COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA SOBRE EL ASESINATO DE CUATRO MIEMBROS DE LA FUERZA PÚBLICA SECUESTRADOS POR LAS FARC La Conferencia Episcopal de Colombia lamenta y rechaza el asesinato cometido por la guerrilla de las FARC de cuatro miembros de la fuerza pública, mantenidos secuestrados durante largos años, en hechos de profunda inhumanidad ocurridos en este fin de semana. Duele el drama que han vivido por años estos hermanos nuestros y sus familias. Duele la forma como se ha roto la esperanza de volverlos a tener en el hogar, con vida, sanos y salvos. Duele la atrocidad de la violencia fratricida. Estamos frente a la cruel realidad de seres humanos que han sufrido en su dignidad por la violación de sus derechos fundamentales y cuya vida ha sido segada inmisericordemente. Ante este hecho, los colombianos tenemos que exigir que el respeto de la persona y de la vida humana sean siempre el objetivo central de toda actividad de la sociedad, que por ningún motivo se justifique el asesinato de hermanos o la violencia en ninguna de sus formas, que se apliquen los valores y principios humanitarios que tantas veces se sacrifican en medio de las confrontaciones, y que cuanto antes cese el conflicto armado que durante tantos años ha sembrado de sangre y de destrucción a nuestra Patria. En el trabajo constante de la Iglesia Católica junto a las víctimas del conflicto armado tienen un espacio prioritario los secuestrados y quienes han perdido a sus seres queridos. Seguiremos trabajando incansablemente por el ideal de una sociedad en paz, en la que se respete la vida, en la que la dignidad de cada persona sea reconocida plenamente, en la que la libertad sea un valor central y la justicia y la equidad social guíen el conjunto de la sociedad. Manifestamos nuestra plena solidaridad con las familias que han sido víctimas de tan graves atropellos, nos unimos a ellos para orar juntos, para pedir al Señor de la vida que sea consuelo y compañía en estos momentos de tanto dolor e invitamos a todos los colombianos a no perder la esperanza, a mirar hacia el futuro con la certeza de que el amor y la justicia son más fuertes que todo lo que intente destruir nuestra sociedad. Sigamos juntos caminando a la luz del Señor que viene a darnos su paz.
+Rubén Salazar Gómez Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia Bogotá, 29 de noviembre de 2011