecto al punto nueve es la reforma política
Lo único que hay que hacer es cumplir con el art.38 de la Constitución. Nuestra democracia es un sistema de partidos. Los mismos deben tener estructuras y estas deben ser financiadas por el erario público: es lo que dice la Constitución
Lo último es la propuesta de la apertura de nuestra economía
En primer lugar, la apertura entendida como eliminación de barreras arancelarias, implica romper el Mercosur. Pero el Mercosur es parte de nuestra Constitución. Otra vez estamos invadiendo materias opinables pero que requieren esas mayorías especiales en el Parlamento y no un acuerdo por fuera de lo institucional.
Por otra parte conociendo el pensamiento de Milei libertario y anarcocapitalista, en él la apertura es aceptar la distribución del trabajo que impone la globalización de las multinacionales.
A ese criterio del comercio internacional se oponen las “derechas” como las de Trump o Meloni. Es decir Milei se auto percibe próximo a las derechas occidentales pero ellos están más cerca del proteccionismo que de la globalización de las multinacionales.
Podemos decir que, masivamente desde la Pandemia, en Occidente los globalistas están en el ocaso.
Siempre las políticas económicas han sido nacionales. Renunciar a la moneda y a la política monetaria, es dejar de tener política económica nacional. Renunciar a la moneda, abrirse al globalismo primario, invitar a la economía de la extracción basada en el litio y la venta del territorio a intereses extranjeros, es prepararnos para la liquidación en tributo al anarcocapitalismo. Juan Bautista Alberdi, tan traicionado en estos días, sostuvo que la crisis es el empobrecimiento repentino de la sociedad y que el estado crónico de la pobreza se perpetua a sí mismo.
Acerca de la pobreza, nada hay en el “Pacto de Mayo”, es decir en las Tablas de Milei no hay ni por asomo nada que enfoque esta crisis a la manera de Alberdi y – al menos para mi – nada que proponga un acuerdo para salir del pantano en el que nos estamos hundiendo. Sólo retórica para cambiar la conversación. Las Tablas, asi expuestas, son sólo una propuesta de adhesión a Mi ley.
El futuro de los trabajadores
Cambia, todo cambia
Las innovaciones tecnológicas ocupan cada vez más el centro de la producción de bienes y servicios. La robotización de procesos, la inteligencia artificial y otras innovaciones aceleran el desplazamiento de la Humanidad de la actividad productiva, alejándola de la comprensión de las necesidades y los límites del planeta en que vivimos.
El mundo del trabajo se llena de preguntas ¿Cuál es el futuro del trabajo? ¿Qué destino le espera a los trabajadores y trabajadoras actuales?
¿Habrá, como dicen algunos, una redefinición de roles productivos que estabilizará una demanda laboral diferente con trabajo para todos en mejores condiciones de vida?
¿O nos dirigimos, como afirman otros, a un mundo distópico en el que “la inteligencia artificial y los robots reglados por los tecnócratas, harán la mayor parte del trabajo y una gran parte de la población se sentará en su casa, a vivir una vida de fantasía en el Metaverso, sobreviviendo con ingresos universales básicos pagados por el gobierno con cripto-monedas, que alcanzarán apenas para pagar su factura de internet, los recitales y los eventos deportivos a los que asistirá virtualmente” ?
La percepción de que las innovaciones tecnológicas van a terminar con el trabajo ha instalado en nosotros un temor profundo, que alimenta una convicción que crece en la misma medida que la realidad nos da señales que parecen confirmatorias de un futuro no deseado: un futuro que nos niegue el trabajo a nosotros, a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.
(Presidente de la Asociación Civil Infoworkers Trabajadores de la Información - Vicepresidente 1º del Foro para una Nueva Política Industrial FONPI – Ex Asesor en Informática de la Presidencia de la Auditoría General de la Nación AGN - Coordinador General del Comité de Seguridad de la Información de la Universidad Tecnológica Nacional)
Jorge Zaccagnini
El mundo cambia. Al ritmo de la incorporación de las innovaciones tecnológicas, cambian las formas de producir riqueza y las de distribuirla, cambian los dueños del capital y su relación con los medios de producción; cambian los paradigmas de explotación ilimitada de los recursos de nuestra casa común.
Cambia el capital
En los talleres de principios del siglo pasado los que los patrones eran conocidos y los trabajadores sabían dónde ir a buscarlos para reclamar por sus derechos y comenzar una negociación asimétrica que casi nunca podía resolverse pacíficamente.
Con la aparición de las organizaciones sindicales, la lucha por los derechos laborales comenzaba a ser colectiva. Se conformaban las federaciones de gremios de similar actividad y se organizaban las confederaciones con fuerte impronta ideológica.
En setiembre de 1930 se creaba en la Argentina la CGT, a partir de un acuerdo entre sindicalistas independientes, socialistas y comunistas. En 1946, llegaba el General Perón a la presidencia de la Nación. Con él, llegaba el concepto de Comunidad Organizada, a partir del cual se generaron las reformas constitucionales y las leyes de defensa del trabajo y del trabajador que aún están vigentes. Es en los años 60 que toma impulso un nuevo tipo de patronal transnacional. Su característica principal es que su actividad y sus intereses trascienden los marcos legales y políticos de los países en los que contrata trabajo. Los trabajadores ven así reemplazado al patrón tradicional por un CEO al que casi nunca no tienen acceso y cuya empresa puede -si las negociaciones no le son convenientes- trasladar la actividad y la oferta laboral a otras naciones en la que los trabajadores y sus sindicatos estén dispuestos a aceptar condiciones muchas veces incompatibles con la dignidad laboral.
La patronal queda así partida en dos: por un lado, las empresas locales (generalmente chicas y medianas) a las que todavía les caben las estrategias tradicionales de negociación. Por el otro, las empresas transnacionales con las que existe una asimetría que obliga a un replanteo estratégico.
La globalización financiera de los 80 impulsada por la Trilateral Comission y asistida por los gobiernos de Reagan y Tatcher termina por difumar a “la patronal transnacional” y transformar en invisibles a los dueños de un poder económico y una riqueza cada vez más concentrada y empobrecedora. Un proceso que encuentra un aliado tecnológico fenomenal en el desarrollo de Internet, tecnología que facilita el debilitamiento de las fronteras nacionales, nivela para abajo la calidad de la demanda laboral y posibilita el escenario de desocupación estructural, miseria endémica y desesperanza que hoy sufre gran parte de la Humanidad.
Cambian los trabajadores
Van quedando atrás las grandes concentraciones productivas donde convergían los medios de producción, los trabajadores a cargo de su funcionamiento y control, y los empleadores responsables de generar la oferta de trabajo y negociar sus condiciones con los trabajadores.
En su lugar, aparecen propuestas laborales de cualquier lugar del mundo, realizadas por empleadores mediatizados por las redes y muchas veces desconocidos, en un escenario laboral precario e incierto.
Transformados en nodos de una gran red que puede extenderse por cualquier parte del mundo, el colectivo de trabajadores no tiene ni día ni noche. A contramano de los ciclos vitales, sin descansos ni tiempos para la reflexión, los relojes biológicos luchan por acompasarse a un continuo que sólo detiene el agotamiento físico o el burnout.
Ciudadanos de una metarrealidad intrusiva y distorsionante, los avatares suplen a las personas y van ocupando su identidad y su rol social: una pérdida del sentimiento de la propia identidad que la psicología define con una palabra: alienación.
El desarrollo tecnológico se ha instalado, en el corazón de la crisis que sacude el mundo del trabajo. Aquí y en el resto del planeta. Lo ha hecho en un contexto de inadvertencia y permeabilidad social de tal irracionalidad, que vale la pena analizar.
El paradigma
La incorporación de innovaciones tecnológicas a los procesos productivos crece -en una única dirección-a velocidad exponencial. Es un crecimiento carente de una ética del desarrollo tecnológico que impida que el interés capitalista de maximizar ganancias sea el único parámetro considerado para ese desarrollo. El papa Francisco define en Laudato Si al paradigma tecnocrático que cruza horizontalmente esta crisis, como una corriente de intereses que actúa «como si la realidad, el bien y la verdad brotaran espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico» .
El paradigma tecnocrático impone una visión equivocada sobre el proceso que determina el sentido del desarrollo tecnológico, equiparándolo a los procesos que pueden producir un único resultado: por ejemplo el del desarrollo de una semilla de naranjo, “que sólo puede producir naranjas...”.
Esto no sucede con la tecnología. Su desarrollo es el resultado de decisiones que determinan que su sentido sea ése y no otro. Esas decisiones se toman desde el poder.
Es un proceso político que debe ser resuelto políticamente.
Muchos años antes que las innovaciones que modifican los sistemas de producción y las condiciones laborales se hagan visibles, se decide cuál va a ser el sentido del desarrollo tecnológico y sus consecuencias sociales. Es allí donde se decide que va a pasar con la producción y el trabajo muchos años después. De continuar la vigencia del paradigma tecnocrático, la acumulación de riqueza de pocos sólo seguirá agudizando pobreza, sembrando desesperanzas, incrementando el riesgo ambiental y la escasez de recursos del planeta hasta transformarlo en invivible.
Otro
desarrollo tecnológico es posible
El filósofo y escritor francés Éric Sadin afirma que “corresponde a la sociedad pronunciarse, participar, saber hasta qué punto queremos o no usar ciertos sistemas ... hay tal seducción de la tecnología, tal exhortación a la pereza, una puerta abierta a todo el confort, que dificulta mucho el rechazo.“
Es necesario que la discusión se instale en la agenda social y política, para superar la inadvertencia que tanto ha contribuido a la incorporación acrítica de propuestas tecnológicas de dudoso beneficio para las personas y las sociedades. Veamos. Cuando:
n nos asombramos porque -en algún lugar- han desarrollado una maquinaria robotizada capaz de cosechar, clasificar y empacar 100 hectáreas de soja en un día sin intervención humana
n nos preocupamos porque día a día se crean nuevos dispositivos que reemplazan más y más al trabajo humano
n sentimos que la lógica capitalista no va a parar hasta que los “recursos humanos” de sus planillas Excel lleguen a costo cero
comenzamos a aceptar que el único sentido posible del desarrollo de los dispositivos que la humanidad utiliza para la producción de bienes y servicios, está determinado por el objetivo capitalista de maximizar ganancias.
Sin embargo, otro desarrollo tecnológico es posible.
Es necesario retomar nuestro propio concepto de desarrollo tecnológico y terminar con la aceptación pasiva de los desarrollos tecnológicos que consolidan el globalismo dependiente.
El tecnólogo argentino Edgardo Galli ha definido a la Tecnología Conveniente como “una tecnología de cualquier grado de complejidad y escala, producida en el país o adquirida en el exterior, protegiendo en este último caso los intereses nacionales, que tiene como misión mejorar la calidad de vida de la sociedad y respetar a la Naturaleza”.
Tecnología conveniente es la herramienta conceptual que permite convertir la lógica imperante en la organización de la producción e imaginar un sistema de generación de bienes y servicios que cuide la casa común, que preserve el derecho al trabajo y eleve la calidad de vida de nuestros pueblos a través de una justa retribución, por encima de cualquier otra consideración.
El concepto de Tecnología Conveniente no implica rechazar toda tecnología que no provenga de nuestra propia creación. Significa recuperar la capacidad de elegir soberanamente aquellos aportes que contribuyan a sostener el respeto por la naturaleza y el modelo de sociedad que seamos capaces de construir. Nuestro capital somos nosotros ¿Qué seremos castigados retaceándonos el crédito y las inversiones que se necesitan? En las manos, los conocimientos y la voluntad de nuestro pueblo encontraremos lo que necesitamos para reconstruir una sociedad desde una concepción antropocéntrica, que recupere al trabajo como eje ordenador y dignificante de su organización social.
En la actual realidad social mundial, más allá de los intereses limitados de las empresas y de una cuestionable racionalidad económica, es necesario que «se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos» (Papa Francisco - LaudatoSI #127)
Un ideario tecnológico diferente
Para dar a luz un ideario tecnológico diferente no basta con revisar críticamente las ideas que la sociedad ha naturalizado y adoptado a través de cientos de años de vigencia del actual sistema económico y de las teorías que impusieron sus principales beneficiarios.
El pensamiento del papa Francisco en Laudato SI contextualiza el desarrollo tecnológico desde una visión antropocéntrica que ha desaparecido de las teorías económicas vigentes y motoriza la enunciación de algunos principios que quizás, puedan aportar a un ideario tecnológico diferente que aún está por escribirse.
1. El trabajo es un derecho inherente a la condición humana y el camino para alcanzar su plena dignidad.
“No hablamos sólo del trabajo manual o del trabajo con la tierra, sino de cualquier actividad que implique alguna transformación de lo existente, desde la elaboración de un informe social hasta el diseño de un desarrollo tecnológico.”
(Papa Francisco - LaudatoSI #125)
2. El capitalismo ha reducido al trabajo y al trabajador a la categoría de un insumo más.
Una materia prima a la que denomina como “recurso humano”, que corre la misma suerte que cualquier otra cuando los números no cierran y las ganancias dejan de ser tales.
Esta concepción ha llevado a la Humanidad a un punto límite, en el que una creciente proporción de la población mundial es expulsada del sistema productivo y condenada al hambre y a la indignidad.
Los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente y de su futuro. La tierra de los pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso. (Papa Francisco - LaudatoSI #52)
3. La tecnología, puesta al servicio del pensamiento capitalista, conspira contra la posibilidad de crear trabajo.
Cuando la participación del trabajo humano en los costos era “significativa”, explotaron las condiciones sociales -muchas veces miserables- de países de menor o nulo desarrollo industrial.
La aparición de nuevos dispositivos tecnológicos redobló la apuesta del capitalismo. Así, las fábricas automotrices que empleaban miles de empleados en los años ´70 hoy emplean al 10% en sus líneas de producción robotizadas. Y menos aún en un futuro inmediato.
“El paradigma tecnocrático también tiende a ejercer su dominio sobre la economía y la política. La economía asume todo desarrollo tecnológico en función del rédito, sin prestar atención a eventuales consecuencias negativas para el ser humano. Las finanzas ahogan a la economía real.” (Papa Francisco - LaudatoSI #107)
4. Los denominados “avances tecnológicos” constituyen el corazón de la dependencia
“Hay que reconocer que los objetos producto de la técnica no son neutros, porque crean un entramado que termina condicionando los estilos de vida y orientan las posibilidades sociales en la línea de los intereses de determinados grupos de poder.” (Papa Francisco - LaudatoSI #107)
La “tecnología de avanzada” que importamos -y también la que fabricamossiguiendo las decisiones e imposiciones de los poderes dominantes, nos incorpora a una carrera eterna tras una zanahoria inalcanzable.
Una carrera que se renueva constantemente, gracias a los recursos con los que los consumidores de dependencia tecnológica -muchas veces disfrazada de progreso- financiamos el desarrollo de la zanahoria siguiente. Una carrera sin sentido, que somete a pueblos enteros a vivir en condiciones inaceptables, en una marea de pobreza e indignidad que ha llegado incluso a los países supuestamente beneficiados por este obsoleto e ineficiente sistema.
La especialización propia de la tecnología implica una gran dificultad para mirar el conjunto. Una ciencia que pretenda ofrecer soluciones a los grandes asuntos, necesariamente debería sumar todo lo que ha generado el conocimiento en las demás áreas del saber, incluyendo la filosofía y la ética social.
La vida pasa a ser un abandonarse a las circunstancias condicionadas por la técnica, entendida como el principal recurso para interpretar la existencia. (Papa Francisco - LaudatoSI #110)
Un nuevo trabajador
En medio del caos que origina la transformación de la matriz productora de bienes y servicios a partir del aceleramiento exponencial de la incorporación de innovaciones tecnológicas, cada vez se hace más nítida la figura de una nueva clase de trabajadores, cuyas características y derechos están aún por determinarse en un contexto de impredecible evolución.
La aparición de este nuevo actor social no es un dato menor. A mediados del siglo pasado, la Argentina vivía un proceso de similares características, cuyos efectos llegan hasta nuestros días: el peón rural trasladado a los centros industriales como consecuencia de explosivo crecimiento productivo que nuestro país tenía en esos días, configuró a un nuevo actor social: el trabajador industrial criollo, que conformó la base social y el principal apoyo político del movimiento peronista y sentó las bases de la organización gremial de los trabajadores que aún hoy continúa vigente.
Las nuevas formas de producción están dando origen a un nuevo trabajador. Sin embargo, a diferencia del proceso que instaló al trabajador industrial criollo como actor social, la aparición de este nuevo trabajador no es reciente.
Es un perfil laboral que surge de la mano de los desarrollos electrónicos que, a partir de los años ´60 posibilitaron la aparición de la herramienta sobre la que se monta el actual proceso de cambio: la computadora. Origen y causa de todo lo que vino después, las computadoras generaron nuevos perfiles laborales que dieron lugar a la aparición de trabajadores diferentes. A los que, a falta de un nombre más apropiado, la sociedad comenzó a denominar como “trabajadores informáticos”.
El desembarco social de los trabajadores informáticos no pasó inadvertido. Ya en el inicio de la década del ´70, , se organizó el primer gremio de trabajadores informáticos con el hoy vetusto nombre de Asociación de Trabajadores de Procesamiento de Datos y el acrónimo ATPD. Fue un gremio que, gracias al golpe cívico-militar de 1976, tuvo una corta vida .
En los años ´80, luego del regreso de la democracia, la demanda de reconocimiento social de los trabajadores informáticos adoptó una nueva forma a través de los intentos de organización de consejos profesionales específicos, de los que fue pionero el denominado Consejo Profesional en Ciencias Informáticas CPCI.
Pero el acontecimiento que marcó un antes y un después en el proceso de identificación de ese nuevo actor social sucedió a fines de la década del `90. Más precisamente, en el ya lejano 1999.
Ese año se creó la Asociación Civil Infoworkers Trabajadores de la Información, cuyo estatuto definía a los infoworkers como “«una nueva clase de trabajadores, que expresan condiciones laborales, necesidades propias y conductas diferenciadas y está buscando sus caminos de expresión».
La incorporación de innovaciones tecnológicas a nuestra vida personal y a nuestro trabajo acaecida en los últimos veinticinco años es de tal magnitud, que las condiciones descriptas en esa definición se extiende a un número cada vez mayor de trabajadoras y trabajadores. A punto tal que hoy podemos afirmar que, más temprano que tarde, todos seremos infoworkers.
La libertad del infoworker
A este nuevo trabajador se lo suele calificar erróneamente como más libre, porque mantiene una relación líquida (al decir de Baumann) con sus empleadores y con su propio trabajo.
Nada más falso que ese concepto sobre la libertad.
Vale recordar las palabras del filósofo coreano Byung-Chul-Han, que dice respecto a la libertad: “Hoy creemos que no somos un sujeto sometido, sino un proyecto libre que constantemente se replantea y se reinventa. El sujeto del rendimiento, que se pretende libre, es en realidad un esclavo. Es un esclavo absoluto, en la medida en que sin amo alguno se explota a sí mismo de forma voluntaria. El sujeto neoliberal como empresario de sí mismo no es capaz de establecer con los otros, relaciones que sean libres de cualquier finalidad. Entre empresarios no surge una amistad sin fin alguno ... La libertad es fundamentalmente, una palabra relacional.”
Ser libre no significa otra cosa que realizarse mutuamente.
“El cambio de paradigma o el paradigma del cambio”
Un método orientador para estimar hacia donde se conduce la economía argentina.
PREFACIO
Solemos no prestar demasiada atención a los fundamentos filosóficos de las teorías sociales, en especial cuando se formulan políticas económicas, porque suponemos que solo rige el pragmatismo conducido por los hechos de la realidad.
Paradójicamente, en otras oportunidades, exageramos el poder de la voluntad ideológica y analizamos las intenciones y no tanto los hechos de la política.
La virtud del método de análisis elegido – ver la consistencia de un programa con la mirada idealista o con la realista - consiste en ser aprovechado en forma oportuna y adecuada a las condiciones del momento.
La acción propuesta por un pragmático no está exenta de un trasfondo ideológico, a veces no expreso – se suele decir que un ministro de economía que se declara apolítico es, al menos, conservador.
Su empecinamiento en ser práctico nos guía a analizar la consistencia de su practicidad analizando hechos y no intenciones: calidad del diagnóstico formulado, consistencia de los instrumentos utilizados, capacidad de reaccionar ante factores exógenos a su programa de acción –
Un idealista desde el momento que quiere llevar a la práctica sus intenciones no puede prescindir del método o la técnica de ejecución o gestión, pero sus ideas actuaran sobre la elección de las prioridades de cumplimiento de los objetivos, la propensión o aversión a elegir ciertos instrumentos y la evaluación de si el impacto de su accionar lo aleja mucho de sus ideas.
Lic. Roberto Darío Pons
En las actuales circunstancias no es fácil definir cuál podría ser el mejor método de análisis – no el único, el que podría predominar – para entender el cambio de concepción política, económica y social que propone el fundamento filosófico – libertario anarcocapitalismo - y la consistencia pragmática del programa financiero fundado en la lógica del funcionamiento del mercado de capitales.
El método que propongo es el de considerar que el actual programa económico, gestionado por el Ministro de Economía sobre las bases de lo que propone el Presidente, es el punto circunstancial de la intersección de dos impulsos de acción – el pragmático financiero y el ideológico anarcocapitalista – que luego, si se produce una crisis de funcionamiento, se podrían bifurcar y alejarse entre sí, quedando la incertidumbre del predominio de uno sobre el otro.
En caso de una crisis: ¿se abandonará el basamento ideológico, reemplazando sus fundamentos filosóficos por el pragmatismo para lograr estabilidad del poder gubernamental o en realidad, se duplicará la acción basada en los fundamentos ideológicos hasta las últimas consecuencias?
Las conclusiones relativistas y absolutistas sobre la economía o como un libertario no es igual a un liberal
Lord Keynes nos advierte que cuando un economista pretende ser original con sus ideas, inconscientemente, es preso de las ideas de un economista del pasado, actualmente olvidado. Lo importante es conocer cuanta influencia puede tener la ejecución práctica de las ideas en la gestión de gobierno y cuan significativo pueda ser el condicionante de la realidad, en el cambio de las ideas.
Este debate divide a los estudiosos de la historia del pensamiento económico entre los relativistas y absolutistas del valor científico y normativo de las diferentes teorías económicas.
MARK BLAUG, considerado uno de los autores que se debe leer para estudiar la evolución del pensamiento económico, en su libro Teoría económica en retrospección (FONDO DE CULTURA ECONOMICA – MEXICO – 2001), nos advierte
que existen dos posiciones revisionistas: los relativistas y los absolutistas sobre la importancia y la validez de la interpretación de autores anteriores a nuestra modernidad.
La visión relativista asigna tanta importancia a la formación filosófica del autor volcada en sus ideas económicas como al contexto económico y social, podríamos definirlo como el “sentido común de la época”, que influye en la elección de la jerarquía de los elementos de causa y efecto del funcionamiento económico en su sociedad.
Blaug daba el siguiente ejemplo: “El relativismo se vuelve extremoso en la obra de W. Stark, “History in. Its Relation. to Social Development” (1944), que considera las teorías como algo más que un reflejo exacto del mundo contemporáneo: abriendo el libro al azar, se nos pide creer que Ricardo tenía razón al proponer una teoría-del valor trabajo en 1817 porque el capital fijo se usaba poco en esa época, pero cuando modificó la teoría tres años más tarde, simplemente “cedió ante la marcha victoriosa de la mecanización”.
Más adelante, cita a A. Gray (The Development of Economic Doctrina (1931): “La ciencia económica, si es realmente ciencia, difiere de otras ciencias en que no hay un avance inevitable de la certidumbre de menor a mayor; no existe ningún rastreo firme de la verdad que, una vez descubierto, sea cierto para siempre y anule por completo toda doctrina contraria”. “Ningún supuesto acerca del comportamiento económico es absolutamente cierto, y ninguna conclusión teórica es válida en todo tiempo y lugar”.
Por otro lado, la visión absolutista dogmática considera que una determinada teoría económica tiene valor en sí misma, que es objetiva y que formula normas o leyes inmutables cuya validez es universal y permanente en el tiempo como, podríamos utilizar como ejemplo de la física, la ley de gravitación de Isaac Newton.
del capitalismo de mercado y el socialista aceptaría la validez del funcionamiento capitalista si tuviera como base del mismo los elementos del socialismo.
Según Blaug:
“El problema que originó la ciencia económica en primer lugar, el “misterio” que fascinó a Adam Smith tanto como fascina ahora a un economista moderno, es el del intercambio en el mercado: hay un sentido de orden en el universo económico, y este orden no se impone desde arriba, sino que es de algún modo el resultado de las transacciones de intercambio realizadas entre individuos, cada uno de los cuales trata de maximizar su propia ganancia”.
Luego agrega que la doctrina mantiene una línea de análisis de las economías de mercado, pero que lo que ha ido cambiando sustancialmente es la estructura del funcionamiento “de estas economías a través del tiempo. y en cada generación se han empleado diferentes conceptos y métodos de análisis para iluminar estos cambios”.
El economista Charles Bettelheim, en su libro “Problemas teóricos y prácticos de la planificación”, cuando compara la visión de los defensores del capitalismo sobre el socialismo y viceversa, concluye la inconsistencia de analizar un modelo con las categorías analíticas del otro. Lo que ocurre, en consecuencia, que un capitalista aceptará que el socialismo pudiese ser viable siempre que termine funcionando con los parámetros
Blaug, lo expresa de la siguiente manera: “Resulta imposible el empleo de los hallazgos de un método de análisis-adecuado para un ambiente económico particular- para enjuiciar los hallazgos de otro método adecuado para un contexto diferente: un modelo no puede usarse para juzgar otro”.
Y luego se pregunta, entonces, cuál sería el método científico para aceptar o refutar las teorías económicas y se contesta: “La gran dificultad para verificar las teorías económicas no es tanto la imposibilidad de la realización de experimentos controlados para refutar así las teorías en forma definitiva, sino más bien el hecho de que, por carecer de condiciones de laboratorio adecuadas, los economistas (y por supuesto todos los científicos sociales) no pueden ponerse de acuerdo sobre los criterios empíricos precisos que deben emplearse para refutar una hipótesis”.
Si existe un modelo de funcionamiento que, de retirarlo, podría hacer caer el andamiaje principal de la teoría neoclásica es el de “la competencia perfecta”, la potencial situación de una economía que no funcione como tal nos introduce a una duda epistemológica, a decir de Blaug:
“La competencia perfecta ¿la deberíamos considerar como el comportamiento real de la economía y por lo tanto debemos confiar ciegamente que la “mano invisible del mercado” es la ordenadora natural de la economía?
O, ¿deberíamos considerar que es una propuesta de “leyes de funcionamiento ideal” que pondrían en evidencia que las familias y las empresas actuaban correctamente y con mayor eficiencia?”
En consecuencia, en el primer caso la intervención del Estado debería ser mínima o directamente no tendría que existir; mientras que, en el segundo, sería reconocible un Estado interviniendo ya sea tendiendo a conseguir un mercado de perfecta competencia o actuando para corregir u orientar lo que los economistas llaman las “fallas de mercado” o en su extremo, un Estado que rige todo como un árbitro de la distribución de la riqueza. En otros términos, no es lo mismo ser liberal que libertario.
Si respondemos que el comportamiento natural de la economía es el régimen de competencia perfecta y no existen fallas de mercado porque lo que se intercambia son derechos de propiedad aceptados libremente por las partes que intervienen, la política económica y por el ende el Estado, no debería existir en términos de los teóricos libertarios.
Un liberal diría que el fundamento funcional de la economía es un orden normativo para alcanzar la competencia perfecta y será un desafío de la política económica, y por ende el Estado, tomar medidas para conducir a la situación ideal de un mercado perfecto, o al menos corregir o compensar o arbitrar sus fallas de mercado.
Este es uno de los aspectos que pueden diferenciar un ideario libertario de un pragmático liberal. Un ejemplo reciente, en nuestro país, ha sido la situación del alza de los precios de las empresas prepagas de salud que fue-
ron liberadas en sus decisiones de formar precios para sus servicios, pero luego se las intima vía la hipótesis de cartelización a corregir esos valores en forma retroactiva.
Los precios de las cuotas de las prepagas fueron liberados sin considerar los costos y la utilidad razonable del servicio de salud – o eventualmente el seguro de salud con sus cálculos actuariales – bajo el concepto dogmático libertario; la denuncia de cartelización y las negociaciones para que retrotraigan los aumentos –por su impacto en la clase media – fue manejado por un liberal pragmático.
Antonio Cafiero solía decir que no hay mayor proteccionista que un liberal asustado.
A partir de allí, se abren varias posturas antagónicas sobre la naturaleza de la relación entre los individuos y la sociedad: ¿se supone una economía subordinada a la sociedad expresada en la política o es la lógica del funcionamiento del mercado la ordenadora de la sociedad?; ¿La sociedad es la suma de las decisiones individuales o existen decisiones que tienden al bien común?; ¿Sólo existe la competencia entre los individuos o también hay acciones de solidaridad?; ¿El nacionalismo predomina en la formación de las decisiones o estas surgen de las fuerzas de la globalización/universalización?; y tantas otras dicotomías que forman parte de la discusión de los modelos de país y de convivencia ciudadana.
El “uno u otro” modelo es una respuesta absolutista que no deja margen para la coordinación, el acuerdo y los consensos unificadores. La respuesta relativista, quizás más débil para su aplicación, mantiene la po-
sibilidad de encontrar para cada situación la postura más adecuada en términos de eficacia, de eficiencia y de ética económica.
EL ORDEN DE LA EXPOSICION
Dilucidar como se desarrollará el programa propuesto puede ser con el propio cristal, pero entender como actuará ungobierno en el proceso de ejecución de su plan es necesario verlo con el cristal de sus gobernantes.
Para ello, es imprescindible establecer, dentro de lo posible, los siguientes elementos de análisis:
n Cuál es la “actitud del hacedor” de la política económica hacia la situación con la que se encuentra: restauradora, conservadora, reformista o revolucionaria cambiando lo existente de raíz. Esa actitud puede surgir de un análisis de los cambios tecnológicos, culturales o sociopolíticos que se están produciendo – la modificación del “ceteris paribus” de los economistas – o podría surgir de un rechazo de los existente para buscar otra realidad utópica o distópica.
n Cuál es la “formación doctrinaria”, la cosmovisión o el cristal con que se mirará la realidad existente y la dirección, profundidad y urgencia de los cambios. En términos de economía cual es el modelo de funcionamiento adoptado.
n Cuáles son “los conceptos teóricos y los intereses” en juego que se consideran como método y alianzas de la gestión operativa de la política económica.
n Establecido los puntos anteriores, cómo podría ser el “camino concreto de la gestión” propuesta en función de su consistencia interna como programa y en las dificultades endógenas del modelo seleccionado y exógenas que no son de dominio de los instrumentos de gestión.
n Por último, “ante la crisis de gestión cuál será la respuesta”: pasar de la ideología al pragmatismo o duplicar la apuesta de continuar con el imaginario planteado como meta ineludible de la gestión iniciada. En otros términos, cuál podría ser el plan B.
El primer punto, la actitud, lo desarrollaremos en el TITULO I que denominamos como “EL CAMBIO DE PARADIGMA O EL PARADIGMA DEL CAMBIO”.
Identificar un cambio de paradigma en la sociedad para adaptarse no es, necesariamente, lo mismo que plantearse el cambio como rechazo del presente.
Se complemente con el TITULO II -TODO ES SEGÚN EL COLOR DEL CRISTAL CON QUE SE MIRA’ que apela a analizar la realidad comprendiendo como lo está haciendo el “hacedor de la política” y su cosmovisión a partir de lo que cree el “deber ser” de la economía.
El segundo, la formación doctrinaria, lo veremos en el TITULO III “CUANDO EL TODO NO ES IGUAL A LA SUMA DE LAS PARTES”. Es un desarrollo contrapuesto contemporáneo de dos posiciones humanistas sobre el funcionamiento social y económico: el individuo como única entidad en una sociedad competitiva o el individuo en el centro de un proyecto colectivo que lo contiene en un sistema social complejo.
En el tercer punto, teoría e intereses en juego, en el TITULO IV “EN DONDE SE BIFURCAN LOS SENDEROS DE LA ACCIÓN) trataremos de identificar el “Leiv motiv” de las ideas de cambio que subyacen tanto en los juicios de valor de la ESENCIA como en la ESTRATEGIA práctica del programa económico.
El cuarto punto, el camino concreto de la gestión, es el TITULO V “LAS PALABRAS SIGNIFICAN LO QUE CADA UNO QUIERE QUE SIGNIFIQUE” en el que realizaremos un desarrollo sobre las expectativas del programa en los puntos críticos– inflación, equilibrio fiscal, deuda flotante interna, salida de la recesión, entre otros - y las perspectivas posibles en el corto y mediano plazo.
El quinto punto, ante la crisis de gestión cuál será la respuesta, será el último capítulo “A MANERA DE UNA CONCLUSION NO DEFINITIVA”.
TITULO I –
EL CAMBIO DE PARADIGMA O EL PARADIGMA DEL CAMBIO
Para el término PARADIGMA1, el Diccionario de la Real Academia Española tiene dos acepciones:
• Ejemplo o ejemplar: (modelo, arquetipo, muestra, pauta).
• Teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento. (Teorema)
Thomas Kuhn2, científico estadounidense, es considerado como uno de los pioneros en el desarrollo histórico de la ciencia, sus métodos y los cambios sobre la sociedad. Utiliza la siguiente definición: “Paradigma es una cosmovisión, un conjunto de experiencias, creencias y valores, que afectan tanto al individuo como a la sociedad en la forma en la que perciben la realidad y prevalece en el contexto histórico del momento”.
Partiremos de esta definición para desarrollar la importancia de distinguir el “cambio del paradigma” del concepto de establecer un “paradigma del cambio”, esta diferenciación no es sólo un juego de palabras sino un sentido diferente impulsor de la acción política. Kuhn sostiene que un paradigma se compone de dos partes: una “matriz disciplinaria” y un “componente sociológico”. La matriz disciplinaria implica generalizaciones simbólicas de las teorías o leyes. Se caracteriza por tener modelos particulares o heurísticos (inventados, descubiertos), expresiones simbólicas, valores compartidos y modelos típicos de solución de problemas. El factor o componente sociológico trabaja con las relaciones que se dan entre los científicos que componen la comunidad del paradigma compartido.
También Kuhn acuñó el concepto de “cambio de paradigma” y lo que esto implicaba en el desarrollo de la ciencia. Tomemos un ejemplo muy claro de cambio
1- La palabra parádeigma viene de paradeikunai, que significa en griego “demostrar” o “probar”. La primera acepción tiene una connotación descriptiva de un elemento que funciona como patrón de comparación. La segunda acepción - conjunto de creencias, valores y técnicas compartidos por una comunidad cualquiera tiene un sentido sociológico, más vinculado a un factor distintivo de la cultura de una sociedad.
2- Autor del libro “La estructura de las revoluciones científicas” -1962
de paradigma: cuando el modelo geocéntrico – que los astros giran alrededor de la Tierra - sostenido por Ptolomeo es modificado por el modelo de Copérnico de tipo heliocéntrico, o sea, que la Tierra gira alrededor del Sol.
Pero no todo está en el cambio. Ante un cambio hay distintas perspectivas con las cuales se pueden ver las cosas. Los mismos objetos pueden ser analizados de diferente manera. Kuhn, ejemplifica el cambio de cosmovisión entre la física de Aristóteles y la física mecánica de Galileo, advirtiendo que ante piedras oscilando: “Aristóteles veía una caída obstaculizada mientras que Galileo un péndulo”.
En el mundo de las ideas, científicas, políticas, económicas o simplemente de las creencias, su formulación y consolidación como tales, lleva generalmente un arduo y largo proceso de elaboración, que luego se transforma en un obstáculo para aceptar el error o el cambio de ese mundo.
En el choque con la realidad, tanto la comunidad científica o la política o la religiosa trata de reacomodar esa realidad dentro de los patrones interpretativos desarrollados, o paradigma, y para aquello que no es posible “encajarlo” en el modelo será una excepción, una anomalía, una crisis o simplemente un error de interpretación.
Sin embargo, la historia de la humanidad ha asistido a grandes cambios en el mundo de las ideas y se produce una disrupción cuando los que está fuera del paradigma se empieza a analizar con otra perspectiva y otros elementos de juicio dando lugar a la formulación de un nuevo paradigma.
Al cambiar la formulación del paradigma – el marco disciplinario – también se produce un cambio en la comunidad que sostenía el paradigma anterior – la científica, la política, la de los negocios – y como decía Kuhn: “podemos estar dispuestos a afirmar que, tras una revolución, los científicos trabajan en un mundo distinto”.
Primero está la observación del cambio de paradigma, luego el cambio
Los paradigmas no son ni universales ni atemporales por más que estén generalizados a muchos espacios del conocimiento y durante mucho tiempo, sino que surgen de un desarrollo cultural específico en un lugar y momento de la historia de la humanidad; lo que conduce a una objetividad relativa del observador científico, político, empresario.
En este sentido, lo primero es la observación del cambio de paradigma y lo segundo es la acción para cambiar el paradigma anterior y adoptar y adaptarse al nuevo paradigma.
La primera perspectiva - CAMBIO DE PARADIGMA –es poner en evidencia que el Siglo XXI probablemente será calificado por algún historiador del futuro como el “siglo de un cambio disruptivo que afectó a las diversas culturas civilizatorias” – judía, cristiana occidental, cristiana ortodoxa e islámica euro asiática, sinoica e india – por la profundidad, velocidad y extensión del cambio tecnológico.
Estos cambios afectarán a las comunicaciones, al acceso al conocimiento y a las actividades productivas; a partir del uso de la inteligencia artificial y la física cuántica, la robotización de la industria 4.0, la transición energética y la virtualización de las interacciones humanas.
Los cambios se darán junto con tensiones geoestratégicas entre los grandes espacios nacionales – América del Norte y Europa; China e India; Rusia – en un escenario de globalización de la crisis financiera y el cambio climático que no tiene fronteras, lo que requerirá una “gobernanza supranacional o, al menos, una coordinación que trasciende las fronteras jurídicas de las naciones.
Esta perspectiva se ubica mirando hacia el futuro tratando de desentrañar las tendencias actuales del cambio y hacer una prospectiva de sus efectos sobre las oportunidades y amenazas para las estructuras económicas y sociales basadas en el sistema actual de funcionamiento – producción, empleo, acceso a la salud y otras que la UNCTAD define como estándar de vida - y dentro de ese análisis establecer cuáles son las fortalezas y debilidades de la sociedad que los dirigentes representan en el sistema de decisiones.
En el concepto de “CAMBIO DE PARADIGMA”, las bases del acuerdo son el resultado de una visión conjunto del devenir y de las posibilidades argentinas de adaptarse e, incluso obtener ventajas, de esos cambios poniendo los motores del desarrollo económico y del bienestar social en consonancia con el mundo.
Cuando lo primero es cambiar y luego definir para qué
La otra perspectiva es el “PARADIGMA DEL CAMBIO”, entendiendo por tal una concepción de acción de rechazo de lo anterior, incluyendo su destrucción, como paradigma en sí mismo. No se visualiza un cambio de paradigma al cual habría que adaptarse, se propone un movimiento de construcción de un paradigma nuevo aún desconocido o al menos difusamente planteado.
El EXODO del pueblo israelí es un ejemplo de un paradigma del cambio. La escritura religiosa propone la liberación de la esclavitud y una nueva vida en la Tierra Prometida. Según el Antiguo Testamento se tardó 40 años, vagando por el desierto, en alcanzarla y que fue un castigo divino por el incumplimiento de los mandamientos. También puede haber servido para que una nueva generación olvidara la cuenca del Nilo y no la comparare con la nueva tierra menos próspera.
Se ha dicho, remedando la parábola del EXODO, que: «Nuestras reformas implicarían niveles de libertad económica que en un lapso de 45 años nos permitiría salir de una decadencia argentina de 100 años aspirando a multiplicar por 10 veces nuestro PBI per cápita, alcanzando niveles similares a Irlanda, que hoy mismo se encuentra 50 % por encima del de Estados Unidos»
Esta perspectiva se dirige hacia el pasado tratando de identificar los posibles hechos y actores que frenaron un presente mejor y a partir de su eliminación
el futuro fluirá hacia un mejor destino. Esta ficcional situación refleja la realidad de una sociedad – la argentina – que se ha convencido de la necesidad de un cambio, pero cuyo significado pareciera ser lo que cada uno cree, o desea, que signifique3.
Si hubiera sólo dificultades para definir un concepto desde el lado del que quiere imponerlo, también debemos agregar la dificultad de entender lo que se escucha por parte del observador o receptor del mensaje a partir de sus “perspectivas” 4 y deseos propios de cambios.
La segunda perspectiva – el paradigma del cambio – es manifestar un deseo de no continuar una situación y que es preferible modificarla modificando estructuras, comportamientos, instituciones y respon-
sables dirigenciales que estarían obstaculizando un futuro mejor, aunque no esté claramente expresado.
Consecuentemente, es una condición necesaria que el hacedor de la política explicite los cambios deseados sin dejarlos a la deriva de lo que resulte. Pero, no es suficiente, porque también los receptores deben esclarecer qué cambios consideran aceptables y convenientes.
Un caminante hace camino al andar y un país constituye un futuro acordando un destino común.
3- Becerra (1996) afirma que existen varias formas de aprehender el significado de las palabras: (a) según como las usen o empleen los demás; (b) por las acciones y reacciones tanto conductuales como actitudinales de las personas; (c) por las acepciones que aparecen recogidas en los diccionarios del idioma; (d) mediante definiciones explícitamente formuladas que fijan en el discurso lo que se quiere que las palabras denoten de modo consistente” (p. 95). Para este autor, las palabras son las “unidades fundamentales de significación y sentido del lenguaje”; ellas constituyen “símbolos de las ideas”.
4-Definiciones de la Real Academia Española de PERSPECTIVA
1. Sistema de representación que intenta reproducir en una superficie plana la profundidad del espacio y la imagen tridimensional con que aparecen las formas a la vista.
2. Panorama que desde un punto determinado se presenta a la vista del espectador, especialmente cuando está lejano.
4. Apariencia o representación engañosa y falaz de las cosas.
5. Punto de vista desde el cual se considera o se analiza un asunto.
6. Visión, considerada en principio más ajustada a la realidad, que viene favorecida por la observación ya distante, espacial o temporalmente, de cualquier hecho o fenómeno.
7. Contingencia que puede preverse en el curso de algún negocio. Usado más en plural.
TITULO II
“TODO
ES SEGÚN EL COLOR DEL CRISTAL CON QUE SE MIRA”
(Cuál es la actitud del hacedor de la política económica)
De Diógenes compré un día la linterna a un mercader; distan la suya y la mía cuánto hay de ser a no ser. Blanca la mía parece; la suya parece negra; la de él todo lo entristece; la mía todo lo alegra.
Y es que en el mundo traidor nada hay verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira
(Versos de Ramón de Campoamor (1817-1901) poema de 1846: «Las dos linternas» (Perteneciente a su obra «Las Doloras«):
Cuando cambia un gobierno y asume otro de signo contrario es importante establecer la ESENCIA, los FUNDAMENTOS y la ESTRATEGIA de la política económica y social que encarará en su gestión. En especial en nuestro país y su constante volatibilidad económica y financiera.
Cada elección cambia radicalmente el signo político de sus gobernantes que proponen como esencia de su gobierno la “refundación de una nueva Argentina”. Esa “ESENCIA” tiene principios filosóficos, éticos o simplemente compromisos de intereses adoptados explícita o implícitamente por los decidores de la política económica-social. Organiza la prioridad de las acciones de
gobierno y la elección de ganadores y perdedores en la etapa crítica de los cambios. La ESENCIA es un marco y un límite de flexibilidad en las decisiones.
En la teoría jurídica de la organización de partidos políticos esa esencia estaría reflejada en los principios fundacionales de los mismos y en las plataformas electorales, pero, en la práctica no dejan de ser expresiones de buenas intenciones generales. De alguna manera hay que tratar de entender, a partir de señales no siempre muy precisas ni claras, cual sería esa esencia.
Los “FUNDAMENTOS” entran en la etapa del diagnóstico que el núcleo duro del gobierno que asume tiene de la realidad política, económica y social. Podríamos decir que es la apreciación subjetiva del estado de situación del cual se parte para aplicar el programa que conduciría a cumplir con la esencia de su política de Estado.
Por supuesto, en ciencias sociales no existe una neutralidad ni objetividad perfecta, sino más bien la aceptación de algunas herramientas de análisis sobre ciertos datos que se consideran, subjetivamente, los más indicados para apreciar los objetivos de cambio inducido a corto, mediano y largo plazo y los instrumentos más idóneos para alcanzarlos.
La “ESTRATEGIA” es la concepción de escenarios posibles de aplicación de las medidas las prioridades de cumplimiento de los objetivos de corto plazo y los tiempos o etapas de instrumentación estimada para lograr la confianza en el camino y luego consolidar el cambio estructural propuesto.
Cualquier programa querrá lograr simultáneamente la estabilidad de los precios, el incremento del empleo, el equilibrio financiero de la Balanza de Pagos y resultados de crecimiento económico, pero la realidad es que difícilmente todos se alcance al mismo tiempo.
Al entran en conflicto los objetivos el gobernante ordena la prioridad de cada uno de ellos y evalúa su capacidad de manejo de la resistencia de factores intrínsecos manejables o externos no controlables. Reitero que dilucidar como se desarrollará el programa propuesto puede ser con el propio cristal, pero entender como actuará el gobierno en el proceso de ejecución de su plan es necesario verlo con el cristal de sus gobernantes.
En especial si su programa inicial entra en crisis.
En este caso, deberíamos introducirnos en la lógica implícita del hacedor de la política económica. Si su actitud es de adaptarse a los cambios posiblemente reprograme con pragmatismo. Si su actitud es un rechazo de los existente para transformar utópicamente la realidad, posiblemente redoble la apuesta original.
TITULO III
CUANDO EL TODO NO ES IGUAL A LA SUMA DE LAS PARTES
La investigación de la verdad es, en un sentido, difícil; pero, en otro, fácil. Lo prueba el hecho de que nadie puede alcanzarla dignamente, ni yerra por completo, sino que cada uno dice algo acerca de la Naturaleza; individualmente, no es nada, o es poco, lo que contribuye a ella; pero de todos reunidos se forma una magnitud apreciable. De suerte que, si verdaderamente la situación es aquí similar a la que solemos expresar por un proverbio, ¿quién puede no dar en una puerta? En este sentido, la investigación de la verdad sin duda es fácil; pero el hecho de alcanzar el todo y no poder alcanzar una parte muestra su dificultad.
ARISTOTELES: METAFISICA - Libro II Capítulo 1
En Matemática cuando los conjuntos son finitos se cumple el principio de que: “El todo es mayor que la suma de sus partes”. Esta máxima quiere decir que la totalidad de un sistema es siempre más que la suma de sus componentes individuales.
Una orquesta sinfónica podríamos describir por la cantidad de instrumentos de viento, de cuerda, de percusión que constituyen la cuantificación de ese conjunto, sin la armonía de los momentos, tonos y notas de los instrumentos, el sonido sería un ruido, pero no una música.
La concepción de que el “TODO es igual a la suma de las partes”, negando la dinámica del conjunto, nos conduce a propuestas de salidas individuales con una teoría económica en donde sólo existirían “bienes privados”.
La concepción de que el “TODO es superior a la suma de las partes”, considerando los efectos de la interrelación múltiple de esos individuos, nos conduce a propuestas tanto de salida individual con una teoría económica en a que existirían “bienes privados”, “bienes públicos” y “bienes comunes”.
Ante la crisis la respuesta será antinómica en relación con la intervención del Estado en la aplicación de políticas correctivas o en la liberación de las fuerzas individuales en una feroz competencia de que se preserve el más fuerte.
La libertad puede enarbolarse en su sentido abstracto o en su aplicación concreta.
Una digresión sobre el concepto de la libertad en sentido abstracto y en sentido concreto:
La declaración de libertad en “sentido abstracto” es un juicio de valor por el cual cualquier individuo debería poder realizar su propia decisión y deseo sin limitación por parte del conjunto de la sociedad.
La declaración de libertad en “sentido concreto” es la posibilidad cierta que un individuo pueda decidir sobre una situación que puede controlar.
Sostener el principio de la libertad de la decisión privada no implica que su ejercicio tenga el mismo sentido o la misma capacidad de ejercerla para cualquiera. Habrá sectores, individuos o facciones dominantes dentro de una sociedad que proclamarán la libertad en sentido abstracto para sostener en el tiempo su capacidad de gozar de la libertad en sentido concreto.
El león, en la selva, pedirá la libertad en sentido abstracto, el no intervencionismo, en donde pueda ejercer su capacidad de decidir qué y cuánto comer, porque dispone del ejercicio concreto de gozar de sus decisiones autónomas. Pero este mismo león, encerrado en el zoológico, pedirá la protección – negar la libertad en forma abstracta - cuando el que quiera ejercer la libertad en sentido concreto sea el cazador de leones. Los países, aun los que proclaman la libertad de comercio, aplican medidas de protección a los intereses nacionales: protegen sus industrias y su agro; restringen el movimiento migratorio e imponen reglamentaciones aduaneras.
Las inversiones extranjeras requieren libertad de transferencias de utilidades al exterior, pero con normativas gubernamentales que garanticen la intangibilidad del capital y de las utilidades.
Algo más complicado es el concepto de libertad de trabajo o la libertad de contratación de empleo. Robert Castell (2004), “La inseguridad social. ¿Qué es estar protegido?, Editorial Manantial, Argentina”, analiza el concepto de propiedad privada en Thomas Hobbes y su vinculación con la certeza de un futuro seguro aún en la vejez.
El burgués logra alejarse de la sumisión al Monarca, como garante de su seguridad futura en la vida, porque tuvo el derecho a la propiedad privada. El usufructo de la tierra o el capital propio puede asegurar su futuro.
La naturaleza del trabajo, disposición de la capacidad humana a producir, mengua o desaparece con los años, con las enfermedades y por incapacidades físicas y mentales. El trabajo como propiedad del individuo no tiene la misma naturaleza de preservación de su capacidad de sostén del individuo en cualquier etapa de la vida.
La situación es aún más compleja cuando el trabajo para ser útil en términos de supervivencia debe ser empleado por el capital, o sea, útil en términos de la eficiencia productiva de la función de producción de bienes y servicios y la negociación salarial está desproporcionada entre sus negociadores.
Para la empresa es un costo de oportunidad y para el individuo es una necesidad de supervivencia personal y de su familia. A esto Castell lo denominará la inseguridad o desprotección social que el sector trabajador lo trata de compensar con la agremiación sindical para emparejar la discusión.
En este punto, los libertarios no se plantean esta situación. Los liberales aceptaron - luego de largas luchas obreras – la defensa asociada en gremios y plantearán la flexibilidad laboral o la negociación por empresa en condiciones del mercado. Mientras que los intervencionistas del Estado plantearán reglas de negociaciones colectivas.
Para los liberales, la vejez debe ser autosostenida por el ahorro del individuo en su etapa productiva – individual o institucional de seguros de retiro - y los intervencionistas desarrollarán complejos sistemas colectivos de seguridad social.
La existencia de una sociedad en la que no se cumple la condición “paretiana” de competencia perfecta y de equilibrio walrasiano – nadie puede influir individualmente en las decisiones de los demás - y que históricamente nos muestra la desigualdad social, el funcionamiento del mercado libre (en sentido abstracto) puede ser aprovechado por algunos (libertad en sentido concreto) en perjuicio de otros. Ante esta situación la respuesta de la política económica sigue alguno de los siguientes caminos:
Se abandona el concepto de libre mercado: se establece otra forma de asignar los recursos y producir y distribuir los bienes finales, a través de una intervención más directa del Estado.
Se sostiene el concepto de libre mercado: se sugiere que la educación y el esfuerzo individual es la base del desarrollo social.
Se sostiene el concepto de libre mercado con controles: se superponen instituciones privadas que contratan libremente y se crean instituciones que resuelven las fallas de mercado y la asimetría social.
La respuesta será diferente entre un libertario, un liberal, un social cristiano o un social demócrata, corrientes que se iniciaron casi simultáneamente en Occidente, con posterioridad a la Revolución Industrial.
Siglo XIX o cuando la filosofía de la ley natural contesta al positivismo de la teoría económica moderna
Durante el siglo XVIII el desarrollo de las ciencias naturales – la física, la química, la astronomía y otras –creó un concepto del predominio de la racionalidad científica sobre las verdades reveladas de la religión y encontró un campo a desarrollar en la economía como una ciencia aplicada de esa racionalidad al comportamiento de la sociedad.
Los filósofos europeos positivistas cambiaron el sentido del estudio de la Economía, rechazando la interpretación que hacía la Iglesia sobre el ser humano y reemplazándola por teorías cuya racionalidad no devenía de los mandatos de la religión.
La religión establecía que el origen de raciocinio humano era una manifestación divina que el ser humano le era revelada a través de la razón. Esa es la ley natural.
Mientras que los positivistas argüían que el ser humano, en estado natural, era libre y teniendo derecho a todo, pero que la convivencia llevó a que la humanidad creara normas de relación entre los hombres. Este es el concepto de la ley positiva.
En el campo del pensamiento económico, los desarrollos de Adam Smith, David Ricardo, Herbert Spencer, Karl Marx le dieron un cuerpo teórico que representa lo que hoy denominaríamos la teoría económica moderna o el modelo clásico de funcionamiento de la economía.
Fue una ruptura abrupta a la concepción filosófica de la interpretación del funcionamiento económico y de contradicción a las bases de las leyes naturales como fundamento de la ética económica.
Como fue una ciencia tardía, se apropió de algunas de las leyes de la naturaleza que científicamente se consideraban universales e inmutables: las leyes de la mecánica de Galileo se utilizaron para concebir las relaciones de causa y efecto; las leyes de gravitación de Newton inspiraron los principios del equilibrio; Spencer reinterpretando a Darwin se animó a aplicar el evolucionismo como fundamento de la competencia; el sistema de irrigación de la sangre, de Harvey, es utilizado como el de la circulación de los bienes y servicios.
Las ideas de Adam Smith y de David Ricardo sirvieron para centrar el análisis económico a partir de la definición del valor de los bienes, los costos objetivos y los precios en el mercado, juntamente con la función del dinero para facilitar el intercambio.
La corriente liberal se basa en estos razonamientos y propende la libertad de negociación de contratos, la bondad de la mano invisible del mercado y la defensa de la iniciativa propia y de la propiedad privada. Este es el sustrato ideal que debería servir para que las conclusiones de la teoría económica clásica sirvieran de modelo o paradigma racional y científico del funcionamiento económico.
No niega la existencia de monopolios, ni de externalidades, ni de la posibilidad de bienes públicos y propone que la política económica propenda a las condicio-
nes ideales que son el fundamento teleológico de la doctrina liberal. Estas fallas de mercado serían resueltas, si es posible, con reglas de mercado con la menor intervención del Estado.
Sin embargo, hacia mediados y fines del siglo XIX la filosofía basada en las leyes naturales reaccionó y dio lugar a dos corrientes que tienen en común ese reconocimiento, el derecho natural, pero luego se diferencian sustancialmente en la visión del hombre y la sociedad: la corriente de la escuela austríaca, por un lado, y la corriente de la doctrina social de la Iglesia Católica, por la otra.
El antecedente de inicio de la Escuela Austríaca se atribuye Carl Menger (1840-1910) y sus seguidores, Eugen von Böhm-Bawerk (1851-1914) y Friedrich von Wieser (1851-1926), que fundamentalmente rechaza la teoría del valor de Adam Smith, e introduce la teoría subjetiva. El valor se explica por la necesidad del individuo y no por los costos para producir el bien. El motor del funcionamiento económico es el individuo.
Un bien podría ser útil pero solo tendría valor cuando satisface a una necesidad individual.
Posteriormente, la Escuela Austríaca se desarrolla, entre otros, con Ludwig Heinrich Edler von Mises (1881-1973), que planteó lo perjudicial y antinatural de la intervención estatal y con Friedrich August von Hayek (1899 – 1992), que planteó la utopía del mercado.
Finalmente, en EEUU aparece un movimiento libertario – denominación que se diferencia del término político liberal tal como significa en ese país al progresismoque luego devino en la denominación de “anarco-capitalismo” con Murray Rothbard (1926-1995).
Por otro lado, se considera que la doctrina social de la Iglesia tiene su punto de expresión sistematizado a partir de la Carta-Encíclica Rerum Novarum de León XIII (1891), retomada por Pio XI en su Encíclica Quadragesimo Anno de Pio XI, como una reacción al positivismo materialista liberal y marxista. No es una teoría económica sino un dogma ético u orientador del accionar de un creyente cristiano en su comportamiento económico en la sociedad. De aquí surgiría el concepto abstracto de justicia social y el capital en función social.
Aunque tengan versiones algo diferentes, las concepciones filosóficas liberales, de la escuela austríaca y de la doctrina social de la Iglesia aceptan los principios del capitalismo consistentes en la libertad de contratación y libre iniciativa, la organización del mercado y la propiedad privada.
Las diferencias parten de otras miradas éticas de la libertad o regulación de los mercados o de restricciones o no a la propiedad privada en términos de utilidad social y de acciones de subsidio productivo o social.
Mientras la liberal es una posición programática del funcionamiento de la teoría del económica clásica –así como el keynesianismo lo es de la neoclásica – haciendo hincapié en la eficiencia, la austríaca y la de la Iglesia son concepciones éticas más que de eficiencia.
Y entre estas dos últimas, hay una diferencia sustancial en cómo se posiciona la decisión individual y la colectiva. La austríaca inicial y sus continuadores libertarios solo conciben el interés y satisfacción individual, no existe el bien común ni los bienes públicos en el “deber ser” de la economía.
Esta diferencia abre un dilema paradigmático: si la sociedad de seres humanos es la sumatoria de las acciones de los individuos o si la interacción de los individuos constituye una sociedad que el todo es superior a las partes.
Difiere la interpretación de la satisfacción de las necesidades individuales y de los bienes comunes, se enfrentan el orden de la subordinación entre la economía y el hombre, se oponen el impulso a la competencia o la solidaridad social.
Esas disimilitudes de la función de la economía en la sociedad, implica necesariamente diferencias acerca de la existencia y funciones del Estado. Y, por ende, como resolver los problemas concretos de los individuos en la sociedad: su trabajo, su subsistencia, su salud, su educación y su inserción como un ser digno. El concepto de “subsidiarización” de la economía podrá ser activa – concepto de promover - en la doctrina social de la Iglesia, pasiva – concepto de asistencia – en los liberales, excepcional – para la escuela austríaca – y aberrante para los libertarios.
De allí la expresión que la “justicia social” no existe ni debe existir.
Cuando la propiedad privada es el motor del intercambio y los costos no son la base de los precios
Se dijo que de la escuela austríaca devino una rama, la de los libertarios o más concretamente anarco-capitalista, cuyo principal exponente ha sido Murray Rothbard.
Rothbard parte del concepto de la “autoapropiación” cuyo dominio no puede ser modificado salvo por la propia voluntad del propietario y que todo intento de redistribución o toda limitación en términos del “uso socialmente útil de la propiedad”, no debe permitirse. Incluso hasta “dar la “muerte por la defensa de la propiedad privada”.
Dice Rothbard: «Antes de examinar el proceso de intercambio», hay que considerar que, para que una persona pueda intercambiar cualquier cosa, primero debe poseerla, o ser propietario de ella».
Murray Rothbard parte de la concepción del derecho natural que corresponde se constituye en la justificación original de la propiedad privada. En su obra “Hombre, economía y Estado” trata de explicar el origen de esa propiedad imaginando una economía que parte de cero y anterior a la existencia del Estado.
Esta noción parte de un imaginario nacimiento de la sociedad humana utilizando la historia de Robinson Crusoe solitario en una isla. Luego imagina el inicio del intercambio con otro ser humano que aparece en su vida5
Para el anarco - capitalista “se es lo que se vale” y la valuación parte de su propiedad privada, que, se la respeta desde el momento que, junto con la apropiación se pudo haber aplicado trabajo.
5- Pero, ni la arqueología, ni la antropología ni sociología registra alguna experiencia histórica corroborable en las sociedades primitivas. Es más, quizás podríamos decir que el principio de solidaridad forma parte en la naturaleza misma de procreación humana, ya que los recién nacidos no son autosuficientes y ante la desaparición de sus progenitores, el resto de los seres humanos se podrían haber hecho cargo de los huérfanos.
El valor no está en el trabajo - valor objetivo fundamento de las teorías de Adam Smith – sino el que está en los precios del mercado a partir de los intercambios de dominios entre los propietarios.
Para ROTHBARD el concepto de propiedad es superador del concepto del valor objetivo – costos – o del valor subjetivo - satisfacción marginal de necesidades – y reemplaza las teorías del intercambio tradicionales.
Afirma que antes del intercambio existe la propiedad del bien y que el motor del intercambio es la voluntad del propietario ofrecer el bien al mercado, concretamente a otro que manifiesta la voluntad de aceptar el traspaso del dominio.
Esta diferenciación de concepto genera posiciones muy diferentes en relación con el diagnóstico sobre la formación y el comportamiento de los precios y su liberación con o sin intervención de autoridad regulatoria.
Como veremos más adelante, las corrientes liberales y las de la escuela austríaca debaten algunos eventuales intervenciones normativas – exógenas al mercado -sobre el funcionamiento concreto de los intercambios; pero los libertarios la niegan en absoluto.
Rothbard avanza aún más y define que el Estado ha ido extendiendo su poder sobre distintas áreas de la sociedad sin ningún título para ello, y con consecuencias negativas:
“Solo el gobierno tiene el poder de agredir los derechos de propiedad de sus ciudadanos, sea para extraer rentas, para imponer su código moral o para asesinar a aquellos con quienes disiente. Además, todos y cada uno de los gobiernos, hasta los menos despóticos, han obtenido siempre la parte más importante de sus ingresos mediante la recaudación coercitiva de impuestos. A lo largo de la historia ha sido el principal responsable de la esclavitud y muerte de innumerables seres humanos. Y puesto que los libertarios rechazan de modo fundamental toda agresión contra los derechos de la persona y de la propiedad, se oponen a la institución del Estado por inherentemente el mayor enemigo de esos preciados derechos” - (Murray Rothbard – 2013 –Hacia una nueva libertad. El Manifiesto Libertario – Unión Editorial – España).
Que es el anarco - capitalismo según MURRAY ROTHBARD - (O como influyó John Locke y la escuela austríaca de economía)
Murray Rothbard, en el capítulo 2 de su obra, considera que la apropiación original de la propiedad es “autoapropiación” de bienes o cosas que no estaban poseídas o de la propia elaboración o trabajo del individuo de transformación de esas cosas.
En este punto, Rothbard sigue el razonamiento del filósofo inglés John Locke que desarrolla su teoría con conceptos teológicos: “Dios mandó al hombre que la tierra fuera sometida y como resultado de su trabajo era propiedad suya y no podía serle arrebatado. El hombre, al ser dueño de sí mismo y propietario de su persona y de las acciones y trabajos de ésta, tiene en sí mismo el gran fundamento de la propiedad” (Segundo tratado sobre el gobierno civil, V capítulo).
Por lo tanto, si alguien se apropia de un terreno que nadie posee o que alguien lo abandona o descuida, dice Locke, “no sólo no disminuye la propiedad común de la humanidad, sino que la acrecienta; pues los frutos en beneficio de la vida humana que son producidos por un acre de tierra cultivada”.
El factor trabajo no está desarrollado para definir la teoría del valor sino para justificar la apropiación de la naturaleza por el individuo y constituyendo su derecho de propiedad.
Estas ideas no están exentas de críticas, aún desde el seno del ideario liberal, entre ellas que esta concepción de los derechos de propiedad tiene el principio del derecho de exclusión.
“Puede ser, dicen los objetores, que uno sea libre de recoger unas ramas de árbol que nadie más ha cogido para hacer leña, y estaría mal que alguien intentara arrebatárselas si usted las tiene; pero si usted las deja, ¿por qué tiene derecho a impedir que nadie más las use? Y supongamos que algunas personas abren un camino para caminar, pero no intentan impedir que nadie lo utilice. ¿Por qué debería alguien poder apropiar-
se del terreno que incluye el sendero y luego prohibir a los caminantes que lo sigan utilizando? Además de esta dificultad, hay otra: ¿Qué hay que hacer exactamente para apropiarse de los recursos? ¿Qué ocurre si la gente no está de acuerdo al respecto? No parece haber una forma objetiva de resolver el desacuerdo”. (Podemos encontrar una base para los derechos de propiedad privada? -Friday Philosophy with David Gordon- Mises Wire - 09/15/2023).
A partir de allí no solo se explica el proceso económico de intercambio a un precio que refleja lo que las partes voluntariamente aceptan como valor subjetivo y la disponibilidad de esa propiedad da la forma al capitalismo, sino que, además no tiene sentido justificar los precios a partir de sus costos y una rentabilidad razonable. El precio será lo que las partes voluntariamente acuerden. En términos de Rothbard.
En este mundo no hay más que dos, y sólo dos, maneras de establecer cuáles han de ser los precios de los bienes. Una es el camino del mercado libre, en el que los precios son establecidos en forma voluntaria por cada uno de los individuos que participan en el mercado. En esta situación, los intercambios se realizan en términos de beneficio para todos los que intercambian. El otro camino es la intervención violenta en el mercado, la vía hegemónica en oposición a la contractual.
Si se adopta el camino del mercado libre –el del beneficio mutuo–, no puede haber otro criterio de justicia que el del precio de mercado libre, y esto incluye los pretendidos precios “competitivos” y “de monopolio”, tanto como la actuación de los carteles. En el mercado libre, consumidores y productores regulan sus actos en cooperación voluntaria.
Se considera que las políticas “antiprecios monopólicos” no tienen sentido ni tampoco el temor a la cartelización de precios de una industria, con argumentos de alguna manera tautológicos, tales como las referencias que se citan a continuación que se corresponden con “MONOPOLIO Y COMPETENCIA - Murray N. Rothbard - Revista Libertas 34 (Mayo 2001) Instituto Universitario ESEADE www.eseade.edu.ar - Corresponde al capítulo diez de la obra Man, Economy and State. A Treatise on Economic Principles, D. Van Nostrand Co., Princeton, New Jersey, 1962. Publicado en castellano por el Centro de Estudios sobre la Libertad en 1965 (permiso otorgado por el autor en 1964; revisión de la traducción por Norberto Sedaca).:
Referencia 1: “Lo que es más importante, .. que el productor únicamente puede ganar dinero sirviendo a los consumidores. ¿Por qué ha estado en condiciones de obtener un “precio de monopolio” gracias a haber restringido su producción? Sólo porque la demanda de sus servicios no tiene carácter elástico, de modo que una producción reducida del bien y un precio mayor conducen a mayores inversiones en la adquisición de su producto y, por ello, a un incremento de sus ingresos. Con todo, ese tipo inelástico de demanda es resultado exclusivo de las exigencias voluntarias de los consumidores”.
“Si éstos realmente desaprobaran su “acción monopolística”, fácilmente podrían hacer que sus curvas de demanda se volvieran elásticas, procediendo a boicotear al productor …”. El hecho de que no lo hagan significa que están conformes con el estado de cosas existente y demuestra que ellos, al igual que el productor, se benefician con los intercambios voluntarios que se llevan a cabo”.
Referencia 2: Los productores, siempre que las demás circunstancias permanezcan iguales, intentan acrecentar el ingreso monetario que obtienen de sus factores de producción. Más aun, sólo pueden proceder así sirviendo a los consumidores, ya que, una vez más, la venta es voluntaria tanto por parte de los productores como de los consumidores. De nuevo, si tal “precio de monopolio” es establecido, sea por un individuo o por varios que cooperan dentro de un cartel, sólo resulta posible en caso de que la curva de demanda sea de tipo no elástico (por actuación directa o indirecta de los consumidores). ..resulta de elecciones puramente voluntarias que hacen los consumidores que se esfuerzan por aumentar su satisfacción. Tales actos (restricción de la oferta cartelizada) seguramente ocurrirán con muy poca frecuencia. La destrucción material del producto se observa como un acto sumamente ruinoso, hasta para un cartel; resulta obvio que los factores de producción invertidos por los cultivadores para producir café se han gastado en vano.
Como señala Murray Rothbard, la sociedad libre es “una sociedad basada en la acción voluntaria, sin ninguna interferencia de la violencia o de amenazas de violencia”; en el libre mercado, “los individuos sólo se relacionan pacíficamente, nunca mediante violencia”.
De hecho, puede decirse que la premisa normativa esencial del paradigma liberal es el ideal los acuerdos voluntarios entre individuos debe ser, en la mayor medida de lo posible, el principal método de coordinación social.
Es un razonamiento tautológico que parte del juicio de valor que la sociedad libre es “una sociedad basada en la acción voluntaria, sin ninguna interferencia de la violencia o de amenazas de violencia”; y en el libre mercado, “los individuos sólo se relacionan pacíficamente, nunca mediante violencia.
De esta manera la imposibilidad, por parte del consumidor de comprar a precios de competencia, resulta que o es una abstención voluntaria de su lado o es una acción deliberada de boicotear la compra, todo ello como una expresión del intercambio voluntario.
No toma en cuenta que la demanda inelástica pue-
de corresponder a una necesidad básica o esencial y que no siempre hay una perfecta sustituibilidad de los bienes o servicios que el consumidor puede optar por comprar o no comprar. Ni tampoco considera la posición dominante de mercado de un monopolio o un cartel o una colusión de competencia oligopólica. Niega, además, por no profundizar en la formación de los costos como formación de precios, que las economías de escala no son demostrables fácilmente
Referencia 3: “Desconocemos, y la ciencia económica no puede informarnos al respecto, cuál es la dimensión óptima de una empresa en una industria dada. Esa dimensión óptima depende de las circunstancias tecnológicas que se presenten en cada situación, tanto como del estado en que se encuentre la demanda de los consumidores en relación con la oferta de los diversos factores dentro de la industria de que se trate y dentro de las demás industrias”.
“Ni los economistas ni los ingenieros pueden decidir con respecto a la dimensión más eficiente para una empresa, en ninguna de las situaciones que puedan presentarse. Sólo los empresarios mismos están en condiciones de determinar cuál es la dimensión en que la empresa puede funcionar con mayor eficiencia y es presuntuoso e infundado que los economistas, o cualquier otro observador de afuera, pretenda dar normas al respecto”.
“Poniéndose a tono con la demanda del consumidor y con los costos de oportunidad de los diversos factores, los propietarios de los factores y los empresarios se dedicarán a producir en aquellas industrias y empresas en que puedan maximizar su beneficio monetario (manteniendo constantes los demás factores psíquicos). De lo dicho resulta que en el mercado libre toda situación tenderá a presentarse como la más favorable que se pueda alcanzar para satisfacción de la demanda del consumidor (incluyendo las aspiraciones no monetarias de los productores)”
No toma en cuenta que las economías de escala los rendimientos pueden ser crecientes – en lugar de decrecientes – por lo cual puede optimizar beneficios en un nivel inferior de producción del que tendría en competencia perfecta.
También deja de lado la existencia de monopolios naturales – fundamentalmente gran parte de los servicios considerados como públicos – que no están en competencia y son económica y técnicamente más eficientes.
El salario pasa a ser otro precio de la economía y que se obtiene o no según la voluntad soberana del que es el propietario de su capacidad de empleo, y, según Rothbard:
“El hecho que no tenga empleo una persona se lo explica o como una preferencia por el ocio y la despreocupación de disponer de dinero o en el otro extremo que las posibilidades de trabajar de lo que fuera es rechazada porque prefiere el hambre a realizar una tarea que no le gusta. (Op.citada)
Estos fundamentos teleológicos6 de los libertarios implican que la “única política de precios es no tenerla” negando expresamente que existan, o al menos que deba dársele la importancia suficiente para permitir regulaciones a esos efectos, las fallas de mercado.
Existen dos situaciones de la realidad que los libertarios responden dogmáticamente: el funcionamiento de monopolios naturales basados en la eficiencia de las economías de escala y la retribución del trabajo a través del empleo por parte del capital y negociado por paritarias con las agremiaciones sindicales.
Ya hemos visto que Rothbard niega al monopolio como falla de mercado porque insiste que los precios se forman libre y voluntariamente y si el consumidor acepta el precio del monopolista es porque puede libremente optar en aceptarlo o no adquirir el bien. El dogma niega la existencia de demandas o necesidades esenciales de bienes y servicios ni po-
6- La teleología es la rama de la metafísica que se refiere al estudio de los fines o propósitos de algún objeto o algún ser, la capacidad de luchar por una finalidad, o bien, literalmente, la doctrina filosófica de las causas finales.
sición dominante de mercado de los oferentes, que impidan una negociación libremente en igualdad de condiciones.
El trabajo – que no es necesariamente igual al empleo – es considerado como autopropiedad del cuerpo del que busca trabajo u opta por el ocio. Esta simplificación conceptual parte de una premisa implícita: el trabajo manual para subsistencia.
Sin embargo, desde el nacimiento del capitalismo como organizador de los bienes de producción el trabajo puede alcanzar la subsistencia si acceder a un empleo que lo remunere con ingresos. El paro o desocupación ya no depende de la voluntad del individuo de trabajar, condición necesaria, sino también que exista un empleador que transforme esa voluntad de trabajo en un empleo en una unidad de producción juntamente con el capital.
El dogma es que todos los seres que estamos sobre la Tierra estamos en las mismas condiciones de respuesta ante la coerción y que solo la libertad nos permitiría lograr lo que nos resulta más conveniente, incluso el paro laboral o, yendo aún más lejos, la aceptación de la esclavitud para sobrevivir.
Libertarios, liberales y los mercados regulados
En resumen, el ideario de Rothbard tiene como fundamento del funcionamiento económico que requieren de los siguientes fundamentos: La licitud de las apropiaciones originales mediante el trabajo: la propie-
dad, como un resultado del derecho natural de tomar posesión de lo que está en la naturaleza; la libertad para intercambiar los bienes: los derechos individuales se oponen como un límite moral absoluto a las pretensiones de políticas sociales estatales; acompañados del principio del principio de no agresión:
Pero esa libertad de intercambiar los bienes de Rothbard –p.e en”la La ética la libertad” -no es exactamente compartida por toda la escuela austríaca, entre ellos Von Mises, específicamente en los tratamientos más completos sobre el derecho y la justicia en lo referente a la propiedad inmobiliaria.
El enfoque de Rothbard está atado normativamente a los principios de la ley natural, sin considerar su relación con la eficiencia económica.
Von Mises - La Acción Humana - se declara utilitarista, en el sentido que el funcionamiento del mercado es un instrumento – algo útil – para lograr la cooperación social. Esta posición abre un debate acerca de que podría significar un mercado que, con su funcionamiento en la realidad, no nos lleve a la cooperación social, que en Rothbard no tendría lugar.
Viktor J. Vanberg en “Mercados y regulación. El contraste entre el liberalismo de libre mercado y el liberalismo constitucional-(Isonomía. Revista de Teoría y Filosofía del Derecho, núm. 17, pp. 79-116, 2002 -Instituto Tecnológico Autónomo de México) contrasta dos tipos de liberalismo, partiendo de un debate en 1949 en la reunión de Mont Pelerin Society en Suiza entre Ludwig von Mises y Walter Eucken, en relación con el orden que correspondería a un mercado liberal:
n La regulación como intervención en los procesos de mercado: mediante órdenes (intervenciones sobre los precios; especificaciones de calidad; prohibición de una fusión” de empresa) que imponen normas que limitan la voluntad de un propietario a tomar decisiones de disposición de sus bienes.
n La regulación como marco de los procesos de mercado o reglas de funcionamiento entre las partes: establecer términos (horarios, información, definición de términos contractuales, constatación de las operaciones, etc) que refiere a “toda aquella regulación de la actividad económica que puede presentarse en la forma de reglas generales que especifiquen las condiciones que debe satisfacer cualquiera que desempeñe una actividad”.
Así pues, los argumentos que formuló von Mises en contra de la interferencia del gobierno, se acercan a argumentos en contra de la intervención mediante órdenes y que esos argumentos no se aplicarían a la regulación mediante reglas.
En el extremo de no distinguir la diferencia entre uno u otro tipo de intervención, y proclamar que nada puede interferir en la interrelación voluntaria de los contratos entre partes y menos aún si es una autoridad estatal, el resultado puede conducir a tratar como legítimas algunas transacciones que en casi todos los estados de derecho de los países están considerados delitos:, la trata de personas la evasión fiscal, el contrabando, el trabajo infantil, el tráfico de drogas y de armas y cualquier otra disposición de propiedad privada transada en un sistema de libre contratación, sin normas ni reglas bajo control de cumplimiento de una autoridad.
Una digresión acerca de la propiedad, la estructura del capitalismo y el dominio simbólico de los cambios estructurales
“Las causas de la riqueza son algo completamente distinto de la riqueza misma. Un individuo puede poseer riqueza, esto es, valores en cambio, y no poseer las energías necesarias para crear más objetos útiles. La aptitud de crear riquezas es, en consecuencia, mucho más importante que la riqueza misma”.
“La historia ofrece ejemplos de naciones que han sucumbido porque no supieron resolver a tiempo la gran misión de asegurar su independencia intelectual, económica y política, estableciendo manufacturas propias y un vigoroso estamento industrial y mercantil”.
(FRIEDRICH LIST - Sistema Nacional de Economía –D. R. O 1997, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA -Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México D. F. -ISBN 968-16-5134-0).
Friedrich List (1789-1846), una generación de economistas inmediatamente posterior a Adam Smith (19261790) crítico parcialmente las ideas “smithsonianas” y en particular le observó que habiendo iniciado su obra “La Riqueza de las Naciones” con el objetivo de establecer como se desarrollaba la capacidad productiva de una Nación, terminó concentrándose en el tema del valor y de las razones del intercambio.
List advirtió que, si bien el comercio internacional era muy importante, era necesario establecer como las diferentes naciones entraban en un círculo virtuoso de
desarrollo originada en una riqueza que constituyera una fuerza productiva.
La teoría económica no puede entenderse aislada de su entorno histórico ni el sentido común de la época ni de los actores capaces de impulsar los cambios sobre la estructura productiva.
El germano List en realidad desarrolla su crítica cuando su nación recién está comenzando esos cambios luego de revueltas sociales y políticas originadas en diferentes corporaciones de trabajo.
Las ideas de Adam Smith recogían la experiencia de su nación, Inglaterra, que había desarrollado su economía e intercambio internacional a partir de los cambios en su estructura productiva que luego fuera denominado como Revolución Industrial.
La naturaleza de la propiedad de la riqueza acumulada suele tener alguna característica propia en la forma que vuelca su capacidad de generar productos y establecer una organización de la economía a esos efectos
Esa naturaleza de la riqueza y la reorganización económica, social y política que puede generar ha cambiado a lo largo de la historia económica de las naciones.
El desarrollo de la teoría económica sobre su producción tiene gran parte de sus fundamentos en el análisis de funcionamiento de los diferentes tipos de riqueza predominantes. Mientras que los actores económicos intervinientes se definen conceptualmente con la interpretación de su posición relativa con la propiedad de los bienes de la producción –empresas – la propiedad de la mano de obra – trabajadores – y la tenencia de la tierra.
Los conceptos sobre la propiedad privada que utilizan los liberales, los libertarios y en general todas las corrientes económicas se apoyan históricamente en el proceso político y cultural de Europa cuando los comerciantes, banqueros y artesanos comienzan a crecer económicamente.
La propiedad privada desde John Locke queda asociada a un dominio sobre las cosas Locke, como “como piedra de toque y arquetipo de todos los otros derechos, …”. incluso la vida se subordina a la propiedad, se la entiende como algo que un individuo “posee”, que le puede ser “arrebatado” y que merece “protección”. Udi, Juliana en su obra “Locke, propiedad privada y redistribución” (Universidad Nacional de Quilmes; 2018).
En Von Mises y en Rothbard cuando se refieren al origen de la propiedad privada toman la tenencia de la tierra, que son los activos que manifiestan la riqueza o dominio simbólico del factor de producción.
En la publicación del sitio MISES INSTITUTE, de marzo de 2021 “Una aproximación libertaria a los títulos de tierra disputados” -Mises Wire - Jeff Deist “, se sostienes que no es de extrañar que durante la mayor parte de la historia de la humanidad la tierra y la riqueza eran prácticamente sinónimos o la “la riqueza como propiedad de la tierra”, o más ampliamente como “propiedad de los recursos naturales”. Agrega:
“Henry George tenía razón: la cantidad de tierra física en la tierra es inherentemente fija y finita. Mark Twain nos dijo que «compráramos tierra, ya no la fabrican». Por supuesto, la cantidad de tierra «utilizable» (habitable, cultivable, alcanzable por los humanos) aumenta con la tecnología, junto con la cantidad de recursos extraíbles y el valor económico. Algún día los vastos fondos marinos podrán estar ampliamente disponibles para nosotros. Pero la tierra es efectivamente agotable, en un sentido puramente posesivo. Esta simple realidad beneficia ineludiblemente a las generaciones anteriores, que llegaron a poseer la tierra a fuerza de descubrimientos, de colonizaciones, de compras legítimas, de herencias, de guerras, de fraudes o simplemente de la suerte de haber nacido en el lugar y el momento adecuados”.
El historiador Arnold Toynbee popularizó el término Revolución Industrial al cambio de la estructura económica que surgió en Inglaterra en el período 1760-1840, que luego estos cambios se trasladaron al Continente Europeo, comenzando con Francia y Alemania 7
7- Uno de los primeros de usar este concepto ha sido economista francés Jérôme Adolphe Blanqui (Histoire de l’économie politique en Europe en 1837) refiriéndose a los cambios en la tecnología y su impacto en la sociedad. El filósofo alemán Friedrich Engels utilizó el término en su obra Sobre las condiciones de la clase obrera en Inglaterra, publicada el 1845,
Uno de los cambios estructurales más importante desde el punto de vista de la teoría económica es que se separó funcionalmente al capital del trabajo en los procesos de obtención de bienes de capital su organización del empleo y el dominio simbólico de una propiedad especializada en la producción.
La manifestación de la “riqueza como propiedad de los activos físicos reproductivos”, se asoció con la posesión de la fábrica, sus máquinas y su capacidad de dar empleo en el nuevo proceso de producción especializada.
Posteriormente, la aparición de sociedades anónimas y de derechos parciales de la propiedad – p.e. acciones, y otras – y el desarrollo de un mercado financiero que se alimenta a sí mismo -o sea, no sólo como un factor de financiamiento de la producción sino también creciendo en especulaciones de valor activos financieros - han creado las nuevas elites más ricas de la actualidad, siendo la tenencia de esos activos financieros la demostración de riqueza. La “riqueza como propiedad de activos financieros”, activos, que, en sus primeros tiempos, representaban valores de activos físicos productivos.
La actualidad nos presenta la riqueza en personas o fondos de inversión, que, a diferencia de las empresas de primer orden de hace cincuenta años constituyen las grandes empresas tecnológicas que operan principalmente en la esfera digital—poseen muchos servidores, propiedad intelectual y líneas de código, pero poco en cuanto a fábricas, oficinas o campos. La “riqueza como propiedad del cambio tecnológico” o sea el dominio simbólico de liderar los cambios tecnológicos en la información, la comunicación y el acceso a la tecnología de los cambios.
Si la riqueza fue siempre un elemento de poder para resistirse o para impulsar los cambios, la naturaleza de la riqueza y sus poseedores podrían marcar los liderazgos y la intensidad de los cambios estructurales.
Esto explica, en gran parte, los viajes presidenciales para conversar con los referentes del desarrollo de la inteligencia artificial, los sistemas de comunicación de redes y otras manifestaciones que podríamos sintetizar con la denominación genérica del “mundo que se concibe en Silicon Valley”.
¿El
futuro del desarrollo argentino a que tipo de riqueza quedará vinculado?
Apliquemos el concepto de la naturaleza de la riqueza a la que puede acceder nuestro país y su potencial para crear diferentes tendencias para el desarrollo argentino.
El origen de estas potenciales riquezas que proveerían del flujo de inversiones y de su capacidad del “saber hacer” para adaptarse a los cambios del paradigma pos – moderno y pos-industrial.
Es recomendable un trabajo encargado por la Fundación Bolsa de Comercio de Buenos Aires al Lic. Ariel Coremberg para evaluar la magnitud del capital de los argentinos y quiénes lo generan y en qué se invierte; denominado: La riqueza de los argentinos - El balance de la economía argentina - Una primera aproximación.
Contiene datos al año 2004 y sigue una metodología rigurosa con datos oficiales. Evidentemente, este tipo de trabajo debe tomarse como una aproximación para
un análisis cualitativo por las dificultades de obtención de datos primarios y de valuación homogénea de conceptos tan diferentes que se incluye en el concepto de capital financiero y no financiero y tipo y sector de origen de su creación.
A continuación, se acompaña un cuadro reelaborado para este artículo, considerando los cuadros producidos por Coremberg en su estudio:
Este cuadro sólo considera la riqueza en activos físicos que podrían atribuirse como la base de capital de la actividad económica productiva y no la riqueza en activos financieros.
En otros términos, el sector agropecuario podría disponer una cuarta parte del capital físico, pero, a su vez, podría ser propietario de activos físicos, viviendas y participaciones en otras actividades productivas y comerciales que implicaría que las familias consideradas poseerían un porcentaje mayor de participación en la riqueza.
La riqueza basada en los recursos naturales y su potencialidad de dinámica para el cambio de estructuras
La riqueza basada en los recursos naturales es más de un tercio del total – datos que podrían ampliarse considerando que a la fecha se está expandiendo los yacimientos de recursos del sub-suelo con valor económico para su explotación: Vaca Muerta – petróleo y gas – y minerales, entre otro el litio.
Valores más o valores menos, el histórico concepto de asociar riqueza con propiedad de la tierra sigue vigente en la Argentina actual y se encarna, por elegir un foco de referencia, en el núcleo de la Pampa Húmeda y su representación en la Sociedad Rural Argentina.
Esta forma de la riqueza se mantiene – no con el predominio exclusivo ya visto entre 1880 y 1930 – dinámica y vigente ante la necesidad de alimentos del mundo y puede potenciar el desarrollo a partir de dos flujos de comercio:
a) El exterior y la obtención de divisas.
b) El interior y la posibilidad de hacer competitiva a la industria con productos agropecuarios y energía más baratos: como insumos directos de la producción y circulación de los bienes y del salario mínimo de los trabajadores.
La propiedad de la tierra no implica, salvo para algunos cultivos y estructuras agrarias intensivas, que se corresponda con la producción y exportación, sino que también reflejará una riqueza cuyo flujo para el propietario es la renta por arrendamiento.
Esto implica, en términos de motores del crecimiento que la renta por arrendamiento no necesariamente se vuelque a inversiones en el propio sector, sino que podría ser aplicada a la obtención de activos financieros con renta.
Por otra parte, los productores que alquilan para producir se encuentran con márgenes menores de ingresos para aplicar a sus costos además de eventuales riesgos climáticos y volatilidad de los precios internacionales lo que podría implicar requerimientos de mejores tipos de cambio y eliminaciones a las retenciones a la exportación.
Esta situación podría afectar la ventaja comparada de posibles precios más bajos de los alimentos si los mismos alcanzan, en el país, valores internacionales en dólares.
La propiedad de los recursos de hidrocarburos y mineros corresponden a la soberanía provincial y a la normativa nacional, lo que implica que esta manifestación de riqueza sólo tendrá valor a partir de la inversión en prospección y explotación de los yacimientos.
Suelen ser inversiones de escala con riesgo minero y de recuperación a varios años, por lo tanto, es clave la fuente de financiación y las condiciones de rentabilidad que esta fuente requiera para aplicar a proyectos de estas características.
La abundancia de recursos de este tipo podría también ser una ventaja comparada para abaratar la energía para las familias y el sector industrial, pero, las condiciones de financiamiento suelen exigir precios internacionales en dólares, lo que su desarrollo solo incidiría, eventualmente, en los
impactos iniciales de inversión y en los flujos de divisas, siempre que las mismas se liquiden en la Argentina.
La riqueza de los activos financieros y su desacople de la economía real
La riqueza proveniente de la “propiedad de los activos financieros” – locales o en carteras en el exterior – también es predominante en el sector privado argentino, prácticamente el valor del Producto Bruto Interno, pero no sale de su lógica especulativa financiera y no pareciera ser fuente de los cambios estructurales mediante la inversión productiva.
Salvo que existan condiciones de reorientación de las carteras de activos financieros en moneda extranjera por parte de los argentinos, esta riqueza no sería, como no lo ha sido hasta ahora, factor dinámico para motorizar un cambio de estructuras que requiere el cambio de paradigma.
La riqueza de los activos en empresas de tecnología y del conocimiento en un mundo disruptivo
No existen “propietarios argentinos ni empresas extranjeras radicadas en la Argentina que sean representativas de esta riqueza basada en el dominio de la tecnología disruptiva, salvo alguna excepción de algún empresario de los denominados “unicornios”.
Argentina, por ahora, tiene un recurso humano técnica y culturalmente para desarrollarlo, es una forma de
riqueza, en un ambiente de inversión científica principalmente en manos del estado.
Como veremos más adelante, cuando se hace referencia al modelo de desarrollo de Irlanda del Norte, la radicación de estas empresas, no necesariamente generan un aumento de la riqueza nacional, medida por el PBI, que derrame en la población local.
En parte por la intangibilidad de sus activos – el valor del conocimiento – y la ubicuidad de sus diferentes activos físicos – los centros informáticos o las oficinas y humanos – trabajo presencial y en gran parte virtualy en parte por la labilidad para eludir impuestos sobre sus flujos de ingresos y ganancias.
La riqueza por la propiedad del capital físico no financiero industrial está en la crisis del cambio tecnológico
Fundamentalmente la dinámica del capital industrial y el capital de los recursos humanos vinculado dependen del comportamiento dinámico de las riquezas basadas en las propiedades de recursos naturales, de activos financieros y de activos tecnológicos.
Son el objeto del cambio de paradigma.
TITULO IV –
EN DONDE SE BIFURCAN LOS SENDEROS DE LA ACCIÓN
Pero del fondo de la íntima casa un farol se acercaba: un farol que rayaban y a ratos anulaban los troncos, un farol de papel, que tenía la forma de los tambores y el color de la luna. Lo traía un hombre alto. No vi su rostro, porque me cegaba la luz. Abrió el portón y dijo lentamente en mi idioma:
»-Veo que el piadoso Hsi Pêng se empeña en corregir mi soledad. ¿Usted sin duda querrá ver el jardín?
Reconocí el nombre de uno de nuestros cónsules y repetí desconcertado: »-¿El jardín?
»-El jardín de senderos que se bifurcan.” contestó (Jorge Luis Borges – Cuento “El jardín de los senderos que se bifurcan”.
Hay momentos y circunstancias que determinado objetivo intermedio logra el consenso – explícito o tácito – entre corrientes de opinión o de intereses disímiles e incluso enfrentadas, porque cada una de ellas considera que esa meta inmediata es el punto de partida para el desarrollo de su propia estrategia.
Podríamos decir que es el punto de intersección entre dos tendencias – en términos geométricos dos rectas – que se encuentran en un punto – la decisión inmediata a tomar – y luego se volverán a separar o en términos geométricos que recta sigue su dirección original.
En la década de los 90´s la economía internacional estaba en su máximo apogeo de lo que se denominaba la globalización y, en ese marco, el GATT (General Agreetment on Tarifs and Trade o Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) se había transformado en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La institución originalmente creada en 1947, poco después de la finalización de la II Guerra Mundial – que, conjuntamente a la creación anterior del FMI y la constitución del BIRF (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, luego Banco Mundial) fueron los pilares del Nuevo Orden Económico Internacional.
– institucionalizó las bases para evitar las guerras comerciales entre los países que se estarían reconstruyendo en la pos-guerra.
Fue temporalmente un acuerdo multilateral diseñado para proveer un marco regulatorio y un fórum para negociar reducciones arancelarias al comercio entre naciones. Luego de la Ronda de Uruguay el derrotero asignado a la OMC fue la paulatina pero irreversible liberación general del comercio internacional.
Simultáneamente, comienzan las discusiones entre los organismos rectores en las finanzas internacionales.
– FMI, BM y el BID – sobre un programa de cambios estructurales – especialmente en los países en vías de subdesarrollo – que garantizasen la estabilidad de sus economías y el cumplimiento de las deudas externas, más conocido como Consenso de Washington.
Curiosamente, en esos mismos tiempos y circunstancias, se inician una tendencia a la integración económica entre países de varias regiones - negociaciones para crear zonas de libre comercio y mercados comunes –que tuvo el consenso e impulso a partir de diferentes concepciones económicas y de intereses empresarios.
La coincidencia en cumplir esas negociaciones, como lo fueron las del Mercosur, atraían tanto a los librecambistas como a los proteccionistas y a los ministros de economía de la región compenetrados en los programas del Consenso de Washington, pero, con diferentes objetivos finales.
Los librecambistas consideraban que, ante las asimetrías de los países, existían fuertes dificultades técnicas y contraposición de intereses lesionados y que los acuerdos más restringidos entre naciones con estructuras y problemas similares podría facilitar un conjunto de liberación parcial regional del comercio que confluiría hacia la liberación total del comercio internacional.
Los proteccionistas – fundamentalmente en el Mercosur los industriales – consideraban que, a partir de un arancel externo común, se podría ampliar el mercado protegido y lograr algunas complementaciones que pudieran favorecer el comercio intra-sectorial – p.e. petroquímica y acero – aislándose de la competencia de los países más desarrollados. Eventualmente, hacia el futuro, sería más potente la negociación entre bloques que cada país negociando individualmente.
Los hacedores de la política económica, especialmente los que buscaban cumplir con los programas de transformación estructural según el Consenso de Washington, veían la oportunidad de aprobar normas comunitarias que servirían de condicionantes internos a los reclamos sectoriales ante esas políticas, bajo el argumento que había que respetar los acuerdos del Mercado Común.
Esta caracterización de conceptos diferentes de la política económica que encuentran un punto de consenso se está dando en la actual situación del país en cuanto los objetivos inmediatos tanto del presidente como del ministro de Economía, son coincidentes en las metas de corto plazo – contención del déficit cuasi fiscal de la deuda flotante del BCRA; llevar a cero el déficit fiscal; acumular reservas divisas, bajar la tasa de inflación - pero la caracterización precisa del cambio estructural a cumplir en el futuro no está claramente expreso.
Peter Drucker definía que la planificación a largo plazo no consistía en definir todas las acciones y metas en un cronograma establecido, sino que lo correcto era establecer a donde se quería llegar en el futuro – un escenario deseable dentro de un análisis de posibilidades –y proceder en el presente con medidas de hacer o dejar de hacer para facilitar el camino hacia ese futuro.
Ese futuro al cual se quiere arribar no está claramente explicitado en el programa económico en cuanto quedaron planteados solo medidas de licuar pasivos públicos con la inflación y reacomodar el endeudamiento de corto plazo en diferentes papeles o activos financieros, que no solo calmaron los mercados financieros, sino que se entu-
siasmaron con rendimientos en moneda extranjera muy superior a los mercados internacionales.
Pareciera que un futuro podría ser la creación de condiciones para la dolarización o su equivalente de la competencia entre monedas, pero ese no debiera ser un objetivo en sí mismo sino un instrumento de consolidación de un modelo de inserción internacional de la Argentina y una estructura productiva competitiva que permitiera recuperar empleo y salarios dignos.
Si los fundamentos del modelo de libre mercado será el del libertario menos transigente – toda interferencia es una intervención de un Estado que no debiera existir – o será el del liberal que considera algunas intervenciones del mercado, aunque sea las de defensa de la competencia y del consumidor.
Veremos el planteo inicial del diagnóstico, propuestas y medidas que nos permitan dilucidar las alternativas de caminos hacia adelante.
¿Querer es poder? O al menos, no es fácil que lo sea (Deseo no preña, el hambre no engorda – Dicho popular español)
En mi educación temprana, ante alguna dificultad para lograr algo recibía como consejo, casi una admonición de mis mayores, que “querer es poder”. Sentía que se me imponía que sólo la falta de voluntad me hacía fracasar y que un mayor empeño me permitiría alcanzar cualquier meta. Confieso que nunca entendí que esa máxima positivista pudiera ser efectiva en todas las circunstancias.
Luego aprendí que la humanidad “quiso llegar a la luna, y pudo hacerlo”, pero no como un esfuerzo individual sino como un colectivo científico, técnico, económico y social de toda la humanidad a lo largo de centurias.
Los ingleses tienen una expresión equivalente pero menos ambiciosa: “where there’s a will, there’s a way”, que traducida literalmente sería algo así como ‘donde hay voluntad, hay un camino’.
Vale esta referencia en cuanto a la “voluntad de querer hacer algo en política económica y poder hacerlo en la realidad”.
Por cierto, que llevar adelante un programa ambicioso de cambios de estructuras y conductas económicas en una sociedad requiere un liderazgo firme, constante y tenaz, especialmente cuando la resistencia al cambio es muy fuerte. Es una condición necesaria, pero no suficiente.
El querer de un gobernante se expresa en un medio que representa el poder: la ley. Para que la ley sea eficiente en un proceso de cambio estructural tiene que producirse como final de ese proceso y no como su inicio.
La Constitución Nacional, ley de leyes, no fue eficaz en sus comienzos sino casi treinta años después cuando el proceso de consolidación nacional se resolvió políticamente y rentísticamente entre Buenos Aires y el resto de las Provincias.
La experiencia reciente de los últimos cuarenta años de democracia nos muestras la ineficacia de leyes
económicas que intentaron torcer la evolución de los hechos económicos argentinos: la ley de intangibilidad de los depósitos poco antes del estallido del 2001 y la ley del cepo al endeudamiento externo que debía ser reformada por una mayoría especial que no duró más que un cambio de gobierno en el 2015.
Los teóricos de la economía al proceso de eficacia de una medida del “querer es poder” lo expresaron en las teorías de las expectativas racionales y adaptativas, que tratan de explicar que determinados procesos de política económica podrían generar expectativas que sirvan de convicción de que el proceso de cambio es posible y aceptado por la “racionalidad de los actores”.
Sin embargo, las expectativas pueden transformarse, en determinadas circunstancias, en una fuerza que precipite el fracaso de las medidas, cuando las señales son contrariadas por los hechos, demostrándose que el incumplimiento de las expectativas genera una insatisfacción superior al propio hecho negativo. En otros términos, una vez creada las expectativas positivas que se reconocen en las medidas que producen un cambio de situación, al punto de aceptar sacrificios económicos en el corto plazo, si durante el proceso de consolidación de las medidas se incumple total o parcialmente lo esperado la reacción contra las medidas será superior.
Normalmente se ha desarrollado esta teoría especialmente para pequeños ajustes de suba de los precios en una economía con poca volatibilidad, por ejemplo, la de EEUU y con medidas vinculadas con
la suba, también en proporciones pequeñas, de la tasa de interés. De hecho, esas medidas se aplican sin enfriar la economía o con un pequeño ajuste al crecimiento de la actividad.
El tema de las magnitudes relativas de las medidas es importante porque no siempre lo que es válido como impacto para una variación pequeña es aplicable proporcionalmente a una variación varias veces superior. Una pulga puede soportar una carga diez veces más pesada que su propio peso, lo que no lo hace equivalente a que un hombre que pese 80 kilos pueda levantar fácilmente un peso de ochocientos con sus propios músculos.
Por otra parte, si planteamos medidas dirigidas simultáneamente en varios frentes de ajustes simultáneos, la creación de expectativas puede ser diferente para los distintos actores económicos que son sujetos de las medidas y los resultados pueden ser interpretados de contradictoriamente entre los diversos actores.
Anclar el tipo de cambio para bajar la inflación puede ayudar a la expectativa que la tasa de aumentos de precios baje hacia el futuro, sólo baje la tasa y no necesariamente que haya deflación, lo cual hará que los asalariados confíen que el sacrificio inicial se verá compensado con una estabilidad futura.
Los que apuestan a un dólar futuro estable, en función que la política está anclando el tipo de cambio con tasas de interés positivas en esa moneda, tendrán la expectativa de ganancias en moneda fuerte que compense el riesgo de una devaluación.
Pero, el sector productivo podrá tener como expectativa que habrá medidas correctivas para aumentar la competitividad a la importación o para exportar, por ejemplo, si se anuncia que el ancla del tipo de cambio se compensará con baja en impuestos o abaratamiento del costo del crédito u otras medidas como usar también como un ancla los salarios para contener los costos laborales.
La estrategia utilizada en el programa económico ha sido planteada en estos últimos términos: una fuerte devaluación y ancla del tipo de cambio posterior; una contención de los ingresos de los asalariados y los jubilados; un bajo interés para el ahorro en pesos y alto en términos de dólares; una restricción de caja de la obra pública y transferencias a provincias (en gran parte afectando obra pública provincial y pagos de docentes) y un traslado de la deuda flotante del Banco Central en deuda mediano plazo a cargo del Banco y del Tesoro Nacional rescatable gran parte de ella en moneda extranjera.
El efecto inmediato: fuerte caída de la demanda - por gran deterioro de los ingresos reales – y caída de la actividad económica iniciando un camino de recesión con la idea de crear expectativas de baja de la tasa de inflación y rebote de la actividad de la economía en forma de V.
Las primeras señales: baja de la tasa de inflación; baja del valor de la divisa en los mercados no oficiales; modificación de la estructura de deuda del BCRA; superávit de caja primario del Tesoro Nacional y caída de la actividad económica.
Volvemos, entonces, al concepto de las diferentes perspectivas de los agentes económicos.
TITULO V LAS PALABRAS SIGNIFICAN LO QUE CADA UNO QUIERE QUE SIGNIFIQUE
Alicia descubre a Humpty Dumpty y exclama “es la mismísima imagen de un huevo”. Humpty Dumpty, al saber que se llamaba Alicia, comenta que es un nombre estúpido y se pregunta “qué es lo que quiere decir”. A partir de allí se establece una conversación sin sentido que la confunde en cada tema de conversación. Hasta que se produce el siguiente diálogo a partir del significado de la palabra gloria:
“Cuando yo uso una palabra – insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso – quiere decir lo que yo quiero que diga..ni más ni menos”.
“La cuestión – insistió Alicia – es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes”.
“La cuestión – zanjó Humpty Dumpty – es saber quién es el que manda…eso es todo”.
(Lewis CARROLL ALICIA A TRAVES DEL ESPEJOEDICIONES DEL SUR – 2004 -CORDOBA -ARGENTINA-(www.edicionesdelsur.com) -Capítulo VI – HUMPTY DUMPTY).
La esencia y las bases doctrinarias del programa económico iniciado en diciembre han sido desarrolladas en los puntos anteriores y es conveniente remarcar la importancia de identificar esa esencia con su fundamento doctrinario por dos razones.
En primer lugar, si bien todo futuro es inasible por la propia dinámica de la realidad cambiante, existe escenarios explícitos e implícitos del destino al que se pretende conducirnos como sociedad que dependerá de la motivación que se tuvo formulando el plan y del alcance de los cambios propuestos.
En este caso, se ha explicitado un cambio profundo de la política, la economía y de la sociedad en niveles de una potencial transformación cultural de la sociedad argentina, partiendo del dogmatismo de ideas libertarias.
Se podría decir que la motivación explícita es realizar una revolución en el sentido no solamente de hacer cambios profundos en la estructura productiva sino, también, de instaurar un sistema de decisiones privadas tomadas exclusivamente por el mercado, excluyendo toda intervención del Estado.
En segundo lugar, la ejecución de un programa de esta naturaleza suele generar resistencias o posiciones reactivas que intentarán frenar, demorar o desviar parcialmente los resultados y consecuencias de los cambios estructurales y culturales del programa económico.
En esta situación, podría entrar en colisión la esencia y base doctrinaria del programa con los procedimientos pragmáticos de contener conflictos o desvíos no queridos del programa original.
Un ejemplo de esta posibilidad de colisión en las perspectivas dogmáticas y pragmáticas es el conflicto suscitado con el aumento libre de los precios de las empresas de salud prepaga - dentro del marco de las normas emitidas por el Poder Ejecutivo – y algunas acciones pragmáticas para encuadrar un potencial rebaja de los aumentos ocurridos, tal como el reconocimiento de una posible cartelización.
En los puntos siguientes se van a tratar las manifestaciones más concretas sobre el diagnóstico que antecede al programa económico tanto en lo de largo como de corto plazo, los instrumentos correctivos a utilizar, las metas de algunas variables macroeconómicas, las respuestas y reacciones que se están produciendo y las perspectivas hacia el mediano y largo plazo.
El diagnóstico se podría subdividir en dos procesos diferentes pero que interactúan dinámicamente: la situación inmediata o presente – la “coyuntura” – y el cambio de paradigma de funcionamiento de la economía o “estructural”.
Las medidas en marcha y las potenciales a aplicar en el mediano y largo plazo se analizarán en relación con esos dos diagnósticos.
Diagnóstico estructural: La afirmación de la decadencia argentina como la motivación del paradigma del cambio
El sentido común de los relatos sobre el pasado ha conducido la expresión repetida por casi todos los ciudadanos argentinos que éramos el granero del mundo,
que nuestro progreso económico nos ubicaba entre los primeros lugares del mundo y que nuestra querida ciudad de Buenos Aires podía ser considerada Paris de Latinoamérica.
Como contraparte de esa evocación virtuosa se presenta, también, el “sentido común” de una larga decadencia argentina cuya “tristeza no tiene fin”.
Pero el sentido común no es igual para todos y establecer la fecha y las causas que pusieron en marcha tal decadencia depende de que se está comparando o midiendo.
A estos sesgos no estuvieron exentos historiadores de la política y de la economía argentina, pensadores locales y extranjeros.
El problema de los viejos es que miran el futuro con la nuca (QUINO – MAFALDA)
Desde que se consolidó la Nación Argentina a fines del siglo XIX, que algunos lo relacionan con la generación del ochenta, comenzó un ciclo cuasi virtuoso de crecimiento del país a partir de una inserción internacional a una Europa, ávida de alimentos, fundamentalmente con la de Gran Bretaña en lo económico y la de Francia en lo cultural.
La Revolución Industrial, con la máquina de vapor que permitió el desarrollo marítimo y ferroviario, le permitió a Europa, que había quedado superada en población y escasa en praderas y bosques, extender su frontera agroganadera a América de clima templado.
Esa extensión de la frontera agrícola echó por tierra la advertencia del demógrafo y economista Robert Malthus – en su “Ensayo sobre el principio de la población” (1798) – decía que la población crecía en forma exponencial (aseguraba que le duplicaba cada 25 años) mientras que los alimentos lo hacían mucho más lento (progresión aritmética).
Argentina, junto con EEUU, con sus grandes espacios aptos para producir alimentos, eran los grandes abastecedores del mundo y Gran Bretaña consideraba que su “espacio vital” lo constituía el “Commonwealth of Nations” (ex - colonias como Canadá, Sudáfrica, India y otras) más Argentina en la práctica.
Este idilio tuvo su fin alrededor de los 30´s, crisis mediante, y con el replanteo del Commonwealth de en 1932 en la Conferencia Económica del Imperio Británico (también conocida como la Conferencia Económica Imperial o la Conferencia de Ottawa) con el objetivo de discutir la Gran Depresión, se decidió abandonar el patrón oro y se acordó fijar una zona de tarifas limitadas dentro del Imperio británico y más altas con el resto del mundo (libre comercio imperial).
La caída de la demanda de los productos argentinos conllevó a buscar acuerdos, primero intentado por Yrigoyen antes de su destitución, y luego alcanzado con el de Roca-Runciman en 1933 (técnicamente la Conven-
ción y Protocolo sobre el intercambio comercial) y la ratificación con un nuevo acuerdo el “Eden-Malbrán” (1936).
Este último agrega una algunas cláusulas adicionales, entre las cuales figuraba que Inglaterra ponía el precio de la carne en su mercado de Smithson, o sea, las carnes se exportaban sin precio hasta que llegara al mercado inglés. Recién se dejó sin efecto este procedimiento en 19678
Para algunos, este es el momento del inicio de la decadencia que, en realidad fue una obligada transformación de la Argentina a partir de los cambios del mundo, y consecuentemente respaldan el modelo que se comienza a desarrollar a fines de la década del 30 y comienzo de los años 40´s: creación del Banco Central y del Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias (luego Instituto de Crédito Industrial y luego Banco Industrial) 9 Banco Nación) a partir de la tenencia de acciones de empresas caídas en la depresión de los30´s; inicio de Vialidad Nacional y de la Junta de Granos; y otras reformas, especialmente las laborales y previsionales.
El mundo, iniciada y finalizada la II Guerra cambió sustancialmente, así lo detectó el conservador ex ministro de Hacienda de J.B Justo, Federico Pinedo 10, que fue autor de un trabajo revolucionario para su época proponiendo una estructura productiva más industrialista para salir de la crisis internacional y su repercusión en La Argentina: El programa de Reactivación Económica proyectado por el Poder Ejecutivo (1940).
Federico Pinedo al informar y justificar ante el Congreso Nacional el “criticado decreto de impuesto sobre
los cambios”, como lo denominara Lisandro de la Torre, que le reconoce a los exportadores un valor de la libra esterlina de 15$ mientras que a los importadores se la vende a 18 $, explica: “Si se examina este asunto con desapasionamiento…se llega a un resultado indudable….a los importadores, a los consumidores, a los ferrocarriles, a las empresas que tienen que hacer remesas al extranjero, les es absolutamente indiferente que el gobierno se quede con algo. Si la libra para ellos vale 18$ y la pagan …les es absolutamente indiferente que nosotros les paguemos 15 o 18 pesos a
8- En los últimos tiempos de la Presidencia de Yrigoyen comenzaron las negociaciones para un pacto similar con su ministro de agricultura Oyhanarte y D´Abernon en 1929, y con posterioridad, en la Presidencia de Perón, el pacto se renegoció con el acuerdo Miranda – Eady. A principios de la Segunda Guerra Mundial, las relaciones financieras entre Gran Bretaña y la Argentina se regularon por un modus vivendi negociado en octubre de 1939. Porque se sabía que mientras durara la guerra, los británicos no podrían liquidar en efectivo sus saldos comerciales deficitarios, el acuerdo incluyó una garantía de reserva en oro para los saldos bloqueados que se acumularan en nuestra cuenta en Londres. Pero el 25 de octubre de 1940 esta garantía fue sustituida por otra, de revaluación en oro. La Argentina se tornaba más vulnerable a la casi necesaria inconvertibilidad de la libra. Durante la guerra y la inmediata posguerra nuestros favorables saldos aumentaron vertiginosamente, ya que Gran Bretaña no podía exportar los bienes de capital que el gobierno argentino deseaba adquirir para su plan de industrialización, ni tampoco las cantidades de carbón y textiles que exportaba antes de la guerra. Para regularizar esta situación, se firmó el acuerdo Eady-Miranda, que establecía que los saldos previos permanecerían bloqueados, excepto para la repatriación de deuda pública y de inversiones británicas (como los ferrocarriles). Pero el comercio y los pagos “futuros” habrían de ser libremente convertibles a dólares.
9- Se calcula que entre 1933 y 1940 el Estado obtuvo ganancias por 778.000.000 de pesos con el manejo del mercado cambiario. Esta suma fue destinada en parte a evitar la quiebra del sistema bancario, situación a la que se llegó porque los deudores de las casas bancarias, por efecto de la crisis, dejaron de pagar sus acreencias.
10- Como ministro introdujo reformas económicas relevantes: creación del Banco Central, la reconversión de la deuda para deudores del Banco Hipotecario, la puesta en marcha del impuesto a la renta y el primer régimen de Coparticipación Federal de Impuestos, el impuesto global a las herencias, y el impuesto a los dividendos de las sociedades anónimas. Para aliviar la situación de los productores agrícolas ganaderos por la baja de los precios internacionales, se crearon las Juntas Reguladoras de Grano, Carnes, Vinos, Leche y Yerba Mate,
Bunge y Born, a Dreyfus y a los exportadores de carnes, porque para ellos es un asunto “inter alios” que no les afecta….Del examen que hemos hecho, resulta que quienes las pagan son los productores del trigo, cebada, lino, cueros….pero lo hacen de buen grado porque se lo devolvemos….nos permite acumular reservas capaces de pagar un precio básico aún si se derrumban los precios internacionales…(Cámara de Diputados, Congreso Nacional, Diario de Sesiones, Reunión Nº 69, 20 de diciembre de 1934,, pgs. 48/9 –Transcripto en De la unidad de rentas al federalismo económico- Roberto Darío Pons – IPES – 1984)
Este decreto del Presidente Justo, pergeñado por Pinedo, es una curiosidad histórica porque genera el primer antecedente que luego el Ing. Marcelo Diamant llamaría los tipos de cambio diferenciados para una estructura productiva desequilibrada y hoy lo llamaríamos retenciones a la exportación.
La continuidad de esta estrategia de salir de la crisis, un Estado intervencionista, siguió durante la década 1945/55, con algunas variantes de ejecución, principalmente en lo que se refiere a la distribución del ingreso, a la sustitución de importaciones y a los derechos de los trabajadores.
Pero, todo ciclo tiene su ascenso, su “amesetamiento” y luego caída, que, en este caso, comenzó en el período 1952/55, fracaso de cosecha mediante, cuando se intentó lo que hoy llamaríamos un ajuste de demanda y del equilibrio fiscal y que llevó a Perón a convocar un Congreso de la Productividad y el trabajo.
Entonces están los que aseguran que la decadencia argentina se inicia con el peronismo y surgen las ideas de restaurar el período dorado anterior al 1930, iniciando un péndulo antagónico e inestable que resulta en la práctica en lo que el sociólogo Portantiero denominó “el empate hegemónico”: que puede traducirse en la recurrente incapacidad de los actores políticos, económicos y sociales para imponer un proyecto, pero con el poder suficiente para vetar el de los demás.
El ingeniero y economista Marcelo Diamand en su trabajo “El péndulo argentino: ¿hasta cuándo?”., destaca que no solo el empate político expresa el fracaso o la inviabilidad, sino también “la pugna entre dos corrientes económicas divorciadas de la realidad”, en referencia al en referencia al keynesianismo populista y a la ortodoxia liberal.
Comparar la riqueza de los países en períodos largos: los puentes de Maddison
Las apreciaciones sobre el momento y las causas del inicio de la denominada “decadencia argentina” fundadas en perspectivas subjetivas y datos aislados ha obligado a tratar de explicarla con números que sean buenos indicadores que reflejen en forma casi irrebatible el discernimiento de lo que ha ocurrido.
Para ello se trata de comparar la riqueza de distintos países a lo largo de largos períodos, pero es complejo
resolverlo por varias razones, pero podríamos centrarnos en dos fundamentales para la probidad de la metodología de cálculo:
1) Hasta mediados de los años 40`s no existía un método ni estimaciones sistémicas de las cuentas nacionales o cálculo agregado de la oferta y la demanda de bienes y servicios, o lo que, hoy llamaríamos Producto Bruto.
2) La estructura productiva y de consumo de los países ha cambiado sustancialmente desde los primeros efectos de la Revolución Industrial hasta ahora, que dificulta comparar los cambios cuantitativos del crecimiento con cambios cualitativos sustanciales.
La mayoría de los expertos considera que la mejor forma de comparar la evolución de la riqueza de las naciones es midiendo el Producto Interno Bruto por habitante (PIB per cápita), pero, también coinciden que no hay fuentes nacionales homogéneas y confiables, reconociendo como alternativa el esfuerzo de Angus Maddison en su obra “La economía mundial: Una perspectiva milenaria” (2002) 11
La serie estadística creada Angus Maddison que es mantenida, hasta la actualidad por la Universidad de Groninga - Países Bajos- estimó que Argentina había sido el país más rico del mundo en el año 1896, y que luego se mantuvo entre los más acaudalados en las primeras décadas del siglo XX.
11- El libro es la continuación de un estudio de Maddison titulado “La economía mundial 1820-1992: análisis y estadísticas”, aparecido en 1995, así como de su libro “La economía china: una perspectiva histórica”,
En un excelente artículo de Agustina Raye -La estadística de las exportaciones argentinas, 1875-1913. Nuevas evidencias e interpretaciones -, además de las advertencias metodológicas para poder hacer series homogéneas y con datos consistentes, elabora algunos cuadros ilustrativos de la fortaleza exportadora argentina que le habría permitido estar en los primeros rankings de naciones del mundo. De allí, volcamos un cuadro más sintético de la estructura de exportaciones entre 1890 y 1900:
La exportación de “cueros” y de “lanas” representan el 45% de las exportaciones y si se lo suma el “lino” llegaría aproximadamente al 50%. Estos productos tienen una historia especial, ya que han sido reemplazados en sus tradicionales usos en el siglo XX por derivados del petróleo – polímeros y otros – cuando a fines del siglo XIX eran fundamentales no solo para la producción textil – lana y lino – sino que además el cuero tenía muchos otros usos, además de guantes, zapatos y otros elementos de la vestimenta.
El cuero formaba parte del correaje de carros tanto para el enganche de los animales de tiro como de los elásticos de los ejes, del equipamiento de los ejércitos, de contenedor de líquidos y muchos más que hiciera que para esa época valía más sacrificar un animal por su piel que para alimento de su carne.
Era una “riqueza” con debilidades originadas en los vaivenes de la demanda y los precios internacionales y las condiciones climáticas, a las que, décadas posteriores, se le sumó la sustitución del uso de esas materias primas y que forzó a permanentes cambios productivos12 .
Para esa misma época, MADDISON no tenía dentro del radar a los países del Medio Oriente que estaban asentados sobre una inmensa riqueza a explotar, el petróleo, que recién estaba en desarrollo en EEUU, por ello las estadísticas de MADDISON tienen un valor de magnitudes relativas en un contexto del mundo, su estructura productiva y de consumo y el estado de la tecnología.
En realidad, en 1890 la Argentina tuvo una gran crisis cuando no pudo reestructura sus pasivos y la llevó al incumplimiento de sus compromisos, porque su estrategia económica estaba basada en el financiamiento externo para apuntalar la expansión de la actividad. Cuando el flujo de créditos se detuvo, el ciclo de crecimiento se detuvo.
12- Sin embargo, estamos en condiciones de adelantar que en el sector de la ganadería la tendencia mostró el desarrollo de las carnes (en 1864 significa el 3,7 % del total de las exportaciones y en 1914 el 20 %) y la disminución lenta, pero sensible, de los cueros y lanas. En 1864 los cueros isignificaron el 40 % del total, las lanas el 41,2 %. En 1880 el 38, 1 y 43, 1. En 1890 el 23,7 y el 35,5 % mientras que en 1900 el 14,7 y 16,4 % y en 1910 el 10,8 y el 15,4 %. (Cortés Conde Roberto. La expansión de la economía Argentina entre 1870 y 1914 y el papel de la inmigración. In: Cahiers dumonde hispanique et luso-brésilien, n°10, 1968. Numéro spécial consacré à l’Argentine. pp. 67-88;)
Con la misma extensión territorial actual disponible para la producción agropecuaria la población era una menos de una novena parte de la actual - 3.800.000 - que reclamaba inmigrantes, algunos “golondrinas” para la cosecha, y otros que fueron asentándose en la Argentina contribuyendo al crisol de nacionalidades que es nuestra demografía 13
Sigamos la numerología de las cuentas nacionales
Si partimos que las estadísticas de MADDISON nos sirven en términos relativos pero que sus magnitudes no tienen la representatividad de un valor absoluto de la demostración de la riqueza en un momento dado y por otra parte que en un largo plazo las modificaciones de la estructura productiva y de consumo en un contexto tecnológico diferente, podríamos buscar otra aproximación con las cuentas nacionales que son más homogéneas universalmente.
Consideremos el período que abarca desde los años 40’ s hasta los 90´s según las informaciones del producto bruto del período en el que regía la metodología de las cuentas nacionales para todos los países y que abarca el período posterior a la Segunda Guerra Mundial para EEUU – que suele ser un punto de comparación usando las estadísticas de MADDISON – Australia que también es una referencia histórica y España, país europeo que entró tardíamente a la Unión Europea.
Entre 1945 y casi 1960 los aumentos del PBI Per cápita de los cuatro países son parejos, por supuesto en tasas no en valores absolutos, a partir de ese período hasta 1973 todos siguen en aumento, pero el correspondiente a EEUU amplia su distancia rápidamente del resto. En 1973 Argentina comienza hasta prácticamente los 90´s un declive pronunciado que luego recupera.
En el siguiente gráfico se puede ver con más claridad la curva de tendencia para la Argentina.
13-La falta de mano de obra en la sociedad criolla especialmente en su litoral ganadero, era un obstáculo más que infranqueable al desarrollo de la agricultura. Las nuevas tierras exigían una incorporación más que porporcional de población en la medida en que ésta exige una proporción mayor que en la ganadería de hombres….. De 1871 a 1880 entraron al país 261 mil inmigrantes. De 1880 a 1890 fueron 648 mil. Entre 1901 y 1910, 1764 mil, momento en que alcanza su número más alto. (Cortés Conde Roberto.
Distintos teóricos demuestran que las crisis argentinas no se debieron como causa principal al desorden monetario o al gasto público, sino más que nada fue el endeudamiento externo:
n Eduardo Conesa – Las causas de la decadencia Argentina – expresa que las “causas de la decadencia relativa son múltiples” y a continuación identifica dos en particular: la organización clientelística del Estado Argentino y la recurrente sobrevaluación de nuestra moneda
n Joaquín Díaz Bonilla – Argentina: The Myth of a Century of Decline. – respondiendo a un artículo del “Economist” afirma que el quiebre estructural en la evolución del PIB per cápita (PIBpc) en Argentina puede atribuirse efectivamente a condiciones internas de ese país. Continúa diciendo que aparte de eso, no hay mucha diferencia en la evolución de Argentina, en comparación con, por ejemplo, Australia o Uruguay, dos países mencionados por The Economist como no haber sufrido la “caída de cien años”. Luego agrega que si Argentina hubiera evitado la fuerte caída de la década de 1970 y hubiera mantenido la proporción del PIBpc estadounidense que prevalecía antes de esa ruptura estructural, el país habría tenido ahora un ingreso per cápita superior. si hubiera mantenido la tendencia lineal de crecimiento desde los años 1960 hasta mediados de los 1970, ahora estaría aproximadamente al nivel de Nueva Zelanda o España, según los datos del Proyecto Maddison. Hay que explicar no son “cien años de decadencia”, sino el colapso de mediados de los años setenta que fue una ruptura estructural en la década de 1970 hasta el mínimo de 1989-1990.
n Mario Rapoport, investigador de historia económica, a política, en una ponencia Breve historia de la deuda externa argentina sobre la génesis y evolución del endeudamiento externo en la Universidad Nacional de la Matanza, informó que, a fines de 1975, cada habitante de la Argentina debía 320 dólares al exterior y para el 2000, la suma ascendía a 3.800 dólares.
La interpretación del diagnóstico estructural como motivo de cambios futuros
En consecuencia, la referencia como punto de partida para el cambio de más de 100 años de decadencia argentina podría servir para interpretar cual es el futuro deseado por las medidas del programa económico.
Sin embargo, más allá de las demostraciones cuantitativas y enfoques cualitativos de las diferentes perspectivas o miradas sobre el tema no habría una única interpretación acerca de la iniciación y causalidad de la decadencia argentina.
Posiblemente todas las miradas tendrán algo de verdad y cuando pasa un tiempo largo es casi imposible establecer cuál fue la primera y cuáles las posteriores que potenciaron los primeros impactos negativos sobre el crecimiento argentino.
Por eso es preciso, no tanto mirar hacia el pasado buscando responsables personales, institucionales o sectoriales porque no permitiría encontrar una síntesis común que facilite acuerdos de cambios. Es preferible una visión proactiva hacia el futuro que se desea y a partir de allí tomar los errores del pasado como una advertencia en los procesos del cambio.
El programa económico iniciado en diciembre no ha precisado mucho sobre que virtudes y estructuras políticas, económicas y sociales serían las que habría que recuperar, pero al menos se dispone de dos elementos conceptuales expresos:
La sola liberación de la economía y el retiro del Estado debería ser suficiente para iniciar un ciclo virtuoso que termine con la decadencia.
Se plantea como paradigma alcanzar en el tiempo ser como otros países desarrollados – Alemania, Estados Unidos y otros – pero como meta a alcanzar más lejos en el tiempo está el paradigma de Irlanda del Norte.
La gran marcha hacia la sociedad prometida – IRLANDA del NORTE
Podría ser que el cambio de paradigma de largo plazo del programa económico iniciado en diciembre del 2023 es alcanzar el crecimiento de Irlanda ya que considera que le llevará más tiempo que llegar a ser España, Alemania o EEUU según las manifestaciones reiteradamente publicadas.
En el cambio de siglo surgió un crecimiento económico de Irlanda del Norte que pasó a ser un paradigma que imitar tanto en los medios políticos como académicos económicos del mundo y, según la BBC, el desarrollo alcanzado por Irlanda hacia finales del siglo XX se podría calificar de milagro económico.
Durante la década del noventa se convirtió en el segundo país con mayor PBI per cápita de la zona Euro y el onceavo del mundo que resultó sorprendente al comparar la situación en la que se encontraba n 1988, cuando The Economist publicaba un artículo titulado “Poorest of the Rich” («El más pobre entre los ricos»).
La Redacción BBC Mundo - 18 julio 2016 – publicó un artículo- Cómo Irlanda se convirtió en la economía con mayor crecimiento del mundo (sin que nadie lo notara)”, que decía: “La Oficina Central de Estadísticas (OCE) de Irlanda sacudió en los últimos días a los analistas económicos del mundo al anunciar que la tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de ese país en 2015 fue de 26,3%. Según los analistas, detrás de ese aumento de activos están las operaciones de grandes empresas transnacionales que están fusionándose con compañías domiciliadas en Irlanda
con miras a beneficiarse de la tasa de impuestos corporativos que se aplica allí: 12,5%, la más baja en un país desarrollado”.
Numerosos economistas salieron a criticar los nuevos datos del PIB irlandés por considerarlos inútiles para hacer una valoración del verdadero estado de la economía, pues consideran que ese crecimiento no es real y que no se refleja en otros aspectos de la economía.
El Premio Nobel de Economía Paul Krugman calificó la estimación como “la economía de los duendes”, mientras el diario Financial Times dijo que el cálculo era comparable a las obras de los novelistas James Joyce y Flann O’Brien.
En la década del 60 cambió drásticamente su política al adoptar medidas de libre mercado, bajando los aranceles aduaneros y otorgando beneficios impositivos a las empresas que invirtieran en su territorio y en la década del 70 se planteó ingresar a la entonces Comunidad Económica Europea, actualmente Unión Europea.
En la década del 80 el Estado de Bienestar había crecido más que la economía, el déficit del presupuesto alcanzó el 17% del PBI, con un nivel de endeudamiento del 90% del PBI y la desaparición de productores locales por la apertura económica y un desempleo del 17%. El impuesto a las personas física alcanzó el 60% del ingreso porque los beneficios impositivos solo lograron atraer pequeñas oficinas mayormente dedicadas a la liquidación final de impuestos mas no fuentes sustanciales de empleo.
En la década de los 90 el Primer Ministro primer ministro Charles Haughey tomó algunas medidas- entre ellas un fuerte recorte presupuestario - orientada a crear un centro neurálgico para las finanzas internacionales y a otorgar sustanciales beneficios impositivos (como por ejemplo, un impuesto a la renta del orden del 10% para determinadas actividades financieras estratégicas y un recorte que disminuyó a la mitad el impuesto a las ganancias —desde el 32% al 12.5%— para el resto de las empresas) lo que contribuyó a que Irlanda comenzara a crear una mayor cantidad de empleos calificados. La enorme mayoría de las empresas multinacionales establecieron su sede en Irlanda en los años subsiguientes y el crecimiento del PBI se situó entre el 7.5% y el 11.5% durante quince años consecutivos.
En el año 1990 los irlandeses que migraron al resto del mundo representaban el 26% total de la población y en el 2020 se había reducido al 15%.
Steve Dorst publicó una entrevista (Finanzas y Desarrollo- Diciembre de 2018) que le hizo a Patrick Honohan, expresidente del Banco central de Irlanda (20092015) en la que fue el protagonista de la salida de la crisis irlandesa originada en la caída de Lehman Brothers en el 2008, resumía lo ocurrido:
“La economía se sobreendeudó como parte de una burbuja de precios y un boom de la construcción. Y cuando la economía mundial se desaceleró —de hecho, un poco antes de que se desacelerara— se tomó conciencia a nivel general de que el sector de la construcción era demasiado grande, los precios habían subido demasiado, y había una pérdida de confianza internacional. El boom de la construcción se detuvo
repentinamente. El ingreso fiscal nacional, alimentado por la construcción, también se vino abajo y dejó un gran agujero en las cuentas públicas. Y cuando los bancos se dieron cuenta de que muchos de sus prestatarios —sobre todo urbanizadores y empresas de construcción— no podían pagar, tuvieron problemas para autofinanciarse”.
“Más delante de la entrevista y ante la pregunta de cuanto tardó la economía en recuperarse, afirmo que: No hubo un repunte real ni del empleo ni de la actividad económica hasta 2012. Fue una desaceleración muy, pero muy grave. Y la pérdida de empleo fue enorme”
En El Economista.es del 17/11/2021, Vicente Nieves titula un artículo titulado: El extraño milagro de Irlanda: un 20% más rica y con menos deuda pública tras la crisis del COVID”:
“Lo de Irlanda es un milagro. Esta es la primera conclusión que se podría extraer de la economía celta si se analizan de forma aislada las abstractas cifras de PIB o deuda pública. Los irlandeses terminarán este año siendo un 20% más ricos que antes del COVID, al menos para las estadísticas, gracias a una economía que está casi triplicando el crecimiento medio de la zona euro.”
“Además, el PIB per cápita oficial de Irlanda seguirá siendo uno de los más altos del mundo, duplicando casi al del Reino Unido y poniendo tierra de por medio con Suiza, algo que no encaja demasiado con la realidad que se percibe dando un paseo por las calles de Irlanda o hablando con sus habitantes. ¿Qué hay detrás de este extraño milagro?”.
Continúa elogiando el extraordinario crecimiento económico y estabilidad financiera: “La Comisión Europea también destaca en sus últimas previsiones el buen desempeño del ‘tigre celta’. El PIB avanzará un 14,6% este año, mientras que el ratio de deuda pública sobre la producción caerá en los próximos años hasta suponer poco más del 50% en 2023, siendo así uno de los pocos países que aún cumple las anquilosadas reglas del Tratado de Maastricht (deuda por debajo del 60% del PIB)”.
Pero advierte que: “Sin embargo, todos estos datos que ‘adornan’ la salud de la economía irlandesa crean una suerte de trampantojo que oculta una realidad diferente, no totalmente opuesta (es cierto que la economía de Irlanda es competitiva y el estándar de vida de la población es elevado), en la que se puede ver cómo las empresas multinacionales juegan un papel fundamental a la hora de inflar artificialmente el PIB y todos los indicadores que utilizan la producción total como base o ratio”.
Irlanda, que aparece como uno de los más ricos de Europa, para algunos economistas, entre ellos Patrick Honohan, exgobernador del Banco Central de Irlanda quien afirma que en realidad no lo es tanto y lo define como un “espejismo económico” en un artículo denominado: ¿Realmente es Irlanda el país más próspero de Europa?” y se contestó con la máxima de “Irlanda es un país rico, pero no tanto como se suele pensar”:
“El primer punto cuestionado es considerar el PBI per cápita como un indicador válido de prosperidad porque los valores monetarios agregados que determinan las estadísticas consideran actividades radicadas en Ir-
landa pero que no derraman en mejoras de la producción local. Por ello, asevera que para conocer realmente la situación de la economía en el país se tendría que usar un indicador alternativa conocido como Consumo Individual Real, que aglutina el consumo de los hogares y del gobierno, o sea, los gastos locales.”
Otros economistas coinciden con Honohan, tales como analistas de Fitch - Malgorzata Glowacka, Michele Napolitano y Mark Brown – y el economista Kieran McQuinn, del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de Dublín, coinciden en la irrealidad de tomar las estadísticas del PBI como un elemento representativo de la riqueza y crecimiento irlandés: n Los analistas de FICHT explican que:
“La realidad es que buena parte de la recuperación está “impulsada por el destacado sector de empresas multinacionales extranjeras”, que no la terminan disfrutando sus ciudadanos a través de unas rentas mayores. Esto ha generado una situación curiosa en el país. Al analizar el PIB por el lado de la renta, el excedente bruto de explotación y renta mixta supone el 67,4% (frente al 40% de la Eurozona), mientras que los salarios solo representan el 27% de la tarta del PIB (frente al 50% de la Eurozona). El resto, hasta completar el 100%, son los impuestos a la producción. Es decir, el PIB de Irlanda está compuesto principalmente de beneficios empresariales (también intereses, alquileres...) que no permean de forma directa hacía la población residente en el país.”
Agregan que:
“El PIB se puede medir por tres lados diferentes: el del gasto, el de la oferta y el de las rentas. Para entender lo que ocurre en Irlanda resulta más esclarecedor analizar el PIB por el lado de la renta, que es la suma la masa salarial (todos los sueldos de la economía), el excedente bruto de explotación (beneficios empresariales, renta de autónomos, intereses, alquileres...) y los impuestos netos de subvenciones sobre la producción y las importaciones. Como el PIB contabiliza todas esas rentas generadas en el interior sin tener en cuenta su ‘nacionalidad’, los beneficios e impuestos que pagan las multinacionales quedan reflejados en el PIB irlandés, aunque luego parte de esos beneficios viajen en una segunda fase de distribución a otros países en forma de dividendos”. Citan a Honohan, compartiendo sus advertencias:
“Cuando profundizamos en los datos disponibles en las partes más relevantes de la renta y el consumo per cápita, encontramos que la posición internacional relativa de Irlanda se encuentra entre el octavo y el duodécimo lugar en la Unión Europea, mucho más bajo de lo que comúnmente se supone. Esta caída en la clasificación proviene no solo de eliminar las distorsiones de las multinacionales, sino también de tener en cuenta el hecho de que los precios al consumidor en Irlanda son relativamente altos”.
Y añaden que:
“la economía de Irlanda se ha expandido a un ritmo extraordinario durante la pandemia debido a los excelentes resultados de exportación de las empresas multinacionales extranjeras, en particular en los sectores farmacéutico y de tecnologías de la información”. Aunque el PIB esté muy por encima de 2020, la tasa de empleo, por ejemplo, aún está dos puntos por debajo de los niveles previos al COVID.
n El economista Kieran McQuinn, del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de Dublín, en un reportaje de la BBC al mundo, explica que
“Generalmente, se admite que el PIB resulta muy equívoco en el contexto irlandés” porque “durante años se aplicó una política consciente de atraer inversiones externas y ahora tenemos un gran número de multinacionales en proporción al tamaño real de la economía, lo que hace que haya una gran diferencia entre el sector de las multinacionales y la verdadera economía local”,
Explica McQuinn, citando a Honohan:
“Esa política de impuestos bajos atrajo a gigantes tecnológicos estadounidenses como Facebook y Google, aunque Irlanda es también la base de operaciones de un gran número de multinacionales farmacéuticas y compañías dedicadas al alquiler de aviones. Esta aparente fortaleza se debe al incremento continuado en la exportación de medicamentos y de artículos tecnológicos producidos por las multina-
cionales, y enmascara el colapso en el empleo y en la actividad económica en la mayoría de los sectores.
Y agrega, mencionando al FMI:
“Este papel de las multinacionales tecnológicas en la economía irlandesa ya ha provocado distorsiones singulares en el pasado. En 2015, gran parte del aumento del PIB se debió a la decisión de Apple de domiciliar sus activos protegidos por propiedad intelectual en el país; el Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó que una cuarta parte de PIB irlandés pudo atribuirse a las ventas globales de Iphones. Al peso de las multinacionales se suman los altos precios que deben afrontar los irlandeses en comparación con otros países europeos.
McQuinn, por su parte, recuerda que ya hay organismos oficiales que para producir sus estadísticas usan la llamada Demanda Interna Modificada, que engloba el consumo privado y público, y las inversiones, pero deja fuera los activos que suelen concentrarse en los sectores donde mayores distorsiones provocan las actividades de las multinacionales.
Los analistas de Ficht que la forma más adecuada para analizar la economía irlandesa es la renta disponible de las familias, “el consumo privado individual o también el producto nacional bruto o PNB (que tiene en cuenta la nacionalidad de los factores de producción en lugar del sitio donde producen, como hace el PIB). Mientras que en otros países estos indicadores guardan una fuerte relación con el PIB per cápita (permitiendo que ese indicador refleje mejor el bienestar de la población), en Irlanda no es así”.
Según Eurostat (Adjusted gross disposable income of households per capita in PPS (tec00113)- ESMS Indicator Profile (ESMS-IP) -Compiling agency: Eurostat, the statistical office of the European Union): el PIB PPA de Irlanda es de 62.700 euros, siendo la economía más rica de Europa, según este indicador. Por el contrario, la renta disponible ajustada de los hogares en PPA deja a Irlanda con 21.877 euros, por debajo de la media de la zona euro, pero también de países como Italia o muy cerca de economías como la de España (20.831 euros de renta disponible per cápita)..
A continuación, hay dos cuadros que comparan algunas magnitudes de la estructura económica entre EEUU e Irlanda y comparativo de la evolución del gasto de consumo final de los hogares en ambos países, dado que se ha considerado que llegar a la situación de Irlanda significará más tiempo que llegar a ser EEUU.
Ahora comparemos el nivel y evolución del Gasto de consumo final de los hogares (US$ a precios actuales) – de Argentina e Irlanda.
Esta comparación nos indicaría que si queremos llegar a ser Irlanda deberíamos tener un nivel de consumo de los hogares casi a un 40% del nivel actual de la Argentina, suponiendo que el nivel de PBI siga creciendo no por la demanda interna sino por las exportaciones y la inversión nacional para exportar o extranjera que no envíe dividendos al exterior.
La comparación se realizó comparando el PBI actual de Argentina, aplicando el porcentaje de consumo de los hogares que tiene Irlanda. En el cuadro siguiente se hacen las estimaciones correspondientes, pudiéndose nota que mientras el PBI argentino es un 23% más alto que el australiano, el gasto de los hogares en la Argentina es más de 3 veces el de Irlanda.
El diagnóstico de la herencia. Las prioridades y los tiempos del programa de económico
Se le atribuye a Blaise Pascal (1623-1662), científico y filósofo francés, la siguiente frase: “Lo último que uno sabe acerca de una tarea es por dónde empezar.”, O
El primer paso que da comienzo a la tarea puede condicionar los siguientes en direcciones distintas, incluso alejándonos de lo que se pretendía alcanzar
El diagnóstico del gobierno que asumió en diciembre del 2023 fue aceptado tácitamente por gran parte de la comunidad de economistas, empresarios, sindicalistas y gran parte de la población sobre el estado de situación de la Argentina y de su macroeconomía y de las variables que más perturbaban en el corto y cortísimo plazo.
Las diferencias entre los diferentes equipos económicos pasaba por la consideración de cuáles eran los desequilibrios más críticos y por el manejo de los tiempos, las prioridades y la instrumentación en la práctica para resolver los siguientes temas críticos: el nivel de endeudamiento de corto plazo del BCRA (Leliqs, Pases y otros instrumentos), los déficits del Tesoro Nacional y el cuasi fiscal del Banco Central, la tasa de inflación presente y proyectada, el cepo y la brecha del tipo de cambio y los vencimientos de endeudamiento externo, entre ellos los del Fondo Monetario Internacional en un marco de bajas reservas o nulas o negativas según como se las calculase técnicamente.
Plantear en este artículo las diferentes variantes por donde habría que haber empezado resulta abstracto, contra fáctico y especulativo, por lo tanto, sólo hay que analizar lo que el programa económico se propuso realizar en el comienzo de su gestión.
Se podría dividir en las siguientes fases operativas:
CORTÍSIMO PLAZO (¿seis meses?): parar la inflación con ajuste de cantidades, pero con un shock inicial de liberación de precios, en particular una fuerte devaluación (que conduciría a una stagflation) en un
contexto de contención de los salarios y del gasto público para restringir la emisión monetaria y transformar o desarmar la bomba de corto plazo de las LELIQS y otras deudas de cortísimo plazo del BCRA y del Tesoro Nacional.
MEDIANO PLAZO (¿un año o un año y medio? Convalidar el cambio estructural de los precios relativos de los precios con dolarización o eventualmente competencia de monedas, que podría garantizar una baja de la tasa de inflación. Esto último con una fuerte influencia teórica de las teorías de expectativas y de expectativas racionales (Friedman y Lukas)
LARGO PLAZO: ¿Ser Irlanda? ¿El proceso de cambio estructural irlandés a partir de los 60´s sería el modelo de ejecución? – Algo de ello pareciera que se presentó en el largo listado de reformas institucionales establecidos, primero en el DNU 70/23 y en la ley ómnibus denominada las bases de transformación.
CORTÍSIMO PLAZO: La implosión de un pozo de petróleo incendiado
Os exprimiremos hasta la saciedad, y luego os llenaremos con nuestra propia esencia.
-GEORGE ORWELL, 1984
La Revolución Industrial sólo fue el principio de la revolución más extrema y radical que jamás inflamó la mente de los sectarios, pero los problemas se podían solucionar, con una cantidad ilimitada de bienes materiales.KARL POLANYI, La gran transformación.
Una forma efectiva de apagar un pozo de petróleo en llamas es quitarle el oxígeno que alimenta el incendio. En alguna época se lograba ese efecto por una explosión controlada en la boca del pozo y su clausura inmediata.
El principio de la “stagflation” utilizada como un instrumento expreso y provocado para detener bruscamente la inflación tendría ese potencial efecto de una implosión en un pozo petrolero incendiado. De paso, también se cumpliría con uno de los principios modernos – ya comentados por Friedman – de crear un shock traumático que anule la resistencia social o sectorial a cambios en la estructura económica.
Esta versión de “La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre” es un libro de 2007 de la periodista canadiense Naomi Klein, que considera ese concepto que le atribuye su análisis a Milton Friedman y que en síntesis propone: Las sociedades ante un shock traumático – guerra – están más dispuestas a aceptar medidas antipopulares extremas. Quizás una depresión económica podría ser comparada con una situación extrema que permita reformas profundas ante la anomia social.
La inmediata, a mediano plazo, dolarización de la economía, sería la válvula que impediría un nuevo foco de inflación porque se controlaría el flujo de precios – liberados al alza – y el flujo de ingresos – reducidos en valores y el nivel de empleo- a partir del cual la demanda ha sido controlada por la restricción de ingresos de la demanda y la oferta se ha colocado a precios cercanos a los internacionales.
Aquí entra a jugar las hipótesis sobre expectativas y el comportamiento de los agentes económicos de la escuela liberal de Chicago tanto referida a las de Milton Friedman - expectativas adaptativas – o las de Robert Lukas – expectativas racionales – fundamentalmente en lo referido a los conceptos monetaristas de la inflación.
Los modelos que contemplan el concepto de “expectativas” entienden que los comportamientos de los individuos generalmente se adoptan a partir de señales presentes y futuras de los precios que no sólo consideran el valor actual o presente, sino que también, toman en cuenta la tendencia hacia el futuro de esos valores: si están al alza o a la baja.
Por lo tanto, un programa de política económica, que considere usar la estrategia de crear las condiciones de expectativas como instrumento lo hará sobre algunas variables que son consideradas representativas de determinadas decisiones. Por ejemplo, el comportamiento de la tasa de interés y el tipo de cambio para los inversores nacionales y extranjeros, para los exportadores, para el ahorro y desahorro familias y otras variables.
El fuerte shock inflacionario le permitiría fijar el tipo de cambio como una de las “anclas” que frenaría la tasa de inflación en el mediano plazo, mientras se ahogaba la demanda conteniendo cualquier reclamo de ajustes salarial y modificando, como se viene realizando desde gobiernos anteriores, la cláusula de actualización jubilatoria hacia la baja.
Siempre basado en los modelos de expectativas racionales este shock permitiría crear al finalizar el semestre del 2024 una sensación de inflación a la baja a partir de que las tasas de aumento fueran menores al impacto inicial.
La teoría de las expectativas suele ser más fácil de verificar en los mercados monetarios y financieros que en el mercado de bienes y servicios porque la “racionalidad” de los actores financieros es más especulativa sobre las tendencias futuras y posiblemente no tan generalizadas.
Por ello existen mercado de valores o mercado de futuros para productos primarios porque algunos interpretan ciertas señales como el inicio de un alza de valores futuros y otros aprecian que la tendencia será a la baja en determinadas circunstancias futuras.
Como las prioridades de cortísimo plazo estaban, según lo reiterara el gobierno, en reducir la volatilidad de las LELIQS y en conseguir la mayor entrada neta de dólares de la balanza comercial para lograr un aumento de las reservas del Banco Central, se decidió otro shock: generar superávit fiscal primario y financiero a partir de bloquear todos los pagos posibles del sector público de la obra pública, de los proveedores y de las transferencias a las provincias a partir del comienzo del gobierno.
Mostrar en el cortísimo plazo logros demostrables, aunque sea por el criterio de lo pagado y no del devengado – podría convencer:
n A los operadores financieros que, posicionados en pesos con un dólar planchado, se mantengan en el “crawling peg” teniendo ganancias en dólares a pesar de que la tasa de interés en pesos era inferior a la tasa de inflación. Un efecto colateral que se produjo fue el desahorro de las familias de las tenencias en dólares tanto porque los plazos fijos no eran tan atractivos en pesos como por la caída en términos reales de los ingresos. Esto hizo bajar los dólares alternativos – especialmente el “blue” – que motivó que los gastos de tarjetas de crédito en el exterior se pagaran con desahorro porque el dólar tarjeta era casi un 40% más alto.
n Al Fondo Monetario Internacional no solo a aprobar los desembolsos “pari passu” con el pago de las cuotas del crédito otorgado en el 2018. Se esperaba una ampliación del crédito por una cifra de 15 mil millones de dólares, para poder abrir “el cepo cambiario” y eventualmente generar las condiciones de la dolarización o la competencia de monedas.
Se suponía que este shock en el cortísimo plazo permitiría crear expectativas de un programa del que se pudiera decir esperanzadamente que “estamos mal, pero vamos bien”.
Y, de alguna manera se produjo esa sensación más allá de los conflictos sociales, gremiales y presiones sectoriales. Así al menos lo muestran no solamente las encuestas sino también una pequeña mejora en el Indice de Confianza del Consumidor, que luego de caer muy fuerte, la caída se detuvo en febrero y marzo con una pequeña mejora.
Como dice el refranero popular “no hay mal que dure cien años, ni deudas que no se paguen”, el shock si
no se puede sostener en la fase del mediano plazo no solo pierde efectividad, sino que, también, puede revertir las expectativas optimistas en una desilusión apática o reactiva.
El modelo de stagflation: yo desahorro, tu ahorras, el desahorrará
Cesare Beccaria, (1738-1794), se lo considera fundador del Derecho penal moderno y volcó el siguiente concepto en su obra Tratado de los delitos y de las penas (1764-Livorno, Italia):
No es la crueldad de las penas uno de los más grandes frenos de los delitos, sino la infalibilidad de ellas, .. y de aquella severidad inexorable del juez, que, para ser virtud útil, debe estar acompañada de una legislación suave. La certidumbre del castigo, aunque moderado, hará siempre mayor impresión que el temor de otro más terrible, unido con la esperanza de la impunidad.. (- Cesare Beccaria – UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID -2015 – Capítulo 17- Dulzura de las Penas- Pg. 55-
Parafraseando a Cesare Beccaria, “la mayor eficacia de una medida económica no es el sacrificio que impone, esperando un futuro mejor, sino la infalibilidad (efectividad) de su aplicación y certeza de su resultado”.
Prácticamente esta obviedad no suele ser el “sentido común” impuesto en los mensajes permanentes del sacrificio de los ingresos y el consumo como base virtuoso de un futuro expectablemente positivo.
Esto nos conduce al concepto – transformado en método inicial de creación de expectativas – de la STAGFLATION como instrumento de un programa económico.
En realidad, la “stagflation” no es un instrumento de la política económica sino un resultado no deseado de un proceso económico que deviene en “alta inflación con recesión”.
Utilizaré una descripción de un proceso de estas características que afectó en la década del 70 en todos los países, particularmente en los desarrollados de Europa y en menor medida también en EEUU.
Una referencia a estos efectos la podemos extraer de un artículo de Alvaro Vargas Llosa – The return of Stagflation; The Washington Post Writers Group – de noviembre de 2010, que refiriéndose a una crisis similar iniciada con la caída de Lehmann Brothers, dice:
“Estamos ingresando a una era de alta inflación a juzgar por el masivo crecimiento de la oferta monetaria en Estados Unidos, Europa y Asia, y la obstinación de los banqueros centrales que insisten en que el alto desempleo exige que se fabrique aún más dinero. La última vez que el mundo pasó por un período similar fue en la década de 1970. El término que definió a esa época fue “estagflación”.
“La estagflación fue el resultado de una recesión causada en parte por los estratosféricos precios del petróleo seguida por la decisión de imprimir toneladas de dinero con la esperanza de inflar la economía para acabar con el desempleo. Así, la es-
tagflación no fue tanto el resultado de los precios del petróleo como el resultado de la respuesta monetaria al estancamiento que los altos costos de la energía habían ayudado a causar.
Los precios “esenciales”, como explicó Kevin Phillips, (ex asesor del entonces presidente Richard Nixon) son un truco inventado en la década de 1970 para ocultar la inflación real. No tiene en cuenta los alimentos y la energía. Que eran, en ese momento los verdaderos factores de la alta inflación.
Vargas Llosa, en su artículo advierte que:
La estanflación regresará, pues, a nuestro léxico cotidiano. El efecto político de la estanflación, la última vez, fue el movimiento de Reagan y Thatcher. Esta vez, el efecto promete ser igualmente trascendental. Esperemos que sea pacífico, legal y razonable. El peligro de que adquiera una forma mesiánica, populista y autoritaria no puede ser descartado dado las señales que ya estamos viendo en algunos lugares, como Europa, donde los partidos extremistas y xenófobos han obtenido buenos resultados electorales.
El tema que ahora desarrollaremos es cómo funciona y qué efectos puede producir la creación de un shock de precios y de restricción de la demanda que conduzca, en el cortísimo plazo un “STAGFLATION” inducida para la creación de expectativas positivas para el ajuste económico.
Apagar el incendio del pozo de petróleo con una explosión: yo desahorro
Empecemos con las características del shock inducido, aplicando simultáneamente un set de medidas:
1. Fuerte devaluación del tipo de cambio, superior al 100%, simultáneamente con reiterados anuncios de dolarización y cierre del Banco Central y luego un cepo cambiario, anclando el tipo de cambio, con un ajuste pautado de modificación mensual del 2%, por debajo de la inflación pos-devaluación.
2. Liberación de todos los precios de la economía con el mensaje reiterado de suprimir controles.
3 Restricciones de pagos del sector público – transferencias a provincias, paralización de obra pública, freno de aumentos salariales del Estado y de las jubilaciones y otros similares.
El efecto simultáneo de estas medidas – el ajuste más grande y rápido de la historia – produjo una fuerte inflación nominal en pesos y también expresado en dólares – los formadores de precios se acercaron a los precios internacionales – y una caída fuerte de los ingresos y de los pagos de las erogaciones estatales.
En otros términos, fuerte caída de la demanda y un comienzo de fuerte caída de la actividad – estanflación –que podría generar una expectativa de una futura baja de la tasa de la inflación y un potencial rebote de la actividad económica cuando se llegara al piso de la recesión.
Esta fue una de las estrategias utilizadas para el inicio del programa económico “sofocar con una explosión el pozo de petróleo incendiado”.
Yo desahorro: significa que, menguados los ingresos, licuados con los precios y el dólar planchado debo recurrir a la “platita del colchón” o al “vencimiento del plazo fijo” para pagar gastos cotidianos.
Redimir ahorro en pesos con dólares planchados: tu ahorras
La otra estrategia, simultánea, declarada desde el primer día, fue un objetivo monetario basada en una serie de medidas para dar señales al mercado financiero que era posible reestructurar el pasivo del Banco Central Argentino. Consistió básicamente en las siguientes medidas:
1)El pasivo del BCRA de corto y cortísimo plazo - Leliqs y pases – que era una “base monetaria de pago diferido” que superaba varias veces la “base monetaria” (dinero legal en circulación más reservas de los bancos en el Banco Central)” y las deudas en dólares de las importaciones impagas fueron transformadas en otros instrumentos financieros de corto/mediano plazo a cargo del BCRA o directamente del Tesoro Nacional.
2)Mostrar un superávit primario del sector público pisando pagos y recaudando más en impuesto país y retenciones (para eso también sirve el cepo) que permita garantizar el pago de los servicios financieros del Tesoro Nacional heredados e incrementados por las medidas del punto anterior.
3) Garantizar ganancias en dólares estableciendo un crawling peg (o anclaje móvil del tipo de cambio) con tasas de interés superior a la tasa de movilidad, pero quedándose en pesos. La maniobra inversa de quedarse en pesos para ganarle a la inflación fue desalentada con la baja de intereses en plazo fijo.
Veamos el efecto sobre la economía y sobre las expectativas y que agentes económicos son los receptores de esas esperanzas.
Los agentes económicos que especulan con valores financieros comenzaron a ahorrar en pesos con una tasa de interés superior a la devaluación formal normada por el BCRA y con bonos o activos financieros que podrían ser redimibles en dólar.
En el caso de los BOPREAL, p.e, que se emitieron para reemplazar la deuda del BCRA por las importaciones impagas porque el Banco no les entregó dólares. La suscripción es en dólares, pero se hace efectiva por medio de un boleto de cambio técnico a partir de la entrega de pesos por parte del interesado.
Distintos analistas financieros de la plaza argentina estiman que una tres cuarta parte de los títulos del Tesoro licitados tienen opción de compra aproximadamente $12,6 billones de valor nominal). Estas operaciones son genéricamente denominadas en la jerga del mercado financiero como opciones de “call and put”.
Cuando el Tesoro emite bonos, absorbe pesos y disminuye el pasivo del BCRA, pero si tienen opción de “put” los bancos podrán exigir que se los compre, lo cual volverá al circulante de la economía, aunque no
sea emisión, y eventualmente a una presión sobre los diferentes tipos de cambio si se pretende cambiar el circulante en pesos para obtener moneda extranjera.
Un efecto colateral de tal situación sería que otros actores no financieros, importadores y otras empresas, decidan deshacerse de los bonos públicos imitando el comportamiento de los bancos y agentes financieros.
La posición inicial de “sanear contablemente el pasivo del BCRA”, dando un respiro al programa económico, puede transformarse en un problema mayor en el futuro si el programa no tiene consistencia afectando las expectativas de los agentes financieros que podrían actuar al mismo tiempo y en la misma dirección.
En consecuencia, las expectativas positivas sobre el programa económico están referidas al saneamiento financiero público - control del déficit fiscal y la emisión monetaria – y su consistencia en el tiempo - mediano o largo plazo – para considerar que hay garantías de una salida oportuna de su ahorro en bonos nominados en pesos.
En otros términos, mientras que los actores financieros tengan expectativas de ganancias en moneda dura superior al riesgo de devaluación, se apuesta al éxito del programa. Si se producen señales de inconsistencia o durabilidad en el tiempo, esos mismos agentes económicos acelerarán la inestabilidad del programa, saliendo de su ahorro en pesos.
Tipo de cambio competitivo sin impuesto país ni retenciones: el desahorrará
El sector agropecuario tiene otras expectativas diferentes al sector financiero. Este sector tiene expectativas para la cosecha presente y expectativas para la siembre futura.
La decisión de la cosecha presente fue tomada con anterioridad al programa económico, en un contexto climático más favorable que la campaña anterior 2022/23, pero con alteraciones con otra estructura de costos – especialmente inflación en dólares de insumos para la cosecha - con una mayor quita del tipo de cambio neto – aumento retenciones y de impuesto país – y con precios internacionales no tan atractivos (ver cuadro de la Bolsa de Cereales de Rosario).
Vender la cosecha para posicionarse en dólares no tiene sentido – impuestos, comisiones, bancarización y otros costos para el cambio de posiciones de los ac-
tivos en granos por moneda - porque su producto en las bolsas silos puede transformarse en valor dólar en cualquier momento que considere el productor como más oportuno.
Además, en estas operaciones hay dos actores que no siempre tienen las mismas urgencias ni compromisos de operaciones de “compra-venta” sea en mercados “spots” o de “futuros”: múltiples productores con criterios de decisión microeconómico y un número mucho menor de exportadores con criterios de decisión de estado y expectativas de los mercados internacionales.
Posicionarse en pesos para ahorrar en plazo fijo con tasas por debajo del aumento de la inflación no es un atractivo para vender la cosecha.
En consecuencia, el productor ahorra en stocks de sus productos y su desahorro será en función de otras razones:
1. Pago de las deudas originadas en el arrendamiento, en las tareas de producción - contratistas, semilleros y abastecedores de insumos – y en necesidades de ingresos personales.
2. Desembolso de erogaciones para la nueva campaña 2024/25
3. Eventualmente para inversiones más lucrativas con menor riesgo y costo de mantener la cosecha en silos bolsas.
Las expectativas del programa económico funcionan de una manera muy particular para la producción agrícola:
1) Si el programa es exitoso el gobierno abrirá el cepo cambiario y bajará los impuestos – especialmente los que castigan las exportaciones y la adquisición de moneda extranjera – lo cual conviene esperar reteniendo la cosecha actual.
2) Si el programa fracasa, será inevitable una nueva devaluación, lo cual podría licuar sus deudas en pesos y posicionarse en dólares con la venta de la cosecha retenida.
El programa económico podría generar expectativas favorables solamente para incentivar la siembra para la campaña 2024/25 prometiendo que abrirá el cepo cambiario y bajará las retenciones y eliminará el impuesto país.
MEDIANO PLAZO – Cruzar el Rubicón del segundo semestre del 2024 o hay que pasar el invierno
El Senado Romano dispuso homenajear a Julio César que regresaba a Roma triunfante de sus conquistas de las Galias, imponiendo que cruzara sólo el río Rubicón, límite para que sus tropas acampasen.
Alea Jacta est (la suerte está echada) dijo Julio César al incumplir las órdenes del Senado y tomando el poder con sus tropas.
El mediano plazo, sobre todo en Argentina, suele ser el segundo semestre por una serie de circunstancias particulares del funcionamiento de la economía.
El primer semestre, el Estado gasta algo menos de su presupuesto anual porque están dos meses de vacaciones, se demoran los procesos licitatorios y baja la actividad, mientras que los ingresos, sobre todo los vinculados a Ganancias y Bienes Personales se perciben fundamentalmente en ese período.
La cosecha fina comienza a exportarse entre diciembre y marzo y la cosecha gruesa entre marzo y junio aproximadamente, con lo cual hay alivio en el Tesoro Nacional por la recaudación de los impuestos y aranceles al comercio exterior y las Reservas de BCRA comienzan a aumentar.
La actividad turística interna genera una actividad en gran parte de las provincias y se mantiene en enero el efecto del pago de los aguinaldos ocurridos en diciembre.
El segundo semestre es más complicado y quedó en el imaginario popular la frase del Ing. Alvaro Alsogaray, ministro de economía con Frondizi en los fines de los 50´s, al aplicar un fuerte programa de ajuste fiscal: “HAY QUE PASAR EL INVIERNO”.
Obviaré las reacciones sociales, políticas y de intereses sectoriales contra el programa económico total o parcialmente y me limitaré a analizar las consistencias de las potenciales respuestas micro y macro-económicas.
¿Qué señales tienen que producirse en el segundo semestre para mantener la calma de los mercados financieros y la esperanza del resto de la población?
Básicamente dos endógenas al programa y dos exógenas:
1. Endógenas:
a. que se logre una tasa de inflación de un dígito y b. que haya una reactivación de la actividad económica en “V” o sea un rebote que muestre tendencia a la mejoría a largo plazo.
2. Exógenas:
a. que entren dólares frescos, para poder abrir el cepo cambiario, del Fondo Monetario Internacional o b. una entrada masiva de dólares en inversión extranjera directa en sus distintas formas.
Sin embargo, reiterando la reflexión de Pascal sobre que lo más difícil es decidir el primer paso – en este caso fue la estrategia utilizada para el cortísimo plazo – pero que una vez decidido podría condicionar el resto de las decisiones, habría que ver las fortalezas y debilidades de lo ocurrido en el primer semestre.
Los programas de cortísimo plazo tienen medidas, creación de expectativas y tiempos de aplicación.
El shock inflacionario y recesivo – stagflation – puede transformarse en una depresión, o sea, una caída constante y generalizada con altas tasas de decrecimiento de las ventas y caídas de los stocks de las empresas, especialmente PYMES nacionales industriales, comerciales y de servicios.
La forma de resolver el déficit fiscal – no pagando lo devengado o sea un “superávit de caja” pero no de posición patrimonial (relacionado con el devengado) - y el cuasi fiscal – transformando deudas las
LELIQS y la deuda en dólares a los importadores en pesos rescatables en dólares – es prácticamente una emisión monetaria remunerada o una Base Monetaria diferida y con potencial crecimiento exponencial (a tasa de interés compuesto positiva en dólares).
La postergación del ajuste de tarifas sensibles de los servicios públicos– transporte, electricidad, gas y agua – que igualmente aumentaron por la baja de subsidios y ajustes provisorios – que permitió una baja en la tasa de inflación, puede demorar la baja a un dígito en el segundo semestre.
La fuerte y constante caída de la actividad productiva y comercial en prácticamente todos los rubros que son el motor interno de la economía – construcción, automotriz, metalúrgica, textil y alimenticia – se ha visto reflejada en la caída de la recaudación fiscal, en términos reales y potencialmente en nominales, lo que complicaría las cuentas públicas del segundo semestre.
El shock inflacionario iniciado en diciembre del 2023 tuvo una expectativa fuerte de dolarización lo que motivó que gran parte de las empresas con capacidad de imponer precios, lo hicieran apreciando sus listas al valor en dólares y se manejaron en el interín con descuentos comerciales o financieros.
Esto último es lo que podríamos denominar “INVERTIR EN PRECIOS DE LISTA SALIDOS DE FÁBRICA” en este caso acercándolos a precios internacionales. Si no se puede exportar o se acumulan los stocks, puede manejarse con descuentos comerciales y financieros o disminuir los costos de producción y comprimir los márgenes de comercialización de la distribución y el transporte.
Pero ese impacto no cayó exclusivamente en los consumidores finales sino también en los productores locales, especialmente PYMES y en los productores agropecuarios que vieron aumentar sus insumos en dólares mientras que sus ingresos están en dólares de valor planchado – para la exportación – o en pesos por la fuerte caída de la demanda de consumo final.
La operación en pinza de aumento de costos de insumos y techo del valor de las ventas puede ser sostenido con aportes – desahorro de activos financieros y en dólares – de los empresarios siempre que tengan la expectativa de una recuperación en el corto plazo y que pueden mantener el flujo de capital de trabajo en un período razonable. La otra respuesta sería cierre, concursos de quiebra y despidos; generando una espiral deflacionaria, pero en una profundización de la depresión económica.
Por último, la promesa de abrir el “cepo cambiario”, a pesar de las recomendaciones en sentido contrario del FMI, podría generar dos efectos uno de expectativas y otro fáctico:
n EXPECTATIVAS: Los productores y exportadores de productos primarios hagan stocks esperando la promesa de la salida del cepo que implicaría menos impuesto país, quizás acompañado de baja de retenciones, con lo cual no liquidan las divisas que se computaron probables para el segundo semestre.
n FACTICO: si se libera el cepo cambiario, habría baja de recaudación y quizás, si se mantiene el nivel actual del precio del BLUE o el CCL o MEP, con libe-
ración de compra podría haber una tendencia a recuperar el desahorro comprando en dólares en lugar de hacerlo en stocks o compra de insumos.
Si no se abre el “cepo cambiario” y la actividad sigue cayendo y el FMI es reticente en enviar fondos adicionales que le ha sido solicitado en varias oportunidades, se abrirá el eterno “dilema shakespearano argentino”: DEVALUAR O NO DEVALUAR.
Algunos suponen que podría surgir un CISNE NEGRO – un hecho de poca probabilidad de ocurrencia pero de efectos disruptivos notorios – en la forma de fondos externos especulativos que consideren que apostar entre 30 o 40 mil millones de dólares para quedarse con los activos estratégico productivos de la Argentina – infraestructura de servicios, yacimientos petroleros-gasíferos y mineros, la comercialización de alimentos al exterior, comunicaciones y otros – podría “ser una ganga” que merezca el riesgo de perderlos. Como dice la frase que se le atribuye a Enrique de Borbón, pretendiente a la corona de Francia (como Enrique IV) al convertirse de protestante al catolicismo: París bien vale una misa.
¿Qué predominará en el programa económico en el mediano plazo para el objetivo de largo plazo?: las convicciones fundamentales de una revolución libertaria o el pragmatismo conservador de mantener un empate hegemónico inestable.
Hoy no hay forma de contestarlo, pero están todas las alternativas abiertas en lo que suceda en los próximos seis meses.
A MANERA DE UNA CONCLUSION NO DEFINITIVA
Un desarrollo conceptual completo a partir de una hipótesis y su correspondiente demostración debe terminar con una conclusión, aunque a veces, y es este caso, no sea tan concluyente.
La ciencia económica es una ciencia social en la que se trata de explicar porqué y cómo se interrelacionan los individuos de una sociedad para organizar su parte material apropiándose de recursos de la naturaleza y transformándolos en bienes y servicios – o sea, la economía - para la sobrevivencia biológica de sus individuos dentro de un estilo de vida, la cultura, aceptado por el conjunto de la sociedad.
El resultado de esas interrelaciones es incierto. En la predicción económica no hay certeza absoluta, más allá que algunos desarrollos teóricos o datos empíricos nos permita aproximarnos a algunas tendencias o efectos esperados. Como decía Samuelson en Fundamentos Económicos, podremos definir la dirección, quizás, pero difícilmente la magnitud de los cambios
Esta incertidumbre es la fuente de las diferentes expectativas que, muchas veces actúan con más vigor que las otras interrelaciones potenciales de causa-efecto. Si no existiera la incertidumbre y su contrapartida las diferentes expectativas no habría bolsas de valores, mercados de futuros y tantas otras interrelaciones de compra-venta basadas en diferentes supuestos sobre el futuro valor de bienes, acciones y derivados del dinero que mueven varias veces más dinero que el necesario para las transacciones materiales en los mercados de productos.
Por último, ante esas incertidumbres y expectativas los actores políticos, sociales y económicos tienen diferentes propensiones o aversiones al riesgo, ya sea por su sicología individual o por las espaldas como propietarios de activos físicos o financieros.
La hipótesis planteada en este documento ha sido que el nuevo gobierno se ha planteado un cambio brusco y a 180 grados de lo que se estaba haciendo en el país, no solamente en lo económico, sino fundamentalmente como estilo de vida.
Que ese cambio, entraba más en la lógica del “paradigma del cambio” como una reacción a un pasado que se lo consideraba totalmente fracasado y caduco y con la promesa que habrá un futuro cambio venturoso de la mano de la libertad económica en abstracto partiendo de una fortaleza sin condiciones de la propiedad privada como motor de ese cambio. Al menos no había menciones específicas de los cambios que se estaban produciendo en el mundo y cómo el programa tendería a facilitar a la Argentina su inserción inteligente a los mismos.
En el desarrollo de los diferentes capítulos, se remarcó la existencia de una motivación ideológico, con un programa financiero más concreto, estabilizar la masa financiera inestable – los vencimientos de la deuda externa con escasez de dólares y el débil anclaje de una deuda interna creciendo exponencialmente – que podría tener un punto de crisis si la estabilización no era consistente a mediano y largo plazo.
Desafíos para el desarrollo hacia el 2030
Introducción
El presente artículo reúne un conjunto de análisis realizados en los últimos años respecto de las dinámicas de realización social y económica. En este sentido el objetivo de este trabajo es abordar un estudio de las características del individualismos de la singularidad, determinado por la complejización y la heterogeneización de la sociedad (Rosanvallon, 2015, p. 28). La cohesión social y la estabilidad se constituyen en la base de condición necesaria para el crecimiento y desarrollo económico.
Identificar las oportunidades de las estructuras productivas y las estrategias de planificación estratégica de los territorios permiten avanzar en las consolidación de senderos de crecimiento sostenidos en mercados abiertos y competitivos. Este procesos depende de las condiciones institucionales que permitan la correcta asignación de incentivos para la toma de decisiones de ahorro e inversión de los agentes. De esta forma, los resultados depende en el largo plazo de la estabilidad de una política de innovación sostenida en el conocimiento que promueve la generación de ventajas comparativas creadas.
El fin de las políticas de desarrollo se conforma en una retroalimentación de procesos de ahorro, inversión, aprendizaje, capital humano y ahorro. Estudiar los ciclos de crecimiento incluye analizar las dimensiones del desarrollo territorial esperado. El resultado constituye la base de una política territorial centrada en instituciones inclusivas. El presente trabajo se plantea abordar sucintamente las características de un presente que limita las posibilidades de planificar un proceso de desarrollo que se explica por la pérdida de referencias comunes, el imperio de la subjetividad y relativización de procesos colectivos que impiden la construcción de identidad y por tanto de responsabilidades mutuas.
Miguel Francisco Gutiérrez
Docente-Investigador UBA, UNO
Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Magister en Desarrollo Local en la Universidad de San Martín y Master en Desarrollo Económico Local en la Universidad Autónoma de Madrid
sumaterritorio@gmail.com https://orcid.org/0000-0003-47027393
Reconocimiento de oportunidades.
El análisis presentado tiene como objetivo identificar una serie de dinámicas que cuestionan la realización social en un escenario marcado por el aislamiento social, la soledad individual y la auto-explotación, orientada hacia la maximización del rendimiento como una exigencia predominante en la contemporaneidad. Las nociones de “pasiones tristes” (Dubet, 2020), el concepto del “individuo tirano” (Sadin, 2022), así como las reflexiones respecto de las formas de realización en un contexto de control fármaco-digital (Han, 2022b; Preciado, 2022), ofrecen una perspectiva parcial sobre una transformación cualitativa de la época, caracterizada por la fragmentación de la percepción y la prevalencia de la soledad. En este contexto, Berardi ofrece una visión sombría del futuro común, mientras que Semán proporciona un análisis detallado de la configuración política de este período (Berardi, 2022; Semán, 2023).
Aunque la historia no se repite exactamente, presenta similitudes, lo que subraya la importancia de reevaluar los fundamentos valorativos para desarrollar estrategias que faciliten a los individuos la consecución de una vida libre, feliz y solidaria. En este sentido, es crucial reflexionar sobre las condiciones institucionales requeridas para establecer un proceso de desarrollo humano inteligente.
Las instituciones desempeñan un papel fundamental al crear condiciones de incentivos propicias para la generación de valor, la mejora en la distribución del ingreso y la interacción efectiva con el entorno. Por lo tanto, la expansión de capacidades tiene su fundamento en las instituciones y se fortalece mediante la
inversión a largo plazo en educación y salud. En relación con estos aspectos, es imperativo examinar las dinámicas y eventos que cualitativamente condicionan su realización. Aunque no tengamos conclusiones definitivas sobre los determinantes o transformaciones permanentes debido a los efectos combinados de la pandemia y las plataformas, es preciso identificar los cambios en las dinámicas sociales y económicas reportados por diversos autores, los cuales se espera tengan un impacto significativo en el futuro.
En términos conclusivos, es fundamental incorporar la complejidad en el análisis del desarrollo humano, enfocándose en el examen de las características institucionales requeridas para promoverlo, especialmente en un entorno caracterizado por la incertidumbre, la flexibilidad creciente y el aumento de la volatilidad de los ciclos económicos. Es crucial reintegrar la regulación como un elemento esencial en los procesos de inversión estratégica y generación de conocimiento, con el objetivo de lograr una inserción inteligente en el mercado internacional (Mazzucato, 2022). Al mismo tiempo, es necesario reconocer los cambios en los objetivos y regulaciones estatales, promoviendo una vida social y económica basada en un capitalismo social que fomente oportunidades innovadoras para los emprendedores como agentes de transformación social (Piketty, 2022).
El año 2020 pone de manifiesto la persistente crisis de un paradigma aún no sustituido, lo que conlleva la continuación y profundización de políticas que exacerban y perpetúan la creciente desigualdad, el incremento de la volatilidad en las crisis económicas y la prevalencia de comportamientos especulativos a cor-
to plazo que se presentan como decisiones racionales. Esta realidad económica fundamental refleja una erosión de la fraternidad social, que es crucial para la cohesión social, la paz y la felicidad colectiva (Ferrer, 2004). En este contexto, se observa una disgregación de la solidaridad y un incremento en la percepción de injusticia en relación con los accesos y oportunidades individuales, lo que potencia la violencia y la incertidumbre colectivas (De Sutter, 2020). Por lo tanto, es imprescindible reexaminar los fundamentos para establecer un proceso de desarrollo de capacidades fundamentado en principios colectivos, solidarios y liberales.
El reto de establecer una sociedad de igualdad parte de la necesidad de recuperar valores, principios y una identidad compartida que nos capacite para construir un pasado colectivo, un presente compartido y un futuro viable. En un contexto donde las instituciones colectivas se han debilitado, la incertidumbre se cierne sobre los actores, exacerbando el miedo y la inseguridad. La complejidad radica en la posibilidad de diseñar un proyecto que reduzca esta incertidumbre y englobe a la mayoría de la población. Solo cuando los resultados beneficien a la mayoría a lo largo del tiempo será factible forjar una sociedad unida y cohesionada. Los acontecimientos sociales actuales y la experiencia de la pandemia presentan oportunidades y amenazas en el horizonte. (Gutiérrez, 2024, p. 103).
La revisión de los trabajos de investigación de diversos académicos acerca de las dinámicas sociales relacionadas con la realización individual, la generación de valor y la distribución del ingreso, nos ofrece una comprensión detallada de los desafíos teóricos y las evoluciones de las manifestaciones sociales. El obje-
tivo principal de este artículo es identificar una serie de procesos que influyen en la generación de capacidades, entendida como desarrollo humano, y la consiguiente configuración institucional. En este contexto, es pertinente resaltar la importancia de los marcos regulatorios como instrumentos clave para transformar los incentivos y los acuerdos sociales (Chang, 2009).
La aspiración de desarrollar una sociedad integrada, libre y feliz requiere de la comprensión de la imperativa necesidad de establecer trayectorias de crecimiento económico y mejorar la distribución del ingreso, garantizando además el acceso a servicios de salud y educación de alta calidad fuera de las dinámicas de mercado (Piketty, 2019). Esto implica la creación de expectativas positivas de futuro para la mayoría de la población. Entender este desafío implica la capacidad de adoptar estructuras institucionales que aseguren un orden social democrático (Levitsky & Ziblatt, 2021).
La relación entre las crisis coyunturales y las transformaciones institucionales en términos de resultados en los procesos de desarrollo están vinculadas a la habilidad para establecer instituciones políticas y económicas inclusivas que faciliten el control político y las oportunidades de mercado (Acemoglu & Robinson, 2012).
Dimensiones necesarias del desarrollo territorial
En el contexto descrito, se delinean tres pilares esenciales para la instauración y fortalecimiento de los procesos de desarrollo territorial: 1) el establecimiento de instituciones políticas y económicas inclusivas, 2) la fomentación de la construcción de capacidades y enfoques centrados en la equidad, y 3) el desarrollo de ventajas comparativas. El propósito central es aportar, desde una óptica teórica, a la configuración de políticas
públicas territoriales que aborden la regulación de las actividades productivas, impulsando simultáneamente la innovación, la ampliación de capacidades y el fortalecimiento de instituciones inclusivas (Mazzucato, 2022).
En este panorama, es esencial reflexionar sobre nuestro destino común y las dimensiones cruciales para tejer un futuro fundamentado en la libertad, la felicidad y la solidaridad. Este ejercicio de reflexión se vuelve crucial en una época histórica caracterizada por la prevalencia de emociones adversas en nuestro entorno social. En tal sentido, la revalorización de la fraternidad que nos caracteriza emerge como un acto de introspección y unión, particularmente ante los significativos retos sociales que se presentan (Han, 2022a).
Observamos un recrudecimiento de la desigualdad, el surgimiento de movimientos nativistas y un retraimiento identitario que potencia la violencia en un escenario que aboga por la aceptación del otro y la pluralidad. La soledad y la interacción social mediada por plataformas tecnológicas han agudizado la angustia, el descontento y la melancolía en la sociedad contemporánea (Dubet, 2020). La felicidad se entiende como un logro colectivo que se realiza en colaboración con otros; por lo tanto, el bienestar en los ámbitos público y privado será genuino en la medida en que sea compartido. La empatía, concebida como la percepción de la humanidad en la mirada ajena, se erige como el principio que facilita nuestra realización integral como individuos (Smith, 2013). De esta forma, la colectividad, la unión y la solidaridad se posicionan como los fundamentos de nuestro destino colectivo.
La intervención estatal en la regulación de los mercados, en una era donde la incertidumbre se ha institucionalizado en la dinámica social, introduce una perspectiva innovadora. La flexibilidad, la inestabilidad y la capacidad de adaptación se postulan como valores primordiales en un contexto donde la incertidumbre es la variable predominante. No obstante, la aparente fluidez y agilidad en los procesos sociales y económicos coexisten con la solidez y permanencia de factores históricos y culturales de larga data. Resulta relevante considerar un “jubileo de deudas” como mecanismo para reconfigurar el orden global, una práctica ancestral que podría catalizar un nuevo ciclo de crecimiento económico genuino, respaldado por una regulación más estricta de las actividades y productos financieros predominantes (Graeber, 2012).
El contexto argentino
Se observa un auge en las posturas patrimonialistas y conservadoras/liberales en relación con las estrategias para fomentar la inclusión y la generación de valor a largo plazo. Desde los albores del siglo XXI, con momentos significativos de intensificación discursiva y argumentativa durante las crisis del 2008 y, posteriormente, a raíz de la pandemia de COVID-19, las teorías que postulan la propiedad como un derecho natural y ven la regulación estatal como un obstáculo al crecimiento económico, han ganado terreno. Este fenómeno se inscribe en un contexto de crecientes limitaciones a las capacidades individuales. La omisión estatal en la prestación de ciertas funciones esenciales, como la seguridad, y las escasas justificaciones acerca de los fracasos de las políticas gubernamentales en relación con la distribución intergeneracional del ingreso, han
generado, una deslegitimación de la intervención estatal como pilar de las estrategias de integración futura.
Entre 1945 y 1975, la intervención estratégica del Estado en la planificación del desarrollo se manifestó como un mecanismo de asignación de incentivos, orientando a los actores individuales en función de sus oportunidades y amenazas en el proceso decisional. Este periodo se caracterizó por un crecimiento económico global que duplicaba el actual, acompañado de una significativa expansión de las clases medias. Las políticas de consumo real se erigieron como ejes fundamentales para ampliar la demanda y fomentar un crecimiento económico sostenido a largo plazo. Contrariamente a la situación contemporánea y a la anterior a la Primera Guerra Mundial, donde las políticas de estímulo al ciclo económico estaban orientadas desde la oferta y el papel estatal se limitaba a corregir las fallas del mercado, estos periodos históricos se caracterizaron por mayores niveles de desigualdad y crisis económicas más intensas, exacerbadas por la desregulación de los ciclos económicos.
En años recientes, se ha observado un retroceso teórico hacia posturas políticamente conservadoras y económicamente neoclásicas/iliberales, que enfatizan la propiedad y la desregulación como mecanismos centrales para el funcionamiento del mercado. El papel del Estado ha retrocedido a planteamientos del siglo XVIII, limitándose a gestionar las fallas de mercado y garantizar la propiedad. El foco se ha desplazado hacia el establecimiento de equilibrios fiscales y la estabilidad del valor de la moneda como principales objetivos de la política pública. Esta tendencia conservadora, global con algunas excepciones, como China, ha restringido
el rol del Estado en abordar nuevos desafíos y oportunidades emergentes (Mazzucato, 2022). En este contexto, la propiedad, entendida como una construcción social, ha sido conceptualizada como un derecho natural, y las disparidades en la rentabilidad de los mercados financieros han exacerbado las tendencias crecientes de desigualdad (Piketty, 2019).
Comprender la historia económica y de las ideas nos permite abordar algunos de los desafíos futuros desde un conocimiento amplio respecto de los resultados de determinados procesos. A Mark Twain se le atribuye haber señalado “la historia no se repite, pero rima” y los debates en la historia argentina sobre el rol del Estado en materia económica se remontan al siglo XIX. Lo cierto es que aquellos países que han consolidado procesos de crecimiento y desarrollo se han centrado en la ampliación de sus capacidades, en la inversión en conocimiento y en la integración internacional desde los intereses locales. Avanzar en la especialización para ganar productividad para luego diversificar las estructuras productivas hacia nuevos conocimientos parece ser una receta de éxito. Este camino requiere planificación estratégica que genere incentivos adecuados para los actores respecto de la ampliación de sus capacidades y beneficios en el mediano plazo. La historia también nos confirma que estados limitados en sus competencias promueve la desigualdad, economía extractivas y de bajo desarrollo.
Al igual que señalo Diamand respecto del péndulo argentino las políticas de promoción de la demanda y el empleo se encuentran limitadas por la restricción externa que solo será posible superar ampliando procesos de inversión en calidad y escala (Diamand, 2022).
Las políticas de austeridad y de orientación a sectores primario exportadores por otro lado, restringe las oportunidades de desarrollo al centrar su política en la perdida de ingresos locales con su consecuente pauperización social y de capacidades. Gestionar una política inteligente de desarrollo requiere potenciar mercados abiertos respecto de exportaciones para ampliar el flujo de divisas al mismo tiempo que se estructuran regulaciones que promueven la inversión en conocimiento que amplíen nuestra balanza comercial. Comprender las oportunidades requiere además una transformación de la toma de decisiones que potencie las oportunidades de las provincias y permita consolidar una nueva estructura productiva que potencie nuevos y desafiantes espacios territoriales. Resolver las problemáticas de los conurbanos de las principales ciudades de la argentina representa el indicador del desarrollo más efectivo en el largo plazo (Pagni, 2023).
Conclusión
Pensar el desarrollo requiere de la inteligencia de la estrategia y de la oportunidad. Como bien señalaba Aldo Ferrer cada país tiene la globalización que se merece. Las condiciones de época no condicionan las políticas locales y es de ellas de las que depende el desarrollo nacional. Comprender los desafíos de nuestro tiempo nos permite aprovechar las oportunidades de nuestras capacidades en un contexto de alta incertidumbre y volatilidad. El crecimiento de propuestas conservadoras a nivel mundial se explica en las limitaciones de las propuestas del progresismo que ante el crecimiento del sector financiero ha adoptado posturas conservadoras respecto de las posibilidades de construcción de un mundo más justo, más libre y humano. El
creciente nativismo y la radicalización del fanatismo religioso en diversas expresiones en los últimos años debiera llevarnos a reconocer que las regulaciones internacionales relativas al crecimiento del ingreso real de las personas es un fracaso que promueve diversas expresiones de frustración, enojo e ira. Repensar los objetivos que hacen a una vida feliz es un camino que debemos abordar en un mundo que afronta el calentamiento global, la falta de recursos, la desigualdad de ingresos y la ausencia de un compromiso intergeneracional sobre la sustentabilidad.
La teoría neoclásica sobre la que se erige el paradigma de regulación económica está en crisis desde el 2008 sin posibilidad de continuidad. Su remplazo teórico depende del debate de ideas y de la construcción de un nuevo conjunto de teorías que den cuenta de la explicación de los fenómenos económicos reales. Este nuevo orden teórico será paradigma en cuanto reúna la aceptación de la mayoría de los pares y depende de ello la posibilidad de construir un futuro integrado, libre y feliz.
Hemos compartido un conjunto de reflexiones sucintas a modo de disparadores del debate sobre la construcción de un futuro mejor. Los autores que se han citado dan cuenta de los debates y desafíos contemporáneos. La construcción de capacidades para el desarrollo humano integral depende de las políticas de regulación que promuevan las oportunidades de la mayoría de la sociedad. Entre los resultados positivos relativos de la argentina a nivel regional destaca su capital humano que se centra en la prestación de servicios de salud y educación con prestaciones por fuera de las dinámicas del mercado. Esta decisión y consenso social explica el alto nivel de desarrollo humano regional (Sen, 2000).
Referencias bibliográficas
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