Cuentos para Halloween
MorĂŠs, 2010
La maldición de Feavamcruelabaza Érase una vez, en un reino llamado Alegrín; una bruja muy perruna y muy malvada llamada Feavamcruelabaza. Tenía la cara tan arrugada como una enorme verruga; vamos, que no era fea, era feísima. Tenía como mascota a un diablillo llamado maligno. Lo que más deseaba la bruja era apoderarse del reino, para que todos sus habitantes hicieran siempre cosas malas. Para llevar a cabo su plan, mandó a Maligno a cada rincón del pueblo, disfrazado de hada buena; por eso nadie se daba cuenta de que era malo, pero que muy malo. Maligno iba de casa en casa regalando a los niños riquísimos caramelos, que, como no, llevaban un componente secreto que hizo que se transformaran en vampiros, esqueletos, dragones, momias, murciélagos, arañas, fantasmas, niños invisibles,… Los niños del reino, convertidos ya en terroríficos monstruos, se dedicaron a destruir cada rincón del reino: ponían arañas y culebras en los baños, les daban sustos de muerte a los ancianos, tiraban piedras a los cristales; con martillos, hachas y cuchillos, rompían las paredes, los tejados y las puertas de las casas y de los edificios; robaban dinero de los bancos y joyas para el tesoro de Feavamcruelabaza; los vampiros chupaban la sangre a los animales de las granjas,… Pero hubo un niño, pero sólo uno, llamado Crispín, que era el niño más listo del pueblo-, y como sabía que Feavamcruelabaza era mala, pero que muy mala, y que seguramente estaba planeando algo terrorífico, no se comió ninguno de los caramelos que Maligno había repartido.
Mientras el resto de los niños se dedicaban a destrozar el reino, Crispín se coló en la asquerosa casa de la bruja. Durante muchos días estuvo buscando entre los libros y las pócimas de la bruja una receta para crear el antídoto que rompiera el hechizo de los niños. Por fin, un día, encontró la receta. En una olla gigante tenía que cocer tres cabezas de culebra, dos alas de murciélago, una verruga de sapo, cuatro colmillos de vampiro, y… un poco de pelo de Feavamcruelabaza. Pero… ¿cómo podría conseguir su pelo? Aprovechó cuando la bruja dormía, roncando como un enorme león; y con unas tijeras muy fuertes, le cortó un buen trozo. Con el caldo que había preparado, hizo unas piruletas verdes, rojas y negras, de un olor apestoso; pero que hicieron que viniesen todos los monstruos. Cuando éstos se las comieron, se volvieron a transformar en niños buenos. Y entre todos decidieron encerrar a Feavamcruelabaza y a Maligno en la jaula más fuerte que jamás se había creado, llenita de leones salvajes hambrientos. Y así fue como el reino Alegrín volvió otra vez a estar en paz. FIN
Este cuento ha sido escrito por… Mireya Gascón, Roberto Stefan y Bianca Tanase de 1ºE.P.
El vampiro Cruelo
Érase una vez, en un reino muy muy lejano, un castillo que estaba abandonado. En él vivía un vampiro llamado Cruelo, que quería apoderarse de todos los niños del reino. Una noche pensó que la noche de Halloween podría hacerlo. Llegó esa noche y, en vez de disfrazarse de vampiro o de fantasma; se vistió de persona normal; y se fue por el pueblo repartiendo zumos a todos los niños. Éstos, al beberlos, se iban convirtiendo en sus secuaces. Al cabo de unos años llegó un niño nuevo al reino llamado Carlos, y en seguida se dio cuenta de que no había ni un solo niño. Entonces pensó que podrían estar en el castillo que podía ver a lo lejos. Carlos decidió ir a investigar. Cuando casi había llegado…, le llamaron sus padres. Pero al día siguiente volvió otra vez, y descubrió que todos los niños estaban encerrados. Viendo eso, Carlos pensó que a lo mejor, si hablaba con el Cruelo, los podría soltar. Y así lo hizo. Entonces el vampiro se dio cuenta de que lo que había hecho estaba muy mal y soltó a todos los niños y logró hacerse amigo de ellos. FIN Cuento escrito por Alba Prunera 2ºE.P.
La casa y el alma
Érase una vez una casa…, pero no era una casa cualquiera, estaba encantada. Los árboles y las plantas del jardín estaban secos y encima de la casa siempre había una nube negra. Dicen que allí había vivido un hombre que murió una noche de Halloween y que su alma aún seguía en aquella casa. Por eso, en las noches de Luna Llena, se puede oír su risa si estas cerca del lugar. Un día, a un niño que pasaba cerca de la casa, se le cayó un juguete dentro. Cuando iba a entrar a buscarlo, se empezaron a escuchar unas risas y el niño… desapareció. Al día siguiente el niño apareció en la plaza del pueblo. Sus amigos se acercaron a él para ver si quería jugar con ellos al escondite. De repente, el niño se giró y les miró con los ojos envueltos en sangre; entonces sus amigos se dieron cuenta de que no era él. Pasaron varios meses. Hasta que un día, un forastero que pasaba por las cercanías de la casa oyó unos gritos que decían: ¡Sálvame!, ¡sálvame!. El forastero, algo asustado, se acercó a la casa y vio a un niño atado con unas cuerdas a una silla y también a una gran sombra que vigilaba al niño.
Sin pensárselo mucho, el forastero entró en la casa y le dijo a la sombra que se quedara con él y que a cambio soltara al niño. La sombra se lo pensó un momento, y cuando se agachó para desatar al niño, el forastero le dio un puñetazo y lo tiró dentro de la chimenea; así el fuego pudo quemar rápidamente a la sombra. De repente, el Sol entró por la ventana y los árboles y las plantas volvieron a tener color.
FIN
Cuento escrito por Pablo Grima 3ºE.P.
La bruja tonta
Había una vez una bruja llamada Tontainas. Era muy fea, con pecas y granos. Pero era muy feliz comiéndose a todos los niños. Su sueño sólo consistía en montar una guardería para comer y comer muchos niños. Un día rompió la escoba al montarse en ella, ya que había engordado mucho de tanto comer. Como no podía volar para ir a buscar niños, roía los huesos que le quedaban. Esto duró unas dos semanas, hasta que consiguió arreglar su escoba. Se montó en ella un fue volando de pueblo en pueblo en busca de niños. Y puede que un día venga aquí, a Morés y se coma a todos los niños de la escuela. FIN Cuento escrito por Lucía Arantegui 4º E.P.
Bajo la luna llena
Un día, Paco, un chico al que le gustaba mucho pasear, decidió ir a la Montaña de los Malditos. Él no sabía porqué la llamaban así. Entonces decidió investigar sobre la montaña. En algunos carteles ponía: ¨ PROHIBIDO EL PASO, HAY LOBOS ¨. En otros, en cambio, ponía… ¨ SI QUIERES MORIR, SUBE A LA MONTAÑA ¨. Paco estaba muy asustado, pero decidió subir. Empezaba a oscurecer y un fuerte escalofrío le subía por la espalda. Miró al cielo, y vio una gran Luna llena. Cuando sólo le quedaban unos pocos centímetros para llegar a la cima, Paco sintió que algo le mordía la mano. Antes de desmayarse sólo pudo ver dos grandes ojos rojos. Al recuperarse, se dio cuenta de que tenía la rodilla rota, pero eso no le impidió llegar hasta la cima. Cuando lo hizo, miró el reloj y se dio cuenta de que ya eran las once y media de la noche, del día 31 de Octubre: la noche de Halloween. De pronto sintió un terrible dolor en su cuerpo y empezó a escuchar aullidos, sus propios aullidos; y es que, se estaba convirtiendo en un Hombre Lobo.Desde esa noche, todos los días 31 de Octubre, Paco va con un hacha cortando las cabezas de los hombres y mujeres que dijeron que nunca lograría conocer el secreto de la Montaña de los Malditos. Cuento escrito por Gemma Martínez 4º E.P.
El zombi malvado
Una noche oscura, en el pueblo de Monteguarda, unos niños salieron disfrazados por las calles para pedir caramelos. Cuando iban a entrar en una calle bastante oscura, oyeron un extraño ruido. Todos estaban muy asustados. De repente salió… la señora Pot. Menudo susto se habían dado, pero ya estaban más tranquilos. Decidieron ir a buscar a Manolo, un amigo suyo que vivía en medio del bosque. Cuando iban caminando, volvieron a escuchar otro ruido, muy muy raro. El viento soplaba fuerte y movía la hierba que había bajos sus pies y las ramas de los árboles. De repente, una enorme sombra apareció de la oscuridad, era un zombi muy feo… Los niños comenzaron a correr muy rápido hacia el pueblo, pero el zombi casi los alcanzaba. Cuando por fin llegaron, la gente del pueblo los estaba esperando para ayudarles; y por eso el zombi huyó; no sin antes advertirles de que volvería pronto. La noche siguiente volvió el zombi al pueblo y les dijo a los niños que como no fueran sus esclavos, los mataría. Como los niños no estaban dispuestos a ser sus siervos de por vida, se escondieron, lo acorralaron y lo mataron entre todos. Pero… lo que los niños no recordaban era que para matar de verdad a un zombi, había que hacerlo dos veces; así lo mataron de
nuevo. Y así fue como, gracias a la valentía de los niños, el pueblo de Monteguarda volvió a vivir en paz.
FIN Cuento escrito por Carmen Gil 4º E.P.
EL PUEBLO DE LOS VAMPIROS
Era una noche fría de invierno y dos huérfanos salieron al bosque a por leña para calentar su pequeña cabaña. Al llegar la media noche, se perdieron en el sombrío bosque. Como ana, que era la hermana pequeña, tenía mucho frío, Pedro la abrigó con su chaquetón de lana. En medio del bosque, divisaron una luz que procedía de una colina cercana y se dirigieron hacia ella, pues estaba empezando a llover. Cuando llegaron, se encontraron con una mansión enorme y decidieron llamar a la puerta, ya que había una gran tormenta. Pero… la puerta ya estaba abierta. No sabían si entrar o no, pero lo hicieron. Nada más entrar había un tenebroso patio que tenía una gran escalinata que daba a las habitaciones. Los niños empezaron a subir, pero de repente escucharon unos ruidos muy extraños que procedían de la chimenea. Cuando se acercaron a ella para poder escuchar mejor; apretaron, sin querer, un ladrillo que sobresalía; y, como por arte de magia, se abrió la pared posterior de la chimenea, dando paso a una especie de pasadizo secreto que llevaba hasta el sótano. Bajaron asustados las escaleras hacia el sótano. Allí se encontraron varias tumbas muy antiguas. Pedro y Ana se acercaron a una de ellas y descubrieron que estaba vacía. Se dieron la vuelta lentamente y de pronto se tropezaron con un señor muy raro, que llevaba una capa oscura. El señor les preguntó con voz tenebrosa si estaban heridos, pues se fijó en que Ana llevaba un rasguño en el cuello. Por eso se le acercó sigilosamente al cuello de la niña
para intentar morderlo. De inmediato, Ana y Pedro comenzaron a correr por el oscuro pasadizo, ya que se habían dado cuenta de que aquel extraño ser, era un Vampiro. Los niños corrían muy rápido, pero el vampiro los alcanzaba en seguida. Se metieron en otro pasadizo, pensando que allí estarían a salvo, pero… estaba lleno de vampiros. ¡Ya no tenían escapatoria! Los vampiros se abalanzaron contra ellos y consiguieron morderles el cuello y chuparles la sangre hasta que se desmayaron. Cuando los niños se despertaron, se encontraban en su habitación; y no recordaban nada de lo que les había sucedido la noche anterior. Ya era de noche. ¡Habían estado todo el día durmiendo! A las doce de la noche, un vecino preocupado llamó a la puerta de su cabaña. Quería saber si estaban bien y también llevarles algo para comer. Pero a los niños no les llamó la atención ni la leche, ni las galletas, ni el pan; aunque tenían mucha hambre. Directamente se lanzaron los dos al cuello de su vecino para chuparle la sangre; y es que a los niños los habían convertido en vampiros. Poco a poco, los niños fueron mordiendo a otros vecinos, y, éstos, a otros tantos. Hasta que todo el pueblo se convirtió en un pueblo de vampiros. Y todo aquel, que por desgracia llegaba a él, ya no salía con vida. FIN
Cuento escrito por David Serrano 5º E.P.