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ANDREA HERRERA | BusinessWoman | CPMagazine

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SOY LA QUE SOY… HASTA QUE SEA OTRA

Una manera simple, o incluso simplista, en la que esta mujer de 34 años se define, a la vez que sintetiza un poco su historia. Andrea es atleta de pole sport, modelo, actriz, presentadora, locutora y, además, una mujer ciega. De todo lo anterior, prácticamente nada se lo esperó, ni siquiera lo imaginó.

La actual subcampeona mundial de pole sport en la categoría parapole, nació en Medellín, Colombia. Paradójicamente, en su adolescencia detestaba hacer deporte e incluso no se atrevía a bailar más allá de las cuatro paredes de su habitación. Cuando tenía 11 o 12 años soñaba con ser médica; y a los 13, recibió una noticia que cambiaría sus planes de vida y la manera en que vería al mundo y a sí misma de forma definitiva. Sí, a los 13 años, le diagnosticaron Retinitis Pigmentosa, una enfermedad genética y degenerativa en la retina que causa pérdida visual y que en Andrea, ocasionó la ceguera total, cuando tenía aproximadamente 24 años de edad.

Como era de esperarse, esta situación hizo que Andrea tuviera que desprenderse de todo lo que hasta ese momento era para ir poco a poco abrazando a esa nueva otra en la que se iba transformando, incluso cuando lo único que quería era simplemente no ser nadie.

La ahora modelo y actriz jamás pensó que podría ser ni hacer las cosas que hoy ve materializadas en su realidad. Cuando adquirió la discapacidad visual creía llena de enojo que ya no sería nunca más vista como a cualquier otra mujer. Aunque sabía que lo estético y la imagen física no era lo más importante y que, de hecho, para muchos era algo banal; ella también sabía cómo era la mirada con la que generalmente se observaban a las personas con discapacidad y era exactamente lo que no quería experimentar. Temía que al irse convirtiendo en una mujer ciega, su feminidad y sensualidad se irían desvaneciendo para el resto.

Sin duda, fue un proceso desafiante e incluso doloroso en muchos casos, pero ¿qué proceso de transformación no lo es al final? Andrea fue transformándose en la mujer que nunca imaginó que siempre había estado ahí. Fue dándose cuenta de que la mirada más inquisidora frente a su nueva condición, muchas veces, era la suya propia. Decidió rendirse en esa batalla interna en la que venciera quien venciera, la única que perdería sería ella. Decidió ir al reencuentro consigo misma y, en ese camino, nunca estuvo ni ha estado sola; su familia, amigos, conocidos e, incluso, desconocidos han acompañado cada uno de sus pasos.

Si bien suena inspirador y reconfortante, el camino no ha sido ni plano ni sencillo. Ha estado formado por brechas, tramos rocosos, otros pantanosos, algunos con flores bordeando el sendero y otros tantos áridos y polvorientos pero Andrea sabe que ese es su camino y que no dista mucho del de otras mujeres, pues al final todos estamos viviendo una historia con muchos nudos en medio de ese inicio y ese desenlace. Pero son justamente los nudos los que le dan sentido y forma a la existencia, sólo es cuestión de permitírnoslo ver.

Andrea estudió Traducción de idiomas y, durante su estancia universitaria, tuvo la oportunidad de ganar una beca para ir a estudiar a Suecia y otra para hacerlo en Canadá. Este par de sucesos fueron determinantes en la manera como ella concebía su futuro. Se dio cuenta de que podía ir hasta donde el mapa lo permitiera y su miedo no se lo impidiera. Confirmó que su autonomía radicaba en la capacidad de decidir qué quería para sí y en aprender a reconocer que todo cuanto necesitara estaría ahí, siempre que se permitiera recibir.

Aun cuando ya había un recorrido considerable en ese camino de reencuentro consigo misma, había todavía mucha forma que ganar para poder llegar hasta la meta sin antes sucumbir. Su seguridad en sí misma era más sólida, pero la idea de no ser vista como a una mujer igual que al resto, seguía en su cabeza. Así fue como decidió empezar a practicar pole, creyendo que esta disciplina haría evidente lo obvio. Andrea se enamoró de este deporte y se dio cuenta de que le permitía fortalecer sus músculos, mejorar su flexibilidad, e incrementar su fluidez; a la vez que se reconciliaba consigo misma. No obstante, también se hizo consciente de que el pole no le devolvería esa feminidad y sensualidad, porque sencillamente nunca la había perdido. Todo lo que ella era, era; y ni el pole ni la ceguera harían por ella algo que ella no decidiera hacer por sí misma, una decisión que habría que tomar todos y cada uno de los días. Andrea también se formó como Locutora para radio y televisión, a la vez que se entrenaba en técnicas de liderazgo y empoderamiento. Fue así como recibió una beca para viajar a Japón, donde aprendió sobre sus derechos como persona con discapacidad, así como sobre sus deberes. Según dice, su deber principal es mirarse a sí misma como desea o demanda que la vean los demás. Cree que es crucial ser nuestro primer aliado en nuestro principal proyecto: la vida. Ahora desea seguir abriendo puertas hacia escenarios históricamente inasequibles para quienes no cumplen con el estándar típico, porque “la norma debería ser romper la regla, cuando de paradigmas se trata”. Por eso, continúa entrenándose en Actuación para cine y televisión, así como en Locución y Modelaje.

· ¿Qué significa para ti ser emprendedora? Ser emprendedora significa aventurarse a romper el molde, nuestro propio molde, para poder diseñar un nuevo modelo. El molde que hay que romper es, primero, el mental, ese en el que nos atrapamos y desde el que no podemos ver más opciones que las conocidas; lo que en otras palabras sería la zona de confort. Luego, hay que romper el molde social e incluso el histórico que determinan cómo funcionan las cosas, hasta que alguien se decide a cuestionarlos y, con ello, a cambiarlos. Lograrlo no es tarea sencilla, así que ser emprendedora significa ser valientemente disruptiva; tanto, como para poder transformar incluso los propios planes si es necesario.

· ¿A qué se dedica tu empresa? Soy deportista de pole sport, presentadora, actriz y modelo ciega. A partir de las distintas actividades a las que me dedico, busco generar contenidos que comparto a través de las redes sociales para, de esta forma, contribuir a cambiar paradigmas. O, por lo menos, correr un poco el velo y que, así, todos podamos ver un poco más allá de lo que estereotipadamente se nos ha mostrado. · Para casi finalizar la entrevista, siendo tan joven, ¿Qué objetivos te gustaría alcanzar? Bueno, aquí podría listar las cosas que yo quisiera lograr: ser una figura relevante en el mundo de la actuación, tanto en cine como televisión; hacerme un espacio importante como presentadora y modelo, entre otras cosas. Sin embargo, sé que son producto también de mis deseos personales de reconocimiento, lo cual no es ni bueno ni malo.

Sólo que quiero siempre recordarme que lo que realmente anhelo como propósito es lo que me aporte más y contribuya a los demás. Deseo que mis logros sean las llaves para que otras personas también puedan acceder a escenarios antes no concebidos para ellas, quiero abrir terreno para que otros puedan transitar hacia sus propias metas, sin creer que estas son utopías. Dicho lo anterior, quiero lograr lo que la realidad me ponga en frente como objetivo a alcanzar, recordando que la vida siempre es más creativa cuando de nuestra misión de vida se trata.

· ¿Qué consejo les darías a las mujeres empresarias, emprendedoras o las que quieran llegar a serlo?

Que se aventuren a intentar. Todo lo que hoy es posible en un momento fue un imposible, incluso locura, que alguien decidió probar. Con esto, también quiero recordarnos que no todo lo que intentemos resultará, pero es la única forma de descubrir qué sí funcionará. Adicionalmente, me gustaría decirme a la vez que se lo digo a todas, que es vital ser compasivas con nosotras mismas.

Reconocer nuestros alcances así como limitaciones no nos hace débiles; sólo nos ayuda a agradecer y aprovechar lo que ahora tenemos e identificar en qué podríamos mejorar o permitirnos recibir de los demás.

AGRADECIMIENTOS: Sin duda, agradezco a mi familia, ellos han sido determinantes para poder ser quien ahora soy. Su apoyo ha sido incondicional, incluso en los momentos en los que no entendían qué me pasaba o cómo me podían ayudar. Agradezco a tantas personas que quisiera mencionar por su nombre, pero sé que con ellos habría otras tantas que también merecerían citar y no quiero arriesgarme a que alguna piense que su aporte fue menos importante. Sí quiero decir que agradezco a todos los que se han cruzado en mi camino porque todos han ayudado a construir la que soy y a escribir la historia que he vivido. Cuando digo todos, son todos, incluso esas personas que en un momento sentí que se oponían o no contribuían a lo que yo quería. Les agradezco porque me han ayudado a crecer y crecer a veces duele, pero es a lo que vinimos. Gracias a cada uno, porque algunos me han ayudado a saber que los obstáculos están para cruzarlos; y otros, a hacer que esos desafíos sean una aventura más fácil de sortear.

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