2 14 LIBRO LEYENDAS El Zumbido

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LIBRO MITOS, LEYENDAS Y MENTIRAS DE LA H. MATAMOROS LEYENDAS DE MATAMOROS

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Entrando en materia y para mayor conocimiento e inteligencia de mis lectores, es importante explicar el significado de LA LEYENDA: Sus orígenes son cristianos; los frailes la utilizaban para narrar la vida de un santo o de un mártir y era leída en los servicios religiosos o durante las sobremesas del pasado. Sin embargo, con el transcurso del tiempo la leyenda, como concepto, tomó otro giro, pues al añadírsele motivos de mitología y al popularizarse se convirtió en el relato folclórico de sucesos reales o fantásticos. Por lo tanto, ahora la leyenda es una narración basada en hechos supuestos que incluye una mezcla de elementos tradicionales y dramáticos para hablar sobre una persona, un lugar específico o algún incidente ocurrido en un lugar determinado, pero que son aceptados como reales por narradores y escuchas. Lo interesante de la leyenda es que en ocasiones se da una singular combinación de hechos reales y de ficción, cuyo punto de partida muchas veces suele ser una anécdota o una situación históricamente verídica. Cuando la leyenda es creada y con el tiempo se consolida en el folclor de un pueblo, éste la adopta como suya y por eso se le considera como patrimonio popular, pues va estrechamente vinculada a un pueblo concreto, a un país o a una religión. Sin embargo, la leyenda también puede ser considerada como patrimonio de la humanidad cuando narra sucesos comunes a todas o a un buen número de culturas. Tradicionalmente, y dentro de su estilo narrativo muy particular, la leyenda es ubicada en un lugar específico y en una época concreta y, por lo general, parte de hechos reales aunque estén idealizados o dramatizados. La leyenda se diferencia de la historia propiamente dicha tanto por el énfasis de la narración como por su propósito, que algunas veces es de tipo didáctico o nacionalista. Asimismo, la leyenda suele versar sobre un héroe humano –conocido como héroe cultural– o un pueblo. Las leyendas incluidas en este libro forman parte importante de la cultura matamorense. Se han transmitido de generación en generación, y con frecuencia experimentan supresiones, añadidos o modificaciones, porque contienen con mayor o menor proporción elementos imaginativos y que generalmente quieren hacerse pasar por verdaderas o basadas en la verdad, o ligada en todo caso a un elemento de la realidad.

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LIBRO MITOS, LEYENDAS Y MENTIRAS DE LA H. MATAMOROS Advertencia: esta admirable Crónica no es apta para puritanos, santurrones o falsos profetas.

LEYENDA 2.14 EL ZUMBIDO Vox Populi La prostitución es la actividad a la que se dedica quien mantiene relaciones sexuales con otras personas, a cambio de dinero. Siendo la zona de tolerancia o zona roja, el sector de la ciudad autorizado para que lleven a cabo sus tareas las prostitutas, putas, suripantas, meretrices, mesalinas, güilas, o sexo servidoras como hoy se les llama. Lo de tolerancia significa soportar la presencia de algo con lo que no se está de acuerdo. En Matamoros se ha intentado reglamentar y controlar la prostitución debido a sus implicaciones morales y de sanidad pública. Pero al ser considerada contraria a las buenas costumbres y nociva para la Sociedad, se ha querido ocultar o minimizar su existencia. No hay duda que en el recatado Matamoros del siglo XIX hubo "trata de blancas" o tráfico de mujeres, que consistía en atraerlas a las cantinas para especular con ellas y prostituirlas, ya que eran la atracción principal en los fandangos que se efectuaban en la Plaza de Allende, con gran consumo de mezcal, vinos franceses, tabaco, música y juegos de cartas como el “monte”. En periódicos de la época y Actas de Cabildo raramente se menciona esta realidad.

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Plaza de Allende ca 1847

En 1915 existieron dos casas de meretrices, como entonces les llamaban las autoridades. Esta actividad era una importante fuente de ingresos para el municipio y son frecuentes las peticiones de las principales propietarias Estela MartĂ­nez y Rebeca Villarreal, de que les perdonen o rebajen impuestos, a lo que raras veces acceden nuestros munĂ­cipes.

Liando un cigarrillo de hoja afuera de una cantina y burdel en 1915 5


Las autoridades se preocupaban por la moral pública y para demostrarlo ordenaron prohibir a “las meretrices salir a la calle salvo que lo hicieran en coches cerrados”. En la década de 1920, durante la época de la Prohibición o Ley Seca al consumo de alcohol en los Estados Unidos del Norte, se estimuló el establecimiento de nuevos negocios en Matamoros. En las Actas de Cabildo se mencionan las quejas de la Sra. Emma Leonard, quien en aquel entonces regenteaba el Matamoros Café en lo que había sido el hotel del mismo nombre, sobre la desleal competencia que le hacía la cantina establecida en el poblado de Santa Cruz, ya que además de vender espirituosas bebidas a los norteamericanos, se les ofrecían otros "servicios".

La cantina en Santa Cruz

En 1926 se incrementó el turismo de dipsómanos a la Heroica Matamoros debido al recrudecimiento de la Ley Seca, los gringos americanos tenían prohibido importar cualquier líquido bebestible espirituoso. Obviamente lo tomado y lo bailado, ni la migra se los quitaba.

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Bar Moctezuma en 1929

Desde 1934 a 1970, durante la época del auge de la siembra del algodón en el Valle de Matamoros, para satisfacer las necesidades de gozo y retozo de la creciente población masculina, poco a poco se fueron estableciendo en el antiguo barrio de la Capilla, incontables cantinas y antros, tan abundantes eran que se puede afirmar que en cada esquina había uno. Según estadísticas hubo hasta 220 templos de Baco en toda la ciudad. Más que escuelas. Es de naturaleza humana que después de apagar la sed con algunos tragos de alcohólica bebida, es necesario aquietar y sosegar las pasiones del ánimo en la privacidad de un cuarto de hotel. La pecaminosa y vergonzosa situación llegó a ser intolerable. Cuando en 1949 asumió la presidencia municipal el enérgico y progresista Ernesto L. Elizondo, su Ayuntamiento hizo un gran esfuerzo para poner orden y policía en y a los alrededores de la Plaza de Allende, en la que se habían construidos inmundos cuartuchos de madera. A pesar de la abierta oposición de los principales "lenones" y de los músicos, el valiente presidente cumplió su promesa de cambiar cantinas y prostíbulos a un lugar lejano del centro de la ciudad.

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Para el propósito fue elegido el predio agrícola en donde existía una casa construida con ladrillos rojos a doscientos metros de la carretera a la playa Washington. Pronto la gente de Matamoros comenzó a llamarle Casa Colorada al lugar en donde se trazó la calle principal del mismo nombre en dirección noreste a suroeste, y otras transversales de noroeste a sureste con una longitud de cuatro cuadras alrededor, para dar cabida a los burdeles.

Vista aérea de la zona del vicio en 1975. Véanse las puertas y ventanas de las innumerables accesorias de los burdeles. 8


Desde entonces se ha dicho que esta fue la causa del asesinato de don Ernesto, el 27 de mayo de 1952. Sus restos descansan en la cripta de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Poco tiempo después se comprobó que había tenido éxito el cambio, ya que prosperaron negociaciones "non sancta" como el Foco Rojo, en seguida del cual estaba ubicado el Tumbaito, El Laredo Bar, El Judit´s o Mappis, El American Bar, El Gold Palace, La Rata Muerta, El Corea, Las Vegas, El Cielo, Houston Bar, Río Rita, Las Brujas, La Chica del 17, El Lobby, El Parral, El San Luis, Los Cocos, entre un total de 43 bares, cabarets, y salones de baile, Sin duda el más elegante lo fue el Bar y Cabaret XX. Todos ellos centros de trabajo para 420 suripantas; lo que hoy llamaríamos sexoservidoras. Amén de cantineros, músicos y padrotes. Coloquialmente a la nueva zona de tolerancia se le decía El Zumbido a causa del ruido y confusión simultánea de diferentes músicas, que a la distancia se oían como el sonido que hace un moscardón en celo. Por las noches el Zumbido estaba iluminado con centelleantes y multicolores luces similares a las de un parque de diversiones. Las casas de citas se podían identificar fácilmente por la bombilla de luz roja sobre el pórtico Inventado por la famosa y procaz bailarina francesa Joséphine Baker, fue muy popular entre los parroquianos la versión matamorense del “Banana Show": aquel atrevido que lograra comerse el plátano utilizado en dicho acto se ganaba un "servicio gratis".

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Otras atracciones culturales eran "La Movida", Beto el Trovador, etc., muy del gusto de los asiduos al Zumbido, aunque ahora algunos lo nieguen. Los gringos pecaminosos denominaban Boy´s Town al Zumbido. Deslumbrantes eran los travestís del antro Mappis con el espectáculo de exóticas danzas orientales, como la árabe de los 7 velos, que concluían provocativamente levantándose las enaguas gritando “velo”, “velo”... Para la higiene intima de las mujeres al terminar su servicio de satisfacción al cliente en turno, no se contaba con agua corriente. Ésta era suministrada por piperos, utilizándose la ancestral palangana y el aguamanil. Debido a las frecuentes y acaloradas trifulcas, era necesario que los músicos fuesen protegidos con tela gallinero de los objetos lanzados por los ebrios parroquianos. El Zumbido fue durante muchos años el principal atractivo turístico de Matamoros, cobrando los automóviles de sitio 1.0 peso para transportar a los parroquianos desde la esquina de las calles Sexta y de González, hasta el tugurio de solaz preferido. En temporada de lluvias las calles se convertían en arroyos de inmundos lodazales. En ocasiones era necesario auxiliarse de yuntas para halar los pesados automóviles fuera de su lútea trampa.

Sacando del atolladero al automóvil del Pecador 10


En la Zona de Casa Colorada, las muchachas podían dedicarse a varías actividades según fuese su edad o aptitudes: las que actuaban bailando y desnudándose ante el público, Striptease, moviéndose voluptuosamente al son de sincopada música, algunos les dicen bailarinas exóticas antecesoras de las que actualmente hacen el Table dance Las Ficheras: muchachas que acompañaban en la mesa del cliente, siempre y cuando éste les pagase las bebida, las cuales regularmente costaban el doble aunque fuese simple agua o cerveza diluida, que engañosamente ingerían para evitar prematura borrachera. El mesero llevaba la cuenta y a ellas se les entregaban fichas que después cambiaban por dinero en el mismo local. Su función era mantener una actitud y conversación picaresca para estimular al cliente a consumir la mayor cantidad de bebidas.

Ficha para bailar

Las que bailaban con los parroquianos cobrando 20 ctvs. mexicanos o una moneda de 25 centavos de dólar gringo por pieza. Popular era la "Muda" que trabajaba en el Foco Rojo, mujer regordeta y nalgona, pero que bailaba con gran destreza cualquier ritmo, con fuerza y sentimiento. Algunas bailarinas portaban delantal con doble bolsillo para monedas y billetes. Multitud de féminas se dedicaban al "oficio más antiguo del mundo". La mayoría de ellas expectantes a la puerta de un cuarto de sórdida accesoria, ofreciendo con escasa ropa y provocativamente sus 11


servicios, al grito de "pásale güero". Había hembras que se especializaban en desvirgar (desquintar dice el vulgo) a jóvenes quinceañeros, ya que era costumbre de algunos progenitores hacer que sus hijos salieran hechos hombres de entre las piernas de una meretriz. Según ellos para que tuviesen "experiencia" cuando contrajesen matrimonio.

En la actualidad se hacen llamar sexoservidoras

Pasaron muchas administraciones municipales y las calles de Casa Colorada nunca fueron pavimentadas, en temporada de lluvias se convertían literalmente en chiqueros. El predio del vicio era triste, parecía un pueblo de vaqueros del oeste norteamericano, con basura y promiscuidad por doquier. Poco a poco su antes frenética actividad fue disminuyendo ante la competencia de la llamada eufemísticamente Zona Rosa, durante la década de 1970 e inicios de la de 1980. Esta nueva zona de tolerancia, que a decir verdad estaba mejor acondicionada, estuvo ubicada en la colonia Moderna circundada por las vías de ferrocarril y la calle Sexta norte.

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Nuevos nombres de antros aparecieron en las marquesinas: El elegante Mustang Club (propietario Pedro Salinas), La Diligencia, El Hawái, El Mónaco, La Casita, El Rendez Vouz, El Charada, La Zorra Azul (donde tocaba Nico Fernández) y el más famoso de todos El Tabú, pletórico de gringos los fines de semana al estar adyacente al Puente Viejo.

El Mustang Club ubicado en la denominada zona Rosa

Siendo presidente municipal el Sr. Jorge Cárdenas González, en la sesión de Cabildo del miércoles 10 de febrero de 1982, se tomó la decisión de clausurar la zona de tolerancia. Al ser Cárdenas un individuo voluntarioso no escuchó las voces de quienes sugerían que no se hiciese, por las malignas repercusiones que pudiere haber.

Presidente municipal Jorge Cárdenas González 13


Al día siguiente, siendo las 9:45 a.m. fueron 300 policías uniformados transportados en cinco camiones, quienes llevaron a cabo la redada y desalojo de los habitantes del Zumbido. Al estar la mayoría de ellos todavía dormidos reponiéndose de la farra nocturna, despertaron alarmados. Todo fue confusión, asombro, imprecaciones y protestas. ¿Qué está sucediendo?

Muchas muchachas encontraron refugio momentáneo en casa de familiares, otras fueron subidas a la fuerza en camiones para enviarlas a sus lugares de origen, algunas más se fueron a continuar con su labor social a la zona roja de Reynosa. A las más viejas o decrépitas se les dio trabajo en el departamento de Limpieza Pública del municipio. La calle principal del Zumbido quedo desolada y en silencio. ¿En dónde quedaron las risas, los gritos, las fanfarronadas?

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Como era de esperarse con el paso del tiempo se conocieron las consecuencias del cierre del Predio del Vicio y perdiciĂłn. Las mujeres que se habĂ­an quedado sin trabajo se vieron forzadas a buscarlo en otros lugares de Matamoros.

TodavĂ­a hay quien renta los cuartos a la orilla de la banqueta.

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Antes casa de pecado, hoy Casa de Oración ¡Aleluya!

La zona de La Capilla tuvo un nuevo auge, en las calles al sur del mercadito Treviño Zapata se establecieron nuevas cantinas con atención personalizada, en la zona Rosa por la calle de Galeana abrieron sus puertas “hoteluchos de paso” para atender la demanda prostibularia. Pronto fueron insuficiente los alrededores de la Plaza de Allende, por lo que algunas emprendedoras muchachas, teniendo en la cercanía hoteles de mala muerte, se apostaron en la calles de Guerrero y 11a, en la de Victoria, de Rayón, y en algunas esquinas de la calle 10ª.

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Basta con caminar por la Morelos y 12 en pleno centro de la ciudad, para observar cómo detrás de unos locales supuestamente abandonados hay mujeres ofreciendo su cuerpo, sus servicios de manera disimulada. Ahí rentan unos cuartos especialmente para ejercer la prostitución todos los días, el costo de estos servicios va desde los 200 pesos por un rato, tal vez 20 minutos o la media hora. A simple vista se ven cuartos abandonados pero al interior hay camas para pasar un rato de placer con cualquiera de estas mujeres que al pasar por la banqueta abren la puerta y le hablan a cuanto hombre camina.

Escondidas en esas paredes trabajan varias horas todos los días, desde las diez de la mañana hasta las ocho de la noche. Otro lugar está ubicado en la calle 11 y Rayón, también en cuartos ocultos, solo con cortinas en las puertas las mujeres abordan a los hombres que por ahí pasan. Algunas llegan a tener más de diez clientes en un día normal, incrementando los días de quincena y los fines de semana. Hay de todo un poco y para todos los gustos, mujeres, hombres, y homosexuales. Sin embargo, el avance de la tecnología telefónica móvil ha permitido que el servicio de “masaje ejecutivo”, según se anuncia en el periódico El Bravo, lo puedas contratar a cualquier hora con atención a domicilio, y opción a elegir entre tres o cuatro chicas de boquita pintada y mórbidas figuras. 17


Conclusión El Zumbido hace tiempo que ya no es la mayor atracción turística de Matamoros, de él solo quedan tristes recuerdos. Hoy en día toda la ciudad es un gran burdel, ni más ni menos. Moraleja El alegre sonido del Zumbido quedó obsoleto por el moderno repicar de un teléfono.

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IN OMNIBUS VERITAS El libro está disponible para su consulta en la biblioteca pública municipal Prof. Juan B. Tijerina y en la del Parque Olímpico. Se puede adquirir en las librerías Nilo, Proceso y en el Museo Casamata.

Correos electrónicos manuelhumbertogonzalezramos@yahoo.com.mx elcronistadematamoros@hotmail.com Tel. Cel. 8681206978. Facebook: Manuel Humberto González Ramos Vera Historia de la H. Matamoros, Tam Issuu: http://issuu.com/cronistadematamoros/docs

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