El capitán malvado y su pata

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ESTE LIBRO HA SIDO ESCRITO E ILUSTRADO POR…

Javier Fernández. Carolina Ale Manuel Teja Alexandru Gabriel Pascal Andrea Mendiguchía Alejo Quesada Camila Alessandra Jade Alvarado Gabriel Eduardo Iris Manole Hugo Prellezo

CRIE, Viérnoles 2018.


En los lejanos mares de La luna Pirateara, que está en las Montañas de Calavera, había un barco pirata hecho de diamantes, que navegaba por los mares del norte, sur, este y oeste. Tenía 10 cañones que lanzaban chuches. Y era muy especial porque tenía pistolas, espadas y dos motores para navegar mas rápido por los mares.


El barco tenía un capitán pirata. Me llamo Malvado, y soy fuerte y muy malo. Me como lo de los demás y lo mío. Me como hasta un tiburón entero con salsa de medusas y erizos sin pelar.

A todos les aterrorizaba su pata porque era de palo de madera de golosinas, y les daba miedo porque se escondía y aparecía por todos los lados con su fea cara y su pata de palo.


Toda la tripulación le tenía miedo. Llegó el timonel Timonelo. Que era más ágil que un gato, más gordo que una ballena y más alto que una jirafa.

Cambió la pata del capitán por un barril. Con la nueva pata rodaba siempre por la cubierta y se caía al agua. Y todos tenían miedo porque les aplastaba si no se subían al palo mayor.


Después llegó el cocinero Salmonete, que era feo, gordo y un poco malo. Era moreno y tenía solo un ojo de color azul. Le gustaba cocinar ballenas en trozos pequeños en el horno. Pero ballenas gigantes de 5 metros. Le gustaba esconderse y reírse de los demás.

Tuvo la idea de cambiar la pata del capitán por una pata de cerdo. Con la nueva pata rompía los suelos del barco. Y todos tenían miedo porque se podían caer por uno de los agujeros y hacerse daño.


Apareció por allí otro pirata. Soy el grumete y mi nombre es Garrapata. Soy bueno y majo. Y me gusta molestar a los otros piratas, ja, ja, ja.

Se me ocurrió cambiar la pata por una chuche con efectos que, cuando se la comían, les salían manchas en la cara, granos… Con la nueva pata molestaraba a todo el mundo. Y todos tenían miedo porque era muy malo, con su pierna de chuche pegaba muchas patadas y gritaba mucho.


El siguiente pirata que apareció dijo: Soy el pirata armero y me llamo Clarence, soy musculoso y cachas. Me gusta hacer armas de delfín y chuches.

Rápidamente cambió la pata por un cañón y no podía casi andar, hacía mucho ruido: bong, bong… Y todos tenían miedo porque hacía mucho ruido.


Entonces se presentó el pirata vigía, que se llamaba MIRANDA porque le gustaba mirar cosas muy divertidas como ballenas rosas bailando la, la, la.

Cambió la pata del capitán por un hueso que encontró la semana pasada en una cueva. Con la nueva pata apestaba más que la boca de una ballena. ¡Puajj! Y todos tenían miedo porque era un hueso muy feo y los grumetes se escondían porque olía muy mal.


A continuación llegó otro pirata. Soy el pirata carpintero, mi nombre es Carpint, y no soy muy trabajador. A veces no trabajo nada y otras trabajo mucho arreglando muchas cosas que rompen estos piratas.

Tuvo la idea de cambiar la pata por un martillo. Con la nueva pata rompía toda la madera. Y todos tenían miedo porque el martillo era muy puntiagudo y, cuando caminaba, le sonaba muy, muy, muy fuerte.


El siguiente pirata que apareció dijo: Soy el ayudante del capitán. Me llamo Cara Anchoa. Y me gusta bañarme con los tiburones.

Se le ocurrió cambiar la pata del capitán por un pulpo gigante. El capitán dijo: ¿quién me ha puesto esto en la pataaaaaa? Con la nueva pata echaba tinta negra que hacía a la tripulación no ver nada. Y todos tenían miedo porque si les tocaba les ardía la cara entera.


Más tarde vino la pirata médico Malvadilla, que era buena y ayudaba a toda la tripulación. Esa noche cuando el capitán estaba durmiendo…

Rápidamente cambió la pata por un clavo bien afilado que se atascaba en el suelo de madera. La pata de clavo tenía un efecto mágico y les daba miedo. Con la nueva pata se sintió muy enfadado porque se caía mucho. Y todos tenían miedo porque gritaba muy fuerte, algunos se asustaban y otros se escondían.


El loro pirata, que lo había visto todo, pensó que era mejor cambiar la pata de palo por una caja de regalices que al arrancar salían luces.

El capitán se puso muy contento, y para celebrarlo pusieron mucha comida para todos y comieron tanto que, por la noche, no podían ni moverse. Al final les dió a todos los regalices y se pusieron muy contentos, como eran infinitos nunca se les acababan. Y todos fueron muy felices para siempre, y el pirata también.


Este libro es una adaptación del álbum ilustrado “El PIRATA de la PATA de PATA”, escrito por JOSÉ CARLOS ANDRÉS e ilustrado por MYRIAM CAMEROS SIERRA. EDITORIAL NubeOcho.



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