SALUD
¿Y SI
VENDER ÓRGANOS
FUERA LEGAL? Por Cristian H. Savio
ES COMO una eterna tarde soleada:
mientras la luz del sol ilumina datos auspiciosos, arroja detrás de ellos una sombra que va creciendo inexorablemente. En la Argentina, aunque crecen los donantes y trasplantes, no alcanzan a empardar el incremento acelerado en la cantidad de pacientes que aguardan su órgano. El frío de la larga espera
oscurece el panorama. Y hay quienes creen que la solución podría estar en legalizar su compra-venta, como si fuera un bien de consumo más. Un libro. Un auto. Una cama. La idea genera “repugnancia”, reconoce a Newsweek el economista Alejandro Calabria, uno de los principales impulsores en el país de la implementación de 62
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un mercado legal de trasplantes. “Pero quizás sea la mejor opción”, sostiene. Calabria poco conocía de trasplantes hasta que empezó a preparar su tesis de maestría. “¿Esto también es economía?”, le preguntaron sus colegas cuando expuso el tema de su trabajo final en la UCEMA. “Mi respuesta fue que cuando en un mercado, ya sea de
Newsweek
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FOTOS , DESDE LA IZQUIERDA : FOTOMONTAJE SANDRO BÁEZ , DIEGO MAR TÍNEZ
LA IDEA DE UN MERCADO PARA TRASPLANTES PRODUCE REPUGNANCIA. PERO PARA UN JOVEN ECONOMISTA ARGENTINO, PUEDE SER LA ÚNICA MANERA DE TERMINAR CON LAS LARGAS LISTAS DE ESPERA.
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clavos, de trabajo o de azúcar, persiste durante un tiempo prolongado una brecha o gap entre oferta y demanda, los economistas debemos preguntarnos qué es lo que ocurre”, dice Calabria. “No veo por qué con los trasplantes no debería suceder lo mismo”. La brecha, en efecto, es pronunciada, sostenida y creciente. En el primer semestre del año el aumento de trasplantes fue de un 9,48% con respecto al mismo período de 2011. Y los 1.096 realizados al último día de septiembre, según datos del INCUCAI, significan cuatro por día, un promedio superior al de “un trasplante cada siete horas” que apenas en marzo pasado ponía de relieve la presidente Cristina Fernández en un discurso en el que destacó que la Argentina estaba a la vanguardia en América Latina. También aumentó la cantidad de donantes reales a 477, lo que representa un incremento de casi un 10% respecto al mismo mes de 2011. Pero el número de pacientes en espera, en ese mismo lapso, ascendió en una proporción similar a 7.140. Y se calcula que un 10 por ciento muere mientras aguarda su trasplante. “Es algo que pasa en todo el mundo”, admite a Newsweek el director del INCUCAI, Carlos Soratti, y explica que esto obedece a que los buenos resultados del procedimiento hacen que los médicos indiquen cada vez más trasplantes. En la Argentina, por ejemplo, hay 830 pacientes en lista de espera hepática, cifra que hace cinco años rondaba los 350. Calabria presentó su propuesta en la XLVI Reunión Anual de la Asociación Argentina de Economía Política (AAEP), realizada hace casi un año. Y asegura que desde entonces no ha recibido argumentos contrarios a su propuesta más allá de los que, precavido, refuta de antemano en su paper. Entre ellas, el supuesto aumento de la criminalidad y del mercado ilegal, la commoditización del cuerpo, el perjuicio a los más humildes —que serían quienes quedarían más “expuestos a vender” sus órganos por cuestiones económicas— y la irreversibilidad de la decisión. Para Calabria, son obstácu-
los que tienen solución —por ejemplo, el costo del órgano puede ser cubierto por el sistema público de salud, la obra social o la prepaga— o bien son cuestiones que también aparecen en otros mercados pero no se cuestionan. “Muchos países que prohíben la venta de órganos permiten el alquiler de vientres lo cual, desde ese punto de vista, sería una incongruencia”, asegura. El paper de Calabria es claro respecto a las asimetrías sociales. “Seguramente
“PROHIBIR LA VENTA DE ÓRGANOS Y PERMITIR EL ALQUILER DE VIENTRES ES UNA INCONGRUENCIA”. Alejandro Calabria, economista
las personas bajo condiciones extremas de pobreza no serán quienes oferten sus órganos dado que deben cumplirse ciertos requisitos de salubridad (como tener determinado rango de peso, no sufrir ni haber sufrido enfermedades como VIH o hepatitis, o no consumir drogas ni beber en exceso), sino que probablemente sean las personas de clase media-baja o clase media quienes terminen proveyendo la mayor cantidad de órganos”, escribió. Para el joven profesor de microeconomía, econometría y diseño de mercados de la UADE y la Universidad de Morón, la mayoría de la gente considera “repugnante” la idea de la compra y venta de Octubre, 2012 |
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órganos. Pero, en economía, la repugnancia se interpreta y analiza como una restricción más al desarrollo de mercados. De hecho, dice, actividades que hoy resultan “normales” como los seguros de vida, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el cobro de intereses en los préstamos estuvieron prohibidas durante siglos sólo porque a un sector de la población le producía disgusto o rechazo. Este “asco” sólo se vence cuando los hábitos y las costumbres avanzan en
un sentido determinado. Los casos que propone “legalizar” Calabria son aquellos que involucran a donantes vivos, esto es, trasplantes de hígado o riñón. Como ocurrió con la donación de Sandra Mihanovich a su ahijada (ver recuadro) o la del padre del futbolista Luciano Galletti a su hijo, es posible ceder un órgano o parte de él sin comprometer la propia vida. Sin embargo, la extracción de órganos a personas sanas ha enfrentado una tenaz censura legal en la mayoría de los países. En términos filosóficos, subyace la discusión sobre si los órganos son “parte” o son ser humano, señala la doctora en filosofía, bioeticista e investigadora del CONICET
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“LO VEO PELIGROSO”
Tras donar un riñón a su ahijada, Sandra Mihanovich rechaza que se pague por los órganos. “Sería inmanejable”, dice. POR C.H.S. A UN mes y medio de haberle
donado un riñón a su ahijada, Sandra Mihanovich asegura que no sufrió problema físico alguno. Veinte días después de la operación ya estaba sobre el escenario otra vez, “solo con un poquito de dolor en la herida”, molestias típicas de cualquier intervención quirúrgica. “Pero ya volví a hacer pilates, y cuanto más hago, mejor me siento”, dice. La cantante, además, se apresta a dar tres funciones consecutivas, el 12, 13 y 14 de octubre, en el Teatro Opera de Buenos Aires, para la presentación oficial de su flamante vigésimo disco de estudio, Vuelvo a estar con vos . Con más de tres décadas de carrera musical, la donación de un órgano puso a Sandra en un lugar de exposición mediática como jamás había tenido. “Pero maravillosa, porque es la exposición mediática que uno puede desear”, asegura. “Tiene que ver con el amor y la energía positiva”. A tal punto se vio desbordada por la situación, que hasta terminó transparentando el secreto a voces de su preferencia sexual: su ahijada Sonsoles Rey Obligado, la receptora del riñón, es hija de María Paz Novaro, la pareja de Sandra. Y para completar, un disco absolutamente auto referencial, con temas casi autobiográficos. “Pero no fue algo buscado, premeditado. No lo planifiqué. Es producto de estas circunstancias. Sigo teniendo el mismo perfil bajo de siempre, la misma actitud de no publicitar mi vida privada”, asegura a Newsweek . Mihanovich es habitual colaboradora de FINAER, la fundación para tratamiento del enfermo renal que preside
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Federico Cicora. Su riñón fue el segundo que le trasplantan a Sonsoles. A mediados de agosto, su rostro sonriente y en paz en la puerta del Hospital Alemán tras la exitosa operación, replicado por las imágenes de televisión, fue un ejemplo de lo que el director del INCUCAI, Carlos Soratti, describe como “las buenas noticias que contribuyen a fortalecer esa confianza de la sociedad en la donación y trasplantes”. Frente a cada micrófono y cada cámara, la cantante clamaba: “fue un acto de amor”. Pero los actos de amor no alcanzar para satisfacer toda la demanda. ¿Y si hubiera un incentivo económico para el donante? “No lo veo bien”, dice Mihanovich. “Me parece que es peligroso, porque es bastante inmanejable y está atado a circunstancias que no tienen que ver con las posibilidades de relacionarse en forma igual. En cambio, se inclina por la alternativa de la “cadena de donantes, donde la motivación sigue siendo el amor y la entrega”.
FOTO : ARCHIVO
María Luisa Pfeiffer. “Cuando vemos los cuerpos como cosas, no tenemos empacho en utilizarlos”, señala. En los países europeos, estos debates se canalizaron y se resolvieron “por el lado de la beneficencia”, explica Soratti. “O sea, [se admite] producir un daño en un cuerpo sano para obtener un órgano que resulte vital para otra persona. Pero solamente si se asocia a una actitud altruista, de caridad y de amor”. Pensar siquiera la posibilidad de una retribución económica atenta contra esa esencia. Pero la repugnancia, como todo, tiene un precio. Y a medida que se torna más “cara” se consume menos, o, en otras palabras, se atenúa más. Si en las legislaciones latinoamericanas —que derivan de las europeas— se advierte la influencia de Santo Tomás, dice Soratti, en Estados Unidos, con orígenes culturales-religiosos diferentes y filosofías más utilitarias, “estas cosas tienen por ahí otro signo”. El economista de Harvard Alvin Roth, experto en teoría de juegos, señaló que si el precio de la carne de vaca o cerdo aumenta mucho, la repugnancia hacia la carne de caballo podría disminuir, e inclusive desaparecer. Del mismo modo, Calabria afirma que alguien que considera asqueante la venta de órganos podría cambiar de idea si su esposo o hijos necesitan uno, y percibe que el sistema actual los expone a una espera tortuosa que puede resultarles letal. Tal vez sea cuestión de tiempo. Cuando el faltante de órganos no es tan severo es posible que el beneficio potencial de crear un sistema de mercado esté subestimado y pueda parecer bajo, advierte Calabria. “Pero si la cantidad de gente que fallece o ve deteriorada su calidad de vida en lista de espera por no recibir un órgano a tiempo sigue en alza, la población se irá tornando más tolerante y flexible con esta idea y terminará aceptándola”, asegura. La donación de espermas y la adopción también integraron en algún momento la lista de actividades prohibidas por repugnancia y hoy son vistos como unas de las pruebas más puras de altruismo. “Creo que son temas que como sociedad merece la pena debatir”, concluye.
Newsweek
09/10/2012 05:00:03 p.m.