EL CANDIDATO
JORGE ALTAMIRA SE POSTULÓ EN 15 COMICIOS DESDE 1985. Y SUEÑA SER ALTERNATIVA DE PODER. Por Cristian H. Savio
JORGE ALTAMIRA no lleva la cuenta de
las veces que se presentó a elecciones. Newsweek sí: fueron 15. Su debut electoral no fue, como muchos creen, en 1989. Antes de ese, el primero de sus cinco intentos presidenciales, el fundador del Partido Obrero se había postulado en dos ocasiones a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, en 1985 y en 1987. En la primera ocasión, compitió con figuras como María Julia Alsogaray (UCeDé), Marcelo Stubrin (UCR), Julián Licastro (PJ), Francisco Manrique
(Alianza Federal) y Rafael Martínez Raymonda (Demócrata Progresista). Obtuvo 6.014 votos. En tres décadas de presencia casi perfecta en las urnas, suma 1.708.399 sufragios exactamente, con los 78.955 que recogió el 11 de agosto pasado y que lo dejan a las puertas del Congreso por primera vez, si se confirma la proyección en octubre. Sólo una vez consiguió una banca: fue en 2000 y en la Legislatura de la Ciudad, cuando lo votaron 36.419 porteños. En estas PASO, duplicó esa cifra como candidato a diputado 20
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nacional por la capital. Su momento de gloria fue en las Primarias de 2011, cuando la ocurrente campaña “Un milagro para Altamira” le reportó la inigualable cifra de 527.237 votos en todo el país, que le permitieron superar con holgura el piso de 1,5% para clasificar a las presidenciales de octubre, en las que volvió a superar el medio millón. Pero esta vez casi duplicó su mejor porcentaje, con un 4,18%. Hasta aquí, números. Y personales. Para Altamira, sin embargo, lo más im-
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Jorge Altamira es la cara visible y uno de los fundadores del PO.
la frontera con Bolivia. Eso revela un alzamiento y un enraizamiento popular”. Un mérito indiscutible de Altamira: la coherencia de discurso y la permanencia de su fuerza política a lo largo de tres décadas. “Este es el momento de mayor madurez porque supimos combinar la situación objetiva que apunta mal para el pueblo, con la progresiva comprensión que en el pueblo hay del problema. Y hemos seguido el ritmo de esa comprensión”, evalúa. La suya es, sin dudas, la mayor de esas figuras que arrastraron votos en la izquierda. Su rostro escrutando a los porteños en los afiches de cada cuadra, su presencia en charlas con vecinos y en actos públicos, y los spots publicitarios que no cayeron en la “propaganda vacía” ayudaron a paliar el déficit de exposición mediática en detrimento de los otros candidatos y la casi supina indiferencia de las encuestas. “El profundo acercamiento que hemos tenido con la mentalidad y la conciencia populares es un gran progreso de la izquierda. Y se lo adjudico en un 80 por ciento al Partido Obrero”, asegura.
portante es la extraordinaria elección en las recientes Primarias que hizo el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, la fuerza integrada por el PO que totalizó cerca de 900.000 votos en todo el país, superando el piso en los 19 distritos en que se presentó. Por eso, en su encuentro con Newsweek el histórico dirigente dice estar “razonablemente eufórico”. “Fue una votación de nivel nacional, es cierto que traccionada por los principales candidatos de los distritos”, dice. “Nos votó desde el porteño al que vive en
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Los votos que cosechó Altamira en 15 comicios desde 1985. Es el político récord en postulaciones desde el regreso de la democracia.
Se postuló 5 veces a la presidencia. —También, 6 veces a diputado nacional y dos veces a legislador porteño. Y compitió en las dos PASO.
4,18%
La proporción de votos en las últimas PASO (como precandidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires). Su récord.
Elisa Carrió y Luis Zamora lo siguen como “candidatos seriales”.
ALTAMIRA NO puede estar sin correr.
—Cada uno se presentó “apenas” ocho veces.
Desde los 6 años. Aun ahora, a los 71, se levanta bien temprano cada mañana y a las 7.30 está firme en un gimnasio cercano para correr durante una hora antes de ponerse a trabajar y escribir, actividades que le llevan la mayor parte del día hasta que, a partir de las 17, se dedica enteramente a la cuestión proselitista. La afición por el ejercicio nació cuando su padre lo anotó para practicar boxeo en un club. “Lo hice durante mucho tiempo, e iba con él a ver peleas”, recuerda. Eran los días en que Pascual Pérez se colgaba la medalla dorada en los Juegos de Londres 1948 y pegaba el salto para ser campeón mundial en 1954. “Cuando yo peleaba, la mirada de mi padre era la que me hacía ganar”, recuerda Altamira. “No soportaba la idea de ser derrotado ante
su mirada. Una vez un pibe más grande me corrió, yo escapaba, y de golpe veo a mi padre en la puerta de casa. Entonces me di vuelta, encaré al pibe y me agarré a trompadas”. ¿Siente que genera lo mismo en su hijo (Fernando Wermus, de 34 años)? No. No soy con mi hijo como mi padre fue conmigo. Mi padre era un dechado de aspectos negativos, un horror. Por suerte, me acuerdo solo de las cosas buenas. Y la crianza de una persona la hacen dos. Con los niños tengo una relación fabulosa. Si en lugar de votar a partir de los 16 votaran para abajo, ¡el Frente de Izquierda estaría gobernando
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En 2011, la campaña “Un milagro para Altamira” le permitió superar las PASO.
Creo que más que a los demás. Haber conocido un número importante de mujeres interesantes ha sido muy positivo. Es natural, es la esencia de la vida. Hijo de un obrero y activista sindical peronista, Altamira solía recurrir a un libro de los discursos de Perón que tenía en casa para inspirarse ante cualquier composición que tuviera que escribir en el colegio. Pero en la adolescencia tuvo un desencanto revelador con el General, apenas concretado el golpe de 1955. “La desazón más grande fue enterarme que se había ido a la cañonera Paraguay. Tenía todo para pelear: mayoría popular, mayoría en las Fuerzas Armadas, disposición. Pero él se dio cuenta de que la batalla la iban a ganar y usufructuar los sectores populares, y no estaba dispuesto a eso”, dice. “Lo más importante de mi militancia lo dediqué a producir la ruptura histórica con el peronismo, que la vamos a conseguir ahora a partir de este millón de votos, con las fábricas, los sindicatos”. Estas elecciones, de acuerdo a Altamira, posicionan a su frente como la creciente oposición de izquierda al kirchnerismo. Solamente apoyó la reestatización de las AFJP porque “tenía un significado muy fuerte para el movimiento obrero, aun sabiendo que el uso de los fondos no iba a ser bueno. Y creo que dimos una lección de un concepto político: si una cosa está bien, hay que ir adelante. En cambio lo de YPF fue un completo fraude”. 22
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¿Y leyes sociales, como el matrimonio igualitario o la Asignación Universal? El matrimonio igualitario es una tendencia mundial que hasta el Wall Street Journal y (Mauricio) Macri apoyan. La asignación por hijo es una posición profundamente reaccionaria. Lo denunciaba Marx en la página 6 del Manifiesto Comunista, en 1848: los trabajadores quieren empleo, y un seguro al desocupado. ¿Cómo sigue la campaña? ¿De dónde van a salir los votos que faltan para asegurarse bancas? Principalmente de algunas tendencias de izquierda que quedaron afuera y, después, del kirchnerismo. Está claro que la corriente de Filmus no está votando por Cabandié. Eso en el plano superestructural. Cuando la base kirchnerista vea que la opción es Scioli o Altamira, un kirchnerista elige a Altamira. Ya se está proyectando a 2015… Bueno, digo Altamira para sintetizar, hablo del Frente de Izquierda. El oficialismo se queda con Scioli, no queda más nada. Estructurar a la izquierda como alternativa de poder significa una movilización de características excepcionales en la clase obrera, que es mi principal interés. Vamos a lograr que el movimiento obrero pase al campo izquierdista, vamos a terminar con los Moyano, los Pedraza, y la clase obrera será socialista. Esa es la preocupación principal. Si logramos avanzar en ese campo en profundidad, somos alternativa de poder.
FOTO , DESPLEGADO ANTERIOR : ANDRÉS LOFIEGO ; EN ESTA PÁGINA : TÉLAM
desde hace tiempo! ¿Escribe en su casa? Cambio constantemente. En una época solo podía escribir en los bares y, de golpe, el único lugar donde no podía escribir era un bar. He pasado 12 horas en una oficina que tenía el Partido en la calle Ayacucho. La gente se asomaba a ver si me había muerto porque no había levantado el trasero durante largo tiempo. Ocurre que soy lo que los yanquis llaman workaholic, y para atenuarlo he buscado crear espacios. Trasladarme me ayuda a cambiar de registro mental. ¡He llegado a tener 13 horas de campaña por día! Hablemos de fútbol. ¿Sigue tan fanático de Huracán? No solo fanático: es una espina clavada porque es el único lugar donde mis pronósticos son puros deseos. Cuando este año lancé la consigna “La izquierda al Congreso, Huracán a la A”, los de la hinchada me tranquilizaron: “Vas a entrar al Congreso pero lo nuestro va a tener que esperar”, me dijeron. Igual me quedan muy buenos recuerdos. Me gustaba considerablemente más el Huracán de (Ángel) Cappa que el campeón del ‘73, donde había algo más de entelequia, pases en todas direcciones sin ton ni son que la gente celebraba con “Ole” y yo no veía a dónde iban. ¿De dónde viene su amor por el club? De los 6 años, por una discusión que tuve con un tío que era medio déspota. Poco después, tuve un accidente y me internaron para una operación que duró horas en el Hospital de Niños. En la sala había cerca de 150 chicos, de los cuales 149 eran de Boca. Y el domingo escuchamos por radio un Huracán-Boca. Si a los 6 años me aguanté eso, ¿qué pueden hacerme Cristina Kirchner, De Narváez, Massa? ¡Son pan comido! ¿Qué otras pasiones tiene? La política, para un marxista, es un fenómeno integral. Si tengo pasión por el cine, forma parte de una aspiración cultural más vasta. Aprecio a los muy buenos políticos marxistas que he conocido por su cultura. Pero lo primero que me viene a la cabeza al hablar de pasiones es enamorarse de una mujer interesante. ¿Le pasa muy seguido?
Newsweek
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