2 43 Leyenda vitrales de las santas en el Templo

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LIBRO MITOS, LEYENDAS Y MENTIRAS DE LA H. MATAMOROS LEYENDAS DE MATAMOROS

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Entrando en materia y para mayor conocimiento e inteligencia de mis lectores, es importante explicar el significado de LA LEYENDA: Sus orígenes son cristianos; los frailes la utilizaban para narrar la vida de un santo o de un mártir y era leída en los servicios religiosos o durante las sobremesas del pasado. Sin embargo, con el transcurso del tiempo la leyenda, como concepto, tomó otro giro, pues al añadírsele motivos de mitología y al popularizarse se convirtió en el relato folclórico de sucesos reales o fantásticos. Por lo tanto, ahora la leyenda es una narración basada en hechos supuestos que incluye una mezcla de elementos tradicionales y dramáticos para hablar sobre una persona, un lugar específico o algún incidente ocurrido en un lugar determinado, pero que son aceptados como reales por narradores y escuchas. Lo interesante de la leyenda es que en ocasiones se da una singular combinación de hechos reales y de ficción, cuyo punto de partida muchas veces suele ser una anécdota o una situación históricamente verídica. Cuando la leyenda es creada y con el tiempo se consolida en el folclor de un pueblo, éste la adopta como suya y por eso se le considera como patrimonio popular, pues va estrechamente vinculada a un pueblo concreto, a un país o a una religión. Sin embargo, la leyenda también puede ser considerada como patrimonio de la humanidad cuando narra sucesos comunes a todas o a un buen número de culturas. Tradicionalmente, y dentro de su estilo narrativo muy particular, la leyenda es ubicada en un lugar específico y en una época concreta y, por lo general, parte de hechos reales aunque estén idealizados o dramatizados. La leyenda se diferencia de la historia propiamente dicha tanto por el énfasis de la narración como por su propósito, que algunas veces es de tipo didáctico o nacionalista. Asimismo, la leyenda suele versar sobre un héroe humano – conocido como héroe cultural– o un pueblo. Las leyendas incluidas en este libro forman parte importante de la cultura matamorense. Se han transmitido de generación en generación, y con frecuencia experimentan supresiones, añadidos o modificaciones, porque contienen con mayor o menor proporción elementos imaginativos y que generalmente quieren hacerse pasar por verdaderas o basadas en la verdad, o ligada en todo caso a un elemento de la realidad.

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LIBRO MITOS, LEYENDAS Y MENTIRAS DE LA H. MATAMOROS

2.43 Leyenda Vitrales de las Santas en el Templo Esta es una historia convertida en leyenda por el transcurso de los años y dio inicio en agosto de 1838, cuando don Jesús Ma. Belanza y Ureña, Obispo de Cadereyta, a petición de doña M.a Guadalupe Cisneros de García, esposa del prominente comerciante don Rafael García Hinojosa y dueña del rancho Caja Pinta, autorizó la construcción de una Capilla dedicada a la advocación de Nuestra Señora del Refugio por la imagen que sería venerada en ese lugar. Hay que aclarar que hubo un tiempo en que simultáneamente en la Parroquia ubicada al oriente de la Plaza de Hidalgo se tenía el mismo culto, el cual prevalece hasta nuestros días.

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Doña Guadalupe era una señora muy adinerada cuando asumió la tarea de erigir el templo y entre otras propiedades estaba casi toda el área que ahora ocupa Puerto Isabel; es probable que esta heredad la recibiera a través de su esposo, cuyo abuelo don Rafael García recibiera del Estado de las Tamaulipas una superficie de 8 leguas mexicanas en 1829. Este terreno era parte del área del Espíritu Santo, otorgado por la corona española a don José Salvador de la Garza en 1781. Los términos de la concesión eran tales que doña M.a Guadalupe, al p agar los gastos de construcción, mantenimiento y reparaciones, tendría garantizada la sepultura para ella y sus descendientes dentro del sagrado recinto. Reservando los servicios religiosos y entierros privados para miembros de la familia García. La obra se terminó en marzo de 1842 en el costado oriente de la Plaza de Aldama (hoy de Allende). Al correr del tiempo fue también panteón privado de la familia de Constantino de Tárnava. En 1847 durante la invasión y ocupación de Matamoros por el ejército yanqui, en el libro “Our Army On The Rio Grande”, T.B. Thorpe describió que: En la "plaza de arriba" hay un edificio curiosamente construido, conocido como la "Iglesia de la Capilla", dando el nombre a la misma plaza, el que atraer la atención por el tosco gusto mostrado en la ornamentación de su fachada. Parece haber sido pintada con un color mate ligero y luego pintarrajeado con brocha gorda a lo largo de su frente con pintura roja. Al momento en que era conveniente para los comandantes Mexicanos usar la capilla para propósitos militares, sacaron ellos el sagrado mobiliario del altar, y todos los ornamentos, tirándolos en confusos montones, y en su lugar apilaron las municiones del ejército. Después de las batallas, fue usado por unos cuantos días como un hospital para los heridos, y luego restituido para sus legítimos usos. La Iglesia de la Capilla está mejor provista que la otra en la Parroquia: pero la gran pobreza en cada cosa, demuestra que las gentes de Matamoros no son muy entusiastas o liberales en cuestiones de religiosas. Sobre el altar, hay para ser vistas dos figuras de cera, cerca de tres pies de alto, representando "al Padre" y a "la Virgen". Estaban vestidas precisamente como lo estaba la gente en las calles, y salvo por una expresión más elevada en el rostro, dada por la misteriosa luz que se movía sobre ellos desde arriba, y el cadavérico aspecto de la cera de la cual fueron compuestas, estas pudieran ser confundidas por efigies comunes Mexicanas, en la hechura de las cuales esa gente son expertos sobresalientes.

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La Capilla en 1846

En el umbral de la Capilla, estaba arrodillada en solemne oración, una muchacha mexicana, vestida de blanco puro; sus facciones ordinarias, oscuras, confundían mágicamente en ellas la sangre de Castilla y la aborigen, dándoles una cálida expresión, verdaderamente como los melodiosos, tintes encarnados vistos en una vieja pintura. Largas lágrimas se entretejían en sus oscuras pestañas, y al alzar sus ojos en oración, uno pensaba involuntariamente en las féminas que se asoman de las creaciones de Corregio. Cuando el sacerdote concluyó su oración, ofrecida por los enfermos y afligidos, ella volteó su cabeza por un momento, cuando siguió un reconocimiento familiar, un dejo de interés en cosas mundanas ensombreció su faz espiritual. La vanidad fue lisonjeada por la remembranza, y el reconocimiento llama a la mente por un bondadoso servicio prestado a un oficial herido en uno de los hospitales, que fue atendido por una delicada muchacha, vestida en ese tiempo en la ropa común del país, y quien era extraordinariamente atenta a su querer. Esta hija estaba ahora rezando por la recuperación de su padre, a quien ella de día y noche velaba, sin importar todas las escenas terribles y humillantes que la rodeaban. 6


Otras noticias del pequeño templo las aporta W.H. Chatfield en 1893, en el libro The Twin Cities of the Border and the country of the Lower Rio Grande: la capilla fue completamente reparada entre 1855 y 1856 justo antes de que por mandato constitucional (1857) se 'nacionalizara' la Iglesia mexicana y todos los prelados estuvieran sujetos a la autoridad civil. La capilla de la familia García no estuvo exenta de la Reforma y con tal de no perder los privilegios de su templo tuvieron que pagar altos tributos. Desde 1857 un permiso especial es requerido para oficiar misas y sepultar; éstos permisos a veces se traducen en multas para los propietarios de instituciones religiosas, contra las que Don Benito Juárez ha centrado su más agudo interés hasta lograr desaparecer todos los monasterios, conventos y casas religiosas de la República además de haber desterrado a los Jesuitas y a las hermanas de la Caridad. Como recordatorio de ésta condición el gobierno a veces rehúsa conceder permiso alguno. En Matamoros no hace falta nada pintoresco toda vez que la Capilla parece hacer guardia como poderoso centinela Romano ante la infinidad de invasiones padecidas. El interior fue alguna vez reflejo de la opulencia de su benefactor, pues estaba profusamente decorada y los clérigos oficiaban los ritos con la vestimenta adecuada.

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Plaza de Allende o de La capilla en 1898

Ante la gradual decadencia en la fortuna de la familia García, así como de la Iglesia Católica debido al espionaje gubernamental, todo esto ha resultado un detrimento para la pequeña Capilla. Hasta hace dos años la familia García celebró misa los domingos con admisión libre para todo el público. La última ocasión cuando la capilla abrió fue durante la visita del Obispo para oficiar una misa para un hermano del señor Fernando de Tárnava.

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Ésta antigua Iglesia representativa del clímax y el derrumbe de la Iglesia católica en México está situada a tres cuadras del centro de la ciudad al lado Este del parque público al cual se le ha dado el nombre de Plaza de la Capilla. Sus paredes están blanqueadas y su cruz es de hierro forjado el cual revela la antigüedad de la estructura. A iniciativa del cura Ignacio Órnelas Padilla (1915-1970), el vetusto edificio fue reemplazado por otro más grande y ostentoso, cuya construcción iniciada en 1947 concluyó con su consagración en junio de 1952, imponiéndole el solemne nombre del Sagrado Corazón de Jesús.

Este edificio de estilo neogótico Deco, asimétrico por tener una sola torre, la cual se distingue desde lejos porque su pináculo es el punto más alto de la ciudad, está asentada sobre un ojo de agua: la bomba ubicada en el sótano satisface las necesidades de sus habitantes. En ese mismo subterráneo existen criptas, y una pequeña capilla con osario. Su austero interior ha sido remodelado en innumerables ocasiones y desde el punto de vista artístico lo más valioso son los soberbios vitrales de las ventanas ojivales. Entre ellos sobresale el de su frontispicio, en donde con vidrios multicolores se representan a Santa Elena y a Santa Eduviges. El templo está bajo la protección de estas dos Santas

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Oración Santa Elena "Antorcha Resplandeciente”

Oh gloriosa Santa Elena... Madre del gran Constantino, emperador romano. Vos que siendo hija de rey y Reina, al monte Olivetti fuiste por vuestro entrañable amor al divino Jesús. Yo quiero vuestra poderosa intercesión para conseguir lo que deseo. ¡Oh! gloriosa santa Elena que al monte fuiste y tres clavos trajiste! Uno se lo diste a tu hijo Constantino, el otro lo tiraste al mar para la salvación de los navegantes, y el que quedo en tus preciosas manos, no te lo pido dado si no prestado para clavarle el corazón a (...) para que no tenga paz ni sosiego. Espíritu de la luz que alumbra las tinieblas de las almas, alumbra el corazón de (...) para que se acuerde de mí, que no pueda comer, ni en cama dormir, ni en silla sentarse, con mujer u hombre hablar, ni tenga momento de paz hasta que por vuestra intercesión se rinda a mis pies. Tranquilidad no le des hasta que regrese a mí, amante y cariñoso, fiel como un perro, manso como un cordero, caliente como un chivato., que venga, que venga que nadie lo detenga., ven que yo soy la única que te llama (...) ven, ven, ven (...) Cuerpo, alma y espíritu de (...) ven porque yo te llamo yo te sugestiono, yo te domino. Tranquilidad no has de tener hasta que no vengas rendido y humillado a mis pies, para que olvides a las mujeres que tengas y vengas porque yo te llamo. AMEN...(Se repite tres veces la última estrofa). Esta gran santa se ha hecho famosa por haber sido la madre del emperador que les concedió la libertad a los cristianos, después de tres siglos de persecución, y por haber logrado encontrar la Santa Cruz de Cristo en Jerusalén. 11


Oración a Santa Eduvigis "Patrona de los afligidos”

Gloriosa Princesa Santa Eduvigis, que pasaste por la tierra socorriendo necesidades, amparando huérfanos, ayudando doncellas abandonadas, pagando deudas de los pobres insolventes, procurando vivienda a los necesitados. Hoy acudo a ti como modelo que imitar en este ferviente amor al prójimo. Enséñame la caridad. En tus manos pongo hoy mis intenciones y necesidades para que las presentes al señor (Pídase la gracia que se desea). Como mi modelo y protectora quiero imitar su resignación a la voluntad divina. Presenta al Señor mis intenciones. Oh gloriosa Santa Eduvigis, abogada de los deudores, de los pobres desvalidos, ruega por nosotros. Así sea. Santa Eduvigis, religiosa, que, nacida 1174 en Baviera (Alemania) y duquesa de Silesia, demostró un gran interés en ayudar a los pobres, para los cuales fundó hospicios, y, fallecido su marido, se retiró en el monasterio de monjas cistercienses que ella mismo había fundado y del que era abadesa su hija Gertrudis, terminando allí sus días, en Trebnitz, el día quince de octubre de 1242 El ingenioso populacho del barrio de la plaza de Allende, también denominado de la Capilla, a acuñado dos frases que se han popularizado por todo el país Si alguien le pregunta a una fémina ¿Cómo estás? ella con donaire puede responder "Estoy como Santa Elena cada día más buena" a no ser que bellacamente prefiera decir "Estoy como Santa Eduviges muy buena por donde te fijes". Moraleja: Es la Iglesia Universal ¿Organización Poderosa o Servidora? 12


IN OMNIBUS VERITAS

Los libros de mi Autoría se pueden consultar en las bibliotecas de la H. Matamoros: Eliseo Paredes Manzano, Juan B. Tijerina y en la del Museo Casamata. En el Archivo Municipal de Reynosa. En Cd. Victoria en la Biblioteca Estatal Ing. Marte R. Gómez, en el Museo Regional de Historia de Tamaulipas, y en el Archivo General e Histórico del Estado de Tamaulipas. Se pueden adquirir en las librerías Nilo, Proceso y en el Museo Casamata. Correos electrónicos manuelhumbertogonzalezramos@yahoo.com.mx elcronistadematamoros@hotmail.com Tel. Cel. 8681206978. Facebook: Manuel Humberto González Ramos Vera Historia de la H. Matamoros, Tam Issuu: http://issuu.com/cronistadematamoros/docs 13


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