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INTERNACIONAL Once consideraciones sobre el filosofar de Francisco Fernández Buey Salvador López Arnal/Rebelión

SOBRE EL FILOSOFAR DE FRANCISCO FERNÁNDEZ BUEY

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Hace más de 1 O años dejó este mundo el filósofo comunista y ensayista español Fernández Buey. Su lagado en el ámbito de las ciencias sociales y las humanidades se complementa con el de la lucha por un mundo con justicia social y sin clases sociales

SALVADOR LÓPEZ ARNAL/REBELIÓN *

)ID con dos citas. Ilurmnan er1 rm opinión aristas centrales dd pensar; decir y hacer dd naestrn que nos dejó hace ahora l O ar'íos y '.1 meses.

La primera es suya, de una conferencia sobre d Nlanifiesto Comunista que impartió en Ilamplona en 1999 (formulaciones sirrular·es en otros escritos suyos): "Dar· nombre a la~ cosas es fundamental para ser alguien. En d arnor no eres nadie sir1 oír lu nombre en los labios de la persona arna.da. En las cosas de la política y de la lucha social no eres nadie si aceplas d nombre que dan a la cosa, a su cosa, los que rnamlan. La lucha por nombrar· corTeclamente y con precisión es d primer acto de la lucha de da~es con consciencia. Nlaix y Engd~ sabían esto". El lambién lo supo, muy pmnlo.

La segunda cita es de olm Frar1cisco, de Asís en este ca~o, usada también por Dubcf'.k: "Dame, Seúor; la hurmldad suficiente para soportar· la~ cosa~ que no puedo cambiar; d valor suficiente par·a carnbiar· las cosa~ que puedo carnbiar· y la inteligencia suficiente para di~tinguir entre la~ cosas que puedo carnbiar y la~ cosa~ que no puedo carnbiar:"

Amba~ citas están tarnbién en la ba~e de lo que voy a contar:les.

Unas observaciones iniciales: 1. Sobre d 11 dd título: un guiúo a :Marx-Feuerbach, un homenaje al marxismo sir1 ismos dd pmfesor Fernández Buey; a su filosofar· sobre la praxis y la vicla (\~jay Pra~had ha publicado recientemente un f'xcdenle artículo sobre la undécima tesi~ rnar·xiaria). 2. Observar·án tal vez falta de ar·gumentación detallada en alguna~ de rms consideraciones, tdegrarna~ en algún ca~o. Tienen razón. Tura evitar· uria f'xtensión desmesurada. 3. Dejo decena~ de cosas en d tintem; d riqui~mo poliech-o Femández Buey sobrepa~a de mucho f'"~la breve comunicación. Nacla voy a decir de ternas y libms tan esenciales como La grar1 perturbación, Utopía e ilusiones rialurales, Por uria universiclad democrática, Poliética, ele. etc, ni dd ecocomunismo decrecentista que defendió en sus últimos aúos, consciencia de especie unida a su consciencia de clase, ni de SLL~ escritos imprescindibles sobre pacifismo, sobre Glosofra. de la paz. 11e voy a centrar· en aspectos algunos de los cuales pueden par·ecer mar·ginales, no lo son en mi opinión. 4. Sin ceguera ni f'_xageración de discípulo, considero al pmfesor Femández Buey un dásico de la filosolía espaúola y universal, merecedor; como todos los clásicos, de la edición de sus Obra~ Completa~. Tura dlo necesitarnos uria bibliografra a la altura de esa~ circunstar1cia~. La provisional que daboramos d pmfesor.Jordi :Mir y d que les liabla está fediada y, tal como indicamos, era pm\i~onal, muy provisional.

Enlm en rnaleria ... Pero permítarne antes que les lea los últimos fragmentos dd lf'xlo que nos ha enviado Migud Candd, pmfesor emérito de Filosoüa de la Universidad de Bar-cdoria, arrugo, compar'íem y carnarada dd homenajeado: "Que a uno lo inviten a integrar-se en u11a organización no car1tándole tar1lo sus f'xcdencia~ como sus deficiencia~ dice mucho dd talar1te, en la~ ar11Ípocla~ dd dogmati~mo, que siempre caracterizó a Tuco Femández Buey. Y cuar1do digo "ar11Ípoda~ dd dogrnati~mo" me refiero a toda da~e de dogrnatismo. Porque lo usual en la hi~toria de los comuni~ta~ "ar1tidogrnáticos" lia sido (con honrosa~ f'xcepciones como d pmpio Tuco, Mar1ud Sacristán y algur10s, no muchos, más) acabar cayendo en d dogrnati~mo de otra~ mnienles política~ rivales, generalmente con d fumr dd converso. De alri que d útulo de uno de los libros de Tuco, Marx sin ismos, pochfa servir también de título al pensarnienlo y la práctica de su autor:

Por eso 1nismo, y porque gracia~ a Tuco conocí en su momento d pensarmenlo político-filosófico de Antonio Grarrnci, su originalidad e independencia de criterio denlm de la~ fila~ de quienes intentaban en aquf'Jlos tenibles aüos de entreguen-as (prdudio de la terrible guerra que vemhfa después) f'xlender la Revolución de Octubre mmo motor de un orden nuevo que hiciera de la hu1naniclad uria comuniclad de libres, iguales y fraternos, acabar·é diciendo, entre la~ mucha~ cosa~ buena~ que pochfa decir de d, que cuar1do pienso en Grarnsci la i1nagen (como ocurre en todo pensarmento, según ser'íaló Avermes) que indefectiblemente acompar'ía 1m idea del gran pensador y activista italiano es la itnagen de Tuco Fernández Buey".

Ahora sí, enlm por fin en 1nateria. l. En uria encuesta al profesorado de HumarlÍ-

Fue un verdadero, un auténtico, polímata. Sólido, muy sólido. Supo mucho y muy bien de muchas cosas. Sin pegotes, sin aparentar un saber que no se sabe ''

dades de la UPF de 2009, se le preguntó al profesor Fernández Buey sobre qué autores, diez como máximo, consideraba fundamentales para dd1nir d ámbito de Humaniclades. Dio estos nombres: Erasmo, Bacon, Didemt, Lessing, Goethe, Mattew Arnold, Russdl, Berlín, Hans Jonas y Stciner: Se le preguntó a continuación por cinco obras fumlamentales para dd1nir ese ámbito. Citó las siguientes: Contra la coniente, l. Berlín; Las tres culturas, \V Lepenr:úes; Érase una vez d zotrn y d erizo, S . .J. (',oulc~ d décimo volumen de la.~ obras completa.~ en pmsa de Nlattew Arnold, y Los libros que nunca he escrito de Stciner: Se le pregw1tó también por cinco caracteri~ticas que pern:útieran caracterizar a los estudiosos de este ámbito. "Conciencia l:ústótica, espíritu analítico, racionaliclad crítica, imaginación idiográfrca, sentido de la altericlad", fue su respuesta. Finalmente le solicitaron cinco palabras, idea~, conceptos o principios que considerara claves en d ámbito de la~ Humar:úclades. Su dección: Nacla humano me es ajeno; Nacla garantiza racionalmente que estemos aquí para queclarnos; No hay un mé!mlo, pem hay que ser metódicos; Conocer los can:únos que conducen al infierno para evitados; Hay más cosa~ er1 d mundo de la~ que caben er1 la filosofia de uno.

Dirán, y clirán bien, que se trataba de una encuesta institucional. De acuerdo, eso era, pem en n:ú opir:úón hay mucho dd talante dd filosofar y de la cosmovi~ón dd pmfesor Femández Buey en la~ respuesta.~ cladas. Desde d marxiano -d esdavo manun:útido Publio Terencio Africano es d autor-, "Nacla hurnar10 me es ajeno", porque nada humar10 (y no hurnar10) le fue a él ajeno, ha~ta esa sugerencia de Maquiavdo sobre d conocirruento de los carrunos que conducen al inf1emo para evitar-los, pa~ando por la modestia, una de sus grar1des virtude-~, que está detrás de ese "Hay má.~ cosas en d mw1do de las que caben en la filosofia de uno", y por ese espíritu arialítico tar1 presente en su obra (Femández Buey no fue un filósofo arialítico, pem, desde luego, no fue un filósofo anti-arialítico) y la riqueza (y aca~o Sot])resa) de la diversiclad de autores y ensayos que cita. El autor de Para la tercera cultura fue un ven:fadem, w1 auténtico polírnata. Sólido, muy sólido. Supo mucho y muy bien de mucha~ cosas. Sir1 pegotes, sin aparentar· un saber que no sabe. (Dicho sea entre par·éntesis y a propósito de la modestia. El profesor Fernández Buey fue catech-ático de Filosofia Moral y Política de la UPF, pmfesor visitante de varias w:úversiclades latinoarnericarias y rruembm de la Academia de Ciencias de Estados Unidos. ¿Alardeó de ello en alguria oca~ión: ¿Lo propagó urbi et 01bi:) 2. Compartiendo uria ci'Jebre preocupación vital de Goethe, d joven Manud Sacristán ar1otó en uria reseüa sobre la edición de escritos de Sirnone \Veil en los ar1os cincuenta: "Poco a poco va uno descubriendo que es má.~ clificil saber leer que ser un ger:úo".

Sea o no sea má.~ clificil saber leer que ser un ger:úo, d pmfesor Fernández Buey, un "devorador de libros" según c~jo de sí mismo en oca~ones, estuvo desde joven muy dotado para la lectura crítica, comprensiva y penetrante. Un r:iemplo de ello: d deslumbrante ar·úculo que escribió al alimón con.Joaquim Sempere a los 20 aüos sobre la "Carta al hwnar:úsmo" de Heidegger: En tiempo de silencio y re-~stencia, Grmarnn con pseudór:úmo, A. Domened1 y J. Bru, y lo publicarnn en 1964 en la revista teórica dd PCE, &aliclad (en breve se reeclitar·á en Nuestra Batidera con presentación de Migud Candd).

No fue un puntual y loable atributo juver:úl. Ha sido uria constar1te ir:úntetTumpicla en su obra. Su documentacla y riquísima aproximación al clificil y distópico Nosotros de Yeguer:ú lvánovid1 Zamiatin y al Chevengur de Platónov son dos ilustraciones má.~, fechada~ 40 aüos después. Nunca la buena literatura le fue ajena, especialmente la gran literatura rusa y soviética. La descubrió muy joven, en el Instituto.Jorge Marnique de Palencia.

Aunque no en exten~ón, pero sí en sen~biliclad, belleza e ir1terés, la critica literaria de Franci~m Fernández Buey está, en mi opir:úón, a la altura de la

Gramsci, una inspiración

que, desde otras coordenadas culturales, han realizado autores de la talla de Borges, Octavio Paz, Vargas Llosa, o desde coordenadas similares, Rafael Chirbes o Manuel Sacristán.

Conjeturo que este leer profundo, documentado, completo y complejo, sin antiojeras, está en la base, casi una conditio sine que non, de una buena parte de su obra político-filosófica y cultural, e incluso del sentido de su vivir, de su estar en-el-mundo. 3. Nunca la buena literatura le fue ajena, decía, ni tampoco la poesía. Empezando por Brecht o Machado y continuando por, entre muchos otros, Antonio Gamoneda,Jorge Riechmann, Olvido García Valdés, Antonio Machado o Claudia Rodríguez. Lo que más me gusta ( entre las cosas que se pueden declarar en público), confesó en su "ridiculum vitae" de 2003, era leer poesía y discutir de cine

En su presentación de La prueba del nueve comentaba: "Seguramente se preguntarán ustedes quién soy yo para estar aquí, en la presentación de una antología poética. Así que debería empezar por contestar a eso". Contestaba: "Soy un profesor de historia de las ideas, que se ha ocupado sobre todo de filosofía moral y política; un ciudadano apasionado de la ética-política, de la política como ética de lo colectivo, en la acepción con la que nació ésta en el mundo antiguo, en la acepción recuperada durante la crisis cultural del renacimiento por los padres de la filosofía política y de la historia moderna, y vuelta de actualidad de nuevo, en la gran crisis de nuestro siglo, por Antonio Gramsci".

No soy un profesor de historia de las ideas, advertía, que, además, lee poesía, sino "un amante de la historia razonada de las ideas que busca ideas, e incluso anticipaciones ideales, en los poetas. Eso querría ser yo. Y por eso, supongo, estoy aquí." Nada que ver, desde luego, con el esotérico y oscurísimo (Cuadernos negros) pensamiento poetizante de Herr Heidegger.

Tenía tres razones para leer poesía, tres razones que se habían ido configurando con el tiempo y que se habían hecho fuertes con la edad. La primera de esas razones: leer poesía se le antojaba "una buena manera, si no la mejor, de arrimar el hombro al inagotable combate en favor de la recuperación del buen sentido, del sentido preciso y riguroso, de las palabras en la lengua propia de uno, en favor del renacimiento cultural". De nuevo, el nombrar correctamente del que antes habláabamos.

Ya entonces, proseguía, nos quejábamos mucho, y con motivo, "de la perversión del lenguaje en los principales medios de comunicación, de la prostitución de las grandes palabras". Pero había que saber que esa queja contra la barbarización venía de muy lejos y llevaba camino de ser eterna. Era una queja que podía encontrarse ya en los mejores momentos de las culturas antiguas, no necesariamente cuando las culturas se ponían melancólicas. Razón por la cual, si uno se limitaba a unir su voz al coro de las jererníadas en boga corria el riesgo de dar un espectáculo sólo córníco, "de aparecer como el que se pone a rasgarse unas vestiduras que estaban ya hechas jirones hace demasiado tiempo".

No se lirnító, desde luego, a unir su voz al coro de las jeremíadas en boga. Hizo mucho más. Leyó poesía, pensó poéticamente y aportó su granito de arena al género. Les doy un ejemplo al final de mi exposición.

Añado que ese gusto por la poesía y por el cine están en la base de algunas ideas cinematográficas, potenciales guiones, que nos fue regalando en sus escritos y conferencias. Este primer compás, esta primera escena de la cinta sin fin de la presentación de su Marx sin ismos, de septiembre de 1998, sería un ejemplo: "Imaginemos una cinta sin fin que proyecta ininterrumpidamente imágenes sobre una pantalla. En el momento en que llegamos a la proyección una voz en off lee las palabras del epílogo histórico a Puerca tierra de John Berger. Son palabras que hablan de tradición, supervivencia y resistencia, del lento paso desde el mundo rural al mundo de la industria, de la destrucción de culturas por el industrialismo y de la resistencia social a esa destrucción. Estas palabras introducen la imagen de la tumba de los Marx en el

Marx, el camino

cementerio londinense presidida por la gran cabeza de Karl, según una secuencia de la película Grandes ambiciones en la que el protagonista explica, en la Inglaterra thatcheriana, "cuando los obreros se apuñalan a sí rnísmos por la espalda", por qué fue "grande" aquella cabeza. La secuencia acaba con un plano que va de los ojos del protagonista a lo alto del busto marmóreo de Marx rníentras la protagonista, a quien va dirigida la explicación, se interesa por las siemprevivas del cementerio ("y tuvimos que mirar la naturaleza con impaciencia", dice Brecht a los por nacer; "en casa siempre tengo siemprevivas", dice la protagonista de la película de Leigh)." 4. Pero no solo fue un gran lector, fue también un destacadísimo prosista. Da gusto leer su prosa filosófica. Siempre, sin contraejemplos, desde sus primeros artículos, desde su primer libro, desde conocer Lenin y su obra, una prosa clara, rica, limpia, que dice mucho de su filosofar, de su pensar y decir e incluso de

él mismo. Los ejemplos se amontonan, al igual que la belleza de los titulas de algunos de sus libros. "La ilusión del método. Por un racionalismo bien temperado" es ejemplo destacado.

No puedo ilustrar como debiera este punto, pero sí indicar mi convencimiento de que cuando dentro de una o dos décadas, acaso antes, se edite una antología de grandes artículos escritos en lengua castellana en estos últimos años, independientemente de que el antólogo sea afm o no a su obra y a su praxis, alguna de sus contribuciones a la revista vallisoletana Un ángel más estarán entre las elegidas. Entre ellas, un artículo de 1993, "Modesta contribución a la erradicación del fundamentalismo", que usó posteriormente en la Introducción de Guía para una globalización alternativa con el titulo de "Génesis posmodemo". Abría con estas palabras: "En el Principio del Fin de la Historia no había Dios ni valor alguno positivo en que creer. En el Principio del Fin de la Historia no sólo Dios había muerto, sino que también había muerto el viejo y presunto sujeto de la historia. La Naturaleza estaba muerta: nos había abandonado. El Socíalismo había muerto por derrumbamiento. La Política había muerto de asco por decreto de los filósofos. El Arte había entrado en la fase del Remurimiento [referencia a un artículo sarcástico del joven Sacristán]. La Filosofía se despedía académicamente con su pañizuelo de retales. Era el fin de las ideologías. La sociedad ya no era industrial pues la sociedad industrial había muerto. La Cultura Occidental estaba en su segundo ocaso. Se anunciaba por doquier el fin del Estado de Bienestar. Todo era crisis, muerte y derrumbes concomitantes. Los dioses de los indígenas pobres habían muerto. Los dioses de los ricos se habían escondido para siempre.

Ahí naciste tú, amable lector." (Dicho sea entre paréntesis. Esta Guía se abría con la siguiente dedicatoria: ':A Gregario López Raimundo, viejo y amigo y aún más viejo resistente, que a sus noventa años sigue ahí, en todo acto contra la guerra y contra las injusticias, mostrándonos, con su presencia y su palabra, que la ética de la resistencia tampoco tiene edad. Con agradecimiento, Paco,Javier, Eloy, Mauro", nombres de clandestinidad del autor, para el que tampoco la ética de la resistencia tuvo edad. Tengo el recuerdo vivo de su presencia, acompañado de Charo Femández Buey, enlamanifestación del 14 de abril de 2012. Esa misma mañanaJulio Anguita le había dedicado una entrevista que se publicó en la página web de rebelión). 5. Y no sólo fue un gran lector y un excelente prosista con destacado gusto por la poesía. El profesor Femández Buey fue también un gran orador, un gran "vocalista". ¡Qué voz la de Paco! ¿Quién fue capaz de resistirse a sus encantos? ¿Quién no se conmovió, quien no se enamoró de él una y cien veces al escucharle?

Muchos de sus alumnos y amigos, muchos de sus oyentes, muchos ciudadanos, muchos de ustedes, ratificarán lo que digo. En la red quedan muestras de esa voz. Por ejemplo, una de sus últimas intervenciones públicas, en mayo de 2011, en Radio Nacional, hablando del 15M. También sus cuidadas y emocionadas palabras en la entrevista que el cineasta e historiador Xavier Juncosa le hizo para los documenta-

Engels. Reinterpretaciones

les "Integral Sacristán", recogida ahora como anexo de su ensayo Sobre Manuel Sacristán que El Viejo Topo publicó en 2015.

Todas las tradiciones políticas, también las filosóficas, tienen sus voces. La del comunismo democrático español, del que el profesor Femández Buey forma parte de manera destacada, tiene las suyas. Cito las que más me han impresionado, las que más me ha conmovido, mis voces: Pasionaria, Manuel Sacristán,Julio Anguita y la suya. 6. Este gran filósofo de voz no olvidada habló de su comunismo en una de las últimas entrevistas, la que le hiciera su amigo Jaume Botey en 2011 para una revista cristiana Iglesia viva. La primera cosa que quería decir, señaló, era que lo de considerarse marxista o no siempre le había parecido una cosa secundaria. Aunque pudiera parecer otra cosa desde fuera, no era su asunto. También para Sacristán, proseguía, "lo de ser marxista era tan secundario que en discusiones bastante serias que tuvimos con amigos y colegas Manolo quería considerarse fundamentalmente comunista. Yo también".

El marxismo era una historia de la que habían salido muchas cosas. "Siempre consideré que eso del marxismo había pasado a ser uno de los elementos de la cultura superior y que, para entendemos, había marxistas de derechas y marxistas de izquierdas". La línea divisoria de la lucha social y política en nuestro mundo no pasaba por ser marxista o no marxista. De estudiante, añadía, "ya me encontraba más a gusto en las batallitas cotidianas con gente que no eran marxistas, que eran anarquistas, cristianos o socialistas utópicos, que con los marxistas." ¿Y qué tipo de comunismo era el suyo? Un articulo de 2003, "Ser comunista hoy", nos da algunas pistas.

De todas las grandes ideas que ha tenido aquella parte de la humanidad que podríamos llamar huma-

nidad sufrienle y pensanLe, afirmaba, d comunismo era la mejor:

El comunismo era un nuevo humanismo para una fa~e de la hisLoria de la humanidad en la que d vif:jO humanismo esLaba en cri~is. "El comunisLa quiere que haya liberLad en esla LÍeITa. Pero, como la quiere en ser10, como liberLad concreLa, pregunLa, a quienes usan el nombre de liberLad en vano, "liberla(\ ¿para quién?". El comunisLa quiere la igualdad en esla lierra. Pero, como no prelende uniformar a los hombres y a la~ ml!jeres, preci~ qué lipo de igualrlad es posible enlre seres hurnanos psíquica y cu1Lurahnenle diferenles. Aspira, por Lanlo, a la igual(lad social". 11ás era demasiado.

El comunisLa quería la fraLemidad en esla Lierra. Pero, como sabía que en esla LÍeITa seguía habiendo mucho cainismo y mucho amiguismo que quería eslar por encima de la jusLicia, preci~aba de qué fraLenlÍ(lad se LraLaba: fraLenlÍcl.ad enlre iguales. "Y al luchar por la liberla(\ la igualrl.ad y la fraLerrlÍ(l.ad, el comunisLa se 011enla por un pr1ncipio: a ca(l.a cual según sus necesi(l.ades; de ca(l.a cual según sus posibifül.ades y apLÍLudes".

Para ser comur:Úsla, si se quería sedo en ser10, lo pr1mem erad Lrago amargo. Había que sabedo: "las grandes ideas, indui(l.a la gran idea dd comur:úsmo, se convierten en pura mienl.a al conlaclo con eso que, para abreviar; solemos llamar· Poder". Había pa~do con tmla~ la~ grandes idea~ de la l:úsLoria de la humar:Ú(l.ad y no había razón para pensar· que d comwlÍsmo hubiera de ser una t>xcepción. ¿Quería eslo decir que para ser comw:Úsla había que ser un át:úco misánLmpo, despreciador de la naturaleza humana? No. Hay quien pensaba a'iÍ. Pem quien pensaba a~í, pensaba mal. "Que los grandes ideales se conviertan en grandes porquería~ no es algo que esLé ya grabado de una vez por Lml.as en d código genélico de la humat:ú(l.ad. Eso está escrllo, en cambio, en la gratnáLica demenlal dd Poder; que no es precisainenle un código genéLÍco sino parle de la cu1Lura de los seres humat1os, como lo es d cai.nismo y como lo es la fraLenlÍ(l.ad."

Ser comunisLa quería decir renovar la vif:ja lucha de los at1ór:úmos conlra ese monstruo, "hacer algo concreLo, con los de abajo, en esle mw1do, para poner un bozal al monslruo dd Poder:" A es Lo, d pmfesor Femández Buey lo llamaba democracia radical para diferenciar-lo de la democracia demedia(l.a que conoóatnos en nueslra~ sociecl.ades.

Siguiendo esla vía negaLiva d comunisLa de al10ra acababa enconLrándose con d vif:jO Maquiavdo: "Conocer los caininos que conducen al infierno para eviLarfos". No f'_xi~Lía lucha comw:Úsla sin conocirnienlo, sin Leoría, sin ciencia social. Si se quería seguir hab1at1do de comunismo en ser10, sin perder el espÍlllu posiLivo de la vif:ja ulopía, "habrá que seguir preci~ando en esa línea. Precisat1do sobre lo que, racional y p1ausib1emenle, no puede ser". Esa era, en su opir:úón, "la úrlÍca vía que penniLe junLar· ulopía y ciencia sin que la~ dos palabra~ se peguen enlre dla~ 1:ú caer en un cienLiJicismo en d que no puede creer hoy en día 1:úngún a~pirat1Le a comunisLa con formación cienLífico-social que se precie". 7. Esle agudo lecLm; esle a(hnirable prosisLa que era [diz hablando de cine y poesía, ese comunisLa que a~piraba a poner un bozal a1 monslruo dd poder; fue un ciu(l.a(l.ano arrnigado. No en d oscuro senLido de Heidegger; muy lf:jos de d ese cáliz, sino en d de su a(hnirarl.a Simone \\bl: supo echar· raíces. En Palencia, en Valladolid, en Bar'Cdona.

Fue en en esla ú1Lima ciucl.ad, conLaba en su "Ridiculum viLae", donde se mat:úfesLÓ por pr1mera vez, en solidar1rl.ad con los rninems de AsLuria~ )~ al poco, para proLesLar· conlra d a~esinalo deJulián Gr1mau. Fue en Bar·cdona donde fue deLer:údo Lres veces en l 9füi y f'_xpedienLado por Lr-es aúos, siendo rector Francisco Gar·cía Valdecasa~ Sat1Larnarfa. Fue en Bar·cdona donde le quiLarnn la beca con la que

No existía lucha comunista sin conocimiento, sin teoría, sin ciencia social. Era la única vía que permite juntar utopía ciencia sin que las dos palabras se peguen entre ellas y ''

había estudiado desde el bachillerato y le mandaron al Sáhara a barrer el desierto (entre otros, con Quim Boix y con un obrero de la construcción, Paco T éllez, que amaba a Paco). Fue en Barcelona donde le detuvieron en una manifestación, una de las primeras conmemorativas del 11 de septiembre, acusado de soltar palomas con banderas rojas y cuatribarradas, volviendo a pasar otra temporada en la cárcel Modelo. Fue en Barcelona donde anduvo huido casi todo el año por el estado de excepción de 1969 y bajo la acusación de haber organizado ( con Sacristán y otros camaradas) la comisión de formación del PSUC (se salvó de la cárcel gracias ajosep Solé Barbera). Desde Barcelona colaboró en la organización del movimiento de PNN s y fue miembro de su Coordinadora general. También desde Barcelona ayudó a montar una de las huelgas más largas de la enseñanza (resistencia a lo largo, que diría el poeta) bajo el franquismo. Como consecuencia de ello le expulsaron otra vez de la universidad barcelonesa ( esta vez,junto a su amigo y camarada Miguel Candel).

Y así podríamos seguir. Durante tiempo, durante mucho tiempo.

Conozco a muy pocas personas que hayan hecho tanto por la Barcelona democrática y socialista (socialista en serio, desde luego) como el profesor Fernández Buey. Pero la relación, desde mi mirada. no es biunívoca. No soy capaz de ver, por el momento, que la ciudad le haya correspondido.

Neus Porta, Eloy Femández Porta y Francisco Femández Buey vivieron muchos años en la calle Bonaplata de Barcelona. Ninguna placa lo recuerda.

Ninguna calle de la ciudad lleva su nombre. Amparándose en lo más básico, en lo más elemental (y también en la Nueva Ley de Memoria Democrática), un colectivo amigo, con tenacidad y paciencia, debería abogar para que una avenida -que, para vergüenza de todos los barceloneses demócratas, lleva el nombre de un mecenas del golpe militar, fascista y criminal de 1936, estoy hablando de la centrica avinguda Francesc Cambó-cambiara su nombre por el de avinguda Francisco Femández Buey. 8. El profesor Femández Buey, que era ateo, tenía sus santos. El índice provisional de un libro que no llegó a escribir y que pensaba titular Santos de mi devoción, incluía nombres como los siguientes:Jesús de N azaret, Savonarola, Thomas More, Maquiavelo, Thomas Münzer, Bartolomé de las Casas, Milton, Lessing, Leopardi, Fourier, Engels, Dostoievski, Rosa Luxemburg, Lenin, Antonio Gramsci, Simone Weil, Brecht, Einstein, Lukács, Ernesto Guevara, Mariátegui, Edward Said.

Destacó dos de ellos en el siglo XX: "Para mi Gramsci siempre ha sido el marxista por antonomasia. Empecé a leer cosas sueltas en el 63, y a partir de conocer a Manolo de manera más sistemática. Siempre he considerado que Gramsci hizo una lectura de Marx filológicamente no adecuada (p. ej., su noción de ideología es muy distinta de la de Marx), pero que, gracias a esa lectura, hizo avanzar el mar. XISmO. "

Lo admirable de Gramsci era su biografía. "Que con sus características aguantara lo que aguantó, y lo

Diáologos, construcción de conocimiento

hiciera con aquél talante moral hasta el final, y con el sentido del humor que tuvo, pone de manifiesto que fue una persona fuera de lo normal. Todavia hoy, en el curso de filosofía en la Facultad de humanidades, doy como tema una comparación entre Gramsci y Simone Weil porque de todos los personajes del siglo XX que he leído con pasión, son los que más me han impresionado."

Aunque por otra parte, añadía, eran muy distintos. "Probablemente si les hubiéramos puesto frente a frente en una habitación, que igual podría haber sido en la que Simone Weil coincidió con Trotski, habrían saltado chispas y no hubieran podido ni hablar. Sin embargo, lo que pensaron, lo que hicieron, lo que escribieron, aun procediendo de tradiciones distintas y pensando con su propia cabeza, tienen muchos puntos de contacto."

Además de santos, el profesor Femández Buey tuvo también maestros y personas que le influyeron. Rubel, Korsch, Gerratana, por ejemplo. De este último escribió: "Entre las personas que considero que me han influido mucho debo citar a Valentino Gerratana, por quien siempre he tenido mucho respeto. Por una parte, era un rojo que había estado desde el principio en la resistencia, no como tantos otros que se hicieron rojos después. Era muy fino en el ámbito de la historia de las ideas. En este libro que yo mismo traduje Investigaciones sobre la historia del marxismo es muy fino tratando todos los temas". Lo mismo cuando hablaba de Darwin que cuando hablaba de Marx.

La edición crítica que había hecho de la obra de Gramsci era excelente. "Era, además, un hombre nada simpático, muy serio, pero muy competente. En uno de estos congresos gramscianos, en el que precisamente estaba uno de sus hijos, el músico, que debería encontrarse incómodo ante tanta gente que pretendía conocer a su padre -él no lo había conocido-, me impresionó mucho la manera respetuosa de Valentino de tratar al personaje. En estas ocasiones los biógrafos siempre tratan de ponerse "espléndidos". Valentino me pareció serio, discreto."

Al hablar de sus maestros, Francisco Femández Buey citó en repetidas ocasiones a Manuel Sacristán, a José Maria Valverde, a Emilio Lledó, y a dos profesores de Enseñanza Media: Xesús Alonso Montero y José Rodríguez Martinez. Escribió páginas für ewig sobre algunos de ellos: Xesús Alonso Montero,José M. Valverde, Manuel Sacristán.

En Madrid, el 2 de diciembre de 1986, en una semana dedicada a la obra de este último, hablaba de él en los siguientes términos: "Conocí a Sacristán en 1962, en Barcelona, al iniciar mis estudios universitarios en la Facultad de Filosofía y Letras. Entonces Sacristán daba clases en la Facultad de Económicas y algunos alumnos de otras facultades nos trasladábamos allí. Me llevaron a él dos cosas: el consejo -que nunca agradeceré suficientemente-de José Rodríguez Martinez, en aquellos años profesor de filosofra en el Instituto de Palencia, y la lectura de Suplemento de Filosofía de la Enciclopedia Espasa en el que Sacristán acababa de publicar en 1961 una renovadora panorámica del pensamiento filosófico posterior a la segunda guerra mundial".

No era fácil hacer ver en poca~ palabra~ a estudiantes de 1986 lo que aqud fresco de coni.entes filosóficas contemporánea~ podía represenlar para un joven universitati.o de 1960. Ba~taba con decir que "allí aparecían por pri.mera vez para muchos de nosotros nombres y tendencias completamente ignoradas por los filósofos oficiales de la época. Pero no me deten(h-é en eso. Quisiera decir; en cambio, que si aqud ensayo de un centenar de páginas me ab11ó hori.zontes intelectuales insospechados, d contacto personal con Sacri.stán seria (leci~vo para nú evolución posteri.or: Nunca conoó otro maestm igual: tan ri.guroso en la~ cosa~ dd conocimiento y ta.ti despren(lido en la entrega a ideales colecl.Ívos". Acababa entonces de leer d bar~jiano árbol de la ciencia y la figura de Sacri.stán se le ant~jaba como una síntesis de filósofo y biósofo.

Prosegl.Úa seüaando que la inLimiclad de "esa relación intdectual y afecl.Íva, sobre todo a través del movimiento universitati.o de los sesenta y má~ aún después dd "final de la utopía", (lificultat·á seguramente d que ahora pueda hablar con (listaticia de lo que fue la obra de Sacri~tán como marxista. Pero la anústad y, ¿por qué no decido?, d enamoramiento que uno siente ¡X)r un maestm grande suden impulsar a dar má~ valor a aqudlos a~pectos dd hombre que no son públicos o que son menos públicos".

La aportación de Sacri.stán reba~aba con mucho lo que había en sus libros y ensayos publicados. Pero al llegar a este punto creía "que la afirmación anteri.or vale para muchos; no es cosa f'xdusiva ya de la amistad. Pues ba~tatites de quienes escri.bieron sobre Sacri.stán en los día~ que siguieron a su muerte han reconocido haber apren(lido de él ta.tito enlo que escri.bía cuando en lo que haóa y en d trato personal".

El autor de Sobre :Manud Sacri~tán finalizaba a'iÍ su comentari.o: "Hoy ca~ es una mmla ya despreciar los a~pectos morales de la militancia comunista de aqudlos ar1os e irorúzar· sobre la~ éLica~ dd sacri.ficio mientra~ se ofrecen antiguos ideales en d altat· dd pragmatismo. Puede que f'-~º sea solo uno de los inevitables movimientos pendular·es de la histori.a o tal vez d has!Ío que siempre acaba pmduciendo la repetición en vano de la~ grandes palabra~ de nuestra cultura. He de decir que d rrúsmo Sacri.stán en sus úlLimos ar1os, también estaba harto dd uso manipulatori.o de los ténrúnos "democracia" y "libertad" en cuyo nombre se hari cometido ta.titos crimellf'$ elnici(la~ y genoci(las. Pem, en cualquier caso, na(la tiene que ver con la ar1oranza d reconfar que no hay maestro sin vínculo afectivo con los di~ópulos. Al fin y al cabo por mucho que hayan progresado la~ ciencia~ de la educación en estos últimos 1.Íempos, sigue siendo ven-lad -como le gustaba decir a 1\lbert Einstein- que solo se educa con d t'.iemplo y; en los momentos malos, tal vez con un {'.jemplo que no puede ir má~ allá dd ¡X)ner sobre aviso." "Nwica conoó otro maestro igual". Esta~ palabra~ pueden decirse sin f'_xageración también de él, dd pmfesor Fernández Buey: También fj fue wi maestro inolvidable, un maestro de acLivista~, universitati.os y de ciuda(lanos. De aqui y dd otm lado dd AtlánLico.

Con mayor breveclad: 9. La pri.ori.dad de su comwú~mo sobre su marxi~mo no nos debería llevar a concluir que la~ aportaciones dd pmfesor Fernández Buey a la tra(lición marxi~ta fueron pocas o de esca~ importaticia. ID contrari.o es lo venladem. Fueron mucha~ y siempre de interés, desde arites dd documentado arúculo que en 197:-> publicó en Zona Abierta sobre Lukács y Della Volpe (sobre este último escri.hió lúzo su tesi~ doctoral). Una parte de dla~ están recogida~ en su~ Discursos par-a insurrúsos di~cretos, en su ~1arx sin ismos y en su ~1arx contraconiente. Pero hay má~, muchomá~.

Un mar~xi~mo pmfwido, docwnentado, muy al día, con profun(lidad históri.ca, muy bien pensado y

Un marxismo profundo, documentado, muy al día, con profundidad histórica, muy bien pensado y escrito, que siempre estuvo acompañado de la práctica política ''

Lenin. Legado

escrito, que siempre estuvo acompañado de la práctica política, de su hacer. Nunca olvidó la undécima tesis sobre Feuerbach.

He intento dar cuenta de ello en El marxismo sin ismos de Francisco Femández Buey (Ediciones del Genal, 2013). 10. Como he señalado Óscar Carpintero, el profesor Femández Buey fue también un gran contador de biografías. Basta pensar en Poliética o en su Marx sin ismos. Pero me gustaria destacar especialmente su sensibilidad para escribir sobre pensadores y hombres y mujeres de acción de su propia tradición. Sobre Ingrao, sobre Harich, sobre Marcuse, sobre Gerratana, sobre Rossana Rossanda, sobre Pintor, sobre Mariátegui, sobre Magri, sobre tantos otros.

También sobre Gregario López Raimundo. Sobre él escribió: "En 1976, poco antes de la legalización del partido, dejé el PSUC. Los motivos no importan en este contexto. Lo que importa, porque es un recuerdo que se me quedó grabado para siempre, es que unas semanas después, yendo yo con Neus Porta, coincidimos en un autobús urbano con Gregario López Raimundo. Fui a saludarle y a preguntarle, con cierto retintin, si habían recibido mi carta de despedida, dispuesto a iniciar la enésima discusión política. Recibí una lección que entonces no entendí bien. Gregario me dijo que "no". Y añadió que esperaba no recibirla y que, en cualquier caso, seguia habiendo muchas cosas que hacer y volveríamos a encontramos. Lo dijo sin acritud, con el mismo tono bondadoso de otras veces, como si nada hubiera cambiado."

Desde entonces había vuelto a coincidir con López Raimundo muchas veces, ya sin nombres de guerra y en una situación muy cambiada: "en los inicios de Izquierda Unida, en Iniciativa, en Esquerra Unida i Alternativa y últimamente en el PSUC-viu. Mientras tanto, la cultura comunista se ha ido con-

virtiendo en una de esas cosas en peligro de extinción cuyo valor hay que explicar a los más jóvenes con calma y con paciencia para que no se pierda entre los horrores de lo que fue el estalinismo."

El mundo había dado muchas vueltas. Lamayoría de esas vueltas habían hecho que muchas personas valientes perdieran los ideales que tuvieron y "que muchas personas bondadosas se dejaran llevar por la melancolía del hemos sido mucho y no somos nada. Gregario López Raimundo, a sus noventa años, sigue ahí, en todo acto contra la guerra y contra las injusticias, mostrándonos, con su presencia y su palabra, que la ética de la resistencia no tiene edad. Cuando hoy le veo y le oigo hablar de comunismo y alterglobalización pienso que tenían razón los amigos de ayer: valor y bondad. Se necesitaban entonces para resistir a la barbarie franquista. Y se necesitan hoy sencillamente para estar ahí y seguir diciendo lo que se es. Gracias, Gregario, por seguir estando, por la compañía." 11. Han sido tres los libros que el profesor Fernández Buey ha publicado sobre temas de historia y filosofía de la ciencia: La ilusión del método, Albert Einstein. Ciencia y conciencia, y Para la tercera cultura. Son muchas sus aportaciones en esos ensayos, pero son solo una muestra de lo mucho, bueno y con cabeza muy propia que escribió sobre un tema que también le apasionaba y del que tenía conocimientos muy profundos y puestos muy al día. Más allá de estos tres libros citados, hay mucho que aprender de sus conferencias ( que no son pocas) y de sus materiales de estudio y sus numerosos artículos sobre estos asuntos.

De uno de sus grandes referentes en este ámbito, Otto N eurath, escribía en extenso en su Memoria a las oposiciones a cátedra de 1993. Allí decía: '½l igual que para algunos de sus colegas del Wiener Kreis -aunque tal vez en su caso esa idea cobre mayor intensidad-, el interés por la ciencia tenía para Neurath una dimensión filosófica y extracientifica".

La ciencia era, en su opinión, tal vez también para Femández Buey, un instrumento para la vida. Y la reflexión metacientifica, la reflexión de segundo grado o conocimiento reflejo a la que se suele denominar investigación epistemológica "se halla vinculada a temas externos a la ciencia misma, de manera que su objetivo explícito y su intención motivadora habrían

Una vida ética

de ser los problemas relacionados con la organización económica y social de nuevo tipo, con la reforma de la educación y de las instituciones de enseñanza, con la unificación de la humanidad racional".

En este sentido, la concepción cientifica del mundo, tal como aparece en el Manifiesto de 1929 del Círculo, cuyo principal redactor había sido N eurath, se presentaba "con la pretensión de racionalizar el mundo social, esto es, con la finalidad explícita de ser un novum organum para la transformación racional del orden social y económico".

Con el tiempo esta dimensión fue perdiéndose o aguándose entre los componentes del Círculo y sus herederos, pero no en Neurath, destacaba Femández Buey. "Su polémica antimetafísica y antiteleológica, el objetivo de la unificación de la ciencia como consecuencia del trabajo teórico colectivo, la insistencia en la clarificación lógica y lingüística de los problemas filosóficos tradicionales, la reconstrucción

analítica de los mismos y la llamada a la empiria contra la especulación -rasgos todos ellos compartidos por la "filosofía cientifíca" de entreguerras-fueron en N eurath elementos de una batalla más amplia en favor de una nueva Ilustración, de un nuevo enciclopedismo en cuyo centro hubo siempre, mezclados, intereses teóricos y politico-sociales."

Como todos los decálogos, o los decálogos más uno, también este pueden resumirse en dos consideraciones: l. Como nos transmitió el poeta-ingeniero Gabriel Celaya, la poesía es una arma cargada de futuro. Lo era, lo es, lo sigue siendo. También lo es la filosofía, el filosofar no sólo teórico, de este sólido polímata, maestro de muchos de nosotros. Filosofar, pues, cargado de futuro. ¿De qué futuro? De un futuro de igualdad, de justicia, de libertad, de fraternidad, de rostros entusiasmados, de inviernos, de cambios de estaciones, de zapatos nuevos, de música antigua, de comprensión, de música nueva, de estudio, de ayuda mutua, de cantos, de cuidados y de amabilidad. 2. Es sabida la proximidad del profesor Fernández Buey a las ideas epicúreas sobre el placer y la felicidad, sumando en su caso otros principios relacionados con la ética de la resistencia, la ética de la responsabilidad, la ética economunista, el principio de precaución. Leer al profesor Fernández Buey, conocer su praxis, nos garantiza horas de goce, felicidad y aprendizaje. Leyéndole nos hacemos mejores.

Paco, que siempre sacó de nosotros nuestro mejor yo, era una persona sabia, muy sabia, y muy bondadosa, un gran tipo, a la manera del Brecht de la "Canción de la buena gente", un poema que a él le gustaba mucho: "Cometen errores y reímos,/ pues si ponen una piedra en lugar equivocado, / vemos, al mirarla,/ el lugar verdadero"-, a la manera de Brecht, decía, y a la del Machado de Autorretrato: "Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,/ pero mi verso brota de manantial sereno;/ y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,/ soy, en el buen sentido de la palabra, bueno".

No me olvido, lo prometido es deuda. Me queda decirles un poema suyo: "Paradoja" de 2003. Vaya por ustedes y por Paco:

Cuando yo era joven los jóvenes a quienes trataba lo tenían todo claro. Si uno decía "no sé, no sé" le llamaban vacilante y caga dudas. Ahora que empiezo a ser viejo y creo empezar a saber algo de algo, los jóvenes a los que trato me dicen: "No sé, no sé, el mundo es muy complejo" Tal vez por eso hoy me gustan los jóvenes de ayer tanto como ayer me gustaban los jóvenes de hoy.

* Publicado originalmente en https://rebelwn.org/ once-consideracwnes-sobre-el-jilosrfor-de-jranciscof ernandez-bwy /; reproducido bajo licencia de Creative

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