GUARDIANES
N.3
Ahí va el sargento Tanque
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N.3
Ahí va el sargento Tanque
Recuerdo con claridad el día en que detuve a Mr. Cronos.... Un buen directo al plexo solar le dejó farfullando a mis pies mientras los agentes llegaban en sus coches y las buenas gentes de Cool City estallaban en aplausos y vítores.... Y también recuerdo que sin la ayuda de Gran Ingeniero no lo habría conseguido. Fue él quien diseñó el mecanismo bloqueador de desplazamientos temporales que impidió que el villano volviera a fugarse al futuro. Y es que las colaboraciones entre Guardianes eran habituales en aquellos tiempos alegres y coloristas en los que todo pasaba entre sonrisa y sonrisa, en los que los tonos grises no aparecían, en los que todo el mundo vivía el día a día con expectación, curiosidad y, sobretodo, esperanza. Después de la Gran Guerra los países estaban hambrientos y agotados. Tras la retirada de los soldados, quedaron los conflictos políticos, las guerras regionales, las desigualdades sociales y los problemas económicos. Había que reconstruir antes de avanzar. Fue entonces cuando el alzamiento de los Guardianes cobró un protagonismo desmesurado. Y con ellos, Gaia. La balanza de poder se decantó y la mayoría de acuerdos alcanzados fueron a parar a manos de los descendientes de los dioses. Como parte decisiva en la guerra administraron los recursos, supervisaron los repartos e intervinieron en la decisión de las ayudas. Incluso diseminaron sus hombres por el planeta para ayudar a la gente: A Rusia, inmersa en guerra civil, al fraccionado imperio Austro-Húngaro, a Alemania... Incluso se piensa que evitaron que EEUU entrase en crisis, estabilizando su deuda, vigilando el mercado de valores, controlando la bolsa y consiguiendo inversiones mesuradas de los empresarios. Como una auténtica banca, casi todo pasó por sus manos. Y para ello necesitaban una patria preparada para el futuro desde la que organizarlo todo. Y esta era Gaia. El país creció en todas las facetas. El hecho de que los descendientes de los dioses decidieran convertir la isla en base de operaciones fue clave. La mayoría fueron emigrando desde todos los rincones del planeta para asentarse en la isla. En pleno Océano Atlántico, Gaia aparecía magnífica y cautivadora para todo aquel que quisiese alcanzarla. Y su capital, Cool City, era el faro que nos iluminaba. La creación de Nuevo Olimpo en la ciudad fue el espaldarazo definitivo. La ciudadela era un centro tecnológico sin par y pasó a ser la principal base de operaciones mundial de los Guardianes. Bajo su amparo y la tutela de elegidos como el legendario ArmStrong del linaje de Arcos, parecía que todo era posible... Incluso para un insignificante granjero de Missisipi como yo nacido con el nuevo siglo, al que una afortunada herencia genética le permitió cambiar su vida. Hijo único de un matrimonio tradicional sureño, pasé mi vida dormitando en una pobre granja y ni tan siquiera llegué a graduarme de secundaria. Por entonces sólo sabía que la vida era dura y que yo era un pueblerino fuerte. Tanto era así que llegué a ganar unos dólares en festivales agrícolas tumbando vacas y bueyes para ayudar a mis padres a mantenerse... Entonces estalló la guerra. A nuestros oídos llegaban noticias preocupantes de lo que ocurría en Europa, aunque EEUU se declaró neutral en principio. En Año Nuevo de 1917 mi madre murió y 3 meses más tarde (cuando en Abril nuestra nación se sumó al conflicto) mi padre y yo decidimos irnos al frente. La granja no aguantaría mucho más, así que la vendimos por un precio irrisorio. Aquella época de mi vida pasó como una auténtica estrella fugaz, sin apenas tiempo para verla.
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Incorporados a filas, conseguimos que ambos estuviésemos juntos en el mismo batallón. En esa época conocí a William Falkner, él era piloto de la R.A.F. y yo un chaval de 17 años. Curiosamente, también era un tipo nacido en Missisipi que tampoco fue un gran estudiante. Aún así quería ser escritor y no pararía hasta conseguirlo. Trabamos amistad y me inculcó las ganas de vivir, de luchar y de ganarme un lugar en la vida. Por aquel entonces mi fuerza aumentó a niveles francamente sobre-humanos, incluso mi piel se endureció y era capaz de soportar balas y grandes impactos. Fue entonces cuando comprendí que era uno de los elegidos: Uno de los descendientes Olímpicos. A pesar de mi edad, me ascendieron a Sargento por méritos en el campo de batalla. Allí fue donde me gané mi sobrenombre: Tanque.
En esos días coincidí con algunos Guardianes más: El francés Rempart, la británica Albión, los griegos Áyax y Mimante, el japonés Umi Got Arda o el italiano Leggendario. Aunque el que más me llamó la atención fue ArmStrong... qué hombre aquel. Sus virtudes eran innumerables y, francamente, llegué a sentir envidia de sus capacidades. Precisamente, fueron mis “hermanos” los que dieron el cierre final al conflicto, en el momento en que decidieron salir de las sombras y tomar parte activa. Mi padre murió la semana antes de finalizar la guerra debido a las heridas que le provocó una granada en mal estado. Tras finalizar el conflicto, decidí convertirme en alguien. William regresó a casa para dedicarse a escribir y yo me fui a Gaia para convertirme en un Guardián con todas las de la ley. Un año más tarde William había cambiado su apellido por el más comercial Faulkner y era ya periodista en Nueva Orleans mientras yo me ganaba la vida sirviendo en un restaurante de comida rápida de Nueva Metis. Leía, veía y aprendía todo lo que podía sobre los Guardianes que poblaban el país mientras hacía pesas para fortalecerme más. Cuando finalmente conseguí algo de dinero, fui a vivir a Cool City. Allí zurcí un traje de colores llamativos y comencé mi carrera como Guardián. Por fortuna, volví a reencontrarme con ArmStrong, que me introdujo en Nuevo Olimpo. Años más tarde vi a William por última vez.
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Ahí va el sargento Tanque
Durante la época que viajó por Europa se acercó a la isla y dio una pequeña charla en la Universidad Olímpica de Cool City, a la que acudí como invitado en el anonimato. Después, ya en el 49, le dieron el Nobel... (Curioso, nunca conseguí acabar ningún libro suyo, su prosa siempre me resultó algo empalagosa y yo no era muy leído). Por aquel entonces, era un lujo pasear por los pasillos de Nuevo Olimpo, aprender de Hermes, ver crecer a los futuros defensores de la humanidad y compartir horas con los Guardianes veteranos, con las leyendas... A veces me parece escucharlos otra vez a mi alrededor, con sus risas y sus canciones, con sus historias y sus hazañas: ArmStrong, Bug, Protector Dorado, Tempus, Gran Ingeniero, Umi Got Arda, Libertario, Ventisca, Draken, Sacerdotisa de Hielo... tantos y tantos... incluso aquel chiquillo que murió tan joven. ¿Cómo se llamaba.? ¿Cómo....? Poder 9, sí. Eso era. Compañero, aprendiz, escudero, sidekick o héroe de apoyo..., así le llamaban. Aunque de entre todos, el apelativo que más le molestaba era el de “machaca”. Poder 9 era un adolescente pecoso y de media melena al que por deformación de su nombre-clave todos se habían acostumbrado a llamar “nuevo” o “novato”. Esto le disgustaba sobremanera. ¿Cómo podía ganarse un nombre entre los Guardianes y en Nuevo Olimpo si no le tomaban en serio? ¿Si nadie le tenía en consideración? Desde su llegada a Gaia luchó por ser importante y finalmente conoció a alguien que podía ayudarle: Su mentor fue Oneiros, un Guardián veterano que también participó en la Gran Guerra. Bajo su amparo y el de otros héroes desarrolló su don: Generar una habilidad y aumentarla gradualmente hasta en 9 niveles de potencia durante tiempo limitado. Pero Poder 9 se regía por una máxima. Siempre tenía presente la frase del pensador inglés Thomas Carlyle: “Puede ser un héroe lo mismo el que triunfa que el que sucumbe, pero jamás el que abandona el combate”. Habían pasado 17 años desde “El día de los Guardianes”. Se produjo un atraco con rehenes en el barrio comercial y el joven acudió como apoyo para su mentor pero, al llegar, Oneiros no se encontraba allí. Ni ningún veterano. Ante la gravedad de la situación el joven decidió actuar. Entró en la sucursal e hizo huir a todos los atracadores... menos un rezagado con el que se tropezó cara a cara. Poder 9 consiguió generar la habilidad de endurecer su piel hasta nivel 2 pero no pensó que a quemarropa las balas le perforarían. Recibió 4 impactos que acabaron con su vida en el acto. Poder 9 murió pensando que pasaría a la historia como un héroe, un Guardián... Lamentablemente no fue así. Tras su fallecimiento su nombre pasó a formar parte de los libros de texto para Jóvenes Guardianes, sí. Pero del capítulo dedicado a “Decisiones fallidas y asunción innecesaria de poder”. Desde aquellos tiempos todo ha cambiado a mejor. Los conflictos y las guerras fueron reduciéndose a su mínima expresión lanzando a la sociedad hacia una utopía desconocida y prometedora. Con el beneplácito de las Democracias Unidas, Gaia pasó a llamarse Cool Island y los 67 Guardianes que lograron la paz el 27 de Agosto de 1917 se consolidaron en posiciones de poder y popularidad en el mundo. “Héroes” los llaman ahora, generaciones enteras de ellos. Pero la vida siguió... Protector Dorado murió en el 56, Bug se retiró y le sustituyó su hijo Micro, ArmStrong falleció y su hijo Cool Power también, hace 3 años en el desastre del Meta-Hades. Como Draken, Ventisca... y tantos otros... William Faulkner murió en el 62. La nostalgia me asalta de nuevo y mi cansada vista se para en el calendario de la pared: 1 de Octubre de 1980.
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Ahí va el sargento Tanque
Postrado en mi silla de ruedas, observo el mundo que me rodea a través del nítido ventanal de la residencia. La mañana saluda a transeúntes despreocupados y a críos ataviados con los colores de sus héroes que simulan luchar y ganar batallas imposibles... Respiro profundamente y mis ojos se entrecierran una vez más como si una extraña picazón me asaltase. Luego, en el momento en que las lágrimas vuelven a surcar cada una de las arrugas de esta cara agrietada y desgastada, con las fisuras del tiempo marcadas a fuego lento, ... siempre me parece oír algún pequeñajo gritando al viento: “¡Ahí va el Sargento Tanque!”...
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¡Ahí va el sargento Tanque! Guión: Jose A. Marchan Portada: Javier Benítez Ilustraciones interior: Abel García
Cool Universe http://universocool.blogspot.com
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