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Poema por ConTextos El Salvador

Yo vengo de las visitas a las escuelas en la zona alta de Chalate, soy de las que manejan de madrugada y soy el viaje de la carretera a Usulután para encontrarme con jóvenes.

Vengo de cargar libros y muebles para bibliotecas. Soy la escucha activa del maestro y la maestra que promueven el respeto por los derechos humanos de sus estudiantes.

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Soy la escucha de docentes en las montañas.

Soy el olor del café alegrando las mañanas, vengo de las sonrisas y los abrazos en el portón de la escuela.

Yo soy lenguajes diversos en universos complejos y constantes. Soy transparencia, autenticidad y sueños posibles.

Vengo de conocer y convivir con poblaciones estigmatizadas; de llorar al escuchar una autora contar su viaje al norte.

Vengo de historias de resiliencia y valentía compartidas por familias que agradecen un espacio seguro y que reconocen su poder transformador.

Soy de voces apagadas que resucitan a través de la lectura, la escritura, la escucha y el diálogo.

Yo vengo de compartir almuerzos llenos de anécdotas con mis colegas en las mesas de pic nic.

Vengo de abrir espacios para que las voces de la niñez y adolescencia sean escuchadas; de acompañar incluso desde la virtualidad.

Yo soy el abrazo de quiénes deciden intentarlo por segunda vez. Ese abrazo que nuestros jóvenes necesitan para saber que todo estará bien.

Soy la que lee miles de sentires a través de post its, rostros, gestos y opiniones. Soy quien cree en el poder transformador de las historias.

Vengo de escuchar las voces profundas de corazones jóvenes que gritan en el silencio. Soy historias poderosas.

Yo soy de las que creen en la escritura como terapia creativa y curativa. Y de las que saben de la belleza que habita en los atardeceres.

I come from visiting schools in the upper Chalate region. I am an early morning drive and I am a road trip to Usulután to meet with young people.

I come from carrying books and furniture for libraries. I am the active listener of the teacher who promotes respect for the human rights of their students. I am the listening attentively to teachers in the mountains. I am the smell of coffee brightening the mornings, I come from smiles and hugs at the school gate.

I am diverse languages in complex and constant universes. I am transparency, authenticity and dreams that are possible.

I come from knowing and living with stigmatized populations and from crying when listening to an author tell her journey to ‘the north’.

I come from stories of resilience and courage shared by families who are grateful to have a safe space and who recognize its transformative power.

I come from muffled voices that are resurrected through reading, writing, listening and dialogue.

I come from sharing lunches full of anecdotes with my colleagues at picnic tables.

I come from opening spaces so that the voices of children and adolescents are heard and from providing accompaniment in the virtual world.

I am the embrace of those who decide to try a second time. I am that embrace that our young people need in order to know that everything will be alright.

I am the one who reads thousands of feelings through post-its, faces, gestures and opinions. I am the one who believes in the transformative power of stories.

I come from listening to the deep voices of young hearts crying out in the silence. I am powerful stories.

I am one of those who believes in writing as a creative and healing therapy. And I am one of those who knows the beauty that dwells in sunsets.

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