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Colección antológica de Manuel Felguérez

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Ruta de la Amistad

Ruta de la Amistad

MANUEL FELGUÉREZ

(1928-2020) La espiral rota, 1993, óleo sobre tela, 140x220 cm Colección

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maamf/ comodato Esta colección constituye el origen y la base del museo. A través de ella se puede admirar la muestra antológica del maestro Manuel Felguérez, misma que da cuenta de su versatilidad, y de su abundante y multifacética producción. Manuel Felguérez nació en Valparaíso, Zacatecas. Desde niño mostró inclinación por las artes; no obstante, es hasta los diecinueve años, en su primer viaje a Europa, cuando descubrió que lo más importante en el mundo era el arte, fue entonces que decidió iniciarse como escultor.

En 1949 viajó por segunda ocasión a Francia para estudiar al lado de Ossip Zadkine en la Académie de la Grande Chaumiére en París, donde también frecuentó el taller de Brancusi. Sus experiencias al lado de Zadkine en París y de Zúñiga en México, así como su constante investigación y experimentación le otorgaron seguridad en el manejo de materiales y técnicas, no sólo en lo concerniente a la escultura, sino además en la pintura y el muralismo, incluso le permitieron construir su propio lenguaje.

A partir de su primera muestra en 1958, Felguérez participó en innumerables exposiciones individuales y colectivas nacionales e internacionales. Su obra se exhibe en importantes recintos museísticos y espacios públicos de México, en países de Europa, Asia y América, y en múltiples colecciones privadas. La muestra la integran pintura, escultura y obra gráfica de las diferentes épocas por las que el artista ha transitado: el informalismo, Eva futura, Espacio múltiple, La máquina estética, Superficie

Sala Antológica. Línea de vida.

Fotografía: Eric Verdier imaginaria, Geometría orgánica y obras de reciente creación.

Aunque Felguérez comenzó como escultor, sus primeras pinturas se inscriben dentro del informalismo, tendencia estética predominante en Francia durante su juventud; evidencia de ello son Pintura vii, Pintura x y Vuelo espacial. En la etapa posterior se inclina más hacia el constructivismo, donde aparece el lenguaje de formas y objetos encerrados, al igual que elementos supeditados a las formas del cuadro. En la misma década de 1960, aparecen con frecuencia torsos que se diluyen a su geometría o que van hacia ella, etapa que denominó Eva futura, según se aprecia en Elaboración de los signos y en su pintura La tecnología deshumanizada victima al hombre, ubicada en la Sala de Osaka.

Superficie imaginaria es una continuidad de sus diseños en computadora. A pesar de que continúa utilizando la técnica moderna, libera su enorme caudal de lirismo, en el que el color blanco, al lado de los grises y los ocres, es protagonista. Tal como lo atestigua el título de la serie, es ese campo siempre imaginario en el que el lenguaje de Felguérez se hace visible.

En Geometría orgánica se vislumbra la manera en que el artista privilegia las formas orgánicas. La organicidad se desborda y junto con la geometría cobra una nueva vida, como si las formas hubieran entrado en movimiento y la geometría impecable de antes se hubiera visto invadida. Los resultados de la serie no son fortuitos, recordemos que el maestro Felguérez en su juventud practicó la taxidermia, lo que significa que era un conocedor de los órganos internos del cuerpo animal.

A finales de los 1980 deja de titular sus series y hace a un lado la evidente geometría que había estado realizando, pero sin abandonarla del todo. Regresa a sus orígenes, donde el lenguaje y sus formas, además de ser más libres, adquieren mayor exaltación y colorido, estilo que caracteriza su obra hasta las postrimerías del siglo xx y los albores del xxi.

Línea de vida de Manuel Felguérez

A través de objetos personales, fotografías, carteles, publicaciones, maquetas de obra pública, pinturas y esculturas de pequeño formato exhibidas en una gran vitrina, se brinda testimonio de la trayectoria y línea de vida del maestro Manuel Felguérez, considerado pionero del arte abstracto en México. Su obra, integrada por pintura, escultura, grabado e intervenciones arquitectónicas, se expone en museos y colecciones públicas en el país y en el extranjero. Sin duda es también uno de los principales representantes de la plástica mexicana de los siglos xx y xxi.

Manuel Felguérez nació en 1928 en la hacienda de San Agustín del Vergel en Valparaíso, Zacatecas, lugar en el que su padre fue hacendado. En aquella época se vivían tiempos muy difíciles, pues había terminado la revolución armada. Nieto, bisnieto y tataranieto de terratenientes fue el primogénito de tres hermanos; se educó con los hijos de los peones, con ellos jugaba y estudiaba. A principios de 1935, la familia se mudó a la Ciudad de México, pero casi al año su padre falleció.

Jorge Ibargüengoitia, Manuel Felguérez y la Pitacocha, s/f.

Fotografía: Archivo Mercedes de Oteyza y Manuel Felguérez

Sus abuelos maternos eran propietarios del Teatro Ideal, en la calle de Dolores del centro de la Ciudad de México. Tras la muerte de su abuelo, él y su madre acompañaban a su abuela todas las noches a cobrar la taquilla. Según Manuel, cuando iba al teatro jugaba en los camerinos y veía las representaciones.

Fue integrante de los boy scouts de los ocho a los veintitrés años junto a su mejor amigo de la época Jorge Ibargüengoitia, mismo que en el cuento «Falta de espíritu scout», narra ciertas anécdotas del viaje que hicieron juntos a Europa en 1947 para asistir a una junta internacional de scouts (jamboree), realizada cerca de París. A lo largo de cuatro meses recorrieron Francia, Italia, Suiza e Inglaterra. Manuel evoca que en aquella Europa sembrada de tumbas sólo los museos eran gratis y le fascinaron. El propio Ibargüengoitia relata:

A Felguérez, lo conocí hace mucho, en una época en la que realmente éramos demasiado jóvenes (...). En Londres, 1947, durante un atardecer, lo vi dibujar un paisaje rudimentario, que resultó ser para mi sorpresa, el principio de una de esas rarísimas vocaciones firmes.7

En 1948 ingresó a San Carlos, pero únicamente permaneció cuatro meses; luego decidió que su futuro estaba en Europa. Así que al año siguiente regresó a París y, por recomendación de una amiga, se inscribió con el maestro Ossip Zadkine, en la Académie de la Grande Chaumiére; en esa ciudad también llegó a frecuentar el taller de Brancusi, como ya se había mencionado.

Entre 1950 y 1954 realizó múltiples actividades: influido por las esculturas de Henry Moore, se inscribió en la Licenciatura de Antropología e Historia, asistió a clases de arte moderno en la Escuela de Mascarones, en San Cosme, Ciudad de México. Estudió el oficio de la terracota en

La Esmeralda, con Francisco Zúñiga; se casó con Ruth Rohde y se fue un año a Puerto Escondido, Oaxaca. En una chocita cerca del mar moldeó sus primeras figuras de barro profesionales, con las que presentó su exposición inaugural de escultura. La crítica lo trató muy bien. Por única vez en su vida, rememora Manuel, vendió toda la exposición, y gracias a que Justino Fernández, Paul Westheim y Mathias Goeritz lo recomendaron, el Gobierno de Francia le concedió una beca. Así retornó a París, donde le asignaron un estudio en la Casa de México, al lado trabajaba la pintora Lilia Carrillo.

Lilia y Manuel se hicieron amigos, visitaron a Braque y expusieron en el Petit Palais. De vuelta en México, la

7 Dore Ashton, Juan Villoro, Jorge Reynoso Pohlenz, Alberto González Torres, Angélica García Gómez, Manuel Felguérez. La invención constructiva, México, Instituto Nacional de Bellas Artes, 2009, p. 187.

La ópera del orden, 1964.

Fotografía: Archivo Mercedes de Oteyza y Manuel Felguérez relación fue inevitable: en 1960 aprovecharon una exposición de la Unión Panamericana en Washington para casarse. Desde 1959 empezaron a trabajar en teatro, ambos montaron la escenografía de La dama de las camelias. Cuando Alejandro Jodorowsky vio su trabajo, los llamó. La primera obra que hicieron con él fue La elección. Laboraron juntos alrededor de cinco años y participaron en al menos veinte obras, formaron parte de su propia compañía, denominada inicialmente Teatro de vanguardia y luego Teatro pánico.

La época con Alejandro Jodorowsky fue simultánea a un momento en el que Manuel Felguérez, a través de la realización de murales escultóricos, buscaba la integración plástica con la arquitectura. En 1962 terminó la construcción del mural para el Cine Diana; el segundo mural que inauguró fue en el Deportivo Bahía en 1963, era una pared de cien metros de largo por cinco de alto, edificada con conchas de ostión y caracoles marinos.

En 1972, Felguérez llevó a cabo diseños para la película La montaña sagrada, dirigida por Alejandro Jodorowsky, quien le pidió una fábrica de arte, entonces hizo una serie de cajas cuadradas de diferentes tamaños, en las que los actores se meterían desnudos y mostrarían, siempre en movimiento, un pecho, un brazo, los glúteos, lo que fuera.

Desde 1956 se desempeñó en el ámbito académico. Impartió clases en la Universidad Iberoamericana, participó en la elaboración del proyecto de creación de la carrera de Artes Visuales, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) en 1970, donde fue maestro e investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas. Fungió como investigador huésped en la Universidad de Harvard en 1976 y como profesor invitado en la Universidad de Cornell en Estados Unidos:

A decir de Manuel Felguérez, la Segunda Guerra Mundial provocó una gran diáspora y el abstraccionismo se extendió por todo el mundo. En México el arte abstracto empezó a gestarse tardíamente, alrededor de la década de 1950; al mismo tiempo, surgieron una serie de galerías como la de Antonio Souza y Proteo donde el público tuvo la oportunidad de conocer y de valorar a los pintores abstractos.

Felguérez también comenta que la aparición del arte abstracto en México suscitó una gran conmoción, una agria y apasionada polémica que no cesó hasta que las autoridades culturales tuvieron que declararse neutrales y aceptar todas las tendencias plásticas.8

MANUEL FELGUÉREZ

(1928-2020) New York, 1966, óleo sobre tela,

115x128 cm Colección

inba/maamf

8 Ibid.,

pp. 192-193.

La Casa del Lago en la década de 1960 fue un importante espacio para los artistas de esta generación. Durante esos años su galería la coordinaba Mercedes de Oteyza, compañera en aquel tiempo de Juan García Ponce. Este último a su vez realizó exposiciones de diversos artistas como Vicente Rojo, Juan Soriano, Kazuya Sakai, Lilia Carrillo, José Luis Cuevas, Chucho Reyes y el mismo Felguérez.

En 1968, Manuel Felguérez fue representante de Artes Plásticas del Comité de Lucha de Artistas e Intelectuales. Organizó el mural colectivo, el cual se hizo sobre las láminas con las que el gobierno había protegido la

escultura de Miguel Alemán en Ciudad Universitaria y a la que los estudiantes ya habían decapitado. Las láminas eran muy altas, entre diez y doce metros. Consiguieron algunos andamios y corrieron la voz para que acudieran a pintar, paulatinamente el mural se fue llenando; sin embargo, el ejército entró antes de que concluyeran. Fue un arte colectivo, público y efímero.

Cuando el inba convocó a la Exposición Solar dentro de la Olimpiada Cultural en 1968, los jóvenes rupturistas decidieron no colaborar con un Estado represor. Brian Nissen, Kazuya Sakai y Manuel Felguérez difundieron que se reunirían en la galería Pecanins para conformar un Salón Independiente. Cada artista trabajó dos de sus obras, la inauguración tuvo lugar el 4 de octubre en la Casa Isidro Fabela. Al año siguiente organizaron el Segundo Salón Independiente, participaron alrededor de

Mural efímero frente a Torre de Rectoría de la unam,

1968.

Fotografía: Archivo Mercedes de Oteyza y Manuel Felguérez

cincuenta artistas, los cuales acordaron que debían crear una obra en papel periódico de gran formato y destruirla después de la exposición. En 1970 se realizó el último Salón, debido a ciertas diferencias entre los autores.

En 1975, a través de Fernando Gamboa, se llevó la exposición El espacio múltiple a la Bienal de Sao Paulo, misma que fue considerada una propuesta novedosa, de ahí que le otorgaran al maestro Felguérez el Gran Premio de Honor. A partir de entonces ha mantenido esa búsqueda acompañado de Meche (Mercedes de Oteyza), amiga de siempre y con quien se casó el mismo año de 1975.

A lo largo de su trayectoria, Manuel Felguérez ha sido merecedor de distintos premios y reconocimientos nacionales e internacionales, destacan los siguientes en orden cronológico:

1968: Segundo Premio de Pintura, Primera Trienal de Nueva Delhi, India. 1975: Beca de la Fundación Guggenheim de Estados Unidos y el Gran Premio de Honor de la xiii Bienal de Sao Paulo, Brasil. 1988: Premio Nacional de Artes de México. 1993: Creador Emérito por el Sistema Nacional de Creadores de Arte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). 2006: Encomienda de la Real Orden de Isabel la Católica, Gobierno de España. 1987 y 2009: Dos exposiciones retrospectivas de su obra, Museo del Palacio de Bellas Artes. 2009: Doctorado honoris causa, Universidad Autónoma Metropolitana (uam) y Creador Emérito, Conaculta y Gobierno del Estado de Zacatecas.

2012: Premio Estatal de Artes «Francisco Goitia», Gobierno del Estado de Zacatecas. 2016: Medalla Bellas Artes por el inbal. 2018: Doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma de Zacatecas «Francisco García Salinas» (uaz).

El legado que Manuel Felguérez deja a los mexicanos y al mundo, aunado a su obra pictórica y escultórica, está representado por imponentes murales y esculturas urbanas, diseminado en diferentes ciudades del país, particularmente en la Ciudad de México; y en importantes espacios culturales que llevan su nombre: Galería de Arte Electrónico del Centro Nacional de las Artes; Galería Metropolitana en la Rectoría de la uam; Casa Municipal de Cultura de Valparaíso, Zacatecas; y Biblioteca del Hotel The Sebastian en Vail, Colorado. Como reconocimiento a su trayectoria y a su aportación artística, en 1998 se fundó el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, cuyo acervo, en buena parte, fue donado por el propio artista y su esposa Mercedes.

Desde su primera exhibición en 1958, Felguérez participó en más de cuatrocientas exposiciones individuales y colectivas en distintos espacios culturales de México y del mundo, tal como lo constatan carteles y publicaciones de dominio público. Su obra forma parte del acervo de sobresalientes ámbitos museísticos y culturales de México, así como de países de Europa, Asia y América, además de innumerables colecciones privadas.

El 26 de septiembre de 2018 se inauguró su pintura- mural Agenda 2030 (5x2 metros), misma que el Gobierno de México obsequió a la Organización de las Naciones

Unidas (onu) en la ciudad de Nueva York. El acceso al salón plenario fue el espacio elegido para la exhibición permanente de esta imponente obra, que constata de manera contundente la relevancia de Manuel Felguérez en el arte universal y mexicano, pues es la segunda pieza de un autor nacional que se muestra en ese prestigioso recinto parlamentario.

Hasta el momento de su muerte, acaecida el 7 de junio de 2020, el maestro Felguérez continuó con su incansable labor creativa: desarrolló sólidos proyectos para el museo y participó en diversas muestras curatoriales como la exposición Manuel Felguérez. Trayectorias, inaugurada en diciembre de 2019 en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la unam. A lo largo de los veintiún años de la existencia del museo, la valiosa gestión de él y de su esposa Mercedes ha sido determinante para su crecimiento y para la promoción del arte abstracto nacional e internacional.

Serie de carteles, diversas exposiciones

Colección inba/maamf

Jardín de las esculturas

Previo a la siguiente sección del museo se encuentra un pequeño patio ajardinado de dimensiones geométricas, adosado a la capilla del antiguo Seminario, predominan las esculturas de formas orgánicas ejecutadas por Manuel Felguérez sobre diversos materiales pétreos en 1996.

Fotografía: Eric Verdier

MANUEL FELGUÉREZ

(1928-2020) El Autómata de Hagelberger, 1973, serigrafía,

pa ii, 57x48 cm Colección

inba/maamf

Espacio múltiple o límite de una secuencia

En las Salas 10 y 11 se exhibe lo más representativo de la producción geométrica de Manuel Felguérez, se trata de las series Espacio Múltiple y Máquina Estética, resultado del uso de la computadora como instrumento de diseño. Gracias a esto se le considera pionero del arte digital en México. Las obras que integran Espacio Múltiple derivaron de una investigación que realizó en el Centro de Cómputo de la unam (1973) y son el preámbulo de Máquina Estética. En palabras del maestro Felguérez se dio del siguiente modo:

A partir de unos cuantos conceptos geométricos simples: como el círculo, el triángulo o el cuadrado; organizados hasta producir una forma-idea. Después, con un lápiz dibujar sobre el papel esta forma-idea y darle un orden. Quisiera hacer ya no la forma en el espacio, sino la forma que crea espacio, el movimiento que crea espacio, la multiplicación de la escala o la multiplicación del objeto para penetrar múltiples espacios; permutar las formas, aplicar la combinatoria, utilizar el desplazamiento. En definitiva descubrir, inventar, demostrar la forma viva dentro del espacio múltiple.9

Es oportuno mencionar que cuando Manuel Felguérez fue invitado como investigador huésped al Carpenter Center for the Visual Arts de la Universidad de Harvard, diseñó, con la ayuda del ingeniero en sistemas Mayer Masson de la American Electric Power, un programa informativo que permitía la construcción, casi ilimitada, de nuevos «ideogramas-diseños», que resultaban de la combinación de formas geométricas, identificadas por el artista como constantes en su lenguaje plástico. Diseños

9 Reflexiones de Manuel Felguérez a propósito de El Espacio Múltiple, presentada en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México en 1973. Manuel Felguérez, El espacio múltiple, México, Universidad Nacional Autónoma de México,

1979.

MANUEL FELGUÉREZ

(1928-2020) Signo convexo, 1973, fierro policromado,

25x32x29.5 cm Colección

inba/maamf

MANUEL FELGUÉREZ

(1928-2020) Signo convexo, 1973. Izquierda: tinta sobre papel, 30x29 cm Colección

maamf/shcp pago en especie. Derecha: acrílico sobre cartón,

30x35 cm Colección

inba/maamf que él mismo seleccionaba para desarrollar su propuesta plástica: lacas, serigrafías, relieves y esculturas.

A partir de una forma y de un color de dos dimensiones, por sucesivas combinaciones llega a la pintura y del relieve a la escultura. Una forma es el comienzo hacia otra forma. El artista resuelve así la separación entre el espacio bidimensional y el tridimensional, el color y el volumen. De modo que los espacios múltiples se despliegan ante nosotros y se transforman en otro espacio. En cada conjunto podemos encontrar la matriz —resultado de su trabajo en computadora—, la maqueta en la que ensayó los colores y la multiplicación en diferentes posibilidades plásticas: pintura en laca, serigrafía, relieve y escultura. En la sala audiovisual se reproducen en paneles de madera los ideogramas derivados de su trabajo en computadora, además de material videográfico que relata parte de su trayectoria.

Arco del día

En este pequeño espacio —que antaño sirviera quizá de sacristía—, la escultura en bronce Arco del día descubrió su ubicación dentro del museo, pues en el momento del montaje, incidentalmente la pieza se colocó en el área en la que ahora se encuentra. A decir verdad, ese lugar es el idóneo para su exhibición, y el contraste con la cúpula y las vetustas paredes remarcan su forma orgánica.

MANUEL FELGUÉREZ

(1928-2020) Arco del día, 1996, bronce,

185x205x195 cm Colección

inba/maamf

Capilla

En la capilla del Seminario (Sala 13) se exponen obras recientes de Manuel Felguérez, en ellas el interés por el azar y el riesgo son una constante, característica principal de su pintura de fines del siglo xx e inicios del xxi. Prevalece el Retablo de los mártires, obra monumental que el maestro realizó ex profeso para el espacio donde estuvo el altar del antiguo templo en el año 2001. En opinión de Alberto Ruy Sánchez:

Vista panorámica de la Capilla.

Fotografía: Eric Verdier Es obra múltiple: cuadro, ensamble y escultura a la vez. Hecha de alambres retorcidos, láminas y telas desgarradas y escurridas: en él, la mirada nos lleva de lo plano a lo voluminoso, siguiendo engañosamente muchas veces la misma línea sobre las telas. Así, plano y volumen se comunican por lo inesperado de la materia. Y el ojo tiene que descifrar cada vez algo que no es evidente en el retablo.

Cuatro rectángulos básicos lo forman al fondo, constituyendo en sus límites una delgada cruz, casi implícita, casi hecha de líneas vacías.

Un quinto rectángulo, más pequeño y de tono distinto, literalmente otro cuerpo, se sobrepone a la intersección de las líneas rectas y prácticamente se introduce entre ellas. Este otro cuerpo está cruzado por una forma que parece haber sido levemente torcida como una tela y acomodarse, casi colgando, de la línea horizontal de la cruz formada por los rectángulos básicos.

Arriba de las telas, un mar negro impone su presencia como un melancólico cielo perturbador. Varias líneas negras parecen corresponder al trazo certero de un destino: delgada geometría precisa en un atisbo de caos.10

Justo en el centro de la capilla se observa una cripta de la etapa del Seminario, elemento encontrado al restaurar el espacio y que jamás se usó. Con todo, se decidió mantenerla como testimonio histórico del edificio.

Complementariamente, en esta sala es de gran interés la escultura en vidrio, maqueta del proyecto para el corporativo regiomontano Vitro, la cual nunca se ejecutó debido al riesgo latente de los fuertes vientos. Se advierte, por el juego de transparencias, la sugestión virtual y los desplazamientos dinámicos, la influencia que Felguérez recibió del constructivismo ruso en su juventud.

MANUEL FELGUÉREZ

(1928-2020) Retablo de los mártires, 2001, relieve sobre tela,

700x500 cm Colección

inba/maamf

10 Alberto Ruy Sánchez, «Un triángulo perfecto: arte, artista y ciudad. El Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez en Zacatecas», en Alberto Ruy Sánchez, Teresa del Conde, Luis Martín Lozano, Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, México, Artes de México y del Mundo,

2002, p. 60.

Isla San Luis

Isla San Luis es el título de esta obra de 1981, donde la geometría impecable y colorida se llena de una peculiar maquinaria de relojería desmantelada y de objetos encontrados. Obra que el maestro Felguérez creó durante sus largas estancias en París. Su pasión por experimentar lo conducía a la búsqueda de objetos de la vida cotidiana, para integrarlos a su pintura.

MANUEL FELGUÉREZ (1928-2020) Isla San Luis, 1981, relieve, pintura y objeto encontrado, 200x400 cm Colección inba/maamf

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