Noelia
González DISEÑADORA DE MODAS AUTODIDACTA. ORIUNDA DE ARGENTINA. TIENE 42 AÑOS Y PADECE MAL DE PARKINSON DESDE HACE 7. UTILIZA SU ENFERMEDAD COMO TERAPIA. EJEMPLO DE TENACIDAD Y SUPERACIÓN.
¿Cómo fue ese momento? Fue duro escuchar el diagnóstico. Mi mundo dio un giro, inesperado, sin aviso. El universo me puso a prueba, una vez más... Pero desafiante. Me quedé algo tranquila, cuando el experto me dijo: ‘Hay tratamientos, se puede mejorar la calidad de vida. Noelia, lo más importante en esto, será tu actitud’. ¿A qué te aferraste? Me aferré a esa tremenda palabra, actitud; al amor de mi retoño, Juan Ignacio, que debía criar y contener y, al amor propio, ante todo. También me aferré a la fe en Dios. Al apoyo y acompañamiento de mi esposo Jorge y al seguimiento inclaudicable de mi neurólogo, el doctor Mauricio Chamorro. Algo fundamental para afrontar mi realidad, hasta el día de hoy. ¿Tuviste que acudir a la terapia? Sinceramente, soy mi propia terapeuta. Porque mediante el diseño, que siempre estuvo en mí, tengo vivo el deseo de crear. ¿Con quién o dónde te formaste como diseñadora de modas? Soy autodidacta, al igual que varios consagrados de la moda, como Agatha Ruíz de la Prada, Coco Chanel u Oscar de la Renta. Ya que nunca estudié diseño. De muy niña, aprendí costura en una antigua máquina de coser, mirando a mi madre, Inés Susana Sánchez. Admiro profundamente el arte en todas sus formas. Creo que es la manera de expresar en total libertad. ¿En este momento de la vida, ¿quién es tu mejor aliado? El diseño es mi mejor aliado para sobrellevar los síntomas cotidianos de la Enfermedad de Parkinson (EP), que suelen ser muy duros y dolorosos.
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¿Actúa como un antídoto? Cuando mi mente diseña y sueña con concretar algo, no hay dolor, no hay rigidez muscular y no hay temblor. ¡Todo se transforma en ganas de hacer, hacer y hacer! ¿Esas ganas de hacer, te motivaron a realizarte dos tatuajes? Tengo una flor tatuada dentro del lóbulo la oreja derecha, que significa lo femenino. Me la hice hace siete años, cuando me diagnosticaron Parkinson. Recuerdo que me acompañó mi hijo. Posteriormente, me labré un segundo tatuaje. Está en la nuca y tiene que ver con la intuición, que nunca falla.