ESTE LIBRO HA SIDO ESCRITO E ILUSTRADO POR…
Pilar Herrero Nerea Amigo Hugo Portela María Rebollar Berta Gil Hugo Sainz Marina Martínez Ariadna Vega Jessica Ortiz Pablo Caloca Carolina López
CRIE, Viérnoles 2020.
En los lejanos mares de Las Ji Jirafas había un barco pirata hecho de chuches de distintos colores. Sus velas eran billetes de gominola y era muy especial porque sus mástiles eran de chocolate con almendras. Tenía seis cañones hechos de regalices enrollados, que disparaban cacahuetes.
El barco tenĂa una capitana pirata. Me llamo Baldomera y su Pantera. Soy muy, muy fea, como un esqueleto podrido. Soy grande y gorda. Doy mucho mucho, mucho miedo y, por eso, me daba miedo mirarme al espejo.
A todos les aterrorizaba mi pata, porque era de hierro y ademĂĄs era una calavera.
Toda la tripulación le tenía miedo. Llegó la timonel. - Mi nombre es Timón Tim n Congelado. Me volví pirata porque me escapé de casa cuando era pequeño y no sabía donde quedarme.
Cambié la pata del capitán por una araña ara a peluda. Con la nueva pata, la araña quería ir para un lado y él para otro, y acababan enfadándose. Y todos tenían miedo, porque era gigante y daba miedo cuando se enfadaba.
Después llegó la pirata cocinera. - Mi nombre es Coco Loco. Me encanta cocinar la sopa de ajos con ojos de rana, lagarto, sapo y de rata. ¡También me gusta cocinar colas de lagarto!
Tuve la idea de cambiar la pata del capitán por un bocadillo de sardinas fritas. Con la nueva pata, cuando no tenían comida, se comían el bocadillo y el capitán se enfadaba. Y todos tenían miedo, porque gritaba cuando se comían su pata.
Apareció por allí otra pirata. - Soy la grumete y me llaman Piesgrandes. Me fabrican zapatos especiales porque tengo un problema en el pie.
Se me ocurrió cambiar la pata por un hígado gado que arranqué a una persona una vez. Con la nueva pata, olía mal y dejaba sangre por todos lados. ¡No le gustaba a nadie! Y todos tenían miedo, porque era asquerosa y nadie se acercaba a ella.
El siguiente pirata que apareció dijo: - Soy el pirata armero y mi nombre es Pata Pistola Me llaman así porque me encargo de dar las armas a la tripulación.
Rápidamente cambié la pata por una costilla de tiburón tibur n. Con la nueva pata se iba cayendo, porque se partía la costilla, poco a poco, al andar. Y todos tenían miedo, porque reñía a la tripulación cuando se caía.
Entonces se presentó el pirata vigía. - Mi nombre es Rata Asquerosa. Me llaman así porque las ratas me seguían a todas partes.
Cambié la pata del capitán por un escorpión escorpi n
venenoso El escorpión le picaba en el otro pie y se le quedaba dormido. Y todos tenían miedo porque era muy grande, tenía las orejas llenas de bichos y tenía mal humor.
A continuación llegó otro pirata. - Soy la pirata carpintero y mi nombre es Clava Puntas. Soy una pirata larga y tengo en el pie puntas afiladas.
Tuve la idea de cambiar la pata por unas puntas oxidadas. Con la nueva pata, al caminar hacía agujeros. Y todos tenían miedo porque les podía pinchar y hacerles agujeros en los pies.
El siguiente pirata que apareció dijo: - Soy el ayudante del capitán. Me llaman Pepito Pies Largos y me llaman así porque calzo un 59.
Se me ocurrió cambiar la pata del capitán por un hierro grande. Con la nueva pata podía darles un golpe y dejarles K.O. Y todos tenían miedo porque no querían morir.
Más tarde vino el pirata médico: Me llamo Doctor Aguja, soy un pirata muy viejo y lo que mejor se me da es curar a los piratas.
Rápidamente cambié la pata por una jeringuilla llena de un líquido quido verde. Con la nueva pata el pirata pinchaba a todo el mundo. Y todos tenían miedo, porque al pirata le dolía y gritaba todas las noches.
El loro pirata, que lo había visto todo, pensó que era mejor cambiar la pata del capitán por un cuento de deseos que hacía realidad todo lo que el pirata quería.
El capitán se puso muy contento, y para celebrarlo… ¡se afeitó la barba!
Al final, cada noche un pirata contaba cuentos de miedo.
Este libro es una adaptación del álbum ilustrado “El PIRATA de la PATA de PATA”, escrito por JOSÉ CARLOS ANDRÉS e ilustrado por MYRIAM CAMEROS SIERRA. EDITORIAL NubeOcho.