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Lorena Vázquez Torres (Loret) Escritora, pintora, locutora de radio y maestra mexicana de educación básica y media superior nacida en Nuevo Laredo, Tamaulipas, México. Su incursión literaria se remonta a su niñez, época en que la belleza de los cuentos infantiles clàsicos capturaban profundamente su atención lectora, de ahí que, a temprana edad, comienza sus primeros intentos de producir cuentos para niños que prolongó durante su adolescencia y juventud, cristalizando con ello su afición a las letras y realizando algunas publicaciones en periódicos y revistas de la localidad. Mas, su proyección como escritora mexicana se concretó formalmente al escribir los cuentos infantiles de los libros de “Educación en valores” que auspiciaría en el año 2007 la Secretaría de Educación Pública del Gobierno del Estado de Tamaulipas para difundirse entre la niñez tamaulipeca que cursa la educación primaria y que aún están vigentes en las bibliotecas de la entidad. Sin embargo, nacida en cuna de escritores, su familia le incita a experimentar en otras facetas de la literatura: la prosa y la poesía; destacando en diversos concursos literarios y teniendo siempre como pilares de su vocación artística a sus preferidos y ejemplares escritores mexicanos: Juana de Asbaje, Jaime Sabines y Carlos Fuentes, entre otros.
En el año 2010, Incursiona en el terreno de la locución al ser invitada por la radiodifusora “Cox New York”, vía internet, para realizar declamaciones de poesía y prosa de escritores iberoamericanos y, más tarde, publica en coautoría con escritores extranjeros el libro “Poemas en red” editado en Buenos Aires, Argentina…así también, publica en revistas virtuales e impresas de dicho país y realiza la ilustración del libro de poemas “Cruza el puente” de la reconocida escritora argentina Elsa Edith Tebere… Es una gran aficionada a la pintura…realizando los escudos de escuelas primarias de Tamaulipas, asì también, se exponen sus cuadros en algunas escuelas primarias de la entidad tamaulipeca, su técnica pictórica predilecta es el gis profesional, el dibujo al carbón y la acuarela… Actualmente, escribe y publica sus composiciones literarias en páginas virtuales de literatura que representan su cálido hogar literario en donde enriquece y expone humildemente su afición a las letras a sabiendas de que su existencia siempre será reinventar la palabra en la justa medida del sentimiento que, desde el corazón y el alma, Dios y la vida misma le reclaman… su seudónimo literario es “Loret”.
Al digerir el sentimiento…
Usted, se arma de tal bizarría para tolerar el nudo en la garganta, para pasar con dificultad el trago amargo de la tristeza…luego, lo inevitable- sin menoscabo del bien que hace desahogarse-se produce en el borde del lagrimal un delicado y húmedo manantial cuyo destino es deslizarse, catártico, liberando lo agobiante de su interior…Usted, se desvanece anímicamente, se lleva las manos al rostro, afligido, consternado e implorando al altísimo lo inalcanzable…lo que no pudo ser… Después, sobreviene el clímax del llanto, como esa tormenta que se avecina, inunda y sucumbe entre rayos y truenos, sin avisar… Usted, levanta esa mirada extenuada, húmeda y dolida…y la eleva al cielo en pos de clemencia, manteniendo aún la esperanza de sobrevivir… Acto seguido, la respiración se le ha entrecortado, como signo de un dolor que se aleja, de a poco, vencido, cansado de estar guardado, justo ahí, donde paraliza y doblega para, entonces, ser sometido por un alma que ya no le aguanta, que le aprisiona el existir… Finalmente, Usted, se limpia el rictus de tristeza pasando los dedos por sus mejillas para borrar temblorosamente las huellas de un sufrimiento ingrato…respira profundo, como arrebatándole al viento el ímpetu de no ser detenido por los obstáculos y se mira así mismo, con arrojo, desafiando al destino que avizora con el contraste de vivir entre la risa y el llanto… Usted, camina con singular donaire, porque sabe que el camino no se le ha terminado…que puede seguir de frente, después de resanar las heridas de antaño…hoy, me mira con la luz de la esperanza…y yo le sonrío, en este espejo que justo me tiene frente a Usted…
De corazón y alma… He aquí mi hechura perfecta: humilde en su forma, profunda en su esencia…soy, “de corazón y alma”, nada excepcional por fuera pero exquisitamente sensible en esta humanidad que me abarca completa… soy más de la espiritualidad que de la genética, soy de esa cadencia del suspiro y de la travesura del aire en tus cabellos…de la etérea composición del beso musitado que me provoca el ser amado, de la risa infantil que me tira a carcajadas…de la lágrima que líquidamente me derrama y evapora condensando mi nostalgia…sí, soy del latir exaltado ante una emoción insospechada y del sereno compás que brinda la calma, de esa extrema polaridad en que se mece la existencia…soy, ”de corazón y alma”, en el suave contacto de mis manos que elevan mi oración al cielo en un volátil cometa de palabras que el Creador recibe en mi plegaria… Me asumo más allá de la reiterada composición de la célula que luego se compila en tejidos, órganos, etcétera…soy, más bien, del entramado sensible en que divaga mi corazón de la mano de mi alma que se entrelazan perfectas entre la risa y el llanto de lo que motiva el existir…tengo la caducidad en mi etiqueta de “terrestre” pero, “de corazón y de alma”, soy para siempre, eternamente…¡cosa que me encanta!, porque prevalezco, más allá de los tiempos y la materia, ¡para amarte y quererte!…
Lorena Vázquez Torres “LORET”
Desairando a la tristeza…
¡No!, no intentes mirarme de frente, con esa osadía de saberme frágil, endeble ante tu sombra que todo oscurece, nubla y llovizna tras las ventanas de mis ojos claros…¡no!, no des por sentado que me dominas, que atinas siempre a provocarme la lágrima con tu recurso trillado de la nostalgia, del dolor, de las heridas del corazón y del alma…mira, tristeza, consiente que no me apetece tirarme a llorar, ya lo hice infinidad de veces, y hasta de llorar se cansa el alma… ¡qué más quieres!, si ya te dediqué gran parte de mi vida, entre lamentos, derrotas, tropiezos y desdichas… ¡entiende que quiero abanderar esta tregua!, ondeando un pañuelo blanco de paz contigo, con mis adentros, ¡con la vida misma!… quiero descansar mis párpados húmedos y mirar con la luz de la esperanza, ¡levantar mi faz cabizbaja!, equilibrar esta balanza que se inclina sólo ante lo que duele sin dar peso a lo que ilumina la mirada…hoy te miro de reojo, sabes, con cierta altanería… ¡hoy, no me vences tristeza!, porque si bien motivos no me faltan para llorarte quiero esa valentía de dominarte al limpiar mis mejillas, de evaporar tus huellas húmedas que sólo usaré para el desahogo pero nunca más para ahogarme en ti… ¡pasa de largo!, ¡tristeza!, que aquí no cabe tu plenitud en mi existir…
De la vida…el sentido… Si la luz se extingue es porque en la oscuridad se añora… si el amanecer se asoma es por entibiar frías mañanas… si la carencia se extingue con la misma abundancia… ¡cómo es que se empaña lo que nos sostiene el alma!… porque… si siempre se dieran las palabras mansas no cabrían las necias para oídos sordos… ni eximir atropellos calmaría las aguas donde la inconsciencia humana es la marea de todos… mas…si la vida extinguiera en tan sólo un segundo, no se escogerían las guerras para despedirnos, el amor sería el verbo más conjugado del mundo y el perdón secundaría la paz que no nos dimos… Si aún tenemos tiempo en el terrenal camino, ¡Volvamos dulce la iracunda mirada!, que estas palabras rescaten la ternura de un niño, que siendo el hijo de Dios, la vida nos legara… Yo pido al altísimo, que todo lo puede, que viva la natividad de Jesús en nuestros corazones que no sean sólo fiestas decembrinas lo que se festeje sino el amor y el respeto que hacia el prójimo nos aflore... Lorena Vázquez Torres “LORET”
En paz conmigo misma…
Sí… me debía el perdón… el permiso de olvidarme del “si yo hubiera” que tantas veces me taladraba por dentro porque ese trillado “hubiera” no existe y las oportunidades cruciales de la vida no regresan…me debía la proeza de caminar descalza, sin el peso de un pasado que duele, de mirarme sin la sombra de esa soledad que me trasminaba en lágrimas el rostro…me quedé postrada, de cansancio, ante el altísimo, sintiendo que cada error y cada acierto tenían una razón divina…hacerme más fuerte cada día…entonces, una luz me invadió, curiosamente, desde adentro hacia afuera, que me hizo respirar honda y pausadamente…una y otra vez…honda y pausadamente…vivía el perdón en todo su esplendor, en esa reconciliación conmigo y con la vida misma… de pronto, levanté la mirada al cielo en promesa de no recriminarme más de lo necesario, de lo justo, lo suficiente para corregirme y no angustiarme, lo indispensable para someter al temor y atreverme a conquistar la vida…ya luego, me limpié el rostro con el firme roce de mi mano y me puse de pie, lista para emprender el camino que Dios me tiene deparado…no caminé más de unos cuántos metros cuando un aire sutil me hizo extender los brazos al cielo y una tenue sonrisa me iluminó de esperanza lo que antes era incierto…sí, me marchaba a continuar mi destino, de la mano del altísimo y en plena paz conmigo misma…sí…mas Lorena Vázquez Torres con la madurez de mis cabellos lacios liberados“LORET” al viento…
Hay en tu mirar… Entre el intelecto y la emoción divaga mi discernimiento, mas me instalo en la segunda porque las más de las veces reflejan la profundidad de las cosas…entonces, siento y después, pienso… Hay en tu mirar una paciencia obstinada, invencible y persistente que se acomoda en mis ojos y me mantiene altiva como al Sol en el espacio, al árbol enraizado en la tierra, a la estatua en su monumento…Esa paciencia es propia de los fuertes de alma, de los de paso adelantado a su tiempo, de los que cimbran con sólo pronunciar palabra, porque su voz es ley ante los hombres, y es que al mirarle, las emociones se agitan al indicio de un inmenso sentimiento que mutuamente nos agranda…qué poder sobrehumano nos infunde como el fenómeno más peculiar y de extraordinario significado…Han pasado los años, y el brillo se conserva en sus ojos…¡Madre!- le dije- hay en tu mirar una paciencia obstinada, invencible y persistente que se acomoda en mis ojos y me mantiene altiva como al Sol en el espacio, al árbol enraizado en la tierra, a la estatua en su monumento…y, al instante, se inunda su mirada para bañar su rostro con esa anchísima sonrisa que sólo prodiga el don divino de traer vida a la vida…luego, ya emocionadas, no pudimos pronunciar palabra...
Lorena Vázquez Torres “LORET”
Andar literario… Entre las palabras, van mis pasos, como tenues huellas, frases hechas con tintura inusitada de dolor, humedad, algarabía y entereza…algo tiene de sagrada su versátil textura que cada sentimiento tiene un código escrito que las eterniza, algo tienen de sublime que toda el alma se traduce en ellas y el corazón se palpita en significados de íntima emotividad que nunca cesan…las palabras, me escoltan, como se acompaña a un caballero andante por las penurias del pensamiento, como pan del alma para el hambriento que no encuentra la paz de sus adentros…son, la sensibilidad que tiene forma y belleza en las grafías y en sus fonemas, en las mayúsculas de su grandeza y en el acento que enfatiza lo excelso de sentir…voy, traduciendo un existir inacabado, hileras de vivencias tejidas con el hilo del castellano, son las palabras que se confabulan y me convocan al encuentro de la inspiración y se quedan, junto a mí, para no morir en el olvido, para resucitar en el testimonio escrito de su consonancia con la rima o la prosa que les aguarda para vibrar en una lágrima y en una sonrisa de todo aquel que les mira y que las ama…las palabras, son mi esencia gráfica, me traduzco en ellas como se vislumbra el mar en ese horizonte infinito e inseparable…voy con los pies descalzos, me tropiezo dulcemente con ellas, las levanto, las respiro, me miran, las capturo con los ojos cerrados y el corazón abierto, ya luego se instalan en mi pensamiento y todo es un remolino de sentimientos que luego se vierten en este texto…las palabras, tienen magia: me hacen pensar que me acompañan pero…en realidad…es a la inversa…yo, las sigo, incondicionalmente, hasta en esos puntos suspensivos que me Lorena Vázquez Torres dejan, a veces, en la incertidumbre de no saber qué escribir…
“LORET”
Piénsame… Piénsame…incondicional pero inadvertida, que paso de incógnito por la existencia…como si fuera granito de arena en el desierto, una gota de agua en la tormenta, el destello de un rayo de luz o el fugaz parpadeo de una estrella…Piénsame, así, nada complicada y etérea, volátil sin reservas, simple, llana, como la esencia que guarda la pureza sin complicación superflua…que no soy creación fortuita, apariencia hueca o silencio absurdo que lastima más que una querella…Piénsame, asumiendo la humildad de traer consigo lo indispensable, de aferrarme a la sabiduría del cielo y respirar, como tú, de la fe de este mismo aire… Piénsame, conjugando el verbo “amar” en mi presente y dejando el dolor para el pretérito del olvido…acúsame de persuadir al conformismo y volcar mis ímpetus a lo “inalcanzable”… en este anhelo del alma mía de ser más de la tenacidad que del pesimismo… Piénsame, de textura delicada, con alma de seda y corazón satinado, donde se cose con la hilaza del perdón y el amor inmaculado…Piénsame, así entonces, cuando no esté físicamente a tu lado…que mi esencia te pertenece por designio de lo alto…que estoy contigo, en los días de tormenta, en los soleados, en el camino extenso que cansa tu paso, en la caricia del aire que te envuelve, en el silencio que tu interior esconde…en la oración que siempre pronuncia, en mi voz, ¡tu nombre!…
Lorena Vázquez Torres “LORET”
Con el alma al aire… Quiero despeinar el interior con la travesura del viento que me acaricia con nostalgia los buenos recuerdos… soñar que despego del mundo de lo concreto con los ojos abiertos y no mirar al suelo por costumbre, o lo que es peor, por miedo…quiero desplegar mis alas para desempolvarlas de la rutina y echarme a la aventura de ver qué hay más allá de mi horizonte, porque seguro debe haber una paz duradera que se me esconde… ¡porque quiero expandir el alma más allá de la respiración de mi diafragma!, traspasar lo que ya conozco para ver lo mucho que aún queda de mí, en esta guarida de mi ser, tan mía…yo quiero soltar el alma de la precaria medida de un metro cuadrado y hacerla prácticamente un infinito…liberar el alma como bandera que ondea a merced del sentimiento y no doblegarla por la tiranía de retenerla, de encerrarla por miedo a sufrir…quiero verla expandirse en la luz de mis ojos, y luego que se vaya, curiosa y traviesa, por los caminos que aguardan mis huellas… Quiero un alma al aire, que plante con gallardía mi andar flamenco y, al compás de mis “palmadas”, sacudirme las preocupaciones que me atan el interior al cuerpo…y lanzar, a los cuatro vientos, el sentir hondo de mi voz gitana, como gracia de Dios, que impone en la adversidad la calma…
¡Estoy viva!… Me sentí, a mí misma… latiendo, respirando, llorando, riendo… y me sentí de mi completa propiedad, ¡más nunca juguete del destino!…me reconocí como propia, consciente de mi auténtica existencia, me jacté de percibir el incienso amoroso de mi esencia, donde no hay rencores ni pesares, ahí estaba yo, ¡ahí!, en donde mi aura se vuelve luz eterna…si, ¡sí!...estoy viva, ¡estoy viva!...sentada al lado de mi sombra y cubierta con la plegaria más pletórica de la misericordia de Dios… Y pensar que no había existido para el presente, repasando las dudas y errores del pasado, pensar que no daba rienda suelta a mi sentir apasionado, malogrando de rutina la capacidad de asombro ante las maravillas de la vida… Qué es la existencia, un tiempo para existir, un espacio para andar, un sentimiento para compartir…no sé qué es la existencia…pero si me di cuenta lo que no era existir…¡y lo que realmente es vivir!…hoy, me sonrió Dios en plena aceptación conmigo misma cuando me hizo descubrir el llanto sin dolor, cual gotitas de rocío que acarician los pétalos de una flor…
Ausencia de mí… Hay veces, en las que no estoy…más bien, estoy, pero me ausento, me toca el bullicio a la puerta de mis oídos, pero no volteo, me ausento de mí, con los ojos abiertos y fijos en el horizonte para despegarlos de la tierra y mirar suplicante a la inmensidad del cielo… me ausento de mí, en demasía, desarmando el montaje de la vida misma, esa que me reclama allá afuera y, casi extinta, me libero de todo, pero sobre todo de mí, de la letanía de mi conciencia que me abruma de obligaciones, del agobio de este sufrido sentimiento que no deja de sufrirme, por eso, me ausento de todo con la celeridad de una oración que hace levitar mi esencia en este vacío…para mantenerme, en los brazos de Dios, con el corazón y el alma, infinitamente vivos…y en ese preciso momento, en que viene el altísimo a mi encuentro, en que cierro los ojos y respiro, pausada y profundamente, con esa bendita paz que a veces no encuentro…es que puedo abrir los ojos y sonreírle a la vida de nuevo…
Indómita… Y, allí me encuentro, indómita…en la palabra falaz que me miente a ojos abiertos, en el ocaso de mis párpados que intentan, en segundos, pestañear al pesimismo, en mi destino, cual laberinto de Ícaro sin salida…mas, ¡no me rindo!, sigo indómita, como el estruendo del trueno que se explaya imponente en la existencial tormenta … y, allí, precisamente, donde puedo eludir la arrogancia de lo superficial para tocar la majestuosidad de lo simple, allí, donde puedo dilucidar el incongruente contraste al que me sujeta la vida…allí, es que puedo actuar… por eso, permanezco, indómita… abriendo camino en lo terrenal y elevando plegarias, sin desistir, en lo espiritual… indómita, tan así en lo trillado como en lo esencial, porque descubrí que la actitud es lo más indómito que puede diferenciar entre obrar con sabia rebeldía o conformarse con la propia realidad… Mas… soy ¡Indómita!, ¡por siempre indómita!...ante el decaído verbo conjugado de amar...porque mi corazón, en cada latido, ¡tiene tanto, tanto amor para dar!...
Estoy de pie… Hay una voz en mi interior que se quiebra… ¡pero no enmudece jamás!... una especie de himno que refleja la sutileza de mi alma presta a su voluntad: quiero esta soledad tan mía para crecer en silencio y no sólo como eco de mi llanto…quiero mirarme fijamente, ¡con valentía!, para ver, por fin, mis ojos brillar…quiero levantarme cada mañana con la firmeza de ser afortunada, de tener a plenitud mi ser comprometido con mi bienestar para dejar fluir todo aquello que no me deja descansar…es tiempo de luchar por mi LIBERTAD, ¡con mayúsculas!, no sólo para extender los brazos, ¡la quiero en el latir de mi corazón!, ¡en la luz de mi alma!, ¡en la claridad de mi pensamiento!, en la convicción de creer en mí con todo el amor del altísimo que me hizo a su semejanza y voluntad…voy por esta vida con los pies descalzos sin ánimo de ser ejemplo para nadie porque cada quien es héroe y heroína de su propia historia, mas anhelo transfundirme su inspiración como aire que renueva porque ante cada prueba, como ellos, después de caer, ¡me podré levantar y proseguir entera! …es tiempo de resanar las heridas y emprender esta minuciosa tarea de reconstruirme completa, exiliada ya del pesar y de la angustia…¡has visto la luz de ese Sol que me ilumina!, la caricia de la lluvia que en mí resbala, ¡la sonrisa completa después de sollozar de rodillas!, es que aún sintiéndome derrotada… ¡estoy de pie, estoy entera!…¡has visto ese arco iris que finaliza en el tesoro de mi esperanza!, el canto de las aves que a mí regresan, mensajeras de esa paz que creí efímera y etérea…has visto mis huellas en la arena y las tuyas junto a ellas, es que, aún sintiéndome derrotada…¡estoy de pie!...¡ ESTOY CONTIGO Y ESTOY ENTERA!...
Desahogo literario… He tomado este puñado de letras como ese pañuelo en el que quedan mis lágrimas con palabras impresas, he tomado estos vocablos con la sonoridad de mi llanto, me los apropié con extrema angustia, como se hurta lo que se necesita para vivir…me admito en ellas, en las palabras que me desnudan la tristeza porque se me atoran en la garganta como deudas pendientes que nunca quedan saldadas…si, me gotea la inspiración con exquisita ternura, ¡se conduele de mí!, resbalando su sentir en mis mejillas y luego se acomodan en esta hilera de grafías que sollozan fastidiadas porque ya las cansé con mi manía de llorar por los rincones… ¡quiero!, me esfuerzo, en aplicarle a todo esto un toque de literatura, me exaspero en atender a la gramática que me dice que ellas, en su mayoría, pueden ser esdrújulas pero mi corazón, no me miente, ¡me grita que todas, en extremo, son graves y agudas!…qué le pasó a mi llanto que se viste de cordura en este desahogo letrado… no, ¡no sabía que podía llorar por escrito con tan sólo leerlas!...ellas me rodean, me abrazan, me tienden la mano y me llevan a asumir, de otra manera, mi lastimero sentir…las palabras lloran y no sé si lo hacen conmigo o por mí …tal vez… sean ambas cosas, por si acaso, que quede asentado aquí, que las palabras me arrullan un dolor que solloza desde mis adentros…y que, por respeto a ellas y a su dolor…me quedo, leyéndolas, en el más absoluto de los silencios...mientras una lágrima me resbala atropellando con su humedad la claridad de mi mirada…en esta fiel comunión de nuestro sentir…
Mi congruente incongruencia... Necesito algo que no me sea indispensable: un silencio que me murmure que existo, una paz duradera entre mis batallas, la buena cara al mal tiempo, un eco que me reclame en el bullicio, ¿si me explico?...necesito alas para no volar al precipicio, piernas que no caminen las mismas rutas, hojas de mi otoño que no caigan porque sí…me necesito ajena para no ser mi mayor verdugo ni mi mayor complacencia…quiero un camino que me busque por designio divino y no por libre albedrío, un manantial que no brote tristemente de mis ojos, ¡quiero el grito de un dolor callado!, un fin para el principio de algo que no será mío…¡necesito amar aunque no me amen!, ¡abrazar aunque no me abracen! y ¡vivir aunque no viva!, ¡todo o nada!, ¿Qué es esto de vivir a medias tintas?…quiero cambiar las paredes por las latitudes, inconmensurables, como el pensamiento e imaginar que es posible resurgir entre los contrastes, de divagar entre la costumbre y la osadía para envolverme en la desnudez de mi esencia…en donde, justamente, no me encuentro…por eso, necesito algo que no me sea indispensable: un silencio que me murmure que existo, una paz duradera entre mis batallas, la buena cara al mal tiempo, un eco que me reclame en el bullicio…en fin…
Caos literario…
Como frase suelta, un eslabón perdido de palabras huecas, ya sin sentido…y estas comas que no entienden mi larga espera y los signos de interrogación que se me plantan soberanos en mi cabeza y los paréntesis abrigando este silencio abrumador… Y luego, estos puntos suspensivos resbalando como perlas de un collar que se me rompe… Y este punto que no sé si es definitivo o si prosigue la historia de no sé qué, de no sé quién ni sé de dónde. Qué adjetivos pondré al caos que me aprieta las líneas de un texto como nudo en la garganta, cómo susurrarle al viento sin la rima de una ráfaga de versos y entonces, ¡no puedo evitarlo!, llora mi exclamación con signos de admiración en mis adentros… ¡mira que he hecho!, destrozar el lenguaje con un caos que no entiendo: La mayúscula se me declara en baja auto estima y la minúscula más ínfima que ninguna, luego esta sangría recortándome el espacio de una frase que se me niega a morir… Dime, ¿qué se puede esperar de una esdrújula, de una grave y una aguda no elegidas a conciencia del sentimiento que les abruma?… Y este acento que me perturba las letras endebles e inmaduras, cómo cerrar este caos con que me reclaman las letras su inconsistencia, su atadura…yo no soy amo y señor de sus lamentos, se me colgaron de la soga de un triste pensamiento y se fugaron de mí, dolidas, ásperas y etéreas…aún no sé si hay algo que rescatar de todo esto, si acaso, la palabra “etcétera”…como un caos interminable o fugaz…en que llegue la inspiración de otra manera…
Este puñado de letras… He tomado este puñado de letras como ese pañuelo en el que quedan mis lágrimas con palabras impresas, he tomado estos vocablos con la sonoridad de mi llanto, me los apropié con extrema angustia, como se hurta lo que se necesita para vivir…me admito en ellas, en las palabras que me desnudan la tristeza porque se me atoran en la garganta como deudas pendientes que nunca me quedan saldadas…si, me gotea la inspiración con exquisita ternura, ¡se conduele de mí!, resbalando su sentir en mis mejillas y luego se acomodan en esta hilera de grafías que sollozan fastidiadas porque ya las cansé con mi manía de llorar por los rincones… ¡quiero!, me esfuerzo, en aplicarle a todo esto un toque de literatura, me exaspero en atender a la gramática que me dice que ellas, en su mayoría, pueden ser esdrújulas pero mi corazón, no me miente, ¡me grita que todas, en extremo, son graves y agudas!…qué le pasó a mi llanto que se viste de cordura en este desahogo letrado… no, ¡no sabía que podía llorar por escrito con tan sólo leerlas!...ellas me rodean, me abrazan, me tienden la mano y me llevan a asumir, de otra manera, mi lastimero sentir…las palabras lloran y no sé si lo hacen conmigo o por mí …tal vez… sean ambas cosas, por si acaso, que quede asentado aquí, que las palabras me arrullan un dolor que solloza desde mis adentros…y que, por respeto a ellas y a su dolor…me quedo, leyéndolas, en el más absoluto de los silencios...mientras una lágrima me resbala atropellando con su humedad la claridad de mi mirada…en esta fiel comunión de nuestro sentir…
Sortilegio del Alma ¡Como caído del cielo!... sortilegio que inundas con la tibieza de agua de tus manos la sed más cruda, ¡la sed del alma!… cúmulo de elocuencia que Dios transporta en tus palabras para ser tejidas en armonía perfecta con el gancho de tu pluma revelando en ellas la sabia luz del sentimiento universal y eterno con ese don peculiar que te calza desde las alturas hasta tus adentros para proyectarla divinamente en versos... Se amerita siempre tu intelecto de sofisticado misterio pues… te me figuras ese lago tranquilo que espera el soplo del viento para levantar entre sus oleajes el abecedario flamante de la lengua de Castilla y hacer del sentimiento vaporoso un incienso de aromática poesía... Sí, Dios te ha colocado, precisamente allí, en el centro de las dos montañas, la de la inspiración y la de la palabra, para cumplir la misión perfecta: ¡irradiar versos del alma!... Tú, artífice del verso sólido y suave, de esa textura contrastante de la vida, tú, en silencio gritas con letras todas las voces y con tus versos se conmueven multitudes del orbe, tú, artesano de la lengua de Cervantes, estás hecho de inspiración insospechada, eres el que deambula por tiempo completo en el pensamiento en pos de la frase jamás inventada, tú, degustas el sentimiento como pan de cada día, lo masticas, lo desmenuzas, lo sufres, le sacas el jugo y lo aderezas con letras, comas, puntos y signos…tú, le pintas el rostro al amor con lenguaje intenso y colorido, haces brotar un manantial de risa con tu pintoresca frase y pones el acento donde se estremece el gozo y la pena del corazón del hombre, hasta lo más hondo, donde sólo tú puedes llegar cuando te lo propones…Sí, tu vocación es traducir la vida en palabras sin más armas que un tintero y un don único para plasmarlas… Tu patria es el alma del que te busca en tu verso inolvidable y en esa prosa que extiendes para darle abrigo porque tu obra es cáliz de amor, consuelo y esperanza cual legado eterno que te emula en las alturas con el sortilegio divino del arco iris que aterriza en el tesoro de tus letras...que te inmortalizan cada vez que son pronunciadas al verse en ellas…
Cuando sepas de qué estás hecho… Cuando te entre la desesperanza, la frustración y el pesimismo, cuando te sientas con el autoestima baja y ya no creas en los demás ni siquiera en tí mismo… ¡mira tu esencia y descubre de qué estás hecho!…que no eres sólo un rompecabezas genético con piezas de ADN, que no eres el número de una tarjeta, no eres siquiera el nombre que te nombra, ni esa debilidad que te puebla… no te sientas sombra a plena luz del día, ni farol apagado ante la luz de luna…admítelo, tú bien sabes de qué estás hecho…del barro del Padre que ha de moldearte, de la esperanza que late más fuerte que el encono, de la lágrima que se te niega a brotar sólo en la tristeza… cuando descubras de que estás hecho, sabrás que eres único, un ser tan capaz de tolerar la desdicha y de extasiarse en carcajadas de alegría, con un alma que no le cabe en el pecho, eres noble corazón que todo lo aguanta, hasta perdonar lo que le hiere el recuerdo…cuando sepas de qué estás hecho, camina mirando de frente, siempre con la cabeza erguida, que nadie tiene el poder de subyugarte con la ofensa, sólo tú le confieres tal osadía pero también, si tú quieres, ¡se la quitas!…cuando descubras de qué estás hecho, sabrás que eres más del alma que del cuerpo, más espíritu que materia, más amor que la rutina y más entrega que obligación, cuando descubras de qué estás hecho no hará falta que leas estas líneas, ¡no hará falta ni siquiera que alguien te lo diga!…siéntete imponente, humilde y sutil como un rayo de sol en el atardecer…mientras, mis palabras- desde el fondo de mi alma- ¡ovacionan de pie tu hechura divina y tu razón de ser!…
Dieta light emocional… Yo me prometo… no ponerle más sal a la herida, no agriarme de encono, evitar el edulcorante artificial del conformismo de tanto engullir “ese pan con lo mismo”… Yo me prometo tomar diariamente dos litros de agua para llorar lo suficiente y desterrar la desdicha que nunca falta… Me comprometo a ingerir un té verde para interiorizar el calor y el color de la esperanza… Masticar 20 veces cada bocado de crujiente adversidad ¡y triturarle con el coraje de todos mis dientes!…aunque no pueda evitar tragarle con dificultad y asumir su fibrosa consistencia…porque debo encararla y tragarla aunque no la desee…aunque no la apetezca… Yo me prometo saborear la dulce miel de esta vida con todo su encanto y tolerar la acidez de un zumo de limón para cicatrizar las heridas de un dolor callado, desterrar el sebo de la apatía de no hacer nada, ¡ni siquiera un mínimo intento! por cerrarle filas al desánimo…y conquistar la ilusión que tanto anhelo… Yo me prometo, hacerme responsable de mi salud emocional, romper con ese arraigado vicio de que los problemas me tensen desde el esófago hasta el intestino, sentir la emoción de mi palpitar sólo por la bendición de amar y no por agobiarme ante el destino…
Hoy, dejaré lo que me constipa la existencia para degustar un sustancioso puchero de un caldo colmado de verduras que vitamina mi espíritu y me eleva el autoestima… Yo, me prometo, no deglutir todo lo que me ofrece la modernidad, el exterior, si ello traiciona mis principios y valores… Yo, me hago responsable de mi propia sanación emocional, sintiendo que con ello, Dios me da la oportunidad de volver a comenzar… estoy llorando, si, pero es por la cebolla que acabo de picar… ¡Buen provecho!
Si pudiera persuadirte… Si pudiera persuadirte a mirarme con los ojos del alma y a leerme con el corazón, me estrecharías en la palabra justa en la que me derribo, en esa, en la que te predispone una lágrima…la que justo se me trasmina por las paredes de tu ausencia, esa, tan presente, tan anunciada en mí, pero que nunca me avasalla a abandonarte al olvido… si pudiera persuadirte, a mantenerme la esperanza incólume en cada frase que te evoca, a seguir mis letras, narrando mi propia historia, la tuya, la nuestra, ¡la de todos!…si pudiera convencerte de que escribo por necesidad de encontrarte y no de retenerte, de coincidir en la comunión de los sentimientos para hacerlos menos sufribles en solitario… Si pudiera persuadirte a romper con palabras el silencio que me agobia, a secar el llanto con un puñado de versos, de esos que se nos acomodan como cataplasma en las heridas para recuperar el aliento que nos reconforta…que nos reanima… Si pudiera persuadirte a ponerle a la tragedia el remedio de un chascarrillo, a romperle la métrica al reloj con una máxima de sabiduría universal que sobreviva al paso del tiempo, a reírme por escrito sin formalismos ortográficos…a jugar en una ronda infantil que acomode y vitoree nuestra encendida inocencia en una prosa que salvaguarde, esta, ¡nuestra verdadera esencia!… Si pudiera persuadirte… aún estoy aquí…escribiendo, para tí…
Uno de estos días… Uno de estos días… quisiera tocar a la puerta de tu corazón y adentrarme, de nuevo, en tu interior porque te cuento un secreto a voces: ¡tu calor humano es el mejor de los abrigos al margen de cualquier estación!…y, ya instalada en tus adentros, despacito cerrar los ojos y quitarme los zapatos- ya de tanta soledad gastadosdejar colgada la rutina en el armario de esta vida convencional y vacía e irnos a deambular por ahí, de vagabundos, donde el mundo es pura ensoñación desmedida, con las alas de una amorosa partida, donde todo se sobrepone a la desdicha...un día, quisiera desprender los pasos que me sujetan a esta distancia y elevarnos juntos el ánimo, siempre cuesta arriba, aunque después nos duela despertar en la accidentada caída…y es que, un día, quisiera destrabar la ironía del presente para reírle indiferente pero ese día no llega y me instalo en lo indebido, en la reducida cápsula del pasado, en que agobiada me anido…sin poder volar… sin poder besar, siquiera, la primicia de un sueño en el que se cobije la esperanza de mis días…mas, ahora caigo en la cuenta de que siempre vivo con los pies en el cielo y la cabeza en la tierra…por sobrevivir, me encamino hacia la puerta de tu interior, uno y todos los días…
Esto que nos une… Qué es esto que sujeta nuestros sentidos… con un amor inmoderado a las letras humanas y una afición invencible por el saber…qué es esto de testimoniar aventuras del alma, con el toque literario del castellano versar, que deleita el placer de escribir y leer la vida… sin medida… Pero, qué es esto de leer, de leer en la soledad de la propia senda, en la soledad de nuestras mutuas lecturas, degustando la solitaria ilación de los versos en la justa o intolerable medida, de esa soledad que a veces se vuelve prueba pero también trampa para los afligidos…y es que el poeta, hace del desahogo la más dulce rima de la compañía, quimera de un mundo labrado de versos donde las calles exhalan historias verdaderas… entonces, infiero que un espacio a cielo abierto nos expande y nos reúne, con un aire de claridad poética que nos resplandece y el firmamento nos murmura que es un día para la inspiración anhelada, que se percibe, por don divino, en nuestros oídos como la más armoniosa o lastimera melodía, incitando a capturarla en palabras…justo, ahora, creo advertir el mismo eco divino que nos dice con insistencia: “Compongamos en los trillados finales exóticos inicios, preparemos en plural románticos versares, reinventemos en singular un auténtico presente, porque en vuestros versos sigo conservando del hombre, la consonancia de la materia con su espíritu”…
Eludiéndome…
Sabes, hoy tengo el alma como alquiler que no se renta, sin ganas de sentimientos inquilinos, estoy… con la vida aleteando en el vacío, remando con las ansias de la supervivencia pero sin distinguir el horizonte y ,es que, ¡no encuentro el rumbo que sin motivo aparente se me esconde!… prosigo… es que este vicio mío de seguir rompiendo sueños en el nido en que duerme mi universo sombrío y, a lo lejos, tu risa indiferente decorándome el silencio… te pido un minuto porque busco el desahogo a este dolor, porque inhalo el aire y no te respiro, ¡tengo mi mar a la orilla de la arena queriéndose desbordar con lágrimas de pena!... pero, tú, lo pospones todo a favor del trabajo porque eres, para mi desdicha, ¡demasiado perfeccionista!… por qué te perdí desde hace tiempo y hoy sólo te guardo, como de costumbre, en mi maleta de reclamos, por qué nuevamente me eludes en una esquinita de tu alma y ahí, sin piedad, me dejas para mañana… me asfixias el aliento de mi grito casi extinto en tu pensamiento y…, para que sigo si ni te inmutas, te sumes en tu mundo, absorta en tus ocupaciones, sin pensar que al perderme ¡me privas de mil sensaciones!…yo no sé quién te metió esa falsa idea en la cabeza de mantener la compostura de una mujer hecha y derecha si soy, en tu esencia, ¡el rostro afligido de una niña tierna!…Sabes, tú no me escuchas, más bien, ¡no quieres escucharme!, se atropellan tus palabras y me cierras el espacio para hablarte diciendo esa acostumbrada frase que nunca se te desgasta: “esta vida mía siempre corriendo carrerillas”, y yo, cansada de esperarte, dejo que el día se apodere de todo aguardando la esperanza de que algún día puedas encontrarme…EN EL ESPEJO…DE TU ALMA.
¡Libres!... ¡Libres!...Dios nos quiere libres, y no hablo tan sólo de liberarse de esas ataduras materiales, de dejar de ser esposados con cadenas, como presos de una cárcel cuando se tiene que cumplir una condena…la verdadera libertad es interna…nos quiere liberados de la tristeza inmensa, de la soledad que ahoga porque no sabemos entenderla, porque la vemos más como enemiga que como aliada férrea…La libertad, esa que nos debemos, es una conquista diaria en pos del optimismo para desatarnos del pesimismo, es cortar la soga del miedo que nos aprisiona los tobillos y nos mantiene inmóviles, paralizados, sin poder dar paso alguno…es sonreír frente al otro porque no tiene culpa del pesar que llevamos dentro…la libertad es un pan sagrado que alimenta el alma en la escasez de lo esencial y verdadero…la he visto plantarse ante mis ojos nublados como arcoíris, me envuelve en su esencia de rosas y me hace suspirar hondo cuando enfrento los retos, con paso titubeante pero cada vez más seguro…pero, quién me quitó la libertad que ahora respiro, quién tuvo el atrevimiento de reducirme casi a la nada para dejarme postrada frente al miedo, quién me dejó cabizbaja diciendo entre lágrimas: “¡no puedo, no puedo!”, ¿quién?…sí, soló yo…Un día, levanté la mirada al cielo, me sequé el rostro y me decidí a ser libre, ¡libre de mí misma!, de mis juicios más severos, de mis nostalgias y miedos…entonces, entendí que Dios me quería libre, ¡libre, para empezar de nuevo, con decisión y valentía ante lo incierto!…he aquí que vengo, en son de paz conmigo misma, a compartir la noble misión de vivir con amor, en libertad, y ¡con la mirada de esperanza a cielo abierto!… LORET-MÈXICO
Madre… Entre el intelecto y la emoción divaga mi discernimiento, mas me instalo en la segunda porque las más de las veces reflejan la profundidad de las cosas…entonces, siento y después, pienso… Hay en tu mirar una paciencia obstinada, invencible y persistente que se acomoda en mis ojos y me mantiene altivo como al Sol en el espacio, al árbol enraizado en la tierra, a la estatua en su monumento…Esa paciencia es propia de los fuertes de alma, de los de paso adelantado a su tiempo, de los que cimbran con sólo pronunciar palabra, porque su voz es ley ante los hombres, y es que al mirarle, las emociones se agitan al indicio de un inmenso sentimiento que mutuamente nos agranda…qué poder sobrehumano nos infunde como el fenómeno más peculiar y de extraordinario significado…Han pasado los años, y el brillo se conserva en sus ojos…¡Madre!- le dijehay en tu mirar una paciencia obstinada, invencible y persistente que se acomoda en mis ojos y me mantiene altivo como al Sol en el espacio, al árbol enraizado en la tierra, al estatua en su monumento…y, al instante, se inunda su mirada para bañar su rostro con esa anchísima sonrisa que sólo prodiga el don divino de traer vida a la vida…luego, ya emocionadas, no pudimos pronunciar palabra...
Mi valía… Mi valía… es un trabajo interno de cada día, lo que más cuido en el mundo porque me da el soporte para andar por la vida… mi valía, es algo que se me malogra con el ego y se me resbala con la voz que me atropella y lastima… mi valía, no es mi peso en oro más si mi aura que brilla más, ¡que deslumbra mucho más que este metal que se codicia!… mi valía, es proporcional a lo que brinde por amor y no a la inversa… mi valía… es lo ùnico que tengo, verdaderamente sólido para aferrarme en los derrumbes y lo bastante suave para mantenerme cómoda en lo áspero… mi valía, no tiene más límite que el que Dios le acomode, de ahí que valgo mucho, como todo ser humano, como toda vibración de vida… como todo lo aparentemente inerte… pero que está ahí, formando el ciclo de la vida misma…
¡soy de gran valía!, ¡como todas las manifestaciones de Dios en esta Tierra y lo que más allá exista!… mi valía, sabes, no me hace más, ni menos… ¡me hace igual pero distinta!… mi valía, es un sello de calidad divina para mi alma, un distintivo de honor con que Dios engalana mi interior y que proyecta en la bondad de mis ojos, de plena conformidad conmigo misma… mi valía… es lo único que tengo, verdaderamente mío, es lo único que Dios me da todos los días!!!!!... mi valía es todo lo que tengo y con ello, ¡lo tengo todo!… mi valía, por la que lucho todos los días, también suele ser húmeda como las lágrimas que enmarcan mi felicidad y me destiñen en la desdicha… más, es mi valía la que me mantiene a flote, como madero al naufrago, como ave en la planicie, como los rayos del Sol que atraviesan la neblina… y entre lo inverosímil… siempre me rescata Dios… en mi valía…
Te pronuncio… Te añoran mis vocablos de grafías ensimismadas, absortas tras el vitral en que te miro y se hace furtivo el pronunciarte cuando mi ahínco de tenerte no renuncia... y se te amotinan de golpe mis afectos pidiéndote amnistía en este delirio, que de tanto adorarte no sé del tiempo ni del pasado, ni del presente en que yo vivo... todo se hizo entre nosotros tan eterno, como lo es el sinónimo infinito y así de asequible es pronunciarte cuando beso tu imagen en el ático de mi alma... Y, entonces... te escribo... Y como si el vocablo atizara del fuego la llama, en la hoguera de este amor puro y benigno, se endulzan mis labios al sonoro pensamiento que te evoca instantáneo, en un suspiro y luego...no puedo evitarlo... te pronuncio...una y otra vez... ¡te pronuncio!, como premisa de un amor que espera intacto y que pregona, solícito... mi eco en tus oídos...
La rosa… y yo… Nació de la semilla divina que Dios dejó caer en tierra fértil… y del Sol que acaricia y de la lluvia que baña, la ínfima semilla, creció…cuentan que de su belleza interior un tallo frágil crecía buscando elevarse airosa, ¡con el ímpetu de florecer a la vida!, mas la misma- con sus contrastes- le dejó una áspera piel provista de espinas … quizás, para no olvidarse que a la par de la dulzura va a experimentar la desdicha… ya luego las gotitas de rocío le resbalaban para nutrirle de fortaleza infinita ante la metamorfosis que el destino le imponía… Y con el transcurrir del tiempo el designio divino cumplió su cometido: un buen día despertó en un tierno botón de pétalos encendidos que abrió en suaves alas de inmaculado color… ¡con la más encantadora plenitud que da la madurez bien concebida!… y todo cuanto existe a su alrededor sucumbe al percibir su aroma con ese singular donaire que acompasa sus pétalos arrullados en ese vals de ensueño con que la mece el paternal viento … y, entonces, ¡es ahí donde precisamente aparezco!, extasiada al contemplarla, quizás porque cuentan que toda mujer es de la rosa un cautivador reflejo que le ensalza… quizás porque al verla me recuerda la osadía de florecer ante las inclemencias del tiempo… desde la semilla del alma, florecer, atemporal y con el amor por fragancia aunque el rocío nos suela resbalar desde adentro…
La paz del Señor sea contigo… La paz del Señor sea contigo…como la caricia del viento que despeina tu alma, al cerrar los ojos… frente al mar… Como el canto del ave, con su infinidad de matices, para endulzar tus oídos… y provocarte el silbido que ponga alegría a tus mañanas… Como el Sol que ilumina, con sus destellos, la alborada…y tus días ilimitados de esperanza… La paz del Señor sea contigo…como la risa del niño que contagia de ternura y dibuja tu sonrisa espontánea… como la dulce lágrima que tu desahogo resbala, liberando esa tristeza que no se aguanta… Que la paz del Señor sea siempre contigo… como se siente el respirar profundo, el latir constante y sereno de confiar a Dios los dolores viejos y seguir, a cada paso, confiando, amando y construyendo… Que la paz del Señor sea contigo…como se entrega el aliento en un suspiro de amor eterno… que rompe toda barrera del espacio y del tiempo… Que la paz del Señor sea contigo…como se estrecha nuestra mano solidaria…para sentir la fortaleza de Dios en nuestras almas… ¡Que la paz del Señor, siempre sea contigo!…como el dulce mirar de tus ojos buenos…que dan fiel reflejo del amor de Dios en tus adentros… Amén…
No quisiera escribir en vano… No quisiera escribir en vano…y, digo “en vano” por referirme a la triste circunstancia de no aquilatar la belleza que transfunde la palabra, que escrita se comunica de las grafías al alma… No quisiera escribir en vano, no aludiendo al hecho de no ser leída, más bien por mantener la osadía de capturar el evocador encanto y la triste aflicción de una alegría o un quebranto, en un cúmulo de frases o versos, ¡hechos en prosa o poesía!… No quisiera escribir en vano, por argumentar el falso apotegma de ir adquiriendo experiencia en las letras… no quisiera poner palabras sin sentido, desperdiciadas porque sí, sólo porque mis pasos literarios aún no pesan en esencia y contenido… ¡Me niego a escribir en vano!, a escribir lo que no trasciende, lo que no deja huella, lo que no inspira un suspiro, ni una lágrima o sonrisa siquiera… No quisiera escribir en vano, desgastando la riqueza del lenguaje cervantino en la sucinta idea de un montón de vocablos sin sentido: no quisiera escribir tanto para realmente ¡decir nada!...desperdiciando tu tiempo y aniquilando tu expectativa literaria…aún me tiembla el sentir de mi pulso de escribana, esperando que al leerme, mi palabra no te sea vana…
Tenue… Me percibo “tenue”… como la delicada luz que adormece, hilo de plata que en el filo del mar, dulcemente, te mece… soy “tenue”, como suspiro eterno de amor, serenidad que se mantiene, magnificente, ante el dolor… “tenue” con la ecuanimidad misma que trunca al desasosiego, como la dulce mirada que abriga ante lo incierto…si, tenue, tan profunda y sutil como la voz que susurra una oración al Creador… Y…no me veo en los extremos, más bien, “tenue”… para embriagarme de la ternura y la sensualidad de la palabra “enamorada”, para conciliar la feliz ventura de ponerme una pizca del rubor naranja de una alborada y una puesta de sol… Tenue, como el roce de una lágrima que se desliza por el desahogo, ¡mas, no hiere!, como la caricia de un sentir callado que permanece latente, ser alma de virtud apacible y sabia razón…no, no soy de carne y hueso, soy de la tenue inspiración…de ese matiz exquisito de preferir, dulcemente…¡el amor!
Amnesia voluntaria… Yo, no sé qué es el sufrimiento, no sé del dolor, de la desdicha, etéreas sensaciones que merodean mis andares con prisa… yo, les saludo de lejos, por cortesía, pero no las reconozco, no me identifico con ellas aunque mis rasgos físicos, como una gota de agua a la otra, se les asemejan… me abordan interiormente con insistencia como pidiendo limosna o haciendo querella, pero mi alma, en realidad, no las mira, más bien, diplomáticamente, las ignora… no reconozco como propios sus gestos, sus quejas, su llanto, ni siquiera su versar me convence de haberles escuchado, les veo el rictus de tristeza hasta con los ojos cerrados y me vociferan al oído las desgarradoras palabras que hacen nudo en la garganta pero, yo, no me conmuevo…y es que… ¡no las recuerdo!, ¡no las he visto!, no las he recibido en el aposento de mi alma ni en la antesala de mi corazón que palpita la paz anhelada…parece mentira, pero ¡les juro que no las recuerdo!, algo me dice, más bien, alguien - intuyendo que es Dios- que debía prescindir de ellas para sonreírme al espejo…de mí, sólo recuerdo una fe inquebrantable en Dios, recuerdo también mi nombre y una misión por cumplir: amar y ayudar al prójimo, como a mí misma, por convicción y deseo, y jamás claudicar, ni siquiera dejar que esos tristes inquilinos tropiecen, de por vida, con mi airoso andar… LORET.MÈXICO
Me lloran las letras…
Desde la primera hasta la última grafía… me lloran las letras, apilando fonéticas penas, condensándolas en palabras que se quiebran de triste sentir. Me hieren, con el dolor de su angustia, ¡tan sólo al pronunciarlas!, desterrando el agobiado pensamiento que las deja fluir…me lloran las letras, con un tono lastimero a soledad, se arropan unas a otras, sin aparente sentido, las cubre una identidad con significado a desdicha pero, en el fondo, quieren resistir a desfallecer, como yo… y es que la pena les enluta, las pone de negra figura en este manto de infinita bruma, blanco pañuelo que siempre las mece, acunando su dolor… y luego, yo, triste espectador, que no sé si dejarlas descansar, de mí, de la pena, al borrarlas o dejarlas impresas en la inmortalidad de una escritura que las libera de una contenida y añejada atadura…mas, dejo que las libere el pensamiento, para que sollocen la negra espesura en este compás de su lectura y… de nuevo, ¡no sé por qué!... mis ojos, ¡al leerlas!, se conmueven al extremo con su llanto que regresan, inconsolables, con lágrimas a mi corazón…y es que, ellas, no me quieren dejar, ¡no se quieren ir!… porque me lloran una pena que no es ajena a mí…
¡Tu paz…tu serenidad! Quisiera ser…ese murmullo de olas traviesas revolcándose sobre tu piel de arena, ese sol de atardecer que te adormece mientras te susurro el cantar de las aves andariegas, la brisa del beso que trae el viento desde ese mar que reanima y serena, ser como aquella palmera que se mantiene firme tras cada ráfaga de temperamento que le llega... Ser tu respiración profunda después de desatarse la tormenta, la quietud de las piedras que armonizan el paisaje de tu playa desierta, ser tan incondicional como tú lo requieras, tan infinita como el horizonte del mar o tan pequeñita como concha de arena y sal...
Ser esa luz tenue en la oscuridad de tu incertidumbre y la dulce sombra que suaviza tu soledad aunque quieras estar solo, convertirme en esa tierna caricia que libera tu aflicción de siempre, ser ese abrazo inmenso en que te envuelve mi grato recuerdo sin tiempo…pero, sabes, yo sólo soy, simple y llanamente, ¡la misma plegaria que pide a Dios tu dicha, desde que despunta el alba hasta que anochece!...
Sin palabras... Hoy no quisiera comunicarme con el lenguaje trillado de las palabras porque en la expresión más genuina del hombre, esa que brota desde el alma, el habla no sirve, las palabras no alcanzan, que son sólo grafías acompañadas de fonemas que si no se dicen de corazón finalmente no valen la pena, que dice más una suave caricia, una tierna mirada, que recuerdas más un gesto que una frase rebuscada, que resumes un discurso de aceptación con un abrazo entre dos almas, que al percibir en otros, un nudo en la garganta, te contagia al instante su dolor o su emoción hasta las lágrimas... Hoy, no quiero usar el lenguaje de las palabras e irónicamente ¡eso es lo que estoy haciendo!, más dime tú como te digo a la distancia lo que siento, así que tendré que esmerarme para expresar mis sentimientos con el lenguaje sutil de nuestras demostraciones de afecto: Encontré en tu abrazo el mejor abrigo para combatir el frío cuando la soledad me congela y en tu mirada intensa la incondicional sensación de que siempre me esperas, me sonríes a cada instante como perdonándome todo y con tu mano en mi hombro me sacudes continuamente el desaliento que me aflige, ¿ahora entiendes por qué sin que tú me digas nada yo te llevo tan adentro? y por si fuera poco, sellas en mi mejilla un delicado pacto de amistad y de amor con un beso y allí es cuando definitivamente ¡se me enmudece el habla y sin palabras me quedo!...Entonces, en ese silencio de mi voz que no es más que emoción anudada en la garganta es cuando tú, de repente, con una suave caricia en mi frente, me hablas, con
¡GRACIAS! Existe una palabra que por más que se use nunca se desgasta y así, de cortita, Dios le dio a la palabra “gracias” la dimensión exacta: Es, por excelencia, ”gracias” una palabra espontánea, de fácil pronunciación cuando se dice de corazón... Es... un acto de buena voluntad porque le deseas a otros todo lo mejor... Es... un sinónimo de reconocimiento a quienes decidieron ayudarnos sin obligada razón... Es...una palabra que hace brotar lágrimas de felicidad porque alguien se puso en tus zapatos y te extendió la mano cuando más lo necesitabas... Es... un término que se atesora en un apretón de manos y se ensancha dentro del marco de un abrazo eterno de gratitud... Es...un vocablo que sale del alma, que materializa la voz y se guarda de inmediato en la memoria del corazón para jamás olvidarla... Es...la maravillosa oportunidad de decirle a alguien que ha sido el instrumento divino para que nuestras ilusiones se hagan realidad y no se desvanezcan en la nada... Entonces, en este preciso instante de extasiada emoción y gratitud anudada en mi garganta -porque tú, porque vos, has hecho posible algo especial para mí que jamás olvidaré- dios me permite siempre pronunciarte desde lo más profundo de mi ser, con todo mi afecto y admiración: ¡G R A C I A S, G R A C I A S, G R A C I A S!
De vez en cuando… De vez en cuando revolotea “algo” en mis adentros, como si mi corazón fuera… una jaula de aprisionados sentimientos, palabras, que revolotean incesantes y que, de tan desesperadas, se liberan de mi corazón a la puerta de mi pensamiento, ¡sin llave!… Ellas, mis palabras, ¡emprenden la estampida! se elevan por mí, infinitamente ávidas… Sí, ávidas de conocer otros rumbos, de susurrar en otros oídos ¡este desahogo que desata mis sentidos!... y que me trae la calma… Entonces, hablan por mí, las palabras, como cantos que trinan de una parvada… rimas emotivas y lastimeras revolotean en esta triste y cómica comparsa hecha de alegrías y tristezas, ¡tantas!… Así, aunque enmudezca mi voz y mis ojos se cieguen ante la adversidad más nefasta, vuelan por mí, las palabras, ¡que de mi mano cobran vida y esperanza!, en el papel de un cielo transparente donde libremente se explayan… ¡Vuelan, por mí, las palabras!, y es que ellas, me desnudan con su sentir… ¡Al liberarme el alma!…
INSPIRACIÓN Palabra necesaria que motiva a las cosas bellas, que le da forma al arte, a la ciencia y a la vida misma, es un acto de coraje y entrega para no desvanecer nuestros sueños con la apatía, la ociosidad o el conformismo, es la chispa neuronal de donde surge una idea que revolotea en la cabeza tratando de hacerse real y no etérea, es -en pocas palabras- donde se ampara y justifica toda excelsa creación, por algo se asocia con inspirar el aire, es analógicamente, un vuelco en el alma de corriente creativa que logra expandirse y plasmarse a través de los cinco sentidos para materializarse y ser capturado por otros que comparten los mismos intereses en este mundo , lleno aún de inagotables bellezas, que afortunadamente a todos nos conmueven y de las que nos presumimos absolutos dueños. ¿Cuándo llega la inspiración?, nunca se sabe, de ella sólo conocemos el nombre, más no su horario, llega en cualquier instante y así, inesperadamente, se va, jamás la podremos retener a nuestro antojo, pero es sumamente bondadosa, nunca en la historia se ha registrado el que nos hayamos quedado algún día sin inspiración porque para muchos también es un medio de desahogo, una forma instintiva de mantenerse vivos expresando de mil maneras todo lo bueno y lo malo que han sufrido. Todos, de alguna u otra forma, la hemos experimentado y la hemos compartido, gracias a Dios la inspiración siempre ha sido sumamente escurridiza e inesperada, en la gran sabiduría del Señor todo tiene su razón de ser, así nada ni nadie la puede aprisionar a su antojo o conveniencia porque todos vinimos a este mundo a hacer de nuestra existencia una hermosa creación, así, poco a poco, vamos dejando huella de nuestro paso por la vida, poco a poco, a ratitos de inspiración y de labor creativa...
¿Qué es la esencia?... ¿Qué es la esencia?...la tuya, la mía, la de todos!…la esencia, es esto emotivo que entre nosotros subyace, lo que arropa al ser y que irónicamente es interno, es aquello sustancial que nos aparta de lo efímero, la esencia, es una bella y sincrética palabra que aglutina todo lo que nos da valía, más no es moneda ni cosa estrafalaria… es el gesto amoroso, la dulce voz que acaricia, la frase que eriza con mil sensaciones la piel hasta ponerla “chinita”… la esencia, es lo que nos queda cuando estamos pletóricos de humildad al compartir bondades, sin escatimar…la esencia, es el aroma de la vida que degustan nuestros sentidos, esta esencia que nos quita del resto del mundo para sentirnos irrepetibles, es decir, únicos…la esencia, diría yo, es lo que nos transparenta la mirada, es la sonrisa inesperada, la mano amiga de la esperanza, lo que no se esconde y en el corazón se atesora y guarda… ¡lo bueno que no se difunde en periódicos sino en nuestra vida diaria!…aún no sé qué diga el diccionario de la palabra “esencia”, ese intrigante y ambiguo concepto que a mi pensamiento escapa, mas que mayor esencia que lo que este corazón me evoca al pronunciarla… no sé qué es la esencia pero, ¡por Dios que puedo sentirla!, ¡puedo sentir la tuya y también la mía!…eso tan bellamente palpable de nuestras vidas que se traduce en esta dicha infinita de mis lágrimas conmovidas…
Con un “clic” en la existencia… Percibo…el tamborileo de mis dedos en estas teclas…pisadas nómadas de mis yemas trasfundiendo ideas, reciclando nostalgias, testimoniando en letras lo que al corazón y pensamiento apetezcan…”maximizo” la inspiración en frases concebidas, de a poco, y las “minimizo” de cansancio cerrando la ventana de mi pensamiento…mas, luego, la inspiración regresa y continuo con el “clic” en la existencia…”selecciono” aquello que signifique emotivamente mi sentir, lo “copio” y lo “pego” en el “archivo” de mis vivencias, justo en donde está la “carpeta” del corazón y el alma…para tener la certeza de que se queda en mi “memoria” a corto y largo plazo, que es vasta…luego, las leo de nuevo, con los ojos abiertos, asentadas en la “orientación vertical” de mi blanco y rectangular pensamiento, hoja en blanco, de afrancesada sangría, que me mantiene al “margen” del exterior y con el letrado interior en “cursiva” y “negritas”…luego, me entra la travesura de compartirte lo escrito, el arrebato del “arroba” y el “Hotmail” para acortar las distancias y sentir la magia de “enviar” en un “clic” semejante a un segundo lo que plasmó mi corazón desde lo más profundo…y así sucede… me parece un sueño, vivir con un “clic” desde que amanece hasta que duermo, con esa onomatopeya que los dedos deslizan en cada pieza de mi universal teclado…que se escapa de mí cuando doy, por fin, un “clic” en “apagado”…
Qué silencios guarda el alma…
Mira que es preciso callar, guardar la voz en la prudencia y respirar profundo… y en esa huida a la introspección, no hace falta decir nada, como que todo se da por sentado, por entendido, por finiquitado…y es que se queda suspendido el tiempo para rememorar el pasado y recuperar lo que nos justifica la existencia, como recobrando el sentido de nuestro andar, un compás de espera para aligerar tristezas, valorar las bondades recibidas y levantar la mirada al cielo con esperanza… Y, entonces, los “por qué” pierden su terquedad en la conciencia porque la razón más dura se desmorona ante la anhelada paz interior que atiende la súplica de una lágrima rodando en la mejilla… Qué nos trajo hasta este punto de instalarnos en los silencios del alma, qué nos puso en esta íntima guarida donde toda angustia y dolor, en oración, se disipan… Ciertamente, siento que Dios nos pone este “alto” en el camino para sabernos en esa fragilidad espiritual que da el caminar sin reparar en las lecciones de lo que hemos vivido… No vislumbro aún el argumento que me sustente el apotegma de sabernos en esta misma sensibilidad, de cobijarnos en la ermita del silencio y exiliarnos del bullicio, de la rutina y del mundo que agobia allá afuera…mas, siento que de no hacerlo, el alma se eclipsa sin luz interior, sin el eco de una oración, sin la quietud de estar en conexión con DIOS y consigo mismo… Qué silencios guarda el alma…que me viste el interior de anacoreta para brindarme, en la fe de Dios, la calma…
Que me olviden…los miedos que frenaron mi andar, ¡que me olviden!… que no me reconozcan las tristezas de siempre, ¡que se exilien!, para que la oscuridad sea sólo porque es de noche y mi luz interior una vela espiritual de Dios para que- en soledad- no me agobie…que se compren esos miedos un boleto al olvido, que no estaré en la estación de su regreso, es más, ¡que se vayan por donde vinieron!, que en su memoria no exista ni una ruta más que los traiga a mí… que me olviden, porque ya pagué el peaje y alquiler de su inquietud con años de sufrimiento, que en mi amnesia por sanarme ya no les recuerdo, que ya les dije “hasta nunca” porque yo no les merezco…que hoy se agita el mismo pañuelo con que limpié mi frustración para dar paso a un viento nuevo…”adiós”…porque precisamente Dios y la vida me otorgan, en premio, la bendición de alejar a mis “fantasmas” y quedar en paz, en la profundidad de este silencio…sollozando la dicha de que ya no volverán porque, ¡al fin, se fueron!...¡Soy libre!, ¡soy libre!, les dije, para continuar mi sendero... porque ya aprendí la lección de no temer a lo incierto, porque si vuelvo a errar sabré que no caeré sin volverlo a intentar de nuevo… ¡Soy libre!...me dije…ya mi alma se agita liviana en el inmenso cielo de mi mirar sereno…y una lágrima de gratitud inmensa le destelló al Supremo desde mis adentros…
Quiero gastarle una broma pesada a la rutina que me deja siempre con el cansancio de un ratoncito recorriendo el mismo redondel…corro y corro y, a veces, no sé ni por qué, pero el dichoso ciclo, persiste…por eso, he pensado seriamente en develar una placa en cuyo centro, a la letra, diga: Día internacional de la “no rutina”, efectivo en días feriados, fines de semana, y los que por apetencia se acumulen…y no es que me tire al desgano total, sucede que es bueno cambiar de vez en cuando los principios por los finales, las prisas por el caminar despreocupado, el grito por el silencio, la misma calle por otra, la cena por el desayuno, el asfalto por la pradera, en fin…hacerle un desorden bien organizado a la rutina, cuando menos se lo espere, porque la muy ladina no se tienta el corazón para llevarme por sus senderos monocromáticos, reciclándome la misma secuencia existencial desde que amanece hasta que anochece…así que, sin más preámbulo, me instituiré ese feliz día en mi calendario, no lo ubicaré en ningún día de cualquier mes de tal o cual año, lo dejaré libre para asentarse en cualquier momento en que le pierda el sentido a lo trillado e innecesario…y no me hará falta esperar hasta el Sábado para liberarme de la tiranía de los días laborados, ni lanzarle un zapato a la alarma del despertador que me activa en automático el “ratoncito del redondel” que me tiene el ánimo bien sofocado… te invito, pues, a descorrer el velo de esta inscripción, antes de que el despertador suene y el ratoncito se nos salga para siempre del redondel
Ven a mí…paz de alas blancas, de luz de alborada, de sonrisa infantil añorada en mi nostalgia…ven, con la somnolencia de mi atardecer, que una tibieza de alma te aguarda en este confín de mi humanidad toda…ven y amotínate de esperanzas en el meollo de esa preocupación que usurpa de mí tu lugar exquisito y, de paso, desata de una vez por todas ese nudo en la garganta que me frustra de tajo tu consentir …ven, como viento a mi favor, con bandera blanca en mano, a potenciarte como escudo de mi alma para turbar la afrenta de esa cobardía de querer darme por vencida…Ven, a refulgir el incandescente halo de mi espiritualidad, casi extinta, a resplandecerte en mí como aurora boreal de tus vastos dominios…Ven a mí, sin reservas, para sobrellevar esta vida con su dual circunstancia, para vitorear tu feliz acontecer en la trama de mi existencia, ven…suave y delicada, o sorpresivamente inesperada…pero, llega…como si, de sosiego, no tuviera nada…
La calidad humana… No me vi en otra dimensión que no fuera ésta, la extremadamente humana, por convicción, por esencia, porque algo de mí tenía esa hechura imperfecta pero cálida…luego, me declaré “humanitaria”, y con la humildad más devota cedí lo mucho o poco que podía…después, me convertí en “caridad” y me solidaricé con el sufrimiento ajeno al ponerme en sus zapatos… aunque a veces ni eso tuvieran…qué extrema y dolorosa es, sin duda, la carencia cuando se lo propone…en fin, no sé si en esencia fui un pañuelo, un calmante para el dolor del alma que ya añejo aletarga, enmudece, eclipsa el existir…y mira que argumentar mi identidad no es realmente relevante, lo preciso es que siendo así me rescaté a mi misma de morir obsoleta, guardada para sí, como cosa dada por adorno cual insignia de honor y distinción en mi corazón…porque, yo me pregunto, para qué una bondad escondida en lo más profundo del ser, para qué se pagó el peaje de arroparnos con esa divinidad tan excelsa, si no se libera, si no se percibe, si no se regala indistintamente…he visto cimbrar mi existencia en un latir que conmociona hasta el llanto cuando un ser humano, en mi nombre, toma a otro de la mano para acompasar su paso porque cuando él lo necesitó hubo hasta quien le cargara en brazos, he visto enjugarse mis ojos de lágrimas cuando hasta el más humilde parte en dos el pan para el perro que le avaricia el más ínfimo bocado…y, así podría citar infinidad de ejemplos nobles, y, así también me volvería a expandir en todo aquel que indiferente me esconde, más, sólo Dios hace posible el divino milagro de poner en el interior del hombre la divinidad de sabernos verdaderos “seres humanos”…dichoso aquel que tocado por la divinidad de Dios se volcó en otros como instrumento de su misericordia tras el destello amoroso de su calidad humana…a Dios- y a ellos- sea la gloria…
Molinos de viento para el alma… Quisiera, si se pudiera, soltar con el viento lo que duele y refrescar con el recuerdo lo que vale, abrazar con las aspas de mis manos el suave roce de una brisa para adentrarse en mi respiración vitalicia… y acallar con el murmullo airoso la congoja y despeinar de mi espíritu la travesura para no ser tan igual que siempre…molinos de viento para el alma porque de seguir en la quietud ignota, la que no reconoce la ventura de crecer por dentro, se me reduce el alma al cien por ciento, con un statu quo cual nudo ciego, con el espíritu apretujado en la penuria, sin céntima medida para lo vital…molinos de viento para el alma, que me erosionen las heridas y expandan la esencia de mi espiritualidad difusa, molinos para un aliento renovado que contagie de energía y, de vez en vez, un aire que me dé un vuelco al interior cuasi violento y me desvista de la rutina lo superfluo para sonrojarme ante lo benévolo que llevo en mis adentros…molinos de viento para el alma… hálito perpetuo del Dios supremo, un soplo suave y apacible que me deje cautiva del divino verbo de amar más allá del dolor terreno…será posible…y, bastó cerrar los ojos y respirar profundo, para que un viento delicado y sutil me convenciera de ello…
A mi tata Dios, a Cristo Jesús, al Espíritu Santo:
Préstame… la osadía, el talento, la devoción, la fortaleza…los pies agrietados de tu andar con esa cruz adusta, la sabia razón de tu conciencia, la virtud de amar por el honor de tu existencia…que no quiero ser una lágrima tuya y una herida, nada más… Voy en este viaje, con retorno, porque regresaré a ti, tarde o temprano… mas, por ahora, déjame ser pasajero que no pasa sólo por cruzar el puente de lo mundano…que caigan en mi tierra tus semillas, y florezcan en otras de tus parcelas, para ser de tu jardín la arboleda que el viento acaricia…y, jamás, se doblega… Dame tu permiso, de apropiarme de lo que eres, de saberme en la condición de agitar mis ánimos cansados e instalarlos en la suave travesía de tus alas de paz…de ser tu mirar profundo en mis pupilas serenas y vestirme de humildad ante tus ojos para saberme en la diáfana luz de tu protección…cuando el miedo persista…y me ponga a prueba… Que no soy accidente, ni cosa fortuita por fenecer… soy destello de tu luz, rayando el filo del mar, al amanecer… Amén...
Monólogo de un ángel…(la dulce crónica de un sueño)… ¿Qué hago aquí?...en esta inmensa luz que al principio ciega pero no lastima…trato de mirarme buscando un espejo mas no lo encuentro, trato de tocarme por todos lados y no me reconozco, ¡no me siento!… concluyo de esta exhausta búsqueda que soy vapor de agua exquisito, de una consistencia parecida a la de las nubes y no salgo de mi asombro… ¡me han desprovisto de sufrir!…ya nada material habita en mí…la esencia de mi ser se condensa con una luz divina que me guarda en estado de gracia…mi cuerpo ahora es de túnica blanca, satinada y alas suaves para volar…no sé qué hago en esta inmensidad que me tiene encantadoramente cautivo pero lo creo adivinar, empiezo a sentir familiar esta identidad sin materia ni nombre, es más creo que, antes de ser de carne y hueso, era así...que dimensión tan sutil me ampara en esta atmósfera amorosa y me hace ver- en pasajes fugaces- lo que viví en un mundo terrenal dividido entre alegría y hostilidad mas en mi alma subyacen los sentimientos de amor profundo por mis seres tan queridos, que me incitan a velar por su bienestar y a bajar para protegerlos del infortunio…no cabe duda que he cruzado el límite del tiempo, ¡he llegado a la eternidad!…por fin, llego a donde ansiaba llegar, en el centro de esa luz se abren ante mí los cálidos brazos de mi Padre Celestial que me recibe orgulloso después de cumplir con su encomienda terrenal y en su abrazo me eleva un feliz aleteo de colibrí, ahí me di cuenta que podía levitar con él y sostenerme en un aletear constante…
no sé si volveré a aterrizar, si Dios me manda de nuevo en otra envoltura para cumplir una nueva misión, por lo pronto, no me caso con esa idea del regreso, quiero disfrutar las gotitas de lluvia que resbalan como cascada de estrellas sobre mi cuerpo etéreo acariciando mi faz…ah!, que prodigioso evento se vislumbra ante mis ojos, he visto por fin el reflejo de mi rostro en esa lluvia platinada…¡era un niño sonriendo!, con una algarabía que no le cabe en el pecho, como cuando tenía ese algodón de azúcar entre mis manos y le arrancaba a pedacitos su dulzor exquisito al chuparme los dedos…¡soy un querubín!¡me dije!- mientras una risa, conmovida entre lágrimas, en el cielo…no tuvo fin… Sensiblemente, delicadamente… te incito a dejar caer la persiana de tus párpados cansados para ver con el alma; enmudece, ¡no digas nada!, que hablará tu corazón en el interior de tu ser, en un viaje sereno y sutil donde no hay necesidad de articular palabra…agradecerás la bendición de la existencia, el respirar profundo con que arrebatas al aire su esencia …qué fácil perderle el miedo al vacío porque justo en ti guardas lo mejor que has vivido: el roce amoroso de uno y mil recuerdos que en el pensamiento siguen contigo, una emoción que revolotea en el corazón porque te sabes querido y quieres…una oración de gratitud al Creador que murmura tu alma y reitera el latir exaltado de tu corazón porque sólo él te sostuvo y te sostiene…
qué hermoso mirarse hacia adentro, descubrirse etéreo, vaporosamente delicados en sentimientos, nada tangible para las manos, todo posible para la emoción de amar agolpándose en el pecho, justo en el centro de nuestros afectos donde no existe la carátula del tiempo, luego, piensa que somos únicos e irrepetibles, que afortunados somos de amar sin límites que, cubiertos de humildad y servicio, somos de Dios el prodigio de amar al prójimo como a sí mismos…Deja tomar de mi alma y la tuya el timón exquisito para decirte en un suspiro que en este viaje que hemos compartido agradezco a Dios, infinitamente, que estés conmigo…
“Mensajera”… Busqué en mi vuelo la senda, la que me salvara de la escarpada cordillera…y no la encontré jamás… me apresuré con mi aflicción al precipicio y, a punto de la caída libre, tuve alas nuevas para volar…jamás pensé que las guardara en mi alma, como un recurso espiritual infalible que me sostuviese la serena paz que sólo da Dios… luego entendí que no debía buscar el vuelo cómodo sino aquel que me hiciera capaz de sortear los altibajos para ver brillar el sol tras la imponente muralla del horizonte…me sentí “mensajera”, tras la experiencia de volar nuevos rumbos, en contra de cualquier inclemencia, de lluvia ligera o tormenta, de viento hostil, de frío y calor desértico…qué podría ser más grande que el ansia de no dejarse atropellar por el infortunio…me arme de valor para echarme a volar en la aventura de vivir y sufrí de dolor, mas siempre vi en la agreste montaña una luz inconfundible de esperanza, una bandera blanca ondear a mi paso en el marco de un cielo inmensamente celeste y claro que descubrí tras la copiosa lluvia que nublaba mi vista cansada de llorar…volé y volé, sin cesar, en la más grata compañía y en solitario, en el triunfo y la derrota, mas, el Señor, siempre en la punta, me iba guiando con su misericordia…hoy, un ala a punto de romperse me detiene, me lacera el corazón, me ensombrece la visión…y el altísimo me incita a no rendirme, a emprender el vuelo sin decaer, a oponer resistencia a lo inevitable y asumirlo con entereza y madurez para seguir adelante…que soy “mensajera” del que ya no puede volar más alto, porque nací “gaviota” para dibujar en su atardecer el bendito milagro de existir, de llevar entre mis alas el ímpetu de su vuelo para sostenerle aquí y más allá, donde el amor no tiene fin… A mi padre…con inmenso amor…
De cara al cielo… Señor, que sólo he crecido un poco...de estatura…mas, en mis ojos aún priva la inocencia pura y cautiva de saberme en tu mirar, como cuando era niña, dame pues la dispensa de dejar de ser grande para alojarme en la caricia de tu consentir... arrulla con tu perdón esta consternación de mi conciencia, estrechándome en tus brazos para disipar el yugo de esa pena …heme aquí, deshabitada de tu fortaleza, con los pies cansados por el áspero andar…me duele la existencia, Señor, mas, no me rindo, ¡sólo cárgame en tus brazos! porque me es preciso la calidez de tu palpitar en mis adentros, seca con tu diestra las gotitas de lluvia que son mi tormento y deja unas cuantas para que florezca de rocío mi alborada con tu fuego interno…y, mientras duermo, Señor, en la protección de tu regazo, en la cuna de tu amor paternal sin tiempo…¡cuéntame un cuento!…¡con final feliz!…que me despierte sonriendo…¡siempre sonriendo!
Infinito… “Infinito”…me gusta esta palabra que se vislumbra divina para lo que priva eternamente, sin pasado, presente ni futuro que le apriete la cintura a lo breve y profundo…luego, le advierto un trayecto libre en mi sentir y en el pensar sin límites…el infinito es un remolino sin fondo, sin principio ni fin, un vuelo sin miedo a la turbulencia de lo efímero…es lluvia que moja, trasmina y se condensa para brotar en el manantial de esa lágrima cuajada de nostalgia…que infinitamente se volverá a reciclar con el recuerdo de lo más sentido…el infinito le desbarata las manecillas al tiempo y se planta con singular donaire ante la imprudencia de la muerte…es el hilo de esa madeja interminable, sin nudo ciego…la aguja de lo esencial, latente, en el pajar de lo mundano; la mirada que guarda la persistente esperanza…el palpitar de un sentimiento que rebasa cualquier frontera…lo que nace para negarse a morir en tí…el aleteo del nómada colibrí libando el néctar del verdadero existir…
Paz… Paz, que internamente deambula… y se desliza espléndida en el atardecer de tus párpados caídos, somnolientos…en esa placidez de las olas revoloteando tu alma en la arena…y en las gaviotas que ponen alas a la pesadez de tu mirar para desplegarla en la inmensidad del cielo…luego, te abriga con su delicado velo de serenidad que abraza como tierna luz en el ocaso del sufrimiento…paz, que pasea por tu respirar profundo como aliento que salva de la asfixia de lo incierto…paz, que susurra en tus oídos la bondad de su silencio con la tesitura del sosiego…paz, como la brevedad con que se pronuncia…en un segundo llega o desaparece con el desaliento…paz, que te eleva, de fe, los brazos y la faz al firmamento, que se desliza con el desahogo de una lágrima… paz, de manos entrelazadas en oración constante…paz, de tus adentros, tan inherente a la espiritualidad de tu alma que se acuna diáfana en todo tu ser para explayarse por facultad divina en la brillantez de tu aura…paz, que internamente deambula y se acomoda en la sutil sonrisa de una esperanza…
PIDO UN APLAUSO…
Hace unos días tuve este sueño que les comparto… Y llamó Dios a sus hijos en la Tierra y les expresó su inquietante deseo: Les he citado en este espacio llamado “vida” para que ocupen sus asientos en este recinto de la palabra iluminada, he decidido conferirles la mayor de las satisfacciones:¡El tributo de un aplauso eterno en el Cielo!…Reciba una ovación al que necesitado de amor dio todo de sí mismo para no aniquilarse en la amargura, al que sortea la vida con capacidades diferentes pero con el corazón más capaz porque no se rinde nunca, vayan mis palmas para aquellos que cobijaron el alma y el cuerpo de un ser desprotegido en mi nombre, pongámonos de pie ante los que murieron por darnos un legado material y espiritual que nos sostiene…brindemos un tributo emocionado al que lloró de impotencia, ¡tirado!, desvanecido en el suelo de la congoja, pero que sonrió conmigo al encontrarnos en una mano amiga, rindamos un aplauso nutrido a la inocencia de los niños que con su fantasía e imaginación camuflan las atrocidades de este mundo…en ese instante, Dios, hizo un silencio en la sala, cerró los ojos, inclinó la cabeza y juntó sus manos en señal de oración, ante una audiencia por demás perpleja…a lo lejos, se escucharon los comentarios inevitables que Dios suponía y que estaba esperando:
¡Y los que trabajamos duro para poseer lo que ahora tenemos!, ¡y los que hemos levantado emporios de la nada, los que hicimos grandes proezas por cumplir nuestros ideales profesionales sacrificando nuestro hogar y esparcimiento!...y, así, entre voces que gritaban a lo lejos, bastó la diestra del altísimo que se elevaba al cielo en sincronía divina con su mirada para que se volviera a hacer la plenitud del silencio: ¡Hijos míos!, es todo por hoy, lo demás… ¡lo demás es pura vanidad!...lo siento…
Abrí los ojos después del sueño, pero a decir verdad, Dios me los abrió con un llamado de conciencia a mi espiritualidad… diciéndome lo que debía hacer para justificar mi aplauso en el Cielo…
ESTOS DÍAS SIN BRÚJULA…
Estos días sin brújula, me estacionan en el mismo horizonte… Cavilando en la nada y en todo, sostenida por la misma ilusión de aquel ave que vuela incesante en un firmamento inacabado… En estos días, sin brújula, me confieso contemplativa, en las olas de este mar fiel que arrullan mis ojos cansados de hastío… Mas, con esta mirada perdida, sigo esperando lo que no llega y anhelando lo que vendrá… Así es, me paso la vida mirándola desde adentro… aún ignoro el rumbo de mi destino en estos días sin brújula que no terminan de perecer… pero una fresca brisa siempre me susurra al oído que con nuevos bríos llegará mi vida a navegar… ¡con dirección y sentido!... como ayer…
EXILIADA EN NO SÉ DÓNDE…
Exiliada, en cualquier punto de un sentimiento que me ayude a no caer… y si es preciso desfallecer, ¡que me inspire a levantarme!…absorta en la meditación que me ausenta de este mundo hostil para internarme en otro con cántico a plegaria y rictus de paz que ilumine la mirada…preciso ser y no ser de este mundo, me exilio, de vez en vez, sin pasaporte requerido, en esa dulce manía de arrebatarle a la rutina lo que por esencia me corresponde… me voy con la bandera del que no tiene patria más que la propia libertad y el derecho de amar y ser amado…¡me exilio!, ¡a no sé dónde!…pero me nombro expatriada de todo lo que no me permite ser feliz…y es que ¡no abandono el barco antes de hundirse!... sólo me libero de lo que me ata como ancla a la pesadez de mi universo…tan sólo eso…lo inevitable es que en el trayecto siempre llueve, mas me cubro de afectos que en mi corazón me llevo…los mismos que en esta vida me sostienen…cuando, ante mi partida, me empieza a lloviznar por dentro… Y así como el día precisa de la noche, y la alborada de la majestuosidad del Sol, así como las estrellas se acunan en el firmamento, así, para tí, me creó Dios… Como la ola que acaricia, incesante, la arena; como se despierta a la mañana con el ruiseñor, en esa flor que se ruboriza de rocío, ¡igual como se toma de la mano la alegría del dolor!... así como se teje de cariño y paciencia la sinfonía del amor infinito, así, para tí, justamente, me creó Dios
Como paloma blanca que anuncia tu paz desmedida, como la dicha que siempre anhelaste alcanzar, como tu barca siempre pegadita a mi orilla, como el farol de tus días en mi dulce mirar… Como mis lágrimas del ayer, en tu pañuelo, desvanecidas, como inigualable se pronuncia siempre tu nombre en mi voz, así como se desborda nuestra risa contenida…así, precisamente, nos creó Dios… Como el beso que nos hace renacer cada día, como el sendero en que se unen nuestras manos para ser sólo uno y dejar de ser dos… como esa lágrima compartida que roza nuestra mejilla, por encontrarnos en la vida y dar gracias a Dios… Así como las aves surcan su propio horizonte, en ese espacio pletórico de amor, así, hasta la eternidad, infinitamente, nos quiere Dios…y nos amamos los dos…
Oración Señor omnipotente, que postrada, ante tu luz, me tienes, heme aquí, ávida de tu piadosa luz de amor, vengo a ofrecerte lo que quieres de mí y que aún no soy: Un ser a tu semejanza, de tu entera templanza, que ama por tu convicción, un ser que en tu fe se ve fortalecido para no derrumbarse al mínimo dolor… Que brinde la risa infantil de tu inocencia, de ese niño que hay en tí y en mí… que brinde tus manos, en las mías, al que carezca de lo elemental para vivir… Por ello, Señor, yo te imploro, que me echen al olvido los recuerdos que no cesan de instalarme en el ayer, que me lloren las tristezas de la vida porque ajena a su dolor ahora seré, y aunque cimbre a carcajadas la ironía,
Hoy, he venido, Dios mío, como de costumbre, a ponerme, humildemente, a tus pies, presintiendo mi corazón por tu morada, cual pesebre, en que deseas renacer… sé que no me ves provisto de presentes, ni de un tambor que anuncie nuestro encuentro… No tengo mirra, ni incienso, ni oro por obsequios para dejarlos al pie de tu aposento… mas, me diste el don de tus palabras para redimirme con estas letras, que en promesa, yo te ofrezco… Amén…
Volver a ti… es inevitable, es como esa ola del mar que se adueña de la arena, que la recorre, la seduce, se va y regresa, es como la luna que mengua en la oscuridad de la incertidumbre mas no obstante se da completa en luna llena…volver a ti, es inevitable, es como el girasol que vira al compás del astro rey, es como esa piedra del acantilado que no se concibe sin precipicio, como la duda que se postra en interrogantes, el ave que surca tus inmensidades, tus francas ansias de amar y ser amado… Volver a ti…es cuando tu nombre se me reitera en la memoria, y ¡te llama!, en sincronía con cada palpito del corazón...¡y vuelves!, no sé por qué, ¡pero vuelves!, evocado en la nostalgia, como un trozo de madera para el naufrago, como el sol en el crudo invierno, como cada día con sus consabidas horas…y la emoción de verte se le adhiere a estas palabras, como sólo la inspiración es al alma…
La ausencia, ¡es una palabra absurda!, porque el vacío de alguien nunca pasa inadvertido, la ausencia trasmina como la lluvia sobre las paredes del alma y… se ve, se respira, se siente, sí, irónicamente, la ausencia es la más presente… La “ausencia” debería significar lo contrario, ¿no les pasa que ese vacío se llena de perpetuidad con la evocación del recuerdo de un ser querido en el pensamiento y en la agitación del corazón?…mas, la “ausencia”, así, tan literal, ¡me miente!, me dice que es “cuando algo o alguien no está presente”…pero esa ausencia se llena de recuerdos, de afectos desmedidos y entonces, ¡la ausencia no tiene contención de ninguna especie!, se hace un abismo en donde revolotea la magia de la memoria que todo lo pone en presente con tan sólo cerrar o dejar abiertos los ojos, y luego, la ausencia es propia, se nos viste en la mirada que, perdida en la fascinación de la nostalgia, deambula en libertad por el ayer…
Dios mío, ¡por favor!…dime…¿para qué son las lágrimas?, dime, ¿para qué son?... Hija mía, las lágrimas son… sólo purificación… las deposito en ti para dejar fluir lo que oprime tu interior y acompañarte en el silencio a que te obliga la aflicción… Se llora, hija mía, ¡cuando no se puede más!…cuando en la más dura adversidad te llenas de fragilidad…como yo en la cruz, ¿te acuerdas??... Las lágrimas, hija mía, son fieles compañeras de la soledad más incierta y son también emoción inesperada…un sentimiento húmedo que brota del interior y resbala de los ojos de tu alma… y cuando me miras, ¡es la más conmovedora plegaria!… Hija mía, las lágrimas, son… sensibilidad húmeda a flor de piel, la expresión más genuina de la humildad del ser: son la piedad que solloza por sí mismo y por los demás…
Por eso cuando llores, no pienses en la desdicha, ¡no te concentres en ella!, sino en la bendita capacidad de dejar fluir lo que no debes retener siquiera… Las lágrimas, en verdad os digo, hija mía, son agua bendita en que se enjugan tus ojos para disipar tu mirada lánguida y ver con la serenidad que, en cada respiro, te abraza de esperanza… Por eso, llora, hija mía, ¡que no te apene llorar!... yo entiendo que, a veces, hace falta llorar…que tus lágrimas fluyan, fluyan sin cesar, ahora que sabes que no las inventé por casualidad…
Facetas del alma… En aquel lugar, donde privaba la altura y el silencio, todo parecía tan lejano, sólo se distinguía aquella cabaña en el acantilado, casi al borde del precipicio y un niño que, en cada amanecer, jugaba en los alrededores sin miedo a caerse; un hombre, mientras tanto, seguía pensativo, cabizbajo, como si estuviera fuera de este mundo- y en verdad lo estaba- se sentía tan dejado de la mano de dios, del amor y la amistad que se enclaustró entre las cuatro paredes de esa cabaña olvidada para que al pasar el tiempo nadie lo recordara… se dispuso a dejarse caer sobre la paja y el niño, sin pena de él, jugaba afuera como si tuviera el deseo de que esa apatía mal sana nunca se le pegara… ¿qué extraña sensación llevaría a aquel hombre a dejarse llevar por la tristeza o la melancolía?, ¿qué pudo menguar su ánimo de estar vivo?, ¿qué ser inhumano caló hondo en su alma al grado de hacerlo renunciar a todo?…pregunta tras pregunta y nunca se aclararán las respuestas; tal vez ponernos en sus zapatos sería lo conducente pero, ¡acaso alguien quiere sentirse peor que la nada!…
De pronto, llegó aquel niño, con paso titubeante y compasivo, se adentró a la cabaña para acariciar los cabellos de aquel pobre hombre y logrando introducirse en sus sueños esbozó en ese rostro afligido una tierna sonrisa de paz consigo mismo, aquel hombre soñaba que su malestar, por fin, se quedaba en el olvido y renacía para su alma una nueva vida, fuera de esa endeble cabaña en que su pasado lo tenía…ese niño era la luz del perdón y la esperanza en un nuevo mañana y, aquel hombre, el pasado lastimoso que nunca falta…así vive el alma humana, luchando por dejar los errores del pasado para sonreírle al presente y ponerle al futuro su mejor cara… Mas, ha de advertirse en esta historia la enseñanza: “Aquel que no perdona realmente, de corazón, se enclaustra en su pasado sombrío que lo deja vencido… mas, ha de ser cumplido que quien perdona de corazón se hace un bien a sí mismo y a su agresor, pues ha de curar el olvido la desdicha de su corazón y, entonces, sentirá la certidumbre de que al cometer un error, igual será perdonado por quien hirió… ¡pues el perdón, sin olvido, no logra la paz interior!...