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SOCIAL La educación perfecta Jorge MaJfud/Rebelión

Rnald fue uno de los t.anlos velera.nos le gue,ITa q~e ~on~cí, desde Vietnam 1a,La 1\(garnst.an. 1\lgunos de dlos se con más <".jemplos personales a su compar1.ero. Creo que alguien mencionó a la Mafh-e Teresa, quien no había Lenido l":jos pero convirtieron en milit.ant.es contxa las gueITa, de los ricos; o lIDs u·at.amn de j us Lificar la pérflida de una pierna o de una vida a.nle-, dd suici(ÜO.

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Por alguna razón, la fliscusión sobre d golpe de Est.ado de 197 6 en Argent.ina había derivado a la educación familiar: Ronald (su nombre era olm) levanLÓ una mano y expuso su Leoria de la educación de los hijos y d impaclo en el dest.ino de una sociedad y de una nación. Ese milo popular de "la familia es la ba,e de la sociedad".

Tenía 22 aüos. No Lenía l":jos, f~jo, pem había sido educado por dos pafh-es que nunca le habían (lado un chandet.azo, ni cuando él le había grit.ado a su padre el clásico "n}1,r;er mothe(/úcker" ( u·aducción lit.eral: "negro violador de Lu mafh-e"). En cast.ellano no e..:ist.e una ofensa Lan obscena.

Sus padres ni siquiera le habían levant.ado la voz para corregirlo. Habían apelado al moddo dásico de psicología Disney, lraLando de comprender su frusu·ación. En su ca,a, Lodo se discut.ía de forma democrát.ica. -Pero una familia no es una democracia -observé. -La mía sí. No t.odas la, familia~ son iguales ... -Cierto. Tampoco Lodos los l":jos ni Lodos los pach-es son iguales ...

Por enlonces, Ronald era muy joven; no Lenía l":jos, lo cual no lo inhabilit.aba para opinar sobre cómo educar a un l":jo. Pem sí para moralizar: En realidad, Lodos eslamos inhabilit.ados para moralizar; sobre Lodo en asunlos que ignoramos Lanlo, como lo es la vida privada de nueslr-os vecinos. -Nlis pafh-es -cortó Ronald, con la fe de los convencidos- siempre esluvieron en conu·a de Loda forma de violencia en la educación ...

En esle momenlo, se det.uvo dos segundos y ou·o est.udianle aprovechó par·a apoyar· igual había sido madre. Una ma(h-e t.eITible, habría que agregar; como Sar1La Teresa unos siglos a.riles. Como algunos cura, cdibes, pero no abst.emios, a quienes Lodos llaman padre mienlr·a, dan cons~jos malr-Ímornales y da.ses de educación sexual. No recuerdo qué c~jo la eslufliar1Le sobre sus pafh-es en Nebraska, porque me quedé pensar1do en Rorwld. El joven sufría de u·a,Lorno post. u·aumát.ico. El día que pasé la película lldissing (sobre el golpe de Est.ado en Clnle, con.Ja,k Lemmon) salió del audit.orio con-iendo. Luego me f~jo que por su condición no podía presenciar escena, violent.as porque d n1Ísmo perdía el conlr-ol y se ponía violenlo. Yo conocía a Rorwld ba,Lanle bien porque había est.ado muchas veces en n1Í oficina y muchas veces habíarnos Lerminado hablando de su experiencia en Irak. Lo habían enviado a esa guerrajust.ificada con ment.iras, como ca,i t.odas, de donde volvió con ese u·aurna o u·ast.orno que par·ecía no t.ener cura. Los jóvenes sobrevivienles de esa y ou·a, guerra, que conocí {algunos muertos en vida) creíar1 saber de qué se u·at.aba Lodo, aunque solían ocupar sus días flispar·ar1do al enemigo, ha,La agot.ar·se, o cargando el cuervo de algún compar1.ero caído. 1\lgunos pocos enlendieron que, en realidad, como decía Mohamed J\lí, habían ido al ou·o lado dd mundo a malar y a mor-ir por los poernas de siempre: Dios, la palria, la libert.ad, la democracia y la seguriflad nacional. Los olr-os, lo último que querían escuchar era que habían sido apenas peones de un v:Íf'.ͺ ajefh-ez. Rorwld fue uno de los Lar1Los velera.nos de gueITa que conocí, desde Vielriam ha,La 1\(ga11Íst.án. 1\lgunos de ellos se convirt.iemn en milit.ar1Les conlra la, guerra, de los ricos; olrns u·at.ar-on de just.ificar· la péfflicla de una pienia o de una vida anles del suiciflio. Miles de dlos 16 mil se suicidan cada aüo en

Ronald siguió con sus videojuegos cuando lo enviaron a Irak. Sólo que cada vez que apretaba un botón, los otros jugadores morían de verdad

Estados Unidos, pero los medios prefieren enfocarrse en noticias de verdad. Junto con sus psicólogos del gobierno, muchos de estos combatientes se convirtieron en distintos personajes de mis novelas, como Crisis y El mar estaba sereno. Creo que no había otra forma explorar el problema desde su interior.

Ahora, Ronald es pastor de una iglesia en Texas. Probablemente eso lo salvó del suicidio o los psicólogos del gobierno lograron controlar su estrés post traumático. Su prédica de la no violencia de Jesús no le impide, ni a él ni a sus feligreses, acumular armas de guerra en sus casas, sólo por las dudas, por si un día deben defender la libertad contra otros compatriotas que no están pensando igual. Como en los videos tóxicos y virales donde un pobre muchacho es acosado por los bullies y al final los revienta a todos con elegantes patadas, Roland le enseña a sus hijos las virtudes de la educación libre de todo tipo de violencia que le enseñaron sus padres. Hasta que sea necesario recurrir a la solución de siempre, siempre en defensa propia. ¿Tenemos derecho a defendernos, o no?

Los padres de Ronald lo habían educado con amor, sin violencia. Amor al diálogo, a las armas, pero sólo para protección personal y para proteger la libertad. Amor a Jesús, pero no amor de Jesús. Una educación amablemente construida en la pulcra y orgullosa devoción en la iglesia los domingos, en las bucólicas cenas de thanksgiving ( acción de gra cias) en noviembre y en los videojuegos casi todos los días.

Videojuegos y educación en valores de la no violencia, como el que siguió jugando Ronald cuando lo enviaron a Irak. Sólo que, cada vez que apretaba un botón, los otros jugadores morían de verdad. Como decía el Andrew Jackson de los billetes de veinte dólares, cuando aseguraba que debió tomar las tierras de los salvajes para dárselas a "los amantes de la libertad" y el bueno de Winston Churchill, cuando recomendaba usar armas químicas, era un sacrificio necesario para suprimir a los salvajes que no entienden eso de la civilización y la no violencia.

* Publicado originalmente en https://rebelion. org/la-educa,cion-pe1ftcta/; reproducido bajo licencia de Creative Commons

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