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Incomodar al poder

Incomodar al "poder" es una tarea bastante sencilla. Se trata solamente de detectar las fallas en el desempeño de las personas que lo ejercen, y opinar libremente sobre ello.

Siendo seres humanos, todos somos susceptibles de error. Desafortunadamente la cultura moderna, lejos de educarnos para aprender de los errores, nos inculca la idea de que debemos ser (o al menos parecer) infalibles. Nos enseñan a "no equivocarnos" (pese a lo inevitable que resulta hacerlo).

Y nadie puede ser más "infalible" que alguien que ejerce cualquier tipo de "poder".

Cometer, o aceptar haber cometido un error, tiene un costo muy grande. Te vuelve un ser humano normal, y borra ese

Armando Hern Ndez Cruz

FLOR DE LOTO aire de superioridad con el que generalmente intenta presentarse el "poderoso".

La creencia popular de que aceptar un error te "debilita" (y por lo tanto, te hace "perder" poder) ha generado la cultura del engaño y la mentira.

Curiosamente, mentir para ocultar un error, tiene un costo menor que simplemente aceptarlo. Incluso aún cuando la mentira sea descubierta.

Hace poco me percaté de que una de las razones que impide el avance social, (es decir, la pertenencia o permanencia a los grupos sociales detentadores de poder de decisión) puede ser el hábito de incomodar, (a veces sin querer) al

INEGI podemos destacar que, en el año 2019, la tasa de desocupación en la población de 15 a 29 años fue de 6.2 por cada 100 personas económicamente activas, la cual aumentó en 2020 a 8.9. En este sentido, señala este organismo constitucionalmente autónomo que, en 2021, esta tasa descendió a 7.3 y, en 2022, disminuyó a 5.6 por cada 100 personas económicamente activas.

En su consideración, el cambio se debió al regreso gradual a las actividades económicas después de los momentos más críticos de la pandemia por COVID 19. Por otro lado, el referido comunicado señala que por informalidad laboral se comprende a la población ocupada en el sector informal y las condiciones laborales consideradas informales, tales como el autoempleo en la agricultura, la no remuneración o la carencia de seguridad social. En este sentido, el INEGI señala que, en el segundo trimestre de 2019, la tasa de informalidad laboral de la población ocupada de 15 a 29 años se ubicó en 59.4 por cada 100 personas económicamente activas; en 2020 disminuyó a 51.3. Asimismo, en 2021, señala el comunicado, que ante el aumento de la población ocupada, la tasa de informalidad creció a 61 y, en 2022, disminuyó a 59.5 por cada 100 personas ocupadas.

Ante esta información, vale la pena considerar que la informalidad laboral representa un aspecto que se debe de tomar para las reformas en esta materia y se debe analizar en las decisiones de política pública esta realidad.

"poder".

A nadie le gusta ser exhibido en el error, y menos en la mentira. En ocasiones, uno puede no darse cuenta de que hablar con claridad, de manera directa, puede ser un factor de molestia, de incomodidad. En ocasiones, esto genera malestar o enojo. Y en el peor de los casos, represalias.

¿Puede un profesor ser corregido por un estudiante? ¿El profesor nunca se equivoca? ¿Qué actitud se debe tomar frente al "error"?

Recordemos esta joya de la cultura popular mexicana:

¿Qué hora es?, La que usted diga, señor Presidente.

Doblarse y agacharse frente al poder, para conseguir o conservar privilegios, es un acto que sucede con frecuencia. In- cluso actuar con "prudencia" o intentar ser "neutrales" frente a la arbitrariedad o el abuso del "poder", es una manera de doblegarse.

Son pocos los que, voluntaria o involuntariamente, deciden ya no enfrentar, sino simplemente incomodar al poder.

Aunque algunos creen que esta es una tarea exclusiva de los detractores, en realidad es común que quien ejerce "poder" se sienta más incómodo con la crítica de "los de casa".

No se necesita ser opositor para "incomodar al poder". A veces solo basta con expresar lo que uno piensa.

Flor de Loto: Podemos incomodar al poder, no solo pensando y opinando. Una forma más "eficaz" de hacerlo, sería actuando. Actuar en favor del interés general, más que del propio. Cuando eso no coincide con las decisiones y perspectivas de los grupos en el poder, entonces sí que vale la pena incomodarlos.

•Especialista en Derecho Constitucional y Derechos Humanos

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