MOVIMIENTO DE LA PSICOTERAPIA EXISTENCIAL La psicoterapia existencial es un enfoque dinámico que se concentra en las preocupaciones enraizadas en la existencia del individuo. Lo que realmente cura es el análisis de las relaciones, que los pacientes se sienten torturados por la necesidad de elegir, que los psicoterapeutas tienen que catalizar la “voluntad de actuar” de los pacientes y que la mayoría de éstos se sienten abrumados por la falta de un sentido vital. El enfoque existencial es un paradigma psicoterapéutico efectivo y valioso, tan racional, sistemático y coherente como cualquier otro. La terapia existencial: una terapia dinámica La psicoterapia existencial es una forma de psicoterapia dinámica. Para comprender una de las características básicas de este enfoque, es necesario aclarar qué significa terapia dinámica. En su sentido más común, “dinámico” (que se deriva del griego dynasthi, tener fuerza o poder) hace referencia a algo dotado de energía y movimiento. En el terreno técnico, el término está relacionado específicamente con el concepto de “fuerza”. De tal modo, la psicodinámica de un individuo está formada por las distintas fuerzas conscientes e inconscientes, por los motivos y temores que operan en su interior. Para identificar los conflictos internos de un individuo, es necesario transitar por varios caminos de acceso: reflexiones, sueños, pesadillas, destellos de experiencia profunda, penetración interna, manifestaciones psicóticas y análisis de las experiencias infantiles. Psicodinámica existencial La psicodinámica existencial hace hincapié en un tipo de conflicto básico que emana del enfrentamiento del individuo con los supuestos básicos de la existencia (preocupaciones esenciales que ineludiblemente forman parte de la existencia del ser humano en el mundo). El método de esta psicodinámica consiste en una profunda reflexión personal. Las condiciones son igualmente simples: soledad, silencio, tiempo y libertad con respecto a las distracciones cotidianas que suelen llenar el mundo de nuestras experiencias. Si reflexionamos profundamente sobre nuestra “situación” en el mundo, nuestra existencia, límites y posibilidades, si llegamos al fondo subyacente a todos nuestros fundamentos, nos enfrentamos invariablemente con los supuestos de la existencia, con las “estructuras profundas” llamadas preocupaciones esenciales. Este proceso de reflexión se cataliza a través de ciertas experiencias urgentes, denominadas, por lo general, situaciones “límite”, entre las que se incluyen el enfrentamiento con la idea de la propia muerte, con algunas decisiones importantes e irreversibles o con el colapso de algunos esquemas fundamentales que nos proporcionaban una serie de significados. En este punto nos referiremos a cuatro preocupaciones esenciales: la muerte, la libertad, el aislamiento y la carencia de un sentido vital. El enfrentamiento del individuo con cada uno de estos hechos constituye el contenido de un conflicto dinámico existencial. La muerte: la preocupación esencial más obvia y más fácil de comprender es la muerte. Ahora mismo existimos, pero en cualquier momento dejaremos de hacerlo. Uno
de los conflictos existenciales básicos es la “tensión” que se crea entre la conciencia de la inevitabilidad de la muerte y el deseo de continuar siendo. La libertad: Solemos concebir a la libertad como algo indudablemente positivo, sin embargo, desde la perspectiva de su fundamento básico, lleva implícitos grandes temores. El hombre es completamente responsable y se convierte en el autor de su propio mundo, de su estilo de vida, de sus designios, elecciones y acciones. En este sentido, la libertad tiene una implicación aterradora: significa que no tenemos debajo de los pies ningún suelo, que no hay nada, sólo un vacío, por tanto, el conflicto entre la falta de base y el deseo de encontrar unos cimientos, una estructura, constituye una dinámica existencial fundamental. El aislamiento existencial: Es el aislamiento fundamental con respecto a las demás criaturas y al resto del mundo. Independientemente de la intimidad que establezcamos con otros seres, existe una barrera final e intransitable; cada uno de nosotros nace solo y muere solo. La tensión entre nuestra conciencia de absoluto aislamiento y nuestro deseo de obtener contacto, protección e integración como parte del mundo en su conjunto constituye otro conflicto existencial. La falta de sentido vital: Si tenemos que morir, si nos vemos forzados a constituir nuestro propio mundo, si cada uno de nosotros está básicamente solo en medio de un universo indiferente ¿cuál es el significado de la vida?, ¿por qué vivimos?, ¿cómo debemos vivir? Ya no existe para nosotros una estructura predeterminada, tendremos que fabricar nuestros propios significados vitales, pero, ¿serán lo suficientemente firmes para soportar los embates de la propia vida? El conflicto dinámico surge como resultado de buscar los propios significados en un universo carente de sentido La cuestión de la profundidad en la psicodinámica existencial. Desde una perspectiva existencial, la exploración profunda significa, más que una exploración del pasado, el intento de eliminar las preocupaciones cotidianas para centrarse sólo en la propia situación existencial. Significa meditar más allá del tiempo, pensar en la relación existente entre nuestros pies y el suelo que pisamos, entre nuestra propia conciencia y el espacio que nos rodea; no se trata de pensar en el proceso a través del cual llegamos a ser como somos, sino en cómo somos. El pasado, es decir, lo que recordamos de él, importa sólo en la medida en que forma parte de nuestra existencia actual y ha influido en nuestra manera de enfrentarnos, en el momento presente, a nuestras preocupaciones esenciales. El tiempo primordial de la terapia existencial es el “presente que se convierte en futuro” En este momento y en los niveles más profundos de mi ser, ¿cuáles son mis fuentes fundamentales de temor? El campo de la psicoterapia existencial El enfrentamiento con los supuestos básicos de la existencia es doloroso, pero a la postre es curativo. Una buena labor terapéutica lleva siempre aparejada la posibilidad de una prueba de realidad y la búsqueda de una iluminación personal.
Los conceptos existencialistas básicos no son complejos. Se tarda mucho más tiempo en descubrirlos que en interpretarlos y analizarlos meticulosamente. En algún momento de su vida, todo ser humano entra en una etapa de “oscura reflexión” durante la cual se pone en contacto con las preocupaciones existenciales básicas. Lo que se requiere no es una explicación formal. La tarea del psicoterapeuta es hacer que aflore lo que está reprimido, lograr que la persona se ponga en contacto de nuevo con nociones que han estado en su interior desde largo tiempo atrás. El terapeuta debe estimular al individuo a examinar mediante introspección su propia situación existencial, debe acercarse al paciente con un enfoque fenomenológico; esto es, entrar en el mundo de su experiencia y escuchar los fenómenos que relata sin ningún supuesto previo que distorsione la comprensión. En la medida de lo posible, es necesario “poner entre paréntesis” las perspectivas del mundo en que uno se mueve y entrar en el de la experiencia del otro individuo. La confrontación con la propia situación existencial nos recuerda que os paradigmas son débiles barreras que uno se crea para defenderse del dolor y de la incertidumbre. La logoterapia: psicoterapia de tendencia existencial Frankl sostiene que “la psicoterapia actual se caracteriza por el surgimiento de la psiquiatría existencial”. Los términos de la psicología existencial han entrado definitivamente en nuestro lenguaje: “crisis existencial” es un término común ahora para indicar el punto crítico en la psicoterapia. Resulta evidente que este tipo de psicoterapia por el hecho de estar plasmada según la visión existencialista, se centre en la persona existente y exalte al ser humano en el acto de surgir, de devenir. El existencialismo en sí no es un método terapéutico, sino una actitud ante la terapia. La metodología adoptada es la fenomenología, caracterizada por la aprehensión del fenómeno tal como se presenta. Este método abre horizontes e ilumina con nueva luz cuestiones como el problema del yo, de la voluntad, de la decisión; el concepto y la experiencia de estar-en-el-mundo, etc. Frankl repite continuamente con insistencia que la logoterapia, como investigación y como concepción del hombre, representa una contraposición a la psicoterapia corriente, a la psicoterapia en el sentido verdadero y propio de la palabra. Pero no debe ser considerada como un sustitutivo de aquella. Una sustitución de la psicoterapia por la logoterapia es inconcebible: más bien, la psicoterapia necesita un complemento que, precisamente, es aportado por la logoterapia. Las teorías fundamentales de la logoterapia adquirieron forma definitivamente sobre el hecho de que cada vez con mayor frecuencia las personas se dirigen al psicoterapeuta sin presentar otro síntoma que un sentimiento de aburrimiento, de apatía y la sensación de llevar una vida carente de sentido. Estas manifestaciones no pueden ser tratadas con los métodos terapéuticos tradicionales, dado que, según los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por Frankl y sus colegas, se trataba de un nuevo tipo de neurosis que se situaba en la dinámica existencial del hombre. Entonces el autor desarrolló una teoría que pone el acento en la investigación del sentido (logos) por parte del hombre. Toda realidad, según Frankl, tiene un sentido y la
vida no deja de tener un significado para cualquier persona; todo individuo (Ăşnico, irrepetible) tiene misiones Ăşnicas que deben ser descubiertas y a las que tiene que responder. Por eso su terapia se interesa por las metas y los fines de la vida y acentĂşa como elementos fundamentales la libertad y la responsabilidad.