Correo del Caroní
Edición aniversaria
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Ciudad Guayana viernes 27 de junio de 2014 FOTO WILLIAM URDANETA/ARCHIVO
La protesta social como eje de cambios Informe sobre la caracterización de la manifestación pacífica en Ciudad Guayana. Febrero-Junio 2014 El ejercicio de la ciudadanía toma relieve entre los hijos de las personas que hicieron posible el sueño de una ciudad al sur del Orinoco.
E
l 6 de marzo de 2013, tras una intensa jornada periodística que se extendió hasta la madrugada, Correo del Caroní tituló La muerte de Chávez abre una etapa de cambios. La noticia del fallecimiento de quien gobernó el país en los últimos 14 años estremeció al país, sin importar el malestar popular derivado por el secretismo con el que fue manejado el delicado estado de salud del mandatario. El vacío dejado por el líder de la “revolución bolivariana” iba a impactar y a modificar en los meses siguientes la configuración de fuerzas políticas en Venezuela. La precipitada transición política iniciaba con una estela de incertidumbres. Comenzaba una etapa difícil para un país que, a los pocos meses, reviviría los días más alarmantes de
la polarización política a raíz de un ajustado resultado electoral que dio el triunfo al heredero de Chávez. Hugo Chávez, además de un excelso agitador de masas, fue un militar que convirtió la frustración de un pueblo en un programa ideológico de contenido social pero desteñido con el tiempo, en parte, por el perfil personalista (de allí la expresión chavista), y autoritario que imprimió a la “revolución bolivariana” que aún llora a su máximo líder. La gobernabilidad entraba en crisis ante la ausencia de un Chávez capaz de regenerar las expectativas en el electorado y un nuevo jefe de Estado debilitado por la pobre diferencia de votos con la que llegó al poder. La intransigencia de imponer un modelo político (Plan de la Patria) al margen de la Constitución; un contexto económico marcado por la
inflación que se devora los salarios; la recarga de la militarización de la sociedad; y la creciente criminalización de la protesta y de los movimientos sociales configuraron en 2014 un escenario de volátil conflictividad. Suscribimos la opinión de la coalición de organizaciones de derechos humanos en el país cuando se afirma que las protestas han revelado los déficits democráticos del gobierno; han aumentado el interés internacional sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela y estimulado la aparición de nuevos promotores del cambio social. Las expresiones del descontento social, los nuevos actores de la dinámica política, el incremento en el uso de la fuerza pública para contener la efervescencia estudiantil y vecinal, el caudaloso mensaje de los jóvenes, la sobrevivencia de unos y otros,
la impune violación a los derechos humanos y los matices de la protesta pacífica en Ciudad Guayana en los últimos cuatros meses, son los temas abordados en esta edición especial y conmemorativa de los 37 años de Correo del Caroní. Convencidos en la urgencia de una comunicación que apunte al desarrollo humano y proporcione herramientas de análisis a la ciudadanía para la toma de mejores decisiones, la edición de hoy representa a su vez la visión en conjunto de la redacción acerca de unos acontecimientos vitales para la democracia, los cuales servirán de referencia para el impostergable debate sobre el futuro y la sustentabilidad del proyecto Guayana. Oscar Murillo Jefe de redacción
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n Ramsés Ulises Siverio
rsiverio@correodelcaroni.com
Salve, grito de protesta! Salve a la voz ciudadana que en justa hora clama lo que por ley le corresponde. Salve al grito reivindicador que resuena en Ciudad Guayana mucho antes de sus horas primeras. Mucho antes de que la juventud y la clase media hicieran suya esta bandera. Valga en esta edición saludar la protesta en Ciudad Guayana: ese pulso de vida ciudadana que alimenta el latido de la democracia. Una salutación que, sin quererlo, hace reverencia al movimiento sindical de la región como uno de los principales forjadores de este ejercicio social. Fueron ellos, los trabajadores de la zona, quienes sembraron la semilla de la manifestación en una ciudad planificada que inventarió todo en sus mediciones menos la voz de sus primeros habitantes. Así fue el desarrollo inicial de la urbe: un impulso calculado hasta la última minucia y llevado con la rigidez de cálculos y escuadras. Todo se hizo. Todo se planificó. Gobierno y academia formaban un binomio que jugó al Rey Midas, que a punta de sesos y de mieles petroleras levantarían un polo de desarrollo llamado a despertar a Venezuela de la embriaguez del “excremento del diablo”; todo ello sin que los primeros vecinos de la nobel ciudad encontraran, al menos, un mínimo resquicio para el protagonismo. La ciudad se hizo sin su gente, pero casi de manera paradójica, como una suerte de sentencia estampada en su ADN, el desarrollo industrial trajo consigo el empoderamiento de los trabajadores, su empinamiento como clase social, su reconocimiento colectivo y su carácter epicéntrico para el desarrollo de una región que se forjaba en la aspereza de sus manos. No tardaría mucho tiempo en que ese protagonismo cobrara fueros en el área sindical. Ya los trabajadores, infundados en la importancia de su papel para el impulso de la región, canalizarían su liderazgo para plantear sus primeros reclamos. Por eso, quien lea la historia de Guayana leerá también la historia de la protesta. Leerá en sus páginas la lucha por el comisariato de los obreros de la Orinoco Mining Company, su cruzada por el contrato colectivo, y más adelante, el aporte del salario integral a la política económica venezolana cortesía del movimiento sindical de Sidor. Esto como muestra ínfima del legado de uno de los sindicatos de mayor fuerza, organización y representatividad del país. Es por eso que desde entonces hablar de protesta en Guayana en
El protagonismo de la protesta en Guayana ahora está en manos de la ciudadanía y de los universitarios
La protesta en Guayana: del sindicalismo a lo social
Más allá de los puentes
La tardía activación ciudadana propicia un cambio de actores en el ámbito reivindicativo. En un principio, cuando todo era una ciudad en auge, la protesta en Ciudad Guayana era sinónimo de protesta laboral. Los trabajadores, enfundados en su protagonismo para el desarrollo de la zona, alzaron el lábaro reivindicativo en la región, pero hoy, a pesar de su vigencia, los focos apuntan hacia otro actor: una clase media empoderada que da lecciones de ciudadanía.
La semilla de la protesta en Guayana germinó en el calor de los hornos y el trajinar de los portones, pero sus vástagos quedaron ahí. El desarrollo de sus manifestaciones apenas trascendía a otras esferas de la sociedad, haciendo de este tipo de protestas una especie de élite dentro del ejercicio ciudadano. hablar de sindicalismo. De sus liderazgos. De sus voces recias. De la brusquedad de sus formas toscas, pero también, de su formación política e intelectual: esa que los llevó, como diría Gallegos, a pasar de barbarie a la civilización. Hablar de protestas en Guayana es hablar de todo eso, pero también es la recordación de las taras de una administración pública, que conjuga sus miserias en pasado, presente, y muy probablemente, en el futuro. La semilla de la protesta en Guayana germinó en el calor de los hornos y el trajinar de los portones, pero sus vástagos quedaron ahí. El desarrollo de sus manifestaciones apenas trascendía a otras esferas de la sociedad, haciendo de este tipo de protestas una es-
Esta vez el protagonismo estuvo en la voz de los “apáticos”, en los quejumbrosos del 2.0, en los contestatarios de oficina… Son ellos los nuevos reivindicadores de la protesta en Guayana. Los herederos del grito, el reclamo y la pancarta en la calle.
pecie de élite dentro del ejercicio ciudadano. La protesta laboral en Guayana lleva nombre y apellido. Es “la protesta de los trabajadores” y nada más. Es el grito reivindicativo y nada más. Es la lucha por lo suyo propio y nada más… No es la vocería de los guayacitanos, es la interlocución de “los trabajadores”… y nada más. No es de extrañar que entre tanto mandamás de sindicato, solo uno de ellos haya logrado despuntar como líder político regional desde 1989.
Ciudadanía guayacitana
Esa ha sido la historia de lo contestatario en la región, perola realidad comienza a escribir un nuevo capítulo con otros protagonistas. Los cambios políticos y sociales del país han devenido en el
propia dimensión social, puesta a prueba en sus reclamos contra una administración nacional que ha levantado hieles mucho más allá de las empresas básicas. Ese desarrollo de las virtudes ciudadanas, insuflado en el fervor de un movimiento estudiantil que sigue marcando hitos en la historia nacional, y la ausencia de un liderazgo sindical capaz de canalizar el descontento colectivo, fueron los catalizadores en el surgimiento de un nuevo protagonista en la protesta guayanesa. Ya no eran los trabajadores como epicentro del desarrollo industrial de la zona; no fueron las barriadas, tantas veces malqueridas y muy pocas reivindicadas, no; sino una clase media dispuesta a enarbolar los cambios. La calidad de los servicios públicos, el omnipresente problema por la tierra y el sistema de derechos son el principal caldo de cultivo. Esta vez el protagonismo estuvo en la voz de los “apáticos”, en los quejumbrosos del 2.0, en los contestatarios de oficina… Esos, los paladines del pasaporte como panacea, ahora queman naves por su país y por su región. Son ellos son los nuevos reivindicadores de la protesta en Guayana. Los herederos del grito, el reclamo y la pancarta en la calle.
desarrollo de una ciudadanía con un sentido de responsabilidad y de empoderamiento con su entorno. De reconocerse como hijos de un país y descubrirse como personas que, al igual que sus coterráneos, gozan de derechos y deberes. Ha sido el prólogo de un despertar nacional en el que Ciudad Guayana no hizo punto y aparte. Aunque con cierto rezago en comparación con otras urbes -quizás por su novel nacimiento- la ciudad planificada bebió también de ese empoderamiento ciudadano. Ya no eran los hombres y mujeres cohabitantes de un artificio tutelado desde una corporación, sino un colectivo que comenzó a hacer de este espacio un lugar de afectos, arraigo y de identidad. Fue el descubrimiento de su
Ciudad Guayana despertó con la voz de sus ciudadanos, y por los vientos que sopla el devenir de la historia, es un eco que no parece callar en el futuro cercano. El protagonismo de la gente en la arena reivindicativa se antoja no solo como un rasgo de ciudadanía en la dimensión social del guayacitano, sino también como un aspecto que fortalece la opinión pública, que exige más a los gobernantes y que apuesta por el bienestar colectivo. Es, a final de cuentas, un aspecto que realza a la democracia como valor y forma de convivencia. El liderazgo de la ciudadanía sigue su curso allende de las cúpulas partidistas, alejado de un movimiento sindical ajeno a la agenda colectiva y granjeándose su propio liderazgo como fuerza anónima; sin caras sedientas de protagonismo y sin más intenciones, en principio, que exigir un mejor país para todos. Ciudad Guayana vibró, vibra y seguirá vibrando al ritmo de las protestas; independientemente de sus actores. Quizás, en un futuro no muy lejano a este, pudiera verse una ciudad donde comulguen los líderes ciudadanos y los trabajadores: juntos por un mismo cambio. Quizás, en ese mismo futuro, el espíritu reivindicativo no sea solo de Puerto Ordaz, sino el de su hermana que, aunque siamesa, pinta otro panorama: San Félix.
Cuatro manifestaciones históricas FOTORREPRODUCCIÓN WILMER GONZÁLEZ
FOTO WILLIAM URDANETA/ARCHIVO
Marcha de trabajadores en solidaridad con Sutiss. Noviembre 1981.
Sutiss entra en un nuevo conflicto con su patrono; esta vez, con la trasnacional Ternium Sidor, a propósito de la discusión de un nuevo contrato colectivo. La negativa de la empresa a cumplir las exigencias del sindicato devino en su cruzada por la nacionalización. Prueba de ello es esta fotografía que ilustra una de las protestas por esta causa, celebrada en Ciudad Bolívar el 4 de abril de 2008. 5 días después el Gobierno nacional acordaría, junto con los trabajadores, la reestatización de Sidor.
La directiva de Sidor, conjuntamente con Fetrametal y Fetrabolívar, intervino el Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y sus Similares (Sutiss) debido a las fricciones generadas por la discusión del nuevo contrato colectivo. Esta imagen refleja la solidaridad laboral -trabajadores de Sidor, Venalum, Alcasa, Harbor, Federación Venezolana de Maestros, etcétera- que marchó para respaldar a un sindicato que hizo valer su autonomía.
Destello ciudadano: guayacitanos rechazan cierre de RCTV. Mayo 2007 La preocupación de los guayacitanos por sus derechos fundamentales fue germinando puertas adentro, hasta surgir con este destello ciudadano en el que rechazaron el cierre del canal Radio Caracas Televisión. Este primer indicio de ciudadanía, insuflado por un Movimiento Estudiantil que reaparecía en la historia, contribuyó con una empresa nacional que aunque no pudo evitar el cierre catapultó esfuerzos que devinieron en el primer revés electoral del chavismo: la reforma constitucional en diciembre de ese mismo año.
FOTO WILLIAM URDANETA/ARCHIVO
Trabajadores exigen la reestatización de Sidor. Abril 2008.
Ciudadanía del macizo: guayacitanos defienden derecho a la protesta y exigen cambios en el Gobierno nacional La germinación de ese proceso tardío de ciudadanía dio sus frutos y los mostró a partir del pasado 12 de febrero, cuando los guayacitanos se hicieron eco de una convocatoria del movimiento estudiantil y salieron a la calle no solo a exigir cambios en el Gobierno nacional, sino a respaldar a los universitarios frente a la agresión de los cuerpos de seguridad.
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El 12 de febrero sorprendió el poder de convocatoria del movimiento estudiantil en la marcha con la que inició la protesta que sigue vigente
Los jóvenes encarnan el malestar social El largo mandato de Hugo Chávez estuvo signado por sus victorias electorales como sinónimo del gran respaldo popular que tuvo su proyecto político. Sólo un grupo de estudiantes que salió a la calle por el cierre de RCTV pudo infringirle la peor derrota al líder de la “revolución bolivariana” cuando propuso reformar la Constitución en 2007. Siete años después los estudiantes retoman el testigo del descontento. k Jhoalys Siverio Una fecha patria, Día de la Juventud que evoca la gesta de la Batalla de La Victoria, liderada por José Félix Ribas, y a la que sumó un grupo de jóvenes inexpertos en las armas, fue el punto de partida de un inédito capítulo de manifestaciones en el país. Los protagonistas de este proceso desplazaron a los políticos tradicionales y tomaron por sorpresa al
gobierno que había podido cerrar el 2013 con un asomo de gobernabilidad pero con una crisis económica a punto de estallar. Parte de la sociedad no dudó en sumarse a las consignas de los rostros frescos de la protesta venezolana, convirtiendo a los estudiantes, como ya había ocurrido en 2007, en un acto clave y preponderante en el escenario nacional. El sociólogo Demóstenes Pérez destaca que en este proceso político
complejo el movimiento estudiantil ha sido un actor social con visión política, recordando que no es novedosa la rebeldía de este sector. A su juicio, el grupo estudiantil representa también a un movimiento social, haciendo la salvedad que aunque el Gobierno crea sus “movimientos sociales”, en realidad estos no se constituyen como tal, ya que “estos tienen dos características muy fundamentales: ser autónomos del Estado, el Gobierno y partidos políticos; y
Ligia no está sola
“Desde el 12F no duermo en mi casa” Samuel Petit estudia noveno semestre de Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello-Guayana. Desde el 12 de febrero ha sido uno de los principales activistas pero sus inicios en la política se remonta cuando cumplió 14 años. “No había vivido una situación como en la actualidad... desde el 12 de febrero no duermo en mi casa por medidas de seguridad. Eso es lo que ha cambiado en mi vida, no poder ir a nuestra universidad, el tiempo en familia también lo hemos sacrificado, o la vida de cualquier joven, como ir al cine, a la discoteca... no sólo por mi seguridad, sino también por la de mis amigos, que por estar conmigo no sea que también lo quieran perjudicar”, relata Petit. ¿Vale la pena seguir en la calle? Para Samuel, sí. “A pesar que no hemos concretado el cambio, ahora hablamos de los mecanismos. El 12 de febrero hubiese sido imposible hablar de una constituyente, porque la gente lo que quería era salir del Gobierno, pero no se tenía una línea de acción... Esto está valiendo la pena, se reavivó la esperanza de la gente... el sacrificio también ha sido de nuestros familiares”.
Ligia Delfín estudia Educación en la Universidad Católica Andrés Bello-Guayana. Desde el principio de las protestas fue pieza fundamental dentro del Movimiento Estudiantil por su voz de mando y su carisma. Durante la madrugada del 24 de marzo, Ligia fue detenida por funcionarios de Patrulleros de Caroní, junto con otros cuatro jóvenes, en Las Garzas, cerca de una barricada. Fiscalía le imputó siete cargos, incluyendo homicidio en grado de tentativa, pero la jueza le otorgó libertad condicional bajo régimen de presentación. La sentencia no fue limitante para la joven, y con mayor ahínco, y con el respaldo de la ciudadanía, Ligia se convirtió en una de las voces con más convocatoria dentro del Movimiento Estudiantil. El 28 de mayo, cuando se cumplían 100 días de protestas, Ligia fue interceptada por un desconocido, luchó para zafarse y sus gritos alertaron al resto de sus compañeros que acudieron a socorrerla. Después de ese inconveniente, la joven fue sacada de la ciudad por su seguridad. Se desconoce su paradero, pero los jóvenes del Movimiento Estudiantil han desplegado la campaña #LigiaNoEstáSola en las redes sociales.
tener un discurso fresco, de cambio, renovador”. “Lo hermoso del movimiento estudiantil es su pluralidad en estrategias y acciones... hay un grupo pacifista y otro más radical”, agrega Pérez, lamentando la criminalización que se ha hecho a la protesta. “La gran debilidad de un Gobierno autoritario es que no cuente con el apoyo de la sociedad civil, porque pierde clientela para sus estrategias políticas”, puntualiza el sociólogo.
Las detenciones, arbitrarias o no, son otras de las luchas que ahora deben enfrentar cualquier manifestante, dada las continuas aprehensiones por parte de cuerpos de seguridad del Estado. En el estado Bolívar se han suscitado 137 detenciones, de las cuales tres se mantienen privados de libertad, 14 con libertad plena, 99 con medidas cautelares, 14 liberados sin presentación y siete por verificar, de acuerdo a las cifras del Foro Penal Venezolano.
“Dimos un vuelco a la ciudadanía” Rafael Ríos estudia quinto año de Derecho en la UCAB y como uno de los líderes del movimiento estudiantil considera que su logro más importante es haber despertado los ánimos de la gente que “ha visto en los dirigentes estudiantiles la legitimidad que no está viciada de intereses políticos o de partidos”. “El país ha cambiado, hace cuatro meses estaba inerte... dimos un vuelco a la ciudadanía”, agregó Ríos, acotando que estos cambios no han llegado solos, pues con ello también se les ha venido la persecución y la represión. “Ese es el costo que hemos pagado... hemos sacrificado nuestra vida privada por completo... también hemos tomado medidas de seguridad al extremo”, relata Rafael, quien recuerda que Ligia Delfín, otra de las líderes del movimiento estudiantil que se mantiene en la clandestinidad, alejada de cualquier manifestación por temor a una aprehensión arbitraria, tomando en cuenta que está en libertad bajo medidas cautelares. “No nos callará el miedo y la represión... El Gobierno, o mejora o por la vía constitucional tendrá que ser cambiado”, puntualiza.
“El arma de los débiles siempre será la violencia” “El movimiento estudiantil nació en 2007 como un grito de auxilio cuando el entonces presidente Hugo Chávez quería violar la Constitución, pero era una lucha distinta; hoy el Gobierno se ha quitado la careta y no discrimina a la hora de encarcelar y reprimir”, dice Jorge Osuna, estudiante de sexto semestre de Comunicación Social en la UCAB. Al igual que el resto de los dirigentes, admite que ha sacrificado muchas cosas que hoy pudiera estar haciendo cualquier joven de su edad, como el tiempo con su familia y su privacidad, pues su nombre pasa a formar parte de la lista de los “perseguidos”. “Sólo por el hecho de pensar diferente al Gobierno te conviertes en delincuente... hay carros sin placas persiguiéndonos, también sacrificamos nuestro derecho a estudiar de una manera tranquila, pero todo sacrificio es por un bien”, agrega. Frente a la represión y la persecución de la que en momentos ha sido víctima, Osuna expresa que “el arma de los débiles siempre será la violencia”.
“Estamos dejando un buen relevo”
“El esfuerzo se verá retribuido”
Liris Carvajal está próxima a culminar sus estudios de Comunicación Social en la UCAB. Participa en el movimiento estudiantil desde 2008 a raíz de las movilizaciones en rechazo a la propuesta de reforma constitucional. Entre sus sacrificios está el saber lidiar con los que la critican por inclinarse más por esta lucha política al punto de entregarse casi por completo. Destaca que ha ganado muchos compañeros y ha sido una transformación favorable para el movimiento estudiantil. Estamos dejando un buen relevo para lo que se viene”, asegura. Recuerda que no se trata de una lucha de tres días, pero más allá de cambiar a un Gobierno, Carvajal destaca que esto ha significado un proceso de formación y aprendizaje, pues también “estamos dejando a los que harán vida en las universidades”, al contar ahora con un apoyo adicional, el movimiento de bachilleres. “Vamos por la democracia y la libertad de Venezuela”.
“Los jóvenes entendimos nuestra responsabilidad frente a las injusticias, por eso seguimos en las calles, también asumimos el compromiso de ser la esperanza de los venezolanos, pero no sólo con protestas, tenemos que estar en asamblea continuas con los ciudadanos en los sectores populares”, asevera Luis Jiménez, estudiante de primer año de Derecho en la UGMA. Su meta, la misma que se plantearon desde el 12 de febrero, “lograr un cambio democrático”. Admite que estos casi cinco meses de protesta no han sido fáciles. “Han sido días difíciles, he descuido momentos con mis familiares, pero todo el esfuerzo se verá retribuido en la Venezuela que está por llegar”, manifiesta Jiménez. Considera que lo primordial es mantenerse en las calles, aprovechando y defendiendo sus derechos constitucionales, frente a cualquier intento de atropello o represión, cuyo resultado -insisten- será beneficio para todo un país, pues las aspiraciones están no solo en el cambio de Gobierno, sino en resolver los problemas de escasez, inseguridad, desempleo, entre otros.
“No es cierto que estamos divididos” Marcos Vera, estudiante de segundo año de Derecho en la UGMA, es otro de los que se ha mantenido activo en cada protesta, cuya convicción es mantenerse en la calle hasta lograr el objetivo planteado. “Nuestra lucha es hasta el final”. “Lo que queremos demostrar es que Guayana todavía está activa... se trata de reivindicar nuestros derechos, de seguir siendo la esperanza de los ciudadanos... no es cierto que estamos divididos”, afirma Vera. Como cualquier manifestante ha enfrentado la represión, considerando que la militarización de la ciudad de ser algo anormal ya pasó a ser normal. “Es una forma de amedrentar, para que tengamos miedo de salir, pero siempre nos mantendremos dentro del marco de la Constitución”, insiste el estudiante, al rechazar una vez más las insinuaciones del Gobierno sobre un presunto golpe de Estado. “La técnica de la militarización es demostrar que tienen miedo, y nosotros no abandonaremos la calle”, puntualizó.
“Siempre tendremos un momento para estar en la calle” Yorbelis Barreto, estudiante de quinto semestre de Comunicación Social, asegura que estos cuatro meses de protesta en la calle significa estar dando la cara por la Venezuela que quiere, un cambio positivo, insistiendo en que la solución es que la población salga pacíficamente a las calles. “No nos podemos quedar apáticos, hay que salir a dar la cara... el movimiento estudiantil siempre ha mantenido su posición.., no nos rendiremos frente al atropello”, asegura. Muchos de los estudiantes han sacrificado sus semestres por estar en la protesta, pero otros hacen un esfuerzo por cumplir con ambas responsabilidades, como el caso de Yorbelis. “El ucabista y los estudiantes en general somos un ser integral, estamos sacando nuestro semestres y seguimos en la lucha, activando a la gente por cambiar a Venezuela... siempre tendremos un momento para salir a la calle”, destaca la estudiante.
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La deuda social con San Félix Juan Campos, miembro de la Oficina de Derechos Humanos de la Diócesis de Ciudad Guayana, asegura que los habitantes de San Félix no protestan porque son amenazados por grupos armados. Otras prioridades
k Diogelis Pocaterra
dpocaterra@correodelcaroni.com
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an Félix también es una cuna de conflictos. Al otro lado del puente Caroní, donde muchos creen que no pasa “nada”, porque no hay guarimbas o no exigen La Salida del presidente Nicolás Maduro, se viven miles de calamidades. Alumbrado, seguridad ciudadana, aguas servidas, vialidad, vivienda, salud: sea cual sea el motivo del malestar social, éste demuestra la ineficacia de las políticas del Gobierno nacional, regional y municipal al no cumplir con las promesas hechas para mejorar su calidad de vida. El sector Francisca Duarte es uno de los sectores que a diario se enfrenta con el descaro del gobierno regional, pues culminar este proyecto habitacional ha sido la promesa del actual gobernador Francisco Rangel Gómez para alcanzar el triunfo en tres elecciones regionales. Aun así, con nueve años de gestión, no ha terminado de construir las viviendas de la primera etapa del proyecto. Si bien no están del todo contentos con la gestión del gobernador, no protestan para pedir su renuncia ni la del presidente. Al contrario: se preocupan por viajar a instituciones en Caracas donde puedan conseguir la ayuda que Rangel Gómez no les ha brindado. “Él (gobernador) no cumplió con el proyecto, pero después, en noviembre, vino el alcalde José Ramón por las elecciones (municipales) y prometió que nos iba a ayudar, pero igual ganó y no ha vuelto aparecer. Francisca Duarte siempre es la misma historia, somos utilizados para ganar lecciones”, dijo Luis Rodríguez, vocero del consejo comunal sector III, de la comunidad. Estos reclamos son de vieja data. El 23 de octubre de 2012, los veci-
La represión llegó cuando los vecinos de Francisca Duarte levantaron sus voces para pedir la culminación del proyecto Juan Camejo
Protestar no es un delito Nos llaman guarimberos, pero la única manera que nos presten atención es cerrando las calles, queremos aclarar que somos chavistas, pero necesitamos que nos den respuesta porque esta cloaca nos está enfermando”, comentan vecinos de Vista al Sol
A pesar de las amenazas, los discursos violentos y el temor, ciudadanos deben tener claro que protestar no es un delito, es un derecho como lo expresa el artículo 68 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV): “Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar, pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que establece la ley. Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden público”.
nos armaron su propia barricada -aunque este término se posicionó en 2014- para exigir al gobernador la culminación del proyecto de vivienda. El ejecutivo regional respondió con represión por parte de efectivos policiales del estado Bolívar (PEB), como actualmente ocurre con los estudiantes y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). En ese episodio de protesta vecinal resultaron heridas 20 personas por perdigones. “Nosotros protestamos como comunidad, para que nos escuchen,
nos hemos dado cuenta de que si no protestamos entonces nadie nos hace caso, cuando salimos a las calles a exigir que cumplan, todos (los funcionarios) vienen a seguir prometiendo”, señaló Rodríguez. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registró en 2013 4 mil 410 protestas, que equivalen a 12 protestas diarias. Este año ha sido histórico, según el informe en el primer trimestre de 2014 hubo 4 mil 116 protestas, aumentando 550 por ciento con respecto al mismo período de 2013.
Lo que para muchos habitantes de Puerto Ordaz es indiferencia para quienes viven en comunidades de San Félix como Brisas del Sur es desinformación. En estos sectores populares es muy poco el acceso a redes sociales e información vía internet. De acuerdo con Conatel, 43 por ciento de la población navega por internet. La mayoría de la población en estos sectores de San Félix accede a la información a través de la televisión. En las comunidades de San Félix las prioridades son diferentes a las de Puerto Ordaz, aunque todos los ciudadanos están afectados por la inseguridad, el alto costo de la vida, la escasez de alimentos y otros artículos, en algunas parroquias el principal problema es la falta de alumbrado. Según la discusión del Plan de Inversión 2014 las parroquias 11 de Abril y Vista al Sol tienen como prioridades: el alumbrado, la instalación de aguas servidas, salud y vialidad. Los vecinos de la Ruta I de Vista al Sol protestaron por el colapso de las aguas servidas, eso se discutió, es una prioridad que no ha sido atendida por el alcalde de Caroní José Ramón López. Los habitantes de este sector manifestaron que han entregado más de 15 misivas a Hidrobolívar, sin recibir respuestas y optaron por cerrar la avenida principal de la Ruta I para manifestar su descontento. “Nos llaman guarimberos, pero la única manera que nos presten atención es cerrando las calles, queremos aclarar que somos chavistas, pero necesitamos que nos den respuesta porque esta cloaca nos está enfermando”, comentó uno de los vecinos.
En San Félix también protestan
Para Juan Campos, miembro de
la Oficina de Derechos Humanos de la Diócesis de Ciudad Guayana, en San Félix existe descontento por las políticas del Gobierno nacional, pero a diferencia de Puerto Ordaz no pueden protestar porque son amenazados. “En San Félix también existe descontento, también se quejan del gobierno, también quieren que se acaben las injusticias, pero es distinto, porque en San Félix los vecinos han intentado protestar contra el Gobierno y vienen grupos armados y los amenazan con hacerles daños”, explicó. Fue en la comunidad de Campo Rojo, parroquia Dalla Costa, donde el 23 de mayo de este año tres sujetos secuestraron al chofer de una unidad de transporte público y a sus pasajeros para que los llevaran al cementerio de Chirica a velar a un miembro de su banda. El defensor de los derechos humanos reiteró que residentes de sectores como: Manoa, Brisas del Sur, Brisas del Paraíso, La Unidad han protestado, incluso un grupo se atrevió a volantear en la redoma El Dorado y unos motorizados armados se lo impidieron. “Así estamos viviendo: bajo amenazas. Muchas de estas personas que protestan lo hacen para pedir justicia por sus familiares asesinados, porque sé y los conozco, porque forman parte de la Fundación Por la Dignidad Sagrada de la Persona”. 446 de los 592 homicidios violentos registrados en Caroní en 2013 ocurrieron en San Félix. Los primeros meses de protestas los vecinos de San Félix se acercaron a Puerto Ordaz para protestar en paz, sin miedo a ser amenazados o golpeados. Campos aseguró que el gobierno creó la matriz de opinión de que el descontento y las que protestan están en Puerto Ordaz, “todos sabemos que hay descontento en todas partes, pero las amenazas impiden que protesten”.
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Las madres fueron un actor social importante cuando se enfrentaron a los cuerpos de seguridad que reprimieron a los manifestantes
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La protesta en Alta Vista Norte estuvo tomada durante más de una semana, paralizando el sector comercial más importante de Puerto Ordaz
La catarsis vecinal de Alta Vista Una gran protesta contra el Gobierno cubrió a mediados de febrero la zona que algunos llaman “corazón de Puerto Ordaz”, ya que agrupa los centros comerciales más importantes de la urbe, así como varias oficinas públicas, entre ellas el edificio corporativo CVG. FOTO JOSÉ LEAL/ARCHIVO
k Oriana Faoro
ofaoro@correodelcaroni.com
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ocas veces, desde la fundación de Ciudad Guayana, Alta Vista había acaparado tantos titulares de noticias. A partir de febrero de este año la historia fue otra. Alta Vista, la zona comercial y administrativa por excelencia de Puerto Ordaz, se movía (o se cerraba, depende del punto de vista) al ritmo de una efervescencia ciudadana inusual, motivada por un manifiesto rechazo a las políticas gubernamentales heredadas por el hijo político de Chávez. Una primera movilización estudiantil el día 12 de febrero dio pie a que, paulatinamente, todos los accesos hacia la zona fueran obstaculizados, y ya para el 16 de febrero no había forma de acceder hacia Alta Vista Norte por ninguna vía. Las avenidas Guayana, Las Américas y Paseo Caroní fueron trancadas, así como todas las carreras transversales de Alta Vista. Las barricadas encontraron su asidero en la sociedad y la convocatoria “tranca tu calle” a nivel nacional encontró éxito. Alta Vista lucía como un bulevar en los nueve días de su paralización. El cambio drástico significó el despertar que marcó un “antes y después”. La zona que hasta ahora había estado “apática” pasó a ser la cuna donde se empezaron a sumar distintos actores sociales a la protesta estudiantil en Guayana. Ahora las madres salían a la calle a sentarse con los jóvenes, a dialogar con la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Policía del estado Bolívar (PEB) pidiéndoles respetar la manifestación, y reclamando derechos.
El Paseo Caroní fue el lugar de mayor concentración durante febrero en Alta Vista. Vecinos de residencias aledañas apoyaron la manifestación con comida y medicinas
La toma de Alta Vista Norte durante nueve días a mediados de febrero significó el brusco cambio para los residentes y visitantes de una “apática” zona que por más de una década dio la espalda a las protestas sociales.
¡Basta ya!
Isabel Maurera es educadora, politóloga y residente de Alta
La “resistencia” de La Churuata Las carreras Roma y Milán -bajando y subiendo La Churuata- fueron objeto de barricadas durante casi un mes, tanto que los conductores de la ciudad se acostumbraron a evitar las vías. El sector recibió la “rebelión” que se había liberado en Alta Vista. Cuando un descomunal despliegue militar arribó a La Churuata el 25 de marzo para despejar las calles, con siete tanquetas y unos 200 oficiales, los vecinos de residencias aledañas bajaron a defender las trancas, aun cuando éstas significaran su incomunicación. Aunque en la carrera Roma los manifestantes provocaban a la GNB con morteros y cauchos incendiados, en la carrera Milán la voluntad pacífica de los vecinos se hizo sentir. Un par de residentes se acostó en esta vía, frente a los camiones que pretendían recoger los escombros. Una bandera de Venezuela fue el estandarte de quienes rechazaban las armas, defendiendo las barricadas: “No pedimos más que abastecimiento, seguridad y una digna educación, que se respeten nuestros derechos y opiniones” en palabras de Luisa Campos, habitante de La Churuata.
Vista. Ha participado en las manifestaciones desde sus inicios pues considera que es la manera de echarle en cara al Estado sus deficiencias. “Ya basta de hacer cuatro o cinco horas de cola (…) de que no puedas caminar por la calle porque no sabes si llegas vivo a tu casa, por eso salimos a la calle a manifestar”. Maurera se identificó con la manifestación “además en apoyo a los estudiantes, que han hecho historia
en Venezuela desde 1958” y opina que “la lucha de nosotros, como sociedad civil, no es política, es social. Queremos reivindicaciones sociales, se busca un mejor país”. La historia de Isabel Maurera, quien comentó ser cabeza de su familia, se repitió en cada una de las movilizaciones que han tenido lugar en Puerto Ordaz. Todos los manifestantes, estudiantes, jóvenes, madres, padres y demás actores sociales que
se sumaron a la toma de Alta Vista expresaban su descontento frente a la escasez y desabastecimiento de alimentos que ha afectado Venezuela en los últimos meses. La indignación campeaba en las calles. La gente repudiaba la escasez de alimentos, productos de higiene personal, medicinas, autopartes, artículos de papelería, entre otros. Mostraban hastío frente a la inseguridad que no discrimina entre lo público y lo privado. Son objeto del hampa tanto los hogares como los transeúntes. Todos. El alto costo de la vida, la inflación y el quiebre de las empresas básicas completaban el cuadro crítico y, por ende, la fuente de la protesta. Fue tal el convencimiento de la gente que no importó que la protesta fuera en detrimento de muchas cosas: No importó el colapso del tráfico que generaba el aislamiento de Alta Vista. No importaban las pérdidas económicas de los establecimientos comerciales o del personal que no podía ir a trabajar. Solo importaba dejar claro que un gran número de personas estaba en la calle rechazando al presidente Nicolás Maduro, algunos incluso solicitando su renuncia.
Clase media que “despertó”
La “clase media” de Puerto Ordaz se “rebeló” como nunca antes lo había hecho, al responder de manera histórica a una convocatoria nacional de tomar las calles, y así rechazar la crisis económica que amenaza su calidad de vida. “Esta era una zona industrial y no se percataba de la lucha social” opinó Maurera. Los eventos recientes son “nuevos para nosotros” pero los asume como aprendizaje porque las protestas han generado reflexiones necesarias que conducen a la “construcción de un nuevo país”. Desde la “liberación” de Alta Vista las manifestaciones han continuado durante los últimos cuatro meses, con tendencia a mantenerse, a pesar de la intimidación militar y las sen-
tencias del Tribunal Supremo de Justicia (TJS). El mecanismo ha cambiado un poco, abriendo paso a marchas, concentraciones, protestas creativas, rosarios, pinta de murales, entre otras expresiones, en las que se mantienen los mismos actores sociales con los mismos reclamos.
Hacia la “protesta inteligente”
Luego de la catarsis que significó la oleada de manifestaciones, pacíficas y violentas, la situación del país es relativamente la misma. Carmen -que no reveló su apellido- es ingeniera civil y desde su graduación, en 2013, no ha logrado conseguir empleo ejerciendo su profesión. En un principio esta fue su motivación: “Apoyé que trancaran las calles y apoyé la ‘guarimba’, pero ya se perdió el propósito” de las mismas y ya no cree que sean esas formas de lucha las más idóneas para representar el descontento social. La mujer habla de avanzar hacia “la protesta inteligente, protestas más serias con un objetivo enfocado”, y aunque apoya las marchas, cree que el siguiente paso son las movilizaciones en los sectores populares, “para actualizar a las personas, a los que piensan diferente, dar charlas” como las que viene haciendo el Movimiento Estudiantil de Guayana en sectores como Las Teodokildas, en Unare y la UD145 en San Félix. Para Isabel Maurera “hay que seguir en la calle, de forma pacífica. No somos ‘guarimba’, somos ‘resistencia’, resistentes a las políticas de este gobierno. Hay que seguir en la calle” y al igual que Carmen, mencionó que “se necesita una reorganización de la protesta, llegar a estratos más bajos, darles conocimiento sobre los cambios que necesita el país”.
Nuevos actores desplazan al sindicalismo en la protesta En otros momentos críticos de la historia moderna venezolana, las reacciones estudiantiles y las protestas obreras condujeron a cambios políticos importantes. FOTO WILLIAM URDANETA/ARCHIVO
k Clavel A. Rangel Jiménez crangel@correodelcaroni.com
El movimiento sindical ha sido Lo que desplazado por los estudiantes en el se quiere reclamo de mejores condiciones de destacar vida. En la historia de Guayana, íco- es el peso e no de los sindicatos de vanguardia y importancia grandes gestas laborales que pujade las proron por la construcción de la región, es primera vez que un nuevo actor testas tanto se suma al reclamo de derechos ci- estudiantiles como obreviles y sociales. Las críticas a la inseguridad, a la ras cuando escasez y a la corrupción han sido apuntan a asumidas por los estudiantes en el un mismo último semestre, colocando en en- propósito”. tredicho la altura de las consignas Héctor reivindicativas del sindicalismo Lucena, tradicional que en los últimos años han sido protagonistas de protestas estudioso de laborales en el país, de acuerdo con relaciones datos del Observatorio Venezolano laborales de Conflicto. La introducción de este nuevo actor en la dinámica política de Guayana pone de manifiesto una coyuntura, en la que el reclamo laboral parece quedar desprestigiado ante el panorama improductivo del parque industrial, que hoy opera por debajo del 40 por ciento de su capacidad instalada.
En las bases
Los sindicatos exhiben ahora
“Su participación es entendida con los elementos propios de un movimiento popular y civil, es decir con las armas de la razón, la identidad y la movilización”. Las marchas de trabajadores convocadas por el Gobierno para disuadir las entonces incipientes manifestaciones estudiantiles son, para Lucena, de particular interés.
El cambio de actor
El 14 de febrero de 2014 algunos dirigentes sindicales, entre ellos el secretario general de Sintraferrominera, Rubén González, acompañaron a los estudiantes en su protesta en Alta Vista
las consecuencias de una política de división promocionada por el Gobierno, que ha llevado al movimiento laboral venezolano al desmantelamiento de sus estructuras representativas y a la promoción del paralelismo para la resolución de conflictos. Pero ¿qué tan distante es la relación entre sindicatos y movimiento estudiantil? Entre 2011 y 2012 fue clave la actuación de sindicatos y movimiento estudiantil para la liberación de algunos presos políticos, que en el
caso de la región condujeron a la liberación del hoy alcalde de Sifontes, Carlos Chancellor. Los intentos de confrontación del Gobierno han intentado distanciar y negar la confluencia entre las consignas del movimiento sindical y los estudiantes. “Las actuaciones del movimiento de los trabajadores en momentos complejos pueden inclinar hacia un lado u otro la puja de poder que un conflicto supone”, expuso el estudioso de relaciones laborales Héctor Lucena, a principios de febrero.
En otros momentos críticos de la historia moderna venezolana, las reacciones estudiantiles y las protestas obreras condujeron a cambios políticos importantes, como a finales de la década de los años 50. Lo que estamos viendo no necesariamente se asemeja a lo ocurrido en 1957, sostiene. “Pero lo que se quiere destacar es el peso e importancia de las protestas tanto estudiantiles como obreras cuando apuntan a un mismo propósito”. En la década de los años 70, las protestas estudiantiles también fueron confrontadas por el liderazgo de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), que para entonces ya estaba en el ejercicio del poder en el país. “Los órganos de seguridad y policiales se encargaban de reprimir tanto a líderes estudiantiles como obreros de izquierda. A la larga, las protestas estudiantiles fueron de-
rrotadas, y más temprano que tarde, parte de su dirigencia optó por el camino de la rebelión y subversión”. El modelo de relación entre movimiento sindical y Estado era el determinante, expone, para garantizar un peso favorable del movimiento que encabeza la CTV en las grandes decisiones políticas del país. A diferencia de entonces, el papel de las organizaciones sindicales en la conducción del gobierno es marginal. “La política laboral no privilegia que los sindicatos tengan organizaciones vigorosas, con capacidad propia de movilización, sino más bien organizaciones subordinadas a las exigencias de un gobierno con predominio creciente de lo militar, que es equivalente a desconfianza con los movimientos laborales”. En ambos casos, es la ausencia de diálogo en ambos movimientos lo que ha conducido a los más grandes conflictos con el Gobierno. Con la reducción de la producción e institucionalidad en las fábricas, los sindicatos también han marchado al debilitamiento y al aislamiento de los problemas ciudadanos. La sobrevivencia del chavismo ha oxigenado la posibilidad de unas empresas que no son capaces de cancelar su propia nómina, pero que reciben el subsidio estatal a cambio del respaldo político.
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Ciudad Guayana viernes 27 de junio de 2014
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“No espero nada con una justicia tan injusta” Violaciones a derechos humanos durante represión de manifestaciones continúan impunes. Foto Germán Dam V.
n Germán Dam V.
gdam@correodelcaroni.com
L
a quema de una unidad de Corpoelec dio pie al enfrentamiento entre manifestantes y funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). El ataque fue indiscriminado. Las bombas lacrimógenas y los perdigones fueron disparados hacia los custodios de la barricada de Los Mangos e incluso hacia los apartamentos y townhouses que dan hacia las avenidas que se cruzan en la zona de conflicto. Eva Rodríguez siempre se mantuvo distante de las marchas, de las trancas y de las demás protestas, pero la noche de ese 10 de marzo pagó las consecuencias de una actividad en la que nunca había participado. Dos bombas lacrimógenas -disparadas por una tanqueta- rompieron el ventanal del cuarto de su hijo, cayeron en la cama y provocaron el incendio de la habitación. Las llamas fueron sofocadas por los mismos guarimberos. “La gente de la Defensoría del Pueblo vino a los días y mandó a los Bomberos municipales a hacer una inspección y un informe. Me mandaron a denunciar ante la Fiscalía de Derechos Fundamentales y ahí, después de atenderme, me dijeron que ese caso no es de su competencia y que se lo darían a otra fiscalía… pero a la fecha no me han dicho nada”, lamenta Eva tres meses después del siniestro. Agrega que poco después del incendio sostuvo una reunión con la directiva del Comando Regional N° 8 (CORE 8) de la GNB; los castrenses admitieron su responsabilidad y se comprometieron a ayudarla… el apoyo llegó, pero no de manos de los responsables, sino de vecinos y desconocidos que se solidarizaron con ella y colaboraron para reponer lo perdido. “No espero nada con una justicia tan injusta”, responde Eva al preguntarle si cree que los responsables recibirán su castigo. Agrega que el Gobierno no va a responder por lo ocurrido, ni ella espera que lo hagan. “¿Cómo se justifica que después de admitirme que fue su error, el jefe del CORE 8 (Luis Roberto Arrayago Coronel) salga diciendo por prensa que es falso que una bomba incendiara el cuarto?”, acota.
También siguen esperando
Eva Rodríguez no es la única persona que se ha visto afectada por los excesos y abusos de cuerpos de seguridad del Estado durante la represión de las protestas. Al igual que ella, los otros continúan esperando una respuesta a sus casos…
Desde el 16 de febrero se han registrado varios enfrentamientos entre manifestantes y cuerpos de seguridad del Estado
“Los casos están bien adelantados. Aún están en proceso de investigación, sin embargo los fiscales están sustanciando los expedientes para poder presentarlos. En total tenemos 12 víctimas y 10 procedimientos”, señaló el Fiscal Superior del estado Bolívar, Israel Pérez.
como Carlos Suniaga, el corresponsal de Globovisión agredido por el segundo comandante de los Bomberos municipales, Richard Norman, el 17 de marzo. “La semana pasada me llamaron de la Fiscalía de Derechos Fundamentales para decirme que me enviaron una citación a mi casa, pero nunca me llegó. En la llamada también me preguntaron que si quería seguir con el proceso y les dije que sí… ahora tengo que ir a Ciudad Bolívar porque el caso lo llevan por allá (…) le he hecho presión al caso y por eso es que está avanzando, pero aún no tengo respuesta”, señala el periodista. Una respuesta similar ofrece Diosmeris Pérez, cuya hija fue víctima de tratos crueles durante su detención en el sector Los Olivos, de Puerto Ordaz, el 17 de marzo.
Venezuela 2014.Protestas y Derechos Humanos Hace dos semanas fue presentado el informe Venezuela 2014. Protestas y Derechos Humanos. La recopilación de datos, su análisis y posterior presentación fue tarea de nueve ONG defensora de garantías fundamentales, entre ellas Espacio Público, Foro Penal Venezolano y Provea. En el informe, además de presentar una radiografía a lo que son las protestas en Venezuela, antes, durante y después del presidente Hugo Chávez Frías, se presentan y analizan las constantes violaciones a los Derechos Humanos durante las protestas que se realizan en el país desde febrero de 2014. A continuación dos infografías donde se aprecia el porcentaje de protestas reprimidas en los últimos 15 años y los actores que en ella participan en los hechos de este año. El informe puede ser observado en el siguiente enlace: http://goo.gl/cFdlJp Foto Germán Dam V.
Varios periodistas han sido agredidos y amenazados por funcionarios públicos mientras cubren las protestas Foto José Leal
Las bombas lacrimógenas lanzadas por la GNB han provocado el incendio de dos viviendas en Los Mangos
Indica que aún no sabe el estado del procedimiento judicial que el Tribunal 2° de Control, sección adolescente, ordenó iniciar contra siete efectivos de la GNB y uno de la Policía municipal que participaron en el procedimiento y que cometieron excesos contra su hija adolescente. Dicha solicitud fue reiterada por el Tribunal 2° de Control en la audiencia de presentación de Georgi Mantilla, otro de los siete muchachos detenidos ese lunes. Los castrenses en cuestión son: capitán Linardo Belisario, tenientes Terán Leal y Linares Andrade, sargentos primeros Esteban Cabrera, Jennifer González y Starlis Martínez, y el sargento segundo Rodni González. El municipal es de apellido Domínguez. “Hemos recibido apoyo de varias ONG, pero ningún órgano oficial nos ha contactado para informarnos de alguna investigación”, asegura Aurora Ferreira, mamá de Kevin Bejarano, el muchacho al que le tuvieron que poner 11 tornillos y una malla de titanio en el pómulo izquierdo luego que un Policía estadal (PEB) le disparó en el rostro una bomba lacrimógena, el 4 de marzo en la comunidad Las Garzas, de Puerto Ordaz.
Números inconsistentes
“Los procesos judiciales son muy lentos. En el caso de las denuncias que hemos manejado, sabemos que están allí y que deben ser iniciadas… sin embargo Foto William Urdaneta
El 12 de mayo varios funcionarios de la Policía estadal (PEB) emplearon armas de fuego para reprimir a los manifestantes en Alta Vista
esto depende es del Ministerio Público, quien es el encargado de las averiguaciones y acusaciones. La Defensoría del Pueblo y nosotros hemos ayudado a sustanciar los casos”, explica Luz María Álvarez, coordinadora de la ONG defensora de derechos humanos Foro Penal Venezolano en el estado Bolívar. Revela que de las 174 detenciones ocurridas en la entidad, 165 de las cuales fueron atendidas por la ONG que dirige, en 80 se denun-
ciaron casos de tratos crueles e inhumanos, torturas, detenciones arbitrarias, siembre de elementos de interés criminalístico y violaciones al debido proceso. “12 fueron en casos de detenciones de menores y las 68 restantes son en casos de adultos”, precisa la abogada. Respecto a las investigaciones por violaciones a los derechos humanos durante la represión de las manifestaciones en Ciudad Guayana, el Fiscal Superior del estado Bolívar, Israel Pérez, comenta que los casos se encuentran en proceso de investigación, pero aclara que estas van adelantadas y que sólo faltan diligencias para presentar los casos ante los respectivos tribunales. “Están bien adelantadas. Actualmente la Fiscalía de Derecho Fundamentales está terminando de sustanciar los expedientes”, indica el fiscal para luego revelar que en la entidad existen 12 víctimas, o denunciantes, y 10 procedimientos contra funcionarios que incurrieron en casos de tratos crueles e inhumanos y otra serie de excesos y abusos contra los manifestantes detenidos. En casos como el ocurrido el 12 de junio, cuando un grupo de funcionarios de la Policía estadal (PEB) disparó sus armas de reglamento contra los jóvenes que tenían guarimbas en la avenida Las Américas, o como lo ocurrido con Kevin en Las Garzas, la Oficina de Control de Actuación Policial (OCAP) realiza un proceso administrativo contra los efectivos… pero de este tampoco hay resultados.
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La protesta silente detrás de la cola Las filas en los abastos y supermercados y el peregrinaje para buscar alimentos no sólo han generado un agotamiento físico, sino también psicológico. FOTO ANÍBAL BARRETO
FOTO ANTONIO GARCÍA JR.
k María Ramírez Cabello
mramirez@correodelcaroni.com
A
las afueras de los mercados no hay quema de cauchos ni barricadas que obstaculizan el paso. Una aparente normalidad se observa en el interior, aunque la desnudez de los estantes y la limitada variedad de productos son señal clara de que las cosas han cambiado. Los clientes indagan con una mirada telescópica el interior de las bolsas de quienes salen. Ya con el producto en mano, si corre con suerte, empieza y termina el martirio de las colas. La rutina es prácticamente diaria y, aunque se ha vuelto parte del día a día del venezolano, nadie se acostumbra. No hay quema de cauchos, pero incluso en los supermercados de la red estatal, los abastos de las zonas populares y los comercios privados la crítica está presente. La protesta recorre las colas, aunque en forma más silente. Para dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el “síndrome de las colas” es un producto del “efecto psicológico que causó en la población la escasez de algunos productos esenciales y de consumo masivo en 2013; escasez en buena parte inducida por los enemigos de la Patria”, considera Antonia Muñoz, jefa del área de Desarrollo Agroindustrial de Guárico, en un artículo de opinión publicado en enero de este año en la web de la tolda oficialista, en el que se repite la tesis de la “guerra económica” como génesis. Pero el “síndrome”, como lo califica Muñoz, también se observa en quienes acuden a las redes estatales que, incluso, han optado por madrugar o dormir desde la
En algunos locales de la red estatal el sistema de facturación se bloquea por tres días para que las personas no compren todos los días
Los pobres somos los que más sufrimos esta calamidad irónicamente en un país petrolero”
Aquí no falta el puño, el despelote y el jalón de pelo para comprar”.
El problema de la escasez es de carácter estructural porque tiene que ver con la merma en los niveles de producción
Es terrible pasar por esto, pero la necesidad tiene cara de perro” El derecho a la alimentación comprende cuatro aspectos, detallados en el portal de la ONG Internacional Humanium. El alimento debe ser: suficiente, accesible, estable, duradero y salubre.
noche previa para hacerse de un buen puesto. Aunque el gerente de la red estatal Pdval en Bolívar, Javier Oropeza, señaló en diciembre de 2013 que para este 2014 realizarían contratación de personal para ampliar el número de cajas y lograr que el tiempo de espera y las colas fueran menores, las hileras de personas siguen siendo habituales, tanto que a su alrededor ha crecido el negocio de los que alquilan sillas y venden bolsas. “Allí se pelean, se empujan, pero adentro la historia es peor. Ayer se cayeron a golpes adentro. Aquí no falta el puño, el despelote y el jalón de pelo para comprar”, aseguró una mujer que esperaba la llegada del camión con alimentos a las afueras del Mercal de Las Amazonas, al oeste de Puerto Ordaz, a principios de abril, en donde los clientes no
Golpes y empujones son frecuentes en las colas. En esta oportunidad, una mujer le rompió el vidrio a un carro al ser acusada de “coleona”
pueden comprar a diario pues la cédula se bloquea por tres días al momento de la operación. “Con 200 bolívares compras tres pollos acá, y con ese mismo monto se compra uno solo en otro lugar. Yo hago la cola por necesidad, no por gusto”, dijo Antonia Golindano a mediados de enero, cuando aguardaba por comprar pollo afuera de La Fuente, uno de los locales de la empresa expropiada Friosa. “Es terrible pasar por esto, pero la necesidad tiene cara de perro”, añadió Claudia Silva, casi de última en una cola de más de 500 personas para comprar harina de maíz en una sucursal del supermercado privado Santo Tomé. “Los pobres somos los que más sufrimos esta calamidad irónicamente en un país petrolero”, añadió un señor que escuchaba a pocos metros, en alusión a los ingresos de $ 100,23 que recibe el Ejecutivo por cada barril de crudo criollo comercializado. Objetos cortantes como cuchillos han sido parte de la escena como instrumentos de intimidación y amenaza. El 15 de mayo del año en curso, dos mujeres se arañaron los rostros en una cola en el hipermercado Makro de Puerto Ordaz. En el roce, una de ellas sacó un cuchillo cuando la otra la acusó de colearse. Empujones, golpes y discusiones verbales son sólo una muestra de lo que muchos venezolanos sufren tratando de adquirir alimentos, un derecho humano universal.
Derecho vulnerado
Un estudio sobre el derecho a la alimentación en Venezuela, elaborado en 2012 en atención a la solicitud de André Geissmann, miembro del equipo del Relator Especial de las Naciones Unidas, Olivier De Schutter, señala que por diferentes razones, podría estarse vulnerando el derecho a la alimentación de diferentes grupos socioeconómicos en el país, a unos por el déficit en el acceso económico y a otros por el acceso físico restringido a algunos alimentos básicos, escasos en ciertos períodos del año. “En una población de pocos o elevados recursos económicos, el derecho a la alimentación podría ser vulnerado. Por ejemplo, cuando se compran los alimentos algunos no se consiguen, por lo tanto el derecho a la alimentación se vulnera. Igualmente, cuando no se dispone
de alimentos de calidad o cuando no encuentras alimentos indispensables para satisfacer las necesidades nutricionales de alguno de los miembros del hogar”. El informe resalta que las expropiaciones, invasiones y adquisición forzada de empresas productoras de alimentos “merece especial atención, pues con esta medida se ha visto afectada la seguridad alimentaria en el país”. En la práctica, apuntan, esto se ha traducido en la caída de la producción nacional, desabastecimiento, desempleo rural y encarecimiento de rubros básicos de la dieta, entre ellos el renglón de leguminosas y frutas. Además de mencionar la inestabilidad en operatividad y suministro de redes como Mercal, el informe detalla que la compra en los expendios se hace en oportunidades “en inmensas colas”. “Las continuas denuncias en cuanto a la calidad e inocuidad de los alimentos que se expenden en esta red, constituyen una violación a uno de los principios fundamentales al derecho a la alimentación”. “En cuanto a la disponibilidad alimentaria como elemento fundamental en el cumplimiento del derecho a la alimentación, se observa que en el país no se garantiza una alimentación saludable, ya que el 70% de las calorías disponibles para consumo humano son aportadas por cereales, grasas visibles y azúcares y miel”. En cuanto al acceso económico, añaden, el costo de la canasta alimentaria se incrementa constantemente, alejándose del salario mínimo. El salario mínimo mensual se ubica en Bs. 4.251,40 desde el primero de mayo, mientras que la canasta alimentaria normativa medida por el Instituto Nacional de Estadística (INE) se ubicó en febrero en Bs. 3.730,48. Desde el segundo mes del año, el ente no actualiza sus cifras, pero proyectando una tendencia similar a la del 2013, por ejemplo, la canasta sufriría un incremento de al menos 19% con lo cual superaría el ingreso mínimo mensual.
Escasez en ascenso
Evaluaciones de expertos coinciden en que el tema del desabastecimiento y la escasez tiene su raíz en la baja producción nacional que desencadena en una reducida oferta de bienes y servicios, difícil de compensar con importaciones debido a la dificultad en el acceso a las divisas. La coyuntura colocó el índice de escasez en 46,41% de acuerdo con el informe de abril del Centro de Investigaciones para la Educación, la Productividad y la Vida de la Universidad Católica Andrés Bello, campus Guayana (Ciepv, UCAB Guayana). El economista y coordinador del estudio, Marco Tulio Méndez, considera que la escasez se va a acentuar, aunque en algunos meses pudiera haber mejoría por soluciones coyunturales. “El problema de la escasez es de carácter estructural porque tiene que ver con la merma en los niveles de producción y el Gobierno no puede pretender cubrir el abastecimiento total”, dijo, al sumar a la lista de causas del problema el control cambiario y de precios. El descontento en las zonas po-
pulares pudiera ser mayor, porque el nivel de reventa es superior debido a la mayor existencia de puntos de venta de las redes estatales. “Se ha demostrado que la escasez se observa en todos los frentes, no escapa nadie”, expresó. Barrio adentro la escasez también es crítica y la especulación aún mayor. “Si las bodegas estuvieran surtidas y vendieran al precio correcto uno no tuviera que hacer ese viaje desde tan lejos para comprar un pollo o carne, al final se gasta mucho en transporte y esfuerzo”, consideró Carmen Sánchez en marzo, cuando se trasladó desde el Core 8 hasta la sucursal de Pdval, ubicada frente al Orinokia Mall. En una zona popular, un paquete de harina o arroz llega a costar hasta Bs. 50, pese a que el precio oficial es cuatro veces menor. Para ella, la mejor estrategia que puede seguir la red estatal es aumentar el número de cajas, como estaba previsto para principios de año, y abastecer las bodegas que anteriormente eran surtidas por Mercal en las comunidades. Sin embargo, la red estatal también parece sufrir obstáculos para incrementar sus inventarios, una situación que se evidencia no sólo en la poca variedad de rubros sino en estadísticas oficiales del Ministerio de Alimentación, que revelan que la cantidad de toneladas de alimentos distribuidos en el 2013 apenas creció 1,5% respecto a 2012. La Memoria y Cuenta 2013 del despacho de Alimentación resalta que la distribución de alimentos por parte de Mercal se contrajo 11% en 2013, comparado con los despachos de 2012; mientras que la distribución de Lácteos Los Andes se replegó 15,3% en el mismo periodo. En el caso del estado Bolívar, aumentó el número de eventos y ferias a cielo abierto en 2013 en contraste con 2012, pero mermó el número de toneladas de alimentos vendidas en 7,4%.
Daño psicológico
El sociólogo Nelson Freitez, docente de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA) e integrante del Centro Gumilla, considera que las colas generan malestar, frustración y tensiones entre quienes deben hacerlas. “Se compara con otros tiempos y se evidencia que la escasez que se vive significa un deterioro en la calidad de vida”. A la par, añadió, representan una enorme inversión de tiempo para quienes deben comprar estos productos, debiendo sustituirlos por otros en los casos en que no se logra conseguir. “En el caso de medicinas llega a ser dramático su efecto para comprometer la salud de las personas”, agregó. “Producen una sensación de inseguridad, de vulnerabilidad en la población, ante la incertidumbre con la cual se enfrenta la satisfacción de necesidades básicas”, expresó. La tensión generada o frustración potencialmente se descarga en las colas “ante la angustia que produce la limitación de la oferta; lo que debe unirse a los problemas de una cultura pública nuestra de irrespeto al orden en las colas”.