Barranquilla 200 Años

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BARRANQUILLA

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En las primeras décadas del siglo XX, Barranquilla es un centro de comercio consolidado, moderno, vigoroso y en pleno esplendor. El auge económico se reflejaba en la fisonomía urbana de la ciudad. Sólidas y modernas edificaciones, electrificación, calles pavimentadas, automóviles, servicio público de transporte, numerosos almacenes, casas comerciales extranjeras y establecimientos fabriles que prefiguraban una temprana industrialización.


SUMARIO

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Prólogo Barranquilla, la ciudad convertida en libro Jaime Abello Banfi

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Historia Barranquilla, ciudad portuaria Milton Zambrano Pérez

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Inmigrantes Un sueño postergado Thierry Ways

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Empresas y empresarios Barranquilla: auge, crisis y renacimiento de la ciudad y de su empresariado Sergio Paolo Solano

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Arquitectura y urbanismo Barranquilla: historia urbana de una ciudad que se parece a sí misma Ignacio Consuegra

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Literatura Letras barranquilleras Ramón Illián Bacca

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Música Barranquilla: una ciudad que canta y baila con su música Adlai Stevenson Samper

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Carnaval de Barranquilla Las andanzas del carnaval Mirtha Buelvas

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Barranquilla ayer y hoy Plinio Apuleyo Mendoza


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El factor geográfico determina que Barranquilla se convierta a finales del siglo XIX en el principal puerto para el comercio exterior colombiano. Empresas del resto de la costa y del resto del país y empresas y empresarios extranjeros vienen a Barranquilla atraídos por el dinámico mercado que la función portuaria genera en la ciudad.


BARRANQUILLA, LA CIUDAD CONVERTIDA EN LIBRO

Por: Jaime Abello Banfi Director general de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI)

Barranquilla es abierta, móvil y fluida como el río Magdalena y el mar Caribe que la acunan. No fue fundada. Simplemente surgió en una esquina donde se juntan y se mezclan la tierra, el agua dulce y el agua salada. Allí encontraron medios de subsistencia y oportunidades progreso hombres y mujeres que no se resignaban a vivir bajo la férula colonial y buscaban un destino mejor. Antes se solía decir que Barranquilla carecía de historia –lo que es cada vez menos cierto por el avance de las investigaciones sobre historia local–, pero en su devenir ha contado con unos hitos de progreso y orgullo cívico tan significativos, que se ha generado una narrativa unificada y consistente sobre la ciudad y su evolución, como se observa en la coherencia que guardan varios de los artículos que componen este volumen. Esa narrativa, sin embargo, no es hermética. En ella se cuela la diversidad de historias e imágenes de una ciudad que también se puede leer como un libro abierto a múltiples interpretaciones. Los textos de esta ciudad múltiple, mestiza, compleja, están inscritos a lo largo y ancho de su geografía y la vida urbana. En su arquitectura, el bullicio de los mercados, los personajes de la calle, la gastronomía cotidiana, la fiesta pública, los puertos, las empresas y tantas otras manifestaciones de una realidad cambiante, multifacética y aparentemente desordenada. Muchas de esas imágenes e historias están recogidas en este libro que se publica en el marco del Bicentenario, la celebración de uno de esos hitos que enorgullecen a los barranquilleros: el reconocimiento en 1813 por parte del Estado de Cartagena de Indias, de que ese caserío o “sitio de libres” de la época colonial alojaba una comunidad comprometida con la lucha por la independencia republicana, y con una importancia demográfica y económica tales que se justificaba elevarla a la categoría de villa y dotarla con autoridades propias. La economía de la era republicana favoreció a Barranquilla. El villorrio creció a lo largo del siglo XIX hasta convertirse en una verdadera ciudad, gracias a su capacidad de interconectar los modos de transporte fluvial y marítimo sobre las olas de sucesivos ciclos de exportación de productos agrícolas que dinamizaron el comercio internacional de Colombia. A principios del siglo XX Barranquilla era ya capital departamental y primer puerto del país, dando ejemplo como vanguardia en la expansión de la malla urbana, mejoras en los servicios públicos y memorables iniciativas empresariales que todavía enorgullecen la memoria colectiva. La ciudad se consolidó como hospitalario espacio urbano de paz, tolerancia y oportunidades, en el que colombianos provenientes de otras regiones e inmigrantes llegados de otros continentes encontraron trabajo, crearon empresas y pudieron darse una vida mejor. Ese 7


Historia

BARRANQUILLA, CIUDAD PORTUARIA Al iniciarse el período republicano Barranquilla tan solo era un modesto caserío de pescadores y vaqueros que desde el período colonial hacía las veces de un puerto fluvial de poca importancia y de un puerto marítimo de tercer orden. No obstante, al promediar el siglo XIX se había convertido en el primer puerto marítimo y fluvial del país y gracias a ello en un vigoroso centro comercial e industrial alrededor del cual se consolidó una floreciente metrópoli moderna, cosmopolita y vanguardista. Milton Zambrano Pérez

A comienzos del siglo XXI se abrió otra etapa de florecimiento de Barranquilla como puerto para el comercio exterior colombiano. La firma de tratados de libre comercio con diversos países y asociaciones internacionales coloca de nuevo en primer plano la función portuaria de nuestra ciudad en el contexto de la economía nacional e internacional. Pero ese papel de puerto de primer orden tiene una historia, que es la que recorreremos a partir de este momento.

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En 1813 Barranquilla se había consolidado como el principal puerto fluvial en el bajo Magdalena; en tiempos del movimiento independentista, los comerciantes de Barranquilla se alinearon con la causa de Cartagena. Bajo el mando militar del coronel francés Pierre Labatut, los barranquilleros se toman Santa Marta, pero luego son expulsados. El presidente de la Junta de Gobierno, Rodríguez Torices, organiza una nueva expedición, dirigida por él mismo y se traslada a Barranquilla a principios de abril de 1813, donde establece el Estado Mayor de lo que llamó “Ejército de Observación”. La pretensión de Torices era involucrar a todos los barranquilleros en la causa de la guerra de Cartagena contra Santa Marta, prometiendo la supremacía portuaria. Pronunció un discurso contra el odiado rey de España y le entregó a la ciudad el Premio al Patriotismo, en una ley expedida por el Congreso de Cartagena en que elevó el sitio a Villa el 7 de abril de 1813.

Un poco de historia Barranquilla se inició en la época colonial como un “surgidero”, nombre de aquellos lugares donde se reunía la gente debido a diversas actividades relacionadas con la navegación, la minería o el comercio, entre otras. Se sabe que el origen de la urbe no se puede datar con precisión, pues esta no fue fundada deliberadamente mediante un acto único y formal ya que fue el resultado de la descomposición y de la influencia de diversos embriones, entre


piente comercio, para generar un poblado diferente que desplegaría todo su potencial portuario en el siglo XIX. Varios factores influyeron para que Barranquilla se transformara a finales de ese siglo en el principal puerto para el comercio exterior colombiano. En primer lugar, la más importante arteria para sacar e introducir mercancías y personas del interior del país era el río; en segundo término, Cartagena y Santa Marta enfrentaban graves problemas de comunicación con este, debido que no eran puertos situados en sus riberas sino sobre el mar Caribe, conectados al río a través del Canal del Dique (Cartagena) o de los caños y ciénagas, en el caso de Santa Marta.

los cuales se destaca la desintegración de la hacienda de San Nicolás, del encomendero y hacendado de Coro, Nicolás de Barros y de la Guerra. El “surgidero” inicial derivó su impulso de los indígenas, bogas y hombres libres que se movían alrededor de las barrancas formadas en la parte occidental del ancho río, que utilizaron aquel primer Sitio de Libres para introducir y sacar mercancías al detal, eludiendo los controles o los impuestos exigidos por la Corona española. Gentes de diversa procedencia y condición, utilizando al gran Magdalena como cordón umbilical, se aglomeraron poco a poco alrededor de labores económicas como la ganadería, la agricultura, la artesanía y el inci-

El río Magdalena durante todo el período colonial había sido no solo la principal, sino la única arteria que permitió la comunicación, el control político y militar del vasto territorio y el intercambio económico entre el mundo y el interior de las provincias neogranadinas. Una vez lograda la independencia, para los nuevos gobernantes era claro que el desarrollo de una potente y moderna navegación resultaba estratégica y vital para la integración político-administrativa y para el desarrollo económico. Los líderes de la independencia sabían de los importantes desarrollos que en materia de navegación a vapor se registraban en los grandes ríos norteamericanos como el Mississippi y el Hudson, y en Europa en el Rin, el Támesis y el Sena.

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Datos históricos En 1845 Tomás Cipriano de Mosquera lanzó como uno de sus programas urgentes la reactivación de la navegación en el río. En 1846 se creó en Santa Marta la Compañía de Vapores, que en una época de floreciente comercio del tabaco, prometió poner en servicio los vapores Magdalena y Nueva Granada. Después de 1850 el 75 % del tráfico del río era llevando tabaco hasta Barranquilla y de allí a Sabanilla. En 1849 un nuevo decreto confiere a Sabanilla plena capacidad portuaria lo que sumado a la cercanía de este puerto al río Magdalena se traduce en un gran tráfico de comercio de importaciónexportación, en detrimento de los puertos de Santa Marta y Cartagena, que no tenían la ventaja de la arteria fluvial. La habilitación de Sabanilla como puerto para la importación significó un notable avance para la ciudad de Barranquilla. El complejo portuario, pese a las dificultades de navegación que presentaba el canal de la Piña, se convirtió muy pronto en el primer puerto de exportación, superando a Cartagena y Santa Marta. La importancia de Barranquilla era tal que en 1857 sería ascendida a la categoría de ciudad demarcando el Concejo municipal tres zonas urbanas: barrio abajo, barrio arriba del río y centro. En 1861 gran parte del auge comercial y portuario se debía al comercio de la quina que llegó a ocupar uno de los puestos más importantes entre las plantas medicinales del mundo y se convirtió, en la década de 1970, en el principal producto de exportación del país. En 1871, para hacer más eficiente la comunicación entre Sabanilla y Barranquilla, se planteó la construcción de una vía férrea. Los trabajos se iniciaron en 1869 y el ferrocarril se inauguró en 1871. La construcción del ferrocarril entre el puerto marítimo y el puerto fluvial potenció y amplió el tráfico comercial.

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principal puerto para el comercio exterior colombiano, sobrepasando las presiones e intrigas regionales o locales que se originaban en los intereses de los comerciantes y transportadores de esas ciudades que veían como un gran peligro el ascenso portuario de Barranquilla. En las circunstancias históricas de aquellos tiempos, nada ni nadie podía evitar que se produjera el fenómeno de Barranquilla. Consciente de impulsar el desarrollo económico por la vía de las exportaciones, el Gobierno nacional buscó atraer inversionistas y técnicos nacionales y extranjeros capaces de implementar proyectos que mejoraran la infraestructura de transportes para ampliar la base productiva y el movimiento comercial. El hecho de que el país careciera de suficientes técnicos y de empresarios con capitales y experiencia, provocó que los gobernantes invitaran a los Estados amigos y a sus empresarios a que ingresaran a Colombia a trabajar ofreciéndoles una amplia gama de estímulos, motivados todos por el deseo de ganancia y el ideal de lo práctico. Era obvio que esos capitales, técnicos y empresarios no se podían buscar en España, cuyas heridas por la Independencia aún estaban frescas. Había que traerlos de

las potencias europeas del momento y de la más importante nación de América, los Estados Unidos. Por esa razón las relaciones comerciales con Inglaterra, Alemania, Francia y Estados Unidos fueron acompañadas con inversiones provenientes de esos países, y de esos Estados llegaron también la mayoría de los técnicos comprometidos con proyectos de infraestructura. La navegación a vapor y la economía nacional Un caso sintomático fue el de Juan Bernardo Elbers, de origen alemán pero nacionalizado colombiano. Mediante un decreto del Congreso del 3 de julio de 1823 se le otorgó a Elbers un monopolio de veinte años para explotar el uso de barcos de vapor por el río Magdalena, con el compromiso de que en el plazo de un año pusiera a navegar sus barcos sobre el Magdalena, lo cual no cumplió a cabalidad. Dos vapores comprados en los Estados Unidos (el General Santander y el Gran Bolívar) no llegaron al concluir el año, por lo que en enero de 1824 adquirió el barco Fidelidad, que tuvo muchas dificultades para cruzar por Bocas de Ceniza pero que realizó varios viajes hasta San


Pablo, aunque sin ser muy adecuado para las condiciones del río debido a su tamaño. A pesar de que nunca pudo concretar un servicio eficiente y continuo, a Elbers se le considera el pionero de la navegación a vapor por el río Magdalena. Nunca pudo resolver los difíciles problemas de navegabilidad que presentaba el río, pues los barcos comprados en los Estados Unidos debían ser de un tamaño que soportara el viaje marítimo, pero por eso se volvían inadecuados en las aguas del Magdalena. Ni siquiera su intento desesperado de construir sus propios barcos en un astillero en Barranquilla (en el cual puso a trabajar al piloto Santiago Reeve en la preparación del vapor Susana) lo salvó de la rescisión del contrato de monopolio. Un decreto firmado por el presidente de la república en 1837 declaró la libertad de navegación en el Magdalena, dándole la estocada final al pionero de la navegación a vapor en Colombia. Después de este primer intento fallido, esa navegación empezó a desarrollarse y estabilizarse de la mano de otros empresarios extranjeros y nacionales. Un súb-

dito inglés, Robert Joy, dio un puntillazo fundamental en 1856 al unir la mayor parte de las pequeñas empresas existentes con la creación de la Compañía Unida de Navegación por Vapor en el Río Magdalena. Otro paso trascendental fue que Joy estableció la sede en Barranquilla, dejando a un lado a Santa Marta y a Cartagena. En esta población se ampliaron las oficinas, las bodegas, los talleres, los astilleros y los muelles en una clara señal de que este sería el epicentro de la navegación fluvial. La sociedad dirigida por Robert Joy contribuyó muchísimo a regularizar la navegación a vapor en las décadas siguientes. En 1881 fue reorganizada en Nueva York y recibió el nombre de United Magdalena Steam Navigation Company, denominación que prevaleció hasta el año 1890 cuando fue comprada por la Compañía Colombiana de Transportes por 240.000 pesos. A finales del siglo XIX existieron otras empresas navieras en el río, algunas de las cuales tomaron por sede a Barranquilla. Entre ellas estaban la Empresa Fruhling y Goschen; la Compañía Henry Wells; la Alexander Wekbecker; la Compañía Anónima; la Nacional de Vapo-

Desde mediados del siglo XIX Barranquilla se convirtió en el epicentro de la navegación a vapor por el río Magdalena. El sistema de caños y cuerpos de agua permitía que las embarcaciones que cubrían las rutas del río, ingresaran a la ciudad y fondearan de manera segura en las tranquilas ensenadas de Barranquilla facilitando las labores de cargue y descargue de mercancías así como de embarque y desembarque de pasajeros. Desde la década de 1920 se construyó el edificio de la Intendencia Fluvial frente al caño de las Compañías. Además de controlar todo lo relacionado con el tráfico fluvial de vapor funcionó también como terminal de los pasajeros que utilizaban los vapores como medio de transporte. Cuando el país abandonó el río y los vapores cayeron en desuso, el edificio fue abandonado.

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Las obras construidas por Cisneros fueron la prolongación de la vía férrea entre la estación de Salgar y Puerto Colombia. El muelle fue inaugurado el 15 de junio de 1893; la creación y el desarrollo de empresas dedicadas a la navegación fluvial en Barranquilla promovió la llegada de capitanes y prácticos ingleses e irlandeses, escoceses, italianos, norteamericanos y de muchas otras nacionalidades. Este elemento humano, portador de saberes técnicos desconocidos en nuestro medio, con conexiones en los centros del desarrollo y del comercio mundial y con un espíritu emprendedor y voluntad empresarial, contribuyó de manera definitiva para que Barranquilla se consolidara como el primer puerto fluvial sobre el Magdalena superando de lejos a Remolino y Calamar. El aporte de las empresas fluviales fue fundamental en el desarrollo del talento humano, pues muchos jóvenes barranquilleros aprendieron en ellas técnicas de administración de empresas moderna. Conocieron sistemas contables y los procesos del comercio a gran escala.

Inauguración de la carretera entre Barranquilla y Puerto Colombia en 1931 por parte del gobernador Juan B. Fernández. Esta vía fue promovida y construida por los hermanos Robert y Karl Parrish quienes buscaban impulsar el turismo.

nacionales y extranjeros. La inmigración extranjera se componía de gentes con capitales, experiencia y relaciones para abrir empresas capitalistas que aprovecharan las ventajas comparativas de la urbe como punta de lanza de la apertura comercial de la nación hacia el mercado mundial. Este proceso fue acelerado por la construcción del Ferrocarril de Bolívar, del muelle de Puerto Colombia y de las obras complementarias destinadas a mejorar la circulación del comercio exterior por el puerto complejo formado por Barranquilla y su puerto marítimo. Por eso llegaron empresarios norteamericanos, alemanes, ingleses, italianos, franceses y de otros lugares interesados en invertir en los diversos renglones en que avanzaba la economía local, pero sobre todo en el comercio. De hecho, en los negocios de comercio y de finanzas es donde se presenta la formación del mayor número de sociedades colectivas y de otro tipo. Esto se debió a que el puerto atrajo a una gran cantidad de agentes nacionales y extranjeros que buscaban favorecer los intereses de las empresas que representaban. Muchos de esos agentes eran socios de las empresas comerciales representadas (o lo fueron posteriormente) y varios de ellos lograron enriquecerse, organizar sociedades independientes y establecerse aquí definitivamente. Esa es la raíz del cosmopolitismo que se observa en Barranquilla a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Con la estructuración de la función portuaria se jalonaron otras actividades económicas. Ya no fueron solo

las empresas navieras las que tomaron como base a Barranquilla, sino las compañías industriales, comerciales y bancarias donde participaban capitalistas extranjeros y nacionales. El eje de las actividades de esas empresas era el comercio de importación y exportación. Una pequeña muestra servirá para ilustrar este punto. Aepli, Eberbach y Cía., sociedad formada por W. Aepli, de Suiza, y por Ernesto Francisco Eberbach y Carlos A. Kapeler, de Alemania, se encargaba de negocios de importación y exportación y servía como agente o representante comercial de la Compañía Hamburguesa Americana de Vapores, aparte de ser agente general para los departamentos de Bolívar, Magdalena y Santander de las máquinas de coser Singer. Tenía almacén en la plaza, donde negociaba mercancías extranjeras y, además, exportaba al mercado mundial productos del país. Fue constituida a finales del siglo XIX, en la época del ascenso portuario de la ciudad. La sociedad O’Berne y Cía. se creó en 1892 para importar mercancías inglesas, francesas, españolas, alemanas y americanas que distribuía en la región y en el resto del país. Vendía objetos de ferretería, herramientas, repuestos para máquinas de vapor, artículos para uso de buques de vela, licores, conservas, útiles de escritorio, objetos de fantasía y otras mercancías. Sirvió de agente de compañías de seguros de transporte, entre las cuales estaba la Varein Hamburguer Assecuradeure. La sociedad era dirigida por el ciudadano francés Oswald Berne


alemán Louis Gieseken. Este negociante hizo parte de la sociedad H. Schuette, Gieseken y Cía., cuyo domicilio principal estaba en Bremen, Alemania. Dicha sociedad se ocupó de negocios de comercio, incluidos los de comisiones. Compraba y vendía acciones, negociaba títulos fiduciarios y efectuaba operaciones bancarias usuales en el comercio. Gieseken había sido socio de la compañía regular colectiva de comercio Gieseken & Held, al lado del alemán Adolfo Held, que se ocupó de operaciones de importación, exportación y del despacho de comisiones, entre otros. Gieseken & Held poseía importantes acciones en el transporte fluvial. Manejó también el privilegio de la Lotería de Bolívar, cedido por su fundador en Carta-

y por el súbdito alemán Carl Teodor Prencke, ambos vecinos de Barranquilla. Cabe destacar que los empresarios asentados en la urbe se movían en diversos renglones económicos buscando maximizar sus ganancias y proteger sus activos. No es raro que combinaran inversiones en la navegación fluvial, en sociedades ganaderas o agrícolas, en el comercio exterior y regional y hasta en las finanzas y la industria. Esto era así por el poco desarrollo diferenciado de los renglones económicos, lo cual convertía a los capitalistas en negociantes dispuestos a invertir en las ramas más seguras y rentables. Un ejemplo para ilustrar esa diversificación económica tan extendida lo constituye la labor del empresario

La construcción del muelle de madera de 861 pies de longitud y una profundidad en su extremo de 14 pies, significó un hito en el desarrollo portuario aunque luego tuvo que ser reemplazado por un muelle de hierro que fue inaugurado el 15 de junio de 1893; tenía una longitud de 4.000 pies, incluida una plataforma o “cabeza” en su extremo de 50 pies de ancho por 600 de longitud, que permitía atender dos buques a cada lado de la “cabeza”. El complejo portuario Barranquilla-Puerto Colombia manejaba prácticamente todo el comercio exterior del país.

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La transformación de los noventa

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En la década de 1990 se recuperaron parcialmente los tajamares, pero quedaron de nuevo inconclusos, y se construyó el dique direccional, con lo cual se estabilizó el canal navegable del puerto barranquillero.

La Ley 1ª de 1991 determinó la participación del sector privado en el desarrollo y la construcción de puertos marítimos. Adicional al modelo portuario de gestión derivado de esta ley, la Constitución Política creó los distritos especiales de Cartagena y Santa Marta. Posteriormente, por iniciativa del entonces senador de la república José Antonio Name Terán, el 17 de agosto de 1993 fue expedido el Acto Legislativo 01 que le dio a Barranquilla su condición de Distrito Industrial, Comercial y Portuario.

Hasta la expedición de la Ley 1ª de 1991, los puertos del país habían sido manejados en forma centralizada desde Bogotá. El resultado de tal centralización oficial fue deplorable, pues la politización y la desmesura de las prestaciones laborales que habían conseguido a lo largo de los años los múltiples sindicatos portuarios, hicieron la operación totalmente improductiva.

Esa ley abolió el monopolio estatal en la administración portuaria y con la liquidación de Colpuertos se crearon la Superintendencia General de Puertos, las Sociedades Portuarias Regionales y los operadores portuarios, entidades con autonomía administrativa y patrimonio propio.

La Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena se crea gracias al artículo 331 de la Constitución Política y tiene como objeto la recuperación de la navegación y de la actividad portuaria sobre el río, la adecuación y conservación de tierras, la generación y distribución de energía, así como el aprovechamiento sostenible y la preservación del medio ambiente, los recursos ictiológicos y demás recursos naturales renovables.

Nuevos retos, nuevas soluciones A principios de la década de 1990 se fundó la Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla (SPRB), en el marco de la reforma que buscaba adaptar la infraestructura de los puertos a la apertura económica. De acuerdo con esa directriz, se creó el Estatuto de Puertos Marítimos ligado a la Ley 1ª de 1991, que suprimió la administración estatal de los puertos al liquidar a Colpuertos. A partir de la nueva normatividad se permitiría la inversión privada en el manejo portuario, dándoles cuerpo a las sociedades portuarias regionales en los tres principales puertos del Caribe. El esquema empleado por el Gobierno fue el de la concesión por 20 años, cobrando un monto por el uso de la infraestructura, por las playas y por el bajamar. Bajo ese marco, la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena sería la encargada de definir el contrato de concesión de la Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla. La SPRB empezó a operar como una empresa de economía mixta el 13 de diciembre de 1993, cuando recibió el terminal marítimo y fluvial de manos de la nación. A partir del año 1994 se observa una mejoría en el movimiento portuario. En 1993, por ejemplo, bajo la administración de Puertos de Colombia fue movida una carga de

742.763 toneladas; al año siguiente, con la dirección de la SPRB, el movimiento alcanzó 1.001.103 toneladas. La revisión de las cifras permite aseverar que el nuevo modelo acabó con la politiquería y el clientelismo que volvieron ineficiente al terminal marítimo y fluvial, y que inundaron de corrupción a la empresa Colpuertos, oportunamente liquidada. La modernización de la infraestructura revitalizó el papel portuario de Barranquilla y la preparó para afrontar los retos de la apertura económica ligada a los Tratados de Libre Comercio con los Estados Unidos y otros países. El comercio exterior y la zona portuaria otra vez a primer plano en el siglo XXI En el siglo XXI el comercio exterior estimulará de nuevo el desarrollo económico de la ciudad, pero sobre todo reactivará su zona portuaria. Porque a pesar de las dificultades que siempre ofrece la desembocadura del río y el canal de acceso, las riberas del Magdalena no han dejado de crecer vinculadas al comercio de importación y exportación. Ninguna evidencia indica que Barranquilla haya perdido sus potencialidades portuarias como para desaprovechar el boom comercial que originarán los tratados de


tal para el comercio exterior colombiano. Pero para eso, el Estado y sus dirigentes deberán resolver los problemas que aún palpitan en Bocas de Ceniza y en el canal navegable, así como acelerar el proceso de modernización de la zona portuaria. Esa modernización no puede descartar el desarrollo de un puerto de aguas profundas sobre el mar Caribe que habilite a la ciudad para recibir a las más grandes naves de contenedores que circulan por todo el planeta. Atrás quedaron los tiempos en que la navegación a lo largo del río Magdalena determinaba la expansión o la decadencia de Barranquilla. Ahora esta expansión depende más de la propia urbe y del comercio exterior propio o de otras partes del país que transite por ella. El crecimiento paulatino del tonelaje de carga que se mueve por la zona portuaria sirve para confirmar que

libre comercio. Por el contrario, la expansión de la zona portuaria sirve para demostrar que ha habido un crecimiento de las áreas de terreno dedicadas al movimiento de buques vinculados al comercio exterior. La zona portuaria no es solo la SPRB, sino también otros muelles públicos y privados como los que utilizan la Sociedad Portuaria del Norte, Cementos Argos y Colterminales, entre otros. A ella se agrega la Sociedad Portuaria de Palermo, que pertenece al departamento del Magdalena pero que, por su ubicación al otro lado del río, se integra en el sistema de puertos que utilizan la desembocadura del Magdalena. De acuerdo con los nuevos rumbos que está tomando la economía nacional en este comienzo del siglo XXI, todo indica que Barranquilla volverá a ser un puerto fundamen-

La Naviera Fluvial viene desarrollando importantes inversiones en la ampliación y el mejoramiento de su flota fluvial. Así, ha reconstruido y repotenciado seis remolcadores, ha construido diecisiete planchones para el transporte de carga líquida, ha acondicionado diez planchones para el transporte de cereales y ha modificado veinticinco planchones para el transporte de contenedores.

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Naviera Fluvial Colombiana S.A.

Naviera Fluvial Colombiana S.A. ha estado estrechamente vinculada al desarrollo del transporte por el río Magdalena desde 1920. NAVIERA fue pionera en la transición de buques de vapor a remolcadores fluviales propulsados con motores diésel y hélices. También fue la primera en desarrollar planchones multipropósito para el transporte de cereales a granel y carga líquida. Desde el 2006 viene liderando a través de la Federación Nacional de Navieros, FEDENAVI, el diseño de Obras de Encauzamiento del río Magdalena. En el 2010 construyó y puso en operación el primer remolcador fluvial dotado de timones de flanqueo y toberas (“Kort nozzles”) en Colombia. Es de resaltar que estas y todas las demás embarcaciones de la flota fluvial de NAVIERA han sido diseñadas y construidas especialmente para las condiciones de navegabilidad del río Magdalena. Ya en el 2010, NAVIERA, una vez más fue pionera al adelantar el proyecto de diseño y construcción de una nueva clase de remolcador fluvial. Su diseño fue contratado en los Estados Unidos y las pruebas del modelo a escala del remolcador se realizaron en Alemania. Más importante aún, la construcción del “Humberto Muñoz R.” se efectuó en el astillero de NAVIERA, ubicado en Barranquilla, con mano de obra orgullosamente de la región. Más de trescientas personas trabajaron en el proyecto durante dos años. No menos importante es el profundo compromiso de NAVIERA de desarrollar sus actividades de transporte fluvial de carga preservando el medio ambiente, así como la seguridad y salud de sus colaboradores y de sus grupos de interés.

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Barranquilla no ha perdido su vocación de puerto marítimo y fluvial. En la coyuntura que se ha abierto con los tratados de libre comercio, los expertos le auguran un crecimiento exponencial y una modernización que la ponga a tono con las nuevas necesidades del comercio exterior nacional. No solo para entregar lo que genera la propia urbe o para recibir lo que llega del exterior, sino para mover la carga del país por la zona portuaria de la ciudad. Atrás quedaron las grandes obras de finales del siglo XIX y de principios del siglo XX. Ya no juegan más los caños del mercado (por donde circulaban las naves de vapor que tenían al río Magdalena como su nicho principal), ni la Intendencia Fluvial, ni la Estación Montoya, ni la Aduana o el Ferrocarril. Las obras que necesita la urbe ahora son de otra escala, para adaptarse mejor a las exigencias de los nuevos tiempos. El puerto fluvial centrado en los caños ya no es más el modelo que se debe seguir puesto que estamos en la época de las inmensas embarcaciones transoceánicas de contenedores. Las escalas se transformaron radicalmente en los comienzos del siglo XXI y la ciudad y su gente deben readaptarse a las nuevas condiciones que impone el comercio mundial. Así como a finales del siglo XIX supimos adaptarnos a las exigencias del momento, a principios del siglo XXI es

necesario aceptar los nuevos retos que impone la economía y no ser inferior a ellos. Solo de este modo, Barranquilla y su gente podrán sacarle el máximo provecho a la coyuntura abierta por el libre comercio en esta nueva etapa de su vida portuaria. El presente nos empuja a convertirnos otra vez en un complejo portuario dinámico, integrado en el sistema de Sociedades Portuarias del país pero con una función de liderazgo. A pesar de los grandes cambios que ha experimentado la sociedad colombiana desde aquellas lejanas décadas del siglo XIX, todavía el río Magdalena le tiende los brazos a Barranquilla. La desembocadura del gran Magdalena le presta su apoyo a la ciudad en esta etapa decisiva para su existencia económica. De acuerdo con esto, quizás debamos repetir lo que escribiera en la agonía del siglo XIX alguno de nuestros protohistoriadores: “Si Barranquilla, en un gesto pagano, hubiera de adorar un ídolo, adoraría al río Magdalena”. El ídolo pagano de la ciudad sigue siendo el gran río Magdalena; la historia y el presente de la urbe así lo confirman. Y el futuro comercial de Colombia y de la ciudad revivirá a este río que se lo dio casi todo a Barranquilla. Pasado, presente y futuro parecen fundirse ahora en un solo haz para seguir manteniendo la función portuaria de Barranquilla.


En el marco de la globalización Barranquilla reivindica sus ventajas comparativas y competitivas como puerto multimodal en el Caribe. Conectado con 286 puertos alrededor del mundo en 86 países. Zonas francas industriales y comerciales, parques industriales, servicios públicos eficientes, operadores logísticos, recurso humano calificado y varias navieras que ofrecen el transporte de mercancías de importación o exportación a bajos costos y con itinerarios frecuentes, facilitan que Barranquilla se proyecte como la mejor opción para la relocalización industrial en Colombia.

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Inmigrantes

UN SUEÑO POSTERGADO Son muchas las historias de familias extranjeras que por diferentes circunstancias arribaron un día al puerto de Barranquilla, se instalaron, abrieron negocios, hicieron familia y nunca más se fueron. Todos esos empresarios luchadores de diferentes nacionalidades hicieron de Barranquilla la ciudad emprendedora, innovadora y con mayor desarrollo en Colombia.

Thierry Ways

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A comienzos del siglo XX, dieciséis países tenían representantes consulares en Barranquilla y ya esta aparecía como la capital portuaria del Caribe, el epicentro de la navegación fluvial y un incipiente centro industrial.

Ninguna ciudad colombiana ha estado tan marcada por la inmigración como Barranquilla. Somos lo que somos gracias a la llegada de miles de extranjeros durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, que nos transformaron, con una velocidad inusitada, de un asentamiento relativamente insignificante al puerto más importante del país, y uno de los principales del continente. Nadie hubiera podido preverlo, dado el pasado poco prestigioso de esta villa que, famosamente, ni siquiera había sido fundada. Sin embargo, tan rápido fue su ascenso que para el final del XIX Barranquilla ya estaba por encima de sus vecinas Cartagena y Santa Marta en importancia comercial, industrial y cultural. La explicación está, en buena parte, en su ubicación geográfica al lado del río Magdalena, la principal vía por la que entraban y salían mercancías del país. Cartagena conectaba con el río por el Canal del Dique, pero este estuvo bloqueado durante buena parte del siglo XIX. Santa Marta, por su lado, estaba separada del río por ciénagas de difícil tránsito. Ambas ciudades se habían destacado durante la Colonia, pero, una vez alcanzada la independencia, su importancia, que había sido militar y política, disminuyó, y comenzaron a cederle lugar a Barranquilla. Una vez tenidos en cuenta esos factores geográficos, el resto de la explicación de la creciente fortuna de la ciudad está en sus inmigrantes. En esto contribuyeron la propia informalidad de su fundación y su menor relevancia histórica. Cartagena era una ciudad de abolengos y de distinciones de clase meticulosamente observadas, y Santa Marta, aunque en menor medida, también arrastraba un pasado de esplendor colonial. Ambas sociedades eran más cerradas que la que crecía descomplicada-

mente a orillas del río, lo que volvía a esta más atractiva para los extranjeros, que llegaban con ánimo de lucro y en busca de oportunidades de ascenso social. Esos extranjeros —en un comienzo mayoritariamente alemanes, ingleses y holandeses de Curazao— construyeron el puerto de mar y lo conectaron al río por un ferrocarril; enseñaron a los locales a armar buques y a sortear el curso difícil del Magdalena; montaron fábricas de jabón, textiles y zapatos; controlaron el comercio de mercancías, y fundaron los primeros bancos y clubes sociales, todo en el espacio de unas cuatro décadas. Aunque en un comienzo formaban comunidades aisladas, con fuertes vínculos a sus países de origen, con el tiempo el matrimonio, la amistad y los negocios los fueron integrando en la sociedad local. Sus apellidos hoy son cuota cotidiana de la onomástica de la ciudad y en el barranquillero actual es imposible separar los hilos que conforman nuestro legado genético y cultural. Conocí de cerca a muchos de esos inmigrantes, por mi propia condición de hijo de uno de esos hogares de apellido foráneo. Mi imaginación de niño fue atizada por las experiencias de un puñado de europeos que, al igual que mi padre, habían escogido a Barranquilla como el destino de sus vidas. Más de uno había vivido la guerra, la Segunda, como combatiente o prisionero, aunque por lo general de eso se hablaba poco, con los ojos ensombrecidos y con bastante alcohol de por medio. Uno de ellos, un español que se dedicaba a la reparación de motores, había sido piloto durante la guerra civil y había sobrevivido el derribo de su avión. Otro, un médico de origen húngaro, había sido oficial bajo Hitler y había estado en la ocupación de Amiens, el pueblo de mi padre, quien recuerda con claridad la llegada de los vagones llenos de


El David Arango U. fue un barco de turismo, conocido como El Palacio Flotante del río Magdalena. Se convirtío en el ícono más luminoso de la época cuando el río Magdalena era la principal arteria para recorrer Colombia. Este deslumbrante vapor que cubría la ruta de Barranquilla a La Dorada entre 1931 y 1960, terminó sus días incendiado y hundido frente a Magangué; fue el triste epílogo de la edad de oro de la navegación en barcos de vapor por el Magdalena.

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Huyendo de crueles persecuciones muchos judíos inmigraron de Europa desde finales del XIX hasta mediados del XX. Portando solo sus tradiciones llegaron a América en busca de mejores condiciones de vida. Iniciaron familias, fundaron empresas, contribuyeron a modernizar varios sectores de la economía del país. La primera gran oleada de inmigrantes judíos sefarditas llegó a Barranquilla procedente de Curazao y de otras islas de las Antillas a mediados del siglo XIX. entre ellos muchos hombres de pro que se destacaron en el campo del comercio, la industria, la ciencia y las artes. Entre ellos Abraham Zacarías López Penha, Jacobo Cortissoz, Abraham Isaac Senior, David Jessurum, Abraham Juliao, David Pardo, D. J. Dovale, Jacob e Isaac Rois Méndez, Moisés Salas, Manuel de Sola, Moisés, Elías y Josuah Gómez Casseres, Nicolás y Rafael Salcedo Ramón, Jacobo Henríquez, Benjamín Curiel, Isaac de la Rosa, Evaristo Sourdís y otros. A finales de la década de 1920 y comienzos de 1930 del siglo XIX llega la primera oleada de judíos askenazíes a Barranquilla. Provenían de Europa Central y Oriental. Entre los apellidos de estos inmigrantes están: los Mendelbaum, Wolf, Goldschmidt, Hoenigsberg. Al finalizar la Primera Guerra Mundial arribó la segunda oleada de judíos askenazíes en huida del creciente antisemitismo que afectaba a Europa. Llegaban a Puerto Colombia. Venían en condiciones muy precarias y sin mucha claridad sobre dónde debían desembarcar. Para entonces la comunidad judía estaba fuertemente organizada en Barranquilla lo que ayudó mucho a los recién llegados. Diversificaron y ampliaron el comercio de Barranquilla; montaron negocios de manufacturas de cuero, zapaterías, salsamentarias, restaurantes, panaderías, joyerías, industrias metálicas, mueblerías, hoteles, almacenes de telas. También llegaron jóvenes profesionales que contribuyeron con el desarrollo de la medicina y de la industria. También llega una segunda oleada de judíos sefarditas a comienzos del siglo XX, entre ellos León Caridi Adjubel, Jacobo Azout, Ralph Levy Eskenazy, Juda A. Safdeye, quienes dieron lugar al nacimiento de grandes empresas.

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UNA CIUDAD PARA TODOS Barranquilla, la ciudad que recibió con los brazos abiertos a italianos, alemanes, norteamericanos, árabes, judíos, españoles, griegos, holandeses, franceses y otras nacionalidades. Todas estas culturas conviven en paz y han aportado al desarrollo cultural y empresarial de la ciudad en sus 200 años. Los italianos El flujo migratorio de los italianos a Barranquilla se perfilaba en 1870, logrando fortalecer los procesos comerciales en la ciudad que según ellos era la verdadera tierra prometida; sin tenerlo como soporte de identificación, históricamente nuestra ciudad ha girado en torno a un patrono oriundo de Tolentino que sin lugar a dudas refleja la esencia de las Barrancas de San Nicolás. Uno de los primeros italianos fue don Luigi Dachiardi quien vino a esta ciudad con una compañía de ópera que debutó en varios escenarios barranquilleros de la época, se dedicó a la enseñanza de la música. Al igual que este gran personaje, se establecieron en esta ciudad muchos que aportaron a la condición comercial y social de la urbe, es así como en 1885 se establece una fábrica de pastas situada en la calle de San Roque la cual fue denominada La Napolitana. En pleno siglo XX ya existen una gran cadena de almacenes en la Barranquilla cosmopolita de la cual se destacan: Almacén de Calzado La italiana, de Federico Faillace; Panadería La Fama, de Angelo Giacometto. Fue así como ya en 1910 esta colonia logra establecerse en firme, la cual se incorpora a la celebración del primer centenario de nuestra independencia obsequiando al departamento del Atlántico la estatua de Cristóbal Colón. Entre los personajes italianos que dejaron un gran legado está don Floro Manco, que marcó una huella histórica con la fotografía local, además fue pionero en producir películas. En cuanto a la familia Di Domenico, con su Cine Colombia fortalecieron el desarrollo cinematográfico en esta gran ciudad. Otro hecho muy importante para Barranquilla fue la concentración de grandes y prósperos negocios en la zona céntrica de la ciudad, que se establecieron en la zona del callejón del mercado, Policarpa, Calle del Comercio, Pica Pica, Calle Real, en fin grandes casas comerciales, almacenes y casas de importación que marcaron la identidad

comercial de la Arenosa. Volpe, Lacorazza, Faillace, Gianmaría, D´agnino, Puccini, Cozarelli, Foschini, Caggiano, Celia, Barletta, Rosanía, Polifroni, Cerruti, Apicella, Paternostro, Lébolo, Alliegro, Mancini, Lombardi, Marino, De Vivo, Guadagno, Russo, Di Rugiero, Citarella, D´Amato, Del Vecchio, Di Napolí, Bacci, Bonfanti, Banfi, Vivenzi, Pricoli, Botta. En fin, la lista es inmensa, pero su inclusión en las diferentes esferas sociales y económicas de la ciudad evidenciaron un gran legado que hoy en día generacionalmente está identificado en forma histórica. Los alemanes Para los alemanes es de suma importancia destacar ya por el año de 1820 la presencia alemana en nuestro país, concretamente en Barranquilla, es el caso de Juan B. Elbers, quien por muchos años fue uno de los extranjeros que regulaban el tráfico por esta parte del río Magdalena, y es el pionero de la navegación a vapor en Colombia. En 1850, las consecuencias de la Revolución Industrial y la

Los judíos

Cada comunidad adaptó a su manera la cultura barranquillera como son los Carnavales de Barranquilla. En la foto, miembros del Club Alemán.


El camellón Abello en los años 40 mostraba el movimiento comercial de la época.

llegada del régimen absolutista a Alemania obligaron a muchos a emigrar para estas partes del mundo. A mediados del siglo XIX las relaciones de la Nueva Granada con ciudades alemanas como Bremen, Hamburgo y otras más contribuyen a la llegada de los primeros alemanes a tierra barranquillera, que lograron fortalecer el mercado cotidiano en la compra y venta de productos a bajo precio. El Ferrocarril de Bolívar fue construido por la firma alemana Hoenigsberg, Wessel & Cía., medio de locomoción moderna que logró interconectar a Barranquilla con el Viejo Mundo y así fortalecerla como puerto marítimo. Hay que recordar que los trabajos de la Sociedad Julius Berger fue contratada por el Gobierno colombiano para los estudios de regulación y canalización del río Magdalena y la apertura de Bocas de Ceniza. Otro gran aporte de los alemanes fue SCAD-

TA, sociedad colombo alemana de transporte aéreo que fue fundada el 5 de diciembre de 1919. Los norteamericanos La presencia norteamericana aparece a mediados de 1862 con su cónsul, Elías Porter Pellet, personaje al que se le atribuye haber traído la primera imprenta eléctrica, en la cual editó el primer periódico bilingüe que circuló en esta ciudad, se llamó The shipping List; también a William Ladd quien aportó en el campo de la educación con el Colegio Americano y construyó la primera compañía colombo-antillana de teléfonos en 1882 y el próspero barrio Boston. En 1920, el famoso barrio El Prado es otro gran referente ya que la urbanización del Prado incorporaba capital gringo por intermedio de la familia Parrish, llevando a esta ciudad

a la vanguardia de las urbes cosmopolitas y modernas en cuanto a proyección de ciudad. La presencia de Samuel Hollopeter por más de 25 años en la dirección de las Empresas Públicas Municipales logró consolidar el desarrollo de Barranquilla en sus servicios públicos; en fin, son muchos los antecedentes que hacen que este flujo migratorio haya dado lugar a avances positivos en la Arenosa. Así pues, fueron muchas las influencias migratorias en esta ciudad que sigue creciendo con el aporte de antecedentes históricos que de generación en generación seguirán estableciendo un espacio de desarrollo en su proceso raizal, demostrando en cada uno de estos aportes sociales, políticos, económicos y religiosos, los espacios en que fueron también protagonistas en el esfuerzo dinámico por transformar su segunda patria. 35


Colegio Alemán

LA COLONIA ALEMANA Y LA EDUCACIÓN La influencia alemana en la historia de Barranquilla se vio reflejada sobre todo en el sistema de transporte y el sistema educativo –el Colegio Alemán se siente comprometido con esta tradición–.

La gran trascendencia de Barranquilla proviene, entre otras cosas, de su ubicación privilegiada a orillas del río Magdalena. Por ello, Barranquilla tuvo no solo durante mucho tiempo una importancia central para el comercio exterior de Colombia. Aquí, o mejor dicho en Sabanilla y más tarde en Puerto Colombia, también llegaron los inmigrantes de Europa a tierra y muchos se quedaron en la costa. Se dice que aproximadamente 50 % de los extranjeros en Colombia han vivido en Barranquilla.

El ferrocarril hacia Sabanilla

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Transporte, educación y desarrollo

No solamente sobre el agua, también en tierra los alemanes tuvieron una gran influencia. En 1865 se hizo la licitación para la construcción de una línea de ferrocarril entre Barranquilla y el puerto de Sabanilla. Luego de que los primeros aplicantes tuvieron que desistir por diferentes problemas, la empresa Hoenigsberg & Wessels, que tenía la función de agente de empresas alemanas de Bremen, recibió el contrato de construcción. En este caso también se trataba de alemanes de religión judía. En efecto, el 1˚ de enero de 1871 pudo transitar el primer ferrocarril entre el puerto y la ciudad. Como Barranquilla en aquel entonces todavía hacía parte del Estado Soberano de Bolívar, la línea recibió el nombre de Ferrocarril de Bolívar. “Es en este año de 1871 cuando de veras comienza la vida de Barranquilla”, escribió J. Montoya Márquez en 1941 en su Historia de Barranquilla que apareció en la revista Mejoras de la Sociedad de Mejoras Públicas de Barranquilla. Montoya relata que el puerto de Sabanilla se volvió mucho más atractivo para las grandes empresas navieras como puerto de atraque y “así, el 31 de marzo del mismo año de 1871 atracó el ‘Koenig Wilhelm I’ de la compañia alemana denominada Lloyd Norte Germánico, acontecimiento que despertó el mayor entusiasmo en los barranquilleros”.

Navegación a vapor y comercio En 1824 llegó el judío alemán Juan Bernardo Elbers a Barranquilla, quien tenía experiencia con los barcos de vapor y estaba convencido de poder introducir con éxito la navegación comercial a vapor por el río Magdalena. En Jamaica había conocido a Simón Bolívar, con quien llegó a entablar amistad. Por ello tuvo el privilegio de recibir el derecho exclusivo de la navegación a vapor sobre

el río Magdalena. Sin embargo, no logró el éxito comercial esperado debido a que las circunstancias fueron adversas. El río presentaba en algunas partes muy poca profundidad, además había troncos de árboles flotando que constituían un obstáculo para los barcos y a menudo los dañaban. Pero Elbers no se desanimó por los contratiempos e invirtió mucho tiempo, energía y capital en la navegación fluvial. Con razón existe un obelisco frente a la Aduana que lo honra como“Fundador de la Navegación a Vapor en Colombia“. Después de Elbers muchas empresas alemanas –no raras veces judías– realizaron comercio y ofrecieron servicio de transporte con barcos propios sobre el Magdalena. Cabe nombrar aquí a Gieseken, Siefken, Held y Lindemeyer entre otros. Alrededor de 1900 el cónsul inglés declaró en un informe: “... la mayoría de los comerciantes de Barranquilla son de nacionalidad alemana… Prácticamente dirigen el comercio aquí”. El alemán se convir-

Carga de un barco de la empresa de vapores Lindemeyer.


Primeros años del Colegio Alemán en el barrio Bellavista, antes de la construcción del tercer piso.

La Segunda Guerra Mundial y los alemanes en Colombia

En 1930 se inauguró el Kindergarten del Colegio.

El Colegio Alemán en 1930 en el barrio Bellavista, que en aquel entonces se encontraba todavía en la periferia de la creciente ciudad.

La opinión pública y los gobiernos de los Estados sudamericanos recibieron una influencia propagandística masiva de los Estados Unidos. Se hablaba de una fuerte quinta columna nacionalsocialista en Sudamérica y de planes detallados sobre cómo Alemania quería dominar y organizar Sudamérica después de una victoria global. Aunque tales planes seguramente no existían o en todo caso eran totalmente irrelevantes, los éxitos militares alemanes en los primeros años de guerra –el término “Blitzkrieg” se convirtió en una palabra común en América Latina y Barranquilla– y las acciones brutales de los alemanes, en particular en Europa del Este, llevaron a que se les prestara atención a las advertencias de los Estados Unidos. Después de que Alemania y los EE. UU. se encontraran directamente en guerra a partir de diciembre de 1941, Colombia se unió también a la alianza contra Alemania y estuvo dispuesta a aceptar que se internara a muchos alemanes en los EE. UU., otros fueron internados en la misma Colombia. Las propiedades de alemanes, italianos y japoneses fueron puestas a disposición de administraciones fiduciarias. Después de la guerra, los afectados pudieron recuperar sus posesiones pagando una cuota de indemnización. Sin embargo, esto ocurrió solo en pocos casos. A menudo los antiguos dueños habían abandonado el país o la región, o simplemente no disponían de los medios económicos para volver a comprar sus posesiones. El Colegio Alemán también tuvo que pagar su cuota de indemnización. Con ello se redujo de forma permanente la influencia económica directa de los alemanes en Barranquilla y Colombia.

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Adolf Held También en la producción, las empresas alemanas fueron activas. Destacamos aquí ejemplarmente a la Empresa Hanseática, que producía jabones y velas con el nombre Luz X. Las empresas aseguradoras y la banca fueron otros campos económicos en los que alemanes fueron exitosos como representantes de sus empresas. En 1873 el Banco de Barranquilla estuvo bajo predominancia alemana. Al parecer se utilizaban incluso monedas alemanas como medio de pago. Un empresario especialmente exitoso fue Adolf Held. He aquí una breve reseña de su biografía que está muy bien documentada: En 1880 llegó a Barranquilla, después de haber vivido por varios años en Bremen. Seis años más tarde, con 21 años, fundó Pr junto a Luis Gieseken la empresa Gieseken & Held para la importación y exportación de productos de y hacia Alemania. El principal producto de exportación era el tabaco. La mercancía era transportada en barcos propios por el Magdalena. Desde Barranquilla la empresa se expandió por Colombia, Alemania y Estados Unidos. La Primera Guerra Mundial no afectó mucho esta expansión, ni tampoco la muerte de Adolf Held

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tió en el idioma comercial de la ciudad y se dictaba en diferentes colegios como segunda lengua por profesores alemanes.

en 1927. De 1920 a 1930 se fundaron en total siete almacenes Helda. Además, la empresa también participó en el negocio de la banca y la ganadería. El significado del Almacén Helda en Barranquilla puede verse sobre todo por los numerosos anuncios que fueron publicados hasta 1942 en los periódicos de Barranquilla. Luego se prohibió la actividad de la empresa. Después de la Segunda Guerra Mundial la empresa no pudo recuperar la importancia que había tenido antes. La mayoría de las tiendas fueron liquidadas, con excepción del Almacén Barranquilla que existió hasta 1960. La Primera Guerra Mundial trajo consigo un debilitamiento de la actividad económica alemana en Barranquilla. A raíz de que Gran Bretaña dominaba los mares, los alemanes perdieron la conexión con los mercados y sus contactos en Alemania. Después de la guerra, los alemanes en la costa continuaron siendo activos. Sin embargo, su posición en la vida económica ya no era tan fuerte.

Los inicios del Colegio Alemán Los inmigrantes alemanes estaban muy presentes en la vida económica y social de Barranquilla. En el campo de la educación habían dejado huellas importantes, ahora surgió en la colonia alemana la idea de fundar un Kindergarten para los hijos de los alemanes. En verano de 1912 se creó una asociación en el marco del Club Alemán, que debía realizar esta tarea. Alemania estaba dispuesta a apoyar esta empresa, pero puso como condición que debía tratarse de un colegio. Y de esta manera, el 9 de febrero de 1913 se inauguró solemnemente este colegio con apenas nueve estudiantes y con la presencia del enviado alemán, el embajador de Alemania en Bogotá. El Colegio Alemán de Barranquilla es el más antiguo de los colegios alemanes de Colombia. El principio fue difícil. El número de estudiantes crecía muy lento y solo gracias a que el colegio se abrió pronto a familias totalmente colombianas. Muchas familias alemanas preferían enseñarles a sus hijos en casa. Por eso la mayoría de los estudiantes provenía desde un principio de familias de habla hispana. Esto constituía

un problema ya que según las condiciones que había puesto Alemania, debía tratarse de un colegio de habla alemana. En 1915 –el colegio tenía solo 12 estudiantes– el rector resumió la situación así: “El profesor no hablaba español. Los estudiantes no hablaban alemán”. El horario comprendía 18 horas, a los estudiantes se les dictaban las clases en tres secciones diferentes de acuerdo con las edades. La formación debía comprender ocho grados escolares. A partir de la Klasse 5 se tenían previstas ocho horas semanales de alemán. Lo que también constituía un problema era que el colegio no tenía una edificación propia. Hasta 1930 tuvo su sede en cinco casas diferentes. En 1929 se le anexó un Kindergarten al colegio, pero la profesora alemana que había venido a trabajar murió de tifo a los pocos meses. En general la estadía en el clima subtropical de Barranquilla, en aquel entonces, era bastante difícil en cuanto a la salud ya que no había aires acondicionados ni acceso a medicina moderna. El Colegio en Bellavista El hecho de que el interés de los padres se mantuvo bajo –en 1928 el Colegio Alemán tenía apenas 33 estudiantes– llevó a una creciente presión. En 1927 el ingeniero de aviones de la SCADTA, Wilhelm Schnurbusch, fue nom-

Otto Flohr y Erwin Heumann, pioneros de la fotografía en Barranquilla

Otro campo de actividades alemanas, menos significativo para la economía, pero supremamente importante para la memoria histórica de la ciudad, fue la fotografía. En el siglo XIX, Otto Flohr fue un pionero activo de la fotografía postal también en Barranquilla. Después de la Primera Guerra Mundial aparece Erwin Heumann, fotógrafo muy diligente que tomó innumerables y hermosas fotos de Barranquilla y sus alrededores. Se sabe muy poco de los dos. Al parecer, Heumann vino luego de la Primera Guerra Mundial a Colombia y puso en la ciudad su negocio Foto Heumann, que existió hasta principios de 1942. Por lo visto fue bastante exitoso, según lo demuestran los numerosos anuncios en los periódicos de Barranquilla. Después se perdieron las huellas de Heumann.


Carlos Meisel Una influencia alemana directa sobre el sistema educativo de Barranquilla se dio cuando, en 1872, el presidente liberal Eustorgio Salgar invitó a una misión pedagógica, constituida por varios profesores de Alemania, para difundir en Colombia los principios de la educación moderna de Pestalozzi y Froebel. Al finalizar la misión de cuatro años, dos de sus miembros se radicaron en Barranquilla. Conocido se hizo entre otros Carlos Meisel, durante muchos años rector del Colegio Ribón, fundado por él y que gozaba de prestigio. Meisel le dio impulsos importantes al sistema educativo de Barranquilla. Sin embargo, en 1915 este colegio fue bastante menospreciado por el rector del Colegio Alemán de aquel entonces.

El Colegio Alemán, ahora con tres pisos.

brado presidente del “Schulverein”. Para él estaba claro que había que mejorar el nivel del colegio, si el colegio quería ganar más estudiantes y tener más éxito con los padres. Para ello era necesario contar con una sede propia. Logró imponer su idea y así surgió el Colegio Alemán en la avenida Primera en Bellavista, en donde hoy día se encuentra el Colegio Pestalozzi. Esto fue posible gracias al apoyo financiero de Berlín, numerosas donaciones de la colonia alemana y la participación propia en los trabajos de planeación y construcción. En septiembre de 1930 se fundó oficialmente la “Sociedad del Colegio Alemán– Deutscher Schulverein“. En julio de 1930 el Colegio pudo iniciar su funcionamiento en la sede propia. El éxito confirmó la perspicacia de los iniciadores, el número de estudiantes se incrementó rápidamente –también gracias al Kindergarten–. En 1934 ya había más de 100 y en 1939 250 estudiantes.

El creciente número de estudiantes hizo necesaria la construcción de edificios aledaños. En 1937 se construyó un piso adicional al colegio. Por eso los problemas financieros se mantuvieron y la búsqueda de ingresos llevó a soluciones creativas. De este modo, en diciembre de 1931 se organizó una gran fiesta legendaria con un bazar de Navidad para recaudar fondos para el Colegio. Esta fiesta fue documentada como ningún otro acontecimiento de esa época. Se repitió y llevó a una tradición que solamente fue interrumpida por la guerra mundial. En la colonia alemana, al parecer, ahora se reconocía verdaderamente al Colegio Alemán como un colegio propio. En 1939 una cuarta parte de los 100 estudiantes era alemana. Esto seguramente también se debe a que se había contratado más personal de lengua alemana. En 1934 había cuatro profesores alemanes y en 1939 seis. Las clases se dictaban en gran medida desde un principio en alemán. 39


Empresas y empresarios

BARRANQUILLA: AUGE, CRISIS Y RENACIMIENTO DE LA CIUDAD Y DE SU EMPRESARIADO A partir de la segunda mitad del siglo XIX, en Barranquilla se generaron condiciones para el comercio mucho más atractivas que las ofrecidas por los puertos de Santa Marta y Cartagena. Muchos comerciantes de estas dos ciudades, al igual que un importante núcleo de empresarios extranjeros decidieron instalarse en la nueva ciudad. Sergio Paolo Solano

El crecimiento de Barranquilla estuvo ligado a su condición de primer puerto colombiano entre 1870 y 1950. Esa condición privilegiada dependió a su vez de un modelo económico agroexportador que convergía hacia el valle del río Magdalena, arteria por la que se movilizaban todos los productos que entraban y salían del país. Su posición geográfica, el ser una sociedad de orígenes mestizos y que no arrastraba lastres de ranciedades “aristocráticas” coloniales, la condición portuaria, la llegada de empresarios extranjeros y el ser epicentro de la navegación fluvial a vapor, crearon las condiciones propicias para que en Barranquilla se transfirieran capitales, tecnología, mano de obra y experiencia administrativa a un naciente sector fabril. Durante los treinta primeros

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A comienzos del siglo XX, dieciséis países tenían representantes consulares en Barranquilla y ya esta aparecía como un incipiente centro industrial. La población, durante el período de existencia del complejo portuario Barranquilla–Puerto Colombia, creció 3,5 veces, al pasar de 40.105 habitantes en 1905 a 139.974 en 1938. Durante ese lapso el sector industrial se desarrolló rápidamente, los servicios públicos se expandieron y fueron los mejores del país; el crecimiento urbano fue notable y surgieron barrios residenciales a la altura de los de las mejores metrópolis de América.

años del siglo XX esta ciudad fue escenario propicio para el establecimiento de la industria moderna, la que introdujo modificaciones significativas en las relaciones sociales y en sus estructuras demográfica y urbana. Ciertas circunstancias favorables durante el último cuarto del primer siglo de la República sirvieron para que algunos empresarios con capitales acumulados en las esferas del comercio, la ganadería y el transporte, se decidieran a diversificar sus inversiones en sectores netamente productivos que se podían beneficiar de las materias primas que abundaban en la región, las que en parte representaban un subproducto de sus inversiones esenciales. Tal fue el caso de los establecimientos semifabriles creados entre 1875 y 1899, los que también se aprovecharon de la imposibilidad que afrontaba la competencia de productos extranjeros de igual índole en razón de los altos


En el ambiente de progreso de fines del siglo XIX se destaca el norteamericano Mr. William Ladd con al menos tres grandes aportes a la ciudad. Inició la telefonía en 1885, fue el fundador del Colegio Americano para varones junto con Mr. Vanderbilt. Compró unos terrenos en la parte alta de la ciudad para hacer una urbanización que fue bautizada con el nombre de su ciudad de origen: Boston.

Barranquilla, pionera en telecomunicaciones

El primer almacén LEY lo abrió por el antioqueño Luis Eduardo Yepes en el año de 1922 en Barranquilla, fue el primer almacén que implementó los precios fijos y publicados, que eran exhibidos en vitrinas al público. A esta tienda la denominó LEY, tomando las iníciales de su nombre.

costos del transporte y los altos volúmenes de carga que no eran compensados por su comercio en el mercado regional costeño en formación. Instalaciones semifabriles como las jabonerías, velas esteáricas, curtimbres, desmotadoras de algodón y cigarrerías, surgieron gracias al desarrollo de la industria ganadera y del tabaco, en especial cuando la primera comenzó a responder a las exigencias del mercado centroamericano y del Caribe insular a raíz de la guerra de los Diez Años en Cuba (1868-1878) la que imposibilitó que esta isla continuara abasteciéndolos de carnes y de

cueros. También influyó la demanda interna de carnes, calzado, aperos de cabalgadura, cueros para muebles y camas, velas esteáricas para el alumbrado y jabones para el aseo. Los empresarios extranjeros La existencia de un núcleo de empresarios no nacionales con capitales en el comercio y en el transporte fluvial de vapor y en el ferrocarrilero, también, contribuyó a crear un marco benéfico para aventurar inversiones en el área semifabril. Modernos sistemas contables y administrativos, alta capacidad de riesgo en las inversiones e introducción de la tecnología moderna representada en la máquina de vapor y en herramientas y productos metalmecánicos y todos los conocimientos físicos, químicos y matemáticos que les son congénitos, se constituyeron en el aporte más apreciable de este grupo de personas al desarrollo empresarial de Barranquilla. Así, muchos de los primeros empresarios que arriesgaron capitales en talleres y establecimientos semifabriles habían asimilado el

Barranquilla fue la ciudad pionera de las comunicaciones telefónicas en el país al instalar los primeros aparatos en 1885 y luego habilitar las centrales telefónicas electromecánicas que suprimieron el uso de las funcionarias operadoras para la comunicación entre los abonados. William Ladd fue el primer gerente de la compañía americana encargada del contrato con el municipio de Barranquilla y se destacó por el manejo administrativo y su permanente vigilancia en el aspecto técnico de los aparatos instalados. Años más tarde, el barranquillero Julio Falquez se encargó del auge logrado por la empresa. Entre las fechas más significativas en la historia de la telefonía en la capital del Atlántico se encuentran: • El 13 de diciembre de 1885 el señor Pedro R. Vengoechea recibió en Barranquilla el primer aparato telefónico que llegó a Colombia. • En 1885 la Compañía de Teléfonos de Colombia y Panamá, radicada en este último país, introdujo en Barranquilla 25 aparatos telefónicos que fueron instalados en oficinas públicas y casas comerciales, para ser dados al servicio el 1˚ de septiembre del mismo año. • Mediante actividades de prueba, el 7 de agosto de 1885 se llevó a cabo la comunicación entre Barranquilla y Soledad. • En 1886 Barranquilla llegó a poseer 800 aparatos telefónicos Party-Line, con los cuales tres familias compartían un mismo teléfono.

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Esteban Márquez (1799-1889). Empresario, banquero y político. Fundador y director del Banco Márquez, impulsor de la importación por el río Magdalena para lo cual construyó la aduana en el actual castillo de Salgar.

Entre 1873 y 1925 se fundaron seis bancos privados en la ciudad de Barranquilla. Durante este período, de intensa actividad económica, se crearon casi todos los bancos que han aparecido en la ciudad. El Banco Dugand fue quizá el más importante en estos años. Ya entonces se encontraba bastante consolidado el Banco Comercial de Barranquilla, sucesor del Banco de Barranquilla.

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El señor François Victor Dugand, de origen belga, llegó a La Guajira en 1879, luego se instaló en Barranquilla a principios del siglo XX. Durante su estancia en Barranquilla fundó la firma de banqueros que llevó el nombre de V. Dugand e Hijo. Su hijo era José Víctor Dugand, gerente del Banco Dugand de 1917 a 1925.

ses Metálicos Gallardo, puntillas Iron and Steel Industry Co. y el astillero Unión Industrial) con el 8,9 %; tres molinos de trigo (Generoso Mancini, Roncallo Hnos. y Ramón Urueta Méndez) con el 7,0 %; dos fábricas de aceites y grasas vegetales (Fagrave y Grasas y Aceites Vegetales) con el 6,8 % y tres cigarreras y fosforeras (Coltabaco, Francisco García y Hermano y Cía. Fosforera Colombiana) con el 6,5 %. Es decir, 25 empresas (el 38,4 % del total) concentraban el 75,6 % del capital colocado en industrias en 1934. Entre este año y 1945 se crearon 416 establecimientos fabriles, manufactureros y artesanales con una inversión aproximada de $25.000.000. Sin embargo, por el valor de la producción y el de los insumos y por el empleo de mano de obra, el sector de textiles seguía siendo el que más aportaba a la consolidación de la industria en Barranquilla. En efecto, de un valor total de la producción de las empresas que se acercaba a los dieciséis millones ($16’000.000), los textiles aportaban el

18,6 %, seguidos por bebidas y gaseosas con el 10,6 %, luego por los molinos de cereales con el 9,5 % y después por aceites vegetales, metalmecánica y cigarrillos y fósforos con el 7,1 %, 7,2 % y el 6,1 % en su orden. Es decir, las mismas 25 empresas concentraban el 59,1 % de la producción. La crisis: limitaciones del desarrollo fabril de Barranquilla A partir de los años 1920 y 1930 la articulación de ese modelo económico varió al buscar la salida del café por Buenaventura, para luego seguir por el canal de Panamá con destino a Europa y los Estados Unidos, y a la inversa. Ese cambio en la jerarquía y en los espacios portuarios afectó la capacidad de acumulación de capitales de los empresarios de Barranquilla. De hecho, los empresarios que invirtieron en industrias ya habían perdido sus nexos con el comercio internacional en grande escala (a excepción quizá de los Obregón, quienes mantuvieron una


importante dosis de supervivencia del espíritu especulativo de los empresarios barranquilleros, muy dados a la rentabilidad inmediata, la que aprendieron y practicaron gracias a la economía de “cuello de botella” propia de la hegemonía mercantil y portuaria que ejerció esta ciudad sobre el tráfico mercantil nacional en el siglo XIX. La politiquería, otro elemento de la crisis Esas limitaciones económicas se aunaron con algunos aspectos de la política nacional. Sobresale la política discriminativa del Estado al aplicar un modelo que privilegió a las ciudades del triángulo de oro (Bogotá, Medellín y Cali), en detrimento de la costa. El establecimiento de impuesto a las importaciones de materias primas empleadas por las industrias barranquilleras, lesionó a los molinos y a las textileras. Un impuesto de internación de productos costeños con destino a los mercados del interior también formó parte de las políticas del Gobierno nacional para favorecer el desarrollo fabril antioqueño en detrimento del costeño. A ese hecho hay que sumarle las transformaciones que se operaron en el Estado y en la administración municipal de la ciudad. Hasta finales del decenio de 1950 era un Estado pequeño y con una burocracia pública pequeña si se le compara con lo sucedido después de acordado el Frente Nacional bipartidista (1958-1974), que hizo del clientelismo la principal norma de la conducta política. La reforma política de 1968 (gobierno de Carlos Lleras Restrepo) que fortaleció el Estado, implicó el ensancha-

La principal cervecería de la región caribe del país fue fundada el 10 de abril de 1913, e inició su producción con las marcas Escudo, Gallo Giro, San Nicolás y Cerveza Águila. Veinte años después pasó a ser propiedad de don Mario Santo Domingo con el nombre de Cervecería de Barranquilla y Bolívar, esta razón social se mantuvo hasta 1967, año en el que se estableció la Sociedad Anónima Cervecería Águila. A partir del 2002 pasó a ser parte de Bavaria y retomó su nombre original de Cervecería de Barranquilla.

tradición de origen colonial) y transitaban hacia otras actividades (accionistas minoritarios de la navegación a vapor, comercio al detal, ganadería a escala menor, propiedad raíz urbana, urbanización y bancos) con menores posibilidades de enriquecimiento. La unidad familia-empresa asumió hasta cierto límite las exigencias planteadas por la financiación de las industrias que originó. La capitalización por medio de la reinversión de utilidades o por el traslado de fondos de otras esferas fue una disyuntiva que dependió de la solvencia familiar, de la coyuntura económica o de la situación de la empresa. Sabemos que Tejidos Obregón, propiedad de una familia con grandes recursos económicos, multiplicó su capital en un lapso de ocho años y creó otras empresas subsidiarias de aquella (Cía. de Energía Eléctrica y la Cía. Agrícola y Comercial) gracias al traslado de fondos. Otras familias empresariales que incursionaron en industrias (Mayans, Aycardi, Helm, Carbonell), por lo limitado de sus fortunas tuvieron que mantener sus empresas acudiendo a los dineros resultantes de las utilidades, las que debieron ser modestas por su escasa capacidad competitiva. La inversión en múltiples industrias por parte de los empresarios barranquilleros originó la desconcentración del capital fabril, lo que antes que expresar un “espíritu abierto y democrático de la estructura industrial barranquillera” –como se pensó años más tarde–, más bien manifestaba la presencia del factor limitante ya anotado, cierta cautela en la colocación de la inversión, pero también una

El empresario Julio Mario Santo Domingo Pumarejo heredó el talento para los negocios de su padre Mario, quien fue pionero de la aviación comercial en Colombia y además fundador de Cervecería Águila.

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Generoso Mancini & Cía. Ltda.

UNA EMPRESA CON HISTORIA Los orígenes de su historia se remontan a 1919 cuando el joven Generoso Mancini De Silvi, de 25 años y originario de Tívoli, fundó en Barranquilla una fábrica de pastas alimenticias y galletas llamada G. Mancini & Cruciani que, con el tiempo, habría de convertirse en símbolo de la industria alimentaria regional: La Insuperable

Texto condensado del libro escrito por Gustavo Bell Lemus, El Cuento de Generoso

Generoso Mancini & Cía. Ltda., organización empresarial de carácter familiar situada en Barranquilla, por tres generaciones y más de nueve décadas se ha venido consolidando como una de las más destacadas de la industria alimentaria del Caribe colombiano y del país. Sus orígenes se remontan a 1919 cuando el joven Generoso Mancini De Silvi, de 25 años y oriundo de Tívoli, Italia, junto con su compatriota Rómulo Cruciani fundó la fábrica de pastas alimenticias y galletas G. Mancini & Cruciani, que con el tiempo se convirtió en La Insuperable, símbolo de la industria local. En la época en que Generoso Mancini desembarcó en Puerto Colombia, Europa estaba devastada por la Primera Guerra Mundial, mientras que Barranquilla se hallaba en pleno proceso de expansión económica y demográfica con una

fuerte demanda de alimentos y bienes de consumo. Con unos ahorros y alguna experiencia en los negocios, don Generoso instaló una panadería en la calle de las Flores, y a los pocos meses fundó la fábrica de pastas alimenticias. Un par de años más tarde, en julio de 1922, constituyó con Cruciani una nueva sociedad comercial e industrial: un molino para fabricar la harina Flor de Trigo. En mayo del mismo año llegó a Barranquilla, procedente de Italia, el hermano menor de don Generoso, de 18 años, quien se vinculó a la panadería. En 1924 el joven Adalgiso ya había alcanzado la mayoría de edad y entró a ser socio de G. Mancini & Cruciani y le imprimió un impulso comercial a las fábricas de harina y de pastas e innovó en empaques, lo que se tradujo en un éxito de mercadeo. Los hermanos Mancini continuaron expandiendo sus actividades industriales con aceites y grasas vegetales, maicena y brillantina para el cabello, todo con el nombre de La Insuperable.

Generoso Mancini & Cía. Ltda. 1937

1922

Edificación en el callejón Topacio, donde se ubicó el primer molino de harina de la empresa La Insuperable.

1930

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El 25 de mayo de 1930, Generoso Mancini De Silvi se casó con Rita Alzamora Palacio, perteneciente a una de las más distinguidas familias barranquilleras.

Adalgiso Mancini De Silvi y Dolores Alzamora Palacio se casan. Mediante el vínculo matrimonial se fundaron las sólidas bases de una empresa familiar que unió dos poderosas familias: Mancini De Silvi y Alzamora Palacio.


Don Generoso Mancini, creador de empresas

1940

En la Segunda Guerra A comienzos de la década de 1940 los negocios de la empresa Molino de Trigo y Fábrica de Pastas La Insuperable seguían en auge e incluso se ampliaban a otros campos como bienes raíces. Esto llevó a los hermanos Mancini a reestructurar la empresa. El 30 de junio de 1941 se constituyó la sociedad anónima La Insuperable S. A. Las acciones de esta nueva sociedad quedaron repartidas, en diferentes proporciones, entre los miembros de la gran familia Mancini De Silvi-Alzamora Palacio. Infortunadamente los efectos de la Segunda Guerra Mundial influenciaron la política y la economía de Colombia y de manera directa a los ciudadanos alemanes, italianos y japoneses radicados en su territorio. Estados Unidos creó la Lista Proclamada de Nacionales Bloqueados, más conocida como Lista Negra, que significó un gran perjuicio económico para los comerciantes y empresas nombrados en ella. La Insuperable fue incluida en 1941 en razón de la nacionalidad de los

Grabado con el emblema de la empresa que se usaba en el encabezamiento de la papelería en 1940.

Ciudadano italiano nacido en Tívoli en 1894, prestó servicio militar en Mogadiscio, Somalia italiana. Allí construyó la primera sala de proyección cinematográfica Cinema Tívoli, para mil espectadores. En la Primera Guerra Mundial fue herido en combate. Consiguió licencia para explotar unas minas y fabricar pólvora. En 1919 desembarcó en Barranquilla donde abrió una panadería y empezó a fabricar pastas. Luego compró el molino de su proveedor de harina y estableció la sociedad G. Mancini & Cruciani. En 1938 constituyó Aceites La Insuperable. En 1940, junto con su hermano Adalgiso, creó la fábrica de jabones La Insuperable y la productora de aceites La Americana. En 1943, en asocio con el ingeniero Ernesto Cortissoz, manufacturó sulfato de quinina. Fundó Fagrave S. A. en sociedad con Jacobo Safdeye Curacao Trading Co. Carlos Lazcano y la sociedad Nazzim Mezrahi. En Cali –1955– inauguró la fábrica de grasas Generoso Mancini Manteca La Americana. Asociado a Parrish & Co. urbanizó el barrio La Victoria, y juntamente con Alberto Pumarejo y Mariano Segovia, el barrio Riomar. Falleció en 1956 en Tïvoli cuando negociaba una fábrica de cerveza y un molino de cemento. Sus descendientes son Victoria, Rita, Bruno, Marina, Enmanuel Filiberto, Manlio, Isabel, Manuel Julián.

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Pasado y presente de Avianca

UNA APASIONANTE HISTORIA CON ALAS En 1919 nació en Barranquilla la primera aerolínea comercial de América y la segunda del mundo. La Sociedad Colombo Alemana de Transporte Aéreo, Scadta. Su historia, como la trama de una buena novela, está llena de aventuras y de personajes formidables que se atrevieron a las más increíbles travesías para escribir el primer capítulo de lo que llegará a ser Avianca. Fundadores de Scadta La creación de Scadta fue una iniciativa entre colombianos y alemanes.

Ernesto Cortissoz

Stuart Hosie

Alberto Tietjen

En septiembre de 2012, Colombia amaneció con una noticia que mereció, por importante y positiva, ser publicada con gran despliegue en la prensa: Avianca recibió el Airbus número 100 de su flota. La empresa ya tiene el mayor número de aeronaves más modernas de América Latina. Los informes especificaban que el avión, un A330-200, había sido entregado ese lunes en la planta de Airbus en Toulouse, sur de Francia, y que estaba configurado para acomodar a 252 pasajeros, 30 en clase ejecutiva y 222 en turista. Además, señalaba que la flota de la empresa estaba conformada en su gran mayoría por aviones Airbus. Desde luego, aun para los conocedores de la industria de la aviación comercial y mucho más para los profanos en este tema, tales cifras son descomunales. Y eso sin tener en cuenta sus miles de empleados, los cientos de destinos a los cuales arriba y los millones de pasajeros y carga que mueve esta empresa por año. Este punto tan

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Jacobo Correa

Rafael Palacios

Cristóbal Restrepo

Aristides Noguera

alto al cual llegaba Avianca, se había concertado secretamente a lo largo de un año (2008-2009), nada menos que en el elegante y exquisito Whisky Club Diners, del Waldorf Astoria de Nueva York. Pero fue solo el 7 de octubre de 2009 cuando el universo aeronáutico quedó sorprendido con la revelación del secreto: la integración Avianca-Taca, que para empezar tendría 129 aviones y más de 12.000 colaboradores en todas sus bases. Con la compostura que merece el anuncio de una significativa negociación económica, los empresarios Germán Efromovich y Roberto Kriete, el presidente de Avianca, Fabio Villegas Ramírez, y altos ejecutivos de ambas aerolíneas fueron los encargados de la sorpresiva noticia, que en síntesis era –y es– desarrollar constantemente una gran empresa de servicios que articule, con sus más altos estándares, calidad, seguridad, economía y óptima tecnología. Óptima tecnología, frase que es posible que a muchos de quienes escuchaban a esos líderes de la aviación co-

El inicio de una increíble travesía

Por su larga trayectoria, la cantidad de anécdotas, momentos y personajes que tejen su fascinante desarrollo, la historia de Avianca es monumental; por eso, en estas páginas solo hemos reseñado brevemente sus inicios y trazamos una sucinta cronología de los eventos más importantes que jalonan el recorrido de la empresa en los últimos 94 años.

Década de 1910

Década de 1920

1919 La aerolínea bandera de Colombia fue fundada el 5 de diciembre de 1919 bajo la razón social Sociedad Colombo Alemana de Transporte Aéreo, Scadta.

1920 Arribaron los primeros aviones Junkers para Scadta, que llegó a operar posteriormente 25 aeronaves del tipo F-13, un Junker W33 y un W34. En septiembre, con Fritz Hammer como piloto, Wilhelm Schnurbush como copiloto y Stuart Hosie como pasajero, Scadta realizó el primer vuelo entre Barranquilla y Puerto Berrío, en Colombia.


Junker F-13, primer avión de Scadta.

1921 Se establecieron las rutas de Scadta entre las ciudades de Barranquilla, Girardot y Neiva.

1929 El 23 de julio se establecieron las rutas regulares entre Girardot y Bogotá.

Década de 1940

Década de 1950

1940 El 14 de junio de 1940 se constituyó Aerovías Nacionales de Colombia S.A. – Avianca, razón social que resultó de la integración de Scadta y la compañía Servicio Aéreo Colombiano – SACO.

1956 Avianca lleva a la delegación colombiana que participaba en los Juegos Olímpicos de Melbourne, en Australia. Fueron 61 horas de operación, con escalas exclusivas para suministrar combustible a la aeronave.

1946 Avianca expande sus alas a cielos internacionales. Hasta Quito, Lima, Panamá, Miami, Nueva York y Europa llegan los aviones DC4 y C54 operados por la aerolínea colombiana.

Como los aviones Junkers F-13 no estaban diseñados para las condiciones climáticas del trópico, sus motores se recalentaban y eran frecuentes las averías. Los pilotos acuatizaban, reparaban el daño y continuaban el vuelo siguiendo el curso de los vapores por el río. Se establecieron hidropuertos en cada puerto fluvial de importancia desde Barranquilla hasta Neiva. Para 1927, la fábrica alemana de aviones Dornier Flugzeugwerke había diseñado una aeronave para las condiciones hidrográficas del país, el Dornier Merkur (en la foto), que podía alcanzar la velocidad máxima de 160 kilómetros por hora al nivel del mar.

Boeing 707, primer jet de Avianca.

Década de 1960 1960 Avianca opera su primer jet, el Boeing 707-120. En los ocho años siguientes se incorporaron los aviones Boeing 720B, 727-100 y 727-200 y 737-100.

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En la época en que fue creada –Scadta–, Colombia era un país de regiones y ciudades aisladas entre sí y desconocido para los mismos colombianos. Enormes distancias y formidables barreras geográficas, sumadas a la ausencia absoluta de infraestructura de vías, dificultaban el desplazamiento de bienes y personas por el territorio nacional.

mercial los remontara a los cuentos de los abuelos sobre sus experiencias de “montar” por primera vez en avión. Como por ejemplo cuando a mediados del siglo pasado Avianca realizó el primer vuelo a Roma. Muy distinto al de un Airbus, que va de punto a punto, en esa ocasión se hizo a través de Bermudas, Azores y Lisboa, regresando por las islas de Sal y Trinidad. Fue un vuelo especial, pues llevaba una peregrinación de compatriotas a las ceremonias inaugurales del Año Santo. “Iban sacerdotes, párrocos de aldea, seminaristas, gente piadosa y timorata que no había abandonado su parroquia ni había soñado trepar a la cabina de un avión (…). A algunos se les puso la carne de gallina al pensar que iban a cruzar el Atlántico volando en plena noche”, escribió Herbert Boy en su libro Una historia con alas. Pues bien, frente al que por un instante pareció incontrolable miedo de los noveles pasajeros y como respuesta a la exigencia de que Boy les garantizara “en nombre de Avianca y sobre su palabra de aviador” la seguridad del vuelo, les respondió que eso no dependía de él, sino de la ¡Divina Providencia! Una alianza entre Barranquilla y Alemania La anterior anécdota es apenas un abreboca de una historia salpicada de hechos insólitos, pero a su vez marcada por el excepcional juicio y visión empresarial de todos los hombres y mujeres que participaron –y participan– en esta gesta que se llama Avianca. Siempre ha sido así. Desde los tiempos de su génesis en la Barranquilla de los

Un terminal exclusivo para Avianca

Década de 1980

Década de 1990

1981 Las posibilidades de servicio en tierra para los pasajeros en Bogotá se ampliaron con la construcción y puesta en servicio del moderno Terminal Puente Aéreo de Avianca, desde donde se atendieron inicialmente las rutas a Miami, Nueva York, Cali, Medellín, Pasto y Montería.

1990 Avianca adquiere dos de los aviones más modernos del mundo: Boeing 767-200 ER, los cuales fueron bautizados con los nombres de Cristóbal Colón y Américo Vespucio.

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primeros 25 años del siglo pasado. En aquellos años la ciudad sobresalía en el ámbito nacional por su pujanza: tenía igual número de habitantes que la capital de la república, allí fueron instalados los primeros teléfonos del país y también a nivel nacional funcionaba la primera empresa privada de este servicio. Contaba con acueducto, tranvías halados por mulas y de vapor, muelle en Puerto Colombia, que consolidó a esta ciudad como puerto marítimo y fluvial (por el río Magdalena). Un puerto vital para el desarrollo del país en general, pues por allí llegaban mercancías de Europa y Estados Unidos y salían productos nuestros. En fin, por Barranquilla fue como el centro del país se conectó con el resto del mundo. Hay que tener en cuenta que por esa época las comunicaciones en el interior eran de odisea. Las cordilleras prácticamente encerraban los valles interiores junto con sus poblaciones, y para las que estaban en sus lomas las distancias eran igualmente infinitas. Además, el Magdalena Medio era una muralla china de selva impenetrable. Se podría decir que estas fueron las condiciones objetivas para que el espacio aéreo del Caribe colombiano tomara importancia. Solo faltaba el hombre para que esto ocurriera. No fue difícil: al espíritu emprendedor del barranquillero se sumó muy buena sangre extranjera. Y así fue como el 5 de diciembre de 1919 los alemanes Werner Kämmerer, Albert Tietjen, Stuart Hosie y los colombianos Ernesto Cortissoz, Jacobo Correa, Aristides Nogue-

1992 Se incorpora a la flota de Avianca el primer McDonell Douglas MD 83 de pasajeros.

1994 Se establece la alianza estratégica que vincula a las tres empresas más importantes del sector aéreo colombiano: Avianca, SAM (Sociedad Aeronáutica de Medellín) y Helicol (Helicópteros Nacionales de Colombia), lo que dio vida al Sistema Avianca. Los Fokker 50 se incorporan a la flota para rutas regionales.


Los Junker F-13 fueron acondicionados como hidroaviones al no haber aeródromos, utilizaron el río Magdalena como pista y como ruta. En el puerto del caño de Veranillo fueron construidos los hangares y el hidropuerto.

Las facilidades de acuatizaje en el río Magdalena, que conectaba numerosas poblaciones a lo largo de su cauce, hicieron de Colombia un terreno fértil para la aerolínea.

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Los primeros pilotos fueron alemanes con formación militar en la Luftwaffe, algunos combatieron en la Primera Guerra Mundial. Muchos provenían de la nobleza, otros eran oficiales de carrera.

ra, Cristóbal Restrepo y Rafael Palacio constituyeron en la notaría segunda de Barranquilla la empresa aérea Scadta, que a primera vista parece una palabreja teutona. Pero no, es una sigla que significa Sociedad Colombo Alemana de Transporte Aéreo y que fue la primera aerolínea comercial de América y la segunda del mundo. En un primer momento, la idea era algo parecida a repetir el camino al “Dorado” pregonado por nuestros indígenas. Solo que en esta ocasión era por aire, creando una ruta para traer esmeraldas desde Muzo y Chivor. No funcionó y más bien las intenciones de sus gestores desembocaron en una compañía con mucho más impacto para el desarrollo del país del que imaginaron. Con un capital de $100.000 (cien mil pesos oro) constituyeron la empresa y de inmediato se dieron a la tarea de adquirir dos aviones. Escogieron los más modernos del momento, los Junkers F-13 de fuselaje metálico. Y apareció lo insólito: el Tratado de Versalles que puso fin a la Primera Guerra Mundial prohibía a Alemania fabricar, vender o exportar equipo de vuelo. De modo que tuvieron que recurrir a la antiquísima maña del contrabando. Así llegaron a Barranquilla los pequeños aparatos. Los problemas técnicos aparecieron desde el comienzo. Pero también con maña e ingenio y mucho de sabiduría los superaron. Ejemplos: la gasolina existente en Colombia era diferente de la alemana, por lo que los motores se recalentaban. Solución: se les adaptaron radiadores de automóviles Hudson. ¿Y cuando el recalentamiento abría fisuras en el radiador? Solución: taponarlas

con emplasto de jabón de tierra. La navegación era a ojo, nada fácil en un país de geografía difícil. Solución: seguir el curso del Magdalena. Con tanques de poca capacidad era imposible recorrer enormes distancias. Solución: canecas con el combustible instaladas a la orilla cada cierto número de kilómetros. ¿Y cuando se presentaba una falla mecánica? La única solución: acuatizar, amarrar el avión a un árbol ribereño y repararlo. ¿Y el aterrizaje en un país sin pistas para ello? Solución: acondicionarlos como hidroplanos. ¿Valía la pena toda esta riesgosa aventura? Claro que sí. A ocho horas quedaron reducidos los 14 días de viajes en barco desde Barranquilla hasta Bogotá. Bueno, no propiamente a la capital colombiana, sino a Girardot, donde pasajeros y carga remontaban la cordillera en tren. Paradójicamente, este sistema, más de cien años después, es el que se propone en el país: espacio aéreo más fluvial más tren. Se llama ahora multimodal. Estas exitosas soluciones estuvieron a cargo del economista y piloto Fritz Hammer y del ingeniero aeronáutico Wilhelm Schnurbush. Ambos fueron invitados por Kämmerer a participar en la naciente empresa, que tras realizar vuelos de prueba deslizándose sobre el agua a todo motor se lanzaron a la audacia de ir hasta Puerto Colombia, a solo 18 km de distancia. Fue un vuelo que marcó fecha en el transporte aéreo: llevaban un correo de 57 cartas con destino a Europa. Estimulados por el éxito, decidieron volar hasta Puerto Berrío siguiendo el curso del Magdalena y acuatizando en los principales

Turbulencias en Avianca

Década de 2000 2002 El 20 de mayo, Avianca y SAM conformaron junto con Aces (Aerolíneas Centrales de Colombia) la Alianza Summa. En noviembre de 2003 los accionistas deciden iniciar la liquidación de la Sociedad Alianza Summa y encaminar sus esfuerzos al fortalecimiento de la marca Avianca. • Tras el atentado terrorista a las torres gemelas de Nueva York en septiembre de 2001, la industria aérea mundial entra en una etapa de zozobras e incertidumbres, que se ve agravada por el aumento desmesurado en el precio del combustible. Las aerolíneas colombianas no son ajenas a esta crisis. Se anuncia la unión de Avianca y Aces.

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2003 Ante la crisis, los accionistas deciden liquidar a Aces, en tanto Avianca es inmersa en una reestructuración económica al amparo del chapter 11 (Capítulo 11) de la ley estadounidense. Avianca ve afectados sus números y su reputación producto de las huelgas y la crisis general del sector. Boeing 767-200.


A los primeros Junkers, con el paso del tiempo se fueron uniendo reconocidos equipos como los Dornier Wal, los Ford 5-AT-DS C-60, los Havilland 60, los Fokker Super Universal C-44, los Boeing 247 Ds, hasta llegar a los legendarios DC-3 y DC-4. En la década de 1950 entran a conformar su flota los Super Constellation de la Lockeed.

2004 No podían ser peores los vientos para Avianca: acosada por pasivos que llegaban a los 300 millones de dólares (250 correspondientes a deuda pensional) y con 40 millones en caja que apenas le servían para operar una semana, apareció Germán Efromovich, de quien solo se conocía por sus operaciones en Campo Rubiales y no como dueño de la aerolínea brasileña Ocean Air. Sin gastar tiempo en estudios de abogados y peritos y tras cumplir todos los requisitos exigidos por la Corte del Distrito Sur de Nueva York, Synergy Group se hizo al 75 % de Avianca (Avianca Inc.) bajo cuyo acuerdo emergió con éxito del Capítulo 11 y emprendió un nuevo vuelo.

El trimotor Ford 5 AT comenzó a fabricarse en 1925 por Henry Ford, es conocido por ser uno de los primeros aviones para los vuelos comerciales y ser utilizados en las primeras aerolíneas.

La inversión inicial de Synergy Group ascendió a 65 millones de dólares y un plazo de 20 años para pagar el pasivo pensional de los pilotos (120 millones de dólares). El pasivo del personal en tierra lo asumió Valorem (Grupo Santo Domingo). La Federación Nacional de Cafeteros se quedó con el 25 % de Avianca, que luego vendió en 25 millones de dólares a Synergy Group. • En diciembre de 2004 Avianca emerge con éxito del proceso de reestructuración adelantado al amparo del Capítulo 11 de las leyes estadounidenses. El Grupo Synergy asume el control accionario de la aerolínea.

Boeing 757-200

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Sociedad de Mejoras Públicas de Barranquilla

EL COMIENZO DE LAS ACCIONES CÍVICAS EN FAVOR DE BARRANQUILLA A la SMP (Sociedad de Mejoras Públicas) Barranquilla le debe entre otras cosas: el himno de la ciudad, la arborización de sus calles, la construcción de parques y monumentos, el zoológico y en cierto modo la apertura de Bocas de Ceniza y la construcción del terminal marítimo, la organización del Carnaval, el Teatro Amira de la Rosa y mucho más.

Tomás Suri Salcedo

Julio E. Gerlein

Carlos Rasch Isla

Rafael Salcedo

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Alfredo de la Espriella

Primera junta directiva de la Sociedad de Mejoras Públicas, entidad que desde 1927 ha venido trabajando por el mejoramiento de Barranquilla.

Ezequiel Rosado

En reunión promovida por la Asociación de Empleados de Comercio el 12 de enero de 1927, una veintena de personas creó la Sociedad de Mejoras Públicas de Barranquilla para que trabajara por el mejoramiento de la ciudad en lo material, lo moral y lo intelectual. El comité organizador estuvo integrado por Julio Gerlein en representación del Club Rotario, Julio Labarrera por el municipio, Abel Carbonell por la prensa, Juan M. Obregón y Rafael Blanco por el comercio, Arturo Samudio por la Asociación de Ingenieros y Mecánicos, y Enrique G. Pérez y Abel del Portillo por las agrupaciones obreras, y como presidente y secretario interinos, Julio Enrique Gerlein y Evacio Rafael Castillo. El día 16 ya se constituyó formalmente la sociedad con 26 miembros en representación de sectores públicos y privados, y el 23 se formalizó la primera junta directiva: presidente, Ezequiel Ro-

Edificio donde funcionaba la Sociedad de Mejoras Públicas. Calle San Juan carrera Progreso y 20 de Julio.

sado; vicepresidente, Rafael Blanco; tesorero, Juan Obregón; secretario, Evacio Rafael Castillo; abogados, Alberto Pumarejo con suplencia de Juan Pablo Manotas; médico, Enrique Rodríguez Diago con suplencia de Sofanor Vásquez; ingeniero, Antonio Luis Armenta; y prensa, Rafael Sánchez Santamaría y Juan B. Fernández. En un principio la Sociedad derivó su sostenimiento de las cuotas de los socios y un porcentaje de impuestos a carteles y avisos municipales. Luego, de arrendar oficinas de su edificio sede construida con fondos propios en la calle de las Flores (o 39); y hoy, de esta misma fuente y cuotas de los socios. El primer edificio fue cedido para construir el de Telecom, integrado hoy al Centro Cívico. En compensación, el municipio le cedió el lote donde hoy queda el edificio de la Sociedad, inaugurado en 1965. En 1947 la SMPB creó el Comité Pro-Teatro Municipal Amira de la Rosa y bajo la presidencia del doctor


la Bandera en el Parque 11 de Noviembre. Desde 1930 dictaba cátedras de cívica y urbanidad en los colegios y centros de formación comercial, hasta que increíblemente el Ministerio de Educación sacó del plan de estudios escolar dichas materias, pero la Sociedad continuó impartiéndolas en su propia sede y en forma itinerante. En 1976, en el primer piso del edificio sede, inauguró el Auditorio Rafael Salcedo Villarreal con capacidad para cien personas, en reemplazo del teatrino que tenía en su primer edificio en la calle 39. Para la utilización del Auditorio como Sala Concertada con el Ministerio de Cultura bajo la coordinación de la Agrupación Arró con Mango, firmó un convenio interinstitucional gratuito. En 1944 creó la Medalla Cívica para reconocer y exaltar la labor de las personas que trabajan con altruismo en favor de la ciudad, e ininterrumpidamente la ha otorgado cada año a quienes se hacen merecedores de ella. En 1987 inició programas educativos para los diabéticos, la tercera edad y la infancia. Su actividad social y cívica no descansa.

Rafael A. Juliao coordinó esfuerzos para construirlo, también con dineros propios. En 1980 quedó concluido, y para adecuarlo y administrarlo se firmó un contrato de comodato con el Banco de la República por 99 años. Fue inaugurado el 25 de julio de 1982 por el presidente Turbay Ayala, y partió en dos la historia cultural de Barranquilla. En 1928 la Sociedad abrió un concurso para crear la música de su himno, y lo ganó el maestro panameño Simón Urbina. El 19 de octubre de 1942 el Concejo, en cabildo abierto, lo adoptó como el Himno de Barranquilla. Otra obra suya es el Jardín Zoológico, al que administró de 1965 a 1971 cuando pasó a las Empresas Públicas Municipales. La Sociedad manejó los parques y la arborización por convenio con el municipio hasta 1970, pero hasta 1992 mantuvo un vivero en el barrio El Recreo con el programa Operación Primavera cuyo objetivo era arborizar Barranquilla, otra vez con fondos propios. Así que el 75 por ciento de los parques y áreas verdes y la cultura de la arborización son obra de la SMPB. También inauguró el Monumento a

El puerto marítimo y fluvial fue siempre constante preocupación de la Sociedad de Mejoras Públicas. Entre sus notables iniciativas están el edificio de la Estación de Pasajeros en beneficio del turismo (arriba) y el monumento a los precursores de Bocas de Ceniza (abajo).

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Arquitectura y urbanismo

BARRANQUILLA: HISTORIA URBANA DE UNA CIUDAD QUE SE PARECE A SÍ MISMA De ser un insignificante caserío a la orilla del río Magdalena durante la epoca colonial, en el periodo republicano Barranquilla se convirtió en una vibrante urbe moderna. A mediados de los años 50 la arquitectura acogió una fuerte influencia Bauhaus. En los años 80 tuvo un decaimiento que logró superar, hasta llegar a la ciudad cosmopolita de hoy.

Ignacio Consuegra

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La inauguración del Ferrocarril de Bolívar en 1871 reforzó la vocación comercial de Barranquilla y generó la aparición de nuevos espacios públicos y corredores urbanos de intercambio comercial. Uno de estos corredores se estableció sobre el caño de las Compañías, entre la plaza Ujueta y el edificio de la Intendencia Fluvial, cerca de la estación del ferrocarril. La Plaza Ujueta era lugar de encuentro diario de visitantes y lugareños, y el edificio del mercado se convirtió en el epicentro del movimiento de sus calles adyacentes. 1921. Esquina del “cañón verde”. Paseo Colón, cruce de Progreso. A la izquierda la casa Noguera (cañón verde). Enfrente el edificio Alzamora. A la derecha, La Estrella.

La historia urbana de Barranquilla, además de polémica ha sido poco difundida. Algunos cronistas consideran que sus inicios ocurren más o menos en el año 1620 sobre los predios de la finca de don Nicolás de Barros, con un pequeño caserío alrededor de una modesta iglesia doctrinera, a la que llamaron Parroquia de San Nicolás. Otros historiadores piensan que mucho antes de la llegada de los españoles, se conformaron asentamientos indígenas a lo largo de las riberas del río Magdalena. Y que, precisamente, en el sitio donde hoy están ubicadas la antigua Aduana y la Estación Montoya era el epicentro de sus actividades.

Sin duda una historia de poblamiento sumamente interesante y sui generis que incomprensiblemente no se ha estudiado en su justa proporción en la historia urbana del país para la adecuada valoración del patrimonio cultural, urbanístico y arquitectónico que representa Barranquilla. No obstante, la ciudad ha sido reconocida por la historia como protagonista destacada del período republicano de nuestra historia. Y hoy, al cumplir 200 años de vida, se reanima a continuar revitalizando su memoria, afianzada en acontecimientos trascendentales que contribuyeron ostensiblemente al progreso y desarrollo de la nación.


Y si bien es cierto que no se requiere mucho esfuerzo investigativo para esgrimir las causas que determinaron la vocación comercial e industrial de una ciudad que pasó de ser un modesto villorrio a una pujante ciudad, algunos cronistas han expresado que Barranquilla nació con la impronta de ciudad cosmopolita. Su privilegiada posición geográfica provocó el advenimiento de inmigrantes llegados de los más lejanos rincones del mundo, que se establecieron en ella con el ánimo de aprovechar su hospitalidad y contribuir en su progreso. La impronta que moldearon en el aspecto de manifestaciones estilísticas de su arquitectura es muestra de ello. Sobre todo porque hasta los materiales de su construcción fueron traídos de sus países de origen.

El paseo de Bolívar hasta fines del siglo XIX se llamó calle Ancha. Fue la calle alrededor de la cual se construyó la primera iglesia, el primer teatro, las primeras plazas, los primeros barrios, se desarrolló el mercado público, y donde muchas familias pudientes tuvieron su residencia y sus negocios a partir de la segunda mitad del siglo XIX. En 1886 el alcalde Antonio Abello construye en medio de la vieja calle –que en épocas de lluvia se convertía en un arroyo y un gran lodazal– un camellón a la manera de los grandes bulevares de París, donde había sido educado el mandatario. La ciudadanía la denominó desde entonces camellón Abello. En 1910, con motivo del centenario, la colonia italiana obsequia una estatua del

Descubridor. La estatua fue ubicada delante del edificio del Cuartel, en ese entonces remate del camellón en su extremo norte. Desde entonces, la avenida pasó a llamarse paseo Colón. En 1930 es demolido el camellón Abello para construir una avenida pavimentada en razón del alto flujo vehicular. En 1937 el Concejo municipal acuerda trasladar la estatua del Libertador, regalo de Andrés Obregón a su ciudad con ocasión del centenario de la independencia (1919) –ubicada hasta entonces en el parque de San Nicolás–, al sitio ocupado por el almirante genovés, el cual, a su vez, pasó a ocupar el sitio de Bolívar. Desde esa fecha la avenida se denomina paseo de Bolívar.

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No faltaron algunas objeciones al hecho de que las calles y avenidas no tenían la rectitud que entonces se consideraban indispensables, pero de convencer a los críticos se encargó el ingeniero Wyrick, quien argumentó que ello era necesario por la conveniencia de los drenajes y la dirección de los vientos. Esto ya se venía haciendo en ciudades nuevas de California.

De estilo neoclásico, “La Perla” es una casa con historia. Fue habitada en diferentes épocas por famosos personajes, entre ellos Alejandro Obregón. Su diseño original era una copia de la casa de recreo que tenía Charles Chaplin en la Riviera francesa.

za a cambiar la fisonomía a la urbe. Sobre todo, porque a este proyecto no se le restringieron esfuerzos ni recursos para su ejecución. El barrio El Prado, que hoy es un centro histórico declarado bien de interés cultural por parte del Ministerio de Cultura, es una estructura urbana concebida (en los inicios de la década de 1920), como en las grandes ciudades del mundo, bajo los parámetros de la influencia francesa de la ciudad jardín. Todo esto acompañado de un concepto de planeamiento moderno con generosos espacios e interesantes propuestas formales (representadas en majestuosas viviendas), aún constituyen una de las más exclusivas urbanizaciones de América Latina. Por eso, su impacto en el contexto nacional e internacional desde sus inicios, no se hizo esperar. Tanto es así, que sus elegantes mansiones empezaron a ser referentes importantes de la arquitectura de la región.


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En 1928 se construye el elegante edificio Palma detrás del Cuartel, lo cual constituye un hito en la historia arquitectónica de Barranquilla. Desde el momento de su inauguración, se plantea la demolición del Cuartel y la construcción en su lugar de una gran plaza para darle visibilidad al Palma y ampliar de paso la avenida en su costado norte. Finalmente, el Cuartel

es demolido en 1936, y el edificio Palma en 1955, en una acción que aún lamenta la ciudadanía. Se adujo entonces la necesidad de ampliar el paseo de Bolívar hasta la avenida Olaya Herrera, pero en vista de que nada se hizo en esa dirección y que durante casi diez años el lote estuvo baldío, la Caja Agraria lo adquirió y en 1965 construyó su sede en la ciudad.


Cabe destacar que algunos arquitectos como Leslie Arbouin, que culmina el edificio de la Aduana en 1922 y el Banco Dugand en el mismo año, o Alfredo Badenes, quien se hace cargo del edificio Palma en 1925, ya habían dejado una huella de la interpretación neoclásica en la ciudad. Lo mismo que Burdette Higgins, el norteamericano que concibe y construye el majestuoso Hotel El Prado que es inaugurado en 1930.

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Destacamos en la arquitectura moderna en Barranquilla a Ricardo González Ripoll. Diseñó edificios institucionales como el del Sena, el coliseo cubierto, el del Banco de la República, el Club Alemán, también diseñó edificios de apartamentos como el que exhibe el mural de Alejandro Obregón en la calle 53. Fue alcalde de la ciudad dos veces y se comprometió en la construcción de vivienda para los menos favorecidos.

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El arquitecto Ricardo González Ripoll en los años cincuenta trabajando en el estudio de su casa.


Algunos de los arquitectos barranquilleros de mediados de los años cincuenta: Fernando Visbal, Pedro Pichón, Ricardo González Ripoll, segundo de izquierda a derecha.

Posteriormente, a mediados de la década de 1950 llegaron los primeros arquitectos oriundos de la ciudad y graduados en el exterior. Fernando Restrepo (Universidad de París, Francia) y Octavio Giraldo (Universidad de Lovaina, Bélgica) realizan sus aportes bajo la impronta de la denominada arquitectura de transición. Un poco más tarde, cuando corría el año 1952, arquitectos de la ciudad liderados por José Alejandro García se dan a la tarea de fundar la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Atlántico. Escuela que desde sus inicios se destaca por sus excelsas cualidades. Y porque muy tempranamente asume el rumbo urbanístico y arquitectónico de la ciudad con profesionales como Ricardo González Ripoll (que además es nombrado alcalde de la ciudad), Giancarlo Macchi (el excelso acuarelista y diseñador), Luis Ernesto Arocha, Manuel De Andreis, Roberto Angulo, entre otros.

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Museo del Caribe

LA VOZ DEL PATRIMONIO INMATERIAL Más que un museo de objetos, es un lugar que muestra las identidades de la región e interactúa con las nuevas generaciones. No se basa directamente en una colección, sino en las huellas culturales que exaltan el ser caribe. Y está conectado con la tecnología de la innovación.

Ilva Chogó Picón A finales de los pasados años 80 y principio de los 90 se propuso la cultura como uno de los pilares de la renovación del centro de Barranquilla. Con la recuperación del antiguo edificio de la Aduana, la construcción de la primera fase del Parque Cultural del Caribe y la recuperación del paseo Bolívar, se comenzó a configurar un corredor cultural que revelaba un proceso de cambio en el centro histórico y daba paso a actividades relacionadas con la vida cultural y de ocio. Así empezaron a generarse nuevos espacios para los ciudadanos, puestos de trabajo, promoción del turismo y proyección de una nueva imagen de la ciudad. El Parque Cultural del Caribe se convirtió entonces en un punto de encuentro en el que confluyen personas de todos los niveles sociales, una nueva plaza para la ciudad y la región. A ella acuden vecinos de Barlovento y empre-

“Es necesario detenerse, aunque sea brevemente, para preguntar de dónde salí, cuál ha sido mi bagaje cultural y el de todo lo que traje conmigo, a la larga qué tuvo un valor permanente, y en realidad qué dejé atrás y qué es lo que ahora me impulsa hacia adelante”. Gerardo Reichel-Dolmatoff

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sarios de la ciudad, campesinos y pescadores de las poblaciones ribereñas que llegan con “La Noche del Río”, jóvenes que se dan cita en los sonidos macondianos, y académicos que se encuentran en la cátedra de la Cocina del Caribe o en la cátedra Gabriel García Márquez. El complejo cultural alberga en su primera fase la Plaza Julio Mario Santo Domingo, de doce mil metros cuadrados; el Museo del Caribe, la Biblioteca Infantil Piloto del Caribe, la Mediateca Macondo y La Cocina del Museo. La consolidación de este complejo cultural se hará realidad con la construcción del Museo de Arte Moderno y la Cinemateca del Caribe, que tendrán en este Parque su nueva sede. La construcción demandó un modelo de gestión de alianza público-privada que motivó desde sus comienzos una red de aliados del proyecto integrada por diferentes sectores de la ciudad y la región del Caribe.


El lenguaje del Museo El Museo del Caribe es mucho más que un lugar para guardar objetos, es un lugar que muestra las identidades del Caribe, sus historias. Las cosas que inspiran a crear en esta sociedad, están allí, siempre recordadas, interactuando con las nuevas generaciones. El contenido del Museo es en gran parte de patrimonio inmaterial, pues no está basado directamente en una colección. Es un Museo de experiencia, donde el aprendizaje es un disfrute. Por su espíritu vivencial se ha convertido en una herramienta eficaz para el conocimiento de la región. Es un templo para la celebración de su propia identidad y de su autoestima. Tiene un papel muy importante para que la población del Caribe no solo se reconozca sino que también se sienta orgullosa de ser de esta región. Es un espacio que celebra la cultura común a muchos países del hemisferio. El campo de la tecnología, la electrónica, lo digital, lo audiovisual, es el lenguaje de nuestro tiempo, y el Museo del Caribe trabaja con él. La tecnología forma parte de la vida contemporánea, y el propósito del Museo es moverse en el territorio de la innovación.

El Museo del Caribe supera la nostalgia por el pretérito y el romanticismo de una época dorada. Distanciado de la visión homogeneizadora de los museos del pasado, esta institución se plantea como un espacio de diálogo que motiva la reflexión sobre los procesos y las relaciones históricas, ambientales y socioculturales que han configurado la región. Su relato deja ver que no hay una historia única nacional en un país de regiones. En las voces de reconocidos antropólogos, historiadores y economistas, cuenta hitos y desafíos en la formación del Caribe: la independencia temprana de algunos grupos de la región, la participación de toda clase de grupos sociales en los movimientos independentistas, el rol de las comunidades indígenas en la configuración del país no como posesiones de Colombia sino como una forma distinta y singular de ejercer la colombianidad, las dificultades en la formación y la consolidación de un Estado nacional, el impacto de la migración en la mentalidad cosmopolita caribe, y épocas de esplendor y cambio de modelos de desarrollo regional.

El concepto del contenido del Museo del Caribe se basa en los cinco campos mayores de la región, distribuidos en cinco salas: Sala de la Naturaleza, Sala de la Gente, Sala de la Palabra, Sala de la Acción y Sala de la Expresión.

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La Noche del Río “La Noche del Río” es uno de los eventos más importantes que se desarrollan como abrebocas del Carnaval. Convoca a muchas agrupaciones de las zonas ribereñas, integradas por campesinos y pescadores, portadores de la tradición musical y dancística del Caribe, que han nutrido el Carnaval de Barranquilla. El Parque Cultural del Caribe se convirtió en un punto de encuentro al que concurren personas de todos los niveles sociales. A la nueva plaza acuden vecinos de Barlovento y empresarios de la ciudad, campesinos y pescadores de las poblaciones ribereñas que llegan con “La Noche del Río”, jóvenes que se dan cita en los sonidos macondianos, y académicos que se encuentran en la cátedra de La Cocina del Caribe o en la cátedra Gabriel García Márquez.

En su diseño es una estructura neutra, moderna, y al mismo tiempo incluye la tradición, las técnicas populares, aquellas actividades que se desarrollan desde hace siglos. El Museo logra una delicada puesta en escena de la cultura popular. Este tipo de museos empezó a concebirse desde los años 80 con la visión de una nueva museografía y una nueva museología, del inédito papel del museo en la sociedad donde el foco es la comunidad y su relación con el patrimonio. Es un logro que en Barranquilla se desarrollara un proyecto de este tipo en un momento histórico en el cual los museos en todo el mundo están cambiando. Los cinco campos mayores del Caribe El concepto museográfico del Museo del Caribe empezó con la idea de mostrar la región a partir de sus cinco campos mayores, los cuales están distribuidos en igual número de salas. La Sala de la Naturaleza muestra la riqueza de la biodiversidad del Caribe, sus paisajes, ríos y mares, valles y sabanas, flora y fauna. La Sala de la Gente hace referencia a los grupos humanos que poblaron esta zona del país, de dónde vinieron, cómo se relacionan con el espacio, qué mezclas han producido. La Sala de la Palabra es la expresión cultural más elaborada, y en 92

ella se muestra cómo las personas han creado y recreado las historias, los imaginarios, la poesía, la prosa popular. Un cuarto espacio es la Sala de la Acción, en la cual el quehacer socioeconómico y político despliega los instrumentos con los que el hombre ha transformado su territorio a lo largo del tiempo. Y en el último piso se muestra la expresión colectiva y cultural mediante la danza, la música, el carnaval, las fiestas, las tradiciones; es el momento máximo de encuentro de los pueblos del Caribe colombiano: la Sala de la Expresión. La Sala Gabriel García Márquez se plantea como la puerta de entrada a un universo creativo, este del Museo, realizado en años de búsqueda de una forma de dar a conocer la inmensa diversidad, la riqueza y la historia del Caribe. La perspectiva del Museo es recorrer el camino del desarrollo de la mano de la cultura, asumiéndola como una matriz de conocimiento para construir nuevas realidades. Hoy día, como lo señala De Sousa Santos, se exige no solo una forma diferente de conocimiento sino [también] un proceso diferente de creación de conocimiento, que demanda que este se produzca en red colectiva, interactiva e intersubjetivamente. Esto es posible dentro del enfoque cultural, el cual ilumina los pasos del Museo del Caribe.


Experiencias en el museo Una enorme pantalla proyecta un paisaje natural continuo entre las profundidades del mar Caribe y los picos de la Sierra Nevada de Santa Marta. Una instalación para a la vez que se juega con la gastronomía regional se aprende sobre el mestizaje. Pantallas de fibras autóctonas donde se proyectan narraciones que hacen distinguir lenguas y hablas diversas. Una campana de vidrio donde se puede escuchar la voz de los grandes poetas caribeños. Una sala para la comprensión de la historia narrada por académicos. Una pared pletórica de instrumentos de trabajo que narran la historia regional. Una ventana desde donde se observa la Barranquilla que vivió Gabriel García Márquez. Un dispositivo para la comprensión de la trata de esclavizados y el aporte de los afro caribeños.

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Teatro Amira de la Rosa

ENTRETENIMIENTO Y CULTURA PARA BARRANQUILLA Con la dimensión estética de las artes escénicas y musicales universales, el teatro cumple una importante función de difusión cultural y es el principal escenario de la ciudad para la realización de exposiciones, conciertos, tertulias, festivales, presentaciones y encuentros. En 1944, la Sociedad de Mejoras Públicas de Barranquilla creó el Comité Pro-Teatro Municipal, con el propósito de poner en marcha la idea de construir un centro cultural que retomara las sanas costumbres culturales que distinguieron a la ciudad lustros atrás. La clausura del Teatro Emiliano significó un golpe para el desarrollo de las artes, que a partir de entonces se vieron dispersas por salones, en su mayoría inadecuados e insuficientes. La primera etapa de construcción del teatro se llevó en medio de tropiezos, pero con mística y tenacidad. El proyecto inicial de los arquitectos Enrique Zeizel, Angelo Magagna y Mario Lignarolo tomó cuerpo hasta alcanzar la dimensión de obra negra que presagiaba todas sus gran-

El Teatro Amira de la Rosa es un complejo cultural de Barranquilla. Fue bautizado en honor de la dramaturga y escritora Amira de la Rosa, autora de la letra del himno de Barranquilla.

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des posibilidades. En este punto el teatro albergaba compañías artísticas que aceptaban actuar con dificultades en el espacio inacabado, animados por el deseo de respaldar la esperanza de los barranquilleros de contar con un teatro dotado con todos los adelantos tecnológicos. En 1980, el Banco de la República con Rafael Gama Quijano, gerente general, se interesó en la obra. Hombres cívicos de generaciones más nuevas, como las figuras patriarcales de Rafael Juliao y Alfredo Steckerl, lograron la vinculación del Emisor al proyecto. Fue así como el 19 de junio de 1980 se firmó el contrato de comodato mediante el cual el Banco asumió la culminación de la obra y la administración del teatro durante el lapso de 99 años.


Es reconocido como el centro cultural de la región Caribe, cuyo valor se extiende más allá de la ciudad ya que dividió en dos la historia de los escenarios culturales. Gracias a las políticas del Banco de la República, el quehacer cultural se ha consolidado con un manejo pedagógico de estímulo a los creadores, ofreciendo una agenda anual con diversas actividades que llevan el sello de calidad institucional en sus diferentes líneas de acción.

Dos años después, el Teatro Amira de la Rosa, denominado así por el Concejo Municipal, abrió sus puertas el 25 de junio de 1982, y fue inaugurado por el presidente de la república, Julio César Turbay Ayala, con la presentación del Ballet de Canadá de Eddy Toussaint. Desde entonces, el teatro ha permanecido abierto a todos los públicos de los diversos sectores de la comunidad, acogiendo todas las manifestaciones artísticas: música, danza, ópera, y teatro, entre otras, con exponentes de gran prestigio.

El telón de boca pintado por el artista Alejandro Obregón (1920-1992), titulado Se va el caimán, evoca la leyenda emblemática de la región del Caribe sobre el hombre caimán. Esta imponente obra (acrílico sobre lienzo templado sobre un bastidor) mide 14,40 metros de ancho x 8,14 metros de alto. Se trata de una pieza excepcional dentro del legado de Obregón. Su elaboración fue encargada en 1982 por el Banco de la República para la inauguración del teatro.

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El Complejo Cultural de la Antigua Aduana es una zona de la ciudad integrada por el Archivo Histórico del departamento del Atlántico, la Biblioteca Piloto del Caribe, el Centro de Documentación Musical Hans Federico Neuman, el Parque Cultural Aduana-Elbers, la Plaza de la Locomotora, el Auditorio Mario Santo Domingo, una plazoleta, la galería de la Aduana y La Arcada, espacios para la realización de eventos, presentaciones, asambleas, reuniones, entre otros. En 1984, el antiguo edificio de la Aduana y las estaciones del tranvía y Montoya fueron declarados monumentos nacionales. Fue además galardonado con el “Primer Premio Nacional de Arquitectura en la categoría de Restauración”, y con el “Primer Premio Internacional FIABCI de Renovación Urbana”.


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Literatura

LETRAS BARRANQUILLERAS Barranquilla, un puerto y ciudad de un intenso comercio desde sus primeros pasos, una ciudad fenicia como la denominaban propios y extraños, también posee una faceta llamada “la Barranquilla Alejandrina”, como la calificó el filósofo Julio Enrique Blanco. De esa otra cara, la literaria, trata esta sección. Por Ramón Illán Bacca

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José Félix Fuenmayor nació en la ciudad de Barranquilla en 1885. Dentro de sus obras se encuentran el poemario Musas del Trópico (1910); la novela Cosme (1927); Una triste aventura de catorce sabios (1928), cuento fantástico considerado la primera obra de ciencia ficción colombiana; y La muerte en la calle (1967), obra publicada póstumamente.

Siglo XIX Una de las primeras noticias de la vida literaria en Barranquilla es una crónica de monseñor Rebollo en la que nos cuenta la llegada de Fernando de Lesseps –el constructor del canal de Suez– a esta ciudad en el diciembre de 1979. En el escrito se nos cuentan algunos incidentes pintorescos como el cambio de prefecto y alcalde por otros de mejor presencia física y mejores modales para la ocasión. El homenaje fue presidido por el empresario sefardita y hombre de letras David López Penha. En las ventanas del hotel se agrupaban unos jóvenes como Torcuato Ortega, Ernesto Palacio y el mismo cronista que llegarían a ser, años después, parte del mundillo literario de la ciudad. El poeta Joaquín Pablo Posada improvisó unos versos muy aplaudidos que terminaron así: “Él ha dicho que será/ y con sus potentes brazos / hará saltar en pedazos / el istmo de Panamá”. No hay datos sobre qué respondió Fernando Lesseps. Abraham Zacarías López Penha es la figura literaria más significativa en esa ciudad que no llegaba a los veinte mil habitantes. Propietario de una librería de temas ocultistas, dueño de salas de cine y poeta modernista su obra más conocida es la novela La desposada de una sombra, en la que la protagonista no se enamora del personaje real sino de su proyección en el éter. La expresión esotérica en la narrativa colombiana solo se encuentra en pocas novelas, siendo esta la primera de ellas. También hay que destacar la presencia del cubano Emilio Bobadilla alias Fray Candil, quien escribió la novela A fuego lento, en donde pinta con los más negros colores a la ciudad, que denomina con el nombre de Ganga. El autor se vengaba así de malentendidos con la socie-

dad timorata del momento y con la que había tenido tropezones. La novela nos muestra una ciudad con pocas diversiones y sin ninguna vida nocturna, solo se destaca la reunión de los caballeros en las bancas de la calle Ancha hasta la hora en que la iglesia de san Nicolás daba su toque de conticinio. Los poetas eran románticos o modernistas. Entre los primeros se destacó Manuel Cervera, un hombre gordo de apetito pantagruélico de quien se decía que coleccionaba “castañuelas, manos de mujeres muertas y cartas de amor que le han sido devueltas”. Entre los poetas, las enemistades literarias –a diferencia de otras partes del país– no eran extremas y es así como Cervera, romántico, López Penha, modernista, y el cartagenero Luis Carlos López, un antimodernista, publicaron entre todos el libro de poemas Varios a varios. El Rigoletto, el periódico de mayor circulación de la ciudad en ese momento, se quejaba en un editorial que la ciudad mirara con indiferencia y hasta antipatía todo lo que no girara en la órbita comercial. En la pequeña ciudad estuvo José Asunción Silva al naufragar su barco en Sabanilla. Venía de Venezuela donde estaba en un cargo diplomático. El poeta perdió todo lo escrito además de otros valores. Los periódicos locales destacaron la presencia y el infortunio del poeta. Siglo XX También pasó por la ciudad en 1903 Porfirio Barba Jacob, que en esa época tenía el seudónimo de Ricardo Arenales. El poeta le dedicó unos versos a la ciudad y escribió: “Elogio tus claros y augustos blasones /ciudad de las gárrulas brisas y el sol llameante/y la miel acendrada de los corazones/ que nutre de amor y de fuerza/tu ritmo constante”.


El Grupo de Barranquilla es el nombre con que se conoce a la tertulia intelectual que integraron, entre 1940 y fines de los años 1950, varias de las personalidades más destacadas de la cultura de Barranquilla, Colombia, alrededor de los escritores José Félix Fuenmayor y el catalán Ramón Vinyes: Alfonso Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio, Germán Vargas, Gabriel García Márquez, Alejandro Obregón, Orlando Rivera “Figurita”, entre otros.

La Fundación La Cueva, dirigida por Heriberto Fiorillo, desarrolla programas y proyectos culturales desde el legendario Bar Restaurante La Cueva que se hizo famoso por haber sido frecuentado desde 1954 hasta 1970 por los integrantes del llamado Grupo de Barranquilla. Como museo, La Cueva exhibe obras de los pintores, escritores, fotógrafos y cineastas miembros del grupo y como centro cultural, La Cueva es sede de innumerables presentaciones y lanzamientos de libros, discos, videos y tertulias de diverso contenido.

Se inició así la serie de poemas dedicados a la ciudad en la que la característica constante era celebrar el empuje y dinámica de la floreciente ciudad que para entonces se acercaba a los cuarenta mil habitantes. Barranquilla fue llamada “Nueva Barcelona” por el escritor boliviano Alcides Arguedas, “Nueva York de Colombia” por el poeta Aurelio Martínez Mutis y “Una nueva Alejandría” por el filósofo Julio Enrique Blanco. Los poetas más renombrados publicaron sus poemas entre los que se destacan: Musa del trópico, de José Félix Fuenmayor quien dijo a su vez “No los quemo pero los publico”; La manzana del Edén, de Miguel Rasch Isla, obra considerada lo más audaz en poesía erótica que se ha escrito en el país hasta nuestros días. Con Poemas, de

Leopoldo de la Rosa, se completan los mejores poemarios y presencia de los poetas del momento. Uno de los grandes hitos culturales de la ciudad fue la publicación de la revista Voces (1917-1920). Con la presencia decisiva de Ramón Vinyes, colaborador y traductor, y las direcciones en sus dos etapas de Julio Gómez de Castro e Hipólito Pereira, esta publicación se constituyó en la mejor del país y una de las más importantes de Latinoamérica. En sus sesenta números contó con la colaboración de lo mejor de la intelectualidad española, en especial la catalana, lo mismo que de la hispanoamericana. Del país se hicieron presentes los más conocidos escritores, con una especial contribución de los antioqueños. Entre los colaboradores locales fueron 99


“Yo hubiera sido escritor de todos modos porque esa era mi vocación, pero sin Barranquilla no hubiera sido premio Nobel”. Gabo.

decisivas la presencia de Enrique Restrepo y de Hipólito Pereira (seudónimo de Héctor Parias). Las más audaces críticas al tradicional mundo literario colombiano se dieron en esta revista. Al recurrir de primera mano a las traducciones que hacía Vinyes se permitió al lector nacional y extranjero leer textos que no hubieran conocido fácilmente. Se dice por algunos estudiosos que había un desequilibrio entre el cosmopolitismo de la revista y la vida provinciana, apacible, casi vegetativa del entorno. Llegó a publicar sesenta números, pero murió por falta de lectores y de apoyo económico. Hay que esperar treinta años para que con el Grupo de Barranquilla y la publicación de Crónica se dé otro gran momento en nuestra vida literaria. En este intermedio se dieron cosas curiosas, como la publicación de los primeros libros de ciencia ficción en el país. José Félix Fuenmayor presentó Una triste aventura de catorce sabios (1928) y el bogotano José Antonio Osorio Lizarazo, periodista de La Prensa, publicó por entregas Barranquilla 2132. También con Cosme (1927), de José Félix Fuenmayor, se da la primera novela de ambiente completamente urbano y el humor, en un país enfermo de solemnidad, se hace presente con Asaltos (1929), de Víctor Manuel García Herreros. El Grupo de Barranquilla, así bautizado por el periodista bogotano Próspero Morales Pradilla, ha sido moti-

vo de muchos y variados estudios. No se discute que la almendra del Grupo lo constituyeron Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas Cantillo, Álvaro Cepeda Samudio, Gabriel García Márquez y que sus mentores fueron José Félix Fuenmayor y Ramón Vinyes. “El manípulo de intelectuales ya existía antes que inconsultamente se le cristianara”, anotó Alfonso Fuenmayor. La controversia sobre si constituía un verdadero Grupo está resuelta con la presencia de su vehículo Crónica (1950-51), un magazín deportivo-literario publicado los sábados en El Heraldo. Como director estaba Alfonso Fuenmayor y como jefe de redacción el joven Gabriel García Márquez. En el magazín se daba una combinación de noticias deportivas (de fútbol sobre todo, hay que recordar que eran los tiempos de “El Dorado”) con la publicación de apuntes literarios y cuentos de García Márquez, Cepeda Samudio y José Félix Fuenmayor. El cuento nacional era la preocupación básica, pero en su afán de estar en la hora del mundo abundaban las traducciones de grandes cuentistas universales. Para el investigador francés Jacques Gilard, Crónica es la mejor revista literaria que se ha publicado en Colombia a pesar de haber actuado por encima de la despreocupación de quienes la hicieron. Más adelante el Grupo instalará su sede en La Cueva (1954-70), el bar que por extensión le ha dado nombre al

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Alrededor de 1954, las reuniones pasaron a celebrarse en La Cueva, bar de propiedad de Eduardo Vilá. La Cueva, donde se vivía un ambiente bohemio y “mamagallista”, se convirtió en el símbolo del Grupo. Actividades tan aparentemente incompatibles con la juerga como la crítica literaria y la pintura, se dieron cita en medio de las parrandas, borracheras y extravagancias de los asistentes, al estilo de los poetas malditos franceses.


de García Márquez hacia la gloria literaria es conocida por todos. Cepeda se quedó en la ciudad hasta su muerte en 1972. Su primera salida con los cuentos de Todos estábamos a la espera (1954) tuvo una acogida expectante. Más adelante y con la publicación de su novela La casa grande se confirmó su gran calidad como escritor. Los cuentos de Juana, de publicación póstuma, pusieron más en evidencia la inmensa pérdida que se había dado con su temprana muerte en la literatura nacional. José Félix Fuenmayor, con la publicación póstuma de sus cuentos La muerte en la calle, confirmó el porqué estaba considerado con García Márquez, Marvel Moreno Cepeda Samudio, como uno de los cinco grandes cuentistas colombianos del siglo veinte. Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas Cantillo estuvieron dedicados al periodismo y al magisterio oral. Sus conversaciones eran unas obras maestras de la palabra. Podría tildárseles como un Sócrates en Carnaval.

grupo, está lleno de anécdotas entre divertidas y excéntricas que protagonizaron el pintor Alejandro Obregón y Álvaro Cepeda Samudio. Es curioso que en Barranquilla, una ciudad de fuerte acento comercial, una de sus referencias más gloriosas sea la del llamado Grupo de Barranquilla. Este es un tema permanente en toda clase de publicaciones nacionales e internacionales y se rompe así con una de las características de la ciudad, como es el de la vida precaria de sus mitos. Se contradice la frase de García Márquez de que ningún prestigio duraba más de tres días en la ciudad. De la incidencia del Grupo en la vida literaria de la ciudad nada más diciente que la frase de García Márquez en una entrevista: “Yo hubiera sido escritor de todos modos porque esa era mi vocación, pero sin Barranquilla no hubiera sido premio Nobel”. El grupo se disgregó con la partida de algunos de sus miembros a otras ciudades y países. La carrera

Álvaro Cepeda Samudio fue autor de los libros de cuentos Todos estábamos a la espera (1954) y Los cuentos de Juana (1972), y de la novela La casa grande (1962). Tuvo una columna semanal en El Heraldo llamada “La brújula de la cultura”. En el periódico El Nacional tuvo otra columna que bautizó “En el margen de la ruta”.

De izquierda a derecha German Vargas, Gabriel García Márquez y Alfonso Fuenmayor quien escribió los trece capítulos de Crónicas sobre el Grupo de Barranquilla, primero y único libro del periodista y escritor, en el cual retrata a todos los escritores, artistas y periodistas que vivieron esa época especial.

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La poetisa Amira de la Rosa escribió al amor, al olvido y a la muerte como temas centrales de su obra. Orientó siempre su poesía al punto de vista femenino.

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Mujeres de letras Una de las primeras presencias femeninas en las letras barranquilleras es la de Julia Jimeno de Pertuz quien publicó en Costa Rica su libro de cuentos Comprimidos (1929) bajo el seudónimo de Lydia Bolena. Más prolífica fue Amira de la Rosa quien publicó viñetas poéticas, relatos, pero en vida solo se editó Marsolaire, una novela corta, en una edición de cien ejemplares. Escribió y puso en escena algunas obras de teatro como Madre borrada o Las viudas de Zacarías, con buena acogida del público local y el de España donde residió esta escritora por muchos años. Escribió alrededor de ciento cincuenta radionovelas, rescatadas y publicadas en su totalidad en la última década. Fue la autora de la letra del himno de Barranquilla y la ciudad, agradecida, ha bautizado con su nombre el Teatro Municipal. Olga Salcedo de Medina (1915-1989) publicó el libro de cuentos En las penumbras del alma y la novela Se han cerrado los caminos con el tema de una relación entre un hombre casado y una joven candorosa que desató mucha controversia en ese momento. Las madres escondían el libro y las hijas lo leían a escondidas. Esta obra dio tema a un libreto inédito escrito al alimón por Germán Vargas y García Márquez para una radionovela, pero no pudo competir en sintonía con las radionovelas cubanas El derecho de nacer y Las aventuras de Chang Li Po. La escritora también dio pasos en la política y fue miembro de muchas organizaciones cívicas. Meira Delmar (1927-2009) ha sido nuestra poetisa más conocida y estudiada por la crítica. También ha tenido una gran acogida por el público lector y por el público en general. Sus versos son declamados por estudiantes, bohemios, lectores y vendedores ambulantes. Su nombre de cédula era el de Olga Chams Eljach y en su formación se dio el conocimiento y amor por la cultura árabe. Se ha dicho que era la última poeta modernista, que era piedracielista o una representante de la poesía sufí entre nosotros. Cualquiera que sea la clasificación que se le quiera dar, el hecho protuberante es su gran calidad poética Su primer libro Alba de olvido (1942) es considerado uno de los mejores libros de poesía del siglo XX escritos en el país. Fue miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, entre otras distinciones y condecoraciones a lo largo de su vida. Viaje al ayer (2003) fue su último poemario. Después de su fallecimiento se han hecho varias ediciones de su poesía y prosa.

Marvel Moreno (1939-1995) es una de las escritoras colombianas con más renombre internacional en este momento. La crítica, que se demoró largos años en conocerla, hoy por hoy la considera el mejor cuentista de Colombia en el siglo XX. Publicó su primer libro de cuentos Algo tan feo en la vida de una señora bien en 1981, un libro que pasó desapercibido en el país, sin interesar al grueso público ni a la crítica, hay sin embargo una traducción al italiano (1997). Domiciliada en París publicó la novela En diciembre llegaban las brisas (1987), que le valió el premio Grinzane Cavour en 1989. Hay traducción al italiano y al francés. En 1992 publicó El encuentro y otros relatos. Dejó inédita la novela El tiempo de las amazonas, y su cuento Orianne tía Orianne sirvió de base para el film Oriana, de la venezolana Fina Torres. ¿Es un escritor epígono del boom? Es una de las tantas preguntas que se formulan los estudiosos. Su vida, su rebeldía, su aproximación a la conciencia íntima de la mujer, todas esas facetas de su escritura son tema de debates en seminarios, simposios, encuentros. En Toulouse en 1997 trece universidades, entre europeas y colombianas, se congregaron para rendirle un homenaje con estudios sobre su vida y obra. Material recogido en un libro que incluye todas las exposiciones. Como nota frívola hay que contar que después de ser reina del carnaval (1959) hubo incontables muchachas barranquilleras con el nombre de Marvel y se puso de moda el capul que lucía. Siglo XXI Con los nuevos tiempos, géneros literarios como la crónica y el reportaje periodístico tienen una mayor presencia entre un creciente público lector. Ernesto MacCausland (Febrero Escarlata) y Heriberto Fiorillo (El hombre que murió en el bar), escritores, periodistas y cineastas, son una cabal expresión de esta tendencia. A ellos hay que abonarles el descubrir que los lectores potenciales son mayores de lo que imaginan los árbitros del gusto popular. Heriberto Fiorillo es el alma de la fundación La Cueva, sin la cual sería imposible entender ese gran salto que se ha dado en la vida cultural de la ciudad. Desde la publicación de La Cueva, crónica del Grupo de Barranquilla (2002) hasta nuestros días, con libros sobre los concursos de cuentos patrocinados por la fundación, con libros de cuentos y entrevistas de los autores


palda el porvenir…”. Un tanto confuso el verso, pero podría ser lo aplicable a las letras barranquilleras. Dos generaciones en busca de un nombre La generación de Marvel, la de sus contemporáneos, no es fácil de clasificar. Eran poetas y al mismo tiempo pintores, músicos que hacían cine, escritores que eran pianistas, críticos que eran actores. En “El suplemento del Caribe”, “Intermedio”, del Diario del Caribe y después en el “Dominical” de El Heraldo escribieron Carlos Jota María, Álvaro Medina, Alfredo Gómez Zurek, Alberto Vides, Julio Roca, Ramón Illán Bacca, Alberto Duque, entre otros. En la generación siguiente hubo un gran éxodo. Julio Olaciregui, autor de Vestido de bestia (1980) y Días de tambor (2012) entre otras obras, se fue a París; Jaime Manrique, autor de El cadáver de papá (1978), una novela esperpéntica en la que ocurre de todo salvo la guerra atómica, se fue a Estados Unidos donde sigue escribiendo poesía en español y novelas muy famosas en inglés (Nuestra vida son los ríos). En Norteamérica se radicaron Miguel Falquez, poeta, cuentista y ensayista (Mañanayer), Jaime Cabrera González (Como si nada pasara), cuentista, y la escritora Freda Mosquera (Cuentos de seda y de sangre). Marcos

invitados, y los álbumes que registran los eventos de los carnavales internacionales del arte, se ha registrado por parte de la fundación todo su impulso en el quehacer de la ciudad. Se hace notar que el premio del Concurso de Cuentos es el más alto que se ha dado en el país en toda la historia. En el Carnaval del Arte es posible encontrar un ensayista como Carlos Monsiváis y también a uno de nuestros mitos continentales como Yolanda Montes “la Tongolele”. De esos siete Carnavales del Arte, se puede decir que todo lo que truena, suena y relampaguea en el universo cultural mundial, ha pasado por aquí. ¿El carnaval para qué? Se preguntó Monsiváis y se respondió: “Para singularizar a las ciudades del trópico infinito, aquel que según la leyenda, uno jamás recuerda en qué cajita guardó las inhibiciones”. ¿Y qué hay de nuestros noveles escritores? Los hay y en un número y calidad significativas. Los nombres de John Better (China White), Paul Brito (El ideal de Aquiles), Carlos Polo (Un perdedor con suerte), Robinson Quintero (El lado oscuro del trópico) y Catalina Ruiz Navarro, poetas, ensayistas y periodistas están ahora y con una gran presencia en los medios nacionales. En el himno de Barranquilla Amira de la Rosa nos dice: “Coronada de firme amanecer se conduce a su es-

De Meira del Mar se ha dicho que era la última poeta modernista, que era piedracielista o una representante de la poesía sufí entre nosotros. Cualquiera que sea la clasificación que se le quiera dar, el hecho protuberante es su gran calidad poética Su primer libro Alba de olvido (1942) es considerado uno de los mejores libros de poesía del siglo XX.

Las obras literarias de Marvel Luz Moreno narran la problemática y vida característica de la mujer en una sociedad elitista y cerrada como era la Barranquilla de los años cuarenta y cincuenta.

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Ernesto McCausland, escritor, periodista y cineasta, exploró todas las formas narrativas del periodismo: hizo innovaciones en la crónica radial, escrita y televisiva.

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Ramón Illán Bacca representa la literatura de la costa Caribe colombiana donde configura diferentes elementos de hitos culturales, sociales y políticos que han caracterizado el devenir histórico de su obra; su literatura coincide con el sentido profundo e inteligente del humor y la sátira.

Schwartz en España logró un vasto reconocimiento con El salmo de Kaplan (2005), premio La otra orilla. Entre los que se quedaron, la crítica literaria en manos de Ariel Castillo, Guillermo Tedio, Consuelo Posada y Adalberto Bolaño ha recogido las enseñanzas del maestro Carlos Jota María. Escritores polifacéticos cultivan también el periodismo cultural y los ensayos sobre música regional. Hoy por hoy son las voces más oídas sobre el quehacer literario de la ciudad. También sin las crónicas y perfiles biográficos de Adlai Stevenson Samper (Polvos de la arenosa), Álvaro Suescún (Danza en el recuerdo), Édgar García Ochoa (Antes de que se me olvide), Sigifredo Eusse, Mirtha Buelvas y Fausto Pérez Villarreal, no sería comprensible esta dialéctica de la ciudad con la presencia de la alta cultura y las acentuadas expresiones de la cultura popular. La conclusión es que la vida es más poderosa que la disciplina y el orden. Entre los más destacados poetas y ensayistas con libros publicados están: Miguel y Patricia Iriarte, Margarita Galindo, Nora Carbonell, Tallulah y Pamela Flores, Diego Marín, Federico Santo Domingo, Harold Ballesteros, Joaquín Mattos Omar, Aníbal Tobón y Antonio Sil-

vera. Poesía imposible de encerrar en denominadores comunes aunque el tema recurrente es la carne enferma y el espíritu lleno de sentimientos agónicos. Son muchos los nombres de los consagrados a la narrativa, daría para una larga enumeración que excedería las páginas asignadas a este texto, para solo citar algunos nombres de los que han publicado libros en estas últimas décadas señalaría a Ramón Molinares (Un hombre destinado a mentir), Hipólito Palencia (Los muchachos), Eduardo Márceles (Los perros de Benarés), Andrés Salcedo (El día en que el fútbol murió), Gilberto Marenco (Cero guayabera), Antonio del Valle (Un domingo en Nueva York), Henry Stein (Dentro de poco sonará el despertador), Lola Salcedo (Una pasión impresentable), Roberto Ferro (Llegará la muerte y tendrá tus ojos), Claudine Bancelin (Entre ráfagas de viento), Enrique Dávila Martínez (Y se hizo la noche sobre ti). En términos generales se encuentran los grandes temas de la narrativa de todos los tiempos: el carácter absurdo de la existencia, lo que pudo ser y no fue, cómo la mentira social derrota a la hermandad humana y las cuatro puertas que están abiertas en el juego de la vida: el hospital y la cárcel, la iglesia y el cementerio.


Fundación Cinemateca del Caribe

EL CINE Y EL AUDIOVISUAL COMO MEDIO CULTURAL Exhibición diaria de cine de calidad, formación de públicos con impacto educativo y social, recolección y conservación del patrimonio audiovisual, promoción de nuevos realizadores de la región: estos son programas de desarrollo cultural con espacio diario en Barranquilla, gracias a la Fundación Cinemateca del Caribe. Esta institución cultural independiente fue creada el 1 de agosto de 1986 por 157 cinéfilos, reunidos en asamblea celebrada en la Cámara de Comercio de Barranquilla, por convocatoria de Jaime Abello Banfi, Secretario Ejecutivo del Comité Intergremial del Atlántico, con el apoyo de Braulio de Castro, líder del cineclubismo en Barranquilla, Germán Vargas Cantillo, periodista y escritor que asumió la presidencia de la primera junta directiva, y Arturo Sarabia Better, Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio. Con respaldo del Ministerio de Comunicaciones y Focine, que entregaron dos proyectores en comodato, instalados provisionalmente en un auditorio de la Universidad del Norte, y contando con una modesta oficina en casa de

Tita Cepeda, la Cinemateca del Caribe inició su recorrido hasta consolidarse hoy como empresa no lucrativa, gestora de servicios culturales y educativos, que goza de la confianza de aliados permanentes como el Ministerio de Cultura, la Gobernación, la Alcaldía, Combarranquilla y Promigas, entre otros. A partir de 1995, y después de una década de itinerancia por diversos escenarios, la Cinemateca, mediante convenios estratégicos con la Caja de Compensación Familiar Combarranquilla, estableció su sede en la Unidad Boston de esta institución donde, además de sus oficinas administrativas, habilitó su Centro de Documentación Audiovisual y una confortable sala de cine de 109 sillas dotada de toda la infraestructura técnica para proyección en todos los soportes de cine y video y un impecable sonido surround. En 2010 se abre otra sala de cine en la recién inaugurada Unidad de Servicios de Combarranquilla Country. La Sala “Germán Vargas Cantillo”, construida con el apoyo de Combarranquilla y de la Triple A.

Actividades de capacitación y alfabetización fílmico-audiovisual mediante exhibición permanente de lo mejor del cine universal.

El Salón del Autor Audiovisual es el máximo evento anual de la Fundación Cinemateca del Caribe. Fue creado en 1996 como un espacio para que importantes profesionales del cine y las artes audiovisuales en sus múltiples áreas acudan a la ciudad de Barranquilla a exhibir sus trabajos y compartir sus experiencias de realización, en conversatorios ante una vasta audiencia de profesionales, estudiantes, periodistas y público en general de la ciudad, la región, el país y el extranjero, conectada con el tema audiovisual. Durante el Salón se cumple una enriquecedora agenda académica en la mañana con los profesionales invitados, y por la tarde y noche se brindan exhibiciones en cuatro escenarios: las dos salas de cine, la sala alterna y al aire libre en los barrios de la ciudad con la Cinemóvil. No existe en Colombia un evento de esta naturaleza capaz de propiciar la reflexión en torno a las innumerables disciplinas que intervienen en el quehacer cinematográfico.

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Edificio de Bellas Artes Entre 1920 y 1930, cuando la prosperidad económica del desarrollo industrial y portuario de Barranquilla la destacaba sobre las demás ciudades colombianas y se empezaba a construir la urbanización El Prado, cuyo imaginario de ciudad estaba prefijado por los referentes estéticos de la modernidad europea y norteamericana, se construyó un amplio y monumental edificio destinado para que allí funcionara una Exposición Permanente de Productos Nacionales, la cual fue inaugurada en 1936. Con el tiempo la edificación fue reformada varias veces para convertirla en un importante centro cultural, con una sala de teatro de gran significación por los múltiples eventos que allí han tenido lugar. Actualmente el edificio es la sede de la Facultad de Bellas Artes, que también tiene una larga historia en la vida artística de la ciudad. En los inicios de la Escuela de Bellas Artes se destacó la figura del italiano Pedro Biava, llegado en 1926, quien fue director durante casi dos décadas y fundó la primera orquesta filarmónica de la ciudad. Sobresalieron también en esta época, las pianistas Delia Donado, Marta Emiliani y Cecilia Barranco, que fueron después profesoras de la institución, y el clarinetista Adaulfo Moncada, alumno del maestro Biava. En este ambiente se formaron y se graduaron las cantantes María Pardo y Julita Consuegra, entre otros. También visitaron la ciudad destacados intérpretes de fama mundial como el violinista Yehudi Menuhin, quien ofreció un concierto el 11 de agosto de 1950 en el teatro de Bellas Artes. 106


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Fundación Museo de Arte Moderno de Barranquilla, MAMB

“EL ARTE AL ALCANCE DE TODOS” En 2013 el Museo de Arte Moderno de Barranquilla –MAMB– cumple dieciséis años de desempeñarse como gestor cultural en la capital del Atlántico.

Enrique Grau. Pareja. Carboncillo y pastel sobre cartulina. 1995.

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Además de ofrecer un espacio para exhibir obras de arte de grandes artistas plásticos desarrolla un amplio programa cultural y educativo. Cada mes el museo publica una interesante y variada programación que ofrece cuatro o más actividades en la semana, constituyéndose así en una casa de cultura donde son bienvenidos todos los barranquilleros. El Museo de Arte Moderno de Barranquilla nació jurídicamente en 1996 como culminación de una vieja aspiración de varias generaciones de intelectuales barranquilleros que desde finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta ya habían intentado en varias oportunidades dotar a Barranquilla de un museo de arte moderno. Esos intentos, expresados en la creación del Centro Artístico; el Salón Cultural de Avianca, abierto en 1980; el Salón de Nuevos Artistas Costeños, promovido por la Cámara de Comercio de Barranquilla; y sobre todo

el Festival de Arte de Vanguardia, organizado por la gestora María Eugenia Castro y el artista Álvaro Barrios en 1979, fueron los precursores del Museo. Pero el antecedente más inmediato es quizás el Festival de Arte de Barranquilla, que pasó a ser el Museo de Arte Moderno en 1996 cuando el 6 de diciembre fue registrado en la Cámara de Comercio con reconocimiento de la Gobernación del Atlántico. Sus gestores, María Eugenia Castro y Álvaro Barrios, asumieron el proyecto y convencieron a representantes de los gremios, sentados en su Consejo Directivo, de iniciar labores en las instalaciones del antiguo edificio de la Aduana, donde estuvo durante diez años generando todo tipo de actividades culturales en salas de exhibición que funcionaban a la vez como oficinas administrativas y espacio para exposiciones. En 2006 el MAMB se trasladó a una nueva sede en el barrio El Prado, donde permanece.


El MAMB ha asumido con entusiasmo la enorme responsabilidad con Barranquilla de ser una institución museográfica dedicada a la promoción y divulgación de las manifestaciones de la plástica moderna en la ciudad y la región.

Álvaro Barrios. El demonio mostrándole a Cristo las delicias del mundo. Serigrafía. 1996.

La colección: 456 obras de artistas consagrados El hecho de que se consolidara una institución cultural dedicada a promover, difundir y fortalecer el arte moderno, condujo a que muchos artistas quisieran sumarse y apoyar la iniciativa. Poco a poco se fueron adquiriendo obras que han ido ampliando y enriqueciendo la colección del Museo. Así mismo, coleccionistas privados quisieron entregar sus colecciones o piezas al MAMB. Por esta vía el Museo ha ampliado su catálogo de obras al recibir legados completos. Algunas personas designan en su testamento el Museo como beneficiario de sus colecciones para preservar y compartir las obras de arte. El MAMB cuenta con 456 piezas. Sin embargo, por limitaciones de espacio, la única sala de exposición permanente es la Alejandro Obregón, con siete obras del artista y

El MAMB ha asumido con entusiasmo la enorme responsabilidad con Barranquilla de ser una institución museográfica dedicada a la promoción y divulgación de las manifestaciones de la plástica moderna en la ciudad y la región. Sin embargo, como se ha señalado, la agenda cultural va más allá de las exposiciones. La programación es muy amplia y permite acoger un público numeroso y diverso. Además de su función de exposiciones plásticas de alta calidad, el Museo es un dinámico centro cultural donde se imparten talleres, se dictan conferencias y se habla de cine, literatura, filosofía, danza, etcétera. Incluso gestiona programas en los que se tratan temas de actualidad y de interés para la ciudad, que tienen que ver con la promoción cultural como activo para el desarrollo y la competitividad, como el programa Debates.

Museo de Arte Moderno de Barranquilla.

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El MAMB forma parte del proyecto Parque Cultural del Caribe, del cual ya está construido el edificio del Museo del Caribe. El proyecto general prevé entregar edificaciones amplias y modernas para que sean las sedes de la Cinemateca del Caribe y del Museo de Arte Moderno. un conjunto de piezas fotográficas que complementa la muestra. Dentro de la colección también se destacan obras de artistas consagrados de la región del Caribe como Noé León, Norman Mejía y Enrique Grau, para mencionar algunos de los más conocidos. Igualmente el Museo cuenta con obras muy importantes y un rico haber de piezas gráficas de artistas como Umberto Giangrandi, Juan Antonio Roda y otros connotados maestros, así como con una colección completa del artista Cristo Javacheff, y quizás la colección más grande de grabados populares del maestro Álvaro Barrios. Como política, el Museo se propuso efectuar cinco exposiciones en el año, pero desde 2009 se vienen realizando seis, es decir que con una frecuencia de 45 días lleva a cabo un cambio de exposición. Se trata de cinco muestras de lo más destacado del arte contemporáneo, y una en homenaje a un gran artista colombiano. Ángel Loochkartt. Los ángeles de Luca Signarelli. Oleo sobre lienzo. 1994.

El futuro El MAMB forma parte del proyecto Parque Cultural del Caribe, del cual ya está construido el edificio del Museo

del Caribe. El proyecto general prevé entregar edificaciones amplias y modernas para que sean las sedes de la Cinemateca del Caribe y del Museo de Arte Moderno. De modo que en corto plazo el MAMB contará con una gran sede cuyo diseño ya existe. No obstante, con el apoyo de Terpel y Promigas se procurará mantener la actual sede como sala alterna; así se ampliará la cobertura de los procesos de formación tanto en el área educativa como en la promoción de artistas locales y regionales. Sostenibilidad del Museo El Museo trabaja bajo la quijotesca consigna de poner el arte al alcance de todos. Por ello, y a excepción de eventos muy específicos, todas las actividades son de entrada libre, como las conferencias, los programas de música, las exposiciones, etcétera, lo que impone ser muy creativos para conseguir los recursos dedicados al sostenimiento. El Museo basa su fuente de ingresos en las donaciones y en la capacidad de gestión de su equipo administrativo y financiero y por supuesto en el importante apoyo de sus mayores benefactores como son Terpel y Promigas.

El hecho de que el MAMB se consolidara como una institución cultural dedicada a promover, difundir y fortalecer el arte moderno, condujo a que muchos artistas quisieran sumarse y apoyar la iniciativa. Ana Mercedes Hoyos. Bazurto. Serigrafía. 1981.

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Fanny Sanín. Acrylic N° 13. Acrílico sobre lienzo. 1993.


Alejandro Obregón. Torocóndor. Oleo sobre lienzo. 1960.

Una de las estrategias más creativas desarrolladas por el equipo administrativo del MAMB ha sido el “Buséfalo”, un medio de transporte propio que se ha convertido en un vistoso y divertido medio de sostenibilidad. El éxito se debe a que es tan visible el bus por sus características físicas (revestido por una obra de arte que cambia cada dos o tres años, siempre con piezas de un artista de la colección), que ha permitido crear una estrategia comercial que facilita atraer incluso a empresas o instituciones que por responsabilidad social no consideran apoyar el arte y la cultura. Contar con el buséfalo habilita al MAMB para relacionarse con todo tipo de empresas por la vía del mercadeo, la publicidad, las estrategias de comunicación masiva y el posicionamiento de marca. Desde esta perspectiva, el buséfalo se convierte en una vitrina independiente de publicidad móvil para cualquier empresa. Otra de las estrategias consiste en brindar servicios especializados a instituciones educativas o culturales

Christo Javacheff. Pont Neuf empaquetado. Colotype. 1975-1985.

mediante visitas guiadas a las exposiciones, y talleres especializados de formación en diversas técnicas plásticas. Igualmente, el Museo ha ganado experiencia trayendo personas importantes y reconocidas en diferentes áreas (dirigiendo acciones no solo al campo plástico, sino también a la cultura con actividades educativas en literatura, música, filosofía y otros medios de arte) para que realicen talleres de formación que regularmente no son ofrecidos en el medio, pero que sí resultan necesarios. Así que mediante estas ofertas se ha logrado conseguir unos recursos económicos importantes que permiten al MAMB continuar desarrollando su labor cultural. La historia del MAMB está estrechamente ligada a la historia y al futuro de los procesos culturales y plásticos de la ciudad, y por ello se espera que su influencia continúe creciendo al ritmo del gran desarrollo general de Barranquilla.

Noé León. Barrio de Barranquilla. Óleo sobre madera.

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Música

BARRANQUILLA: UNA CIUDAD QUE BAILA Y CANTA CON SU MÚSICA Barranquilla tiene una sonoridad especial, sus paisajes, su gente y hasta sus calles son musicales, toda la ciudad se mueve cadenciosamente al son de todos los ritmos que aquí cobran un color único. Barranquilla vive y crea música, prueba de ello son los famosos compositores, cantantes, orquestas y bandas que ha producido en su historia. Adlai Stevenson Samper

Notas musicales del tango Barranquillera compuesto por Gabriel Escobar, dedicado a Olga Heilbron Tavera, Reina del Carnaval de 1926, publicado en el Diario del Comercio.

Cuando era evidente que aquella pequeña población a orillas de los canales del río Magdalena estaba para grandes acontecimientos económicos merced a su estratégica ubicación, empiezan a llegar en lenta peregrinación, la suma de todos sus habitantes. Los navegantes aventurados a lo largo de las riberas trayendo sus cantos ancestrales y desempacándolos en plazas y fiestas, los europeos nostálgicos que entonaban valses, mazurcas y polcas en sus reuniones mientras languidecían del calor del trópico y todos aquellos que buscaban la oportunidad de participar en aquel epicentro de comercio y transporte. En muy poco tiempo Barranquilla llegó a ser la segunda ciudad de Colombia, y se forjó una actitud pionera en las más disímiles actividades con una mentalidad abierta y modernista que se reflejaría en sus procesos culturales musicales. En ninguna otra ciudad de Colombia podían convivir sin tropiezos tantas culturas. Que aprendieron a fuerza

de verse cotidianamente y a soportarse sin altanerías ni blasones de tradición social. Esa actitud se reflejó en la música en el transcurso de todo el siglo XX en el que en un mismo marco espacial urbano se paseaba la cumbia por plazas y calles, la salsa y la champeta por las verbenas populares, mientras las bandas de vientos desplegaban el encanto de los valses, pasillos y en los salones se oía y se bailaban fox trot, charleston, polcas, boleros y habaneras. Lo que trajo el río Siendo desde la Colonia la principal vía de penetración al interior de Colombia, el Río Grande de la Magdalena fue asiento de diversas etnias, entre la indígena con sus diversos pueblos a todo lo largo del río y de palenques de africanos evadidos en permanente huida de los esclavistas. La interacción de estas dos culturas ocurrió precisamente en el río o muy cerca de él. Los indígenas no

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La música en Barranquilla, al igual que el comercio, entró por el río Magdalena; todas esas manifestaciones sonoras provenientes del río Magdalena se incorporaron a las tradiciones musicales de la ciudad y formaron parte de su manifestación más expresiva.


soportaron las duras jornadas de bogaje arrastrando embarcaciones y lentamente fueron reduciéndose. Es en ese momento cuando los africanos, de mejor contextura física, los reemplazan, conformándose un duro oficio que recorrería los puertos, palenques, playas del río, llevando culturas de un lado a otro. Algunos de estos procesos empezarían en Cartagena, capital del estado y departamento a la que pertenecía Barranquilla entonces, conocida por ser centro de ingresos de esclavos africanos. Estas músicas viajaron en las embarcaciones que surcaban el río Magdalena diseminándose por sus riberas con punto de llegada a Barranquilla. Antonio María Peñaloza expone algunos puntos de desembarco musical: Aquí en Barranquilla, sobre todo en el barrio Abajo y La Tenería, llegaban unos tamborileros, los contrata-

ban para distintas danzas y así, de ese modo, cada uno tenía su estilo, alguna variante, y eso es lo que se oye en carnaval, las variantes que hacen los tamborileros. Uno oía los golpes y decía: “Allá viene la danza del Garabato, allá viene la de la Burra Mocha, allá viene El Torito”, era por el tamborilero. Cada tamborilero tenía su variante de toque (Peñaloza, 1998). La cumbia se difundió por toda la ciudad, como lo muestra un relato del cronista Miguel Goenaga: Me vienen a la memoria recuerdos de mi niñez, cuando la popular mujer barranquillera denominada “la Cañón”, ponía sus grandes ruedas de cumbia, allá por el año 1888, en las cuatro esquinas de la calle Bolívar, callejón de La California, donde concurría mucho público a ver la voluptuosidad del baile y el ritmo hondo y vigoroso de tambores, flautas y guarachas (Goenaga, 1953).

Antonio Peñaloza.

Aquí en Barranquilla, sobre todo en el barrio Abajo y La Tenería, llegaban unos tamborileros, los contrataban para distintas danzas y así, de ese modo, cada uno tenía su estilo, alguna variante, y eso es lo que se oye en carnaval, las variantes que hacen los tamborileros. Uno oía los golpes y decía: “Allá viene la danza del Garabato, allá viene la de la Burra Mocha, allá viene El Torito”, era por el tamborilero. Cada tamborilero tenía su variante de toque. (Peñaloza, 1998).

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Todas estas manifestaciones sonoras provenientes del río Magdalena se incorporaron a las tradiciones musicales de la ciudad y formaron parte de su manifestación más expresiva: el Carnaval. En 1936 Andrés Revollo hizo un recuento sobre los sitios de baile en la Barranquilla de finales del siglo XIX. Uno de los mencionados fue la Plaza de San Nicolás, las plazas 7 de abril –actual parque Almendra Tropical–, lugar de reunión de danzas del carnaval, y la San Mateo. El sitio especial de concentración era por los lados del terreno de María Rodríguez, llamado La María, un arenal amplio a orillas del caño donde se concentraban en ruedos a bailar cumbiamba.

Profesor Emirto De Lima.

En 1907 un grupo de escritores que se hace llamar La Gruta Simbólica presenta programación de música europea con alguna regularidad. Más adelante, en 1910, el Centro Artístico logra el objetivo de crear una escuela de música dirigida por el profesor Luis Uribe y su esposa María García. En 1914 se funda la Academia de Música del Atlántico. Esta academia funcionaba en el interior del Teatro Emiliano.

La música europea El británico Charles Suart Cochrane describió en 1823, a su paso por Barranquilla, una procesión religiosa: Hoy 26 de marzo es feriado… En la tarde hubo procesión, todo lo presidía el cura, llevando la Sagrada Forma, y lo seguía una partida de músicos que tocaban violines y flautas, y cuya música acompañaba a niños cantores. Para el inglés el cuadro era una ridícula comparsa sin mayor refinamiento estético ni cultural. El músico y docente Alfredo Gómez Zurek se pregunta en un ensayo suyo el porqué de esta combinación de instrumentos melódicos en un

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Guido Perla y su orquesta.

acto religioso proclive a los instrumentos de vientos y si la calificación de ridícula incluía también el aspecto musical. En 1870 se inaugura la sala Ateneo. La banda dirigida por el italiano Antonio Mezzorana actúa en todos los actos públicos de la ciudad. Para 1888 se inaugura una academia de música dirigida por los profesores Villa y Caseres en la calle de la Cruz. Como parte de un afán cultural de la elite local, nace en 1905 el Centro Artístico. Lo promueve doña Cruz Blanco de Rodríguez. Así, el 11 de noviembre de 1905 se presenta una orquesta con el nombre de esta institución que realiza una serie de conciertos para conmemorar la independencia de Cartagena. En 1907 un grupo de escritores que se hace llamar La Gruta Simbólica presenta programación de música europea con alguna regularidad. Más adelante, en 1910, el Centro Artístico logra el objetivo de crear una escuela de música dirigida por el profesor Luis Uribe y su esposa María García. En 1914 se funda la Academia de Música del Atlántico. Esta academia funcionaba en el interior del Teatro Emiliano. Un importante hecho fue la llegada de los músicos Ezequiel de la Hoz, del Conservatorio de Leipzig, y del curazaleño Emirto De Lima. Ambos fundaron academias


Pedro Biava.

y participaron activamente en la vida cultural de la ciudad, sobre todo De Lima, que emprende cruzadas de investigación plasmadas en su libro Folclore Colombiano, de 1942. Pero el hecho más importante para la música en Barranquilla en el siglo XX por las repercusiones que tuvo y que continúan con plena vigencia hasta la actualidad, es el desembarco desde Panamá en 1926 de una pléyade de músicos italianos para acompañar las funciones diarias del naciente negocio de la presentación de cine mudo. Llegaron Pedro Biava, Pietro Biava, el violinista Álvaro Bacilieri, el cellista Venancio Brunetti, el contrabajista Ferrucio Dalmagio, el violinista Turio Marino, José Mazilli en la guitarra, Nini Melia en la mandolina, Guido Perla en el cello y trombón y el cantante Aníbal Cataldo. Biava, conocedor de las limitaciones en formación de los músicos, funda una academia junto a Ángel María Camacho y Cano que posteriormente, en 1939, ante su crisis y la consecuente intervención de Julio Enrique Blanco, rector de la Universidad del Atlántico, se convierte en el Conservatorio de Bellas Artes.

Este grupo de italianos era conocedor del formato orquestal jazz band aplicándolo en agrupaciones locales. Biava maneja la banda de la policía en 1932, la orquesta Víctor y se casa con Mercedes, hija del maestro Sosa, director de una prestigiosa agrupación en donde dirigía a Pacho Galán, Antonio Peñaloza y Guido Perla, entre otros, y que fue matriz de numerosas agrupaciones posteriores como Olímpicos Jazz Band, de Julio Lastra, la orquesta de Peñaloza, Orquesta de Pacho Galán, Guido Perla y su orquesta. La orquesta Sosa se convertiría en 1940 en Emisora Atlántico jazz band. En sus inicios, los porros, fandangos, cumbias y paseos estuvieron fuera del repertorio de la orquesta Sosa que solo los incorpora a finales de los años treinta, presionado por la creciente aceptación en las elites de Barranquilla y Cartagena de estas músicas nativas. Por otro lado, la creciente radio local impulsaba el fomento de líneas compositivas propias y de su promoción a través de la creación de orquestas, como la mencionada Atlántico, Orquesta de la Víctor y Emisoras Unidas jazz band con sus conciertos diarios en los radioteatros. En estos

Biava maneja la banda de la policía en 1932, la orquesta Víctor y se casa con Mercedes, hija del maestro Sosa, director de una prestigiosa agrupación en donde dirigía a Pacho Galán, Antonio Peñaloza y Guido Perla.

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Luis Carlos Meyer.

Nelson Pinedo.

La creciente radio local impulsaba el fomento de líneas compositivas propias y de su promoción a través de la creación de orquestas, como la Atlántico, Orquesta de la Víctor y Emisoras Unidas jazz band con sus conciertos diarios en los radioteatros. En estos recintos se iniciaron cantantes como Luis Carlos Meyer, Nelson Pinedo, Estercita Forero, Pacho Galán, entre otros. 116

recintos se iniciaron cantantes como Luis Carlos Meyer, con gran éxito en México y Estados Unidos llamado El Rey del Porro, Nelson Pinedo, Estercita Forero, Bovea y sus vallenatos, y se consolidaron otros como Guillermo Buitrago y sus Muchachos y Pacho Galán. Todo esto entre las décadas de 1940 y de 1950 y parte apreciable del sesenta. Retornemos a 1931. La demanda de trabajo musical es tal que promueve la creación de una asociación mutualista llamada la Unión Musical de Barranquilla. En el marco de este espacio asociativo se logra una reunión con el maestro interiorano Emilio Murillo y los socios locales Manuel Ezequiel de la Hoz, Pedro Biava, Alejandro Barranco, Eduardo Vásquez, Antonio Fortich, Nelson García, Luis Felipe, Sosa y Julio Lastra. En otras palabras, parte de la plana de la orquesta Sosa. Otra importante actividad de estos músicos italianos fue en el interior de la llamada música clásica. En 1933 se realiza un concierto en el Teatro Apolo, tal como señala la noticia de prensa, de la notable mezzosoprano dramática barranquillera Rosita Lafaurie con el gentil concurso de las señoritas Conchita Palma y Lilia Andrade con el marco de la orquesta Colombo Italiana y el piano del profesor Manuel Ezequiel de la Hoz. En ese mismo año 1933, Biava conforma la Asociación Filarmónica de Barranquilla, un embrión de la futura Sinfónica.

La ópera en Barranquilla.

En 1939, Biava, con personal netamente barranquillero, monta una Compañía de Ópera. Cuatro años después, estrena el 12 de junio de 1943 la Orquesta Filarmónica de Barranquilla con 42 integrantes. Esta agrupación desapareció a finales de los años sesenta con gran tristeza de Biava que fallecería posteriormente en 1972. El Conservatorio de Bellas Artes lleva su nombre. La orquesta reaparecería brevemente en los años noventa en manos de Pauline Schutmman y sus hijos, educadores norteamericanos presbiterianos. Otros importantes ámbitos en que se desarrolló la música europea fueron en los festivales musicales programados por el Centro Artístico y los Conciertos del Mes, organizados por el profesor Alberto Assa. Los sonidos barranquilleros La formación de músicos en las academias locales, aunada a la naciente industria discográfica y la difusión de estos productos en las emisoras, propiciaron la aparición de sonidos caribeños colombianos antes menospreciados y que fueron cobijados bajo el formato jazz band. Las más conocidas de estas agrupaciones fueron la Sosa, la Atlántico y, sobre todo, la de Pacho Galán, creador desde Barranquilla de un ritmo que se impondría en Colombia y en el área del Caribe: el merecumbé.


Estercita Forero.

Las más conocidas agrupaciones fueron la Sosa, la Atlántico y, sobre todo, la de Pacho Galán, creador desde Barranquilla de un ritmo que se impondría en Colombia y en el área del Caribe: el merecumbé.

Sonora del Caribe.

En Cartagena, el productor Curro Fuentes encarga a varios músicos sus discos. A Antonio Peñaloza lo llama para su Sonora Curro. Con ella monta en Bogotá el himno del Carnaval de Barranquilla, Te olvidé, de su autoría. Con vastos conocimientos de jazz, lo clásico y el folclor, Peñaloza se mueve en diversos ámbitos en una labor de pionero poco reconocida en lo concerniente a mezclas de porro, acordeones y jazz. Fue padrino de una de las primeras incursiones del cantante Nelson Pinedo, famoso por sus grabaciones con la Sonora Matancera de Cuba y la orquesta de Tito Rodríguez. También encaminó al saxofonista sincelejano de jazz Justo Almario en sus comienzos, pues tenía fama de exigente profesor y de visionario de caminos. En el auge cubano de la Sonora Matancera en los cincuenta, aparece la Sonora del Caribe dirigida por el trompetista César Pompeyo. Tocaban de todo. Guarachas, bo-

leros, porros, sones. Con gran éxito discográfico merced a sus grabaciones con el boricua Daniel Santos que los catapultaron a la fama nacional y con un relativo reconocimiento internacional. Esta agrupación y otras de los sesenta y setenta, como el Afrocombo de Pete Vicentini y La Protesta en donde estuvo jovencito Joe Arroyo, fueron puntales para el sonido salsero que desembocaría en los ochenta y noventa en los grupos Raíces, Fuerza Latina y Los Titanes. Dentro de estos combos salseros también surgieron propuestas que provienen de la tradición del jazz band con un repertorio ecléctico: Joe Arroyo con su orquesta La Verdad, Checo Acosta, Juan Carlos Coronell, Juan Piña, Grupo Bananas, entre otros. Estos combos y las orquestas similares venezolanas y dominicanas interpretarían repertorios compositivos de barranquilleros como Estercita Forero, por ejemplo.

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Coexiste con plena vigencia un sonido de acordeón barranquillero que presenta peculiares características: guarachero, letras con mofa con una libertad casi absoluta para abordar diversos géneros. Son fieles exponentes de esta escuela Aníbal Velázquez, Morgan Blanco, Dolcey Gutiérrez y José María Peñaranda. A ello le agregamos que gran parte del mundo de la llamada música vallenata vive –o vivió– en Barranquilla: El Binomio de Oro, Peter Manjarrez, Alfredo Gutiérrez, Beto Villa, Iván Villazón, Rafael Escalona, Rafael Manjarrez, Roberto Calderón y muchos más.

Joe Arroyo.

Sonidos modernos Desde los años sesenta hubo en Barranquilla agrupaciones de rock y baladas que conformaron un interesante movimiento que en los setenta producirían una serie de grupos de rock como Los colores del tiempo, Dacaret´s Blues band, Concha de Coco. Una especie de momento previo al surgimiento en los noventa de la figura de Shakira con su híbrido estilo de rock pop que le ha dado celebridad internacional. Otras agrupaciones con menor difusión en este sentido son Maia, Los de

Adentro, aunque el verdadero sonido contemporáneo en este sentido es interpretado por agrupaciones foráneas como Bomba Estéreo, Sistema Solar y Ondatrópica que invitó a personajes como Aníbal Velásquez y Pedro Beltrán a sus grabaciones. Otro exponente, algo desconocido, casi hermético, pero de gran respeto para los que siguen estas tendencias en Colombia es el guitarrista de champeta Abelardo Carbonó, creador de célebres hits con que se alimentaban las verbenas barranquilleras populares los fines de semana y que fueron grabados en una modesta empresa discográfica barranquillera. La gran fortuna de los barranquilleros que desarrollan en sus enteradas conversaciones disquisiciones sobre la música, que es una especie de puerta secreta al ethos local, al espíritu de la ciudad, se refleja en su himno, hecho en la composición musical por Simón Urbina, un trompeta panameño de jazz band y música clásica; los arreglos conciliatorios de rima y ritmo por el romano Pedro Biava, y en la letra por Amira de la Rosa que dice en un verso de su himno, una rotunda verdad: Barranquilla sabe cantar.

Dentro de los combos salseros también surgieron propuestas que provienen de la tradición del jazz band con un repertorio ecléctico: Joe Arroyo con su orquesta La Verdad, Checo Acosta, Juan Carlos Coronell, Juan Piña, Grupo Bananas, entre otros.

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El Checo Acosta, hijo del famoso cantante Alci Acosta, prende la rumba en cada una de sus presentaciones.


Shakira La barranquillera Shakira debutó en el mercado discográfico hispanoamericano en 1996 con el álbum Pies descalzos y el éxito internacional le llegó en el 2001 con Laundry Service. Es la única artista en tener cuatro singles dentro de la lista de los veinte singles más vendidos de la década (2000-2010). Ha sido ganadora de dos Premios Grammy y diez Premios Grammy Latino. Se estima que Shakira ha vendido más de 70 millones de sus producciones musicales en todo el mundo. Hips Don’t Lie es la canción más éxitosa de la cantautora, siendo No. 1 en más de 55 países en el año 2006. En el canal oficial de Shakira en YouTube se han registrado más de dos mil millones de reproducciones. Además es la única artista en la historia de VEVO en lograr conseguir más de 100 millones de reproducciones con una misma canción en dos versiones, esto con Waka Waka. Shakira es la tercera personalidad con más seguidores en Facebook en el mundo, después de Rihanna y Eminem, consiguiendo más de setenta y dos millones de seguidores, y posicionándose por encima de artistas como Michael Jackson, Lady Gaga y Madonna. Maia hace parte de la nueva generación de artistas costeños.

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Una ciudad unida en torno a las artes y las tradiciones

BARRANQUILLA: CAPITAL AMERICANA DE LA CULTURA 2013 Una distinción oportuna que ha servido como vitrina de nuestras tradiciones e identidad, que se nutren de múltiples herencias culturales, y como reconocimiento del trabajo de los últimos años para armonizar su crecimiento con los retos de la apertura a un mundo competitivo y globalizado.

Más que un evento, es un compromiso claro de la Administración Distrital para hacer de la cultura un elemento estratégico de cohesión social, revitalización cívica, desarrollo económico y promoción internacional, para convertir a Barranquilla en la capital cultural del Gran Caribe, como estrategia enmarcada en el Plan de Desarrollo Distrital 2012-2015.

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Por su voluntad decidida de hacer de la cultura un elemento estratégico de cohesión social, dinamización ciudadana, desarrollo económico y proyección internacional, el Bureau Internacional de Capitales Culturales escogió a Barranquilla como Capital Americana de la Cultura 2013. Esta designación, que reciben ciudades que han consolidado un proyecto cultural visible y significativo, se articula a su florecimiento como una gran urbe dispuesta a abrir sus puertas a las Américas y al mundo. Esta es, pues, una oportunidad trascendental, por cuanto motiva la reflexión al interior de la ciudad en torno a los temas culturales, de identidad ciudadana y de lo que podemos ofrecer como urbe, incrementa la cohesión social interna de la ciudad y aumenta la autoestima y el orgullo barranquillero, en especial conmemorando sus 200 años. Desde el principio la ciudad ha sido receptáculo de muchas vertientes raciales, cada una con sus propias tradiciones. Este es el capital cultural más sólido con que cuenta la ciudad, pues la suma de todas esas razas se cristaliza en expresiones artísticas como la literatura, la pintura, el cuento, el arte popular o la música y en importantes emprendimientos empresariales.

Desde muy temprano los ciudadanos empezaron a vivir Barranquilla Capital Americana de la Cultura en armonía con el ímpetu de una ciudad que ha vivido épocas de esplendor y ha probado su capacidad de reinventarse y florecer. Por ello, su nombre está asociado a gente talentosa, extraordinaria, y a tradiciones culturales admiradas y queridas por propios y extraños, consolidando un movimiento intelectual y cultural sólido, con una proyección contundente. Una vez conocida la designación, la Secretaría Distrital de Cultura, Patrimonio y Turismo inició una labor conjunta con los diferentes consejos distritales de áreas artísticas y las entidades culturales de la ciudad y el departamento, para establecer una agenda conjunta que permitiera visibilizar no solamente los procesos culturales de gran trayectoria que tiene la ciudad, sino también aquellos que se gestan en el seno de sus barrios. Desde el momento en que


la Secretaría inició la investigación y compilación de esta agenda, se registraron más de 800 eventos, que dan cuenta del gran talento de nuestra gente. Es así como Barranquilla fue testigo de eventos como el Carnaval del Bicentenario, la Feria artesanal y artística Territorio Creativo, la muestra de danzas y homenaje a los grandes maestros “Barranquilla sabe bailar”, el Festival de Cultura Joven, las muestras de música sacra en iglesias durante la “Semana Mayor”, la hermosa e innovadora celebración del Bicentenario, sendos conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional, el primer Festival Internacional de Cine de Barranquilla (FICBAQ), la Feria de Arte Contemporáneo “Barranquillarte” y la primera Bienal de arte en espacio público. Igualmente, disfrutamos de aquellos espectáculos que ya se han vuelto tradicionales para propios y visitantes, pero que se revistieron de importancia y promoción en este año, como el Carnaval de las Artes, el Encuentro Nacional e Internacional de Teatro (ENITBAR), el evento de gastronomía “Sabor Barranquilla”, el festival de jazz

La Plaza de la Paz se engalanó de amarillo, azul y rojo, al ritmo de chirimía, cumbia, porro y sanjuanitos. Por primera vez, los carnavales de Negros y Blancos de Pasto, Riosucio, Barranquilla y las Fiestas de San Pacho de Quibdó, se encontraron para conmemorar la independencia de nuestro país con “Colombia, país de carnavales”.

Durante el Festival de Cultura Joven, desarrollado en el mes de julio, los beneficiarios del Sistema de Formación Artística, como las Casas Distritales de Cultura y la Escuela Distrital de Artes y Tradiciones Populares, alternaron en el escenario con reconocidos grupos de música urbana y nuevas tendencias, que conquistan las preferencias musicales del público juvenil y se han ganado espacios en las estaciones radiales de todo el país.

más importante del país “Barranquijazz”, el Festival Internacional de Cuenteros “El Caribe cuenta” y el salón del Autor Audiovisual, entre otros. Por otro lado tuvimos el honor de ser seleccionados como ciudad sede de la celebración nacional de la independencia de la República de Colombia, del séptimo Encuentro Iberoamericano de Museos, la reunión Anual del Comité Intergubernamental de Ibermuseos y del Encuentro Nacional de Patrimonio Cultural. Este es un reconocimiento a Barranquilla como centro de cultura popular, patrimonio y diversidad y, sin duda, un beneficio estratégico, por cuanto permite posicionar una imagen positiva de la ciudad y, por ende, de Colombia, a nivel local, nacional e internacional, lo que implica una oportunidad de desarrollo. Desde el momento mismo de la notificación, reconocidos medios de todo el mundo registraron este importante hecho, como es el caso de The New York Times, Univisión, El Pais de España, las agencias informativas EFE y UPI, entre muchos otros. 121


Carnaval de Barranquilla

LAS ANDANZAS DEL CARNAVAL Por su variedad y riqueza cultural, el Carnaval de Barranquilla fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación por el Congreso Nacional de Colombia en 2001, y Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco en 2003.

Mirtha Buelvas que en 1650, que convirtió este sitio en un incipiente pero dinámico centro económico. También fue un lugar donde se ejerció el contrabando, en 1762 gente de Barranquilla y Soledad participaban en esta actividad. La comunicación temprana del sitio de las barranquillas de San Nicolás con Cartagena permite deducir que con el tiempo muchas costumbres, celebraciones y manera de divertirse se trajeron en las embarcaciones a la naciente población desde el centro colonial. Se destacan en Cartagena dos fiestas desde finales del siglo XVI y principio del XVII, la fiesta de la Virgen de Nuestra Señora de la Candelaria y la de los Carnavales donde participaban los cabildos de negros de nación con sus bailes, atuendos y pantomimas, de allí parecen descender las danzas de Congo del carnaval de hoy en Barranquilla. En la estructura político-administrativa de la Colonia Barranquilla dependía de Cartagena; en 1700 se le designa Capitanía a Guerra del Partido de Tierra Adentro, y en 1772 se le declara Corregimiento, en ese entonces solo contaba con 1.400 habitantes. En 1774 se constituye en parroquia y en 1777, según el censo de Juan García Turín, corregidor y Justicia mayor del Partido señalado, la población estaba constituida por 2.590 habitantes y 390 casas. A mediados del siglo XVIII, Barranquilla todavía era un caserío. En la toma del capitán Valentín Capmany en abril de 1815, siglo XIX, la población aún no alcanzaba los 4.000 habitantes. En 1823 se describe como un pequeño poblado a una legua de Soledad y Sabanilla.

En la época de la Colonia Barranquilla no era más que un pequeño poblado que no superaba los dos mil quinientos habitantes, su importancia es limitada, razón por la cual hasta hoy no se conoce un documento que referencie su Carnaval, en el tiempo que va entre la conquista española, 1533-1550, y el comienzo de la era republicana, 1815-1820. El Carnaval de Barranquilla tiene un origen cercano en la celebración de Carnavales en el Caribe colombiano y uno remoto como ocurrió en toda América en las fiestas del mismo nombre de Europa. Desde las primeras épocas de su arribo, los españoles trasladaron sus fiestas y costumbres al Nuevo Continente. El primer punto en tocar tierra los carnavales en América fue el Caribe, primer sitio donde arribaron los conquistadores. Después de llegar de la otra orilla del océano, esta fiesta comienza a transformarse. En los nuevos dominios, la historia empieza a señalarle otros derroteros al carnaval. En el Caribe colombiano, en su etapa primigenia, recoge expresiones patrimoniales de las culturas indígenas, españolas y africanas que con el andar del tiempo se fueron entremezclando, para finalmente fusionarse y construir un carnaval que dejó de ser europeo. En la primera mitad del siglo XVI, antes de 1559, ya existía comunicación económica de Cartagena con la zona donde en un futuro se establecería Barranquilla. En el siglo XVII, al fundarse la hacienda de San Nicolás, se afirma el comercio fluvial desde su puerto o las barranquillas de San Nicolás con Cartagena, este comercio se intensificó cuando se abrió la nueva vía del Canal del Di-

En 1918 se introdujo la novedad de elegir una reina del carnaval –Alicia Lafaurie Roncallo– ya que desde 1899 se venían escogiendo parejas distinguidas como presidentes y presidentas a cuyo cargo corría el desarrollo de las fiestas.

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En 1903 el Carnaval renace con fuerza y se crea su primera Batalla de Flores propuesta por Heriberto Vengoechea, acto central de los carnavales de hoy; primero fueron los coches adornados y tirados por corceles que desfilaron por el camellón Abello, antigua calle Ancha, hoy paseo Bolívar.

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Barranquilla y Sabanilla como puerto dependiente y complementario de la primera solo comienzan a tener importancia bélica y comercial a partir de la década de 1810 a 1820, cuando se suceden los movimientos de independencia. En 1811 la Suprema Junta de Cartagena de Indias autoriza el envío a otros lugares extranjeros de los productos agrícolas, para los cuales se habilitan los puertos de Sabanilla y Zapote. Con miras a dominar el transporte por el río Magdalena y someter el baluarte realista de Santa Marta, Cartagena constituye los cantones de Sabanilla y So-

ledad como centro de operaciones militares. En 1813, por su valor estratégico en las luchas de independencia, Barranquilla es declarada Villa Capital del departamento de Barlovento por la Cámara de Representantes de Cartagena. A pesar de todos estos hechos de importancia política y económica para la población, el alcance como puerto de Sabanilla y Barranquilla es limitado. Fue necesario romper los viejos patrones comerciales de la Colonia, adecuar su infraestructura física para entrar al auge del desarrollo y al esplendor de su carnaval.


El Carnaval de hoy es diverso, con danzas tradicionales grandes como las de los Congos, Garabato y Mapalé, danzas medianas como las de relación entre las que se encuentran la de Los Gallinazos, la de Los Coyongos, la de los Pájaros, la de los Paloteos entre otras, las especiales como la de los Diablos, la de los Indios y algunas más, muchas cumbiambas, comparsas, disfraces, grupos musicales y toda la parafernalia del Carnaval.

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Página opuesta, José Llanos Ojeda fue coronado en el estadio Romelio Martínez como rey Momo del Carnaval del Bicentenario, en el mismo acto de elección y coronación de la Reina de Reinas 2013. El espectáculo, con más de 150 danzarines en escena, mostró las danzas, los bailes y los disfraces tradicionales, al igual que los personajes típicos de la ciudad.

Magdalena, con sones, danzas y costumbres de carnaval de sus sitios de origen, tradiciones folclóricas y populares que con el tiempo se convirtieron en identidad de la ciudad y dieron como resultado la gran diversidad y riqueza de los carnavales de hoy. Los adelantos apresurados e intensos en la vida económica de Barranquilla van a reflejarse en su vida social y cultural, en los carnavales, una fiesta de gran importancia para la ciudad que comienza a ser registrada en la prensa local y a experimentar grandes cambios. Las tres últimas décadas del siglo XIX son definitivas para la prosperidad y progreso del Carnaval de Barranquilla. Son muchos los acontecimientos relacionados con la fiesta en ese tiempo, la creación de la danza de Congo El Torito en 1876, que permanece sin interrupción hasta hoy en las calles de Barranquilla, la danza más antigua de la fiesta, es una manifestación tradicional muy importante para la población tanto de ayer como de hoy. En 1870 se crea El Ateneo, salón para espectáculos y diversión utilizado también para bailes de carnaval. En 1876 se funda el salón Fraternidad. Surge la prensa local El promotor que describe la manera de celebrar los carnavales. En 1888 aparece la figura del Rey Momo, en 1899 se crea el cargo de presidente del Carnaval y la Junta Organizadora. En junio de 1895 se estrena el Teatro Emiliano y en 1903 se inician sus bailes de Carnaval. Este sitio se convirtió después en el Teatro Municipal, que dejó de funcionar en la década de 1930, espacio referente de los bailes de Carnaval para las familias pudientes de la población, que después de la primera posguerra continuaron sus bailes de Carnaval en los clubes. Las otras familias celebraban sus bailes en las residencia o asistían a salones a divertirse. Los bailes populares y públicos se celebraron en los Salones Burreros, espacios cercados y cubiertos con enramadas de palmera, piso de tierra y decorados con cintas de papel de colores. El siglo XX amanece con un carnaval suspendido. En 1900-1902 no hay carnavales por la guerra de los Mil Días. En 1903 el Carnaval renace con fuerza y se crea su primera Batalla de Flores propuesta por Heriberto Vengoechea, acto central de los carnavales de hoy, primero fueron los coches adornados y tirados por corceles que desfilaron por el camellón Abello, antigua calle Ancha, hoy paseo Bolívar. El tiempo y el desarrollo de Barranquilla cambió los coches de ayer por las carrozas mecánicas de hoy y el paseo Bolívar por la ruta industrial de la Vía 40. Los mi-

grantes extranjeros que participaban del Carnaval, en sus clubes sociales, hicieron propia esta celebración con sus capitanas y carrozas adornando la fiesta. La temporada de Carnaval comenzaba el 20 de enero con el bando público, remedo de los antiguos edictos coloniales en Cartagena. La fecha perdió la tradición en el siglo XX y hoy se celebra el sábado más cercano al 20 de enero. La primera reina de Carnaval se designa en 1918, Alicia Roncallo. En 1929 se inicia el Salón Carioca, un espacio de baile de gran reconocimiento, ícono en la historia bailable de los carnavales de Barranquilla. Entre 1938 y 1947 la ciudad recibió avalanchas de población que engrosaron los sectores populares y que alimentaron el carnaval del pueblo en las décadas de 1930 y siguiente del siglo XX. En el carnaval callejero se apreciaban las danzas del Torito, Congo Grande, Garabato, comparsas, cumbias, poetas populares, comedias ambulantes, carrozas artísticas, carromatos de tracción animal, cargamentos de disfrazados en camiones, bailes en salones populares y centros sociales, disfraces de animales. Carrozas con reinas, princesas y capitanas de los centros sociales. En 1842 la concentración carnavalera se hace en el paseo Bolívar. En 1944 aparecen los reinados populares de barrios. Los Asaltos, tradición carnavalera e importante en el imaginario de la fiesta de Barranquilla, fueron bailes organizados en principio por la junta de carnaval, después fueron populares, hasta comenzar a desaparecer en la década de 1950. En las décadas de 1950 y 1960 los disfraces siguen inspirándose en la fauna regional con monos, toros, perros, tigres y en tradiciones populares como los diablos. Los movimientos en la sociedad van reflejándose en el Carnaval y los disfraces van cambiando, también son otras las fuentes de inspiración, el cine, la televisión. Con la globalización, al Carnaval del bicentenario llegan extraterrestres, seres de las galaxias que se pasean de la mano de toritos, tigres, goleros y muchas otras tradiciones locales. En la década de 1960 las calles de Barranquilla se pueblan de verbenas, se celebran en la ciudad bailes de carnaval en residencias familiares, salones, calles, clubes, casetas. Las danzas y cumbiambas recorren calles y barrios. En 1967 se estableció la Gran Parada de Tradición, el domingo de Carnaval, en nuestros días uno de los eventos centrales del Carnaval, que recoge en un solo espacio las


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El sábado de Carnaval, primer día de la fiesta, se celebran tres desfiles importantes. 1) La Batalla de Flores, presidida por la reina del Carnaval es el acto central del sábado de Carnaval. Un espectáculo lleno de colorido y júbilo, un incesante desfile de carrozas, de orquestas, de artistas, de disfraces, de cumbias y grupos folclóricos que recorre durante seis horas una de las vías más importantes de la ciudad, la Vía 40. 2) El desfile de la calle 17, presidido por el rey Momo, y 3) La Batalla de Flores del Recuerdo, en la calle 44.

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El domingo de Carnaval se realiza el desfile dedicado solamente a la tradición, la Gran Parada, donde se pueden apreciar los vestidos, la música, la danza y los bailes folclóricos del Carnaval de Barranquilla y del Caribe colombiano. Participan las danzas, cumbiambas y comparsas tradicionales acompañadas de grupos de flauta de millo, gaitas autóctonas y tambores. Solo se ve y escucha folclor. La barranquillera Sofía Vergara es una de las mejores actrices de Hollywood. Ha sido nominada al Globo de Oro, al Emmy, al SAG, a los Premios Satellite y a los Kids’ Choice Awards, entre otros premios. En el año 2013 la revista Forbes la calificó como una de las cien mujeres más poderosas del mundo. Sofía, como Shakira y Édgar Rentería, no olvida sus raíces, y cuando su agenda lo permite visita Barranquilla. El Carnaval es un evento que lo goza y lo baila al son de la cumbia.

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La danza del Congo Grande es el símbolo del Carnaval. Se trata de una danza guerrera de origen africano y es quizás la danza más antigua que tiene el Carnaval de Barranquilla. Se practicaba en las fiestas de la Candelaria en Cartagena y migró al Carnaval de Barranquilla. Cuando bailan, de lejos son una fila de hombres vestidos de colores con telas brillantes y gafas oscuras. Sus rostros están pintados de blancos con dos círculos rojos y un elaborado turbante que llevan sobre sus cabezas adornado con flores y cintas, con una penca larga que llega hasta los tobillos. En su mano suelen tener un machete hecho con madera y con la otra tienen agarrada la vejiga inflada de un cerdo. Por su parte las mujeres llevan un disfraz más sencillo con una pollera y una blusa brillantes y un arreglo floral en la cabellera. Esta danza posee también una cuadrilla de animales (burros, chivos, perros, tigres, siendo “El Torito” el más representativo de todos) que van acompañados de los cantadores, el tamborero, el guacharaquero y el del güiro. El ritmo que la acompaña es el golpe del congo.


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El domingo previo al Carnaval, desde la 1:00 p.m. se lleva a cabo “El Carnaval de los Niños”, un recorrido carnestoléndico que baja por toda la carrera 53 desde la calle 72 hasta la Casa del Carnaval en el barrio Abajo. Participan grupos folclóricos infantiles, disfraces, letanías, comedias, reinitas y reyes momos de distintos sectores de la ciudad. Tanto la Coronación de los Reyes infantiles como el Desfile del Carnaval de los Niños son eventos organizados por la Fundación Carnaval de Barranquilla S.A.

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El lunes de Carnaval se presenta La Gran Parada de Fantasía, desfile multicolor en el cual se pueden apreciar propuestas de bailes, coreografías, vestuarios y música moderna, hechos por las comparsas de fantasía.

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La Catedral Metropolitana María Reina de Barranquilla, es una iglesia catedralicia de culto católico romano dedicada a la Santísima Virgen María Reina. Es una edificación de estilo modernista cuya construcción tomó 27 años y fue diseñada por el arquitecto italiano Angelo Mazzoni de Grande (más conocido como Ángelo Masón de Grande). El templo está situado en la zona céntrica de la ciudad, costado occidental de la plaza de la Paz, donde se ubica el punto cero de la ciudad.

La catedral cuenta en su interior con varias obras de arte de reconocidos artistas que se localizan en diversos sitios del templo, la mayoría son de grandes dimensiones y de diversos materiales. El diseño y la elaboración de los vitrales estuvo a cargo de don Mario de Ayala. Los siete vitrales frontales representan la creación, uno para cada día.

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Fútbol

JUNIOR, LA PASIÓN DE BARRANQUILLA El Junior es una pasión que va más allá del fútbol, es el gran amor de Barranquilla, su presencia llena el diario vivir de la ciudad. La suerte del equipo es tema de conversaciones, polémicas, críticas, elogios y protestas por parte no solo de los aficionados al fútbol, sino de los aficionados al Junior.

1977

Izquierda: Óscar Bolaños, Jesús Toto Rubio, Rafael Reyes, Juan Carlos Angel Delménico, Gabriel Berdugo, Julio Comesaña. Abajo: Camilo Aguilar, Ariel Valenciano, Eduardo Solari, Carlos Alberto Vidal, Juan Ramón “Bruja” Verón.

A lo largo de los años Junior, más que un simple equipo, ha significado parte fundamental del pueblo barranquillero que ha vivido con él sus más grandes alegrías y emociones que han constituido a la divisa rojiblanca en un elemento indispensable de la vida de los habitantes de la “Puerta de Oro de Colombia”. Al tiempo que existía fervor y motivación por el movimiento de la creación de la Liga de Fútbol del Atlántico y su posterior afiliación a la FIFA, logro alcanzado por un grupo pujante de dirigentes barranquilleros, nace el Junior en 1924 cuando en forma oficial fue constituido el “Club Juventud infantil”, el cual fue el primer nombre de la escuadra que más tarde se conocería como Juventud Junior y después simplemente Junior. La historia comenzó en 1923 cuando se presentó la necesidad de crear un club que llevara la representación de los barrios San Roque y Rebolo. Existía un movimiento futbolero gestado dentro de la influencia del Colegio

1980

Derecha: Dulio Miranda, Gabriel Berdugo, Ómar Alfredo Galván, Jesús Rubio, Santiago Reyes, Juan Carlos Delménico. Abajo: Fernando Fiorillo, Óscar Bolaño, Juan Miguel Tutinol, Miguel Ángel Converti, Bonifacio Martínez.

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de los Hermanos Salesianos quienes fundaron el equipo “Juventus” por ser ellos de ascendencia italiana y que luego se conociera como “Juventud”. Se forjó el deseo de conformar otro conjunto y fue así como el 16 de agosto de 1923 se reunieron por primera vez un grupo de jóvenes en la casa de Manuel “Mañe” Vásquez. Pasó el tiempo y aumentó la expectativa para la creación del club, además de la creciente motivación de los jugadores menores del Juventud. Doña Micaela Lavalle de Mejía, una fiera enamorada del fútbol, se puso al frente y en compañía de su hijo Juan Mejía Lavalle contagiaron a un grupo de personas para adelantar la empresa, y se desarrollaron varias conversaciones para ello, hasta llegar a la noche del 7 de agosto de 1924 cuando se produjo la reunión debajo de un puente localizado en la calle de Las Vacas con carrera Buen Retiro, con el entorno de los tradicionales árboles de matarratón barranquilleros, donde se congregaron jugadores y se proclamó el nacimiento del


1995

Abajo, Iván Valenciano, Francisco Cassiani, José María Pazo, Raúl Chaparro, Héctor Gerardo Méndez, Alexis Mendoza. Abajo: Cristian Montecino, Oswaldo Mackenzie, Alfredo Stefanell, Hugo Galeano, Carlos Alberto Valderrama.

1993

Izquierda: Alexis Mendoza, Luis Grau, José Mario Pazo, Francisco Cassiani, Eugenio Uribe, Iván Valenciano. Abajo: Carlos Alberto Valderrama, Oswaldo Mackenzie, Miguel Ángel Guerrero, Víctor Danilo Pacheco, Gober Briasco.

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Arriba: Léiner Frías, Carlos Rodríguez, Jaider Romero, Juan David Valencia, Andrés Felipe González, Luis Páez, Brainer García, Harold Macías, Sebastián Viera. Abajo: Luis Aguilera, Sherman Cárdenas, Víctor Cortez, Luis Carlos Ruiz, Giovanni Hernández, José Amaya, Vladimir Hernández, Carlos Bacca, César Fawcet.

2011

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Sixto Diazgranados, Juan B. Fernández R., se reúnen y logran llevar otra vez al equipo a la Dimayor para el campeonato de 1966. En 1972 se vincula a la dirigencia del club el exitoso empresario Fuad Char Abdala, quien se convierte en líder y gran impulsador del club hasta los días presentes. En 1948 Junior es subcampeón con la dirección técnica de Roberto Meléndez Lara; en 1970 es subcampeón también, ahora bajo la dirección de Luis Miloc; en 1983 es subcampeón teniendo a Jorge Solari como técnico. En el año 2000 es subcampeón con Norberto Peluffo y en el año 2003 es subcampeón con Dragan Miranovic como técnico. Junior ha participado en nueve versiones de la Copa Libertadores de América y en 1994 avanzó hasta la fase

semifinal de ese importante torneo continental de clubes. Participó también en la Copa Conmebol de 1992. Obtuvo el título de campeón en la Copa Reebok en 1997, realizada en EE. UU. y que contó con la participación de los equipos Borussia de Alemania, Palmeiras de Brasil y Necaxa de México. Junior cuenta con divisiones menores participando en los torneos aficionados que organiza la Liga de Fútbol del Atlántico y la División Aficionada del Fútbol Colombiano –Difútbol–. Tiene equipos en las Categoría “C”, Ascenso, Juvenil, Prejuvenil, Infantil, Preinfantil, además de los equipos de escuelas de apoyo en la ciudad y en el departamento del Atlántico. Junior, más que un equipo, es un fenómeno sociológico, un sentir del pueblo barranquillero y de la región Caribe.


Por consenso nacional, Barranquilla: La casa de la Selección Colombia En un tema tan polémico y controvertido como lo es el fútbol colombiano, parece que en lo único en que hay consenso es que Barranquilla es la Casa de la Selección Colombia. Este derecho se lo ha ganado la ciudad a través del contagioso y torrencial ánimo y fervor de su gente. Aquí se han

logrado las clasificaciones a cuatro mundiales y en las estadísticas de la Conmebol figura como la plaza con mejor entrada de público para los partidos de la eliminatoria. La gente en cada esquina también ayuda en lo anímico a los jugadores de Colombia. Los cánticos

de apoyo en el estadio durante los partidos han sido vitales para levantar el ímpetu y la pasión de los jugadores, y el ambiente de carnaval antes, durante y después de los partidos le pone un sello especial al equipo que en Barranquilla se sienten más que futbolistas, barranquilleros en su casa y con su gente.

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BARRANQUILLA AYER Y HOY Después de más de cuarenta años de haber emigrado de Barranquilla, el periodista y escritor regresa cargado de recuerdos. Al recorrer sus calles y lugares, descubre maravillado que el paso del tiempo transformó la ciudad. Paso a paso contrasta lo que conoció hace cincuenta años con lo que es hoy.

Plinio Apuleyo Mendoza Aquel lugar, el Hotel del Prado, era el mismo de mis recuerdos más remotos. Contemplando desde un pasillo su quieta piscina de aguas azules y las altas palmeras que se alzan a su alrededor, me devolvía la imagen de un paraje familiar que frecuentaba cuarenta años atrás cuando vivía en Barranquilla. De pronto, muchos recuerdos de esa época me volvieron a la memoria. Escribí alguna vez que el coup de foudre por esta ciudad debió de producirse en una madrugada, hace cincuenta años, cuando bajé de un avión, borracho, con Álvaro Cepeda, y sentí por primera vez, en una bocanada de aire caliente, aquella turbia fragancia de marismas que ha sido siempre el olor de sus noches. Venía por

El teatro Metro.

El almacén Sears.

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Germán Vargas, Plinio Apuleyo Mendoza, Juan B. Fernández y Juan Gossaín en El Heraldo.

poco tiempo, y sin saber a qué horas, envuelto en la tela de araña de sus días luminosos, me quedé ocho años. Influyó en esta hipnótica atracción que me impidió regresar a Bogotá, una bonita muchacha que poco antes había sido reina del carnaval. La conocí en el Country Club y dos días después, mientras cenábamos en un restaurante, me reveló un secreto suyo: quería ser escritora, como yo; compartía la misma devoción mía por escritores como Faulkner y Virginia Wolf. Cinco meses después me casé con ella, con Marvel Luz Moreno. Autora de bellos libros de cuentos y de una extraordinaria novela titulada En diciembre llegaban las brisas, su obra tuvo repercusión en Francia y en Italia, país donde ganó


Juan Slebi, empresario.

Alejandro Obregón, pintor.

Alvaro Cepeda Samudio, escritor.

El Hotel del Prado.

jaron un día Barranquilla para radicarse en París. Allí los encuentro todavía. Nunca pude explicarles a mis amigos de otras latitudes dónde estaba (y dónde está) la seducción de Barranquilla. Vista entonces con los ojos de cualquier extranjero, parecía una ciudad sin mayores atractivos. De pronto, es cierto, un crepúsculo la vestía con colores de guacamaya, y durante esos instantes, como ciertas mujeres en el resplandor de una llama, se veía hermosa. Pero igual que sus amaneceres de pájaros, se trataba de una ilusión de los cielos. La Barranquilla de aquella época crecía desordenadamente en el polvo y el calor. Los turistas la desdeñaban. No obstante, a mí me seducía. Yo pensaba que una atracción tan particular respondía a mis personales fantasmas. Pero una noche, en París, encontré a un holandés a quien le había ocurrido lo mismo que a mí. Mientras bebíamos un whisky, hablamos de Barranquilla de igual manera que dos enamorados de la misma mujer confrontan las perplejidades de su pasión común. ¿Qué tenía aquella ciudad? ¿No era horrible la calle de las Vacas? Yo me había encontrado allí, en mi úl-

el premio Grazier Cavour. Fallecida en París en 1995, hoy es reconocida como una de las más notables escritoras colombianas. Muchos fueron mis amigos barranquilleros de entonces. Ante todo, los que encontraba cada día, a las siete de la noche, en La Cueva, el famoso bar de Eduardo Vilá. Si cierro los ojos persiguiendo un recuerdo de entonces, me veo rodeado, con un vaso de cerveza en la mano y en medio de gritos y bromas, por Alejandro Obregón, Álvaro Cepeda, Alfonso Fuenmayor, Guillo Marín, el Chorlo Maldonado, González Ripoll, Quique Scopel y otros cuantos. Soy un sobreviviente de ese fantástico grupo, pues todos ellos han fallecido. Otros personajes de aquella Barranquilla de entonces eran también cercanos amigos. Recuerdo a Juan B. Fernández, a quien había conocido cuando yo era estudiante en París antes de que tuviera en sus manos El Heraldo, a Juancho Slebi, a los hermanos Alberto y Samuel Azout, a Gastón Abello, a Jaime (el Polaco) Palacios, a Estercita Forero, a Olguita Emiliani, y desde luego a Olguita Pumarejo y a Manuel y Marie Claire de Andreis que, como yo, de-

La arquitectura de los años 50, 60 y 70 estuvo a cargo de profesionales como Ricardo González Ripoll, Giancarlo Macchi, Luis Ernesto Arocha, Manuel de Andreis, Roberto Angulo, entre otros.

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La solución del transporte masivo en Barranquilla se viene dando a pasos agigantados, el Transmetro mueve diariamente miles de pasajeros.

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timo viaje, un caballo muerto en plena vía. Cuando llovía se respiraba vapor de agua. Los arroyos se llevaban automóviles al caño de la Ahuyama con la misma facilidad con que las señoras chismosas de la ciudad cargaban, entre dos partidas de canasta, con una reputación. El holandés sabía todo aquello, pero devuelto a su dormido país de tulipanes y molinos, seguía añorando hasta los caballos muertos de la calle de las Vacas. Hay algo en Barranquilla, decía con unas pupilas oscuras que ardían de nostalgia, algo que lo invita a uno a quedarse allí para siempre. Algo, sí. ¿Qué podía ser? Tal vez su gente: su comportamiento ante la vida que con un instinto sano elude conflictos y tensiones, distancias, jerarquías, neurosis, retóricas, dobleces. Nada allí es muy formal, nada es estricto, nada, en fin de cuentas, es dramático. Cuarenta años después de haber vivido allí, me encuentro de nuevo en Barranquilla, en un lugar propicio para la evocación de estos recuerdos: el Hotel del Prado. Pero al salir de allí descubro que todo ha cambiado. Lo descubre uno al llegar. La calle Murillo, aquella polvorienta vía de acceso a la ciudad que en otro tiempo parecía justificar su apelativo de La Arenosa, con maltrechas casas de suburbio y sus aceras infestadas de vendedores ambulantes, es ahora una avenida amplia, limpia, bien pavimentada, con varios carriles en dos direccio-

nes. En medio de ella, con vía propia y modernas estaciones, el Transmetro ha reemplazado los viejos buses urbanos. Los vendedores ambulantes han sido ubicados en una plaza con bonitas casetas verdes, largos pasillos y puestos de venta con toda clase de artículos, donde un comercio próspero y organizado sustituye lo que antes era símbolo de pobreza. No lejos de allí se levanta otra plazuela con modernos y llamativos edificios que pertenecen a un nuevo colegio público. Me enteraría luego de que en la ciudad se han construido setenta nuevos colegios con una arquitectura similar, donde se educan veinte mil niños. Sus rectores y maestros han sido cuidadosamente seleccionados. Trabajan en equipo buscando siempre entre sus alumnos los mejores resultados. No queda resto alguno de la vieja burocracia pedagógica. Desde su primera infancia, los niños que estudian allí, desayunan, meriendan y almuerzan de manera gratuita. Cincuenta colegios más como estos se construirán en un futuro cercano. Por otra parte, no tardaría yo en descubrir que el centro de otros días, con su paseo Bolívar —su calle insignia— luce también muy distinto, nada menesteroso, y que por primera vez su Catedral, la iglesia de San Nicolás, ha sido restaurada, y su plaza del mismo nombre, libre de un abrumador enjambre de casetas y ventas


La remodelación de todos los sitios públicos importantes de la ciudad por parte de las dos últimas alcaldías han significado un cambio de actitud de sus habitantes.

Cómo poner la casa en orden Pero el milagro de la ciudad no es solo urbanístico. Abarca muchos otros campos. Barranquilla, en efecto, tiene hoy la menor tasa de desempleo del país. La construcción en los últimos cinco años ha crecido un sesenta por ciento. Hay una fuerte presencia de empresas extranjeras cuyas inversiones se ven por todo lado. Se han pavimentado más de tres mil tramos viales. Y algo realmente extraordinario: la salud. Contrariamente a lo que sucede en otras partes del país, el Sisbén ofrece a sus 565.000 usuarios locales, en el campo de la atención médica, más ventajas que la medicina prepagada. El mejor ejemplo de este cambio es el nuevo hospital Adelita de Char. Con una hermosa arquitectura, amplias salas de recibo y espera, habitaciones dotadas con los equipos electrónicos más modernos, brinda servicios de cirugía altamente especializada. Corresponde a un ambicioso proyecto de modernización hospitalaria iniciada en el 2008 por el alcalde Alejandro Char y proseguido por Elsa Noguera, su sucesora. La vieja y ruinosa red hos-

ambulantes, vuelve a tener la noble imagen de sus primeros tiempos. El Alto Prado es otro. Si bien conserva aún algunas de sus emblemáticas residencias, consideradas hoy patrimonio de la ciudad, el panorama que encontré fue para mí perfectamente inesperado. La avenida 53 es hoy una extensa sucesión de tiendas de lujo con los más conocidos rótulos internacionales, al lado de oficinas, empresas de toda índole, restaurantes, bancos y hoteles con altísimos edificios de reciente construcción. Lo más curioso de todo es que El Prado se enlaza ahora con recientes urbanizaciones como Buenavista, donde uno se encuentra de pronto con un centro comercial nunca visto en Colombia. En realidad, son dos: Buenavista 1 y Buenavista 2 (ambos con varios pisos, uno de lujosos almacenes, otro de restaurantes, otro de entretenimiento y juegos infantiles), unidos por un puente peatonal desde el cual se divisa una ancha avenida cruzada por raudos automóviles y un panorama de altos edificios que se parece más al de Miami que al de la Barranquilla de otros días.

El paseo Bolívar es ahora un espacio público diseñado para que la gente camine y disfrute esta tradicional avenida.

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pitalaria, nicho de anquilosados sindicatos y burócratas, fue reemplazada por modernos equipos médicos al frente del nuevo hospital, de otros cinco de mediana complejidad y de 19 unidades de primer nivel. Con atención de primer orden para 700.000 habitantes, Barranquilla, como lo anunció el ministro Alejandro Gaviria, tiene hoy el mejor servicio de salud del país. Esta transformación social con prioridad en los más necesitados tiene hoy como dinámico motor a la alcaldesa. Pequeña, apoyada siempre en un par de muletas debido a una osteopetrosis congénita (conocida también como enfermedad marmórea), nunca llegó a imaginar que sería elegida alcaldesa de Barranquilla. Siempre fue ajena a cualquier aspiración política. Especializada en finanzas corporativas y administración de empresas en la Universidad Javeriana, siempre estuvo vinculada al sector financiero. Pero algo inesperado sucedió en su vida. Fue el anuncio público que hizo Alejandro Char, al ser elegido alcalde, de que ella sería su secretaria de Hacienda. Tardó dos años en poner la casa en orden, asumiendo deudas por un valor de 35.000 millones de pesos y definiendo un cuidadoso plan para atenderlas. A partir de ese momento hubo en la ciudad un estricto manejo de las finanzas públicas. Para nadie era un secreto

La vieja y ruinosa red hospitalaria, nicho de anquilosados sindicatos y burócratas, fue reemplazada por modernos equipos médicos al frente del nuevo hospital Adelita de Char.

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Barranquilla es la ciudad de mayor desarrollo urbanístico de Colombia, nuevos barrios con centros comerciales modernos.

la labor que al lado del alcalde Char estaba cumpliendo Elsa Noguera, de modo que la ciudad en sus más limpios estamentos terminó eligiéndola como su mejor sucesora. Al frente de la alcaldía, además de darle una proyección más amplia en campos como la educación, la salud, la construcción y la hospitalidad a las inversiones, puso todo su énfasis en asegurar un futuro promisorio, capaz de convertir la ciudad de nuevo en la Puerta de Oro de Colombia, como lo había sido cuando era pionera en campos tan diversos como la aviación, la industria y la radio. Un pie en el futuro Los resultados obtenidos se aprecian en cifras sorprendentes: la inversión de capital privado ha subido en un 325 %, al paso que la pobreza se ha reducido en un 18 % y la pobreza extrema en un 30 %. La malla vial de la ciudad crece de una forma notable. De acuerdo con las estadísticas, el año pasado se reconstruyeron 7.500 metros cuadrados de vías que han beneficiado a cerca de ochenta barrios. La alcaldía ha entregado siete mil títulos de propiedad, y 1.700 familias han sido beneficiadas con los programas de vivienda. En los sectores de Gardenias, Villa San Pablo y Cordialidad se están construyendo edificios que contienen seis mil viviendas. A su lado se


medias nueves y almuerzo), lo que ha servido de instrumento adicional para combatir la pobreza en los sectores populares. Métodos importados de Singapur se han aplicado en la enseñanza de las matemáticas, y tres mil jóvenes adelantan hoy estudios técnicos con la misma inspiración. El turismo de negocios ha determinado la construcción de nuevos hoteles, la mayoría de ellos puestos en marcha por cadenas internacionales como Hilton, Dann Carlton, Sonesta, Sheraton, Royal Washington, City Express y otras.

crean centros de salud, puestos de mercado y un colegio para la primera infancia. En el campo de la educación se han invertido en los últimos cuatro años 180.000 millones de pesos en nuevos colegios y más de cien escuelas, con dotación de pupitres, aire acondicionado, laboratorios de física y química y canchas deportivas. Se ha impuesto, además, el bilingüismo en las escuelas públicas. La jornada escolar es continua, de ocho de la mañana a cuatro de la tarde. Se están entregando 77.000 meriendas diarias (desayuno,

Grandes avenidas recuerdan el desarrollo urbano que tuvo Barranquilla en los años 40.

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La avenida del Río está ubicada en la isla de La Loma, formada por el río Magdalena y los caños de Los Tramposos y de La Tablaza. Hace parte de un ambicioso proyecto de expansión urbana que incluye la construcción de un puente sobre el caño de Los Tramposos y un malecón turístico a orillas del río Magdalena, el cual fue dado al servicio en diciembre de 2012.

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Como rasgo favorable de este reciente desarrollo, de la disminución de la pobreza y el desempleo, se ha fortalecido la seguridad aumentando a algo más de 4.900 el número de agentes de policía, y se ha creado el programa de control llamado “Entornos Socio-Urbanos Seguros”. En barrios como el Simón Bolívar, donde las riñas, los robos y la violencia en general eran pan de cada día, se construyeron nuevas sedes policiales, se levantaron redes de alumbrado público, se pavimentaron las calles, y todo ello contribuyó sin duda a disminuir la delincuencia. La privilegiada ubicación geográfica de la ciudad puede devolverle la posición que tuvo en otros tiempos como metrópoli comercial e industrial del país y como vital punto de conexión de Colombia con el mundo. De ahí que pueda ser la ciudad más beneficiada con los tratados de libre comercio, pues las industrias que allí se establezcan tendrán más bajos costos de exportación para sus productos. Nuevos inmigrantes empiezan a llegar atraídos por estas opciones que ofrecen un inmediato futuro. Hay

obras espectaculares como el nuevo puente Pumarejo sobre el río Magdalena, que reemplazará al actual con dos calzadas de tres carriles cada una y una longitud de dos kilómetros. Para convertirla nuevamente en el primer puerto sobre el Magdalena, se ha construido un corredor portuario que facilitará el tráfico pesado desde y hacia la ciudad. Está a punto de concluirse además la llamada avenida del Río que termina en un malecón de quinientos metros, con faroles de atractivo diseño. Allí se prospecta levantar el nuevo edificio de la Alcaldía, centros comerciales y una llamativa zona de restaurantes frente al río. En esta obra se han invertido ya 30.000 millones de pesos. Sí, da gusto volver a la ciudad donde uno vivía cuarenta años atrás para encontrar que hoy es otra, la de mayor pujanza en el país y mejores índices de crecimiento. Este milagro nos indica hasta qué punto es posible dejar a un lado los vicios tradicionales de la administración pública, su inútil burocracia, la desidia y el despilfarro de los recursos, para dar paso a un manejo con sentido gerencial libre de toda contaminación.


Actualmente Barranquilla es una de las ciudades con más futuro y mejor proyección económica de Colombia; esto se refleja en el impresionante ritmo de crecimiento urbano que día a día impulsa nuevos proyectos de vivienda de calidad en todos los estratos.

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El Atlántico en general, y su capital en particular, cuentan con una actividad edificadora muy dinámica. En los últimos años se ha dado un boom de la construcción en diversos sectores como vivienda, comercio, hotelería y turismo. Barranquilla es una de las principales ciudades del país que cuenta con el precio de metro cuadrado de vivienda construida más bajo gracias a la disponibilidad de terreno y a la cantidad de proyectos de vivienda en proceso.

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Desde el norte se percibe una ciudad moderna que progresa con altas edificaciones y paisajes urbanísticos acordes a los estándares de las nuevas viviendas. También las empresas de servicios públicos realizan cuantiosas inversiones para crecer al ritmo de la demanda.

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Pr


Estilo e innovación “Made in Barranquilla”

TCHERASSI: LA CARA CHIC DE LA CIUDAD Colombia era reconocida por su confección y sus textiles, pero en Barranquilla nació una diseñadora y una empresa que le aportó el componente que faltaba... Pero sus logros van más allá, incorporando un nuevo lenguaje e, incluso, un nuevo vocabulario en la moda nacional y convirtiéndose en punto de referencia de las tendencias en todo el país. Y en términos de negocios, también Silvia Tcherassi ha sido la pionera de conceptos como los proyectos de colaboración y las extensiones de marca, teniendo en el Tcherassi Hotel su exponente más destacado, que además le permitió la transición de su marca de la moda al estilo de vida. Soportando todos esos esfuerzos, está Altamoda Ltda., una empresa familiar que nació sin estudios de mercadeo y de factibilidad pero, desde el comienzo, estaba claro que sería la encargada de desarrollar en términos de creación, producción y comercialización esa visión única llamada a hacer historia.

La moda tiene tres componentes: los textiles, las confecciones y el diseño. Colombia contaba con gran reconocimiento internacional en las dos primeras y en Barranquilla surgió en forma espontánea y natural una aproximación que cambiaría por siempre la moda del país. Cuando dejó su práctica de diseño de interiores para dedicarse a la moda, Silvia Tcherassi nunca se imaginó que estaría tomando una decisión que cambiaría su vida, la de su ciudad y su país. Con 25 años en la industria, ha sido una verdadera pionera que “puso de moda la moda”, dándole credibilidad a la profesión, inyectándole una nueva energía al sector y llegando a donde nunca otro diseñador colombiano había llegado, incluyendo las pasarelas de Milán y París, las más prestigiosas del mundo.

Después de haber triunfado en la moda y hacer la transición al lifestyle, Tcherassi y Altamoda están planeando el desarrollo de nuevos proyectos que lleven su única e innovadora visión de estilo a otros campos.

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Para hacer más eficiente la movilidad en Barranquilla, se desarrolla una generosa red vial de amplias y arborizadas avenidas con suficiente capacidad vehicular, que actúan funcionalmente como vías colectoras y distribuidoras del tráfico. Esta red se complementa con normas que facilitan la integración del plan vial a la movilidad del área metropolitana y la región, vinculadas por diversos medios de transporte intermunicipales, y a nivel urbano por el moderno sistema de transporte público Transmetro, diseñado y teniendo en cuenta elementos de paisajismo que contribuyen a una nueva estética de la ciudad.

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Fundación Universidad del Norte

EXCELENCIA, COMPROMISO Y DESARROLLO SOCIAL PARA EL CARIBE COLOMBIANO La Universidad del Norte de Barranquilla es una institución educativa que desde su creación se caracterizó por su orientación a las necesidades de la ciudad y la región Caribe; sus relaciones con el entorno, la sociedad y su profundo sentido de la ética, la transparencia y excelencia en sus actividades académicas, de extensión e investigación.

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La primera sede de la Universidad del Norte tuvo lugar en el barrio El Prado de Barranquilla. La naciente Universidad inició con las carreras de Administración de Empresas e Ingeniería Industrial.

Para la década de 1950, Barranquilla se había convertido en la ciudad más importante del Caribe colombiano gracias al auge del proceso de industrialización por sustitución de importaciones adoptado en el país. Aunque el puerto de la ciudad había perdido su liderazgo frente al de Buenaventura, Barranquilla seguía viviendo su propia dinámica: una ciudad pacífica, alejada de la violencia del interior del país, con un movimiento cultural y artístico de gran relevancia. En esos años, el ingenio de un grupo de líderes emprendedores, entre ellos Karl C. Parrish Jr., Gastón Abello y Jose Román Fernández, fue clave para formular un listado de necesidades perentorias para el progreso de la ciudad bajo el nombre del Plan Decenal de la Corporación Cívica de Barranquilla. Y es que la necesidad de crear dicho centro de estudios tuvo como objetivo ofrecer desde la ciudad

y para toda la región Caribe una oportunidad de desarrollo profesional a los muchos bachilleres que emigraban hacia el interior del país. Uno de los hechos que contribuirían al establecimiento de la Universidad del Norte fue la creación, en el año 1959, de la Fundación Barranquilla, hoy Fundación Mario Santo Domingo. La nueva fundación, bajo la iniciativa de los dirigentes de la mencionada Incolda y de la Andi, nació de una alianza empresarial que permitió la creación de la Universidad del Norte en 1966, el 24 de enero, cuando se firmó el acta de constitución de la Institución. Al rector Muvdi Abufele (1966 - 1970 y 1973) se le atribuye la firma de convenios con la Escuela de Administración y Finanzas, EAFIT, de Medellín, cuyo objetivo era que los estudiantes de Administración de Empresas pudieran concluir estudios en esa institución. Otro convenio similar

Rectores de la Universidad del Norte

El primer rector de la Universidad del Norte fue Julio Muvdi Abufele, quien se desempeñó en el cargo desde 1966 hasta 1970, y volvió a la rectoría durante el año 1973. Entre 1970 y 1973 estuvo al frente de la rectoría José Tcherassi Guzmán; en 1974 llegó al puesto Boris Rosanía Salive, que fue rector hasta 1980, año en que empezó a ejercer la rectoría Jesús Ferro Bayona y quien aún se encuentra en el cargo.

Julio Muvdi Abufele.

José Tcherassi Guzmán.

Boris Rosanía Salive.

Jesús Ferro Bayona.


Promoción y Desarrollo, el Centro de Recursos Educativos, el Departamento de Publicaciones, y se consolidó el Departamento de Bienestar Universitario y el programa de Psicología, entre otros avances. El 25 de enero de 1973 inauguró oficialmente el campus de la Universidad en el kilómetro 5 de la vía a Puerto Colombia. Por su parte, y a su llegada, el rector Rosanía (1973 1980) apoyó los planes de desarrollo comunitario y fue así como se diseñaría el proyecto La Playa, que luego pasaría a ser el proyecto Costa Atlántica. Se iniciaron también los programas de Medicina General y Enfermería General en la División de Ciencias de la Salud y el Centro de In-

se efectuó con la Universidad de los Andes, en Bogotá, el cual permitía transferir a los estudiantes de las ingenierías a partir de quinto semestre para que terminaran en este centro de educación superior sus estudios. En este período la rectoría trabajó y consiguió sentar bases sólidas en los ámbitos jurídico, administrativo, académico y financiero para la nueva Universidad. En su rectoría se hicieron las gestiones para lograr la construcción definitiva de la ciudadela de la Universidad del Norte. La rectoría de Tcherassi (1970 - 1973) se caracterizó por la campaña de donaciones con el sector empresarial. Durante su mandato se abrieron los departamentos de

La Universidad del Norte se destaca en el país y en el ámbito internacional por su orientación a la cooperación con instituciones de Europa y Norteamérica. Desde la década de 1990, la Universidad emprendió estrategias que dieron paso a su internacionalización mediante la firma de convenios para la realización de proyectos de investigación, prácticas, pasantías, y actividades de extensión.

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el Corredor Portuario, la prolongación de la carrera 46 y otras obras que van a permitir darle la vuelta a la ciudad en 35 minutos”.

Con una inversión de 30.000 millones de pesos, la alcaldesa Elsa Noguera entregó al servicio la avenida del Río y el malecón, para que Barranquilla por fin le dé la cara al Magdalena.

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Avenida del Río A pesar de sus retrasos por flujo de recursos e invasión de tierras, la avenida del Río en la isla La Loma es hoy un nuevo ícono de Barranquilla, porque por primera vez la ciudad tiene una ventana al río Magdalena, principal vía fluvial de Colombia. Edubar ejecutó la construcción de la colosal obra en un 65 % entre los años 2007 y 2009. La administración de Alejandro Char Chaljub asumió con recursos del Distrito la culminación de las obras y le correspondió a la alcaldesa Elsa Noguera De la Espriella terminarla y entregarla a los barranquilleros en diciembre de 2012. Hoy es un punto obligado de visita para turistas, empresarios, altos funcionarios del gobierno y ciudadanos en general. Son 1.250 kilómetros de vía asfaltada en doble calzada, con moderno alumbrado público, señalización, un puente sobre el caño de Los Tramposos y un malecón de 600 metros lineales al lado del río, para el disfrute de los visitantes.

Paseo de Bolívar y San Nicolás A través de Valorización 2005 se ejecutaron las obras de remodelación del paseo de Bolívar y la construcción de la Gran Plaza de Bolívar (al respaldo del viejo edificio de la Caja Agraria), desde la carrera 38 hasta la carrera 46, las cuales significaron la mayor transformación urbanística del Centro Histórico de Barranquilla en muchos años. La inversión pública, con el aporte de los contribuyentes, fue de 19.000 millones de pesos. Eso le cambió la cara al Centro, se disparó la reactivación comercial y de paso se propició la revalorización de la propiedad raíz. Los reportes de agremiaciones de comerciantes coinciden en señalar que en los últimos siete años las ventas asumieron una nueva dinámica gracias a esas inversiones públicas que en su momento dirigió EDUBAR S.A. Estas nuevas obras fueron avaladas y supervisadas por el Ministerio de Cultura, que de manera paralela concibió un megaproyecto para construirle al Centro Histórico cinco nuevos espacios públicos. A través de un concurso nacional arquitectónico se definieron los diseños y con recursos del propio ministerio se contrataron las obras del primero de los espacios: la Plaza de San Nicolás.


La inversión pública fue de 19.000 millones de pesos. Eso le cambió la cara al Centro, se disparó la reactivación comercial y de paso se propició la revalorización de la propiedad raíz. Los reportes de agremiaciones de comerciantes coinciden en señalar que en los últimos siete años las ventas asumieron una nueva dinámica gracias a esas inversiones públicas que en su momento dirigió EDUBAR S.A.

La Gran Plaza

Remodelación del Paseo Bolívar

Estas nuevas obras fueron avaladas y supervisadas por el Ministerio de Cultura.

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Hoy la restaurada iglesia de San Nicolás de Tolentino y su legendaria plaza son consideradas la nueva postal de Barranquilla. Este sitio es ahora el epicentro de numerosos eventos culturales e institucionales.

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Mientras la nación invirtió alrededor de 7.000 millones de pesos en obras civiles e interventoría, la Alcaldía Distrital aportó en contraprestación 2.500 millones de pesos para compra de predios en un proyecto que abarcó 11.700 metros cuadrados, entre diciembre de 2009 y marzo de 2011. En mayo de 2010, cuando ya las obras de la plaza estaban en marcha, el entonces alcalde Alejandro Char Chaljub decidió vincular al Distrito en el proyecto de restauración de la legendaria iglesia de San Nicolás de Tolentino, primera catedral que tuvo Barranquilla y declarada bien de interés cultural de carácter nacional por el Ministerio de Cultura en 2005. Con una inyección de 5.000 millones de pesos, aportados en partes iguales por la Alcaldía y la Comunidad de

Padres Agustinos, se pudo garantizar la culminación de los trabajos que habían comenzado desde finales de 2007. En un principio el ministerio y la organización religiosa aportaron 2.700 millones para que las obras arrancaran. Como es un proyecto ambicioso y a largo plazo, se planea que por lo menos tres de los otros cuatro grandes espacios públicos sean asumidos por el Distrito a través del programa de Valorización 2012. La era de los megacolegios Con dineros de Valorización 2005 le correspondió también a EDUBAR S.A. emprender la construcción del llamado Parque Educativo o Megacolegio de Santa María, en el barrio del mismo nombre, al sur de Barranquilla. Sorteando la dificultad sobre la mala calidad de los te-


Adquisición predial y reasentamiento

rrenos en esa zona de la ciudad, se construyó un gran colegio con capacidad para 2.100 alumnos en un área de 5.000 metros cuadrados y cerramiento completo, con una inversión por 8.100 millones de pesos. Las áreas educativas comprenden cuatro bloques edificados de una y dos plantas con 52 aulas para preescolar, primaria y bachillerato; accesos a baterías de baños, jardines y cafetería. Además, área administrativa, sala de informática y biblioteca. En su momento (2009), fue una institución única en su género que sirvió para vincular a

niños y jóvenes que estaban fuera del sistema educativo. Posteriormente (2011), con recursos propios del Distrito por 1.650 millones de pesos se terminaron obras adicionales como un auditorio para 300 personas, con baños y lobby, un comedor-cocina y dos laboratorios, al igual que obras de drenaje. El concepto arquitectónico y pedagógico de este proyecto inspiró la construcción de otros cinco megacolegios en Barranquilla, cuatro con recursos de la nación y uno donado por la famosísima cantante barranquillera Shakira.

El Megacolegio de Santa María fue el pionero de este tipo de establecimientos educativos.

Uno de los servicios en que EDUBAR S.A. ha adquirido una vasta experiencia es en la ejecución de planes para reubicación de personas y adquisición predial. Su primer gran reto lo asumió con la relocalización de vendedores informales que ocupaban espacio público, así como la compra de predios privados que fueron requeridos durante la construcción de los corredores viales del Transmetro. Ese trabajo le valió el reconocimiento público por parte del Banco Mundial por haber reasentado numerosas familias en condiciones iguales o mejores a las que tenían antes del proyecto. Esta condición se convirtió en exigencia del organismo internacional para futuros proyectos en Colombia y el resto de América Latina. EDUBAR S.A. ha replicado en forma exitosa su experiencia en procesos de adquisición predial y reasentamiento en proyectos como la Segunda Calzada de la Circunvalar, Avenida del Río, Saneamiento de Caños de la Cuenca Oriental, Plan Alcalde (reconstrucción de instituciones escolares), Barrios a la Obra (construcción de vías nuevas en barrios populares), Corredor Portuario y recientemente en Las Colmenas.

En el despeje de Las Colmenas, Edubar realizó el reasentamiento de 170 familias, a las cuales se les ubicó en vivienda propia en otros barrios del área metropolitana y hasta en otras ciudades del Caribe.

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Cámara de Comercio de Barranquilla

PROMOTORA DEL DESARROLLO DE LA CIUDAD La Cámara de Comercio de Barranquilla en sus 97 años de gestión ha sido testigo y protagonista del crecimiento empresarial y social de la ciudad y del departamento del Atlántico. Desde el 18 de febrero de 1916, día de su constitución, hasta hoy sus iniciativas han marcado importantes hitos en el progreso económico de la ciudad y en la vida de sus habitantes.

Desde la Cámara se han gestado, liderado y acompañado los más ambiciosos proyectos que consolidan a Barranquilla y su área Metropolitana como una de las mejores y más atractivas plataformas para operar negocios en el país. La historia de la Cámara está íntimamente ligada a los hechos que permitieron a Barranquilla desarrollar su vocación portuaria, industrial y comercial que está en la base de la creación de las grandes compañías del Caribe y en la competitividad de la capital del Atlántico que hoy la perfilan como la capital de los TLC. La entidad ha registrado la trayectoria económica y comercial de la ciudad, lo que le ha permitido perfilarse en una veedora cívica de la administración y órgano consultivo en temas diversos para instancias públicas y privadas. Desde sus inicios en 1916, la Cámara de Comercio de Barranquilla trabaja de manera comprometida para responder con eficiencia y eficacia a las funciones que le ha delegado el Estado como son el registro mercantil, el regis-

Proyectos y gestiones de la CCB que han determinado los principales avances de nuestra comunidad

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1969 Se constituyó la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio, Confecámaras, así como la modernización de este sistema.

1925 Apoyó la consecución del empréstito con la compañía financiera Central Trust Company de Chicago, que hizo posible la modernización de nuestros servicios públicos.

1927 Creó del primer Cuerpo de Bomberos de la ciudad.

En la década de 1920, la Cámara de Comercio promovió la apertura de Bocas de Ceniza, trascendental obra que se concertó en 1936 y que permitió preservar la doble condición portuaria de Barranquilla.

1920

tro de proponentes, el de las entidades sin ánimo de lucro y el turismo. La actividad de registro de la entidad llega a los 22 municipios del departamento del Atlántico y cuatro del departamento del Magdalena, jurisdicción en la que ha dispuesto, además de las cinco sedes de Barranquilla, oficinas en Soledad y Sabanalarga que han descentralizado la gestión y los servicios a todas las zonas del departamento. Los sistemas de Registro Mercantil cuentan con la tecnología de imágenes, novedosa herramienta implementada con la estrategia de una Cámara virtual que permite la consulta simultánea de los diferentes expedientes y acceso inmediato a la información. Los servicios de información internacional y las actividades de promoción comercial ofrecidos por la Cámara de Comercio de Barranquilla, son diseñados de acuerdo con las necesidades de los empresarios y han permitido mantener actualizada la tradicional cultura empresarial barranquillera y contribuyen a consolidar

1972 Construcción del puente sobre el río Magdalena.


1973

José Ramón Vergara

Leandro Cabello

José Raimundo Sojo

Gastón E. Abello

Jorge Arrázola

Jairo Peynado

Gabriel Noguera

Arturo Sarabia

Felipe De Andreis

Enrique Berrío

Luis Fernando Castro

María José Vengoechea

Presidentes ejecutivos de la CCB desde su fundación

1986 Creación del Canal Regional de Televisión, Telecaribe.

1991 Fundación Carnaval.

1978 Se establece la Central de Abastos del Caribe.

1991 Se crea la Empresa de Aseo, Acueducto y Alcantarillado, Triple A.

1992 Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla.

Se establece la Zona Franca.

1993 Fundación Zoológico.

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Supertiendas Olímpica

INNOVACIÓN PERMANENTE SUPERTIENDAS OLÍMPICA es la red comercial más importante que se ha gestado en la región Caribe de Colombia en los últimos sesenta años, y es también la que más vigorosamente y con mejores augurios se proyecta al futuro.

Los lazos de familia han sido el cimiento de la organización. Fue todo un arte de don Ricardo Char crear un equipo empresarial y a la vez fomentar la individualidad de cada uno de sus hijos.

Doña Erlinda fue el toque de alegría y un canal de comunicación con el mundo que giraba en derredor, tuviera que ver o no con los negocios.

En la perspectiva de la historia empresarial representa la creatividad y el empuje del empresariado barranquillero de nuevo estilo, que despegó a mediados del siglo XX y se consolidó en menos de cincuenta años. Los artífices de este emporio comercial que nació en Barranquilla, creció en la región Caribe y se fortaleció en toda Colombia, son tres generaciones de la familia Char. El origen de esta empresa se puede ubicar en cabeza de don Ricardo Char, quien llegó al país en 1926. Muy pronto conoció a Erlinda Abdala –hija de inmigrantes libaneses–, se casó con ella y echó raíces definitivas en Colombia formando la familia Char Abdala. Tuvieron siete hijos a los que llamaron Fuad, Farid, Jabib, Simón, Ricardo, Miguel y Mary, por ello decidió buscar nuevos horizontes para su familia lejos de Lorica. Vendió todo y llegó a Barranquilla en 1952 dispuesto a empezar de nuevo.

Los primeros locales

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En las droguerías se crearon nuevas secciones de alimentos y otros artículos, precursoras de las superdroguerías.

El objetivo de don Ricardo era mejorar sus ingresos y darle educación a su numerosa familia. Tenía un sentido austero de la vida, un temperamento bíblico y una disciplina de frugalidad que impuso a sus descendientes. Buscó y buscó hasta que surgió la oportunidad de comprar el Almacén Olímpico, situado en la entonces llamada calle de Las Vacas, en el centro de la ciudad. “Ganemos la mitad en cada artículo, pero vendamos cinco unidades en vez de una”, fue la nueva consigna. Y una segunda: “Un negocio no es una puerta que se abre solo cuando algún espontáneo desea entrar a comprar: hay que salir a ganarse el cliente”. Cada peso ganado era un peso invertido en locales y otros inmuebles aptos para ampliar la cadena de droguerías. De manera que el comercio al detal de los Char empezó a matizarse con el negocio inmobiliario. El hogar de los Char era una especie de cantón militar, y el


Bajo la direcci贸n del padre y del hermano mayor en el negocio de las droguer铆as, los hermanos fueron aprendiendo el arte del comercio y aplicando ciertos principios que llegaron a ser el sello distintivo de sus negocios, como la atenci贸n personalizada al cliente y la importancia de saber comprar para garantizar siempre precios bajos.

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Expreso Brasilia

LO MODERNO EN TRANSPORTE Expreso Brasilia S.A., la compañía de transporte terrestre intermunicipal de pasajeros líder en la región Caribe, es fundada en la ciudad de Barranquilla en el año 1961 por un grupo de jóvenes emprendedores transportadores con el propósito de brindar un moderno y confortable servicio al cliente. Este servicio, por aquellos años se prestaba en unas pintorescas e incómodas chivas de madera que además de ser camiones mixtos, mitad para carga y mitad para pasajeros, se detenían en cada pueblo, corregimiento y/o caserío que encontraban haciendo más larga la incomodidad del viaje por las casi inexistentes carreteras que para aquel entonces eran en su gran mayoría algo más que polvorientos caminos carreteables. La escogencia del nombre se debía a que la capital de Brasil, la ciudad de Brasilia, había sido recién construida y fundada basada en planeación, urbanismo e innovadora arquitectura. Es así como la empresa inicia bajo el eslogan “Brasilia lo moderno en transporte”. La historia de esta compañía se remonta al 8 de julio de 1960, tras la primera constitución como sociedad limitada. Comenzó a operar con 14 buses que habían pertenecido a la empresa Rápido Tolima, buses modernos en el contexto de la época, de silletería abollonada y pintados con los vistosos colores amarillo, azul y rojo. Un aviso publicitario los describía así: “Buses último mode-

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Al principio operaron 12 buses

Todas las rutas de la región Caribe son el fuerte de Brasilia aunque también se fortalece cada vez más la ruta a Cali y al eje cafetero ya que es la única empresa que tiene autorizada la ruta a Cali desde Barranquilla y desde Cartagena, así como la ruta a Armenia y Buga, desde Barranquilla cuenta con dos despachos, uno en la mañana y otro en la tarde. Las rutas largas, a Bogotá y a Medellín, también son muy importantes, por eso, para hacer más cómodo y placentero el viaje a los pasajeros, los autobuses que atienden estas rutas son equipados con tecnologías de punta en materia de entretenimiento y seguridad. Los proyectos de la empresa incluyen incursionar en otros países, replicando su sistema de negocios. Próximamente en Ecuador y Perú, entre otros. Se está a la espera de las dobles calzadas para ampliar el cubrimiento de los servicios.

LAS RUTAS DE BRASILIA

Primera agencia en la ciudad de Barranquilla, carrera 45 con calle 37.

Bus que cubría la ruta BarranquillaCartagena, año 1971.

lo de carrocerías americanas de lujo, manejados por sus propios dueños”. Luego de un exitoso año de servicio por las carreteras del Atlántico y Bolívar, los fundadores, demostrando un agudo sentido de estrategia financiera y comercial, disuelven la sociedad limitada para formar una nueva empresa, abierta a nuevos socios que la recapitalizan y aportan ideas de avanzada. Es así como la noche del 1 de julio de 1961, en una casa del centro de Barranquilla, constituyen Expreso Brasilia S.A. Un mes después, el lunes 11 de agosto, se protocoliza la escritura pública y se toma esa fecha como la de fundación de la compañía. Los fundadores fueron: Carlos Vásquez Arango, Efraín Nieto Ribero, Raúl Vergara Martínez, Rafael Nilo Vergara, Gabriel Hernández Vera, Teresa González de Nieto, Alfonso Eljaiek, Luis Guillermo Miranda, Evaristo Triana Rubio y Eurípides A. Riaño. Además de los dueños de la liquidada Transportes Brasilia Ltda., los nuevos socios eran propietarios de dos empresas que también fueron disueltas: Transportes


1966

Vergara Ltda. y Expreso del Norte. Posteriormente ingresan otros tres inversionistas para completar el grupo que sería crucial en el desarrollo de la organización, ellos fueron: Jorge Guarín Otero, Antonio María Gutiérrez y Campo Elías Triana, provenientes de la empresa de transporte urbana de Barranquilla de nombre SOBUSA. Expreso Brasilia S.A. bajo la gerencia de Carlos Vásquez se inicia con una nómina de 15 empleados y 12 buses aportados por los socios, empezó cubriendo la ruta Barranquilla - Cartagena ida y vuelta. Eran los primeros equipos con carrocería metálica en el país, que brindaban comodidad, seguridad y además rutas directas desconocidas por los viajeros, lo que revolucionó el transporte terrestre de pasajeros en los sesenta. Esto fue visionado por hombres como Jorge Guarín y Antonio María Gutiérrez, que se vincularon tempranamente a la recién fundada empresa.

1970

1972

1979

El primer punto de despacho de buses y expendio de tiquetes en Barranquilla estaba situado en una esquina del crucero donde se hallaba el teatro Rex, carrera 45 con calle 37, no se contaba con parqueaderos y los buses se estacionaban en la calle. Pocos años después, la sede se estableció en la calle 32 entre las carreras 44 y 45 B donde quedaba un antiguo almacén de la empresa embotelladora de aceites CUDECOM siendo esta por largos años su principal base de operaciones, pero aún no se tenía parqueadero y los buses continuaban estacionándose en la calle, solo en el año 1965 se contó con estacionamiento interno. En 10 días la empresa pasa de 12 buses a tener 40, contar un crecimiento progresivo de la flota se convirtió en una constante. En 1962 ya contaba con 60 buses, en 1965 eran 251 automotores. En 1966 la empresa institucionaliza la figura del Afiliado, siendo de ellos la mayoría de los vehículos.

1981

El mejor conductor

1961

Programa de motivación y reconocimiento con el que Expreso Brasilia exalta y da a conocer la destacada labor que realizan sus conductores. Se lleva a cabo dos veces al año, en junio y noviembre. La empresa organiza un evento especial en el que premian a 12 conductores que se destacan entre los demás por hacer su trabajo de manera impecable. Las diferentes agencias postulan a quien ellas consideran que son los mejores conductores, teniendo en cuenta: puntualidad, respeto con los pasajeros, buena presentación, entre otros.

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Organización Radial Olímpica

BARRANQUILLA AL RITMO DE OLÍMPICA, UNA RADIO MUY NUESTRA La Organización Radial Olímpica huele, tiene el aroma, el sabor y el sonido de Barranquilla. En la cuna de la radiodifusión en Colombia, esta cadena radial ha sido algo así como la Universidad de la Radio.

Por sus estudios e instalaciones han pasado todos los grandes de la locución, la animación, la programación y el periodismo no solo de Barranquilla, sino del Caribe colombiano y el país. Adicionalmente, esta casa radial, la más importante del Caribe, ha sido la casa que ha recibido con gran hospitalidad a los más grandes y destacados intérpretes de la música colombiana e internacional, y se ha convertido en la más confiable empresa del entretenimiento. Hablar de las emisoras de la Organización Radial Olímpica, una cadena próxima a cumplir 50 años, es hablar de lo que es Barranquilla: una ciudad de puertas abiertas que se proyecta al mundo con talento; una ciudad acogedora, dinámica, progresista, que sabe de música; una ciudad llena de alegría y talento.

Artistas, orquestas y grupos reconocidos en el mundo de la música y el espectáculo presentados por Radio Olímpica

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Por ello, ha asumido el entretenimiento como una filosofía que con respeto y con altura ha manejado esta cadena, que es orgullo de los barranquilleros y de los colombianos. Hablar de las emisoras de la Organización Radial Olímpica, es también hablar de Colombia, un país que ha ido a la vanguardia de la radiodifusión en el mundo, un país alegre, un país que es la suma de varias regiones con una identidad propia que la cadena ha sabido integrar en su organización. Con un estilo propio, la Organización Radial Olímpica ha logrado penetrar el país, y lo que es más destacado, ha conquistado el cariño de los habitantes de las ciudades donde opera, en las que, como en la ciudad que los vio nacer, son número uno, porque están con los

Los eventos que les brindan alegría y diversión a los oyentes ha sido siempre la bandera con la que Organización Radial Olímpica lidera todo lo que se propone, consiguiendo no solo la preferencia de sus oyentes, sino el éxito como empresa.


La historia del brillante recorrido de esta empresa radial, que pronto cumplirá cincuenta años de éxito progresivo e ininterrumpido, está jalonado por extraordinarios logros, artistas estelares de brillo internacional, locutores de renombre, reconocidos animadores y toda una pléyade de gente de radio en donde el denominador común es el talento.

“Gracias a su talento y pasión por el medio, Mike Char logró convertir un naciente grupo de emisoras en toda una cadena con proyección nacional”.

Personajes como Juan Gossaín y Fabio Poveda en los inicios de los 70 hicieron parte del naciente liderazgo de las emisoras de Organización Radial Olímpica.

Luis Altamiranda y Andy Pérez, junto a Luis García, reconocido músico salsero de la época.

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Barranquilla se fortalece como epicentro portuario y urbano de la región Caribe gracias a la competitividad de sus clústeres industriales, logísticos, comerciales y de servicios, que la preparan para insertarse exitosamente en la era de la economía globalizada, y en particular en el marco comercial que brindan los múltiples tratados de libre comercio suscritos por Colombia con varios países del mundo.

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Sociedad Portuaria, Puerto de Barranquilla

EL PUERTO MULTIPROPÓSITO MÁS GRANDE DEL CARIBE COLOMBIANO Moviliza todo tipo de carga como contenedores, graneles sólidos y líquidos, carga general y carbón. Dispone de un muelle lineal de 1.058 metros, con un calado autorizado de 36 pies, así como de un muelle adicional de 550 metros para embarcaciones fluviales. Desde hace 77 años el Puerto de Barranquilla ha sido un símbolo de la historia y el progreso de la ciudad, y ha crecido de la mano con el esfuerzo y el trabajo de la industria colombiana. Ha sido parte del desarrollo y del crecimiento de toda una región, y por ello se ha preparado para los retos que el comercio exterior presenta día a día. Con el inicio de la nueva etapa de tratados de libre comercio con varios países, el reto más grande es el mejoramiento y la optimización de servicios, a fin de aumentar e impulsar la actividad comercial e industrial en todo el territorio nacional. Por tal motivo el Puerto de Barranquilla inició en 2007 la ejecución del Plan Evoluciona, que con una inversión de alrededor de 179 millones de dólares busca mejorar los estándares de calidad y servicios del puerto, así como incrementar su competitividad y productividad.

El principal puerto de Colombia desde 1936

En estos últimos seis años el Puerto de Barranquilla ha invertido cerca de 80 millones de dólares en infraestructura, procesos y maquinaria que han permitido responder al incremento de la actividad comercial. Estas inversiones, dirigidas a los cuatro tipos de carga, han afianzado el crecimiento de la empresa y han consolidado el puerto como aliado estratégico que impulsa la conectividad del país y el intercambio de bienes y servicios. El Puerto de Barranquilla cuenta hoy con el respaldo del Grupo Southern Cross, accionista mayoritario y que ha venido respaldando el plan de modernización con inversiones adicionales de alrededor de cien millones de dólares, prioritariamente en capacitación del recurso humano, infraestructura y tecnología. El Puerto de Barranquilla está creciendo al ritmo de un país que trabaja por un mayor desarrollo del comercio

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Con la inauguración en 1936 del terminal marítimo y fluvial de la ciudad, a 22 kilómetros de la desembocadura del río Magdalena, Barranquilla se convirtió en la puerta de entrada de la actividad comercial e industrial del país.


Barranquilla es por excelencia la ciudad puerto de Colombia. Su puerto, que funciona desde 1936, se constituyó desde finales del siglo XIX en la principal terminal portuaria por su ubicación estratégica y las ventajas competitivas únicas que ofrece por ser puerto de mar y de río.

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El Puerto de Barranquilla, Sociedad Portuaria, es el terminal multipropósito líder en la región, y moviliza más de cuatro millones de toneladas de carga al año. Con una ubicación estratégica cerca de la desembocadura del río Magdalena en el mar Caribe, el puerto cuenta con un área de cien hectáreas y la infraestructura y los equipos necesarios para la movilización de todo tipo de carga.

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exterior y un incremento notable de su actividad comercial. En 2013 tuvo una transformación que le permitió fortalecer ante la ciudad, la región y el país la vocación como terminal multipropósito líder en la costa del Caribe. Esta renovación fue, más que una imagen diferente, la confirmación de un proceso de evolución que le permite ofrecer soluciones de conectividad y logística a todos los clientes. Con esta transformación se le otorga el nombre que se merece el terminal marítimo y fluvial que ha sido y seguirá siendo parte de la historia de la ciudad: Puerto de Barranquilla. Este quiere ofrecerle al mundo un terminal marítimo y fluvial dotado de las mejores condiciones técnicas y un recurso humano altamente especializado. Por ello seguirá evolucionando e impulsando la competitividad del puerto y de una ciudad que muestra siempre un notable crecimiento, para convertirla así en la nueva Puerta de Oro de las Américas.


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El Puerto de Barranquilla ha sido parte del desarrollo y la evoluci贸n de la ciudad, creciendo de la mano con la industria y el comercio. Es el puerto de mayor movimiento de comercio exterior en Barranquilla, con un canal de acceso profundo y confiable que permite el tr谩nsito de barcos, acrecienta la operaci贸n portuaria y transfiere la carga que se moviliza por el r铆o.



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Puente Alberto Pumarejo o Laureano Gómez El puente Pumarejo cruza el río Magdalena a 20 km de su desembocadura. Desde 1974, cuando fue inaugurado, conecta Barranquilla con el departamento del Magdalena. Su nombre oficial es “Laureano Gómez”, pero el nombre de facto, por voluntad popular, es en honor de su impulsor, Alberto Pumarejo. Inicialmente se pensó ubicarlo frente a la Zona Franca de Barranquilla, para lo que habría de contar con una altura de 40 metros sobre las aguas, pero esta especificación encarecía la obra, por lo que la administración de Lleras Restrepo (1966-1970) optó por el diseño actual. Es el puente más largo del país, con una longitud total de 1.489 metros. Desde 2007 se plantea, por parte del Gobierno nacional, su reemplazo por un puente más moderno, amplio y de mayor altura, que permita el paso de embarcaciones hacia el interior del país. 273


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