Una joven llamada Yun Ok fue un día a casa de un sabio ermitaño que hacía pociones.
Yun Ok fue a pedirle una poción para volver a enamorar a su marido que recientemente ha vuelto de la guerra. El ermitaño, para hacer la poción, necesitaba el bigote de un tigre vivo. Yun Ok estuvo pensando como conseguirlo. Hasta que un día sale de casa con un plato de arroz, va a la cueva del tigre. Éste no vino. Yun Ok fue todas las noches a darle comida, hasta que un día el tigre y Yun Ok le cogió del bigote.
Yun Ok fue a casa del ermitaño y le dio el bigote. El ermitaño lo tiró al fuego y Yun Ok, sorprendida, le preguntó por qué lo había hecho. Éste le contestó: “que si has domado un tigre puedes domar a tu marido”.
Fernando Gómez Chopitea