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Un hormigón más fuerte y ecológico gracias a las zanahorias
UN HORMIGÓN MÁS FUERTE Y ECOLÓGICO GRACIAS A LAS ZANAHORIAS
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Los ingenieros de la Universidad de Lancaster descubren que las mezclas de hormigón, incluyendo las “nano plaquetas” de remolacha azucarera o zanahoria, mejoran significativamente las propiedades mecánicas del hormigón.
Ecología & Desarrollo Sostenible
Es bien sabido por todos que las verduras son buenas para las personas, pero una nueva investigación de la Universidad de Lancaster también confirma que podrían ser la clave para hacer edificios más fuertes y ecológicos. Y sí… esto no es una broma!
Los ingenieros de la Universidad de Lancaster están trabajando con la industria del hormigón para investigar cómo se pueden reforzar las mezclas de hormigón y hacerlas más respetuosas con el medio ambiente añadiendo “nano plaquetas” extraídas de las fibras de las hortalizas con raíz.
El trabajo, que cuenta con el apoyo en la financiación de la Unión Europea dentro del proyecto European Union’s Horizon 2020, se basa en los resultados de las primeras pruebas que han demostrado que las mezclas de hormigón, incluyendo las “nano plaquetas” de remolacha azucarera o zanahoria, mejoran significativamente las propiedades mecánicas del hormigón.
También se descubrió que estos hormigones con compuestos vegetales superan a todos los aditivos de cemento disponibles en el mercado, como el grafeno o los nanotubos de carbono, y a un coste mucho menor al utilizar desechos de la industria alimentaria.
Las “nano plaquetas” extraídas de los vegetales con raíz trabajan tanto para aumentar la cantidad de silicato cálcico hidratado (Es uno de los compuestos hidratados principales del cemento Portland, responsable de las propiedades resistentes del cemento), la principal sustancia que controla el desempeño del hormigón, como para detener cualquier grieta que aparezca en el mismo.
Los compuestos no sólo son superiores a los actuales productos de cemento en términos de propiedades mecánicas y de microestructura, sino que también utilizan cantidades más pequeñas de cemento. Esto reduce significativamente tanto el consumo de energía como las emisiones de CO2 asociadas a la fabricación de cemento.
La industria de la construcción está buscando urgentemente formas de reducir sus emisiones de carbono. Esto se debe a que el dióxido de carbono es un subproducto de la conversión química que tiene lugar durante la producción de cemento. El proceso también requiere que el cemento sea calentado a temperaturas muy altas, a menudo a través de la quema de combustibles fósiles.
La producción de cemento Portland ordinario, uno de los principales ingredientes del hormigón, es muy intensiva en carbono, su producción representa el ocho por ciento del total de las emisiones globales de CO2. Se prevé que esta cifra se duplique en los próximos 30 años debido al aumento de la demanda.
10 Revista Costos #276 - Octubre | 2018