3 minute read

Cuidando Nuestro Altar Familiar

Advertisement

Por Juleima León

La palabra Santidad es una de esos vocablo que nadie se atreve a mencionar muy seguido en la Iglesia, porque las personas sienten que demanda perfección. Esto no es errado. La Santidad es la expectativa de Vida en la Biblia, no es un asunto de Antiguo Testamento o Nuevo Testamento. Si observamos bien, todo lo establecido por Dios en el Antiguo Pacto es con el propósito intencional de la Comunión con Dios que demanda un comportamiento humano sin falta. No es ser humanos perfectos, es ser humanos en comunión perfecta con Dios. Corazones alineado con un comportamiento ético y moral correcto con el corazón de Dios para servirle. Se habla de David como alguien que tenia el corazón conforme al de Dios, pero no necesariamente David hizo todo correctamente. El le sirvió a Dios por amor sin esperar nada a cambio y eso hizo su comportamiento hacia Dios sin tacha a pesar de haber cometido errores contra su prójimo y, al darse cuenta, procedió a un arrepentimiento sincero.

Coloquemos un ejemplo, un camino, una carretera será una vía perfecta si existen señalamientos para no tropezar y caer, si tiene buen alumbrado, si está vigilado, aunque existan huecos o piedras será una vía perfecta para andar. En ese sentido, el camino es perfecto para obedecer aunque no sea perfecto para conducir o caminar por él. La Santidad tiene que ver con un corazón perfecto y el corazón perfecto tiene que ver con la personalidad, es decir, con el carácter y el temperamento del ser. La personalidad define nuestra moral, ética, nuestros valores en la sociedad. ¿Para qué liberó Dios a su pueblo de Egipto? ¿Para qué liberó Jesús a la humanidad de la muerte perpetua? Para que podamos estar ante El como uno, alineados a su voluntad a su ser que trae paz, gozo,

felicidad. ¿Para qué se nos da al Espíritu Santo? Para conocer el camino verdadero, para ver las señales en la vía, El nos acompaña siempre para no perder la perspectiva o el norte en nuestro andar. Y asi culminar nuestro viaje con éxito: Ver al Padre que nos está esperando. Para eso es la santidad, ella es la única que nos lleva a su presencia, la sangre de Jesús es un boleto para accesar a la santidad y El Espíritu Santo nos ayuda a cuidar de ese boleto. Y es algo muy personal, es una decisión muy particular. Pero recuerda que sin santidad nadie verá a Dios. Finalmente, la Santidad nos da calidad de vida, nos hace vivir en paz con todos y en todo. Nos ayuda a tener propósito de vida, nos ayuda a guiar a otros por el camino en que deben andar por el testimonio que hacemos ver de nosotros. La Santidad transforma nuestro carácter, nuestro temperamento, es decir cambia nuestra personalidad, como una nueva persona, como una nueva creación porque recobramos nuestro estado original, la que teníamos desde el inicio de los tiempos: “Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como ama a su propia gente, pero ustedes no son del mundo. Yo los escogí para que no fueran parte del mundo, y por eso el mundo los odia”. Juan 15:19

“Ustedes también hablarán acerca de mí porque estuvieron conmigo desde el comienzo.” Juan 15:27

Esto es el resultado de la Santidad, sin la cual nadie verá a DIOS.

This article is from: